antología de literatura

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Recopilación de las obras más representativas de las corrientes literarias. Realizado por Gerizim Gallardo y Desiree Ayala para la materia de Literatura impartida por Karina Maich

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Page 1: Antología de Literatura

Corrientes Literarias

Antología

Realizado por: Gerizim Gallardo y Dessire Ayala Quiñones

Profesora: Karinna Maich

Page 2: Antología de Literatura

IntroduccionLa siguiente antología es una recopila-ción de las obras más representativas de las corrientes literarias que han existido a lo largo del tiempo. El objetivo de esta obra es identificar y reconocer las cuali-dades que cada autor ha brindado a la literatura. Por otra parte esta antología trata de representar con una estetica co-rrespondiente cada una de las corrientes litetarias que se mencionan dando un estilo y color propio a cada una, acorde a sus características.

Page 3: Antología de Literatura

Romanticismo

Page 4: Antología de Literatura

Victor H ugo

Besanzón, Francia, 26 de febrero de 1802 – París, 22 de mayo

de 1885) fue un poeta, dramaturgo y novelista, considerado por muchos

el más importante de los escritores románticos en francés.Su obra es muy

variada: novelas, poesías, obras de teatro en verso y en prosa, discursos

políticos en la A samblea N acional, y una abundante correspondencia.

Las obras de Víctor H ugo marcaron un decisivo hito en el gusto poético y Las obras de Víctor H ugo marcaron un decisivo hito en el gusto poético y

retórico de las jóvenes generaciones de escritores franceses, y todavía es c

onsiderado como uno de los poetas más importantes de este país. D espués d

e su muerte, acaecida el 22 de mayo de 1885, en París, su cuerpo

permaneció expuesto bajo el A rco del Triunfo y fue trasladado, según su

deseo, en un mísero coche fúnebre, hasta el Panthéon, donde fue enterrado

junto a algunos de los más célebres ciudadanos franceses.

Victor H ugo

Page 5: Antología de Literatura

N uestra señora de París

Victor H ugo

Page 6: Antología de Literatura

Informamos encantados a nuestros lectores que durance toda

esta escena G ringoire y su obra habían aguantado bravamente.

Los actores, espoleados por él, habían continuado recitando y el no

había cesado de escucharlos. Se había resignado ante aquel enorme

vocerío y decidió llegar hasta el final con la esperanza de un cambio

de actitud por parte del público. Este fulgor de esperanza se reavivó al

comprobar cómo Q uasimodo, Coppenole y el cortejo ensordecedor del comprobar cómo Q uasimodo, Coppenole y el cortejo ensordecedor del

papa de los locos salían de la sala, en medio de una gran algarada,

seguidos ávidamente por el gentío que se precipitó tras ellos.

M enos mal -se dijo-; ya era hora de que todos esos alborotadores

se largaran. Por desgracia todos los alborotadores lo formaban todo

el público y, en un abrir y cerrar de ojos, la sala quedó vacía.

A decir verdad, todavía quedaban algunos espectadores; unos

dispersos, otros agrupados junto a los pilares. M ujeres, viejos o niños dispersos, otros agrupados junto a los pilares. M ujeres, viejos o niños

cansados del tumulto y del jaleo. A lgunos estudiantes se habían

quedado a caballo en las cornisas de las ventanas y miraban lo que

VI LA ESM ERA LD A

Page 7: Antología de Literatura

ocurría en la plaza.

Bueno -pensó G ringoire-, hay gente bastante para escuchar mi

obra; no son muchos, pero es un público selecto, un público culto.

Poco después debía oírse una sinfonía, encargada de producir un

gran efecto a la llegada de la Santísima Virgen y entonces él cayó en

la cuenta de que se habían llevado la orquesta para la procesión de los

locos. locos.

-Saltaos esa parte -les dijo estoicamente.

Se acercó poco más tarde a un grupo de gentes que le parecía interesado

en la obra y... he aquí una pequeña muestra de la conversación que

cogió al vuelo.

-M aese Cheneteau, ¿conocéis la residencia de N avarra, la que

pertenecía al señor de N emours?

-Sí; ¿la que estaba frente a la capilla de Braque? (34) -Sí; ¿la que estaba frente a la capilla de Braque? (34)

-Pues bien, el fisco se la ha alquilado a G uillaume A lixandre,

el historiador, por seis libras y ocho sueldos parisinos al año.

-¡Cómo suben los alquileres!

En fin -se dijo G ringoire-; seguro que hay otros que están escuchando

con más atención.

Page 8: Antología de Literatura

-¡Camaradas! -gritó de pronto uno de aquellos tipos de la ventana:

¡La Esmeralda! ¡Está en la plaza la Esmeralda!

Estas palabras produjeron un efecto mágico y la poca gente que

aún quedaba en la sala se precipitó hacia las ventanas, subiéndose a

los muros para ver, al mismo tiempo que repetían: ¡la Esmeralda!

¡La Esmeralda!

D esde la plaza se oía un gran ruido de aplausos. D esde la plaza se oía un gran ruido de aplausos.

-Pero, ¿qué es eso de la Esmeralda? -preguntaba G ringoire, juntando

las manos desesperadamente-. ¡D ios mío! Parece que ahora les ha

tocado el turno a las ventanas -volvióse hacia la mesa de mármol y vio

que la representación se había interrumpido de nuevo. Era justo el

momento en que Júpiter tenía que aparecer con su rayo; pero Júpiter se

había quedado inmóvil, al pie del escenario.

-¡M iguel G iborne! -le gritó irritado el poeta-. ¿Q ué haces ahí? -¡M iguel G iborne! -le gritó irritado el poeta-. ¿Q ué haces ahí?

Te toca a ti. Sube ahora mismo. 34. Se trata de la capilla fundada

por A rnauld de Braque donde se plataba el «mayo» al que ya se ha

hecho alusión.

-N o puedo -dijo Júpiter-; un estudiante acaba de llevarse la escalera.

G ringoire miró y vio que efectivamente era así y que esta circunstancia

Page 9: Antología de Literatura

cortaba toda la comunicación de la obra entre el nudo y el desenlace.

-¡Q ué simpático! -murmuró entre dientes-. ¿Y para qué ha cogido la

escalera?

-Para poder asomarse y así ver a la Esmeralda -respondió compungido

Júpiter-. Vino y dijo: ¡A nda! ¡U na escalera que no sirve para nada

y se la llevó!

Fue el golpe de gracia. G ringoire lo recibió con resignación. Fue el golpe de gracia. G ringoire lo recibió con resignación.

-¡Podéis iros todos al diablo! -dijo a los comediantes-; y si me pagan

a mí, cobraréis también vosotros.

Y se retiró cabizbajo, pero el último de todos, como un general que ha

luchado con valor. Luego, mientras bajaba por las tortuosas escaleras

del palacio, iba mascullando entre dientes:

-¡M aldita retahíla de asnos y buitres! ¡Vienen con la idea de asistir

al misterio y... nada! Todo el mundo les preocupa: Clopin Trouillefou,al misterio y... nada! Todo el mundo les preocupa: Clopin Trouillefou,

el cardenal, Coppenole, Q uasimodo..., ¡el mismísimo demonio

incluso!, pero de la Virgen M aría no quieren saber nada. Si lo llego

a saber... ¡Vírgenes os habría dado yo a vosotros, papanatas! ¡Y yo

que había venido con la idea de ver los rostros y sólo las espaldas he

podido ver! ¡Ser poeta para tener el éxito de un boticario! En fin;

Page 10: Antología de Literatura

también H omero hubo de pedir limosna por las calles de G recia y

N asón(35) murió en el exilio entre los moscovitas, pero... que me

lleven todos los demonios si entiendo lo que han querido decir con su

Esmeralda. ¿Q ué significa esa palabra? D ebe ser una palabra egipcia

35 N asón, es decir, O vidio, fue desterrado por orden de O ctavio

A ugusto a la Costa del mar N egro, pero no entre los moscovitas sino

entre los getas; y allí murió. entre los getas; y allí murió.

36 Con el nombre genérico de egipcio se viene a designar en francés a

todos los nómadas, como bohemios, gitanos, zíngaros...

Page 11: Antología de Literatura

Johann W olfgang von G oethe

N ació en Fráncfort del M eno , fue un poeta, novelista, dramaturgo

y científico alemán que ayudó a fundar el romanticismo, movimiento al que

influenció profundamente. Su obra, que abarca géneros como la novela, la

poesía lírica, el drama e incluso controvertidos tratados científicos.

La mejor obra dramática de G oethe es sin duda el Fausto, que ha

pasado a ser una obra clásica de la Literatura U niversal. pasado a ser una obra clásica de la Literatura U niversal.

La primera versión, el U rfaust o Fausto original, estaba acabada en

1773. Pero el autor la siguió retocando hasta 1790; ya en abril de

1806 estaba completo, pero las guerras napoleónicas demoraron dos años

la publicación hasta 1808; la segunda parte sólo sería publicada en 1833,

un año después del fallecimiento del autor.

Johann W olfgang von G oethe

Page 12: Antología de Literatura

Fausto

Johann W olfgang von G oethe

Page 13: Antología de Literatura

FA U STO A y, he estudiado ya Filosofía, Jurisprudencia,

M edicina y también, por desgracia, Teología, todo ello en

profundidad extrema y con enconado esfuerzo. Y aquí me veo, pobre

loco, sin saber más que al principio. Tengo los títulos de Licenciado y

de D octor y hará diez años que arrastro mis discípulos de arriba abajo,

en dirección recta o curva, y veo que no sabemos nada. Esto consume

mi corazón. Claro está que soy más sabio que todos esos necios doctores, mi corazón. Claro está que soy más sabio que todos esos necios doctores,

licenciados, escribanos y frailes; no me atormentan ni los escrúpulos ni

las dudas, ni temo al infierno ni al demonio. Pero me he visto privado

de toda alegría; no creo saber nada con sentido ni me jacto de poder

enseñar algo que mejore la vida de los hombres y cambie su rumbo.

Tampoco tengo bienes ni dinero, ni honor, ni distinciones ante el mundo.

N i siquiera un perro querría seguir viviendo en estas circunstancias.

Por eso me he entregado a la magia: para ver si por la fuerza y la Por eso me he entregado a la magia: para ver si por la fuerza y la

palabra del espíritu me son revelados ciertos misterios; para no tener

que decir con agrio sudor lo que no sé; para conseguir reconocerlo que

el mundo contiene en su interior; para contemplar toda fuerza creativa

y todo germen y no volver a crear confusión con las palabras.

La tragediaPrimera Parte

Page 14: Antología de Literatura

O h, reflejo de la luna llena, por la que tantas veces velé sentado ante

este pupitre hasta que aparecías, melancólico amigo, sobre los libros y

los papeles, si iluminaras por última vez mi pena; ¡ay!, si pudiera

andar por las cumbres de los montes bajo tu amada claridad; flotar en

las grutas acompañado de espíritus; vagar en tu penumbra por los prados

y, habiéndose disipado todas las brumas del saber, bañarme, robusto,

en tu rocío. ¡A h!, ¿pero seguiré preso en esta cárcel?, agujero maldito en tu rocío. ¡A h!, ¿pero seguiré preso en esta cárcel?, agujero maldito

y húmedo, hecho en un muro a través del cual incluso la querida luz

del cielo entra turbia al pasar por las vidrieras. Encerrado detrás de

un montón de libros roídos por los gusanos y cubiertos de polvo, que

llegan hasta las altas bóvedas y están envueltos en papel ahumado.

Cercado por cofres y retortas, ahe¬rrojado por instrumentos y trastos

de los antepasados. Este es tu mundo, ¡vaya un mundo!

¿Y aún te preguntas por qué tu corazón se para, temeroso, en el pecho? ¿Y aún te preguntas por qué tu corazón se para, temeroso, en el pecho?

¿Por qué un dolor inexplicable inhibe tus impulsos vitales? En lugar

de la naturaleza viva, en medio de la que D ios puso al hombre, lo que

te rodea son osamentas de animales y esqueletos humanos humeantes y

mohosos.

¡H uye!, sal fuera, a la amplia llanura. ¿N o te será suficiente

compañía ese libro misterioso, autógrafo de N ostradamus? Con su

Page 15: Antología de Literatura

ayuda reconocerás el curso de las estrellas y, cuando la naturaleza tehaya instruido, aumentará en ti la fuerza del alma, como si un espíritu le hablara a otro. En vano tratarás de explicar los sagrados signos mediante la ayuda de la árida reflexión; ¡volad, oh espíritus, junto a mí y decidme si me oís! (A bre el libro y serva el signo del M acrocosmosl.) ¡A h!, qué deleite corre de súbito, al mirarlo, todos mis sentidos. Siento cómo la joven y santa felicidad vital me fluye por mis sentidos. Siento cómo la joven y santa felicidad vital me fluye por músculos y las venas con renovado ardor. ¿Fue acaso un D ios el que escribió estos signos que calman el furor de mi interior, llenan mi pobre corazón de gozo y, con un impulso secreto, me desvelan las fuerzas naturales? ¿Soy acaso, un dios? Todo se llena de claridad. En estostrazos puros se evidencia ante mi espíritu la activa naturaleza. A hora sí que entiendo lo que dice el sabio: «N o está cerrado el mundo espiritual; son tus sentidos los que están cerrados, es tu corazón el queespiritual; son tus sentidos los que están cerrados, es tu corazón el queestá muerto; discípulo, levanta, y baña infatigablemente tu pecho terrenal en la aurora». (O bserva el signo.) ¡Cómo se entreteje el conjunto de las cosas en el Todo y cómo lo uno repercute y vive en lo otro! ¡Cómo las fuerzas celestiales suben y bajan y se siguen los áureos cangilones! ¡Con un vaivén que huele a bendición, bajan desde el cielo a recorrer la tierra y hacen que resuene en armonía el universo! ¡Q ué espectáculo!; pero, ay, ¡es sólo un espectáculo! el universo! ¡Q ué espectáculo!; pero, ay, ¡es sólo un espectáculo!

Page 16: Antología de Literatura

¿D ónde te comprenderé, naturaleza infinita? ¿D ónde estáis, pechos, fuentes de la vida de las que penden el cielo y la tierra y adonde el corazón marchito acude? Vosotros manáis en torrentes y alimentáis el mundo; ¿languidezco yo en vano? (H ojea el libro de mala gana y ve el signo del Espíritu de la Tierra.) ¡Q ué diferente es el efecto de este signo sobre mí! Tú, Espíritu de la Tierra, me resultas más cercano. Siento que mis fuerzas aumentan, Tierra, me resultas más cercano. Siento que mis fuerzas aumentan, ardo como si hubiera bebido un vino nuevo; siento valor para aventurarme por el mundo, para afrontar el dolor y la fortuna que me reporte la tierra, para adentrarme en la tempestad y no temer el crujido de la nave al zozobrar. Las nubes se amontonan sobre mí, la luna oculta su luz, la lámpara se extingue, el ambiente está húmedo. U nos rayos rojos se concentran sobre mi cabeza, un estremecimiento va descendiendo desde la bóveda y se hace dueño de mí. Siento que flotas descendiendo desde la bóveda y se hace dueño de mí. Siento que flotas sobre mí, espíritu anhelado, ¡revélate! A h, ¡cómo se desgarra mi corazón! M is sentidos se abren a nuevos sentimientos. M i corazón está plenamente entregado a ti. ¡Revélate!, aunque me cueste la vida. (Toma el libro y pronuncia misteriosamente el signo del ESPÍRITU . Se enciende una llama rojiza y el ES¬PÍRITU aparece en la llama) ESPÍRITU ¿Q uién me llama? FA U STO (Volviendo la cara.) ¡Q ué aterradora visión! FA U STO (Volviendo la cara.) ¡Q ué aterradora visión!

Page 17: Antología de Literatura

ESPÍRITU M e has atraído aquí con gran poder, absorbiéndome lejos de mi esfera; y ahora, ¿qué? FA U STO ¡Vete!; no te soporto. ESPÍRITU H as suplicado, hasta quedarte sin aliento, poder contemplarme, poder oír mi voz y ver mi cara; el fuerte anhelo de tu alma me ha atraído aquí, y aquí estoy. ¡Q ué deplorable pavor se haapoderado de ti, superhombre! ¿D ónde está la llamada del alma? apoderado de ti, superhombre! ¿D ónde está la llamada del alma? ¿D ónde está el pecho que creó un mundo dentro de sí, lo portó, lo cuidó y, temblando de gozo, se engrandeció para elevarse a nuestra altura, lade los espíritus? ¿D ónde está Fausto, cuya voz resonó para que acudiera? ¿Eres tú el que, al respirar mi hálito, tiembla en lo más profundo de su vida, gusano asustadizo y encogido? FA U STO ¿Podría eludirte, hijo de la llama? Yo soy Fausto; yo soy tu semejante. tu semejante. ESPÍRITU En las mareas de la vida, en la tempestad de la acción,si y bajo en oleadas, me agito de un lado para otro. El nacimiento y la sepultura son un mar eterno, una trama cambiante, una vida candente que voy tejiendo en el veloz telar del tiempo, para hacerle a ladivinidad su manto viviente. FA U STO Tú, que das vueltas por el ancho mundo, ¡qué cercano me siento a ti, atareado espíritu! siento a ti, atareado espíritu!

Page 18: Antología de Literatura

Realismo

Page 19: Antología de Literatura

Leon Tolstoi

Lev Nikoláyevich Tolstói también conocido como León Tolstói

fue un novelista ruso ampliamente considerado como uno de los

más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial.

Sus más famosas obras son Guerra y Paz y Anna Karénina, y son

tenidas como la cúspide del realismo.

Sus ideas sobre la «no violencia activa», expresadas en libros

como El Reino de Dios está en Vosotros tuvieron un profundo como El Reino de Dios está en Vosotros tuvieron un profundo

impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King.

Page 20: Antología de Literatura

Ana Karenina

León Tolstói

Page 21: Antología de Literatura

Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada. En casa de los Oblonsky andaba todo trastrocado. La esposa acababa de enterarse de que su marido mantenía relaciones con la institutriz francesa y se había apresurado a declararle que no podía seguir viviendo con él. Semejante situación duraba ya tres días y era tan dolorosa para los esposos como para los demás miembros de la familia. Todos, incluso los esposos como para los demás miembros de la familia. Todos, incluso los criados, sentían la íntima impresión de que aquella vida en común no tenía ya sentido y que, incluso en una posada, se encuentran más unidos los huéspedes de lo que ahora se sentían ellos entre sí. La mujer no salía de sus habitaciones; el marido no comía en casa desde hacía tres días; los niños corrían libremente de un lado a otro sin que nadie les molestara. La institutriz inglesa había tenido una disputa con el ama de llaves y escribió a una amiga suya pidiéndole que le buscase otra colocación; llaves y escribió a una amiga suya pidiéndole que le buscase otra colocación; el cocinero se había ido dos días antes, precisamente a la hora de comer; y el cochero y la ayudante de cocina manifestaron que no querían continuar prestando sus servicios allí y que sólo esperaban que les saldasen sus haberes para irse. El tercer día después de la escena tenida con su mujer, el príncipe Esteban Arkadievich Oblonsky –Stiva,como le llamaban en sociedad–, al despertar a su hora de costumbre, es decir, a las ocho de la mañana, se halló, despertar a su hora de costumbre, es decir, a las ocho de la mañana, se halló, no en el dormitorio conyugal, sino en su despacho, tendido sobre el diván de cuero. Volvió su cuerpo, lleno y bien cuidado, sobre los flexibles muelles del diván, como si se dispusiera a dormir de nuevo, a la vez que abrazando el almohadón apoyaba en él la mejilla. De repente se incorporó, se sentó sobre el diván y abrió los ojos.De repente se incorporó, se sentó sobre el diván y abrió los ojos.«¿Cómo era», pensó, recordando su sueño. «¡A ver, a ver! Alabin daba una comida en Darmstadt...

Ana KareninaPRIMERA PARTE

I

Page 22: Antología de Literatura

Sonaba una música americana... El caso es que Darmstadt estaba en América... ¡Eso es! Alabin daba un banquete, servido en mesas de cristal... Y las mesas cantaban: "Il mio tesoro"..: Y si do era eso, era algomás bonito todavía.» Había también unos frascos, que luego resultaron ser mujeres...»Los ojos de Esteban Arkadievich brillaron alegremente al recordar aquel sueño. Luego quedó pensativo y sonrió.sueño. Luego quedó pensativo y sonrió.«¡Qué bien estaba todo!» Había aún muchas otras cosas magníficas que, una vez despierto, no sabía expresar ni con palabras ni con pensamientos. Observó que un hilo de luz se filtraba por las rendijas de la persiana, alargó los pies, alcanzó sus zapatillas de tafilete bordado en oro, que su mujerle regalara el año anterior con ocasión de su cumpleaños,y, como desde hacía nueve años tenía por costumbre, extendió la mano hacia el lugar donde, en el dormitorio conyugal, acostumbraba tener colocada la el lugar donde, en el dormitorio conyugal, acostumbraba tener colocada la bata. Sólo entonces se acordó de cómo y por qué se encontraba en su gabinete y no en la alcoba con su mujer;la sonrisa desapareció de su rostro y arrugó el entrecejo.–¡Ay, ay, ay! –se lamentó, acordándose de lo que había sucedido. Y de nuevo se presentaron a su imaginación los detalles de la escena terrible; pensó en la violentasituación en que se encontraba y pensó, sobre todo, en su propia culpa, que situación en que se encontraba y pensó, sobre todo, en su propia culpa, que ahora se le aparecía con claridad.–No, no me perdonará. ¡Y lo malo es que yo tengo la culpa de todo. La culpa es mía, y, sin embargo, no soy culpable. Eso es lo terrible del caso! ¡Ay, ay, ay! –se repitió con desesperación, evocando de nuevo la escena en todos sus detalles. Lo peor había sido aquel primer momento, cuando al regreso del teatro, alegre y satisfecho con una manzana en las manos para su mujer, nola había hallado en el salón; asustado, la había buscado en su gabinete, para la había hallado en el salón; asustado, la había buscado en su gabinete, para encontrarla al fin en su dormitorio examinando aquella malhadada carta que lo había descubierto todo.Dolly, aquella Dolly, eternamente ocupada, siempre llena de preocupaciones, tan poco inteligente, según opinaba él, se hallaba sentada con el papel en la mano, mirándole con una expresión de horror, de desesperación y de ira.

Page 23: Antología de Literatura

–¿Qué es esto? ¿Qué me dices de esto? –preguntó, señalando la carta.Y ahora, al recordarlo, lo que más contrariaba a Esteban Arkadievich en aquel asunto no era el hecho en sí, sino la manera como había contestado entonces a su esposa. Le había sucedido lo que a toda persona sorprendida en una situación demasiado vergonzosa: no supo adaptar su aspecto a la situación en que se encontraba.encontraba. Así, en vez de ofenderse, negar, disculparse, pedir perdón o incluso permanecer indiferente ––cualquiera de aquellas actitudes habría sido preferible–, hizo una cosa ajena a su voluntad («reflejos cerebrales» ,juzgó Esteban Arkadievich, que se interesaba mucho por la fisiología): sonreír, sonreír con su sonrisa habitual, benévola y en aquel caso necia. Aquella necia sonrisa era imperdonable. Al verla, Dolly se había estremecido como bajo el efecto de un dolor físico, y, según su costumbre, estremecido como bajo el efecto de un dolor físico, y, según su costumbre, anonadó a Stiva bajo un torrente de palabras duras y apenas hubo terminado,huyó a refugiarse en su habitación. Desde aquel momento, se había negado a ver a su marido.«¡Todo por aquella necia sonrisa!», pensaba Esteban Arkadievich. Y se repetía,desesperado, sin hallar respuesta a su pregunta: «¿Qué hacer, qué hacer?».

Page 24: Antología de Literatura

Gustave Flaubert

Está considerado uno de los mejores novelistas occidentales y

es conocido principalmente por su primera novela publicada

Madame Bovary, y por su escrupulosa devoción a su arte y su

estilo, cuyo mejor ejemplo fue su interminable búsqueda de le mot

juste ("la palabra exacta").

Si bien "Madame Bovary" es la más conocida de las novelas de

Flaubert, también escribió obras tales como la novela histórica Flaubert, también escribió obras tales como la novela histórica

"Salambó" (1862), la novela "La educación sentimental" (1869),

"La tentación de San Antonio" (1874), tres narraciones cortas

publicadas con el título de "Tres cuentos" (1877) y dos trabajos

editados póstumamente, la novela inacabada "Bouvard y Pécuchet"

(1881) y "Diccionario de lugares comunes" (1911) y sus cartas,

publicadas póstumamente, "Correspondencia" (4 volúmenes, 1887-1893).

Page 25: Antología de Literatura

Madame Bovary

Gustave Flaubert

Page 26: Antología de Literatura

Estábamos en la sala de estudio cuando entró el director, seguido

de un «novato» con atuendo pueblerino y de un celador cargado con

un gran pupitre. Los que dormitaban se despertaron, y todos se fueron

poniendo de pie como si los hubieran sorprendido en su trabajo.

El director nos hizo seña de que volviéramos a sentarnos; luego,

dirigiéndose al prefecto de estudios, le dijo a media voz:

-Señor Roger, aquí tiene un alumno que le recomiendo, entra en quinto. -Señor Roger, aquí tiene un alumno que le recomiendo, entra en quinto.

Si por su aplicación y su conducta lo merece, pasará a la clase de los

mayores, como corresponde a su edad.

El «novato», que se había quedado en la esquina, detrás de la

puerta, de modo que apenas se le veía, era un mozo del campo, de

unos quince años, y de una estatura mayor que cualquiera de nosotros.

Llevaba el pelo cortado en flequillo como un sacristán de pueblo, y

parecía formal y muy azorado. Aunque no era ancho de hombros, su parecía formal y muy azorado. Aunque no era ancho de hombros, su

chaqueta de paño verde con botones negros debía de molestarle en las s

isas, y por la abertura de las bocamangas se le veían unas muñecas

rojas de ir siempre remangado. Las piernas, embutidas en medias

azules, salían de un pantalón amarillento muy estirado por los tirantes.

Calzaba zapatones, no muy limpios, guarnecidos de clavos.

Comenzaron a recitar las lecciones. El muchacho las escuchó con

toda atención, como si estuviera en el sermón, sin ni siquiera atreverse toda atención, como si estuviera en el sermón, sin ni siquiera atreverse

a cruzar las piernas ni apoyarse en el codo, y a las dos, cuando sonó la

campana, el prefecto de estudios tuvo que avisarle para que se pusiera

con nosotros en la fila.

Teníamos costumbre al entrar en clase de tirar las gorras al suelo

para tener después las manos libres; había que echarlas desde el umbral

para que cayeran debajo del banco, de manera que pegasen contra la

pared levantando mucho polvo; era nuestro estilo. pared levantando mucho polvo; era nuestro estilo.

MADAME BOVARY

PRIMERA PARTE

Page 27: Antología de Literatura

Pero, bien porque no se hubiera fijado en aquella maniobra o porque

no quisiera someterse a ella, ya se había terminado el rezo y el «novato»

aún seguía con la gorra sobre las rodillas. Era uno de esos tocados de

orden compuesto, en el que se encuentran reunidos los elementos de la

gorra de granadero, del chapska, del sombrero redondo, de la gorra de

nutria y del gorro de dormir; en fin, una de esas pobres cosas cuya muda

fealdad tiene profundidades de expresión como el rostro de un imbécil. fealdad tiene profundidades de expresión como el rostro de un imbécil.

Ovoide y armada de ballenas, comenzaba por tres molduras circulares;

después se alternaban, separados por una banda roja, unos rombos de

terciopelo con otros de pelo de conejo; venía después una especie de saco

que terminaba en un polígono acartonado, guarnecido de un bordado

en trencilla complicada, y de la que pendía, al cabo de un largo cordón

muy fino, un pequeño colgante de hilos de oro, como una bellota. Era

una gorra nueva y la visera relucía.una gorra nueva y la visera relucía.

-Levántese -le dijo el profesor.

El «novato» se levantó; la gorra cayó al suelo. Toda la clase se echó a reír.

Se inclinó para recogerla. El compañero que tenía al lado se la volvió

a tirar de un codazo, él volvió a recogerla.

-Deje ya en paz su gorra -dijo el profesor, que era hombre de chispa.

Los colegiales estallaron en una carcajada que desconcertó al pobre

muchacho, de tal modo que no sabía si había que tener la gorra en la muchacho, de tal modo que no sabía si había que tener la gorra en la

mano, dejarla en el suelo o ponérsela en la cabeza. Volvió a sentarse y la

puso sobre las rodillas.

-Levántese -le ordenó el profesor̀, y dígame su nombre.

El «novato», tartajeando, articuló un nombre ininteligible:

-¡Repita!

Se oyó el mismo tartamudeo de sílabas, ahogado por los abucheos de la

clase. «¡Más alto!», gritó el profesor, «¡más alto!».clase. «¡Más alto!», gritó el profesor, «¡más alto!».

El «novato», tomando entonces una resolución extrema, abrió una boca

desmesurada, y a pleno pulmón, como para llamar a alguien, soltó esta

palabra: Charbovari.

Page 28: Antología de Literatura

Súbitamente se armó un jaleo, que fue in crescendo, con gritos

agudos (aullaban, ladraban, pataleaban, repetían a coro: ¡Charbovari,

Charbovari!) que luego fue rodando en notas aisladas, y calmándose a

duras penas, resurgiendo a veces de pronto en algún banco donde

estallaba aisladamente, como un petardo mal apagado, alguna risa

ahogada.

Sin embargo, bajo la lluvia de amenazas, poco a poco se fue Sin embargo, bajo la lluvia de amenazas, poco a poco se fue

restableciendo el orden en la clase, y el profesor, que por fin logró captar

el nombre de Charles Bovary, después de que éste se lo dictó, deletreó y

releyó, ordenó inmediatamente al pobre diablo que fuera a sentarse en

el banco de los desaplicados al pie de la tarima del profesor.

El muchacho se puso en movimiento, pero antes de echar a andar,

vaciló.

-¿Qué busca? -le preguntó el profesor.-¿Qué busca? -le preguntó el profesor.

-Mi go... -repuso tímidamente el «novato», dirigiendo miradas inquietas

a su alrededor.

-¡Quinientos versos a toda la clase! -pronunciado con voz furiosa, abortó,

como el Quos ego una nueva borrasca. ¡A ver si se callan de una vez!

-continuó indignado el profesor, mientras se enjugaba la frente con un

pañuelo que se había sacado de su gorro-: y usted, «el nuevo», me va a

copiar veinte veces el verbo ridiculus sum.copiar veinte veces el verbo ridiculus sum.

Luego, en tono más suave:

-Ya encontrará su gorra: no se la han robado.

Todo volvió a la calma. Las cabezas se inclinaron sobre las carpetas, y el

«novato» permaneció durante dos horas en una compostura ejemplar,

aunque, de vez en cuando, alguna bolita de papel lanzada desde la

punta de una pluma iba a estrellarse en su cara. Pero se limpiaba con

la mano y permanecía inmóvil con la vista baja.la mano y permanecía inmóvil con la vista baja.

Por la tarde, en el estudio, sacó sus manguitos del pupitre, puso en

orden sus cosas, rayó cuidadosamente el papel.

Page 29: Antología de Literatura

Le vimos trabajar a conciencia, buscando todas las palabras en el

diccionario y haciendo un gran esfuerzo. Gracias, sin duda, a la

aplicación que demostró, no bajó a la clase inferior, pues, si sabía

bastante bien las reglas, carecía de elegancia en los giros. Había

empezado el latín con el cura de su pueblo, pues sus padres, por razones

de economía, habían retrasado todo lo posible su entrada en el colegio.

Su padre, el señor Charles-Denis-Bartholomé Bovary, antiguo Su padre, el señor Charles-Denis-Bartholomé Bovary, antiguo

ayudante de capitán médico, comprometido hacia 1812 en asuntos de

reclutamiento y obligado por aquella época a dejar e1 servicio,

aprovechó sus prendas personales para cazar al vuelo una dote de

setenta mil francos que se le presentaba en la hija de un comerciante de

géneros de punto, enamorada de su tipo. Hombre guapo, fanfarrón, que

hacía sonar fuerte sus espuelas, con unas patillas unidas al bigote, los

dedos llenos de sortijas, tenía el sire de un valentón y la vivacidad dedos llenos de sortijas, tenía el sire de un valentón y la vivacidad

desenvuelta de un viajante de comercio. Ya casado, vivió dos o tres años

de la fortuna de su mujer, comiendo bien, levantándose tarde, fumando

en grandes pipas de porcelana, y por la noche no regresaba a casa hasta

después de haber asistido a los espectáculos y frecuentado los cafés. Murió

su suegro y dejó poca cosa; el yerno se indignó y se metió a fabricante,

perdió algún dinero, y luego se retiró al campo donde quiso explotar sus

tierras. Pero, como entendía de agricultura tanto como de fabricante detierras. Pero, como entendía de agricultura tanto como de fabricante de

telas de algodón, montaba sus caballos en lugar de enviarlos a labrar,

bebía la sidra de su cosecha en botellas en vez de venderla por barricas,

se comía las más hermosas aves de su corral y engrasaba sus botas de

caza con tocino de sus cerdos, no tardó nada en darse cuenta de que

era mejor abandonar toda especulación.

Por doscientos francos al año, encontró en un pueblo, en los confines del

País de Caux, y de la Picardía, para alquilar una especie de vivienda, País de Caux, y de la Picardía, para alquilar una especie de vivienda,

mitad granja, mitad casa señorial; y despechado, consumido de pena,

envidiando a todo el mundo, se encerró a los cuarenta y cinco años,

asqueado de los hombres, decía, y decidido a vivir en paz.