antología de cuentos

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Escuela Normal Experimental de El Fuerte Profesor Miguel Castillo Cruz “Prácticas Sociales del Lenguaje” Antología de Cuentos Profesora: Rosa Imelda Ayala Ibarra Alumno: Adalberto de Jesús Serna Valdez Grupo: 2do “A”

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Page 1: Antología de Cuentos

Escuela Normal Experimental de El Fuerte

Profesor Miguel Castillo Cruz

“Prácticas Sociales del Lenguaje”

Antología de Cuentos

Profesora: Rosa Imelda Ayala Ibarra

Alumno: Adalberto de Jesús Serna Valdez

Grupo: 2do “A”

Page 2: Antología de Cuentos

Índice:

1. Introducción 2

2. Cuento 1 3

2.1. Ficha Didáctica 5

2.2. Evidencias 6

3. Cuento 2 7

3.1. Ficha Didáctica 9

3.2. Evidencias 10

4. Cuento 3 11

4.1. Ficha Didáctica 14

4.2. Evidencias 15

5. Cuento 4 16

5.1. Ficha Didáctica 19

5.2. Evidencias 20

6. Cuento 5 21

6.1. Ficha Didáctica 23

6.2. Evidencias 24

7. Conclusión 25

Page 3: Antología de Cuentos

Introducción:

El uso de los textos, ya sea por lectura tanto como su escritura es fundamental

para los alumnos, pues esto les ayuda a ser más reflexivos y comprensibles con

aquellos textos que vienen en los libros gratuitos de la escuela primaria. Esto

porque gracias a las acciones de leer, escribir y dialogar ayudan a las personas a

desarrollarse tanto intelectualmente como socialmente ante el mundo, que a la vez

va ligado al encontrar más caminos que apoyen a los alumnos en cualquier

sentido, social, escolar, personal, etc.

Pues el uso de estas herramientas de las prácticas sociales del lenguaje no solo

sirve exclusivamente para la materia de español, sino que son la base de todas las

materias que si imparten e inclusive van más allá en cuanto al contexto académico

se refiere, pues con la ayuda de dichas herramientas podemos lograr comprender

e interpretar lo que se les plasma en el texto o lo que se nos platica o comenta, así

como el compartir ideas en cualquier situación independiente también al contorno

escolar, dejando por claro, que las prácticas sociales del lenguaje nos deja más

conocimientos de los que se pueden imaginar ya que nos prepara en todo sentido

a salir ante la sociedad y enfrentarnos a ella con sabiduría.

Es así por lo que se deben implementar más estrategias novedosas y llamativas

para los pequeños, realizando en ellos una llamada de atención e invitándolos al

mundo de la lectura. Así que las estrategias deben de ser adaptables y

moldeables a los niños para que funcionen en su totalidad y cumplir con que

ayuden a los alumnos a hacer hincapié en la lectura y lograr que los niños la miren

como un hábito, y al mismo tiempo que miren a la socialización de lo leído como

algo normal y común ya que una vez comprendido y entendido lo leído, pasaran al

compartir su conocimiento con sus compañeros o familiares, ya sea para dar los

aprendizajes que ha obtenido el alumno gracias a leer o también para

complementar lo analizado e investigar más para que no existan más dudas. Esto

siendo tanto de forma oral o escrita, pues esto le ayudará a desarrollarse mejor no

solo en la escuela sino en el medio que le rodea.

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Page 4: Antología de Cuentos

Cuento 1:

Peter Pan

Autor: J.M. Barrie

Edades: A partir de 8 años

Valores: ingenio, valentía, bondad, inteligencia

Hace tiempo, allá por 1880, vivía en la ciudad de Londres la familia Darling. Estaba formada por el señor y la señora Darling y sus hijos: Wendy, Michael y John. Sin olvidarnos de Nana, por supuesto, el perro niñera.

Vivían felices y tranquilos hasta que Peter Pan llegó a sus vidas. Todo comenzó la noche en que Nana tenía el día libre y la señora Darling se quedó a

cargo de sus hijos. Cuando todos, incluida ella, estuvieron dormidos el muchacho entró por la ventana. Pero entonces ella se despertó y se asustó tanto al verle que lanzó un fuerte grito. Entonces apareció Nana, que cerró la ventana para evitar que saliera y acabó atrapando su sombra. Y así fue como la sombra de Peter Pan acabó en un cajón de la casa de los Darling.

Una noche el señor y la señora Darling salieron a cenar a casa de los vecinos del número 27. Los niños se quedaron en casa al cuidado de Nana y no tardaron en quedarse todos dormidos.

Pero cuando la casa estaba en silencio, entró una diminuta hada revoloteando a gran velocidad y tras ella, Peter Pan, dispuesto a recuperar su sombra. La encontró en el cajón en el que la había guardado Nana pero se entristeció mucho cuando comprobó que la sombra no le seguía. Probó a pegársela con jabón pero no dio resultado y desesperado se sentó en el suelo a llorar.

- ¿Quién está llorando? - preguntó Wendy, a quien despertaron los sollozos.

- Soy yo - contestó Peter

- ¿Cómo te llamas? - preguntó la niña, aunque ella estaba casi segura de saber quién era.

- Peter Pan

- ¿Y qué te pasa Peter?

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Page 5: Antología de Cuentos

- Que no consigo que mi sombra se me quede pegada

- Tranquilo. Creo que podré cosértela

Wendy ayudó a Peter y mientras los dos niños comenzaron a hacerse amigos.

- Yo vivo en el País de Nunca Jamás. Es maravilloso, allí eres siempre un niño y no tienes que obedecer a nadie. Conmigo viven los Niños perdidos, ya sabes, los niños que caen de los carritos cuando la niñera mira a otro lado. Además hay piratas, hadas, indios y toda clase de seres.

Peter decía que era muy feliz allí aunque reconoció que a él y a los Niños perdidos les gustaría que hubiese alguien que les contara cuentos como hacía ella con sus hermanos. Peter le propuso ir con él al País de Nunca Jamás y a Wendy le pareció de inmediato una idea maravillosa.

- Pero, ¿y mis hermanos? ¿Pueden venir ellos también?

- Si tú quieres, ¡claro!

- ¡Estupendo!

Wendy despertó a Michael y John y Peter para iniciar su viaje. Pero antes de partir Peter les explicó que debían aprender a volar. Les echó un poco de polvo de hada por encima y enseguida los tres niños comenzaron a elevarse por el aire. A todos les pareció muy divertido y comenzaron a dar vueltas y más vueltas por la casa. Armaron tal revuelo que acabaron despertando a Nana.

Peter la oyó venir así que pudieron volver a sus camas rápidamente como si no hubiese pasado nada. Así, cuando la niñera entró en la habitación creyó que los tres dormían plácidamente.

Pero Nana estaba intranquila y estaba casi segura de que algo raro estaba ocurriendo en el cuarto de los niños, de modo que corrió a avisar a los señores Darling. Pero cuando volvieron, los niños ya no estaban. Los tres habían partido rumbo a Nunca Jamás nerviosos e ilusionados por vivir aquella fantástica aventura.

Volaron durante días atravesando océanos pero al final llegaron al país de Nunca Jamás.

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Ficha Didáctica:

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Page 7: Antología de Cuentos

Evidencias:

https://www.youtube.com/watch?v=dP7O5aS-n2E&feature=youtu.be

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Page 8: Antología de Cuentos

Cuento 2:

El mago y las manzanas

Autor: Irene Hernández

Edades: A partir de 8 años

Valores: generosidad, bondad, ayudar, egoísmo, compartir

Érase una vez, un mundo en el que cada vez había menos comida. Casi no había fruta, ni carne, ni pescado, ni verduras y todas las personas y animales empezaban a tener hambre. Entre todos repartían la poca comida que había para que todos tuvieran siempre algo que comer, pero estaban muy preocupados porque la comida se estaba acabando.

Un día, una niña que se llamaba Dora iba paseando por el bosque. Su mamá le había pedido que fuera a buscar frutos de los árboles. De repente, vio una cesta que brillaba mucho y, cuando se acercó, se dio cuenta de que estaba llena de manzanas.

Dora fue corriendo a coger la cesta, pero oyó una voz muy fuerte que le dijo:

- Soy el Mago de las Manzanas mágicas. Si coges esta bonita cesta de manzanas tendrás que darle un buen uso para que la magia continúe.

Dora cogió la cesta y, rápidamente, se fue corriendo mientras pensaba qué hacer con las manzanas.

Cuando llegó a su casa las escondió sin que nadie se diera cuenta y siguió pensando sobre el buen uso que podría darles. Ni siquiera se atrevió a probar ninguna de las manzanas.

Los días pasaban y cada vez había menos comida. Los habitantes de aquel mundo ya sólo comían una vez al día y, poco a poco, todos comenzaron a ser más egoístas. Algunos guardaban toda la comida que podían en sus casas sin compartirla con los demás. Tenían tanta hambre que querían todo para ellos sin importarles que los demás tuvieran comida o no.

Un día, Dora se encontró con un amigo que se llamaba Ramón. El pobre de Ramón llevaba más de un día sin comer nada porque en su casa no había nada de comida para él ni para su familia.

- Ramón, ¡tengo una idea!, pero es un secreto y no se lo puedes contar a nadie – dijo Dora

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Dora llevó a su amigo a su casa y le ofreció algunas manzanas. Ramón, muy contento, se las llevó y se fue muy agradecido.

Cuando Ramón se fue, llegó otro amigo de Dora que se llamaba Luis que, muy triste y hambriento, le dijo:

- Dora, llevo más de dos días sin comer. En mi casa no tenemos nada. ¿Sabes dónde puedo encontrar comida?

Dora sacó varias manzanas y se las dio a Luis para que las comiera con su familia.

Luis, es un secreto y no se lo puedes contar a nadie – dijo Dora

Luis se fue corriendo a su casa para comer las manzanas y Dora se quedó mirando la cesta. Ya sólo quedaba una manzana y Dora tuvo muchas ganas de cogerla y comérsela. Pero no se atrevió porque en su casa todavía había algo de comida y quería guardarla por si más adelante ella o alguien tenía hambre.

De repente, un hombre con barba blanca y muy larga apareció en su casa. Era el Mago de las Manzanas Mágicas.

- Dora, ¿qué has hecho con las manzanas mágicas? – le preguntó el mago

Dora, muy asustada, le contó al mago que había dado varias manzanas a varios amigos que tenían mucha hambre. Cuando le enseñó la cesta el mago, muy sorprendido, le dijo:

- ¡Pero si sólo queda una manzana!

Dora se puso muy nerviosa y no sabía qué hacer. Quiso pedir perdón al mago por no haber guardado más manzanas, pero el mago, con una gran sonrisa, llevó a Dora fuera de su casa.

Cuando Dora salió, vio como todo estaba lleno de comida y como todo el mundo comía y reía.

Te dije que si dabas un buen uso a las manzanas la magia continuaría y la magia ha hecho que siempre haya comida para todos y nadie vuelva a pasar hambre – dijo el Mago

Todos los habitantes agradecieron a Dora que hubiese sido tan buena compartiendo las manzanas con quien tenía hambre en vez de comérselas todas ella y aprendieron que siempre es mejor compartir con los demás todo lo que tenemos.

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Ficha Didáctica:

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Evidencias:

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Cuento 3:

El gato con botas

Autor: Charles Perrault

Edades: A partir de 4 años

Valores: ingenio, constancia, valentía, generosidad

Había una vez un molinero pobre que cuando murió sólo pudo dejar a sus hijos por herencia el molino, un asno y un gato. En el reparto el molino fue para el mayor, el asno para el segundo y el gato para el más pequeño. Éste último se lamentó de su suerte en cuanto supo cuál era su parte.

- ¿Y ahora qué haré? Mis hermanos trabajarán juntos y harán fortuna, pero yo sólo tengo un pobre gato.

El gato, que no andaba muy lejos, le contestó:

- No os preocupéis mi señor, estoy seguro de que os seré más valioso de lo que pensáis.

- ¿Ah sí? ¿Cómo?, dijo el amo incrédulo

- Dadme un par de botas y un saco y os lo demostraré.

El amo no acababa de creer del todo en sus palabras, pero como sabía que era un gato astuto le dio lo que pedía.

El gato fue al monte, llenó el saco de salvado y de trampas y se hizo el muerto junto a él. Inmediatamente cayó un conejo en el saco y el gato puso rumbo hacia el palacio del Rey.

- Buenos días majestad, os traigo en nombre de mi amo el marqués de Carabás - pues éste fue el nombre que primero se le ocurrió - este conejo.

- Muchas gracias gato, dadle las gracias también al señor Marqués de mi parte.

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Al día siguiente el gato cazó dos perdices y de nuevo fue a ofrecérselas al Rey, quien le dio una propina en agradecimiento.

Los días fueron pasando y el gato continuó durante meses llevando lo que cazaba al Rey de parte del Marqués de Carabás.

Un día se enteró de que el monarca iba a salir al río junto con su hija la princesa y le dijo a su amo:

- Haced lo que os digo amo. Acudid al río y bañaos en el lugar que os diga. Yo me encargaré del resto.

El amo le hizo caso y cuando pasó junto al río la carroza del Rey, el gato comenzó a gritar diciendo que el marqués se ahogaba. Al verlo, el Rey ordenó a sus guardias que lo salvaran y el gato aprovechó para contarle al Rey que unos forajidos habían robado la ropa del marqués mientras se bañaba. El Rey, en agradecimiento por los regalos que había recibido de su parte mandó rápidamente que le llevaran su traje más hermoso. Con él puesto, el marqués resultaba especialmente hermoso y la princesa no tardó en darse cuenta de ello. De modo que el Rey lo invitó a subir a su carroza para dar un paseo.

El gato se colocó por delante de ellos y en cuanto vio a un par de campesinos segando corrió hacia ellos.

- Buenas gentes que segáis, si no decís al Rey que el prado que estáis segando pertenece al señor Marqués de Carabás, os harán picadillo como carne de pastel.

Los campesinos hicieron caso y cuando el Rey pasó junto a ellos y les preguntó de quién era aquél prado, contestaron que del Marqués de Carabás.

Siguieron camino adelante y se cruzaron con otro par de campesinos a los que se acercó el gato.

- Buenas gentes que segáis, si no decís al Rey que todos estos trigales pertenecen al señor Marqués de Carabás, os harán picadillo como carne de pastel.

Y en cuanto el Rey preguntó a los segadores, respondieron sin dudar que aquellos campos también eran del marqués.

El gato con botas continuaron su paseo y se encontraron con un majestuoso castillo. El gato sabía que su dueño era un ogro así que fue a hablar con él.

- He oído que tenéis el don de convertiros en cualquier animal que deseéis. ¿Es eso cierto?

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- Pues claro. Veréis cómo me convierto en león

Y el ogro lo hizo. El pobre gato se asustó mucho, pero siguió adelante con su hábil plan.

- Ya veo que están en lo cierto. Pero seguro que no sois capaces de convertiros en un animal muy pequeño como un ratón.

- ¿Ah no? ¡Mirad esto!

El ogro cumplió su palabra y se convirtió en un ratón, pero entonces el gato fue más rápido, lo cazó de un zarpazo y se lo comió.

Así, cuando el Rey y el Marqués llegaron hasta el castillo no había ni rastro del ogro y el gato pudo decir que se encontraban en el estupendo castillo del Marqués de Carabás.

El Rey quedó fascinado ante tanto esplendor y acabó pensando que se trataba del candidato perfecto para casarse con su hija.

El Marqués y la princesa se casaron felizmente y el gato sólo volvió a cazar ratones para entretenerse.

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Ficha Didáctica:

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Page 16: Antología de Cuentos

Evidencias:

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Cuento 4:

Mieduh, el fantasma cobardica

Autor: Eva María Rodríguez

Edades: A partir de 6 años

Valores: valentía, superación, ayudar, amistad, coraje

En un castillo encantado vivían unos fantasmas muy malos que asustaban a todos las personas que vivían en él. Por las noches, los fantasmas se paseaban alegremente por el castillo, aterrorizando a cualquiera que se encontraran.

Pero había uno que no se atrevía a salir a dar sustos, porque tenía mucho miedo. Este

fantasma era cobarde porque no siempre había sido un fantasma, sino que en realidad era un niño que había sido castigado por una señora a la que había asustado disfrazado con una sábana. Resultó que la señora era una bruja y le lanzó un hechizo que lo convirtió en un fantasma de verdad.

El niño fantasma tuvo que huir de su pueblo y refugiarse en un lugar donde hubiera más fantasmas como él y así llegó hasta aquel castillo encantado.

Cuando llegó a su nuevo hogar y sus compañeros descubrieron que era un cobarde al que le daban miedo los sustos, el niño fantasma pasó a ser la diversión de los demás. Para reírse de él, los demás fantasmas le daban unos sustos tremendos, y le decían:

- ¡Uuuuh! ¡Uuuuuh! ¡Tengo mieduuuuuuuh!

Y así fue como le pusieron de nombre Mieduh.

Un día llegó al castillo una nueva familia. Los muy incautos habían comprado aquella propiedad a los antiguos dueños que, hartos de fantasmas, la habían

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Page 19: Antología de Cuentos

vendido a buen precio sin contarle a nadie lo terrible que era vivir en aquél lugar lleno de fantasmas.

Entre los recién llegados había una niña muy guapa y muy amable de la misma edad que Mieduh llamada Alma. Él quiso ir a visitarla para contarle lo que pasaba en aquel castillo y decirle que no tenía que tener miedo de él. En realidad él solo quería que fueran amigos. Pero en cuanto lo vio, Alma empezó a chillar aterrorizada y salió huyendo de allí.

Mieduh, asustado por aquellos gritos histéricos, corrió a esconderse. Los demás fantasmas se rieron de Mieduh sin descanso durante horas.

- ¡Ja ja ja! Para un susto que vas a dar y huyes muerto de miedo

- No fui a darle un susto -dijo Mieduh -. Sólo quería que fuera mi amiga.

- ¿Tu amiga? Eres un fantasma. ¡No puedes tener amigos!

- ¿Quién te va a querer a ti como amigo con lo aburrido que eres? Si supieras asustar tendrías amigos fantasmas.

Pero Mieduh no quería tener esa clase de amigos. Él quería amigos de verdad, de carne y hueso, aunque no sabía muy bien cómo conseguir que Alma le hiciera caso.

Esa misma noche, todos los fantasmas se reunieron para darles una bienvenida especial a los nuevos inquilinos.

- Nos separaremos -dijo el fantasma más experimentado -. En grupos, asustaremos a cada uno por separado y, cuando se reúnan, entre todos lanzaremos el Gran Susto.

Mieduh no quería que asustaran a Alma. Ya había visto el Gran Susto en otras ocasiones, y a más de uno se le había parado el corazón con él. Así que se llenó de valor y se preparó para hacer algo. Se escondió en la habitación de Alma y, sin salir para que no la viera, le dijo:

- ¡Ps, ps! ¡Hola! -dijo Mieduh desde debajo de la cama.

- ¿Quién anda ahí? -preguntó la niña.

- Un habitante del castillo, pero no tengas miedo, no te voy a hacer nada.

- ¿Eres el fantasma de antes? -dijo la pequeña, un poco asustada.

- Bueno, no siempre he sido un fantasma, y mi intención nunca fue asustarte -.

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Page 20: Antología de Cuentos

Mieduh le contó que el castillo estaba lleno de fantasmas malos y le explicó lo que planeaban.

- Mis padres no se van a creer esto -dijo Alma-. Además, ni siquiera te veo. ¿Cómo voy a saber que eres de verdad un fantasma y no un chiquillo del pueblo que viene a asustarme y a reírse de mí?

Mieduh salió de debajo de la cama con mucho cuidado y, temblando de miedo, le dijo:

- No chilles, por favor, que me asusto.

- ¡Vaya, pues es verdad! Eres un fantasma. ¿Por qué me ayudas?

- Porque estoy muy triste y necesito una amiga. Estos fantasmas son muy malos y me están haciendo la vida imposible.

- Tranquilo, ya sé cómo los echaremos. Tengo una idea pero tienes que ayudarme a darles a ellos un susto todavía mayor.

La niña habló con sus padres, y les dijo que quería organizar una noche de miedo en el castillo para divertirse un rato.

- Yo me encargo de todo. Invitaré a unos amigos y nos divertiremos.

Cuando los fantasmas salieron a dar sustos todo el mundo se rió mucho de lo divertidos que eran los disfraces, pensando que eran amigos de la muchacha invitados a la fiesta. Y mientras los fantasmas estaban confusos, Alma y Mieduh salieron metidos dentro de una gran sábana articulada que soltaba humo y chispas, dando unos gritos y unos alaridos terribles.

Los fantasmas, que no se lo esperaban, salieron corriendo asustados ante aquella situación.

Mieduh y Alma se rieron mucho y, de la emoción, la muchacha besó al fantasma. Y, como suele pasar con estas cosas de hechizos y besos, el encantamiento se desvaneció y Mieduh volvió a ser el niño de siempre.

Desde aquel día, el niño vive en el castillo con su nueva familia, y nunca más volvió a tener miedo. Y, aunque a veces se asustaba, se enfrentaba a sus miedos con valentía y coraje.

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Ficha Didáctica:

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Evidencias:

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Cuento 5:

La bruja desordenada

Autor: Eva María Rodríguez

Edades: A partir de 4 años

Valores: sinceridad, honestidad

Había una vez una bruja llamada Lola que hacía unas pócimas y unos hechizos increíbles.

Tenía recetas para conseguir cualquier cosa, y sabía hechizos que nadie más en el mundo conocía. Era tan famosa que todas las brujas del mundo querían robarle los libros que contenían todos sus secretos.

Lo cierto es que la bruja Lola era una bruja perfecta. Bueno, casi perfecta. Porque lo cierto es que tenía una gran defecto: era muy desordenada. Pero a ella le daba lo mismo, porque cuando necesitaba algo que no encontraba lanzaba un hechizo y aparecía.

Pero un día el hechizo de la bruja Lola para localizar cosas falló. Ella no entendía qué podía pasar, porque era el mismo hechizo de siempre. Un ratoncito que vivía en su casa y que en tiempos había sido un niño, se subió a una mesa y le dijo:

- Bruja Lola, no es el hechizo lo que falla sino que no buscas el libro correcto.

- ¿El libro correcto? ¿Y cuál es el libro correcto? Madre mía… ¡estoy perdiendo la memoria!

La bruja Lola intentó hacer un hechizo para recuperar la memoria, pero como no sabía en qué libro estaba y tampoco se acordaba, no pudo hacerlo.

- Si me conviertes otra vez en niño y me dejas marchar te ayudaré a buscar la pócima que necesitas para recuperar la memoria -dijo el ratoncito.

- Está bien, pero, ¿cómo sé que no me vas a engañar? -dijo la brujo Lola.

- Puedes hacer un hechizo para cerrar la puerta para que no me escape. En ese libro de ahí tienes las instrucciones para hacerlo. Si me conviertes en niño de nuevo te ayudaré a colocar todo esto y encontraremos todo lo que no encuentras. Pero después me tienes que dejar marchar.

La bruja Lola accedió, hizo el hechizo para cerrar la puerta y convirtió al ratón de nuevo en niño. Juntos ordenaron todo aquel desastre. Pero como el niño no se

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Page 24: Antología de Cuentos

fiaba mucho de la bruja Lola cogió uno de sus libro de hechizos y pócimas y lo escondió por si acaso.

Cuando acabaron de ordenarlo todo, el niño le pidió a la bruja Lola que le abriera la puerta, pero ésta le traicionó y le volvió a convertir en ratón.

En poco tiempo, la bruja Lola volvió a tener su laboratorio mágico tan desordenado que era imposible encontrar nada. Y cuando la bruja Lola se dio cuenta de que no encontraba lo que necesitaba intentó lanzar el hechizo para encontrar cosas. Pero lo había olvidado. Y también había olvidado la receta de pócima para acordarse de las cosas. Intentó buscar los libros, pero aquello era un auténtico desastre.

Entonces la bruja se acordó del ratón, y le prometió que esta vez lo dejaría marchar como un niño normal si le ayudaba a recoger aquello. Al ratoncito le pareció bien y ayudó a la bruja Lola.

Cuando terminaron de ordenar todo la bruja Lola se dio cuenta de que el libro que buscaba no estaba allí.

- ¿Buscas esto? -le dijo el niño, sacando el libro de hechizos que había escondido la vez anterior.

- ¡El libro! ¡Dámelo!

El libro contenía todos los hechizos y pócimas que necesitaba la bruja Lola: el hechizo de encontrar cosas, la pócima para recordar lo olvidado y, por supuesto, el conjuro para convertir al niño en ratón. El niño lo sabía, y no estaba dispuesto a devolver el libro.

-No te acerques. Abre la puerta y déjame marchar.

La bruja abrió la puerta con la intención de engañar al niño y quitarle el libro pero el muchacho fue más listo. En el libro había un conjuro para desordenarlo todo que había estudiado muy bien. Así que, cuando la puerta se abrió, el niño lo recitó mientras lanzaba el libro que tenía entre manos.

-Ahora tendrás que ordenarlo todo tú sola si quieres volver a encontrar algún libro, bruja mentirosa.

Así fue como el niño logró escaparse de la bruja Lola, que tardó semanas en ordenarlo todo de nuevo. Eso sí, tanto trabajo le costó colocar cada cosa en su sitio, que no volvió a tener su laboratorio mágico desordenado nunca más ni tampoco a convertir a ningún niño en ratón.

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Ficha Didáctica:

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Evidencias:

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Conclusión:

Cuando llegué al aula y el profesor me vio con mi caracterización, le pareció increíble la atención que me prestaba el grupo entero, por lo que en receso me comentó que él tenía muy buena habilidad para contar cuentos pero que sin embargo no encontraba la manera de que los alumnos le prestaran la atención debida, por lo que concluyó que la estrategia que vestirte de algo cuando leías algún cuento o información, los alumnos al ver algo diferente a todos los días, por lógica te ponían atención porque a ellos les impresiona todo aquello que no es tan común. Decidiendo que adaptaría esta estrategia para darles a los alumnos, lecturas y al mismo tiempo les inculcaba el hábito de la misma.

De este modo se puede concluir que la importancia de inculcar el hábito de la lectura es de suma importancia que se inculque desde una temprana edad para que los alumnos adopten y desarrollen esta habilidad de la lectura, y al mismo tiempo su retención, comprensión y compartir los conocimientos adquiridos.

Ya que la lectura es una herramienta increíble para trabajar e intelecto de las personas, esto porque pone en acción a la mente y agiliza también la inteligencia. Además agregarle que esto también fortalece a la cultura del lector, pues proporciona información sobre diferentes escenarios, situación o cosas en general, que al mismo tiempo exige una participación activa, llámese en otras palabras una actitud dinámica que llevará a quien lee a ser el protagonista de lo que esté leyendo.

Así que es necesario fomentar a las generaciones más pequeñas a la lectura día a día, ya que gracias a esta herramienta, además de otorgarnos una buena escritura podrá extender nuestro intelecto, ayudándonos a expresarnos mejor, realizar proyectos con mayor facilidad y todos aquellos argumentos o pensamientos sobre algún tema en especial, seremos los primeros en participar, y no hablaremos por hablar, ya que tendremos el sustento o cimientos de lo expresado gracias a nuestras lecturas.

Por ende, también se debe tener en cuenta que no solo a los más pequeños se les debe de otorgar este tipo de herramientas, sino que también a los más grandes para hacer de ellos unas personas más críticas y cultas, que tomen como arma la lectura para lograr sobresalir en la sociedad.

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