quixote y milicia
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EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE DE LA MANCHA, VISTO BAJO EL
PRISMA DE LA MILICIA (IV)
En esta cuarta parte vamos a dar noticia de pequeños fragmentos que, durante
la lectura del Quijote, pueden pasarnos por alto y no apreciar en ellos la
conexión que con la milicia tienen.
Así y para abrir boca recordemos otra cita más:
Como bien es sabido la tercera salida de Don Quijote no se inicia hasta el
capítulo octavo de la segunda parte, sin embargo en el primero de ellos el
protagonista, a la sazón de su conversación con el cura y en presencia del
barbero, su sobrina y el ama, traza un rápido cuadro del viaje ideal de un
caballero andante y dice así:
<<Los más de los caballeros que agora se usan, antes les crujen los damascos, los
brocados y otras ricas telas de que se visten, que la malla con que se arman; ya no hay
caballero que duerma en los campos, sujeto al rigor del cielo, armado de todas armas
desde los pies a la cabeza; y ya no hay quien, sin sacar los pies de los estribos,
arrimado a su lanza, solo procure descabezar, como dicen, el sueño, como lo hacían los
caballeros andantes.>>
Con esta cita, Cervantes, satiriza las relajadas costumbres caballerescas “de la
depravada edad nuestra” [de la época] apelando a un “felicísimo tiempo donde
campeaba la orden de la andante caballería” [tiempo mejor].
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Lámina 9: Louis Surugue según dibujo de Ch. A. Coypel (Paris, 1.724)
La cita anterior continuaba con lo siguiente:
<<Ya no hay ninguno que saliendo deste bosque entre aquella montaña, y de allí pise
una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso [tempestuoso] y
alterado, y hallando en ella y en su orilla un pequeño batel [bote] sin remos, vela,
mástil ni jarcia [aparejos de un barco] alguna, con intrépido corazón se arroje en él,
entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le
bajan al abismo, y él, puesto el pecho a la incontrastable [que no se puede vencer o
conquistar] borrasca, cuando menos se cata [advertir, percatarse], se halla tres mil y
más leguas [una legua marítima equivale a unos 5.555 metros
aproximadamente] distante del lugar donde se embarcó, y saltando en tierra remota y
no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas, no en pergaminos, sino en
bronces.>>
En opinión de ciertos cervantistas, esa poco precisa descripción del batel, del
viaje de tres mil leguas y los detalles náuticos no son más que un relato
novelado de la huida del capitán cautivo y los suyos desde Argel a Vélez
Málaga.
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Siguiendo con las alusiones al mundo de la milicia de aquella época tenemos
otra cita más relacionada con las justas [torneo, generalmente a caballo, en
que se acreditaba la destreza en el manejo de las armas] entre caballeros.
En Zaragoza, la cofradía de San Jorge (inicio de la actual Real Maestranza de
Caballería) organizaba unas afamadas justas en el coso zaragozano (calle que
recorría la ronda exterior de la primitiva muralla romana de la ciudad).
Enterado Don Quijote, por noticia del bachiller, estuvo presto a salir a fin de
llegar a tiempo para participar en las Justas Zaragozanas. Repasemos la cita:
<<No había bien acabado de decir estas razones Sancho, cuando llegaron a sus oídos
(de Don Quijote) relinchos de Rocinante, los cuales relinchos tomó don Quijote por
felicísimo agüero [presagio], y determinó de hacer de allí a tres o cuatro días otra
salida, y declarando su intento al bachiller, le pidió consejo por qué parte comenzaría
su jornada; el cual le respondió que era su parecer que fuese al reino de Aragón y a la
ciudad de Zaragoza, adonde de allí a pocos días se habían de hacer unas solenísimas
[solemnes] justas por la fiesta de San Jorge, en las cuales podría ganar fama sobre
todos los caballeros aragoneses, que sería ganarla sobre todos los del mundo.>>
Con el propósito, como ya hemos dicho, de llegar a tiempo de participar, se
deja apalabrada la partida que <<sería de allí a ocho días>>.
Dejando el tema que nos ocupa, don Quixote&Milicia, vamos a dar a conocer o
explicar algo que, seguro estoy, no es conocido por todos y que no deja de ser
cuando menos curioso y digno de saber y entender.
La frase quizás más conocida del Quijote es la que da inicio al libro universal,
<<En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho
tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y
galgo corredor >>.
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Lámina 12: portada de “Blanco y Negro”: 6 de mayo de 1.905
Creo que muchos de los lectores del Quijote no saben qué significado tiene, en
esa frase, la palabra lugar, pensarán que se quiere referir a un sitio
indeterminado, que no se refiere a nada en concreto. Pues bien no es así, lo
que no quiere recordar es el nombre del pueblo en el que vivía el hidalgo,
conozcamos de donde viene la acepción de Lugar como pueblo.
“Según las Relaciones topográficas elaboradas por mandato de Felipe II en
1.575 existían tres tipos de nombramientos para las poblaciones; Ciudad,
Villa y lugar, en orden descendiente no en cuanto a su tamaño si no por
rango. Los dos primeros eran de concesión regia (como bien sabemos por
nuestra Villa de Tembleque) y el último quedaba como condición por defecto de
toda localidad no dependiente de otra, por otro lado quedaban las localidades
inferiores que carecían de independencia jurídica, siendo agregado de otra de
mayor rango y que recibían el nombre de aldea.
La palabra Lugar en el inicio del Quijote tenía por misión reforzar el contraste
entre Alonso Quijano, hidalgo de aldea y don Quijote de la Mancha, caballero
andante de un Lugar.
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Figura 2: Los caminos de La Mancha en el siglo XVI, según el repertorio de caminos (1.756) de
Alonso de Meneses.
Al lector actual del Quijote estas precisiones sobre títulos de personas y
localidades le pueden parecer menudencias sin importancia, pero no lo eran
para los coetáneos de Cervantes, pues el título de una localidad tenía entonces
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notorias implicaciones legales y honoríficas que afectaban al prestigio y a la
importancia de una población en relación con las de su entorno, en especial, y
con las de toda la corona, en general.
Otra frase igualmente conocida y en este caso mal “traducida” o tergiversada
con el paso de los tiempos es aquella que dice <<Con la iglesia hemos dado,
Sancho>> que tradicionalmente citamos como “Con la iglesia hemos topado,
amigo Sancho”.
La frase original no tiene más significado que el literal de la misma y se refiere
al pasaje en que don Quijote y Sancho llegan, entrada la noche, al Toboso en
busca del alcázar o palacio de su dama Dulcinea y se encuentran con la iglesia
principal del pueblo, la iglesia parroquial de San Antonio Abad. Lo que difiere
con mucho de la expresión proverbial de hoy en día que viene a significar
“hallar un obstáculo en una autoridad difícilmente sorteable”.
Hasta aquí ha dado mi breve trabajo sobre las citas que, a mi entender, unen el
Quijote con la milicia, no obstante no quiero terminar estos artículos sin dar a
conocer muy diferentes dibujos o grabados que a lo largo de los muchos años
se han realizado para ilustrar sus diferentes y abundantes ediciones. Espero
que los próximos grabados sean del agrado de nuestros lectores.
Lámina 8: Andreas Bretschneider (Leipzig 1.614)
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