padre hurtado

ALBERTO HURTADO

NOMBRE: ÁNDRES CÁCERES PALAPE

CURSO: PRIMER AÑO BÁSICOPROFESORA: YOCELYN REYES

Al leer un cuento, nos encontramos con personajes que son “de cuento”. Esto lo decimos porque poseen tantas cualidades, que parece difícil encontrarlas en alguien de verdad.

Sin embargo, aquí en Chile, vivió un hombre, que sin ser buenmozo, como los príncipes de las historias, era capaz de llamar la atención por donde pasaba.

Nació un 22 de Enero del año 1901, en una familia formada por un papá, don Alberto Hurtado y una Mamá doña Ana Cruchaga.

Vivió en el campo, en el fundo llamado Los Perales de Tapihue, cerquita de Casablanca y que hoy todavía existe.

Allí Alberto supo gozar con el amor de sus papas y la llegada de su hermano Miguel.

A los 4 años de edad, perdió a su papá y su familia quedó reducida a su mamá y hermano.

Debió abandonar Los Perales de Tapihue donde fue tan feliz e irse a Santiago.

Fue al colegio San Ignacio por su formación cristiana. Sin ser un alumno sobresaliente, se desataco por su alegría, entusiasmo y buen compañerismo.

Cuando termino el colegio, entro a la Universidad Católica a estudiar Leyes. Para allá partía todas las mañanas y en las tardes trabajaba afanosamente para apoyar a su familia.

Durante toda la carrera, su vocación seguía presente. Cada día que pasaba sentía que su amor por Jesús aumentaba.

Cuando ya estaba a punto de terminar la Universidad, Dios permitió que su mamá recibiera una ayuda económica.

Apurado se recibió de abogado y partió al noviciado de Chillan, por fin llegaría a ser sacerdote.

Alberto siguió sus largos estudios en muchos lugares distintos, tanto de América como de Europa, hasta que se ordenó de sacerdote en Bélgica, por el año 1933.

Llego de vuelta a Chile en 1936 y de inmediato se puso a trabajar.

Para los niños fundó el HOGAR DE CRISTO.

Salía por las noches fuera invierno o verano a recorrer las calles y los puentes del rio Mapocho.

A los viejitos que habían dado tanto en su vida y ahora sufrían el abandono y soledad, abrió numerosas hospederías para que ellos tuvieran qué comer y donde protegerse del frío.

Todo cuento tiene un final pero a diferencia de los demás, éste verdaderamente es un comienzo.

Después de una larga y dolorosa enfermedad, el día 18 de Agosto de 1952, el Señor quiso llevárselo a su lado.