metaefezeta nº9

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Revista de fotoreportajes de la Asociación Fotógrafos de Zaragoza.

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metaefezeta

Reportaje EspecialEl Plata ocultoFotoreportajesHaití, 8 días en el infierno

Fotoreportaje de encargo Felicidad y tristeza a menos de 25 metros

Nuestros viajesLos colores de África

Número 9 - junio/julio 2010

Contacto/Colaboraciones

metaefezeta@gmail.com

Lectura WEB

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Descarga gratuita

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Más información

www.fotografosdezaragoza.org

ISSN 1989-2438

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metaefezeta

número 9

junio/julio 2010

zaragoza-españa

Dirección y diseño: Javier Rincón Borobia/Publicidad: Gaudencio Garcinuño, Mercedes García Santesteban/Distribución: Javier Rincón Borobia/Reseñas: Nicolás Beltrán López/Monográfico: Javier Aguilar, Raquel Serrano Vergara/Entrevista flickeros: Raquel Serrano Vergara/Entrevista a personaje: Raquel

Serrano Vergara, Nuria Lluva/Artículos: Esther Corra Martín/Fotoreportaje de encargo: Javier Rincón Borobia/Fotoreportaje viajes: Antonio Royo/Fotoreportajes: Antonio Royo, Joaquín Campillo, Diana Coro, Javier Latorre, Carlos García Gomez, Nuria Lluva, Richard Hernández Arrondo/Revisión:

Nicolás Beltrán López

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Portada

Javier Rincón Borobia

Sombras en el escenario

Para ver adecuadamente la revista en Adobe Acrobat, se deben seleccionar las opciones “Dos en una” y “Mostrar portada en modo dos en una” dentro del menú “Ver--> Presentación de página”.

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FotoreportajesEl Plata oculto. Parte I

FotoreportajesEl Plata oculto. Parte II

Fotoreportaje de encargoFelicidad y tristeza a menos de 25 metros

FotoreportajeHaití, 8 días en el infierno

Nuestros viajesLos colores de África

Editorial

Artículo

Reseñas fotol iterarias

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E d i t o r i a l

Javier Rincón Borobiametaefezeta@gmail.com

Introducirse en el mundo del cabaret-bar-restaurante El Plata es una aventura que muchos han experimentado al acercarse a ver las diferentes actuaciones en cartel. Pero un reto totalmente diferente es intentar plasmar esa aventura mediante imágenes, escribiendo lo justo, explicando la vida, el ambiente y las prisas solo con imágenes. Nos introdujimos dos personas durante cuatro meses en la “trastienda” de este mítico local zaragozano. En este número de metaefe-zeta os mostramos el resultado de este duro y apasionante trabajo.

Ha sido tan basto el trabajo recopilado y tantas las facetas tocadas, que hemos pensado en dividir el trabajo en dos partes con dos puntos de vista diferentes, de forma que podamos tener una concepción mejor, no solo de lo que es El Plata detrás del escenario, sino, sobre todo, quienes lo hacen posible.

Precisamente este mundo de oscuridad y sombras, contrasta con los colores que podemos disfrutar en ese basto continente al que dos de nuestros mas reputados fotógrafos viajaron dando como resultado el trabajo “Los colores de África”. Impresionantes imágenes llenas de color y texturas africanas.

No tan lejos se ha ido Martah Quilez para presentarnos su visión de lo que es la felicidad y la tristeza en un radio de 25 metros de ella. Interesantísimo trabajo, lleno de originalidad e imaginación, que desborda cualquier cosa que estés esperando de un trabajo fotográfico normal.

He dejado para finalizar, el doloroso y a la vez excelente trabajo de Eduardo granizo sobre Haití y su labor de ayuda a los afectados del terrible terremoto del que todos hemos visto mil imágenes por televisión. Éstas que podéis ver aquí, son especiales, contadas por una persona que ha estado metida de lleno en la ayuda enviada por parte de nuestro pais. Una visión diferente de cualquier otro medio, presentada de forma loable por su autor, tanto como el trabajo que fue ha realizar allí.

Espero que con este número no sólo veáis bonitas fotos, ni grandes historias, sino el dolor que este mundo sufre más allá de nuestras fronteras, y el trabajo que otras personas realizan para intentar que ese dolor sea un poco menos intenso.

El arte es subjetivo. Nadie lo niega. La fotografía, afición en la cual buceamos nosotros, artesanía de la imagen que cambia su sentido con cada punto de vista. Y es que la perfección es relativa, al igual que el buen gusto. Pero creo, que más allá de gustos, de técnicas, de innovaciones y de toques personales, de-beríamos saber diferenciar entre un buen trabajo y uno mal hecho.Las prisas, la falta de tiempo, quizá un monitor mal calibrado o la mala utilización de un programa, son algunas de las razones por las que a lo mejor el re-sultado final dista mucho de ser apropiado a lo que cada foto-grafía se merece. Tal vez, si al fina-lizar el procesado de un trabajo, lo o b s e r v á s e m o s de cerca, con ojo crítico, evaluan-do los detalles que a simple vis-ta se nos escapan, conseguiríamos imágenes más lim-pias, más pulidas, más adecuadas y más perfectas, por lo que apar-cando a nuestro lado nuestro ego de fotógrafo, po-dremos observar más allá de lo que la miniatura de nuestra foto nos cuenta, porque si al usar el zoom el fallo existe, algo nos está indicando que ese final no es el correcto.Cuidamos los en-cuadres, la luz, la estabilidad, deseamos poder disponer a nuestro antojo de cámaras y objetivos profesionales con los que ofrecer a nues-tros momentos captados la mayor nitidez y calidad. Y después, a la hora de evaluar el resultado, ganamos tiempo al tiempo en la carrera por mostrar ese traba-jo a los demás, pasando por alto en muchas ocasiones los defectos que inherentes a la mayoría de las imáge-nes se esconden tras cada archivo. Nos jactamos de querer ser aficionados con nivel de

profesional, y de obtener mejores imágenes que los demás, pero cada vez es más frecuente, en los escasos minutos al día que tengo libres para dedicarme a obser-var los trabajos de los demás, y en ocasiones los míos propios, que al visualizar la fotografía en gran tamaño, me encuentre con la marca de una mota del sensor ol-vidada, panorámicas mal acopladas, halos imposibles, imágenes de alto rango dinámico convertidas en un arco-iris completamente absurdo y aberraciones cro-máticas en ocasiones tan evidentes que me pregunto si con unas simples gafas anaglíficas podré visualizar la

imagen en tres dimen-s i o n e s … y no acep-tamos las críticas. Y esperamos, confiamos que cada c o m e n t a -rio será positivo, y olvidamos que por suerte para noso t ros, en internet hay muchos l u g a r e s dónde con-s e g u i r que otros o b s e r ve n los fallos que tú ni has visto, aprendien-do día a día de los errores que una u otra vez hemos cometido, y procurando perfeccio-nar, lo que subjetiva-mente ya era perfecto.Por unas

fotografías de alta calidad REAL. Nos lo merecemos.

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Esther Corra Martín

A r t í c u l o

Autocrítica

Ian Jeffrey es un destacado historiador de arte inglés especializado en fotografía. La Editorial Electa acaba de publicar en español un gran trabajo suyo de selec-ción de autores y fotografías en las que examina lo discursivo y lo figurativo de la imagen, es decir, parte de lo que allí figura descrito, para llegar a un análisis de lo que la imagen evoca, en una interpretación mu-cho más personal.

En ambos planos el libro resulta muy sugerente. Su título lo toma el autor de una exposición organizada en 1953 por Minor White en San Francisco (p. 284).

La selección del historiador, en principio inobjetable, omite sin embargo autores plenamente asentados en el canon de la fotografía: Daguerre, Nadar, Man Ray,

Weegee, Cesil Beaton o Irving Penn, entre otros.

No obstante, la ausencia quizá más significativa la ha-llamos en la selección final de bibliografía, en la que en el epígrafe de libros sobre historia de la fotografía no cita la obra de Beaumont Newhall, el historiador que en palabras de Fontcuberta ha sentado el canon principal de la historia de la fotografía, pero que ha sido objeto de severas críticas por su orientación his-toriográfica, que tiende a ensalzar los fondos de los museos occidentales más importantes, con claro pre-dominio anglosajón.

También la elección de obra fotográfica nos pro-porciona datos de interés. No siempre analiza las fotografías más conocidas –no parece casual que omita, de Robert Capa, la muy controvertida imagen del miliciano español que cae al suelo al recibir, su-puestamente, un disparo-, y cuando lo hace, a veces desmitifica el valor o la interpretación más generali-zada del trabajo.

La preferencia del autor es sin duda la fotografía do-cumental; analiza en detalle la obra de los fotógrafos que trabajaron para la Farm Security Administration, y dedica dos interesantes capítulos a las Guerras Mundiales. Destaca también una gran presencia de autores franceses y japoneses.

Por lo demás, la obra está llena de información, hallaz-gos e interpretaciones de gran interés, por ejemplo, la conveniencia de cambiar de nombre si existe ya un fotógrafo conocido con tu mismo apellido –menciona cómo Endre Friedman cambió su nombre por Robert (Robert Taylor) Capa (Frank Capa)-, o sugerentes datos biográficos de los autores seleccionados –sen-sacional el capítulo de dedicado a Josef Sudek (págs. 172 a 181)-.

Para terminar, transcribo el pie de foto de la imagen tomada en 1937 por Dorotea Lange de una pareja de ancianos negros, nacidos en la esclavitud: “Recuerdo cuando pasaron por aquí los yanquis, un montón de ellos chillando y diciendo a los negros que eran libres. Pero no sacaron nada porque nos habíamos llevado los mejores caballos y mulas al barranco” (p. 210).

Nada es lo que parece, también en fotografía. Muy recomendable, con una muy aceptable relación cali-dad-precio –en torno a treinta euros-.

Coordina: Nicolás Beltrán lópez

Por: Emilio Molins

Cómo leer la fotografía.Ian Jeffrey.I.S.B.N.: 9788481564563

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R e s e ñ a s F o t o l i t e r a r i a s

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El Plata ocultoPor: Javier Rincón y Antonio Royo

F o t o r e p o r t a j e s

Detrás de un escenario no sólo están los camerinos. Ni siquiera se puede decir que los ensayos son lo principal. Una conjunción de diferentes trabajos llevados a cabo por una pequeña tropa de afanosas personas perfectamen-te sincronizadas en una frenética actividad que escapa a ojos de los espectadores, confluyen para que en unos pocos minutos brinden al espectador una experiencia diferente.Parece que este espectácu-lo se llevase representando en Zaragoza toda la vida, que todo es fácil y sencillo después de tan-to tiempo entre nosotros, pero no es así, no es oro todo lo que reluce, perdón... no es plata todo lo que reluce.

Parte I.No es plata todo

lo que reluce.

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En El Plata, hasta en los descansos continúa el espectáculo. A través de una mirilla el público puede subir al escenario a curiosear qué es lo que hay detrás del mismo (foto inferior). Lo que no saben es que a veces ellos también son observados (página ante-rior). Para algunas personas las esperas se pasan con un cigarrillo, no todas tienen la misma suerte.

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El local intenta mantener en su decoración y ambientación el espíritu del mítico Plata que nuestro padres y abuelos conocieron. Esa atmósfera es la que hace el trabajo aún más caótico, entre espejos y focos, los reflejos confunden al espectador. Los juegos de luces y sombras que se crean hacen que determinados trabajos se deban realizar con precaución y con los sentidos en guardia.

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Bailarinas, actores, cantantes... la primera fila de todo este engranaje se preparan de diferentes formas, a veces, en sitios diferentes aprovechan-do el escaso espacio existente tras el escenario.Visto desde un punto de vista, todo se reduce a los escasos metros cuadrados de superficie que cubren los focos de iluminación, el resto... no sucede.

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Entre una sesión y la siguiente el gerente aprovecha para reunirse en la misma barra del bar. Son momentos que unos utilizan para trabajar más tranquilamente y otros para relajarse y cambiar las, a veces, incó-modas vestimentas (páginas anteriores).

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Una puesta en escena de las características de El Plata, conlleva el trabajo interdisciplinar de muchas personas, de las que a veces, nos olvidamos que son algo más que bailarines, ac-trices, camareros, cantantes...

En esta serie de fotografías, mostramos las ca-ras de parte de esas personas que representan una gran ficción para que gente como tu pase un rato agradable.

Siempre se ha dicho que el éxito siempre tiene una cara detrás que lo sustenta. Veamos cuan-tas caras tiene éste.

Por: Javier Rincón y Antonio Royo

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El Plata ocultoParte II.

Las caras del éxito.

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“Felicidad y tristeza a menos de 25 metros de ti”, este es era el título del encar-go realizado a Martah, Fascinating Girl para los flickeros. Antes de pasar a la siguiente página, haced un ejercicio mental breve. Pensad en qué podríais foto-grafiar para plasmar la felicidad o tristeza en un radio cercano a vosotros en el día a día, en el trabajo, de fiesta, de viaje, en casa de tu familia, o donde queráis.¿Ya? Ahora empezad a ver el grandísimo trabajo de Martah y al final decid si se parece algo, mucho o poco a lo que vosotros pensáis. Es tan abrumadora la fantasía fotográfica de Martah, que cualquier parecido con cualquier realidad es mera coincidencia.Es un trabajo, fresco, nuevo, diferente y original, de una gran calidad en todos los aspectos.Pasen y vean, a una gran fotógrafa, a una gran artista.

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Por: Martah Quilez (Fascinating Girl)

Coordina: Javier Rincón Borobia

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Haiti, 8 días en el infierno

Haití, el país más pobre de América, vecino de la Republica Dominicana, en el que la ONU tiene una misión para contribuir a la estabilización del país, formar a su policía, fortalecer el poder de la democracia, y en el cual el 12 de enero a las 16:53 hora local sufrió un terremoto de 7 grados en el escala Richter, complicando la débil situación del país y acabando con sus infraestructuras.

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Por: Eduardo Granizo

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El día 12 inmediatamente saltaron las alarmas en todo el planeta, se pusieron a funcionar países y organizaciones, expectantes a la espera de noticias, en un primer momento tranquilizantes, ya que la magnitud “solo era de 7 grados”. En poco tiempo se confirmaron los peores augurios de que el terremoto había sido devastador, la capital Puerto Príncipe había sido arrasada.En la mañana del 13 en España, hablaba con un compañero, comentábamos la situación a la espera de noticias, poco más tarde me comunicaban la activación de la Unidad de Apoyo

en Desastres de la Ciudad de Madrid, cogí la mochila, dudé en coger la 40D pero al final lo hice y tomé dirección a la Base Central, allí comenzó una lucha contra reloj, las órdenes se precipitaban, en la noche del 13 al 14 preparamos todo el material, cargamos los aviones con mas de 7.500 kilos de ma-terial que sobre las 10:00 del 14 salían hacia nuestro destino y nosotros seguíamos a las 23:00 horas

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Nuestra llegada tras, esperas, permisos y demás peripecias, fue la tarde noche del 15 de Enero, unas horas para dormir y con las primeras luces del 16 nos enfrentamos a la realidad de un pueblo arrasado, acostumbrado a sobrevivir, que seguía sobreviviendo, una población joven, con muchos niños, en la que casi no se veían ancianos, una población herida que se hacia entender en Francés, Inglés, Español, signos, daba lo mismo.

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Niños que sin gritar aguataban un dolor que se reflejaba en su mirada o en unas lágrimas mudas que se les escapan de los ojos, seres humanos errantes que sujetaban la media botella de agua que les servía como vaso y plato, traídos a un hospital en ruinas en cualquier cosa plana que sirviera para su trans-porte y les medio aislara del suelo, puertas, mantas, cartones, los afortunados en colchones. Indicios de esperanza que traía cada recién nacido, mientras miradas agradecidas por haber salvado a su hijo, mujer o hermano de las garras de una infección mortal que hubiera supuesto conservar el miembro necrosado el cual se le aca-baba de apuntar, mientras que pensabas que en casa hubiera tenido solución, pero allí la solución era otra aún más drástica, porque si duro era el pasado, tenían un todavía más duro futu-ro en el cual debían seguir sobreviviendo.8 días con sentimientos contrapuestos de desesperación y satisfacción en los que trabajamos muy duro, que si no hu-biera sido por el gran equipo humano (con el que me iría

al fin del mundo y más allá) unido bajo el único pabellón de España, canalizado a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID, que unificó profesionales y voluntarios, de DYA, SUMMA, UME, SEM, SAMUR-PROTECCION CIVIL, GUARDIA CIVIL, POLICIA NACIONAL, BOMBEROS de varias ciudades y co-munidades autónomas, personal consular y de las embajadas en Santo Domingo y Puerto Príncipe, hasta un total de 300 personas que en varios contingentes llegamos allí, y contri-buimos a sentar la base del resurgir de un país y sus gentes.8 días de los cuales estas fotografías espero que os hagan un resumen, y aunque duras no os imagináis el poder de recuerdo que sobre mi memoria ejercen y que espero os mues-tren un poco lo que allí vivimos y todavía vive, este pueblo superviviente.

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Amanece en Namibia, es nuestro primer viaje al continente africano, algunos amigos nos han dicho que en África el color es diferente. Madrugamos para ir cerca del río, no queremos perdernos nada en este viaje; aún no ha salido el sol, el agua baja tranquila hasta el mismo borde de la cascada. Los tonos de cielo y río son de un intenso azul, plantamos el trípode y esperamos un poco. De repente el sol empieza a colorear el cielo con un rosa en perfecta combinación. Ha merecido la pena madru-gar, intento captar el momento con mi cámara, pero sobretodo lo retengo en mi retina y lo disfruto.

Los colores de ÁfricaUn día en Namibia

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Coordina: Antonio Royo

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Los colores de ÁfricaUn día en Namibia

Por: Antonio Royo y Javier Aguilar

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A las 6 de la mañana hace frío en el desierto del Namib, es una zona pro-tegida y sólo hay una duna a la que puedes subir: la duna 45. Llegamos pronto, pero en poco rato una fila de turistas comienza a ascender la lade-ra de la duna, la bruma de la mañana juega entre las montañas de arena y el sol sólo ilumina una cara de la enorme duna, dándole una calidez es-pecial a las arenas de color rojizo por su alto contenido en hierro, contras-tando con el profundo azul del cielo de primera hora del día.

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Hoy hemos dormido en un pequeño hotel y nos toca una jornada de camión; antes de salir, veo una escena en Rojo, Verde y Azul (RGB). Al poco, hacemos una parada en Kolmanskop, an-tigua ciudad minera que desde que se acabaron los diamantes ha sido invadida por la arena, lo que nos brinda estupendos rincones para ser fo-tografiados. Sorprendentemente, a causa de este abandono las paredes han perdido su esplendor de antaño y junto con la suavidad de los tonos de la arena, las fotos tienen una luz especial, una atmósfera entre irreal y melancólica.Seguimos ruta y hacemos un alto en el camino, para descansar y repostar combustible, ummh, qué es eso? ¿un coche antiguo abandonado aquí mismo? El óxido de su carrocería combina a la perfección con el verde de los cactus entre los que duerme. El calor es sofocante, entramos a tomar un refresco en la cafetería; la cubertería cuelga del techo, al fondo, la bandera de Namibia con el rojo de la arena, el verde de la vegetación, el azul intenso del cielo y el amarillo del fuerte sol.

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Hoy descansamos en una pequeña ciu-dad, no tiene mucho que ver, así que paseamos para ver la vida cotidiana, nos encontramos con un mercadillo, lo que venden lo podemos encontrar en cual-quier ciudad de España, pero, sin duda, aquí tiene un encanto especial. ¡Vaya! Esa pared es un poco sosa, menos mal que al girar la esquina vemos un grafite-ro rasta que le está dando color, le pido permiso para hacerle una foto y posa or-gulloso con su obra.

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La comida la hacemos ligera para poder aprovechar la tarde, partimos en un todo-terreno hacia el Fish River Canyon, estar ante el segundo cañón más largo del mun-do impresiona, pero lo que de verdad nos deja fascinados son los tonos dorados con los que el sol pinta todo lo que toca.

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Empieza a caer el sol, ¡qué nervios! ¿Serán los atardeceres tan impresio-nantes como nos han contado? El dedo se nos queda encasquillado en el disparador de la cámara, en poco rato vemos tal gama de colores que creemos que nunca vamos a ver otro atardecer igual. Nos equivocamos, en los días sucesivos la escena se sucede, esperamos ansiosos el momento en el que el sol nos deja, no sin antes brin-darnos su brillante espectáculo de luz y color.

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Llega la noche, se acabó el día, hemos aprove-chado para hacer gran cantidad de fotos, pero ya no tenemos luz, los colores han desaparecido... ¿o tal vez no? No estamos acostumbrados a ver este cielo tan limpio que te permite apreciar los diferentes colores de las estrellas, las hay azu-les, amarillas y rojas ¡Impresionante. Damos un paseo hasta ese viejo coche abandonado junto al camino con agujeros de bala en su carrocería, cuentan que unos ladrones de diamantes huían en él hasta que les dieron caza en este lugar, el color rojizo del óxido de su carrocería nos invita a hacer las últimas fotos de este día en el que hemos disfrutado de los colores de Africa.

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