c. · "mejor ocasión" la artística. el panorama literario que bosqueja zorrilla, aunque...

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

concebido con admiración por el maestromexicano y sólidamente estructurado so­bre una base de amplia documentación,pasará a ser una interpretación clásicade uno de los aspectos más decisivos delhumanismo hispanoamericano; en él seunen dos espíritus preclaros: el filósofochileno, perspicaz, sobrio, atormentado ensu búsqueda de valores esenciales, y elmexicano, brillante y hondo, auténticogenio universal, de la mano ambos en latradi,ción gloriosa de la filosofía griega.

El nombre de Manuel Olguín, chilenoque prestigió internacionalmente el' nom­bre de su patria, debe entrar en la zonadel espíritu de las nuevas generacionescomo un ejemplo de suprema honestidadintelectual, de idealismo sin compromi­sos y de una vida puesta heroicamente alservicio y a la búsqueda de la verdad.

Jo~É ZORRILLA, México y los mexicanos.Prólogo y notas de Andrés Henestrosa.Colección Studium, 9. Ediciones de An­drea. México, 1955. 160 pp.

Zorrilla vivió en México 10 suficientepara enterarse con amplitud del movi­miento literario de la época. Dividió sutiempo entre el estudio y el trato con losescritores. Planeaba una antología depoetas mexicanos con sus respectivosapuntamientos críticos, pero desvió su in­tención. El proyecto se redujo a unascartas sobre "literatura y arte" que envióal duque de Rivas. Este intento se con­cretó a la parte literaria, y dejó para"mejor ocasión" la artística.

El panorama literario que bosquejaZorrilla, aunque de dudoso valor crítico,es interesante. Al menos, el prestigio delpoeta español obliga a la crtíica a acu­dir, una y otra vez, a sus páginas. Unejemplo son sus juicios sobre Prieto quese volvieron lugar común de nuestra crí­tica.

Es curioso advertir que Zorrilla, unode los más conspicuos representantes delmovimiento romántico español, califica aJos poetas mexicanos desde un punto devista neoclásico. N o sólo condena las in­fracciones a los preceptos tradicionales,sino que de continuo ataca a sus imita­dores, aconseja a los jóvenes románticosque vuelvan los ojos a los modelos clá­sicos. No es que Zorrilla reniegue total­mente de la escuela romántica, sino quejuzga un fracaso el tardío romanticismomexicano. Compara las revoluciones po­líticas con las literarias, afirma que enambas hay auténticos revolucionarios yadvenedizos que aprovechan las circul15­tancias para medrar.

Los defectos de este panorama son losde una crítica impresionista sin orden nimétodo. Detrás de las protestas de im­parcialidad se aprecian sus diferencias ysimpatías personales. Por otra parte, seequivoca repetidas veces, cita de memoriay altera los orginales. Pero si peca de ar­bitrario al vaJorar a los autores, en cam­bio acierta al describir las circunstanciasy el ambiente en que se desarrollaronéstos. Muchos de los asertos de Zorrillavalen en nuestros días, por ejemplo elmenosprecio del público por el arte, ysu consecuencia directa, eL artista queabandona las letras por la empleomaníay la política turbia.

c. V.

INCA GARCILASO DE LA VEGA, "La Floridadel Inca". Con prólogo de Aurelio MiróQuesada. Biblioteca Americana, 31. Fondode Cultura Económica. México, 1956.471 pp.

~n este libro, que ahora se edita porpnmera vez en la América Española, senarra la historia de la fracasada conquis­ta en que Hemando de Soto perdió lahacienda y la vida, y su ejército, la me­jor banda de gente y caballos que hastaentonces emprendieI-a aventura semejan­te, dejó la mayor parte de sus contingen­tes y la totalidad de sus ávidas esperan­zas.

Curiosa historia esta t'Il la cual, tras iadeclaración elel autol- de que la eSCl-ibeporque le da lástima que obras tan he­roicas queden en perpetuo olvido, el lec­tor no halla a 10 largo de los seis librosen que está dividida, uno por cada añoque duró la empresa, casi nada más queuna sucesión de penosos tropiezos en quetodo es lamentable desde los móviles has­ta los resultados.

El ejército de Hernando de Soto seinternó a ciegas en la Florida llevandolo necesario para conquistar un imperio;pero allí no se asentaba una sociedadpróspera y débil, como en México y enel. Perú, sino que tribus dispersas se em­boscaban sin atender razones para some­terse al vasallaje que se les proponía.Por donde los españoles pasaron huboderroche de audacia, de crueldad, de so­berbia: gran estrépito de armas; pero nila sombra de un arado.

Obra escrita primorosamente ele aCller­do con las normas de los autores delSiglo XVI, la Historia de la Florida po­see, junto con sus altas cualidades ar­tísticas, notas suficientes para ser con­siderada como una crítica de los sistemasespañoles de colonización, hecha porquien sabía expresar sus ideas velándo­las, todo a la vez, con la bizarría de uningenio español y con la cautela de unindio menoscabado.

La presente edición se basa fundamen­talmente en el texto de la de 1605; peroen ella, con buen criterio, la acentuacióny la ortografía en general' han sido mo­dernizadas.

A. B. N.

WERNER WOLFF. "Introducción a la Psico­. patología". Breviario 119, Fondo de Cul­

tura Económica. México, 1956.416 pp.

El problema de los límites entre lonormal y lo anormal es el objeto del pre­sente estudio. Estos límites han de con­cebirse, más que como una línea div.isori~,como un amplio umbral. Y todavl~ aSI,los ámbitos de esa zona son tan vanablesy extensos, que los explorad.ores de larealidad psíquica no han podIdo demar­carlos nunca.

A la pregunta: ¿ Qué es una persona­lidad normal y qué una anormal?, sepuede responder, senci llamente. que 10anormal es una desviación de la normao regla; pero no es tan fácil hallar unavalora!CÍón exacta de la normalidad, por­que el concepto de lo normal es relativo.

Tratando de hallal- una fórmula efi­ciente para definir lo normal, y despuésde examinar los aspectos positivos y ne­g-ativos que ofrecen el punto de vista es­tadístico, el normativo y el clinico, setiene que admitir que. pucsto que el con­cepto de normal idad di fiere según las

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distintas civilizaciones y sociedades la. .,. - :;sltuaclOn SOCIal y la edad, de acuerdocon las. características de cada sexo y delos vanC?s ~st.ados mentales que condicio­nan al Il1dlvlduo; se tiene que admitir,pues, que la "normalidad" no es sino unarti ficio, y que en última instancia untipo. de conducta es normal, sólo en lamedIda en que la socit'dad sr pone deacuerdo en llamarlo así.

Freud, por ejemplo, (te.fmdicndo latesis de que la diferencia entre normali­dad y anormalidad t'S solamente cuestiónde grado, expresó: "Ya no CITemos quela salud y la cn fernlt'dad, los normalesy los perturbados St' distingan claramen­te .unos de otros". Y por su parte Adlera.fmna que "el normal alberga y mani­fIesta al anormal en miniatura v contro-lado". .

Consecut'ntemt'nÍt', reconociendo la im­posibilidad de medir el impreciso umbral,el doctor \Volff concluye quc la norma­lidad, ya que no puede decirst' que ('xis­te, es ·siempre un estado. consistente enel equilibrio del individuo consigo mis­mo y con su med io, que debe ser logrado.

A. B. N.

G. R. CRONE, "Historia de los Mapas". Bre­viario 120, Fondo de Cultura Económica.México, 1956. 207 pp.

Puesto que un mapa es el producto de~1I1 cúmulo de procesos e influencias, elautor de esta obl-a. tomando por materiacentral de su exposiciún la evaluaciónger:eral de los mapas y la ca rtogra fía, hatel1ldo constantemcnte en cuenta que unmapa, según el punto de vista desde elcual se l'e mire, puede considerarse comoinformación científica, como documentohistórico, como instrumento de investiga­ción o como objeto de arte.

G. R. Crone distingue en el desarrollode la cartografía tres di ferentes etapas,si bien advierte que sería falso repre­sentárselas como continuas y consecuti­vas, ya que hubo períodos de regresióno de estancamiento, y otros en que lasideas pasadas de moda sobrevivieron jun­to a las nuevas.

Ardua fué, en efecto, la tarea realizadapor el hombre en su empeño por aprisio­nar al planeta en una red exacta de dis­tancias y direcciones. Testimonio de elloson los mapas que de distintas épocashan llegado a nosotros, entre los cualesfiguran con especial signi ficación losllamados de T dentl"Ü de O. el mapa delmundo según Tolomeo, la esfera deBehaim y el mapamundi el,' Mercator.

Siempre unida a las má, expansiva,manifestaciones de la actividad humana,la cartografia, que t'mpez/) trazanelo pla­nos más que Illapas, útiles para los via­jeros y los comerciantt's. fij<') luego lasrutas bosquejadas pUl' los navegantes in­mortales, y actualmenÍt' coordina t' in­terpreta los fcnúlllenos ele Illuchas cien­cias, habiendo llegado a ser colaboradorainseparable del militar, del arqueólogo,elel historiador y del moderno geógrafo.

La presente "Historia de los Mapas",g-racias a sus certeros puntos ele vista.no defraudará a naclie que se sienta atrai­do por las graneles hazañas realizadas porel hombre, o que tenga afición al estudiode los problemas científicos. históricos yhumanos que en ellas surgen.

A. TI. N.

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