américa latina se vuelve protestante, david stoll

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http://www.nodulo.org/bib/stoll/ alp01d.htm Índice Prefacio Capítulo I La invasión de las sectas en América Latina, 13 Tipologías, tasas de crecimiento y variación por país, 15 Evangelismo del desastre, 23 Tan cerca de Dios y de los Estados Unidos, 27 La lucha dentro del protestantismo, 33 Capítulo II Reforma y contrarreforma en la Iglesia Católica, 39 La reforma católica en América latina, 43 El paso del ecumenismo, 46 Una explicación para las deserciones hacia el protestantismo, 49

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Page 1: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

http://www.nodulo.org/bib/stoll/alp01d.htm

Índice

Prefacio

Capítulo I

La invasión de las sectas en América Latina, 13

Tipologías, tasas de crecimiento y variación por país, 15

Evangelismo del desastre, 23

Tan cerca de Dios y de los Estados Unidos, 27

La lucha dentro del protestantismo, 33

Capítulo II

Reforma y contrarreforma en la Iglesia Católica, 39

La reforma católica en América latina, 43

El paso del ecumenismo, 46

Una explicación para las deserciones hacia el protestantismo, 49

Los dilemas del clericalismo y del activismo, 52

Contrarreforma, 56

Capítulo III

Desde el día del Juicio Final hasta el dominio en el evangelicalismo

norteamericano, 59

Page 2: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El eclipse del protestantismo liberal, 61

Organización evangélica, 64

La teología evangélica, 65

Política evangélica, 70

La lucha por la NAE y los Bautistas del Sur, 72

Dispensacionalismo nuclear, 75

La reconstrucción y la última lluvia, 77

El renacimiento de restauración, 80

Teología del dominio, 83

La derecha religiosa y la misión mundial, 86

Capítulo IV

El movimiento misionero evangélico, 89

Soldados de Cristo, 92

El Pacto de Lausana, 94

Institutos del pensamiento misionero, iglecrecimiento, signos y

milagros, 95

Países cerrados, 100

Pueblos escondidos, 104

Antropología y Etnoteología, 107

Cristo, Inc., 114

Iglesia versus paraeclesia, 119

Capítulo V

El despertar evangélico en América Latina, 125

Adventistas, Mormones, Testigos, 129

Las Asambleas de Dios en el Brasil, 134

El pentecostalismo como un choque de poder, 139

El pentecostalismo como conformidad y protesta, 142

La evangelización a fondo, 146

El Billy Graham de América Latina, 150

Sembrando iglesias, 153

Polarización política, 158

La Fraternidad Teológica Latinoamericana, 161

CONELA, 163

Capítulo VI

La derecha religiosa llega a América Latina, 167

Teología de la liberación, 172

Audiencias en Washington, 175

Cuba y Granada, 178

Marchando a la guerra, 182

Page 3: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Resistiéndose a la guerra, 189

Presión de la derecha, 193

Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, 198

La campaña para salvar a El Salvador, 203

La cacería de brujos en Costa Rica, 207

Contextualización, 210

Reforma en la reforma, 213

Capítulo VII

La Nueva Jerusalén de las Américas (Guatemala bajo Ríos Montt),

219

Gospel Outreach (Alcance Evangélico), 222

¿Podía el Señor tener algún plan para el Hermano Efraín?, 224

Puente Internacional del Amor, 229

Iglesia, Ejército y Guerrilla en el Triángulo Ixil, 233

El pastor Nicolás, 237

Proporcionando una alternativa, 240

Dejad que los muertos entierren a los muertos, 245

La lucha por el Compromiso Social, 249

Cuando lleguen los Santos, 258

Capítulo VIII

Los evangélicos en la guerra sandinista-contra, 263

El galanteo sandinista-evangélico, 270

Los miskitos, 276

La toma de los templos, 280

La iglesia popular, 282

Servicio militar patriótico, 286

La batalla de los pastores, 289

La guerra de propaganda, 295

Apoyando a los luchadores por la libertad, 300

¿Persecución religiosa en Nicaragua?, 303

Estado de emergencia, 312

Capítulo IX

Visión Mundial en el Ecuador, 319

El auge protestante en Chimborazo, 326

El Obispo de los indios, parte I, 330

Violencia cristiana, 334

El desarrollo de Visión Mundial, 337

Los escándalos en Honduras, 342

Los escándalos en Imbabura, 345

Page 4: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El Obispo de los indios, parte II, 347

Fortaleciendo a la iglesia local, 350

Un escape revolucionario, 355

Desde el evangelismo hacia la política electoral, 358

Pilahuín, 361

Capítulo X

Reinterpretando la invasión de las sectas como un despertar

evangélico

Visiones contrastantes de la Reforma, 367

¿Por qué podría no funcionar la teología de la liberación?, 369

El pentecostalismo como base para la reforma social, 374

Evangelismo y Oliver North, 382

Segando la cosecha, 389

Apéndices

Bibliografía

© 1990-2002 David Stoll • © 2002 www.nodulo.org

 

←  nódulo 2002 • Prefacio • páginas 3-12  →

Prefacio

«América Latina es una región católica, pero no hay una razón para creer

que esto seguirá siendo así. En algún momento podría convertirse en una

región evangélica. Creo que si... Guatemala se convierte en la primera

nación predominantemente evangélica en América Latina, tendrá un efecto

de dominó.» –Analista en iglecrecimiento, Ministerios de Cruzadas de

Ultramar, 1984{1}

¿Está América Latina convirtiéndose al protestantismo? Desde México

hasta Argentina, las formas de religión impuestas por la conquista española

están atravesando por una reforma de gran trascendencia. Hasta la fecha,

la atención se ha centrado en el sector radical de la reforma, conocido como

la teología de la liberación. Debido a que ésta es practicada principalmente

por católicos romanos, con frecuencia se asume que la reforma se discute,

sobre todo, en el interior de la Iglesia Católica. Esto puede ser verdad. A

Page 5: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

pesar de que la iglesia establecida ha tenido en América Latina una historia

a menudo opresiva, recientemente ella ha demostrado una sorprendente

capacidad de reforma. Una gran mayoría de latinoamericanos todavía se

identifican como católicos. La teología de la liberación parece encarnar sus

deseos de una vida mejor. En la revolución de Nicaragua, en donde la

teología de la liberación es tan marcada, las referencias sobre la inminencia

del Reino de Dios afloran con tanta frecuencia que Conor Cruise O'Brien la

ha llamado «una Ginebra potencial».{2}

Pero ¿qué sucede con las iglesias que descienden de la antigua

Ginebra, de Juan Calvino y de la Reforma en Europa? ¿Qué hay de los

protestantes evangélicos de América Latina? Debido a la influencia de los

misioneros norteamericanos, generalmente bastante conservadores en [4]

política, es más fácil observar cómo los evangélicos latinoamericanos

mantienen el statu quo que cómo lo cambian. En todo, excepto en la

religión, parecen estar dedicados menos a la protesta que a la conformidad,

y menos a ser autores de las revoluciones que productos de las fracasadas.

En América Latina, es fácil concluir que el papel que los protestantes

desempeñaron en la Reforma Europea ha pasado a los católicos radicales.

Mientras la Iglesia Católica cuenta sus mártires, sin embargo, los

latinoamericanos están abandonándola en una proporción acelerada. Un

obispo en Brasil ha advertido que Latinoamérica se está convirtiendo al

Protestantismo más rápidamente que Europa Central en el siglo dieciséis. {3}

Un movimiento aparentemente insignificante antes de la Segunda Guerra

Mundial, incluye actualmente del 10 al 20 por ciento de la población del

Brasil, Chile y América Central. Se está multiplicando, así también, en otras

partes de América Latina.

A pesar de su éxito, los evangélicos continúan siendo una anomalía en

la interpretación que los cientistas sociales hacemos de la vida religiosa

latinoamericana. Ahora se acepta por todas partes que la religión es no sólo

el opio del pueblo sino una esperanza por un mundo mejor, no sólo un

impedimento para la protesta social, sino una forma de la misma. No

obstante, en América Latina, este discernimiento se extiende rara vez a los

evangélicos. Es fácil ver por qué. En una región tradicionalmente católica,

los evangélicos insisten en violar las costumbres católicas. Ignorando las

problemáticas estructurales planteadas por los católicos, los evangélicos

insisten en que la única revolución genuina en América Latina será

espiritual. A pesar de su aparente indiferencia frente a la opresión, tienen

Page 6: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

éxito en atraer a millones de pobres de la Iglesia Católica, «aunque esta

última parece tener una conciencia social mucho más fuerte.» También

tienen mucho éxito en la organización de grupos locales vitales y duraderos,

en lugares en donde los marxistas han fracasado. Sus iglesias florecen en

medio de los sobrevivientes de movimientos radicales reprimidos, y lo

logran gracias al generoso apoyo de los Estados Unidos. Como resultado,

permanecen al margen de la mayor parte de las interpretaciones de la

política religiosa en América Latina, salvo cuando son objeto de una

denuncia. [5]

La alarma acerca de los evangélicos latinoamericanos no es nada

nuevo. No obstante, ésta se ha extendido en la década de 1980,

especialmente a través de la Iglesia Católica y de la izquierda. Numerosos

latinoamericanos piensan que el dinero norteamericano es el responsable

de la multiplicación de las iglesias evangélicas. Además, sospechan que el

gobierno de los Estados Unidos está utilizando a los evangélicos para

fomentar sus propios intereses. Sus oponentes afirman que únicamente esa

clase de manipulación puede explicar cómo los evangélicos son capaces de

desbaratar los esfuerzos de la izquierda y de la Iglesia Católica para

organizar a los pobres. De acuerdo a esta lógica, en lugar de un ejemplo de

lucha popular, los movimientos evangélicos que incorporan a millones de

latinoamericanos se convierten en la negación de la lucha, una conspiración

diseñada para frustrarla.

Yo argumentaré que dichas explicaciones no son apropiadas. Pero el

temor que reflejan está bien fundamentado, especialmente ahora que el

gobierno de Reagan ha remilitarizado la política de los Estados Unidos

hacia América Latina. Irónicamente, muchos evangélicos se sienten

amenazados por el mismo giro de los eventos. Hacia el fin de la Guerra de

Vietnam, cuando los disidentes evangélicos comenzaron a criticar el

liderazgo de las misiones evangélicas, éste último puso cierta distancia

entre sí mismo y la política exterior de su país. Sin embargo, la fuerza

detrás del evangelismo global impulsaba, al mismo tiempo, a la derecha

religiosa y al reaganismo. Poco después, los activistas políticos de la

derecha se unieron al esfuerzo misionero en América Latina, en donde

combinaron un deseo ardiente de ganar el mundo para Cristo con una

visión de agrandar la hegemonía norteamericana.

Estos dos desafíos muy diferentes para la cristiandad evangélica, de

los partidarios y oponentes de la expansión norteamericana, han inspirado

Page 7: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

este trabajo. Para los lectores alarmados por el crecimiento evangélico,

quiero dar una explicación de su impredecible trayectoria social. Para los

evangélicos, deseo enfatizar el peligro de permitir que sus misiones sean

utilizadas por la derecha religiosa para apoyar el militarismo

estadounidense. A pesar de subrayar que el protestantismo evangélico

debe ser comprendido desde sus bases, como un movimiento popular,

quiero enfatizar el peligro que correría de ser manipulado por el gobierno

estadounidense. [6]

El centrarse en la política religiosa puede crear la impresión de que las

iglesias son un mero juguete para las fuerzas políticas. Ciertamente,

cualquier demanda espiritual puede ser interpretada en términos de

funciones como la legitimación, la compensación o la protesta. {4} Sin

embargo, las iglesias no representan intereses políticos de una forma

monolítica e invariable; más bien, con frecuencia sirven de arena para las

fuerzas competitivas. En cuanto a la experiencia religiosa, ésta tiene una

dinámica propia, la cual puede modelar las lealtades políticas pero también

puede ser modelada por éstas.{*} Si los compromisos religiosos se descartan

como simples reflejos de intereses políticos, no podremos reconocer las

nuevas y creativas respuestas que éstos producen.

Hago estas observaciones para subrayar un punto específico. Al igual

que la religión no debería ser reducida a un campo de juego de las fuerzas

políticas contendientes, el protestantismo evangélico no debería ser

reducido a un instrumento político para los intereses dominantes. Esto es

importante porque, bajo la influencia del pensamiento católico y marxista,

muchos observadores han llegado a asumir que la religión evangélica tiene

implicaciones políticas fácilmente predecibles. A lo largo de lo que sigue,

deseo proporcionar un cuadro diferente del protestantismo latinoamericano,

como generador del cambio social cuya dirección no está predestinada.

Teniendo esto presente, el primer capítulo trata sobre las dimensiones

del crecimiento evangélico y de las reacciones hacia éste. Yo objeto que las

polémicas contra la «invasión de las sectas» han tendido a oscurecer un

hecho de gran trascendencia, la aparición, entre los evangélicos, de

debates sobre cómo responder a la crisis social y económica, [7] la cual

impulsa a tantos latinoamericanos a ingresar a sus congregaciones.

Los comentaristas católicos tienden a atribuir los logros evangélicos a

agentes externos, especialmente a los evangelistas y al dinero

Page 8: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

norteamericano. Pero culpar a los Estados Unidos por el crecimiento

evangélico sugiere una profunda desconfianza en el buen juicio de los

pobres, una renuencia a aceptar la posibilidad de que éstos puedan hacer

trabajar a una religión importada para sus propios intereses. En este

sentido, algunos observadores católicos resaltan las debilidades de su

propia iglesia como factores de importancia para el avance del

protestantismo.

Siguiendo la misma línea de pensamiento, el segundo capítulo explora

cómo el crecimiento evangélico ha sido impulsado por el clericalismo

católico. Yo afirmo que, debido al carácter centralizado de la autoridad

católica, los miembros disidentes tienden a abandonar el sistema. Los

disidentes evangélicos, por el contrario, siempre pueden unirse a otra

congregación y seguir siendo evangélicos. En una época en la que se está

acabando con un orden social paternalista, dando más importancia a la

iniciativa individual, no es difícil ver cuál sistema resultará favorecido. El

segundo capítulo sugiere que lo que ha llevado a América Latina hacia el

protestantismo evangélico es la incapacidad de la Iglesia Católica para

descentralizar su sistema de autoridad.

El tercer capítulo se vuelve hacia los Estados Unidos y su apoyo a las

misiones protestantes. Para evitar la generalización sobre los evangélicos,

los he diferenciado en términos de organización, teología y política. Luego,

el capítulo se centra en la derecha religiosa y en un cambio ominoso en los

fundamentos teológicos del trabajo misionero. En contraste con la antigua

advertencia fundamentalista de que el fin está cerca, la derecha religiosa ha

prometido «tomar el poder» sobre la tierra, en una visión teocrática que

revive la confusión entre la misión cristiana y el imperio norteamericano.

A pesar de la reaparición de ecuaciones entre Dios y los Estados

Unidos, algunos evangélicos han criticado la forma de operación de sus

misiones. Acusan a las «multinacionales misioneras» norteamericanas de

perseguir sus propias objetivos a costa de las iglesias tercermundistas. [8]

El cuarto capítulo profundiza en el resultante debate interno. Sin embargo,

nadie puede negar que el protestantismo ya no es una injerto cultural

norteamericano como una vez lo fue. Con pocas excepciones, las iglesias

evangélicas de América Latina están siendo dirigidas, actualmente, por

latinoamericanos.

Page 9: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Esa transformación es el tema del quinto capítulo, sobre el despertar

evangélico en la región. Desafortunadamente, a medida que las iglesias

protestantes se convierten más en latinoamericanas, muchas de ellas se

han vuelto más autoritarias y místicas, con líderes que permanecen bajo el

hechizo de mentores norteamericanos reaccionarios. Mientras tanto, la

mayoría de los evangélicos latinoamericanos continúan viviendo en la

pobreza. Mientras que los primeros neófitos tuvieron la posibilidad de

mejorar su posición social dentro de una sola generación, estos cristianos

se enfrentan a crecientes privaciones de austeridad en economías

arruinadas. Las dos fuerzas contrarias, la derecha religiosa norteamericana

y la crisis económica de América Latina, estimulan una polarización sin

precedentes entre los evangélicos.

El sexto capítulo está dedicado a este conflicto, entre los evangélicos

que consideran a sus iglesias como una fortaleza poderosa contra la

subversión, y aquellos que desean incorporar la dimensión social de la

Biblia a la salvación predicada por sus iglesias. Al lanzar una reforma

dentro de la reforma, el último grupo, teológica pero no políticamente

conservador, podría demostrar el camino hacia un encuentro crucial, que es

difícil de visualizar en la actualidad, pero que puede cambiar a los

antagonistas casi más allá del reconocimiento. Me refiero a un encuentro

entre las iglesias de mayor éxito en América Latina y sus teólogos más

innovadores, entre el protestantismo evangélico y la teología de la

liberación.

Este trabajo no puede predecir el resultado de debates entre las

distintas concepciones sobre el Reino de Dios. Tampoco anuncia la

conquista protestante de América Latina. Por el momento, lo único que está

claro es que el protestantismo evangélico necesita ser pesado en la misma

balanza que las diversas tendencias de la Iglesia Católica, y no solo como

un fenómeno secundario. Quedan sin respuesta, por el momento, preguntas

como qué rumbo tomará la reforma latinoamericana y [9] qué tendencia

predominará. No obstante, espero dar el primer paso para contestarlas, al

plantear la posibilidad de que la teología de la liberación haya sido

sobrevalorada como la vanguardia de la reforma religiosa en América

Latina. Para sugerir por qué, tres estudios de caso presentan una visión

más profunda sobre el antagonismo existente entre la teología de la

liberación y el protestantismo evangélico.

Page 10: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El Capítulo 7 trata del gobierno (1982-1983) de un militar evangélico en

Guatemala. El General Efraín Ríos Montt, al enfrentarse a un movimiento

revolucionario apoyado por un sector de la Iglesia Católica, emprendió una

devastadora contrainsurgencia con la Biblia en la mano. Desde entonces,

en ciertas zonas del altiplano guatemalteco, las iglesias evangélicas

parecen haberse convertido en la religión dominante. {**}

El segundo caso, en el Capítulo 8, revisa el conflicto entre la teología

de la liberación y el protestantismo conservador en la Nicaragua sandinista.

Los evangélicos nicaragüenses han pagado un alto precio en la guerra

sandinista-contra, atrapados entre su gobierno revolucionario y el gobierno

norteamericano, el cual utilizó a la religión para emprender la

contrarrevolución. Aun si los sandinistas permanecen en el poder, las

penalidades por las que se atraviesa al defender a la revolución hacen

pensar que los conservadores que se oponen a los sandinistas pueden

tener un futuro más brillante que los evangélicos que se identifican

estrechamente con ellos.

El tercer estudio de caso, Capítulo 9, examina las controversias sobre

Visión Mundial, la más grande de las agencias evangélicas de desarrollo. A

medida que los evangélicos despliegan un mayor interés por la

problemática social, los activistas católicos en el Ecuador consideran que

los bien financiados programas de Visión Mundial intentan contrarrestar sus

esfuerzos para organizar a la población indígena. A juzgar por el impacto de

Visión Mundial sobre una diócesis católica, conocida por su activismo

social, un presupuesto generoso impresiona más a los pobres que un

programa de concientización. [10]

Estas son apreciaciones pesimistas sobre la teología de la liberación,

tal vez demasiado. No obstante, muchos indicios sugieren que los líderes

evangélicos están siendo forzados a tratar con algunos de los temas

planteados por su gran rival ideológico, temas que hasta recientemente

podían ignorar. El problema básico que enfrentan es el siguiente: ahora que

los latinoamericanos pobres se dirigen hacia las iglesias evangélicas para

encontrar ayuda en su lucha por la supervivencia, ¿qué harán los neófitos si

sus ingresos continúan deteriorándose? A medida que las iglesias

incorporan a más y más pobres, pueden ser forzadas a tratar con la crisis

económica y social que motiva su crecimiento. Este es el desafío que

convierte al protestantismo de América Latina en un movimiento sin una

dirección política determinada. Por consiguiente, en el capítulo final

Page 11: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

presento una última consideración acerca de la competencia entre el

protestantismo evangélico y la teología de la liberación, y de los prospectos,

todavía confusos, sobre una reforma social basada en el protestantismo.

Este es un plan tan ambicioso que debo confesar cómo se originó:

frente a un aparato de televisión. Corría el año de 1984: un héroe de la

derecha religiosa criticaba a una misión evangélica o haberse unido a la

guerra de los reaganistas contra los sandinistas. Irónicamente, mientras

pocos latinoamericanos conocían de la ayuda que el televangelista Pat

Robertson proporcionaba a los contras, muchos más sospechaban que la

agencia a la que él atacaba –Visión Mundial– era un frente de la CIA. Se

me ocurrió que importantes cambios en el protestantismo latinoamericano,

como la llegada de la derecha religiosa y la resistencia a ésta por parte de

otros evangélicos, no recibían la atención que merecían en los círculos

intelectuales. Recibíamos únicamente versiones parciales, generalmente en

forma de polémicas. Con tantas representaciones conflictivas, decidí

compararlas entre sí, con la esperanza de llegar a alguna clase de

aclaración.

Tres años antes, había completado un ejercicio similar sobre el tema de

los Traductores Wycliffe de la Biblia, una misión con base en los Estados

Unidos, que aparece de vez en cuando en las páginas que siguen. Durante

las visitas que realicé a Guatemala, Nicaragua y Ecuador, desde 1982 a

1984, supe de varias controversias –sobre un dictador evangélico acusado

de genocidio, un gobierno revolucionario acusado [11] de perseguir

cristianos, y una agencia evangélica de ayuda acusada de imperialismo–

las cuales se convirtieron en los estudios de caso. Después de tomar la

decisión de utilizar los tres para un mayor estudio sobre los avances

evangélicos, en mayo de 1985 hice un recorrido de cuatro meses por

Ecuador, Perú, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y México, para

entrevistar a los líderes evangélicos sobre los cada más visibles conflictos

en sus iglesias. Lo que sigue está basado en dichas entrevistas, en mi

experiencia previa con el escenario misionero, y en una gama de literatura

que va desde lo sagrado hasta lo profano.

Se debe tener presente que lo que sigue no proporciona una cobertura

enciclopédica sobre el enorme número de organismos evangélicos. A pesar

de que he tratado de incluir a los más conocidos y discutidos, los lectores

pueden encontrar que faltan algunos grupos de interés particular. {5} El libro

tampoco concede un espacio igual a las varias regiones de América Latina.

Page 12: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Los tres estudios de caso no fueron escogidos porque los países en los que

ocurren –Guatemala, Nicaragua y Ecuador– tengan más evangélicos o

porque sean los más representativos. Son el resultado de la atracción que

siente el autor hacia los escándalos religiosos que ponen de relieve cierta

clase de conflicto. Por consiguiente, debido a mi oportunismo, América

Central recibe más atención que América del Sur. No obstante, en el

estudio se incluyen las gigantescas iglesias pentecostales de Brasil y Chile,

así como también un ejemplo de la competencia católico-protestante en el

sector menos evangélico del continente, los Andes. Espero que los casos

repercutan más allá de sus fronteras, para decir algo sobre los prospectos

del protestantismo en toda América Latina.

Una última omisión surge de la imposibilidad de agradecer a todos

aquellos que me ayudaron. Tú sabes quién eres: pronto sabrás si lamentas

haber venido en mi ayuda. Pero deseo agradecer a Brian O'Connell, Greg

Starrett, Mary Crain, Lynel Horn, Barry Lyons, Viola Larson, John Stam,

Dennis Smith, Thomas Scheetz, Robert Carmack, Sharon Philipps, Kamala

Visweswaran, Andrés Fajardo, y Charlie Hale por sus comentarios sobre

partes de este manuscrito. En este aspecto, David Scotchmer, Santiago

Tribout y Gonzalo Hallo pusieron especial esmero. También fueron de

mucha ayuda los lectores de varias imprentas universitarias, incluyendo a

Simon Collier, Richard N. Adams, [12] Kent R. Hill y a dos lectores

anónimos de la Universidad de California. Ninguno de ellos es responsable

de lo que sigue, pues no siempre seguí su consejo.

Desafortunadamente, la situación política hace que sea conveniente

proteger la identidad de la mayoría de latinoamericanos que me ayudaron.

Por ello, no atribuyo fuentes en las notas, especialmente en los capítulos

sobre Guatemala y Nicaragua. Pero deseo expresar mi gratitud especial a

estas personas, católicas y protestantes, líderes y disidentes, de la

izquierda y de la derecha. Algunos de ellos consintieron en ser

entrevistados a pesar de correr cierto riesgo al hacerlo. Aunque sin duda

existirán desacuerdos con las posiciones adoptadas en este trabajo, se lo

dedico a ellos y a su lucha por amarse los unos a los otros.

Notas

{*} Scott Mainwaring ha afirmado de la Iglesia Católica en Brasil: «No

existen intereses objetivos que una iglesia esté obligada a perseguir.

Dentro de la Iglesia existen muchos puntos de vista conflictivos sobre los

Page 13: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

verdaderos intereses de la institución y sobre cómo perseguirlos... El

cambio dentro de la Iglesia resulta de los conflictos entre grupos con

diferentes concepciones de fe, no de los intentos de la institución por

proteger los intereses sobre los que las distintas facciones han acordado.

En la Iglesia brasileña, el debate crucial no es sobre cómo promover los

intereses de la Iglesia, sino más bien sobre cuál debe ser su misión... La

religión puede ser una fuerza poderosa para la determinación de una

orientación política, con frecuencia mucho más poderosa que la clase

social (Mainwaring 1986: 5, 7, 12).

{**} Una versión abreviada del Capítulo 7 aparece en Harvest of Violence:

The Maya Indians and the Guatemalan Crisis, ed. Robert M. Carmack

(Norman: University of Oklahoma Press, 1988).

{1} James Montgomery, citado en «DAWN is About to Break on

Guatemala», Global Church Growth (Milpitas, California: O.C. Ministries),

marzo-abril 1984, p. 351.

{2} Conor Cruise O'Brien, «God and Man in Nicaragua», Atlantic Monthly,

agosto de 1986, p. 56.

{3} Monseñor Boaventura Kloppenburg en la conferencia episcopal de 1984

en Bogotá, citado por Thomas Stahel, «The Sects in Paraguay», America,

27 de septiembre de 1986, pp. 139-141.

{4} Bastian 1986: 16.

{5} Para encontrar información acerca de una organización, se debe

comenzar con Barrett 1982, Wilson y Siewert 1986, Johnstone 1986, para

América Central y el Caribe, véase Holland 1981 o Resource Center

1988ab 1988b 1988c. La mayoría de los grupos están ansiosos de

colocar a contribuyentes potenciales en su agenda de direcciones. En

América Latina, evangélicos en el instituto bíblico o seminario más

cercano sabrán si se ha publicado un directorio de iglesias nacionales, y

a menudo están dispuestos a explicar los antecedentes de un predicador

evangelista visitante.

Page 14: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 1 • páginas 13-15  →

La invasión de las sectas en América Latina

«Desde la casa de enfrente los golpes rítmicos de panderetas, un parlante

preñado de alabanzas divinas. Gritos en el cielo, éxtasis del nuevo

pentecostés. En el bus, un vendedor ambulante de verdades eternas. Un

puño de incienso o el folleto de las revelaciones a cambio de unos sucres.

Al lado un vistoso templo nuevo, el gringo y su colega local –corbatas

obscuras, mangas alzadas– buscando santos para los 'últimos días'.

Tocando la puerta, dos predicadores con una copia de Atalaya y una

conversación si usted tiene tiempo. La radio en la choza sobre el páramo,

cruzada de Luis Palau, conquista del campo a nombre de Cristo. Techos de

zinc en el horizonte, niños rurales con padrinos en el extranjero. Avionetas

aterrizando sobre un reducto norteamericano en plena selva amazónica. En

la tele las voces seductivas de Misters Swaggart o Robertson, electrónicos

mensajes de salvación para el perdido mundo moderno. Coloridas carpas,

no del circo sino de campañas de conversión. Reunión de redimidos en el

estadio Modelo, gran choque copero entre el Bien y el Mal. Los periódicos y

las revistas dan ecos de alarma: 'invasión de las sectas', 'penetración

cultural', 'explosión evangélica', 'olimpiada religiosa en el país', 'nueva

estrategia imperialista'. Preocupación. Confusión. ¿Qué está pasando?» –

Thomas Bamat, 1986{1}

¿Qué tal si, después de tanto dolor y desesperanza, llegase una

solución espiritual para los problemas de América Latina? Así pensaba el

evangelista argentino, Luis Palau. Por eso fue a Guatemala en noviembre

de 1982, [14] para participar en la celebración del primer centenario del

protestantismo en el país. Los ojos de toda América Latina están sobre

Guatemala, dijo a la inmensa multitud en un predio militar de la capital. Esta

podría convertirse en la primera nación reformada de América Latina, un

país en donde la palabra de Dios había cautivado a tantos militares y

empresarios que llegó a ocasionar una transformación social y política. El

evangelio podía liberar a los guatemaltecos de las cadenas del pecado,

continuaba Palau, y podía liberarlos de las cadenas de la pobreza, la

miseria, y la opresión. El evangelista prometía que a través del Evangelio

de Jesucristo, el nuevo hombre podría construir una nueva Guatemala.

Page 15: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Era un día soleado y caluroso, el campo lleno de gente, la multitud

vitoreando. Los organizadores habían pronosticado que medio millón de

personas estaría presente. Más tarde, sostuvieron que habían asistido unos

tres cuartos de millón.{2} En la parte de atrás, los soldados haraganeaban

junto a las paredes de una estructura lúgubre al estilo medieval, la Escuela

Politécnica del Ejército, cuyas entrañas, se decía, albergaban celdas

clandestinas en las cuales se encontraba prisioneros políticos

«desaparecidos».{3}

Luis Palau no iba a entrar en debates sobre la situación política del

momento: su mensaje era espiritual. Además, el presidente del país se

encontraba a su lado. «Aquí, el que está a cargo es Jesucristo», declaró

Efraín Ríos Montt, un general del ejército que había tomado el poder ocho

meses atrás. El tono de su voz era duro, casi beligerante, pero de la

multitud se levantaban los aleluyas. «Nos defendemos no a través del

ejército o de sus espadas», proclamaba, refiriéndose a la fuerza

contrainsurgente de mayor éxito en América Central, «sino a través del

Espíritu Santo.»{4}

Los dos hombres sentían que lo que le faltaba a América Latina era el

protestantismo evangélico. Palau y Ríos Montt creían que únicamente una

conversión en masa, una transformación moral a nivel popular, podrían

salvar a América Latina de la pobreza y del caos.

«Algunos ofrecen servicios voluntarios», solía afirmar Palau, «otros

impulsan revoluciones marxistas. Pero la única forma de cambiar [15]

verdaderamente a una nación para bien es guiar a las masas populares a

comprometer sus vidas con Jesucristo.»

«Si pudiéramos eliminar la infidelidad y la inmoralidad en América Latina»,

pensaba Palau, «podríamos cortar la pobreza por la mitad en una

generación... Si un hombre renuncia a la inmoralidad con las mujeres,

renuncia a emborracharse y todo el desperdicio... que va con esto, y deja

de apostar, sólo allí estaría ahorrando gran cantidad de su salario...

«La numerosa clase media emergente [en el protestantismo

latinoamericano] fue convertida siendo pobre y a través de la industria, de

la honestidad y la justicia, alcanzó el estilo de vida educado y razonable

que se conoce como clase media. Pienso que ésta es la respuesta bíblica...

Page 16: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«Considere los países en los que usted no necesita temer a la policía

secreta, en donde se puede esperar justicia en base a la ley, en donde los

militares están bajo la guía del pueblo y no oprimiéndolo, en donde se

valora la educación, en donde la prensa es relativamente libre», dijo Palau.

«Casi todas aquellas naciones han experimentado despertares espirituales

que han alcanzado al nivel local de la sociedad.» {5}

Cuatro meses después, el Papa Juan Pablo II se encontraba en el

mismo lugar celebrando misa. No se refirió directamente a la asamblea

anterior, a la cual sus propios organizadores habían prometido superar. {6} Es

verdad que la multitud fue algo más numerosa. Pero cuando el Papa pidió

al pueblo que defendiera su fe, una razón fue que la Iglesia Católica estaba

perdiendo terreno frente a los evangélicos en muchos frentes. Ya no podía

reclamar a América Latina como suya. El monopolio religioso tradicional

estaba perdiendo terreno. Parte de aquella reforma ocurría dentro de los

templos católicos construidos durante la colonia española, pero gran parte

de ésta tenía lugar afuera.

Notas

{1} Bamat 1986: 25-6.

{2} La plaza de armas estaba llena hasta un poco más de la mitad, por lo

que dudo que hayan asistido más de 250.000 personas.

{3} «Denuncias de la FIDH», Enfoprensa (Ciudad de México: Agencia

Guatemalteca de Noticias), 12 de noviembre de 1983, p. 7.

{4} Notas del autor, 20 de noviembre de 1982. «Mass Palau Rally Caps

Guatemala Centenial Year», Christianity Today, 7 de enero de 1983, p.

48.

{5} «Luis Palau: Evangelist to Three Worlds», Christianity Today, 20 de

mayo de 1983, pp. 30-1. Luis Palau, «The Gospel's Social Impact»,

Briefing (Portland, Oregon: Cruzada Luis Palau), verano de 1984, pp. 14-

16.

{6} Richard N. Ostling, «Into a Perilous Volcano», Time, 7 de marzo de

1983, p. 10.

Page 17: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 1 • páginas 23-27  →

Evangelismo del desastre

Desde el siglo dieciséis, los protestantes anglos y los católicos latinos

se han disputado la supremacía política y cultural en el Nuevo Mundo. Para

evitar perpetuar dicho conflicto, a principios del siglo veinte, los protestantes

europeos se rehusaron a clasificar a América Latina como un campo

misionero. Como resultado, la contribución norteamericana allí ha

aumentado en proporciones excepcionales, hasta convertirse en la mayor

fuerza misionera protestante. Con el cerrarse de países a lo largo de Asia,

más misioneros protestantes norteamericanos se han localizado en América

Latina –11.196 alrededor de 1985– que en cualquier otra parte del globo.

Un tercio está concentrado entre menos del 10% de la población mundial. {15}

[24]

Dada tal preponderancia, el deseo de los misioneros norteamericanos

por transformar a América Latina difícilmente puede ser separado del hecho

de que su país la domina. Este no es el lugar para tratar sobre los males

contemporáneos: las deudas con los bancos extranjeros que conducen a

países enteros hacia la bancarrota, la demanda norteamericana de cocaína

que mantiene a flote a varias economías, los militares entrenados en los

Estados Unidos que dirigen la vida política aún bajo la administración civil.

Esta es una América Latina sin revoluciones, por lo menos económicamente

exitosas. Sin embargo, el capitalismo la está cambiando más allá de

reconocimiento. La población se concentra en ciudades enormes y tristes,

con pocas esperanzas de un futuro mejor. Detrás de estas ciudades, en el

interior, se suscitan brutales guerras civiles año tras año. Largas filas de

gente rodean las embajadas de los Estados Unidos para solicitar visas.

Millones de personas de todas las clases huyen hacia el norte, en donde se

originan varias de las presiones que destruyen a sus países.

Por lo tanto, cuando los evangélicos dicen que el secreto de la

prosperidad norteamericana es su herencia protestante, muchos

latinoamericanos se muestran deseosos de escucharlos. Las misiones son

Page 18: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

conscientes de la relación entre la presión social, los recursos a su

disposición para aliviarla, y el interés en su religión. «No podemos dejar de

reconocer el impacto de este sufrimiento», observó un misionero. «Pedimos

a Dios que nos libre de tal estrategia de iglecrecimiento, pero a medida que

las nubes se reúnen en el horizonte, debemos prepararnos para una gran

cosecha en épocas de agudo sufrimiento.» {16} «Una posible conclusión»,

resumió de mala gana un misionero de la Iglesia Brethren, al examinar el

naufragio de la Nicaragua sandinista, «si deseas que la iglesia crezca, reza

por el desastre económico y político.» {17} «Cuando existe cualquier clase de

trauma», afirmó un personero de Cruzadas de Ultramar, «es cuando

necesitamos precipitar los recursos.»{18}

Les guste o no, estos grupos están comprometidos en lo que se puede

llamar evangelismo del desastre. Atraídos por las guerras y catástrofes

naturales, los evangélicos entregan alimento, establecen clínicas médicas,

ayudan a reconstruir comunidades y entrenan a líderes para iniciar iglesias.

La primera ocasión en la que este modus operandi llamó la atención

sobremanera fue en el terremoto de 1976 en Guatemala. [25] Cuando el

terremoto tumbó las aparentemente seguras paredes de adobe de los

pueblos indígenas, ocasionó la muerte de miles de personas y sacudió la

confianza que los sobrevivientes tenían en sus antiguas costumbres.

Ayudándolos a levantarse y a salir de los escombros, se encontraba la

ahora familiar legión de evangélicos.

Durante aquella época, el investigador Sheldon Annis se encontraba

viajando con un miembro de la Misión Centroamericana. «En una remota

comunidad guatemalteca arruinada por el terremoto», escribió, «Edgardo

Robinson es una figura imponente, incluso dominante. Viaja en un nuevo y

poderoso Bronco. Habla un cakchiquel fluido y seguro. Es más o menos

unas ocho pulgadas más alto que casi cualquier hombre de la comunidad. Y

tiene los ojos ardientes –tal vez lunáticos– de un profeta bíblico. En una

tierra de terremotos y de violencia, él es el hombre de los tiempos.

«Educadamente pero sin gran interés, Edgardo escuchó lo que le propuse

investigar. Me interesaba especialmente la semiótica de los tejidos mayas,

y con gran curiosidad, le pregunté cómo plantearía él preguntas de este

tipo.

«'Mira alrededor tuyo', dijo con irritación, descartando lo abstracto con los

escombros a nuestro alrededor. '¿Deseas hablar con esta gente? ¿Deseas

Page 19: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

saber cómo llamar su atención? La manera de llamar la atención de un

indio no es a través de las cosas que estás preguntando, sino hablándoles

de Dios.'

«Edgardo sabe cómo hablar a los indios sobre Dios. Lo hace así. En primer

lugar, se dirige hacia el mercado, sonriendo a conocidos y saludando

calurosamente a los amigos mientras sale de su vehículo. Cruza hacia un

lugar –justo el lugar preciso– frente a los restos desmoronados de la Iglesia

Católica. Un círculo se forma mientras se arrodilla en una oración

silenciosa y personal...

«Lentamente, y luego más visiblemente, el cuerpo del profeta empieza a

temblar. Su mano se levanta hacia el cielo apretando una vieja Biblia. Su

cuerpo lucha contra sí mismo... Está de pie, empezando a predicar. Su voz se

levanta cada vez más, mientras la Biblia corta el aire. [26] 'Miren este

terremoto, sus vidas, su pecado; miren la destrucción', grita. Sigue y sigue

predicando sobre el amor de Cristo y sobre la guerra con Satanás. El sudor

corre por su frente. Finalmente, a medida que su ronca voz empieza a

calmarse, guía al círculo en canto y oración. Luego, sale para discutir sobre la

reconstrucción de las dos iglesias evangélicas que también cayeron en el

terremoto.»{19}

←  nódulo 2002 • capítulo 1 • páginas 15-23  →

Tipologías, tasas de crecimiento

y variación por país

Tratar sobre el protestantismo a nivel de toda América Latina es una

empresa que generalmente han evitado los estudiosos. Al romper [16] con

esta tradición, y antes de seguir adelante, debo reconocer varias

dificultades para la clasificación y cuantificación. Cuando los estudiosos se

ocupan del catolicismo romano, tienen la conveniencia de iniciar con «la

Iglesia» aun si esto resulta ser una especie de ficción. En todo caso, existe

una jerarquía administrativa única. En contraste, mi tema no es una iglesia

unificada, y aquellos que se refieren a ella como tal proyectan un falso

optimismo sobre un panorama confuso. El protestantismo evangélico se

define mejor como una tradición que se distingue por tres creencias, que

Page 20: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

incluyen: 1) la completa confiabilidad y autoridad final de la Biblia, 2) la

necesidad de salvación a través de una relación personal con Jesucristo,

con frecuencia experimentada en términos de «renacer» y 3) la importancia

de propagar este mensaje de salvación a toda nación y persona, un deber

al que se refiere con frecuencia como la Gran Comisión.

Otra complicación es que, a pesar de que la mayor parte del

vocabulario del protestantismo latinoamericano llega a través de los

Estados Unidos, éste adquiere significados diferentes en su nuevo hogar.

Entender las distinciones que han surgido es lo suficientemente importante

como para reservarlo para el tercer capítulo. Por ahora, es suficiente decir

que, mientras que en los Estados Unidos evangelical connota a un

conservador teológico que pone énfasis en la Biblia, en la salvación

personal y en el evangelismo, en América Latina, la palabra «evangélico»

puede referirse a cualquier cristiano que no sea católico. El término incluye

a los mormones y a los testigos de Jehová, considerados como sectas

falsas por la mayoría de los evangélicos, así como también a los

protestantes con una exégesis relativamente liberal. Al estilo

latinoamericano, «evangélico» se utilizará aquí en referencia a cualquiera

que pueda ser concebido como tal. Utilizaré el término protestante en el

mismo sentido, añadiendo algunas veces el calificativo «ecuménico» o

«liberal» para referirme a aquellos protestantes, generalmente afiliados al

Consejo Mundial de Iglesias, cuyo desinterés por salvar las almas en el

sentido tradicional los coloca fuera del campo evangélico estrictamente

definido.

Por ser un término de oprobio, fundamentalista connota una rigidez

doctrinal y se emplea, algo confusamente, en contra de cualquier

protestante inclinado a citar la Escritura como su autoridad final. Al ser [17]

utilizado con mayor precisión, se refiere a los protestantes conservadores

que demuestran más preocupación por defender la pureza de sus iglesias

(«los fundamentos») que por ampliarlos («evangelizando», según la raíz

griega, que significa «traer buenas nuevas»). Como veremos en el capítulo

tercero, un cristiano listo puede manipular los términos «fundamentalista» y

«evangélico» para presentar diferentes caras frente a diferentes grupos,

pero los dos también expresan profundos conflictos dentro de la tradición

evangélica. El término «pentecostal» es otra línea divisoria importante: se

refiere a formas estáticas de protestantismo definidas de acuerdo a dones

especiales conferidos por el Espíritu Santo. Mientras que únicamente una

Page 21: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

minoría de misioneros norteamericanos son pentecostales, la mayoría de

evangélicos latinoamericanos lo son.

Las tipologías del escenario evangélico en América Latina conllevan

presunciones políticas que prefiero evitar. Tal vez la categorización a la que

se puede recurrir más fácilmente, pero también la más engañosa, es de

acuerdo a la denominación. Las tradiciones eclesiales más conocidas –

luterana, anglicana, reformada, presbiteriana, bautista, metodista, morava–

surgieron durante la Reforma en Europa o en la frontera norteamericana. A

pesar de que los protestantes están todavía organizados en

denominaciones (o en sectas que se resisten a las rutinas establecidas de

la vida denominacional), desde hace tiempo, estas entidades se han

polarizado teológica y políticamente. Por ejemplo, los bautistas tienden a

ser caracterizados como fundamentalistas, pero algunas de sus iglesias se

han vuelto bastante liberales. Los presbiterianos han adquirido una

reputación de moderación, y algunos son liberales entusiastas; pero no se

aprecia que gran parte de la elite intelectual del fundamentalismo ha sido

presbiteriana.

Otra forma de caracterizar al protestantismo latinoamericano es en

términos de «olas» sucesivas de llegada, incluyendo: 1) las iglesias de los

inmigrantes europeos, como los luteranos alemanes en el Brasil, 2) las

denominaciones «históricas» como los Presbiterianos, Bautistas, y

Metodistas, 3) las «misiones de fe» fundamentalistas, y 4) los

pentecostales. A pesar de ser una distinción muy útil, ésta también puede

llevar a conclusiones engañosas. La Misión Latinoamericana, por ejemplo,

surgió como parte de la ola fundamentalista, pero ha llegado a impulsar una

teología más abierta y socialmente comprometida. [18] La Iglesia

Presbiteriana del Brasil es una denominación «histórica» la cual, durante la

década de 1960, reaccionó duramente contra la clase de pensamiento que

la Misión Latinoamericana estaba empezando a promover.

En lo que se refiere a tendencias políticas, éstas están evolucionando

constantemente. A principios de la década de 1970, el teólogo argentino

José Miguez Bonino identificó a tres, incluyendo a 1) los evangélicos que

declaran dar la espalda a la política, 2) los «liberales», que trabajan por la

reforma dentro del sistema capitalista y 3) los «revolucionarios» que exigen

una transformación radical.{7} Desde entonces, sectores del campo

«apolítico» se han alineado con la derecha religiosa norteamericana;

muchos liberales se han vuelto claramente menos liberales; los

Page 22: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

revolucionarios han perdido la mayor parte de su base de apoyo; y ha

surgido una nueva corriente de evangélicos, teológica pero no políticamente

conservadora. Al analizar el protestantismo latinoamericano a través de una

tipología de hace quince años, se tiende a aumentar la importancia de la

izquierda y a minimizar las crecientes diferencias políticas entre los

conservadores teológicos.

Uno de los términos más comunes utilizados contra los evangélicos –

secta– tiene también implicaciones insatisfactorias. Cuando los periodistas,

políticos, y autoridades católicas lanzan advertencias contra la invasión de

las sectas, tienden a acusar a los nuevos grupos de fanatismo, exonerando

a la oposición de cualquier responsabilidad por el último brote de violencia y

estigmatizando a los evangélicos en conjunto. Técnicamente, de acuerdo al

sociólogo Bryan Wilson, las sectas son grupos que se conciben a sí mismos

como elegidos, aplican criterios rigurosos a aquellos que quieren ser

admitidos, y demandan una fidelidad hacia su verdad superior. A pesar de

que las sectas ofenden a las autoridades tradicionales y algunas veces a

los vecinos, su disciplina interna con frecuencia convierte a sus miembros

en ciudadanos modelo. Dentro de una o dos generaciones, a medida que el

número de neófitos es superado por los niños y nietos nacidos en la secta,

el entusiasmo tiende a enfriarse, y el grupo adopta las características de

una iglesia establecida.{8} [19]

Aun si se pudiera disculpar cierta imprecisión clasificatoria, otra

limitación para discutir sobre el protestantismo a nivel de América Latina es

la falta de cuantificación confiable. De acuerdo a aquellos que se atreven a

realizar estimaciones, los cristianos no católicos han aumentado a un 10% o

más de la población latinoamericana en la década de 1980. Es decir,

sobrepasan los cuarenta millones de personas. {9} Este podría no parecer un

porcentaje impresionante. Pero gran cantidad de latinoamericanos son

católicos tan sólo de nombre. Excepto en lugares donde son

excepcionalmente leales a su clero, parece ser que la mayoría de personas

que asiste a la iglesia son evangélicos. En el Brasil de 1973, el periódico

Estado de São Paulo afirmó que en su país existían más protestantes

«verdaderos» (diez millones) que católicos «verdaderos». Los trece mil

sacerdotes católicos en el Brasil eran superados por diecisiete mil pastores

protestantes ordenados y trece mil que todavía no lo habían sido. {10}

La mayor parte de las cifras que circulan son el trabajo de estrategas

de misiones evangélicas, conocidas colectivamente como «movimiento de

Page 23: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

iglecrecimiento». Aunque son nuestra mejor fuente de datos, hay que

anotar que esta clase de apóstol calcula las tasas de crecimiento y cómo

maximizarlas con el entusiasmo de los inversionistas que buscan un interés

compuesto. Su trabajo también se realiza con las incertidumbres

inevitables, al contar cabezas entre una población mal definida y especificar

sus lealtades religiosas. Las estimaciones sobre el porcentaje de la

población protestante de cada país se incluyen en el Apéndice 1: las

abrumadoras diferencias entre las tres fuentes evangélicas deben ser

consideradas como fruto de las metodologías diferentes y no del

crecimiento registrado en la recolección de datos de un año a otro.

El calcular el crecimiento evangélico y luego compararlo, de país a país

y de período a período, es una tarea aún más difícil. Si se calcula de

acuerdo al volumen de quejas, el protestantismo evangélico está creciendo

rápidamente en todas partes. Un cuadro más variado lo sugieren los

misioneros evangélicos, un compendio de cuyos informes ha sido publicado

por Patrick Johnstone de la Cruzada Evangelística Internacional. [20]

Algunos de los porcentajes más bajos de población evangélica siguen

encontrándose en los países andinos –Venezuela (del 1 al 3%), Colombia

(del 1 al 4%), Ecuador (del 2 al 4%), Perú (del 3 al 5%), y Bolivia (del 2 al

8%)– donde el protestantismo tuvo un comienzo lento y difícil. Pero desde

1960 las iglesias evangélicas han crecido rápidamente, con una de las

tasas más altas en América Latina, y la satisfacción de los pronosticadores

evangélicos se iguala al nivel de alarma de sus oponentes, entre los más

ruidosos de la región. Las expectativas también son altas en el Paraguay

(del 2 al 4%), otro país en donde los evangélicos no habían prosperado sino

hasta hace poco.

Un bajo porcentaje de población evangélica se encuentra en México

(del 2 al 5%), a pesar de la proximidad con los Estados Unidos o tal vez

debido a ésta. Una posible explicación es la facilidad de migración a través

del Río Grande, como un escape alternativo de las energías dirigidas hacia

el protestantismo; otra es el sentimiento nacional en contra de la influencia

norteamericana. En todo caso, a pesar de que el crecimiento evangélico ha

sido dramático en algunas partes del país, como en la frontera norte,

Tabasco y Chiapas, también existen vacíos notables, incluyendo a la

capital, y el país en su totalidad es un baluarte de desinterés.

Page 24: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Argentina es otro de los cinco más grandes países en términos de

población protestante absoluta (véase Apéndice 2). Sin embargo, al igual

que México, no es un líder en relación a la población total. A pesar de los

muchos avivamientos impresionantes, el número de evangélicos va

solamente del 3 al 7%. Especialmente desde la desafortunada Guerra de

las Malvinas con Gran Bretaña, ciertos evangélicos han hablado de grandes

éxitos. Pero históricamente, de acuerdo a la Cruzada Evangelística

Internacional, las conversiones en masa no han dado lugar a un crecimiento

eclesial como se esperaba, debido a la alta tasa de reincidencia. Uruguay

(del 2 al 5%) es otro país sobre el cual los misioneros expresan su

insatisfacción: aquí el problema se describe como apatía espiritual.

La mayor vergüenza para los evangélicos son las ex-colonias inglesas

y holandesas del Caribe –Jamaica, Bahamas, Belice, Barbados, Surinam, y

Guayana– en donde los avivamientos de los siglos diecinueve [21] y

principios del veinte produjeron grandes poblaciones protestantes, incluso

mayoritarias. Pero las llamas espirituales han decrecido en las iglesias

establecidas, y el compromiso declinante de sus miembros borra los logros

conseguidos por los grupos más nuevos y sectarios. Cuba es otra

desilusión: después del éxodo de muchos pastores y creyentes hacia la

Florida, a raíz de la revolución de 1959, la recuperación ha sido lenta. Pero

los evangélicos del Caribe están creciendo rápidamente en otros países

tradicionalmente católicos –República Dominicana (del 2 al 7%), Haití (del

15 al 20%), y Puerto Rico (del 7 al 30%).

En América Latina, los dos países más evangélicos en esta época son

Brasil, en donde los protestantes sostienen alcanzar hasta el 18% de la

población, y Chile, en donde afirman tener hasta un 25%. A juzgar por las

cifras en el Apéndice 2, los veinte y dos millones de evangélicos del Brasil

cuentan por tres de cada cinco evangélicos en América Latina y el Caribe.

Junto con sus hermanos de Chile, alcanzan a ser dos de cada tres. Debido

a que los dos países responden al 40% de la población latinoamericana, el

rápido crecimiento de sus protestantes pesa mucho en el cuadro general:

en Chile, la tasa de crecimiento ha disminuido, pero en Brasil, de acuerdo a

la Cruzada Evangelística Internacional, todavía es «sorprendente». Desde

1960 hasta 1970, el crecimiento evangélico fue del 77%; desde 1970 hasta

1980 fue del 155%.{11}

Lo que hace que los logros evangélicos sean notables no es el simple

incremento en términos absolutos. Después de todo, las altas tasas de

Page 25: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

natalidad en América Latina podrían duplicar el número de protestantes

cada veinte años sin cambiar su proporción con respecto a la población

total. Lo que es sorprendente es la creciente presencia de evangélicos

como porcentaje. De acuerdo al antes mencionado compendio de la

Cruzada Evangelística Internacional (véase Apéndice 3), desde 1960 los

evangélicos han aproximadamente duplicado su proporción con respecto a

la población en Chile, Paraguay y Venezuela, y en los países caribeños de

Panamá y Haití. De acuerdo a la misma fuente, desde 1960 los evangélicos

han triplicado su proporción con respecto a la población en Argentina,

Nicaragua, y en la República Dominicana. En Brasil y Puerto Rico, la

proporción evangélica casi se ha cuadruplicado desde 1960. En dos países

centroamericanos, El Salvador y Costa Rica, así como en dos países

andinos, Perú y Bolivia, la [22] proporción evangélica durante el mismo

período se ha quintuplicado. En otros dos países andinos, Ecuador y

Colombia, así como en Honduras, se piensa que se ha sextuplicado. Y en

Guatemala, la proporción evangélica de la población desde 1960 hasta

1985 ha aumentado cerca de siete veces. Si por propósitos retóricos

extrapolamos las mismas tasas de crecimiento desde 1960 hasta 1985 por

otros veinte y cinco años, hasta el 2010, Brasil abarcaría una población

evangélica del 57%, Puerto Rico del 75%, y Guatemala del 127%. {12}

En vista de estas espectaculares cifras, es necesario tomar en cuenta

que las estimaciones sobre el iglecrecimiento se deben realizar con mucha

cautela. Pero si hay algo de verdad en estos datos, como se inclinan a creer

más y más observadores, entonces se cuenta con el potencial para dar todo

un giro al panorama religioso. Así se veía en América Central, de todas

maneras. Alrededor de 1984, de acuerdo a un portavoz de la misión

evangélica más venerable de la región, 3,3 de 21,9 millones de personas

desde Guatemala hasta Costa Rica, o el 15% de la población, se

consideraba evangélica. De acuerdo a la misma fuente, si el crecimiento

continuaba con la tasa estimada del 13,4%, la cifra podría duplicarse a

cerca de la tercera parte de la población para finales de la década de 1980.

En El Salvador, tantos católicos se convierten al protestantismo, que los

evangélicos podrían ser una mayoría alrededor de 1994. En Guatemala, los

líderes evangélicos sostenían que representaban cerca de la cuarta parte

del país, y esperaban tener la mitad alrededor de 1990. {13}

Dondequiera que esto ocurra, el crecimiento evangélico varía de

acuerdo a los factores rurales/urbanos, regionales, étnicos y de clase, los

Page 26: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

cuales no pretendo examinar sistemáticamente. {14} Lo que sigue no es una

síntesis de los estudios académicos disponibles sobre el tema. No es una

sociología del protestantismo latinoamericano, ni un recorrido a través de

las tendencias regionales del crecimiento eclesial. Más bien, quiero aceptar

al crecimiento evangélico como un hecho, con el fin de poner ciertos temas

sobre el tapete.

En primer lugar, me centro en los esfuerzos de la derecha religiosa

para convertir a las misiones evangélicas en un instrumento para las

políticas militaristas estadounidenses. Para aquellos que creen que los

[23] evangélicos han sido siempre un instrumento de Washington, esto

les podría parecer un ejercicio innecesario. Pero argumentaré que la

derecha religiosa en realidad representa un punto de partida, una

nueva etapa en la politización del trabajo misionero, el cual desafía no

sólo a los católicos y a los impíos, sino también a los mismos

evangélicos. El comprender este desafío resaltará las direcciones

contradictorias hacia las que se están orientando los evangélicos.

En segundo lugar, quiero sugerir que puede ser un error el considerar a

la teología de la liberación como la llave de la reforma social y religiosa en

América Latina, que la conversión hacia el protestantismo evangélico puede

ser la opción religiosa más popular en la región, y que la continuación de

esta tendencia podría alterar el panorama religioso de América Latina.

También sugiero la posibilidad, aunque algo obscura, de que de esta

transformación religiosa pueda surgir una visión social con el potencial para

alterar también el panorama cultural, moral y político de América Latina.

Este es un argumento algo atrevido. Sin embargo, en vista de los

recientes acontecimientos, pienso que debe ser expuesto, aunque sea para

ser rechazado. El resto del primer capítulo está dedicado a una tarea más

modesta: sugerir cómo las polémicas en contra de los evangélicos han

oscurecido los crecientes debates internos acerca de su misión en América

Latina.

Notas

{7} Según se cita en Montgomery 1979: 91-92.

{8} Para una definición sistemática de sectas, véase Wilson 1970: 13-35.

Page 27: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{9} Johnstone (1986: 56, 65) representa a la sabiduría convencional.

Kenneth Woodward y Penny Lernoux sugieren una cifra de 12,5%

(Newsweek, 1º de septiembre de 1986, pp. 63-64).

{10} Faith Sand Pidcoke, «Dateline: Brazil... A Protestant Nation?» Latin

America Pulse (Wheaton, Illinois: Evangelical Missions Information

Service), noviembre de 1973, pp. 1-4.

{11} Basado en las evaluaciones nacionales y regionales en Johnstone

1986: 55, 62, 112, 135, véanse también los Apéndices 1 y 2.

{12} Véanse los datos del Apéndice 3.

{13} Taylor (1984: 5-6), quien es un miembro de la Misión Centroamericana.

{14} Para cálculos por país más detallados aunque menos recientes, véase

Read et al. 1969 y, para América Central y el Caribe, Holland 1981. Para

los muchos análisis de tendencias de crecimiento nacional, regional,

denominacional y étnico, consúltese Wagner 1984. Para un listado de

otros análisis de iglecrecimiento, consúltese a la Biblioteca William Carey,

P.O. Box 40129, Pasadena, California 91104.

←  nódulo 2002 • capítulo 1 • páginas 27-33  →

Tan cerca de Dios y de los Estados Unidos

Estos eran movimientos populares, a juzgar por la gran cantidad de

conversos. Algunos de sus líderes hablaban de organizar una reforma. Sin

embargo, los evangélicos fueron recibidos con metáforas de infiltración y de

conquista.{*} Gran parte del dinero, planificación [28] y organización detrás

de su crecimiento venía del gigante del norte: incluso los grupos de otras

partes del mundo, como la Iglesia de la Unificación, los Hare Krishna y

Bahai, generalmente llegaban a través de los Estados Unidos. {24}

Inevitablemente, surgía la pregunta de si los misioneros norteamericanos

estaban sirviendo a su país o a Cristo.

Page 28: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En 1975, las investigaciones realizadas por el congreso

norteamericano confirmaron el uso de misioneros por parte de la

Agencia Central de Inteligencia. Durante los primeros días de Cruzadas

de Ultramar, cuando trabajaba principalmente en el Lejano Oriente, un

portavoz reconoció que virtualmente todo su personal había sido

interrogado por la CIA al regresar a su país. {25} En América Latina, los

misioneros católicos y protestantes también sirvieron como fuente de

información, algunos a sabiendas y otros no. En Chile, el jesuita belga

Roger Vekemans se convirtió en el conducto de millones de dólares de la

CIA, la cual también subsidió las transmisiones de una radio católica a los

campesinos de Colombia. Para 1975, algunas misiones evangélicas tenían

ya disposiciones contrarias a la cooperación con las agencias de

inteligencia. No obstante, como la revista evangélica Christianity Today

reportó, el refrenar a los misioneros que sentían el deber de servir a su país

era una tarea muy difícil.{26}

(CAUSA).

Un grupo religioso que claramente tenía una política conspiratoria

era la Iglesia de Unificación del Reverendo Sun Myung Moon. Los

discípulos de Moon ganaron cierto número de neófitos en América

Latina, pero su vehículo principal era un grupo de interés político

llamado la Confederación de Asociaciones para la Unificación de las

Sociedades Americanas (CAUSA). Su causa era combatir al comunismo

en América, para cuyo fin el grupo se encargó de mejorar la imagen

extranjera de las dictaduras militares y de proporcionar apoyo logístico [29]

a los contras nicaragüenses. El director de CAUSA, David Woellner, era un

general retirado de la fuerza aérea norteamericana. {27}{**}

La organización de Moon ilustraba un miedo recurrente entre los

latinoamericanos forzados a tratar con el creciente número de grupos

religiosos de los Estados Unidos. ¿Qué tal si, a pesar de todas las

negativas, los norteamericanos persuadían a los neófitos a transferir sus

lealtades hacia los Estados Unidos? «Invariablemente, se construye un

fuerte lazo de amor y de respeto mutuo entre los misioneros y el neófito»,

sostenía un cientista social mormón que había trabajado con los

campesinos mexicanos de Puebla. «Cualquier sentimiento hostil que [el

neófito] pudiera haber albergado internamente hacia los americanos es

eliminado o al menos reducido....[Su] concepción del mundo se

Page 29: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

expande dramáticamente a medida que llega a considerarse como un

miembro importante de una creciente organización a nivel mundial. La

inicial sospecha y desconfianza hacia los extraños disminuye, ya que

ahora cree que por lo menos algunos de ellos están verdaderamente

interesados en él. Este es sólo el inicio de una transformación casi

total de sus puntos de vista, actividades y aspiraciones.» {28} (Campaña

de pacificación psicológica de los EU para minimizar la hostilidad de parte

de los latinos hacia los ellos. Nota, A. S.)

Algunas de las más agudas agitaciones respecto de las intenciones

norteamericanas fueron suscitadas por la evangelización de los pueblos

indígenas en México, América Central, Los Andes y la Amazonía. [30] A

pesar de que el número de neófitos involucrados era a menudo pequeño,

los conflictos sobre ellos dramatizan la forma cómo el evangelismo conduce

a una competencia con otros grupos políticos y religiosos.

Durante mucho tiempo los misioneros evangélicos se han concentrado

en los indígenas americanos: en el Brasil, no hace mucho, el 36,5% de los

misioneros de fe se encontraban entre el 0,5% de la población que era

indígena.{29} La concentración puede ser explicada en términos ideológicos:

éstos eran los «últimos pueblos no-alcanzados», que se presumía estaban

viviendo en la oscuridad más profunda. Para los latinoamericanos, sin

embargo, era difícil distinguir entre los extranjeros en busca de aventura,

recursos naturales, drogas y almas. Además, con sus bien difundidas

misiones entre los indígenas, los evangélicos ocupaban una posición

especialmente sensible en los asuntos latinoamericanos. No solo que la

mayor parte de la población indígena vivía en regiones del interior apenas

integradas, en donde era común el robo de tierras y el tráfico de drogas, las

tierras lotizadas por concesiones corporativas, y disputadas por tropas y

guerrillas; la población nativa no era «nacional» en el sentido integracionista

e hispano deseado por sus gobiernos.

«Los pueblos tribales representan la misión de campo políticamente

más delicada», explicaba Mission Frontiers de Pasadena, California. «En la

mayoría de los casos, están virtualmente encarcelados en sus propios

países. Los gobiernos nacionales, dirigidos por los grupos mayoritarios, se

muestran, en el mejor de los casos, avergonzados o indiferentes, y en el

peor, son incluso hostiles hacia ellos. ¿Cómo pueden los extranjeros

superar la oposición de estos oficiales que no desean que nadie llame la

Page 30: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

atención hacia sus pueblos tribales? Es casi un milagro el que las misiones

hayan sido capaces de lograrlo.»{30}

Lo lograron colaborando con los planes oficiales para integrar a los

indígenas, frecuentemente con resultados desafortunados. Pero aún si las

misiones evangélicas eran problemáticas, tendían a tratar a los nativos con

más respeto que sus gobiernos y conciudadanos. En efecto, los evangélicos

norteamericanos se estaban convirtiendo en mediadores entre los grupos

nativos y las sociedades latinas que los habían colonizado. [31] Al servir a

los dos sectores, los norteamericanos llegaron a desempeñar un papel

influyente en los asuntos indígenas.

Este era el meollo de la polémica en contra de las misiones evangélicas

entre los indígenas. Los nacionalistas latinoamericanos temían que, al

ganar la lealtad de las minorías étnicas, los norteamericanos estuvieran

estableciendo archipiélagos de influencia. Para ilustrar los peligros del

separatismo étnico, bastaba sólo señalar a los indígenas miskitos de

Nicaragua, predominantemente protestantes, a quienes los Estados Unidos

incitaron a sublevarse contra el gobierno sandinista.

Una de las dos misiones evangélicas más grandes entre los nativos es

la Misión Nuevas Tribus (NTM). Con 2.300 miembros en doscientos grupos

lingüísticos alrededor del mundo, la fundamentalista NTM es acusada de

destruir las culturas de los grupos todavía nómadas en los cuales se

especializaba. La otra era una organización más flexible, los Traductores

Wycliffe de la Biblia, cuyos 6.000 miembros habían ingresado en 1.100

grupos lingüísticos alrededor del mundo. Para evitar la oposición católica y

anticlerical, Wycliffe entró en América Latina con el nombre de Instituto

Lingüístico de Verano (ILV). Al afirmar que se trataba principalmente de una

organización de investigación científica, pudo obtener contratos oficiales y

entenderse con las autoridades gubernamentales, cuyo apoyo

generalmente la protegía de la expulsión, pero también generó las

condiciones para una nueva controversia después de pocos años.

Para la década de 1980, después de resistir con éxito a varias

recomendaciones oficiales para que finalizara sus actividades, se decía que

el ILV en Colombia recibía amenazas casi a diario contra sus miembros.

Uno de ellos fue secuestrado y, como el Instituto se rehusó a dejar el país,

fue ejecutado en 1981. Cinco años más tarde, otro fue acuchillado

mortalmente por un ex-empleado, originario del pauperizado pueblo junto a

Page 31: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la cómoda base del grupo.{31} Ese mismo mes, la casa del ILV en la capital

fue dañada por una bomba.{32} A pesar de las afirmaciones de que los

miembros del ILV mantenían una posición firme, un colega en la Misión

Interamericana informó que la mitad abandonó el país en los dos años

siguientes al asesinato de 1981. En cuanto a la política de no-rescate de la

Misión Interamericana, [32] se deletreaba ahora en las tarjetas de

identificación de los miembros. {33}{***} A pesar de que la violencia en contra

de los norteamericanos recibió mucha publicidad, los evangélicos locales

fueron los que más sufrieron. De acuerdo al presidente de la Confederación

Evangélica Colombiana, siete pastores rurales fueron asesinados en el

curso de un año.{34}

México, un país vecino, se convirtió en lo que los misioneros

norteamericanos consideraban campo restringido. Allí, al igual que en

Colombia, una fuente importante de controversia era el Instituto de Verano,

el cual, durante años, había ocultado sus objetivos evangélicos, al afirmar

que se concentraba en la investigación lingüística; continuó [33] avanzando

hacia nuevos idiomas, incluso después de perder su contrato

gubernamental. Acusaciones contra evangélicos como espías

estadounidenses, restricciones legales y expulsión de misioneros que

ingresaban al país con visa de turista, se convirtieron en hechos normales.

Cuando el gobierno prohibió las transmisiones religiosas considerándolas

como una violación a la constitución anticlerical del país, los evangélicos

establecieron sus propias emisoras de radio al otro lado de la frontera.

En 1984, cuatro Testigos de Jehová norteamericanos fueron

secuestrados en Guadalajara, mientras evangelizaban puerta a puerta;

desaparecieron sin dejar rastro. En el sector rural, hubo iglesias quemadas

y pastores asesinados. «Practicamos la religión Católico Romana»,

declaraban letreros en las ventanas. «Los evangélicos no son bienvenidos

aquí.»{35} En Chihuahua, extremistas que se consideraban seguidores de los

«Caballeros del Temple», pedían que la jerarquía católica expulsara a los

protestantes, hasta el punto de pintar consignas como: «¡Hugonotes

malditos, fuera de Chihuahua!»{36}

Notas

{*} Pocos movimientos extremadamente autoritarios tenían un gran impacto

sobre las percepciones públicas. Estos diferían grandemente de las

normas evangélicas y se los describía mejor como cultos. Por algún

Page 32: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

tiempo, el caso más flagrante fue el de los Niños de Dios. El fundador y

profeta del grupo, David Brandt Berg, alias Moisés David, se había

separado de la Alianza Cristiana y Misionera, para la que trabajó como

evangelista, para auxiliar a los hippies y drogadictos de Huntington

Beach, California. De allí surgió los Niños de Dios o Familia del Amor, la

misma que practicaba la «pesca del coqueteo» o el evangelismo a través

del sexo, provocando denuncias en varias capitales de América Latina

por prostitución y corrupción de menores (Consejo Episcopal

Latinoamericano 1982: 236-237; Silleta 1987: 75-93; Albán Estrada y

Muñoz 1987: 134-141). En 1978 tuvo lugar el asesinato/suicidio del

Reverendo Jim Jones y de novecientos seguidores en Jonestown,

Guayana. Jonestown era una comunidad norteamericana expatriada, no

una misión, y tenía muy poco que ver con los evangélicos

latinoamericanos. Pero provocó numerosas demandas por expulsar a

iglesias de membrecía latinoamericana (ej. El Espectador [Bogotá] 30 de

noviembre al 2 de diciembre de 1978; y El Tiempo [Bogotá] 26-27 de

noviembre y 3-5 y 10 de diciembre de 1978).

{**} En Uruguay, los discípulos de Moon adquirieron una de las instituciones

financieras más grandes del país, uno de los mayores periódicos, y un

lujoso hotel en la capital. La organización Moon también vendió al

gobierno armas de su industria bélica en Corea. En Bolivia, ayudó a

financiar el derrocamiento de un gobierno electo en 1980 por parte del

General García Meza –recordado como el «golpe de la cocaína» por sus

otros colaboradores. Después de haber apoyado durante varios años a

las dictaduras del Brasil y del Cono Sur, la organización Moon se dirigió

hacia América Central. Al igual que en Bolivia, la rápida caída de los

generales protegidos no sugirió una aprobación divina. En 1983, el

representante de Moon, Coronel Bo Hi Pak, un oficial retirado del ejército

de Corea del Sur, ayudó a organizar un grupo de hombres de negocios, la

Asociación para el Desarrollo de Honduras, para apoyar al desventurado

General Gustavo Álvarez. Ese mismo año, la gente de Moon organizó una

conferencia en Guatemala para mejorar la imagen del Presidente Ríos

Montt, depuesto poco después (Jean François Boyes y Alejandro Alem,

Manchester Guardian Weekly, 24 de febrero de 1985, pp. 12-13, y 3 de

marzo de 1985, pp. 12, 14; Mariano Sotelo, Latinamerica Press, 29 de

septiembre de 1983, pp. 5-6. Una lista de las organizaciones Moon se

encuentra en Bromley 1985).

Page 33: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{***} El cuán complicada podría volverse la vida misionera –y qué tan difícil

podría ser el distinguir a los misioneros de otras clases de

norteamericanos– lo describen los avatares de Russell Stendal, un joven

piloto en la frontera colombiana. Hijo de ex-traductores del Instituto de

Verano, Stendal era, sin duda, algo así como la oveja negra en la

comunidad misionera. A la edad de diecinueve se le confió iniciar una

finca en los llanos orientales. Las utilidades debían apoyar a

alfabetizadores colombianos y ayudar a los pobladores locales a mejorar

su agricultura. Pero el joven misionero se desilusionó pronto de los

empleados cristianos de la finca. Se acusaban mutuamente de fumar

cigarrillos y de consumir alcohol, eran vagos, y terminaron demandando a

Stendal por salarios no pagados. Los pastores cercanos parecían estar

interesados principalmente en obtener dinero de sus congregaciones para

imitar la forma de vida que disfrutaban los misioneros.

Después de varios años de angustia empresarial, Stendal decidió dar

empleo a los hombres locales. Por lo tanto, promocionó el desarrollo

económico, iniciando una industria pesquera. Aquello requirió de

préstamos para construir la infraestructura, comprar motores fuera de

borda para los pobladores, y adquirir un avión más caro para él mismo.

Poco después, los pescadores de Stendal se interesaron en una

ocupación más lucrativa –sembrar marihuana para el contrabando hacia

los Estados Unidos– y se olvidaron de pagar el dinero que le debían. Al

igual que todos en el área, el joven evangelista se encontró atrapado en

extorsiones múltiples por parte de los traficantes de droga, las guerrillas y

las autoridades.

Endeudado hasta el cuello, para continuar con los pagos de su avión y

para reunir información para una extrañamente desinteresada Agencia

Antidrogas de la Embajada de los Estados Unidos, Stendal acordó

realizar un vuelo para los narcotraficantes. Fue un fiasco. Cuando la

mafia supo de sus contactos con la embajada a través de su propia gente

allí, amenazaron con matarle. El haber sido secuestrado por las guerrillas

en agosto de 1983 no fue, por lo tanto, la peor situación en la que Stendal

se había encontrado. A principios de su permanencia de 142 días con las

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), llevaba oculto un

revólver 38, con el cual trató de obtener su libertad, hiriendo seriamente a

un guardia con balas dumdum. A pesar de todo, Stendal logró convertir a

sus aventuras en un testimonio de su fe evangélica (Stendal, 1984).

Page 34: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{24} Bamat 1986: 26.

{25} Christianity Today, 10 de octubre de 1975, pp. 62-64.

{26} Ibid.

{27} Barry et al. 1986: 21, 48-49.

{28} Clawson 1976: 136-139.

{29} Fernandes 1980: 131.

{30} «Is Wycliffe Biggest?» Mission Frontiers (Pasadena, California: Centro

Estadounidense para la Misión Mundial), enero-febrero de 1984, p. 7.

{31} «Muerta en Lomalinda Maestra del ILV», El Tiempo (Bogotá), 6 de

mayo de 1986, p. 2A.

{32} Washington Report on the Hemisphere (Council on Hemispheric

Affairs) 11 de junio de 1986, p. 6.

{33} Hundley 1983: 40.

{34} «Los protestantes denuncian discriminación» y «Afirman los

protestantes: 'somos ciudadanos de tercera'», El Tiempo, 27 y 28 de junio

de 1985.

{35} «Impossible... Difficult... Done!» Latin America Evangelist (Coral

Gables, Florida: Misión Latinoamericana), enero-marzo 1986, p. 13.

«Mexicans Criticize Activities of Sects», Latinamerica Press, 13 de junio

de 1985, pp. 1-2.

{36} Noticiero Milamex (Ciudad de México: Misión Latinoamericana) julio de

1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 1 • páginas 33-38  →

La lucha dentro del protestantismo

Page 35: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Los latinoamericanos que protestan contra la invasión de las sectas

generalmente conocen poco sobre la diversidad dentro del protestantismo

latinoamericano. No saben de los conflictos internos sobre cómo responder

al mundo. En realidad, dichos debates podrían ser difíciles de detectar

debido al conservadorismo político de la mayoría de los líderes evangélicos.

A diferencia de los protestantes liberales y de gran parte de la Iglesia

Católica, figuras prominentes como Luis Palau aconsejaban a los

latinoamericanos que se concentraran en mejorarse a sí mismos en lugar

de trabajar por los cambios estructurales. Estos líderes sostenían ser

apolíticos, pero comúnmente apoyaban a cualquier régimen en el poder.

Para una minoría que enfrentaba la hostilidad de la Iglesia Católica en un

medio político inestable, el alinearse con un dictador parecía ser la única

forma de salvaguardar la libertad de culto. {37} Entonces, surgió la creencia,

basada en una interpretación fundamentalista de Romanos 13:1, de que

cualquier gobierno anticomunista era ordenado por Dios. Cuando gran parte

del clero católico se puso contra los regímenes [34] militares en la década

de 1970, los líderes evangélicos generalmente no lo hicieron. Algunos

predicaban la sumisión a las dictaduras y defendían el statu quo, como si

fuera una obra del Señor.{38}

A cambio de libertad para propagar su fe, el liderazgo evangélico

permitía que se lo utilice como una «iglesia paralela», una fuente alternativa

de bendición para un régimen que había alienado a las autoridades

religiosas tradicionales.{39} Si temían que los revolucionarios estuvieran a

punto de tomar el poder, se podían convertir en defensores de políticas

inhumanas. En una época en la que muchos otros cristianos desafiaban a

las estructuras de opresión, ellos parecían estar propiciándolas.

El conservadorismo de los evangélicos latinoamericanos era

principalmente pasivo, una política de no-compromiso, reforzada por su

experiencia como una religión minoritaria. Podían abstenerse de participar

en los movimientos a favor del cambio social, por miedo a ser manipulados

por grupos más poderosos, pero también desplegaban una cierta

resistencia hacia la identificación con el estado. Excepto cuando se

encontraban polarizados hacia la derecha, por temor a las expropiaciones

revolucionarias, el apoyo evangélico al statu quo era cauteloso. Esa actitud

era estimulada por muchos de sus misioneros a quienes repelía la cultura

política latinoamericana.

Page 36: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Estas parecerían ser advertencias sin importancia. En la década de

1980, no obstante, comenzaron a adquirir trascendencia con la llegada de

una nueva ola de evangelistas de la derecha religiosa. Estos evangelistas

estaban tan politizados que los conservadores previos, en comparación,

aparecían moderados. A pesar de que algunas misiones evangélicas

establecidas se estaban alejando de posturas neocoloniales, estos

buscadores de almas prometían, no sólo ganar a América Latina para

Cristo, sino también salvarla de la revolución. Poco después, sus colisiones

con la teología de la liberación producirían una nueva especie de guerra

santa.

Una de estas confrontaciones ocurrió en Guatemala, bajo el gobierno

del primer dictador evangélico de América Latina. Todos los domingos, a

través de la televisión, el General Efraín Ríos Montt (1982-1983) [35]

predicaba a sus compatriotas sobre la importancia de ser ciudadanos

honrados. Mientras tanto, de acuerdo a los grupos de derechos humanos,

su ejército sofocaba una insurgencia comunista asesinando a miles de

indígenas mayas. No obstante, líderes evangélicos en los Estados Unidos

saltaron en defensa de Ríos Montt, lo colmaron de alabanzas, y le

ofrecieron enviar grandes cantidades en ayuda. Sus consejeros evangélicos

negaron que el ejército guatemalteco estuviera cometiendo masacres en

sus operaciones antiguerrilla, y sirvieron como un amortiguador humanitario

para los sobrevivientes, especialmente para los evangélicos, reclutándolos

en el esfuerzo de pacificación del ejército.

Poco después de la caída de Ríos Montt, surgió una confrontación

entre la derecha religiosa y la teología de la liberación en relación a la

guerra que el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989) sostenía contra la

revolución sandinista en Nicaragua. Desde el inicio, la derecha religiosa

argumentó que la operación era en defensa de la libertad religiosa. En

1984, después de que el congreso norteamericano cortó la ayuda a los

contrarrevolucionarios nicaragüenses, la derecha religiosa se unió a la

campaña para proporcionarles apoyo económico. Como muy pronto

demostraría el escándalo Irán/Contra, este esfuerzo, supuestamente

privado, fue coordinado por la Agencia Central de Inteligencia, el Consejo

Nacional de Seguridad, y el Teniente Coronel Oliver North, desde el sótano

de la Casa Blanca. Cumpliendo muchas profecías anti-imperialistas,

algunos evangélicos que sostenían realizar un trabajo misionero, se

estaban uniendo a un frente de la CIA.

Page 37: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Según la demonología de los misioneros de derecha, la mayor

amenaza era la teología de la liberación, concebida en Moscú como una

táctica para engañar a la iglesia y llevarla hacia su autodestrucción.

Generalmente se piensa que la teología de la liberación es un fenómeno

católico: los protestantes ecuménicos podrían tener su parte en ella, pero

eran muy pocos en América Latina. En cuanto a los protestantes

evangélicos, la sola idea parecía antitética: apenas parecían estar

interesados en revolucionar la fe y la sociedad. Virtualmente, todos los

evangélicos decían rechazar la teología de la liberación. Sin embargo, la

cacería de brujas contra simpatizantes sospechosos en las iglesias

evangélicas indicaba que ésta no era solamente una amenaza externa. Los

líderes conservadores estaban alarmados frente a la infiltración [36] en sus

propias iglesias. Temían una deserción potencial a favor de la teología de la

liberación, puesto que la mayoría de sus seguidores eran pobres y

oprimidos.

Generalmente, los evangélicos han integrado a su mensaje una que

otra forma del «evangelio de la prosperidad.» Cree en Dios, prometen los

evangelistas, y él te recompensará en esta vida y en la de más allá. Al

estudiar el ascenso social de muchos de los primeros neófitos a la clase

media, los teóricos misioneros se refieren a dichas bendiciones como

«redención y levantamiento».{40} Sin embargo, cuando la crisis financiera

golpeó a América Latina en la década de 1980, y una época difícil se volvió

aún peor, los evangélicos que habían mejorado su situación en los años

anteriores empobrecieron junto con todos los demás. ¿Qué tal si

«redención y levantamiento» dejara de funcionar y los evangélicos

aceptaran nuevas ideas sobre el cambio del orden social?

Decía un teólogo evangélico con respecto a los conservadores: «Les

disgusta la teología de la liberación porque ésta trastorna su esquema

totalmente. Pero sus ataques la han fomentado, porque mucha gente en los

bancos de la iglesia no sabe lo que es.» {41} La teología de la liberación

molestaba a los conservadores porque, entre otras cosas, suscitaba temas

que ellos habían ignorado, temas que ahora se veían obligados a afrontar

aún mientras buscaban respuestas diferentes.

«Viví entre los pobres y vi lo que estaba ocurriendo a mi alrededor,

pero nunca me penetró», dijo un misionero anticomunista. «Es posible

aislarte de estas cosas... vivir en tu propio mundo y nunca pensar en la

gente a tu alrededor que se está muriendo del hambre... En estos años he

Page 38: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

tenido que ponerme frente al Señor y pedir perdón. Y lo que me ha afectado

es... la teología de la liberación.»{42}

Claramente, los conservadores tenían la delantera en el liderazgo

evangélico, y la mayoría de señales sugerían que seguirían teniéndolo.

Impresionados por la dedicación de los cristianos que practicaban la

teología de la liberación, algunos evangélicos estaban tratando de idear su

propio equivalente «bíblico». Lo que parecerían ser pequeñas divergencias

entre los evangélicos, tonalidades diferentes de una ideología común de

derecha, estaban produciendo posiciones más bien diferentes. [37]

Cautelosos frente a actitudes dramáticas, los innovadores se concentraron

en tareas de largo plazo, como el entrenamiento pastoral. Bajo diferentes

condiciones, sus discípulos se podrían convertir en un liderazgo nuevo con

un compromiso social bastante más fuerte que el actual.

En las iglesias de pisos sucios, donde la congregación gemía hasta las

primeras horas de la mañana, esperando a que descienda el Espíritu Santo,

podía ser difícil saber qué estaba ocurriendo exactamente. Cualquiera que

haya sido el debate de los profesionales religiosos en sus seminarios y

publicaciones, sin importar cuán amargamente las facciones teológicas y

políticas se disputaran la supremacía, no se podía confiar en que los

creyentes de barrios y provincias siguieran el proyecto de cualquier

tendencia rival. Incluso la identidad de las distintas facciones podía ser

confusa, con los católicos que se convertían en carismáticos y que luego se

declaraban evangélicos, o los evangélicos cuyas iglesias no profesaban

interés alguno por las cosas de este mundo y que repentinamente se unían

a las ligas campesinas. Era importante tener presente esta clase de

ambigüedad, porque el protestantismo en América Latina continuaba siendo

un canal para la disensión, así como para la influencia norteamericana.

Sea lo que fuere que esté ocurriendo, los estudiosos se han mostrado

reacios a llamarlo reforma religiosa. Una razón es que el término evoca la

Reforma protestante en Europa, lo que ocasiona problemas de comparación

que no serán tratados en este trabajo. También implica que el cambio

religioso tendrá un impacto profundo en el orden social. Pero pienso que la

comparación ya se ha hecho. Implícitamente, la teología de la liberación se

equipara con la Reforma protestante, mientras que al protestantismo

evangélico se le asigna el papel católico reaccionario de la Contrarreforma.

Esta es una interesante inversión de la historia europea, tal vez apropiada,

pero que no asumiré como verdadera en las páginas siguientes.

Page 39: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Más bien, me referiré al fermento evangélico en América Latina como

un «despertamiento», aun cuando este término puede ser utilizado

únicamente en el sentido más extenso, sugestivo y tal vez engañoso. En los

Estados Unidos, los despertamientos son períodos sucesivos de

avivamiento evangélico, los cuales, desde el siglo dieciocho, han cambiado

[38] la concepción que los norteamericanos tienen sí mismos y de su

sociedad. Mirando hacia atrás, los despertares sucesivos pueden estar

asociados con el movimiento de independencia de Gran Bretaña, con el

surgimiento de la democracia participativa y de la reforma social. De

acuerdo a William McLoughlin, cada despertar norteamericano ha redefinido

un núcleo milenario de creencias de que la libertad y la ética judeo-cristiana

pueden perfeccionar a los individuos, a la nación y al mundo. {43}

Esto dista mucho de cómo los latinoamericanos comprenden su

historia, sin mencionar al estilo pesimista del milenarismo prevalente entre

los evangélicos de la actualidad. Pero si se entiende un despertar como un

período de fermento religioso, en el que las masas llegan a tener un nuevo

sentido de sí mismas y de su sociedad, entonces al menos dejamos una

pregunta para el futuro. En cuanto a la reforma, sugiere que la teología de

la liberación y el protestantismo evangélico son sectores competitivos de

una transformación religiosa que es más amplia que cualquiera de los dos y

cuyas implicaciones están lejos de ser claras.

Notas

{37} Willems 1967: 117.

{38} D. A. Smith 1985.

{39} Wilde 1986: 14-16.

{40} Guillermo Cook al autor, 24 de septiembre de 1986.

{41} Entrevista del autor a Plutarco Bonilla, Centro Evangélico

Latinoamericano de Estudios Pastorales, San José, Costa Rica, 12 de

julio de 1985.

{42} Hundley 1983: 32-33.

{43} McLoughlin 1978: 10-11.

Page 40: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 2 • páginas 39-42  →

Reforma y contrarreforma

en la Iglesia Católica

En el año 1900, el misionero metodista Thomas Wood escribió que

América del Sur había proporcionado «la lección más llamativa» sobre el

impacto comparativo del romanismo y del protestantismo en el bienestar

humano. Ya que Sudamérica se encontraba al pie de la escala moral de la

cristiandad, argumentaba Wood, proporcionaba el campo más grande en el

mundo para la diseminación de las mejoras morales peculiares a los

Estados Unidos. En su opinión, el principal obstáculo era la superchería del

clérigo católico, su idolatría y codicia, conspiración y malos consejos, lo

cual provocaba revoluciones incesantes. Ahora, sin embargo, se daba a la

raza latina una nueva oportunidad para aceptar el evangelio, a través de su

pasión por imitar a los Estados Unidos. Aún si estos esfuerzos no llegaban

a nada, Wood pensaba que este deseo actuaba como una levadura divina.

Preparaba a los latinoamericanos para recibir lo que realmente necesitaban

de los Estados Unidos: la Biblia. A través de la Biblia, América Latina

ingresaría, finalmente, en la herencia de bendiciones de América del Norte,

en forma de grandes y arrasadores avivamientos. {1}

Wood no fue ni el primero ni el último protestante en culpar a la Iglesia

Católica por la brecha existente entre las dos Américas. {2} Mientras que la

cultura protestante de América del Norte había fomentado la independencia

e innovación, opinaban observadores como Wood, América Latina había

sido refrenada por una cultura moral que ponía énfasis en la obediencia

hacia la autoridad. Aunque estas evaluaciones sean simplistas, es

ciertamente relevante que, como sistema administrativo, el Catolicismo se

remonta al Imperio Romano, lo que le convierte en candidato para ser

entendido como la burocracia más antigua del mundo. [40]

El contraste con los evangélicos es dramático. Orlando Costas ha

señalado que las primeras misiones protestantes fueron organizadas de

igual forma que las empresas comerciales del capitalismo mercantilista. {3} A

Page 41: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

medida que el mundo se convertía en un vasto mercado, la iniciativa se

trasladó hacia las organizaciones religiosas que extraían ventaja de la

atmósfera de competencia y libre intercambio. La Iglesia Católica no fue

siempre la perdedora: en la región del sub-Sahara, Africa, crecía más

rápidamente que el protestantismo. {4} Pero en América Latina, era la Iglesia

establecida del orden colonial.

Incluso después de que América Latina obtuvo su independencia de

España, a principios del siglo diecinueve, el clero católico disfrutaba de una

autoridad política considerable. Para cuando los misioneros protestantes

comenzaron a llegar, el anticlericalismo se había convertido en una fuerza

de poder, particularmente entre una burguesía incipiente que rechazaba la

autoridad del clero y codiciaba sus inmensas tenencias de tierra. Con las

revoluciones liberales de finales del siglo diecinueve, las facciones

anticlericales cobraron poder, tomaron la propiedad católica y declararon la

libertad religiosa. Con el deseo de debilitar la autoridad de los sacerdotes,

los anticlericales también dieron la bienvenida a los primeros misioneros

protestantes.

Los asaltos frontales no siempre debilitaron al catolicismo. Más bien,

podían fortalecer la fidelidad religiosa, como muchas veces lo ha hecho la

persecución. En cuanto a los misioneros protestantes, generalmente no

lograron establecer iglesias grandes. Lo que sí debilitó a la Iglesia Católica

fue la desintegración del orden social paternalista de América Latina, una

sociedad de obligaciones mutuas entre las clases altas y bajas en la que la

Iglesia servía de garante espiritual. Estos arreglos habían protegido a la

mayoría de la población de la dislocación y del empobrecimiento. A medida

que se desmoronaban bajo el impacto de la expansión capitalista, también

lo hacían los cimientos sociales de la Iglesia Católica.

Donald Curry ha descrito el proceso en un pueblo brasileño al que

llama Lusíada. En una época, los sacerdotes católicos de Lusíada unieron a

los grandes terratenientes y a sus trabajadores en un orden paternalista.

Pero en el siglo veinte, los ricos se dirigieron del cultivo del café [41] a la

ganadería y echaron de la tierra a sus dependientes. Durante la nueva era

de lucha de clases, la Iglesia Católica adoptó una neutralidad inútil,

quedando atrapada junto a los ricos. La erosión del paternalismo de la clase

alta significó que los clérigos ya no podían reproducir las nociones

tradicionales de igualdad, aislándolas de los pobres. Sin el apoyo del clero,

Page 42: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

muchos campesinos dislocados se reorganizaron en congregaciones

evangélicas.{5}

A pesar de que ahora podemos descubrir el origen de estos cambios en

la economía política, en su época se los combatió en un lenguaje de

creencia popular. Los campesinados católicos creían que su bienestar

dependía de la observancia correcta de los rituales por parte de toda la

comunidad; los sacerdotes estaban acostumbrados a su papel de

intermediarios con Dios. Ninguno estaba preparado para tolerar a

agitadores que ventilaban resentimientos contra el orden de las cosas.

En el sector rural de México y de Colombia, la reacción contra el

protestantismo alcanzó su clímax durante las décadas de 1940 y 1950. En

el lenguaje vívido de la Inquisición, los obispos católicos acusaron a los

protestantes de sembrar herejías diabólicas, dividiendo y colonizando a

América Latina según mandato de los Estados Unidos. Algunas veces

incitado por sacerdotes, el populacho quemaba los templos protestantes.

Apedreaba y, ocasionalmente, daba muerte a los conversos. En Colombia,

durante la guerra civil conocida como La Violencia, el partido clerical señaló

a los evangélicos como comunistas. Desde 1948 hasta 1958, el populacho

católico dio muerte a más de cien protestantes, destruyó cincuenta iglesias,

y cerró más de doscientas escuelas.{6}

Por ultimo, la publicidad adversa avergonzó a las autoridades católicas,

presionándolas a frenar la violencia. Una nueva ola de misioneros católicos

de América del Norte y de Europa trajo también ecuanimidad. Las nuevas

llegadas respondían al llamado del Papa Pío XII en 1955, para que se

reevangelizara a América Latina. Entre otras cosas, esperaban

contrarrestar el creciente número de misioneros evangélicos. Pero muchos

venían de países en donde el catolicismo romano era únicamente la más

grande de varias denominaciones, mas no la Iglesia estatal. Culturalmente,

podrían tener más en común con los competidores protestantes que con

sus propios hermanos, ya sean los latinoamericanos, [42] o los españoles e

italianos que formaban tan alto porcentaje del clero. No solamente que los

recién llegados generalmente carecían del entusiasmo para realizar

campañas contra los protestantes: eran propensos a imitarlos. Después de

que Fidel Castro tomó el poder en Cuba, las tribulaciones de la Iglesia

Católica allí parecían confirmar que el comunismo era una amenaza mucho

más grande.

Page 43: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En este punto, al ser los evangélicos todavía una pequeña minoría en

la mayor parte de América Latina, la Iglesia Católica intentó hacer las paces

con ellos. Desde Roma, en nombre del ecumenismo, el Concilio Vaticano

Segundo (1962-1965), reconoció a los protestantes como hermanos

separados. Esta y otras reformas del Vaticano II no fueron, únicamente,

respuestas a la competencia de los protestantes. Pero para nuestros

objetivos presentes, permítanme enfatizar en este aspecto.

Aparte de neutralizar a los evangélicos como competidores, la Iglesia

Católica deseaba aprender de ellos. Quería llevar a cabo una reforma

desde adentro, para llenar los vacíos sociales y espirituales en los que los

evangelistas habían florecido. En formas frecuentemente ignoradas, como

estimular la lectura de la Biblia y el liderazgo laico, la reforma post-Vaticano

II adoptó al protestantismo como uno de sus modelos en América Latina. El

ejemplo más obvio fue la renovación carismática, la respuesta católica al

protestantismo pentecostal; otro fue la teología de la liberación. Los dos

esfuerzos por la revitalización infundieron al catolicismo con nuevas ideas y

energía. Al proporcionar a los católicos inquietos alternativas frente al

protestantismo, se puede haber bloqueado el crecimiento evangélico en

ciertos lugares.

No obstante, la teología de la liberación y la renovación carismática

demostraron ser también divisorias, ya que desafiaban a la autoridad como

se la comprendía tradicionalmente en la estructura católica. Bajo ciertas

circunstancias, además, parecían estimular el crecimiento evangélico.

Cuando ascendió un nuevo Papa, Juan Pablo II (1978-), trató de restaurar

la autoridad centralizada, lo que podía, también, estimular fácilmente las

deserciones. Aquel era el drama interior detrás de la polémica católica

contra el crecimiento evangélico, la contradicción que este capítulo tratará

de explorar.

Notas

{1} Wood 1900.

{2} El argumento ha sido recientemente resucitado por el neoconservador

católico Michael Novak (1986) en su crítica a la teología de la liberación.

{3} Costas 1982: 58-70.

Page 44: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{4} Wilson y Siewert 1986: 59-60.

{5} Curry 1968: 161.

{6} Goff 1968: cap. 1, p. 2.

oooooooooooooooooooooooo

ooooooooooooooooooo

←  nódulo 2002 • capítulo 2 • páginas 43-46  →

La reforma católica

en América Latina

Alrededor de los años 60, muchos trabajadores de la Iglesia Católica se

encontraban insatisfechos con las estructuras casi medievales que debían

administrar, y cómo modernizarlas se convirtió en el objeto de un profundo

debate. Otro asunto de disensión era cómo responder a los gobiernos

opresivos. Si la Iglesia Católica se aferraba al statu quo, como

frecuentemente lo había hecho en el pasado, continuaría alienando a los

miembros inquietos de las clases bajas. Pero si se volvía contra la

estructura de poder, sus viejos aliados la acusarían de subversión.

En respuesta a dichos predicamentos, el clero católico tomó diferentes

direcciones, cada una de ellas tratando de restaurar la autoridad de la

iglesia en una forma diferente. Los más conservadores se adhirieron a las

formas sacramentales e institucionales antiguas; sin aceptar los cambios

del Vaticano II, todavía eran capaces de consagrar las dictaduras militares

a la Virgen. Luego estaban los reformadores, institucionalistas más flexibles

y orientados hacia el futuro, que desplazaron a los conservadores en la

Page 45: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

administración eclesiástica. Criticaban al capitalismo y argumentaban que la

Iglesia necesitaba dedicarse a las injusticias sociales de América Latina. El

gran estímulo detrás de sus esfuerzos era el temor a levantamientos

sociales y derrames de sangre. Poco después, el intento de prevenir la

revolución con la reforma dividiría aún más al clero.

En un primer momento, los activistas católicos se expresaron a través

de sindicatos demócrata-cristianos, ligas campesinas y partidos políticos. A

medida que estas organizaciones llegaban a los límites permitidos por el

estado y la clase alta, tendían a ser suprimidas o absorbidas. Radicalizados

por sus experiencias, algunos activistas católicos se unieron a movimientos

revolucionarios. Otros se contenían de realizar este tipo de compromisos,

temiendo el costo humano que el derrocamiento del antiguo régimen traería

consigo. Desconfiaban también de la izquierda, pues sospechaban que ésta

terminaría construyendo dictaduras más poderosas. Los hombres que

supuestamente estaban a cargo, los obispos, titubeaban entre discursos de

protesta, mediación y reconciliación.{7} [44]

El dilema sobre si se debía trabajar dentro del orden establecido o

tratar de transtornarlo estaba acompañado por otra cuestión muy

importante, si se mantenía o no la cadena tradicional de la autoridad

clerical. La jerarquía católica había defendido durante mucho tiempo estas

prerrogativas. El Papa en Roma era, después de todo, el Vicario de Cristo

en la tierra. A pesar de que la jerarquía se adaptó al cambio al permitir

cierta independencia en los niveles bajos, cuánto debía ser permitido era

siempre un tema de discusión.

En América Latina, la pérdida de influencia entre las clases populares

fue tan obvia que, mucho antes del Concilio Vaticano Segundo, la Iglesia se

encontraba experimentando con nuevas ideas para reincorporar a las

masas. Durante las décadas de 1960 y 1970, la Iglesia estalló con nuevas

clases de organizaciones que pretendían alcanzar a los pobres y llevarlos

de vuelta al rebaño. Una táctica popular fue iniciar cooperativas. Otra fue

entrenar a catequistas laicos o «delegados de la Palabra». Una última fue

organizar «comunidades eclesiales de base»: grupos idealmente pequeños,

cohesivos y auto-dirigidos compuestos mayormente por gente pobre,

quienes estudiaban la Biblia y aplicaban sus enseñanzas a sus problemas

diarios.

Page 46: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El estímulo más inmediato para dichos esfuerzos fue la escasez del

clero. En una sola década, según Gary MacEoin, dos de cada cinco

sacerdotes en América Latina abandonaron su santo oficio. {8} Un número

cada vez menor de jóvenes iba al seminario, y la vasta mayoría desertaba

antes de concluir su largo curso de estudios. Incluso durante la década de

1980, cuando la disminución de vocaciones clericales finalmente se niveló,

el entrenamiento de un gran número de líderes laicos fue la única forma de

restaurar la presencia de la Iglesia en la población.

Algo determinante en los esfuerzos para entrenar a líderes seglares fue

el desafío del protestantismo. Para los católicos insatisfechos con la

jerarquía católica, esto proporcionaba argumentos importantes para ceder

poder a los líderes seglares y descentralizar la autoridad. En primer lugar,

los protestantes enviaban batallones de evangelistas contra los cuales los

católicos debían competir. «El contraste básico es el sacerdote versus el

propagandista», explicó un ex-sacerdote en Costa Rica. «[Para un

evangelista] basta tener una Biblia y conocer algunos himnos. [45] El puede

haber tomado un curso, a diferencia de los siete años de entrenamiento de

un sacerdote católico.»{9} En segundo lugar, los evangélicos practicaban

formas más populares de culto que los católicos, salvo las comunidades de

base y las carismáticas. De acuerdo a Thomas Bamat, tendían a «crear

relaciones más igualitarias y participativas. Permiten incluso a la gente más

pobre, asumir roles de liderazgo, y estimulan expresiones emocionales

durante el culto.»{10}

El protestantismo fue un modelo importante en otro aspecto. Con la

bendición de Roma, católicos de todas las clases descubrieron a una de las

más grandes atracciones del Protestantismo en América Latina: la Biblia. Lo

que alguna vez había sido simplemente un adorno en los púlpitos católicos,

incluso un texto proscrito, accesible únicamente para el clero y las personas

que ellos autorizaban, era ahora exaltado como una guía para la fe. Debido

a que la Biblia incluía muchos mensajes estimulantes para las clases

populares, se convirtió en una parte integral de la concientización propuesta

por la teología de la liberación.

La lectura de la Biblia fue también parte de otro movimiento

influenciado por el protestantismo, la renovación carismática. En contraste

con la teología de la liberación, que buscaba revitalizar a la Iglesia,

convirtiéndola en la vanguardia del cambio social, la idea carismática de la

renovación era el bautismo en el Espíritu Santo. Los carismáticos eran

Page 47: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

claramente los herederos de la tradición mística en el catolicismo. Pero

éstos adquirían sus «regalos espirituales» o charismata –curación por la fe,

don de lenguas– del pentecostalismo, la versión más popular del

protestantismo en América Latina. La mayor parte de estos católicos se

inspiraba en carismáticos católicos y protestantes de los Estados Unidos, y

no en los pentecostales latinoamericanos, quienes tendían a ser demasiado

prejuiciosos en contra de la Iglesia Católica como para trabajar en su

interior.{11} Sin embargo, el carismatismo se convirtió en la principal apertura

para las ideas evangélicas. Debido a que los católicos carismáticos

abarcaban la terna esencial de la devoción a la Biblia, la relación personal

con Cristo y la prioridad del evangelismo, algunos comenzaron a llamarse el

ala evangelista de la Iglesia Romana.

Los carismáticos recibieron menos publicidad que los liberacionistas,

pero algunas veces sobrepasaron su influencia, por lo menos a [46] nivel

local. Debido a que la renovación carismática generalmente no estaba

interesada en la política, se convirtió en una reacción contra la teología de

la liberación, atrayendo a los católicos de la clase media, que se apartaban

de los asuntos sociales y deseaban concentrarse en la labor pastoral. A

pesar de ser rivales, los dos movimientos compitieron contra el

protestantismo al adoptar algunas de sus características más

sobresalientes: la lectura de la Biblia, el liderazgo seglar, y la creación de

comunidades fraternales.

En algunas situaciones, la teología de la liberación y la renovación

carismática pudieron haber tenido éxito como una barrera contra más

pérdidas frente al protestantismo. En Brasil, los Bautistas del Sur

informaron que las comunidades de base y los programas sociales estaban

dando a la Iglesia Católica una nueva credibilidad entre las masas de

pobres. Las ocho mil comunidades de base que se estimaba existían, no

eran solamente grupos de acción política. Representaban, también, una

revitalización de la Iglesia a nivel popular, la cual involucraba y activaba a

los católicos anteriormente nominales. {12} Los evangélicos incluso se

mostraban temerosos e intimidados por las masas de gente que la Iglesia

Católica podía movilizar, especialmente cuando se reforzaban por el poder

de las visitas papales. Se podría decir que, al proporcionar un estímulo

competitivo, el protestantismo estaba fortaleciendo al catolicismo.

Notas

Page 48: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{7} Pablo Richard, citado por Deborah Huntington, «Visions of the Kingdom:

the Latin American Church in Conflict», NACLA Report on the Americas,

septiembre-octubre de 1985, pp. 22-23.

{8} Citado por John Shannon, «Catholicism's Coat of Many Colors», Latin

America Pulse, noviembre de 1983, pp. 2-5.

{9} Entrevista del autor a Arnoldo Mora, San José, Costa Rica, 18 de julio

de 1985.

{10} Thomas Bamat, «Ecuador: Controversy Surrounds Growing Evangelical

Presence», Latinamerica Press, 29 de noviembre de 1984, pp. 5-6.

{11} Para una descripción del carismaticismo católico, véase Thomas

Chordas, «Catholic Pentecostalism», en Glazier 1980: 143-175.

{12} Erich Bridges, «Catholicism in Brazil: Problems and Promise»,

Commission (SBC), febrero-marzo de 1982, pp. 26-29.

←  nódulo 2002 • capítulo 2 • páginas 46-49  →

El paso del ecumenismo

En Norteamérica y Europa, el movimiento ecuménico dio grandes

pasos para unir a los católicos y a los protestantes, pero esto no sucedió en

América Latina. Las autoridades católicas se encontraban particularmente

desilusionadas. Hasta lo que podían ver, el resultado más visible del

ecumenismo era un crecimiento evangélico más rápido. Los católicos leales

que nunca se habían sentido libres para asociarse con evangélicos

visitaban ahora sus cultos y descubrían la realidad de una alternativa

atractiva; algunos se convirtieron en neófitos. {13} La Iglesia Católica deseaba

interpretar al ecumenismo como un acuerdo «de cortesía» entre dos

misiones, por el cual cada uno se restringe a cierta esfera para no violar el

trabajo de los otros. A cambio de ser tolerados, los evangélicos tendrían

que abstenerse de proselitizar entre los católicos. [47]

Page 49: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Ciertos protestantes en América Latina eran cooperativos, pero eran

aquellos que ya no se interesaban en convertir a las masas católicas. En

cuanto a los de pensamiento más evangélico, algunos se mostraban

deseosos de admitir que parte de la Iglesia Católica se estaba abriendo a la

Biblia y a Cristo. Pero también estaban seguros de que el ecumenismo era

una táctica clerical para asimilarlos, para detener el flujo de católicos

insatisfechos hacia sus iglesias. No estaban dispuestos a aceptar la

afirmación de los católicos de que representaban a la mayor parte de la

población. La idea de reunir a los cristianos institucionalmente –la premisa

del ecumenismo desde un punto de vista católico– era para ellos un

absurdo. Aún los evangélicos moderados continuaban creyendo que lo

mejor para la Iglesia Católica sería que un gran porcentaje de su rebaño se

convirtiese al protestantismo.{14}

Como resultado, los evangélicos mostraban muy poco interés en la

negociación. «Somos muy sinceros, algunas veces ingenuos», me dijo con

amargura el obispo de Ambato, Ecuador, «pero aquí es imposible tener

ecumenismo porque no hay nadie en una posición responsable con quien

tratar».{15} Incluso en la Nicaragua revolucionaria, en donde los católicos y

protestantes conservadorse sintieron igualmente amenazados por la

revolución sandinista, no unieron sus fuerzas. «Aquí en Nicaragua tú eres

católico o protestante», declaró un líder evangélico en 1985. «No

consideramos que los católicos son cristianos, y por tanto tratamos de

atraerlos hacia nuestra fe. Ellos sienten lo mismo sobre nosotros. Por tanto,

cualquier cosa que se llame ecuménica no tiene mucho detrás de sí.»

Sin embargo, durante unos quince años después del Vaticano II, las

autoridades católicas generalmente se refrenaron de quejarse sobre los

evangélicos en público. La cautela parece haberse originado en Roma, que

se mostraba ansiosa por evitar más acusaciones sobre persecuciones

religiosas. Aquellos clérigos locales que luchaban para defender a sus

parroquias de intrusos sectarios resentían la actitud distante y fría de sus

superiores. En la década de 1980, la alarma sobre el crecimiento

protestante se manifestó nuevamente al interior de la jerarquía católica.

Aparte de los logros obvios que realizaban los evangélicos, otra razón fue

su ambición franca de convertir al continente entero al protestantismo. [48]

«América Latina es una región católica», admitió el analista evangélico

Jim Montgomery, de Cruzadas de Ultramar, «pero no hay razón para asumir

que necesariamente seguirá siendo así. Podría convertirse en una región

Page 50: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

evangélica en algún momento. Creo que si... Guatemala se convierte en la

primera nación predominantemente evangélica en América Latina, tendrá

un efecto de dominó.»

«Por supuesto que nuestro énfasis no es político o para destruir a la

Iglesia Católica», continuó Montgomery, «pero hemos tenido éxito en llamar

su atención. Muchas cosas negativas se han escrito, y a los evangelistas se

les acusa de tratar de tomar el país. Desafortunadamente, las líneas de

batalla están trazadas, a pesar de que no es nuestro objetivo estar en

guerra con la Iglesia Católica.» Montgomery fue el autor de Disciplinando a

todo un País (AMANECER), un programa de iglecrecimiento probado en

Filipinas antes de ser puesto en práctica en América Central. El objetivo

para Guatemala era «el 50% evangélico para 1990.» {16}

Obispos, arzobispos e incluso nuncios papales comenzaron a incluir a

«las sectas» en sus cartas pastorales sobre las aflicciones de América

Latina. No abandonaron la construcción del puente ecuménico para

aquellos protestantes deseosos de corresponder, pero desde ese momento

se empeñaron en defender su fe. Ya para 1979, durante la conferencia

episcopal de Puebla, los obispos se quejaron de la invasión de sectas. {17}

Cuando el Papa Juan Pablo II realizó una gira por América Central en

marzo de 1983, y fue luego a Haití para dar inicio a otra conferencia

episcopal, el tema más apremiante de la agenda era el auge del

Protestantismo fundamentalista. En noviembre de 1984, el delegado

apostólico del Vaticano en México declaró que los gobiernos

latinoamericanos debían oponerse al Instituto Lingüístico de Verano y a

otros grupos protestantes que engañaban a los latinoamericanos. {18} Poco

después, los obispos brasileños enviaron un informe al Vaticano sugiriendo

que detrás de la infiltración sectaria en América Latina estaba la Agencia

Central de Inteligencia.{19}

En cuanto a los evangélicos, comenzaron a sospechar que la Iglesia

Católica era la responsable de sus propias dificultades, especialmente con

los gobiernos. La Confederación Evangélica Colombiana se quejaba [49] de

que, mientras que los misioneros católicos de otros países no encontraban

obstáculos, se negaban casi todas las visas para los misioneros

protestantes. Debido a un concordato con el Vaticano, acusaba la

confederación, a los evangélicos se les impedía el acceso a los medios de

comunicación, se les prohibía el servir como capellanes castrenses para las

Page 51: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

fuerzas armadas y, a diferencia de los católicos, se les forzaba a pagar

impuestos sobre las propiedades eclesiales. {20}

La Alianza Evangélica Costarricense acusó a la Iglesia Católica de

maquinar un cambio en las leyes para visas, con el fin de impedir que más

misioneros se establezcan en Costa Rica tras escapar de la violencia

política de los países vecinos. A los curadores de fe y evangelistas que

habían utilizado el estadio de la capital, se les negó acceso en el futuro. La

alianza denunciaba, también, que las autoridades estaban utilizando

códigos de construcción y leyes de perjuicio público para impedir la

construcción de nuevas iglesias. Un cambio legislativo costó a las iglesias

no-católicas su exención de impuestos (aunque no sucedió lo mismo con la

católica), y los evangélicos luchaban en contra de una nueva ley de

educación que podría dar autoridad a la Iglesia Católica sobre sus institutos

bíblicos.{21}

Aparentemente en cada país y algunas veces a nivel diocesano, la

jerarquía católica había entregado a un departamento de ecumenismo o de

evangelización la tarea de vigilar a los evangélicos y de sugerir cómo

contrarrestarlos. «La salvamos ahora o la perdemos completamente», me

dijo un funcionario, refiriéndose a las lealtades religiosas de todo el

Ecuador. La Iglesia Católica estaba perdiendo, no solamente a católicos

nominales, aquellos que iban a la iglesia únicamente para ser bautizados y

enterrados, sino también a líderes seglares comprometidos. Hasta la

década de los años 70, los neófitos evangelistas pertenecían generalmente

a las clases populares. En el presente, la idea de integrarse a una iglesia

evangélica llegaba más alto en la escala social.

Notas

{13} Read et al. 1969: 267.

{14} Read et al. 1969: 268.

{15} Entrevista del autor a Monseñor Vicente R. Cisneros Durán, Ambato,

17 de junio de 1985.

{16} «DAWN is About to Break on Guatemala», Global Church Growth,

marzo-abril de 1984, p. 351.

{17} Bamat 1986: 34.

Page 52: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{18} Elisabeth Isais, «Apostolic Delegate in Mexico Urges Governments to

'Counteract' and 'Nullify' Protestant Groups», Missionary News Service,

15 de diciembre de 1984, pp. 2-3.

{19} El Nuevo Diario (Managua), 28 de enero, 14 y 16 de febrero de 1985.

{20} «Los protestantes denuncian discriminación», El Tiempo, 27 de junio

de 1985, y «Afirman los protestantes: somos ciudadanos de tercera», El

Tiempo, 28 de junio de 1985.

{21} Entrevista del autor a Fernando Ramírez, Alianza Evangélica

Costarricense, San José, 11 de julio de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 2 • páginas 49-52  →

Una explicación para las deserciones

hacia el protestantismo

¿Por qué existía tanta deserción de fieles hacia el protestantismo? Los

pensadores católicos sugirieron dos razones. La primera era una crítica

interna de su iglesia, pastoral aturaleza. La debilidad en el [50] cuidado

espiritual por parte de la Iglesia Católica hacia sus rebaños los volvió

vulnerables al proselitismo. Para competir con los evangélicos, la iglesia

necesitaba disminuir la burocracia, entrenar a más líderes seglares, y

convertirse en una comunidad más fraterna. Durante la conferencia

episcopal de 1983 en Haití, los obispos latinoamericanos votaron por imitar

los medios de comunicación evangélicos, estimular la lectura de la Biblia, y

crear más espacios para la participación seglar. {22} Tres años más tarde, el

Vaticano entregó un informe en los mismos términos. {23}

Desafortunadamente, estas ideas no eran nada nuevo. Gran parte de la

iglesia se había esforzado en ponerlas en práctica desde hace décadas.

Quizás esto esclarece por qué muchos católicos necesitaban una segunda

razón, de naturaleza política, para explicar la multiplicación de los

evangélicos. Incluso muchos conservadores creían que la actividad sectaria

era una táctica del imperialismo norteamericano. Debido a que los obispos

Page 53: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de América Latina habían estado previniendo a sus rebaños sobre los

designios yanquis desde antes de la revolución bolchevique, no era difícil

revivir el tema de la conspiración política.

«Lo que está ocurriendo en Guatemala puede tener graves

consecuencias», dijo el Obispo Mario Enrique Ríos Montt, hermano del

presidente evangélico de Guatemala, en 1982. «Se podría convertir en una

guerra religiosa mucho más seria que nuestra guerra política... No se olvide

de que los Estados Unidos fueron fundados por protestantes. Se considera

que la Iglesia Católica al sur de Texas es demasiado grande, demasiado

fuerte. Debido a que no se pueden enfrentar o pelear directamente con

nosotros, debemos ser debilitados y divididos de otra manera... Tanto

protestantes como marxistas están en nuestra contra –el Protestantismo

como el brazo del capitalismo conservador y el Marxismo como el brazo del

Comunismo ateo.»{24}

Los obispos como Ríos Montt citaban varias razones para justificar sus

sospechas. Una era el informe de la Comisión Rockefeller de 1969, el cual

anotaba que la Iglesia Católica era «vulnerable a la penetración

subversiva».{25} A pesar de que el informe no llamaba a una campaña

evangélica para socavar a la Iglesia Católica, como se alega

frecuentemente, sus términos sugerían que los políticos estadounidenses

estaban perdiendo la fe en el catolicismo como un baluarte contra el

comunismo. [51] Sería difícil no hacerlo, con los famosos sacerdotes

guerrilleros apareciendo por aquí y allá. Según los obispos, ésta era la

razón por la que Washington promocionaba a las sectas, como una

alternativa a la Iglesia Católica, para neutralizar su lucha a favor de la

dignidad humana.

Otro motivo de sospecha fue el momento oportuno en que ocurrió el

auge evangélico. ¿No habían llegado las sectas en un momento

estratégico, en la época más sensible, justo cuando la Iglesia Católica se

encontraba en la delicada tarea de reformarse a sí misma, y cuando el

orden social estaba por explotar? ¿Y qué hay de la evidente generosidad de

quienes financiaban el crecimiento evangélico? Mientras la Iglesia Católica

luchaba por mantener una inmensa infraestructura de parroquias,

conventos, escuelas y hospitales que se remontaba a siglos atrás, los

norteamericanos parecían tener el dinero para hacer todo lo que quisieran.

Page 54: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Algunos católicos llevaron la teoría de conspiración tan lejos que

negaban que las sectas fueran un fenómeno religioso. No obstante, muchos

grupos evangélicos se habían dedicado a su tarea desde hace muchas

décadas, sin mucho éxito. Luego, a medida que el desarrollo capitalista se

abrió al terreno social, lograron por fin tomar ventaja de la situación, al igual

que los revolucionarios y reformadores católicos. En cuanto al

financiamiento extranjero, la Iglesia Católica también recibió subsidios

sustanciales de muchas diócesis de América del Norte y Europa Occidental,

así como también de las instituciones católicas de ayuda como Caritas,

Adveniat y Misereor. En parte, la razón para esta aparente disparidad de

recursos era la gran cantidad de compromisos institucionales de la Iglesia

Católica. Mientras los católicos se esforzaban por mantener el sistema

territorial de una iglesia ya establecida, los evangélicos concentraban sus

recursos en conseguir nuevos miembros. {26} Dondequiera que existía un

campo listo para la cosecha, llegaba una multitud de evangelistas para

hablar a la gente a través de altavoces, visitarlos puerta a puerta, y

construir pequeñas iglesias de bloque por todas partes.

Después de décadas de análisis sociológico, muchos católicos se

mostraban severamente críticos de su iglesia. Si entramos en detalle, sin

embargo, sus prescripciones para tratar con las irrupciones evangelistas

[52] eran contradictorias. Algunos atribuían las pérdidas al conservadorismo

de la jerarquía católica y hacían un llamado para delegar más autoridad a

los líderes laicos. Mientras tanto, los conservadores culpaban a los

radicales eclesiales por alienar a los católicos de las clases dominantes y

por provocar la represión gubernamental, lo que trajo como resultado el

esparcimiento de sus rebaños. Para los conservadores, la solución era

centralizar nuevamente la autoridad de la Iglesia.

Tan dividida se encontraba la Iglesia Católica, que la alarma sobre las

deserciones al evangelismo parecía ser una de las pocas cosas en las que

todos se encontraban de acuerdo. Católicos de las distintas tendencias se

daban cuenta de que los evangélicos se estaban beneficiando de sus

disputas. A pesar de que algunos preferían dar énfasis al papel del dinero

norteamericano, otros reconocían que el problema llegaba a lo profundo de

su propia Iglesia, a su sistema de autoridad. {27} El clericalismo fue la clave

para comprender cómo la Iglesia Católica estaba, en contra de su deseo,

generando el crecimiento evangélico.

Notas

Page 55: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{22} Associated Press, «El CELAM decide contrarrestar influencia de sectas

protestantes», La Razón (Ciudad de Guatemala), 16 de marzo de 1983, p.

11. «Latin America: Counter-Evangelism», Evangelical Missions

Quarterly, julio de 1983, pp. 259-260. Taylor 1984: 5

{23} «Study Says Cults Reflect Church's Pastoral Failure», National Catholic

Reporter, 16 de mayo de 1986. Holy See 1986.

{24} Simons 1982: 116.

{25} Rockefeller Commission 1969: 31.

{26} Allan Figueroa Deck, «Fundamentalism and the Hispanic Catholic»,

America, 26 de enero de 1985, pp. 64-66.

{27} William Dinges, «The Vatican Report on Sects, Cults and New

Religious Movements», America, 27 de septiembre de 1986, pp. 145-147,

154.

←  nódulo 2002 • capítulo 2 • páginas 52-56  →

Los dilemas del clericalismo y del activismo

En cierto sentido, la renovación carismática y la teología de la

liberación atrajeron al protestantismo hacia el interior de la Iglesia Católica,

en donde una serie de dilemas continuaban llevando a los católicos hacia

las iglesias evangélicas. Un problema era la cuestión de la autoridad bíblica

versus la clerical. Si bien los católicos necesitaban más instrucción bíblica

para profundizar su fe, ésta debía ser impartida por la Iglesia, me dijo el

Padre Ernesto Bravo. «En una mano la Biblia, en la otra el catecismo.» {28}

De otra manera, la lectura de la Biblia podría conducir a la bomba de tiempo

de la libre interpretación y del sectarismo.

Un problema estrechamente relacionado con esto era cuánta autoridad

se debía conceder a los líderes laicos. Algunos sacerdotes lograron

estimular la iniciativa laica, de tal manera que las nuevas organizaciones

que auspiciaron se independizaron y siguieron su propio camino sin mucho

Page 56: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

conflicto. Pero las quejas de la dominación clerical eran frecuentes, incluso

en contra del sector de la iglesia que proclamaba la liberación. La utopía de

los activistas católicos significaba que, [53] aún si criticaban al clericalismo,

sus esfuerzos por organizar a los pobres podían fácilmente reproducirlo. {29}

Cuando un líder laico chocaba con los límites impuestos por un sacerdote

que insistía en sus prerrogativas, no era raro que el seglar desertara hacia

un grupo evangélico más reconocedor de sus habilidades. No mucho

después él mismo se convertiría en pastor. «Individuos que no pintaban

nada entre nosotros», informó el Obispo José Mario Ruiz Navas de Ecuador

«allí se vuelven dirigentes o predicadores, y ponen de manifiesto cualidades

que entre nosotros nunca tuvieron ocasión de mostrar. A veces con una

escasa preparación son lanzados al apostolado, mientras que nosotros no

nos fiamos de ellos, sino para cosas elementales.» {30}

Esto no significa que las iglesias evangélicas sean, necesariamente,

democráticas: las que crecían más rápidamente, como las Asambleas de

Dios en Brasil, podían ser muy autoritarias. La cultura latina a menudo

servía como explicación: los neófitos, especialmente aquellos de las clases

bajas, supuestamente buscaban una autoridad paternalista, fuerte, para

reemplazar el antiguo orden social dominado por el patrón. Pero el

protestantismo evangélico abrió una nueva escala de posibilidades de

liderazgo. Teóricamente, cualquier hombre podía alcanzar la cima, aún si

estaba casado y no tenía una educación formal. Para los disidentes,

siempre existía la posibilidad de unirse a otra iglesia evangélica, o de

empezar la suya propia. Por el contrario, los disidentes católicos que se

enfrentaban a un sacerdote local no tenían mayor opción dentro del

sistema.

La renovación carismática fue otro frente importante en la contienda

sobre la autoridad. ¿Quién era realmente el responsable? ¿Las figuras

carismáticas que conducían la renovación? ¿O un obispo nombrado desde

Roma, cuyos talentos eran fundamentalmente burocráticos? {31} La respuesta

oficial era el obispo, por supuesto, y cuando la renovación era dirigida por

sacerdotes con buenas relaciones con sus superiores, ésta afirmaba el

respeto hacia la jerarquía.

En Costa Rica, los misioneros evangélicos me dijeron que el

carismatismo se había convertido en la principal fuente de deserción hacia

sus propias iglesias. Afirmaban que, después del auge del movimiento

carismático, la jerarquía costarricense se había vuelto muy [54] represiva

Page 57: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

hacia finales de la década de 1970. «Repentinamente, grupos enteros de

carismáticos vieron la contradicción entre la experiencia mística, la lectura

de la Biblia para sí mismos, y la jerarquía [católica]», me explicó Paul Pretiz

de la Misión Latinoamericana. {32} «Se dirigían en masa hacia el

protestantismo. Por tanto, ahora la jerarquía pone a cargo a un sacerdote

popular, quien tiene mucho cuidado de incluir oraciones a la Virgen y

reforzar a la Santa Iglesia.»

Varias características de la renovación carismática atrajeron a los

pescadores de hombres evangélicos. En primer lugar, los católicos

renovados estaban ansiosos por aprender de los predicadores y curadores

de fe evangélicos. Segundo, la posición de la renovación como un término

medio entre el catolicismo y el protestantismo, se convirtió en un estado útil

para cierta clase de neófitos. Especialmente para los católicos de las clases

media y alta, renuentes a dañar su posición social al unirse a una religión

minoritaria, un grupo carismático de oración ofrecía muchas de las ventajas

del evangelismo, sin la necesidad de admitirlo. {*} Tercero, si un sacerdote

intentaba gobernar a los carismáticos católicos, se sentaban las bases para

una rápida salida hacia una iglesia evangélica. Como resultado, a menudo

se decía que los católicos carismáticos estaban desertando hacia el

protestantismo en masa. En cualquier caso, algunos evangélicos utilizaban

al carismatismo para llenar sus carpas, lo cual fue una razón por la que las

autoridades católicas se volvieron polémicas. {33}

Equilibrar al activismo político con las devociones tradicionales era otro

predicamento al que se enfrentaba la Iglesia Católica. Algunos lo llamaron

el problema de conducirse entre el «verticalismo» y el «horizontalismo» –

esto es, evitar una preocupación excesiva con lo espiritual o lo material–

cada uno de los cuales podía dejar esperanzas insatisfechas y un vacío

religioso que podía ser ocupado por los evangélicos. Allan Figueroa Deck,

un jesuita que trabajaba para preservar las lealtades católicas de los

hispanos en California del Sur, observó que:

«Algunos quieren 'sacramentalizar' [los hispanos]; se sienten felices si es

que el flujo de bautismos, primeras comuniones, confirmaciones y

matrimonios es constante y copioso. Otros piden la 'liberación'; consideran

que la [55] concientización, abrir los ojos de las personas hacia las causas

de opresión socio-política y económica, es el objetivo por excelencia.

Page 58: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«Los fundamentalistas han visto en esta confusión una oportunidad para

realizar logros entre los hispanos. Los sacerdotes, hermanas y legos bien

intencionados, progresistas y de mente liberal, algunas veces se trasladan

demasiado rápido. Parecen estar vendiendo un Catolicismo 'de este

mundo', con el que muchos hispanos no se pueden realmente identificar.

Por otro lado, una parte del clero parece adherirse a un enfoque mecánico

y sacramentalista, que da la impresión de que el último concilio ecuménico

fue el de Trento y no el Vaticano II.

«Los hispanos sienten que la vida en el mundo real requiere de cambio,

adaptación inteligente, y confrontación creativa con los problemas actuales.

El antiguo enfoque sacramentalista parece estar fuera de lugar; el nuevo

liberacionista parece ser excesivamente 'mundano'. Durante los años

recientes, el conflicto dentro de la Iglesia Católica sobre los objetivos

pastorales... y sobre los asuntos políticos han confundido a muchos

hispanos. Sin querer hacerlo, se está preparando el terreno para el

proselitismo fundamentalista.

«Los inmigrantes hispanos... necesitan estabilidad y moderación, no más

inseguridad y extremismos. Las sectas proporcionan una combinación

peculiar de un conservadorismo religioso tradicional (doctrinas seguras,

una moral simple o incluso simplista...) con una especie de

americanización... Las sectas fundamentalistas ofrecen a los hispanos un

paquete atractivo, coherente.»{34}{**}

La teología de la liberación antagonizaba, ciertamente, con los católicos

conservadores de las clases media y alta, los pilares de la iglesia en las

épocas pasadas, y especialmente con los oficiales militares. Disgustados

por los activistas sociales, estas elites anteriormente impenetrables se

mostraban con frecuencia agradecidas por el consuelo y el apoyo moral de

un evangelista conservador. [56] «Consideran a la Iglesia [Católica] como

su enemiga debido a su defensa por los derechos humanos», afirmaba un

obispo y antiguo capellán de la policía sobre su desilusionado rebaño. «En

contraste, las iglesias evangélicas son silenciosas –una posición más

aceptable para ellos.»{35}

La teología de la liberación también brindaba oportunidades a los

evangélicos cuando los regímenes militares mostraban el mayor desenfado

al masacrar a sus oponentes. Los ejemplos más claros estaban en

Guatemala y en El Salvador, en donde la represión gubernamental llevó a

los activistas católicos hacia movimientos revolucionarios. Luego, las

fuerzas de seguridad se desmandaron contra familias y vecinos indefensos.

Page 59: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Sin importar cuánto deseaba la Iglesia Católica recuperar las masas a

través del activismo social, tal compromiso podría conllevar un precio

demasiado alto para la mayoría de gente. {36}

Paradójicamente, mientras la Iglesia Católica trataba de abarcar la

causa del pobre, podría socavar su función de protectora. Esto se debía a

que, cuando la religión aparece como el «opio del pueblo», bien puede

estar funcionando como un «refugio de las masas», como lo llama Christian

Lalive D'Epinay. Esto es, bajo condiciones de severa opresión, las formas

aparentemente alienantes de la religión pueden proporcionar un cierto

espacio en el que los oprimidos pueden expresarse, precisamente porque

no amenazan al orden establecido. Pero la concientización y otras formas

de activismo socavaron aquel santuario. A medida que el conflicto se

agudizaba, aquellos cristianos que sobrevivieron a las represalias del

gobierno fueron forzados a elegir entre tomar las armas, aceptar la partida

hacia un campo de refugiados, o ir al exilio –ninguna elección de éstas

atraería más seguidores. Alternativamente, los católicos reprimidos podrían

unirse a una iglesia evangélica.

Notas

{*} Un grupo que llevaba la efervescencia carismática de las clases media y

alta hacia la congregación evangélica fue la Iglesia del Verbo en

Guatemala, a la que pertenecía el Presidente Efraín Ríos Montt.

{**} Desde mediados de la década de 1970 hasta mediados de los 80, el

porcentaje protestante de la población hispana en los Estados Unidos

había incrementado de 16 a 23 por ciento (estimación según Andrew M.

Greeley, America, 30 de julio de 1988, pp. 61-62).

{28} Entrevista del autor, Residencia de Jesuitas, Quito, Ecuador, 24 de

mayo de 1985.

{29} Para una crítica a la izquierda radical católica en el Perú y su

reproducción del clericalismo, véase Pásara 1986.

{30} Ruiz Navas 1984: 10.

{31} Hollenweger 1986: 9.

{32} Entrevista del autor, San José, Costa Rica, 9 de julio de 1985.

Page 60: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{33} Nelson 1983: 334.

{34} Allan Figueroa Deck, «Fundamentalism and the Hispanic Catholic.»

{35} Arturo Chacón y Humberto Lagos, La Religion en las Fuerzas Armadas

y de Orden, patrocinado por Lutheran World Relief y Church World

Service, citado en Latinamerica Press, 6 de marzo de 1986, p. 7.

{36} Simons 1982: 47.

←  nódulo 2002 • capítulo 2 • páginas 56-58  →

Contrarreforma

Estos fueron algunos de los resultados contradictorios detrás de varias

décadas de «reevangelización» en América Latina. Por mucho que la

teología de la liberación, la renovación carismática y otras innovaciones

relacionadas hayan reanimado a la Iglesia Católica, también la dividieron.

Es posible que durante la contienda con los evangélicos, las reformas la

hayan dejado aún más vulnerable que antes. [57] La revitalización había,

por lo menos, debilitado el control centralizado. Fue en respuesta a este

último resultado irrefutable que, en la década de 1980, el Papa Juan Pablo

II trató de reunificar a la Iglesia, con el fin de reafirmar su propia autoridad

en Roma.

Una forma por la cual el Papa trató de restaurar la autoridad

centralizada, señalaba Dayton Roberts de la Misión Latinoamericana, fue al

estimular la santidad católica tradicional, como los cultos a la Virgen María y

a los santos. El Papa también puso énfasis sobre la función del sacerdote

como un intermediario esencial entre Dios y los fieles. Para los protestantes

y católicos que afirmaban mantener una relación directa con Jesús, éstos

eran retrocesos ominosos. Desde la Reforma en Europa, los protestantes

han considerado que la adoración a los santos es una idolatría. Líderes

evangélicos temían que, al revivir los rituales católicos comunales, se

reviviría la persecución que sus primeros adeptos habían sufrido antes del

ecumenismo de los años sesenta.{37}

Page 61: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Cuando se le pidió que especificara a quienes denunciaba como

«falsos profetas» en un viaje a Latinoamérica, el Papa Juan Pablo II se

refirió a los Adventistas del Séptimo Día, mormones, y testigos de Jehová,

mas no a los protestantes ortodoxos. {38} No obstante, los evangélicos no se

mostraron convencidos. Señalaron que las acusaciones contra dichos

grupos generalmente eran seguidas por ráfagas indiscriminadas contra las

«sectas», las cuales incluían a sus propias iglesias. El fervor mesiánico en

el recibimiento al Papa durante su visita a América Central en 1983,

aseguró William Taylor de la Misión Centroamericana, produjo una ola de

polémica católica a la antigua. {39} Los evangélicos temían que la campaña

del Papa para unir a las diferentes facciones de la Iglesia Católica era a

costa suya, convirtiéndolos en el enemigo al que se debe atacar. Les guste

o no, la oposición a sus avances era una forma de unir nuevamente a las

diferentes tendencias católicas.

Pero la reafirmación de la autoridad jerárquica se podía convertir en

otra oportunidad para los evangélicos. Debido a que los reformadores

católicos habían sido influenciados por la necesidad de competir con el

protestantismo, tanto las comunidades de base como la renovación

carismática debían algo a la vitalidad religiosa de los evangélicos. Cuando

el Papa realizó una gira por América Latina, las autoridades católicas ya

[58] tenían la costumbre de repartir grandes cantidades de Biblias. En

varios países, las Sociedades Bíblicas Unidas informaron que estaban

vendiendo más escrituras a través de los católicos que de los protestantes.{40} Pero si las peregrinaciones del Papa hacia América Latina tuvieron éxito

en reafirmar la autoridad central, un número aún mayor de católicos podría

sentirse obligado a partir hacia iglesias que les permitieran seguir su propia

conciencia.

«Juan Pablo II define a la Iglesia en términos de sus obispos», explicó

un ex-jesuita. «El problema es que generalmente nombra a hombres muy

mediocres, y luego se pregunta cuál es la dificultad cuando son incapaces

de mostrar carisma de liderazgo. El poder de estos hombres viene desde

arriba, y por tanto, allá acuden en momentos difíciles. La Iglesia como 'el

pueblo de Dios' (según el Vaticano II) es una amenaza para ellos. Cuando

se encuentran con un grupo dinámico como el de los evangélicos, se

vuelven indefensos. El liderazgo tiene que volverse más amplio. Y Juan

Pablo II reconoce que esto es demasiado arriesgado. El no lo haría y le va a

Page 62: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

costar. El énfasis que pone el Papa en la obediencia a la jerarquía está, en

realidad, destruyendo el futuro de la Iglesia.» {41}

Este era el dilema detrás de la polémica contra las sectas. La Iglesia

Católica perdería más gente al reafirmar la autoridad clerical, pero también

lo haría en caso contrario. Sin importar lo que hicieran los católicos, se

estaban enfrentando al dolor de pasar de ser el pastor espiritual de América

Latina hacia un papel de menos importancia, de ser la iglesia tradicional.

Era como si el protestantismo fuera una reforma inevitable, que surgía del

mismo catolicismo. Ya sea que ocurriere dentro o fuera de la Iglesia, iba a

ocurrir.

Notas

{37} W. Dayton Roberts, «Latin America in the 1980s» Latin America

Evangelist, enero-febrero de 1981, pp. 4-5, y marzo-abril de 1981, pp. 6-

8; y «What Latins are Saying About Pope John Paul II», Latin America

Evangelist, mayo-junio 1982 (pp. 10-11).

{38} Latin America Evangelist, octubre-diciembre 1985, p. 20.

{39} Taylor 1984: 5.

{40} C. René Padilla, «Liberation Theology is Remarkably Protestant»,

Christianity Today, 15 de mayo de 1987, p. 12.

{41} Thomas Scheetz al autor, 2 de noviembre de 1986. Para estudios de

caso acerca de conflictos sobre la autoridad en la Iglesia Católica, véanse

los ensayos en Levine 1986.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 59-61  →

Desde el Día del Juicio Final hasta

el dominio en el evangelicalismo

norteamericano

Page 63: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«Ya no cabe representarnos como a predicadores campesinos golpeando

el púlpito. El cristianismo evangélica se ha convertido en el espectáculo

más grande sobre la tierra. Hace unos veinte a cuarenta años, se

encontraba al extremo de las cosas. Actualmente, se ha trasladado hacia el

centro.»

—Dave Breese, televangelista.{1}

A primera vista, el «Club 700» de Pat Robertson parecería ser un

programa de debate popular como cualquier otro. Pero este animador de

televisión enfatizaba el poder de la oración para curar todo, desde dolores

de cabeza hasta revoluciones. También urgía a sus televidentes para que

se tomen los Estados Unidos. Robertson tenía mucha habilidad para

vincular las preocupaciones cotidianas –enfermedad, deuda, riñas

familiares– de sus catorce millones de televidentes con el gran objetivo, la

campaña para salvar a los Estados Unidos. Norteamérica no estaba en

peligro únicamente debido a la amenaza externa del comunismo, decía

Robertson. El peligro más grave era una podredumbre moral sin

precedentes. Detrás de los pecados más obvios, como la ografía y el

aborto, se encontraba un mal más profundo, aquel del humanismo secular.

Presentado como la forma moderna de hacer las cosas, el humanismo

secular era la idea de que los hombres podían resolver sus problemas sin

Dios. Era la suma de todas esas filosofías –evolucionismo, relativismo,

liberalismo, asistencialismo– que habían alejado a los [60] Estados Unidos

de la Biblia. Es el momento de que Norteamérica se arrepienta, advertía

Robertson. La guerra nuclear estallará en 1982, predecía, y Cristo

regresará a la tierra.{2}

Cuatro años después de aquella fecha, Pat Robertson se encontraba

de candidato para presidente de los Estados Unidos. Decía que deseaba

continuar con el trabajo que Ronald Reagan había empezado, el de

restaurar el país con los fundamentos bíblicos. Junto con otros tele-

evangelistas, como Jimmy Swaggart y Jerry Falwell, Robertson era un

nuevo centro de poder en el evangelismo norteamericano. Al igual que el

resto de la televisión fundamentalista, durante la década de 1970 había

insistido sobre el inminente fin del mundo. Pero a mediados de la década de

1980, él y el resto de la derecha religiosa pidieron a su audiencia

reestablecer Norteamérica para sus hijos y nietos. Su destino no era el del

fin del mundo, sino el dominio cristiano sobre el mismo.

Page 64: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Este podría parecer un cambio confuso. No obstante, era de esperarse

del premilenarismo, la teoría más popular sobre el fin del mundo en el

protestantismo evangélico. Los premilenaristas sostienen que, a medida

que aumenta el mal, y la humanidad se vuelve más pecadora, Cristo

regresará para establecer su reino milenario sobre la tierra. Ellos creen que

la secuencia de eventos se encuentra trazada en la Biblia. La batalla final

entre las fuerzas del Bien y del Mal se aproxima rápidamente. Tendrá lugar

en la Tierra Santa, al este del Monte Carmelo, en el Valle de Armagedón,

cuando los ejércitos soviéticos, islámicos, europeos, africanos y chinos

converjan sobre Israel, sólo para ser destruidos por Jesucristo que vendrá

del este sobre nubes de gloria.

Esta magnífica visión solía ser asociada con el desinterés político. Si el

espiral del mundo que desciende hacia la perdición era parte del plan del

Señor, ¿por qué tratar de detenerlo? Unicamente Jesús podía hacer

realidad el Reino, no los endebles esfuerzos de los hombres. No obstante,

el premilenarismo puede ser una doctrina tan dinámica e incierta como el

calvinismo del siglo dieciséis. Al igual que un calvinista nunca podía saber

si el Señor lo había puesto entre los elegidos, los pocos escogidos para ser

salvados del castigo eterno, los premilenaristas tampoco saben cuándo

regresará el Señor. De ahí que podría ser esta noche o [61] después de una

generación. Pero regresará pronto, y al asumir roles fundamentales dentro

del plan divino, los premilenaristas pueden convertirse en activistas con un

tremendo sentido de misión.{3}

Para los de fuera, era fácil agrupar a todos los cristianos renacidos con

una manifestación alarmante como Pat Robertson. Pero la derecha religiosa

no dominaba todo dentro del evangelicalismo, incluso entre los cristianos

que se consideraban como conservadores. Tales diferencias tienen

importancia para este trabajo dada la continua influencia de los evangélicos

norteamericanos sobre sus hermanos en América Latina. Por consiguiente,

en este capítulo se considera a los evangélicos norteamericanos en

términos de sus divergentes formas de organización, teología y política.

Luego examina los conflictos de poder provocados por la campaña de la

derecha religiosa para tomar el control del movimiento evangélico. Entender

los desacuerdos entre los que se identifican como fundamentalistas,

evangélicos, o cristianos bíblicos, clarificará cómo se están manifestando

diferencias similares en América Latina, con el potencial para resultados

diferentes.

Page 65: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Notas

{1} Bromley y Shupe 1984: 148.

{2} Este esbozo de Pat Robertson está en deuda con Sara Diamond y

Richard Hatch, observadores del Club 700; Dick Dabney, «God's Own

Network», Harper's Magazine, agosto de 1980, pp. 33-52; y John Fialka y

Ellen Hume, «Pulpit and Politics», Wall Street Journal, 17 de octubre de

1985, pp. 1, 25.

{3} Acerca del premilenarismo, véase William Martin, «Waiting for the End»,

Atlantic Monthly, junio de 1982, pp. 31-7, y Weber 1983.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 61-64  →

El eclipse del protestantismo liberal

Antes de ahondar en el protestantismo evangélico, debemos distinguirlo

de las denominaciones «históricas» que, hasta hace poco, eran

consideradas como el ala dominante del protestantismo norteamericano. La

contienda entre las dos se fecha, generalmente, a principios del siglo

veinte, cuando las tendencias liberalizadoras en las principales

denominaciones provocaron una rebelión por parte de los conservadores.

Estos últimos sintieron que las nuevas interpretaciones históricas de la

Biblia estaban destruyendo la autoridad de ésta como la Palabra de Dios.

Para restaurar su autoridad, insistían en que la Biblia era una guía infalible

hacia la verdad, y se reafirmaban en lo que llamaban los fundamentos de la

fe.

Las contiendas entre los fundamentalistas y sus adversarios, los

llamados modernistas, expresaban desacuerdos más extensos, sobre cómo

entender al mundo y cómo reaccionar al cambio. Mientras que los

fundamentalistas insistían en que cualquiera podía llegar a la única

interpretación correcta de la realidad (la suya propia), los modernistas

aceptaban [62] la relatividad del conocimiento humano. Al suavizar su punto

de vista sobre la verdad religiosa, estos últimos encontraban difícil creer,

Page 66: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

por ejemplo, que Dios envíe a los hindúes al infierno únicamente porque un

misionero cristiano había fracasado en llegar a ellos. El consignar las almas

al castigo eterno sobre esta base, parecía algo injusto y sádico.

Insatisfechos con los resultados del trabajo misionero tradicional, y al

perder el interés en continuar con éste, los modernistas llegaron a la

conclusión de que únicamente el «evangelio social» –la educación y la

reforma social– se dirigía a las necesidades humanas.

Para los fundamentalistas, esto significaba traicionar la esencia de la

fe: la salvación personal. Recibieron el rechazo de los modernistas, quienes

les consideraban reliquias de una era pasada, y no lograron recuperar a las

denominaciones históricas. Mientras tanto, los modernistas se convertían

en pilares del liberalismo norteamericano. A finales de la década de 1960,

las denominaciones de liderazgo básicamente liberal del Concilio Nacional

de Iglesias (NCC), eran iglesias seguras de sí mismas. Desde sus oficinas

en Nueva York y Washington, D.C., el NCC realizaba campañas a favor de

los derechos humanos, del control de las armas nucleares y de los

movimientos revolucionarios. La misma luz iluminó al Concilio Mundial de

Iglesias (WCC) en Ginebra, las Naciones Unidas del cristianismo

ecuménico.

Sin embargo, los líderes de las principales denominaciones del NCC

eran más liberales que sus miembros. Debido a que las campañas sociales

alienaron a los miembros conservadores, los liberales eclesiales se

encontraron en desventaja en la atmósfera tan nacionalista de la política

norteamericana. De acuerdo a Joseph Hough, la razón era un cambio en la

atracción subyacente del liberalismo y del fundamentalismo. Hasta la

década de 1960, señaló Hough, los protestantes liberales habían procurado

mantenerse optimistas sobre el futuro de los Estados Unidos. Mantenían la

fe en que los norteamericanos podían construir un mundo mejor para ellos

mismos y para todos los demás. Pero ahora, los liberales se volvían contra

el expansionismo atolondrado de su sociedad, rechazando la proyección del

poder americano alrededor del mundo y exigiendo penosas nuevas formas

de equidad en el propio país.{4} Mientras tanto, las esperanzas que la clase

media norteamericana deseaba ver reforzadas en la iglesia se encontraban

ahora entre los fundamentalistas. [63]

En cuanto a la vida religiosa liberal, parecía que su vitalidad y su

convicción se estaban agotando. De acuerdo a los criterios evangélicos, el

clero del protestantismo liberal había reemplazado el estudio bíblico con la

Page 67: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

psicología popular, el evangelismo con los servicios sociales, la fe religiosa

con las causas políticas, y a Dios con el hombre. En las palabras de William

Willimon, la apertura indiscriminada hacia nuevas ideologías había traído

consigo una crisis de identidad. Muchas iglesias históricas habían perdido

el sentido de una comunidad definida, con una fe religiosa definida. {5}

No cabía duda de que gran parte, aunque no todo, del liderazgo de las

denominaciones históricas había abandonado el evangelismo, recortando el

flujo de neófitos. Los grupos también encontraron dificultades para

mantener a su gente joven, ya sea porque los jóvenes ya no se interesaban

en asistir a la iglesia, o porque estaban tan interesados que, en la búsqueda

de una autoridad religiosa más fuerte, se unían a grupos evangélicos. Las

congregaciones históricas envejecieron y disminuyeron en tamaño. Para

1990, se esperaba que la edad promedio de los bautistas americanos

afiliados al NCC sea de sesenta.{6}{*}

Debido a la fuerza conservadora, aún dentro de las denominaciones de

liderazgo liberal, los evangélicos se convirtieron en el nuevo centro de

gravedad en el protestantismo norteamericano. Estos poblaron grandes

extensiones de las clases bajas y medias, especialmente en las zonas de

rápido crecimiento en el Sur y Oeste del país. No obstante, estaban lejos de

ser una mayoría, pues representaban únicamente un 20% de la población

estadounidense.{7} Estaban, también, lejos de ser uniformes. Para

comprender las tensiones dentro del campo evangélico, debemos examinar

cómo las distintas tendencias competían por el apoyo [64] entre los

evangélicos y las formas contrastantes con las que simbolizaban sus tareas

cristianas en la tierra.

Se necesitan distinguir varios niveles. El primero, de la organización,

nos ayudará a tener un sentido del número sorprendente de iglesias y de

agencias que han fundado los evangélicos. El segundo, el teológico,

clarificará las diferencias entre los fundamentalistas, neo-evangélicos, y

pentecostales. El tercero, el político, explica las posiciones contradictorias

que los evangélicos han estado adoptando, desde apoyar a la carrera de

armas nucleares hasta hacer manifestaciones en su contra.

Notas

{*} Las denominaciones NCC incluían únicamente a un 53% de los

protestantes de los Estados Unidos en 1985, menos del 76% en 1920 y el

Page 68: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

62% en 1960 (William Hutchinson, citado en Sacramento Bee, 20 de abril

de 1985, p. B7, y Hutcheson 1981). Como grupo, la NCC perdió cerca de

cinco millones de miembros desde mediados de la década de los sesenta

hasta mediados de la década de los ochenta. Unicamente durante la

década de los setenta, los Presbiterianos Unidos perdieron cerca de tres

cuartos de millón, los Episcopales cerca de medio millón, y los Metodistas

Unidos casi un millón (Fundamentalist Journal, noviembre 1985, p. 14).

Los Bautistas del Sur, que no pertenecían al NCC, reemplazaron a los

Metodistas Unidos como la denominación protestante más grande del

país.

{4} Citado por John Dart, «Churches Try to Reverse Decline», Sacramento

Bee, 20 de abril de 1985, p. B7.

{5} William Willimon, «A Crisis of Identity», Sojourners, mayo de 1986, pp.

24-28.

{6} Tom Sine, «Shifting Christian Mission into the Future Tense»,

Missiology, enero de 1987, p. 16.

{7} «The Christianity Today-Gallup Poll: An Overview», Christianity Today,

21 de diciembre de 1979, pp. 14-17. Para un análisis más detallado de las

cifras, véase Hunter 1983.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 64-65  →

Organización evangélica

La idea de que los evangélicos estaban organizados parecería ser una

contradicción en sí. Si el protestantismo ecuménico era una burocracia sin

seguidores, el movimiento evangélico era una multitud de seguidores sin

una burocracia.{8} Muchos evangélicos norteamericanos pertenecían a

denominaciones conservadoras que no formaban parte de NCC. Entre éstas

se encontraban los Bautistas del Sur, quienes afirmaban tener unos 14,4

millones de miembros, y las Asambleas de Dios, que tenían 2,1 millones.

Pero eran más conocidos por sus miles de iglesias y de agencias

Page 69: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

independientes, un sistema de «libre empresa religiosa» que se originó en

el vacío de autoridad tradicional en la frontera norteamericana. {9}

La principal figura religiosa en la frontera era el predicador de circuito,

un hombre que, en las raras ocasiones en las que podía visitar, se

especializaba en avivar las lealtades religiosas, de ahí el «avivamiento». Lo

que contaba era su habilidad para atraer a una multitud, mas no su

entrenamiento formal o sus credenciales. Su principal fuente de autoridad

era la Biblia. La base del éxito –la capacidad de apelar a los sectores

populares más que a una jerarquía– condujo hacia una dispersión radical

de la autoridad y a interminables resquebrajamientos en las estructuras

eclesiásticas. Las combinaciones Iglesia-Estado decayeron, separando a

las esferas religiosa y política, y ayudando a secularizar al estado. {10}

Al ofrecer una amplia autoridad religiosa a cualquiera que tuviera el

potencial para el liderazgo, el avivamiento condujo a la organización de

innumerables nuevas empresas para propósitos religiosos. [65] En el siglo

diecinueve, algunos hombres iniciaron las «misiones de fe», para

evangelizar las partes del mundo que ellos consideraban eran ignoradas

por las misiones denominacionales. Sin un financiamiento denominacional,

«vivían de la fe y confiando en el Señor» –esto es, de cualquiera que

estuviera deseoso de ayudar.

A principios del siglo veinte, las misiones de fe y sus partidarios se

unieron a la rebelión fundamentalista en contra de las interpretaciones

liberales de la Biblia. Debido a que los seminarios establecidos estaban

controlados por sus adversarios, los fundamentalistas iniciaron sus propios

institutos bíblicos, cuyos egresados organizaron iglesias independientes y

ministerios especializados, las llamados «agencias paraeclesiales». Los

grupos paraeclesiales –misiones, estaciones de radio, asociaciones

evangélicas– rompieron las barreras denominacionales al apelar al mayor

público evangélico posible, sin importar su afiliación. Pero esto significó

enfrentar a los correligionarios con todo un mercado de causas dignas; la

competencia por las contribuciones se agudizó entre las iglesias y las

agencias paraeclesiales.

Notas

{8} Richard Ostling, «Evangelical Publishing and Broadcasting», en

Marsden 1984: 55.

Page 70: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{9} Marsden 1980: 194.

{10} Nathan Hatch, «Evangelicalism as a Democratic Movement», en

Marsden 1984: 71-82.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 65-70  →

La teología evangélica

Si aceptamos lo que afirman los fundamentalistas, éstos debían haber

acordado la única interpretación correcta de la Biblia. Desafortunadamente,

la experiencia ha demostrado lo contrario, lo que ha llevado a divisiones

sucesivas en las filas fundamentalistas. Debido a que las vendetas

eclesiásticas alienaron a la mayoría de los protestantes conservadores, los

eternos líos de los fundamentalistas los apartaron de las corrientes

principales de la vida americana. La historia de cómo algunos volvieron a la

corriente principal se remonta a la formación de la Asociación Nacional de

Evangélicos (NAE) a principios de 1940.

Los líderes de la NAE estaban determinados a vencer el sectarismo.

Para expresar su deseo de diseminar el evangelio, y no solo de defenderlo,

se autodefinieron con un antiguo término, el de «evangélico.» Para evitar

confundirlos con los evangélicos en el sentido más amplio, permítanme

referirme al movimiento de la NAE con otro término que también utilizaron,

el de «neo-evangélicos». Para calmar a los fundamentalistas recelosos, los

neo-evangélicos continuaron afirmando que [66] sostenían la infalibilidad de

las Escrituras. Sin embargo, debido a las incongruencias de tomarla

enteramente al pie de la letra, adquirieron métodos de interpretación más

sofisticados. A diferencia de los fundamentalistas, lograron una convivencia

con la ciencia y acabaron con la oposición a la teoría evolucionista como

una prueba de fe. Finalmente, en lugar de rechazar al «mundo» como

solían hacer los fundamentalistas, los teólogos neo-evangélicos

comenzaron a hablar sobre la necesidad de la «preocupación social». En la

década de 1950, la función de vocero recayó en Billy Graham, quien se

convirtió en la figura más popular de la religión norteamericana. {11}

Page 71: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Quedando atrás para defender los almenajes de la infalibilidad bíblica

se encontraban los fundamentalistas. Para la mayoría de éstos, su verdad

eterna era el dispensacionalismo, un esquema del siglo diecinueve para

explicar las muchas contradicciones bíblicas que explotaban los escépticos.

De acuerdo a la escuela liberal, por supuesto, las contradicciones surgen de

la confusa autoría humana de la Biblia. Para refutar tal noción, a los

dispensacionalistas se les ocurrió un sistema de distinciones aún más

complicado, para demostrar que las discrepancias aparentes se debían, en

realidad, a cambios en el plan divino, específicamente, en las etapas o

«dispensaciones» en las que ellos dividían el mensaje bíblico. Al enfatizar

la forma cómo los requisitos divinos cambiaban para cada época, los

dispensacionalistas no sólo resolvieron las contradicciones en la Biblia, sino

que también fueron capaces de rechazar a las escrituras que contradecían

su punto de vista. Así, los versículos sobre el Reino de Dios –usados para

predicar a favor de las reformas sociales– podrían ser suprimidos de la

presente época y ser almacenados para el glorioso período que sigue al

regreso de Cristo.{12}

El Instituto Bíblico Moody, en Chicago, y el Seminario Teológico de

Dallas eran los exponentes principales del pensamiento dispensacionalista.

Mientras sus egresados presidían muchas iglesias fundamentalistas

independientes o «bíblicas», también lograban atraer a neo-evangélicos. {13}

Sin embargo, para una segunda clase de fundamentalistas más

separacionistas, no era aceptable jugar en los dos equipos: denunciaron a

Moody, a Dallas y a la mayoría de otras escuelas evangélicas, o defender a

la Biblia con suficiente celo. Una de las figuras más conocidas de esta

segunda tendencia fundamentalista fue Bob Jones. [67] Su universidad

(llamada la Universidad de Bob Jones) prefirió renunciar a una exención de

impuestos antes de permitir noviazgos entre jóvenes blancos y negros. Otro

fue Jerry Falwell, quien fundó la famosa Mayoría Moral en 1979.

Un tercer grupo de fundamentalistas es de especial interés, dado su

éxito enorme en América Latina. Estos tomaron su nombre de Pentecostés,

un acontecimiento que se narra en los Hechos de los Apóstoles, cuando el

Espíritu Santo descendió sobre los discípulos y les concedió el don de

predicar en lenguas desconocidas. Fenómenos parecidos a Pentecostés –la

curación por la fe, el don de lenguas, la profecía– han ocurrido en muchas

épocas y lugares. Pero el movimiento contemporáneo data de principios del

siglo veinte, con avivamientos entre los negros y blancos pobres de los

Page 72: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Estados Unidos. Los dispensacionalistas no aprobaron la nueva

manifestación: ya habían relegado las referencias bíblicas de dichas

prácticas a una época pasada. No obstante, muchos pentecostales tomaron

al dispensacionalismo como suyo, lo adaptaron a sus propias necesidades,

y organizaron una variante más entusiasta del fundamentalismo.

Las figuras más notables en el pentecostalismo eran sus sanadores por

la fe. Los sanadores enseñaban que mientras más dinero entregabas al

trabajo del Señor, representado aquí por su humilde sirviente, recibirías sus

bendiciones, como restaurar la salud, reconciliar a la familia, y conceder las

riquezas. Los cristianos menos rimbombantes se escandalizaban por los

extravagantes espectáculos de mundo de farándula de los sanadores de fe,

sus pretensiones de hacer milagros, su recolección de grandes cantidades

de dinero, y su rápida partida al siguiente compromiso. «Nuestros

misioneros tienen que dar rodeos para regresar al campo y deben dar una

contabilidad estricta por cada centavo», se lamentaba un oficial de las

Asambleas de Dios en 1956. «[Pero] permitimos que hombres que no son

responsables ante nadie ni en la tierra ni en el cielo 'limpien' nuestras

iglesias periódicamente.»{14}

De llevar a cabo avivamientos en tiendas de campaña, iglesias y

auditorios, los sanadores más exitosos se convirtieron en evangelistas de

radio y televisión. Durante la década de 1980, se los conocía como el

movimiento de la «confesión de fe» o «confesión positiva». [68] «La

confesión (de una necesidad) trae su posesión», enseñaban estos hombres,

o «nómbrala y exígela». Esto implicaba que los cristianos que sufrían

alguna aflicción debían culparse a sí mismos por su falta de fe, y que los

verdaderos creyentes podían convertir a Dios en una lámpara mágica para

satisfacer sus deseos. Para los guardianes de la ortodoxia, las promesas y

fórmulas de estos hombres los hacía algo poco mejor que idólatras. {15} Pero

en lugar de ser desacreditados, estos profetas –como Oral Roberts y

Kenneth Hagin en Tulsa, Oklahoma, y Kenneth Copeland en Fort Worth,

Texas– atrajeron a tantos cristianos que otros líderes generalmente

evitaban una confrontación, por miedo a dividir a la comunidad evangélica.

Pat Robertson, de la Cadena Cristiana de Difusión y Jim Bakker, del Club

PTL («Alaba al Señor»), también adoptaron la confesión positiva.

Esta era una nueva clase de pentecostalismo, que reflejaba las

necesidades de cristianos que se habían convertido en consumidores.

También tenía una base social más amplia, debido en parte a lo que se

Page 73: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

conocía como la «renovación carismática». Al inicio de la década de 1960,

muchos católicos norteamericanos y protestantes históricos comenzaron a

tener sus propias experiencias pentecostales. Se llamaban a sí mismos

neo-pentecostales o carismáticos (nuevamente, según la palabra griega

para los dones pentecostales o charismata), pero no se unieron a las

congregaciones pentecostales. Más bien, optaron por permanecer en sus

iglesias antiguas y renovarlas, de ahí la renovación carismática. No les

importaba a qué iglesia asistías: lo importante era la hermandad en el

Espíritu Santo, convirtiendo al carismatismo en un punto de encuentro para

católicos y protestantes.

Los cultos de los carismáticos, amistosos y rítmicos, podían hacer

vibrar suficiente intimidad y calor como para hacerlos sentir como si

estuvieran en la puerta del cielo. Pero sus esfuerzos por renovar a las

iglesias históricas generalmente fracasaban. Como resultado, algunos se

unieron a las denominaciones pentecostales como las Asambleas de Dios.

Otros se juntaron alrededor de sus pastores espirituales, en nuevas iglesias

carismáticas. Otra salida para sus frustraciones era la derecha religiosa.

Los carismáticos que salían de las denominaciones establecidas no eran,

necesariamente, ni fundamentalistas ni derechistas, pero sus líderes

inspiracionales generalmente sí lo eran. Durante la década de 1980,

visionarios [69] derechistas estaban controlando las más enérgicas

confraternidades carismáticas.

Pero antes de trasladarnos hacia la política necesitamos preguntarnos,

cuán significativas son, en realidad, las diferencias teológicas entre los

fundamentalistas y los neo-evangélicos. {16} Históricamente, el neo-

evangelismo surgió del fundamentalismo. Más aún, en la práctica,

«fundamentalista» y «evangélico» frecuentemente han funcionado como

fachadas alternas para la misma operación. Cuando el cristiano versátil

llega a los impíos, adopta un estilo evangélico, para atraer a la mayor

audiencia posible. Pero cuando solicita ayuda financiera de una iglesia

fundamentalista, sostiene que defiende los mismos «fundamentos» que

ellos. Cuando organiza a los conversos en nuevas congregaciones, las

doctrina fundamentalista se pone en primer plano. Por consiguiente, cuando

una empresa evangélica solicita ayuda fundamentalista, los dos términos se

pueden referir a las fases de un ciclo, desde la iglesia fundamentalista hacia

el evangelismo, hasta consolidar a una nueva iglesia fundamentalista.

Page 74: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En este sentido, las diferencias teológicas entre los neo-evangélicos

más conservadores, los fundamentalistas menos separatistas y los

pentecostales más moderados no eran muy significativas. Los miembros de

las tres categorías se aceptaban entre sí como tonalidades diferentes de lo

que todos consideraban como «el cristianismo bíblico», que se identificaba

con la Asociación Nacional de Evangélicos. Pero la unidad que el liderazgo

de la NAE deseaba mantener estaba bajo mucha tensión, debido a las

crecientes diferencias sobre cómo entender al mundo y cambiarlo.

En primer lugar, un número creciente de neo-evangélicos ya no

pertenecía al campo fundamentalista: los fundamentalistas los atacaban por

ser demasiado flexibles en su interpretación de la Biblia. A pesar de que

muchos neo-evangélicos todavía decían defender un texto infalible,

aceptaban que su comprensión del mismo podía ser imperfecta. En

contraste, los fundamentalistas seguían afirmando que no sólo el texto era

infalible, sino también su propia interpretación. {17} En segundo lugar, los

evangélicos y los fundamentalistas se dividían sobre lo que constituía el

legítimo «compromiso social»{18} –es decir, el compromiso político. [70]

Todos aclamaban una «norma bíblica común», pero llegaban a

conclusiones muy diferentes sobre cómo entenderlo. {19}

Notas

{11} Hutcheson 1981: 32-5 y James Speer, «The New Christian Right and

its Parent Company», en Bromley and Shupe 1984: 31-32.

{12} Barr 1978: 193.

{13} «Main Street in Evangelicalville» y «What is the Moody-Dallas

Agenda?» Eternity, noviembre de 1981, pp. 19-22, y diciembre de 1981,

pp. 26-29.

{14} Menzies 1971: 339.

{15} Steve Scott, «True Confessions: The Miracle in Your Mouth» [folleto],

Apologetics Resource Center, Sacramento, California, 1985. Tim Stafford,

«Testing the Wine from John Wimber's Vineyard», Christianity Today, 8

de agosto de 1986, pp. 17-22.

{16} Mi diferenciación entre neo-evangélicos, fundamentalistas y

fundamentalistas más separacionistas sigue a Quebedeaux 1974: 18-32.

Page 75: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{17} Carl F. H. Henry, citado en Hill y Owen 1982: 89.

{18} Carl F. H. Henry, Christianity Today, 4 de enero de 1980.

{19} Mark Noll, «Evangelicals and the Study of the Bible», en Marsden

1984: 109.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 70-72  →

Política evangélica

A principios de la década de 1970, algunos neo-evangélicos se

hallaban avergonzados por el fracaso de sus iglesias al apoyar al

movimiento de los derechos civiles de los negros y oponerse a la Guerra de

Vietnam. Aquí y allá surgieron signos de una conciencia crítica social. Billy

Graham se sintió conmovido por la caída de su amigo Richard Nixon en el

escándalo de Watergate, repudió la cruzada anticomunista de su juventud,

y habló del control de las armas nucleares como su «interés social nº 1». {20}

Una influencia sobre Graham fue lo que Richard Quebedeaux llamó una

«izquierda evangélica».{21} Educado en los seminarios y en las

universidades más liberales como Fuller, cerca de Los Angeles y Wheaton,

cerca de Chicago, tomó su inspiración de las «iglesias de la paz» –algunas

denominaciones menonitas y la Hermandad Unida (United Brethren). La

tradición pacifista de tales organismos había sido separacionista y pietista,

pero estos cristianos eran activistas. Al propagar sus puntos de vista a

través de grupos como Evangélicos para la Acción Social, Sojourners, y The

Other Side, reclamaban ser escuchados en la Asociación Nacional de

Evangélicos. A pesar de que ellos apoyaban la necesidad del evangelismo y

rechazaban la violencia revolucionaria, su misión era cuestionar el

militarismo norteamericano, y convencer a sus hermanos sobre la

necesidad de la reforma social.

Los evangélicos de esta tendencia alcanzaron su apogeo durante la

presidencia de Jimmy Carter (1977-1981). La estimación de un partidario,

que decía que representaban una cuarta parte de los evangélicos blancos,

Page 76: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

parece más bien optimista.{22} No obstante, millones de protestantes negros,

teológicamente conservadores, compartían sus intereses. Quienes les

escucharon fueron los neo-evangélicos de peso, como Billy Graham y

Christianity Today, la revista que éste ayudó a fundar en 1956. A través de

las carreras profesionales de la gente a la que influenciaban, su

pensamiento se filtró en el liderazgo de muchas iglesias y agencias. [71]

La elección arrasadora de Ronald Reagan en 1980 fue un rudo

despertar. Los evangélicos de centro izquierda habían liderado el camino en

incitar a sus hermanos para que se involucrasen en los asuntos sociales,

pero la derecha religiosa cosechó la mayor parte de activistas. Acusó a los

evangélicos de centro-izquierda de ser protestantes liberales, y criticó al

liderazgo neo-evangélico por tolerarlos. Los asuntos sociales que los neo-

evangélicos bien educados del este y del norte de los Estados Unidos

deseaban plantear –empleos para los pobres, el hambre mundial, la

amenaza del holocausto nuclear– no capturaron la imaginación de la

mayoría de evangélicos.

Lo que sí captó su atención fueron las advertencias fundamentalistas

en contra de las amenazas a la forma de vida americana. La enseñanza de

la teoría evolucionista, la decisión de la Suprema Corte, en 1962, de

proscribir la oración en las escuelas públicas, su decisión de 1973 de

legalizar el aborto, la igualdad para las mujeres, derechos para los

homosexuales –éstos eran los temas que preocupaban a la mayoría de los

evangélicos. El detener las guerras y ayudar a los pobres contaba menos

que oponerse a los cambios sociales que los hacían sentir como extraños

en su propio país.

Algunos fundamentalistas habían entrado en la actividad política en

1976, al apoyar para presidente a un bautista sureño seglar, Jimmy Carter.

Decepcionados por Carter una vez en el poder, se pusieron de acuerdo con

los hombres que reorganizaban la derecha del Partido Republicano. Estos

nuevos aliados estaban principalmente interesados en restaurar el

capitalismo de laissez-faire y luchar contra el comunismo. Pero para

reclutar a los fundamentalistas como soldados para sus millonarios

colaboradores financieros, estaban deseosos de explotar temas morales y

se alinearon con los televangelistas, quienes se convirtieron en los profetas

de la derecha religiosa.{23}

Page 77: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El demócrata Jimmy Carter era un anciano en su congregación bautista

sureña, y allí enseñaba en la escuela dominical. Pocos pensaban que fue

un presidente efectivo, en parte debido a que se comportaba como un

sirviente cristiano. Esto, a los ojos de la derecha religiosa, lo convertía en

algo como un cobarde. Ellos querían un hombre duro en la Casa Blanca, e

hicieron mucho para elegirlo. Ronald Reagan, un actor [72] de cine

divorciado, que rara vez se molestaba en ir a la iglesia, y que entregaba

poco para la caridad, no parecería ser un cristiano renacido muy

convincente. En contraste con el discurso de Carter sobre la necesidad de

la humildad, Reagan enfatizó el poder y la grandeza de los Estados Unidos.

En contraste con los intentos de Carter por promover los derechos humanos

y egociar la paz en el Medio Oriente, Reagan realizó campañas para

nuevos sistemas bélicos y promovió nuevas guerras. Pero para la derecha

religiosa, él representaba el renacimiento espiritual. Se ocupó de las

cuestiones morales que les interesaba a ellos, especialmente la oposición al

aborto, al que consideraban un homicidio. Nunca se dieron cuenta de que

en Guatemala y en El Salvador, la elección de Reagan de 1980 fue seguida

de un crescendo de terror oficial. Los escuadrones de la muerte de América

Central pensaban que su hombre estaba en la Casa Blanca. La derecha

religiosa se regocijaba con su nuevo presidente cristiano.

Notas

{20} Ralph Chandler, «The Fundamentalist Heritage of the New Christian

Right», en Bromley y Shupe 1984: 56. «Billy Graham: Evangelists Go To

Far», Sacramento Bee, 4 de enero de 1985, p. A2.

{21} Quebedeaux 1978: 84-96.

{22} Grant Wacker, «Uneasy in Zion», en Marsden 1984: 18.

{23} Para una descripción del reclutamiento de evangélicos conservadores

por la derecha religiosa, véase Wallis 1986.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 72-75  →

Page 78: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

La lucha por la NAE y los Bautistas del Sur

Después de que Jerry Falwell anunció que la derecha religiosa iba a

«secuestrar» a los evangélicos de sus líderes moderados, Billy Graham

expresó sus dudas. Bueno, decía Graham, Falwell probablemente no

representaba más que el 10% de los evangélicos. {24} El evangélico más

conocido del mundo no apoyaba a la derecha religiosa: pensaba que ésta

había abusado de la religión en la campaña presidencial de 1984. A pesar

de ser amigo de Ronald Reagan durante treinta años, Graham estaba en

desacuerdo con «muchas» de las políticas del presidente. {25} En América

Latina, los discursos sobre mantener a la iglesia fuera de la política se

utilizaron en contra de la izquierda. Pero cuando Graham advirtió a los

norteamericanos que no equipararan al evangelio con un sistema político

particular, él los estaba previniendo en contra de la derecha religiosa.

Se había emprendido una batalla para el alma del evangelicalismo

norteamericano, entre fundamentalistas que ligaban su fe al reaganismo, y

evangélicos que deseaban mantener la acostumbrada distancia entre la

iglesia y el estado. Un lugar para mirar la contienda era la Asociación

Nacional de Evangélicos (NAE). Con cuarenta y cinco denominaciones y

más de doscientas agencias como miembros, la NAE era el organismo [73]

más representativo del espectro evangélico. Un frente en el que la NAE era

vulnerable a ataques fundamentalistas era la doctrina de la infalibilidad

bíblica. El concepto era tan divisorio y frágil que, desde el origen de la

asociación, sus fundadores neo-evangélicos habían tratado de acabar con

él. Sin embargo, mientras los fundamentalistas reaccionaban contra las

innovaciones neo-evangélicas, insistían en que la infalibilidad bíblica era

una prueba de fe importante, una prueba que muchos seminarios y

universidades de la NAE no podían pasar.

El otro frente en el que la NAE tenía que defenderse era el de la

política. Específicamente, ésta tenía que soportar a las nuevas

organizaciones que marchaban cada año a Washington D.C., con banderas

flameantes –la Mayoría Moral de Jerry Falwell, la Voz Cristiana del Coronel

Doner, la Mesa Redonda Religiosa de Ed McAteer, el Concilio de Libertad

de Pat Robertson, la Fundación de Fe para América de John Conlan, la

Coalición Americana para Valores Tradicionales, de Tim LaHaye, la

Coalición para el Avivamiento de Jay Grimstead– cada uno prometiendo

salvar a los Estados Unidos para Dios. Reflejando los deseos de sus

Page 79: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

miembros, la NAE se unió a ciertas campañas de la derecha religiosa como

aquellas en contra del aborto y de la ografía. En su convención de 1984, el

presidente Reagan habría podido predicar la intervención militar en América

Central con grandes aplausos.{26} Los líderes de la NAE, no obstante, no se

mostraban muy partidarios con respecto a la derecha religiosa;

desconfiaban de sus cruzadas y prevenían la reducción de la iglesia a un

programa político.{27}

Para ilustrar los planes que la derecha religiosa tenía para su

asociación, los oficiales de la NAE podían contemplar el espectáculo de su

descendencia de mayor influencia, la National Religious Broadcasters

(NRB, Difusores Religiosos Nacionales). Un producto de la lucha

fundamentalista por incursionar en la radio y en la televisión, la NRB

defendía los intereses de los difusores de radio y televisión que, en algunos

casos, estaban obteniendo fondos con métodos dignos de un vendedor

ambulante de medicinas. Los perdedores eran las iglesias locales, de cuyos

miembros estaban obteniendo cantidades de dinero. En 1981, el presidente

del Instituto Bíblico Moody advirtió que ministerios paraeclesiales como

éstos se estaban convirtiendo en la cola moviendo al perro. {28}

La convención anual de la NRB en Washington D.C. se estaba

convirtiendo en un circo para la derecha religiosa. Ronald Reagan era un

participante regular. Los oradores levantaban los ánimos a favor de las

«guerras de liberación» subsidiadas por la CIA. En 1983, la convención

entregó al Presidente de Guatemala, Efraín Ríos Montt, un premio por

servicio cristiano meritorio.{29} Sin embargo, no todos estaban complacidos

por la transformación de NRB en una pre-convención para el Partido

Republicano; de acuerdo a los miembros que estaban disgustados por esta

obvia politización, se estaba convirtiendo en los Difusores Republicanos

Nacionales.{30}

La derecha religiosa también logró captar el timón de la denominación

protestante más grande del país, la Convención de Bautistas del Sur (SBC).

A pesar de su reputación conservadora, esta «Iglesia Católica del Sur»

ocultaba una tendencia teológica moderada además de fundamentalista. En

política, los bautistas del sur iban desde la extrema derecha hasta el

liberalismo cauto de Jimmy Carter. Cuando la derecha religiosa trató de

utilizar la denominación para sus propósitos, fue impedida por los

moderados a cargo de la maquinaria institucional.

Page 80: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Un tema en el conflicto resultante era la integridad doctrinal. Los

fundamentalistas argumentaban que los liberales estaban tomando los

seminarios y misiones SBC. Otro era el papel de la denominación en la

política secular. Es importante recordar que, más que cualquier otra

tradición cristiana, los bautistas fueron los pioneros en la separación entre

la iglesia y el estado. En contraste con los moderados, quienes deseaban

mantener el principio de la separación, los fundamentalistas querían

convertir al SBC en una base de poder para una nueva ciudad de Dios.

Pronto los enfrentamientos en las convenciones anuales de la SBC se

convirtieron en el deporte favorito del espectador en el evangelicalismo

norteamericano. A medida que los moderados perdían control, acusaban a

sus adversarios de utilizar tácticas nada éticas, como manipular a las

delegaciones.{31} Al captar la presidencia de la SBC año tras año, los

fundamentalistas obtuvieron el control de los nombramientos para los

directorios. A través de éstos, a finales de la década de 1980, comenzaron

a tomar control de los seminarios y agencias de la denominación. [75]

Una de las misiones evangélicas más grande se encontraba en juego,

con 3.597 misioneros de carrera y otros 6.759 de término corto en 1985. En

América Latina, 1.276 misioneros trabajaban con las denominaciones

nacionales afirmando tener 17.500 puntos de predicación y 900.000

miembros.{32} Dada la proclividad fundamentalista por purgar a los liberales

sospechosos, el presidente de la misión advirtió que la imposición de una

rígida definición de la infalibilidad bíblica socavaría el esfuerzo de la SBC

por evangelizar al mundo. Las campañas fundamentalistas para definir

posiciones sobre la política extranjera norteamericana pusieron en peligro la

norma de neutralidad política de la misión. {33} Es decir, esto convertiría a los

misioneros bautistas del sur en personas aún más vulnerables de lo que ya

eran para los secuestros y las represalias.

A pesar de hablar sobre un posible cisma en la SBC, poco se dudaba

sobre qué facción llevaría consigo a la mayor parte de las iglesias. La

derecha religiosa parecía reflejar y reforzar los sentimientos dominantes en

las iglesias evangélicas de los blancos. De acuerdo a una investigación

realizada por James Guth, entre 1981 y 1984, los ministros bautistas del sur

que se identificaban como republicanos aumentaron del 29 al 66%. {34} En un

evento de la NAE en 1986, en Washington D.C., una encuesta de 110

evangélicos indicaba que únicamente el 12% planeaba votar por un

candidato demócrata en la siguiente elección presidencial. {35}

Page 81: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Notas

{24} Kenneth L. Woodward, «The Split-Up Evangelicals», Newsweek, 26 de

abril de 1982, pp. 88-91.

{25} «Billy Graham», Sacramento Bee.

{26} Marvin Antonio Guevara García, «Cristianos Revolucionarios

'Unanse'», El Nuevo Diario (Managua, Nicaragua), 25 de mayo de 1984.

{27} Para editoriales que los apoyaban, véase Christianity Today, 21 de

marzo de 1986, pp. 14-15, y 4 de abril de 1986, pp. 34-35.

{28} Kenneth A. Briggs, «Evangelicals Debate Their Role in Battling

Secularism», New York Times, 27 de enero de 1981, p. 6.

{29} Maureen Wells, «A Dash of Latin Verve», Religious Broadcasting

(Morristown, New Jersey: Difusores Religiosos Nacionales), marzo de

1983, pp. 34-35.

{30} «Jesse Jackson Spoke, But Not Many Listened», Christianity Today, 7

de marzo de 1986, p. 47.

{31} Para un debate entre un Bautista del Sur moderado y uno

fundamentalista, véase «Patterson vs. McCall on the Southern Baptist

Controversy», Fundamentalist Journal, mayo de 1985, pp. 10-21.

{32} «1985: The World in View», Commission (SBC), mayo de 1986, pp. 31-

42.

{33} R. Keith Parks, Commission, septiembre de 1982, pp. 2, 80.

{34} Citado por Thomas Byrne Edsall, «Republican America», New York

Review of Books, 24 de abril de 1986, pp. 3-6.

{35} Washington Insight (NAE), junio de 1986.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 75-77  →

Page 82: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Dispensacionalismo nuclear

Los premilenaristas siempre han mirado al fin del mundo con cierto

anhelo. Los últimos días no solo serán catastróficos, sino que los

premilenaristas realmente dedicados están haciendo todo lo posible para

acelerar su llegada. En la década de 1980, más y más personas se estaban

convirtiendo en activistas en este sentido, como si el Señor necesitara su

ayuda para llevar a cabo su plan. Al cumplir personalmente ésta o aquella

profecía, esperaban inclinar la decisión del Señor. Tal vez el esfuerzo más

popular, y el menos amenazador, era completar el evangelismo del mundo,

basado en Mateo 24:14, que «será predicado este evangelio del reino en

todo el orbe, para que su testimonio llegue a todos los pueblos; y entonces

vendrá el fin.» [76]

Otros intentos por cumplir profecías eran más alarmantes. Pongamos

como ejemplo la campaña para reconstruir el Templo en Jerusalén. Debido

a que para esto se debía demoler un santuario musulmán que se

encontraba en el mismo lugar, esto podría hacer estallar la guerra santa

que los premilenaristas predecían. {36} Luego, existía el dispensacionalismo

nuclear. Al interpretar la Biblia a la luz de sus preocupaciones geopolíticas,

algunos premilenaristas aclamaban a las armas nucleares como

instrumentos divinamente ordenados. Tal vez el inminente resplandor

atómico era el amanecer del Reino milenario. Ya sea que detone la acción

final de la historia o que simplemente defienda a la Iglesia en contra del

ateísmo mundial, el dispensacionalismo nuclear captó la imaginación de la

derecha religiosa. «El desarrollo de las armas nucleares era parte del plan

de Dios», exclamó Ed McAteer, director de la Mesa Redonda Religiosa. «La

guerra nuclear podría ser el cumplimiento de la profecía. Necesitamos estar

preparados. Antes de que nosotros nos vayamos, ellos se van. Puedo decir

aquello con toda la conciencia de un buen cristiano.» {37}

Como lo sugiere esta clase de pensamiento, el premilenarismo era una

doctrina ortodoxa, la cual, al ser llevada lo suficientemente lejos,

trastornaba al cristianismo en todo sentido. La creencia en el regreso del

Señor podía degenerar en un entusiasmo uevos sistemas de destrucción

masiva, oposición a las negociaciones con la Unión Soviética, e incluso en

la resignación frente al holocausto nuclear. «Aquellos que se suscriben a

este fatalismo del último día», escribió Tom Sine, «concluyen que nada se

puede hacer para alterar la plaga creciente de la pobreza mundial, cambiar

Page 83: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

las injustas estructuras económicas, o promover al Reino de Dios aquí en la

tierra... Algunos parecen sentir satisfacción frente a los desastres globales

que confirmarían sus escenarios del fin de los tiempos... Estoy convencido

de que los poderes de la oscuridad han llevado a cabo una estratagema

asombrosa».{38}

Cuando la simpatía de Ronald Reagan con el dispensacionalismo

nuclear se convirtió en un tema electoral de 1984, los evangélicos

moderados lo desaprobaron.{39} Hasta la derecha religiosa comenzó a dudar

de la eficacia de sus entusiastas profecías del Juicio Final; las imágenes del

desastre apocalíptico no eran la mejor forma para atraer a los

correligionarios hacia la arena política. Ahora que los Estados Unidos

regresaban [77] hacia la grandeza bajo la administración de Reagan, los

discursos sobre el inminente colapso nacional parecían inapropiados. Una

cosa era segura: la derecha religiosa estaba cansada del retraso político de

sus correligionarios. «Confío en que sepas que nuestro destino es el

gobernar las naciones», exclamó un pastor en una asamblea en

Sacramento, California. «Nuestro gran problema es que nosotros no

podemos encontrar cristianos que gobiernen su propio vecindario, no se

diga una ciudad, un condado, o un estado.» {40}

Notas

{36} Barbara y Michael Ledeen, «The Temple Mount Plot», The New

Republic, 18 de junio de 1984, pp. 20-23.

{37} Tom Sine, «Bringing Down the Final Curtain», Sojourners, junio-julio

1984, pp. 10-14.

{38} Ibid.

{39} «Critics Fear That Reagan is Swayed by... a 'Nuclear Armageddon'»,

Christianity Today, 14 de diciembre de 1984, pp. 50-51.

{40} Dennis Peacocke, California Alliance, Capitol Christian Center,

Sacramento, 21 de septiembre de 1985.

Page 84: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 77-80  →

La reconstrucción y la última lluvia

Basándose en el lenguaje bíblico sobre tomar el dominio de la tierra, la

derecha religiosa empezó a hablar de «tomar el dominio» sobre la sociedad

norteamericana y «reconstruirla» según los principios bíblicos. Leales a su

perspectiva de conquista, algunos dieron el siguiente paso lógico: que la

Biblia prometía a los cristianos el dominio político sobre todas las naciones.

«La orden de nuestro General es que pongamos a las naciones del mundo

bajo Su dominio», escribió un creyente. «Se nos ha ordenado disciplinarlos

y se nos ha prometido que nuestro Señor permanecerá con nosotros hasta

que se complete la conquista. Los líderes y las personas de las naciones

que planeen renunciar a la regla de Dios están conspirando en vano. Se

debe decir a los individuos y a las naciones: el Reino de Dios ha llegado y

su crecimiento no tendrá fin.»{41}

Una fuente de inspiración para esta clase de pensamiento fue la

teología de la Reforma, que descendía de Juan Calvino y su experimento

en Ginebra. La derecha religiosa no era la única que acudió a la tradición

de la Reforma como una guía para el papel de la iglesia en la sociedad. A lo

largo del espectro político, los evangélicos hablaban sobre la necesidad no

sólo de esperar pasivamente la segunda llegada de Cristo, sino también de

promover los valores del Reino aquí y ahora. Algunos neo-evangélicos

utilizaron los valores del Reino, como la justicia social, para hacer una

distinción entre lo cultural y lo bíblico, para separar el auténtico mensaje del

evangelio de las distorsiones realizadas por el hombre, y para emitir críticas

radicales contra el evangelicalismo norteamericano. {42} [78]

Para el movimiento «Reconstrucción Cristiana», lo ideal era el regreso

a la regla de Dios tal como la habían ejemplificado los puritanos que

colonizaron América del Norte en el siglo diecisiete. Debido a que los

reconstruccionistas se sentían también atraídos por la ideología

ultraderechista de la supervivencia –el afán de almacenar armas y víveres

para sobrevivir los últimos días– su idea de convertir a los Estados Unidos

en una nación cristiana era una feroz combinación de teocracia y

darwinismo social.{43} «Las así llamadas sociedades subdesarrolladas»,

escribió un iluminado reconstruccionista, «son subdesarrolladas porque son

socialistas, demoníacas y malditas».{44}

Page 85: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Otra fuente de inspiración para la toma de dominio era una oscura

tradición pentecostal conocida como la «última lluvia». Concebida como una

emanación del Espíritu Santo, bañaba a la derecha religiosa y a algunas de

las misiones más dinámicas para América Latina. La tradición se originó

entre los evangélicos deseosos de obtener la misma clase de poder

espiritual derramado por el Espíritu Santo en la época del Nuevo

Testamento. Dicha «primera lluvia», decidieron, sería seguida por una

«última lluvia» de milagros al fin del mundo. Los historiadores no han

prestado mucha atención a la última lluvia. Sólo recientemente la influencia

de sus enseñanzas ha sido tomada en cuenta.

Por lo menos parte de la presente difusión puede remontarse al

descenso del Espíritu Santo durante los avivamientos a finales de los años

40, en el lugar poco probable de North Battleford, Saskatchewan. La

ocasión fue un cisma local en la rama canadiense de las Asambleas de

Dios. Los líderes de la división profetizaban un avivamiento universal, un

movimiento poderoso del espíritu que arrebataría al mundo antes del

regreso de Cristo. Declarando su nombramiento divino, anunciaron la

restauración de los ministerios del Nuevo Testamento y se nombraron

apóstoles y profetas. Extendiendo sus manos, impartían curaciones físicas

y otros dones espirituales. Para sus seguidores, pronunciaban profecías

detalladas que tenían que obedecer. Después de que surgió el temor de

que se tomaran las Asambleas de Dios, los líderes fueron condenados

como no-bíblicos y expulsados de las iglesias establecidas. {45}

Como lo sugiere el episodio, la lluvia espiritual de milagros y

revelaciones fue demasiado trastornadora para las denominaciones

pentecostales establecidas. [79] Para esta etapa, perseguían moderación y

aceptación del mundo cristiano más extenso. Poco después, la última lluvia

había caído en el olvido, dejando atrás únicamente a grupos separados que

se consideraban los «hijos manifiestos de Dios» o los «vencedores». Creían

que antes de la llegada de Cristo tomarían el dominio sobre la tierra y sobre

la misma muerte.{46} Pero las ideas asociadas con la última lluvia persistían

como una tradición esotérica que corría por debajo en el movimiento

pentecostal. En el siguiente gran avivamiento pentecostal, con la

renovación carismática de la década de 1960, estas ideas emergieron

nuevamente en la forma de varias doctrinas.

Una de tales convicciones era que, a través del «poder de la palabra»,

los cristianos de elite podían dirigir eventos y gobernar el universo, una

Page 86: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

creencia popularizada en la «confesión positiva», también conocida como

«nómbrala y exígela». Otra doctrina que nació de la última lluvia enfatizaba

la sumisión a la autoridad espiritual: se manifestaba en el movimiento

«pastoral» o «discipulado». Al igual que los mentores de la última lluvia, los

líderes pastorales se consideraban apóstoles y profetas, practicaban la

puesta de manos, y entregaban profecías para que sus discípulos las

siguieran al pie de la letra.

Un argentino llamado Juan Carlos Ortiz –coincidentemente, cuñado del

evangelista Luis Palau– desempeñó un papel prominente en la formulación

de la doctrina pastoral. A pesar de ser expulsado de las Asambleas de Dios

en su propio país, Ortiz y su sistema llegaron a los Estados Unidos a través

de un grupo llamado Ministerios Cristianos de Crecimiento de Fort

Lauderdale, Florida. A medida que los evangelistas de Fort Lauderdale

establecían cadenas de sumisión hacia sí mismos alrededor del país,

llegaron a tener demasiado éxito en la opinión del liderazgo pentecostal

establecido, el cual les acusó de tomar un «control antibíblico» sobre sus

seguidores y de «robar las ovejas» de otros pastores. {47}

Durante el escándalo resultante, el movimiento pastoral supuestamente

ablandó sus prácticas autoritarias. Pero bajo el nombre de «renacimiento o

avivamiento de restauración», los mismos líderes, junto con muchos otros

nuevos, expandieron su agenda para los años ochenta. {48} En un momento

en que muchos carismáticos habían perdido la esperanza [80] de renovar

las denominaciones establecidas, los restauracionistas les urgían a desertar

hacia nuevas asociaciones carismáticas que «restaurarían» la auténtica

iglesia del Nuevo Testamento.{49} Los restauracionistas también esperaban

que un avivamiento masivo arrebataría al mundo y anunciaría el Reino de

Dios. Sobre la base de una iglesia restaurada, el mundo se construiría

nuevamente. En cuanto a su propio papel, se consideraban como co-

gobernantes con Cristo, como señores espirituales de un nuevo orden del

mundo. Entre ellos se encontraban los consejeros religiosos que rodeaban

al dictador evangélico de Guatemala, Efraín Ríos Montt.

Notas

{41} Monte Wilson de Fishers and Builders, en Tallahassee, Florida, «The

Nations of the World Are His!» Forerunner (Gainesville, Florida:

Maranatha Campus Ministries), agosto de 1986, pp. 20-21.

Page 87: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{42} Christianity Today, 5 de septiembre de 1986, pp. 30-31.

{43} David Rausch y Douglas Chismar, «The New Puritans and their

Theonomic Paradise», Christian Century, 3 de agosto de 1983, pp. 712-

715.

{44} Gary North, citado por Rodney Clapp, «Democracy as Heresy»,

Christianity Today, 20 de febrero de 1987, pp. 17-23.

{45} Darrand y Shupe 1983: 33-59, véase también Holdcroft 1980.

{46} «The Manifest Sons of God», 1985, y «Satan Unmasked», s.f. [folletos],

Sacramento, California: Apologetics Resource Center.

{47} Edward E. Plowman, «The Deepening Rift in the Charismatic

Movement», Christianity Today, 1º de octubre de 1975, pp. 52-54. John

Maust, «Charismatic Leaders Seeking Faith for Their Own Healing»,

Christianity Today, 4 de abril de 1980, pp. 44-46. Berberian 1983: 40-41,

82-109.

{48} Para la descripción de un movimiento similar en Gran Bretaña, véase

Walker 1985.

{49} Larry Tomczak, «God's Solution to the Current Crisis», People of

Destiny (Wheaton, Maryland), septiembre-octubre de 1983, pp. 4-9.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 80-83  →

El renacimiento de restauración

El movimiento de restauración tenía el apoyo de algunos de los

principales televangelistas, incluyendo a Pat Robertson. Pero a nivel de sus

seguidores, consistía en una multitud de ministerios y de iglesias

carismáticas. Varios de sus líderes salieron de las Asambleas de Dios, cuya

combinación de fervor y supervisión había producido muchos empresarios

espirituales que seguían su propio llamado. En América Latina, los

restauracionistas estaban representados, principalmente, uevas misiones

Page 88: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

que formaban parte del tremendo fermento pentecostal. Pero su influencia

también era visible en dos extensas organizaciones. Una era Juventud con

una Misión (YWAM), la más grande de las agencias que envía miles de

jóvenes norteamericanos en cortos viajes evangelizadores alrededor del

mundo. Otra era la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio

Completo (FGBMF), una red de clubes de hombres cuyos líderes –

generalmente del «cinturón del sol» conservador del Sur y Oeste de los

Estados Unidos– buscaban evangelizar a las elites políticas, militares y

empresariales de América Latina.

Este era el ala más dinámica y expansionista del evangelicalismo

norteamericano. Los carismáticos restauracionistas tendían a ser jóvenes,

que recientemente habían dejado vidas de pecado y que todavía

atravesaban crisis espirituales. Algunos eran un producto desorientado de

la contra-cultura, en busca de un camino recto. Ciertos líderes eran ex-

músicos de rock. Ocasionalmente, el magnetismo personal de los líderes,

sus pretensiones de relaciones especiales con Dios, y las fuertes demandas

sobre sus discípulos llevaban a acusaciones de que estaban [81]

estableciendo cultos a su alrededor. Sin tradiciones firmes y sin autoridades

superiores, excepto el mismo Señor, estas iglesias podían ser como

«cañones sueltos» , capaces de provocar cualquier cosa. En un momento,

parecían estar regodeándose en la auto-gratificación consumista del

movimiento «nómbralo y exígelo». Al momento siguiente, se presentaban

como las tropas de choque de la derecha religiosa.

Estos cristianos eran fundamentalistas en lo referente a la infalibilidad

bíblica y a la necesidad de enfrentar al demonio. Algunos observadores

dirían que eran fanáticos. No existía una sombra de gris en su universo

moral, sólo negro y blanco, bueno y malo. Su creencia en la guerra

espiritual –batallas con los demonios y liberaciones milagrosas– podía ser

tan fuerte que parecía subyugar a la decencia humana. Pero los

restauracionistas no predicaban que los cristianos debían apartarse del

mundo. Al tolerar las diferencias doctrinales que los fundamentalistas de la

escuela antigua no toleraban, evitaban algo del sectarismo que había vuelto

famosos a estos últimos.

Una razón por la cual los restauracionistas mantenían cierta

ecumenidad era su entrega a la política de derecha. Como resultado,

ayudaron a unificar a la derecha religiosa. En asuntos extranjeros, su

dogma central era identificar a los Estados Unidos con la mano derecha del

Page 89: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Señor en la lucha contra el comunismo. Parecían no dudar sobre utilizar el

armamento bélico norteamericano alrededor del mundo. Cualquiera que

fuere la causa, debía ser justa.

El Maranatha Campus Ministries, uno de los nuevos grupos

carismáticos que estaban penetrando en América Latina, ejemplificaba el

estilo restauracionista. Maranatha ofrecía cultos entusiastas y fraternidades

cálidas en sus cien congregaciones universitarias. Pero su concepción del

mundo era extremadamente rígida, aún supersticiosa. «Nada es neutral en

el mundo Maranatha», informó un ex-miembro. «O es el deseo de Dios o es

la obra del demonio, hasta cuando se lava la ropa.» {50}

Maranatha era el trabajo de Bob Weiner, un joven ministro que se

presentaba como un entrenador de fútbol. En una de sus concentraciones,

en 1981, el ambiente era el de un día de entrenamiento después de haber

perdido el último partido. El entrenador pensaba que su equipo [82] no

estaba trabajando lo suficientemente duro. Mientras tanto, algunos de los

padres que miraban desde los graderíos pensaban que Weiner estaba

presionando demasiado duro. Se quejaron de que sus chicos estaban

sufriendo extraños cambios de personalidad, estaban fracasando en la

escuela y estaban entregando a Maranatha sumas de dinero destinadas

para su educación. Cuando los padres transmitieron estas preocupaciones

a Maranatha, una de las respuestas fue que el demonio los estaba

utilizando.

Tras varios incidentes en los que padres de jóvenes maranathanistas

secuestraron y «desprogramaron» a sus hijos, estudiosos evangélicos

realizaron un informe. Concluyeron que Maranatha estaba reemplazando la

autoridad de la Biblia con la autoridad de Bob Weiner. Entre otras cosas, los

investigadores no estaban impresionados con las «palabras del Señor» –

profecías o revelaciones divinas– con las cuales los líderes mantenían en

línea a sus discípulos.{51} En Maranatha, el autoritarismo del movimiento

pastoral se encontraba vivito y coleando.

Weiner también era conocido por «llamar a las tropas» –es decir, por

ordenar manifestaciones universitarias a favor de causas como los contras

nicaragüenses.{52} Con la creencia de que los contras eran luchadores

cristianos de la libertad, los maranathanistas distribuyeron una publicación

en la que ofrecían a los contribuyentes las envolturas de balas disparadas a

los sandinistas.{53} Al señalar el peligro de un ataque soviético marítimo por

Page 90: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la costa sur de los Estados Unidos, Maranatha publicó una encuesta que

informaba que una gran mayoría de universitarios estaba deseosa de unirse

a las fuerzas armadas para luchar en América Central.

De acuerdo al periódico de Maranatha, los cristianos norteamericanos

tenían la responsabilidad de ser los guardianes de la libertad alrededor del

mundo. Ahora que el presidente Reagan estaba tomando decisiones

cruciales sobre Nicaragua, el periódico urgía a sus lectores a bombardear

toda la situación con oración. Cualquiera que fueren las medidas militares a

tomarse en los próximos meses, señalaba Maranatha, no se podía confiar

en las armas. No, los cristianos deberían pedir al Señor una intervención

sobrenatural en contra de la revolución sandinista. [83] Ninguna acción

militar por parte de los Estados Unidos tendría éxito si los cristianos no

luchaban en el reino espiritual.{54}

Notas

{50} Diane Divoky, «UCD Ministry: Evangelism or Mind Control?»

Sacramento Bee, 4 de junio de 1984, pp. B1-2.

{51} Randy Frame, «A Team of Cult Watchers Challenges a Growing

Campus Ministry», Christianity Today, 10 de agosto de 1984, pp. 38-43.

{52} John Fialka, «Fervent Faction», Wall Street Journal, 16 de agosto de

1985, pp. 1, 15.

{53} Freedom Fighter (Washington, D.C: Coalition for Democracy in Central

America), enero de 1985, p. 12.

{54} Lee Grady, «Communist Aggression in Nicaragua», Forerunner,

diciembre de 1984, pp. 17-19, 24.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 83-86  →

Teología del dominio

Page 91: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Cuando los entusiastas hablaban acerca del dominio cristiano sobre la

tierra, tendían a ser vagos al señalar si esto ocurriría antes o después del

regreso de Cristo. La cronología precisa era un tema sobre el que la

mayoría de los evangélicos preferían no discutir. Pero gran parte de la

urgencia del fundamentalismo se debía a la inminencia del juicio final.

Aquellos que hablaban a favor de la restauración de la iglesia, de la

reconstrucción de los Estados Unidos sobre los fundamentos bíblicos, y de

tomar el dominio sobre la tierra, invitaban a la controversia. Contradecían

un dogma central del premilenarismo, según el cual un mundo sumido en el

pecado solo podía ser rescatado por el retorno físico de Cristo.

En el congreso de 1986 de la Coalición para el Avivamiento, una

amalgama de restauracionistas y reconstruccionistas, se proponían

galvanizar a la iglesia para tomar el control de la sociedad. Los

organizadores pensaban que no tenía sentido discutir sobre las cronologías

milenarias. Esta era una actitud típica de evangélicos buscando la unidad, y

los quinientos activistas no parecían estar muy interesados en sus

diferencias al respecto. No obstante, mientras la mayoría tenía una

formación premilenarista y se reportaba a grupos premilenaristas, algunos

parecían neófitos recientes del postmilenarismo. Este es un cuadro muy

diferente del final de los tiempos: Cristo regresaría a la tierra no en una

terrible época de tribulación anterior al milenio, como lo ha señalado la

tendencia premilenial, sino únicamente después de que sus confiados y

victoriosos fieles hayan construido el reino de los mil años.

Otros participantes en la Coalición para el Avivamiento apoyaban a una

nueva y politizada versión de lo que se llama el «amileniarismo». En el

debate pre y postmilenial, ésta es una posición intermedia, la que

generalmente ha descrito al Reino de Dios sobre la tierra más bien en

términos espirituales: se dice que el Reino ya ha llegado, por ejemplo, en la

forma de una iglesia victoriosa. En ese momento, sin embargo, los

activistas de la derecha religiosa estaban dando al amileniarismo un [84]

nuevo giro militante. Concluían que, como sirvientes de un Cristo presente

en forma espiritual, co-gobernarían con Él sobre la Tierra. {55}

Distinciones como ésta pueden ser difíciles de entender, pero

representan las teologías del poder de la derecha religiosa. Si los

premilenaristas derivan su energía de la visión de una catástrofe inminente,

los postmilenaristas y amilenaristas se inspiran en la idea de la construcción

del Reino. Cada visión sitúa a los creyentes en el campo de batalla, entre el

Page 92: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

bien y el mal. A pesar de que los dos se contradicen entre sí, la derecha

religiosa estaba tan envuelta en su poder emocional que combinaba sus

imágenes del apocalipsis y del triunfo en nuevas formas dramáticas.

Sin importar que los activistas fueren pre-, post- o amileniales,

esperaban tomar el poder. Según una nueva escatología conocida como la

teología del dominio o del Reino, se estaban alejando del concepto

tradicional de que Cristo regresaría hacia un remanente de cristianos

asediados. Ahora, más evangélicos afirmaban que Cristo regresaría a un

mundo ocupado y redimido antes de su llegada. La Gran Comisión se

cumpliría únicamente cuando el Evangelio gobernara sobre todos los reinos

del mundo y la mayoría de los habitantes aceptara a Cristo.

En todo el mundo, los pensadores del dominio creían que los cristianos

tomarían el poder.{56} Las naciones que caían en deuda y en corrupción

serían reconstruidas de acuerdo a patrones cristianos. Sus gobernantes

mirarían a la Palabra de Dios como a una guía para asuntos económicos y

exteriores. Los hombres de negocios serían honorables. Las ganancias mal

obtenidas pasarían a manos de los cristianos, quienes las utilizarían para

ayudar a los necesitados. Los periodistas cristianos finalmente dirían al

mundo la verdad sobre todo. En América Latina, el derramamiento de

sangre terminaría, y Cuba quedaría libre de la tiranía. {57}

Cuando los militantes de la derecha religiosa se alejaban del

premilenarismo, a menudo trataban de disfrazar lo que estaban haciendo.

No obstante, estaban empezando a criticar al premilenarismo como una

«escatología de la derrota».{58} Algunos afirmaban que el error clave era la

doctrina del «arrebatamiento». Esta es la creencia fundamentalista que, [85]

en un momento estratégico, justo antes de la «gran tribulación» que

precede al regreso de Cristo, los creyentes serían arrebatados «hacia el

encuentro del Señor en los aires» (Tesalonicenses 4: 16-17). De acuerdo a

la versión más popular del arrebatamiento, los cristianos verdaderos se

salvarían, por consiguiente, del dolor y terror experimentados por el resto

de la humanidad al fin del mundo.

Para un creciente número de militantes de la derecha religiosa, dicha

creencia era demasiado conveniente. «La teología del arrebatamiento está

enlazada con el escapismo», dijo Dennis Peacock a una asamblea en 1985.

«Deja a la tierra al mejor postor, que es Satanás... El Padrenuestro... dice

'vénganos Señor tu Reino.' Hemos estado esperando que el Reino venga a

Page 93: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

salvarnos como una nave espacial, pero no lo va a hacer... Queremos que

Dios resuelva nuestros problemas, con una mentalidad de un Dios de

bienestar, [como si] Dios fuera el gran Washington, D.C., en el cielo. Hacia

Él elevamos oraciones de bienestar en lugar de oraciones de poder. Pero la

Biblia dice que seremos co-gobernantes con él.»

Peacock esperaba una división aguda en las iglesias evangélicas

dentro de los próximos años. Mucha de la teología tendrá que ser escrita

nuevamente, dijo a su pequeña audiencia. Dios tendrá que poner a la

Iglesia de cabeza, es decir, del lado correcto, para permitir el drenaje de la

teología y dar paso a lo que la Biblia dice en realidad. Se van a dar muchas

disputas. A los cristianos bíblicos se les dirá que estaban cayendo en el

evangelio social, que no estaban enseñando el evangelio de Jesucristo.

Pero Dios estaba construyendo un nuevo gobierno en el exilio, el cual

triunfaría.{59}

Mientras tanto, existía un problema de alianzas: ¿con quiénes podrían

los cristianos unirse en una causa común? De acuerdo a los

fundamentalistas de la escuela antigua, la asociación con los impíos para

cualquier esfuerzo era «mundana». No obstante, los evangélicos de la

derecha trabajaban con cualquiera que compartiera sus convicciones

políticas, incluyendo a católicos y mormones. La más interesante de estas

nuevas alianzas era con el Reverendo Sun Myung Moon. [86]

Moon era de Corea, en donde se solía decir que nacería un Mesías.

Dicha tradición, sumada a su estancia en un campo de concentración

comunista, determinó su objetivo en la vida: derrotar al comunismo por

medio de la unificación de las religiones del mundo a su alrededor, de ahí el

nombre de su Iglesia de Unificación. Durante los años setenta, Moon se

trasladó a los Estados Unidos, en donde atrajo a miles de jóvenes

americanos a su culto. Un factor a su favor era una impresionante serie de

cuantas bancarias. El dinero, aparentemente, venía de su imperio de

negocios, que estimaba controlar un billón de dólares en activos fijos. {60} En

1978, un panel del congreso norteamericano concluyó que otra fuente de

dinero era la Agencia Central de Inteligencia Coreana, para la cual Moon

parecía estar comprando influencias en Washington. Resultó ser que Moon

estaba más interesado en evangelizar el centro de poder del mundo

occidental. Su periódico, The Washington Times, incluía a ex oficiales de la

CIA entre su personal, y seguía fielmente los temas de propaganda de la

Page 94: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

agencia.{61} El periódico tenía tanta influencia que un activista lo llamó la

«circular» de la nueva derecha.{62}

Moon también estaba entregando dinero a sus aliados cristianos. Esto

parecería ser como la promiscuidad normal en política, excepto por las

doctrinas tan heterodoxas de Moon. Había líderes de la derecha religiosa,

hombres que habían hecho carrera denunciando a liberales por venerar al

hombre en lugar de a Dios, que ahora aceptaban dinero de un hombre cuyo

objetivo era unificar al mundo a su alrededor como si fuera el Mesías, al

igual que el anticristo en el libro de las Revelaciones. {63}

Notas

{55} Entrevistas del autor, Coalición para el Avivamiento, Washington, D.C.,

2-4 julio de 1986. Para una exposición sobre las posiciones pre, post- y

amilenaristas, véase Clouse 1977.

{56} Para los puntos de vista de Robertson, véase su libro The Secret

Kingdom (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson 1982) y Andy Lang y

Fred Clarkson, «What Makes Pat Robertson Run?» Convergence

(Washington, D.C: Christic Institute), primavera de 1988, pp. 17-23.

{57} Lee Grady, «A Declaration of Christian Dominion», Forerunner, octubre

de 1984, pp. 15-17.

{58} Charles Mahaney, «From Fatalaism to Victory», People of Destiny,

enero-febrero de 1985, p. 29.

{59} Dennis Peacocke, California Alliance, Capitol Christian Center,

Sacramento, 21 de septiembre de 1985.

{60} Mariano Sotelo, «Moonies Bid for Power Throughout Latin America»,

Latinamerica Press, 29 de septiembre de 1983, p. 5-6.

{61} Fred Landis, Media Line (San Francisco), septiembre de 1984.

{62} Ellen Hume, «The Right Stuff», Wall Street Journal, 17 de diciembre de

1985, pp. 1, 18.

{63} Carolyn Weaver, «Unholy Alliance», Mother Jones, enero de 1986, pp.

14-17, 44-46. Christianity Today, 19 de octubre de 1984, pp. 42-43; 14 de

Page 95: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

junio de 1985, pp. 55-58; 17 de enero de 1986, pp. 40-41; y 7 de

noviembre de 1986, pp. 46-48.

←  nódulo 2002 • capítulo 3 • páginas 86-88  →

La derecha religiosa y la misión mundial

Después de la Guerra de Vietnam y de los escándalos de Watergate,

las misiones evangélicas comenzaron a distanciarse de la política exterior

de Washington, por lo menos retóricamente. Algo similar había ocurrido

hacia el fin de una era anterior de intervención militar, durante las décadas

de 1920 y 1930, cuando los misioneros evangélicos criticaron a la

diplomacia del «palo grande» en México y en el Caribe. {64} Durante los años

setenta, incluso los conservadores reconocían que los misioneros no

deberían envolver a la Biblia en la bandera norteamericana. Pero en la

derecha religiosa, la lógica milenarista continuó [87] produciendo

identificaciones entusiastas entre evangelizar al mundo y defender a los

Estados Unidos.

Dichos pensadores razonaban que si Cristo no regresaría hasta que

sus seguidores hubieran completado la Gran Comisión, difícilmente sería

accidental que tan alto porcentaje de los cristianos del mundo vivan en los

Estados Unidos. ¿No es verdad que el 70% de los cristianos preparados en

el mundo y el 80% de sus recursos cristianos vienen de los Estados

Unidos? ¿No ocurre lo mismo con el 90% de todo el dinero gastado en la

evangelización del mundo?{65} Por tanto, seguramente los Estados Unidos

cumplen un papel especial en el plan de Dios. A pesar de que no era el

único país con el deber de completar la Gran Comisión, a quién más se ha

entregado, es de quien más se necesita. Si los Estados Unidos habían sido

bendecidos más que todas las otras naciones juntas, entonces era su deber

soportar el llevar a cabo una gran parte de la tarea.

No obstante, se estaban realizando esfuerzos activos para detener la

evangelización del mundo. ¿No se cerraba puerta tras puerta? Debido a

que los Estados Unidos eran la oficina central de la misión mundial,

numerosos evangélicos creían que debía ser un blanco especial para el

Page 96: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

demonio. Satanás sabía que tenía que destruir a los Estados Unidos como

un bastión de santidad, como una nación misionera, antes de que se desate

la destrucción a lo largo del mundo. {66} La maquinaria militar estadounidense

era el instrumento de Dios para defender la paz y permitir que se conozca

su mensaje de salvación.{67} Por consiguiente, los adversarios de

Washington alrededor del mundo continuaban siendo los adversarios de

Dios, y la evangelización del mundo dependía del poder estadounidense.

No todos los evangélicos norteamericanos estaban gobernados por

esta lógica. A través de las páginas de Christianity Today, los intelectuales

neo-evangélicos se lanzaron en su contra. Aún Billy Graham, el proponente

más conocido del pensamiento de Biblia y bandera en décadas anteriores,

la repudiaba. La derecha religiosa tampoco era la fuerza dominante en las

misiones extranjeras. Pero con la teología del dominio, un poderoso sector

reaccionario estaba reviviendo identificaciones entre Dios y los Estados

Unidos. En las iglesias, el pensamiento chauvinista todavía tenía una

enorme atracción. Como resultado, cuando estalló la [88] revolución cerca

de casa, en América Central, pocos líderes evangélicos vieron la necesidad

de defender su trabajo misionero de la política extranjera de los Estados

Unidos.

Notas

{64} Townsend 1940 y Stam 1981.

{65} Bill Bright citado por Ron Boehme, director de YWAM-Washington,

«Why is God Being Merciful to America?», cassette, 1986, Severna Park,

Maryland: Maranatha Tape Ministry.

{66} Coronel Doner de Christian Voice, entrevistado en Christian Life,

octubre de 1984, pp. 36-42.

{67} Jerry Falwell, citado en Conway y Siegelman 1984: 247.

←  nódulo 2002 • capítulo 4 • páginas 89-92  →

El movimiento misionero evangélico

Page 97: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«Una de las primeras cosas que se aprenden en el trabajo misionero es

que cuando arrojas tu pan al agua, éste regresa a ti en forma de solicitudes

de dinero. Muchas veces, las cartas llegan a casa antes de tu retorno... La

mayoría de gente a la que yo ministro alrededor del mundo sigue en

contacto a través de una carta solicitando dinero.»

—Monte Wilson{1}

El sur de California podría parecer un centro poco probable para la

salvación del mundo. Sin embargo, esta Babilonia de los últimos tiempos

fue la casa central de un mayor número de misiones cristianas que

cualquier otra parte del globo.{2} Mucho antes de que el sur de California se

convirtiera en una metrópoli, su clima primaveral atrajo a los buscadores de

salvación, así como de buena salud y fortuna. Entre los hombres que se

enriquecían en los auges y quiebras de la zona, algunos se hallaban

preocupados por el pronto retorno del Señor. Dos de ellos, los fundadores

del Union Oil Company, Lyman y Milton Stewart auspiciaron los libros The

Fundamentals, los mismos que, a principios del siglo veinte, dieron su

nombre al fundamentalismo.{3} Lyman era también un colaborador financiero

del Instituto Bíblico de Los Angeles. Por su Iglesia de la Puerta Abierta,

cerca de la Biblioteca Pública de Los Angeles, pasaron los fundadores de

dos grupos, los Traductores Wycliffe de la Biblia, y La Misión Nuevas

Tribus, cuyos nueve mil misioneros han trabajado en más de 1.100 idiomas

alrededor del mundo.

El sur de California les brindó a muchos la oportunidad de empezar

nuevas formas de organizaciones religiosas. Al ser la capital de la industria

cinematográfica, dio a los evangelistas nuevas técnicas para [90] atraer al

público. A través de la radio o de películas, podían atraer a contribuyentes

de todo el país. Debido a que millones de inmigrantes llegaban al sur de

California, aquellos que tenían el hábito de ir a la iglesia ya no se sentían

obligados a asistir a la misma denominación a la que asistía su familia en

su lugar natal. Esto permitió a los pastores ansiosos de publicidad atraer a

grandes congregaciones a su alrededor, creando las llamadas «super

iglesias».

El sur de California no era un lugar especialmente piadoso. Un estudio

de 1984 demostró que, en una mañana de domingo, dos de cada tres

personas en el Condado de Orange preferían estar en otro lugar que no sea

el templo. La asistencia al culto estaba por debajo el promedio nacional. {4}

Pero aquellos que sí iban a la iglesia mantenían al sur de California como

Page 98: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

un semillero de experimentación religiosa, y su entusiasmo se encaminaba

hacia muchas direcciones.

Una de ellas era idear nuevas estrategias para evangelizar al planeta.

Esta fue la principal actividad de la Escuela Fuller de Misión Mundial, el

Centro de Investigaciones Avanzadas de Misiones, de Visión Mundial, y el

Centro Estadounidense para Misión Mundial, las cuales convirtieron al sur

de California en la capital de la investigación misionera evangélica. Otra

pasión era la lucha en contra del comunismo. Demagogos que se

remontaban a la era de McCarthy, como el Dr. Fred Schwarz de la Cruzada

Cristiana Anticomunista; contrabandistas de Biblias como el refugiado

rumano Richard Wurmbrand; incluso una organización llamada Ministerios

de Alto Riesgo («High Adventure Ministries»), que dirigía una estación de

radio para el Mayor Saad Haddad, un líder cristiano en la guerra civil de

Líbano.

Durante los años setenta, el mundo al que los evangélicos de California

querían salvar comenzó a dirigirse hacia ellos. Millones de inmigrantes

extranjeros que hablaban más de cien idiomas inundaron la región. {5}

Muchos eran refugiados de las guerras asiáticas y centroamericanas

dirigidas por dos políticos de California que contaron con el voto de muchos

evangélicos para entrar en la Casa Blanca, Richard Nixon y Ronald

Reagan. Pero la inmigración masiva únicamente parecía intensificar la

determinación de evangelizar a todos [91] los pueblos y naciones.

Fascinados por la llegada del año 2000, los evangélicos estaban

determinados a acercarse a cada persona sobre la tierra con el ofrecimiento

de la salvación. Desde sus iglesias, escuelas bíblicas y agencias

misioneras, se estaban alistando para una evangelización sin precedentes,

el de explicar la salvación en cada calle, comunidad y banda de radio del

mundo.

La mayoría de hombres y mujeres que salían al extranjero eran

especialistas –pilotos, sembradores de iglesias, lingüistas, profesores,

radiodifusores. Traducían la Biblia, producían discos, cintas y programas de

televisión en el idioma nativo, fundaban institutos bíblicos y estaciones de

radio, administraban cursos por correspondencia, organizaban

innumerables conferencias mundiales y trataban de saturar a países

enteros con su mensaje. Existían misiones médicas, misiones para las

universidades, incluso barcos cargados con cientos de jóvenes misioneros

arando en los mares –el Doulos y Logos de la Operación Movilización, el

Page 99: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Anastasia y Good Samaritan de la Juventud con una Misión. En montañas y

selvas remotas, empresas aéreas como Alas de Socorro (Missionary

Aviation Fellowship) mantenía líneas de abastecimiento, evacuaba a

pacientes médicos y proporcionaba ayuda en los desastres. Apoyándolos

se encontraban las organizaciones de ayuda y desarrollo –World Vision

(Visión Mundial), World Relief (Auxilio Mundial), World Concern

(Preocupación Mundial), World Neighbors (Vecinos Mundiales). {6}

Esto no era únicamente un esfuerzo norteamericano. También se

obtenían fondos y voluntarios de Europa Occidental y del Tercer Mundo.

Pero más de la mitad de los misioneros evangélicos del mundo venían de

los templos de una próspera república, la cual iba a la cabeza del mundo en

riqueza, poder, exportación de armas y de religión. Sin embargo, en medio

de la arrogancia de esta nueva Roma, algunos evangélicos formulaban

preguntas profundas sobre sus misiones. A pesar de la obsesión con los

números y las tasas de crecimiento, los desacuerdos estaban en el aire.

En efecto, este capítulo examina los debates evangélicos sobre el

trabajo misionero, empezando con un encuentro en 1974 conocido como el

Congreso de Lausana. Proclamado como el amanecer de una nueva [92]

era en misiones, Lausana agudizó las diferencias entre los neo-evangélicos

y los fundamentalistas. Mientras que algunos de los primeros trataban de

«contextualizar» el evangelio en términos locales, los últimos continuaban

insistiendo en una sola interpretación correcta. Basándose en ese mismo

movimiento de contextualización, los disidentes evangélicos criticaron al

papel misionero en América Latina. A medida que las agencias

norteamericanas más exitosas crecían hasta convertirse en

«multinacionales misioneras», los críticos las acusaban de colocar a las

iglesias latinoamericanas en un nuevo sistema de dependencia.

Notas

{1} Fishers and Builders (Tallahassee, Florida), noviembre de 1986.

{2} Stafford 1984: 16.

{3} Sandeen 1970: 188-191.

{4} Santa Ana Register, 24 de diciembre de 1984.

Page 100: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{5} Don Bjork, «Foreign Missions: Next Door and Down the Street»,

Christianity Today, 12 de julio de 1985, pp. 17-21.

{6} Johnstone 1982: 40-7.

←  nódulo 2002 • capítulo 4 • páginas 92-94  →

Soldados de Cristo

Hace cincuenta años, mientras los fundamentalistas reñían entre sí al

margen de la vida norteamericana, habría sido difícil preveer su fuerza

actual en el campo misionero. Pero a finales de los años cuarenta, una

generación de fundamentalistas jóvenes marchó al exterior con el fin de

ganar el mundo para Cristo. Muchos eran veteranos militares, en una ola de

interés misionero que se remonta a los avivamientos de la Segunda Guerra

Mundial. Muchos estaban inspirados por una organización llamada

Juventud para Cristo. Joel Carpenter ha señalado que, en una época de

catarsis nacional, los evangelistas de Juventud para Cristo tomaron las

técnicas y las imágenes de la cultura de consumo para dar publicidad a la

religión fundamentalista entre una audiencia mayor.

Billy Graham salió de Juventud para Cristo, al igual que los fundadores

de otras misiones conocidas. Simbólicamente, estos hombres transformaron

a la guerra contra el mo en una campaña para evangelizar al mundo. {7} Un

resultado fue el idioma paramilitar –«cabezas de playa», «invasiones»,

«avances»– las cuales todavía son utilizadas por muchas misiones. Otro

resultado fue una identificación defensiva con los Estados Unidos, en

contraste con la actitud cuestionadora desplegada por muchos misioneros

de las décadas de 1920 y 1930 hacia los intereses norteamericanos. {8} A

medida que los evangélicos luchaban por unirse nuevamente a la sociedad

norteamericana, abrazaban el nuevo papel de su país como potencia

mundial.

Identificarse con la potencia norteamericana podía, por supuesto, atraer

neófitos. Pero en una era de descolonización, esto también volvía [93] a las

misiones más vulnerables al nacionalismo del Tercer Mundo. Hacia el final

Page 101: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de la Guerra de Vietnam, aún los conservadores empezaron a sentir que

estaban quedándose atrás de los tiempos. Un creciente número de países –

sesenta y siete de acuerdo a un censo de 1980– no permitía la entrada de

misioneros o restringía sus actividades. {9} Incluso fuertes aliados de los

Estados Unidos, como Taiwán e Israel, estaban ocasionando problemas. No

obstante, los gobiernos desconfiados era menos problema que los neófitos

inquietos. Muchos misioneros evangélicos no estaban preparados para

aceptar la descolonización eclesial; permanecían profundamente

involucrados en la administración de las iglesias, las cuales, de acuerdo a

su punto de vista, todavía no tenían la madurez suficiente para su

independencia. A pesar de su intención de quitarse el trabajo de encima, no

delegaban sus funciones en las personas a quienes habían entrenado. De

los conflictos resultantes, los más frecuentes eran sobre la inmensa brecha

en la remuneración entre los misioneros y los pastores nacionales. {10} Para

los misioneros que habían idealizado su trabajo, las disputas sobre dinero

eran una completa desilusión.

No menos dolorosa era la esterilidad de tantos esfuerzos misioneros. El

fracaso en fundar iglesias florecientes era la regla, no la excepción. Por

cada victoria publicitada entre los patrocinadores norteamericanos, existían

otras misiones locales en las que poco o nada se había logrado. Las

cosechas espirituales estaban llenas de mala hierba –interpretaciones

nativas inaceptables de la doctrina– ya que la gente había asimilado solo

unas partes y trozos de la enseñanza misionera dentro de su propio sistema

de creencia. En lugar de conquistar a continentes para Cristo, muchos

misioneros se habían atado al servicio de pequeños enclaves de clientes.

Las campañas para la evangelización del mundo habían degenerado en

insignificantes sistemas de paternalismo. En donde se estaban convirtiendo

numerosos grupos de personas, generalmente, era bajo los auspicios de las

iglesias nacionales, las mismas que tendían a ser pentecostales, difíciles de

aceptar teológicamente por la mayoría de los misioneros evangélicos. A

juzgar por los lugares en donde las iglesias tenían un mayor crecimiento,

parecería que la receta para el éxito era la partida de los misioneros.

Luego se dio la pérdida de entusiasmo misionero entre el público

evangélico norteamericano. Los evangélicos afirmaban que el [94]

liberalismo teológico tenía la culpa, pero el entusiasmo por las carreras

misioneras disminuía incluso entre su propia juventud. En la convención de

la Inter-Varsity Christian Fellowship (Fraternidad Cristiana

Page 102: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Interuniversitaria), la reunión tradicional para los estudiantes universitarios

que se dirigían hacia las misiones, existía menos entusiasmo por la

ganancia de las almas que por el cambio social. {11} En la convención de

1970, los activistas jóvenes denunciaron el racismo de sus iglesias y el

militarismo de su país.{12} El porcentaje de convencionistas que se

comprometían a servir en el extranjero declinó hasta el 8%. {13} A pesar de

que la fuerza misionera continuó creciendo en los años sesenta y setenta,

el apoyo de sectores clave parecía estar estancado.

Notas

{7} Joel A. Carpenter, «From Fundamentalism to the New Evangelical

Coalition», en Marsden 1984: 15, y «The Parachurch Vision», Christianity

Today, 8 de noviembre de 1985, pp. 44-47.

{8} Un ejemplo es la carrera temprana del fundador del Instituto Lingüístico

de Verano, William Cameron Townsend (Stoll 1982: 69-70). Otro es el

pionero presbiteriano en Guatemala, Edward Haymaker (Scotchmer

1985), así como Paul Burgess, un misionero presbiteriano posterior en el

mismo país, cuya carrera ha sido descrita por su nieta (Dahlquist 1985).

{9} Barrett 1982: 17.

{10} Cf. Hatch 1981.

{11} Peter Wagner, «The Greatest Church Growth is Beyond Our Own

Shores», Christianity Today, 18 de mayo de 1984, pp. 25-31.

{12} Quebedeaux 1978: 83.

{13} «Urbana '84: Biggest and Best Yet», Mission Frontiers (Pasadena,

California: U.S. Center for World Mission), enero-marzo de 1985, p. 19.

←  nódulo 2002 • capítulo 4 • páginas 94-95  →

El Pacto de Lausana

Page 103: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Este podía ser el momento para que los misioneros regresaran a casa.

Esa fue la conclusión a la que llegaron las principales denominaciones del

Consejo Nacional de Iglesias (NCC). Desde 1969 hasta 1979, el número de

misioneros afiliados a la NCC disminuyó de 8.279 a 4.817. {14} Pero sus

rivales evangélicos se mantenían y, donde era posible, continuaban

expandiéndose. Según los evangélicos, las razones eran enteramente

bíblicas. Mientras que los protestantes ecuménicos se encontraban

redefiniendo la misión cristiana en términos de lograr la paz y servir a la

humanidad, los evangélicos seguían convencidos sobre la necesidad de

salvar las almas del infierno. Muchos creían, también, que el evangelizar a

las personas más inalcanzables prepararía el camino para el regreso de

Cristo, llevando a la historia hacia su conclusión triunfante. Para estos

cristianos, hablar sobre una «moratoria» en misiones demostraba que los

liberales habían dado la espalda al evangelio. Sugerir que la necesidad de

un trabajo misionero había terminado era tan falso como diabólico.

La defensa del evangelismo tradicional aglutinó a las distintas

tendencias representadas en el Congreso de Lausana de 1974. Los neo-

evangélicos atribuyen una gran importancia a este evento: fue el más

notable de dos décadas de conferencias mundiales organizadas por Billy

Graham y su asociación evangelística, en su acostumbrado papel

integrador de distintas facciones como parte de las asociaciones neo-

evangélicas. En el Pacto de Lausana, varios miles de delegados ratificaron

[95] los imperativos bíblicos acostumbrados. Al subrayar sus desacuerdos

con los protestantes liberales, expandieron radicalmente la definición de la

necesidad del trabajo misionero, un punto al que regresaremos más tarde.

Sin embargo, es igualmente significativo que adoptaron ciertas posiciones

que ampliaron las diferencias entre los neo-evangélicos y los

fundamentalistas.{15}

En primer lugar, el Congreso de Lausana reconoció la distinción entre

el cristianismo y la civilización occidental. «Cuando voy a predicar el

evangelio» afirmó Billy Graham, arrepentido de su pasado, «voy como

embajador del Reino de Dios, no de los Estados Unidos». {16} Esto podría

parecer una concesión nada extraordinaria. Pero sugería que el evangelio

tendría que ser desoccidentalizado, algo que los fundamentalistas

encontraban casi imposible de aceptar. Otra innovación que agrandaba las

diferencias neo-evangélicas en relación a las fundamentalistas fue la

declaración de Lausana a favor de la «responsabilidad social». Esto podría

Page 104: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

parecer otro paso poco extraordinario, pero algunos evangélicos lo

consideraron como una licencia para el activismo izquierdista.

El Pacto de Lausana se convirtió en el denominador común para las

misiones neo-evangélicas. Junto con los líderes europeos y del Tercer

Mundo, las principales agencias paraeclesiales norteamericanas

establecieron un Comité de Lausana permanente, para organizar consultas

periódicas y mantener la paz entre los diversos grupos aglutinados. {17} Entre

los fundamentalistas, todo el proceso parecía sospechoso.

Notas

{14} Dayton 1981: 120. De los 4.349 misioneros afiliados a la División de

Misiones del NCC en 1985, casi una cuarta parte –1.052– pertenecían a

uno de los miembros más conservadores y atípicos del NCC, la Iglesia

Adventista del Séptimo Día (S. Wilson y Siewert 1986: 38, 177).

{15} Los procedimientos oficiales fueron publicados en Douglas 1975.

{16} Wagner 1981: 115.

{17} Kenneth S. Kantzer, «Revitalizing World Evangelism: The Lausanne

Congress Ten Years Later», Christianity Today, 15 de junio de 1984, pp.

10-12. C. Rene Padilla, «El Congreso de Lausana: diez años después»,

Misión (Fraternidad Teológica Latinoamericana), septiembre 1984, pp.

110-111.

←  nódulo 2002 • capítulo 4 • páginas 95-99  →

Institutos del pensamiento misionero,

iglecrecimiento, signos y milagros

Jugando un papel prominente en las deliberaciones de Lausana se

encontraban varios centros de investigación misionera y la gente que los

dirigía. Estos eran «misionólogos» –generalmente misioneros veteranos

que habían regresado del campo, habían adquirido un título profesional

Page 105: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

(como en antropología), y ahora investigaban sobre formas más eficientes y

diplomáticas de evangelizar al mundo. En lugar de aceptar la fe o la

escatología como una excusa para el fracaso, los misionólogos hacían de la

ciencia social el marco referencial para la evaluación de la eficacia o no de

los misioneros. [96]

La meca de esta disciplina aplicada se encontraba en Pasadena,

California, en el Seminario Teológico Fuller y su Escuela de Misión Mundial.

Nombrada en honor a un popular predicador de radio, Fuller había sido

organizado por teólogos neo-evangélicos en 1947. Desde su inicio, se

comprometió a mantener la infalibilidad bíblica y otros fundamentos de la fe.

Ya que la infalibilidad se volvió incompatible con la escolaridad crítica,

también de gran importancia para el seminario, adoptó una doctrina de

«infalibilidad limitada» en 1972. Escandalizados por el fracaso de Fuller

para defender la Biblia, los fundamentalistas trataron, sin éxito, de ahorcarlo

financieramente.{18}

En cuanto a la Escuela de Misión Mundial, los fundamentalistas la

consideraban como la compañera del seminario en la subversión. Una

razón fue que se especializaba en la «corrección de medio curso» para

misioneros en descanso, abatida por la experiencia y en busca de métodos

más gratificantes. Cuando los profesores de Fuller hablaban sobre el

cambio cultural, se referían no solamente a la conversión de los nativos,

sino también al cambio de estructuras misioneras anticuadas, las cuales,

después de todo, eran una subcultura de la suya propia. Alrededor de 1985,

Fuller había entrenado a más de 2.700 personas en la estrategia

evangélica, matriculaba alrededor de quinientos estudiantes cada año y –a

pesar de que los colegas en otros centros de investigación pudieran diferir–

afirmaba haber producido la mitad de la investigación misiológica en el

mundo.

La encarnación de la sabiduría en la Escuela de Misión Mundial era

Donald McGavran. Un viejito con una carrera que se remontaba a 1923,

McGavran se las arreglaba para identificar su nombre con la mayoría de

adelantos misiológicos de este siglo. Como un misionero de tercera

generación de los Discípulos de Cristo en la India, se encontró

administrando instituciones como escuelas y hospitales en lugar de

evangelizar a los perdidos. Una de sus primeras críticas fue dirigida contra

la idea que equipara a la estación misionera con un faro en el territorio

pagano, alrededor del cual se debe construir la iglesia. McGavran afirmaba

Page 106: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

que el enfoque era auto-aislante y hasta anti-evangélico, puesto que

convertía a los primeros neófitos en dependientes de la misión. Subsidiadas

por la misión, las resultantes iglesias tendían a convertirse en estructuras

de patrocinio auto-limitadas. Debido a que los neófitos [97] existentes no

deseaban dividir una cantidad fija de generosidad misionera entre más

personas, fracasaban en la evangelización, acabando con el propósito de la

misión.

McGavran también tuvo que decidir si se iba a enfrentar al sistema de

casta hindú. Si los hindúes querían convertirse en cristianos ¿debían

romper con este sistema? Normalmente, los misioneros decían que sí, lo

que significaba la conversión de individuos, arrancándolos de su grupo

social y convirtiéndolos en desadaptados culturales. Pero los únicos éxitos

numéricos de los que la cristiandad podía hacer alarde eran las

conversiones masivas de los grupos de casta baja. De estos movimientos

populares, con frecuencia más allá del control misionero, McGavran

concluyó que la gente generalmente prefería convertirse hacia una nueva

religión, no como individuos, sino como miembros de su grupo social.

Según las palabras de un admirador, el cristianismo generalmente no se

«extendía indiscriminadamente, al igual que la tinta en el agua, sino a lo

largo de las líneas de culturas y de idiomas». {19} Su doctrina central, que

derivaba de muchos fracasos históricos, era que los misioneros deberían

estimular los «movimientos de pueblos», de tribus enteras o de otras

«unidades homogéneas».

En un momento dado, después de que las denominaciones históricas

rechazaron sus recomendaciones, McGavran sacudió el polvo de sus

sandalias y se dirigió hacia las misiones evangélicas. Desde la Escuela

Fuller de Misión Mundial, de la cual fue el primer decano, predicó la

necesidad de buscar los métodos más efectivos de evangelismo a través de

evaluaciones empíricas, preferentemente cuantitativas. {20} El método crítico

de McGravan llevó a sus discípulos hacia distintas direcciones, incluyendo

esfuerzos por adaptar el cristianismo evangélico a puntos de vista no

occidentales. Pero la más conocida de sus ideas, todavía estrechamente

ligada con su nombre y el de Fuller, fue el movimiento de iglecrecimiento.

La lógica del iglecrecimiento era muy simple y controvertida en una religión

que predicaba la hermandad universal. Según McGavran, si las personas

preferían convertirse en cristianos como parte de grupos sociales, sin tener

que atravesar por barreras raciales, lingüísticas o de clase, las iglesias más

Page 107: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

exitosas y las de más rápido crecimiento serían socialmente homogéneas.

[98]

Los expertos en iglecrecimiento eran los especialistas en ventas y

mercadeo de la misión mundial evangélica. Afirmaban que, en lugar de ir a

lugares sin creyentes, aquellos «no-alcanzados» por el evangelio, los

misioneros debían ir a los lugares en donde la máxima cantidad de gente se

interesaba por el evangelio. Si en un lugar determinado existían pocos

cristianos, se debía tal vez a la falta de condiciones para el éxito, en cuyo

caso los misioneros debían encontrar un lugar más gratificante para

trabajar. Este era un giro interesante de la sabiduría tradicional, pero surgía

la posibilidad de que las misiones que seguían esta tendencia se limitarían

a aprovechar los movimientos preexistentes en lugar de crear nuevos.

Los teólogos tendían a despreciar a los expertos en iglecrecimiento

como filisteos. Se criticó frecuentemente su culto a las estadísticas, gráficos

y rayas, tasas de crecimiento anual, y factores de resistencia y receptividad.

En pocas palabras, los cientos de tesis y de textos producidos por el

movimiento de iglecrecimiento podrían reducirse a asumir una actitud

optimista, ocuparse de las necesidades que siente la gente, y estimular el

liderazgo local. Los críticos afirmaban que era una idolatría de éxito

cuantitativo, y también potencialmente racista, ya que podía ser utilizada

para justificar la segregación de los pobres y de los que no pertenecían a la

raza blanca. No obstante, lo que los partidarios del iglecrecimiento llamaban

su «principio de unidad homogénea» no era tan diferente de la premisa

detrás de la nacionalización de cualquier iglesia misionera: que los

peruanos e hindúes tenían el derecho de manejar sus propios asuntos. {21}

Si el objetivo era atraer el máximo número de personas al culto, la

lógica del iglecrecimiento era difícil de mejorar. La adaptación de la iglesia a

la cultura y la utilización de técnicas de mercado para ofrecer un camino

agradable para la salvación definitivamente funcionaba. {22} Como resultado,

sin embargo, los defensores del iglecrecimiento no se mostraban

interesados en asumir posiciones frente a problemas sociales y políticos.

Los compromisos discutibles debían evitarse, aconsejaban, por temor a

causar disensión y retardar el crecimiento. Su pasatiempo favorito era

sermonear a los protestantes liberales sobre por qué sus membrecías

estaban decayendo. El «liberalismo teológico», amonestó [99] Peter

Wagner, discípulo principal de McGavran y profesor de Fuller, «demuestra

la correlación negativa más alta con el crecimiento». {23}

Page 108: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En poco tiempo, el culto a las tasas de crecimiento comenzó a inspirar

peregrinajes hacia los templos que crecían más rápidamente en América

Latina, aquellos llenos de pentecostales. Peter Wagner afirmaba que las

iglesias pentecostales crecían tan rápidamente no por su inspiración

religiosa en el Espíritu Santo, sino por otras características que las iglesias

no-pentecostales podían imitar, como el liderazgo seglar y la expectativa de

que cada miembro evangelice.{24} En este sentido, era verdad que las

iglesias pentecostales funcionaban más efectivamente que las iglesias

misioneras. A pesar de imitar a las iglesias pentecostales, sin embargo, los

misioneros estaban conscientes de que todavía no lograban comunicarse

con las masas latinoamericanas. Esto era obvio cuando sus propios neófitos

demostraban temer a los espíritus del mal y regresaban a los curanderos

tradicionales para los saneamientos.

Las iglesias pentecostales trataban directamente con las creencias en

la magia, y con las influyentes estructuras de brujería y curación de la

sociedad latinoamericana, a través de formas extáticas de adoración. Los

misioneros que se mofaban de tales creencias como supersticiosas y que

condenaban a los métodos pentecostales por tratar con ellas no estaban

equipados para tratar con la vida religiosa latinoamericana. Si deseaban

competir con los pentecostales, deberían ayudar a los latinoamericanos a

luchar contra los espíritus del mal en un contexto de iglesia. Tendrían que

hacer ciertas concesiones a favor de la curación por la fe y el exorcismo.

Aunque no lo admitirían frente a los patrocinadores antipentecostales en los

Estados Unidos, ellos mismos tendrían que buscar dones pentecostales.

Después de todo, ¿no había Jesús anunciado su mensaje con «signos y

milagros»? Lo que se necesitaba para impresionar al pagano, de acuerdo a

esta escuela de pensamiento, era «el encuentro del poder» en el que la

nueva religión se enfrentaba y dominaba a la antigua a través de su

potencia superior. Manteniéndose al día, la Escuela Fuller de Misión

Mundial ofreció un curso de «Signos, milagros e iglecrecimiento»,

incluyendo un laboratorio práctico que reportaba milagros. {25}

Notas

{18} Lindsell 1976 y Quebedeaux 1978: 84-90.

{19} Stafford 1984: 17.

Page 109: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{20} Tucker 1983: 477-479. Tim Stafford, «The Father of Church Growth»,

Christianity Today, 21 de febrero de 1986, pp. 19-23. McGavran 1955 y

1970.

{21} Hutcheson 1981: 120.

{22} Ralph H. Elliott, «Dangers of the Church Growth Movement», Christian

Century, 12 de agosto de 1981, pp. 799-80l. Costas 1984a.

{23} C. P. Wagner 1981: 196.

{24} C. P. Wagner 1973: 36.

{25} Wimber 1984. «Signs and Wonders Today», Christian Life, octubre de

1982, pp. 18-76.

←  nódulo 2002 • capítulo 4 • páginas 95-99  →

Institutos del pensamiento misionero,

iglecrecimiento, signos y milagros

Jugando un papel prominente en las deliberaciones de Lausana se

encontraban varios centros de investigación misionera y la gente que los

dirigía. Estos eran «misionólogos» –generalmente misioneros veteranos

que habían regresado del campo, habían adquirido un título profesional

(como en antropología), y ahora investigaban sobre formas más eficientes y

diplomáticas de evangelizar al mundo. En lugar de aceptar la fe o la

escatología como una excusa para el fracaso, los misionólogos hacían de la

ciencia social el marco referencial para la evaluación de la eficacia o no de

los misioneros. [96]

La meca de esta disciplina aplicada se encontraba en Pasadena,

California, en el Seminario Teológico Fuller y su Escuela de Misión Mundial.

Nombrada en honor a un popular predicador de radio, Fuller había sido

organizado por teólogos neo-evangélicos en 1947. Desde su inicio, se

comprometió a mantener la infalibilidad bíblica y otros fundamentos de la fe.

Page 110: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Ya que la infalibilidad se volvió incompatible con la escolaridad crítica,

también de gran importancia para el seminario, adoptó una doctrina de

«infalibilidad limitada» en 1972. Escandalizados por el fracaso de Fuller

para defender la Biblia, los fundamentalistas trataron, sin éxito, de ahorcarlo

financieramente.{18}

En cuanto a la Escuela de Misión Mundial, los fundamentalistas la

consideraban como la compañera del seminario en la subversión. Una

razón fue que se especializaba en la «corrección de medio curso» para

misioneros en descanso, abatida por la experiencia y en busca de métodos

más gratificantes. Cuando los profesores de Fuller hablaban sobre el

cambio cultural, se referían no solamente a la conversión de los nativos,

sino también al cambio de estructuras misioneras anticuadas, las cuales,

después de todo, eran una subcultura de la suya propia. Alrededor de 1985,

Fuller había entrenado a más de 2.700 personas en la estrategia

evangélica, matriculaba alrededor de quinientos estudiantes cada año y –a

pesar de que los colegas en otros centros de investigación pudieran diferir–

afirmaba haber producido la mitad de la investigación misiológica en el

mundo.

La encarnación de la sabiduría en la Escuela de Misión Mundial era

Donald McGavran. Un viejito con una carrera que se remontaba a 1923,

McGavran se las arreglaba para identificar su nombre con la mayoría de

adelantos misiológicos de este siglo. Como un misionero de tercera

generación de los Discípulos de Cristo en la India, se encontró

administrando instituciones como escuelas y hospitales en lugar de

evangelizar a los perdidos. Una de sus primeras críticas fue dirigida contra

la idea que equipara a la estación misionera con un faro en el territorio

pagano, alrededor del cual se debe construir la iglesia. McGavran afirmaba

que el enfoque era auto-aislante y hasta anti-evangélico, puesto que

convertía a los primeros neófitos en dependientes de la misión. Subsidiadas

por la misión, las resultantes iglesias tendían a convertirse en estructuras

de patrocinio auto-limitadas. Debido a que los neófitos [97] existentes no

deseaban dividir una cantidad fija de generosidad misionera entre más

personas, fracasaban en la evangelización, acabando con el propósito de la

misión.

McGavran también tuvo que decidir si se iba a enfrentar al sistema de

casta hindú. Si los hindúes querían convertirse en cristianos ¿debían

romper con este sistema? Normalmente, los misioneros decían que sí, lo

Page 111: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

que significaba la conversión de individuos, arrancándolos de su grupo

social y convirtiéndolos en desadaptados culturales. Pero los únicos éxitos

numéricos de los que la cristiandad podía hacer alarde eran las

conversiones masivas de los grupos de casta baja. De estos movimientos

populares, con frecuencia más allá del control misionero, McGavran

concluyó que la gente generalmente prefería convertirse hacia una nueva

religión, no como individuos, sino como miembros de su grupo social.

Según las palabras de un admirador, el cristianismo generalmente no se

«extendía indiscriminadamente, al igual que la tinta en el agua, sino a lo

largo de las líneas de culturas y de idiomas». {19} Su doctrina central, que

derivaba de muchos fracasos históricos, era que los misioneros deberían

estimular los «movimientos de pueblos», de tribus enteras o de otras

«unidades homogéneas».

En un momento dado, después de que las denominaciones históricas

rechazaron sus recomendaciones, McGavran sacudió el polvo de sus

sandalias y se dirigió hacia las misiones evangélicas. Desde la Escuela

Fuller de Misión Mundial, de la cual fue el primer decano, predicó la

necesidad de buscar los métodos más efectivos de evangelismo a través de

evaluaciones empíricas, preferentemente cuantitativas. {20} El método crítico

de McGravan llevó a sus discípulos hacia distintas direcciones, incluyendo

esfuerzos por adaptar el cristianismo evangélico a puntos de vista no

occidentales. Pero la más conocida de sus ideas, todavía estrechamente

ligada con su nombre y el de Fuller, fue el movimiento de iglecrecimiento.

La lógica del iglecrecimiento era muy simple y controvertida en una religión

que predicaba la hermandad universal. Según McGavran, si las personas

preferían convertirse en cristianos como parte de grupos sociales, sin tener

que atravesar por barreras raciales, lingüísticas o de clase, las iglesias más

exitosas y las de más rápido crecimiento serían socialmente homogéneas.

[98]

Los expertos en iglecrecimiento eran los especialistas en ventas y

mercadeo de la misión mundial evangélica. Afirmaban que, en lugar de ir a

lugares sin creyentes, aquellos «no-alcanzados» por el evangelio, los

misioneros debían ir a los lugares en donde la máxima cantidad de gente se

interesaba por el evangelio. Si en un lugar determinado existían pocos

cristianos, se debía tal vez a la falta de condiciones para el éxito, en cuyo

caso los misioneros debían encontrar un lugar más gratificante para

trabajar. Este era un giro interesante de la sabiduría tradicional, pero surgía

Page 112: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la posibilidad de que las misiones que seguían esta tendencia se limitarían

a aprovechar los movimientos preexistentes en lugar de crear nuevos.

Los teólogos tendían a despreciar a los expertos en iglecrecimiento

como filisteos. Se criticó frecuentemente su culto a las estadísticas, gráficos

y rayas, tasas de crecimiento anual, y factores de resistencia y receptividad.

En pocas palabras, los cientos de tesis y de textos producidos por el

movimiento de iglecrecimiento podrían reducirse a asumir una actitud

optimista, ocuparse de las necesidades que siente la gente, y estimular el

liderazgo local. Los críticos afirmaban que era una idolatría de éxito

cuantitativo, y también potencialmente racista, ya que podía ser utilizada

para justificar la segregación de los pobres y de los que no pertenecían a la

raza blanca. No obstante, lo que los partidarios del iglecrecimiento llamaban

su «principio de unidad homogénea» no era tan diferente de la premisa

detrás de la nacionalización de cualquier iglesia misionera: que los

peruanos e hindúes tenían el derecho de manejar sus propios asuntos. {21}

Si el objetivo era atraer el máximo número de personas al culto, la

lógica del iglecrecimiento era difícil de mejorar. La adaptación de la iglesia a

la cultura y la utilización de técnicas de mercado para ofrecer un camino

agradable para la salvación definitivamente funcionaba. {22} Como resultado,

sin embargo, los defensores del iglecrecimiento no se mostraban

interesados en asumir posiciones frente a problemas sociales y políticos.

Los compromisos discutibles debían evitarse, aconsejaban, por temor a

causar disensión y retardar el crecimiento. Su pasatiempo favorito era

sermonear a los protestantes liberales sobre por qué sus membrecías

estaban decayendo. El «liberalismo teológico», amonestó [99] Peter

Wagner, discípulo principal de McGavran y profesor de Fuller, «demuestra

la correlación negativa más alta con el crecimiento». {23}

En poco tiempo, el culto a las tasas de crecimiento comenzó a inspirar

peregrinajes hacia los templos que crecían más rápidamente en América

Latina, aquellos llenos de pentecostales. Peter Wagner afirmaba que las

iglesias pentecostales crecían tan rápidamente no por su inspiración

religiosa en el Espíritu Santo, sino por otras características que las iglesias

no-pentecostales podían imitar, como el liderazgo seglar y la expectativa de

que cada miembro evangelice.{24} En este sentido, era verdad que las

iglesias pentecostales funcionaban más efectivamente que las iglesias

misioneras. A pesar de imitar a las iglesias pentecostales, sin embargo, los

misioneros estaban conscientes de que todavía no lograban comunicarse

Page 113: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

con las masas latinoamericanas. Esto era obvio cuando sus propios neófitos

demostraban temer a los espíritus del mal y regresaban a los curanderos

tradicionales para los saneamientos.

Las iglesias pentecostales trataban directamente con las creencias en

la magia, y con las influyentes estructuras de brujería y curación de la

sociedad latinoamericana, a través de formas extáticas de adoración. Los

misioneros que se mofaban de tales creencias como supersticiosas y que

condenaban a los métodos pentecostales por tratar con ellas no estaban

equipados para tratar con la vida religiosa latinoamericana. Si deseaban

competir con los pentecostales, deberían ayudar a los latinoamericanos a

luchar contra los espíritus del mal en un contexto de iglesia. Tendrían que

hacer ciertas concesiones a favor de la curación por la fe y el exorcismo.

Aunque no lo admitirían frente a los patrocinadores antipentecostales en los

Estados Unidos, ellos mismos tendrían que buscar dones pentecostales.

Después de todo, ¿no había Jesús anunciado su mensaje con «signos y

milagros»? Lo que se necesitaba para impresionar al pagano, de acuerdo a

esta escuela de pensamiento, era «el encuentro del poder» en el que la

nueva religión se enfrentaba y dominaba a la antigua a través de su

potencia superior. Manteniéndose al día, la Escuela Fuller de Misión

Mundial ofreció un curso de «Signos, milagros e iglecrecimiento»,

incluyendo un laboratorio práctico que reportaba milagros. {25}

Notas

{18} Lindsell 1976 y Quebedeaux 1978: 84-90.

{19} Stafford 1984: 17.

{20} Tucker 1983: 477-479. Tim Stafford, «The Father of Church Growth»,

Christianity Today, 21 de febrero de 1986, pp. 19-23. McGavran 1955 y

1970.

{21} Hutcheson 1981: 120.

{22} Ralph H. Elliott, «Dangers of the Church Growth Movement», Christian

Century, 12 de agosto de 1981, pp. 799-80l. Costas 1984a.

{23} C. P. Wagner 1981: 196.

{24} C. P. Wagner 1973: 36.

Page 114: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{25} Wimber 1984. «Signs and Wonders Today», Christian Life, octubre de

1982, pp. 18-76.

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107

 →

Pueblos escondidos

El Congreso de Lausana había exigido cuadruplicar el número de

misioneros norteamericanos, a doscientos mil para el año 2000. {39} Pero si

los misioneros eran menos bienvenidos en el Tercer Mundo, si eran menos

efectivos que los ciudadanos locales, y si una nueva generación de

misioneros más baratos del Tercer Mundo estaba tomando el campo, surgía

la pregunta, ¿por qué tantos misioneros occidentales? ¿No existía ya una

iglesia en cada país? ¿No serían las iglesias nacionales más aptas para

cumplir con la Gran Comisión? Durante años, los promotores de las

misiones no supieron responder al argumento de que ya existía una iglesia

nacional en cada país. Luego encontraron la respuesta. Inventaron al

«pueblo no-alcanzado».{40}

El nuevo concepto se alimentó de un reservorio formidable de leyenda

evangélica, aquella que rodeaba a la «tribu no-alcanzada». La expedición

hacia los salvajes perdidos en la oscuridad espiritual ha sido siempre la

forma más efectiva de reclutar gente y conseguir fondos para las misiones

en el exterior. Los misioneros que habían muerto al intentar llegar a las

tribus hostiles eran los grandes héroes de las misiones. Ahora, sin

embargo, difícilmente se encontraban tribus no-alcanzadas. Más aún, ya

que los evangélicos se comenzaron a dar cuenta de los resultados trágicos

de «salvarlos» para los otros colonizadores, la leyenda se estaba

debilitando.

No, los grupos de pueblos no-alcanzados significaba mucho más que

misiones para cazadores de cabezas. ¿Qué tal si analizamos las grandes

masas de la población mundial –los chinos, hindúes, musulmanes– en

términos microculturales? ¿Qué tal si se aplica la idea de Donald McGavran

de la «unidad homogénea» –una subcultura más o menos– a estas masas?

Page 115: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Si lo haces, resulta que dichas desesperanzadoramente [105] intimidantes

masas de población podían ser subdivididas en cientos y miles de

subunidades más manejables. Debido a que la mayoría no tenía una iglesia

cristiana, se podría argüir que no habían sido alcanzadas y que por lo tanto

necesitaban de misioneros.

El primero en seguir esta idea fue el Centro de Investigaciones

Avanzadas de Misiones, una extensión de Fuller que se unió a la agencia

de ayuda y desarrollo Visión Mundial. Pero fue un profesor de Fuller

llamado Ralph Winter quien se convirtió en la estrella del espectáculo. Este

logró publicitar un número de pueblos no-alcanzados mayor que cualquier

otro misionólogo, y por lo tanto, una definición más sorprendente sobre

cuánto debía hacerse todavía. Si el cristianismo crecía únicamente a lo

largo de las líneas culturales, declaró Winter en el Congreso de Lausana en

1974, entonces los grupos culturales sin un núcleo cristiano nunca serían

alcanzados por el crecimiento normal de las iglesias ya existentes. La razón

era que las barreras culturales, frecuentemente casi invisibles para los

extranjeros, impedía que los cristianos en grupos culturales vecinos los

evangelizaran. Si el 75-85% de los no-cristianos del mundo aún no tenía

una iglesia dentro de sus propios límites culturales, como calculó Winter,

entonces todos ellos no serían alcanzados sin un esfuerzo especial. {41}

Hasta la actualidad «escondidos» de la vista de las misiones, estos

«pueblos escondidos» iban desde las tribus en las selvas tropicales, hasta

las castas desatendidas de la India, pasando por agrupaciones

aparentemente idiosincrásicas, como son los trabajadores de restaurantes

chinos en Francia. Winter decía haber contabilizado 16.750 de ellos.

Winter insistía en que, aunque un pueblo escondido se encuentre junto

a una sociedad con iglesias cristianas, los prejuicios culturales impedían

una evangelización efectiva. La existencia de «barreras de prejuicios» –ya

sean de clase, étnicas o de idioma– significaba que cada uno de tales

grupos necesitaba una campaña especial para implantar una iglesia. Lo que

se necesitaba era «el evangelismo inter-cultural», típicamente proveniente

de alguien que esté fuera de la desconfianza y racismo del sistema local.

Total, la Gran Comisión todavía necesitaba de misioneros, miles y miles

más de ellos. Pero de acuerdo a Winter, los evangélicos no estaban a la

altura de las circunstancias. Aprovechándose del sentimiento de que los

misioneros no estaban logrando nada, [106] afirmaba que únicamente el 9%

estaba comprometido en el «evangelismo de frontera», es decir, trabajando

Page 116: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

entre los grupos que no tenían ninguna iglesia. Se decía que el resto estaba

sirviendo a iglesias ya establecidas, o que estaban realizando trabajo

social.

De aquí la necesidad de reorientar a las misiones hacia los pueblos

escondidos y de encender un avivamiento en los Estados Unidos, para abrir

la era final de la evangelización del mundo. Con este fin, en 1976, Winter

dejó Fuller y empezó su propia organización, el Centro Estadounidense

para la Misión Mundial. Radicado en lo que antes fue una institución

nazarena en Pasadena, California, siempre luchando por reunir fondos, el

Centro proporcionó apoyo organizacional a trescientos misioneros. La

mayor parte de éstos eran jóvenes todavía estudiantes que trabajaban en

cuarenta distintas misiones en el mismo lugar, la mayoría de ellas nuevas y

mal financiadas. Mientras los jóvenes se preparaban para ingresar a países

cerrados, como «fabricantes de tiendas de campaña», recopilaban listas de

pueblos no-alcanzados y repartían boletines pidiendo oraciones. Buscaban

persuadir a otros evangélicos a dirigirse hacia los nuristanis de Afganistán o

a los musulmanes de las Islas Maldivas.

Convenientemente, analizar al mundo en términos de pueblos no-

alcanzados no sólo multiplicó la necesidad de misioneros, sino que también

hizo que la tarea de cumplir con la Gran Comisión pareciera alcanzable.

Para cada pueblo no-alcanzado, probablemente existían varios miles de

evangélicos y diez o más congregaciones solo en los Estados Unidos. Si

millones de cristianos tomaban la decisión de trabajar juntos, seguramente

se podría llegar al mundo entero en una o dos décadas. Entonces, de

acuerdo con Mateo 24:14, el camino estaría abierto para el regreso del

Señor. Por consiguiente, para los años ochenta, gran parte del movimiento

misionero empujaba el concepto de los pueblos escondidos, al ser éste una

buena táctica para reclutar gente y solicitar fondos.

La imaginería renovada de la misión pionera y de la tribu no-alcanzada

se acreditó la revitalización de la conferencia bienal de la Fraternidad

Cristiana Interuniversitaria y estimuló una ola de reclutamiento de nuevos

misioneros en los años ochenta. {42} Las misiones de corto plazo, [107] las

agencias evangélicas de desarrollo, y los grupos carismáticos estaban

creciendo rápidamente, junto con unos pocos gigantes como los

Traductores Wycliffe de la Biblia y la Cruzada Estudiantil y Profesional Para

Cristo. No obstante, para la mayoría de las misiones más establecidas

todavía hacían falta nuevos misioneros de carrera. Un factor fue la alta tasa

Page 117: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de renuncias después del primer período en el exterior: la mitad de los

nuevos misioneros renunciaron. En un estudio de las agencias más

establecidas, el 80% de los nuevos misioneros estaban reemplazando las

pérdidas debido a jubilaciones o a desgaste. {43}

Notas

{39} «COWE: 200.000 by the Year 2000», Christianity Today, 8 de agosto

de 1980, pp. 10-11.

{40} Dayton y Wilson 1984: 175.

{41} Stafford 1984.

{42} Ibid.

{43} S. Wilson y Siewert 1986: 39-41, 63, 573.

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114

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Antropología y Etnoteología

Sin importar la nueva dirección que tomaran las misiones evangélicas,

desde iglecrecimiento hasta signos, maravillas y pueblos escondidos,

parecía que necesitaban de la antropología cultural. Para un misionero

comprometido en mantener los fundamentos de la fe, este era un destino

cruel. Si los nativos estaban sentenciados al tormento eterno y no

aceptaban al cristianismo, el misionero no podría aprobar la actitud más

relajada del antropólogo, de que todo era relativo. En lugar de desalentar

los ritos paganos, era probable que los antropólogos se unieran a ellos. Un

siglo atrás, durante el auge del colonialismo, cuando todavía se asumía que

la cristiandad y la civilización marchaban de la mano, los misioneros habían

ayudado a los antropólogos a fundar la disciplina, al proporcionarles

informes etnográficos. Incluso ahora, los antropólogos acostumbraban a

encaminarse a la misión más cercana para obtener datos, una buena cena

y sábanas limpias. Pero las relaciones se han deteriorado, especialmente

Page 118: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

con los misioneros fundamentalistas, a quienes los antropólogos ahora

acusan de colonizar a los nativos y de socavar sus culturas. Sin decir

siquiera gracias, según muchos misioneros, los antropólogos se habían

convertido en enemigos del evangelio.

Sin embargo, los misioneros se sentían libres de utilizar la antropología

para sus propios fines. Una vez que los misioneros comprendieron la falta

de comunicación entre ellos y sus conversos, se dieron cuenta de que

tenían pocas alternativas. Entre los primeros en sugerir que el misionero

más apto debía ser un antropólogo aplicado se encontraban los consultores

de la Sociedad Bíblica Americana (ABS). Con su oficina central en Nueva

York, la ABS era una de las pocas instituciones [108] que merecía el

respeto de los protestantes tanto evangélicos como liberales. Durante las

visitas al campo, sus consultores se espantaron por el etnocentrismo e

ineficacia de misioneros fundamentalistas en culturas que éstos no llegaban

a comprender.{44} Un papel que desempeñaron los consultores de ABS fue

la redacción de Practical Anthropology, un periódico que se fundó en 1953

en la Wheaton College, una institución neo-evangélica en Illinois. Este

publicaba artículos como «Relativismo Cultural para el Cristiano», «El Ritual

de Hongos versus la Cristiandad», y «Minimizando el Sincretismo Religioso

entre los Chol».

No fue fácil concientizar a los fundamentalistas sobre el contexto

cultural de su trabajo. Entre otras cosas, se requería persuadirlos a revisar

críticamente sus presunciones, en formas que contradecían las ideas

arraigadas. Por ejemplo, desde un principio, los antropólogos evangélicos

prorrumpían en contra de la ecuación fundamentalista entre el cristianismo,

los Estados Unidos, y la civilización occidental. También se debía

desalentar a los misioneros de satanizar rasgos que les disgustaban de

otras culturas. William y Marie Reyburn de ABS afirmaban que si las

misiones eran instrumentos de cambio, entonces los misioneros

necesitaban comprender la estructura de lo que estaban cambiando y las

implicaciones de esos cambios.

La clase de antropología que los Reyburn y sus colegas urgían a los

misioneros a emplear era la funcionalista. Un método que dominaba la

antropología social a mediados de siglo, el funcionalismo era el estudio de

cómo las distintas características de una sociedad operaban juntas para

crear un sistema más o menos estable. Los Reyburn decían que, en lugar

de atacar y destruir a las culturas nativas, los misioneros deberían tratar de

Page 119: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

influenciarlas en la dirección correcta. En cuanto a prácticas inaceptables,

éstas podían ser reemplazadas con sustitutos cristianos, tales como

avivamientos en lugar de borracheras.{45}

En esta forma, la cultura se convertía en la estructura básica a través

de la cual los misioneros trababan de estimular los cambios que ellos

deseaban. Sin embargo, el manejo funcionalista podía convertirse

fácilmente, de acuerdo a las palabras de otro consultor de la sociedad

bíblica, en «categóricamente manipulativo». {46} Mientras se utilizaran [109]

valores misioneros en lugar de indígenas, los extranjeros continuarían

imponiendo su propio criterio sobre la comunidad local.

Para ilustrar esto, permítannos dirigirnos hacia una misión

supuestamente exitosa, entre los campesinos maya de Chiapas, México. El

protestantismo entre los Chol Maya se remonta a los años anticlericales de

la Revolución Mexicana, en la década de 1930, cuando el gobierno forzó al

clero católico a abandonar las municipios indígenas, dio muerte a los

líderes rituales de los Chol, y destruyó las imágenes de sus santos. {47}

Mientras que estos eventos minaron la confianza de los Chol en sus

tradiciones, los decretos revolucionarios y el desorden les ayudaron a

escapar de la esclavitud de las haciendas, únicamente para caer en nuevas

formas de explotación por parte de los cantineros y prestamistas. Bajo la

necesidad de una cohesión social, muchos Chol se volvieron evangélicos.

Los Traductores Wycliffe de la Biblia aclamaban su trabajo con los Chol

Maya, y los resultados igualmente espectaculares con los cercanos Tzeltal

Maya, como ejemplos de cómo la Palabra de Dios puede terminar con la

idolatría y la brujería, liberar a los campesinos de la explotación, y

transformar las comunidades anteriormente alcohólicas y homicidas en

modelos de sobriedad y de progreso. Un cuadro más complicado surge

cuando nos dirigimos hacia las evaluaciones de algunos de los misioneros

involucrados. Contraria a la publicidad de Wycliffe hacia los donantes

norteamericanos, la traducción bíblica en sí no habría tenido mucho que ver

con las conversiones en masa. Al igual que muchas otras traducciones

Wycliffe, sus Nuevos Testamentos mayas parecen haber sido un interés

pasajero para gente pre-literaria, poco acostumbrada a obtener inspiración

de los libros. Después de varias décadas, de acuerdo a Wilbur Aulie de

Wycliffe, los Chol no se mostraban muy interesados en utilizar las Biblias en

su propio lenguaje. De acuerdo a otro informe, tampoco lo estaban los

Tzeltal.{48}

Page 120: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Este no era el único defecto que sentían los misioneros. Además de la

falta de fundamento en las escrituras, sus neófitos mayas también

demostraban una clara falta de ética cristiana. Concluyó un misionero que

la mayoría de los protestantes Tzeltal nunca había llegado a conocer a

Jesús como a su salvador personal. {49} De acuerdo a Wilbur Aulie, [110] una

señal del secamiento espiritual era la dirección que estaban tomando los

pastores Chol. Operando bajo el auspicio de la Iglesia Presbiteriana

Nacional de México, los pastores emulaban a sus autoritarios supervisores

hispánicos, abandonando su identidad indígena, y celebrando los cultos en

español en lugar de utilizar su propia lengua. Su principal interés parecía

ser el incrementar sus ingresos. {50} De acuerdo a otros observadores, los

pastores mayas en Chiapas eran, frecuentemente, los hombres más

adinerados de sus comunidades, hasta el punto de colocarse en la misma

posición de los tiranos locales a quienes ellos mismos habían ayudado a

derrocar.{51}

¿En qué había fallado su esfuerzo para construir una iglesia indígena?

Las razones decían algo sobre las implicaciones de la conversión en masa

hacia el protestantismo evangélico. Anteriormente, muchos misioneros

habían aceptado únicamente a los neófitos que cumplían con sus requisitos

exactos. Sin embargo, ahora estaba de moda estimular los «movimientos

de pueblos» al estilo McGavran, como aquellos entre los Chol y Tzeltal. En

Chiapas, misioneros Wycliffe renuentes a aceptar prácticas paganas en sus

nuevas iglesias habían estimulado, como alternativa, a los «sustitutos

culturales.» Por ejemplo, para curar a los enfermos, se suponía que los

protestantes mayas debían llamar a los ancianos de la iglesia para rezar en

lugar de llamar a los shamanes para cantar. En lugar de dirigir las fiestas

tradicionales de la siembra y cosecha, debían idear unas que fueran

cristianas.

A pesar de que los protestantes mayas aceptaron dichos ajustes, su

entendimiento de la nueva religión parece haber permanecido muy diferente

de aquel de los misioneros. Para empezar, los Tzeltal veían en los

norteamericanos a personas de riqueza y poder mucho mayor que el de

ellos, y por lo tanto buscaban imitarlos. «Cristo en sus vidas», ha sugerido

un antropólogo visitante, era la explicación Tzeltal para la riqueza

norteamericana.{52} Al convertirse, los neófitos Tzeltal estaban decididos a

seguir una nueva serie de reglas que lograban mejores resultados que las

antiguas. Mientras que los misioneros concebían al cambio religioso en

Page 121: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

términos de una transformación interna –la experiencia de los «renacidos»–

esto parecía no haberse traducido al entendimiento de los Tzeltal y Chol. En

lugar de un encuentro personal con Cristo, los [111] neófitos se

encontraban atrapados en una guerra por la posesión de sus almas, una

guerra en la que decidieron estar de lado del más fuerte.

Los antibióticos y la educación convencieron a muchos mayas de la

eficacia superior de la nueva religión, al menos durante una época. En

términos económicos, el protestantismo ayudó a los neófitos a fortalecer

sus economías domésticas eliminando vicios destructivos. Para una clase

más pequeña, proporcionaba una forma de acumular propiedad y capital. Lo

que no ofrecía era una solución para los monopolios de tierra y de mercado,

para el crecimiento poblacional y para la destrucción ecológica que

empobrecía a la población maya de Chiapas. A pesar de que las misiones

trataron de establecer una nueva base económica al promocionar la

colonización y el desarrollo agrícola, dichos esfuerzos no fueron suficientes.

Los misioneros también fracasaron en absorber completamente las

energías espirituales de sus neófitos, como demuestra el creciente número

de protestantes Chol que desertaban hacia las iglesias pentecostales. Estos

grupos disidentes eran en estilo más vivos y más participativos que la

estructura presbiteriana promovida por la misión. También practicaban un

estilo de liderazgo más indígena y colectivo. {53} Pero su atracción más

importante pudo haber sido la curación. Aquí, como en otras partes, los

protestantes indígenas parecían estar más interesados en el saneamiento

por la fe que en la medicina occidental, a pesar de la importancia de esta

última para que los misioneros demuestren su poder. Frente a problemas

médicos desconcertantes, que típicamente surgían de la pérdida del acceso

a la tierra, los ritos mágicos del pentecostalismo parecían ser más eficaces

que los antibióticos que habían permitido el ingreso de los misioneros.

Esta era la clase de fracaso que forzaba a los misioneros y a sus

consultores antropológicos a adoptar un método más sofisticado para

comunicar su mensaje. Los fundamentalistas habían asumido que podrían

dispersar la niebla de superstición sobre la mente pagana, y luego imprimir

sobre ésta sus doctrinas. Pero ahora los evangélicos se veían forzados a

realizar presunciones más complicadas sobre la naturaleza de la verdad y

la percepción de ésta de cultura a cultura. En palabras de William Smalley,

un consultor de la sociedad bíblica, «el corazón del [112] hombre no es una

pizarra limpia a la que llega el Evangelio y escribe allí por primera vez. Es

Page 122: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

algo complejo y sobre él se han escrito garabatos y ha sido gravado

profundamente desde el nacimiento hasta la muerte». {54}

Durante mucho tiempo, los misioneros habían luchado para impedir que

los neófitos malinterpretaran el evangelio en términos de sus antiguas

creencias. Después de que la antropología cultural ingresó al escenario,

éstos continuaban sosteniendo la batalla en términos de combatir al

«sincretismo» o al «Cristopaganismo». No obstante, en la Escuela Fuller de

Misión Mundial y en las páginas del periódico Missiology, el cual reemplazó

a Practical Anthropology después de 1973, algunos evangélicos concedían

bastante a la relatividad de los sistemas cognoscitivos. Influenciados por el

pensamiento católico sobre la «inculturación» del evangelio, estaban

discutiendo sobre cómo los neófitos de otras culturas podrían interpretar al

cristianismo en términos de sus creencias preexistentes.

En un caso en Papua Nueva Guinea, un traductor Wycliffe observó que

los neófitos Samo habían «aceptado [el cristianismo] en términos de su

propio sistema de creencia... aplicando [el mensaje del evangelio] a sus

necesidades... sin alterar su ideología básica.» Un boletín Wycliffe para los

colaboradores norteamericanos anotaba que un shaman mexicano

converso tenía «una visión del mundo muy diferente a la nuestra.» {55} Aun si

el objetivo final era el de cristianizar la concepción indígena del mundo en

un sentido universal y supracultural, los neófitos tendrían que emplear a su

cultura para aprender sobre la nueva religión.

Estimulados por los antropólogos, los misioneros neo-evangélicos más

flexibles estaban aceptando la idea de que un indígena brasileño pudiera

interpretar legítimamente una escritura en forma diferente a ellos. Para los

evangélicos comprometidos con este pensamiento, simplemente se estaba

«contextualizando» al evangelio en culturas diferentes, una tarea a la que

también se referían como «etnoteología». De los teólogos tomaron el

lenguaje de la hermenéutica, el debate sin fin sobre las distintas

modalidades de interpretar la Biblia. Lo que negaban enfáticamente era

estar abandonando su fe en la Biblia como divina, confiable y autoritaria.

[113]

Cuando se permitió a las iglesias nativas interpretar el evangelio en

términos de su propia concepción del mundo, desafortunadamente, algunos

de los resultados no parecían ser «bíblicos» para muchos misioneros y para

sus sostenedores norteamericanos. Las interpretaciones no-

Page 123: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

fundamentalistas de la Biblia eran, por definición, inaceptables. Los

fundamentalistas seguían insistiendo en que existía una sola interpretación

correcta de la Biblia –la suya– y que cualquiera de buena voluntad y mente

sana podía llegar a ella. El admitir la variación y la ambigüedad implícita en

los discursos de contextualización, hermenéutica o etnoteología sería la

muerte de todo su sistema.

El evangelizar a las culturas no-occidentales a través de su propia

concepción del mundo, en lugar de tratar de romperla, tuvo implicaciones

subversivas. Como lo han reconocido los antropólogos evangélicos, la

discusión sobre cómo estaba culturalmente condicionado el mensaje del

evangelio podría desacreditarlos frente a sus hermanos. De acuerdo a un

estudioso, la contextualización habitaba en «las regiones marginales de la

discusión evangélica».{56} Enfrentarse a la pregunta podría dividir al mundo

evangélico.

Mientras tanto, los antropólogos estaban ayudando a entrenar a la

siguiente generación de misioneros. A pesar de la discusión sobre la

sensibilidad cultural, los latinoamericanos escépticos, como Jorge Lara

Braud, creían que la mayor parte de los hermanos norteamericanos no

poseía la capacidad intelectual para el trabajo misionero. {57} En el lado de

los pesimistas estaba Eugene Nida, el consultor de la sociedad bíblica que

por mucho tiempo había impulsado a la antropología entre los evangélicos.

Rechazando las afirmaciones de que había una nueva generación de

misioneros iluminados, Nida creía que la socialización misionera continuaba

produciendo gente poco apta para la tarea. En verdad, el recinto de la

misión tradicional que separaba a los misioneros del resto de la sociedad

todavía se mantenía fuerte. De acuerdo a Nida, las agencias seguían

promocionando el tipo de comportamiento intragrupal que consideraban

esencial para mantener la cohesión de su empresa.

El entrenamiento misionero continuaba girando alrededor de la

inculcación de verdades establecidas, afirmaba Nida, en lugar de promover

un juicio crítico, el cual todavía era ajeno a gran parte de la educación

evangélica. [114] Ciertos rasgos de la cultura norteamericana –un sentido

de superioridad cultural, prioridad a programas sobre la gente,

preocupación por la cuantificación, éxito personal, y movilidad vertical–

parecían estar profundizándose en la nueva generación. Nida sospechaba

que, más inseguros que nunca, los norteamericanos eran cada vez menos

capaces de tratar con otras culturas. Gran parte del movimiento misionero

Page 124: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

mantenía la presunción de que las adineradas iglesias norteamericanas

eran el gran recurso de Dios para evangelizar al globo, que lo que

funcionaba en los Estados Unidos funcionaría en el exterior, y que, de un

día para el otro, una ola de jóvenes podía ganar el mundo para Cristo. {58}

Notas

{44} Sra. de Milton A. Gabler, Practical Anthropology 2(2): 43-44, 1955, en

una reseña del influyente Nida 1954.

{45} Reyburns 1955: 73, 123.

{46} Nida 1981: 5.

{47} Aulie 1979: 72-73 y Cardiel Coronel 1983: 47-51.

{48} Aulie 1979: 155 and Juan Schuster al autor, 16 de noviembre de 1983.

{49} Citado en Weerstra 1972: 252.

{50} Aulie 1979: 140, 156-157, 165-167.

{51} Schuster al autor, Cardiel Coronel 1983: 105 y Fretwell 1983: 23.

{52} Fretwell 1983: 14.

{53} Aulie 1979: 185-188.

{54} Citado en Kaleli 1984: 75.

{55} Shaw 1981. Joseph P. Grimes, «To Reach Certainty», In Other Words,

septiembre 1981, pp. 1-2.

{56} David F. Wells, «An American Evangelical Theology», en Marsden

1984: 88.

{57} Lara-Braud 1983: 3.

{58} Nida 1981.

Page 125: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 4 • páginas 114-

119

 →

Cristo, Inc.

El Congreso de Lausana había declarado a la misión mundial un

esfuerzo mundial por parte de los cristianos de todas partes, no solamente

aquellos de América del Norte y Europa. Bajo la presión del nacionalismo

tercermundista, las principales misiones de los Estados Unidos, como la

Misión Latinoamericana, Visión Mundial, y los Traductores Wycliffe de la

Biblia, internacionalizaron sus estructuras administrativas. Hablaban de la

asociación en las misiones, de fortalecer a la iglesia local y nacional para

hacer frente a sus responsabilidades, y de estimular a las iglesias

latinoamericanas para que envíen sus propios misioneros extranjeros.

Sin embargo, nada de esto significó el debilitamiento de la presencia

norteamericana. Significó su expansión, en lo que se convirtió en una era

de precipitado crecimiento para las agencias más grandes, incluyendo

Wycliffe, Visión Mundial, Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, y

Juventud con una Misión, cada una de ellas con su oficina central en el sur

de California salvo la última, cuyo fundador venía de allí. Sólo el ingreso

estadounidense de Wycliffe aumentó de 18 millones de dólares en 1978 a

48 millones en 1985, mientras que el de Visión Mundial –impulsado por la

hambruna de Africa– subió de 39 millones a 232 millones.

De acuerdo a los criterios empresariales, éstas no eran organizaciones

especialmente grandes, pero su naturaleza voluntaria significaba [115] que

mantenían grandes cantidades de personal. De los 105 millones de dólares

de ingreso de la Cruzada Estudiantil en 1974, éste mantuvo a dieciséis mil

empleados asociados y a tiempo completo. En el año siguiente, los cinco

mil empleados a tiempo completo de Juventud con una Misión supervisaron

a quince mil misioneros a corto plazo: en el futuro, esperaban incrementar

el número a cincuenta mil. Gran parte del dinero de dichas organizaciones

se gastaba en lugares en donde unos pocos miles de dólares servían para

mucho, para dar a los pueblos sus primeros pozos o para convertir a los

Page 126: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

pastores en los primeros hombres educados de sus comunidades. En 1985,

Visión Mundial reportó unos 3.900 proyectos de desarrollo que beneficiaban

a unas 16,8 millones de personas. De hecho, el campo de trabajo de estas

organizaciones era el mundo. Wycliffe trabajaba en más de cuarenta

países, Visión Mundial en ochenta y cuatro, y Cruzada Estudiantil en ciento

cincuenta. Juventud con una Misión afirmó tener centros en sesenta países

y decía haber evangelizado en todo el mundo salvo ciertos lugares de alto

riesgo, como Libia y Corea del Norte. {59}

En contraste con las iglesias, que generalmente debían funcionar como

democracias, las agencias paraeclesiales rendían menos cuenta a sus

patrocinadores financieros. Tendían a ser dirigidas desde arriba, en un

estilo corporativo por los hombres que las habían fundado. {60} El epítome del

estilo corporativo era la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo. Era la

creación de Bill Bright, un nativo de Oklahoma que fue a Los Angeles para

hacer fortuna vendiendo golosinas. A medida que Bright prosperó, se sintió

atraído hacia los ricos e influyentes evangélicos de la Primera Iglesia

Presbiteriana de Hollywood. En aquel entonces, la Presbiteriana de

Hollywood se ocupaba de evangelizar a ciertas estrellas de cine que se

convirtieron en las celebridades evangélicas. No muy lejos se encontraba la

Universidad de California en Los Angeles, en donde Bright inició su

ministerio estudiantil en 1951. Con el rápido crecimiento de las

universidades públicas, Bright ofrecía a los estudiantes de hogares

religiosos una nueva familia lejos de casa, valores de la clase media, y un

modelo de movilidad vertical –la forma cristiana. Su implacable

pensamiento positivo también llamaba la atención de los padres, a quienes

preocupaba que sus hijos lograsen resistir las tentaciones de la universidad.

En la Cruzada Estudiantil, los jóvenes estarían [116] demasiado ocupados

siendo testigos de su fe como para meterse en problemas.

Para Bright, el cristianismo era un producto que debía ser anunciado

como cualquier otro. El evangelismo era una especie de arte de vender,

conducido mejor en traje de vestir. Y la señal más clara de que estaba

llevando a cabo el trabajo del Señor era su éxito en utilizar las

contribuciones de empresarios adinerados para la construcción de su propia

corporación.{61} Nadie afirmaba que Cruzada Estudiantil (Campus Crusade)

fuera una democracia. El cambio de personal era alto debido al

autoritarismo del fundador y presidente del movimiento. Después de la

Page 127: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

partida de sus lugartenientes más cercanos, a finales de la década de 1960,

Bright estableció una política de «no-crítica». {62}

Más allá de las universidades, la Cruzada Estudiantil se volvió famosa

por el uso de los medios masivos de comunicación. En 1985, la principal

atracción fue «Explo 85» (Explosión de Amor), un espectáculo tecnológico

que unía vía satélite a trescientos mil cristianos en noventa conferencias

locales.{63} Una década atrás, se dio la campaña «¡Ya la encontré!»

Siguiendo a un bombardeo publicitario a través de carteleras y de la radio,

la Cruzada Estudiantil envió a sus voluntarios para transmitir el mensaje de

persona a persona. Esto fue el «evangelismo de saturación», que pretendía

dar a conocer a poblaciones enteras las «cuatro leyes espirituales» de

Bright, una prescripción de setenta y siete palabras para la salvación. A

pesar de toda la bulla, el evangelismo de saturación parece haber sido poco

efectivo. En Arcadia, California, el resultado de unas 29.000 llamadas

telefónicas, 6.000 explicaciones de las cuatro leyes espirituales, y 1.665

decisiones a favor de Cristo fueron cincuenta y cinco nuevos miembros de

iglesias, veinte y tres de los cuales habían estado anteriormente

involucrados eclesiásticamente.{64}

Entre los detractores evangélicos, las cuatro leyes espirituales de

Bright, junto con su obsesión por los números y por obtener «primeros

lugares» estadísticos en la historia del cristianismo –323.419 de esto,

1.000.000 de aquello– se convirtieron en sinónimos de convertir la fe en una

mercancía. Fuera de los Estados Unidos, la Cruzada Estudiantil obtuvo la

reputación de ser incapaz de adaptarse a las situaciones locales. A los

evangélicos que trataban de adoptar métodos más diplomáticos y [117]

culturales no les impresionaba la retórica paramilitar de ejércitos

conquistando el mundo para Cristo. Interpretaban a las campañas de

publicidad de Cruzada Estudiantil como competitivas y triunfalistas. En

Colombia, la campaña «¡Ya la Encontré!», que pretendía generar curiosidad

sobre quién estaba detrás de la publicidad y qué se había encontrado, tuvo

la mala suerte de coincidir con la Masacre de Jonestown, Guayana, y con

una ola de paranoia dirigida en contra de las sectas norteamericanas. {65}

Otra agencia paraeclesial que se estaba manifestando alrededor del

mundo era Juventud con una Misión. YWAM (pronunciado why-wham) fue

líder en una industria evangélica de rápido crecimiento, rivalizada

únicamente por los grupos de ayuda y desarrollo. Su método era enviar

legiones de norteamericanos en cortas giras misioneras, con frecuencia con

Page 128: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la duración de una vacación de verano. El fundador del grupo, un ministro

de las Asambleas de Dios llamado Loren Cunningham, inició la empresa en

1960 con una visión de olas de jóvenes cristianos evangelizando cada

continente. A menudo, las agencias paraeclesiales fueron acusadas de

permitir a sus patrocinadores financieros menos participación que las

iglesias, pero YWAM era el epítome de la participación: quería enviar a

todos al campo misionero.

Las misiones a corto plazo fueron posibles gracias a las baratas tarifas

aéreas internacionales. Interpretadas como turismo o algo peor por los

latinoamericanos desconfiados, funcionaban como una versión móvil de un

campamento misionero. Los misioneros a corto plazo –treinta mil al año

durante la década de 1980{66}– eran, generalmente, estudiantes subsidiados

por sus padres o por su iglesia. Sin mucha capacidad lingüística,

difícilmente ganaban muchos conversos. Pero aquel no era necesariamente

el punto: el trabajo misionero a corto plazo era una forma cristiana de ver el

mundo, exponiendo a los norteamericanos provincianos a otras culturas,

pero protegiéndolos de los peligros de la inmersión. Un coro evangélico de

atractivas jóvenes norteamericanas era una buena forma de anunciar el

siguiente avivamiento. Cuando no estaban cantando, podían ayudar a

construir una nueva iglesia en los alrededores. Lo más importante era que

dichas experiencias enganchaban a participantes en el evangelismo,

fomentaban el interés en apoyar [118] financieramente a la obra, e

interesaban a los voluntarios en compromisos misioneros más largos. {67}

Carismática en estilo, YWAM hablaba mucho sobre los signos del

Señor. Estos eran golpes de buena fortuna, con frecuencia donaciones de

otros cristianos, que enseñaba a sus miembros a interpretar como

providencia divina. Influenciados por el movimiento pastoral, YWAM

también enfatizaba el establecimiento de la autoridad espiritual sobre los

novicios, algunas veces hasta el punto de que otros evangélicos se

preguntaban si estaban tratando con un culto. {68} Bajo la dirección de un

personal que se sentía libre de hacer todo lo que creía que el Señor le

decía, los novicios atravesaban por «escuelas de entrenamiento de

discipulado», las mismas que los convertían en equipos evangelizadores.

Los de YWAM inundaban los eventos deportivos internacionales (once mil

de ellos en las Olimpiadas de 1984 en Los Angeles), evangelizaban en las

zonas rojas, organizaban teatros de la calle, trabajaban en orfanatos,

Page 129: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

distribuían Biblias, enviaban equipos médicos, e incluso dirigían campos de

refugio en el Lejano Oriente.

Alrededor del mundo, YWAM operaba desde lo que llamaba «bases» –

doscientas de ellas– cada una de las cuales debía operar, supuestamente,

como una «franquicia» independiente. A esta estructura descentralizada se

atribuían, algunas veces, los malentendidos y conflictos que el ministerio de

YWAM podía dejar tras darse a la fuga. En Guatemala, la llegada en 1983

del barco Anastasias, de YWAM, cargado con cientos de misioneros a corto

plazo, convenció a los católicos de que estaban siendo invadidos por un

ejército de sectas. De acuerdo a YWAM, envió a casi dos mil misioneros a

corto plazo a Guatemala durante los dos años siguientes. {69} Los métodos

del grupo también provocaron objeciones por parte de las iglesias y

misiones locales a las que decía estar ayudando. Cuando sus equipos de

visita cometían equivocaciones culturales y políticas en el evangelismo de

puerta a puerta, eran los hermanos residentes los que cargaban con la

culpa.

«YWAM llega y se va, y parece que nunca presta atención a los

ministerios que ya están allí», se quejaba un misionero en Africa. «Cuando

llegaron a nuestra área, no tenían ni idea de cómo nos iba a afectar lo que

ellos estaban realizando a los que habíamos estado allí [119] durante un

período más largo. Muchos gobiernos están tan interesados por el comercio

de turistas que no hacen nada por obstaculizar las actividades de gente

como la de YWAM. Pero, tan pronto como parten, los cristianos nacionales

y los misioneros de largo plazo sienten la reacción. La vigilancia aumenta,

se encarcela a la gente, se registran casas, se confiscan Biblias.» {70} El

fundador de YWAM, Loren Cunningham, pensaba que se debía permitir a

sus jóvenes cometer errores.{71}

Notas

{59} Respecto a YWAM: Bruce Joffe, «Man With A Mission», Charisma,

noviembre 1985, pp. 21-26. Bryan Bishop, «YWAM Steps Out», World

Christian (Pasadena, California: U.S. Center for World Mission), enero-

febrero de 1986, pp. 18-23. John Holzmann, «Youth With A Mission»,

Mission Frontiers, octubre-diciembre 1985, pp. 9-17. Las cifras para las

otras organizaciones provienen de sus memorias anuales.

Page 130: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{60} Bruce Shelley, «The Parachurch Vision», Christianity Today, 8 de

noviembre de 1985, pp. 41-43.

{61} Bright 1985.

{62} Quebedeaux 1979: 54, 107, 181, 184.

{63} John Capon, «Video Conference Links Christians in 54 Countries»,

Christianity Today, 7 de febrero de 1986, pp. 46-47.

{64} Quebedeaux 1978: 58.

{65} «Alfa y Omega: ¡Ya la Encontramos!» Alternativa (Bogotá), 29 de enero

de 1979, pp. 12-13.

{66} Jeleta Fryman, «The Movement», World Christian, enero-febrero 1986,

pp. 25-28.

{67} Sharon E. Mumper, «Are Short-Term Volunteers the Way of the

Future?» Christianity Today, 4 de abril de 1986, p. 41.

{68} Bryan Bishop, «YWAM Steps Out.»

{69} Deborah D. Cole, Charisma, noviembre de 1984, pp. 22-25.

{70} John Holzmann, «Youth With A Mission.»

{71} Entrevistas a Loren Cunningham: Bruce Joffe, «Man With A Mission», y

«Taking the Gospel Into All the World... With Signs Following», People of

Destiny, julio-agosto de 1985, pp. 25-29. Para una reseña sobre la

formación de YWAM, véase Cunningham 1984.

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124

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Iglesia versus paraeclesia

Page 131: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Juventud con una Misión estaba lejos de ser la única agencia

paraeclesial norteamericana acusada de seguir su propia agenda a costa de

las iglesias locales. «El traer tu propio programa, hablar sobre colaboración,

y terminar haciendo tu propio asunto, es de cada grupo que viene de los

Estados Unidos», me dijo Washington Padilla {72}. Las organizaciones

paraeclesiales más grandes, como la Asociación Evangelística de Billy

Graham y la Red Cristiana de Transmisión de Pat Robertson, podían tener

un gran impacto sobre los movimientos evangélicos locales. Otros

promotores de alianzas evangélicas, como la Cruzada Luis Palau, y los

Ministerios O.C (Cruzadas de Ultramar), también podían tener bastante

influencia.

Para empeorar las cosas, ahora que algunas misiones establecidas

aminoraban el paso y reflexionaban sobre sus experiencias, muchos

ministerios domésticos norteamericanos lanzaban operaciones en el

exterior, en una nueva ola de descarado empresarialismo. Por lo general,

los nuevos grupos eran pentecostales o carismáticos. Cada uno justificaba

sus ambiciosos planes de expansión como una humilde obediencia al

mandato bíblico de evangelizar al mundo. Generalmente, las acusaciones

más reveladores contra estos grupos venían de otros evangélicos. Quejas

comunes incluían el no consultar con las iglesias establecidas antes de

ingresar en las nuevas áreas; duplicar los esfuerzos de otros hermanos

malgastando los recursos; atraer a los líderes jóvenes más prometedores

con salarios más altos que lo que las iglesias locales podían ofrecer; y el no

investigar el historial de los nuevos empleados, quienes a veces resultaban

haber huido de su iglesia original debido a faltas morales. [120]

El enlistar a las iglesias locales en una campaña paraeclesial tras otra

no era la solución, debido a que tales esfuerzos tendían a ser una tremenda

carga financiera y psicológica. Pasado el entusiasmo, la agencia

paraeclesial dejaba la ciudad, las iglesias locales quedaban agotadas, y sus

miembros sentían la necesidad de nuevas formas de estímulo ajeno. Si eso

no era suficiente, el impresionante número de decisiones a favor de Cristo

generalmente no se traducía en nuevos miembros para la iglesia. No era

raro que el 90% de tales neófitos se desvanecieran en el aire.

El objetivo de las agencias paraeclesiales era, por definición, multiplicar

y fortalecer las iglesias locales. Sin embargo, solo podían justificarse al

afirmar que las iglesias existentes no podían manejar solas la

evangelización. De acuerdo a dos investigadores en India, Vinay Samuel y

Page 132: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Chris Sugden, lo que ellos llamaban «misiones multinacionales» estaban

dejando a un lado a las iglesias del Tercer Mundo, subordinándolas a sus

propios planes, e imponiendo sus propios líderes. Tales agencias

teóricamente reconocían la autonomía formal de las iglesias nacionales,

afirmaban Samuel y Sugden, pero las estaban incorporando a una forma

más sofisticada de dependencia.

Muchas denominaciones del Tercer Mundo descendían de lo que ahora

eran las iglesias protestantes ecuménicas en América del Norte y Europa.

Cuando llegaron las nuevas misiones evangélicas, de acuerdo a Samuel y

Sugden, asumieron que el liderazgo de las iglesias hijas no era evangélico.

Dejaron a un lado a las autoridades de la iglesia nacional, de quienes

desconfiaban, y se dirigieron directo hacia los pastores locales. Reclutaron,

entrenaron y financiaron su propio «liderazgo evangélico nacional»,

apoyado por las multinacionales pero sin una real responsabilidad hacia las

denominaciones establecidas. Estos líderes eran «piratas evangélicos»,

decían Samuel y Sugden: «controlan los mares y se apropian los recursos,

pero están más allá de la ley.»

Las paraeclesiales estaban sobre todo interesadas en el crecimiento

máximo. Por lo tanto, se sentían tentadas a sustituir los difíciles imperativos

del evangelio, como arrepentimiento y justicia, por una forma de salvación

fácil de comercializar. Por ejemplo, de acuerdo a los expertos en

iglecrecimiento, era necesario mantener a la iglesia lejos de [121] los temas

sociales controvertidos y minimizar las obligaciones sobre los nuevos

creyentes, para atraer a un máximo número de conversos. Para apelar al

espectro más amplio de donantes en los Estados Unidos, las agencias

paraeclesiales tendían a adoptar las posiciones más inofensivas y

ambiguas, al precio de no informar a sus patrocinadores sobre las

realidades en el campo.

Las implicaciones de la dependencia en las agencias norteamericanas

fue dramatizada por la crisis de la deuda latinoamericana. A pesar de que

las denominaciones latinoamericanas habían adoptado medidas para

nacionalizar las funciones misioneras, señalaba Al Hatch, ahora el colapso

económico les imposibilitaba mantener el financiamiento. O cesaba el

programa o se retomaba a la dependencia en fondos extranjeros. Mientras

tanto, el poder adquisitivo del dólar norteamericano, cada vez más fuerte

sobre la devaluada moneda latinoamericana, ampliaba la disparidad entre

las instituciones extranjeras y las nacionales. Aunque para las

Page 133: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

organizaciones norteamericanas era fácil ampliar su infraestructura, para

los evangélicos latinos era casi imposible aún organizar una conferencia –a

menos que estuviera financiada por los norteamericanos. Como resultado,

más líderes evangélicos decidieron que el Señor les estaba llamando para

servir a los hispanos en los Estados Unidos. {73}

Las multinacionales evangélicas no sólo desplegaban un formidable

apetito para aumentar su clientela; sino que también eran partidarios de

ocultar sus ambiciones en el discurso de la Gran Comisión. Como señalaron

Samuel y Sugden, siempre redefinían al evangelismo mundial, de forma que

los requisitos para llevarlo adelante siempre estaban fuera del alcance de

las iglesias nacionales, por lo cual éstas necesitaban de la intervención de

las multinacionales. Si las iglesias nacionales respondían a la necesidad en

los términos de estas agencias, se convertían en dependientes de los

patrocinadores extranjeros en cuanto a la tecnología. Una vez que la iglesia

nacional era equipada para realizar la tarea en los términos de las

multinacionales, éstas últimas se adelantaban con nuevas definiciones de la

tarea.

Por lo tanto, para Samuel y Sugden, las llamadas para la misión

mundial sonaban sospechosamente a ofertas de venta para las mismas

agencias misioneras. En lugar de servir a las iglesias nacionales, como

[122] afirmaban las multinacionales, en realidad estaban persuadiendo a los

cristianos del Tercer Mundo de que necesitaban productos que únicamente

las multinacionales podían ofrecer. Al multiplicar la aparente necesidad de

misiones extranjeras, y al asumir que las nacionales no podían realizar la

tarea por sí solas, afirmaban Samuel y Sugden, las multinacionales estaban

inventando justificaciones para dejar a un lado a la iglesia nacional. {74}

Discusiones sobre los grupos de pueblos no-alcanzados eran un buen

ejemplo. La cifra de Ralph Winter de 16.750 «pueblos escondidos» resultó

ser una táctica publicitaria más que una estadística verídica. Pero de

acuerdo al editor de Evangelical Missions Quarterly, esta cifra impresionó a

tantos evangélicos norteamericanos mal informados que las misiones,

presionadas por sus patrocinadores para encontrar y evangelizar a los

«pueblos escondidos», se estaban quejando de «estadísticas oscuras y

raras».{75} La idea era tan elástica («las enfermeras de Saint Louis,

Missouri» habían sido declaradas como un «pueblo escondido») que podía

ser utilizada para justificar la intervención misionera en cualquier lugar.

Page 134: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Todavía otro problema era cómo definir a los «no-alcanzados». ¿Qué

hacer con las muchas iglesias indígenas que se habían rebelado en contra

de los misioneros, que se habían vuelto heréticas y ahora eran inmunes al

evangelismo porque insistían en que su propia interpretación era la

correcta? ¿Era alcanzadas o no-alcanzadas? {76} Las distinciones entre

cristianos «verdaderos» y «nominales» se estaban realizando

arbitrariamente. Mientras Peter Wagner aclamaba la afluencia de los

africanos hacia las iglesias independientes, algunas de las cuales

consideraban a sus líderes como mesías, en América Latina excluyó a

todos los católicos romanos de sus cálculos de iglecrecimiento. {77}

Los estrategas evangélicos expandieron, implacablemente, su

definición de la necesidad del trabajo misionero. Una reunión de Lausana

decidió que los no-alcanzados consistían en cualquier grupo social con un

20% o menos de cristianos, lo que motivó quejas de que dicha definición

incluía a todos afuera de las regiones mas evangélicas de los Estados

Unidos.{78} Hablando de manera general, los entusiastas estaban ampliando

el significado de «inalcanzable» desde «no-tocados» hasta [123] «no-

transformados». La simple transmisión del mensaje ya no era suficiente;

más bien, los evangelistas deberían continuar dirigiéndose a un grupo

aunque éste hubiese rechazado al cristianismo.

A pesar de los equívocos, la mayoría de las misiones adoptaron la

lógica de los pueblos escondidos. Su característica más fascinante era la

forma en la que expandían la necesidad de sus servicios. En cuanto al

cargo de inventar justificaciones para dejar a un lado a iglesias

tercermundistas que no quisieron colaborar, los ideólogos del movimiento

no se disculpaban. En 1979, el Centro de Investigaciones Avanzadas de

Misiones afirmó que cualquier pretensión de ser la iglesia nacional, con

jurisdicción sobre las nuevas iniciativas misioneras, estaba bloqueando la

evangelización de cientos de pueblos no-alcanzados. {79}

Como política, las Asambleas de Dios se rehusaban a «sucumbir...

frente a intereses nacionalistas, los mismos que impedirían cumplir con la

Gran Comisión». Peter Wagner desacreditó la «hipersensibilidad hacia... el

nacionalismo eclesiástico».{80} Era verdad que algunas de las

denominaciones protestantes más establecidas no eran evangelistas

vigorosas. Así como la estructura católico-romana había sofocado la

autonomía de las dependencias locales durante siglos, señaló Willian

Burrows, el someterse a la elite protestante en las capitales

Page 135: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

latinoamericanas podría ahogar la evangelización de las bases. Los críticos

evangélicos de las misiones norteamericanas ¿deseaban en realidad la

autoridad centralizada en lugar del evangelismo independiente? {81}

No obstante, para los evangélicos preocupados por la influencia

estadounidense y por el surgimiento de la derecha religiosa, era fácil

adivinar motivos políticos dentro de las agencias paraeclesiales. ¿Qué tal si

estaban contribuyendo menos para el crecimiento de la iglesia que lo que

obtenían de ésta, utilizando los logros de los cristianos del Tercer Mundo

para obtener dinero en los Estados Unidos, luego gastarlo para subordinar

a aquellos mismos cristianos para sus propios planes? Tal vez estaban

tratando de socavar los niveles intermedios de liderazgo y de reemplazarlos

con los suyos, para establecer un control directo de los evangélicos

latinoamericanos a través de personalidades de la farándula, como los

televangelistas.{82} Al aplicarla a algunas de las misiones más [124] antiguas

y más cautas, esta clase de especulación parecía paranoica e injusta, hasta

que la llegada de la derecha religiosa pareció confirmarla.

Notas

{72} Entrevista del autor, Quito, 15 de mayo de 1985.

{73} Al Hatch, «What's Coming in the Light of Current Money Squeeze»,

Pulse, abril de 1983, pp. 2-4.

{74} Samuel y Sugden 1983.

{75} Reapsome 1984.

{76} El ejemplar de enero de 1985 de Missiology se dedica a esta pregunta.

{77} Alan Neely, reseña de Wagner 1983, International Bulletin of

Missionary Research, julio de 1985, pp. 133-134.

{78} Wagner y Dayton 1981: 27. Dayton y Wilson 1983: 33.

{79} Citado por Samuel y Sugden 1983: 152.

{80} Wagner 1973: 97, 114.

{81} William R. Burrows, en Samuel y Sugden 1983: 156.

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{82} George Pixley, citado en Mondragón 1983: 158-162.

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129

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El despertar evangélico en América Latina

Desde la revolución sandinista, afirmó Margaret Randall en 1982,

surgieron en Nicaragua más de noventa sectas nuevas, de naturaleza

pseudo-religiosa. Estas eran más perceptibles en los barrios pobres de las

ciudades y cerca de la frontera con Honduras, en donde la pobreza, la

ignorancia y el analfabetismo volvían a las personas vulnerables a la

propaganda religiosa. Las sectas urgían a las personas a no participar en el

proceso revolucionario, no unirse a la milicia o a las organizaciones

comunitarias, no honrar a los símbolos sandinistas, no defender a la

revolución. Su presencia podía sentirse en casi todas las batallas entre

sandinistas y contrarrevolucionarios. Según Randall, incluso una

investigación sumaria reveló que recibían fondos de la Agencia Central de

Inteligencia.{1}

Así es como la izquierda y la Iglesia Católica percibían al crecimiento

evangélico en América Latina. Alarmados por las irrupciones sectarias en

sus distritos, perplejos sin saber cómo responder, acusaron a los

evangélicos de ser la quinta columna del imperialismo estadounidense. En

realidad, no existía una prueba cierta de un financiamiento de la CIA, por lo

menos hasta el momento.{*} Apareciera o no tal prueba, existía un problema

mayor: el ala derecha de las misiones evangélicas se mostraba complacida

de servir a Washington por su propia cuenta. [126]

En la zona de guerra del norte de Nicaragua, a los sandinistas y a sus

partidarios les resultaba difícil comprender por qué, en un momento en el

que los pobres necesitaban defender sus logros de los Estados Unidos y de

la contrarrevolución, tantos pasaban sus noches aplaudiendo y cantando

sin ningún objetivo aparente. Para los gobernantes de la nueva sociedad

socialista, era fácil concluir que los adeptos evangélicos habían perdido la

cabeza. En efecto, cuando pregunté a algunos creyentes de Matagalpa

Page 137: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sobre cuál era el nombre de su iglesia, se inició un debate. Antes de que

finalmente se pusieron de acuerdo sobre quiénes eran –la Misión

Pentecostal Unida en Nicaragua-Matagalpa– propusieron y rechazaron

cuatro apelaciones similares, aparentemente los nombres de otras iglesias

de la que había descendido la suya después de una serie de divisiones.

Matagalpa era el hogar del movimiento «tizón», un movimiento del

Espíritu Santo que empezó en las políticamente conservadoras Asambleas

de Dios. Las iglesias, según los líderes del movimiento, se habían

convertido en algo así como tizones quemados. Apagadas por lo mundano,

necesitaban ser encendidas nuevamente. Se decía que el movimiento

empezó en 1983 o 1984, con la resurrección de un soldado sandinista.

Nadie sabía su nombre ni su paradero, pero después de su partida se

recibió el don de lenguas y hubo puesta de manos; aquellos que estaban

llenos del Espíritu Santo cayeron por tierra. El comité local de pastores se

rehusó a dar su respaldo: una razón fue que la imagen del tizón había

llegado por medio de una profecía y no por la Biblia. Pero el avivamiento

seguía propagándose en las montañas, y se decía que se había extendido

hasta Cuba.

Mientras los evangélicos de Matagalpa reflexionaban sobre el

significado de estos eventos, éstos y sus pastores se encontraban al borde

de un conflicto de poder en la capital, entre dos grupos que decían

representar a los protestantes de Nicaragua. Uno era una agencia de

desarrollo pandenominacional que trabajaba con los sandinistas; el otro era

una organización de liderazgo fundamentalista que no quería nada con la

revolución.{2}

Como algo típico de estos enfrentamientos eclesiásticos, cada sector

acusaba al otro de ser un frente político, un instrumento en la lucha por el

poder. [127] Cada uno sospechaba que el otro representaba a una

conspiración internacional que engañaba a los cristianos con una ideología

falsa, manipulándolos hacia fines profanos. Implícita en esta clase de

intercambio se encontraba una denigración compartida de la capacidad de

los latinoamericanos para actuar por sí mismos. Fuera de esta polémica

estaba la forma cómo los movimientos religiosos surgían de las

experiencias populares, cómo expresaban los conflictos populares en

nuevas formas ambiguas, y cómo podían romper los esquemas que los

pastores y los políticos les imponían.

Page 138: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Para dar sentido a la efervescencia protestante en América Latina,

observadores han hablado de sucesivas «olas» de evangelismo. La

primera, que se inició en el siglo diecinueve, vino de las denominaciones

históricas de América del Norte. Sus misiones lideraron la lucha por la

libertad religiosa en contra de la Iglesia Católica, construyeron hospitales y

escuelas, pero en general produjeron solo pequeños enclaves de

conversos. En una generación o dos, protestantes como éstos tendían a

surgir de las clases más bajas y a perder interés en el evangelismo.

La segunda ola de evangelismo fue la fundamentalista. Consistía en

misiones de fe y denominaciones conservadores, que llegaron con la

creencia de que las agencias históricas no estaban a la altura de la Gran

Comisión. Después de la Segunda Guerra Mundial, estos grupos –como la

Misión Centroamericana, la Alianza Cristiana y Misionera, la Unión

Misionera Evangélica, y la Misión Latinoamericana– reemplazaron a las

denominaciones históricas como columna vertebral de las misiones

protestantes. Pero estos grupos tendían a ser demasiado rígidos para los

latinoamericanos. Por ejemplo, se oponían a las formas emocionales de

cultos, y no permitían fácilmente que los conversos se encargaran de sus

propias iglesias. Como resultado, incluso estos evangélicos fervientes

lograron relativamente poco.

En los años sesenta, las dos clases de protestantismo habían sido

superadas por una tercera, el pentecostalismo. Los dos tercios de los

protestantes latinoamericanos eran pentecostales y dicha proporción había

aumentando a tres cuartos en los años ochenta. {3} Algunos de los cuerpos

pentecostales más exitosos eran misioneros en su origen –incluyendo las

Asambleas de Dios (Springfield, Missouri), la Iglesia de Dios (Cleveland,

Tennessee), [128] y la Iglesia del Evangelio Cuadrangular (Los Angeles,

California). Pero la mayoría eran desprendimientos de iglesias misioneras

lideradas por latinoamericanos. El protestantismo se estaba convirtiendo en

latinoamericano en dos formas, señaló Emilio Willems. La primera era

organizacional, en la forma de revueltas contra el control misionero. La

segunda era litúrgica y en menor grado doctrinal, en un cambio hacia las

formas entusiastas de culto características de los pentecostales, incluso

entre los evangélicos que decían no serlo. {4}

Uno de los resultados fue una explosión de grupos competitivos. Las

iglesias evangélicas han sufrido siempre divisiones, pero ahora la

atomización parecía intensificarse. Las agencias norteamericanas

Page 139: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

contribuían a esta situación a través de dinero, personal e ideologías. De la

gran división entre la corriente histórica y la evangélica en los Estados

Unidos, los conflictos se ramificaron hasta las iglesias latinas, las que se

polarizaron según nuevas líneas. Las agencias liberales y evangélicas

apoyaron a líderes rivales, agrandaron las diferencias, y trataron de

influenciar a las iglesias –principalmente pentecostales– en su propia

dirección.

Enfatizando la expansión sobre cualquier otra consideración estaban

las agencias paraeclesiales norteamericanas y sus aliados

latinoamericanos, hombres cuyo tema favorito era la última técnica para

vender el evangelio. Se oponía a ellos un pequeño grupo radical, asociado

con el Consejo Mundial de Iglesias, que enfatizaba la necesidad de un

cambio estructural –es decir, una revolución en contra de la misma

estructura de poder que, según los conservadores, era ordenada por Dios.

Desempeñando un papel ambiguo entre las dos primeras tendencias se

encontraba una tercera, dirigida por teólogos latinoamericanos que

criticaban tanto a la derecha como a la izquierda, pero que generalmente

hablaban en tonos suaves, para evitar ser acusados de liberalismo. Esta fue

la confrontación triangular de los años setenta, dentro de la cual irrumpió un

cuarto grupo durante los años ochenta, la derecha religiosa. Esta última

consideraba a la guerra en Centroamérica como algo que estaba en el

orden del plan divino y empujaba a las iglesias evangélicas hacia el frente.

Los conservadores del iglecrecimiento y de la derecha religiosa

dominaban la acción. Pero, como señaló Jean Pierre Bastián, los [129]

deseos de los liderazgos competitivos podrían tener poca influencia en las

iglesias. Detectó una división entre ciudad y campo, entre burocracias

eclesiásticas urbanas e iglesias rurales, las cuales, pensaba, escapaban de

su control.{5} Se debía evitar que el lenguaje de la salvación se refiriese

demasiado directamente al aquí y al ahora.

Notas

{*} De acuerdo a Newsweek, 15 de junio de 1987, el arzobispo católico de

Nicaragua, Miguel Obando y Bravo, había recibido fondos de la CIA a

través de un laberinto de frentes, de manera que cada parte pudiera

negar tener conocimiento de la identidad de la otra. (Para más detalles,

véase el Consejo en Asuntos Hemisféricos, Washington Report on the

Hemisphere, 16 de marzo de 1988. p. 5.)

Page 140: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{1} «Revolution and Religion in Nicaragua,» Guardian (New York), 15 de

septiembre de 1982, p. 21.

{2} Entrevistas del autor, Matagalpa. Nicaragua, 14 de agosto de 1985.

{3} Read et al. 1969: 58; Bastián 1986: 14.

{4} Willems 1967: 104. Para una reseña histórica del protestantismo

latinoamericano, véase Bastián 1986.

{5} Bastián 1984: 50-51, 63-64.

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 129-

134

 →

Adventistas, Mormones, Testigos

Un misionero conocía pocas aflicciones mayores que el ser confundido

con otro grupo al que él consideraba como una secta falsa; que, en el

mismo aeropuerto en donde encontraba a un solo nuevo asistente de los

Estados Unidos, dejaba a una docena de estos ayudantes; y esto era algo

que estaba creciendo mucho más rápido que su propia iglesia. A medida

que los protestantes introducían la secta en América Latina, otros

disidentes seguían sus huellas. Los más numerosos eran los pentecostales,

con quienes otros evangélicos gradualmente se pusieron de acuerdo. Pero

las más visibles eran tres iglesias de los Estados Unidos, a las que los

evangélicos encontraban tan difíciles de aceptar que, en diversos grados,

las clasificaron como religiones distintas. Estas eran los Adventistas, los

Testigos de Jehová y los Mormones.

Durante la década de 1970, los Adventistas del Séptimo Día parecían

ser la iglesia no-católica más grande en México, Honduras, Costa Rica,

Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. {6} La iglesia creció tan rápidamente en

América Latina y en Africa que únicamente el 15% de sus 4,4 millones de

miembros en 1984 eran norteamericanos. {7} De acuerdo a un estudio de

iglecrecimiento, una razón para su éxito fue transferir el liderazgo hacia los

Page 141: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

neófitos. Otro era un programa médico y educacional estrechamente ligado

al evangelismo.{8} Para los campesinos que deseaban una escuela para sus

hijos, un profesor adventista con salario era un aliciente poderoso; a

cambio, él los organizaba en una congregación.

Los adventistas eran particularmente controvertibles debido a dos

doctrinas basadas en el Antiguo Testamento. La primera, que prohibía toda

actividad mundana el sábado, desorganizaba muchos días de trabajo

comunitario. La segunda, que prohibía comer cerdo y ciertos otros tipos de

carne, fomentaba la desnutrición cuando los neófitos carecían de otras

fuentes proteínicas. Sin embargo, idiosincrasias como éstas no impidieron

[130] su crecimiento: en el Perú, un grupo disidente conocido como los

Israelitas llevaron dichas reglas aún más lejos, hasta el punto de regresar a

los sacrificios, barbas largas, y túnicas blancas del sacerdocio aarónico.

Identificando a la Amazonía como la Tierra Prometida, los Israelitas

fundaron colonias y para los años ochenta, rivalizaban en tamaño con las

denominaciones evangélicas más grandes. {9}

Regresando a los adventistas ortodoxos, su obsesión con la pureza

ritual y con el fin del mundo les dio un reputación autoritaria. Rechazaban

como apóstatas a otros fundamentalistas, quienes correspondían la opinión

con el fundamento de que los adventistas daban una importancia no-bíblica

a las visiones de su fundadora, la profeta Ellen G. White (1827-1915). No

obstante, muchos adventistas deseaban ser aceptados como cristianos

evangélicos. Durante las décadas de 1960 y 1970, surgió una tendencia

más «bíblica», una que deseaba dejar a un lado las enseñanzas adventistas

si éstas contradecían las escrituras. A pesar de que ciertos partidarios de

esta tendencia fueron purgados, ésta ayudó a los adventistas a ganar una

medida de aceptación entre los evangélicos. {10}

En cuanto a los mormones y a los Testigos de Jehová, no tenían la

menor posibilidad de ser admitidos en la fraternidad evangélica, pero esto

no evitaba que los católicos les agrupasen a todos juntos. Según un estudio

realizado en Costa Rica, las dos clases de evangélicos más familiares para

los católicos eran los mormones y los Testigos, sugiriendo que éstos eran

los más influyentes en formar las percepciones que los católicos tenían de

los protestantes.{11} Sin duda, esto se debía a su asombrosa capacidad para

visitar puerta a puerta, lo cual eran censurado por otros evangélicos por la

mala imagen que les proporcionaba. En Costa Rica, un historiador

evangélico se quejó de que los Testigos «acabaron con la venta de

Page 142: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

literatura religiosa puerta a puerta debido a sus métodos rústicos y

descarados».{12} En cada país que visité hace algún tiempo, pensé haber

visto al mismo par de norteamericanos altos y jóvenes, vestidos con trajes

oscuros con sus nombres en el pecho, dando pasos largos uno junto al otro

en la calle. Estas apariciones eran misioneros mormones, y solo unos pocos

de los treinta mil que pasan dos años de sus vidas yendo de puerta en

puerta alrededor del mundo. [131]

Debido a la reciente fundación del mormonismo –formalmente la Iglesia

de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días (LDS)– sus afirmaciones

sobrenaturales han sido sujetas a pruebas y revelaciones históricas en un

grado mucho mayor que el cristianismo ortodoxo, debido a los orígenes más

distantes de este último. El fundador de la iglesia, Joseph Smith (1805-

1844), creció en una parte de la frontera norteamericana conocida como el

«distrito quemado» por sus incesantes avivamientos. La mofa comenzó

después de que Smith informó que un ángel lo había visitado y lo había

dirigido hacia una serie de tablas de oro enterradas cerca de Palmyra,

Nueva York. En las tablas se encontraban las escrituras de la nueva fe, el

Libro de Mormón. De acuerdo a este libro –que tenía cierta semejanza con

la Biblia del Rey Jaime y otros trabajos religiosos populares a principios del

siglo diecinueve– las tribus perdidas de Israel llegaron a América alrededor

del año 600 A.C., fueron visitadas por Cristo en el año 34 D.C., y

subsecuentemente se convirtieron en indígenas americanos. {13}

Después del asesinato de Smith, sus seguidores fueron perseguidos

hasta el otro lado de los Estados Unidos, hacia su inhóspito Zion, el Gran

Lago Salado, en donde erigieron uno de los grandes experimentos utópicos

del siglo diecinueve. Desde entonces, mucho ha cambiado: el comunalismo

de los primeros años abrió paso al capitalismo; la poligamia se abandonó

para convertirse en estado de los Estados Unidos; y en 1978 a los hombres

negros, previamente excluidos del sacerdocio por llevar la marca de Caín,

se les concedió la igualdad. Lo que no cambió fue el énfasis de la iglesia

sobre la autoridad patriarcal, el trabajo duro, y la unidad familiar.

A finales de los años setenta, los valores de los mormones atrajeron a

la derecha religiosa en su búsqueda de una nueva «mayoría moral». Entre

otras cosas, la derecha religiosa admiraba la estrecha alianza entre iglesia

y estado en el fuertemente mormón estado de Utah. {14} Pero muchos

fundamentalistas no querían tener nada que ver con los mormones por sus

doctrinas tan heterodoxas. También temían sus tasas de crecimiento, las

Page 143: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

más altas de las principales denominaciones norteamericanas. Para 1985,

con 3,8 millones de miembros en los Estados Unidos y otros 2 millones en

el extranjero, los logros de la iglesia en el sur [132] de los Estados Unidos

provocó una reacción fuerte por parte de los Bautistas. {15}

En América Latina, las tasas de crecimiento mormón eran incluso

superiores, y fomentaban la misma clase de reacción evangélica. «Un

templo de la oscuridad se abrió el mes pasado en Guatemala», informó

Gospel Outreach sobre una ceremonia mormona. {16} El primer templo

mormón en América Latina –algo así como una catedral católica en

significado ritual– no fue abierto hasta 1978. Pero a mediados de la década

siguiente, siete más fueron consagrados. Desde 1965 hasta 1975, la

membrecía latinoamericana se triplicó a 337.000. Durante la década

siguiente ascendió a 1,2 millones, con las más grandes concentraciones en

México, Brasil, Chile, Argentina y Perú.

A pesar de la esperanza de que los indígenas americanos de

ascendencia israelita están predispuestos a sus enseñanzas, la iglesia

tiende a encontrar sus neófitos en otros lugares, como entre los habitantes

urbanos en ascenso.{17} Aparentemente, el evangelismo de puerta a puerta

no es muy productivo, pero el reclutamiento por las redes sociales de los ya

convertidos sí lo es.{18} Sociológicamente, los mormones latinoamericanos

son difíciles de distinguir de los evangélicos más ortodoxos. Pero se dice

que sus fenomenales estadísticas de crecimiento han sido exageradas por

la competencia entre las diócesis mormonas (llamadas «stakes») y la

presión para llenar cuotas. En Oxapampa, Perú, una pareja que me contó

eran mormones trabajaban como cantineros.

Aún así, su esfuerzo misionero es impresionante. En Colombia, otros

evangélicos acusaron a los mormones de alarmar a las autoridades al

solicitar quinientas visas a la vez, hasta el punto de que éstas llegaron a

restringirlas.{19} En toda América Latina, 8.136 misioneros estaban sirviendo

en 1985 –únicamente un 27% menos que los 11.196 misioneros

protestantes no mormones de América del Norte. {20} Tal vez debido a los

informes de que los reclutadores de la CIA favorecían a antiguos misioneros

mormones por su patriotismo, por su estricta moralidad, y por su

experiencia en ultramar,{21} la iglesia atrajo una cuota de persecución mayor

a la acostumbrada. En Chile los lugares de reunión fueron el blanco de

veinte y dos ataques de bombas y de incendios premeditados en dieciséis

meses. Los perpetradores dejaron panfletos acusando a los [133]

Page 144: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

mormones de ser agentes del imperialismo yanqui. {22} No obstante, el

conservadorismo político de la iglesia no protegía a miembros de la misma

clase de represión experimentada por otros latinoamericanos. En

Guatemala, un líder laboral asesinado en 1980 por los escuadrones de la

muerte era un obispo mormón.{23}

El segundo gran paria del cristianismo evangélico en América Latina

eran los Testigos de Jehová. Su fundador Charles Taze Russell calculó que

el mesías regresaría a la tierra en 1914. Tras muchos años de desilusión y

varias predicciones pospuestas –incluyendo la de 1975 y la del 2 de octubre

de 1984– el liderazgo se encontraba luchando contra una nueva herejía.

Era que el mesías había regresado en la persona del cantante Michael

Jackson, que fue criado como Testigo y que decía seguir siéndolo todavía.{24}

Incluso más que los Mormones, los Testigos debían su omnipresencia

no a los vastos números –en 1982 afirmaban tener 2,4 millones de

miembros alrededor del mundo, de los cuales 392.000 estaban en América

Latina– sino al evangelismo compulsivo. Se espera que cada miembro pase

gran parte de su vida golpeando las puertas y distribuyendo las

publicaciones de su casa editorial «Atalaya». De acuerdo a las estadísticas

celosamente mantenidas por el grupo, solo 172.859 miembros dedicaron al

evangelismo un total de 384.856.662 horas únicamente en 1981. Unas

2.000 a 3.000 horas se dedicaban para cada neófito bautizado, en contraste

con la proporción mormona de unas 710 horas para cada bautismo. Al

golpear en tantas puertas –un promedio de unas 740 por cada bautismo de

acuerdo a unos cálculos de 1976– los Testigos encontraban a personas que

enfrentaban crisis y no tenían a nadie a quien acudir. Ellos ofrecían a los

afligidos un hombro en el cual apoyarse, luego los estimulaban a identificar

al «mundo» como el origen de sus problemas, y a tomar refugio en su grupo

sectario. Los críticos acusaban a los Testigos de volver a los neófitos

demasiado dependientes de ellos. Sin embargo, introducían un cierto orden

a sus desorganizadas vidas.

En cualquier lugar que surgían los «salones del reino» de los Testigos,

atravesaban una época de dificultades con las autoridades. Una razón era

el rechazo de éstos a aceptar transfusiones sanguíneas, basándose en una

prohibición del Antiguo Testamento de comer sangre. [134] Pero el asunto

principal era su rechazo a saludar a las banderas nacionales, a cantar

himnos naciones, al votar, o a someterse a la conscripción militar porque

Page 145: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

consideraban a dichas actividades como formas de idolatría. «Creemos que

el nacionalismo es una perversión de la lealtad a Dios», me dijo un

miembro. En los Estados Unidos, esta posición condujo a decisiones

judiciales ampliando el derecho a la libertad de conciencia. En veinte y ocho

países esto le significó su interdicción (1982). A finales de los años setenta,

el gobierno militar de Argentina prohibió a los Testigos realizar cultos en

público, una medida que fue derogada después de un tiempo. En 1980,

Fidel Castro envió a muchos de sus miembros en las embarcaciones

«Mariel» hacia la Florida. Parecían estar creciendo más rápidamente en

América Latina que en cualquier otro lugar. {25}

Notas

{6} Johnstone 1982.

{7} George Colvin, «Adventists Balance Gains, Challenges,» Christian

Century, 14 de agosto de 1985, pp. 738-739.

{8} Read et al. 1969: 58-60,109-111.

{9} Read et al. 1969: 114 y K. D. Scott 1985.

{10} Joan Craven, «The Wall of Adventism», Christianity Today, 19 de

octubre de 1984, pp. 20-25.

{11} Molina Saborío 1984: 12,16.

{12} Nelson 1963: 129.

{13} David Brion Davis, «Secrets of the Mormons», New York Review of

Books, 15 de agosto de 1985, pp. 15-20.

{14} Ralph C. Chandler, «The Fundamentalist Heritage of the New Christian

Right», en Bromley y Shupe 1984: 52-53.

{15} Kenneth L. Woodward, «Bible-Belt Confrontation», Newsweek, 4 de

marzo de 1985, pp. 65-66.

{16} Frontline Report (Eureka, California: International Love Lift) 10(2),

1985.

{17} Beekman 1972: 3, 5, 7.

Page 146: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{18} Albrecht y Rogers 1987: 9.

{19} James C. Hefley, «In Bogotá, a Banquet of Hope», Christianity Today,

18 de noviembre de 1977, pp. 44-46.

{20} Número de misioneros mormones proporcionado por Don Le Fevre,

Comunicaciones Públicas de los Santos de los Ultimos Días, Salt Lake

City, mayo de 1986. Número de misioneros protestantes no mormones de

S. Wilson y Siewert 1986: 584.

{21} Heinerman y Shupe 1985: 162-168.

{22} El Nuevo Diario, 2 de agosto de 1985, p. 3.

{23} «Guatemalan Journalists in Exile», Guatemala (Oakland, Guatemala

News and Information Bureau), mayo-junio de 1984, p. 3.

{24} Religious News Service, «Do Jehovahs Witnesses Still Hold to Their

1984 Doomsday Deadline?», Christianity Today, 21 de septiembre de

1984, pp. 66-67; Marvin Millis, «Watchtower World View», Christianity

Today, 22 de noviembre de 1985, pp. 43-44; Arthur Jones, «Michaels

'Victory Tour' Spawns Cult», National Catholic Reporter, 14 de diciembre

de 1984, p. 4.

{25} Estadísticas de Mike Creswell, «Jehovah's Witnesses: Challenge on

the Mission Field», Commission, enero de 1984, pp. 45-55; Ruth Tucker,

«Foreign Missionaries with a False Message», Evangelical Missions

Quarterly, octubre de 1984, pp. 332-334.

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 134-

139

 →

Las Asambleas de Dios en el Brasil

A menudo se pensaba que los pentecostales eran independientes de la

influencia misionera, y muchos lo eran. Pero el gigante de las

denominaciones pentecostales latinoamericanas eran las Asambleas de

Page 147: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Dios, con base en Springfield, Missouri. En 1984, los 9,9 millones de sus

12,9 millones de «miembros y adherentes» fuera de los Estados Unidos

estaban en América Latina. Aquella cifra de 9,9 millones era 2,1 millones

más alta que la cifra de 1983 –un 27% de incremento– y supuestamente no

incluía a los niños que todavía tenían que ser bautizados. Con 67.375

ministros sirviendo a 81.836 iglesias y otros 25.715 estudiantes

entrenándose para el ministerio en 145 escuelas bíblicas, las Asambleas se

responsabilizaban por uno de cada cuatro evangélicos en América Latina.

Más de seis millones de éstos estaban en Brasil, en donde las Asambleas

decían tener más de la mitad de los protestantes del país. {26}

El origen de las Asambleas en Brasil se remonta a dos suecos quienes,

en el avivamiento pentecostal de 1902 en South Bend, Indiana, recibieron la

profecía de que tenían que realizar grandes obras para el Señor en un lugar

llamado Pará. En la biblioteca pública localizaron al estado brasileño que

lleva este nombre, reservaron pasajes de tercera clase en un buque de

carga, y llegaron a su destino sin dinero y con vestimenta de lana. Cuando

aprendieron el suficiente portugués como para [135] predicar en una iglesia

bautista local, sus sermones la dividieron en dos, marcando el inicio de la

denominación evangélica más grande en América Latina. {27} Desde 1934

hasta 1964, descubrió William Read, las Asambleas del Brasil habían

crecido aproximadamente en un 23% al año. Desde 1949 hasta 1962, casi

se quintuplicaron.{28}

Las Asambleas recibieron su primer gran empuje en el noreste, una

región seca y conflictiva conocida por sus movimientos mesiánicos. En

1964, Donald Curry encontró una congregación de las Asambleas que había

descendido a través de varios mesías desde Antonio Conselheiro, el profeta

de Canudos, recordado por Euclides da Cunha en su obra clásica Os

Sertões y por Mario Vargas Llosa en La Guerra del Fin del Mundo. El

liderazgo carismático de la región estaba íntimamente conectado con las

migraciones de los pobres, observó Curry. Al igual que muchos brasileños

que huían de las épocas difíciles en busca de trabajo, los visionarios

religiosos se trasladaban a menudo de un lugar a otro.

En el caso de la antes mencionada congregación de las Asambleas de

Dios, un profeta católico local que pretendía encarnar a figuras mesiánicas

del pasado había reunido a inmigrantes a su alrededor en un gran

asentamiento. Un profeta más reciente había ocasionado una división que

resultó en un nuevo asentamiento, el mismo que, a la larga, ingresó en las

Page 148: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Asambleas de Dios. En cada caso, las comunidades organizadas alrededor

de figuras proféticas proveyeron jornaleros para los dueños de plantaciones

y votos para los políticos. Se convirtieron, también, en tambos para la

inmigración hacia las ciudades.

Según los investigadores, la mayoría de los pentecostales urbanos se

convertían en poblados centrados alrededor de una capilla. «He

transformado a los pastores de aquellas grandes iglesias [urbanas] en

hombres ricos con los neófitos que les he enviado», dijo a Curry un pastor

del sector rural. «Estimo que únicamente en los últimos diez años, no

menos de unas 10.000 personas se han convertido en creyentes en las

pequeñas iglesias bajo mi jurisdicción y se han trasladado a otro lugar.»

Como un misionero había observado en 1910, se estaba evangelizando al

Brasil «no desde la costa hacia el interior, sino desde el interior hacia la

costa».{29} [136]

De esta forma, las Asambleas aprendieron a pescar en los ríos de la

migración rural-urbana a lo largo del Brasil. Después de fundar las iglesias

en los pueblos, las extendían a la región circundante y cosechaban

abundantemente del flujo migratorio. La gente pobre se sentía en casa en

los servicios informales y rítmicos. Cuando iban a ciudades extrañas, las

iglesias hermanas les daban un parentesco ficticio y les servían como una

agencia de referencia. Ayudados por un estricto código moral y por

fervientes exhortaciones para mejorar, muchos miembros pobres y sus hijos

lograron ascender en la estructura social.

Una segunda razón para el éxito de las Asambleas fue su expectativa

de que cada miembro evangelizara. En lugar de fundar instituciones que no

generaban conversos, las Asambleas producían ejércitos de predicadores al

aire libre, profesores y diáconos para las escuelas dominicales, quienes a

su vez organizaban satélites de su inmensa «iglesia madre» en cada barrio

y comunidad a su alcance. La idea de que, inspirada por el Espíritu Santo,

la gente común y corriente es capaz de liderazgo es característica de todo

el auge pentecostal. Un misionero no pentecostal me dijo: «Teóricamente,

esto ocurre en cada iglesia evangélica, pero entre los pentecostales

realmente se la practica. Se persuade a la gente común para dirigir la

oración del miércoles en la noche y, a pesar de que piensan que no pueden

hacerlo, lo hacen.»{30}

Page 149: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Una tercera razón para el éxito de las Asambleas fue la transferencia

de liderazgo a los latinoamericanos. {31} No está claro si esto fue intencional

o accidental, una consecuencia del rápido crecimiento que superaba a la

capacidad de la misión para supervisar. Pero sin mucho subsidio de los

Estados Unidos, los pastores brasileños se vieron forzados a encontrar a

suficientes creyentes como para mantenerse a sí mismos. Eso les mantuvo

alerta de las áreas más receptivas y fomentó un énfasis en el deber de los

creyentes de pagar el diezmo al Señor, es decir, al pastor. El rápido

crecimiento de las Asambleas determinó una cada vez mayor dependencia

en el liderazgo local, a tal punto que, para 1962, en el Brasil existían

únicamente ocho parejas de misioneros norteamericanos para un millón de

adherentes.{32}

Sin embargo, la oficina central en Springfield y sus 328 misioneros en

América Latina continuaban ejerciendo influencia. Cuando hablé [137] con

los pastores nicaragüenses expulsados de las Asambleas por su apoyo a la

revolución sandinista, éstos describieron varias solicitudes provenientes de

Springfield –suspender a un pastor pro-sandinista de gira por las iglesias

norteamericanas, perdonar a un líder anti-sandinista que había caído en un

escándalo financiero– que fueron honradas por los líderes de la iglesia

nacional.

El presupuesto latinoamericano de la misión, de 15,9 millones de

dólares en 1984, para proyectos especiales como campañas y nuevas

escuelas bíblicas, fue ciertamente un factor de dependencia. {33} Otro fue la

reverencia con la que muchos pastores de las Asambleas consideraban a

sus mentores norteamericanos, ya que una virtud de la que no podían hacer

alarde las Asambleas era la democracia. La organización era autoritaria, la

personificación del patriarcado, en el cual las congregaciones locales

dependían de las iglesias madres para toda instrucción. {34} Aún después de

que se les concedió la independencia a las iglesias nacionales, la cadena

de autoridad todavía se remontaba a Springfield. También lo hacían los

resentimientos ocultos por el nivel de vida superior de los misioneros, su

imposición de reglas, y sus intervenciones políticas.

Una persona podría tomar una decisión individual de unirse a las

Asambleas, observó Judith Hoffnagel en Pernambuco, Brasil, pero para

permanecer en el grupo se necesitaba una total sumisión a la autoridad. En

una institución de mentalidad legalista como ésta, los chismes eran una

forma efectiva de control social, especialmente cuando llegaba a las

Page 150: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

autoridades de la iglesia y éstas llamaban a los miembros para rendir

cuentas.{35} Como señaló Emilio Willems, la denominación podría enfatizar

«la primacía de los laicos» como una reacción a la tradición católica, pero

sus pastores también tendían a imitar a la tradición católica, al asumir la

actitud de obispos.

El pastor presidente de una «iglesia madre» era una figura imponente,

incluso el objeto de veneración debido a su autoridad carismática. «Es

impresionante observar la preocupación y la reverencia que la gente

demuestra al pastor», escribió un observador. «Hacen todo por él. Aparte

de la ayuda financiera, los miembros de la iglesia le traen carne, fruta y

vegetales. Su mesa es generalmente abundante. Este entretiene a sus

invitados pródigamente y nunca niega ayuda a un miembro en necesidad.

[138] Pero se debe enfatizar que un pastor controla todo, tanto las finanzas

como todas las demás actividades. Nada se realiza sin su

consentimiento.»{36}

Un pastor como tal descendía, claramente, de la figura de un patrón en

un modo de producción tributario. Era un personaje político así como

religioso, concebido como el padre de su gente, a quien debían sus

excedentes por orden divina, pero quien generosamente daría de sus

reservas en época de necesidad. {37} En iglesias como ésta, la incertidumbre

y el sufrimiento del desarrollo capitalista para el pobre parecían generar no

una protesta en contra del statu quo, sino una forma renovada de la

organización social tradicional.{38}

Las Asambleas no estaban libres de rivalidades internas. Los pastores

presidentes de las diferentes iglesias madres con frecuencia competían por

el territorio periférico estableciendo congregaciones satélites una al lado de

la otra. En una calle de Brasil, me dijo un oficial de las Asambleas, que tres

satélites de diferentes iglesias madres estaban compitiendo entre sí con

altavoces.{39} Debido a que los pastores presidentes designaban a sus sub-

pastores y sucesores, la única forma de descentralizar una iglesia o de

cambiar su liderazgo podía ser a través de la rebelión. {40}

No pasó mucho tiempo hasta que los políticos se dieran cuenta de que

los pastores presidentes podían realizar milagros de naturaleza temporal,

de la misma forma que el patrón tradicional o hacendado. Como el amo y

señor de una comunidad cerrada, el pastor presidente se convertía en el

intermediario en la economía política del cacicazgo o patronazgo. {41} Este

Page 151: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

fue el origen de la famosa dualidad en las actitudes políticas de las

Asambleas, frecuentemente interpretadas como hipócritas. Por un lado,

como predicadores de la separación del mundo, los líderes decían no tener

interés en la política. Por otro lado, como pastores de grandes rebaños,

exigían a sus seguidores obediencia al gobierno por ser éste ordenado por

Dios, desalentaban la disensión política, y generalmente se comportaban

como baluartes del statu quo.

Así, en 1974 Hoffnagel descubrió que al noreste del Brasil los líderes

de las Asambleas estaban empujando a sus miembros a votar por [139] los

candidatos de una dictadura militar. Para asegurar un voto en bloque, el

partido gobernante tenía cuidado en escoger a algunos candidatos de entre

las Asambleas, cada uno sujeto a la aprobación del pastor. Al igual que

otros pastores evangélicos «apolíticos» en América Latina, los líderes de

las Asambleas se estaban uniendo a los aparatos políticos para obtener

permisos de construcción y de manifestación, mejoras en los barrios y

empleos gubernamentales para sus miembros. {42}

Notas

{26} Estadísticas de la División de Misiones Extranjeras de las Asambleas

de Dios, 1984 Annual Report y 1985 Annual Report.

{27} Read 1965: 121; C. P. Wagner 1973: 23-24.

{28} Read 1965: 121, 126.

{29} Curry 1970: 435-438.

{30} Paul Pretiz, Misión Latinoamericana, San José, Costa Rica, 9 de julio

de 1985.

{31} Menzies 1971: 252-253.

{32} Read 1965:130-142.

{33} División de Misiones Extranjeras de las Asambleas de Dios, 1985

Annual Report, p. 23.

{34} Huntington y Domínguez 1984: 18.

Page 152: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{35} Judith Chambliss Hoffnagel, «Pentecostalism: A Revolutionary or

Conservative Movernent?» en Glazier 1980: 111-123.

{36} David Brackenridge, citado en C. P. Wagner 1973: 101.

{37} Wolf 1982: 83.

{38} Hoffnagel, en Glazier 1980:121.

{39} Entrevista telefónica del autor a Ronald Iwasko, Asambleas de Dios,

Springfield, Missouri, 28 de octubre de 1986.

{40} Willems 1967: 113-117; Read 1965: 170-171, 212.

{41} Curry 1968:1-2; Lalive d'Epinay 1969: 130.

{42} Hoffnagel, en Glazier 1980: 118-120. Para sociologías detalladas de

las iglesias pentecostales en Chile y Brasil, véase Willems 1967 y Lalive

d'Epinay 1969. Para una explicación evangélica de por qué las iglesias

pentecostales estaban creciendo más rápidamente que las no

pentecostales, véase C. P. Wagner 1973.

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 139-

142

 →

El pentecostalismo como un choque de poder

Para una izquierda acostumbrada a tratar con fabricaciones baratas de

dictaduras, era difícil contrarrestar la influencia de ideólogos anticomunistas

imbuidos con carisma, hombres que decían estar llenos del Espíritu Santo y

que convencían a multitudes de que podían realizar milagros. El caso más

conocido de apoyo pentecostal a una dictadura de derecha ocurrió en Chile,

en donde los pentecostales conformaban más de cuatro quintos de la

población evangélica.{43} Algunos años antes, en 1960, Emilio Willems

encontró que los pentecostales chilenos se mantenían alejados de la

política a menos que los líderes de las sectas les exhortaran a involucrarse,

tal vez en nombre de defender la libertad religiosa. {44} Pero bajo la

Page 153: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

presidencia de Salvador Allende (1970-1973), las iglesias se dividieron por

el intento del régimen para instituir el socialismo. Numerosos pentecostales

respondieron a sus intereses de clase y apoyaron al programa

revolucionario. Sin embargo, los pastores temían que sus seguidores

estuvieran siendo seducidos a dejar la iglesia. {45}

Este fue el contexto en el que se dijo que los líderes evangélicos

habían organizado reuniones secretas para orar por la liberación divina.

Estos aclamaron como un acto de Dios el golpe militar de septiembre de

1973, el cual llevó al asesinato de Allende y de miles de sus colaboradores.

«El pronunciamiento de nuestras Fuerzas Armadas en el proceso histórico

de nuestro país», declararon un año más tarde los líderes de treinta y dos

principales denominaciones pentecostales, «fue la respuesta de Dios a las

oraciones de todos los creyentes que reconocían que el Marxismo era la

expresión del poder satánico de la oscuridad... Nosotros, los evangélicos...

reconocemos como la máxima autoridad de nuestro país a la junta militar, la

misma que, en respuesta a nuestras oraciones, nos liberó del marxismo». {46}

[140]

En agradecimiento al apoyo pentecostal, el nuevo dictador, General

Augusto Pinochet, se convirtió en patrocinador de la denominación

protestante más grande del país, la Iglesia Pentecostal Metodista. {47} Un

milagro reportado por la iglesia bajo el régimen de Pinochet fue oral en

naturaleza. Debido a que los pentecostales Metodistas eran pobres y no

podían cubrir el cuidado dental, un profesor de la Escuela Fuller de Misión

Mundial explicó: «rezan y reciben nuevas calzas en sus bocas. Las calzas

parecen crecer durante la noche o durante un período de tiempo, pero

aparecen, y no son colocadas ingún dentista. Generalmente, ésta es la

primera cosa que se enseña a los visitantes extranjeros, un grupo de

jóvenes desfilando con sus bocas abiertas.» {48}

Sea cual sea su opinión sobre los milagros –informes similares

emanaron de las campañas de Jorge Raschke, de las Asambleas de Dios

en El Salvador{49}– éstos nos deben recordar la tremenda demanda de

ayuda mágica para la aflicción. Frecuentemente, los espíritus del mal son

los términos con los que la gente pobre y la no tan pobre comprende sus

dificultades. Esto explica por qué al trastorno social causado por el

desarrollo capitalista se le puede atribuir la multiplicación de espíritus del

mal, y por qué la marcha del «progreso» durante los últimos siglos ha

incrementado la demanda de exorcismo. En cuanto al pentecostalismo, ésta

Page 154: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

es la principal postura del cristianismo para vencer o, como dicen los

sanadores por la fe, para «increpar» a las nubes de demonios que están

infestando al planeta.

La erupción del fenómeno pentecostal en muchas culturas ha llevado a

los estudiosos a proponer un «complejo pentecostal», el cual es altamente

adaptable a las circunstancias locales. {50} En América Latina, los

movimientos pentecostales obviamente canalizan la religiosidad popular del

catolicismo popular. Como lo señala Karl Wilhelm Westmeier en un estudio

sobre las iglesias de Bogotá, Colombia, el pentecostalismo expresa las

tradiciones populares de la intoxicación santa, la unidad mística con lo

divino y la curación milagrosa, que hasta recientemente se consideraban

como católicas. Westmeier escribe que, para los pobres en un medio

riguroso como el de Bogotá, el éxtasis generado por los ritos pentecostales

«funde el... mundo de las realidades cambiantes y de la desenfrenada

incertidumbre en un todo cohesivo, experimentado como la certidumbre

absoluta».{51} [141]

A lo largo de América Latina, en lugar de rezar a la Virgen o acudir a un

curandero, los pentecostales oran por la salvación del Espíritu Santo. En

México, un país de fuerte herencia indígena, muchos pastores rurales son

ex-shamanes quienes, en efecto, continúan vaticinando y curando bajo la

nueva religión, como una fuente más efectiva de poder y de legitimación. {52}

De acuerdo a Frederick Conway, el saneamiento pentecostal en Haití tiende

a validar la creencia en el «vudú» y representa «una innovación dentro del

sistema tradicional de creencia en lugar de ser una reestructuración de la

misma».{53}

Desde un punto de vista ortodoxo, la curación por la fe y la profecía son

ambiguas y arriesgadas. Estos fenómenos son tan comunes en otras

tradiciones que no son necesariamente cristianos. Aún si los informes de

milagros son verdaderos, ¿son estos el trabajo del Señor o del demonio,

son demostraciones de poder cristiano o de brujería? Sea como fuere,

cuando los neófitos interpretan al cristianismo como una forma superior de

magia, están llevando su creencia tradicional en la magia hacia la nueva

religión. Aquello significa que pueden ser llevados por el siguiente obrador

de milagros que pase por la calle, aunque éste sea un pagano a rabiar.

Estas eran las clases de preguntas que los misioneros escépticos

realizaban sobre «signos y milagros», un sector del movimiento de

Page 155: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

iglecrecimiento que enfatizaba la importancia del armamento pentecostal

para el «choque de poder». El choque de poder es una crisis, tal como la

confrontación entre un misionero y un chaman frente a un paciente al borde

de la muerte, en la que el cristiano trata de probar que su religión es más

fuerte que la tradicional. En ciertas oportunidades, esto no es tan difícil,

especialmente cuando el cristianismo está acompañado por el poder de la

palabra impresa, las armas o los antibióticos. Pero cuando la nueva religión

no logra solucionar los problemas básicos y más bien los provoca nuevos,

entonces es fácil desacreditarla. En la Escuela Fuller de Misión Mundial, la

reacción contra «signos y milagros» llegó hasta tal punto que la escuela

discontinuó su curso sobre el tema.{54}

Incluso en el Brasil, en donde el pentecostalismo parecía tener tanto

éxito, existían dudas sobre si estaba a la altura de su tarea. {55} A pesar del

rápido crecimiento de los pentecostales brasileños, para la [142] mayoría de

los 10 a 13 millones de protestantes del país, formas de espiritismo como la

religión Umbanda habían crecido mucho más rápido y estaban absorbiendo

a un número mayor de brasileños.{56}

De acuerdo a Gary Howe, las transacciones típicas de Umbanda, como

los contratos ad hoc con el poder mágico, reflejan la clase de lazos que

mantienen unida a la sociedad brasileña, el favor personal o «arreglo» que

el patrón concede a su cliente dependiente. En contraste, el protestantismo

trata de internalizar la responsabilidad personal, de establecer reglas éticas

universales y de centralizar el poder espiritual en una sola divinidad, en una

forma que asume el estado burocrático racional. Si ese estado burocrático

racional es realmente una ficción en la realidad de patronazgo de la

sociedad brasileña, afirma Howe, entonces tal vez el pentecostalismo es

una vanguardia marginal y aislada.

A juzgar por los estudios que identifican a los neófitos del

pentecostalismo como a los desconectados y sin raíces, éste estaba

conformado por aquellos cuyas redes familiares se habían desintegrado y

que, por consiguiente, habían perdido gran parte de la infraestructura social

necesaria para sobrevivir en el saturante clientelismo de la vida brasileña. A

pesar de que las iglesias pentecostales podían dar a sus miembros una

nueva comunidad, ésta era, posiblemente, una comunidad alejada de la

sociedad brasileña.{57} Cuando los expertos de iglecrecimiento alababan a la

curación por la fe como su puerta abierta al Brasil, ésta era, tal vez, la única

forma de impedir que se cierre la puerta.

Page 156: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Notas

{43} Read et al, 1969: 102.

{44} Willems 1967: 228.

{45} Para un resumen de las alternativas políticas del pentecostalismo

chileno, véase Lalive d'Epinay 1983.

{46} Hefley y Hefley 1981: 554-57; Barrett 1982: 228.

{47} «Chile's Junta Courts the Once-Spumed Protestants», Christianity

Today, 4 de septiembre de 1981, p. 59.

{48} Wimber 1984: sección 7, p. 7.

{49} Garry Parker, «Evangelicals Bloom Brightly amid El Salvador's

Wasteland of Violence», Christianity Today, 8 de mayo de 1981, pp. 34-

35.

{50} Thomas Chordas, «Catholic Pentecostalism», en Glazier 1980:166. El

ejemplar de enero de 1985 de Missiology se concentra en estos

fenómenos.

{51} Westmeier 1986: 22.

{52} Bastian 1984: 64.

{53} Frederick Conway, «Pentecostalism in Haiti», en Glazier 1980: 7-25.

{54} Glasser 1986: 413-415; Stafford 1986: 19-20.

{55} John Maust, «By the Light of the Orninous Moon», Latin America

Evangelist, octubre-diciembre de 1985. pp. 4-9.

{56} K. D. Scott 1985:46. Cálculo del número de protestantes de Vittorio

Bacchetta, «Brazils Diverse Protestant Groups United in Conservative

Social Role», Latinamerica Press, 5 de diciembre de 1985, pp. 5-6.

{57} Gary Nigel Howe, «Capitalism and Religion at the Periphery», en

Glazier 1980: 125-141. Véase también Fry 1978.

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146

 →

El pentecostalismo como conformidad y

protesta

Los sueños de los pentecostales para un nuevo reino y una nueva tierra

con frecuencia parecían contribuir a preservar el antiguo. En un estudio

realizado en 1966, sobre dos barrios pobres en la capital de Guatemala,

Bryan Roberts encontró que los pentecostales y otros evangélicos habían

llegado en busca de un refugio de las condiciones duras en las áreas

rurales. Ellos explicaban sus muchos infortunios en términos de la sucesión

de desastres apocalípticos que estaba atravesando el mundo. Mientras

tanto, trataban de mejorar su situación con cierto éxito. El abandonar los

vicios y mantener una estrecha vida congregacional proporcionó a los

protestantes una mayor seguridad económica [143] y estabilidad familiar

que la de muchos de sus vecinos católicos. Sin embargo, debido a que las

actividades eclesiásticas consumían del 15 al 20% de sus ingresos, no

parecían estar en mejor situación económica que los católicos. Aquellos

protestantes que progresaban parecían hacerlo a través de contactos con

no-evangélicos. Mientras más prósperos eran, tendían a ser menos activos

en la iglesia, como si no desearan pagar el diezmo sobre sus nuevas

ganancias.

Los evangélicos de estos barrios pobres condenaban más abiertamente

el orden social guatemalteco que los católicos, pero no querían rebelarse en

su contra. Un converso narró su lucha de toda la vida contra soldados y

terratenientes. Pero también daba gracias a Dios por ayudarlo a darse

cuenta de que el sufrimiento en este mundo estaba fuera del caso. No

había razón para perder la vida inútilmente tratando de cambiar al gobierno.

La mayoría de los protestantes en los dos barrios se rehusaban, incluso, a

unirse a asociaciones barriales. Despreciaban las invitaciones católicas

para unirse a los comités, e incluso se comprometían en sabotajes activos,

esparciendo rumores en su contra y votando por los partidos políticos que

se oponían a las asociaciones. Por consiguiente, los pentecostales de los

Page 158: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

dos barrios estaban sirviendo como «grupos bloqueadores» en contra de

los esfuerzos para mejorar la vida de los pobres. {58}

No sería justo acusar a todos los pentecostales de este

comportamiento. Aún las iglesias de las que habla Roberts pueden haber

cambiado desde entonces. Pero la combinación de reconocer la opresión y,

sin embargo, rehusar a unir fuerzas en su contra, se ha reportado lo

suficiente como para sugerir un patrón. En un estudio de pentecostales

norteamericanos, Vision of the Disinherited (Visión de los desheredados),

Robert Mapes Anderson atribuye su «curiosa mezcla de impulsos

revolucionarios y conservadores» a un conflicto fundamental entre rebelión

y sumisión en la actitud de las clases populares hacia la sociedad

capitalista. De acuerdo a Anderson, los pentecostales norteamericanos

reprimían sentimientos de rebelión hacia sus patrones y hacia el estado,

frente a los cuales se sentían algo así como desvalidos, y trasladaban esta

hostilidad hacia la esfera religiosa, desde la cual atacaban a iglesias

establecidas, a otros miembros de su propia clase y entre sí. El

pentecostalismo podría haber ayudado a los campesinos [144]

norteamericanos a adaptarse a ambientes más urbanos, escribe Anderson.

Pero también transformaba sus esperanzas milenaristas por un mundo

mejor en éxtasis, escapismo, y conformidad política, convirtiéndolos en un

proletariado modelo.{59}

Aún así, este desenlace estaba asociado con un considerable

movimiento de pentecostales norteamericanos hacia la clase media: por los

menos, su escapismo era recompensado con progreso. ¿Podrían ser

recompensados de la misma manera los evangélicos de América Latina? En

las épocas prósperas, parecía que sí. Pero la crisis financiera de los años

ochenta empobreció a la mayoría de la población y debilitó a la nueva clase

media. Tampoco existían posibilidades de que la situación mejorase en el

futuro. El capitalismo en América Latina simplemente no funcionaba lo

suficientemente bien como para entregar las cosas de este mundo a

grandes cantidades de cristianos fundamentalistas. Incluso durante la

década de 1970, años de menos desesperación, Cornelia Butler Flora

encontró que la capacidad de los pentecostales colombianos para acumular

capital era muy poca. Su falta de movilidad vertical significaba que

continuaban identificándose con las clases populares. De vez en cuando, se

unían a las campañas populistas que hablaban en favor sus intereses. {60}

Page 159: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En un caso mexicano, Carlos Garma Navarro ha descrito cómo los

pentecostales indígenas desafiaron a una elite local por el control del

gobierno del pueblo. El municipio de Ixtepec, Puebla, compuesto en gran

parte por indígenas totonacos, estaba dominado por mestizos que poseían

la mayor parte de la tierra y que quitaban a los indígenas su cosecha de

café a precios bajos. El protestantismo había surgido junto con el cultivo de

café, atrayendo a los campesinos más acomodados que estaban desviando

sus ganancias de la religión comunitaria hacia la acumulación personal. Al

igual que en muchos otros lugares, los traductores bíblicos del Instituto

Lingüístico de Verano ayudaron a diseminar la nueva religión. Los

creyentes resultantes se encontraban profundamente divididos, con

pastores compitiendo implacablemente eófitos. Mientras tanto, nuevas

iglesias pentecostales surgían de la confusión. A medida que las iglesias se

dividían una y otra vez, los líderes afirmaban que los cristianos verdaderos

permanecían lejos de la política. [145]

Esta podría parecer una base poco prometedora para la movilización

política. Sin embargo, los pentecostales de cierta iglesia se unieron con los

católicos para organizar un comité político, una asociación de productores

de café y un almacén cooperativo. Escudándose en la aprobación de sus

compañeros totonacos, la coalición se atrevió a participar en la elección

municipal de 1983. Dirigidos por un pastor pentecostal joven y capaz, que

había trabajado en una fábrica de Volkswagen en la capital del estado, el

grupo reformista se ofreció al partido oficial que gana la mayoría de las

elecciones en México, el Partido Revolucionario Institucional. No obstante,

éste decidió continuar apoyando a los mestizos acomodados. Por lo tanto,

el predicador pentecostal apeló a sus amigos de la fábrica de Volkswagen,

cuyos líderes sindicales lo pusieron en contacto con su propio partido

político.

Poco despuées, los pentecostales y sus aliados católicos llevaban el

nombre de Partido Socialista Unido de México. El miembro más grande de

esta coalición política era el antiguo partido comunista: al igual que el resto

de la izquierda mexicana, sus representantes acostumbraban a denunciar la

penetración de sectas norteamericanas. Ninguna de las dos partes de esta

nueva alianza parece haber sabido mucho sobre la otra. Pero cuando el

partido oficial ganó por un estrecho y sospechoso margen, el grupo

reformista ocupó la municipalidad y, apoyados por la mayoría totonaca,

permaneció allí desafiando a la autoridad mestiza durante meses.

Page 160: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Otro ejemplo del activismo evangélico en Ixtepec fue el enfrentamiento

con los brujos. En la comunidad satélite de San Martín, un aliado totonaco

de la elite mestiza no era solamente el presidente de la población y el único

dueño de un almacén: también era temido como un brujo. Afortunadamente,

los protestantes tenían su propia fuente de protección espiritual, la cual les

permitía enfrentarse con la hechicería del presidente y convencer a los

católicos de que ésta era inefectiva. Los protestantes también eran lo

suficientemente sofisticados como para llevar los abusos del presidente-

brujo directamente hacia las autoridades estatales, quienes lo forzaron a

dejar su cargo.

¿Cómo llegaron los evangélicos a dirigir estas luchas? De acuerdo a

Garma, sus pastores tenían una figura mucho más independiente en [146]

relación con el mundo exterior que los líderes católicos tradicionales,

quienes tendían a ser muy dependientes de los mestizos. Al establecer los

lazos con las denominaciones fuera del pueblo, los pastores aprendieron

cómo encontrar aliados políticos fuera de la comunidad. A pesar del

sectarismo del protestantismo evangélico, éste también podía ser una

escuela para líderes populares. Un pastor que había logrado retener a

seguidores, a pesar de las ofertas e imprecaciones de otros hombres de

Dios, era capaz de mayores responsabilidades. {61}

Notas

{58} B. R. Roberts 1968.

{59} Anderson 1979: 221-122, 239-240.

{60} Flora 1976:226-227, 231-235. Para un resumen, véase Flora,

«Pentecostalism and Development», en Glazier 1980: 81-93.

{61} Garma Navarro 1983 y 1984. Para un caso paralelo que no se incluye

aquí por razones de espacio, véase Rappaport 1984.

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150

 →

Page 161: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

La evangelización a fondo

Debido al crecimiento del pentecostalismo, los misioneros protestantes

empezaron a darse cuenta de que el protestantismo los estaba dejando

atrás. En la década de 1960 –la era de la revolución cubana, de la Alianza

para el Progreso de John F. Kennedy y del Concilio Vaticano segundo, de

movimientos guerrilleros y de contrainsurgencia, de reforma agraria y de

migración masiva hacia las ciudades– la misión evangélica norteamericana

hacia América Latina parecía un espectáculo de segunda categoría frente a

los grandes cambios que estaban arrasando la región. El primer gran

estudio de la Escuela Fuller de Misión Mundial, Avance Evangélico en la

América Latina (1969) confirmaba esta sospecha.{62}

Los investigadores de Fuller descubrieron que, después de tres cuartos

de siglo de servicio en el Ecuador, habían únicamente treinta y cuatro

protestantes por cada misionero en el país. Después de medio siglo en

Nicaragua, la iglesia de la Misión Centroamericana alcanzó hasta

setecientas almas. Luego empezó a decaer. {63} El equipo escuchó muchas

historias como la de Cochabamba, Bolivia, en donde la Misión Evangélica

Andina, después de cuidadosas preparaciones, se las arregló para atraer a

mil personas a un avivamiento. Pocas semanas después, un sanador por la

fe pentecostal atrajo a un grupo de gente cinco veces más numeroso. {64} Las

iglesias no-pentecostales, de acuerdo a un cálculo del equipo Fuller,

contabilizaban un 90% de los misioneros protestantes en América Latina,

pero únicamente un 37% de los conversos. El otro 10% de la fuerza

misionera, los pentecostales, contabilizaban un 63% de los fieles. El peor

desempeño correspondía a las misiones de fe, la columna vertebral del

esfuerzo misionero fundamentalista: su 32,4% de la fuerza [147] misionera

protestante en América Latina contaba con solo el 1,5% de los miembros de

la iglesia.{65}

El equipo de iglecrecimiento de Fuller urgía a realizar cambios radicales

e implacables en el trabajo misionero. {66} Obviamente, las misiones de fe

tenían algo que aprender de los pentecostales. La Misión Latinoamericana

(LAM), un grupo que se especializó en servicios de apoyo para otras

agencias e iglesias, tomó la iniciativa. Fundada por una pareja británica,

Harry y Susan Strachan, LAM ha estado siempre en la vanguardia del

evangelismo. Durante las décadas de 1920 y 1930, organizó las primeras

campañas pandenominacionales. En la década de 1950, incorporó a los

Page 162: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

latinoamericanos en igualdad de condiciones que los norteamericanos.

Durante los sesenta se adelantó a las otras misiones al civilizar las

relaciones con la Iglesia Católica.

La campaña de LAM para imitar los métodos pentecostales se remonta

a la cruzada de 1958 de Billy Graham en Barbados. Se dice que la cuarta

parte de la isla había tomado una decisión a favor de Cristo. Pero el

impacto en términos de asistencia a la iglesia fue mínimo, mientras que los

bares y cárceles se mantenían tan llenos como siempre. Lo mismo sucedía

en todos lados, descubrió LAM.{67} La alegría de sus campañas

evangelísticas atrajo a personas que, en su mayor parte, estaban ya

asistiendo a una iglesia. Les acostumbró a los grandes espectáculos. No

obstante, cuando partía el evangelista famoso importado para la ocasión, su

entusiasmo se evaporaba, y se aburrían de la vida ordinaria de la iglesia.

Pocos de los nuevos adeptos que firmaban las tarjetas de decisión se unían

en realidad a una iglesia.

¿Cómo podrían los misioneros transformar las emociones generadas

por el evangelismo masivo en crecimiento institucional? Para contestar esta

pregunta, el hijo y sucesor de los fundadores de LAM, Kenneth Strachan,

analizó por qué los pentecostales, los Testigos de Jehová, y los comunistas

tenían más éxito que las misiones de fe. La razón era que éstos

movilizaban a todos sus miembros para atraer a nuevas personas hacia el

movimiento, concluyó Strachan. En lugar de confiar en pocos pastores y en

predicadores famosos, hacían de cada miembro un evangelista. [148]

Esta era la idea detrás de la nueva e influyente estrategia de la Misión

Latinoamericana, el Evangelismo a Fondo. A lo largo de los años sesenta,

en un país tras otro, LAM unió a las misiones y a las iglesias en campañas

de un año de duración. El primer paso era entrenar a los miembros de cada

congregación en el evangelismo personal. Luego se los organizaba en

células de oración y se los enviaba a evangelizar a poblaciones enteras, de

persona a persona. La campaña culminaba con desfiles por las calles, con

manifestaciones dirigidas por evangelistas famosos e intercambios de

respeto mutuo con el presidente de la república.

Lo que LAM llamó «movilización total» tenía una dimensión política –el

deseo de competir con la izquierda. Al reconocer el origen social del

desasosiego revolucionario, la misión puso sus esperanzas en las reformas

de la Alianza para el Progreso norteamericana. {68} El miedo al comunismo

Page 163: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

fue también una razón para que LAM adoptara una actitud más conciliadora

hacia la Iglesia Católica.{69} La hostilidad por parte de las autoridades

católicas había llevado a los evangélicos a congraciarse con los gobiernos

para asegurarse el apoyo oficial. Ahora, la preocupación por la agitación

revolucionaria reforzó esta costumbre.

La actitud que los evangélicos tomaron hacia los regímenes autoritarios

fue ilustrada por una de las primeras campañas de Evangelismo a Fondo,

en Guatemala en 1962. Las manifestaciones finales en la capital fueron

inauguradas por el Presidente de la República, el honorable Miguel

Ydígoras. Pero en el último día de la campaña, la fuerza aérea se rebeló en

contra de su gobierno corrupto y represivo. Incluso antes de que terminara

la lucha en la capital, para demostrar el poder de su fe, los organizadores

de la campaña decidieron continuar con la marcha que habían planificado.

Cuando la marcha finalizó dentro de un estadio, según Christianity Today, el

triunfante Ydígoras ingresó a la manifestación en una procesión de

vehículos con el cañón de su ametralladora todavía caliente. La multitud lo

aclamó, y los líderes evangélicos dieron gracias por su victoria. {70}

Como han señalado Rubem César Fernandes y Enrique Domínguez, el

método de LAM tuvo resultados paradójicos. Por un lado, la misión alienó a

los fundamentalistas con su marco de referencia sociológico, su discurso

sobre la necesidad de enfrentar las necesidades [149] sociales, y la

tolerancia a opiniones diferentes. Por el otro, LAM era consciente de la

necesidad de descolonizar el trabajo misionero. Al incorporar a los

latinoamericanos al programa en igualdad de condiciones que los

norteamericanos, internalizó las tensiones entre los dos de forma nueva y

creativa.{71}

No obstante, otro resultado fue la insatisfacción con la cuantificación

superficial de las campañas de Evangelismo a Fondo. ¿Estaban en realidad

produciendo más neófitos? A pesar de toda la fanfarronería sobre una

nueva estrategia, las quince mil decisiones por Cristo en la campaña de

1965-1966 en el Perú no produjo ningún aumento en las cifras de

membrecía de la iglesia. El programa también fracasó en descentralizar y

fortalecer la vida congregacional. En lugar de que cada miembro se

convirtiese en un testigo activo del evangelio, las congregaciones tendían a

regresar al antiguo modelo del pastor todopoderoso y del seglar pasivo.

Page 164: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Por consiguiente, en 1971, LAM abandonó las campañas nacionales,

resolviendo trabajar localmente desde las bases. {72} Ese mismo año, la

misión descentralizó su estructura y cambió su nombre por el de

Comunidad Latinoamericana de Ministerios Evangélicos (CLAME). Los

miembros fueron a trabajar para varios institutos y programas que estaban

bajo la dirección de latinoamericanos y cuyas agendas empezaban a diferir.

De esta manera, como veremos posteriormente, las campañas de

Evangelismo a Fondo condujeron, a la larga, hacia críticas agudas al

liderazgo evangélico.

En una escala más amplia, sin embargo, el Evangelismo a Fondo

reforzó una mentalidad cerrada que se ocupaba solo del crecimiento. Para

unir a los evangélicos en campañas nacionales, explica Enrique

Domínguez, la Misión Latinoamericana afirmó que el sectarismo estaba

obstaculizando a la tarea más importante, el evangelismo. Al imitar a las

iglesias pentecostales y al invitarlas a unirse a las alianzas evangélicas, la

LAM les ayudó a establecer su legitimidad. Como resultado, a pesar de que

LAM abandonó el anticomunismo estridente, sus campañas amplificaron las

visiones apocalípticas de los líderes pentecostales. Más aún, debido a que

los pentecostales estaban en mejor posición para incorporar a los neófitos

generados por Evangelismo a Fondo, continuaron [150] aumentando su

primacía sobre otras iglesias. Ahora, los evangelistas no-pentecostales

sentían aún más presión por competir con ellos que anteriormente. Por

consiguiente, a pesar de que la Misión Latinoamericana se estaba volviendo

más sensible frente a los temas sociales, muchos líderes evangélicos

limitaron su interés al crecimiento numérico. Esencialmente, el Evangelismo

a Fondo reforzó la idea de que la única misión de la iglesia era lograr el

máximo número de neófitos.{73}

Notas

{62} Costas 1984a: 9.

{63} Read et al. 1969: 119, 147, 300-336.

{64} C. P. Wagner 1973: 136-137

{65} Read et al. 1969: 58.

{66} Ibid., p. 312.

Page 165: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{67} Entrevista del autor a John Kessler, Instituto de Evangelización a

Fondo, San José, Costa Rica, 13 de julio de 1985.

{68} Huntington y Domínguez 1984: 15.

{69} W D. Roberts 1971: 94.

{70} Huntington y Domínguez 1984: 17. Christianity Today, según se cita en

Rosales 1968: cap. 4, p. 12.

{71} Fernandes 1981: 31-40.

{72} Entrevista del autor a John Kessler.

{73} Huntington y Domínguez 1984: 14, 17.

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 150-

153

 →

El Billy Graham de América Latina

Por temor a otra Cuba, muchos evangélicos dieron la bienvenida a las

dictaduras de la derecha que, durante las décadas de 1960 y 1970, tomaron

gran parte de América Latina. A pesar de que algunos protestantes se

unieron a los católicos para denunciar las violaciones a los derechos

humanos, muchos otros defendieron a los gobiernos militares. Los

consideraban un mal menor, algo necesario para proteger la libertad de la

iglesia. Cuando las jerarquías católicas rehusaron bendecir a las dictaduras

militares, los evangélicos prominentes estuvieron listos para proporcionarles

su propia marca de legitimidad. A cambio, los gobiernos autoritarios les

dieron plena libertad para diseminar su versión del evangelio, algunas

veces con acceso libre a la radio y la televisión.

El evangelista latinoamericano más conocido cobró atención en esta

forma, durante los años setenta, a través de intensas campañas de

comunicación llevadas a cabo con la ayuda oficial. Luis Palau (1934-)

provenía de una familia empobrecida de la burguesía provincial de

Page 166: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Argentina, en donde cobró la atención de los Ministerios O.C. Como parte

de su esfuerzo por entrenar a líderes latinoamericanos, O.C. lo llevó hacia

los Estados Unidos, un país que le gustó tanto que se casó allí y adquirió su

ciudadanía.{74} Sin embargo, Palau regresó a América Latina con Cruzadas

de Ultramar, para dedicarse al Evangelismo a Fondo, captando la atención

pública en manifestaciones y a través de los medios de comunicación,

mientras que las iglesias movilizaban a sus miembros de puerta en puerta.

Admirador de Billy Graham, Palau imitó sus métodos y tuvo el éxito

suficiente como para independizarse en 1978. Siendo la personalidad

evangélica más atractiva disponible, dio un enfoque latino al [151] último

estilo norteamericano, el evangelismo orientado hacia el mercado. Sus

reuniones fueron diseñadas, sobre todo, para la televisión. En una cruzada

en 1982 en Guatemala, por ejemplo, la audiencia llenó únicamente parte del

estadio. Por consiguiente, los organizadores sentaron a la multitud detrás

del evangelista, para dar a las cámaras en el campo de juego la impresión

de una casa llena. Cuando Palau agitaba la Biblia sobre su cabeza, lo hacía

hacia los lentes de la cámara y no hacia el público presente.

Al igual que otros evangelistas, Palau dijo que quería evitar la política.

Pero aquello no impidió que hiciera amistad con las autoridades, tal vez

debido a que el gobierno mexicano canceló una de sus primeras cruzadas.{75} Al igual que Billy Graham hizo hincapié en testificar su fe ante los

presidentes –Alfonso López Michelsen en Colombia, Alfredo Stroessner en

Paraguay, Ríos Montt en Guatemala, Fernando Belaúnde en Perú– con la

esperanza, entre otras cosas, de recibir espacio gratuito en los medios de

comunicación oficiales. Cuando tenía éxito, Palau visitaba al presidente,

dirigía un desayuno de oración para él, transmitía su programa y sus

asambleas a través de cadenas oficiales, y pedía a la nación que se

arrepintiera. Debido a su estilo aparentemente no sectario, las autoridades

católicas generalmente no le ponían obstáculos. Parece que no sabían que

su objetivo era «ver a tres repúblicas latinoamericanas convertirse en

predominantemente evangélicas durante su vida.» {76}

Los peligros de intercambiar bendiciones por espacio en las cadenas

oficiales se manifestó en Bolivia. Allí, el bien conectado Instituto Lingüístico

de Verano lo presentó a dos dictadores militares, Hugo Banzer (1971-1978)

y Juan Pereda Asbun (1978). Realizó desayunos en los que oró por ellos, y

a través de la radio y la televisión del gobierno, exhortó a los bolivianos a

obedecer a las autoridades, ya que éstas habían sido ordenadas por Dios.

Page 167: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Bajo un tercer dictador, Luis García Meza (1980-1981), el llamado de Palau

para un «nuevo énfasis en la moralidad» fue auspiciado por un régimen que

no solo era muy violento, sino que además se dedicaba al tráfico de la

cocaína.{77} Alrededor de esta época, a pesar de la promesa de la

administración de García Meza por realizar un examen bíblico nacional, el

modus operandi del evangelista comenzó a causar desasosiego entre

algunos de sus hermanos. [152]

Palau fue sensible frente a tales críticas, lo que hizo más difícil

financiar el costoso tiempo de transmisión. Debido a que le disgustaba

solicitar dinero a su audiencia como lo hacían los sanadores por la fe, se

dirigió hacia las fundaciones evangélicas, como la Asociación Evangelística

de Billy Graham, así como a los líderes cristianos de empresas en Estados

Unidos. Con sólo 1,88 millones de dólares de rédito en 1983, 2,56 millones

en 1984, y una frustrante caída a 2,48 millones en 1985, {78} su organización

también dependía del apoyo de las iglesias latinoamericanas.

No obstante, los líderes latinoamericanos comenzaron a evitar los

compromisos necesarios. Su campaña Continente 1985, con base en

Puerto Rico, se desinfló cuando los evangélicos locales dijeron que

necesitaban más tiempo para prepararse. Debido a la falta de compromiso

en Puerto Rico, un espectáculo televisado tuvo que ser cancelado, y una

transmisión vía satélite fue reemplazada por un vídeo. {79} Aún antes de este

fracaso, Palau parecía haber sido eclipsado por otros evangelistas. Aparte

del impedimento de no ser pentecostal, sus finanzas eran muy inferiores a

las de una figura como Jimmy Swaggart, que utilizaba películas de sus

cruzadas latinoamericanas para cosechar donaciones de los televidentes

norteamericanos, parte de las cuales se invertía en las nuevas cruzadas.

Para apelar a los donantes norteamericanos, Palau utilizaba algunas

veces el miedo al desorden social y al anti-americanismo y la necesidad de

salvar a los perdidos. Parecía disfrutar de los ataques de los marxistas,

como si éstos le ayudaran a validar su mensaje y a atraer a la multitud.

Contaba las historias acostumbradas de los evangelistas, de cómo su

mensaje había triunfado sobre el comunismo, convirtiendo a una guerrilla

enviada para asesinarlo e impidiendo una revolución en el Ecuador. La

única ideología que podía detener al marxismo leninismo, afirmaba, era el

cristianismo evangélico.{80}

Page 168: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Sin embargo, Palau no era un campeón de la derecha religiosa, al

menos no en el sentido norteamericano. Durante una convención de la

Asociación Nacional de Evangelistas (NAE) en 1986, Palau sirvió como

vocero para los moderados que se habían puesto en contra de la patriotería

de los Difusores Religiosos Nacionales de la NAE. {81} Una razón fue [153]

que la belicosidad de los derechistas norteamericanos provocaba denuncias

en su contra. Cuando llegó para una cruzada, no le gustó ser recibido con

periódicos acusándolo de ser un «predicador de Reagan». A pesar de que

protestó contra tales calificativos, las reacciones latinoamericanas a la

propaganda de la derecha religiosa lo pusieron a la defensiva. {82}

En los mensajes de sus campañas, Palau se alejaba de la política,

centrándose más bien en asuntos de moral personal como la drogadicción y

la irresponsabilidad paterna. Durante Semana Santa, un tiempo para el

arrepentimiento en América Latina, intentó aprovecharse de cualquier

sentimiento de culpabilidad que los católicos podían haber adquirido

durante el anterior libertinaje de Carnaval. {83} Para llevar a una persona

hacia Dios, explicó Palau, era necesario provocar una crisis en su vida

espiritual.{84} Su discurso se centraba en cómo cambiar una vida

desordenada y pecaminosa y cómo mantener la unidad familiar. Pero

también se valía del sentido de crisis en América Latina para proclamar una

nota apocalíptica, como si la historia fuera una competencia entre el caos

inminente y la oportunidad de redención a través de la fe religiosa. Palau

apelaba a la búsqueda de orden durante una época de rápido cambio, y

prometía que la solución a los problemas personales también sería la

solución para los de América Latina. Decía que si el suficiente número de

personas llevaba sus vidas por el camino recto, América Latina podría ver

un nuevo día.

Notas

{74} Palau 1983: 169.

{75} Tucker 1983: 452.

{76} Ibid., p. 449.

{77} «Bolivian Government Puts New Emphasis on Teaching Morality»,

Briefing (Cruzada Luis Palau), enero-marzo de 1981. Luis PaIau, «The

Lord's Chess-board», In Other Words, verano de 1981, pp. 15-17.

Page 169: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{78} Cruzada Luis Palau, «Audited Financial Statements», 30 de septiembre

de 1984, y 31 de diciembre de 1985.

{79} «Easter Gospel Messages Shake Hispanic World», Briefing, nº 2, 1985,

pp. 2-5.

{80} «Palau Power in Latin America», Time, 7 de noviembre de 1977, p.

123.

{81} Randy Frame, «NAE: Trying to Avoid a Midlife Crisis», Christianity

Today, 4 de abril de 1986, pp. 34-35.

{82} Para una copia de la conferencia de prensa de Palau, en Argentina, en

1986, véase Silletta 1987: 39-46.

{83} Carta para obtener fondos, 1º de noviembre de 1984.

{84} Palau 1983: 179

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 153-

158

 →

Sembrando iglesias

Detrás de los evangelistas como Luis Palau, cuya llegada era

anunciada con afiches y propagandas, y que ocupaba temporalmente la

atención pública antes de desaparecer hacia el siguiente compromiso, se

encontraban numerosos avances en estrategia evangélica. Durante los

años setenta, era obvio que las llamadas a los perdidos y la colección de

decisiones a favor de Cristo no eran suficientes. Miles de congregaciones

tenían que ser construidas, lo que significaba una organización sistemática

e implacable en las bases. Debido a que únicamente legiones de

latinoamericanos podían cubrir el territorio, muchos misioneros

norteamericanos se retiraron de sus puestos de campo para convertirse en

investigadores y planificadores. [154]

Page 170: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El nuevo papel de los misioneros norteamericanos estaba ejemplificado

por los Ministerios O.C., a través de su Servicio Evangelizador para

América Latina (SEPAL) en Brasil, Colombia, México, Guatemala y

Argentina. Desde su origen en el Lejano Oriente a principios de los años

cincuenta, O.C. se especializó en ayudar a otras agencias e iglesias a

desarrollar el liderazgo nacional. Tres décadas más tarde, promocionó el

reclutamiento de misioneros del Tercer Mundo, con la esperanza de

incrementar el financiamiento norteamericano. {85} O. C. también era el canal

principal para la ideología de iglecrecimiento en América Latina. Con un

ingreso de 5,1 millones de dólares en 1985, su fuerte era unificar a otras

agencias e iglesias en programas de crecimiento a nivel nacional. En

efecto, estaba adoptando la función que la Misión Latinoamericana había

dejado vacante cuando esta última abandonó las campañas de

Evangelismo a Fondo. El método de O.C. era unir a los líderes evangélicos

de un país, estimularlos para que comparasen sus tasas de crecimiento, y

calcular el año en el que se convertirían en la mayoría del país –si las

iglesias de crecimiento más lento lograban igualar a las de más rápido

crecimiento.{86}

Para llegar a sus cifras, los expertos del iglecrecimiento sumaban,

primero, los miembros reportados por todas las denominaciones en un país.

Luego multiplicaban dicha cifra por otro número, para dar razón de los niños

no bautizados, de los neófitos que asistían a los cultos pero que todavía no

habían sido bautizados, y así. El multiplicador era generalmente 2,5, 3 o 4,

dependiendo de «factores sociológicos», como quiera que éstos fueran

interpretados. El resultado se suponía que era el total de la comunidad

evangélica. En el caso de Guatemala, un investigador de iglecrecimiento

llamado Cliff Holland se dio cuenta de que, en un censo gubernamental, el

número de personas que decían ser cristianos no católicos era cinco veces

mayor que la membrecía evangélica oficial. Para dejar a un lado a los

grupos inaceptables, como los mormones, Holland multiplicaba las

membrecías de las iglesias evangélicas por cuatro. Aquel fue el origen de la

cifra ampliamente citada de que los evangélicos constituían un 22,4% de la

población de Guatemala en 1982, con un total de 1,73 de 7,71 millones de

personas.{87}

Lo que éstas cifras parecían ignorar era la «circulación de los santos»,

la cualidad de puerta giratoria de muchas congregaciones. [155] Numerosos

neófitos parecían desertar del culto después de un corto período de tiempo,

Page 171: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

pero seguían describiéndose como evangélicos para evitar obligaciones

católicas. Otros, que no deseaban identificarse como católicos,

probablemente nunca tuvieron nada que ver con una iglesia no-católica.

Aún otros iban de iglesia en iglesia en busca de diversión espiritual. Los

pastores, presionados para demostrar estadísticas impresionantes, no

purgaron las nóminas de miembros retirados. Entre los recientes

inmigrantes a la ciudad, algunos perdían el interés a medida que iban

prosperando, y muchos hijos se alejaban de las convicciones de sus

padres. Debido a las vicisitudes de la fe, señaló un investigador evangélico,

la base humana sobre la cual los expertos del iglecrecimiento calculaban

sus cifras no era estable como la base financiera sobre la cual se

incrementa el capital.{88} «A veces, en ciertos lugares», señaló otro, «nos

llevamos la impresión de que existen más evangélicos fuera de las iglesias

que dentro de ellas.»{89}

A pesar de lo cuestionable de muchas estadísticas, el crecimiento

evangélico fue lo suficientemente rápido como para sobrepasar el

suministro de líderes entrenados. Incluso los cursos bíblicos básicos no

podían producir el suficiente número de graduados como para satisfacer la

demanda. Los misioneros se estremecían frente a los resultados exegéticos

de las prédicas de pastores sin preparación adecuada. Tampoco era

probable que los líderes no-entrenados pudieran organizar congregaciones

más allá de su propia red de parentesco. Los Bautistas del Sur encontraron

que, sin entrenamiento pastoral, sus congregaciones se mantenían en un

número de veinte a treinta personas.{90}

Detrás de la falta de entrenamiento existía un problema más profundo,

la forma equivocada de entrenamiento, debido a la importación de

expectativas poco apropiadas a las iglesias latinoamericanas. Un ejemplo

de esto eran los seminarios e institutos bíblicos. A pesar de que las

denominaciones financiaban una educación costosa para un reducido

número de jóvenes escogidos, con frecuencia no conseguían mucho por su

inversión. De los 264 estudiantes que asistieron al Seminario Presbiteriano

de Guatemala durante más de veinticinco años, según Ross Kinsler,

únicamente se graduaron cincuenta y dos. De éstos, tan solo quince se

encontraban sirviendo a su iglesia a fines de los años setenta. {91} Muchos

seminaristas del campo que se acostumbraban a la [156] vida urbana no

deseaban regresar con su gente. Algunos incluso emigraban a los Estados

Unidos. Aún si aceptaban permanecer en la iglesia, se profesionalizaban en

Page 172: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la clase media, creando una brecha entre ellos y la mayoría de sus

hermanos.

Esta no era la manera de evangelizar a las vastas clases populares de

la sociedad latinoamericana. Mientras tanto, los que permanecían en su

ambiente humilde eran incapaces de adquirir entrenamiento porque no

reunían los requisitos educativos para el ingreso o porque tenían que

mantener a una familia. Algunas denominaciones pentecostales

encontraron una solución: en lugar de invertir en seminarios, mantenían a

los pastores potenciales en largos aprendizajes, promocionándolos a través

de una serie de niveles –predicación en las calles, enseñanza en la escuela

dominical, &c.– de manera que reciban capacitación religiosa sin volverse

profesionales.{92} Otra solución era abrir programas de extensión con menos

requisitos de admisión. El primero de dichos esfuerzos se llamó Educación

Teológica por Extensión (TEE). Iniciado en 1963 por misioneros

presbiterianos para pastores rurales en Guatemala , sirvió de inspiración a

muchos otros.

Las ciudades también se pusieron de moda durante la década de 1980,

pues ya comenzaban a contener a la mayor parte de la población

latinoamericana. La mayoría de las ciudades ya hervía con iglesias

evangélicas. Pero las misiones norteamericanas habían sido lentas en

definir a las urbes como nuevas fronteras de fe, de tal manera que el

evangelismo urbano tendía a ser pentecostal o herético en naturaleza. Por

lo general, estaba confinado a las clases populares, con un menguante

compromiso espiritual a medida que los evangélicos ascendían a la clase

media.

Por lo tanto, la salvación de almas en una escala social más alta se

convirtió en un tema de gran interés. Solo al escalar en la estructura de

clases, y al apelar por igual tanto a profesionales y ejecutivos como a la

gente común, podrían los protestantes ganar una nación para su fe, en el

sentido político y religioso. «Testimonio para las clases altas», como se

conoce a esta rama agradable de misión mundial, era algo especialmente

apropiado para los norteamericanos. Al ser personas de una posición social

elevada, probablemente podrían apelar a las elites latinoamericanas [157]

más efectivamente que evangelistas de una clase inferior del mismo país,

sin importar cuán bien educado y presentables pudieran ser estos últimos.

Basándose en «el principio de unidad homogénea» del movimiento de

iglecrecimiento –de que las personas prefieren convertirse al cristianismo

Page 173: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

con miembros de su mismo grupo social– se volvió común apelar por

separado a las clases altas. En el caso de uno de estos movimientos de

club campestre, los líderes notaron que «tan pronto como las clases baja y

media comenzaron a asistir a sus iglesias, cesó la llegada de nuevos

miembros de la clase alta». Siguiendo el mandato del Apóstol Pablo de que

hay que ser todo a todo, organizaron iglesias aparte para los plebeyos. {93}

A pesar de las críticas de que los evangélicos estaban «comprando

gente», muchos misioneros reconocieron que regar dinero y ayudas se

volvía en contra de la obra. Salvo para el entrenamiento pastoral y ciertos

gastos estratégicos, los subsidios tendían a matar la voluntad necesaria

para el evangelismo. «Cada vez que se iniciaba un nuevo trabajo, disminuía

el subsidio que otras iglesias estaban recibiendo», explicaba un Bautista del

Sur en Guatemala. «No había iniciativa... para expandir la obra». Al igual

que las Asambleas de Dios, los Bautistas del Sur descubrieron que una de

las mejores formas de hacer crecer sus iglesias era rehusar a pagar

salarios a los pastores. Aquello forzó a los aspirantes a ampliar sus

contactos personales, golpear las puertas, iniciar estudios bíblicos y atraer

a un suficiente número de gente como para poder subsistir. {94}

En Lima, Perú, la Regions Beyond Missionary Union (Unión Misionera

para las Regiones Lejanas) llegó de la selva para llevar a cabo un programa

típico de propagación de iglesias urbanas. Comenzando con una cuidadosa

selección de áreas, planificaron ir de puerta en puerta, montar campañas de

evangelización intensas y cortas, seguidas por estudios bíblicos para los

nuevos creyentes y un entrenamiento más largo para los líderes

potenciales. Todo el esfuerzo debía estar dirigido por misioneros,

idealmente, un grupo formado por un evangelista, un profesor de Biblia, un

pastor y un director de la juventud, quienes gradualmente debían trasladar

el liderazgo hacia los latinoamericanos que habían entrenado, antes de

repetir el proceso en otro barrio. [158]

Lo ideal en estas operaciones, al menos al comienzo, era un alto perfil

sin levantar barreras sectarias. En un texto de las Asambleas de Dios sobre

cómo sembrar iglesias, el evangelista David Godwin enfatizaba la

importancia de mantener la cruzada lo más abierta posible para los que

llegarían en el futuro. Por ejemplo, una buena manera de iniciar era

recitando las doctrinas principales compartidas con la Iglesia Católica; a

toda costa se debían evitar las campañas en contra del clero católico. De

acuerdo a Godwin, el evangelista modelo incluso trataba de evitar la

Page 174: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

clasificación prematura como un nuevo grupo religioso. La construcción del

nuevo templo debía ser aplazada el mayor tiempo posible, aún por varios

años, para evitar levantar barreras que pudieran desalentar a otra gente de

asistir a las reuniones festivas.{95}

Para mantener a la iglesia y a sus miembros cerca de la vida cotidiana,

en donde podían ganar nuevos adeptos, Regions Beyond planificó la

organización de pequeños estudios bíblicos en las casas durante la

semana, en un medio familiar no-intimidante, más apropiado para atraer a

los vecinos. Durante el fin de semana, todos debían reunirse en la iglesia

central para la enseñanza proporcionada por la religión profesional. A la

larga, algunos de los estudios bíblicos –también conocidos como iglesias

satélites, hijas o de casa– podían madurar hasta convertirse en iglesias

centrales con su propia descendencia. Tales grupos celulares eran una

forma popular no sólo de mantenerse cerca de los neófitos, sino también de

impedir que éstos les fueran arrebatados por las sectas rivales. {96}

Notas

{85} Entrevista a Lawrence Keyes, presidente de Cruzadas de Ultramar,

«Getting the Whole Story», Mission Frontiers, febrero de 1983. pp. 8-11.

{86} Núñez C. et al. 1983 fue publicado para una conferencia de esta

naturaleza en 1984.

{87} Núñez C. et al. 1983: 128-134.

{88} W. D. Smith 1978: 114.

{89} Piedra S. 1984: 7.

{90} Martha Skelton, «Guatemala City: Wide Open for Witness»,

Commission, enero de 1984, pp. 28-44.

{91} Kinsler 1978: 182.

{92} C. P. Wagner 1973: 94.

{93} Clyde W. Taylor, «An Upper Class People Movement», Global Church

Growth, marzo-abril de 1980, pp. 22-23.

Page 175: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{94} Skelton, «Guatemala City», pp. 31-32, 36.

{95} Godwin 1984: 37, 119.

{96} «Starting City Churches» [folleto] RBMU Intemational (Filadelfia), 1982.

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 158-

161

 →

Polarización política

En 1969, los autores de Avance Evangélico en la América Latina

censuraron que la «importación de problemas teológicos extranjeros era

irrelevante para América Latina.» Las disputas entre los protestantes

norteamericanos liberales y conservadores eran irrelevantes, pensaban los

investigadores de la Escuela Fuller de Misión Mundial, ya que los hermanos

latinoamericanos concordaban con los fundamentos de la fe. No obstante,

las agencias de cooperación como la Asociación Nacional de Evangélicos y

el Consejo Mundial de Iglesias se estaban convirtiendo en instrumentos del

poder político, polarizando innecesariamente a los latinoamericanos. {97}

[159]

Aún en esta nueva era de supuesta independencia con respecto a las

misiones norteamericanas, muchas iglesias latinoamericanas dependían de

fondos extranjeros para nuevas empresas. Tanto el sector ecuménico como

el evangélico del protestantismo norteamericano, llevaban a jóvenes líderes

prometedores a estudiar en los Estados Unidos, luego los contrataban y

financiaban los esfuerzos para hacer que las iglesias latinoamericanas se

volvieran más «nacionales».

La contienda entre los norteamericanos se inició en la teología: cómo

interpretar a la Biblia y si se debía dar prioridad al evangelismo o a la

acción social. Por el contrario, los latinoamericanos se sentían menos

inclinados a convertir la obra social y espiritual en una dicotomía, y nunca

se habían preocupado mucho sobre la definición precisa de la autoridad

bíblica. Incluso se podía afirmar, como lo hizo la Misión Latinoamericana,

Page 176: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

que el problema del «modernismo» apenas existía. {98} Lo que sí existía eran

serias diferencias ideológicas y políticas.

A principios de la década de 1970, José Miguez Bonino distinguió tres

tendencias en el protestantismo latinoamericano. La primera estaba

comprometida con lo que Christian Lalive d'Epinay había calificado como

una «huelga social». Principalmente pentecostales, estos cristianos

profesaban apartarse del mundo y de su corrupción. Pero a través de una

curiosa inversión a la que ya ha hemos dado un vistazo, los líderes de esta

tendencia podrían convertirse en baluartes del statu quo.

El segundo grupo, al que Miguez Bonino llamó «liberal», era un

producto principalmente de denominaciones más antiguas. A finales del

siglo diecinueve y principios del veinte, su lucha por las libertades civiles en

contra del poder clerical de la Iglesia Católica le llevó a apoyar a la

revolución burguesa. En Cuba, los protestantes desempeñaron un papel

conspiratorio en la guerra de independencia contra España. {99} A principios

de siglo, muchos protestantes se unieron a la revolución mexicana, la

mayoría en la facción constitucionalista. {100} En Guatemala, muchos

evangélicos se pusieron de lado del gobierno reformista de Arbenz,

derrocado por la Agencia Central de Inteligencia en 1954.

Estos protestantes enfrentaron decisiones difíciles cuando, en nombre

de combatir al comunismo, una cortina dictatorial se extendió [160] por

América Latina a finales de los años sesenta y principios de los setenta.

Forzados a escoger entre sumisión y protesta, sus iglesias se vieron

resquebrajadas por conflictos entre la derecha y la izquierda. {101} La

polarización dio lugar a un tercer grupo, al que Miguez Bonino llamó

«revolucionario» y que generalmente perdía. {102}

Como resultado de estas disputas, la política evangélica vino a ser

considerada como una confrontación entre un pequeño grupo progresista o

radical, por un lado, y por uno reaccionario o conformista, por el otro. Una

primera señal de la división fue la reacción violenta en contra de la Iglesia y

Sociedad en América Latina (ISAL), afiliada al Consejo Mundial de Iglesias.

Los teólogos del movimiento, organizados en 1961 en el Cono Sur,

ofendieron a los conservadores en dos aspectos. En primer lugar, perdieron

el interés por convertir a los católicos, sintiéndose liberados de tal

responsabilidad por el Concilio Vaticano II. Segundo, se convencieron de

que el evangelismo por sí solo nunca sería la solución a la miseria de las

Page 177: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

masas latinoamericanas. Unicamente lo serían los tipos de cambio

estructural asociados con la revolución social. {103}

Los intelectuales protestantes de ISAL fueron, en cierto sentido, los

primeros teólogos de la liberación en América Latina. {104} Los conservadores

sentían que éstos hacían de la revolución su valor supremo y convertían al

cristianismo en un instrumento político. A pesar de que ISAL se consideraba

a sí misma como la vanguardia del protestantismo latinoamericano, fueron

incapaces de relacionarse con la mayoría de iglesias. Mientras sus

miembros discutían entre sí, perdieron gran parte de su base institucional,

fueron exiliados del Cono Sur por las dictaduras militares de los años

setenta, y terminaron marginados del evangelismo latinoamericano. {105}

Para las misiones evangélicas norteamericanas, ISAL era un ejemplo

vívido de cómo el cristianismo puede corromperse desde adentro. Temían

que los cuerpos ecuménicos del Consejo Mundial de Iglesias –el

Movimiento Ecuménico Protestante Latinoamericano (UNELAM), la Unión

Latinoamericana de Juventud Evangélica (ULAJE), y el Movimiento

Estudiantil Cristiano (MEC), así como la [161] Comisión Evangélica

Latinoamericana para la Educación Cristiana (CELADEC)– pudieran atraer

a las iglesias que ellos mismos habían fundado.

Para protegerse contra aquel peligro, la NAE y la Asociación

Evangelística de Billy Graham financiaron el Primer Congreso

Latinoamericano de Evangelización en 1969. {106} El llamado CLADE I

defendió al evangelismo tradicional en contra de los protestantes que

querían reemplazarlo con la lucha por la justicia social. Ilustró lo que se

convertiría en un fenómeno recurrente: el apoyo de las agencias

paraeclesiales estadounidenses para organizar nuevas asociaciones más

«bíblicas» que se apartaran de las ya existentes, con el fin de competir por

la influencia sobre los evangélicos latinoamericanos.

Notas

{97} Read et al. 1969: 349-350.

{98} Fernandes 1981: 32-33.

{99} Ramos 1984: 92.

{100} Bastián 1979: 13-15.

Page 178: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{101} Ibid., p. 68.

{102} Miguez Bonino según se cita en Montgomery 1979: 91-92.

{103} C. P. Wagner 1970: 17-20.

{104} Hundley 1983: 2.

{105} Bastián 1984: 53-55, 58-61 y 1986: 158-161.

{106} Savage 1981: 11; Huntington y Domínguez 1984: 20.

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 161-

162

 →

La Fraternidad Teológica Latinoamericana

CLADE I no fue un éxito completo para sus organizadores

norteamericanos. Una vez que los líderes evangélicos latinoamericanos se

hubieron reunido, descubrieron que todos estaban cansados de que los

norteamericanos les dijeranoacute;mo pensar. {107} En particular, los

organizadores del congreso cometieron el error de hacer circular una

denuncia del misionero Peter Wagner, en la que calificaba a la ISAL como

«la nueva izquierda radical» que traicionaba al evangelio con el marxismo.

Muchos delegados latinos se sintieron tan ofendidos que llamaron a la

comunidad evangélica a hacer frente a sus responsabilidades sociales,

contextualizando su fe en el marco de la opresión latinoamericana. {108}

Este fue el punto de partida para un nuevo movimiento, la Fraternidad

Teológica Latinoamericana (FTL), la cual buscaba ser tanto latinoamericana

como evangélica. La fraternidad quiso dedicarse a la lucha por la justicia

social sin dejar de lado al evangelismo, enfrentar al problema de las

estructuras opresivas sin respaldar la violencia, y unir nuevamente a los

protestantes de derecha e izquierda.

Dos teólogos involucrados en la FTL –Orlando Costas, de Puerto Rico y

René Padilla, de Ecuador– desempeñaron un papel de importancia en la

Page 179: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

reestructuración de la Misión Latinoamericana en 1971, varios de cuyos

vástagos proporcionarían una base institucional para su pensamiento. Un

colaborador inusitado era la Fundación Nacional de Libertad, [162] llamada

desde entonces la Fundación Arthur S. DeMoss en honor a su fundador, un

magnate de seguros y patrocinador de la Cruzada Estudiantil y Profesional

Para Cristo. La fundación buscaba extender la evangelización del mundo

desde un punto de vista conservador. En América Latina, apoyó al

programa «Socios en Misión», el cual pretendía calmar las relaciones entre

las iglesias latinas y las misiones norteamericanas. Socios en Misión resultó

estar administrada por Pedro Savage, un teólogo británico-peruano del FTL

y ex-representante de Billy Graham.{109} Antes de que el financiamiento

fuera suspendido, Savage auspició la clase de cuestionamientos que, en los

años ochenta, serían estigmatizados como la teología de la liberación.

Al igual que los teólogos de la liberación, los miembros de la FTL

definían al pecado en términos sociales tanto como individuales.

Reconocían que la dicotomía fundamentalista entre el evangelismo y la

obra social no estaba en el evangelio. También reconocían que la

interpretación de la Biblia estaba determinada por la historia y la cultura del

lector. Los teólogos de FTL rechazaban la posición separacionista de los

fundamentalistas norteamericanos, puesto que era imposible mantenerse

lejos de la política y no era cristiano posponer el Reino de Dios a un futuro

indefinido. Pero también criticaban a la teología de la liberación. A su

parecer, los liberacionistas habían subordinado la reflexión bíblica a la

teoría marxista, reemplazando a la necesidad de regeneración individual

con la movilización política. En lugar de «liberación» como su paradigma, la

fraternidad escogió otro término: «contextualización». {110}

La definición de la «tercera alternativa» propugnada por la FTL

permaneció confusa. Pero impresionó a los directivos de las misiones

norteamericanas que buscaban una respuesta apropiada a las condiciones

revolucionarias. Como ha señalado Enrique Domínguez, en la FTL se

encontraban evangélicos ortodoxos a favor del compromiso social pero en

contra de la entrega a la política revolucionaria. Tanto impresionó esta

combinación a los norteamericanos que, alentados por René Padilla y

Samuel Escobar de la FTL, inscribieron la responsabilidad social y la

contextualización en el Pacto de Lausana en 1974. A pesar de que los

misioneros norteamericanos más flexibles se adaptaron a las críticas de

FTL, muchos líderes de la iglesia latinoamericana no lo hicieron.

Page 180: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Notas

{107} Samuel Escobar, «Heredero de la reforma radical», en Padilla 1984:

64.

{108} C. P. Wagner 1970: Huntington y Domínguez 1984: 20-21.

{109} Entrevista del autor a Robert Allen Hatch, Quito, Ecuador, 5 de mayo

de 1985.

{110} Fernandes 1981: 44; J. Andrew Kirk, «Theology in Latin America:

Where Is It Today?» Latin America Evangelist, mayo-junio de 1978, pp. 6-

7, 14; entrevista a René Padilla, Latin America Evangelist, mayo-junio de

1982, p. 7.

←  nódulo 2002 • capítulo 5 • páginas 163-

165

 →

CONELA

En 1978, en una reunión en Oaxtepec, México, los protestantes

ecuménicos impulsaron la creación de un nuevo Consejo Latinoamericano

de Iglesias (CLAI).{111} Con la esperanza de que la nueva organización fuera

inclusiva, prometieron promover tanto el evangelismo como el cambio

social. Más de cien denominaciones y agencias lo acordaron, incluyendo

algunas pentecostales. No obstante, los conservadores presentes en la

reunión se mostraron recelosos de la dependencia económica que la nueva

organización tenía con respecto al Consejo Mundial de Iglesias, y se

sintieron ofendidos por lo que ellos consideraban pronunciamientos políticos

radicales.{112} Pensaban que aquí se había formado otro frente para que el

Consejo Mundial de Iglesias los tergiverse. Por consiguiente, los oponentes

establecieron una contra-organización, la Confraternidad Evangélica

Latinoamericana (CONELA).

CONELA no era únicamente una reacción frente a los esfuerzos

organizativos de los protestantes ecuménicos. También expresaba una

Page 181: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

división entre los evangelistas que proclamaban defender al Pacto de

Lausana. Esto fue aparente desde los inicios de la nueva organización, en

1980, durante una conferencia financiada por Billy Graham en Pattaya,

Tailandia. Los hombres que realizaron la primera sesión organizativa para

la CONELA deseaban apartar no solamente a los protestantes ecuménicos

definidos, que eran pocos en Pattaya, sino también a un número mayor de

evangélicos que deseaban mantener un diálogo con ellos. Aquello significó

excluir a los evangélicos que apoyaban al Pacto de Lausana, en particular a

algunos de los miembros más conocidos de la Fraternidad Teológica

Latinoamericana. El liderazgo de CONELA tenía pocos miembros de la

fraternidad, la cual declinaba afiliarse ya sea con ésta o con CLAI, con la

vana esperanza de servir como puente entre las dos. {113}

Quien aglutinó a CONELA fue el evangelista Luis Palau. Dos ejecutivos

de Palau estaban entre los organizadores del primer comité en Pattaya; su

gente desempeñó un papel importante en la conferencia de fundación en

1982 en Panamá; él mismo fue allí la estrella del espectáculo; y el primer

presidente de CONELA fue miembro de su equipo, todo lo cual llevó a la

percepción de que CONELA era una operación de Palau. [164] Su gente

negaba tal intención, pero sí admitía objetivos más amplios. «Es difícil

sobredimensionar la importancia de CONELA en América Latina en este

momento», explicó un ejecutivo de Palau. «Las ideologías izquierdistas

están penetrando en la iglesia, y no existe una defensa unida para el

evangelio bíblico, ni ofensiva alguna [sic] como para aplicar los principios

bíblicos en nuestras iglesias y en nuestras vidas. CONELA ofrece una

verdadera solución a este impase.»{114}

Los líderes de la nueva confederación definieron su identidad

separatista al denunciar a CLAI y a la teología de la liberación; éstos eran

sus enemigos explícitos. Implícitamente, también se oponían al Pacto de

Lausana. Mientras afirmaban apoyar al convenio, temían que los

evangélicos que seguían su llamado de «responsabilidad social» estuvieran

comprometiendo su fe con la ideología de la izquierda. Como resultado, los

arquitectos de CONELA concluyeron que el Reino de Dios no debía ser

confundido con comida o bebida, que las iglesias no se debían involucrar en

las luchas por el poder político, y que los cristianos debían dar al César lo

que es del César.{115} De acuerdo al pensamiento de iglecrecimiento,

relegaban la responsabilidad social a las agencias especializadas en ayuda

y desarrollo.

Page 182: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

CONELA decía representar a veinte millones de evangélicos.

Efectivamente, aglutinó a las asociaciones existentes, tales como el

Consejo Evangélico de Venezuela (CEV), y procedió a organizar unas

nuevas en países en donde no existían, incluyendo a México, la República

Dominicana y Panamá. Pero mientras que delegados de ochenta y cuatro

denominaciones asistieron a la primera conferencia de CONELA, las tres

cuartas partes de los 4,2 millones de evangélicos representados

directamente pertenecían a un solo grupo: las Asambleas de Dios en el

Brasil. Desafortunadamente para CONELA, las iglesias más

fundamentalistas tendían a ser muy difíciles de organizar. Después de todo,

la razón de ser del fundamentalismo era la división de otras iglesias, y

desconfiaban de cualquier intento de organizarlas en algo mayor.

La mayoría de los evangélicos latinoamericanos probablemente ni

siquiera sabían lo que era CONELA, nada se diga de saberse

representados por ella. Pero la nueva confederación sí contaba con el

apoyo de las misiones evangélicas norteamericanas, incluyendo a Billy

Graham, [165] la Cruzada Estudiantil, y los Ministerios O.C., así como

también la organización de Palau. {116} Durante la primera conferencia

estuvieron presentes sesenta y cuatro agencias paraeclesiales. Las

agencias evangélicas de comunicación masiva comprendían el número más

alto, seguidas por los evangelistas. {117} Al encontrarse a merced de la

autoridad política para el acceso a las audiencias masivas, dichas

operaciones figuraban entre las más conformistas de la comunidad

evangélica. Por supuesto, muchos difusores y evangelistas también tenían

sus oficinas en los Estados Unidos. Como preguntó un observador

escéptico de Visión Mundial, ¿tenían realmente una identidad

latinoamericana, o estaban simplemente tratando de justificarse? {118}

Notas

{111} Montgomery 1979: 87-107.

{112} Savage 1981: 8-9.

{113} Costas 1982: 150-151; Savage 1981: 13-15; «Literature Named

Priority of Theological Fraternity», Entre Nos (Quito, Ecuador: Puente),

junio de 1984, p. 6.

Page 183: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{114} «CONELA to Focus on Biblical Answers to Continent's Problems»,

Briefing, diciembre-febrero de 1982, p. 17.

{115} Bill Conard, «Should Latin American Churches Stay Away from Social

Problems?», Christianity Today, 21 de octubre de 1983, p. 38.

{116} «CONELA Celebrates Its First Four Years», Entre Nos, mayo de 1986,

pp. 1-2.

{117} Al Hatch, «The Significance of CONELA», Latin America Pulse, julio

de 1982, pp.1-7.

{118} Roger Velásquez, «Reuniones de CONELA», memorando sin fecha

para la Oficina Regional de Visión Mundial Internacional, San José, Costa

Rica, pp. 56. Para otro análisis crítico de CONELA, véase Santos 1984.

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 167-

172

 →

La derecha religiosa llega a América Latina

«Una contrarrevolución centrada en Cristo está salvando vidas en América

Central... Descubre cómo puedes unirte a la contrarrevolución antes de que

sea demasiado tarde.» –Cruzada Mundial de Literatura, 1987{1}

En un especial de televisión sobre América Central, el murmullo de

clamores conflictivos en los medios de comunicación da paso a una voz

familiar que surge de la confusión. «Hay un fuego que ha empezado y que

está ardiendo frente nuestra puerta», declara Ronald Reagan. Así comienza

una solicitud de fondos por parte de una organización llamada Puertas

Abiertas con el Hermano Andrés. La especialidad de Puertas Abiertas es

contrabandear Biblias, pero ahora se está expandiendo. En la pantalla de

televisión, se presenta el perfil de cada país centroamericano hasta llegar a

México, desde donde una flecha rosa apunta al sur de los Estados Unidos.

Si México no puede poner su casa en orden, dice una voz, muchos millones

de ciudadanos desesperados huirán hacia los Estados Unidos.

Page 184: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«La revolución actual en América Latina es únicamente un anticipo de

lo que ocurrirá una vez que los rusos tengan pie firme en el Africa», explica

el actor y cristiano renacido Dean Jones. «Una vez que obtengan los

hombres y el poder militar, se trasladarán hacia América Latina con toda la

fuerza, concentrándose en América Central. [El fundador de Puertas

Abiertas, el Hermano] Andrés cree que su propósito es, en primer lugar,

separar a América del Norte de América del Sur, y luego [168] sumir a todo

el hemisferio sur en una revolución. Finalmente, aislar a América del Norte

del resto del mundo.»

«Tal vez por ahora, podamos ignorar la crisis frente a nuestra puerta»,

continúa Jones. «Pero si América Latina sucumbe a las fuerzas de la

revolución marxista que se encuentran trabajando a lo largo del continente,

sin duda su impacto se profundizará en nuestras vidas más de lo que

podemos imaginar. Las implicaciones militares son vertiginosas. La

pregunta del momento podría ser ¿cómo nos involucraremos en América

Latina? Por ahora, tenemos una elección. Por ahora.» Al sonido de los

tambores, la figura intensa y pequeña del Hermano Andrés aparece, entre

tropas salvadoreñas en su rastreo de guerrilleros. «Es mejor que nosotros

vayamos hacia ellos antes de que ellos vengan hacia nosotros», advierte el

veterano contrabandista de biblias con su acento holandés. «Si no vamos

hacia los paganos con el evangelio, ellos vendrán hacia nosotros con

revolucionarios y con ejércitos de ocupación.» {2}

Para los evangélicos de la derecha, 1979 fue el año en el que la alarma

empezó a sonar y se rehusó a callar. Los sandinistas habían llegado al

poder en Nicaragua, convirtiéndose en los primeros revolucionarios

triunfantes en América Latina desde que Fidel Castro llegó a La Habana

dos décadas antes. Apoyaban a las insurgencias en los países vecinos,

levantando el espectro de un istmo rojo que dividía al hemisferio en dos.

Aunque sea difícil de creer, los sandinistas debían su victoria al apoyo de

las iglesias cristianas. Ciertamente, se sabía que el clero católico amparaba

a la izquierda, pero éste no era el único responsable. Jóvenes evangélicos

nicaragüenses también ayudaron a derrocar al antiguo régimen. «Los

pastores reportaron estar perdiendo su juventud casi completamente»,

informó un director de Puertas Abiertas. {3}

En el altiplano guatemalteco, congregaciones enteras de indígenas

mayas parecían estar uniéndose a la guerrilla. En otros lugares, se decía

que seminarios enteros estaban infiltrados por doctrinas subversivas. A

Page 185: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

menos que se hiciera algo, declaró Ray Hundley de la Misión

Interamericana, las iglesias protestantes se reducirían a centros de

planificación para la lucha guerrillera y para la revolución marxista. {4}

«Diariamente, un número cada vez mayor de cristianos latinoamericanos

están obedeciendo el llamado liberacionista: '¡Dejen sus Biblias, tomen sus

rifles, y [169] únanse a la revolución!'», advertía Hundley. «Iglesias que una

vez fueron conocidas por su fervor evangelístico se están convirtiendo en

centros para la acción subversiva de la guerrilla. Seminarios que una vez

fueron mundialmente conocidos por su educación bíblica producen ahora

líderes marxistas expertos en utilizar la Palabra de Dios para agitar a sus

congregaciones en levantamientos violentos.» {5}

Esta era la clase de histeria que generaba dinero. ¿Qué mejor manera

de llamar la atención de los patrocinadores norteamericanos y justificar la

presencia misionera, que proteger a los neófitos del comunismo?

Claramente, se estaba pintando a la teología de la liberación como al coco.

Sin embargo, la retórica sugiere que los revolucionarios no eran los únicos

que se preocupaban por la multiplicación de las iglesias entre los pobres;

también lo hacían los evangélicos conservadores. Al detectar un potencial

subversivo en sus iglesias, concebían a la teología de la liberación como a

un virus doctrinal que se originaba en las capitales comunistas, capturando

las mentes de los cristianos liberales e infectando, ahora, a sus propias

iglesias impresionables.

Generalmente, pensamos en la teología de la liberación en términos de

la Iglesia Católica, algunas veces en asociación con los protestantes

ecuménicos, pero nunca con los fundamentalistas o los evangélicos. El

caso de los últimos en contra de la teología de la liberación era simple y a

menudo parecía unánime. Según los evangélicos, Cristo localizaba al

pecado en el corazón de los hombres, mientras que la teología de la

liberación lo atribuía a las estructuras sociales. Los cristianos creían que la

salvación se alcanzaba a través del renacimiento personal, mientras que la

teología de la liberación la reducía a la revolución, a la idea de que

únicamente un levantamiento social podría redimir a la humanidad.

Por lo tanto, la teología de la liberación trataba de que las personas

mejoraran su propia condición en lugar de que obtuvieran la salvación a

través de su fe en Cristo. Al considerar al pecado como a un fenómeno

social en lugar de personal, la teología de la liberación tendía a fundir la

religión y la política, a reemplazar al evangelismo con la organización

Page 186: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

política, y a abogar por la violencia revolucionaria. Aquello la convertía en

un vehículo ilusorio y falsamente cristiano para el adoctrinamiento marxista.

[170] Si la revolución llegaba al poder, seguramente se volvería contra la

iglesia, destruiría su independencia y la reduciría a un cascarón vacío, sin

espíritu. Por consiguiente, el unir las manos con la teología de la liberación

era una invitación al suicidio.{6}

Aún los evangélicos más atrevidos y progresistas aceptaban gran parte

de esta denuncia.{7} En el mejor de los casos, consideraban que la teología

de la liberación era demasiado dependiente del análisis marxista y

demasiado selectiva en su uso de las escrituras. {8} No estaban de acuerdo

con su interpretación de la Biblia, y pensaban que negaba la importancia de

la salvación personal. Pero sí admiraban una característica de la teología

de la liberación, «el compromiso cristiano» –no aquel desplegado por los

pocos sacerdotes guerrilleros, sino aquel de todos los religiosos, hombres y

mujeres, que habían hecho caso omiso de las amenazas, que se habían

rehusado a tomar las armas, que habían persistido en su ministerio y que

habían entregado sus vidas. Algunos evangélicos se avergonzaban del

poco número de mártires como éstos que podían reclamar como suyos.

Deseaban igualar la dedicación de dichos cristianos sin perder de vista sus

propios compromisos.

En lo que se refiere a la teología de la liberación, por lo tanto, los

evangélicos se encontraban más divididos de lo que podría parecer a

primera vista. En una atmósfera generada por cazadores de herejía, en la

que cualquier posición excepto la condena total podía ser interpretada como

simpatía por la izquierda, algunos evangélicos mantenían un silencio

discreto. Sugerir que la teología de la liberación había colocado a la

escritura en el contexto latinoamericano y que había estimulado a los

evangélicos a preocuparse por los asuntos sociales era un riesgo, debido a

que implicaba haber caído en la misma. Los conservadores utilizaban la

etiqueta de la teología de la liberación para desacreditar y expulsar a los

hermanos que tenían una actitud crítica hacia el dominio conservador en la

comunidad evangélica.

Numerosas tensiones agudizadas por la depresión económica y por la

guerra –entre misioneros y latinoamericanos, evangélicos rurales y urbanos,

líderes jóvenes y viejos, pobres y ricos– generaba una contracultura en las

iglesias evangelistas. Ese era el caso de la Misión Interamericana, el grupo

al que pertenecía el alarmado misionero Ray Hundley. [171] Interamericana

Page 187: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

tenía una larga historia de conflicto con sus iglesias en Colombia, del tipo

causado por una misión que no cede el control a los líderes locales. Como

resultado, algunas de sus vástagos espirituales se habían convertido en

antimisioneros y antinorteamericanos. «Al acusar a los misioneros de ser

agentes de la CIA o crédulos inconscientes del 'imperialismo yanqui'», se

quejaba Hundley de tales nacionalistas, «han tenido éxito, en muchos

casos, en paralizar o por lo menos estropear la injerencia misionera

extranjera.»{9}

Desde los radicales a favor de la revolución hasta los fundamentalistas

que abogaban por contrarrestarla, la politización izquierda-derecha era el

nuevo estilo en la rivalidad religiosa. Si anteriormente las batallas se

sostenían principalmente entre católicos y protestantes, sobre cuestiones

como el honor debido al Papa o a la Virgen María, ahora éstas eran

eclipsadas por una nueva clase de confrontación entre la teología de la

liberación y las cruzadas anticomunistas. Cuando los fundamentalistas de la

derecha se pusieron en contra de los católicos de la izquierda, las

diferencias religiosas y políticas se trasladaron y se convirtieron en lo que

empezó a verse como una guerra santa.

Con la creencia de que eran la última línea de defensa de la

cristiandad, los misioneros inspirados por la derecha religiosa se

convirtieron en fervientes servidores de la política extranjera de la

administración de Reagan en América Central. Esta nueva ola en el

movimiento misionero incluía a los miembros de agencias ya establecidas,

que nunca habían participado en el ambiente auto-crítico de los años

setenta. Alarmados por la posibilidad de que los comunistas llegaran al

poder, se polarizaron hacia la derecha, desde donde podían ser

particularmente influyentes debido a su posición establecida en las iglesias

locales.

No obstante, gran parte de la derecha misionera era nueva en América

Latina, al haber sido atraída desde principios de los años setenta por

desastres naturales y luego por la violencia política. Con frecuencia, los

nuevos apóstoles eran del Cinturón de Sol y pertenecían a las más

extensas redes pentecostales y carismáticas de esta región –las Asambleas

de Dios, la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio Completo,

los diferentes ministerios de televisión. América Central estaba cerca de

casa, era culturalmente familiar y se encontraba al [172] alcance de

pequeños presupuestos de misiones independientes, . Más aún, durante la

Page 188: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

década de 1980, América Central apeló a una de las necesidades

simbólicas más profundas de los predicadores del evangelio. Era un vecino

bajo la amenaza del comunismo, y estaba llegando ya al Señor, en forma

de movimientos pentecostales listos para recibir a los predicadores

norteamericanos. América Central era el escenario perfecto para sopesar la

Biblia en alto, expulsar demonios y hacer retroceder la marea satánica.

Estimulados por la Casa Blanca, estos cristianos estaban utilizando sus

misiones extranjeras para promover los planes del gobierno estadounidense

en América Latina. Como lo señaló Deborah Huntington, trataron de

disuadir a los centroamericanos de unirse a movimientos para el cambio

social, al ofrecer la esperanza de una alternativa espiritual frente a la acción

política. También aseguraron a los colaboradores norteamericanos que la

versión de los eventos de la administración de Reagan era correcta, y

atacaron a las críticas como partidarias del comunismo. {10} Eran, en efecto,

los animadores de la intervención militar estadounidense. Para apoyar a los

contras nicaragüenses, trabajaron estrechamente con organizaciones

dirigidas por ex-oficiales militares y de inteligencia. {11} Al unirse a la guerra

de los contras, parecían confirmar los temores de que las misiones

norteamericanas eran frentes de la CIA.

Notas

{1} Anuncio publicitario, World Christian, enero-febrero 1987, p. 9.

{2} Open Doors 1984b. Pocos años antes, Dean Jones hizo el papel de un

consejero en una película producida por el gobierno sandinista, la

galardonada Alcino el Condor.

{3} Open Doors 1984a.

{4} Hundley 1981 y 1986.

{5} Hundley 1983: 9.

{6} Según la representación de Bill Conard, «Latin America's Revolution

Theology», Briefing, diciembre de 1981-febrero de 1982, pp. 10-13, and

Luis Palau, «Evangelist to Three Worlds», Christianity Today, 20 de mayo

de 1983, pp. 30-31.

Page 189: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{7} W. Dayton Roberts, «Liberation Theologies», Christianity Today, 17 de

mayo de 1985, pp. 14-16.

{8} J. Andrew Kirk, «Theology in Latin America: Where is it Today?» Latin

America Evangelist, mayo-junio de 1978, pp. 6-7, 14.

{9} Hundley 1986.

{10} Huntington y Domínguez 1984: 25.

{11} Para un análisis del movimiento de apoyo a los contra como una red

mopntada por la CIA, el Consejo Nacional de Seguridad y la Casa Blanca,

véase Barry et al 1986: 14-30.

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 172-

175

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Teología de la liberación

Cuando los misioneros evangélicos estimularon a los latinoamericanos

a leer la Biblia, no anticiparon que ésta sería interpretada en términos de

teología de la liberación. Pero en donde las ideas de desarrollo

norteamericanas habían fracasado, era difícil ignorar las muchas

referencias de la Biblia sobre los pobres y la justicia social. En lugar de

relegar dichos versos a la otra vida, al reino milenial, o al estado espiritual

de la persona, como los norteamericanos generalmente lo hacían, ¿por qué

no interpretarlos literalmente? Gran parte de la Iglesia Católica decidió

hacerlo así, provocando las represalias de los gobiernos y alimentando con

sus feligreses a los movimientos revolucionarios.

La intención de los reformadores católicos había sido la de desviar una

violenta revolución social, no la de convertirse en parte de una. [173]

Durante los años sesenta y setenta, miles de voluntarios católicos

abandonaron las comodidades de la clase media para ir a vivir con los

pobres, tratando de satisfacer sus necesidades tanto materiales como

espirituales, para salvarlos de los halagos del comunismo. Uno de los

Page 190: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

primeros obstáculos con los que se encontraron los agentes pastorales fue

la resignación de la gente a la que ellos trataban de levantar. Muchos de los

pobres estaban tan oprimidos que parecían haber perdido la esperanza. De

ahí el interés en la técnica de concientización del educador brasileño Paulo

Freire, un instrumento al estilo socrático que organizaba a las personas

para cambiar las condiciones opresivas. Propagado a través de redes de

catequistas laicos, el nuevo método condujo a la formación de miles de

«comunidades eclesiales de base», pequeños grupos que estudiaban la

Biblia y aplicaban sus enseñanzas a problemas locales.

El análisis de la situación local condujo a una segunda clase de

problema, esta vez con las autoridades. La idea original había sido resolver

los conflictos de una forma pacífica, antes de que los revolucionarios

trataran de explotarlos. Pero aquello implicaba realizar cambios que tanto

las oligarquías como los gendarmes de América Latina se oponían a

aceptar. Significaba enfrentarse al estado, ante cuyas fuerzas de seguridad

los cristianos fueron muy pronto denunciados como subversivos. Dichos

temores no eran tan infundados, debido a la paralela aparición de

insurgencias armadas. Conducidos por intelectuales urbanos, algunos de

estos grupos revolucionarios deseaban no sólo organizar a las mismas

personas que la iglesia había organizado, sino también organizarlas a

través de la iglesia, cuyo propósito religioso les proporcionaría protección al

menos por el momento.

Mientras tanto, junto con ciertos protestantes ecuménicos, los teólogos

católicos se volvían cada vez más receptivos al marxismo como un modo de

análisis. Ya habían tomado a las ciencias sociales como marco de

referencia para aplicar las enseñanzas de la iglesia a los problemas

sociales. Ahora les atraía la teoría de la dependencia, una forma

revisionista del marxismo, que se concentraba en las relaciones de

explotación entre el núcleo imperialista y su periferia del Tercer Mundo. Una

razón por la que la teoría de la dependencia atraía a los latinoamericanos

era que ésta explicaba la crisis regional no a través de la estructura de

clase, como lo hacían los marxistas ortodoxos, ni a través de su religión y

cultura, [174] como lo hacían los protestantes, sino por la subordinación

frente a los Estados Unidos. Si Washington era, al fin y al cabo,

responsable por el fracaso de la reforma social en América Latina –una

atractiva proposición después de su derrocamiento de gobiernos

democráticamente electos en Guatemala, Brasil, y Chile, su guerra contra

Page 191: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Cuba y la invasión en 1965 de la República Dominicana– ésta era una

doctrina capaz de aglutinar a un amplio frente anti-imperialista.

Los teólogos de la liberación rehusaron a dicotomizar lo espiritual y lo

material, sugiriendo a los pobres, por ejemplo, aceptar su suerte en esta

vida y buscar su recompensa en la siguiente. A diferencia de los

conservadores que afirmaban estar lejos de la política, los liberacionistas

demostraban que cualquier posición teológica tenía implicaciones políticas.

A pesar de que la iglesia había justificado durante mucho tiempo un orden

social opresivo, decían, la Biblia prometía la salvación en este mundo y no

sólo en el siguiente. Basándose en la experiencia latinoamericana con el

capitalismo y los Estados Unidos, estos pensadores cristianizaron al anti-

imperialismo, a la lucha de clases y a la revolución social. El resultado era

un Dios de los pobres que, al igual que en el éxodo de los israelitas de

Egipto, liberaría a su gente de la esclavitud.

Esto no quiere decir que los activistas católicos fueran partidarios de

los partidos vanguardistas marxistas-leninistas, de la lucha armada, o de la

dictadura del proletariado. La mayoría no lo eran. Es importante señalar,

como lo hace Philip Berryman, que las categorías como clase y explotación

son tan comunes en el vocabulario latinoamericano como la psico-

charlatanería lo es en el norteamericano: es prácticamente imposible el

referirse a la vida sin ellos. {12} Aún si estaban desesperados por encontrar

aliados, la mayoría de los católicos progresistas no se hallaban

impresionados por la izquierda disponible. La experiencia enseñaba que,

mientras sus políticos fueran inefectivos, sus insurrecciones serían

inmaduras, manipulativas y peligrosas para cualquiera que hablara de

cambio social. Casi todos los levantamientos armados fracasaban. Su

resultado principal eran las represalias gubernamentales en contra de

cualquier desafortunado en los alrededores.

La mayor parte del clero que trabajaba en las desprotegidas clases

populares no deseaba enfrentarse con las autoridades salvo por la mejor de

las razones. [175] Esperando evitar derramamientos de sangre, los

activistas sociales generalmente se concentraban en sus propios esfuerzos

a nivel de parroquias. En cuanto al cuadro general, se contentaban con

esperanzas de alguna forma de socialismo democrático, visualizado en

términos de cooperativas o de comunidades igualitarias.

Page 192: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En los Estados Unidos, el sistema político podría haber acomodado a

muchos de los programas que los católicos progresistas organizaban en

América Latina. En estos países, sin embargo, los activistas eran tratados

como subversivos. Mientras las dictaduras suprimían a las organizaciones

católicas, éstas se convertían en puentes a la izquierda armada. Al ver que

su gente era sacrificada por tratar de ejercer sus derechos, y basando su

consejo menos en la teología de la liberación que en la doctrina tradicional

de la guerra justa, el clero católico de Guatemala y El Salvador dijo a los

campesinos que el levantarse en contra de las autoridades podía ser una

causa cristiana. En Nicaragua, las comunidades de base se convirtieron en

lo que las guerrillas sandinistas llamaban «canteras» para su movimiento. {13}

Notas

{12} Berryman 1984: 29.

{13} Peter Kemmerle, «Liberation Theology, From the Inside», Guardian

(New York), 24 de octubre de 1984, p. 20. Alan Riding, «The Sword and

the Cross», New York Review of Books, 28 de mayo de 1981, pp. 3-8.

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 175-

178

 →

Audiencias en Washington

La noticia de estos acontecimientos llegó pronto a oídos del faraón. La

teología de la liberación podría ser un chivo expiatorio para la situación

revolucionaria en América Central. Mientras tanto, los norteamericanos

influenciados por el pensamiento liberacionista obstaculizaban el esfuerzo

del gobierno de Reagan por derrocar a los sandinistas en Nicaragua. A

través de sus iglesias, algunos cristianos norteamericanos estaban creando

solidaridad con los revolucionarios marxistas. Por estas razones la teología

de la liberación fue examinada por un subcomité del Senado

norteamericano que investigaba a los terroristas.

Page 193: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En octubre de 1983, las audiencias sobre «Marxismo y Cristianismo en

la América Central Revolucionaria», fueron presididos por el senador

Jeremiah Denton (Republicano-Alabama), un ex-piloto de marina que había

pasado ocho años en una prisión de Vietnam del Norte. El Consejo

Nacional de Iglesias y la Conferencia Católica estadounidense se negaron a

testificar, por miedo a una inquisición. Debido en parte a la reputación de

extremista del senador Denton, las audiencias no atrajeron mucha atención.

[176] Pero sí ampliaron la acusación de los reaganistas contra la teología

de la liberación, armando a la derecha religiosa sobre este asunto durante

los años venideros.

El testimonio fue iniciado por un representante del Consejo para la

Seguridad Interamericana. Este era el centro de estudios que, en su

«Informe de Santa Fe» de 1980, había exhortado al gobierno

estadounidense a combatir la teología de la liberación. También ayudó a

formular la política de Reagan para apoyar a los movimientos guerrilleros de

derecha.{14} Al trabajar estrechamente como lo hizo con las burocracias de

la inteligencia militar de Washington, aparentemente era difícil para el

Consejo concebir a los movimientos religiosos salvo como un reflejo de las

conspiraciones políticas. Según un testigo del Consejo, un sacerdote

católico llamado Enrique Rueda, la teología de la liberación era una

estrategia soviético-cubana para subvertir al hemisferio.

Los cinco siguientes testigos eran exiliados de la Nicaragua sandinista.

Señalaron a varios sacerdotes católicos que habían colaborado con las

guerrillas sandinistas bajo la anterior dictadura somocista. Según los

testigos posteriormente manipularon a otros clérigos para que aceptasen la

toma del poder marxista. De acuerdo a los testigos, el jefe de los villanos

era el poeta sacerdote Ernesto Cardenal, un admirador de la revolución

cubana, miembro clandestino de la guerrilla sandinista y en ese momento

Ministro sandinista de Cultura. Bajo el antiguo régimen –que había

reprimido aún a los opositores pacíficos y que había sido universalmente

repudiado– Cardenal y otros pocos clérigos habían reclutado jóvenes para

el movimiento sandinista y habían obtenido dinero para éste en el

extranjero. También habían protegido a las guerrillas en sus rectorados,

estimulado confrontaciones con las autoridades e incluso ayudado a

organizar ataques sorpresivos. Cuando la dictadura de Somoza tomó

represalias contra la Iglesia Católica, ocultaron su utilización de esta

Page 194: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

institución para actividades revolucionarias y acusaron al gobierno de

persecución religiosa.

Ahora que los sandinistas tenían el poder, Cardenal era la figura más

relevante del movimiento religioso revolucionario, conocido también como la

Iglesia Popular. Un testigo del Comité Denton afirmó que, a pesar de que la

mayor parte de los clérigos pro-sandinistas eran [177] «románticos

ingenuos», Cardenal era un ateo que solamente fingía ser cristiano. Según

otro testigo, los sandinistas utilizaban la imagen de cristianos

revolucionarios como Cardenal para disfrazar la naturaleza marxista-

leninista de su régimen, reinterpretar al cristianismo en términos

compatibles con el marxismo-leninismo, y ocultar la persecución a los

oponentes cristianos. Incluso otro testigo, un desertor sandinista llamado

Miguel Bolaños Hunter, describió la manipulación de grupos religiosos

revolucionarios por parte de los órganos de seguridad del Ministerio del

Interior.

¿Qué sacamos de esta clase de testimonio? Sin descontar todo lo que

se había dicho ante el comité Denton –ciertamente la teología de la

liberación podía ser manipulada al igual que cualquier otro movimiento

religioso– se debe señalar que las historias de polarización siempre pueden

ser interpretadas como conspiraciones. Cada parte interpreta los vínculos

simbólicos que atan al otro como prueba de una dirección centralizada, a

menudo incorrectamente. Al ignorar las muchas tensiones y

resquebrajaduras en el campo enemigo, tales interpretaciones producen

una versión policial de la historia.{15}

El testigo estrella del comité Denton en este aspecto fue Luis Pellecer,

un joven jesuita «desaparecido» por las fuerzas de seguridad

guatemaltecas en Junio de 1981. Un presunto muerto, al igual que muchos

otros detenidos políticos, Pellecer fue resucitado cuatro meses después

durante una conferencia de prensa oficial en donde confesó una vasta

conspiración de la Iglesia Católica, de las agencia privadas de desarrollo, y

de su propia orden jesuita, a la cual identificó como la mentalizadora del

movimiento revolucionario.{16} De hecho, Pellecer había sido reclutado como

colaborador del Ejército Guerrillero de los Pobres, pero fue únicamente

después de mediados de 1978, después de una masacre de los indígenas

kekchís que aumentó el número de reclutas de los grupos revolucionarios.

Al igual que muchos otros cristianos que se habían unido a las rebeliones,

Pellecer lo hizo únicamente después de atestiguar la clase de crímenes de

Page 195: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

estado, los cuales, de acuerdo a la tradición teológica, podían justificar

dicha acción.

Cuando Pellecer describió a los programas sociales católicos como una

conspiración marxista-leninista, parecía regurgitar las [178]

racionalizaciones de sus secuestradores. Contraria a la versión del ejército

guatemalteco, la mayor parte de los observadores estarían de acuerdo en

que las atrocidades de las fuerzas de seguridad, y no la guerrilla, fueron

responsables de poner en contra del régimen a gran parte del clero católico

del país. Al reducir la obra social de la Iglesia Católica a una conspiración

comunista, los secuestradores de Pellecer proyectaban la paranoia y la

conspiración de su propio régimen sanguinario y altamente centralizado

hacia una oposición menos organizada.

Las audiencias del comité Denton pueden haber demostrado cómo el

gobierno sandinista utilizaba a la religión para suprimir a los opositores y

defenderse de los ataques estadounidenses. Pero eran también una imagen

que reflejaba cómo el gobierno de Reagan también manipulaba a la religión.

Si trastocamos la acusación contra los sandinistas por parte de la derecha

religiosa, se vuelve claro que el gobierno de Reagan estaba utilizando la

insignia del cristianismo para justificar al sistema capitalista, interpretar el

cristianismo en términos compatibles con éste, ocultar la persecución de los

cristianos que se le oponían, e identificar a los oponentes religiosos como

subversivos. Así como la derecha religiosa consideraba a la teología de la

liberación como un instrumento de la subversión comunista, era fácil para la

izquierda interpretar a la derecha religiosa como un instrumento de

Washington.

Notas

{14} Barry et al 1986: 9, 35.

{15} Cf. Costas 1982: 66.

{16} Subcommittee on Security and Terrorism 1984.

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Page 196: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

182

Cuba y Granada

Para probar sus opiniones sobre la teología de la liberación, la derecha

religiosa señalaba a Cuba y a Granada. Durante mucho tiempo, los

conservadores habían acusado al régimen de Castro de perseguir a los

cristianos y de infiltrar iglesias a lo largo del hemisferio. Hay que recordar

que, en 1961, exiliados auspiciados por los Estados Unidos invadieron la

isla. Aún después de fracasar, continuaron saboteando al gobierno

comunista con el respaldo de la CIA. Esta fue una de las razones por las

que las autoridades cubanas arrestaron a clérigos por espionaje y por

predicar en contra de la revolución. La revolución cubana también adoptó

una política de ateísmo al estilo soviético, por la cual trató de alienar a la

religión de la vida nacional. La Navidad desapareció del calendario de

vacaciones; la Semana Santa fue reemplazada por celebraciones anuales

de la derrota de la invasión estadounidense. [179] Los cristianos fueron

excluidos del partido comunista, la incredulidad se propagó en las escuelas,

y el evangelismo fue prohibido fuera de las paredes de la iglesia. {17} Se

permitían los cultos programados, pero únicamente podían predicar los

egresados de un seminario.

Irónicamente, los protestantes habían desempeñado un papel

significativo en el Movimiento 26 de julio que llevó a Fidel Castro al poder

en 1959.{18} Pero el apoyo evangélico no sobrevivió a la transformación de la

revolución en marxista-leninista. La respuesta más popular fue partir hacia

Miami, un traslado emprendido por gran parte de los creyentes y por lo

menos la mitad de los pastores evangélicos. Las congregaciones

disminuyeron, de unas doscientas mil personas en el momento de la

revolución a unas cincuenta mil durante la década de 1970. {19}

Evidentemente, los protestantes cubanos se habían identificado

fuertemente con los Estados Unidos. Ya que la revolución ocurrió antes de

que muchas misiones trasladaran el control de sus iglesias hacia los

cubanos, muchos títulos de propiedad se encontraban todavía a nombre de

organizaciones estadounidenses; un número de iglesias eran todavía parte

de sus jurisdicciones eclesiásticas; y numerosos norteamericanos se

encontraban todavía liderando congregaciones. {20}

Page 197: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Los evangélicos que permanecieron en Cuba sentían que sus líderes

los habían abandonado. Los expatriados en los Estados Unidos pensaban

que quienes quedaron atrás se habían convertido en colaboradores. {21} En

el seminario evangélico de Matanzas, un pequeño grupo de protestantes

pro-Castro trataron de construir una nueva clase de iglesia. A pesar de

todas las privaciones que la revolución había traído consigo, ¿qué tal si

ésta era parte del plan de Dios para la construcción de su Reino? {22} En lo

que debieron haber sido circunstancias muy difíciles, este grupo se

sobreidentificó con el régimen y perdió su credibilidad entre otros

evangélicos. Después de 1968, la presión oficial se aplacó y surgieron

líderes más aceptables. Eran lo suficientemente conservadores como para

mantener la lealtad de las bases, pero también deseaban cooperar con el

gobierno, al cual las iglesias comenzaron a aceptar.

Todavía quedaba un sector disidente, aparentemente la mayoría de

evangélicos, que seguían absteniéndose de la revolución. Conformado por

gente demasiado pobre o comprometida como para dejar el país, [180]

estos cristianos tendían a ser pentecostales independientes, Asambleas de

Dios, Testigos de Jehová, o Adventistas del Séptimo Día. Se consideraban

parias, exiliados en su propio país –y como tales eran tratados– de manera

que se mantuvieron al margen de la sociedad cubana. Según Margaret

Crahan, sus congregaciones eran «comunidades alternativas para aquellos

que se resisten a la integración» en el orden dominante. Los grupos de más

rápido crecimiento, como los Testigos, parecían ser los más contrarios a la

revolución.{23}

Sin importar cuanto habían mejorado las relaciones iglesia-estado en

Cuba –y para los años ochenta habían mejorado bastante– las quejas de

los disidentes permitían que Cuba todavía fuera retratada como un vasto

campo de concentración. Aquello lo convirtió en un blanco para

aventureros, lo que provocó nuevas reacciones oficiales. En mayo de 1979,

un pequeño avión de la Florida aterrizó bruscamente en una carretera

cubana después de haber esparcido folletos evangélicos por un corredor

aéreo internacional. Para las autoridades cubanas, el hecho de que el piloto

hubiese volado helicópteros en Vietnam sugería que era un agente de la

CIA. El otro malandrín, un producto del Gulf Coast Bible College, actuaba

bajo la convicción de que cuarenta a cincuenta prisiones albergaban al 5%

de la población cubana. Esperaba sembrar la isla con «bombas

Page 198: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

espirituales». Los dos fueron sentenciados a veinticuatro años antes de ser

puestos en libertad.{24}

La respuesta de la revolución cubana frente a los opositores religiosos

no había sido sutil. Cuando Fidel Castro extendía una rama de olivo, como

lo hizo en los años setenta y más frecuentemente después de que los

sandinistas tomaron el poder en Nicaragua con apoyo cristiano, la derecha

religiosa le atribuyó una nueva estrategia diabólica para destruir a la

cristiandad. ¿No era su discurso sobre una «alianza estratégica» entre

marxistas y cristianos una prueba de que trataba de manipular a estos

últimos? Si la mejor forma de hacer la revolución era a través de las

iglesias, ¿no estaba el dictador cubano simplemente reemplazando la

fuerza con la asimilación? No había ninguna duda, afirmaba la derecha

religiosa: Castro había sido el gran mentalizador de la teología de la

liberación. [181]

En Cuba, los cristianos pro-Castro eran muy lentos en aceptar la nueva

teología. En su contexto, ésta implicaba un desafío al orden existente, al

cual deseaban justificar más que oponerse. Pero para la derecha religiosa,

la revolución en la isla de Granada confirmó que la teología de la liberación

era el último truco de Fidel. De las toneladas de documentos capturados

cuando los Estados Unidos derrocaron al movimiento revolucionario «Nueva

Joya» en Granada, los analistas produjeron varios memorandos como

evidencia de una conspiración comunista en contra de las iglesias de la isla.

Teniendo presente que la Agencia Central de Inteligencia

ocasionalmente falsifica tales recuerdos, uno está firmado por el jefe de

seguridad de Nueva Joya, el Mayor Keith Roberts. Fechado tres meses

antes de la invasión estadounidense de octubre de 1983, el memo califica a

las iglesias como «el sector más peligroso a favor de una contrarrevolución

interna». Como los regímenes revolucionarios suelen hacer, Nueva Joya

había alarmado a los líderes eclesiásticos, por atraer a los jóvenes a las

brigadas de trabajo dominical y a organizaciones juveniles de estilo cubano.

Temiendo perder la libertad religiosa, el clero católico elevó sus protestas y

los grupos protestantes aumentaron el evangelismo. A pesar de que el

memo describe a la Iglesia Católica como la amenaza principal, su autor se

muestra alarmado por la «afluencia de nuevas sectas religiosas» y sus

«frenéticas campañas» para ganar nuevos miembros. Los líderes de la

iglesia son todos hostiles a la revolución en uno u otro grado, afirma el autor

del memo, y enumera varios pasos para defender a la revolución en contra

Page 199: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de ellos. Las proposiciones incluyen promover contactos con los teólogos

de la liberación solidarios fuera de Granada, restringir los permisos de

trabajo para evitar que nuevos evangelistas se congreguen en la isla,

remover a directores muy religiosos de las escuelas primarias, limitar las

transmisiones religiosas, y aumentar la vigilancia. {25}

Dados los preparativos de la administración de Reagan para ocupar

Granada, habría sido difícil ignorar los cultos, como uno en el cual, de

acuerdo al Servicio Informativo de Puertas Abiertas, un «miembro... se puso

de pie antes de que ocurriera la invasión y dijo que sin lugar a dudas el

Señor le había dicho que el presidente de los Estados Unidos invadiría

Granada. Él establecería su ejército en el Mar Caribe [182] e invadiría

Granada».{26} «Nosotros consideramos a la liberación de nuestra isla por

parte de Ronald Reagan como un verdadero acto de Dios», dijo un líder

cristiano de mentalidad similar. «Unos días antes de que ocurriera, tuvimos

una profecía en nuestra iglesia de que Dios nos iba a liberar a través de

Reagan. Por tanto, cuando ocurrió, no estábamos sorprendidos, sino

agradecidos.»{27} Para la derecha religiosa, lo que había ocurrido en Cuba

justificaba lo que los Estados Unidos hicieron en Granada y lo que se

disponían a hacer en Nicaragua.

Notas

{17} Barrett 1982: 254. Dan Pawley, «Cuban Believers Walk the Tightrope

Under Castro», Pulse (Wheaton, Illinois: Evangelical Missions Information

Service), 11 de octubre de 1985, pp. 2-4. Rosemary Radford Ruether,

«Christians and Cubans», Christianity and Crisis, 26 de agosto de 1985,

pp. 329-333.

{18} Ramos 1984: 93-94. Para un tratamiento más extenso sobre las

iglesias protestantes post-1959 en Cuba, véanse los apéndices de Ramos

1986.

{19} Crahan 1979: 243-246.

{20} Adolfo Ham, «Historical Background», en Hageman y Wheaton 1971:

148.

{21} Harry Genet, «The Church Finds Its Role in a Socialist State»,

Christianity Today, 21 de diciembre de 1979, pp. 40-41.

Page 200: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{22} Hageman y Wheaton 1971: 210.

{23} Crahan 1979: 247, 259.

{24} White 1981: 72, 129, 168.

{25} Major Keith Roberts, «Analysis of the Church in Grenada», Ministerio

del Interior, 12 de julio de 1983, distribuido conjuntamente con el Instituto

de Religión y Democracia, IRD 1984a.

{26} Dan Wooding, «Christians on Island Were Praying for Marxist Rule to

End», Forerunner, marzo de 1984, p. 7.

{27} Dan Wooding, «Freedom in Grenada», Open Doors (Orange,

California), noviembre-diciembre de 1985, pp. 4-5 .

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 182-

189

 →

Marchando a la guerra

La invasión de Granada por la administración de Reagan y la guerra de

los contra en Nicaragua no causó entusiasmo universal en las misiones

evangélicas. Existían razones morales, pero la principal consideración era

la supervivencia. Con la derrota norteamericana en Vietnam, un espectro

más amplio de evangélicos reconoció el costo de asociarse con las políticas

exteriores de Washington. Las ventajas de desasociarse de éstas fueron

subrayadas por las investigaciones de 1975 sobre el uso de misioneros por

la CIA.{28} Cuando el Presidente Reagan aflojó las restricciones sobre la

agencia seis años más tarde, los directores misioneros tuvieron miedo de

que la CIA interviniese nuevamente en su trabajo. El consejo misionero de

los Bautistas del Sur pidió al Congreso que prohibiera a la agencia formar

frentes misioneros.{29}

Después de Vietnam, muchos evangélicos concluyeron que Dios estaba

humillando a los Estados Unidos por sus pecados. Para los moderados, la

atmósfera de arrepentimiento brindó la oportunidad para diseminar sus

Page 201: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

críticas. Al paso de la campaña por los derechos humanos del Presidente

Jimmy Carter, sugirieron que tal vez Dios pretendía que los cristianos

escucharan a las víctimas de la opresión, aún si éstas vivían bajo gobiernos

pro-americanos. Tal vez Dios no quiso decir que Romanos 13:1 (Someteos

todos a las autoridades que os gobiernan, pues no hay autoridad que no

proceda de Dios) se aplicase a cualquier régimen anticomunista que

hubiese acogido a los evangélicos, sin importar lo que éste hiciera a su

gente.{30}

Tales críticos continuaban siendo teológicamente conservadores.

Insistían, por ejemplo, en que el único camino para el desarrollo social [183]

era la fe en Jesucristo. También rehusaban apoyar la violencia

revolucionaria, pero comprendían cómo se originó. Una pareja de la Misión

Latinoamericana informó de su fracaso al impedir que un terrateniente

quitase los derechos de agua a una comunidad campesina: «Al no ser

violentos, consentimos la destrucción de veinte familias.» {31} Al igual que

esta pareja, algunos misioneros trataron de explicar el contexto social de la

rebelión a sus patrocinadores norteamericanos y criticaron las políticas

estadounidenses.

La derecha religiosa sacó conclusiones diferentes sobre la Guerra de

Vietnam. Los predicadores advertían que si los Estados Unidos no

restauraban su poder militar, el comunismo seguiría conquistando al

mundo. Por consiguiente, era obvio quién era el culpable cuando América

Central estalló a finales de los años setenta. La guerra estaba lo

suficientemente cerca como para insistir en que los mismos Estados Unidos

estaban en peligro: si no se hacía nada, la frontera sur del país estaría

inundada por millones de refugiados entremezclados con terroristas. La

derecha religiosa creía que aún el cristianismo estaba en peligro, debido a

que las revoluciones marxistas inevitablemente se volvían contra las

iglesias, por ser su más grande enemigo. Algunos afirmaban que, junto con

el Medio Oriente, América Central era uno de los dos lugares en el mundo

para los cuales el Señor tenía planes especiales. La religión evangélica era

la última línea de defensa de América Latina.

Los grupos de la antigua derecha religiosa que se remontan a la era

McCarthy eran una fuente para esta clase de pensamiento. Con poca

experiencia en América Central, hablaban como si estuvieran regresando a

los días de su juventud para repeler a las hordas rojas en Corea. A

diferencia de las organizaciones que proclamaban una nota anticomunista

Page 202: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

ocasional, pero que se concentraban en lo espiritual, éstos realizaban

referencias ocasionales sobre la salvación y se concentraban en combatir al

comunismo.

La más extremista, la Cruzada Cristiana de Billy James Hargis,

defendió a los escuadrones de la muerte en El Salvador y detectó

conspiraciones nazis en el Kremlin. {32} Billy no parecía estar tan activo en el

campo, debido tal vez a que se estaba recuperando de un escándalo sobre

su seducción a estudiantes de ambos sexos en su instituto bíblico. {33} [184]

Desde Glendale, California, el Dr. Steuart McBirnie, de la radio «Voz del

Americanismo», solicitó contribuciones para distribuir millones de copias del

Catecismo Revolucionario de Sergey Nechayev. McBirnie sentía que esta

obra, un manual anarquista que se remonta a 1869, vacunaría a los

centroamericanos contra las promesas falsas del comunismo. {34} El era un

miembro de la Coalición para la Libertad Mundial, una organización fundada

por el General John Singlaub, uno de los agentes de la administración de

Reagan encargado de organizar a mercenarios y a hombres de Dios para

ayudar a los contras nicaragüenses.{35}

El más activo de los grupos de la antigua derecha religiosa en América

Central era la Cruzada Cristiana Anti-comunista del Dr. Fred Schwarz. Los

oficiales de El Salvador, Honduras y Guatemala aceptaron el apoyo

ideológico proporcionado por los catedráticos de la cruzada, cuyos escritos

eran distribuidos tanto por la policía costarricense como por los ejércitos

salvadoreños y guatemaltecos entre sus filas. La cruzada mantuvo

seminarios para gran parte de los pastores evangélicos en los tres países y

reportó cálidas recepciones por parte de la Alianza Nacional de Evangélicos

en El Salvador, de la Alianza Ministerial de Costa Rica, y de dos oficiales

del Departamento Salvadoreño de la Guerra Psicológica. {36}

Otros grupos anticomunistas interesados en América Latina,

especialmente en Cuba y Nicaragua, se especializaban en las iglesias

perseguidas. Conocidos como contrabandistas de Biblias por el público

evangélico, encontraron su llamado cuando se cerraron las fronteras de

Europa Oriental durante la Guerra Fría. Su símbolo favorito era el alambre

de púas sobre el Muro de Berlín. Debido a la naturaleza secreta de su

trabajo, ocupaban un rincón oscuro del movimiento misionero. Para

penetrar fronteras cerradas, algunos adoptaron tácticas extrañas tales como

el descargar folletos en las corrientes oceánicas, o enviarlos por medio de

globos. Una figura recurrente era el pastor refugiado, un hombre que

Page 203: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

afirmaba haber escapado por los pelos de sus perseguidores ateos. Ahora

que milagrosamente había llegado a occidente con su testimonio increíble,

lo estaba utilizando para competir por fondos contra otros refugiados

cristianos con sus propias historias dramáticas. {*}

En América Latina, la organización más activa de esta clase era

Puertas Abiertas con el Hermano Andrés, fundada por el contrabandista

bíblico más atractivo y respetable. Un holandés que operaba bajo un

seudónimo, el Hermano Andrés, había encontrado su llamado en la Europa

Oriental de los años cincuenta. No contento con contrabandear literatura

religiosa sobre las fronteras, tomó la ofensiva durante la década de 1970,

trasladándose hacia Asia, Africa y América Latina, con el fin de preparar a

la iglesia para la persecución en cualquier lugar en el que pudiera ser

amenazada. La idea era establecer «sistemas de entrega» para la literatura

cristiana antes de que los países cayeran bajo el dominio comunista y de

que comenzase la persecución. {37} En sentido general, el programa

demandaba la organización de los cristianos para que se opusieran a todo

movimiento revolucionario en el Tercer Mundo.

Antes de que el Hermano Andrés se convirtiese en misionero, se

familiarizó personalmente con la realidad de defender los intereses

occidentales. Como soldado holandés que luchaba contra el movimiento de

independencia en Indonesia, participó en una masacre de civiles. {38} Sin

embargo, a pesar de esta experiencia desmoralizadora, continuó

interpretando el conflicto social en todo el mundo de acuerdo a la misma

rígida perspectiva oriente-occidente. «Dios tiene su mano especialmente en

los Estados Unidos de América», explicaba, «porque aquí se encuentra

todo el potencial para la evangelización mundial, y la evangelización

mundial es el principal objetivo de Dios. [186] Dios protegerá a cualquier

nación en la que vea el potencial para la evangelización mundial. No tengo

que estar de acuerdo con su presidente o con su forma de capitalismo, pero

tengo que aprender a mirar a ese país en la forma en que Dios lo ve». {39}

Tan interesado estaba el Hermano Andrés por ver al mundo en la forma en

que Dios lo hacía que, en 1978, su directorio incluía a un general retirado

del ejército estadounidense, Raymond O. Miller, y a un ex-secretario de la

Marina, J. William Middendorf, que pronto se convertiría en el embajador de

la administración de Reagan ante la Organización de Estados Americanos.{40}

Page 204: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Los transmisores más visibles de la ideología de la derecha religiosa

eran los evangelistas de la televisión pentecostal. Ellos eran, por la

naturaleza de su empresa, capitalistas de mucho éxito, generalmente de

procedencia humilde, que por la fuerza de su personalidad y la perspicacia

para los negocios, habían construido imperios de medios de comunicación.

Presentando su éxito como una bendición divina, prometían a su público

que ellos también podían recibir abundantes bendiciones del Señor. Lo que

muchas veces parecía haber sido pasado por alto en sus mensajes era el

arrepentimiento y el esfuerzo moral. Más allá de su discurso de redención y

milagro, su cristianismo era una mezcla armoniosa de patriotismo,

capitalismo y anticomunismo, en una versión renacida de la religión civil de

los Estados Unidos.

Como hemos visto, los televangelistas no reinaban sin crítica en la

comunidad evangélica: muchos líderes con recursos menos espectaculares

desconfiaban de ellos. Se resentían, particularmente, por los cientos de

millones de dólares que habían sangrado a los feligreses norteamericanos

para la mayor gloria de sus ministerios. Los televangelistas justificaban su

apetito por contribuciones apelando a la necesidad del evangelismo. Pero a

juzgar por los estudios de sus televidentes, su audiencia era principalmente

evangélica, lo que sugería que no ganaban muchos neófitos. Al buscar una

función alternativa, proclamaban «reforzar» a los creyentes existentes. De

acuerdo a las críticas, lo que reforzaban era la insatisfacción de sus

televidentes con sus propias congregaciones. Su ejemplo estimuló a los

televidentes a acudir a pastores que, en su estilo de culto y doctrina,

imitaban a la televisión.{41} [187]

En América Latina, el impacto de los televangelistas sobre la vida de la

iglesia no estaba claro. La mayoría de la población carecía de acceso a la

televisión, por un lado, dejándolos para los evangelistas de la radio como el

relativamente apolítico Paul Finkenbinder (Hermano Pablo), que operaba

desde Costa Mesa, California. Pero aquellas personas que sí miraban la

televisión tenían pocos canales entre los que escoger, por lo que era

probable que lo sintonizaran. De las tres personalidades de televisión que

lograron una sustancial penetración, uno era Pat Robertson, fundador de la

Cadena Cristiana de Difusión y candidato para presidente de los Estados

Unidos. Otro era Jim Bakker del Club PTL, expulsado de las Asambleas de

Dios en 1987 por abusos sexuales y financieros.

Page 205: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El tercero y más conocido televangelista en América Latina de finales

de los años ochenta era Jimmy Swaggart, el pastor de las Asambleas que

publicó los cargos en contra de Bakker. Swaggart afirmaba llevar sus

avivamientos al aire en más de 3.000 estaciones, en más de 140 países y a

un desconcertante total de medio billón de personas, incluyendo el 70% de

la población de El Salvador.{42} Los Ministerios de Jimmy Swaggart eran una

organización independiente, con base en Baton Rouge, Louisiana, pero

también era el colaborador más grande de las misiones exteriores de las

Asambleas. Entregó 7,9 millones de dólares en 1984 y 12 millones en

1986{43} y decía mantener a más de seiscientos misioneros.

En América Central, los Ministerios de Jimmy Swaggart eran conocidos

por trabajar tan estrechamente con las Asambleas de Dios que difícilmente

se podían distinguir entre los dos. La idea era construir iglesias locales para

las Asambleas, tal vez la denominación más grande de la región. La

asociación incluía la construcción de nuevos y hermosos santuarios para

las congregaciones centrales. Comparadas con las modestas dimensiones

de la mayor parte de los templos evangélicos, estas estructuras,

subsidiadas por Jimmy Swaggart, podían parecer catedrales. Existían

institutos bíblicos para entrenar a nuevos líderes nacionales, mantenidos

también por Jimmy Swaggart. Y en los barrios pobres, existían escuelas

Jimmy Swaggart, para dar a los niños comidas calientes, vestuario,

educación, y crecimiento espiritual.{44} [188]

Al filmar un activo programa de cruzadas, Swaggart se convirtió en un

héroe para su público en los Estados Unidos y en América Latina. De vuelta

en la televisión norteamericana, utilizó la filmación para atraer parte de los

150 millones de dólares anuales con los que operaba a principios de 1988.

Parte de este dinero fue a América Latina, no solamente para organizar

nuevas cruzadas y para promover a las Asambleas, sino para comprar

espacios en los canales de televisión y dar aún más publicidad a su

ministerio.

Fue un gran arreglo. Las imágenes de Jimmy Swaggart desenvainando

su espada evangélica en países no salvados y destruidos atraía dólares

norteamericanos para la construcción de las Asambleas allí. Las misiones

de las Asambleas se estaban beneficiando no sólo de sus contribuciones

sino de su imagen poderosa. Era el estilo de renacimiento más dinámico en

el negocio, lo que Swaggart consideraba como su unción en el Espíritu

Santo. La cadena resultante de cruzadas y la compra de espacios de

Page 206: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

televisión le dio el perfil más alto en la región. En una encuesta de las

audiencias centroamericanas, tenía el más alto reconocimiento de nombre,

era el más sintonizado de cuatro programas populares, y generaba los más

altos niveles de confianza entre los sectores más pobres del público. {45}

El impacto de Jimmy Swaggart sobre la conciencia popular no estaba

claro. Atacaba a la Iglesia Católica más abiertamente que los otros

evangelistas famosos. Su perspectiva política sobre la región era bastante

primitiva; derivaba principalmente de la retórica reaganista en contra de la

Unión Soviética. Como resultado, la derecha religiosa consideraba a Jimmy

Swaggart como su baluarte más fuerte contra el comunismo en América

Latina. En 1987, fue recibido por el Presidente José Napoleón Duarte en El

Salvador y por el General Augusto Pinochet en Chile.

«La historia tratará a las medidas que usted tomó años atrás para

detener al comunismo aquí en Chile como uno de los grandes actos de este

siglo», dijo a Pinochet, refiriéndose al sangriento golpe que llevó a este

último al poder. «Diremos al mundo que Chile es un país libre.» {46} Al año

siguiente, fue recibido por el Presidente Daniel Ortega en Managua,

Nicaragua. [189] Al igual que para Pinochet, Swaggart pidió a los

evangélicos que rezasen por su líder y pidió a Dios que lo bendijese.

Notas

{*} La capital de este sector de misión cristiana era Glendale, California, el

hogar de un grupo llamado Evangelismo Subterráneo (UE). El fundador y

presidente de UE, L. Joe Bass, comenzó su obra a principios de los años

sesenta. Logró ser filmado predicando en los mítines de avivamiento de

otro evangelista en Yugoslavia. De vuelta en los Estados Unidos, convirtió

a la película en una historia de persecución religiosa que utilizó luego

para solicitar dinero de iglesias. Para mantener la operación, Bass

consiguió a refugiados recién llegados con testimonios prometedores. En

1973, uno de estos cristianos, un marinero soviético que había desertado

de su barco, se mató accidentalmente mientras jugaba a la ruleta rusa

con su novia pentecostal en la cama.

Otros dos socios de Bass decidieron fundar sus propias organizaciones,

Richard Wurmbrand (de Jesús para el Mundo Comunista) y Haralan

Popov (de Evangelismo para las Tierras Comunistas). Los desacuerdos

entre el clan Wurmbrand ($5,8 millones en 1977) y Bass ($8,2 millones

Page 207: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

ese mismo año) culminaron con demandas recíprocas después de que el

primero acusó al último de mentir a los colaboradores, de malversación

de fondos, y de participar en orgías sexuales. En 1985, Bass y otra de

sus organizaciones, Auxilio Cristiano Internacional, obtuvieron notoriedad

una vez más, al malversar fondos solicitados para las víctimas de la

hambruna etíope (Christianity Today, 13 de abril de 1973, pp. 44-47; 2 de

marzo de 1979, pp. 50-57; y 1º de marzo de 1985, pp. 36-39).

{28} «Prohibiting Federal Intelligence Agency Involvement with the Clergy»,

Congressional Record, Senate, 121 (185), 15 de diciembre de 1975.

{29} «No CIA Involvement», Christian Century, 6 de enero de 1982, p. 9.

Anita Bowden, «CIA Assures It Won't Use Missionaries», Commission,

agosto de 1982, pp. 68-69.

{30} Hesselgrave 1979: 26-27; y Ralph Covell, «Evangelicals and

Totalitarian Governments», en Hesselgrave 1979: 69-72. Romans 13: l.

{31} Charles y Lois Troutman, «We Don't Believe in Violence But...», His

(Madison, Wis., Inter-Varsity Christian Fellowship), diciembre de 1983, pp.

16-17.

{32} Bill Sampson, «El Salvador Again», Christian Crusade (Tulsa,

Oklahoma), mayo de 1984, p. 2. Billy James Hargis, «Are We Facing

Victory or Defeat in El Salvador, Central America?» Christian Crusade,

junio de 1984, p. 14.

{33} Edward E. Plowman, «The Rise and Fall of Billy James», Christianity

Today, 27 de febrero de 1976, pp. 42-43.

{34} W. Steuart McBirnie, «What You Should Know about the Growing

Communist Threat in Central America» [folleto] Glendale, California:

United Community Churches of America, c. 1983, pp. 3-5.

{35} Barry et al 1986: 16, 19-20, 51.

{36} Christian Anti-Communism Crusade (Long Beach, California), 1º de

diciembre de 1983 (p. 3); 1º de abril de 1984 (pp. 6-8); 15 de agosto de

1984 (p. 1); 15 de marzo de 1985 (p. 3); y 15 de mayo de 1986 (p. 3).

{37} Conn 1977: 40.

Page 208: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{38} Sherrills 1967: 14, 19.

{39} Brother Andrew 1981: 82-83.

{40} Open Doors, mayo-junio de 1978, p. 23.

{41} Dennis Smith, reseña mecanografiada de Peter Horsfield, Religious

Television: The American Experience, New York: Longman, Inc., 1984.

{42} Estimado un 70% por Resource Center 1988c: 38.

{43} División de Misiones Extranjeras de las Asambleas de Dios, 1985

Annual Report, p. 3. «Swaggart Says He Sinned, Will Stop Preaching»,

San Francisco Chronicle, 21 de febrero de 1988, p. 1-ss.

{44} Estadísticas de «Jimmy Swaggart Ministries» [folleto], Baton Rouge,

Louisiana, 1986.

{45} Smith y Ruiz 1987: 143, 145, 155.

{46} Plutarco Bonilla, «Comunicación y Evangelio», Pastoralia, julio de

1987, pp. 8-9. Para mayor información sobre el evangelismo de difusión,

especialmente en Brasil, véase Assman 1987.

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 189-

192

 →

Resistiéndose a la guerra

Los de fuera podrían tener dificultad en distinguir entre el movimiento

misionero y la derecha religiosa. Ciertamente, los dos se sobreponían: al

igual que cualquier tendencia política dentro del evangelismo

norteamericano, la derecha religiosa se extendió hacia las misiones. Los

dos movimientos utilizaban el lenguaje del evangelismo y eran propensos a

caer en metáforas militares. Admiraban a algunos de los mismos líderes

evangélicos, obtenían su apoyo de algunas de las mismas iglesias

norteamericanas, y compartían algunos de los mismos temores sobre

Page 209: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

América Latina. Sin embargo, cuando la derecha religiosa trataba de

reclutar a las misiones para su agenda política, éstas se resistían debido a

que tenían sus propios intereses.

Las agencias establecidas generalmente estaban dirigidas por hombres

mayores, que habían pasado mucho tiempo en América Latina. Decían ser

apolíticos, evitaban hablar sobre asuntos controvertidos, y deseaban

concentrarse en su mensaje religioso, generalmente apolítico, al menos en

apariencia. A diferencia de los activistas de la derecha religiosa, que

tendían a ser nuevos en América Latina y que buscaban iglesias locales

para patrocinar, estos hombres ya tenían su gente a quien proteger. Sabían

que las intervenciones militares norteamericanas podían hacer imposible

que ellos continuasen. Después de que la administración de Reagan

bombardeó Libia en 1986, los misioneros a lo largo del Norte del Africa y

del Medio Oriente fueron forzados a contener sus ya restringidas

actividades, incluso a dejar sus misiones. Los misioneros experimentados

en América Latina no querían sufrir más reacciones de las que ya habían

sufrido. Su actitud frente a un conflicto político era: quedemos fuera de éste;

no queremos entrar en problemas.

La misma actitud prevalecía en las dos principales asociaciones

misioneras. La Asociación Interdenominacional de Misión Extranjera (IFMA)

se originó en 1917 como un producto de la división fundamentalista de las

denominaciones históricas. Consistía únicamente de misiones de fe, esto

es, organismos no-denominacionales que obtenían a sus [190] reclutas y

fondos de una variedad de iglesias conservadoras. La Asociación

Evangélica de Misiones Extranjeras (EFMA) incluía tanto a denominaciones

conservadoras como a misiones de fe: fue organizada por la Asociación

Nacional de Evangélicos en los años cuarenta. A pesar de que inicialmente

IFMA se resistía a trabajar con EFMA, durante la década de 1960 las dos

cooperaron en empresas conjuntas, y juntas formaron la corriente principal

de las misiones evangélicas.{**}

Estos eran organismos conservadores, recelosos de la contaminación

teológica, incluso en las conferencias auspiciadas por Billy Graham y por

los centros de estudio misionológico del sur de California. Los dos cubrían

aproximadamente el mismo espectro fundamentalista-evangélico en

términos de teología (a pesar de que IFMA no incluía a pentecostales y

carismáticos). Pero en relación a la política, el conservadorismo significaba

precaución. Por ejemplo, durante los años setenta, EFMA rechazó una

Page 210: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

solicitud de membrecía de Puertas Abiertas con el Hermano Andrés. Los

miembros de EFMA también contrabandeaban literatura cristiana hacia los

países cerrados cuando otras tácticas fracasaban. Pero la práctica del

Hermano Andrés de publicar sus proezas para estimular a los sostenedores

podría conllevar a represalias en contra de sus propios esfuerzos. La

opinión de las dos asociaciones era la de apaciguar a los gobiernos

hostiles, no de enfrentarlos.

La Confraternidad Evangélica Internacional (WEF), otro integrador del

movimiento misionero y de su descendencia en el Tercer Mundo, compartía

la misma precaución. Originalmente con base en Europa, la oficina central

de WEF se trasladó a los Estados Unidos después de la Segunda Guerra

Mundial con la ayuda de la Asociación Nacional de Evangélicos. Uno de sus

logros fue la idea de «alianzas evangélicas» o «consejos», asociaciones

libres de organismos independientes que surgieron [191] en la mayor parte

de países. Sin embargo, WEF fue lenta en conseguir afiliados en América

Latina; los evangélicos en Africa, India y el Lejano Oriente demostraron más

entusiasmo, y durante los años ochenta sus oficinas centrales se

trasladaron a Singapur.{47} Los integrantes de WEF iban desde la Cruzada

Estudiantil y Profesional para Cristo hasta los teólogos de la Fraternidad

Teológica Latinoamericana, un espectro que fue capaz de mantener al

evitar las posiciones políticas.

EFMA, IFMA y WEF no incluían a algunos de los grupos más

politizados, las misiones carismáticas inspiradas por la última lluvia y el

movimiento de restauración. Estos últimos movimientos del Espíritu Santo

tendían a administrar a sus misioneros en otra forma. Cada congregación

se convertía en una «iglesia de envío», despachando a sus propios

miembros al campo. Un resultado común, según las misiones más

establecidas, eran misioneros que operaban sin dirección o apoyo

adecuado. Tales misioneros eran más propensos a adherirse a los

imperativos fundamentalistas de su iglesia de origen y eran menos

influenciados por la misionología.

La prueba más obvia para comprobar si una misión era o no parte de la

derecha religiosa era si identificaba al evangelismo con los intereses

norteamericanos; si reiteraba los temas propagandísticos de los

reaganistas; y si apoyaban su guerra en América Central. Una señal de que

los misioneros no se identificaban con la derecha religiosa era la

preocupación por las repercusiones contra sus iglesias. A pesar de que

Page 211: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

dichos misioneros temían al comunismo tanto como lo hacía la derecha

religiosa, eran menos propensos a concebir a su gobierno como al ejército

del Señor yendo al rescate. Más bien, muchos reconocían que la

intervención estadounidense era parte del problema.

Estas eran diferencias significativas. Pero podía ser difícil distinguir

entre los misioneros inmersos en la derecha religiosa y aquellos que no lo

estaban. Las diferencias políticas dividían a las organizaciones misioneras y

eran el tema de debates internos, aunque escasamente reportados. Las

misiones y sus miembros también mostraban caras distintas en situaciones

distintas y cambiaban con el tiempo, de manera que no podían ser

congelados en una categoría. Cuando una agencia habitualmente cautelosa

se encontraba en crisis, los miembros podían actuar de acuerdo [192] a la

ocasión, con un comportamiento que generalmente evitaban. Ese fue el

caso de los Traductores Wycliffe de la Biblia en Guatemala, varios de cuyos

miembros sirvieron informalmente como asesores de pacificación para el

ejército guatemalteco en 1982-1983.

Con tales advertencias en mente, una forma de visualizar la influencia

de la derecha religiosa en el movimiento misionero era en términos de una

serie de círculos concéntricos. En el centro se encontraban los grupos que

promocionaban la guerra reaganista de los contra en Nicaragua, incluyendo

a Cadena Cristiana de Difusión de Pat Robertson y a pequeños grupos

carismáticos como la Maranatha y las Misiones Transmundiales. En el

segundo anillo se encontraban las agencias que se abstenían del apoyo

explícito para los contras, pero que se identificaban tan estrechamente con

los intereses norteamericanos, que hacían que el evangelismo pareciera

una póliza de seguros geopolítica para los evangélicos norteamericanos;

Puertas Abiertas con el Hermano Andrés era buen ejemplo. En el tercer

anillo figuraban agencias que, al igual que las dos primeras, tenían vínculos

definitivos con la derecha religiosa y apoyaban la política reaganista en

América Central. Pero eran menos propensos a identificarse explícitamente

con la causa, esforzándose más bien para mantener un frente apolítico. La

Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo era un ejemplo, Juventud con

una Misión era otro, y también lo eran las Asambleas de Dios.

En el cuarto anillo estaban organizaciones igualmente conservadoras

que, debido tal vez a su larga experiencia en América Latina, era más

probable que demostraran disconformidad con la derecha religiosa y con la

administración de Reagan. A esta categoría pertenecían los Bautistas del

Page 212: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Sur, junto con muchas otras misiones de fe como la Misión

Centroamericana y dos de los nuevos grupos de mayor influencia, el

Servicio Evangelizador para América Latina (SEPAL) y la Cruzada Luis

Palau. Aquí se encontraba la mayor parte del liderazgo misionero. En el

quinto anillo estaban aquellos grupos que demostraban una mayor

oposición a la derecha religiosa. Incluía a dos de las más establecidas

organizaciones de auxilio y desarrollo, Visión Mundial y Auxilio Mundial, la

Misión Latinoamericana y las varias misiones menonitas.

Notas

{**} Entre los miembros de IFMA constaban la Central American Mission

(CAM Internacional), Gospel Missionary Union, South American Mission,

World Literature Crusade, y World Radio Missionary Fellowship. La EFMA

incluía a Christian and Missionary Alliance, Church of God (Cleveland,

Tennessee), Compassion International, Foursquare Missions

International, Latin America Mission, Luis Palau Evangelistic Team,

Nazarene Division of World Mission, OMS International, Overseas

Crusades, World Concern, World Vision, y Youth for Christ International.

Algunos grupos, como Mission Aviation Fellowship y Trans World Radio,

pertenecían a ambos.

{47} Entrevista del autor a Wade Coggins, director ejecutivo de EFMA, 27

de octubre de 1986.

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 193-

198

 →

Presión de la derecha

Los misioneros que desconfiaban de la derecha religiosa generalmente

decían no ser conscientes de sufrir grandes presiones provenientes de

aquella dirección. Tal vez lo único que notaban eran los desafíos

ocasionales de los patrocinadores norteamericanos, quienes se

preguntaban por qué sus misioneros no apoyaban a la política de Reagan

en América Central. Pero en varias situaciones –El Salvador y Costa Rica,

Page 213: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la Guatemala del General Ríos Montt, y en la Guerra sandinista-contra en

Nicaragua– las cortinas se abrían para revelar un escenario interesante. En

cada caso, la derecha religiosa intentaba llevar a las misiones evangélicas

hacia la órbita de la política exterior del gobierno reaganista.

Los dos capítulos siguientes sugerirán el grado de éxito de la derecha

religiosa en Guatemala y Nicaragua. Por ahora, anotaremos algunas de las

vulnerabilidades de las misiones evangélicas frente a presiones

derechistas. Una era la facilidad para ser alimentadas con propaganda

estadounidense. Al igual que otros norteamericanos conservadores, los

evangélicos tendían a desconfiar de las políticas sociales de su gobierno,

pero eran candorosamente patrióticos en el extranjero. Era difícil para ellos

concebir que un sistema que se preocupaba por los derechos humanos en

los Estados Unidos fuera tan indiferente hacia ellos en América Latina.

Como resultado, aún los misioneros cautelosos se inclinaban a dar una

gran credibilidad a las opiniones de Washington, descartando informes

contrarios de la prensa y de los organismos defensores de los derechos

humanos. Reforzados por su desconfianza hacia los movimientos de

izquierda, tendían a asumir que cualquier política de Washington era en

todo caso el «mal menor».

La facilidad con que la opinión evangélica podía ser manipulada fue

ilustrada con el caso de Humberto Belli, un exilado nicaragüense que

acusaba al régimen sandinista de persecución religiosa. Diseminadas por el

Servicio Informativo de Puertas Abiertas, las opiniones de Belli tuvieron

gran acogida en la prensa evangélica y se infiltraron en las publicaciones

misioneras, incluso de los grupos moderados, como el Centro

Estadounidense para la Misión Mundial. {48} Aunque lacerante en sus

denuncias contra los sandinistas y preciso en algunos aspectos, Belli hizo

caso omiso de que éstos estaban respondiendo a los ataques

estadounidenses. [194] Igualmente, ignoró las violaciones de los derechos

humanos de los contrarrevolucionarios nicaragüenses. De acuerdo a un

antiguo líder contra, una razón para tales omisiones era que, para su primer

libro Cristianos bajo Fuego, Belli y su «Instituto Puebla» estaban

financiados por los contras con dinero de la Agencia Central de Inteligencia.{49}

Las misiones evangélicas estaban tan acostumbradas a conformarse

con los prejuicios de la derecha que no se daban cuenta de ellos. Esto les

permitía hacer críticas acérrimas contra la izquierda, mientras permanecían

Page 214: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

en silencio respecto a los abusos de la derecha. Cuando la Cruzada Luis

Palau mencionó las violaciones de los derechos humanos en su revista

norteamericana, nunca responsabilizó a los gobiernos. Los gobiernos,

después de todo, tendrían que dar permiso para la siguiente cruzada. Más

bien, la publicación de Palau responsabilizaba a las guerrillas o implicaba

otro tanto; para los lectores desinformados, por consiguiente, los

revolucionarios aparecían como si fueran los culpables de todas las

violaciones –una percepción muy común entre los norteamericanos.

Otra vulnerabilidad era de origen financiero. El obtener dinero para

labor misionera era algo cada vez más difícil. Más y más grupos se

amontonaban tras las pantallas de televisión, buzones de correo y púlpitos

para competir por las contribuciones evangélicas. Mientras que las agencias

establecidas luchaban por dramatizar actividades que se habían vuelto

rutinarias y poco estimulantes, las nuevas rivalizaban entre sí prometiendo

evangelizar a cada casa en el mundo. Con los televangelistas que

sensacionalizaban y degradaban al lenguaje espiritual, algunas agencias

acudían a profesionales especialistas en conseguir fondos y realizaban

solicitudes cada vez más estridentes. Entre los posibles temas de

propaganda, el macartismo podría ser muy útil, y América Central una

nueva oportunidad para ponerlo de moda. Era la oportunidad para

recuperarse de los escándalos de L. Joe Bass y Richard Wurmbrand de los

años setenta, los cuales parecen haber minado el rendimiento de peticiones

anticomunistas. Puertas Abiertas, por ejemplo, parecía estar luchando por

mantener su cabeza fuera del agua. A pesar de las elegantes

presentaciones, sufrió una pequeña disminución en las contribuciones

norteamericanas en 1983-1984, y pudo superar su ingreso de 1982, cinco

millones de dólares, únicamente tres años después. {50} [195]

Otro grupo que empleó el color rojo para solicitar dinero fue Literatura

Bíblica Internacional (BLI), un refugiado de las guerras perdidas en el

Lejano Oriente. Proveniente de Columbus, Ohio, distribuyó en Guatemala

grandes cantidades de Nuevos Testamentos a las fuerzas de seguridad

bajo el nombre de «Operación Armadura Integra». De acuerdo a las

peticiones para obtener fondos, los soldados guatemaltecos necesitaban

llevar la «armadura íntegra» de la Biblia para protegerse de la guerrilla. {51}

«¿Les gusta a estos gobernantes comunistas la Biblia?» titulaba BLI a

una solicitud. Irónicamente, en este caso, defendía su nueva alianza con el

gobierno comunista de Polonia. Junto con los Ministerios del Camino

Page 215: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Bíblico, un partidario de la derecha religiosa en Murfreesboro, Tennessee,

BLI tuvo la aprobación del régimen del General Jaruzelski para la

distribución masiva de un estudio bíblico. El material de una agencia de

mentalidad similar, la Cruzada de Literatura Mundial, con base en el sur de

California, era impreso por el gobierno polaco. {52}

«Desde los días de Solidaridad», observaba sagazmente una circular

de BLI, «los gobernantes comunistas han estado buscando la manera de

debilitar al poder católico. ¿Es nuestra invitación a Polonia un resultado de

este conflicto iglesia-estado? ¿Están Jaruzelski y sus amigos simplemente

tratando de lastimar a los católicos con la ayuda de los protestantes? Nunca

lo sabremos. Pero sí sabemos que existe una maravillosa oportunidad

frente a nosotros.»{53}

Las misiones temerosas de revivir sus experiencias en el continente

asiático no estaban necesariamente de acuerdo con la derecha religiosa.

Una de estas agencias era Cruzadas de Ultramar, la cual se remontaba a

1950 cuando Madame Chiang Kai-shek solicitó al misionero Dick Millis,

expulsado de China poco antes, que evangelizara a sus desmoralizados

soldados en Taiwán. Apoyado por el presidente de la República China y por

su primera dama, quienes se identificaban como cristianos, el grupo se

expandió hacia otros países a lo largo del perímetro estadounidense en el

Lejano Oriente, y a finales de los años cincuenta, hacia América del Sur. {54}

Debido a la amarga experiencia de su fundador en China –que se repitió al

apoyar la intervención americana en Vietnam– Cruzadas de Ultramar

pensaba que fortalecía a la iglesia en [196] situaciones pre-revolucionarias,

como en el Chile de Allende. {55} Sin embargo, para la década de 1980 –al

igual que su más conocido producto, Luis Palau– parecía mantenerse a

distancia de la derecha religiosa.

Una figura que sacudió a la derecha fue Alberto Mottesi, un

radioevangelista que alcanzó la fama en los años ochenta. Al igual que su

compatriota Luis Palau, Mottesi se trasladó de Argentina a los Estados

Unidos, en donde inició una asociación evangelística preparatoria que

competía con Palau por ser el centro de la atención. Emotivas

manifestaciones levantaron su imagen en América Central. En 1985

organizó el Congreso Hispánico sobre Evangelización, un espectáculo

californiano auspiciado por Billy Graham, la Cruzada Estudiantil, Visión

Mundial, y otros pilares de las misiones norteamericanas. {56} Se sabe que al

inicio de su carrera, Motessi simpatizó con el gobierno de Allende en Chile.

Page 216: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Pero una década más tarde, afirmaba predicar un evangelio puro, sin

manchas de política, mientras que maldecía simultáneamente a los

revolucionarios. Durante una visita a Nicaragua proclamó su neutralidad

política para evitar comentar sobre la violencia auspiciada por los Estados

Unidos, pero en territorio controlado por los Estados Unidos identificó a las

guerrillas izquierdistas como «revolucionarios para Satanás» y presentó sus

avivamientos como una alternativa para la revolución. {57} En su intento por

convertirse en el evangelista número uno, Mottesi estaba explotando las

oportunidades proporcionadas por la guerra en América Central.

Un lugar para mirar la rivalidad entre las tendencias de derecha, centro

e izquierda era la Asociación Nacional de Evangélicos. Como vimos en el

capítulo anterior, la NAE abarcaba gran parte del espectro evangélico

norteamericano. A pesar de que la mayoría de sus miembros eran

partidarios de Reagan, una izquierda insistente hacía campaña por la paz y

la justicia. Para mantener un público políticamente diverso, los líderes de la

NAE trataban de mantenerse como moderados, desilusionando a los

activistas de los extremos. Dada la predominancia de los conservadores,

sin embargo, la trayectoria de la NAE estuvo determinada más por la

presión de la derecha que por la de la izquierda. Cuando los evangélicos

que se oponían a la intervención militar estadounidense se volvieron muy

vocingleros, la NAE trató de desvincularse de ellos. [197]

En 1983, la NAE coauspició una conferencia evangélica sobre armas

nucleares. Para su desconcierto, el evento se convirtió en una

manifestación pacifista. Las tres cuartas partes de los dos mil participantes

portaban insignias a favor del congelamiento nuclear. Aquellos pocos

afiliados que se ocupaban sistemáticamente de la política exterior tendían a

ser menonitas, miembros de Brethren y otros partidarios del pacifismo. En

las universidades evangélicas, en donde los hijos de las familias

conservadoras estaban bajo la tutela académica, los pacifistas tenían cierto

peso. Dos voces anti-intervencionistas, la revista Sojourners y los

Evangélicos por la Acción Social, parecían estar adquiriendo influencia.

Para los oficiales de NAE, estos acontecimientos sugerían

vulnerabilidad frente a la presión política y una crítica desproporcionada

contra el gobierno de Ronald Reagan. Podemos inferir que después de

varios años de ascendencia de la derecha en el gobierno federal, los

esfuerzos de contrapeso de la izquierda evangélica amenazaban con

empañar la reputación de la NAE entre los conservadores. Este fue el

Page 217: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

origen de los Estudios de Paz, Libertad y Seguridad, un intento por lograr

un enfoque equilibrado hacia el armamentismo de Washington. {58} Por

ejemplo, los temas de derechos humanos sobre los que insistían los

moderados serían medidos con los temas de seguridad que preocupaban a

los conservadores. Al llevar a cabo este equilibrio, el nuevo programa de la

NAE se apoyaba fuertemente en el pensamiento de los neoconservadores.

También conocidos como liberales de la Guerra Fría, por su énfasis en

combatir al comunismo, los «neocons» se vanagloriaban de las

credenciales intelectuales más impresionantes en la administración

reaganista. Considerándose como luchadores a favor de la democracia, se

esforzaban por legitimizar a los contras nicaragüenses. {59} Por consiguiente,

era fácil interpretar a los Estudios de Paz, Libertad y Seguridad como un

intento por marginar al sector de izquierda de la NAE.

Mientras tanto, la asociación recibía más presión de la derecha.

Respecto a Centroamérica, la derecha religiosa estaba desilusionada por el

fracaso de NAE para unirse en la campaña contra los sandinistas. Cuando

la NAE coauspició una conferencia sobre la libertad religiosa con el

Departamento de Estado, no le agradó que el Presidente Reagan

aprovechase la ocasión para hablar a favor de los contras. {60} Un portavoz

de la NAE explicó que los Estudios de Paz, Libertad y Seguridad [198]

demostrarían «por qué nuestros miembros pueden estar a los dos lados en

temas como el apoyo a los contras».{61}

Notas

{48} Eric E. Wiggin, «Sandinistas Assailed by Comrade-Turned Christian»,

Mission Frontiers, septiembre-octubre de 1986, p. 12.

{49} Chamorro 1987: 50-52.

{50} Open Doors with Brother Andrew, Inc. (North America), «Financial

Statements and Schedule», 31 de diciembre de 1983 y 31 de diciembre

de 1985.

{51} Carta para obtener fondos, 23 de agosto de 1985.

{52} «All of Poland to be Reached with Christian Literature», Forerunner,

diciembre 1985, p. 8.

Page 218: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{53} «Do these Communist rulers like the Bible?», carta para obtener

fondos, 5 de mayo de 1986.

{54} Winebrenner 1985: 108-113, 140-146.

{55} Carta de Dick Hillis sobre Chile, citada en Edwards 1972: 9.

{56} «Boletín Extra, Congreso Hispano de Evangelización», octubre de

1985.

{57} «Mottesi Claims Latin America for Christ in Historic Conference»,

Forerunner, junio de 1986, p. 4.

{58} Brian O'Connell, «Evangelicals and the War/Peace Debate»,

Evangelical Newsletter, 1º de febrero de 1985, p. 4.

{59} Hitchens 1986.

{60} «Religious Liberty Conference Spawns Controversy», Religion &

Democracy (Instituto de Religión y Democracia), mayo-junio 1985, pp. 1,

3-4. «U.S. Underwrites IRD Conference», The Other Side (Philadelphia,

Pennsylvania), agosto-septiembre 1985, p. 4.

{61} Entrevista telefónica del autor a Brian O'Connell, NAE, 13 de marzo de

1986. «Guidelines: Peace, Freedom and Security Studies», NAE, octubre

de 1986.

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 198-

203

 →

Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo

Los lazos de los evangélicos con la derecha religiosa en los Estados

Unidos hacía difícil que los latinoamericanos aceptaran las afirmaciones de

estar fuera de la política. Un ejemplo flagrante y frecuentemente atacado

fue la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo. Los fondos para la

campaña del grupo para completar la Gran Comisión eran proporcionados

Page 219: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

por los que llamaban «el manojo de la historia», predominantemente

millonarios de Texas, quienes hacia 1981 habían prometido cerca de 220

millones de dólares. El presidente de la campaña era Nelson Bunker Hunt,

el petrolero de Dallas que, en su tentativa de monopolizar el mercado de

plata mundial, provocó en 1980 un crac financiero que requirió de una

fianza federal billonaria. Aparte de entregar a la Cruzada Estudiantil seis

millones de dólares para su película épica Jesús, proyectada mundialmente,

Hunt también apoyaba a los contras nicaragüenses y a la Liga Mundial

Anticomunista.{62}

No estaba claro si esta clase de hombre estaba invirtiendo en la

Cruzada Estudiantil para salvar almas o para estabilizar el ambiente

empresarial. No obstante, lo que más molestaba a los críticos del grupo,

incluyendo a muchos evangélicos, era el uso que su fundador Bill Bright

hacía del evangelismo para alcanzar los objetivos políticos de sus

patrocinadores. Durante las protestas universitarias de la década de 1960,

Bright había proclamado una «revolución espiritual» como la única solución

para los problemas del mundo, y llevó a su organización en contra de los

estudiantes radicales. En 1974, se puso de acuerdo con un congresista de

Arizona, John Conlan, para una prueba de las técnicas que, pocos años

después, generaron la derecha religiosa.

De manera reservada, Conlan utilizó la estructura de la Cruzada

Estudiantil para convertir a los estudios bíblicos y a las escuelas

dominicales en sesiones organizativas para candidatos políticos. Los

evangélicos moderados se sintieron ofendidos al enterarse de que, según

Conlan, los únicos «cristianos reales» eran los ideólogos de derecha como

él. Mientras tanto, Bright se encontraba abriendo una [199] Embajada

Cristiana cerca del Congreso norteamericano, para evangelizar a la elite de

Washington, D.C. Cuando en 1976 la revista evangélica Sojourners le

denunció ante el mundo, Bright se refugió en lo que parecerían ser mentiras

plausibles. Insistía en que la Cruzada Estudiantil nunca estuvo

políticamente motivada.{63} Al igual que otros líderes misioneros

prominentes, incluyendo a Jimmy Swaggart de las Asambleas de Dios y a

Loren Cunningham de Juventud con una Misión, en los años ochenta se

encontraba en el directorio de varias coaliciones de la derecha religiosa. {64}

A pesar de las afirmaciones de Bright de estar fuera de la política,

estaba obviamente comprometido con lo que podría ser llamado «pre-

política», es decir, el uso de la religión para asentar las bases de la

Page 220: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

movilización posterior. Por ejemplo, tómese en cuenta su folleto

ampliamente distribuido sobre los deberes de los ciudadanos cristianos, con

el que se anunciaban los servicios de Voz Cristiana, un descendente del

esquema Conlan que identificaba a los congresistas liberales como

objetivos para las campañas electorales sucias. {65} Según los registros de la

Voz Cristiana, para valorar a los congresistas de acuerdo a sus votos, las

posiciones cristianas incluían el apoyo al armamentismo, a las dictaduras y

a las guerrillas de derecha auspiciados por la CIA. {66} Por supuesto, en la

práctica de la «pre-política», Cruzada Estudiantil no se diferenciaba de un

sacerdote católico que, basándose en la Biblia, urgía a sus parroquianos a

unirse a una liga campesina. La diferencia estaba en que Campus Crusade

incitaba a los cristianos a apoyar la política exterior estadounidense y el

statu quo, en lugar de cuestionarlos.

Cruzada Estudiantil era sólo una de las varias misiones

norteamericanas con un especial interés en los estudiantes

latinoamericanos. Los evangélicos conservadores envidiaban y temían la

influencia de los académicos marxistas sobre este sector de la población. A

juzgar por lo que algunas agencias decían a sus sostenedores

estadounidenses, una de las principales razones para llevar a cabo el

ministerio con los estudiantes era para prevenir que se convirtieran en

comunistas.{***} [200] En América Latina, sin embargo, los estudiantes

evangélicos tendían a negar tal ambición, menos aún enfrentarse a los

radicales. Y aunque desearan hacerlo, en general eran demasiado pocos y

demasiado débiles. Bajo el régimen de Pinochet en Chile, un grupo

estudiantil de Puertas Abiertas, que se llamaba a sí mismo «la Revolución

de Jesucristo», trató de realizar una marcha bajo el lema: «¡No al Marxismo

ateo!» Algunos intrigantes se infiltraron en la marcha y provocaron a las

fuerzas de seguridad a lanzar gases lacrimógenos a los evangélicos. Los

líderes de la «revolución» fueron encarcelados. {67}

Es importante enfatizar que el ministerio de la Cruzada Estudiantil no

era abiertamente político. En comparación con la derecha religiosa, a

menudo parecía más moderado. «No hay politización en la Cruzada

Estudiantil», me aseguró el director Sergio García Romo. «No estamos

tratando de rescatar a la juventud latinoamericana de la revolución. Aquello

sería ahistórico. La revolución social aquí es inevitable, y sería ingenuo

pensar que no lo es. Se puede ser cristiano bajo cualquier sistema político.»

De los quinientos empleados a tiempo completo en América Latina, decía

Page 221: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

García, tal vez cinco eran norteamericanos, y del 50 al 100% del

financiamiento del grupo en América Latina era nacional, dependiendo del

país. «¿Cómo puede demostrar que lanzamos consignas políticas?»,

desafiaba. Los izquierdistas acusaban a la Cruzada Estudiantil de

desmovilizar a los estudiantes sólo porque ésta no compartía su versión del

cristianismo, se quejaba García.{68}

Una razón por la que existían alegaciones erróneos contra la Cruzada

Estudiantil era la confusión sobre lo que era ésta. A tal incertidumbre

contribuían sus tácticas disimuladas para aproximarse a los católicos, al

operar bajo el nombre no solo de La Cruzada Estudiantil y Profesional para

Cristo, sino también como Movimiento Alfa y Omega. En 1978, en

Colombia, un cardenal católico acusó a Alfa y Omega de utilizar los

estudios bíblicos y el carismatismo para alejar a los católicos de su iglesia.{69} La Cruzada Estudiantil negaba estimular las prácticas carismáticas {70}

para no alienar a sus patrocinadores anticarismáticos en los Estados

Unidos. No obstante, Jesús, la impresionante película del grupo, doblada a

más de cien idiomas hacia 1985, fue acreditada por causar muchos

milagros.{71} En la práctica, la Cruzada Estudiantil aparentemente utilizaba al

carismatismo como una forma de llegar a los católicos y conducirlos hacia

las iglesias pentecostales con las que frecuentemente trabajaba. {72}

En una complicación adicional, alrededor de 1980, un líder colombiano

se llevó consigo una facción grande que se extendió hacia los países

vecinos bajo el nombre de Alfa y Omega. Disgustados por el hurto de sus

rebaños, la jerarquía católica panameña consignó a Alfa y Omega en la

misma categoría de «secta no cristiana» que los Hijos de Dios y los

discípulos de Sun Myung Moon. {73} Al sudoeste de Colombia, una

organización afín llamada «Agape», que funcionaba como un Cuerpo de

Paz evangélico y aparentemente pertenecía a la misma facción. Ganó el

respaldo de los políticos del área y utilizó su programa de asistencia en

contra de la organización indígena local, el Consejo Regional Indígena del

Cauca.{74}

En cuanto a la Cruzada Estudiantil de Bill Bright, su literatura era

blanda y apolítica en extremo. Cuando los agentes de seguridad sandinistas

detuvieron a su director en Nicaragua por poseer literatura

contrarrevolucionaria, solo lograron identificar como material incriminatorio

a las «Cuatro Leyes Espirituales» de Bill Bright. {75} Este es un panfleto

Page 222: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

distribuido alrededor del mundo: si hace alguna referencia a la política, fui

incapaz de encontrarla.

Los miembros de la Cruzada Estudiantil debían absorberse en un

intenso programa de discipulado espiritual, en lugar de convertirse en

activistas de la derecha religiosa. Explicaban que, si suficiente gente

aceptaba a Cristo, no habría necesidad de unirse a movimientos políticos

radicales. «El conglomerado estudiantil es una de las fuerzas más

poderosas en una sociedad», me dijo un vocero en Ecuador. «Si podemos

salvar a los estudiantes, se puede salvar a la sociedad. Cambiar al

individuo en primer lugar, aquello cambiará la estructura.» El vocero añadió

que la idea de transformar a la sociedad a través de un movimiento

espiritual se oponía a otro concepto, de transformación a través de la

violencia.{76} [202]

Algunos líderes de Cruzada Estudiantil eran explícitos acerca de la

necesidad de derrotar al comunismo y a la teología de la liberación. {77} En El

Salvador, los directores del grupo dijeron al New York Times que su objetivo

era tanto ideológico como religioso. «Nuestro objetivo principal es influir en

la universidad», explicó Manuel Martínez. «Todos los movimientos de masa

y las revoluciones empiezan allí. El conflicto que ahora tenemos en El

Salvador empezó en las universidades.»

«Los marxistas se infiltran en las universidades», añadió el director

nacional, Adonai Leiva. «Nosotros también lo hacemos. El marxismo es la

primera cosa que los estudiantes de humanidades escuchan. Está

planificado de esa forma. Por consiguiente, nosotros tratamos de llegar a

ellos primero. Así que empezamos a trabajar en los colegios y en las

preparatorias... En nuestros métodos y estrategias ponemos énfasis en el

contacto personal. Generalmente, hacemos el seguimiento de una persona

a través de visitas y contactos durante tres meses, al igual que un futbolista

sigue la pelota. Luego, si la persona todavía se resiste, le incorporamos a

una célula, un grupo pequeño que se reúne frecuentemente para orar y

para discutir. Por supuesto, no todas las personas te permiten realizar todo

esto.»{78}

Aún si la Cruzada Estudiantil estaba cosechando frutos en El Salvador,

sus resultados en ciento cincuenta universidades a lo largo de América

Latina no eran espectaculares. A pesar de sostener la retórica de cambiar la

sociedad, en la práctica canalizaba a los adeptos hacia más evangelismo

Page 223: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

del estilo de puerta a puerta. En los estudios bíblicos y en los seminarios

para entrenamiento de líderes, enfatizaba el cultivo de la virtud personal y

cómo funcionar sin problemas como parte de una organización. El mensaje

fundamental, para jugar de acuerdo a las reglas, no parecía muy atractivo

para los jóvenes latinoamericanos que conocían el sistema demasiado bien

y sabían que les ofrecía poco.

«Es más o menos cierto que no estamos cosechando multitudes»,

admitió el director regional Sergio García. En relación al objetivo de Puertas

Abiertas de evangelizar a unos diez millones de jóvenes latinoamericanos

en 1985, García lo consideraba como una treta para conseguir fondos. «No

se ve seriedad», era su opinión, compartida por otros evangélicos. «Hablan

fácilmente de alcanzar millones. ¿Como pueden [203] lograr en meses lo

que nos ha costado años conseguir?» {79} Los ministerios estudiantiles

supuestamente se dedicaban a evangelizar a los católicos, pero parecían

únicamente evitar la deserción de jóvenes evangélicos.

Notas

{***} No todos los ministerios estudiantiles ansiaban fomentar una

contrarrevolución. La Comunidad Internacional de Estudiantes

Evangélicos estaba asociada con la Fraternidad Evangélica Mundial. No

era, me informó uno de sus portavoces, una «reacción» u «organización

de lucha» contra la izquierda o la derecha. En mayo de 1983, el gobierno

salvadoreño arrestó al director centroamericano por acusaciones de

subversión, aparentemente debido a su trabajo con los refugiados y sus

visitas a grupos en Nicaragua (Missionary News Service, 15 de junio de

1983).

{62} «Nelson Hunt Loses a Bundle But Raises a Billion», Christianity Today,

2 de mayo de 1980, p. 54. Conway y Siegelman 1984: 176. Barry et al.

1986: 27, 63.

{63} Wallis y Michaelson 1976. Quebedeaux 1979: 186-189.

{64} Bright se encontraba en la comisión de coordinación de la Coalición

para el Avivamiento –Coalition on Revival– (Forerunner, diciembre de

1985, p. 7); en el consejo de administración de la Coalición Americana

para Valores Tradicionales del Reverendo Tim La Haye (folleto de La

Haye, s.f., «Should Ministers be Involved in Politics?»); y era miembro de

Page 224: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la (pro Guerra de las Galaxias) Coalición Religiosa por una Política para

la Defensa Moral (Christianity Today, 4 de abril de 1986, pp. 43-44).

{65} Entrevista al co-fundador de Christian Voice, Colonel Doner, «We Must

Take Action», Christian Life, octubre de 1984, pp. 36-42.

{66} Wallis 1986: 22.

{67} «Marxist Students Can't Stop Chile's 'Revolution, '» Open Doors,

septiembre-octubre 1985, pp. 8-9.

{68} Entrevista del autor a Sergio García Romo, ciudad de México, 2 de

septiembre de 1985.

{69} «Alfa y Omega: ¡ya la encontramos!» Alternativa (Bogotá), 29 de enero

de 1979, pp. 12-13. El Tiempo (Bogotá) 3 de diciembre de 1978, pp. 11,

13-14.

{70} Entrevista del autor a Sergio García Romo.

{71} Peter Wagner, «What Happens When You See Jesus», Christian Life,

abril de 1986, p. 73.

{72} Para El Salvador, véase Simons 1986 y Resource Center 1988b: 17.

{73} Conferencia Episcopal Panameña 1984: 50.

{74} «Lector Denuncia», Unidad Indígena (Bogotá), mayo 1982, p. 5. «Los

Agapes», Unidad Indígena, diciembre 1982, p. 3.

{75} Institute on Religion and Democracy 1986: l.

{76} Entrevista del autor a Pablo Martínez, Quito, 18 de junio de 1985.

{77} Huntington y Domínguez 1984: 31.

{78} Simons 1986.

{79} Entrevista del autor a Sergio García Romo.

Page 225: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 203-

206

 →

La campaña para salvar a El Salvador

En medio de la guerra contrainsurgente, podía parecer que la

identificación de la derecha religiosa con Washington daba jugosos

dividendos. Entre 1977 y 1981, las fuerzas de seguridad en un país

bautizado con el nombre del Salvador asesinaron a cuatro monjas

norteamericanas, a once sacerdotes católicos y a un arzobispo. Sin ser una

coincidencia, los evangélicos en el aparentemente católico El Salvador

crecían con una de las tasas más rápidas del mundo. La Misión

Centroamericana informó que, entre sus iglesias allí, cien miembros habían

sido asesinados en cuatro años de lucha entre el gobierno y las fuerzas

revolucionarias. Aproximadamente un cuarto de su membrecía –de dos a

tres mil personas principalmente de clase media– habían dejado el país. No

obstante, la misión esperaba recuperar esta cifra en un solo año de

evangelismo.{80} A medida que la violencia se extendía por el país, el

crecimiento se disparaba hacia arriba. Con un 4% de incremento en 1979,

las iglesias de la Misión Centroamericana crecieron en un 30% al siguiente

año.{81} Desde 1976 hasta 1985, las Asambleas de Dios registraron un

incremento de 63.000 a 200.000 miembros. {82} Para 1986, los evangélicos

afirmaban haberse triplicado, incluso cuadruplicado, y que representaban la

quinta parte de la población.{83}

Una razón por la que las iglesias evangélicas estaban creciendo tan

rápido era que servían como un asilo de la violencia oficial. De acuerdo a

un líder evangélico, un grupo de soldados lo arrastró fuera de su vehículo

junto con su esposa y cuatro hijos y los puso contra una pared. Estaban a

punto de ser ejecutados como una célula marxista, cuando él los persuadió

a mirar la literatura religiosa en el interior del automóvil; esto salvó sus

vidas.{84} Los folletos evangélicos podían servir como un salvoconducto

porque, a pesar de las afirmaciones ocasionales de neutralidad, la mayoría

de los líderes evangélicos apoyaban al régimen contrainsurgente. Su hábito

Page 226: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de denunciar a los revolucionarios como [204] sirvientes de Satanás hacía

fácil identificar a los evangélicos como un bloque pro-gubernamental.

En 1979, poco antes de ser derrocado, el dictador salvadoreño Carlos

Humberto Romero entregó su corazón a Cristo en un intento de entablar un

«diálogo nacional» en el cual la mayor parte del clero católico rehusó

participar. El no fue el último jefe de estado sitiado que atrajo a los

evangelistas. Durante la subsecuente junta civil-militar, optimistas

embajadores por Cristo afirmaban haber obtenido profesiones de fe del

Presidente Duarte y del Coronel Jaime Gutiérrez. {85} A pesar de que estas

decisiones parecen haber sido efímeras, era verdad que una buena parte

de las clases media y alta llamaban a Jesús a sus corazones,

especialmente entre las familias militares. En efecto, se volteaba hacia una

nueva fuente de solaz espiritual, una que no criticaba la estructura social de

la que se beneficiaban, pero que los absolvía de responsabilidades. No

obstante, como sugiere la historia del pastor frente a la pared, los motivos

de los neófitos podían estar mezclados. Otro grupo que decía estar

particularmente tocado por el Espíritu Santo eran los estudiantes

universitarios. En un país en donde los militares automáticamente

calificaban a los estudiantes como subversivos, y mataban a miles de

prisioneros sin juicio, la capacidad de dar un testimonio de fe proporcionaba

un sentimiento de seguridad.

En contra de las apariencias, la comunidad evangélica estaba dividida

entre los activistas sociales, por un lado, y aquellos que deseaban estar

seguros, por el otro. Mientras algunos reaccionaban a las matanzas por

parte del gobierno, otros reaccionaban a las matanzas por parte de las

guerrillas. La represión oficial a finales de los años setenta y principios de

los ochenta radicalizó a numerosos evangélicos, especialmente entre los

bautistas, luteranos y episcopales. Ellos sintieron un llamado para ayudar a

los refugiados de los bombardeos y rastreos contrainsurgentes. Debido a

que los refugiados tendían a apoyar a la guerrilla, el gobierno sospechaba

que los trabajadores religiosos servían como un canal de comunicación

entre los dos.

Tal sospecha es, aparentemente, la razón por la cual un grupo de

soldados asesinó al pastor luterano David Fernández. {86} El incidente fue

una de tantas reacciones oficiales en contra de los evangélicos que [205]

ayudaban a los refugiados, incluyendo la tortura de un obispo luterano y el

arresto de un pastor norteamericano de las Asambleas de Dios. {87} Inclusive

Page 227: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

CESAD, el conservador comité evangélico de auxilio y desarrollo, fue

acusado de subversión por ayudar a los campesinos en la zona guerrillera.{88} De acuerdo a observadores conservadores como los Bautistas del Sur y

la Misión Centroamericana, los evangélicos rurales sufrieron tanto por el

gobierno como por las guerrillas. Según estas fuentes las guerrillas

presionaban a los creyentes para que se les unieran, asesinaban a

supuestos informantes, y mataban a otras personas por equivocación, pero

también hablaban de las masacres gubernamentales y de la destrucción de

las iglesias en bombardeos aéreos.{89}

Alentando los sentimientos pro-gubernamentales se encontraban los

misioneros norteamericanos. Para el ejército salvadoreño y la embajada

estadounidense, los grupos como Auxilio Mundial y Ministerios Paravida

eran una bienvenida alternativa a las agencias que rehusaban participar en

los programas oficiales para reubicar a refugiados. {90} Dentro del ejército

salvadoreño, Juventud con una Misión había emprendido un programa de

capellanía bajo un coronel norteamericano. {91} Cuando llegaron los nuevos

grupos carismáticos en busca de cristianos dignos de auspicio, los hombres

que habían fundado iglesias en barrios pobres se alinearon con sus manos

extendidas. Mientras tanto, las agencias paraeclesiales organizaron a los

salvadoreños para el evangelismo de puerta a puerta. La Cruzada

Estudiantil y Profesional fue especialmente activa en esta clase de

evangelismo de «saturación», apoyado por películas, manifestaciones y

predicadores de la calle. Operando en conjunto con las iglesias locales, la

primera campaña de la Cruzada Estudiantil en 1978-1980 afirmaba haber

obtenido 64.000 decisiones por Cristo. {92}

En 1986, el director de Campus Crusade en El Salvador, Adonai Leiva,

se encontraba trabajando con una de las misiones involucradas en Polonia,

la Cruzada Mundial de Literatura (WLC). Con dos mil voluntarios

provenientes de trescientas iglesias locales, los organizadores planificaron

llegar a la cuarta parte de la población nacional en dos días. Para no omitir

a las áreas controladas por los rebeldes, una denominación salvadoreña a

lo largo del montañoso y devastado norte, llamada la Iglesia de los

Apóstoles y Profetas, realizaría la campaña allí también. [206] «Queremos

dar a toda persona en la región una oportunidad para mirar más allá de las

falsas esperanzas del Comunismo y encontrar la verdadera salvación en

Jesucristo», explicaba la WLC.{93} Este fue el inicio de su campaña para

visitar cada hogar en lo que llamaba el «triángulo estratégico» –América

Page 228: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Central, México y el Caribe. Al ser una región estratégica para los Estados

Unidos, afirmaba la WLC, necesitaba convertirse en la prioridad suprema

para cada cristiano.

El triángulo estratégico era una idea desarrollada por el antropólogo

evangélico Dale Kietzman, un ex-oficial de los Traductores Wycliffe de la

Biblia, quien anteriormente había ayudado a Puertas Abiertas a organizar

una campaña similar llamada «Proyecto Fuego Cruzado». {94} Fuego

Cruzado y sus semejantes podían ser una táctica eficaz para solicitar

fondos en los Estados Unidos, en donde tantos cristianos hablaban como

estrategas frustrados del Pentágono. Pero no parecían muy cristianos en

los países que sufrían de la clase de violencia sobre la que los

norteamericanos fantaseaban tan frívolamente.

La idea, en todo caso, era utilizar a los evangélicos latinoamericanos

para combatir a las ideologías revolucionarias. «Cristo ha entrado en mi

corazón y me ha llevado a ver y a pensar en una forma distinta a la

anterior», atribuía Puertas Abiertas a un ex-guerrillero. «Ahora me doy

cuenta que la causa por la que había estado trabajando era completamente

utópica e inservible.»{95} Ahora, las mismas jóvenes legiones enlistadas por

el Proyecto Fuego Cruzado iban a trabajar para la Cruzada Mundial de

Literatura, extendiéndose sobre el triángulo estratégico, según las palabras

de Dale Kietzman, «con el fuego del evangelismo dirigido por el Espíritu». {96}

{****}

Notas

{****} Poco antes de que la edición en inglés saliera a la luz, recibí el

siguiente comentario de un evangélico que vivía en El Salvador: «Es

verdad que muchos líderes tienen una agenda política conservadora. Esto

ciertamente ocurre en las organizaciones estadounidenses como la

Cruzada Estudiantil, los afiliados salvadoreños de dichas organizaciones,

los evangélicos salvadoreños adinerados, y los líderes evangélicos

salvadoreños de cualquier clase social. Sin embargo, la mayoría de los

evangélicos salvadoreños son campesinos y habitantes urbanos pobres, y

la mayoría de ellos probablemente se describen como apolíticos. En las

zonas controladas por la guerrilla usted encontrará a evangélicos de

varias iglesias que simpatizan con ella. [Pero en otros lugares] 'no soy

político', o 'no me involucro en la política', son refranes que se escuchan

a menudo. La principal razón política que lleva a los pobres hacia el

Page 229: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

evangelicalismo no es el anticomunismo sino la seguridad... [Además], la

doctrina evangélica da una razón –no una solución– para el sufrimiento al

que se enfrentan los pobres. Muchos pobres han perdido la esperanza de

encontrar soluciones. No sé cuántas veces he escuchado decir a la

gente: 'Esta guerra nunca va a terminar'. Se conforman con una

explicación que dé sentido a su mundo caótico. La más frecuente es que

la guerra es una señal bíblica del fin de este mundo y de la venida de

Cristo.»

{80} «El Salvador: A Special Report», CAM Bulletin, nº 2, 1984, pp. 2-12.

{81} «Evangelicals Blossom Brightly Amid El Salvador's Wasteland of

Violence», Christianity Today, 8 de mayo de 1981, p. 34.

{82} Entrevista telefónica del autor a Ronald Iwasko, Asambleas de Dios,

Springfield, Missouri, 31 de mayo de 1988.

{83} Simons 1986. Erich Bridges, «El Salvador: Hanging in There»,

Commission, octubre-noviembre de 1984, 17-22. Para antecedentes

sobre los evangélicos salvadoreños, véase Holland 1981: 53-68.

{84} Dan Wooding, «I Saw El Salvador in Crisis», Moody Monthly, mayo de

1982, pp. 97-99.

{85} Stephen Sywulka, «Romero's Death Undermines Evangelical

Neutrality», Christianity Today, 2 de mayo de 1980, p. 61. Garry Parker,

«Evangelicals Blossom Brightly Amid El Salvador's Wasteland of

Violence», 8 de mayo de 1981, p. 34.

{86} Rob Cogswell, «El Salvador Still Suffers», Christian Century, 27 de

noviembre de 1985, pp. 1094-1098.

{87} Ivan Santiago G., «Salvadoran Protestants Succor War Victims, Risk

Reprisals», Latinamerica Press, 16 de enero de 1986, pp. 1-2.

{88} Erich Bridges, «El Salvador: Hanging in There.»

{89} Ibid. «El Salvador: A Special Report», CAM Bulletin. Ward 1986.

{90} Simons 1986, Barry et al. 1986: 24, y Resource Center 1988c.

Page 230: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{91} Meredith Puff, «Central America: Strategic in God's Kingdom»,

Frontlines (Youth With A Mission –Juventud con una Misión–), invierno de

1985, pp. 13, 15. También Frontlines, primavera de 1985, p. 4.

{92} Judy Ford, «Battle for an Anguished Land», Worldwide Challenge, (San

Bernardino, California: Campus Crusade for Christ –Cruzada Estudiantil y

Profesional para Cristo–), enero 1983, p. 57.

{93} EHC World News (Studio City, California: World Literature Crusade),

febrero de 1986, p. 1. WLC es también conocida como Every Home

Crusade.

{94} Kietzman 1986: 3, 49-50. Véase también Kietzman 1985.

{95} Open Doors 1984b.

{96} Kietzman 1986: 49.

←  nódulo 2002 • capítulo 6 • páginas 207-

210

 →

La cacería de brujos en Costa Rica

Los conservadores en América Latina se encontraban especialmente

preocupados por sus seminarios. Poblados por jóvenes, dirigidos por

teólogos y abiertos a ideas nuevas, eran una fisura en la armadura

fundamentalista en contra de la crítica social. Entre los conservadores, la

historia de horror favorita era el Seminario Bíblico Latinoamericano en San

José, Costa Rica. Iniciado por la renombrada Misión Latinoamericana

(LAM), el seminario exportó la Evangelización a Fondo durante la década

de 1960. A finales de los años setenta y principios de los ochenta, sin

embargo, existían estudiantes que fumaban cigarrillos, un presidente que

decía no poder decir a sus pupilos en qué creer, renuncias en cadena del

profesorado, y un supuesto reemplazo de Dios por la Revolución. De

acuerdo a la oposición, el seminario se había convertido en un semillero de

la teología de la liberación. A pesar de que sobrevivió a los intentos de

Page 231: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

purificación, la Alianza Evangélica Costarricense lo desasoció, la Misión

Latinoamericana retiró su apoyo, y perdió a gran parte de sus nexos con

iglesias locales.{97}

Al ser incapaces de retomar el seminario, los líderes evangélicos de

Costa Rica se deshicieron de lo que consideraban simpatizantes del

comunismo, es decir, hermanos con opiniones políticas hacia la izquierda

de las suyas. Existían más que unos cuantos, ya que Costa Rica se había

convertido en el centro regional para las agencias evangélicas, el hogar de

por lo menos veinte institutos bíblicos y sus afines. {98} A pesar de su relativa

estabilidad, el país estaba lleno de aprehensión: los contras utilizaban el

territorio costarricense para atacar al gobierno sandinista en Nicaragua, lo

que incitaba a reacciones sandinistas. Estas eran utilizadas por la embajada

norteamericana para provocar miedo a una invasión roja. Entre las víctimas

se encontraban veinticinco pastores y líderes de la Asociación de Iglesias

Bíblicas Costarricenses (AIBC) descendientes de la Misión

Latinoamericana. [208] Por conexiones con el seminario proscrito o por

simpatizar con los sandinistas, fueron expulsados de la denominación y se

llevaron con ellos a siete de sus cien iglesias. {99}

Después de que el arrepentimiento post-Vietnam permitió a los

evangélicos de izquierda salir a la luz, éstos se volvieron más vulnerables al

ataque de la derecha. Según un periodista evangélico en Costa Rica,

cualquiera que hablase de responsabilidad social o que se opusiese a la

guerra estadounidense en Nicaragua podía ser acusado de partidario de la

teología de la liberación. Entre los sospechosos se encontraban la agencia

de auxilio evangélico más grande, Visión Mundial, y una dependencia de la

Asociación Nacional de Evangélicos, Auxilio Mundial. La Misión

Latinoamericana se encontraba dividida. Mientras que un miembro apoyaba

la expulsión de dos de sus colegas de la iglesia AIBC, otros eran sometidos

a un «juicio de herejía» en la misma misión, en el cual, sin embargo, se les

declaró inocentes.

Debido a que los evangélicos acusados de apoyar a la teología de la

liberación generalmente lo negaban, reconociendo únicamente que

aprendían ciertas lecciones de ésta o que deseaban mantener un «diálogo»

con tales cristianos, ¿cómo se podía saber quién era culpable? «Como dice

el dicho», contestó el misionero de LAM Jonás González, «si uno nada

como pato, y si uno camina como un pato, uno es un pato. La teología de la

liberación es practicada por gente acomodada. Producen bellos manuscritos

Page 232: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

pero no hacen nada. Están más interesados en los aliados comunistas que

en los evangélicos, porque calzan mejor en su esquema. Los evangélicos

interesados en la teología de la liberación son marginales. La posición

evangélica está bien definida: no queremos tener nada que ver con la gente

que habla del cambio estructural. Es sólo palabrería. Lo que se necesita es

práctica; la gente que habla sobre la práctica no hace nada. Lo que se

necesita es más dedicación, más amor y más denuncias al pecado –

incluyendo la injusticia y la política sucia. Tenemos que dar ayuda a

aquellos que la necesitan. Esa es una responsabilidad social muy directa».{100}

Entre aquellos acusados de caminar y hablar como un pato, pero que lo

negaban vigorosamente, se encontraba el teólogo de LAM, John Stam. A

sus inquisidores les costó dos intentos quitarle sus credenciales de pastor

AIBC. El primero fue en reacción a su apoyo a los [209] sandinistas; el

segundo fue por criticar a Ronald Reagan en una carta a un periódico.

Cuando me encontré con él en Guatemala, resultó ser un hombre de unos

sesenta años, jovial, no del tipo que se deprime por lo que le rodea. Se

encontraba liderando un estudio bíblico en la Iglesia Presbiteriana Central,

localizada detrás del palacio presidencial y encajonada por anexos en

donde, de acuerdo a Amnistía Internacional, el ejército guatemalteco

coordinaba sus escuadrones de la muerte. {101} Se describió a sí mismo como

un típico misionero republicano, en el molde de sus alma mater, el Wheaton

College y el Seminario Fuller, hasta que conoció a exiliados de la dictadura

de Somoza en Nicaragua. Aquel encuentro, a principios de los años

setenta, inició su transformación en un colaborador sandinista. No era difícil

darse cuenta de por qué se encontraba en problemas con los

conservadores.

«Treinta años de servicio misionero en el exterior», escribió Stam en

los días en que fue expulsado de AIBC, «me han... convencido de que mi

casi instintiva identificación del evangelio con el capitalismo y la democracia

al estilo occidental era todo menos evangélica. En el Tercer Mundo

encontré que este punto de vista era... altamente perjudicial para el

testimonio cristiano...

«El evangelio, si es liberado de su bagaje cultural, es explosivo con un

significado radical para la gente de Centroamérica en la actualidad. Para

descubrir el significado de la obediencia evangélica en este contexto

revolucionario, no se pide a los evangélicos que sean menos evangélicos o

Page 233: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

menos bíblicos para convertirse en supuestamente más revolucionarios.

Deben aprender a ser inmensamente más bíblicos y más evangélicos que

nunca...

«Los evangélicos en América Central tienen muchas razones para estar

agradecidos a Dios por la gran tradición de la que son herederos, pero

pocas razones para sentirse triunfalistas.... [Ellos] han estado repitiendo

todas las fórmulas 'salvados por la fe', pero en general tienden a caer en

legalismos no evangélicos... [lo que refleja] muy fielmente los elementos

individualistas, competitivos y consumistas de su sociedad...

«Al tratar de comprender al evangelio en medio de la revolución, se

puede observar que, precisamente en donde el 'evangelicalismo' tradicional

[210] ha distorsionado al evangelio, convirtiéndolo en esta crasa mezcla de

legalismo y de gracia barata, parece ser el mismo punto en donde [éste] se

ha adaptado con el mayor éxito a la cultura individualista y consumista de la

cual fue traído por los misioneros a América Central. Lo que es extra-bíblico

y menos que evangélico en esta idiosincrasia religiosa resulta ser un

transplante. Refleja una ideología importada, que no debe ser identificada

con el evangelio en sí... Nunca debemos cansarnos de exponer nuestras

ideas a la luz de las escrituras.»{102}

«Numéricamente, América Central es un triunfo», exclamaba Stam,

señalando hacia la calle. «Camine por el mercado. Todos parecen estar

leyendo la Biblia. Pero analice cómo la están leyendo, sin ningún sentido de

la esencia de la tradición evangélica. El crecimiento es fantástico, los

números son grandiosos, pero las iglesias se llaman, arrogantemente,

bíblicas y cristianas, sin tener una idea de lo que estas palabras significan.»

Notas

{97} John Maust, «Seminary Crisis a Case Study in Political, Doctrinal

Tensions», Christianity Today, 8 de mayo de 1981, pp. 40-43.

{98} Kietzman 1985: 83.

{99} Smith 1985. Para un comentario del Seminario Bíblico Latinoamericano

sobre estos acontecimientos, véase Piedra S. 1984.

{100} Entrevista del autor, San José, 16 de julio de 1985.

Page 234: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{101} Amnistía Internacional, «A Government Program of Political Murder»,

New York Review of Books, 19 de marzo de 1981, pp. 40-43.

{102} Stam 1985. El orden se los párrafos está alterado.

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213

 →

Contextualización

Para John Stam era importante haber perdido sus credenciales de

pastor por su política, no por su teología reformada. No obstante, es el

destino de los evangélicos que sus argumentos terminen como argumentos

sobre cómo interpretar la Biblia. Los fundamentalistas acusaban a

evangélicos como Stam de ser liberales. Stam negaba que su interpretación

era de alguna manera más liberal o relativista que aquella de sus

adversarios. «¡Ellos son los relativistas, no yo!», exclamó. «El presidente de

AIBC se rehusó a entablar un discusión bíblica conmigo, explicando que,

'no existe final para aquello, la gente puede hacer que la Biblia diga lo que

ellos quieren que diga'. Tienen miedo a la discusión bíblica porque saben

que no la dominan. Quiero razones, ellos dicen que su opinión tiene

derecho a ser tolerada aunque sea rígida. Inconscientemente, están

camuflando su política derechista como teología –la cual en realidad no

poseen.»{103}

Como se mencionó en el capítulo anterior, los innovadores evangélicos

como Stam practicaban la «contextualización». Trataban de abrirse camino

a través del literalismo importado por los fundamentalistas norteamericanos,

para interpretar la escritura en el contexto latinoamericano. [211] «El

norteamericano tiende a mirar las escrituras a través del lente de una

perspectiva próspera, de clase media y libre empresa. En sí, no hay nada

de malo en ello», explicó a sus patrocinadores norteamericanos un miembro

de la Misión Centroamericana. «Pero los cristianos del Africa, Asia, y

América Latina encontrarán otras verdades dentro de la Palabra... Estarán

más orientados al espíritu comunitario. Mirarán en relieve las enseñanzas

de la Biblia acerca de la riqueza y la pobreza.» {104}

Page 235: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«La contextualización es el término de moda en la teología evangélica»,

me dijo otro miembro de la Misión Centroamericana. «Viene a través del

Africa y de América Latina hacia los Estados Unidos, en donde uno se

queda afuera si no está interesado en la contextualización. Incluso los

conservadores dicen practicarla. ¿Pero cuál es el contexto? El desacuerdo

llega cuando uno se traslada desde el contexto bíblico hacia el actual. En el

contexto presente, existe un conflicto enorme entre Romanos 13:1 [el cual

instruye a los cristianos a obedecer al gobierno] y el deseo por denunciar

los abusos y cambiar el sistema.»{105}

Para los fundamentalistas latinoamericanos, no había necesidad de dar

más explicaciones. Interpretar la Biblia en el «contexto latinoamericano»

implicaba que existía más de una interpretación; y tener más de una

interpretación contradecía el fundamento bíblico de la iglesia como estos

hombres lo entendían. Entre aquellos que no querían tener nada que ver

con la contextualización estaba el Reverendo Marcelino Ortiz, un socio de

Luis Palau y también presidente de la Confederación Evangélica

Latinoamericana (CONELA). «La contextualización no es realmente

necesaria», me dijo. «El mensaje del evangelio es el mismo en cualquier

época, para cada hombre.»

Pero ¿no se había suscrito CONELA al Pacto de Lausana, el cual

también hablaba sobre la contextualización y la responsabilidad social? La

única razón por la que CONELA se comprometió con Lausana, explicaba

Ortiz, era para evitar perder semanas discutiendo sobre su propia

declaración doctrinal. En cuanto al compromiso social, pensaba que debía

ser confinado a la tarea de reformar las vidas individuales. «Los cristianos

conservadores realmente hacen más en responsabilidad social», me dijo.

«No es sólo pastel en el cielo. ¡Un mexicano transformado! [212] El dinero

gastado en alcohol se convierte en pan, calzado, vivienda, educación. Los

niños se educan. La siguiente generación es más fuerte y mejor preparada.

La obra social cristiana está levantando hombres. Darles un nuevo corazón,

no un nuevo traje. Ahora muchos nicaragüenses piensan que, cuando se

trató de cambiar la estructura, el remedio fue peor que la enfermedad. Por

lo tanto, la verdadera solución es cambiar el corazón del hombre. Pero la

responsabilidad social no es nuestro énfasis, lo admitimos. Es muy difícil

saber cuándo llega el momento de denunciar los abusos. No es nuestra

tarea denunciar.»{106}

Page 236: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

CONELA había sido organizada, explica Ortiz, porque en los

encuentros internacionales «estábamos siendo representados por personas

que realmente no eran representativas, [es decir] conservadores,

evangélicos, y bíblicos». Se estaba refiriendo a varios líderes de la

Fraternidad Teológica Latinoamericana. Como hemos visto anteriormente,

la FTL esperaba dar a las iglesias un sentido de responsabilidad social sin

abandonar al evangelismo. Para los protestantes más radicales, el rechazo

de la Fraternidad a la teología de la liberación la reducía al ala izquierdista

del movimiento fundamentalista.{107} Pero cuestionaba la reproducción de las

iglesias conservadoras y autoritarias que se preocupaban solo por el

crecimiento numérico. Esto hizo sospechar a los organizadores de CONELA

de que algunos de los miembros más prominentes de FTL estaban jugando

en los dos equipos. Por interesarse en la teología de la liberación,

reconocer la validez de algunas de sus propuestas, cuestionar la Pax

Americana y el apoyo evangélico a las dictaduras de derecha, se sospechó

que hombres como René y Washington Padilla, Orlando Costas, Samuel

Escobar y Plutarco Bonilla fueran teólogos de la liberación.

La razón por la que CONELA estaba impulsando una «guerra sorda»

en contra de tales teólogos, argumentaba Samuel Escobar, era que sus

líderes estaban vinculados a organizaciones norteamericanas y se sentían

amenazados por la independencia teológica y financiera de FTL, por su

negativa a repetir fórmulas aprendidas de los norteamericanos. «Cuando

insistimos en nuestro propio camino», escribió Escobar, «vienen entonces

las acusaciones de herejía y las luchas institucionales. No hay aprecio por

el esfuerzo nacional de pensar por cuenta propia, no hay sensibilidad para

tratar de entender lo latinoamericano. Lamentablemente, hay caudillos

criollos que se prestan a este juego fundamentalista, [213] porque muchas

veces medran dentro del esquema paternalista y se benefician de él. Si

traducir y repetir servilmente produce ganancias y otorga ventajas, ¿para

qué darse el trabajo de procurar la indigeneidad?» {108}

Notas

{103} Entrevista del autor a John Stam, Ciudad de Guatemala, 24 de agosto

de 1985.

{104} William Taylor, «Contextualization: What Does It Really Mean?» CAM

Bulletin, nº 3, 1983, pp. 3, 12-13.

Page 237: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{105} Stephen Sywulka, Radio TGN, Ciudad de Guatemala, 28 de agosto de

1985.

{106} Entrevista del autor, Ciudad de México, 2 de septiembre de 1985.

{107} Bastian 1984: 61.

{108} «Heredero de la Reforma Radical», en Padilla 1984: 64-70.

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217

 →

Reforma en la reforma

Los líderes conservadores a quienes Stam y Escobar criticaban eran,

en su mayoría, producto de un entrenamiento misionero estrechamente

supervisado, de la variedad del instituto bíblico. Sus sentimientos hacia los

teólogos eran recíprocos. Los profesores de seminario no producían nuevos

creyentes, mascullaban, sino únicamente discursos y formulaciones

intelectuales complicadas. Los conservadores se quejaban de que, cuando

la Fraternidad Teológica Latinoamericana realizó su conferencia CLADE II

en 1979, se interesó más en la teología y en la responsabilidad social que

en las últimas técnicas evangelísticas. {109} Para la mayor parte de los

dispensacionalistas y pentecostales, el entrenamiento bíblico sano consistía

en adoctrinar la verdad, no en la hermenéutica o en aquellas palabras

indescifrables que se esparcían. De acuerdo a los fundamentalistas, la

teología obstaculizaba a la fe en la Palabra del Señor.

Esta clase de tensión entre los teólogos y los líderes conservadores era

un signo de que, socialmente, el movimiento evangélico estaba moviéndose

más allá de la etapa de una simple aglomeración de sectas. En otro tiempo

los evangélicos latinoamericanos tenían poco que ver con sus compañeros

protestantes de fuera de sus propias y pequeñas denominaciones. Cada

confesión estaba emparedada en su propio mundo sectario, pero ahora

aquello estaba cambiando. Impulsados por las agencias norteamericanas,

como la Misión Latinoamericana y los Ministerios O.C., las campañas y

Page 238: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

organizaciones pandenominacionales estaban aglutinando a las iglesias

entre sí. De estos intercambios estaba surgiendo un protestantismo

evangélico menos sectario. Se identificaba como un bloque; aspiraba a

tomar posiciones coherentes frente a los grandes temas de la actualidad;

estaba desarrollando su propio sector paraeclesial de escuelas bíblicas,

estaciones de radio y demás, subsidiado por las agencias norteamericanas

y con personal compuesto por profesionales de clase media. [214]

Junto con estas nuevas posibilidades para la reflexión y el debate, se

encontraban crecientes diferencias de clase dentro del evangelicalismo. En

los primeros años, los pastores difícilmente vivían y comían mejor que sus

rebaños. Pero ahora habían surgido iglesias inmensas, dirigidas por

prósperos hombres de Dios, quienes recolectaban los diezmos de miles de

seguidores. Otros líderes evangélicos obtenían dinero para sus proyectos

en los Estados Unidos, o tomaban empleos bien remunerados en los

ministerios norteamericanos, ampliando las diferencias de ingreso con los

pastores que no gozaban de tan buena fortuna. A medida que los pastores

se convertían en profesionales y burócratas, la movilidad ascendente

trabajaba tanto contra los evangélicos progresistas como contra los

conservadores. Los llamados para un cambio radical perdían credibilidad

cuando el profeta vivía mucho mejor que sus hermanos.

Sin embargo, los conservadores reaccionaban frente a la innovación

teológica como si ésta fuera una seria amenaza para su posición. El desafío

llegaba en formas que fácilmente podían ser pasadas por alto por un

extraño, como el movimiento de entrenamiento pastoral conocido como

Educación Teológica por Extensión. Como se mencionó en el capítulo

anterior, TEE se originó como un intento por responder a la creciente

demanda de ministros entrenados, produciéndolos en cantidad. También

intentaba impedir que el entrenamiento en seminarios profesionales

desorientase a los pastores frente a las necesidades de las congregaciones

pobres. La idea era la de desprofesionalizar a la educación teológica. Para

los líderes establecidos, sin embargo, la TEE podía tener consecuencias

alarmantes. Podía popularizar a la teología, al alejarse de algunas de las

concepciones importadas por los misioneros norteamericanos, y alterar el

equilibro de poder en las denominaciones, al producir tantos nuevos

pastores de base que sobrepasaban a los líderes establecidos. {110}

A pesar de que el protestantismo evangélico representaba la «libre

empresa religiosa» en sociedades dominadas por una religión establecida,

Page 239: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

también había desarrollado tendencias autoritarias, en imitación de figuras

como el misionero extranjero, el sacerdote católico, el terrateniente y el jefe

político. Los líderes nacionales podían ser más autoritarios que los

misioneros a quienes reemplazaban. [215] «Las iglesias en América

Latina... están dominadas por el clero, por las estructuras eclesiásticas que

colocan al poder, al privilegio y a la iniciativa en manos de unos pocos, y

por modelos importados de... ministerio que sofoca al liderazgo indígena y

popular», escribió F. Ross Kinsler, fundador de TEE. En lugar de servir a

los intereses eclesiásticos, sugería Kinsler, la TEE debía subvertir esos

intereses. Esperaba que éste «ayudaría a las iglesias a liberarse de la

esclavitud de un clero profesional, la ideología de las clases medias, los

legalismos del pasado y las formas culturales de una iglesia extranjera y de

una sociedad alienada».{111}

En la década de 1970 esta clase de pensamiento se unió al esfuerzo

para ir más allá de la Evangelización a Fondo. Como señaló Orlando

Costas, de la Misión Latinoamericana, la evangelización a fondo implicaba

una ruptura entre la acostumbrada relación pastor-seguidor, al entrenar a

los miembros de las congregaciones para que se conviertan en activistas

que individualmente llevarán a cabo el evangelismo. Toda la iniciativa ya no

residiría en un solo pastor. Pero estos cambios eran difíciles de realizar:

después de terminada la campaña, los pastores y laicos generalmente

regresaban a su antigua relación activo/pasiva.

Algunos organizadores concluyeron que la «movilización total» de la

comunidad cristiana para la «evangelización total» no ocurriría sin una

transformación permanente de las estructuras pastorales. Las células de

oración en las que la Evangelización a Fondo organizó a los miembros de la

iglesia empezaron a tomar ciertas de las atribuciones de las comunidades

de base en la teología de la liberación. Del estudio de la Biblia surgiría una

reforma que democratizaría a la iglesia. {112}

En Costa Rica, Orlando Costas y John Stam eran parte de una

derivación de LAM llamada el Centro Evangélico Latinoamericano de

Estudios Pastorales (CELEP) que seguía esta línea de pensamiento. Al

igual que su colega Plutarco Bonilla, los dos renunciaron al Seminario

Bíblico Latinoamericano como protesta en contra de algunos de los cambios

que estaban ocurriendo allí.{113} Si los seminaristas que fumaban cigarrillos

no tenían posibilidad de ser aceptados por las iglesias locales, ¿entonces

para qué entrenarlos?{114} Con la esperanza de no ser asociada con tal

Page 240: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

comportamiento, CELEP trató de concentrarse en el trabajo pastoral con las

bases. Pero todavía estaba localizada junto al seminario, [216] una

advertencia constante del peligro de quemar el puente que les unía a los

conservadores. En la parte de arriba se encontraba la sucursal local de la

Cadena Cristiana de Difusión de Pat Robertson.

La TEE no siempre tuvo un impacto democratizador: un pastor con un

sexto grado de educación podía encontrarse tan distante de su gente como

un seminarista graduado, y ser aún más opresivo. La TEE también podía

ser utilizada para extender el alcance de las jerarquías convencionales. Al

combinarse con los esfuerzos por cambiar las relaciones pastorales, sin

embargo, desafió la forma en que los pastores más antiguos habían sido

entrenados para dirigir a sus iglesias. Por lo tanto, provocó una fuerte

oposición.{*****} En un movimiento preocupado por extender su mensaje y

establecer nuevas formas de autoridad espiritual, el estudio de cómo vender

más efectivamente el evangelio había llevado al escrutinio de las relaciones

pastorales. El intento por reformar estas relaciones estaba sirviendo como

un paralelo evangélico con la teología de la liberación.

Los evangélicos ocupados en tales críticas eran solo una minoría.

Congregados en seminarios y otras pequeñas burocracias religiosas,

generalmente estaban sitiados por los conservadores. Pero los disidentes

creían que su día llegaría, y los conservadores tenían razón para temerlos.

El definir al evangelio en términos tanto de justicia social como de salvación

personal tenía el potencial de atraer a los millones de evangélicos cuya

posición económica se estaba deteriorando. Bajo diferentes condiciones,

los nuevos líderes podrían reemplazar a los conservadores que habían

surgido bajo los regímenes de derecha. [217]

Algo similar ocurrió en Argentina, en donde una sucesión de gobiernos

militares culminó en el régimen de la Guerra Sucia. Mientras la dictadura

secuestraba, torturaba y asesinaba a más de doce mil personas a finales de

los años setenta, sus partidarios evangélicos permanecían firmes, al igual

que una jerarquía católica reaccionaria. «Si algo les pasa [a las víctimas],

algo deben haber hecho», argumentaban estos cristianos, o «hay que

acordarse lo que hicieron las guerrillas», o «los militares nos han salvado

del marxismo». Pero después de 1981, sin embargo, otro sector de las

iglesias evangélicas desempeñó un papel importante en el movimiento

argentino de los derechos humanos. Cuando el colapso económico y la

Guerra de las Malvinas con Gran Bretaña derrocaron a la dictadura militar,

Page 241: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sus defensores evangélicos fueron también desacreditados. El giro de los

eventos cubrió de gloria a los activistas religiosos, dándoles una posición

firme en las iglesias de clase media así como en el nuevo gobierno

democrático de Raúl Alfonsín.

La victoria era frágil, advertía José Miguez Bonino, un teólogo

protestante de la liberación, quien había visto muchos retrocesos para su

causa. El nuevo liderazgo podría distanciarse demasiado de sus

congregaciones y desacreditarse a sí mismo. {115} Mientras tanto, los

pentecostales informaban que, bajo el nuevo régimen que fracasaba en

contrarrestar la terrible crisis económica del país, sus iglesias estaban

creciendo como nunca antes.

Notas

{*****} En Nicaragua, el entrenamiento pastoral era una de las cuestiones

discutidas por el pro-sandinista Consejo Evangélico para la Ayuda al

Desarrollo (CEPAD) y su vástago anti-sandinista, el Consejo Nacional de

Pastores Evangélicos (CNPEN). Al ser una agencia de desarrollo y el más

antiguo de los dos organismos, CEPAD inició un programa de

entrenamiento pastoral con énfasis en el activismo y en el liderazgo laico.

Cuando el nuevo consejo de pastores solicitó a CEPAD que cesara el

programa para que éste pudiera organizar el suyo, la agencia se rehusó,

basándose en que el organismo rival representaba a los pastores y no a

las iglesias. Mientras que CEPAD era parte del movimiento para

descentralizar la autoridad congregacional, CNPEN estaba operando con

la premisa tradicional de que el pastor dirige la iglesia. En 1985, el

presidente de CNPEN me dijo: «Somos los pastores, y son los pastores

quienes representan las iglesias. Así es como nosotros vemos las

cosas.»

{109} Harry Genet, «Latin Evangelicals Chart Their Own Course»,

Christianity Today, 7 de diciembre de 1979, pp. 44-46.

{110} David Scotchmer al autor, 30 de noviembre de 1986.

{111} Kinsler 1978: 183, 186-187.

{112} Costas 1984b.

{113} John Maust, «Seminary Crisis.»

Page 242: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{114} Entrevista del autor a John Stam.

{115} Miguez Bonino 1985. Para una denuncia de las sectas en Argentina,

véase Silletta 1987.

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 219-

222

 →

La Nueva Jerusalén de las Américas

«Los guatemaltecos son el pueblo elegido del Nuevo Testamento. Somos

los Nuevos Israelitas de América Central.» –Efraín Ríos Montt {1}

Las oraciones por el Hermano Efraín no obtuvieron respuesta. Después

de una marcha de dieciséis meses hacia la Nueva Jerusalén, el primer

dictador evangélico en la historia fue derrocado por el mismo ejército que lo

había puesto en el poder. Pero mientras el General Efraín Ríos Montt ocupó

el palacio presidencial en Guatemala, atrajo la atención del mundo hacia el

despertar evangélico en América Central. De acuerdo a las proyecciones de

iglecrecimiento, aquel movimiento presumía tener el 21% de la población

guatemalteca en 1981, probablemente una mayoría de los feligreses

activos. Si las tasas de crecimiento anual de un 10% o más continúan en

los años noventa, Guatemala podría ser el primer país en América Latina

con una mayoría protestante.{2}

Ríos Montt y sus colaboradores esperaban convertir a este movimiento

religioso en un nuevo orden político. Los protestantes siempre han atribuido

la violencia y el retraso de América Latina, no a la dependencia de países

extranjeros o a las estructuras de clase, sino a las tradiciones latino

católicas. Si la pobreza y la contienda civil son básicamente problemas

morales, se deduce que únicamente una reforma moral puede resolverlos.

Creen que de lo que América Latina carece es de un fundamento «bíblico».

Esta fue la premisa sobre la cual Ríos Montt anunció que moralizaría la

vida nacional de arriba hacia abajo. Guatemala no sería [220] liberada por

una revolución que derribara las estructuras opresivas, predicaba. Más

Page 243: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

bien, sería liberada por una revolución en los corazones de los hombres. En

la persona de un errático general del ejército, que se describía a sí mismo

como un líder elegido por Dios, lo que los Melville llaman «el poder en

busca de legitimidad» se volvió hacia una religión de los impotentes para

justificarse.{3} Para el asombro de la opinión mundial, la cual continuaba

recibiendo informes horripilantes sobre las violaciones de los derechos

humanos por parte del ejército guatemalteco, el nuevo comandante en jefe

de esa institución convirtió a la renovación moral en su tópico favorito.

La urgencia de Ríos Montt se originó en el cumplimiento de temores de

mucho tiempo. En 1936, un misionero norteamericano escribió una novela

en la que un ruso bolchevique lidera un levantamiento de indios mayas

guatemaltecos, sólo para ser frustrado por un evangelista maya que

empuña la palabra de Dios.{4} Bajo el anárquico régimen pretoriano que

precedió al de Ríos Montt, los indígenas del altiplano se unieron a

movimientos guerrilleros marxistas. Aún más, la amenaza se estaba

materializando en lo que el nuevo dictador y sus hermanos consideraban

una forma particularmente insidiosa: una interpretación revolucionaria de su

propia fe cristiana.

Por consiguiente, podemos imaginar los himnos de alabanza que

saludaban a un verdadero soldado de Dios. El enfrentamiento entre el

fundamentalismo norteamericano y la teología de liberación convirtió a

América Central, en las palabras de un misionero evangélico, «en uno de

los campos de batalla estratégicos en la lucha espiritual por la fidelidad y el

destino eterno de los habitantes del mundo.» {5} El evangelio

fundamentalista, afirmó uno de los ancianos de la Iglesia del Verbo de Ríos

Montt, era un «factor estabilizante». Transformaría a Guatemala en un

«fuerte espiritual», evitaría que las ricas reservas de petróleo y titanio de

Guatemala caigan en manos marxistas, y se convertiría en un amortiguador

entre los Estados Unidos y el avance comunista. «Después de Guatemala»,

advertía la iglesia matriz del Verbo en los Estados Unidos: «¡sólo queda

México!» Pero eso no era todo. Para una América Latina a la cual estos

cristianos consideraban perdida en la oscuridad de la idolatría católica y de

la teología de la liberación, Guatemala se convertiría en un faro de luz.

Serviría como un modelo de rectitud bíblica para otros [221] países

amenazados por las mismas fuerzas satánicas: se convertiría en la «Nueva

Israel» teológica de las Américas.{6}

Page 244: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

La fe geopolítica de los hombres que rodeaban a Ríos Montt parecía

confirmar los peores miedos de la izquierda. Ahora que los revolucionarios

habían empezado a enaltecer las virtudes de la concientización cristiana, el

ejército guatemalteco no sólo reprimía a los activistas religiosos, sino que

también promovía una forma de culto más tratable. Se decía que los

indígenas católicos se estaban convirtiendo en masa al protestantismo para

salvar sus vidas. Aquí estaba una verdadera alternativa, explicaba el

televangelista Pat Robertson, «entre la opresión de las oligarquías

corruptas y la tiranía del totalitarismo comunista apoyado por Rusia.» {7}

Impulsados por hombres como Robertson, se decía que los evangélicos

norteamericanos estaban comprometiendo millones de dólares para la

campaña de pacificación de Ríos Montt.

El auxilio evangélico en Guatemala estaba coordinando por Gospel

Outreach (Alcance Evangélico), el ministerio con base en California a cuya

sucursal guatemalteca, la Iglesia del Verbo, pertenecía Ríos Montt. Con la

colaboración del Instituto Lingüístico de Verano, Verbo inició una campaña

muy publicitada para ayudar a las víctimas indigentes de la guerra. Poco

después, sus pronunciamientos contradijeron los hallazgos de las

organizaciones de derechos humanos, en un intento por justificar la política

«fusiles y frijoles» de Ríos Montt –es decir, de concentrar a los indígenas en

campamentos de refugiados y forzarlos a enlistarse en patrullas

contrainsurgentes del ejército.

Los informes sobre las continuas atrocidades del ejército no afectaron

la reputación de Ríos Montt entre los evangélicos conservadores de los

Estados Unidos. Aún después de su derrocamiento, lo aclamaron con

aplausos y bendijeron con oraciones. En Guatemala, sin embargo, los

líderes evangélicos se mostraban llenos de aprehensión sobre la forma en

la que Ríos había politizado su fe. Tampoco era ese el único factor que les

empujaba hacia la arena política. Si bien las iglesias conservadoras habían

crecido poderosamente al declinar enfrentarse a las depredaciones del

ejército, heredaban a masas de sobrevivientes que se empobrecían en

forma rápida. El crecimiento de iglesia tenía un precio que los expertos de

iglecrecimiento nunca habían mencionado. [222] Aún los conservadores que

habían condenado a los cristianos reformistas por «meterse en política» se

veían forzados a enfrentarse a la problemática social. Al igual que la Iglesia

Católica durante las décadas de 1950 y 1960, respondían con una ola de

programas sociales. «A pesar de que los conservadores están al mando»,

Page 245: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

me dijo un disidente, «no lo van a mantener, porque la gente está

aprendiendo a hablar, en sus propios términos y en sus propias formas.»

Notas

{1} Lynda Schuster, «Latin Revival», Wall Street Journal, 7 de diciembre de

1982, págs. 1, 21.

{2} Holland 1981:71; «Dawn is About to Break on Guatemala», Global

Church Growth, marzo-abril 1984, pág. 351.

{3} Melville y Melville 1977.

{4} William Cameron Townsend, «Tolo, the Volcano's Son», Revelation

(Philadelphia), serial, abril a octubre de 1936

{5} Julian Lloret, «Forces Shaping the Church in Central America», CAM

Bulletin (Dallas, Texas: Central American Mission), Verano de 1982, págs.

2-3, 13.

{6} Entrevista a Bob Means, Radiance (Eureka, California: Gospel

Outreach), septiembre de 1982. Circular para obtener fondos de Puente

Internacional del Amor (International Love Lift), 15 de septiembre de

1982, firmada por Bob Means y Carlos Ramírez. Circular de Puente

Internacional del Amor, 30 de junio de 1983, firmada por Carlos Ramírez.

{7} Anfuso y Sczepanski 1983: ix-x, 154.

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 222-

224

 →

Gospel Outreach (Alcance Evangélico)

Efraín Ríos Montt acudía a los ancianos de la Iglesia del Verbo para su

guía espiritual. Y para su propia dirección espiritual, los jóvenes

norteamericanos y guatemaltecos que lideraban a Verbo acudían a Eureka,

California. Al norte de San Francisco por la costa, la ciudad tomó ese

Page 246: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

nombre por el «¡Eureka!» («lo encontré» en griego) que gritaban los

buscadores de oro en California en el siglo pasado. Después de varios

auges y quiebras, la industria principal del área era el cultivo de marihuana,

la cual había sido introducida por los hippies de San Francisco. A principios

de los años setenta, algunos de estos hijos de la paz redescubrieron el

tradicional opio del pueblo. Una década más tarde, se convirtieron en los

consejeros espirituales de una dictadura militar.

El líder del nuevo movimiento en Eureka era una generación mayor que

sus seguidores: el alcohol, no los alucinógenos, había llevado a la ruina a la

figura corpulenta y paternal del Reverendo Jim Durkin. Pero el mismo Señor

los había salvado a ambos. Bajo la guía de este corredor de bienes raíces y

predicador laico de las Asambleas de Dios, los penitentes de pelo largo

adquirieron la Comuna Rancho del Faro, un experimento social cercano que

también evolucionaba de las drogas hacia el cristianismo. Aquí, Durkin puso

a sus adeptos en un régimen estricto, tal vez ya influenciado por la facción

«pastoral» del movimiento carismático. Los cortes de cabello eran sólo el

inicio. La disciplina moral era tan estricta que, según se dice, miembros de

sexos opuestos no podían estar solos en el mismo cuarto. Originalmente, el

rancho había tratado de modelarse según los comunistas primitivos de la

iglesia del primer siglo. Durkin decidió enseñar a sus discípulos cómo

manejar un negocio para mantener su ministerio, iniciando empresas

comerciales donde sus miembros podían ganar su cuarto y manutención en

el rancho. [223] A cambio de múltiples diezmos de las ganancias, los

negocios pasaban a manos de los miembros para que ellos mismos los

manejasen. Si es que el hombre fue creado a imagen de Dios, entonces el

Señor empezaba a parecerse al joven egresado de una escuela de

negocios.{8}

Los periodistas que conocieron a los ancianos de Verbo durante sus

días de gloria advertían una combinación peculiar de buena naturaleza y

megalomanía, de sentido común y fanatismo, que se origina en su peculiar

entrenamiento. Los seguidores de Durkin habían sido relativistas supremos.

Los hippies únicamente querían hacer sus propias cosas, todo estaba bien

mientras no lastimaras a nadie, y todo sería hermoso si tan sólo lo dejaras

suceder. Pero Durkin decía a su gente joven no sólo que esta filosofía

tolerante había destruido su sentido de lo bueno y lo malo, sino que era la

forma cómo el demonio había tomado sus vidas. Ahora, si mantenían la

mínima parte de sus vidas lejos de Dios, el demonio regresaría y los llevaría

Page 247: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

al infierno. Si parte de su vida no estaba en el Reino de Dios, entonces

pertenecía al reino de la oscuridad –conocido en otra forma como «el

mundo», este mundo, el cual pertenecía a Satanás.

El blanco principal del programa de formación moral de Durkin era lo

que él llamaba «la vida egoísta del Yo». Después de llevar a sus egoístas

seguidores a enfrentarse con su verdadera inutilidad, les demostraba cómo,

con la ayuda de Dios, podrían encontrar su lugar en un tremendo drama

milenial. En cumplimiento de la profecía bíblica, decía Durkin, ellos habían

sido puestos sobre la tierra para cambiar la historia. Evangelizarían al

mundo.

El mundo que Durkin presentaba a sus seguidores era tormentoso. Se

aproximaba una espantosa retribución por los pecados de la humanidad,

una gran tribulación que culminaría con la Segunda Llegada de Cristo y su

reino milenario sobre la tierra. Mostrándose pesimista acerca del futuro de

lo que él llamaba «capitalismo de deuda», Durkin aconsejaba a su rebaño a

prepararse para el futuro colapso financiero evitando deudas, diversificando

sus inversiones y almacenando alimentos.

Durkin creía que el Señor probablemente regresaría en el transcurso de

su vida, pero únicamente después de que los cristianos se hayan [224]

multiplicado sobre la tierra. Por tanto, la misión de su iglesia era la de servir

como base para el evangelismo: enviando a los «ancianos» de estilo

pastoral –anteriormente de la Comuna Rancho del Faro, ahora en sus

treinta– a quienes había entrenado para fundar iglesias en otros lugares. {9}

En 1983 se decía que cuatro mil personas asistían a los servicios. {10} De ahí

el nombre del grupo, Gospel Outreach (Alcance Evangélico). Existían

cuarenta congregaciones en los Estados Unidos, la mayoría en la Costa

Oeste, y seis en el exterior, en Europa y en Guatemala, Managua y Quito.

Guatemala apareció en el horizonte de Gospel Outreach después del

terremoto de 1976. Mientras sus voluntarios de California ayudaban a

reconstruir los barrios pobres alrededor de la capital, tomaron parte en un

movimiento carismático que reclutaba a gente de las clases altas y producía

varias iglesias. Los participantes en esta sacudida del Espíritu Santo a

menudo sabían algo de inglés y estaban cegados con la cultura

norteamericana. En una situación revolucionaria, rodeados por los pobres y

amenazados por la izquierda, necesitaban algo más que ganancias y

placer. Los moralistas jóvenes norteamericanos de Gospel Outreach tenían

Page 248: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la respuesta. Al estar llenos del Espíritu Santo, daban a los guatemaltecos

de clase alta un sentido de vindicación en un momento en que su forma de

vida se volvía cada vez más incierta. A principios de 1982, una

congregación entusiasta y adinerada conformada por unos quinientos

miembros se reunía bajo una carpa de circo, colocada en un barrio

exclusivo junto al Hotel Camino Real.

Notas

{8} Paul Goepfert, «The Lord and Jim Durkin», California, febrero de 1983,

págs. 53-54.

{9} Esta descripción de la teología de Durkin está basada en grabaciones

de sus sermones enviadas al autor por la biblioteca de cassettes de

Gospel Outreach.

{10} «Why Not the Whole World?» Global Church Growth, mayo-junio de

1983, pág. 270.

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229

 →

¿Podía el Señor tener algún

plan para el Hermano Efraín?

Cuando los ancianos de Verbo se encontraron en medio de un golpe

militar, la mañana del 23 de marzo de 1982, no estaban totalmente

desprevenidos. Ellos ya sabían que, gracias a la extraordinaria

correspondencia entre el conflicto oriental-occidental y la inminente

confrontación milenial, cualquier estallido alrededor del mundo era un paso

más en la marcha hacia Armagedón. Sin embargo, hasta el momento en

que fueron arrastrados por la corriente de los eventos, los ancianos de

Verbo estaban lejos de ser activistas políticos. Aún cuando sus hermanos

en los Estados Unidos se unieron a la derecha religiosa, los ancianos

norteamericanos en Guatemala trataron de mantener su distancia de la

[225] política al estilo centroamericano. {*} Estaban muy conscientes de que

Page 249: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

el gobierno del General Romeo Lucas García (1978-1982) dejaba mucho

que desear como defensor de la libertad religiosa. Con la sospecha de que

activistas cristianos y sindicales se estaban desempeñando como frentes

revolucionarios, Lucas soltó a los escuadrones de la muerte. Coordinados

desde un anexo del palacio presidencial, los escuadrones de la muerte

destruyeron el centro político de Guatemala y empujaron a miles de

sobrevivientes a unirse a los movimientos guerrilleros.

Los ancianos de Verbo no eran los únicos que se mantenían apartados.

En general, los líderes evangélicos no deseaban ocuparse de la

desintegración de su país. Una historia centenaria de protestantismo en

Guatemala, publicada en el clímax de violencia en 1982, logró evitar el

tema.{11} La corrupción, la falta de respeto por las autoridades, el

comunismo y el mal iban en aumento, predicaban estos hombres, pero su

reino no era de este mundo. Esta lógica, por supuesto, no impidió que

varios de sus miembros se enlistaran en la campaña presidencial del

partido oficial, una creación del alto mando del ejército y el seguro ganador

a juzgar por el fraude de las dos elecciones previas. Ya que los asesinatos

oficiales habían alienado a la mayor parte de la Iglesia Católica, la dictadura

estaba ansiosa por enlistar a otros hombres de Dios.

Un mes antes de la elección nacional del 7 de marzo de 1982, una

conferencia de quinientos pastores conmemoraba el centenario del

protestantismo en Guatemala. Fueron interrumpidos por la llegada de

helicópteros con el candidato presidencial oficial, General Aníbal Guevara.

Prominentes pastores de la campaña del general habían arreglado la

presentación, prometiendo tiza y cuadernos gratis para todo aquel que

asistiese. A los aleluyas de la audiencia, el general gritaba «alabado sea el

Señor», y según la etiqueta evangélica, pidió orar para que el hombre

elegido por el Señor gane las elecciones. Su nuera era evangélica,

mencionó la esposa de Guevara, y a pesar de que ellos todavía no habían

[226] dado el gran paso, lo estaban ciertamente considerando. En la

cafetería, a mediodía, se murmuraban recriminaciones: esto era como

vender la primogenitura por un plato de lentejas. La iglesia debía estar fuera

de la política. Inmediatamente, aparecieron las guerrillas para distribuir

panfletos de los cristianos revolucionarios de Vicente Menchú. {12}

Mientras tanto, los ancianos del Verbo mantenían en la mira a un

general retirado del ejército que se había unido a su congregación. Ocho

años antes, se había lanzado para presidente y probablemente había

Page 250: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

ganado. En 1974 había sido el candidato de la reforma, realizando una

campaña convincente con la lista demócrata cristiana. Se encontraba

liderando con gran ventaja las elecciones cuando, inesperadamente, las

pantallas de televisión quedaron en blanco. La transmisión se reanudó la

mañana siguiente, para cuando el candidato oficial se había convertido en

el ganador con un gran margen. La pandilla militar que dirigía al país había

impuesto su propio candidato.

Cuatro años más tarde, cuando Ríos Montt empezó a asistir al culto en

la Iglesia del Verbo, los Ancianos de Gospel Outreach se preguntaron por

qué un líder político de esa altura se les estaba acercando. Relatan que se

probaba a sí mismo limpiando los baños. Afortunadamente, la biografía de

Ríos realizada por Verbo en 1983 proporciona un revelador recuento de sus

frustraciones y sueños. Según esta versión, su renacimiento espiritual

surgió de su frustrada ambición por el cargo más alto en el país. Los

ancianos de Verbo descubrieron que la amargura por haber perdido la

presidencia era la herida más profunda en su vida. Cuando Ríos regresó del

exilio en 1977, fue con la vana esperanza de ganar una segunda

nominación de los demócratas cristianos, para las elecciones del año

siguiente. Sólo después de esta segunda y al parecer última desilusión, el

general decidió ingresar en la Iglesia del Verbo. Allí, los ancianos decían

que Dios tenía guardado un plan especial para él. {13} La religión carismática

se convirtió en el bálsamo para sus lastimadas ambiciones y las transfiguró.

De ahora en adelante sería un soldado de Dios, cuya tarea en la vida se

llevaría a cabo a la manera del Señor.

Los ancianos del Verbo mantenían dos opiniones sobre el privilegio de

ser los pastores de un general guatemalteco. Sí, como un hermano [227] en

Cristo, Ríos había hecho un «pacto» con ellos y se había sometido a su

autoridad. Esta era la relación esencial de confianza entre los miembros de

Verbo, y es un tema importante de la biografía. {14} No obstante, cuando los

partidos políticos lanzaron a sus candidatos para la elección nacional del 7

de marzo de 1982, a los ancianos no les gustó leer en los periódicos que el

Hermano Efraín estaba considerando una tercera candidatura para la

presidencia. Con la esperanza de mantener a él y a su iglesia fuera de la

contienda electoral, los ancianos hicieron de la nunca satisfecha ambición

presidencial de Efraín el tema de tres días de oración y ayuno. Varias

profecías indicaban que el participar en estas elecciones no era el designio

del Señor: todavía no había llegado el gran momento para Efraín. A pesar

Page 251: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de que los ancianos le apoyarían si decidía ser candidato, el Señor les

decía que «otra puerta» se abriría para él. Sin embargo, únicamente el

colapso de la coalición partidista que le ofrecía la candidatura –no sus tres

días de consejo y profecía– le volteó en contra de la campaña electoral. {15}

Dos semanas después de que el candidato oficial robó la elección, el

23 de marzo de 1982, jóvenes oficiales del ejército llamaron a Ríos al

palacio nacional para que encabezara su golpe de estado. Aquella mañana,

se encontraba en su trabajo administrando la escuela diurna de Verbo; se

veía genuinamente desconcertado, incluso con miedo, y afirmaba no estar

involucrado en la conspiración. Con su inesperada aparición en la televisión

aquella noche, vestido en traje de combate y como jefe de la nueva junta

militar, más de un anciano de Verbo pensó que su hermano en Cristo había

roto su pacto con ellos.

¿Era simplemente una coincidencia que los conspiradores hayan dado

el golpe al cumplirse el octavo aniversario de su exilio a España? {16} Si

queremos creer en las afirmaciones de ciertos participantes, Ríos tomó tan

seriamente las profecías de Verbo que ayudó a planificar el golpe que lo

llevó al poder. De acuerdo al consenso nacional a principios de 1982, era

tiempo de que el régimen militar de los últimos doce años dejara el poder.

Por la prominencia de Ríos como el presidente electo defraudado hace

ocho años, sería casi un milagro que él no haya estado involucrado en la

conspiración, al menos periféricamente. De los dos grupos que planificaron

el golpe del 23 de marzo, a Ríos Montt se le acusa de haber tratado con los

dos. [228]

El primero era el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), colocado

en el poder por la CIA en 1954 y conocido como el «partido de la violencia

organizada» por su utilización de medidas de fuerza, incluyendo los

escuadrones de la muerte. Ríos Montt no era un entusiasta del MLN: el

candidato presidencial del partido en 1982, Mario Sandoval Alarcón, había

apoyado el fraude contra su elección ocho años antes. Sin embargo, la

esposa de Ríos pertenecía a una importante familia militar enredada con el

MLN, los Sosa Avila, y trabajó en su campaña presidencial de 1982. El

mismo Ríos, de acuerdo a un enemigo político, encabezó un grupo

paramilitar de MLN que tenía la misión de provocar motines para protestar

contra el inminente fraude electoral.{**}

Page 252: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El segundo grupo que conspiró en el golpe del 23 de marzo era un

grupo de jóvenes oficiales del ejército. Algunos eran colaboradores del

MLN, otros no. Pero todos se encontraban desilusionados de un alto mando

corrupto, el cual además estaba perdiendo la guerra contra las guerrillas.

De acuerdo a un joven oficial, Ríos había sido escogido para encabezar la

nueva junta desde el inicio de su plan, debido a su honesta reputación y a

su elección como presidente en 1974. Pero el joven oficial insistía en que

Ríos no había sido informado de antemano, porque si esto se filtraba, su

líder escogido habría sido asesinado. {17} [229]

Después del golpe, los conspiradores del MLN quedaron estupefactos

al escuchar a Ríos Montt denunciar no sólo al depuesto régimen de Lucas

sino también a ellos. Ellos también se encontraban entre los políticos civiles

podridos responsables por la penosa situación de Guatemala, declaró el

jefe de la nueva junta militar. Era el Señor quien lo había colocado en este

lugar, anunció Ríos, cerrando filas con sus compañeros oficiales dejando de

lado al MLN.

En cuanto a Ríos, su más profunda ambición se había convertido en el

plan que Dios tenía para él. Podría parecer poco probable que un general

guatemalteco pudiera liderar un golpe que él no hubiera planificado. Para

los ancianos de Verbo, como para otros evangélicos, todo dependía de la

pureza de sus motivos. Unicamente si su llegada al palacio estaba limpia de

la inmundicia de la política guatemalteca podía ser parte del plan del Señor.

Efraín insistía en que él no tuvo nada que ver con la planificación del golpe,

y los ancianos de Verbo decidieron honrar su pacto dándole credibilidad. El

drama del momento tocó su propio sentido del destino: ¿no habían recibido

una profecía que decía que aconsejarían a jefes de estado? {18} Solo a través

de sus oraciones, concluyeron, el Señor había colocado a sus siervos en el

centro de la lucha cósmica entre el bien y el mal. Con dos ancianos

guatemaltecos en el palacio como consejeros presidenciales, y otros

ancianos que se reunían con él semanalmente para sus sesiones de

oración, la Iglesia del Verbo se había convertido, en cumplimiento de sus

propias profecías, en una puerta para el Hermano Efraín y en una líder de

naciones.

Notas

{*} Ilustrando este sentido de separación, un anciano de Verbo protestó

contra los pastores antisandinistas en Nicaragua por «alejarse de la pura

Page 253: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

predicación del evangelio hacia el apoyo activo a las fuerzas anti-

gubernamentales». Satanás estaba utilizando a estas personas para

hacer que el gobierno sandinista desconfiase de los cristianos,

continuaba el anciano de Verbo, y «hacer que el evangelio parezca un

instrumento de revolución externa en lugar de interna (James Jankowiak,

Radiance, abril 1982, pág. 3).»

{**} La fuente de esta acusación es Danilo Roca, un aliado del MLN en la

elección de 1982. De acuerdo a Roca, los agentes del MLN dentro del

gobierno habían confirmado que el partido oficial robaría la elección del 7

de marzo. Por consiguiente, el MLN planeó convertir sus celebraciones

de victoria cerca de las iglesias católicas capitalinas en motines para

quemar camiones y volar puentes durante las primeras horas del 8 de

marzo, paralizar a la capital y forzar al ejército a intervenir contra la

camarilla gobernante.

Un socio de Roca me proporcionó un relato detallado (pero no

corroborado) de sesiones nocturnas de planificación encabezadas por

Ríos, en su casa, durante el mes anterior a la elección. De acuerdo a esta

fuente, Ríos decía que él no iba a permitir que a Mario (Sandoval Alarcón,

el candidato del MLN) le ocurriera lo que pasó a él en 1974. La última vez

no estaba preparado, supuestamente dijo Ríos, pero esta vez ellos los

estarían. También enfatizó que los provocadores del MLN no debían bajo

ninguna circunstancia enfrentarse al ejército, el cual llevaba a la

conspiración por otra ruta. De acuerdo a Roca y su socio, Ríos abortó el

plan la noche de la elección (entrevista del autor, Guatemala, agosto 24,

1985).

Según Leonel Sisniego Otero del MLN, antes del golpe del 23 de marzo

Ríos Montt acordó encabezar una junta civil-militar, para entonces

traicionar a sus co-conspiradores civiles después de tomar el poder (This

Week, julio 4, 1983, pág. 193).

{11} A. Zapata 1982.

{12} Entrevistas del autor, julio-agosto de 1985.

{13} Anfuso y Sczepanski 1983: 79-100.

{14} Ibid., págs. 93-96.

Page 254: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{15} Ibid., págs. 104-109.

{16} Ibid., págs. xiv, 119.

{17} Entrevista del autor, Ciudad de Guatemala, 27 de Agosto de 1985.

{18} Juan M. Vásquez, «Prophecy Comes True for New Leader in

Guatemala», Los Angeles Times, 28 de marzo de 1982, págs. 1, 8. Carlos

Ramírez, «Prophecy Comes True», Frontline (Eureka, California:

International Love Lift) 9(7), pág. 6.

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 229-

233

 →

Puente Internacional del Amor

Mientras el primer presidente evangélico de Guatemala restringía a los

escuadrones de la muerte en la capital y se imponía a las guerrillas en el

campo, se acercaba una fecha muy importante. En noviembre de 1982, se

cumplía el centésimo aniversario de la primera misión protestante en

Guatemala. Seguramente, creían muchos evangélicos, esta convergencia

entre el centenario de su fe y el primer líder cristiano del país era una señal

del Señor. Al igual que la Iglesia del Verbo y el mismo Ríos Montt,

concluyeron que él era el hombre de Dios para salvar a Guatemala del

comunismo y para guiar a la nación hacia Cristo. [230] Para los creyentes

que anteriormente habían preferido no discutir sobre política, un tema

considerado como un tabú se convirtió en un milagro de Dios.

Los enemigos alegaban que los ancianos de Verbo tenían una

influencia similar a la de Rasputín sobre el nuevo presidente. Pero su única

función visible en el nuevo régimen era la de certificar su integridad. Esta no

era una tarea pequeña o sin importancia, sin embargo, y se ocupaban de

ella con gran empeño. A pesar del anuncio de una nueva era de moralidad,

la estrategia del ejército guatemalteco en el altiplano estaba produciendo

una cantidad sin precedentes de refugiados indígenas. No se satisfacían

sus necesidades y sus historias sobre el barbarismo del ejército

Page 255: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

contradecían las declaraciones de Ríos Montt de hacer respetar los

derechos humanos.

Frente al público, los ancianos de Verbo nunca vacilaban. A su llegada

al palacio presidencial, habían puesto énfasis en los males del régimen

anterior, y en cómo Ríos iba a mejorar la situación. {19} Y lo había logrado,

afirmaban. Como amigos personales del presidente, sabían que él no podía

estar ordenando masacres de civiles. Por supuesto, admitían, Ríos no podía

ser responsabilizado por cada acto cometido por un ejército de veinte mil

individuos. Pero ya que ahora las fuerzas de seguridad estaban bajo su

control, éstas no podían ser responsables de tales crímenes. De acuerdo a

la Iglesia del Verbo, las bendiciones derramadas por el Espíritu Santo el 23

de marzo fueron tan poderosas que produjeron un giro de 180 grados en el

comportamiento respectivo del ejército y de la guerrilla.

Lamentablemente, no todos estaban dispuestos a reconocer este nuevo

hecho. En poco tiempo, los ancianos de Verbo se encontrarían envueltos en

una lucha espiritual con dos de las manifestaciones más insidiosas del

humanismo secular del mundo actual. La primera eran otros cristianos, o

por lo menos así se denominaban, ya que en las persistentes calumnias de

ciertos supuestos grupos cristianos, los ancianos de Verbo detectaron la

influencia de la teología de la liberación. Es decir, tendrían que luchar

contra aquel intento marxista para reemplazar al evangelismo con la política

y torcer la escritura hasta convertirla en una justificación para la revolución

violenta. Sin embargo, el enemigo más acérrimo de Ríos eran los medios de

comunicación liberales, con sus [231] prejuicios y propaganda

escandalosos. Cegados por la noche y la neblina que cubre la visión de los

incrédulos, los periodistas no reportaban la tan clara verdad que la Iglesia

del Verbo percibía.

¿Dónde podían los ancianos del Verbo encontrar hermanos cristianos

que les ayudaran a combatir estas mentiras? Pocos años antes, el altiplano

había estado poblado por misiones, agencias y centros para el desarrollo de

esto y aquello, generalmente financiados por extranjeros.

Desgraciadamente, el régimen anterior había identificado a dichos

esfuerzos como el Caballo de Troya de la subversión, había colocado a sus

coordinadores indígenas locales en listas, y los había perseguido hasta la

muerte.{20} Ahora, los horrorizados patrocinadores se preguntaban cómo

ayudar a los sobrevivientes sin estimular más derramamiento de sangre. La

mayoría tomó la decisión de esperar.

Page 256: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Pero dos no esperaron –el conocido promotor de salud comunitaria Dr.

Carroll Behrhorst y el Instituto Lingüístico de Verano (SIL)–. El programa de

desarrollo de Behrhorst había terminado cuando once de sus cuarenta y

siete promotores mayas murieron misteriosamente bajo el gobierno de

Lucas García. En cuanto al Instituto de Verano, éste se había unido al

programa de alfabetización del mismo régimen. A pesar de que la nueva

campaña de alfabetización era administrada por la policía nacional, la cual

podría estar menos interesada en producir nuevos lectores que en recoger

inteligencia, éste había sido un momento oportuno para que el SIL llevara a

cabo su política de servir a Dios al servir al gobierno. A pesar de su ansia

por relacionarse con las autoridades, la mayoría de los traductores bíblicos

del SIL se mostraban reacios a perder el tiempo pensando en política, pues

sentían que ésta sólo obstaculizaría su labor misionera. Sin embargo, a

medida que las amenazas y la violencia aumentaban, los traductores fueron

forzados a responder. Lo hicieron marchándose, llevando a los asistentes

mayas a la capital para terminar sus traducciones del Nuevo Testamento lo

más rápido posible. Estos grupos no regresarían al campo hasta que éste

se encontrase bajo control, lo cual incluía poner bajo control al ejército.

¿Podría el nuevo presidente proporcionar esta garantía?

Para probar que podía hacerlo, Ríos Montt designó a un miembro del

directorio de la Fundación Behrhorst, Harris Whitbeck, para que [232]

sirviera como su personero en el campo de auxilio. Un ex-sargento de los

marines estadounidenses y contratista de construcción que resultó tener

influencia en Washington, Whitbeck servía como nexo entre los militares y

los colaboradores civiles. Reforzados de esta manera, para julio de 1982 los

tres grupos –la Iglesia del Verbo, la Clínica Behrhorst, y varios traductores

del Instituto Lingüístico de Verano– organizaron la Fundación de Ayuda

para el Pueblo Indígena (FUNDAPI). El personal de Behrhorst y los

traductores del Instituto de Verano servirían como agentes de campo,

mientras que la Iglesia del Verbo proporcionaría el personal en la capital y

obtendría fondos en los Estados Unidos. Mucho se había hablado sobre

cómo los evangélicos norteamericanos vendrían a la ayuda de su hermano

Ríos Montt. Él mismo había dejado caer la cifra de un billón de dólares. A

finales de julio, anunció que una rama de Gospel Outreach llamada Puente

Internacional del Amor (International Love Lift) administraría las

contribuciones de los Estados Unidos. {21} En Guatemala, los nuevos

oficiales de FUNDAPI se preparaban para recibir una avalancha de fondos.

Page 257: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Los ancianos de Verbo anticiparon que al dar alimento, medicina,

vestimenta, vivienda y herramientas de trabajo, satisfarían las necesidades

de los refugiados, ganarían su apoyo para el nuevo gobierno y crearían

oportunidades para el evangelismo. La presencia misionera, esperaban en

privado, también frenaría al ejército de los crímenes que sabían que todavía

estaba cometiendo. Finalmente, esperaban reforzar la credibilidad de Ríos

Montt en los Estados Unidos. Las peticiones de fondos prestarían los

nombres de líderes espirituales como el televangelista Pat Robertson, Bill

Bright de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, y de Jerry

Falwell, fundador de Mayoría Moral, a la causa del nuevo presidente

cristiano.

En poco tiempo, FUNDAPI se encontraba llevando a los visitantes a un

lugar donde podía mostrarles «lo que realmente estaba pasando» –en

contraste con el cuadro pintado por los refugiados, periodistas, grupos

revolucionarios y organismos de derechos humanos–. Por muy brutal que

haya sido el ejército antes de Ríos Monnt, decía FUNDAPI a los visitantes,

la violencia había sido provocada por la guerrilla. ¿Por qué aquellos que

criticaban al ejército nunca mencionaron que la guerrilla utilizaba a los

civiles como escudos contra el fuego del ejército? [233] FUNDAPI sostenía

que la gente había quedado atrapada en medio, y que ahora escapaba

hacia el ejército en busca de protección. Se decía que otros refugiados

todavía permanecían como rehenes de la guerrilla, la cual mataba a

aquellos que trataban de escapar. Simplemente no había pruebas de que

Ríos Montt hubiera ordenado dichas atrocidades, afirmaba el personal de

FUNDAPI. Insistían además que, en muchos casos, supuestas masacres

del ejército habían sido perpetradas por la guerrilla, las cuales querían

desacreditar al nuevo gobierno y evitar que los Estados Unidos reanudase

la ayuda militar.

Muchos misioneros evangélicos no compartían la visión algo ingenua

de la Iglesia del Verbo. Otras dos escuelas de pensamiento aparecieron a

medida que informes de nuevas masacres llegaban a raudales desde el

altiplano. Unos pocos misioneros decidieron que Ríos Montt estaba

utilizando su fe para cubrir la escalada de terror del ejército; pronto fueron

forzados a abandonar el país. Otro grupo, bastante más grande,

menospreciaba tales informes, aceptaba las buenas intenciones de Ríos

Montt, y esperaba que él estabilizaría la situación. Pero continuaban

abrigando dudas sobre la idea de un dictador renacido, y realmente no

Page 258: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

creían que el ejército guatemalteco se había transformado en una

institución humanitaria. A diferencia del sector aleluya del evangelismo

norteamericano, estos misioneros más pragmáticos y experimentados

aceptaban al nuevo régimen militar y a sus promesas de reforma como a un

mal menor que la revolución.{22}

Notas

{19} Joseph Anfuso, «The Coup in Guatemala», Radiance, mayo de 1982,

págs. 3, 6-8.

{20} Davis y Hodson 1982.

{21} Shelton H. Davis, «The Evangelical Holy War in El Quiche», Global

Reporter (Boston: Anthropology Resource Center), marzo de 1983, págs.

7-10.

{22} David Scotchmer al autor, comunicación personal.

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 233-

237

 →

Iglesia, Ejército y Guerrilla en el Triángulo Ixil

FUNDAPI proporcionó a los visitantes un «verdadero» cuadro de la

guerra en su teatro principal, la región Maya Ixil al norte del Departamento

de El Quiché. Los municipios Ixil de Nebaj, Cotzal, y Chajul eran un fuerte

duramente disputado del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP). El

camino hacia el Triángulo Ixil sube en zigzag la cordillera de los

Cuchumatanes, envuelve un lomo de montaña, y desaparece entre las

nubes. A medida que el camino desciende hacia el valle, las paredes

blancas y los techos rojos de Nebaj parecen en la distancia tan remotos

como Shangri La. Ese, desafortunadamente, no es el caso. A principios de

siglo, comerciantes blancos empezaron a llegar. A través de una atractiva

combinación de licor y crédito, atraparon a los ixiles en [234] deudas,

Page 259: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

tomaron sus mejores tierras, y los forzaron a trabajar en las plantaciones de

la costa.{23}

En 1955, una nueva orden católica se hizo cargo del Departamento de

Quiché. Los misioneros del Sagrado Corazón llegaron un año después de

que la jerarquía católica apoyara una invasión de exiliados derechistas

ayudados por la CIA, para derrocar al gobierno izquierdista del Presidente

Jacobo Arbenz. Habría sido difícil predecir el destino de estos sacerdotes

españoles, asesinados o expulsados como presuntos subversivos; al

principio, su trabajo era defender a Quiché de las misiones evangélicas y

del comunismo. Pero se horrorizaron por la forma cómo los finqueros y

comerciantes trataban a los indígenas. Como garantía por los préstamos,

no era raro que los patrones tomaran a chicas ixiles, y que luego hicieran

alarde del número de hijos que habían procreado.

Armados con la doctrina social católica, los sacerdotes españoles

emprendieron proyectos de desarrollo que afectaron el equilibrio de la

opresión en Quiché. Los nuevos comités de la comunidad organizaron

cooperativas. Los indígenas empezaron a comprar nuevamente la tierra.

Los primeros mayas profesionales se graduaron de institutos y

universidades. Parte de la población empezó a organizarse, primero en el

movimiento de Acción Católica y luego en el Partido Demócrata Cristiano, y

empezó a demandar mejores salarios.{24}

No pasó mucho tiempo hasta que los caciques locales atacaran a

dichos movimientos como comunistas.{25} Cuando las fuerzas de seguridad

empezaron a eliminar a los líderes tachados de subversivos, se

comprometieron, de acuerdo a los organismos de derechos humanos, en

una profecía de auto-cumplimiento: los asesinatos impulsaban a los

indígenas a unirse al movimiento revolucionario. De acuerdo al ejército

guatemalteco, por el otro lado, el clero católico cumplía sus propias

profecías de represión al prestar sus iglesias a los infiltradores. Lo que es

seguro es que los movimientos de reforma cristiana y la efervescencia maya

atrajeron a las guerrillas y a las fuerzas contrainsurgentes, cuyos golpes y

contragolpes se convirtieron en una guerra viciosa en la que la mayoría de

los muertos eran indígenas mayas. [235]

Un punto decisivo fue la elección de marzo de 1974, en la que los

demócratas cristianos y –su candidato presidencial Efraín Ríos Montt–

arrasaron Quiché. El partido oficial culpó a la Iglesia Católica por su derrota.

Page 260: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

De acuerdo a un misionero protestante, los escuadrones de la muerte

secuestraron poco después a sus primeras víctimas de Nebaj. {26} Mientras

Ríos Montt permanecía en el exilio en España, sus defraudados y

perseguidos colaboradores indígenas se vieron forzados a buscar apoyo en

otro lugar.

Otro suceso significativo fue la primera ejecución de un terrateniente

del área por parte del Ejército Guerrillero de los Pobres, en Junio de 1975.

Los sobrevivientes de una anterior insurgencia no-indígena habían fundado

el EGP tres años antes, desde la selva, por la frontera mexicana. {27} Cuando

estos extraños escogieron el norte de Quiché como el lugar más

prometedor en el país para emprender una guerra de liberación, entre los

factores que se dijo influyeron en su decisión estaba la fuerza de las

organizaciones católicas de la zona.{28}

Para el disgusto de los sacerdotes más cautos, a finales de los años

setenta, algunos de sus colegas aparentemente convirtieron a ciertos

grupos católicos de base en vehículos para la organización guerrillera. En

defensa de los radicales, se puede decir que el régimen militar en

Guatemala era ya responsable por miles de homicidios políticos y no

mostraba señales de cambiar de actitud. La oposición pacífica era inefectiva

y peligrosa.

Un grupo de jesuitas itinerantes fue particularmente activo en el uso de

técnicas de concientización para entrenar a los catequistas y a los líderes

de cooperativas. Como estos sacerdotes se decepcionaron con los

resultados de los proyectos de desarrollo, explicó la Iglesia Guatemalteca

en el Exilio, su mensaje «no estaba orientado a resolver los problemas

económicos mediante el desarrollo, por ejemplo, de una nueva tecnología o

una organización de financiamiento. Sino que iba orientado a desbloquear

la mente de ataduras tradicionales, siendo la principal y más profunda el

respeto a las autoridades. Por eso, era un mensaje que subvertía la ley.» {29}

[236]

De acuerdo a Luis Pellecer, el colaborador jesuita del EGP que fue

secuestrado y «virado» por las fuerzas de seguridad guatemaltecas en

1981, los catequistas proporcionaron no sólo una nueva forma de

comunicación entre las masas y el clero católico, sino una nueva conciencia

colectiva entre los indígenas anteriormente divididos por las barreras

étnicas.{30} A medida que el ejército reaccionó contra el movimiento, se

Page 261: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

convirtió en un puente hacia el EGP. Cuando un sacerdote objetó que los

catequistas se involucraran con las guerrillas en 1979, otro sacerdote lo

desafió: «¿Tienes miedo al ejército?» Lo tenía, y por buenas razones.

El ejército se disparó contra las organizaciones católicas con la idea de

que allí se encontraba el liderazgo guerrillero. Desde 1975 en adelante,

mientras EGP organizaba reuniones, tendía emboscadas a soldados, y

asesinaba a informantes, las fuerzas de seguridad respondían con

represalias cada vez mayores contra la gente –desde el secuestro y el

asesinato de muchos líderes indígenas, incluyendo a pastores protestantes,

hasta la destrucción de aldeas enteras–. Desde 1976 hasta 1979 –esto es,

antes de la peor violencia– la Iglesia Guatemalteca en el Exilio afirma que

más de 350 líderes fueron secuestrados sólo de entre los tres municipios

ixiles.{31} Entre las víctimas se encontraban tres sacerdotes del Sagrado

Corazón, ninguno de ellos un activista político, quienes fueron

metódicamente perseguidos hasta su fin. En 1980, el obispo de Quiché

envió a su clero al exilio y por lo menos tres sacerdotes de la diócesis se

unieron a las guerrillas, junto con muchos parroquianos. A fines de ese año,

los tres equipos del Instituto de Verano asignados a la región ixil partieron

también.

Desafortunadamente para el gobierno, su violencia no tuvo el efecto

deseado. En lugar de suprimir a la guerrilla, multiplicó a un pequeño grupo

de forasteros convirtiéndolos en un ejército de liberación, en su mayor parte

indígenas de las comunidades locales. A finales de 1980, las atrocidades

del gobierno parecían haber alienado a la población entera del norte de

Quiché. Eufórico frente a la victoria sandinista en Nicaragua, el EGP se

precipitó sobre el vacío político y se organizó a lo largo del altiplano. A

principios de 1982, los ejércitos de la guerrilla parecían controlar los

departamentos de Quiché y Huehuetenango, salvo unas pocas

guarniciones. Estaban al punto de cortar la Carretera Panamericana. [237]

Con la población indígena del altiplano a sus espaldas, podían haber

tomado la capital con una fuerza de cientos de miles de gente.

Desafortunadamente para la guerrilla, tenían pocas armas para dar a

sus seguidores, y el miedo a los soldados no siempre significaba un sólido

apoyo para la revolución. A diferencia de varios grupos guerrilleros más

pequeños y cautos, el EGP organizó en sus filas a comunidades enteras.

No solamente hizo esto abierta y rápidamente; su estrategia de

organización masiva destruyó el sector «neutral» en el que muchos ixiles

Page 262: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

hubieran preferido permanecer. En la aldea nebajense de Salquil, me

dijeron refugiados, los militantes del EGP colocaban banderas

revolucionarias durante la noche. Si los vecinos quitaban las banderas, se

identificaban como pro-gubernamentales. Pero si las banderas permanecían

hasta la llegada del ejército, se asumía que todos los vecinos apoyaban a la

guerrilla.

Los misioneros evangélicos llamaban a esta clase de táctica polarizante

la «represión provocada».{32} Inicialmente funcionó a favor de la guerrilla,

pero luego se volvió en su contra. Una vez que la gente se encontraba bajo

el ataque del ejército, sus defensores guerrilleros escasamente toleraban la

neutralidad, no se diga una muestra de apoyo al gobierno. También fueron

forzados a reprimir a los disidentes. Pero la gente estaba muy consciente

de que fue el EGP el que había provocado la furia del ejército, y que la

guerrilla no los estaba protegiendo como lo había prometido.

Poco antes de que Ríos Montt reemplazara a Lucas García en el

palacio presidencial, el ejército guatemalteco dirigió toda su fuerza hacia el

Ejército Guerrillero de los Pobres. Una de las primeras áreas que decidió

retomar fue el Triángulo Ixil.

Notas

{23} Iglesia Guatemalteca en el Exilio, «Sebastián Guzmán: Principal de

Principales» [mecanografiado de diez páginas], s.f., págs. 2, 5. Iglesia

Guatemalteca en el Exilio 1984.

{24} Iglesia Guatemalteca en el Exilio 1984:16.

{25} Arias 1984: 156.

{26} Entrevista del autor, 2 de octubre de 1983.

{27} Payeras 1984: 15, 90.

{28} Thomas R. Melville, «The Catholic Church in Guatemala, 1944-82»,

Cultural Survival Quarterly (Cambridge, Massachusetts), primavera de

1983, pág. 25.

Page 263: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{29} Iglesia Guatemalteca en el Exilio, Iglesia Guatemalteca en el Exilio,

edición especial, «Martirio y Lucha en Guatemala», diciembre de 1982,

pág. 44.

{30} Subcommittee on Security and Terrorism 1984:233-234.

{31} Iglesia Guatemalteca en el Exilio 1984:19.

{32} Anfuso y Sczepanski 1983:125.

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240

 →

El pastor Nicolás

Los misioneros de FUNDAPI atribuían el cambio de actitud en el área

Ixil a un solo creyente, el Pastor Nicolás Tomá, del pueblo de Cotzal. {33}

Cuando lo conocí allí, una noche de diciembre de 1982, este hombre

reflexivo y articulado parecía estar obsesionado por la elección que había

tomado. Después de un ataque del EGP al destacamento de Cotzal, [237] el

28 de julio de 1980, su propio hermano y su cuñado habían estado entre los

sesenta y cuatro hombres que fueron arrastrados de sus casas y

asesinados por el ejército en un acto de represalia. El 19 de enero de 1982,

cuando las guerrillas atacaron por segunda vez al destacamento, el pastor

tomó la decisión de colaborar con el ejército.

«Las guerrillas sólo provocan [al ejército] y se van», decía el Pastor

Nicolás amargamente. «Nosotros somos los que sufrimos las

consecuencias.» En el transcurso de varias horas de discusión, no citó a

una sola justificación religiosa o ideológica para su decisión de apoyar al

ejército. Aparentemente, la única razón era la supervivencia, tanto de su

gente como la suya. El pastor decía que el ejército había asesinado a

«miles» de civiles desarmados sólo en el municipio de Cotzal. De no haber

él ayudado a los soldados, me dijo, le hubieran asesinado a él también.

Page 264: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Cuando un nuevo comandante llegó después del segundo ataque al

destacamento, dijo al Pastor Nicolás y a otros líderes religiosos que, como

iban las cosas, el ejército tendría que «acabar con» Cotzal. Si toda la

población de Cotzal apoyaba a la guerrilla, toda la población de Cotzal

tendría que ser eliminada. A pesar de las promesas de cooperación, las

tropas y los helicópteros seguían arrasando la montaña, matando a toda

persona que encontraban. «Ya no puedo controlarles», dijo el comandante

a Nicolás, señalando que los soldados eran de otros destacamentos. Más

tarde en ese año, un joven funcionario del gobierno llegó de la capital.

Descubrió que, de las veinte y nueve aldeas de Cotzal en su lista,

únicamente tres existían todavía.{34} Durante la ofensiva antiguerrilla, los

soldados habían quemado las otras.

El ejército había anunciado que todo aquel que no fuera al pueblo sería

considerado guerrillero, es decir, se le dispararía al instante. Mientras que

algunos sobrevivientes se habían ya rendido al ejército, el pueblo

permanecía paralizado por el miedo. Por consiguiente, el Pastor Nicolás

ofreció al comandante su propia vida como garantía por la buena conducta

de sus habitantes. En poco tiempo, Nicolás se encontraba desempeñando

un papel importante en la patrulla civil que el ejército imponía en el pueblo.

Con la ayuda de la patrulla civil, que le trajo información y cautivos, el

ejército fue capaz de dar con los combatientes del EGP, [239] extraer más

información, y desmantelar la infraestructura guerrillera.

Una solicitud de oración del Instituto Lingüístico de Verano describe lo

que ocurrió a continuación. «Nosotros hemos sido... espectadores, capaces

únicamente de mirar desde lejos... pero hemos estado aplaudiendo

alocadamente», escribió en mayo de 1982 uno de los traductores del

Instituto en Cotzal. «Desde principios de enero, los creyentes conducidos

por el Pastor [Nicolás], han tomado riesgos desesperados y se han alineado

con el ejército nacional. Se han organizado patrullas civiles y se han

entregado armas. ¡El increíble resultado ha sido la erradicación de las

fuerzas revolucionarias guerrilleras del área de Cotzal!» {35}

En realidad, una guerra entre el ejército y la población ixil se había

convertido en una guerra civil entre estos últimos. El destacamento del

ejército local no había perdido a un solo hombre desde que organizó la

patrulla civil de Cotzal en enero de 1982, me dijo el jefe de patrulla a fines

de ese año. De los novecientos civiles en su patrulla, setenta y seis habían

muerto combatiendo a las guerrillas. El Pastor Nicolás se encontraba en

Page 265: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

una lista negra del EGP. Aún así, para diciembre de 1982, pensaba que la

gente tenía «más confianza» porque el ejército «cuida el pueblo; el pueblo

está consciente de que el estar al lado del ejército es la solución a sus

problemas.» Sin embargo, las nuevas patrullas civiles, las reuniones

públicas obligatorias y los días de trabajo alejaban del culto a los creyentes,

se quejaba el Pastor Nicolás. Su protestas tan sólo habían ganado la

enemistad de las autoridades locales. {36} Un domingo de marzo de 1983,

pocas semanas después de que una crisis en la patrulla civil llevó a que se

le nombrara su jefe, el Pastor Nicolás fue asesinado cuando iba a predicar

en una aldea.

Antes de que Nicolás muriera, dicen los misioneros de FUNDAPI, su

arreglo con el ejército se extendió a lo largo de la región Ixil. Por su ejemplo

en Cotzal, se dice que el pastor había probado a los ixiles de Nebaj y Chajul

que ellos también podían sobrevivir al holocausto al cooperar con sus

perpetradores. De acuerdo al ejército guatemalteco, Cotzal proporcionó el

modelo para las patrullas civiles, las cuales, bajo Ríos Montt, reclutaron a

tres cuartos de millón de indígenas –muchos de ellos simpatizantes de la

guerrilla– para la causa contrainsurgente. {37} [240] Los ancianos de la Iglesia

del Verbo sacaron sus propias conclusiones. Si ellos respaldaban a

pastores como Nicolás con auxilio e influencia política, podrían humanizar

el trato del ejército hacia los civiles y ganar el apoyo indígena para Ríos

Montt.

Notas

{33} Contrariamente a lo mantenido en una versión anterior de este

capítulo, el Pastor Nicolás pertenecía a la Iglesia de Dios del Evangelio

Completo, una denominación pentecostal afiliada a la Iglesia de Dios

(Cleveland, Tennessee).

{34} Entrevista del autor, Cotzal, 20 de diciembre de 1982.

{35} De una carta de Sharon Townsend, Ciudad de Guatemala, 14 de mayo

de 1982.

{36} Entrevista del autor, Cotzal, 20 de diciembre de 1982.

Page 266: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{37} «Guatemalidad y autodefensa civil» y «Apreciación de asuntos civiles

para el área Ixil», Revista Militar (Ciudad de Guatemala: Centro de

Estudios Militares), septiembre-diciembre de 1982, págs. 4-14, 24-72.

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 240-

245

 →

Proporcionando una alternativa

El 5 de julio de 1982, una pareja del Instituto Lingüístico que había

pasado tres décadas en Nebaj regresó por una visita, para dirigir la primera

misión de Puente Internacional del Amor en el área. Mientras el equipo

dental norteamericano extraía novecientos dientes, los traductores de la

Biblia escuchaban muchas historias que contradecían las afirmaciones de

Ríos Montt de hacer respetar los derechos humanos. Los neófitos

evangélicos les contaron sobre golpizas y amenazas de muerte por parte de

los soldados. Si el comandante militar descubría que las víctimas se habían

quejado, podían esperar lo peor. Las adolescentes temían ser llevadas

hacia el destacamento, para ser violadas y luego asesinadas como habían

sido muchas otras.

La pareja misionera estaba horrorizada. Sin embargo, consideraban

que la victoria del ejército era un mal menor que continuar la guerra, con su

espantoso costo para los civiles y la victoria guerrillera, la cual temían que

convertiría a Guatemala en un campo de concentración comunista y

destruiría la libertad para propagar el evangelio. Para la pareja

norteamericana, además, el liderazgo de Ríos Montt parecía abrir la

posibilidad de un nuevo trato para los indígenas, un punto medio entre la

opresión de derecha e izquierda. Ya que el ejército seguía maltratando a

civiles y miles de refugiados todavía tenían miedo de rendirse, la pareja

decidió que los ixiles «necesitaban una alternativa a las presiones

impuestas por la guerrilla.»

Los misioneros recomendaron a Ríos Montt que el ejército: 1. Se

abstenga de disparar a los civiles desarmados sólo porque estaban

escapando o cavando hoyos en donde esconderse; 2. empiece a remunerar

Page 267: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

a sus cuadrillas de trabajo forzado, muchas de los cuales no tenían manera

de alimentarse a sí mismas y a sus familias; 3. proporcione maíz y mantas a

los refugiados que había creado; y 4. proporcione armas a sus [241]

patrullas civiles, en lugar de enviarlas a combatir a la guerrilla con machetes

y escopetas de caza.

A juzgar por lo que pude ver en Nebaj cinco meses más tarde, se

estaba siguiendo el consejo de los misioneros lingüistas. Tal vez el mejor

indicador de la influencia de la pareja norteamericana fue su éxito en

obtener al traslado del comandante militar local –a quien un jefe de la

patrulla civil acusó del asesinato de su propio padre y de otros noventa y

seis civiles–.

Los lingüistas se mostraban especialmente preocupados por los

evangélicos de Salquil, una aldea hacia el noroccidente controlado por el

EGP. ¿Cómo podían ser persuadidos a rendirse al ejército? Pocos

habitantes de Salquil lo habían hecho, por razones que los misioneros

entendían demasiado bien. A principios de julio, uno de los misioneros

escribió que la noticia de que el ejército ya respetaba las vidas de los

inocentes tenía que «filtrarse hacia ellos». Con aquel fin, meditaba si se

podría utilizar una avioneta con sistema de altoparlante para dirigirse a los

salquileños desde el aire, o quizás para lanzar paquetes de la escritura. {38}

Menos de un mes más tarde, varios cientos de evangélicos escaparon

del control guerrillero durante la noche. Su líder, al igual que Nicolás, era un

pastor de la Iglesia de Dios del Evangelio Completo. Dijo a la pareja

misionera que su gente había escapado de una sangrienta persecución

religiosa. Los guerrilleros «insistían que debíamos oponernos al

Presidente», explicaba el pastor, «pero recordábamos que la Biblia dice que

debemos obedecer al Presidente... La Biblia nos dice que no debemos

unirnos a la guerrilla... Aquí estábamos en una situación en la que los

guerrilleros matarían a cualquier persona que se rehusara a hacer lo que

ellos mandaban. De hecho, han matado a varios de nosotros.» {39}

Al igual que otros refugiados bajo el control del ejército, el pastor me

dijo que las guerrillas «engañaron» a su gente. Los combatientes del EGP

habían prometido que alimentarían a las personas que los alimentaban, que

proporcionarían las armas para que se defendieran contra el ejército y que

ganarían la guerra para la elección de marzo de 1982. [242]

Page 268: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Cuando los soldados destruyeron sus productos y sus casas, sin

embargo, la gente comenzó a morirse de hambre. «Ya no tienen comida, y

ya no tienen casa... sin ropa, sin medicina, y muchos muertos entre

nosotros», explicaba otro líder refugiado. Varios refugiados decían que

debido a que las guerrillas se habían llevado sus cédulas de identidad, ni

siquiera podían escapar a la costa del Pacífico para trabajar en las

plantaciones, de las que dependían para gran parte de sus ingresos.

Seis miembros de su iglesia habían sido asesinados por las guerrillas,

relató el pastor de Salquil. En junio de 1982, cuatro de ellos habían sido

estrangulados en la aldea de Tu Jolom, por rellenar las trampas de estacas

que el EGP había cavado cerca de su iglesia. Si algún soldado caía en las

trampas, esto traería represalias por parte del ejército. También, según los

ancianos, violaban el mandato bíblico de amar al prójimo.

Sin embargo, el ejército también había asesinado a miembros de la

iglesia pentecostal, veinte y nueve de ellos en la aldea de Tu Chobuc, el 4

de mayo de 1982. Cuando aterrizaron los helicópteros, tres familias se

reunieron para orar. Después de que las tropas descubrieron un buzón de

almacenamiento de las guerrillas, el pastor me dijo en presencia de

soldados, degollaron a mano a los hombres, mujeres y niños.

Dos días después, las tropas destruyeron todas las casas en Salquil.

Mientras tanto, en la radio se podía escuchar al nuevo presidente del país

ofreciendo amnistía y oración. «Gente de dos caras» del pueblo de Nebaj –

posiblemente un esfuerzo misionero por publicitar la amnistía– decía que la

gente ya tenía confianza en el ejército. Debido a su temor a la guerrilla, el

tres de agosto el pastor encabezó una fuga de 237 evangélicos por una ruta

indirecta.{40}

Junto con muchos más salquileños que también se presentaron o que

se vieron obligados a rendirse –hasta 1.740 de ellos– {41} los evangélicos

fueron enviados al «Campamento Nueva Vida» en Nebaj. Con soldados

situados en los puntos altos y con chozas regadas por la ladera, árboles

tumbados en todas las direcciones para evitar emboscadas y el ocasional

helicóptero equipado con ametralladora, el Campamento Nueva Vida se

veía como una aldea estratégica en Vietnam. Fue uno de los [243] primeros

de varios campos de reasentamiento rigurosamente controlados por el

ejército. Se les conocía como «aldeas modelo» o «polos de desarrollo», y

Page 269: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

recibían subsidios extraoficiales de la Agencia de los Estados Unidos para

el Desarrollo Internacional (USAID).

Aún en estas vitrinas gubernamentales, los refugiados estaban

deseosos de relatar las matanzas y los ultimátums del ejército que les

habían llevado a salir de sus casas. «Si obedecemos», explicó un habitante

del pueblo modelo, «ya no nos matarán». {42} De acuerdo a una ola de

refugiados que llegó a México desde abril de 1982 hasta el año nuevo,

tropas apoyadas por helicópteros asaltaron sus pueblos en Chajul,

asesinando a su ganado, a hombres, mujeres y niños. {43} Pero lo que

parecía mantener a los refugiados de Salquil en el Campamento Nueva

Vida a finales de 1982 era, no la coerción física, sino la comida a cambio de

trabajo y la seguridad física de estar en el lado más fuerte.

Los misioneros de FUNDAPI funcionaban como hadas madrinas en los

pueblos y campos de refugiados ixiles: además de vigilar el comportamiento

del ejército, parecían proporcionar gran parte de la ayuda disponible –maíz,

mantas, y láminas de metal para los techos– con preferencia a las viudas.

Pero nada del billón de dólares de los evangélicos norteamericanos que

Ríos Montt había pronosticado llegó a materializarse. Ya sea debido a los

informes de los organismos de derechos humanos, a los costos de solicitar

fondos, o a las muchas otras causas dignas que rivalizaban por los dólares

evangélicos, el dinero nunca llovió sobre la Iglesia del Verbo. En 1984, a

medida que cesaba el flujo de donaciones, FUNDAPI informó haber

obtenido cerca de 200.000 dólares.{44}

¿Qué nos dice el área Ixil –la única donde FUNDAPI jugaba un papel

importante– sobre la contribución evangélica a la contrainsurgencia? Hasta

que Ríos Montt llegó al poder, ha señalado Sheldon Annis, el gobierno se

había deshonrado tan tajantemente que los revolucionarios llegaron a

dominar el contexto moral del país. No obstante, el nuevo presidente

evangélico desafió a las guerrillas «moral y militarmente», proporcionando

una justificación para aquellos que deseaban apoyar al ejército pero que se

encontraban pasmados frente a su comportamiento. {45} En Cotzal, el Pastor

Nicolás ayudó a promover la amnistía y [244] las patrullas civiles, las

cuales, bajo Ríos Montt, ofrecieron a los indígenas protección contra futuras

masacres por parte del ejército a cambio de voltearse contra los

insurgentes. En Salquil, a medida que aumentaba la violencia del ejército,

las enseñanzas evangélicas parecían haberse convertido en una cuña en la

división entre los civiles y sus inefectivos defensores guerrilleros. Cuando

Page 270: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

los traductores del Instituto Lingüístico empezaron a regresar, su consejo al

ejército habría sido valioso para persuadir a más refugiados a rendirse.

Las iglesias evangélicas en el área ixil crecieron tremendamente. De

acuerdo a un censo de salud del gobierno, alrededor de 1983-1984, un 23%

de jefes de familia en Chajul, un 30% en Cotzal y un 37% en Nebaj

afirmaban ser evangélicos.{46} Cuando Andrés Fajardo encuestó a la aldea

modelo de Salquil Grande en 1986, el 44% de los 467 hogares se

describieron como evangélicos o fueron identificados así por un guía

evangélico.{47} A juzgar por mi visita en 1987, los pastores evangélicos en

Nebaj eran capaces de atraer una audiencia mucho mayor que el nuevo

sacerdote católico. Partiendo de una pequeña minoría antes de la guerra,

los protestantes parecían haberse convertido en el grupo religioso

dominante.

Una transformación religiosa como tal suscita más temas de los que

pueden ser tratados aquí. Pero el testimonio de los evangélicos ixiles

sugiere que fueron los dictámenes de la supervivencia, no la religión

evangélica o los esfuerzos de los misioneros, lo que les empujó hacia el

ejército. Esto suscita la pregunta de cómo la estrategia revolucionaria

estimuló el crecimiento de las iglesias conservadoras. Si el Ejército

Guerrillero de los Pobres hizo de la concientización cristiana un paso para

la transformación de la resistencia indígena hasta el nivel de la lucha

armada, el ejército guatemalteco no se quedaba atrás en su uso de la

religión. Convirtió al fundamentalismo políticamente conformista en una

«pala de basura», hacia la cual su represión empujaba los remanentes de

los movimientos de concientización y de otros sobrevivientes ixiles.

En cuanto al Ejército Guerrillero de los Pobres, perdió la mayor parte de

la población que controlaba y se refugió en áreas remotas. El devastador

retroceso le forzó, finalmente, a reconocer un grave error, el de expandirse

demasiado rápidamente para defender a la gente a la cual [245] estaba

organizando.{48} A pesar de que el EGP respondió a la lucha histórica de los

mayas, canalizó esta resistencia de forma tal que llegó a imponer

demandas asombrosas, demandas que muchos de los indígenas no podían

cumplir. Como resultado, lo que la EGP llamó «guerra revolucionaria

popular» ya no parecía ser tan popular en lo que había sido su área central.

A juzgar por el costo de la movilización revolucionaria para los ixiles, la

razón del crecimiento de las iglesias protestantes en el altiplano no se

encontraba en Washington o en la derecha religiosa norteamericana. Más

Page 271: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

bien, el principal argumento para la conversión a una iglesia evangélica fue

el costo de la estrategia revolucionaria.

Notas

{38} Ray Elliot, memorando de una visita a Nebaj, 5-9 de julio de 1982.

{39} Ray Elliot, «Translation of interview in Ixil» [memorando

mecanografiado], 20 de agosto de 1982.

{40} Entrevistas del autor, Campamento Nueva Vida, 21-22 de noviembre y

20 de diciembre de 1982.

{41} Informes para el efecto incluyen a «Guatemala's Conversion», NACLA

Report on the Americas, septiembre-octubre de 1982, págs. 42-43; Allan

Nairn, New Republic, 11 de abril de 1983, págs. 17-21; Americas Watch

1984: 93-4; Iglesia Guatemalteca en el Exilio 1984:22; y Vincent Flynn,

«Model Villages in the Ixil Region», Cultural Survival Quarterly, diciembre

de 1984, págs. 83-85.

{42} Piero Gleijeses, «The Guatemalan Silence», New Republic, 10 de junio

de 1985, págs. 20-23.

{43} Americas Watch 1983:15-19.

{44} Edgar Nuñez, «From Embittered War Atrocities to the Love of Jesus

Through FUNDAPI», Frontline Report (International Love Lift) 9(6), págs.

4-5.

{45} Annis 1988.

{46} «Diagnóstico Integral de Salud», Centros de Salud de Cotzal

(diciembre de 1983), Chajul (octubre de 1984) y Nebaj (noviembre de

1984).

{47} Fajardo 1987, págs. 2, 72-74.

{48} Véase Arturo Arias, «The Guatemalan Revolution: A Reassessment»,

Guardian (Nueva York), 23 de mayo de 1984, pág. 19.

Page 272: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 245-

249

 →

Dejad que los muertos entierren a los

muertos

En el primer aniversario del golpe del 23 de marzo, Ríos Montt se

encontraba en ropa de combate, rodeado por los comandantes

departamentales del ejército guatemalteco. Cercado por una falange de

impasibles coroneles, empapado en sudor, sus ojos recorriendo el salón del

palacio, parecía ser un César en espera de su Bruto. Para abrir el camino

para la Nueva Israel, Ríos había hecho a un lado a los partidos políticos y al

alto mando. Pero nunca se puso en contra de la panza de acero de la

jerarquía militar, los coroneles a cargo de las guarniciones

departamentales. Cuando Ríos se vistió en su traje de combate el 23 de

marzo de 1983 y se colocó entre sus hermanos oficiales igualmente

uniformados, ritualmente se subordinó a ellos y aclamó la supremacía del

ejército. Había transcurrido una semana de rumores acerca de otro golpe, el

cual finalmente lo derrocó cuatro meses y medio después.

Mientras que Ríos predicaba a la nación cada domingo, moralizando

contra la subversión y el estado lamentable tanto de la vida pública como de

la privada, nunca denunció a la única institución que, más que ninguna otra,

había devastado al país, porque era la institución que le había llevado al

poder. A pesar de que sus asesores evangélicos confirmaron algunas de las

acusaciones contra el ejército, él emitió negativa tras negativa. Puesto que

la biografía de Verbo acerca de Ríos admite «algunos abusos» del ejército

a pesar de sus órdenes, los dos que ésta menciona merecen nuestra

atención.{49} [246]

En el primero, en la Finca San Francisco en Huehuetenango, el ejército

masacró, en julio de 1982, a toda una aldea de los Chuj Mayas. No era un

caso de civiles atrapados en un cruce de fuego porque no hubo resistencia.

Las violaciones en masa –el incentivo del ejército guatemalteco a los

soldados para que masacren a mujeres– la tortura y el canibalismo ritual

Page 273: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

fueron supervisados por oficiales que bajaban de un helicóptero, lo que

indicaba al comandante del departamento o sus agregados. {50} A pesar de

que la evidencia era inusualmente buena –los sobrevivientes recopilaron

una lista de 302 muertos y un observador bastante creíble visitó los restos

cuatro días más tarde– los ancianos de Verbo, sus consejeros de FUNDAPI

y la embajada de los Estados Unidos se mofaban de aquello. Era otra

muestra de la campaña sucia contra Ríos Montt. Como se comprobó más

tarde, la investigación de la embajada estadounidense consistió en

sobrevolar el sitio en un helicóptero. Cuando un consejero de FUNDAPI

finalmente llegó al lugar, en enero de 1983, se sorprendió al descubrir

esqueletos y confirmar la historia en un poblado vecino. {51}

El segundo abuso admitido por Verbo fue el asesinato de Patricio Ortiz

Maldonado, un profesional maya empleado por el programa de educación

bilingüe financiado por USAID. El ejército dice que Ortiz y sus tres

compañeros murieron cuando trataban de escapar. Sus supervisores

probaron que había sido llevados a la base militar en La Democracia, el fin

del camino para muchas personas desaparecidas. De acuerdo a un capitán

que sirvió en esa base antes de buscar asilo en los Estados Unidos, las

órdenes del coronel de «procesar» prisioneros eran en realidad el código

para asesinarlos.{52} Lo que sufrió Maldonado en febrero de 1983 no era

nada nuevo: cada año, miles de guatemaltecos eran detenidos por las

fuerzas de seguridad y nunca se los volvía a ver, mientras las autoridades

negaban todo conocimiento sobre su paradero. Esta vez, sin embargo, la

víctima se encontraba en una visita oficial para la embajada

norteamericana, lo que forzó a Washington, a Ríos Montt y a sus biógrafos

de la Iglesia del Verbo a estar atentos.

Ocasionalmente, el presidente y sus consejeros parecían justificar la

matanza de civiles. «El problema de la guerra no es únicamente cuestión de

quién está disparando. Por cada persona que está disparando existen diez

trabajando detrás de él», observó Ríos en una ocasión. [247] Su secretario

de prensa, el anciano de Verbo Francisco Bianchi, continuó: «Las guerrillas

consiguieron muchos colaboradores indígenas. Por consiguiente, los

indígenas eran subversivos. ¿Y cómo se combate la subversión?

Claramente se tenía que matar a los indígenas porque estaban colaborando

con la subversión. Y luego se diría que se estaba matando a gente

inocente. Pero ellos no eran inocentes. Se habían vendido a la

subversión.»{53}

Page 274: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Debido a afirmaciones como éstas, algunos han concluido que el

mismo Ríos Montt ordenaba las masacres. Sin embargo, trataba de evitar la

repetición de algunos crímenes al reasignar a los comandantes. Se informó

también que los ancianos de Verbo entraron en contiendas con dichos

oficiales.{54} Lo que es seguro es que Ríos participó en el sistema de

circunlocución empleado por las burocracias militares para evitar la

responsabilidad de sus actos.

–«Pudo haber ocurrido», respondió Ríos a los informes de matanzas

poco antes de ser expulsado de palacio. «Podría. Lo digo

circunstancialmente porque no puedo estar seguro. Nunca lo autoricé. Esa

es la verdad.»

–Pero en sus instrucciones diarias, ¿acaso nunca fue informado de

tales eventos, ni siquiera sobre el incendio de un pueblo?

–«Nunca», respondió Ríos. «Ellos nunca entran en mi oficina para decir

'Hoy día quemamos tal y tal pueblo.'»

–¿Pero no había el ejército quemado algunos?

–«Podrían haberlo hecho», admitió.

–¿Cómo es que esa información no llegó hasta usted?

–«¿Qué información? Todo esto es hipotético... Ninguna información

llegó hasta mí... No sabía sobre esto.»{55}

Una señal de la conciencia cristiana de Ríos Montt era una vaga súplica

de perdón. «Sabemos y comprendemos que hemos pecado, que [248]

hemos abusado del poder», confesó por la radio después de un año en el

palacio. «¿Qué puedo hacer con un segundo teniente que no acepta mi

orden de no matar?»{56} La naturaleza patética de esta confesión sugiere lo

que los ancianos de Verbo aceptaron después del derrocamiento de su

hermano: que él nunca había controlado al ejército. Ni un solo oficial del

ejército fue llevado a juicio bajo su gobierno. Debido a que el ejército nunca

ha disciplinado a sus oficiales, aún por los crímenes más flagrantes contra

los civiles, Ríos y sus consejeros espirituales generalmente evitaban el

tema. Si la energía gastada en negar los crímenes del ejército hubiera sido

empleada para impedirlos, él habría durado aún menos tiempo como jefe de

estado.

Page 275: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Después de que se acabaron los días en el palacio nacional, el admitir

que nunca pudieron frenar los abusos militares no impidió que los

colaboradores de Ríos Montt continuaran azotando a los organismos de

derechos humanos, en un intento de justificarse a sí mismos. ¿No declaró

la embajada norteamericana que había sido incapaz de verificar un solo

incidente? ¿No era fulano de tal de Amnistía Internacional un comunista?

¿No eran los refugiados que realizaban las acusaciones en realidad

guerrilleros? ¿Qué más pudo hacer el ejército cuando los guerrilleros les

disparaban desde la mitad de plazas llenas de gente? {57}

Como resultado, la idea de que Ríos Montt era víctima de una campaña

sucia ha pasado a formar parte de la mitología evangélica en Estados

Unidos. Convencidos de que había sido el blanco de la desinformación bien

coordinada, incluso Luis Palau y Christianity Today aplicaron su peso para

rehabilitar su nombre, convirtiendo al dictador en una víctima de la

persecución religiosa.{58} En marzo de 1984, el depuesto Ríos Montt realizó

su debut norteamericano con una gira de los programas evangélicos de

televisión. También se dirigió a entusiastas reuniones de la Fraternidad de

Hombres de Negocios del Evangelio Completo, de los Difusores Religiosos

Nacionales, y de la Asociación Nacional de Evangélicos. De acuerdo al

Gospel Outreach (Alcance Evangélico), las visitas pretendían romper el

silencio que siguió a su derrocamiento, construir vínculos con los altos

líderes cristianos y preparar un ministerio profético internacional para él,

incluso tal vez un programa de radio o televisión. {59} [249]

La leyenda resultante apelaba al deseo de la derecha religiosa de

percibir a América Central como una confrontación limpia entre Oriente y

Occidente, libertad y comunismo, bien y mal. Cuando los evangélicos

norteamericanos aplaudían a Ríos Montt, celebraban la ilusión de que la

contrainsurgencia en Centroamérica era una lucha divina contra el enemigo

satánico. La selectividad de sus percepciones podía ser asombrosa. Un

evangélico regresó de Guatemala para asegurarme que los abusos del

ejército habían sido perpetrados por infiltrados cubanos en uniformes del

gobierno. Estaban por todo el país: lo sabía de hecho puesto que éstos

estuvieron a punto de detenerlo.

En cuanto a los evangélicos guatemaltecos, algunos mantenían que

Ríos había sido derrocado porque las iglesias no habían orado lo suficiente

por él: otros murmuraban que tal vez Dios lo había sacado del poder porque

tal vez se lo merecía. Para sus colaboradores leales, sin embargo, Ríos se

Page 276: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

convirtió en algo así como un profeta. {60} Al igual que todo profeta, se

confortaban diciendo, sus advertencias habían llegado a oídos sordos.

Algunos pecadores se arrepintieron; muchos otros no; y bajo un Dios justo,

probablemente habrían días peores en el futuro. Debido a que sólo el Señor

da y quita la autoridad, razonaba la Iglesia del Verbo, su hermano había

sido destituido de su cargo para que pudiera compartir el evangelio con el

mundo.{61} Los cristianos habían «prestado más atención a [los informes de

masacres en] el New York Times y en el Washington Post que a la Palabra

de Dios», se lamentaba Ríos. «Esa es una señal de los últimos días porque

no nos creemos el uno al otro.»{62}

Notas

{49} Anfuso y Sczepanski 1983:137.

{50} Falla 1983.

{51} Entrevista del autor a un consejero, 24 de marzo de 1983.

{52} Philip Taubman, «Slaying Case in Guatemala Angers U.S. Aides», New

York Times, 11 de septiembre de 1983, págs. 1, 10, y Americas Watch

1984:136-139.

{53} Amnesty International 1987:96.

{54} Alfred Kaltschmidt, anciano del Verno, al autor, agosto de 1985.

{55} Richard Ben Cramer, «Dictator of Divine Right», Inquirer (revista

dominical, Philadelphia Inquirer) 28 de agosto de 1983, págs. 15-31.

{56} «World Scene», Christianity Today, 22 de abril de 1983, pág. 43.

Anfuso y Sczepanski 1983:138.

{57} Anfuso y Sczepanski 1983: 23, 128, 131-136.

{58} Anfuso y Sczepanski 1983: 23-24, 135. «Luis Palau: Evangelist to

Three Worlds», Christianity Today, 20 de mayo de 1983, pág. 30. Bill

Conard, «Central America: Is There a Political Solution?» Briefing,

primavera de 1984, págs. 10-11.

Page 277: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{59} Carlos Ramírez, «What Happened to Ríos Montt», International Love

Lift Newsletter (Eureka, California) 9(3).

{60} Elizabeth Farnsworth, «The Gospel and Guatemala», documental de

Public Broadcasting Service, 1984.

{61} Servicio de Noticias de Puertas Abiertas, «Former President of

Guatemala Plans to Become Missionary», Forerunner, abril de 1984, pág.

3.

{62} Evangelical Press, «Ríos Montt Says Guatemala Needs Pastors, Not

Troops», Charisma, mayo de 1984, págs. 99-10l.

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 249-

258

 →

La lucha por el Compromiso Social

Cuando el alto mando expulsó a Ríos Montt del palacio, anunció que

estaba rescatando al gobierno de los fanáticos religiosos. {63} El arzobispo de

Guatemala realizó una misa al aire libre para el nuevo presidente e hizo un

llamado por la reevangelización del país. Hubo policías que patrullaban los

cultos evangélicos. Los funcionarios realizaban inspecciones de los

templos. Las iglesias carismáticas profetizaron siete años de persecución.

Con cierto temor, varios líderes protestantes se nombraron a sí mismos la

Comisión Coordinadora de la Iglesia Evangélica (COCIEG) y fueron a visitar

al nuevo jefe de estado, General Oscar Mejía Víctores. [250] Para su

consuelo, Mejía se mostró aún más nervioso que ellos y pidió disculpas por

los incidentes.

Dos años más tarde, los líderes evangélicos –al menos los no-

pentecostales con quienes conversé– criticaban abiertamente a Ríos Montt.

Es cierto, había puesto a la iglesia en el mapa, había proporcionado a sus

hermanos un punto de reunión, y les había brindado la seguridad y

confianza que necesitaban para evangelizar sin miedo. Y sí, su uso de la

presidencia como púlpito, sus homilías semanales a la nación como si ésta

Page 278: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

fuese una gran congregación, eran tal vez designios del Señor. Pero

algunos de estos hombres no estaban ni siquiera seguros de que la Iglesia

del Verbo era evangélica. Por lo menos los ancianos de Verbo y Ríos nunca

utilizaron ese término, describiéndose más bien como «cristianos», para

evitar trazar una línea entre ellos y los católicos.

El estilo de Ríos Montt había ofendido a mucha gente, añadían los

líderes evangélicos, y estaban cansados de ser culpados por su política. El

mensaje básico era bueno, pensaban, pero no debía haberlo mezclado con

la política. Mientras los protestantes apoyaban la separación de iglesia y

estado, los sermones de Ríos Montt a través de la radio y la televisión

hacían pensar a los católicos que él quería establecer una teocracia. {64}

Los líderes evangélicos también recibieron la impresión de que, a pesar

de que Ríos pedía su oración y apoyo, él realmente no los estaba

escuchando. «Los edificios no son realmente necesarios», respondió

cuando se le comunicó que el ejército estaba destruyendo los templos

protestantes en el área ixil. «En Verbo todavía nos reunimos bajo una

carpa.» A los doscientos pastores presentes no les agradó esta afirmación.

Puesto que Ríos generalmente estaba demasiado ocupado para reunirse

personalmente con los líderes evangélicos, éstos habían presentado sus

problemas ante los ancianos de Verbo, quienes habían demostrado ser

«totalmente impenetrables» frente a sugerencias como terminar con las

homilías dominicales de Ríos, con su tentativa de aumentar impuestos, o

con sus tribunales de fuero especial.{65} {***} [251]

A los consejeros espirituales del presidente se los calificaba con las

palabras más duras. «La gente de la que se rodeó eran extremistas», me

dijo un miembro de la Misión Centroamericana. «Ellos andaban diciendo

que tenían visiones. ¿Visiones? Una vez que las personas piensan que

tienen visiones, se están alejando de la Biblia.» Los dos ancianos de Verbo

que sirvieron como secretarios presidenciales, Francisco Bianchi y Alvaro

Contreras, apenas controlaron al gobierno o al ejército, pero sí tuvieron

considerable influencia sobre Ríos. De acuerdo a la doctrina del pacto

según la interpretación de la Iglesia del Verbo, un nuevo miembro no sólo

se somete a Cristo sino también a la iglesia, hasta el punto que se espera

que consulte con los ancianos para cualquier decisión importante. Cuando

Ríos fue al palacio nacional, lo hizo bajo la autoridad espiritual de su iglesia.

Page 279: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Con esto en mente, es evidente que los ancianos de Verbo sirvieron

como chivos expiatorios. Para los oficiales del ejército que consideraban a

Ríos como a su jefe de estado personal, sus fervientes discursos sobre una

nueva Guatemala parecían sospechosos. Obviamente, era más conveniente

acusar a los consejeros de una religión minoritaria que a su colega. Para el

clero católico, la prominencia de los ancianos del Verbo dramatizaba cómo

habían sido marginados del estado guatemalteco y cómo su influencia

había sido suplantada por aquella de una secta norteamericana. Cuando los

oponentes militares pidieron el despido de los dos ancianos, se dice que fue

con el apoyo de ciertos evangélicos. «Si se van», respondió Ríos, «yo me

voy.»{66}

El descontento de los líderes evangélicos aumentó al descubrir,

después de la partida de Ríos, que éste les había concedido menos acceso

y menos favores que su sucesor católico. «Sí, Ríos nos recibía, y

escuchaba nuestras peticiones, pero nunca recibimos nada excepto por una

ocasión», afirmó un disgustado jefe evangélico –cuando Ríos

generosamente cubrió un déficit que dejó el centenario protestante–. El no

aceptaba a la gente que ellos le recomendaron para puestos oficiales.

Contrario a la leyenda, pocos evangélicos formaron parte de su gobierno,

[252] salvo por un número limitado de miembros de Verbo. Los evangélicos

nunca recibieron de él la nueva frecuencia de radio que le solicitaron. Pero

sí la recibieron de su sucesor, el General Mejía. Finalmente, se dice que era

mucho más fácil hablar con Mejía sobre los secuestros.

Esta clase de actitud contradictoria –acusar a Ríos por mezclar la

política con la religión y o hacer los suficientes favores a los líderes

evangélicos– no era nada nuevo, por supuesto. Algunos pastores estaban

muy acostumbrados a decir a sus seguidores que ellos no tenían nada que

ver con la política, para luego presentarse a solicitar favores al nuevo

régimen.

Poco después de la caída de Ríos Montt, la comisión coordinadora

COCIEG trató de regresar a los principios en la primera edición de La

Palabra, un periódico evangélico co-fundado por uno de los secretarios de

prensa del último presidente. La iglesia evangélica era apolítica, declaraba

COCIEG, y prosiguió a afirmar que no se había hecho ningún compromiso

político con el anterior gobierno. {67} Al reflexionar sobre el asunto, la idea de

aclamar a un general del ejército como a un vicario de Cristo estaba fuera

de lugar. Al haberse separado de la Iglesia Católica y todavía sentirse

Page 280: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

amenazados por ésta, muchos líderes protestantes continuaban siendo

leales al principio de separación iglesia-estado. Por lo tanto, creían que los

líderes de las iglesias debían restringirse a los asuntos espirituales.

Ahora que los evangélicos se estaban recuperando de Ríos Montt, la

Misión Centroamericana –probablemente la misión norteamericana más

influyente en el país– decidió que había dejado un vacío teológico para ser

ocupado por visionarios irresponsables. Por consiguiente, ayudó a

organizar una Comisión sobre la Responsabilidad Social de la Iglesia.

Basada en una reunión de CONELA sobre el mismo tema, la comisión

pandenominacional formuló lo que los misioneros deseaban se convirtiera

en un precepto para toda la comunidad evangélica: mientras los cristianos

tuvieran que cumplir con las responsabilidades cívicas, lo harían como

individuos. Como institución, la iglesia debía permanecer lejos de la política.

[253]

El recuerdo de Ríos todavía causaba tanta agitación que, para la

campaña presidencial en 1985, no existían esperanzas fuertes de tener una

nueva presidencia evangélica. Aún así, como los evangélicos

supuestamente llegaba a un 25% de la población, hubo aspirantes políticos

que se preguntaban si el Señor tocaría a su puerta. El mismo Ríos quedó

fuera de la campaña: a pesar de que varios partidos políticos le ofrecieron

una candidatura, eran considerados demasiado pequeños y poco

representativos para sostener su peso, aparte de la posible aversión de los

ancianos de Verbo, quienes todavía se estaban recuperando de sus

heridas.

Dando un paso adelante como el nuevo ungido se encontraba Jorge

Serrano Elías, un representante de las cámaras empresariales de

Guatemala, que había servido en la administración de Ríos Montt. Se había

salvado alrededor de 1977, en el despertar carismático en la capital. En la

crisis de 1980-1981 se fue a la bancarrota, al igual que muchos otros en la

industria de la construcción. Otro de sus infortunios pronto se convertiría en

un honor: fue forzado a dejar el país por criticar al régimen de Lucas

García. Bajo Ríos Montt, un lazo familiar con un anciano de Verbo le ayudó

a obtener el nombramiento de jefe del Consejo de Estado, un cargo de

asesoría que impulsó a sus ambiciones presidenciales. Impresionado por el

discurso de Ríos Montt sobre el llamado divino, se dice que él se imaginó a

sí mismo como el nuevo David que reemplazaría a Saúl.

Page 281: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Cuando Serrano se acercó por primera vez a los ancianos de la

comisión coordinadora COCIEG, en 1984, le dijeron que las iglesias no

estaban preparadas para otro presidente evangélico. ¿No podía esperar

unos pocos años? A algunos les disgustaba la congregación a la que

pertenecía, la superiglesia pentecostal Elim, la cual había atraído a miles de

miembros de otras denominaciones con su prédica hipnótica y sus

alucinantes dones de lenguas amplificados electrónicamente. Bajo Ríos

Montt, Serrano era un «profeta» de Elim, uno de media docena bajo su líder

máximo o «apóstol».

Para distinguirse de Ríos, el candidato citó su oposición a la elevación

de impuestos y a los tribunales secretos de su jefe anterior. Para movilizar a

los votantes evangélicos, sin embargo, también necesitaba [254]

presentarse como su heredero espiritual. Por lo tanto, Serrano adoptó algo

del mismo tono mesiánico, sobre la necesidad de crear un nuevo hombre y

una nueva Guatemala. A pesar de que las iglesias evangélicas no lo

aprobaban formalmente, la campaña de Serrano claramente deseaba

engancharlas. «Todo esto es delicado», admitió uno de sus asesores,

«porque es bien definido que la iglesia no participa en la política. Todos los

interesados lo han acordado. Los líderes de la iglesia han apoyado a

Serrano, los integrantes también, pero como organizaciones, no.» {68}

Los colaboradores de Serrano decían organizar únicamente fuera de

las paredes de la iglesia y de confinarse a la orientación cívica, al pedir a

los hermanos que oren, se registren y voten con discernimiento. Esta era la

receta adoptada por evangélicos moderados en los Estados Unidos. No

obstante, cuando la gente de Serrano organizaba desayunos de oración

para los pastores de cada denominación y pedían orar por Guatemala,

incluían al nombre de su candidato. En los departamentos, los

propagandistas decían a los fieles que, si Serrano no ganaba, se desataría

una terrible persecución. Los escépticos temían que la candidatura de

Serrano fuera la que trajera problemas, frente al temor católico de que el

evangelismo ocultaba una campaña por el poder político. {69}

Resultó ser que Serrano obtuvo el 13,8% de la votación en noviembre

de 1985, colocándolo en un tercer lugar respetable pero desilusionante. {70}

Muchos de sus hermanos votaron más bien por la democracia cristiana, la

única opción de centro-izquierda en el limitado espectro que sobrevivía en

el país. Los políticos evangélicos podían fantasear sobre la votación en

Page 282: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

bloque de una cuarta parte del electorado, pero sus iglesias no eran el

público más prometedor. La política no era su fuerte.

«Si esta candidatura dependiera totalmente de nosotros», me dijo un

evangélico en la campaña de Serrano, «estaríamos totalmente perdidos.» {71}

Se estaba refiriendo a la tradición de condenar a la política como

pecaminosa, de desalentar al activismo, e incluso de anular las votaciones.

«Todos tenemos nuestras perspectivas políticas», explicó el anciano que

presidía a la Iglesia del Verbo en Managua, «sin embargo, el Señor nos

advierte que no nos preocupemos por las calamidades y guerras de [255]

este mundo. Si nos alejamos de los principios del Reino, seremos

arrastrados hacia los engaños de las persuasiones filosóficas de derecha o

izquierda... Una cosa se debe aprender, y es que la esperanza no es un

atributo de ninguno de los Reinos de la tierra.» {72}

Mientras tanto, los colegas de este hombre en Guatemala trataban de

justificar su repentina promoción en un reino de este mundo. Tomando una

escritura de la derecha religiosa en los Estados Unidos, decidieron que, al

igual que Nehemías en el Antiguo Testamento, ellos estaban

reconstruyendo las murallas de Jerusalén. Sin embargo, para evangélicos

acostumbrados a pensar que el mundo estaba inevitablemente perdido, la

idea de construir una Guatemala nueva y reformada les tomó un poco hasta

acostumbrarse. Habían apoyado a Ríos Montt porque Dios lo había

colocado milagrosamente en el poder, no porque habían cambiado su forma

de pensar sobre la futilidad de la política.

Ahora, en un cambio de la posición tradicional, gran parte del liderazgo

evangélico se refería al deber de los cristianos de involucrarse. La

Fraternidad Teológica Latinoamericana había estimulado el compromiso

social por más de una década. En Guatemala, algunos de los mismos

argumentos estaban aflorando en un nuevo grupo social, los profesionales

evangélicos, quienes miraban a un futuro limitado en un país gobernado por

militares. Hablaban como reformadores y encontraban audiencias en las

congregaciones de la clase media alta, quienes también eran algo nuevo.

Entre esta clase de cristianos que tenían mucho que perder, estaba el

presentimiento de que, si no levantaban a Guatemala ahora, la perderían

completamente. Ellos eran, de acuerdo a Marco Tulio Cajas, «la minoría

mejor organizada de la nación», con la responsabilidad de ofrecer una

alternativa a las escuálidas normas reinantes. {73}

Page 283: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Desde este sector evangélico, varias de cuyas iglesias oraban cerca o

en los hoteles lujosos de la ciudad, se escuchaba poco sobre la justicia

social.{74} Sin embargo, los líderes estaban impresionados por la pérdida de

congregaciones mayas enteras al movimiento revolucionario. Ahora que

éste había fracasado, los indígenas estaban en peor situación que nunca.

Con tantos pobres que profesaban ser evangélicos, la responsabilidad

social claramente incluía hacer algo por ellos, lo que forzaba a las iglesias

evangélicas hacia lo que un misionero presbiteriano llamó [256] «un dilema

político interesante.»{75} Debido a que el ejército y los terratenientes

parecían encontrar un intento subversivo en cualquier esquema que

beneficiara a los indígenas, los evangélicos conservadores se enfrentaban

a una decisión difícil. Podían no hacer nada y arriesgarse a perder sus

nuevas clientelas indígenas; o podían tratar de ayudar, lo que levantaría

sospechas por parte de la clase gobernante y empujaría a los evangélicos

hacia el mismo camino que la Iglesia Católica.

La obra presbiteriana entre los mayas kekchís ilustra el problema: los

kekchís tienen una larga historia de colonizar nuevas tierras –a lo cual

tienen derechos legales– únicamente para ser expulsados por los

terratenientes, quienes utilizan sus conexiones en la capital para obtener el

título de propiedad. El protestantismo fue introducido por los dueños de

plantaciones, quienes esperaban que el evangelio volvería más confiables a

sus resentidos trabajadores kekchís. El déspota que trajo a los

presbiterianos se consideraba un cristiano consagrado, a pesar de que

gozaba de los privilegios sexuales típicos de un terrateniente. De acuerdo a

las palabras irónicas de un escritor presbiteriano, su amenaza de dar de

latigazos a los peones que no asistiesen a los templos que él construyó

provocó un «despertar religioso extraordinario».

La justicia llegó a finales de los años sesenta, en forma de guerrillas

que obligaron al terrateniente a salir de la zona. Irónicamente, también

abrieron el camino para una iglesia kekchí autónoma. Los evangélicos se

multiplicaron, y la nueva religión solidificó la resistencia kekchí frente a más

expropiaciones. Con la violencia política en aumento, un alarmado pastor

de la capital señaló que los conversos estaban listos a defenderse

empleando la fuerza. ¿Cómo se podía convencer a los evangélicos kekchís

de que la lucha armada no era necesaria? {76} Bien, los presbiterianos podían

ayudarles a defender sus tierras a través de la ley. Y si aquello fracasaba,

tal vez podrían ayudar a una o a dos comunidades a comprar la tierra en

Page 284: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

cuestión. Pero a medida que la recientemente organizada Comisión

Presbiteriana de Defensa ayudó a una primera comunidad y luego a otras

dos, los desilusionados monopolistas de la tierra los acusaron de

subversión.{77}

De acuerdo a una fuente, la violencia de 1981-1982 en la zona (la

mayor parte proveniente del ejército) costó a los presbiterianos seis de

[257] sus diecisiete iglesias kekchís y dejó más de quinientas viudas y miles

de huérfanos. En agosto de 1982, los soldados detuvieron a un pastor

kekchí que servía en las patrullas de defensa civil de Ríos Montt y lo

torturaron repetidamente antes de darse cuenta de que tenían al hombre

equivocado. Desgraciadamente, ahora que habían abusado del pastor, no

podían simplemente dejarlo ir. Después de todo, Ríos Montt proclamaba

cada semana en la televisión que esta clase de cosas ya no ocurría. {78} {****}

En varias ocasiones, Ríos había solicitado a dichas víctimas que se

acercaran y presentaran cargos: él los protegería. Después de que el pastor

logró escapar, sus colegas tomaron la decisión de presentar al incidente

como un caso de prueba. Pocas semanas después, en septiembre de 1982,

un misionero norteamericano conectado con los demandantes fue

secuestrado y colocado en la parte trasera de una furgoneta, sucia de

vómito y sangre. Durante el interrogatorio le amenazaron con instrumentos

de tortura, colocaron una pistola sobre su sien y halaron del gatillo. La

presión de la embajada estadounidense lo salvó pero no a dos obreros

indígenas presbiterianos –Ricardo Pop y Alfonso Macz–. Un año más tarde

se informó que uno había sido visto en una celda subterránea, en donde se

había vuelto loco y sollozaba por ver a su esposa e hijos. El comité

presbiteriano que trataba de proteger los derechos kekchís fue forzado a

disolverse, y cuatro de sus cinco miembros abandonaron el país. {79} Los

oficiales presbiterianos decidieron no buscar a sus desaparecidos obreros.

Un oficial del ejército les había informado que, debido a que los dos eran

guerrilleros, un excesivo interés por su destino significaría que la Iglesia

Presbiteriana también era guerrillera. {*****} [258]

El número de víctimas de pastores y congregaciones evangélicas bajo

Ríos Montt nunca fue reportado porque las iglesias tenían temor. Dejad que

los muertos entierren a los muertos, era su actitud. De otro modo, era

probable unírseles. Sin embargo, ya que la guerrilla era ahora una

presencia distante, el principal enemigo, incluso para muchos empresarios,

parecía ser el alto mando del ejército –por su incompetencia económica, su

Page 285: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

saqueo del tesoro nacional y su brutalidad–. Para 1985, la jerarquía militar

había llegado al punto de matar a varios voceros del sector privado, así

como también al cuñado de Ríos Montt, el General Sosa Avila,

aparentemente por consultar con jóvenes oficiales sobre un nuevo cambio

de gobierno.

A principios del año siguiente, bajo un electo pero débil gobierno

demócrata cristiano, el presidente de la Alianza Evangélica de Guatemala

(AEG) realizó un acto sin precedentes para esta conservadora organización:

denunció las continuas depredaciones del ejército. «El asesinato de líderes

evangélicos es ahora un acontecer casi diario», declaró el Pastor Guillermo

Galindo. Si la Alianza Evangélica no obtenía una respuesta del gobierno, se

uniría a las protestas de los derechos humanos del Grupo de Ayuda Mutua,

la organización de los familiares de los «desaparecidos». {80}

Notas

{***} Los tribunales enviaban a los criminales acusados al pelotón de

fusilamiento sin todas las garantías constitucionales. Las ejecuciones se

cerraron al público después de que el primer grupo de hombres

condenados incluyó a un evangélico que cantó «tengo una corona en el

cielo» para las cámaras de televisión (Pixley 1983: 10). De acuerdo a

Amnistía Internacional, unas trescientas personas detenidas en los

tribunales especiales resultaron desaparecidas después del

derrocamiento de Ríos Montt. Hay sobrevivientes del sistema que afirman

haber sufrido torturas sistemáticas (Amnistía Internacional 1987: 101-112,

123-125).

{****} «[Los soldados] dicen que los guerrilleros son los asesinos, pero ellos

son los que matan», reportó después el pastor. «Así me dijeron cuando

fui su prisionero. Dijeron que la orden viene del General Ríos Montt, que

tienen libertad para matar a quienes quieran. Ellos vienen a 'salvar', pero

vienen a matar y a causar pánico y terror... Mucha gente pobre ha huido a

las montañas por miedo. Otros están en las montañas porque han sido

abandonados. Hombres sin niños o mujeres. Las mujeres sin niños y sin

nadie que las ayude. El ejército busca a esta gente en helicópteros. Los

matan como si fuesen animales, haciéndolos pedazos y lanzando los

pedazos en fosas. Las mujeres son violadas por muchos soldados» ( In

Communion, julio 1983, pág. 3).

Page 286: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{*****} Toda esta sangre y llanto debió haber dado a una congregación

kekchí su título de propiedad, a través del programa de compra de tierra.

Desgraciadamente, después de que los presbiterianos invirtieron sesenta

mil quetzales en la hipoteca, se descubrió que el terrateniente –el mismo

Manuel de la Cruz que había sido expulsado por la guerrilla a finales de

los años sesenta, todavía aceptado como un presbiteriano bueno– había

vendido una parcela que no existía. Si la iglesia demandaba a Cruz por

fraude, él podía presentar una contra-demanda por los sesenta mil

quetzales que todavía le debía en hipoteca; así que la iglesia abandonó el

asunto y perdió su dinero.

{63} United Press International, «Guatemalan Army Topples President in a

Brief Battle», New York Times, 9 de agosto de 1983, pág. 1.

{64} Entrevistas del autor, Ciudad de Guatemala, agosto de 1985; Tulio

Cajas 1985:6-7.

{65} Entrevistas del autor, Ciudad de Guatemala, agosto de 1985.

{66} Anfuso y Sczepanski 1983:166.

{67} Tulio Cajas 1985:16-17, 37-41.

{68} Entrevista del autor a la Organización Cívica Cristiana de Guatemala

(OCCG), Ciudad de Guatemala, 19 de agosto de 1985.

{69} Entrevistas del autor, Ciudad de Guatemala, agosto de 1985.

{70} Stephen Sywulka, «An Evangelical's Bid for the Presidency Falls

Short», Christianity Today, 13 de diciembre de 1985, pág. 69.

{71} Entrevista del autor, Marco Tulio Cajas, Ciudad de Guatelama, 26 de

agosto de 1985.

{72} Bob Trolese, «Persecution Strengthens Church in Nicaragua»,

International Love Lift 8(7), 1983.

{73} Tulio Cajas 1985:4-5.

{74} «Whose Gospel?» In Communion (Philadelphia: Fellowship of

Evangelicals for Guatemala), febrero de 1984, pág. 1.

Page 287: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{75} David Scotchmer al autor, 4 de mayo de 1985.

{76} Mardoqueo Muñoz, pastor presbiteriano, «Kekchi Church Thrives in

Guatemala's Jungle», Global Church Growth, julio-agosto de 1982, págs.

199-20l; Muñoz 1984:142-143, 154-155.

{77} «Protestants Are Drawn into Vicious Guatemala Crossfire», Christianity

Today, 4 de septiembre de 1981, pág. 58; In Communion, febrero de

1984, págs. 2-3.

{78} Jim Dekker, «Guatemala: A Test of Faith», The Other Side

(Philadelphia), febrero de 1983, págs. 26-27.

{79} «Christian Tribe in Guatemala Faces Oppression», Missionary News

Service, 1º de abril de 1984 [¿1983?], pág. 2.

{80} La Palabra (Ciudad de Guatemala), 15 de marzo de 1986, citado en

«Testimonies of the People of God», In Communion, junio de 1986, pág.

2.

←  nódulo 2002 • capítulo 7 • páginas 258-

261

 →

Cuando lleguen los Santos

Un cristiano experto en explicar la forma por la cual los eventos

adversos que forman parte del plan del Señor era John Carrette, dueño del

Hotel Pan-Americano en la capital y líder de la Fraternidad de Hombres de

Negocio del Evangelio Completo. Todavía un hombre joven, Carrette había

sido entrenado como un boina verde y sirvió como líder de pelotón en

Vietnam. Luego regresó al sur de California, en donde se unió a la Capilla

del Calvario del Pastor Chuck Smith, una superiglesia carismática para

jóvenes determinados a acercarse al Señor. Aquí absorbió la doctrina del

arrebatamiento, la quintaesencia del escapismo evangélico. [259] De

acuerdo a estas enseñanzas, recordemos, justo antes de que el mundo

Page 288: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

termine en la gran tribulación, los cristianos verdaderos serían elevados por

los aires o «arrebatados» para estar con Cristo.

A finales de los años setenta, dice Carrete, sintió que lo tenía todo y

que era feliz. No sólo que estaba seguro de su salvación y de que

escaparía de la gran tribulación: el auge turístico de Guatemala hacía que

su hotel produjera ganancias como una máquina de hacer dinero. Luego,

inesperadamente, guerrillas comunistas tomaron el altiplano. El comercio

turístico se evaporó. Se encontró al borde de la bancarrota. Y Carrette se

sintió abandonado por el Señor. Nunca había pensado que iba a jugar el

papel de Job. Ahora que el mundo se aceleraba hacia la perdición, ¿dónde

estaba el arrebatamiento? ¿Por qué no había sido elevado por los aires

para encontrarse con el Señor?

Apartado del Señor durante unos seis meses, una noche, Carrette

miraba las luces de la ciudad de Guatemala cuando se dio cuenta de que

Dios le estaba hablando. Ahí abajo hay un gran ejército, le dijo el Señor,

pero ellos no saben que están en guerra, que son un gran ejército, o quién

es el enemigo. ¿Quién es el ejército, Señor? preguntó Carrete. No eran ni la

guerrilla ni el ejército guatemalteco, le dijo el Señor. Era la iglesia, cuya

lucha no era contra la carne o la sangre, sino contra los principados y

poderes del mal. Su trabajo era permanecer en la tierra, le dijo el Señor a

Carrette, no ser arrebatado. Su trabajo era movilizar a la iglesia para que

ore por el derrocamiento del gobierno del demonio en América Central.

De acuerdo a Carrette, América Latina había estado bajo el dominio de

Satanás desde antes de la conquista española. Los dioses naturales

indígenas habían sido la jerarquía del demonio. Ciertamente, la luz del

cristianismo empezó a brillar a través de la oscuridad con la llegada de la

Iglesia Católica. Pero ahora las luces radiantes del cristianismo brillaban

aún más fuertemente. Esta era la razón del terrible conflicto en el que se

encontraba actualmente América Central. Carrette creía que la propagación

de la palabra de Dios en las iglesias católicas y protestantes estaba

arrancando a toda la región de las manos de Satanás. Era una contienda

sobre quién gobernaría, Dios o el demonio, en una total guerra espiritual.

[260]

Las iglesias evangélicas habían enseñado a los cristianos a orar por el

prójimo mientras la nación caía en el caos de la gran tribulación. La iglesia

había enseñado que la única esperanza era la luz más allá de la tumba y el

Page 289: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

reino milenario de Dios en la tierra –que vendría después de la tribulación–.

Pero ahora Carrette descubrió en su Biblia que la misma Guatemala era la

tierra prometida de leche y miel. Era necesario orar por la nación. Por este

motivo, en los meses que precedieron a la aparición de Ríos Montt, en los

días más oscuros del régimen de Lucas García, Carrette comenzó a pedir a

los líderes evangélicos que orasen por Guatemala. ¡En el nombre de Jesús,

les exhortaba, ordenen a Satanás que abandone el país!

El golpe militar del 23 de marzo de 1982, por lo tanto, fue una

respuesta milagrosa a su oración. Lo que habíamos hecho en el Espíritu se

hizo visible en las calles, explicaba Carrete. Ríos Montt fue colocado allí

porque la iglesia hizo su trabajo en el Espíritu. Unió a la iglesia durante seis

a ocho meses, asombrándola en unidad e intercesión, pero sólo por un

momento. Ríos Montt fue derrocado porque la iglesia no cumplió con su

tarea de intercesión. La iglesia no cumplió con su trabajo y no dejó

encadenado al demonio.

Tres años más tarde, Carrette sintió que el país estaba atravesando por

una época de dislocamientos, de dolores de parto. Pero confiaba en que

Satanás sería expulsado de Guatemala, que Jesús pronto estaría en

libertad para derramar sus bendiciones. Las huelgas por salarios, las

protestas sobre los precios y la corrupción en el alto mando del ejército,

predicaba Carrette, provocarían una guerra civil en la misma estructura de

poder nacional, en el ejército guatemalteco. Ya existía todo lo necesario

para un verdadero baño de sangre. Pero junto con éste vendría un

poderoso avivamiento en Guatemala, un renacimiento que se extendería

por toda América Central. A finales de 1986, estaba convencido, toda la

región se reformaría.

«La teoría de iglecrecimiento gobierna la iglesia evangélica aquí», dijo

Carrete. «Existe un énfasis en las ventas, como el concepto de las cadenas

comerciales, de colocar a un McDonald en cada esquina. Pero el Señor

está regresando, y quiere más que números. La iglesia que está bien

organizada y que se reporta a Springfield ya no es suficiente. [261] El Señor

quiere que amarremos al demonio. Quiere signos y milagros en América

Latina. Las burocracias que sólo se preocupan por el número de cuerpos no

son importantes; la guerra espiritual es el punto. Estamos al borde de la

verdadera transformación. Dios va a poner a su hombre. Dios sanará la

economía, la situación de la guerrilla, el ejército, todo. Los reinos de este

Page 290: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

mundo se convertirán en los reinos de Cristo. Aquello es Revelaciones

11:15.»{81}

Notas

{81} Entrevista del autor a John Carrette, Hotel Pan-American, Ciudad de

Guatemala, 26 de agosto de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 8 • páginas 263-

270

 →

Los evangélicos en la guerra sandinista-

contra

«Puedes pensar que el mundo tiene la respuesta para tus problemas. Pero

te digo que La Habana no tiene la respuesta. Moscú no tiene la respuesta.

Y Washington no tiene la respuesta. ¡Jesucristo es la única repuesta! Sólo

Él puede cambiar tu vida y darte paz.» –Evangelista Alberto Mottesi,

Managua, enero de 1984{1}

Si se tenía fe en el Pastor Fernando, éste había sido expulsado de

Nicaragua dejando una estela de milagros tras de sí. De acuerdo a este

joven predicador campesino, un pentecostal del norte del país, la

Revolución Sandinista se había convertido en un campo de concentración.

El había visto a asesinos sandinistas atacar a un avivamiento pacífico en

Yali, el 8 de mayo de 1982, había visto golpear a las mujeres y poner ácido

en los ojos de un pastor. Había solamente una cosa que los revolucionarios

no podían resistir, y eso era el poder de Dios. Cuando los sandinistas

enviaban informantes a los cultos, los cristianos únicamente los convertían.

Una vez, cuando los sandinistas dispararon a un creyente, la bala se dio la

vuelta y alcanzó al hombre que la disparó. En otra ocasión, cuando un

agente de seguridad trató de disparar a una hermana que estaba orando, se

quedó adherido al piso. Ahora, ese mismo hombre era un gran predicador

del Señor. En cuanto al Pastor Fernando, había predicado en los batallones

mismos de los sandinistas. En una oportunidad, trescientos hombres

aceptaron al Señor, depusieron sus armas y desertaron. Esa era la razón

Page 291: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

por la cual los sandinistas lo querían vivo o muerto: los ángeles lo habían

protegido de su ira.{2} [264]

Al momento, Fernando era un refugiado en Costa Rica. Sus problemas

con los sandinistas habían empezado alrededor de julio de 1981, dos años

después de que lideraron el derrocamiento del antiguo régimen, cuando él y

su congregación se habían rehusado a unirse a la milicia. Para los

sandinistas, aquello significaba rehusarse a defender la revolución frente a

la contrarrevolución apoyada por los Estados Unidos. Después de una larga

historia de enfrentamientos y de detenciones, Fernando escapó a Costa

Rica. Pero sus problemas no terminaron allí. Debido a que testificó sobre

sus experiencias en los cultos, fue entrevistado por un equipo de televisión

estadounidense, de la Cadena Cristiana de Difusión, la cual utilizaba

historias como la suya para solicitar apoyo para los contras. Aunque la

intención de Fernando puede no haber sido participar en la guerra del

Presidente Ronald Reagan en contra de los sandinistas, ahora lo estaba

haciendo. Cuando lo entrevisté en julio de 1985, era un hombre

atemorizado que afirmaba que los agentes sandinistas lo estaban

amenazando aún en Costa Rica.

La interrogante sobre cuánto creer a este hombre era importante

puesto que, en todo el hemisferio, los cristianos miraban a Nicaragua para

inspiración o advertencia. Observaban la revolución sandinista porque se

suponía que era diferente. A lo largo de América Latina, los activistas

cristianos se habían unido a los movimientos revolucionarios. Después de

tantas derrotas, ahora habían llegado al poder. Esta era la oportunidad para

que las iglesias ayudasen a construir la nueva sociedad en lugar de que,

como generalmente ocurre, se convirtieran en un refugio de ésta. {3} Aquí

estaba una nueva clase de laboratorio para el cristianismo revolucionario,

una forma de probar que una iglesia liberada y un estado revolucionario

podían traer el reino de Dios a América Latina.

Los sandinistas alentaban estas esperanzas. Eran el primer régimen en

el mundo en dar a la teología de la liberación una categoría oficial, como

una fe apropiada para el nuevo orden. De pronto, la revolución en una

república centroamericana poco conocida se había convertido en la prueba

suprema para la teología de la liberación. Y una prueba cruel, porque

cuando los profetas señalan la tierra prometida, tienden a ser vagos acerca

del tiempo y lugar exactos para no desalentar a los fieles. Pero cuando los

profetas aclaman a un movimiento político particular, arriesgan su

Page 292: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

credibilidad en el destino de éste. El acoger las revoluciones [265] es

especialmente peligroso. El experimento sandinista era una oportunidad

dorada para desacreditar las alianzas entre cristianos y marxistas, en una

revolución social que podía fracasar como las anteriores.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se originó a

principios de la década de 1960, dirigido por estudiantes que se

consideraban la vanguardia del proletariado. Tal vez debido a que aquella

clase escasamente existía en Nicaragua, tomaron el nombre de una figura

más tradicional, el General César Augusto Sandino, el líder de la resistencia

contra la ocupación estadounidense en los años veinte y treinta.

Retomando la leyenda de Sandino, sus homónimos realizaron dramáticos

ataques contra el régimen que dejaron atrás los marines norteamericanos,

el de la familia Somoza. Cuando barrios enteros se levantaron contra la

dictadura de Somoza en 1978-1979, los sandinistas bajaron de las

montañas para liderar la lucha.

Pocos cuestionan el apoyo popular al Frente Sandinista en el triunfo

sobre el antiguo régimen el 19 de julio de 1979; éste había llevado a todas

las clases sociales hacia una victoria sobre una tiranía de cuarenta años.

Durante aquella lucha, el FSLN convenció a la mayor parte de la élite del

país, al aclamar haber trascendido sus orígenes marxistas-leninistas y de

ser sandinista, no comunista. En el poder, no obstante, sus militantes no

demostraron ser maestros de la negociación y del compromiso. Jóvenes y

heroicos, los sobrevivientes de los años de conspiración y combate, no

estaban dispuestos a entregar la revolución a políticos burgueses que

atacarían a las terribles desigualdades sociales de Nicaragua. Más bien, al

ser vanguardia de la revolución, se llevaron todo el crédito de la victoria

sobre Somoza y afirmaron ser los únicos representantes del pueblo.

Acusaron a los críticos de ser contra-revolucionarios, mientras que

identificaban al nuevo estado revolucionario, a sus fuerzas armadas y a las

campañas educacionales con el aparato de su propio partido.

Los aliados anti-Somoza que esperaban tomar el poder se encontraron

marginados. Muy pronto se comenzó a acusar a los sandinistas de

ambiciones totalitarias. A pesar del considerable espacio para la disensión,

la idea sandinista de gobierno era centralizada. «Siempre tenemos que

dirigirnos a un comandante para resolver algo, porque los niveles [266]

intermedios no tienen ningún poder de decisión», explicó un empleado de

una agencia cristiana pro-sandinista. «La línea del Frente Sandinista es lo

Page 293: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

que importa, no la opinión de las bases. El centralismo democrático es el

modelo real.»{4} Una antigua dictadura familiar, descuidada e incluso

indiferente en su actitud hacia gran parte de la vida social, fue reemplazada

por militantes jóvenes, resueltos a revolucionarlo todo. A pesar de que los

sandinistas sentían que estaban trayendo la justicia social a Nicaragua –y

en realidad manejaban resultados impresionantes respecto a la

organización popular, la distribución de tierras, y los servicios sociales– sus

logros determinaron que todo se trasladase bajo su control personal.

«Comandante» era bastante más que un título honorífico.

Una vez bajo el ataque de los Estados Unidos, los sandinistas no

tuvieron otra elección que poner al país en pie de guerra. Al luchar por sus

vidas en contra de la administración de Reagan, cayeron en un antiguo

patrón de la vida nicaragüense, según el cual el poder sale del cañón de

una pistola. A lo largo del siglo diecinueve, era la paz la que interrumpía la

guerra, debido al interminable conflicto entre conservadores y liberales. El

país se convirtió en el juguete de los intereses extranjeros. {5} En el siglo

veinte, tal vez únicamente los marines norteamericanos y la dictadura de

Somoza provocaron una suficiente reacción nacionalista, un suficiente

sentimiento común entre las élites contendoras y sus peones, para que

Nicaragua pudiera ser llamada una nación. Aún así, nadie podía esperar

tomar el poder o retenerlo sin las armas, puesto que una alternación

pacífica entre bloques electorales era desconocida. En un país en donde los

políticos perdedores tenían el hábito de apelar a los poderes extranjeros

para su regreso al poder, la oposición leal era un concepto improbable. La

sedición era casi inevitable no sólo por la campaña del Frente Sandinista

para monopolizar el poder sino por el lugar a donde éste sabía que sus

oponentes pedirían ayuda, los Estados Unidos.

La contienda del FSLN con su principal enemigo religioso, el Arzobispo

Miguel Obando y Bravo, ilustra la resultante espiral de desconfianza,

violencia y profecías de auto-cumplimiento. Como cabeza de la Iglesia

Católica, el arzobispo había ayudado ocasionalmente a los sandinistas

durante la lucha contra Somoza. Cuando cayó el antiguo régimen, sin

embargo, trató de impedir que los sandinistas tomasen el poder, al apoyar a

una alternativa más conservadora. Al creer que una división en [267] la

iglesia era inevitable{6}, los sandinistas dieron un paso del que más tarde se

arrepentirían. Denunciaron a la iglesia contra-revolucionaria de los ricos, del

Arzobispo Obando y Bravo. Proclamaron que los verdaderos cristianos se

Page 294: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

encontraban en el sector cristiano que apoyaba a la revolución, la iglesia de

los pobres.

Para Obando, esta clase de lenguaje comprobaba que los sandinistas

no sólo estaban consolidando un estado unipartidista. Como defensor

celoso de las prerrogativas de la jerarquía católica, temía que también se

encontraran organizando su propia «iglesia popular» para «confiscar» la

religión,{7} en una transición inexorable hacia una sociedad totalitaria

marxista-leninista. Mientras tanto, su propio comportamiento confirmaba las

sospechas sandinistas de sedición eclesiástica. A pesar de que el arzobispo

afirmaba ser neutral y estar trabajando por la reconciliación, aprovechaba

cada oportunidad para atacar a los sandinistas, mientras que se refrenaba

de condenar a los contras y al apoyo que éstos recibían de los Estados

Unidos. Mientras tanto, los contras lo aclamaban como a su líder espiritual y

reclutaban a miembros de su clero. {8} Al observar la secuencia de los

eventos, parece que tanto Obando como los sandinistas hubieran moldeado

su propia némesis a partir de la acumulada traición de la historia

nicaragüense y de la intervención norteamericana.

El principal grupo contra, la Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN)

apoyada por los Estados Unidos, incluía a políticos, empresarios y

campesinos alienados por el proceso sandinista. Pero el gobierno de

Reagan ocupaba un papel tan prominente en la organización,

financiamiento y reajuste periódico de la FDN que parecía ser poco más

que un enorme y mal controlado frente de la CIA. Los líderes de peso –los

comandantes militares que sobrevivieron a las remociones impuestas por

los Estados Unidos– provenían de la Guardia Nacional del antiguo régimen.

Su comportamiento era tan malo que a su lado los sandinistas se veían

como modelo de moderación. Durante una incursión en Nicaragua con las

fuerzas de la FDN en 1983, el periodista Christop ey vio a hombres

cargando Biblias en sus mochilas. En la noche, sus ex-comandantes de la

Guardia Nacional admitieron la práctica de matar a sus prisioneros. {9} [268]

En los Estados Unidos, mientras tanto, el gobierno de Reagan y la

derecha religiosa bautizaron a la FDN como «luchadores cristianos para la

libertad», culpando a los sandinistas por todos sus abusos. Si los contras

eran acusados de atrocidades, debía ser propaganda comunista. Tal vez los

sandinistas llevaban uniformes de la FDN y cometían atrocidades

únicamente para desacreditar a los luchadores para la libertad. {10} Los

evangélicos de la derecha que apoyaban la guerra describían a la

Page 295: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Revolución Sandinista como a un horno de la persecución religiosa. Decían

que los pastores eran mutilados en frente de sus congregaciones. Que los

creyentes eran encerrados en sus iglesias e incinerados. Que los ministros

cristianos eran asesinados por miles {11} –en una época en la que

únicamente habían mil seiscientos pastores en todo el país–.

Los evangélicos nicaragüenses eran de especial importancia en la

propaganda de guerra. Se pensaba que constituían el 15% de la población.

No tenían un liderazgo centralizado ni una tradición de activismo político, y

no eran una fuerza cohesiva en el mismo sentido que el ala de la Iglesia

Católica encabezada por el Arzobispo Obando. No obstante, muchos

evangélicos no estaban entusiasmados con la revolución y profesaban

neutralidad en la guerra contra, forzando a los sandinistas a cuestionar su

lealtad. También tenían muchos lazos institucionales con evangélicos

norteamericanos, es decir, con partidarios de un presidente norteamericano

que había emprendido una guerra contra su gobierno. Para los mismos

norteamericanos, los evangélicos nicaragüenses eran el más importante

índice del apoyo popular a la revolución y su legitimidad –o la falta de éstos

dos{12}–. Debido a su posición, los evangélicos se convirtieron en figuras

claves en las demandas y contrademandas de la guerra ideológica.

Mientras que los sandinistas utilizaban a los más colaboracionistas para la

tarea de defender la imagen de la revolución, la administración de Reagan

utilizaba a los menos colaboracionistas para justificar una guerra.

Para persuadir a los feligreses norteamericanos a apoyar la

intervención militar, Washington necesitaba hacer que Nicaragua se

ajustara a los estereotipos de una tiranía comunista. Para lograrlo, tenía

que demostrar que los sandinistas eran culpables de persecución religiosa.

Pero la única forma de producir la evidencia necesaria era incitando a los

sandinistas a tomar medidas de seguridad mucho más severas. [269] Por lo

tanto, si los sandinistas sospechaban que los evangélicos tenían vínculos

contra-revolucionarios, el gobierno de Reagan podría denunciarlos por

perseguir cristianos. De acuerdo a Puertas Abiertas con el Hermano

Andrés, los evangélicos de América Central estaban atrapados en un

«cruce de fuego» entre la derecha y la izquierda. {13} Pero el gobierno de

Reagan parecía utilizar a los evangélicos nicaragüenses para dirigir un

«cruce de fuego» hacia otro gobierno. Sufriendo en proporción a los

ataques norteamericanos contra los sandinistas, se utilizaba a los

evangélicos nicaragüenses para polarizar la situación. Al presentar a los

Page 296: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

evangélicos nicaragüenses como a víctimas de la persecución religiosa, la

derecha religiosa les estaba exponiendo a una persecución real, en una

profecía de auto-cumplimiento.

Para entender la situación evangélica en la guerra sandinista-contra,

este capítulo evitará reducir su situación a concepciones monolíticas de

izquierda y derecha. Por lo menos en cuanto a mí, esto requiere un paso

doloroso: dejar preguntas abiertas como la responsabilidad por la guerra

civil que ocasionó el derramamiento de sangre en la Nicaragua de los años

ochenta. ¿Fue únicamente el gobierno de Reagan el que lanzó la

contrarrevolución, o ésta se generó también por la mano dura de los

sandinistas? ¿Eran los sandinistas revolucionarios pragmáticos que, al

reprimir a sus opositores, simplemente reaccionaban a una situación de

guerra? ¿O eran marxistas-leninistas encubiertos que estaban

construyendo un régimen autoritario?

Las respuestas a estas preguntas no eran simples, salvo en las

polémicas entre los sandinistas y el gobierno de Reagan. Las respuestas

dependían de testimonios contradictorios y de cómo las distintas facciones

respondían y se daban forma una a otra en una serie interminable de

reacciones polarizantes. Las respuestas también dependían mucho de las

experiencias personales. Mi propio punto de vista fue influenciado por una

serie de eventos a finales de 1985, cuando los sandinistas arrestaron al ala

conservadora del liderazgo evangélico en la capital. Incluidos entre los

detenidos se encontraban cinco hombres que, pocos meses atrás, me

habían ayudado a comprender el punto de vista de los evangélicos, opuesto

al gobierno sandinista. [270]

Uno de los pastores detenidos me había invitado a sus enfrentamientos

con los burócratas sandinistas. En dos ocasiones, me había llevado a la

Embajada de los Estados Unidos, en donde tenía la costumbre de

intercambiar chismes con un miembro de la sección política Mis notas de

estas visitas no hacen constar nada de gran importancia. Pero en una

situación de guerra, los agentes de seguridad sandinista se veían forzados

a sacar sus propias conclusiones. Aquí estaba un líder evangélico que

proporcionaba información a una potencia extranjera hostil. Como se

esperaba, los contactos del pastor con la embajada surgieron durante su

interrogación, al igual que su relación conmigo. ¿No era yo su contacto

CIA? En cuanto a la forma en que estos eventos influyeron sobre lo que

sigue, los lectores tendrán que juzgar por sí mismos.

Page 297: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Notas

{1} Rafferty 1984:23.

{2} «A Nicaraguan Pastor Reveals the Horrifying Atrocities of the Sandinista

Regime in Nicaragua» [comunicado de prensa], Trans World Missions –

Misiones Trans Mundiales–, julio de 1985. Complementado con mi

entrevista de 17 de julio de 1985 al mismo hombre y su testimonio en

«From Tyranny to Triumph», un vídeo de Misiones Trans Mundiales que

circuló en 1986. Su nombre ha sido cambiado.

{3} Berryman 1984:226.

{4} Entrevista del autor, Managua, agosto de 1985.

{5} Millett 1979.

{6} Margaret Randall (1983:116) cita para el efecto a Ernesto Cardenal.

{7} Alaníz Pinell 1985:83.

{8} Eich y Rincón 1985:143, 146-147, 151-152; Belli 1985:225-227.

{9} Dickey 1985:180, 184-186; véase también Eich y Rincón 1985.

{10} John G. Olson, transcripción de una entrevista telefónica al Hermano

Bob, Misiones Trans Mundiales, mayo de 1986.

{11} Gerald Derstine, «The Truth... Nicaragua» [folleto], Gospel Crusade

(Bradenton, Florida), 1986. «Missionary Blends Christianity with Marx»,

The Voice of the Martyrs (Glendale, California: Jesus to the Communist

World), noviembre de 1985, págs. 1-2.

{12} Beth Spring, «Does the Sandinista Regime Promote Religious

Freedom?» Christianity Today, 23 de noviembre de 1984, págs. 43-44.

{13} Open Doors 1984b.

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276

 →

El galanteo sandinista-evangélico

Los protestantes no sufrieron mucho en las manos de la dictadura de

Somoza (1934-1979). «No vamos a permitir que molesten a los

evangélicos», recuerda un pastor que dijo un guardia nacional del régimen

mientras sacaba a un borracho de un templo. «Si todos fueran

evangélicos», observó el guardia, «dormiríamos mejor en la noche.»

Ajustado al orden político de Somoza se encontraba un grupo que

posteriormente sería atacado por apoyar a los sandinistas, el Comité

Evangélico Pro-Ayuda al Desarrollo (CEPAD). Una agencia que decía tener

como miembros a la mayor parte de las denominaciones protestantes,

CEPAD se inició coordinando el auxilio extranjero después del terremoto de

1972 en Managua.

En sus primeros años, el grupo hizo poco que pudiera ser descrito

como revolucionario. En una ocasión, solicitó al Presidente Anastasio

Somoza que investigara los crímenes de su Guardia Nacional contra los

pentecostales en una zona de guerrilla. Para sacar a los presos políticos de

Nicaragua se hizo adepta al soborno de los oficiales del dictador. {14} A

medida que el régimen de Somoza reaccionaba a los ataques sandinistas

con el asesinato de jóvenes, las fuentes de financiamiento de CEPAD –las

organizaciones ecuménicas en América del Norte y Europa– se

preguntaban por qué ésta no adoptaba una posición pública en contra de la

dictadura.{15} [271]

Sin embargo, al igual que otros nicaragüenses, los evangélicos estaban

alienados por las represalias de Somoza. Algunos rompieron con la

enseñanza de sus mentores norteamericanos sobre la necesidad de

obedecer al gobierno porque había sido ordenado por Dios. A medida que

los combates se intensificaban, las iglesias evangélicas se convirtieron en

refugios, mientras que CEPAD distribuía provisiones que, intencionalmente

o no, ayudaban a mantener la insurrección. {16} Numerosos jóvenes

evangélicos se unieron a las batallas callejeras. {17}

Con el alivio de haber sobrevivido a la carnicería, los evangélicos

liberaron sus esperanzas sociales largamente reprimidas. Tal vez porque se

Page 299: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sentían culpables por haberse doblegado frente a Somoza, muchos líderes

de iglesias protestantes oscilaron hacia la izquierda. De hecho, parecían

estar más entusiasmados que la jerarquía católica con el nuevo régimen. En

octubre de 1979, CEPAD auspició una reunión en la cual quinientos

pastores dieron gracias a Dios por el Frente Sandinista de Liberación

Nacional. También prometieron unirse a los Comités de Defensa Sandinista

de sus barrios.{18} Esperaban que su apoyo al gobierno impediría que éste

se volviera completamente hacia la izquierda, ya que los gestos

revolucionarios de los evangélicos estaban matizados de ansiedad.

Temerosos de que los días de libertad religiosa estuvieran contados,

muchas iglesias planificaron campañas para aprovecharla mientras podían,

lo que produjo un crecimiento en el evangelismo. {19}

Tal vez el galanteo más extraño durante el primer año de revolución fue

entre el comandante sandinista de más categoría y la Fraternidad de

Hombres de Negocio del Evangelio Completo. La Fraternidad era un club

carismático fundado en 1951 por Demos Shakarian, un empresario armenio-

americano de Los Angeles. Treinta años después, tenía 2.700 capítulos en

los Estados Unidos y en el exterior, lo que la convertía en una de las redes

internacionales más difundidas en el mundo pentecostal-carismático. La

idea era atraer hacia un ambiente masculino a hombres a quienes no les

gustaba ir a la iglesia, para luego exponerlos al calor de la fraternidad y al

arrepentimiento en el Espíritu Santo. Las reuniones al estilo del Club

Rotario se organizaban alrededor de testimonios conmovedores de

pecadores reformados –estafadores de impuestos, traficantes de drogas,

motociclistas rebeldes, veteranos de guerra– quienes contaban cómo el

Señor los había puesto en el camino del bien. [272] La mayor parte de sus

miembros eran pequeños empresarios, muchos de ellos de las Asambleas

de Dios.{20}

La mayor parte eran, también, la clase de hombres que evitaban hablar

sobre los liberales delante de las damas. Pero Demos Shakarian quería

mantener la puerta abierta para todos, incluso a Fidel Castro. En 1974 fue

invitado al Vaticano, en donde se le agradeció por su apoyo a la renovación

de fe de millones de católicos carismáticos. Al sur de la frontera, en donde

la fraternidad empezó a organizar capítulos a mediados de los años

setenta, realizó alianzas atrevidas para dar testimonio a los jefes de estado.{21} {*}

Page 300: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Durante una época, la Fraternidad llegó a pensar que había adquirido a

Tomás Borge, el ministro sandinista del Interior. El interés de Borge se

originó en conflictos fronterizos con Honduras en diciembre de 1979,

cuando la fraternidad organizó una conferencia entre los líderes de los dos

países. El comandante se convirtió en un participante entusiasta de las

funciones religiosas, habló de su «experiencia personal con Cristo» y, para

la cruzada de alfabetización nicaragüense, solicitó a la fraternidad que le

proporcionara 800.000 ejemplares del Nuevo Testamento. {22} Después, al

igual que el presidente de la junta sandinista, Daniel Ortega, Borge continuó

asistiendo a estudios bíblicos privados, un participante de los cuales decía

que, mientras que Borge permaneció como un caso paradójico, Ortega por

lo menos era un genuino cristiano que temía a Dios. Con amigos como

aquellos, los evangélicos pro-sandinistas podían decir que estaban

exorcizando al demonio comunista. [273]

Sin embargo, los eventos subsecuentes fueron demasiado para la casa

central de la Fraternidad en los Estados Unidos. A pesar de la retórica de

hermandad, su impresionante registro de oficiales y contratistas militares,

colaboradores antiguos de Ronald Reagan y patrocinadores de la derecha

religiosa,{23} no estaban dispuestos a tolerar un ministerio para los

comandantes sandinistas, ya que contradecía su identificación de la política

del gobierno reaganista con Dios. Al sucumbir a la presión, Demos

Shakarian afirmó que había sido engañado. Los empresarios texanos que

habían organizado los banquetes abandonaron la fraternidad y trataron de

seguir por su cuenta, en un ambiente cada vez más difícil. {24} Era difícil para

todos ser hermanos en Cristo cuando, como Ministro del Interior, el deber

de Borge era defender a la Revolución Sandinista de sus enemigos,

quienes estaban empezando a ser financiados por la Agencia Central de

Inteligencia.

Así como era difícil para los sandinistas distinguir entre los agentes de

la CIA y los opositores que simplemente ejercían su derecho a disentir, era

difícil discernir una transformación cristiana en el aparato de seguridad

sandinista. En particular, las que según Borge eran «turbas divinas» no

parecían ser muy cristianas. Estas eran manifestantes que, en su

persecución a las figuras de oposición, afirmaban representar a las

organizaciones sandinistas de masa e incluso a las comunidades cristianas

de base.

Page 301: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Tales ataques ocurrieron temprano, antes de que el país estuviera en

pie de guerra. Uno tuvo lugar durante «Nicaragua '81», una campaña

nacional de las Asambleas de Dios. De acuerdo a un pastor exiliado a quien

entrevisté cuatro años después, la campaña de abril de 1981 en Estelí

había sido realizada con el permiso del Comandante Christian Pichardo.

Después de varias noches de avivamiento entusiasta, recibieron el ataque

de una turba de jóvenes que lanzaron ladrillos y hirieron a la gente con

botellas rotas. Al fin la policía sandinista interrumpió la pelotera, deteniendo

a aquellos atacantes que no habían sido trasladados al hospital. Pero los

prisioneros nunca llegaron a la cárcel, puesto que, aparentemente, se los

liberó de inmediato. Cuando las Asambleas trataron de ocuparse del

asunto, las autoridades mostraron mayor interés en cuestionar sus motivos

que en encontrar a los rufianes.{25} [274]

No está claro quién fue exactamente el responsable de tales incidentes.

Posiblemente eran militantes o jóvenes sandinistas actuando por su cuenta,

contra los deseos de los gobernantes. Sin embargo, de acuerdo a un

desertor sandinista presentado por el gobierno de Reagan en Washington,

las turbas fueron, en realidad, organizadas por funcionarios de seguridad

del Ministerio del Interior.{26} En todo caso, el problema era cómo manejar a

los grupos contrarios al proceso revolucionario. Los evangélicos estaban

lejos de ser el único grupo en manifestar inquietud sobre la dirección

tomada por los sandinistas. Pero al ser una minoría religiosa, era fácil

enfocarse sobre ellos. Algunos, por otro lado, empezaban a reaccionar

contra el régimen revolucionario en formas visibles.

Una de las primeras innovaciones que disgustó a muchos pastores

fueron los Comités de Defensa Sandinista (CDS), los cuales extendían la

administración y vigilancia sandinistas hasta cada barrio. La gente que

objetaba a los procedimientos sandinistas empezaron a sentirse vigilados y

controlados. Desde 1980 en adelante, una carta del CDS barrial era

necesaria para obtener un empleo gubernamental.

Varios pastores empezaron a temer que los sandinistas estuvieran

minando su autoridad y llevándose a sus seguidores. Estaban

especialmente alarmados por las nuevas organizaciones sandinistas, las

cuales convertían a algunos de sus jóvenes en militantes políticos. La

cruzada de alfabetización de 1980, la cual envió a estudiantes al sector

rural para enseñar a los campesinos y trajo de vuelta a muchos de ellos

recitando consignas, provocó resentimientos profundos. Un supervisor

Page 302: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

evangélico, molesto por la liberación femenina, llegó a calificar a la cruzada

de alfabetización como prostitución pública. El aparentemente noble

esfuerzo tenía un doble propósito, afirmaba, desunir a las familias y alentar

la licencia sexual.{27}

Claramente, los conservadores estaban atemorizados por la campaña

sandinista para inculcar la ideología revolucionaria. En reacción, insistían

en que la iglesia de Jesucristo era apolítica y neutral. Se resistían a la idea

de ser voluntarios para cortar algodón o café, de identificarse con el Frente

Sandinista o aún de denunciar a los contrarrevolucionarios apoyados por

los Estados Unidos. Más bien, decían, [275] su trabajo era predicar el

evangelio. «No hemos realizado declaración alguna contra la CIA o los

contras porque la situación está tan revuelta», me dijo un líder de los

pastores antisandinistas. «De todos modos, todos piden un fin a la guerra.

Si la iglesia evangélica hace un llamado por un alto al odio y a la guerra,

podemos ser acusados de estar de parte de la revolución. Si no decimos

nada, somos acusados de estar con los contras. Si los evangélicos

ayudamos con las cosechas de algodón y de café, entonces los periódicos

dicen que apoyamos a la revolución. Si no, eres un contra. Por tanto, si

participas eres manipulado, y si no, también estás fregado. Nuestra misión

es clara y específica –es espiritual, que Jesucristo es la única respuesta–.

Sabemos que ésta no es la respuesta que la gente quiere escuchar, pero

esto es lo que nosotros creemos.»{28}

El primer evangelista a quien los sandinistas impidieron su ingreso al

país fue el norteamericano Morris Cerrullo, en mayo de 1981. De acuerdo al

Hermano Cerrullo, las manos de miles se levantaron hacia el cielo durante

sus cruzadas milagrosas. Los sordos empezaron a escuchar, los inválidos

se levantaron de sus sillas de ruedas y se dieron milagros más allá de la

cuenta. Su viaje de amor de 1981 a lo largo de América Central había

agitado a los gobiernos y sacudido a las naciones, informó Cerrullo. En

Costa Rica, las oraciones de su cruzada habían sido responsables del

rompimiento de relaciones diplomáticos con Cuba. A través de la oración y

del «ejército de Dios», es decir, los evangélicos locales a quienes

entrenaba, el Hermano Cerrullo prometía hacer retroceder a la ola

comunista satánica.

Como sugiere su lenguaje, Cerrullo no era el más diplomático de los

evangelistas. En Argentina, decía orgullosamente, sus tácticas

sensacionales lo habían llevado a prisión en tres ocasiones. {29} En

Page 303: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Nicaragua, desgraciadamente, las autoridades ni siquiera lo dejaron entrar.

La idea de Cerrullo sobre dar publicidad a su campaña futura en Nicaragua

había sido la de informar a los pastores que él liberaría al país de los

demonios que habían tomado posesión de éste. Los sandinistas

interpretaron esto como una referencia a ellos. «Le estás hablando a un

demonio», expresó Tomás Borge a un evangélico que trató de interceder

por el saneador de fe. Cerrullo llegaría en su jet privado y recogería dinero

de los pobres de Managua, dijo Borge. Luego utilizaría el dinero para

comprar gasolina para su jet y despegaría nuevamente. {30} [276]

Los evangélicos conservadores estaban también alarmados por la

partida de algunas misiones establecidas, acosadas por las nuevas reglas y

presiones. Una fue Compasión Internacional, la agencia de asistencia a

niños: cuando los sandinistas fallaron contra condicionar la ayuda a la

instrucción religiosa, ésta prefirió marcharse. {31} Otras partidas incluían a

dos parejas de los Bautistas del Sur, a quienes la Convención Bautista

Nicaragüense les pidió que partieran en abril de 1982, y la Misión

Centroamericana, la cual anunció el fin de ochenta y dos años de trabajo en

el país.{32}

De un lado al otro, los sandinistas estaban desarrollando una aguda

sensibilidad frente al lenguaje religioso que expresaba oposición a su

gobierno. «No matarás a tu hermano», podría parecer un mandato

inofensivo, pero también podría ser utilizado para pedir a los adeptos que

no se unieran a la defensa nacional. {33} Cuando los predicadores atribuyeron

las inundaciones de principios de 1982 a la cólera divina, y consignas como

«Cristo viene» proliferaron en las paredes, los sandinistas sospecharon que

eran el trabajo de propagandistas inspirados por la CIA. {34} «Cristo viene»,

afirmó un norteamericano pro-sandinista, «es una amenaza y una mentira...

[está] en directa oposición al Cristo que ya ha llegado a Nicaragua con... el

triunfo revolucionario.»{35} Se dice que fue el Ministro Tomás Borge quien

decidió que la consigna «Cristo viene» quería decir «los contras vienen».

Tenía razón en que los contras estaban llegando.

Notas

{*} En una expedición a Guyana en noviembre de 1978, dos empresarios

texanos convirtieron al mejor abogado de defensa criminal del país, Sir

Lionel Luckhoo. Un asesor de Forbes Burnham, el primer ministro de

Guyana, se decía que el inimitable Sir Lionel había defendido a 229

Page 304: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

asesinos acusados sin perder un caso. En ese momento, se encontraba

defendiendo a un pastor cristiano de California contra una pareja que

trataba de recuperar la custodia de su hijo. El nombre del reverendo era

Jim Jones, y mantenía al niño en un lugar llamado Jonestown. Después

de la masacre y suicidio masivo, más tarde ese mismo mes, el

arrepentido de Sir Lionel persuadió a su amigo, el primer ministro, a

participar en una cena de oración con la Fraternidad. Conmovido por los

testimonios, el supuesto socialista Burnham se declaró por Cristo. Los

evangélicos locales que vivían bajo su gobierno «expresaron sus dudas»

(Christianity Today, 7 de marzo de 1980, págs. 48-52).

{14} «Nicaragua: The Shaking and Shifting of the Church», Christianity

Today, 7 de diciembre de 1979, pág. 44.

{15} Torres 1981:45.

{16} Dodson y Montgomery 1982:173.

{17} Stephen Sywulka, «Squeezing Drops of Blessing from the Bitter Fruit of

War», Christianity Today, 17 de agosto de 1979, pág. 41. Sywulka,

«Aftermath of Nicaragua's Civil War», Christianity Today, 21 de

septiembre de 1979, pág. 44-45.

{18} Centro Ecuménico Antonio Valdivieso 1982.

{19} «Church Also is Transformed by Nicaragua's Revolution», Christianity

Today, 25 de enero de 1980, págs. 52-53.

{20} Menzies 1971:338.

{21} Shakarian 1975:143, 176-177. John Maust, «Latin Leaders Are

Influenced by Behind-the-Scenes Witness Thrust», Christianity Today, 29

de mayo de 1981, pág. 34.

{22} Paul E. Pretiz, «The Nicaraguan Junta Reassures Evangelicals»,

Christianity Today, 19 de septiembre de 1980. John Maust, «Latin

Leaders Are Influenced.» Christianity Today, 4 de septiembre de 1981,

pág. 60.

Page 305: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{23} «The Full Gospel Business Men's Fellowship International», Covert

Action Information Bulletin (Washington, D.C.), primavera de 1987, págs.

15-17.

{24} Entrevistas del autor, San José, Costa Rica, julio de 1985.

{25} Entrevista del autor a un pastor refugiado en Costa Rica, julio de 1985.

Mientras que yo fui incapaz de corroborar este relato, la prensa

(«Denuncian a Sectas que Conspiran Aquí», Nuevo Diario, 21 de abril de

1981) publicó una denuncia de que los evangélicos estaban utilizando a

«Nicaragua '81» con el fin de provocar incidentes que podrían ser

utilizados para acusar al gobierno de persecución religiosa.

{26} Institute on Religion and Democracy 1983:5-6.

{27} Entrevista del autor, Managua, agosto de 1985. Véase también Dodson

y Montgomery 1982:175.

{28} Entrevista del autor al Consejo Nacional de Pastores Evangélicos de

Nicaragua (CNPEN), Managua, agosto de 1985.

{29} Patricia Lee Hulsey, «Mass Crusades, National Training, Penetrate

Central American Countries for Jesus Christ», Deeper Life (San Diego:

Morris Cerrullo World Evangelism), julio-agosto de 1981, págs. 4-6, 10-11.

Wimber 1984: sección 8, pág. 14.

{30} Entrevista del autor, San José, Costa Rica, julio de 1985.

{31} Conversación telefónica mantenida entre el autor y Paul Stubbs,

Compassion International, 6 de marzo de 1985.

{32} «Nicaragua: Blood and Hope», Commission, octubre-noviembre de

1984, pág. 35. «Nicaragua: A Church in Transition», CAM Bulletin, nº l,

1984, págs. 4-5.

{33} Paul Goepfert, «Nicaraguan Emergency Isn't Obvious, But 'War' Over

the Churches is Bitter», Baltimore Sun, 12 de diciembre de 1985.

{34} «Cristianos Proponen un Frente Ecuménico», Barricada (Managua), 12

de junio de 1982. Casco 1982:21-22. Centro Ecuménico Antonio

Valdivieso 1982.

Page 306: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{35} Margaret Randall, citada por Belli 1984:194.

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279

 →

Los miskitos

La desconfianza de los sandinistas hacia los evangélicos estaba

alimentada por los eventos en la costa atlántica. Separada del resto del

país por montañas y selvas, la costa atlántica fue incorporada a Nicaragua

en una fecha tardía. Incluso en ese momento, la comunicación con los

Estados Unidos era mucho más fácil que con el gobierno de Managua. Gran

parte de la población eran amerindios y negros del Caribe, es decir criollos.

Hablaban más inglés que español y tendían a referirse a los latinos de la

costa del Pacífico como colonizadores. Desde el principio, los sandinistas

se preocuparon por las tendencias separatistas de la región: aquí había una

contradicción que de seguro iba a ser explotada por los enemigos de la

revolución. [277]

Los criollos fueron los primeros en protestar, en octubre de 1980,

contra el mal manejo económico y la llegada de técnicos cubanos. Entre las

sesenta y cinco personas detenidas se encontraban líderes protestantes.

En primera instancia, Tomás Borge la llamó una conspiración sectaria. {36}

Las iglesias protestantes tenían tanta influencia en la costa atlántica que

era muy probable que estuvieran involucradas en cualquier evento

significativo. La Iglesia Moravia, introducida por misioneros alemanes en el

siglo diecinueve, se había convertido en la principal estructura de autoridad

en las áreas remotas. Muy pronto se produjeron más ecuaciones entre el

protestantismo y la contrarrevolución, por una colisión entre los sandinistas

y las aspiraciones autonomistas del principal grupo nativo, unos cien mil

indígenas miskitos.

La resultante guerra indígena fue una prueba no sólo del

comportamiento sandinista hacia los protestantes, sino de las actitudes de

la izquierda latinoamericana hacia los pueblos nativos. A lo largo de

América Latina, los movimientos indígenas generalmente han encontrado

Page 307: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sus aliados en la izquierda. Pero estas alianzas han estado cargadas de

tensión. Debido a que los indígenas siempre han sufrido discriminación,

tienden a organizarse en base a parámetros étnicos y a insistir en la

autonomía con respecto a las organizaciones de dirigencia latina. Sin

embargo, la mayor parte de la izquierda desconfía de categorizaciones

étnicas debido al potencial para dividir sus propias organizaciones de clase

de acuerdo a diferencias raciales. En el curso de una extensa discusión

teórica sobre esta contradicción, los sandinistas estaban entre los primeros

marxistas latinoamericanos con la oportunidad de superarlo. Todos,

incluyendo a los mismos sandinistas, reconocen que fracasaron. La opinión

más generosa fue que estaban aprendiendo por el camino duro de la

experiencia.

Para defenderse de la intromisión norteamericana, los sandinistas

deseaban vincular a la costa atlántica a su estructura administrativa

siguiendo los mismos lineamientos que en el resto del país. Es decir,

querían organizar a los protestantes de habla inglesa en organizaciones

«populares» o de «masa», es decir, de clase, bajo gente leal al partido

sandinista, la mayoría de ellos hispanos. De mala gana, los sandinistas se

sometieron a las demandas de los miskitos al aceptar una asociación

étnica, MISURASATA.{37} Cuando en 1980 los sandinistas lanzaron la [278]

cruzada de alfabetización en español, la nueva organización dirigió un

boicot hasta que se añadieron el miskito y el inglés. Al organizarse contra

los burócratas latinos del partido gobernante, MISURASATA rápidamente

aumentó su influencia.

Cuando el Frente Sandinista tomó la decisión de ignorar a la

organización nativa al considerarla como ingobernable, los desacuerdos

sobre el derecho a la tierra condujeron a la guerra. {38} En discusión se

encontraban las tierras aparentemente baldías del este de Nicaragua, que

los sandinistas deseaban abrir para la colonización y producción, y sobre

las cuales MISURASATA estaba preparando una amplia demanda.

MISURASATA también demandaba los derechos a los minerales del

subsuelo, los cuales, en América Latina, a diferencia de los Estados Unidos,

pertenecen al estado. Su plan parecía inspirado en el movimiento indígena

de los Estados Unidos, en donde grandes demandas basadas en tratados

de los siglos dieciocho y diecinueve sirven para regatear objetivos más

modestos. Para los sandinistas, sin embargo, tales tácticas sonaban a

separatismo. En febrero de 1981, después de la decisión de MISURASATA

Page 308: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de organizar demostraciones masivas para demandar el 31 por ciento del

territorio nicaragüense, los sandinistas arrestaron a todos los líderes de la

organización. Cuatro miskitos y cuatro soldados murieron cuando una

patrulla trató de arrestar a un dirigente de MISURASATA durante un

servicio religioso en Prinzapolka. La población miskito se levantó en

desobediencia civil, los sandinistas respondieron con la fuerza, y la primera

ola de refugiados –jóvenes activistas políticos– cruzaron hacia la vecina

Honduras.{39}

Esta es la cadena de eventos citada por los anti-sandinistas para

demostrar que la insurrección miskito fue indígena, el producto de la

represión sandinista, en lugar de ser una conspiración

contrarrevolucionaria. Ordinariamente, sin embargo, ocho muertes no llevan

a la guerra. Para comprender cómo sucedió, debemos analizar las fuerzas

externas que buscaban el derrocamiento de los sandinistas. El personaje

clave fue Steadman Fagoth, uno de los líderes arrestados de

MISURASATA. Había sido puesto en libertad con la condición de que

calmara a sus agitados partidarios y que luego se fuera a estudiar en

Bulgaria. En lugar de eso, el impetuoso Fagoth escapó a Honduras, en

donde unió fuerzas con los somocistas que estaban siendo reorganizados

por Washington. [279] A través de la radio, comenzó a acusar a la

Revolución Sandinista de genocidio. Sus cargos resultaron ser falsos pero

muchos miskitos los creyeron. Poco después, Fagoth era elogiado como la

mejor oportunidad del gobierno estadounidense para deshacerse de los

sandinistas.{40}

En los Estados Unidos, la derecha religiosa aclamaba a Fagoth como

un luchador cristiano por la libertad. Mientras tanto, sus asesinatos de

compañeros miskitos le consiguió la enemistad de otros insurgentes, hasta

el punto de que su propia organización llegó a repudiarle. Es posible que

Fagoth se haya encontrado en la planilla del gobierno estadounidense en

una fecha temprana. De acuerdo a otro disidente de la costa atlántica, un

norteamericano le ofreció en marzo de 1980 un portafolio con 100.000

dólares para que convirtiera a su organización en un frente separatista.

Después de rechazar la oferta, afirma este nicaragüense, uno de los

compañeros de Fagoth le dijo que este último había aceptado el dinero. {41}

De todos modos, para noviembre de 1981, la Agencia Central de

Inteligencia se encontraba financiando a los contras de la Fuerza

Democrática Nicaragüense y a sus aliados miskitos. {42} En anticipación a tal

Page 309: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

alianza, los sandinistas habían mantenido la represión contra el liderazgo

restante de MISURASATA, la mayor parte del cual también partió hacia

Honduras. En diciembre, las incursiones desde Honduras causaron la

muerte de sesenta soldados y civiles nicaragüenses. Los sandinistas

denunciaron a los atacantes como ex-guardias nacionales de Somoza

pertenecientes al FDN: en realidad, parecen haber sido reclutas miskitos

que se disgustaron con el FDN, escaparon, y actuaron por su propia cuenta.{43} Al interpretar las invasiones como un plan de la CIA, los sandinistas

evacuaron a 8.500 miskitos de cuarenta y dos poblados a lo largo de la

frontera hacia campos de reubicación en el interior. Para negar comida y

vivienda al enemigo, las fuerzas sandinistas destruyeron todo, incluso los

templos. Los evacuados no habían sido consultados de antemano. Un

número mayor de miskitos prefirió escapar hacia Honduras, desde donde

los insurgentes redoblaron sus ataques.

Notas

{36} 6 .«Atlantic Coast Disturbances Ring Alarm Bells in Managua», Latin

America Weekly Review, 17 de octubre de 1980, págs. 7-8. «Security

Jitters as Bluefields Sees Red», Regional Reports (Mexico and Central

America), 24 de octubre de 1980, págs. 2-3.

{37} Bourgois 1981:32-36 y Adams 1981a: 25, 55.

{38} entrevista a Armstrong Wiggins, «Colonialism and Revolution»,

Akwesasne Notes (Rooseveltown, Nueva York: Mohawk Nation) 13(4),

finales de otoño de 1981, págs. 4-15.

{39} Entrevista a Brooklyn Rivera, «Miskito Nation: Some Further Words»,

Akwesasne Notes 14(3), principios de verano de 1982, págs. 18-20.

Ohland y Schneider 1983: 18, 92-3, 171.

{40} Georgie Anne Geyer, quoted by Roxanne Dunbar Ortiz, «The Miskitu

Case», Covert Action Information Bulletin, Invierno de 1983, pág. 23.

{41} Entrevista del autor, Managua, julio-agosto de 1985.

{42} Saul Landau y Craig Nelson, «The CIA Rides Again», Nation (Nueva

York), 6 de marzo de 1982, págs. 274-275.

Page 310: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{43} Jack Epstein y J. H. Evans, «Nicaragua's Miskito Move Based on False

Allegations», National Catholic Reporter (Kansas City, Missouri), 24 de

diciembre de 1982, págs. 1, 22.

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282

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La toma de los templos

Entre los miskitos que dejaron el país se encontraban dos docenas de

pastores moravos. En Honduras, estos hombres utilizaron su autoridad

espiritual y experiencia administrativa para ayudar a que Steadman Fagoth

dirigiera una insurrección armada. Debido a que la mayor parte de

sandinistas pertenecía a otra región, cultura y religión, esta clase de

provocación facilitó estereotipar a los evangélicos como traidores a la

patria. En marzo de 1982, el periódico del FSLN, Barricada, denunció la

«invasión de las sectas».{44} {**} En ese mismo mes comenzó la guerra en el

norte, cuando la FDN voló dos puentes importantes y los sandinistas

declararon su primer estado de emergencia.

En Chinandega, los catequistas católicos afirmaban que los familiares

de los ex-guardias nacionales pretendían ser pastores evangélicos para

debilitar la resistencia a las invasiones contra-revolucionarias. Según se

decía, estos lobos vestidos de ovejas pedían a la gente que no se uniera a

la milicia sandinista; luego, los ex-guardias llegaban para torturar y matar. {45}

Algunas veces, se decía, tanto los sermones como los ataques eran

dirigidos por los mismos hombres. «Una enorme cantidad de ex-guardias

nacionales son ahora pastores evangélicos», declaró el Comandante Luis

Carrión sin ofrecer pruebas. Acusó a las sectas religiosas de antipatía

popular hacia la revolución.{46} Tomás Borge denunció a los Testigos de

Jehová, a los Mormones y Adventistas de Séptimo Día de recibir fondos de

la CIA.{47}

A medida que aumentaba la retórica sandinista, las turbas vandalizaban

templos y amenazaban a sus miembros. Pocos días después de que Borge

denunció que «noventa y nueve sectas» habían invadido el país, los

Page 311: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Comités de Defensa Sandinista de un barrio de Managua ocuparon tres

templos pertenecientes a los Testigos de Jehová, a la Iglesia de Dios y a

las Asambleas de Dios. De acuerdo a Barricada, un pastor de las

Asambleas había cometido el error de decir al jefe local del CDS que

tomara una queja contra un ruidoso culto al demonio. {48} Nerviosamente,

[281] el Comité Evangélico Pro-Ayuda al Desarrollo (CEPAD), trató de

explicar a los comandantes la diferencia entre sus denominaciones y «las

sectas». Los persuadió para que devolviesen los templos de las Asambleas

de Dios y de la Iglesia de Dios. {49} Desafortunadamente, entre los

adventistas, un ayudante mentalmente desequilibrado escogió este

momento para dinamitar una torre de energía, lo que proporcionó a los

periódicos lo que parecía ser un claro caso de sabotaje

contrarrevolucionario.{50}

Cuando el 9 de agosto los Comités de Defensa Sandinista se tomaron

más de veinte templos adventistas, mormones, y de los Testigos de Jehová,

los sandinistas afirmaron que nadie dentro de su jerarquía era responsable.

Decían, más bien, que las masas populares estaban reaccionando contra el

retraso teológico de los grupos en cuestión. {51} Pero la verdad parece haber

sido otra. Vecinos y jefes barriales de CDS, algunos de ellos avergonzados

por los asimientos, dijeron a los evangélicos que la orden había llegado

desde arriba, aparentemente de la comandante de CDS Leticia Herrera,

quien trabajaba junto a uno de los mejores edificios tomados. {52}

Según un misionero bautista que participó en los diálogos resultantes

organizados por CEPAD, los sandinistas necesitaban orientación sobre la

comunidad evangélica. Era muy difícil para ellos distinguir entre las

organizaciones evangélicas hostiles a la revolución y aquellas que no lo

eran.{53} Mientras los comandantes y los eclesiásticos trataban de establecer

una distinción mutuamente aceptable entre la actividad contra-

revolucionaria y la propagación del evangelio, el presidente de la junta,

Daniel Ortega, admitió que la toma de las iglesias no había sido una actitud

revolucionaria correcta.{54} El Comandante Bayardo Arce exhortó a los

coordinadores de CDS a refrenarse de perseguir, imponer tareas

voluntarias, tomar la propiedad, o negar los cupones de racionamiento de

azúcar a los ciudadanos que profesaban ideologías no revolucionarias. {55}

Las propiedades adventistas –nueve iglesias y un edificio de oficinas–

fueron devueltas, salvo su archivo y una caja fuerte que contenía varios

miles de dólares. Tres de las seis iglesias mormonas tomadas fueron

Page 312: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

devueltas ese mismo año, además de una cuarta mucho después. En 1985,

dos iglesias mormonas y tres lotes todavía estaban en [282] manos de los

sandinistas. «Prácticamente somos la única iglesia que no se ha resistido a

la conscripción militar», me dijo un oficial mormón, mostrando cierta

confusión. Una razón por la que la iglesia no pudo recuperar toda su

propiedad podría haber sido que se había negado a negociar a través de

CEPAD, basándose en el principio mormón de no colaborar con otras

organizaciones religiosas.

Los Testigos de Jehová fueron los más grandes perdedores:

aparentemente, no se les devolvió ninguno de sus templos. En 1985, un

miembro recordaba la ubicación de diecisiete salones del reino que habían

sido clausurados o tomados por las turbas. Yo encontré otras cuatro

ubicaciones listadas en los informes de prensa. De acuerdo a una pareja

que me enseñó el título de propiedad de la humilde construcción que había

sido su salón del reino, las autoridades barriales les habían informado que

no se les devolvería porque la toma había sido un acto político, no religioso

o legal. Un abogado les costaría demasiado, me dijo la pareja. Además,

estaba contra sus principios el presentar litigios. Aún en donde los Testigos

tenían en sus manos los salones del reino, generalmente se confinaban a

reuniones pequeñas en sus casas.{56}

Notas

{**} Debido a que los estudios de CEPAD muestran un incremento de

únicamente diez grupos para el período de 1978-1981, la mitad de ellos

divisiones de grupos existentes, tal vez Barricada estaba

malinterpretando el aumento de evangelismo de las iglesias establecidas.

{44} Alberto Reyes, «La invasión de las sectas», Barricada, 3 a 5 de marzo

de 1982.

{45} Barricada, 11 y 12 de agosto de 1982.

{46} Xavier Reyes, «Las sectas y la contra», Barricada, 16 de julio de 1982.

{47} «Persecution of Protestant Groups», White House Digest (White House

Office of Media Relations and Planning), 29 de febrero de 1984, págs. 10-

11.

Page 313: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{48} «Cmdte. Borge destapa: 99 sectas operan», Barricada, 16 de julio de

1982. «Ocupan Tres Reductos de Sectas en Ciudad Sandino», Barricada,

22 de julio de 1982.

{49} «Entregan a CEPAD templos evangélicos», Barricada, 24 de julio de

1982.

{50} «Investigan a fondo atentado frustrado de 'pastor' contra», Barricada,

24 de julio de 1982. «Presentan a 'pastor' metido a terrorista», El Nuevo

Diario, 4 de agosto de 1982.

{51} «Protesta popular contra las sectas», Barricada, 11 de agosto de 1982.

«Evangélicos en diálogo con el Gobierno», La Prensa, 16 de agosto de

1982. «Grabación prueba que es verdad lo que dijo La Prensa», La

Prensa, 20 de agosto de 1982.

{52} Entrevistas del autor, Managua, julio y agosto de 1985.

{53} Entrevista del autor a Sheila Heneise, Managua, 29 de julio de 1985.

{54} «Pastores evangélicos dialogan con Gobierno», Amanecer, octubre de

1982, pág. 6.

{55} 7 de octubre de 1982, comunicado del Coordinador de la Comisión

Política de la Dirección Nacional FSLN a los coordinadores del CDS, con

membrete de Bayardo Arce Castaño.

{56} Entrevistas del autor, Managua, julio y agosto de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 8 • páginas 282-

285

 →

La iglesia popular

La toma de varias docenas de edificios costó mucho a los sandinistas,

tanto en Nicaragua como en el exterior, debido a que contradecía su

afirmación de respetar la libertad religiosa. Los evangélicos conservadores

Page 314: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

decían que parte de la culpa se debía a los líderes eclesiásticos que

apoyaban la revolución, hombres que supuestamente veneraban a los

sandinistas más que a Dios y que estaban erigiendo una «iglesia popular»

separatista y apóstata. Algunos cristianos pro-sandinistas evitaban aquella

expresión: se referían a sí mismos como el sector revolucionario de la

iglesia y negaban cualquier intento de dividirla.

La iglesia revolucionaria se originó en los largos años de conspiración

contra la dictadura de Somoza, cuando los sandinistas deseaban tener

frentes religiosos por la admirable cobertura que proporcionaban. {57} Se

debe recordar que, en aquel tiempo, la política de oposición era

necesariamente conspiratoria. A pesar de que los sandinistas incorporaron

a los cristianos en sus filas, es posible que no hubiesen logrado la [283]

síntesis cristiano-marxista de la que más tarde se vanagloriaron. Aún si su

base popular mantenía una fe vital y tradicional, este atributo parecía

desaparecer en la jerarquía del FSLN.{58}

Una vez que los sandinistas tomaron el poder, sus aliados cristianos

organizaron varios centros de estudio y organizaciones profesionales –el

Centro Ecuménico Antonio Valdivieso, la Asociación Nacional de Pastores

Evangélicos de Nicaragua (ANPEN), la Comisión Evangélica para la

Promoción de la Responsabilidad Social (CEPRES), y el Eje Ecuménico–

para defender a la revolución de la reacción religiosa, en Nicaragua y en el

exterior.

Por el lado católico, el ala sandinista de la Iglesia podía reclamar cierto

número de comunidades eclesiales de base. Sin embargo, los líderes de

base tendían a ascender hacia responsabilidades mayores en el aparato

político sandinista, lo que determinó que algunas comunidades declinaran.{59} En cuanto al clero católico, de un 15 a un 25 por ciento apoyaba la

revolución.{60} Como cabeza visible de la iglesia popular quedaron las varias

organizaciones en Managua, conformadas por profesionales eclesiásticos

que vivían de las donaciones de organismos ecuménicos de Europa

Occidental y América del Norte. Además de representar a Nicaragua en el

exterior, recibían a delegaciones del extranjero, trataban de organizar a los

cristianos para apoyar la revolución y citaban las escrituras en contra de

sus enemigos.

Un desafío para estos grupos era la realización de «seminarios» anti-

sandinistas fuera del país, especialmente en Costa Rica. {61} Los eventos

Page 315: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

estaban organizados por agencias basadas en los Estados Unidos, a

menudo con evidentes prejuicios políticos, como el Evangelismo Mundial

Morris Cerrullo y las Misiones Trans Mundiales. En el caso de la Cruzada

Cristiana Anti-Comunista, sus equipos pastorales se especializaron en

despliegues macartistas para las fuerzas de seguridad centroamericanas,

así como también para el público evangélico. {62} Las conferencias más

inquietantes, sin embargo, eran para los pastores nicaragüenses, invitados

temporalmente fuera del país para aumentar su fortaleza cristiana. En el

caso de Puertas Abiertas con el Hermano Andrés, sus «Seminarios para la

Victoria» en Costa Rica se centraban en cómo asegurar la supervivencia de

la iglesia bajo la persecución comunista. [284] Aquello incluyó referencias a

la fundación de iglesias subterráneas{63}, lo cual fue interpretado por los

sandinistas como un intento de emprender un movimiento político

clandestino.

Junto con el problema de los seminarios se encontraba otro programa

dirigido desde Costa Rica, para complementar los salarios de los pastores

nicaragüenses quienes, como todos, sufrían por la inflación. Ahora que las

misiones habían partido, y dejado a los pastores bajo sus propios recursos,

¿se iban a arruinar décadas de esfuerzo al permitir que las penalidades los

alejasen de sus responsabilidades espirituales? {64} En 1983, seiscientos

pastores –cerca del 40 por ciento del total del país– recibían subsidios algo

misteriosos del otro lado de la frontera. A pesar de que la cantidad de

dinero era pequeña –5.000 dólares mensuales– aún si se la dividía unas

seiscientas veces, ésta podía duplicar el salario de un pastor. John Kessler,

el misionero que administraba el programa desde Costa Rica, se mostraba

abiertamente anti-sandinista, pero incapaz de divulgar la fuente de donde

provenía el dinero, lo que levantó mayores sospechas. {65}

En Nicaragua, la iglesia pro-sandinista se enfrentaba con un enemigo

evasivo. Los conservadores expresaban su desaprobación del gobierno

sandinista con lenguaje apocalíptico y llamados al arrepentimiento. Mientras

tanto, basándose en el pensamiento marxista sobre la ideología y la

polarización de clase, los cristianos revolucionarios estaban convencidos de

que ningún grupo o acción era políticamente neutral. Por consiguiente, el no

apoyar a la revolución significaba oponérsela. Lo que podría parecer

escapismo espiritual, afirmaban, era realmente un intento de apuñalar a la

revolución por la espalda. Para probarlo, señalaban un «discurso

camuflado» detrás del lenguaje espiritual de los conservadores.

Page 316: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Algunas enseñanzas conservadoras –«el verdadero cristiano no está a

la izquierda ni a la derecha, sino al centro con Jesucristo»– conllevaban un

mensaje bastante claro. Los conservadores también predicaban que «no se

puede servir a dos amos», es decir, a la revolución y a Cristo. Después de

haber pedido a sus rebaños que se mantuviesen lejos del «mundo», ahora

ampliaban el significado «mundo», desde fumar, beber, y otros vicios hasta

abarcar el sandinismo. Pero si los sandinistas eran tan [285] mundanos,

¿por qué los conservadores nunca habían condenado lo mundano de la

dictadura de Somoza?{66}

Los partidarios sandinistas culpaban a la influencia del entrenamiento

teológico norteamericano por tales actitudes. Era cierto que, de las 1.800

congregaciones evangélicas en Nicaragua, se pensaba que de mil a mil

quinientas estaban, de una u otra forma, afiliadas a la Asociación Nacional

de Evangélicos en los Estados Unidos. {67} Décadas de adoctrinamiento

anticomunista habían sentado una cierta base.

No obstante, los estallidos militantes del Frente Sandinista no parecían

dejar a los conservadores otra opción que oponerse a la revolución. De

acuerdo a un pastor, cuando criticó a la televisión por alejar a la gente del

Señor, las autoridades le dijeron que estaba predicando contra el sistema

de transmisión estatal y su programación revolucionaria. {68} Ahora, si un

pastor no podía estallar contra la caja, ¿contra qué podía predicar? Así era

cómo los ataques en el camuflado discurso contra-revolucionario parecerían

convertirse en ataques contra el mismo evangelismo. Si los evangélicos

insistían en una dimensión espiritual lejos de la política y aquello era

inevitablemente escapista, como parecían afirmar los militantes sandinistas,

¿no era entonces la salvación de las almas inherentemente

contrarrevolucionaria?

De acuerdo a los conservadores evangélicos, los cristianos

revolucionarios estaban estimulando a los sandinistas para que los

considerasen como una amenaza, dejándolos cada vez menos espacio para

practicar su fe. «Este es el lugar para estudiar la teología de la liberación»,

decía un conservador pocos meses antes de dejar el país. «Porque aquí no

es solamente un plan, aquí se la ha llevado a cabo. ¿Qué han resultado ser

su gente? Han resultado ser agentes de seguridad del gobierno.»

«La disputa es sobre qué es un cristiano», continuaba. «Lo definen

detalladamente en sus documentos. Si no calzas, eres una secta, alienante,

Page 317: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

diversionista. Actualmente, decir que eres un sandinista en una iglesia

evangélica es casi decir que no eres un cristiano. Hace cinco años, un

soldado sandinista en una iglesia era igual que un soldado que pertenecía a

cualquier ejército en la iglesia. Pero ya no es así, desde que empezó la

persecución en 1981.»{69}

Notas

{57} Randall 1983:165-166.

{58} Para la gama de posiciones, véanse las entrevistas realizadas a los

cristianos revolucionarios por Margaret Randall (1983) y Teófilo

Cabestrero (1986).

{59} Dodson 1986:47-48.

{60} Berryman 1984: 231, 265-266.

{61} «Evangélicos denuncian un plan diversionista de CIA», Barricada, 2 de

julio de 1983.

{62} Véase la hoja informativa Christian Anti-Communism Crusade (Long

Beach, California), diciembre de 1983 a 1985.

{63} 20 de mayo de 1981, circular para obtener fondos, Open Doors With

Brother Andrew –Puertas Abiertas con el Hermano Andrés–, además de

Huntington y Domínguez 1984:30. Véase también Pit 1981:65-76,

González 1983:180-181, y Kietzman 1985:56-57.

{64} Entrevista del autor a John Kessler, San José, Costa Rica, 9 de julio de

1985.

{65} Huntington y Domínguez 1984:29-30.

{66} Entrevista del autor a Carlos Escorcia y Miguel Angel Casco, Centro

Ecuménico Antonio Valdivieso, Managua, julio-agosto de 1985.

{67} Beth Spring, «Tensions Between Church and State in Nicaragua Pose

Dilemnas for U.S. Christians», Christianity Today, 6 de septiembre de

1985, pág. 54-77.

{68} Entrevista del autor, Managua, agosto de 1985.

Page 318: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{69} Entrevistas del autor, Managua, julio-agosto de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 8 • páginas 286-

289

 →

Servicio militar patriótico

Aunque los sandinistas cristianos fuesen tan inteligentes como la

serpiente y gentiles como la paloma, la cruel realidad de la revolución y de

la contrarrevolución los colocaba en una posición difícil y antipopular. La

inflación, el racionamiento, y el colapso del poder adquisitivo, no eran las

únicas razones por las que los evangélicos se indisponían frente a la

revolución. También existía el Servicio Militar Patriótico. Evadir al servicio

militar en el siglo diecinueve había constituido una verdadera técnica de

supervivencia en Nicaragua, ya que los rivales políticos despoblaron de

hombres al sector rural para que tomen parte en sus interminables guerras

civiles. En la década de 1850, se dice que el filibustero norteamericano

William Walker obtuvo una breve popularidad entre los pobres porque, a

diferencia de la élite nicaragüense, únicamente tomó a voluntarios. {70}

Ahora, con las necesidades militares de la Revolución Sandinista, el

pacifismo inundaba las iglesias.

Era fácil detectar una nota hipócrita en este despertar moral. Muy

pocas denominaciones protestantes en América Latina se han preocupado

por la moral de la guerra. Los pacifistas consecuentes –oponentes a toda

violencia– eran tan raros como los budistas. En los conservadores brotó

una conciencia antiguerra, utilizando textos bíblicos como «no matarás»

para pedir a los jóvenes que no se sometiesen al servicio militar sandinista

y excluir a aquellos que lo hacían.{71} Dos grupos tradicionalmente

comprometidos con el pacifismo fueron los primeros en sufrir por este giro

teológico. En marzo de 1982, a veinte y cinco misioneros menonitas se les

dio veinticuatro horas para abandonar el país, antes de ser indultados en el

aeropuerto.{72} Nueve Testigos de Jehová extranjeros fueron deportados por

poner en peligro la defensa nacional.{73}

Page 319: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El campo de batalla en 1981-1982 era la milicia sandinista.

Supuestamente ésta era una institución voluntaria. No obstante, si el Frente

Sandinista local decidía que necesitaba aumentar las fuerzas para

defenderse de los ataques de los contra, aplicaba el peso de su presión,

reforzado por la opinión mayoritaria de la comunidad. De acuerdo a una

misionera bautista norteamericana, Sheila Heneise, se hablaba menos

sobre el pecado de llevar un rifle a medida que aumentaban las atrocidades

de los contra. A partir de la declaración de la conscripción militar [287] en

septiembre de 1983, el sentimiento pacifista se puso al frente. No se podía

culpar a los misioneros norteamericanos de derecha por la oposición al

servicio militar, pensaba Heinese, porque los mismos sentimientos eran

fuertes en iglesias sin ellos.{74} Por corto tiempo, existieron exenciones, caso

por caso, para objetores de conciencia. Pero tantos dieron un paso adelante

que las excepciones se restringieron a seminaristas, lo que produjo un auge

de inscripciones en los seminarios. Para aquellos que no tenían la buena

fortuna de servir a Dios en esta manera, el último recurso era el servicio

alternativo dentro del ejército –esto es si se podía arreglar con

comandantes locales, algunos de los cuales no gustaban de la idea–. Los

pastores conservadores que detestaban a los sandinistas, hombres con una

alta opinión de los Estados Unidos, se encontraban impotentes mientras sus

jóvenes partían en uniforme sandinista. Sabían que algunos regresarían en

cajones después de enfrentarse a las fuerzas insurgentes apoyadas por los

mismos Estados Unidos.

«No, no somos pacifistas», me dijo un líder de las Asambleas de Dios.

Por tanto, si su iglesia no objetaba la conscripción militar en El Salvador,

Honduras y Guatemala, ¿por qué aquí? «Porque es para una guerra

ideológica... para imponer el comunismo», explicaba. La objeción era «por

la ideología, no por el servicio militar en sí.» Según los sandinistas, aquellos

pastores eran los responsables de que miles de jóvenes escapasen hacia

Honduras y Costa Rica. Pero este líder de las Asambleas negó que su

denominación estuviera impulsando a los jóvenes a dejar el país. Las

Asambleas pueden no gustar de la ley, decían él y un colega, pero su

iglesia la estaba obedeciendo. Además, decían, se necesitaba a la juventud

de edad militar para que testificase de su fe dentro de Nicaragua. {75}

De lo que las organizaciones evangélicas pro-sandinistas carecían, y se

hizo evidente a medida que avanzaba la revolución, era de base popular. El

Eje Ecuménico fue el ejemplo más evidente: sus líderes habían figurado

Page 320: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

entre los jóvenes bautistas expulsados de sus iglesias en los años sesenta

debido a sus contactos con el proscrito Frente Sandinista. Encontraron un

hogar en las organizaciones del Consejo Mundial de Iglesias, como el

Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC) y la Comisión Evangélica

Latinoamericana de Educación Cristiana (CELADEC). {76} Después de que

los sandinistas tomaron el poder, el Eje afirmó que, [288] bajo liderazgo

sandinista, sus miembros habían luchado por la liberación nacional durante

quince años.{77}

«Cuando existía un problema en Nicaragua», recuerda un pastor del

Eje Ecuménico, «éste partía para Europa con un plan y visitaba a las

agencias para solicitar dinero». Mientras tanto, en Nicaragua, la

organización se identificaba con los sandinistas de manera inflexible, como

si los evangélicos debieran aclamar al FSLN como a su vanguardia

espiritual. Cuando los sandinistas se tomaron las iglesias en 1982, el

delegado del Eje para el Consejo de Estado emitió una advertencia. Si los

grupos religiosos no obtenían sus papeles de incorporación bajo los

auspicios de su organización, ésta no podría certificar su integridad. Es

decir, serían sospechosos de tendencias contrarrevolucionarias. {78} A

mediados de 1985, el Eje había alienado a todos los evangélicos de

derecha a izquierda y se encontraba moribundo.

Otras bajas eran un puñado de pastores pro-sandinistas de las

Asambleas de Dios, una de las denominaciones más grandes del país y

también la más desafiantemente anti-sandinista. En febrero de 1984, las

Asambleas suspendieron a dos de los hombres por defender a la revolución

en una publicación. Su crítica de los evangélicos «apolíticos» no había sido

bien recibida por los líderes de la denominación, quienes la interpretaron

como un ataque personal.{79} Otro hombre de las Asambleas fue también

expulsado, después de que trató de mediar. {80}

«Al verdadero cristiano no le gusta vincularse con la política», me dijo

un pastor de las Asambleas. «Si vemos a un pastor salir de la iglesia para

unirse a una marcha, sabemos que no es realmente un cristiano.» A pesar

de que los miembros tenían libertad para unirse ya fuera a los sandinistas o

a los contras, como ellos quisieran, me aseguró otro miembro de las

Asambleas que él tenía dudas sobre si era posible ser un buen sandinista y

un buen cristiano.{81} Estos hombres sentían que era un pecado mezclar la

religión con la política. No obstante, si apoyar a la revolución era algo

político, resistirse a ésta no lo era. En cuanto a los pastores pro-

Page 321: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sandinistas, tenían una estimación pesimista de su apoyo al interior de las

Asambleas. Admitieron que éste era casi nulo. [289]

Los evangélicos no eran un bloque monolítico anti-sandinista, como

afirmaban algunos conservadores. Por un lado, existían sectores

agradecidos por los logros revolucionarios, en lo que se refiere a

redistribución de tierras y otras reformas sociales. {82} Por otro, la separación

de la revolución no significaba, necesariamente, apoyo a la oposición:

mientras los sandinistas podrían no haber sido muy populares en 1985, los

evangélicos tendían a considerar que los contras eran demasiado brutales

como para ser una alternativa. Esta posición separatista también podía

significar temor a las consecuencias de ser identificados con los

sandinistas, debido no sólo a las incursiones de los contras, sino también a

la posibilidad de una invasión estadounidense seguida por represalias

masivas.

En Managua, el número de personas que los evangélicos

revolucionarios podían atraer a sus funciones disminuyó. Para reemplazar a

los evangélicos nicaragüenses que ya no llegaban como antes, se

encontraban amigos del extranjero, delegaciones de clase media de iglesias

progresistas de los Estados Unidos y Europa. Debido a que la revolución

demandaba mayores sacrificios, los evangélicos que se habían unido a la

celebración nacional tras la caída del régimen de Somoza estaban

regresando a su antigua abstención de la política. ¿Cuál había sido el

error? Tras la política agitadora, generadora de expectativas de un partido

revolucionario en busca del poder, los evangélicos pro-sandinistas se

encontraron atrapados en la política de austeridad y sacrificio, de disciplina

y control de un partido revolucionario defendiendo al poder. {83} Cuando los

evangélicos revolucionarios reaccionaron contra la tradición evangélica al

considerarla como alienante, su mensaje parecía menos espiritual que

político, en la forma de llamados constantes a favor de la revolución, de los

cuales la población ya recibía una dieta completa por parte del mismo

Frente Sandinista.{84} Al tratar de defender a una revolución bajo asedio, se

colocaron a sí mismos bajo asedio.

Notas

{70} Carr 1963:127, 209.

Page 322: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{71} «Mediation Resolves Conflicts Over Draft», Newsletter (CEPAD), enero

de 1986, págs. 3-4. Pablo Vander Harst, «Los evangélicos nicaraguenses:

ser cristiano entre cuatro paredes» [manuscrito mecanografiado], Centro

Ecuménico Antonio Valdivieso, 20 de junio de 1985.

{72} Subcommittee on Security and Terrorism 1984:151-152 y entrevista del

autor, Managua, agosto de 1985.

{73} «Expulsados diez 'Testigos' diversionistas», Barricada, 22 de marzo de

1982.

{74} Entrevista del autor, Managua, 29 de julio de 1985.

{75} Entrevistas del autor, Managua, agosto de 1985.

{76} Centro Ecuménico Antonio Valdivieso 1982. Torres 1981:43-46.

{77} La petición del Eje para recaudar fondos está citada en Institute on

Religion and Democracy 1984b:8. Véase también «Nicaragua: Different

Perspectives on Church and State», Pulse (Wheaton, Illinois: Evangelical

Missions Information Service), noviembre de 1982, págs. 5-7.

{78} «Comunicado del Eje Ecuménico: ¡Sectas deben legalizarse!» El

Nuevo Diario, 30 de julio de 1982.

{79} Centro Ecuménico Antonio Valdivieso 1984. Comisión Evangélica de la

Responsibilidad Social (CEPRES), «Cada oveja con su pareja», El Nuevo

Diario, 29 de septiembre de 1983. «Sospechosa la 'Cruzada' evangélica»,

El Nuevo Diario, 4 de febrero de 1984, pág. 1. Véase también Marvin

Antonio Guevara G., «Coincidencias de las Asambleas de Dios y la

Administración Reagan», El Nuevo Diario, 18 de junio de 1984.

{80} «Declaración de CEPRES ante el juicio iniciado a uno de sus

miembros», El Nuevo Diario, 6 de marzo de 1984. Miguel Angel Casco G.,

«Las Asambleas de Dios en Nicaragua», El Nuevo Diario, 29 de junio de

1984.

{81} Entrevistas del autor, Managua, agosto de 1985.

{82} Para una caracterización de los evangélicos de base con una visión

generalmente favorable sobre la revolución, véase el estudio comparativo

Page 323: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de Roger Lancaster (1986:177-216) sobre religiosidad popular, teología

de la liberación y protestantismo evangélico en algunos barrios de

Managua.

{83} Colburn 1984.

{84} Belli 1985:177.

←  nódulo 2002 • capítulo 8 • páginas 289-

295

 →

La batalla de los pastores

Un miembro inquieto del sector sandinista de la iglesia era el Comité

Evangélico Pro-Ayuda al Desarrollo (CEPAD). Esta organización

pandenominacional defendía a la revolución, pero seleccionaba a lo que

apoyaba, en deferencia a los muchos conservadores a quienes [290]

supuestamente representaba. El Frente Sandinista no confiaba plenamente

en él: en 1985, un miembro del directorio fue detenido durante tres días en

las Islas Solentiname porque la esposa del comandante local lo encontró

sospechoso de actividades contra.{85} Sin embargo, a medida que los

evangélicos revolucionarias perdían apoyo, los sandinistas comenzaron a

dirigirse a CEPAD para mediar en asuntos como la toma de iglesias, la

Costa Atlántica y el servicio militar. Cuando los evangélicos sufrían abusos,

CEPAD presentaba su demanda.

El objetivo original de la agencia era el auxilio y el desarrollo, no

representar a las más de setenta denominaciones del país. La idea de que

el CEPAD podría servir como un consejo de iglesias era un anatema para

los conservadores, muchos de los cuales nunca habían confiado en éste.

No les complacía el liberalismo de sus patrocinadores extranjeros, ni su

intento por infundir nuevas ideas como llevarse bien con los católicos, ni su

énfasis en la obra social más que en el evangelismo. ¿No estaba todo este

discurso sobre el desarrollo alejando la atención de la salvación de las

almas? Bajo la dictadura de Somoza, sin embargo, los conservadores se

Page 324: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

encontraban demasiado ocupados en sus disputas mutuas como para

encontrar una alternativa.

Mientras tanto, las más o menos cuarenta denominaciones de CEPAD y

sus nexos con veinte más, la hacía funcionar como un consejo de iglesias.

Aquella tendencia estaba reforzada, en primer lugar, por las emergencias

de la insurrección, y luego por el deseo sandinista de tratar con una sola

entidad en lugar de hacerlo con una denominación tras otra. Debido a que

las iglesias miembros afirmaban representar al 80 por ciento de los

evangélicos de Nicaragua, CEPAD parecía ser la organización más

representativa. No así de acuerdo a un rival organizacional, el Consejo

Nacional de Pastores Evangélicos de Nicaragua (CNPEN). Al afirmar que

representaba a 520 pastores en 1985, el CNPEN tampoco era un consejo

de iglesia; más bien, era una asociación de profesionales religiosos, un

gremio. Pero sostenía representar a una mayoría de los 1.600 pastores del

país, por lo menos en espíritu, y con dicha base a la mayoría de los

evangélicos nicaragüenses.

En agosto de 1981, el mismo CEPAD había auspiciado la formación de

CNPEN, como parte de sus incesantes esfuerzos por apaciguar a [291] los

conservadores que desconfiaban de la revolución. Una vez provistos con su

plataforma, los líderes anti-sandinistas del nuevo consejo de pastores

procedieron a declararse tanto apolíticos como antiecuménicos. Pero su

subsidio de CEPAD terminó antes de lo previsto y, en 1983, se encontraban

en bancarrota y yéndose a pique. Mientras los miembros disgustados

abandonaban el barco, el consejo del CNPEN en Managua decidió hacer un

último intento, al organizar la primera cruzada pandenominacional del país

desde la campaña de 1975 de Luis Palau.

El evangelista invitado era Alberto Mottesi. En la conferencia de prensa

con la que se inauguró su campaña «Nicaragua '84», de una semana de

duración, se rehusó a condenar a la guerra del gobierno estadounidense

contra los sandinistas. «La verdadera iglesia», declaró, «no va a

embanderarse con ninguna corriente.» {86} La pequeña y pro-sandinista

Asociación Nacional de Pastores Evangélicos lo denunció como evasivo y

cobarde.{87}

Pero el desprecio de Mottesi hacia la política provocó un gran

entusiasmo entre la multitud. «Pueden pensar que el mundo tiene la

respuesta a sus problemas», predicaba. «Pero yo les digo que La Habana

Page 325: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

no tiene la respuesta. Moscú no tiene la respuesta. Y Washington no tiene

la respuesta. ¡Jesucristo es la única respuesta! Sólo Él puede cambiar sus

vidas y darles paz.»{88} La asistencia no tenía precedentes para un evento

evangélico, lo que consagró el nombre del CNPEN como una organización.

La campaña de Mottesi también empezó a consagrar el nombre del grupo

en los Estados Unidos, ya que fue publicitada como un triunfo sobre la

persecución religiosa sandinista. Lo que los organizadores interpretaban

como una persecución políticamente motivada –restricciones en la

publicidad, un cambio de local a última hora debido a razones de seguridad,

un corte de energía eléctrica, una demora en la transmisión de radio–

permitió que el CNPEN se presentase como un resuelto defensor de la

libertad religiosa.

Una razón para las dificultades del CNPEN con la burocracia sandinista

era su falta de personalidad jurídica. A pesar de tener muchos más

miembros que la asociación de pastores pro-sandinista, su aplicación había

sido abandonada por el Eje Ecuménico en el Consejo de Estado. {89} Sin sus

papeles legales, la organización de pastores se veía, [292] con frecuencia,

forzada a solicitar a su rival CEPAD que intercediese con las autoridades.

La falta de papeles legales también significaba menos protección del

Ministerio de Justicia, particularmente de la División de Asociaciones Civiles

–una nueva oficina con discreción para demandar informes e imponer

requisitos sobre las organizaciones que sospechaba tenían tendencias

contrarrevolucionarias–. Un mes después de la cruzada de Mottesi de enero

de 1984, la División de Asociaciones Civiles informó al CNPEN que había

sido cancelado como organización.{90}

Más citaciones al Ministerio de Justicia surgieron de una revelación del

Congreso Norteamericano sobre América Latina (NACLA), con base en

Nueva York, sobre los vínculos entre los evangélicos centroamericanos y la

derecha religiosa en los Estados Unidos. Los líderes antisandinistas de

CNPEN entrevistados ACLA fueron interrogados sobre los mismos puntos

por las autoridades sandinistas.{91} Sin embargo, con la aproximación de las

elecciones nacionales en noviembre de 1984, los sandinistas cambiaron de

táctica. Cuando las torturas burocráticas de siempre amenazaron con

suprimir la celebración anual del Día de la Biblia, la Comandante Dora

María Tellez tomó a los afligidos organizadores bajo su manto protector.

Incluso ofreció obtener la tan esperada personería jurídica. En los Estados

Unidos, sin embargo, los patrocinadores derechistas del CNPEN pintaron a

Page 326: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la marcha apoyada por los sandinistas como otro triunfo sobre la

persecución religiosa sandinista. {92} Cuando un pequeño grupo de

partidarios sandinistas trató de unirse a la manifestación del CNPEN con

consignas como «La Biblia Condena la Agresión Imperialista», los

evangélicos antisandinistas rompieron sus banderas y panfletos, y las dos

facciones estuvieron a punto de llegar a los golpes.

Nada preocupaba más a los directores del CNPEN que su distanciada

organización matriz, tal vez debido a que CEPAD todavía podía afirmar que

representaba a los mismos evangélicos que el consejo de pastores creía

representar. Lo que es aún peor, los sandinistas habían hecho de CEPAD

su intermediario preferido, lo que garantizaba varios tipos de problemas. En

primer lugar, presionados para probar que los evangélicos apoyaban la

revolución, CEPAD realizó más declaraciones pro-sandinistas de lo que le

habría interesado en caso contrario. Incluso cuando organizaba sesiones

evangélicas de quejas con los comandantes, [293] la prensa oficial

únicamente reportaba los elogios rituales para el Frente Sandinista, los

exaltaba con el nombre de CEPAD, y minimizaba las objeciones

presentadas. «Queremos más respeto para el uso de la palabra 'pueblo

evangélico'», me dijo un líder de CNPEN. «No más afirmaciones políticas

que impliquen a los evangélicos en lo que no están apoyando.» {93}

En segundo lugar, representar a los evangélicos también significaba

convertirse en un transmisor de las demandas sandinistas. El enlace de

CEPAD entre el gobierno y las iglesias era Sixto Ulloa, un obrero bautista

de desarrollo, elegido como congresista sandinista en 1984. Sixto había

rescatado a muchos conservadores de las autoridades. Sin embargo,

desconfiaban totalmente de él. Si no se dirigían a Sixto o no estaban

asociados con CEPAD, se quejaban los conservadores, los sandinistas no

los escucharían. «Es una especie de domesticación», insistía un pastor. «Si

queremos algo, que vaya al CEPAD y al Sixto, quien es dueño y señor de

todo el campo evangélico. Es similar a la Oficina de Asuntos Religiosos en

Cuba, la misma política de monopolización.» Los conservadores afirmaban

que CEPAD estaba llevando a cabo el plan de Fidel Castro para las iglesias

evangélicas –la absorción– en una forma más eficiente que cualquier

burocracia gubernamental. «Inscríbase con CEPAD», decía un misionero

norteamericano, «y terminará siendo utilizado como un sello de caucho.» {94}

Detrás de las quejas de que CEPAD se había vendido a los

sandinistas, se encontraba una tercera objeción, de la clase que se monta

Page 327: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

en contra del poder de patrocinio de cualquier organización bien financiada

en un país pobre. «CEPAD es como el ayuntamiento», afirmaba un crítico.

«Puedes pelear contra él, pero no vas a ganar». Con un presupuesto de

alrededor de dos millones de dólares en 1985, más todo lo que llegaba

como ayuda de emergencia, era la única fuente de ayuda financiera para la

mayoría de las iglesias. Esto provocó bastante envidia. A mediados de

1985, el CNPEN insinuaba escándalos logísticos y afirmaba que era él

quien debería administrar el dinero, aunque ni siquiera contaba con un

aparato administrativo.{95}

«Algunas veces somos un poco egoístas», explicaba un pastor

Matagalpa que pertenecía tanto al CNPEN como a CEPAD. [294] «La idea

del CNPEN es que la ayuda debe ir hacia los evangélicos.» Con más

precisión, el consejo de pastores pensaba que el dinero debía ser

canalizado a través de sus miembros, un sentimiento enaltecido por el

creciente auxilio para los refugiados de la guerra, del cual los pastores

veían muy poco. «Somos la denominación más grande aquí», me dijo un

líder de las Asambleas de Dios, «y creemos que hemos hecho mucho por

CEPAD. Pero éste hace cosas injustas. Por ejemplo, pedimos a CEPAD

que ayudara a los pastores de Ciudad Sandino. Algunos están

sobreviviendo con salarios de hambre, tan bajos como 4.000 córdobas

mensuales (alrededor de seis dólares en 1985). Van de un lado a otro casi

sin zapatos. Pero sólo nos entregaron un montón de chompas, que ni

siquiera necesitamos [debido al clima tropical]. Así que nos dimos cuenta de

que, mientras CEPAD ha realizado grandes obras para las comunidades no

evangélicas, proporcionándoles millones de pesos, el dinero debía ser para

nosotros.»

En el asunto se implicaba algo más que quién llegaría a conducir jeeps

importados. CEPAD contrataba a sus empleados para la competencia, no

para la teología, lo que significaba que muchos de ellos –católicos y

protestantes liberales– podían ser acusados de violar las pautas

evangélicas. «Existe mucha liberación en este sentido», admitió un

funcionario de CEPAD, invocando a los teólogos alemanes, que fumaban

pipa y bebían cerveza. A pesar de que la agencia distribuía algunos

abastecimientos de auxilio a través de los pastores, administraba la mayor

parte sin criterios religiosos. Para asegurarse de que la ayuda no se

utilizase para presionar a la conversión, dejó la salvación de las almas a

cargo de las iglesias. Tales políticas hacían que CEPAD se asemejara a un

Page 328: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

organismo ecuménico, a pesar de que eludía aquel término y de que sus

iglesias miembros permanecían firmemente entregadas al evangelismo.

Según los opositores conservadores, CEPAD utilizaba el dinero ecuménico

de los Estados Unidos y de Europa para comprar a sus miembros.

Además del consejo rebelde de pastores, otro índice de la presión

contra CEPAD era la protesta conservadora dentro de la Convención

Bautista. Aquella era la afiliación de la mayoría de líderes de CEPAD,

quienes habían convertido a su denominación en la que más se identificaba

con la revolución. Ahora, se enfrentaban a una rebelión por parte [295] del

sector conservador de su pastorado. Durante una sesión a la que asistieron

sesenta bautistas disidentes en julio de 1985, hubo quejas en contra de las

declaraciones antiimperialistas que los líderes de la denominación estaban

acostumbrados a realizar. Otra problema era el seminario bautista, al cual

los conservadores acusaban de ser partidario de la teología de la liberación

y del ecumenismo. ¿No lo había visitado un teólogo radical de México? ¿No

admitió a cinco estudiantes de la Iglesia Católica? {96}

Un tercer índice de la presión contra CEPAD eran las Asambleas de

Dios. Las Asambleas constituían el baluarte principal del rival consejo de

pastores. Al ser la denominación evangélica más grande del país, su

dimisión de CEPAD era un rumor perpetuo. Pero las Asambleas

permanecían y, ya sea por convicción o ecesidad, muchos pastores del

CNPEN continuaban trabajando con CEPAD. En Matagalpa y Jinotega, una

zona fuerte de las Asambleas de Dios, la oficina local de CEPAD afirmaba

estar trabajando con 180 de los 300 pastores del área. En la vecina oficina

de Jinotega, el presidente de CEPAD era el vicepresidente del CNPEN, y el

presidente del CNPEN era el vicepresidente de CEPAD. Las directivas

enteras de las dos organizaciones en Jinotega eran, supuestamente,

idénticas.{97} A pesar de lo polarizado que podía ser el liderazgo evangélico

en Managua, muchos pastores en el sector rural parecían tener un pie en

cada lado.

Notas

{85} Notas del autor, asamblea de CEPAD, 15 de agosto de 1985.

{86} «Señala Evangelista Alberto Montessi (sic): el mayor compromiso del

cristiano es con Cristo», La Prensa, 24 de enero de 1984.

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{87} «Sospechosa la 'Cruzada' evangélica», El Nuevo Diario, 4 de febrero

de 1984, pág. 1.

{88} Rafferty 1984.

{89} Entrevista del autor a Sixto Ulloa, Managua, 5 de agosto de 1985.

{90} Rafferty 1984.

{91} Huntington y Domínguez 1984, fragmentos publicados en El Nuevo

Diario, 26-29 de marzo de 1984. Kate Rafferty, «A Cry for Prayer», Open

Doors, septiembre-octubre de 1984, págs. 14-15. Entrevistas del autor en

Costa Rica y Nicaragua, julio-agosto de 1985.

{92} Institute on Religion and Democracy 1985.

{93} Entrevista del autor, Managua, agosto de 1985.

{94} Entrevistas del autor, Managua, julio y agosto de 1985.

{95} «Presionan para que CEPAD retorne al camino original», La Prensa, 6

de junio de 1985. «CEPAD aclara un mar de calumnias», El Nuevo Diario,

12 de junio de 1985.

{96} «Para grupos de trabajo y deliberación en asamblea» [mecanografiado

de siete páginas], Hermanos Bautistas de Reflexión Cristiana, 30 de julio

de 1985.

{97} Entrevistas del autor a Pedro Antonio Aguirre de CEPAD y Anastasio

Martínez, Misión Pentecostal de Iglesias Cristianas, Matagalpa, 14 de

agosto de 1985.

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300

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La guerra de propaganda

Page 330: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

CEPAD realizó otro servicio para la revolución en los Estados Unidos.

Invocando a la Biblia, denunció la ayuda del gobierno norteamericano para

los contras y, en dos años, llevó a ochenta y cinco delegaciones extranjeras

a Nicaragua.{98} Movilizó a tanta opinión antiintervencionista entre las

iglesias norteamericanas que se convirtió en el blanco de un organismo

político influyente en Washington, el Instituto sobre Religión y Democracia

(IRD).

El IRD apareció al inicio del gobierno Ronald Reagan (1981) y estaba

dirigido por disidentes conservadores de las denominaciones históricas.

Estos teólogos y académicos afirmaban que deseaban rededicar sus

iglesias a los valores democráticos. En la práctica, aquello significaba [296]

atacar a los personeros de las iglesias históricas por su oposición a la

intervención militar estadounidense en América Central. En el caso de

Nicaragua, el IRD acusó a los grupos eclesiásticos pro-sandinistas de ser

frentes políticos y realizó una campaña contra su financiamiento

norteamericano.{99}

Por supuesto, el mismo IRD también podía ser entendido como un

frente para el movimiento neoconservador y el gobierno reaganista. {100} Más

de la mitad de su presupuesto inicial provenía de una fundación presidida

por Richard Mellon Scaife, un financiero millonario de la Nueva Derecha. {101}

El IRD rara vez criticaba a los contras, y sus ataques a los cristianos pro-

sandinistas eran rápidamente diseminados por la Casa Blanca. Cuando el

congreso norteamericano se rehusó a aprobar la ayuda para los contras en

abril de 1985, una de las lumbreras del IRD, Michael Novak, prestó su

nombre para un nuevo Fondo para la Libertad Nicaragüense, con el fin de

solicitar fondos para ellos.{102}

Tal vez inadvertidamente, el IRD provocó una reacción contra su aliado,

el Consejo Nacional de Pastores Evangélicos de Nicaragua (CNPEN). Lo

hizo al acusar a CEPAD de utilizar sus fondos para comprar once jeeps

para la policía sandinista, y que las iglesias norteamericanas debían enviar

su dinero al más merecedor consejo de pastores. {103} Para el CNPEN, esto

significaba el respaldo de un organismo de Washington considerado por los

sandinistas como un frente de la CIA, lo cual les trajo grandes problemas.

Después de largas reuniones con CEPAD y con la Comandante Dora María

Téllez, los líderes del CNPEN negaron todo conocimiento de los once jeeps.{104}

Page 331: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

¿Fue verdadera la acusación? La fuente del IRD era un representante

de Puertas Abiertas con el Hermano Andrés. Una fuente popular de

información en la prensa evangélica, el Servicio Informativo de Puertas

Abiertas estaba fuertemente influenciado por la mística de la principal

actividad de su organización matriz, el contrabando de Biblias hacia países

comunistas. Tan grande era tal mística que, aún en Nicaragua, en donde

las Biblias se vendían en los supermercados, sus corresponsales operaban

con sobrenombres, recogían rumores y, sin verificarlos, corrían a

imprimirlos con acusaciones sensacionalistas. En las noticias de Puertas

Abiertas nunca figuraban los abusos de los contras, el apoyo que [297]

recibían de los Estados Unidos, o cómo éste provocaba a la represión

sandinista. Siempre figuraban en sus historias las brutales violaciones de

derechos humanos de los sandinistas.

En este caso, la fuente de Puertas Abiertas estaba compuesta por

«varios pastores» en el departamento de Matagalpa. Nadie con quien hablé

en Nicaragua en el transcurso de un mes –incluyendo a media docena de

pastores en Matagalpa– admitiría haber escuchado la acusación antes de

que apareciera en los periódicos. Incluso aquellos que decían creer en la

acusación, no podían dar detalles. Se debe señalar que la oficina de

CEPAD en Matagalpa se enorgullecía de tener un total de dos jeeps y tres

motocicletas: el hombre encargado me dijo que había cambiado un camión

por un jeep para que éste no se llenara con soldados sandinistas recogidos

en el camino y se convirtiera en blanco para emboscadas. {105} Es cierto, en

una emergencia como la evacuación de heridos, CEPAD (como cualquier

otro) podía ser requerido para prestar vehículos al gobierno. De acuerdo a

un funcionario de CEPAD, tres vehículos, en diferentes ocasiones, habían

sido recuperados únicamente después de gran demora. {106}

A juzgar por lo que me dijeron los evangélicos anti-sandinistas en

Managua, muchas acusaciones de persecución religiosa de fuera del país

eran absurdas. Por ejemplo, de acuerdo a una publicación mensual

redactada por Juan Isáis, el director de la Misión Latinoamericana en

México:

–los tesoreros de las iglesias eran nombrados por el Ministerio del

Interior;

Page 332: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

–la obtención de una nueva Biblia requería que se completara un

cuestionario de sesenta y dos puntos del Ministerio del Interior, cuya

respuesta era generalmente no;

–los creyentes eran condenados a treinta años de prisión por pintar

consignas en las paredes;

–los sandinistas habían obligado al superintendente de las Asambleas

de Dios a marchar por las calles de León en ropa interior. {107} [298]

Cada acusación era falsa, de acuerdo a los líderes evangélicos

conservadores de Managua. También dudaban sobre otra historia que, a

juzgar por la propaganda antisandinista en los Estados Unidos, parecía

estar en los labios de todo refugiado nicaragüense que cruzaba la frontera

hacia Costa Rica u Honduras. Se decía que los profesores sandinistas

mandaban a los niños que escondieran sus caras en sus manos y pidieran

caramelos a Dios. Cuando abrían sus ojos, no había ningún caramelo.

Luego, los profesores les pedían rezar a Marx o Lenín o Fidel pidiendo

caramelos. Cuando abrían sus ojos, ¡he ahí! un dulce estaba en el escritorio

frente a ellos. De acuerdo a un veterano de muchos enfrentamientos con

los sandinistas, éstos eran demasiado sutiles como para emplear esta clase

de táctica.{108}

El gobierno de Reagan apoyaba cualquier acusación contra los

sandinistas, sin importar cuán inverosímil fuera. Para reclutar a los

evangélicos norteamericanos en su guerra, la Casa Blanca realizó

numerosas reuniones oficiales con ellos, para tratar el tema de la

persecución religiosa sandinista. Las Misiones Trans Mundiales

proporcionan una indicación de lo que se decía a los líderes evangélicos.

Una operación mínima a pesar del nombre, Trans Mundial descendía de la

organización «Correo Aéreo de Dios», la cual evangelizaba a los poblados

mexicanos, bombardeándolos con panfletos desde avionetas, hasta que dos

pilotos fueron derribados.{109} Ahora obtenía dinero a través de una

transmisión de radio desde Glendale, California. Frustrado por la pobre

respuesta a las peticiones de ayuda a los huérfanos, el presidente de Trans

Mundial, John Olson, adoptó la línea reaganista para su programa

misionero.

«La otra noche soñé que veía a un escuadrón de 220, tal vez 300

aviones de combate americanos volando sobre Nicaragua», citaba Olson a

Page 333: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

un cristiano nicaragüense. «Los escuché venir y salí de mi casa corriendo y

gritando ¡BIENVENIDOS! ¡BIENVENIDOS!, porque pensé que venían a

liberarnos.»{110} Olson también exploraba tópicos como el grado al cual el

pueblo nicaragüense resistiría a invasores norteamericanos. {111} Con orgullo,

informó asistir a una reunión con el Teniente Coronel Oliver North, el

coordinador secreto de la guerra contra, después de que el congreso votó

por suprimir el financiamiento.{112} [299]

Lo que Trans Mundial describía como una feroz persecución religiosa

fue negado por uno de los líderes de su pequeña iglesia de jóvenes en

Managua. «No tenemos tantos problemas con el gobierno», declaró el co-

pastor. «Tenemos libertad para predicar aunque en esta misma cuadra

viven sandinistas.» Se refería a una disputa con el Comité de Defensa

Sandinista local, el cual decidió que el evangelismo del grupo en un parque

cercano competía con sus propias actividades, por lo cual los evangélicos

se retiraron. El fundador de la iglesia había abandonado el país para salvar

a su hijo del Servicio Militar, después de que sus creencias políticas le

ocasionaron problemas con los sandinistas. Los jóvenes evangélicos que

dejaba detrás no confiaban en los «luchadores para la libertad». «Lo que

los contras hacen en el nombre de Cristo me causa risa», me dijo el co-

pastor. «Es terrorismo lo que hacen. No hay nada bueno en ello.»

Recientemente, los contras habían asesinado a uno de sus amigos. {113}

Entre la derecha religiosa, Pat Robertson fue el responsable de los

llamados más influyentes para los contras. Amplificado por su Cadena

Cristiana de Difusión (CBN), Robertson servía como animador cristiano

dondequiera que los movimientos apoyados por la CIA combatían a los

marxistas. Las causas exaltadas en su programa incluían la guerrilla de

Jonás Savimbi contra el gobierno marxista de Angola, la facción Son Sann

en Cambodia, los rebeldes afganos, la milicia cristiana del Mayor Saad

Haddad en el Líbano, y Ríos Montt en Guatemala.

Para los contras, la cobertura de Robertson estaba planificada para

coincidir con los paquetes de ayuda del gobierno de Reagan, para cuyo

trámite solicitaba a sus televidentes que presionaran a sus congresistas. El

tono de los informes de CBN pueden ser juzgados a partir de su serie

«Dentro de Nicaragua», en julio de 1984. «El ataque a la Iglesia Católica es

moderado», declaró el corresponsal de CBN John Hasbrouck, «al

compararlo con los asaltos viciosos y a menudo mortales que los

sandinistas han realizado sobre los evangélicos de Nicaragua.» Hasbrouck

Page 334: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

dijo a los televidentes norteamericanos que los luchadores cristianos para la

libertad habían sido llevados a tomar las armas por la persecución religiosa,

la tortura y las ejecuciones masivas. «Podemos hacer todas las cosas por el

poder de Dios», declaró un joven miskito con un arma en la mano. «Todos

nosotros jóvenes involucrados en esta lucha [300] tenemos nuestras armas

en nuestra mano derecha y nuestra Biblia en la izquierda.» {***} «La

verdadera solución para los problemas de Nicaragua pueden estar en la fe

del pueblo», concluyó Hasbrouck. La última escena fue la de una ferviente

reunión evangélica, lo cual daba la impresión de que los sandinistas serían

derrocados por evangélicos empuñando armas AK-47.

Notas

{***} En la época en que este programa salió al aire, un comandante miskito

aliado con el FDN afirmó que sus hombres rutinariamente ejecutaban a

los prisioneros después de torturarlos para obtener información. «Me

encanta matar», le dijo otro comandante miskito a un socio de Jack

Anderson. «No hay nada que me guste más. Si pudiera, mataría a varias

personas cada día.» (Jack Anderson, Washington Post, 30 de septiembre

de 1984, pág. D4.)

{98} Philip Beisswenger, «A Christian Presence», The Other Side, abril-

mayo de 1985, págs. 17-19.

{99} Institute on Religion and Democracy 1983 y 1984b.

{100} Steve Askins, «Institute Says It Reveals Threat...», National Catholic

Reporter, 4 de febrero de 1983, págs. 1, 7, 18-19. Hitchens 1986.

{101} Askin, «Institute Says It Reveals Threat....» Karen Rothmeyer,

«Citizen Scaife», Columbia Journalism Review, julio-agosto de 1981,

págs. 41-50.

{102} «Novak, Simon Head New Contra Fund», National Catholic Register,

26 de mayo de 1985.

{103} Institute on Religion and Democracy 1985.

{104} «¡Protestan calumnias a CEPAD!», El Nuevo Diario, 19 de marzo de

1985. «La respuesta de CEPAD», La Prensa, 11 de abril de 1985. «NCC

Official Urges Nicaraguans to Repudiate IRD Report», Religion and

Page 335: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Democracy, mayo-junio de 1985, págs. 1-2. Entrevistas del autor,

Managua, julio y agosto de 1985.

{105} Entrevista del autor a Pedro Antonio Aguirre, CEPAD, Matagalpa, 14

de agosto de 1985.

{106} Entrevista del autor, CEPAD, Managua, agosto de 1985.

{107} Noticiero Milamex (CLAME, Ciudad de México), 31 de agosto de

1984.

{108} Entrevista del autor, Managua, agosto de 1985.

{109} Hefleys 1981:528-530.

{110} Circular para obtener fondos, Trans World Missions (Glendale,

California), mayo de 1985.

{111} John G. Olson, transcripción de una conversación telefónica con el

Hermano Bob, Misiones Trans Mundiales, mayo de 1986.

{112} Circular para obtener fondos, Trans World Missions, mayo de 1985.

{113} Entrevista del autor, Managua, 1º de agosto de 1985.

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Apoyando a los luchadores por la libertad

Mientras que Pat Robertson denunciaba a los sandinistas por su trato a

los miskitos, nunca mencionó cómo el gobierno norteamericano había

exacerbado el conflicto. Más bien, se unía a la causa, junto con hermanos

de pensamiento similar, al contribuir para que los refugiados miskitos en

Honduras regresasen a la guerra. La principal agencia en la zona era

Auxilio Mundial (WRC), una dependencia de la Asociación Nacional de

Evangélicos en los Estados Unidos. Dada la entusiasta recepción para

Page 336: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Ronald Reagan en las funciones de la NAE, se sospechó rápidamente que

Auxilio Mundial era otro componente de la estrategia de Washington, para

establecer una población de refugiados en Honduras como una base para

los contras. Es verdad que Auxilio Mundial entró en escena con la

aprobación de la embajada de los Estados Unidos. También es verdad que

su asistencia ayudó a que los refugiados del Campo Mocorón se

convirtieran en la retaguardia para los rebeldes miskitos, y que algunas de

sus provisiones llegaran a manos de los contras. Si esto no era suficiente,

la esposa del embajador norteamericano en Honduras, John Negroponte,

coordinaba la labor de Auxilio Mundial mientras su esposo supervisaba la

guerra contra los sandinistas.

Pero cuando la estrategia norteamericana se alejó de las pautas del

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR),

Auxilio Mundial se alineó con su patrocinador ACNUR, a pesar de las

restricciones de la ONU sobre la evangelización de refugiados. La primera

colisión fue sobre el plan de ACNUR/WRC para la [301] descentralización

del Campo Morocón, donde los refugiados miskitos se hundían en el lodo,

enfermedad, y en la dependencia en donaciones. La idea de esparcirlos por

varios sitios, en donde pudieran mantenerse por sí mismos, no agradaba a

la embajada norteamericana ni a los insurgentes miskitos. {114} Con temor de

que esta dispersión dificultase la movilización de los miskitos para la guerra,

los líderes rebeldes acusaron a ACNUR y a Auxilio Mundial de ser

comunistas. En 1984, con los refugiados miskitos en Honduras que pedían

regresar a casa, Tom Hawk, el coordinador de Auxilio Mundial, organizó

conversaciones de reconciliación en ambos lados de la frontera. Hijo de un

misionero estadounidense conocido por sus pareceres anticomunistas,

Hawk era considerado como un operario de la CIA, por unos, y como un

simpatizante comunista, por otros. {115} Cuando el congreso norteamericano

entregó 7,5 millones de dólares para los refugiados miskitos en 1984,

Auxilio Mundial fue excluido del repartimiento debido a sus escrúpulos

contra la guerra.{116}

Después de mayo de 1984, el gobierno norteamericano trasladó su

apoyo, extraoficialmente, hacia los grupos de la derecha religiosa que

ingresaban al área. El primero, organizado por un legislador estatal

evangélico de Luisiana, se llamaba Amigos de las Américas. Al operar

desde Rus Rus, la base de los rebeldes MISURA a sólo siete kilómetros de

Nicaragua, los Amigos de las Américas violaron las pautas de ACNUR que

Page 337: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

pedían que los campos de refugiados se mantuviesen a cincuenta

kilómetros de la frontera. La mentalidad paternalista del nuevo grupo

también obstaculizó los esfuerzos para promocionar la autosuficiencia entre

los refugiados. Este y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo

Internacional entregaban tanto dinero a una población pequeña,

sospechaba Auxilio Mundial, que atraían a la gente fuera de Nicaragua por

razones económicas. Otro resultado fue atraer a cuatro mil refugiados hacia

la base militar MISURA en Rus Rus.{117} Durante un banquete en

Washington, los Amigos de las Américas recibieron un galardón humanitario

por parte del Presidente Reagan.{118}

«Actualmente, existen en el área por lo menos veinte grupos, muchos

grupos extraños», se quejaba David Befus de Auxilio Mundial. «No hablan

español, ni nada. Creo que cada día aparece un nuevo grupo. Tú no

creerías lo que hacen. Lanzan caramelos desde un avión. Se [302] puede

lastimar a los niños al lanzar caramelos desde una altura de 200 pies. Y

piensan que están haciendo algo grande para Dios.» {119}

«El Espíritu Santo continuaba abriendo puertas», reportó uno de éstos

misioneros sobre una reunión realizada en 1986 con los líderes contra,

Adolfo Calero y Enrique Bermúdez. «Rápidas visitas a campos de

entrenamiento dentro de la Nicaragua comunista permitieron que Phil

Derstine dé el mensaje del Reino de Dios a muchos nuevos reclutas. De

hecho, se están realizando arreglos para incluir parte de nuestro Instituto

Vídeo de Ministerio directamente en el entrenamiento de sus nuevos

reclutas... Los luchadores para la libertad apoyan sistemáticamente a la

población civil alrededor de su Centro de Comando, con alimento, vestido y

medicinas... Para dar realce a nuestra visita hubo un culto nocturno en el

Centro de Comando Estratégico... [en donde] nosotros cuatro predicamos el

Evangelio a 2.000 entusiastas luchadores para la libertad.» {120} De acuerdo

a este grupo, Cruzada Evangélica de Bradenton, Florida, su visita previa a

los contras había seguido a una reunión con el Teniente Coronel Oliver

North en el Consejo de Seguridad Nacional en Washington. {121}

Las estimaciones de las contribuciones realizadas por la Cadena

Cristiana de Difusión a través de su Operación Bendición comenzaron con 2

millones de dólares anuales.{122} Pat Robertson transmitió una filmación de

sí mismo al pasar revista a las tropas contras. «Todo lo que hacen está

justificado mientras estén luchando contra los 'comunistas'», se quejaba

Tom Hawk. «Son un montón de asesinos los de allí. Steadman Fagoth es

Page 338: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

un asesino. Ha asesinado a gente inocente. Los contras están

constantemente aterrorizando a los campos de refugiados, reclutando a

gente a la fuerza. Esa es la clase de gente a la que apoyan Amigos de las

Américas, CBN y Equipos Cristianos de Auxilio de Emergencia (CERTs).»

La gente a quien la Cadena Cristiana de Difusión decía ayudar –los

refugiados– era impedida de regresar a Nicaragua por la gente a quien CNB

realmente ayudaba –los contras–. En un incidente registrado por un equipo

de filmación, una turba MISURA armada con machetes rodeaba y

amenazaba a setenta refugiados que respondían a propuestas de paz

sandinistas. Aunque este grupo fue rescatado, otros refugiados que

trataban de volver a Nicaragua fueron asesinados. [303] «Me encuentro

muy desilusionado con [la Cadena Cristiana de Difusión] después de lo que

les he visto hacer en el nombre de Dios», dijo Hawk. {123}

Cuando CBN y compañía utilizaron a la religión evangélica para

impulsar la guerra contra, no parecían haber pensado en cómo esto podía

repercutir sobre sus desprotegidos hermanos en América Central. ¿O tal

vez lo hicieron, en una versión derechista de la táctica de «represión

provocada» atribuida a las guerrillas de izquierda? Al identificar a los

evangélicos nicaragüenses con los contras, ¿estaban tratando de provocar

reacciones sandinistas para montar un caso para la intervención de los

Estados Unidos?

El provocar la represión era un axioma de un manual de la CIA, el cual

salió a la luz en 1984. De acuerdo a la agencia, el manual pretendía

disuadir al FDN de matar a los civiles. {124} Pero también describía cómo

crear mártires al «llevar a los manifestantes a un enfrentamiento con las

autoridades para ocasionar levantamientos o tiroteos, los cuales causarían

la muerte de una o más personas que se convertirían en mártires, una

situación que debía ser utilizada inmediatamente contra el régimen, para

crear mayores conflictos.» Al explotar los temas de propaganda como la

libertad religiosa, aconsejaba la CIA, los contrarrevolucionarios podían crear

una «furia de violencia justificada» contra los sandinistas. {125}

«Pat Robertson tiene una posición ultra-derechista respecto a América

Central», me dijo un empresario evangélico en Costa Rica. «Al tomar parte

en una situación polarizada, simplemente está dividiendo aún más a la

iglesia. Lo que está haciendo es crear más odio y más muerte, lo cual es el

trabajo del demonio.»{126}

Page 339: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Notas

{114} «Los Moskitos y la costa atlantica», Envío (Instituto Histórico

Centroamericano, Managua), junio de 1984, pág. 13.

{115} Survival International Review (London), otoño-invierno de 1982, págs.

89-90. Jack Epstein y J. L. Evans, «Honduras: Miskito Refugees Enjoy

Privileged Status», Latinamerica Press, 7 de octubre de 1982, págs. 3-4,

8. Carta de Tom Hawk a Roxanne Dunbar Ortiz, 29 de enero de 1985.

{116} «The Contras, Miskito Indians, and the U.S.A.», Resource Center

Bulletin (Albuquerque, Nuevo México), invierno de 1986, págs. 1-4 .

{117} Guillermo Espinoza, «Terror somocista en Campamentos», Barricada,

6 de agosto de 1985, pág. 9. James LeMoyne, «U.S. Program in

Honduras Helps Families of Nicaraguan Guerrillas», New York Times, 19

de abril de 1985, págs. Al, 8. Entrevista telefónica del autor a Tom Hawk,

28 de septiembre de 1985.

{118} «Miskito Indians Flee Sandinista Terror; Children Dying of Malnutrition

and Disease», Friends Report (Baton Rouge, Louisiana: Friends of the

Americas), otoño de 1984, pág. 1. «Refugees Still Pouring Out of

Nicaragua; Children Suffering in Remote Jungle Area», Friends Report,

verano de 1985, pág. 9.

{119} Citado por Robert Matthews, «Sowing Dragon's Teeth», NACLA

Report on the Americas, julio-agosto de 1986, pág. 31.

{120} Bob Armstrong, «Mission Field on the Front Lines», Blessings

(Bradenton, Florida: Gospel Crusade), verano de 1986, págs. 20-2.

{121} Invitación: Phil Derstine a Bill Moyers en «God and Politics: The

Kingdom Divided», 1987, Public Affairs Television. Informe: «The Truth...

Nicaragua», Gospel Crusade, nota para la prensa en la convención de

febrero de 1986 de los Difusores Religiosos Nacionales, pág. 8.

{122} Kenneth L. Woodward, «A Pentecostal for President», Newsweek, 14

de octubre de 1985, pág. 77.

{123} Vicki Kemper, «In the Name of Relief», Sojourners, octubre de 1985,

págs. 4-5, 12-20.

Page 340: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{124} Joel Brinkley, New York Times News Service, «CIA Manual Brings Out

Reports of Rebel Abuse», Arizona Daily Star (Tucson), 27 de diciembre

de 1984.

{125} Tayacán 1984:3, 31-4.

{126} Entrevista del autor, San José, julio de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 8 • páginas 303-

312

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¿Persecución religiosa en Nicaragua?

En abril de 1985, durante un banquete en Washington D.C. para

solicitar fondos para los contras, Ronald Reagan presentó ante el mundo a

una víctima de las atrocidades sandinistas. Bayardo Santaeliz, declaró el

presidente, era un predicador laico de la Iglesia Misionera Pentecostal. Una

noche, después de una reunión de oración, los sandinistas lo habían

amarrado dentro de una casa a la que habían prendido fuego. [304] Las

llamas cortaron los lazos, y Santaeliz pudo escapar, con terribles

quemaduras cuyas cicatrices ahora probaban su historia. {127} Sin embargo,

de acuerdo a lo que la prensa sandinista pudo establecer en cierto detalle,

Santaeliz había adquirido las cicatrices mientras peleaba para el dictador

Somoza como un guardia nacional. Sentenciado a treinta años por

supuestos crímenes de guerra, había sido perdonado y puesto en libertad

antes de que desapareciese en 1983.{128}

La guerra entre los sandinistas y contras proporcionó un flujo constante

de refugiados que huían de Nicaragua. Cuando cruzaban hacia Honduras o

Costa Rica, no tenían recursos, no eran bienvenidos y muchas veces

estaban dispuestos a hacer cualquier cosa que despertara compasión. La

guerra, las penalidades y el servicio militar parecen haber sido sus

principales razones para partir, pero algunos de sus benefactores tenían un

hondo interés en encontrar víctimas de persecución religiosa. No había un

déficit de materia prima en la cual se pudiera leer tales motivos, si correcta

o incorrectamente era difícil de decir.

Page 341: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Un refugiado tenía una larga historia, corroborada por espantosas

cicatrices, de cómo los sandinistas trataron de asesinarlo por sus

objeciones cristianas al servicio militar. {129} Se había refugiado con

evangélicos costarricenses quienes, durante la semana en que le visité,

iban a bautizarlo. En un caso publicado por la administración de Reagan,

los soldados sandinistas arrestaron a Prudencio Baltodano, un pastor laico

de la Misión Pentecostal Unida. Según Baltodano, éstos lo llevaron aparte,

cortaron sus orejas, le apuñalaron en el cuello, y lo dejaron sangrar hasta

morir –un error, porque luego apareció sin sus orejas.– {130} ¿Sufrió porque

era un predicador? ¿O porque, al ser uno de sólo dos hombres con

cuarenta mujeres y niños que escapaban de un rastreo sandinista, los

soldados sospecharon que los otros hombres se encontraban con los

contras?

Baltodano era de Nueva Guinea, una colonia agrícola fundada por

iglesias evangélicas y por el régimen de Somoza en la selva suroriental. De

acuerdo al Frente Sandinista, los sufridos pero independientes

colonizadores de Nueva Guinea eran la clase de personas para quienes se

había hecho la revolución. Desafortunadamente, muchos de ellos no lo

veían así. A lo largo de las regiones remotas, el Frente Sandinista

disgustaba [305] a pequeños rancheros y granjeros por varias razones. El

control de precios y de mercadeo sobre lo que producían, junto con la

inflación, arruinaban su poder adquisitivo. Si no vendían a precios oficiales,

sus productos podían ser confiscados. Muy pronto, su nivel de vida era más

bajo que lo que había sido con Somoza. También se sentían presionados a

unirse a las «organizaciones populares» que los sandinistas consideraban

esenciales para la defensa, convirtiendo la participación en éstas en una

prueba de patriotismo.

Todo esto antagonizó a muchos campesinos. Sin embargo, como pudo

establecer el periodista Christop ey, éstos no comenzaron a unirse a los

contras hasta que el gobierno estadounidense polarizó aún más la

situación. Antes de la inyección de fondos norteamericanos, los ex-guardias

nacionales que formaban el núcleo de los contras se había limitado a

actividades como robar ganado. Al convertirlos en una seria amenaza, el

gobierno de Reagan agravó las tensiones entre los colaboradores

sandinistas y las familias cuyos miembros habían servido en la dictadura de

Somoza. Cada incursión contra y contrarremetida sandinista sembraban

Page 342: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sospechas de que los vecinos servían como informantes para un lado o

para el otro.

Así fue como, en el norte, en el área que había albergado al General

Sandino en su guerra contra los marines norteamericanos en los años

veinte y treinta, el gobierno sandinista y la intervención norteamericana

convirtieron a parte de la población en colaboradores de la

contrarrevolución. El fuerte de Sandino, el «general de hombres libres», se

había convertido en una región contra. {131} En 1984-1985, los sandinistas

reubicaban a la gente de las zonas más golpeadas en campos de

refugiados, para proteger a algunos de ellos de los contras y para impedir

que otros se les unieran. La estrategia de reubicación no era muy diferente

de la empleada por los Estados Unidos en Vietnam.

Hacia el sur, ueva Guinea, las «sectas» con sus altavoces, sermones, y

actitudes poco cooperativas eran lo que un comentarista sandinista calificó

como «el dolor de cabeza de la revolución.» {132} Los pastores se

encontraban bajo presión especial, por ser líderes de la comunidad,

representantes de una religión de la cual los sandinistas desconfiaban, y

exponentes de la ideología anticomunista inculcada por su [306]

entrenamiento bíblico. Si colaboras con el gobierno, informó un refugiado de

las Asambleas de Dios en Costa Rica, tienes libertad. Si no, eres

denunciado en las reuniones locales de los sandinistas. {133}

En Nueva Guinea, CEPAD asumió el controvertido papel de

intermediario: ayudaba a los refugiados y persuadía al gobierno para que

pusiera en libertad a los pastores detenidos. {134} De acuerdo a un obrero

evangélico antisandinista, toda el área era manejada como un campo de

reubicación. A pesar de que algunos pastores se habían convertido en

agentes sandinistas, dijo, otros estaban jugando en ambos equipos. Tenían

que ser cuidadosos en no citar las escrituras que pudieran ser interpretadas

con un significado contrarrevolucionario. En cuanto a las reubicaciones,

éstas eran «prácticamente campos de concentración» en donde los niños

se ponían en manos de la organización sandinista de niños, las mujeres

iban a trabajar en una cooperativa, y los hombres tenían que unirse a la

milicia territorial.

Veinticuatro de las sesenta iglesias de su denominación en el sureste

del país habían sido destruidas, me dijo el obrero evangélico. Primero, los

contras visitarían un área, luego, los sandinistas se llevarían a todos hacia

Page 343: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

campos de reubicación. Una vez convertida en tierra de nadie, se destruía a

las iglesias para utilizar sus materiales de construcción, mientras que si

eran de paja, como en la costa atlántica, se las incendiaba. Este observador

no sabía de violaciones o sacrilegios de las fuerzas sandinistas. Pensaba

que los prisioneros podían sufrir maltrato físico –como ser amenazados,

golpeados, privados de sueño o de agua– sin ser torturados en el sentido

más técnico. Pero si un prisionero estaba demasiado afectado debido al

maltrato, opinaba, éste podía ser asesinado para destruir cualquier prueba.{135}

¿Hasta qué punto los pastores evangélicos estaban involucrados con

los contras? Así como algunos habían colaborado con los sandinistas –de

acuerdo a una fuente, por lo menos diez habían peleado para el FSLN o

trabajado a tiempo completo organizando sus barrios {136}– otros luchaban

para la Fuerza Democrática Nicaragüense. El gobierno norteamericano

publicó una foto de dos «ex-pastores evangélicos» portando armas AK-47 y

comandando unidades del FDN.{137} [307]

La denominación más golpeada fue la morava, debido a su asociación

con los indígenas miskitos, cuyo sector rebelde decía estar compuesto por

cristianos devotos que iban a la batalla con oraciones en sus labios. Es

interesante anotar que, antes de las hostilidades, los misioneros

evangélicos habían considerado a la mayor parte de los miskitos como

cristianos nominales mas no comprometidos. {138} Su sistema de creencia era

demasiado indígena para los criterios evangélicos; más aún, pertenecían al

desconfiable Consejo Mundial de Iglesias. Pero ahora que algunos miskitos

luchaban contra un gobierno de izquierda, la derecha religiosa en los

Estados Unidos los bautizó como cristianos bíblicos y publicitó su caso

como un asalto sandinista a la religión.

La evidencia sobre una severa persecución parecía estar a la mano. La

Iglesia Morava estimaba que, de unos 100.000 miskitos, el 36 por ciento se

convirtió en refugiados en el transcurso de la guerra. {139} De los 166

pastores en la costa atlántica antes de la guerra, 24 se marcharon a

Honduras. Mientras que la mayoría de los 24 se confinaron a una supuesta

capellanía para los insurgentes miskitos, uno –Wycliffe Diego– reemplazó a

Steadman Fagoth como jefe de las fuerzas MISURA aliadas al FDN. Un

total de cinco pastores moravos murieron o desaparecieron mientras

estaban detenidos por los sandinistas. El gobierno sostenía que uno murió

al tratar de escapar (a la edad de sesenta y dos años), y que otro murió

Page 344: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

cuando los insurgentes emboscaron a la patrulla a la que él guiaba. Tres

pastores más se encontraban entre los 70 miskitos que desaparecieron en

manos sandinistas durante 1982-1983, el período más vicioso de la guerra

en la costa. Otros dieciocho pastores fueron detenidos: de 6 a 10 de ellos

fueron maltratados de una u otra forma antes de que todos fueran puestos

en libertad por la amnistía de diciembre de 1983. Cuando los sandinistas

quemaron los poblados miskito durante las reubicaciones de 1982, también

destruyeron templos moravos; otros fueron utilizados como barracas y

cárceles. De los 164 templos moravos que existían en la costa antes de la

guerra, 44 fueron cerrados o destruidos.{140}

La guerra forzó a la jerarquía morava a asumir un penoso papel

mediador como el de CEPAD, desconfiado y presionado por los dos lados.

Cuando el ejército trató de imponer una censura previa sobre los sermones

en los campos de reubicación, el obispo moravo tuvo que [308] acudir al

Ministro del Interior, Tomás Borge, para que levantara la orden. {141} Durante

el sínodo eclesiástico de febrero de 1983, los agentes de seguridad

sandinista presionaron contra la elección de ciertos pastores para los

cargos eclesiales, llegando a ofrecer sus sugerencias sobre una resolución

iglesia-estado.{142} Pero los líderes moravos insistían en que la persecución

religiosa no era el problema, señalando a los muchos templos que se

encontraban abiertos, llenos, y en crecimiento. Más bien, acusaban al

gobierno de Ronald Reagan por empeorar una mala situación, al utilizar a

los indígenas como a peones de guerra y distorsionar los hechos para

justificar su política bélica.

Para aquellos que buscaban encontrar una fuerte persecución religiosa

bajo el régimen sandinista, desgraciadamente, a los evangélicos

nicaragüenses les estaba yendo muy bien en algunos aspectos. La cruzada

de alfabetización de 1980 permitió que cientos de miles de personas

leyeran la Biblia por primera vez. Debido en parte a un nuevo arreglo de

importación con la Iglesia Católica, el número de Nuevos Testamentos

distribuidos por la Sociedad Bíblica de Nicaragua aumentó en nueve veces.

Aún para 1983, el embajador de los Estados Unidos afirmó que el

cristianismo no corría peligro en Nicaragua. {143} Cinco años después de la

toma sandinista, el número de iglesias evangélicas se había duplicado a

tres mil.{144}

En el caso de la Iglesia de Dios (Cleveland, Tennessee), su supervisor

puertorriqueño fue expulsado del país por un problema de visa en

Page 345: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

noviembre de 1981. Pero a la misma denominación se le permitió

establecer un instituto bíblico entre los ex-guardias nacionales detenidos en

el sistema carcelario sandinista: en la institución principal, casi un tercio de

los 2.500 prisioneros eran evangélicos. {145} La Iglesia de Dios reportó una

completa libertad de culto y rápido crecimiento, desde 5.250 miembros en

116 iglesias en 1979, hasta casi 10.000 miembros en 150 iglesias en 1984.{146} Ese mismo año, las Asambleas de Dios reportaron 679 iglesias y puntos

de predicación, el doble de la cifra seis años antes. {147}

El destino de las Asambleas era un índice importante de la política

sandinista. Sus iglesias se concentraban en el norte, en la principal zona de

guerra, y sus líderes estaban listos para proclamar su desconfianza hacia

los sandinistas y su neutralidad en cuanto a los contras. En San Juan de

Limay, un pueblo norteño con una mayoría católica del noventa por ciento,

la negativa de la Asamblea local para colaborar en la defensa contra

invasores que mataban a no-combatientes no fue una posición popular.

Cuatro miembros estaban en prisión, dijo el pastor de las Asambleas: dos o

unirse al ejército, y dos después de haber sido acusados de apoyar a los

contras. Pero la iglesia era libre para evangelizar, dijo el pastor, y había

crecido sustancialmente bajo el gobierno sandinista. {148}

De las 217 congregaciones de las Asambleas en el norte, 20 habían

sido forzadas a dispersarse debido a los combates. {149} Según un oficial de

las Asambleas, únicamente 10 o 12 de sus 400 pastores habían

abandonado el país. «Los pastores que se fueron lo hicieron por razones

económicas», me dijo. «Todos tenemos una historia de persecución. Pero si

los sandinistas quieren que nos vayamos, hay que preguntar, ¿qué es mejor

para la iglesia? ¿Por qué [los que se han marchado] no se quedaron con el

resto de nosotros, sufriendo como Jesucristo? Nos llaman reaccionarios.

Somos marginados, somos vigilados y sufrimos, pero permanecemos

independientes, y existe libertad para predicar.» {150}

Lejos del combate, en la capital, era más fácil distinguir entre la

violencia fortuita de la contrainsurgencia y el comportamiento sandinista

hacia la minoría evangélica. En Managua, el barrio en donde la libertad

religiosa se encontraba en peligro con más frecuencia era Ciudad Sandino.

Es aquí donde se tomaron los primeros templos, en julio de 1982. A pesar

de los repetidos intentos conciliadores por parte de un número siempre

menor de pastores pro-sandinistas, en octubre de 1983 una turba de Ciudad

Page 346: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Sandino acosó a una reunión evangélica. La policía sandinista se llevó a

trece pastores por supuestas prédicas contra la conscripción militar.

«No somos tan estúpidos», me dijo uno de los pastores acusados dos

años más tarde, sosteniendo que él y sus colegas no habían hecho nada

para provocar la riña. Extrañamente, mientras él disfrutaba de una total

libertad para fundar una nueva iglesia en una comunidad a 100 kilómetros,

en Ciudad Sandino, aún una vigilia nocturna podía provocar reacciones

oficiales. Las relaciones entre los evangélicos y la revolución parecían estar

mejorando en 1985: el Comité de Defensa Sandinista incluso había

solicitado a un antiguo antagonista en las Asambleas de Dios [310] que

sirviera como coordinador barrial, y éste ya estaba construyendo una nueva

iglesia. Sin embargo, la campaña al aire libre que los pastores de Ciudad

Sandino estaban planificando se llevaría a cabo dentro de un templo: a

cambio de autorizar mítines al aire libre, los sandinistas querían el acceso al

micrófono cada noche. Los pastores se negaron, convencidos de que los

sandinistas lo utilizarían para propósitos inadecuados, como gritar

consignas contra los Estados Unidos.

Un pastor de Ciudad Sandino culpaba en parte a sus hermanos. Al no

ser un pentecostal, no encontraba utilidad en los avivamientos al aire libre;

éstos atraían borrachos y problemas. Somoza había considerado a todos

estos cantos, gritos y aplausos como una diversión inofensiva para los

pobres, explicó el pastor, pero los sandinistas pensaban diferente. En

respuesta a quejas sobre la bulla, empezaron a hacer cumplir leyes ya

existentes sobre molestia pública, las cuales, por ejemplo, regulaban los

altoparlantes y requerían una cierta distancia entre las iglesias.

Intercambios de insultos surgieron entre los sandinistas que se quejaban

por el desorden y los evangélicos que se amparaban en el manto de la

libertad religiosa.{151}

En Managua, los líderes conservadores evangélicos relataban

dificultades interminables con las burocracias sandinistas. «De las cosas

claras, siempre hacen problemas», rabiaba en 1985 un líder del CNPEN.

«Nunca admiten que es político, sólo utilizan sus regulaciones para

enredarlo todo.»{152} De acuerdo a la derecha religiosa en los Estados

Unidos, se perseguía a estos hombres por predicar el evangelio. Pero

cuando les solicité que detallaran sus experiencias, no atribuyeron sus

problemas al evangelismo en sí, porque para éste no tenían obstáculos.

Más bien, sus dificultades con los sandinistas parecían relacionarse con

Page 347: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

visitas a la embajada de los Estados Unidos, papeles de liderazgo en el

CNPEN o vínculos con organizaciones extranjeras anti-sandinistas, como la

Confederación Evangélica Latinoamericana (CONELA), a la cual CNPEN

estaba en proceso de asociarse. Sobre todo, estos hombres estaban en

problemas por asociarse con norteamericanos que apoyaban la guerra

contra, por criticar las restricciones del gobierno y por insistir en la

independencia de CEPAD, el organismo aprobado por los sandinistas. [311]

¿Era cierto que a los conservadores evangélicos en Nicaragua se les

perseguía por su fe? En el sentido más estricto, no, porque incluso los

pastores que tenían problemas con el gobierno parecían tener libertad para

participar en actividades religiosas esenciales, como realizar mítines, hacer

llamados desde el altar y cosas por el estilo. El obtener permiso para

avivamientos y marchas era una pesadilla burocrática, pero aquello no era

raro en tiempos de guerra, y todos tenían problemas con la burocracia

sandinista. Como un autor antisandinista explicó, la libertad de culto no

estaba en discusión, ya que los sandinistas no trataban de restringirla. {153}

En cuestión se encontraba el derecho a rehusarse a participar en la

Revolución Sandinista, o, desde el punto de vista sandinista, de cumplir con

las obligaciones básicas de la ciudadanía, particularmente de defender al

país de la agresión extranjera. Esto planteaba una interrogante difícil para

los protestantes ecuménicos que apoyaban a los sandinistas, ya que para

ellos la libertad religiosa había adquirido un significado más amplio que el

derecho a participar en el culto dentro de un templo. Incluía el derecho a

ocuparse de asuntos políticos, criticar al gobierno, y mantener

organizaciones independientes.{154} En este sentido más amplio, los

sandinistas dejaban algo que desear, por lo menos en 1985 cuando realicé

mi visita. Aún dada la necesidad de medidas de emergencia, no estaban

dispuestos a permitir que el CNPEN operase como una organización

independiente.

Los conservadores evangélicos y sus promotores en los Estados

Unidos también mantenían una posición contradictoria. Bajo el régimen

anterior, habían insistido en que la iglesia se confinase a los asuntos

espirituales y que se ajustase a la estructura de poder. «Obedeced al

gobierno porque Dios lo ha puesto sobre ti», era la enseñanza favorita,

inspirada en Romanos 13:1. Al afirmar que se abstenían de la política, no

habían criticado a la dictadura de Somoza por suprimir a cristianos francos.

Más bien, habían condenado a las víctimas por «meterse en la política [de

Page 348: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

izquierda].» Ahora, insistían en su propio derecho para disentir, mientras

que seguían condenando a los hermanos pro-sandinistas por contaminar al

evangelio con la política. [312]

La respuesta de los conservadores al problema de la violencia también

tendía a ser inconsistente. Uno de sus principales argumentos contra la

teología de la liberación era que ésta condonaba el derramamiento de

sangre. «La llamamos una teología de la violencia», era una reacción típica.

Sin embargo, cuando la derecha religiosa promocionó a los contras como

«luchadores cristianos para la libertad», los conservadores que criticaban a

la teología de la liberación raramente se opusieron: algunos se unieron al

coro. Ahora tomemos el caso de Ríos Montt: mientras que los

conservadores condenaban al régimen sandinista por incendiar templos y

asesinar a pastores, ignoraban estos mismos hechos cuando acontecían

bajo el gobierno de un presidente evangélico.

«Existe más tortura en Guatemala que en Nicaragua todos los días»,

me dijo un anciano de Gospel Outreach –Alcance Evangélico– en Managua.

«Sé que preferiría ser llevado a prisión por uno de estos muchachos

sandinistas que por un soldado guatemalteco. Aquellos chicos en

Guatemala son algo... Nunca he conocido aquí a un cristiano que haya sido

torturado.»{155} Ostensiblemente alejados de la política, los conservadores

evangélicos terminaron apoyando a un sector de la derecha equivalente a lo

que decían rechazar en el cristianismo de izquierda, y a un régimen más

violento que aquel al que condenaban.

Se habían invertido las posiciones. Los disidentes se habían convertido

en partidarios de una nueva estructura de poder, y los partidarios de la

anterior estructura de poder se habían convertido en disidentes; y ninguna

de las dos partes estaba acostumbrada a su nuevo papel. Los cristianos de

izquierda utilizaban el lenguaje de la revolución para justificar conformidad,

y los cristianos de derecha utilizaban su antiguo lenguaje del escapismo

espiritual para justificar la disensión política.

Notas

{127} Comunicado de prensa de la Casa Blanca, 16 de abril de 1985, pág.

3. Newsweek, 29 de abril de 1985, pág. 10.

Page 349: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{128} «¡Al descubierto infame mentira de Reagan!» El Nuevo Diario, 16 de

junio de 1985, págs. 1, 7.

{129} Denuncia de Pedro Fiallos, «Nicaragua Hoy», suplemento de La

Nación (San José, Costa Rica), 27 de abril de 1985.

{130} Prudencio Baltodano, 14 de marzo de 1984, declaración en posesión

de la Comisión Permanente de Derechos Humanos, Managua.

{131} Dickey 1985: 94-95, 138-142, 190-194. Para un análisis sobre las

contradicciones en la reforma agraria sandinista, vérase Colburn 1986.

{132} «Nueva Guinea», Barricada, 5 de junio de 1982.

{133} Entrevista del autor, Costa Rica, julio de 1985.

{134} «Development Means Progress and Survival for People of Nueva

Guinea», Newsletter (CEPAD), June 1986, págs. 5-9.

{135} Entrevista del autor, Managua, agosto de 1985.

{136} Dodson y Montgomery 1982:172.

{137} «The Challenge to Democracy in Central America», Departmentos de

Estado y Defensa, junio de 1986, pág. 39.

{138} Johnstone 1982:288.

{139} National Council of Churches 1984:7.

{140} Las fuentes para estas cifras incluyen la entrevista de 1985 a un

pastor moravo, quien solicitó permanecer en el anonimato. Americas

Watch 1985:14, 53; Envío, junio de 1984, pág. 48; y el Consejo Nacional

de Iglesias (1984:8-9), cuyas cifras difieren ligeramente de las del pastor

moravo.

{141} Linde Rivera, entrevista a John Wilson, «La Iglesia Morava y los

misquitos», Amanecer, noviembre-diciembre de 1984, págs. 29-33.

{142} Margaret D. Wilde, «Moravian-Sandinista Dialogue», Christian

Century, 11 de mayo de 1983, págs. 458-459.

Page 350: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{143} Anthony Quainton, citado por Tom Minnery, «Why the Gospel Grows

in Socialist Nicaragua», Christianity Today, 8 de abril de 1983, págs. 34-

42.

{144} Stephen Sywulka, «Latin American Evangelicals Gear Up For

Overseas Missions», Christianity Today, 5 de octubre de 1984, págs. 94,

96.

{145} «Prison Ministry Celebrated», Newsletter (CEPAD), abril-mayo 1986,

pág. 4, y «Pardoned Prisoners Go Free to Construct New Lives,

Newsletter, julio de 1986, págs. 3-5.

{146} Holland 1981:121. «National Leaders, Churches Adjust to Political

Change», Pulse, noviembre de 1982, págs. 8-9. Prensa Evangélica,

«Instability in Nicaragua Not Hurting Church of God», Charisma,

noviembre de 1984, pág. 114.

{147} Beth Spring, «Tensions Between Church and State.»

{148} Ronald Sider, «Why Me Lord?» The Other Side, abril-mayo de 1985,

págs. 20-25.

{149} National Council of Churches 1984:4.

{150} Entrevista del autor, Managua, agosto de 1985.

{151} «Pese a grupos manipuladores, en Ciudad Sandino se han inscrito

1.650 en el SMP», El Nuevo Diario, 28 de octubre de 1983, y entrevistas

del autor, agosto de 1985.

{152} Entrevistas del autor, Managua, julio y agosto de 1985.

{153} Alaníz Pinell 1985:77-78.

{154} Conversación telefónica mantenida entre el autor y Roy Beck, United

Methodist Reporter, Dallas, 4 de diciembre de 1985.

{155} Entrevista del autor, Managua, 2 de agosto de 1985.

Page 351: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

←  nódulo 2002 • capítulo 8 • páginas 312-

317

 →

Estado de emergencia

Cuando salí de Nicaragua, en agosto de 1985, parecía que lo peor

había pasado, por lo menos en términos de las relaciones entre iglesia y

estado. En la costa atlántica, la jerarquía morava se encontraba ayudando a

los sandinistas a iniciar un proceso de autonomía para los grupos étnicos

de la región. Durante los años siguientes, muchos guerreros miskitos [313]

aceptaron una tregua, y la mayoría de los refugiados regresaron de

Honduras para reconstruir sus iglesias y comunidades. En Managua, los

sandinistas parecían estar aprendiendo a manejar a sus opositores

religiosos domésticos sin violencia. Las turbas eran un recuerdo y, como un

método de control, estaban siendo reemplazadas por los burócratas. Una

vez más, el CNPEN estaba negociando con el Frente Sandinista por su

personería jurídica. Aún el testimonio de evangélicos antisandinistas

contradecía el cuadro de persecución pintado por la derecha religiosa en los

Estados Unidos.

No obstante, la mejora gradual en las relaciones sandinistas-

evangélicas tenía sus reveses, del tipo que mantenía un pesimismo entre

los conservadores acerca de su futuro. El mes después de mi partida en

1985, por ejemplo, las celebraciones anuales del Día de la Biblia no

marcharon bien. El CNPEN realizó un avivamiento de una semana de

duración en Managua, aparentemente sin el permiso oficial. Según un

visitante que participó en el evento, las autoridades prohibieron la

publicidad, se rehusaron a permitir un desfile, prohibieron la entrada de

predicadores invitados en el aeropuerto, y permitieron que las turbas

molestasen a la multitud.{156}

Luego, en octubre, los sandinistas declararon un nuevo estado de

emergencia. Debido a que los contras estaban en retirada, el decreto no

respondía a una crisis militar. Más bien, se pretendía arrancar de raíz al

«frente interno», el intento de los contras por extender la guerra hacia

Page 352: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Managua.{157} Aquello, de acuerdo al manual de la CIA para los contras,

incluía la infiltración de instituciones con estructuras celulares de tres

personas, para encubrir a las «guerrillas cristianas». {158} De acuerdo a la

interpretación de los sandinistas, el «frente interno» consistía en las

estructuras eclesiásticas, sindicales, empresariales y políticas que se

resistían a ser absorbidas dentro de su propio sistema. {159}

Entre los cientos de disidentes llamados para interrogatorios se

encontraban los evangélicos conservadores de Managua –alrededor de

quince líderes del CNPEN, las Asambleas de Dios, la Fraternidad para la

Evangelización de los Niños, la Sociedad Bíblica de Nicaragua, y la

Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo–. Los sandinistas hicieron

alarde de las conexiones que sospechaban entre éstas y el Instituto sobre

Religión y Democracia (IRD). [314] Después de varios años de hacer

campaña contra los sandinistas, recordemos, este grupo de presión en

Washington publicó un llamado a los cristianos norteamericanos para que

cambiasen su apoyo financiero de CEPAD hacia el CNPEN. Pocos meses

después, uno de los más prominentes directores del IRD colaboró con una

campaña para solicitar fondos para los contras, una causa a la que se

unieron varios otros directores. Para los sandinistas, la política del IRD y su

posición en la red neo-conservadora de Washington eran prueba suficiente

para considerarlo un frente de la CIA. Por lo tanto, se sentían el derecho de

acusar a los oponentes evangélicos –particularmente al CNPEN– de ser

subsidiados por el mismo grupo de presión en Washington.

Como se comprobó más tarde, no hubo pruebas para este cargo. {160}

Aparentemente, los sandinistas habían hecho una analogía errada entre el

IRD y la Fundación Nacional para la Democracia (NED), una fundación del

gobierno estadounidense establecida bajo la administración de Reagan, la

cual reemplazaba a la CIA como la fuente de subsidios del periódico de

oposición La Prensa.{161} En realidad, sí existía una conexión entre el IRD y

la NED; ambos eran parte de la red de neoconservadores intelectuales que

ayudaron al Teniente Coronel Oliver North a dirigir una «estructura privada

de apoyo» a los contras, con la autorización de la Casa Blanca. {162}

No es difícil comprender la confusión de los sandinistas y el resultante

sufrimiento de los evangélicos bajo su gobierno. Una víctima de las

estrategias que emanaban desde Washington fue el director de la Cruzada

Estudiantil y Profesional para Cristo en Nicaragua, Jimmy Hassan. Los

problemas de Hassan con los sandinistas parecen haberse iniciado por el

Page 353: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

perfil político de su organización en los Estados Unidos. Luego se

agudizaron por sus quejas a los obstáculos burocráticos para la campaña

de Mottesi en 1984, lo que lo convirtió en un sospechoso (aunque

ciertamente no comprobado) agente de la CIA. Las citaciones al Ministerio

de Justicia, así como las incursiones de los agentes de seguridad a su

humilde oficina, se convirtieron en hechos regulares. En noviembre de

1984, después de que amenazas de Washington provocaron el temor de

una invasión, se le negó la visa de salida para asistir a una conferencia

evangélica en los Estados Unidos. Al mes siguiente, [315] los agentes de

seguridad arrestaron a su cuñado, lo golpearon, y trataron de presionar a la

hermana de Hassan para que lo denunciara por mantener actividades

contrarrevolucionarias.{163}

Cuando hablé con Hassan en julio y agosto de 1985, éste pensaba que

los días para los evangélicos conservadores como él estaban contados. Al

igual que sus colegas, podía relatar muchos incidentes para demostrar que

los sandinistas estaban absorbiendo a la iglesia en una forma sutil e

inexorable. Pero él trataba de mantener la situación en perspectiva. «En

cierto sentido, tienen razones para sospechar de mí», admitió sobre la

política de Bill Bright, el fundador de Cruzada Estudiantil. «Aquí en

Managua», dijo, «existen muy pocos casos en los que los sandinistas han

utilizado la violencia a partir de 1984. Cuando ocurre, apelamos a través de

canales legales y ésta se detiene. En cambio, ellos utilizan mecanismos

legales como la División de Asociaciones Civiles.»

Sin embargo, el estado de emergencia fue demasiado para Hassan.

Una mañana muy temprano, un pelotón de fuerzas de seguridad lo arrestó

en su casa por cargos vagos. En el Ministerio del Interior, dice que se le

enseñó a sus empleados jóvenes, desnudos en celdas de interrogación.

Para hacerlo confesar que era un agente de la CIA, según Hassan, un

interrogador puso una pistola en su cabeza y tiró del gatillo en una cámara

vacía.{164} En la primera oportunidad, llevó a su familia a México. Luego fue

a los Estados Unidos para denunciar a los sandinistas por perseguir a

cristianos. Aunque él mismo no hizo un llamado a favor de los contras, la

Cadena Cristiana de Difusión y otras organizaciones de la derecha religiosa

utilizaron su testimonio para agitar precisamente ese punto. {165} Desde hace

tiempo, la derecha religiosa no tenía pruebas frescas de la persecución

religiosa en Nicaragua, por lo que utilizaron al testimonio de Hassan para

dar un nuevo impulso a su campaña contra los sandinistas.

Page 354: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

El interrogatorio de Hassan, como el de los otros detenidos, tuvo lugar

en El Chipote, la siniestra fortaleza construida por la dictadura de Somoza

en una colina sobre Managua. Bajo el antiguo régimen, había sido utilizada

como un centro de tortura. Estos interrogatorios no utilizaban la tortura, por

lo menos de la clase que deja marcas físicas, pero [316] algunos

protestantes que simpatizaban con los sandinistas –entre ellos CEPAD y los

obispos Metodistas Unidos en los Estados Unidos– fueron rápidos en

expresar su preocupación por el trato que se daba a los prisioneros. {166}

«¿Por qué hicimos esto?» preguntó el Comandante Omar Cabezas.

«Porque tenemos derecho a una defensa. Debe estar claro que no

renunciaremos a nuestro derecho para defendernos. Nos defenderemos de

los aviones que el gobierno de los Estados Unidos ha estado entregando a

los contrarrevolucionarios. Nos defenderemos de toda ayuda que el

gobierno de los Estados Unidos ha estado dando a los

contrarrevolucionarios. Igualmente, nos defenderemos de todas las

conspiraciones que la iglesia... y los institutos de los Estados Unidos

especializados en esta clase de cosas, incluyendo el Instituto sobre

Religión y Democracia, están llevando a cabo en Nicaragua. Nos

defenderemos de este instituto. Nos defenderemos del daño que el

Congreso de los Estados Unidos nos ha hecho al aprobar aviones,

camiones y equipo de comunicación para que puedan matarnos aquí en

nuestra propia tierra, matarnos, a quienes no les hemos hecho nada... Nos

defenderemos con todos los medios porque este es nuestro hogar, y nos

están atacando desde afuera por todos estos planes.» {167}

Mientras tanto, una noche y en un barrio de Managua, el eco de un

canto flotaba a través de la suave brisa nocturna. Una vez, lo seguí calle

abajo hasta una iglesia pentecostal, una estructura nueva entre un

vecindario de casas humildes y un barrio de clase media. En agosto de

1983, el pastor había realizado reuniones al aire libre en otro barrio, sobre

un terreno en el que planeaba construir una iglesia. Noche tras noche de

altoparlantes provocaron las acostumbradas quejas sobre la bulla; también

parecía que existían desacuerdos sobre a quién pertenecía el terreno, con

el Comité de Defensa Sandinista que quería utilizarlo para más vivienda.

Una noche, de acuerdo a los miembros de la iglesia, una turba de jóvenes

de fuera del barrio irrumpieron en el culto, acabaron con él, y robaron el

equipo de sonido. También arrastraron al pastor a una distancia, lo

golpearon, apuntaron una pistola a su cabeza, y lo lanzaron en un canal.

Page 355: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Aún los vecinos que se habían quejado pensaron que esto había ido

demasiado lejos, e hicieron lo que pudieron para impedir más

derramamiento de sangre. [317] Esa misma noche, el CDS construyó un

rancho sobre el terreno y lo reclamó para el pueblo.

Cuando el pastor se recuperó –se dice que, después de untar sus

heridas con aceite y orar por él, éstas se curaron sin dejar cicatrices– fue a

CEPAD, el cual arregló un diálogo para componer las cosas. De acuerdo a

una versión sandinista, un comandante estaba allí, y los líderes católicos

del CDS abrazaron a los evangélicos en medio de lágrimas. De acuerdo a

otra versión, no había ningún comandante y a los evangélicos no se les

devolvió su terreno. Después de un tiempo, CEPAD pudo arreglar un nuevo

sitio para la congregación. Ahora atraía a más de cien personas, en su

mayoría madres jóvenes con sus hijos, cada noche de la semana.

La mayoría de los feligreses parecían ser del vecindario humilde

cercano, en donde los sandinistas habían ayudado a la gente a reemplazar

sus chozas con estructuras más sustanciales, las cuales podían expanderse

en casas verdaderas. Desafortunadamente, la inflación había arruinado su

poder adquisitivo, y tenían menos para comer que antes. Cuando se

desgastaban los zapatos, era mucho más difícil comprar un nuevo par. Y

ahora existían más chozas hacia los extremos, construidas por parejas

adolescentes que empezaban por su cuenta, así como también por

refugiados de la guerra y de la crisis agrícola. Existían setenta iglesias más

de esta denominación en el sector rural, me dijeron los miembros, y éstas

habían sufrido. Tal vez cuatro congregaciones se habían desintegrado por

la guerra. Algunos hermanos se encontraban en campos de reubicación.

Hubo pastores y diáconos que habían sido detenidos, y unos pocos todavía

estaban en la cárcel. Pero aquí se encontraban, en un nuevo y bonito

templo, sin haber sufrido enfrentamientos físicos con las autoridades

durante casi dos años. No sabían lo que ocurriría después. «Si deseas el

crecimiento evangélico», me dijo un misionero, «deja todo en manos de los

comunistas.»{168}

Notas

{156} Véase también «Interrogados y vejados: pastores evangélicos

llevados a Chipote», La Prensa, 5 de noviembre de 1985.

Page 356: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{157} Sam Dillon, «People's Courts Take on Contras», The Miami Herald,

27 de diciembre de 1985, págs. 1, 4.

{158} Tayacán 1984: 30, 34.

{159} Ambrose Evans-Pritchard, «How the Poorest Feel the Most Betrayed

by the Sandinistas», Sacramento Bee, 23 de febrero de 1986, pág. C6.

{160} Radio Sandino (Managua), 28 de noviembre de 1985, traducido y

publicado por Foreign Broadcast Information Service, 6 de diciembre de

1985, págs. P9-15. «Pastors Implicated in Illegal Acts», Barricada

Internaciónal, 5 de diciembre de 1985, pág. 3. Roy Howard Beck,

«Nicaraguan Pastors Accused of U.S. Connections», National Christian

Reporter (Dallas), 13 de diciembre de 1985, pág. 1. Paul Goepfert,

«Nicaraguan Emergency Isn't Obvious.»

{161} Analogía errada: Foreign Broadcast Information Service, 6 de

diciembre de 1985, págs. P14-15, citando a Barricada, 1º de diciembre de

1985, pág. 5. Subsidios de la CIA: «Nicaraguan Internal Opposition

Receives U.S. Funds», Washington Report on the Hemisphere (Council

on Hemispheric Affairs), 16 de marzo de 1988, pág. 5.

{162} Eric Alterman, «For the Contras, After a Fashion», Harper's Magazine,

agosto de 1986, págs. 66-7. Barry et al 1986:58. Joel Brinkley, «Iran

Sales Linked to Wide Program of Covert Policies», New York Times, 15

de febrero de 1987, págs. 1, 8.

{163} «Campus Crusade Runs Into Nicaraguan Opposition», Missionary

News Service, 1º de agosto de 1984. Comisión Permanente de Derechos

Humanos (Managua), casos 84-11-080 y 84-12-029.

{164} Institute on Religion and Democracy 1986.

{165} The Standard (CBN University, Virginia Beach, Virginia), edición

especial reimpresa para la convención de febrero de 1986 de los

Difusores Religiosos Nacionales.

{166} Roy Howard Beck, «Bishops Voice 'Strong Objections' to Reported

Nicaraguan Repression», National Christian Reporter, 22 de noviembre

de 1985, pág. 3. Para una crítica al sistema de seguridad sandinista,

véase Amnistía Internacional 1986.

Page 357: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{167} Radio Sandino, 20 de noviembre de 1985.

{168} Entrevista del autor a John Kessler, San José, Costa Rica, 13 de julio

de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 319-

326

 →

Visión Mundial en el Ecuador

A 3.300 metros de altitud, el pequeño pueblo de Pilahuín se acurrucaba

bajo una nube, en un frío y ventoso hombro de los Andes, sobre la moderna

ciudad de Ambato. Apartado y abandonado, se veía como muchos otros

pequeños poblados en la sierra ecuatoriana, necesitado de pintura, y

desmoronándose lentamente como lo hace el adobe. Pero aunque el tiempo

parecía haberse detenido una generación atrás en Pilahuín, las aldeas de

los indígenas quichuas a su alrededor no habían sido olvidadas. Estos

campesinos se encontraban en la mira de Visión Mundial, la agencia

evangélica de desarrollo más grande del mundo, lo cual no era del agrado

de la Iglesia Católica.

«Hace diez años», me dijo el párroco Jesús Tamayo, «el evangelismo

aquí predicaba la Biblia, nada más que moralismo. De pronto, en un

arranque de entusiasmo por la responsabilidad social, los evangélicos

cambiaron su rumbo, y comenzaron a repartir grandes cantidades de

dinero. Ahora, Visión Mundial es el problema más serio que se da a nivel

del desarrollo campesino. Minimizan el esfuerzo y la reflexión de la gente,

destruyendo la organización popular. Los evangélicos dicen a nuestra gente

que son estúpidos porque están haciendo algo a cambio de nada. Entra la

mentalidad de que quien exige esfuerzo es enemigo de la comunidad. De

sacar todo el dinero que pueden. De oportunismo. Del aprovecho. Con esa

entrega de dinero tan fácil, se regó la idea de que no se deben pagar los

préstamos.» Los préstamos que Tamayo había extendido para los tractores

eran irrecuperables ahora, en parte debido a los generosos términos de

Visión Mundial. «Es imposible que Visión Mundial continúe con esta política

Page 358: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de entrega, entrega, entrega», concluyó Tamayo, «porque una vez que

disminuyen las entregas, la gente pierde interés.» {1} [320]

En la aldea de Pallaloma existía un templo evangélico nuevo y una

escuela nueva, esta última aún sin terminar. Los progresos más visibles

eran extrañas cajas de cemento esparcidas a cierta distancia detrás de

cada casa. Eran letrinas nuevas, una señal de que ésta era una comunidad

de Visión Mundial. Curiosamente, no existía un pastor evangélico en

Pallaloma. El pastor allí se había iniciado como un catequista católico,

trabajando con el Padre Tamayo, pero luego se cambió de bando y fue

contratado por Visión Mundial como coordinador de la comunidad. Hasta

que surgió un problema. ¿Qué pasaba con el dinero? Un día, Pallaloma

envió a Visión Mundial una solicitud pidiéndole que se fuera. En cuanto a

Visión Mundial –a la que no le gustaba ser categorizada como evangélica–

no pretendía financiar la construcción del nuevo templo. Allí estaba, un

símbolo vergonzoso de la orientación teológica de Visión Mundial. Ahora no

existía ningún pastor porque Visión Mundial, en su intento por reforzar el

testimonio cristiano en Pallaloma, lo había forzado a renunciar por un

faltante de quinientos dólares.{2}

También se había pedido a Visión Mundial que saliera de la comunidad

vecina de Mulanleo. Entre las explicaciones para este hecho, se decía se

había sido ofendido a Mulanleo por las fotografías que se tomaban a sus

hijos para conseguir fondos en los Estados Unidos. De acuerdo a una

segunda versión, cuando el Padre Tamayo supo que Mulanleo había

aceptado el dinero de Visión Mundial para un proyecto de agua, les

persuadió para que lo devolvieran. Una tercera versión dice que el

sacerdote estuvo a punto de perder la comunidad luego de suspender los

sacramentos a aquellos con una posición religiosa ambigua. Algunos de los

ancianos tenían miedo de ir al infierno, pero algunos de los jóvenes estaban

a punto de buscar sus sacramentos en otro lugar. Afortunadamente, otra

agencia de desarrollo vino al rescate, ofreciendo financiar proyectos

compensatorios. «Visión Mundial no nos va a engañar», dijo un líder de

Mulanleo. «somos católicos hasta la muerte.» {3}

A juzgar por tales incidentes, Visión Mundial era el ejemplo perfecto de

una agencia norteamericana adinerada que trataba de comprar la lealtad de

los pobres. Debido a que la contabilidad no era una técnica altamente

desarrollada en las comunidades campesinas, era muy probable que esta

clase de generosidad dejara como consecuencia muchas riñas. Pocos años

Page 359: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

después de la llegada de Visión Mundial al Ecuador, [321] a finales de los

años setenta, ésta fue acusada de provocar o empeorar conflictos en más

de una docena de comunidades indígenas. Indicios de lo mismo parecían

estar surgiendo en muchos otros lugares. El lado bueno de Visión Mundial,

decía un habitante de Yantzapután, era que entregaba dinero a la gente

pobre. El lado malo, afirmaba, era que los enfrentamientos por dinero

estaban destruyendo a su comunidad.{4}

Muchos ecuatorianos empezaron a sospechar que la retórica

humanitaria de Visión Mundial escondía un plan para dividir a las

comunidades campesinas y acabar con sus organizaciones políticas. ¿Por

qué otra razón estaría tan interesada en los quichuas, una oprimida

nacionalidad andina que surgió del Imperio Inca y que todavía cuenta con

millones de gente desde el Ecuador hasta Bolivia? ¿No se había oído de

Visión Mundial con anterioridad, en las noticias de los refugiados

salvadoreños en Honduras? Allí había sido acusada de entregar a los

refugiados a las fuerzas de seguridad para que los matasen, como una

especie de Poncio Pilato. La organización católica de derechos humanos,

Pax Christi, acusó a Visión Mundial de ser el «Caballo de Troya» de la

política exterior estadounidense.{5} En nombre de este frente de la CIA,

escribió un periodista, el fundamentalismo norteamericano se enfrentaba

con la teología de la liberación.{6}

Irónicamente, para muchos evangélicos Visión Mundial era un ejemplo

sobresaliente de la nueva ola en el trabajo misionero: el compromiso social.

Los ministerios evangélicos de auxilio no eran enteramente nuevos: unos se

remontaban a las dislocaciones masivas de las dos guerras mundiales, con

un auge adicional por la industria de huérfanos durante la Guerra de Corea.

En el presente, sin embargo, ayudar a las víctimas de las guerras y

desastres estaba de moda como nunca antes. También existía una ola de

entusiasmo por los programas de desarrollo, como si los evangélicos

estuvieran resucitando las extinguidas esperanzas liberales de las décadas

de 1960 y 1970. Auxilio y desarrollo se habían convertido en un sector de

crecimiento en las misiones, mientras que un auge de apoyo financiero

ayudaba a agencias como Visión Mundial a apartarse de antiguos dogmas

fundamentalistas.

Es importante recordar que si los misioneros no infunden la doctrina en

la gente a la que ayudan, los fundamentalistas los acusan de caer [322] en

el «evangelio social», es decir, de colocar los intereses mundanos sobre los

Page 360: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

espirituales. Una agencia de patrocinio de la niñez, Compasión

Internacional, ejemplificó el método fundamentalista. Trabajaba únicamente

a través de evangélicos, e insistía en el entrenamiento bíblico en las

escuelas a las que apoyaba –no hay enseñanza de la Biblia, no hay

financiamiento–. El condicionar la ayuda de tal forma, sin embargo,

produciría cristianos «de arroz», como sucedió en las misiones cristianas en

tiempo de hambruna en China. Es decir, solo producía neófitos cuyo

principal interés en la nueva religión era seguir recibiendo las donaciones.

Haití era un caso extremo de esta clase de manipulación mutua: de

acuerdo a un obrero de los Bautistas del Sur, algunas de las más de

cuatrocientas misiones en el país eran fraudes completos. El había visto

cada truco imaginable, hasta la organización de orfelinatos falsos para

gratificar a los donantes estadounidenses en sus visitas. Aún las misiones

genuinas habían convertido a las iglesias de Haití en dependientes de

subsidios, que los cristianos demandaban a cambio de prestar

colaboración.{7}

«Con frecuencia, muchos haitianos se me acercaban pensando que era

misionero», reportaba el antropólogo Frederick Conway. «A menudo, decían

que eran hermanos protestantes y por ello demandaban dinero. O me

regañaban por tacaño, preguntándome que cómo esperaba que la gente se

uniera a mi iglesia si no les daba nada... Asumían que yo [al igual que un

misionero local] 'necesitaba' una misión y que estaría dispuesto a pagar por

ésta.»{8}

Las donaciones parecían funcionar bajo una dictadura anticuada como

el régimen de Duvalier. Pero dejaban de hacerlo cuando los revolucionarios

tomaban el poder. Así aprendió Larry Jones, un evangelista de Oklahoma y

jefe de un grupo llamado Alimentar a los Niños. En avivamientos

planificados para Nicaragua en abril de 1985, Jones pensaba distribuir kilos

de arroz y frijoles a todos los asistentes, junto con un Nuevo Testamento y

un traje para cada pastor. Pero los sandinistas decidieron que favorecer a

los evangélicos con tales ayudas no era aceptable en su revolución.

Confiscaron el material de Jones, lo entregaron a las víctimas de la guerra,

restringieron sus reuniones y, cuando prometió [323] regresar a Nicaragua

para realizar más reuniones, fue devuelto desde el aeropuerto. {9}

Especialmente en América Central, hablar sobre responder a las

necesidades sociales podía ser una excusa para establecer las

Page 361: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

asociaciones más crudas entre la repartición de ayuda muy necesitada,

reforzar las imágenes del norteamericano como benefactor, y presionar por

la conversión. Incluso los promotores más flagrantes de la dependencia

sostenían que estaban promocionando la autosuficiencia, y nadie admitía

que se presionaba a los receptores. Los dispensadores más ingenuos (o

más manipulativos, dependiendo de su punto de vista) de donaciones

resultaron ser carismáticos. Recientemente llegados de los Estados Unidos,

estaban tratando de construir un ministerio, es decir, de conseguir clientela.

Desafortunadamente, gran parte del espectro evangélico podía ser acusado

de dicho comportamiento en una que otra ocasión.

Existían varias razones por las que era difícil dejar atrás el

«cristianismo de arroz». En primer lugar, debido a la desconfianza de los

evangélicos hacia el activismo para cambiar las estructuras sociales, la más

probable interpretación de «responsabilidad social» era en términos de

caridad para los necesitados. En segundo lugar, entre las poblaciones

desconfiadas, aún una agencia relativamente sofisticada como Visión

Mundial sentía la necesidad de utilizar las donaciones para abrirse una

puerta. En tercer lugar, aunque algunas misiones lo negaban, los proyectos

evangélicos de desarrollo típicamente tenían el propósito de atraer neófitos.

Después de todo, ésta era la única base sobre la cual la mayoría de las

agencias podían solicitar donaciones de su público evangélico en los

Estados Unidos. Por consiguiente, las agencias evangélicas tendían a

reproducir las ecuaciones entre donaciones y evangelismo, a pesar de las

afirmaciones de haberlas trascendido.{10}

De todas maneras, los grupos como Visión Mundial querían ir más allá

de la entrega de pastillas, inyecciones y vestimenta, a través de programas

de desarrollo a largo plazo, que eludían asociaciones estrechas con

asistencia a cultos evangélicos. Otras organizaciones en la misma línea

incluían a World Concern (Preocupación Mundial), MAP (Programas de

Ayuda Médica) Internacional, Food for the Hungry (Comida para los

Hambrientos) y Auxilio Mundial de la Asociación Nacional de Evangélicos.

[324] En una u otra forma, cada una de estas agencias tomaba parte en las

autocríticas de la más amplia comunidad de desarrollo. Un modelo de

pensamiento progresista –tan progresista que fácilmente podía olvidarse de

sus credenciales evangélicas– era el Comité Central Menonita (MCC). Un

consorcio de diecisiete denominaciones menonitas y de los Hermanos en

Page 362: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Cristo, el MCC se remontaba a 1920, lo que lo convertía en la agencia de

auxilio evangélico más antigua y de mayor experiencia.

Esta era una nueva clase de evangelismo protestante, al que los

fundamentalistas consideraban como sospechosamente liberal. A pesar de

estar sujeto a todas las debilidades de la limosna paraeclesial, rompió con

el molde pesimista y premilenarista de las misiones fundamentalistas, al

estimular a los evangélicos latinoamericanos a adoptar un papel activo para

mejorar sus comunidades. Como una fuente alternativa de patrocinio,

desafió a las estructuras existentes de misión-iglesia. Basándose en nuevas

formas de ayuda financiera –en El Salvador, Visión Mundial sostenía que su

presupuesto anual de 2 millones de dólares le ayudaba a mantener nexos

con el 80% de las denominaciones del país {11}– las agencias evangélicas de

desarrollo estimulaban a las iglesias a consolidar su crecimiento al

responder a la crisis económica de sus miembros. {12} A pesar de que dichos

grupos insistían en que siempre trabajaban «en el nombre de Cristo», su

intento por evitar el paternalismo aflojó los lazos entre auxilio y

evangelismo.

Para los latinoamericanos que desconfiaban de los norteamericanos

que traían regalos, un método más sofisticado sugería una forma más

sofisticada de penetración. Estas agencias de financiamiento podían

parecer omnipresentes y al mismo tiempo intangibles, al trabajar como lo

hacían, a través de una multitud de organismos evangélicos locales. Su uso

del lenguaje de auto-ayuda, autonomía, incluso liberación, parecía ser un

intento por confundir a los pobres y por absorber al cristianismo radical. Era

fácil establecer comparaciones con la intervención norteamericana en el

sureste de Asia. Un incidente fue el intento realizado por Food for the

Hungry por reestablecer a los refugiados Hmong en Bolivia. Para alarma de

las organizaciones nativas, de la Iglesia Católica y de la izquierda boliviana,

los Hmong habían peleado por la CIA en Laos. {13} [325]

Una causa particular de sospecha era la presencia de fondos y

alimentos proporcionados por la Agencia de los Estados Unidos para el

Desarrollo Internacional (USAID). Desde el punto de vista de USAID, las

misiones religiosas eran más efectivas en llegar a las bases, tenían una

postura menos política y lograban más por dólar que los programas

oficiales, todo debido a su naturaleza voluntaria. {14} Tales «organizaciones

voluntarias privadas» (PVOs) conocían el terreno en el que trabajaban;

tenían un público que podían traer al programa en lugar de empezar desde

Page 363: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

el principio; y estaban acostumbradas a pensar en pequeña escala, lo que

tenía mejor posibilidad de responder a las necesidades de la gente. Debido

a que generalmente planificaban permanecer en los alrededores, sabían

que deberían enfrentar las consecuencias de sus errores.

Se necesita poca imaginación para preguntarse si los subsidios de

USAID estaban siendo utilizados para manipular a las PVOs. Al ser una

agencia del Departamento de Estado, el personal de USAID pertenecía al

servicio exterior y, en algunas ocasiones y lugares, contaba también con

oficiales de la CIA.{15} Además, lo que USAID quería financiar –

microempresas y productos de exportación– influía sobre las prioridades de

las agencias privadas.{16} Como grupo, sin embargo, las misiones

evangélicas parecían recibir una fracción relativamente pequeña de las

asignaciones de USAID. Los 31 millones de dólares que la agencia entregó

a ocho PVOs evangélicas en 1983-1984 se vieron empequeñecidos por los

264 millones que entregó a Caritas de la Iglesia Católica, lo cual constituía

el 77 por ciento del presupuesto total de 342 millones de ésta última. {*} [326]

El ingreso de Visión Mundial era mayor que el de todas las otras

agencias evangélicas de desarrollo juntas, y era un caso particularmente

contradictorio. A pesar de ser acusada de imperialismo en Honduras y en

Ecuador, solamente un puñado de los miles de empleados y coordinadores

locales en América Latina eran norteamericanos. En el Ecuador, los

agentes pastorales de la Iglesia Católica la consideraban como una

amenaza. Irónicamente, también era objeto de mucha queja por parte de los

evangélicos, por causar estragos en sus iglesias. Una de las mayores

alarmas sobre Visión Mundial ocurrió en Chimborazo, una provincia de la

sierra ya cargada de tensiones religiosas.

Notas

{*} Entre las PVOs evangélicas, las agencias más dependientes de USAID

eran la Agencia Adventista de Desarrollo y Auxilio, la cual recibía el 67

por ciento de su presupuesto para ese año ($14,5 millones) de USAID, y

la Oficina de Servicio Mundial del Ejército de Salvación, la cual recibía el

44 por ciento ($3,1 millones de $7,1 millones). Auxilio Mundial obtenía el

25 por ciento de su presupuesto para 1983-1984 de USAID ($3,1 millones

de $12,5 millones), Food for the Hungry el 9 por ciento ($0,9 millones de

$10 millones), y Visión Mundial un 6 por ciento ($9,4 millones de

aproximadamente $150 millones). Otras PVOs evangélicas incluyendo

Page 364: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

MAP Internacional, el Comité Central Menonita, y el Instituto Lingüístico

de Verano, recibían el 1 por ciento o menos de su presupuesto de USAID.

World Concern y Vecinos Mundiales no recibían nada («Voluntary Foreign

Programs 1983-1984», U.S. Agency for International Development,

suplementado por la estimación del autor para Visión Mundial).

{1} Entrevista del autor, Centro Indígena de Atocha, Ambato, 27 de mayo de

1985.

{2} Entrevistas del autor, Pallaloma, 9 de junio de 1985.

{3} Entrevista del autor, Mulanleo, 9 de junio de 1985.

{4} Entrevista del autor, Centro Indígena de Atocha, Ambato, 27 de mayo de

1985.

{5} «Human Rights Reports of the Mission: Honduras, Salvadorian

Refugees», Pax Christi International, octubre de 1981.

{6} Frank Viviano, Pacific News Service, «CIA Church Group in Honduras»,

Guardian (Nueva York), 26 de agosto de 1981, pág. 13.

{7} Mike Creswell, «Some Haitian 'Ministries' Don't Exist», Commission,

agosto de 1982, págs. 24-27, 30, 64.

{8} Frederick Conway, «Pentecostalism in Haiti», en Glazier 1980: 20-21.

{9} Entrevistas del autor, Managua, julio-agosto de 1985; Boletín de Noticias

(Embajada de los Estados Unidos, Managua) 21 de mayo de 1985; y

Charisma, noviembre de 1985, pág. 94.

{10} Para acusaciones de que Visión Mundial en Honduras y Guatemala ha

continuado condicionando la ayuda a la submisión a la instrucción

evangélica, véase Resource Center 1988a: 55-56 y 1988b: 49.

{11} Resource Center 1988c: 40.

{12} Cf. Resource Center 1988a: 7.

{13} Jeff Stein, «CIA's 'Secret Army' Moves from Thailand to Bolivia»,

Latinamerica Press, 21 de diciembre de 1978, págs. 7-8.

Page 365: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{14} Bolling y Smith 1982: 189-191.

{15} George Cotter, «Spies, Strings and Missionaries», Christian Century,

25 de marzo de 1981, págs. 321-324.

{16} Para un análisis sobre este asunto en América Central, véanse los

directorios de Resource Center en la bibliografía.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 326-

330

 →

El auge protestante en Chimborazo

Para los hombres y mujeres consagrados de la Unión Misionera

Evangélica (GMU), Chimborazo constituía un verdadero Getsemaní. No sólo

porque los campesinos quichuas los asaltaban ocasionalmente. Peor aún

era el preguntarse por qué el Señor los había llevado hacia un sitio tan

estéril espiritualmente.{17} Para bautizar al primer indígena converso en la

provincia, la Unión Misionera Evangélica necesitó de cincuenta y dos años.{18}

La razón para la larga espera de GMU fue que, por lo que se podía ver,

los quichuas de Chimborazo pertenecían a los dueños de las haciendas y a

la Iglesia Católica. Cuando las haciendas cambiaban de manos, también lo

hacían sus siervos indios, sujetos a la propiedad por deudas sin fin. Junto

con el tributo que los quichuas entregaban al sacerdote y al terrateniente,

se encontraba la creencia de que los animales, las cosechas y las vidas

dependían de la propiciación de la comunidad entera a «los santos», dioses

nativos a los que se ponía un nombre cristiano y bautizaba en una sistema

sincrético tradicional. Si cualquier familia negaba sus obligaciones para con

los santos, el bienestar de toda la comunidad corría peligro. Cuando un

hombre sucumbía a las tentaciones del protestantismo, una multitud de

familiares y vecinos enseguida lo confrontaban por su error.

Incluso después de que este sistema tributario comenzó a

resquebrajarse, a través de una reforma agraria parcial durante los años

Page 366: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sesenta, el futuro todavía parecía pertenecer a la Iglesia Católica. [327]

Chimborazo no sólo era una provincia profundamente católica, sino también

la diócesis de Monseñor Leonidas Proaño, el «obispo de los indios», un

símbolo de justicia para la casta racial inferior del país. Por haber liderado

un movimiento de derechos civiles similar al de Martin Luther King en los

Estados Unidos, el clero de Proaño fue golpeado y encarcelado y él mismo

fue acusado de comunista. En 1976, se convirtió en un héroe internacional

cuando las autoridades irrumpieron en un retiro que él se encontraba

presidiendo y detuvieron a diecisiete prelados. {19}

Sin embargo, el futuro del Chimborazo no pertenecía a la Iglesia

Católica, ni siquiera a la iglesia progresista y sufrida de Monseñor Proaño.

En parte a través de sus reformas, Chimborazo se convirtió en la provincia

más protestante de la sierra ecuatoriana. En 1976, los misioneros

evangélicos sostenían abarcar un 10 por ciento de sus doscientos mil

quichuas.{20} Diez años más tarde, los pastores quichuas decían estar

sirviendo a unas cincuenta mil personas; los oponentes católicos les

acreditaban un 30 por ciento de la población indígena; y un censo

evangélico de Visión Mundial reclamaba aún más. {21} A pesar de que las

últimas cifras podrían ser exageradas, ningún otro agente externo, tal vez ni

siquiera el obispo de la diócesis de Riobamba, podía afirmar haber causado

tal impacto en las comunidades quichuas. {22}

Para comprender lo ocurrido, dirijámonos al área alrededor de la

estación de la Unión Misionera Evangélica en la Laguna de Colta. Antes de

que el espíritu del evangelismo se posesionara de las aldeas de adobe y

paja que rodeaban a esta fría y pantanosa laguna, a más de 3.000 metros,

era común encontrar a gran parte de la población en estado de intoxicación

etílica. Los domingos, la carretera Panamericana que pasa junto a la laguna

se encontraba llena de borrachos, tanto mujeres como hombres, que se

tambaleaban a su regreso del mercado y se desplomaban en el camino. {23}

El consumo del licor de caña parecía acompañar a cada ocasión social y

también a muchas que no lo eran. Durante las borracheras, los quichuas

que en otras ocasiones parecían lentos y sumisos, insultaban a sus amos y

explotaban en orgullo. Luego, a medida que los dolores de cabeza se

posesionaban de ellos, reñían entre sí de forma brutal. Las fiestas, escribió

Donald Dilworth, de GMU, proporcionaban una revolución ilusoria que

impedía a los quichuas explotar en una verdadera. {24} [328]

Page 367: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

En 1965, un equipo de la Universidad de Cornell visitó Colta para

USAID. Los investigadores descubrieron que los indígenas todavía se

arrodillaban para besar la mano de su patrón blanco, doblando una esquina

de su poncho sobre la piel del patrón para evitar tocarla con sus labios.

Aparentemente, los norteamericanos revelaron sus sentimientos hacia los

métodos empleados por los cantineros y terratenientes puesto que,

temerosos de la ruina financiera, estos últimos informaron a los recelosos

quichuas que los gringos estaban planeando robar a sus hijos. El equipo de

Cornell informó que, generalmente, a los quichuas no les interesaba el

desarrollo. Tenían tanto desinterés que algunos amenazaron con quemar

vivos a los integrantes del equipo de Cornell.

Los investigadores concluyeron que, para soportar los insultos y las

intimidaciones, un proyecto de desarrollo alrededor de Colta requeriría de

un personal con una dedicación casi misionera. Ese mismo año, los

misioneros en la estación de GMU en Majipamba se sintieron obligados a

solicitar al ejército que protegiera a los pocos conversos que se

encontraban al otro lado de la laguna, en San Antonio. Los católicos habían

culpado a los protestantes por una sequía y les lanzaban piedras, mientras

se preparaban para un bautismo en la laguna. Después de que los neófitos

escaparon a la misión GMU, el ejército llegó y arrastró a veinte católicos a

sus barracas y los golpeó. La siguiente vez que los protestantes escaparon

a la misión y que el ejército llegó, gran parte del poblado se dirigió hacia los

cerros.{25}

El equipo de Cornell pensaba que un punto favorable era que algunos

hombres de Colta deambulaban por distintos lugares como pequeños

comerciantes. Estos traían de vuelta ideas que algún día florecerían en

desarrollo para la comunidad. De acuerdo a un investigador más reciente,

Bernard Gellner, los primeros años de la década de 1960 fueron una época

de agitación en Colta. Para adelantarse a la reforma agraria, los dueños de

haciendas vendieron parcelas a los quichuas. Con tantos compradores ya

trabajando bajo los requisitos financieros de la pequeña empresa, sus

adquisiciones de tierra aumentaron la presión por evadir las costosas

obligaciones del catolicismo tradicional. {26} Como lo señaló Dilworth de la

GMU, si la pobreza pudiese «ser medida por el número y la duración de las

fiestas»,{27} entonces Colta se encontraba al borde de la rebelión. Aún así,

¿quién habría pensado que las comunidades a orillas [329] del lago iban a

Page 368: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

ser tomadas por una religión de renacidos? Ciertamente, esto tomó a los

misioneros por sorpresa, y habría sido difícil preveer la transformación.

Tan sólo veinte años después de la visita del equipo de Cornell, Colta

parecía más bien ser un prometedor barrio de ciudad que una población

quichua. Las chozas de adobe y de paja de los antiguos habían casi

desaparecido detrás de una pared de casas blancas y modernas, muchas

de ellas de dos pisos, formando un círculo alrededor de la mitad del lago.

La cooperativa Ñuca Llacta mantenía una impresionante flota de buses,

camionetas y otros vehículos a motor, la mayoría de ellos pertenecientes a

los evangélicos. Puesto que las principales fuentes de prosperidad de Colta

eran los comerciantes itinerantes y otros trabajadores emigrantes, el pueblo

estaba sujeto a los típicos rumores de participación en el tráfico de drogas:

un asesinato aquí, fulano en prisión allá. En un pueblo que solía ser

invadido por el ejército para proteger a los evangélicos de los católicos,

ahora se podía escuchar un altoparlante anunciando el próximo estudio

bíblico.

Alrededor de Colta, la mayoría de quichuas se convirtieron al

protestantismo, arruinando a los cantineros y acabando con la Iglesia

Católica como una presencia significativa. {28} Las iglesias de GMU brotaron

a lo largo del territorio de Chimborazo. Los misionólogos evangélicos

alababan al movimiento como un modelo de evangelizar a través de la

cultura: fue uno de los primeros avances protestantes entre los quichuas de

toda la región andina. Los misionólogos sacaron largas listas de factores:

aproximación al método lingüístico, una traducción coloquial del Nuevo

Testamento, una emisora que transmitía himnos y música popular en la

lengua nativa, clínicas médicas, evangelización a fondo, educación

teológica por extensión, conferencias de la iglesia, sustitutos funcionales,

esto y aquello.

El paso más importante que GMU aparentemente tomó fue el permitir

que los quichuas dirigieran sus propias iglesias. Al aflojar las riendas, a

mediados de la década de 1960, la misión permitió que sus incipientes

iglesias se dejasen llevar por las aspiraciones quichuas de autonomía. En

una época en la que los quichuas se apartaban de los terratenientes,

abriéndose a la ideología del desarrollo y buscando nuevas [330] formas

para organizarse a sí mismos, la misión GMU había provisto una nueva

forma de organización en la que podrían hablar su propio idioma y dirigir

sus propios asuntos, en donde podían permanecer fieles al concepto de sí

Page 369: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

mismos como un grupo oprimido y, sin embargo, superarse en la sociedad

más amplia.{29}

Notas

{17} La novela de Elisabeth Elliot, No Graven Image (1966), está localizada

alrededor de Colta, Chimborazo y plantea esta pregunta.

{18} J. Klassen 1975: 106.

{19} Penny Lernoux, «The Revolutionary Bishops», Atlantic Monthly, julio de

1980, págs. 6-14.

{20} H. Klassen 1976: 13.

{21} «La intervención imperialista y la respuesta de los pueblos»,

Coordinadora Popular de Chimborazo, Riobamba, 1984, pág. 18.

Directorio de Visión Mundial, citado en Bamat 1986: 109.

{22} Santana 1983: 168.

{23} Maynard et al 1965: 82.

{24} Dilworth 1967: 48.

{25} Maynard et al 1965: 65-72, 77, 90.

{26} Gellner 1982: 129-142.

{27} Dilworth 1967: 48.

{28} Muratorio 1980: 42 y Santana 1983: 168.

{29} La mejor descripción global del movimiento en Chimborazo es la de

Blanca Muratorio (1980). Para análisis misiológicos, véase J. Klassen

1975 y H. Klassen 1976.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 330-  →

Page 370: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

334

El Obispo de los indios, parte I

Para Monseñor Proaño, el avance protestante en Chimborazo era algo

vergonzoso. El movimiento evangélico más notable del país había surgido

en la diócesis del obispo más progresista. ¿Se debía culpar a sus políticas?

Proaño no se encontraba bien físicamente cuando nos dio a un amigo y a

mí una hora de sus disminuidas energías, en mayo de 1985; parecía menos

carismático que agobiado por las preocupaciones. Acababa de alcanzar la

edad obligatoria de jubilación, 75 años. Durante sus treinta y un años como

obispo, Proaño ocupó una posición sagrada en la cultura andina. Muchos

todavía consideran al Obispo como un santo, un equivalente de las

imágenes de yeso de la iglesia, que respiraba, hablaba y dispensaba

milagros. A Proaño se le añadió el aura de la Iglesia Católica progresista y

su lucha a favor de los derechos indígenas.

A pesar de las acusaciones de ser un radical peligroso, el logro

principal de Proaño fue el de sacar a su diócesis de la era de la hacienda.

Unicamente en una retrasada provincia de la sierra como Chimborazo pudo

haber sido considerado como un obispo rojo, por terratenientes que

enfurecieron cuando hizo público el salario mínimo que ellos se negaban a

pagar. La verdad era que Proaño temía la revolución violenta y en particular

el número de gente que sabía que morirían al hacerlo. Al predicar en contra

de los préstamos ideológicos del marxismo, favoreció a lo que él llamaba

una teología de la liberación auténticamente cristiana. En lugar de

socialismo, prefería hablar de una «opción comunitaria» basada en las

tradiciones indígenas. Esta, de alguna forma, salvaría a América Latina de

los estragos causados por el capitalismo.

Proaño había sacado a su diócesis de la época de hacienda al devolver

la mayor parte de sus tierras a los quichuas, pero ésta todavía podía

parecer una reliquia de la era colonial. Acuartelada en monumentos

anticuados en la ciudad de Riobamba, la diócesis no tenía archivo, [331] ni

departamento legal para defenderse de las autoridades provinciales,

terratenientes y evangélicos; y (lo que es indispensable para un

norteamericano apurado como yo) no contaba con un sistema de

comunicación de radio para suplir la falta de teléfonos.

Page 371: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Lo que sí tenía la Diócesis de Riobamba era una riqueza de agentes

pastorales, l.318 de ellos, una impresionante red de personal laico y

clerical, local, nacional e internacional que trabajaba en parroquias,

escuelas, centros e institutos. Los equipos pastorales, comisiones y

servicios, incluyendo a «misioneros campesinos» quichuas, cumplían tareas

específicas para fortalecer la base popular de la iglesia. Para responder a

las necesidades materiales había agencias de desarrollo, un programa de

perforación de pozos y equipos médicos. Para enseñar a los campesinos a

leer y concientizarlos se contaba con bien conocidas escuelas radiofónicas.

Otras organizaciones promocionaban la solidaridad con las revoluciones

centroamericanas, con cristianos perseguidos y con comunidades que

reivindicaban su derecho a la tierra.{30}

Para Proaño y sus colaboradores, no era una coincidencia que el

crecimiento protestante se hubiera dado al mismo tiempo que sus

enfrentamientos con la clase gobernante local, la cual parecía ver a los

evangélicos como aliados en contra de una diócesis socialmente

consciente. Proaño admitía que una conspiración política era difícil de

comprobar, pero era claro que las sectas norteamericanas habían sido

enviadas para contrarrestar el mensaje de la liberación. Al igual que

cualquier imperio que busca imponer su religión, señalaba, los misioneros

protestantes habían inundado a América Latina desde que la Iglesia

Católica empezó a trabajar por la justicia social y a cuestionar la hegemonía

norteamericana. De esta manera, creía el obispo, la iglesia estaba pagando

por su opción a favor de los pobres. Estaba siendo socavada por sectas

que Washington utilizaba como un «canal de irrigación ideológica». {31}

Por supuesto, Proaño sabía que los misioneros protestantes habían

estado en Chimborazo desde principios de siglo, y reconocía que sus

reformas habían ayudado a abrirles camino. Los cambios no habían sido

raros para un obispo progresista, especialmente para uno que había

asistido al Concilio Vaticano II a principios de los años sesenta. [332] Por

ejemplo, él había desalentado a los sacerdotes de provocar violencia en

contra de los evangélicos. Cuando se suscitaba un incidente, llamaba a su

sacerdote para conversar. Exhortaba a los quichuas para que leyeran la

Biblia, pero no estaba enteramente complacido con los resultados. «Si, se

aprovecharon del ecumenismo en contra de nosotros», me dijo Proaño.

«Nosotros distribuimos cantidades de Dios llega al hombre, la traducción

ecuménica [del Nuevo Testamento] de las sociedades bíblicas. Los

Page 372: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

evangélicos utilizaron esto para afirmar que, de acuerdo al obispo, era tan

bueno ser evangélico como católico.»

Esto no impidió que Proaño siguiera promocionando la Biblia. Al igual

que otros reformadores católicos de las décadas de 1960 y 1970, sentía

que la escritura minaría los aspectos paganos del catolicismo tradicional.

En Chimborazo, purificar a la iglesia significaba atacar el papel tradicional

del sacerdote en los rituales quichuas. Parecía ser un cambio sensible: las

fiestas asociadas con tales eventos eran costosas demostraciones de

derroche para sus priostes quichuas, quienes preferían cada vez más

invertir su excedente en comercio, tierras o educación. Parte del peso

financiero de patrocinar una fiesta, no muy fuerte pero sí suficiente como

para quejarse, constituían los pagos rituales al sacerdote. En parte por eso,

el protestantismo se estaba convirtiendo en una ruta de escape.

Desafortunadamente, cuando Proaño pidió a los sacerdotes que

dejaran de cobrar por los sacramentos, dejó a los tradicionalistas quichuas

descontentos. En su opinión, los sacramentos no cumplían su función

protectora a no ser que fueran pagados. Los sacerdotes conservadores

tenían sus propias objeciones. No deseaban romper con una fuente

tradicional de ingresos, y Proaño realmente no tenía el poder para

someterlos a su política. Los despidos eran difíciles bajo la ley canónica y

contaba con tan pocos sacerdotes que no quería perder a ninguno. Como

resultado, la diócesis se encontró entre la espada y la pared. Si se

rehusaba a cumplir con las expectativas tradicionales, antagonizaría a los

tradicionalistas. Si trataba de satisfacer a las expectativas tradicionales, por

el otro lado, estimularía a los quichuas inquietos para que se convirtiesen al

protestantismo. Romper con las antiguas normas resultó tener toda clase de

costos impredecibles. «El esfuerzo de renovación de la Iglesia Católica

produjo una crisis en el pueblo», explicó Proaño. «Muchos han

comprendido, otros no, y de eso se han aprovechado las sectas.» {32} [333]

De acuerdo a lo antropólogos, se estaba produciendo una rebelión

popular en contra de la autoridad clerical. Al igual que otros aspectos del

antiguo orden, la Iglesia Católica había pesado mucho sobre los quichuas,

al sintetizar muchos atributos de la sociedad de hacienda. {33} Por

consiguiente, el rechazo a la iglesia era una forma de rechazar al orden

tradicional. A pesar de que Proaño quería evitar el repudio a la autoridad

clerical, sus reformas pueden haberlo estimulado, al subvertir el papel

Page 373: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

tradicional del sacerdote sin ser capaz de reemplazarlo inmediatamente con

uno nuevo.

Para cubrir el déficit de sacerdotes, Proaño entrenó a cientos de

catequistas quichuas. Sin embargo, éstos se convertían en líderes

protestantes con una regularidad suficiente como para ser un problema.

Incluso el presidente de la Asociación Indígena Evangélica de Chimborazo

en 1985 había trabajado para las escuelas radiofónicas católicas durante

tres años. Ahora, en la emisora evangélica que administraba, atacaba

mordazmente a su ex-empleador, el obispo. «Compran a nuestros

catequistas», se quejaban los trabajadores de la diócesis, acusando a los

evangélicos de inducir a los católicos a que cambiasen su fe al ofrecerles

salarios. A su vez, los evangélicos juraban que el obispo estaba «tratando

de comprar a nuestros evangelistas», negando las dos partes que a los

líderes quichuas se les pagara algo.

Los católicos sufrieron más pérdidas, y una razón parecía ser que los

líderes quichuas chocaban con la autoridad sacerdotal. A pesar de que

Proaño había promocionado al liderazgo laico, él todavía prefería confiar en

los sacerdotes, y eran éstos los hombres que permanecían a cargo de los

programas diocesanos. Aún los sacerdotes progresistas podían tener una

alta opinión de sus prerrogativas clericales y estar resentidos por ello,

manteniendo la distancia social de siempre entre el pastor y el rebaño.

Una solución prometedora, el entrenamiento de sacerdotes quichuas,

presentaba muchas dificultades. Después de treinta años de reforma,

todavía se encontraban en la etapa de planificación. En una época en la

que el liderazgo evangélico era en gran parte quichua, el clero de Proaño

continuaba siendo extraño a sus parroquias. El clericalismo era un punto

débil en la reforma católica, lo que proporcionaba una apertura [334] para

los evangélicos, siempre listos para reclutar a los líderes quichuas

frustrados.{34}

Notas

{30} «Informe de la Diócesis de Riobamba, 1979-1984.»

{31} Proaño 1983: 4-6, 10.

Page 374: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{32} Entrevista del autor, Hogar Santa Cruz, Riobamba, 26 de mayo de

1985. Para un análisis detallado de las dificultades que enfrenta la

reforma sacramental, la formación del liderazgo laico, y la teología de la

liberación en otro medio andino, alrededor del Lago Titicaca en Bolivia,

véase Susan Rosales Nelson (1984).

{33} Casagrande 1978: 110-111.

{34} Cf. Dilworth 1967: 58.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 334-

337

 →

Violencia cristiana

Chimborazo era solamente uno de los varios lugares en las regiones

indígenas de América Latina en donde la propagación del protestantismo se

hallaba matizada por la violencia. Al sur de México, en el altiplano

guatemalteco, al suroeste de Colombia, alrededor del Lago Titicaca entre

Perú y Bolivia, algunos de los campesinados más oprimidos de América

Latina se estaban convirtiendo al protestantismo en grandes cantidades.

Pequeñas capillas evangélicas parecían estar materializándose en todas

partes.

No es difícil ver cómo el evangelismo podía dividir a las comunidades

en facciones hostiles. Las poblaciones a las que los evangélicos se referían

como «no-alcanzadas» habían sido ya evangelizadas por siglos, por un

clero establecido que trataba de obstruir a la nueva ola de evangelizadores.

Al mismo tiempo, la tradición religiosa se encontraba bajo presiones

poderosas provenientes de su interior. Mientras que los tradicionalistas

defendían las obligaciones religiosas comunitarias, otros se rehusaban a

cumplir con esos mismos deberes.

En Chimborazo, los conflictos a menudo rompían la tranquilidad

decepcionante de una aldea quichua a través de una carpa grande y

colorida. Generalmente, la campaña era organizada por la Asociación

Page 375: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Indígena Evangélica del Chimborazo (AIECH), es decir, la denominación

local de la Unión Misionera Evangélica. A medida que las reuniones crecían

en tamaño y en entusiasmo, los altoparlantes resonaban hasta altas horas

de la noche, no siempre con permiso de las autoridades locales. Los

católicos tomaban represalias golpeando a los evangélicos; AIECH acudía a

la policía; la policía maltrataba a suficientes católicos como para

desalentarlos de volverlo a hacer. Cuando los evangélicos morían,

generalmente era después de haber pasado por las manos de una turba.

Cuando los católicos morían, generalmente era de balas de la policía o del

ejército. Los casos que se presentaban ante la ley los ganaban,

generalmente, los evangélicos. A pesar de que el estado protegía la libertad

de los individuos, no reconocía el derecho de grupos corporativos [335]

para expulsar a disidentes. Respaldados por el estado, los protestantes

estaban clavando una estaca en el corazón de la antigua forma de

comunidad.

Tanto los líderes católicos como los protestantes defendían el principio

de la libertad religiosa, pero más de palabra que en la práctica. Todos los

líderes decían que aborrecían la violencia y que habían tratado de dialogar

con el lado opuesto, sólo para ser rechazados. No obstante, la actitud

predominante era la intolerancia. Tanto los evangélicos como los católicos

podían utilizar un lenguaje inflamatorio. Las primeras etapas de la reforma

protestante no fueron un modelo de humildad cristiana, por ser los ataques

al párroco una táctica popular. Los católicos tendían a lanzar la primera

piedra, pero en algunas ocasiones, las nuevas mayorías protestantes

expropiaban las capillas católicas e incluso las destruían. {35} Una razón: los

protestantes habían ayudado a construir las capillas cuando todavía eran

católicos y las consideraban propiedad de la comunidad.

La tolerancia religiosa no estaba en la cultura, señalaban los

misioneros de los dos lados, a veces con un tinte de auto-justificación. El

escándalo sobre el último incidente podía dar la impresión de que la

violencia religiosa estaba subiendo. Pero de acuerdo a los misioneros

evangélicos, la hostilidad católica estaba lejos de ser tan franca, consistente

y física como lo había sido en los años cincuenta. {36} La violencia parecía

ser un fenómeno pasajero en el borde expansionista de cambio religioso,

donde los evangelistas sondeaban el territorio católico y los neófitos eran

fáciles de perseguir. En las áreas más antiguas, era común que católicos y

protestantes empezaran a fraternizar otra vez. {37}

Page 376: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«Si les dejan solos», me dijo Monseñor Mario Ruiz Navas de

Latacunga, «llegarán a entenderse. Después de vivir cinco siglos de

opresión, son capaces de hacer convivencia.» {38} Ellos podrían aprender a

llevarse al igual que los católicos y protestantes aparentemente lo hicieron

en Santa Rosa, una aldea en un valle erosionado en las afueras de

Riobamba. Unos doscientos metros más abajo de la capilla católica se

encontraba un templo conectado con la Unión Misionera Evangélica. Todos

en Santa Rosa trabajaban juntos en la minga (día de trabajo [336]

comunitario), decía un vecino. Los católicos ayudaron a reparar la iglesia

evangélica y los evangélicos ayudaron a reparar la iglesia católica.

Los indígenas católicos y protestantes también se las arreglaron para

trabajar juntos en las mismas organizaciones políticas, por lo menos hasta

la campaña para expulsar al Instituto Lingüístico de Verano (SIL). Como el

arma de campo de los Traductores Wycliffe de la Biblia, el Instituto

Lingüístico tenía una base en la Amazonía, un contrato gubernamental sin

término, y más capacidad lingüística que cualquier organización

ecuatoriana. Esto la convirtió en un blanco de preocupación sobre la

influencia norteamericana en los asuntos nacionales. Poco después de que

en la Universidad Católica de Quito se estableciese el primer departamento

de antropología en el Ecuador, a principios de los años setenta, éste se

puso a la ofensiva en contra del SIL. Se unieron a la causa las

organizaciones indígenas y la izquierda. Cuando el carismático presidente

Jaime Roldós revocó el contrato del SIL en abril de 1981, el aura sobre la

decisión se realzó cuando murió dos días después. La caída de su avión

fue, según la investigación oficial, un accidente. Sin embargo, persistían

sospechas de que Roldós había sido asesinado por los Estados Unidos

debido a sus políticas nacionalistas. La controversia referente al SIL dividió

al movimiento indígena.

Los oponentes presionaban por el retiro físico de los miembros del SIL

del territorio nacional. De otra manera, temían, los norteamericanos

regresarían con el apoyo de militares ecuatorianos y diplomáticos

estadounidenses, como lo habían hecho en otros países. Pero el Instituto

Lingüístico tenía sus defensores, incluyendo a pastores y profesores

indígenas que estaban convencidos de que el gobierno no reemplazaría sus

servicios de aviación y salud. También sentían que los ataques a sus

misioneros se estaban convirtiendo en ataques en contra de ellos.

Alentados por SIL, ellos presionaban al gobierno para restablecer el

Page 377: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

contrato. Circulaban acusaciones, cada lado acusando al otro de ser el

peón en una conspiración anti-ecuatoriana. Los evangélicos se retiraron de

las organizaciones indígenas establecidas para formar las suyas propias.

Mientras el Instituto de Verano bajaba su bandera, se dieron informes

inquietantes sobre una nueva misión evangélica que se encontraba

trabajando en la sierra. De acuerdo a fuentes católicas y quichuas, estaba

[337] sembrando conflicto en las comunidades nativas a una velocidad

asombrosa. El nombre del grupo era Visión Mundial. Se había incorporado

en el Ecuador tan sólo un año antes de que el gobierno terminase el

contrato del SIL. La coincidencia llevó a los oponentes a identificar a la

nueva organización como un reemplazo del SIL, en lo que consideraban era

otro intento por dividir y despolitizar a los pueblos indígenas.

Notas

{35} Un memo de seis páginas, titulado «Cicalpa, 9 de julio de 1973», a

«Señores y Autoridades del Cantón», firmado por Manuel Barba, Graciela

Gallegos, y Delfín Tenesaca, describe la expropiación evangélica de dos

capillas católicas y la destrucción de dos en 1972-73. Una denuncia del 7

de enero de 1982, de la Federación de Licto, «Atropello a lideres de la

Federación de Licto...», describe la destrucción de otra capilla católica

por evangélicos en mayo de 1980, en Pungalbug-Licto, y dos asaltos de

evangélicos a católicos que se organizaban en contra del Instituto

Lingüístico de Verano.

{36} Entrevistas del autor a Henry Klassen, Majipamba, Colta, 13 de junio

de 1985, y a Ben Cummings, Radio HCJB, Quito, 18 de junio de 1985.

{37} Santana 1983: 173.

{38} Entrevista del autor, Latacunga, 8 de junio de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 337-

342

 →

El desarrollo de Visión Mundial

Page 378: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Una razón por la que Visión Mundial invitaba a la sospecha en América

Latina era que la organización era un producto de la Guerra Fría. Su

fundador, Bob Pierce (1914-1978), había sido uno de los evangelistas de

Juventud Para Cristo que condujo al avivamiento en los Estados Unidos a

finales de la Segunda Guerra Mundial, y que luego vertió las energías

resultantes hacia el evangelismo mundial. Sus primeras campañas se

realizaron en China, en donde Juventud Para Cristo esperaba que el

cristianismo evangélico fortaleciera la resistencia al avance comunista.

Después de que cayó el régimen Kuomintang, Pierce dirigió campañas en

Corea del Sur justo antes de que estallara la guerra en 1950. A medida que

la marea roja avanzaba, regresó a los Estados Unidos con una película

mostrando la condición de los refugiados y solicitó dinero para ayudarlos.

Pierce era un hombre dominante, un empresario de fe, que

frecuentemente chocaba con su directorio sobre la forma de utilizar el

dinero.{39} Cuando renunció en un arranque de ira en 1967, fue reemplazado

por el calmado y organizacional Stanley Mooneyham, ex-secretario de

prensa para Billy Graham y organizador del primer congreso mundial de

evangelización financiado por Graham. Bajo Mooneyham (1969-1982),

Visión Mundial se convirtió en la eficiente multinacional de la actualidad,

con un ingreso de 232 millones de dólares en 1985. {40} Visión Mundial iba

directo hacia cualquier lugar en donde golpeara el desastre. En 1984,

estaba financiando cien operaciones de auxilio, dos mil quinientos

proyectos de asistencia a niños y a la familia, seiscientos programas de

desarrollo para la comunidad, y unas ciento cincuenta campañas de

evangelismo en setenta y siete países.{41} [338]

Visión Mundial se desarrolló con una base financiera más amplia que la

usual para una organización evangélica. Desde el inicio, la combinación de

evangelismo con el enfoque social de su fundador alienó a la clase de

fundamentalista cuyos dogmas constreñían tantos programas. Otra

influencia fue el apoyo financiero por parte de USAID, la misma que

prohibía el uso de fondos oficiales para el proselitismo. Debido a que Visión

Mundial no debía condicionar la asistencia provista por el gobierno con

criterios religiosos, se acostumbró a presentarse como una agencia no

sectaria, humanitaria, como otros grupos religiosos en la misma línea de

trabajo. Finalmente, cuando Visión Mundial cambió sus películas

documentales como su principal forma de reunir fondos por la televisión, su

alcance se amplió desde los sótanos de las iglesias hacia los hogares, en

Page 379: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

donde adquirió un mayor número de donantes. A pesar que el directorio de

Visión Mundial era evangélico, un porcentaje significativo de contribuyentes

no lo era. En Australia y Nueva Zelandia, el 20 por ciento eran católicos, y

otro 20 por ciento no tenía afiliación religiosa; en Europa, únicamente el 5

por ciento eran evangélicos.{42}

Stanley Mooneyham presidió varios cambios importantes que

mantenían a Visión Mundial junto a la vanguardia del auxilio y desarrollo

evangélicos. El primero fue la forma como el grupo gastaba su dinero.

Jugando con complejos de culpa en la clase media, el fundador de Visión

Mundial había adquirido renombre al ir al rescate de los niños engendrados

por soldados americanos en Corea y Vietnam. Bob Pierce fue uno de los

primeros en promover el auspicio de niños, la «adopción» de un niño de un

país del Tercer Mundo por un norteamericano, el cual prometía enviar diez

o veinte dólares mensuales a cambio de una foto del pequeño y de

ocasionales notas de agradecimiento. El esquema produjo donantes

emocionalmente comprometidos a largo plazo, y en 1985 Visión Mundial se

encontraba ayudando de esta manera a 360.000 niños alrededor del

mundo.{43} La estable ganancia financiera por el auspicio de niños era tan

básica para la industria de auxilio que, como lo ha señalado Alan Youngren,

su principal carnada es todavía la foto de un niño que necesita ser recogido.

Dos circunstancias impulsaron a Visión Mundial y a algunas otras

agencias de auspicio a experimentar con nuevos métodos. [339] En primer

lugar, a pesar de que el auspicio era una forma segura de obtener dinero, la

adopción financiera de niños individuales condujo a toda clase de

problemas. Si ésta se realizaba como un sistema de donaciones a largo

plazo, el dinero, alimento y/o vestido producía una mentalidad de

asistencialismo en los beneficiados, volvía celosos a sus vecinos, y

levantaba la sospecha de que extranjeros adinerados trataban de alienar a

los niños de sus comunidades. El último punto cobró mayor importancia a

medida que el clima político se volvía menos amigable hacia la filantropía

norteamericana.

En segundo lugar, la cobertura de los medios de comunicación sobre

los refugiados en Africa y en el sureste de Asia provocó un auge de entrega

a las agencias de beneficencia (y luego provocó una depresión cuando los

medios de comunicación se interesaron en otros asuntos, como lo hicieron

en 1986 al abandonar a los refugiados por los terroristas). {44} Desde 1978

hasta 1980, el ingreso estadounidense de Visión Mundial llegó a 80

Page 380: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

millones de dólares, es decir, más del doble la cifra anterior. Incluso los

conservadores evangélicos respondieron más a los llamados humanitarios

que a los llamados al mayor evangelismo. El ingreso de las misiones

tradicionales se estancó e incluso decayó con la inflación, hasta el punto de

que algunas iniciaban sus llamados para la próxima campaña evangélica

con la foto de un niño solitario o de la última catástrofe.

Las agencias de auxilio obtenían tanto dinero que les faltaban buenas

formas de gastarlo, en una época en que su personal absorbía críticas

profundas sobre paternalismo en la industria de auxilio y desarrollo. Para

evitar el producir cristianos de arroz, las agencias trataron de cambiar su

forma de auspicio, de la ayuda a niños individuales hacia el desarrollo

comunitario. Cuando Visión Mundial solicitó a los contribuyentes que

adoptaran una comunidad en lugar de un niño, esto no dio resultado. {45} Por

consiguiente, al igual que otras agencias, Visión Mundial continuó

ofreciendo a los donantes la oportunidad de «adoptar» un niño, con la

justificativa de que enviaran más dinero. {46}

El nuevo presidente de Visión Mundial, Stanley Mooneyham, también

presidió un cambio en la imagen política. El fundador de la organización,

Bob Pierce, había concebido su trabajo como un baluarte [340] en contra de

las hordas comunistas de Asia, debido a su formación política en la guerra

fría y su asociación con figuras como Chiang Kai-shek y el presidente de

Corea del Sur, Syngman Rhee. En Vietnam y en Camboya, Visión Mundial

era uno de los grupos fuertemente subsidiados por USAID, lo que levantaba

temores comprensibles sobre sus objetivos. {47} Sin embargo, durante los

años setenta, cuando se hizo obvio que una estrecha identificación con los

Estados Unidos no funcionaba bien en el Tercer Mundo, Visión Mundial

trató de colocarse encima del conflicto Oriente/Occidente. Sostenía no tener

ninguna ideología política, anunciaba su deseo de ayudar a cualquier

persona y trabajaba bajo regímenes comunistas como el del Coronel

Mengistú de Etiopía y el de Heng Samrin en Camboya. A pesar de que

Visión Mundial continuó aceptando donaciones –alimentos, fondos de

emergencia y de desarrollo– de USAID, el porcentaje de su ingreso

proveniente de esta fuente decayó significativamente. {48} Sostenía que para

sus programas latinoamericanos no aceptaba fondos del gobierno de los

Estados Unidos.{49}

Aún los críticos aceptaban que Visión Mundial había ayudado a

concientizar a los norteamericanos sobre las necesidades humanas del

Page 381: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Tercer Mundo. De vez en cuando, se adelantaba a la mayoría de la

comunidad evangélica. Cuando los israelitas invadieron el Líbano y

atacaron los campos de refugiados palestinos en 1982, Visión Mundial fue

una de las pocas organizaciones evangélicas en hablar a sus miembros

sobre las consecuencias. Ante los ochocientos mil lectores de su revista, el

presidente de Visión Mundial presentó los 255 cuerpos y sus fluidos que se

encontraron en el sótano de una escuela, destruida por una bomba israelí.

«Parece que David está resuelto a convertirse en Goliat», escribió Stanley

Mooneyham, discrepando con el bloqueo de los auxilios por parte de Israel.

«Tal vez algún jefe debería releer esa historia bíblica.» {50}

Visión Mundial fue un colaborador temprano de la Fraternidad

Teológica Latinoamericana y de su crítica a las posiciones

fundamentalistas. Después de la victoria sandinista en Nicaragua, Visión

Mundial canalizó su ayuda de reconstrucción a través de CEPAD. {51}

Después de que el Arzobispo Oscar Romero fue asesinado en El Salvador,

Visión Mundial volvió a imprimir sus opiniones y posteriormente exhortó a

los evangélicos a afrontar los retos presentados por la teología de la

liberación.{52} Y cuando Ríos Montt levantó esperanzas evangélicas para

[341] Guatemala, Visión Mundial proporcionó una de las pocas valoraciones

realistas en los medios de comunicación evangélicos. «Debido a que Montt

y otros en su gobierno tienen historias de haber estado intrincadamente

involucrados en ordenar asesinatos masivos de campesino», escribió Faith

Sand, «la euforia se calmó rápidamente, y eventos como la masacre en

Saquiya Dos comenzaron una vez más. Parece que Montt no tiene poder

para detener al ejército devastador, o está dando la espalda a los

hechos.»{53}

Sin embargo, como lo demostró la reacción frene al artículo sobre

Guatemala, Visión Mundial no podía ir lejos. Dos meses después, un

administrador todavía se encontraba recogiendo quejas de los hermanos

ofendidos. Otro administrador predijo que Visión Mundial no volvería a

publicar una historia como aquella, sobre todo porque ofendió al gobierno

de Ríos Montt, el cual, la agencia esperaba, mejoraría la situación. {54} En

general, mientras que la literatura de Visión Mundial reconocía la base

estructural de la injusticia en una forma vaga, no vio razón en hacer más

difícil su trabajo antagonizando a las autoridades.

Como Jorge Lissner ha señalado, las agencias de auxilio que desean

maximizar las contribuciones financieras se preocupan de mantenerse en el

Page 382: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

centro del espectro político.{55} Es una explicación plausible para las

vaguedades de Visión Mundial en relación a temas controvertidos. Cuando

se preguntaba a sus oficiales cuál era la posición de su organización,

lanzaban una serie de ecuaciones evasivas. Visión Mundial no estaba en

contra de la protesta, pero estaba en contra de la violencia. En cuanto a la

teología de la liberación, la liberación era crucial para América Latina, y

Visión Mundial no rechazaba ninguna posición teológica que tuviera a Cristo

como a su centro. Quería dar poder a las comunidades, proveyéndolas de

técnicas administrativas que éstas necesitaban para manejar sus propios

asuntos. Visión Mundial quería estar libre de la tiranía de las ideologías en

bancarrota, del capitalismo y del comunismo. Quería escoger una tercera

opción, aquella del Reino de Dios.{56}

A más de su actitud equívoca, Visión Mundial tenía una reputación por

malgastar el dinero y por obviar a organizaciones establecidas. [342] De

acuerdo a un análisis, el problema consistía en la prioridad que Visión

Mundial daba a la maximización del ingreso. El objetivo de la operación se

había convertido en obtener la mayor cantidad posible de dinero para luego

entregarla. En lugar de responder a las necesidades de las organizaciones

locales existentes, un método que llamaba a una considerable cautela con

los gastos, Visión Mundial entregaba dinero a tantas comunidades como le

fuera posible.

Más aún, al insistir en trabajar directamente con las bases en lugar de a

través de organizaciones intermediarias, Visión Mundial establecía su

propia burocracia. Nadie estaba más disgustado sobre esto que los

misioneros y líderes evangélicos quienes había asimilado la retórica de

Visión Mundial sobre su apoyo a la iglesia local. En la práctica, sentían que

se les dejó fuera del cuadro. «En realidad, no trabajaron a través de la

estructura existente», señaló un miembro de la Alianza Cristiana y

Misionera en Ecuador. «Tienden a provocar cortocircuitos en las

organizaciones existentes y a establecer su propio reino.»

Aún así, Visión Mundial mantenía un perfil relativamente bajo y difícil de

atacar, al confiar sus programas a administradores no-norteamericanos.

Sostenía que, de sus 1.100 empleados a tiempo completo y de sus 8.000 a

medio tiempo afuera de los Estados Unidos en 1981, únicamente noventa y

uno eran «del Occidente».{57} Desgraciadamente, el minimizar la

administración extranjera podría generar una falta de supervisión. Los

Page 383: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

programas podían alterarse según la trayectoria política de las estructuras

nacionales a través de las cuales estaban canalizados.

Notas

{39} Tucker 1983: 470.

{40} Ted W. Engstrom, «The Year the World Cared», World Vision

(Monrovia, California), febrero-marzo de 1986, págs. 14-15.

{41} Visión Mundial, 1984 Annual Report, págs. 6-12.

{42} Geoff Renner, director regional, «Visión Mundial y la Misión Integral de

la Iglesia en América Latina», noviembre de 1983, pág. 5.

{43} Visión Mundial, 1985 Annual Report, pág. 10. Algunas de las agencias

más grandes no eran evangélicas, incluyendo a Christian Children's Fund,

Foster Parents Plan, y Save the Children.

{44} Randy Frame, «Relief Agencies Confront A Major Crisis of Their Own»,

Christianity Today, 19 de septiembre de 1986, págs. 36-37.

{45} Aunque el adoptar a una comunidad pudo haber tenido un mejor

resultado en los Estados Unidos que en los otros países que contribuían

a Visión Mundial. De acuerdo al 1984 Annual Report (págs. 1-2), los

donantes en los Estados unidos proporcionaron las dos terceras partes

de los 187 millones de dólares que Visión Mundial tuvo como ingreso ese

año, pero patrocinaron únicamente el cuarenta y seis por ciento de los

niños.

{46} Youngren 1982: 38-40.

{47} Michael Lee, «World Vision, Go Home!» Christian Century, 16 de mayo

de 1979 (págs. 542-544); 4 de julio de 1979 (págs. 707-708) y 1º de

agosto de 1979 (pág. 772). Steve Askin, «Hostility, Conflict Engulf World

Vision», National Catholic Reporter, 23 de abril de 1982, págs. 9 y ss.

{48} Askin, «Hostility». De acuerdo al 1984 Annual Report de Visión Mundial

(págs. 1, 12), el 68,9% de su ingreso norteamericano de $127,4 millones

de dólares en ese año provenía de individuos y familias, el 4,2% de

iglesias, el 19,5% de donaciones (aparentemente del gobierno

Page 384: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

norteamericano, principalmente para Polonia), el 4,5% de corporaciones y

fundaciones, y el 2,9% de donaciones planificadas e inversiones.

{49} World Vision International 1981: 20.

{50} «Press-time Report: Inside Lebanon», World Vision, agosto de 1982,

págs. 12-13, 18. W. Stanley Mooneyham, «Shattered Buildings, Broken

Lives», World Vision, septiembre de 1982, págs. 3-11.

{51} Lee Huhn, «Dateline Nicaragua», World Vision, octubre de 1979, págs.

18-19.

{52} Oscar A. Romero, «Taking Risks for the Poor», World Vision, junio de

1982, págs. 6-7. El ejemplar de abril-junio de 1985 del periódico

Together, de Visión Mundial, se concentró en la teología de la liberación.

{53} Faith Sand, «An Unpredictable Volcano», World Vision, octubre de

1982, págs. 2-7, 10-11.

{54} Entrevistas del autor, octubre de 1982 a febrero de 1983.

{55} Lissner 1977.

{56} Geoff Renner, «Visión Mundial y la misión integral de la Iglesia», págs.

7-9.

{57} Respuesta de 28 de agosto de 1981 de James Jewell, Visión Mundial-

Monrovia, a Frank Viviano, Pacific News Service.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 342-

345

 →

Los escándalos en Honduras

Esta era la interpretación más caritativa sobre el programa de

refugiados de Visión Mundial en Honduras. Los refugiados eran

salvadoreños que habían escapado de las fuerzas de seguridad de su país

Page 385: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

para salvar sus vidas. La persecución les siguió al otro lado de la frontera,

ya que el ejército de Honduras ayudó a su contraparte salvadoreña a

rastrear y matar a subversivos sospechosos. Cuando la agencia católica

Caritas protestó, el gobierno de Honduras tomó represalias, colocando en el

cargo a evangélicos. Pero las continuas invasiones de los escuadrones de

la muerte forzaron a los evangélicos del Comité Evangélico de Emergencia

Nacional (CEDEN) [343] a adoptar la misma actitud de oposición que las

otras agencias de auxilio.

Todas, es decir, salvo Visión Mundial. Mientras otras agencias se

negaban a proporcionar los nombres de refugiados a las autoridades, en la

creencia de que la información era entregada a los escuadrones de la

muerte, el personal de Visión Mundial continuó haciéndolo. Lo que provocó

el escándalo fueron los informes de los refugiados señalando que, en mayo

de 1981, un supervisor de Visión Mundial permitió que el ejército hondureño

se llevara a dos refugiados de los campos ubicados en Colomoncagua.

Poco tiempo después, sus cuerpos aparecieron en un río. Atemorizados por

Visión Mundial, los refugiados acusaron a su personal de interrogarlos

sobre su ideología política, de entregar información al ejército hondureño, y

de utilizar su ayuda para presionarlos a que se convirtieran en evangélicos.

Caritas y CEDEN respaldaron las quejas en contra de Visión Mundial, cuyo

personal acusó a las dos primeras agencias de mantener vínculos con las

guerrillas.

Se debe señalar que ningún miembro del personal de Visión Mundial en

los campos de refugiados era norteamericano. La mayoría de los

empleados había sido contratado con la recomendación de un coordinador

local, el Reverendo Mario Fumero, que resultó ser un exilado cubano

anticomunista. Varios de los empleados de Fumero eran alcohólicos y

drogadictos rehabilitados en un programa que él había dirigido en

cooperación con la policía –de ahí sus vínculos con el Ministerio de Defensa

según Visión Mundial–.{58} En los campos, Visión Mundial era la única

agencia que presionaba por la evangelización a los refugiados,

principalmente católicos, una posición a la que tanto los protestantes de

CEDEN como los católicos de Caritas se oponían. {59}

Cuando el escándalo arruinó la imagen cuidadosamente cultivada de

Visión Mundial, sus avergonzados administradores transfirieron a los

empleados de bajo nivel a otro campo, Guarita. Luego despidieron a la

mitad de su personal, principalmente por robar alimentos o o entregarlos a

Page 386: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

refugiados que no asistían a los cultos evangélicos. Visión Mundial seguía

negando cualquier complicidad en las violaciones a los derechos humanos

del gobierno hondureño. Pero una evaluación interna concluyó que: «al

tratar de ser apolíticos... comunicamos... que [344] favorecíamos al status

quo... Estuvimos ciegos frente a la intensidad de la lucha por los derechos

humanos... Consecuentemente, durante muchos meses no estuvimos

conscientes de que estábamos siendo empujados... hacia una posición pro-

gubernamental, pro-militar y, por consiguiente, una posición considerada

contraria a la Iglesia Católica, las agencias de auxilio y el pueblo. Al mismo

tiempo, la mayoría de las otras agencias defendían en una forma mucho

más activa a los derechos humanos.»{60}

Aquel no fue el fin del asunto. Visión Mundial había omitido despedir al

hombre que presidió el fiasco, Mario Fumero, quien ahora tenía éxito en

hacer purgar a sus críticos de la agencia evangélica CEDEN. Resulta que

muchos de los fundamentalistas hondureños que componían la base de

CEDEN ya se encontraban descontentos con su enfoque. Sentían que éste

prestaba mayor atención a sus patrocinadores ecuménicos en Nueva York

que a ellos, al no dar un testimonio cristiano (es decir, respetar a la moral

fundamentalista) y no financiar lo que realmente importaba (es decir, el

evangelismo). En los campos de refugiados, en lugar de evangelizar a los

sobrevivientes de guerra, principalmente católicos, el personal de CEDEN

estaba colaborando con sus contrapartes católicas. {61}

Impulsados por el personal de Visión Mundial, los fundamentalistas

hondureños empezaron a acusar a CEDEN de ayudar a las guerrillas

salvadoreñas. En enero de 1982 organizaron un golpe administrativo. El

nuevo directorio votó por cortar todos los vínculos con un patrocinador

liberal, el Consejo Mundial de Iglesias. En adelante, CEDEN aceptaría

fondos únicamente de Visión Mundial y de USAID. {62} Por un tiempo, los

patrocinadores ecuménicos rechazados creyeron que la oficina central de

Visión Mundial había maquinado el golpe, lo cual resultó no ser el caso. {63}

Solamente después de que Fumero obtuvo su revancha, Visión Mundial lo

reemplazó y terminó su programa.{64}

En las palabras de Stanley Mooneyhan, Visión Mundial se sentía «muy

victimizada» por estos eventos.{65} No obstante, culpar a los empleados

locales por lo que salió mal no satisfizo a los críticos. En el fondo, Visión

Mundial había sido atrapada tratando de ser todas las cosas para todos los

hombres. No quería ser acusada de apoyar al statu quo, pero tampoco

Page 387: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

quería provocar a los fundamentalistas o adoptar una [345] posición en

contra de las autoridades. Al rehusarse a adoptar posiciones, una

corporación orientada hacia el crecimiento había permitido ser utilizada por

las fuerzas de derecha; luego había sido confundida como empresa de

derecha y atacada como tal internacionalmente.

Uno de los conflictos en Honduras estaba a punto de surgir en Ecuador.

Los administradores de Visión Mundial decían que querían estar en buenos

términos con la Iglesia Católica. Incluso encontraron espacio para ésta en

su definición del cristianismo: claro, dijeron, los católicos podían conocer a

Cristo dentro de su propia iglesia. Mientras tanto, para sus compañeros

evangélicos, Visión Mundial sostenía que el evangelismo era su «fuerza

guía» y «un componente significativo» de cada proyecto. {66} Para la mayoría

de evangélicos latinoamericanos, aquello significaba convertir a los

católicos al protestantismo. Como resultado, la cooperación con la Iglesia

Católica no era, necesariamente, parte del programa. {67} Visión Mundial no

iba a desalentar a los evangélicos locales que todavía hacían la guerra al

romanismo.

Notas

{58} World Vision 1981: 3, 6, 22.

{59} Kenneth Woodward, «Missionaries on the Line», Time, 8 de marzo de

1982, págs. 69-70.

{60} World Vision 1981: 10, 16, 19.

{61} Harrell 1983.

{62} María Rodríguez Araya, «U.S. Relief Agency Accused of Complicity

with Honduran Military», Latinamerica Press, 25 de febrero de 1982,

págs. 7-8. «Salvadorean Refugees Face New Threats», Regional

Reports: Mexico and Central America, 12 de febrero de 1982, págs. 4-5.

{63} Carta de Eugene L. Stockwell, del Consejo Nacional de Iglesias, a W.

Stanley Mooneyham, 5 de marzo de 1982. Respuesta de Mooneyham a

Stockwell de 18 de marzo de 1982.

{64} Huntington y Domínguez 1984: 21.

Page 388: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{65} Mooneyham a Stockwell, pág. 8.

{66} Entrevista a Ted Engstrom, presidente de Visión Mundial, World Vision,

noviembre de 1982, pág. 4.

{67} Frank Boshold, director de Visión Mundial-Ecuador, citado en Centro

de Planificación y Estudios Sociales 1984: 25-26.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 345-

347

 →

Los escándalos en Imbabura

Una de las primeras cosas de las que los ecuatorianos se dieron cuenta

sobre Visión Mundial era la discrepancia entre lo que decía y lo que hacía.

A pesar de que el grupo se describía como cristiano, no como evangélico,

canalizaba su ayuda exclusivamente a través de evangélicos. En lugar de

trabajar a través del cabildo –el consejo electo en las comunidades

quichua– lo pasaba por alto y dirigía sus fondos hacia los líderes

evangélicos. Las disputas resultantes estaban terminando con las mingas,

los días de trabajo comunitario en la cultura quichua.

Los ecuatorianos todavía debatían sobre una discrepancia similar en el

trabajo del Instituto Lingüístico de Verano. A pesar de que sostenía ser una

organización científica, no sectaria, resultó ser una misión evangélica.

Ahora que SIL había perdido su contrato gubernamental, los oponentes

ecuatorianos sospechaban que Visión Mundial había heredado los mismos

objetivos. Era como si toda la operación estuviera calculada para agudizar

los conflictos entre católicos y protestantes, dividir a las comunidades y

hacer cada vez más difícil para los campesinos luchar por sus derechos. {68}

[346]

Visión Mundial fue colocada en la mira pública por una cadena de

escándalos en media docena de comunidades alrededor de Otavalo, una

ciudad en la provincia de Imbabura en la que habitaban consumados

tejedores y comerciantes quichuas. Cuando los administradores locales de

Page 389: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Visión Mundial entregaban ropa e invitaban a los niños a programas de

alimentación diaria, favorecían a sus propios hermanos evangélicos, no a

aquellos que tenían más necesidad. Luego, Visión Mundial empezó a

entregar préstamos a almacenes comunitarios y a proyectos de artesanía,

los cuales otra vez beneficiaron únicamente a una minoría evangélica.

Pronto se dieron una hilera de desastres en la contabilidad, una

combinación de ignorancia administrativa, de la práctica de compartir los

recursos con los familiares y del robo.

En septiembre de 1982, una turba asaltó la casa del promotor de Visión

Mundial en Ilumán. Sosteniendo que habían sido timados de los beneficios

prometidos, los atacantes distribuyeron el contenido de un gallinero

financiado por Visión Mundial. No obstante, cuando trataron de tomar las

máquinas de coser financiadas por Visión Mundial, el botín fue destruido en

la refriega.{69} De acuerdo a Visión Mundial, a los hombres que lideraron el

asalto se les había confiado un almacén comunitario. Estos habían

supervisado la evaporación de sus fondos y, para desviar la atención,

habían atacado al administrador local. {70} Un año más tarde, en La

Compañía, evangélicos dirigidos por un coordinador de Visión Mundial

golpearon a los católicos en una disputa sobre un terreno. {71} La riña

antecedió a la llegada de Visión Mundial. Unicamente después del asalto, la

oficina de Quito descubrió que sus representantes locales, hombres que se

suponía presentaban un testimonio cristiano, tenían una historia de usurpar

tierras ajenas.

Cuando la prensa izquierdista, la comunidad de desarrollo y las

organizaciones indígenas le comenzaron a seguir la pista, Visión Mundial

trató de limpiar su operación. La reyerta de noviembre de 1983 en La

Compañía fue la gota de agua que derramó el vaso. Al mes siguiente,

Visión Mundial despidió a sus cuatro coordinadores en Imbabura.

Disculpándose por cualquier problema causado, dejó a las comunidades

más afligidas. Incluso antes de que estallara la bomba, los oficiales de

Visión Mundial dijeron que ellos se habían estado retirando del patrocinio

de niños para favorecer a proyectos de desarrollo comunitario. [347]

También empezaron a dirigirse hacia los cabildos como conductores locales

menos faccionarios y más representativos que lo que habían sido las

iglesias evangélicas.{72}

Notas

Page 390: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{68} «Una visión de lo que hace VM en el Ecuador», Nueva (Quito), octubre

de 1985, págs. 40-42.

{69} Miriam Ernst, «Otra transnacional de la caridad», Nueva, enero-febrero

de 1983, págs. 17-20.

{70} Entrevista del autor, Christian Aponte y José Aráuz, Visión Mundial-

Quito, 28 de febrero de 1984.

{71} «Plata, Libertad y Salvación...», Nueva, enero de 1984, págs. 39-41.

Centro de Planificación y Estudios Sociales 1984: 75-102.

{72} Entrevista del autor con Aponte y Aráuz, 28 de febrero de 1984. Centro

de Planificación y Estudios Sociales 1984: 29, 51.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 347-

350

 →

El Obispo de los indios, parte II

En Chimborazo, el clero católico y las organizaciones indígenas se

preparaban para una repetición de los eventos de Imbabura. Para

Monseñor Proaño y la Diócesis de Riobamba, la nueva ola de actividad

evangélica combinaba dos fenómenos en los que tenían poca fe, los

protestantes y las agencias norteamericanas de desarrollo. Sólo los

protestantes eran suficiente razón como para preocuparse. En 1985, la

Asociación Indígena Evangélica de Chimborazo afirmaba tener 280 iglesias.

Respecto a Visión Mundial, había ingresado únicamente a doce

comunidades en Imbabura y treinta en Tungurahua, pero en Chimborazo la

cifra era de setenta. Lo que es aún peor, después de empezar en las

comunidades evangélicas, Visión Mundial estaba atrayendo a las

comunidades católicas hacia su órbita. Estas pedían cada vez más a Visión

Mundial que viniera en su ayuda, una idea que la diócesis temía pudiera

alcanzar proporciones epidémicas. De acuerdo a un rumor –aparentemente

falso– el grupo había recibido más de cien solicitudes en un solo mes. {73}

Page 391: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Estas eran las preocupaciones georeligiosas que ponían a la diócesis

en contra de Visión Mundial. En Riobamba, el cuadro se complicó debido a

su condición de faro de la teología de la liberación. Los compromisos

sociales de Monseñor Proaño habían atraído a bastantes voluntarios del

exterior, especialmente de Colombia, Francia y Bélgica. Sus compromisos

también habían profundizado las divisiones características del clero

católico, de forma tal que ciertos sacerdotes conservadores no querían

saber de Proaño. Incluso entre sus colaboradores existía un faccionalismo

amargo. Mientras los voluntarios extranjeros tendían a considerar al clero

ecuatoriano como retrasado, los ecuatorianos tendían a considerar a los

extranjeros –especialmente a los colombianos– como subversivos. Por

consiguiente, para 1984-85, alguna de la gente de Proaño comenzó a

acusar a otros de ser organizadores de guerrilla. [348]

Lo que los colaboradores de Proaño necesitaban era un nuevo objetivo

de lucha. La reforma agraria había sido el motor de la liberación cristiana en

Chimborazo. Ahora, la hacienda tradicional y su sistema de concertaje

habían sido abolidos, acabando con las consignas que más atraían a los

campesinos. La suficiente tierra había sido parcelada como para satisfacer

a los peticionarios y ponerlos en contra de otros quichuas. La redistribución

estaba a punto de acabar. La izquierda secular también había sido

derrotada por sus éxitos modestos: ahora que había ayudado a los siervos

de las haciendas y a otros campesinos sin tierra a adquirir sus propias

parcelas, los indígenas se veían más interesados en ejercer su nueva

libertad personal que en realizar más protestas. {74} ¿Qué venía después? Lo

que más y más quichuas querían, era «desarrollo» –obras públicas,

educación, más dinero, y un sentido de superación–. «¿Quizás usted es de

alguna institución?», preguntaban los jóvenes a los norteamericanos.

¿Iba la iglesia de Riobamba a dar a esta gente lo que querían? No,

porque Proaño y sus colaboradores creían que, si el desarrollo capitalista

tomaba su curso, haría desaparecer a los quichuas como pueblo indígena.

Sabían que el desarrollo convencional estaba ampliando las diferencias de

clase dentro de la sociedad quichua; el cambio principal probablemente

sería que, de aquí en adelante, los quichuas serían explotados por una

burguesía de su propio grupo étnico, así como también por los

terratenientes blancos. Por consiguiente, la iglesia de Riobamba abogaba

por el cambio social basado en los valores comunales en lugar del ascenso

personal. Por razones que se remontaban hasta antes de Karl Marx, hasta

Page 392: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

la doctrina social católica, una diócesis estaba predicando en contra de las

fuerzas hegemónicas combinadas del capitalismo. Como alternativa al

capitalismo, según el antropólogo Diego Iturralde, se proponía una especie

de comunalismo indígena, una «iglesia de indios» que abarcase a todos,

con cada comunidad quichua en el papel de una comunidad de base, cada

organización indígena en el papel de catequista, y el clero católico en su

acostumbrado papel pastoral, en un equivalente moderno de las repúblicas

indígenas del Paraguay colonial.{75}

Aparte de esta visión comunal muy general, otra cosa en la que los

colaboradores de Proaño podían estar de acuerdo era que los evangélicos

lo estaban arruinando todo. Por consiguiente, la oposición a la [349]

expansión evangélica era un lógico nuevo objetivo de lucha, uno que podía

ser compartido incluso por el clero conservador. Algo similar había ocurrido

en Imbabura, en donde los oponentes más fuertes de Visión Mundial eran

las Misioneras de Madre Laura, una orden de hermanas de Colombia que

durante mucho tiempo había defendido la fe en contra del protestantismo.

Al igual que los colaboradores de Proaño, las Lauritas creían oponerse al

protestantismo sobre una base antiimperialista, es decir, política y no

religiosa. Pero tendían a considerar a la religión evangélica como

inherentemente anticultural, individualista y alienante, lo que hacía que la

iglesia popular fuera exclusivamente católica. {76}

La iglesia popular en Chimborazo excluía también a los

norteamericanos, de quienes frecuentemente se sospechaba eran agentes

de la CIA. El total de cuarenta y nueve voluntarios extranjeros no incluía a

ningún estadounidense, tal vez debido a que su presencia confundiría a los

quichuas, a quienes la diócesis adoctrinaba en contra de la influencia

norteamericana en sus sermones y publicaciones. En este sentido, el

antiimperialismo era la defensa de la clientela de la iglesia de Riobamba, en

contra del poder adquisitivo del dinero norteamericano.

También existía una oposición de las bases quichuas al poder

adquisitivo de Visión Mundial, procedente de experiencias pasadas con

extranjeros y activada por incidentes destructivos. Su expresión más visible,

el Movimiento Indígena del Chimborazo (MICH), estaba conectado con la

diócesis. Fundado por líderes quichuas y por Monseñor Proaño en 1982, el

movimiento atribuía los problemas de las comunidades nativas al

faccionalismo causado por los extranjeros, especialmente por los

Page 393: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

evangélicos y por Visión Mundial. La única solución era la unidad,

explicaba, y aquello implicaba una religión. {77}

MICH se oponía a los proyectos de desarrollo convencionales,

típicamente financiados desde el exterior, en la creencia de que el

desarrollo debía ser endógeno, es decir, debía surgir de la misma gente y

debía estar basado en sus propios recursos. Sin embargo, aquella no era la

forma de producir resultados rápidos y espectaculares en las comunidades

pobres. Varias organizaciones diocesanas auspiciaron proyectos de

desarrollo más convencionales, pero no eran suficientes como para

satisfacer las solicitudes de cientos de aldeas quichuas. [350] En la

práctica, por lo tanto, la iglesia de Riobamba urgía a las comunidades a

rechazar proyectos de desarrollo financiados por los Estados Unidos,

aunque no siempre proporcionaba una alternativa.

Esto no era una tarea fácil. «Nos estamos superando» era una frase

que siempre se encontraba en los labios de los evangélicos quichuas,

advertía Carola Lentz, quien trabajaba para la Iglesia Católica. Al mismo

tiempo, informó sobre la «casi idealización» de la pobreza indígena en la

Iglesia Católica, como si la pobreza fuese una condición necesaria para

concientizar a los indígenas y liberarlos. La implicación era que los

indígenas eran auténticos únicamente cuando eran pobres, mientras que

aquellos que se superaban eran traidores a su pueblo. {78} Radicales de

clase media podían caer en la trampa de negar al pobre las comodidades

de las cuales ellos disfrutaban, aduciendo que tales adelantos eran

paliativos.

Cuando la federación quichua de Licto firmó un acuerdo con la

Fundación Interamericana del gobierno norteamericano, los agentes

pastorales de la Iglesia Católica sintieron que habían «perdido» a la

federación, a pesar de que ésta continuaba profesando su lealtad a la

diócesis. Tales quichuas querían mejoras inmediatas, progresos tangibles

que requerían de recursos tangibles provenientes de afuera. Cuando los

extraños trataban de entrar en comunidades quichuas, su admisión

dependía, en gran parte, de si traían o no un proyecto. «Organizar a la

gente no es fácil», me dijo Ana María Guacho del MICH, «cuando Visión

Mundial ofrece dinero y nosotros ofrecemos concientización.» {79}

Notas

Page 394: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{73} Centro de Planificación y Estudios Sociales 1984: 176-177. De acuerdo

a Visión Mundial, alrededor de cincuenta nuevas comunidades en toda la

nación solicitaban sus servicios cada año, de las cuales veinte o treinta

eran aceptadas.

{74} Santana 1983: 158-162 y Barry Lyons, comunicación personal.

{75} Diego Iturralde al autor, 11 de junio de 1985.

{76} Cf. Centro de Planificación y Estudios Sociales 1984: 74-75, 103 y

«Penetración cultural: Visión Mundial en el cantón Otavalo»

[mecanografiado anónimo de 54 páginas], 1983.

{77} «Somos la Esperanza de Mi Pueblo» [panfleto], Movimiento Indígena

de Chimborazo, 1984. Proaño Villalba 1984: 221-223.

{78} Lentz 1985.

{79} Entrevista del autor, Riobamba, 18 de mayo de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 350-

355

 →

Fortaleciendo a la iglesia local

En Chimborazo, las críticas más fuertes contra Visión Mundial llegaron,

no de los católicos, sino de los propios correligionarios en la Unión

Misionera Evangélica (GMU) y la Asociación Indígena Evangélica de

Chimborazo (AIECH). Al igual que Monseñor Proaño, decían que Visión

Mundial tenía demasiado dinero, que lo estaba malgastando, y por lo tanto

estaba dividiendo al pueblo en nombre de Cristo.

La Asociación Indígena había sido establecida en 1966-67 como la

denominación local del GMU. Con sus campañas, [351] programas de

entrenamiento, emisora de radio, cooperativas de ahorro y transporte, era la

organización indígena evangélica más impresionante en América del Sur.

Ultimamente, Visión Mundial había hecho bastante por la Asociación

Page 395: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Indígena. Pero cuando conocí a sus directores, en junio de 1985, éstos

acusaban a Visión Mundial por muchos problemas. Declararon que había

sido «más daño que ayuda» y que estaba «haciendo robadores a nuestros

hermanos.»

En un caso, un pastor había ido a trabajar para Visión Mundial, parecía

ser un coordinador de mucho éxito, y anunció su candidatura para el comité

ejecutivo de la asociación. Fue en este punto que Visión Mundial lo acusó

de falsificar recibos para comprar una parcela de tierra y un auto. Una nube

también opacó al anterior presidente de AIECH. Este dejó su puesto para

presidir la federación indígena evangélica a nivel nacional, después de

mostrarse incapaz de explicar un déficit en fondos de construcción que

Visión Mundial había canalizado a través de él. Las cuentas de la

asociación eran un desorden, y el nuevo consejo ejecutivo no sabía donde

estaba parado. Un contador de GMU estaba ayudándoles a descifrar la

situación financiera, mientras que el ex-presidente se negaba a explicar su

administración. Todos señalaban con el dedo a alguien más.

En Quito, los administradores de Visión Mundial culpaban a la

deshonestidad de los líderes quichuas a quienes habían contratado de las

iglesias locales. Esto también había sido parte de su explicación por los

escándalos en Imbabura. Para los líderes de la Asociación Indígena, por el

contrario, el problema consistía en la falta de administración desde arriba

por parte de Visión Mundial. Los líderes de AIECH se rehusaban a

participar en el nuevo censo evangélico nacional de Visión Mundial por dos

razones. En primer lugar, temían que los católicos utilizasen los resultados

para identificar y perseguir a las nuevas y débiles congregaciones. En

segundo lugar, temían que otros organismos evangélicos –como Visión

Mundial– utilizaran las listas para pasar por alto su asociación y contactar a

pastores en forma directa.{80}

Claramente, la autoridad y el patronazgo eran asuntos serios tanto

entre los protestantes como entre los católicos de Chimborazo. La

Asociación Indígena se centraba en el recinto de GMU arriba de la laguna

de Colta. [352] Allí vivía uno de los hombres responsables de abrir el

camino a los evangélicos en la provincia. Los movimientos populares no

eran un logro típico para la GMU, una misión de fe conservadora que se

remontaba a 1892. La vida de Henry Klassen le había ayudado a entender

el paternalismo misionero mejor que sus colegas. Había sido criado en una

colonia menonita de habla Platt-deutsch, en el oeste canadiense, y había

Page 396: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

aprendido inglés únicamente cuando se fue a la ciudad a la edad de

diecisiete años.{81} Al llegar al Ecuador en 1952, comprendió la importancia

no sólo de hacer todo en el idioma nativo, sino también de permitir que los

quichuas dirigieran sus propios asuntos.

Klassen todavía tenía influencia, por supuesto. Cuando Visión Mundial

empezó a trabajar con las iglesias hijas de GMU, lo había hecho sin

siquiera un buenos días para él o su misión. Cuando Klassen fue a hablar

con la nueva agencia, su director, Frank Boshold, explicó que esperaba

fortalecer a las iglesias locales. Una vez que los quichuas se hayan

desarrollado, afirmaba Boshold, sería más fácil para ellos pagar su diezmo.

Klassen no se sintió impresionado: dijo que el nuevo programa pondría en

peligro a la iglesia, no la ayudaría. «Tú haz tus cosas», le dijo Boshold,

«nosotros haremos las nuestras.» Después de varios años de soportar a

Visión Mundial, Klassen no quería ser acusado por la reunión que ésta

había convocado aquella misma tarde en el recinto de abajo, como si no

fuera suficiente ser del Canadá y ser culpado por la invasión

estadounidense a Granada.

Visión Mundial no solo contrataba a los líderes más prometedores, con

salarios que sus propias congregaciones nunca podrían igualar. No, decían,

Klassen y su esposa Pat, Visión Mundial estaba repartiendo demasiado

dinero, hasta el punto de desmoralizar a la gente a la que decía estar

ayudando. Gracias a Visión Mundial, los creyentes quichuas preguntaban

por qué debían pagar el diezmo de sus propias ganancias, si podían recibir

mucho más de la nueva misión maravilla. Era como si a un norteamericano

de clase media le cayera del cielo un millón de dólares. Al trabajar a través

de pastores individuales, en lugar de hacerlo a través de una organización

indígena, pensaban los Klassen, Visión Mundial estaba corrompiendo a los

pastores, minando a la asociación, y convirtiendo a los quichuas en

mendigos profesionales. Ahora que los creyentes tenían sus mentes

ocupadas en el dinero, sembraban menos iglesias. [353] Aquellos que se

beneficiaron menos sentían envidia de aquellos que se beneficiaban más.

Visión Mundial estaba confundiendo y dividiendo a la iglesia, no la estaba

fortificando.{82}

Los directores de la asociación profesaron la misma opinión cuando se

reunieron con Klassen y conmigo en sus oficinas en el recinto de GMU.

Prometieron que, si no recibían una respuesta satisfactoria de Visión

Mundial en unos pocos días, se rehusarían a trabajar con ésta en adelante.

Page 397: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Pero cuando hablé con el director de Visión Mundial una semana más tarde,

parecía estar genuinamente sorprendido por mi recitación de las quejas de

la AIECH. Nunca había oído sobre ellas, dijo Frank Boshold, menos aún

durante su reciente reunión cordial con la AIECH. Tampoco pedía disculpas

por el sistema de contabilidad de Visión Mundial. No era culpa del sistema,

insistía, llamando «bandidos» a los más flagrantes pastores caídos y

manteniendo que un nuevo departamento de auditoría impedía que tales

escándalos sucedieran otra vez. Aunque era verdad que el ex-presidente de

la AIECH se rehusaba a rendir cuentas, existían otras acusaciones en

contra del hombre, y los fondos que la AIECH manejaba no eran

únicamente de Visión Mundial. Según Boshold, se culpaba a su agencia por

los problemas de otras personas.

En lo referente a la competencia con otras agencias, Boshold afirmaba

que las comunidades no podían ser consideradas propiedad del primer

grupo en llegar. Si una organización llegaba con un programa ideológico

fuerte como la concientización, como algunas lo hacían, la gente se volvería

hacia un programa que demandaba menos de ellos. Era «totalmente

absurdo» que Visión Mundial estuviera persuadiendo a los católicos a

alejarse de su propia iglesia. «No somos una organización evangélica,»

insistía Boshold. «Somos una organización cristiana. No creemos que los

programas de desarrollo tengan una religión. Nunca nos interesamos en un

cambio de religión o de iglesia. Estamos únicamente interesados en un

cambio del corazón.»{83}

A diferencia de la mayoría de directores de Visión Mundial en los

países de América Latina, Boshold era un gringo, nacido en Alemania pero

fácilmente identificable como un norteamericano. Todo un ejecutivo,

disfrutaba defendiendo su programa y lo hacía vigorosamente y bien. [354]

Pero tal vez demasiado bien, puesto que si él estaba en lo cierto, todo el

alboroto era ada.

Es cierto que el programa de Visión Mundial estaba lejos de ser el

único en sufrir la gama de problemas de los que se le acusaba. De acuerdo

a un estudio realizado por el antropólogo José Pereira en Chibuleo,

Tungurahua, Visión Mundial era la séptima agencia de desarrollo que

prestaba dinero en ese lugar. El ochenta por ciento de la población estaba

en deuda con agencias anteriores, las cuales difícilmente podrían recuperar

sus préstamos. Ciertos miembros de la comunidad estaban acostumbrados

a empezar cooperativas esencialmente ficticias, utilizar su experiencia con

Page 398: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

las agencias de desarrollo para solicitar préstamos, para luego terminar con

el negocio desviando los fondos hacia fines misteriosos. Al igual que los

expertos en desarrollo de la clase media, quienes llevaban una buena vida

saltando de un proyecto fracasado hacia el siguiente, estos empresarios a

nivel campesino sabían cómo atraer a una agencia de desarrollo, sacarle

provecho mientras podían, para luego seducir a la siguiente. {84} No conocer

la escena antes de invertir dinero, empeorar las rivalidades locales,

promocionar nuevas elites especializadas en robar proyectos –éstos eran

hechos de la vida cotidiana en el mundo del desarrollo–.

Por consiguiente, Visión Mundial estaba sirviendo como un chivo

expiatorio. Los responsables en llamar la atención nacional hacia sus

caídas eran otras instituciones, mayormente ecuatorianas, que competían

con ésta por las clientelas quichuas. En Guaicopungo, Imbabura, una

agencia ecuménica protestante llamada Fundación Brethren Unida (FBU)

encontró que sus ayudas habían sido sobrepasadas por Visión Mundial. Los

gastos generosos de Visión Mundial permitían a algunos miembros de la

comunidad rechazar el paso más lento de la FBU, la cual entregaba fondos

únicamente después de un proceso de «permanente reflexión» sobre los

valores de la comunidad.{85} «En un año, Visión Mundial ha estropeado

cuarenta años de nuestro propio trabajo,»{86} me dijo Germán Salazar, el

director de la FBU. Otra agencia en Imbabura, la Central Ecuatoriana de

Servicios Agrícolas (CESA) tenía el mismo problema. En El Topo, el

liderazgo de la comunidad desertó del enfoque comunitario de CESA hacia

un proyecto de Visión Mundial con pagos mayores y más rápidos. [355]

El presupuesto de Visión Mundial –alrededor de un millón de dólares

para el Ecuador según Boshold{87}–no era el único factor que hacía difícil

competir en su contra. Al responder rápidamente a las solicitudes, Visión

Mundial opacó a otras agencias, especialmente a las oficiales. A diferencia

de una institución gubernamental en la que se tardaba más de un año en

aprobar un crédito y meses más para hacerlo efectivo, Visión Mundial

tomaba la decisión en ocho días y lo entregaba poco después. Cuando una

comunidad solicitó al Ministerio de Educación que construyera más aulas

para su escuela, el Ministerio aceptó, pero cinco años después todavía no

había hecho nada.{88} En contraste, algunas comunidades ya tenían sus

propias cuentas bancarias para tales proyectos con el dinero de Visión

Mundial.

Notas

Page 399: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{80} Entrevista del autor a Jorge Veñán, presidente de AIECH, al comité

ejecutivo de AIECH, y a Henry Klassen, Majipamba, Colta, 4 de junio de

1985.

{81} Entrevista del autor a Henry Klassen, Majipamba, Colta, 23 de febrero

de 1984.

{82} Entrevistas del autor, Majipamba, Colta, 23 de febrero de 1984; 16 de

mayo de 1985; y 4 de junio de 1985. Para quejas similares en Honduras,

sobre una agencia anónima de ayuda infantil, véase Harrell 1983.

{83} Entrevistas del autor, oficina de Visión Mundial-Quito, 15 de mayo y 11

de junio de 1985.

{84} Colegio de Antropólogos 1983: 21, 26-30.

{85} Comité Ecuménico de Proyectos 1982: 28.

{86} Entrevista del autor, Quito, 14 de mayo de 1985.

{87} Entrevista del autor a Frank Boshold, 11 de junio de 1985.

{88} Centro de Planificación y Estudios Sociales 1984: 178-179.

←  nódulo 2002 • capítulo 9 • páginas 355-

358

 →

Un escape revolucionario

La izquierda y la Iglesia Católica estaban de acuerdo en que Visión

Mundial, y los evangélicos en general, estaban dividiendo, despolitizando y

destruyendo a la cultura indígena. Igualmente pensaban muchos indígenas.

«Cada día aparecen en nuestro país, Mormones, Testigos de Jehová,

Bahais, Niños de Dios, &c.,» se quejaba un periódico nativo, «confundiendo

y dividiendo no sólo a los indígenas, sino a todo el pueblo en general... Lo

cierto es que, hasta entre ellos se critican como enemigos a muerte. La una

le dice a la otra que son diablos, la otra le tacha de mentiroso... que el uno

Page 400: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

tiene avioneta con transporte gratis, que el otro regala ropa usada, galletas

y caramelos; que los otros tienen medicinas, que los unos tienen plata para

ganado, cría de aves, que los otros van a poner escuelas. Así cada quien

se disputa la acaparación de la mayor cantidad de seguidores. Como que el

reino de los cielos se ganaría con ofertas y caramelos.» {89}

Sin embargo, el orgullo y la energía manifestados por los evangélicos

quichuas llevó a ciertos investigadores a diferentes conclusiones. Dos

antropólogos extranjeros, Joseph Casagrande y Blanca Muratorio, y el

investigador ecuatoriano Roberto Santana, concluyeron que el

protestantismo era un movimiento de revitalización étnica. {90} La idea del

protestantismo como una fuerza liberadora no era nueva: durante la década

de 1920, en el curso de profetizar la reconquista indígena del Perú, el

antropólogo Luis Valcárcel aclamó a los misioneros protestantes [356] –

especialmente a los Adventistas del Séptimo Día– por ayudar a formar al

Nuevo Indígena, al extirpar vicios como el alcoholismo, la coca y el

servilismo.{91}

De acuerdo a Santana, era el éxito evangélico en recuperar la

autonomía étnica lo que explicaba la hostilidad de la izquierda y de la

Iglesia Católica. En un momento en el que el conflicto religioso entre los

quichuas parecía estar disminuyendo, sugirió Santana, estos contendores

externos se encontraban ansiosos frente a la pérdida de clientelas

indígenas.{92} Si su argumento es correcto, el protestantismo sería una

rebelión contra del paternalismo, incluyendo aquel que todavía se encuentra

en la izquierda y en la Iglesia Católica.

Puede ser difícil imaginar a la Unión Misionera Evangélica como una

influencia revolucionaria. La idea se le había ocurrido ya a un miembro de

GMU quien, justo antes de que las iglesias protestantes en Chimborazo

brotaran, fue a la Escuela Fuller de Misión Mundial en el sur de California.

Donald Dilworth nunca regresó a Chimborazo, y su tesis de 1967 tal vez

nunca influyó en la misión. Pero sí planteó una pregunta interesante. En

una época en la que el quichua estaba «ardiendo bajo su opresión»,

¿podría el fuego espiritual que los misioneros esperaban iniciar salir fuera

de su control? ¿Podría el evangelismo emprender una revolución violenta?

En una época en la que la concientización todavía no se había puesto

de moda, Dilworth se dio cuenta de cuán fácilmente los quichuas se

identificaban con los hebreos del Antiguo Testamento y sus tribulaciones.

Page 401: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

La Biblia respaldaba su sentido de nacionalismo, su derecho a tener su

propia tierra y de existir como un pueblo aparte. Dilworth escribió: «Todo

misionero consciente debe considerar... su parte en la estimulación de

reacciones agresivas. Reconociendo que esta reacción va dirigida hacia

una revolución, el misionero evangélico ora continuamente y trabaja para

controlar el rumbo y guiar la revolución hacia la iglesia evangélica en

donde, aprendiendo la Biblia, el hombre que ha cambiado radicalmente

tiene la posibilidad de cambiar radicalmente su medio ambiente. El quichua

que se involucra en el cristianismo evangélico encuentra, hasta cierto

punto, un escape para sus animosidades revolucionarias. El quichua

convertido... encuentra un sustituto espiritual para [357] la amenazada

revolución física. Ya está listo para participar en una reforma social

cristiana, la gran esperanza de los quichuas en el Ecuador... una revolución

democrática controlada... Esto se debe realizar antes de que explote la

animosidad del quichua para crear un matadero de anarquía.»

Aunque parezca excepcionalmente activista para un evangélico de su

época, Dilworth pensaba que los misioneros podían ayudar a los quichuas

en formas que el gobierno estadounidense no podía, dada su necesidad de

mantener buenas relaciones con el gobierno ecuatoriano. {93} Tal como los

colaboradores de Monseñor Proaño sospechaban, aquí estaba un misionero

norteamericano, hablando sobre la necesidad de contener las fuerzas del

cambio. En cierta manera, las iglesias de la GMU en Chimborazo

cumplieron sus expectativas. Los hacendados empezaron a considerar a los

evangélicos como a trabajadores más confiables que los católicos. La

Asociación Indígena Evangélica de Chimborazo evitaba enfrentarse a las

autoridades o levantar demandas que desafiaban a las instituciones

existentes. Los pastores quichuas predicaban a Romanos 13:l, que los

gobiernos deben ser obedecidos porque han sido establecidos por Dios. A

veces, incluso castigaban a sus miembros por llevar a sus terratenientes

ante los tribunales.{94}

En 1976, sin embargo, un antropólogo descubrió que las mismas

comunidades de hacienda que adquirían sus propias parcelas de tierra y

que se convertían en evangélicos trabajaban con un abogado de la

Federación de Indígenas del Ecuador (FEI), asociada con el partido

comunista. Piensen lo que piensen los misioneros, ni los pastores quichuas

ni los cuadros de izquierda parecían dar gran importancia al hecho de que

sus bases trabajasen con supuestos enemigos ideológicos. {95} Después de

Page 402: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

todo, ¿no se acusaba a los comunistas de ser protestantes, y a los

protestantes de ser comunistas, y a los quichuas que luchaban por sus

derechos, de ser las dos cosas? {96} Los protestantes de una gran hacienda

se unieron a una huelga para un alza de salarios, {97} y dos comunidades

evangélicas invadieron una hacienda. El 20 de octubre de 1982, como parte

de una protesta nacional en contra del aumento de las tarifas de transporte,

los habitantes de Guamote, Punín y Columbe capturaron a cada bus que

llegaba y se lanzaron a la huelga. Con la radio católica fuera de servicio por

reparación y los misioneros ausentes de la estación GMU, [358] la

evangélica Radio Colta invitó al aire a un líder católico para que organizase

una marcha hacia Riobamba.{98}

Notas

{89} «Visión Mundial: otro lobo vestido de oveja», Amanecer Indio (Quito:

Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía

Ecuatoriana), agosto de 1983, pág. 9.

{90} Casagrande 1978; Muratorio 1981.

{91} Degregori 1978: 168.

{92} Santana 1983: 167-174.

{93} Dilworth 1967: 40, 76-77, 87, 93-94.

{94} Muratorio 1980: 52 y 1981: 526, 529-530.

{95} Diego Iturralde al autor, Quito, 11 de junio de 1985.

{96} Brandi, Scott y Warwick 1976: 33-39.

{97} Muratorio 1980: 52, 56. Para una breve descripción de la movilización

evangélica contra el propietario de la hacienda, véase Lentz 1985.

{98} Santiago Tribout, Diócesis de Riobamba, al autor, mayo de 1985.

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Page 403: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

360

Desde el evangelismo hacia la política

electoral

Unicamente era cuestión de tiempo para que los evangélicos

trasladasen sus energías de las preocupaciones espirituales hacia las

políticas, sugerían Roberto Santana y Blanca Muratorio. {99} Este fue uno de

los temas que se encontraba detrás de las quejas evangélicas en contra de

Visión Mundial en 1985. ¿Debía la Asociación Evangélica Indígena del

Chimborazo tomar un camino diferente al de la Unión Misionera Evangélica,

el camino de la política electoral? La asociación estaba orgullosa de su

independencia administrativa respecto de la GMU, pero Henry Klassen

todavía era un consejero de mucha influencia. Y había problemas en el

interior. Misioneros católicos habían oído rumores de un cisma interno en la

época de la última elección nacional. Aquella elección, según un dirigente

misionero, «casi había destruido la unidad de la iglesia evangélica en la

sierra.»{100}

La Asociación Evangélica Indígena del Chimborazo había sido un

bloque político potencial durante algún tiempo. Ya para 1978, por lo menos

tres partidos políticos se le habían acercado. {101} Pero los misioneros

desaprobaban el alineamiento de la iglesia con partidos políticos o con

demandas políticas, salvo para el caso de obras públicas y protección

contra los católicos. Debido a que los quichuas tenían razón para desconfiar

de cualquier partido político, los intentos por afiliarse a uno de ellos estaban

destinados a producir reacciones. Por consiguiente, la asociación vacilaba

en respaldar a candidatos. Mientras tanto, uno de sus líderes, un estudiante

de leyes llamado Manuel Naula, se encontraba construyendo una mayor

plataforma para él y otros ambiciosos jóvenes quichuas. Consistía en la

Federación Evangélica Indígena de Ecuador (FEINE), que se alojó en las

instalaciones del Instituto Lingüístico de Verano en Quito. Cuando escalaron

los ataques contra el SIL en 1981, FEINE salió en defensa de los

norteamericanos y organizó asociaciones evangélicas indígenas a lo largo

de la sierra.

El Instituto Lingüístico, a su vez, ayudó a introducir a la nueva

federación en la siguiente campaña presidencial. A finales de 1983, [359]

Page 404: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

ciertos colaboradores no-indígenas de SIL organizaron una reunión en la

cual trataron de casar a FEINE con el candidato presidencial de la derecha,

León Febres Cordero. Según el acuerdo, si los indígenas evangélicos

votaban por Febres Cordero, éste daría al Instituto Lingüístico un nuevo

contrato. Pero a los líderes de FEINE no les gustaba el aire patronal de

Febres Cordero, ni ser los peones de políticos blancos. {102} En la primera

vuelta electoral, a finales de 1984, los indígenas evangélicos se inclinaron,

abrumadoramente, por candidatos de centro e izquierda. Los líderes de las

Asociaciones Evangélicas Indígenas del Chimborazo y de Tungurahua

dijeron a los investigadores que un significativo número de su gente votó

por el Frente Amplio de Izquierda de René Maugé, construido alrededor del

partido comunista.{103} Muchos más votaron por la Izquierda Democrática, un

partido de centro izquierda en cuya lista se eligió a Manuel Naula como el

único legislador quichua del país.

Sin embargo, no todos los hermanos de Naula estaban contentos con

su triunfo. Poco después, la asociación de Chimborazo eligió a un nuevo

comité ejecutivo anti-Naula, el cual procedió a acusar a uno de los

protegidos de Naula –al anterior presidente de la asociación– por malversar

los fondos de Visión Mundial. Un año más tarde, los directores de la

asociación todavía sentían que habían sido utilizados aula, por haber

ofrecido sus votos a la Izquierda Democrática y por haber utilizado a la

asociación para que lo eligieran. «Trató de vendernos», protestaban.

¿Era apropiado para una organización eclesiástica, que por la

naturaleza de sus miembros era una organización de los oprimidos,

convertirse en un bloque electoral? La asociación de Chimborazo siempre

había sostenido ser apolítica, pero la necesidad de defender a los

evangélicos de los católicos le había llevado a relaciones amistosas con las

autoridades locales, de quienes la asociación trataba de conseguir la

realización de obras públicas como escuelas y caminos. Como deseaban

los misioneros, la asociación se convirtió en una alternativa a la

participación en organismos católicos o marxistas. Ahora que se había

convertido en un sustituto funcional para las organizaciones políticas

rivales, se encontraba bajo la presión de expresar las demandas básicas de

los quichuas. [360]

Cuando Manuel Naula y su gente trataron de transformar a la

asociación evangélica de Chimborazo en un voto de bloque, afirmaron que

la misión de la iglesia era transformar la sociedad. Para los misioneros,

Page 405: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

aquello se asemejaba a la herejía de la teología de la liberación. Según

ellos, también era peligroso desde un punto de vista práctico. Si los

misioneros extranjeros se hubieran metido en la política partidista al igual

que la Iglesia Católica ¿habrían sobrevivido al sinnúmero de cambios del

gobierno en la política de turno del Ecuador? Incluso para los organismos

evangélicos nacionales, ¿qué ocurría cuando estuvieran de parte del lado

perdedor? Los misioneros aceptaban que los cristianos podían participar en

la política, pero como individuos y no como iglesia.

A medida que los líderes quichuas perseguían sus ambiciones, las

misiones se preocupaban de que las asociaciones evangélicas indígenas

pudieran salir fuera de control. Alrededor de Otavalo, donde Visión Mundial

tuvo sus primeros problemas, la Asociación Indígena Evangélica de

Imbabura quedó más resquebrajada que la de Chimborazo. Se hablaba de

cuatro, siete, e incluso diez iglesias que se habían apartado de la misión

allí, la Alianza Cristiana y Misionera (CMA).

Algunos culpaban a Visión Mundial por la división. Los hombres a

quienes había contratado como sus coordinadores provinciales, y luego

despedido en diciembre de 1983, dirigieron la separación de la Alianza

menos de un año más tarde. La contribución de Visión Mundial había sido

la de inflar el egoísmo de los líderes disidentes, según un pastor de la

Alianza. Después de la salida de Visión Mundial, uno de los coordinadores

despedidos se rehusó a someterse a la disciplina eclesiástica para un

fracaso moral. Por ese motivo, dijo el pastor, ahora existían dos

asociaciones indígenas evangélicas en la provincia. Según los

separacionistas, por el contrario, éstos se vieron forzados a seguir su propio

camino cuando los misioneros y pastores de la Alianza trataron de vincular

a la asociación indígena más estrechamente con la iglesia nacional. Ahora

los disidentes empleaban un lenguaje anti-imperialista para agitar en contra

de sus mentores norteamericanos. «Los misioneros nos quieren en su

bolsa», dijo uno de los desacreditados coordinadores de Visión Mundial en

La Compañía. «¡Que vayan!»{104}

Notas

{99} Muratorio 1981; Santana 1983: 167-174.

{100} Entrevista del autor a Ben Cummings, vicepresidente ejecutivo de

Radio HCJB, Quito, 18 de junio de 1985.

Page 406: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{101} Paredes 1979: 45.

{102} Entrevistas del autor a Alfredo Viteri, Confederación de

Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana, Quito, 28 de

febrero de 1984, y a Manuel Naula, FEINE, Quito, 28 de febrero de 1984.

{103} Lucía Salamea, Centro de Planificación y Estudios Sociales, Quito, al

autor, 22 de febrero de 1984.

{104} Entrevista del autor a Pedro Castañeda, La Compañía, 16 de junio de

1985.

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362

 →

Pilahuín

En Pilahuín, donde comenzamos este capítulo, arriba de la ciudad de

Ambato, el párroco se encontraba entre la espada y la pared. Los activistas

católicos como él habían estimulado a los quichuas a organizarse en

nuevas formas para defender sus derechos. Invariablemente, llegaba el

momento en el que la gente les daba las gracias por su ayuda y seguían su

propio camino.{105} Ahora, como una advertencia a cualquier misionero que

pensaba quedarse más allá de su tiempo, cualquier católico o protestante

podía remitirse al destino del Padre Tamayo. Como uno de los fundadores

del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT), había sido un pionero de la

causa indígena en la provincia. Construyó una impresionante operación en

la concientización, la preparación de líderes y el desarrollo comunitario.

En 1981 las cosas empezaron a deshacerse. Los voluntarios

extranjeros partieron, seguidos por muchos de los líderes indígenas más

antiguos y de mayor influencia, quienes organizaron su propio Movimiento

Indígena de Tungurahua. De acuerdo a sus muchos críticos, Tamayo había

protegido a la MIT de la manipulación por parte de intereses políticos

externos con tanto éxito que terminó dominándola él mismo. Los críticos

sugieren que su propia creación lo había sobrepasado. Había estimulado a

Page 407: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

los quichuas a concientizarse, con el resultado de que ya no deseaban

someterse a su autoridad.

Durante la lucha interna, Tamayo había perdido el financiamiento

extranjero que necesitaba para mantenerse al día con las crecientes

demandas para los proyectos de desarrollo. Ahora él veía a Visión Mundial

acercarse a las comunidades que, en tiempos mejores, él y el Movimiento

Indígena de Tungurahua habían organizado. Incluían a Chibuleo, uno de los

lugares de rodaje de la película «Fuera de aquí» de Jorge Sanjines, una

película anti-imperialista que compensaba su falta de presupuesto con lo

que algunos consideraban como un exceso de ideología. La película

acusaba a los filántropos norteamericanos de explotadores. Tamayo la

había presentado a audiencias quichuas de toda la provincia,

aparentemente con los resultados antiimperialistas deseados. Ahora,

desafortunadamente, Visión Mundial se encontraba financiando proyectos

aún en Chibuleo.

Lo peor, según el Padre Tamayo, era la población de Pucará a una

corta distancia de su iglesia parroquial en Pilahuín. En Pucará, los jóvenes

protestantes habían persuadido a la mayoría católica para que los eligieran

para el cabildo. Los mismos jóvenes estaban a cargo de la Asociación

Indígena Evangélica de Tungurahua (AIET), la misma que, ocasionalmente,

patrocinaba campañas evangélicas. Por si fuera poco, estos mismos

jóvenes también estaban dirigiendo la oficina de Visión Mundial. Con el

dinero de Visión Mundial, financiaban proyecto tras proyecto en las

comunidades alrededor de Pucará, luego –como líderes de la comunidad–

pedían a la mayoría católica que participara a través del trabajo comunitario

o minga.

Los católicos como el Padre Tamayo siempre habían acusado a los

evangélicos de minar a las instituciones tradicionales del cabildo y de la

minga. Ahora había evangélicos que no sólo estaban a cargo de aquellas

mismas instituciones, sino que estaban uniendo las fuerzas de lo que había

sido una comunidad débil y dividida. Los nuevos líderes evangélicos habían

organizado una impresionante marcha de protesta hasta la ciudad de

Ambato, para defender a la comunidad de un amenazante proyecto de

agua. El Padre Tamayo había comprometido su vida por la defensa de la

cultura quichua y sus tradiciones comunitarias. Por un cruel giro del destino,

aquello significaba ahora aprender a convivir con Visión Mundial. A

mediados de los años ochenta, parecía que los católicos quichuas de

Page 408: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Pucará estaban más interesados en los proyectos de la nueva agencia que

en convertirse a su religión. De acuerdo a un coordinador de Visión

Mundial, la pequeña minoría evangélica de Pucará, cerca de trescientas

personas, no había crecido mucho durante su ministerio. {106}

Notas

{105} Santana 1981: 33.

{106} Entrevistas del autor, Pilahuín y Ambato, mayo y junio de 1985.

←  nódulo 2002 • capítulo 10 • páginas 362-

367

 →

Reinterpretando la invasión de las sectas

como un despertar evangélico

«Aquellos americanos son los franciscanos y dominicos de nuestro tiempo.

Ellos podrán no verlo de esa manera, pero son el arma religiosa de un

sistema económico, político y cultural.» –Salomón Nahmad, Instituto

Nacional Indigenista de México.{1}

«Una iglesia es solamente una estructura. Depende de cómo se la llena.» –

R. Dayton Roberts, Misión Latinoamericana y Visión Mundial. {2}

En febrero de 1988, Jimmy Swaggart llevó el evangelio a la capital de

la revolución sandinista. Fue una semana antes de que saliera del aire,

después de confesarse a su teleaudiencia un domingo por la mañana, de un

pecado que resultó ser adicción a la pornografía. Algunos se preguntaban si

la repentina confesión le había sido exigida como represalia por su viaje a

Nicaragua. Al ir, había permitido a los sandinistas que demostraran su

respeto por la libertad de culto, incluso para un partidario de los contras

como él. Durante la cruzada, la televisión sandinista pasó sus propagandas

y se transmitió una reunión en vivo a través de la radio nacional. Unos

pocos días después, las fotos que lo implicaban en el pecado llegaron a su

denominación, las Asambleas de Dios.{3}

Page 409: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

La visita de Swaggart fue planeada por dos empresarios texanos,

quienes habían organizado banquetes de oración para los comandantes

sandinistas en 1980. Año tras año, Newman Peyton Jr. y Glen Norwood,

este último uno de los más grandes constructores de viviendas en [364] el

sur de los Estados Unidos, habían recorrido América Central y el Caribe,

algunas veces hasta América del Sur, dando testimonio a los presidentes y

hombres fuertes de la región. Algunas veces llevaban consigo a su buen

amigo el General Charles Duke, el decimoprimer hombre en la Luna. Estos

dos hombres se habían sentado con George Price en Belice, Forbes

Burnham en Guyana, Alfredo Stroessner en Paraguay, Ríos Montt en

Guatemala, cinco presidentes en Honduras, presidente tras presidente en

Costa Rica, sin hablar de los comandantes sandinistas Tomás Borge y

Daniel Ortega. Cualquiera que fuese el tema, se habían sentado con estos

líderes y lo habían discutido: la salvación eterna –el mismo mensaje para

todos, desde Stroessner hasta Borge–; convertir a Jonestown en un centro

para los refugiados Hmong; negociaciones fronterizas entre países; solicitar

a los generales del Pentágono que trataran a los muchachos sandinistas

como a seres humanos; incluso un intento de razonar con Pat Robertson,

sin éxito. Y esta vez, llevar a Jimmy Swaggart a Nicaragua.

Desde fuera, las excursiones evangélicas de Glen Norwood y Newman

Peyton podrían parecer una especie de conspiración, otro tentáculo del

gran pulpo del norte. Pero si ésta era una conspiración, no tenía mucho

éxito. El galanteo con los sandinistas era totalmente inaceptable para su

organización, la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio

Completo. Newman había sido el director de la Fraternidad para América

Latina, operando desde Houston. No obstante, no podía prevalecer contra

los generales de la Fraternidad, hombres cuya respuesta final era siempre

que ellos tenían su información, por supuesto clasificada, la cual probaba

que Nicaragua era una amenaza para la seguridad nacional de los Estados

Unidos. Una vez un general estalló frente a su sugerencia contraria. Por lo

tanto, era una liberación estar fuera de allí, ser liberado de la Fraternidad

del Evangelio Completo por demostrar fraternidad con los comandantes

sandinistas.

Para aquellos de nosotros que no somos creyentes, las excursiones

evangelísticas de Glen Norwood y de Newman Peyton podrían parecer

extrañas. No a todos se les pasaría por la mente que los sandinistas

pudieran estar interesados en el testimonio de un astronauta

Page 410: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

norteamericano. O que Daniel Ortega pudiera orar por Ronald Reagan. O

que un paladín de la derecha religiosa pudiera decir a los nicaragüenses

que [365] Dios ama a su presidente sandinista. Pero ese fue el resultado de

otro de sus banquetes de oración, esta vez para los comandantes

sandinistas y los empresarios norteamericanos a finales de 1987. Después,

la gente de Swaggart se acercó a los sandinistas, sólo para ser rechazados

por la junta. Newman Peyton se comunicó con Daniel Ortega, quien

únicamente pidió que Swaggart se mantuviera alejado de la política.

No es difícil adivinar los cálculos políticos, los costos y beneficios para

cada grupo en esta negociación. Para los sandinistas, sería un estímulo

para sus recalcitrantes ciudadanos pentecostales, al igual que el año

anterior cuando permitieron una cruzada del sanador por la fe Yiye Avila,

para consternación de los cristianos pro-sandinistas. A cambio, una vez que

los conservadores norteamericanos pudieran ver en televisión a Jimmy

Swaggart en Managua, quizás ya no verían la necesidad de apoyar a los

contras. Esto esperaban los sandinistas más optimistas; otros rechazaban

la idea de dar la bienvenida a una figura que había apoyado la guerra en su

contra. Pero había otro beneficio irrefutable, un aspecto típico de las visitas

estatales por parte de evangelistas importantes, el de recordar a la

jerarquía católica que ya no tenía un monopolio religioso. Para Jimmy

Swaggart, ésta era su oportunidad para predicar en un país en donde le

habían llevado a creer que el evangelio estaba prohibido. Y, por supuesto,

más filmación de América Central para las fauces insaciables de su

programa de televisión y donantes. Por supuesto, surgiría la acusación de

que había permitido dejarse manipular para fines políticos izquierdistas.

«Esto le costará a Jimmy su credibilidad», observó Newman Peyton, pocos

días antes de que el ministerio de Swaggart fuera prácticamente destruido.

«El sabe que se va a dar una reacción.»

El evangelista entregó su mensaje desde la Plaza de la Revolución en

el centro de Managua. Detrás de él se encontraban las ruinas de la catedral

católica que había sido destruida en un terremoto. Desde arriba lo miraban

inmensos retratos de santos políticos sandinistas Qué situación para una

predicador pentecostal de pueblo chico. Aunque el protestantismo

evangélico sea un santificador atolondrado de los poderes de este mundo,

en este caso Swaggart solicitó oración para un Cesar poco probable. Sólo

le costó un pequeño giro en su acostumbrado mensaje. Medio mundo culpa

a los sandinistas por los problemas de Nicaragua, [366] dijo a una multitud

Page 411: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de veinticinco mil personas en la Plaza de la Revolución. Pero la culpa no

era de los sandinistas. La otra mitad del mundo decía que la culpa era de

los contras, continuó. Pero la culpa tampoco era de ellos. La causa de los

problemas de Nicaragua era el demonio. Esta era la hora de Dios para

Nicaragua e iba a hacer cosas potentes. {4}

Preferiría finalizar con una escena enigmática como ésta. Otras

también podrían servir. Pero es mejor concluir con una revisión de las

principales interrogantes que han surgido y la dirección hacia la cual

apuntan. Cuando concebí este proyecto, pretendía lograr dos objetivos. En

primer lugar, quería explicar el despertar evangélico en América Latina para

los no-creyentes, entre los cuales me incluyo. ¿Era realmente una función

de los dólares y evangelistas norteamericanos, como lo han asumido

muchos críticos de la izquierda y de la Iglesia Católica? En segundo lugar,

quería advertir a los evangélicos, por lo menos a aquellos que valoran la

independencia de sus iglesias con respecto al estado, para que no permitan

que sus misiones sean sobornadas por las políticas militaristas e inmorales

que emanan desde Washington.

Ninguno de estos problemas era muy profundo, por lo menos al nivel

que yo quería tratarlos. Solo registrar las disputas y los debates en el

mundo evangélico –entre los expertos del iglecrecimiento, los misioneros

que adoptan una imagen corporativa transnacional, los patriotas de la

derecha que se presentan para la última operación de la CIA, y los

disidentes que piden una reforma dentro de la reforma– hizo mucho para

clarificar el tema. No fue difícil demostrar cómo la derecha religiosa ha

tratado de convertir al trabajo misionero en un instrumento para el

militarismo norteamericano. Tampoco es difícil demostrar que, aún en sus

manifestaciones más sectarias y reaccionarias, el protestantismo

latinoamericano presenta adaptaciones vitales de los pobres a

circunstancias abrumadoras.

Sin embargo, las preguntas simples conducen hacia otras más

complejas. ¿Por qué una religión que parece estar en contra de los

intereses de los pobres los ayudaría en su lucha por la supervivencia? ¿No

es paradójico el que un hombre como Jimmy Swaggart, percibido por

muchos como un fanático, tuviera un atractivo tan poderoso en América

Latina? ¿Por qué los pobres buscan milagros en las figuras religiosas [367]

que los dicen que se sometan a gobiernos opresivos? ¿Podía la

Page 412: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

sorprendente marejada evangélica afectar el curso de los eventos en

América Latina?

Hasta donde puedo ver, la pregunta fundamental es la dirección

tomada por la reforma religiosa en América Latina. Hasta hace pocos años,

el discurso evangélico sobre transformar América Latina en protestante me

causaba gracia. Ahora ya no lo hace. El protestantismo evangélico tiene

tanto éxito que pone en tela de juicio a su gran rival, la teología de la

liberación. Por mucho que se haya hablado de las comunidades de base de

la teología de la liberación, las iglesias del protestantismo evangélico se

encuentran mucho más extendidas e incorporan a un número de gente

bastante mayor. De lo que he visto de las competencia entre las dos, la

religión evangélica lleva las de ganar.

Notas

{1} Citado en Simons 1982: 117.

{2} Entrevista del autor, 24 de enero de 1985, Monrovia, California.

{3} Funcionarios de las Asambleas negaron que existiera conexión alguna

entre los dos eventos.

{4} Tom Jelton, informe desde Managua, Nicaragua, para «All Things

Considered», National Public Radio, principios de febrero de 1988.

Richard Boudreaux, «U.S. Evangelist Preaches to 25.000 in Managua»,

Los Angeles Times, 15 de febrero de 1988, págs. 1, 18. Entrevista

telefónica del autor con Newman Peyton, Jr., 23 de marzo de 1988. Para

el relato de Swaggart, véase «From Me to You», The Evangelist (Baton

Rouge, Louisiana: Jimmy Swaggart Ministries), abril de 1988, págs. 24-

26.

←  nódulo 2002 • capítulo 10 • páginas 367-

369

 →

Visiones contrastantes de la Reforma

Page 413: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Tanto se ha dicho sobre el conflicto entre el protestantismo evangélico

y la teología de la liberación que es bueno recordar qué tienen en común. A

cada lado de esta gran línea divisoria mitopoética, un creciente número de

cristianos imaginan el cambio religioso como el prólogo para la

transformación social. Los dos se inspiran en la Biblia, tienen mucha fe en

el potencial espiritual del pueblo latinoamericano, y sueñan con redimir –en

éste o en aquel lado del milenio– al tiránico y pecaminoso orden de las

cosas. A pesar de que no se han invertido muchos esfuerzos en comparar

la Reforma en América Latina con la que se dio en Europa, {5} tanto el

evangelismo como la teología de la liberación sostienen que el fermento

religioso en Latinoamérica producirá un nuevo orden social. Creen, además,

que éste será cristiano.

No obstante, las dos visiones de la reforma pronto se apartan.

Consideren, por ejemplo, sus presunciones respectivas sobre los Estados

Unidos. Mientras que los teólogos de la liberación identifican a este país

como la principal razón para el retraso de América Latina, muchos

evangélicos lo aclaman como un modelo de progreso, democracia y

redención, una verdadera nación escogida. Luego viene la pregunta sobre

cómo la fe religiosa lleva hacia la transformación social. Para los cristianos

que practican la teología de la liberación, la salvación de las almas [368]

tiene poco sentido aparte de cambiar un orden social que arruina a tantas

vidas. Al analizar el pecado en términos de la estructura de clase,

comprenden a la salvación como a un proceso de concientizar a la gente y

de organizarla para que tome una acción política. Su idea de la reforma es

una lucha política, inspirada en la fe religiosa pero combatida en las

trincheras del conflicto de clase.

La visión evangélica correspondiente es francamente mística,

especialmente en su énfasis en el poder de la conversión personal. De

acuerdo a los evangélicos, el primer paso (y con frecuencia el único) es

para la salvación de los individuos. A medida que la gente se convierte, de

la sociedad hacia nuevos grupos que están «dentro pero no son del»

mundo, surge una nueva moral que luego se filtra de vuelta a la sociedad.

Los conservadores hablan de la conversión como si ésta volviera

innecesario el cambio estructural: los hombres y las mujeres renacidos, y no

una revolución social, reformarán a América Latina. Guiados por la Biblia,

piensan los conservadores, los soldados respetarán los derechos humanos,

los políticos dirán la verdad, los empresarios harán dinero honestamente,

Page 414: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

los trabajadores ganarán su pan de cada día, y los desempleados

encontrarán empleo. No todos los evangélicos se limitan a soñar con una

versión idealizada del orden social actual como ésta: en contraste con

aquellos que encarnan sus esperanzas en un general del ejército

guatemalteco, otros colocan las suyas en la Revolución Sandinista. Sin

embargo, todos están de acuerdo en que la manera de transformar América

Latina es «salvando» a la mayor cantidad de gente posible.

Para aquellos acostumbrados a analizar a América Latina en términos

estructurales, el levantamiento moral podría parecer una fórmula ingenua.

La herencia cultural protestante de una isla caribeña como Jamaica no la ha

salvado de las consecuencias del capitalismo dependiente. Para aquellos

que conocen la competencia y el rencor de la vida eclesiástica evangélica,

podría parecer improbable que tales instituciones pudieran servir como un

ejemplo moral para la sociedad. Pero aún si no aceptamos al moralismo

evangélico en sus propios términos debemos tomarlo seriamente, ya que

demuestra que los evangélicos no sólo vuelven sus espaldas al mundo y

dicen a los pobres que esperen su recompensa en el cielo. Incluso aquellos

que enfatizan su rechazo a la sociedad, [369] se ocupan de las esperanzas

de los latinoamericanos en el nivel íntimo y efectivo de la moral y

superación personales.

Los evangélicos predican que la forma de mejorar la vida es mejorar la

conducta personal. A través de lo que podrían parecer amonestaciones

ineficaces, se ocupan de un nivel de cultura que tiende a ser ignorado por la

izquierda: la ética y sus implicaciones sociales. Para citar un ejemplo, los

padres que evaden sus responsabilidades paternales no son la razón de la

miseria de tantos latinoamericanos, pero sí contribuyen a tal proceso en

millones de vidas. O consideren el abuso de los cargos y fondos públicos,

un abuso tan desenfrenado que destruye la posibilidad para todo salvo para

el auto-engrandecimiento. Cuando los revolucionarios llegan al poder y

cambian la política de crear expectativas por la de imponer disciplina, su

discurso sobre crear un «nuevo hombre» repite el mismo tema de los

evangélicos: la necesidad de una nueva autoridad moral y de una nueva

moral comunitaria.

Notas

Page 415: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{5} Entre aquellos que han establecido recientes comparaciones con la

Reforma en Europa se encuentran Cook 1985, Levine 1985 y Bastián

1986.

←  nódulo 2002 • capítulo 10 • páginas 369-

374

 →

¿Por qué podría no funcionar

la teología de la liberación?

Este estudio no ha analizado en profundidad por qué la teología de la

liberación puede ser más efectiva en llenar facultades, estantes de libros y

tumbas que en llenar iglesias. A pesar de que he distinguido en gran detalle

las distintas corrientes en el protestantismo evangélico, no he hecho el

mismo esfuerzo respecto a la teología de la liberación. Los cristianos que

han invertido sus vidas en la teología de la liberación, que han visto a sus

compañeros entregar la vida por su fe cristiana, pueden sentir que me he

enfocado solo en las derrotas, con el fin de desacreditarla. Pueden afirmar,

en particular, que he escogido el caso de Guatemala, en donde la represión

contra el activismo social ha sido particularmente feroz y efectiva, y en el de

Nicaragua, en donde las divisiones en la Iglesia Católica son

particularmente profundas y flagrantes. Sin duda, se pueden encontrar otros

casos en los que la teoría y la práctica liberacionista hayan tenido más

éxito. Si hubiera escogido el Brasil, sería evidente que la teología de la

liberación y la Iglesia Católica han contribuido enormemente a la

efervescencia populista y apertura democrática de ese país. También en

otros lugares, las contribuciones de la teología de la liberación para

florecientes movimientos de reforma pueden ser más manifiestas. [370]

Pero si he escogido los peores casos, éstos deberían proporcionar

advertencias para los otros lugares. En la Nicaragua revolucionaria, los

cristianos que se identificaron más fuertemente con los sandinistas no

lograron atraer a los pobres de manera tan efectiva como lo hicieron los

evangélicos más conservadores. En la sierra ecuatoriana, el activismo

social de la diócesis católica más progresista parece haber sido superado

Page 416: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

por un movimiento evangélico. Mi relato sugiere que en Guatemala, ciertos

clérigos católicos que practicaban la teología de la liberación fueron, en

parte, responsables de la identificación de las organizaciones eclesiásticas

como subversivas por los militares, lo cual llevó a una ola de terror de la

cual es posible que la Iglesia Católica nunca se recupere.

Aún en cada uno de estos casos, la teología de la liberación podría ser

interpretada en una forma más favorable. {6} Tal vez he puesto demasiado

énfasis en las contradicciones, subestimando la lucha por vencerlas. La

teología de la liberación, sin embargo, ha adquirido una posición tan

paradigmática en el pensamiento sobre la política de la religión en América

Latina, que criticarla es un paso necesario para presentar la posibilidad de

que el protestantismo evangélico tenga más éxito a nivel popular.

No deseo negar que la teología de la liberación representa una reforma

valerosa en la historia del cristianismo. No puede ser descartada como una

maniobra clerical por recobrar el apoyo popular o como un frente marxista,

como lo hacen los enemigos. Por el contrario, sus críticas a la vida

eclesiástica penetran inclusive en el campo evangélico, en donde podrían

volverse influyentes. Nadie ha escrito su obituario: se debe esperar mucho

más sobre su capacidad de autocrítica y de cambio. No obstante, mientras

que la teología de la liberación es una creación vital de la cultura

oposicional de clero y de la universidad, su recepción entre los pobres

tiende a ser problemática. En la práctica, además, ha sido forzada a llevar

las esperanzas más altas en las situaciones más desesperanzadoras. Ha

sido atrapada entre despiadados cruces de fuego. Y en ciertas situaciones,

parece estimular el crecimiento de su némesis, el fundamentalismo

derechista.

Los cristianos que practican la teología de la liberación son los primeros

en reconocer que toman riesgos: esto es la fe, dicen. [371] En un momento

en que se encuentran alarmados por el crecimiento de «las sectas»,

tenemos que considerar cómo sus esfuerzos pueden volverse en su contra.

Aquellos que desconfían de la religión o que están impacientes por los

resultados, han sido tentados a utilizarla como un arreglo inmediato.

Supuestamente se basa en las demandas de los pobres y los incita a la

movilización política. Para los revolucionarios que necesitan de un puente

que una su política con las masas, ofrece convertir los símbolos religiosos

en acción revolucionaria.

Page 417: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Hay más que un peligro en este proceso, de los cuales el menos

probable es el éxito. Unicamente en Nicaragua, bajo los sandinistas, ha

llegado la teología de la liberación al poder. Ahora que una nueva sociedad

parece estar al alcance, la práctica de la concienciación amenazaba con

convertirse en una nueva religión establecida. Por lo menos unos activistas

hablaban de mantener una distancia crítica con respecto al estado

sandinista, pero otros actuaban como «profetas de la corte» para el mismo.{7} Dichos cristianos sentían el deber de defender a la revolución de los

ataques de enemigos externos y domésticos. No obstante, al unirse a la

estructura de poder sandinista y defender sus medidas antipopulares,

corrían el riesgo de alejarse del pueblo nicaragüense y de desacreditar su

discurso sobre un mundo mejor.

El ejercicio central en la teología de la liberación, la concienciación,

presenta una variedad de temas. Para empezar, existe el riesgo de crear

versiones idealizadas de las necesidades de los pobres, en lugar de

dirigirse a sus necesidades reales. La teología de la liberación se esfuerza

en basarse en la experiencia diaria de los pobres: es posible que a veces lo

haya logrado, cuando se ve verdadero éxito en movilizar a los pobres. Pero

la teología de la liberación también se originó en la crisis de la Iglesia

Católica y sus intentos por recuperar una base popular. A pesar de la lucha

por construir una iglesia popular, los profetas del movimiento tienden a ser

profesionales religiosos con intereses profesionales, un hecho dramatizado

por sus conflictos con laicos ofendidos y jerarquías ansiosas. Se supone

que la concienciación es dialéctica, que se genera en la interacción entre el

organizador y la gente. Pero empieza por definir a los pobres en términos

de lo que carecen, y supone que deberían convertirse en otra cosa a través

de la pedagogía.{8} [372]

Tales presunciones a menudo se hacen aparentes en las colisiones con

la religión popular, las tradiciones católicas que tanto el clero de izquierda,

derecha o centro han tratado de suprimir o reformar. Bajo las condiciones

acostumbradas que enfrentan los pobres, en las cuales la disensión abierta

produce el castigo rápido y seguro, las prácticas tradicionales han permitido

la expresión de las aspiraciones populares en formas ambiguas pero a

veces estratégicas. Lo que los extraños interpretan como resignación puede

servir como un manto de protección para tradiciones vitales de resistencia

cultural. Las expresiones de subordinación se mezclan con expresiones de

desafío, en formas complejas de comunicación ritual entre clases sociales

Page 418: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

dominantes y subordinadas, las cuales pueden llegar a redefinir las

relaciones entre las dos. Había mucho desacuerdo entre los teólogos de la

liberación sobre cómo tratar con los dilemas planteados por la religión

popular, como son su frecuente refuerzo de vínculos de explotación entre

patrones y clientes. Por lo general trataban de socavar tales tradiciones, por

representar una religión de dominación, con el resultado de alienar a la

gente a la cual estaban tratando de organizar. {9}

Tal vez la dificultad básica es que un mensaje centrado alrededor de la

«liberación» contradice la manera cómo los pobres generalmente prefieren

manejar las situaciones opresivas: una sutil combinación de deferencia,

malagana y evasión, como ha señalado James Scott en sus estudios sobre

las formas cotidianas de resistencia campesina. {10} En contraste, las clases

de desafío que la teología de la liberación tiende a estimular a menudo han

sido suicidas. Dada esta realidad, en las situaciones en donde la teología

de la liberación tiene que funcionar, la presunción de que el desafío

revolucionario es necesario indica que son los intelectuales, ubicados más o

menos a salvo, quienes han jugado un papel importante en su producción.

Estimular a los pobres a insistir en sus derechos significaba quitar el

manto que generalmente protege a las actividades religiosas de la

represión. Significaba abandonar la función tradicional de la religión como

un santuario de la opresión. Una vez que los terratenientes y el estado

empezaban a tomar represalias, la teología de la liberación demandaba un

compromiso de vida y muerte de la gente. El cristianismo siempre se ha

referido a la necesidad de sacrificio, por supuesto. Pero es un paso [373]

muy serio exponer a toda una población a los castigos de un moderno

estado contrainsurgente. Cuando las situaciones se polarizaban hacia la

violencia, los extraños que promovían la teología de la liberación tendían a

ser obligados a salir, dejando atrás a sus aliados locales para que vuelvan a

aprender una antigua lección sobre la capacidad del estado para reprimir a

los opositores. Un martirio tras otro parecería justificar la lucha armada

como la única forma de progreso, pero la mayoría de los levantamientos

revolucionarios no tenían éxito. Era tan fácil saltar de una base religiosa

hacia un desastre político.

En América Central, a medida que el conflicto revolucionario se

convertía en una guerra de agotamiento sin aparente fin, los evangélicos

conservadores apelaron a la tradicional resignación de los pobres en una

forma que la teología de la liberación no podía. A pesar de que la teología

Page 419: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de la liberación apelaba a las aspiraciones a una vida mejor, el escapismo

del mensaje evangélico era mucho más compatible con la postura

acostumbrada de los pobres –la aceptación fatalística de las restricciones

en su continua negociación por la supervivencia. Bajo tales circunstancias,

era fácil para la teología de la liberación caer fuera de contacto con la gente

a quien sostenía representar.

Cuando en Guatemala se frustró el movimiento revolucionario, los

evangélicos aprovecharon la oportunidad para invitar a los sobrevivientes a

sus iglesias. A diferencia de la teología de la liberación, los evangélicos

ofrecían mejorar la vida de un individuo a través de una simple decisión

personal, la de rendirse a Cristo. Aquello parecía más fácil que cambiar el

orden social. Los evangélicos proporcionaban una ideología, no sólo de

resignación política como frecuentemente se señala, sino de mejora

personal. Decían a los pobres que no se preocuparan por los grandes

eventos en los que no podían influir en formas directas y obvias. Más bien,

una persona debía concentrarse en lo que podía cambiar, como su hábito

de beber. Los evangélicos también cautivaban a los pobres

emocionalmente, en formas que los cristianos altamente politizados

típicamente no podían igualar. En las situaciones más difíciles, los llamados

a un compromiso revolucionario no comprometían la religiosidad de la

gente, ni los mantenía a través de largos y difíciles años de lucha por la

supervivencia, por lo menos no en la forma en que las sectas evangélicas

podían hacerlo. A medida que las visiones revolucionarias se desvanecían

[374] en la amarga realidad de violencia política sin fin, los gobiernos

alentaban a los evangélicos para que recogieran los pedazos.

Notas

{6} Para tales interpretaciones, véase Lernoux 1980, Berryman 1984, Frank

y Wheaton 1984, Dodson y Montgomery 1982, Randall 1983, Cabestrero

1986 y las publicaciones de Orbis Books.

{7} Wilde 1986: 15.

{8} Lionel Groulx, Conferencia Internacional sobre la Teología de la

Liberación, Universidad Simon Fraser, Vancouver, British Columbia, 7 de

febrero de 1986.

Page 420: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{9} Susan Rosales Nelson (1984), con quien estoy en deuda por esta

opinión, proporciona un ejemplo de la región del Lago Titicaca de Bolivia.

{10} J. C. Scott 1987: xv-xvii.

←  nódulo 2002 • capítulo 10 • páginas 374-

381

 →

El pentecostalismo como base para la

reforma social

Este trabajo se ha centrado principalmente en América Central, en

parte debido a que los conflictos allí iluminan la política del crecimiento

evangélico en nuevas y obvias formas. Un dictador evangélico en

Guatemala, más una contrarrevolución apoyada por los Estados Unidos en

Nicaragua, colocan a nuestro tema en alto relieve. Sin embargo, el centro

de gravedad en el protestantismo latinoamericano no se encuentra en

América Central. Está en el Brasil, el cual representa a más de la mitad de

los evangélicos en esta parte del mundo. {11} ¿Qué hay sobre las gigantes

iglesias pentecostales del Brasil y de aquel otro centro de crecimiento,

Chile? Al ser los grupos evangélicos más grandes en América Latina, ¿es

posible que éstos se conviertan en la base para una reforma social?

La respuesta más probable es no. A partir de los estudios de Emilio

Willems y de Christian Lalive d'Epinay en la década de 1960, los sociólogos

se han preguntado si las iglesias del Brasil y del Cono Sur se comprenden

mejor como una forma de protesta social o de control social. {12} Mientras

tanto, las iglesias de tales países han llegado a ejemplificar la misma

polarización entre el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y la

Confederación Evangélica Latinoamericana (CONELA), como lo han hecho

las iglesias de América Central. Existe la misma lucha solitaria de

disidentes, a menudo miembros de la Fraternidad Teológica

Latinoamericana (FTL), contra los líderes conservadores que generalmente

tienen el poder institucional.

Page 421: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Sólo se necesita poner como ejemplo las críticas de los protestantes

ecuménicos, como Rubem Alves y Jean Pierre Bastián, y las cautelosas

evaluaciones de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, para ver cuán

conservador y reprimido es el ambiente evangélico en Brasil y Chile, {13} en

reacción a los esfuerzos del pasado para la concienciación. En el Brasil, las

iglesias más antiguas e «históricas» expulsaron a los disidentes después

del golpe militar de 1964. En Chile, el activismo progresista terminó

después del derrocamiento del gobierno de Salvador Allende en 1973. [375]

Los dos casos sugieren que, una vez que los militares destruyen la

democracia, la vida eclesiástica evangélica regresa a su norma altamente

eufemizada. Los conservadores reinan supremos; los activistas son

silenciados o van al exilio. Parece improbable desafiar al sistema bajo esta

clase de dispensación. Dada la quietud política de los evangélicos, se

puede afirmar que representan menos de lo que sugieren sus cifras. «La

irrelevancia protestante se hizo tan grande, que si se diera hoy día el

arrebatamiento», ha escrito desdeñosamente Robinson Cavalcanti, «la

sociedad brasileña se tomaría una semana para darse cuenta de la

ausencia de los creyentes.»{14}

El pentecostalismo, el cual representa a las tres cuartas partes de los

protestantes en el Brasil y a una proporción aún mayor en Chile, ha sido el

blanco de las críticas más agudas. Cuando Lalive d'Epinay estudió a los

pentecostales chilenos a finales de los años sesenta, mencionó la

determinación de la denominación más grande, la Iglesia Metodista

Pentecostal, de construir una catedral «más grande que la católica». A

pesar de su valoración del pentecostalismo como una fuerza reaccionaria,

muchos creyentes parecen haber votado por Salvador Allende y su intento

de construir el socialismo. La reconciliación se vio truncada por el golpe

militar de septiembre de 1973, comandado por el General Augusto

Pinochet.

Un año después de que Pinochet tomase el poder, un acto que incluyó

el asesinato de su predecesor constitucionalmente electo, el general

inauguró la nueva «catedral» Metodista Pentecostal, la inmensa Iglesia

Jotabeche, con un servicio de Te Deum. Luego, solicitó al pastor de

Jotabeche, Javier Vásquez, que sirviera como su ministro de religión. {15} A

pesar de que Vásquez no aceptó el honor, él y otros jefes evangélicos sí

aceptaron administrar un sistema de carnet oficial para regular el acceso de

pastores a las instituciones gubernamentales {16} –la clase de sistema del

Page 422: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

que muchos evangélicos acusaban a los regímenes comunistas por

utilizarlo para perseguir a la iglesia–. Pero ahora esto no importaba, pues

éste era un matrimonio realizado en el cielo. Del mismo modo que la toma

de poder de Pinochet permitió a los antiguos líderes reaccionarios

«reafirmar... su dominio sobre los fieles», escribe Lalive d'Epinay, éstos

proporcionaron al nuevo dictador el sello de aprobación divina que no pudo

obtener de la Iglesia Católica.{17} [376]

Cuando Lalive realizó una encuesta a los pastores pentecostales en

Buenos Aires, Argentina, descubrió que el 50 por ciento prohibía la

membrecía en los sindicatos; el 64 por ciento rechazaba la proposición de

que la Iglesia Protestante debía preocuparse por los problemas sociales y

políticos del país; y el 85 por ciento decía impedir a sus miembros que se

involucraran en la política.{18} Basándose en tales actitudes, Lalive d'Epinay

no fue el único en concluir que el pentecostalismo representaba una

acomodación profunda y mística al statu quo. Durante las dos últimas

décadas, muchos críticos han reiterado que las iglesias pentecostales

proporcionan a sus miembros soluciones falsas e irreales para sus

problemas, en lugar de expresar sus intereses reales. {19}

La alienación y la falsa conciencia no aparentan ser el camino hacia la

reforma social. Jean Pierre Bastián piensa que el protestantismo en

América Latina perdió su misión histórica. Afirma que el estado en América

Latina era demasiado patrimonial y autoritario como para permitir la clase

de reforma social que ocurrió en Europa. En lugar de secularizar o

«desencantar» a la sociedad latinoamericana, según Bastián, el

protestantismo ha sido «reencantado» por América Latina, en la forma de

un pentecostalismo básicamente reaccionario, el cual mistifica los intereses

de los pobres.{20}

La teología de la liberación es el contraste saludable al que debemos

acudir, ya que parece expresar tan claramente los intereses de los pobres.

Sin embargo, existen razones para ser cautelosos, entre ellas la capacidad

de la religión politizada para perder el contacto con la gente a quien dice

representar. Como Frederick Turner señaló en 1970, los partidarios de la

teología de la liberación asumen que las iglesias pueden prosperar

únicamente a través de la lucha por las reformas sociales. No obstante, las

iglesias pentecostales han alcanzado proporciones gigantescas sin apoyar

tales causas.{21} Su éxito en mejorar la situación de muchos miembros

sugiere que, para los pobres, puede no existir una relación entre la

Page 423: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

perspicacia del análisis social que éstas ofrecen y su valor de

supervivencia. La gente atraída hacia las iglesias pentecostales

evidentemente define sus necesidades en una forma diferente al de la

teología de la liberación. [377]

Es fácil descartar a tales creyentes como descarriados, o conformarse

con algún modelo de la conciencia de clase. Pero si los pentecostales son

tan efectivos en alcanzar a los pobres, sus rivales podrían tratar de

aprender de ellos. Una posible lección es la capacidad de las iglesias

pentecostales para hablar a la gente en términos de poder mágico. Lalive

d'Epinay señaló que, mientras el marxismo tiende a diseminarse desde el

lugar de trabajo, el pentecostalismo surge del corazón de la lucha por la

supervivencia personal, desde las preocupaciones básicas de salud y de

reproducción envueltas por creencias en lo sobrenatural. {22}

La izquierda ha tendido a asumir que la interacción de los pobres con

las fuerzas sobrenaturales es diversionaria, como si tales creencias

impidieran que la gente comprendiera su situación y tomara medidas para

cambiarla. Pero si las masas sienten la necesidad de protegerse de los

espíritus del mal, buscar la protección necesaria no es una actitud

«escapista», como ha señalado Guillermo Cook. {23} Más bien es necesario,

dejando la pregunta de cómo se realizará y con qué implicaciones.

Es importante recordar que el protestantismo evangélico no es,

necesariamente, el competidor más fuerte. Como vimos en el capítulo 5,

aún los evangélicos temen ser aventajados por las distintas formas de

espiritismo que atraen a tantos brasileños y a otros latinoamericanos. No

obstante, si buscamos un movimiento religioso que promocione la clase de

racionalización asociada con las revoluciones burguesas y socialistas,

entonces el pentecostalismo es una bestia interesante. Como el espiritismo,

apela a las tendencias mágicas de la población. A diferencia del espiritismo,

el cual fomenta las relaciones clientelistas amorales con una plétora de

deidades, el pentecostalismo coloca a la autoridad en una sola divinidad,

crea valores éticos universales, y promueve la responsabilidad individual. {24}

Una segunda forma por la cual los pentecostales podrían servir como

un modelo es su habilidad para organizar estructuras expansivas,

relativamente estables, con una gran capacidad para adaptarse a

condiciones cambiantes. Nuevamente el secreto podría ser la fundación de

iglesias pentecostales en hogares y familias, en lugar de en lugares de

Page 424: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

trabajo. [378] Donde un proletariado no se encuentra unido en grandes

fábricas, donde los pobres son forzados a convertirse en astutos pequeños

comerciantes para sobrevivir, el hogar puede ser considerado como la

unidad básica de lucha social.

Este ignorado núcleo de la conversión evangélica ha sido estudiado

recientemente por Elizabeth Brusco en Colombia. Su inédita disertación

doctoral presenta un gran desafío a mucho de lo que se ha escrito sobre el

tema. Como el libro presente, la mayoría de los estudios se centran en los

aparatos evangélicos –misiones, denominaciones, predicadores–

dominados por los hombres. Como nos recuerda Brusco, sin embargo, la

expresión suprema del evangelismo masculino, las grandes cruzadas en

estadios públicos, a menudo no han logrado producir muchos conversos,

como es el caso de Colombia y otros países. Los vergonzosos resultados

de tantos de estos impetuosos despliegues masculinos –olas de entusiasmo

que luego se evaporan– sugieren que la base de la conversión evangélica

se encuentra en otro lugar. Aún otros fenómenos –el éxito de los estudios

bíblicos e iglesias de casa; su importancia para muchos de los grupos de

más rápido crecimiento; y la preponderancia numérica de las mujeres en el

protestantismo latinoamericano– también apuntan hacia el hogar como la

llave de la expansión evangélica.

Las mujeres no siempre toman el primer paso para la conversión al

protestantismo: una excepción común se encuentra entre las poblaciones

indígenas con hogares fuertemente patriarcales. Sin embargo, en los

barrios urbanos pobres, las mujeres sí asumen aquel papel de liderazgo, el

cual Brusco atribuye a expectativas frustradas de apoyo económico y

emocional por parte de los hombres. Luego, algunos hombres se convierten

en cómplices de la conversión, pues ellos también desean escapar de las

implicaciones destructivas del machismo. Su recompensa es la

confirmación del hombre como el «jefe» del hogar, ahora reforzado por la

autoridad bíblica. Pero el protestantismo redefine a los objetivos de los

hombres para coincidir con las aspiraciones de sus mujeres, las cuales

están centradas en los niños y la subsistencia. Tales aspiraciones no son

tan diferentes del «espíritu del ascetismo» en el calvinismo, sugiere Brusco,

aún si su base cultural es bastante diferente. [379]

Esta no es la primera vez que el fervor evangélico ha sido analizado

como una estrategia feminista para domesticar a los hombres. A pesar de

que los asaltos revolucionarios sobre la desigualdad de géneros no han

Page 425: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

causado un fuerte impacto sobre el comportamiento masculino y femenino,

señala Brusco, la religión evangélica se ocupa de algunas de las áreas más

íntimas y conservadoras de la vida, como se expresa en el cortejo y en los

roles maritales.{25} En donde la crisis económica ha imposibilitado que

muchas mujeres alimenten a sus hijos adecuadamente, y en donde las

expectativas revolucionarias se han visto frustradas, el impacto de la

religión evangélica sobre los roles de género podría tener implicaciones en

la socialización de los niños, en los modelos de autoridad en el hogar,

quizás hasta en la moral pública y la cultura política.

El análisis de Brusco presenta un giro dramático en la interpretación

acostumbrada del género evangélico, cuyo paternalismo ha preocupado a

muchos observadores. En Refugio de las masas, Lalive d'Epinay afirmaba

que las iglesias pentecostales reproducen la organización social tributaria

de la hacienda. Ahora, el patrón es el pastor, quien utiliza a la Biblia para

revitalizar una forma tradicional de autoridad. {26} Mientras que el

pentecostalismo chileno reproduce una forma de organización social

autoritaria, continuaba Lalive, también rompe con aquella tradición. Las

iglesias pentecostales pueden estar llenas de diferentes rangos, pero tales

rangos no están basados en la clase social, como en la antigua hacienda.

En contraste, tales iglesias representan una nueva igualdad, una sociedad

teorética de igualdad ante Dios, y una nueva forma de movilidad para la

gente pobre hacia posiciones de liderazgo. {27}

Una tercera forma en la cual los pentecostales proporcionan un modelo

interesante es su relación con un orden social opresivo. A pesar de los

romances flagrantes entre los patriarcas pentecostales y los regímenes de

la derecha, las congregaciones tienden a mantener cierta autonomía en sus

tratos con estado y sociedad. Se conforman a las restricciones externas, y

sin embargo mantienen un grado de independencia, de una manera

paradójica que los críticos no han captado totalmente cuando acusan a los

pentecostales de aislarse de la sociedad.

El hecho de que rechazar al «mundo» no tiene que significar

aislamiento social lo sugiere Brasil para Cristo (BPC), la quinta más grande

[380] denominación protestante en el Brasil. {28} Brasil para Cristo tiene una

mentalidad excepcionalmente abierta para un organismo pentecostal: en

1969 horrorizó a los otros grupos al unirse al Consejo Mundial de Iglesias.{29} Fue fundada por un espíritu rebelde en las Asambleas de Dios, Manoel

de Melo, cuya habilidad como predicador de carpa, y luego como sanador

Page 426: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

por la fe a través de la radio, estaba acompañada por una actitud poco

ortodoxa, incluyendo ciertas ideas progresistas. A pesar de ser criticado por

su autoritarismo, Melo usaba sus poderes carismáticos para hacer

campañas tanto por la democracia y justicia social como por la libertad

religiosa. Antes de que las posibilidades electorales fueran interrumpidas

por el golpe militar de 1964, se pensaba que él dirigía a un gran bloque de

votos que determinaba las elecciones. A pesar de ser anticomunista en

aquel período, era muy crítico de la estructura de poder brasileña. Al igual

que el conocido mentor de la teología de la liberación, Paolo Freire,

predicaba la importancia de la concienciación. {30}

En cuanto a si los pentecostales realmente se aislaban de la sociedad,

un antropólogo norteamericano que estudió a varias congregaciones BPC

en Río de Janeiro concluyó que no lo hacían. Por lo menos en Brasil para

Cristo, encontró John Page que las conexiones personales de los neófitos

no se estaban reduciendo dramáticamente después de unirse a la

denominación. Aún después de que los neófitos permanecían ocho o más

años en la iglesia, Page descubrió que sus conexiones sociales no

pentecostales habían disminuido únicamente en un 25 por ciento, gran

parte de lo cual podría ser explicado en base a la edad y al ciclo de vida.

Las metáforas de retiro en el discurso de BPC simplemente no reflejan las

complejidades de la interacción de los miembros con la sociedad. {31} Si los

pentecostales realmente se aislaran hasta el punto sugerido por su retórica,

ha observado Regina Novaes, no serían capaces de proselitizar de manera

tan efectiva a sus familiares y vecinos. A pesar de que las congregaciones

pentecostales representan un nuevo circuito social, éste no necesariamente

reemplaza al antiguo.{32}

En realidad, Brasil para Cristo es un descubrimiento raro para los

académicos en busca de la conciencia social pentecostal. Pero aún las

iglesias más conservadoras pueden compartir características muy

significativas con ésta. En primer lugar, como ha señalado Ronald Frase,

las iglesias pentecostales proporcionan un marco estable en el cual las

[381] poblaciones heterogéneas de inmigrantes urbanos se identifican como

grupo. En segundo lugar, a pesar de sus frecuentes denuncias políticas, las

iglesias pentecostales a menudo se convierten en lo que Manoel de Melo ha

llamado «terrenos de entrenamiento para la entrada de estas nuevas

personas a la vida política.»{33} En tercer lugar, estos grupos intentan

construir nuevas comunidades morales. El resultado podría aparecer

Page 427: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

conformista y alienante, pero las ideologías paternalistas con frecuencia

han sido el medio a través del cual los grupos subordinados establecen

reciprocidades morales con los grupos dominantes, reciprocidades que

subsecuentemente tratan de convertir en derechos. {34}

Según los evangélicos, este proceso de construir una nueva comunidad

moral ya está en camino en América Central. Es particularmente interesante

cómo los pentecostales están llegando más allá de los pobres, hacia las

clases media y alta, a menudo a través de grupos que se autodenominan

carismáticos. Como reconocen los evangélicos, llegar hasta las elites es

crucial para la moralización del orden social actual, de ahí su interés por

evangelizar a los empresarios, políticos, y militares de la región. Aún si los

derramamientos del Espíritu Santo sobre los coroneles y terratenientes

tienen resultados menos que milagrosos, como sugiere el caso de Ríos

Montt, éstos podrían tener un cierto impacto. A pesar de lo amenazante que

podría parecer a los no creyentes la enseñanza del «reino» o del

«dominio», es posible que pudiera estimular un sentido de responsabilidad

moral entre las elites centroamericanas, tal vez reformas del tipo de

autointerés iluminado.

Esto es sólo para especular sobre las posibilidades. Pero cuando se

asiste al culto de una gran congregación pentecostal, es difícil evitar una

sensación del inmenso poder social en aquellas masas de creyentes en

oración. «Se dio una espontánea oración audible por toda la congregación

que hacía sentir como si un volcán hubiera erupcionado», reportó William

Read sobre un servicio de 6.000 personas. «Siguió por un momento y de

pronto terminó, como por una señal acordada. Con esto finalizó el culto de

lunes del Misionero Manoel de Melo.»{35}

Notas

{11} Johnstone 1986: 55-56, 62-65.

{12} Hoffnagel 1979: 258-259.

{13} Alves 1985, Bastián 1986, y Deiros 1986.

{14} En Deiros 1986: 203.

{15} «Chile's Junta Courts the Once-Spurned Protestants», Christianity

Today, 4 de septiembre de 1981, pág. 59.

Page 428: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

{16} Sidney Rooy al autor, 25 de junio de 1987.

{17} Lalive d'Epinay 1983: 250-251.

{18} Lalive d'Epinay 1969: 108, 122.

{19} Page 1984: 49-50.

{20} Bastián 1986: 173-178.

{21} Turner 1970.

{22} Lalive d'Epinay 1983: 44.

{23} Cook 1985: 227.

{24} Gary Nigel Howe, «Capitalism and Religion at the Periphery», en

Glazier 1980: 127.

{25} Brusco 1986: 199-20l, 209, 215-216, 223-225.

{26} Lalive d'Epinay 1969: 83.

{27} Lalive d'Epinay 1983: 45.

{28} Johnstone 1986: 112.

{29} Frase 1975: 566.

{30} Frase 1975: 562-566 y Read 1968: 144-158.

{31} Page 1984: 359, 367-368, 383, 390.

{32} Citado en Page 1984: 366-368.

{33} Frase 1975: 567.

{34} Scott 1977: 14-15.

{35} Read 1968: 144-150.

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←  nódulo 2002 • capítulo 10 • páginas 382-

389

 →

Evangelismo y Oliver North

Los eventos recientes no han sido buenos para la derecha religiosa.

Una vergüenza es la caída y ruina de los televangelistas, o por lo menos de

sus reputaciones. Es cierto que Pat Robertson tiene aún que fracasar. Pero

su campaña presidencial de 1988 no pudo llegar, más allá de sus

partidarios carismáticos, a la más amplia población evangélica, no se diga a

los conservadores no religiosos. Jim Bakker, el fundador y estrella de los

Ministerios PTL, está acabado como líder evangélico. Su fin se debe menos

a la acusación original de sexo hotelero con una secretaria, que a la historia

de homosexualidad revelada subsecuentemente. Esto sin mencionar su

abuso de los donantes, por ejemplo, al malversar las contribuciones

misioneras para otros propósitos tales como su parque de diversiones.

Como resultado, las donaciones para todos los ministerios de televisión

cayeron.

Para los evangélicos centroamericanos, el golpe más serio fue la caída

de Jimmy Swaggart y su separación de una de las denominaciones más

grandes y de más rápido crecimiento en la región, las Asambleas de Dios.

Al ser el evangelista más activo durante varios años en América Central,

Swaggart había atraído a cientos de miles de salvadoreños, hondureños y

costarricenses a sus avivamientos. Sus subsidios para las Asambleas en la

región eran substanciales. En iglesias cuya concepción de la deidad había

sido moldeada por imágenes de los Estados Unidos, Jimmy Swaggart se

encontraba cerca de Dios. Por lo tanto, para los creyentes fue un golpe

enterarse de que, mientras llevaba a tantos hacia Cristo, se había

comprometido regularmente con una prostituta.

No está claro cómo afectará el escándalo a la posición de Swaggart y

de otros evangelistas norteamericanos –tal vez muy poco, debido a la

función de las imágenes de redención, imágenes tan poderosas que un

evangelista puede utilizar transgresiones y remordimiento para revalidar su

Page 430: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

atractivo–. Pero podemos suponer dos efectos. En primer lugar, el desorden

en la industria de difusión evangélica afectaría el flujo de dólares hacia las

iglesias centroamericanas. En el caso de Swaggart, se dice que había

abastecido el 40 por ciento de los fondos y materiales para los programas

médicos y educativos de las Asambleas de Dios en Honduras. {36} Se reportó

que había entregado 6 millones de dólares a las Asambleas en [383] El

Salvador.{37} Después del anuncio de su pecado y su salida de los medios

de comunicación, muchos de sus contribuyentes norteamericanos dejaron

de entregar dinero: el ingreso de 3 millones de dólares semanales bajó a

1,1 millones.{38} Para salvar a su operación de la bancarrota, Swaggart tenía

que regresar al aire lo más pronto posible. Con este fin, se vio forzado a

violar las sanciones disciplinarias impuestas por su denominación. Debido a

sus grandes contribuciones para el presupuesto misionero de las

Asambleas, el dolor no fue sólo suyo. No obstante, la oficina central de los

Estados Unidos, en Springfield, Missouri, cortó todos los vínculos y

compromisos con su evangelista más famoso.

Esto levanta un segundo posible efecto de la caída de Swaggart: hacer

públicas las diferencias dentro de las Asambleas de Dios sobre sus

antiguas operaciones conjuntas en América Central. Debido a su

dependencia en el dinero y la imagen de Jimmy Swaggart, las

denominaciones hijas de Springfield no estaban necesariamente de acuerdo

en acabar con él. Su programa continuaba saliendo al aire en ocho o nueve

países de América Latina, a pesar de que Springfield quería clausurarlo. Si

él emprendía nuevas cruzadas en la región, éstas podían convertirse en

concursos de lealtad para las Asambleas, con las iglesias nacionales

forzadas a elegir entre su estructura denominacional y su líder más

dinámico.

El proceso de paz en Nicaragua y la descomposición de la guerra

contra los sandinistas constituye otra vergüenza para la derecha religiosa.

Es probable que la guerra nunca haya sido muy popular entre los hermanos

centroamericanos. En Nicaragua, la mayoría de los evangélicos hubieran

preferido mantenerse al margen del conflicto. En Honduras, los evangélicos

apenas compartían el entusiasmo de los misioneros norteamericanos de ir

al rescate de los refugiados y contras nicaragüenses. {39} Aparte de desviar

el auxilio de los hondureños, las visiones norteamericanas sobre luchadores

cristianos para la libertad significaban montar una guerra que ningún

hondureño parecía desear. A medida que las tropas contras se rebelaban

Page 431: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

contra su corrupto liderazgo, una deserción a la amnistía sandinista fue el

Comandante Alfa Lima, un predicador evangélico que había dirigido una

unidad contra particularmente efectiva en Chontales. {40} La desintegración

del ejército contra aisló a los [384] norteamericanos partidarios de la guerra,

dejándolos con poca compañía salvo sus confundidos donantes en los

Estados Unidos.

Consideren el dilema de Equipos Cristianos de Auxilio de Emergencia

(CERTs), una empresa al estilo paramilitar centrada cerca de Camp

Pendleton, la principal base de los marines estadounidenses en California.

Para financiar sus expediciones médicas de ayuda a los contras, CERT

estaba acostumbrada a realizar las solicitudes más crudas. Una empezó

con una supuesta declaración por parte del comandante sandinista Tomás

Borge, desde las escaleras del congreso estadounidense: que iba a mandar

a millones de mexicanos a cruzar la frontera para que cada uno de ellos

diera muerte a diez norteamericanos. {41} Para 1988, el fundador de CERT

solicitaba contribuciones para una «misión secreta» que instalaría una

bomba de agua en una comunidad nicaragüense. Acompañados por un

doctor, un equipo de CERT cruzaría clandestinamente la frontera a

Nicaragua, cavaría un pozo e instalaría una bomba, todo en menos de un

día. Antes de partir, colocarían una placa en la bomba, para que los

habitantes de la comunidad supieran que los responsables de esto eran sus

amigos cristianos en los Estados Unidos. Pocos meses antes, un

comandante sandinista había permitido que los mismos norteamericanos

que enviaban este llamado distribuyeran Biblias a las tropas sandinistas. {42}

Debido a que la guerra para la cual se prestó la derecha religiosa era

clandestina, no se sabe exactamente quién y qué estuvo involucrado. Pero

dos cosas están claras. La primera, que fue el Teniente Coronel Oliver

North quien realizó el reclutamiento de los evangelistas para la guerra

contra los sandinistas. La segunda, que el estigma sería compartido por

evangélicos inocentes. Debido a que Oliver North será utilizado para

explicar al evangelismo en otros lugares, es importante dar una idea de

cómo funcionaba su esquema y de cuán típico podía ser.

Permítannos recordar que, para justificar el ataque a Nicaragua, el

gobierno de Ronald Reagan se comprometió en una campaña sistemática

para pintar a la revolución sandinista en los peores términos posibles.

Desde 1983 en adelante, el flujo de información, mucha de ella falsa o

distorsionada, fue canalizado a través de dos entidades nuevas, la Oficina

Page 432: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

de Diplomacia Pública, en el Departamento de Estado, y el [385] Grupo de

Trabajo para el Alcance sobre América Central, en la Casa Blanca. Entre

los públicos claves a quienes se dirigían se encontraban los evangélicos,

cuyos líderes eran invitados a reuniones regulares en Washington.

Los expositores en estas reuniones incluían a representantes del

Instituto sobre Religión y Democracia (IRD), el cual concebía el acusar a los

sandinistas de persecución religiosa como su deber más importante.

También estaba involucrado un funcionario del Consejo de Seguridad

Nacional, el teniente coronel de marina Oliver North, quien poco después se

convertiría en el coordinador de la guerra psicológica contra los sandinistas.

El blanco de North consistía tanto en norteamericanos como en

nicaragüenses. «La idea es la de, poco a poco, demonizar al gobierno

sandinista para convertirlo en un enemigo real en las mentes del pueblo

americano», explicó un oficial que se oponía a estos esfuerzos. {43}

Particularmente abierto al mensaje de North se encontró un sector del

movimiento evangélico que se toma en serio a los demonios, los

pentecostales y carismáticos de la derecha religiosa.

En una época en la que el apoyo norteamericano para la

contrainsurgencia era bajo, el gobierno reaganista y la derecha religiosa

tuvieron cierto éxito en demonizar a movimientos revolucionarios que,

irónicamente, estaban apoyados por un gran número de cristianos. En

Nicaragua, el derrocar a un gobierno que, en términos de derechos

humanos, se portaba mejor que los aliados estadounidenses en la región,

se convirtió en una cruzada. Dada la falta general de apoyo norteamericano

para la guerra, la derecha religiosa en los Estados Unidos se convirtió en su

partidario más importante a nivel popular. Extrañamente, aquellos que

profesaban su cristianismo en la forma más vigorosa eran los más

indiferentes a los métodos empleados: la destrucción de clínicas, las

violaciones a las mujeres, el degollamiento de prisioneros, el hacer explotar

a camiones cargados con civiles. En pocas palabras, era un testimonio

relevante.

Después de que el congreso norteamericano suprimió la ayuda para los

contras en 1984, North empezó a reclutar a evangelistas simpatizantes en

una «red privada de apoyo» autorizada por la Casa Blanca, en violación de

muchas leyes. Phil Derstine, de Cruzada Evangélica, ha reconocido que su

ministerio para los contras en Honduras surgió de una [386] invitación de

Oliver North, quien «abrió las puertas para nosotros.» {44} John Olson, de

Page 433: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Misiones Transmundiales, también se mostró muy impresionado con los

informes de la Casa Blanca, incluyendo los de North, e inició un ministerio

para los refugiados vinculados con los contras en Costa Rica. {45} A juzgar

por sus actividades, otros grupos que participaban en la red de North

incluían a Operación Bendición, el brazo de auxilio de la Cadena Cristiana

de Difusión de Pat Robertson; los arriba mencionados Equipos Cristianos

de Auxilio de Emergencia; Amigos de las Américas, de Baton Rouge,

Luisiana; y los Amigos de la Libertad, de Addison, Texas, este último

organizado por el hijo evangélico del conocido vocero ateo Madelyn Murray

O'Hare. Una razón por la que North tuvo éxito al reclutar a estos grupos,

mayormente carismáticos, era que él mismo era carismático, como miembro

de la Iglesia de los Apóstoles, en Fairfax, Virginia. {46} «Yo estudio el buen

libro», él o uno de sus colegas opinó sobre la teología de la liberación en

una reunión en la Casa Blanca, «y Jesucristo nunca aconsejó a nadie que

tome un rifle.»{47}

Por lo tanto, era esto lo que se escondía detrás de la bulliciosa

actividad de los evangelistas norteamericanos en Honduras. Detrás de las

idas y venidas –hacia áreas restringidas a través de conexiones con la

embajada estadounidense, en aviones militares, llevando provisiones a los

refugiados y realizando ministerios para los contras– se encontraba un

teniente coronel en la Casa Blanca, dirigiendo a los evangelistas hacia

áreas sensibles para entregar regalos e ideología. Eso tampoco era todo.

Oliver North y la CIA también entregaban dinero al sector antisandinista de

los católicos nicaragüenses, aparentemente ocultando la fuente a los

receptores.{48} Cuando Monseñor Federico Argüello preguntó sobre el origen

de los 31.000 dólares anónimamente depositados en su cuenta bancaria,

North le dijo que provenían de una fundación privada. {49} Es exactamente lo

que los alarmistas antiimperialistas habían prevenido durante algún tiempo.

Existen escenas similares de actividad evangélica en El Salvador y en

Guatemala. Una industria regular de grupos atiende las necesidades físicas

y espirituales de los centroamericanos. Con frecuencia carismáticos, su

estilo es un puente efectivo, no sólo hacia los pobres, sino también hacia

los centroamericanos de las clases media y alta, que ocupan posiciones en

la estructura de poder y que se han convertido a las [387] iglesias

carismáticas.{50} Mientras algunas agencias son conocidas, otras son tan

pequeñas y tan nuevas, que todavía no se encuentran en los listados de

misiones.{51} Algunas parecen poco más que un individuo inspirado,

Page 434: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

apoyado por gente de su lugar de origen, y con un avión para entregar las

provisiones. ¿Qué hay detrás de tanta actividad? Tal vez refleja

simplemente el empresarialismo de los evangélicos del Cinturón de Sol

estadounidense, norteamericanos provincianos que están descubriendo al

mundo y tratan de salvarlo, al igual que los protestantes del este y del oeste

medio que llevaron su evangelio alrededor del mundo durante el siglo

diecinueve.

Esta es la explicación que yo preferiría, una explicación sociológica y

sencilla. Desafortunadamente, la guerra reaganista contra los sandinistas

nos obliga a preguntarnos si Oliver North y otros hombres como él podían

también estar instrumentando al evangelismo en otros lugares.

Ultimamente, no ha habido un déficit de voluntarios para Dios y Patria. Con

frecuencia, los nuevos grupos en América Central están estableciendo

relaciones con embajadas estadounidenses a través de mecanismos como

el financiamiento de USAID para organizaciones privadas voluntarias. En

este sentido, Oliver North y los evangelistas a quienes orientó pueden ser

simplemente una versión dramática de una relación común: el evangelista

norteamericano, a menudo un aficionado sin experiencia, que trabaja con el

personal de la CIA en las embajadas norteamericanas, el cual ha sido

restaurado y reforzado bajo el reaganismo. A la larga, veremos las

memorias de algunos de estos guerreros de embajadas, unos pocos

desilusionados, otros defendiendo su servicio como hombres honorables.

Sin duda leeremos cuán ingenuos y útiles fueron los ministerios

carismáticos; primero donaciones para ganar al pueblo, luego animadas

reuniones pentecostales para alejar las mentes de la revolución y alinearlas

con el siguiente paso estadounidense.

Para aquellos que temen y desconfían del crecimiento evangélico,

Oliver North y sus amigos han confirmado la idea de que es el resultado de

la planificación estratégica de los Estados Unidos. Que el evangelismo es

un juego de estafa espiritual que atrae con dólares a los latinoamericanos,

que trabaja estrechamente con la estructura de poder local, y que cumple

con las órdenes de Washington. Esta es la explicación conspiracionista

para el crecimiento evangélico en América Latina, [388] una explicación

ampliamente aceptada en la Iglesia Católica, en la izquierda, y dondequiera

que el sectarismo divida a los pobres entre sí. Este no fue el cuadro que

quise pintar cuando empecé el libro; era la mitología antiimperialista a la

que yo quería refutar. Mientras tanto, Oliver North y sus evangelistas

Page 435: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

hicieron este gran daño a sus hermano evangélicos: demostraron al mundo

que ésta es la verdad.

A pesar de ciertos cambios alentadores en el movimiento misionero,

Oliver North y la derecha religiosa han demostrado que algunas cosas no

cambian. El evangelismo continúa siendo utilizado como un instrumento no

sólo para la política extranjera de los Estados Unidos, sino de ocultas e

inmorales «guerras sucias.» Vietnam atrajo a la misma clase de

evangelistas, y también lo hará la siguiente guerra norteamericana de

contrainsurgencia. Desde el Africa del Sur hacia las Filipinas y de vuelta en

América Central, los evangelistas de la derecha religiosa continuarán

proyectando sus demonios en las luchas por los derechos humanos

elementales. Si el siguiente gobierno de los Estados Unidos continúa

confiando en la derecha religiosa como un público clave, este sector del

movimiento misionero continuará teniendo el impacto que tuvo en

Nicaragua –apoyando a las políticas militaristas, publicitándolas y ayudando

a ponerlas en práctica en coordinación con las embajadas

norteamericanas–.{52}

Si la experiencia en América Central se convierte en una guía, las

misiones evangélicas más establecidas tendrán sus dudas. Pero poco se

dirá en público. Nada se dirá en casa, para que los sostenedores no capten

la idea de que sus misioneros son sospechosamente liberales. En cuanto a

estos donantes, cuyo comportamiento electoral tiene tanto impacto sobre el

resto del mundo, continuarán sin tener una idea de quiénes son los

responsables por el terror y la pobreza en el campo misionero. Por lo tanto,

seguirán eligiendo a políticos que prefieren enviar ataques aéreos. Mientras

que las visiones de guerra santa de la derecha religiosa se sigan

infundiendo en la política exterior de los Estados Unidos, las actividades de

todos los evangélicos continuarán siendo identificadas con ellas. Los

misioneros seguirán enfrentando acusaciones de trabajar para el gobierno

estadounidense, y tendrán que culparse a sí mismos o adoptar una posición

clara en contra de la perversión de su mensaje. [389]

Este podría ser el resultado de todo el esfuerzo por evangelizar al

mundo para el año 2000. Aunque hombres como Oliver North estén

convirtiendo al evangelismo en una estrategia del Pentágono, sin embargo,

sigo creyendo que éstos no son toda la historia. Aunque la CIA tenga una

academia para entrenar predicadores, yo creo que éstos y sus neófitos

pueden ir en direcciones no previstas. Al igual que los sindicatos y

Page 436: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

cooperativas auspiciados por los Estados Unidos, los grupos religiosos no

están encadenados a los objetivos de sus fundadores. Sigo creyendo que la

problemática más importante no es que los misioneros norteamericanos

continúen sucumbiendo a las tentaciones del militarismo. La religión

evangélica en América Latina va mucho más allá. La historia más

importante es la que sucede a nivel popular.

Notas

{36} Resource Center 1988a: 15.

{37} Resource Center 1988a: 38.

{38} Carta para obtener fondos, mayo de 1988, Jimmy Swaggart Ministries

(Baton Rouge, Louisiana).

{39} Resource Center 1988a: 7, 50.

{40} Prensa Asociada, San Francisco Chronicle, 28 de mayo de 1988, pág.

A10.

{41} Victor Miller, «Becks Says Contra Revolution Began as a Spiritual

Battle», Chattanooga News-Free Press, 31 de enero de 1988.

{42} Circular para obtener fondos, CERT (Carlsbad, California), recibida en

mayo de 1988.

{43} Barry et al 1986: 15.

{44} Bill Moyers, «God and Politics: The Kingdom Divided», 1987, Public

Affairs Television.

{45} Carta de Trans World Missions para obtener fondos, mayo de 1985.

{46} Alessandra Stanley, «Faith in a True Believer», Newsweek, 16 de

febrero de 1987, pág. 23.

{47} Washington Post, 24 de septiembre de 1983, pág. A5.

{48} Robert Parry y Tamar Jacoby, «Covert Aid and the Church»,

Newsweek, 15 de junio de 1987, pág. 27. Para más detalles, ver

Page 437: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«Nicaraguan Internal Opposition Receives U.S. Funds», Washington

Report on the Hemisphere, 16 de marzo de 1988, pág. 5.

{49} Joseph E. Davis, «Covert Aid and the Church», Nicaragua in Focus,

julio-agosto de 1987, págs. 4-8, una publicación del Instituto Humberto

Belli, de Puebla, que intenta refutar el informe de Newsweek.

{50} «The Rise of the Religious Right in Central America», Resource Center

Bulletin, Verano-Otoño 1987, págs. 1-4.

{51} Wilson y Siewert 1986. Para los directorios de estos grupos,

particularmente en Honduras, véase Resource Center 1988a, 1988b y

1988c.

{52} Robert Matthews, «Sowing Dragon's Teeth», NACLA Report on the

Americas, julio-agosto de 1986, págs. 16-18.

←  nódulo 2002 • capítulo 10 • páginas 389-

393

 →

Segando la cosecha

«A partir de 1979, la iglesia ha crecido de 200.000 personas hasta

1.200.000 en el Salvador», afirmó un misionero de la derecha religiosa en

1986. «Piénsenlo: ¿Cuál ha sido el catalizador?... [son] las condiciones

revolucionarias, la guerra... Ahora veámoslo fríamente, con lógica. Si

nuestro objetivo principal es ganar almas para Jesucristo, y si nuestras

iglesias evangélicas han sido las principales beneficiarias de la guerra en El

Salvador, amigos ¿no creen que debemos hacer todo lo posible para que

siga la guerra?... Eso es la pura lógica, ¿no?» El orador, Ted Ward, de

Ministerios Paravida en Fort Worth, Texas, añadió rápidamente que no

abogaba esa clase de lógica. Pero ésta le vino a la mente durante su

ministerio para refugiados, en cooperación con los programas de

pacificación del ejército salvadoreño.

Page 438: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

«[La subversión] está hecha sólo de promesas», continuó Ward. «Tan

sólo la promesa para estos pobres de que participarán de la riqueza de la

nación, que tendrán una casa, que se proporcionará educación para sus

hijos, que se entregará atención médica para la familia, tan sólo la promesa

de estas cosas producía una reacción tan fuerte entre la gente.»

«Ahora les pregunto, ¿qué ocurriría si las iglesias evangélicas,

manifestando un amor al prójimo honesto ante Dios, comenzaran a llegar a

estos países con las promesas que hicieron los marxistas? ¿que ocurriría

con la amenaza marxista en América Latina si las iglesias evangélicas,

[390] las misiones y los grupos humanitarios relacionados con la iglesia

utilizaran los principios justos de compartir la vida con estas personas?» {53}

Los misioneros como Ward se daban cuenta de que, para competir con

la izquierda revolucionaria, tenían que responder a las necesidades de

personas que se encontraban más empobrecidas que nunca. Predicar sobre

la paz interior, el fin del mundo, y el gran reino en el cielo, no los llevaría

muy lejos. Si los conservadores deseaban permanecer a la cabeza de la

marcha de sus neófitos hacia Dios, tenían que ayudarlos en su lucha diaria

por la supervivencia. Las nuevas iglesias no durarían a menos que

detuvieran el derrumbamiento hacia la miseria.

La simple prohibición del alcohol, el tabaco y otros vicios ayudaba a los

pobres a ajustar las economías de sus hogares. Pero aquello era sólo un

respiro, a medida que su poder adquisitivo se desplomaba. Aún en Chile, la

declinante economía parecía desilusionar a los colaboradores

pentecostales del régimen de Pinochet e impulsar a la oposición, en un

retorno hacia las iglesias políticamente divididas de los años setenta. {54}

La ideología del desarrollo afirmaba ofrecer soluciones a largo plazo.

Pero aquí los evangélicos parecían estar reviviendo las ilusiones de

generaciones anteriores de misioneros y expertos en desarrollo. De

acuerdo a Guillermo Cook, un miembro de la Misión Latinoamericana, la

crisis económica había neutralizado la capacidad de la ética protestante de

«redimir y levantar» a los neófitos. Bajo condiciones menos hostiles, el

protestantismo había ayudado a los neófitos a ascender en la escala social.

Ahora, cree Cook, el dinamismo liberado por el protestantismo tendrá que ir

en otra dirección.{55}

Page 439: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

La historia de movimientos sociales está llena de cambios, desde un

énfasis redentor (la salvación del alma) hacia uno transformativo (la

transformación del mundo), o viceversa, con frecuencia después de la

primera generación de participantes.{56} Un cambio así podría proporcionar

una oportunidad para que los elementos de la teología de la liberación

entren en juego con bases mucho más amplias que las actuales. En cuanto

a las creencias pentecostales sobre la liberación, por lo menos en el Brasil

claramente descienden de la tradición de movimientos [391] mesiánicos de

aquel país. El sentido de urgencia que generan los pentecostales, su actitud

adversaria hacia «el mundo», y su opinión de sí mismos como «los pobres

de la tierra» se añaden a lo que Carlos Brandão ha llamado «el sentimiento

de una guerra santa... junto con la esperanza de una lucha final que volverá

a crear el orden social.» El énfasis dualista y maniqueo en la pureza, en la

distinción radical entre este mundo pecaminoso y el bendito de más allá,

¿podría convertirse en una fuerza política? {57}

Se puede vislumbrar varios escenarios. Uno es el enfrentamiento

directo con el estado latinoamericano, lo que implica que deberá ocurrir un

cambio del énfasis redentor hacia el transformador. Salvo para insistir en la

libertad religiosa, los evangélicos latinoamericanos rara vez han desafiado

al estado. Los observadores como Jean Pierre Bastián y Rubem Alves

piensan que el protestantismo ha fracasado, al ser asimilado por la tradición

autoritaria de América Latina. Pero tal vez necesitamos tener paciencia: en

Europa, el proceso social asociado con la Reforma duró siglos.

Según el segundo escenario, los evangélicos se extienden desde las

clases bajas hacia las medias y altas hasta fundirse en influyentes

estructuras evangélicas a nivel nacional –un proceso que ya está en

camino– y que logran imprimir sus valores en la sociedad –un proceso que

todavía tiene mucho que recorrer, a juzgar por la subida y caída de Ríos

Montt–. Al renegociar gradualmente su posición con las clases dominantes,

sectores emergentes de la clase media podrían fomentar un sistema más

abierto e igualitario, minando a las antiguas estructuras de poder en lugar

de derrocarlas.

Aunque ésta puede parecer una visión utópica, las misiones e iglesias

evangélicas están por lo menos produciendo nuevos líderes para los

movimientos populares. Un ejemplo es el Instituto Lingüístico de Verano en

el Perú. A pesar de que el SIL puede ser criticado en muchos aspectos,

gran parte de los líderes de las actuales organizaciones indígenas en la

Page 440: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

amazonía peruana surgieron de sus escuelas bilingües. Al igual que la

teología de la liberación en términos más obvios, las nuevas organizaciones

e instituciones que resultan del evangelismo pueden [392] colocar nuevas

presiones sobre las elites y es concebible que puedan redefinir la cultura

política.

«Se debe adoptar una perspectiva amplia» me dijo el antropólogo y

misionero presbiteriano David Scotchmer, «porque a corto plazo, sí, la

religión evangélica es reaccionaria. Pero gran parte de la segunda y tercera

generaciones pierden su espiritualismo y comienzan a presentar distintas

preguntas a la Biblia.»{58} Mientras las iglesias evangélicas crezcan

rápidamente, estos efectos se encuentran cubiertos por el continuo influjo

de nuevos miembros. Pero el crecimiento tiene sus límites. Las

generaciones subsecuentes generalmente no logran mantener el fervor de

las primeras, pero se encuentran a sí mismas en nuevas y desafiantes

situaciones, en las cuales utilizan su herencia protestante en nuevas

formas.

Existe, por supuesto, un tercer escenario: que los evangélicos no

lograrán ser una fuerza importante para el cambio social. El fuerte

sectarismo de tantos evangélicos, su evasión a los asuntos políticos y el

aislamiento de «reformadores dentro de la reforma» hacen de éste el

escenario más defensible al momento. «Déjame hacer lo mío, si de esto

resulta una revolución social, depende de Dios... no de mí», {59} es la actitud

típica. El aparente agotamiento del protestantismo en el Caribe de habla

inglesa y holandesa –Jamaica, las Bahamas, Belice, Barbados, Guyana, y

Surinam– sugiere que aún el surgimiento de mayorías protestantes podría

tener poco impacto en las estructuras sociales que estimulan la pobreza y la

violencia en la vida latinoamericana. Bajo tales condiciones, los evangélicos

bien podrían seguir con su política conservadora, como la más adecuada

para la supervivencia en economías que se deterioran sin alternativas

políticas convincentes.

Aún así, los evangélicos están dando a los latinoamericanos una nueva

forma de organización social y una nueva forma de expresar sus

esperanzas. El grado hasta el cual pueden proporcionar a los conversos los

corolarios terrenales de gracia –liberación del hambre, seguridad personal y

superación– es probablemente muy limitado. Pero para millones de

latinoamericanos que luchan para sobrevivir al desarrollo capitalista y a los

experimentos sociales fracasados, las iglesias evangélicas se han

Page 441: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

convertido en lo que Richard N. Adams llama vehículos de supervivencia. {60}

[393] En donde la organización social tradicional se está resquebrajando,

las iglesias evangélicas constituyen grupos más flexibles en los cuales la

participación es voluntaria y el liderazgo es carismático. Por lo tanto, son

más adaptables a los cambios rápidos. Lo que tengan guardado para el

futuro es una pregunta abierta.

Notas

{53} C. Edward Ward, Coalition on Revival, 2-4 de julio de 1986,

Washington, D.C.

{54} Chacón Herrera y Lagos Schuffeneger 1986: 48-49, 59.

{55} Cook 1985: 280-281.

{56} Aberle 1966: 315-333.

{57} Carlos Rodrigues Brandão, según se le cita en la reseña de su Os

Deuses do Povo (Rio: Editorial Brasilense, 1980) por Guillermo Cook,

Missiology, abril de 1982, págs. 245-256. También Endruveit 1975: 150-

151.

{58} David Scotchmer al autor, 4 de octubre de 1986.

{59} David Scotchmer al autor, 4 de marzo de 1987.

{60} Adams 1981b.

←  nódulo 2002 • apéndices • páginas 395-

397

 →

Apéndice 1

Cálculo de la representación protestante

en América Latina y el Caribe

Protestantes como porcentaje de la población nacional total

Page 442: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

PaísJohnstone 1986

Holland

1981

Barret

1982Protestantes

Grupos

marginadosProtestantes Practicantes Afiliados

Argentina 5,5 1,1 — 3,4 4,7

Bahamas 56,4 11,1 83,0 69,7 62,3

Barbados 59,3 2,5 79,0 88,0 56,5

Belice 25,8 2,0 54,4 27,7 18,7

Bolivia 7,6 0,7 — 2,3 4,8

Brasil 17,4 0,5 — 6,1 15,1

Chile 22,5 2,0 — 9,9 18,9

Colombia 3,1 1,1 — 0,9 2,2

Costa Rica 7,7 2,2 7,9 + 0,9

marg

7,3 4,2

Cuba 2,4 — 2,0 0,9 2,4

Rep Dominicana 6,4 0,6 2,0 1,6 3,0

Ecuador 3,4 0,9 — 1,9 3,6

El Salvador 14,0 1,2 7,0 2,9 5,9

Guayana

francesa

6,5 1,7 — 3,9 6,6

Guatemala 20,4 0,7 21,0 4,9 7,9

Guayana 28,0 1,8 — 34,0 26,1

Haití 17,2 0,6 10-20 15,8 14,7

Honduras 9,9 0,7 8,0 2,6 3,4

Jamaica 38,6 5,0 75,0 80,1 38,6

México 4,0 1,0 — 2,2 4,5

Nicaragua 9,3 2,1 12 + 2 marg 4,6 9,8

Panamá 11,8 1,0 12,0 6,7 11,8

Paraguay 4,0 0,3 — 2,1 2,2

Perú 3,6 0,9 — 3,0 3,3

Puerto Rico 27,2 2,7 8,0 6,6 12,8

Surinam 19,9 1,0 — 37,0 30,2

Uruguay 3,1 2,2 — 1,9 2,9

Venezuela 2,6 0,7 — 1,3 2,9

Page 443: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

Fuentes: Los datos de Johnstone (1986: 26, 498-499) se basan en

proyecciones de iglecrecimiento hasta junio de 1985. Su categoría

«protestante» incluye a protestantes tanto ecuménicos como evangélicos.

Pero excluye a la categoría «marginados» para grupos no ortodoxos como

los mormones y los Testigos de Jehová. Las cifras de Holland (1981: 12)

son el trabajo del Proyecto Centroamericano de Estudios Socio-Religiosos

(PROCADES) del Instituto de Evangelismo a Fondo (INDEPTH) en San

José, Costa Rica. Incluyen a protestantes tanto ecuménicos como

evangélicos. Las cifras de Barrett (1982: por país) representan

proyecciones de iglecrecimiento hasta junio de 1990, basadas en cifras de

1970. Los datos proporcionados aquí son la suma de sus cifras para varias

categorías, incluyendo anglicanos, protestantes, protestantes marginados y

denominaciones indígenas. «Practicantes» (según el censo gubernamental

o de alguna forma pública) y «afiliados» (a una iglesia) representan dos

cálculos diferentes de una misma cantidad; no deben ser sumados el uno al

otro.

Apéndice 2

Cálculo de la población evangélica

en América Latina y el Caribe

PaísPoblación

nativa

Población

evangélica

Argentina 30.600.000 1.438.000

Bahamas 256.000 77.000

Barbados 300.000 56.000

Belice 184.000 22.000

Bolivia 6.200.000 403.000

Brasil 138.400.000 22.144.000

Chile 12.000.000 2.592.000

Colombia 29.400.000 706.000

Costa Rica 2.600.000 169.000

Cuba 10.100.000 212.000

Rep Dominicana 6.200.000 291.000

Ecuador 9.400.000 301.000

El Salvador 5.500.000 704.000

Guayana francesa 68.000 3.000

Page 444: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

PaísPoblación

nativa

Población

evangélica

Guatemala 8.403.000 1.597.000

Guayana 979.000 85.000

Haití 5.800.000 713.000

Honduras 4.372.000 385.000

Jamaica 2.358.000 330.000

México 80.484.000 2.495.000

Nicaragua 3.218.000 203.000

Panamá 2.140.000 210.000

Paraguay 3.600.000 90.000

Perú 19.500.000 585.000

Puerto Rico 3.350.000 697.000

Surinam 393.000 12.000

Uruguay 3.036.000 58.000

Venezuela 17.300.000 363.000

Fuente: Johnstone 1986: 55,62.

Nota: Aquí, «población evangélica» se refiere únicamente a los protestantes

teológicamente conservadores, no a todos los protestantes.

Apéndice 3

Cálculo de factores de crecimiento evangélico

en América Latina desde 1960 hasta 1985,

con una extrapolación hasta el 2010

País

Porcentaje

evangélico de la

población total

Factor de

crecimiento

de 1960 a

1985

Porcentaje

de población

evangelizada

extrapolado

a 2010(*)

1960

1985 (nº de

veces)(porcentajes)

Argentina 1,63 4,69 2,9 13,6

Page 445: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

País

Porcentaje

evangélico de la

población total

Factor de

crecimiento

de 1960 a

1985

Porcentaje

de población

evangelizada

extrapolado

a 2010(*)

1960

Bolivia 1,27 6,51 5,1 33,2

Brasil 4,40 15,95 3,6 57,4

Chile 11,71 21,57 1,8 38,8

Colombia 0,39 2,43 6,2 15,1

Costa Rica 1,30 6,48 5,0 32,4

Cuba 2,41 2,11 0,9 1,9

Rep

Dominicana

1,73 5,173,0 15,5

Ecuador 0,48 2,75 5,7 15,7

El Salvador 2,45 12,78 5,2 66,5

Guatemala 2,81 18,92 6,7 126,8

Haití 6,09 14,18 2,3 32,6

Honduras 1,51 8,75 5,8 50,8

México 2,21 3,08 1,4 4,3

Nicaragua 2,26 6,32 2,8 17,7

Panamá 4,40 9,72 2,2 21,4

Paraguay 1,05 2,47 2,4 5,9

Perú 0,63 2,98 4,7 14,0

Puerto Rico 5,87 20,85 3,6 75,1

Uruguay 1,19 1,91 1,6 3,1

Venezuela 0,82 1,95 2,4 4,7

Fuentes: Las estadísticas en las primeras dos columnas son del Sr. y la

Sra. P. J. Johnstone, International Research Office, WEC (Cruzada

Evangelística Internacional), Gerrards Cross, Inglaterra, 15 de enero de

1988. Estas cifras están basadas en totales de membrecías

denominacionales tomadas de la World Christian Encyclopedia (Barret

1982) y de otras fuentes, pero incluye «cálculos de extrapolación» en los

cuales falta información. Los totales de membrecía de cada denominación

han sido multiplicados por un factor, generalmente entre dos y tres

dependiendo de la composición social del grupo, para contabilizar a los

Page 446: América Latina se Vuelve Protestante, David Stoll

niños, neófitos, y otras personas no bautizadas que toman parte en la vida

eclesiástica. Para más advertencias, véase Johnstone 1986: 498-499.

Nota: «Evangélico» se refiere a protestantes teológicamente

conservadores, no a todos los protestantes. (*) Basado en la tasa de crecimiento de 1960-1985.

←  nódulo 2002 • bibliografía • páginas 441-

469

 →

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