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4 5 Arquine 35, Primavera 2005 Spring 2005 Vitrina De la auto-construcción a la vivienda en serie Fotos y texto de Isadora Hastings La ciudad de México se sigue extendiendo a un ritmo vertiginoso, con un crecimiento caótico e imparable de su periferia a partir de acciones, le- gales e ilegales, centradas en la producción de vivienda. Ante la ausencia de planeación y construc- ción del espacio público, la comercialización del suelo, y el consecuente elevado valor adquirido, influye en la concepción de la ciudad, amenazan- do cada vez más el espacio público. En efecto, cada pedazo de tierra es un negocio potencial porque ha encontrado un mercado ligado a la preocupación del gobierno por reducir la enor- me demanda de vivienda en términos puramente cuantitativos. Así, toda tierra —agrícola, ejidal, co- mercial y hasta de conservación— situada alrede- dor de una ciudad es vulnerable a ser sustituida por suelo urbano. Por un lado están las empresas inmobilia- rias, productoras de conglomerados de miles de casas, lo cual resulta en kilométricas hileras de vi- viendas idénticas, sin equipamiento urbano, ale- jadas de cualquier idea de apropiación, identifica- ción y consciencia del espacio público, ignorando las necesidades de sus habitantes. Sin embargo, esta homogeneidad arqui- tectónica se desvanece conforme se ejerce la ac- ción de habitar, ya que el producto terminado vuelve a ser otra construcción en proceso y las formas resultantes de las modificaciones varían de casa a casa, aunque respondan a las mismas necesidades no contempladas por los primeros productores. Otra forma de construcción en la periferia es la auto-producción de vivienda que, en su ma- yoría, comienza a asentarse de manera irregular. Esta realidad urbana es construida por sus habi- tantes, la mayoría de las veces sobre terrenos inadecuados o de conservación, y en períodos largos. La vivienda se yergue entonces como ex- presión del tiempo; un organismo vivo que no deja de crecer, ya que no ha sido concebido como proyecto acabado. La mancha urbana, gri- sácea y amorfa, se extiende sobre las montañas que rodean la capital mexicana, con asentamien- tos que para el año 2000 ya albergaban al 64% de la población total de la Zona Metropolitana. De esta forma, la habitabilidad, determi- nada por la relación y adecuación del hombre a su entorno, hay que entenderla no sólo desde el punto de vista de la construcción de la vivien- da, sino del análisis del entorno que, a su vez, determina el carácter de aquella y, por lo tanto, su calidad. Los distintos actores y procesos involucra- dos en la producción de vivienda forman parte de la construcción de una nueva ciudad, donde el espacio privado avanza sobre el espacio público, consecuencia de la comercialización salvaje del suelo. En muchos casos son las exigencias de los mismos pobladores las que dictan la salvaguardia o la génesis de espacios comunitarios. Las fotos publicadas a continuación son el resultado de una investigación sobre los procesos antes citados. Son imágenes que buscan reflejar las distintas facetas de esa evolución que va des- de la producción en serie por parte del produc- tor /especulador, la apropiación y las adecuacio- nes efectuadas por el usuario, hasta las diversas estructuras realizadas por los auto-productores. Se trata de dos tipos de construcción que, con el tiempo, convergen en formas casi indistinguibles, cuya estructura no hay que entenderla sólo a par- tir de trabes y columnas, sino de las necesidades y las experiencias de sus habitantes.• Esta serie fotográfica forma parte de una investi- gación sobre vivienda y periferia metropolita- na, realizada por Isadora Hastings (México D.F., 1973) como becaria del FONCA para Jóvenes Creadores 2005–06. Página anterior Arriba: auto-producción de vivienda, Álvaro Obregón. Abajo: vivienda en serie, Ixtapaluca.

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Page 1: algunos ejemplos

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Arquine 35, Primavera 2005 Spring 2005

Vitrina

De la auto-construcción a la vivienda en serie

Fotos y texto de Isadora Hastings

La ciudad de México se sigue extendiendo a unritmo vertiginoso, con un crecimiento caótico eimparable de su periferia a partir de acciones, le-gales e ilegales, centradas en la producción devivienda.

Ante la ausencia de planeación y construc-ción del espacio público, la comercialización delsuelo, y el consecuente elevado valor adquirido,influye en la concepción de la ciudad, amenazan-do cada vez más el espacio público. En efecto,cada pedazo de tierra es un negocio potencialporque ha encontrado un mercado ligado a lapreocupación del gobierno por reducir la enor-me demanda de vivienda en términos puramentecuantitativos. Así, toda tierra —agrícola, ejidal, co-mercial y hasta de conservación— situada alrede-dor de una ciudad es vulnerable a ser sustituidapor suelo urbano.

Por un lado están las empresas inmobilia-rias, productoras de conglomerados de miles decasas, lo cual resulta en kilométricas hileras de vi-viendas idénticas, sin equipamiento urbano, ale-jadas de cualquier idea de apropiación, identifica-ción y consciencia del espacio público, ignorandolas necesidades de sus habitantes.

Sin embargo, esta homogeneidad arqui-tectónica se desvanece conforme se ejerce la ac-ción de habitar, ya que el producto terminado

vuelve a ser otra construcción en proceso y lasformas resultantes de las modificaciones varíande casa a casa, aunque respondan a las mismasnecesidades no contempladas por los primerosproductores.

Otra forma de construcción en la periferiaes la auto-producción de vivienda que, en su ma-yoría, comienza a asentarse de manera irregular.Esta realidad urbana es construida por sus habi-tantes, la mayoría de las veces sobre terrenosinadecuados o de conservación, y en períodoslargos. La vivienda se yergue entonces como ex-presión del tiempo; un organismo vivo que nodeja de crecer, ya que no ha sido concebidocomo proyecto acabado. La mancha urbana, gri-sácea y amorfa, se extiende sobre las montañasque rodean la capital mexicana, con asentamien-tos que para el año 2000 ya albergaban al 64%de la población total de la Zona Metropolitana.

De esta forma, la habitabilidad, determi-nada por la relación y adecuación del hombre asu entorno, hay que entenderla no sólo desde el punto de vista de la construcción de la vivien-da, sino del análisis del entorno que, a su vez,determina el carácter de aquella y, por lo tanto,su calidad.

Los distintos actores y procesos involucra-dos en la producción de vivienda forman parte de

la construcción de una nueva ciudad, donde elespacio privado avanza sobre el espacio público,consecuencia de la comercialización salvaje delsuelo. En muchos casos son las exigencias de losmismos pobladores las que dictan la salvaguardiao la génesis de espacios comunitarios.

Las fotos publicadas a continuación son elresultado de una investigación sobre los procesosantes citados. Son imágenes que buscan reflejarlas distintas facetas de esa evolución que va des-de la producción en serie por parte del produc-tor/especulador, la apropiación y las adecuacio-nes efectuadas por el usuario, hasta las diversasestructuras realizadas por los auto-productores.Se trata de dos tipos de construcción que, con eltiempo, convergen en formas casi indistinguibles,cuya estructura no hay que entenderla sólo a par-tir de trabes y columnas, sino de las necesidadesy las experiencias de sus habitantes.•

Esta serie fotográfica forma parte de una investi-gación sobre vivienda y periferia metropolita-na, realizada por Isadora Hastings (México D.F.,1973) como becaria del FONCA para JóvenesCreadores 2005–06.

Página anteriorArriba: auto-producción de vivienda,Álvaro Obregón.Abajo: vivienda en serie, Ixtapaluca.

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Página anterior: de la vivienda en seriea la auto-construcción.

1. La ciudad irregular, Álvaro Obre-gón. 2. La ciudad formal y planificada,Ixtapaluca. 3. Auto-construcción de vi-vienda. 4. De la vivienda en serie a laauto-construcción.

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