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11/09/2015
Ejercicio de interpretación de una situación concreta
Angélica Rodríguez
APOLOGÍA AL FRACASO:
La situación:
Es una imagen muy común que se tiene del concepto de fracaso la de ‘es la
contraparte del éxito’, o sea, aquello que es contrario al triunfo: la derrota.
Esta noción dualista conlleva a pensar que quien fracasa está derrotado, y da pie en
muchas ocasiones a que las personas teman fracasar por la humillación social que
esto puede representarles, de tal manera que se llegan a cohibir de intentar
alcanzar sus propias metas, nada más por evitar mostrarse ante los demás como
sujetos vulnerables.
Además de denigrar la debilidad humana, esta noción revela una cierta aceptación
popular que se tiene acerca del honor (la victoria) como el fin de la vida, la cual -
según esta misma lógica- viene siendo algo así como una guerra en la que se es
participe obligadamente y en la que, por supuesto, uno debe lanzarse
belicosamente a ganar.
Debo ser un guerrero,
un berraco,
un “echado pa’ elate.
Ser fuerte.
Esta situación me llama especialmente la atención porque yo presento
discrepancias con la significación mancillosa que se le da al concepto, y estoy
implicada de una manera muy personal en ella porque tengo un lugar (marginal)
ahí dentro, de modo que, siendo el fin del presente análisis el planteamiento de
una política cultural, me parece pertinente comenzar con un cuestionamiento: ¿Por
qué asumimos el fracaso como algo malo y al éxito como algo bueno?
Dimensiones político/culturales alrededor de la situación:
CULTURA
Competencia
cotidiana
Académica y
laboral Social/desde el
lenguaje
SIMBOLOS
PODER
El balancín de status:
Relaciones dinámicas de
dominación que se dan en
las conversaciones
cotidianas.
Los individuos obtienen
unos sobre otros control
acorde al
aprovechamiento que le
dan a sus habilidades en la
sociabilización.
(Intervienen factores como
la belleza, la educación, la
inteligencia, las clases
sociales, etc.)
Enmarañada
desde las
escuelas hasta
las empresas.
Consiste en la
otorgación
institucional de
a los privilegios
individuos más
aptos según
criterios tales
como
productividad y
eficacia dentro
de la institución.
Nociones cotidianas
que se replican en:
Estado
Jerarquía
s
Libre
mercado
Compete
ncias
democrá
ticas
(minoría
s
excluida
s)
Acumula
ción de
riquezas.
Éxito
Estereotipos y prototipos que
corresponden a la lógica del poder.
POLÍTICA
Exhibidos mediante la
publicidad con el fin
de favorecer el
consumismo que, a
partir de las
necesidades sociales
alimentan el sistema
económico.
Perfil del exitoso: Rico, bello,
educado, diplomático, líder,
virtuoso, encantador,
conocedor.
Buen puesto de trabajo, buena
ropa, propietario de cosas
valiosas, mujer ‘bueona’ y
familia feliz.
Dueño y jefe de la industria.
Empresario innovador.
Representante político.
Mafioso inteligente. Religioso
aclamado. Militar de alto
rango. Artista en la sección de
farándula. Escritor de
superación personal. Buen
estudiante. U obrero
esforzado y emprendedor.
Aplausos.
Fracaso:
inutilidad.
Conclusiones generales en la interpretación del esquema:
Las relaciones de dominio/sumisión que se dan en la cotidianidad, presentes en la
estructura de los diálogos, los funcionamientos de las instituciones de tipo académicas,
laborales y políticas juegan un papel fundamental en el modo de entender el fracaso, ya
que esta lógica de poder es intrínseca del capitalismo, el cual cimienta sus bases en la
competencia. Se trata de que el sistema demanda personas productivas, por lo cual, las
metas individuales son orientadas a esas necesidades colectivas, de modo que la
satisfacción o “realización” personal se traduce a términos de utilidad colectiva.
Sin embargo, el problema está principalmente en que esa utilidad colectiva es
tergiversada de tal manera que termina por desdeñar otros factores que en términos
prácticos son más útiles, tales como el conocimiento o la producción social.
Este panorama deja al campesino, al investigador y al científico, infravalorados, ya que,
además de excluir las metas que se tejen en lo íntimo de los individuos, se le resta la
importancia que gana lo económico a la producción social.
Estrategia de mi política cultural desde el modelo de representación trabajado en clase:
Contexto: Capitalismo.
Actores: El éxito del fuerte y el fracaso del débil.
Posiciones relativas: Éxito arriba -
fracaso abajo. Éxito en el centro - fracaso en la
marginalidad.
Marcos de sentido:
É: El éxito, en términos iniciales, puede ser alcanzado por cualquiera mediante
la competencia; no obstante, ésta es considerada un medio justo en tanto
asegura, gracias a una selección, que los individuos que tienen mayor
predisposición a salir victoriosos alcancen el poder, y así mismo, los que
carecen de habilidades, destrezas y virtudes sean sometidos por los fuertes, de
modo que los más aptos para el sistema velen por el mantenimiento del
mismo.
Éxito siendo
alimentado por el
fracaso
F: El fracaso no es un estado permanente ni significa una perpetua derrota,
sino que es temporal y transitorio, y sirve para aprender. Una persona que
fracasa puede también triunfar según factores como la constancia y la
experimentación en otros campos que son exiliados por la productividad
económica, por lo cual no es necesaria una competencia dentro del sistema,
sino un equilibrio entre los criterios acordados para valorar al individuo, ya que
todos somos, en algunos momentos y campos, fracasados, y en otros, exitosos.
El débil puede hacerse fuerte. Además, la victoria que propone esa
competencia como el fin de la vida es una insensatez arbitraria sin justificación
que conlleva a las mentes a interiorizar ciegamente una verdad inexistente, ya
que la vida como tal no tiene ningún sentido, sino que es el sujeto quién se lo
construye, y ahí no se está tomando en cuenta las metas personales del sujeto
sino las del sistema proyectadas en los sujetos.
Intereses y necesidades:
= Punto de encuentro. =Punto de choque.
E: Proteger el mantenimiento de un sistema que gira en torno a lo económico.
Garantizar la mejoría de la especie según la ley del más fuerte.
Denigrar el fracaso y la debilidad.
F: Velar por el mejoramiento de la especie de una manera ética y no económica
que se no excluya al sujeto como ente propio.
Legitimar el fracaso para alimentar una concepción del éxito más amplia.
En función de la colectividad/encuentro.
Síntesis entre tesis y antítesis:
Los valores por los cuales se juzga el éxito en los individuos se amplían en margen a los
campos que le son productivos y benéficos a la colectividad, de modo que la economía no
sería el pilar fundamental, ya que, en esta lógica, el triunfo social se alcanzaría al haber un
equilibrio en la eficiencia de los campos que conforman las necesidades de una sociedad.
Una vez entendido esto, los individuos toman una resignificación en tanto cada uno tiene
sus fuertes entre la diversidad de campos, por lo cual las probabilidades de éxito y fracaso
variarán de persona a persona según sus respectivas subjetividades y el fracaso
comenzará a entenderse como un reto, una vía para llegar al éxito e incluso como un
motivador que, a partir de los errores, brinda la oportunidad de hacer a las personas
mejores en lo íntimo de sí mismos y en la proyección de ellos hacia la especie.
Hay un cambio de valores culturales en función de la producción social que descentralizan
la producción económica. Se encuentra riqueza en las demás facetas humanas que hasta
el momento fueron excluidas por el sector dominante.
ESTRATEGÍA:
Para resignificar cultural y políticamente el fracaso hay que comenzar por las “pequeñas”
actitudes cotidianas que nutren la visión del poder con el que se privilegian a los exitosos
que cumplen con el perfil que el sistema económico demanda. Esas acciones, tienen que
ver especialmente con las dimensiones del lenguaje. Es un ataque directo al discurso, que
si resulta atinado, es capaz de derrumbar las formas institucionales.
Algunos ejemplos sobre cómo atacar el discurso:
En los juegos de los niños: Eliminar la lógica perdedor/ganador, y a cambio
direccionarlos a la estimulación por la creación de metas propias que se entretejan
con las de los demás.
En el aula: Eliminar la concepción del profesor como el iluminador del aprendizaje
del estudiante, y a cambio darle el rol de guía.
En las conversaciones: Eliminación de las presunciones acerca de quién tiene más
en determinado campo.
En los grupos de trabajo y sus métodos democráticos: Eliminación de jerarquías a
la hora de tomar decisiones y eliminación de la exclusión de las minorías.
Modelo de representación de la política cultural propuesta:
Frac
aso Éxito
Ahora bien, hay que decirlo…
¿Hasta dónde la naturaleza me permite modificar las connotaciones del fracaso?
¿Cuáles son los límites?
El individuo “solito” no vale nada.
Éste siempre será reducido a una parte de las masas que sin las mismas pierde
irremediablemente cualquier valor.
“El único fracasado es el que se rinde, el que no tiene metas”… O el que las tiene pero
éstas le son completamente inservibles a cualquier sistema fuera de sí mismo.
El fracaso sólo puede ser aceptado cuando contribuye al mejoramiento colectivo. Por sí
mismo no vale nada.
¡A eso viene el desprecio por quien tira la toalla!
Y la paradoja:
No hemos nacido para algo en concreto. No estamos obligados a luchar como en una
guerra la vida, ni a insistir, ni a ser constantes o productivos, ni a tener metas u honor. No
tenemos que nada.
No obstante, somos naturalmente seres sociales, y eso nos condiciona a desaparecer si no
contribuimos a los demás. Desaparecer siendo aborrecidos, pisoteados y marginados.
Para mí, ése es el verdadero fracaso:
Ser la tuerca en el engranaje que se avería definitivamente y ya no hace más que
estorbo al sistema y a la voluntad colectiva que, se supone, éste representa.
El fracasado es el don nadie, la muerte a secas.
¡O te adaptas o te matas!