acciÓn comunitaria

17
1 ACCIÓN COMUNITARIA EN SALUD MENTAL: multiplicadores y multiplicandos". Prof. Manuel Calviño. Facultad de Psicología. Universidad de La Habana. El tema que desplegaré esta compuesto por tres unidades básicas: ACCIÓN, COMUNIDAD y SALUD MENTAL. En el escenario profesional de la psicología ellas se potencian mutuamente de manera que se favorecen en su gestionar. Parecería, a primera vista que hablamos de una obra (la salud mental), puesta en un teatro o escenario (la comunidad) y con personas que la hacen (la acción de los protagonistas). Dejo claro de partida, que no me se todos los papeles. El que si me se (bastante bien) es el mío. Por no se que razón a los científicos nos pasa mucho que nos preguntan como entidades sociales y no individuales. Nos piden la generalidad, raras veces la particularidad. Si algo saqué en claro de mis lecturas estudiantiles del conocido libro de “Metodología de la Investigación Psicológica” de Scott y Wetheimer (quizás los que peinan canas lo recuerden) es que para generalizar hay que tener, entre otras, ciertas condiciones muestrales de representación de los datos. Yo puede que sea una muestra, pero definitivamente no representativa. En Cuba (probablemente como en la mayoría de los países), el volumen y diversidad de la intersección de las tres nociones básicas apuntadas anteriormente es lo suficientemente grande como para no resistir una homogenización por demás anquilosante. En Cuba la actividad comunitaria no es solo una vocación, es una demanda real de trabajo. Somos demandados para que nuestra acción sea comunitaria. Los psicólogos acostumbramos a decir que la Psicología en nuestro país, como práctica profesional, nació en la comunidad. No sabíamos bien ni que era ser psicólogo, pero ya estábamos haciendo trabajos comunitarios. Años después nos encontramos con las propuestas conceptuales y metodológicas de la llamada “Psicología Comunitariay no nos convencieron mucho. ¿Por qué?

Upload: roberth-sanchez

Post on 11-Nov-2015

5 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

MANUEL CALVIÑO

TRANSCRIPT

  • 1

    ACCIN COMUNITARIA EN SALUD MENTAL: multiplicadores y multiplicandos".

    Prof. Manuel Calvio. Facultad de Psicologa.

    Universidad de La Habana. El tema que desplegar esta compuesto por tres unidades bsicas: ACCIN,

    COMUNIDAD y SALUD MENTAL. En el escenario profesional de la psicologa ellas

    se potencian mutuamente de manera que se favorecen en su gestionar. Parecera, a

    primera vista que hablamos de una obra (la salud mental), puesta en un teatro o

    escenario (la comunidad) y con personas que la hacen (la accin de los

    protagonistas). Dejo claro de partida, que no me se todos los papeles. El que si me

    se (bastante bien) es el mo. Por no se que razn a los cientficos nos pasa mucho

    que nos preguntan como entidades sociales y no individuales. Nos piden la

    generalidad, raras veces la particularidad. Si algo saqu en claro de mis lecturas

    estudiantiles del conocido libro de Metodologa de la Investigacin Psicolgica de

    Scott y Wetheimer (quizs los que peinan canas lo recuerden) es que para

    generalizar hay que tener, entre otras, ciertas condiciones muestrales de

    representacin de los datos. Yo puede que sea una muestra, pero definitivamente no

    representativa. En Cuba (probablemente como en la mayora de los pases), el

    volumen y diversidad de la interseccin de las tres nociones bsicas apuntadas

    anteriormente es lo suficientemente grande como para no resistir una

    homogenizacin por dems anquilosante.

    En Cuba la actividad comunitaria no es solo una vocacin, es una demanda real de

    trabajo. Somos demandados para que nuestra accin sea comunitaria. Los

    psiclogos acostumbramos a decir que la Psicologa en nuestro pas, como prctica

    profesional, naci en la comunidad. No sabamos bien ni que era ser psiclogo, pero

    ya estbamos haciendo trabajos comunitarios. Aos despus nos encontramos con

    las propuestas conceptuales y metodolgicas de la llamada Psicologa Comunitaria

    y no nos convencieron mucho. Por qu?

  • 2

    En sentido general, los enfoques comunitarios nacieron en este lado del mundo muy

    influidos por prejuicios sociales y profesionales y especialmente asociados a los

    paradigmas de control. As como en su tiempo Skinner B.F. estaba convencido de

    poder dominar al mundo con la tecnologa comportamental, Rappaport nos indujo a

    hacerlo con los procedimientos comunitarios. Muchos olvidaron que, al decir de

    Rogers, es un empeo evidente en toda vida orgnica y humanaexpandirse,

    extenderse, llegar a tener autonoma, desarrollarse, madurar, es la tendencia a

    expresar y activar todas las capacidades del organismo hasta el grado en que dicha

    activacin perfeccione al organismo. (Rogers C. 1961. pg. 35). El paradigma de

    control responda a una epistemologa positivista y a una concepcin sociopoltica

    hegemonista y discriminatoria. La accin de entidades que deban ser transgresoras

    del orden establecido se pona en las manos manipuladoras de ingenuos o de

    inescrupulosos profesionales.

    Esto condicion que muchos profesionales con (des)intenciones sociales

    retrgradas y algunos de intenciones sociales proactivas promovieran un desarrollo

    de prcticas comunitarias marcadas por actuaciones modelares (Calvio M. 1995,

    1996) en las que se concibe ingenua o malsanamente que la condicin de

    profesional supone una posicin de predominio sobre la determinacin de las

    conductas a seguir en una cierta relacin por parte de los que seran el objeto (en

    realidad sujetos) de la accin profesional, en este caso los miembros de la

    comunidad. Es el modelo representacional del profesional quien ocupa el lugar de

    modelo a alcanzar. En este enfoque modelar subyacen relaciones de poder-

    subordinacin, desde las que se ejecuta una suerte de hegemonismo

    paradigmtico para el especialista, lo que reduce considerablemente la posibilidad

    de una accin verdaderamente comunitaria. No es la comunidad el verdadero

    agente de accin, de cambio, de desarrollo.

    Todava cuando miramos a los que siguen de espalda a la realidad percibimos que

    lo nico que piden a las personas sobre quien recae su trabajo es que se dejen

    llevar. Son ingenuamente pensados como cuerpos inertes que sern movidos por la

  • 3

    accin profesional. Uno de los personajes de la novela de Gabriel Garca Mrquez

    Del Amor y otros demonios, Sierva Maria es mordida por un perro rabioso y su vida

    peligra. Entonces es que su padre se acuerda que tiene hija y trata de hacer por ella

    lo mejor, y dice el autor: Le consagr todo su tiempo. Trato de aprender a peinarla

    y hacerle la trenza. Trat de ensearla a ser blanca de ley, de restaurar para ella sus

    sueos fallidos de noble criollo...Lo intent casi todo, menos preguntarle si aqul era

    el modo de hacerla feliz. Dejo a ustedes las analogas probables.

    Otra caracterstica que no satisfizo nuestras expectativas fue una cierta

    indiferenciacin de las prcticas profesionales, que parecen disociadas del contexto

    cultural, simblico, arquetpico, en el que se desarrollan. He visto que en ocasiones

    las ideas y procedimientos de trabajo son los mismos para accionar en una

    comunidad indgena que para un asentamiento de trabajadores inmigrantes de una

    gran capital. No es casual que se seale entonces el poco uso que se ha dado a

    esta considerable objetivacin de los estados - y procesos inclusive - de

    conocimientos, creencias, prcticas y comportamientos de grupos poblacionales

    especficos en mbitos asimismo muy determinados y concretos (Contreras E.1994

    b. pg. 117).

    El burocomunitarismo (neologismo con el que pretendo significar al burocratismo

    en las prcticas comunitarias) ha ocupado un espacio en ocasiones nada

    despreciable en las prcticas comunitaristas (otro neologismo para diferenciar los

    comunitarios adecuado de lo malsano). Ms de una vez he visto que los problemas

    pretenden resolverse en la mesa de trabajo, o en el bur de los funcionarios de la

    regin en la que se supone se realiza una accin comunitaria. Las soluciones son

    documentos, resoluciones. Algo as como hagan las tareas y vern que todo saldr

    bien. Sin ofender ni restar valor a lo que lo tiene y merece, pero en ocasiones he

    llegado a pensar que mejor sera entregar a la comunidad el dinero que se invierte

    para pagar, subvencionar y patrocinar ciertos trabajos comunitarios (incluido el

    salario de los especialistas).

  • 4

    Marcas como el inmovilismo la falta de movilizacin social comunitaria, la

    valoracin inadecuada (subvaloracin o sobrevaloracin) de las potencialidades y

    capacidades de los grupos comunitarios con los que se trabaja, la atencin

    concentrada solo en grupos extremos, son comunes en los abordajes comunitarios.

    Al fin y al cabo, cuando de prcticas comunitarias de salud se trata, an se siente

    con fuerza la presencia del modelo mdico, del modelo de la jerarqua profesional.

    Un modelo asistencialista con poca capacidad de responder a las demandas

    explcitas e implcitas de las comunidades. Sin profundizar demasiado, lo considero

    adems de decadente, poco efectivo en nuestros das.

    Diferencindome de los antes dicho mi pretensin es presentar algunos elementos

    centrales que serviran de sustento en la realizacin de experiencias prcticas

    concretas en el mbito de salud mental comunitaria. En el punto de partida subrayo

    un conjunto de consideraciones fundamentales que a continuacin intentar al

    menos formular declarativamente.

    En primer lugar, la certeza de que son las comunidades los actores reales de la

    posible solucin de sus problemas, de la bsqueda de alternativas de mejoramiento.

    Coincidimos, de manera total con la idea de que ...the community culture...is an

    important consideration in the design and delivery of services. The challenge ...is to

    enhance competence by learning about the communities...and incorporating this

    knowledge into their framework... (Stroul B., Friedman R.M., Hernndez M., y otros.

    1996.p.598). Son los agentes comunitarios quienes tienen que construir sus propios

    cambios. Es desde las necesidades de las comunidades, desde sus demandas

    reales que se construye un espacio probable y factible de actuacin. Los

    especialistas somos mediadores y facilitadores de dichas actuaciones pero nunca

    sustituyendo, suplantando, la funcin que corresponde a los actores.

    En esta direccin formulamos seis principios estructurales y funcionales bsicos del

    posicionamiento del (los) profesional (es) en un abordaje comunitario.

  • 5

    POSICIONAMIENTO PROFESIONAL

    1. La disposicin a la concesin y a la relacin transaccional.

    2. El mantenimiento de una justicia de la equidad relacional.

    3. La conformacin de una relacin de poder participativo y plural.

    4. El encuentro y la priorizacin de intereses comunes.

    5. El libre ejercicio de la contradiccin y la diferencia.

    6. La supeditacin a los intereses reales de la comunidad.

    En segundo trmino aparece como un lugar de especial cuidado el que se inscribe

    desde la propia nocin de salud mental. Habra al menos tres miradas claras en las

    que dicho concepto se presenta como nuclear:

    1. La mirada clnica mdica, en la que el concepto se asocia a la presencia

    ausencia de disturbios emocionales ms o menos severos. La salud mental

    esta en la diferenciacin, la distancia relativa, de la enfermedad, siendo esta

    ltima el objeto real de trabajo. La accin bsica es, obviamente, asistencial.

    Sus procedimientos de accin: las herramientas profesionales (diagnstico,

    intervencin, psicoterapia, orientacin, rehabilitacin, etc.), por lo que la

    extensin de la accin depende del volumen de profesionales.

    2. La mirada laboral educativa o formativa, sustentada en la funcin intelectual

    adaptativa. Aqu hacemos referencia sobre todo al desarrollo de capacidades

    con nfasis en la adaptacin a las condiciones reales de vida. La salud mental

    desde esta perspectiva incluye la accin sobre la preparacin de las personas

    y el mejoramiento de las condiciones objetivas de su vida. El aumento de la

    empleabilidad, las habilidades de gestin de recursos, el ingreso en le

    mercado de intercambios, etc.

    3. La mirada sociopersonal constructiva. Hoy se afirma por muchos especialistas

    y se reconoce que aproximadamente el 50 % del mejoramiento de la salud

    poblacional depende del estilo de vida, el 20 % de la gentica, otro 20 % del

    estado del medio ambiente y slo el 10 % de la salud pblica tradicional

    (atencin mdica). Se hace evidente la necesidad de un cambio en lo que a

  • 6

    estrategias de salud mental se refiere. Se trata precisamente del paso

    decidido a una orientacin socioprofilctica en la que se intensifica el proceso

    sociocomunitario. El discurso ha de ser prioritariamente de atencin primaria,

    de humanizacin de las prcticas mdicas, psicolgicas, psiquitricas.

    An cuando cada una de estas nociones tiene mucho importante que decir, y

    considerando incluso que no necesariamente ellas se excluyen entre si, es sobre

    todo en la ltima, en la mirada sociopersonal constructiva, donde me reconozco en

    lo que a algunas de mis prcticas profesionales de los ltimos aos se refiere y

    donde reconozco necesidades y posibilidades en los contextos reales en que

    trabajo.

    Como es conocido, la estrategia de Salud de Cuba a largo alcance se ha centrado

    en un amplio plan de jerarquizacin de niveles de atencin que va desde la

    comunidad primaria, de residencia, como eje organizativo primario de las acciones

    de salud, hasta los niveles de atencin especializada. En la definicin general del

    modelo cubano de salud, un peso fundamental esta dado a los niveles primarios de

    atencin. Es as que de suma importancia resulta el trabajo de Promocin y

    Educacin para la salud, encarnacin fundamental de los modelos de actuacin

    profilcticos o preventivos.

    En los ltimos aos, las definiciones de las Polticas de Salud han pasado a

    considerar especialmente el valor de las prcticas de EDUCACIN y PROMOCIN

    de Salud, definidas sobre todo en trminos de los necesarios cambios en los estilos

    de vida, nocin esta que apunta esencialmente al sujeto, a la persona. Junto a esto

    se llama la atencin sobre la prevencin de enfermedades, definida sobre todo

    como la proteccin contra las amenazas del ambiente, lo que significa,

    inevitablemente la accin mancomunada de las Instituciones de Salud, las personas,

    las comunidades, etc. como actores, gestores, responsables de su salud. En la

    Primera Conferencia Internacional de Promocin de Salud, realizada en Ottawa en

    1986 con el patrocinio de la OMS se seala que de lo que se trata es de facilitar el

  • 7

    proceso segn el cual se puede movilizar a la gente para aumentar su control sobre

    la salud y mejorarlapara alcanzar un estado adecuado de bienestar fsico, mental

    y social ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus

    necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente. Para lograr

    verdaderamente esto es imprescindible comprender que el desarrollo de la Salud no

    es tarea exclusiva del llamado Sector Salud. La Educacin y Promocin de la Salud

    no lo son tampoco. La Salud es tarea de todos. La Educacin y Promocin de salud

    son tambin autoeducacin y participacin.

    A diferencia de los enfoques asistenciales, se trata aqu de enfoque preventivos. Si

    los primeros tratan de grupos especficos (los profesionales) brindando servicios a

    grupos generales (la poblacin), los preventivos hablan de grupos que se

    multiplican, de actores de una accin comn en la que se trata de ser

    multiplicadores y multiplicandos.

    Partiendo de estas consideraciones no es difcil comprender porque la Organizacin

    Panamericana de la Salud ha definido la promocin de la salud como el resultado de

    todas las acciones emprendidas por los diferentes sectores sociales para el

    desarrollo de mejores condiciones de salud personal y colectiva para toda la

    poblacin en el contexto de su vida cotidiana (OPS. 1992. pg. 1). Esto esta

    directamente relacionado con las polticas de salud, las medidas ambientales, los

    servicios de salud, las organizaciones comunitarias, y lgicamente con los

    individuos, con sus actitudes y aptitudes personales, sus creencias, su subjetividad.

    No es casual entonces que en la experiencia actual de una buena parte de los

    profesionales, hablar de Salud Mental supone una mirada inevitable desde lo

    comunitario. Las prcticas socializadoras se presentan como componentes

    ineludibles de las acciones de salud mental. As, el trabajo comunitario en salud

    mental es realizado en los niveles primarios de organizacin de la sociedad, y

    obviamente es acompaado y apoyado por todo el sistema de salud y lo que

    probablemente resulta de gran importancia es que tambin es acompaado por

  • 8

    otros componentes de la red nacional de instituciones gubernamentales y no

    gubernamentales. La tesis de partida es que la garanta de la salud mental es sobre

    todo la generacin de aquellas condiciones de desarrollo personal, fsico, social,

    educativo y cultural que tiendan a facilitar el crecimiento de hombres y mujeres

    creativos, con capacidad para la autogeneracin del desarrollo, para la toma de

    decisiones, para la realizacin de los proyectos personales y sociales.

    En nuestra comprensin tcnica, el camino pasa esencialmente por tres tipos de

    gestin: la gestin de salud, la gestin de educacin y la gestin de comunicacin.

    Pero esto, que tiene que ver con razones de orden institucional o estratgicas tiene

    una razn tambin desde lo conceptual, desde el conjunto de presupuestos

    cosmovisivos que fundamentan nuestro trabajo. Intentando resumirlos de manera

    esquemtica preciso los siguiente aspectos:

    SUSTENTOS COSMOVISIVOS

    1. Los erizos nacen sin pas Sin desacreditar los factores orgnicos, las

    problemticas dominantes de salud mental son esencialmente el producto de la

    accin de los factores ambientales, educativos, de las dinmicas de los grupos

    de inclusin (familia, trabajo, comunidad, amigos, barrio, etc.). Por ende su

    abordaje correctivo y preventivo ha de ubicarse en este mismo mbito.

    2. El que a buen rbol se arrima, buena sombra le cobija Es en la generacin de

    las condiciones favorables que est la mxima capacidad para tender a un

    desarrollo sano y armnico de las personas. Todo ser humano es el y sus

    circunstancias. En espacios de bienestar el crecimiento pleno y feliz no solo es

    ms probable, sino ms estable y trasmisible.

    3. Amor con amor se paga El establecimiento de climas afectivos

    sociocomunitarios favorables, de nexos afectivos positivos y fuertes, la cultura del

    dilogo, de la tolerancia, de la comprensin mutua y de la solidaridad, son vas

    regias para el logro de una mejor salud mental poblacional.

  • 9

    4. Un problema mal planteado no tiene solucin Es en la comprensin adecuada

    de la salud mental como un fenmeno sociopsicolgico, cultural y econmico que

    podemos encontrar los lmites de nuestras prcticas y su real capacidad de

    cambio. Pero no para limitarnos, sino para hacer participes de nuestra misin a

    otros sectores de la vida del pas.

    5. Ninguna medicina cura lo que no es capaz de curar la felicidad El asunto esta

    sobre todo en los modos de vida, los estilos de vida. Es sobre ellos sobre los que

    hay que actuar.

    El trabajo comunitario en salud mental es entonces ms que una poltica, ms que

    una estrategia, una necesidad demandante. No hacemos trabajo comunitario por un

    afn de socializacin, porque queremos ser sociales, sino porque la demanda real

    de socializacin es intrnseca al problema mismo y por ende a las bsquedas de

    soluciones probables.

    Me gustara ahora compartir con ustedes lo que pudiera llamar algunas exigencias o

    caractersticas metodolgicas, de encuadre, en nuestro accionar comunitario.

    EXIGENCIAS METODOLGICAS PARTICULARES.

    1. LA ACCION SOBRE LO PROBABLE.

    Cuando ubico la especificidad de las prcticas de salud mental en los mbitos

    comunitarios me parece conveniente demarcar tres zonas epidemiolgicas

    fundamentales. No hablo de zonas geogrficas, ni de zonas de distribucin de la

    enfermedad. No me agrada la idea de ser un luchador contra la enfermedad, prefiero

    siempre definirme como un buscador del bienestar. Por eso hablo de zonas

    temporales que son la expresin de la vida real. Porque la vida, para cada ser

    humano, es el tiempo, el tiempo de vida. Entonces abro mi mirada al pasado (zona

    de lo que fue, los antecedentes, la frustracin y el regocijo). Abro mi mirada al

    presente (zona de lo que es, la realidad actual, la zona de la necesidad). Y abro

  • 10

    sobre todo mi mirada al futuro (zona de lo que ser, la realidad prevista, esperada, la

    zona del deseo de la esperanza).

    Cada una de estas zonas tiene sus especificidades tcnicas. Los psiclogos

    sabemos que las diferencias entre Freud y Lewin estn en gran medida en el acento

    temporal. Freud quiso mirar al pasado. Lewin al aqu, al ahora. Y an ms,

    Maslow, Rogers y tantos otros, quisieron mirar al futuro, a lo que se podra. Y esto

    condujo por diferentes caminos a diferentes lugares.

    En nuestro caso la mirada al futuro se expresa en la accin profilctica educativa, de

    orientacin. Pero por ser una accin preventiva, necesita hablar no solo de lo

    necesario, de lo mejor, sino sobre todo de lo posible. La accin de profilaxis, de

    prevencin, de educacin y promocin de salud de salud mental, puede ser

    representada, retomando a Vygotsky, como una cierta zona de desarrollo prximo

    (fig.1). Se trata a nuestro juicio del establecimiento de las zonas de impacto

    probable que realizamos o proyectamos realizar. La expectativa de modificacin

    ilusoria, casi alucinante, es usualmente frustrante e inmovilizadora. Alguien dijo que

    mientras perseguimos lo inalcanzable hacemos imposible lo realizable.

    ZONA ACTUAL DEL

    COMPORTAMIENTO

    ZONA PROXIMA DE DESARROLLO

    ZONA DE DESARROLLO

    ULTERIOR

    Figura 1.

    Lo probable es siempre una zona de desarrollo prximo en la que se negocian las

    necesidades con las posibilidades, lo que es posible ahora con lo que ser posible

    despus. La accin comunitaria consistente es escalonada, y los saltos estridentes

    son usualmente saltos en el vaco que nos devuelven al punto de partida, quien sabe

    si incluso nos dejan ms atrs. La no observancia de este principio lleva a serios

    errores de idealizacin (sobrevalorada) y deja secuelas negativas.

  • 11

    1. LA CONJUGACION DE LOS FACTORES DE INFLUENCIA.

    Como deca anteriormente, partimos de la consideracin de que la accin de salud

    mental comunitaria se define por un punto variable en el espacio conformado por las

    prcticas de salud, las educativas y las de comunicacin (fig 2.).

    GESTION DE SALUD

    GESTION DE EDUCACION

    GESTION DE COMUNICACION

    DEM

    AN

    DA

    S EXPR

    ESAD

    AS D

    E LA C

    OM

    UN

    IDA

    D

    NECESIDADES REALES DEL GRUPO

    DEFINICION DE LAS ACCIONES

    DE SALUD MENTAL A

    REALIZAR POR Y CON LA

    COMUNIDAD

    Figura 2.

    El peso especfico de cada uno viene definido por la ubicacin

    de las necesidades reales de la

    enfrentamos. Sin embargo, ning

    alguno de estos elementos.

    Al mismo tiempo la conjugacin

    de la conjugacin de los gestor

    permita explicar mejor la idea.

    Ella no puede realizarse solo to de los componentes comunidad, de la situacin concreta con la que nos

    una accin comunitaria en salud mental debe excluir

    de los factores de influencia se realiza sobre la base

    es (promotores) de influencia. Un ejemplo quizs me

    Tomemos como referencia la gestin de educacin.

    mando como grupo de accin educativa a la familia,

  • 12

    o a la escuela. Los gestionadores de cada una de estas reas son instituciones

    diferentes, con perfiles diferentes, con dinmicas internas diferentes. Cada una de

    ellas tiene su propio discurso y de no establecer un punto real de confluencias los

    esfuerzos pueden ser ineficientemente gastados. Por eso, resulta de gran

    importancia el esclarecimiento de las alianzas participativas, de los por qu y los

    cmo cada parte del todo se integra en la accin de promocin estableciendo

    relaciones de costo / beneficio.

    3. EL REFORZAMIENTO DE LA COMUNICACIN SOCIAL.

    Si bien como sealamos antes los pesos especficos de cada una de las gestiones

    se definen con arreglo a las demandas y necesidades, en nuestros trabajos la

    comunicacin social se revela como factor que requiere de un tratamiento especial.

    A finales del siglo pasado, un ingeniero y socilogo italiano, Vilfredo Pareto, formul

    y defendi una idea de gran inters que para algunos es una norma de la economa

    del bienestar. Pareto formul en calidad de observacin lo que se denomina la ley

    de Pareto: en una serie cualquiera de factores, que hay que someter a control, se

    puede distinguir una pequea porcin, desde el punto de vista del nmero, a la que

    se puede atribuir una gran influencia en lo que al efecto hace. Por el contrario, la

    gran mayora de los factores, siempre desde el punto de vista del nmero, tiene un

    significado relativamente menor en cuestin de efecto.

    Acompaado a Pareto, incluso sin saberlo, una buena parte de nuestros empeos

    profesionales se concentra en buscar no solo ciertos efectos, sino los mayores y

    mejores efectos, con un mnimo de costo. Es este el reto de la eficiencia. Al mismo

    tiempo, luchamos por lograr esa eficiencia favoreciendo o resguardando la

    produccin de un beneficio proporcional. Esto es justicia, o al menos una frmula de

    justicia. La propuesta de Pareto pretende favorecer un principio de decisin para la

    concentracin y asignacin de los recursos de manera que favorezca un mayor

  • 13

    efecto sin detrimento de las relaciones equitativas del todo. A esto se denomina una

    mejora paretiana o un cambio paretiano.

    El asunto del reforzamiento de las prcticas de comunicacin social no es de

    caprichos o gustos. Dice Debray R., apuntando a la realidad francesa, pero a mi

    juicio transferible en gran medida a otras realidades, que los valores asimilados hoy

    por los alumnos pasan por la televisin, la msica, la radio, la moda, la publicidad,

    ms que por la escuela y la familia (Debray R. 1995.p. 85). Incluso para un pas

    como el nuestro donde las alternativas comunicativas son an pobres, tenemos que

    reconocer que las influencias de las mismas son muy poderosas por su extensin y

    accin legitimada. A lo dicho hasta aqu me gustara agregarle el hecho indiscutible,

    y sin embargo poco reconocido, de que la accin de comunicacin social no es

    solamente, como piensan algunos, una accin que se realiza desde y con la prensa,

    la radio y la televisin. La comunicacin social supone niveles de representacin y

    de accin. Si el hospital comunitario de hoy, no est en condiciones de salir a buscar

    a su cliente, a su usuario, est destinado a desaparecer. Ir a buscar a la persona,

    grupo, etc. que habita en su entorno para accionar con l con el fin de evitar que

    tenga que ir al hospital, es una gestin de comunicacin social. La prevencin y la

    promocin de salud no son tareas, sino concepciones de trabajo. Por lo tanto no

    pertenecen a un nivel especfico de atencin, sino que son una filosofa que sustenta

    las prcticas de salud y sus proyecciones. Esa filosofa se construye cada vez ms

    desde la comunicacional incluso en los espacios comunitarios.

    En este sentido son cada vez ms los especialistas que consideran que el

    mejoramiento y robustecimiento de la salud mental puede verse especialmente

    favorecido si tomamos como instrumento de trabajo la comunicacin social. A nivel

    comunitario la comunicacin, bien entendida, en su sentido amplio, viabiliza

    aspectos cruciales de democratizacin, equidad y empowerment, adems de cumplir

    un no menos central papel de advocacy (Contreras E. 1994 a. p. 95).

  • 14

    Particularmente, hemos trabajado en los ltimos aos el aumento de la eficiencia de

    las prcticas de comunicacin social en salud tomando como modelo de referencia

    el Marketing Social. Lo digo ms claramente: consideramos que una accin de

    comunicacin social a favor de la salud comunitaria se ve favorecida dentro de un

    encuadre de marketing con una finalidad social.

    Es cierto que el marketing para muchos evoca como escenario, en el imaginario

    social e incluso profesional, la representacin de una empresa capitalista

    deshumanizada, ultramoderna y cuyo nico valor es el dinero. El tiene en la

    imaginacin de muchos los colores de la bandera de los Estados Unidos de

    Norteamrica y con ellos la sordidez de la filosofa de la ganancia con menos costo y

    a toda costa: cueste lo que cueste (en costo humano). Pero las evocaciones no son

    la realidad.

    Para que esta propuesta sea loable, es imprescindible acercarse al sentido

    praxolgico y pragmtico del marketing, en el que sus prcticas son definidas como

    instrumentos de las intenciones y no como intenciones en s mismas, como medios

    al servicio de propsitos que lo anteceden, y no ineluctables consecuencias

    conformadoras de efectos deteriorantes de la justicia y el equilibrio social y

    econmico. No fue el marketing quien cre la injusticia social, ni el hambre, ni el

    desempleo. No fue el marketing quien cre la competencia ni la competitividad. El

    marketing apenas intenta aceptar la existencia de un mundo en el que la

    competencia y la competitividad estn presentes, y esto hace necesario que

    cualquier proyecto de vida, institucional o personal, individual o social, comercial o

    de bien pblico, para salir adelante, realizarse y cumplir sus propsitos, tenga que

    ser factible, competente, eficiente y atractivo.

    4. LA VISION DE UN SER HUMANO SANO.

    Si hablamos de salud mental, hablamos tambin de una meta, una conquista: el ser humano sano. Sano no es el ser humano que no tiene enfermedad alguna. Sano es

  • 15

    el ser humano cuya tendencia de vida reafirma su condicin humana. Lo que

    significa:

    1. El desarrollo de la capacidad de cuestionamiento (en la ruptura y en la unidad) de

    los patrones comportamentales prefijados. La asimilacin crtica de la experiencia

    reconociendo sus valores potenciales favorecedores y los entorpecedores.

    2. La capacidad de elevacin (separacin proyectiva) del presente.

    3. La existencia de metas prospectivas a mediano y largo plazo, de un proyecto de

    vida conjugado con sus coterrneos.

    4. Aceptacin del riesgo comportamental que supone el cambio.

    5. Productividad y eficiencia comportamental elevada ( en funcin de las metas).

    6. Compromiso personal e implicacin comportamental.

    7. Un modo de realizacin de las demandas que sea generador de bienestar y

    felicidad para si y para su entorno.

    8. La observancia de una tica humana con todos y para el bien de todos, una tica

    de la solidaridad, de la justicia, de la cooperacin.

    Digo que favorecer la salud mental es permitir el acceso de todo ser humano a una

    construccin subjetiva personal marcada por:

    INDEPENDENCIA PERSONAL ADECUACION DE SU AUTOESTIMA

    RESPONSABILIDAD LA FLEXIBILIDAD

    SENTIDO EXISTENCIAL CAPACIDAD DE AUTOCUESTIONAMIENTO

    ASERTIVIDAD CONFIANZA EN SI MISMO

    DESARROLLO VOLITIVO APERTURA AL CAMBIO

    AUTONOMIA ASUNCiN DE COMPROMISOS

    ETICA PROSOCIAL

    Se trata sobre todo de fortalecer las tendencias positivas de su desarrollo. Deca

    Maslow que hay dos grupos de fuerzas que arrastran al individuo y no slo una,

    adems de las presiones hacia adelante, hacia la salud, tambin hay presiones

    hacia atrs, regresivas y de temor, las cuales llevan a la enfermedad y al

  • 16

    debilitamiento (Maslow A. 1968. pg. 164). Ms que contrarrestar las fuerzas

    negativas, lo que tratamos es de robustecer las positivas.

    Acercndome al final, y si de sintetizar se trata, dira que lo que necesitamos es

    pensar, desde nuestra profesin, comunitariamente. Hablo de un pensar comunitario

    que sobre todo es:

    1. Reconocer la comunidad no solo como nocin, concepto o como sustento de una

    metodologa o modelo de accionar prctico. Lo comunitario como un esencial

    existencial en el ser humano. Quin sabe si sustituir el Uno para todos y todos

    para uno con un Uno es todos y todos somos uno. Es tambin la certeza de que

    fue en comunidades que el hombre lleg a esta altura, y ser en comunidades

    que seguir ascendiendo.

    2. Ubicarse como parte de un todo no importa cual sea la funcin que se cumple en

    un momento, no importa cuanto la realidad fenomnica, siempre detenida y por

    ende metafsica, nos haga creer que somos un lugar aislado. Esto significa

    sustituir el qu puedo hacer? por el qu podemos hacer?, instaurar el discurso

    del nosotros por sobre el discurso del yo y ellos. No se trata de la perdida de lo

    individual, sino de otra lectura que lo incluye. Solo la socializacin hace a la

    individualizacin, as como aquella es la resultante dialctica de esta.

    3. No hacer de los enfoques comunitarios lo que no son. Reconocer sus lmites

    actuales, y en sus lmites actuales reconocer sus retos futuros. Hacer de la

    democracia y la participacin elementos no solo de la vida poltica, sino sobre

    todo de los modos de interaccin al interno de las comunidades en y para las

    que trabajamos. Parafraseando a Eduardo Galeano en El Libro de los Abrazos

    cuando escribe que los derechos humanos tendran que empezar por casa, nos

    veramos precisados a aceptar que esa dinmica social de igualdad, democracia,

    respeto a las diferencias, etc. a la que aspiramos tendra que empezar por nuestro

    propio gremio profesional. Si a nivel sociopoltico hablamos de sociedad sin

    clase, entonces en el campo comunitario se trata de un pensar ajeno al

    autoritarismo, a la omnipotencia del profesional o de cualquiera de los miembros

    de la unidad indisoluble que ha de ser la comunidad.

  • 17

    Es probable que algunos encuentren diferencias esenciales. Que otros encuentren

    puntos de contacto. En cualquier caso, abro las puertas al intercambio. Entre otras

    cosas porque soy de los convencidos de que si ponemos el nfasis en nuestras

    ansias, tendremos sobradas razones para encontrarnos. Todos sabemos que el

    camino es difcil. Rogers lo dijo a su manera: Yo cultivo el jardn. La maana en que

    no me da tiempome siento frustrado. Mi jardn hace surgir la misma pregunta

    inquietante que he tratado de contestar en el transcurso de toda mi vida profesional:

    cules son las condiciones efectivas para el crecimiento?. Pero en mi jardn,

    aunque las frustraciones son tan inmediatas y los resultados sean tambin xitos o

    fracasos, stas se hacen evidentes en forma mucho ms rpida. (Rogers C. 1974.

    Pg. 122 - 23). Las flores que podamos cuidar hoy , sern los rboles de maana.

    Entonces no podemos dejar de intentarlo.

    BIBILIOGRAFIA REFERIDA EN EL TEXTO 1. Calvio M. Estudios Comunitarios: Una reflexin de alerta. DOXA. Revista Paulista de Psicologa e

    Educaao. UNESP. Ano I. Vol.1. N 1. Jan/Abr. 1995. 2. Calvio M. Tolerancia: alertas y certezas. Revista Cubana de Psicologa. Vol.13. N1. 1996. 3. Contreras E. Comunicacin y Salud: Lecciones y experiencias. Notas para una discusin. En: Por

    una poltica de comunicacin para la promocin de la salud en Amrica Latina. Editado por la Divisin de Promocin y Proteccin de la Salud, OPS , OMS. Quito, Ecuador. 91- 112. 1994 a.

    4. Contreras E. Investigacin y evaluacin en comunicacin para la salud. En: Por una poltica de comunicacin para la promocin de la salud en Amrica Latina. Editado por la Divisin de Promocin y Proteccin de la Salud, OPS , OMS. Quito, Ecuador. 91- 112. 1994 b.

    5. Debray R. El estado seductor. Las revoluciones mediolgicas del poder. Buenos Aires. Manantial. 1995.

    6. First International Conference on Health Promotion. Ottawa Charter for Health Promotion. 1986. 7. Maslow A. Towards a psychology of being.2da. edicin. Van Nostrand. New York. 1968. 8. Ottawa Charter for Health Promotion. Health Promotion, 1.iii - v. 1986. 9. Rogers C. On Becoming a Person: a therapists view psychotherapy. Boston. Houghton Mifflin.

    1961. 10. Rogers C. In Retrospect: Forty-six years. The American Psychologist. N 29 (2). 115 -123. 1974. 11. Stroul B., Friedman R., Hernndez M., et al. Systems of Care in the Future. In:Childrens Mental

    Health. Paul H Bookes. Baltimore. 1996.