En la inundación del 2 de abril del año pasado aprendimos que los Gobernantes son capaces de esconder hasta los muertos, de jugar con las desesperaciones más elementales de cualquier ser humano, que son tan sinvergüenzas como para echarle la culpa a la lluvia y que no tienen ni la más mínima intención de ponerle freno a la voracidad de las inmobiliarias y constructoras, si no todo lo contrario.Sin embargo, y tan importante como lo anterior, también aprendimos que el único lazo duradero y que tiene la potencialidad de mejorar nuestras condiciones de vida es aquel que viene de la solidaridad, la organización y la lucha.Solidaridad porque cuando perdimos todo, no faltó vecino ni vecina dispuesta a dar una mano. Porque para volver a levantar nuestras casas, juntar nuestros recuerdos, recuperar nuestra ropa, conseguir algo para comer, había una sola forma de obtenerlo que era organizándose solidariamente con quien teníamos al lado.Por eso hablamos de organización. Porque cuando no había ni funcionario del Estado ni puntero de barrio que pudiera dar respuesta, la dimos las organizaciones sociales, políticas, culturales, barriales, estudiantiles que desde hace años venimos construyendo desde abajo en busca de un futuro diferente. Y decimos lucha, porque si no salíamos a la calle a reclamar por lo nuestro, no hubiéramos conseguido nada. Ni un colchón, ni unas chapas, ni madera, ni subsidios, ni nada. Los Gobernantes jamás tuvieron como primera preocupación la asistencia a los vecinos y vecinas, estuvieron desde un primer momento mirando a las cámaras, intentando zafar de sus responsabilidades, y haciendo lo imposible por mantener el hermetismo con la cantidad de muertos y afectados.

Aunque la presidenta Cristina Fernández, el Gobernador Daniel Scioli y el Intendente Pablo Bruera atribuyeron la catástrofe “a la lluvia”, nosotros y nosotras sabemos que la causa del desastre tiene nombre y apellido: especulación inmobiliaria y marginación estatal de los barrios pobres.Es que La Plata hace rato que dejó de ser esa ciudad excelentemente planificada que figura en los libros de historia. Desde hace más de 15 años que los Gobiernos provincial y municipal se dedicaron a hacer negocios con las empresas constructoras y las cámaras inmobiliarias para llenar de edificios la ciudad sin la más mínima

planificación urbana, mientras que miles y miles de familias pobres son condenadas a vivir en los márgenes en viviendas precarias, sin servicios de luz, agua y cloacas, a las que además se les niega el derecho a regularizar las tierras en las que viven desde hace años.Esta situación es fruto del nefasto Código de Ordenamiento Urbano impulsado por el intendente Pablo Bruera para instalar edificios de forma masiva, encarecer el precio de los alquileres y de las viviendas en el casco urbano y condenarnos a los y las de abajo a tener viviendas precarias

o a vivir saltando de alquiler en alquiler porque pensar en tener una vivienda digna es para las mayorías, prácticamente inaccesible.Tras diez años de crecimiento económico a tasas chinas los Gobiernos nacional, provincial y municipal jamás se dedicaron a realizar obras de infraestructura hídrica básicas. Y no es que no supieran los riesgos: la región se inundó de manera severa cuatro veces en ocho años. ¿No les bastó con este alerta y con los informes de la UNLP que advertían sobre la falta de infraestructura?El intendente platense se la pasa pintando

plazas mientras en los barrios la situación es lamentable, llegando a situaciones ridículas como que los propios camiones del Gobierno municipal tiran basura en, por ejemplo, zonas de Altos de San Lorenzo.Las áreas de la periferia platense que quedaron bajo el agua hace un año son las mismas que quedan aisladas del transporte, a las que no llegan los planes de empleo, en las que la policía libera zonas para el accionar de punteros y dealers, y en las que los más desprotejidos, niños, niñas y adolescentes quedan por fuera de cualquier amparo estatal.

Aunque a simple vista pueda parecer que no, la inundación del 2 de abril está íntimamente relacionada con las precarias condiciones en las que vivimos en general: desde el mal estado del transporte, pasando por la decadencia de la infraestructura de las escuelas, por la falta de insumos en hospitales y salitas, por la falta de agua, cloacas y electricidad en los barrios, hasta la precarización de nuestros trabajos.Luchar contra eso no es otra cosa que defender nuestras condiciones de vida, nada m á s y n a d a m e n o s . M i e n t r a s l a planificación urbana de la región tenga como ejes ordenadores a la rentabilidad inmobiliaria y el beneficio empresario, no podemos esperar que catástrofes como esta

dejen de suceder.La construcción de parte de la autopista presidente Perón por el medio del Parque Pereyra (único gran pulmón verde de la región); el uso del ya colapsado predio del Ceamse que tuvo que haber cerrado hace siete años por orden de la Justicia; la ausencia de planes de urbanización de los barrios de la periferia; la falta de obras hidráulicas y limpieza de arroyos; los pésimos servicios que brindan Edelap y Absa, que colapsan todo el tiempo; son todas caras de la misma moneda.Para poner de pie un movimiento social que avance por una planificación urbana que tenga en cuenta el acceso a la vivienda digna para todos y todas, que revierta el grado de destrucción de nuestras escuelas, salitas y hospitales, y que tenga desagües adecuados para que no se inunde ningún barrio, hace

falta unificar y coordinar las luchas dispersas y hacerle pesar a los

gobiernos la organización y movilización de los y las de

abajo.

Desde la Corriente de Organizaciones de Base La Brecha fuimos parte del importante movimiento de organización solidaria que ocupó el rol que el Estado no tenía intenciones de tomar.Mientras los Gobiernos se limitaron como primera respuesta a militarizar los barrios hostigando a los vecinos y las vecinas que se organizaban en asambleas y piquetes para reclamar algo tan básico y concreto como comida y colchones, nosotros/as movilizamos junto a las asambleas vecinales a distintos organismos para exigir la entrega de esos elementos sin la intermediación de los punteros que distribuían a dedo la mercadería.Recibiendo donaciones de distintos puntos de país, juntando ropa, alimentos, medicamentos, organizando ollas populares, y por sobre todas las cosas saliendo a la calle a reclamar lo que es justo, es la forma que encontramos para enfrentar el desastre.Con el esfuerzo de muchas compañeras y compañeros que se sumaron a participar distribuimos mercadería en alrededor de 51 barrios.A su vez, participamos de los medios de comunicación alternativa que desde un primer momento se dedicaron a dar cuenta de las historias de los vecinos y vecinas desde su propia voz, y que rompieron el silencio y las mentiras de los Gobernantes y los medios de comunicación locales (como los diarios El Día y Hoy) en torno a la cantidad de muertos y al papel del Estado.En el mismo sentido, apoyamos y participamos del relevamiento realizado por el Colegio de Trabajadore/as Sociales de la Provincia, realizando un trabajo de coproducción y

construcción de conocimiento que puso en diálogo los saberes universitarios con la lucha popular. Este es, todavía hoy, uno de los pocos insumos científicos que puede dar cuenta tanto de lo que pasó (de boca de los mismos afectados), como de las enormes falencias del casi inexistente plan de emergencia del Estado.

Cabe destacar además que nuestra pelea no empezó ni terminó ese día. No empezó ahí porque ya hace cuatro años años el Colectivo de Abogadxs Populares La Ciega formó parte, dentro de un colectivo más amplio, de la presentación de un recurso de amparo contra el COU a sabiendas de las consecuencias que ese nuevo Código de Ordenamiento Urbano nos podía traer. Esta presentación logró suspender su implementación durante un tiempo. Es ese mismo código contra el que hoy debemos dar una denodada batalla para derogarlo.Y no terminó ahí porque seguimos organizándonos en los barrios para luchar por mejores condiciones de vida, y porque llegando a fines del año pasado, dejamos plasmado en la pared de nuestra Casa Brecha (que funcionó como centro de acopio de mercadería durante la inundación), un mural con el objetivo de construir memoria y justicia.Es que recordar lo que pasó no es un capricho. El pasado 7 de febrero se volvieron a inundar los barrios Obrero y El Carmen en Berisso, que cada vez que llueve un poco tienen que irse de sus casas. Son vecinos y vecinas que se encuentran en estado de evacuación permanente. Esa inundación pasó desapercibida, como muchas de las realidades fuera del casco urbano. Por esta razón creemos que la lucha no terminó, que el 2 de abril nos dejó marcas imborrables que nos tienen que permitir dar un salto en organización colectiva para que el agua sucia de los gobernantes y las inmobiliarias no nos siga ahogando nuestros sueños de vivir dignamente.

Movimiento 7 de Abril en el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL); Colectivo de

Abogadxs Populares La Ciega; Centro Social y Cultural El Galpón de Tolosa; Corriente

de Agrupaciones Universitarias Contra la Explotación en la UNLP (CAUCE); MOSTRO

artistas por el cambio social; Movimiento Cultural Hagamos Lo Imposible (HLI);

Brecha Sindical; Desde el Fuego -colectivo diverso y antipatriarcal-

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