a los creyentes residentes en la cuna de la fe · a los creyentes en la cuna de la fe, 18 de marzo...

56
A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe Cartas de la Casa Universal de Justicia (2009-2011)

Upload: dangdung

Post on 25-Sep-2018

220 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Cartas de la Casa Universal de Justicia (2009-2011)

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Cartas de la Casa Universal de Justicia (2009-2011)

ÍNDICE

A los creyentes en la Cuna de la Fe, 18 de marzo de 2009 ............................................ 9A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 14 de mayo de 2009.............................................. 12A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 19 de mayo de 2009.............................................. 17A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 11 de junio de 2009............................................... 22Respuesta a la consulta de un creyente en Irán, 29 de octubre de 2009........................................... 24A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 24 de noviembre de 2009...................................... 26Respuesta a la consulta de un creyente en Irán, 22 de enero de 2010.............................................. 30A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 21 de marzo de 2010............................................ 35A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 2 de abril de 2010................................................. 37A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 14 de mayo de 2011.............................................. 43A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe, 17 de junio de 2011.............................................. 48

Esta compilación recoge un total de 11 cartas remitidas por el Cuerpo Supremo a los creyentes residentes en Irán, durante los años 2009 y 2011. La variedad de los temas que presentan y la luminosa guía que se ofrece en ellas conforman un valiosísimo documento de consulta e inspiración constante para todos aque-llos que se esfuerzan día a día por alinear sus vidas con la Divina Revelación de Bahá’u’lláh.

Algunos de los temas que encontramos en estas cartas son: la justicia y la unidad, las energías espirituales liberadas a través del sacrificio, el fortalecimiento de las comunidades, la ense-ñanza, el destacado papel de la consulta, la ayuda mutua y el acompañamiento entre creyentes, la importancia de la humil-dad, las condiciones sociales, la vida familiar, el amor despren-dido por la humanidad, la política, la participación en los discur-sos públicos constructivos, la participación en manifestaciones, la juventud, el avance social, la fuerza de la oración, cuidar las responsabilidades espirituales, la gestión de los bienes materia-les, la transparencia de nuestras gestiones, el progreso humano unido, etcétera.

Deseamos que su lectura les sea beneficiosa y les inspire ha-cia más amplias y más felices cotas de servicio a la humanidad.

Departamento de SecretaríaComunidad Bahá’í de España

9

18 de marzo de 2009

A los creyentes en la Cuna de la Fe

Muy queridos amigos:

En este período sagrado del ayuno, nuestros corazones se lle-nan de pesar ante la acentuada represión que aflige su ator-

mentada comunidad. Mas constatar su resistencia de espíritu es motivo de inspiración, y nos anima ver el aumento de la sus-ceptibilidad espiritual manifiesta en todas partes del mundo, su tierra natal incluida, y la acumulación de logros de la Causa de Dios en todos los rincones del planeta. El creciente apoyo entre la población general en defensa de sus derechos es igualmente alentador. Al aceptar dar término al funcionamiento colectivo de los Yárán y los Khádimín, han demostrado una vez más a las autoridades que el conflicto y la disputa no son de su interés. Es tan solo la libertad de servir a su país y a la humanidad, bajo el dictado de los principios y enseñanzas de su Fe, lo que buscan. Su disposición a aceptar esta restricción impuesta recientemente a la comunidad no significa, en absoluto, que se abstendrán de ejercer sus obligaciones sociales y espirituales.

Reflexionen por un instante sobre las religiones del pasado, cómo en cada edad la Causa de Dios ha resistido a las tormen-tas de enemistad y oposición que han restallado contra ella, por severas que fueran. Consideren, además, cómo cualquier inten-to en esta Dispensación de reprimir la expansión de la Fe ha provocado que progresara aún más y ha liberado un sinfín de potencialidades en sus valedores declarados. La Voluntad divi-na ha sido siempre así, por cuanto la aparición de la primavera

10

depende de los vientos amargos del invierno. ‘Abdu’l-Bahá ha dicho: «Por el llanto de las nubes sonríe la rosa, por el ruido del trueno canta el ruiseñor. Porque el frío fue intenso brotan flores preciosas a las que la lluvia fresca viste de color».

Conviene, en efecto, que en estos momentos tumultuosos los creyentes se mantengan más unidos que nunca, apoyándose el uno al otro. Conforme emprenden el nuevo camino ante ustedes, será importante que tengan presente dos aspectos. Por un lado, deberán respetar la decisión de los Yárán y los Khádimín de suspender su funcionamiento colectivo. Por el otro, recurriendo al poder creativo de la Alianza, animados por su infinito amor por Bahá’u’lláh, y siguiendo el ilustre ejemplo que sentaron los héroes de la Fe durante los pasados ciento sesenta y cinco años, habrán de hacer lo posible por dirigir sus asuntos sociales y espirituales y continuar con sus empeños al servicio de sus conciudadanos. Nuestra confianza en este sentido, expresada en nuestro mensaje del 5 de marzo de 2009, se ha redoblado tras leer las cartas recientes que han escrito los jóvenes bahá’ís de Irán y los que fueran Khádimín de Kirmán.

Queridos amigos: En el sendero que han de hollar ahora, la paciencia y la tolerancia serán los corceles que les llevarán ade-lante; la confianza en Dios y la constancia en Su Alianza serán el sustento espiritual que los nutrirá; la unidad y el apoyo mutuo serán el estandarte que levantarán en alto; las confirmaciones del Reino serán el escudo que los protegerá; una tierra en la que la paz y la concordia prevalezcan será el destino que se es-forzarán por alcanzar; y la proximidad a Dios y la felicidad y honor eternos serán la recompensa que buscarán. Ármense de determinación, por lo tanto, y pónganse el manto del valor y la sabiduría. Marchen adelante con fervor y celo renovados para así cumplir con el verdadero propósito de la vida y cobijarse en el nido divino que descansa sobre el árbol celestial.

11

Nos es grato saber que la consulta entre familias bahá’ís so-bre la mejor manera de gestionar sus asuntos sociales y per-sonales se está extendiendo más. La consulta, tan esencial en todas las facetas de la vida bahá’í, es un principio fundamental de la Fe. Su práctica no se limita al trabajo de las instituciones bahá’ís. Las familias y creyentes también tienen prescrito hacer uso de ella en todos los asuntos. Deben estar seguros de que la promoción del principio de la consulta entre las familias bahá’ís ayudará enormemente a que su comunidad eleve su grado de madurez y realce su eficacia, lo que les permitirá ofrecer un aba-nico cada vez más amplio de servicios. Sean una fuente de áni-mo y apoyo el uno para el otro, y esfuércense por asegurar que se tomen cuantas más decisiones sea posible entre las familias. Persistan en la educación espiritual y moral de sus menores y en el estudio de las Escrituras Sagradas. Tal debe ser la fortaleza de su solidaridad que les sea imposible a los malévolos crear la menor disensión entre ustedes. Manténganse al día con las noticias de las actividades de sus hermanos espirituales en todo el mundo y no permitan que el cese del funcionamiento de los Yárán y los Khádimín les produzca una sensación de aislamien-to. Es más, no duden en contactarnos, en caso de ser necesario, recurriendo a la asistencia de instituciones bahá’ís en otras par-tes del mundo o amigos y parientes que residan fuera de Irán.

Les recordamos, valientes caballeros en la arena de la fideli-dad, en los Santuarios Sagrados y oramos para que los ángeles del Cielo se apresuren a ayudarles.

La Casa Universal de Justicia

12

14 de mayo de 2009

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Muy queridos amigos:

Ya ha transcurrido un año desde que los antiguos miembros de los Yárán fueron arrestados. A pesar de lo difundido por

los medios de comunicación estatales de Irán, las gentes de su nación y otras personas de todo el mundo abrigan cada vez me-nos dudas de su inocencia y, en verdad, de la inocencia de todos los bahá’ís. Un resumen de los acontecimientos vinculados al encarcelamiento de estos siete amados amigos, tan representati-vos de la pauta de persecución establecida contra los bahá’ís de Irán, deja al descubierto una parodia vergonzosa de la justicia.

Los miembros de los Yárán fueron arrestados sumariamente y sometidos a intensos interrogatorios sin poder recurrir a un abogado. Con el propósito de fabricar un caso contra ellos, las autoridades detuvieron e interrogaron a quienes trabajaban de cerca con ellos. Siete meses completos transcurrieron antes de que consiguieran presentar un pretexto para su detención. Final-mente, el 11 de febrero de 2009 se formuló contra ellos una serie de cargos sin fundamento, cada uno de los cuales constituía una tergiversación notoria de sus irreprochables esfuerzos por aten-der las necesidades de la comunidad bahá’í. Su correspondencia ordinaria con la Casa Universal de Justicia sobre cuestiones ta-les como las dificultades que enfrentan los bahá’ís se presentó como «espionaje para Israel»; su lealtad a la Fe se retrató como un insulto al islam, y su servicio en cuanto miembros de los Yárán —grupo con que distintas agencias del gobierno habían mantenido contacto regular durante unos veinte años— se tachó de ilegal.

13

Las autoridades procedieron entonces a condenar a los Yárán ante los ojos del público valiéndose de los medios de difusión oficiales. La indignación manifestada de inmediato en todo el mundo dejó en claro a las autoridades que ningún juicio esca-paría a un intenso escrutinio internacional, lo que les obligó a sustituir al juez instructor del caso. Ahora, unas doce semanas después de que se informara de la finalización de las pesquisas, las familias de los Yárán se han enterado de que se ha imputado una nueva acusación a los prisioneros: «propagar la corrupción en la tierra» (Mufṣid-i-fil-arḍ). Semejante cargo no arroja ningu-na duda sobre el hecho de que el prejuicio religioso constituye la única base de las acusaciones imputadas a los Yárán.

El año pasado también fue testigo de un aumento de la pre-sión que se ejerció sobre ustedes como comunidad. Han sopor-tado actos de violencia y arrestos sumarios e interrogatorios agresivos; en el caso de los estudiantes jóvenes, han experimen-tado intentos de coacción cada vez más numerosos y severos así como la denegación continuada de educación superior, y han sufrido sanciones económicas y otras privaciones. Tras ser de-clarados ilegales los dispositivos creados ad hoc para atender las necesidades espirituales y sociales de los creyentes —los Yárán y los Khádimín— ustedes pusieron fin al funcionamiento colec-tivo de los mismos, lo que da testimoºnio de su sinceridad como ciudadanos leales y respetuosos de la ley. Con todo, cada caso de injusticia solo ha servido para acentuar el contraste existente entre su intención sincera y el hondo prejuicio de quienes persis-ten en las agresiones que cometen contra ustedes, un contraste que no ha pasado inadvertido ante observadores dentro y fuera de su país.

Cada día que pasa se intensifica el apoyo que les brindan iraníes de ideas progresistas y otros paladines de la causa de la justicia tanto en Oriente como en Occidente, a la vez que resue-na con más fuerza el llamamiento a la protección de sus dere-chos civiles. De seguro que ustedes están al tanto de los muchos artículos y declaraciones publicados por iraníes destacados e

14

influyentes en su defensa durante los últimos meses. Asimismo, han manifestado su preocupación personas a título individual y representantes de organizaciones y gobiernos de todo el mundo. Una medida adoptada recientemente por la Cámara baja cana-diense constituye un ejemplo significativo del reconocimiento otorgado a todas las personas ecuánimes de su país, por un lado, y de la condena sin paliativos de la persecución que ustedes se ven obligados a soportar, por otro. En la tarde del 30 de marzo de 2009, durante una hora y media, parlamentarios represen-tantes de cada uno de los partidos políticos del país se alzaron y hablaron con elocuencia y pasión en la Cámara baja acerca de la grave situación que ustedes sufren. Al tiempo que recono-cieron el papel destacado que su nación ha desempeñado en el avance de la civilización, manifestando su estima por el pueblo de Irán y admiración por los bahá’ís —a quienes se juzgó como compasivos y conciliadores— lamentaron el daño infligido a su país por quienes les persiguen a ustedes y a sus conciudadanos. Adoptaron una declaración unánime que «condena la persecu-ción continuada de la minoría bahá’í de Irán y llama al gobierno de Irán a reconsiderar los cargos que imputa a los miembros de los Amigos de Irán, y a que los ponga en libertad inmediatamen-te, o en su defecto, a que los someta a juicio sin mayor dilación, garantizando que el proceso sea abierto y justo y que se desarro-lle en presencia de observadores internacionales».

De forma paralela a estos acontecimientos, han supuesto una fuente de aliento constante para nosotros las noticias de los esfuerzos que están desplegando por adaptarse a los cambios recientes, administrar los asuntos de la comunidad y proseguir sus actividades colectivas sin interrupción. Recibimos numero-sas comunicaciones procedentes de todo Irán, remitidas a tra-vés de sus amigos y de instituciones bahá’ís fuera del país, que destacan su resolución inquebrantable. En esta correspondencia plantean muchas preguntas; trataremos algunas de ellas en una respuesta que se les enviará por separado en los próximos días. Ello, además, da testimonio de la determinación con que ustedes

15

cumplen sus responsabilidades espirituales individuales; brin-dan educación espiritual a todos los miembros de su comunidad sin distinción de edad; colaboran con sus conciudadanos para promover el desarrollo económico y social de Irán, y entablan conversaciones constructivas con sus vecinos, amigos, familia-res y compañeros de trabajo. Ofrecemos gracias a Dios porque sus vidas se han convertido en un reflejo de las siguientes pala-bras de ‘Abdu’l-Bahá:

El honor y la gloria del hombre residen en la pureza, vera-cidad, benevolencia, virtud y constancia, no en la riqueza y vanidades terrenales. Si un alma lograra prestar un notable servicio al mundo de la humanidad y, en particular, al país de Persia, será ensalzado sobre los más ensalzados y será considerado como el más grande de los grandes. ¡Ello es, en verdad, abundante riqueza! ¡Ello es, en verdad, un enorme tesoro! ¡Ello es, en verdad, eterna opulencia!

Entre las comunicaciones que ustedes han enviado figuran muchas amables expresiones de afecto escritas con ocasión de Naw-Rúz y de Riḍván. Les correspondemos con saludos muy cariñosos para cada uno de ustedes, haciéndoles llegar nuestros mejores deseos para un año repleto de oportunidades de servir a su país y a sus compatriotas. Que el próximo año sea testigo, por la gracia de Dios, del amanecer del sol de la justicia en su tierra natal; que se disipe la oscuridad de la adversidad, y que despunte el horizonte de la paz y la prosperidad ante ustedes y su pueblo.

Queridos amigos: Toda persona perspicaz sabe que quienes siembran las semillas de la disensión cosecharán al final el fruto más amargo. La calumnia y las mentiras empleadas con fines deshonrosos solo servirán para erosionar la confianza del pú-blico. A la postre, el conjunto del pueblo, al observar con dis-cernimiento los actos perpetrados contra ustedes, no se dejará desviar más por semejante engaño, y en lugar de ello se sentirá

16

impulsado a examinar la verdadera naturaleza de sus creencias y aspiraciones. Así es que reverbera ahora en el aire el clamor que lanzan iraníes ecuánimes en escuelas y universidades y en los distintos sectores de la sociedad por la protección de sus derechos civiles.

Con estas palabras de ‘Abdu’l-Bahá suplicamos socorro di-vino para ustedes:

¡Oh Divina Providencia! Confiere Tu ayuda y concede Tu socorro. Disipa esta nube tenebrosa y dispersa esta oscura niebla. Esparce Tus brisas vivificadoras y haz revivir a los corazones sin vida. Deja caer las lluvias de Tu misericordia y refresca esta planta marchita. Haz que las moradas de los corazones humanos se conviertan en los jardines del Paraíso todoglorioso y que las realidades de las almas humanas lle-guen a ser los prados del Concurso de lo Alto.

La Casa Universal de Justicia

17

19 de mayo de 2009

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Muy queridos amigos:

Durante las convenciones nacionales celebradas por doquier en las últimas semanas han resonado expresiones del amor

y la simpatía que los bahá’ís de todo el mundo, orgullosos de ser contados entre sus hermanos espirituales, albergan por ustedes en sus corazones. Conscientes de las energías espirituales libe-radas por su constancia y sacrificio, y fortalecidos por las mis-mas, se dedican a defender los derechos de ustedes, a propagar las enseñanzas bahá’ís y a contribuir al bienestar del mundo de la humanidad.

Entre las muchas comunicaciones a las que alude nuestra carta de fecha 14 de mayo de 2009 figuran informes sobre el aumento inédito atestiguado por ustedes en las oportunidades de esclarecer los malentendidos prevalecientes en las mentes de sus conciudadanos respecto de la historia y las enseñanzas de la Fe. Que ustedes hayan manifestado una entereza creciente, asiéndose con firmeza a sus creencias y cumpliendo sus obli-gaciones espirituales a pesar de la persecución intensificada, ha comportado efectos de largo alcance cuyas implicaciones aún no pueden apreciarse adecuadamente. Sólo el tiempo desvelará la plena importancia de los acontecimientos trascendentales que han confluido sobre ustedes en los últimos años. En este sentido, son especialmente notables el entusiasmo creciente del pueblo iraní por comprender la verdadera naturaleza de la Fe y la mayor convicción de los jóvenes de su país de que las enseñanzas de Bahá’u’lláh constituyen una fuente de esperanza en el futuro. Con certeza de ello en sus corazones, les exhortamos a que sigan

18

adelante, con prudencia y dentro del marco de las orientaciones que les presentamos en comunicaciones anteriores, para atender sus responsabilidades espirituales individuales.

Algunos de ustedes han planteado interrogantes en sus cartas en torno a la cuestión del fortalecimiento de la comunidad. Este es, ciertamente, un asunto de importancia fundamental, y cada creyente haría bien en tener presente sus requerimientos. Us-tedes ya han reconocido en la unidad de pensamiento y acción lograda entre los creyentes, y en su entusiasmo y su compañeris-mo, el efecto que tiene en la comunidad el ejercer sus responsa-bilidades espirituales individuales. Además, hay toda una hueste de factores que también realzan la vitalidad de la comunidad. Entre los principales figuran la educación espiritual que brindan a los niños y jóvenes; las oportunidades creadas para ampliar la comprensión de las enseñanzas; las reuniones organizadas para celebrar la Fiesta de Diecinueve Días y conmemorar otras oca-siones; los esfuerzos desplegados para fomentar y mantener la unidad en todos los asuntos; el auxilio dispensado a los jóvenes y familias necesitados, y el tiempo invertido en visitar a sus ami-gos y vecinos en sus hogares, entablando conversaciones signi-ficativas con ellos y tejiendo lazos de afecto y solidaridad.

La vitalidad de la comunidad relucirá en la medida en que los principios y el espíritu de la Fe se vean reflejados en su carácter, a la vez que aumentará la eficacia de sus esfuerzos individua-les y colectivos. Las circunstancias actuales, que les obligan a seguir adelante en ausencia de los Yárán y los Khádimín y de la inspiración y ayuda que brindan, exigirán de cada uno de us-tedes una mayor tolerancia y disciplina, así como un compro-miso para alentarse y apoyarse mutuamente. Al mismo tiempo deberán reconocer que la administración de los asuntos de la comunidad se volverá más fácil a medida que sus actividades individuales adquieran un carácter más extrovertido.

El cumplimiento de las responsabilidades individuales y co-lectivas anteriores, uno de los compromisos que contrae cada seguidor de Bahá’u’lláh, forma parte de la identidad bahá’í.

19

Dichas expresiones que ustedes realizan de sus creencias son totalmente conformes a las normas reconocidas en materia de derechos humanos individuales. Así pues continúen realizándo-las con confianza y vigor, dejándose guiar por los dictados de la prudencia y siendo fieles a las leyes civiles y sensibles a las condiciones sociales.

Nuestra carta de fecha 18 de marzo de 2009 dirigida a us-tedes ponía de relieve el papel que la consulta desempeña al elevar el grado de madurez de la comunidad y al realzar su efec-tividad. Por ello, nos complació observar en las cartas recibidas recientemente de ustedes que los creyentes la ponen en prácti-ca de forma más habitual. La ley de la consulta, revelada por Bahá’u’lláh, es una enseñanza fundamental de la Fe. Él nos dice que mediante la consulta «la madurez del don del entendimien-to» se hace patente. «Es y siempre será», afirma, «la causa de la toma de conciencia y despertar y una fuente de bien y bien-estar». «La consulta confiere mayor conciencia y transmuta la conjetura en certidumbre», afirma además. «Es una luz resplan-deciente que, en un mundo oscuro, guía y abre el camino». La consulta allana el camino para el empeño individual y colectivo. Su práctica asegura el crecimiento, el progreso y la unidad per-durable de la comunidad. Es indispensable para el ordenamiento de los asuntos humanos. ‘Abdu’l-Bahá señala que la consulta es «causa de grandes victorias», asegurándonos que «atrae la ayuda y el favor de Dios».

Como saben, la consulta bahá’í ha de acometerse con el ma-yor amor, sinceridad y unidad. Sus participantes deben reunirse en actitud piadosa, invocando la ayuda del Dominio de la Gloria, expresando libremente lo que piensan, sometiendo todo apego a sus opiniones personales, y considerando objetiva y cuidado-samente las opiniones de los demás, con el propósito de lograr un consenso. ‘Abdu’l-Bahá nos aconseja que la consulta se pos-ponga y se retome en una ocasión más propicia caso de que, du-rante la toma de una decisión, las deliberaciones se prolonguen demasiado o susciten una controversia. Tengan la certeza de que

20

al practicar la consulta bahá’í en familia o en grupos pequeños, el que se esfuercen con sinceridad por acatar estos principios les permitirá resolver la gran mayoría de los problemas que afron-tan mediante el poder de la Alianza y con auxilio divino. Por supuesto, debe recordarse que el propósito de la consulta no ha de ser siempre llegar a una decisión particular o final. A menudo el objetivo podrá ser sencillamente intercambiar puntos de vista con el fin de clarificar una cuestión dada y alcanzar unidad de visión sobre la misma. Además, deben ser conscientes de que dadas las circunstancias actuales, quizá haya cuestiones que no puedan resolverse en este momento y que deban dejarse para más adelante.

Algunos de ustedes han preguntado acerca de la Fiesta de Diecinueve Días, cuya observancia fue prescrita por Bahá’u’lláh en Su Libro Más Sagrado, el Kitáb-i-Aqdas. La Fiesta, desde los primeros días de la Fe, ha constituido un rasgo distintivo de la vida espiritual y social de ustedes y un elemento esencial del de-sarrollo del individuo y la comunidad, y deberá continuar obser-vándose con prudencia y en consideración a las circunstancias locales. Ustedes gozan de un margen amplio para organizar y celebrar estas reuniones en el marco de las claras orientaciones acerca de su naturaleza y propósito.

Con frecuencia les recordamos en los Santuarios Sagrados y ofrecemos oraciones de agradecimiento por su constancia. Ve-mos cómo en ustedes se manifiestan las siguientes palabras de ‘Abdu’l-Bahá:

¡Oh amigos espirituales y amados del Todomisericordioso!En toda época los creyentes son muchos, mas los probados son pocos. Dad gracias a Dios porque sois de los probados, habéis sido sometidos a todo tipo de duras pruebas y sufri-miento en el camino del supremo Señor. En el fuego de los sufrimientos indecibles vuestros rostros han resplandecido como oro puro y os habéis dejado consumir en medio de las llamas de la crueldad y opresión que han encendido los

21

perversos, y habéis permanecido pacientes en todo momen-to. Así habéis iniciado a todo creyente en los caminos de la constancia y fortaleza.

La Casa Universal de Justicia

22

11 de junio de 2009

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Muy queridos amigos:

Los informes que se reciben en el Centro Mundial Bahá’í dan fe del espíritu radiante con que ustedes administran

los asuntos de su comunidad y cumplen sus obligaciones es-pirituales. Para apoyarse y alentarse mutuamente, consultan en grupos pequeños sobre sus empeños individuales y colectivos, y a algunos de ustedes se les ha pedido que brinden ayuda a sus correligionarios con asuntos diversos. En verdad, nos parece oportuno que, dadas las circunstancias actuales, los amigos se levanten ávidamente a apoyarse unos a otros, poniendo de ma-nifiesto las siguientes palabras de Bahá’u’lláh: «No conviene al ser humano centrar todos sus empeños en sí mismo; más bien, debe incesantemente esforzarse por el mejoramiento de la vida de todos». Aquellos a quienes se les solicita de vez en cuando ofrecer algún servicio en particular saben bien que la intención no es que sustituyan a los Khádimín. Tampoco deben pensar que la responsabilidad por los asuntos personales y colectivos de los amigos recae sobre ellos. Antes bien, han de considerar que su deber como bahá’ís es apoyar a sus correligionarios y consultar con ellos. En este sentido, son conscientes de que la eficacia de su contribución a esto mismo dependerá por completo de la humildad que demuestren. Lejos de imponer sus puntos de vista sobre los de los demás, adoptan la consulta como modo de fun-cionamiento y alientan a los demás a hacer lo mismo, ayudán-doles con la toma de sus propias decisiones.

Al esforzarse por atender las preocupaciones de la comu-nidad, conviene recordar que, en estos días de transición, le corresponde al pueblo de Bahá depositar en todo momento su

23

entera confianza en el poder de la ayuda divina y permanecer firmemente unido, para seguir adelante, paso a paso, con entu-siasmo y paciencia. Así, con cada paso que ustedes den, el cami-no a seguir se hará cada vez más evidente, lo que les permitirá continuar administrando sus asuntos con determinación. De esta forma, cada uno de ustedes hallará que aun en estos tiempos puede perseverar en sus esfuerzos por fomentar el crecimiento espiritual individual, por fortalecer a la comunidad y por servir a su país y a sus compatriotas. En nuestra carta del 19 de mayo de 2009, hicimos alusión a las muchas tareas individuales como co-lectivas que tienen por delante los miembros de su comunidad, y mencionamos la importancia de brindar ayuda a los amigos que la necesiten. No hay duda de que el desempleo y la pobreza afligen hoy a un gran número de personas de su país. Sin embar-go, dada la presión económica a la que han sido sometidos tan injustamente los bahá’ís de Irán por algunas autoridades en los últimos años, se hace ahora más que nunca indispensable que ustedes dispensen atención al cuidado de quienes, a pesar de sus esfuerzos valientes, no pueden ganarse el sustento. Deben hacer todo lo que esté en su mano por asegurarse de que se satisfagan las necesidades fundamentales de las familias y las personas, y dedicarse a esta tarea sagrada con paciencia y bondad, cons-cientes de los principios espirituales y morales subyacentes y atentos a la dignidad de las personas que precisan ayuda. La pobreza generalizada plantea un reto significativo para toda la humanidad; si su erradicación no se acomete de manera equita-tiva, nadie escapará a las consecuencias de esta gran injusticia. Así pues, una tarea del pueblo de Bahá será, en la medida de lo posible, brindar auxilio más allá de la comunidad que les rodea y tender la mano a cada uno de sus conciudadanos para que quizás puedan laborar juntos hasta llegar a una solución común. Que la pureza de corazón distinga todos estos esfuerzos.

Están siempre presentes en nuestras oraciones ante el Sagrado Umbral.

La Casa Universal de Justicia

24

29 de octubre de 2009

Transmitido por correo electrónico: […]Sr. […]

Querido amigo bahá’í:

La Casa Universal de Justicia ha recibido su correo electróni-co de fecha 6 de octubre de 2009, relativo a la recopilación

de escritos bahá’ís sobre la vida familiar, revisada recientemen-te, y nos ha pedido que le transmitamos lo siguiente.

A la Casa de Justicia le complace saber que usted aprecia la importancia de estudiar los escritos bahá’ís que versan sobre la vida familiar. Todos los padres tienen el deber de poner su ma-yor empeño en proporcionar una educación espiritual a sus hijos así como la capacitación necesaria para llevar una vida fructífe-ra de servicio a su país, y en verdad, a toda la humanidad.

Lograr éxito en este asunto tan fundamental requiere promo-ver un ambiente amoroso y constructivo en el hogar, basado en el amor a Dios y el acatamiento de Sus leyes. Conlleva abando-nar toda forma de prejuicio, rechazar por completo la costum-bre detestable de murmurar, insistir en la importancia vital de la unicidad de la humanidad e inculcar un espíritu de servicio abnegado.

Los bahá’ís, conocedores del papel esencial que desempeña la familia en la construcción de una sociedad nueva y unida, ya están, por supuesto, trabajando en este campo. Dondequiera que residan, tienen ante sí oportunidades valiosas para colaborar con otras personas, ofreciendo las muchas perspectivas que contie-nen los escritos bahá’ís sobre el fortalecimiento de la familia y su papel central en el avance de la civilización, por un lado, y compartiendo humildemente su propia experiencia, por otro. La

25

recopilación «Vida familiar», publicada en marzo de 2008, tiene por objeto ayudar a los creyentes con esta labor. Reviste una im-portancia primordial que el noble pueblo de Irán, que enfrenta ahora profundos trastornos sociales en su país a la vez que busca recuperar la grandeza de antaño y restaurar la gloriosa civiliza-ción de esa antigua tierra, reflexione sobre cómo puede reforzar los cimientos de la vida familiar. Le adjuntamos a la presente la traducción persa de la recopilación para su estudio. Natural-mente, puede compartirla con sus amigos y colegas si lo desea.

La Casa Universal de Justicia ofrecerá oraciones en los San-tuarios Sagrados por el éxito de todos los esfuerzos que usted y su familia desplieguen por servir a Bahá’u’lláh.

Con cariñosos saludos bahá’ís,

Departamento de la Secretaría

26

24 de noviembre de 2009

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Muy queridos amigos:

Nos han llegado noticias de que ustedes, tras recibir recien-temente la traducción persa de la recopilación sobre la vida

familiar, publicada originalmente en inglés en marzo de 2008, han comenzado a estudiar sus páginas y a consultar sobre su contenido. Nos llena de regocijo el saber que dedican la debida atención a un asunto de importancia tan fundamental, lo que nos motiva a compartir con ustedes algunas reflexiones al respecto.

En todo el mundo, los seguidores de Bahá’u’lláh de cada sexo, raza y grupo étnico laboran codo con codo con sus amigos y colegas para construir una sociedad cimentada en la justicia y caracterizada por la unidad —sociedad en la que las perso-nas consideren sus diferencias externas como un reflejo de la belleza y la perfección del jardín de rosas multicolor de la hu-manidad, y que, inspirándose en las enseñanzas divinas y uti-lizando los talentos que Dios les ha concedido, trabajan juntos confiadamente para promover una civilización en continuo pro-greso. Los bahá’ís consideran una merced inapreciable el poder participar en este poderoso emprendimiento, y reconocen que su éxito depende en gran medida de la adquisición de normas morales elevadas.

La unidad familiar, núcleo de la sociedad humana, constituye un espacio en el cual deben desarrollarse cualidades morales loables y capacidades esenciales, puesto que los hábitos y pa-trones de conducta que se nutren en el hogar son trasladados al lugar de trabajo, a la vida social y política del país y, en última instancia, a la esfera de las relaciones internacionales.

27

Uno de los síntomas de la decadencia moral reinante en el orden social actual es el debilitamiento de los lazos espirituales que unen a la familia. El que en el hogar no se reconozca la igualdad de sexos y no se respeten los derechos de los niños fo-menta una cultura que menosprecia a mujeres y niños, condona la imposición de una sola voluntad individual sobre la de los demás y deja campo libre a la agresión y la violencia —primero en la familia, luego en la escuela y en el lugar de trabajo, y a la postre en la calle y en el conjunto de la sociedad. Bajo estas circunstancias, el entorno familiar, terreno potencialmente ideal para aprender los principios de la consulta y la toma colectiva de decisiones, sirve para perpetuar la tiranía y la opresión en la sociedad.

En cuanto a la solidaridad familiar, hay una cuestión esencial que debe tenerse en mente: aunque muchas culturas ponen de relieve la importancia de la familia, y abundan las pruebas que demuestran que esta desempeña un papel positivo en la promo-ción del progreso social, es igualmente cierto que poner atención excesiva en los intereses familiares puede llevar, inconsciente-mente, a adquirir una perspectiva social estrecha que a la larga resulta perjudicial para el conjunto de la comunidad. ¡Cuántos son los casos de familias estables y unidas que, en razón de su intolerancia hacia uno o más segmentos de la sociedad, inculcan en sus generaciones más jóvenes una mentalidad de «nosotros y ellos», haciendo caso omiso del hecho de que la transmisión de estas actitudes venenosas ahoga el amor de sus hijos por la hu-manidad y reprime su sentido de justicia! No es de extrañar que al llegar a la edad adulta, las personas que crecen en un clima semejante tiendan a mostrarse indiferentes ante los sufrimientos de los demás, o a considerar que la violencia y la opresión son justificables, o aun a contribuir a la tiranía. Lo que es más, en una sociedad represiva, al enfrentarse a la difícil tarea de defen-der los derechos humanos y proteger a las víctimas de la opre-sión, es muy probable que estas personas escojan el camino del silencio o de la colusión tácita con el opresor, en vez de abogar

28

por la causa de la justicia, obstruyendo de esta manera tanto su propio desarrollo espiritual como el progreso de su nación.

Enseñar justicia y equidad en el hogar constituye un paso fundamental hacia la subsanación de esta deficiencia social. Los niños deben educarse de manera que consideren a cada alma, sin importar su religión, etnicidad u otra distinción, como un ser humano, y que atesoren siempre las siguientes palabras que ex-presan el espíritu de la época: «Ha sido erigido el tabernáculo de la unidad; no os miréis como extraños los unos a los otros. Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una sola rama». Con-sideren cómo, mediante la educación, los niños aprenden paula-tinamente a mirar más allá de sus propios intereses y se fijan en los de sus familias. Con aún mayor capacitación, reconocen la importancia de respetar los intereses de otras personas y consi-deran una obligación sagrada el servir a sus vecinos. En un nivel aún superior, proporcionar una educación adecuada a los niños puede ampliar sus horizontes y fijar sus miras en el avance y la gloria de su país. Y cuando su visión adquiera aún mayor ampli-tud, sin duda, considerarán el progreso de toda la raza humana y la promoción de los verdaderos intereses de todos los pueblos del mundo como el propósito rector de sus vidas. La unidad familiar proporciona un entorno en el cual pueden enseñarse y desarrollarse estos sublimes principios de alcance mundial. Es la matriz dentro de la cual puede nutrirse a una generación tras otra en la convicción de que el bienestar personal está ligado indisolublemente al progreso y bienestar de los demás.

¡Muy queridos amigos! En estos tiempos de adversidad, en que ustedes hacen frente a una miríada de dificultades ante la opresión y la injusticia, y conforme el pueblo de Irán lucha por hallar soluciones a sus complejos problemas, les exhortamos a que continúen reflexionando sobre la cuestión de la vida fami-liar y sobre el progreso logrado por la comunidad bahá’í en este ámbito. Les alentamos a que compartan sus reflexiones sobre esta cuestión con sus vecinos, amigos y compañeros de trabajo para que cada uno pueda beneficiarse de las percepciones ad-

29

quiridas por los demás. Consulten con ellos para explorar cómo, en la práctica, cada miembro de la familia puede desempeñar un papel constructivo para crear un clima positivo en el hogar, y qué medidas pueden tomarse para garantizar que con cada ge-neración se progrese de forma cada vez más notable en este sen-tido. De esta forma, todos y cada uno de ustedes podrán rendir un servicio sobresaliente a su nación.

Les recordamos constantemente en los Santuarios Sagrados y elevamos oraciones fervientes en su nombre.

La Casa Universal de Justicia

30

22 de enero de 2010

Transmitido por correo electrónico: […]Sr. […]

Querido amigo bahá’í:

La Casa Universal de Justicia ha recibido su carta de fecha 11 de enero de 2010, en la que pregunta sobre los principios que

deben regir la participación de los creyentes iraníes en la vida de la sociedad, dadas las circunstancias actuales. La Casa Universal de Justicia le agradece su deseo de promover los mejores intere-ses de la Fe, así como la penetrante perspicacia y claridad de sus preguntas, y nos ha solicitado que le respondamos en su nombre.

Usted es consciente de que en el Irán actual cuestiones funda-mentales de justicia social y bienestar general se entreveran es-trechamente con intereses políticos sectarios. A raíz de ello, a los bahá’ís, que aman su país y albergan grandes aspiraciones para su progreso, les resulta difícil determinar la mejor manera de actuar. Se espera que las siguientes observaciones les resulten de utilidad a los amigos en el momento de tomar esa determinación.

Dondequiera que residan, los miembros de la comunidad bahá’í evitan intervenir en la política partidista e inmiscuirse en cualesquiera relaciones políticas entre los gobiernos, abstenién-dose en todo momento de tomar parte en la competición por el poder mundano. Han elegido este camino de conformidad con las enseñanzas de su Fe, para así poder centrar su atención en traba-jar en pos del objetivo, mucho mayor, de establecer una sociedad unida y próspera. Esta elección no supone una crítica de ningún partido político ni del enfoque adoptado por otros grupos. Huel-ga decir que al escoger este camino, los bahá’ís han rechazado

31

categóricamente cualquier forma de sedición y hacer uso de la violencia.

Si bien se alejan de toda actividad política partidista, los bahá’ís deben participar vigorosamente en los discursos públicos constructivos y en una amplia gama de emprendimientos sociales dirigidos al mejoramiento y el progreso de sus respectivas nacio-nes.

Emprenden dichas actividades con humildad, discernimien-to y respeto por las leyes vigentes y las condiciones sociales reinantes, con un espíritu de aprendizaje y en colaboración con grupos y personas de ideas afines, y con confianza plena en el poder intrínseco del principio de unidad en la diversidad y en la eficacia de la ayuda y la cooperación recíprocas.

Por lo que respecta a la participación en manifestaciones, los bahá’ís de cada país pueden, en principio, participar libremente en esfuerzos y actividades —tales como concentraciones pa-cíficas— dedicadas a propósitos loables como el avance de la mujer, el fomento de la justicia social, la protección del medio-ambiente, la eliminación de toda forma de discriminación y la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, si tales activi-dades se desviaran de su propósito original y cobraran un tinte partidista o degeneraran en violencia, evidentemente habrían de evitarse. Es natural que los jóvenes bahá’ís de Irán aspiren a trabajar junto con sus conciudadanos para promover la justicia y el bienestar común. Las instituciones administrativas de la Fe sirven como medio para canalizar las energías de los creyentes y organizar los asuntos religiosos y sociales de la propia comuni-dad bahá’í. Por tanto, los bahá’ís a menudo consultan con estas instituciones con el fin de decidir de qué manera pueden servir mejor en cuanto individuos. Sin embargo, los amigos de Irán se hallan en una situación singular a raíz de las condiciones reinan-tes en el país. Hasta hace un año, los bahá’ís se beneficiaban del consejo y los servicios de grupos informales que, con el pleno conocimiento del gobierno, atendían las necesidades espiritua-les y sociales de la comunidad. Tras las declaraciones del Fiscal

32

General de febrero de 2009 y la interrupción de las actividades de estos grupos, la Casa de Justicia aseguró a los creyentes que si recurren al poder de la unidad y del apoyo mutuo, y deposi-tan su confianza en las confirmaciones divinas, serán capaces de idear los instrumentos necesarios para administrar sus asuntos espirituales y sociales y servir a su país y a sus compatriotas. El Cuerpo Supremo alentó a los amigos a que consultaran juntos y a que tuvieran completa certeza de que, por medio de la obser-vancia de los principios de la consulta bahá’í, sus decisiones y acciones serían guiadas con sabiduría y la prudencia. Los jóve-nes bahá’ís, así pues, harían bien en consultar con sus padres, familiares y otras personas en cuyo criterio confíen sobre su par-ticipación en emprendimientos sociales.

Al llevar a cabo dichas consultas, los bahá’ís indudablemen-te advertirán que participar en manifestaciones no es la única manera, ni siquiera la más eficaz, de contribuir al avance de la sociedad. Los bahá’ís deben buscar las numerosas formas en que pueden trabajar junto a sus compatriotas para promover el bienestar de su país, ya sea cumpliendo sus obligaciones espi-rituales personales o su compromiso con el llamamiento a que realicen «hechos puros y hermosos» y a que tengan una «con-ducta loable y correcta», ya sea a través de su participación en los discursos fructíferos de la sociedad —tal vez mediante la preparación de artículos, como usted sugiere— o con su partici-pación en actividades de desarrollo social y económico.

Es posible, por supuesto, que se cometan errores en el cami-no en pos de esa meta, pero los amigos no deben criticarse unos a otros, ni dejar que las diferencias de opinión o que líneas de acción distintas aparentemente divergentes trastornen su unidad o disminuyan su amor y afecto recíprocos. Antes bien, deben persistir en sus esfuerzos y aprender de los frutos de sus em-prendimientos. Los amigos deben tener siempre presente que ciertas autoridades intentan por todos los medios poner en peli-gro la existencia misma de la comunidad bahá’í. Mediante men-tiras y calumnias, la retratan como una entidad política o como

33

un enemigo del islam, e incluso a veces como una agencia de potencias extranjeras, llegando hasta calificar de «bahá’ís» a los iraníes que trabajan por el mejoramiento de su país, con la espe-ranza de poder desacreditarlos ante los ojos del público. Recien-temente, han aprovechado el arresto de algunos jóvenes bahá’ís en relación con los acontecimientos de la Áshúrá para acusar falsamente a los bahá’ís, especialmente en la prensa, de ayu-dar en la organización de las manifestaciones, de portar armas y de suponer una amenaza para los intereses del país, actuando supuestamente a instancias de las instituciones de la Fe. El obje-tivo principal de estas acusaciones es sembrar el prejuicio en el conjunto de la población y disuadir a los bahá’ís de adoptar un papel activo en la sociedad. Aun los más nobles esfuerzos de los bahá’ís no escapan a los malévolos ardides de estas autoridades. El arresto y encarcelamiento en 2006 de los jóvenes de Shiraz que prestaban un bien acogido y muy necesario servicio a niños de familias desfavorecidas no constituye más que un ejemplo de ello.

Durante los tres últimos decenios, la comunidad del Más Grande Nombre ha sufrido penosamente en la Cuna de la Fe. Durante ese mismo período, el noble pueblo de Irán ha adquiri-do una comprensión más cabal de muchos problemas sociales y ha experimentado una evolución significativa en su pensamien-to. Los iraníes ecuánimes de hoy no pueden continuar ignoran-do el carácter absurdo de las acusaciones formuladas contra los bahá’ís, a quienes consideran ciudadanos leales que merecen gozar de todos los derechos humanos otorgados a cada ciudada-no. En verdad, pocos, si no ninguno, consideran que la etique-ta «bahá’í», que tan a menudo se aplica a quienes tienen ideas progresistas, acarrea un estigma. Las acciones de los jóvenes bahá’ís, animadas por el amor a su patria y a su pueblo y rebo-santes de un entusiasmo y vitalidad especiales, han contribuido significativamente a ese cambio de actitud. La Casa de Justicia les transmite su admiración y elogio, y les asegura que mediante la oración y la meditación, y con el apoyo y aliento de sus ma-

34

yores, se les brindará ayuda llegado el momento de seleccionar el instrumento más juicioso para cumplir su compromiso con el progreso social y de acatar los dictados de la prudencia en todos sus emprendimientos.

La Casa Universal de Justicia le asegura que orará por usted y por los queridos jóvenes de Irán ante el Sagrado Umbral. Que logren alcanzar el beneplácito de Dios y llevar a cabo actos que redunden cada vez más en el progreso material y espiritual del pueblo de esa tierra bendita.

Con cariñosos saludos bahá’ís,

Departamento de la Secretaría

35

21 de marzo de 2010

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Muy queridos amigos:

En este bendito día de Naw-Rúz nuestros corazones se sien-ten más cerca que nunca de ustedes. Esta es una estación

feliz y gozosa. Los campos y los prados se engalanan con flores y el aire se perfuma con su fragancia. En el hemisferio norte, la naturaleza se conmueve con nueva vida y se reviste con una be-lleza espectacular. El mundo de la existencia rejuvenece, y todas las cosas creadas atraviesan un estado de cambio y movimiento. Ello es especialmente cierto en la bendita tierra de Irán, la envi-dia misma del paraíso, exaltada por el amado Maestro como la tierra que «fomenta el amor», cuyas «celestiales praderas rebo-san de gratas hierbas y flores».

El pueblo de Irán, de corazón puro, siguiendo una tradición que se remonta a varios miles de años, observa este día, que señala el comienzo de la primavera, como festividad nacional. Deja de lado todos los agravios del año anterior y centra sus pensamientos en el compañerismo amoroso. En todo el mundo, los bahá’ís de todas las naciones y etnias también celebran con gran júbilo la festividad de Naw-Rúz, instituida explícitamente en el Libro Más Sagrado, y la consideran una oportunidad para cultivar la amistad y unidad entre los pueblos del mundo.

El año que toca ahora a su fin ha sido testigo de aconteci-mientos tan dolorosos y desgarradores para ustedes como para sus conciudadanos que puede que a muchos les sea difícil par-ticipar de la alegría de la estación. Mas ustedes han entregado sus corazones a la Bendita Belleza y tienen plena confianza en el prometedor futuro de Irán. Ustedes saben que el mundo de

36

la humanidad está grávido de promesas, y que la agonía y el sufrimiento, la agitación y conmoción vividas por doquier no son sino parte del largo y arduo viaje hacia la unificación de la humanidad y el nacimiento de una civilización global. No hay duda de que ustedes, conscientes de la necesidad de alejarse de toda forma de prejuicio, violencia y disensión, convencidos del poder de la luz de la unidad para iluminar al mundo de la huma-nidad, y habiendo presenciado la influencia de este poder en sus propias comunidades, pueden desempeñar un papel fundamen-tal en la paliación del dolor y sufrimiento de sus conciudadanos.

La entereza constructiva y la constancia que los miembros de su comunidad, jóvenes como mayores, han exhibido fren-te a incontables tribulaciones durante los últimos años se han ganado nuestro profundo respeto y gratitud y han suscitado la admiración de gentes de todos los horizontes. Ofrecemos gra-cias a Dios porque ustedes son harto conscientes de la misión espiritual que Bahá’u’lláh ha encomendado a Sus abnegados se-guidores en la Cuna de Su Fe, y porque tienen siempre presen-tes las responsabilidades espirituales que les han sido confiadas, sin desistir jamás en sus esfuerzos. Alcen sus voces, pues, en alabanza del Señor de las Huestes; deléitense con la corona de gloria que ha sido colocada sobre sus cabezas; aférrense firme-mente a la cuerda de gracia que les une al verdadero Amigo, y den gracias por la merced que Él les ha otorgado.

Ofrecemos oraciones en los Santuarios Sagrados por el noble pueblo de Irán, y rogamos a Dios que les conceda paz, consuelo y tranquilidad.

La Casa Universal de Justicia

37

2 de abril de 2010

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Muy queridos amigos:

En nuestra carta del 24 de noviembre de 2009, dirigida a us-tedes, tratamos el tema de la familia y su papel en el avance

de la civilización, y llamamos su atención sobre la necesidad de educar a nuestros hijos de forma que consideren su propio bienestar como indisociable del bienestar de los demás. A la vez que pusimos de relieve la importancia de la solidaridad familiar, especialmente en lo que se refiere al progreso social, pedimos que se obrara con cautela en este sentido, no fuera que la devo-ción por los intereses familiares mermara el compromiso de la persona con la justicia y la compasión para con todos, o sirviera de pretexto para perpetuar la nociva mentalidad de «nosotros y ellos». Muchas son, ciertamente, las formas en que la familia puede contribuir a la vida de la sociedad; por ejemplo, en cuan-to unidad económica puede desempeñar un papel importante al ayudar a mitigar los diversos problemas originados a raíz de las desigualdades económicas tan flagrantes hoy en el mundo.

La prosperidad relativa de la que han gozado los bahá’ís de Irán en el pasado puede atribuirse a una cultura que ha puesto gran énfasis en la educación y el aprendizaje, y que considera como acto de adoración el desempeño asiduo y honesto de un oficio o profesión útil, cuando se ejerce con un espíritu de ser-vicio. Las condiciones sociales y económicas actuales de Irán, conjugadas con las restricciones que ciertas autoridades han impuesto tan injustamente sobre ustedes en los últimos años, dificultan su acceso a la educación superior, su obtención de un empleo estable y su servicio al conjunto de la comunidad. Nos

38

alegra saber que a pesar de semejantes obstáculos, continúan es-forzándose por transmitir a sus hijos dicha cultura, rasgo distin-tivo de su comunidad. Sin duda, el progreso social y económico de su nación exigirá, especialmente de las generaciones más jó-venes, la adopción de una perspectiva fundamentalmente dife-rente que cambie la forma en que se perciben ciertos conceptos esenciales: el verdadero propósito de la vida, la naturaleza del progreso, el significado de la felicidad y el bienestar verdaderos, y el lugar que los empeños materiales deben ocupar en la propia vida individual y familiar. A la luz de ello, les ofrecemos en los párrafos siguientes algunas apreciaciones sobre la familia y su influencia en los asuntos sociales y económicos, con la esperan-za de que les ayuden a entablar un diálogo constructivo con sus compatriotas.

La justicia social sólo se logrará cuando cada miembro de la sociedad disfrute de un grado relativo de prosperidad material y preste la debida atención a la adquisición de cualidades espiri-tuales. Así pues, las soluciones a los problemas económicos pre-valecientes en el mundo habrán de buscarse en la aplicación de principios espirituales como de métodos y enfoques científicos. La unidad familiar ofrece el escenario ideal donde dar forma a las virtudes morales que contribuyen al desarrollo de una pers-pectiva adecuada de la riqueza material y su utilización.

Con respecto a las exigencias del mundo de la creación, Bahá’u’lláh afirma que a cada fin se le ha asignado un medio para su logro. De una reflexión sobre este principio fundamen-tal se desprende naturalmente que se ha de estar vigilante para distinguir entre «medios» y «fines»; de lo contrario, lo que re-presenta un mero instrumento puede fácilmente convertirse en el objetivo mismo de la vida de la persona. Un buen ejemplo de ello es la adquisición de riqueza por parte del individuo, que será aceptable y encomiable en la medida en que le sirva de medio para perseguir fines más elevados, como atender sus ne-cesidades básicas, fomentar el progreso de su familia, promover el bienestar de la sociedad y contribuir al establecimiento de una

39

civilización mundial. No obstante, hacer de la acumulación de riqueza el propósito central de la vida de la persona es indigno de todo ser humano.

Una idea estrechamente relacionada con la anterior y con-sonante con el espíritu de las enseñanzas bahá’ís es que el fin no puede justificar los medios. No importa cuán constructiva o noble sea la meta, o cuán importante sea para la vida del indivi-duo o el bienestar de su familia, no debe alcanzarse a través de medios impropios. Lamentablemente, en el momento presente un cierto número de líderes políticos, sociales y religiosos, así como algunos directores de mercados financieros, ejecutivos de corporaciones multinacionales, líderes del comercio y la indus-tria y gente común sucumben a la presión social e ignoran la voz de su conciencia, obrando así en contra de este principio y justificando cualquier medio con tal de lograr sus objetivos.

La legitimidad de la riqueza depende, según indicó ‘Abdu’l-Bahá, de la forma en que se adquiere y del modo en que se emplea. En este sentido, afirma que la «riqueza es digna de elo-gio en máximo grado, si la persona la adquiere por su propio esfuerzo y por la gracia de Dios, mediante el comercio, la agri-cultura, los oficios e industrias», si las medidas acometidas por la persona para generar esa riqueza sirven para redundar «en el enriquecimiento del conjunto del pueblo», y si la riqueza obteni-da así se dedica a «propósitos altruistas» y a «la promoción del conocimiento», a la creación de escuelas e industrias y al avance de la educación, y en general, al bienestar de la sociedad.

Reflexionen sobre el significado de estas complejas a la vez que sutiles palabras de ‘Abdu’l-Bahá. Más allá de los obstáculos ya de por sí formidables para el empleo y el servicio que ciertos elementos fanáticos han sembrado en su camino, hay toda una legión de fuerzas negativas, fruto del materialismo y la corrup-ción tan generalizados en el mundo, que suponen otro desafío más para observar el ideal bahá’í de conducta respecto de las finanzas. No obstante, al seguir los pasos de sus antepasados espirituales, ustedes han permanecido impávidos ante dichos

40

obstáculos y se han esforzado con sinceridad por reforzar, en sus familias y en sus hijos en particular, actitudes hacia la ri-queza material basadas en la guía divina. Los miembros de la generación más joven harían bien en reflexionar sobre la afir-mación anterior de ‘Abdu’l-Bahá, que condiciona la adquisición de riqueza a su obtención a través del esfuerzo asiduo y por la gracia de Dios. Que sopesen cuidadosamente en sus corazones y mentes la diferencia entre obtener riqueza con ardiente em-peño en campos como la agricultura, el comercio, las artes y la industria, por un lado, y entre adquirirla sin esfuerzo o de forma deshonesta, por otro. Que examinen cómo cada una de estas al-ternativas repercute en el desarrollo espiritual de la persona y en el progreso de la sociedad, y se pregunten qué oportunidades existen de generar ingresos y adquirir riqueza que puedan atraer las confirmaciones de lo alto hacia sí mismos. Sin duda, con-forme lo hagan, observarán que lo que atraerá las bendiciones de Dios y asegurará la verdadera felicidad tanto en este mundo como en el venidero es el desarrollo de cualidades espirituales como la honestidad, la confiabilidad, la generosidad, la justi-cia y la consideración hacia los demás, y la aceptación de que los medios materiales han de emplearse en el mejoramiento del mundo.

Muchos reconocerían que la adquisición de riqueza debe re-girse por los requerimientos de la justicia, que, como principio, puede expresarse en diversos grados y en diferentes niveles. Empleador y empleado, por ejemplo, están obligados por las leyes y convenciones que regulan su labor, y de cada uno se espera que lleve a cabo sus responsabilidades con honestidad e integridad. En otro nivel, sin embargo, entender las implica-ciones más profundas de la justicia exige tomar en cuenta las otras dos condiciones previas a la adquisición legítima de la riqueza antes mencionadas y reevaluar las normas vigentes a la luz de las mismas. Por ejemplo, la relación entre el salario mínimo y el coste de la vida requiere una consideración cuida-dosa, especialmente a la luz del hecho de que los trabajadores

41

contribuyen al éxito de la empresa, y, por lo tanto, tienen dere-cho a recibir una porción equitativa de los beneficios, como ha señalado ‘Abdu’l-Bahá. También debe prestarse atención espe-cial al gran desfase, a menudo injustificado, existente entre los costes de producción de determinados bienes y el precio al que se venden, al igual que a la cuestión de la generación de riqueza a través de medidas que redunden «en el enriquecimiento del conjunto del pueblo». Lo que sin duda dejarán meridianamente claro estas reflexiones e investigaciones es que ciertos métodos de obtener riqueza —muchos de los cuales conllevan explotar a los demás, monopolizar y manipular el mercado y elaborar productos que promueven la violencia y la inmoralidad— son indignos e inaceptables.

El mundo de hoy se ve acosado por una legión de fuerzas destructivas. El materialismo, arraigado en Occidente, se ha ex-tendido a todos los rincones del planeta, engendrando una cul-tura del consumismo en nombre de una economía global sólida y del bienestar humano. Promueve hábil e ingeniosamente há-bitos de consumo que buscan satisfacer los deseos más viles y egoístas, al tiempo que fomenta el gasto de la riqueza con el fin de prolongar y exacerbar el conflicto social. ¡Cuán trivial y ne-cia es esta visión del mundo! Entretanto, sigue cobrando fuerza una tendencia creciente al fundamentalismo que encierra una interpretación sumamente estrecha de la religión y la espiritua-lidad, amenazando con sumir a la humanidad en un rígido dog-matismo. Ésta, en su forma más extrema, condiciona la resolu-ción de los problemas del mundo al devenir de acontecimientos derivados de nociones ilógicas y supersticiosas, y mantiene la pretensión de virtud, mientras que en la práctica perpetúa la opresión y la avaricia. Estas fuerzas destructivas originan una confusión cada vez más profunda entre los jóvenes por doquier, desesperanza en las filas de quienes de otro modo estarían a la vanguardia del progreso, y la aparición de un sinnúmero de ma-les sociales, entre otras consecuencias lamentables.

42

La clave para aliviar estas enfermedades sociales está en manos de una generación joven que está convencida de la no-bleza del ser humano, que persigue afanosamente adquirir un entendimiento más profundo del propósito real de la existen-cia, que es capaz de distinguir entre la religión divina y la mera superstición, que tiene una perspectiva clara de la ciencia y la religión como dos sistemas de conocimiento independientes pero complementarios que impulsan el progreso humano, que es consciente de la belleza y el poder de la unidad en la diver-sidad y se siente atraída por estos, que sabe con certeza que la gloria verdadera descansa en el servicio a su país y a los pue-blos del mundo, y que considera que la adquisición de la rique-za es digna de alabanza solo en la medida en que se obtenga a través de medios justos y se emplee con fines benevolentes, para promover el conocimiento y en pro del bien común. Por lo tanto, nuestros valiosos jóvenes deben prepararse para asumir las enormes responsabilidades que tienen por delante. Y de esta forma, permanecerán inmunes a la atmósfera de avaricia que los rodea y seguirán avanzando con paso firme en procura de sus exaltadas metas.

Esperamos que cuando consulten con sus amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo sobre las cuestiones anterio-res se sientan cada vez más capaces de contribuir al desarrollo social y económico de su país y al bienestar y prosperidad de todos. Elevaremos plegarias en los Santuarios Sagrados por el progreso del noble pueblo de Irán y por el éxito continuado de sus empeños.

La Casa Universal de Justicia

43

14 de mayo de 2011

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Queridos amigos bahá’ís:

El tercer aniversario del encarcelamiento de los antiguos miembros de los Yárán sirve de recordatorio de las difíci-

les condiciones que siguen afligiendo a la comunidad bahá’í de Irán. La perpetuación de una situación tan atroz —sus funda-mentos subyacentes y sus tremendas implicaciones para el fu-turo de un país que antaño fuera el abanderado de los derechos humanos— es motivo de reflexión para los iraníes por doquier. Que los siete antiguos miembros de los Yárán son, en verdad, presos de conciencia, es hoy un hecho indiscutible. Las repeti-das menciones de estas siete personas en los medios de comu-nicación internacionales representan una señal de protesta por parte de muchas naciones en contra de las injusticias perpetra-das a los bahá’ís de Irán, jóvenes y mayores, únicamente sobre la base de sus creencias religiosas: a los niños que son constan-temente menospreciados y denigrados en las aulas, y a los que no queda más remedio que defender su dignidad humana con total mansedumbre; a los padres que, llenos de tristeza, tienen que explicarles ese trato inhumano, tratando a la vez de evitar que las semillas del resentimiento y el odio echen raíz en sus inocentes corazones; a los jóvenes que se ven privados de ense-ñanza superior y a sus padres, a los que se niegan oportunidades laborales y profesionales, y quienes tienen que soportar la carga adicional de ser incapaces de satisfacer las necesidades de sus hijos; a las decenas de personas que no han cometido ningún delito y que, sin embargo, en contravención de toda norma le-gal, son arrestadas, interrogadas severamente, encarceladas en

44

las prisiones más viles, privadas de los derechos más fundamen-tales otorgados a toda persona presa; a las familias que, a causa de las graves amenazas proferidas por los agentes de seguridad contra quienes se asocian con los bahá’ís, tienen que limitar sus relaciones a los vecinos y amigos; al grueso de la comunidad bahá’í, que debe soportar una vida de permanente incertidumbre como resultado de la amplia difusión de propaganda odiosa y ofensiva en contra de la Fe que realizan las autoridades en los medios de comunicación, y a los muchos creyentes a quienes, en las ciudades y pueblos de Irán, se les obliga a presenciar la quema de sus casas, sus granjas y sus lugares de trabajo, e in-cluso la profanación de las tumbas de sus seres queridos. Pese a todo, todas las peticiones de reparación continúan siendo des-oídas. Los bahá’ís, por supuesto, no están solos en su penosa situación. Privados de sus derechos y sometidos a injusticias, muchos otros nobles hombres y mujeres de Irán también han aceptado soportar incontables penalidades. Con valor admira-ble, han enfrentado las peores iniquidades, negándose a ceder ante las exigencias de los prejuicios ignorantes y las supersticio-nes sin fundamento —todo ello en defensa de la libertad y los derechos humanos y, en última instancia, en pro del progreso y la prosperidad de su nación.

La entereza constructiva que han exhibido no pasa desaper-cibida ante el observador atento, ni tampoco sus poderosos efec-tos. Consideren cómo en los últimos tres años, aunque privada de la guía de los Yárán y Khádimín, la comunidad bahá’í ha continuado, como resultado de los esfuerzos realizados por cada uno de ustedes y con la ayuda de las confirmaciones celestiales, gestionando sus asuntos; cómo se ha ampliado el alcance de la iniciativa individual, y cómo la consulta en grupo ha dado frutos tan abundantes; cómo cada uno de ustedes, ya sea en entornos espaciosos o entre los estrechos límites de la prisión, ha brillado con fulgor, cual cirio encendido por la mano del Todopoderoso, derramando la luz de esperanza y amor sobre todos los que están a su alrededor; cómo se han realzado la unidad de la comunidad,

45

la solidaridad de sus miembros y su capacidad para atender sus necesidades; cómo sus relaciones con amigos y colegas han flo-recido; cómo ha aumentado su dinamismo como comunidad al servicio de los demás, y cómo continúa incrementando el con-tingente de personas que se sienten atraídas hacia el Amado. Las muchas tribulaciones que han soportado no solo han servido de instrumento para despertar la conciencia del noble pueblo de Irán, sino que la comunidad mundial bahá’í, fortalecida por las energías liberadas con sus sacrificios, ha visto aumentar sig-nificativamente su capacidad de contribuir al empoderamiento espiritual de las personas, lo que les ha permitido a las últimas tomar las riendas de su propio desarrollo espiritual, social y ma-terial. Además, un número creciente de personas, en particular de las generaciones más jóvenes, se han sentido impulsadas a estudiar las verdades fundamentales de la Fe, y como conse-cuencia, su deseo de participar en la gran empresa que ha aco-metido el mundo bahá’í se ha intensificado. Del mismo modo, el carácter espurio de las acusaciones imputadas a los bahá’ís por elementos fanáticos, tanto en Irán como en otros lugares, ha quedado patente. Las esperanzas de los antiguos enemigos declarados de la Fe de minar los cimientos de la comunidad del Más Grande Nombre en la tierra de su nacimiento se han desva-necido, y las palabras y los actos de las autoridades del país han quedado desacreditados a los ojos del público. Mientras tanto, la persecución se ha propagado a la población en general; la bru-talidad y la opresión se han generalizado hasta tal punto que no dejan indemne a ningún ciudadano. Todo parece indicar que las autoridades gubernamentales permanecen totalmente ignoran-tes de la verdad, demostrada por la historia, de que la injusticia y la opresión nunca pueden garantizar la supervivencia defini-tiva de ningún régimen. Consideren cómo se han ignorado las ideas y aspiraciones de las personas y constantemente pisoteado sus derechos humanos. Es como si el bienestar, el progreso y la felicidad de la gente no preocupen en lo más mínimo a las au-toridades. Las dolorosas consecuencias de estas atrocidades son

46

demasiado evidentes. En Sus importantes Tablas, Bahá’u’lláh, el distinguido Hijo de esa tierra, llama a los gobernantes del mundo a que se conviertan en la encarnación de la justicia y la equidad, les advierte que deben guardarse de depositar su con-fianza en la riqueza, el poder y los ejércitos, y les exhorta a que desistan de la tiranía. Les recuerda que el verdadero tesoro de cada nación es su pueblo, y advierte que tengan cuidado, no sea que entreguen su sagrado fideicomiso a las manos del ladrón. Los que tienen autoridad, declara, harían bien en elegir para su pueblo lo que elegirían para sí mismos, en alejarse de la sober-bia y la vanagloria, en evitar gastar la riqueza de la nación para su satisfacción personal, en abstenerse de imponer penurias a su pueblo, y en temer los suspiros y los lamentos de los oprimi-dos. Si actuaran de esa manera, afirma Bahá’u’lláh, desaparece-ría la necesidad de acumular armas de guerra, se establecerían la libertad, la paz y la tranquilidad, y sus países y sus pueblos alcanzarían la prosperidad verdadera. La esperanza expresada por ‘Abdu’l-Bahá, abrigada por todos los bahá’ís, es que Irán demuestre esas nobles cualidades que «lleven inmortalidad […] a todos los habitantes de la tierra» y «enarbole en las más altas cumbres la enseña del orden público, de la más pura espirituali-dad, de la paz universal». Esta es la visión espiritual que les per-mite a ustedes seguir albergando un deseo tan ferviente de servir a esa tierra, pese a las dificultades y las restricciones que les han impuesto. Por lo tanto, mantengan fija ante sus ojos la consu-mada sabiduría de Dios y Sus infalibles promesas; miren hacia el futuro con optimismo; dediquen sus vidas, como siempre lo han hecho, al servicio de la humanidad; sigan cumpliendo con sus responsabilidades espirituales individuales; entablen con-versaciones significativas en los espacios sociales que se abran ante ustedes, y participen, en la medida de lo posible, en los emprendimientos y los esfuerzos dirigidos hacia el bien común. Continúen avanzando con confianza por la senda que han esco-gido, y estén seguros de que con la entereza y la resistencia que exhiben ante semejantes pruebas y aflicciones, caminan tras los

47

pasos del amado Maestro.Ofrecemos súplicas en los Santuarios sagrados en nombre de todos y cada uno de ustedes, recordando estas palabras de ‘Abdu’l-Bahá:

Los amigos de Irán me son más queridos que la vida y el alma, pues en la senda de Dios han sufrido severas pruebas, han soportado graves aflicciones, han visto saquear sus ho-gares, se han convertido en blanco de las hondas y saetas de reprimendas y reproches, han ofrendado la vida misma y han salido radiantes como oro puro del crisol de las pruebas y tri-bulaciones. Así, a juicio de ‘Abdu’l-Bahá son más preciados que la vida misma, y ante el Concurso supremo son objeto de honor y estima. Si te encontraras con una de estas almas, abraza y besa de mi parte a tan puro ser, para que mi alma halle infinito deleite y se regocije de lleno mi corazón.

La Casa Universal de Justicia

48

17 de junio de 2011

A los creyentes residentes en la Cuna de la Fe

Queridos amigos bahá’ís:

Nos sentimos profundamente consternados al enterarnos de la redada llevada a cabo por agentes del Ministerio de Inte-

ligencia en los hogares de algunos de los creyentes asociados con el Instituto Bahá’í de Enseñanza Superior (IBES) y del arresto de algunos de estos abnegados amigos. Sin embargo, los infor-mes que dan fe de su firme determinación de seguir adelante con los esfuerzos que están desplegando en pos del conocimiento y el aprendizaje han llenado de alegría nuestros corazones.

Una de las consecuencias de la revolución de 1979 fue el despido de los profesores y docentes bahá’ís de las universi-dades y la expulsión de los jóvenes bahá’ís de las instituciones de enseñanza superior. A pesar de que la Constitución de la Re-pública Islámica de Irán propugna la defensa de la igualdad de derechos para todos, y del hecho de que la legislación civil del país no ofrece ningún fundamento para tal privación, y si bien la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la cual Irán es signatario, establece claramente el acceso a la educación superior como un derecho humano inalienable, las autoridades, influidas por el prejuicio religioso y en contravención directa de las leyes y las normas internacionales, han autorizado esta discriminación como política oficial del gobierno y la han hecho cumplir con determinación.

Como resultado del requisito de especificar la religión propia en los impresos de solicitud para los exámenes nacionales de in-greso a la universidad, los jóvenes bahá’ís no pudieron acceder a las universidades iraníes ya que su única opción habría sido

49

disimular su fe. Al resultar infructuosos los esfuerzos de docen-tes y alumnos bahá’ís por obtener una reparación mediante la presentación de reclamaciones ante las instituciones judiciales del país, la comunidad bahá’í tomó medidas para que los pro-fesores que habían sido destituidos instruyeran a los jóvenes a los que se había negado el acceso a las universidades. Muchos miembros de la comunidad brindaron su apoyo a este esfuerzo. De esta forma, esta iniciativa educativa, esta empresa de índole popular se inició gracias los abnegados esfuerzos de personas que trataban de servir a la causa de la educación, a pesar de las condiciones desfavorables y sin imponer la menor carga o gasto sobre el gobierno. El instituto creció gradualmente, y a princi-pios de la década de 1990, adoptó el nombre de Instituto Bahá’í de Enseñanza Superior. Con el tiempo, una serie de destacados profesores, tanto de Irán como en el extranjero, algunos de los cuales ni siquiera eran miembros de la comunidad bahá’í, co-menzaron a colaborar con el instituto.

A los jóvenes bahá’ís se les siguió excluyendo de las uni-versidades hasta que en 2006, tras las protestas generalizadas y persistentes que tenían lugar en todo el mundo, un representante del Gobierno iraní declaró engañosamente ante la comunidad internacional que la interrogación acerca de la religión en los impresos de los exámenes de ingreso a la universidad no estaba relacionada con las creencias religiosas de los estudiantes, sino que sólo pretendía aclarar la elección de sus estudios de reli-gión. Los jóvenes bahá’ís, muy escépticos ante la veracidad de esta explicación, mas dispuestos a demostrar su buena voluntad, aceptaron la declaración y a partir de 2006 algunos de ellos in-gresaron a la universidad a pesar de los nuevos obstáculos que habían sido sembrados en su camino. Sin embargo, pronto se hizo evidente que la aseveración hecha por el representante del Gobierno iraní ante la comunidad internacional era totalmente falsa, ya que a finales de ese mismo año, el jefe de la oficina central de seguridad del Ministerio de Ciencia, Investigación y Tecnología cursaba instrucciones a los administrativos de 81

50

universidades, mediante una misiva confidencial, para que ex-pulsaran a cualquier estudiante tan pronto como se le identifica-ra como bahá’í.

La política oficial del Gobierno iraní dirigida a erradicar a la comunidad bahá’í como entidad viable quedaba establecida en un documento confidencial emitido en 1991 por el Consejo Su-premo Revolucionario de la Cultura, firmado por su secretario de entonces, Ḥujjatu’l Islam Seyyed Mohammad Reza Hashemi Golpaygani, y refrendado por el Guía Supremo de la República Islámica, el ayatolá Ali Jamenei. En este documento, se solicita a los organismos gubernamentales que se aseguren de que se «ponga freno» al «progreso y desarrollo» de los bahá’ís, y se dan órdenes explícitas de que los bahá’ís «deben ser expulsados de las universidades, ya sea durante los trámites de la matrícula o en el curso de sus estudios, tan pronto como se compruebe que son bahá’ís». Como consecuencia, en el transcurso de los últi-mos treinta años, se ha negado a los jóvenes bahá’ís el acceso a las universidades iraníes y se les ha privado de la oportunidad de poseer títulos académicos mediante el requisito de especificar la religión propia en los impresos de solicitud, o bajo el pretexto esgrimido por la Organización de Medición y Evaluación de la Educación del país de que los expedientes de los exámenes de ingreso a la universidad de los candidatos bahá’ís estaban «in-completos», o a través de la expulsión de los estudiantes tan pronto como se les identificara como bahá’ís, ya fuera durante el proceso de matrícula, en el curso de su estudios, o incluso hacia el final de los mismos, antes de su graduación.

La redada llevada a cabo recientemente en los domicilios de las personas vinculadas al IBES es el cuarto ataque de este tipo dirigido a suprimir este esfuerzo constructivo y autosuficiente de la comunidad bahá’í. Si bien las autoridades emplean enérgi-camente todos los medios a su alcance para expulsar a la juven-tud bahá’í de las universidades, recurren a todo engaño posible con el fin de ocultar esta vergonzosa política de los ojos del pueblo iraní, de la comunidad internacional y de los organismos

51

de derechos humanos. A veces, niegan sus actos mediante men-tiras; otras veces, se afanan por justificarlos con acusaciones que han sido rechazadas por el público desde hace tiempo, y ahora, en un intento desesperado por granjearse el apoyo del pueblo iraní y de la comunidad internacional, tratan descaradamente de presentar como ilegales las mismas actividades que la comuni-dad bahá’í se ha visto obligada a emprender con el fin de educar a sus jóvenes.

Desde el inicio de esta iniciativa educativa ha sido evidente que el IBES no podía emitir certificados de estudios oficiales. A pesar de ello, los cursos impartidos han sido de la mayor ca-lidad, y se ha hecho todo lo posible por cumplir los estándares educativos establecidos por las universidades más prestigiosas del mundo. Teniendo en cuenta la aptitud de los estudiantes y su afán de aprender, algunas de las universidades más destacadas de Europa, Australia, Canadá, India y los Estados Unidos han reconocido la capacidad y los logros de los egresados del IBES y, sin poseer títulos universitarios, los han admitido en progra-mas de maestría y doctorado. Después de recibir sus títulos de posgrado, la gran mayoría de estos estudiantes han optado des-interesadamente por regresar a Irán, y muchos de ellos, a su vez, se han dedicado a enseñar en el IBES. Bajo tales condiciones, y teniendo en cuenta que el IBES no emite ningún título oficial, caracterizar como ilegales los esfuerzos de la comunidad bahá’í por educar a sus jóvenes es algo totalmente infundado y absur-do. Sería equiparable a negar a ciertos ciudadanos el acceso a los alimentos disponibles y, cuando estos se dedicaran a cultivar sus huertos con indecibles sufrimientos para poder sobrevivir, a declarar ilegales sus esfuerzos y destruir sus cultivos. El que perseveren en estos actos deshumanizantes sólo sirve para dejar al descubierto la determinación irracional de las autoridades de frenar el progreso social de los bahá’ís.

En una tierra donde el aprendizaje ha sido apreciado tradi-cionalmente, y donde por largo tiempo se ha defendido el ideal que reza «busca el conocimiento desde la cuna hasta la tumba»,

52

y bajo un gobierno que se dice paladín y guarda de las ense-ñanzas del Profeta del islam, Quien proclamó «busca el conoci-miento aun hasta en la China», cada iraní verdadero y noble, con el corazón apesarado, lamenta el hecho de que, contraviniendo todo valor humano y sin la más mínima consideración por las leyes del país, un grupo de personas que no muestra el menor compromiso con la gloriosa historia cultural de esta tierra, y que —por causa de su fanático prejuicio religioso— no se ha beneficiado en modo alguno de los verdaderos valores islámi-cos, esté privando a algunos de los jóvenes ciudadanos de la nación del acceso a la enseñanza superior. Ahora, treinta años después, estas flagrantes violaciones de los derechos humanos se han propagado en Irán hasta tal punto que se extienden más allá de los bahá’ís y abarcan a otros miles de ilustres estudiantes y académicos iraníes que se ven privados de la libertad de edu-cación; se ha llegado a tal extremo que incluso se habla de limi-tar el acceso a la enseñanza superior a la mitad de la población del país, es decir, a las mujeres de esa tierra.

La aceptación de las enseñanzas de Bahá’u’lláh conlleva el compromiso de afanarse por alcanzar la madurez espiritual individual, y de tomar parte en los esfuerzos colectivos por construir una sociedad próspera y contribuir al bien común. La ciencia y la religión son los dos sistemas de conocimiento in-separables y recíprocos que impulsan el avance de la civiliza-ción. En palabras de ‘Abdu’l-Bahá, «[el] progreso del mundo de la humanidad depende del conocimiento, y su decadencia se debe a la ignorancia. Cuando aumenta el conocimiento de la raza humana ésta se vuelve celestial, y cuando adquiere saber, asume atributos divinos». Empeñarse por adquirir conocimien-to y saber, y estudiar ciencias y oficios útiles son dos creencias fundamentales de los seguidores de Bahá’u’lláh. Por tanto, la solución de largo plazo que ustedes han elegido como medio de contrarrestar las dificultades que les han sido impuestas en la senda de la enseñanza superior ha sido desarrollar una colabora-ción constructiva con otros defensores de la paz y la reconcilia-

53

ción con el fin de edificar una sociedad progresista y ordenada, comprometida con la promoción del conocimiento y la justicia social. Ustedes, los fieles amantes de la Bendita Belleza, cual montaña, han permanecido inamovibles en la tempestad de las pruebas y tribulaciones, depositan su confianza en Su Palabra y consideran cada aflicción como una bendición y cada dificultad como una nueva oportunidad para servir. Por tanto, ustedes, con dinamismo, paciencia y fortaleza, están decididos a proseguir las actividades educativas del IBES y han aceptado que estos últimos ataques naturalmente les acarrearán dificultades tempo-rales que pueden causar ciertos trastornos y requerirán algunos ajustes en la forma en que se ocupan de sus asuntos. Son muy conscientes de la importancia de mantener la unidad y la armo-nía de la comunidad, la cual es su escudo y protección, especial-mente en estos días tumultuosos, y de poner en todo momento sus esperanzas en las efusiones de la gracia indefectible de Dios.

Las gentes iluminadas de Irán y otros bienquerientes de todo el mundo están con ustedes. Nosotros también seguimos la si-tuación con mucha atención. Tengan la certeza de que la valiosa experiencia que han adquirido al brindar enseñanza superior a estudiantes que han sido privados de ella constituirá una contri-bución eficaz a la promoción del aprendizaje entre los jóvenes de esa nación, una nación reconocida por la promoción del co-nocimiento. Más allá de ellos, un sinnúmero de personas opri-midas en todo el mundo también obtendrán inspiración de su enfoque constructivo y pacífico de oponerse a la injusticia y la iniquidad.

Elevamos súplicas en su nombre en los Santuarios sagrados e imploraremos fervientemente a Dios que abra ante sus rostros las puertas de la libertad y la prosperidad.

La Casa Universal de Justicia

www.bahai.es/[email protected] 935376207