a las palabras se las lleva el viento

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A las palabras se las lleva el viento Diego Schurman Un análisis de los hechos políticos que sucedieron luego de que se conociera la fórmula presidencial Scioli - Zannini. A las palabras se las lleva el viento Inesperadamente, todo se desencadenó con la bendición de la candidatura de Daniel Scioli. Ni Cristina Kirchner imaginó que esa decisión produciría un efecto dominó que arrasaría con la palabra. Sí, la palabra. Esa en la que nos piden confiar. En la oposición el impacto fue inmediato. Gabriela Michetti, desazonada por la derrota en las PASO ante Horacio Rodriguez Larreta, venía con un discurso cerrado por donde se lo mire. "No voy a ser candidata a vicepresidente. Es una convicción. A mí me gusta ser coherente". Esa noche aciaga en la que quedó fuera de la carrera porteña, los periodistas quisieron saber si modificaría su negativa a integrar el binomio presidencial con Mauricio Macri. "Cuando digo no es no", canceló el tema y también el diálogo. Su postura inquebrantable duró lo que la luz de un fósforo. "Bueno, yo estoy muy contenta por enfrentar este desafío de acompañar a Mauricio en la fórmula", garabateó incómoda, menos de dos meses después, cuando le observaron su sorprendente giro discursivo. Con todo el Frente para la Victoria encolumnado detrás de Scioli, Michetti entendió que su presencia en la marquesina haría al PRO mucho más competitivo que con otros nombres que se barajaban para el puesto, como Marcos Peña o Rogelio Frigerio. La palabra empeñada de la senadora cedió raudamente ante la necesidad estratégica del macrismo de salir a la cancha con sus mejores jugadores, sin que por ello en el medio se coquetee simultáneamente con ambiciones y vanidades personales.

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A las palabras se las lleva el viento

Diego Schurman

Un anlisis de los hechos polticos que sucedieron luego de que se conociera la frmula presidencial Scioli - Zannini.A las palabras se las lleva el viento

Inesperadamente, todo se desencaden con la bendicin de la candidatura de Daniel Scioli.

Ni Cristina Kirchner imagin que esa decisin producira un efecto domin que arrasara con la palabra.S, la palabra. Esa en la que nos piden confiar.

En la oposicin el impacto fue inmediato. Gabriela Michetti, desazonada por la derrota en las PASO ante Horacio Rodriguez Larreta, vena con un discurso cerrado por donde se lo mire. "No voy a ser candidata a vicepresidente. Es una conviccin. A m me gusta ser coherente".

Esa noche aciaga en la que qued fuera de la carrera portea, los periodistas quisieron saber si modificara su negativa a integrar el binomio presidencial con Mauricio Macri. "Cuando digo no es no", cancel el tema y tambin el dilogo.

Su postura inquebrantable dur lo que la luz de un fsforo. "Bueno, yo estoy muy contenta por enfrentar este desafo de acompaar a Mauricio en la frmula", garabate incmoda, menos de dos meses despus, cuando le observaron su sorprendente giro discursivo.

Con todo el Frente para la Victoria encolumnado detrs de Scioli, Michetti entendi que su presencia en la marquesina hara al PRO mucho ms competitivo que con otros nombres que se barajaban para el puesto, como Marcos Pea o Rogelio Frigerio.

La palabra empeada de la senadora cedi raudamente ante la necesidad estratgica del macrismo de salir a la cancha con sus mejores jugadores, sin que por ello en el medio se coquetee simultneamente con ambiciones y vanidades personales.

No fue el nico mbito de la oposicin donde "si lo he dicho, no me acuerdo". La sorpresiva frmula Scioli-Zannini convenci a Sergio Massa de la necesidad de unificar a toda la oposicin contra el kirchnerismo.

El massista Francisco De Narvez baj su candidatura a gobernador como un gesto de buena voluntad hacia un proceso que deba conducir a "Macri presidente- Massa gobernador". Pero el PRO fue refractario a congeniar un acuerdo con un sector de origen peronista.

A Massa, urgido por las continuas deserciones, no lo qued otra que reformular su estrategia. No logr convencer a De Narvez que volviera sobre sus pasos y pidi socorro a Felipe Sol, quien se haba corrido antes que el colombiano de la puja provincial.

"Ya pas. Yo ya fui candidato y ya me baj. Que Sergio no insista. No voy a ser candidato a gobernador. Es un tema superado", se ataj irascible por las marchas y contramarchas.

Una semana despus, slo una semana despus, Massa lo presentaba como el candidato a gobernador del Frente Renovador. Sol no ensay ninguna justificacin de semejante cabriola porque la realidad estaba a la vista: o era l o era Mnica Lpez, una rueda de auxilio que amenazaba convertirse en papeln electoral.

La frmula nacional anunciada por Cristina tambin produjo un cimbronazo dentro el espacio oficialista, que precipit la salida de Florencio Randazzo del teatro de operaciones.

Al ministro de Transporte lo atorment el dilema de cumplir con su palabra o ir por la gobernacin. Se haba jurado no competir por nada que no fuera la presidencia pero eso significaba dejar de ser un soldado de la causa. Qu argumentos le present a laPresidenta para renegar de una candidatura a gobernador en provincia de Buenos Aires?

El ministro haba sido tozudo peleando con encuestadores, medios y periodistas pero resign zambullirse en "la madre de todas las batallas", como se bautiz el distrito que concentra el 37 por ciento del electorado nacional.

Aquel rapto de ira supedit el proyecto colectivo a un capricho personal que poco y nada tiene que ver con el espritu militante.Randazzo no contradijo su palabra pero forz a que Cristina si lo hiciera con la propia. De aquel pedido de "bao de humildad" con el que busc acotar el nmero de candidatos, la mandataria pas a convocar a todos para la compulsa.

"Cualquiera puede participar. Hasta el sbado est abierta la posibilidad de que se sumen precandidatos a presidente o a gobernador", escribi en su Facebook para dejar en claro que ella no haba bajado al ministro de Transporte de ninguna interna.

Ni lerdos ni perezosos, Macri, Ernesto Sanz, Elisa Carri y los laderos de Massa salieron a elogiar a Randazzo para capitalizar polticamente el cortocircuito de la Casa Rosada. "Ser coherente es un acto de dignidad", lo endulzaron.

Criticarn en algn momento a Michetti o Sol, integrantes de su espacio, por haber obrado en disonancia con lo que dijeron?Si no lo hacen, convertiran en propia la contradiccin ajena, abonando a la idea de que a las palabras se las lleva el viento.