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    Christian Topalov

    LA URBANIZACINCAPITALISTA

    algunos elementos para suanlisis

    Esta edicin en soporte magntico ha sido autorizada por el autorexclusivamente para su uso por parte de la ctedra de Sociologa Urbana

    Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires

    Topalov - La Urbanizacin Capitalista

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    Prlogo de la presente edicin en soporte magntico

    La puesta a disposicin de este libro en el sitio de la ctedra de SociologaUrbana tiene como objetivo brindar acceso a un material a mi juicio muy

    representativo, amplio y didctico sobre el enfoque marxista aplicado a lainterpretacin de la cuestin urbana, que tuvo una importante influencia sobrenuestra disciplina. Este material actualmente es inhallable en Argentina yentiendo que en ningn otro sitio. All por el ao 1978 me lleg a las manosuna transcripcin parcial de clases del Dr. Topalov dictadas en El Colegio deMxico, prolijamente escritas a mano y luego fotocopiadas, suministradascomo material de consulta para los que en ese momento ramos estudiantes dela Maestra en Planificacin y Desarrollo Regional, en Maracaibo. Ms tarde,tuve acceso al texto completo ya editado.

    Para esta publicacin se cont con el acuerdo del autor, quien amablementeaccedi a su publicacin en el sitio de la ctedra para su uso exclusivamenteacadmico. El Lic. Ricardo Jacky, jefe de trabajos prcticos de esta ctedra,tuvo a su cargo la captura digital y su conversin a archivo de texto. Yo realicuna revisin completa de ese archivo a la luz del libro y los manuscritosoriginales, y prepar los cuadros y grficos. Cuando entend que corresponda,introduje cambios insertos entre corchetes, con letra cursiva; en otros casosomit parte del texto, lo que seal con puntos suspensivos entre corchetes.Esos cambios corresponden en general a errores manifiestos que surgen delchequeo de las distintas versiones, o la lgica de la exposicin. Otrascorrecciones realizadas corresponden a errores tipogrficos o de congruenciagramatical de la edicin impresa, los que no ameritaban ser destacados.

    Noviembre de 2006

    Federico ROBERTProfesor Titular de Sociologa Urbana

    Facultad de Ciencias SocialesUniversidad de Buenos Aires

    [email protected]

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    A Rosillo que no entender por qu

    NDICE

    PRESENTACIN

    ADVERTENCIA

    1. LAS CONTRADICCIONES DE LA URBANIZACIN CAPITALISTA

    1.1 Introduccin: Las rupturas de la nueva sociologa urbana francesa

    1.2 La contradiccin general de la urbanizacin capitalista: planteo de la tesis

    1.3 La urbanizacin como forma de socializacin de las fuerzas productivas1.4 Las relaciones de produccin capitalista se contradicen con el movimientode socializacin

    2. URBANIZACIN Y REPRODUCCIN DE LA FUERZA DE TRABAJO:CONTRADICCIONES DE LA FUERZA DE TRABAJO-MERCANCA YFUNDAMENTO DEL SISTEMA PUBLICO DE MANTENIMIENTO

    2.1 Introduccin: Por qu existe un sistema pblico de mantenimiento de lafuerza de trabajo?

    2.2 Planteo general de las contradicciones de la fuerza de trabajo-mercanca

    2.3 Efectos de la forma salario: la contradiccin entre salario y valor de cambiode la fuerza de trabajo.

    2.4 Efectos del estatuto de mercanca de la fuerza de trabajo: la contradiccinentre valor de cambio de la fuerza de trabajo y necesidades de los trabajadores

    3. URBANIZACIN Y REPRODUCCIN DE LA FUERZA DE TRABAJO:CONTRADICCIONES DE LA SOCIALIZACIN CAPITALISTA DEL CONSUMO

    3.1 Consumo privado y consumo socializado

    3.2 Contradicciones de la socializacin capitalista del consumo

    4. LAS POLTICAS ESTATALES DE EQUIPAMIENTOS COLECTIVOS.REFLEXIONES SOBRE EL NACIMIENTO DE LA VIVIENDA PUBLICA ENFRANCIA E INGLATERRA

    4.1 Introduccin: Vuelta a las contradicciones de la mercanca y el papel delEstado

    4.2 Caractersticas generales de la poltica de la vivienda como modificacin delproceso concreto de consumo

    4.3 Poltica de vivienda y exigencias del capital

    4.4 Poltica de vivienda y exigencias de los trabajadores

    5. LOS SISTEMAS DE PRODUCCIN CAPITALISTA DE LAS MERCANCASINMOBILIARIAS: EL CICLO DEL CAPITAL EN EL SECTOR INMOBILIARIO

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    5.1 Introduccin: El sector inmobiliario como sector de la produccin y de lacirculacin del marco construido

    5.2La formacin de la tasa de ganancia del capital de promocin

    5.3 El ciclo del capital comprometido en el sector inmobiliario

    5.4 Primera especificidad del sector: La no-reproductibilidad de una condicinde la produccin, el suelo urbano

    5.5 Segunda especificidad del sector: La duracin del periodo de circulacin

    5.6 Especificidades del sector a nivel de la produccin misma

    6. LOS SISTEMAS DE PRODUCCIN CAPITALISTA DE LAS MERCANCASINMOBILIARIAS: ANLISIS HISTRICO DE LOS SISTEMAS DEPRODUCCIN DE LA VIVIENDA EN FRANCIA E INGLATERRA

    6.1 Introduccin: El estudio de los sistemas de produccin y de circulacin de lavivienda

    6.2 Los sistemas de produccin de la vivienda

    6.3 Los sistemas de circulacin de la vivienda

    7. LA FORMACIN DE LOS PRECIOS DEL SUELO EN LA CIUDADCAPITALISTA: INTRODUCCIN AL PROBLEMA DE LA RENTA

    7.1 Introduccin: La paradoja del precio de un bien sin valor

    7.2 La formacin de los precios de demanda: el "clculo hacia atrs" delpromotor inmobiliario

    7.3 La formacin de los precios de oferta

    7.4 Conclusin: Elementos para una teora de las rentas del suelo urbanas

    BIBLIOGRAFA GENERAL

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    PRESENTACIN

    Con la presente obra se inicia, dentro de la coleccin "Diseo: ruptura yalternativas", la serie temtica referida a las cuestiones urbanas.

    La publicacin de esta serie tiene por objetivo difundir los esfuerzos que sevienen realizando en el campo de la investigacin para replantear laproblemtica urbano-regional desde una nueva perspectiva de anlisis. Esereplanteo implica la consideracin de nuevas categoras, variables y problemas,que superando "ideologas oficiales y apariencias engaosas" ponga enevidencia las causas estructurales de los problemas abordados, los lmites yobstculos reales a la superacin de los mismos as como tambin los posiblescaminos alternativos de accin.

    El escaso desarrollo de este nuevo enfoque del anlisis urbano en el contextolatinoamericano, y la necesidad de emprender un amplio intercambio y

    discusin a nivel internacional que confronte las diferencias y similitudes dentrodel capitalismo nos ha inducido a publicar la obra de Christian Topalov, cuyosaportes metodolgicos consideramos de fundamental inters parainvestigadores, estudiantes y profesionales latinoamericanos.

    Especializado en el anlisis del sector inmobiliario capitalista en Francia, yparticularmente en el sistema de agentes que l involucra, podemos afirmar quelos estudios de Topalov han marcado realmente un avance en la sociologaurbana sobre todo en la comprensin de procesos y mecanismos bsicos queoperan en la estructuracin del espacio urbano en el capitalismo.

    Tanto por sus originales estudios y conclusiones, como por la gran seriedad y

    precisin con que el autor recoge y utiliza los aportes del marxismo clsicocomo los de otros investigadores que trabajan hoy en Francia dentro de sumismo enfoque, creemos que la tarea de hacer reconocer esta obra constituyeun esfuerzo realmente en el proceso de cambio en que estn empeados tantoestudiosos como militantes en Amrica latina.

    ADVERTENCIA

    La ciudad capitalista est en crisis. Subempleo, pobreza, carencia de viviendasy de equipamientos colectivos, polucin, opresin en todos los aspectos de lavida cotidiana, he ah los frutos amargos y universales de la carrera por laganancia capitalista y del autoritarismo del Estado de los monopolios.

    Por todas partes se desarrollan luchas populares contra los efectos de estacrisis urbana y, a veces, contra sus mismas races. El rechazo a la explotacinindirecta en la ciudad puede coincidir con el rechazo a la explotacin directa enla empresa. En el horizonte de esta convergencia se encuentra el cambiodemocrtico, la destruccin del poder econmico y poltico de los feudosfinancieros e industriales, la marcha hacia el socialismo.

    Es en esta coyuntura histrica, que en numerosos pases el anlisis delfenmeno urbano ha conocido una profunda renovacin. En todos los casos una

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    misma inquietud: comprender para luchar mejor. A menudo un mismoprocedimiento: tratar de utilizar los instrumentos analticos del materialismohistrico para combatir las ideologas oficiales, sobrepasar las apariencias,articular teora y prctica. En Francia, particularmente, numerososinvestigadores se han comprometido en esta tarea y han producido ya ciertos

    resultados.La pequea obra que aqu presentamos constituye una tentativa de hacer unaporte y someter a debate un conjunto de proposiciones tericas sobre laurbanizacin capitalista, elaboradas a partir de la experiencia europea yprincipalmente francesa. Su carcter, un poco didctico, proviene de su origen,que fue un curso desarrollado en el Centro de Estudios Econmicos yDemogrficos de El Colegio de Mxico en enero-febrero de 1978. Quisieraagradecer aqu a Martha Schteingart y Luis Unikel que me han brindado lapreciosa ocasin de intentar esta sntesis provisoria de un trabajo colectivo.Gracias tambin a Carmen Yanez, sin cuya ayuda me hubiera resultado

    imposible dar ese curso en espaol.Lo que presentamos a continuacin no es, por tanto, un trabajo exclusivamentepersonal. He utilizado tambin los resultados de otros investigadores de loscuales me siento muy prximo. En ciertos casos, que se indicarn a lo largo dellibro, simplemente he retomado pasajes de sus textos; que Patrice Grevet,Susanna Magri y Edmond Prteceille me perdonen esta libertad, que refleja elcarcter colectivo que intentamos dar a este trabajo.

    Una ltima aclaracin en relacin al modo de empleo de lo que se presenta.Nuestra tarea, hoy, en el plano terico, consiste en desarrollar el marxismo; esdecir, en utilizar como mtodo de investigacin la reproduccin de lo concreto-

    pensado. En este esfuerzo, cada uno parte de la realidad que ha conocido, en lacual existe una prctica. Es por ello que gran parte del desarrollo terico quevamos a exponer est profundamente marcado por la experiencia local de unode los pases del centro imperialista: Francia. Ello es correcto a mi modo de ver,porque nuestra responsabilidad personal es batirnos en nuestro propio medio,pero tiene tambin su limitacin, que slo puede ser superada mediante eldebate crtico internacional, en particular teniendo en cuenta las experiencias delos pases capitalistas dependientes y, precisamente, un aspecto de la luchacontra todos los imperialismos culturales no es tambin la crtica sin cortapisasdel trabajo de los compaeros que luchan y que hablan en las metrpolis?

    Christian Topalov

    marzo de 1978

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    LAS CONTRADICCIONES DE LA URBANIZACIN CAPITALISTA

    1.1 Introduccin: Las rupturas de la nueva sociologa urbana francesa

    A fines de los aos 60, al iniciarse la nueva sociologa urbana francesa, seplantea una doble interrogante, un doble "cuestionamiento". Ante todo, lapreocupacin de considerar la ciudad como un producto, como el resultado deun proceso de produccin, y no solamente como objeto de consumo material ysimblico.

    En efecto, la sociologa urbana acadmica tena hasta entonces como soloobjeto, el estudio de los comportamientos y actitudes de los habitantes en elmedio urbano. La divisin del trabajo entre disciplinas era simple. A la economa

    poltica se le reservaba el anlisis del comportamiento racional de los agentesurbanos; estudiaba, pues, la eleccin de la localizacin de las empresas y losequilibrios globales en los diferentes mercados. A la sociologa le tocaba, por lotanto, el estudio de los residuos inexplicables por el postulado de la racionalidadeconmica: los factores culturales, simblicos y sociales del comportamiento delas familias en el medio urbano.

    Sobre esta base, la sociologa urbana acadmica se converta en unapsicosociologa de las necesidades humanas, en un contexto dado decondiciones urbanas que pudiera ms o menos satisfacerlas. O sea en unapsicosociologa ecolgica: el estudio del equilibrio entre el hombre de la ciudad

    y su medio ambiente.Esta posicin terica es doblemente coherente; por una parte, con lospostulados de la economa poltica marginalista y, por otra, con las demandasadministrativas nacidas del desarrollo de la planificacin urbana en Franciadurante el decenio mencionado.

    Efectivamente, la economa marginalista es, en su fondo ideolgico, un estudiode la distribucin del producto social tal como se efecta en el mercado, en lacirculacin. Por lo tanto, deja de lado todo lo que concierne a las relacionessociales de produccin y a las fuerzas productivas. Se limita a describir slocombinaciones de factores de produccin, considerados, por definicin, como

    homogneos en el espacio formal de los precios. Asimismo, en lo que concierneal consumo, descarta el estudio de las prcticas concretas de ste y se contentacon anunciar la existencia de funciones de utilidad. Al hacer esto, define unespacio terico, o mejor dicho, ideolgico: el estudio de dichas utilidades. Lasociologa acadmica se apodera de ese objeto y se desarrolla en el campofijado por el marginalismo. Aun cuando se da el gusto de criticar lasabstracciones y el formalismo de los economistas acadmicos, acepta jugar elpapel que le confan: estudiar los residuos, o sea, lo subjetivo.

    A esta primera sumisin, se agrega una segunda: la sumisin a las demandasdel Estado. A partir del final del decenio 1950-60, se desarrolla en Francia un

    instrumento de planificacin urbana y de programacin de ciertas inversionespblicas: las normas de equipamiento que definen las necesidades en trminode espacio, de aulas escolares, de espacios verdes, de superficie de comercio

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    por habitante. Para establecer esas normas, se utiliza a los socilogos urbanos.La encuesta por sondeo reemplaza ventajosamente la democracia.

    Por todas estas razones la sociologa urbana de esa poca se convierte en unasociologa de los consumos urbanos. De all surge una primera rupturaefectuada por una nueva corriente de investigadores que tratan de utilizar elmaterialismo histrico como mtodo de trabajo; tratan de partir de la produccin,de estudiar la ciudad como el resultado de procesos de urbanizacin capitalistay no de considerarla como una realidad ya dada. Al hacerlo, es toda laconstruccin acadmica de la economa espacial y de la sociologa urbana en elcorte economa/sociologa e investigacin/poltica que se cuestiona.

    Un segundo "cuestionamiento" acompaa al primero, y se refiere al papel delEstado. Para las disciplinas acadmicas, el Estado est siempre fuera delcampo del anlisis. "Interviene", como se dice, desde el exterior sobre elfenmeno estudiado: constituye una "variable independiente". Esta concepcinterica es perfectamente coherente con la ideologa prctica de la planificacin

    en general y de la urbana, en particular. Por lo tanto, el ncleo ideolgico comna los discursos habituales sobre la planificacin urbana es simple y, a miparecer, internacional. Primero: la urbanizacin espontnea es anrquica,gobernada nicamente por los intereses privados. As, esta anarqua engendramales econmicos y sociales. Segundo: por consiguiente, el Estado, el poderpblico, guardin del inters general, debe intervenir para hacerque ste seimponga a los intereses particulares. Debe garantizar un orden urbano msjusto y ms racional, corrigiendo los aspectos negativos de la urbanizacinespontnea. Tercero: por lo tanto, el plan de urbanismo, por una parte, y losservicios pblicos, porotra, van a ser los instrumentos de esta intervencinracional del Estado. Los de derecha dirn que la planificacin urbana realiza el

    inters general, los de una cierta izquierda podrn decir que el Estado no lograrealizarlos, porque los intereses particulares vencen y que no hayverdaderamente planificacin. En cualquiera de las dos versiones, la tesiscentral es la misma: El Estado es asimilado a un sujeto, a un sujeto racional quepersigue una meta, el inters general, y la planificacin es definida como unaestrategia, un conjunto de acciones racionales ajustadas a esa meta.

    El segundo "cuestionamiento", la segunda ruptura epistemolgica para hablarcomo Althusser de la sociologa urbana marxista en Francia se refiereprecisamente a este punto: el Estado no es un sujeto dotado de voluntad, es unconjunto de aparatos que realizan, por un proceso [ciego], por un proceso sin

    sujeto, el inters general de la clase dominante. Hoy, en Francia, esa clasedominante es la oligarqua financiera, fraccin de clase dominante en elcapitalismo monopolista de Estado.

    Esta concepcin del Estado como Estado de clase es sumamente simple en suformulacin terica, sin embargo provoca mltiples "cuestionamientos" en eltrabajo de investigacin. Lo veremos ms adelante. En particular, la polticaurbana, que no puede reducirse a una actividad de planificacin, se convierte enun momento de un proceso social complejo, el de las luchas de clase dondeestn incluidos, en particular, los movimientos sociales urbanos.

    Antes de abordar en forma ms concreta los diferentes aspectos de esta

    urbanizacin y de esta poltica urbana capitalista, quisiera presentar losprincipales resultados tericos a los que hemos llegado.

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    Esta exposicin de las contradicciones de la urbanizacin ser un pocoabstracta. No ser abstracta por la forma terica en que se presenta, ya que labuena teora es concreta, reproduce lo [concreto-pensado]. Ser abstractaporqueslo hemos sabido teorizar un poco nuestra realidad nacional, de la cualhablar poco, pues Francia est lejos.

    1.2 La contradiccin general de la urbanizacin capitalista: planteo de latesis

    Para comenzar voy a formular de manera general la tesis fundamental queluego desarrollar.

    La ciudad constituye una forma de la socializacin capitalista de las fuerzasproductivas. Ella misma es el resultado de la divisin social del trabajo y es unaforma desarrollada de la cooperacin entre unidades de produccin. En otrostrminos, para el capital el valor de uso de la ciudad reside en el hecho de quees una fuerza productiva, porque concentra las condiciones generales de laproduccin capitalista. Estas condiciones generales a su vez son condiciones dela produccin y de la circulacin del capital, y de la produccin de la fuerza detrabajo. Son adems, el resultado del sistema espacial de los procesos deproduccin, de circulacin, de consumo; procesos que cuentan con soportesfsicos, es decir, objetos materiales incorporados al suelo (los inmobiliarios).

    Este sistema espacial constituye un valor de uso especfico, diferenciado delvalor de uso de cada una de sus partes consideradas separadamente; es unvalor de uso complejo que nace del sistema espacial, de la articulacin en el

    espacio de valores de uso elementales.Llamar a esos valores de uso complejo, efectos tiles de aglomeracin.

    En resumen, como sistema espacializado de elementos, la ciudad es una formade socializacin capitalista de las fuerzas productivas. Es el primer elemento dela tesis, el primer trmino de la contradiccin.

    Efectivamente hay contradiccin, puesto que cada uno de los elementos delsistema que constituye la ciudad es un proceso autnomo, el cual tiene comobase un objeto inmobiliario que es producto y que circula de modoindependiente a los otros. Algunos de estos elementos son mercancas

    producidas por el capital, [teniendo como objetivo] la ganancia. Otros elementosen cambio, que el capital no producir, sern [provistos] como valores de uso,no mercancas, gracias a la desvalorizacin del capital pblico.

    Porque los medios de produccin son privados, porque las relaciones deproduccin son capitalistas, los valores de uso [complejos urbanos] estnformados por un proceso ciego, sin sujeto, es decir, el movimiento de bsquedade la ganancia privada de cada polo autnomo de acumulacin. Por tanto, laurbanizacin capitalista es, ante todo, una multitud de procesos privados deapropiacin de espacio. Y cada uno de stos est determinado por las propiasreglas de valorizacin de cada capital particular, de cada fraccin de capital. Enconsecuencia, la reproduccin misma de esas condiciones generales, urbanas,

    de la produccin capitalista se transforma en un problema. No se la puedegarantizar. De ah, la contradiccin entre el movimiento de socializacin

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    Pero las condiciones generales son mucho ms que eso, son la fuerzaproductiva nueva, especfica que constituye la ciudad y de manera msamplia el espacio capitalista.

    Se pueden clasificar estas condiciones generales en dos tipos: las condicionesgenerales de la produccin y de la circulacin del capital, y las condiciones de lareproduccin de la fuerza de trabajo.

    Desde esos dos puntos de vista, la concentracin urbana constituye ante todouna economa de gastos generales para el capital.

    De qu se trata? Sabemos que una parte del capital social no produce valor niplusvala. En la propia produccin, una parte creciente del capital es capitalconstante, no produce valor, sin embargo es indispensable a la produccin.Adems, una parte del capital social est permanentemente comprometida en lacirculacin de mercancas y del dinero. Todos estos elementos, capitalproductivo constante, capital mercanca, capital dinero, son indispensables parala reproduccin, pero son estriles desde el punto de vista de la produccin deplusvala. Ellos pesan sobre la tasa de ganancia general, y sin embargo, exigensu parte de plusvala.

    La carrera a la plusvala relativa va a agravar constantemente el problema.Cada revolucin en las fuerzas productivas implica un salto adelante en lacomposicin orgnica del capital productivo y refuerza la tendencia a ladisminucin de la tasa de ganancia general. Pero, al mismo tiempo, sedesarrollan tendencias contrarias que van a oponerse a la tendenciafundamental de la disminucin de la tasa de ganancia. Es as como, en cadaetapa de la divisin capitalista del trabajo dentro de las unidades de produccin,aparecen nuevas formas de cooperacin espacial entre las unidades de

    produccin.1.3.2 Etapas de la divisin capitalista del trabajo y formas de organizacin delespacio.2

    Quisiera abrir aqu un parntesis para tratar de caracterizar, de manera muyesquemtica, ciertos aspectos de la relacin entre la forma de la produccin ylas formas de organizacin del espacio. El lector conoce, sin duda, las etapasde las relaciones de produccin capitalistas que analiza Marx: cooperacinsimple, manufactura, gran industria. En la poca actual aparece una cuartaetapa: automatizacin.

    La etapa de la cooperacin simple implicaba nicamente el agrupamiento de lostrabajadores en un mismo lugar de produccin. Los oficiales, es decir losobreros muy calificados, efectuaban las mismas tareas que cuando eranproductores independientes: ahora se encontraban bajo el dominio del capital.

    El pasaje de la cooperacin simple a la manufactura provoca una primeraruptura: la parcelacin de las tareas. La manufactura haceperder al trabajadorsu control sobre el proceso del trabajo, pero le deja el de su trabajo individual,de su oficio, y de su herramienta. No obstante, aparece una primeradiferenciacin entre los obreros; por una parte, el obrero completo, elcontramaestre que controla, y por otra, el obrero con un oficio, que ejecuta una

    2 Este desarrollo est basado en los trabajos en curso de Freyssenet, Michel, Centre deSociologie Urbaine, Pars.

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    tarea parcelaria. De esta primera revolucin en la produccin se desprende unaserie de consecuencias.

    En primer trmino, las necesidades de las empresas en mano de obraaumentan, no ya por sumas sucesivas de unidades, sino por multiplicacin. Deall la necesidad de un crecimiento rpido de las reservas de mano de obra, dela poblacin urbana. Pero la fuerza de trabajo sigue siendo calificada. La manode obra puede pasar an libremente de la manufactura capitalista al sectorartesanal. Puede tambin cambiar fcilmente de empresa, en funcin de lasdiferencias de salario. Pero, cuando se fija esta mano de obra, entoncesaparece la vivienda empresarial. Tambin hay que formar esta mano de obra. Yesto se hace posible gracias a que la divisin manufacturera del trabajo permiteformalizar el contenido de las tareas. La escuela y la enseanza profesional sedesarrollan. La empresa privada tiene, entonces, necesidad de equipamientoscolectivos de reproduccin de la fuerza de trabajo.

    La divisin del trabajo dentro de cada manufactura crea la posibilidad de ella

    entre manufacturas. Empresas especializadas van a poder realizar ciertastareas parcelarias, ciertos momentos del proceso de produccin; todos stos searticulan gracias al mercado, pero tambin en el espacio. La concentracinespacial de las manufacturas se transforma en una condicin del aumento de laproductividad de cada una y del conjunto. Por ltimo, dado que la produccintambin aumenta por multiplicacin, deben desarrollarse las condiciones de suventa o sea la localizacin de la produccin en las cercanas de los grandesmercados de consumo, pero igualmente la creacin de una red nacional ymundial de transportes y la especializacin de un capital comercial.

    Las condiciones de la Revolucin Industrial se dan con la manufactura, y

    aqulla se realiza con el paso de sta a la granindustria, cuyo contenidofundamental es bien conocido: El obrero de la manufactura se serva de unaherramienta; de ahora en adelante va a servir a una mquina herramienta.Aparece pues el obrero parcelario y, con l, una descalificacin masiva de unaproporcin creciente de la clase obrera. El obrero calificado sigue siendonecesario para el cuidado y la reparacin de las mquinas. Los ingenieros y lostcnicos aumentan y juegan, en lo sucesivo, un papel fundamental dentro de laproduccin: concebir las mquinas, organizar los sistemas de stas. El sistemaespacial que exige la gran industria es, pues, enteramente nuevo.

    La divisin del trabajo entre el momento de la concepcin y el de la fabricacin,crea la posibilidad de una autonoma de uno y otro en el espacio. Adems,ciertas etapas importantes de esta ltima no requieren sino trabajadores sincalificacin; stos se pueden encontrar fuera de la reserva de mano de obracalificada tradicional, en las pequeas ciudades o en el exterior de lasmetrpolis imperialistas. Por fin, la gran industria constituye en la produccin labase del desarrollo del capital financiero, del monopolista, es decir de la fusindel capital bancario y del industrial en grupos gigantes. El desarrollo desigual enel espacio ya no es slo cuantitativo sino cualitativo. Ciudades enteras, inclusopases, van a desarrollarse no nicamente con base en la propia industria sinoen la gestin de los imperios industriales. Sin embargo, la produccin misma vaa exigir infraestructuras de transporte, de suministro de energa a una escala

    cualitativamente nueva.

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    El paso de la gran industria a la automatizacin lleva al extremo el procesoiniciado: la mquina se vuelve automtica y el trabajador pierde el contacto conla materia para transformarse en vigilante del autmata. Las tareas calificadasque estn ligadas a la mquina-herramienta tienden a desaparecer. Lo mismoocurre con las tareas descalificadas de servicio directo de la mquina, el trabajo

    en cadena. Es as como se generaliza la autonomizacin espacial de laconcepcin y de la fabricacin, y se acelera el abandono de las localizacionesindustriales tradicionales. Aparece entonces una nueva divisin internacional deltrabajo, que es, sin duda alguna, uno de los motores de la actual crisiscapitalista internacional.

    Es evidente que en una sociedad concreta, que en una determinada ciudad,estn presentes simultneamente varias etapas de la divisin capitalista deltrabajo, como asimismo relaciones de produccin precapitalistas. El anlisisconcreto encuentra all un campo sumamente vasto para la investigacin. Paraeste anlisis podemos adelantar una hiptesis que puede ser acertada y

    fecunda: considerar la organizacin espacial como una superposicin y unaarticulacin de varios tipos de espacios productivos, cada uno de los cualescorrespondera a una etapa de la divisin capitalista del trabajo.

    1.3.3 Los tipos de condiciones generales

    Despus de este parntesis, volvamos al concepto de las condiciones generalesde la produccin capitalista.

    Desde el punto de vista de la produccin capitalista, la fuerza productiva

    socializada de la ciudad es un conjunto de elementos bien concretos.Es, ante todo, una concentracin de mano de obra disponible en las diversascalificaciones que la produccin necesita. Esta mano de obra se produce yreproduce gracias a la existencia de medios de consumo socializados, as comode formacin, de aculturacin y encuadramiento, de transporte hacia los lugaresde produccin, etc. La ciudad debe, por lo tanto, proveer al capital lascondiciones de la reproduccin ampliada de la fuerza de trabajo.

    La ciudad es tambin la existencia de un conjunto de medios de produccinpreconstituidos que requieren las empresas industriales: suministro de energa yde agua, medios de transporte de mercancas. Todo esto supone no slo la

    existencia de infraestructuras industriales, sino tambin su funcionamiento,mantenimiento y expansin. La ciudad va entonces a permitir que se excluyande la esfera del capital los sectores no-rentables necesarios a la produccin.

    Sobre esta doble base de la reserva de mano de obra y de las infraestructurasindustriales, la fuerza productiva de la ciudad es el resultado, en fin, de laconexin espacial de las propias empresas industriales. La concentracinespacial favorece las relaciones de interdependencia de cooperacin: estasrelaciones son inestables, ya que se establecen a travs del mercado ydependen del movimiento de la ganancia. No obstante, son esenciales para eldesarrollo de la divisin social del trabajo.

    Es as como la ciudad va a permitir una disminucin de los gastos generales dela circulacin del capital y una reduccin de los tiempos de circulacin dentro y

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    fuera de la produccin. Efectivamente, la urbanizacin no modifica slo lascondiciones de la produccin sino tambin las condiciones de la circulacin delcapital. Por "circulacin del capital" debemos entender tanto la del capitalmercanca como la del capital dinero. Desde este punto de vista laconcentracin urbana permite tambin una economa de "capital de gastos".

    Este concepto, propuesto por Paul Boccara uno de los principales tericosfranceses del capitalismo monopolista de Estado 3,designa la fraccin delcapital comprometida fuera de la produccin y que, sin embargo, es necesaria aella: gestin,comercializacin, formacin, estudios, investigaciones, etc.

    El desarrollo de empresas especializadas en la circulacin y la concentracinespacial de dichas empresas, constituyen una economa de capital de gastosdesde dos puntos de vista. Por una parte, se reducen los gastos de circulacinal aumentar la productividad del trabajo en ese sector y, por otra, se disminuyeel tiempo de la circulacin, es decir la cantidad de capital que permaneceimproductiva.

    Estas observaciones son acertadas desde un punto de vista global, an si sedesarrollan los retiros efectuados por el capital financiero de la plusvala social.En efecto, en el capitalismo monopolista existen, a la vez, dos fenmenos. Elprimero es el aumento de la productividad del trabajo en la circulacin, lo que seopone a la tendencia a disminuir de la tasa de ganancia general. El segundo, esel retiro que efectan los capitales financieros de una parte de la plusvala,superior a la ganancia media, lo que provoca la desvalorizacin de las otrasfracciones del capital social.

    Quisiera concluir rpidamente sobre este concepto de las condiciones generalesde la produccin capitalista. La urbanizacin produce y reproduce las

    condiciones generales que voy a enumerar nuevamente.En primer trmino, hay un conjunto de infraestructuras fsicas necesarias a laproduccin y a los transportes. En segundo, una reserva de mano de obradonde la fuerza de trabajo se reproduce con base en equipamientos colectivosde consumo. En tercer trmino, un conjunto de empresas capitalistas privadas,en el sector productivo o en el sector de la circulacin, cuya cooperacin en elespacio aumenta la productividad. Por ltimo, y es esencialmente igual a lostres elementos ya citados, esas condiciones generales estn constituidas por laarticulacin espacial de esos elementos, por el valor de uso complejo que sedesprende del sistema de todos esos valores de uso simple.

    1.4 Las relaciones de produccin capitalista se contradicen con elmovimiento de socializacin

    Queda por ver, ahora, cmo las relaciones de produccin capitalista entran encontradiccin con ese movimiento de socializacin urbana de las fuerzasproductivas. Por supuesto, tengo que limitarme a las orientaciones generales dela investigacin.

    3 Boccara PauI, Etudes sur le Capitalisme Monopoliste dEtat, sa Crise et son Issve, Ed.Sociales, Paris 1973.

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    1.4.1 Ponencia general

    Hagamos una observacin previa al hecho de que cada empresa considera los

    efectos tiles de aglomeracin como datos exteriores. Esto significa primero,que esos efectos tiles [no] son reproducibles por cada capital particular, pormuy importante y concentrado que ste sea. En consecuencia, la renovacin deesos valores de uso no est comprendido en el propio ciclo de rotacin delcapital. La ciudad no es una mercanca como lo es la materia prima: ningn polode acumulacin controla la formacin de los valores de uso complejo. Encambio el capital puede reproducir las mercancas necesarias para continuar suvalorizacin. Por esta razn, hablar de formacin y no de produccin deefectos tiles de aglomeracin pues aqulla resulta de un proceso ciego yproblemtico.

    Efectivamente varias contradicciones se oponen a esta formacin.En primer lugar, el capital no producir ciertos elementos necesarios al valor deuso complejo: los que no incluyan en s las condiciones de rentabilidad. Luego,la coordinacin espacial de los elementos de valor de uso tropieza con el hechode que cada uno de ellos es producido y circula de manera independiente. Porltimo, el carcter no reproducible y monopolizable de los efectos tiles deaglomeracin va a tener como consecuencia la fijacin de las sobregananciasde localizacin en forma de rentas. Estas rentas del suelo van a devolver alcapital el reflejo de su propio movimiento, e imponer a cada capital particular loslmites de la sobreganancia localizada.

    Veamos ahora cada uno de estos tres puntos.

    1.4.2 El capital noproducir los elementos norentables del valor de usocomplejo urbano

    Para comenzar examinemos los elementos no rentables de este valor de uso.Se trata esencialmente, por una parte, de infraestructuras productivas, y porotra, de equipamientos colectivos de consumo.

    El sistema de vas urbanas, los transportes colectivos, el abastecimiento deenerga y de agua, las redes de evacuacin de los desperdicios, todo estoconstituyen las infraestructuras necesarias a la formacin de los efectos tilesde aglomeracin. Podemos constatar que, en un gran nmero de pasescapitalistas el financiamiento de esas infraestructuras es pblico, o por lo menosparcialmente pblico. En numerosos casos, son ciertos servicios pblicos losque se encargan de su gestin. Por qu?

    En primer lugar, esos valores de uso pueden difcilmente circular comomercancas. En efecto, la mercanca es la articulacin de un valor deintercambio sobre un objeto concreto, un valor de uso. Cuando ste no puedefraccionarse en elementos que puedan circular separadamente, se produce un

    obstculo especfico a su circulacin como mercanca. Es decir, un obstculo ala realizacin mercantilizada de su valor de cambio. Este aspecto es bien

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    conocido. Es el que desarrolla la teora de los llamados "bienes colectivos". Enesta teora se constata que existen bienes no mercantes. Pero se limita aexplicar este hecho por las caractersticas fsicas, tcnicas de los bienes encuestin: su uso no puede ser privado, en el sentido que el uso por unconsumidor no excluye el uso por otros. Esos bienes son inmviles, durables,

    indivisibles, etc. Sin embargo, la experiencia histrica demuestra que esta"explicacin" no basta, la distribucin urbana del agua o de la electricidad no hasido siempre, ni es hoy en todas partes, asegurada por el servicio pblico. Lomismo ocurre con el transporte ferroviario, o el metro. Hoy da hasta hayautopistas de peaje. El carcter no fraccionable del valor de uso es un obstculoa su circulacin mercantilizada, pero es un hecho de que ciertos casos el capitalsupo vencer el obstculo y en otros no.

    Interviene adems un segundo elemento que tambin es decisivo. Es el nivelsumamente elevado de la composicin orgnica del capital en esos sectores, yel periodo sumamente largo de la rotacin de ese capital. Al lmite, el capital

    est enteramente compuesto de capital constante fijo, es el caso de las vas. Sedan entonces dos tipos de consecuencias. Por una parte, una tasa de gananciainterna de ramo extremadamente dbil que slo podra ser compensada por unprecio de produccin muy superior al valor. Esto significa un retiro masivo de laplusvala producida en el resto de la economa. Por otra parte, la imposibilidadde adaptar la produccin a las fluctuaciones cuantitativas de la demanda. Enefecto, el capital comprometido debe poder responder a las necesidades de laeconoma en los periodos de mxima demanda. Sin embargo, no puederetirarse del ramo en los de depresin. Las infraestructuras explotadas en elmodo capitalista sufriran peridicamente una sobreacumulacin masiva. Porltimo, existe un tercer elemento. La explotacin capitalista de las

    infraestructuras presupone la existencia de las actividades econmicas que vana utilizar esas infraestructuras. El capital slo invertir donde ya se dancondiciones de rentabilidad. No invertir en otra parte. Lo que va a bloquear eldesarrollo en las zonas que no lo estn. A raz de esto se produce unadesigualdad en el desarrollo espacial de las infraestructuras: es el crculovicioso de la hiperconcentracin en las megalpolis y del desierto econmico enotras partes. A esto se agregan las contradicciones de la competencia en laszonas rentables: no hay lugar para varias redes. Pero hay mltiples capitalesque desearan realizarlas a condicin, por supuesto, que se den los criteriosde rentabilidad para cada una de ellas.

    Un ltimo elemento es el problema del suelo: las infraestructuras consumen unagran cantidad de suelo, y ese espacio no puede ser objeto de una apropiacinparcelada. Existe un pequeo nmero de localizaciones posibles, y esindispensable apropiarse de manera continua de las zonas coherentes. Estoest fuera del alcance del capital privado sin la intervencin del Estado.

    En estas condiciones, cmo podra el capitalismo producir y reproducir a unaescala siempre ms grande estas infraestructuras, estos valores de uso? En unprimer momento, evidentemente, se apodera de las infraestructuras que haheredado de la historia. Se trata de una herencia gratuita, puesto que esasinfraestructuras son producidas por los modos anteriores de produccin. Pero,hay que renovarlas y, sobre todo, multiplicarlas y adaptarlas a las nuevas

    fuerzas productivas. La primera respuesta capitalista a esas contradicciones esel monopolio. Su implantacin en el terreno de las infraestructuras implica desde

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    ya la intervencin del Estado, ste va a conceder a un solo capitalista larealizacin y la explotacin de una red. Por lo tanto va a contribuir a definir sutrazado, o sea, va a intervenir en la socializacin de la produccin. Va a poner ala disposicin del monopolio su poder de coaccin para liberar los suelosnecesarios. Pero para mantener su tasa de ganancia, el monopolio va a cobrar

    un precio muy elevado al resto de la economa. Va a hacer pagar a lasempresas el uso de las infraestructuras, por lo menos a su precio deproduccin. Se acabaron las "economas externas" ya que los precios relativosa los sectores monopolizados y a la fuerte composicin orgnica van a tender aaumentar.

    Hay una respuesta fundamental a esta contradiccin: la desvalorizacinestructural de todo o de parte delcapital comprometido.

    No es por casualidad que la sociedad por acciones y el mercadofinancieroaparezcan, en el siglo XIX, en los sectores de la infraestructura: los ferrocarriles,los transportes urbanos, la distribucin de agua y de gas y, despus, la de

    electricidad. Como se sabe, la diferenciacin de la tasa de inters y de la deganancia es la primera forma histrica de la desvalorizacin de una fraccin delcapital social. [Pero] eso no basta. En los periodos de sobreacumulacin globalel desarrollo del monopolio arrastra retiros de plusvala que el conjunto de laeconoma soporta cada vez menos. Es el caso de Europa entre 1870 y 1890 y,nuevamente, en el periodo comprendido entre las dos guerras. Es en esos dosltimos periodos donde se desarrolla rpidamente el financiamiento pblico delas infraestructuras: el capital pblico estructuralmente desvalorizado reemplazaal capital privado en los sectores donde la tasa de ganancia interna disminuye.De ese modo se contrarresta por un tiempo la tendencia a la disminucin de latasa del capital privado en su conjunto.

    Sobre el financiamiento pblico de las infraestructuras, deseo hacer dosobservaciones:

    La primera se refiere a las formas del financiamiento pblico. La necesidad deste nace de las contradicciones de la base econmica. Pero sus formasconcretas son muy variables; son el resultado de la historia de la lucha declases y de las relaciones polticas. A partir de la segunda mitad del siglo XIX,sobre todo a partir de 1880, en Inglaterra, en Francia y en Alemania, se entablauna intensa lucha poltica a propsito de las redes urbanas y de los transportes.Lo que est en juego es la eleccin entre la concesin al sector privado ms lasubvencin, o bien el servicio pblico. En esa poca, que de costumbre secaracteriza por el "laissez faire", todos los partidos estn de acuerdo sobre unaintervencin del Estado. Pero, cul intervencin? O bien es el financiamientopblico directo de las ganancias privadas es la tesis de los conservadores yde la mayora de los liberales o bien se trata de que el Estado vuelva acomprar los activos y establezca el financiamiento pblico del servicio pblico.En este caso, se producir la liberacin del capital que podra, por lo tanto,invertirse en otra parte esta es la tesis de los partidarios del "socialismomunicipal", del radicalismo en Francia, de la corriente reformista de la social-democracia en Europa, del socialismo fabiano en Inglaterra. Los desenlaces delconflicto subvencin o municipalizacin han sido diferentes segn los pases.

    Este problema va a plantearse en forma mucho ms general a partir de 1930con las nacionalizaciones industriales en el contexto capitalista.

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    La segunda observacin se refiere al hecho de que sean cuales sean las formasde la desvalorizacin, se da una constante: las fases rentables del ciclo delcapital invertido en las infraestructuras permanecen generalmente privadas;especialmente, la produccin misma de estas infraestructuras sigue siendoprivada en la casi totalidad de los casos. En otros trminos, si bien el Estado

    administra las infraestructuras, stas han sido, en un principio, construidas porel sector privado. El Estado asegura su circulacin, pero no su produccin.Adems, cuando aparece una posible rentabilidad a nivel de la circulacin, lascondiciones polticas pueden permitir un regreso al sector privado de una partedel ciclo con por supuesto, un financiamiento pblico. Es el caso, por ejemplo delas autopistas a peaje. Hay "privatizacin" de lo que antes era servicio pblico,pero aunque sta se d se mantiene una parte de financiamiento pblico, unacombinacin de capitales pblicos desvalorizados y de capitales privadosgeneralmente monopolistas. Las modalidades de la combinacin cuando statiene lugar en una relacin de fuerzas polticas favorable a la burguesamonopolista, conducen a limitar los puntos de insercin del capital privado slo

    a los puntos de elevada rentabilidad en el ciclo de rotacin de conjunto delcapital.

    Hasta ahora he hablado nicamente de las contradicciones que se oponen a lareproduccin en una base capitalista, slo de una parte de las condicionesgenerales de la produccin: las infraestructuras necesarias a la misma y a lacirculacin del capital. Pero, existe una segunda categora: las condicionesgenerales de la reproduccin de la mano de obra, y en especial, losequipamientos colectivos de consumo. No abordaremos este punto en seguida,ya que lo desarrollaremos en detalle en los prximos captulos. Sin embargo,bastar con indicar que los equipamientos colectivos se han transformado en

    condiciones de la reproduccin de la mano de obra. La enseanza y laformacin profesional, la salud, la vivienda, las diversiones, constituyen sectoresdonde el propio desarrollo del capitalismo crea necesidades histricamentenuevas. Estas no pueden satisfacerse a travs del salario o de modos deconsumo exclusivamente privados. Para la gran mayora de la poblacin,excluyendo la burguesa y las clases privilegiadas, no pueden satisfacerse estasnecesidades gracias a la produccin capitalista: tambin all el capital pblicodesvalorizado tendr que pagar esos gastos generales de dicha produccin.Pero, por razones estructurales, el Estado capitalista no lo har sino de maneracuantitativamente insuficiente y cualitativamente inadaptada a las exigenciassociales. Volveremos a hablar de este tema.

    Para cumplir con nuestro propsito bastar formular una proposicin general:ciertos elementos necesarios de los valores de uso urbanos losequipamientos colectivos de consumo van a desarrollarse con un ritmoinsuficiente.

    1.4.3. La bsqueda de la ganancia privada se opone a la formacin del sistemaespacial de elementos que constituye el valor de uso complejo

    Tanto en lo que respecta a las infraestructuras de la produccin y de lacirculacin como a los equipamientos colectivos de consumo, se constata puesque las relaciones capitalistas de produccin obstaculizan el suministro de los

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    valores de uso necesario a la misma. Pero las relaciones capitalistas deproduccin no slo obstaculizan la elaboracin de ciertos elementos del valor deuso complejo, sino que igualmente la propia formacin del valor de usocomplejo. Dificultan la articulacin en el espacio de las infraestructuras, de loslugares de produccin, de los lugares de reproduccin de la mano de obra. Es el

    segundo lmite que las relaciones de produccin capitalistas oponen a lasocializacin urbana de las fuerzas productivas.

    No tengo la costumbre de citar textos "sagrados". Sin embargo, considero tilrecordar un famoso pasaje de Marx que se encuentra en el primer libro de ElCapital:"Mientras que en la manufactura la ley de hierro de la proporcionalidadsomete un nmero determinado de obreros a cumplir funciones determinadas,la casualidad y la arbitrariedad juegan su juego desordenado en la distribucinde los productos y de sus medios de produccin entre los diversos ramos deltrabajo social".

    Por un lado despotismo del capital en el propio seno de la unidad de produccin

    hoy da habra que decir ms bien en el seno del grupo monopolista. Por otroanarqua en las relaciones entre unidades de produccin. Esta oposicin indicaexactamente la contradiccin de la urbanizacin capitalista: cada capital privadobusca la ganancia, pero al hacerlo, obstaculiza la formacin de los efectos tilesde aglomeracin. Esta anarqua de la competencia sigue siendo fundamental,an en la fase del capitalismo de monopolios, aun en la fase del capitalismomonopolista de estado. Todava se agrava ms. Analicemos esto con mayoratencin.

    Es evidente que cada capital busca la ganancia mxima, es decir lasobreganancia. Va a tratar especialmente de apropiarse de las sobreganancias

    de localizacin; invirtiendo en las localizaciones favorables el capital va abeneficiarse de condiciones de rentabilidad superiores a la media, por lo tantode una sobreganancia. Pero no es l quien crea esas condiciones, es el procesociego de la concentracin espacial de los capitales. Quisiera indicar brevementecmo esta bsqueda de la ganancia privada obstaculiza ella misma la formacinde sus condiciones [espaciales].

    Ante todo, la lgica de la concentracin espacial conduce al desarrollo desigualdel espacio. Ciertas zonas del territorio nacional, ciertas zonas de cadaaglomeracin urbana no otorgan al capital las condiciones generales de suvalorizacin: permanecern inexplotadas. Lo que es cierto en el interior de cadapas, lo es tambin por supuesto, a escala del sistema imperialista mundial. Porlo tanto, se da un desarrollo desigual en el espacio y un derroche masivo derecursos, de fuerzas productivas humanas y materiales. El resultado es queesto crea situaciones de penurias sectoriales: permiten a los monopoliosinstalados en el sector concernido beneficiarse de sobreganancias. Pero estemismo hecho pesa sobre latasa de ganancia general. La crisis actual ha dadouna granamplitud a estos fenmenos en el campo de la energa, pero tambinde las materias primas industriales, de la produccin agrcola, etc.

    As, el llamado "sub-desarrollo" no es sino una de las caras de la acumulacindesigual. La otra es la hiperconcentracin del capital en las zonas que leaseguran sobreganancias de localizacin. En esas zonas, la sobreacumulacin

    acarrea costos sociales considerables: atrasos estructurales de losequipamientos colectivos de consumo, saturacin de las infraestructuras, en

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    particular los sistemas de transporte, para no citar sino los fenmenos msgenerales. Esta crisis de las condiciones generales de la produccin setransforma en crisis de los segmentos del aparato del Estado que estn msdirectamente ligadas al suministro de los equipamientos colectivos: lasautoridades locales. Nacen reivindicaciones nuevas, conflictos sociales, con

    base en la degradacin de las condiciones de reproduccin de la mano de obra.Mencionemos adems otro punto que la crisis actual ha puesto a la orden delda en las metrpolis imperialistas: se est constituyendo una nueva divisinnacional e internacional del trabajo. Se expresa particularmente pormovimientos brutales del gran capital financiero e industrial en el espacio.

    La causa fundamental de esos movimientos es la sobreacumulacin queacompaa la terminacin acelerada de la revolucin industrial y el comienzo dela automatizacin: los requerimientos en mano de obra cambian con ladescalificacin y se profundiza la divisin internacional del trabajo dentro de lasfirmas multinacionales. La crisis de sobreacumulacin refuerza el carcter

    especulativo y parasitario del capital monopolista. Los cambios de localizacinde la produccin van a acelerarse a causa de los fenmenos de carcterfinanciero: la especulacin en cuanto a las tasas de cambio, la desigualdad delas ayudas estatales segn los pases, van a transformarse en factoresesenciales de localizacin. El resultado es que, en las metrpolis, se producenimportantes clausuras de fbricas que ocasionan la desvalorizacin de unamasa considerable de capitales en las regiones tocadas de la crisis.

    Vemos pues que la sobreacumulacin monopolista acarrea la desvalorizacindel capital tambin por intermedio del espacio, por la destruccin de efectostiles de aglomeracin.

    El desarrollo desigual de las regiones es un fenmeno que expresa en elespacio los lmites capitalistas de la socializacin de las fuerzas productivas.Estos lmites pueden igualmente captarse al nivel de la operacin de urbanismo,especialmente, en la produccin de las grandes zonas perifricas de nuevaurbanizacin, lo que en Francia llamamos los "grandes conjuntos".

    La urbanizacin perifrica es la creacin a partir de nada salvo la proximidadde una aglomeracin de efectos tiles de aglomeracin. Su formacin estfundada concretamente sobre la realizacin simultnea de infraestructuras y deviviendas, de comercios y de equipamientos colectivos, de medios de transportey eventualmente de empleos. Algunos elementos de este valorde uso

    complejo son rentables desde el punto de vista capitalista, pero cada unopresupone la existencia de los dems. Las viviendas no se pueden vender si nohay comercio y el comercio no es rentable sino gracias a los habitantes. Sinembargo, cada uno de estos elementos es producido y circula en formaindependiente, es la base de la valorizacin de un capital particular. Adems,todos esos elementos privados presuponen la presencia simultnea deelementos pblicos no rentables: no hay valorizacin del capital privado sindesvalorizacin del capital pblico. La penuria global de equipamientoscolectivos, que es estructural en el capitalismo,se transforma en un obstculopara la valorizacin de los capitales particulares. Asimismo, la lgica de larentabilidad de los capitales creadores de empleos puede entrar en

    contradiccin con la de los capitales productores de viviendas.

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    El estudio concreto de las operaciones de urbanizacin puede ser emprendido apartir de la identificacin de esas contradicciones. La planificacin urbanaconstituye una forma de regulacin social de la formacin de efectos tiles deaglomeracin a nivel de la operacin de urbanismo: sus caractersticas y suslmites, en cada periodo, pueden ser analizados con base en el estudio concreto

    de las contradicciones que hacen necesaria la intervencin del Estado.

    1.4.4 Las rentas del suelo, reflejos de la apropiacin privada delos valores deuso urbano, se oponen a la formacin de estos valores

    Ser breve, hoy da al referirme a la tercera forma que adquieren los lmitescapitalistas respecto a la formacin de los valores de uso urbano: las rentas delsuelo, posteriormente volveremos a tocar este tema con ms detalles.

    Slo destacar un punto que considero sumamente importante. Se tiene la

    costumbre de pensar que la renta del suelo modela el espacio y la ciudad, yconstituye el origen de la segregacin urbana. En otros trminos, que lapropiedad privada del suelo es el origen de todos los males de la ciudadcapitalista. Me parece que esta idea es equivocada. Por qu? Porque lasrentas del suelo no son sino reflejos. Si existe la renta del suelo es porqueexiste la diferenciacin en el espacio de las condiciones en cuanto a lavalorizacin de los capitales. Si existe la renta del suelo actualmente es porqueexiste el uso capitalista del espacio y las sobreganancias de localizacin. Estassobreganancias, que van a establecerse en forma de rentas, tienenprecisamente, como origen, el hecho de que los efectos tiles de aglomeracinno son reproducibles y que el acceso a ellos est monopolizado por lapropiedad del suelo. Pero el contenido econmico de esta propiedad del suelo,en el capitalismo, es la sobreganancia del capital. Y la sobreganancia tieneprecisamente como fundamento la apropiacin privada, parcelada, del espacio yla ausencia de control social en cuanto a la formacin de los valores de usourbano. En otras palabras, la renta del suelo devuelve al capital la imagen de supropio movimiento, de su desarrollo desigual. Ella impone a cada capitalparticular las leyes del capital en su conjunto. Despus cuando hable msdetenidamente de las rentas del suelo, tendremos que matizar esta afirmacinque acabo de hacer. Sin embargo, me parece esencial desde un punto de vistaterico: la propiedad del suelo tiende a ser transformada por el capitalismo,

    integrada al modo de produccin dominante. La ganancia domina a la renta y nolo inverso.

    No obstante, las rentas del suelo capitalistas van a transformarse en unmecanismo de asignacin espacial de las actividades: al reflejar la explotacinprivada de los valores de uso urbano, van a obstaculizar a su vez la formacinde stos.

    Se puede constatar que dej de lado en este captulo varios problemasesenciales. Por qu hacen falta equipamientos colectivos de consumo, y porqu el capitalismo que los necesita no los produce? Qu producen las rentasdel suelo y qu contradicciones crean stas? Adems, abordamos el problema

    del papel del Estado de una manera muy limitada. Pero, volver a tocar estosproblemas en los prximos captulos.

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    URBANIZACIN Y REPRODUCCIN DE LA FUERZA DETRABAJO: CONTRADICCIONES DE LA FUERZA DE TRABAJO-MERCANCA Y FUNDAMENTO DEL SISTEMA PUBLICO DEMANTENIMIENTO

    2.1Introduccin: Por qu existe un sistema pblico de mantenimientode la fuerza de trabajo?

    En el captulo anterior esboc una presentacin de conjunto de lascontradicciones de la urbanizacin capitalista. Ese anlisis ha podido parecer

    bastante abstracto, pero creo que a pesar de eso permite llevar a caboinvestigaciones empricas en mltiples direcciones. Por otra parte, quisierasubrayar el hecho que esas proposiciones tericas no han cado del cielo (oms bien dicho, no son el resultado de una exgesis escolstica de los textosclsicos de Marx): han sido construidas colectivamente en investigacionesconcretas, por lo tanto evolucionarn con nuevas investigaciones concretas.

    Ahora, resumamos brevemente el fruto de esos anlisis.

    Primer punto: La urbanizacin capitalista es una forma de socializacin de lasfuerzas productivas; crea las condiciones generales, socializadas, de lareproduccin ampliada del capital. Esas condiciones generales conciernen

    por una parte a la produccin y circulacin del valor, y, por otra, a lareproduccin de lo que crea el valor: la fuerza de trabajo.

    Segundo punto: Las relaciones capitalistas de produccin entran encontradiccin con ese movimiento de socializacin, esencialmente por dosrazones: la bsqueda de la ganancia privada conduce el capital a no producirciertos elementos urbanos necesarios y se opone al control social de laformacin del sistema espacial de esos elementos. A estas dos razones hayque agregar que las rentas del suelo, que expresan esa ltima contradiccin,pueden tambin agravarla.

    Hasta ahora dej de lado un punto esencial: el capitalismo crea la necesidad

    de equipamientos colectivos de consumo y, al mismo tiempo, limitacuantitativa y cualitativamente su produccin.

    A ese tema voy a dedicar este captulo y el siguiente. La reflexin acerca delos equipamientos colectivos de consumo nos permitir volver en seguida enforma menos incompleta al papel del Estado en los procesos deurbanizacin.

    Para la ideologa dominante, los equipamientos de consumo y las rentas detransferencia no plantean mayores, problemas. Hoy en da, es totalmentenatural que el Estado intervenga para proporcionar a la poblacin escuelas,viviendas sociales, hospitales, seguros de enfermedad o de vejez por lo

    menos en todos los casos en que la iniciativa privada no logra hacerlo ellamisma. El Estado es, para esa ideologa, el representante del inters general

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    y debe, por lo tanto, corregir los efectos negativos del libre juego de losintereses particulares. Asume, pues, una funcin de redistribucin de unaparte del producto social, o sea: el impuesto y las rentas de transferencia,poniendo un poco ms de justicia en la reparticin espontnea, "natural", delos ingresos directos. Actualmente, ya no existen Estados capitalistas que no

    pretendan ser, por lo menos un poco, un "Welfare State". Es, por lo dems, elsigno de la elevacin general del nivel de vida, del acceso a la sociedad deconsumo. Por consiguiente, el Estado constata las carencias del libre juegodel mercado, mide las necesidades que se desprenden de l, establecenormas de equipamientos y, progresivamente, las realiza en beneficio detodos, especialmente de los ms desfavorecidos.

    No insistir en el hecho de que esta ideologa del Estado-providencia sedesmiente dramticamente por los hechos: la miseria existe, a escalamundial evidentemente, pero tambin de manera masiva en los pasescapitalistas ms desarrollados. En stos, el freno de los gastos pblicos de

    consumo socializado es general desde hace varios aos. La crisis actualrevela estos fenmenos con mucha evidencia. Sin embargo, la ideologaoficial, cuyas grandes caractersticas acabo de recordar se apoya sobre unarealidad: el desarrollo, durante largos periodos, de la produccin o de lagestin estatal de los medios de consumo colectivo. Esta realidad planteauna problema terico: por qu esa intervencin del Estado del capital en elcampo del consumo?

    Para poder abordar correctamente este tema hay que empezar por analizarlas relaciones entre produccin y consumo en el sistema capitalista, y, enforma ms precisa, las relaciones entre la explotacin y el consumo de lostrabajadores.

    Nos dedicaremos a mostrar que la aparicin de un sistema socializado estatalpara el mantenimiento de la fuerza de trabajotiene una raz profunda: lacontradiccin entre el estatuto de mercanca de la fuerza de trabajo y lasexigencias objetivas de la reproduccin de los trabajadores4.

    2.2Planteo general de las contradicciones de la fuerza de trabajo-mercanca

    Es necesario partir de conceptos bien conocidos: los recordar slo parapoder sacar las consecuencias que nos interesan en este momento.

    En el modo de produccin capitalista, los productores no son sino fuerza detrabajo; slo existen para el capital en la medida en que ste los necesitapara producir valor y plusvala. Esta fuerza de trabajo es una mercanca ysta tiene un precio, el salario.

    Esto no est de ningn modo inscrito en la naturaleza de las cosas: es elresultado de las relaciones capitalistas de produccin. El capital y el salarioson relaciones sociales. Su fundamento es la separacin de los productores yde los medios de produccin. Esta separacin tiene una gnesis histrica y

    4Lo esencial de este captulo se apoya en Grevet. P., Besoins Populaires et FinancementPublic, Ed. Sociales, Pars, 1976, 562 p.

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    sigue reproducindose y ahondndose con el desarrollo histrico de esemodo de produccin. De un lado estn los que poseen los medios deproduccin y del otro los que slo poseen su fuerza de trabajo. Todos losmatices que requiere el anlisis concreto de las clases sociales en elcapitalismo no pueden sino partir de esa relacin social fundamental.

    El resultado es que el trabajador slo existe como momento del ciclo delcapital, es decir como fuerza de trabajo; y sta es una mercanca, o sea laarticulacin de un valor de uso y de un valor de cambio. Su valor de uso esproducir valor de cambio. Y su valor de cambio es el valor del conjunto debienes necesarios para su reproduccin como fuerza de trabajo. No obstante,este valor de cambio de la fuerza de trabajo va a adquirir una nueva forma, ladel salario, es decir el precio de la fuerza de trabajo.

    Vamos a analizar ahora las contradicciones que nacen del hecho de que lafuerza de trabajo es una mercanca. Es efectivamente el fundamento, atravs de mediaciones complejas, de la necesidad del suministro pblico de

    equipamientos colectivos de consumo y, en forma ms amplia, de laimplantacin de un sistema socializado de mantenimiento de la fuerza detrabajo.

    2.2.1 La contradiccin de la mercanca en general

    Antes de analizar esta mercanca particular que es la fuerza de trabajo,volvamos a la contradiccin general de la mercanca, de toda mercanca:

    Lo que caracteriza la produccin mercantilizada no es el hecho de que hayadivisin del trabajo o intercambio de las actividades. Esto es lo propio de todaproduccin humana con, por supuesto, diferentes grados de desarrollo. Entodas las sociedades existe un intercambio de las actividades entre loshombres para cumplir con el conjunto de las tareas sociales. Estas tareassociales se definen siempre, en un momento dado, por las caractersticas delas fuerzas productivas y de las relaciones sociales. En efecto, stasdeterminan las tareas que son necesarias para la sobrevivencia y eldesarrollo de la sociedad dentro de las relaciones sociales determinadas quela organizan. Lo que es propio de la economa mercantilizada es el hecho deque este intercambio general de las actividades se realiza en forma de

    intercambio de productos, que son el resultado de las actividades, es decir,en forma de intercambio de mercancas. A nivel de las apariencias se haceun intercambio de productos; en realidad, se intercambian las actividades delos productores. Se presentan los productos como independientes de susproductores.

    El hecho de que el intercambio de las actividades se realice en forma deintercambio de productos afecta forzosamente la finalidad de la produccin.Esta finalidad no puede ser la de participar directamente en satisfacer lasnecesidades de la colectividad o las de los productores. La finalidad esvender productos, cambiarlos contra un equivalente: en las primeras formasde la produccin mercantilizada se cambiaban por cualquier otro productoparticular; en las formas ms desarrolladas, por un equivalente general, unamercanca especializada en esa funcin, el dinero. La produccin

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    mercantilizada es una produccin de productos destinados al intercambio yasea con otros productos o con un equivalente general. Es as como losproductos se transforman en mercancas.

    La produccin mercantilizada supone, por supuesto, un grado suficiente deespecializacin de los productores en actividades diferentes. Pero eso nobasta.Es tambin necesario que las relaciones sociales comprendan unaseparacin entre productores, aunque sean interdependientes. La propiedadprivada de los medios de produccin y, por lo tanto, tambin de losproductores, constituye la forma ms neta, pero no la nica, de dichaseparacin. La propiedad privada de los medios de produccin y de losproductos crea la necesidad del intercambio de los productos para que losrequerimientos socialmente determinados encuentren respuesta.

    Por consiguiente, en las relaciones mercantilizadas de produccin, todotrabajo reviste un doble carcter, el privado y el social. Es privado, por laseparacin entre las unidades de produccin. Pero a la vez es social, ya que

    constituye un elemento de la divisin social del trabajo, hay dependenciarecproca entre los productores por el propio hecho de su especializacin. Envista de ese doble carcter, la naturaleza social de un determinado trabajo nopuede aparecer inmediatamente; se efecta en una unidad de produccinparticular, y nada garantiza, que responda efectivamente a una demandasocial. Es el intercambio el que va a verificar el carcter social de dichotrabajo.

    La existencia del valor resulta de ese doble carcter del trabajo. Losdiferentes trabajos no se transforman en elementos del trabajo social sinodespus. Es en el intercambio de los productos que se contrata, si tienen o

    no un valor de uso y, por lo tanto, si tienen o no un valor de cambio y cul

    5

    .

    El valor de una mercanca particular no va a ser, pues, el tiempo de trabajoque efectivamente se ha tomado para producirla, sino el reconocidosocialmente como necesario para producirla. En consecuencia, la ley delvalor gobierna la produccin: en efecto, regula la asignacin de los diferentesproductores a las diversas actividades productivas. Pero aparecer slo en lacirculacin, en el intercambio de las mercancas. Y adems, aparecertransformada en sistema de precios, es decir las relaciones de intercambioentre cada categora de mercancas y el equivalente general, el dinero.

    Resumamos en algunas frases este anlisis clsico: la contradiccin de la

    mercanca reside en el hecho de que el reconocimiento del carcter social delos trabajos privados interviene despus de la produccin, en la circulacin.El nico valor de uso que se le reconoce al producto es lo que una sociedadconcreta necesita, en un momento dado, para su reproduccin. El nico valorde cambio que se le reconoce a la mercanca es lo que socialmente senecesita para producirla en una sociedad concreta. Adems, ese valor decambio slo aparece en forma de precio y se sabe que la regulacin de stepor el valor se realiza a travs de lasdistancias entre uno y otro, que seanulan constantemente y se reproducen constantemente.

    Ilustremos rpidamente estas proposiciones abstractas. Existen productos alos cuales, en un momento dado, la sociedad no reconoce valor de uso: el

    5 Grevet, P., op. cit. Se hicieron algunas modificaciones a la forma de la exposicin.

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    capitalismo quema caf en las calderas de las locomotoras, bota excedentesagrcolas al basural, condena al cementerio mquinas nuevas. En cambio,existen bienes que objetivamente hacen falta, pero que no pueden sersocialmente reconocidos como necesarios; por lo tanto, no son productos. Unejemplo tpico es la vivienda de los trabajadores. Por otra parte, hay

    productos que se venden por encima de su precio, pero tambin por debajode su precio de produccin individual: en este ltimo caso, una parte deltiempo de trabajo efectivo no ha creado valor, no es reconocido socialmentecomo valor de cambio.

    2.2.2 Los dos aspectos de la contradiccin de la fuerza de trabajo-mercanca

    Ahora bien, la fuerza de trabajo-mercanca tambin va a presentar esascontradicciones de la mercanca en general, por supuesto en formas

    especficas. Ya que, ustedes lo saben, se trata de una mercanca totalmenteparticular: su consumo es la produccin, su valor de uso es producir valor decambio y producir ms valor que su propio valor, es decir producir plusvala.

    La transformacin de los productores en mercanca por el capitalismoconforta una contradiccin fundamental. El carcter de mercanca de lafuerza de trabajo va a oponerse a la reproduccin ampliada de la fuerza detrabajo. Por supuesto que socialmente esta contradiccin estructural seexpresa en las luchas de clase. Desde un punto de vista analtico, lacontradiccin de la fuerza de trabajo-mercanca comprende dos aspectos.

    El primero proviene del hecho que el valor de cambio de la fuerza de trabajo

    no incluye el conjunto de las necesidades histricas de los productores:"El valor de cambio de la fuerza de trabajo est determinado por el valor delas mercancas y de los servicios, necesarios para la reconstitucin y lareproduccin de dicha fuerza de trabajo. Y la fuerza de trabajo es nicamentela capacidad humana que debe ser puesta en marcha para asegurar lavalorizacin del capital en un momento dado del desarrollo histrico de lasfuerzas productivas y de la sociedad.

    El valor de cambio de la fuerza de trabajo no corresponde, pues, a lasatisfaccin del conjunto de las necesidades de los productores. Correspondeslo a las necesidades que deben satisfacerse en un momento determinado

    para que el productor pueda crear plusvala y valorizar el capital. Lasnecesidades no se satisfacen por ellas mismas, sino en la medida en que seconsideran necesarias para que la explotacin pueda proseguirse. Porconsiguiente, si la mercanca-fuerza de trabajo no encuentra comprador, si nopresenta un valor de uso para un capitalista, existeen vano. No puedereproducirse. Una fuerza de trabajo con cierta calificacin no encuentracomprador, salvo si su uso se considera rentable para un determinadocapital. Es la condicin para que una fuerza de trabajo tenga valor y un valorde cierta amplitud. Cuando, por ejemplo, en su movimiento el capital suprimealgunos empleos, las fuerzas de trabajo correspondientes, con suscualidades concretas, pueden perder parte o la totalidad de su valor. Los

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    trabajadores implicados pueden ser descalificados, o simplementetransformarse en cesantes6.

    En efecto, un segundo aspecto de la contradiccin resulta del hecho de queel valor de la fuerza de trabajo no aparece de inmediato a la superficie.Aparece transformado en una forma precio, el salario: esta forma precio es laexpresin monetaria del valor de cambio. Cuando, bajo el efecto de laacumulacin del capital, una fraccin de la fuerza de trabajo social seencuentra sin valor de uso inmediato para los capitalistas, la ausencia devalor de cambio, de salario pagado, traduce el no-reconocimiento social delvalor de esa fraccin. Por lo tanto, la forma salario no es un reflejo pasivo,mecnico, del valor de cambio de la fuerza de trabajo. Juega un papelesencial para asegurar la subordinacin del trabajo al capital, la sumisin delos trabajadores a la explotacin y a los imperativos de la valorizacin y de laacumulacin del capital. Expresa efectivamente el hecho de que elreconocimiento del valor de la fuerza de trabajo y, por lo tanto, la posibilidad

    de renovacin de esta, estn subordinados, para un capitalista, a laexistencia de un valor de uso de dicha fuerza.

    En apariencia, la forma salario se presenta como un precio pagadoindividualmente al asalariado contra un determinado 'trabajo'. Esta aparienciaengaa, puesto que lo que se ha pagado no es el trabajo, sino la fuerza detrabajo. Pero esta apariencia tambin expresa una realidad: significa que loque tiene un precio, no es la fuerza de trabajo en general, sino la fuerza detrabajo que logra efectivamente venderse"7.Adems, la forma salario implicala posibilidad de una distancia entre precio y valor: estas distancias juegan unpapel importante en la acumulacin.Primero, hacen posible lasobreexplotacin de los trabajadores, que se puede definir por el hecho de

    que el precio de la fuerza de trabajo puede ser, en ciertas condiciones,inferior a su valor de cambio. Segundo, estas distancias precio-valor impulsanlas transformaciones de la fuerza de trabajo social, las calificaciones, etc., ylas modificaciones de su reparticin entre ramos, entre pases y regiones,que requiere la acumulacin del capital.

    La forma salario da margen, pues, a un movimiento que, permanentemente,distancia el precio del valor y vuelve a acercarlo.

    A costa de innumerables miserias y de enormes desperdicios de recursos, elsalario constituye pues, una forma particular de estmulo y de regulacin delas fuerzas productivas humanas, lo cual responde a la lgica del rgimencapitalista. Por consiguiente, es posible analizar la contradiccin de la formamercantilizada de la fuerza de trabajo bajo dos aspectos: por un lado, unaparte de las necesidades de los productores no es socialmente reconocida enel valor de cambio de la fuerza de trabajo; hay una contradiccinnecesidades-valor de cambio. Por otro lado, el salario, el precio de la fuerzade trabajo, puede alejarse de su valor de cambio: las propias caractersticasde la forma salario tienden hacia ese resultado y existe una contradiccinvalor de cambio-salario.

    6Ib. Se hicieron algunas modificaciones a la forma de la exposicin.7Ib., con modificaciones.

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    Por lo tanto, voy a desarrollar sucesivamente estos dos puntos, comenzandopor el segundo, que es el ms aparente.

    2.3Efectos de la forma salario: la contradiccin entre salario y valor de

    cambio de la fuerza de trabajo

    Hemos visto que el salario es el precio de la fuerza de trabajo, lacontrapartida en moneda de los bienes necesarios al mantenimiento de cadaproductor como fuerza de trabajo individual. Es una de las relaciones dedistribucin del producto social caracterstica del sistema capitalista. El hechode que el valor de cambio tome la forma precio trae consecuenciasespecficas: el salario juega un papel activo en la organizacin de laexplotacin y del consumo. Subrayemos los principales efectos de la formasalario.

    2.3.1 Salario y reproduccin de la subordinacin del trabajo al capital

    Ante todo, el salario garantiza la permanencia del dominio del capital sobre eltrabajo. El salario no puede asegurar, mal que bien, sino la reproduccininmediata de la fuerza de trabajo. El patrn le da al asalariado los mediospara vivir hoy, pero no maana. Para que la reproduccin sea continua, laventa de la fuerza de trabajo debe, pues, renovarse permanentemente; estoasegura asimismo la renovacin continua de la subordinacin del trabajo al

    capital. Desde ese punto de vista, todas las formas de distribucin delproducto social a los trabajadores que no pasen por el salario causan unproblema al capital. Pueden a veces permitir a los trabajadores escapar,parcial o temporalmente, del dominio del capital. Es el caso cuando todo, oparte, de los consumos necesarios son producidos por los propiostrabajadores: el autoabastecimiento de productos alimenticios por losobreros-campesinos permite, por un lado, disminuir los salarios, porque unaparte del valor de la fuerza de trabajo est cubierta por otra forma que es elsalario. Pero, por otro lado, puede reforzar la capacidad de resistencia de lostrabajadores. Asimismo, la socializacin de la distribucin de una parte de losmedios necesarios para el mantenimiento de los trabajadores puede volverlos

    menos dependientes del capital: la burguesa que, en numerosos pases, hadebido conceder asignaciones familiares o asignaciones de cesanta, sequeja de que todas estas rentas de transferencia vuelven perezosos a lostrabajadores. Lo que importa, pues, es que esa suma no permita que losbeneficiarios escapen a la obligacin de ir a trabajar.

    2.3.2 Salario y aumento de la plusvala absoluta

    Un segundo aspecto del salario es que es posible utilizarlo como instrumento

    activo para alargar el tiempo de trabajo, para intensificarlo, es decir, paraaumentar la plusvala absoluta. El nivel y las formas del salario estimulan la

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    fuerza de trabajo a crear ms valor durante el tiempo en que es compradapor el capital. En efecto, el salario oculta el valor. Crea la ilusin de que eltrabajador vende su trabajo y no su fuerza de trabajo. Por lo tanto, las formasde salario van a permitir aumentar el trabajo efectuado: las horasextraordinarias, el salario por rendimiento, son medios para intensificar el

    trabajo o aumentar su duracin. La experiencia demuestra que an si a cortoplazo, esos sistemas aumentan el salario global, la ley del valor terminasiempre por ganar: tarde o temprano los salarios volvern al nivel del valor decambio, mientras que la cantidad de trabajo efectuado ha aumentado.

    Es as como el salario se sita dentro de la relacin que se establece, entre eltrabajador y su trabajo, entre el trabajador yla produccin en el rgimencapitalista. El salario y sus formas son decisivos para forzar a lostrabajadores a un trabajo destinado a valorizar el capital, para obligarlos aproducir plusvala en una proporcin superior.

    2.3.3 Salario y aumento de la plusvala relativa: contradiccin entre salario yvalor de cambio

    Un tercer aspecto del salario es que puede establecerse por debajo del valorde cambio de la fuerza de trabajo. Entendmonos bien: an si la fuerza detrabajo es pagada a su "justo precio" con un salario que expresa exactamentesu valor de cambio, existe explotacin, ya que el capital se apropia siempredel excedente del valor creado por la fuerza de trabajo sobre el valor de estafuerza de trabajo. Pero el salario puede tambin establecerse por debajo dedicho valor: hay entonces sobreexplotacin. El salario es, en ese caso, unagente activo de la disminucin del tiempo de trabajo necesario en relacin altiempo de trabajo total del aumento de la parte del trabajo no pagado sobre eltotal del trabajo efectuado.

    Efectivamente, la regulacin del precio por el valor de cambio no es deningn modo automtica: Ella se opera a travs de la lucha de clases. Esclaro que "la presin sobre el salario es una forma concreta decisiva delahorro sistemtico sobre el mantenimiento del trabajo vivo para inflar laplusvala. Los capitalistas que disponen de medios de produccin tratan depagar salarios lo ms bajo posible, por su parte los trabajadores actan ensentido inverso. En un momento dado y teniendo en cuenta todos los otros

    elementos (la situacin del mercado, del trabajo, etc.), es la lucha social laque fija el salario y, por lo tanto, el grado de la [cobertura] mercantilizada delas necesidades:

    "En este enfrentamiento, la forma salario es ella misma un arma poderosa enmanos del capital. El salario es pagado individualmente al trabajador. Porcierto, conquistas obreras como la sindicalizacin, las negociacionescolectivas, [atenan] el aislamiento del trabajador frente al capital. Pero, apesar de eso, el salario es pagado individualmente. Esto expresa unarealidad objetiva: la competencia en el mercado del trabajo entre asalariados,competencia que el capital trata permanentemente de reproducir y de

    organizar, en tanto que los trabajadores tratan de limitar sus efectos. Estarealidad de la competencia contribuye a asegurar la subordinacin del trabajo

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    al capital y el fortalecimiento de la explotacin. El salario opone y une a la veza los trabajadores ya que su situacin es comn. El movimiento obrero seapoya en factores objetivos esenciales de unidad para combatir los efectosde los factores de divisin, igualmente objetivos, que facilitan el desarrollo dela explotacin de todos"8.

    En esas condiciones, existe una ley que tiende a que el salario se establezcapor debajo del valor de intercambio de la fuerza de trabajo. Como todas esasleyes, produce tendencias contrarias y no es observable empricamente entodos los periodos histricos ni por todas las categoras de trabajadores.

    Tocamos aqu un problema importante que es objeto de polmicas desde queel capitalismo existe y, especialmente, en su ltima larga fase de crecimientoentre 1950 y 1970. Globalmente, en los pases capitalistas avanzados, elpoder de compra de los asalariados ha aumentado en ese periodo. En otraspalabras, ha aumentado la cantidad de mercancas que los trabajadorespodan comprar con su salario directo. Es evidente que el anlisis completo

    de ese fenmeno sobrepasa ampliamente el tema que quisiera abordar aqu.

    2.3.4 Parntesis acerca del carcter histrico de las necesidades

    Slo har un breve parntesis sobre el carcter histrico de las necesidadessociales. En efecto, el alza de los salarios reales debe relacionarse con elaumento del valor de la fuerza de trabajo, es decir con las transformacioneshistricas de las necesidades, o sea, de las exigencias objetivas de lareproduccin:

    "La economa poltica acadmica, en todas sus variantes, separaabsolutamente el consumidor del productor: ambos son considerados comosujetos racionales, ajeno el uno del otro, cuando es evidente que se trata delos mismos hombres y mujeres.

    En esa perspectiva, el consumidor es un sujeto que dispone de una ciertacantidad de dinero, su 'renta', lo que destina a la compra de un cierto nmerode mercancas que se le propone. Su carcter racional est definido por labsqueda de la 'maximizacin de la utilidad', ella misma funcin del 'sistemade preferencias'. Se tiene, pues, definicin del consumo como compra demercancas y, de hecho, los estudios sobre los gastos de consumo: a la

    compra de [qu] mercancas los consumidores destinan su renta?La necesidad de estudiar los gastos de consumo es indiscutible. En efecto, lamercanca es la forma dominante de circulacin del producto social, y elsalario el medio principal para la fuerzade trabajo de asegurar sureproduccin. Entonces es importantsimo saber lo que los trabajadorespueden comprar, cul es su poder de compra y lo que efectivamentecompran.

    Sin embargo, la debilidad estructural de esta perspectiva clsica acerca delos problemas de consumo reside en que elimina completamente lo principal:Qu son las necesidades? Cmo se determinan histricamente? Las

    8Ib., con modificaciones.

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    necesidades como reflejo de las exigencias objetivas de la reproduccin de lafuerza de trabajo son reemplazadas por las 'preferencias' o 'sistemas devalores' estrictamente subjetivos: se sitan, por lo tanto, fuera del campo dela explicacin cientfica. Por consiguiente, se puede concluir que cuandocrece la renta 'consumible' aumenta la satisfaccin, mejora el 'nivel de vida'.

    Es el argumento clsico: miren todos esos coches en las calles, todos esos'frigidaires' en las casas; ya ven que la gente vive cada vez mejor.

    Pero he aqu que el postulado 'ms mercancas equivale a mayorsatisfaccin' es un postulado falso, porque 'olvida' precisamente dosfenmenos: la transformacin de las necesidades y la transformacin de lascondiciones sociales generales de la reproduccin de la fuerza de trabajo.Olvida que las exigencias objetivas de la reproduccin de la fuerza de trabajocambian y, consecuentemente, el valor de sta"9.

    Las necesidades cambian, por una parte, a causa de las condiciones de laexplotacin; por otra, por las condiciones generales del consumo. Ilustrar

    sucesivamente estos dos puntos:"Consideremos una categora particular de obreros o de empleados ysupongamos que el poder de compra de su salario haya aumentado en unlargo periodo. Si queremos conocer las consecuencias reales de eseaumento, debemos ante todo, considerar la evolucin de las exigenciasobjetivas que resultan de los cambios en las propias condiciones de laexplotacin. Ahora bien, para atenerse a las determinaciones ms directas,en la gran mayora de los casos ha habido aumento de las cadencias, de laintensidad del trabajo.

    Es difcil hacer aparecer en las estadsticas este aumento de la intensidad del

    trabajo: se mide, por ejemplo, el aumento anual de la productividad portrabajador, por ramo de actividad; pero este aumento de la productividad deltrabajo general e importante es a la vez el resultado del aumento delritmo del trabajo, de las cadencias de la reduccin de los 'tiempos muertos' y,de la transformacin tcnica progresiva de los procedimientos de fabricacin,transformacin y acumulacin del capital fijo.

    En cambio, todos los estudios monogrficos muestran la amplitud de dichaintensificacin, en ausencia o con motivo de cambios tecnolgicos. Y losmovimientos reivindicativos que revelan los problemas ms serios para lostrabajadores, han subrayado suficientemente el caso de las cadencias

    infernales para que