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EIA Desvío Playa Lobería Vol I 4.1-1 4.0 SÍNTESIS DE LÍNEA BASE 4.1 LÍNEA BASE FÍSICA En este capítulo se examina, como síntesis de línea base física, las condiciones de estabilidad y riesgo físico, que presenta el área donde se proyecta construir un desvío del gasoducto Camisea - Lima, en la costa, que parte aproximadamente desde la localidad de Humay, en la margen izquierda del río Pisco, para dirigirse hacia el litoral costero, al sector de Playa Lobería, ubicada al sur de la ciudad de Pisco, con una longitud aproximada de 39,5 km. La evaluación consiste en establecer juicios valorativos sobre la mayor o menor calidad de los distintos medios físicos, con respecto a las probabilidades de daños materiales o riesgo que el medio puede causar a las obras, instalaciones y personal del proyecto, como también a que el desarrollo del mismo proyecto pueda ocasionar cambios en la dinámica del medio físico, con impactos no deseados en el entorno ambiental y social. El establecimiento de los juicios de valor se efectúa sobre la base de algunas disciplinas, como geomorfología, clima y geología principalmente, pero se incorporan además criterios prácticos de otras disciplinas como hidrología, suelos y uso de la tierra, para obtener análisis integrados que permiten calificar de manera cualitativa los distintos medios en que se llevaran a cabo las obras. El análisis de estabilidad geodinámica y riesgo físico, se acompaña de un mapa a escala 1:50 000 (mapa 4.1-1). El cuadro 4.1-1 de síntesis muestra las unidades de estabilidad y riesgo identificadas en el área.

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EIA Desvío Playa Lobería Vol I 4.1-1

4.0

SÍNTESIS DE LÍNEA BASE

4.1 LÍNEA BASE FÍSICA

En este capítulo se examina, como síntesis de línea base física, las condiciones de estabilidad y riesgo físico, que presenta el área donde se proyecta construir un desvío del gasoducto Camisea - Lima, en la costa, que parte aproximadamente desde la localidad de Humay, en la margen izquierda del río Pisco, para dirigirse hacia el litoral costero, al sector de Playa Lobería, ubicada al sur de la ciudad de Pisco, con una longitud aproximada de 39,5 km. La evaluación consiste en establecer juicios valorativos sobre la mayor o menor calidad de los distintos medios físicos, con respecto a las probabilidades de daños materiales o riesgo que el medio puede causar a las obras, instalaciones y personal del proyecto, como también a que el desarrollo del mismo proyecto pueda ocasionar cambios en la dinámica del medio físico, con impactos no deseados en el entorno ambiental y social. El establecimiento de los juicios de valor se efectúa sobre la base de algunas disciplinas, como geomorfología, clima y geología principalmente, pero se incorporan además criterios prácticos de otras disciplinas como hidrología, suelos y uso de la tierra, para obtener análisis integrados que permiten calificar de manera cualitativa los distintos medios en que se llevaran a cabo las obras. El análisis de estabilidad geodinámica y riesgo físico, se acompaña de un mapa a escala 1:50 000 (mapa 4.1-1). El cuadro 4.1-1 de síntesis muestra las unidades de estabilidad y riesgo identificadas en el área.

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Cuadro 4.1-1 Unidades de Estabilidad y Riesgo Físico (Playa Lobería)

Incidencia en el Trazo Estabilidad y Riesgo Físico Unidad Cartográfica Símbolo Longitud

(km) Area en

DDV (ha)

Area de Estudio

(ha)

Llanuras eriazas E-1 9,88 29,69 3 801,47 Áreas Estables Llanura aluvial cultivada del valle

del río Pisco E-2 - - 633,95

Llanuras y Colinas de cobertura eólica activa LI-1 24,68 74,03 5 393,14 Áreas Ligeramente

Inestables Llanuras eólicas de napas freáticas superficiales LI-2 3,18 9,52 988,64

Áreas Ligera a Medianamente

Inestables Colinas de Cobertura arenosa y grandes dunas. LMI-1 1,75 5,27 1 705,07

Áreas Inestables Llano inundable del río Pisco de régimen permanente I-1 - - 178,09

4.1.1 CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DEL MEDIO FÍSICO

4.1.1.1 Clima

Las características climáticas del área donde se construirá el desvío, son elementos determinantes que definen el área como un conjunto físico básicamente estable, desde el punto de vista de la probabilidad de ocurrencias de riesgos de geodinámica externa. La razón de la marcada estabilidad, es que el clima de la costa sur del país es extremadamente desértico, uno de los más áridos del planeta, donde las ocurrencias de anomalías climáticas se suceden esporádica e irregularmente en periodos que pueden abarcar varias decenas de años entre ellas, y que incluso, estas anomalías generalmente no implican tampoco riesgos geodinámicos mayores, puesto que no producen lluvias severas, salvo notables cambios térmicos o pequeñas precipitaciones pluviales dispersas. En cambio, el viento puede constituirse esporádicamente en un agente de riesgo de cierta importancia. El análisis de los elementos climáticos promedio presenta para las 3/4 partes del área (con excepción de los primeros kilómetros) una característica de desierto litoral bien definida con veranos de diciembre a marzo, bastante soleados y cálidos, casi carentes de lluvias, con temperaturas máximas absolutas de 31 a 32 °C a mínimas de 15 °C, con inviernos muy nublados (nieblas bajas advectivas) y sensación de permanente frío, donde las máximas son de 20 a 21°C para días despejados, y las mínimas de 11 a 12 °C para las madrugadas más frías de los meses invernales de junio a setiembre. La precipitación (como puede verse en el capítulo de Clima) esta mayoritariamente concentrada en invierno, pero se trata más de una garúa muy fina debida a las nieblas advectivas provenientes del litoral, que de lluvias propiamente dichas, por lo que el total de precipitaciones de estos meses no pasa por lo general de 20 mm, los demás meses (abril-mayo, y octubre-noviembre) tienen condiciones intermedias donde alternan días soleados o parcialmente nublados con ligeras lloviznas.

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Mapa 4.1-1 Estabilidad Física

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La mayor parte del año, los vientos son débiles, con brisas que no pasan generalmente de 20 a 30 km/h. Pero con frecuencia se suceden vientos relativamente fuertes, de los llamados vientos Paracas, que se forman por las diferencias barométricas que hay principalmente entre las pampas interiores y el mar amplio y poco profundo de la bahía de Paracas. Estos vientos pasan de 60 km/h, y en ocasiones pueden incluso sobrepasar los 80 km/h, particularmente durante los meses de agosto. Cabe indicar que durante las temporadas de fuerte viento, desaparece el estrato de neblinas invernales para predominar tiempos soleados y frescos. Para los fines de este análisis, se establece que las condiciones climáticas son bastante estables, con débiles variaciones térmicas a lo largo del año, condiciones que tampoco varían en proporciones considerables cuando se presentan las anomalías climáticas más extremas. Esta estabilidad excluye los vientos Paracas, que se constituyen en un agente erosivo activo capaz de producir formas dinámicas en el relieve, pero que sin embargo, el viento tampoco representa riesgos especialmente considerable para el proyecto, puesto que sus máximas intensidades históricas no son nunca de naturaleza huracanada, (de valores superiores a 120 km/h). En este contexto, las acciones erosivas que realizan los vientos Paracas se efectivizan únicamente en la remoción y acumulación de partículas pequeñas, del diámetro de arenas medias a gruesas como máximo. Con respecto a la estabilidad climática y riesgo geodinámico, el elemento que más interesa es la precipitación pluvial, la cual durante los meses de invierno tiene un carácter advectivo de lluvia horizontal, de nieblas, no de lluvias verdaderas que puedan causar acciones erosivas, y en los veranos, estas lluvias prácticamente están ausentes. Sin embargo, durante años de anomalías climáticas, como en los eventos El Niño, suelen presentarse algunas precipitaciones veraniegas, las cuales pueden durar unos minutos u horas, con magnitudes diversas, pero generalmente muy bajas, de las cuales no se tienen datos medianamente precisos. Pero aún en esos casos, se trata de lluvias que ocurren sobre zonas arenosas altamente permeables, que reducen el potencial de escorrentía, al punto que, con excepción del río Pisco, no existe una sola quebrada con régimen ni siquiera esporádico que escurra sobre el área. Entonces las acciones erosivas debidas al agua corriente son de carácter sumamente episódico sobre la mayor parte del área del trazado; que a la escala de décadas pueden ocurrir algunas lluvias erosivas que se expanden sobre las llanuras desérticas. Una parte minoritaria del trazo, correspondiente a los primeros kilómetros, se halla en un medio climático transicional al desierto costero interior, donde las nieblas invernales son poco frecuentes, con predominancia de días soleados la mayor parte del año. Esto se debe a la mayor lejanía del litoral, desde donde provienen las neblinas que se quedan en gran parte en las llanuras de la parte terminal del trazado. Aparte de esta diferencia no hay mayores cambios en esta zona, ya que las lluvias son igual de episódicas y débiles, y más bien los vientos Paracas van perdiendo paulatinamente su fuerza a medida que se aleja del litoral y se acerca a las vertientes montañosas del piso inferior andino.

4.1.1.2 Geología y Geomorfología

En una visión de conjunto, la geología y geomorfología del trazado presentan dos conjuntos morfológicos: las llanuras de formaciones sueltas de rellenos cuaternarios, que constituyen casi el 90% del trazado, y las esporádicas formaciones líticas de compactas rocas pre cuaternarias, recubiertas por capas de arena eólica.

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Los rellenos cuaternarios son de distinto origen y composición. Al inicio del trazado, se tiene llanuras inclinadas de 5 a 10% de pendiente, de formaciones torrenciales, que consisten de bancos semiestratificados de bloques y gravas angulosas y semirodadas, con arenas y limos, dejados por antiguas corrientes de agua del tipo huaycos. Se tienen también los depósitos fluviales del río Pisco, en llanuras de 0 a 5% de pendiente, consistentes en bloques y gravas redondeadas, en bancos estratificados que incluyen lentes de arena y limo. Estos depósitos se disponen en niveles de terrazas llanas y escalonadas, separadas entre sí por taludes de unos pocos metros de altura, donde la terraza más baja es la que actualmente constituye el lecho inundable del río Pisco, donde deposita sus materiales de crecida. Los niveles superiores no son inundables, y constituyeron en el pasado geológico reciente, los antiguos niveles de inundación. A los depósitos fluviales le siguen, en dirección al litoral, extensas acumulaciones de arena eólica, dispuestas en llanuras de 0 a 15% de pendiente, que cubren en profundidad antiguas formaciones aluviales y marinas. Estas acumulaciones eólicas son actualmente activas, es decir que sus partículas superficiales están en constante remoción y arrastre lento en dirección al interior del continente, pero también, cuando alcanzan un cierto espesor, tienden a ser sobreexcavadas por el mismo viento para formar relieves ondulados y colinosos de arenas y dunas arenosas. Es un ambiente activo, que incluye sectores donde los llanos eólicos son aprovechados parcialmente con cultivos dispersos regados con aguas freáticas. Cerca del litoral, aparecen las llanuras de directo origen marino, es decir que su superficie arenosa se ha formado a partir de emersiones geológicas recientes de antiguos fondos marinos, superficies que constituyen los llamados tablazos del departamento de Ica. Sobre estas llanuras también actúan los vientos, y especialmente los vientos Paracas, que eliminan de superficie las partículas más finas, para acumularlas en el interior de las llanuras y estribaciones de la cordillera andina, pero son superficies muy llanas, sin accidentes de dunas ni disecciones notables. Entre las llanuras eólicas, aparecen localmente pequeñas colinas, de más de 15% de pendiente, la mayoría de las cuales corresponde a afloramientos del substrato geológico precuaternario, de rocas ya sean intrusivas del batolito costero, o arenosas y calcáreas de formaciones sedimentarias terciarias del substrato. La presencia de estos afloramientos no es directa, ya que están cubiertas por arena eólica de unos metros de espesor. Tanto los distintos tipos de relleno cuaternario, como los relieves colinosos formados por el substrato se encuentran representados en los mapas geológico y geomorfológico. Pero su carácter de estabilidad y riesgo geodinámico externo es básicamente el mismo: el de constituir ambientes mayoritariamente estables, con ciertos problemas generales debidos por un lado a la acción de los vientos Paracas, y por otro a la presencia de una napa freática bastante cercana a la superficie en parte del trazado. A estos problemas de carácter general para buena parte del trazado, hay que añadir un caso particular, en la presencia de un pequeño sector de alta inestabilidad, referido a la parte sujeta al dinamismo fluvial actual del río Pisco. Naturalmente todas estas situaciones se acompañan a la vez del elevado riesgo sísmico característico de la costa peruana. En efecto, desde el punto de vista de la geodinámica externa, todos estos ambientes son estables con ligeras variaciones entre ellos, ya que las llanuras de material suelto y desprovistas de cobertura vegetal protectiva, potencialmente sensibles a la erosión por el agua corriente, se encuentran bajo las condiciones desérticas estables ya descritas, donde son muy

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raras las lluvias significativas. Asimismo, las llanuras tienen un material arenoso altamente permeable, que en el hipotético caso de que ocurran lluvias las aguas infiltran bastante rápido, evitándose de este modo que las escorrentías avancen mayores distancias erosionando las llanuras. Únicamente el viento resulta un agente activo, el cual a la escala de varios años puede cubrir de arena pequeñas depresiones de orden métrico, como también excavarlas. El viento puede acumular dunas en pocos años, del mismo modo que puede sobresedimentar alimentándose de sectores amplios artificialmente removidos. Pero esta actividad eólica, aún siendo considerable, no es generadora de riesgos que puedan significar algún tipo de desastre. En este sentido, el viento introduce en las llanuras y colinas eólicas un factor de ligera inestabilidad. En cuanto a los sismos, se sabe que estos pueden alcanzar en el área magnitudes de 8 y hasta 8,5 y aceleraciones máximas (g) que van de 0,42 a 0,44 para 475 años de periodo de retorno, lo que remarca la elevada inestabilidad geodinámica interna de la costa. Pero la actividad sísmica es muy aleatoria y poco predecible al estado del conocimiento mundial actual. La zona costera centro sur del país, paso por varios eventos sísmicos con magnitudes superiores a 7, en los años 1966, 1970 y 1974 (previamente uno cercano a 8 en 1940), uno con magnitud 6,5 en 1997 que destruyó la ciudad de Nazca y otro con magnitud 6,9 en el 2001 que afectó Camaná y zonas aledañas. La sismicidad tiene distintos efectos según los materiales que atraviesa, siendo menos dañinos o destructivos en las formaciones rocosas compactas de colinas, donde la resistencia de las rocas es muy alta a las deformaciones producibles por las ondas, pero estas colinas son escasas en el trazado. La resistencia sísmica es menor en las llanuras de cubrimiento eólico moderno, poco compacto, como el que existe en casi toda el área. También se incrementa el riesgo sísmico superficial si hay napas freáticas cerca de la superficie, como sucede en parte del trazado. Para el caso del proyecto, la actividad sísmica representa un riesgo sobre todo para la fase de operaciones, ya que las obras se ejecutaran en terrenos abiertos y despoblados, mayormente llanos, es decir que no hay mayores riesgos para la seguridad de las personas que laboran. En cambio la fase de operaciones puede presentar el riesgo inesperado de roturas de las tuberías por efecto de los sismos mayores.

4.1.1.3 Hidrología

En concordancia con el régimen desértico, en el área no existe ningún curso fluvial activo que atraviese el trazado del ducto. Sólo el río Pisco, aparece en los alrededores del inicio del desvío, y sus caudales se originan en las lluvias ocurrentes en la sierra, generalmente en altitudes superiores a 2 500 msnm, es decir es una región completamente desértica. El río Pisco tiene caudales máximos de crecida superiores a 600 m3/s pero puede llegar a menos de 1 m3/s para los registros de los meses y años más secos. Esta característica de torrencialidad, propia de los ríos costeros, define lechos amplios y divagantes, que en algunos momentos de la estación lluviosa tienen tasas erosivas severas, capaces de socavar y hacer retroceder orillas a escalas métricas anuales. Este es el sector de marcado dinamismo erosivo, donde la inestabilidad geodinámica puede ser muy alta por los caudales de crecientes, donde las actividades de construcción tienen que

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ser especialmente cuidadosas para evitar riesgos a las obras, y riesgos al medio ambiente por contaminación y alteración del cauce. Las napas freáticas son otro elemento hidrológico importante en el trazado, ya que en una parte de este, las napas se hallan bastante superficiales, a profundidades que van entre 3 y 10 m. Por lo tanto, se hallan en un nivel en que las excavaciones para los ductos pueden ejercer alguna influencia sobre las napas, las mismas, que introducen un elemento de inestabilidad y riesgo, principalmente de tipo ecológico y social, en parte de las llanuras del trazado, que requieren igualmente de medidas específicas a fin de minimizar dichos riesgos.

4.1.1.4 Suelos y Uso de la Tierra

Este aspecto considera sobre todo el valor de la tierra en términos actuales y potenciales, en cuanto a sus posibilidades de uso y aprovechamiento. Desde esta perspectiva, hay que destacar que gran parte de los suelos del área (más del 90%) son tierras cuya calidad agrológica va de baja hasta improductivas, ya que incluyen sectores de llanuras y colinas eriazas, arenosas o salinas, que limitan sus potencialidades. Una fracción minoritaria de tierras en el trazado, esta formada por suelos aluviales del valle del río Pisco, que cuenta con aportes hídricos para el riego. En este caso los suelos tienen, mejor textura y menor salinidad, así como una mejor fertilidad natural y capacidad de intercambio catiónico que los suelos puramente arenosos de las llanuras. De otro lado, las condiciones topográficas de llanura, en el valle, crean condiciones mecanizables para el agro. El clima poco contrastado favorece las posibilidades de obtención de cosechas todo el año, y la cercanía del gran mercado de la capital, y ciudades locales, como las posibilidades de transporte rápido de productos, son factores que en conjunto hacen que estos suelos sean altamente productivos, como lo son los suelos aluviales en toda la costa. Otra fracción de tierras, también minoritaria, corresponde a sectores de las llanuras eólicas interiores, donde la napa freática es relativamente superficial, lo que permite cierta actividad de riego, con la consiguiente aparición de terrenos de cultivo más o menos disperso, y de actividad agrícola, más o menos temporal o permanente según las posibilidades de extracción. Estas tierras tienen menores aptitudes agronómicas que las tierras de valle, pero un riego altamente tecnificado y conducido, puede hacerlas productivas, en razón de otros factores sociales y económicos de la zona. Si bien la construcción del gasoducto, no impide la utilización de tierras agrícolas ubicadas sobre las tuberías enterradas, es cierto que algunos daños se producirán irremediablemente sobre estas tierras productivas, principalmente durante la fase de construcción. Pero se trata de un porcentaje de tierras muy reducido, de poco menos de 0,4 km de longitud del trazado, lo que representa alrededor del 1% de su longitud.

4.1.2 ANÁLISIS INTEGRADO DE ESTABILIDAD Y RIESGO FÍSICO

Las consideraciones planteadas suponen una buena estabilidad geodinámica para la mayor parte del área, con ligeros problemas de tipo erosivo, así como la probabilidad de afectación de tierras de valor agrario en proporciones limitadas. Si bien el componente de inestabilidad

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sísmico está presente en todo el área, las repercusiones en el proyecto son mínimas en la fase de obras, debiéndose tener en cuenta para la fase de operaciones. Desde el punto de vista de la geodinámica externa y del valor agrario actual y potencial de las tierras en el recorrido de desvío, las unidades espaciales reconocidas en el mapa de estabilidad geodinámica y riesgo físico para el trazo del desvío Playa Lobería serían las siguientes:

4.1.2.1 Áreas Estables

Estas áreas no tienen problemas erosivos sensibles, y la mayor parte del tiempo se comportan como superficies plenamente estables. Ni las aguas corrientes ni el viento significan riesgos mayores, salvo eventualidades de baja magnitud. Dentro de las áreas estables se puede reconocer las siguientes unidades: Llanuras Eríazas (Símbolo E-1 en el mapa) Son las planicies desérticas, de llanuras muy regulares, con pendientes que no pasan de 2 y 4%, que tienen muy pocas huellas erosivas debidas a esporádicas escorrentías, y más bien, el viento actúa localmente cubriendo con arenas recientes las leves depresiones topográficas. Son áreas estables donde las eventuales lluvias que puedan suceder en años excepcionales filtran rápidamente en las voluminosas formaciones sueltas. De otro lado, los vientos Paracas actúan en la zona bajo un mayoritario proceso de arrastre de partículas hacía el interior del continente. Por su carácter de llanuras de material suelto, no presentan mayores dificultades al trabajo operativo en la construcción, ni demandan espacios para construcción de caminos de acceso. No generan riesgo de desestabilización de taludes y el trabajo operativo no demanda uso de explosivos, por lo que estas áreas estables resultan medios de fácil trabajo. Comprenden un total de 9,96 km de longitud, es decir el 25,3% de la longitud del desvío. En cuanto a áreas, las llanuras eriazas totalizan 3 801,47 ha, de las poco más de 12 000 ha evaluadas como área de estudio. De éstas, el proyecto empleará como Derecho de Vía (DDV) solamente 29,69 ha. Llanuras de valles cultivados (Símbolo E-2 en el mapa) Esta unidad es parte de las topografías llanas de los valles costeros artificialmente irrigados, que constituyen tierras actualmente utilizadas en el agro. En el área este tipo de tierras corresponde a una pequeña parte de la margen derecha del valle del río Pisco, y son sumamente estables desde el punto de vista geodinámico, tanto por el clima desértico y horizontalidad del relieve, como por el propio hecho de estar cultivadas, lo que minimiza la acción del viento. Estas áreas no representan tampoco dificultades operacionales mayores al proyecto, puesto que son terrenos llanos de material suelto, que no requieren voladuras ni construir mayores caminos de acceso, pero a diferencia de las llanuras eriazas, éstas tienen un valor económico, social y ecológico mucho mayor, ya que en su mayor parte se trata de terrenos de buena calidad agrológica, que cuentan generalmente con infraestructuras de riego, y que sostienen la vida económica de una importante población.

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Los terrenos de esta unidad se presentan en 2,22 km del trazado, que representan el 5,6% de la longitud del desvío. Con respecto a áreas, las llanuras de valle cultivadas del río Pisco totalizan 633,95 ha, de las poco más de 12 000 ha evaluadas como área de estudio. Estas tierras no serán utilizadas por el proyecto como Derecho de Vía (DDV).

4.1.2.2 Áreas Ligeramente Inestables

Son la mayor parte del trazado, que corresponden a un grupo de formas de relieve agrupadas en dos categorías, siendo las siguientes: Llanuras y disecciones de cobertura eólica activa (Símbolo LI-1en el mapa) Son las llanuras eriazas, ligeramente accidentadas por disecciones, dunas y pequeñas ondulaciones y colinas, que tienen una cobertura eólica importante y más o menos profunda, donde las pendientes dominantes son irregulares, de 5 a 15%. En estas zonas la ligera inestabilidad esta dada por la masiva cobertura de arenas eólicas sueltas, sujetas a la remoción frecuente que realizan los vientos Paracas, sobre todo durante los meses de invierno. Las arenas cambian de ubicación, para formar nuevas dunas, o parte de otras anteriores, el viento puede sobreexcavar en terrenos de anterior deposición eólica, o acumularse al pie de las pequeñas colinas. Por su carácter de llanuras de material arenoso suelto, no presentan mayores dificultades al trabajo operativo en la construcción, ni demandan espacios para construcción de caminos de acceso. El trabajo operativo no demanda tampoco uso de explosivos, pero en cambio hay un cierto riesgo de desestabilización de taludes por el mismo hecho de la inconsistencia de las coberturas de arena en las pendientes intermedias de las llanuras onduladas y colinas de esta zona. Son zonas que requieren cierto manejo, para minimizar la relativa inestabilidad. Comprenden un total de 24,68 km de longitud, es decir el 62,48 % de la longitud del trazado. Llanuras Eólicas de Napas Freáticas Superficiales (Símbolo L1-2 en el mapa) Son llanuras de cobertura eólica arenosa, de topografía bastante regular, pendiente predominante de 0 a 5% con accidentes topográficos menores frecuentes, de dunas pequeñas de aproximadamente 1 a 2 m de altura, que tienen como característica la de presentar una napa freática, alimentada por el río Pisco, poco profunda, entre 3 y 10 m de profundidad, razón por la cual es utilizada en proporciones variables para formar terrenos agrícolas relativamente dispersos y/o temporales. Este hecho determina un elemento de inestabilidad física potencial, porque las napas se hallan a profundidades que teóricamente podrían verse afectadas por alguna contaminación debida a las obras, o a eventuales rupturas y fugas de condensados. Es un sector atravesado por el trazo de 3,18 km de longitud, que corresponde al 8,05% de la longitud del desvío proyectado.

4.1.2.3 Áreas Ligera a Medianamente Inestables

No obstante que las condiciones desérticas y topografía poco agreste son condiciones que reducen notablemente los riesgos físicos erosivos, algunos sectores del desierto costero tienen una relativa inestabilidad, debido a accidentes topográficos locales o acumulaciones de

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material muy suelto. Por ello, en el mapa del Desvío Lobería se ha identificado ciertas formas fisiográficas en este nivel de cierta inestabilidad, bajo el denominativo siguiente: Colinas de cobertura arenosa y grandes dunas (Símbolo LMI-1 en el mapa) Son los sectores internos del desierto y llanuras costeras, donde los accidentes topográficos formados por pequeñas colinas y estribaciones andinas, están cubiertos por gruesas acumulaciones de arena eólica activa, con numerosas dunas y campos de dunas móviles. Estos terrenos eriazos, son bastante fáciles de trabajar para los fines del proyecto, por la escasa consistencia de los materiales de relleno, pero en cambio, la cierta pendiente y el volumen de las acumulaciones, propicia condiciones de inestabilidad, sobre todo en taludes de arena eólica suelta: Asimismo, los accidentes obligan al empleo local de explosivos. Como se ve en el mapa, la gran mayoría de estas acumulaciones es evitada por el trazo, el cual los debe atravesar solamente en 1,75 km,, que representa menos del 4,5% de su longitud.

4.1.2.4 Áreas Inestables

Hay un único sector de elevado dinamismo erosivo y riesgo geodinámico, que es el siguiente: Llano Inundable del Río Pisco de Régimen Permanente (Símbolo I-1 en el mapa) Como su nombre indica es el sector aledaño al único río del área, el río Pisco, que tiene un régimen permanente, y durante las mayores crecidas tiende a desbordar. La inundabilidad estacional o esporádica es la base de la inestabilidad geodinámica de éstas áreas, que contienen una vegetación ribereña importante. Durante las crecidas la capacidad de socavamiento de las áreas inundables puede causar el desplome de taludes de zonas altas no inundables, como sucede en el área del trazado, en la margen izquierda del río Pisco. En este sentido, se trata de áreas que deben ser manejadas como parte integrante de los ríos, donde los caudales deben cuidarse de la contaminación, y donde eventuales trabajos pueden generar variaciones hidrodinámicas que pueden modificar las acciones erosivas. Cabe indicar que este sector de importancia ecológica y de elevada inestabilidad geodinámica, influencia en el trazo del Desvío sólo indirectamente, ya que este ducto se inicia en la margen izquierda del río Pisco, y no cruza en ningún punto el lecho inundable.

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4.0 SÍNTESIS DE LÍNEA BASE ........................................................................................4.1-1

4.1 LÍNEA BASE FÍSICA.........................................................................................4.1-1 4.1.1 Características Básicas del Medio Físico .....................................................4.1-2

4.1.1.1 Clima ........................................................................................................4.1-2 4.1.1.2 Geología y Geomorfología.......................................................................4.1-5 4.1.1.3 Hidrología.................................................................................................4.1-7 4.1.1.4 Suelos y Uso de la Tierra .........................................................................4.1-8

4.1.2 Análisis Integrado de Estabilidad y Riesgo Físico.......................................4.1-8 4.1.2.1 Áreas Estables ..........................................................................................4.1-9 4.1.2.2 Áreas Ligeramente Inestables ................................................................4.1-10 4.1.2.3 Áreas Ligera a Medianamente Inestables...............................................4.1-10 4.1.2.4 Áreas Inestables......................................................................................4.1-11

Cuadro 4.1-1 Unidades de Estabilidad y Riesgo Físico (Playa Lobería) .......................4.1-2 Mapa 4.1-1 Estabilidad Física .........................................................................................4.1-3