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Adviento 2013 Tercer domingo – ciclo A

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Adviento 2013

Tercer domingo – ciclo A

…¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús

respondió: Id a anunciar a Juan lo que

estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los

cojos andan, los leprosos quedan

limpios y los sordos oyen… Y ¡dichoso el

que no pierde su confianza en mí!

Mt 11, 2-11.

La secuencia de Isaías (35, 1-10) es un canto a la esperanza. El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará el páramo y la

estepa, florecerá como flor de narciso… Son las notas que anuncian del Mesías. Como agua en el desierto, dará nueva vida

y sentido a la Creación.

Este tercer domingo de Adviento posee un tinte de alegría y fiesta ante la venida del Señor. Los

cristianos estamos llamados a vivir alegres porque nuestra esperanza se tornará en gozo. Viene aquel

que todo lo cambia y lo renueva.

Los discípulos de Juan van a preguntar a Jesús si él es el que ha de venir. Jesús responde con

palabras del profeta Isaías: los ciegos ven, los cojos caminan… y a los pobres se les anuncia el

Reino de Dios.

La llegada de Jesús revoluciona nuestra vida.Él puede cambiar nuestra existencia y convertirla, alejar las oscuridades y convertir nuestra vida en un canto de esperanza.

Cuántas personas son ciegas porque no saben contemplar la realidad desde los ojos de Dios. Dejan pasar los atisbos, las señales de Dios a su alrededor. Perder el don de la vista es dramático… pero ¿no es más terrible que nuestra vista se aparte del Creador.Sin embargo, él puede abrirnos los ojos del alma.

Los sordos oyen¿Sabemos escuchar la melodía de Dios en nuestra vida? Inmersos en el ruido, somos

incapaces de reconocer el susurro divino que impregna nuestra existencia… Pero Jesús

puede abrirnos el oído interior.

Los cojos caminanEstando sanos, parecemos inválidos. Podemos correr y nos quedamos quietos. Tenemos miedo de ir hacia los demás. La inseguridad nos paraliza. Cuánta gente vive

parapléjica de alma, teniendo los pies sanos. Dios puede despertar el corazón dormido y

empujarnos a correr hacia él… presente en los demás.

Los leprosos quedan limpios

Estamos manchados por el egoísmo. Nuestra dermis

espiritual está sucia porque no deja que el oxígeno de Dios llegue

hasta el último rincón de nuestra vida. Pero la gracia divina puede

lavarnos y hacer que nuestra alma recupere la

transparencia.

A los pobres se les anuncia el Reino…¡Qué alegría recibir el evangelio! Dios nos ama, Dios está con nosotros. Cambia nuestras vidas.

La tristeza se vuelve alegría; a angustia, esperanza; el odio, amor; la desconfianza, fe.

Los cristianos hemos de ser pedagogos de la esperanza. Ya no somos profetas, somos hijos de Dios. Ya no somos mensajeros, somos testigos.

Ya no hablamos del que ha de venir, sino del que habita entre nosotros, de su presencia viva y palpitante.

Juan Bautista cerró una etapa: la del hombre esperanzado que aguarda.

Jesús inaugura una etapa

nueva: la del hombre que

vive en brazos de Dios.

Textos: Joaquín Iglesias Aranda.http://homilias.blogspot.com

Adviento 2013