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William Hernández Hurtado Teoría crítica y cosmopolitismo ¿Habermas o Fraser? 20 Versiones 2.° época, n° 3 enero - junio de 2013 Medellín issn 1794-127X pp. 20-46 Teoría crítica y cosmopolitismo ¿Habermas o Fraser? Critical Theory and cosmopolitism ¿Habermas o Frase? Por: William Hernández Hurtado Universidad Nacional Mayor de San Marcos [email protected] Resumen: Actualmente el proceso de globalización ha desestructurado el Estado-nación como horizonte de la comprensión de las identidades colectivas y los problemas de justicia. Para los seguidores de la teoría crítica esto es muy importante porque afecta los parámetros en que se debe enmarcar la comprensión del capitalismo. En ese sentido son destacables los trabajos de Jürgen Habermas y Nancy Fraser. El objetivo de este artículo es poner de manifiesto que la desterritorialización y la internacionalización de la esfera pública, en ambos autores, exigen de los sujetos involucrados en la deliberación pública procesos transnacionales de integración social y una identidad colectiva cosmopolita. Sin embargo, es en el caso de Fraser donde su cosmopolitismo está menos presto a convertirse en una herramienta de normalización. Palabras clave: Teoría crítica, identidad cosmopolita, justicia, esfera pública, Estado- nación. Abstract: Currently, the process of globalization has disassembled the nation-state as the horizon of understanding the collective identities and troubles of justice. This is important for critical thinkers, because this affects the criterions by which the capitalism is understood. In this way, the works of Jürgen Habermas and Nancy Fraser are highlighted. My aim in this paper is to argue that the deterritorialization and the internationalization of the public sphere, both in Habermas and Fraser, demand that involved subjects within the public deliberation can undertake a process of transnational integration and a collective understanding in postnational terms. However, Fraser’s cosmopolitism is less liable to become a tool of normalization. Keywords: Critical Theory, cosmopolitan identity, justice, public sphere, nation-state.

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  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    20 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    Critical Theory and cosmopolitism Habermas o Frase?

    Por: William Hernndez Hurtado

    Universidad Nacional Mayor de San Marcos

    [email protected]

    Resumen: Actualmente el proceso de globalizacin ha desestructurado el Estado-nacin

    como horizonte de la comprensin de las identidades colectivas y los problemas de justicia.

    Para los seguidores de la teora crtica esto es muy importante porque afecta los

    parmetros en que se debe enmarcar la comprensin del capitalismo. En ese sentido son

    destacables los trabajos de Jrgen Habermas y Nancy Fraser. El objetivo de este artculo

    es poner de manifiesto que la desterritorializacin y la internacionalizacin de la esfera

    pblica, en ambos autores, exigen de los sujetos involucrados en la deliberacin pblica

    procesos transnacionales de integracin social y una identidad colectiva cosmopolita. Sin

    embargo, es en el caso de Fraser donde su cosmopolitismo est menos presto a convertirse

    en una herramienta de normalizacin.

    Palabras clave: Teora crtica, identidad cosmopolita, justicia, esfera pblica, Estado-

    nacin.

    Abstract: Currently, the process of globalization has disassembled the nation-state as the

    horizon of understanding the collective identities and troubles of justice. This is important

    for critical thinkers, because this affects the criterions by which the capitalism is

    understood. In this way, the works of Jrgen Habermas and Nancy Fraser are highlighted.

    My aim in this paper is to argue that the deterritorialization and the internationalization of

    the public sphere, both in Habermas and Fraser, demand that involved subjects within the

    public deliberation can undertake a process of transnational integration and a collective

    understanding in postnational terms. However, Frasers cosmopolitism is less liable to

    become a tool of normalization.

    Keywords: Critical Theory, cosmopolitan identity, justice, public sphere, nation-state.

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    21 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    Durante la mayor parte del siglo XX las discusiones en filosofa poltica tienen como

    horizonte el Estado-nacin. Sin embargo, en la actualidad el monopolio del poder que

    sigui al trmino de la Guerra Fra, el calentamiento global, la crisis econmica, el

    terrorismo internacional, etc. son problemas que sobrepasan las fronteras de los Estados

    nacionales. Esta reconfiguracin del espacio poltico est relacionada con el cambio de

    perspectiva sobre las identidades colectivas. Estas ya no pueden seguir siendo entendidas

    nicamente en los trminos rgidos nacionales.

    En ese sentido Jrgen Habermas, teniendo presente los alcances de la Unin Europea, ha

    elaborado una propuesta cosmopolita susceptible de inters. Por otro lado, Nancy Fraser ha

    construido una teora de la justicia adecuada a los tiempos de globalizacin. Aunque los

    trabajos de Habermas y Fraser tienen objetivos distintos, tienen en comn dos puntos

    relevantes: ambos se asumen representantes de la teora crtica, y ambos suponen un

    concepto de identidad cosmopolita.

    El propsito de este artculo es confrontar las teoras de Habermas y Fraser para tomar una

    posicin respecto a cul de las dos posee una propuesta cosmopolita ms prometedora para

    los fines de la teora crtica. Para ello sostendr que, si bien en Habermas es explcita la

    idea de una identidad cosmopolita, tambin una idea similar est implcita en la teora de la

    justicia de Fraser.En una primera parte expondr la propuesta de Habermas (I).

    Seguidamente har lo propio con la teora de la justicia de Fraser (II). Finalmente plantear

    un balance, defender un concepto de identidad cosmopolita implcito en la teora de Fraser

    y sostendr que este, al contrario que en Habermas, se encuentra menos susceptible de

    convertirse en un instrumento de normalizacin poltica (III).

    I El patriotismo constitucional de Jrgen Habermas

    No tanto la actualidad de la discusin sobre el efecto de la globalizacin en las identidades

    colectivas como el afn persistente de llevar a cabo los ideales de la Ilustracin, es lo que

    conduce a Habermas a reflexionar sobre las bases slidas para pensar actualmente en una

    identidad cosmopolita. El referente clsico es Kant, el referente contemporneo es la Unin

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    22 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    Europea y el objetivo es la reilustracin dialgica1 del derecho internacional como

    trnsito a un derecho cosmopolita.

    1.1 El ideal kantiano en la actualidad

    El ideal de Kant es la conformacin de un orden jurdico internacional que, respetando la

    soberana de los Estados nacionales, consiga su efectiva cooperacin colectiva para la

    eliminacin definitiva de la guerra como medio de solucin de los conflictos (cf. Kant,

    1998). A pesar de las comprensibles limitaciones histricas del proyecto kantiano,

    Habermas cree que se pueden rastrear algunas seales en la historia del siglo XX que

    permitan reconocer su vigencia (cf. Habermas, 1999, pp. 153-161). En la modernidad la

    identidad colectiva ya no puede estar afirmada solo en trminos ticos, religiosos, culturales

    o tnicos. En sociedades complejas hay que depositar la identidad en un nivel

    postconvencional desde donde se pueda reflexionar sobre sus propios fundamentos. Kant

    tena la idea de que la relacin estratgica entre los Estados nacionales pudiera ser

    sobrepasada por un Derecho que prohba la guerra, prohibicin que sera el principio para

    un orden social cosmopolita. Eso es lo que Habermas rescata principalmente.

    El punto fundamental del derecho cosmopolita radica en que al pasar por encima de las

    cabezas de los sujetos colectivos del derecho internacional alcanza la posicin de los

    sujetos jurdicos individuales y fundamenta para estos la pertenencia no mediatizada a la

    asociacin de ciudadanos del mundo libres e iguales (cf. Ibd., p. 164).

    Aislada la guerra se abra un escenario ms prometedor para la integracin de los Estados a

    esta situacin cosmopolita. Sin embargo, la actualidad presenta altos retos a este ideal. La

    actuacin de EEUU, durante el gobierno de George Bush, frente a Irak, tiene para

    Habermas un significado mayor al de solo un episodio histrico violento. El hecho de que

    una superpotencia decida atacar deliberadamente a una nacin a pesar del rechazo pblico

    mundial, la oposicin de la Organizacin de las Naciones Unidas y de la comunidad

    internacional, motiva a preguntarse si aqu est en juego algo ms que la eficacia del

    Derecho internacional.

    1Tomo la expresin de Luis Sez (2001, pp. 367-406).

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

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    Para Habermas actualmente existe la oportunidad para la concrecin del ideal cosmopolita

    kantiano. Si lo enfocamos desde la ciudadana, el desarrollo de los medios de comunicacin

    de masas, la digitalizacin de la informacin y la facilitacin del acceso a ella, el impacto

    de las redes sociales, entre otros fenmenos comunicacionales, sirven de condiciones para

    un espacio pblico mundial. Por otro lado, enfocndolo desde los sistemas de poder

    administrativo, la cooperacin entre Estados institucionalizada en organizaciones como la

    Organizacin de las Naciones Unidas, la Organizacin Mundial de Comercio, el Tribunal

    Penal Internacional, etc. puede ser tomada como signo de un paso del Derecho

    internacional a un Derecho cosmopolita.

    Sin embargo, qu sucede cuando una colectividad afirma su concepcin de vida buena

    violentamente, haciendo caso omiso de los esfuerzos de dilogo internacional? Respecto a

    la guerra de Kosovo a fines de los aos 90s y los actos de limpieza tnica, Habermas ve

    en el Derecho cosmopolita la domesticacin de la arbitrariedad del poder, que

    histricamente se ha refugiado en la soberana nacional como excusa para evitar la

    intervencin de otros Estados2 y el escrutinio de la opinin pblica mundial. En ese sentido

    se pregunta: Ser que el universalismo de la Ilustracin3 tropieza aqu con la obstinacin

    de un poder poltico que lleva impresa con caracteres indelebles la tendencia a la

    autoafirmacin colectiva de una comunidad particular?(Habermas, 2004, p. 35).

    En el caso del ataque estadounidense a Irak de 2003 no se busca la aniquilacin del otro

    sino la imposicin de los valores ticos norteamericanos, la normalizacin. Por ello seala

    Habermas: el proyecto que siguen los idelogos del actual gobierno estadounidense,

    consistente en establecer un nuevo orden mundial liberal bajo el rtulo de la pax

    americana, plantea como mnimo la cuestin de si la juridificacin de las relaciones

    internacionales puede sustituirse por una etizacin de la poltica internacional determinada

    por la superpotencia (cf. Habermas, 2006, p. 114).

    2Habermas no tiene una visin ingenua sobre las llamadas intervenciones humanitarias de la OTAN, la

    ONU, o algunas potencias militares, que siempre pueden deberse a, o servir de, jugada estratgica geopoltica. Pero tampoco rechaza ciegamente la colaboracin de la comunidad internacional en la proteccin de los Derechos Humanos. 3 La cursiva es ma.

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    1.2 Sociedad mundial polticamente constituida

    Frente a una autoafirmacin tica intolerante como amenaza del ideal kantiano, Habermas

    opta por la idea de una Sociedad mundial polticamente constituida, descentralizada4 y

    articulada por una Constitucin global. Es posible algo as? La constitucionalizacin del

    derecho internacional requiere de toda una nueva ordenacin institucional. De hecho, ya

    habran instancias y procesos que pueden interpretarse como una especie de Constitucin

    que no est limitada a una comunidad jurdica nacional: el Derecho internacional clsico, la

    Carta de las Naciones Unidas, los acuerdos de la Organizacin Mundial de Comercio y la

    Constitucin de la Unin Europea (cf. Habermas, 2006, pp. 130-132; Habermas, 2009, p.

    111). Esta Sociedad mundial tendra que ordenarse en varios niveles:

    A nivel supranacional se ocupara del problema de la paz mundial y promovera

    una poltica global de Derechos Humanos.

    A nivel transnacional coordinara una poltica interior mundial (economa,

    ecologa, etc.) (cf. Habermas, 2006, p. 133; Habermas, 2009, p. 111).

    En el plano supranacional es necesaria una organizacin mundial que tenga una posicin

    jerrquica frente a los Estados miembros y con capacidad de intervencin con el fin de

    asegurar la paz y la proteccin de los Derechos Humanos. Esa sera su nica funcin. En

    caso necesario, emplea la fuerza y echa mano de un potencial sancionador que toma

    prestado de miembros suyos potentes y bien dispuestos (Habermas, 2009, p. 120).

    En el plano transnacional se lleva un orden heterrquico. Los Estados miembros se ponen

    de acuerdo en cuestiones de economa para superar la pobreza mundial, en cuestiones de

    ecologa para hacer frente a la crisis medioambiental, y tratan de promover una cultura de

    dilogo que facilite estas tareas. En este nivel se necesitan global players con la suficiente

    fuerza que negociaciones de alcance mundial requieren (cf. Ibd., p. 112).

    Hay un plano nacional en el que se requiere que los Estados miembros cumplan con los

    principios del Estado de derecho. Los Estados nacionales aunque tendran que ser

    4Descentralizada porque en conjunto no tendra el carcter de un Estado mundial.

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    flexibles en lo que respecta a su soberana5son el soporte de esta Sociedad mundial.

    Tienen que promover en sus respectivas poblaciones principios morales acordes a una

    visin pluralista del mundo, una cultura democrtica y de predisposicin al dilogo. En

    resumen, el Estado debe seguir siendo el marco de la ciudadana nacional, pero al mismo

    tiempo debe ir promoviendo una ciudadana cosmopolita. Preocupaciones nacionales y

    mundiales sern preocupaciones cotidianas de personas que han de entenderse como

    ciudadanos del Estado y ciudadanos del mundo.

    La organizacin supranacional estara compuesta por un Parlamento mundial cuya funcin

    legislativa se limite a la interpretacin y desarrollo de la Constitucin mundial. Una

    Asamblea mundial velara por los intereses de todos los Estados en cuanto a temas de

    justicia transnacional (Habermas, 2009, p. 117).

    Son sujetos de una Constitucin mundial los individuos y los Estados, o en otros trminos

    los ciudadanos estatales y los ciudadanos del mundo. Los individuos, como ciudadanos de

    sus respectivos Estados, evidentemente deben ser sujetos de esta Constitucin mundial.

    Pero por qu los Estados tambin? Porque ya han ido trabajando con sus ciudadanos en la

    autodeterminacin de formas de vida poltica, en la solidarizacin pblica de sus miembros

    y en la identificacin de intereses nacionales los cuales, despus de todo, son las

    inmediatas preocupaciones de cualquier ciudadano (incluyendo al cosmopolita). Hay un

    trabajo previo de legitimacin nacional que Habermas no quiere desaprovechar.

    En una situacin en donde lo que est en juego no es la sujecin del poder autoritario del

    Estado, sino la produccin de capacidades de accin poltica, son irremplazables aquellos

    sujetos que ya disponen en la actualidad de los medios de un uso legtimo del poder,

    pudindolos poner a disposicin de una sociedad internacional constituida polticamente

    (cf. Ibd., p. 117).

    El respaldo pblico ganado por un Estado nacional puede extenderse con su ayuda a

    principios democrticos de alcance mundial. Es muy importante que los Estados tambin

    5En tanto una organizacin supranacional tiene capacidad de intervencin para la proteccin de los Derechos Humanos.

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    26 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    sean sujetos de esta Constitucin. Desde distintos ngulos Habermas est pendiente de que

    no hayan vacos que inviertan el objetivo de racionalizar el poder.

    1.3 Opinin pblica desterritorializada

    El desarrollo de la globalizacin ha desbordado el marco tradicional de la legitimacin

    poltica. El Estado-nacin ya no puede seguir siendo el nico horizonte desde el cual pensar

    la formacin de la opinin pblica y la voluntad poltica. Habermas enfoca esto desde la

    perspectiva de los procedimientos democrticos. En las esferas pblicas nacionales hay una

    colaboracin de sus miembros en la propuesta de polticas pblicas y en el escrutinio

    pblico de los poderes vigentes; pero en las organizaciones internacionales la participacin

    de los ciudadanos es casi inexistente. Consecuentemente Habermas piensa en la formacin

    de espacios pblicos ms amplios. El proyecto de una Sociedad mundial requiere procesos

    de legitimacin a una escala mayor a la que pueden ofrecer los Estados nacionales.

    A nivel supranacional hace falta que se legitimen los debates y resoluciones de la

    Asamblea general as como la actuacin de los rganos (Consejo de Seguridad, Tribunales

    de Justicia, etc.) y para ello es necesario un espacio pblico mundial. Este espacio implica

    la formacin de una opinin pblica y la adopcin de posturas que se manifiesten en la

    Asamblea general (Habermas, 2009, p. 120).

    A nivel transnacional se exige transparencia en las relaciones internacionales para la

    formacin de una opinin pblica bien informada. Si bien se mantiene una relacin

    estratgica entre global players, como tambin lo hay en la poltica clsica de asuntos

    exteriores, ello no impide un enfoque normativo.

    En el sistema transnacional de debates se realiza el equilibrio de intereses a condicin de

    que se respeten aquellos parmetros de equidad continuamente verificados en la Asamblea

    general. La gestacin de compromisos guiada por el poder, tambin puede ser entendida,

    desde el punto de vista normativo, como una aplicacin de los principios fundamentales,

    pactados a nivel supranacional, de una justicia transnacional (cf. Ibd., p. 122).

    En ltima instancia, a nivel nacional, la legitimacin de un sistema constitucional mundial

    viene dada por procesos democrticos de formacin de la opinin pblica y la voluntad

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    poltica que ya han sido institucionalizados dentro de un marco estatal. Por qu? Porque

    dentro de este marco s es posible un contacto ms estrecho entre los ciudadanos al

    participar en sus respectivos espacios pblicos nacionales (cf. Habermas, 2006, p. 138).

    A escala mundial el flujo de legitimacin es complejo. Por un lado, va desde los ciudadanos

    del mundo a la organizacin mundial. Por otro lado, va desde los ciudadanos del Estado a

    un sistema de negociacin transnacional. Ambas vas confluyen en la Asamblea general,

    que al tener a su cargo la revisin de la Constitucin mundial tiene bajo su

    responsabilidad el marco normativo de estas instancias (cf. Habermas, 2009, p. 115-ss).

    Para que los procedimientos democrticos cosmopolitas y sus procesos de legitimacin

    mundial tengan eficacia, deben ir acompaados de procesos de aprendizaje que hayan

    calado en los ciudadanos: la interiorizacin del nuevo marco normativo internacional, la

    formacin de un ethos ciudadano pluralista que signifique un estado de apertura en

    contextos de mltiples concepciones de vida buena, y la revaloracin del derecho en el

    nuevo escenario cosmopolita.

    A medida que se abre la pinza entre las instancias supraestatales que dictan el derecho y las

    instancias estatales que se reservan un uso legtimo del poder para imponer el derecho

    supranacional, el derecho internacional y el derecho estatal quedan ya hoy equiparados en

    la dimensin de su valor (cf. Habermas, 2009, p. 124).

    La relevancia de estos procesos de aprendizaje reside en su capacidad de integracin social.

    En la circunstancia de una Sociedad mundial tiene el peso de ser el sustrato ms bsico de

    su cohesin.

    II La teora crtica del enmarque de Nancy Fraser

    El marco terico de Fraser est fuertemente sostenido en la constante crtica al capitalismo.

    Aunque Fraser no est directamente preocupada por configurar una identidad cosmopolita,

    una importante innovacin a su teora crtica hace posible pensar en una autocomprensin

    colectiva ganada en luchas sociales por justicia que desbordan el marco tradicional del

    Estado territorial. Una identidad transnacional ganada en luchas sociales transnacionales.

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    2.1 De la poltica ordinaria a la metapoltica

    Con la expresin poltica ordinaria o poltica de primer orden Fraser se refiere a las

    discusiones tradicionales sobre la justicia que han partido de un supuesto: la territorialidad

    del espacio poltico, el Estadonacin como el nico escenario pensable en el que puedan

    tener origen y solucin los problemas de justicia social. Con metapoltica Fraser se

    refiere al momento reflexivo en que una teora crtica debe someter a evaluacin ese

    supuesto. El paso de una a otra se da a travs de tres problemas que han ido destacando

    conforme hemos ido ganando mayor conciencia del efecto que la globalizacin ejerce en

    nuestra gramtica sobre la justicia. Estos problemas son: cul es el objeto de justicia?,

    quin es el sujeto de justicia? y cmo se establece el espacio de interaccin de los sujetos

    de justicia?

    A. El qu. Paridad participativa

    Qu enfoque puede presentarnos un argumento suficientemente amplio sobre el objeto de

    la justicia? Segn Fraser uno que pueda articular una ontologa social multidimensional con

    un monismo normativo (cf. Fraser, 2008, p. 113). La ontologa social multidimensional

    debe atender tres tipos de luchas sociales solo analticamente diferenciables que han ido

    ganando presencia en la esfera pblica: las luchas laborales por redistribucin econmica,

    las luchas de las minoras por su reconocimiento cultural y las luchas por una

    democratizacin de la representacin poltica. A cada tipo de lucha le corresponde un tipo

    de injusticia: mala distribucin, reconocimiento fallido y representacin fallida. Cada tipo

    de injusticia tiene lugar en una dimensin distinta de la sociedad capitalista: el

    ordenamiento econmico, el orden de estatus y la constitucin poltica de la sociedad (cf.

    Ibd., p. 114). La divisin tripartita del objeto de la justicia, del concepto de injusticia y del

    carcter de la sociedad capitalista es solo metodolgica pues de hecho estos aspectos estn

    unidos muy a menudo. Ahora bien, estas dimensiones deben ser examinadas desde un

    criterio normativo transversal a los tres tipos de demandas. Si falta ese principio de

    conmensuracin, no tenemos modo alguno de evaluar reivindicaciones que cruzan

    diferentes dimensiones, de modo que tampoco tendremos manera de procesar disputas que

    contengan mltiples puntos de vista sobre el qu (Ibd., p. 117).

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    El principio propuesto por Fraser es el criterio de paridad participativa. Como ya se ha

    visto, este principio define la justicia como el conjunto de condiciones que posibilita la

    participacin de los miembros en la sociedad en calidad de pares. Desde esta perspectiva la

    explotacin econmica, la discriminacin cultural y la postergacin poltica6 son medidas

    que obstaculizan la igualdad de los miembros en la interaccin social. Al someter las

    reivindicaciones de redistribucin, reconocimiento y representacin al principio general de

    paridad participativa, crea un nico espacio discursivo en el que todas ellas tienen cabida

    (Ibd., p. 120).

    B. El quin. El principio de todos los sujetos

    El planteamiento anterior ha dejado de lado la cuestin del marco en el que tiene lugar la

    paridad participativa. Ahora hay que preguntar quin es el sujeto de justicia. Este problema

    es complejo puesto que se puede subdividir aunque Fraser no lo hace en diferentes

    aspectos: quin es afectado por la injusticia?, quin debe exigir justicia?, quin es

    alcanzado por la jurisdiccin de la justicia?, quin cuestiona el orden social vigente en

    nombre de la justicia? Fraser seala que tradicionalmente se ha identificado al quin de la

    justicia con el ciudadano de una comunidad poltica territorialmente delimitada, el miembro

    del Estado. De ese modo, la paridad participativa solo se aplicara entre ciudadanos del

    mismo Estado nacional. Sin embargo, el desarrollo de la globalizacin ha extendido las

    relaciones de interaccin social ms all de las fronteras, afectando la conceptualizacin

    sobre la justicia. Ahora hay que reflexionar sobre la configuracin del espacio poltico y no

    presuponerlo gratuitamente.

    Este momento reflexivo es el que Fraser denomina metapoltica. El marco en el que ha de

    tener lugar la paridad participativa podra ser establecido inapropiadamente constituyendo

    un nuevo tipo de injusticia: el des-enmarque (misframing) (cf. Fraser, 2008, p. 23). El

    des-enmarque constituye una injusticia metapoltica en la medida que al configurar el

    espacio poltico delimita quines pueden ser alcanzados por la justicia y quines no. Es

    decir algunos demandantes pueden ser excluidos del marco (cf. Ibd., p. 45) parcialmente

    6En el caso especfico de las injusticias polticas se refiere a la negacin de igualdad de voz y voto en las

    deliberaciones pblicas.

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    (siendo apartados de una comunidad poltica y reubicados en otra afectando el alcance de

    sus reivindicaciones)7 o excluidos totalmente (siendo apartados de toda comunidad

    poltica).8 Por lo tanto la cuestin del marco y la cuestin de quin cuenta en la paridad

    participativa son ambas cuestiones de justicia.

    Pero para la evaluacin de estas cuestiones se requiere un criterio normativo. Ante un

    escenario con marcos de justicia rivales estos deben ser evaluados bajo un principio comn.

    La propuesta de Fraser es el principio de todos los sujetos. En esta perspectiva, lo que

    convierte a un conjunto de conciudadanos en sujetos de justicia [es] su sujecin a una

    estructura de gobernacin, que establece las normas bsicas que rigen su interaccin

    (Ibd., p. 126).

    Una estructura de gobernacin no se limita al Estado. Pueden sealarse organismos

    transnacionales que regulan la economa global, la seguridad, la salud, la proteccin

    medioambiental, etc. En la medida en que estos organismos regulan la interaccin de

    amplias poblaciones transnacionales, puede decirse que stas estn sujetas a aqullas,

    aunque los legisladores no rindan cuentas ante quienes son gobernados por ellos (Ibd., p.

    126).

    Visto as el problema del marco y la relacin de los sujetos con l, el sujeto de justicia no

    est territorializado por la jurisdiccin del Estado, ya que puede ser afectado por formas de

    poder que trascienden sus fronteras. De esta manera Fraser puede inferir una norma para la

    evaluacin del des-enmarque que evidentemente tiene influencia de las ticas

    procedimentales: Una cuestin est justamente enmarcada si y solo si todos y cada uno

    de los sometidos a la(s) estructura(s) de gobernacin que regula(n) las reas relevantes de

    interaccin reciben igual consideracin (Ibd., p. 128).

    7Fraser (2008, p. 22) suele colocar el ejemplo de las injusticias econmicas transnacionales que son tratadas

    como temas nacionales. La pobreza mundial es un problema que a veces, al abordarse en trminos nacionales, restringe su alcance poltico y salvaguarda de responsabilidad a pases, bancos o empresas multinacionales que bien podran estar relacionados. 8 Fraser no coloca ejemplos, pero podemos insistir con el caso de la pobreza examinndolo desde otro

    ngulo. Se puede sealar que las desigualdades materiales son cosas de azar, contingencias desafortunadas en las que ni el Estado ni el mercado tienen responsabilidad. En ese sentido los sujetos de pobreza extrema no tienen derecho a cuestionar el orden econmico vigente y culpabilizarlo. En el mejor de los casos, estos sujetos pueden ser objeto de la benevolencia de la empresa privada o los servicios sociales pblicos, pero de facto son anulados como sujetos polticos legtimamente capaces de exigir reivindicaciones sociales.

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    31 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    Ahora Fraser tiene elementos tericos para cuestionar el supuesto de las teoras de la

    justicia que restringen el sujeto de la justica a la ciudadana nacional.

    C. El cmo. Metademocracia transnacional

    Ya siendo conscientes de la confrontacin de puntos de vista rivales sobre los lmites de la

    justicia ahora el problema es: cmo deben resolverse las discusiones sobre el ms

    apropiado enmarque? La respuesta de Fraser es una perspectiva dialgica e institucional.

    Fraser siempre est dispuesta a someter a debate pblico toda cuestin de justicia, pero

    tambin es consciente de los lmites que tiene la sociedad civil para ver traducidos sus

    acuerdos en decisiones polticas vinculantes. Por ello requiere que esta va dialgica est en

    comunicacin permanente con una va institucional formal. De este modo se opera una

    transformacin global de la democracia en la medida que ahora se conformaran

    instituciones polticas transnacionales que son impulsadas por y responden ante una

    sociedad civil transnacional.

    Al someter las metarreivindicaciones de un nuevo enmarque de la justica a un

    proceso de doble direccin comunicativa entre la sociedad civil y las nuevas

    instituciones representativas globales, prev procedimientos para poner en

    funcionamiento el principio de todos los sujetos en contextos de

    desacuerdo sobre el quin (Fraser, 2008, p.134).

    Este nuevo escenario contribuye a aclarar los problemas de primer orden (redistribucin,

    reconocimiento, representacin) y procura evitar injustas delimitaciones sobre el sujeto de

    la justicia.

    2.2 Esferas pblicas transnacionales

    Una teora crtica que est a las alturas del actual proceso de globalizacin y

    desterritorializacin del poder exige una actualizacin de sus categoras. Fraser es autora de

    una importante crtica la teora clsica habermasiana de la esfera pblica (Fraser, 1997, pp.

    95-133). Sin embargo, ahora, a la luz de una llammosla asconciencia postwestfaliana,9

    9Entendiendo por marco westfaliano el paradigma tradicional que estableca el Estado territorial como el

    mbito en el que se circunscriben los problemas de filosofa poltica.

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    32 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    Fraser realiza nuevas observaciones a la teora clsica y a la teora revisada del denominado

    segundo Habermas, as como reflexiona autocrticamente sobre sus primeras observaciones.

    En primer lugar, su original crtica a Habermas tambin supone un marco westfaliano en el

    que no haba reparado, pues durante esa poca haba dedicado sus esfuerzos al anlisis del

    declive de la gramtica de la redistribucin frente a la gramtica del reconocimiento (cf.

    Fraser, 1997, pp. 3-13). Ahora puede ver esa poca con otros ojos y notar que el alcance de

    su propia crtica estaba delimitado por el supuesto de un Estado territorial (cf. Fraser, 2008,

    p. 157). Adems su cuestionamiento a la dicotoma liberal pblicoprivado denunciaba que

    la privatizacin de las cuestiones econmicas, y el consecuente alejamiento del Estado,

    actuaba en perjuicio de la paridad participativa (cf. Fraser, 1997, p. 128); sin embargo, no

    notaba que de esa forma continuaba reivindicando el papel del marco westfaliano en lugar

    de superarlo (cf. Fraser, 2008, p.158).

    En segundo lugar, la teora clsica de Habermas tambin supone un marco terico

    westfaliano. Historia y crtica de la opinin pblica(1981) supone la soberana del poder

    territorial de un Estado, la pertenencia de los miembros de la esfera pblica a una

    comunidad poltica delimitada, la confluencia del inters pblico en la economa nacional,

    el flujo de la opinin pblica a travs de una infraestructura nacional de comunicaciones,

    un mismo lenguaje transparente para todos los interlocutores y un imaginario nacional que

    estructura la subjetividad poltica de la esfera pblica (cf. Fraser, 2008, pp. 150-152).

    En tercer lugar, la teora revisada del segundo Habermas tambin supone un marco

    westfaliano. Al teorizar sobre la ley como vehculo apropiado para traducir poder

    comunicativo en poder administrativo, la obra Facticidad y validez (1998) distingua entre

    una circulacin democrtica oficial del poder, en la que los pblicos dbiles influyen en

    los fuertes, que a su vez controlan los aparatos administrativos del Estado, y la

    extraoficial, antidemocrtica, en la que los poderes sociales, privados y los intereses

    burocrticos consolidados controlan a los legisladores y manipulan la opinin pblica (cf.

    Fraser, 2008, p. 159). De esta forma, Habermas concentraba su atencin en la capacidad de

    la opinin pblica para ejercer un efecto en los Estados democrticos, restringiendo

    territorialmente las capacidades e intereses de los miembros de la esfera pblica.

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    33 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    Cul es la relevancia del concepto de esfera pblica para una teora crtica? Es una

    instancia donde se valida, el orden vigente. Al parecer de Fraser su potencial crtico se

    puede rastrear desde dos ideas componentes de la opinin pblica: legitimidad normativa y

    eficacia poltica.10

    El concepto de legitimidad debe registrar los intereses de la sociedad

    civil y el proceso de formacin de opinin pblica, mientras que el de eficacia debe medir

    la capacidad de esa opinin pblica para articularse polticamente y asegurar que el

    ejercicio de las autoridades sea expresin de la voluntad ciudadana (cf. Ibd., p. 146).

    Sin embargo, el contexto de la globalizacin termina afectando los alcances de categoras

    tradicionales. Con una sociedad civil que no coincide con una ciudadana territorial, con

    una opinin pblica que no coincide con una opinin nacional, con un poder administrativo

    o burocrtico que no coincide con el poder de un Estado soberano, la esfera pblica ha de

    ser pensada hoy en da desde una perspectiva transnacional.A mi entender, esa nocin

    resulta indispensable para todos aquellos que persiguen el objetivo de reconstruir la teora

    crtica en la actual constelacin postnacional (Ibd., p. 147).

    Sin esta nueva perspectiva la comunicacin erigida, como ideal emancipatorio y potencial

    crtico, perdera fuerza y no sera capaz de interpelar el orden capitalista vigente. La

    actualizacin del concepto de esfera pblica obedece, en Fraser, no a una preocupacin

    exclusivamente teortica sino a la conviccin de mantenerse consecuente en la tradicin de

    la teora crtica y politizar de nuevo la teora de la esfera pblica, que actualmente corre el

    peligro de verse despolitizada (Fraser, 2008, p. 149). Para lograr este objetivo Fraser

    procede a analizar el concepto de esfera pblica. Este se compona de los conceptos de

    legitimidad normativa y eficacia poltica.

    En primer lugar, la opinin pblica es legtima si todos los miembros de la esfera pblica

    poseen las condiciones para participar en calidad de pares en las deliberaciones que les

    concierne. La legitimidad est en funcin a dos condiciones analticamente distintas:

    inclusividad y paridad participativa. La condicin de inclusividad trata la cuestin de

    quin puede participar en la discusin y abre el debate pblico a todos los interesados en su

    resultado. La condicin de paridad trata la cuestin del cmo participan los interlocutores

    10

    Aunque Fraser (2008) no lo admite explcitamente, parece que ella recoge de la propia lectura de Habermas la codependencia de estos conceptos. Cf. (Habermas, 1998, p. 385, 440 y 467).

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    34 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    en la discusin y exige que gocen de las mismas oportunidades para el debate (cf. Ibd., p.

    175). De las dos condiciones la primera tiene el reto de encontrar un criterio que le permita

    determinar el interlocutor apropiado de una esfera pblica ya no delimitada por un Estado

    territorial. Fraser opta por el principio de todos los sujetos.

    En adelante, la opinin pblica es legtima si y solo si es consecuencia de un proceso

    comunicativo en el que todos los que estn conjuntamente sujetos a la(s)estructura(s) de

    gobernacin relevante(s) pueden participar como pares, independientemente de la

    ciudadana poltica.11

    Este es un criterio flexible. No normaliza a los miembros del debate. El alcance legtimo de

    las esferas pblicas transnacionales est limitado por el alcance de las estructuras de

    gobernacin. Segn sea el caso, un mismo sujeto puede formar parte de diferentes esferas

    pblicas.

    En segundo lugar la opinin pblica es eficaz en la medida que es capaz de conseguir que

    el poder pblico rinda cuentas y garantiza que el ejercicio de este ltimo refleja la voluntad

    ponderada de la sociedad civil (Fraser, 2008, p. 180). La eficacia est en funcin a dos

    condiciones analticamente distintas: traslacin y capacidad. La condicin de traslacin

    consiste en la posibilidad de convertir el poder comunicativo de la opinin pblica primero

    en leyes vinculantes y luego en poder administrativo. La condicin de capacidad

    consiste en la posibilidad de que el poder administrativo implemente la voluntad formada

    de la opinin pblica (cf. Ibd., p. 180). Sin embargo, ambas condiciones sufren dificultades

    en este contexto de globalizacin. Respecto a la condicin de capacidad, el Estado ya no

    es capaz de controlar una economa ni de proteger una ciudadana que ya no son nacionales.

    Respecto a la condicin de traslacin el destinatario de la opinin pblica ya no puede ser

    el Estado.

    En conclusin, el carcter transnacional de la opinin pblica exige la formacin de

    poderes pblicos transnacionales. La funcin crtica de la esfera pblica puede verse

    11

    Fraser (2008, p. 180) entiende por ciudadana poltica aquella que est definida y delimitada por un Estado territorial.

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    35 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    amenazada si sus tericos no toman en consideracin los efectos que el proceso de

    globalizacin tiene en sus categoras.

    Pero slo si la teora de la esfera pblica se pone a la altura de las

    circunstancias puede servir como teora crtica en un mundo postwestfaliano.

    Para este propsito no basta con que los expertos en estudios culturales y

    medios de comunicacin tracen un mapa de los flujos de comunicacin tal

    como existen. Los tericos de la crtica social y poltica tendrn que pensar de

    nuevo los supuestos centrales de la teora referentes a la legitimidad y a la

    eficacia de la opinin pblica. Solo entonces recobrar la teora crtica su filo

    crtico y su propsito poltico(Ibd., p. 183).

    III El problema del Estado-nacin

    Aunque Habermas est concentrado en eliminar la guerra como medio de resolucin de

    conflictos y Fraser en fiscalizar el mercado mundial, ambos piensan en un derecho

    desterritorializado, identidades discursivas y procesos de interaccin transnacionales desde

    los cuales sostengoes factible pensar una identidad cosmopolita. Es ya un sentido comn

    que la identidad colectiva no puede seguir pensndose en los parmetros tradicionales del

    Estado-nacin. No solo por el debilitamiento moderno de los lazos ticos, religiosos,

    tnicos, etc. para cohesionar sociedades que estn ms institucionalizadas por el derecho y

    el mercado. Sino por el hecho sobresaliente de que las relaciones jurdicas y los procesos

    econmicos mismos estn tejiendo en el mundo globalizado nuevos espacios de

    vinculacin social que permiten pensar en una identidad colectiva ms all del Estado

    nacional. Ese es el propsito directo de Jrgen Habermas y el resultado indirecto segn

    propongo de Nancy Fraser.

    3.1 Autorreferencia colectiva

    Habermas es explcito y ms directo que Fraser en su preocupacin por la conformacin de

    una identidad cosmopolita. En este punto Habermas est orientado por problemas de

    legitimacin, mientras que Fraser por problemas de justicia. A Habermas le interesa

    defender un orden social viable, la idea de una Sociedad mundial como horizonte

    postnacional; a Fraser le interesa atacar un orden social existente, el capitalismo como

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    36 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    orden institucionalizado de subordinacin desterritorializada. Respecto a sus motivaciones,

    Habermas dirige el problema de legitimacin en funcin al mantenimiento de la paz

    mundial; y Fraser mantiene el problema de justicia en la regulacin del mercado mundial.

    Aunque vale acotar algo obvio, a nivel emprico el problema de la guerra y el del mercado

    estn a menudo unidos.

    En realidad ambas posiciones son compatibles en cuanto a objetivos polticos12

    y sociales,13

    pero se diferencian en cuanto a puntos de partida:14

    Habermas se apoya en Kant, y Fraser

    en Marx.15

    El marco terico de ambos autores dispone de conceptos y procedimientos

    valiosos para entender la posibilidad de una identidad colectiva en trminos cosmopolitas.

    Para Habermas el papel de la socializacin en la formacin del yo tiene un valor que

    trasciende la sola comprensin de la formacin de la identidad personal. La idea de

    identidad del yo le sirve de vehculo para pasar de la identidad personal a la identidad

    nacional, y de esta, a la identidad cosmopolita.

    segn normas que han de justificarse segn principios universalistas, ya no

    se puede privilegiar a determinados grupos con fuerza para formar

    identidades (tales como la familia, la ciudad, el Estado o la nacin). En el

    lugar del grupo propio se introduce ms bien la categora del otro, que ya

    no viene definido como un extrao por razn de su no -pertenencia, sino que

    es para el yo ambas cosas a la vez: absolutamente igual y absolutamente

    diverso, prjimo y extrao en una misma persona. De manera

    correspondiente, la identidad ciudadana o nacional debera ampliarse y

    trocarse en una identidad cosmopolita o universal (Habermas, 1981, p. 89).

    12

    Ambos persiguen una radicalizacin de la democracia, el ejercicio de la crtica ciudadana, la reflexividad de la poltica, el escrutinio pblico de los poderes vigentes, etc. 13

    Ambos son conscientes que sobrepasar el marco del Estado-nacin conduce inevitablemente a repensar los procesos de integracin social que son constitutivos de las identidades colectivas. 14

    En otros trminos, en cuanto a tomas de posicin. 15

    Sostengo que Fraser se apoya en Marx por dos razones: su cosmopolitismo est fuertemente vinculado a la crtica sistemtica del capitalismo global y su comprensin de la teora crtica es recogiendo una expresin del propio Marx la autoconsciencia de las luchas sociales de la poca. Vase Fraser (1990, p. 48) y Marx (1982, p. 460).

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    37 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    La formacin de la identidad personal requiere asimilar al otro en la interaccin social.

    La socializacin es una condicin necesaria para la formacin de la identidad del yo. Del

    mismo modo la identidad colectiva de una comunidad debe percibir a un otro colectivo

    hasta dar lugar a una identidad cosmopolita. As pues en Habermas la identidad personal es

    un paradigma para pensar la estructuracin de identidades colectivas. Sin embargo, la

    apelacin a este paradigma trae consigo otra caracterstica de la identidad personal: la

    reflexividad.

    Para que esta identidad cosmopolita se caracterice por una slida y permanente

    autorreferencia colectiva Habermas pone como condicin una cultura poltica liberal y una

    conciencia pluralista compartidas (cf. Habermas, 2009, pp. 123-126). Pero al llegar al

    problema de su institucionalizacin esta autorreferencia termina establecida en trminos, en

    realidad, poco flexibles.

    la pieza medular de la poltica deliberativa consiste en una red de

    discursos y formas de negociacin que tienen por fin posibilitar la solucin

    racional de cuestiones pragmticas, morales y ticas, es decir, justo de esos

    problemas estancados de una integracin funcional, moral y tica de la

    sociedad, que por la razn que sea ha fracasado en algn otro nivel

    (Habermas, 1998, p. 398).

    En otras palabras, la poltica deliberativa es la solucin reflexiva que tiene una sociedad

    democrtica en trminos de estado de derecho para conflictos morales, funcionales y ticos.

    En esos trminos la participacin ciudadana garantiza las relaciones de simetra poltica que

    deberan existir en una democracia. Pero las cosas son diferentes cuando lo que est en

    juegoson la paz y los derechos humanos. Es tambin condicin para un orden cosmopolita

    el que haya una organizacin supranacional permanente con posicin jerrquica frente a los

    Estados miembros. Para todo aquel que tiene conviccin en la necesidad de la desaparicin

    de la guerra como medio de resolucin de conflictos y la relevancia de la proteccin de los

    derechos humanos, la propuesta de Habermas suena sensata. Sin embargo, Habermas

    extiende las funciones de su modelo de Sociedad mundial. La poltica interior de este

    modelo tambin aborda cuestiones globales de economa, ecologa, poltica, etc. Y encima

    de todo, que se sume el ejemplo de la Unin Europea o la ONU como paradigma para el

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    38 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    mundo, deja un comprensible halo de sospecha en el modo como se estructura este

    cosmopolitismo. Desde luego, no sera lcito sealar que Habermas aboga por un

    paternalismo internacional que presione o conduzca segn las circunstancias la

    consecucin de una identidad cosmopolita.

    Una diferencia interesante en la manera de entender la poltica de los derechos humanos es

    la que se est haciendo visible entre los americanos y los europeos. Los Estados Unidos

    contemplan la imposicin global de los derechos humanos como la misin nacional de una

    potencia mundial que persigue tal objetivo desde las premisas de la poltica de poder. En

    cambio, la mayora de los gobiernos de la Unin Europea ven en la poltica de derechos

    humanos ms bien un proyecto de sometimiento generalizado de las relaciones

    internacionales al derecho; y tal proyecto est ya modificando en la actualidad los

    parmetros de la poltica de poder (cf. Habermas, 2004, p. 38).

    En el cosmopolitismo de Habermas no hay un paternalismo explcito. Hay algo peor. El

    riesgo de una normalizacin discreta a travs de la omisin de la crtica al capitalismo

    global como una realidad cultural homogeneizadora. En Habermas queda fuera de

    discusin la comprensin occidental de los derechos humanos, el libre mercado,16

    las

    desigualdades en la capacidad militar nuclear, los valores especficos logrados por la

    cultura moderna europea, todos ellos elementos vitales para la reproduccin del

    capitalismo. Porque, velando por la paz, el real punto de partida de Habermas no son los

    ciudadanos sino los Estados ya existentes. La preocupacin de Habermas, igual que en

    Kant, es eliminar la guerra como medio de resolucin de conflictos. Para efectos de eficacia

    poltica, los interlocutores inmediatos son los Estados, no los ciudadanos. Porque son los

    Estados los que tienen poder de decisin,17

    el monopolio de la violencia, las vas

    diplomticas, las motivaciones geopolticas, etc. Entonces hay que colocar instituciones por

    encima de ellos, pero con ellos. Es decir, se requiere de su colaboracin y ello no va a ser

    posible si por principio es cuestionado el marco econmico en el que hasta ahora se han

    desenvuelto. Peor an si Habermas est colocando su confianza en la voluntad poltica de

    las principales potencias mundiales.

    16

    No se puede negar que Habermas realiza una crtica al neoliberalismo y los excesos del libre mercado, pero el capitalismo en general no es considerado el problema principal, no es rechazado. 17

    Eso lo dej muy claro Estados Unidos al atacar Irak a pesar de la opinin pblica internacional.

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    39 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    En cambio Fraser desde los comienzos de su obra se ha dedicado a una crtica directa del

    capitalismo, y en ese proceso ha ido ampliando su comprensin de las identidades

    colectivas. Para ella los distintos modos de subordinacin en el capitalismo contemporneo

    son en gran parte injusticias de carcter sistemtico. Vienen en conjunto con desigualdades

    econmicas, discriminacin, representacin fallida. Por la misma razn habra que pensar

    en los movimientos emancipatorios como procesos de lucha sistemtica.

    [No] es suficiente hablar en abstracto de la necesidad de una coalicin, lo

    que es comn hoy en da en los crculos multiculturales de Estados Unidos.

    Tal discusin est dirigida por lo general a promover combinaciones aditivas

    entre partes ya definidas. Al ocultar los procesos sociales a travs de los

    cuales se forma cada parte, se renuncia a la posibilidad de que exista una

    perspectiva integradora que busca abarcar y transformar el todo social

    (Fraser, 1997,p. 8).

    Por ejemplo, en la retrospectiva histrica que Fraser hace del movimiento feminista

    norteamericano, nota que las distintas injusticias que las mujeres sufran (desigualdades

    econmicas, jerarquas de estatus, asimetras de poder) lograron ser comprendidas en su

    interna conexin a partir de la idea de una subordinacin femenina sistemtica (Fraser,

    2009, p. 92).

    Debemos entender que las diferencias de gnero se interseccionan con otros importantes

    ejes de diferencia, como son clase, sexualidad, nacionalidad, etnicidad y raza. Y debemos

    arreglrnoslas para no perder de vista todas estas diferencias entrecruzadas mientras

    luchamos simultneamente para ampliar la democracia y remediar mltiples formas de

    injusticia.18

    Para Fraser es importante entender la identidad como una red de diferencias mltiples que

    intersectan. La identidad no es una esencia atemporal sino una construccin discursiva,

    plural, contextualizada, histrica, multidimensional (cf. Fraser, 1997, pp. 203-205). Por lo

    tanto las estructuras de subordinacin sistemtica propias del capitalismo deben ser

    18

    Cabe acotar que es precisamente la omisin del subtexto de gnero en las relaciones sociales capitalistas lo que Fraserreprocha a la teora de la accin comunicativa de Habermas. Cf. (Fraser, 1990, pp. 48-88). & (Fraser, 1995, p.36).

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    40 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    subvertidas por luchas sociales igualmente sistemticas. En estas luchas, se van perfilando

    sujetos polticos, identidades polticas.

    Sin embargo, este concepto de identidad colectiva no puede ser comprendido en los

    trminos de la poltica tradicional, es decir en el marco del Estado-nacin, o que Fraser

    prefiere llamar el marco westfaliano. Desbordado el Estado por demandas sociales que

    trascienden sus fronteras territoriales las identidades polticas configuradas en estas luchas

    deben implicar una autocomprensin postnacional.

    Este fenmeno de autorreferencia, esta idea de identidad colectiva, no es explotada por

    Fraser pero necesariamente tiene lugar, porque las luchas sociales contra las injusticias

    polticas de des-enmarque acogen formaciones transnacionales de solidaridad, valores

    internacionalmente compartidos, convicciones colectivas que impulsan luchas

    transfronterizas. De igual modo enfocando las consecuencias de estas luchas, esto es la

    conformacin de instituciones fiscalizadoras de jurisdiccin transnacional. Estas requieren

    para su consolidacin de valores sociales comunes y sobre todo de una concepcin

    compartida de justicia. En sntesis la teora crtica del enmarque reconfigura la identidad de

    los movimientos sociales y de los partcipes de las esferas pblicas transnacionales. En

    general requiere pensar en una forma de autocomprensin ya no limitada por rasgos

    tnicos, religiosos, sexuales, etc. sino por derechos comunes a vivir en relaciones de

    justicia. Todo ello contribuye a un proceso de integracin social desterritorializada. En este

    caso el punto de partida son los individuos.19

    El ejercicio democrtico conducido por los

    intereses e impulsado por las experiencias inmediatas de estos sujetos, no slo brinda

    legitimidad a las esferas pblicas transnacionales. Las hace ms flexibles.

    el resultado sera una gramtica de la justicia que incorporara la tendencia

    a llegar a conclusiones, como exige la discusin poltica, pero que tratara

    cada conclusin como provisional, sujeta al cuestionamiento, a una posible

    suspensin y con ello al reenfoque (Fraser, 2008, p. 138).

    19

    Decir ciudadanos resultara confuso puesto que Fraser no parte de la ciudadana territorialmente delimitada, ni de ciudadanos cosmopolitas de una Sociedad mundial. Prefiero usar el trmino individuos porque conserva la ambigedad que flucta entre espacios nacionales y transnacionales, es decir en la continuidad del espacio poltico de los sujetos de gobernacin.

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    41 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    La identidad cosmopolita lograda tambin se caracteriza, como en Habermas, por ser

    reflexiva. Pero en Fraser esta autorreferencia es flexible, conflictiva, dependiente de los

    intereses en juego, sensible a hegemonas discursivas en pugna. No se constituye por

    encima de las diferencias sino a travs de ellas.

    3.2 Libertad comunicativa

    La autocomprensin postnacional de los sujetos de justicia pensados por Fraser est

    constituida por un proceso comunicativo. En el pensamiento de Fraser los parmetros de

    esta comunicacin no son estables, aunque el criterio de paridad participativa sigue siendo

    el marco en el que tiene lugar el dilogo. Los sujetos participan de esta interaccin

    exigiendo justicia motivados por sus experiencias de desigualdad, intereses polticos,

    demandas de reconocimiento, etc. Pero es el criterio de paridad participativa el que recoge

    todas estas diferencias y las articula en un dilogo razonable que vele por el mejor resultado

    para todas las partes. No obstante hay un peligro latente en la constitucin dialgica de una

    identidad cosmopolita: la normalizacin.

    Ante esta posibilidad Fraser hace una til distincin entre dos contextos de discusin sobre

    cuestiones de justicia. Denomina justicia normal a aquel escenario en el que los

    participantes comparten un punto de vista sobre quin es el sujeto de justicia, a dnde se

    dirigen las reivindicaciones de justicia, cmo ha de ser una reivindicacin de justicia.

    Generalmente la respuesta al quin es el ciudadano, el dnde es el Estado territorial, y el

    cmo es la participacin democrtica territorialmente delimitada por una comunidad

    poltica especfica. Sin embargo, este sentido comn es desbordado por la actualidad, en la

    que prevalece un contexto que Fraser denomina justicia anormal. En este nuevo contexto

    los participantes de la discusin pblica no comparten los supuestos anteriormente

    sealados. No estn de acuerdo sobre quin es el sujeto de justicia (el ciudadano de un

    Estado o el ser humano en general?), a dnde dirigir las reivindicaciones de justicia (al

    Estado territorial o a la comunidad internacional?), cmo resolver las cuestiones de justicia

    (por una participacin poltica territorialmente delimitada o por una transnacionalizacin

    del ejercicio democrtico?) (cf. Fraser, 2008, pp. 97-101).

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    42 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    Como puede observarse, la manera en que Fraser expone el efecto que la globalizacin

    tiene en la reflexin sobre la justicia enfatiza en que la generacin de condiciones y

    espacios de discusin pblica no es ms que la construccin de hegemonas discursivas en

    permanente contienda.

    Por analoga con la idea de ciencia normal de Thomas Kuhn, el discurso sobre justicia es

    normal siempre y cuando la discrepancia pblica o la desobediencia respecto a sus

    supuestos constitutivos se mantengan bajo control. En la medida en que las desviaciones se

    quedan en el mbito privado o aparecen como anomalas, y mientras no se acumulen y

    desestructuren el discurso, el campo de los conflictos de la esfera pblica sobre justicia

    mantiene una forma reconocible y, por ello mismo, normal (cf. Ibd., p. 99).

    El mantenimiento de las reglas de discusin puede darse por la subordinacin de ciertos

    interlocutores, o por la marginacin de su disenso. En definitiva un consenso tambin

    puede lograrse por imposicin, donde el dilogo lejos de tener un carcter emancipador

    toma un papel ideolgico. Por supuesto Habermas es consciente de esta posibilidad, pero

    aborda este problema de un modo distinto.

    Para evitar que la deliberacin pblica tome la forma de un sistema jerrquico Habermas

    descarta el razonamiento estratgico como parte de ella. En las condiciones de una

    situacin ideal de habla solo es aceptable la coaccin sin coacciones del mejor

    argumento (cf. Habermas, 2001, pp. 125-127). En esas circunstancias que son tiles como

    criterio de evaluacin de toda discusin concreta el discurso prctico solo es autntico en

    tanto est conducido por intereses universalizables. Lo cual traducido en trminos polticos

    significa que el dilogo entre intereses contendientes solo es legtimo as como el

    consenso logrado en la medida en que se aproxime a los procedimientos de una situacin

    ideal de habla. Habermas sabe que ese constructo terico solo sirve de criterio de

    discernimiento entre consensos racionales y engaosos, y que no se puede creer que haya

    de realizarse fcticamente (cf. Habermas, 2001, p. 154; Habermas, 1998, p. 400). Pero no

    duda en introducir la estrategia para la defensa de su propuesta cosmopolita.

    nicamente regmenes extendidos regionalmente, representativos y, al

    mismo tiempo, con capacidad de imponerse, podran hacer operativa una

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

    43 Versiones 2. poca, n 3 enero - junio de 2013 Medelln issn 1794-127X pp. 20-46

    institucin as. Junto a las potencias mundiales natas, como Estados

    Unidos, China, India o Rusia, tendran que agruparse, para satisfacer esas

    condiciones, otros Estados vecinos y continentes enteros (como frica) segn

    el modelo de la Unin Europea, si bien una Unin que se haya hecho capaz de

    actuar plenamente. La improbable constelacin con la que se mantiene o cae

    toda esta construccin exigira en todo caso una concentracin de poder

    poltico en unos pocos global players (Habermas, 2009, p. 112).

    No admite la estrategia para definir las condiciones de un buen dilogo pero s para

    mantenerlo. Para aclarar esto podemos emplear las categoras de legitimidad y eficacia

    usadas por Fraser en su examen de la teora de la esfera pblica. Desde el punto de vista de

    la legitimidad un dilogo ideal est justificado por el respeto de normas universalmente

    aceptables y aceptadas,20

    y por la misma razn se hace plausible un orden cosmopolita que

    promueve la cooperacin mutua de los Estados de acuerdo con estas condiciones, en la

    medida de lo posible. Sin embargo, desde el punto de vista de la eficacia todo es ms

    difcil. La voluntad poltica, el inters econmico, el distanciamiento cultural, la conviccin

    ideolgica, han sido histricamente factores que han marcado un cariz estratgico en las

    relaciones diplomticas. Habermas sabe esto y para el mantenimiento del orden

    cosmopolita se requiere la colaboracin de global players.

    El peligro de la normalizacin es ms latente en Habermas que en Fraser. Lo que ms

    combate contra la normalizacin es la desestructuracin de identidades fijas. La identidad

    cosmopolita, ya no formada en torno al modelo de un pas o grupo de pases, sino en torno

    a la persecucin colectiva de justicia, se articula con mayor flexibilidad. La conviccin de

    Fraser de mantener una crtica amplia al capitalismo, aun despus del fin de la Guerra Fra,

    es seal de que ella piensa en un horizonte donde las instituciones en general estn sujetas a

    una reestructuracin constante. El lenguaje de las esferas pblicas transnacionales en Fraser

    no est monopolizado por una cultura poltica especfica aunque Fraser, como

    estadounidense, tenga ms presente a la cultura poltica liberal sino que est abierto a los

    distintos cdigos nacionales, o a la formacin de cdigos transnacionales. Esta apertura

    20

    Carcter pblico de la discusin, igualdad de oportunidades de participacin, ausencia de dominacin, bsqueda de consenso, etc. (cf. Habermas, 1985, pp. 104-123).

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    tiene lugar en la esfera pblica, y sta, en el caso de Fraser, no es un espacio de

    legitimacin colectiva del orden hegemnico vigente sino una arena de lucha de poderes,

    donde el orden social existente tiene un carcter histrico-discursivo sensible a las luchas y

    los discursos de la poca. La cultura poltica vigente es solo un punto de apoyo, un punto de

    referencia que deber entrar en contacto con otros referentes, otras visiones polticas,

    culturales que merecen el mismo reconocimiento y participacin en el dilogo.21

    El criterio

    de paridad participativa solo es el escenario de encuentro de distintas posiciones, abiertas al

    dilogo pero tambin a la pugna. La estrategia forma parte de la definicin misma del

    dilogo, en el caso de Fraser, porque el discurso prctico es tambin un juego de poderes

    simblicos, un encuentro de hegemonas discursivas. De ese modo la estrategia no es una

    distorsin del carcter democrtico de la deliberacin pblica. Por el contrario, es la

    condicin que garantiza no solo la eficacia sino la legitimidad de la lucha discursiva como

    parte de una autntica democracia radical.

    En ese sentido, la posibilidad de pensar una identidad cosmopolita a partir del criterio de

    paridad participativa en el contexto actual donde las luchas por justicia se han visto

    desterritorializadas, est suficientemente justificada. Fraser ha pensado en distintos tipos de

    solidaridad.

    En primer lugar estn los que yo llamara apoyos subjetivos, tales como la

    identidad etnonacional En segundo lugar, estn los que yo llamara apoyos

    objetivos que pueden generar una solidaridad basada en el inters

    compartido; la solidaridad asociada a la conciencia ecolgica es un ejemplo

    de ello. En tercer lugar, estn los que yo llamara apoyos comunicativos,

    como la experiencia de participar en discursos comunes y en estructuras en

    las que se toman decisiones, que llevan a una solidaridad fundada en la

    prctica poltica compartida; una variante de este tercer tipo es la clase de

    solidaridad que Habermas, al escribir sobre sociedades polticas delimitadas

    formalmente constituidas ha llamado patriotismo constitucional (Fraser,

    2008, p. 263).

    21

    Fraser tiene presente la cultura poltica liberal, pero si no est dispuesta a hacerla dialogar con otras culturas polticas su programa de investigacin sera inconsecuente y contradictorio.

  • William Hernndez Hurtado Teora crtica y cosmopolitismo Habermas o Fraser?

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    Fraser deja abierta la posibilidad de que una combinacin de estos tres tipos de apoyo

    pueda sustentar una solidaridad transnacional que sea respaldo de los fuertes cambios

    institucionales que propone. Incluso abre otra posibilidad: la afirmacin solidaria que logra

    la crtica sistemtica al capitalismo neoliberal. Este enfoque es atractivo por al menos dos

    motivos: primero, su carcter sistmico evita cualquier atisbo de demonizacin tnica y

    racial, y segundo, identifica correctamente, si no la mayora, una de las mayores fuentes de

    la injusticia transnacional (Fraser, 2008, p. 266).

    Sin embargo, no va ms lejos. Una solidaridad de ese tipo puede transformar el modo en

    que los miembros de un mundo globalizado se comprenden a s mismos. Tal

    autocomprensin es un supuesto normativo implcito en su teora crtica del enmarque. Que

    la iniciativa venga de los propios individuos y los movimientos sociales es razn de que la

    consolidacin de estas instituciones transnacionales sea un proceso lento. Pero esa lentitud

    no es un defecto sino por el contrario, la virtud del hecho de que son los mismos sujetos de

    justicia los actores inmediatos de esta construccin moral, poltica, narrativa, discursiva,

    agonstica. A travs de una teora crtica comprometida con las luchas del presente, Nancy

    Fraser deja elementos para pensar una identidad global flexible. No es una identidad que

    estandarice las diferencias, sino que coloca como mediacin discursiva de las mismas la

    autocomprensin de ser sujetos con derecho a vivir en relaciones de justicia.

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