2012 bib 08 van dijk estudio del discurso

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1 El estudio del discurso* ¿Qué es el discurso? Los dos volúmenes de esta introducción constituyen una res- puesta compleja a una sencilla pregunta que tienden a formular quienes apenas comienzan a abordar el tema cuando advierten la presencia ubicua del término "discurso" en las humanidades, en las ciencias sociales e incluso, en los medios masivos de comunicación: "¿Qué es exactamente el discurso?" La situación sería ideal si pudiéramos condensar todo lo que sabemos acerca del discurso en una definición única y práctica. Lamentablemente, ocurre en este caso lo mismo que con otros concep- tos afines, como "lenguaje", "comunicación", "interacción", "sociedad" y "cultura": la noción de discurso es esencialmente difusa. Como suele suceder en el caso de conceptos que remiten a fenómenos complejos, es la disciplina en su totalidad, en nuestro caso el nuevo campo transdisciplinario de los estudios del discurso (también llamado "análisis del discurso"), la que proporciona la definición fundamental que se busca. No obstante, debemos empezar por alguna parte, y habitualmen- te lo hacemos mediante una breve caracterización general de los fenómenos que estudia la disciplina. Este es el objetivo del presente capítulo. En los capítulos siguientes, se avanzará en el tema con más detalles y referencias a los distintos dominios que abarcan los estudios del discurso. Después de hacer un resumen de las principales carac- terísticas del discurso, esbozaré la evolución de esta disciplina y enunciaré algunos principios generales que muchos enfoques del * Traducido por Elena Marengo. Teun A. van Dijk 21

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Page 1: 2012 Bib 08 Van Dijk Estudio Del Discurso

1El estudio del discurso*

¿Qué es el discurso?Los dos volúmenes de esta introducción constituyen una res-

puesta compleja a una sencilla pregunta que tienden a formularquienes apenas comienzan a abordar el tema cuando advierten lapresencia ubicua del término "discurso" en las humanidades, en lasciencias sociales e incluso, en los medios masivos de comunicación:"¿Qué es exactamente el discurso?"

La situación sería ideal si pudiéramos condensar todo lo quesabemos acerca del discurso en una definición única y práctica.Lamentablemente, ocurre en este caso lo mismo que con otros concep-tos afines, como "lenguaje", "comunicación", "interacción", "sociedad"y "cultura": la noción de discurso es esencialmente difusa. Como suelesuceder en el caso de conceptos que remiten a fenómenos complejos,es la disciplina en su totalidad, en nuestro caso el nuevo campotransdisciplinario de los estudios del discurso (también llamado"análisis del discurso"), la que proporciona la definición fundamentalque se busca.

No obstante, debemos empezar por alguna parte, y habitualmen-te lo hacemos mediante una breve caracterización general de losfenómenos que estudia la disciplina. Este es el objetivo del presentecapítulo. En los capítulos siguientes, se avanzará en el tema con másdetalles y referencias a los distintos dominios que abarcan los estudiosdel discurso. Después de hacer un resumen de las principales carac-terísticas del discurso, esbozaré la evolución de esta disciplina yenunciaré algunos principios generales que muchos enfoques del

* Traducido por Elena Marengo.

Teun A. van Dijk

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discurso comparten en la actualidad. En cierto sentido, pues, estecapítulo constituye una introducción a las introducciones que confor-man el resto del libro.

Del sentido común a la teoría

Antes de adentrarnos en ese tipo de descripción más teórica queuno espera encontrar en la disciplina de los estudios del discurso,corresponde decir algunas palabras acerca de la noción de "discurso"proveniente del sentido común, tal como esta noción aparece en ellenguaje cotidiano y en el diccionario. En este sentido, el término"discurso" se aplica a una forma de utilización del lenguaje, adiscursos públicos o, más en general, al lenguaje oral, por ejemplo,cuando hablamos del "discurso característico del ex presidente RonaldReagan".

Otro uso del mismo término, muy difundido pero aún informal,puede hallarse en los medios de comunicación y en algunas de lasciencias sociales, por ejemplo, cuando se habla del "discurso delneoliberalismo". En este último caso, el término "discurso" no serefiere exclusivamente al uso que hacen del lenguaje los pensadoreso políticos neoliberales, sino también a las ideas y filosofías que ellossustentan y divulgan. En efecto, puede suceder que los estudiosdedicados al discurso neoliberal no presten atención alguna al uso dellenguaje.

Los analistas del discurso intentan ir más allá de estas definicio-nes características del sentido común. Admiten que el discurso es unaforma de uso del lenguaje. No obstante, puesto que esta últimadefinición continúa siendo imprecisa y no siempre conveniente, intro-ducen un concepto de "discurso" más teórico, a la vez que másespecífico y más amplio en sus aplicaciones. Pretenden incluir otroscomponentes esenciales en este nuevo concepto; a saber, quién utilizael lenguaje, cómo lo utiliza, por qué y cuándo lo hace.

Decir que el discurso es un suceso de comunicación es unacaracterización que incorpora algunos de estos aspectos funcionales.En otras palabras, las personas utilizan el lenguaje para comunicarideas o creencias (o para expresar emociones) y lo hacen como parte desucesos sociales más complejos, por ejemplo, en situaciones tanespecíficas como un encuentro con amigos, una llamada telefónica,una lección en el aula, una entrevista de trabajo, una consulta con elmédico. También cuando leen o escriben una noticia periodística.

Estos ejemplos sugieren además que, independientemente decualquier otra cosa que ocurra en esos a veces complicados sucesosde comunicación, los participantes hacen algo, esto es, algo que va

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más allá, específicamente, de usar el lenguaje o comunicar ideas ocreencias: interactúan. Con el objeto de destacar este aspectointeractivo, suele decirse también que el discurso es una interacciónverbal.

Ya en esta primera aproximación al concepto de discurso hemosidentificado sus tres dimensiones principales: a) el uso del lenguaje;b) la comunicación de creencias (cognición) y c) la interacción ensituaciones de índole social. Si se tienen en cuenta estas tres dimen-siones, no es sorprendente que sean varias las disciplinas que par-ticipan de los estudios del discurso, como la lingüística (para el estu-dio específico del lenguaje y su utilización), la psicología (para elestudio de las creencias y de cómo estas se comunican) y las cienciassociales (para el análisis de las interacciones en situaciones sociales).

Una tarea característica del estudio del discurso consiste enproporcionar descripciones integradas en sus tres dimensiones: ¿cómoinfluye el uso del lenguaje en las creencias y en la interacción, oviceversa?, ¿cómo influyen algunos aspectos de la interacción en lamanera de hablar? o ¿cómo controlan las creencias el uso del lenguajey la interacción? Más aún, además de brindar descripciones sistemá-ticas, cabe esperar que el estudio del discurso formule teorías queexpliquen tales relaciones entre el uso del lenguaje, las creencias y lainteracción social.

Texto y conversación

Si bien contamos ahora con una primera caracterización de loque los especialistas entienden por "discurso", es necesario resolveralgunas cuestiones complejas. En primer lugar, el uso del lenguaje nose limita, por supuesto, al lenguaje hablado, sino que incluye ellenguaje escrito (o impreso), la comunicación y la interacción escritas,como es el caso de los periódicos, de nuestros libros de texto o nuestracorrespondencia (correo común o electrónico), o de los miles de tiposdistintos de textos propios de nuestro trabajo académico o de otrostipos de trabajos. Si bien muchos estudiosos del discurso se dedicanespecíficamente al lenguaje hablado, resulta útil por lo dicho ante-riormente incluir en el concepto de discurso los textos escritos. Haymucha similitud en la manera como las personas hablan o escribencuando utilizan el lenguaje para comunicar sus ideas y lo mismoocurre cuando la gente escucha o lee un discurso.

Sin embargo, semejante ampliación del concepto plantea otrasdificultades. Así, el lenguaje hablado tal como lo encontramos enlas conversaciones cotidianas, en los debates parlamentarios o en lasentrevistas laborales es sin duda una forma de interacción de la cual

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participan los usuarios del lenguaje como hablantes o como recepto-res. Pero no resulta tan evidente que lo mismo ocurra con los textosescritos, como las cartas, las noticias publicadas en un diario, loslibros de texto, las leyes o las publicaciones de carácter académicocomo la presente. Estos parecen ser objetos, o productos de actosverbales, más que formas de interacción.

Sin embargo, al igual que las conversaciones, los textos tambiéntienen "usuarios", a saber, los autores y los lectores. Así, podemoshablar de "comunicación escrita", e incluso de "interacción escrita"aunque los participantes en este caso no interactúen cara a cara y elcompromiso de los lectores en la interacción parezca más pasivo:excepto cuando intercambian cartas o cuando debaten en los mediosmasivos de comunicación, raramente responden por escrito a losautores del texto original. Esto no significa, naturalmente, que seanmenos activos al leer y al comprender. Así, a despecho de diferenciasnotables, las similitudes entre los usos del lenguaje, la comunicacióny la interacción orales y escritos son suficientes para justificar lainclusión de estas dos modalidades del discurso en una sola nocióngeneral de "discurso".

Es cierto, empero, que los estudiosos del discurso tambiénutilizan a veces las propias nociones que ellos han desarrollado concierta informalidad. Si bien pueden caracterizar al discurso como unsuceso de comunicación, o como una forma de interacción verbal, amenudo se ocupan de las dimensiones verbales de tal evento o acción,es decir, de lo que concretamente dicen o escriben los usuarios dellenguaje. Así, de la misma manera que el término "texto" se aplicapreferentemente al producto de la escritura, el término "conversa-ción" a menudo se aplica al producto del acto de hablar, o a unainteracción en curso, sin que se preste demasiada atención a losusuarios del lenguaje involucrados en ese acto ni a los otros aspectosdel suceso comunicativo en su totalidad. Teóricamente, se hacehincapié en que la disciplina estudios del discurso debería tratar tantode las propiedades del texto como las de la conversación, y de lo quese denomina el contexto, es decir, las otras características de lasituación social o del suceso de comunicación que pueden influir sobreel texto o la conversación. En suma, el análisis del discurso estudia laconversación y el texto en contexto.

Ambigüedad del término "discurso"

Existe además otra dificultad. Hasta ahora, he utilizado el tér-mino "discurso" de un modo bastante abstracto, al igual que lostérminos "lenguaje" y "comunicación". Así, cuando caracterizamos el

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discurso como un suceso de comunicación, hablamos del discurso engeneral. De manera similar, aunque algo distinta, podemos hablaren general de tipos específicos o dominios sociales del uso del lenguajey el discurso, por ejemplo, cuando utilizamos las expresiones "discur-so médico" o "discurso político".

Por otra parte, también empleamos el término "discurso" demanera más concreta, como sustantivo contable, para referirnos a unaconversación determinada o a una noticia periodística, por ejemplo,cuando decimos "este discurso" o "un discurso en primera plana". Eneste caso, se puede utilizar asimismo el plural "discursos" para hacerreferencia a diversos ejemplos concretos de texto o de conversación.

Habitualmente esta ambigüedad no genera demasiados proble-mas: del contexto o del texto inmediato (el "cotexto") se puede inferirel significado particular que se asigna al término. Sin embargo,debemos tener conciencia clara de la diferencia teórica entre el usoabstracto del término "discurso" cuando nos referimos a un tipo defenómeno social en general y el uso específico que hacemos de élcuando nos ocupamos de un ejemplo concreto o un ejemplar determi-nado de texto o de conversación.

Lamentablemente, la ambigüedad no termina aquí. Ya hemoshecho mención de otra utilización del término "discurso" (cuando sehabla, por ejemplo, del "discurso del liberalismo") que no se limita aluso del lenguaje ni a la interacción comunicativa, sino que se refierea ideas o ideologías. Si bien también encontramos el término usado eneste sentido en los estudios del discurso, resulta evidente que oscureceaun más el panorama y por esta razón muchos especialistas prefierenevitarlo. A veces este sistema muy general del discurso y las ideasrecibe el nombre de orden del discurso, noción que puede hallarse enestudios del discurso de inspiración más filosófica.

Delimitación de los discursos

Existe una tercera dificultad. Como ocurre en el caso de unainteracción o de un suceso comunicativo, en la mayoría de las situa-ciones es posible identificar y delimitar un discurso determinado: sesabe dónde comienza y dónde termina, se sabe si el material estáconstituido por un único discurso o por varios discursos distintos. Peroexisten situaciones menos claras. Si bien es posible identificar ydelimitar una conversación determinada como tal, ¿qué ocurre con unlargo debate parlamentario sobre un tema particular, debate quepuede abarcar varias sesiones que prosiguen (con interrupciones o"recesos") durante varios días? ¿Estamos en este caso frente a unúnico discurso, un discurso compuesto integrado por varias partes

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(una para cada día), o nos hallamos frente a una secuencia dediscursos diferentes (las exposiciones de los diputados), o qué? Lomismo puede decirse de un debate sobre un tema determinado que sepresenta en la página editorial de un periódico, o de los diversosepisodios de una película que cuenta con varias partes o de una seriede televisión, así como de los "artículos" de una enciclopedia, o los deeste mismo libro, sin ir más lejos.

En otras palabras, apenas observamos la realidad cotidiana deldiscurso con algo más de detenimiento, descubrimos dificultadesimposibles de resolver con las nociones de discurso que provienen delsentido común. En estos casos, pueden ser necesarias nociones teóri-cas que definan el comienzo y el fin de un texto o de una conversación,su unidad y su coherencia, nociones que definan las relacionesintertextuales entre discursos diferentes, las intenciones de los quehablan y escriben, las situaciones, el tiempo, el lugar y otros aspectosdel contexto de comunicación. Así, en los ejemplos ya mencionados,podría ser necesario discriminar entre discursos "simples" y "com-puestos", entre discursos a secas y "complejos discursivos".

Descripción teórica

Llegados a este punto, las limitaciones de una caracterizaciónmás intuitiva e informal del discurso, tal como se la presentó en lassecciones anteriores, sugieren la necesidad de un enfoque más explí-cito y teórico que pueda dar cuenta de las numerosas propiedades deltexto y de la conversación.

En lugar de decir, por ejemplo, que el discurso es una forma de"uso del lenguaje", debemos precisar qué significa esta expresión,mediante la descripción, por ejemplo, de en qué consiste ese uso dellenguaje, cuáles son sus componentes, cómo se ordenan y cómo secombinan para formar construcciones mayores. Pueden formular-se preguntas similares acerca del proceso de comunicación o acerca delas acciones implícitas en una actividad discursiva.

Las descripciones del discurso distinguen diversas estructuras.Así, una gramática puede describir oraciones o secuencias de palabrasque tienen un orden específico. Algunas de estas secuencias sonoraciones gramaticales que tienen sentido, mientras que otras no lotienen. Análogamente, si queremos aportar una descripción estructu-ral del discurso, podemos comenzar por considerarlo como una se-cuencia de oraciones, es decir, como oraciones dispuestas en un ordenespecífico. Algunas de estas secuencias constituirán discursos consentido, coherentes y aceptables, y otras no. En otras palabras, unadescripción estructural debe establecer las diversas relaciones y

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condiciones que definen la "discursividad" de secuencias de oraciones.De aquí en adelante, el sentido común y los conocimientos

escolares del lenguaje y la gramática pronto resultan insuficientespara responder las preguntas más específicas y técnicas acerca de lasestructuras del discurso. Es necesario saber más acerca de las propie-dades de las oraciones y de otros componentes y de las construccionesdel discurso, así como también es necesario saber más acerca de susrelaciones mutuas, acerca de las reglas que determinan cómo puedeno deben combinarse, o acerca de otras condiciones o restricciones quepuedan estar involucradas. La afirmación anterior vale no sólo parauna descripción del discurso como uso del lenguaje, sino tambiénpara sus otras dos dimensiones, a saber, el estudio del discurso comocomunicación de creencias o como forma de interacción social, asícomo para las relaciones entre el uso del lenguaje, la comunicación yla interacción con el contexto social.

Es evidente que no se trata de una empresa sencilla. Porconsiguiente, tal como ocurre con la especialización en otras discipli-nas, los analistas del discurso pueden concentrarse en un aspecto,nivel o dimensión del texto o la conversación o, incluso, en una clasegeneral de discurso, como el de los medios. Esta división del trabajopuede hacerse según las distinciones teóricas que se establecen entrediferentes propiedades del discurso, como yo mismo lo hice aquícuando discriminé las tres dimensiones del discurso: uso del lenguaje,comunicación (cognición) e interacción.

Cada una de estas dimensiones puede tener distintas caracterís-ticas. Por ejemplo, cuando nos concentramos en el discurso como unaforma de uso del lenguaje, es decir en el aspecto verbal de lasemisiones, la lingüística distingue metafóricamente diversos nivelesde esas emisiones, como si se tratara de edificios o construcciones.Análogamente, yo comienzo aquí mi exposición por lo que metafórica-mente puede denominarse el nivel "superficial" u "observable" de laexpresión y luego prosigo "hacia abajo" a los niveles más "profundos"o "subyacentes" de la forma, el sentido y la acción. Una vez quesepamos algo más acerca del discurso en su calidad de utilización dellenguaje, nos dedicaremos a caracterizarlo en sus dimensiones decomunicación e interacción. Este orden de análisis es en buenamedida arbitrario: podríamos también haber comenzado por estasúltimas dimensiones, puesto que a menudo se recurre a ellas paraexplicar por qué el lenguaje tiene las propiedades que tiene.

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El discurso como estructura verbal

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El sonido, la vista y el cuerpo

Tal como sucedió históricamente en la lingüística moderna, elanálisis del discurso puede comenzar por el análisis de un nivel demanifestaciones observables o expresiones, a saber, sonidos audiblesy marcas visuales (cartas, figuras, colores, etc.) inscriptas sobre papel,pizarras o pantallas de ordenadores (e incluso, por supuesto, huellasmagnéticas en un disco de ordenador). De este modo usamos ellenguaje cuando hablamos o escribimos, cuando escuchamos o leemosdiscursos. Podemos entonces concentrarnos, como lo hace la fonolo-gía, en las estructuras abstractas de estos sonidos en el discursohablado y analizar cómo contribuyen la pronunciación, el énfasis, laentonación, el volumen y otras propiedades al sonido característico delas estructuras del discurso. Así, los sonidos pueden establecer rela-ciones entre oraciones (por medio, por ejemplo, del énfasis contrastivo),señalar actos verbales como las preguntas, indicar el comienzo o elfinal de un segmento de discurso o caracterizar la alternancia dehablantes.

Lamentablemente no hay lugar en este libro para dedicar uncapítulo independiente al estudio fonológico de la estructura sonoradel discurso, que constituiría una parte absolutamente legítima deuna introducción al estudio del discurso. Se incluye en cambio uncapítulo acerca de los aspectos escritos, impresos o gráficos deldiscurso (véase el cap. 10, escrito por Gunther Kress, Regina Leite-García y Theo van Leeuwen). En razón también del sesgo de lalingüística tradicional hacia el lenguaje hablado, el aspecto visualdel discurso a menudo fue omitido (y todavía lo es) en los estudios deldiscurso. Sin embargo, en la disciplina hermana de la semiótica(el estudio de los signos), se hace hincapié en que un análisis de lasdimensiones visuales del discurso resulta indispensable, especial-mente en estos tiempos de comunicación multimedial. El estudio de lapublicidad, de los libros de texto o de los programas de televisión exigeevidentemente un enfoque multimedial o multimodal.

En el discurso hablado los sonidos tampoco ocurren aislados.Habitualmente están acompañados por diversos tipos de actividad noverbal, como los gestos, las expresiones faciales, la posición del cuerpo,la proximidad, el aplauso y la risa, acciones todas que acompañan demanera pertinente a las conversaciones y por consiguiente requierenpor derecho propio un análisis del papel que juegan en el suceso decomunicación como totalidad. Nuevamente, debo decir que se tratade un aspecto del análisis del discurso relativamente inexplorado

hasta el momento. No obstante, junto con los sonidos del discurso, laactividad no verbal juega un papel importante en la interpretación delsentido y de las funciones del discurso en la interacción cara a cara (ypor supuesto, en la comprensión del discurso en las películas). Elhecho de que un interlocutor esté enojado no sólo se manifiesta en laelección particular de palabras que hace, o en el volumen, altura oentonación de los sonidos que emite, sino también en la expresión desu cara y en sus gestos. Este ejemplo muestra sin lugar a dudas quelos eventos de comunicación no sólo están constituidos por palabras.

Hablar de los aspectos auditivos, visuales y corporales del discur-so presupone una diferenciación bien conocida por los propios usua-rios del lenguaje y por los analistas del discurso, que establece dosmodalidades distintas de discurso: la conversación y el texto. Laconversación o el discurso hablado comprende las conversacionescotidianas propiamente dichas y otros tipos de diálogo, como losdebates parlamentarios, las reuniones de cuerpos colegiados o lainteracción entre médico y paciente. El texto o discurso escrito, comoel que usted lee en este momento, define un conjunto grande de tiposde discurso que comprende, por ejemplo, las noticias de los diarios, losartículos académicos, las novelas, los libros de texto y la publicidad.En un sentido más técnico, el término "texto" se ha utilizado en elanálisis del discurso para hacer referencia, por ejemplo, a las estruc-turas abstractas ("subyacentes") del discurso o para hacer referenciaa la conversación transcripta. En el presente libro, sin embargo,utilizamos este término con su sentido cotidiano no estricto de "discur-so escrito".

Las listas de distintos tipos de discurso mencionados hasta ahoratambién indican algo más. Las propiedades del discurso, como la deser hablado o escrito, pueden utilizarse asimismo como criterios paraestablecer una tipología: definen conjuntos o clases de tipos dediscursos. La combinación de estos criterios puede a su vez utilizarsepara definir tipos "naturales" de discurso, o géneros, es decir, tiposconocidos y empleados por los usuarios del lenguaje, entre los cualesse cuentan las conversaciones, los textos publicitarios, los poemas ylas noticias periodísticas escritas.

Orden y forma

Se puede seguir avanzando en esta descomposición del discursoen sus diversos niveles o dimensiones hasta abarcar otros aspectosque caracterizan la conversación o el texto. Siguiendo los pasos de lagramática de la lengua, por ejemplo, cabe esperar que el análisis deldiscurso también preste atención a la forma abstracta de las oraciones

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que lo componen: el orden de las palabras, las frases o las cláusulas uotras propiedades que estudia la sintaxis.

A diferencia de los lingüistas tradicionales, sin embargo, losanalistas del discurso van más allá de la frontera de la oración en estecaso: estudian cómo influyen en la forma de las oraciones otrasoraciones próximas en el texto o la conversación. Por consiguiente, enun enfoque discursivo de la gramática la buena formación o grama-ticalidad de las oraciones es relativa. Por ejemplo, una oración aisladaformada únicamente por un verbo no sólo sería agramatical en elsentido tradicional, sino que resultaría en buena medida incompren-sible. No obstante, como parte de una secuencia discursiva de oracio-nes, esta incompletitud sería relativamente normal porque una ora-ción anterior podría aportar la información "faltante", sea esta grama-tical o de otra naturaleza.

El orden de las palabras o de las frases en una oración no esarbitrario. Puede cumplir diversas funciones con respecto a otrasoraciones del discurso. Por ejemplo, es habitual que en inglés ymuchas otras lenguas, la primera frase nominal (FN) de una oraciónexprese información ya conocida ("dada") por el receptor (porque esposible inferirla, por ejemplo, de oraciones anteriores o del contexto),mientras que las últimas partes de la oración suelen expresar infor-mación "nueva". El orden de las palabras puede también desempeñarotras funciones, como la de indicar contrastes, énfasis o una elecciónentre varias alternativas. De modo análogo, el orden "normal" de laspalabras de una oración puede cambiar en función de la estructura delas oraciones anteriores o de la información que estas brindan.

Uno de los fenómenos más estudiados en la sintaxis del discursoes cómo la forma de las oraciones opera como indicador de la distribu-ción de la información a través del discurso. Si contamos una historiaacerca de una mujer determinada, podemos comenzar refiriéndonosa ella por su nombre, por ejemplo, "María Contreras", o bien podemosutilizar una frase nominal indefinida para identificarla: "una aboga-da". Más tarde, podemos hacer referencia a la misma persona con unafrase nominal definida como "la mujer" o "la abogada", o simplementepronombres como "ella" o "suya".

En síntesis, la estructura formal de las oraciones en el discursono es independiente del resto del discurso (o del contexto). Es intere-sante observar, no obstante, que no sólo la forma de las oracionesanteriores juega un papel aquí, sino también la información contenidaen ellas: a qué o a quién se refieren, qué se supone que los receptoresya saben, o en qué focalizan su atención. Todas estas son nociones quecorresponden más bien a un enfoque semántico o cognitivo del discur-so (véase el apartado inmediato posterior). En consecuencia, el estu-

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dio sintáctico del discurso (tal como el de las funciones discursivas delorden de las palabras, de las frases nominales o de los pronombres)debe integrarse con un estudio de los otros niveles o dimensiones deldiscurso. Por esta razón, entre otras, los autores del capítulo 4,Susanna Cumming y Tsuyoshi Ono, dedicado, precisamente, a estosaspectos del discurso, no lo titularon "Sintaxis del discurso" sino "Eldiscurso y la gramática", que es menos restringido.

Sentido

Un aspecto crucial de muchas descripciones del discurso es elnivel del sentido, tal como lo analiza típicamente la semántica. Noobstante, el término "sentido" es muy escurridizo y puede tener, élmismo, varios sentidos distintos. En este momento de nuestra expo-sición, sin embargo, hacemos referencia con este término a los senti-dos abstractos y conceptuales propios de las palabras, de las oracio-nes, de las secuencias de oraciones y de discursos enteros. Loslingüistas suelen referirse a estos sentidos abstractos del discurso conla expresión representaciones semánticas.

Los psicólogos y los especialistas en lingüística cognitiva adop-tan un enfoque más empírico hacia el significado y dicen que no setrata tanto de que el discurso "tenga" un sentido intrínseco, sino deque el sentido es algo que los usuarios del lenguaje asignan aldiscurso. Este proceso de asignación de sentido es lo que todosconocemos como "comprensión" o "interpretación". En este caso, seasocia el sentido a la mente de los usuarios del lenguaje. En estosenfoques más psicológicos del sentido, se utiliza también la noción deinformación, aunque debemos hacer notar que esta es una noción másgeneral: las personas tienen mucha información (incluso muchosconocimientos) que no se expresa necesariamente en el sentido deldiscurso.

Análogamente, algunos científicos sociales pueden alegar queestos sentidos son compartidos o sociales y que, por consiguiente, nose debería establecer una relación entre ellos y la mente, sino entreellos y la interacción, los grupos o las estructuras sociales. Ya volve-remos más adelante a estos enfoques cognitivos y sociales del sentidoy otros aspectos del discurso.

Es necesario advertir que en el lenguaje cotidiano (y en lasciencias sociales) también se utiliza el término contenido para hacerreferencia al sentido o a la información presente en un discurso. Losanalistas del discurso evitan por lo general este vocablo tan impreciso,empleado todavía en algunos métodos de análisis de textos como elque se denomina "análisis del contenido" (el cual, por otra parte, tiene

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más que ver, de hecho, con otros aspectos más observables del discurso-sobre todo con las palabras- que con el sentido).

Cada nivel de descripción del discurso cuenta con conceptospropios. Así, en la semántica hay un término especial que se aplica alsentido de toda una cláusula u oración, a saber, proposición. Mientrasque la sintaxis del discurso se ocupa de la estructura formal de lasoraciones, la semántica del discurso estudia, más bien, la estructurade las proposiciones, en especial las relaciones entre las proposicio-nes de un discurso. Tal como ocurre en todos los otros niveles deanálisis del discurso, encontramos aquí el principio de relatividad deldiscurso: las proposiciones están influenciadas por las proposicionesprevias en el texto o la conversación. De hecho, no es necesario ser unanalista del discurso para saber que el significado de una oracióndeterminada depende de lo dicho (significado) previamente.

Existe una noción semántica, mencionada al pasar en lo quellevamos dicho, que es en buena medida crucial para este análisis: lanoción de coherencia, es decir, la conexión del sentido de las oraciones(o sea, las proposiciones). Podemos estudiar las relaciones de cohe-rencia en el caso en que las proposiciones aparecen una a continua-ción de la otra (micronivel de análisis), pero también podemosestudiarlas en el discurso en su totalidad (macronivel de análisis). Enambos casos, explicamos qué es lo que hace que el discurso tengasentido, y en qué difiere un discurso de un conjunto arbitrario(incoherente) de oraciones.

En el micronivel, las relaciones de sentido entre las proposicio-nes de un discurso obedecen a un cierto número de condiciones decoherencia que pueden ser de naturaleza funcional. Por ejemplo, unaproposición puede funcionar como especificación, generalización,ilustración o contraste con respecto a una proposición previa. En unasecuencia simple como la siguiente: "Pedro se retrasó. Siempre llegatarde", la segunda oración expresa una proposición que es unageneralización de la proposición expresada en la primera.

La especificación constituye otro ejemplo típico de relación funcio-nal que podemos encontrar todos los días en el diario o en los noticiariosde televisión. Los discursos correspondientes suelen comenzar conoraciones que expresan proposiciones muy generales (en el titular y laentradilla), seguidas de otras que expresan proposiciones que aportandetalles cada vez más específicos. Así también, en los capítulos de estelibro se hace uso de otra relación funcional, el ejemplo o ilustración:después de mencionar una propiedad general de un discurso, se puedeaportar un ejemplo o varios (como lo hice en el párrafo anterior).

De la misma manera, un análisis semántico del discurso puedeesclarecer cómo el sentido o la información se enfatiza, o se pone y se

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saca de foco. También, según cuál sea el "entorno" discursivo, el sentidopuede funcionar como el tópico de una oración, es decir, puede indicarde qué o de quién "trata" la oración. Así, en el ejemplo antes mencio-nado, el concepto Pedro (expresado explícitamente en la palabra Pedroy en el sujeto tácito (él) del verbo llega) es el tópico de las dos oraciones.En todos estos casos, las diversas funciones semánticas dependenasimismo del sentido de la parte previa del discurso o del contexto yde la información que este brinda (más precisamente, del conocimien-to que el usuario del lenguaje depositó en ellos o infirió de ellos).

La semántica del discurso no está restringida a estas relacionesfuncionales o a otras relaciones de sentido entre las proposiciones.Necesita también otra noción, la de referencia: el modo como eldiscurso y sus sentidos se relacionan con los sucesos reales o imagina-rios de los cuales se habla, es decir, los referentes. Una regla aparen-temente sencilla para la coherencia local de un discurso es que susproposiciones deben referirse a (ser acerca de) sucesos o situacionesque tienen alguna relación entre sí (según el hablante al menos). Así,el discurso puede ser coherente si las oraciones que lo componen serefieren a hechos causalmente relacionados, como ocurre en el si-guiente ejemplo: "Laura se retrasó. Su vuelo se demoró. Tuvo queesperar varias horas en el aeropuerto".

Como ya se sugirió, esta coherencia es relativa a los hablantes ysu conocimiento. Esto introduce en el análisis un aspecto cognitivoque trataremos más adelante. A menudo esta condición de coherenciatambién implica que las proposiciones de un discurso tratan de lasmismas personas o de los mismos objetos, que a veces se denominanreferentes del discurso. Ya hemos visto en la sección dedicada a lasintaxis que se puede aludir a estos referentes del discurso mediantedistintas expresiones según se suponga que el receptor sabe de elloso piensa o no acerca de ellos. Para identificar un nuevo referente deldiscurso (o recordar uno mencionado previamente) pueden ser nece-sarias descripciones extensas, pero una vez identificado este, unsimple pronombre (y a veces ni siquiera esto) puede ser suficientepara que el receptor sepa de qué o de quién se habla (véase al respectoel cap. 3, escrito por Russell S. Tomlin, Linda Forrest, Ming Ming Puy Myung Hee Kim, donde se exponen en detalle estos aspectos delsentido del discurso).

Con la descripción del macronivel del sentido del discurso,dejamos atrás la lingüística y la gramática tradicionales y encontra-mos nociones típicas del discurso propiamente dicho, como los tópicosy los temas. Los tópicos de un discurso (que no son lo mismo que lostópicos de una oración) constituyen, por así decirlo, los sentidosglobales del discurso y definen su coherencia global o macrocoherencia.

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Cuando explicitamos el (los) tópico(s) de un texto o una conversación,en realidad estamos contestando preguntas tan prosaicas como "¿Dequé está hablando?", preguntas en este caso relativas al resultado o elmeollo de un discurso, aquello que constituye su información másimportante. Los tópicos son elementos cruciales del texto y la conver-sación. Sin ellos, no sabríamos de qué estamos hablando o qué estamosleyendo. Definen la "unidad" global del discurso y se expresan habi-tualmente en ciertos segmentos del discurso como los titulares, losresúmenes o las conclusiones. Por otra parte, suelen ser la informa-ción que mejor recordamos de todo un discurso. En síntesis, los tópicoso sentidos globales son esenciales para el proceso de la comuni-cación.

Por ejemplo, la noticia de primera plana del periódico de hoypuede tener como tópico principal que "se ha firmado un acuerdo depaz en Bosnia". Este tópico contiene en un nivel más abstracto yelevado del significado la información detallada que el resto delartículo proporciona y define así la coherencia global del texto. Encierto sentido, el tópico "resume" los significados más detallados de undiscurso. De forma análoga, los artículos académicos, las conversacio-nes de todos los días o los debates parlamentarios pueden tener unoo varios tópicos.

Estilo

La mayor parte de las gramáticas lingüísticas se limita a estu-diar los niveles de expresión (sonido y forma) y el sentido de lasoraciones. Hemos ido más allá de las limitaciones de esas gramáticasy dedicamos también nuestra atención a las relaciones de sentido y dereferencia que existen entre distintas oraciones e, incluso, al sentido(global) de los discursos en su totalidad. De todas maneras, ni lagramática ni la lingüística dan cuenta habitualmente de muchasotras propiedades del discurso.

Otro aspecto del discurso es, por ejemplo, su estilo, una nociónnotablemente difícil de definir. Se lo puede intentar definir en térmi-nos de variación. Por ejemplo, para describir la guerra civil de Bosnia,podemos hacer referencia a los diversos grupos beligerantes como"luchadores", "rebeldes", "insurgentes", "terroristas", etc. La elecciónde una determinada palabra en este caso puede depender del tipo dediscurso (por ejemplo, noticia periodística, editorial o propagandapolítica) o de la pertenencia del hablante o el escritor a un determina-do grupo, de su posición u opinión particular sobre el tema. Es decirque para referirnos a las mismas personas, podemos utilizar ítemsléxicos diferentes. Cuando estas variaciones ocurren en función del

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contexto (hablante, perspectiva, auditorio, grupo, etc.), se dice queestamos frente a características del estilo del discurso.

Para describir los mismos sucesos pueden también utilizarsevariaciones en la pronunciación, en la escritura, en los elementosvisuales o en los gestos que acompañan al discurso, en el orden de laspalabras, en el orden de las oraciones: todas estas variaciones funcio-nales forman parte del estilo. En síntesis, el estilo es habitualmenteuna variación dependiente del contexto del nivel de expresión deldiscurso. Los significados son los mismos: de lo contrario, no hablaría-mos de una variante estilística del discurso, sino de un discursodiferente. Pero aun así, existen variaciones estilísticas: se puedehablar de los mismos tópicos o sucesos (referentes) y hacerlo condistintos sentidos locales (detalles), como ocurre en el caso de lainformación que brindan sobre el "mismo" hecho un diario "serio" yotro sensacionalista. Por supuesto, dos noticias diferentes de unmismo periódico que se refieren a sucesos o tópicos distintos noconstituyen variantes de estilo. En otras palabras, el concepto deestilo supone usualmente que al menos algo (el sentido, el tópico, lossucesos) permanece igual, de modo que podemos comparar cómolos discursos "dicen lo mismo".

Un análisis estilístico puede también definir un conjunto decaracterísticas discursivas típicas de un género (relato versus cróni-ca), de un hablante (sosegado versus emocional), de un grupo humano(mujeres versus hombres), de una situación social (formal versusinformal), de un período literario (clásico versus romántico) e inclusode toda una cultura (anglosajona versus latina). Por lo general nosocuparemos entonces no sólo de las variaciones contextuales en laforma de las palabras o las oraciones, sino además de otras propieda-des del discurso que expondremos más adelante, como ciertos modoscaracterísticos de contar historias o ciertas estrategias de cortesía.Existen, sin embargo, muchos otros aspectos del estilo que no mencio-no aquí y que se tratarán en detalle en el capítulo 5, escrito porBarbara Sandigy Margret Selting (para las variaciones culturales delestilo véase asimismo el cap. 9 del vol. 2, escrito por Cliff Goddard yAnna Wierzbicka; otros capítulos también hacen referencia regular-mente al tema del estilo).

Retórica

Hay otro aspecto del discurso estrechamente vinculado al análi-sis estilístico, que podríamos denominar la dimensión retórica deldiscurso, aunque el término retórica tuvo en su origen un sentidomucho más amplio: el arte del discurso público persuasivo y su estudio

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(véase al respecto el cap. 6, escrito por Ann M. Gill y Karen Whedbee).En este sentido más amplio, que se remonta a la Antigüedad, podemosconsiderar a la retórica como la precursora de lo que hoy denomina-mos estudios del discurso. Uno de los ejes vertebrales de la retóricaclásica estaba constituido por el estudio de los medios específicos quehacen a un discurso más memorable y, por ende, más persuasivo: lasfiguras de la retórica. Si bien todo discurso entraña necesariamenteun estilo, no todo discurso presenta estas figuras, que tambiénpodemos denominar "estructuras retóricas": aliteración, rima, ironía,metáfora, hipérbole, etcétera.

Por consiguiente, los análisis retóricos habitualmente se ocupande estos "recursos" de persuasión, es decir, de las estructuras especia-les del discurso que atraen la atención en razón, por ejemplo, de unarepetición inesperada, de un orden invertido, de estructuras quequedan incompletas o de cambios del sentido. Aunque estas estructu-ras se estudian tradicionalmente dentro de las oraciones, no esnecesario decir que secuencias enteras de oraciones o discursoscompletos pueden ser más o menos hiperbólicos, irónicos o metafó-ricos. Por otra parte, si bien las estructuras retóricas tienen relacióncon la persuasividad del discurso, tampoco es necesario insistir enque la función persuasiva del texto o la conversación no está limitadaa la retórica, puesto que también puede depender del estilo, delsentido o de la coherencia.

Esquemas

Existe otro nivel del discurso que a menudo no recibe un trata-miento independiente y homogéneo: el de sus estructuras formalesglobales, denominadas también estructuras esquemáticas o superes-tructuras. Sin embargo, este nivel no es difícil de definir. Si porejemplo aceptamos que los discursos tienen un sentido global o tópico,faltaría definir una forma global abstracta que albergue esos sentidosglobales. En otras palabras: así como la forma de una oración sedescribe en términos del orden de las palabras (sintaxis), podemosdescomponer la forma de textos y conversaciones enteros en ciertacantidad de componentes convencionales o categorías fijas y formularreglas que establecen su orden característico. De hecho, y aun sinconocimientos teóricos sobre tales estructuras esquemáticas, pode-mos por lo general identificar el "comienzo" y el "fin" de un discurso,el titular de un artículo periodístico, los saludos que inician unaconversación o las conclusiones de una argumentación. Debemossubrayar una vez más que se trata en todos los casos de nocionesformales: cualquiera sea el sentido (contenido) de un artículo periodís-

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tico, siempre tendrá un titular que cumple la función de presentary resumir lo que en él se dice. Asimismo, con independencia de lo quese diga para finalizar una conversación o una reunión, o de lo que seescriba para dar fin a un artículo, usualmente funcionará como unaespecie de categoría de clausura.

En síntesis, en un sentido abstracto podemos analizar un discur-so en términos de una cantidad de categorías formales típicas, suorden y funciones específicos, realizando un proceso similar al quepracticamos cuando analizamos una oración en términos del sujeto,el objeto, etc. Así, muchos tipos distintos de discurso comienzan conun resumen y terminan con una categoría de conclusión. Los argu-mentos, por ejemplo, pueden estar integrados por diversas premisasy una conclusión. Los relatos pueden estar compuestos, en abstracto,por varias categorías, entre las cuales la complicación de la intriga ysu resolución parecen cruciales. En otras palabras, junto con suestilo, es posible describir diversos géneros en términos de estascategorías esquemáticas típicas. Mientras que las informacionesperiodísticas y otras historias, así como muchos discursos académi-cos, por lo general comienzan con un resumen y terminan con algunaclase de conclusión, los poemas, los artículos publicitarios y otrostipos de discurso no lo hacen.

Es necesario destacar que, como en buena parte de lo dicho hastaahora, estamos hablando de estructuras abstractas. Otro tipo deanálisis sería necesario para establecer cómo los usuarios del lenguajeconstruyen concretamente sus textos y conversaciones y, por ende,cómo "se plasman" en el discurso la coherencia, los tópicos, losresúmenes, los titulares y las conclusiones. Más aún, un relato tienehabitualmente estructuras narrativas, pero es evidente que tambiénincluye muchas otras propiedades además de esta organización es-quemática. Según el contexto y el género narrativo, por ejemplo,puede presentar relatos y explicaciones de acciones, descripciones depersonajes y situaciones, una organización temporal, variacionesde estilo y de perspectiva. Estos y otros aspectos de los textosnarrativos y argumentativos se estudian en detalle, respectivamente,en el capítulo 7, escrito por Elinor Ochs, y en el capítulo 8, cuyosautores son Frans H. van Eemeren, Rob Grootendorst, Sally Jacksony Scott Jacobs.

El discurso como acción e interacciónen la sociedad

Con cada nuevo paso que damos en el camino de la definición yel análisis del discurso, encontramos estructuras cada vez más aleja-

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das de la esfera tradicional de la lingüística. De hecho, ingresamosahora en un ámbito más próximo al de las ciencias sociales: el de laacción y la interacción. Esto es, los discursos no sólo consisten en(estructuras de) sonidos o imágenes, y en formas abstractas deoraciones (sintaxis) o estructuras complejas de sentido local o globaly formas esquemáticas. También es posible describirlos en términosde las acciones sociales que llevan a cabo los usuarios del lenguajecuando se comunican entre sí en situaciones sociales y dentro de lasociedad y la cultura en general. Por esa misma razón, los capítulosdedicados al discurso en su carácter de acción e interacción social sehan agrupado en un volumen independiente.

Actos de habla

El primer enfoque del estudio del lenguaje como acción es aúnrelativamente abstracto y tuvo su origen en la filosofía del lenguaje.Es un enfoque que pone de relieve el hecho de que, al utilizar ellenguaje, las personas realizan al mismo tiempo varias actividades.Así, las que antes describimos como estructuras abstractas de soni-dos, también se pueden describir más activamente como actos locutivos,es decir, como la producción de emisiones en algún lenguaje. Demanera análoga, el "sentido" puede verse también más activamentecomo verbo y no como sustantivo, es decir, como un acto semántico (oproposicional). Lo radicalmente nuevo en este enfoque, sin embargo,fue la percepción de la dimensión social de nuestra actividad cuandoproducimos una emisión en algún contexto, es decir, cuando produci-mos un acto de habla o un acto ilocutivo: una aserción, una pregunta,una promesa, una amenaza o una felicitación.

Mientras que las formas abstractas de las oraciones obedecenreglas sintácticas que determinan su buena formación, y la semánti-ca, por su parte, establece condiciones de sentido propias, los actos dehabla deben cumplir también una serie de condiciones específicas quedenominamos condiciones de adecuación [appropriateness]. Sin em-bargo, no sólo la expresión (palabras, sintaxis, etc.) o el sentido de laemisión incumben a estas condiciones, sino también el contextosituacional del hablante, es decir, sus intenciones, sus conocimientoso sus opiniones. Por ejemplo, la condición para que una promesasea adecuada es que el hablante tenga la intención de hacer algo ycrea que ese acto futuro complacerá al oyente. El campo teóricoespecífico que da cuenta de estos actos de habla y sus condiciones selocaliza habitualmente dentro de la pragmática, disciplina que estu-dia en general el uso del lenguaje como acción en un contextosociocultural. Puesto que los estudios del discurso tienen este tema

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como una de sus metas principales, podemos considerar la pragmáti-ca como una rama del análisis del discurso (véase al respecto el cap.2 del vol. 2, escrito por Shoshana Blum-Kulka).

Si bien los estudios iniciales de los actos de habla, de acuerdo conla tendencia tradicional de la lingüística y la filosofía del lenguaje, seorientaban de manera predominante hacia la oración y analizabanactos de habla aislados, no es de extrañar que el enfoque discursivo seinterese, una vez más, por las secuencias de actos de habla tal como seconcretan en los textos y la conversación. Así, en este nivel tambiénpodemos establecer condiciones de coherencia pragmática para talessecuencias. Por ejemplo, un acto de habla es adecuado cuando expresauna razón aceptable para un acto de habla previo o posterior. (" ,Po-dría cerrar la puerta, por favor? Hace tanto frío." En este caso, laafirmación que expresa la segunda oración constituye una explicacióndel pedido que la precede y pone de manifiesto su razonabilidad.)

Tal como ocurría en el caso de la explicación semántica delsentido del discurso, podemos suponer además que es posible "resu-mir" secuencias de actos de habla integrándolos en un nivel másabstracto, un macroacto de habla. De hecho, la totalidad de un artículoperiodístico puede funcionar como una aserción compleja, un editorialpuede hacer las veces de una macroacusación y una nota donde seexige rescate por un secuestro puede cumplir la función de unamacroamenaza, aun cuando los actos de habla que la constituyensean de naturaleza diferente (un pedido de rescate puede estarformado por aserciones exclusivamente). En otras palabras, elmacroacto de habla puede definirse por la función ilocutiva global deldiscurso en su totalidad, lo que a la vez define su coherencia pragmá-tica global.

La conversación como interacción

Resulta interesante observar que, una vez elegido este enfoquedel discurso como acción e interacción, el texto y la conversaciónaparecen como una compleja jerarquía de actos distintos. Así, ademásde los actos de habla que mencionábamos antes, las personasinteractúan entre sí: se conceden turnos en la conversación, atacan alos otros y se defienden, inician y cierran diálogos, negocian, manifies-tan su acuerdo o su desacuerdo, responden a los turnos anteriores opreparan su intervención en los próximos, se presentan ante los otrosde manera positiva, intentan mantener el prestigio, se muestrancorteses, tratan de persuadir al otro, enseñar, etc. Y muchos de estosactos pueden ocurrir simultáneamente; eso significa que, además delanálisis secuencial de tales acciones, es necesario realizar un análisis

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Cross-Out
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"vertical" de todos los actos que podemos llevar a cabo "mediante" larealización de otros actos, como cuando compramos una casa median-te la firma de un contrato.

El vasto dominio del análisis de la conversación -y, más gene-ralmente, todos los estudios del discurso como interacción- se abocana los diversos tipos de actos sociales tal como se realizan en loscorrespondientes contextos sociales y culturales. Así, los turnos que"simplemente" nos concedemos en una conversación obedecen a com-plejas reglas y estrategias destinadas a seleccionar quién hablará endeterminados momentos de la conversación. Análogamente, en el"intercambio" cortés las personas hacen jugadas complejas, por ejem-plo, para evitar dañar el prestigio de sus interlocutores. Por otraparte, las conversaciones no se detienen abruptamente: los partici-pantes llevan a cabo un complejo "trabajo" de colaboración paraterminar como corresponde una conversación. Lo mismo vale para elinicio, el cierre o el cambio de tema. Se han dado a conocer estudiosmuy detallados, lindantes con la sociolingüística, el análisis deldiscurso, la etnografía y la sociología, de una miríada de estas y otraspropiedades de la "conversación" como interacción social "situada",sea en conversaciones informales entre amigos en un bar o enconversaciones más formales desarrolladas en instituciones. AnitaPomerantz y B. J. Fehr en el capítulo 3 del volumen 2 de esta obra, asícomo Paul Drew y Marja-Leena Sorjonen en el capítulo 4 del mismovolumen, exponen en detalle los distintos aspectos de este influyenteenfoque del discurso.

Estructuras abstractas y uso concreto del lenguaje

El análisis del discurso como interacción no se limita a estudiarotro "nivel" de las emisiones verbales, además de las expresiones, lasformas y los sentidos. De hecho, tiene en cuenta todos los nivelesdescriptos hasta ahora, siempre como parte de lo que los usuarios dellenguaje realizan activamente como participantes de la conversación.En otras palabras, del discurso participan diversas actividades, entreellas la producción de sonidos, la gestualización, la construcción derepresentaciones semánticas o la realización de actos de habla, todasellas llevadas a cabo de un modo estratégico y contextualmenterelevante, así como formas de interacción como la toma de turnos, laformación de impresiones, la negociación, la persuasión o la reproduc-ción de prejuicios raciales. De todas maneras, en cierto sentidopodemos decir que los primeros niveles de actividad verbal estánorientados hacia la realización de acciones sociales pertinentes. Losusuarios del lenguaje hablan con el objeto de que se los entienda, para

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comunicar ideas, y lo hacen en su calidad de individuos y de miembrosde grupos sociales, para informar, persuadir o impresionar a los otroso bien para llevar a cabo otros actos sociales en situaciones, institucio-nes o estructuras también sociales.

Además, si bien muchos de los primeros estudios del discursoinspirados en la lingüística tienen a menudo un carácter más abstrac-to, y aportan descripciones estructurales y formulan reglas gene-rales, como las de la coherencia o las estructuras narrativas, laconcepción del discurso como interacción es algo que se aviene intrín-secamente con el enfoque sociolingüístico del estudio del uso concretodel lenguaje.

Así, en lugar de estructuras abstractas e ideales, el análisis deldiscurso, aun en los estudios que no se dedicaban a la conversación,ha preferido evitar tales estructuras y ocuparse en cambio de cómo laspersonas hablan y escriben concretamente en situaciones sociales.Esto significa que podemos encontrarnos con oraciones incompletas,o parcialmente sin sentido, con actos de habla no adecuados, negocia-ciones, cambios de tópico o cierres de conversaciones que parecenfracasar. Podemos encontrarnos también con falsos inicios, repeticio-nes, contradicciones, irrelevancias, redundancias y otras violacionesde las reglas normativas que determinan qué constituye un discursoadecuado. En síntesis, el uso concreto del lenguaje, tal como se daespecialmente en la comunicación mundana y espontánea de todos losdías, puede parecer muy "desprolijo".

No obstante, en lugar de considerar estas manifestaciones dedesprolijidad como "errores" o "desviaciones" de las reglas generales,es necesario estudiarlas por derecho propio. De hecho, lo que puedeparecer una violación de alguna regla o uso habitual puede desempe-ñar, en realidad, una función contextual o de interacción específica.Es decir, además de los aspectos "normativos" del lenguaje y deldiscurso, tal como los conocemos a partir de las reglas de la gramática,las reglas de buena formación de la producción de noticias periodís-ticas o las condiciones abstractas de los actos de habla, este enfoquemás realista y "empírico" toma en cuenta el texto y la conversación, talcomo estos son concretamente.

Sin embargo, la mayor parte de los especialistas busca un orden,aun en lo que a primera vista sólo aparece como irregularidad ydesprolijidad. Así, incluso en los actos espontáneos de habla y deescritura, los usuarios del lenguaje se atienen a ciertas reglas yestrategias eficaces cuando construyen una oración o un tópico,cuando escriben un titular, cierran una reunión, se felicitan o mani-fiestan su desacuerdo. Estas reglas y estrategias no son individuales,sino que son algo socialmente compartido, conocido y utilizado en

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forma implícita en una determinada comunidad de habla. Incluso loserrores aparentes, incorrecciones, problemas, incoherencias, desvia-ciones y otras transgresiones a las reglas pueden administrarsedentro de la interacción de una manera significativa y ordenada. Estopermite no sólo a los participantes, sino también a los analistas deldiscurso, darle un sentido a lo que está ocurriendo.

CogniciónDotar de sentido, entender, interpretar y muchas otras nociones

utilizadas en párrafos anteriores no pertenecen exclusivamente aldominio de las estructuras del discurso y la interacción social, sinotambién al ámbito de la mente. Por ejemplo, tanto las explicacionesabstractas como las más concretas del orden de palabras, del signifi-cado de las oraciones, de la coherencia y los esquemas narrativos, delos actos de habla o de las interacciones propias de la conversaciónsiempre presuponen que los usuarios del lenguaje tienen conocimien-tos. Conocen las reglas que rigen tales estructuras, conocen lasestrategias de aplicación de esas reglas y los contextos en los que seaplican. Las actividades de comprender una oración, de establecer lacoherencia de distintas oraciones o de interpretar un texto paradeterminar su tópico presuponen que los usuarios del lenguaje com-parten un repertorio muy vasto de creencias socioculturales. Laelección de ciertos ítems léxicos, las variaciones de estilo o el uso derecursos retóricos suponen, asimismo, que los usuarios del lenguajeexpresan sus opiniones o ideologías y así contribuyen a la construcciónde nuevas opiniones o ideologías o a la modificación de las existentesen los receptores.

Así, aunque a veces es conveniente hacer abstracción de lanaturaleza mental de las gramáticas, las reglas, las normas, elconocimiento o las opiniones cuando se intenta dar cuenta del discursoy de la comunicación, una teoría del discurso que merezca el nombrede tal quedaría gravemente incompleta sin un componente mental(cognitivo o emocional). Es la psicología cognitiva la que se hadedicado especialmente al estudio de estos temas, por ejemplo entérminos de los diversos procesos y representaciones mentales involu-crados en ellos, que habitualmente se localizan en la memoria de losusuarios del lenguaje. Estos procesos y representaciones desempeñanun papel específico en la producción y en la comprensión del texto y dela conversación.

En un determinado nivel de análisis, estos procesos y represen-taciones son exclusivos, en el sentido de que caracterizan individual-mente a los usuarios del lenguaje en contextos comunicativos especí-

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ficos. Esta exclusividad explica la variación personal que supone tododiscurso: los discursos difieren unos de otros, aun cuando se emitan encircunstancias sociales similares, aunque más no sea porque losdistintos usuarios del lenguaje utilizan de manera diferente unmismo repertorio sociocultural de conocimientos.

Por otra parte, hay algo más interesante: el conocimiento quetienen los usuarios del lenguaje acerca de las reglas gramaticales ydiscursivas es un conocimiento compartido socialmente, de modo quees posible la comprensión mutua. Los actores sociales comparten conotros miembros de su grupo, comunidad o cultura normas, valores,reglas de comunicación y representaciones sociales tales como elconocimiento y las opiniones. En otras palabras, además de la cogni-ción individual, el discurso implica especialmente una cogniciónsociocultural.

Tal como ocurre en el caso del enfoque interactivo del discurso,el enfoque cognitivo no se limita a las representaciones mentales dereglas abstractas y otras formas de conocimiento. Aquí también losestudiosos se interesan en cómo los usuarios del lenguaje producen yentienden concretamente el discurso. Los psicólogos no se interesantanto en usuarios ideales del lenguaje como en los usuarios reales yconcretos. Por consiguiente, además de tener en cuenta las reglas,estudian los procesos estratégicos que los usuarios del lenguaje apli-can consciente o inconscientemente en la producción o comprensión delas oraciones, tópicos o narraciones.

De modo similar y tal como ocurre en el caso del enfoqueinteractivo, un análisis cognitivo del discurso hace hincapié en elhecho de que estos procesos mentales son constructivos. Las represen-taciones mentales que provienen de la lectura de un texto no sonmeras copias del mismo o de su significado, sino el resultado deprocesos estratégicos de construcción del sentido que pueden utilizarelementos del texto, elementos de lo que los usuarios del lenguajesaben acerca del contexto y elementos de las creencias que esosusuarios ya tenían antes de iniciar la comunicación.

Una vez más, como en la interacción, debemos decir que esosprocesos dependen del contexto: por ejemplo, pueden depender de losobjetivos, intereses, metas, expectativas u otras representacionesmentales de los usuarios del lenguaje. A diferencia de las reglas de lagramática, estos procesos no son necesariamente sistemáticos: pue-den contener errores, operar con información incompleta y funcionaren varios niveles simultáneamente, siempre que su operación searápida y eficaz a fin de alcanzar las metas de comunicación e interac-ción perseguidas, como la comprensión mutua y la realización adecua-da de las acciones deseadas en una situación específica.

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En otras palabras, puede combinarse alguna informaciónfonológica o gráfica con información sintáctica, semántica o contex-tual a fin de inferir con rapidez, dentro del lapso de uno o dos segundos,qué acto de habla o de otro tipo lleva a cabo el hablante. Por supuesto,esto requiere también que los errores puedan luego corregirse, comosabemos a partir de las reparaciones de la conversación.

En síntesis, el proceso de comprensión concreto es siempre unproceso tentativo permanente (en línea), que permite la reinterpre-tación continua. Así, el análisis mental parcial de un fragmento detexto puede interactuar con la activación y adaptación contextualde conocimientos generales y opiniones en la memoria. Los procesosascendentes [bottom-up] de comprensión de las palabras y oracionespueden combinarse con "suposiciones" abstractas descendentes [top-down] acerca de la estructura esperada de una oración, narración oconversación. Varios módulos pueden operar al mismo tiempo pararealizar tareas especializadas, como el procesamiento de las palabras,de la estructura de las cláusulas, de la coherencia semántica, de losactos de habla o del cierre de una conversación.

Así, en el curso del proceso de comprensión, los usuarios dellenguaje construyen gradualmente no sólo una representacióndel texto y del contexto, sino también representaciones -dentro de losdenominados modelos mentales- de los eventos o acciones que tratael discurso. Lo que recordamos habitualmente de los textos o de laconversación, por consiguiente, no es tanto las palabras exactas, nisiquiera su significado o las acciones, sino este modelo mental que esuna representación esquemática de nuestras creencias (subjetivas)acerca de un suceso o situación. Si le contamos a alguien lo que hemosleído por la mañana en el periódico, no estamos reproduciendo unanoticia periodística, sino, más bien, comunicando los modelos (a vecestendenciosos) que hemos construido a partir de las noticias leídas.

A la inversa, cuando queremos decir algo, nuestro punto departida será un modelo que nos servirá para producir el discurso.Seleccionaremos algunas creencias como pertinentes para la comuni-cación en el contexto en cuestión, las cuales servirán como entradapara la construcción del significado (local y global) de nuestro discurso.

Lo mismo vale para la interacción: los usuarios del lenguajeactivan o construyen, y actualizan permanentemente, un modelo delcontexto y de las acciones en las cuales participan, sea en forma activao pasiva. Dar sentido a un texto o una conversación implica, entonces,la construcción de tales modelos a partir del significado semántico deldiscurso, así como de su significado o sus funciones de interacción,además de la aplicación de conocimientos y opiniones más generales,socialmente compartidos. Estos son sólo algunos de los aspectos44

correspondientes a un enfoque cognitivo del discurso. Pueden encon-trarse más detalles en el capítulo 11, cuyos autores son Arthur C.Graesser, Morton A. Gernsbacher y Susan R. Goldman.

Aun cuando los principios fundamentales de este análisis cognitivodel procesamiento del discurso son aceptados por casi todos en lapsicología, algunos enfoques interaccionistas prefieren estudiar ex-clusivamente lo observable y social, y por ende, las construccionesdiscursivas de las representaciones y procesos mentales. En este caso,se considera a la mente como algo pertinente desde el punto de vistainteraccional y social sólo cuando aparece concretamente en el textoo la conversación. En lugar de especular sobre esas mentes invisibles,en la presente obra proponemos un análisis sistemático de la natura-leza discursiva de la mente (véase al respecto el cap. 12, escrito porSusan Condor y Charles Antaki).

Discurso y sociedad

La mayor parte de los estudios del discurso se desenvuelve enalguno de los ámbitos descriptos hasta ahora o en varios de ellos a lavez: la forma, el sentido, la interacción y la cognición. Sin embargo,hemos visto también que el contexto desempeña un papel fundamen-tal en la descripción y la explicación del texto y la conversación.Aunque no existe una teoría explícita del contexto y aunque la nociónes utilizada por distintos estudiosos del tema con una amplia variedadde significados, podemos definirlo brevemente como la estructura detodas las propiedades de la situación social que son pertinentes parala producción o recepción del discurso. No sólo las característicasdel contexto influyen sobre el discurso; lo inverso también es cierto: eldiscurso puede asimismo definir o modificar las características delcontexto.

Así como distinguimos entre las estructuras locales y globalesdel discurso, también podemos hablar de estructuras locales y glo-bales del contexto. Entre las restricciones contextuales locales deldiscurso tenemos, por ejemplo, la situación (tiempo, lugar, circuns-tancias), los participantes y sus diversos papeles comunicativos ysociales (hablante, coordinador, amigo, etc.), las intenciones, metas opropósitos. El contexto global se vuelve relevante tan pronto comoidentificamos el discurso u otras acciones corrientes como una parteconstituyente de acciones o procedimientos institucionales uorganizativos (legislación, sesión de tribunales, enseñanza, comuni-cación de noticias, etc.), y cuando los participantes interactúan encalidad de miembros de categorías sociales, grupos o instituciones(mujeres versus hombres, negros versus blancos, jóvenes versus

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adultos, supervisores versus subordinados; o los diversos participan-tes en la educación, el parlamento, los tribunales o la policía). Véansea este respecto el capítulo 4 del volumen 2, escrito por Paul Drew yMarja-Leena Sorjonen, y el capítulo 7 del mismo volumen, cuyosautores son Dennis K. Mumby y Robin P. Clair.

En síntesis, apenas tomamos con seriedad un punto de vistacontextual del discurso, muchos aspectos de la sociedad y de la culturase incorporan en nuestro análisis. Por ejemplo, la elección de ciertospronombres específicos como formas de tratamiento más o menoscortés (como es el caso del tu o vous en francés) presupone que losusuarios del lenguaje (y los analistas del discurso) poseen conocimien-tos acerca de las relaciones sociales. La variación léxica (la que semanifiesta, por ejemplo, cuando se opta por "terrorista" o por "lucha-dor en pro de la libertad") implica que los hablantes tienen opinionese ideologías diferentes. Actos de habla como los comandos presuponendiferencias de poder y de autoridad. En todos los niveles del discursoencontramos entonces "huellas" de un contexto en el que las caracte-rísticas sociales de los participantes desempeñan un papel fundamen-tal, se trate del género, la clase, la filiación étnica, la edad, el origen,la posición u otros rasgos que determinan su pertenencia a un grupo.

Lo anterior no quiere decir que estos contextos sociales esténsiempre "dados" o sean "estáticos", ni tampoco implica que los usua-rios del lenguaje y sus respectivos discursos "obedecen" pasivamentelas restricciones impuestas por el grupo, la sociedad o la cultura. Porel contrario, el discurso y sus usuarios mantienen una relación"dialéctica" con el contexto: además de estar sujetos a las restriccionessociales del mismo, también contribuyen a él, lo construyen o lomodifican. Se producen negociaciones flexibles en función de lasdemandas de cada contexto concreto y las restricciones más generalesimpuestas por la sociedad y la cultura. El discurso puede obedecer elpoder de un grupo, pero también puede desafiarlo. Es posible cambiaro romper creativamente las normas y las reglas sociales y estasviolaciones pueden dar origen a nuevas organizaciones sociales.

Género

Muchos hombres -a veces de manera manifiesta, a veces mássutilmente- adoptan los modos de hablar sexistas (cuando se dirigena las mujeres o cuando hablan de ellas) que predominan en su grupo.Cuando lo hacen de manera activa, también contribuyen a la repro-ducción del sistema de desigualdad de los géneros. Por supuesto,también pueden modificar (en parte) esas restricciones sociales ydesafiar el statu quo, por ejemplo, absteniéndose de ejercer el control

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sobre virtualmente todos los aspectos del texto, la conversación o elcontexto, como pueden ser el género, el tópico, el estilo, la toma deturnos o la narración de historias, que se realizan a costa de lasparticipantes de género femenino en los sucesos comunicativos. Elcapítulo 5 del volumen 2, escrito por Candace West, Michelle M. Lazary Cheris Kramarae, analiza en detalle el papel desempeñado por elgénero en el discurso y la comunicación.

Filiación étnica

Observaciones similares son válidas para las relaciones entreel texto y la conversación por un lado y la "raza" o filiación étnicapor el otro, y más generalmente, para el discurso y la comunicaciónintraculturales e interculturales. Así, una historia de la esclavitud yde la segregación, un permanente racismo, además de otros factoresculturales, crearon las condiciones de surgimiento de patronesdiscursivos especiales en la comunidad afroamericana de los EstadosUnidos. Más en general, los grupos étnicos o "raciales" puedendesarrollar modos específicos de hablar que pueden dar origen ainfluencias y adaptaciones mutuas, así como a problemas intercul-turales en la comunicación y la comprensión. Las relaciones inter-culturales o interétnicas pueden también adoptar la forma de ladominación: las personas participan en la reproducción del etnocen-trismo y el racismo al hablar de manera prejuiciosa sobre las minoríasétnicas o "raciales" y sobre (otros) inmigrantes del Sur (este tema seexpone con mayor detalle en el cap. 6 del vol. 2, cuyos autores son TeunA. van Dijk, Stella Ting-Toomey, Geneva Smitherman y DeniseTroutman).

Cultura

Lo que hemos dicho hasta aquí con respecto al papel del discursoen la sociedad vale también para el papel del discurso en la cultura.Casi todas las formas del discurso mencionadas hasta ahora presen-tan variaciones según los actores sociales y especialmente según losgrupos. Lo mismo ocurre con las características culturales y lavariación. Contar una historia, cumplir una orden, manifestar corte-sía o cambiar de tema son actividades que no están (sólo) sujetas areglas generales o universales: las personas en todo el mundo realizanestas cosas de distintos modos.

Estas diferencias culturales pueden estar vinculadas a otrosaspectos de la cultura, por ejemplo, las normas y los valores, lasrelaciones sociales o las instituciones. Hemos visto que, tan pronto

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como los miembros de un grupo étnico o de una cultura se comunicancon (o acerca de) los miembros de otros grupos o culturas, las diferen-cias en el discurso pueden aceptarse de manera cooperativa y toleran-te o suscitar malentendidos y conflictos, e incluso pueden originar ladominación, la exclusión o la opresión de los menos poderosos. Porconsiguiente, el estudio de la comunicación intracultural e interculturalconstituye un dominio importante del análisis multidisciplinario deldiscurso (véanse diversos capítulos de este libro y, más específicamen-te, el cap. 9 del vol. 2, escrito por Cliff Goddard y Anna Wierzbicka).

Análisis social del discurso

Precisamente, esta interpretación más amplia del discurso en lasociedad y la cultura constituye el punto culminante de los estudiosdel discurso. En un marco de semejante complejidad y amplitud,podemos ir más allá de los límites del mero estudio discursivo de lascombinaciones de oraciones, de la coherencia, de los actos de habla, delos turnos en la conversación y de los cambios de tópico. Aunquemuchas propiedades de estas estructuras y estrategias son relativa-mente autónomas e independientes del contexto, muchas otrasinteractúan con las propiedades de los contextos local y social queresumimos brevemente en los párrafos anteriores.

En efecto, si pretendiéramos explicar qué es el discurso, no nosbastaría analizar su estructura interna, las acciones que se desarro-llan o las operaciones cognitivas involucradas en el uso del lenguaje.Para hacerlo, debemos dar cuenta del discurso como acción social,dentro de un marco de comprensión, comunicación e interacción quea su vez forma parte de estructuras y procesos socioculturales másamplios. De esta forma, la narración de historias puede ser una parteconstitutiva de la cultura de las grandes corporaciones, la argumen-tación y la retórica en el parlamento puede ser una parte intrínsecade la legislación y el discurso educativo puede definir el proceso so-cial de la educación. Ya hemos visto que ciertas propiedades especí-ficas de la manera de hablar acerca de los inmigrantes puedencontribuir a la reproducción del racismo. Textos y discursos masculi-nos pueden expresar y confirmar la desigualdad de los géneros, peroel discurso feminista puede también desafiarla. El abuso del poderpolítico se manifiesta habitualmente a través de distintas propieda-des del discurso y puede abarcar la propaganda, la manipulación o lalegitimación en su calidad de tipos y funciones de la comunicacióndiscursiva, pero la resistencia política puede asimismo expresarse conrecursos análogos (véase al respecto el cap. 8 del vol. 2, cuyos autoresson Paul Chilton y Christina Scháffner). En síntesis, lo que parece ser

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una mera conversación o un mero texto implementa de diversosmodos, a la vez que constituye, estructuras y procesos complejos en unnivel social más global.

Es evidente que estas formas de análisis social del discurso noson, precisamente, simples. Exigen un análisis integrado en todos losniveles y dimensiones que hemos mencionado hasta ahora. Si bien,incluso en este aspecto, podemos concentrarnos sólo en unas pocaspropiedades del discurso tales como el uso (y el abuso) de un pronom-bre o de un acto de habla, o la forma en que se controlan los tópicos,las relaciones entre el discurso y las estructuras sociales son a menudoindirectas y muy complejas. Así, puede ser necesario vincular el usode los pronombres, por ejemplo, con la estructura de las oraciones, elsentido, la interacción, los modelos mentales, la identidad y lascreencias socialmente compartidas antes de establecer un vínculo conlas diferencias de poder entre (miembros de) distintos grupos o con laestructura y la rutina institucionales.

En resumen, si el análisis del discurso ya es una empresamultidisciplinaria, lo es mucho más el análisis social del discurso. Lomismo vale para todas las formas de análisis aplicado del discurso quese dedican a estudiar las aplicaciones del discurso en la educación, losmedios, la política, el derecho y otros campos donde las diversasformas y usos del texto y de la conversación desempeñan un papelfundamental (véase el cap. 11 del vol. 2, cuya autora es Britt-LouiseGunnarsson).

Análisis crítico del discurso

Por último, empeñados ya en la tarea del análisis del discurso, losanalistas pueden llevarla a cabo con distancia y desinterés, intentan-do ser "objetivos", como lo exigen las normas académicas dominantes.Pero también pueden comprometerse más activamente con los temasy los fenómenos que estudian, como es probable que ocurra (delibera-damente o no) siempre que se estudian el abuso de poder, la domina-ción y la desigualdad tal como se expresan o reproducen en el discurso.Los estudiosos críticos explicitan su posición social y política: tomanpartido y participan activamente a fin de poner de manifiesto, des-mistificar o cuestionar la dominación con sus análisis del discurso.

En lugar de meramente concentrarse en la disciplina, sus teoríasy paradigmas, estos analistas del discurso se interesan en problemassociales importantes. Es decir, su trabajo está más orientado a losproblemas que a las teorías. El análisis, la descripción y la formula-ción de teorías desempeñan sin duda un papel, especialmente en lamedida en que permiten comprender mejor la desigualdad social

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basada en el género, la filiación étnica, la clase, el origen, la religión,el lenguaje, la orientación sexual y otros criterios que definen diferen-cias entre las personas. Su meta última es no sólo científica, sinotambién social y política, a saber, el cambio. En este caso, decimos queel análisis social del discurso adopta la forma de un análisis crítico deldiscurso.

Cada vez es mayor el número de analistas del discurso quedemuestran interés por este enfoque crítico del texto y de la conver-sación. Más allá de la observación, la descripción sistemática y laexplicación, optan por dar un paso decisivo y ver el análisis deldiscurso como una empresa también política y moral de investigado-res responsables. Destacan el hecho de que no siempre es posible, nideseable, establecer una distinción neta entre un análisis del discursotécnico e "independiente de los valores" por un lado y la crítica social,cultural o política por el otro. Los que se enrolan en esta corrientealegan que estudiar, por ejemplo, el discurso racista sin adoptar unaposición moral acerca del racismo es tan imposible para un analistadel discurso como para el investigador médico lo es el estudio delcáncer o el SIDA sin tomar posición acerca de la índole letal de talesenfermedades, o para el sociólogo, estudiar el levantamiento decampesinos explotados sin tomar conciencia de la naturaleza de suopresión y la legitimidad de su resistencia.

En síntesis, el discurso es una parte intrínseca de la sociedad yparticipa de todas sus injusticias, así como de las luchas que seemprenden contra ellas. Los analistas críticos del discurso no selimitan a observar tales vínculos entre el discurso y las estructurassociales, sino que se proponen ser agentes del cambio, y lo hacen comoexpresión de solidaridad con todos los que necesitan con urgencia esecambio (véase al respecto el cap. 10 del vol. 2, escrito por NormanFairclough y Ruth Wodak).

Tipos de estudios del discurso

Luego de esta breve introducción a las diversas estructuras,niveles y dimensiones del discurso y los correspondientes enfoques enlos estudios del discurso, podemos retroceder un instante y plantear-nos el marco resultante en términos más generales. Como veremosmás adelante, cuando estudiamos algunos de los principios básicos delanálisis del discurso, podemos distinguir algunos tipos, estilos omodalidades generales de análisis.

Una distinción frecuente es la que se establece entre los estudiosdel texto y de la conversación. El análisis de textos se dedica engeneral a las estructuras (abstractas) del discurso escrito como objeto

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fijo, mientras que el estudio de la conversación se concentra más bienen aspectos más dinámicos de la interacción espontánea. El primeroestá más inspirado en la lingüística y el segundo, en las cienciassociales. Sin embargo, pese a las enormes diferencias que separanestos dos enfoques, ambos se proponen encontrar orden, reglas,regularidades en el análisis pormenorizado de las estructuras yestrategias que gobiernan el texto y la conversación. Ambos tipos deestudio son más descriptivos, menos explicativos, y tienden a pasarpor alto contextos más amplios de análisis (como pueden serlo loscontextos cognitivo y social).

Análogamente, podemos distinguir los estudios más abstractos yformales, por ejemplo en la gramática y la inteligencia artificial, de losestudios más concretos del texto y de la conversación en contextossociohistóricos específicos, es decir, de los modos en los que losusuarios concretos del lenguaje y los actores sociales realizan (amenudo muy imperfectamente) las actividades de hablar, imprimirun sentido y hacer cosas con las palabras.

Otra distinción frecuente es la que se establece entre los enfoquesteóricos y descriptivos por un lado y los enfoques aplicados y críticospor el otro. Estos últimos se concentran en los temas sociales, lapertinencia y el uso del análisis del discurso en la sociedad.

Podríamos incluso hacer un corte transversal en las diversasclasificaciones expuestas hasta ahora y hablar de "estilos" de investi-gación, estableciendo una distinción entre las investigaciones másempíricas que trabajan sobre datos concretos del discurso, corpora, ysus respectivos análisis y experimentos por una parte y las investiga-ciones más filosóficas, especulativas o impresionistas por la otra.

Otro criterio de clasificación de los diferentes enfoques provienede los tipos o géneros de discurso estudiados. En efecto, muchosanalistas del discurso estudian exclusivamente la conversación, mien-tras que otros prefieren estudiar las noticias, la publicidad, la narra-tiva, la argumentación o el discurso político, para citar sólo algunosentre millares de géneros o dominios posibles en el universo del textoy de la conversación. Cada uno de estos enfoques, a su vez, puedehaber desarrollado conceptos, métodos y procedimientos que le sonpropios.

Pueden hacerse otras distinciones o categorizaciones. Todas ellastienen su utilidad y los analistas del discurso ya experimentados, aligual que los principiantes y los que son ajenos a esta disciplina,frecuentemente las emplean en su vida cotidiana. A menudo prefierenuna dirección u orientación más que otra. Algunos estudiosos se sientenmás inclinados al análisis meticuloso de conversaciones concretasmientras que otros se dedican a la construcción abstracta de teorías.

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Pero en este aspecto también habrá muchos que, al menos enprincipio, rechacen una división del campo de estudio en direcciones,enfoques o escuelas diferentes. Argumentarán, precisamente, que lapermanente renovación del campo proviene de nuevas combinacionesde enfoques, a través de las subdisciplinas, los métodos, las teorías olos tipos de fenómenos estudiados. Podrán rechazar la distinciónartificial entre teoría, descripción y aplicación y podrían estudiar losfenómenos tanto en el texto como en la conversación, y hacerlo tantoen términos abstractos como en los términos más empíricos del usoconcreto del lenguaje y de la interacción. En razón de su orientacióntan amplia, los investigadores críticos, por ejemplo, podrían querertener en cuenta todos los niveles y dimensiones, todos los métodos yenfoques en tanto aporten algo a la comprensión del papel quedesempeña el discurso en la sociedad y en la reproducción de ladesigualdad. Semejante diversidad es, precisamente, una de las carac-terísticas más atrayentes del análisis contemporáneo del discurso.

Al mismo tiempo, como veremos más adelante, la integración dedistintos enfoques puede avanzar en forma paralela a la diversifica-ción y especialización en subdisciplinas. Entre las muchas líneas deinvestigación expuestas en esta introducción hemos identificado tresenfoques principales: a) los que se concentran en el discurso "mismo",es decir, en las estructuras del texto y de la conversación; b) los queestudian el discurso y la comunicación como cognición y c) los que seconcentran en la estructura social y la cultura. Esta figura triangularcuyos vértices son el discurso, la cognición y la sociedad constituye,de hecho, el terreno del análisis multidisciplinario del discurso.

Hemos visto, sin embargo, que cada vértice de ese triángulo estávinculado con los otros dos. Nos es imposible explicar la estructura deltexto y la interacción en ausencia de un enfoque cognitivo. Igualmen-te, no es posible dar cuenta de la cognición sin comprender que elconocimiento y otras creencias se adquieren y utilizan en el discursoy los contextos sociales. Asimismo, la cognición, la sociedad y lacultura, así como su reproducción, necesitan del lenguaje, del discursoy de la comunicación. Así, en cualquier lugar del triángulo dondeiniciemos el recorrido, pronto descubrimos que la descripción sistemá-tica, el análisis y la explicación deben recorrer esos segmentosinterdisciplinarios que constituyen los lados de la figura y que conec-tan con los otros vértices del triángulo. Cualquier forma de exclusióno reducción encuentra bien pronto problemas irresolubles cuando seve impedida de dar cuenta de parte de los fenómenos que se propusoestudiar "en forma independiente". En síntesis, cualquier análisis deldiscurso adecuado, aun cuando estudie provisoriamente sólo unaspecto parcial del triángulo del discurso, no tarda en advertir la52

necesidad de convertirse en una herramienta multidisciplinaria eintegrada.

El surgimiento de los estudios del discursoBajo diferentes nombres, este estudio moderno del discurso, tal

como lo describimos anteriormente surgió en la década de 1960 máso menos al mismo tiempo en diversas disciplinas de las humanidadesy las ciencias sociales. Por supuesto, el texto y el discurso habían sidoanalizados con anterioridad, por ejemplo en los estudios literarios, enel campo de la historia y de la comunicación de masas, y cuando menosdesde que la antigua retórica proporcionó una formulación detalladade las propiedades de la oratoria.

Etnografía

Sin embargo, fue sólo a mediados de la década de 1960 queempezó a tomar cuerpo la idea de un enfoque transdisciplinario mássistemático y explícito. La antropología preparó el terreno con losprimeros estudios etnográficos de "sucesos comunicativos" o "mane-ras de hablar" en sus contextos culturales. Puso de relieve el hechode que los hablantes de una lengua no sólo conocen su gramática, sinoque poseen además una competencia comunicativa mucho más am-plia como miembros de una cultura. Los hablantes también compar-ten el conocimiento cultural de las reglas acerca de cómo hablar entreellos de modo apropiado, por ejemplo, para advertir a alguien de unpeligro, contarle una historia o participar de controversias o debatespolíticos.

Estructuralismo y Semiótica

Inspirado en los formalistas y otros estudiosos rusos de lasdécadas de 1920 y 1930, el estructuralismo aportó un marco másamplio para el estudio de la narrativa, los mitos, la literatura, laspelículas cinematográficas y otras prácticas semióticas, primero enFrancia y luego en otros países. Estos enfoques tuvieron una graninfluencia sobre los análisis estructuralistas de ámbitos que ibanmás allá de los textos literarios o historias, por ejemplo, el estudiode los medios. Pero habitualmente dichos estudios no daban cuenta delos procesos cognitivos ni de la interacción o las estructuras sociales.

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Gramática del discurso

Algunos lingüistas, especialmente los que no pertenecían a lacorriente generativista predominante, advirtieron entonces que elestudio del lenguaje excedía la definición de gramáticas formales deoraciones aisladas. Comenzaron a pensar en términos de gramáticasdel texto o del discurso y otros enfoques lingüísticos que apuntabanespecialmente a la semántica y las relaciones funcionales entre lasoraciones. Estudiaron, por ejemplo, en qué reside la coherencia de untexto y cómo se distribuye la información o el foco dentro de los textos.Tal como había ocurrido con los enfoques estructuralistas (literarios,semióticos), de nuevo se dejó de lado el uso concreto del lenguaje y, porconsiguiente, las dimensiones sociales del discurso. Sin embargo,estas gramáticas del discurso sí establecieron relaciones con ideas queprovenían del procesamiento del discurso en la psicolingüística y lapsicología cognitiva.

Sociolingüística y pragmática

Al mismo tiempo, las ciencias del lenguaje dieron origen a dosnuevas líneas de investigación: la sociolingüística y la pragmática. Sepublicaron trabajos dedicados al estudio de la naturaleza discursivadel uso del lenguaje, los actos de habla y la interacción verbal. Talcomo sucedió en la "etnografía de la comunicación" que mencionamosanteriormente, los nuevos enfoques no se conformaban con unadescripción formal de las estructuras del discurso, sino que subraya-ban la necesidad de estudiar el lenguaje concreto en sus contextossociales y culturales variables.

Etnometodología

A fines de la década de 1960, surgió una nueva rama de lamicrosociología fenomenológica denominada "etnometodología" quecomenzó a estudiar el riquísimo campo de la interacción cotidiana,especialmente en la conversación. Analizaba en detalle fenómenostan evidentemente cotidianos como el cambio de turnos en unaconversación y el tipo de interacción social implícito en tal conversa-ción. Este enfoque estaba llamado a tener una influencia extraordi-naria en muchas otras disciplinas: el análisis de la conversación pasóa ser uno de los campos principales de la nueva transdisciplina delos estudios del discurso. En este enfoque se establecieron pocosvínculos con la lingüística formal y los estudios de la cognición deltexto o la conversación y se mantuvo cierta distancia con respecto a54

otros enfoques (macro) sociológicos clásicos que intentaban dar cuen-ta de la estructura social.

Psicología cognitiva

Unos años más tarde, a principios de la década de 1970, comorespuesta a interrogantes que se planteaban sobre el aprendizaje y laadquisición de conocimiento, la psicología cognitiva y la educativainiciaron sus exitosas e influyentes investigaciones acerca de losprocesos mentales involucrados en la comprensión de textos. Dentrodel marco de lo que luego sería la "ciencia de la cognición", se hicieronestudios que recurrían a la simulación en ordenador del proceso decomprensión de textos y se comenzó a investigar el papel del conoci-miento en el campo de la inteligencia artificial. Como dijimos antes,algunos de estos trabajos integraban conceptos e intuiciones prove-nientes de la lingüística textual.

Psicología social y psicología discursiva

Sorprendentemente retrasada, pese a la atención que habíaprestado a muchos fenómenos pertinentes al discurso (como la socia-lización, la persuasión y la atribución), la psicología social sólo seincorporó a estos estudios a fines de la década de 1980. Sin embargo,en razón de la importancia obvia del discurso en la interacción socialy en la construcción de representaciones sociales, algunos psicólogossociales desarrollaron una "psicología discursiva" propia, especial-mente en Gran Bretaña. Partiendo del paradigma cognitivo predomi-nante e inspirados en los principios de la etnometodología, destacaronen particular la realización interactiva de fenómenos psicológicoscomo la comprensión, la explicación, las opiniones y las ideologías.

Estudios de la comunicación

Lentamente, a lo largo de las décadas de 1970 y 1980, en lasdiversas ramas de los estudios de la comunicación fue creciendo laconciencia sobre la utilidad del análisis detallado del discurso tal comoeste aparecía en los mensajes de los medios masivos y en las comuni-caciones interpersonales, interculturales y comerciales. De hecho,cabe esperar que la superposición actual entre los temas de interéspropios del estudio del discurso y de la comunicación se resolverá enel futuro en una integración más cabal, incluso en una fusión de estosdistintos enfoques de la comunicación y el uso del lenguaje.

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Otras disciplinas

Observaciones similares pueden hacerse acerca del surgimientodel análisis del discurso en otras disciplinas de las humanidades y lasciencias sociales. Así, es interesante hacer notar que el estudio de lainteracción en los tribunales convocó la atención no tanto de losestudios legales sino de la sociología y la psicología social de laconversación y de la interacción. Por otra parte, apenas era necesariorecordar a los historiadores la índole textual de la mayor parte de susfuentes, así como los aspectos narrativos de la historiografía, o el casode la teología, que estudia la Biblia y otros textos sagrados. De hecho,en esta larga lista de disciplinas que se ocupan del discurso, sólo laciencia política parece estar sistemáticamente ausente. No obstante,casi no es necesario decir que el texto y la conversación son partescentrales y constitutivas del proceso político. En lugar de un análisisdetallado del discurso político, existe en cambio una rica tradición deestudio de la comunicación y la retórica en la política, tradición que seremonta por lo menos a la retórica de Aristóteles y otros autores de laretórica clásica.

Diversidad e integración

Tal como ocurre en otros nuevos campos del estudio académico,como la bioquímica o la ciencia cognitiva, los esfuerzos interdiscipli-narios a menudo producen formas muy interesantes de renovaciónteórica. Del mismo modo, los entusiastas descubrimientos relativos alfascinante mundo del discurso y su contexto sociocultural acaecieronen las fronteras de las disciplinas establecidas, allí donde la fertiliza-ción cruzada teórica y metodológica es más intensa.

Sin embargo, como resultado de las distintas filosofías, enfoquesy métodos propios de las "disciplinas madre", los diversos avances enel análisis del discurso casi no dieron origen a una empresa unificada.Es verdad que los gramáticos del texto y los psicólogos de la cogniciónlograron entenderse y trabajar juntos. Y que pronto ocurrió lo mismocon la microsociología, la sociolingüística y la etnografía. Pero exis-tían, no obstante, vastas zonas del estudio del discurso que permane-cían aisladas, como fue el caso de la estilística, la retórica y los estudiosde la argumentación.

No se establecieron vínculos evidentes, como el que se verificaentre la mente y la interacción, de modo que la mayor parte de losenfoques psicológicos y sociales del discurso se mantuvieron separa-dos entre sí hasta el día de hoy. En los estudios de la coherencia en lasconversaciones, se dejaron de lado ciertas ideas relativas a la coheren-

cia de los textos escritos y viceversa. En el estudio de textos escritosa menudo no se tuvieron en cuenta las estrategias de interacción enla conversación en situación. Nociones fundamentales, como la de"sentido", se abordaban de manera totalmente distinta en la semán-tica del discurso, en la psicología cognitiva y en la sociología yetnografía de la interacción.

Hubo otras lamentables formas de fragmentación debidas a lasbarreras idiomáticas, especialmente las que separaban el análisis deldiscurso en el mundo de habla inglesa y en el de habla francesa. Mástarde o más temprano, algunos famosos autores estructuralistas ypostestructuralistas franceses se dieron a conocer en inglés e inclusose pusieron de moda internacionalmente, en especial en las ramasmás literarias y filosóficas de los estudios del discurso. Los trabajosprovenientes de Italia, España y América Latina siguieron inicial-mente la orientación de los enfoques franceses. La orientación másanalítica y empírica propia de la mayor parte de los estudios escritosen inglés ejerció poca influencia en el mundo latino. A la inversa, losque escribían en inglés raramente leían trabajos escritos en francés,alemán o ruso. Así, en buena parte sin proponérselo, los investigado-res en los Estados Unidos o Gran Bretaña expresaron y reprodujeronla hegemonía cultural de la tradición académica en inglés. Lamenta-blemente, ocurre lo mismo con este libro.

No obstante, pese a esta diversidad en el vasto territorio"transdisciplinario" de los estudios del discurso, se pueden observaren la última década muchos intentos de integración. En el caso delestudio del "aspecto mental" del discurso, la ciencia de la cogniciónaportó un marco unificado para la integración y mutua inspiración delos enfoques lingüísticos, cognitivos, neurológicos, lógicos y filosóficosformales. En el aspecto sociocultural, el interés común por la interacciónsocial y la conversación situadas exigió una síntesis y estimuló uninterés mutuo entre los estudiosos que trabajaban en el campo de lapragmática, la sociolingüística, la sociología y la etnografía.

Algunos investigadores jamás aceptaron la honda división que sehacía entre la cognición por una parte y la interacción, la sociedad yla cultura por la otra y promovieron el estudio de la antropologíacognitiva y de la cognición social como base del análisis del discursoque, para ellos, entrañaba una dimensión sociocultural y otra cognitiva.

En síntesis, por un lado los estudios del discurso reprodujeronparcialmente las bien conocidas limitaciones propias de las discipli-nas especializadas o las divisiones arbitrarias propias del trabajo ylas esferas de interés de los investigadores (como las que separa a lospsicólogos cognitivos de los psicólogos sociales o a los sociólogos delos etnógrafos). Por otro lado, definieron un dominio de estudio que

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por sí mismo promovió la influencia y la integración transdisciplina-ria. Por consiguiente, pese a la especialización habitual, cabe esperaren el futuro una mayor integración de las diversas orientaciones delos estudios del discurso. Esta será la situación especialmente cuan-do los investigadores jóvenes ya no estén formados tan sólo en una delas disciplinas madre que hemos mencionado, sino en el análisis deldiscurso como disciplina independiente. Para ellos, definir gramáti-cas, analizar la cognición o estudiar la interacción o las estructurassociales no serán ya tareas correspondientes a distintos campos, sino,simplemente, diferentes aspectos de una única empresa académicacompleja: describir y explicar el discurso.

Los principios del análisis del discurso

Una vez expuestas las distintas propiedades del discurso y loscorrespondientes dominios del análisis del discurso, es necesariohacer un resumen de los principios básicos de nuestra "práctica". Pesea la enorme diversidad de enfoques y métodos utilizados, todas lasdisciplinas, incluso las ciencias transdisciplinarias como el estudio deldiscurso, se ajustan a ciertas normas que los investigadores debenatender para que sus trabajos sean "apropiados" en ese dominio.Algunas de estas normas surgieron como reacción crítica en contra delos paradigmas dominantes en las respectivas disciplinas madre. Loque implica que estas normas son históricas y pueden cambiar. Si biencada uno de los principios normativos que expondré a continuaciónexigiría una larga explicación, me limitaré aquí a resumirlos y remitiral lector a los capítulos correspondientes de este mismo libro dondepodrá encontrar una exposición pormenorizada y los ejemplos perti-nentes. En algunos casos, sin embargo, indico brevemente mi propiaposición (crítica) frente a los principios en boga en la actualidad.

1. Texto y conversación naturales. Tal vez la actitud omnipre-sente en los estudios del discurso sea el interés prácticamente exclu-yente por la conversación y los textos tal como estos ocurren natural-mente. A diferencia de las investigaciones de la lingüística formal yla filosofía, se evitan aquí los ejemplos inventados o construidos (co-mo los que presenté en este capítulo) y se prefieren ejemplos o corporade "datos reales", como grabaciones de vídeo o audio de conversacioneso textos concretos extraídos de los medios masivos de comunicación odel ámbito educativo. En principio, los datos no se corrigen ni se"higienizan": se estudian "como son", es decir, en estrecha relacióncon su apariencia o utilización concreta en los contextos originales.

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2. Contextos. El discurso debería estudiarse como parte constitu-tiva de sus contextos local y global, social y cultural. En la conversa-ción y en los textos hay muchas indicaciones de su pertinenciacontextual, lo que obliga a observar y analizar en detalle las estructu-ras del contexto también como consecuencias posibles del discurso: lassituaciones, los participantes y sus papeles comunicativos y sociales,sus metas, el conocimiento social pertinente, las normas y valores, lasestructuras institucionales u organizativas, etc. Pese a que todosreconocen en general la importancia del análisis contextual, se tratade un principio más pregonado que practicado concretamente.

3. El discurso como conversación. Mientras que la mayor partede los estudios tempranos del discurso, como los realizados en laliteratura o los medios, se interesaba en los textos escritos, la mayorparte de los estudios contemporáneos del discurso se orienta hacia elanálisis de la interacción verbal tal como se presenta en las conversa-ciones informales y en otros diálogos más formales o institucionales.En efecto, a menudo se considera que la conversación es la formabásica o primordial del discurso. Por otro lado, si bien esta nuevaorientación de los estudios del discurso fue una reacción ante el olvidoen que quedó relegada la conversación cotidiana y mundana, esto nodebería llevar a un abandono similar del vasto dominio de los textosescritos (a veces igualmente mundanos y cotidianos) en la sociedad.

4. El discurso como práctica social de los integrantes de ungrupo. Tanto el discurso hablado como el escrito son formas de lapráctica social en un contexto sociocultural. Los usuarios del lenguajeparticipan del discurso no sólo como personas individuales, sinotambién como miembros de diversos grupos, instituciones o culturas.Así, a través del discurso, los usuarios del lenguaje pueden realizar,confirmar o desafiar estructuras e instituciones sociales y políticasmás amplias.

5. Las categorías de los miembros de un grupo. Una de lasprácticas más difundidas, especialmente en el análisis de la conver-sación, es la de no "imponer" nociones ni categorías preconcebidaspropias de los analistas sino (también) respetar las maneras como losmismos miembros de un grupo interpretan, orientan y categorizan laspropiedades del mundo social y su conducta dentro de este mundo,incluido el discurso. Evidentemente, este principio no debe interpre-tarse en el sentido de que los analistas no van más allá de lascategorías del sentido común de los usuarios del lenguaje, ni tampocoen el sentido de que no deben desarrollar teorías que den cuentasistemática y explícitamente del discurso como práctica social.

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6. Secuencialidad. Tanto en la producción como en la compren-sión de la conversación y el texto, la práctica del discurso es fundamen-talmente lineal y secuencial. Esto implica que, en todos los niveles, lasunidades estructurales (oraciones, proposiciones, actos) deben descri-birse e interpretarse en relación con las precedentes, como ocurre,evidentemente, en las diversas formas de coherencia. Esta relatividaddel discurso supone además funcionalidad: los elementos que apare-cen más tarde pueden cumplir funciones especiales con respecto a losque aparecen primero. También implica que, tanto en el plano mentalcomo en el interaccional, los usuarios del lenguaje operan de un modo"en línea" o "permanente", es decir, de manera tentativa, posiblemen-te errónea, pero siempre con la oportunidad de reinterpretar o repararlas actividades e interpretaciones previas.

7. Constructivismo. Además de secuencial, el discurso es cons-tructivo en el sentido de que sus unidades constitutivas puedenutilizarse, comprenderse o analizarse funcionalmente como elemen-tos de unidades superiores y más amplias, proceso que da origen aestructuras jerárquicas. Esto es válido para las formas, así como parael sentido y la interacción.

8. Niveles y dimensiones. Los analistas del discurso suelenanalizarlo en diversas capas, dimensiones o niveles y relacionar estosniveles entre sí. Estos niveles representan distintos tipos de fenóme-nos como los sonidos, las formas, los sentidos o la acción. En cambio,los usuarios del lenguaje operan estratégicamente con varios niveleso dimensiones del discurso al mismo tiempo.

9. Sentido y función. Tanto los usuarios como los analistas dellenguaje persiguen el sentido. En los procesos de comprensión y deanálisis formulan preguntas como estas: "¿Qué quiso decir aquí?" o"¿Qué sentido tiene tal cosa en el contexto en cuestión?" Como ocurrecon otros principios, este tiene implicaciones funcionales y explicati-vas: "¿Por qué se dice/se significa tal cosa en este momento?"

10. Reglas. Se supone que el lenguaje, la comunicación y eldiscurso están gobernados por reglas. La conversación y el texto seanalizan como manifestaciones o implementaciones de reglas gra-maticales, textuales, comunicativas o interaccionales. Al mismotiempo, sin embargo, el estudio del discurso concreto se concentra encómo se pueden violar, pasar por alto o modificar esas reglas y quéfunciones discursivas o contextuales cumplen tales transgresionesreales o aparentes.

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11. Estrategias. Además de aplicar reglas, los usuarios dellenguaje también conocen y emplean estrategias mentales e interac-cionales expeditivas en el proceso de comprensión o producción deldiscurso y en el proceso de consecución de sus metas comunicativas osociales. La relevancia de las estrategias puede compararse con eljuego del ajedrez: para poder jugar, los ajedrecistas deben conocer enprimer lugar las reglas, pero también recurren a tácticas, estratage-mas y movidas especiales dentro de una estrategia global destinadaa defenderse o a ganar.

12. Cognición social. No menos importante, aunque menos reco-nocido, es el papel fundamental que desempeña en la producción ycomprensión del texto y la conversación la cognición, es decir, losprocesos y representaciones mentales. Muy pocos aspectos del discur-so (sentido, coherencia, acción, etc.) pueden comprenderse y explicar-se como corresponde sin remitirnos a la mente de los usuarios dellenguaje. Además de los recuerdos y experiencias personales desucesos (modelos), las representaciones socioculturales compartidas(conocimientos, actitudes, ideologías, normas, valores) de los usuariosdel lenguaje como miembros de un grupo también desempeñan unpapel fundamental en el discurso, así como en su descripción yexplicación. De hecho, en muchos sentidos, la cognición constituyeuna interfaz entre el discurso y la sociedad.

ConclusiónEl análisis contemporáneo del discurso ha recorrido un largo

camino desde los primeros estudios lingüísticos de los pronombres yla coherencia semántica, las primeras observaciones de la toma deturnos en la conversación, los estudios etnográficos iniciales acercade las "maneras de hablar" en diversas culturas o los primeros ex-perimentos acerca de la comprensión de textos. El análisis del discur-so se ha transformado en una empresa vasta y multidisciplinaria dela cual participan por lo menos media docena de disciplinas distintas,una empresa bastante compleja en algunas de sus ramas. Tanto es asíque se ha producido una inevitable especialización y no siempre estáasegurada la comprensión mutua. El análisis del discurso ha alcanza-do su mayoría de edad y no difiere mucho en este momento de otrasdisciplinas del campo de las humanidades y las ciencias sociales, sibien su naturaleza transdisciplinaria garantiza su continua reno-vación y su permanente inspiración en las fronteras de los dominiosde conocimiento existentes. Es decir que, pese a las diferencias deenfoque y de método, existen ahora casos de análisis de textos y

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conversaciones que van desde la lingüística formal y la inteligenciaartificial hasta la psicología cognitiva, social y educacional, los estu-dios literarios, la semiótica y casi todas las ciencias sociales.

En el curso de esta introducción he caracterizado al discurso através de tres dimensiones, a saber: el uso del lenguaje, la cognición yla interacción en sus contextos socioculturales. En lugar de resumir enforma imprecisa, hacer paráfrasis o citar un discurso como todavía sehace en los enfoques de las ciencias sociales, los estudios de análisis deldiscurso discriminan varios niveles, unidades o construcciones dentrode cada una de estas dimensiones y formulan las reglas y estrategiasque constituyen su normativa o su uso concreto. Establecen tambiénrelaciones funcionales entre unidades o niveles y así explican por quéson utilizados. Del mismo modo, establecen una conexión funcionalentre las estructuras del discurso y las estructuras del contexto socialy cultural, así como la relación existente entre estos dos tipos deestructuras y las estrategias cognitivas. Así, el análisis del discurso semueve permanentemente entre el micro y el macronivel de la conver-sación, del texto, del contexto o de la sociedad y viceversa. Puede hacerun análisis descendente del discurso, comenzando por esquemasgenerales abstractos, o ascendente, empezando por los elementosesenciales de los sonidos, las palabras, los gestos, los sentidos o lasestrategias concretamente utilizados. Más importante aún, tal vez, esque el análisis del discurso proporciona las herramientas teóricas ymetodológicas necesarias para un enfoque crítico fundamentado delestudio de los problemas sociales, el poder y la desigualdad.

Siguiendo cierto número de principios característicos, el análisisdel discurso ha ocupado así su propio lugar entre las humanidades ylas ciencias sociales. Ha demostrado que es capaz de aportar discer-nimiento en el caso de muchos fenómenos sociales y mentales queotras disciplinas no tienen en cuenta u olvidan. En este sentido, elanálisis del discurso no es un método que uno puede aplicar simple-mente mientras lleva a cabo una investigación psicológica, sociológi-ca, antropológica o política. Tal como ocurre con otras nuevas cienciastransdisciplinarias, como las ciencias cognitivas y neurológicas, ointerdisciplinarias, como la biología molecular o la bioquímica, elanálisis del discurso reivindica para sí el carácter de dominio autóno-mo de estudio, con objetos, fenómenos, teorías, métodos y principiospropios. Para los lingüistas y los psicólogos, los estudios del discursodestacan el hecho de que la utilización del lenguaje y el pensamientotípica y funcionalmente se plasma en la interacción social discursiva.Para los enfoques de las ciencias sociales, el análisis del discursosubraya la necesidad de estudiar las instituciones sociales y políticas,las organizaciones, relaciones de grupo, estructuras, procesos, ruti-

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nas y muchos otros fenómenos relevantes en el nivel de sus manifes-taciones concretas, su expresión o realización en el discurso como usodel lenguaje, comunicación e interacción.

No existen muchas disciplinas que brinden un enfoque tanamplio del lenguaje humano, la cognición, la comunicación y lainteracción, y a la vez multidisciplinario, multicultural y socialmenterelevante. Tampoco hay muchas disciplinas que permitan estudiar lospequeños detalles significativos de la conversación y del texto y a lavez investigar los fascinantes procesos y representaciones de la mentesocial, así como indagar en los temas y problemas políticos y socialesfundamentales de nuestra época. Pocas disciplinas ofrecen tantasoportunidades de combinar la precisión formal con vastos marcosexplicativos que den cuenta de cómo las personas usan el lenguaje,cómo piensan e interactúan, y de esta manera realizan y reproducensus propios grupos, sociedades y culturas.

Lecturas recomendadas

Quien desee referencias y lecturas recomendadas acerca de losdiversos niveles y dimensiones del análisis del discurso, deberá con-sultar los capítulos correspondientes de este libro. Con respecto a lahistoria de los estudios del discurso, especialmente en el campo dela lingüística, véanse el capítulo 2, escrito por Robert de Beaugrande,y las referencias bibliográficas que allí se mencionan. En los otroscapítulos también se presenta una reseña histórica del respectivodominio y de las distintas orientaciones en el análisis del discurso.

Los lectores que quieran ponerse en contacto con los avances másrecientes en diversos dominios del análisis del discurso puedenconsultar la revista Text. Los que se interesen por las dimensionessociales, políticas y críticas del análisis del discurso pueden consultarla revista Discourse and Society. En el Journal of Pragmatics podránencontrar enfoques pragmáticos del discurso. Asimismo, puedenremitirse a la revista Discourse Processes quienes que se interesen porlos estudios psicológicos (y también de otra índole).

Reseñamos a continuación algunos textos muy conocidos deintroducción al análisis del discurso y sus principales dominios.

Atkinson y Heritage (1984): la obra ofrece una selección clásica de artículosacerca de la interacción en la conversación. Véanse también los capítulos3 y 4 del volumen 2, que contienen otras referencias.

Beaugrande y Dressler (1981): es una introducción ya clásica pero todavíamuy útil a la gramática y otros aspectos lingüísticos del discurso.

Brown y Yule (1983): constituye una conocida introducción al análisis del63

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discurso que se dedica especialmente a aspectos semánticos tales como eltópico, el foco, la información, la coherencia y la referencia.

Coulthard (1994): además de recopilar y reseñar artículos acerca del análisisdel discurso hablado, este volumen presenta en especial los distintosaspectos del texto escrito, como el discurso expositivo, los editoriales de losperiódicos, la narrativa y el discurso académico.

Drew y Heritage (1992): esta obra brinda reseñas y selecciones acerca de lasconversaciones informales; asimismo, extiende el análisis de la conversa-ción al estudio del discurso hablado en situaciones institucionales, porejemplo, en las entrevistas de los medios, la interacción médico-paciente,las entrevistas laborales y la interacción propia de los tribunales.

Fairclough (1995): uno de los libros más recientes que se dedica a los diversosaspectos de un enfoque más crítico del discurso y aborda temas como laideología, el poder y la hegemonía.

Renkema (1993): traducido al inglés del holandés, este libro constituye unaintroducción elemental al análisis del discurso hablado y escrito. Tambiénanaliza los aspectos psicológicos de la comprensión de textos.

Schiffrin (1993): esta obra resulta particularmente útil como introducciónal estudio del discurso en su calidad de interacción y aborda los temaspertinentes: pragmática, análisis de la conversación y etnografía delhabla.

Tannen (1994): esta es una de las obras más recientes de una autora que haescrito profusamente acerca de la conversación y las diferencias existen-tes entre el hombre y la mujer en su práctica conversacional. Si se deseauna exposición de este enfoque y referencias más detalladas al respecto,véase el capítulo 5 del volumen 2, cuyos autores son Candace West,Michelle M. Lazar y Cheris Kramarae.

Van Dijk (1985): ofrece un panorama detallado de todo el campo del análisisdel discurso y dedica el volumen 1 a las diversas disciplinas que participande él, el volumen 2 a los distintos niveles de análisis, el volumen 3 a lainteracción conversacional y el volumen 4 a las funciones sociales deldiscurso.

Van Dijk y Kintsch (1983): ofrece una exposición general que aún tienevigencia de las diversas estrategias cognitivas propias de la comprensióndel discurso y del papel que desempeñan el conocimiento y los modelos enel procesamiento del discurso.

Referencias bibliográficas

Atkinson, J. M. y Heritage, J. (comps.) (1984) Structure and Social Action:Studies in Conversation Analysis. Cambridge: Cambridge UniversityPress.

Beaugrande, R. de y Dressler, W. U. (1981) Introduction to Text Linguistics.Londres: Longman. [Introducción a la lingüística del texto. Barcelona,Ariel, 1997.]

Brown, G. yYule, G. (1983) DiscourseAnalysis. Londres: Cambridge UniversityPress. [Análisis del discurso. Madrid, Visor, 1993.]

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Coulthard, R. M. (comp.) (1994) Advances in Written Text Analysis. Londres:Routledge.

Drew, P. y Heritage, J. (comps.) (1992) Talk at Work: Interaction in InstitutionalSettings. Cambridge: Cambridge University Press.

Fairclough, N. L. (1995) Critical Discourse Analysis: Papers in the CriticalStudy ofLanguage. Londres: Longman.

Renkema, J. (1993)Discourse Studies: an Introductory Textbook. Amsterdam:Benjamins. [Introducción a los estudios sobre el discurso. Barcelona,Gedisa, 1999.]

Schiffrin, D. (1993) Approaches to Discourse. Oxford: Blackwell.Tannen, D. (1994) Gender and Discourse. Nueva York: Oxford University

Press. [ Género y discurso. Barcelona, Paidós Ibérica, 1996.]Van Dijk, T. A. (comp.) (1985) Handbook of Discourse Analysis (4 vols.).

Londres: Academic Press.Van Dijk, T. A. y Kintsch, W. (1983) Strategies of Discourse Comprehension.

Nueva York: Academic Press.

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