2007 de la crítica de la sociología marxista a la ciencia de la política

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    GRAMSCI Y LA SOCIEDADDe la crtica de la sociologa marxista a la ciencia de la poltica

    GRAMSCI AND SOCIETY

    From the Critique of Marxist Sociology to the Science of Politics

    FABIO FROSINIUniversidad de Urbino. Italia

    [email protected]

    RESUMENEn los Cuadernos de la crcella crtica de la sociologa conduce a la elaboracin de una ciencia de la pol-

    tica. En este ensayo se muestra cmo esa crtica que nace como intervencin poltica en el contexto del

    comunismo de la Tercera Internacional se entrelaza con los nudos cruciales de la reflexin de Gramsci,

    como la relacin entre teora y poltica (y el estatus de la teora) y entre filosofa e ideologa, y los conceptos

    de necesidad histrica, ley y ciencia. Se muestra cmo el resultado de la investigacin consiste, para Gramsci,

    no tanto en el rechazo de la idea de una legalidad social, sino en la redefinicin de la ley social e histrica en

    trminos de regularidad, nocin en la cual se sintetizan voluntad poltica y necesidad econmica.

    PALABRAS CLAVE ADICIONALESFilosofa, Ideologa, Lenguaje, Regularidad/Necesidad, Relaciones de fuerzas.

    SUMMARYIn the Prison Notebooks there is a critique of sociology that leads to the elaboration of a science of politics.

    In this essay, it is argued how this critique that starts off as political intervention in the context of the Third

    International is related to the main points of Gramscis reflection, as the relationship between theory and

    politics (and the status of theory), and between philosophy and ideology, the concepts of historical necessity,

    law and science. It is shown how the result of the research is not, for Gramsci, mainly the rebuttal of the ideaof a social legality, but the redefinition of the law in terms of regularity, a notion in which political will and

    economic necessity are synthesised.

    ADDITIONAL KEYWORDSForce Relations, Ideology, Language, Philosophy, Regularity/Necessity.

    REVISTA INTERNACIONALDE SOCIOLOGA (RIS)VOL. LXV, N 47, MAYO-AGOSTO, 179-199, 2007

    ISSN: 0034-9712

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    a Nicola Badaloni, in memoriam

    CUESTIONESDEMTODO

    En este escrito quiero examinar algunos aspectos del legado manuscrito de AntonioGramsci. Como es de sobra conocido, tras su encarcelamiento (8 noviembre 1926) conuna condena a 20 aos, 4 meses y 5 das de prisin (4 de junio de 1928) por los delitosde conspiracin, instigacin al cambio violento de la Constitucin del Estado y de la formade gobierno, incitacin al odio entre las clases (y varios delitos menores) y el sucesivotraslado a la casa penal especial para detenidos que sufren enfermedades fsicas ypsquicas de Turi di Bari (a donde fue enviado tras una visita mdica), Gramsci obtuvo el

    permiso de tomar apuntes. En el momento de su muerte (el 27 de abril de 1937) dej 29cuadernos de apuntes, que despus de la guerra fueron publicados (entre1949 y 1951) porPalmiro Togliatti y Felice Platone en una edicin temtica,1 y finalmente en 1975 ValentinoGerratana public la edicin crtica con el ttulo de Cuadernos de la crcel.2 A diferenciade la primera edicin, sta presentaba el manuscrito original completo, publicando los 29cuadernos, tal y como fueron escritos por el autor, en un orden cronolgico establecidopor el compilador a travs de diversos indicios directos e indirectos.

    Estas breves precisiones tienen una funcin: dejar claro desde el principio mi manerade abordar los Cuadernos. Mientras en los aos cincuenta y en los sesenta la lectura delos Cuadernos era forzosamente sistemtica, ya que no se conoca ni se contaba conningn indicio para saber el orden en el que se haban escrito, desde hace justo 32 aos,es posible e incluso indispensable respetar en la lectura y en la reconstruccin ese ordende escritura, que es uno de los pocos elementos fijos de que disponemos en la interpre-tacin del manuscrito que el autor dej inacabado y no preparado para la publicacin, nisiquiera lo suficientemente elaborado para poder ser fcilmente publicado. Por tanto, mireconstruccin se basa decididamente en el orden cronolgico en el cual se escribieronlos Cuadernos (el trabajo se extendi desde febrero de 1929 a abril de 1935)3, ya queeste orden es fundamental para poder entender los diversos prrafos.

    Sabemos con certeza que Gramsci, en las ltimas semanas de 1930 (esto es, ms omenos dos aos despus de empezar el trabajo), en un resumen provisional al principiodel cuaderno 8, pensaba que de sus notas y apuntes (que l defina de carcter provi-

    sional pro-memoria), podran resultar ensayos independientes, no un trabajo orgnicounitario (C 8, , 935).4 Por tanto, Gramsci no pensaba en un tratado, sino en

    1 Gramsci (1948, 1949a, 1949b, 1949c, 1950, 1951). 2 Gramsci (1975). Las noticias sobre el encarcelamiento y el proceso, as como de la vida de Gramsci enla crcel se encuentran en el Prlogo de esta edicin crtica. Vase tambin Fiori (1966). 3 Todos los datos cronolgicos, aqu y en el resto del texto, vienen de Francioni (1984). Vense tambinFernndez Buey (2001) y la parte primera de Frosini (2003a). 4 Har las citas de la edicin crtica como sigue: C nmero del cuaderno, nmero del prrafo, nmero de

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    un cierto nmero de ensayos, coordinados eso s en una trama unitaria, pero lo bastanteindependientes como para ser publicados por separado. Esta solucin no nos tiene porqu maravillar: corresponde perfectamente a la mente de Gramsci, que era ajeno ala idea de que los libros fueran autosuficientes y que tuvieran un valor en s mismos.Para Gramsci la escritura es fundamentalmente una forma especfica de interveniren larealidad, y en cuanto tal tambin cuando se presenta en las formas sofisticadas de unestudio terico tiene un valor exclusivamente referido a las (especficas) tareas que seasigna y a las preguntas (circunstanciales) que trata de responder.

    Desde este punto de vista, la referencia ms importante para Gramsci era sin dudaAntonio Labriola, que entre el 1895 y el 1898 haba publicado tres ensayos fundamentales(ntese que es el mismo trmino utilizado por Gramsci) En memoria del Manifiestode los comunistas, Sobre el materialismo histrico. Dilucidacin preliminar, Conversando

    sobre socialismo y filosofa que conjuntamente han sealado el inicio del marxismoterico en Italia, y al mismo tiempo son algunas de las aportaciones ms importantesa la historia del marxismo. Con Labriola, Gramsci comparte no slo algunos elementoscentrales de la propia filosofa marxista sino tambin la alergia por las exposiciones sis-temticas y, como consecuencia, por la forma del tratado. Esto no quiere decir que paraLabriola y Gramsci la teora no tenga una realidad especfica y una esfera de eficacia, yque a ello estn unidas la sistematicidad y la coherencia de pensamiento (no se trata portanto de pensadores de aforismos); significa que la teora no puede ser ni pensada ni,consecuentemente, expuesta separada de la materia que articula y organiza; adems,la materia es siempre histricamente especfica, universalizable por tanto a travs de

    procedimientos de abstraccin que tienen lmites precisos, lmites que son parte de laconciencia refleja de la teora y en los que la teora debe consistir en buena parte. Todoello significa, en fin, que la teora, en cuanto conciencia refleja est siempre unida a lapoltica, es siempre una forma de intervenir de poner en orden una materia especficaen una forma especfica, con la finalidad de permitir una intervencin prctico-polticade transformacin. Ms precisamente se podra decir que la teora es en s misma unaforma de intervencin prctico-poltica, puesto que no se encuentra jams en un lugarneutro sino que es siempre (y en el caso del marxismo de forma consciente) parcial, ypor tanto activamente involucrada en una batalla para cambiar las relaciones de fuerzasideolgicas. De aqu se deduce que, para Gramsci y Labriola, la teora del materialismo

    histrico no pueda darse como un sistema completo, una exposicin sistemtica o untratado porque la plenitud de la teora marxista no est dentro de la teora sino fuera,en la transformacin prctica.5

    la pgina de la edicin crtica. Ejemplo: C 1, 25, 21 = Cuaderno 1, prrafo 25, p. 21 de la edicin critica. Lamera cita de la pgina de la edicin crtica se indicar as: C, 21. Los pasajes entre parntesis cuadradas serefieren (si no se indica otra cosa) a aadidos interlinea en el manuscrito. 5 Sobre estos aspectos en el pensamiento de Gramsci vanse: Badaloni (1975), Fergnani (1976), RazetoMigliaro, Misuraca (1978: 29-30), Nemeth (1980), Badaloni (1981), Paggi (1984), Tosel (1991), Frosini (2004b).

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    Volveremos ms adelante sobre estos temas. Por ahora baste decir de forma preliminarque leyendo los Cuadernos se debe tener presente esta doble advertencia respecto almtodo: respetar su carcter provisional y el orden temporal de composicin, y tener encuenta el estatuto particular de teora que presuponen y que en ellos Gramsci intentadesarrollar.

    LACRTICADELASOCIOLOGACOMOINTERVENCINPOLTICA

    Tenemos que ocuparnos del estatuto de la teora porque, como he dicho ya, me gustarainsistir en cmo se piensa la sociedaden los Cuadernos. No creo que sea til limitar elexamen al modo en que Gramsci trata la sociologa. Como se sabe,6 Gramsci tena unconocimiento incompleto de la sociologa de su tiempo y conceba de forma excesivamentesimplista esta ciencia, que reduca a un sistema formal de esquematismos con leyes queno aaden nada a la mera descripcin histrico-emprica de los hechos, procediendoas de manera tautolgica, a travs de un sistema de duplicacin de lo que explica:7 enla ley sociolgica escribe Gramsci, se repite dos veces el mismo hecho, una vezcomo hecho y otra como ley8.

    Este juicio deriva literalmente de una frase del filsofo neo-idealista Benedetto Croce(los positivistas [...] duplican el hecho y lo llaman ley)9 contenida en un ensayo crticosobre el economista y socilogo positivista Achille Loria, publicado en 1897 y que Gramsciconoca.10 Por tanto, Gramsci ms que una polmica contra la sociologa entabla una

    polmica contra un cierto tipo de sociologa de origen positivista que haba aparecido enla segunda mitad del siglo diecinueve como

    un intento de crear un mtodo de ciencia histrico-poltica, dependiente de un sistema filos-fico ya elaborado, el positivismo evolucionista, sobre el que la sociologa reaccion pero sloparcialmente. La sociologa se convierte en una tendencia a parte, se convierte en la filosofade los no filsofos, un intento de describir y clasificar esquemticamente hechos histricos ypolticos, siguiendo criterios construidos sobre el modelo de las ciencias naturales. La socio-loga intenta por tanto producir experimentalmente las leyes de la evolucin de la sociedadhumana para prever el futuro con la misma certeza con la que se puede prever que de una

    bellota se desarrollar una encina11

    Vanse tambin, sobre Gramsci y Labriola, Koivisto (1990), Burgio (2004), Frosini (2007). 6Cfr., en particular, Gallino (1970: 91-96). 7Cfr. C 4, 23 (mayo-agosto 1930), C 4, 31 (septiembre 1930), C 11, 26 (julio-agosto 1932). 8 C 17, 23, 1926, septiembre 1933. 9 Croce (1897: 40). 10 Cfr. C 1, 25, 21. 11 C 11, 26, 1432, cursiva ma. Sobre este texto cfr. Razeto Migliaro, Misuraca (1978: 42-48).

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    Este paso es del Cuaderno 11, de 1932; muchos aos antes, en un artculo de febrero

    de 1917, Gramsci haba escrito de manera parecida que

    El mito [socialista, es decir, la impostacin evolucionista de la poltica del Partido Socialista F.F.]se ha formado cuando perviva todava la supersticin cientfica, cuando haba una fe ciega entodo lo que vena acompaado por el adjetivo cientfico. Alcanzar esta sociedad modelo eraun postulado del positivismo filosfico, de la filosofa cientfica. Pero esta concepcin no eracientfica, era slo mecnica, ridamente mecnica.12

    Esta polmica tan dura y continuada en el tiempo puede en realidad explicarse no enrelacin con la sociologa europea y americana de las primeras tres dcadas del siglo

    veinte, que no se corresponde con un esquema tan estrecho baste pensar en Weber,Simmel, Durkheim, Mauss o Wright Mills, entre otros sino en relacin con preocupa-ciones de tipo poltico, relacionadas en 1917 con la fuerte influencia de la sociologapositivista en el universo terico socialista, y en 1932 con la igualmente fuerte influenciade una concepcin mecanicista y economicista del materialismo histrico en el mundocomunista, como testifica la enorme difusin de la Teora del materialismo histrico deNicols Bujarin, que Gramsci en los Cuadernos somete a dura crtica13.

    La manera en que la sociologa es examinada y criticada en los Cuadernos es portanto compresible, esencialmente, a la luz de una preocupacin poltica referida aldebate terico en el mundo del comunismo internacional. Gramsci se empea, sobre

    todo, en impedir que en ese mundo triunfe una concepcin fatalista del marxismo,incapaz de ser ni una filosofa de la praxis, es decir, de la transformacin revolu-cionaria, ni una verdadera filosofa, es decir una ideologa coherente y sistemticacapaz, gracias a estas caractersticas, de luchar con armas iguales contra las mssofisticadas filosofas burguesas. No es casual que la mayor parte de las observacio-nes sobre la sociologa contenidas en los Cuadernos se encuentren en los apuntessobre Bujarin, y que consecuentemente en la divisin por materias de los Cuadernos,respectivamente los 16 principales argumentos del Cuaderno 1 (8 de febrero de1929) y las 10 reagrupaciones de materias del Cuaderno 8(marzo-abril de 1932), lasociologa no aparezca como argumento autnomo. La sociologa est incluida enel punto 4 de las Reagrupaciones de materias de 1932, Introduccin al estudio de lafilosofa y notas crticas a un Ensayo popular de sociologa, que corresponde a lamateria del Cuaderno 11.

    12 Gramsci (1917: 25).13 Sobre la crtica de Gramsci a Bujarin cfr. Finocchiaro (1979) y Francioni (1987).

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    FILOSOFA, CIENCIA, POLTICA

    Entre los diversos ensayos que deberan haber nacido del manuscrito de los Cuadernosde la crcelno hay ninguno dedicado a la sociologa. Si nos limitramos a esta constata-cin no tendra mucho sentido interrogar a Gramsci sobre este tema. Pero no podemoslimitarnos a esto, porque en los Cuadernos encontramos bajo la denominacin deciencia de la poltica (o ciencia poltica) la propuesta de una sociologa marxistaalternativa a la de Bujarin. Y este modelo de ciencia de la poltica, que para Gramsciest estrechamente vinculado con la filosofa marxista, ha ido a parar al Cuaderno 13titulado Niccol Machiavelli.

    Qu es, segn Gramsci, la ciencia de la poltica? Qu relacin tiene con la filosofa?Sobre este asunto Gramsci ha cambiado su posicin. En C 4, 13, 435 (mayo-agosto de1930) escribe que se puede siempre hacer teora de la historia pasada y de la polticaactual, dado que aunque los hechos son individuales y siempre cambiantes en el flujo delmovimiento histrico, los conceptos pueden ser teorizados. Pero se trata de una repeti-cin casi literal de una frase de Croce (la humilde lgica ensea que las cosas cambian,s, pero sus conceptos se pueden fijar),14 lo que indica que Gramsci, an sintiendo laexigencia, no haba conseguido todava formular de manera autnoma una respuestaa la cuestin del estatuto de la teora. El tema se repropone un poco ms adelante, ennoviembre de 1930, cuando Gramsci apunta:

    El marxismo no es simplemente una doctrina social [es decir, una teora no para explicar los

    hechos sino para cambiarlos F.F.] [...], porque tiene la pretensin incluso de explicar laciencia, es decir de ser ms ciencia que la ciencia. En la cuestin ideologa-filosofa =doctrina-ciencia, est tambin la cuestin del carcter primitivo o irreducible del momentopoltico o prctico. La ideologa = hiptesis cientfica de carcter educativo energtico, verifi-cada [y criticada] por el desarrollo real de la historia, es decir convertida en ciencia (hiptesisreal), sistematizada.15

    El marxismo sera una ciencia de la ciencia, porque explicara que la ciencia es slo unahiptesis real, es decir verificada y criticada en la prctica y en tal manera sistematizada.La ciencia sera por tanto un momento ideolgico que sale de la poltica y se depura de

    sus unilateralidades mediante la prueba en el terreno de la prctica.Pero la posicin de Gramsci que deriva claramente de una lectura de las Tesis

    sobre Feuerbach16 no es segura y unvoca. En C 4, 39, 465, del mes anterior, parecepensar la filosofa por una parte, y las ciencias de la poltica, de la historia y de la econo-

    14 Croce (1897: 34). Cfr. el otro pasaje del mismo ensayo cit. supra en la nota 9, a propsito de la repeticinliteral por parte de Gramsci de un pasaje sobre la ley positivista como duplicacin del hecho. 15 C 4, 61, 507, noviembre 1930.

    16 Sobre las Tesiscfr. Labica (1987). Sobre la lectura de Gramsci cfr. Frosini (2001).

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    ma por otra; igual que por una parte la articulacin general de conceptos de la historia,la poltica y la economa, y por otra el desarrollo concreto de estos mismos conceptosreferidos a las materias histricamente dadas. A continuacin, transcribiendo este textoen el Cuaderno 11, Gramsci lo modific pero para identificar la parte filosfica generalcon la ciencia de la dialctica o gnoseologa, y las partes especiales las ciencias dela historia, la poltica y la economa con la filosofa misma, en cuanto sta se imbuyede la elaboracin de los datos empricos.17

    As, la distincin entre filosofa y ciencias tiende a difuminarse. stas no se distinguenya en desarrollo abstracto, por una parte, y aplicacin concreta, por otra. Las cienciasde la poltica, la historia y la economa son la filosofa en su realidad concreta y sta vivesolamente en ellas.

    La filosofa en s misma se convierte en una teora de la articulacin de la sociedad

    en su conjunto orgnico e integrado, es decirla teora de la interaccin de base y super-estructura.18 De hecho, la filosofa se identifica, como hemos visto, con la ciencia de ladialctica, y sta no es un mtodo lgico, sino la gnoseologa de la poltica, de la historia,de la economa. Pero la teora del conocimiento no es para Gramsci distinta de la teorade la ideologa, es decir, de la explicacin del modo en el que los hombres histricamenteacceden, a travs de las ideologas, a las propias y especficas (histricas) condicionesde existencia, y en ellas viven como individuos activos. De hecho, para Gramsci lasideologas son el terreno (el nico terreno) sobre el que existe el conocimiento.19 As, atravs de la mediacin imprescindible de las ideologas la sociedad en su conjunto, ensus diversos mbitos funcionales (de la economa a la poltica, a la tica, al arte, a las

    ciencias naturales),20 articula especficamente las diversas prcticas que constituyenla vida concreta y que, identificadas con las relaciones sociales en sus diversos nivelesmateriales de produccin o superestructurales e ideolgicos determinan tambinla distribucin de los individuos en las diversas clases y las relaciones de fuerzas tantomateriales como ideales relacionadas con todo ello.

    El marxismo como filosofa la filosofa de la praxis es por tanto, sobre todo, laafirmacin de la unidad de filosofa y poltica, es decir, del carctersiempre prctico yen tal sentido poltico del pensamiento como ideologa. No slo del pensamiento delos dems, sino en primer lugar, de manera autorreflexiva, del pensamiento representadopor la filosofa de la praxis misma, en el sentido de que esta misma teora, en cuanto

    17Cfr. C 11, 33, 1447, agosto-diciembre 1932. Esta misma tesis ( la dialctica como doctrina del conoci-miento y sustancia medular de la historiografa y de la ciencia de la poltica) est, como variante instaurativa,en C 11, 22, 1425. Se debe recordar que precisamente Antonio Labriola haba hablado de la filosofa de la

    praxis como la mdula del materialismo histrico (Labriola, 1898: 216). 18 Mientras que antes pareca sobre todo una reproduccin an con el intento de modificarlas decisiva-mente de las distinciones (distinti) de Croce. Cfr. en este sentido C 8, 61 (febrero 1932). 19 Esta tesis se enuncia en C 4, 37 (septiembre-octubre 1930) y se desarrolla en C 4, 38, 464-465. Cfr.Jaulin (1988: 196). 20 El aadido de tica, arte y ciencias naturales est en C 11, 33, 1448, segunda versin de C 4, 39.

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    pensamiento, es ideolgica, es un enfoque prctico, estratgico, poltico dirigido al mundo,una intervencin y un posicionamiento en su interior para modificarlo en una determinadadireccin.

    En un texto posterior, de marzo de 1933, Gramsci vuelve a reflexionar sobre la relacinentre filosofa y ciencia a la luz de la unidad de pensamiento y poltica:

    Nos tenemos que plantear el problema de qu es la ciencia misma. No es la cienciaen s actividad poltica y pensamiento poltico, en cuanto transforma a los hombres, loshace diferentes de como eran anteriormente? Si todo es poltico, es necesario, para nocaer en frases tautolgicas y aburridas, distinguir con conceptos nuevos la poltica quecorresponde a la ciencia tradicionalmente llamada filosofa, de la poltica que se llamaciencia poltica en sentido estrecho. Si la ciencia es descubrimiento de una realidad

    anteriormente ignorada, esta realidad, no viene concebida como trascendente en un ciertosentido? Y no se piensa que exista todava algo desconocido y por tanto trascendente?Y el concepto de ciencia como creacin, no significa, pues, poltica? Todo est enver si se trata de una creacin arbitraria o racional, es decir til a los hombres paraampliar su concepto de la vida, para hacer mejor (desarrollar) la vida misma.21

    Las referencias aqu contenidas a dos diversos enfoques epistemolgicos respecti-vamente realista y constructivista (la alusin a la alternativa de Lenin entre materialismo yempirio-criticismo es transparente) no debera hacernos perder de vista el centro de lareflexin de Gramsci.22 Que no est en las alternativas entre las diversas filosofas de la

    fsica, sino en la necesidad, una vez que hayamos identificado pensamiento y poltica, depoder volver a distinguir los diferentes niveles de la poltica en referencia a especficasfunciones terico-prcticas. As, la impostacin segn la cual la ciencia es creacinadquiere su significado real slo si, desligada de enfoques solipsistas, se entiende comoconocimiento ligado a la vida prctica de la humanidad, a sus necesidades y a sus exi-gencias, a las que intenta encontrar una respuesta. De aqu deriva una dilatacin de lanocin de ciencia. Ciencia es cualquier actividad terica que, correspondiendo como formaideolgica a una determinada prctica, interviene activamente en el terreno de sta paraencontrar respuestas a las necesidades genricamente polticas que se expresan en esedeterminado lenguaje regional. As, la ciencia de la poltica ser la reflexin terica sobre

    las relaciones de fuerzas especficamente polticas que se encuentran en los diversosniveles de la organizacin social.23

    21 C 15, 10, 1766. 22 Sobre Gramsci y las ciencias (naturales) vanse Rossi (1976), Boothman (1994), Boothman (1995:LIV-LXVI). 23 La ciencia no es, por tanto, un proceso de generalizacin de datos empricos, tanto porque es cienciade los procesos individuales como tales (Razeto Migliaro, Misuraca, 1978: 147) de hecho las leyes para laciencia son slo regularidades prcticas (cfr. infra, cap. 5) como porque los datos con los que la ciencia trabajano son datos empricos sino prcticas, experiencia en los trminos de las Tesis sobreFeuerbach (Razeto

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    Volver rpidamente a este punto. Primero quiero solamente sealar que en un texto unpoco anterior, C 11, 59, escrito entre agosto y diciembre de 1932, la relacin entre filosofay poltica haba sido redefinida de la misma manera, casi con las mismas palabras:

    Qu es la filosofa? Una actividad puramente receptiva o como mximo ordenadora, o unaactividad absolutamente creativa? [...] Pero qu significa creativo? Significar que el mundoexterno es creado por el pensamiento? Pero de cul pensamiento y de quin? Se puedecaer en el solipsismo y de hecho todos los idealismos caen necesariamente en el solipsismo.Para escapar del solipsismo [...] es necesario poner la cuestin historicistamente y al mismotiempo poner como base de la filosofa la voluntad (en ltimo anlisis la actividad prctica opoltica), pero una voluntad racional, no arbitraria [...] Por tanto hay que entendercreativo enel sentido de relativo, de pensamiento que modifica la manera de sentir del mayor nmero

    y por tanto de la realidad misma que no puede pensarse sin este mayor nmero.24

    En este punto la filosofa no es ya organizacin abstracta de los conceptos de la cienciasino que, precisamente en cuanto gnoseologa, es forma de la poltica, en el sentido deque su actividad especfica consiste en modificar la manera de pensar el pensamiento,su naturaleza y su relacin con el mundo; pero reformando la forma del pensamiento lafilosofa cambia tambin su contenido, puesto que la forma del pensamiento es ya sucontenido. Por ejemplo, la verdad como adaequatio intellectus et reide Aristteles, eljepense, donc je suis de Descartes, el Ich denke de Kant, el Geistde Hegel o el carcterprctico del pensamiento como Praxis de Marx son todas respuestas a la pregunta sobre

    la naturaleza del pensamiento, pero son respuestas que modifican decisivamente lamanera de verla relacin entre hombre y mundo, es decir, la ideologa.

    En resumen, con el transcurrir del tiempo Gramsci ve cada vez ms claro que tantolas ciencias como las filosofas son formas especficas de la poltica. En consecuencia,la razn de la distincin y por tanto el estatuto de la teora, del concepto habr quebuscarla en el estatuto de la prctica.

    En la siguiente seccin examinar el concepto de ciencia de la poltica comoreflexin sobre las relaciones de fuerzas especficamente polticas en los diversos nivelesde la organizacin social; en el siguiente considerar la manera en la cual se redefinepartiendo de la prctica (y no anulando, sino precisamente modificando) el estatuto de

    la teora.

    Migliaro, Misuraca, 1978: 148). Sobre C 15, 10 cfr. tambin Razeto Migliaro, Misuraca (1978: 50-56). 24 C 11, 59, 1485-1486.

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    IDEOLOGASYRELACIONESDEFUERZAS. LA CIENCIADELAPOLTICA

    En C 4, 38 (octubre 1930)25 Gramsci apunta que establecer las relaciones entre estruc-tura y superestructura es el problema crucial del materialismo histrico, y que parasolucionarlo es necesario ir a la parte de la Prefacin de Marx en Para la crtica de laeconoma poltica (1859) dnde se fijan los dos principios metodolgicos del materialismohistrico:

    1) el principio de que ninguna sociedad se pone tareas para cuya resolucin no existan ya lascondiciones necesarias y suficientes [o estn en fase de desarrollo y de aparicin], y2) que ninguna sociedad cae si antes no se han desarrollado todas las formas de vida queestn implcitas en sus relaciones.26

    Estos dos criterios metodolgicos, que Gramsci extrae del texto de Marx,27 le sirvenpara pensar la unidad real, es decir, la interaccin de estructura econmica y superestruc-turas polticas, jurdicas, etctera. Todo el texto de Marx est dedicado a mostrar qu esla historia. La historia, es decir, la sucesin de cambios reales no se reconoce si uno sequeda en el nivel del estudio de las formas del Estado, del derecho, etctera, sino queslo se reconoce si se tiene en cuenta la red de las actividades econmicas. El cambioreal de las sociedades humanas ocurre slo cuando cambia el modo de produccin. Asque la historia es una sucesin de modos de produccin, cada uno caracterizado por unarelacin especfica entre las fuerzas productivas y las relaciones de produccin. Cuandounas relaciones de produccin determinadas no pueden contener ms las fuerzas pro-ductivas que anteriormente se haban desarrollado en su interior, aparece una poca derevolucin social, que puede durar incluso varios siglos, durante la cual se sustituyen lasviejas relaciones de produccin con otras adecuadas al nivel de desarrollo de las fuerzasproductivas. En estas pocas de revolucin social se modifica tambin, ms o menosrpidamente, toda la gigantesca superestructura, es decir las relaciones jurdicas, polticas,ticas, religiosas, culturales y todas las formas ideolgicas correspondientes.28

    En este contexto Marx enuncia los dos criterios que hemos visto, para delimitar res-pectivamente la condicin de aparicin de lo nuevo, y la condicin de desaparicin delo viejo. Se puede decir que la poca de revolucin social con la sustitucin del modo de

    25 Obsrvese que C 4, 38 es el sucesor de C 4, 37, el texto en el cual Gramsci, como hemos visto (supraen la nota 19), enuncia la tesis segn la cual es en el terreno de la ideologa donde se produce cualquier formade conocimiento. 26 C 4, 38, 455.

    27 En realidad Gramsci, citando de memoria, invierte el orden de los dos principios y sustituye fuerzasproductivas con formas de vida, imprimiendo al texto de Marx un carcteranti-mecanicista que ste notena. Sobre este punto se vea Badaloni (1977: 22-24). Sobre la manera de Gramsci de leer (y re-escribir)el Prlogo vase tambin Paggi (1984: 462-464). 28 Cfr. Marx (1859: 9).

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    produccin capitalista que para Marx obviamente haba ya empezado es la poca enla que ambos principios metodolgicos son eficaces porque existen ya las condicionesmateriales (las fuerzas productivas) para que la humanidad se proponga la tarea derelaciones de produccin superiores; pero el viejo mundo puede todava desarrollar lasfuerzas productivas dentro de las viejas relaciones de produccin y por ende la historiaconcreta es una oscilacin entre lo viejo y lo nuevo.

    En este contexto y aqu retomamos la lectura de Gramsci la poltica se vuelvedecisiva, en cuanto la estructura econmica es una condicin tal que las dos solucionesconservacin del modo de produccin actual o, viceversa, su sustitucin por uno nuevoson posibles, y la oscilacin entre estas dos soluciones opuestas se refleja en el terrenode las relaciones sociales en un enfrentamiento poltico entre las clases: la forma real dela oscilacin de la estructura son las relaciones de fuerzas entre las clases.29 En relacin

    con esto Gramsci apunta que

    se lee con frecuencia en [muchas] narraciones histricas la expresin genrica: relacin defuerzas favorable o desfavorable. As, abstractamente, esta expresin no explica nada o casinada: normalmente se repite el hecho que se debe explicar, se hace una tautologa.30

    Como se puede ver, vuelve a aparecer la objecin usual a la sociologa: mientras loshistoriadores se limitan a registrar la victoria de una u otra clase, atribuyendo a las rela-ciones de fuerzas, que le eran favorables la causa de la victoria misma, se tratara, encambio, de usar la nocin de relaciones de fuerzas como un canon de investigacin e

    interpretacin, es decir como delimitacin conceptual de un terreno histrico-polticoque se trata precisamente de explorar y de conocer en su configuracin real.

    Con esta finalidad, Gramsci delimita tres grandes niveles de relaciones de fuerzas: 1)relacin de las fuerzas sociales estrechamente ligadas a la estructura;31 2) relacinde las fuerzas polticas, es decir la valoracin del grado de homogeneidad y de auto-conciencia que han alcanzado los diversos agrupamientos sociales;32 3) relacin delas fuerzas militares, que es la relacin inmediatamente decisiva en cada momento.33

    Se debe notar que en los tres casos tenemos relaciones de fuerzas es decir rela-ciones de poderentre las clases sociales, pertenecientes por tanto a lo que Marx llamasuperestructura, pero estas relaciones se colocan en niveles diversos, porque es diferente

    el modo en el que la praxis, la voluntad, interviene en ellas. La relacin de fuerzas ligadaa la estructura es la distribucin de los individuos en las diversas clases capitalistas,

    29 De aqu la importancia para Gramsci de la categora de crisis orgnica, sobre la cual ha llamado laatencin en primer lugar Pizzorno (1969: 119-123). Vanse tambin de Giovanni (1977), Razeto Migliaro,Misuraca (1978: 80-101).

    30 C 4, 38, 457. 31 C 4, 38, 457, cursiva ma. 32 C 4, 38, 457-458. 33 C 4, 38, 458-459.

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    obreros, rentistas que se basa en la organizacin econmica de la sociedad. Pero estarelacin no es esta organizacin sino una primera faccin fundamental (C, 457), portanto un hecho poltico (aunque en sentido amplio), un primer bosquejo de las relacionespolticas entre las clases. En relacin con esto se produce la disposicin propiamentepoltica de las fuerzas (el nivel 2), que Gramsci distingue a su vez en tres sub-niveles:econmico-corporativo, econmico-poltico y hegemnico-estatal. En este nivel se pro-duce la distincin de las clases en cuanto fuerzas polticas y por tanto tambin en cuantofuerzas organizadas, desde una primera organizacin basada en la unidad homogneadel grupo profesional, pero todava no de la agrupacin social (fase corporativa, a la quecorresponden las organizaciones gremiales), a la conciencia de la solidaridad de interesesentre todos los miembros de la agrupacin social, pero todava en el mbito puramenteeconmico (fase econmico-poltica, a la que corresponden las organizaciones sindicales

    generales y las reivindicaciones polticas elementares, como el derecho de voto) y a la

    conciencia de que los propios intereses corporativos, en su desarrollo actual y futuro, superanel crculo corporativo, es decir de agrupacin econmica, y pueden y deben convertirse enlos intereses de otras agrupaciones subordinadas; sta es la fase ms claramente polticaque marca el pasaje neto de la estructura pura a las superestructuras complejas, es la fase enla cual las ideologas germinadas con anterioridad entran en contacto y se enfrentan hasta queslo una de ellas, o al menos una sola combinacin de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse,a difundirse en todo el rea, determinando adems de la unidad econmica y poltica, unaunidad intelectual y moral, en un nivel no corporativo sino universal, de hegemona de una

    agrupacin social fundamental sobre las agrupaciones subordinadas.34

    Existe, por fin, la relacin de fuerzas militares, que se corresponde con el modo en quelas diversas clases se dan instrumentos coercitivos capaces de consolidar y garantizarel propio poder, o de derribar el poder ajeno; por ejemplo, en el perodo 1789-1794 lamasa de choque de los sansculottes. Con razn Gramsci apunta que este nivel de lasrelaciones de fuerzas es el inmediatamente decisivo en cada momento, tanto porqueel enfrentamiento militar puede en cada momento sealar la victoria o la derrota de unproyecto de innovacin o de conservacin social ms amplio y duradero, como porque elnivel militar expresa en manera concentrada el grado de organizacinpoltica alcanzada

    por las clases que se enfrentan en el terreno del Estado (tambin el enfrentamiento militares una forma de enfrentamiento poltico).Sin embargo, las relaciones de fuerzas militares son, segn Gramsci, slo inmedia-

    tamente decisivas. El nivel decisivo de las relaciones de fuerzas es, en ltima instancia,el segundo, elpropiamente poltico. Gramsci seala que el desarrollo histrico oscilacontinuamente entre el primer y el tercer momento, con la mediacin del segundo.35 Las

    34 C 4, 38, 457-458.35 C 4, 38, 458.

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    fuerzas sociales se vuelven realmente activas y capaces de ser el punto en el cual la crisishistrica se resuelve en una direccin o en otra slo cuando son capaces de elaborarpolticamente, es decir en forma organizada, la propia faccin y la propia distribucinen una faccin poltico-econmica originaria; es decir, slo cuando las diversas clasesconsiguen organizarse siendo conscientes de la propia fuerza.

    De este anlisis fundamental deriva la centralidad, en el pensamiento de Gramsci, delpartido poltico porque en l se produce la transformacin en verdaderos sujetos de lasfuerzas de la faccin econmica. La faccin poltica cumple la funcin de traducirla faccin econmica en una faccin militar, es decir, de dar una solucin a la pocade crisis de la que habla Marx en su pasaje sobre el materialismo histrico. Gramscibosqueja as el conjunto de estas funciones de las relaciones de fuerzas:

    Existe una crisis, que se prolonga a veces durante decenas de aos. Esto significa que en laestructura han aparecido contradicciones incurables, que las fuerzas polticas que se encarganactivamente de la conservacin de la estructura misma se esfuerzan no obstante por saneardentro de ciertos lmites; estos esfuerzos incesantes y perseverantes (visto que ninguna formasocial querr admitir que es obsoleta) forman el terreno de lo ocasional en el que se organizanlas fuerzas que intentan demostrar (con los hechos en ltima instancia, es decir con el propiotriunfo, pero en primer lugar con la polmica ideolgica, religiosa, filosfica, poltica, jurdica,etctera) que existen ya las condiciones necesarias y suficientes para que determinadastareas puedan y por tanto deban ser histricamente resueltas.36

    La verdad de una posicin poltica est en su afirmacin prctica (Gramsci recoge aqu elconcepto de verdad como potencia, inmanencia y terrenidad de la segundaTesis sobre Feuerbach),37 y el terreno en el que esta afirmacin tiene lugar prcticamente,es decir, polticamente, son las ideologas religiosas, filosficas, polticas, jurdicas, etc-tera, que por tanto son el lugar en el que se define la verdad, es decir viene producidapolticamente. Todava ms explcito en la segunda versin de este pasaje Gramsci precisa losiguiente: [...] pero inmediatamente [la lucha] se desarrolla en una serie de polmicasideolgicas, religiosas, filosficas, polticas, jurdicas, etc., cuya concrecin se puede valoraren la medida en que consigan convencer y mover la disposicin anterior de las fuerzassociales.38 La forma en la que en realidad se verifican las ideologas est en su capaci-

    dad para convencer y mover las fuerzas sociales, es decir, de darles una direccin polticadeterminada. Por tanto, la verdad de las disputas religiosas, filosficas, polticas, jurdicas,etc., consiste en el hecho de que correspondan (Marx usa el trmino entsprechen,39que indica un paralelismo y no una derivacin) a los conflictos materiales. En el lenguaje

    36 C 4, 38, 455-456. 37 Cfr. Marx (1845: 533). 38 C 13, 17, 1580. 39Cfr. Marx (1859: 8).

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    de Gramsci: la verdad de las disputas ideolgicas est en su capacidad de traducir losconflictos materiales en los lenguajes especiales de las diversas ideologas.

    Qu queda de la ley sociolgica a la luz de esta concepcin de la poltica?Evidentemente nada, ya que la resolucin de la crisis puede ocurrir o no: las fuerzaseconmico-poltico-militares se enfrentan y todo depende de su respectiva capacidad deconvertirse en sujetos colectivos organizados. Pero todo este proceso tiene lugar en elterreno de las ideologas, es decir de las diferentes prcticas de las que esas fuerzasson el reflejo. La unidad de estructura y superestructura tiene lugar en el terreno de lasideologas, es decir de la prctica, en ltima instancia de la voluntad.

    Por tanto, la voluntad organizada, la poltica, es la clave que nos permite comprenderla historia y su dinmica. Pero ello no excluye de ninguna manera el reconocimiento devnculos. El nivel bsico de las relaciones de fuerzas es la expresin directa de las

    relaciones sociales: stas no son inmutables pero cambian muy lentamente (porqueexpresan la relacin que en cada momento se establece entre las fuerzas productivas ylas relaciones de produccin, y el conjunto de las fuerzas materiales de produccin esel elemento menos variable del desarrollo histrico, [...] el que en cada momento puedeser medido con exactitud matemtica40 precisamente porque cambia ms lentamente).No se puede modificar polticamente de manera inmediata el nmero de industrias deun pas,41 pero es necesario antes de nada conocerlo, para poder ejercer una voluntadracional, es decir, adecuada a las relaciones de fuerzas en las que se inserta. Por otrolado, este hecho bruto y originario (el nmero de empresas) es al mismo tiempo, tambinl, expresin de relaciones de fuerzas, nacionales e internacionales (por ejemplo de la

    divisin internacional del trabajo en el marco del imperialismo), y por tanto, en su modifi-cacin si bien gradual, expresa las relaciones polticas entre las clases. As, la diferenciaentre relaciones propiamente polticas y relaciones econmico-polticas es de hechocuantitativa y no cualitativa. Y por tanto el mismo conocimiento cientfico de la faccinfundamental42 puede slo basarse en una voluntad prctico-poltica.

    Si en este punto recordamos los dos textos ya analizados, en los que Gramsci recon-duce tanto la ciencia (C 15, 10) como la filosofa (C 11, 59) hacia la poltica, podremos vercmo en su concepcin toda la realidad se reduce a la voluntad, sin que esto signifiqueuna forma de voluntarismo.43 En efecto, la subjetividad, que es portadora de esta voluntad,

    40 C 4, 25, 444. 41 Quiere decir que este dato no puede modificarse por decreto (no se puede imaginar distinto de comoes). El Estado puede obviamente tomar una serie de medidas para modificarlo. En la segunda versin estepunto viene acentuado: En funcin del grado de desarrollo de las fuerzas materiales de produccin se formanagrupaciones sociales, cada una de las cuales representa una funcin y tiene una posicin en la produccinmisma. Esta relacin es como es, una realidad rebelde: nadie puede modificar el nmero de las empresas y desus trabajadores, el nmero de las ciudades con una determinada poblacin urbana, etc. (C 13, 17, 1583). 42 C, 457.

    43 Por lo dems, el voluntarismo puede existir slo dnde exista el mecanicismo, puesto que se muevesobre el mismo terreno, negndolo.

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    no es, en modo alguno, un presupuesto de la historia (de la poltica) sino ms bien unproducto suyo.44 No es, por tanto, el momento de transparencia de la historia en el quela historia revela su sentido, sino ms bien es el lugar de una radical falta de transparenciaque va construido y llevado a ser capaz de reconocer la propia fuerza es decir el propioser cogido en relaciones de fuerzas.

    La ciencia de la poltica es reflexin sobre las maneras en las que en generaltienelugarsocialmente esta construccin, desde el nivel econmico al militar. No enuncialeyes, sino que es, ella misma, una fuerza conscientemente incluida en el mbito delas relaciones de fuerzas de todos los niveles de la sociedad, y los conoce para podermodificarlos y elaborarlos. La ciencia poltica da lugar a un arte poltica, es decir a unconjunto de preceptos prcticos. Gracias al arte de la poltica una clase social puedeemprender polticamente la propia construccin como fuerza poltica organizada y

    predisponer el terreno para la propia victoria en los tres niveles econmico, polticoy militar. En un texto del Cuaderno 4 poco posterior a C 4, 38 Gramsci apunta que laciencia de la poltica se desarrolla en la fase de la lucha por la hegemona. 45 Esdecir, existe una relacin precisa entre el proceso de construccin de la subjetividady la aparicin de la ciencia de la poltica como nivel o grado de autorreflexin sobreeste proceso de construccin. Tambin esta ciencia es una ideologa, una forma depoltica.46

    LASREGULARIDADESPRCTICASYLAREDEFINICINLINGSTICADELATEORA

    Y as parece que la ciencia poltica no se distingue en principio de cualquier ideologapoltica. Es decir, parece que una vez que se muestra que tambin la teora es unaforma de prctica ya no se puede distinguir realmente la reflexin conceptual sobreuna cierta realidad de la intervencin prctica sobre esta realidad. En efecto, en el casode los tres niveles de las relaciones de fuerzas, la especificidad del primer nivel el delas facciones econmicas del cual en principio slo se pueden enunciar leyes, estabaexactamente en el hecho de que ste, a diferencia de los otros niveles, era relativamenteextrao y por tanto rebelde a la voluntad.47 Parece por tanto que la objetividad,el terreno en el que es posible establecer leyes, se reduce a lo que se sustraiga a su

    44 Ha escrito correctamente Nicola Badaloni que en Gramsci la subjetividad es diferente de la del idea-lismo porque el hombre est atravesado por problemas, a los cuales reacciona, pero no los funda en modoinmediato (1988: 36). 45 C 4, 46, 473, octubre-noviembre 1930. 46 La relacin entre el desarrollo histrico de la industria, del movimiento obrero y de la teora comunista,ya teorizada por Marx en el captulo II, 1 de La miseria de la filosofa, est en el centro del ensayo de AntonioLabriola En memoria del Manifiesto de los comunistas, que es una fuente fundamental con relacin a esteaspecto del pensamiento de Gramsci en los Cuadernos de la crcel. Cfr. Frosini (2007: 198-200). 47 Como se especifica en la segunda versin, C 13, 17, cit. supra, en la nota 41.

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    inmediata modificacin por parte de la voluntad (y que, por est razn, es medible). Enrelacin a todo lo dems se puede slo reenviar a lapoltica.

    De este modo la ciencia de la poltica corre el riesgo de confundirse con el arte de lapoltica, y la teora no parece que tenga una funcin especfica suya. Hemos visto msarriba (captulo 3) el modo atormentado en el que Gramsci trata en diversos momentosla relacin entre filosofa, ciencia y poltica, y cmo se movi de manera cada vez msconsciente en la direccin de la teora como producto de la poltica, es decir, como unmomento que, con una modalidad especfica y autnoma, expresa sin embargo una formade prctica poltica.

    Pero es evidente que esta ambicin podr satisfacerse solamente si se aclara larelacin entre ley y ciencia y esto podr ocurrir slo despus de que se haya aclarado larelacin entre lenguaje y concepto cientfico. Dicho en otro modo: una vez establecido

    que la ciencia y la filosofa en cuanto actividades tericas son formas de la poltica,es decir, hiptesis de intervencin en la prctica que, en sta, deben encontrar su veri-ficacin, solamente una reflexin de la relacin entre lenguaje y teora podr aclarar lamanera en la que esa verificacin tiene lugar.

    Gramsci ha intentado durante mucho tiempo afinar este punto. No puedo dete-nerme aqu en los detalles de este intento48 y por tanto me limito a sealar el momentoen el cual Gramsci considera que ha encontrado la solucin. sta es una concepcinque podramos llamar constitutiva del lenguaje, en la que la universalidad de lossustantivos y por tanto de los conceptos se constituye segn Gramsci en la prctica,es una universalizacin prctica, que es ya en s misma una ley cientfica. Es decir,

    Gramsci teoriza la existencia de un cierto estrato semntico, que llama sentidocomn (senso comune),49 como fundamento de cualquier universalizacin. En l seencuentran ya, aunque normalmente de manera implcita, toda una serie de conceptosque expresan los grados de universalizacin prctica de una serie de fenmenossociales. Gramsci retoma aqu un pasaje de El Capital, en el que Marx recuerdaque la ley del valor, precisamente porque se ha universalizado prcticamente con laextensin de la produccin capitalista, posee la solidez de una creencia popular.Gramsci liga directamente esta afirmacin a la validez de las ideologas,50 es decir,a su verdad.

    48Cfr. Frosini (2004a: 19-24). 49Cfr. Sobrero (1976), Luporini (1987), Jaulin (1992). 50Cfr. C 7, 21, 869, noviembre 1930-febrero 1931. Pero ya en C 4, 45, 471, octubre-noviembre de 1930,despus en C 8, 175, 1047, noviembre de 1931. Vanse tambin los textos citados a continuacin. Hablandode la solidez de las creencias populares Gramsci se refiere al siguiente pasaje del Capital: El secreto de laexpresin de valor, la igualdad e idntica validez de todos los trabajos, porque y en tanto son trabajo humanoen general, slo puede descifrarse cuando el concepto de igualdad humana ha adquirido ya la firmeza de unprejuicio popular. Pero esto slo es posible en una sociedad en donde la forma de la mercanca es la formageneral del producto del trabajo, o sea, donde tambin la relacin de los hombres entre s, en su calidad depropietarios de mercancas, es la relacin social dominante (Marx, 1873: 87).

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    El hecho que algunos trminos del lenguaje comn, que expresan las relaciones prcti-cas (y tenemos que recordar que para Gramsci las relaciones prcticas cubren toda la redde las relaciones sociales) hayan adquirido la solidez de las creencias populares, defineel mbito de la validez de estos mismos trminos. No se trata por tanto de una validezuniversal, ni atemporal, sino una validez en un tiempo y un espacio determinados. Si sequiere construir una teora de la sociedad se debe partir de estos trminos del sentidocomn porque, expresando universalidades prcticas, expresan ya leyes sociales, sonhechos sociales, es decir, hechos que se repiten regularmente.51 En resumen, en ellenguaje, en cuanto es un conjunto de campos semnticos estn ya contenidas las leyesque dominan una determinada sociedad, y estas leyes son regularidades.

    El concepto de regularidad sustituye en Gramsci al de ley. En una serie de textosescritos entre abril y agosto de 1932 Gramsci desarrolla esta idea52:

    Resulta que el concepto de necesidad histrica est estrechamente relacionado con elde regularidad y el de racionalidad. [...] Existe la necesidad cuando existe una premisaeficiente y activa, cuya conciencia en los hombres se haya activado poniendo finalidades ala conciencia colectiva y constituyendo un conjunto de convicciones y de creencias podero-samente operativas como las creencias populares. En la premisa deben estar incluidas,ya desarrolladas o en vas de desarrollo, las condiciones materiales necesarias y suficientespara la realizacin del impulso de la voluntad colectiva, pero es claro que no se puede distin-guir en esta premisa material, calculable cuantitativamente, un cierto nivel de cultura, unconjunto de actos intelectuales y de estos (como producto o consecuencia) un cierto conjunto

    de pasiones y sentimientos imperiosos, es decir, que tengan la fuerza de inducir a la accina cualquier costo.53

    Como se puede ver, en este punto tambin el grado objetivo o primer grado de lasrelaciones de fuerzas estn incluidas en la esfera de la ideologa. Su objetividad estmediada ideolgicamente y depende de su mayor regularidad, es decir de la capacidadde dar lugar a comportamientos mayormente establecidos en el tiempo y en el espacio,y por tanto ms verdaderos que otros, ligados a regiones superestructurales ms fluc-tuantes o transitorias.

    La ciencia de la poltica ser por tanto el estudio del modo en el que se constituyen

    histricamente las regularidades observables (o sea, decibles) en la sociedad, y comose articulan recprocamente en cada momento y en momentos sucesivos. De todos modos,el problema de la ciencia de la poltica en cuanto ciencia (teora) se convierte en un pro-blema de tipo lingstico: la teora localiza regularidades prcticas en las universalidadessemnticas, y aislando los trminos que corresponden a estas regularidades formula

    51Cfr. Gallino (1969: 100).52 C 8, 128 y 237, C 11, 52.53 C 11, 52, 1479-1480.

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    hiptesis, que sern a su vez un modo para intervenir en el lenguaje comn (ideologadifusa) para modificarlo, para saldar o modificar determinadas relaciones de fuerzas.54

    En conclusin, podemos decir que despus de la reformulacin de la teora comomomento de la prctica, el especfico estatus de la teora viene reformulado en trminoslingsticos. De este modo por una parte se excluye la existencia de cualquier esfera quetrascienda la prctica, dado que tambin el frente econmico es fruto de una regularidadde comportamientos; por otra parte, el hecho que todo sea prctica no excluye que lateora pueda tener un mbito de validez especficamente suyo, una esfera de existenciaespecfica: sta consiste en enunciar regularidades, que no son algo extrao a la prctica,sino que son la unidad concreta de premisa material y voluntad colectiva, es decir sonla prctica en su realidad efectiva. El ejemplo que utiliza Gramsci para hacer entenderesta concepcin es el del mercado determinado:55

    Concepto y hecho del mercado determinado, es decir, revelar que determinadas fuerzashan aparecido histricamente, y su actividad se presenta con un cierto automatismo queconsiente una cierta medida de previsibilidad y de certeza para las iniciativas individuales.Mercado determinado por tanto equivale a decirdeterminada relacin de fuerzas socialesen una determinada estructura del aparato de produccin garantizado por una determinadasuperestructura jurdica. Para que se pueda hablar de una ciencia nueva sera necesariodemostrar que existe una relacin de fuerzas nueva, etc. que ha determinado un nuevo tipode mercado un automatismo y un fenomenismo suyo [propio] que se presenta como algoobjetivo, comparable al automatismo de las leyes naturales.56

    La ciencia es la expresin lingstica de la red de relaciones de fuerzas a todos los nive-les, desde el aparato de produccin al jurdico e ideolgico. Desde sta perspectiva, lafaccin fundamental, o sea el nivel econmico, no es ya la nica de la cul se puedenenunciar leyes, por ser extraa y rebelde a la voluntad. De hecho, las regularidadeseconmicas pertenecen, como hemos visto, a la prctica. La regularidad que domina elmercado determinado capitalista es al mismo tiempo la red de las creencias popularesque expresan su fenomenismo y el producto de las prcticas de produccin ideolgica quese organizan en los aparatos de la superestructura. La unidad real de estos dos momentoses una determinada voluntad colectiva. Se deduce que la sociedad civil, siendo el con-

    junto de los aparatos superestructurales de produccin ideolgica,57

    es el lugar en el quese constituye concretamente, o viceversa, se destituye, la unidad real entre regularidadesdadas y produccin de regularidad, y es por lo tanto el lugar en el que se ejerce el poder, o

    54 Sobre la relacin entre lenguaje y poltica en los Cuadernos de la crcelvanse Lo Piparo (1979), Frosini(2003b), Ives (2004). 55 Sobre este concepto, vase Frosini 2004a. Cfr. tambin Razeto Migliaro, Misuraca (1978: 65-67). 56 C 8, 128, 1018, cursiva ma. 57 Cfr. en esta direccin sobre todo Buci-Glucksmann (1975); tambin Liguori (2004).

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    el contrapoder, en las sociedades industriales.58 Este lugar no es externo al Estado: lasociedad civil [] es tambin ella misma Estado, mejor dicho, es el Estado mismo,59en el sentido de que es el Estado en cuanto capaz de construir una hegemona.

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    RECIBIDO: 9/12/2005ACEPTADO: 10/10/2006