1982 312 313 lnb - 200.115.157.117200.115.157.117/revistasloteria/312.pdf · en el seno de la...

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  • EnsQro

    lE IR W li A IR IT (Q A IR (Q) § lE: li IR ~J A

    Florencio Harmodio Arose-mena nació en la Ciudad de Pa-namá, en el barrio de Santa Ana,el 17 de septiembre de 1872.

    Desde muy temprana edad sedistinguió por su amor y dedi-

    cación al trabajo. Antes de losio años, en sus horas de ocio,

    después de la escuela, comen-

    zó a trabajar de mensajero en el

    ya desaparecido Bazar Francés

    de esta ciudad. Sus adelantos es-colares y sentido de responsabi-

    lidad urgieron a su padre aman.darIo a estudiar a los once alÌos de

    edad a Alemania y Suiza. Llegóa ese continente dotado única-

    mente de su idioma natal y suambición al estudio y al trabajo.

    En Alemania asistió a la Uni-versidad de Heidclbcrg de donde

    pasó a especializarse en Ingenie-ría Ferroviaria al Politécnico de

    Zurich, en cuyo centro se ¡.iiaduó

    con honores que le merecieron

    un contrato con el (;obiernoAlemán para trabajar en la in-cipiente red ferroviaria de Tur-gUla. En el Politécnico deZurich, fue condisclpulo delProfesor Alliert Einstein, quien

    lo visitó en Panam,í durante su

    Administración.

    Durante su vida estudiantil enAlemania y Suiza, aprendió ale-mán, francés e italiano.

    Al terminar su contrato con elGobierno Alemán, trabajó enPortugal donde adquirió el por-tugués y posteriormente cuando

    regresó a Panamá a trabajar conla United Fruit Company, el in-

  • glés. En total, hablaba sieteidiomas.

    Fue contratista del Ferroca-

    rril Central de Cuba. De alli,pasó al Ecuador donde mere-ció la siguiente mención delMinistro de Obras Públicas:

    "Que el Ingeniero FlorencioArosemena, prestó servicios alGobierno del Ecuador durantela construcción del Ferrocarrilde Guayaquil a Quito, por elespacio de seis años.

    "De 1896 a 1898, en calidadde asistente del conocido inge-

    niero consultor LV. SigvaldoMuIler, teniendo a su cargo ybajo su exclusiva responsabili-dad la división encargada delestudio y localización de la 1 Í- .nea férrea entre Chimbo y Si-bambe.

    "De 1898 a 1902 en calidadde constructor-contratista devarias milas de ferrocarril dela misma línea, incluyendo en di-cho trabajo las correspondien-

    tes excavaciones, puentes, túne-

    les y demás obras. La ejecuciónde estos estudios y obras, no de-

    jó nada que desear y se realizócon éxito y a entera satisfaccióndel Gobierno del Ecuador".

    Por el diseño y construcción

    del tramo ferroviario denomina-

    do "La Nariz del Diablo" en elEcuador, don Florencio recibiómenciones honoríficas de aso-ciaciones de ingenierla extran-Jeras.

    A su regreso a Panamá, prestóservicios a la UnIted Fruit Com-

    2

    pany, como Ingeniero en J de.En esa capacidad diseñó el tra-zo de la capital de la provinciade Bocas del Toro.

    En los albores de la República,prestó servicios a la Secretarla

    de Fomento y Obras Públicasen calidad de Ingeniero en J e-fe de ese despacho.

    Posteriormente contrat() yconstruyó las siguientes obraspúblicas: el Palacio de Gobierno;el Teatro Nacional; el Palacio

    Municipal; el Instituto Nacional

    (hoy monumento nacional); elPuente sobre el Río Santa Ma-

    ría; y el Ferrocarril Nacional dePuerto Armuelles a Concepción.

    Además de las anteriores edifi-caciones erigió para la exposiciónInternacional de Panamá los Pala-cios Expositores de Cuba y deEspaña (hoy Embajada Españo-la); el ya demolido Hospital Pa-namá, que alojó como su primerpaciente a mi Madre, DoñaHersilia, cuando dió a luz a mishermanas mellzas Lina e Inés;la Iglesia de St. Mary's en Balboa;los primeros hangares de AlbrookField. También construyó las ins-talaciones y redes de distribucióndel gas en Panamá y Colón, asícomo el relleno de 106,000 yar-das cúbicas en Mount Hope.

    A su regreso al país, Don Flo-rencio se casó con Doña HersiliaArias, con la cual formó un ho-gar ejemplar y de cuya uniónnacieron sus hijas Selma, Yola,Wally, Lina e Inés, y sus hijosVasco y el suscrito.

  • El recuerdo más remoto quetengo de mi Padre, es cuando alcumplir los 4 años de edad meenseñó a montar a caballo y amantenerme en la sila por pro-longados ratos, lo que hizo paraque pudiera, desde los seis años,acompañarlo anualmente en susgiras a caballo de Panamá a Che-po y a La Chorrera.

    Recuerdo que al principiodel verano, nos trasladábamos enla madrugada a Juan Díaz, endonde montábamos para seguira La Capitana de Chepo. En ese si-tio nos embarcábamos, como alas seis de la tarde, y navegába-

    mos río abajo, en piragua, hastallegar a la confluencia de los ríosMamonl y Bayano en cuyo lu-gar mi Padre tenía una casa. De

    este punto, nos internábamos enla selva a pie visitando y pernoc-tando cada noche en diferentescampamentos del Cuerpo de In-genieros de los EE.UU. que esta-ban realizando trabajos de carto-grafía en el área. Al final del ve-rano al amanecer, cruzábamos elCanal en panga a Far Fan, dondecoglamos los caballos, y cabalgá-bamos hasta La Chorrera adondearribábamos en la tarde. Estába-mos a caballo en esas giras másde doce horas y nunca lo notécansado.

    También viajábamos en ba-landra o motonave a diferentespuntos del interior. Uno de esosviajes lo hicimos en 1923 a Chi-tré, adonde mi Padre fue a asistir,en calidad de miembro del Direc-torio, a la Convención del Parti-

    do Liberal, que postuló comocandidato al General Quintero.

    A pesar de que Don FIorenciotenía un carácter irascible aúndentro de su casa, nunca le oí

    una palabra fuera de tono enpresencia de mi Madre o mishermanas. En el seno de la fa-milia, era muy bondadoso, joco-so y nos querla a todos con

    gran ternura y afecto.

    No fue hombre de clubes,parques, ni cantinas. Asistla a lamesa siempre con saco y corba-ta, por más calor que hiciera.Después de la cena, nos hacía

    oír música clásica de una vitro-la marca Víctor, a la cual paraque funcionara, había que darlecuerda, trabajo que nos tocaba

    a mi hermano Vasco o a mí.Sus discos favoritos eran lasarias de Caruso y el Ave Maríade Gounod. En otras ocasiones,nos contaba anécdotas de su vidacolegial en Europa, o de los cam-pamentos donde había trabajadoen el exterior. Solía también rela-tamos pasajes de la historia anti-gua de Grecia, Roma y Francia yotros más modernos de Alema-nia, Rusia, Austria y los Balca-

    nes, así como también anécdotasde los grandes artistas del Rena-cimiento.

    Con allegados, amigos y pa-rientes era muy jovial y chistoso.Tenía especial carño para conlos obreros, artesanos (muchos

    de los cuales había traído de

    Europa) y capataces que trabaja-ban con éL.

    3

  • No sólo trabajó como ingenie-ro, ya que cuando carecía deobras para contruír, trabajaba en

    otros campos, como la gerenciade la lavandería La Esperan-za, que estaba localizada al la-do de la Vieja Plaza de Toros, en

    lo que entonces se denominaba elCasino. Yo solla ir a esa oficinapor las tardes después de la es-cuela, y observaba cómo él de-partla con los toreros y banderi~

    lleros. Recuerdo también que mellevó a la pelea de mi Tío RamónArosemena con Al Roche y aotras como las de J osé Lombar-da, Gallardo, Caballito Ramos yel americano Tony de Oro.

    Durante su vida, antes y des-pués de ser Presidente, recibiómuchas condecoraciones y ho-nores de países extranjeros, entrelas cuales pueden mencionarse lasde Comendador de la Real Ordende Isabel la Católica, otorgada el3' de septiembre de I91 7; la deSan Mauricio y San Lázaro deItalia, la Gran Cruz del Sol delPerú, la del Ateneo de Ciencias

    y Artes de México, la del Méritodel Ecuador, la de Vasco Núñezde Balboa, la de Víctor Manuel

    de Italia y las de varias Socieda-

    des Benéficas.

    Carrera Polítiea

    Aunque sentía gran averSlOn

    por la política, siempre militó

    en el Partido LiberaL. Ejerció el

    cargo de Concejal en 1906-1908,fue delegado a la ConvenciónLiberal de 1916, y miembro del

    4

    Directorio de Oposición en losaños 1918 Y 1924.

    Fue partidario de Don PabloArosemena, su tío a quién teníagran cariño; de Don RicardoArias, de la 1 ra. candidatura

    de Don Rodolfo Chiari y la delGeneral Quintero en 1924.

    A pesar de que se tenían granrespeto, fue por 12 años opositordel Dr. Be1isario Porras. Sin em-

    bargo, al llegar a la Presidencia,

    lo invitó a que formara parte desu Gobierno en el ramo diploma-tico.

    En 1928 fue elegido Presi-dente de la RepÚblica.

    Inició su Gobierno con un Ga-binete de distinguidos ciudada-

    nos: Srio. de Gobierno y Justicia,Don Adriano Robles; Srio. deRelaciones Exteriores, Don JuanDemóstenes Arosemena; Srio. deHacienda y Tesoro, Don TomásGabriel Duque; Srio. de Instruc-ción Pública, Don Jeptha B. Dii;!-can; Srio. de Agricultura y Co-

    mercio, Ing. Luis Felipe Clement.Sin embargo, dentro del seno deese Gabinete se originaron con-flctos de personalidades, discor-

    dias y fricciones de Índole po-

    lítica, a tal punto que se vióobligado a provocar una crisis deGabinete y procedió a nombrarun segundo Gabinete, tambiéncon distinguidas personalidades,las cuales fueron: Doctor DanielBallén, Dr. Ricardo A. Morales,

    Don Manuel de Jesús Quijano,Don Nicolás Victoria j., DonOctavio Méndez PereIra y Dr.

  • Carlos Icaza A., en las respectivascarteras de Gobierno, RelacionesExteriores, Hacienda y Tesoro,Instrucción Pública y Agricultura

    y Obras Públicas.

    Durante su corta Administra-ción de dos años, hizo, entreotras obras, las que, de acuerdocon la memoria de la Secretaríade Agricultura y Obras Públicas

    del bienio 1928-1930, se detallana continuación:

    Reorganzación de la Secreta-ría de Agrcultura y Obras Públi-

    cas.

    Pavimentación de las Calles17,26,27 Y 2I Este desde la Ave.B hasta el Ferrocarril, Juan Men-doza, Domingo Espinar, y Aveni-das Méjico, Italia e Inglaterra.

    Extensiones de la Avenida Na-cional, Perú, terminación de laAvenida A hasta la Zona delCanal, de la cual se pavimenta-

    ron 10,320 metros cuadradosexcluyendo las aceras. Algunas

    de estas obras fueron hechaspor la Sección de Ingenierla de

    la Zona y las otras por la Secre-taría de Obras Públicas.

    Reconstrcción total del Pala-cio de Gobierno de Colón.

    Planos para los Hospitales Pro-vinciales de Chitré, Penonomé,

    Santiago y Las Tablas.

    Se escogió el sitio y se compróel terreno para el Aeropuerto deDavid.

    Se llevó a cabo el estudio, des-pués de analizar las aguas de di-

    ferentes fuentes, para el Acueduc-to de Bocas del Toro.

    Extensión del Acueducto Na-

    cional a San Francisco de la Ca-

    leta, Pueblo Nuevo y Juan Díaz.

    Escuela de Artes y Oficios -Don Florencio anhclaba que unade sus más importantes obrasfuera la construcción de la Es-cuela de Artes y Oficios. Elgolpe del 2 de Enero se lo im-pidió. Los estudios que él orde-

    nó confeccionar, contemplabanlo siguiente.

    Edificio Principal estaría dota-

    do de un vestíbulo; auditoriocon 1160 asientos en la plateay 570 cn la galería; oficinas pa-ra la Dirección Administrativa;

    Sala de Reunión de los Profeso-res; 5 aulas en la planta baja y

    10 más en la alta; aulas especia-les para Física, Química, Meta-lurgia y salones para los Depar-

    tamentos de Agricultura y Al-bañilería;

    2 Edificios para Talleres - enuno estarla Mecánica, Automo-vilismo, Electromecánica, Hoja-

    laterla y Plomerla, y en el otroFundición, Herrerla, Encuader-

    nación, Pintura, Química In-dustrial, rcparación dc máqui-nas de contar, escribir y de laconstrucción;

    1 Edificio para Habitaciones

    -en la planta baja se localizarían

    un salón de estudio, un comedorgrande para estudiantes, despen-sas, cocina y comedor para re-cepciones, comedor y vivien-das para el servicio; en la plan-

    5

  • ta alta dormitorios para 200alumnos internos, cuartos parainspectores y una enfermería;

    1 Edificio para Gimnasio.Todos los edificios estarían

    comunicados por una galería cu-bierta. La construcción de todaslas paredes sería de mamposteríausando piedra o ladrillos, segúnsu conveniencia. Los pisos se fun-dirían de concreto armado y lostechos serlan cubiertos de tejasdel país.

    El terreno destinado para la

    obra tendrla una superficie de25,000 metros cuadrados y elcosto total de la obra estaba

    calculado en B/985.000.

    Construcción de la CarreteraNacional de Santiago a David a

    un costo de B/5,000,000.

    Aeropuerto Panamá de Paiti-Ha - Cito lo siguiente de la Me-

    moria de la Sría. de AWicultura

    y Obras Públicas, bienio 1928-1930, pág. 20: "Los sif,'loS pre-cursores de un señalado progre-

    so para la aviación de nuestro

    País, dieron margen a la esco-gencia de un sitio para la cons-trucción del Aeropuerto Pana-

    má, como punto importantepara tal efecto. El mismo Pre-

    sidente de la República señaló

    para ello los terrenos de Paiti-lla, situados en la cercanla dela CapitaL. Siguiendo la re-comendación de la primera con-vención de Aviación Comercial,

    se dispuso que los campos deaviación construidos en territo-no Nacional llevaran el nombre

    6

    de la población más cercana aellos, a fin de prestar a la Avia-

    ción Internacional el medio dereconocer bien los puntos de ate-rrizaje. En consecuencia, se dióal Aeropuerto que se construyó

    en Paitila, el nombre de Aero-puerto Panamá. Para la cons-trucción del Aeropuerto se com-praron 68 hectáreas que debían

    alojar eventualmente 3 pistas."Mi Padre me informó años más

    tarde que una de las considera-ciones de más peso que tuvo paraescoger ese lugar, aparte de lasrecomendaciones de los expertosen la materia, que lo señalaban

    como uno de los mejores sitiosde los escogidos, fue su posición

    frente al mar, lo que se tradujoen apreciables economías por lareducción del largo de la pistaprincipal debido a la falta deedificios o terrenos altos en lafranja de acceso, y por la posi-bilidad de que en el futuro sedesarrollasen inmensos hidroavio-nes que pudieran "amarizar",lo cual resultaría en reduccio-

    nes apreciables de costo de laspistas.

    Barrio Obrero - Al Presidente

    Arosemena le preocupaba muchoque a los obreros no les fueraposible construir sus propias

    casas, más que todo por falta demecanismos de financiamiento.Se debe recordar que el Presi-dente Arosemena siempre tuvograndes y continuos lazosobrero-patronales. Por ello el Po-der Ejecutivo, dice la Memoria deObras Públicas, "estudió la mane-

  • ra más conveniente de fomentarel desarrollo de las institucionescooperativas de edificación que

    se propongan facilitar la adqui-sición de viviendas a los obreros

    y familias pobres." Como resulta-do de estos estudios, en Febrerode 1930 el Gobierno adquirió se-tenta mil metros cuadrados de lafamilia Des Cardes en el Cangre-

    jo, sección denominada TumbaMuerto, hoy Pasadena. Allí seedificaron varias unidades que serepartieron entre familias de ba-

    jos recursos a bajos intereses y

    largos plazos de amortización. Es-te programa fue el precursor deBethania y de los inmensos ba-

    rrios que el Gobierno construyehoy día en las afueras de la Ciu-dad.

    Panamá La Vieja - Este sitiohabía sido descuidado en el pa-sado, más que todo por falta devía de acceso al lugar. De nuevome remito a la Memoria de laSría. de Agricultura y ObrasPúblicas de esa fecha que afirmalo siguiente: "Debemos conser-

    var esas ruinas que constituyenuna reliquia de la Colonia; acos-

    tumbramos a llegar a ellas conrecogimiento y veneración yleer en sus montículos y en susescombros desolados una pági-na de nuestra historia colonial,cuyo episodio anonada, sobre-coge el ánimo y evoca un pasa-do cruel, pero a la vez grandio-

    so." Así se construyó una vladesde San Francisco hasta lasruinas y se limpió el área demalezas para que se pudiera ad-mirar la antigua Ciudad.

    Relleno de Baraza - Otra obrade valor urbano Jué el rescate delsitio denominado Barraza dondese construyó un muro y se relle-nó el área.

    Hoipita de David - Construido

    a un costo de B/170,000 con es-pacio para 130 pacientes.

    Impulso a la Industria Nacio-nal - Se hicieron estudios para

    mejorar la industria lechera y seconcedieron contratos para el es-tablecimiento de las siguientes

    industrias: Fábrica Nacional deSombreros, Mueblería La Expo-

    sición de Cowes, Fábrica deAlimentos Farináceos y Forraje-ros, y El Corte Inglés.

    Conferencia de Octubre de1930 relacionada con la Carrete-ra Interamericana - Extracto del

    discurso de apertura del distin-guido Ingeniero Don Luis FelipeClement, Secretario de Agricul-tura y Obras Públicas: "He dereferirme ahora a otro tópicode este mismo proyecto: la co-municación a través del Canalde Panamá. Mi País ha venidoreclamando por esta comunica-

    ción permanente a ralz misma dela iniciación de los trabajos de

    nuestras carreteras nacionales.

    "En la reunión celebrada en

    Chicago, el 11 de Enero de 1926,por la American Road BuildersAssociation, el entonces delegadooficial de Panamá, hoy Presiden-te de la República, propuso y fueunánimemente recomendado alGobierno de los Estados Unidos,

    7

  • la construcción de un puente

    a través del Canal".

    Situación Económica del País

    Don Tomás Gabriel Duque, ensu informe presentado al OrganoLegislativo del período 1928-1930, en su condición de Secre-

    tario de Hacienda y Tesoro, ha~

    ce un recuento acerca de la de-presión económica universal,principal causa de la crisis eco-nómica en Panamá, indicandoque un efecto de ello era ciertosmovimientos pollticos y socialescomo el movimiento inquilinariode I925.

    En lo que se refiere a las finan-zas públicas durante el bienio1928-1930, a través de un me-

    jor sistema y una eficiencia ma.

    yor en la recaudación de los im-

    puestos, y a pesar de la gran de-

    presión económica, se logróaumentar las rentas nacionales

    en más de 5 %. El incrementoen los ingresos para ese bienio es

    aún más significativo si se tieneen consideración que en ese pre-supuesto se dejaron de incluir co-mo entradas corrientes las rentasprovenientes de la Lotería Nacio-nal de Beneficencia y el impuestosobre la gasolina, que para ese

    período por primera vez figura-ron como Fondos Especiales.

    Durante el bienio 1928-1930,

    la deuda pública se redujo en

    aproximadamente 3 % Y el Fe-rrocarril de Chiriquí por primeravez desde su inauguración tuvoingresos superiores a sus gastos,

    dejando de ser una carga para

    el Gobierno.

    8

    En el curso de su Administra-ción, se creó un Departamentode Auditoría Central de la Agen-cia Fiscal de la República, a finde mantener un mejor controldel gasto público, así como delas recaudaciones del Tesoro,pero además de esto, hizo pro-mulgar la Ley 29 de 1928, porla cual se contrató un equipo

    de expertos en finanzas paraque realizaran un estudio cuida-

    doso de nuestras finanzas, recur-sos y posibilidades económicas.

    De esta forma se ,obtuvieron losservicios de un grpo de exper-tos del National City Bank de

    Nueva York, quienes, tras lar-gos meses de estudio, presenta-ron al Presidente Arosemenaun trabajo conocido como elInforme Roberh suscrito porGeorge Roberts, Vicepresidentedel National City Bank.

    El Informe RobertsEste trabajo comprendió un

    extenso examen de la situacióndel país, y se hicieron una seriede recomendaciones destinadasa aprovechar más efÍcientemente

    nuestras potencialidades econó-

    micas, así como a establecer cier-tos controles en la Administra-

    ción Pública. El Informe reco-

    mendó, por ejemplo, la creaciónde una Zona Libre que aprove.chara nuestra privilegiada ubica-ción geográfica. Sin embargo,aún antes de dicha recomenda-ción, la Administración del Pre-sidente Aroseffena habla expe-

    dido el Decreto 71 del 18 deFebrero de 1930, por el cual

  • se creó una comisión para es-tudiar la manera de estable-cer Zonas Libres en los puertosde la República.

    El Informe Roberts hizo otrasconsideraciones importantes, quesería largo enumerar; entre otras,la necesidad de crear una oficinaque tuviera a su cargo el controlde los Gastos del Sector Guber-

    namental lo que se hizo median-te la ley 84 del 29 de diciembrede 1930 bajo el nombre de CON-TRALORIA GENERAL DE LAREPUBLICA y que fue suscritapor el Presidente Florencio Har-

    modio Arosemena y Don NicolásVictoria J aén, en su calidad deSecretario de Hacienda y Tesoro.El Informe, adelantándose a su

    época, enfatizó la necesidad de

    desarrollar el crédito agropecua-

    rio, como medio de estimular elcrecimiento de las zonas rurales.Estas recomendaciones implica-ban la creación de Escuelas Gran-

    jas, Bancos Agrícolas, expediciónde leyes de protección al produc-tor de alimentos, así como el

    otorgamiento de becas para el es-tudio especializado de las cien-cias del agro en el extranjero.

    Agitación Política

    Debido a la asfixiante crisiseconómica que existla desdeantes de la Administración del

    Presidente Arosemena, se llevabaa cabo en el país una intensa

    campaña oposicionista al PartidoLiberal por la agrpación deno-minada Acción Comunal, quefue organizada en el año 1923.

    La citada agrpaClOn gozó deplena libertad de acción durante

    la Administración del Presiden-

    te Arosemena, quién nunca orde-nó acción represiva alguna sobreese grupo u otro de sus detracto-res, a pesar de la excitativas de

    algunos de sus allegados. Cons-

    picuos miembros de AcciónComunal trabajaban en el Go-bierno del Presidente Aroseme-

    na y lo que es más, varios de

    ellos frecuentaban el Palacio Pre-sidencial y haclan muestras de-ferentes de aprecio y afecto anuestra familia.

    Más tardc, el Prcsidentc Arose-mena declaró lo siguiente: "Elrelativo silencio guardado pormí durante la campaña de ca-lumnias de que se me hizo vícti-ma, ha sido considerado poralgunos de mis enemigos comocomplicidad en delitos en vez delo que fue: tolerancia desmedidapor un exagerado liberalismoen evidente perjuicio para mí."El Presidente Arosemena tam-

    bién fue duramente criticado porel Panamá América, diario delcual era dueño en ese tiempo unaventurcro norteamericano quese jactaba de un pasado "vaga-

    bundo" y de jugador empeder-nido, y quien aspiraba a unaconcesión oficial para un casi-no de juegos. Años después lo

    logró y mantuvo un casino¡ en

    los altos del J ardln Balboa.

    Por otro lado, mi Padre me

    contó, en cierta ocasión, que su

    Administración no gozaba de lasimpatía del Gobierno America-

    9

  • no por los siguientes actos de

    su Gobierno: 1- La constnic-ción de un Aeropuerto Inter-nacional (Paitila), 2- Un trata-do comercial suscrito con elJapón y 3- La insis tencia de suGobierno en reclamar la jurisdic-ción sobre la carretera de la re-presa Madden tan pronto seterminase esa obra.

    El Dos de EneroEn vista de las diferentes ver-

    siones que sobre el particular hancirculado sobre este hecho de

    armas, hace pocos días conver-sé con Don Pedro Ernesto Ariasmi cuñado, quien, exponiendo s~vida estuvo dentro de la Presi-dencia durante todo el ataque yquién me relató lo siguicntc: "TuPapá era un hombre muy senci-llo, un hombre de trabajo; a élno le gustaba ni la pompa, ni laceremonia y detestaba la men-tira, el engaño y la hipocresía;

    su anhelo era vivir como unsimple ciudadano. Nunca hizoalarde de sus méritos, que indu-

    dablemente posela, y que fueronganados antes de su Presidencia,construyendo obras importantesno sólo en Panamá, sino también

    en el exterior. Tampoco le inte-resaba en lo más mínimo quenosotros defendiéramos susactuaciones, ya que decla quetenla su conciencia tranquila porhaber cumplido con su deber, yeso le bastaba.

    Recepción del 10. de Enero"El Dr. Arnulfo Arias. líder

    io

    del golpe, era casado con DoñaAna Matilde Linares, hija deDon Enrique Linares. EntreDon Enrique y Don Florcncioexistla una relaciÓn y cariño casi

    familiar, ya que Don Enrique erapadrino tuyo y Don FlorencIoera padrino de dos de los hijosde Don Enrique. Adcm,Is, AnaMatildc era ahijada de Tía Cla-

    rita, hermana de 'tu Papá. Arnul-fa podla entrar a la Presidencia

    libremente como si fuera supropia casa y asi lo hacla a me-

    nudo. El Dr. Arnulfo Arias fué

    uno de los últimos en abandonarla Presidencia ese día. El preten-

    día, una vez terminada la recep-ción, invitar a la escasa Guardia

    Presidencial a festejar brindandopor la salud del Presidentc Arose-mena. Este intento fue frustrado,ya que Doña' Hersilia, le habíadado instruccio~es precisasal Mayordomo de la Presi-dencia, Sr. Ortega, de quc no sebrindase más licor después de lascinco de la tarde y cerrara el bar.

    Cuando el Dr. Arias le solicitó alSr. Ortega champaña, éste se ne-gÚ a entregársela, indicándoleque si quería que se le atendieraesa petición, tenía que conseguirel permiso de Doña Hersilia. Noqueriendo hacer esto, el Dr. Ariasse dirigió a la parte de atrás de

    los salones donde estaban los ar-chivos de la Presidencia, en unárea que colindaba con la JuntaCentral de Caminos, para dejaren trampa o semiabiertas algunas

    ventanas con el propósito de po-der entrar por ellas más tarde.

  • En qué consistía la Guardia Presi-dencial

    "La Guardia Presidencial cons-taba de ocho policías además del

    Capitán Mejía, quien demostró

    un gran coraje en la defensa delPalacio. En la armería de la Pre-sidencia había pocas municio-nes y las balas existentes de cali-bres diferentes, estaban revueltasy en gran estado de abandono.

    Había allí una ametralladora des-armada e inutilizable De ma-nera que la defensa del Palacio sehizo por esta pequeña guarni-

    ción, utilizando únicamente ar-mas cortas.

    "Como a la una de la madruga-da oí tiros cerca de mi casa enla Plaza de la Catedral, salí, y meencontré en la Calle Quinta conDon julio Arosemena, Inspector

    General de la Policía, con quienentré al Palacio por la puerta la-teral, ubicada hacia esa calle. Co-mo a las tres de la madrugada, sepresentó a la puerta principal delPalacio, Don Daniel Baa~n, solici-tando entrada, la cual se le dio einmediatamente se integró a lasfuerzas defensoras del Palacio,que consistían de 8 Guardias, unoficial, Don julio Arosemena, elDr. Ballcn, yo y el propio DonFlorencio, quién nos dijo quemientras hubiera balas o modode defendernos, no habría capi-tulación y así sucedió. Los asal-tantes lograron penetrar al Ban-

    co Nacional, pero no pudieronentrar a la Presidencia porque

    Don julio Arosemena, como el

    gran valiente que era, defendía

    ese acceso y no permitía la en-trada. Los asaltantes, en vistade la tenaz resistencia, con-tinuaban amenazándonos convolar la Presidencia si no nos ren-díamos, a lo que se negó el Pre-sidente Arosemena hasta que sehubo acabado las balas. Co-mo a las siete de la mañanalos asaltantes lograron entrar porel salón de los archivos y pi-dieron parlamen tar. El Dr. Ballcnentró al recinto donde estaban los

    jefes del ataque y les dijo que

    podlan pasar dos parlamentarios

    que resultaron ser el Dr. Arias(Arnulfo) y Enrique Linares hijo.El Dr. AriRs. dirigiéndose al Presi-dente Arosemena, le dijo queen nombre de Acción Comunalle exigía la renuncia a la Presi-

    dencia de la República, a locual le contestó Don Florencio

    que él había sido elegido por losvotos de sus conciudadanos y nopor Acción Comunal y que porello no renunciaba. El Dr. Ariasle comunicó que estaba bajoaresto.

    "Poco después logró entrar porla puerta del Banco Nacional, unindividuo, creo que de nacionali-dad española, en visible estadoanormal y llegó hasta donde es-tábamos Don Florencio, el Dr.Ballén, el Teniente Amador yyo, preguntando en tono muyalto por el Presidente Aroseme-

    nao El sujeto venía armado de

    un revólver y un puñal. El Tenien-

    te Amador lo desarmó y lo apar-tó. La próxima vez que lo ví, es-taba sentado en la escalera con-

    versando con Doña Hersilia,11

  • quien lo calmaba y le pregunta~

    ba por qué quería matar alPresidente Arosemena que nole había hecho ningún daño.El hombre le contestó que a él lehabían dado unos tragos en laCantina La Herradura y le ha-bían prometido mil dólares porla vida del Presidente. Doña Her-silia logró calmado y despuésde colgarle una medallta le pi-dió que se fuera para su casa.

    "En otra ocasión cuando el Pre-sidente temía por la seguridad

    de su señora e hijas, le dijo a Do-ña Hqsilia que se fuera del Pa-lacio escoltada por algunos seño-res que se habían brindado paraello. Doña Hersilia le contestó:Harmodio, he sido tu esposa fielpor 25 años y no es ahora que

    nos van a separar. Aquí me que-do contigo, pase lo que pase.

    "Durante la refriega, Doña Her~silia circulaba por los pisos de laPresidencia, atendiendo a los he-ridos y repartiéndoles medallas

    religiosas.

    "Ahora me vaya remontar aunos días antes del 2 de Enero,

    para relatar ciertos incidentes cu-riosos. El Ministro Americano,

    Don Roy Tasca Davis, me llamóunos dlas antes del 2 de Enero,

    para que acompañara a unosSenadores Americanos, que esta-ban de paso por Panamá, en unagira de pesca. El día de la recep-

    ción, o sea el 10. de Enero, me

    dijo que la gira se había suspendi-do porque los Senadores hablantenido que regresar de impre-

    visto a los Estados Unidos.

    12

    "En la madrugada, cuando se

    inició el tiroteo, me encontré enla calle con mi padrastro, DonJorge D. Arias, quien se dirigíaa la Legación Americana, quequedaba en Calle 4a. en esquinacon la Ave. Central. Al entrar a laLegaciÒn para hablar con el Mi-nistro Davis y ponerlo en autosde lo que estaba pasando, se en-

    contró alll con el Dr. HarmodioArias y Don Francisco Arias Pa-redes conversando con el Minis-tro Davis.

    "Como a las nueve de la maña-na, en vista de que el Presidente

    se negaba rotundamente a renun-ciar y después de conferenciar

    por mucho tiempo con un gr-po de personajes, se presentó elSr. Davis a la Presidencia, adondefue escoltado por soldados ame-

    ricanos, lo que causó un gran re-vuelo entre los asaltantes quienesgritaban que venía la intervención.

    "El Ministro Davis le dijo al Pre-sidente que era mejor que renun-ciara, a lo que de nuevo se negóel Presidente Arosemena. Antesde retirarse el Ministro Davis, le

    ofreció al Presidente Arosemenauna escolta para protegedo, laque nunca llegó. No sé si por ol-vido, lo que dudo, o si por ins-trucción de su Gobierno.

    "Aproximadamente a lascuatro de la tarde, mi padrastro,Don Jorge D. Arias, preocupadopor la integridad física de la fami-

    lia Arosemena, acudió nuevamen-te a la Legación Americana y le

    preguntó a Davis por la escoltaque le había ofrecido al Presi-

  • dente Arosemena, quien le con-testó: "Regrese a la Presidencia

    y dígale al Presidente Aroseme-

    na que la Corte Suprema va pa-

    ra allá y que oiga lo que la Cor-

    te tiene que decir." Los Magis-

    trados llegaron a la Presidencia,

    cada uno seguido de un miembrode Acción Comunal, y le dijeronal Presidente que para evitar másderramamiento de sangre, erapreferible que renunciara. Poco

    después de esta conferencia conla Corte Suprema, el PresidenteArosemena renunció a su cargo.

    "Cuando todo se había calma-do, yo bajé al piso de la calle ypedí que me dejaran ir a buscarmi carro para llevar a los policíasque estaban más graves al Hospi-tal, pero al regresar me dijeron

    que ya los habían enviado enun camión de la Fuerza y Luz alSto. Tomás, adonde me dirigí pa-ra ver qué podía hacer por losheridos graves, que eran ValerioSánchez y Garzola. A los doslos habían herido en la gargan-

    ta y tuvieron que operarIos en su

    sano juicio porque se temía quesi se les anestesiaba, podíanahogarse".

    Siguió diciéndome Pedro Er-nesto: "En cuanto al plan de ata-que de Acción Comunal, entien-do que era tomarse el CuartelCentral (ubicado . donde ahoraestá el DENI); el Cuartel de LasSabanas, que estaba localizadodonde hoy queda Torremolinos;y la Presidencia. De los tres, elque parecía más fácil, era la

    Presidencia, porque sólo estabaresguardada por un Teniente y

    ocho policías mal armados. Sinembargo, resultó que el CuartelCentral lo entregó su jefe sin

    ninguna resistencia. Más tiempoduró la toma del Cuartel de LasSabanas. Los atacantes de ambosreductos fueron a reforzar el ata-que a la Presidencia.

    "Después del ataque variosprominentes Liberalcs fueron pro-tegidos por escoltas. Don Floren-cio se fue en su carro con tu Ma-

    má y hermanas, sin escolta de nin-

    gunaclase, al Hotel Tívoli, adondetuvo que irse porque los revolucio-narios no le permitieron quedarseen la Ciudad de Panamá. Susadversarios le sugirieron que porsu seguridad se fuera del país

    a lo que Don Florencio se negó,replicándoles que él no tenía na-

    da que temer. Pocos días des-

    pués se paseaba solo y conversa-ba con sus amigos en el Parque

    de Santa Ana", Así terminó surelato Pedro Ernesto Arias.

    EPILOG DE LA GESTIONPRESIDENCIAL DE DON FLO-RENCIO HARMODIO AROSE-MENA

    Algunos Secretarios de Estadode siguientes Administraciones lelevantaron injustas acusaciones.

    Dentro del sumario de la inves-tigación, Don Florencio hizo lasiguiente declaración: "En el cur-so del proceso absolveré todas

    las posiciones que se me pidan;explicaré todos los detalles que

    se me soliciten; contestaré todas

    13

  • las interpretaciones y excitativas

    que se me hagan; si resulto res-ponsable de faltas o delitos quese me castigue, pero si soy ino-cente que se me haga justicia re-paradora". La Corte Suprema dejusticia, previa consideración delas opiniones del Abogado Con-sultor y del Procurador General

    de la Nación, y mediantesenten-cia de 30 de Abril de 1932, de-

    terminó que no se había come-

    tido delito alguno y lo absolvió

    de culpa o responsabilidad.

    Don Florencio murió en laCiudad de Nueva York el 30 deagosto de 1945. Nos pidió antesde su muerte, que rehusáramos

    cualesquier honras oficiales ogasto alguno por el Estado en

    conexión con su sepelio, y asíse cumplieron sus deseos. Su en-tierro en Panamá congregó a mi-les de personas, especialmente

    de las clases necesitadas, quienesle testimoniaron hondo pesar ygran respeto.

    El Panamá América, que locombatió tenazmente durante suAdministración, dijo en parte

    de su editorial del 31 de Agosto,lo siguiente:

    "Con profunda pena supo ayerel país, la muerte de Don Floren-cio Harmodio Arosemena, acaeci-da en Nueva York. El señor Aro-semena, caballero consagrado, es-tudioso, de acrisolada honradez,

    fue Presidente de la República

    durante un perlodo relativamen-

    te corto interrmpido por graves

    sucesos políticos que van entran-do ya al dominio de la Historia."14

    En la Revista Lotería, nuestromás prestigioso documento dedivulgación histórica, NÚm. 253,marzo de 1977, pág. 65-66, apropósito de los antecedentes

    históricos de la ContralorÍa de la

    República, escrito por Don j.Cante Porras, se dice: "La His-toria de Panamá ha hecho unjuicio subjetivo de la obra del

    Expresidente Arosemena, al pun-to de desconocer sus muchos ser-vicios a la Patria. Panamá está

    en deuda con ese gran paname-

    ño."

    Sucesos políticos, agregamos

    nosotros, a veces desfiguran la

    historia e incluso la personalidadde los hombres.

    En este semblanza de Don Flo-rencio Hannodio Arosemena he-mos expuesto testimonio detestigos presenciales y recuerdospersonales que aún luego de tan-tos años, sigo reteniendo en la

    memoria, con cariño y con res-peto.

    Bey Mario Arosemena

    Panamá, R. de P.Septiembre 17 de 1981.

  • Ensavo

    IÆAIL.lr A~AIR IT§AZA CAILIIIEIP((N

    El difícil momento en que vienea la vida Ernesto J. Castilero.

    Nacido en Ocú, un pueblo le-jano de nuestras provincias que

    tiene, no obstante, el privilegiode haber conservado, en sus for-Ilas más representativas, el lega-do de nuestra tradición folklóri-ca, su fecha de nacimiento, un

    28 de junio de 1889, le sitÚa enuna difícil coyuntura, pues elpaís entero estaba en víspera de

    entrar en su mayor catástrofe defines de siglo, la Guerra de losMil Días, que no sólo ensangren-

    tÓ el sucIo panameño con unaprolongada lucha destinada a de-rnunbar el régimen conservador

    entonces adueñado del territoriopanameño, sino que, arrasandolos escasos bienes de que eran po-

    seedores los habitantes del Istmo,trajo consigo la ruina para mu-

    chos, la miseria y el desconsuelopara todos.

    Casi no hubo lugar donde nose sintieran los estragos de aque-

    lla contienda, que enarboló comobandera los principios rectoresdel liberalismo, desalojado del

    poder por la alianza de los par-tidarios de Rafael Núñez convastos sectores del conservatismocolombiano. La lucha en Pana-

    má habrla de adoptar más ade-lante caracteres nacionalistas; pe-

    ro es lo cierto que sus efectos no

    pudieron ser más demoledorespara la débil economía de los pa-nameflOs, azotados además por elatraso cultural y el desgreño y el

    15

  • descuido con que se miraban losintereses de la comunidad.

    El joven Castilero no escapó aestos signos adversos. Según de-clara en un recuento biográfico

    hace poco publicado (1):

    "Nací, casi en los postrimeríasdel siglo diecinueve, en un ho-gar pobre en bienes de fortu-na, pero rico en virtudes y ho-

    norabilidad, que con el tiempofue el origen de muchos hoga-res del mismo apellido que sedistinguieron como elementossociales en los ámbitos de laRepública.Mi escuela primaria hasta laedad de catorce años fue muyescasa por haber sido inte-rrumpida en los tres últimosaños a causa de la conocida ytrágica Guerra de los Mil Días".

    Los estudios posteriores.

    Continúa diciendo don Ernes-

    to Castilero que el Obispo de la

    Diócesis de Panamá, MonseñorFrancisco Javier Junguito, una

    vez establecida la paz a fines de1902 decidió iniciar una visitapastoral

    "para llevar consuelo a las al-mas de sus feligreses, atormen-tadas por los sufrimientos de

    la larga lucha civil que hablatraído ruina, tragedia y lutoa los cristianos hogares de los

    istmeños".Se comprende por lo anterior-

    mente transcrito que la situaciónreinante era sobremanera angus-

    tiosa; de suerte que se precisabanlos remedios morales que la re-ligión suministra a las almas afli-gidas en tales circunstancias. Lasnecesidades materiales apremian-tes, a causa de la penuria ocasio-nada por la guerra, tenían afecta-das a muchas familias. Por lo cuallos padres del joven Castilero noestaban en condiciones de pro-mover su educación más allá dela muy menguada y trunca que aesa edad de catorce años hablaconseguido' en su pueblo natal.

    De aquí que surgiese, como so-lución, la entrada en el seminarioque el Obispo Junguito decidió

    proporcionarle, al suponer que ladevoción del muchacho, demos-

    trada en la iglesia parroquial, per-mitía encaminarle hacia los estu-dios religiosos. Obtenido el con-sentimiento de su anciana madre,el joven ocueño pasó seis años,desde 1903 hasta 1909, en el Se-minario; y es lo probable que se

    hubiese ordenado como sacerdo-te, de no haberse producido, porconflctos internos, el cierre delplanteL.

    Sus empeños tomaron otro ca-mino cuando, ese mismo año de1909, el Presidente José Domin-go de Obaldla fundó el InstitutoNacional, en el local que hoyocupa la Escuela Manuel JoséHurtado. Abierto un curso a be-cas para favorecer a jóvenes ca-

    rentes de recursos, Castilero re-sultó favorecido con una de ellas,lo cual le permitió orientarse ha-

    (1) Ernesto J. Castilero R. Fonnación de un historiador (1). Artículo publicado en eldiario LA PRENSA, del martes 29 de septiembre de i 98 1.

    16

  • cia la carrera del magisterio. El

    prestigioso colegio comenzó afuncionar bajo los mejores auspi-

    cios, al amparo del calor oficialy de la orientación que le impri-mió un funcionario progresistacomo lo fue el Dr. Eusebio A.

    Morales, Secretario de Instruc-ción Pública, adalid de la for-mación humanista y desligada deprejuicios sectarios.

    Castilero perteneció al primergrupo de maestros panameñosgraduados en 1913, y comenzódesde entonces una fecunda ca-rrera docente que le llevó a pres-tar sus servicios en diferentes

    puntos del país, primero comomaestro y después en posiciones

    de mayor jerarquía, ganadas gra-cias a su consagración y compe-tencia. Aún cuando tuvo el tro-piezo inicial de no ser admitidoen el colegio a causa de la obje-ción del oftalmólogo Dr. Pedro

    de Obarrio, quien sostenía que

    sus ojos no le permitirían reali-zar estudios. En términos con-movedores así lo cuenta donErnesto Castilero, a la alturade sus noventa y dos años:

    "Tal información significabael mayor de los fracasos paramí y rogué con lágrimas en losojos al Dr. Obarrio que omitie-ra ese desfavorable informe

    que constituiría mi mayor des-gracia. "Soy muy pobre, le di-je, y sólo mediante el estudio

    podré sobrevivir. Yo le aseguroque mis ojos no serán el estor-bo que usted presagia para quepueda estudiar sin tropiezos".

    Conmovido con mi ruego, elgeneroso oftalmólogo supri-mió esta objeción y yo logrésin tropiezos llevar a cabo misestudios hasta el éxito final.Las incipientes cataratas queintuyó el galeno demorarondecenios para apoderarse de

    mi vista, dándome tiempo nosólo para cumplir con mi tra-bajo docente, sino que en losaños transcurridos logré con lavista triunfos satisfactorios".Piénsese en el grave perjuicio

    que se habría ocasionado al de-sarrollo de la historiografía pana-

    meña con la aceptación del dicta-men emitido por el oftalmólogo,en el sentido de privar al jovenCastilero de la oportunidad de

    ingresar en el recién fundado Ins-tituto Nacional, y se tendrá la

    medida del alcance funesto quesuele tener a veces un prejuiciomédico colocado en el caminode un adolescente ansioso de es-tudiar, que repentinamente ve

    tmncadas sus aspiraciones. Porfortuna prevaleció, en el ánimodel facultativo, el ruego con~

    movido del muchacho. Con locual ganó Panamá un cultivadoracucioso de la historia patria,cuya laboriosidad nadie puede

    poner en duda.

    Carera docente.

    En la época en que, ya provis-to de su título de maestro de es-

    cuela primaria, don Ernesto Cas-

    tillero se dispone a cumplir sumisión educativa, no había en elIstmo asomo de carreteras ni decaminos medianamente pavimen-

    17

  • tados y transitables. Se viajabaa lomo de mulas, preferidas porsu resistencia, o de caballos,

    que levantaban con sus cascos

    oleadas de polvo en la estaciónseca, o los hundían en lodaza.les cuando arreciaban las lluviasen los meses de octubre y no-

    viembre, azotados por frecuentesaguaceros. Era muy peligroso,además, el cruce de los ríos,sobre todo los más caudalosos,

    que durante las crecidas inun-daban las márgenes y arrastra-ban con sus aguas correntosas alos viajeros que se arriesgaban atentar el vado.

    Trabajó primero como maes-

    tro de primera enseñanza enAntón, Guararé y Las Tablas.Fue nombrado después Inspectorde escuelas en Coclé, y con pos-

    terioridad, llamado a la capitalpara ejercer el cargo de Secreta-

    rio de la Dirección General de

    Educación, con funciones de Vi-sitador Escolar, hubo de reçorrerel país de un extremo a otro,las más veces a caballo, ya que nohabía carreteras ni se sospechabala existencia de automóviles.

    Otras veces hubo de viajar encayucos por los caudalosos ríos

    de Bocas del Toro y Darién."Donde hubo una escuela ru-ral en la selva o en la sabana,

    hube de hacer acto de presen-cia para ayudar a los maestrosimprovisados en el desempeñode sus funciones, porque en-

    tonces había una carencia ma-yúscula de maestros gradua-

    (2) Trabajo citado en la nota anterior.

    18

    dos en el país. Así me fue for-zoso recorrer la República pal-mo a palmo.No se crea que esos viajes a ca-ballo 'de escuela en escuela

    eran paseos ecuestres como

    recreo. Había que hacerlos aveces en malas i cabalgaduras ybajo las totrenciales lluvias o elsol canicular. En no pocasocasiones dormía a la intem-perie o no comía por falta dealimentos. Si había tormentas,había que pasadas bajo elamparo de un árbol, y si losríos estaban crecidos era lorazonable aguardar a su orillaen espera de que bajaran lasagu~~, si no se qnèi:ía qUe la

    corrient.e lo envolviese o loahogase, como estuve en peìi.gro de que me sucediese másde una vez. En no pocasnoches los mosquitos iUm-badores y crueles eran' lacompañía en las largn esperasde que bajara la corriente patapasar los ríos, y el resultado

    no pocas veces erli que unosaliese de la trasiiochada conunas calenturas palúdicas que lehicieran guardar cama portiempo imprevisto. La $alud

    del Inspector escolar en aque-

    llos tiempos, se matteníaen constante peligro. Más deuno pereció en çl cumplimien-to de su deber" (2).El cuadro anterionnente traza-

    do es escalofriante. Revela, entre

    otras cosas, que se necesitaba unavoluntad casi heroica para echar-

  • se sobre los hombros la tarea deprocurar la educación de la ju-ventud si, como se deja ver, enlas áreas rurales era tan peligro-so aventurarse, ya por la caren-

    cia de caminos y vías de acceso,

    ya por las lluvias torrenciales,que tralan consigo la crecida

    violenta de los rlos; ya por lasfiebres palúdicas a consecuencia

    de los mosquitos y por otros ries-gos de la naturaleza embravecida.

    Aquellos maestros e Inspecto-res de los tiempos de don Ernes-to, tan acuciosos y desprendidos

    en el cumplimiento de su deber,tienen ganado sin duda un me-recido tributo de gratitud delpueblo panamefio, pues hay en

    su heroico esfuerzo una gran do-

    sis de abnegación y celo patrió-tico que hoy no la muestran, nicon mucho, los que ejercen lafunción de ensmar. Ojalá apren-

    dieran de ellos que la misión deeducar es mucho más complica-da y difícil por la responsabili-

    dad moral que encierra, por lahonda ejemplaridad que pide dequienes la ejercen, que la muysimple y mezquina de amonto-nar, en beneficio propio yexclu-sivo, un cúmulo de exigencias

    sin límites.

    Diector de la Biblioteca Nacional.En sus declaraciones para la

    prensa ya citadas, queda en cla-ro que la fundación de la Biblio-teca Nacional fue el resultado

    de una noble iniciativa de donErnesto J. Castilero, cuandoejerció la Presidencia don Ri-

    cardo Adolfo de la Guardia.Respondiendo a una carta suya,el mandatario de entonces, encarta del 23 de julio de i 932,dirigida a Castilero, dice, entre

    otras cosas:

    "..a la Biblioteca Nacional

    la considero como un galar-dón preciado de mi adminis"

    tración, y éste lo tengo que

    compartir contigo, pues, comotú bien dices, fuiste quien mesugirió crear esa institución di-fundidora del saber y de la cul-tura, y tú, mi buen amigo, tam-bién supiste ser a cabalidad suprimer Director" (3).Estimo que tal iniciativa sobre-

    sale entre los logros obtenidos

    por don Er' .sto en su carrera co-mo educai.or y publicista. Ya ha-bía conseguido destacarse comofigura nacional a través de sus pu-blicaciones, y tenía asegurado unlugar de señalado relieve en lavida intelectual panameña y enel mundo exterior.

    El hecho de que haya sugerido

    y defendido la idea de fundar enPanamá la Biblioteca Nacional,atestigua que había madurado ensu ánimo la certeza de que unainstitución de tal (ndole constitu-ye el fundamento de una sólidaconciencia nacional, el semilerodesde el cual es posible estimularla formación de los hombres

    (3) Ernesto J. Castiero, Formación de wi hiitoror (2). LA PRENSA. Panamá,miércoles 30 de septiembre de 1981.

    19

  • creadores de cultura. Una Biblio-teca Nacional debe reunir en susanaqueles los instrumentos bási-cos y constitutivos de la naciona-

    lidad en el orden bibliográfico.Hasta entonces había funcio-

    nado, en la planta baja del Pala-cio Municipal, la Biblioteca Co-

    lón, que fue un centro de con-

    vergencia de los estudiosos pana-

    meños preocupados por los que-haceres de la cultura, y ella su-ministró los libros. revistas y pe-riódicos que custodiaba, comobase para la nueva entidad. LaBiblioteca Nacional vino, pues,

    a sustituirla, si bien se instalóen un edificio modesto, aleda-ño a la Presidencia de la Repú-

    blica, que le sirvió de sede du-

    rante varios años.

    Ernesto J. Castilero, comoprimer Director, se encargó de

    llevar adelante la que fue inicia-tiva primordial de su celo comointelectual panameño particu-larmente dedicado a los menes-

    teres de la historia. Allí trabajó

    con patriotismo y cariño, e hi-zo todo cuanto pudo por acre-centar su patrimonio.

    Debe dejarse en claro, esosí, que una Biblioteca Nacionalno ha de ser confundida con unabiblioteca escolar cualquiera, y

    que debe constituirse como uncentro de irradiación desde el

    cual se proyecte hacia el ámbitoexterior lo sustancial del haber

    cultural, a través de las inves-

    tigaciones que promueva o pa-trocine. Convertirla, como ahoraacontece, en un centro patroÓ-

    20

    nadar de tareas escolares paralos adolescentes, que ni entien-den su función ni saben apro-

    vecharla, y que más bien seencargan de mutilar los libros,arrancándoles páginas enteras,es negarle su función jerárqui-ca y su índole de promotoradel saber en un perímetro só-

    lidamente constructivo.Considero indispensable que

    se la estructure y ponga a fun-

    cionar de manera distinta, co,mo una alta empresa de serie~dad y elevación de miras, dota-da de los recursos indispen-sables para poner en marchaun programa de investigacio-nes bien dirigido y consultado,

    en el que intervengan nuestros

    hombres de saber y capacidadinquisitiva; investigaciones que

    una vez publicadas den razónde nuestro ser histórico y cul-tural, con las exigencias que la

    ciencia impone. Sólo asl po-drá deshacerse de la cortezaexterior que hoy la tiene con-vertida en una casa más de lasque suministran libros a losadolescentes, sin poder evitarque los mutilen y desfiguren.

    Aunque esta lamentable pro-pensión alcanza también, se-gún se me ha informado, aquienes piden obras en la Uni-versidad, donde habría de supo-nerse una mayor cultura y res-peto a la integridad del libro.

    Don Ernesto J. Castilero comohistoriador.

    No tuvo don Ernesto, segúndeja consignado en el escrito

  • autobiográfico varias veces ci-tado, maestros que lo guiasenen el escrutinio de nuestro pa-

    sado.

    No siempre, sin embargo, losque sienten vocación por lahistoria, logran asistir a cursos

    universitarios especialmente con-figurados para formar al histo-riador, y menos en estos me-dios nuestros que no tienen mon-tada una enseñanza de tal índole.

    Reconózcase, en todo caso,que no pocos eminentes cultiva-dores de la historia, lo mismo

    en la antigüedad que en nuestros

    días, se ingeniaron por sl mismospara adentrarse en los secretos dela disciplina y que ella, por otraparte, no siempre ha obedecido apatrones rigurosos sin cuyoauxilio no pueda trilarse en susdominios.

    Quien se siente acuciado por lainvestigación del pasado necesitacontar con esa vocación en pri-mer término. La lectura cuida-dosa de buenos trabajos en elcampo de lo histórico le serviráde gran ayuda, y gradualmente

    y con el auxilio de personas ca-

    pacitadas conseguirá abrirse ta-mmo.

    Es lo que aconteció con donErnesto J. Castilero, quien nos

    cuenta modestamente cualesfueron sus comienzos y cómo uneminente panameño, cultivadortambién de la historia, le estimu-ló a probar fortuna en ese campo.

    "Yo he tenido como norma

    (4) Castiero, Formción de un histoor, nota O).

    que "la ciencia está en los li-bros y el que quiere ser sabio,busque la sabiduría en sus pá-ginas" .Eso fue lo que hice durante

    los años de mi juventud, cuan-do mis ojos poco a poco se de-bilitaban, a la luz de los candi-

    les, lámparas de kerosine o ve-las de esperma, a cuya escasa

    luminaria pasaba horas y horas

    sobre los libros de Historia.Años atrás no existía todavíaen los pueblos en donde pres-taba mis servicios, luz eléctrica.

    Puedo decir que yo no tuvemaestro en Historia. El únicoque por algún tiempo fue miorientador fue el Dr. Ricardo

    J. Alfaro, quien me estimulócon gran interés. Cáusame sa-tisfacción reconocerlo así, so-bre todo cuando él mismo loasegura en honrosa misiva,donde me escribió:

    "Al sobresaliente discípulo deayer y meritorio historiador de

    hoy, Ernesto J. CastilefO R.,le presenta su viejo profesor

    de hace más de medio siglo,sus más vivas felicitaciones aloctagésimo aniversario de sunacimien to".

    El Dr. Alfaro me orientó, con-duciéndome al éxito, en el es-tudio de la Historia" (4).La causa inmediata de la

    emancipación de Panamá es eltítulo del estudio presentado

    por Castilero a la AcademiaPanameña de la Historia, en la

    21

  • sesión celebrada el 27 de octubrede 1932, para incorporarse comoAcadémico de Número a esa ins-titución, según se dice en la por-tada del volumen publicado en laImprenta Nacional con autoriza-ción del Consejo de Gabinete delPresidente doctor HarmodioArias, quien se interesó en quefuese impreso, dado el interésdel tema (5).

    Se trata de una historia de losorígenes, la formación y el recha-zo por el Senado Colombiano,del Tratado Herrán-Hay.

    El trabajo consta de tres par-tes. La primera lleva el siguientetítulo: Antecedentes del TratadoHerrán-Hay, y consta de cinco

    capítulos: Antecedentes histó-ricos del Tratado de 1846; Apli-cación del Tratado de 1846 porlos Estados Unidos; Rivalidad

    angla-americana por el canalintermarino; El interés norte-americano por el Canal de Pana-má; El Bill Hepburn y la LeySpooner en el Congreso america-no.

    La Segunda Parte, Historia Di-plomática del Tratado Herrán-

    Hay, consta de cuatro capítulos:

    El Dr. Martínez Silva ante el go-bierno de Washington; el Dr. Jo-sé Vicente Concha, sucesor delDr. Martínez Silva; el Dr. Herránal frente de la Delegación colom-biana en Washington; Rechazodel Tratado Herrán-Hay por elsenado colombiano.

    La Tercera Parte incluye im-portantes documentos: La LeySpooner; Memorandum del Dr.Martínez Silva sobre la cuestióndel Canal; Tratado Herrán-Hay;

    estudio jurídico del TratadoHerrán-Hay, por el Dr. Pablo

    Arosemena; Proyecto de Men-saje del Presidente TeodoroRoosevelt en 1903.

    Ha sido útil reseñar el conte-nido del trabajo de don Ernesto

    J. Castilero porque nos poneal tanto de su laboriosidad co-

    mo investigador y del procedi.miento que utilza: no se limitaa narrar sucesos en los que in-tervenga la memoria y la retenti-va exclusiva del expositor, sino

    que se apoya constantemente enla prueba documental, que impi-de la falsedad y el punto de vis-ta parcial, el prejuicio o el apa-

    sionamiento en la materia ex-

    puesta. Esta exigencia de probi-dad, de respeto a la verdad de

    los hechos, es nota distintiva enlos trabajos históricos de Castille-ro.

    Aunque no aduzca ni presenteinterpretaciones de propia cuen.ta, puede tenerse confianza en suhonestidad intelectual, en el alle-gamiento previo de los materialesdocumentales que le sirven de ba-se para la exposición.

    Estaba, en el caso concreto denuestra separación de Colombiaen 1903, convencido de la nece-sidad de enfrentarse a la cantidad

    (S) Ernesto J. Castilero. La Causa inmediata de la emancipación de Panamá. ImprentaNacional, 1933. 1 vol. 184 págs.

    22

  • de infundios y torcidas interpre-taciones con que las gentes defuera se habían eniañado contraPanamá, para dañar la reputacióndel país y hacemos víctimas de

    una reprobación general por loque conairaban entrega cupa-ble en la confUmación de los he-chos referentes a la separación

    de Colombia en 1903.

    Por lo cual, un primer deber

    d~ los panameios conscientesdebía consi.tir en salir a la de-fensa del Istmo, no con tergi-venaciones y argumentos ten-denciosos, sino demostrando quesi hubo yerroi, falsedad y mala

    fe, no fueron cosas atribuibles a

    los hijos clel Istmo sino conse-

    cuencias de nuestra pequeñez ydebildiid, ya que no e~tábaiosen capacidad de enfrentamos a

    los fuertes intereses que obraonen nuestro dano. La falsedad, elengano y la mala fe son imputa-bles, no a los panameños de en-tonces, más bien ingenuos y nadallvezados en la malicia y rapaci-

    dad de la diplomacia que se puso

    en juego para imponemos laConvención de 1903, sino aqu.ienes, abusando de su poder,no vacilon en sacrificar alpaís d~bil e indefenso.

    En carta dirigida a don JuanOemóstenes Arosemena, cuandoeite ciudadano ocupaba la Pre-sidencia de la República en 1939,Ernesto J. Castilero se refierecon justo resentimiento a las es-

    pecies difamatorias que circula-ban contra Panamá:

    "En todo el mundo sólo se co-nocen dos interpretaciones dela nacionalidad panameña,muy parciales por cierto y queen poco o en nada nos favore-cen: la que dan los colombia-

    nos y la que se les antoja aciertos escritores yankis. Losprimeros aún resienten nuestrasecesión y con pocas perohonrosas excepciones, la juz-gan apasionadamente; los se-gundos no han ahondado elproblema y lo exponen sinconocimiento de causa.

    Mi temperamento impaciente,acicateado por el conocimien-to personal que he adquirido

    de la mala idea que en el ex-terior se tiene de nuestra per-

    sonalidad internacional, me hallevado a escribir esta obra,que expone ante el lector unpanorama más amplio del queofrecí como primer ensayobajo el título de La Causa in-

    mediata de la Emancipaciónde Panamá, que su antecesor,el Dr. Harodio Arias, tuvo lagenerosidad de hacer publicarpor cuenta del gobierno" (6).

    Alude don Ernesto a Historiade la Comunicación Interoceáni-ea, en la que incluye materiales

    informativos, documentales másamplios, eslabonados en un libro

    (6) £.iito J. Castiero. Hitor de la CO"lU6n Inteoceá. Panamá, 1939. 1Vol 444 PÍls. La cita corresponde a la Carta dedicatoria. págs. VII.VIII.

    23

  • que sobrepasa las cuatrocientaspáginas, dividido así:

    Primera Parte. De la dominaciónHispánica en el Istmo.

    Segunda Parte. La República deColombia y la comunicaciónin teroceánica.

    Tercera Parte. La época republi-cana del Istmo de Panamá.

    Cuarta Parte. Tratados, Conve-

    nios y contratos relacionado~

    con la comunicación intero-ceánica.

    No es, como puede verse, unestudio ceñido a las causas inme-

    diatas de la emancipación, comoel discurso de ingreso en la Aca-

    demia de la Historia, sino el in-tento de abarcar, en un perlme-

    tro más amplio, el proceso his-tórico en virtud del cual elIstmo de Panamá, desde los tiem-pos coloniales, es objeto de unaparticular atención internacional,

    por centrarse en su territorio, tanangosto y estratégico, la posi-bilidad de la comunicación entremares y continentes.

    Episodios de la independencia dePanamá (7).

    Lleva este tltulo una de lasproducciones de Ernesto J. Casti-llero que tiene mayor importan-cia en su obra de investigador,por la trascendencia de los ma-

    teriales que trae consigo, a tra-vés de los cuales quedan ilustra-dos puntos controvertidos de

    nuestro pasado, relacionados conla emancipación de Colombia,que no estaban suficientementeesclarecidos. Entre otros:a. La génesis del movimiento se-

    paratista, vinculada estrecha-

    mente a figuras prominentesdel conservatismo.

    b. El por qué los liberales se abs-tuvieron al principio de co-laborar, basados en su opo-sición al Tratado Herrán.Hay.

    c. Cuándo y por qué fueron lla-mados a pfrecer su coopera-ción, y qué causas les decidie-ron a ofrecer su apoyo.

    d. La conducta muy correcta dedon J osé Domingo de Obaldía,en su carácter de Gobernadordel Departamento de Panamá,colocado en una posición di-fícil, entre su condición de re-presentante del gobierno co-

    lombiano y sus inclinacionesque nunca ocultó, como hijodel Istmo.

    e, La participación destacada dedoña Marla Ossa de Amadoren la gesta emancipadora.

    f. La participación del Coronel

    colombiano Eliseo Torres en elintento de represión que en-

    cabezó contra los patriotas pa-nameños; la intervención dis-creta del Coronel Shaler, delComandante Hubbar y del ma-yor B1ack; y la muy destaca-da de los panameños PorfirioMeléndez, su hija, Aminta Me-

    (7) Ernesto J. Castilero. Episodios de la Independencia de Panamá. Imprenta NacionaL.Abril de 1958. 1 vol., 224 páginas.

    24

  • léndez, Orondaste T.. Mai iezy Juan Antonio l~nrlque~.

    g. La misión fracasada de los re.presentantes enviados por elgobierno colombiano con elpropósito de frenar el mo-vimiento separatista.

    h. El fracasado intento colombia-no de reprimir por las armas laindependencia del Istmo.

    En todas las cuestiones men-

    cionadas era preciso arrojar luz,sin prejuicios ni apasionamien-

    tos, con el solo recurso admisi-

    ble, o sea, la búsqueda y presen-tación de pruebas y documen-tos que pusiesen en claro la ver-dad de las informaciones.

    Con su paciente dedicación ydiligencia en la pesquisa de losdocumentos probatorios indis-pensables, don Ernesto J. Cas-

    tillero ha conseguido componeruna serie de relatos en los que lossucesos se eslabonan con la se-cuencia y validez ajustadas a laverdad de lo ocurrido. De talmodo el autor ha suministradoa la historiografía panameña untrabajo de valor indudable que leacredita como investigador y es-tudioso de nuestro pasado.

    Confrontaciones.

    No estuvo exenta la vida dedon Ernesto, a pesar de que noera hombre belicoso ni sensiblea las provocaciones, de conflic-tos con algunas personas queno le querían bien, particular-mente porque no comulgabancon sus ideas, que les parecían

    demasiado retrógadas y lesiona-

    ban, en determinadas cuestiones,los puntos de vista que ellos de-fendían; o porque ponían en en-tredicho, con mucha suficiencia,la capacidad científica de Casti-llero en materia de investigacio-nes históricas.

    En otro caso chocó el perso-nalismo del doctor Porras y elcontraste que mediaba en suconducta desde el poder, cuandose empeñaba en mantener ciertasmedidas de conveniencia circuns-tancial, y la que dirigía sus pasos

    en la oposición o en su vidaciudadana, alejado de posiciones

    de relieve.

    No fueron muy frecuentesesos despliegues polémicas en laprolongada vida intelectual delseñor Castilero, pero sl le deja-ron recuerdos muy ingratos, da-do el hecho de que él no se ad-judicaba grandes presunciones

    como hombre de ciencia, ni leanimaba otro propósito que el deacrecentar nuestro menguado pa-trimonio histórico. Porque estosí debe abonársele: pocos pana-

    meños han trabajado con tantoempeño en la investigación denuestro pasado y han dejadoimpresas más contribuciones de-dicadas a esclarecerlo.

    Cruce de cartas con el doctorPorras.

    En 1932 don Ernesto J. Casti-llero publicó en el semanarioGRAFICO, edición del lo. deoctubre, una serie de biografías

    de Presidentes de Panamá, quemás tarde recogió en su folleto

    25

  • con el título Galería de Presi-dentes de Panamá, que alcanzódos ediciones hoy agotadas

    (1936y 1953).El Dr. Belisario Porras, que

    ocupaba entonces, en carácterde Ministro, la Legación de la

    República de Panamá en Roma,leyó con interés el escrito y semostró particularmente afecta-do por lo que el autor escribióacerca de su gestión presiden-cial.

    No pudo menos que mandar-le una carta, fechada el 25 de ioctubre, en la cual, despuésde felicitarle, expresándole, almismo tiempo, su agradecimien-to por la parte que le ha corres-

    pondido, añade:

    "Le confieso, sin embargo,que no me deja satisfecho elpárafo que a la letra dice, en-tre òtras cosas, así: "...pues

    por una parte hizo grandes y

    admirables obras que le in-mortalizarán en la concien-

    cia nacional, y por otra tuvogestos y comportamientos dedistita índole que esa con-

    ciencia ha repugnado y apli-cado una sanción eon stveri-daa"... párafo que, al con-

    trariQ, me ha mortificado mu-cho".Insistió el doctor Porras en

    pedir a don Ernesto que le hicie-se conocer cuáles eran esos ges-

    tos y comportamientos que mo-tivaban su repulsa, ya que no seconsideraba perfecto y por tan-to, al conocerlos, procuraría queno se repitieran en el futuro.

    26

    Castilero le contestó en unalarga çarta del 30 de noviembrede 1932, que toma pie en el dis-curso que pronunció el manda-

    tario al tomar posesión de la Pre-sidencia ello. de octubre de1912, que contiene una hermosatxposidón de su programa de go.bierno, en el que propugnabaciertas reformas a la Constitu-

    ción como las siguientes:

    a. Prohibir de modo absoluto lareelección de la persona que

    ocupe la Presidencia de la Re-pública o ejerza el Poder Eje-

    cutivo.

    b. La resolución inquebrantable

    de no violentar las opinionesde los empleados públicos, de

    no aplicar las rentas naciona-

    les a labores electorales, nifranca ni disimuladamente.

    c. Conseguir que las autoridadessean durante la: campaña elec-toral estrictamente . imparcia-les, con lo cual aue9.ará para

    siempre cerrado el paso a lasintervenciones, conjurándose

    el peligro de la ocupaciónnorteamericana del terrtorionacional.

    En el desarrollo de su misivaal doctor Potras don Ernesto J-

    CastiUero puntualiza, indicando

    fechas y contando pormenores,

    las distintas ocasiones en que elprimero no respetó, sino todo locontrario, violó abiertamente

    promesas contenidas en su men-saje presidencial.

    No es necesario entrar en de-talles para comprobar con hechos

  • cómo, en efecto, el doctor Po-rras no fue consecuente, en el

    curso de su vida pública, con elhermoso programa que habíaprometido cumplir. La carta deCastilero fue, en este sentido,

    una respuesta rotunda al pedidodel ex-Presidente, a quien reite-ra su admiración por los grandes

    aciertos de su gobierno, si bienle reprocha, como historiador,los pecados en que incurrió.El pleito con Diógenci de la Rala.

    Resulta un tanto difícil, cui alremate de este trabajo, en el cualhe procurado presentar los diitin-tos aspectos de la personalidad

    de Ernesto J _ Catilero, traer aeste recuento laudatorio, los tér-minos agros y sobremanera ofen-

    sivos en que se desarolló la polé-mica, si así puede llamare, suici-tada entre Catilero y Diógcnca

    de la Rosa, en la que este últimole trató con extremada viicn-cia.

    No hubo, de parte del prime-ro, si bien se mira, la intención

    de provocar al segundo. Aunqueel título del artículo que publi-

    có en prier término, Victona.

    no Lorenzo, már o buidoc-ro, con la calificación de bando-lero, debió provocar una tempes-tad.

    Refiriéndose al citado articu-lo, dice Diógenes: "Los pre-

    juicios reaccionarios del se-ñor Castillero rompen el dis-fraz de la imparcialidad ya en

    las primeras frases, desde el

    planteamiento mismo del caso..Unas líneas después confirmaCutilero:"El liberalismo panameño havenido sosteniendo que Victo-riano Lorenio fue un mártir.El viejo conservatismo, que

    ,umó en car viva 101 dClma-

    hel del caudio indíøell (su-

    brayado nuestro) 10 calificó debandolero".

    La objetividad ha desapareci-

    do. La virginidad del críticoha sido violada por las puio-nes del político reaccionaro

    que trataban de pasar de con-

    tnbando bajo el marchamo deuna imparialidad sin adulte-raciones" .

    Esta rélica de Diógenes de la

    Rosa se publicó en Frente Popu-

    la, el 10 de junio de 1938. El

    esrito de Catilero que la pro-vocó debió aparecer en fechaanterior, aunque no puedo pre-cÍlarla. Hay que atenerse a losdato. que suministra aunque in-completos, la reproducción de

    108 artículos de Diógenes en ellibro ,Enaayoi varoi, que tam-poco ofrece un pie de imprenta

    vadero. (8).

    Situado Castilero en su cono-

    ci polcÎón de hombre de ideascat6lica y conservadoras, desde

    la cual juzgó las acciones de Vic-tOriliO Lorenzo, el guererocodeiano, con severidad conde-

    natoria y sin atenuantes, desató

    la belierancia. agresiva de las

    (8) Diógenes cle la Rosa. &..01 vlrQl Editora Istmell S.A. Panamá.

    27

  • huestes de izquierda, que hanendiosado la figura de aquél,

    convirtiéndole en una vlctima delas clases opresoras del conser-

    vatismo.

    Diógenes actuó como vocero

    de este grpo combativo, queno repara en atacar de frente,con saña irreconciliable, a loshombres tildados de reacciona-rios. No hubo de su parte, des-de un principio, consideracio-

    nes de ninguna clase, ni asomo detolerancia, sino ataque tajantee irreprimible.

    Lo deplorable, a mi modo dever, es que no hubiese de su par-te distingo alguno entre la tareade contar sucesos, que puede serconsiderada con independencia

    de la posición ideológica, y la ca-pacidad misma de historiar, puesno duda en negar rotundamentea Castilero todo mérito de inves-

    tigador y descarta por completoque tenga talento ni capacidad al-guna para hacer historia. He aquíalgunas afirmaciones muy durasque hirieron profundamente a sucontendor:

    "Las causas y los factores rea-les de los acontecimientos his-tóricos quedan fuera de suángulo visual. En cambio, nosda numerosas y tardías exhor-taciones de buena conductainternacional y doméstica. Unpedregoso estilo notarial, faltode sentido histórico y ciertatontería de predicador domi-

    nical son las características del

    (9) Diógenes de la Rosa. Ensayos, págs. 80-8 i.

    28

    señor Castilero. Leyéndolo se

    aprende a cabalidad cómo NOse escribe la historia.

    Objeciones como éstas replíca-las el señor Castilero presen-

    tando sus certificados académi-cos. Mas tal respuesta no invali-da el fallo de sus propias obras.Puede, por lo demás, que en

    las academias haya historiado-res. Pero ello no significa nece-

    sariamente que los diplomas

    armen historiadores a los ar-chiveros. La historia no se haescrito sólo en las academias

    como la cultura no se ha he-cho únicamente en las univer-sidades. La cultura -y la his-toria- es algo vital, expan-

    sivo que no se deja conde-nar a prisión perpetua den-

    tro de ninguna instituciónpétrea y paralítica" (9).

    En mi concepto hay unagran desproporción entre el enco-no con que está concebida estafortísima diatriba y las causas

    que la produjeron. Yo he leído

    con interés varios escritos deCastilero, y si bien no puedoafirmar que sea el suyo un es-tilo depurado y magnífico, tam-

    poco le desconozco capacidadpara expresarse en forma co-rrecta. En sus Episodios de laIndependencia, para citar unejemplo, no sólo he encontrado

    información pulcramente recogi-da y provechosa, sino donaire,

    destreza y claridad en la expo-

    sición.

  • Es muy posible que haya in-dignado a Diógenes de la Rosa laninguna indulgencia demostradahacia Victoriano Lorenzo, alpunto de no condenar su fusi-lamiento, como debió hacerla.Pero, siendo ésto el producto desu exagerado conservadurismo,

    tampoco constituye un delitoque invalide todo cuanto le debela investigación de nuestro pasa-

    do, en la que ha consechado fru-tos y ganado merecimientos va-

    liosos que demuestran sus apti-tudes para el cultivo de la histo~nao

    Discusión con Rodrigo Miró.

    En 1953, cuando se prepara-ba la conmemoración del cin-cuentenario del nacimiento dela República, Rodriga Miró re-cibió el encargo de prepararun tomo en el que se recopila-ban Documentos fundamenta-les para la historia de la naciónpanameña.

    Es conocida la diligencia conque Miró se ha dedicado a de-sempolvar y descubrir materia-les relacionados con nuestroproceso histórico, en lo cual

    sigue de cerca los pasos deErnesto J. Castilero, no me-nos interesado en esa patrió-tica tarea.

    "La inspiración de la obraen cuestión -dice Castillero encarta dirigida al entonces Direc-

    tor del periódico EL PAIS, donSamuel Lewis Arango, fechadael 19 de noviembre de 1953-1ahalló el historiador Miró en mi

    libro publicado en 1930 por elInstituto Nacional, titulado Do-

    cumentos históricos sobre la in-dependencia del Istmo de Pana-

    má, del que, reconoce Miró, to-mó trabajos para estructurar elsuyo" .

    "Pero aún hay más. RodrigaMiró no confiesa que cono-ció previamente un plan de re-formas elaborado por mí para

    una segunda edición de miobra, en el cual consideré tresdocumentos que juzgaba intro-ducir en la misma (cita losnombres). Con éstas hacen I5piezas que en involuntaria co-laboración (no consideradacon gratitud al menos, por elautor), inspiré al señor Mirópara componer su libro".Alega Castilero que, en justi-

    cia los méritos de la publicacióndel libro firmado por Miró, de-

    bían ser compartidos por ambos;a lo cual habría de añadirse la cir-cunstancia de que Miró obtuvoprovechos monetarios, en tantoque CastIlero no recibió ningu-no.

    Miró replicó de una maneraairada, dirigiéndose a su vez, alDirector de EL PAIS, en cartadel 21 de noviembre, diciendo

    que se negaba a compartir lapaternidad de los documentosen cuestión; que los tales proce-dían de otras fuentes; que tra-tándose de documentos públicos,su empleo no estaba restringido,ni debía alegarse deuda de gra-titud por haberlos utilizado;que fue el Dr. José D. Mosco-

    29

  • te, Rector del Instituto Nacio-

    nal, quien concibió la idea de

    la compilación, pensando en susbeneficios para formar concien-

    cia de la nacionalidad.Castilero 0lvid6 la gratitud, la

    justicia, prosigue Mir6, deseono-ciendo la que aquel libro debe aldoctor Moscote, y procedió ainscribirlo en el registro de lapropiedad intelectual.

    "Lo cual ha resultado a la pos-tre un terrible castigo. Porqueno siendo suya la concepción

    de la obra, no siendo suyos los

    materiales que la integran, Cu-tilero no pudo inscribir otrapropiedad que la de su incapa-cidad para realizar adecuatàa-

    mente una noble tarea".

    Los térinos displicentes 'e in-sultates no eran, en verdad, 101

    adecuados para responder al hi-toriador Castilero, hombre dignoy respetable. Aquel libro, el pu-blicado en 1930, "cumplió enbuena parte lo que se proponía",concepto muy distinto expuestopor Miró, del que ahora, en sueuforia literaria, expresa, de qùeera "mediocre, al margn de tododesempeño científico y sin ajustetampoco a la pauta señalada porel padre de la idea".

    El autor desaparecido .e duele)con razón, de los duros ataques

    recibidos. Ni cabía, en una obrade mera recopilación, traer acuento aquello del desempeñocientífico, ni calificar de medio-cre lo hecho por Castilero. Otraseran las formas, menos agresivas

    so

    y más consideradas, recomenda-bles al caso.

    Valoración.

    Aparte de los seis años de en-senanza religiosa que curs6 en elSeminario (1903-1909), sus estu-dios posteriores no le llevaron

    más allá de los horizontes quepodía proporcionarle la forma-ci6n de maestro, que con el di-ploma adquirido en 1913 le fa-cultó para el ejercicio del magis-terio. Como quiera que el go-bierno de entonces se había preo-

    cupado de contratar en el exte-rior un grpo de profesores idó-

    neos, que desempeñaron la cáte-dra en el recién fundado Insti-tuto Nacional, la preparación querecibieron esos primeros egresa-_

    dOl, que no pasaron de catorce,fue la mejor que pudo esperarse

    de un plantel nacido con tanbuenos auspicios.

    La trayectoria de Castilero ensu ~ida profesional fue ejempla.

    rísima, según antes ha quedadoestablecido. Comenzando por lamuy modesta posición de maes-tro de escuela, obtuvo ascensos

    escalonados que le llevaron a lade Inspector General. de Ense-

    ftanza, última y honrosa etapade su carrer docente.

    Es de notar que fue un cola-borador valioso del técnico nor-te-americano contratado para or-ganizar la escuela primara enPanamá, don Federico Libby,quien realizó una labor extra-ordinaria, digna de la mayorloa, qUlt se recuerda con admi-

  • raclOn, pues construyó sobrebases sólidas lo que antes e.ta-ba desorganizado y .in orienta-ción. La Codi6n Eacol,elaborada y puesta en marhadurante su período, vino a con.tituir un in.truento regulador

    de $\lma efiacia para el fUncio-

    namiento de la¡ escuelas y de supersonal administrativo y docen-

    te.

    El contato directo con un ex-

    perto como el senor Libby, hom-bre recto y pulcro admini.trador,sirvió mucho a don Ernesto Ca-tiero, quien fue un segudor

    aprovechao de sus método. yorien tacione..

    Pertenei6 nueitro compatro-ta a la ¡tneraci6n que prelenei6

    el ad'\etiento de la Reúblia.Nacido en 1'89, catorce liD'antes de la ieparai&n de COlom.bia, tod liba trutom ysin rumbo cierto en aqllØ1tiempOl de penuria y tr.tea,

    qravido. por 101 estragoi queeaul6 la Guerr de los Mil Oíu.

    tetrinâQa en 1902.

    LÒ que mú deicollaron entr101 jÓYÒllei de en tonea eataanUamûqa a realiz una tatea deiøpadrft pa eneaminar a la

    naón rec aaic. .¡0I por101ft_br de mayor np.da Y por. 101 tknicOI extraoique contrt6 el Gobieno paaque ayudun en 101 trabajos deorgllÎnci6n.

    Ya se ha vilto que Castileroprestó una cooperación de pri.mera importaicia una vez tení-

    nados en 1913 sus estudios demaestro en el Instituto Nacional;que en medio de las inclemenciasde la naturaleza y la dificultad decomunicaciones, le "fue forzoso

    recorrer la República palmo a

    palmo"; que no se amedrentóante los obstáculos e impedimen-tai. sino que siguió adelante conespíritu patriótico y deseo de ser-vir.

    tiene, pues, ganado un puestode honor entre los panameñosque ta heroicamente contribu-yeron a poner en marcha la orga-niación escolar. De igual modoes ju.to reconocer que en el cam-po de la investigación hist~ricasu labor ha sido fecunda yconstructiva. Conocedor comopocos de la historia panameñay de la colombiana, ha espigado

    con froto en las ~poca. en que

    una y otra marc;haron juntas. .inque Paná percibiese, a ttawsde eN uni6n, los beneficioi queIU privile¡iåda posición geográfi.

    ca dernàndaba de los gobiernosboaotlfos.

    Paricularente han sido frc-tíferu 1.. pesquis.. de Castileroen 10 concerniente a laa compli-cld relacones entre Colombiay Panamá conectadas con los su-ce de la indepndencia.

    No cabe afirmar que a travéide sus investigaciones quedendefinitivamente iluminados todoslos uuntos que movieron su plu-ma. Su eafuerzo, sin embargo, hasido muy valioso y abre un anchocamino para los historiadores fu-turos, que habrán de contar nece-'

    SI

  • sariamente con su obra comopiedra y semila de construccio-

    nes de mayor ambición y empe-ño.

    Conviene añadir que don Er-nesto J. Castilero era un fervien-

    te enamorado de nuestras tradi-ciones y costumbres típicas. Ori-ginario de Ocú, un pueblo apar-tado de nuestras provincias en

    que esas tradiciones gozan de unparticular arraigo y cultivo, eraun magnlfico conocedor de lastonadas, trajes típicos, instru-

    mentas, aires y danzas en las fies-tas patronales que los campesinosde Ocú mostraban con auténticoacento regional. Bailaba condonaire el tamborito y el punto,y bien puede afirmarse que unidotodo esto a cuanto hizo, sintió yescribió para dar cuenta de suamorosa compenetración con elterrño, don Ernesto dió mues-tras sobradas de su condición depanameño integraL.

    Panamá, qctubre de 1981.

    PRINCIPALES OBRAS DE DON ERNESTO CASTlLLERO REYES

    Publicadas:

    Parnaso Escolar, 1929. ediciones, 1929 Y 1937. (Agotadas).

    Documentos Históricos sobre la Independencia del Istmo de Panamá, i 930. (Agotado).

    El Dr. Manuel Amador Guerrero, Prócer de la Independencia y Primer Presidente de la Re-pública de Panamá, 1933. Dos ediciones: 1933 Y 1957.

    La Causa Inmediata de la Emancipación de Panamá, Historia de los Orígenes, ia Formacióny el Rechazo por el Senado Colombiano del Tratado Herrán-Hay, 1933. Tesis paraentrar en la Academia Panamena de la Historia. (Agotado).

    Bree Curso de Historia del Comercio, 1935. (Agotado).

    Gaería de Presidentes de Panamá. Dos ediciones. 1936 Y 1953. (Agotadas).

    El Profeta de Panamá y su Gran Traición. El Tratado del Canal y la Intervención de BunauVarila en su confección, 1936. (Agotado).

    Informe como Inspector General de Ensenanza, (2 volúmenes 1938 y 1940). (Agotados).

    El Centenario de Bogotá. Juicios Históricos, 1938. (Agotado).

    Historia de la Comunicación Interoceánica Y de su Influencia en la Formación y en el De-saollo de la Entidad Nacional Panameña. 194 i. Obra premiada en concurso.

    La Biblioteca Nacional de Panamá. Su Origen, su Inauguración y su Futuro Desarrolo,1942. (Agotado).

    La Universidad Intermercana. Historia de sus Antecedentes y Fundación, 1943.

    Leyenda e Historia, 1946. (Agotado).

    Histori de los Símbolos de la Patria Panamena. Tres ediciones. 1946, 1947 Y 1955. (Agota-

    das).

    32

  • Ricón Hitóri (en colaboración), Volumen 1, 1947. (Agotado).

    Hitori de Pan, Tirada de 20.000 ejemplaes en cinco ediciones 1942, 1943, 1948 Y

    1949 Y 1955.

    El Generl JOI Domingo Espina, Médico, Iqenero y Miltar. Fundador de la Independen-ci del Perú, 1951. (Agotado).

    Dr. Rafael La de la Vep. Pro, LegIor y Próc (1764-1831). Dos ediciones: 1952y 1956.

    Sembla Biofica de Don Joø VaUno Jiménez, Gestor de la Independencia del Istmodel Poderío Espanol en 1821. Obra premiada con medalla de oro por la Academia dela Historia, 1953.

    Grandeu y Denci. del Catio de San Lonzo de Chagres. Dos ediciones: 1954 y1956.

    Hitor de una Ciudad. Mención honorífica y Premio especial del Concurso "Conde deCedilo', del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Espana.

    Par publi:

    Paá Y Colobi.. Capítulos de Histor Diplomátic en los albore de la RepúbUca. Ter-cer Premio y medalIa de plata del Concurso Miró de 1951.

    Enso de Monafía de la Provici. de Oiiruí. Primer Premio y Medalla de Oro delConcurso histórico del centenario de la Provincia. 1949.

    Evolución Hitórica de la Provinci de Cod. Primer Premio y Medalla de Oro "Octavio

    Méndez Pereira" del Concurso del Centenario de Coclé. 1955.

    FJ Estado del latmo. La independencis de Paná de la Nueva Granada en el Siglo xiX.Premio y Medalla de Oro de la Academia Panamena de la Historia. 1941.

    Histori de cuatro sios de la Prov de Vergus.Sucets y Efemérides de Antaño (D volúmes).Hitor Contemporánea de Paá. Década de 1841 a 1850.

    La Mujer en "Vida y en la Glori de Bolíva. (Opu-iio).

    33

  • los precursores de la IngenieríaSanitaria y Ambiental en nues-tro medio.

    RESUEL.VE:

    1. Felicitar al Ing. CARLOS A.GUARDIA, por la presenta-ción de este brillante docu-mento y reconocerlc su valiosoaporte al éxito de este Congre-so, exhortándolo a que conti-núe transmitícndo sus valiososconocimient(¡s y entusiasmo a

    la causa de la Ingeniería Sani-

    taria y Ambiental en Panamá.Dado en la Ciudad de Panamá,

    a los dos días del mes de octubrede mil novecientos ochenta yuno.

    Ing. J f)sé Guilermo Ro(lríguezPresidente

    Ing. Fedcrice, RodríguezSecretario

    EL CANAL FRANCES

    El impacto que causó en elmundo entero el fracaso de laCompañía Universal del Canal In-teroceánico (Compagnie Univer-selle du Canale Interoceánique)

    en la construcción del Canal de

    Panamá, dejÓ sumidos en estupory frustración a los países de Eu-

    ropa, Asia y América que, duran-te varios siglos, habían anheladoacortar la ruta marítima de co-

    municación a través de un canalpor el Istmo Centroamericano.

    La historia había tenido susribetes, sin eluda. Entre 1881 y

    36

    1889, el escándalo financiero querode6 al proyecto del Conde Fer-nando de Lesseps fué, tal como10 recogen las crónicas, la coinidi-lla de las más altas esferas econ6.micas y políticas de tres conti-nentes. Sin embargo, para los in-genieros y operarios francesciique se trasladaron a Panamá conel fin de realizar un sueño ambi-bicionado por ellos, la operaciónse trocó en una faena de resisten-cia y coraje. En efecto: Panamáfue para el equipo francés, nimás ni menos que un campo de

    batalla donde la roca granítica enel suelo, así como los estragos dela malaria y la fiebre amarila

    fueron el enemigo letal, al puntoque a esta fccha no se conoce a

    ciencia cierta si las víctimas de

    los flagelo s del tr6pico sumaron16,500 o 22,000 de los 60,000seres humanos afectados por esasenfermcdades en aquellos mo-mentos (1), Sea como fuere, lasci fras por aterradoras que seanno son el foco donde habría de

    girar el quid del problema. No.Aquí y allá, lo importante -talcomo nos lo relata David Ho-warth en su apasionante libroThe Golden Isthmus- es que losfranceses, pese a que construye-ran excelentes hospitales y sóli-das casas de habitación para sus

    funcionarios y empleados, nuncalograron descubrir que una mallade cedazo en cada ventana, ade-más de una buena limpieza y fu-migación de edificios y sobre to-do la eliminación de criaderos de

    mosquitos hubiera impedido quese propagara la fiebre amarila y

  • la malria en forma indiscrimina-

    da y veloz.

    Así es. Fue esta incapacidadpara relacionar al mosquito "Ste-gomya Facta" ó "Aedes Egyp-ti" y el mosquito "Anófeles" co-mo vehículo de transmisión de lafiebre amaril y la malaria lo que

    indujo a que ambas enfermeda-des cobraran, inútilmente, tantasvidas valosas. Hay que observar,

    nada más, que -por un lado-,los habitantes dependían para el

    consumo de agua de aljibes y de-pósitos de aga lluvia situados,en algunos casos, dentro de losedificios; y que -por otro lado-las excavaciones mismas del Ca-nal eran inmensos pozos de aguaestancada: excelentes criaderos,lUOS, para el "Stegomya Facia-ta" y otros para el "Anófeles".

    y ¿qué decir del Hospital Fran-cés en Ancón a cargo de veinti-cinco Hermanas de la Cardad,quienes no sólo concibieron eljardín del loca rodeado de cana-

    les, canjilones para proteger lasplantas de las arrieras, y estan-ques ornamentales, sino que co-locaban pequeños depósitos deaga a los pies de las camas de losenfermos con el fin de que los in-sectos no se treparan a éstas?

    El proceso de causa y efecto

    resulta aquí revelador y mons-

    troso: veintiuna de esas veinti-

    cinco religiosas y tres. de los cua-tro Ingenieros Jefes de la Com-

    pañía Universa del Canal Intero-ceánico falecieron víctimas del

    Stegomya FacÎata. Y, curiosa-mente, el cuarto y único sobrevi-

    viente en esta instancia fatal, fue.lU joven que a la sazón contaba

    sólo veintiséis años. Se llamabaPhilippe Bunau-Varila y el des-tio ya lo tenía signado para pro-

    tagonizar uno de l