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Guatemala, la infinita historia de las resistencias

Guatemala, la infinita historia de las resistenciasManolo E. Vela Castaeda(coordinador)

Secretara de la Paz de la Presidencia de la Repblica

Guatemala, la infinita historia de las resistencias Manolo E. Vela Castaeda (coordinador) Manolo E. Vela Castaeda (coordinador) esta edicin: Secretara de la Paz de la Presidencia de la Repblica de Guatemala Impreso en Guatemala Printed in Guatemala ISBN: 978-9929-561-69-4 Fotograf a de portada y contraportada: Mauro Calanchina Fotograf a del coordinador: Lucrecia Hernndez Mack Diseo de portada y diagramacin: Helber Garca De conformidad con la ley, se prohbe la reproduccin parcial o total de esta obra en cualquier tipo de soporte, sea ste mecnico, fotocopiado o electrnico, sin la respectiva autorizacin del coordinador del libro. Las textos aqu reunidos no expresan necesariamente la opinin de las entidades que patrocinan esta publicacin

Distribucin gratuitaEdicin e impresin Magna Terra editores Telfonos: 2238 0175 / 2251 4298 / 2251 4048 Correo electrnico: [email protected]

Guatemala, la infinita historia de las resistencias

Pablo Ceto Cindy Forster Glenda Garca Garca Leticia Gonzlez S. Marta Gutirrez Margarita Hurtado Paz y Paz Carlota MacAllister Morna MacLeod Denise Phe-Funchal Ricardo Senz de Tejada

Manolo E. Vela Castaeda Coordinador

Gente ordinaria haciendo historia: notas introductorias

ndice

Presentacin.................................................................................................................. 9 Gente ordinaria haciendo historia: notas introductorias Manolo E. Vela Castaeda..............................................................................13 Organizacin y lucha rural, campesina e indgena. Huehuetenango, Guatemala, 1981 Margarita Hurtado Paz y Paz ........................................................................31 Las guerrillas y los mayas: una aproximacin a las formas de interaccin sociopoltica entre las insurgencias y los kaqchikeles de San Martn Jilotepeque (1976-1985) Glenda Garca Garca.......................................................................................73 Mercados rurales, almas revolucionarias y mujeres rebeldes en la Guatemala de la guerra fra Carlota MacAllister ........................................................................................131 Ms all de la montaa: la regin Ixil Leticia Gonzlez S. ..........................................................................................163 Rebelin indgena, lucha campesina y movimiento revolucionario guerrillero. Reflexiones y testimonio Pablo Ceto..........................................................................................................229 San Marcos, frontera de fuego Marta Gutirrez ..............................................................................................2437

Guatemala, la infinita historia de las resistencias

Petn, 1967-1984: las bases agrarias de la insurgencia campesina Manolo E. Vela Castaeda ...........................................................................317 La huelga de octubre de 1978: levantamiento urbano, insurreccin y rebelin en Guatemala Ricardo Senz de Tejada ................................................................................393 Que todos se levanten! Rebelin indgena y la declaracin de Iximch Morna MacLeod...............................................................................................439 Por el aparecimiento con vida: fundacin del GAM, Grupo de Apoyo Mutuo Denise Phe-Funchal ........................................................................................481 Miles de machetes en alto: las luchas campesinas de la costa sur en el surgimiento de la revolucin guatemalteca, 1970-1980 Cindy Forster.....................................................................................................573 Notas tericas y metodolgicas Manolo E. Vela Castaeda ....................................................................................615 Las autoras y los autores.........................................................................................649

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Gente ordinaria haciendo historia: notas introductorias

PresentacinDesde enero de 2008, una de las lneas prioritarias del trabajo de la Secretara de la Paz de la Presidencia de la Repblica de Guatemala (SEPAZ) ha sido la realizacin de investigaciones que contribuyan a la reconstruccin de la memoria histrica de la sociedad guatemalteca. Como lo seala una de las recomendaciones del Informe de la Comisin para el Esclarecimiento Histrico, deben continuarse con los esfuerzos de investigacin y anlisis del pasado, de manera que, sobre el conocimiento del mismo, se consoliden las bases para que no se repita jams la historia de violencias1. En el marco de dicha recomendacin, desde finales del ao 2008 la SEPAZ apoy los esfuerzos del Programa de Investigaciones sobre la Memoria y la Historia que, integrado por jvenes investigadoras e investigadores guatemaltecos, se propuso ofrecer a la sociedad guatemalteca nuevas aproximaciones e interpretaciones sobre los procesos polticos, econmicos, sociales y militares por los que atraves la sociedad guatemalteca durante la segunda mitad del siglo XX. En la SEPAZ aceptamos cooperar con dicho programa considerando que efectivamente la sociedad guatemalteca y sobre todo sus nuevas generaciones requieren conocer con mayor profundidad y rigor crtico el perodo conocido como del Conflicto Armado Interno. Desde antes de la firma de los acuerdos de paz firme y duradera, el esfuerzo de investigacin social ha tendido a centrarse, con toda razn, en la denuncia de los crmenes que contra la poblacin civil se cometieron en el marco del Conflicto Armado Interno. Este tipo de1 Introduccin a las Recomendaciones del Informe de la Comisin para el Esclarecimiento Histrico.

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Guatemala, la infinita historia de las resistencias

investigaciones son necesarias y deben continuarse hasta que estos hechos sean plenamente esclarecidos y sus responsables sean juzgados y condenados por los tribunales de justicia. Sin embargo, el enfoque desde la posicin de vctimas, en algunas ocasiones no permite apreciar la complejidad, diversidad y heterogeneidad de la accin social. Muchas de estas personas fueron hombres y mujeres comprometidos con la transformacin social de su localidad y su pas; y, como lo seala uno de los artculos fueron asesinados por el carcter autnomo, crtico y solidario de sus prcticas el que resultaba intolerable para los genocidas y es justamente ese carcter autnomo, crtico y solidario el que se debe rescatar para no producir un nuevo asesinato simblico. La restitucin de la dignidad de la memoria de las vctimas pasa entonces por ese reconocimiento a su compromiso con los valores de justicia social y libertad de la que eran portadores. Se trata de un compromiso individual y tambin colectivo de decenas de miles de guatemaltecos que comprometieron su vida y en algunos casos fueron sacrificados para construir un mejor pas. Esto debe ser reconocido en su justa dimensin, con todas las contradicciones y tensiones que ello implica. El trabajo que hoy presentamos se inscribe en esa perspectiva. Es una suerte de libro -mural que simultneamente ofrece el gran cuadro que permite visualizar el drama de la guerra a lo largo y ancho de la geograf a de nuestro pas y, presenta escenas detalladas, en territorios concretos, en algunos casos incluso aldeas, en las que estos conflictos se libraron, con las terribles consecuencias que ello tuvo. El libro nos permite conocer y entender mejor estas peculiaridades locales y estas coyunturas crticas de la segunda mitad del siglo XX, pero tambin nos hace ver cunto nos falta por estudiar para entender lo que como sociedad nos ocurri hace relativamente pocos aos. Los estudios de caso presentados en el libro nos permiten viajar por Petn, San Martn Jilotepeque, San Marcos, Chupol, Huehuetenango, la zona Ixil, la costa Sur y la ciudad de Guatemala y, a travs de estos nos permiten recuperar la historia de los verdaderos protagonistas de esta: las mujeres, los pueblos indgenas, los campesinos, los trabajadores y los estudiantes. Las mujeres de Chupol se atrevieron, en el momento ms lgido de la represin a enfrentar a una patrulla militar para evitar el reclutamiento forzoso de sus esposos e hijos; en ciudad de Guatemala en 1984 fueron las madres, esposas y hermanas de los detenidos desaparecidos quienes se atrevieron a desafiar al rgimen mili10

Gente ordinaria haciendo historia: notas introductorias Presentacin

tar para exigir la liberacin de sus seres queridos. Es la poblacin indgena la que una vez ms irrumpi en la historia en la dcada de 1980, y el libro nos muestra sus luchas y conflictos en distintas localidades del pas, as como nos presenta a trabajadores y estudiantes enfrentando al rgimen de Romeo Lucas Garca en 1978; a los trabajadores agrcolas paralizando la zafra azucarera a principios de los ochenta y, a cooperativistas peteneros organizndose para lograr un futuro mejor. Guatemala, la infinita historia de las resistencias es esto y ms, y como SEPAZ estamos seguros que contribuir no slo a comprender mejor nuestro pasado reciente, sino a establecer un programa de investigaciones que las nuevas generaciones de cientficos sociales puedan llevar a la prctica. Para terminar esta presentacin, queremos agradecer el apoyo de la cooperacin internacional, en particular de los gobiernos de Holanda y Suecia, quienes a travs del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo han apoyado este esfuerzo. Cuatro de los artculos que se publican en este libro son producto de investigaciones realizadas en el marco del Proyecto Memoria histrica y derechos humanos para la paz, que SEPAZ ejecuta dentro del Programa de apoyo a la justicia en transicin PAJUST. Nuestro agradecimiento sincero por su colaboracin en este esfuerzo que abona a la reconstruccin de la memoria histrica de la sociedad guatemalteca.

Eddy Orlando Armas Ocaa Secretario de la Paz Guatemala, noviembre de 2011.

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Gente ordinaria haciendo historia: notas introductorias

Gente ordinaria haciendo historia: notas introductoriasManolo E. Vela CastaedaUniversidad Iberoamericana, Ciudad de Mxico Kellogg Institute for International Studies University of Notre Dame

Durante la dcada de los aos setenta en la sociedad guatemalteca tuvo lugar un proceso de movilizacin popular, a gran escala, desde abajo. Diversos actores sociales se transformaron en sujetos que, demandando sus derechos, desafiaron de forma radical al Estado. Este libro narra una serie de momentos estelares en la infinita historia de la resistencia en Guatemala. Cada caso, condensado en cada uno de los artculos que componen la obra, tiene un brillo propio. El propsito es que muchos conozcan estos grandes momentos en la historia de los sujetos subalternos en la Guatemala de la segunda mitad del siglo veinte. La intencin es tambin dar luz a aquellos momentos en los que las luchas de muchos por cambiar sus condiciones se concretaron en eventos de protesta social que significaron puntos de inflexin en la historia, la constitucin de nuevos sujetos y organizaciones sociales. La historiograf a guatemalteca ha abordado de forma abundante la historia de la violencia y la represin. En el afn de documentar lo que ocurri durante los aos del enfrentamiento armado interno, los esfuerzos de investigacin se han dirigido a estudiar las masacres y otros hechos de violencia. La presente investigacin se propone retomar la historia desde otra perspectiva, que hasta ahora haba estado olvidada: la historia de las resistencias.13

Guatemala, la infinita historia de las resistencias

El presente libro intenta introducir por la puerta grande al pueblo, las masas, la multitud, el populacho, la chusma, como agentes histricos. En esta investigacin se partir de reconocer a los actores sociales como autores conscientes de los movimientos a los que con su participacin dieron forma. Se parte aqu de la premisa de que estos sujetos fueron protagonistas de su propia historia. No fueron sujetos irracionales que, arrastrados por el sentimiento, aceptaron someterse a otros, que les manipularon, para llevarlos a acciones meramente espontneas.1 La insurgencia no fue algo externo a ellos, de donde supuestamente provino una racionalidad que se impuso a sus consciencias que entonces sin voluntad fueron arrastrados (engaados) a una guerra de guerrillas. Regularmente se ha entendido que el pueblo toma parte en la historia de forma ocasional, en disturbios repentinos, carentes de objetivos, disciplina, sentido de la organizacin y nocin de resultados: irrupciones compulsivas en respuesta a estmulos econmicos. Desde tal perspectiva, la miseria ser capaz de explicar la forma que asume la protesta social (rebeliones del estmago). Se refutar aqu esta respuesta nica, sencilla, animal, al hambre. El hambre no implica automticamente accin de masas, ni la forma que esta puede asumir. En contrario, aqu se argumenta que animarse a quebrar los cdigos de la dominacin no poda ser una decisin inconsciente o espontnea, que no midiera los pros y los contras. Rebelarse demanda fuerzas f sicas e ideas, puesto que la movilizacin social no ocurre cuando el sentimiento de esperanza ya no es posible. En la accin de masas toman parte quienes se dan cuenta que pueden ayudarse a s mismos, frente a un hecho que ha quebrantado sus valores y creencias. Cuando se insurreccionaban, estos sujetos saban lo que hacan. Haba formas de organizacin en las que la decisin se meditaba y se deliberaba y cuando se tena la decisin se comunicaba mediante formas verbales y no verbales. Generalmente, el rompimiento de los cdigos de subordinacin se haca de forma gradual, midiendo cuidadosamente las reacciones de los dominadores. As, se iba pasando de forma gradual de formas menos abiertas, a formas ms abiertas de insurgencia. En las acciones de estos sujetos es posible hallar un programa. Este se caracterizaba por consignas contra sus agresores ms inmediatos. Haba tambin liderazgos, algunos tradicionales, y otros, que emergieron en medio de la contienda. Haba formas organizativas tradicionales, de cada sujeto y de cada1 En torno al tema de espontaneidad, vase: Antonio Gramsci, Espontaneidad y direccin consciente, en Cuadernos de la crcel, Antonio Gramsci (1931; Mxico: ERA, 1984).

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Gente ordinaria haciendo historia: notas introductorias

clase en su territorio (la localidad), que se mezclaban e interactuaban con las formas organizativas propias de las modernas guerrillas y las organizaciones gremiales de diverso tipo. Pero este programa, estos objetivos, esta dirigencia y estas formas de cohesin, se han pasado por alto, porque la mirada del investigador y su narrativa han enfocado exclusivamente a las guerrillas, a sus elites, sus intelectuales, sus estrategias, algunas de sus hazaas militares y el gran discurso, condensado en los comunicados y las proclamas guerrilleras. Esta obra romper con esa visin desde arriba, que miraba a los sujetos subalternos desde la perspectiva de las organizaciones poltico-militares. De esa cuenta, los protagonistas legtimos de esta historia han sido desheredados tambin de la historia escrita por las izquierdas y las derechas, por la forma como hasta ahora esta ha sido investigada y narrada. La hechura del pasado ha privilegiado a las elites, en una historia contada desde la ciudad capital, centrada en los grandes hombres, que casi slo mira los grandes acontecimientos, las grandes fechas, en una aburrida sucesin cronolgica. A la hora de hacer la historia de Guatemala ha habido, qu duda cabe, un sesgo y un desequilibrio de carcter elitista. Sabemos poco de las guerrillas, pero casi nada de cmo los campesinos (indgenas y ladinos) y los trabajadores se hicieron insurgencia. Los relatos que se leern a continuacin miran la historia desde los sujetos subalternos: las mujeres, familiares de detenidos desaparecidos que se animaron a alzar la voz cuando Guatemala tras la represin se haba convertido en un cementerio; los migrantes, que fundaron las cooperativas de Petn; los pueblos indgenas de diferentes grupos tnicos en diversos territorios; los trabajadores de la ciudad de Guatemala que se fueron a la huelga en 1978; las mujeres del mercado de Chupol que se animaron a actuar contra la patrulla del Ejrcito que se llevaba a los jvenes para transformarlos en nuevos reclutas; los campesinos de diversas regiones; los trabajadores agrcolas del corte de algodn, hule y caa de azcar, en las plantaciones de la costa sur que se fueron a la huelga en 1980. Como no poda ser de otra forma estas son historias desde las periferias (las regiones), desde los ltimos escalones del poder. Se privilegiar un enfoque que sea capaz de captar las relaciones entre los diversos sujetos, la tierra, el trabajo, sus demandas y las concepciones del mundo. Los sujetos, transformados en insurgentes, tenan su propio mundo y con las herramientas que este entorno les brind, pretendieron cambiarlo. Si su mundo y las herramientas no eran exactamente las de las modernas organizaciones guerrilleras, eso no quiere decir que stos se subordinaban y15

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fueran manipulados por stas. Lo que ocurri en muchas regiones de Guatemala fue la interaccin entre dos visiones, la de los sujetos subalternos y la de los guerrilleros. Ambos dieron pbulo a algo nuevo, que todava no se ha estudiado con la profundidad que amerita. Para entender esta relacin hace falta entender la forma como los sujetos se hallaban atados a la tierra, al trabajo y a sus creencias. Se tratar de captar, a lo R. Guha, las estructuras de desaf o grandes y pequeas, dbiles y fragmentarias, cotidianas, individuales y minoritarias que los sujetos se atrevieron a emplear en contra de sus opresores. Eso es lo que se analiza en cada uno de los artculos que componen esta obra: de entender cmo esas estructuras de desaf o emergieron en nueve regiones de Guatemala: Huehuetenango, San Martn Jilotepeque (Chimaltenango), Chupol (Chichicastengo, Quich), la regin Ixil, San Marcos, Petn, la costa sur, Iximch (en la coyuntura de enero de 1980, cuando la declaracin), y la ciudad de Guatemala (especficamente, cuando la huelga de octubre de 1978; y la emergencia del movimiento de familiares de detenidos -desaparecidos). Pero tampoco podemos perder de vista otro detalle: que la relacin entre los subalternos y las guerrillas no fue una relacin armnica, basada slo en la solidaridad. La territorialidad, el localismo, los liderazgos, en definitiva, las formas particulares de cada lugar, fueron haciendo que determinadas comunidades no aceptaran establecer una relacin con las guerrillas; o, que tambin, una parte de la comunidad y sus liderazgos fueran reacios a tener un vnculo con los guerrilleros, en tanto que otra parte de la misma comunidad s estableca algn tipo de relacin. Ms que una sola fuente de poder y decisin comunitaria, las aldeas tenan mltiples, y esto es lo que hay que entender. Pero ms all de esto, hubo tambin comunidades que aceptaron establecer nexos con el Ejrcito gubernamental, o con religiones que les provean una sensacin de seguridad, en relacin con la sensacin de amenaza proveniente del Ejrcito. Hubo relaciones basadas en la solidaridad, pero tambin en la traicin, de forma intercambiable, dependiendo de qu lado se enfocaran las alianzas en cada caso concreto. As, la insurgencia no fue un fenmeno monocromtico, ni absoluto. Esto hace que deba ser explicada desde sus mltiples situaciones particulares: aldea por aldea, hasta hacer una regin. Porque de esa misma forma fue como las organizaciones guerrilleras intentaron articular una gran red, formada de pequeas piezas (aldeas, caseros), lo que finalmente fue dando forma particularmente en algunas regiones del altiplano una rebelin indgena y campesina. Al escribir la historia se aspira a analizar los hechos tal y como stos sucedieron, desde diversos ngulos. Nos interesa entender la poltica al ras del suelo de los sujetos. Ms que una ntida16

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identificacin de buenos y malos, en este tipo de relatos hay mucho espacio para lo que podramos llamar una fructfera ambigedad, no comprometida con alguna verdad aceptada de antemano. Al trabajar en estos casos nuestro propsito consisti en recuperar las historias de resistencia de comunidades, organizaciones sociales de diverso tipo, luchadores sociales y otros actores, quienes fueron (y en algunos casos siguen siendo, hasta la actualidad) sujetos importantes de una coyuntura fundamental en la historia de Guatemala. Estimamos que es de esa forma cmo podemos promover en las futuras generaciones, a travs del conocimiento de estos eventos y procesos, los valores del pluralismo, el respeto de las diferencias y la lucha por los derechos de las personas. La memoria histrica individual y colectiva es el fundamento de la identidad nacional. La memoria de los luchadores y de las luchadoras sociales es un aspecto fundamental de la memoria histrica. Reconstruir la memoria histrica, narrando algunos de los procesos sociales ms importantes, permitir rescatar los valores de la lucha por los derechos de las personas, la tolerancia y el respeto a las diferencias. Muchos de estos sujetos fueron reprimidos violentamente por parte de los cuerpos y las fuerzas de seguridad del Estado. Una forma de recuperar la memoria de las vctimas es restituir su papel de luchadores o transformadores sociales, sujetos activos; otra es reconstruir la complejidad del contexto y el entorno en el que murieron. La CEH inst, en su recomendacin nmero 79, a: Que el pueblo guatemalteco contine en sus esfuerzos de investigacin y anlisis del pasado, de manera que, sobre el conocimiento del mismo, se consoliden las bases para evitar los errores que han provocado el enfrentamiento.2 Lo anterior halla fundamento en que: el informe de la CEH, si bien ha de constituir un referente fundamental en la investigacin histrica del pasado de Guatemala, no encierra en s mismo la investigacin y el anlisis que los guatemaltecos deben realizar del enfrentamiento armado, de sus causas, del alcance de la violencia y sus efectos. El informe de la CEH debe servir de plataforma para la continuacin de la investigacin.3

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Comisin para el Esclarecimiento Histrico, Conclusiones y recomendaciones. Tomo V, en Guatemala, memoria del silencio (Guatemala: Comisin para el Esclarecimiento Histrico, 1999), 81. Comisin para el Esclarecimiento Histrico, Conclusiones y recomendaciones, 81.

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A. Cmo se hizo este libro?Este libro representa el trabajo de muchos a lo largo de varios aos. Todo empez, podramos decir, en 2006, cuando, desde el Departamento de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, de la Universidad Rafael Landvar, organizamos una sesin en el Congreso Centroamericano de Sociologa. En aquel momento se consideraba que la rebelin indgena y campesina que segn se cree tuvo lugar en varias regiones del altiplano noroccidental en Guatemala, deba ser estudiada con ms atencin.4 El propsito de la mesa era revisitar la que considero sigue siendo la explicacin ms importante que en torno a este proceso (la rebelin indgena y campesina) se ha escrito, y que se halla condensada en: El movimiento indgena en Guatemala, de Arturo Arias.5 Como ponentes participaron en aquella oportunidad Arturo Arias6, Pablo Ceto, Yolanda Colom y Manolo E. Vela Castaeda.7 La mesa fue coordinada por el profesor Gustavo Palma Murga. Posteriormente, ya en 2009, organizamos una sesin para el Congreso de LASA, Latin American Studies Association [Asociacin de Estudios sobre Amrica Latina] que se realiz en Ro de Janeiro, Brasil. En aquel momento, el Programa de Estudios Sobre la Historia y la Memoria creado en 2008 haba encontrado un lugar en FLACSO Guatemala, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, y desde all se organiz esta sesin. Asimismo, la mesa cont con el apoyo de la Fundacin Soros Guatemala, sin la cual la asistencia al evento hubiera sido imposible. En LASA presentaron sus ponencias Yolanda Colom, Domingo Hernndez, Margarita Hurtado y Ricardo Senz de Tejada. Posteriormente, en Guatemala, presentamos esas mismas ponencias, en el coloquio Guatemala, una rebelin indgena y campesina. La confluencia y4 Cuando no se ha estudiado a fondo, alegar propiedad por la hiptesis (o peor an, el solo uso del trmino) no cuenta. De lo que se trata, ms bien, es de documentar, describir y explicar este proceso. El debate entonces deber ir sobre las mejores y ms completas explicaciones, y no sobre el simple empleo del trmino. Arturo Arias, El movimiento indgena en Guatemala: 1970-1983, en: Daniel Camacho y Rafael Menjvar, Movimientos Populares en Centroamrica (San Jos, Costa Rica: EDUCA, Editorial Universitaria Centroamericana; FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales; UNU, Universidad de las Naciones Unidas; IISUNAM, Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autnoma de Mxico, 1985). El mismo ncleo de hiptesis que aqu se emple ha ido siendo desarrollado luego por el mismo Arias, y tambin por otros, como G. Grandin. Para ms detalle, ver las notas tericas y metodolgicas del final de esta obra. Arturo Arias, Revisitando el genocidio guatemalteco a diez aos de los acuerdos de paz, Espacios polticos 0 (jul., 2008): 31-8. Manolo E. Vela Castaeda, Notas para el estudio de las relaciones entre la rebelin y el genocidio en Guatemala, Espacios Polticos 0 (Jul., 2008): 21-9.

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las relaciones entre comunidad y guerrilla en el altiplano noroccidental. Las ponencias contaron con los comentarios de Jos Cal, Claudia Dary, Gustavo Porras, Edgar Ruano, Luis Ral Salvad y Edgar Squit. De estos dos congresos acadmicos ustedes podrn leer aqu: Guatemala: rebelin indgena, lucha campesina y movimiento revolucionario guerrillero. Reflexiones y testimonio, de Pablo Ceto; Organizacin y lucha rural, campesina e indgena. Huehuetenango, Guatemala, 1981, de Margarita Hurtado Paz y Paz; y La huelga de octubre de 1978: levantamiento urbano, insurreccin y rebelin en Guatemala, de Ricardo Senz de Tejada. Posteriormente, en 2009, el Programa de Investigaciones sobre la Historia y la Memoria de FLACSO present a la Secretara de la Paz de la Presidencia de la Repblica un proyecto de investigacin para abordar casos de luchas y resistencias que tuvieron lugar en la dcada de los aos setenta y principios de los aos ochenta. El proyecto fue aprobado en 2010, con fondos de PAJUST, Programa de Acompaamiento a la Justicia de Transicin, y fue administrado por el PNUD, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Este proyecto de casos de resistencia constituye la columna vertebral de la obra que ahora presentamos. Nuestra idea era hacer ms casos, de manera de integrar los tres artculos anteriores (producto de las mesas en los congresos acadmicos) y as construir una obra. El proyecto finalmente aprobado nos permiti trabajar en cuatro casos: la regin Ixil, a cargo de Magda Leticia Gonzlez S.; San Marcos, a cargo de Marta Gutirrez; la fundacin del Grupo de Apoyo Mutuo, a cargo de Denise Ph-Funchal; y, Petn, a cargo de Manolo E. Vela Castaeda. Para el abordaje de estos casos se perfil un esquema terico analtico (ms o menos) comn a tres de los casos: aquellos que tienen que ver con regiones rurales y campesinos (San Marcos, la regin Ixil y Petn); y otro esquema terico analtico para el abordaje del otro caso (el GAM). Esto puede verse con ms detalle al final de la obra, en las Notas tericas y metodolgicas. Los borradores de estos artculos fueron comentados en un seminario. Megan Thomas y Gustavo Palma Murga comentaron el trabajo de Magda Leticia Gonzlez S.; Ruth Tnchez y Edwin Maldonado comentaron el trabajo de Marta Gutirrez; Carlos Figueroa Ibarra y Ricardo Senz de Tejada comentaron el trabajo de Denise Ph-Funchal; Norman Schwartz y Amlcar Rolando Corzo Mrquez comentaron el trabajo de Manolo E. Vela Castaeda. Sin los aportes que con su lectura y sus observaciones ellos brindaron, estos ensayos probablemente no tendran el brillo que ahora tienen. Desde luego, las limitaciones son responsabilidad de los autores, pero ms an del coordinador de este proyecto.

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El proyecto original inclua trabajar ms casos, pero los recursos siempre son escasos y eso ya no fue posible. Cules eran estos otros casos? El Frente Nacional Magisterial (1973); La marcha de los mineros de Ixtahuacn (noviembre de 1977); y, la fundacin del Comit de Unidad Campesina.8 Tambin, pretendamos dar cuenta de cmo desde otras regiones se vivi la guerra, entre ellas: Quetzaltenango; el Ixcn; y, la regin del Ro Polochic (entre los departamentos de Izabal y Alta Verapaz). Seguramente, en el futuro, otros se ocuparan del estudio de estos casos y estas regiones, que son verdaderas piezas maestras para entender la historia de Guatemala. Los restantes artculos son excelentes trabajos, cuyos autores no los haban publicado an. Las guerrillas y los mayas: una aproximacin a las formas de interaccin sociopoltica entre las insurgencias y los kaqchikeles de San Martn Jilotepeque (1976-1985), es una versin de la tesis de maestra de Glenda Garca Garca.9 Mientras que Que todos se levanten! Rebelin indgena y la declaracin de Iximch, de Morna MacLeod, rene un trabajo que la autora abord tangencialmente en su tesis de doctorado, que recientemente ha sido publicada.10 Finalmente, los trabajos de Carlota MacAllister y de Cindy Forster constituyen piezas de gran valor para entender qu sucedi en aquel momento en la historia en lo profundo de Guatemala, ms all del centro y de la poltica de las lites. No obstante que ya han sido publicados en espaol en otros lugares11, su divulgacin en Guatemala ha sido limitada, por lo que la invitacin que en marzo de 2011 les hiciramos har que estos dos trabajos sean conocidos por8 Este tema ha sido abordado por: Jos Manuel Fernndez Fernndez, El Comit de Unidad Campesina: origen y desarrollo, Guatemala: Centro de Estudios Rurales Centroamericanos, 1988. Glenda Garca Garca, Las guerrillas y los mayas: una aproximacin a las formas de interaccin sociopoltica entre las insurgencias y los kaqchikeles de San Martn Jilotepeque (19761985), Tesis de maestra en Psicologa Social y Violencia Poltica, Universidad de San Carlos, 2003. Morna MacLeod, Nietas del fuego, cradoras del alba. Luchas poltico culturales de las mujeres de Guatemala (Guatemala: FLACSO, 2011). Tesis de doctorado de la UNAM, Universidad Autnoma de Mxico. Vase: Cindy Forster, Miles de machetes en alto: las luchas campesinas en el surgimiento de la revolucin guatemalteca, 1970-1980, ponencia presentada en el VII Congreso Centroamericano de Historia, Tegucigalpa, Honduras, 2004. Carlota MacAllister, Mercados rurales, almas revolucionarias y mujeres rebeldes en la Guatemala de la guerra fra, en: Espejos de la guerra fra: Mxico, Amrica Central y el Caribe, Daniela Spenser (coord.), CIESAS, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social; Secretara de Relaciones Exteriores, Miguel ngel-Porra Editor, 2004, pp. 247-78.

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ms lectores. Pero ms all de estas dos pequeas piezas de estas autoras, ellas tienen obras de gran valor para la historia de Guatemala.12 As fue como se construy este libro, a lo largo de varios aos, con el trabajo de muchos, en varias instituciones (aunque tambin: de muchos sin instituciones; y a veces, hasta a pesar de las propias instituciones acadmicas). A excepcin de los ltimos cuatro artculos, que fueron invitados al final del proceso, los otros han sido construidos en un largo trabajo de equipo. Ms all del empleo de esta bonita frase (trabajo en equipo), ello se ha concretado en sesiones en las cuales todos (por igual, investigadores y asistentes de investigacin) leen el trabajo de todos. Regularmente cada uno prepara sus notas que sintetizan las observaciones sobre el trabajo de los otros. Entre este grupo de investigadoras e investigadores todos aprendimos de lo que cada uno traa. La filosof a que sustenta un trabajo de este tipo es una: reconocer con honradez el valor que tiene el trabajo de cada uno de los que forman parte del equipo; y trabajar para ellos, leyndoles y comentando sus ideas. Y esto es algo dif cil de alcanzar en el mundo de las ciencias sociales, donde a veces llegamos a creer que slo lo hecho por nosotros mismos tiene valor.

B. AgradecimientosDesde 2007, cuando un pequeo grupo de acadmicos nos planteamos la idea de hacer un programa de investigaciones alrededor de la historia reciente de Guatemala, la idea era atreverse a hacer investigacin colocando bajo el bistur los nervios vivos de la historia, los nudos troncales que condensan una serie de explicaciones e interpretaciones acerca de qu nos pas como sociedad en el momento de la guerra. Pero se trata de hacer investigacin para ir ms all de un simple qu pas, es un qu pas capaz de respondernos a otra pregunta, quiz ms penetrante de Por qu somos cmo somos hoy? Nosotros queramos ir ms all de lo que ya sabamos. El reto era atravesar la frontera de lo que conocamos; hasta donde un consistente trabajo con las fuentes nos lo permitiera. Con un poco de ligereza, hay que reconocerlo, nosotros no empezbamos cuestionndonos qu podamos investigar, por la posibilidad de hallar fuentes, sino qu vala la pena conocer. Preferimos tomar ese camino, a pesar de sus riesgos. Ya luego, slo cuando varios accesos se cerrarn, sera el momento de ajustar el rumbo. Grandes temas de investigacin se quedan slo en eso, porque el investigador sigue creyendo que para12 Sobre esto, ver la informacin de las autoras, al final de la obra.

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esos temas no obtendr fuentes. En algunos casos la duda est fundamentada, pero en otros la autocensura (probablemente hasta inconsciente) sigue imponindose. Nuestros temas de investigacin son como ataques a fortalezas, que se hacen por flancos, que son nuestras lneas de investigacin. Algunos ceden, en tanto que otros no. En la batalla misma (no antes) es donde uno va midiendo cul de los ataques a los lados es ms fuerte que los dems, cul es ms fructfero, cul es ms dif cil, pero decisivo, en cul no se obtienen resultados Es all donde se toman decisiones, se hacen ajustes, se establecen prioridades... Investigar es atacar una fortaleza (el problema de investigacin) por varios costados (las lneas de investigacin), hasta tomarla. Pero tambin se puede perecer en el intento. En 2008 el Programa dio inicio, con las investigaciones Oliverio Castaeda de Len: capas medias, conflicto social y represin en Guatemala, 1976-1979, y La G-2, la Polica Nacional y la sociedad guatemalteca. Entre 2008 y 2009, ambos proyectos se desarrollaron desde FLACSO Guatemala, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Posteriormente, entre 2010 y 2011, se desarrollaron otros dos proyectos, el que ahora presentamos, Guatemala, la infinita historia de las resistencias, y otro ms: Antes de entregar el gobierno a los civiles. Desaparicin forzada e implantacin de la democracia en Guatemala, 1983-1986. Han formado parte de este equipo un grupo de excelentes investigadoras e investigadores: Flor Castaeda, Javier de Len, Leticia Gonzlez, Marta Gutirrez, Mnica Mendizbal, y Denise Ph-Funchal. A lo largo de estos aos he contado con la amistad de Ricardo Senz de Tejada, con quien hemos aprendido a crear donde antes no haba nada, y soportar con esperanza las dificultades de pretender hacer ciencia social en condiciones adversas. l es ahora el coordinador del Programa de Estudios sobre la Historia y la Memoria. El Programa de Estudios sobre la Historia de Guatemala se desarroll en esta fase, a lo largo de estos tres aos gracias al apoyo de la Secretara de la Paz. Desde abril de 2008, cuando conversamos con Orlando Blanco, en aquel entonces secretario de la Paz, hubo un inters muy genuino y sincero por apoyar con fondos pblicos este esfuerzo de investigacin. A lo largo de estos aos nuestra relacin con el Estado se caracteriz por la independencia intelectual, que se concret en una plena libertad en la seleccin y el empleo de los enfoques de investigacin con que estos trabajos se realizaron. A travs de estos fondos pblicos hemos logrado hacer que el Estado invierta en la reconstruccin de la memoria histrica de los guatemaltecos. Quisiera agradecer a la22

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Secretara, a Orlando Blanco, y a Eddy Armas, actual Secretario de la Paz, por haber confiado en este pequeo grupo de investigadores y por haber dado un aporte significativo a la reconstruccin de la memoria histrica de Guatemala. Especialmente, quisiera agradecer a Silvia Garca, y al excelente equipo de la Direccin de Investigacin de la SEPAZ, que ella dirige. Mucho del trabajo de ellos est presente en las investigaciones que nosotros hemos hecho. Desde agosto de 2011 inici una estancia en el Kellogg Institute for International Studies, de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, Estados Unidos. Kellogg Institute me permiti contar con el tiempo, la tranquilidad y los recursos acadmicos para terminar de preparar esta obra. La Universidad de Notre Dame es una gran institucin para llevar adelante proyectos acadmicos. Tengo que agradecer tambin el dedicado trabajo profesional de Jos Luis Perdomo, editor de esta obra; y a Gerardo Guinea, el magnfico director de orquesta de Magna Terra Editores. Con ambos estoy profundamente agradecido. Sin su dedicado trabajo, en la recta final de 2011, este manuscrito hubiera terminado en el oscuro cajn de un archivador. Ximena Morales acept ceder la imagen que ha servido para ilustrar la portada y la contraportada. La escena, captada por la cmara de Mauro Calanchina en junio de 1977, en la 5ta avenida de la zona uno, el centro de la Ciudad de Guatemala, dice todo acerca de quienes eran (y siguen siendo) los verdaderos actores de la historia. En la imagen del fondo, ampliada en la contraportada, se ven mujeres de falda y delantal, con suter, hombres jvenes (y seguro que otros ya no tanto), una multitud. No sabemos los nombres de nadie y eso ya nunca se sabr. Es imposible distinguir un rostro, eso tampoco es importante. Puede ser el de cualquiera, en cualquier momento, en cualquier lugar de esta historia, infinita, de las resistencias. La muchedumbre est excitada, corriendo, unos para un lado y otros para otro, a donde sea. Algunos habrn seguido con sus ojos la trayectoria de la bomba de gas que se les viene encima. En menos de un segundo la imagen de la gente habr desaparecido en una nube de gas, que les inflamar los ojos y la narz. Mientras, la banda de policas, en primer plano, con la tranquilidad que slo brinda el poder de enfrentarse a gente desarmada, se preparan para arremeter contra la plebe. Extraamos mucho el milimtrico trabajo de Mauro, su interminable pasin por el detalle y el gran amor que siempre tuvo hacia los suyos. Finalmente, debo agradecer a mi pareja, Lucrecia Hernndez Mack y a nuestros dos hijos, Rafael y Joaqun, con quienes seguimos disfrutando (y al23

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parecer esto es algo que continuar) la gran aventura de ser migrantes. Con Lucrecia hemos estado juntos por diez y seis aos, desde 1995, cuando accidentalmente (como ocurre siempre) nuestras vidas se encontraron. Ese cortsimo instante la tarde de octubre cuando le conoc- ha ido hacindose como si fuera ayer- cada vez ms grande. De la profunda sencillez de su inteligencia he aprendido (entre otras muchas cosas), a buscar la palabra correcta: limpia, directa, clara. Las palabras slo pueden servir para una cosa: decir la verdad, nada ms y nada menos. Como deca Ortega, en sus Estudios sobre el amor, nada dice ms sobre quines somos, que la eleccin amorosa, porque: El tipo de humanidad que en el otro ser preferimos dibuja el perfil de nuestro corazn.

C. Descripcin de los artculosEl captulo 1, titulado: Huehuetenango, 1981: de la organizacin comunitaria a la insurgencia campesina e indgena, fue escrito por Margarita Hurtado Paz y Paz. En ste, desde los cuadernos de Luca, quien fuera parte del ncleo fundador del Frente Guerrillero Comandante Ernesto Guevara, del EGP, Ejrcito Guerrillero de los Pobres, Margarita Hurtado Paz y Paz nos entrega la mejor reconstruccin analtica escrita hasta ahora sobre el proceso de movilizacin desde abajo y la insurgencia en aquel territorio. No obstante que en el trabajo se aborda el departamento como conjunto, la narrativa es capaz de distinguir la textura de distintas regiones. El trabajo nos presenta un relato ntegro de principio a fin de la relacin entre las guerrillas y las sociedades locales. Hurtado refuta las tesis centrales de las interpretaciones de Stoll y Le Bot, que hasta ahora parecan incontestables. El captulo 2, titulado: Las guerrillas y los mayas: una aproximacin a las formas de interaccin sociopoltica entre las insurgencias y los kaqchikeles de San Martn Jilotepeque (1976-1985), fue escrito por Glenda Garca Garca. Basado en un slido trabajo etnogrfico, este artculo resulta siendo un ejemplar de cmo saber hacer uso de esos pequeos fragmentos de entrevistas, desde los cuales es posible explicar grandes historias. La autora nos entrega un relato de cmo ocurri la articulacin de una serie de conflictos que fueron dando forma a la insurgencia de los kaqchiqueles, en el territorio del nor-este de San Martn Jilotepeque. El desenlace de este proceso llamado el rendimiento constituye una de las historias ms dramticas de la guerra en Guatemala. El captulo 3, titulado: Mercados rurales, almas revolucionarias y mujeres rebeldes en la Guatemala de la guerra fra, fue escrito por Carlota MacAllister. Un pequeo evento: la resistencia de las mujeres de un pequeo pueblo, en el24

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mercado local, contra una operacin militar para reclutar nuevos soldados, es la pieza maestra que lleva a la autora a reflexionar sobre la guerra fra, la teora de la modernizacin y los procesos que desembocaron en la movilizacin popular desde abajo que tuvo lugar en el altiplano de Guatemala. La imagen de los soldados saliendo del pueblo con el rabo entre las patas sirve para hilvanar un relato redondo, que condensa como pocos toda una poca de la historia de Guatemala. Como si estuviera empleando constantemente el lente de una cmara, la autora nos presenta imgenes pequeas enclavadas en grandes procesos y estructuras enormes. El captulo 4, titulado: Ms all de la montaa: la regin Ixil, fue escrito por Magda Leticia Gonzlez. El artculo empieza presentndonos una narrativa completa desde la encomienda y la congregacin, hasta los aos setenta sobre los antecedentes histricos de este territorio. Esta parte da cuenta de las transformaciones en la propiedad de la tierra a lo largo de este perodo; el cambio religioso que se produjo en esa regin, producto de modificaciones en la prctica pastoral de la Iglesia catlica; y el cambio en las formas organizativas. Luego, el artculo da cuenta de la trayectoria del Ejrcito Guerrillero de los Pobres, como organizacin. La tercera parte analiza el desarrollo de la guerra. Finalmente, la autora nos presenta una serie de explicaciones para entender cmo funcionaron las relaciones entre los ixiles y los guerrilleros. La calidad de la evidencia recolectada y la consistente presentacin de argumentos sostienen un conjunto de hiptesis que retan las explicaciones hasta ahora existentes sobre la guerra en la regin Ixil. El captulo 4, titulado: Guatemala: rebelin indgena, lucha campesina y movimiento revolucionario guerrillero. Reflexiones y testimonio, fue escrito por Pablo Ceto. El artculo nos presenta la forma como se vivieron las relaciones de confluencia entre el mundo indgena y las guerrillas: la interpretacin y transmisin de que vendra un tiempo nuevo, un nuevo amanecer; las transformaciones organizativas que trajo la reforma agraria; la constante re-apropiacin que los pueblos indgenas hacan de las instituciones religiosas impuestas; las experiencias organizativas que por s mismos emprendieron los pueblos indgenas; las races organizativas del Comit de Unidad Campesina; el terremoto de 1976, interpretado como oportunidad para articular experiencias organizativas hasta entonces locales. Es un relato bien escrito, pero que adems ha sido escrito desde la vida, por alguien que le toc estar en el centro de esos procesos y estar vivo para contarlo.

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El captulo 6, titulado: San Marcos: frontera de fuego, fue escrito por Marta Gutirrez. Junto al trabajo sobre Petn, ambos artculos aplicaron el modelo analtico que puede leerse en las Notas tericas y metodolgicas, ubicadas al final de esta obra. La autora nos presenta un anlisis de la textura de las diferencias agroecolgicas (en el altiplano, el pie de monte y el bajo), en relacin con las formas de insurgencia campesina. El relato distingue a los jornaleros permanentes o temporales, los campesinos pobres de la sierra, los colonos residentes en las rancheras de las plantaciones, y los campesinos medios, o laboristas. El estudio arranca con una interpretacin sobre la reforma liberal, la reforma agraria de 1952, y el panorama socio-organizativo de los aos setenta, en el que toman parte los cristianos y los cooperativistas. El captulo 7, titulado: Petn, Guatemala, 1967-1984: las bases agrarias de la insurgencia campesina, fue escrito por Manolo E. Vela Castaeda. El estudio est centrado en los pobladores, migrantes, de las cooperativas ubicadas en los mrgenes de los ros La Pasin y Usumacinta. Desde ese territorio se trata de explicar la relacin entre las formas de insurgencia y las condiciones de vida, la movilidad y la autonoma de estos campesinos. Como contexto histrico, el artculo presenta un anlisis del programa de reforma agraria implementado por la contrarrevolucin, particularmente los parcelamientos agrarios (lugar de origen de muchos de los nuevos cooperativistas); para luego analizar el proceso de colonizacin de Petn. El captulo 8, titulado: La huelga de octubre de 1978 levantamiento urbano, insurreccin y rebelin en Guatemala, fue escrito por Ricardo Senz de Tejada. El artculo nos presenta el anlisis de la huelga de octubre de 1978, entendida como una coyuntura crtica. La huelga es el epicentro que condensa una serie de procesos polticos que se fueron acumulando a lo largo de la dcada. Esta coyuntura crtica marc la trayectoria que los eventos histricos siguieron, modific las interpretaciones sobre el tiempo, el adversario y las formas de accin poltica. La huelga sirve como puerta de entrada a una reflexin de mayor alcance, en torno a la no relacin en el tiempo entre las insurgencias en los mbitos rurales y urbanos. Para la resolucin del conflicto este hecho tuvo un peso determinante. Octubre de 1978 es el momento en el que lo imposible, en trminos de las formas de terror estatal, empez a hacerse posible. El captulo 9, titulado: Que todos se levanten! Rebelin indgena y la declaracin de Iximch, fue escrito por Morna Macleod. Este artculo constituye una re-valoracin de un evento: un mitin realizado en febrero de 1980 en la antigua ciudad maya kaqchikel de Iximche, en Tecpn, Chimaltenango; y, la declaracin que all se leyera. La Declaracin de Iximch es expresin de la26

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cspide de las luchas sociales en Guatemala. Fue el primer pronunciamiento pblico de carcter nacional que posiciona al pueblo indgena, en cuanto tal. La autora ofrece una lectura repleta de anlisis y comentarios de la proclama. El evento es re-evaluado a partir de sus antecedentes, su contexto y sus proyecciones hacia el futuro. Otra perspectiva de anlisis que la autora nos propone es la lectura de la declaracin desde las diversas corrientes de lo que despus iba a ser el movimiento del pueblo maya. El captulo 10, titulado Por el aparecimiento con vida: fundacin del Grupo de Apoyo Mutuo, fue escrito por Denise Ph-Funchal. Este artculo reconstruye los momentos decisivos en la conformacin de esta agrupacin de familiares de detenidos-desaparecidos. Lo distintivo del caso es que el contexto histrico fue un momento en el que participar polticamente (ms an demandando al Estado por el aparecimiento con vida de un familiar) era un verdadero acto de locura. Ms an si tomamos en cuenta que quienes participaban eran mujeres, algunas de las cuales no haban tenido ninguna participacin poltica. El trabajo de Ph-Funchal nos presenta los procesos que llevaron a que lo individual y privado (la bsqueda de un familiar desaparecido) se hiciera colectivo y poltico. El trabajo aporta un anlisis de los repertorios de accin que este movimiento desarroll desde sus inicios. El captulo 11, titulado Miles de machetes en alto: las luchas campesinas de la costa sur en el surgimiento de la revolucin guatemalteca, 1970-1980, fue escrito por Cindy Forster. Este trabajo es un anlisis de la huelga de trabajadores, ocurrida en febrero de 1980, que tuvo lugar en varias plantaciones de la costa sur dedicadas a cultivos para la exportacin, especialmente, caa de azcar, algodn y hule. El artculo se basa en un consistente trabajo de diversas fuentes que logr penetrar a fondo en las condiciones de trabajo de estos campesinos. El artculo presenta uno de los mejores retratos de cmo era la vida en el campo en aquellos aos. El captulo 12, titulado Notas tericas y metodolgicas, fue escrito por Manolo E. Vela Castaeda. El artculo rene los esquemas tericos y analticos empleados en algunos de los artculos que componen la obra. Especialmente, el trabajo sobre San Marcos, Petn y el de la regin Ixil, escrito por Magda Leticia Gonzlez. Tambin, se expone aqu el ncleo de teora empleado en el trabajo de Ph-Funchal, en torno al Grupo de Apoyo Mutuo. El propsito de este pequeo artculo es ofrecer a otros interesados en continuar este debate pistas tericas y metodolgicas para continuar con este esfuerzo de investigacin.

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BibliografaArias, Arturo. Revisitando el genocidio guatemalteco a diez aos de los acuerdos de paz. Espacios polticos O (jul., 2008): 31-8. _____ El movimiento indgena en Guatemala: 1970-1983. En: Daniel Camacho y Rafael Menjvar. Movimientos Populares en Centroamrica. San Jos, Costa Rica: EDUCA, Editorial Universitaria Centroamericana; FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales; UNU, Universidad de las Naciones Unidas; IISUNAM, Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autnoma de Mxico, 1985. Comisin para el Esclarecimiento Histrico. Conclusiones y recomendaciones. Tomo V. En Guatemala, memoria del silencio. Guatemala: Comisin para el Esclarecimiento Histrico, 1999. Fernndez Fernndez, Jos Manuel. El Comit de Unidad Campesina: origen y desarrollo. Guatemala: Centro de Estudios Rurales Centroamericanos, 1988. Forster, Cindy. Miles de machetes en alto: las luchas campesinas en el surgimiento de la revolucin guatemalteca, 1970-1980. Ponencia presentada en el VII Congreso Centroamericano de Historia. Tegucigalpa, Honduras, 2004. Garca Garca, Glenda. Las guerrillas y los mayas: una aproximacin a las formas de interaccin sociopoltica entre las insurgencias y los kaqchikeles de San Martn Jilotepeque (1976-1985). Tesis de maestra en Psicologa Social y Violencia Poltica. Guatemala: Universidad de San Carlos, 2003. Gramsci, Antonio. Espontaneidad y direccin consciente. en Cuadernos de la crcel. Antonio Gramsci. 1931; Mxico: ERA, 1984. MacAllister, Carlota. Mercados rurales, almas revolucionarias y mujeres rebeldes en la Guatemala de la guerra fra. En: Espejos de la guerra fra: Mxico, Amrica Central y el Caribe. Daniela Spenser (coord.). CIESAS, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social; Secretara de Relaciones Exteriores, Miguel ngel-Porra Editor, 2004, pp. 247-78. MacLeod, Morna. Nietas del fuego, creadoras del alba. Luchas poltico culturales de las mujeres de Guatemala. Guatemala: FLACSO, 2011. Tesis de29

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doctorado en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Vela Castaeda, Manolo E. Notas para el estudio de las relaciones entre la rebelin y el genocidio en Guatemala. Espacios Polticos 0, Jul., 2008, 21-9.

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Organizacin y lucha rural, campesina e indgena. Huehuetenango, Guatemala, 1981

Organizacin y lucha rural, campesina e indgena. Huehuetenango, Guatemala, 1981Margarita Hurtado Paz y PazYo echaba las tortillas para esos guerrilleros muertos de hambre como deca el ejrcito, pero entre esos guerrilleros estaban mis hijos, mis hijas, mis nietos. Record a mis nietos y la decisin con que se alzaron a los 14 y 16 aos, y a mi hijo Francisco Que me maten por hacerles tortillas! (Testimonio de rsula, en Solrzano, 1989:24).

Hilvanando la memoriaHilvanar los retazos sueltos de la memoria individual es en s una actividad dif cil. Tratar de hacerlo de una memoria colectiva, lo es an ms. Sobre todo se si trata de la memoria de un fenmeno poltico, social y militar de tanta envergadura y repercusiones, como lo fue la lucha armada revolucionaria en Guatemala. Han transcurrido casi tres dcadas desde que esa lucha desafiara seriamente el poder del Estado guatemalteco. No se trat nicamente del accionar de una agrupacin guerrillera en algunas partes del pas. Por el contrario, en importantes regiones del pas y principalmente en las regiones indgenas del altiplano, fue una verdadera avalancha de organizacin y participacin local la que junto a la guerrilla hizo tambalear al rgimen militar. Algunos lo han llamado el nivel preinsurreccional (CEH, 1998) o el estado semiinsurreccional de los aos 1979-1981 (Arias, 2008:1). Su dimensin y amenaza al statu quo, motiv las ms criminales matanzas en el campo guatemalteco.31

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Una manera adecuada de avanzar en esta indispensable tarea de reconstruir la memoria colectiva de la lucha revolucionaria, es hacerlo pacientemente, pedazo a pedazo. Se trata de propiciar un esfuerzo colectivo en el que protagonistas diversos que sobrevivieron y que hoy estn diseminados por todo el pas, puedan narrar y reflexionar acerca de sus experiencias. Hacerlo de esa manera, aportar mayor riqueza y amplitud a lo que hasta ahora se ha escuchado y escrito al respecto. Con esta nueva fuente testimonial, los estudios realizados y ampliamente divulgados principalmente por algunos acadmicos extranjeros, encontrarn su justo lugar dentro del mosaico de esfuerzos por entender lo sucedido. As, al empezar a escucharse las narraciones de los protagonistas, esos anlisis que han circulado dejarn de ser las nicas e indiscutibles verdades sobre lo sucedido entonces en nuestro pas. El panorama empezar a aclararse y completarse, y en ese esfuerzo, podr escucharse casi por primera vez a aquellos que lo dieron todo por los ideales del cambio revolucionario, participando conscientemente desde sus aldeas, en los pueblos y ciudades, en las selvas y montaas de Guatemala. Son varios los errores en los que considero se ha incurrido al analizar el proceso revolucionario guatemalteco. Uno muy grave y que distorsiona la historia, es hacer generalizaciones para todo el pas sobre cmo surgi, se desarroll y se manifest la lucha revolucionaria. Guatemala es un pas socialmente tan diverso y complejo, que es equivocado hacer ese tipo de generalizaciones. Su diversidad es tal, que ni siquiera puede generalizarse sobre una misma regin, un mismo grupo social o un mismo momento histrico. Fueron muchas las peculiaridades de la incorporacin y participacin de los diversos pueblos y grupos sociales en el proceso; se tocaron diferentes fibras y se accionaron diferentes resortes. Es por ello que el paciente y cuidadoso trabajo de reconstruccin y anlisis histrico, conviene hacerlo de manera diferenciada por regiones y por perodos determinados de tiempo. Esto dar la minuciosidad requerida para destacar y comprender las particularidades de las poblaciones, sus visiones y motivaciones para incorporarse o no a la lucha revolucionaria, las esperanzas puestas en el proceso, sus modalidades de participacin, los actores locales indecisos o en contra, etc. Recomponer cada retazo particular, puede permitir ir hilvanando mejor la gran memoria colectiva. Otro error comn ha sido reducir la explicacin de lo sucedido en aquellos aos al enfrentamiento entre dos bandos contrarios: el ejrcito y la guerrilla. Esto a su vez ha supuesto presentar a la poblacin como una vctima pasiva,

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cautiva en medio de estos dos fuegos. Acerca de esta afirmacin y toda la carga de subestimacin hacia la poblacin que encierra, me extender en otra seccin del documento. En este apartado que toca aspectos metodolgicos, solamente quiero dejar asentado que al emprender la reconstruccin histrica participativa, este anlisis simplista deber ser desechado desde el inicio, reconociendo que el proceso revolucionario fue impulsado y vivido por muchos actores sociales. Como acertadamente se afirmara en el informe de la Comisin de Esclarecimiento Histrico: cualquier reduccionismo a una lgica de dos actores es no slo insuficiente sino elusiva, dado que no explicara ni la magnitud ni la significacin que tuvo la participacin de los partidos polticos, fuerzas econmicas y las iglesias en la gnesis, desarrollo y perpetuacin de la violencia, ni la constante movilizacin y diversa participacin de sectores sociales que buscaban reivindicaciones sociales, econmicas y polticas (CEH 1999). Adicionalmente, habr que partir del entendido que todos esos actores diversos son parte de una misma sociedad guatemalteca. Precisamente otro error bsico en el anlisis del proceso, ha sido el tratar equivocada o deliberadamente de divorciar a la guerrilla guatemalteca de la sociedad, desconociendo que la misma naci y se nutri de su seno. Baste ver los listados de los revolucionarios cados en el cumplimiento de diferentes tareas polticas, organizativas, militares, logsticas u otras. En el caso particular de Huehuetenango, la guerrilla estuvo compuesta mayoritariamente por oriundos de Huehuetenango, principalmente indgenas. La lucha guerrillera guatemalteca fue una expresin ms de las histricas luchas sociales en el pas. La amplia y decidida participacin de diversos sectores sociales y de los pueblos indgenas, slo puede explicarse en el contexto y como resultado de la formacin social guatemalteca, constituida por la cotidianidad de personas, familias, ncleos, redes, sectores sociales, etc. Otro elemento que me parece muy importante reconocer desde el inicio es que lo que estar siendo reconstruido y analizado es un fenmeno nico, propio, forjado a la chapina. A pesar de que es valioso reconocer la inspiracin y las influencias de otras experiencias revolucionarias en el mundo, no debe pretenderse asemejarlo a otros procesos. Hacerlo podra reducir el anlisis, dejando de lado los particulares factores y expresiones de la lucha revolucionaria guatemalteca. Solamente en el afn de algunos tericos por descalificar la lucha guatemalteca, se le ha calificado despectivamente como una copia de Vietnam (Le Bot, 1995:256). A lo largo de la historia de la humanidad, todo33

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fenmeno social ha tenido alguna influencia o intercambio con el mundo exterior y otras experiencias previas. Este proceso no tendra por qu ser la excepcin; ms an si el propsito de cambio sistmico que implicaba, requera de nuevos referentes tericos y de experiencia. Finalmente propongo que al hacer el anlisis de lo que fue el proceso revolucionario, no se anteponga su desenlace o los resultados obtenidos. Es un hecho que no se logr alcanzar el objetivo estratgico de la toma del poder, el cual permitira impulsar las grandes transformaciones estructurales revolucionarias previstas. Sin embargo, tal desenlace no debe llevar a minimizar, descalificar o demeritar la necesidad del cambio estructural en Guatemala, el anlisis de la estrategia y las tcticas guerrilleras, ni sus genuinos ideales y propsitos de cambio. De la misma manera, tampoco debe llevar a desconocer el esfuerzo, creatividad, sacrificio y entrega sin lmites de miles de personas, de cientos de familias guatemaltecas en la bsqueda del cambio. El que las fuerzas revolucionarias en su conjunto no hayan alcanzado su cometido, no guarda relacin alguna con la enorme y decidida participacin de amplios sectores de la poblacin guatemalteca en tales propsitos. Tiene que ver por el contrario, con la descomunal fuerza militar represiva utilizada por el gobierno militar en su contra, haciendo desaparecer poblaciones enteras, principalmente indgenas. De alguna manera, la merecida denuncia de los aos del genocidio y tierra arrasada, no le ha dado su justo lugar al rescate de uno de los pasajes ms lgidos de organizacin y lucha rural, campesina e indgena en la historia del pas. No se ha evidenciado suficientemente la voluntad, el esfuerzo y el sacrificio consciente de miles de personas y familias campesinas que soaban con una sociedad diferente y justa. Es importante tambin no dejar de lado los cambios profundos que el proceso de lucha revolucionaria ha trado a la historia y configuracin actual de la sociedad guatemalteca. En el presente es posible reconocer en un sinnmero de procesos polticos y organizativos del pas, desde el nivel local, el compromiso decidido y el aporte de muchos cuadros y grupos sociales organizados que recogen y recrean su experiencia revolucionaria en nuevos procesos y luchas. No es casual que en el liderazgo local, en la membresa de diversas formas de organizacin popular, en el ejercicio de cargos pblicos a distintos niveles y en un sinnmero de procesos de autogestin comunitaria, en la apropiacin y defensa de los derechos individuales y colectivos, se encuentren personas y grupos sociales con una larga trayectoria de lucha.

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Huehuetenango, 1981Este documento intenta ser un aporte muy modesto al gran esfuerzo pendiente de escribir nuestra historia. No pretende ms que presentar elementos puntuales desde la perspectiva particular de alguien que particip directamente en el esfuerzo revolucionario de Huehuetenango, pudo sobrevivir y hoy reflexiona sobre el fenmeno y la experiencia. El documento tambin se fundamente en la revisin de diferentes trabajos analticos publicados sobre el proceso revolucionario. Adicionalmente, como fuente en extremo valiosa, se pudo consultar las agendas y apuntes varios de la poca pertenecientes a Luca, miembro fundadora del Frente Guerrillero en Huehuetenango. stos fueron conservados milagrosamente de la destruccin de los elementos naturales y de la accin del ejrcito y presentan registros exactos y anotaciones diversas acerca de los acontecimientos y eventos de aquellos aos. En este trabajo he optado por abarcar el conjunto de Huehuetenango, a pesar de que en prrafos anteriores he abogado sobre las ventajas del estudio enfocado en regiones particulares. Explico que por ser ste el primer esfuerzo personal de sistematizacin de la experiencia, he considerado pertinente presentar un panorama general. Esfuerzos posteriores debern enfocarse en mbitos ms reducidos para lograr profundizar en lo peculiar y propio de cada pueblo, grupo social y rea de Huehuetenango. Tambin ser valiosa la sistematizacin de narraciones que rememoren pasajes, eventos y circunstancias de la vida cotidiana de aquellos aos de la lucha revolucionaria. Es preciso bajar la historia a la vida social de las personas, familias y comunidades que protagonizaron la lucha. Es necesario advertir tambin que lo que abordo de manera general en este documento, est referido exclusivamente a aquella porcin de Huehuetenango que form parte del Frente Guerrillero Comandante Ernesto Guevara FGCEG del Ejrcito Guerrillero de los Pobres EGP. Mi conocimiento y experiencia no abarcan aquellas otras partes del departamento en las que realizaron trabajo poltico-militar otros revolucionarios y estructuras. Del Frente Guerrillero Ho Chi Minh del EGP, por ejemplo, hubo trabajo en algunas reas de los municipios de Aguacatn y Chiantla. La Organizacin del Pueblo en Armas ORPA lo hizo en el rea sur del municipio de San Ildefonso Ixtahuacn, mientras que el Partido Guatemalteco del Trabajo PGT contaba con algunos militantes y bases de apoyo en la cabecera departamental. Sobre el caso del Movimiento Revolucionario Popular MRP-Ixim, surgido en 1982, me es muy dif cil referirme con propiedad ya que su presencia y trabajo en35

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Huehuetenango fue bastante confusa para el EGP. Su presencia en el sur del departamento y en el municipio de Santa Eulalia nunca fue clara, al punto que en aquellos aos se sospech que se trataba de una maniobra del ejrcito para confundir a la poblacin. Este tema evidentemente amerita una indagacin posterior para su esclarecimiento. Es importante comenzar diciendo que extender la lucha revolucionaria a Huehuetenango fue parte sustancial de la estrategia del Ejrcito Guerrillero de los Pobres desde principios de la dcada de los aos 70. Desde su fundacin, uno de los planteamientos esenciales del EGP fue precisamente la incorporacin de los pueblos indgenas a la Guerra Popular Revolucionaria (GPR). Adems de ser Huehuetenango uno de los departamentos indgenas ms pobres y poblados del altiplano occidental13, el mismo presentaba otra serie de ventajas de carcter poltico estratgico. Su diversidad topogrfica y ambiental, el dbil poder local, la escasa presencia de las fuerzas de seguridad fueron, entre otros, elementos importantes para la definicin estratgica de finales de los aos 70. Precisamente en el ao 1977 el EGP define la diferenciacin de estructuras, crendose organismos de direccin a distinto nivel, delimitndose el rea de Frente Guerrillero con base en terreno y organizacin local (EGP, 1988:2). Por principio, el trabajo a realizarse tendra una naturaleza poltico militar, ya que para tomar el poder era necesario el desarrollo complementario de la guerra de guerrillas y los movimientos populares. La poblacin organizada estaba llamada a jugar un papel protagnico en la GPR, aportando combatientes, apoyando logsticamente y organizndose localmente para librar luchas poltico-reivindicativas e ir construyendo en medio de la guerra, el poder local revolucionario. La poblacin indgena era considerada por el EGP en su doble condicin de campesina pobre y sector histricamente discriminado y oprimido por su condicin tnica. A partir del anlisis del territorio en el cual habra de fundarse el Frente Guerrillero Comandante Ernesto Guevara, se diferenciaron tres reas estratgicas: el altiplano boscoso, el altiplano deforestado y las tierras templadas cafetaleras. Las condiciones particulares de cada una de ellas posibilitaban la lucha poltico militar con diferentes potencialidades y nfasis. El altiplano boscoso, que abarcaba el rea norte de los municipios de Nentn, San Mateo y Barillas, permitira la acumulacin de fuerzas militares considerables, las cuales libraran los combates decisivos contra las tropas del ejrcito. El altiplano deforestado abarcaba los municipios densamente poblados del centro13 En 1981 la poblacin del departamento era de 431,343 habitantes

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del departamento (San Miguel Acatn, San Rafael, Concepcin Huista, Todos Santos Cuchumatn) y su potencial poltico organizativo y militar estaba relacionado principalmente con la incorporacin decidida de la poblacin indgena campesina a la lucha guerrillera. Las tierras bajas de Nentn, los Huistas y los municipios en la cuenca del Ro Selegua, adems de su importancia para la lucha de masas, constituan un rea militarmente estratgica al estar atravesados por la carretera Interamericana y por ser el rea de penetracin terrestre hacia el resto del departamento. Las primeras nociones de la revolucin llegaron a Huehuetenango de la mano de las dinmicas redes sociales campesinas. Los colonizadores del Ixcn eran campesinos originarios del altiplano y muchos de ellos lo eran de Huehuetenango. As, las primeras noticias de la guerrilla y de la lucha fueron llevadas por miembros de familias de parcelarios chujes originarios de San Mateo Ixtatn asentados en Ixcn14 a travs de sus constantes visitas a tierra fra por razones familiares, asistencia a las fiestas patronales u otras celebraciones. Los primeros reclutamientos se hicieron en aldeas remotas como Ocant y Chivalazum, de las cuales con el tiempo salieron valiosos cuadros organizadores y combatientes revolucionarios. Ms adelante, otros parcelarios del Ixcn fueron portadores de la idea revolucionaria hacia sus familiares y amigos en distintas aldeas de Jacaltenango, Santa Ana Huista, Todos Santos Cuchumatn y San Ildefonso Ixtahuacn. Otros inmigrantes rurales huehuetecos en la ciudad capital, varios de ellos estudiantes universitarios, hicieron ah sus primeros contactos, los cuales llevaron posteriormente a San Antonio Huista. En conjunto, stas fueron las chispas iniciales para encender el trabajo de organizacin previsto por el EGP en las tres reas apuntadas. En 1979 el EGP inici la fase que denomin de generalizacin de la guerra de guerrillas, en cuyo marco se iniciaron las operaciones militares de sus tres nuevos frentes guerrilleros, uno de los cuales lo constitua el FGCEG15. Pasar a la accin armada, significaba haber alcanzado una amplia organizacin y participacin popular no slo en apoyo a la guerrilla, sino en la incorporacin de combatientes en las unidades militares y en la lucha paramilitar en extensas zonas de Huehuetenango. El FGCEG sali a luz pblica el 24 de agosto de 1980, fecha en que se llevaron a cabo las acciones de Propaganda Armada14 En los aos 70 se llev a cabo un proyecto de colonizacin en la zona de Ixcn, al norte de Quich. Este proyecto fue promovido por religiosos de la orden Maryknoll y estuvo dirigido a campesinos pobres del altiplano indgena, principalmente de Huehuetenango. Los otros dos fueron el Frente Guerrillero Augusto Csar Sandino (FGACS) en Chimaltenango y el Marco Antonio Yon Sosa (FGMAYS) en Alta y Baja Verapaz.

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en das de mercado en las cabeceras municipales de San Miguel Acatn y San Rafael la Independencia. En ese mismo ao, se realizaron otras acciones de Propaganda Armada en otras cabeceras municipales como Jacaltenango y Todos Santos Cuchumatn. En la toma de San Miguel Acatn se redujo a los efectivos de la Guardia de Hacienda, se les recuper equipo y armamento consistente en revlveres y carabinas M-1. stas constituyeron las primeras armas de la recin creada unidad militar. La generalizacin de la guerra de guerrillas pretenda dispersar las fuerzas del ejrcito en diferentes reas del pas, para evitar golpes de consideracin a las fuerzas guerrilleras, entonces pequeas y con limitado armamento. Para el ao de 1981, el trabajo revolucionario del EGP en Huehuetenango abarcaba 20 de los entonces 31 municipios del departamento16. Los municipios en los que exista una masiva organizacin y participacin local eran: Barillas, San Mateo Ixtatn, Nentn, San Rafael la Independencia, San Miguel Acatn, Concepcin Huista, Todos Santos Cuchumatn, Jacaltenango, Santa Ana Huista, San Antonio Huista, Santiago Chimaltenango, San Ildefonso Ixtahuacn y Colotenango (13 municipios). En otros municipios, tales como Santa Eulalia, Soloma, San Juan Ixcoy, La Democracia, San Pedro Necta, Cuilco y Santa Barbara (7 municipios) tambin exista organizacin, pero su dimensin variaba entre distintas aldeas y no abarcaba todas las aldeas del municipio. Tal cobertura significaba presencia y trabajo de estructuras poltico organizativas del EGP en municipios mayoritariamente indgenas, pertenecientes a cinco comunidades lingsticas: Qajobal, Chuj, Akateka, Popt y Mam; adems de poblacin ladina principalmente en municipios como Santa Ana y San Antonio Huista, San Pedro Necta, La Democracia y Cuilco. A finales de 1981, el FGCEG adicionalmente abarc el trabajo en la regin de Ixcn, la cual tena una historia diferente (habiendo sido el asiento inicial del EGP en 1972) y presentaba condiciones y una situacin muy diferente a Huehuetenango.

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En agosto del ao 2005 se cre a travs del Decreto 54-2005 del Congreso de la Repblica el municipio Unin Cantinil, sumando 32 los municipios del departamento de Huehuetenango.

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En ese mismo ao de 1981, el EGP lanz en el Frente una ofensiva militar multiplicando sus ataques a las patrullas del ejrcito y el ajusticiamiento de algunos colaboradores locales de ste. En mayo se tom la cabecera municipal de Nentn, en la que nuevamente redujo el puesto de la Guardia de Hacienda y recuper 20 fusiles. En ese mismo mes atac el cuartel de Camojaito, La Democracia. El incremento en las actividades militares preparaba el terreno para que en el primer trimestre del ao 82 se llevara a cabo la mayor campaa de sabotaje conocida, en la que a travs de acciones militares y paramilitares se dej incomunicado el departamento. En trminos temporales, este trabajo est enfocado en 1981, ao en el que se produce junto al incremento del accionar militar, el auge de la participacin y movilizacin social, especialmente indgena, en la disputa del terreno y el poder en algunas reas de Huehuetenango. Alcanzar ese estadio supuso un arduo y paciente trabajo organizativo a lo largo de varios aos previos. Esa39

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labor fue realizada con esfuerzo y dedicacin por muchos militantes revolucionarios, indgenas y ladinos, hombres y mujeres, de distintas proveniencias y experiencias sociales. En su mayora militantes muy jvenes e inexpertos (menores de 25 aos la mayora), aunque cargados de una inagotable conviccin y mstica revolucionarias, as como una ilimitada confianza en el pueblo. El tema central del trabajo es el encuentro entre el Ejrcito Guerrillero de los Pobres EGP y la poblacin campesina indgena y ladina de Huehuetenango. Muy particularmente me interesa resaltar aquellos aspectos que contribuyen a explicar la naturalidad con que ocurri tal encuentro, principalmente por la coincidencia entre el planteamiento revolucionario y el descontento y cansancio acumulados en la poblacin local ante tanta injusticia sufrida por generaciones.

El encuentro de la guerrilla con la poblacin rural de HuehuetenangoLa histrica configuracin de la sociedad de Guatemala y todas las injusticias que le ha significado a la mayor parte de su poblacin, crearon a su vez las condiciones para el desarrollo de las luchas sociales y el surgimiento de la lucha revolucionaria. La histrica dominacin oligrquica, la injusta distribucin de la tierra y de las riquezas del pas, la marginacin del campesinado y otros sectores empobrecidos, la exclusin y el racismo contra los pueblos indgenas, la falta de espacios de participacin democrtica y la militarizacin del poder, provocaron malestar y descontento e incubaron ansias de cambio social en importantes sectores de la poblacin. El caso guatemalteco no es nico. En Amrica Latina y la regin centroamericana, las condiciones de desigualdad e injusticia social han sido semejantes. En varios puntos del continente, importantes sectores sociales han librado mltiples luchas con el afn de revertir tal situacin y avanzar hacia la democracia y el desarrollo. En el contexto regional ms cercano, hay que recordar que a finales de la dcada de los aos 70, Centroamrica se encontraba verdaderamente convulsionada por las luchas revolucionarias en tres de sus pases: Nicaragua, El Salvador y Guatemala. La Revolucin Sandinista haba triunfado en julio de 1979, los revolucionarios en El Salvador preparaban la que denominaron su ofensiva final a finales de 1980 y en 1981 los revolucionarios guatemaltecos disputaban territorio y poder en ciertas reas rurales del pas. Esta situacin representaba una seria amenaza no solamente para los tradicionales poderes nacionales, sino muy particularmente para el gobierno de los Estados Unidos en el marco de la guerra fra.40

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Las luchas sociales en HuehuetenangoHuehuetenango es el quinto departamento ms extenso de Guatemala17 y el segundo ms poblado despus del departamento de Guatemala. Su acentuado aislamiento geogrfico y poltico, su accidentada topografa y la limitada aptitud de su suelo para la actividad agropecuaria, contribuyen a explicar el histrico estado de pobreza de la mayora de su poblacin. Las reformas econmicas y sociales del perodo revolucionario (1944-1954), no tuvieron mayor impacto en el departamento, ni contribuyeron a reducir graves problemas sociales como el analfabetismo, los altos ndices de muertes causadas por enfermedades comunes y el poco acceso a servicios bsicos. No es dif cil por ello explicar por qu el encuentro de la guerrilla del EGP y la poblacin rural de Huehuetenango fue casi natural. El mensaje y propuestas de lucha de los revolucionarios no tuvieron dificultad en ser comprendidos y aceptados rpidamente por quienes histricamente haban vivido excluidos del desarrollo y sumidos en la pobreza crnica. La rebelin social y armada de sectores diversos de la poblacin campesina indgena y ladina de Huehuetenango, estuvo en gran medida alimentada por histricas e ignoradas demandas, siendo una de las principales el acceso y uso de la tierra. Precisamente esa ha sido la principal reivindicacin poltica de las poblaciones indgenas en el departamento y ha sido la causa de la mayora de levantamientos y conflictos agrarios desde la poca colonial. Una revolucin que se planteaba llevar a cabo una reforma agraria, era por supuesto una revolucin necesitada por los campesinos pobres. La condicin minifundista de la mayor parte de la poblacin campesina huehueteca y su consecuente necesidad de ingresos adicionales para subsistir una parte del ao, la oblig a emigrar anualmente como jornaleros temporales a las plantaciones de la costa sur o a las haciendas mexicanas. Son bastante conocidos las condiciones y los sufrimientos que los jornaleros y sus familias experimentaron durante varias generaciones al bajar ya endeudados a las fincas de la costa sur. Desde sus aldeas remotas, los contratistas los llevaban por camionadas, los instalaban hacinados en grandes galeras, desde donde salan a trabajar cada madrugada durante los meses que duraban las cosechas. Entre los meses de septiembre y febrero, muchas aldeas de Huehuetenango parecan pueblos fantasma por la ausencia de la mayora de sus habitantes.17 Huehuetenango tiene una extensin de 7.403 kilmetros cuadrados, ocupando el 5.6% del territorio nacional.

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Regresaban a sus aldeas tan pobres como se haban ido, muchas veces enfermos y aun endeudados. Adems de su condicin de exclusin y pobreza, la poblacin rural de Huehuetenango sufra una serie de abusos y arbitrariedades que hicieron crecer por muchos aos otra serie de descontentos y malestares. Desde el tiempo de la colonia, los pueblos indgenas sufrieron el despojo de sus tierras, actos de esclavitud y servidumbre, violencia sistemtica, malos tratos y abusos de todo tipo. Precisamente, numerosos registros dan cuenta de quejas y levantamientos indgenas durante los siglos de la colonia, frente a los abusos y actos de explotacin de alcaldes, curas y hacendados ganaderos. La poca republicana no cambi en esencia tal situacin y con distintas modalidades y fundamentos legales o de hecho, los pueblos indgenas de Huehuetenango siguieron sufriendo los mismos problemas hasta la actualidad. Cuando la guerrilla lleg en la dcada de 1970, la poblacin indgena huehueteca estaba cansada de tantos abusos y arbitrariedades. Adems de las expresiones diarias de racismo y discriminacin en las camionetas, el mercado, las oficinas pblicas, en las fincas, etc., haba muchas quejas contra los contratistas y los patronos en las fincas. As tambin, el poder ladino monopolizaba el aparato poltico administrativo municipal y los huehuetecos sufran los abusos de la Guardia de Hacienda, las agarradas de jvenes para el cupo (el servicio militar), la represin de cualquier expresin de oposicin y la ausencia de espacios democrticos de participacin social. La presencia ladina en los municipios de Huehuetenango est ntimamente relacionada con la historia de despojo de tierra a los pueblos indgenas y sudominio sobre las municipalidades se consolid durante la Revolucin Liberal (1873-1920). Los ladinos tambin llegaron a los municipios como maestros, secretarios o tesoreros de las municipalidades pues hay que recordar que durante la dictadura militar de Ubico, las Alcaldas Indgenas fueron sustituidas por el sistema de intendentes y secretarios ladinos. Llegaron como empleados de correos y telgrafos, como comerciantes y como habilitadores o contratistas de las grandes plantaciones de la costa. En la gran mayora de los casos, los ladinos adems de copar el poder local, acumularon poder econmico y siempre se sintieron superiores y con el derecho de maltratar y abusar de los indgenas. Otro de los constantes abusos provena de la Guardia de Hacienda. Formalmente sta constitua la fuerza de seguridad encargada de perseguir el contrabando desde Mxico y la fabricacin clandestina de licor. En la prcti42

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ca, este cuerpo abusaba del poder concedido y del armamento que portaba, haciendo decomisos arbitrarios, robando, destruyendo, cobrando multas e impuestos ilegales a la poblacin que viva de esas actividades. Como es sabido, en Huehuetenango ha existido una relacin histrica con Chiapas y las relaciones de intercambio econmico, social y cultural entre la poblacin de ambos lados constituyen una parte sustancial de la vida cotidiana de las familias y comunidades. Por lo tanto, ha sido absurdo e intil condenarlas y perseguirlas, ms an con el uso y abuso de la fuerza y la violencia. El reclutamiento militar forzoso o cupo era otra fuente de malestar entre las familias huehuetecas pobres. Por el contrario, los hijos de los ricos o los estudiantes, usualmente ladinos, raras veces prestaban servicio militar. El cupo estaba en manos de los comisionados militares, figura creada por la dictadura de Ubico. Estos eran en su mayora ex soldados de vuelta a sus pueblos, pero que seguan en relacin y bajo las rdenes del ejrcito. Estos comisionados estaban en cada aldea y tenan mucho poder sobre las personas. Aunque su funcin oficial era comandar las reservas militares y reclutar jvenes para el servicio, en la prctica asumieron muchas otras tareas de la inteligencia militar local (Tejeda, 2002:155). Las agarradas para el cuartel se llevaban a cabo como acciones relmpago, aprovechando los das de mercado o de fiesta. La poblacin siempre apoyaba a los jvenes, advirtindoles para que no llegaran al pueblo o escondindolos. A veces se reuna dinero para pagar por su liberacin antes de que los condujeran a Huehuetenango. Como es de suponer, la ausencia de un hijo afectaba la economa familiar campesina, pero adems los padres no queran que sus hijos sufrieran el trato denigrante y violento que sufran todos los reclutas, pero muy especialmente los indgenas. Siendo esas las prcticas ms comunes, tambin conviene registrar que se presentaban algunos casos de familias y jvenes que aspiraban a enlistarse en el ejrcito como mecanismo para salir del campo y relacionarse con el mundo externo. En los aos anteriores a la llegada de la guerrilla a Huehuetenango, se produjeron varias luchas locales en contra de diferentes tipos de arbitrariedades. Hay registro de incidentes como enfrentamientos de la poblacin con fuerzas de seguridad, toma de tierras y oposicin a las actividades de empresas privadas. Entre 1968 y 1977, se han registrado 23 desalojos violentos de campesinos, con quemas de aldeas y robo de animales en los municipios norteos del departamento (Gutirrez, 2001). Varios levantamientos en San Mateo Ixtatn contra los abusos de la Guardia de Hacienda (Kobrak, 2001:18), al igual que en la aldea Coy de San Miguel Acatn, en la que en el ao 197443

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los vecinos inclusive despojaron de sus uniformes y armas a diez agentes de esa fuerza (CEH, 1998:1147). Un suceso en extremo importante en la vida de Huehuetenango fue la marcha de los mineros de Ixtahuacn y el posterior asesinato en julio de 1978 de su dirigente Mario Muja Crdoba (Gigi), miembro de la Central Nacional de Trabajadores (CNT) y promotor de la organizacin del Sindicato Minas de Ixtahuacn. A finales de 1977 los trabajadores mineros, indgenas mames, se declararon en huelga en demanda de mejores condiciones laborales y un salario justo. Al ser desodas sus demandas, los trabajadores dispusieron realizar una marcha hacia la capital, la cual sin sospecharlo ellos, se convirti en una movilizacin social sin precedentes. La marcha de los mineros de Ixtahuacn despert una gran simpata popular e inmediatamente se teji una enorme red de solidaridad y apoyo entre diferentes organizaciones sociales y la poblacin en general, la cual les brind alimentacin, alojamiento y compaa a lo largo de todo el trayecto. A su paso por aldeas o cruces de caminos, cientos de personas se aglomeraban a recibirlos y muchos se fueron integrando a la marcha. De esa cuenta, al llegar a la capital, el 19 de noviembre, y confluir con las miles de personas que la esperaban, sta se convirti en una memorable marcha hacia el centro de la capital de ms de 200,000 personas. Esta lucha qued grabada en las mentes de los huehuetecos y tambin en la de muchos otros guatemaltecos que se sentan representados por aquellos mineros humildes, en sus ms hondas aspiraciones de cambio. En 1978, el pueblo de San Mateo expuls a los ingenieros y empleados de la empresa privada Cuchumadera la cual pretenda talar parte de los bosques comunales, sobre la base de un acuerdo hecho con el alcalde a espaldas de la poblacin. Insultos, piedras y orines fueron las armas de las mujeres que encabezaron el levantamiento (Navarrete, 1985:205). Los pobladores forzaron un cabildo abierto en el que renunci el alcalde. Se organiz un comit local para defender los bosques y se solicit asistencia de distintas organizaciones nacionales (Castaeda, 1998:106). El 6 de junio de 1980, ms de cien hombres intentaron quemar los tractores de la compaa, siendo reprimidos por la Polica Militar Ambulante y soldados. En 1979 inici la represin contra lderes comunitarios y religiosos (Gutirrez, 2001:3). Nunca se inici la extraccin.

El trabajo de concientizacin de la Iglesia catlicaComo fenmeno previo a la presencia y trabajo del EGP en Huehuetenango, hay que destacar el trabajo de la Accin Catlica (AC) y muy particularmente44

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el de los religiosos de la orden norteamericana Maryknoll, principalmente en Jacaltenango y Santa Eulalia. Como varios estudiosos han destacado (Bastos y Cams, 2003, Adams y Bastos, 2003; Kobrak, 2003), la Accin Catlica fue en los aos 60 un fenmeno muy importante en la vida de la poblacin indgena. En el caso particular de Huehuetenango el peso e impacto de la Accin Catlica fue diferente en los distintos municipios. Sin embargo, en trminos generales es vlido considerarla como un importante factor de cambio en las comunidades indgenas. La AC era un movimiento de reforma religiosa que intentaba sustituir las prcticas paganas indgenas por aquellas de la fe catlica, lo cual conllevaba una confrontacin con la jerarqua de la costumbre indgena. Ms adelante, su espectro de accin se ampli buscando promover el desarrollo social de las comunidades, empezando por el uso del idioma espaol, la alfabetizacin y la promocin de mejoras en las condiciones de la vida rural a travs de la organizacin de cooperativas y el impulso de proyectos productivos y de comercializacin. El trabajo pastoral de los religiosos Maryknoll, que daban atencin a la Dicesis de Huehuetenango, tambin contribuy en sus inicios a exacerbar el enfrentamiento entre los indgenas que practicaban la costumbre y los catlicos. Sin embargo, al ampliar su labor hacia el mejoramiento comunitario, esto fue atenundose. Los Maryknoll fundaron en 1966 el Centro de Desarrollo Integral de Huehuetenango, mientras que la Dicesis por su parte fund el Centro Apostlico. En ambos se formaron agentes de pastoral y lderes comunitarios (Kobrak, 2003:19), quienes empezaron a destacar en distintos mbitos de la vida local. En algunas reas como Jacaltenango, fueron precisamente los misioneros Maryknoll los religiosos que ms impacto tuvieron, principalmente a travs de sus acciones para desarrollar la educacin y la salud. Entre sus obras ms importantes en Jacaltenango pueden destacarse la fundacin del Colegio Fray Bartolom de las Casas