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VIAGEA. LAS HEGIONES EQUINOCCIALES
DEL
NUEVO CONTINENTE.--"'--.....-...~- . ".....--..----.....---~-..---.--
LIBRO aCTA VO"
I
CAPITULO DIEZ Y ~L"EVE.
Confiuencia de los rios Apurey Orinoeo.- Monies de laEncararnad .. - Uruana. - llarasuan. - Carichana.Ernbocadura del nlela. - Isla Panumana.
Al salir del rio Apurc. nos hal/amos en unpais de un aspecto enteramente distinto. Una
inmensa llanura de agua se extendia ante no-
sotros como un lago it perdida de vista. Lasolas blnnquinosas se elevaban hasta muchos
pies de altura por el choque de Ia brisa y de
In corriente, Ya 1)0 oiamos los gr itos agu-III. I
.2 LInno HIl .
dos de las garns. los flamencos ni otrns avesque cruzaban cl rio en largas filas : buscaba-mas en vano alguna de estas tribus de ptljarosnndadores , cuyas mafias industriosas varian encarla una; y aun la misma naturalcza pareciaiuenos nnimada, Arenas podiamos distinguir
en el hueco de las olas algunos cocodrilos gran-des que surcaban oblicuamente la supcrfieic delas aguas, ayudados de sus largns colas. EI ho-rizonte estaba litnitado pOl' una banda de sel-vas; pcro niuguna de elias so prolong-aha hastacl recinlo del rio; y las vastas playas; constan-
tementc abrasadas par el sol, desiertas y aridascomo las del mar. parccian de lejos unos ma-res de aguns Uurm icn tes. Las orillas arenosas,Iojos de determiner los Iimites del rio, los ha-r-ian inciertos , los ensanchahan () reeogian se-gun la variedad del juego de los rayos inflcxiblcs,
En estos rusgos del paisage , yen cste caracterde soledad y gralllleza, so reconoce el cursedel Orinoco. uno de los rios mas magestuososdel nuevo mundo. Las aguas, las tierras , todoofrece un aspecto caractcristico c individual:cl alveo del Orinoco no so parece a los de!
CA I'ITULO '"IX.
Met::! , Guav iare, Ilio Negro y Amazona ; y estas
difercncias dcpcndcn uo solarncnte de [a JIl-
chura o de la ra pidcz de la corrien Lc, sino de
1111 conjunto de rclaciones, que es mas faci]
conocer hallandose en el sitio , que defiuir
con precIsIOn.
Sop!aLa un vienro fresco del este nordeste.
Pasamos fa punt,] Curiquima , que cs una m asa
aislada de granito cuarzoso , un pcquciio pro-
montorio de penns redondas. El alveo delOri-
noco, en su actual estado de aguas bajas, te-
Ilia 1906 tocsas de ancho; pero csta anchu ra
llega hasta 55\ 7 toesas cuaudo la pefia de Cu-
riquima y In hacienda del capuch ino se con-
vierten en islas, Subimos desde luego h acia cl
sudoeste hasta la playa de los Indios guaricotos,
situada en la orilla izquierda del Orinoco, y
luego h.icia e! sud. Es tan ancho el rio; que las
moutafias de la Encaramada parecrn saIir del
agun, y como si sc las viese soLre cl hor izonte
dcl mar: forman una cadena continua dirijida
del cstc al oeste; it medida que se aproxima it
ellas se hace eI pais mucho mas pintoresco. Es-, -los monlcs son compuestos t:c pCllascos Cllor-
I'
LIBRa VIII.
111('S de granito qucbrados )' nl1lcntol1ndos UIl05
sabre otros, Su division en PC}-I<lSCOS cs efecto
de 1<1descomposicion. La que pnrtrcularmente
conlribuye it adoru ar la situncion de In Encara-
mada . es la fuerza de la vegetncion que cubr e
los costados de IJS penns sill dejar dcscubierto
sino las cimas: crueriase ver u nas ruinas anti-
guas que sobresalen en medio de u n bosque.
Detuvimonos en el puerto de la Encaramnda ,
que es una especie de embarcadero 0 sitio dondese rcunen los bar cos : forma la orilla un pc-
fiasco de 40 a 50 pies de altura; y sc ven sicrn-
pre las misrnas pcrias de gral1ito amon tonadas,
asi como sc hallan en el Schneberg en Fran-
conia, y en casi todas las montauas granlticas
de Europa.
Los nombrcs indios de la mision de San Luis
de la Encaramada, 5011 Gunja y Cararnana : csta
mision es u n lugarcito fundado en Ij!j9 par cl
padre jesuita Gili, autor de la Storia. deft Ori-noco, publicada en Roma. Este misionero muy
instruido en las lenguas de los Iudios , ha vivido
en aquella soledad durante diez y ocho afios
hasta la expulsion de los jcsuitas. Para for-
,CAPiTULO XI"<. 5
marse una idea exacta del estado salvage deaqucllos paises, bastara recordar que el padreGili habla de Carichana, que esta a 40 Jeguns deIn Encaramada, como de un punto muy le-jano, y que nunca sc ntrevio it llegar hasta Iaprlrnera catarata del rio, euya descripcion haosado emprender.
En el puerto de la Encaramada hallarnos Ca-ribes de Panap:ma: era un cacique que subiapor cl Orinoco en su piragua para tener partecn la famosa pesca de huevos de tortuga. Su pi-ragun era redonda hacia el fondo como unbongo. y seguida de una canoa mas chica , Ila-mada curiara, Estaba sentado debajo de u ntoldo construido , asi como las veins, de hojasde palmcra. Su gravcdad Iria y silenciosa , y elrespeto con que los suyos letrataban, anuncia-ban ell el un personage importante. Por 10 de-mas no se diferenciaba el cacique de los otros;todos estaban desnudos igualmente , arrnadosde arco y flechas, y cubiertos de onoto, que esla fecula coloraate del rocou. EI gefe , los cria-dos , los mucblcs, cl barco y la vela, tod 0 es-l"hJ pintado rlc colorado. Eslos Caribcs son de,
6 LIBRa "III.
una estatura mucho mas atletica , y nos pare-
citron mucho mas altos que los Indios que
hasta cntonces habiarnos visto: sus cabellos li-
50S Y espesos estaban cortados sobre la [rente
como los de los monaguiIlos, sus ccjas pinta-
das de negro, '1 su mirar vivo y al mismo tiempo
sorubrio , daban it su fisoriomia una expresion
de dureza extraordinaria. No habiendo visto
hasta entonces sino los crancos de algunos Ca-
ribes de las islas Antillas, conservados en los
gabinetes de Europa, nos sorprehendimos al en-
contrar en estos Indios, que eran de raza pura,
la [rente mucho mas arqueada de 10 que se nos
habia pintado. Las mugercs muy grandes, pero
muy asquerosas , llevaban en hombros sus cria-
turas , cuyas piernas estaban ligadas de distan-
cia en distancia con ligaduras muy anchas de
tela de algodon , y sus carnes cornpriruidas Iucra
de los ligamento~ estaban hinchadas en los in-
tersticios. En general sc obscrva que los Cari-
Des SOil tan cuidadosos ell 10 exterior de su
adorno, como pueden scrlo unos hombres des-
nudos y pintaJos de colorado : pOW'1l much.i
lmportaucia en ciertus for mas del CUCl'pO, Yuna
CAPln;LO xrx.
mad rc scria acusada de una cui pable indifcren ,
cia hacia sus hijos , si por medics artificialcs 110
l,rocurase amoldarlc las pantorrillas a la moda
del pais. Como ninguno de nuestros Indios del
Apllre sabin In lengua caribe , no pudimos to-
mar uingun conocirniento can el cacique de
Panapana • sabre los acampamentos que sc Ita-
cen en est a ocasion en muchas islas del Ori-
110CO para In cosecha de hucvos de tortuga.
Cerca de la Encararnada , esta cl rio divi-
dido por una isla muy larga. Pasamos la noche
ell una ensenada pefiascosa en frente de la boca
del rio Cabullarc , que se forma del Payara y del
Alamaica, y alguoas veccs se le considera como
un brazo del Apure, porquc comunica COil este
por el rio Arichuoa. Hacia media noche se Ic-
vauto un viento nordeste rnuy violento, que
alloque 110 train nubes, cubria de vapores la
hoveda celeste: sintieronse rafagas tan fuertcs
(ille comenzamos a tcmcr £lor la segurldad de
nuestro lancha. Durante torln esta jornada no
hubiarnos visto sino muy pocos cocotl rilos , Hun-
que todos de ulla magrlitud cxtraordinaria,
dr' ~w[t 2~ pies: los In(~jos 1J05 asrgur,jba!l ITlJ.<;-
s r.ma o VIIT.
los cocodrrlos jovenes prcfieren vi vir en Jos pan-
tanos y cn los r ios mas estrcchos , y cspecial-
mente se acumulan en los cafios , de modo que
podria decirse de cllos 10 que Abd-Allatif <lice
de los cocodr ilos del l\ilo -" que hormigucaa
como guscnos en las aguas hajas del rio, yalubrigo de las islas inhabitadas.»
Continuando cl 6 de abril de subir pOl' el
Orinoco, primcro hacia el sud y Iurgo Inicia
cl sudoeste , divisamos la fulda austral de la
Serrania de ia En cara-mad a, La parte mas
inrncdiata al rio, no t icne mas de I!jO it 160
to esas de altura; pero Ia Serrania purece eleva-
disima , par sus faldas rapidas • sus cirnas pe-v
nascosas y cortadas Cll prismas iuforuies. Ileu-
neuse estes montes it los del 1\1<1 to, que dan ori-gen al rio Enchivero ; los de Chaviripc se pro-
long-an pOl' las rno ntafins granilicas del Corosal,
de Amoco y del Murcielogo , haci« cl OUCI-
micnto del Evcrato 0 del Yentuarr.Por medic de cstas montauas habitudas pOI'
Indios de un car.ictcr dulcc I aplicados ,I la agn-
cullur..!, ltizo pasar ci seneI'Ll! lturriaga cl ;:;,1-Hada "acullo dcslintldo para d ahasll'ciullclIlo
CAPITULO X IX. 9de la nueva ciudad de San Fernando de Ata-
bapo. Los hahitantes de In Encaramada mos-
traron il los soldados espafioles el camino del
rio ;\Ianapiari que descmboca en cl Vcntuari.
Descendiendo estos' dos rios se Ilega al Orinoco
y al Atahapo , sin pasar las grandcs cataratas
que ofrccen obstaculcs casi invencibles para cltransporle del ganado. El espiritu ernprende-
dar que Ian emincnternente habia distinguido itlos Castellanos, en tiem po del descubrimienlo dc
-1<1America, aparecio de nuevo pOl' nlgun tiempo
en media del siglo decimo octavo, cuando ci rcy
den Fernando VI quiso couoccr los ver dade-,
ros limitcs de sus vastas posesiones , y que en
los hosques de la GU) ana, en aquella tierra de
tradiciones tan fabulosas , la astucia de los In-
dios hizo rcnacer la ide,l quimerica de las ri-
quezas dcl Dorndo, que tanto haLinu ocu pado InIllwginacion de los priuieros conquistadorcs.
No pucdo menos de citar aqui un heche que
no [ue desconocido al padre CHi, Y de que se
L,\ h<lLlado "arias veces , durante nuestra man-
siou ell 1<15 rnisioues del Orinoco. Los indigp-
1l0~ de aqucll.is rcgioucs han conscrvado la ere-
10 r.mno VIII.
encia de que «en el ticrnpo de las grandes agll<l:',
«cuando sus padres se vcian obligados a ir ('II
«canons para libertarse de la inundaciou genc-
-rnl , venian las olas del mar hasta batir contra
-las pefias de la Encaramadn.» Esta idea no se
presenta aisiadrllnente en solo el pueblo de los
Tamanaques, sino qUE' haec parte de un sistema
de tradiciones historicas , cuyas nociones se
hallan esparcidas entre los ~laipures de tIS
grandes cataratas , los Indios del rio Evcrato
que dcsagua en el Caura , y en casi torlns las,
tribus del alto Orinoco. Cuaudo se pregunla ;'1
los Tnmanaques como ha sobrevi\'ido cl genero
h umano 5. aquel catachismo extraordiuario 0
edad: del agua de los Mejicanos, responde»
"que un hombre y una muger sc snlv.iron en
-10 alto de uu moute lla mado Tamanucu , situado
« en las orillas del Asivcru , y que habicndo arro-
"jado tras 51, Y par cncima de sus cabezas cl
«Iruto de la palmera mauritia, vieron nacer de
"los huesos de cste fruto los hombres y mugc-
«res que pohlaron de nuevo In tierra .• IIc af\llL
1~11 tod« su simplicidad, y cntre pueblos saha-
f,cs, una traJidoll (lUI.: los Gricgus han a'.1ol'-
CAPiTULO XIX. I I
nado can toilos los cncantos de la imaginaeion.
A algunas leguas de la Encaramada so eleva Cll
medic de la silvana, una p efia Hamada Tepu.-sncrcme , Roca pintada, que ofrece figuras de
animales y pinturas slmbolicas sernejautes <1las
que hemos visto bajando el Orinoco a poca dis-
tancia y dehajo de Ia Encaramada , cere a de
la ciudad de Caycara. Semejantes peiias son lIa-
madas en Africa por los viageros piedras de (15-tiches; mas no me servire de este nombre por-
que el fetichisrno no sc conoce entre los In-dios del Orinoco, y porque las figuras de es-
trellas , sol, tigres y cocodrilos que hemos vistotrazadas en las perias , en lugarcs hoy inhabi-
tados, no parecen designar de ningun modo
objctos del culto de estos pueblos. Entre las
riberas del Casiquiare y del Orinoco, entre•
la Encaramada , el Capuchino y Caycara , se h.i-
Han a veces estas figures geroglificas, a unas
alturas muy grandes y soLre murall.is de rocas,
que no serian accesibles sino construyendo un-
darnios lOuy clevados. Cuando sc preguuta a los
iiaJigenos como se han podido esculpir aquellasJicurns , responden so nricndosc , y COIIIO con-
12 LlBRO vnr.
tando un hecho que solo un cxtrangcro , unblanco puede igllorar, • que a Ia cpoca de las«grandcs aguas iban sus padres en canons hastu
• aquellas alturas.»
Estas antiguas tradiciones del genera hn-mano que hallamos esparcirlas en 1.1 superficicdel globo , como restos de un vasto naufragio.SOli del mayor intcres para el estudio Illosofico
de nucstra especie, semejantes a ciertns familiasde vcsetales que, it. pesal' de Ia diversidud dedimas y la influencia de las alturas , conservanla impresion de un tiro cornun I as] las tradi-ciones cosmogunicas de los pueblos ofrecen pOl'
todas pnrtes una misma flsouomia , y unos ras-gas de semcjunza que nos Henan de admiracion.Tantas lcnguas diversas que pertenccen it unasrarnificacioues enteramente aisladas aI parcccr •.~nos transmitcn los mismos hechos, EI fondo delas tradicioncs sabre Ins razas destruidas , novaria casi uunca , pero eada pueblo Ies da unatintura local. Tauto en los grandes contiueutesCOIIlO en las islas mas chicas del Oceano paci-fico, sicmprc cs la montana mas elcvada y masium ediatn , la ell que sc salv.iron los rcstos del
CA PITULO XlX.
genero humauo , npareciendo cste acontcci-
miento tanto mas rccicnte , cuanto Ins nacioncs
son mas incultas , y que el conocirniento que
tienen de 51 mismas no data de una epoca rnuy
remota. Cuando se estudian ntentamcnte los rno-
numcntos mejicanos, anterior es a la descubierta
del nuevo mundo , cuarido se penetra en los
bosqucs del Orinoco, y sa ndvierte la pequcfiez
dc los establecimientos europeos, su aislamicnto
y el cstado de las tribus que han quedado inde-pendientes, es imposible atribuir dichas annlo-
glas a la inlIuencia de los misioneros , ni [I Indel cristianismo sobre las traclieiones naciona-
les. Asirnismo es poco verisimil que el aspecto
de los cuerpos marinos, hallaclos en las cimas
de las montafias , haya hecho nacer entre los
pueblos del Orinoco Ia idea de aquellas gran-
des inundaciones que han apagado pOI' alg-un
tiempo el germ en de Ia vida organica sobre dglobo.
EI pais que se extiende desde Ia orilla rierecha
del Orinoco hasta el Casiquiare y el Rio Negro ,
es un pais de rocas primitivas, He visto en el
una pequeiia formacion de <Jsperon 0 conglo-
r.mno VHI.
mcracion , pero ninguna caliza secundaria, nin-guna traza de pctrificaciones.
Un viento fresco nordeste nos con dujo a velalIena • hacia la Boca de l(t tortuqa : cchamospic a terra, alas once de 13 manana. en una islaque los Indios de la mision de Uruana couside-ran como perteneciente a su propiedad , y queesta colocada en media del rio. Esta isla es ce-lebre it causa de la pesea de tortugns • 0 comoalli dicen, la coseelui de liueuos que se haec
anualmente : encontrarnos una reunion de mas
de 300 Indi.os, acampados en cabnfias ccnstr ui-das de hojas de palmeras , ademas de los Guamosy los Otomacos de Ilruana , que son miradoscomo dos razas salvages e intratables, hahia Ca-ribes y otros Indios del bajo Orinoco. En mediade aquella confusa asamblea hallamos tambienalgunos hombres blancos, en especial putperoso mercaderes de Augostura , que hahiau rcmon-tado el rio para comprar a los indlgcnos cl aceitede huevos de tortuga.
Salionos al cncuentro el misionero de Uruanaqnccra natural dc Alcala dc Henares : sorprehen-diole extraordinariamcnte nucstra aparicion ,
CWiTULO XI'\(.
Y dcspucs de h~bcr admirado nuestros instru-
meutos , nos hizo una descripeion cxagerada
de los sufrimientos a quc cstar iamos cxpuestoss] subiarnos el Orinoco mas arriba de Jas catara-tns. EI ohjeto de nuestro viage Ie parecio mistc-rioso, " C Como se puede creer, nos decia , que"hayan vmds. nbandonado su pais, par venir
.. a este rio a que Ies devoren los mosquitos, y
.. a mcdir tierras que no les pcrtenecen? I) POl'
fortuna estabamos provistos de recomendacio-
nes del padre guardian de las misiones de San
Francisco; y el cufiado de! gobernador de Vari-
nas , que nos acornpaiiaba , hizo desaparecer las
dudas que nuestro trage, nuestro acento y nues-tra Ilegada a. aquella isla arenosa habian hecho
nacer entre los blancos. Dimes la vuelta a la isla,
acompafiados del misionero y de un pulpero que
se glcrlaba de haber concurrido dicz aiios al
acarnpamento de los Indios y a la pesea de tor-
tugas,
Hallamonos ell un arenal enteramente plano.
«Todo 10 que alcanza la vista a 10 largo de Ia
• plays], nos dijeron , csla lleno de huevos de
• tortuga.cubiertos de un manto de arena. l) Tenia