yoga 2 y 3.pdf

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D aniela, Nicolás, Lu- cía y otros 25 ni- ños de cuatro años del colegio Santo Domingo Savio, en Petrer (Alicante), colocan sus colchonetas ordenada- mente, se quitan las zapatillas y co- mienzan la clase de yoga a las órde- nes de Moncho, un fornido barbu- do de largas rastas que crea un po- deroso influjo en todos los rena- cuajos: – ¡¡¡Hola, Moncho!!! – ¿Estamos listos? – ¡Sí! – Y lo primero que hacemos es... – ¡Cantar la canción de los in- dios! La canción, en realidad, es un mantra que Moncho reproduce en su iPod, y que los niños repiten de carrerilla, con devoción, cerrando los ojos y juntando las palmas de las manos ante el pecho, en postu- ra ‘namaskar’. Los pequeños ‘yo- guis’ tratan de permanecer senta- dos «como los indios», aunque cada uno lo hace de manera más o me- nos ortodoxa y, de vez en cuando, echando una mirada de soslayo al compañero, acompañada de una inevitable sonrisilla. Durante 50 minutos, los alum- nos se ponen «delgaditos y gordi- tos» en los ejercicios de respiración y dan más vueltas que una peonza en un campo de flores imaginario adoptando la postura de la vaca, el gato, el cuervo, la montaña, el ca- ballo... Nico pide «el camello y el cangrejo» pero hay que hacer el ár- bol, así que todos tratan de quedar- se quietos («como un árbol», preci- samente) en un silencio absoluto. A los diez segundos, cuando acaba la enésima postura –o ‘asana’– y se dejan caer a plomo, la mayoría es- talla en una poderosa carcajada. Después de hacer la bicicleta, el pe- rrito, el guerrero, el arquero, la es- tatua y la piedra, «la más difícil», reta el profesor, toca tumbarse du- rante unos minutos. No son pocos los que se quedan fritos y tardan un rato en despegarse de los brazos de Morfeo. «Daniela, cariño, des- pierta», interrumpe la ‘cabezadita’ la tutora, Nuria, que no quita ojo. La armonía se palpa con los dedos en un ambiente de relajación abso- luta, y eso que todavía falta rema- tar la lección con un masaje en ca- dena en cabeza y espalda antes de afrontar la siguiente hora: inglés. La ‘teacher’, Eli, comprueba de pri- mera mano los beneficios de la cla- se anterior: «Vienen muy relajados. Y muy atentos. Como si fuera la primera clase de la mañana. Claro que se nota». Y eso que son las cin- co de la tarde. Los 150 alumnos de Infantil (tres, cuatro y cinco años) de este centro forman parte de los miles de escolares españoles que cantan mantras y hasta echan un sueñeci- to en clase. Hace años esto era una falta muy grave, pero ahora lo ha- cen atendiendo a las instrucciones de un monitor que, por lo general, logra gobernarlos a todos como si tuviera en su poder el anillo de Fro- do Bolsón. Nada de magia. ‘Solo’ es yoga, una disciplina que, converti- da ya en una tendencia fuera y dentro de las aulas, se ha extendido junto a la meditación a casi 300 co- legios de toda España, bien como actividad extraescolar, bien dentro del horario lectivo, como ocurre en el Santo Domingo Savio. En este centro concertado, esta técnica se implantó hace nueve años «bus- cando iniciativas que ayudaran a equilibrar las emociones de los ni- ños. Incluida en el área de Psico- motricidad, nos sirve para aliviar el cambio brusco que sufren los más pequeños al llegar por primera vez en su vida al cole, con normas nue- vas, dejando atrás su casa y la guar- dería. Es una terapia relajante», ex- plica el director, José Basilio Mu- ñoz Miralles. – Pero, ¿tan estresados están los críos? – La que está estresada es la so- ciedad, que camina muy deprisa. Carmen León es periodista, pro- fesora de yoga y madre de un alum- no del colegio Gómez Moreno, en Granada. «A los niños les estresa- mos los padres», plantea León. En esta escuela, el yoga aterrizó el año pasado para que esos mismos pa- dres, «que vienen al colegio a prac- NAMASTÉ, ‘MINIYOGUIS’ EN DETALLE Obama, partidario La práctica del yoga en las escuelas de Estados Unidos, bendecido incluso desde la Casa Blanca, encontró el re- celo de algunas familias que lo consideraban ‘ejercicios religiosos’. Primeras Jornadas de Yoga en la Educación Los próximos 8 y 9 de abril de 2016 se celebrarán en la Universidad de Barcelona las I Jornadas de Yoga en la Educación. Están organiza- das por el Instituto de Cien- cias de la Educación y el Grupo de Investigación de Yoga en la Educación, dedi- cado «a investigar y difundir los beneficios derivados del yoga en el sistema educati- vo y a facilitar herramientas a los docentes para la apli- cación de estas técnicas en las aulas». Bajo estas líneas, alumnos del colegio García Rivero, de Bilbao (i). A la derecha, escolares del Gómez Moreno, en Granada, realizan un saludo al sol con su profesora. :: AMPAGR/DELPHINE CHAPUIS ticarlo con sus hijos, participen más en el proceso educativo, pero también como herramienta para educar a las personas de una forma integral». De hecho, este curso también reciben clases los profeso- res, que están tan encantados como los alumnos que reciben yoga en Primaria. O más. Fútbol es fútbol Los chavales del Gómez Moreno esperan al monitor en completo si- lencio, formando un círculo con sus esterillas. Atrás quedaron los días en que los cambios de clase se rellenaban con cruentas guerras de tizas. Lo que no ha cambiado es el deporte rey a la hora del recreo. «Los críos siguen jugando al fútbol, como siempre», reconoce León. Eso sí, «en el patio se generan cons- tantes situaciones de conflicto. La práctica del yoga ayuda a los chava- les a conectar con su cuerpo, a ca- nalizar sus propias emociones y a encontrar un estado de equilibrio interior para crecer y relacionarse con el entorno con mayor cons- ciencia humana y felicidad. A los chicos hay que dejarles jugar. El yoga no es el fin en este caso. Es un medio», apunta Blanca Franco, pro- fesora del colegio Sant Josep, de Sant Vicenç dels Horts, en Barcelo- na. La primera escuela pública de España que incluyó el yoga como una asignatura más en Infantil y Primaria. En el colegio Ramon Soláns, de Zaragoza, saludar al sol y hacer la montaña es un remedio excelente para aplacar el alboroto que llevan de serie los críos después del re- creo. Unos minutos de medita- ción... Y como nuevos. En los Ma- ristas de ‘El Salvador’, en Bilbao, 200 chavales que preparaban la prueba de selectividad liberaron tensiones en no más de diez minu- tos de relajación. «La clase más conflictiva salía aplaudiendo», re- cuerda Alaia profesora de ‘Min- duful english yoga’ en los colegios García Rivero y Trueba, de Bilbao. Pero, ¿sirve el yoga para que los alumnos saquen mejores notas? No son pocos los estudios que constatan que estas técnicas po- tencian la atención y la memoria, que son claves en el éxito escolar. Sin embargo, todos los docentes consultados por este periódico coinciden: no es una cuestión de que los críos saquen más sobresa- lientes en Lengua o Matemáticas (que también). «Sí, mejora los re- sultados académicos», sentencia Franco, que también pertenece al Grupo de Investigación de Yoga en la Educación, vinculado a la Uni- versidad de Barcelona. «Pero sus efectos transforman al alumno de una manera integral». Tampoco se trata de «moldear un tipo de perso- na determinada», aclara Moncho, el profesor de yoga. «Lo que inten- tamos es proporcionar una herra- mienta muy útil para potenciar ha- bilidades», ilustra. Alaia enumera algunas: «Conocimiento y cons- ciencia corporal, equilibrio, fuerza, coordinación, resistencia y flexibi- lidad». Además, «aprenden diferen- tes técnicas de respiración para re- lajarse, memorizar, incrementar su energía y su concentración y desa- rrollar inteligencias múltiples». Y no solo eso. «Aumentan su autoco- nocimiento, comprenden lo funda- mentales que son el respeto y la to- lerancia hacia ellos mismos y hacia los demás y potencian su creativi- dad e imaginación». Y, en esta clase en concreto, aprenden inglés al mismo tiempo. ¿Alguien da más? Pues sí. Niños como Uxue, del Gar- cía Rivero: «Mi hermano tiene asma, así que el otro día le enseñé el movimiento del aire para que respire mejor». Alicia, de 15 años, una de las primeras alumnas de Blanca Franco –empezó a practicar- lo con 7 años–, reconoce que esta técnica le ha ayudado a «aliviar tensiones, a relacionarse mejor con mis compañeros, con mis padres y con mis profesores». Además, Ali- cia ha mejorado en los estudios y asegura enfrentarse mejor a las di- ficultades. Carla practica yoga des- de los 6 años y ahora, con 13, por fin ha superado su timidez. «Los niños son más felices», resume Su- sana, maestra del Gómez Moreno: «Están más desinhibidos, con más autoestima y más dispuestos a coo- perar cuando saben que nos ocupa- mos de todo su ser, no solo de la parte académica». La relajación es absoluta. Tanto, que la tutora tiene que despertar a varios críos que se quedan ‘fritos’ a mitad de la clase Los alumnos de 4 años del colegio alicantino Santo Domingo Savio, en Petrer (Alicante), en plena postura del cuervo. :: ALEX DOMÍNGUEZ :: DANIEL VIDAL 75 Martes 03.11.15 EL CORREO Martes 03.11.15 EL CORREO 74 V V

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Daniela, Nicolás, Lu-cía y otros 25 ni-ños de cuatro años del colegio Santo Domingo Savio, en Petrer (Alicante),

colocan sus colchonetas ordenada-mente, se quitan las zapatillas y co-mienzan la clase de yoga a las órde-nes de Moncho, un fornido barbu-do de largas rastas que crea un po-deroso influjo en todos los rena-cuajos:

– ¡¡¡Hola, Moncho!!! – ¿Estamos listos? – ¡Sí! – Y lo primero que hacemos es... – ¡Cantar la canción de los in-

dios! La canción, en realidad, es un

mantra que Moncho reproduce en su iPod, y que los niños repiten de carrerilla, con devoción, cerrando los ojos y juntando las palmas de las manos ante el pecho, en postu-ra ‘namaskar’. Los pequeños ‘yo-guis’ tratan de permanecer senta-dos «como los indios», aunque cada uno lo hace de manera más o me-nos ortodoxa y, de vez en cuando, echando una mirada de soslayo al compañero, acompañada de una inevitable sonrisilla.

Durante 50 minutos, los alum-nos se ponen «delgaditos y gordi-tos» en los ejercicios de respiración y dan más vueltas que una peonza en un campo de flores imaginario adoptando la postura de la vaca, el

gato, el cuervo, la montaña, el ca-ballo... Nico pide «el camello y el cangrejo» pero hay que hacer el ár-bol, así que todos tratan de quedar-se quietos («como un árbol», preci-samente) en un silencio absoluto. A los diez segundos, cuando acaba la enésima postura –o ‘asana’– y se dejan caer a plomo, la mayoría es-talla en una poderosa carcajada. Después de hacer la bicicleta, el pe-rrito, el guerrero, el arquero, la es-tatua y la piedra, «la más difícil», reta el profesor, toca tumbarse du-rante unos minutos. No son pocos los que se quedan fritos y tardan un rato en despegarse de los brazos de Morfeo. «Daniela, cariño, des-pierta», interrumpe la ‘cabezadita’ la tutora, Nuria, que no quita ojo. La armonía se palpa con los dedos en un ambiente de relajación abso-luta, y eso que todavía falta rema-tar la lección con un masaje en ca-dena en cabeza y espalda antes de afrontar la siguiente hora: inglés. La ‘teacher’, Eli, comprueba de pri-mera mano los beneficios de la cla-se anterior: «Vienen muy relajados. Y muy atentos. Como si fuera la primera clase de la mañana. Claro que se nota». Y eso que son las cin-co de la tarde.

Los 150 alumnos de Infantil (tres, cuatro y cinco años) de este centro forman parte de los miles de escolares españoles que cantan mantras y hasta echan un sueñeci-to en clase. Hace años esto era una

falta muy grave, pero ahora lo ha-cen atendiendo a las instrucciones de un monitor que, por lo general, logra gobernarlos a todos como si tuviera en su poder el anillo de Fro-do Bolsón. Nada de magia. ‘Solo’ es yoga, una disciplina que, converti-da ya en una tendencia fuera y dentro de las aulas, se ha extendido junto a la meditación a casi 300 co-legios de toda España, bien como actividad extraescolar, bien dentro del horario lectivo, como ocurre en el Santo Domingo Savio. En este centro concertado, esta técnica se implantó hace nueve años «bus-cando iniciativas que ayudaran a equilibrar las emociones de los ni-ños. Incluida en el área de Psico-motricidad, nos sirve para aliviar el cambio brusco que sufren los más pequeños al llegar por primera vez en su vida al cole, con normas nue-vas, dejando atrás su casa y la guar-dería. Es una terapia relajante», ex-plica el director, José Basilio Mu-ñoz Miralles.

– Pero, ¿tan estresados están los críos?

– La que está estresada es la so-ciedad, que camina muy deprisa.

Carmen León es periodista, pro-fesora de yoga y madre de un alum-no del colegio Gómez Moreno, en Granada. «A los niños les estresa-mos los padres», plantea León. En esta escuela, el yoga aterrizó el año pasado para que esos mismos pa-dres, «que vienen al colegio a prac-

NAMASTÉ, ‘MINIYOGUIS’

EN DETALLE

Obama, partidario La práctica del yoga en las escuelas de Estados Unidos, bendecido incluso desde la Casa Blanca, encontró el re-celo de algunas familias que lo consideraban ‘ejercicios religiosos’.

Primeras Jornadas de Yoga en la Educación Los próximos 8 y 9 de abril de 2016 se celebrarán en la Universidad de Barcelona las I Jornadas de Yoga en la Educación. Están organiza-das por el Instituto de Cien-cias de la Educación y el Grupo de Investigación de Yoga en la Educación, dedi-cado «a investigar y difundir los beneficios derivados del yoga en el sistema educati-vo y a facilitar herramientas a los docentes para la apli-cación de estas técnicas en las aulas».

Bajo estas líneas, alumnos del colegio García Rivero, de Bilbao (i). A la derecha, escolares del Gómez Moreno, en Granada, realizan un saludo al sol con su profesora. :: AMPAGR/DELPHINE CHAPUIS

ticarlo con sus hijos, participen más en el proceso educativo, pero también como herramienta para educar a las personas de una forma integral». De hecho, este curso también reciben clases los profeso-res, que están tan encantados como los alumnos que reciben yoga en Primaria. O más.

Fútbol es fútbol

Los chavales del Gómez Moreno esperan al monitor en completo si-lencio, formando un círculo con sus esterillas. Atrás quedaron los días en que los cambios de clase se rellenaban con cruentas guerras de tizas. Lo que no ha cambiado es el deporte rey a la hora del recreo. «Los críos siguen jugando al fútbol, como siempre», reconoce León. Eso sí, «en el patio se generan cons-tantes situaciones de conflicto. La práctica del yoga ayuda a los chava-les a conectar con su cuerpo, a ca-nalizar sus propias emociones y a encontrar un estado de equilibrio interior para crecer y relacionarse con el entorno con mayor cons-ciencia humana y felicidad. A los

chicos hay que dejarles jugar. El yoga no es el fin en este caso. Es un medio», apunta Blanca Franco, pro-fesora del colegio Sant Josep, de Sant Vicenç dels Horts, en Barcelo-na. La primera escuela pública de España que incluyó el yoga como una asignatura más en Infantil y Primaria.

En el colegio Ramon Soláns, de Zaragoza, saludar al sol y hacer la montaña es un remedio excelente para aplacar el alboroto que llevan de serie los críos después del re-creo. Unos minutos de medita-ción... Y como nuevos. En los Ma-ristas de ‘El Salvador’, en Bilbao, 200 chavales que preparaban la prueba de selectividad liberaron tensiones en no más de diez minu-tos de relajación. «La clase más conflictiva salía aplaudiendo», re-cuerda Alaia profesora de ‘Min-duful english yoga’ en los colegios García Rivero y Trueba, de Bilbao.

Pero, ¿sirve el yoga para que los alumnos saquen mejores notas?

No son pocos los estudios que constatan que estas técnicas po-tencian la atención y la memoria,

que son claves en el éxito escolar. Sin embargo, todos los docentes consultados por este periódico coinciden: no es una cuestión de que los críos saquen más sobresa-lientes en Lengua o Matemáticas (que también). «Sí, mejora los re-sultados académicos», sentencia Franco, que también pertenece al Grupo de Investigación de Yoga en la Educación, vinculado a la Uni-versidad de Barcelona. «Pero sus efectos transforman al alumno de una manera integral». Tampoco se trata de «moldear un tipo de perso-na determinada», aclara Moncho, el profesor de yoga. «Lo que inten-tamos es proporcionar una herra-mienta muy útil para potenciar ha-bilidades», ilustra. Alaia enumera algunas: «Conocimiento y cons-ciencia corporal, equilibrio, fuerza, coordinación, resistencia y flexibi-lidad». Además, «aprenden diferen-tes técnicas de respiración para re-lajarse, memorizar, incrementar su energía y su concentración y desa-rrollar inteligencias múltiples». Y no solo eso. «Aumentan su autoco-nocimiento, comprenden lo funda-

mentales que son el respeto y la to-lerancia hacia ellos mismos y hacia los demás y potencian su creativi-dad e imaginación». Y, en esta clase en concreto, aprenden inglés al mismo tiempo. ¿Alguien da más? Pues sí. Niños como Uxue, del Gar-cía Rivero: «Mi hermano tiene asma, así que el otro día le enseñé el movimiento del aire para que respire mejor». Alicia, de 15 años, una de las primeras alumnas de Blanca Franco –empezó a practicar-lo con 7 años–, reconoce que esta técnica le ha ayudado a «aliviar tensiones, a relacionarse mejor con mis compañeros, con mis padres y con mis profesores». Además, Ali-cia ha mejorado en los estudios y asegura enfrentarse mejor a las di-ficultades. Carla practica yoga des-de los 6 años y ahora, con 13, por fin ha superado su timidez. «Los niños son más felices», resume Su-sana, maestra del Gómez Moreno: «Están más desinhibidos, con más autoestima y más dispuestos a coo-perar cuando saben que nos ocupa-mos de todo su ser, no solo de la parte académica».

La relajación es absoluta. Tanto, que la tutora tiene que despertar a varios críos que se quedan ‘fritos’ a mitad de la clase

Los alumnos de 4 años del colegio alicantino Santo Domingo Savio, en Petrer (Alicante), en plena postura del cuervo. :: ALEX DOMÍNGUEZ

:: DANIEL VIDAL

75Martes 03.11.15 EL CORREO

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