y.fin_de_la_historia_universal._odo_marquard.pdf
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dad. Y esto, frente al exceso de información que proporcionan los
nuevos medios, no es un nuevo analfabetismo, sino el antiguo arte
que dominan los lentos seres humanos de apañarse cuando la infor
mación los desborda. Incluso la imprenta, el más antiguo de los nue
vos medios, condujo a una sobrecarga de información: quien sabía
leer debía leer la Biblia,' y esto ya era demasiado, así que había que
descargarse con la oralidad: escuchando al sacerdote leer la pala
bra de Dios e interpretarla, comunicar oralmente lo que era impor
tante y correcto. De manera que es válido, creo yo, lo siguiente: que
la reforma condujera a la centralidad de la predicación en la misa
era, por lo menos también, la respuesta a una sobrecarga de infor
mación en el comienzo de la imprenta. Con esa misma antigua des
treza nos podremos descargar del exceso de información que
proporcionan los nuevos medios electrónicos. Próximamente ya no
nos sentaremos mucho tiempo ante el televisor, sino que, cuanto
más bullan las pantallas proporcionando datos, más lejos estaremos
de la pantalla, charlando en pequeños o grandes grupos, comuni
cándonos oralmente lo poco que de todo ese flujo de datos es
importante y correcto. Se trata, y esto es lo que me interesa, del arte
tradicional y de la antigua destreza de recurrir a lo oral, con lo cual
estaremos próximamente preparados para los medios del futuro.
Por eso los medios de información cada vez más rápidos siguen
siendo domesticables dentro del reino de esos lentos seres huma
nos. También en este caso, para los seres humanos es posible lo
nuevo: pero no sin lo antiguo.
Concluyo repitiendo mi tesis general sobre los seres humanos en
el mundo del cambio tecnológico. Es la siguiente: cuanto más rápidas
son las modernizaciones, más inevitablemente necesarios e importan-
Filosofía de la compensación
tes resultan los lentos seres humanos. Porque el mundo nuevo no es 80
posible sin las antiguas destrezas. La humanidad sin modernización
es coja; la modernidad sin humanidad es fría: la modernidad necesita
humanidad, porque el porvenir necesita provenir.
¿Fin de la historia universal?
Reflexiones filosóficas a partir de Schiller
El 26 de mayo de 1789, Friedrich Schiller, patrón de la Universidad
Friedrich-Schiller, comenzó aquí en Jena su actividad docente como
catedrático. Pero aquí he de plantear una cuestión: en realidad, ¿de
qué era catedrático Friedrich Schiller en la Universidad de Jena?
¿Cuál era su especialidad? En cualquier caso, fuese una especiali
dad u otra, el 26 y el 27 de mayo de 1789 dio dos conferencias que
luego reunió para su edición y publicó con el título <<¿Qué significa y
con qué finalidad se estudia historia universal?», un texto que se
conoce desde entonces como su conferencia inaugural. En la por
tada de la primera edición, Schiller se presenta como catedrático de
Historia en Jena. Pero en la portada de la segunda edición, que
enseguida fue necesaria, Schiller se presenta como catedrático de
Filosofía en Jena. Voy a recuperar el problema ahí contenido a partir
de un tema actual.
La Universidad Friedrich-Schiller de Jena ha decidido conmemo
rar anualmente la conferencia inaugural de Schiller con un Día de Schi
ller, que se celebrará desde hoy cada viernes siguiente al 26 de mayo.
Agradezco la invitación y el encargo, que es un honor para mí, de
pronunciar la primera conferencia conmemorativa en este primer Día
En: ODO MARQUARD. Filosofía de la compensación. Escritos sobre antropología filosófica. Paidós. 2001
de Schiller aquí en Jena. Mi conferencia no versa directamente sobre
Schiller, pero presenta reflexiones filosóficas en un enlace expreso
con Schiller, y no sólo con su conferencia inaugural, al plantear la
pregunta: ¿fin de la historia universal? Desarrollaré esta cuestión a
partir de Schiller, en las siguientes cinco secciones:
1 . Comienzo de la historia universal
2. Decepción de la esperanza de inmediata emancipación
3. ¿Salvación de lo humano en el arte y la naturaleza?
4. ¿Fin de la historia universal?
5. Observaciones sobre la cátedra Schiller
Empiezo, siguiendo la costumbre, por la sección:
1. Comienzo de la historia universal
Friedrich Schiller dio sus dos primeras conferencias en Jena, su
conferencia inaugural, el 26 y 27 de mayo de 1789, y esto significa
que las dio siete semanas antes de la toma de la Bastilla, el 14 de
julio de 1789, es decir, inmediatamente antes del comienzo de la
Revolución francesa.
Aunque en ningún lugar del mundo es menos necesario que aquí
en Jena explicar la tesis de su conferencia inaugural, la expongo con
suma brevedad: la «historia universal» no es un tema para «eruditos••,
sino exclusivamente para las «mentes filosóficas••, que «de la com
pleta suma de hechos•• del curso del mundo hasta ahora <<extraen
aquellos que han tenido una influencia esencial sobre la forma actual
del mundo y el estado de la generación que hoy vive••; es decir, que
Filosofía de 1 ~ compensaclór1
definen la historia desde su referencia al presente y a la finalidad 82
futura. Así introducen <<una meta racional en el curso del mundo y un
principio teleológico en la historia del mundo••, que según Schiller
<<nos cura•• «de una admiración exagerada por la antigüedad y de
una nostalgia infantil por los tiempos pasados••, porque al <<acostum-
brar a los seres humanos a hacerse con el pasado completo y pre-
cipitarse con sus claves hacia el lejano futuro••, y <<guiar al individuo
más allá de la especie••, muestra que <<todas las épocas anteriores••,
<<Sin saberlo••, se han <<esforzado•• <<por dar lugar a nuestro siglo
humano•• y con ello acercar la historia a su final.' Schiller dio así la
definición clásica de historia universal, de la historia general del
¿Fin de la mundo: aquella historia que es universal porque unifica todas las his-historia
universal? torias en una única historia universal del progreso y la perfección de
la humanidad, es decir, la historia universal.
Este programa de la historia universal que desarrolla Schiller en
su conferencia inaugural ya era actual desde 1681 (Bossuet) y
sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVIII, pero sólo en
tiempos de Schiller se hizo completamente actual. Reinhart Kose
lleck acuñó para esa época el concepto de Sattelzeit y lo mostró
desde la perspectiva de la historia conceptual. 2 Sólo después de
1750 aparecen rápidamente montones de <<historias universales••,
trabajos de la disciplina filosófica <<filosofía de la historia••. Esta disci
plina surge a la vez que su concepto, a partir de 1750 o 1756 o
1765 (Voltaire), y sin embargo, como quiero añadir ahora, surge de
la filosofía en un proceso específico de la modernidad. El credo tra
dicional ontológico preferente era inmutabilidad y unidad. Pero
luego, bajo la influencia y como consecuencia de la gran <<tempora
lización•• y <<aceleración•• de la realidad y su transformación en la
modernidad, esto cambia, aunque sólo sea a medias. El credo onto
lógico ya no es la inmutabilidad, sino la mutabilidad; por ello la his
toria, el lugar de los cambios, es positivizada y puede convertirse en
la realidad decisiva, y así lo hace. Sin embargo, el credo ontológico
de la unidad, al menos al principio, permanece intocable. En conse
cuencia, la unidad no se puede dar ni se puede afirmar en lo inmu
table, sino en lo mutable, en la historia, mediante la <<singularización»
83 de las diversas historias en <<la•• historia, la historia única con una
1. F. Schiller, •Was heisst und zu welchem Ende studiert man Universalgeschichte?•, en F. Schiller, Samtliche Werke, edición secular en 16 vol., E. von der Hellen y otros (comps.), Stuttgart 1904/1905, vol. 13, págs. 3-24. 2. R. Koselleck, •Richtlinien für das Lexikon politisch-sozialer Begriffe dar Neu7oil », '"' Archiv für Begriffsgeschichte, 9 (1967), págs. 82, 91, 95. Véase R. Kosellock, V""'·"' gene Zukunft. Zur Semantik geschichtlicher Zeiten, op. c/r,
sola finalidad para todos los seres humanos. «La historia», que
suena como «los poemas»,* era antes plural; sólo desde la segunda
mitad del siglo XVIII, la «época de las singularizaciones», como lla
maba Koselleck a ese Sattelzeit, el concepto de «la historia» se
convierte en singular, a la vez que las «singularizaciones» de los pro
gresos en «el•• progreso, de las libertades en «la» libertad, de las
revoluciones en «la» revolución. De las muchas historias surge, gra
cias a la mirada universalizadora de la filosofía de la historia y de las
mentes filosóficas que trabajan en ella, «la•• hist?ria, la historia única
y unitaria para todos los seres humanos: la historia universal. Schiller
afirmó este concepto de la historia universal y lo reforzó en su confe
rencia inaugural en la Universidad de Jena poco antes del estallido de
la Revolución francesa. Éste es el origen, el comienzo de la historia
universal. ¿Cómo continúa? Sobre ello explicaré algo en la sección
siguiente.
2. Decepción de la esperanza de inmediata emancipación
La historia universal, que se originó en el Sattelzeit y fue impulsada
por la conferencia inaugural de Schiller, fue continuada y radicaliza
da - disculpen una formulación tan sintética- por la filosofía de la
historia del idealismo alemán desde Fichte hasta Marx. A ella perte
necen como mínimo las tres siguientes propiedades:
a) La secularización . Karl Lowith, el maestro de filosofía de
Koselleck, subrayó que el concepto de la historia de salvación que
culmina en una salvación trascendente, procedente de la profecía
bíblica y de la escatología cristiana, se convierte gracias al concep-
Filosofía de 111 compensació1 t
to de la historia universal, que es propio de la filosofía de la historia, 84
en una historia de salvación que culmina en una salvación inmanen-
te: como historia de progreso y emancipación, cuyo fin debe ser la
realización lograda de la libertad, el buen fin de la historia universal.
• Die Geschichte («<a historia•} rima con Die Gedichte (.los poemas•}. (N. de la t.)
¿Fin de la historia
universal?
b) La tribunalización. Desde 1963 he propuesto repetidamen
te entender la filosofía de la historia como un agregado de la teo
dicea, porque en ambas filosofías se trata de un proceso, de un
procedimiento judicial: en la teodicea, de un proceso del ser huma
no contra Dios porque el mundo no es bueno, y en la filosofía de
la historia, de un proceso del ser humano contra el ser humano
porque el mundo todavía no es bueno. Debido a la teodicea, el ser
humano, en un proceso de autonomización, reemplaza a Dios como
actor de la historia para descargarlo de las acusaciones levanta
das contra Él. Con la filosofía de la historia, son los seres huma
nos los que se someten a la presión de esas acusaciones, y la
historia universal es el tribunal que acusa y juzga: «La historia del
mundo es el juicio del mundo••, escribió Schiller en 1784.3 De ese
tribunal se libera uno al serlo: el ser humano huye del tener-con
ciencia al ser-conciencia, en una vanguardia cada vez más definiti
va. Esa huida hacia adelante del ser acusado, finalmente llamada
dialéctica, parece ser la ley del movimiento de la historia, que
alcanza la finalidad inmanente de la salvación cuando todos los
seres humanos llegan a ser acusadores que ya no necesitan acusar
a nadie más, porque todos los acusados han sido eliminados, en
nombre de una causa presuntamente buena. Entonces, afirma la
filosofía de la historia, se completa la emancipación con el buen fin
de la historia universal.
e) La revolución. La filosofía de la historia exige la realización de
la historia universal mediante la praxis: así se convierte en filosofía
de la revolución. Si aún está pendiente la emancipación perfecta,
debe dejar de estarlo lo más rápidamente posible; y el salto más
rápido hacia la emancipación perfecta parece ser la revolución. Ésta
lleva la historia universal desde las cabezas de los filósofos de la his-
85 toria hasta la realidad; y primero lo hizo, inmediatamente después de
la conferencia inaugural de Schiller, la Revolución francesa, el modelo
de todas las revoluciones inspiradas en la filosofía de la historia.
3. F. Schiller, •Resignation•, en F. Schiller, SiJmtliche Werke, edición secular, vol. 1, pág. 199; véanse págs. 196-199.
Ésta despierta la expectativa de que la historia universal alcanzará
enseguida su buen final: la salvación inmanente.
Esta transposición de la filosofía de la historia universal a la rea
lidad de la revolución es para la filosofía de la historia universal, por
así decirlo, la hora de la verdad, y en cualquier caso una hora dolo
rosa. Porque con ella, esa utopía propia de la historia universal, el
salto revolucionario al buen final de la historia universal, se convier-
te de expectativa en realidad, con la cual se pueden hacer y se
hacen experiencias. Sin embargo, esta experiencia no es buena,
sino mayoritariamente mala, al menos desde el, reinado jacobino con
la dictadura del «Comité de asistencia social•• y su terreur. Entonces la
libertad aparece sobre todo como liberación de las libertades, como
dictadura y como terror -fiat utopia, pereat mundus--. El fin revo
lucionario de la historia universal no es su buen final, sino su tre
mendo final. Esta experiencia puede llamarse, con una intencionada
alusión a lo teológico, decepción de la esperanza de inmediata
emancipación; compromete -paradigmáticamente en la Revolución
francesa- la esperanza histórica de emancipación con la exigencia
de un buen final revolucionario de toda la historia universal.
Esta experiencia forma la cesura de la filosofía de la historia del
idealismo alemán: separa aquellos filósofos de la historia que, inge
nuamente, todavía tienen frente a sí o junto a sí la revolución como
esperanza, y a los cuales pertenece el Schiller de su conferencia
inaugural, respecto a aquellos filósofos de la historia que, habiendo
abandonado la ingenuidad, tienen la revolución junto a sí o tras de sí
ya como decepción. Entre estos últimos se encuentra Hegel, quien
criticó como terror la Revolución francesa, pero per saldo la alabó
para eliminarla del presente, como algo ya completo tras de sí; y
Filosofía do lt• compensaol~11
también Marx, quien alabó la Revolución francesa como un paso en 86
el desarrollo, pero per saldo la criticó para eliminarla del presente y
tenerla lo más completa posible todavía ante él. A ellos pertenece
también, uno de los primeros, el Schiller tardío que, como expresión
de una decepción extrema, el 13 de julio de 1793, refiriéndose a la
Revolución francesa, escribió al duque Friedrich Christian de Augus-
¿Fin de la historia
universal?
tenburg: <<Estoy tan lejos de creer en el comienzo de una regenera
ción de lo político que los acontecimientos de esta época me roban
la esperanza de muchos siglos••. 4 Entonces, ¿qué hacer? Sobre ello
ofrezco algunas consideraciones en la sección siguiente.
3. ¿Salvación de lo humano en el arte y la naturalez~?
Poco después de que Schiller, el 26 de agosto de 1792, fuese nom
brado algo así como revolucionario de honor con la concesión del títu
lo de citoyen fran{:ais por la Asamblea Nacional en París, ya se había
distanciado claramente de la lección revolucionaria de su conferencia
inaugural de Jena. Y a partir de entonces, visto el final tremendo y san
griento de la historia universal convertida en revolución, subraya cada
vez más que la oportunidad de la humanidad no está en la revolución
histórica, sino en el arte y la naturaleza. Gracias a esta idea, desde
entonces siempre repetida en la filosofía, Schiller se convirtió en un
clásico filosófico de unas dificultades aún existentes. Puesto que,
cuando la historia universal convertida en revolucionaria llega al final
de sus posibilidades de realizar la humanidad y salvarla, el arte y la
naturaleza deben acudir para salvar lo humano (a, b). Esto es:
a) El arte, porque tal como escribió Schiller en 1794 en las Car
tas sobre la educación estética del hombre: <<Para resolver el pro
blema político en la experiencia hay que tomar el camino a través de
lo estético, porque a través de la belleza se llega a la libertad••.5
Cuando la historia universal, convertida en revolucionaria utilizando el
terreur como medio, seculariza su finalidad, la salvación inmanente,
parece que la humanidad ya sólo puede ser salvada por una activi-
87 dad descargada de finalidades: por el juego estético. <<El ser huma-
4. Schillers Briefe, Kritische Gesamtausgabe, F. Jonas (comp. y notas) (1892/1896), vol. 3, pág. 532. 5. F. Schiller, •Über die ii.sthetische Erziehung des Menschen» (1794), en F. Schiller, Samtliche Werke, edición secular, vol. 12, pág. 7 (trad. cast.: Cartas sobre la educación estética dé/ hombre, Madrid, Aguilar, 1969).
k
no sólo lo es completamente cuando juega••, dice en la carta 15
«Sobre la educación estética••:6 la descarga de la revolución fraca
sada es el arte. Sin embargo, la estetización sólo es humana si no
todo es estetizado. Cuando toda la realidad ha de convertirse en
una obra de arte, en una única obra de arte, como quisieron, ya no
Schiller, pero sí las teorías de la obra de arte total en lo siglos XIX
y xx, lo estético se hace inhumano; porque es contrario a lo humano
que los seres humanos, en vez de tener su realidad, hayan de tener
sólo una única obra de arte. Lo que quiero indicar con esto es que
también el giro hacia la estética puede llegar a ser una ilusión peli
grosa, no porque el arte sea demasiado irreal, sino porque es dema
siado real.
b) La naturaleza, que evoca Schiller sobre todo en 1796 en su
escrito Sobre poesía ingenua y poesía sentimental. Cuando la his
toria pierde a la humanidad en el terreur revolucionario, la no histo
ria, la naturaleza, se convierte en refugio de la humanidad, con lo cual
es válido, como escribe Schiller:7 «Porque la naturaleza ha desapa
recido de la humanidad», se necesita al «poeta•• como <<guardián de
la naturaleza», ya sea como su «testigo•• o como <<vengador», según
si <<son naturaleza•• o si «buscan la naturaleza perdida». No subrayo
aquí la por supuesto importante tipología de Schiller del poeta inge
nuo y el poeta sentimental, sino lo que presupone: el recurso a la
naturaleza. La autodestrucción de la historia universal exige la posi
tivación de la naturaleza.
Ese giro hacia la naturaleza, que en Schiller sólo es un comien
zo, se radicaliza a partir de 1797 con Schelling y la filosofía román
tica de la naturaleza. Ésta se alcanza, por así decirlo, por el camino
verde, con el <<regreso a Rousseau•• y el <<regreso a la naturaleza••. La
naturaleza ha de ser protegida de la historia, por ello la historia debe
ser sustituida por la naturaleza: donde estaba la historia debe estar
6. /bid .• pág. 59. 7. F. Schiller ·Über naive und sentimentalische Dichtung• (1796), en F. Schiller, Samtliche Werke, edición secular, vol. 12, pág. 183 (trad. cast.: Sobre poesfa ingenua y poe· sfa sentimental, Madrid, Verbum, 1995).
Filosofía de lo compensaciói;
88
¿Fin de la historia
universal?
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la naturaleza. Ésta no era la tesis de Schiller; pero el intento de sal
var a la humanidad por y en la naturaleza implica este peligro de irse
al extremo, de apearse de la historia: también el giro hacia la natu
raleza puede convertirse en una ilusión peligrosa.
Mi convicción es que así fue como Schiller quiso conjurar una
ilusión peligrosa, la transformación de la historia universal en la rea
lización revolucionaria de la utopía, con el giro hacia las realidades
del arte y la naturaleza, que también pueden llegar a ser ilusiones pe
ligrosas. El camino que parte de la posición de su conferencia inau
gural -la cual admiro y que me despierta simpatía, no quiero dejar
dudas sobre ello-, ese camino de Schiller es rico en enseñanza: que
ese camino no es suficiente no es lo único que puede aprenderse
de él. Pero entonces, después del tremendo final de la historia uni
versal convertida en revolucionaria, ¿cómo puede salvarse la huma
nidad? Sobre ello presento algunas consideraciones en la sección
siguiente.
4. ¿Fin de la historia universal?
Mi opinión es que contra la historia sólo ayuda la historia. Contra el
intento, inspirado por la filosofía de la historia, de conducir la histo
ria universal a su final por medio de la revolución, ayuda sobre todo,
más acá del giro hacia la estética y más acá del giro hacia la natu
raleza, el valor de permanecer en la historia. Pero ¿cómo puede
hacerse y cómo puede resultar?
La historia universal, como subrayé al principio enlazando con
Koselleck, singulariza la historia. Esto significa que la tradicional pri
macía ontológica de la inmutabilidad desaparece; la tradicional prima
cía ontológica de la unidad aumenta: los seres humanos ya no pueden
tener muchas historias, sino que cada ser humano para sí y todos
los seres humanos juntos sólo pueden tener una única historia uni
taria, la historia universal. Poder tener sólo una única historia es algo
contrario a la humanidad. A un ser humano a quien sólo se le per-
mite tener una historia, para sí mismo y con todos los otros seres
humanos, se le impide ser un ser humano: un ser humano debe poder
tener muchas historias. Por ello, quien quiere permanecer humana
mente en la historia, no sólo debe disminuir la tradicional primacía
ontológica de la inmutabilidad, sino también la tradicional primacía on
tológica de la unidad. Esto significa que la historia, bajo la impresión
del tremendo final de una historia universal convertida en revolucio
naria, debe ser des-singularizada, debe ser re-pluralizada: de una his
toria deben surgir muchas historias.
Quien sin embargo persevera en la historia única, en el mono
polio de la historia universal, y define esta historia única como la
marcha rápida o lenta hacia lo universal y como disolución de los
individuos en la especie -remito a la conferencia inaugural de Schi
ller y repito la posición de Schiller ya citada- no tiene otra posibilidad
que aceptar que «todas las épocas anteriores•• se han «esforzado» por
«dar lugar a nuestro siglo humano». Quiero decir que con derecho
protestó contra ello Claude Lévi-Strauss en 1958 en su Antropolo
gía estructural, tomando la tesis de Ranke sobre la igualdad de
oportunidades de las épocas y culturas, y lo hizo con una frase que
se deja leer como escrita directamente contra Schiller:8 «Una socie
dad puede vivir, actuar, transformarse, sin dejarse emborrachar por
la convicción de que los que le precedieron hace diez mil años no
hicieron otra cosa sino prepararle el suelo, y que todos sus coetá
neos, incluso los de las antípodas, trabajan duramente para imitarla
y que todos los que la seguirán hasta el fin de los tiempos sólo pen
sarán en continuar desarrollándose en su dirección». Lo que signifi
ca esta crítica al «mito de la Revolución francesa», como denomina
Lévi-Strauss la historia universal, es que hay muchos caminos hacia
la humanidad. Y yo añado: sólo hay humanidad a través de muchos
caminos. Por eso no puede haber una única historia para cada ser
humano y para todos juntos: debe poder haber y debe haber
8. C. Lévi-Strauss, Antropologie structurale. Véase la sección 226, pág. 362 de la traducción alemana, Strukturale Anthropologie, Francfort a. M., 1978 (trad. casi.: Antropología estructural, Barcelona, Paidós, 2000) .
Filosofía de la compensación
90
¿Fin de la historia
universal?
91
muchas historias para cada ser humano y para todos juntos. Dicho
de otro modo: contra el tremendo final de la historia universal con
vertida en revolucionaria, la humanidad puede ser salvada por la his
toria, pero sólo por aquella historia que son muchas historias.
Una pregunta se impone ahora con urgencia: ¿significa eso el
final de la historia universal? Creo que no debería serlo. La historia
universal sólo llega a su fin cuando quiere ser la única historia para
cada ser humano y para todos juntos, y no tolera ninguna otra histo
ria junto a ella: justamente entonces llega con horror a su tremendo
final. Pero como una historia entre otras, es irrenunciable, porque la
producción de universales también es irrenunciable. Por ejemplo,
la proclamación de los derechos humanos, que son derechos para
todos los seres humanos, y que en su sentido más exacto son garan
tías para que cada ser humano pueda ser diferente de todos los
otros. Igualdad significa que todos puedan ser diferentes sin temor.
La universalización sólo se justifica como posibilidad de pluraliza
ción, como fomento de la diversidad. Por ello la historia universal
sólo es legítima como una historia entre muchas otras historias: la
historia universal sólo es humana como posibilidad del pluralismo de
las historias. Creo que por ello Friedrich Schiller no permaneció en
la posición de su conferencia inaugural, y que por ello la filosofía de la
historia no permaneció como la filosofía de la historia del idealismo
alemán: porque el idealismo alemán sólo se hace realmente humano
gracias a la pluralización de la historia, es decir, gracias al histeris
mo, y el histerismo sólo se hace realmente humano gracias a la fi
losofía -de voluntad plural- de las historias. Completo estas
reflexiones en una última sección.
5. Observaciones sobre la cátedra Schiller
Para cualquiera que haya seguido mis afirmaciones debe ser evi
dente que historiográficamente han sido más bien escasas. También
resulta evidente quién podría y debería reparar esta carencia de mis
afirmaciones: sería el filósofo responsable en Jena de la historiogra-
1'-
fía de la filosofía del idealismo alemán, es decir, el titular de la cáte
dra de Filosofía con la especialidad de historia de la filosofía y con
especial atención al idealismo alemán.
La necesidad de esta cátedra se demuestra sobre todo por la
carencia de mi exposición: un filósofo sistemático no está normal
mente en disposición de poder realizar un trabajo de precisión sobre
la historia de la filosofía. Esta cátedra no está ocupada todavía y ni
tan sólo está convocada (el texto de la convocatoria se halla en la
Universidad Friedrich-Schiller). Mientras tanto, me ha inquietado el
rumor de que, vistas las medidas de ahorro del Ministerio, est!'l cáte-
dra se encuentra en peligro de ser anulada. Estoy agradecido por la
noticia de que no va a ser el caso. Después de todo, ésta no es una
cátedra cualquiera: no sólo está a) en el plan estructural para la filo-
sofía en Jena, elaborado por la comisión de filosofía del Ministerio de
la Ciencia y el Arte de Turingia, que el Senado ha ratificado; no sólo
b) resulta que la comisión de Turingia para la estructura de las uni
versidades• ha ratificado el plan estructural de personal de la Univer-
sidad de Jena bajo la condición explícita de que dicha universidad
realice esta cátedra como cátedra C4; no sólo e) el consejo de cien-
cia recomienda que el ámbito de estudio de esa cátedra, el idealis-
mo alemán, sea una de las especialidades de la Universidad de
Jena; sino que d) esa cátedra puede valer, y esto justifica que yo hable
sobre ella en esta conferencia, como equivalente actual de la cátedra
de Friedrich Schiller. Regreso a lo que dije al principio: en la por-
Filosofía de la compensación
tada de la primera edición de su conferencia inaugural, Schiller se
denominó catedrático de Historia en Jena. Cuando el entonces cate
drát~co de Historia de la Universidad de Jena, Heinrich, formuló su
protesta, Schiller se denominó, en la portada de la segunda edición,
catedrático de Filosofía en Jena. El primer intento de llamar a Schiller
como catedrático a Jena provino del filósofo de Jena Karl Leonhard 92
9. El redactor fue durante 1991/1992 miembro de la comisión de Turingia para la estructura de las universidades y presidente de su comisión de Filosofía. Véase O. Marquard, •Rede anliisslich der Neugründung des Philosophischen lnstituts der FriedrichSchiller-Universitiit Jena und Übergabe der Geschiiftsführung am 19.11.1992•, en W. Hogrebe (comp.), Philosophie in Jena, Erlangen/Jena, 1993 (Jenaer Philosophische Vortriige und Studien, 1), págs. 27-31.
¿Fin de la historia
universal?
93
Reinhold: quería a Schiller como catedrático de Filosofía. La historia
universal era entonces, como ya indiqué, una idea primariamente
filosófica. No puede ponerse en duda que lo que Schiller enseñaba
entonces era filosofía del idealismo alemán. Entonces, ¿cuál era su
especialidad? ¿Filosofía? ¿Historia? ¿Filosofía e historia? Voila: his
toria de la filosofía, y con especial atención al idealismo alemán, es
decir, exactamente aquello de lo que será responsable la cátedra de
Filosofía con la especialidad de historia de la filosofía y especial
atención al idealismo alemán.
Felicito pues a la Universidad de Jena por su decidida voluntad
de conservar esta cátedra, la cátedra Schiller, ante el peligro de su
desaparición; porque la Universidad Friedrich-Schiller no puede
ahorrarse precisamente la cátedra Friedrich Schiller y con ello con
vertir el día de Schiller, el día de la conmemoración del origen de
esta cátedra, en el día del recuerdo de su eliminación. Acabo pues
mi conferencia lleno de confianza y con los mejores deseos para
esta universidad, a la cual me siento unido. Deseo a la Universidad
Friedrich-Schiller lo mejor para el futuro. También les deseo una
pronta convocatoria y toma de posesión de esta cátedra Schiller, la
cátedra de historia de la filosofía con la especialidad de idealismo
alemán.