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Pablo A. Pozzi y Claudio Pérez (eds.)

Por el camino del CheLas guerrillas latinoamericanas 1959-1990

J

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La Red Latinoamericana de Historia Oral (RELAHO) es un espacio académico de articulación, intercambio y difusión de la investigación que se realiza en diversos países de América latina sobre la historia del presente, basada tanto en las fuentes tradicionales de la historia, como en la memoria oral de nuestros pueblos, propug­nando el uso de las fuentes orales de la misma manera que otros recursos recientes. En 1992, historiadores orales de México, Argentina y Brasil se reunieron en la ciudad de San Pablo, Brasil, para debatir acerca de la necesidad y la posibilidad de organizar reuniones periódi­cas. En 1995, un más diverso y nutrido grupo de latinoa­mericanos asistieron a un congreso en la ciudad de Nueva York, organizado por la Oficina de Historia Oral de la Biblioteca de la Universidad de Columbia, en donde se discutieron posibles temas de historia comparativa y estrategias para crear vínculos, entre ellos la creación de una red de historia oral en la región. Pero fue hasta el 2005, en el marco del congreso de historia oral en Colombia, que la idea de una organización y de reuniones periódicas adquirió cuerpo y figura. Posteriormente hubo un segundo y un tercer encuentro latinoamericano de historia oral: Panamá en 2007 y Nicaragua en 2009. En este último no solo se votó hacer un siguiente encuentro en Venezuela para el 2011, sino que se propusieron algunos pasos concretos para consolidar la actual organi­zación

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Por el camino del Che Las guerrillas latinoamericanas

1959-1990

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Pablo A. Pozzi - Claudio Pérez (editores)

Por el camino del Che Las guerrillas latinoamericanas

1959-1990

Instituto Inlerdiscipfinarío ^de Estudios e Investigaciones & D C ¡ I F L J ■ " ' . • ' l

de América Latina w> ( ^ - ‘ÍTÍ / W V l \ C l a > I I , . .Facultad de Filosofía y Letras A C A P tjw ? Reo u tin o .m .fic aK . d . m .io r i. o.m j^ Y IT N 1 > 1

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COLECCIÓN EN DEFENSA DE LA HISTORIA D irigida por Pablo Pozzi

Pablo A. Pozzi y C laudio Pérez (edito res)Por el cam ino del Che. Las guerrillas la tinoam ericanas 1959-1990 . l a ed . B uenos Aires: Im ago M undi, 2011.480 p. 22x15 cm ISBN 978-950-793-134-51. H isto ria Política L a tinoam ericana . I. Pozzi, Pablo, ed . lit. II. Pérez, C laudio, ed. lit.CDD 320 .980Fecha de cata logación: 0 2 /0 6 /2 0 1 1

© 2012 , Pablo A. Pozzi y C laudio Pérez © 2012 , Ediciones Im ago M undi D istribución: Av. E ntre Ríos 1055, local 36, CABA em ail: info@ im agom undi.coni.ar w e b s i te :www.imagomundi.com. a rDiseño y a rm ado de in terior: A lberto M oyano, hecho con i l £Diseño de tapa: A lejandra SpinelliFotografía de tap a y co n tra tap a : págs. 198-199 del libro Che desde la m em oria , O cean SurH echo el depósito que m arca la ley 11.723Im preso en A rgentina. T irada de esta edición: 1 .000 ejem plares

Este libro se term inó de im prim ir en el mes de octubre de 2012 en Gráfica San M artín , P uey rredón 2130 , San M artín , p rov incia de B uenos Aires, R epública A rgen tina. N inguna p arte de esta pub licación , inc lu ido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, a lm acenada o tran sm itida de m anera alguna ni por n ingún medio, ya sea eléctrico, quím ico, m ecánico, óptico , de g rabac ión o de fo tocopia , sin perm iso previo p o r escrito del editor.

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índice general

Pablo A. Pozzi y Claudio PérezIn tro d u c c ió n : e s tu d ia r la g u e rr illa la t in o a m e ric a . . . . IX

1 Félix Ojeda ReyesLos q u e tu m b a ro n a T ru jillo . P u e r to R ico en lase x p e d ic io n e s d e 1 9 5 9 ............................................................................. 1

2 Ernesto José Salas« U tu runcos» . Los o r íg e n e s d e la g u e rr illa p e ro n is ta ( 1 9 5 9 - 1 9 6 0 ) ............................................................................................. 23

3 José Luis Moreno BorbollaU na v is ió n re tro sp e c tiv a d e los m o v im ien to s a rm a d o s e n M éxico. M o v im ien to A rm ad o S o c ia lis ta (1 9 6 5 -1 9 8 0 ) . . . 53

4 Denise RolletnbergC arlo s M arig h e lla y C arlos L am arca : m e m o ria s d e d o s r e v o l u c io n a r io s ........................................................................................97

5 José Luis RéniqueDel APRA R eb e ld e a la lu c h a a rm a d a . P erú (1 9 6 5 ) . . . . 115

6 Marcelo R aim undoIz q u ie rd a p e ro n is ta , v io len c ia a rm a d a y c la se o b re ra : u n a e x p e r ie n c ia a l t e r n a t i v a ....................................................................... 155

7 Gustavo Rodríguez OstriaB oliv ia e n el c iclo g u e rr ille ro , 1 9 6 3 -1 9 7 0 c o n tin u id a d e s y d i f e r e n c i a s .................................................................................................. 189

8 Igor Goicovic DonosoP u eb lo , co n c ie n c ia y fu s il .’EI M ov im ien to d e Iz q u ie rd a R e v o lu c io n a ria (M IR) y la ir ru p c ió n d e la lu c h a a rm a d a en C hile ( 1 9 6 5 - 1 9 9 0 ) .................................................................................. 203

9 Clara AldrighiEl M o v im ien to d e L ib e rac ió n N ac iona l T u p am aro s (1 9 6 5 -1 9 7 5 ). E s tru c tu ra in te rn a , fases d e d e sa r ro llo y p o lític a d e a l i a n z a s .................................................................................. 243

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10 M ario Aguilera PeñaE jé rc ito d e L ib e ra c ió n N ac iona l: e n tre las a rm a s y la p o lític a 283

11 Claudio Pérez SilvaExilio e in te rn a c io n a lism o en la in ilita n c ia c o m u n is ta d e losse te n ta . Su a p o r te a la c o n s tru c c ió n d e la p o lític a m ili ta rd e l P a r t id o C o m u n is ta d e C h i l e ....................................................... 335

12 Ivette Lozoya LópezV io len c ia p o lític a y t r a n s ic ió n a la d e m o c ra c ia en el C hile d e lo s n o v e n ta . El M A PU -Lautaro y la d e r r o ta d e la v ía r e v o l u c i o n a r i a ........................................................................................373

13 José Pan toja ReyesEl C o m a n d a n te C ésa r M on tes: so b re v iv ie n te d e m ás d e c ienb a t a l l a s ........................................................................................................ 399

A u t o r e s ........................................................................................................ 421B i b l i o g r a f í a ............................................................................................. 42 5

ín d ic e d e a u t o r e s .................................................................................. 4 5 2

VIII

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Introducción: estudiar la guerrilla latinoamerica

P a b lo A. P ozzi I C lau d io P é re z

¿Por qué e s tu d ia r las guerrillas la tin o am erican as? Las razones son m últiples, y si bien no excluyen opciones y posicionam ientos políticos, la m ayoría tienen que ver con la construcción del conocim iento y con aproxi­m arnos a la com prensión de la realidad histórica y social latinoam ericana. Así, la h e te ro g en e id ad de experiencias guerrille ras , la pe rm an en c ia del fenóm eno a través del tiem po, y su existencia en geografías y sociedades re la tiv am en te d is tin ta s sug iere no solo su com plejidad , si no tam bién cuestiones com unes y com partidas po r la rea lid ad la tinoam ericana . De hecho , si b ien el fenóm eno de las guerrillas revo lucionarias es am plio y m u n d ia l, ab a rcan d o desde G recia y M alasia hacia 1947, a Filipinas d u ra n te g ran p a rte del siglo xx, al F rente Polisario, a las B rigadas Rojas ita lian as, nos p arece que la experiencia g u errille ra la tin o am erican a ha ten ido especificidades propias. Este es uno de los aspectos que sugieren los estud ios de caso aquí reunidos.

Pero, ad em ás, hay una serie de o tro s e lem en to s que d e te rm in an la im portancia de estud ia r y conocer estos m ovim ientos arm ados revolucio­narios. El p rim ero es que es im posible co m p ren d e r el hoy sin en ten d e r el ayer. En este sen tid o las guerrillas la tin o am erican as p erm iten id en ­tificar u n a serie de p rob lem as y tam bién de reiv ind icaciones en tre los sec to res p o p u la res de A m érica Latina. A sim ism o, la recu rren c ia de los fenóm enos guerrille ro s, su perm anenc ia en el tiem po, y sus nexos con los m ov im ien tos sociales ponen en cuestión u n a visión cara a la h is to ­riografía del co n tin en te : la de la pasiv idad y docilidad de los sec tores popu lares, cuya p resencia en los procesos h istóricos solo es considerada com o «explosiones de irracionalidad». De hecho, el fenóm eno guerrillero sugiere cuestionam ien tos (o por lo m enos m atices) a aquellas in te rp re ta ­ciones de las sociedades latinoam ericanas que enfatizan en la hegem onía

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Pablo A. Pozzi | Claudio Pérez

y el consenso , o en los p rocesos m o d ern izad o res que g e s tan «dem ocra­cias» e inco rpo rac ión «ciudadana» . En rea lidad , lo que se ev idenc ia es u n a serie de d eb a te s y cu estionam ien to s sobre el curso del desarro llo socioeconóm ico latinoam ericano que convierten a las guerrillas no en un p roducto irracional y utópico, sino en el em ergente de una realidad social d e te rm in a d a y excluyente de las g randes m ayorías de la pob lac ión . Así evidencian una serie de posibles a lternativas a los proyectos de construc­ción nac iona l de las bu rguesías del co n tinen te . No estam os p lan tean d o que estas a lternativas sean «correctas», sino sim plem ente constatam os su existencia.

Es m ás, no es n uestra ta rea ni nuestra in tención d iscu tir la ética o la m oral de la violencia revolucionaria; sobre todo en el con tex to histórico de un con tinen te donde la violencia ha sido siem pre la política de Estado de los d istin tos sectores dom inantes. Sí es nuestra intención avanzar en el conocim iento de las d istin tas experiencias guerrillas en función de poder com pararlas y com prenderlas com o fenóm eno histórico con tinen ta l.

Los trab a jo s p resen tad o s en este libro p re ten d en a p o r ta r al conoci­m iento y com prensión de la historia reciente de América Latina a p artir de uno de sus aspectos más conflictivos, la violencia política. Las expresiones y ciclos de v io lencia política son un e lem en to cen tra l p a ra an a liza r las d inám icas sociales y políticas que tensionan y caracterizan a una sociedad en p leno proceso de cam bio. S ituación que afectó no tab lem en te al conti­n en te am erican o a p a rtir de la década del c in cuen ta con el in crem en to de la indus tria lizac ió n p o r sus tituc ión d e im portac iones, el p roceso de m igración cam po-ciudad, com o tam bién el acelerado aum en to y peso de la clase traba jado ra , los conflictos por dem andas de tierras, m asificación de los m ed io s de com unicación , inc rem en to de la educac ión p rim aria , secundaria y universitaria, aspectos todos que favorecieron el ráp ido p ro­ceso de politización de miles de jóvenes (es tud ian tes y trabajadores) que veían com o necesaria, u rgen te y posible las reform as y la p rofundización de las conqu istas sociales ob ten idas hasta ese m om ento . Este m undo de cam bio y transición generó reacciones y resistencias, en tre las cuales las guerrillas fueron una de las m ás notables.

No o b s tan te , d icho proceso tam b ién significó u n a fu e rte oposición y reconfiguración por p a rte de las bu rguesías la tin o am erican as que, de la m ano de E stados U nidos, log raron en fre n ta r con nuevas lógicas y a rm as la a rre m e tid a de los d is tin tos p royectos políticos que em erg ían en dicho proceso de transform ación . R esultado de ello, son las enorm es d ificultades para que el b loque en el poder m ateria lizara su dom inación con am plios consensos, ten iendo que apela r en m uchos casos y de form a sis tem ática a la rep resió n ab ie r ta y m asiva en tiem pos d e «norm alidad

X

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Introducción: estudiar la g u e r r i l l a latinoam erica

d em ocrática» o p o r m edio de cru en tas d ic tad u ra s o d em o crac ias de fachadas con fuertes tin tes au to ritarios , an tipopu lares y excluyentes.

Tanto las d is tin ta s respuestas de los sec to res d o m in an te s fren te a la a rrem e tid a de los trab a jad o res y sus v a riados proyectos d e tran sfo r­m ación social, com o las nuevas e stra teg ia s po lítico -m ilita res su rg idas desde la izquierda revolucionaria la tinoam ericana encam inadas hacia los cam bios e stru c tu ra le s de la sociedad y la construcción del socialism o, o tam bién aquellas apuestas políticas que veían en la violencia política y la lucha a rm ad a una de las m aneras p ara te rm in a r con la p rob lem ática de la d ep en d en c ia , el subdesarro llo o con las d ic tad u ras que se in s ta lab an en n u es tro co n tinen te a p a rtir de la década del sesen ta , ab rie ron paso a un nuevo y particu lar ciclo político de la historia latinoam ericana. C arac­terizado en térm inos generales po r el p ro tagon ism o histórico de la clase trabajadora y las organizaciones de izquierda con sus proyectos societales, la presencia y desarro llo de altos niveles de conflictividad laboral, social y violencia política popular, com o tam bién la reconfiguración de las clases d o m in an tes , el b loque en el p o d er y las lógicas d e d o m inac ión con sus respectivos m ecanism os de contro l social y represión política.

Según Eduardo González Calleja, la violencia ha sido y es un elem ento fund am en ta l en la h isto ria de la hum an idad y se en cu en tra p resen te en todos los ám bitos de la vida, en las d iversiones, las relaciones sociales y políticas y en nu estras instituciones u o rd en am ien to socia l.1 Es un com ­p onen te que surge en diversos grados en la com unicación in terpersonal, en las m odas esté ticas o en la vida económ ica, po lítica y re lig iosa. Por tan to , «el fenóm eno violento no es un hecho puntual, sino un hecho social g lobal, v incu lado c ie rtam en te a la política, pero tam b ién a la econom ía, a las represen taciones colectivas y al im aginario social».2 Esto sugiere, en el caso la tin o am erican o , que la v io lencia d o m in an te sobre cam pesinos, obreros, pobres u rbanos y rurales, m ujeres y población de color, engendró a su vez u n a con trav io lencia . Al decir de la m ilitancia de la d écad a del sesen ta: la violencia desde arriba engend ra la v iolencia desde abajo.

Es ju s tam en te la universalidad de la violencia, la m ultiplicidad de sus m an ifestac iones y consecuencias y su eno rm e po tencia l com o e lem en to de transform ación de la realidad cotidiana, lo que le da im portancia como hecho y proceso social de significación. O to rgándonos la posibilidad de

1. Eduardo González Calleja. La violencia en la política. Perspectivas teóricas sobre el empleo deliberado de la fuerza en los conflictos de poder. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2002; véase adem ás Robcrt Litke. «Vio­lencia y poder». En: Revista Internacional de Ciencias Sociales. Pensar la violencia: Barcelona (junio de 1992), pág. 161.

2. González Calleja, La violencia en la política. Perspectivas teóricas subt e el empleo deliberado de la fuerza en los conflictos de poder, pág. 11.

XI

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Pablo A. Pozzi | Claudio Pérez

ace rca rn o s y co m p ren d e r lo m ás p ro fu n d o y conflictivo de las ca rac te ­rísticas de u n a sociedad en un m om en to d e te rm in ad o , llegando a ella, a través de las s ituac iones de m ayor aflicción social o d e los fac to res y e lem en tos que la d is to rsionan o m oldean .3

Bajo esta m irada , las coyun tu ras particu lares de conflictividad social v io len ta o de v io lencia política d esen cad en ad a , com o lo seña lan Aroste- gui y Tilly,4 tienen para el h is to riado r un p ro fundo significado h istórico , ya que se p u ed en iden tificar las ca rac terísticas prop ias del suceso , las d inám icas particu la res del conflicto social y político que se en co n trab an p resen tes en las condiciones de anorm alidad o norm alidad política, perm i­tiéndonos adem ás, observar y de te rm in a r el su rg im ien to , los objetivos y la form a violenta en que revientan las contradicciones sociales y políticas de una sociedad en un m om ento histórico particular.

C reem os que la em ergenc ias d e o rgan izac iones que co n tem p lan la lucha arm ada com o un elem ento central de su estrategia para la consecu­ción de objetivos políticos, com o tam bién las m an ifestaciones populares de p ro testa social v io lenta, son una m uestra c lara del ca rác te r que tiene la violencia colectiva en un m om ento determ inado , siendo estas expresio­nes p o r tan to , una especie de te rm óm etro que nos ind ica los niveles de conflictividad que están afectando la vida económ ica, social y política de un país o una región. En función de lo anterior, rescatam os la concepción de v io lencia e lab o rad a por el h is to riador españo l Ju lio A róstegui, quien identifica violencia con la «resolución o in tento de resolución, por m edios no consensuados, de una situación de conflicto en tre partes en fren tadas, lo que co m p o rta e sen c ia lm en te u n a acción de im posición , que p uede efec tuarse , o no, con presencia m anifiesta de fuerza física».5

A nuestro juicio, es posible aden tra rse en las tram as políticas la tin o a­m ericanas a partir de las d istin tas expresiones de violencia política, ya que se puede estud iar histórica y operacionalm ente las d inám icas particulares que se p resen tan en cada país, al ser producto de las relaciones sociales y políticas, al expresar objetivos e in terpre taciones de la sociedad, al ten e r

3. E duardo G onzález Calleja. «La definición, caracterización y análisis de la violencia a la luz de las ciencias sociales: una reflexión general». En: Revista Historia Social y de las Mentalidades, vol. 2: (2008), págs. 191-240.

4. Julio Aróstegui. «Violencia, sociedad y política: la definición de la violen­cia». En: Revista Ayer, n.° 13: (1994); Julio Aróstegui. «La especificación de lo genérico: La violencia política en perspectiva histórica». En: Revista de Ciencias Sociales SISTEMA, n.° 132-133: (junio de 1996), págs. 9-39; Charles Tilly. «Col- lective Violence in Europcan perspectiva». En: Violence and Politics: Theories and Research. Nueva Jersey: Englcwood Cliffs, 1972, pág. 342.

5. A róstegui, «Violencia, sociedad y política: la definición de la violencia», pág. 30.

XII

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Introducción: estudiar la guerrilla latinoam erica

por lo tan to la v io lencia un carác ter de acción d e lib e rad a . Por últim o, por co n tene r estas expresiones una enorm e potencialidad de ru p tu ra del o rden social.6

Por tan to , si en tendem os la violencia com o un e lem en to prop io de lo social y de lo político, es posib le de ser h is to riada , fu n d am en ta lm en te .i través de su re lac ión con las estruc tu ras sociales y económ icas que la m oldean en d iferentes intensidades. De esta m anera es esencial identificar las variables históricas de gran trascendencia que inciden en las dinám icas políticas, particu larm en te en los procesos de politización que explicarían el su rg im ien to d e organ izaciones políticas de izqu ierda que con tien en estrateg ias políticas m ilitares o que contem plan la lucha arm ada com o un com ponente más de la política, como tam bién el desarro llo de las formas d e p ro te s ta o expresión política v io lenta y la incorporación de m iles de m ilitan tes a estas o rgan izaciones, rom p iendo con la trad ic io n a l lógica m ilitante constru ida por la izquierda tradicional latinoam ericana hasta la d écad a del c incuen ta .

Fue a p a rtir de 1959 d onde em erg ió lo que se h a d en o m in ad o «la nueva izquierda». Esta encon tró sus o rígenes tan to en escisiones de los p artidos com un istas com o en los grupos tro tsk istas del período anterior. Estas escisiones se com b inaron con grupos p roven ien tes d e los m ovi­m ientos populistas y nacionalistas del período para g esta r un pano ram a orgán ico difícil de sistem atizar. Esta nueva izqu ie rda se vio fu e rtem en ­te im p ac tad a ta n to po r el ejem plo de la R evolución cu bana y la figura del Che G uevara, com o por la guerra de V ietnam . A m bos aspectos ge­n e ra ro n fuertes y ricas d iscusiones en to rn o a tres ejes: el ca rác te r de la revo lución la tin o am erican a , las vías de la revo lución , y el su je to de la revo lución . M uy sin té ticam en te , estos ejes im plicaban el d eb a te en to rn o a si la revo lución deb ía se r socialista y an tiim p eria lis ta o p o p u la r y an tiim p eria lis ta ; si el cam ino era la lucha a rm ad a o p o r el co n tra rio e ran fo rm as de acum ulación den o m in ad as «pacíficas»; y si el p rinc ipal sector social revolucionario era la clase obrera o si por el contrario lo era el cam p e sin ad o ju n to con sectores de la «burguesía nacional» y de los pobres del cam po y la c iudad.

En los períodos an terio res la izquierda contó con nu tridos grupos d e adheren tes en todos los sectores sociales. Sin em bargo, fue en tre 1960 y 1990 , que to d a u n a g eneración se lanzó po r el cam ino de la revolución social, y el p eríodo se d estacó p o r el su rg im ien to de num ero so s g rupos guerrilleros y organizaciones político- m ilitares.

6. G onzález Calleja, La violencia en la política. Perspectivas teóricas sobre el empleo deliberado de la fverza en los conflictos de poder, pág. 42.

XIII

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Pablo A. Pozzi | Claudio Pérez

En el estud io de A m érica Latina con tem poránea es no tab le cóm o las investigaciones han prescindido - o c a s i - de la izquierda revolucionaria com o p ro tag o n is ta . S o rp rende aú n m ás d ad o que s iem p re ex istió un in te rés ta n to p o r los estud io s sobre las revo luciones la tin o am erican as , com o so b re los m ov im ien tos ob reros y cam pesinos del siglo xx. La iz­qu ierda revolucionaria, entonces, parece desaparecer, sobre todo a p artir del su rg im ien to de los m ovim ien tos popu listas, y cu an d o rec ibe a lguna m ención es p a ra carac te riza rla com o vanguard ista , a le jada de los tra b a ­jad o re s , el pueb lo y las trad ic iones políticas naciona les, o ú ltim am en te , com o v íc tim as de los p rocesos represivos ab ie rto s a p a r tir de la d écad a del sesen ta , es decir sin protagonism o, iniciativa y proyecto político. Así las d is tin ta s vertien te s del socialism o la tin o am erican o y el trostk ism o d esap a recen de la h is to ria de las luchas ob reras y cam pesinas; los p a rti­dos co m u n ista s son o lv idados en su papel tan to e n tre los in te lec tua les , como en el m ovim iento obrero y cam pesino; y la «nueva izquierda» se ve reducida a m em orias estud ian tiles individuales donde aparece com o un su b p ro d u c to de la rad ica lizac ión de la d écad a del se sen ta in fluenc iada por la R evolución cubana.

Lo q u e sí querem os dec ir es que el siglo xx la tin o am erican o se ca­rac terizó p o r u n a relación d inám ica y d ialéctica en tre la izqu ie rda y los m ov im ien tos sociales e in te lec tuales . Y asim ism o, que u n a can tid ad de fenóm enos h istóricos de n uestro co n tin en te son incom prensib les sin p ro fu n d iza r en este tem a. De ah í que nos in terese e s tu d ia r la expe­riencia de la izqu ierda revolucionaria , sus o rgan izaciones y expresiones político-m ilitares, co m p ren d er en profund idad su h is to ria , significado y la sociedad que las gestó.

Los trab a jo s ag ru p ad o s en esta edición ana lizan , co m p aran y ex a ­m inan los p rinc ipales con tex tos y d inám icas en las cuales se inscribe el su rg im ien to y desarro llo de un con junto de o rgan izac iones po líticas de izqu ie rda , que d esd e la década del sesen ta a la del n o v en ta , so stuv ie­ron que el d esarro llo de la v io lencia revo lucionaria - l u c h a a rm a d a y e s tra te g ia s política m ili ta r e s - e ran la ún ica fo rm a y cam ino a tra n s ita r po r la c lase trab a jad o ra y el pueb lo p ara av an za r hac ia la construcción del p o d e r popular, d e rro ta r a las clases d o m in an tes y el im peria lism o , co n q u is ta r el p o d e r e in ic iar la edificación de un nuevo o rd en social, el socialism o. E nfocam os en aquellos m ov im ientos que se p lan teab an el cam bio social y que cuestionaban la situación y los m odelos de desarrollo im peran tes . C om o tal no se tra ta de e s tu d ia r todos los m ov im ien tos arm ados del continente, sino solo aquellos que se reconocían com o pa ite de una revolución social. Asimismo, elegim os com enzar en 1959, año de la R evolución cubana , ya que en ten d em o s que ese m o m en to fue clave en el desarro llo de esta form a social de lucha. Tam bién elegim os lim itar

XIV

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Introducción: estudiar la guerrilla latinoam erica

los estu d io s a princip ios de la d écad a del n o v en ta al co n sid e ra r que, si bien ex isten co n tin u id ad es en estos m ov im ientos (los casos d e C olom ­bia y M éxico son no tab les en esto ), el con tex to socioeconóm ico había sido su s tan c ia lm en te m odificado deb ido a la situación g e n e ra d a p o r la im posición del neo liberalism o y la trasnacionalización del cap ita l.

Pensam os que a través de una m irada «nacional» y «latinoam ericana» a la vez, es posible apreciar los distintos y com unes escenarios, experien­cias, d inám icas y trayecto rias vividas por estas o rgan izaciones políticas. También se pueden apreciar las diferentes form as en que estas se vincula­ron a p a rtir de las ap u esta s y concepciones e s tra tég icas en tre sí, d ando cu en ta de un im p o rtan te y rico proceso de so lidaridad e in te rn ac io n a­lism o. Esto se trad u jo en am plios deba tes y ap u esta s com unes con una significativa circu lación de ideas, trasp aso de m ateria l, m ov im ien to de m ilitan tes , apoyo en recursos e in fraestru c tu ra , p rocesos de form ación política y m ilita r en con jun to , exilios, rep resiones, y experiencias inter- nacionalistas revolucionarias triun fan tes com o la de N icaragua en 1979. Todo esto d io form a y sen tid o a u n a especie de e s tra teg ia co n tin en ta l que m oldeó , a tra jo y perm eó a g ran p a rte de los m ilitan tes de estas o rgan izaciones y de la izqu ierda la tinoam ericana en general.

A partir de una preocupación conjunta sobre la historia de las distintas o rg an izac iones es tu d iad as (sobre todo a p a r tir de las m otivaciones y contextos que m arcaron el surgim iento de ellas, com o tam bién los sujetos que partic iparon en su form ación y desarrollo) es posible sostener, que a pesar de que el surgim iento de la m ayoría de las organizaciones políticas estuv ie ron m arcad as por el influjo de la R evolución cu b an a y la G uerra Fría, estas em ergieron, se enraizaron , m asificaron y desarro llaron a partir de un fuerte im pulso local-nacional, es decir a p a rt ir de las p ropias dinám icas in ternas de cada país. Pensam os por o tra parte , que es al calor del propio conflicto local-nacional y de las contradicciones que em anaban de él, d o n d e nació y se desarro lló una m irada, ten d en c ia y vo lu n tad de concordancia m arcada por una clara iden tidad con tinen ta l.

Como lo d em uestran los estudios contenidos en esta edición, a pesar de las d ife ren tes rea lid ad es políticas de n u es tro s países a p a rtir de la d écada del c incuen ta en adelan te , existieron patrones, problem áticas, li­m itaciones y situaciones com parativam ente com unes en lo social, político y económ ico. Esto perm itió la apertu ra , en la g ran m ayoría de los casos, de nuevos escenarios de conflictividad social y laboral, com o tam bién la em ergenc ia d e nuevos ciclos de violencia po lítica . La g ran m ayoría de estos ciclos fueron originados por el fracaso e interrupción de los procesos de in d ustria lizac ión . De igual m an era , e n cu en tran sus orígenes en las reacciones bu rguesas frente al surg im ien to y m aterialización de los p ro ­yectos d csano llis tas , los diversos populism os y las iniciativas reform i frir.

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y g rad u a lis ta s de izqu ie rda . Pero fu n d am en ta lm en te , se o rig in an en la uniform e, fírm e y creciente respuesta au to ritaria (política-m ilitar) a rticu ­lada p o r el conjunto de las clases dom inantes de nuestro con tinen te , más el apoyo y reconocim ien to de Estados Unidos, fren te a las innum erab les y crecientes dem andas levantadas por el conjunto de la clase trabajadora la tinoam ericana, las d istin tas iniciativas políticas del m ovim iento popular y por sobre todo , fren te a la articu lación política en to rn o a un proyecto societal en donde se ponía como centro a la clase trabajadora y el pueblo y en cuyo no rte estaba el socialism o.

Es en este contexto donde se inscriben la gran m ayoría de los procesos de politización de m iles de trabajadores, jóvenes, estud ian tes, in te lec tua­les y p ro fesionales, sus p rim eros acercam ien to s a las luchas sociales y políticas, los p rim eros d eb a te s en to rno a la refo rm a o la revolución , su vínculo con las d istin tas vertientes del cam po popular y de la izquierda, la incorporación a las organizaciones políticas que veían en la revolución so­cialista la única alternativa para superar el deb ilitam ien to y ago tam ien to de los m odelos desarro llistas, populistas y reform istas. De igual m anera , las sim p a tía s y acercam ien to s a la lucha a rm ad a y la co n strucc ión de o rganizaciones (partidos) con estrateg ias políticas m ilitares d ispuestas a en fren ta r globalm ente a las clases dom inantes locales, sus apara tos rep re­sivos, al con jun to de las fuerzas arm adas y al im perialism o, an tes de que estos nuevam ente frenaran política y m ilitarm ente a través de regím enes d em ocráticos d e fachadas, o a través de la rep resión ab ie rta y d esa tad a , por in term edios de gobiernos autoritarios o d ictaduras, los in ten tos o las e s tra teg ias de transfo rm ación política por vía legal o pacífica al in terio r de los p rop ios m árgenes de los regím enes políticos.

A p a rtir de lo an terio r, es posib le iden tificar tres períodos concre tos en la h is to ria de los g rupos guerrille ros y las o rg an izac io n es político- m ilita res d e la izqu ie rda la tin o am erican a . El p rim ero , q u e p u ed e ser denom inado el período del foco (ap rox im adam ente de 1959 a 1969), se caracterizó po r la influencia guevarista tal com o se plasm ó en la obra de Regis D ebray ¿Revolución en la revolución? Incluye o rganizaciones com o la de C arlos M arighella en Brasil, las FARN de V enezuela, las FARC y el ELN de Colom bia, el MIR y el APRA Rebelde en Perú, U turuncos y el EGP en A rgentina, las guerrillas de los m exicanos G enaro V ázquez C astaño y de A rturo G ám iz, las FAR en G uatem ala, y los sand in is tas (en su p rim er período) en N icaragua. La m ayoría de estos g rupos fueron ráp id am en te reprim idos, sin em bargo algunos de ellos, com o las FARC y el ELN, y los san d in is tas evo lucionaron p ara constitu irse , luego de d e rro ta s iniciales, en com plejas o rgan izaciones po lítico-m ilitares hac iendo la transic ión al segundo período.

XVI

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Introducción: estud iar la guerrilla latinoam erica

El perío d o d e las o rgan izac iones políticas y m ilita res (1970 -1 9 7 9 ) im plicó que estos grupos trascendieron la existencia com o m eros grupos guerrilleros y desarro llaron una com binación de lucha arm ada ju n to con trab a jo de m asas, tan to legal com o ilegal. Así fueron o rgan izaciones con p rensa legal, ag rupaciones sindicales, e s tu d ian tiles y cam pesinas, e inclusive, en algunos casos, lograron tener rep resen tan tes parlam entarios. A diferencia de los grupos del prim er período, la m ayoría de estos desarro liaron la lucha u rbana, adem ás de la lucha en el cam po. Algunos ejem plos fueron : el M LN -Tupam aros de Uruguay, el PRT-ERP y los M ontoneros de A rgen tina, las ya m encionadas PARC, las FPL F arabundo M artí de líl Salvador, el PRT-ELN de Bolivia, el MIR ch ileno y el M -19 colom biano. El éxito de estos g rupos fue m uy variado. A lgunos fueron ex term inados (la guerrilla a rg en tin a), o tros hicieron la transición a la política electoral d e jan d o la lu ch a a rm ad a (M -19, FPL Farabundo M artí, T upam aros), y o tro s subsisten en tre los g rupos guerrille ro s m ás poderosos del m undo (FARC y ELN en C olom bia).

El te rcer período (1980-1995) ha sido denom inado por algunos como el de la «guerrilla posm oderna» y po r o tros com o el de los «antigueva- ristas». A m bos té rm inos son inexactos y o cu ltan m ás de lo que revelan puesto que la realidad es m ás compleja. Este fue el período donde surgie­ron o se lan za ro n a la lucha a rm ad a grupos com o el Partido C om unista del Perú Sendero Lum inoso -c la ra m e n te de ten d en c ias an tiguevaristas , cam pesin istas y m ile n a r is ta s - y el M ovim iento R evolucionario Tupac A m aru de orien tac ión guevarista , el EZLN y el EPR de M éxico, el MAPU Lautaro y el Frente Patriótico M anuel Rodríguez de Chile, o rganizado por el PC d e Chile.

Pero ad em ás de las guerrillas y las o rgan izaciones político m ilitares, en tre las d écad as del sesen ta y 1995 im plicaron un d esarro llo de una inm ensa can tidad de grupos muy distintos, con estrategias y ejes tam bién m uy variados. Este fue el período donde hubo un desarro llo im portan te de grupos que se reivindicaron m aoístas y trotskistas, adem ás de num ero­sos g rupos d e « izqu ierda independ ien te» (no a lineados con n inguno de los países socialistas).

En cada una de estas épocas surg ieron nuevas cam adas de activistas y m ilitan tes con carac terísticas p rop ias.7 D uran te cada período las o rga­n izac iones y g rupos de izqu ie rda estuv ieron in teg rados po r m iem bros cuyos o rígenes y experiencias h istó ricas pod ían se r d is tin tos pero que com partían elem en tos cu ltu ra les (una estructu ra de sen tim ien to ) que se

7. Por activista se entiende aquel individuo que se desempeña principalm ente en la organización social, y se diferencia del m ilitante en que este último tiene la política como eje primordial de su actividad.

XVII

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trad u c ían en un lenguaje , un sim bolism o y p rácticas que ten ían fuertes e lem en to s en com ún y de co n tinu idad h is tó rica-po lítica . Las m ism as fueron m ad u ra n d o d u ra n te cada período y se tran sm itie ro n o ra lm en te de u n a gen erac ió n de izqu ierd istas a o tra . Así to d o u n im ag inario y una trad ic ión fueron tran sm itiéndose y m an ten iéndose vivas a pesa r de la rep resió n . Esta trad ic ión en troncó con la rea lid ad y las experiencias clasistas de las nuevas generaciones.

Fue así com o m iles de trabajadores, cam pesinos, c ristianos, jóvenes, desencan tados con el populism o y el desarro llism o, y com partiendo una e s tru c tu ra de sen tim ien to , fueron receptivos a los p lan teo s de la nueva izqu ie rda revo lucionaria . M uchos se acercaron a la política im pac tados por la gesta del Che G uevara, o por el ejem plo de la Revolución cubana y la v ietnam ita . O tros lo hicieron im pactados por una realidad la tinoam eri­cana de m iseria, pobreza y explotación. F inalm ente, m uchos in ten ta ro n prim ero las vías institucionales de protesta para encon trarse con la rep re­sión desp iadada y el rechazo a toda reform a. Todos los p ro tagon istas de la época , reg is tran su d esen can to y su sensación de p ro fu n d a injusticia, donde el d iscurso de justic ia , libertad y b ienestar de la bu rguesía liberal la tin o am erican a no se condecía con sus prácticas de dom inación . Estos últim os conform aron la m ayoría de la m ilitancia en el período 1960-1995.

En cuan to a la procedencia social observam os que incluía a todos los sectores. Como es de esperar, dada la com posición social latinoam ericana, en tre estos m ilitantes existió una preponderancia de cam pesinos, obreros, em p lead o s y sec tores m edios. Es im p o rtan te d e s taca r tam b ién la inco r­po rac ión de m iles de jóvenes e stu d ian tes p roven ien tes d e los d is tin tos sectores sociales. Como lo dem uestran los estudios presen tados, en el pe­ríodo analizado hubo un porcentaje significativo de hijos de cam pesinos, ob re ro s y trab a jad o re s no p ro le ta rio s que log raron co n tin u a r estud io s secundario s e ing resar a la universidad . De todas m aneras, qu ed a claro que la vasta m ayoría de los m iem bros que ingresaron al co n jun to de las organizaciones de izquierda fueron activistas jóvenes, de en tre dieciséis y tre in ta años de edad . Por o tra parte , el a fianzam ien to de las tendenc ias rad icales tam bién estuvo dado por las características que p resen tó la in ­dustrialización de la región d u ran te las décadas del sesenta y se ten ta . En ella se desarro lló un m ovim iento obrero con una serie de particu laridades d istin tas a las originadas en las décadas del tre in ta y cuaren ta , en tre otras con un fuerte v ínculo a las com un idades cam pesinas de d o n d e h ab ían surgidos los nuevos trabajadores. El vínculo en tre ob reros y cam pesinos, que se desarro lló d u ran te las m igraciones del período, no puede ser sub­estim ado y am erita un estud io particular, sin em bargo d a p is tas p a ra la com prensión de la difusión de ideas izquierdistas y revolucionarias en las com unidades cam pesinas la tinoam ericanas de la década del se ten ta . Por

Y ' ' M I

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Introducción: estudiar la guerrilla latinoam erica

últim o, esta politización abarcó a sectores religiosos p racticantes. De este m odo, curas obreros, m iem bros de com unidades de base tcrcerm undistas, g rupos sion istas socialistas y m isioneros p ro te s tan te s se in co rp o raro n a los g rupos de la izquierda revolucionaria.

Esta ob ra abarca estud io s sobre una serie de g rupos guerrille ro s en ­tre 1959 y 1995 . Si b ien estos no son exhaustivos, sí d an cu en ta de lo h e te ro g én eo y am plio del m ovim iento . De los estud io s a rticu lad o s en esta publicación , m ás los nuevos trabajos sobre las o rgan izaciones revo­lucionarias d e n uestro co n tinen te y los testim onios d isponib les en estas investigaciones em ergen una serie de cuestiones sum am en te sugeren tes sobre el con jun to de la h istoria de América Latina.

Lo p rim ero , la v iolencia es algo endém ico en la sociedad la tin o am e­ricana; o sea, la hegem onía de la clase d o m in an te se ha v isto p e rm a­n en tem en te cu estionada por el p ro tagonism o de la clase trab a jad o ra , el m ovim ien to po p u la r y los proyectos revolucionarios en ca rn ad o s por los d is tin to s p a rtid o s o m ov im ien tos de la izqu ie rda la tin o am erican a . La burguesía ha logrado m an tener su dom inación a través de una represión sis tem ática y salvaje , co n ten ida en la D octrina de S eguridad N acional, en los conflictos de baja in tensidad y en la crim inalización de la protesta popular, e s tra te g ia s lev an tad as bajo la h egem on ía de E stados U nidos y las d is tin tas facciones de la clase dom inan te de A m érica Latina.

En o tro sen tid o , la em ergencia de la izqu ierda revo lucionaria y sus respectivas estra teg ia s d e lucha com o tal, no h an sido p roduc to de van ­guard ias ilum inadas o de grupos estud ian tiles rom ánticos, o m enos aun de jóvenes desesperados, sino que encuen tra p rofundas raíces en la situa­ción del co n tinen te , en los contextos de conílictiv idad social y laboral, o sea al alero de la lucha de clases. Por lo que tam poco no son un fenóm eno local ni siquiera cam pesino, sino que se extendió por todo el continente y abarcó a d is tin to s sectores sociales. Por o tra p arte , la p rop ia d inám ica del conflicto político, tan to local com o regional, y la persistencia de las cond ic iones sociales en las cuales se in scriben estos conflictos, im plicó que el an iqu ilam ien to y la derro ta de una generación izquierdista resultó en la sem illa para el surg im ien to de la siguiente. Por lo que las d istin tas expresiones de la izquierda que utilizaron y legitim aron la violencia revo­lucionaria com o parte de su estrateg ia de lucha, se constituyeron en una am en a za rea l a la dom inación , m ás allá de su p o d er de fuego o apoyo popular. Por ú ltim o , con variaciones de época y de grupo en g rupo , y a pesar de cruen ta represión y las recurrentes derro tas políticas y m ilitares, la pers is tenc ia de la izqu ierda revo lucionaria en sus d is tin ta s form as, p arece ind icar que con tó con m ás sim patía , in serción y apoyo popu lar del que hem os su p u esto h asta ahora . Esta s im patía podría ind icar la existencia de una estructu ra de sentim iento por la cual la cultura popular

XIX

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Pablo A. Pozzi | Claudio Pérez

la tinoam ericana tiene puntos de contacto con lo que se podría denom inar un «sentido com ún» de izquierda.

C onsideram os que la reconstrucción histórica y el cruce de testim onios con ten idos en esta publicación , dan cuen ta de la experiencia y el p ro ta ­gonism o de m iles d e m ilitan tes , p erm itién d o n o s acercarn o s a procesos históricos (tan to subjetivo com o objetivo) que perm itieron la em ergencia de num erosos grupos guerrilleros y de organizaciones revolucionarias que co n tem p lab an la u tilización de la violencia revo lucionaria p a ra la tran s­form ación radical de la sociedad. De igual forma, nos perm ite apreciar la recepción de estas iniciativas políticas en el m undo de los traba jado res y el pueb lo , ca rac te rizan d o e identificando el g rado de inserción , en raiza- m iento y articu lación con el m ovim iento popu lar y su incidencia política en el resto de la sociedad.

En este sen tido , y en la m edida en que cada investigación se p lan teó una h isto ria «desde abajo», y no solo de los d irigentes o de las institucio­nes, la en trev ista se ha convertido en fuen te de indudab le riqueza h is tó ­rica al co n tra s ta rla con las trad ic iona les fuen tes escritas d e las p rop ias o rgan izaciones (docum entos in ternos, publicaciones in ternas y públicas, b o le tines , d ec la rac iones , e tc .) , y el m ateria l accesible de los m edios de com un icación y del Estado. Lo an te r io r es deb ido a que en los procesos de c ru en ta rep resió n política, com o los vividos en n u es tro co n tin en te , la p roducción de docu m en to s pa rtid a rio s que reg is tren d iscusiones y decisiones políticas re lac ionadas con la activ idad m ilitar o con acciones a rm ad as p o r p a rte de las o rgan izaciones de izqu ie rda , son escasos. De igual fo rm a, la sobrev ivencia de la p roducción d o cu m en ta l fue poca y la g ran m ayoría de las veces d estru id a . Por tan to , la ún ica fo rm a de reco n s tru ir y explicar estos procesos h istóricos desde las sub je tiv idades políticas y desde los p ro tag o n istas para re sca ta r el reco rrid o m ilitan te de u n a g en e rac ió n ,8 es a través del re la to com o fu en te de esc pasad o vivido.9

Como señalam os an terio rm en te , nos interesa dar cuen ta de un proce­so h istó rico y político m arcado por la v io lencia y en la g ran m ayoría de los casos por la c landestin idad de sus p ro tagon istas, de ah í que veam os una en o rm e im portanc ia en la h is to ria oral, ya que p e rm ite «constru ir una fuen te que nos aporte a lograr una form a m ás com pleta de com pren­sión del proceso social».10 Los testim onios sobre la experiencia m ilitan te

8. Pablo Pozzi. «Historia oral: repensar la historia». En: Cuéntame cómo fue. Introducción íi la historia oral. Comp. por Gerardo Necoechea Gracia y Pozzi Pablo. Buenos Aires: Ediciones Imago Mundi, 2008, pág. 5.

9. Josefina Cuesta Bustillo. «Memoria e historia. Un estado de la cuestión». En: Memoria e Historia. 32. Madrid: Revista Ayer, 1998.

10. Pozzi, «Historia oral: repensar la historia», pág. 6.

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Introducción: estud iar la guerrilla latinoam crica

en la izqu ierda a rm ad a la tinoam ericana , si b ien co n tienen im p o rtan tes lím ites re lac ionados con la carga subjetiva, tienen por o tra p a rte la ven­taja parado ja l de d is fru ta r y concen tra r p rec isam en te ese e lem en to , que constituye bajo n u estra m irada y para n uestro s objetivos, al su je to en un se r h istó rico . En el m ism o sen tido , deb ido a que las fuen tes escritas trad icionales con tienen poca inform ación relativa a aspectos identitarioso cualitativos sobre la subjetividad del m ilitante y la m ilitancia cotidiana, recu rrim os a la o ra lidad . Con la u tilización de los testim onios podem os in d ag a r en u n m u n d o y en ám bitos que las fuen tes im presas en papel no han re g is tra d o .11 Es una fuen te con una eno rm e carga irrup tiva, que p e rm ite conocer aspectos y la m irada del m ilitan te com ún , que asum e d iferentes responsabilidades en distintos m om entos de su vida m ilitante y nos perm ite observar justam ente ese proceso y esa m irada de largo plazo. No obstan te , la fuente oral com o ya lo dijim os es de una enorm e riqueza h is tó rica, q u e requ ie re n ecesariam en te de u n a con fron tac ión necesaria con la fuen te escrita . En base a lo expuesto , querem os re sa lta r que si b ien estos estud io s co n tien en y se basan en u n a can tid ad im p o rtan te de testim on ios, no es una h is to ria oral de la guerrilla revo lucionaria , es d e to d as fo rm as una h is to ria social y política que recu rre a las fuen tes d o cu m en ta le s y o ra les, cuyo en trec ru zam ien to nos posib ilitan conocer y re lev ar p rocesos sociales y políticos velados po r las h is to rias escritas desde el p o d e r y desde el consenso , las cuales o scu recen , d isfrazan y esconden las relaciones del pasado y los nexos de continu idad con el p re ­sente, fundam en ta lm en te respecto del papel que ju eg an los trabajadores y el pueb lo y sobre todo, el de la izqu ierda revo lucionaria en la h istoria de A m érica Latina d u ran te la segunda m itad del siglo xx.

C laudio Pérez y Pablo Pozzi

11. Pablo Pozzi. Por las sendas argentinas... El PRT-ERP. La guerrilla marxista. Buenos Aires: Ediciones Imayo Mundi, 2004.

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Pablo A. Pozzi | Claudio Pérez

Revolucionarios de distintas nacionalidades en la finca Mil Cumbres, provincia de Pinar del Río, Cuba. (Colección Instituto de Estudios del Caribe. Universidad de Puerto Rico).

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Capítulo 1Los que tumbaron a Trujillo. Puerto Rico en las expediciones de 1959

F élix O jed a R ey es

Estam os en la llam ada Isla del Encanto, en el Puerto Rico de principios de la d écad a del c incuen ta . De aquellos años que c o rre sp o n d en a los de m i n iñez , conservo recuerdos m uy ag radab les y sim páticos. Jam ás olvidaré que en el balcón de mi casa había una m ecedora, un m ueble que se hallaba por todas partes; pero el nuestro, de m etal, en blanco brillante, ten ía ribe tes repu jados en verde. Y m ien tras nos m ecíam os, usted podía leer el periód ico , p la tica r con los vecinos o ju g a r con o tros m iem bros de la fam ilia. Aquel era, sin lugar a dudas, el decenio de la m e c e d o ra .. .

La v ida en tonces parecía lenta. Y para darle m ás qu ie tud al en torno , en m arzo de 1954, irrum pe la televisión po r algunos para jes de nuestra c iudad cap ital. El blanco y el negro predom inan en la fo tografía, el cine, los periód icos y en la p an ta lla chica. Es posib le que to d o se ha lle p e r­fec tam en te o rdenado . No se p resencian m ayores conflictos sociales. Los precios de los a lim en to s se m an tien en bajos. Los índices de la inflación reg istran e stab ilidad . S u p u estam en te la confo rm idad y el a sen tim ien to figuran com o categorías predom inantes. No obstante, aquella década del siglo pasado su rge m ás com pleja y conflictiva de lo que suele parecer.

Podríam os dec ir que dos hom bre llenan b u en a p a rte de la h is to ria de ese m o m en to histórico . Uno es b lanco, el o tro es de l co lor del Dr. R am ón E m eterio B etances, el pad re de la nación p u e rto rriq u eñ a . El p rim ero , el b lanco, sería el carcelero del segundo; pero este últim o, Don Pedro Albizu Campos, pron to se transform aría en un símbolo continental,

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Félix Ojeda Reyes

person ificac ión del va lo r y del su frim ien to en la escab rosa b a ta lla por nuestra libertad .

El 30 de octub re de 1950 m arca la fecha d e la insu rrección n ac io n a­lista acau d illad a po r Don Pedro Albizu C am pos. D ías m ás ta rd e , en el d is trito federa l de W ashington, dos boricuas a te n ta » co n tra la v ida del p residen te Trum an. Ahora, las noticias de la lucha anticolonial de Puerto Rico se cuelan por los resquicios de la prensa in ternacional. A lgunos años m ás tarde, en 1954, luego de ser indultado, Don Pedro vuelve a la cárcel. U tilizando a rm as de p equeño calibre, tres hom bres y una m u jer de su pa rtid o irru m p en en la sede del C ongreso de E stados U nidos y a tacan a los allí p re sen tes . De rep en te , el encie rro de Don Pedro p re sen ta unas varian tes indescrip tib les.

¿Será c ierto que el M aestro naciona lis ta es v íctim a de experim en tos de rad iac ión llevados a cabo por agencias del gob ierno e s tad o u n id en se m ientras se hallaba encerrado en la Cárcel de la Princesa localizada en el Viejo San Ju a n ? De ello se quejaba él, que ten ía un g rado en ingen iería qu ím ica de la U niversidad de V erm ont; p ero su carce le ro - d o n Luis M uñoz M a r ín - decía que el pa trio ta de la c iudad de Ponce estaba loco.

En lo to can te a este asu n to , m e em p eñ a ré en decir que la v e rd ad se conocerá m ás tem p ran o que tarde . Lo in te re sa n te del a su n to es que el D ep artam en to de E nergía de E stados U nidos ha ad m itid o que d u ra n te los años c in cuen ta llevó a cabo experim entos de rad ioactiv idad en seres h u m an o s sin el co n sen tim ien to de las v íc tim as.1 Y yo, que he pasado bu en a p a rte de mis años de ad u lto h u sm ean d o d o cu m en to s, libros y papeles viejos en los archivos y en las bibliotecas de la p a tria de Lincoln, puedo decir que los estadounidenses lo guardan todo. D efinitivam ente la verdad se sab rá m ás tem prano que tarde.

Aquí y a h o ra debo reco rd a r que en 1956 m édicos e s tad o u n id en se s exp e rim en ta ro n po r p rim era vez, en una b arriad a pobre de P uerto Rico, el con tracep tivo oral llam ado Enovid. Poco después, los experim en tos de «la p íldora» se ex tienden a la república negra de H aití.

M ien tras tan to , en G uatem ala , p ro fesionales de la sa lud de E stados Unidos inoculan enferm edades de transm isión sexual a gen te pobre sin su consentim iento . En enero de 2010 la jefa de la diplom acia estad o u n id en ­se, H illary C linton, ju n to a la secretaria de la Salud, Kaihleen Sebelius, le

1. A principios de 1994, el presidente Bill Clinton solicitó se investigaran las acusaciones relacionadas a los experimentos de radiación sin el consentim iento de los afectados. El inform e se puede consultar en h ttp ://w w w .eh .d o e .g o v /o h re / r oadmap/ochr e /re p o r t . h tm l.

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Los que tum baron a TíujiUo. Puerto Rico en.

p id ie ron d iscu lpas al pueblo de G uatem ala por tan abom inab les experi­m en tos.2

Da la casualidad que he form ado parte de una generación que creció con el so n so n e te que decía y re ite rab a que Don Pedro Albi/.u C am pos e s tab a loco. ¿T endría razó n aquel hom bre b lanco que poco an te s del deceso de D on Pedro lo indu lta p ara que no m u rie ra en prisión? Para­d ó jicam en te y com o d is tan c iam ien to de lo que ad v ertía el g o b e rn ad o r co lon ial, don Luis M uñoz M arín, n u estra Isla p resenc ia ría u n o de los en tierros más concurridos de su historia. Miles de personas se m antenían por horas y horas, en fila religiosa, tran sitan d o la avenida Ponce de León de nuestra ciudad capital para rendirle sus respetos al pa triarca del valor y del sacrificio puerto rriqueños.

En lo re fe ren te a los países del C aribe las d ic tad u ras e s tab an a la o rd en del d ía d u ra n te la d écad a del c incuen ta : Trujillo en la R epública D om in icana , B atista en C uba y el d oc to r D uvalier en H aití. La T ierra Firm e no se quedaba atrás: Rojas Pinilla en Colom bia y Pérez Jim énez en V enezuela. A demás, se puede m encionar a Castillo Armas en G uatem ala y el clan n icaragüense de los Som oza, cortados todos por las m ism as tijeras. L am en tab lem en te , esos regím enes represivos y neoliberales de en tonces fueron bendecidos por los gobiernos de tu rn o en Estados U nidos, desde T rum an hasta Kennedy.

Por otro lado, las protestas populares y las acciones violentas en Cuba, V enezuela, R epública D om inicana y P uerto Rico d esm ien ten la confo r­m idad y la aqu iescenc ia com o a legadas ca tego rías de aque lla década. Pero creo que en estos precisos instan tes conviene hacer un parén tesis y reflex ionar sobre los ev iden tes parecidos y d iferencias que existen en tre el filón d e la li te ra tu ra y el de la h isto ria . No es difícil e n co n tra r una aclaración.

En 1605, en la novela de don Miguel de C ervantes Saavedra se desata el nudo de form a m agistral, porque uno es escribir com o poeta y o tro es escrib ir com o h is to riador. El p rim ero , el p o e ta , «puede c o n ta r o can ta r las cosas, no com o fueron, sino com o deb ían ser; y el h is to riad o r las ha

2. Hillary Clinton y Kathleen Sebelius suscribieron la siguiente declaración conjunta: «Although these events occurred m ore than 64 ycars ago, we are ou- traged that such reprehensible research could have occurred under the guise oí' public Health. We deeply regret that it happened, and we apologize lo all indivi­duáis w ho w ere affectcd by such abhorren t research practice». Hillary Clinton y Kathleen Sebelius. «US apologizes for 1940s syphilis inoculation experiment in Guatemala». En: The Washington Pust: (1 de octubre de 2010).

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Félix Ojcda Reyes

de escribir, no com o deb ían ser, sino com o fueron, sin añ ad ir ni q u ita r a la verdad cosa alguna» .3

El fe rv ien te deseo de c o n ta r los hechos tal y com o su ced en deb e ría serv ir de n o rte a to d o aquel que p rac tique el oficio d e h is to ria r lo que tiene sen tido , lo que tiene valor práctico, en contraposic ión con lo irreal e ilusorio . E ntonces, el com prom iso tiene que se r con la v erd ad . Y sin qu ita rle a la v e rd ad «cosa alguna», com o aconseja la in m o rta l novela de C ervan tes, qu ie ro inv ita r a n uestro s lectores, sin p e rd e r el sen tido del m isterio , a exam inar una historia m aravillosa, al pa rece r tom ada del m undo m ágico de la lite ra tu ra .

En resum idas cuentas, la que voy a n arra r sucede a fines de la década de las m ecedo ras . No sé por qué se m e ocu rre dec ir que persigo el p ropósito de h ace r justic ia . Tengo la in tención de rend irle hom enaje de adm iración y respeto a los jóvenes puertorriqueños que d u ran te los meses de ju n io y ju lio d e 1959 sacrificaron sus vidas lu ch an d o p o r la libertad del pueb lo d o m in icano . N adie en P uerto Rico sabe cóm o o cu ándo cayeron . A p e sa r de ello , podem os re ite ra r que e ra n in tem ac io n a lis ta s de nueva fac tu ra . Ellos sup ie ron en co n tra r un trág ico final p a ra sus v idas b a ta lla n d o co n tra u n a de las d ic tad u ras m ás od iad as del en to rn o an tillano .

R esulta lastim oso e n te n d e r que, a falta de in fo rm ación , se nos hace e x tre m a d a m e n te difícil red ac ta r los perfiles b iográficos de los com ba­tien tes puerto rriqueños. El problem a se agrava cuando descubrim os que todos n u es tro s exped ic ionarios resid ían en E stados U nidos y consegu ir a fam iliares o am igos de los caídos en tan ex tenso te rrito rio , resu lta com plicado en extrem o.

Im aginaba que en la ciudad de La H abana se hallarían los docum entos que co n tes ta r ían nu estras prim eras p regun tas. L am en tab lem en te no ha sido así, p ero Cuba siem pre nos tiende sus m anos. Y cuando solicitam os a los com pañeros del partido que com partieran sus fuentes y respaldaran nu es tro p royecto , d irig ido a re sca ta r u n a h is to ria d o n d e se h e rm an an in tem acio n a lis tas puerto rriqueños, cubanos, dom inicanos, venezo lanos, españoles, estadounidenses y guatem altecos, hicieron todo lo posible por apoyarnos . A ta les efectos, desde la m ayor de n u es tra s islas recib í el sigu ien te m ensaje:

«Q uerido Félix. Ayer m e te lefonearon del D ep artam en to de A m érica del C om ité C entral del P artido y m e explicó el co m p añ e ro ( . . . ) q u e ellos h ab ían recib ido una so lic itud de

3. Miguel De Cervantes. Don Quijote de la Mancha. Edición del IV Centenario. Madrid: Alfaguara, 2004, pág. 569.

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Los que tum baron a Trujillo. Puerto Rico en.

Alarcón en relación con tu investigación acerca de los boricuas en el p lan revolucionario con tra Trujillo.

Me dijo que te com un icara que la so licitud fue a ten d id a d i­rec tam en te por el jefe del D epartam en to , G uillerm o A rbezú, y que ellos confirm aron que no d isponen de d o cum en tac ión a lguna al respecto , pues de esa época no se gu ard a n ad a en los arch ivos de ellos ni en los que perten ec ie ro n a M anuel P iñ e iro .. . ».4

Q uiso la casua lidad que nu estro trabajo se h a lla ra lleno de obstácu ­los. No o b stan te , m uy buenos am igos en C uba log raron co o rd in a r una im p o rtan te reu n ió n con el co m an d an te Delio G óm ez O choa. El en lace se h a ría en la cap ita l dom in icana donde pude conocer a M ayobanex V argas. Luego, a la llegada de Delio, aco rdam os tra s lad a rn o s a la resi­dencia de Poncio Pou Saleta y, sin ta rdanza , pude conversar con los tres sobreviv ientes de aquella heroica gesta .5

¡Que nad ie se asuste!, pero tenem os el derecho de com enzar nuestra h is to ria po r el principio. Y creo que el principio a lude al déspota . Rafael L eónidas T rujillo hab ía convertido a la R epública D om inicana en u n a g igan tesca em p resa de su exclusiva p ro p iedad . E n tre sus negocios so ­bresa lían «hoteles, p lan tas de c e m e n to .. . fábricas de tejidos, de zapatos, de m ateria les d e c o n stru cc ió n ... bancos, líneas de navegación m arítim a y aé rea , m onopo lio de la sal, d e los fósforos, de la ca rne , ingen ios de azúcar, fábrica de arm as y adem ás se había convertido en el la tifundista m ás g ran d e del país».6 Trujillo hab ía am asado u n a inm ensa fo rtuna . El D epartam en to de Estado de Estados Unidos la estim aba en 500 millones de dó lares, una can tidad so rp renden te para aquellos días.

M ientras tan to , el 7 de diciem bre de 1958 a terrizaba en el aeropuerto rebelde de C ienaguilla , en la Sierra M aestra de C uba, un avión cargado de a rm as. La nave, p ro ced en te de V enezuela, con m ás de 3 .0 0 0 libras de peso sobre el lím ite de la carga, tran sp o rtab a 84 cajas de pertrechos m ilitares. Entre sus pasajeros se hallaba el dom in icano E nrique Jiménez. M oya, en v iad o a C uba a fo rm arse com o cu ad ro m ilita r en la guerra co n tra la d ic tad u ra de Batista. A m eritan citarse unas p a lab ras recien tes del co m an d an te Fidel Castro. Dicen así:

4. Félix Ojeda Reyes. Boricuas en Santo Domingo. Correo electrónico. 11 de diciem bre de 2009.

5. La conversación se llevó a cabo el 7 de julio de 2005 en la residencia de Pou Saleta.

6. Ju an Bosch. Antología personal. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1998, pág. 390.

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«Jim énez M oya, que ju n to a o tros revolucionarios d o m in ica­nos a te rrizó en las inm ediaciones de la S ierra M aestra en un avión civil venezolano, conduciendo 150 fusiles sem iau tom á- ticos G a ra n d . .. y un fusil PAL. que p e rso n a lm e n te m e envió el a lm iran te L a rrazáb a l.. . se incorporó a nu estras fu e rz a s .. . cuando librábam os los últim os com bates en la región oriental d e C uba».7

Bueno sería añad ir que Jim énez Moya sobresale com o com batien te en la ba ta lla del cuartel de Maffo, en la provincia de O riente, donde se libra una de las re friegas m ás en ca rn izad as de la g u e rra co n tra B atista. Las acciones adqu irieron visos de en fren tam ien to convencional. Más de diez días du ró la tom a de aquel cuarte l.8 Y es casualm en te en aquella batalla donde el dom inicano cae gravem ente herido. La esquirla de una g ranada de m o rte ro le a travesó un riñón . P rác ticam en te «todos los in testin o s se le sa lie ron» .9 Y allí m ism o, al aire libre, ten d id o sobre el banco d e un parque de la localidad, Jim énez Moya recibió los prim eros auxilios de los m édicos cu b an o s .10

A lgunos d ías m ás ta rd e , m ien tras convalecía, los m ed ios noticiosos in fo rm aban la h u id a del d ictador, Fulgencio B atista h ab ía a b a n d o n a d o la isla de C uba en la m ad ru g ad a del p rim ero de en ero de 1959 ju n to a su fam ilia y los p rincipales esbirros de aquella d ic tad u ra . Im itando a su hom ólogo venezo lano , Pérez Jim énez, Batista se refugia en la República D om inicana.

A hora b ien , el 23 de enero de 1959, cu an d o el pueb lo de V enezuela se d ispon ía a co n m em o ra r el p rim er an iversario de la ca ída de Pérez Jim énez , el je fe de la Revolución cubana llega a la pa tria del L ibertador invitado por las organizaciones populares que prom ovían aquella celebra­ción. F.1 viaje de Fidel se hacía para ag radecerle al pueblo venezo lano la ayuda que le hab ían b rindado a la Revolución.

Los m edios de inform ación calcularon en más de 100 mil las personas que concurrieron al recibim iento. Buena parte de N uestra América estuvo allí rep re se n ta d a : los in d ep en d en tis ta s p u e rto rriq u eñ o s que g ritaban co n tra el co lon iaje , los revo lucionarios ha itianos que h ac ían o tro tan to

7. Fidel Castro. «Mi encuentro con Leonel Fernández, presidente de la Repú­blica Dominicana». En: Granma: (7 de marzo de 2009).

H, Delio Gómez Ochoa. Constanza, Maimón y Estero Hondo. La victoria de los caídos. Sonto Domingo: Editorial Alfa & Omega, 1998, pág. 22.

9. P ondo Pou Saleta. En busca de la libertad. Mi lucha contra la tiranía irujillista. República Dominicana: Editorial Lozano, 1998, pág. 96.

10. Gómez Ochoa, Constanza, Maimón y Estero Hondo. La victoria de los caídos, pág. 22.

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Los que tum baron a Trujillo. Puerto Rico en.

co n tra el d o c to r Duvalier, m ien tras u n a poderosa de legación del exilio dom inicano, po rtando grandes cartelones, le daba la bienvenida a F idel.11

El 25 de en e ro el C o m andan te cu bano se en trev istó con R óm ulo B etancourt. C uen ta F rancisco Pividal P ad ró n 12 que fue el recién e lec to p res id en te d e V enezuela, en la res idencia p a rticu la r de este , qu ien p ro ­puso el tem a de Trujillo, com prom etiéndose en apo rra r m edio m illón de dó la res para los gastos de una expedic ión d irig ida a d a r al tra s te con la d ic tad u ra d o m in ican a . Pividal Padrón estuvo p resen te en ese p rim e r y único en cuen tro en tre Fidel y B etancourt.

Inm ed ia tam en te después de regresar a Cuba, el C om andante le solicita a Delio G óm ez O choa y al docto r Pividal que viajen a C aracas a recoger el d in ero prom etido .

N inguna ocasión me parece tan propicia como esta para inform ar que a m ediados de octubre de 2009 partic ipé en el xu C ongreso de la A cade­mia D om inicana de la H istoria, dedicado a conm em orar el 50 aniversario de las exped ic iones a rm ad as de ju n io de 1959. En esa ocasión conocí al c o m an d a n te v en ezo lano D ouglas Ignacio Bravo M ora. El legendario com batien te había ingresado a tem prana edad en el Partido C om unista y en 1959 era el jefe del Buró M ilitar del m ism o.

En S an to D om ingo, D ouglas Bravo m e aseg u rab a que el PC de Ve­nezue la le h ab ía d ad o su apoyo al p royecto exped ic ionario co n tra la d ic tad u ra de Trujillo. Y él, que pertenecía al ap a ra to a rm ad o de la o rg a ­n izac ión , fue el en carg ad o de rec lu ta r a la casi to ta lid ad de los jóvenes que co lab o ra rían en la gesta dom in icana . Todos los venezo lanos que partic iparon en las expediciones fueron asesinados b ru ta lm en te . He aquí sus nom bres: Ju an C árdenas Soto, Edwin Erminy, A ntonio Luis González, José Isaac M olina G onzález y O scar Luis Vega A costa que estuv ieron en la exped ic ión aérea . Rafael A rrechea R odríguez, G eneroso H ernández , Nelson A ndrés H ernández G onzález, Luis Alfonso M edina Rosales y Ju lio C am acho , exped ic ionario s de M aim ón. Así com o José A ltagracia Arias Q u in tero , Pedro José L inares Badillo, José Luis R odríguez y Jesú s Ávila, que tam bién llegaron en las expediciones m arítim as.

Fabricio O jeda quería un irse al proyecto dom in icano , m e decía el co m an d a n te D ouglas Bravo. Sin em bargo , la d irección del m ov im ien to

11. A Coruña. España, 15 de m arzo de 2004.12. Pividal Padrón vive en Caracas por espacio de 11 años. Además de e jn e e r

la docencia, coord inar el M ovim iento 26 de Julio y actuar com o em bajador d r Cuba en Venezuela, es un estudioso de la vida y obra de Bolívar. «Con Francisco Pividal sostuve en La H abana las lentas conversaciones prelim inares que me perm itieron formarme una idea clara del libro que debía escribir». A;.( lo informa Gabriel García Márquez cuando iba a escribir su novela ¿7 general cu su laberinto, en la que narra los últimos días de Bolívar.

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Félix Ojeda Reyes

venezolano se opuso, no au to rizaba la salida de Fabricio por lo que ya se p royectaba: u n a guerrilla que d u raría vein te largos años.

Fabricio O jeda consigu ió en o rm e p ro tagon ism o en 1958 com o p re ­s id en te d e la Ju n ta P atrió tica que p rom ovió la ca ída d e Pérez Jim én ez . Iíse m ism o añ o fue elec to d ip u tad o al C ongreso . En 1962 se re tiró del gob ierno y ab razó la lucha a rm ad a . El d es tacad o rev o luc ionario fue asesinado en los calabozos de las fuerzas a rm adas en ju n io de 1966.

C onform e a lo p rom etido , el recién elec to p re s id en te de V enezuela a p o rta ría m ed io m illón de dó lares. L am en tab lem en te , el acu e rd o fue d esh o n rad o . La can tid ad de 150 mil dó lares e ra m ucho m en o r de lo p ro m etid o . N o o b stan te , d in e ro en m ano, los co m p lo tad o s ten ían una p rio rid ad : co m p ra r un avión de carga que los llevaría a tie rra s do m in i­canas. La tran sacc ió n se llevó a cabo en el su r de E stados U nidos. Del d in e ro v en ezo lano , 90 mil dó la res fueron d es tin ad o s a la co m p ra de la nave.

T rasladado a Cuba el avión sufre d is tin tas a lte rac iones rea lizad as en el a e ro p u e r to m ilita r de C olum bia. U tilizando ta lad ro s especia les se le hacen gruesos orificios en los costados p ara in tro d u c ir el cañ ó n de los fusiles FAL en caso de ser a tacados desde el a ire .13 ¡Hay que p rep a ra rse para lo peor!, y no le estam os añadiendo ni le hem os qu itado a la verdad «cosa alguna» cuando hablam os de aquellos boquetes que d ram atizan lo peligroso de la m isión que se llevaría a cabo.

Sería p rec isam en te a princip ios del m es de m arzo de 1959 cu an d o revo luc ionario s d e d is tin tas nac iona lidades com ienzan a llegar a C uba. E staban convencidos que d e rro ca rían la od iosa d ic tad u ra de Trujillo. Los co m b a tien tes e ran hijos de P uerto Rico, E spaña, C uba, V enezuela, G u atem a la , E stados U nidos, N icaragua y R epública D om in icana . La im previsible y peligrosa m isión se concebía com o una im portan te hazaña de so lidaridad y, Cuba, liberada de la d ic tad u ra de Fulgencio B atista , le p res ta ría el m as ex trao rd inario concurso a las gestiones in iciadas po r las o rgan izaciones revolucionarias dom inicanas.

El Listín Diario de S anto D om ingo inform a que p ara darle apoya tu ra logística al p royecto se estab lecen dos oficinas en La H abana . U na le servía de asien to a Enrique Jim énez Moya, co m an d an te y jefe m ilita r de la expedición. La o tra la dirigía la cubana Acacia Sánchez. En la segunda oficina «se d esp ach ab an las ca rta s env iadas po r los fu tu ro s exped ic io ­narios a sus fam iliares y se rec ib ían las que estos les en v iab an a ellos.

13. José Miguel Abreu Cardet. Cuba y las expediciones de junio de 1959. Santo l»ominy,o: Editorial M anatí, 2002, pág. 98.

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Los que tum baron a Trujillo. Puerto Rico en.

T am bién se rec ib ían las ayudas recau d ad as a través de las ac tiv idades prom ovidas en apoyo a la expedición».14

Para so s ten er aquellas gestiones el gobierno de C uba depositó en un banco , a n o m b re de A cacia S án ch ez ,15 u n a buena can tid ad de d inero . A dem ás, en aquel pun to de operaciones, radicado en el sector del Vedado de La H ab an a , se in s ta la ría una p lan ta de rad io de h o n d a co rta p ara cubrir los acon tec im ien tos dom inicanos.

Pero fue en la finca Mil Cum bres, localizada en la zona m ontañosa de la provincia de P inar del Río, d onde se estab lece la fran ja de enseñanza m ilita r .16 Los ejercicios com enzaron a finales del m es de m arzo . La in strucción básica consistía d e cam inatas , lecciones en el m anejo de arm as cortas y de largo alcance, prácticas de tiro con fusiles FAL, Garantí y Springfield, así corno ad iestram ien to en el em pleo de am etra llado ras y g ranadas , uso de explosivos, m inas y sistem as de com unicaciones.

Larry Bevins y C harles W hite, poseedores de am plios conocim ien tos m ilitares, pues e ran veteranos de la g u erra de C orea, e jercían com o ins­tructo res de la tropa. El prim ero enseñaba a m anejar las am etralladoras; m ien tras que W hite se encargaba de las dem ostrac iones de tiro con p ro ­yectiles d e m o rte ro y de bazucas. A hora, llenos de en tu s iasm o , los dos estad o u n id en ses estaban d ispuestos a com batir po r una causa ju s ta .17

En aquel inm ueble de Pinar del Río se ad iestra ron 264 com batientes: 211 e ran dom inicanos, 21 cubanos, 13 venezolanos, 12 puerto rriqueños,3 estadoun idenses, 3 españoles y 1 guatem alteco , pero no todos in teg ra­ron la e x p ed ic ió n .18 De los 12 p u e rto rriq u eñ o s que se ad ie s tra ro n en Mil C um bres, seis p a rtic ip a ro n en la gesta , cu a tro no d ie ro n el g rado , y dos q u e d a ro n en C uba po r m otivos de en fe rm ed ad . T am bién, en el cam pam ento se hallaban cuatro m ujeres dom inicanas, d ispuestas a abrir

14. Emilio H erasm e Peña. «La expedición a rm ada de ju n io de 1959». En: Listín Diario: (14 de junio de 2004).

15. En julio de 1961, poco después del ajusticiamiento de Trujillo, el com an­dante Gómez Ochoa contrae nupcias con Acacia Sánchez Manduley, herm ana de Celia Sánchez, la noble y distinguida revolucionaria cubana.

16. Algunos años más tarde, por Mil Cumbres pasarían los expedicionarios que acom pañan al com andante Ernesto G uevara en su gesta boliviana. En Mil Cum bres tam bién se adiestran los hom bres de la guerrilla dom inicana de Francisco Alberto Caam año Deñó.

17. Góm ez Ochoa, Constanza, M aimón y Estero ¡Iondo. I.a victoria de los caídos, pág. 36; véase adem ás, The New York Times, 10 de ju lio de 1959, pág. H.

18. Gómez Ochoa habla de unos 300 hom bres en el cam pam ento. Anselmo Brache dice que eran alrededor de 250. A algunos se les da de baja por enferme* dad o porque físicam ente no aguantaban los rigores del ad iestram ien to , otros, porque llegaron muy tarde y no hubo tiem po para instruirlos.

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fuego con tra la d ic tadu ra . Por razones p u ram en te sexistas, en con tra de su vo lun tad , las m ujeres fueron excluidas de la exped ic ión .19

El 5 de ju n io de 1959 se desm ontó el cam po de en trenam ien to . Enton­ces, los expedicionarios iniciaron un largo viaje por autobús. Recorrieron toda la isla hasta llegar a la provincia de O riente, a un nuevo cam pam ento localizado al pie de la S ierra M aestra. El día 8 el d irigen te m áxim o de la exped ic ión , E nrique J im én ez M oya, inform ó que p ro n to p a rtirían hacia la R epública. A lgunos v ia jarían por aire, en avión cam uflado con las insign ias de la A viación M ilitar D om inicana. Los o tro s dos g rupos irían po r barco.

A dem ás d e las arm as, a cada hom bre se le re p a r tie ro n 500 tiros, g ran ad as , una h am aca y a lim en to s p a ra cinco días. El avión , p ilo teado p o r el v enezo lano Ju lio C ésar R odríguez, despegó a las tres de la ta rd e . El cu b an o O restes A costa hacía d e copilo to y el do m in ican o Ju a n de Dios V entura Sim ó servía de aseso r en los m om entos del a te rriza je en el ae ro p u erto m ilita r de C onstanza.

Un total de 54 hom bres bajaron de la nave. La fecha no debe olvidarse: d om in g o 14 de ju n io d e 1959. El reloj m arcaba las seis en p u n to de la ta rde.

Para p ro te g e r el descenso se tiró a la pista el g rupo de v an g u a rd ia co m p u esto p o r seis vo lun tarios. El ten ien te F rank E berto López fue el p rim ero en sa lir del avión. El cubano iba en la p u n ta de la v an g u ard ia . Le seguía el cap itán Ram ón López, tam bién cubano. Luego iba el com an­dan te Delio Góm ez Ochoa. D etrás de Delio, los dom inicanos M ayobanex V argas y Ju a n A ntonio A lm ánzar. F inalm en te el p u e rto rriq u eñ o G aspar A ntonio R odríguez Bou.

De pronto , se acercaron tres vehículos con soldados de la d ictadura. El prim ero en d isparar fue el dom inicano Pedro Pablo Fernández que llevaba un FAL. In m ed ia tam en te tiró G óm ez O choa. Los exped ic ionario s de la vanguard ia abrieron fuego nu trido destruyendo uno de los vehículos. Los o tros dos vehículos de la d ictadura se vieron obligados a regresar. En ese m om en to , com enzó a caer una llovizna m uy suave y a b a ja r u n a n iebla m uy densa que apenas perm itía ver a cien m etros de d istancia .

D ispuesto a no p e rd e r tiem po, el pilo to v en ezo lano , m uy nervioso , ap resuraba a los guerreros para que bajaran de la nave. E ntonces, giró el av ión sob re sí m ism o y enfiló p o r d onde hab ía a te rrizad o . S o ldados de la d ic tad u ra le d isp a ra ro n a la nave con arm as de p eq u eñ o calib re . Le

19. Recom endam os el reportaje de Ángela Peña: «Dominicana Perozo. Una de las cuatro guerrilleras que iban a venir el 14 de junio», publicado en la prensa dom inicana a m ediados de 2001 (envío cortesía de Ángela Peña).

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h irie ron unas 22 perforaciones, particu la rm en te en las alas. Así el C-46i egresó a su lugar de partida , a eso de las 8 :45 de la noche.

En el te a tro de la acción, in m ed ia tam en te desp u és del tiro teo los t o rn b a tien te s se d iv iden acc id en ta lm en te fo rm ándose dos g rupos. Uno lo en cab eza E nrique J im én ez M oya con 33 hom bres. El o tro lo d irige Delio G óm ez O choa, qu ien iba en la re tag u a rd ia con 19 hom bres. Los dos g rupos ja m á s se en co n tra rían . Esa d ivisión, d e acu e rd o con Poncio l*ou S aleta , seria un factor d e te rm inan te en la de rro ta m ilitar.

Bueno sería aco ta r que el expedicionario José Antonio Spignolio Mena, ni d e sc e n d e r a b ru p ta m e n te del avión, perd ió u n a valiosa m ochila , que sería cap tu rada por soldados de la d ictadura, donde venían los planos de toda la operación militar, incluyendo los pun tos de los desem barcos por M aim ón y Estero H ondo. A partir de entonces, la aviación y la m arina de la d ic tad u ra esta rían en constan te a se c h o .. .

O rig in a lm en te los o rg an izad o res del opera tivo se h a b ía n tra zad o un rum bo es tra tég ico : in te rn a rse en las m o n tañ as de C onstanza h as ta a lcan za r el Pico D uarte , el p u n to m ás a lto de la geografía dom in icana . Allí se e s tab lecería la base d e operaciones. M as no h ab ían tran scu rr id o dos horas del a terrizaje en C onstanza cuando el propio Trujillo le inform a lo aco n tec id o al em b a jad o r de E stados U nidos, Jo sep h S. F arlan d .20 El servilism o se decla ra oficial y voluntario :

«On Ju n e 14, 1959, G eneralissim o Trujillo in fo rm ed A m bas- sad o r Farland of an a ttem p ted invasión of the D om inican Re- public th a t afternoon . In te leg ram 480 from C iudad Trujillo,Ju n e 14, Farland rep o rted the fo llow ing to th e D ep artm en t: “Trujillo advised me a t 8:15 ton igh t th a t one transport a ircraft lan d ed a t C onstanza la te th is a fte rn o o n w ith 18 in su rg en ts aboard . D om inican arm y garrison reported in pursu it. Origin o r n a tio n a lity g roup as ye t unknow n . L andings m o m en ta - rily an d w ill keep Em bassy fully in fo rm e d .. . ” (7 3 9 .0 6 /6 - 1459)» .21

20. Farland es egresado de la West Virginia University, hace estudios gradua­dos en Princeton y S tanford, practica la abogacía y preside una em presa de su propiedad dedicada a la minería del carbón. Durante la Segunda Guerra Mundial trabaja como agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI). Además de oficial de la m arina, estuvo activo con las fuerzas de ocupación de la península de Corea. El 20 de m ayo de 1957 el presidente E isenhow er le nom bra em bajador en In República Dom inicana, cargo que ocuparía hasta 1960.

21. FRUS. American Republics. Microfiche Supplem ent. W ashington: Depart­m ent of State, 1991. Declassified for publication.

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Un d ía m ás ta rde , el 15 de jun io , Farland envía el te leg ram a núm ero 480 al sec re ta rio de E stado, en W ashington, y cop ia de d icho m ensaje a las em bajadas en La H abana y C aracas:

«M anuel de M oya advised m e this m o m in g th a t in su rg en t g roup carne from Cuba. Insurgents presen tly su rrounded cióse C o n stan za an d GODR expects th e ir cap tu re today ; how ever, p lañe used in invasión successfully evaded in tercep tion» .22

Ese m ism o día, a las tres de la tarde, Farland despacha o tro telegram a, el núm ero 482 , al secre tario de Estado:

«Plañe yesterday escaped detection by flying in above D e lta ...De M oya also s ta ted th a t GODR had no in te n tio n a t this tim e to request assistance from OAS. In add ition to observed D om inican Air Forcé activity, Dom Army an d Dom N avy also on alert» .23

La in fo rm ac ión co n tin ú a su cauce de form a in in te rru m p id a : de l go­b ie rno d o m in ican o a la E m bajada de E stados U nidos y d e la llam ad a c iu d ad T rujillo al D ep artam en to de Estado en W ash ing ton . V eam os el sigu ien te te leg ram a (Em btel 484) fechado el 16 de jun io :

« In su rgen ts still ho ld ing position in m o u n ta in s and fighting co n tin ú es. GODR m ain ta in in g s itu a tio n u n d e r co n tro l an d expects rebel cap itu la tio n th is a fte rnoon . Also de M oya spe- cifícally requested E m bassy no t, rep ea t no t, m ake co m m en t US p ress. No public ity h ere b u t co u n try alive w ith ru m o rs an d s tre e ts w ere em p ty la s t n ig h t . . . SIM m ak ing W holesale a r r e s ts . . . ».24

Ese m ism o d ía 16, a las doce en pu n to , Farland envía o tro m ensa je (Em btel 4 86 ) a W ashington:

«De Moya has advised me th a t plañe involved in invasión char- te red in M iam i and flow n from M iam i to C uba by A m erican

22. NARA. College Park, M aryland. Telegrama confidencial, 15 de jun io de 1959.

23. NARA. College Park, M aryland. Telegram a confidencial del em bajador Farland al secretario de Estado, 15 de junio de 1959. Copia a la em bajada en La Habana.

24. NARA. College Park, M aryland. Telegram a confidencial del em bajador Farland al secretario de Estado, 16 de junio de 1959.

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pilot. Pilot w as h ired and arrangem ents m ade by Federico Al­berto H enriquez, nicknam ed “Chico”, a D om inican travelling w ith C uban p a p e r s . . . GODR has cap tu red som e in su rg en ts w ho have confirm ed in form ation th a t tw o bo a tlo ad s add itio - n a l m en have d ep a rte d from C uba. GODR believes al leas t one US Citizen nam ed W hite w ith g ro u p .. . ».25

M ien tras tan to , la capital dom in icana se halla en calm a. Los vecinos ignoran que en la cordillera central revolucionarios p rocedentes de Cuba se estén tiro teando con los soldados de la d ictadura. Muy distin ta resulta ser la in tensa actividad m ilitar que se atisba en los alrededores de la base aé rea de S an Isidro. Los m ensajes de la E m bajada de E stados U nidos al D epartam en to de E stado en W ashington son constan tes:

«In te leg ram s 48 2 and 48 4 from C iudad Trujillo, Ju n e 15, Farland reported on discussions w ith Foreign M inister M anuel d e M oya w ho s ta ted th a t m em bers of th e in su rg en t g roup carne from Cuba and V enezuela (7 3 9 .0 0 /6 -1 5 5 9 ) A ccording to te leg ram 48 7 from C iudad Trujillo, Ju n e 16, De M oya in fo rm ed Farland th a t day th a t one of the invasión p lanes w as chartered in Miami and flown from M iami to Cuba by an A m erican pilot. (7 3 2 .0 0 /6 -1 6 5 9 )» .26

En la m a ñ a n a del lunes 15 com ienzan a llegar los av iones de la d ic tad u ra . Las naves am etra llan el perím etro donde creen que están los com batien tes. A los aviones se les ve pasar por debajo de los guerrilleros (g ru p o G óm ez O choa) que se hallan en una m o n tañ a b a s tan te elevada. A lrededor de 20 ó 25 naves se m an tienen en el a ire todo el tiem po.

La co y u n tu ra es ex trem ad am en te pelig rosa. Los incesan tes b o m b ar­deos de la aviación y la m etra lla del enem igo han fragm en tado la tropa del co m an d an te J im énez Moya. Veamos las siguientes en trad as que ap a ­recen en el Diario d e Jo sé A ntonio B atista C ernuda , al m an d o de una nueva fracción en la que se hab ía d iv id ido aquella reducida tropa:

«M artes 16. Hoy cam inam os m uy poco. N uestras tropas e s tán cansadas . Al am an ece r fu im os descu b ie rto s p o r las tro p as enem igas. Peleam os desde el princip io de la m añ an a

25. NARA. College Park, M aryland. Telegram a confidencial de Parland al secretario de Estado, 16 de junio de 1959.

26. FRUS. American Republics. Microfiche Supplem ent. W ashington: De­p artm en t of State, 1 9 9 ]. Declassified for publication. Véase copia original del docum ento (telegram a 480) en: NARA. College Park, M aryland, H de jun io de 1959. (Record Group 84. Caja 42).

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h asta e n tra d a la ta rd e . Los av iones nos a m e tra lla ro n y nos d isp a ra ro n cohetes. D uran te la ba ta lla pe rd í con tac to con el cap itán J im enes (sic) y con m uchos com pañeros. C onté m ás de cinco bajas del enem igo. La lom a ha sido incendiada. Bajo fuego, salim os a las 9 de la noche de ese lugar.

M iércoles 17. C am inam os h asta el am anecer. Fuim os hacia u n a lom a. Los aviones enem igos e s tab an d isp a ran d o co n ti­n u a m e n te p o r encim a a la lom a, ju s to ad e la n te de n oso tro s. C uatro de los com pañeros no quisieron subir y se quedaron al pie de la lom a. A cordam os reun im os al m ediod ía en un sitio, p e ro so lam en te yo m e p resen té . Vino un cam pesino d izque a ay u d arn o s . ¿S erá am igo? C am inam os to d a la noche p o r cam po ab ierto desprovisto de á rb o le s .. .

Ju ev es 18. L evantados m uy tem p ran o . Ya a lg u n o s av iones están vo lan d o po r encim a. Recogí un fusil FAL que un com ­pañero hab ía abandonado . Asumí el m ando de una colum na de 15 h o m b res. D orm im os todo el d ía y d escan sam o s. Se nos e s tá acab an d o la com ida. C am inam os to d a la noche. N uestro cam pesino nos ab an d o n ó en las p rim era s ho ras del v ie rn e s .. . ».27

A nselm o Brache es, sin lugar a dudas, el h is to riador m ás im portan te de aquellos acon tec im ien tos. Escuchem os sus au to rizad as palab ras cuando se refiere al g rupo G óm ez O choa:

«Estos seguían m ovilizándose sin hacer contac to con el ejérci­to. Su com andante , diestro en la táctica guerrillera, hacía que c ad a q u ien u tiliza ra su pericia p ara p ro lo n g ar la res istenc ia an te el asedio tenaz, aunque desordenado de las tropas reg u ­lares. A vanzaban por las p artes m ás bajas de las lom as, p a ra que la aviación no pud iera localizarlos. R etrocedían , cam bia­ban co n tin u am en te de dirección y b o rraban sus huellas p a ra confundir a los perseguidores de la ru ta seguida. Pero am en a­zaba la escasez de com ida, y el frío agudizaba esta necesidad de a lim en ta rse p a ra re cu p e ra r las energ ías p e rd id as p o r las cam inatas» .28

27. Anselmo Brache. Constanza, M aimón y Estero Hondo: (testimonios e investigación sobre los acontecimientos). Taller: Santo Dom ingo, 1994, pág. 93 (el dom ingo 28 de jun io , an tes del m ediodía, es asesinado el d iarista Batista C ornuda).

28. Íbíd., págs. 130-131.

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Los que tum baron a Trujillo. Puerto Rico en.

M ien tras , en P uerto Rico circulan no ticias ad u lte rad as . El periód ico F.l Im parcial in fo rm a que unos cien co m batien tes al m an d o de J im én ez M oya le h ab ían cau sad o unas 15 bajas a las fuerzas de la d ic tad u ra . La ex ag e rad a n o ta añ ad e que luego de o cu p ar d u ra n te v a ria s ho ras el a e ro p u e r to y la localidad de C onstanza los exped ic ionario s se d irigen hacia las m on tañas.

En C uba el periódico Revolución inform a que las noticias «p rovenien­tes de l fren te in te rn o que ha d ifund ido la rad io de V e n e z u e la .. . son ab so lu tam en te veríd icas. Los revolucionarios a tacaron el a e ro p u e rto de C onstanza , d esb an d aro n la guarn ición m ilita r y o cu p aro n la c iu d ad d u ­rante pocas horas». La m ism a inform ación añade que la lucha con tinuaba «bajo la d irección del com andan te Enrique J im énez M oya».29

El m iérco les 17 de ju n io , cu ando ap en as tran scu rren tres d ías del a terrizaje en C onstanza, el piloto dom inicano Juan de Dios V entura Simó es ap resad o . El p e riod ista M iguel G uerre ro in fo rm a que V en tu ra Sim ó ten ía serias lim itac iones físicas. Se h a llaba in cap ac itad o p a ra las d u ras h ienas de partic ip a r en una guerra de guerrillas. V entura Sim ó ten ía los pies p lanos, no podía hacer largas cam inatas. Los m ilitares dom inicanos lo hallaron recostado de un árbol, p ro fundam en te dorm ido. Sus pies los ten ía tan in flam ados que «prácticam ente hab ían ro to sus botas».

Aquí se ría bu en o ab rir un p a rén tesis e in fo rm ar que en ho ras de la m a ñ a n a del ju ev es 30 de abril de 1959, to m an d o p o r so rp resa al in trincado sistem a de seguridad m ilitar de Estados Unidos en Puerto Rico, el piloto dom in icano había a terrizado su avión de re trop ropu lsión en un incóm odo ae ro p u e r to de la costa no rte de P uerto Rico. E n fren tado a la lim itada lon g itu d de la p ista , V entura S im ó confirm a su peric ia com o av iad o r d a n d o v ue ltas po r el litoral h as ta a g o ta r el com bustib le de la nave. E ntonces, enfila el apara to para que toque tierra en un extrem o de l¡i p is ta . T iene que m an io b ra r con sum a ligereza h as ta d e te n e r la nave en el o tro ex trem o . D espués de estac io n a r el je t cerca del edificio d e la .idm inistración, el dom inicano le en trega al encargado del ae ropuerto su ein tu rón con dos pistolas calibre 45 y, sin ta rdanza , solicita asilo político.

M ilitar de carrera y piloto de profesión, V entura Simó se había fugado «le la base aé rea de San Isidro. H arto de ta n ta indecencia , se d ispuso to tnper todo vínculo con la d ic tadura . En la República no pod ía vivir.30

A su llegada a Puerto Rico, los medios noticiosos cubren el suceso con gratules caracteres. Bajo estrecha vigilancia policíaca, en lugar no revela­do del á rea m e tro p o litan a de San Ju an , el p ilo to es so m etid o a in tenso

29. Revolución. La H abana, 19 de junio de 1959. Cortesía de M ercedes Alonso.

30. The New York Times, I o de mayo de 1959, pág. 6. El Imparcial. San Juan, ' de mayo de 1959, pág. 4.

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in te rroga to rio p o r los fiscales del D epartam en to de Ju s tic ia .31 El viernes I o de M ayo sa le en libertad provisional. Un d ía m ás ta rd e , lo en trev ista la p rensa. V entura Simó luce nervioso. Fum a un cigarrillo de trás del otro. Su sem blan te deno ta cansancio extrem o por el prolongado in terrogatorio al que le h ab ían som etido . En la in te rpe lac ión p a rtic ip an ag en te s del Buró Federal de Investigaciones (FBI), pero V entura Sim ó no se a rred ra .

A ntes d e a b an d o n a r n uestro país, pue rto rriq u eñ o s y dom in icanos se unen en acto de am istad para allegarle a lguna ayuda. Es decir, pagarle el pasaje, llenarle la m aleta de ropa «y en tregarle u n a ca rte ra con bastan te d inero» p a ra que p u ed a rem ed iarse en C aracas o en La H ab an a «en lo que consigue algo que hacer» .32

V entura S im ó ten ía 25 años de e d a d .33 H abía llegado a P u e rto Rico con 47 dó lares y su uniform e militar. Sin esperar respuesta a su petición d e asilo , a b a n d o n ó n u e s tro país el 3 de m ayo .3'’ Luis A lcalá, cónsu l de V enezuela en San Ju an , le g estionaría refug io político. M ucho m ás, el cónsu l tuvo la g en tileza de aco m p añ arlo en el viaje hac ia C aracas.35 In m ed ia tam en te después de p isar la tie rra del Libertador, V entura Sim ó se reú n e con los d irigen tes del exilio dom in icano y, desde ese m om ento , se desconecta de toda activ idad m ediática.

D istintas fuentes consu ltadas indican que los peores sufrim ientos, las peo res to r tu ra s , la m u e r te m ás h o rren d a sería la p ad ec id a p o r aquel joven dom inicano. Anselm o Brache dice que es el prisionero de la agonía p ro longada y, p a ra fra sean d o a N eruda, podríam os a ñ a d ir que a V entura Sim ó lo co n d en aro n a todas las penas del infierno.

C ie rtam en te , su m u e rte fue el p u n to cen tra l de to d a u n a com pleja y a p a ra to sa u rd im bre . Se ha pod ido e s tab lece r que tra s se r so m etid o a

31. El 16 de agosto de 2005 le escribimos al entonces secretario de Justicia Roberto Sánchez Ramos, solicitándole com partiera con nosotros la inform ación que p u d iera ten er su oficina en lo referente a Ju an de Dios V entura Simó. El licenciado Sánchez Ramos refirió nuestra petición al Fiscal G eneral Pedro Geró­nim o Goyco Amador. El 20 de septiem bre Goyco A m ador me inform a que los docum entos de aquellos años, Justicia los había trasladado a un búnker en Isla de Cabras. Lam entablem ente, un incendio destruyó todos los archivos. A pesar del frío que m e corrió por la espalda al conocer la noticia, debo agradecer el interés de Goyco Amador por comunicarse con los familiares del fenecido fiscal asignado al caso, José C. Aponte, e inquirir por docum entos útiles a nuestro trabajo. Por otro lado, en el Archivo General de Puerto Rico, bajo los fondos del Departam ento de Justic ia , donde deberían e star tales fuentes, no aparece docum ento alguno relacionado con la m ateria que nos preocupa.

32. El Imparcial, San Juan , 5 de mayo de 1959, pág. 3.33. The New York Times, I o de mayo de 1959, pág. 6.34. The New York Times, 4 de mayo de 1959, pág. 26.35. El Mundo, San Juan , 20 de junio de 1959, págs. 1-12.

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Los que tum baron a Trujillo. Puerto Rico en.

bárbaras to rtu ras , extrayéndole toda la den tad u ra con un alicate a sangre fría, se le en ce rró en u n a so litaria . H abría e s tad o en con fin am ien to du ran te nueve meses, probablem ente h asta com ienzos de m arzo de 1960. En todo ese lapso se le sum in istraba so lam en te u n a ja r ra de ag u a y un p ed azo d e p an al d ía . A causa de ello se le c ae rían los cabellos y em p eq u eñ ece ría . Al sacárse le de la so lita ria p a ra en c e rra rle en el saco de h e n eq u én en que fue fina lm en te lan zad o al m ar, ten ía un aspecto sobrecogedor, de un cad áv er v iv iente. Su esposa Y olanda G arrido de V entura fue in fo rm ada de su m uerte el 9 de m arzo, el d ía después de la fecha del cum p leaños de su m arido , especu lándose que en o tro ac to de crueldad típico de la Era, Trujillo esperó pacien tem ente por el aniversario de su nacim ien to p ara hacer oficial la m u erte del p ilo to .36

Aquí y ahora debem os inform ar que el descalabro m ilitar del proyecto contra la d ic tadura de Trujillo ocurre a fines del m es de jun io . Así lo ase­gura Gómez O choa, pues para esa fecha, a dos sem anas del a terrizaje por C onstanza, todos los com batientes bajo el m ando del com andan te Enrique Jim énez M oya y del cap itán R am ón López hab ían sido ex term inados.

Luego de los prim eros com bates, Jim énez Moya se hallaba com pleta­m ente aislado . En sus horas postreras, acom pañado de o tro expediciona­rio llegó a la casa de unos cam pesinos donde solicita auxilios. La traición no se h izo esperar.

«Ambos com batientes fueron sorprendidos, apresados y asesi­nados posterio rm en te d u ran te el trayecto a C onstanza. C uan­do el je fe de n u es tra expedic ión se negó a c am in a r y fue m altra tado por sus captores, le p ropinó a uno un pun tap ié en los testícu los. O tro de los so ldados decid ió en to n ce s ac rib i­lla rlo a ba lazos. Yo lo vi m uchos d ías d esp u és en la m orgue y su cu erp o ten ía varias h eridas p u n zan te s en e l p echo y el v ien tre , adem ás de varios disparos» .37

H ubo un m o m en to cu an d o en el fren te de C onstanza , M ayobanex Vargas, Pedro Pablo Fernández, Juan A ntonio A lm ánzar y David Chervony le tien d en u n a em boscada a so ldados de la d ic tad u ra . De p ro n to , se produjo la balacera. El dom inicano Pedro Pablo Fernández resultó g rave­m ente herido. Las balas le a travesaron el vientre lesionándole la colum na verteb ra l. Al c ae r el dom in icano , él m ism o o los dem ás, d isp a ra ro n sus rifles liqu idando a los so ldados de la d ic tadu ra .

36. Miguel Guerrero. «La m uerte de Juan de Dios Ventura Simó». En: Clave digital: (9 de febrero de 2004).

37. Góm ez Ochoa, Constanza, M aimón y Estero Hondo. La victoria de los caídos, págs. 171-172.

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Félix Ojeda Reyes

Por su don de g en te s , a Fernández se le tenía en alta estim a. Él se había ganado la am istad del com batien te puerto rriqueño David Chervony. Pero Pedro Pablo e s tab a er* m alas condiciones. Para a liv iarlo , le in yec ta ron m orfina. Sin e m b a rg o , p o r la g ravedad de las h e rid as él sab ía que no ten ía salvación . De re p e n te , ex tra jo su cuchillo de m o n te y se lo clavó en la g a rg a n ta p a ra n o se r obstácu lo a la m ovilidad de la tro p a . David C hervony tra tó in fru c tu o sam en te de socorrer al com pañero g ravem en te herido . En un sa n tia m é n le a rreb a tó el a rm a, pero ya era m uy ta rde .

El com an d an te G óm ez O choa m e decía que esos cuchillos com andos de la in fan te r ía e s ta d o u n id e n se tienen unas estrías que no p e rm iten la sa lida de la san g re y la h em orrag ia se p roduce in te rn am en te en el acto. Pedro Pablo F e rn á n d e z m urió el 16 de ju n io de 1959 , ten ía 24 años de edad , era la p rim era baja de la guerrilla de G óm ez O choa.

En aquello s p rec iso s m om en tos se p rodu jo un lam en tab le inc iden te . Enfurecido al ver al dom inicano en su m om ento postrero , David Chervony, con el cuchillo que te n ía en sus m anos com enzó a darle ta jos en la cara y en la g a rg an ta a u n o de los so ldados de la d ic ta d u ra que e s tab a en el suelo. La ira del boricua resultó indescriptible, desde que se irrita cuando descub re al d o m in ican o herido , h asta que el co razó n se le a lb o ro ta p resenc iando la m u erte del am igo.

G óm ez O choa m e dec ía en S an to D om ingo que tom ó la m ed id a de d e sa rm a r a D avid. Lo tuvo que re p re n d e r d e la n te de la tro p a , p u es su ac titud no hab ía sido d igna de un revolucionario :

— Tlivimos que llam arle la atención , acotó el co m andan te .Aquel d ía , en la casa de Poncio Pou Saleta le p regun té a Góm ez Ochoa

cuándo le devolvió las arm as a David. Y el com andan te , con u n a sonrisa en sus labios, m e dijo:

— Félix, al o tro día-A hora b ien , a m ed ida en que p asan las ho ras , el g rupo d e G óm ez

O choa con tinúa d iezm ándose. José Luis Callejas, ve terinario de profesión y oficial que hab ía com batido en la S ierra M aestra, se encon traba herido en u n a p ie rn a . P idió que le ay u d a ran a sen ta rse . Y en un m o m en to de d is tracc ió n se d isp a ró un tiro en el pecho . N o q u e ría se r esto rb o al d esp lazam ien to de la tropa.

Sin ta rd an za , narrem os los m inutos postreros de o tro expedic ionario caído en C onstanza. Al dom inicano Juan A ntonio A lm ánzar las tropas de la d ic ta d u ra le d ie ro n el a lto . En vez de d isp a ra r el ca rg ad o r com ple to d e su fusil, A lm ánza r corrió hacia el resto del g rupo p a ra a le r ta r lo s . El enem igo ¡ilu ió fuego y la guerrilla tam bién . A dem ás d e A lm ánzar y de l-'rnnk líber lo López, Chervony se incorporó al trío para repeler el a taque, (¡ó rne / < )ehon relató lo acontecido:

IM

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Los que tum baron a Trujillo. Puerto Rico en.

«Los cuatro hicimos nu trido fuego, pero A lm ánzar lo h izo des­de una posición que no le brindaba seguridad a lguna. E staba p a rad o en m ed io del cam ino d isparando su fusil FAL. Vimos su s ilu e ta d ib u jad a en la oscuridad , cu an d o cayó fu lm in ad o p o r u n a ráfaga de a m e tra lla d o ra .. .» .

P erseguidos y en re tira d a los com batien tes del g rupo G óm ez O choa co n tin u ab an tiro teán d o se con el enem igo. En ta n adversas condiciones sucede el deceso del revolucionario puerto rriqueño :

«Una d e las reglas sagradas del guerrillero es no com batir de fren te al ejército y m enos en un escenario escogido p o r este.Eso fue lo que Chervony, quizá por su inm adurez no en tendió .Se in su b o rd in ó y m e dijo que él no segu iría h u y en d o , que iba a pelear. Fue im posib le hacerlo cam b ia r d e parecer. Me im ag iné cuál sería su su e rte y efec tivam en te , supe después que este joven puertorriqueño m urió en aquel en fren tam ien to su m a m e n te desigual. A m én d e sus e rro res , este g u errille ro in tem acionalista dio p ruebas de una valentía ex traordinaria» .

El p u e rto rr iq u e ñ o David C hervony m urió h e ro icam en te e l m arte s 7 de ju lio de 1959 . Tenía 17 años de edad . El 14 de ju lio d e 20 0 5 hab lé con H eren ia Chervony. En esa ocasión, la h e rm a n a d e D avid m e decía ijue sus p ad re s se hab ían casado en P uerto Rico y tu v ie ron cu a tro hijos. «N osotros é ram o s b ien u n id o s .. . N uestro p ap á nos tra jo a N ueva York. R esid íam os en la Calle 105 y A m sterdam . D avid e ra fu e rte , sa ludab le , sin vicios. M edía 5 con 3 ó 5 con 4. No ten g o n ad a de él, n i fotos ni d o c u m e n to s .. . Yo sufrí m ucho , era mi herm an o m ás ch iqu ito . T ratam os d e rec lam arlo . La E m bajada de E stados U nidos en S an to D om ingo nos envió un te leg ram a diciendo que estaba desaparecido».

Del puerto rriqueño Rubén Agosto es m uy poca la inform ación acopia­da hasta el m om ento . Sabem os que tenía experiencia m ilitar y arribó por M aim ón en las expedic iones m arítim as. F ueron esbirros de la d ic tadu ra los que le condu jeron a la m uerte , fren te al negocio del tam b ién p u e rto ­rriqueño A rsenio G arcía. Allí lo m ataron , a tiros, d u ran te la m añ an a del 28 de ju n io de 1959. Pero lo cierto y lo inaud ito es que un tru jillista , ya m uerto R ubén , le ases ta ría u n a p u ñ a lad a al cad áv er del m ártir. R ubén Agosto ten ía 23 años de edad .

H ubo tam bién o tros boricuas, todos de la d iáspora neoyorquina, que debem os reco rdar: Luis R am os Reyes, Ju a n Reyes Reyes, Luis Á lvarez y G aspar A ntonio R odríguez Bou. De los prim eros tres, no tenem os noticia alguna, pero a R odríguez Bou lo creem os sobrino del que fuera rector del

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Félix Ojcda Reyes

R ecinto de Río P ied ras de la U niversidad de P uerto Rico, el Dr. Ism ael R odríguez Bou.

En lo que a m i resp ec ta , debo decir que M iguel Á ngel M enéndez Vallcjo no era puerto rriqueño , pero fue mi amigo, y siem pre m e em peñaré en decir que po r un acciden te biológico había nacido en Santo Dom ingo. Hijo de p a d re p u e rto rriq u eñ o en m adre d o m in icana , cu an d o apenas cum ple cu a tro años de edad su fam ilia se traslada al á rea m etropo litana de San Ju an .

Sin d u d a a lg u n a , en el ba rrio San A ntón, de C arolina, M iguel Ángel e strech a lazos de p ro fu n d a am istad con un m uchacho llam ad o R oberto C lem ente. Esto sucede cuando nad ie sospecha que C lem ente iba a ten e r ce leb rid ad in te rn ac io n a l al convertirse en un astro del béisbo l de las G randes Ligas en Estados U nidos.

En 1955 M iguel Ángel em igra a Nueva York. Allí, su respe tada proge- n ito ra , d o ñ a C onsuelo A ngélica Vallejo, le dijo un d ía cu a lq u ie ra que si q uería h acer a lgo p roductivo con su v ida ten ía que irse a b a tir con tra la d ic tadu ra de Trujillo.38 Así lo h iz o .. . y cayó valien tem en te en el poblado de Estero H ondo. Tenía 21 años de edad.

Pero esta h isto ria se com plica. Y sin añad ir ni q u ita r a la verdad cosa a lguna, com o aconseja la inm orta l novela de C ervan tes, debo referirm e a h o ra a los g rupos m arítim os.

Las lanchas zarp aro n el 13 de ju n io de 1959, desde la bah ía de Nípe, en el o rien te cubano . La Carmen Elsa al fren te , con 121 hom bres, de los cuales reg resa rían a Cuba p o r m otivos de en ferm edad , 25 , p a ra q u ed a r un to ta l de 96. La Tínim a le segu ía la este la a la nave cap itan a con sus 48 expedic ionarios. Lo que hace un to tal de 144 hom bres en el proyecto m arítim o.

El d ía 16 la Carmen Elsa se ha llaba al g a re te . Los fu e rte s v ien tos, las pe lig ro sas cond ic iones de un m ar convulso, así com o la fa lta de ag u a y d e a lim en to s, p ro d u je ro n en m uchos hom bres m areos, vóm itos, d e sh id ra ta c ió n y fiebres severas. El do c to r D anilo E strada , u n o d e los exp ed ic io n ario s q u e reg resó a C uba, in fo rm a que la sed e ra ta l que algunos hom bres decidieron tom ar agua de la que se usaba para en friar el m otor de la em barcación, «la cual por estar m ezclada con aceite em peoró nuestro estado». A lgunos renglones m ás ade lan te , E strada añade:

«El ún ico inc iden te q u e ocurrió , y no llegó a p la sm arse fue cu an d o n u e s tro com pañero M oisés A gosto, jo v en p u e r to rr i­queño , tra tó de su ic idarse haciéndose u n d isp a ro en la sien

38. Entrevista con M ariluz M enéndez Vallejo. Santurce, Puerto Rico, 14 de febrero de 2005.

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Los que tum baron a Trujillo. Puerto Rico en.

con- el fusil G arand que portaba, pero a fo rtu n ad am en te pude im ped irlo a tiem po».

Un to ta l d e 25 hom bres tuvo que reg re sa r a C uba, 21 de ellos p o r esta r ex trem ad am en te enferm os. R establecidos del m alestar, luego de la reparación de la nave cap itana, el proyecto m arítim o volvió a la c a rg a ...

El sábado 20 de jun io , cuando todo estaba listo para d esem b arcar en territo rio dom in icano , los com batien tes fueron d e tec tados po r un navio de la d ic ta d u ra . El tiro teo com enzó en a lta m ar. Los p a tr io ta s tra ta ro n de ascender hacia las colinas. M ientras tan to , los aviones de la d ic tadura con tin u ab an lanzando poderosas bom bas incendiarias.

Diez d ías después del com bate, en la playa, se pod ían observar g ran ­des c an tid ad es de a rm as, m un iciones y a lim en to s. El e spec tácu lo e ra a terrador. Los cuerpos tendidos a orillas de la playa e staban quem ados e irreconocib les. La d ic tad u ra no tuvo la d e licadeza de d a rle se p u ltu ra a los m uertos.

Los a taq u es aéreos du raro n 12 horas. H abía en la zona a lred ed o r de 3.000 soldados de la d ictadura: poco a poco los expedicionarios de am bos yates fueron ex term inados p o r los indiscrim inados bom bardeos, adem ás del a cc io n a r d e los tan q u es , la a rtille ría p esad a y la in fan te r ía . Sólo unos pocos lo g ra ro n ro m p er el cerco enem igo , y varios m eses después, d u ran te los prim eros días de septiem bre, cayeron com batiendo los últim os m iem bros d e este g rupo , el e s tad o u n id en se Larry Bevins y el españo l Francisco Á lvarez, qu ienes decid idos a v en d e r caras sus v idas, h icieron varias bajas a los m ilitares an tes de caer.

Ya hem os dicho que de las expediciones m arítim as (144 com batientes) no hubo sobrevivientes, pero del frente de C onstanza, ac tua lm en te viven el co m andan te cubano Delio Gómez O choa y el com batien te dom inicano M ayobanex Vargas.

P u ed e decirse , p o r ú ltim o , que las exped ic iones del 14 y del 20 de ju n io fu ero n d e rro ta d a s m ilita rm en te , p e ro tam b ién d ebem os h ab la r de u n a v ic to ria m ora l, debem os h ab la r de «la v ic to ria d e los caídos». A quellos jó v en es que o fren d a ro n sus vidas en 1959, reconocidos todos com o H éroes N acionales d e la R epública D om inicana, n u n ca fueron vencidos. Al c ae r a tiza ro n la chispa que incen d ia ría to d a la p rad era do m in ican a . El 30 de m ayo de 1961 , el d ésp o ta , tiro tead o , ap u ró la poción de la m u erte m ien tras se dirigía en su autom óvil hacia la c iudad de San C ristóbal.

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Félix Ojeda Reyes

En fila india: com batientes de las expediciones m arítim as (144 hom bres) no hubo sobrevivientes. (Colección Instituto de Estudios del Caribe. Universidad de Puerto Rico).

¿Será cierto que Don Pedro Albizu Campos fue víctim a de experim entos de radiación llevados a cabo po r agencias de Estados Unidos m ientras se hallaba encerrado en una cárcel de Puerto Rico? (Cortesía Fundación Luis Muñoz Marín).

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Capítulo 2«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla peronista (1959-1960)

E rn e s to J o s é S a la s

En la prim avera de 1959 un grupo de hom bres de los com andos de la resistencia p ero n is ta de la zona no ro es te del país dec id ie ro n en ca ra r la p rim era experienc ia de guerrilla ru ra l de la A rgen tina co n tem p o rán ea . D uran te ese año y el siguiente, varios grupos de m ilitantes in ten ta ron ins­talarse y m an tenerse en la zona boscosa de Tucumán, en el departam en to de C hicligasta , al su r de la provincia . El nom bre que elig ieron p a ra la g ue rrilla fue E jército de L iberación N acional-M ovim ien to Peron ista de Liberación, aunque han sido conocidos con el que popu larm en te pasaron a la h isto ria : U tu runcos .1

S urg ida en un p u n to alejado de las g randes c iudades que d irig ían la v ida po lítica del país, la guerrilla de los U tu runcos solo pasó a fo rm ar parte de los an tecen tes lejanos de las form aciones a rm adas que se ex ten ­d ieron p o r todo el país a principios de los se ten ta . Se sabe de ella, com o de a lg u n as o tra s sim ilares , poco y n ad a . Los estud iosos del fenóm eno in su rg en te no rep a ra ro n en ella ni in ten ta ro n d e te rm in a r si existía una relación con la nueva guerrilla, o el g rado en que esta conocía los in tentos

1. La leyenda tucum ana del U turungo surgió de las duras condiciones de explotación en la provincia. C uenta que los dueños de la tierra oprim ían a los pobres cam pesinos hasta que uno de ellos decidió enfrentarlos. Robaba a los ricos para repartir en tre los pobres y alentaba a los dem ás a seguirlo. Los patrones lo persiguieron para m atarlo pero, según el m ito popular, las balas no le en traban porque se ponía varias pieles de tigre. Fue por ello que lo llam aban el uturungo, que en el idioma quechua significa «hombre tigre».

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Ernesto José Salas

an te rio res . Fue ju s ta m e n te el im pacto de las nuevas gu errillas lo que op acó el co n oc im ien to del p roceso de fo rm ación de ellas m ism as.2 En efecto, a partir de 1959, los U turuncos y o tras p ro toguerrillas tan to u rba­nas como rurales iniciaron el cam ino y fueron consecuencia de un intenso d e b a te de la m ilitanc ia p e ro n is ta y m arx ista acerca d e la conven iencia u o p o rtu n id ad de fo rm ar focos guerrilleros en el cam po o la c iudad ; las posiciones éticas acerca de la utilización de la v iolencia com o cam ino de liberación fueron tam b ién una parte im p o rtan te de d icho deba te .

A quí lo q u e tra to de m arca r es que m uchos a rg en tin o s se s in tie ro n lo su fic ien tem en te convencidos de que la opción p o r la v io lencia e ra u n cam ino que les tocaba d e cerca y que se c reó un clim a favorab le a las guerrillas q u e se in sta ló d u ra n te la d écad a del sesen ta , sob re to d o cu ando se ex ten d ie ro n p o r A m érica Latina con el apoyo y el e jem plo de la R evolución cu b an a . A unque cada grupo in su rg en te fue d esa rro llad o en un contexto particular, la m ayor parte de ellos atravesó un período de m ilitanc ia po lítica que les perm itió a fu tu ro se n ta r las bases del apoyo social al foco g u errille ro . Estos g rupos co m en zaro n a se r activos d esde fines de los c in cu en ta , sin influencia d irec ta de la R evolución cu b an a , y sus do cu m en to s reflejan con c laridad el p roceso d e d iscusión que desem bocará no solo en la instalación, sino en la perm anencia de fuertes o rgan izaciones político-m ilitares a com ienzos de los se ten ta .

Sin em bargo no siem pre ha sido reflejado con c la ridad este p roceso. Tan g ran d e fue el im pacto de la fo rm ación del E jército R evolucionario de l Pueblo y de los M on toneros y ta n ta la in s istenc ia d e las sucesivas d ic tad u ra s en la id en tid ad fo rán ea de las causas del c rec im ien to de la in su rgenc ia en A rgen tina , que el foco de a ten c ió n q u ed ó fijado en el su rg im ien to de estos dos g rupos y no en los d iez años d e h is to ria previa. Por o tro lado, la necesidad de explicar el pasado rec ien te , previo al ex te rm in io p rac ticad o po r la ú ltim a d ic tad u ra m ilitar, h a tra íd o tres in te rp re tac io n es cen tra le s y b a s tan te conocidas. En p rim er lugar, la de los p rop ios d ic tad o res : según ellos, fueron ob ligados p o r su rol social a co m b a tir u n a g u e rra que e ra p lan e ta ria co n tra el com un ism o y sus in ten tos expansion istas y que en A rgentina se expresaba en las guerrillas y sus apoyos po líticos. En seg u n d o lugar, la posición heg em ó n ica d e la

2. Recientemente, una cam ada de historiadores está reconstruyendo con sus trabajos la secuencia que unifica y da sentido a las prim eras guerrillas, véase Gabriel Rot. Los orígenes perdidos de la guerrilla en la Argentina. La historia de Jorge Ricardo M asettiyel Ejército Guerrillero del Pueblo. Buenos Aires: El Cielo por Asalto, 2000; Ernesto González, comp. El trotskismo obrero e intemacionalista en la Argentina III. Buenos Aires: Antídoto, 1996; y Roberto Bardini. «1963: asalto ;il Policlínico Bancario. El M ovim iento N acionalista R evolucionario Tacuara, la prim era guerrilla urbana». En: Revista Taller, vol. 7, n.° 20: (abril de 2003).

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

llam ada teoría de los dos demonios, cen tralm ente form ulada p o r el escritor E rnesto Sábato : guerrilleros con ideas fo ráneas y m ilitares en p o d er del E stado se en fre n ta ro n fren te a una sociedad abso rta a n te la v io lencia , que añ o rab a el re to rno a la dem ocracia y que no había partic ipado en el en fren tam ien to . Por ú ltim o , los que in co rp o ran to d as las experiencias gu e rrille ra s a las d iversas form as de lucha social com o re sp u esta a la situación represiva y excluyente de los gobiernos, tan to civiles «tutelados» por las fuerzas arm adas, com o a las d ictaduras m ilitares desde 1955. Esto ha tra íd o com o consecuencia a lgunas d is to rs iones en el conocim ien to que g en e ra lm en te acep ta hoy la op in ión púb lica sobre la guerrilla en A rgentina.

Dejo de lado la p rim era in te rp re tac ió n , que tiene o rigen en el e n ­fren tam ien to de la G uerra Fría y el decidido a lineam ien to de las fuerzas a rm ad as a rgen tinas con el objetivo represivo e stad o u n id en se de contro l in te rio r m ed ian te la D octrina de S eguridad N acional. D ecid idam en te , la sociedad a rg en tin a no existe en este p lan teo o apoya un ifo rm em en te aquello que los m ilitares e jecu tan sin consu ltarla .

La de S ába to ha sido p ro b ab lem en te la versión con m ay o r éxito y d ifu sión d e las tres, pues fue funcional al proceso d e reconstrucc ión dem ocrática después de 1983.3 El prestigio del propio escrito r se reforzó cu an d o d irig ió el equ ipo de investigación de la C om isión N acional po r la D esaparición de Personas (CONADEP), c reada po r el p res id en te Raúl Alfonsín y cuya investigación sirvió para la condena de las ju n tas m ilitares en el llam ad o Ju ic io a las Ju n ta s . Sin em bargo , co n tien e u n p ro fundo vac ia m ien to de la v e rd ad histó rica . El p u n to cen tra l se en c u e n tra en el o rigen de la v io lencia y la con trav io lencia en A rgen tina . La im agen de S áb a to d e u n a sociedad civil que asiste im páv ida al d esarro llo de la violencia es tan ajena a la realidad argen tina de las décadas del cincuenta al se ten ta que no requ iere com probación; la creciente actividad represiva y el d e te r io ro p ro fu n d o de los derechos h u m an o s d u ra n te las m ism as, tam poco . La resistencia peron ista , desde 1955 a 1960, la llam ada época de los «caños» y las luchas sindicales, el ing reso m asivo de la ju v en tu d a las luchas po líticas y sociales de la e tap a , las d ecenas de m uerto s en las m ovilizac iones calle jeras o po r to r tu ra en las p risiones, los m iles d e d e ten id o s po r cuestiones políticas en todo el país , las p u eb ladas insurreccionales de fines de los sesen ta y las m ovilizaciones de principios de los se ten ta por el re to rno de Perón, no abonan la idea de una sociedad

3. En el sen tido de constitu ir un sujeto social «democrático» que no había participado del conflicto civil del pasado, aislando el enfren tam ien to a una guerra entre dos «demonios» similares en la práctica de la violencia e igualm ente antidem ocráticos.

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Ernesto José Salas

ajena a los acon tec im ien tos y ab so rta fren te al en fren tam ien to . En o tras partes de su re lato , Sábato explícita aún más los sujetos que fueron objeto del terror de la d ic tadu ra : « . . . jóvenes que ayudaban en las villas, curas co m p ro m etid o s con la cuestión social, etc.», pero ellos son sacados p o r <•1 autor d e to d o con tex to político al convertirlos en poco m enos que v o lu n ta rio s d e s in te re sad o s y sin filiación po lítica ni ob je tivo m ás vasto que la ca rid ad y u n básico h u m an ism o .4 Esto tam poco es c ie rto , nos p a rezca b ien o m al su acción. La m ilitancia social y po lítica lo hizo e n c u a d ra d a concie rne y c rec ien tem en te en o rgan izac iones po líticas y po lítico-m ilitares. Su trabajo form aba parte de una lucha m ás vasta y en ella se encon traron en la situación m ás difícil cuando la represión decidió e lim in a r las ag ru p ac io n es de apoyo a la g u errilla o cu an d o los g rupos parapolic iales salieron a asesinarlos. En un sen tido general, esta postu ra elim ina la necesidad de profundizar el conocim iento del conflicto social y po lítico en el que estuvo en vue lto el con jun to de la sociedad a rg e n tin a po r acción o p o r om isión y, en particu lar, an u la las causas v ern ácu las de l d esa rro llo de la v io lencia al co incid ir con los m ilita res en el o rigen fo ráneo de la m ism a.

En las an típ o d as de la teoría de los dos dem onios se ubica la h ipótesis de que las guerrillas form aban un todo con las m últiples, y por m om entos d ispersas, acciones defensivas de los sectores popu lares fren te a un rég i­m en to ta lita rio y violento, cuya exclusión política y accionar represivo fue en aum en to en todo el período. La violencia política, cuyo origen se sitúa en el bom bardeo a la Plaza de Mayo por pilotos de la m arina en 1955 y los fusilam ientos de jun io de 1956, provocó en los quince años posterio res el d esencadenam ien to de una cuasi guerra civil en la que la guerrilla cobró crec ien te leg itim id ad v incu lada a las luchas sociales. Esto, que pareció rea lm en te así p o r lo m enos h asta los ú ltim os años de la d ic tad u ra de la llam ad a R evolución A rgen tina , sin em bargo , con tien e el d efec to de no a n a liz a r p a ra to d o el p eríodo la re lación en tre guerrilla y m ovim ien to popu lar y de colocar en todo m om ento el accionar guerrillero en un todo de acu e rd o con el c rec im ien to del en fren tam ien to social y político , que no fue un ívoco sino confuso y po r m om en tos con trad ic to rio . Esto no qu ie re sign ificar que los guerrille ros no tuv ie ran sob rados m otivos p ara convertirse en tales en las c ircunstancias posterio res a 1955, ni tam poco que m uchos de ellos no su rg ieran del desarrollo del en fren tam ien to . Solo

4. El prólogo de Sábato dice así: «Durante la década del setenta la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países». Ernesto Sábato. «Prólogo al informe de la CONADEP». En: WAA. Nunca más. Informe de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas. Ed. por CONADEP. Buenos Aires: EUDEBA, 1984.

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

que a tr ib u ir una excesiva un idad de objetivos y p roced im ien to s en todo m o m en to a sind ica to s, vecinos y guerrille ros tam b ién h a llevado a la confusión en el análisis.

Por o tro lado , el in ten to de ver a las guerrillas m e ram en te com o ag en te s in te rn ac io n a le s de gobiernos ex tran je ro s que las apoyan y las d ig itan y sin raíces en el conflicto naciona l, conduce a la teo ría del te rro rism o irrac io n a l e in te rnac iona l, p re sen tad a en congresos so b re el te rro rism o o rg an izad o s p o r E stados U nidos en la décad a del se ten ta y cuyo ún ico ob jetivo no es co m p ren d er las causas de su d esarro llo en d e te rm in ad o s m om en tos h istóricos en situaciones naciona les d ad as, sino ju s tif ic a r la in tervención in te rnac iona l para m e jo ra r los reg ím enes represivos.5 El porqué m uchos hom bres y m ujeres decid ieron incorporar sus vidas a la lucha arm ada en la A rgentina es m ucho m ás com plejo. Este cap ítu lo in te n ta p ro fu n d iza r el conocim ien to sobre el p rim e r grupo de guerrilla co n tem p o rán ea , conocer sus v incu laciones con el m ov im iento p o p u la r de la zona de origen , tan to com o su re lación con el peron ism o surgido después del golpe m ilitar de 1955, sus concepciones ideológicas y las causas de su ráp ido fracaso en lograr un levan tam ien to generalizado del n o ro es te a rg en tin o . Tal vez, ello devuelva un poco d e c la rid ad al desarro llo de las d is tin tas experiencias sim ilares posteriores.

Tucumán y la resistencia peronista

La vida por Perón6

Com ando 17 de Octubre

En 1956 la situación del peron ism o en la prov incia de T ucum án era sim ilar a la del m ovim iento en todo el país. El gobierno de la Revolución L ibertado ra , dec id ido a b o rra r h as ta el recuerdo del p e ron ism o en su paso p o r la po lítica naciona l, o rd en ó que todos los sind ica tos fueran in te rv en id o s y el p a rtid o p roscrip to . La Federación O brera T ucum ana de la In d u s tria de l A zúcar (FOTIA), el s ind ica to m ás im p o rtan te de la provincia, fue descabezada.7 El interventor, coronel A ntonio Spagenberg,

5. Son expresivos los análisis de grupos como el IRA, la ETA, la OLP y las guerrillas latinoam ericanas. Para una visión más com prensiva, véase Richard Rubenstein. Alquim istas de la revolución. El terrorismo en el m undo moderno. Buenos Aires: Granica, 1988.

6. Pintada en las paredes de San Miguel de Tucumán, 1956.7. La FOTIA fue creada en 1944, con apoyo de la Secretaría de Trabajo y

Previsión que dirigía Perón. Su experiencia previa le perm itió com pletar ráp ida­m ente la afiliación; en 1946 ya contaba con 100.000 obreros afiliados. En 1949

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p ro ced ió a n o m b ra r en cada u n o de los ingen ios a d e leg ad o s que no hu b ie ran adh erid o al peronism o.

En abril de 1956, el in terven tor de Tucumán denunció la existencia de un p lan insurrecional peronista en la provincia. El ejército fue m ovilizado y se in s ta la ron puesto s de contro l en San M iguel de T ucum án, m ien tras se rea lizab an a llan am ien to s y se d e ten ía a d ecen as d e p e rso n as en la c iudad capital, en M onteros, Tafí Viejo y Concepción. El gobierno implicó en el levan tam ien to a m ilitares re tirados en com binación con d irigen tes sindicales: «Respondía adem ás a las orientaciones que en form a reiterada h izo a sus p artid a rio s el p res iden te depuesto en el sen tido de que en un m om en to o po rtuno y cuando las circunstancias así lo ex igieran todas las fu e rzas del P artido P eron ista deb ían p asa r de la acción po lítica pacífica a la acción su b v e rs iv a .. . ».8 El núm ero oficial de d e ten id o s fu e de 140. El edificio de la FOTIA fue a llanado y m uchos d irig en tes fu e ro n presos. El 4 de m ayo, los ob reros d e los ingenios A guilares y S a n ta Lucía, en so lidaridad con los com pañeros deten idos (en particular, el ex secretario g eneral del sind icato del ingenio, Rodolfo Z elarayan), fueron al paro. La in tervención provincial o rdenó el envió de la G uardia de In fan tería a am ­bos estab lecim ien tos. La C ám ara A zúcarera sostuvo que: « . . . considera o p o rtu n o re c o rd a r a los trab a jad o res de la p rov incia lo q u e o p o r tu n a ­m en te ex p resa ra el M inisterio de T rabajo y P revisión de que to d o p a ro o ac to de cu a lq u ie r índo le que in te rru m p a o a lte re el ritm o n o rm al de producción será juzgado y reprim ido como grave sabotaje a la Revolución L ibertadora» .9 Los ob rero s de los ingenios vo lv ieron al trab a jo cu an d o fueron liberados sus com pañeros. El 8 de m ayo com enzó un p a ro de «brazos caídos» en el ingenio C oncepción: 900 ob rero s ab a n d o n a ro n el trabajo en p ro testa por la detención de B ernardo Villalba y o tros d irigen­tes grem iales. V illalba hab ía sido delegado del ingen io y d irig en te de la F ederación . A unque el paro fue d ec la rado ilegal, al d ía s ig u ien te sólo in g resa ro n 180 trab a jad o re s que en el tran scu rso del d ía ab an d o n a ro n las ta reas.

se enfren tó al gobierno de Perón m edian te una huelga en la que reclam aban aum ento de salarios. Perón intervino el sindicato, denunció a los d irigentes y al m ism o tiem po, o rdenó un aum ento de salarios del 6 0% . La FOTIA perm aneció intervenida hasta la caída del régimen. Véase: Louise Doyon. «Conflictos obreros d u ran te el régim en peronista (1946-1955)». En: La form ación del sindicalismo peronista. Ed. p o r Ju an Carlos Torre. Buenos Aires: Legasa, 1988; y H ugo Del Campo. Sindicalismo y peronismo. Buenos Aires: CLACSO, 1984.

8. La Gaceta de Tucumán, 2 de mayo de 1956. C itado po r Graciela del Valle Rom ano. FOTIA y la huelga azucarera de 1959. Buenos Aires, 1994. Edición de m im eógrafo.

9. La Gaceta de Tucumán, 4 de mayo de 1956, citado en ibíd., págs. 20-21.

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La situ ac ió n de los de ten id o s em p eo ró en el m es de ju n io con la in ten tona del general J. J. Valle. Benito Romano, ex delegado del ingenio E speranza, a qu ién el ejército supon ía ligado al golpe, se fugó a Bolivia. Su h e rm an o A ntonio fue de ten id o y llevado al subsuelo de la casa de gobierno. Allí se encon tró con o tros d irigen tes peron istas. Lo go lpearon d u ra m e n te y lo lib e ra ro n luego de dos días y dos noches. M ien tras le p eg ab an le p reg u n tab an po r B enito y su v incu lac ión con el genera l Valle.10

El Comando «17 de Octubre»

A p a rtir de 1956 los llam ados com andos peron istas de la resistencia se o rgan izaron espon táneam en te en todo el país. El conocim iento que de ellos tenem os, aunque im portante, es aún escaso y fragm entario . Todavía falta investigación sobre m uchos com andos provinciales, d ad o que han sido an a lizad o s algunos g rupos con ac tuac ión en las g ran d es c iudades, p a rtic u la rm e n te B uenos Aires, pero se desconocen sus pa res de o tras pa rte s de l país. El co m an d o m ás im p o rtan te , gestado p o r Jo h n W illiam C ooke en 1955 d esde su rol de in te rv en to r del p e ron ism o en la C apital, fue el C om ando N acional Peron ista . Este ejerció su in fluencia sobre m uchos m ilitan tes, en tre ellos los que se organ izaban en la provincia de T licum án.

A ñ n es de 1955 , Félix S erravalle, vecino de La B anda y m ilitan te p e ro n is ta se reu n ía con o tros com pañeros d e S an tiag o del E stero, a n ­gustiados p o r el rec ien te golpe m ilitar. C onm ovidos, se ju n ta b a n con la vaga sensación d e que d eb ían h ace r algo. S erravalle p ro v en ía de una fam ilia p e ro n ista . Su p ad re h ab ía sido an a rq u is ta y m ilitan te g rem ia l ferroviario ; com o m uchos o tros, en 1943 se hizo peron ista . Félix, quien había sido docen te en el Chaco y luego dibujante de la Dirección N acional de V ialidad, ten ía 31 años. En 1956, de paso por San M iguel de Tucumán se en teró de la existencia de una agrupación organizada bajo el m ando de M anuel E nrique M ena, el «Gallego», con el nom bre de C om ando «17 de O ctubre» y decidió conectarse con ella. Por in term edio de Florio Bulduri- ni, ex d ip u tad o provincial, quien lo sondeó en u n a confitería del centro , conoció a la conducción del com ando form ada por M anuel Enrique Mena, «Toscanito» Pena (d irigen te de m ercantiles), el seño r V ázquez G uzm án y el p rop io B uldurini.

M anuel M ena e ra u n d irig en te político barria l activo, con tab a con m últiples casas seguras donde se hacían reuniones políticas en las que él mismo les explicaba a los m uchachos jóvenes la necesidad de la lucha por

10. Ibíd.

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«•1 re to rn o di: Perón. En su juven tud había sido m ilitan te com unista, hasta q u e las luchas ob re ras de la década del cu a ren ta decid ieron su apoyo al p e ro n ism o . M anuel M ena y su g rupo no so lam en te d e sa rro lla ro n una ac tiv a m ilitancia barria l, s ino que estab lec ie ron rá p id a m e n te un nexo co n el C om ando N acional Peron ista de la C apita l. D esde B uenos Aires, el co m a n d o fo rm ado p o r C ooke, C ésar M arcos y R aúl L agom arsino , les e n v ia b a in fo rm ación que rec ib ían p o r m ed io de im presos que llegaban a ’lXtcumán tra s lad a d o s p o r com pañeros ferrov iarios q u e tra b a ja b a n en el sa ló n com edor del tren expreso que unía am bas cap ita les .11 El «17 de O ctub re» funcionaba de la m ism a m anera que sus pares de todo el país: e ra n m ilitan tes p eron is tas que resistían e scuchando la p a lab ra de Perón en v iejos discos de p asta , p in tab an los m uros con consignas a favor del re to rn o de Perón y en contra de la d ictadura de la Revolución L ibertadora o h ac ía n esta lla r algunos «caños» de fabricación casera.

Pero su p rinc ipa l trab a jo era político. M ena hab ía estab lec id o una só lid a red d e co n tac to s y trab a jo político en los b a rrio s c ircu n d an tes a la c iu d ad de T ucum án y ah o ra , a p a rtir del ace rcam ien to d e Serravalle e x te n d ía su acción a la vecina provincia de S an tiag o del E stero , p a rt i­c u la rm e n te la c iudad de La B anda. T am bién es tab an co n ec tad o s con co m p añ e ro s p e ro n is ta s de S alta , Ju juy y C atam arca . Un p a r de años d e sp u és la d irección del g rupo hab ía cam biado y estaba co n stitu id a por el prop io M ena y po r G enaro C arabajal, cuñado de aquel y em p leado de la U niversidad de T ucum án (M ena estaba casado con su h e rm an a , Olga C arab a ja l) y m ás ta rd e , d esde 1958 , po r A braham G uillén, rep ub licano esp añ o l que h ab ía p a rtic ip ad o en la G uerra Civil e sp añ o la y ap o rtó sus conocim ien tos m ilitares para la em presa gue rrille ra .12

En el p lan o de los con tac tos, fo rm aban p a rte del co m an d o a lgunos políticos peron istas de la zona, ex d ipu tados provinciales y d irigen tes de se g u n d a línea que h ab ían sido inhab ilitados po r el go lpe m ilitar. Pero fue su acc io n ar po lítico en los barrio s lo que le p e rm itió e s tab lece r una red d e casas «seguras» p ara d e sa rro lla r la resistencia . Los m ilitan tes las llam ab an las casas de las «tías» po rq u e e ra n v iv iendas d e viejas

11. El m étodo era el siguiente: a veces un m iem bro del com ando se vestía de m ozo y a tend ía en el salón com edor de ida y vuelta a Buenos Aires para no desp erta r sospechas, o tras veces los volantes e ran trasladados por los propios mozos del tren. Entrevista con Félix Serravalle, abril de 1999.

12. Richard Gillespie en su libro sitúa el vínculo de Guillén con la guerrilla ar­gentina a principios de los sesenta cuando participó del Movimiento Nacionalista Hcvoltieionnrio Tacuara. En realidad, Abraham Guillén participó con anterioridad n i la organización de los U turuncos. En 1965 publicaría en form a de libro sus experiencias con el título de Teoría de la violencia. Richard Gillespie. Soldados de IS-n'm. /.on Montoneros. Buenos Aires: Grijalbo, 1988.

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m ilitan tes p e ro n is ta s que se ju g aro n en m om entos difíciles. Ju a n Carlos Díaz re c u e rd a en p a rticu la r a M ary A güero, q u ien « ten ía m ás de 50 años y s ie m p re se ju g ó m ucho. Salía a p in ta r p aredes aú n en los peores m om entos. Xjna vez en que nos hab ían fa llado los co n tac to s viajó ella m ism a a B olivia p ara restab lecer el tráfico de explosivos».13 M ary había sido ig n o ra d a p o r todos, su único p rem io h ab ía sido u n a pensión del gob ierno p e ro n is ta . S iem pre repetía : «Si Perón m e d io todo lo que tengo , yo v o y a d a r la vida po r Perón». El tráfico de explosivos desde Bolivia h a b íg sido o rg an izad o po r M ena de acu e rd o con Jo h n W illiam C ooke, q u ie n tra ta b a d e estab lecer u n a red en tre los com andos den tro del país y lo s com andos de exiliados en los países vec inos .14 La gelinita e ra co n seg u id a en las m inas boliv ianas y llegaba h a s ta la fron tera . En Ju ju y la p o n ía n deba jo de los vagones y en T ucum án e ra re tirad a p ara se r d is tr ib u id a p o r el país. En la co rrespondenc ia q u e Perón y Cooke in te rcam b iaron en esos años, el «gallego» M ena figura com o el nexo entre los co m an d o s de Bolivia y los com andos del no roeste a rg e n tin o .15

E n tre los años 1955 y 1958 el C om ando 17 de O ctub re siguió d e sa ­rro llan d o ap o y o s en tre em pleados de sec to res m ed ios y en los barrios h u m ild es de San M iguel de T ucum án: « . . . cada b a rr io ten ía su célula: en Villa 9 de Ju lio , en la calle Blas Parera 174, la “tía S eg u n d a” y el “tío F ederico .. . ” en la B anda del Río Salí, en todos lugares ten íam os refugio, en la calle Las P ied ras estaba la “tía Y arará”, u n a v ieja v iu d a y su h ija que nos dab?* refugio a nosotros, gen te a dejarse m a ta r po r Perón; en la M artín B erro, allá al lado de los m ataderos ( . . . ) vale decir, el peronism o e s tab a en to d o s los niveles, la resistencia e stab a en todos los niveles; la g en te de la CGT de T ucum án, con B enito R om ano q u e estab a en la FO T IA .. . » .1G En esos barrio s hum ildes fue rec lu tad o Ju a n C arlos Díaz, el com andan te U turunco. D íaz ten ía 18 años en 1956 y un pasad o de pen u ria s . S u p ad re h ab ía sido foguista del Ferrocarril M itre y él y sus h e rm an o s tra b a ja b a n d u ra m e n te la tie rra . De chico conoció el m on te , recorriéndolo para vender los excedentes de su m agra cosecha. En la casa de los D íaz, en la c iu d ad de L am adrid , funcionaba u n a U nidad Básica p e ro n is ta q u e a te n d ía su m adre, D om inga H ered ia , en el tiem po que le de jaban las labores dom ésticas. A los dieciséis años, Ju a n Carlos m igró a la c iu d ad de T ucum án, ingresó com o asp iran te en el ferrocarril y luego

13. Otelo Borroni. «Entrevista a Ju an Carlos Díaz». En: Siete Días: (24 de jun io de 1973).

14. Hubo comandos de exiliados en Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Brasil. Editorial Parlam ento, ed. Correspondencia. Perón-Cooke. Buenos Aires: Editorial Parlam ento, 1984.

15. Ibíd.16. Entrevista con Félix Serravalle, abril de 1999.

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o b tu v o em p leo com o ob rero m eta lú rg ico . Fue e n las fábricas, en ese período de fuertes luchas grem iales, que conoció las p rim eras arm as del sindicalism o, hasta que quedó desocupado y se in tegró con ahínco en los com andos de la resistencia. Su relación con M ena lo im pactó; el «gallego» le explicaba que «el sistem a de represión y explotación se hacía cada vez m ás d u ro . Q u erían [el C om ando 17 de O ctubre] in s ta u ra r u n gob ierno que re p re se n ta ra a la clase trab a jad o ra , a los in te re se s p o p u la res . Yo h asta ese m o m en to no en ten d ía n ad a po rque no ten ía n in g ú n tipo de form ación. Pero vi bien claro que el peronism o e ra el m o to r de l p roceso revo lucionario en el país» .17

Fue en esos d ías que la práctica del sabo ta je se ex ten d ió p o r todo el país. Se rea liza ro n m iles de pequeñas acciones, en a lgunos casos a te n ta d o s con explosivos, p ero en g enera l acciones ino fensivas de al­to co n ten id o em ocional. C uando los m ilitares dec id ie ro n la exh ib ición com pulsiva d e la ún ica pelícu la que hab ía film ado Eva Perón, La cabal­gata del circo, q u e in ten tab a despo ja rla del au ra m ítica que el pueb lo le d ep o sitab a p a ra m o stra rla en su papel de ac triz de seg u n d a en u n m elo d ram a m ed iocre , los com andos tucum anos en tra ro n en acción. En un o p era tiv o se ro b a ro n la copia de la c in ta que se iba a em itir en la ciudad y se la enviaron de regalo a Perón en Panam á. El hecho, inofensivo po líticam en te , los estim uló a cosas m ayores. Porque fue en 1958 que sus acciones se to rn a ro n p a rticu la rm en te activas. C om o la m ayo ría de los g rupos c landestinos, el 17 de O ctubre apoyó el voto en b lanco en las elecciones de 1957 para fo rm ar la A sam blea C onstituyen te y se opuso a apoyar la cand ida tu ra de A rturo Frondizi en las elecciones presidenciales de 1958 , pese a la o rd en en co n tra rio de Perón. En pocos m eses, los in teg ran te s del co m an d o en T ucum án y S an tiago del E stero rea liza ro n algunas acciones locales resonantes. Félix Serravalle, su com padre Carlos G erez y A guilera, d is trib u id o r de d iarios, a sa lta ro n la e stac ió n del A ño Geofísico Internacional y se robaron el apara to recep to r de cinco bandas;lo re fo rm aro n y fab ricaron u n a em isora en o n d a la rg a que llam aro n «Patria Libre». Con el apara to in terferían las radios de la zona p ara enviar por sus señales los m ensajes de Perón. En o tra ocasión, m ed ian te un m e­can ism o sim ple de re ta rd o , incendiaron una av ioneta francesa en apoyo a la R evolución A rgelina d e la que e ran ad m ira d o re s .18 Pero la m ayor p a rte de sus acciones buscaba o b ten e r el apoyo activo d e la pob lac ión : e n te rad o s p o r los ferrov iarios que ven ía a S an tiago u n tre n ca rg ad o de azúcar, los com andos al m ando de Serravalle lo descarrilaron sacando los

17. Borroni, «Entrevista a Juan Carlos Díaz», pág. 8.18. Fue incendiado con un paquete de yuyos rociado con aceite quem ado y

alcohol. El mecanism o de retardo era un espiral con fósforos y estopa m ojada en kerosén.

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tornillos de las vías en la cuesta de C haupipozo. Al pasar la m áquina, los rieles se ab rie ro n y la fo rm ación se am o n to n ó ; el a z ú ca r g rá tis co rrió a raudales en la zona po r un tiem po. Aquellos fueron días para los fu turos uturuncos de vivir a salto de m ata, en la c landestin idad, con la policía en los talones. Pero la red daba resultado. Ante cualquier problem a acudían a las casas de las tías o recurrían a algunos viejos d irigentes de alguna de las líneas en que se div id ía el peronism o o incluso pod ían ped ir ayuda a algunos ex m ilitares peron istas o a los sindicatos que los apoyaban .

Frondizi y el desarrollismo

A rturo Frondizi llegó a la presidencia de la nación en m ayo de 1958. Su inesperado triunfo (había salido tercero en las elecciones de 1957) lo ob tuv o gracias al apoyo que recibió desde el exilio de Ju a n Perón d ad o que, al e sta r el peron ism o proscrip to , o rdenó a sus p artidario s vo ta r po r F rondizi en con tra d e la fórm ula que llevaba al rad ica l R icardo Balbín, que m uchos significaban com o la con tinuación del gob ierno militar.

F rond iz i ganó p o r am plia m ayoría pero e ra conc ien te de que su efí­m ero cap ita l político se le diluiría de las m anos en poco tiem po. Por ello desarro lló ráp idam ente una política dual: dio los pasos para la instalación de u n a po lítica económ ica «desarro llista» y al m ism o tiem po , respe tó a lg u n as de las c láu su las del pac to firm ado con Perón , en p a rticu la r la sanción de un ordenam ien to legal para los sindicatos, favorable a los líde­res peron istas . Sin em bargo , la im plan tación de una política económ ica desfavorable para los trabajadores y agresiva contra el clim a nacionalista que im p e rab a en el país, colocó a los peron istas , p a rticu la rm en te a los g rem ios, en u n a d isyun tiva. Por un lado , co n sid erab an que el gob ierno desarro llista depend ía de que las fuerzas arm adas no se v ieran ten tadas a una nueva in ten tona militar, con lo que la «legalidad» ob ten ida dependía del m áx im o sos tén que F rondizi ob tuv iera . Por el o tro , las ag resivas po líticas de l desarro llism o d e te r io ra ro n ve lozm en te los ingresos de los asalariados y avanzaron sobre los convenios laborales im poniendo nuevas c láusu las de p roduc tiv idad , con lo que la rebelión de las bases no ta rd ó en in s ta la rse y p o n e r en d u d a los liderazgos ob ten idos en los años de la Revolución L ibertadora. Si por unos meses, y pese a las críticas, lograron con tener las huelgas desa tadas entre los petroleros y los ferroviarios, a fin de año el anuncio de un d u ro p lan de estab ilidad m o n eta ris ta aco rdado con el Fondo M onetario In ternacional colocó a una gran parte de los sin­dicatos a la ofensiva. D urante todo el año de 1959 se libraron las batallas g rem iales m ás ex tensas (en n ú m ero de p artic ipan tes y ex tensión de las m ism as) e in ten sas de la época. Los com andos de la resistencia , q u e se h ab ían o p u esto ac tiv am en te al apoyo a Frondizi y que se e n co n trab an

«Uturuncos». Los orígenes de la g u errilla .. .

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deb ilitados p o r la nueva cen tra lid ad que h ab ían o b ten ido los sind icatos g racias a la po lítica d e coop tac ión y la sem ilega lidad o to rg a d a p o r el nuevo gobierno, apoyaron con a ten tados y sabotajes las luchas grem iales. La 62 O rganizaciones, organ ism o que concen traba a los sind icatos p e ro ­n istas fue d escabezada por d irigen te com bativos de los g rem ios chicos y p o r unos m eses, parec ió que la llam ad a línea «dura» to m ab a el con tro l de la central y de la lucha. En jun io de 1959, Perón denunció , haciéndolo público, el pacto firm ado por Frondizi. M etalúrgicos, bancarios, obreros de la carne , textiles, em pleados de com ercio , ob rero s de Luz y F uerza y m uchos o tros grem ios sostuvieron largas huelgas defensivas del salario y d e las cond ic iones de trabajo . En el in te rio r del pa ís so b resa lió el p a ro de la Federación O brera T ucum ana de la In d u stria de l A zúcar (FOTIA), re a lizad a en T ucum án en los m eses de ju lio y agosto . La fu tu ra p rim er guerrilla peron ista tam bién se fortaleció gracias a los sucesos acontecidos d u ra n te la huelga.

La huelga azucarera de 1959: del 23 de julio al 12 de agosto*

El 30 de abril de 1959, luego de un largo período de in tervención, se rea liza ro n las e lecciones en la FOTIA, en cum plim ien to d e lo d ispuesto p o r la ley de A sociaciones P rofesionales san c io n ad a el añ o an terio r. Se p re se n ta ro n tres listas. La lista Azul rep re sen tab a a la in te rv en c ió n sa ­lien te y su ca ra v isible era B albino M artínez , can d id a to p o r el ingen io S an ta A na. A p e sa r de su dec la rac ión d e p resc in d en c ia po lítica , e stab a ligado al pa rtid o «B andera Blanca», cuyo p res iden te e ra Isaías N ougués, pertenecien te a la m ás rancia oligarquía tucum ana. La lista Verde llevaba com o c a n d id a to a Rodolfo Palacios, an tig u o d ir ig en te d e la FOTIA, d e ­legado p o r el ingen io Los Ralos y se p ropon ía com o lista in d ep en d ien te (con ad h esió n al P artido Socialista y a los 32 G rem ios D em ocráticos) con posiciones conciliadoras. Por ú ltim o, la lista B lanca llevaba com o cand ida to a Benito Romano. Rom ano se había iniciado en el sindicalism o en 1945 a los 17 años de ed ad , e ra de leg ad o p o r el ingen io E speranza y h ab ía ocupado d iversos cargos en la FOTIA h as ta llegar a p ro teso rero en 1955 , ca rgo que ocupó sólo cinco m eses deb id o al go lpe m ilitar. La lista Blanca era la única que presen taba candidatos en todos los ingenios y fincas. Ju an Farías, carp in tero del ingenio La Florida y Sim ón C am pos, activos m ilitantes de la huelga de 1949 por la que fueron separados de la Federación, volvieron a ganar en sus establecim ientos. Rom ano volvía de

*. El relato del conflicto está basado centralm ente en el trabajo de Graciela del Valle Rom ano. FOTIA y la huelga azucarera de 1959. Buenos Aires, 1994. Edición de m im eógrafo.

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

mi exilio boliv iano y B ernardo Villalba, que había sido de ten id o en 1956 <lrbido al golpe de Valle, regresó triunfalm ente al grem io. Se im pusieron IHii am p lia m ayoría : 4 3 .3 0 2 votos co n tra 5 .172 de la lista Azul. En el plenario, 72 delegados de 55 filiales adheridas eligieron a Benito Romano tu m o nuevo secre ta rio genera l. B ernardo Villalba fue elegido Tesorero.

1.a nueva conducción debió actuar con rapidez dado que de inm ediato < om enzó a reun irse en Buenos Aires la paritaria azucarera . Para fortalecer mi posición en la paritaria los obreros tucum anos se nuclearon en el Frente Unico N acional de T rabajadores A zucareros (FUNTA), que nuclcaba a los o b rero s d e T ucum án , S a lta , Jujuy, C haco y S an ta Fe. Los d u eñ o s de los ingenios o frecieron un 2 0 % de aum en to contra el 9 0 % que reclam aban li»s traba jado res. A m ed iados de ju n io com enzó la zafra , la opo rtu n id ad esperada p o r los obreros para hacer valer sus d em andas con la am enaza de la h u e lg a . S iem pre h ab ía sido así, las huelgas se p ro d u c ían en el m om ento del corte de las cañas. El tiem po que se pierde en cortar la caña o la ta rd an za , una vez co rtadas, en m olerla, hace p e rd e r una p arte de la sustancia base del azúcar, la sacarosa. Para los obreros, e ra el m om ento <•11 que los pa tro n es estab an m ás d ispuestos a ab lan d a r sus bolsillos.

Luego de 90 d ías de p ac ien tes gestiones an te las au to rid ad es nac io ­nales, los d ir ig en tes de la FOTIA volvieron a T ucum án y llam aro n a un p lenario g en e ra l p a ra dec id ir las m ed idas de fuerza. El p len a rio tom ó la decisión de o rg an iza r y rea liza r un paro por tiem po in d e te rm in ad o a rea liza rse d esde la h o ra 0 del jueves 23 de ju lio . U no de los de legados, del ingenio Am alia, fue drástico: « . . . estam os d ispuestos a la lucha y no «lucrem os m o rir de h am b re ni de rodillas. M ociono p a ra que de in m e­d ia to se d iscu ta el paro a d e c la ra r.. .» . La m ed ida de fuerza fue acatada m asivam en te en to d a la provincia.

C uando la huelga p rom ediaba los industriales com enzaron a quejarse por los perju ic ios o casionados p o r el paro . Jo sé M. Paz, p res id en te de la C ám ara A zucarera R egional (CAR), declaró : « . . . e s ta h u e lg a afecta se riam en te Ja econom ía, en particu lar la de Tucum án que p ierde por día 70 toneladas del p roducto , en los cam pos faltan unos 80 .000 trabajadores y en las fabricas unos 25 .0 0 0 . H ay un eno rm e to n e la je de caña en los canchones, los ca rg ad o re s y los cercos, ya co rtadas, a la que no hubo tiem po de elaborar. Las p é rd idas de ju g o son considerab les, en especial en Bella V ista d o n d e el persona l ab an d o n ó las ta reas d e jan d o azú ca r d ifícilm ente recuperab le en ferm entación y en las tem p las» .19

El p a ro ten ía un am p lio apoyo. Pese a ello, al reu n irse n u ev am e n te la p a rita r ia , los o b rero s b a ja ro n sus p re ten sio n es al 7 0 % de au m en to , pero su p ro p u es ta fue rechazada por los em presarios. El 1 de agosto , la

19. La Gaceta de Tucumán, 24 de julio de 1959, citado en pág. 50.

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lím rito Jo sr Salas

(XíT regional decid ió un paro g e n e ra l de apoyo al conflicto de la FOTIA para el 6 de agosto . La huelga p rov inc ia l d ispuesta p o r la CGT local fue aco m p a ñ ad a p o r d iversas m ov ilizac iones d u ra n te los d ías p rev ios. Los obreros del ingen io C oncepción y los de el ingenio L ibertad (ex E speran­za) rea liza ro n co n cen trac io n es en su s estab lec im ien to s; tam b ién hubo actos en la zona su r de la c iudad. «Los obreros llegaban en caravanas de cam iones y carros m etálicos, ex h ib ían banderas argen tinas , carte les con leyendas a lusivas al p a r o . . . ».20 Al m ed io d ía , u n a m an ifestac ió n llegó hasta la p laza Independencia , en el cen tro de la c iudad , v ivando a Perón y a rro jan d o n a ran ja s con tra el B anco Provincia, el B anco H ipo teca rio y la C asa de G ob ierno . El 7 de ag o s to el gob ierno prov incia l o rd en ó la v ig ilancia policial en los accesos d e la c iudad , pero de to d as m an eras los ob rero s so r te a ro n los p ique tes c ru zan d o los ríos o p o r cam inos se ­cundario s. A la ta rd e una im p o rtan te concen trac ión m an ifestab a fren te al local de la FOTIA, que e stab a ro d e a d a p o r escu ad ro n es de la policía m on tada , m ien tras otros efectivos m ilitares custod iaban diversos lugares de la c iudad .

A las 17 horas, la policía cargó con tra los trabajadores. Los obreros la ob ligaron a rep legarse con cascotes y baldosas. Las fuerzas de represión in ten ta ron una nueva carga a los sablazos m ientras el lugar se llenaba de gases lacrim ógenos:

«A las 18 horas la confusión e ra to tal por los gases que p en e ­trab an en el local obrero, num erosos traba jado res in s taban a los re fug iados a hacer fren te a la policía y p re te n d ía n a v a n ­z a r sobre e lla p o rtan d o u n a b a n d e ra a rg en tin a . Los policías rep e lían el avance a rro jan d o gases. C ua tro de ellos, d e la m o n ta d a , av an za ro n desde G enera l Paz y Las H eras y u n a in tensa p ed rea tra tó de detene rlo s . Pero estos u tiliza ro n sus arm as, u n a p isto la y tres ca rab inas, ab rien d o fuego ind isc ri­m in ad o co n tra los ob rero s y el edificio. D esde el te rce r p iso se an u n c ió que un trab a jad o r h ab ía sido a lca n zad o p o r un d isparo m u rien d o in s tan tán eam en te . O tros dos re su lta ro n heridos, siendo trasladados a la clínica de la Federación».21

La confusión reinaba en todo el lugar. El obrero asesinado era M anuel d e Reyes O lea, trac to ris ta del ingen io San Pablo. En el in te rio r de la provincia se sucedían tam bién graves incidentes. En el ingenio Leales, el p rop ietario de una de las fincas decidió ac tuar por m ano propia resistien­do una m anifestación. Un obrero de Finca de Parra resu ltó herido. Como

20. Ibíd., pág. 58.21. Ibíd., pág. 59.

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

consecuencia de la g rave rep resión , la CGT reg ional decid ió el paro p o r tiem po in d e te rm in ad o y d ec la ró día de duelo al sáb ad o 8 de agosto . La provincia se encontraba sum ida en el caos y era posible una intervención. El p re s id en te A rturo F rondizi o rd en ó la m ovilización de tro p as y varios jefes m ilita re s v ia jaron a T ucum án. Para cubrirse , el g o b e rn ad o r Gelsi a tribuyó los hechos a un «vasto p lan subversivo».

En los días siguientes la FOTIA quedó en soledad al rom perse el frente único con los grem ios azucareros de las dem ás provincias (FUNTA). Estos a cep ta ro n la p ro p u es ta p a tro n a l m ien tras que la FOTIA la rechazó y los acusó d e « tes ta fe rro s d e A rrie ta , B laquier y Patrón C ostas».22 Las 62 O rgan izaciones y la CGT d ec la ra ron en tonces un p aro nacional el 11 de agosto e n apoyo de las d em an d a s de la FOTIA, el que se cum plió con a lto a ca ta m ie n to de los g rem ios ad h erid o s a las 62 O rgan izaciones. El m in is tro A lvaro A lsogaray an u n c ió el cese de la p e rso n e ría g rem ial del s in d ica to , a rg u m e n ta n d o que las m ed idas de fuerza de la Federación ten ían u n ca rác te r «ex tra g rem ial» . Pero la in te rv en c ió n no e lim inaba el conflic to y, pese a la m ed ida m in is teria l, los em p resa rio s sigu ieron negociando con las au to ridades del grem io y ofrecieron una m ejora en la o ferta p o r los salarios de los días de huelga. F inalm ente, el 13 de agosto, se firm ó el acu e rd o q u e d ab a p o r lev an tad o el p aro , con el tr iu n fo de los h u e lg u is ta s . H ab ían o b ten id o un 70 % de au m en to , 600$ d e pago po r los d ías de hue lga , el abono de los sa larios fam iliares y el ap o rte de fondos p a ra asistencia m ed ica de los obreros del surco ; los ingenios tam b ién reconocerían el pago p o r en ferm ed ad incu lpab le . La hue lga le h ab ía co stad o la v ida a dos ob rero s, M anuel de Reyes O lea y Eusebio Ruiz, qu ién hab ía sido herido en los inciden tes y falleció a princip ios de se tiem bre .

A d ife ren c ia de o tro s la rgos conflictos d e sa rro llad o s en el añ o de 1959 y que fueron d e rro tad o s , la FOTIA resu ltó g a n a d o ra del suyo y se fo rta lec ió com o la o rg an izac ión m ad re del n o roes te a rg en tin o . A penas dos m eses después , un g rupo de ocho personas del C om ando 17 de O ctub re sub ió a la selva p ara o rg an iza r la p rim era gue rrilla ru ra l de la A rgentina.

La guerrilla de los Uturuncos. Primeros pasos

Fue en el año d e 1959 cu an d o el C om ando 17 de O ctub re en fren tó un d e b a te decisivo. Bajo la influencia de A braham G uillén, a q u ién a p o d ab an «el m aestro» d iscu tieron acerca de la eficacia de los m étodos llevados ad e la n te p o r la resistencia h asta el m om en to . S egún G enaro

22. Ibíd., pág. 61.

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C arabaja l el d e b a te giró acerca del fin de la e s tra te g ia in su rreccional que hab ían llevado hasta el m om ento . O currido el descab ezam ien to de Cooke y h ab ién d o se producido la huelga genera l de enero , la que hab ía sido teo rizada com o el m om ento para el esta llido insu rreccional, dichos m étodos hab ían dem ostrado su fracaso. M enos convencidos aún de que la vía de la sem ilegalidad ab ie rta con la elección de F rond iz i o b tuv ie ra a lgún re su ltad o , d ad o que hab ían sen tido en carne p ro p ia la crec ien te represión que hab ía costado la vida de dos obreros en ese año, decidieron el cam ino de la lucha arm ada.

El deba te provocó la escisión de una p arte del grupo, qu iénes en ad e ­lan te se identificaron con el nom bre de C om ando Insurreccional Perón o M uerte (CIPOM), m ientras el resto optaría por el nom bre de M ovim iento de Liberación N acional (MLN), Ejército de Liberación N acional (ELN). En octubre el p rim er grupo subió al m onte.

Era de m a d ru g a d a y la lluvia caía to rren c ia lm en te . En P uesto de Z ara te , en la base del cerro C ochuna, casi en el lím ite con C atam arca , ocho h o m b res cargados con p esadas m ochilas in ic ia ron el ascenso e in au g u ra ro n la gu errilla en A rgentina. Al m an d o del g ru p o es tab an Ju a n C arlos D íaz, el uturunco, F ranco Lupi, el Taño y A ngel R einaldo C astro , con el g rad o de com andantes. Los in teg ran te s de la tro p a eran : Ju a n Silva, a lias Polo-, D iógenes R om ano, alias Búfalo; M iranda , alias Rulo; V illafañe, a lias Azúcar y S an tiago M olina, a lias el M exicano, todos tu cu m an o s. U nos d ías después sub ie ron León Ibañez y Pedro A nselm o Gorrita G onzález. Tenían escasa experiencia m ilitar pero todos, en algún m om ento , h ab ían partic ipado en sabotajes y acciones m enores. La zona en la que se in te rn ab an no era casual y hab ía p o r lo m enos dos m otivos p ara que la gu errilla la e lig iera , uno geográfico y o tro po lítico: en el lugar, la selva e ra tan tup ida que a d u ras p en as se pod ía d is tin g u ir a un co m p añ e ro a dos m etros de d is tanc ia y ad em ás, d esd e allí h as ta el ingen io C oncepción era todo te rren o azucarero . El p ropósito inicial e ra m odesto , am o ld arse al te rreno , acostum bra rse a d o m in a r la vegetac ión y el clim a, co n o cer los cam inos secundarios. Las o p erac iones, les hab ía d icho G uillén, ven d rían después, cuando lo d ispusie ra el E stado Mayor. El a rm am en to era tam b ién escaso, una am etra llad o ra PAM, u n a p isto la 45 y un revolver 38 para ocho personas.

Los p rim eros tiem pos los ocuparon en co n stru ir refugios y depósitos p ara los víveres, y a cam inar. Para Díaz: «Sabíam os que si lle g á b a m o s^ d o m in a r la sie rra , ya no ten d ríam o s que tem er au n q u e se in te rn a ra un e jérc ito a b u sca rn o s» . 23 A los pocos días de e sta r en el m o n te , co n trad i­ciendo las ó rdenes, decid ieron encarar a lgunas operaciones pequeñas. A

23. Borroni, «Entrevista a Juan Carlos Díaz», pág. 9.

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

Im de m es a sa lta ro n con éxito los d estacam en to s polic ia les de Las Ban- d e rita s y A lto Verde. Con audac ia bajaron h asta la c iu d ad de T úcum ánV a sa lta ro n el puesto policial del Ferrocarril M itre, de l que in te n ta ro n to b a r a lgunas arm as y proyectiles. En la m ism a noche en que asa lta ro n i*l p uesto del ferrocarril, se tra slad a ro n a la c iudad de C oncepción p ara to m ar el cu a rte l de bom beros. El opera tivo com enzó con el incend io de u n a gom ería p ara a tra e r la a tenc ión . Pero p o r indec isiones en el desarro llo del operativo lo abandonaron . Para algunos de los in tegran tes de la g u e rrilla esta serie de a taq u es fueron p rem atu ro s. Lo c ierto es que in m ed ia tam en te a tra je ro n sobre sí a la policía de la p rov incia que em pezó a ten d e r un cerco en la zona. P rogresivam ente, el g rupo perd ió el con tac to con el E stado Mayor, po r lo que se hizo cada vez m ás difícil consegu ir a lim en to s e inform ación . H asta el m es de nov iem bre en que fueron descubiertos se a lim en taron de frutos silvestres, a lgún pájaro oca­sional o bajaban a las fincas linderas a la sierra para conseguir legum bres. He todas m aneras cuidaron de no abandonar el trabajo político « tratando de h ace r e n te n d e r a la g en te el po rqué de nu estro accionar, los ideales que ten íam os. El apoyo que conseguían era de tipo esp iritual, porque en esa zona son todos m uy pobres y no tienen nada que d a r» . 24 El cerco se cerraba . Y p o r d ivergencias , 25 Lupi y Díaz com enzaron a d esau to riz a r a C astro. M ien tras tan to , Ju a n Polo Silva, Lupi y C astro se sep a ra ro n del grupo con el objetivo de buscar un nuevo cam pam ento , m ás arriba. Pero cu an d o vo lv ían se p e rd ie ro n deb ido a la neb lina y a la c e rrazó n de la selva. En ese m o m en to uno de los puesto s de g u a rd ia d ió la a la rm a de que se acercaba una pa tru lla policial. Díaz consideró que no era posible hacerles frente y con los que quedaban agarraron las cosas necesarias, las a rm as y los docum en tos y tra ta ro n de e lud ir el cerco. Al m ism o tiem po,I.upi, Silva y C astro reg resaron al cam pam ento . No sospecharon , pese a que no v ieron a sus com p añ e ro s m o n tan d o la g u ard ia , y cayeron en la tram pa policial.

El balance distaba de ser bueno, el cam pam ento hab ía sido descubier­to, tres guerrilleros se encon traban presos y los res tan te s hab ían logrado b ajar p ara restab lecer el con tac to que se hab ía quebrado . Pero la policía ya sabía de la existencia de un grupo guerrillero en la zona del Cochuna, un m es y m edio an tes de la operación que los llevaría a ser conocidos pol­la op in ión pública nacional: el asalto a la com isaría de Frías.

2 4 . Ibíd.25. Díaz afirm a que Castro m intió cuando afirmó que tenía órdenes de

em pezar a actuar. Para el uturunco, ello había sido p rem atu ro y fue la causa principal del cerco policial.

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lú ni'Sto Jcisó Salas

Un nuevo intento. El asalto a la comisaría de Frías

El E stado M ayor de la guerrilla se reu n ió en nov iem bre . Lejos de c o n sid e ra r q u e la d ispersión del p rim er g rupo co n stitu ía un fracaso, d ec id ie ro n e n c a ra r una operac ión m ayor que les d ie ra p restig io en tre los cam pesinos y p a ra «ver si los d irigen tes p e ro n is ta s que viv ían en U ruguay se d ec id ían a p re s ta r su apoyo » .26 En apoyo a J u a n C arlos D íaz, Ángel C astro fue re levado de to d a resp o n sab ilid ad , m ien tra s el uturunco y Felipe G enaro C arabajal, c o m an d a n te A lhaja, Pila o Joya, m iem bro d e l E stado M ayor y cuñado de M anuel M ena, e ra n env iados a S an tiago d e l E stero con un g rupo de m ilitan tes p a ra aco m p a ñ a r a los san tiag u eñ o s de Félix Serravalle. Este era un hom bre au d az y decid ido , adem ás de ser un excelente tirador, sub ten ien te de reserva y partic ipan te de varios o p era tiv o s an te rio res . E ntre los dos consigu ie ron ju n ta r un g rupo de 22 hom bres, cuyas edades oscilaban en tre los 15 y los 25 años. Serravalle ten ía 34 y había elegido com o nom bre de clandestin idad el de c o m an d an te Pum a.

Un m es an tes com enzó el en trenam ien to en la finca lad rille ra de M a­nuel Paz, en Chum illo. Previam ente, algunos habían recibido alo jam iento en la casa de Jo sé B enito Argibay, ex in ten d en te p e ro n is ta de la c iudad de La B anda.

El 23 d e d ic iem bre , el g rupo , sim u lando se r a cam p an te s , fue tra s la ­d ad o en u n colectivo , p res tad o po r g itanos am igos de S erravalle , h as ta Puesto del Cielo, a 35 k ilóm etros de S antiago del Estero. Allí e sp e ra ro n h a s ta el d ía s igu ien te , cu an d o fueron recogidos p o r el cam ión que los conduciría a Frías, una ciudad de 25.000 hab itan tes a 160 km. de Santia­go del E stero . La noche del 24, Félix S erravalle , C arlos A lberto G erez y Pedro Adolfo V elárdez, tom aron el autom óvil de alquiler, chapa 3 .637, de T im oteo Rojo y se hicieron conducir hasta los talleres de O bras Sanitarias d e La B anda. El cam ión Ford m odelo 1957 , chapa 1 .631 , los e stab a e sp e ran d o con el tan q u e lleno . Los trab a jad o res d e la rep a rtic ió n se lo hab ían dejado preparado . Con un ardid engañaron al sereno , robaron el cam ión y se d irig ieron a buscar al resto del grupo guerrillero. A las cuatro de la m añana llegaron a Frías y con decisión encararon a la guard ia de la com isaría:

«¡Ha tr iu n fad o una revolución, ven im os a h acem o s cargo!», dijo G enaro C arabaja l con tono m arcial y vestido d e ten ien te co ronel. Por ese en to n ce s se co m en tab a que los m ilita res e s tab an p re p a ra n d o un go lpe m ilita r co n tra F rondizi. La tro p a form ó fren te a los supuesto s m ilita res, sin sospechar. En pocos m inu to s y sin d isp a ra r u n tiro , los

26. Borroni, «Entrevista a Juan Carlos Díaz», pág. 9.

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U turuncos to m aro n la com isaría . A los policías les saca ro n las a rm a s 27 v los un ifo rm es y los m e tie ro n en el calabozo. A cu la tazo s ro m p iero n Li n id io policial y co rta ro n los cables del te léfono . Un ag e n te asegu ró ilrspués a la p ren sa que qu ién los d irig ía se hacia lla m a r com andante tin in tnco y el n o m b re llegó a los d iarios. En la h u id a d e ja ro n el cam ión abandonado en un lugar llam ado El Potrerillo y se in te rnaron en el m onte.

Al d ía s ig u ien te la no tic ia conm ovió la país y fue tap a de todos los d iarios d e la C apital: un g rupo guerrille ro p e ro n is ta al m an d o del «ca­p itán U tu rungo» o p e rab a en la prov incia de T ucum án. El m in is tro del Interior, A lfredo V ítolo, en conferencia de p rensa iden tificó a varios de los a sa ltan te s . El rem isero , T im oteo Rojo, los hab ía d en u n c iad o . Por su testim on io , las au to rid ad es conocie ron la id en tid ad d e Félix SerravalleV la de su co m p ad re C arlos G erez. La policía com enzó en to n ces u n a serie de a llan am ien to s . El gob ierno com probó lo que sospechaba : los in teg ran tes de la guerrilla y sus apoyos e ran viejos conocidos peron istas de la zo n a . Con la p u n ta del ovillo d escu b ie rta , el g o b e rn ad o r de S an ­tiago del E stero, E duardo M iguel y su p a r d e Tucum án, C elestino Gelsi, com en zaro n a d e sen red a rlo y ten d ie ro n u n a tram p a a los guerrille ros . M ediante un com unicado oficial, los d iarios in fo rm aron que se lib raban g raves co m b ates con la policía en las inm ed iaciones d e la c iu d ad de t ¡oncepción de Tucum án. En el com unicado se afirm aba que «las acciones son e n ca rn izad as y h ay m uchas bajas» . 28 Los p ad res de los m eno res, p reocupados po r su su e rte y tem erosos de que les h u b ie ra suced ido lo peor se p resen ta ron para recibir inform ación; así, el gobierno conoció las Iden tidades de seis de ellos. E n tre tan to , la policía prov incial com enzó a ten d er el cerco a p a rtir del lugar donde fue enco n trad o el cam ión.

En el m onte, los guerrilleros cam inaban y esperaban. El 28 de diciem ­bre a tacaron a tiros un jeep de la policía en el kilóm etro 39 de la ru ta 65, el que huyó sin in ten ta r respuesta . Según el re la to de Serravalle:

«Y agarram os y em pezam os a cam inar p ara el no rte ; cuando vos subes los cerros que son de 3 .5 0 0 m etros m ás o m enos de a ltu ra , es la zona boscosa que es la que te ofrece cub ierta c o n tra los vuelos y to d as esas cosas, no tenem os n in g ú n problem a, agarram os la espina dorsal y em pezam os a cam inar, y a cam inar, y a cam inar, y b u e n o .. . prim ero se bajó Velardez que e ra el chofer del cam ión, se en tregó a la po lic ía» .29

«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla .. .

27. Según los diarios, cinco carabinas autom áticas, 6 revólveres y 5 pistolas «45». La Nación, 26 de diciem bre de 1959.

28. La Nación, 29 de diciembre de 1959, pág. 4.29. Entrevista con Félix Serravalle, La Banda, abril de 1999.

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Efectivam ente, Pedro V elardez, quién había conducido el cam ión, fue el p rim ero en a b a n d o n a r a sus com pañeros y se en treg ó a la policía. A p a rtir de su d e lac ión se conocie ron m ás de ta lle s del g rupo que estaba en los cerros y un d a to adicional: en el cam p am en to g u errille ro cund ía el d esa lien to al verse ro d ead o s p o r la policía. En los d ías po ste rio res al asalto y hasta ñn de año pasaron por las localidades de Arcadia, Alpachiri, Alto V erde y se d ed ica ro n al traba jo político, a exp licar las causas del levan tam iento , su lucha por el re to rno de Perón. Pero el cerco com enzaba a cerrarse . El 31 de d iciem bre las m adres de los m uchachos m ás jóvenes rad ia ro n p o r la em iso ra LV12 un m ensaje p a ra sus hijos en los que les ped ían an g u stio sam en te que bajaran del m onte. Las bajas tem p era tu ras nocturnas, la escasez de alim entos, el cerco policial y las súplicas pa ternas m in aro n la m o ra l de los m ás déb iles. A dem ás, m uchos c re ían que e ran solo una p a rte de un operativo m ás vasto en el que se levan ta rían varios fren tes ad ic iona les , pero al re tra sa rse estos acon tec im ien to s , la m oral decayó.

F ina lm en te , el 1 de en e ro , los policías v ie ron d e scen d e r d esde lo a lto de la m o n ta ñ a a cu a tro jó v en es que iban en busca de víveres y ag u a y los d e tu v ie ro n sin o p o n e r resistencia . Un ra to m ás ta rd e se en tre g a ro n o tro s cinco, que h ab ían ob ten id o el perm iso de sus je fes de ba ja r re sp o n d ien d o al llam ado de sus p a d re s .30 El m ism o d ía , a pocos kilóm etros de Concepción, fue deten ido Ju an Carlos Díaz. Según su relato hab ía b a jad o unos d ías an tes con el c o m an d a n te A lhaja , José G enaro C arabaja l p a ra co n ta c ta r con un nuevo g rupo d e co m b a tien tes , pero cu an d o e s ta b a n c ru zan d o un río fue a rra s trad o p o r la co rr ien te aguas abajo p e rd ien d o el con tac to con su com pañero . M edio a to n tad o , con su ropa en jiro n es y las botas d estrozadas, fue gu iado p o r gen te de la zona por d onde no hub iera patru llas. Pero fue dela tado y cap tu rado . Dos días después, una patru lla policial encontró dorm idos a dos jóvenes m ás en el lím ite con C atam arca. Se tra taba de Roberto Anaya, de 18 años, alias loco Perón y Rene F ernández , am bos tucum anos. Al ser descub ie rto s , A naya se en tregó pero Fernández logró hu ir hasta C oncepción y tom ó un m icro hasta la ciudad de Tucum án, pero al bajar se le d iparó un tiro que lo hirió en el m uslo. Fue de ten ido en el hospital Padilla al que hab ía concurrido p a ra cu rarse . O tros dos, A m érico M oya y Tom as D avid S o ra ide , que

30. Se trataba de Edgar Edmundo Elias, de 22 años; Roberto Gerardo Chaud, de 24 años; Víctor M anuel C árdenas, de 18 años; Luis Enrique U riondo, de 17 años, todos san tiagueños. Tucum anos: Francisco Nicolás M olina, de 18 años; Domingo A ntonio Sandoval, de 18 años; Rafael Alberto Díaz, de 17 años y Rolando Enrique Díaz, de 15 años, herm ano del anterior. Todos los tucum anos tenían domicilio en la calle Colombia en un radio de dos cuadras. La Razón, 1 de enero de 1960, Entrevista con Félix Serravalle, La Banda, abril de 1999.

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

tu rró n encon trados por sus padres en la selva del A conquija, tam b ién se m it ig a ro n .

En las c iu d ad es m uchos m iem bros de la red fueron d e ten id o s y sus ilnnticilios allanados. Las delaciones no fueron la única causa del parcial ilrsa ib r im ie n to de los con tac tos, re su lta obvio que el g o b ie rn o conocía p.trtt* de l h ilo del que ah o ra tiraba , a causa de la p rev ia ex is tenc ia de l C om ando 17 de O ctubre. Las detenciones debilitaron m ás la situación de lir. que aún quedaban arriba. El Pum a Serravalle, decidido a no en tregar- %«*, in tentó rom per el cerco con los siete hom bre que aún le quedaban . La policía creía que el g rupo se d irigía a C atam arca y ex trem ó el pa tru lla je •mi esa zona. Pero Serravalle forzó la m archa y en un d ía , c am in an d o a paso fo rzado c in cu en ta k ilóm etros, ba ja ron en T ucum án, en la zona ilrl ingenio Providencia donde fueron protegidos en casas de obreros del ingenio que aún perm anecían seguras. Tenían los pies destrozados y eran fácilm ente reconocibles. Sin em bargo, lograron rom per el cerco y llegar hasta el barrio 24 de N oviem bre, en Túcum án. Allí les d ie ron refugio en ••1 prostíbulo de la Turca Fernández y en una iglesia donde se encontraron ron M anuel M ena, quién los recibió quebrado por la em oción.

En d ic iem bre de 1959 , m ien tras los U turuncos a sa lta b a n Frías, el gallego M ena y Guillén se encontraban en Buenos Aires buscando apoyos. Jo h n W illiam C ooke de legó en su co m p añ era Alicia E guren la ay u d a a los U turuncos. Por in term ed io de ella, M ena pudo co n tac ta r a un grupo num eroso de m ilitan tes de la Ju v en tu d P eron ista de las zonas de San M artín y Pom peya. En Buenos Aires, los d iversos grupos de la Ju v en tu d Peronista se h ab ían m o strad o fervorosos pa rtid a rio s de los u tu ru n co s y st: en tu s ia sm aro n con p a rtic ip a r en la guerrilla . O rg an izaro n g rupos de apoyo, colectaron p lata y m uchos de ellos viajaron a Túcum án para unirse a e lla . 31 El «gallego» M ena los reun ió con la idea de fo rm ar u n te rce r Krupo y subir al m onte luego de las detenciones producidas por el asalto a l-’rías. H abían transcurrido dos meses, Serravalle se encon traba prófugo y Mena, siem pre activo, no abandonaba la idea de la creación de u n frente guerrillero p e rm an en te . En Tucum án, sin em bargo , se viv ía un clim a de rep resión que d ificu ltaba a la red p res ta rle apoyos, dom icilios seguros, com ida y e lem en tos a las decenas de m uchachos que q u e rían partic ipar su b ien d o al m on te . F inalm en te , el 10 y 11 de m arzo la po licía d io con uno de los refugios de los porteños, el ya conocido prostíbulo de la Turca Fernández y el dom icilio de M anuel H aro, de ten ien d o a varias personas que se en c o n tra b a n reun idas, en tre ellos a José Luis Rojas, a lias Zupay,

31. Reportaje a Envar El Khadre, en: Eduardo Anguita y M artín Caparros. La voluntad. Buenos Aires: Norma, 1997, pág. 63.

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que hab ía partic ipado de la tom a de la com isaría .32 En el p roced im ien to se secu es tra ro n a rm as, m un ic iones, g ranadas , m an tas , b o tas y cam isas con las sig las d e l E jército de L iberación N acional (ELN). Días después, M anuel E nrique M ena fue deten ido ju n to con el periodista E nrique Oliva y o tros com pañeros cuando in ten tab an subir a la m on taña .

En ese com ienzo del año 1960, los com andos urbanos del peronism o in tensifica ron sus acciones de sabo ta je : el 15 de feb rero fue co locada u n a bo m b a en el depósito de Shell-M ex en C órdoba, in cen d ian d o 4 m illones de litros de com bustib le y dejando 13 víctim as; el 11 de m arzo una bom ba de explosivo p lástico destruyó la casa del oficial de la SIDE, D avid C ab rera , activo represor, d an d o m u erte a su p eq u eñ a h ijita de 3 años. El d ía 13 ocurrió u n a explosión en la p la n ta de gas d e M ar del P la ta . Ese m ism o día, la policía inform ó que el cabo del ejército , M anuel M edina, que estaba d e ten ido , se «había tirado» de u n a v en tan a de C oord inación Federal d an d o vivas a Perón. El 14 de m arzo , d eb ían rea liza rse las elecciones que renovarían la m itad de las cám aras. Unos d ías an tes , A rturo Frondizi o rd en ó la ejecución del p lan C onm oción In terna del Estado (CONINTES). El país fue dividido en zonas operativas y se som etió a tribunales m ilitares a todos aquellos acusados de terrorism o. Días d espués , los d iarios an u n c ia ro n que se h ab ían e fec tu ad o 1 .600 allanam ientos y que habían sido detenidos miles de m ilitantes peronistas. Las elecciones se realizaron en orden y volvió a triun far el voto en blanco prop iciado p o r Perón.

El incan sab le «Pum a» Serravalle com enzó en to n ces a p lan ificar la fo rm a de lib e ra r a sus com pañeros presos en la cárcel de C oncepción , p ero el 1 d e ab ril, m ien tra s v iajaba p o r T ucum án con d o cu m en to falso, fue d e ten id o y ju zg ad o po r los tr ibuna les m ilita res del CONINTES . 33 Parecía el fin. A m enazada p o r la rep resión del P lan CONINTES y con sus principales líderes en prisión, la guerrilla quedó al m ando de G enaro Carabajal, el Pila o Alhaja, quien aún no había sido deten ido . Pese a todo, el Pila reunió un nuevo grupo de m ilitantes en tre porteños y tucum anos y logró re insta lar el m ovim iento en la m ontaña por varios meses. En el mes de ju n io de 1960 la policía, qu ien por la aplicación del P lan CONINTES h ab ía sido re fo rzad a con tropas de in fan te ría del e jérc ito , descub rió el

32. Según los diarios el grupo se com ponía de doce personas en tre tucu­m anos y porteños: Enrique Rolando Fernández, Ju an José Pérez (32, obrero), José Rodrigo, Mario Rogelio Vara (23, chofer), Juan José Nazar (25, cem entista), Roque Domingo Cerezo (29), Delfino Baldowosh (32, comerciante), José Antonio Moya (30), A lberto Jorom a (27, obrero textil), Carlos Alberto Eprem ión (19), José Manuel Haro (20) y José Luis Rojas (33). Cuando los llevaban, los m ilitantes vivaban a Perón y cantaban La Marcha Peronista. La Razón, 11 de marzo de 1960.

33. Entrevista con Félix Serravalle, La Banda, abril de 1999.

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

»am pam ento guerrillero y detuvo a varios de los m ilitantes p resentes. En el en fren tam ien to , u n o de los pocos en tre los U tu runcos y la rep resión , fue herido en la p ierna Santiago M olina, el Mexicano, m ien tras in ten taba tm.i fugaz resistencia .

Los tribunales m ilitares fueron duros con los cabecillas de la rebelión. M anuel E nrique M ena fue co n d en ad o a 7 años de p risión . A ntes de i u m p lir los tres, se fugó del hosp ita l carce lario del C haco y viajó a La I l.ihana d o n d e se en trev istó con el Che. A princip ios d e 1963 com enzó a reo rg an iza r los co n tac to s en Tucum án. Varios de los v e te ran o s de la p rim era experiencia in s ta la ron un cam pam ento p e rm an en te en la selva lu cu m an a en el m es d e m ayo. T iem po después, se les un ió M ena con un g rupo de m ilitan tes que hab ían recib ido en tre n a m ie n to en Cuba. Al parecer, el p lan de M ena e ra com p lem en tario del g rupo guerrille ro com andado por Jorge R icardo Masetti. Las vacilaciones de M asetti an te la elección nacional del 7 de julio , que dio el triunfo a A rturo Illia , 3 '1 parece •.er la cau sa del d e sm em b ram ien to del fren te tu cu m an o . A p a rtir de allí, M ena perd ió relevancia; en 1970 vivía en San Ju s to en un hum ilde b arrio o b re ro . M urió d e cáncer el 14 d e ju lio de 1970 . J u a n C arlos Díaz, el uturunco fue co n d en ad o a 7 años. En 1963 fue am n istiad o po r el g o b ie rn o d e Illia, en 1970 partic ipó con el ERP en el a sa lto al Manco C om ercial del N orte y un día después fue d e ten id o . En 1973 fue nu evam en te am n istiado y recibió un subsidio del gob ierno p e ron ista de ’llicu m án . 35 Los m en o res de edad fueron derivados a los T ribunales de M enores, excepción hecha a Luis U riondo, quien dado su paren tesco con el general U riondo, su padre, fue devuelto a su fam ilia .36 Félix Serravalle cum plió la condena que le aplicaron los tribunales CONINTES, tres años y sie te m eses en varias prisiones. Le rom pieron los ligam entos del brazo en la to r tu ra . Al sa lir p rom etió a su fam ilia, a la que casi no hab ía visto en años, que se iba a o cu p ar de ellos. A los 74 años, vive en La B anda, o rgu llo so de su pasad o y ro d ead o de sus recu erd o s. José Luis Rojas, el Zupay, p artic ipó en la experiencia g u errille ra de las Fuerzas A rm adas Peronistas y fue nuevam ente de ten ido en Taco Ralo, Tucum án, en 1968 . Una en ferm edad lo dejó postrado y falleció hace algunos años en T ucum án y en la pob reza . En un ú ltim o repo rta je reco rdó que «los

34. Rot, Los orígenes perdidos de la guerrilla en la Argentina. La historia de Jorge Ricardo Masetti y el Ejercito Guerrillero del Pueblo, pág. 95.

35. El subsidio le fue otorgado por el m inistro de Gobierno de Tlicumán, el doctor Prats Ruiz, quién tam bién había participado del Comando 17 de Octubre.

36. Posteriorm ente participó del M ovimiento N acionalista Revolucionario Tacuara. Hasta hace poco se desem peñaba como diputado por Santiago del Estero. Véase Bardini, «1963: asalto al Policlínico Bancario. El Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara, la primera guerrilla urbana».

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chicos d e HIJOS son mi ún ica esperanza» . M uchos m ilitan tes de la red , ta n to tu c u m a n a com o de B uenos A ires aú n viven d esp e rd ig ad o s p o r el país. De sus recuerdos esta hecha g ran parte de esta h is to ria . 37

Guerrilla y movimiento popular en la Argentina de los sesenta

Para D aniel Jam es, la p rim era guerrilla causó escaso im pacto en los activ istas. En su influyente trabajo sobre la resistencia p ero n ista , Jam es fo rm ula la h ipó tesis de que el su rg im ien to de la in su rgenc ia a rm ad a debe ser a tr ibu ido a la so litaria voz de John W illiam Cooke y a «sectores juveniles del peron ism o y la izquierda no peron ista , donde se rec lu taron sus m ilitan tes» , los que «en su m ayor p a rte p ro v in ie ro n de la esfera u n iv e rsita ria d e la C apita l Federal y o tros g ran d es cen tro s de estud ios terciarios» .38 A unque algunos párrafos después se con trad ice cuando cita en trevistas a activistas de la ju v en tu d , 39 que dan cuen ta que la m ayoría de los partic ipan tes en las experiencias guerrilleras de fines de los cincuenta tenían en tre 16 y 2 0 años de edad y pertenecían a las barriadas hum ildes del C o n u rb an o b o n aeren se , pero insiste en a rg u m e n ta r a favor de su p rim era afirm ación : el escaso im pacto q u e o b tu v ie ro n los U tu runcos fue deb id o a su p e rten en c ia de clase, d ad o que p o r e lla no p o n ían sus expectativas en el desarro llo de la lucha sindical.

Las fuen tes con las que D aniel Jam es trabajó fueron, en p rim er lugar, el in form e del p rop io ap a ra to represivo y, en segundo lugar, el pequeño libro de Em ilio M orales ,*10 en el que se afirm a que los in teg ran te s de la p rim era g u e rr illa p ro v en ían de la clase m ed ia u n iv ersita ria y que sólo tres ob reros fueron de la partida .

Creo h ab e r d em o strad o que el inicio de la guerrilla p e ro n is ta no fue ideado d esde las g randes c iudades, sino que su o rigen deb e m ás b ien rastrearse en la organización de los com andos de la resistencia regionales y en u n a de sus posib les evoluciones. Tam poco fu e ro n los jó v en es de clase m ed ia u n iversitaria em pobrec ida y que p rac ticab an u n a su e rte de e lem en ta l te rro rism o u rb an o los que fina lm en te d ie ro n el p rim e r paso .

37. Ju lio Robles, uno de los m ilitantes porteños, grabó d u ran te las dos ú ltim as décadas a m uchos de los com batientes de U turuncos. Gracias a esos docum entos fue posible la reconstrucción de su historia.

38. Daniel James. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976. Buenos Aires: Sudam ericana, 2006, pág. 206; el au to r tam bién afirma que provino de esos grupos gran parte del apoyo logístico con el que contaron los «focos» de T\icumán y Mendoza.

39. Ibíd., nota 38 y entrevista con Daniel Hopen, nota 37.40. Emilio Morales. Uturunco y las guerrillas en Argentina. Montevideo: SEPE,

1964.

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In una segunda e tapa v iajaron a la zona, convirtiéndose en com batientes, pero el desarro llo de los acontecim ientos aquí re la tado n iega su absoluto p ro tagon ism o . T am poco es c ierto que con stitu y e ran el p rinc ipa l apoyo logístico d e las acciones que se enca ra ro n , sino que este co rrespond ió a un m o d esto pero no d esp reciab le a p a ra to político m o n tad o en los años previos po r el C om ando 17 de O ctubre del que surgieron los com batientes. En rea lid ad , la g u e rr illa de los U tu runcos tuvo b a s ta n te im pac to en el p eron ism o . El que no se co nstituyeron en una opción n ac iona l debe explicarse m ed ian te o tro s a rg u m en to s y ellos pu ed en e n co n tra rse en el d esa rro llo de las d is tin ta s vertien tes q u e se perfila ron en el peron ism o luego del derro cam ien to de Perón.

Ya fueron explicados por el propio D aniel Jam es los cam bios habidos en el pero n ism o luego de 1955. Los núcleos cen tra les q u e o rg an izaro n la resistencia d is taban de p e rtenecer a los viejos ap a ra to s de gobierno y fueron esencialm ente dos: los com andos clandestinos y las organizaciones sindicales paralelas a las intervenciones. H asta por lo m enos 1958, am bas estru c tu ras ac tu a ro n coo rd in ad am en te y desarro llaron , en particu la r las estruc tu ras sindicales, una in tensa dem ocracia con base en la cu ltu ra de fábrica. Esta ac titu d p lebiscitaria fue posible po r las nuevas condiciones de lucha: el riesgo que suponía la c landestin idad de la acción obrera y la inhabilitación por p a rte del golpe m ilita r de los viejos d irigen tes ligados a la estruc tu ra burocrática peronista. Ello perm itió a los líderes grem iales em erg en tes la leg itim idad necesaria p a ra a lza rse con la d irección de la m ayoría de los sind icatos industria les.

Los com andos, que em pezaron com o pequeños o rganism os políticos de ag itac ión , m ás b a rria le s que fabriles, p e rfecc ionaron sus a ten tad o s y de p eq u eñ o s ac tos de sabo taje , p a sa ro n a en c a ra r g ran d es actos de te rro rism o u rb an o . S in em bargo , am bos fueron afec tad o s p o r el inicio de la e ta p a d e sem ilega lidad con la e lección de A rtu ro F rondizi a la p residencia. M uchos sindicalistas com prendieron que ten ían m ucho más p a ra g a n a r si se in teg rab an c ríticam en te al o rden po lítico posperon ista y ren u n c iab an a p o n e r sus e s tru c tu ra s g rem iales al serv icio de un p lan insu rrecional que tra je ra n u evam en te a Perón al país.

Los com andos, q u e siem pre se res is tie ro n a fo rm ar p a rte de u n a o r­gan ización única y cen tra lizad a , d ie ro n fuertes golpes en los años 1959 y 1960 , h a s ta el inicio del p lan CONINTES, com o los que hem os rese ­ñ ad o . S iem pre fu e ro n grupos cen trad o s en las c iu d ad es cap ita les de p rov incia y sus p rinc ipa les a te n ta d o s fueron com etidos en estas. Un te rce r g rupo que cob ró relevancia a p a rtir de la e lecciones de 1957 fue­ron los viejos d irig en tes de l a la po lítica del m ov im ien to . N unca fueron rad ica lm en te am o n estad o s por Perón y p lanificaron d is tin tas estra teg ias fren tis ta s op u esta s a las d iseñ ad as p o r Jo h n W. C ooke. Los que co n ta ­

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Ernesto José Salas

ban con una base e lec toral prop ia , p a rticu la rm en te en las provincias, se in d e p e n d iz a ro n de la tu te la de Perón y co nstituyeron el llam ad o neo- peron ism o , a b a n d o n a n d o tem p ra n a m e n te la e s tra te g ia in su rreccional. Los o tros d isp u ta ro n en todo m om ento el liderazgo o to rg ad o p o r Perón a su d e leg a d o personal. La creación del C onsejo C o o rd in ad o r en 1958 reflejó este p ro ce so .41 H acia fines de 1959, m o m en to en el que se d esa ­rro llaban las acciones de la guerrilla, las 62 O rganizaciones volvían a ser co n d u c id a s p o r los d irigen tes de los g randes sind ica to s d esp lazad o s a principios de año. Su estra teg ia se volcaría desde este m om ento a lograr que el g ob ie rno desarro llis ta l?s devolv iera la C on federación G eneral del T rabajo, que perm anecía in terven ida . En el pasad o h ab ían apoyado, au n q u e con vacilaciones, los p lanes insurreccionales, pero no era ah o ra el m o m en to p a ra a le n ta r el desarro llo de u n a guerrilla en el n o rte del país. Los d irigen tes políticos confiaban en que el progresivo re to rn o a la ac tiv idad po lítica e lec to ra l les devolv iera el rol p ro tagón ico que hab ían perdido en los años de clandestin idad y de n inguna m anera podían verse en tu s ia sm ad o s con un p royecto subversivo si no h ab ían a p ro b a d o las acciones de los prim itivos com andos. Por ú ltim o , si los com andos se en tu s ia sm aro n con la idea de la am pliación de la esfera de la lucha con nuevos m é to d o s com o los de la guerrilla tu cu m an a , seg u ían esp e ran d o el lev an tam ien to de algún m ilita r peron ista . Pero m ás im p o rta n te aún , sus acciones se d esa rro llab an en c iudades de prov incia o en B uenos Ai­res, cuyas geografías nad a ten ían que ver con la in s ta lac ión de un foco de guerrilla ru ra l. Por ú ltim o, la ex tensión y d u reza rep resiva del p lan CONINTES y el fracaso del lev an tam ien to m ilita r d irig ido p o r el g en e ­ral Iñ iguez en nov iem bre de 1960 los d iezm ó haciéndo los v irtu a lm en te desaparecer. D adas estas circunstancias, resu ltaba dudoso que el p rim er levan tam ien to guerrille ro de la A rgentina co n tem poránea re su lta ra una opción que cosechara fuertes apoyos en el m ovim iento .

O tro punto oscuro en el origen de la guerrilla ha sido el de la direccióno p artic ip ac ió n de Jo h n W illiam C ooke en los U tu runcos y en la U nión de G uerrille ros A nd inos .42 Para 1958 la posición de C ooke, com o dele-

41. Para un análisis de la etapa, véase Jam es, Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976-, Ernesto Salas. La resistencia peronista. La loma del frigorífico Lisandro de la Torre. Buenos Aires: CEAL, 1990.

42. La Unión de Guerrilleros Andinos fue un grupo com ando dirigido por el capitán Ciro Ahum ada y tuvo actuación en la zona de Cuyo, contem poráneam ente a los Uturuncos. Se tra taba de uno de los com andos dirigidos por la Central de O peraciones en la Resistencia, creada por el general (R) Miguel Iñiguez. Sus principales operaciones consistieron en la voladura de la casa del general Labayru, com andante de la región andina, la destrucción de un p uen te en la cordillera de los Andes y el robo de gelinita. El plan CONINTES y el fracaso del golpe de

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

Kittlo personal de Perón y com o d irigen te del C om ando Táctico se hab ía deb ilitado , al p u n to que este ú ltim o o rgan ism o hab ía sido reem p lazado n i oc tubre p o r el Consejo C oord inador y Supervisor del M ovim iento, de nueve m iem bros. En 1959, luego de la tom a del Frigorífico N acional y la huelga genera l de las 62 O rganizaciones en apoyo a la m ism a, el «Bebe» fue descalificado por el Consejo a raíz de la publicidad de un docum ento .1 favor de la huelga y en con tra de la d irección sindical. Con su cap tu ra recom endada, com enzó un período de persecución y clandestin idad . Sa­lió del país y se re in sta ló en M ontevideo, rea lizando viajes periód icos a lluenos Aires. Pese a to do , siguió m an ten ien d o la co rresp o n d en c ia con «•I g enera l en el exilio, p e ro no en los roles de d irección a tribu idos por IVrón. En el segundo sem estre, im pulsó con in telectuales de o tras fuerzas políticas el sem an a rio Síntesis. En nov iem bre , re in g resó c landestino al país p a ra d ise rta r en el C ongreso po r la L iberación N acional, rea lizado p o r la 6 2 O rgan izac iones. F inalm en te , en abril de 1960 com enzó su estad ía en C u b a .43 Su figura, hacia fines de 1959 , era la d e un d irig en ­te im p o rtan te y e scu ch ad o en algunos ám bitos del p e ro n ism o p ero sin capacidad de d irig ir los d iferen tes dispositivos tácticos com o los com an­dos, el a p a ra to político y los sind ica tos y, m ás aún , d esp rec iad o com o tro tsk ista po r a lgunos sectores del m ovim iento . Pese a todo , ¿fue Cooke el ideó logo , la d irección de la guerrilla tu cu m an a o po r el con trario , tal com o o cu rr ie ra con la to m a del frigorífico a p rincip ios de año , le fue a tr ib u id a la d irección luego de p roducido el esta llido? A ju z g a r po r la h is to ria de la re lación ex is ten te en tre el C om ando 17 de O ctubre y su p a r de B uenos Aires, el C om ando N acional P eronista , C ooke y M ena se conocían de tiem po a trá s y hab ían desarro llado p lanes de resistencia en conjunto . Q ueda claro, a p a rtir de la participación de Alicia Eguren, que Cooke e ra parte de la partida guerrillera y que por in term edio de sil m ujer prestó todo su apoyo p a ra ob ten e r recursos y m ilitan tes p ara desarro llar la g u e rr illa tu cu m an a . En 1961, cu ando ya estaba in s ta lad o en Cuba y su v isión del cam ino revo luc ionario pasaba p o r su iden tificación con el p roceso segu ido p o r F idel C astro, le envió u n a ca rta al «com pañero Alhaja», G enaro C arabaja l, a qu ien le h ab ía so lic itado que v ia ja ra a la isla. En ella expresa con c la ridad su op in ión sobre la guerrilla de los U turuncos:

«Para ella (Olga C arabajal, esposa de M ena) y para el chiquito,así com o p ara todos los heroicos com pañeros que hoy sufren

Iñiguez en noviem bre de 1960, los disolvió. En 1973, el capitán Ciro Ahum ada participó en el bando de la derecha peronista en la m asacre de Ezeiza.

43. N orberto Galasso. Cooke: de Perón al Che. Una biografía política. Buenos Aires: Hom o Sapiens, 1997.

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Ernesto José Salas

cárcel y persecución por p lan tea r po r p rim era vez u n a form a de fin itiv am en te revo lucionaria de lucha en el país, n u es tro m as e n tra ñ a b le afecto y n u es tro co n stan te recu e rd o ( . . . ) . M uchos los llam aron , sin d u d a a lg u n a “a v e n tu re ro s”. Yo quisiera saber qué hicieron en concreto los que eso dicen. En la lucha revolucionaria siem pre es igual. El que triun fa es un héroe naciona l; el d erro tad o es un p rovocador» .44

La p e rtenenc ia social de los U turuncos tam poco deja lu g a r a d u d as y es sim ila r a m uchos com andos de o tras zonas del país. En p rim e r lugar resalta la edad de los com batientes. La m ayoría del g rupo m ás num eroso, el que partic ipó en el asalto de la com isaría de Frías, ten ía en tre 15 y 20 años al m o m en to del a taq u e ; los líderes b a s ta n te m ás - e n t r e 30 y 3 5 - aunque Ju an Carlos Díaz tenía solo 19. La m ayoría hab ían sido reclu tados e n los barrio s c ircu n d an tes de la c iudad de San M iguel d e T ucum án y p e rten ec ían a fam ilias hum ildes de la zona. En la red de apoyo político el e spec tro o b re ro se am p liaba a la clase m ed ia y e ra co n fo rm ad a p o r p eq u eñ o s com erc ian tes , em p leados esta ta les , ob rero s d e los ingenios, d irigen tes grem iales, m ilitares re tirados y algunos profesionales com o m é­dicos y abogados. Ello puede explicarse desde el con jun to social que dio su apoyo al peronism o, m ayoritariam ente obreros o trabajadores de esca­sos recursos, au n q u e tam bién sectores de clase m edia o de la burocracia esta ta l. Es com prensible que en una zona con fuerte trabajo organizativo grem ial en m anos de un poderoso y com bativo sind ica to reg ional com o la FOTIA, los m ás afectados p o r el derrocam ien to del peron ism o fueran los que, m ovidos po r un fuerte im pacto em ocional, decid ieran pasar a la resistencia y al ejercicio de la violencia que consideraban legítim a, tan to com o ilegítim a consideraban que era la violencia del rég im en militar.

La relación en tre el C om ando 17 de O ctubre y el sind icato azucarero d e T ucum án p re sen ta m ás d ificu ltades. Según el te s tim o n io d e Félix S erravalle , B enito R om ano, qu ién luego sería sec re ta rio g enera l de la FOTIA, y su h erm an o Antonio, delegado de ingenio, fo rm aban pa rte del com ando in teg ran d o la red de apoyo .45 A lgunos obreros de los ingenios b rin d a ro n su co laboración y pusieron en riesgo sus casas y la in teg ridad de sus fam ilias p a ra p ro teg e r a los com batien tes. De to d as m an e ra s , es posib le ap lica r p a ra el com ando tu cu m an o los a rg u m en to s que D aniel Jam es esbozó p a ra el fenóm eno en genera l. Los objetivos co m u n es de los com andos y los sind icatos se fueron esc ind iendo deb id o a la lógica d ispar de am bos grupos organizativos. A unque la FOTIA fuera uno de los

44. C arta de John W. Cooke a G enaro Carabajal, 18 de agosto de 1961, archivo de Fermín Chávez.

45. Ibíd.

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«Uturuncos». Los orígenes de la guerrilla.

sind icatos m ás com bativos del país, la legalidad que le fue ofrecida a su accionar d en tro de p a rám etro s legales la ale jaba de sus com p añ e ro s de lucha, los q u e no solo en m arcab an su com bate en el p lan m ás vasto de insurreccionar la zona, sino que eran - y no podían dejar de s e r - ilegales y c landestinos. La o rgan ización de los obreros azucarero s fue rea lizada en la trad ic iona l e s tru c tu ra sindical porque form aba p a rte de su cu ltu ra , de sus ideas y valores. D uran te el año 1959, la lucha de los ob reros del a zú ca r re su ltó tr iu n fad o ra en una época en que la m ayo ría de los conflictos fu ero n d e rro tad o s . De to d as m an eras , si el re su ltad o fue un tr iu n fo grem ial, tam b ién fue la chispa que en cen d ió la in d ignac ión de aquellos cuyo objetivo era el reg reso in m ed ia to de Perón al poder. El día en que la rep resió n m ató a am bos obreros, m uchos in teg ran te s de los U tu runcos se co n tab an en tre los m an ifestan tes , pero sus cam inos se b ifurcaron cuando la guerrilla se instaló en el m onte. De todas m aneras, los d irig en tes de la FOTIA no se d esen ten d ie ro n de sus com pañeros y les b rin d a ro n apoyo m ien tras d u ró su de tenc ión . La línea dura de las o rgan izaciones sindicales peron istas les p res tó co laboración en todo m o m en to .46

Varios m ilitan tes de los U turuncos siguieron com batiendo en las gue­rrillas de los años sesen ta . En 1962, las experiencias de la izqu ierda y del p e ro n ism o com en zaro n a c ruzarse cu an d o los U tu runcos y o tros m ilitan tes p e ro n is ta s v ia jaron a C uba . 47 Pero el o rigen d e la guerrilla a rg en tin a obedeció m enos a la influencia cu b an a , que al d e b a te que se in s ta ló en los g ru p o s c lan d estin o s del peron ism o an te el fracaso de la e stra teg ia insurreccional.

46. Juan José Jonch y Ricardo De Luca visitaron a los presos y se interesaron por su destino.

47. M anuel Gaggero. «El encuentro con el Che: aquellos años». En: Che, el argentino. Buenos Aires: De Mano en Mano, 1997.

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Capítulo 3Una visión retrospectiva de los movimientos armados en México. Movimiento Armado Socialista (1965-1980)

J o s é L u is M o ren o B orbo lla

La necesidad de su conocimiento

La h is to ria oficial ha d ad o un tra to d iferencial a los d ife ren tes m ovi­m ien tos a rm ad o s en M éxico; po r un lado a aquello s q u e conso lidaron el o rd en social co n tem p o rán eo : la g u e rra de re fo rm a, la revo lución de princip ios del siglo pasado , han sido ensalzados, com o los cam bios que forjaron la p a tr ia y le d ie ro n sen tido a la nación . M ien tras aquellos que fueron d e rro ta d o s com o la g u e rra de los cristeros y el M ovim ien to A rm ado Socialista (M AS), reciben la co n d en a d e se r re tró g rad o s y re ­ta rd a ta r io s al avance de país. Caso especial h a sido el segundo , que ni s iq u ie ra ap arece en las ho jas de la h is to ria ac tua l, el ún ico lu g a r que ocupó d u ra n te años fueron las pág inas d e la n o ta roja de los periódicos nacionales y locales.

La h is to ria del MAS, com o un fenóm eno social co n tem p o rán eo está por rea lizarse . En los ú ltim os años h an ap arec id o testim on ios de los ac to res d irec to s, a lgunas b iografías de los p rinc ipales d irigen tes: Lucio C abañas B arrien tos, G enaro V ázquez Rojas y David J im én ez Sarm ien to , así tam b ién la lite ra tu ra h a dado cu en ta de los hechos v incu lados con el tem a; el te r re n o d e la investigación y del ensayo , p rác tic am en te han testado in tocados o los trabajos de algunos estudios se encuen tran sujetos a la crítica de los roedores, en espera de se r am pliam en te d ifundidos. El

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José Luis M oreno Borbolla

ú ltim o esfuerzo , po r parte de un g rupo de investigadores, de d iferen tes áreas de las ciencias sociales, que trabajaban en la Fiscalía Especial para los M ovim ien tos Sociales de l Pasado, se en cu en tra secu es trad o p o r las a u to r id ad es federa les; de ah í la necesidad , en p rim e r lugar, de d ifu n d irlo que h asta hoy se ha realizado; lo segundo es facilitar el libre acceso a los arch ivos que están dep o sitad o s en el A rchivo G eneral de la N ación p o r p a rte de los in teresados en el conocim ien to e investigación de estos tem as y p o r ú ltim o, d e sp e rta r el in terés en los expertos p ara reconstru ir la h isto ria con tem poránea .

El p resen te trabajo se circunscribe al lapso de tiem po que va de finales d e los años c in cu e n ta a princip ios de los años och en ta , que podem os carac te riza r com o el p rim er in ten to del m ovim iento socialista p o r la vía a rm ad a de in s tau ra r el socialism o en el país.

Los factores que le dieron origen al MAS mexicano

El MAS en M éxico su rge d en tro de un com plejo co n tex to in te rn a ­cional. El m u n d o se en co n trab a d iv id ido en dos g ran d es b loques: el cap italista , rep resen tad o por Estados Unidos de N orteam érica y el socia­lista po r la U nión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, am bos b loques se encon traban en fren tados no sólo en el te rreno militar, conform ándose el Pacto del A tlán tico (OTAN) en abril de 1949 p o r el «m undo occidental» y el P acto de V arsovia en 1955 p o r la URSS. La OTAN so s ten ía q u e era n ecesario « sa lv ag u ard a r la libe rtad p a trim o n io com ún y la civilización d e los pueb los, fundados en los princip ios de la dem ocracia , la libertad ind iv idual y el im perio del derecho» , m ien tras el Pacto de V arsovia sig­naba en su ac ta constitu tiva «convencidos que los E stados pacifistas de E uropa d eben a d o p ta r las m ed idas necesarias p a ra g a ra n tiz a r su seg u ­ridad». El su rg im ien to d e estos b loques po lítico -m ilita res d a inicio a la c a rre ra a rm am en tis ta . El en fren tam ien to se d a tam b ién en el te rren o ideológico-político, a esta pugna se le llam ó la G uerra Fría, que dividió al m undo . Sí E u ropa es el p rincipal escenario de la con fron tac ión , esta se ex tiende a Asia, África, O rien te M edio y A m érica Latina.

México en el contexto de la G uerra Fría, com binó la tradicional política exterior, llam ad a Doctrina Estrada, de no in te rv en c ió n y re sp e to a la soberanía de las naciones, con las necesidades de desarrollo que requería, ex p an d ie n d o la exportac ión de m aterias p rim as, p e tró leo y m an o de obra. «A provechando su im portancia táctica y estratégica, com partiendo la la rga fro n te ra del su r de N orteam érica . Era p rio rita rio g a ra n tiz a r su lealtad y colaboración, evitar la desestabilización y errad icar la infiltración

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

com unista , es tas fueron las p rio ridades d e sd e la visión estad o u n id en se , »n l.i re lación b ila te ra l» . 1

En M éxico a p rincip ios de los años sesen ta , se co n sid e rab a un éxito ni m odelo económ ico m exicano , llam ado «desarro llo estab ilizador» , se hablaba de crecim iento económ ico y p rosperidad por una parte y la injus- I* d is tribuc ión d e la riqueza y la m iseria d e g ran p a rte d e la población , poi o tra . El c o n tra s te se hace m ás ev id en te si se tom a en cu en ta que el j's tado surgió del m ovim iento revolucionario de 1910 y se consideraba el d eposita rio de la revolución. «Fincado en un p residencia lism o p a rticu ­la rm en te fuerte , y en u n p a rtid o que no h a dejado de rec lam arse de La Hrvnlución».2 La crisis del m odelo de desarro llo económ ico se com ienza a m an ifesta r ya p a ra p rincip ios de los se ten ta : «en 1971 la tasa de creci­m iento decreció a 3 ,1% , d ism inuyendo de la tasa histórica de 6 ,5 % » . 3 A rikta recesión el gobierno del presiden te Luis Echeverría Alvarez, le llamó In a tonía económica. Esta crisis trajo m ayor concen trac ión de la riqueza tMi unas c u a n ta s fam ilias, «para 1977 , m ien tras el 1 0 % de las fam ilias más po b res perc ib ía el 1 % del ingreso nac iona l, el 5 % d e las fam ilias más ricas se ap ro p iab a del 25 %. El 32 % de las fam ilias a lcanzaba el salario m ínim o para satisfacer las necesidades m ás elem en ta les o m enos. El 1 4 ,5 % recib ía m enos del salario m ín im o » .4 En ese sexen io se d an las luchas sindicales m ás im portan tes después de la huelga ferrocarrilera de 1958, que p oste rio rm en te se conocerán com o la m surgencia sindical y el c recim ien to de las organizaciones u rb an as arm adas.

M ientras tan to , el sistem a político era dom inado po r el Partido Revo­lucionario Institucional, el cual se convirtió casi en p a rtid o único, desde su fundación en 1928. De hecho el partido trató de con tro lar la to talidad de la v id a po lítica m exicana, p o r m ed io de los sec to res que se fueron corpora tiv izando a lo largo del tiem po, com o son: C onfederación de Tra­bajadores de M éxico (CTM), C onfederación N acional C am pesina (CNC) y la C onfederación N acional de O rganizaciones Populares (CNOP), estos fueron los « in s trum en tos de inco rpo ración y d e en cu ad ram ien to de las m asas p o p u la res al E stado , dio la posib ilidad de am p lia r n o tab lem en te su base social. Como apa ra to ideológico, en fin, contribuyó a lo largo de

1. Enrique Condes Lara. Represión y rebelión en México. Vol. 1. México, DF, 2006. Edición de mimeógrafo, pág. 72.

2. Luis Jav ier G arrido. El partido de la revolución institucionalizada: la fo r­mación del nuevo estado en M éxico(1928-1945). México, DF: Siglo XXI, 1995, pág. 13.

3. Ism ael C olm enares, comp. Cien años de lucha de clases en México (1876- 1976). México, DF: Ediciones Quinto Sol, 1977, pág. 315.

4. Pablo Gonzáles Casanova. El Estado y los partidos políticos en México. México, DF: Ediciones Era, 1993, pág. 88.

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José Luis M oreno Borbolla

los sexenios a hacer acep ta r la línea política g u bernam en ta l» .5 El partido e ra el in s tru m en to ideológico-político , que p erm itía no solo el con tro l, sino la hegem onía de la clase dom inan te; el con tro l e ra po r m edio de la afiliación fo rzosa al p a rtid o vía la p e rten en c ia a a lg u n o de los sec to res y la heg em o n ía d e la llam ad a ideología de la revolución o nacionalism o revolucionario.

En la segunda m itad del siglo pasado se inician los g randes m ovim ien­tos sociales con las huelgas de los e stu d ian tes de las escuelas norm ales ag ru p ad o s en la Federación de E stud ian tes y C am pesinos Socialistas de M éxico (FECSUM ), que rea lizan una huelga el 22 d e m arzo de 1950, exigiendo al Estado atención a sus exiguas condiciones de vida. La huelga, q u e d u ró 34 d ías , es lev an tad a cuando la SEP se co m p ro m ete a inclu ir e s ta d em an d a es tu d ian til en el nuevo p resu p u esto y al In s titu to Poli­técn ico N acional (IPN). La sucede la C aravana del H am bre , en 1951, re a lizad a p o r los m ineros de N ueva Rosita, C oahu ila , q u ienes h ab ían esta llado en huelga el 16 de octubre de 1950, p ara d e fen d er su derecho a elegir dem ocráticam ente a sus d irigentes y por la revisión co n trac tu a l .6 Para 1954 se da la agresión al «Frente de Partidos del Pueblo después de un m itin el 5 de feb rero y la p oste rio r cancelac ión del reg is tro del FPP, an teced ida de la d em anda po r parte de las organizaciones afiliadas a los sectores obrero , cam pesino y popular del PRI, p o r m edio de desplegados, com unicados, te leg ram as, den u n c ian d o el ca rác te r subversivo del FPP y ped ían todo el peso de la ley sobre los agitadores».7

En 1956 las Escuelas Prácticas de A gricultura estalla la huelga el 6 de abril y seis días después, el 11 de abril, el In s titu to Politécnico N acional. Al m ovim iento se adh ie ren los estud ian tes de todas las escuelas normales rurales del país, más tarde el m ovim iento se generaliza a todas las escuelas superio res g u b ern am en ta les . El núm ero de e s tu d ian tes en huelga es de m ás de cien m il, el seis de ju n io las au to rid ad es educa tivas llegan a un acu e rd o con las d irecciones estud ian tiles de las escuelas n o rm ales ru ra le s y p rác ticas de ag ricu ltu ra . Casi todas las d em an d a s p lan tead as son conced idas y la h u e lg a es lev an tad a . A m ed iad o s del m ism o m es d e ju n io de 1956 la SEP concede la m ayor p a rte de las pe tic iones de la E scuela N acional de M aestros, log rando que d ich a escuela su sp en d a tam b ién el m ov im ien to huelgu ístico . Q u ed an d o solo dos instituc iones

5. Garrido, El partido de la revolución institucionalizada: la form ación del nuevo estado en M éxico(1928-1945), pág. 357.

6 . Tomado de A. Daniel Molina. La caravana del hambre. México, DF: Edicio­nes El Caballito, 1982, pág. 36 y pág. 87.

7. Tomado de Olga Pellicer de Brody. La oposición en México; el caso del Henriquismo. Las crisis del sistema político mexicano. (1928-1977). México, DF: Colegio de México, 1977, págs. 33-34.

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en paro , el IPN y la N orm al Superior. El m ov im ien to p ie rd e fuerza . En la m ad ru g a d a del 23 de sep tiem b re «1.800 so ldados de los b a ta llones2, 8 y 24, del e jército , al m an d o de tres genera les de d iv isión y bajo la supervisión del p ropio secretario de la D efensa, ocupan las instalaciones del Institu to Politécnico Nacional». De esta m anera se cierran las puertas de la educación superior a miles y miles de jóvenes de extracción popular. «Los p rinc ipa les d irigen tes son de ten idos y p rocesados p o r el de lito de d isolución social».**

En 1958 los ferrocarrile ros em p ren d en su m ovim iento po r au m en to genera l de salarios, p a ra m ayo se «elige la G ran C om isión po r A um ento G eneral de S alarios que no esta co n tro lad a p o r la b u ro crac ia sindical (la d irección charra'). La d em an d a era u n au m en to de $3 5 0 al m es por traba jado r» .9 La dirección del sindicato acepta la p ropuesta de la gerencia de co n ced er dos m eses p ara resolver la petic ión , este es el com ienzo de u n a se rie de m ovilizaciones que llegan a esta lla r en paro s los d ías 25 y 26 de m arzo , d e in m ed ia to las huelgas son d ec la rad as inex isten tes y el 28 el ejército ocupa las instalaciones y miles de rieleros son encarcelados, inc luyendo a D em etrio Vallejo y los p rinc ipales d irigen tes . «En los días sigu ien tes los traba jado res regresan deso rgan izadam en te al trabajo y las p rom esas nu n ca se cum p len po r el con trario , nueve m il fe rrocarrile ro s quedan desped idos» 10 y sus d irigentes son acusados del delito de d isolu­ción social en tre otros. Así culm inó el m ovim iento m ás im portan te de los trab a jad o res , de los años cincuenta.

En el Estado de G uerrero, el 20 de octubre de 1960 se inicia la huelga de la u n iversidad a la que se un ió la N orm al de A yotzinapa . Lucio C abañas B arrien tos fue en tonces n o m b rad o p res id en te d e hu e lg a en la N orm al. C uando el gobernador reprim e con el ejército a la universidad, ya existía o tro m ovim iento que pedía su renuncia, el de la Asociación Cívica G uerrerense (ACG), en la que partic ipaba G enaro V ázquez. Esta política represiva del gobernado r C aballero A burto unió los dos m ovim ientos, el de los cívicos que denunc iaban las tropelías del gob ierno y el estud ian til po r la au to n o m ía un iversitaria .

En los años s igu ien tes se fueron acu m u lan d o los conflictos sociales com o:

■ La d es titu c ió n del rector, do c to r Eli de G ortari, d e la U niversidad d e S an N icolás de H idalgo en M orelia, la N icolaíta en 1961, que

8. Raúl Álvarez Garín. La estela de Tlatelolco. México, DF: Itaca, 1998, pág. 31.9. Armando Bartra. Movimientos obreros y populares de los cincuenta. México,

DF, 1977. Edición de mim eógrafo, pág. 8.10. Ibíd.

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José Luis Moreno Borbolla

provocó respuestas v io lentas de los estud ian tes, la represión guber­n am en ta l y la encarcelación de m aestros y líderes universitarios.

■ El 2 de d iciem bre de 1962 se realizaron elecciones en el E stado de G u erre ro p a ra ren o v ar los poderes esta ta le s , la A sociación Cívica G uerrerense participa con José María Suárez Téllez com o candidato a gobernador, después de la jo rn ad a e lec toral la ACG d en u n c ia un fraude por parte del PRI. El día 31 el ejército y la policía ag reden a los m an ifestan tes , en la c iudad de Iguala, que exig ían la p re se n ta ­c ión oficial de los re su ltados e lec torales: 6 m u erto s, 23 heridos y 196 deten idos. Culpan a G enaro V ázquez Rojas de la m uerte de un po lic ía . 11

■ En octubre de 1963 m ilitantes del Partido Popular (posterio rm en te P artido P opu lar Socialista, PPS) en sus d is tin ta s exp res iones de m asas, rea lizan el p rim er encuen tro , denom inado H eraclio Bernal, en D olores de C ebadilla , m unicip io de M adera , C h ih u ah u a . En este en cu en tro an a liza ron y d iscu tieron acerca de la p rob lem ática nacional; un partic ipan te se refiere al encuentro : «en estas activ ida­des, ba jo la d irección del p ro feso r A rturo G ám iz, p a rtic ip a ro n en form a m asiva tan to m aestros, estud ian tes y cam pesinos. Al cen tro del in tercam b io de opin iones estaba la vía p a ra la tom a del poder, que en esos años la R evolución cu b an a h ab ía ab ie r to al seno del m ovim ien to revo lucionario » . 12

■ En C h ih u ah u a a n te las co n stan tes ag res iones de caciques y sus p is to leros, el g ru p o de A rturo G ám iz y S a lvado r G ay tan p asa de la au to d efen sa a la iniciativa: el 29 de febrero d e 1964, destruyen un puen te , d en tro de las p rop iedades de la fam ilia Ibarra y el 5 de m arzo a ju s tic ian a F lo ren tino Ibarra en re sp u esta po r el ases ina to del cam pesino Carlos R íos . 13

■ El 26 de noviem bre de 1964 m édicos del hospital 20 de N oviem bre del ISSSTE, fueron desped idos po r d em a n d a r el pago de la p rim a vacacional a la que ten ían legítim o derecho . Esto fue el d e to n an te p ara iniciar el m ovim iento médico, llam ado la revolución de las batas blancas, el cual d u ro 10 m eses . 14 Al final q u ed a ro n 500 m édicos

11. Equipo de redacción. «Cronología m ínim a de la Asociación Cívica Na­cional Revolucionaria». En: Revista Expediente Abierto, n.° 2: (febrero-m arzo de 1992), pág. 9.

12. Equipo de redacción. «Un 23 de septiem bre en Chihuahua». En: Revista Expediente Abierto, n.° 1: (febrero de 1991), pág. 5.

13. Equipo de redacción, «Un 23 de septiem bre en Chihuahua», pág. 6; y Jaim e López. Diez años de guerrilla en México. México; DF: n /d , 1970, pág. 21.

14. Alfredo Rustián Azamar. M ovimiento médico 1964-1965. M éxico, DF: n /d , 2004, pág. 123.

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d esp ed id o s q u e fueron puestos en la lista negra, sin posib ilidades d e tra b a ja r en el sec to r salud d u ran te años.

■ A principios de m arzo del año de 1966, un grupo de m ujeres, enca­bezadas p o r Lucio C abañas B arrientos y el p ro feso r Serafín N úñez fueron a ver al gobernador del Estado, Enrique D upré Ceniceros, pa­ra ped irle servicio m édico, ayuda para resolver en p a rte la m iseria que acongojaba a m ás de 150 familias, y fuentes de trabajo para los cam p esin o s de T uitán . «El g o b ern ad o r se d isgustó b a s ta n te ( . . . ) . Por p a rte , g obernac ión , a través d e seis d e sus ag en te s , secues tró a Lucio. No se sabe cóm o lo consiguió pero Lucio logró escapar, reg resó a Atoyac y siguió ag itando» .1S

■ Abril de 1966, en G uerrero, se constituye el Consejo de A utodefensa del P ueb lo (CAP), bajo la influencia de la ACG, la cual asum e un p ro g ram a de siete pun tos, d e los cuales se d es tacan : p o r un rég im en p o pu la r d e obreros, cam pesinos, in te lec tua les p a trio ta s y e s tu d ia n te s . 16

■ «En La U niversidad de la “A m istad de los Pueblos Patricio Lum um - b a”, in stituc ión educa tiva en la c iudad de M oscú, se e s tru c tu ra el M ovim iento de Acción R evolucionaria (MAR). C u a tro m exicanos (Fabricio G óm ez Souza, L eonardo M endoza Sosa, C am ilo E strada Luviano y A lejandro López M urillo), deciden d iscutir en torno a las perspectivas revolucionarias de A m érica Latina, y p a rticu la rm en te de México. Al círculo pronto se agregaron otros paisanos: C andela­rio Pacheco G óm ez, O ctavio M árquez V ázquez, M arta M aldonado Z epeda, José Luis G uerrero M oreno y Salvador C astañeda Alvarez. Era el año de 1966 , todos jóvenes con un fu tu ro p rom iso rio . De estas pláticas surgió un ideal y un program a de 14 puntos, producto a la vez de la in te rp re tac ió n analítica de un co n ju n to de acon tec i­m ien tos del decen io recién fin iqu itado y la posib ilidad de a rr ib a r en m ejores condiciones en la locom otora de la h is to ria» . 17

■ En la ciudad de México es detenido, sin o rden de aprensión , G enaro V ázquez Rojas el 9 de noviem bre de 1966 y trasladado al penal de Iguala , donde se le d icta o rd en de fo rm al p risión h as ta el 16 de noviem bre . 10

15. Ibíd.16. Equipo de redacción, «Cronología m ínima de la Asociación Cívica Nacio­

nal Revolucionaria», pág. 9.17. Fernando Pineda Ochoa. En las Profundidades del MAR. México, DF:

Editorial Plaza y Valdés, 2003, pág. 25.18. Equipo de redacción, «Cronología m ínima de la Asociación Cívica Nacio­

nal Revolucionaria», pág. 10.

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■ E studiantes y c iudadanos de M orelia, M ichoacán, el 1 de noviem bre de 1966, co incid ieron en u n m ovim iento en con tra del a lza en las ta rifa s del tran sp o rte público . En una p rim era m an ifestac ión de p ro te s ta resu ltó m u erto a tiros el es tu d ian te E verardo R odríguez O rbe. Los estud ian tes en tonces estallan la huelga. El 8 de octubre, a petición del Congreso local, la tropa, m andada por el general José H ernández Toledo, tom ó la universidad y detuvo a decenas de estu ­d ian te s , h ab ien d o rea lizado p rev iam en te un desfile in tim id a to rio por las calles de M orelia, a legando una agitación com unista de trás de los hechos. D uran te tres años ap ro x im ad am en te estuv ieron presos el líder de la C entral N acional de E stud ian tes D em ocráticos (CNED), R afael A guilar T alam antes, y el d ir ig en te p o p u la r Efrén Capiz.

■ D uran te un m itin celebrado en Atoyac de Á lvarez, G uerrero , el 18 de m ayo de 1967, cuando iba a in tervenir el p rofesor Lucio C abañas, el gobierno esta ta l por m edio de la policía inicia la represión contra los asisten tes a la concentración, resultando 7 m uertos y 20 heridos. «Lucio C abañas se ve obligado a pasar a la c lan d estin id ad » . 19

■ En S ono ra , d u ra n te 1967, los e stu d ian tes p ro te s ta ro n po r la im ­posición del g o b ern ad o r .20 El d ía 16 de m ayo en tra el e jército , co m an d a d o p o r el g en era l H ern án d ez Toledo con b azu cas y d es­aloja a los e s tu d ian tes .21 Días después será ocupada p o r el ejército la p re p a ra to r ia de N avojoa , 22 este afirm a q u e ac tu ó sin tién d o se orgulloso de su acción . 23

19. Andrés Rubio Saldivar. ACNR, PLDPy GPG. 1998. Obra inédita, pág. 62.20. Dirección Federal de Seguridad (DFS) Expediente (Exp.) 100-24-18-67.

Legajo (L) 3. Hoja (H) 251, Archivo General de la Nación (AGN).21. «Una com pañía del 16 Batallón de Infantería. Con base en Hermosillo,

se instaló frente al m useo y biblioteca de la Universidad, para p roteger el movi­m iento de una grúa m unicipal que levantó las dos cam ionetas incendiadas que se en con traban obstruyendo el tránsito de vehículos. Los soldados d ispersaron a un grupo de 200 personas, que en form a dispersa estaban en el ja rd ín de la U niversidad y en las calles adyacentes, p idiéndoles que circularan y no se quedaran estacionados. A las 19.05 una com pañía del 16 batallón de infantería lom ó posesión de esta Universidad desalojando en su interior a 250 estudiantes, que salieron sin oponer resistencia y sólo algunos cantaron e Himno de la Univer­sidad de inm ediato los soldados registraron las diversas aulas y oficinas de esta Institución». DFS Exp. 100-24-18-67, L. 6, F. 104.

22. «En Navojoa, a p artir de las 15.00 hs, el ejército tom ó posesión de la preparatoria del lugar, habiendo desalojado a los estudiantes que en núm ero de 150 estaban acantonados ahí, los que abandonaron el local entonando los himnos nacional y el Universitario». DFS Exp. 100-24-18-67, L. 6, F. 192.

23. DFS Exp. 100-24-18-67, L. 6, F. 324.

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■ Un g rupo d e m ilitantes del M ovimiento de Izquierda R evolucionario Estudiantil -ó rg a n o estudiantil de la Liga C om unista E sp a rta c o - se separa p a ra conform ar «La O rganización R evolucionaria, conocida com o L acandones, tuvo su origen en el año de 1967, y desaparece com o tal, a l fusionarse con o tras o rganizaciones en 1973 y confor­m ar lo que se conoció com o Liga C om unista 23 de S ep tiem bre » .24

■ El 22 de ab ril de 1968 en la c iudad de Iguala, G uerrero , el p rim er co m an d o a rm a d o de la ACG, en cab ezad o p o r R oque S algado y Filiberto Solís M orales liberan al profesor G enaro V ázquez Rojas de la cárcel. M ueren en la acción Salgado y Solís M orales.

■ El m ov im ien to estud ian til de 1968, si b ien se inició, el 22 de ju lio , p o r u n a riñ a en tre dos escuelas, sufrió la in te rv en c ió n salvaje y absu rda del cuerpo de granaderos. Lo que indignó a los estud ian tes d e las escue las vocacionales y d em an d a ro n la destitu c ió n de los je fes policíacos. Las m ovilizaciones com enzaron a crecer conform e la rep resión se acen tuó , «m ientras la au to rid ad es d ab an la versión de los hechos, el d ía 30 de ju lio , que se deb ía a ag itad o res de ideo log ía com un ista , ex traños a los e stu d ian tes , que buscaban d esp res tig ia r a M éxico» .25 H asta llegar al m itin del 2 de octub re y la m asac re p e rp e trad a por el gobierno . El m ov im ien to si b ien fue am edren tado y frenado m ediante el uso de la violencia, este abrió la crisis del sistem a político de contro l y dejó invaluables enseñanzas a m iles de activistas que buscaron de d iferentes m aneras in terven ir en la v ida política del país. Una de ellas, la a rm ad a , la sin te tiza R aúl Á lvarez de la sigu ien te m an era «D espués d e T la te lo lco , en térm inos políticos e ideológicos no había n inguna restricción en la posib ilidad de av an za r a u n a con fron tac ión m ás a g u d a y rad ical con el rég im en , la g en te estaba d isp u esta a eso y m u ch o m ás. El E stado m ism o había cerrado toda p u e rta pacífica de reso lución de conflictos sociales» .26

■ D espués del 2 de octubre , la m an ifestac ión de 10 de ju n io es la prim era que reúne a las principales escuelas tan to de la UNAM como del IPN, convocada por el Comité C oordinador de Com ités de Lucha de am bas instituciones, e ra la instancia que fo rm aron los activista después de la disolución del CNH. La m archa era en so lidaridad con los universitarios de Nuevo León, que habían logrado se prom ulgara una nueva ley orgánica. Para sorp resa e indignación de la opin ión

24. Carlos Salcedo García. La Luz que no se acaba, Grupo Guerrillero Lacando­nes. México, DF: Símbolo Digital diseño e impresión, 2006, pág. 10.

25. Álvarez Garín, La estela de Tlatelolco, pág. 34.26. Ibíd., pág. 198.

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púb lica n ac io n a l e in te rn ac io n a l, de nuevo m orían e stu d ian tes la ta rd e d e l Jueves de C orpus en las calles de la ciudad de M éxico . 27 Esta v e £ no se em pleó a los cuerpos policíacos, sino a un «grupo para m ili ta 1*, en trenado y dirigido por oficiales del ejército m exicano y financ iado con recursos del D epartam ento del Distrito Federal» .28 Si la m aganza del 2 de o c tu b re hizo que un con junto d e activ istas se in c o rp o ra ra n a las o rg an izac io n es a rm ad as , el 1 0 d e ju n io fue la con firm ac ió n defin itiva de que la vía p ara la tran sfo rm ación sería la a rm ad a . «E m pero, la m ás d ram ática consecuencia de la rep resión del 1 0 de jun io fue la proliferación de grupos guerrilleros, in te g ra d o s b ásicam en te p o r e s tu d ia n te s . . .La lucha arm ada es el único cam ino , p o s tu lab an » .29

La crisis de Jos partidos de izquierda

La re d u c id a in fluencia po lítica y escasa m em bresía de la izqu ierda e ra n ca rac te rís ticas en las d écad as del c in cu en ta y sesen ta , a p e sa r del pape l en la co n stru cc ió n del sind icalism o y su presencia el m ov im ien to cam pesino en décadas pasadas. Para 1947, la m em bresía del PCM era de 5.559, siendo 1.642 obreros y 2 .715 cam pesinos; se puede explicar que la relación en tre obreros y cam pesinos, sea desfavorable a los prim eros, por la po lítica d e l p a rtid o , la rep resió n su frida y las luchas in te rn a s .30 Para 1957, «La Corrosión Política inform aba en mayo que las organizaciones de base se hab ían reducido a un tercio desde 1952».31 Fuentes de inteligencia de E stados U nidos e stim ab an que la cifra real e ra m ás bien de 1 .6 0 0 .32 Para fines de los años c in cu en ta el PCM casi h ab ía dejado d e ex istir en c ie rtas reg io n es y los cá lcu los sobre el to ta l de m iem bros a nivel nacional van d e del 1 .000 a los 1 .900 .33 Los sigu ien tes años la situación no m ejoró, la deserción de m ilitan tes fue una constan te , la represión y las discrepancias m erm aron la m em bresía del partido , com o fue la corrien te que en cabezaba Raúl Ram os Zavala en 1970, conform ando el g rupo Los

27. Enrique Condés Lara. 10 de junio, ¡No se olvida! México, DF: Benemérita Universidad Autónom a de Puebla, 2001, pág. 9.

28. Ibíd., p:'g- 4.29. Ibíd., pág- 83.30. Datos tomados de Barry Carr. La izquierda mexicana a través del siglo XX.

México, DF: Ediciones ERA, 1996, pág. 188.31. Resolución del Comité del DF del Partido C om unista M exicano acerca

del congreso extraordinario del partido, febrero de 1958, pág. 6, CEMOS, 40:015 (caja 17,2).

32. Cita toiHfdn de Carr, La izquierda mexicana a través del siglo XX pág. 1973 3 . Ibíd.

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rmcesos, que serían una de las organizaciones que sentó las bases teóricas ilrl MAS.

Hl P artido P opu lar Socialista - a n t e s Partido P o p u la r - fu n d ad o en l'J-18 por V icente Lom bardo Toledano, susten taba que «la línea estratégica ( , . ) co n sis te en co n trib u ir a la form ación de un fren te naciona l de las fu m a s dem ocráticas y patrióticas, para liberar a México del im perialism o rM ad o u n id en se » .34 P artido que nació bajo el ausp icio del gob ierno de Miguel A lem án, se ha d istinguido por ser firme aliado de los gobiernos en turno. El co nsiderar que el im perialism o estadoun idense e ra el principal rn em ig o d e la nación, llam aba a asum ir com o la ta rea in m ed ia ta de los socialistas la organización y fortalecim iento del frente nacional, basado en una firme a lianza con los gobiernos em anados de la revolución. El verlo ro m o u n o b stácu lo so lam en te ex terno , no se en te n d ía cuáles e ran las luerzas co m p o n en tes del fren te de un idad nacional. «Las decla rac iones .m tiim perialistas q u edan vacías de con ten ido rea l» .35

Los socia listas y com un istas m exicanos an tes de 1968 se reduc ían .1 un p u ñ a d o de hom bres y m ujeres, m ucho m ás h o m b res que m ujeres, Inscritos en el P artido C om unista M exicano (PCM, fu n d ad o en 1919), <•1 P artido O brero C am pesino M exicano (POCM, fu n d ad o en tre 1949 y 1950 con expu lsados del PCM), el Partido P opu lar S ocialista (PPS, fundado en 1949 com o Partido P opu lar y tran sfo rm ad o a socialista en 1960), Lucha O brera (organización tro tsk ista fundada en los c incuenta), Partido O brero R evolucionario (agrupación tro tskista fu n d ad a en 1959), Liga O brera M arxista (tro tsk ista , fu n d ad a en 1960), Partido C om unista B olchevique (PCB, escisión del PCM en 1960), Liga L eninista E spartaco (LLE, escisión del PCM en cab ezad a por Jo sé R evueltas en 1962 ), Liga C om unista E spartaco (d esp rend im ien to de la LLE en 1966 ), y u n a feria de siglas de o rgan izaciones todavía m ás p eq u eñ as .36

La R evolución cu b an a y sobre todo la S egunda D eclarac ión de LaI Iabana, v inieron a trastocar el escenario de la izquierda no solo m exicana, sino de la m ayoría d e L atinoam érica, p lan teán d o se la en cruc ijada con re lación al c a rá c te r de la próx im a revolución y la vía p a ra la tom a del poder. El m o m en to d e qu ieb re fue la irrupción del m ov im ien to del6 8 , p a ra la izq u ie rd a y en particu la r p ara el PCM, c u an d o m ilitan tes de la JCM q u em aro n sus c a rn e t en señal d e p ro te s ta po r la ac titud m ostrada p o r su partido . «En sen tido estric to , y d esd e el p u n to de vista

34. Lombardo Toledano, Vicente. Qué es el PPS (fragm ento).35. Carlos Pereyra. El Partido Popular: 30 anos de edad y declinación. México.

DF: Proceso, 1978.36. Arturo Santam aría Gómez. El Viaje de la Izquierda Mexicana en cuarenta

años. n /d . URL: h t tp :M w .m a z .uasnet .m x /m ary aren a /d ic iem b re /e lv ia je .h tm , pág. 1.

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José L uis M oreno Borbolla

del m o v im ien to del 6 8 la calificación de traición estuvo justificada porque el PCM m o s tró u n a insensib ilidad y falta de respeto m uy g ran d e hacia l.’i g e n te , d e sech an d o y a tropellando los planteam ientos y principios que hab ían reg id o y legitim aban a la dirección del CNH; esto es especialm ente válido p a r a a lg u n o s de los m iem bros del PCM que partic iparon en las neg o c iac io n es d esp u és del 2 de octubre » .37

Los p a r t id o s d e izqu ierda d u ra n te las décadas del sesen ta y se ten ta a tr a v ie s a n p o r u n a serie de crisis p roduc to de la irrupción de nuevos ac to res soc ia les com o son los trab a jad o res agrícolas, los so lic itan tes de tie rra , e l su rg im ien to de m ilitan tes estud ian tiles, trabajadores del sector esta ta l (m édicos) en tre otros que no se inscribían dentro de las filas de la iz q u ie rd a trad ic io n a l (PCM, PPS, LCE, etc.).

C om o lo seña lam os con an te rio ridad (en el marco genera l), en estos años se fue confo rm ando una generación que no solo buscaba luchar por sus d e m a n d a s propias, adem ás, por tierra para los campesinos, por m odi­ficar el s is tem a edu ca tiv o y o tro s, sino tam b ién por la dem ocra tizac ión d e la so c ie d a d y no sólo en el p lan o político, sino desde las relac iones fam iliares, pasan d o por la cu ltu ra , la m oda, etcétera. Una generación de ru p tu ra , can sad a de una sociedad conservadora y autoritaria a todos los niveles.

Las premisas teóricas de las organizaciones armadas

Las o rgan izac iones del MAS en su m ayoría se distinguen po r el haber d esa rro llad o u n con jun to de prem isas teóricas que d ieran fu n d am en to a su ac tu a r:

■ El o p ta r p o r la vía a rm ad a p ara la tom a del p oder e in s ta u ra r el sis tem a socialista.

■ La decla rac ión de que la teoría m arxista-leninista era la base cientí­fica q u e p e rm itía n o rm ar el análisis y la guía p ara tran sfo rm ar la soc iedad estuvo presen te en sus docum entos. Tom arem os algunos ejem plos.

|<;i g ru p o g u err ille ro Laccindones sosten ía : «C onscientes de que la Utopía es un su eñ o p o r el b ien com ún, y convencidos en ese m o m en to «pie el m arx ism o le hab ía d ad o su base científica y ex p e rim en ta l, se rtlunzó lo im posib le con b razos fuertes y decididos, el ideal ú ltim o , el h o m b re nuevo , el cam bio to ta l, el se r tran sfo rm ado , h e red e ro de la sab id u ría co lec tiva, p o seed o r de la conciencia h istó rica, h e red e ro de la liillm n iin m em oria que lo posee com o la luz que no se apaga, el espíritu

17 Alviirez Garín, La estela de Tlatelolco, pág. 2 0 2 .

». I

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

ilc convertirse s iem pre en algo m ejor p a ra todos y p a ra sí m ism o, el hom bre q u e navega en la libertad , la ju s tic ia y la v e rd ad y es cap az de levan tar su voz an te la injusticia y la desigua ldad » .38

Otro im portan te grupo, Los Procesos, por medio de Raúl Ramos Zavala toütenía «A nuestro juicio, la organización partidaria , si qu iere ser eficaz, debe co rre sp o n d e r e scru p u lo sam en te a la rea lid ad en que se lucha y nctúa. En ese te rreno no hay verdades absolu tas, Lenin com prendió m uy bien que el partido revolucionario debía ser uno en la Rusia zarista y otro rn la sociedad diversificada y com pleja de A lem ania» .39

De los docu m en to s que fueron la base p a ra la fu n dac ión de la Liga C om unista 23 de S ep tiem bre (LC23S) se p lan teab a : «M arx ya decía que “el p a rtid o se desa rro lla d ep u rán d o se” de ah í pues la necesidad Im postergab le de d a r la ba ta lla m ás rigu rosa e inexo rab le co n tra estas posiciones com o condición para la afirm ación de los in tereses de clase» . '10

■ La inexistencia del partido de la clase obrera, era una de las p rem i­sas d e la que p a rtía n por a lgunas o rgan izaciones, m ien tra s o tras, a trav és de la crítica a la izqu ierda « trad icional» su s ten tab an la n eces id ad de co n stru ir la v an g u ard ia rev o luc ionaria de la clase ob rera o dicho en o tras palabras, el partido del p ro le tariado .

En el II E ncuentro en la S ierra H eraclio Bernal, rea lizado en Torreón de C añas, m unicip io de Las N ieves, al n o rte de D urango , el año de1965, en su q u in ta reso lución ap u n ta con respecto a los p a rtid o s de izqu ierda « . . . qu ien ten g a puestas sus e sp e ran zas en a lgunos de los p artid o s ex is ten tes, que q u ien espere de ellos u n a o rien tac ió n objetiva y ce rte ra , u n a consigna revo lucionaria que re sp o n d a al m o m en to rea l que vivim os, u n a o rd en de co n tes ta r la v io lencia con la v io lencia , se ha encom endado al m enos m ilagroso de los san to s» .41

Para el g rupo Los Lacandones, de o rigen e sp a rtaq u is ta , con fuerte in fluencia teó rica p o r p a rte de José R evueltas, co n sid e rab an : «Se creía que en M éxico la lucha p o r log rar estas tran sfo rm aciones se d a ría por la construcción del v erd ad ero partido del p ro le ta riado , u n p a rtid o cons­titu id o p o r m ilitan tes un idos p o r la conciencia de la revo lución y que

38. Salcedo García, La Luz que no se acaba, Grupo Guerrillero Lacandones, pág. 12.

39. Raúl Ramos Zavala. El mundo que nos tocó vivir. México, DF: Editorial Huasipungo, 2003, pág. 33; elaborado aproxim adam ente en 1970.

40. Ignacio Salas Obregón. Madera. 1. México, DF, 1972, pág. 1; conocido como M aderas viejos, la serie consta de 4 docum entos.

41. Arturo Gámiz García. «V Resolución. El único camino». En: Encuentro en la Sierra Heraclio Bernal. México, DF: Ediciones Línea Revolucionaria, 1965. URL: www.madera1965.com, pág. 6.

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Jos¿ l.uis M oreno Borbolla

d esa rro lla rían u n a in ten sa lab o r en los obreros y dem ás capas sociales. Q ue la tom a del poder no sería pacífica dados los in tereses de la clase en el poder, la burguesía, por lo que se afirm aba que h ab ría que p rep a ra r la revolución con una organización político m ilitar experim entada, tan to en la lucha ab ie rta com o en el a rte de la c landestin idad y la subversión » .42

Para 1972, el deslinde de los grupos arm ados con respecto a la izquier­da trad ic iona l, se hacía criticando los principales p lan team ien to s de los segundos, com o fue el caso de la O rganización Partidaria, an teceden te de la LC23S. «El p resen te período se caracteriza por el rechazo m ás o m enos genera lizado a la política de “a lianza” con los sectores “p rog resis tas” de la b u rguesía . La m an ifestac ión m ás palpab le de ello es la q u ieb ra en el p re se n te p e río d o de la d irección bu rg u esa en el sen o del m ovim ien to y la q u ieb ra tam b ién de los m odos de o rgan izac ión que fac ilita ron esa po lítica . La in cap ac id ad rec ien te de los cam peones d e la “d em o crac ia” (ap ertu ras , perspectivas, PCM) para e jercer d irección y con tro l sobre las m ovilizaciones» .43

Las condiciones objetivas estaban dadas, es decir, que el desarro llo del cap ita lism o h ab ía a lcanzado la m adu res necesaria , p a ra p o d e r tran sfo r­m ar el sistem a cap ita lista po r el socialism o. El desarro llo de las fuerzas p roductivas se en co n trab an al nivel de que el cap ita lism o rep re sen tab a un obstácu lo p ara su avance.

La reu n ió n en T orreón de C añas, daba c u en ta d e l ráp id o ritm o de crec im ien to ind u s tria l, p ero no así de la d is tribución de la riqueza g e ­n e ra d a . «Según el B anco de C om ercio de 1930 a 1960 el n ú m ero de e stab lec im ien to s industria les se duplicó , el perso n a l ocu p ad o de m edio m illón de obreros au m en tó a m illón y m edio, es decir, se trip licó pero el valor de la producción industria l aum en tó 69 veces y en térm inos reales1 0 veces» .44

Para el g rupo guerrille ro Los Lacandoncs el desa rro llo cap ita lis ta h a ­bía llegado a ta l p u n to que d io o rigen a u n a bu rg u es ía financ ie ra que concen traba las decisiones de la econom ía nacional, y esta e ra la ú ltim a e tap a del cap ita lism o: «En 1960 y 1970 se p roduce una g ran co n cen tra ­ción del cap ita l en nu estro país, su rg iendo po r necesidad del desarro llo una burguesía financiera que concentrará y m an ipu lará m ejor la política económ ica» .45

•\'¿. Salcedo García, La Luz que no se acaba, Grupo Guerrillero Lacandones, prig. 1 1.

*13. Ignacio Salas Obregón. Madera. 2. México, DF, 1972, pág. 3.•M. (¡riiuir. García, «V Resolución. El único camino», pág. 8.•1!i. N ítlm lu García, La Luz que no se acaba, Grupo Guerrillero Lacandones,

pág. Ifi.

()f)

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

Kn el docum ento Cuestiones Fundamentales del M ovim iento Revolucio­nario de la LC23S se afirm a:

«3.- En sum a, com o resu ltado del desarro llo de las relaciones de p rod ucción cap ita lis tas en el país, de sus dos aspectos fundam enta les: por un lado, la socialización crecien te de las fuerzas p roductivas, y p o r o tro , la p roducción y rep ro d u c ­ción de la ap ro p iac ió n privada, a lcan zan d o esta u n g rado m ay o r de co n cen trac ió n , etc.; se d esarro lla c rec ien tem en te el an tagon ism o en tre las fuerzas p roductivas y las relaciones de p roducc ión . Estas ú ltim as se revelan com o u n a b a rre ra que necesariam en te tiene que volar en añicos, p ara d a r paso al d esa rro llo de las fuerzas p roductivas. El d esa rro llo de la sociedad burguesa crea las condiciones m ateriales que hacen posible el paso a nuevas y más elevadas form as de producción.El m ism o desarro llo del capitalism o crea las condiciones que hacen posib le y n ecesaria la revolución. Esta se esconde ya en las relaciones burguesas de producción com o algo que les es in h e ren te » .46

La v ía p a ra tran sfo rm ar la rea lidad m ex icana e ra la a rm ad a . D esde 1965 en el E ncuentro en la Sierra se decla raba que

«Todas las op in iones p u ed en sin em bargo , red u c irse a dos corrientes: las que consideran que PACIFICAMENTE podrá el p u eb lo m exicano ro m p er las cad en as que la a ta n , d e rro ca r e l rég im en cap ita lista e in s tau ra r o tra form a d e gob ierno en m anos de los cam pesinos y de los ob reros. Y las que consideran que ÚNICAMENTE MEDIANTE LA REVOLUCIÓN, ARMADA, podrá el pueblo m exicano libera rse » .47

Para 1967 el g rupo guerrillero Los Lacandones sosten ía la m ism a tesis ile que la ún ica vía p ara la tom a del p o d e r po r el p ro le ta r iad o era la a r­m ada. «Se creía que en México la lucha por lograr estas transform aciones se d a ría p o r la construcción del v e rd ad e ro p a rtid o del p ro le ta riad o , un partido constitu ido po r m ilitan tes unidos p o r la conciencia de la revolu­ción y que desarro llarían una in tensa labor en los obreros y dem ás capas sociales. Q ue la to m a del p oder no sería pacífica dados los in tereses de la clase en el poder, la bu rguesía , por lo que se afirm aba que habría que

46. Ignacio Salas Obregón. Cuestiones Fundamentales del M ovimiento Revo­lucionario (Manifiesto al Proletariado). México, DF: Editorial H uasipungo, 2003, pág. 27.

47. Gámiz García, «V Resolución. El único camino», pág. 9.

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José Luis M oreno Borbolla

p re p a ra r la revolución con una organización político m ili ta r experim en­tad a , tan to en la lucha ab ie rta com o en el a rte de la c lan d estin id ad y la subversión » .48

La Liga C om unista 23 de septiem bre sostenía que « . . . la ta rea central del p ro le tariado no puede ser o tra que la destrucción del Estado burgués y la consolidación de la d ictadura del p roletariado. Esta ta rea adquiere el carác ter de una tarea estratégica, sobre todo por que las m ism as condicio­nes de lucha hacen que cada vez m ás el objetivo inm edia to sea realizable solo com o resu ltado de una guerra de carác te r p ro longado . Lenin había co m en tad o al respecto : “Es com p le tam en te n a tu ra l e in ev itab le que la in su rrecc ión rev ista las fo rm as m ás altas y co m p licad as de una larga guerra civil, extensiva a todo el país, es decir, de una lucha arm ada entre dos partes del p u e b lo .. . ” » .49

Las diferentes etapas

C uando se m encionan los orígenes del M ovim iento A rm ado Socialista (MAS) en M éxico, algunos investigadores los re lacionan con la represión al m o v im ien to e s tu d ian til de l 6 8 o a la m a tan za del 1 0 d e ju n io del 71, en el m ejor d e los casos, lo s itúan el 23 de sep tiem bre d e 1965, cuando el G rupo P opu lar G uerrille ro (GPG) in ten tó a sa lta r el cu a rte l de ciudad M adera, C h ih u ah u a . Pero, ex iste en casi la to ta lid ad d e los sec tores de la sociedad el desconocim ien to de las causas y de los o rígenes del MAS. México ha acum ulado una larga experiencia h istórica de grupos que han recurrido a la violencia cuando las condiciones políticas, económ icas o so­ciales lo han requerido , las grandes transform aciones o luchas libertarias del pueb lo han estado ligadas a lucha arm ada.

A ntes de o p ta r p o r la vía a rm ad a , los fu n d ad o res y la m ayoría de los in teg ran te s de las o rgan izaciones po lítico -m ilita res p a rtic ip a ro n d i­rec tam en te en las o rgan izac iones ag rarias, m ag iste ria les, popu lares o e s tu d ian tile s q u e d u ra n te años lucharon en el te r re n o legal y pacífico por los derechos de sus agrem iados; com o respuesta ob tuv ieron no solo la indo lencia de las au to rid ad es locales y federa les, sino tam b ién la vio­lencia de los caciques reg ionales, asociada a la com plic idad del Estadoo cu an d o fue este el e jecu to r d irecto de la rep resión . B asta reco rre r los m ovim ientos sociales desde principios de los c incuen ta hasta la m asacre de e s tu d ian te s el 10 de ju n io de 1971, en d o n d e la re sp u esta fue la

48. Salcedo García, La Luz que no se acaba, Grupo Guerrillero Lacandones, pág. 1 1 .

49. Lenin, Guerra de Guerrillas, en Salas Obregón, Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario (Manifiesto al Proletariado), pág. 41.

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

i r presión p o r p a rte del E stado, el encarcelam ien to y el a ses in a to de los partic ipan tes de las luchas sociales.

I.as cond ic iones políticas gen erad as p o r los d ife ren tes gob ie rnos h a ­bían llevado a los luchadores a la necesidad de constru ir o rgan izaciones «Ir au to d efen sa , p ara p a sa r a las o rgan izaciones a rm ad as que se p la n ­e a b a n la lu ch a por el socialism o. «El im ped im en to al cua l se en fren ta el m ovim iento de m asas en M éxico es la fuerza represiva que p ractica a todos los niveles el E stado m exicano , ya que de una m an e ra in stin tiva - de c o n se rv a c ió n - se han venido desarro llando form as de au to d efen sa a rm ad a » . 50

Y a n te esta rea lid ad , ¿cuál e ra la a lte rn a tiv a? , si la vía legal y pací­fica e s tab a ce rrad a . En los años sesen ta , se ten ta y o ch en ta la pa lab rai evo lución rep re sen tab a la e sp eran za de tran sfo rm ar rad ica lm en te las condiciones de vida de los desposeídos, ideal justificado teórica y práctica­m ente por los m ilitantes del MAS, era vigente y tenía validez, frente a los infructuosos esfuerzos dem ocratizadores; desde m ediados de los sesenta se d iscu tía en las d is tin ta s o rgan izaciones la vía a rm ad a . Los jóvenes ac tiv istas ro m p iero n con los partidos y o rgan izaciones trad ic io n a les de izqu ierda , los cuales no fueron capaces d e o frecer una a lte rn a tiv a a la inqu ie tud por cam biar al país.

A los p recu rso res del GPG, m ilitan tes de l Partido P opu lar Socialista, después de añós de lucha por la tierra y de conform ar la Unión G eneral de O breros y C am pesinos de México (UGOCM) de los estados de D urango y C hihuahua, Pablo Gómez R am írez y Arturo Gámiz García, les preocupaba la situación de los cam pesinos de la región. El 23 de feb rero escribía en un artícu lo , el d oc to r Gómez:

«No es el cam pesino qu ien invade la tie rra que le d io la Re­volución, sino el la tifundista que o tra vez se apoderó de ella, frustrando así la aplicación de la Reforma A graria. . . . el gran acaparam ien to que de la tierra han venido haciendo los usure­ros en todos los sistem as de riego del Estado, en contubern io con las au to r id a d e s ag rarias y de co lon ización ; d án d o se el caso , p a ra c ita r un ejem plo , que en el sistem a de riego n ú ­m ero 5 de ciudad Delicias, una sola persona se ha adueñado de cerca de 40 lo tes, desp lazan d o con ello igual n ú m ero de fam ilias que constitu ían una fuerza p roduc tivam en te activa; ag rég u ese a lo a n te r io r el au m en to dem ográfico del pueblo en los ú ltim os 25 años» .51

50. Ramos Zavala, El mundo que nos tocó vivir, pág. 55.51. Pablo Gómez Ramírez. «No es el cam pesino quien invade la tierra». En:

La Voz de Chihuahua: (23 de febrero de 1963).

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José Luis Moreno Borbolla

• Ej Pro es° r ^ fturo Gámiz con la m ism a o rien tac ió n , escribió denun- d a n d o a los latifundistas de la sierra de C h ihuahua:

«D urante veinte años la sierra h a sido tie rra s in ley. Los Iba- ra y os ega, pandilla de sinvergüenzas, h a n sem brado el e rro r y a desolación, han llevado el lu to a m u ch as familias, un íen 0 en la m iseria a o tras, h u m illan d o e in tranquili­

zan o a todos. Empezaron a ap o d era rse d e las tierras desde . on of a Temosáchic, por todos los m ed io fraudu len tos

g ina es. Cuando qu ieren un te rren o sim p lem en te lo to ­m an y si el poseedor p ro testa y no desa lo ja el rancho , se lo

bras0 1 0 )11 C°n t0C*aS SUS Pc rten en c ias» d e s tru y e n sus siem- «■ s y e matan o roban sus an im ales y si el o fen d id o sigue

protestando lo hacen objeto d e todo tipo d e persecuciones y vio encías. 10 matan o m andan matar. Por m edios sem ejantes,han adquirido g a n a d a sa

La UGOCM aglutinó a 5 .000 solicitantes de tierra en 35 grupos, desde amargo asta Cárdenas, im pulsando diferen tes fo rm as de lucha p a ra la

consecución e sus dem andas: «marchas, invasiones sim bólicas de tie rra , mítines, estacando Arturo Gámiz y Pablo G óm ez e n el año 1963».53

«Para 1963 y 1 9 5 ^ g proceso de lucha se va radicalizando,p roduc to de U „ . • - • _ , ^1 f h C r ia z ó n y represión que in s tru m e n ta el Go-d^e rn ° ? ec e ra l y en especial e l G obierno del E stado a cargo

un general de escasa p reparación esco la r y am p lia voca­ción represora, el señ o r Práxedes G iner D u ran . De un la rgo proceso e peticiones, gestiones y de nuevo ped ir y gestionar,

en iaSt la mCntan 0 tra s o rm as ju s ta ^ válidas: los p la n to n e s oficinas Za ^ ‘dalgo, las paradas perm anen tes en las d is tin tas

1 . , ’ a l0rna del DAAC y la m ás im p o rta n te p o r su con-no tacion sori^i , ,, . . . . _simbólica po lítica: las invasiones d e tie rra , la to m a

ir el re " ^ ^ m ‘sm o u 8 ar de *a t 'e rra Para ev idenciar y exi-^o r^ock f31"1? a t ifu n d i° s> Estas invasiones se g en e ra liz anpor o o el E stado y o tra s regiones com o S onora y D u ran g o .

on tom a 0s la tifundios o grandes propiedades, com o son lasierras e la V da. d e M uñiz, de A ntonio A ún, la fam ilia C h á -

c n ^ T n 6 *C*aS’ ^°S a t 'fun<^‘os *os Shneider, los P inonce lly11 e no roes te y tam b ién tierras d e la em p resa B osques d e

T o ~ « ÍL u ^ tUrr . P a r t ía . «Reportaje sobre la vida ru ral en la r e g ió n

53. Equipó de reda* dc Chihuahua- (12 de m^ ° d e r1.9^ 3 ) -'Kuaceion, «Un 23 de septiembre en Chihuahua», pag. 5.

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

C hihuahua de los Vallina, entre otras. La represión no se hace e sp e ra r: El p ro feso r Raúl G óm ez es cesado y lo re tira n de la reg ión de D elicias h asta la en tonces a is lada reg ión de Cd. O jinaga ( . . . ) . Pablo G óm ez es cam biado p a ra el E stado de V eracruz sobre el trabajo que desem peñaba en la p restig iada N orm al R ural R icardo Flores M agón (no acep ta su cam bio y p ierde su p laza ) » . 54

El grupo realizó dos reun iones que llevarían por nom bre E ncuentros de la S ierra H eraclio B ernal. El p rim ero en octubre de 1963, el segundo «•ti febrero de 1965, en Torreón de Cañas, Las Nieves, D urango, donde se p resen tan los cinco docum entos, que posterio rm ente se conocerían como Las Resoluciones del Segundo Encuentro:

1. El im perialism o, el capitalism o.2. El m un d o colonial y sem icolonial.3. Breve resum en. M edio siglo de d ic tadu ra burguesa.4. La burguesía incapaz de resolver los prob lem as nacionales.5. El único cam ino a seguir.

Al tiem po de las p rim eras acciones a rm adas, en 1964 , Pablo G óm ez participó com o can d ida to a d ipu tado sup len te p o r el P artido Popular, en el d is trito de Delicias; m u es tra que esta guerrilla no d e sca rtab a o tras form as de lucha, tra ta n d o de m a n te n e r a lgún v íncu lo con ac tiv idades ab ie r ta s . A rtu ro G ám iz, ya en la s ie rra llam ó a v o ta r p o r el PP en el d is trito de G uerrero , C h ihuahua , do n d e e ra can d id a to a d ip u tad o Raúl Gómez R am írez. «Enfatizam os la preocupación del colectivo guerrillero , de no exclu ir n in g u n a ac tiv idad política, rasgo que lo hace d ife ren te al resto del m ovim iento a rm ad o socialista que surg iría años después en el país» .55

Los prim eros días de sep tiem bre de 1965 el núcleo d irigen te resolvió el asa lto al cuarte l m ilita r de Cd. M adera, C h ihuahua; la p rim era fecha considerada fue el 15 de septiem bre, pero por com plicaciones del traslado ile los efectivos, en tre 30 y 40 que e s ta ría n d iv id idos en tres g rupos, se pospuso la acción. El g rupo de a taq u e quedó reducido a 13 elem entos.

«La v íspera del asa lto , d ad as las condiciones num éricas y la capac idad de fuego se d iscu tió cam b iar la fecha conven ida , en ese m om ento se con taba con una escopeta de taco (no de

54. Francisco Ornelas Gómez. Cronología del Grupo Popular Guerrillero. Obra Inédita, pág. 4.

55. Equipo de redacción, «Un 23 de septiem bre en Chihuahua», pág. 6.

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José Luis M oreno Borbolla

recarga), dos rifles calibre 2 2 , granadas de m ano, bom bas mo- lotov, adem ás de arm as cortas. Salta a la vista la debilidad del g rupo guerrillero ; la duración del com bate, en tre una hora y hora y m edia, indica que no fue una acción de hostigam iento, m ás bien se tra tó de tom ar el cuartel» .56

Años an tes , el 22 de octubre 1959 en el Estado de G uerrero se consti­tuyó la A sociación Cívica Guerrerensc (ACG) po r las un iones popu lares d e arrocero s, cop rero s, ajonjolineros y de la palm a, la cual d esarro lla la lucha p o r las lib ertad es democráticas, el rep a rto de la tifund ios y la o rgan ización independ ien te de los campesinos.

«D iciem bre de 1960, masacre en Chilpancingo, G uerrero: 13 m u e ito s y 37 heridos; dispararon el 6 y el 24 b a ta llo n es del ejército. Después de la masacre perpetrada por el gobernador C aballero A burto, el Congreso de la Unión decre ta la d esap a­rición de poderes , participaron en esa m ovilización: ACG, el Partido O brero C am pesino Mexicano y el F ren te Z apa tista de la R epública, del que era dirigente el licenciado S uárez T éllez» . 57

El 9 de n ov iem bre de 1966 fue secuestrado en el D istrito Federal el p rinc ipal d ir ig en te de la Asociación, el profesor G enaro V ázquez Rojas y el 16 del m ism o m es fue declarado form alm ente p reso en el pena l de Iguala, G uerrero .

El prim er com ando arm ado de la Asociación Cívica G uerrerense (ACG) libera a G enaro V ázquez, el 22 de abril de 1968. V ázquez Rojas se rem onta a las m on tañas del Estado de G uerrero, fundando la Asociación Cívica N acional R evolucionaria ya com o o rgan izac ión a rm ad a que se propone: «En las actuales circunstancias históricas, si se qu iere conducir por el cam ino de la verdadera realización, la lucha de Liberación Nacional, em prendida por los pueblos de los países dependien tes y coloniales (entre los que se e n cu en tra el país nuestro) debe definirse com o una vía hacia el objeto ñnal de Revolución Socialista» .58 Para llevar adelan te el proceso revo luc ionario «por lo m ism o y en esa condición de lucha a rm a d a que in iciam os en el cam po, no com o una sim ple g u e rra cam pesina , re ite ra p .ira sí, com o objetivo estratég ico general, la b an d e ra de la R evolución S o t¡a lis ta». La lucha de la an tigua ACG po r d em an d a s económ icas y

M>. Equipo de redacción, «Un 23 de septiem bre en Chihuahua», pág. 7..)/. Equipo de redacción, «Cronología mínima de la Asociación Cívica Nacio-

n,il Revolucionaria», pág. 9..>8. Vázquez Rojas, Genaro. Comunicado, I o de septiem bre de 1968, a

nom bre de la ACNR.59. Ibíd.

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las libertades dem ocráticas pasó a la au todefensa, po r la represión a que lueron su je to s y de ah í d io el salto a la lucha a rm ad a p o r el socialism o. Sus co m u n icad o s exp resan la p reocupación de h ace r co m p ren d e r al cam p esin ad o , es tu d ian tes , la in te lec tua lidad p rog resis ta y a los g rupos o rg an izad o s q u e el E stado no les dejó o tro recu rso que la to m a de las arm as.

En el m ism o Estado, el profesor Lucio C abañas fue convirtiéndose en un d irigen te im portan te en la zona de Atoyac de Alvarez y el 18 de mayo 1967 se o rq u es tó p o r p a rte del gob ierno e s ta ta l la m asacre en Atoyac donde m u rie ro n sie te c iudadanos y resu lta ron vein te heridos; Lucio fue obligado a refugiarse en la sierra, para dar origen al Partido de los Pobres.

En el Estado de C h ihuahua el resurg im ien to del m ovim iento arm ado se co n cre ta con el G rupo P opu lar G uerrille ro «A rturo G am iz», al fren te de este se en cu en tra O scar G onzález E guiarte, p ara 1967 com ienzan su actividad con «El ajusticiam iento revolucionario del 7 de agosto abrió las posib ilidades del re su rg im ien to del g rupo p o p u la r g u errille ro que años an tes h ab ía a ta c ad o al cuarte l m ilita r de M adera, C h ih u ah u a » ,60 g rupo de co rta v ida. A finales de l verano de 1968:

«D espués de 53 d ías de in tensa persecución p o r p a rte del e jército , ya sin parque, sin alim ento y m edicinas, O scar Gon- zá les dec ide que hay que b a ja r a Tezopaco, S ono ra . Ahí se e n c o n tra b a el e jército . Los guerrille ro s estab lec ie ro n un cam p a m en to en las orillas del pueb lo y a h í p e rm an ec ie ro n G u ad a lu p e Scobell G aytán y Jo sé A ntonio G aytán A guirre, m ien tras que Arturo Borboa Estrada y Oscar G onzález fueron en busca d e a lim en to s, m edicina y parq u e . El lunes 9 de sep tiem b re son de ten id o s por so ldados del xv in R egim iento d e C aballería , a las o rd en es del co ronel B elm onte, bajo res­ponsabilidad del general Luis Alamillo Flores. Los cap turados son to r tu ra d o s , se les am arra ra a caballos y son a rra s trad o s por todo el pueblo , sin que m edie n ingún juicio, al filo de las cinco d e la ta rd e , O scar G onzáles E gu iarte y A rturo B orboa E strada D escalzos, sem idesnudos y fam élicos son fusilados po r o rd en es de la S ecretaría de la D efensa N acional» . 61

Esta es la p rim era e ta p a del MAS en M éxico. Se inició en el cam po donde la represión era cotid iana y los abusos de las au to ridades y caciques no ten ían lím ites. Los cam pesinos ju n to con estud ian tes de las norm ales

60. Oscar González Eguiarte, cd. Diario de campaña. Versión electrónica, pág. 1.

61. Ibíd., pág. 16.

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.losó Luis M oreno Borbolla

y los p ro feso res ru ra les , se o rg an izaro n , p ara lu ch a r p o r sus legítim os derechos de tie rra y contra las arb itrariedades, com o repuesta obtuvieron la v io lencia por p arte de los g rupos oligarcas.

En esta esca lad a de im p u n id ad es e in justic ias los cam pesinos y sus a liad o s de los E stados de C h ih u ah u a y G u erre ro dec id ie ro n co n fo rm ar g rupos d e au to d e fen sa y la m ism a d inám ica de la lucha los llevó a tran sfo rm arse en o rgan izac iones guerrille ras . E stas fueron el G rupo P opular G uerrillero (GPG), la Asociación Cívica N acional R evolucionaria (ACNR), el G rupo P opular G uerrillero «Arturo Gámiz» y el Partido de los Pobres (PDLP).

La segunda e tap a de la conform ación del MAS lo in teg ra ro n los acti­v istas e s tu d ian tile s de las un iversidades de M ichoacán, S ono ra , Jalisco , D istrito Federal, N uevo León, S inaloa, en tre o tras . El m ov im ien to e s tu ­d ian til d e 1968 con tribuye con am plios destacam en to s de b rigad istas a la gu errilla u rb an a , así com o la m asacre del 10 de ju n io del 71 . Si para los m ovim ientos agrarios los cam inos de la lucha legal e s tab an cerrados, la rep resió n del E stado a los m ov im ien tos e s tu d ian tile s no les de jab a o tra vía para la transform ación radical que no fuera la arm ada: ya no se luchaba por las reform as y la dem ocracia, era el tiem po de la revolución socialista.

Los años que van de 1969 a 1971 se pueden carac terizar po r el surgi­m ien to de d iferen tes organizaciones político-m ilitares, todav ía d ispersas y con m uy poca coordinación. Destacan: el M ovim iento de Acción Revolu­c ionaria (MAR), Guajiros, Lacandones, el F rente U rbano Z apatista (FUZ), U nión del Pueb lo (UP), F ren te E stud ian til R evolucionario (FER), g rupo Los Procesos-MEP, así com o la Federación de E stud ian tes de la U niversi­dad de S inaloa (FEUS-Enfermos) y el Com ité E stud ian til R evolucionario de M onterrey.

Los cristianos partidarios de la teología de la liberación in teg ran tes del M ovim ien to E stud ian til P rofesional (M EP), una de las ram as de Acción Católica M exicana, venía trabajando desde m ediados de la década de los sesenta en diversas facultades y escuelas del país, incluyendo la UNAM ; 62 sus reuniones fueron m onito readas por agentes de la DFS63 que reportan el análisis que hacen de las perspectivas del m ovim iento estud ian til en la situación naciona l p reva lec ien te 64 y la influencia que deben ex ten d e r al sec to r s ind ica l . 65 In iciaron sus activ idades en N uevo León, d irig idos por sacerdo tes je su íta s , en 1968 con estu d ian tes jóvenes y con trab a jad o res

62. DFS Exp. 63-1-66, L. 38, H. 137. AGN.63. DFS Exp. 15-3-69, L. 9, H. 171 y m uchos otros más. AGN.64. DFS Exp. 15-3-69, L. 9, H. 176. AGN.65. DFS Exp. 15-3-69, L. 14, H. 167. AGN.

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di* diversas fáb ricas . 66 En 1970 sus in teg ran tes partic iparon activam ente rn el m ov im ien to e stu d ian til derivado de la ley O rgán ica de la U niver­sidad A utónom a de N uevo León, ju n to con O bra C u ltu ra l U n iversitaria , t ira d a en 1962 para defender los valores tradicionales de la universidad. I ,.i policía m o n ito reab a , incluso, sus «retiros esp iritua les» , cu an d o en r llO S partic ip aro n José Luis Torres O ntiveros, de m ed ic ina y M aría de la Paz Q u in tan illa , de econom ía , y solicitó in fo rm ación a las au to rid ad es eclesiales p o r la «infiltración com unista» a sus filas . 67

El G rupo E stud ian til Socialista, o rg an izad o en to d as las facu ltades y escuelas d e la U n iversidad de N uevo León que e ra d irig ido p o r Raúl Hamos Z avala, estab lec ió re laciones fra te rn a s y so lidarias con el g rupo Obra C ultu ral U niversitaria68 a p artir de 1969. Ju n to s se fueron rad icali­zando. Participaron activam ente en la huelga estud ian til del 6 9 69 y en el m ovim iento con tra el an te proyecto de la ley O rgánica en el 70 .70

A lgunos in teg ran tes del MEP, com o Ignacio A rtu ro Salas O bregón, p o s te rio rm en te d irig en te m áxim o de la LC23S, y los h e rm an o s D aniel y Pedro A guirre que pasaro n del M ovim iento E stud ian til C ris tiano a las guerrillas u rb an as en 73, llegaron a se r d irigen tes im p o rtan te s de los m ovim ientos arm ados.

El FF.R se constituyó el 28 de sep tiem b re de 1970 con el p ropósito de e n fre n ta r la po lítica d e la Federación de E stud ian tes de G uadala jara (FEG) y d em ocratizar la universidad. La m ayoría de sus m iem bros proce­d ieron de barrios y colonias popu lares, com o San A ndrés, T laquepaque y sus a lred ed o re s , A nalco. N ació de la fusión de «Los Vikingos» que se v incu la ron con las Ju v en tu d es Ju a ris ta s , la JCM, los bo lchev iques, los tro tsk istas, los guevaris ta s , los m aoístas y la Liga C o m u n ista E spartaco. Al poco tiem po se les sum ó la Asociación de la Juven tud E speranza de la F ra te rn id a d , que ten ía nexos con A ndrés Z uño, hijo del ex g o b e rn ad o r José G uadalupe Zuño.

«El FER p ro n to logró un im p o rtan te apoyo en la co m un idad estud ian til de la Universidad de G uadalajara (UdeG), u tilizan ­do m étodos dem ocráticos y asam bleístas. Su p rim era acción pub lica la realizó en la m ad ru g ad a del 24 de sep tiem b re , cuando el C om ité C oord inador ocupó la Casa del E stud ian te

Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en M éxico...

66. DFS Exp. 15-3-73, L. 14, H. 167. AGN.67. DFS Exp. 100-17-1-70, L. 21, H. 271. AGN. B orrador del Inform e a

la sociedad en tregado a la FEMSPP, Que no vuelva a suceder, capítu lo grupos arm ados México, 2005, sin publicar, pág. 5.

68. DFS Exp. 100-17-1-69, H. 111, L. 18. AGN.69. DFS Exp. 100-17-1-969, H. 204, L. 8. AGN.70. DFS Exp. 100-17-1-70, H. 271, L. 21. AGN.

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José Luis M oreno Borbolla

d esa lo jan d o a los m alv iv ien tes que se h ab ían a p o d e ra d o de e lla » .71

«La respuesta del gobierno estatal y de la FEG fue v iolenta. El d ía 29 , al d ía sigu ien te de su fundación , el FER o rgan izó u n m itin en la Escuela Vocacional de la U niversidad de G uadalaja- ra cuando , pistoleros del FEG, encabezados por su presiden te F ern an d o M edina Lúa, llegaron ab rien d o fuego co n tra los reu n id o s . C ayeron m u erto s dos in teg ran te s de l FER, trece personas resu ltaron heridas, un gran núm ero de los agredidos fu ero n go lpeados y to r tu rad o s , 4 6 en carce lad o s y 90 0 e s tu ­d ian te s de d iversas facu ltades y escuelas fu e ro n expu lsados de la universidad; días m ás tarde m urió tam bién M edina Lúa.Los g o b ie rnos es ta ta l, federa l y m un ic ipal vo lcaron to d o el ap a ra to policial y m ilitar con tra el FER. Sus m ilitan tes se v ie­ron ob ligados a esconderse y d ifu n d ir c lan d e stin am en te sus ob jetivos. El 23 de nov iem bre es em boscado y a ses in ad o el m áxim o d irigen te del FER, Arnulfo Prado Rosas, en el cen tro de G u ad a la ja ra p o r m iem bros de la FEG. Al m o rir tien e 18 años d e ed ad . Los crim inales n unca fueron d e ten id o s . Su asesinato radicalizó m ás al FER, que en aquellos tiem pos tenía a lre d e d o r d e 1 2 0 b rigadas o rgan izadas y n u m ero sas s im p a ­tías. A lgunos de sus núcleos deciden arm arse para defenderse de la rep res ió n » . 72 '

A fines d e 1970 , un g rupo in teg rad o p o r m ilitan tes d e la Ju v e n tu d C om unista (JCM ), de d ife ren tes estados de la R epública, se esc inde del P artido C om un ista M exicano (PCM ), su d irig en te , R aúl R am os Zavala, e laboró el docum ento «El proceso revolucionario», el cual fue fu ndam en­tal para el m ovim iento arm ado; en dicho docum ento se critica la política del PCM, se carac te riza a la p róx im a revo lución com o socia lista y se fu n d am en ta la vía a rm ad a com o el cam ino p ara la tom a del poder; este g rupo se le conoció con el nom bre de «Los Procesos».

D espués de la m atanza del 10 de jun io de 1971, el Estado se em peño en «am pliar» sus re lac iones con los jó venes: v isita varios cen tro s de educac ión su p e r io r y el 11 de sep tiem b re se o rg an iza el Festival de Rock en A vandaro . «Al o tro día la te levisión p re se n ta la im agen de

71. Mario Rivera Ortiz y Mario Rivera Guzmán. El secuestro de José Guadalupe Zimo Hernández (un capitulo de la lucha guerrillera en el México de 1974). México, DF: Iídiciones M edicina y Sociedad, 1992, pág. 19.

72. Borrador del Informe a la sociedad entregado a la FEMSPP, Que no vuelvaii Mit rdrr, capítulo Grupos arm ados México, 2005, sin publicar, pág. 4.

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

una ju v e n tu d desenfrenada y desorientada. El periód ico Piedra R odante fue sacad o de circu lación después de h ab e r pub licado u n a rtícu lo y fotografías sobre los hechos del 10 de ju n io » .73 A partir de esta cam paña de condena, el rock and roll m exicano, se sum ergiría en los hoyos fu n k y com o expresión de rebeld ía será orillado a la m arg inalidad .

U na p a rte de la izqu ierda , com o tam b ién in te lec tu a le s de la ta lla de C arlos F uen tes y F ernando Benítez, apoyó la apertura dem ocrática y com ienzan a constru ir organizaciones com o el CENAO, que dio vida a los partidos Socialista de los T rabajadores y M exicano de los T rabajadores. «En m ayo d e 1972 se rea liza en la UNAM el P rim er Foro N acional de E stud ian tes ; ah í se critica el reform ism o de los que p la n te a n dem ocra­tización universitaria y cogobierno, po r u n a p a rte de los asis ten te s que afirm an: no queremos apertura, queremos revolución».74 Esa p a rte de los activistas estud ian tiles conform an el ala radical que seguirá nu triendo al m ovim ien to arm ado d u ra n te los próxim os años.

La U niversidad A utónom a de Sinaloa (UAS) se fue ligando a los secto­res popu lares a través de la Federación de E studiantes de la U niversidad de S inaloa (FEUS). En 1967 ayudó a cien tos de so lic itan tes a fu n d ar colonias populares. En 1969 fundó el Frente de D efensa Popular. La Uni­versidad A utónom a de Sinaloa (UAS) tuvo su huelga en 1970, de febrero a noviem bre, en con tra de la im posición del rec to r A rm ienta C alderón y en d e m a n d a de m ayor p resupuesto ; la rec to ría acusó a la d is idencia de es ta r d irig ida po r «ag itadores profesionales» y p o r com un istas del PCM. Los e stu d ian tes resisten hasta adueñarse de los edificios de la UAS.

Los «enferm os» nac ie ron en la Casa del E stud ian te «R afael Buelna», conocida p o r los e stud ian tes com o Casa del E stud ian te Che G uevara, en C uliacán . Tenía una la rg a trayec to ria de m ovilización popular. D esde d ic iem bre d e 1969 sus 190 h a b ita n te s 75 rea liza ro n hu e lg as de h am bre y d is trib u y e ro n p ro p ag an d a po r la liberación de p resos políticos de la cárcel preventiva de la ciudad de México , 76 adem ás de recabar77 y luchar p o r o b te n e r m ayores subsidios p ara a lim entación y ed ucac ión .78

73. Equipo de redacción. «Un largo camino para el Asalto al Cielo: Acerca del M ovimiento Revolucionario en Sinaloa». En: Revista Expediente Abierto: México, DF (noviem bre de 1994-enero de 1995), pág. 9.

74. Ibíd.75. DFS Exp. 100-23-1-70, L. 11, H. 311. AGN.76. DFS Exp. 100-23-1-69, L. 11, F. 194; DFS Exp. 100-23-1-70, L. 11, F.

259; DFS Exp. 100-23-1-70, L. 11, F. 266. AGN.77. DFS Exp. 100-23-1-70, L. 12, F. 184. AGN.78. DFS Exp. 100-23-1-70, L. 12, F. 49; Exp. 100-23-1-70, L. 12, H. 11; Exp.

100-23-1-70, L. 12, H. 49. AGN.

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José Luis M oreno Borbolla

El m ovim iento es reprim ido el 11 de febrero de 1972, cuando agentes de la Policía Ju d ic ia l del E stado in te rv ien en y to m an las in sta lac iones de la u n iv e rsid ad p o r o rd en es del gobernador. C om o re su ltad o del en ­fren tam ien to son d e ten id o s 115 p e rso n as .79 En los s igu ien tes d ías, se p ro d u cen ac tos d e p ro te s ta y m an ifestac iones ex ig iendo la lib ertad de los d e ten id o s . 80 La lucha rad icaliza a las bases, com ienzan a desarro lla r trab a jo s p o p u la res y de asistencia social que los acerca a cam pesinos y jo rn a le ro s agrícolas.

En 1972 la FEUS realizó su congreso p a ra ap o y ar el n o m b ram ien to de nu ev as au to r id a d e s un iversitarias. Su co rr ien te p re d o m in a n te es la izq u ie rd a rad ica l, que se p lan teó el «poder e s tud ian til» y la posib ilidad del m ovim iento com o un bastión de la lucha popular. Esta form a de lucha, com o la tom a y quem a de edificios de la C onfederación de A gricultura y del edificio del PRI en ju n io de 1972, la con fron tó con la policía, lo que rad icalizó aú n m ás a la base estud ian til.

Para ju s tif ic a r el sen tido rad ical de sus acciones la d irigencia de la FEUS presen tó para su aprobación, a fines de ju lio de 1972, el docum ento q u e co n ten ía las tesis d e la «U niversidad-fábrica» , 81 que co n fería a los e s tu d ia n te s un ca rác te r p ro le ta rio y les asignaba la ta rea de p o n e r la in fra e s tru c tu ra d e la un iversidad al servicio d e la revo lución . Con esta concepción saquearon la universidad (m im eógrafos, m áquinas de escribir, lab o ra to rio s , e tc .) ; d escalificaron las o tras opciones de izq u ie rd a , se propusieron cerra r la universidad a los «burgueses» y se au toproclam aron el « d estacam en to d e v an g u ard ia del p ro le ta riado» . Esta co rr ien te se denom inó «enferm a», debido a que su consigna fue: «Estam os enferm os del v irus rojo d e la revolución». F ren te a este p lan team ien to , en ju lio de 1972 la rec to ría apoyada po r el PCM, expu lsa m asiv am en te a los m aes tro s «enferm os» d e la p rep a ra to ria , lo que exacerba el clim a de en fren tam ien to .

Dada la d ispersión del m ovim iento arm ado, varios d irigentes se dieron a la ta rea de estab lecer con tac to con las o rgan izaciones revolucionarias.

«La p rincipal p reo cu p ac ió n de Raúl R am os Z avala y de los in teg ran te s del g rupo fue la u n id ad de los revo lucionarios, a ella le ded icó los ú ltim os años de su v ida, reco rrien d o fre ­n é tic am en te to d o el te rrito rio del país, d iscu tien d o con los

79. Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (IPS) Caja (C) 2 .494,I Im (10 7 2 /0 2 /1 1 . AGN.

MU II',S/ C 2.496, F. 7 2 /0 2 /1 8 . AGN.’i! I *• *• iiiiiiMito resultado de discusiones colectivas en tre varios grupos

m u ..I" i >i i* <l.i« i lún liniil l'uc encom endada a Ignacio Olivares Torres (grupo• ............. l't «Im ( >iu/«n (¡uxmrin (FF.R).

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d ife ren tes g rupos a rm ados. En agosto d e 1971 se creó la coordinación de diversos grupos revolucionarios; llam ada O r­gan ización P artidaria (OP); d estacan d o en esta e ta p a D iego Lucero de los C om andos A rm ados de C h ih u ah u a (CACH), L eopoldo A ngulo Luke del g rupo G uajiros y R aúl R am os Za- va la , q u ienes sen ta ro n las bases teó ricas y p rác ticas p a ra la nueva o rgan ización » . 82

La te rce ra e tap a fue la construcción de una o rg an izac ión naciona l, con u n a d irecc ión cen tra lizad a , una po lítica ún ica y con u n ó rg an o de difusión o periód ico nacional.

Los esfuerzos por constru ir la organización superio r se m ateria lizaron «mi abril d e 1973 , en la c iudad de G u ada la ja ra , con la fu n d ac ió n de la I iga C om unista 23 de Septiem bre. Diego y Raúl no vieron la culm inación de su obra, el prim ero fue asesinado el 15 de enero de 1972 y Raúl m urió .i la ed ad d e v e in ticu a tro años en un en fren tam ien to el 6 de feb rero de 1972, en la ciudad de México. Cuatro días an tes el ejército asesinaba en la carretera M éxico-M ichoacán, el 2 de febrero, al profesor G enaro Vázquez Hojas d ir ig en te de la ACNR. En el tran scu rso d e 13 d ías el m ov im ien to arm ado perd ió a tres de sus dirigentes, vacíos que no fueron llenados en su to ta lidad . «Este período es conocido com o el inv ierno gris» .83

Como sucesor de Ram os Zavala, a Ignacio Salas O bregón, le tocó con­cluir su obra: la unificación de los grupos revolucionarios; pero a pesar de los esfuerzos realizados no estuvieron rep resen tados todos los grupos. El15 de m arzo de 1973, en la casa alquilada por Fernando Salinas M ora (a) «El R ichard», m iem bro del Frente Estudiantil R evolucionario, ub icada en

f calle F ra tern idad No. 246, colonia Belisario D om ínguez, G uadalajara , J a ­lisco, se realiza la prim era reunión de los grupos que se fusionan para dar origen a la Liga C om unista 23 de Septiem bre. La asam blea es convocada por los equipos partic ipan tes en el Frente E studiantil R evolucionario, Mo­vim ien to de Acción R evolucionaria, M ovim iento E stud ian til Profesional, Grupo 23 de Septiem bre y Lacandones. Se encuen tran p resen tes Fernando Salinas M ora (a) «Richard» (FER), Ignacio A rturo Salas O bregón (MEP), Gustavo Adolfo H irales M orán (MEP), José Ángel García M artínez (MEP), M anuel G ám ez G arcía (M ovim iento 23 de S ep tiem bre), E leazar G ám ez G arcía (M ovim iento 23 de S ep tiem bre), W enceslao Jo sé G arcía (MAR), Rodolfo G óm ez García (M ovim iento 23 de Septiem bre), José Ignacio Oli­

82. Equipo de redacción. «Los orígenes del M ovim iento A rm ado Socialista en México». En: Revista Filo y Causas, n .°3 : México, DF (3 de octubre de 2004), pág. 41.

83. Salas Obregón, Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario (Manifiesto al Proletariado), pág. 53.

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vares Torres (MEP), Emilio Rubio, Leopoldo Angulo Luken, H éctor Torres G onzález (MEP) y Francisco Rivera Carvajal. 84 Como único represen tan te de los Lacandones se encuen tra p resen te David Jim énez S arm ien to . 85

Esta p rim era reunión nacional perm itió la unidad de una parte im por­tan te de l MAS. Dio p o r re su ltado una o rgan ización a nivel nacional. Se cuestionó el foquism o, el m ilitarism o y la d ispersión ideológica y se em ­pezó a d iscutir el proyecto nacional. Además se aprobó el docum ento que con tendría las tesis fundam entales de la nueva organización, que llevaría p o r nom bre Las cuestiones fu n d a m e n ta le s del M o v im ien to R evolucionario en M ¿xico, cuya au to ría estuvo a cargo de Ignacio Salas O bregón. Fue el docum ento síntesis de sus p lanteam ientos políticos e ideológicos; adem ás se im pulsó la ed ic ión de un periód ico nacional. Tam bién se conform ó una estru c tu ra orgánica única y una dirección nacional; la C oordinadora N acional, con un Buró Político y Buró M ilitar. El Buró Político quedó in teg rad o por Ignacio A rturo Salas O bregón (a) «Vicente» o «José Luis», José Ángel García M artínez (a) «Gabriel» o «El Gordo», Leopoldo Angulo L uken (a) «M atus», José Ignacio O livares Torres (a) «El Sebas», Rodolfo Góm ez García (a) «Nacho» y M anuel Gámez Rascón (a) «Julio» o «Remo» y el C om ité M ilitar bajo la responsab ilidad de Leopoldo A ngulo Luken, D avid J im én ez S arm ien to (a) «D am ián» 86 y Francisco A lfonso Pérez Ra­y ó n . 87 Se concluyó el p eríodo de d ispersión , no en su to ta lid ad , pero rep resen tó un avance im portan te en este sentido .

En esa e ta p a se vio la necesidad de tra scen d e r e l ám b ito u rbano , p a ra lo cual se estab lec ió re lac ión con el g rupo ru ra l m ás im p o rtan te en ese m om en to : el P artido de los Pobres. « In ten to que fracasó p o r el v anguard ism o im p eran te en la o rgan ización partid a ria . O tro fac to r que influyó, so te rrad am en te , fue la d ispu ta por el liderazgo del m ovim iento arm ado , así se sepultó la unidad más am plia de los revolucionarios» .86 Los siguientes m eses después de la prim era reunión de la liga se desarro llaron espectacu lares acciones m ilitares.

«El 12 de abril de 1973, un com ando de la Brigada Roja expro ­p ia la em p resa In dustria E léctrica de M éxico, S. A., ub icada

84. Organigram a de la Liga Comunista 23 de Septiem bre, Dirección Federal de Seguridad

85. Testimonio de Arturo Rivas Jim énez, 0 5 /0 8 /0 8 , México. Alberto Guiller­mo López Limón. David Jiménez Sanniento, por la senda de la revolución. México, DF: Editorial 22 de mayo, 2006, pág. 17.

86. Testimonio de Arturo Rivas Jim énez, 0 5 /0 8 /0 8 , México.87. Organigram a de la Liga Comunista 23 de Septiem bre, Dirección Federal

de Seguridad.88. Equipo de redacción, «Los orígenes del M ovim iento A rm ado Socialista

i!ii México», pág. 43.

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en la ca rre te ra T lalnepantla-C uautitlán . Es la p rim era acción pública de la Liga C om unista 23 de S ep tiem bre. Fue e jec u ta ­da por un equipo de ocho integrantes: José Bonfilio C ervantes Tavera, David J im én ez Sarm iento , Alfonso Rojas D íaz, M art- ha M aldonado Sosa y Silva, A rturo A lejandro Rivas J im én ez , E leazar G ám ez García, Francisco Alfonso Pérez R ayón y José Luis Pacheco A ragón. El Buró de D irección co m isio n a com o co o rd in ad o r de la acción a M axim iano M adrigal Q u in tan illa (a) “El G ordo”, de la extin ta Liga Leninista E spartaco » . 89

La seg u n d a reu n ió n de la d irección n ac iona l de la Liga se rea liza rn ju lio de 1973 a in stancias del Buró Político, en la casa a lq u ilad a por IVdro O rozco G uzm án, en G uadalajara , Ja lisco .90 La reu n ió n d u ra doce días. En las sesiones de trabajo se hace una evaluación de las actividades desa rro llad as a p a rtir de la creación de la LC23S y de las luchas efec- Iliadas po r m edio de los d iferen tes grupos, desde que estos in iciaron su •ictividad. Surgen op in iones co n trad ic to rias sob re su quehacer. Unos le d an m ay o r im p o rtan c ia al trabajo con el sec to r e s tu d ian til , o tro s a la ac tiv idad con o b rero s y cam pesinos. U nos le d a n m ás im p o rtan c ia al irabajo m ilitar; o tros al trabajo político y de ag itac ión en tre los diversos sectores, incluyendo la p ropaganda oral y escrita . Unos le d an m ás peso al rec lu tam ien to y po litizac ión de nuevos m iem bros de la o rgan ización y a la lab o r d e educación , o tros al traba jo de ag itac ión p o lític a . 91 O tros conceden prim ordial im portancia al trabajo con los cam pesinos y con los obreros agrícolas, com o Ignacio A. Salas O bregón.

Tam bién se delibera sobre la necesidad de que la coord inadora realice un trab a jo m ás un ificado , p lan tean d o desde en to n ces la posib ilidad de una cen tralización del m ando a efecto de constru ir un ó rgano m ás ejecu­tivo. Los puntos m ilitares que básicam ente deben regir el funcionam iento de la o rgan ización son:

1 . d esa rro lla r las activ idades m ilitares para apoyar el m ovim iento de m asas;

2 . d e sa rro lla r ac tiv idades p ara a ju stic iar m iem bros p ro m in en tes del e jérc ito , d e la policía, líde res charros y p eq u eñ as u n id ad es d e los cuerpos de rep resión enem igos;

89. López Limón, David Jim énez Sarmiento, por la senda de la revolución, pág. 21.

90. Organigram a de la Liga Comunista 23 de Septiem bre, DFS Exp. 11-235-74, H. 303, L. 11.

91. DFS Exp. 11-235-74, H. 303, L. 11.

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3. d e sa rro lla r ac tiv idades para recu p e ra r c. ex p ro p ia r a r m a s y muni­c io n es .92

«De esta reun ión se derivarían acciones espectacu lares, co m o los secuestros de Eugenio G arza Sada y Fernando A ran g u ren C astillo , que te rm in an con la m u erte de am bos; a d e m á s , la in su rrecc ió n en el m unicipio de C uliacán, S inaloa el 1 6 de enero de 1974 que se denom inó Operación: Asalto al CíeZc».9J

El in ten to d e secu es tro del d irigen te p rinc ipal de la b u rg u e s ía de M onterrey, E ugenio G arza Sada, el 17 de sep tiem b re de 1 9 7 3 , con el objetivo d e ex ig ir la liberación de presos políticos, recu rsos m o n e ta rio s y la d ifusión de un m anifiesto en los p rincipales m edios de inform ación, m arcaría la ap a ric ió n pública de la recién fu n d ad a o rg a n iz a c ió n en el escenario nacional. El secuestro term inó con la m uerte del in d u s tria l, su chofer, su guardaespaldas y dos guerrilleros del com ando. Se d a n además, por p a rte d e la Liga, los secuestros del 8 d e o c tu b re en la c iu d a d de G uadalajara, Jalisco, del cónsul británico A nthony D uncan W illiam s y del em presario F ernando A ranguren Castillo p id iendo v e in tic in co m illones de pesos y la liberac ión de cu aren ta p resos políticos. La re s p u e s ta del Estado es co n tu n d e n te : «El gobierno no pac ta con c r im in a le s » ,94 ante ello la d irección de la Liga o rdena liberar a D uncan W illiam s, p e ro no a A ranguren Castillo que es ejecutado por disposición de la d irección de la organización.

El 18 de noviem bre de 1973, en un com unicado de la B rigada Cam pe­sina de A justic iam ien to del Partido de los Pobres, firm ado , e n tre otros, por Lucio C abañas, se asegura que ese grupo em boscó a 300 so ldados del ejército m exicano. El docum ento , es publicado en la revista ¿Por qué?

«Sierra de G uerrero , a 25 de noviem bre de 1973.

Al pueb lo de México:

D am os p a rte al pueb lo de dos em boscadas m ás q u e h em o s realizado contra las tropas crim inales de Luis Echeverría Álva­rez y del general gorila H erm enegildo C uenca Díaz. N uestros go lpes al m al gob ie rno son desgas tes que hacem os a la c la­se rica q u e ap la s ta las libertades de M éxico, y son n u e s tra s acc iones un m odo d e señ a la r el cam ino hacia la g u e rra de

92. DFS Exp. 11-235-74, H. 303, L. 11.93. M auricio Laguna Berber, ed. Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S).

Versión electrónica, pág. 2 .94. Declaración del procurador general de la república, Pedro Ojeda Paullada,

octubre de 1973.

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todos los pobres con tra los m illonarios que nos op rim en . Es­tas dos em boscadas, al igual que las que e fec tuam os el año pasado , son el ensayo que el pueb lo rea liza p a ra la g u e rra de la R evolución Pobrista que se v iene en todo el país, com o un m edio de hacer real la verdadera igualdad en tre todos los m ex icanos» .95

M ien tras en S inaloa , se p rep a rab a u n a jo rn a d a rev o lu c io n aria p ara ad ies tra r a las m asas en el arte de la insurrección, ya que la Liga considera que ex istía un clim a de p re in su rrecc ión p o r la m ovilización p o p u la r en ese estado y que se denom inó , «asalto al cielo».

La jo rn ad a revolucionaria se realiza el 16 de enero de 1974 con in ten ­sas m ovilizaciones. En los cam pos pararon 50 mil trabajadores agrícolas y en las c iudades miles de obreros, com o los de la construcción de las colo­nias Infonavit, por dem andas salariales; se dan tam bién en fren tam ientos con la policía jud ic ia l, secuestros de cam iones y desarm e de agentes por las b rigadas estud ian tiles y obreras, así com o el asalto al banco de arm as de la S ecre ta ría de A gricu ltu ra y R ecursos H idráu licos d o n d e se recu p e­ran d ieciséis m osquetones y parque. O tras acciones fueron las tom as de em pacadoras, fábricas y cam pos en el valle de C uliacán, enfren tam ientos con capataces, guard ias blancas, jud ic ia les y el ejército .

Estas acciones de m asas fueron seguidas por u n a ofensiva del Estado, casi la m itad del e jérc ito fue env iado a S inaloa (4 0 .0 0 0 efec tivos); el m ov im ien to «enferm o» fue g o lpeado sev e ram en te con cerca de cien bajas, en tre m uertos, desaparecidos y presos adem ás de una persecución gen era lizad a , la c iudad de C uliacán fue p rác tic am en te to m ad a p o r las fuerzas a rm ad as. M ien tras el Buró Político d e la Liga hace un balance positivo del período ofensivo del m ovim iento revolucionario en Sinaloa.

«La conciencia socialista se va afirm ando en el p ro letariado en estas m ovilizaciones, al arribo a nuevas y superio res form as de lucha, la organización para la lucha que el p ro le tariado se h a d ad o al ca lo r de los com bates co n tra la b u rg u esía y sus cuerpos policíaco-m ilitares, la asim ilación de las experiencias y la genera lizac ión de estas, la basta ag itación política g en e ­rad a por el m ovim ien to revolucionario , todo esto m uestra la fuerza del p o d er p ro le tario en esa zona, y coloca sin d u d a al

95. Equipo de redacción. «El Partido de los Pobres embosca a 300 soldados». En: Revista ¿Por Qué?: (25 de noviembre de 1973).

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m ovim ien to revo luc ionario en S inaloa com o la v an g u a rd ia del m ov im iento revo lucionario a nivel nac iona l» .96

C om o re su lta d o del ba lance se d e te rm in ó rea liza r u n a seg u n d a jo r ­n ad a in su rrecc io n a l p a ra el I o d e M ayo, la cual no se llevó a cabo por la d e sa rtic u lac ió n que su frió la o rgan ización en el E stado p ro d u c to de la o fensiva rep resiv a y las con trad icc iones que se v en ían g e s tan d o al seno de la Liga, p reám bulo de la rectificación de una buena parte de sus m ilitan tes, ab an d o n an d o la vía a rm ada m eses después.

A consecuencia de los golpes recib idos, el Buró Político de la LC23S se co n cen tra en el c iudad de M éxico en nov iem bre de 1973 con la idea de fo r ta le ce r a la B rigada Roja y, a través de esta , a la C o o rd in ad o ra N acional. En la evaluac ión de los trabajos, Ignacio A. Salas O bregón «O seas», p re se n ta un análisis crítico del m ov im ien to y de la lucha en g en era l. En lu g a r de avanzar, en algunos lugares se re tro ced ía . La organización había abandonado casi por com pleto el trabajo de agitación en algunos lugares com o Jalisco y el D istrito Federal, en o tros lugares se hab ía ab an d o n ad o el trabajo político y en o tros no se hab ía desarro llado d e b id a m e n te el trab a jo m ilitar. «Esta situación se la a tr ib u y e a M anuel G ám ez Rascón (a) ‘Ju lio”, a quien considera responsable de estos fracasos. A p a rtir d e en to n ces , en to d as las reun iones que ce leb ran los C om ités C o o rd in ad o res Z onales e s ta rá siem pre p resen te un m iem bro del Buró Político que rep re sen te fiel y d o c tr in a riam en te las posic iones de Salas O bregón . 97 Se desa ta así la lucha por el control to tal de la o rgan ización » .98

«La T ercera R eunión N acional de la Liga se realizó el 2 d e abril de1974 en el dom icilio de E dm undo M edina F lores, u b icad o en ciudad N etzahualcóyotl, Estado de México» .99 Se p roducen nuevam ente g randes diferencias políticas y posiciones contradictorias. Se acuerda , a iniciativa de Ignacio Salas O bregón, la d isolución tem poral (que se tran sfo rm a en p e rm a n e n te ) de la C o o rd inado ra N acional y del Buró Político elec tos cu an d o se fu n d ó la Liga y la confo rm ación de una nu ev a C oord inación N acional, que cen tra lice las funciones de am bos o rgan ism os y que sea la ún ica en d e te rm in a r el traba jo que d esarro lle la o rg an izac ión . Esta q u ed ó in teg rad a p o r Ignacio A rtu ro Salas O bregón , Luis M iguel C orral

96. Comisión Nacional de la Liga Comunista 23 de Septiem bre, ed. Sinaloa: a la cabeza del m ovim iento revolucionario en México. Mayo de 1974. Versión electrónica, pág. 2.

97. DFS Exp. 11-235-74, H. 303, L. 11.98. Borrador del Informe a la sociedad entregado a la FEMSPP, Que no vuelva

a suceder, capítulo Grupos arm ados México, 2005, sin publicar, pág. 44.99. Datos tomados del Organigrama de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

DFS.

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< Jarcia y José Luis M artínez Pérez. Se acuerda tam bién la reorganización lutal de la O rganización y su program a con activ idades políticas y m ilita­res . 100 La reun ión se centra en com batir al oportunism o pequeño-burgués alo jado en seno de su o rgan ización ; el enem igo ya no son los p a rtid o s v o rg an izac iones de la izqu ie rda trad ic iona l n i las o tras o rgan izaciones po lítico-m ilitares, sino que se en cu en tra en tre ellos, p ro d u c to de sus d iferentes orígenes, en los heterogéneos m étodos de trabajo y las diversas visiones de la rea lid ad . Se dejaron de lado cuestiones fu n d am en ta le s como el sec ta rism o , la sobre ideo log ización que los sep a rab a del resto del m o v im ien to a rm ad o y del m ov im ien to social, y el m ilita rism o que hab ía p e n e tra d o p ro fu n d am en te a la o rgan izac ión , q u e e ra v íctim a de las desv iac iones que criticó en su fundación . A lgunos co m p añ e ro s se a v en tu ran tím id am en te a cu es tio n a r el rum bo que ha to m ad o la Liga, o tros lo d e fien d en a ra ja tab la , pero no es la ún ica o rg an izac ió n con p rob lem as. Sin em b arg o se co n tinua con las acciones m ilita res: la em ­boscada a la escolta m ilita r de resguardo del tren que hacía su recorrido Puebla-M éxico el 14 de febrero de 1974, así com o la recuperación de dos fusiles FAL en G uadala jara , son m uestras de ello.

La agudización de la represión por parte del Estado no se hace esperar, toca a todas las organizaciones arm adas; la m adrugada del 15 de febrero de 1974, el ejército m asacra a m ilitantes del F rente de L iberación N acio­nal (FLN) en N epan tla , E stado de M éxico, segu ida de en fren tam ien to s en los E stados de C hiapas y V eracruz; en abril del 74 d e tien en a Ignacio Salas O bregón , a sen tan d o un d u ro go lpe a la Liga, qu ien es en cu en tra desaparecido desde entonces; el Partido de los Pobres secuestra , el tre in ta de m ayo de 1974 , al can d id a to a g o b e rn ad o r del E stado de G uerrero , R ubén F igueroa , m iem bro p ro m in en te del PRI, acción q u e no fue sufi­c ien tem en te v a lo rad a p o r el PDLP, que d a lu g a r a la m ayo r operación m ilita r p o r p a rte de l e jército en el E stado, d e jan d o u n a am plia secuela de d esap arec id o s, cu lm in an d o con la m u erte de Lucio C abañas el 2 de d iciem bre de 1974; d e tien en a u n a p a rte de la d irección de las Fuerzas R evolucionarias A rm adas del P ueblo (FRAP) desp u és d e l secues tro , a finales de agosto del 74, y posterior liberación del suegro , José G uadalupe Zuño, del p res iden te Luis Echeverría. Estos c ruen tos hechos clam an que las cosas no van b ien p a ra el MAS.

D u ran te el perío d o d e 1974-1975 se d an m ás d e 25 0 casos en tre asesinados, presos, desaparecidos y ex ilados ; 101 en tre los cuadros caídos d u ra n te este período cabe re sa lta r a José Ignacio O livares Torres de la

100. Ibíd.101. M auricio Laguna Derber. «La Prensa C landestina en México. Caso del

periódico Madera 1973-1981». Tesis de lie. UNAM, 1997, pág. 38.

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dirección n ac iona l, d e ten id o , to r tu ra d o y e jecu tad o ex tra ju d ic ia lm en te en febrero de 1974, qu ed an d o ab andonados sus restos a las pu e rta s del dom icilio del em presario A rangu ren , 102 Ignacio Salas O bregón , m áxim o d irig en te de la Liga d e ten id o , h e rid o d u ra n te un en fre n ta m ie n to en T lan ep an tla , E stado de México y desaparec ido , 103 M anuel G ám iz García «Julio» a q u ien se le p ie rde el ra s tro hac ia m ayo de 1 9 7 4 ,104 Francisco R ivera C arbajal «Chicano» d e ten id o y m u e rto , 105 Pedro O rozco G uzm án «Camilo» de la d irección del F ren te E stud ian til R evo lucionario «FER», y m iem bro del C om ité M ilitar de la Liga, m u e rto el 2 4 d e d ic iem bre de 1973 , en G u a d a la ja ra 106 F ernando Salinas M ora «R ichard», m uerto en un en fre n ta m ie n to con la policía al caer u n a casa de seg u rid ad , el 2 4 de agosto de 1973 ju n to con E fraín «Borrego», d e Los V ikingos , 107 C arlos R en tería R odríguez, m uerto en un e n fren tam ien to en M onterrey, de la d irigencia del Comité Estudiantil Revolucionario , 108 Salvador Corral G arcía, c o o rd in a d o r g en era l de la Liga en S inaloa y re sp o n sab le del com ité local de C uliacán, responsab le de la in su rrección en S inaloa del 16 de enero de 1974 y d irigente del CER, m uerto y su cuerpo encontrado en un bald ío en M onterrey, N uevo León , 109 cerca de la re s idenc ia de los G arza L agüera. Sergio M onjarrez Z epeda, B enjam ín Palacios H ernández y Pedro Aguirre López, son detenidos y m iem bros im portan tes del CER, 110 M iguel Ángel Torres E nríquez «El Doctor», del CER deten ido e inculpado de ser el a u to r de la m u e rte de G arza S ada, el 6 d e d ic iem bre de 1974, Fernando M iguel Ruiz Díaz detenido y p resen tado el 20 de m ayo de 1974.

Con la detención-desaparición de Ignacio Salas O bregón, la dirección po lítica q u e d a a carpo del C onsejo de R edacción y sus p rinc ipa les d iri­g en tes son: M iguel Angel G arcía C orral, «Piojo Blanco»; D avid Jim énez S arm ien to «C hano», M iguel Á ngel B arraza G arcía y en tre o tro s Adolfo Lozano Pérez «M ariano», M ario Avilés D om ínguez, Isabel M orales, Ángel S arm ien to , O livia F lores L edesm a, S a lvado r C orral, C arlos G oroztio la, M anuel A m arillas Palafox, en tre otros.

102. Periódico Ovaciones, 7 de febrero de 1974.103. Laguna Berber, «La Prensa Clandestina en México. Caso del periódico

Madera 1973-1981», pág. 37.104. Gustavo Hirales Morán. «La Guerra secreta 1970-1978». En: Nexos, n.°

54: (junio de 1982), pág. 42.105. Laguna Berber, «La Prensa C landestina en México. Caso del periódico

Madera 1973-1981», pág. 40.106. Periódico Ovaciones, 7 de febrero de 1974.107. Periódico Madera n.° 52, de la LC23S, agosto de 1980, pág. 27.108. Periódico Universal, 8 de mayo de 1974.109. Periódico Heraldo de Mécico, 7 de febrero de 1974.110. Periódico Ovaciones, 27 de mayo de 1974.

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

La d irección po lítica qu ed ó a cargo de M iguel Á ngel G arcía C orral, pero en la práctica la m ayor influencia en la Liga la posee David Jim énez S arm ien to , que p e rten ece al C om ité M ilitar N acional, ju n to con A dolfo Lozano Pérez.

«Pero esta influencia no es de n inguna m anera g ra tu ita siendo que el “C hano” fue, jun to a la Brigada Roja, quien m ayorm en­te sostuvo a la Liga en el período gris y consolidó al periódico M adera y en m ayor p roporción lo logró con un accionar m ili­ta rista , herencia de los diversos grupos fundadores de la Liga, el cual perm eó d e n tro del perío d o gris, se conso lida hacia1975 y con tinúa hasta finales de 1977».111

D espués la d e ten c ió n -d esap aric ió n de Ignacio Salas O bregón , m á ­xim o d ir ig en te de la o rgan ización , se p rodu jo el e s tan cam ien to en la e labo ración teórica.

El 25 de ab ril de 1975 es d e ten id o , después del a sa lto al banco de C om ercio , sucursa l Villa C oapa, en la c iudad de M éxico, u n m ilitan te de la B rigada Roja que hab ía partic ipado en el asa lto , el cual es tom ado preso después de ser g ravem en te herido , in iciando u n a larga cadena de d e ten c io n es de ac tiv istas d u ran te to d o ese año . De los 27 reg is trados -d e te n id o s o m u erto s en tre m ayo y agosto de 1 9 7 5 - 14 fu ero n consig­n ados a la p en iten c ia r ía de Lecum berri: C arlos C onde López o C arlos Góm ez (José Luis o El Compadre); Ignacio Abel Chávez V elázquez (Jorgeo P ab lo ); V íctor M anuel M endoza Sánchez (El Pelé); A n ton io Licenco Licea V erdugo (M ario); Ju an Escam illa Escobedo (Julio o Em ilio); Jorge M anuel T orres C edillo (O scar); A lfredo Tecla Parra (R afael); Jo sé Luis M oreno Borbolla (Adolfo o R am ón); N orm a M artínez W atanabe (N ora); T rin idad León Z em poaltécatl (S an d ra); M anuel A nzaldo M eneses y D a­vid Z aragoza J im én ez (José). Los d e ten idos-desparec idos fueron David Jim én ez Fragoso, Adolfo Tecla Parra, M ario D om ínguez Ávila, L eonardo J im én ez A lvarado , C arm en V argas Pérez, F rancisco A velino G allangos, Araceli Ram os W atanabe, Delia M orales López, Joaqu ín Porras Baños. Los caídos en com bate son Adolfo Lozano Pérez (M ariano), Teresa H ernández A ntonio , (A lejandra) y Jac in to de qu ien se desconoce su no m b re legal. A p a r tir d e ese m o m en to , sólo 11 m ilitan tes m ás de esa o rgan ización fueron p rocesados y ju zg ad o s confo rm e a derech o ; el resto m u rie ro n o fueron desaparecidos en tre 1975 y 1980 .112

111. Mauricio Laguna Berber. Cronología de la Liga Comunista 23 de Septiem­bre. Obra inédita, pág. 18.

112. Jesús Ramírez Cuevas. «Partes policíacos prueban la participación oficial en la desaparición de guerrilleros». En: La Jomada: (30 de jun io de 2005).

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D estaca el hecho que en tre los deten idos se encon traban responsables de los C om ités de Im presión , del Zonal O rien te , m iem bros del C om ité M ilitar de la B rigada Roja; de los m u erto s en com bate A dolfo Lozano P érez e ra m iem bro del C om ité M ilitar N acional de la Liga y Teresa H er­nández A ntonio era m iem bro del Comité de Dirección de la Brigada Roja, así com o M ario D om ínguez Ávila, d e ten id o -d esap arec id o . Las pé rd id as d e e lem en to s de d irección fue costosa p a ra el m o v im ien to a rm ad o en g enera l y p a ra la Liga en particular.

Si las detenciones, m uertes en com bate y las de tenciones-desaparicio ­nes h ab ían m erm ad o a la p rinc ipal o rg an izac ión a rm ad a , la LC23S, el com ienzo del p roceso de rectificación p o r p a rte de a lgunos g ru p o s de m ilitan te s , a s í com o la escisión de o tro s con v is iones d ife ren tes a la posición oficial d en tro de la organización, colocó la Liga en una profunda crisis.

A com ienzos de 1975 la LC23S se frac tu ra in te rn a m e n te en m ed io de fuerte d e b a te in te rn o que criticaba el m ilita rism o c rec ien te de la O rganización y el divorcio de esta con los sectores sociales que p re tend ía o rgan izar:

■ Por u n lado qu ed an los que se adh ie ren al proyecto orig inal, en tre los que figuraban David Jim énez Sarm iento, Adolfo Lozano Pérez y M iguel Á ngel B arraza . 113

■ Un g rupo que se separa de la Liga lo form an la Fracción Bolchevique e n c a b e z a d a p o r Estela R am os Zavala - h e r m a n a de R aúl R am os Z avala , fu n d a d o r de Los P ro c e s o s - . O tro se ag ru p a en to rn o al d o c u m e n to conocido com o Vinculación Partidaria y la B rigada R evolucionaria «Em iliano Zapata».

■ La B rigada «Carlos Rentería» de José D om ínguez fundada en 1974, e s tab lece re lac iones con la BREZ y con el C om ité M arx ista del P ro le ta r ia d o «A rturo G ámiz». D eciden re tira rse de la s ie rra de O axaca y del «C uadrilátero de Oro». Los tres g rupos se in teg ran al C om ité M arxista-Leninista.

■ T am bién a b a n d o n a la sie rra el g rupo de L eopoldo A ngulo Luken, se sep a ra de la LC23S y funda su propia organización po r un breve tiem po .

■ El g ru p o d e E dm undo M edina, expulsado del g rupo «Los M acías», form a la Liga de los C om unistas, al fren te de la cual q ueda H éctor G onzález.

113. Jesú s Ram írez Cuevas. «Detenciones de la DFS en los 70 y 80, porque arrancaban d a to s bajo tortura?. En: La Jornada : (2 de julio de 2005), pág. 16.

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■ En S inaloa se fo rm a el g rupo de «Los A uténticos», que fo rm an al sa lir de la cárcel a lgunos ex d irigen tes d e los «enferm os», com o C am ilo V alenzuela, Jesú s Z am brano G rijalva y A ndrés A yala, q u e desde la cárcel hab ían en trado en con tac to con el Com ité M arxista- L en in ista . 114

El proyecto unitario , p lasm ado en un prim er m om ento com o estructu ­ra fren tista , llega a su fin. Es el principio de una len ta agonía que lleva a Iíi d iso lución de la o rgan ización po lítico -m ilita r u rb an a , con m o d e rad a presencia guerrille ra ru ra l, m ás im portan te del país.

Los elem en tos an terio res nos perm ite afirm ar que en esos m om entos d m ovim iento arm ado atravesaba por su cuarta e tapa: la d erro ta político- militar.

La derro ta no significó la desaparición del MAS, la solución m ilitar por parte del Estado no fue la respuesta adecuada para llevar la lucha a otros te rren o s, ni el reconoc im ien to de los prop ios e rro re s de l m ov im ien to arm ado hicieron que este rectificara en su conjunto , al con trario la lucha se h izo m ás v iru len ta p o r las dos p artes . Ahí q u ed an los c ien tos de presos, exiliados, m uertos y desparecidos de una parte de esa generación, deseosa p o r e rrad ica r la injusticia en nuestro país en form a radical.

En m ayo de 1976 , la LC23S ed ita su «Plan N acional de Trabajo». D efiniendo que los niveles de lucha revolucionaria no son los m ism os en todo el país, al que divide en siete zonas de trabajo:

■ La N oroeste con S inaloa, Sonora, C h ihuahua, D urango , Península la Baja C alifornia y N ayarit.

■ La M etropolitana con el D istrito federal, E stado de México, Puebla, M orelos. H idalgo y T laxcala.

■ La N oreste con Nuevo León, C oahuila y T am aulipas.■ La Sureste con Veracruz, Tabasco, C hiapas y la reg ión del Istm o en

O axaca.■ La S ur con G uerrero , O axaca y M ichoacán.■ La C entro con Jalisco , G uanajuato , Zacatecas, A guascalientes, San

Luis Potosí, Q ueré ta ro y Colima.■ La península de Yucatán con Yucatán, Cam peche y Q uin tana Roo . 115

Insiste en que es la verdadera organización del p ro le tariado m exicano y el au tén tico em brión del Partido, frente a los partidos de izquierda y los g rupos que se h ab ían ap a rtad o de la vía a rm ada p a ra la tom a del poder.

114. Laguna Berber, «La Prensa C landestina en México. Caso del periódico Madera 1973-1981», pág. 49.

115. Borrador del Informe a la sociedad... Capítulo Grupos arm ados México, pág. 52.

Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en M éxico.. .

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El 11 de agosto d e 1976, David J im én ez S arm ien to , el p rincipal d irigen te nacional de la LC23S, pierde la vida cuando in ten taba secuestrar a M argarita López Portillo , h e rm an a d e Jo sé López Portillo Pacheco, p re s id en te e lec to de la R epública. En su lu g a r to m a la d irecc ión Luis M iguel C orral G arcía que em p ieza a re p la n te a r la e s tra te g ia m ilita ris ta de la LC23S. Se decide la d escen tra lizac ión del periód ico c lan d estin o M adera, p a ra se r publicado en M onterrey, G uadala jara y C h ihuahua con ed ic iones locales. A p rincip ios de 1977 se in te n ta in co rp o ra r la línea consejista , que priv ilegia el traba jo en sind ica to s y la posib ilidad de tra b a ja r po líticam en te en ellos, p roceso que no rin d e fru tos al m orir en com bate Luis M iguel C orral G arcía, ju n to con M anuel A m arillas Palafox, el 24 de ju n io de 1977. Tras su m uerte , M iguel Ángel B arraza G arcía se convierte en el coord inador de la Dirección N acional de la O rganización. Bajo su d irección se in tensifican n u ev am en te las d e ten c io n es en las repartizas y las caídas d e m ilitan tes. El p rop io B arraza es d e tec tad o el 22 de enero de 1981 en una repartiza en ciudad U niversitaria, seguido, cercado, y e lim inado por decenas de agen tes de la B rigada Blanca.

E ntre nov iem bre de 1981 y enero de 1982 la B rigada E special le asesta un nuevo golpe cuando elim ina a otros tres m iem bros im portan tes de la D irección N acional de la LC23S, d e tien e a los c o o rd in ad o re s de los sec to res d e m asas, d esarticu la el C om ité del N oroeste y d e tien e a decenas de b rig ad istas . Ello se p rodu jo deb ido a la in filtrac ión policial que ten ían en la Liga, a consecuencia de un sis tem a de rec lu tam ien to déb il y un re la jad o s istem a de segu ridad . Los nuevos rec lu ta s ten ían una preparación m uy escasa, frente a una policía que tenía desarro llados sus m ecanism os de lucha con tra insu rgen te a p len itud . Estos descalabros orig inaron , a su vez, una confusión en las d iscusiones in te rn as en tre los com ités locales, b rigadas y m iem bros de dirección, que no e ran capaces de estru c tu ra r un p rog ram a político nacional.

Con la m u e r te de M iguel A ngel B arraza G arcía se c ie rra el ciclo de d irigen tes h is tó ricos d en tro de la Liga, es con B arraza q u e se hace el últim o esfuerzo p ara d o ta r a la organ ización de un p rogram a.

«De tiem p o a trá s hab ía su rg ido la necesidad de que la o rg a ­nización d ie ra a conocer al m ovim iento un nuevo p rog ram a, y su rigor, su p ro g ram a ya estab lec ido com o un d o cu m en to único. Ahí en la in troducción se com entó que esto es necesa­rio no solo porque hay un conjunto de problem as p lan teados, de problem as que se han venido analizando, d iscutiendo, que no están contem plados-en docum entos ya en form a de lo que la o rgan izac ión ha d esarro llado ; no sólo p o r eso , sino que

•JO

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

h asta estos m om entos no tenem os un d o cu m en to ún ico que d igam os: Este es nuestro P rogram a » . 1,6

Algunas de las características del Movimiento SocialistaArmado en México

1. «El Estado rehusó la vía del diálogo que sen tara las bases de un p ro ­yecto de nación que fuera incluyente. El au to rita rism o del Estado que, en lu g a r de reso lver las d em an d a s p o pu la res , p riv ileg iaba el con tro l polítíco p o r m edios policíacos y rep resivos p a ra aca lla r la pro testa de quienes utilizaban recursos legales y pacíficos con el fin de lograr sus dem andas, fue el cata lizador del descon ten to que hizo e rupc ión p o r todo el país. D espués d e que la res istenc ia pacífica tuvo por respuesta del Estado la represión, surgió la guerrilla com o la respuesta radical para avivar la resistencia p o p u la r» . 117

2. D esde el p u n to de vista de estas o rgan izaciones po lítico-m ilitares, dec id ie ro n e n fre n ta r con la v io lencia revo luc ionaria , la v io lencia estruc tu ra l.

3. Los m ilitan tes del MAS su rgen del m ovim ien to social y se ra d i­ca lizan , con fo rm an d o la expresión m ás rad ica l d e l m ov im ien to social.

4. Se p la tearon la tom a del poder para instau rar un sistem a socialista.5. Su origen está fuertem en te influenciado por la Revolución cubana.6 . Las o rg an izac io n es po lítico -m ilitares se rigen bajo u n a visión del

m u n d o colectiva, con norm as de v ida, estud io , p ro p u es ta político- ideológica, háb itos, m oral y ética , lazos fam iliares y cu ltu ra c la ra ­m en te defin idos com o grupo social, los cuales son com batidos con fuerza desp roporc ionada.

7. Si b ien a lca n zan un desarro llo teó rico que los d is tin g u e del resto de Latinoam érica, este es dogm ático, tra ta de encasillar la realidad a principios y verdades generales, que nos les perm ite com prender el com plejo en tram ad o que es la sociedad m exicana.

8 . El h ab e r carac terizado al Estado solo com o un apa ra to de coerción hacia la sociedad y no en su papel de rep roduc to r de la hegem onía político-ideológica, no perm itió ver el consenso que había adquirido con el m anejo de ser el heredero de la Revolución m exicana. H asta el d ía d e hoy se d a tal ap reciación « . . . el Estado ja m á s ha dejado

116. Miguel Angel Barraza García. Conferencia del programa. Editorial LC23S.México, DF, 1983. Versión electrónica, pág. 3.

117. B orrador del Inform e a la sociedad en tregado a la FEMSPP, Que. ..Capítulo Grupos arm ados, pág. 1.

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José Luis Moreno Borbolla

d e ap lica r su fu e rza . Por o tra pa rte , el o rd en de la sociedad - c o n todo y su p e s o - descansa sobre sí m ism o por m edio de la violencia o rgan izada. El com portam ien to social, la relación del E stado con la sociedad se con d ic io n a p o r ese m edio» . 118

9. En el d esa rro llo d e su lucha se fueron sec ta riz an d o con fo rm e se ag u d izó la rep re s ió n , llegando a frac tu ra rse b u scan d o las causas d e su d e rro ta en supuesto s oportun ism os que d ieron por resu ltado deslindes in te rnos, deb ilitando a las organizaciones.

10. La desviación m ilitarista estuvo presen te desde el origen del propio MAS, la Liga C o m u n ista 23 de S ep tiem bre es el e jem plo de ello, n ace c ritican d o el m ilita rism o y pecó de tal desv iación , p o r m ás esfuerzos que h icieron por m edio del periódico M adera de llevar su política a los sec to res y m ovim ientos sociales.

1 1 . El resu ltado final fue que contribuyó al avance de la sociedad. «En su tom a de poses ión el p res id en te Jo sé López Portillo m an ifestó su in ten c ió n de ex p ed ir dos leyes, la p rim era fue u n a refo rm a política , que b rin d a ra los espacios necesarios p a ra la partic ipación política d en tro de la ley, “a aquellos jóvenes que hab ían delinquido p o r m otivos políticos” y una ley de am nistía p ara in teg ra r a la vida política del país a los presos, perseguidos y exiliados del m ovim iento a rm ad o » . 119 En el considerando de la ley de A m nistía N° 1 refrendó su in tención de ab rir los espacios: «El G obierno de la República ha em prend ido diversas acciones tendien tes a am pliar las posibilidades de una m ayor partic ipación institucional de las d iversas corrien tes ideológicas en las decisiones nacionales». Y en el N° 2 m anifiesta el com plem ento a esa in tencionalidad , «Para coadyuvar a dicho fin es convenien te incorporar a la actividad c iudadana, para com partir la responsabilidades del quehacer nacional, a quienes form ando parte d e g rupos d e d is idencia rad ical, y con ev iden tes m óviles políticos, h an incurrido en conductas sancionadas p o r la ley p e n a l» . 120

118. Salvador C astañeda Álvarez. La negación del número, (La guerrilla en México, 1995-1996: una aproximación crítica). México, DF: Ediciones Sin Nombre, 2006, pág. 61.

119. B orrador del Inform e a la Sociedad en tregado a la FEMSPP, Q ue... Capítulo Grupos arm ados, pág. 66.

120. Iniciativa de ley de amnistía del presidente José López Portilla, México, Ií» de septiem bre de 1978.

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

El Estado y la guerra sucia

El perío d o que en M éxico es conocido com o d e guerra sucia y que abarca d écad a y m ed ia - d e s d e fines de los sesen ta a p rinc ip ios de los o c h e n ta - es llam ado así en referencia d irecta a la form a en que el Estado m exicano co n d u jo las acciones de co n tra in su rg en c ia p a ra c o n te n e r la insu rrección popular. Las a u to r id ad es responsab les de la seg u rid ad del país se ap o y aro n en los apara to s de seguridad y en el e jérc ito m exicano en actos co n tra rio s al honor, a la é tica y al d erecho . A ctos de ta l su e rte inicuos que lo sucio de la guerra im plica crímenes de lesa hum anidad . La de tenc ión d e los m ilitan tes sin o rden ju d ic ia l, la to r tu ra , la de tenc ión ilegal en cárceles clandestinas, como el Cam po M ilitar No. 1, las ejecucio­nes ex trajud iciales y la detención-desaparición , no solo de los m ilitan tes, sino d e su e n to rn o , fam iliares, am igos, conocidos, etc. La serie de g ra ­ves v io lac iones a la pob lac ión en el E stado de G uerrero , d o cu m en tad a fehacien tem ente en el bo rrados del Informe a la sociedad en tregado a la FEMSPP . 121

Las instituciones m ilitares, las de procuración y adm inistración de ju s­ticia y las de rep resen tac ión popular, fueron u tilizadas com o estruc tu ras crim inales con cuyos recursos y a cuyo cobijo se rea liz a ro n y se p ro te ­gieron tran sg res iones que, de m anera sistem ática, ag rav ia ron a am plios sectores d e la pob lac ión y a co m batien tes p risioneros. Al e jérc ito se le perm itió re a liz a r operac iones de co n tra in su rg en c ia en u n con tex to que el d erech o in te rn ac io n a l h u m an ita r io reconoce com o conflicto interno, p rotegido por los Convenios de G inebra y que México ha suscrito , donde se co m etie ro n te rrib les crím enes d e g u erra que tra n sg re d e n el o rden constituc ional, que no se pu ed en am p ara r en el fuero m ilitar, y que son co nsiderados p o r el d erech o in te rnac iona l com o de lesa h u m an id ad e im prescrip tib les. Los crím enes que se im pu tan a las fuerzas a rm adas y a las fuerzas d e seguridad tienen que ver: a) con el d erecho de guerra ; b) con las garan tías judiciales que todo Estado está obligado a salvaguardar aun en estado de em ergencia; y c) con los derechos hum anos fundam en­tales e im prescrip tib les estab lec idos en la C onstitución , en el derecho in ternacional y en la legislación vigente del país.

La op in ió n pública se en te ró de la guerrilla d e m an e ra lim itada y d is to rs ionada. La censura de los m edios ocultó la inform ación relevan te , los hechos que se d ie ro n a conocer fueron p resen tad o s com o n o ta roja y de polic ía , a jenos a los p rob lem as sociales y de po lítica naciona l que estos m ovim ien tos b u scab an resolver, y sin d a r lu g a r al análisis de los

121. Que no vuelva a suceder, capítulo «Guerra sucia en Guerrero». México, 2005, sin publicar. Es parte de la historia que se trata de ocultar por los diferentes gobiernos mexicanos.

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José Luis M oreno Borbolla

fines po líticos d e tran sfo rm ac ió n social que p re te n d ía n lograr. Q uienes b uscaban m odificar las condiciones sociales en un ho rizo n te de justic ia , e ran p resen tad o s com o gavilleros o cuatreros cuyas acciones no pasaban de ser sim ples delito s del fuero com ún o federal. El o rden público debía preservarse p o r encim a de los derechos fundam entales, lo que justificaba p len am en te to d o tipo de rep resión . Los graves crím enes com etidos por el E stado en c o n tra de los co m batien tes y d e la pob lac ión civil fueron sistem áticam en te callados y ocultados.

A p a r tir de 1975 las o p erac iones de co n trag u errilla b u scan no solo d e sa rtic u la r a los g rupos a rm ados, sino su ex te rm in io . A p a r tir de ese m om ento, la Brigada Especial en particular, no in ten ta desarticu larlos sino elim inarlos; los que caen en sus m anos y son co n sid e rad o s com o parte de la g u errilla d e jan de se r puesto s a d isposición de a u to r id a d jud ic ia l com peten te . Se les desaparece o los p resen tan com o m uertos en com bate, aun cuando hayan sido ejecutados extrajudicialm ente. N inguna au toridad ju d ic ia l cu es tio n a la ac tuación de la policía y del e jército . «El ejecu tivo n iega conoc im ien to de los casos, pero le o to rg a a la B rigada E special to ta l im p u n id ad , apoyo económ ico y recom pensas. La policía y ejército d e s tin a ro n sie te mil efectivos p ara rea liza r labores de investigación y detenc ión de los m ilitan tes de la LC23S».122

El E stado tam b ién desp legó u n a in tensa cam p añ a de g u e rra psicoló­gica po r los m ed ios de com unicación d iseñ ad a com o p ro p ag an d a , para que los c iu d ad an o s acep ta ran u n p eq u eñ o sacrificio en las libertades ind iv idua les a cam bio de seguridad y tranquilidad. La B rigada Especial lanzó una «C am paña de orientación al público en con tra de la Liga Com u­nista 23 de Septiem bre» el 29 de m ayo de 1977 p o r los m ed ios m asivos d e com un icación , p ara que la pob lación p a rtic ip a ra en la b ú sq u ed a de16 sob rev iv ien tes d e la LC23S. «Publica un carte l con las fo tografías y nom bres de los activ istas, y los d ifunde en hojas v o lan tes lan zán d o lo s de he licó p te ro s y av ionetas, p rin c ip a lm en te en las co lon ias d o n d e ha iden tificado que tien en activ idad , a fin de que la c iu d ad an ía los iden tifi­que» .123 Tam bién se pegaron en m ercados sobre ruedas, tianguis, plazas, celebraciones diversas en poblados y en todo lugar donde se reg istraron aglom eraciones en el pa ís .124 «Se garan tizaba, com o recom pensa, el pago de $ 1 0 0 .0 0 0 ,0 0 po r la de lac ión de cad a g u errille ro y el a n o n im a to del in fo rm an te» .125 Lo an te r io r es re fo rzado p o r u n a cam p añ a p o r rad io ,

122. Laguna Berber, «La Prensa C landestina en México. Caso del periódico Madera 1973-1981», págs. 41-42.

123. DFS Exp. 11-235-76, L. 38, F. 46-57, de fecha 7 6 /0 6 /0 7 .124. Laguna Berber, «La Prensa Clandestina en México. Caso del periódico

Muriera 1973-1981», págs. 41-42.125. DFS Exp. 11-235-76, L. 38, F. 46-57, de fecha 7 6 /0 6 /0 7 .

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Una visión retrospectiva de los m ovim ientos arm ados en México.

televisión, periódicos y cine, d ifundiendo en tre la opin ión pública que se tra ta de «un grupo de delincuentes que asesinan, secuestran y com enten o tro s actos de terrorism o».120 Para nada se m enciona el móvil político de su ac tiv idad , ni las p ro p u es ta s de cam bio social que m an e jan y, m ucho m enos, la form a crim inal que el E stado u tilizó en su persecución .

Una visión a futuro

A travesam os po r m om en tos inciertos en todos los ó rd en es d e las re laciones sociales. Hoy se p re tende m utilar el conocim ien to de nuestro p asad o en los p lanes y p rog ram as de estud io de la educac ión básica, tra ta n d o d e fo rm ar a las fu tu ras g eneraciones sin las p ro fu n d as raíces que rep resen ta el pasado que com o nación contenem os. Como se apun ta en un inicio, la necesidad de investigar y reconstru ir esta segm ento de la h is to ria co n tem p o rán ea se hace ahora m ás necesario , debe se r p a rte de la h is to ria nacional, com o el reconocer el carácter de luchadores sociales a los m ilitan tes de las organizaciones po lítico-m ilitares y las v iolaciones a los derech o s h u m an o s en que incu rrie ron las a u to rid ad es de aquellos años. C onocer las causas y m otivaciones que e s tuv ie ron p resen tes para el desarro llo del MAS y h acer las reform as necesarias p a ra ev ita r que se creen condiciones sim ilares. No es la condena a los m ovim ientos arm ados lo q u e p e rm itirá su desarticu lac ión , es d esen sam b la r las causas que les d ieron razón de ser, lo que los inhibirá.

126. Ibíd.

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Capítulo 4Carlos Marighella y Carlos Lamarca: memorias de dos revolucionarios"

D e n ise R o llerriberg

«No se puede negar que hay un estilo propio de cada época, un habitus que resulta de las experiencias comunes y reiteradas, así como hay en todas las épocas un estilo particular de un grupo. Pero para todo individuo hay tam bién un m argen considerable de libertad que se deriva precisamente de las incoherencias de los lím ites sociales y que suscita el cambio social».

Giovanni Levi1

C arlos M arighella y Carlos Lam arca, los dos líderes revo lucionarios más im portan tes de la lucha arm ada en el Brasil de finales de los sesenta y princip ios de los se ten ta , tuvieron trayectorias m uy d iferen tes.

M arighella se convirtió en m ilitante del Partido C om unista a los dieci­ocho años. Vivió un siglo m arcado por la confrontación en tre socialism o

*. Publicado orig inalm ente en Denise Rollemberg. «Carlos M arighella c Carlos Lam arca: m em orias de dois revolucionarios». En: As esquerdas no Brasil. Revolufáo e Democracia. Ed. por Jorge Ferreira y Daniel Aaráo Reís. Vol. 3. Río de Jane iro : C iv ilizad o Brasileira, 2007. Traducido del portugués por Santiago Basso.

1. G iovanni Levi. «Usos da biografía». En: l/sos e abusos da historia oral. Ed. por M arieta M oraes y Jan a ín a Amado. Río de Janeiro : Editora FGV, 1996, pág. 182.

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Denise Rollcmberg

y cap italism o , p o r los fascism os, el nazism o, la d ic ta d u ra d e V argas, el estalinism o, la Segunda G uerra M undial, la victoria de S talin sobre Hitier, la redem ocra tizac ión del país pos 1945, los d ilem as del PCB, la G uerra Fría, las luchas de liberación nacional en el m undo, el gobierno de D utra, la Revolución C hina, el im perialism o estadoun idense , la ofensiva del Tet en V ietnam , los años de Jusce lino K ubitschek, la R evolución cu bana , la lucha p o r las re fo rm as básicas en el gobierno de G ou lart, el golpe, el AI-5, las guerrillas la tinoam ericanas, la lucha arm ada en el Brasil. Hacer un perfil b iográfico de M arighella es reco rre r el siglo, a c o m p a ñ a r sus confrontaciones, sus logros, a veces grandiosos, a veces m iserables. Una historia de v ida trazad a en el trazo de la h is to ria del siglo xx.

La h is to ria d e C arlos L am arca sigue o tro curso . C uan d o tra tam o s de reco n s tru ir su tray ec to ria , en un p rim er m o m en to no es la h is to ria del siglo xx lo que se d estaca . U na v ida m ás, que se co n fu n d e con la de tan to s o tro s jó v en es de fam ilias hum ildes que buscan en las fuerzas arm adas una form ación, una carrera . Con diecisiete años se incorporó a la Escuela P reparatoria de C adetes y se convirtió en cap itán del ejército a los v e in tinueve , sigu iendo un cam ino predecib le , p rev iam en te trazado . Pero el siglo de la confron tac ión en tre socialism o y cap ita lism o tam bién llegó a Lam arca. La América Latina en busca de liberación. Liberación de la m iseria, de la pobreza que Lam arca bien conocía. Ya com o cap itán se volvió revo lucionario , com unista , el capitán de la guerrilla.

Culturas políticas y sensibilidades d iferentes que a finales de los sesen­ta se encon traron : en la m ism a lucha contra el capitalism o y la d ictadura, en la opción p o r el en fren tam ien to arm ado , en se r reconocidos com o los dos principales líderes de la guerrilla en el Brasil. Pero en este encuentro tam bién se desen cu en tran : las d iferencias que tan to han fragm en tado a la izquierda a rm ad a los afectó, apartándolos, opon iéndo los.2 M arighella y L am arca se c ru zan en la d e rro ta , en sus m u erto s , am bos asesinados, asesinados por la d ic tad u ra , personificada en el d e legado Sergio F leury y el m ayor N ilton C erqueira . Q u ed aro n en la m em oria de los m ilita res -M a rig h e lla , el enem igo público núm ero uno-, L am arca, el d e se r to r- y en la m em oria de las izqu ierdas -h é ro e s , m i to s - . Para am bos bandos son leyendas.

Sus v idas, asim ism o, se c ruzan sob re todo en la ru p tu ra , la tran s­fo rm ación , la m etam orfosis: M arighella, al a su m ir el e n fren tam ien to a rm ad o , rom pió con el p a rtid o y con las tradiciones - l a s del p a rtid o y

2. La ru p tu ra en tre M arighella y Lam arca se dio a pa rtir del episodio de las arm as expropiadas por Lamarca en el cuartel de Itaúna , para cuya guarda recurrió a Marighella. Al reclamarlas, Marighella se rehusó a entregarlas. A partir de la m ediación de Joaquim Cámara Ferreira devolvió la m itad.

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Carlos M arighella y Carlos Lamarca: m em orias de dos revolucionarios

l.is suyas p ro p ia s - de la lucha institucional, de un p a rtido je ra rq u izad o , d iscip linado , fo rm ado - y que lo form ó a é l - en la lógica de su tiem po.I ¿m arca , al asum ir la lucha arm ada, rom pió con el ejército y las tradicio­nes - d e la in stituc ión y de él m ism o - de je ra rq u ía , d iscip lina, de visión d d m undo . M arighella y L am arca - tan d is ta n te s - se en trec ru zan en la tran sfo rm ación de ellos m ism os y en la tran sfo rm ació n que in te n ta ro n realizar en el país.

El deber de todo revolucionario es hacer la revolución: Carlos Marighella

El go lpe del 1 de abril de 1964 fue la g ran d iv isoria d e ag u as en la vida del m ilitan te , que ya hab ía pasado p o r o tros m o m en to s difíciles com o la rep resió n a la Alianga Nacional Libertadora (ANL) y al P artido C om unista Brasilero (PC13) después de la insurrección com unista de 1935, la represión du ran te el Estado Novo de Getúlio Vargas y de nuevo en 1947 con la persecución al PCB. C uando el m ovim iento cívico-m ilitar derrocó a Jo áo G oulart, re inaba la ilusión de que era posible tran sfo rm ar el país a través de las no rm as instituc ionales. H asta la rad ica lizac ión de los m ov im ien tos sociales - a la izqu ierda y a la d e r e c h a - parec ía en ca ja r en la d em o crac ia leg itim ada po r la C onstitución . Una C onstituc ión de cuya redacc ión M arighella hab ía p a rtic ip ad o com o d ip u tad o elec to en 1946. La c reencia en la posibilidad de u n a tran sfo rm ación pacífica, que sacudió al socialism o eu ro p eo de fines del siglo xix, an te la revolución del su frag io un iversa l, pa lp itó en el N uevo M undo, en A m érica Latina, hasta el ú ltim o aliento del socialismo chileno en 1973. El golpe contra las reform as de base fue decisivo en la vida de M arighella, y desencadenó el proceso que condujo a la rup tura . No llegaba a sostener en ese m om ento que la transfo rm ación hacia el socialism o solo se llevaría a cabo a través de la co n fro n tac ió n v io len ta . Pero de jaba d e c reer que el cam ino sería pacífico. El golpe. E ntre la desilusión con un cam ino y la ilusión con o tro cam ino , el in tervalo . El vacío llenado p o r lo d esh ech o . No ten ía sen tido ad ecu a rse a las reglas del ju eg o , que cam b iab an en m ed io de la p a rtid a cada vez que se am en azab a con ganar. H ab ía sido así en dos m o m en to s h istó ricos d iferen tes: en 1935, cu an d o los com unistas partic iparon de un m ovim iento de m asas; y en 1947, cuando el prestigio de los co m u n is ta s tra s la victoria con tra los nazis ced ió el lu g a r a las persecuciones de la G uerra Fría, conv irtiendo al a liado de la v íspera en el enem igo del d ía . H abía sido así cu an d o Ján io Q uad ros renunc ió y los m ilita res d ie ro n el golpe parlam en ta ris ta . D errocaban al p res iden te que p re te n d ía re fo rm as sociales, te rm in ab an con la posib ilidad de que el m o v im ien to ob rero y el com unism o se con firm aran com o gob ierno ,

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Denise Rollcmberg

de que lleg arán al poder. La rep resión que siguió es conocida: partidos, s in d ica to s , líderes co m un ita rio s , m ov im ien tos sociales; todo deshecho d esp u és de un largo recorrido . La cadena . U na vez m ás. No hab ía e sp e ran za . Pero en 1964 fue d ife ren te . T am bién ech ab a p o r tie rra la creencia en el partido , en los discursos que hab ían sustitu ido a la acción, en u n a b u ro c ra tizac ió n que h ab ía je ra rq u iz a d o a los revo lucionarios con su m ién d o les la revolución . La vía pacífica, ad em ás de no conducir al socialism o, hab ía p erm itid o el fin de la dem ocrac ia . Sin resistencia . A hora, la lucha ten ía un doble objetivo: p o n e r fin al sistem a cap ita lista y a l rég im en d ic ta to r ia l. Pero ah o ra e ra d ife ren te . Los com un istas ya no d eb ían te n e r u n a p eq u eñ a valija lista p ara cu an d o llegase la policía. A hora hab ía que resistirse al a rresto . ¡Ya era suficiente!

La resistencia al a rresto en 1964 era una posición ad o p tad a de form a individual en con tra del gobierno de reciente creación; no era la posición del PCB. Al hacerlo , asum ía tam bién una posición con traria al propio par­tido . Es decir, la resistencia tenía m ucho para decir a los com unistas y no solo a los m ilitares. Recibiría en consecuencia una doble respuesta: de la policía política, un disparo en el pecho; del partido , duras críticas al libro que pub licó en 1 9 6 5 ,3 que m ás que describ ir su p o stu ra , la ju s tificaba , co n d en an d o la pasividad del partido . Sin d iscu tirlo in te rn a m e n te y a su ­m iendo posiciones prop ias, M arighella se co locaba com o ind iv iduo po r de lan te de la organización , algo inaceptable de acuerdo a su d isciplina y a su je ra rq u ía . M arighella resistía al partido . En el docum en to escrito al Com ité Ejecutivo en diciem bre de 1966 recordaba el constreñ im ien to del año an te rio r: «Un m iem bro de la dirección no puede pub licar un escrito en d esacuerdo ( . . . ) . El D irectorio Ejecutivo obstacu lizaba o im pedía tal cosa [la pub licación d e libros] po r m edio de sub te rfug io s, re te n ie n d o orig inales o e je rc iendo la censu ra previa». El centralism o dem ocrático, que h asta en tonces hab ía colocado por encim a de sus d iferencias, se d e ­rrum baba. Tom aba otro cam ino. R enunciando al Ejecutivo, hacía público que su d isposición era « luchar rev o luc ionariam en te ju n to a las m asas y ja m á s q u e d a r a la e sp e ra de las reglas del ju e g o po lítico b u ro c rá tico y convencional que im pera en la dirigencia».'’

Ln res istenc ia de m ayo de 1964 se convirtió en acción en los años siguientes. A unque M arighella siguió haciendo h incapié en la resistencia,

¡I. Noca del editor: referencia al libro Por que resistí á prisáo, publicado en l'Jii1», donde reivindica su postura y realiza un llam ado a organizar la resistencia <l< lus ttaba jadores brasileños contra la dictadura y por la liberación nacional y• I <h M isino. Carlos M arighella. Por que j^sisti á prisáo. San Pablo: Brasiliense,IVV I

I <!.irlos M arighella. «Carta á Executiva (1 de diciem bre de 1966)». En:i i r < i!>■ Marighella. San Pablo: Livramento, 1979, págs. 89-90.

uní

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Carlos M arighella y Carlos Lamarca: m em orias de dos revolucionarios

Nomo: C a r l o s M a r i g h e l l a ( e f e t i v o )

Idade: 3 U

que ta n to d estacó en ese m o m en to , ah o ra el sen tid o e stab a en o tra pa lab ra : acción. La resistencia había sido el p u en te en tre las trad iciones del PCB y los principios de la o rganización que creaba en 1967-1968: la A fá o L ibertadora N aciona l (ALN). En nom bre de la ALN, la novedad - l a a c c ió n - y la continu idad - e l principio de liberación n a c io n a l- . Pero los tiem pos e ra n o tros. No m ás revo luc iones burguesas. Ilusiones perd idas. P ara siem pre . La resistencia ya no se co n fu n d ía con el pacifism o del p artido , s iem p re tra ta n d o de p a rtic ip a r e n el ju eg o , som etiéndose a las reg las. La resistencia se tran sfo rm ab a en o fensiva . A cc ió n , la pa labra- sín tesis de la o rgan izac ión . M ás allá de la lucha co n tra la d ic tad u ra , fu n d a m e n ta lm e n te de resistencia , la lucha co n tra el cap ita lism o: «No h ay p o r qué lu ch a r p a ra luego e n tre g a r el p o d e r a la bu rg u esía , p ara que sea co n stru id o u n gob ierno bajo la h egem on ía de la burguesía» , d ijo al ren u n c ia r al C om ité E jecutivo, au n q u e e s tan d o todav ía en el partido . «Tenemos que deponer esta C onstitución, derrocar a la d ictadura y e s tab lece r un gob ierno su s ten tad o en o tra base económ ica, en o tra e s tru c tu ra » .5

E ntre ju n io y d ic iem bre de 1967 C arlos M arighella estuvo en Cuba. H ab ía ido p a ra p a rtic ip a r en la I C onferencia de OLAS (O rgan ización

5. Ibíd., pág. 94.

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Denise Rollemberg

L atinoam ericana de Solidaridad) entre ju lio y agosto. Respondía al llam a­do d e los revo lucionarios cubanos con la in tención de fo rm ar guerrillas in te rnac iona les en el con tinen te para el en fren tam ien to al im perialism o es tad o u n id en se , p a ra la reacción que rebelara a A m érica Latina en olas revo luc ionarias . Al asistir a la conferencia rom p ía con el p a rtid o , que hab ía rechazado la invitación, aclarándole a Cuba que el ex m ilitan te no e ra su rep re se n ta n te , haciendo así explícita la expu lsión d e M arighella. No o b stan te , al a s is tir a la conferencia ya e s tab a fuera del p a rtid o ; ya hab ía d ad o el sa lto a o tros continentes.

En C uba M arighella encon tró algo m ás que la revo lución , algo m ás que el apoyo y el reconocim ien to p a ra lid era rla en el Brasil. E ncontró la teo ría del foco guerrille ro . Y aquí existe u n a po lém ica . ¿A dhería al foquism o? En rea lid ad , considero que M arighella conceb ía la lucha de una m an e ra m ás am p lia y com pleja que la que el foquism o p ropon ía , su p u es tam en te leg itim ado en la R evolución cu b an a . De acu e rd o con te s tim on ios de m ilitan tes de la ALN que p asa ro n p o r el en tre n a m ie n to gu e rrille ro y que tuv ie ron con tac to con M arighella , h ab ría ten id o una visión de la revolución d iferente de la de este m odelo. Sería un largo p ro ­ceso y dependería de una compleja red de contactos y apoyos, que apenas co m en zab a a te jerse . La organización en sí no p asa ría de se r u n a pieza in se rta en un g ran rom pecabezas. M uchos de los co n tac to s se h ab rían p e rd id o con su m u e r te .6 En diciem bre de 1968 M arighella reconocía : «La g u e rra co n tra ellos es larga y p ro lo n g ad a y no se basa en bata llas decisivas, sino en la paciencia china, la astucia , la sagacidad , la m alicia, en el reconocim ien to de que som os débiles y ellos fu e rte s » . 7 En octubre de 1969 , un m es después del secuestro del em b a jad o r e s tad o u n id en se C harles Elbrick, M arighella le concedió una en trev is ta a C onrad D etrez. C uando se publicó en la revista francesa Front, en nov iem bre , M arighe­lla ya e s tab a m u erto . En dicha en trev ista d e s tacab a la in fluencia de la Revolución cu b an a y de Vietnam . «La experiencia cu b an a , p a ra m í, fue de te rm in an te , p a rticu la rm en te con respecto a un pequeño g rupo inicial de com batien tes» . Sin em bargo , dijo que e s tab a « ( . . . ) en d esacu erd o con las ideas sobre el foco guerrillero de Régis Debray». «Las d im ensiones co n tin en ta le s de Brasil desfavorecen la ap licac ión de la teo ría “foquis- ta ”, p ero favorecen n uestra estra teg ia de g u e rra rev o lu c io n aria » .8 La

6. Denise Rollemberg. O apoio de Cuba á luta armada no Brasil. O treinamento guerrilheiro. Río de Janeiro: Mauad, 2001.

7. Carlos M arighella. «Quem sam ba fica, quem nao sam ba vai em bora». En: Escritos de Marighella. San Pablo: Livram ento, 1979. C arta dirig ida a los revolucionarios de San Pablo, diciembre de 1968, pág. 547.

8. «Carlos M arighella nos declara: “O Brasil será um novo V ietna”», En­trevista a Carlos M arighella, en Front. Revista mensal de informando política

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Carlos Marighella y Carlos Lamarca: m em orias de dos revolucionarios

Revolución cubana era la vanguard ia de la revolución la tinoam ericana y los revolucionarios la tinoam ericanos, unidos en la C onferencia de OLAS, li* deb ían so lid a rid ad , trab a jan d o p ara lib era rla de l cerco im peria lista , v para lib e ra r a todo un co n tin en te co n d en ad o a rep e tir u n p asad o de m iseria y explotación.

El a trac tiv o d e la teo ría del foco resid ía sobre to d o en la idea de que e ra posib le h acer la revolución - o d e s e n c a d e n a r la - sin necesidad del p a rtid o . Es m ás: sin m ov im ien to social. Para Jaco b G orender, las fo rm ulac iones de M arighella, que a lte ra rían el m odelo del foco, fueron m enores: «El foquism o se m an tiene , en la m ed ida en que la guerrilla se inicia d esd e cero , d isociada de cu a lq u ie r m ov im ien to de m asas, e inco rpora la función de v an g u ard ia po lítica» .9 Com o decía en ju n io de 1969 el M in i-m a n u a l do guerrilheiro urbano, el guerrillero «com ienza de la nada y al com ienzo no tiene apoyo» . 10 Esta, de hecho, fue la gran novedad ¡i la que se a ferró M arighella. Todas sus críticas a la bu rocra tizac ión y a la je ra rq u izac ió n que enyesaban al PCB, enco n trab an en esta teo ría una leg itim ación , la leg itim ación de una revo lución sin p a rtid o . O de una organización m oldeada fuera de los patrones de los partidos com unistas, pero que aun así no dejaba de ser un partido, el partido lenin ista traducido p ara la A m érica Latina de la década del sesen ta . U na o rg an izac ión que «surge s im u ltá n e a m e n te con la acción revo lucionaria» , «por la base y no p o r la cúpu la» . «La acción que genera la v a n g u a rd ia » . 11 Ahí resid ía el «foquism o» de M arighella . Surgía la ALN a im agen y sem ejan za de M arighella, cen trada en la acción, en el coraje de obrar, en la disposición para ac tuar, en la no -sum isión a com andos, je ra rq u ía s o cen tra lism os, desp reciando la experiencia , apostando por la renovación de los jóvenes de 1968; nacida de la convicción de que «el deber de todo revolucionario es h ace r la revolución», frase im presa en el ca rte l d e la OLAS que él encarnó com o nadie . Q uem sa m b a fica , q u em nao sa m b a va i e m b o ra .12

internacional, 1969. Disponible en: Fondo DOPS (APERJ), Sector Terrorism o, carpeta 3, pág. 116-125.

9. Jacob G orender. Combate ñas trevas. A esquerda brasileira: das ilusócs perdidas á luta armada. 2 .a ed. San Pablo: Ática, 1987.

10. Carlos M arighella. Escritos de Marighella. San Pablo: Livramento, 1979.11. Carlos M arighella, «Sobre a o rg a n iz a d o dos revolucionarios». Texto

d istribuido en form a de panfleto, agosto de 1969. Incluido en Cristiane Nova y Jorge Nóvoa, eds. Carlos Marighella. O homem por trás do mito. San Pablo: UNESP, 1999, págs. 551-552.

12. L iteralm ente, enquoteEl que baila sam ba se queda, el que no, se va. M arighella utilizó esta frase para titular su carta dirigida a los revolucionarios de San Pablo, de diciem bre de 1968. Proviene de los versos iniciales de «Quem sam ba fica», sam ba com puesto por José Bispo y Tiáo M otorista, y popularizado por el can to r Jam eláo (1913-2008). [N. del E.]

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La ALN sin em b arg o fue c reada , a pesa r d e las p a lab ra s - y de la a c c ió n - de M arighella , com o v an g u ard ia p o r la cúpu la , p o r o b ra de intelectuales, si bien no burocratizados en las redes de la III Internacional, así y to d o intelectuales. U na o rgan izac ión en la que to d o s ten ían carta blanca para planificar acciones y llevarlas a cabo. «No le pedim os perm iso a nad ie para ejercer actos revolucionarios» . 13 No precisaban esperarlo a él ni a n ingún otro. «Ustedes tienen carta blanca en el frente guerrillero para d e se n c a d e n a r la acción . Solo carecen de carta b lanca p a ra cuestiones bu ro c rá ticas , es decir, para ev ita r acciones p lan ificadas p o r los grupos, cualesquiera que estos sean. Tampoco pueden hacer discusiones formales. N ecesitam os acción y m ás acción ( . . . ) . M iren qu ién q u ie re hacerlo y den le ca rta b lanca . D ebem os p oner fin a las om isiones y a la vacilación. La acción no perjud ica» , decía en d iciem bre de 1968. La ALN com o la an títesis del cen tralism o dem ocrático , al PCB, al legalism o que excluía a los com unistas de la farsa que excluía a la m ayoría de los brasileños de las decisiones. El trab a jo debe ser «de abajo hacia a rriba y la coord inación podría desaparecer si perjudica a la acción». No se debería d e ja r de lado al «frente de m asas», es preciso hacerle «adop tar tácticas guerrilleras», y «disponer de poder de fuego» . 14

En los años sigu ien tes, el p rincip io que hab ía d ad o lu g a r a la ALN m u tó al m ilita rism o , del que m uchos m ilitan tes de la o rg an izac ió n se volv ieron críticos, sin p o d e r no o b stan te su p e ra rlo . F ren te a la feroz rep resió n d e la d ic tad u ra en el desarro llo del secuestro del em b ajad o r e s tad o u n id en se , a is lada de una sociedad que n u n ca se reconoc ió en la lucha a rm ad a - y a fuera po rque no estab a d e acu e rd o con sus m edios,o po rq u e no es tab a d e acu e rd o con sus fines, fren te al socialism o e incluso an te el final del régim en m ili ta r - nunca fue posible rom per con sus o rígenes. En la secuencia de caídas, caía M arighella , a ses in ad o a q u em arro p a tras una em boscada en u n a calle de San Pablo, el 4 de nov iem bre de 1969. Él hab ía estado en con tra del secues tro , p rev iendo una reacción para la que no estaban preparados, aunque de todos modos e ra coheren te con la o rgan ización , con sus ideas. C om o en un presagio, un m es an tes hab ía dicho: «Es peligroso p en sa r que tenem os una fuerza de la que aú n no d isponem os» . 15 Pero ya estaba lanzado a un cam ino sin re to rn o , fo rm u lad o tam b ién com o un p resag io , en d ic iem bre de 1968:

13. Calos M arighella, «Sobre a organizaqao dos revolucionarios», en Nova y Nóvoa, Carlos Marighella. 0 homem por tras do mito, pág. 553.

14. Carlos Marighella, «Quem sam ba fica, quem nao sam ba vai embora», en ibíd., pág. 549.

15. Carlos M arighella, «Sobre a o rg a n iz a d o dos revolucionarios», en ibíd., pág. 553.

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«lis m ejor equivocarse haciendo, incluso cuando esto resu lte en la m uerte . Los m uerto s son los únicos que no hacen au tocrítica» . 16

En M arighella coex istían los opuesto s: po r un lado la avers ión a las form alidades y a las reglas, la irreverencia - d e hecho, esta es la pa lab ra que m ás ap arece en sus b iografías al d e sc r ib ir lo - y p o r o tro el hom bre que vivió tre in ta y ocho años en un p a rtid o en el cual la d isc ip lina era u n a cu estió n cen tra l. «Era d ivertido , p ero tam b ién m uy serio . Llevaba una g ran resp o n sab ilid ad sobre su espalda», resum ió N oé G ertel, su antiguo com pañero en la cárcel de llha G rande . 17 Pero traspasó ese lím ite: ••M arighella de rep en te se liberó de eso. Para lid e ra r la lucha , encon tró que e ra necesario libera rse de esos con tro les. Es en to n ce s cu an d o su p e rsona lidad se revela m ás p len am en te . Es, po r lo tan to , d esp u és de la ru p tu ra con el p a rtid o que M arighella es to ta lm e n te d u e ñ o de su personalidad», consta tó Jo rge A m ado, am igo de los d ías d e la asam blea co n s titu y en te . 18 M arighella , el hom bre de pa rtid o , en un m o m en to en que el P artido C om unista rim ab a con ríg ida d isc ip lina y je ra rq u ía , fue tam bién - y e sp e c ia lm e n te - el hom bre que se rebeló p len am en te en la ru p tu ra con la o b ed ien c ia . 19 D uran te la prim era fa se de su v ida h ab ía pasado d iez años en prisión , en la segunda no pasaría ni un d ía.

M arighella se asum ió com o terrorista . «Todos noso tros som os guerri­lleros, te rro ristas y asa ltan tes» ,20 afirm aba en agosto de 1969. La m ayoría tle las organizaciones y de los m ilitantes negaban esa iden tidad en el p a ­sado y la siguen negando en el presente: «iTerrorista es la dictadura!». Él,

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16. Carlos Marighella, «Quem samba fica, quem nao sam ba vai embora», en Ibíd., pág. 550.

17. Nóe Gertel. «M arighella na llha G rande de Esperanzas (entrevistas)». En: Carlos Marighella. O homem por trás do mito. Ed. por Cristiane Nova y Jorge Nóvoa. San Pablo: UNESP, 1999, pág. 424.

18. Jorge Amado. «O hom em que ria e que chorava». En: Carlos Marighella.O hom em por trás do mito. Ed. por Cristiane Nova y Jorge Nóvoa. San Pablo: IJNESP, 1999, pág. 390.

19. Si bien es cierto que las organizaciones que surgieron desde 1961 defen­dían la lucha arm ada oponiéndose a las posiciones y prácticas del PCB, e incluso algunas, como la ALN, rom piendo tam bién con la estructura del partido - je r a r ­quizado y d isc ip linado- debem os señalar que estas organizaciones desarrollaron también cierta disciplina, no idéntica a la del antiguo partido, pero sí una que, de acuerdo con Daniel Reis Filho, dio lugar a una «estrategia de la tensión máxima»: « ( . . . ) lo com plejo de la deuda, la gam a de virtudes, el fastidio de las tareas, la celebración de la autoridad, la ambivalencia de las directrices, y el síndrom e de la traición». Véase Daniel Aaráo Reis Filho. A revolu^áo fa ltou ao encontró. San Pablo: Brasiliense, 1990, pag. 107 y pág. 118.

20. Carlos M arighella, «Sobre a o rg a n iz a d o dos revolucionários», Nova y Nóvoa, Carlos Marighella. O homem por trás do mito, pág. 552.

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sin em bargo, le d io una connotación positiva. «Hoy en día, ser “v iolento”o "te rro rista” es u n a cualidad que ennoblece a cualquier persona honrada, po rque es un a c to digno de un revolucionario com prom etido en la lucha a rm a d a co n tra la vergonzosa d ic tad u ra m ilita r y sus a tro c id a d e s » . 21 En verdad , si p e n sa m o s al terrorism o como la práctica de a ten tados con tra la población civil, y no exclusivam ente a objetivos específicos identificados con las fuerzas d e coerción, las o rganizaciones y los líderes de la izquier­d a a rm ad a , in c lu id a la ALN y M arighella , no ad h e ría n a la p ro p u es ta te rro rista .

En re lac ió n a sus ú ltim as decla rac iones, llam a la a ten c ió n , en un m o m en to de v ic to r ia po r el p rim er secues tro de un d ip lo m ático , pero tam b ién de e n o rm e represión y a is lam ien to de la lucha a rm a d a , la v a ­lo rac ión d e q u e «los revo lucionarios consigu ieron la com plic idad de la pob lac ión . La p re n s a c landestina avanza . Las em isiones p ira ta son re ­c ib idas fav o rab lem en te . La c iudad , p o r lo ta n to , reú n e las cond iciones objetivas y sub je tivas necesarias para que se pueda desenvolver con éxito la guerrilla» . O tam b ién , en el M ini-m anua l do guerrilheiro urbano, de ju n io de 1969, e sa idea tan presen te en esa época en la lucha arm ada, en d iversas o rg an izac io n es , en varios m ilitan tes, y que so rp ren d en tem en te todavía es m uy frecuen te en la m em oria de la izquierda: «La gen te odia» a la policía y a los m ilitares. «El enem igo es observado po r la población, pero d esco n o ce q u ién en tre la gen te , pasa in fo rm ac ión a la guerrilla u rb an a . Los m ilita res y la policía son od iados p o r las in justic ias y la violencia que h an ejercido contra la población, y esto facilita la obtención de in form ación perjudicial a las activ idades de los agen tes del enem igo». «En ta n to n u e s tra lucha tiene lu g a r en tre las m asas y d e p e n d e d e su sim p a tía - m ie n t r a s que el gob ierno tiene u n a m ala re p u ta c ió n p o r su b ru ta lidad , corrupción e in co m p e ten c ia - los inform antes, espías, tra ido ­res, y la po lic ía v ienen a se r los enem igos de la pob lac ión y no poseen sim patizan tes; son denunciados a la guerrilla u rbana, y en m uchos casos, castigados adecuadam ente» . M ismo en el golpe de Estado de 1964, esta posición es so rp ren d en te y co n stan te en los análisis de M arighella , y siguió constan te en los años siguientes al golpe: este había sido militar, la sociedad hab ía estado ausen te del m ovim iento y así hab ía perm anecido , n eg án d o se a ap o y ar a la d ic tad u ra en los años sigu ien tes. Para él, la sociedad h ab ía estad o p resen te , sí, p ero rech azan d o al rég im en y a sus hom bres.

21. Marighella, Escritos de Marighella, pág. 2.

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Carlos M arighella y Carlos Lamarca: m em orias de dos revolucionarios

A tre v e r s e a luchar, atreverse a vencer: Carlos Lamarca

El m ism o día en que Carlos Lamarca abandonaba el ejército, su esposa y ñus hijos v iajaban hacia Cuba. Cuando abandonó para siem pre el cuartel con a lgunos com pañeros, se llevaba a rm as p ara la revo lución . Incluso tuvo tiem p o p a ra co rre r al ae ro p u erto y d esped irse d e su fam ilia . No Im aginaba que aquel d ía los dejaba p ara siem pre. De la isla p roven ía la inspiración p ara la guerrilla , la certeza de que e ra posib le vencer. De la i«l| vendrían un día sus hijos y su m ujer para constru ir ju n to s el socialism o «m i el país. Pero este re en cu en tro jam as ocurrió , ni el de Brasil con el •ocialism o, ni el del p ad re con sus hijos. Estos conocerían so lam en te el •ocialism o en C uba, d o n d e crecieron; el socialism o que L am arca nunca pudo conocer. Del p ad re conocerían luego m uchas h is to rias, aunque tal vez n unca las confund irían con los recuerdos de su infancia.

Lamarca abandonó el ejército para liderar la Vanguardia Popular Revo- lu á o n á ria (VPR), form ada por intelectuales d isidentes de la organización l\¡litica O perária (POLOP) - q u e abogaba por la constituc ión in m ed ia ta del foco g u e r r i l le ro - p o r sargen tos y m arineros de las fuerzas a rm adas expulsados en 1964 y p o r obreros v incu lados a O sasco. L am arca no era un teó rico ni un in te lec tu a l, ni es taba a gusto con los d eb a te s sobre la revolución que tan to escindieron a las organizaciones de la lucha arm ada. D iscusiones que h ab ían su rg ido en oposición al PCB, que ya se hab ía perdido en discusiones. Se convirtió a la revolución no porque estuviera convencido p o r la teo ría , sino, com o m uchos o tros, p o r la ind ignación .inte la in justic ia y la m iseria en el m u ndo . Fue co m an d a n te de la re ­volución com o h ab ía sido cap itán del ejército , po rq u e e ra un excelen te tirador, m ilita r y m ilita rista en m om en tos en que en la revo lución lo im portan te era actuar. A treverse a luchar.; atreverse a vencer, la síntesis del volun tarism o de aquellos días.

Ya sin lu g a r en el e jército da el salto y en cu en tra su lu g a r en la o rgan ización . Pero tam poco se sen tiría cóm odo allí. Esa rea lid ad le era ex traña, tal com o se hab ía vuelto ex traña la del ejército. Allí tam bién se itisló. Tal vez n ingún otro personaje - s u vida y su m u e r te - sin tetice tan bien el aislam ien to de la lucha arm ada. Lamarca fue la encarnación de la so ledad. La búsqueda de o tro rostro p ara esconderse, p a ra encon tra rse . La v ida en tre una residencia c landestina y o tra , acechado p o r el odio de los m ilitares. De la Vanguardia Popular R evolucionária (VPR) al M ovim en to R evoluc ionário 8 de O u tu b ro (MR8 ), de la c iudad al cam po, en busca de X uerrilleros en el se rtó n bah iano , escondido, a trap ad o en esa situación , i*n ese lu g a r d o n d e todo com enzaría , d o n d e todo te rm in ó . L am arca en B uriti C ristalino , la im agen del a is lam ien to de la lucha a rm ad a . En n inguna p a rte , esc rib iendo cartas p a ra C uba, p a ra Iara , p a ra sí m ism o.

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La so led ad de L am arca en las re sp u esta s que jam ás lleg a rían de Cuba, d e Iara , de los cam pesinos. El d iálogo im posible con ese país . El am or in terrum pido p o r una bala en el pecho de Iara. Lamarca, la hum anización de la so ledad ; Lam arca, hum an izado en la so ledad .

Llegó allí con Jo sé «Zequinha» C am pos B arreto , el o p e ra r io q u e se d irig ía de v ue lta a sus pagos dejando Osasco, que se había incendiado en 1968. En aquella zona agreste, que un día lo había expulsado, com enzaría un fu tu ro m ejor; y no en San Pablo, que expulsaba a los no rdestinos hacia su perife ria . La so led ad de L am arca en la fuga con Z eq u in h a , cazados com o an im ales, de la tados, exhaustos, buscando el cam ino en u n a tierra árida y seca. La so ledad de Lam arca, in terrum pida po r la m u e rte ju n to a Z equ inha y p o r el am or de Iara.

L am arca s iem pre huyendo . La fuga del cerco rep resivo en Vale do R ib e ira . 22 En aque l a is lam ien to en tren a ría a los g u e rr ille ro s . Allí, la e sp e ran za de e n c o n tra r m edios p ara la guerrilla . Allí, a is lad o s de todo, a p e n a s e n c o n tra n d o p ersonas a is ladas de to do , d e las v e rd ad es d e los gu e rrille ro s a is lad o s de las verd ad es de aq ue lla g en te , p a d e c ie n d o en aquellas selvas.

«Estam os orgullosos de consta tar la receptiv idad de los tra b a ­ja d o re s ru ra le s y su capacidad de co m p ren d e r los ob je tivos de n u e s tra lucha . Los organ ism os responsab les de la re p re ­sión se h a n en te ra d o del apoyo que la g en te nos d io y en consecuenc ia h a n d e ten id o y asesinado a u n a jo v e n p a re ja d e cam pesinos, evacuado a la pob lac ión y b o m b a rd e a d o la región. Estos actos terroristas se com pletaron con d isparos de am etra llado ra al azar en el m onte, y vuelos rasan tes sobre las cabañas aú n h ab itad as» .23

En el de ta llado Informe Operación Pajussara [Relatório Operando Pajus- sara] - a s í se llam ó la operación que cazó a Lam arca en el se rtón b a h ia n o - docum en to del M inisterio del Ejército de 101 páginas, llam a la atención

22. Nota del ed ito r: Lam arca en 1970 se refugia y o rgan iza un grupo de resistencia del VPR en Vale do Ribeira, al sur de San Pablo. El ejército los cerca y logra d esa rticu lar al grupo, deten iendo a varios in tegran tes. En abril del 71 se desliga del VPR e ingresa en el MR8. Logra fugarse de Vale do Ribeira y ju n to a «Zequinha» Barreto, Iara Iavelberg y otros guerrilleros parten hacia Bahía, con la intención de hacer la revolución desde el campo (aunque no perm anecen juntos: Lam arca y Z equinha se dirigen a Buriti Cristalino y Iara a Salvador). Allí es finalm ente en con trado y acribillado por un com ando especial del ejército, en Pintada (pueblo ubicado actualm ente en el municipio de Ipupiara).

23. Lamarca citado en Oldack Miranda, Silva Filho y Emiliano José. Lamarca.O capitáo da guerrilha. 12.a ed. San Pablo: Global, 1989, págs. 90-91.

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Carlos M arighella y Carlos Lamarca: m em orias de dos revolucionarios

i*l apara to m on tado por los distintos organism os represivos para e lim inar .1 C arlos L am arca y sus com pañeros, o m ás b ien p ara « d estru ir el m ito rep resen tad o p o r L am arca» . 24 Al igual que en Vale do R ibeira , existía una m arcad a d esp ropo rc ión en tre las fuerzas en com bate : p o r un lado , la con tab ilidad de los recursos hum anos y los m ateria les u tilizados; p o r otro, las im ágenes de los m uertos, las im ágenes de lo que fue cap tu rado : algunas arm as, m uniciones, una pequeña tienda de cam paña, unas botas gastadas y un texto de Giap. Para cap tu ra r a la «banda terrorista» de m e­dia docena de hom bres, allí estaban el Centro de O peraciones de Defensa In terna (CODI), la policía m ilitar de Bahía, el C entro de Inform aciones del E jército, el C entro de In form aciones y S eguridad de la F uerza A érea, el Centro de Inform aciones de la M arina, el IV Ejército, el D estacam ento de O peraciones de Inform ación / Centro de O peraciones de D efensa In terna (DOI-CODI), el P rim er E scuadrón A ero terrestre de R escate (P arasar), la O peración B andeiran tes , la Oficina de O rden Político y Social de San Pablo/SP, la Fuerza A érea B rasileña, la S ecre taría de S eguridad Pública de San Pablo, un to ta l de 215 agen tes de B ahía, de G u an ab ara , de San Pablo y de Pernam buco, todos involucrados en las dos fases de la o p e ra ­ción. L lam an la a tenc ión los nom bres d ados a los equ ipos: Perro, Lobo, León, T igre, Jaguar, Á guila. L lam an la a tenc ión las rep e tid a s ocasiones en que ap a rece «el p leno apoyo de la población» local a la c ace ría . 25 Se reconoce asim ism o que el éxito de la operac ión resid ió en la «red de in fo rm an tes» . «D ifícilm ente se pod ría te n e r éxito sin la cooperac ión y la confianza ded icados a las fuerzas legales p o r aquella g en te hum ilde». «Se co n qu is tó el apoyo popular» . «Q uedó d em o s trad o que la g en te del in terio r, a p e sa r de vivir en las condiciones m ás m iserab les, rech aza e incluso o d ia el uso de la v io lencia que los te rro ris ta s q u ie ren im p o n er en el país». La O peración Pajussara «ha d em o strad o a la N ación, de

24. Ministerio del Ejército, IV Ejército, 6o Región Militar, Cuartel General, 2o sección, 30 de septiem bre de 1971, firmado por el general de brigada Argus Lima, com andan te de la 6 o región militar, y por el teniente-coronel Adail Coaracy de Aquino, de la 3o sección del COMCOS; constan, incluso, las referencias al mayor Nílton de A lbuquerque Cerqueira, jefe de la 2o sección del EM R/6, en el lugar destinado a su firma, aunque esta no figure. Véase Operafáo Pajussara (Relatório), 1971: 125 A y siguientes; 37 y siguientes. Las citas corresponden a las páginas42, 37, 41, 22, 28, 43, respectivam ente. No fue posible consultar los prontuarios de Carlos Lam arca ni de Carlos M arighella, debido a la no autorización de los familiares.

25. En noviem bre de 1968, la revista Veja publicó un reporta je sobre Ma­righella titu lado «La caza». Véase Equipo de redacción. «A cacada. O general Franqa com anda milhares de policiais em todo o país que estao á procura do líder com unista Carlos Marighella». En: Veja: San Pablo (20 de noviem bre de 1968).

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m a n e ra inde leb le , el rep u d io a las acciones te rro ris ta s p o r p a rte de la g en te hum ilde del in te rio r d e Bahía, y esto se p u ed e ex ten d e r a todo el Brasil». Ha sido «excelente el desem peño de la red de inform antes locales y la in tensa exp loración y e spon tánea cooperación de los guías».

Si de hecho sucedió la partic ipación de la población local, indicando los cam inos, b u scan d o agen tes p a ra in fo rm ar sob re aquello s hom bres en fuga, los au to res del inform e tam b ién ponen de relieve la m iseria de esas personas que hab itan el sertón , una zona «abandonada y no asistida p o r las au to r id a d e s g u b ern am en ta le s , tan to de la esfera adm in is tra tiva e s ta ta l com o m unicipal» . D espués de un m es de convivencia con «el hom bre de la caatinga»,26 « tras haber ob ten ido su lealtad y confianza, lo cual [nos] se llevó a la v ictoria final», la O peración conoció su «m iseria im presionante» :

«Nos perm itió tam b ién conocer, m ás y mejor, el a lm a del hom bre hum ilde del cam po, fiel espejo de n uestra gen te que od ia la v io lencia , que solo d esea tran q u ilid ad p a ra v iv ir en la paz de su trabajo ( . . . ) . No obstan te , queda la d u d a sobre cuánto tiem po persistirá con esta concepción, ya que no ve ni sien te , ni en la p rác tica ni en el co rto p lazo , u n a so lución a sus p rob lem as m ás ap rem ian tes y cotid ianos, p u d ien d o , p o r lo tan to , vo lverse p resa fácil de cu a lq u ie r im pregnac ión de doc trinas espurias».

La duda de los cazadores había sido la certeza de Lam arca y Zequinha. En el sertón , el m iserab le con traste en tre la m iseria y la co laboración:

« ( . . . ) El co m an d an te del DOI fue ab o rd ad o po r un h o m b re viejo, casi ciego, de a lred ed o r de 70 años, de la cond ic ión m ás m iserab le , d ic iendo que hab ía v isto a dos ind iv iduos sospechosos, ( . . . ) y que se hab ía ap resu rad o p a ra in fo rm ar el hecho. Tras trasladarse hacia el sitio se efectuó la búsqueda sin resu ltados, salvo por el gran estím ulo m oral que significó la a c titu d de aquel hum ilde c iu d ad an o que, p o r encim a de todo , d em o strab a el apoyo que los m iem bros del DOI ten ían en tre la población».

O tros casos sim ilares se reportan . Si así sucedió, Lam arca y Zequinha en fuga recorrían un cam ino m inado por cam pesinos que iban dela tando sus pasos a los ag en te s de la rep resión , que iban ce rran d o las salidas,

26. Tipo de vegetación agreste característica del nordeste de Brasil. [N. delE.]

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Carlos M arighella y Carlos Lamarca: m em orias de dos revolucionarios

«•rrcando la región en la que Lam arca creyó poder im p lan ta r la guerrilla . ¿Qué estaban haciendo allí estos hom bres? O cultos en la nada. Era difícil d i' en tende r. Tal vez e ra m ás fácil de e n te n d e r a los que lleg aro n m ás larde, p a ra cazarlo s com o an im ales. Pero ¿qu iénes e ra n los an im ales? ¿Los cazad o s o los cazadores? ¿O los dela to res? El m a l y a no les e ra a jeno a aq u e llas m iserab les personas. Era ex trañ o s iq u ie ra p en sa r que «Igún día las cosas pod ían ser d iferentes.

La m em oria, sin em bargo, como bien se sabe, es un terreno de d isputa, lín el Tribunal Russell II, 27 en 1974, hay una referencia a una declaración g rabada y tran sm itid a p o r la televisión sueca, de u n a p e rso n a p resen te rn el in te r io r de B ahía, donde C arlos L am arca, Z equ inha y los o tros guerrilleros fueron asesinados. Los m ilita res h ab ían b o m b ard ead o el pueb lo y d e sen cad en ad o una b ru ta l rep resió n co n tra los cam pesinos: «En el cam po de fú tbo l de la c iudad se m o n tó una c ruz y se com enzó ¡i c rucificar - a a m a rra r a la c r u z - a a lgunos cam pesinos, a tira rles sal en el cu e rp o po r un tiem po m ien tras se los to r tu ra b a » . 28 S egún Joáo Lopes Salgado, m ilitan te del MR8 , sobreviviente al cerco, efectivam ente se produjo una m asacre .29 Al no identificar, en un prim er m om ento , quién testaba v in cu lado a Lam arca, los m ilitares to r tu rab a n y m a tab an cruel e ind iscrim inadam ente a m uchos h ab itan tes del pueb lo y sus a lrededores. Sin em bargo, Joáo Salgado no confirm a ni el bom bardeo ni la crucifixión. Kn el calor de los acontecim ientos, otro sobreviviente de la m ism a región se refirió a esa fo rm a de suplicio , p lena de sim bolism o relig ioso , para describ ir los horro res que hab ía visto.

Asimismo, el Inform e sobre la O peración Pajussara se lam en ta de que «el ap ro v ech am ien to del éxito , bajo el aspecto de la acción psicológica, en la liberac ión de inform ación hecha p o r las a u to rid ad es com peten tes , no p rod u jo los efectos deseados, g en e ran d o sensacionalism o , d is to rs io ­nes y fa lsed ad es que se d isp ersa ro n y co n fu n d ie ro n a la op in ión p úb li­ca. .. A lgunos periódicos produjeron efectos negativos al generar, en gran parte de la gente, sentim ien tos de com pasión hacia el te rro rista Lamarca y su am an te , después de la publicación de las cartas confiscadas». Las car­ias de am or, de anhelo , de nostalgia, de esperanza por el nacim ien to del hijo con Iara, por el nacim ien to de la guerrilla , m ostraban la so ledad de

27. El Tribunal B ertrand Russell II fue instaurado en 1973 por políticos e intelectuales europeos con el objetivo de denunciar las d ictaduras latinoam erica­nas. Sobre el tribunal, véase Denise Rollemberg. Exilio. Entre rm'zes e radares. Río de Janeiro: Record, 1999, cap. 8.

28. Testim onio de Fem ando Gabeira en el Tribunal Russel II 1974 (Roma: Fundación Lelio Basso) TBR I. T. Cart. III-9, 30 de m arzo a 5 de abril.

29. Declaración de Joáo Lopes Salgado concedida inform alm ente (es decir, sin grabación) a la autora, en Río de Janeiro, 14 de enero de 1998.

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Dcnise Rollcmberg

Lam arca, h u m an izando al revolucionario m uerto en la d e sh u m an izac ió n del te rro rism o de E stado, m uerto en la m iseria de la d e lac ió n .

¿Son ilusiones las biografías de mitos?

Las tray ec to ria s de M arighella y Lam arca, sus ru p tu ra s y contim n d ad es, m u e s tra n , al m ism o tiem po , a los hom bres de su t i e m p o y a Im hom bres libres de su tiem po. En esta dualidad , de acuerdo c o n Giovannl Levi, se encuen tra una buena razón para que los h is to riadores a b o rd e n H estud io de las biografías:

«En realidad n ingún sistem a norm ativo está lo su f ic ie n te m e n ­te e s tru c tu rad o com o para elim inar cualqu ier p o s ib ilid ad d e elección conscien te , de m anipu lación o in te rp re tac ió n d e las no rm as, de negociac ión . Creo que la b iografía es p o r e so m ism o el cam po ideal para com probar el ca rác ter in te rs t ic ia l - y sin em bargo im p o rta n te - de la libertad de la que d isp o n e n los agen tes , así com o para observar cóm o func ionan c o n c re ­ta m e n te los sistem as norm ativos, que n u n ca es tán lib res d e con trad icc iones» . 30

Y agrega:

«C ualquiera sea su ap a ren te o rig inalidad, una vida no p u e d e en ten d e rse ún icam en te a través de sus desvíos o s in g u la r id a ­des, sino m ás bien m ostrando que cada aparen te desvío d e las norm as se produce en un contexto histórico que lo ju stifica» .3'

El hecho, sin em bargo, de que am bos -M arig h e lla m ás que L am arca- se hayan co n v ertid o en leyendas, m itos, ta n to p a ra la iz q u ie rd a com o p a ra la d e rech a , hace que sus perfiles biográficos co n stituyan u n a tarea difícil para el historiador. Ilusión de vidas perfectas, sin m ácula, heroicas; en ca rn ac io n es de la e sp e ran za in te rru m p id a , m ártire s de la d ic tad u ra . Ilusión de v idas incorreg ib les, band idos; en carnac iones del p e lig ro , del m al, del enem igo público núm ero uno, de la traición, de la deserción . En esta d ispu ta de la m em oria reside o tra ilusión biográfica: la que construye m em orias en cub riendo la h istoria.

A ntonio C andido fue a buscar en T iradentes y en los líderes de Palm a­res la im agen de M arighella . «Un héroe del pueb lo b ras ileñ o ( . . . ) que

30. G iovanni Levi. «Usos da biografía». En: Usos e abusos da historia oral. Ed. por M arieta M oraes y Jan a ín a Amado. Río de Jane iro : Editora FGV, 1996, pág. 180.

31. Ibíd., pág. 176.

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Carlos Marighella y Carlos Lamarca: m em orias de dos revolucionarios

f ic rp tó el sacrificio por la libertad verdadera de su pueblo». En el «m arti­rio*» de M arighella observó la «consagración» de un «proceso histórico en r l cual el h é ro e se desprende del hom bre».

«C uando un hom bre llega a este nivel de trascendencia , cam ­b ia la perspectiva y se define el perfil con el cual p a sa rá a la h is to ria . En consecuencia , com ienzan a se r m enos im por­tan tes los detalles de su acción y ciertas pecu liaridades de su p en sam ien to , pues la im ag inación colec tiva se c en tra en la trayecto ria com pleta de esa existencia ejem plar. Yo d iría que ah o ra Carlos M arighella ya no es solo el g ran revolucionario , a d m irad o po r los que sien ten y p ien san com o él p en sab a y sen tía , sino un héro e del pueb lo b rasileño , ad m irad o p o r to ­dos los que aspiran a una condición hum ana p lena para todas las pe rso n as en n u es tro país ( . . . ) . Del h o m b re q u e h izo el m ayor sacrificio para el pueblo brasileño, es decir, el sacrificio de la vida, surgió la figura del héroe m odelo » .32

¿A e s te n iv e l, h a b r á h is to r ia ?

Noé G ertel dice que «M arighella lo sabía todo: en tend ía de fútbol, de política, ten ía habilidad m anual, sabía dibujar, sabía escribir, sabía hacer v e rso s .. . » . 33 Según Jo rg e A m ado, «él es qu ien re p re se n ta m ás a u té n ti­cam en te al pueb lo b rasileño de aquel en to n ces [la d ic ta d u ra ] » . 34 Para los h is to riado res C ristiane N ova y Jorge Nóvoa, «la figura de M arighella se un ió al e jérc ito de v isionarios e idealistas». En el p a n te ó n , ju n to a7.umbi dos P alm ares, el Che G uevara, Sand ino , L um um ba. Com o un personaje de la m ito log ía g riega, Glauco, inm orta lizado , m itad hom bre, m itad d io s .3S En el in ten to p o r co m p ren d er al hom bre detrás del m ito se crea un m ito d e trá s d e l m ito que d e sh u m an iza a los h om bres; una h istoria desh u m an izad a , la an tigua h isto ria de los g randes hom bres.

¿N o e s ta r ía en este nivel el traba jo del h is to riado r? ¿En co m p ren d er cóm o y por qué la m em oria de estos hom bres fue constru ida así?

32. Antonio Candido. «Um herói do povo brasileiro». En: Carlos Marighella.O homem por trás do mito. Ed. por Cristiane Nova y Jorge Nóvoa. San Pablo:

l UNESP, 1999, págs. 377-378.33. G ertel, «M arighella na llha G rande de Esperanzas (entrevistas)»,

( pág. 426.34. Amado, «O hom em que ria e que chorava», pág. 383.

35. Cristiane Nova y Jorge Nóvoa. «Evocaqoes e m etáforas de Carlos Ma­righella: um Glauco brasileiro». En: Carlos Marighella. O homem por trás do mito. Ed. por Cristiane Nova y Jorge Nóvoa. San Pablo: UNESP, 1999, pág. 324.

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Denise Rollemberg

C arlos M arighella, así com o Carlos Lam arca, están lejos de rep resen ­tar « au tén ticam en te al pu eb lo brasileño» en la época de la d ic tad u ra . Sus luchas po r o tro s istem a, co n tra el cap ita lism o , p o r el socialism o y con tra la d ic tad u ra d e en tonces no en co n tra ro n acep tac ión . La im agen de terroristas, subversivos, enem igos, tra idores, m alos b rasileños, fue asi­m ilada p o r im p o rtan te s segm en tos de la sociedad , no solo po rq u e el gob ierno civil-m ilitar con tro laba los m edios de com unicación , o porque hab ía censura , p risión política , to rtu ra . Todo esto existía y es re levan te . Pero una d ic tadura no se sostiene solo por la represión, sino tam bién por la m a n ip u la c ió n . La sociedad que estos hom bres querían tran sfo rm ar no los consideraba héroes, ju stic ieros, libertadores de los oprim idos. M uchos de sus héroes eran uniform ados, aplaudidos en estadios colm ados. Dicta­dores am ados. M enos por tem erles que por reconocerlos com o sus líderes.Y hoy sus nom bres están en las calles, com o en la in tersección ju n to a la U niversidad de Río de Janeiro (UERJ), en las avenidas Emilio G arrastazu M édici y C astelo B ranco; o en el p u en te C osta e Silva, que u n e Río de Jane iro con N iterói. Incluso el to rtu rad o r F leury tiene su nom bre en una p laca de una calle de San C arlos, en el in te rio r p au lis ta . M uchas cosas han cam biado desde el final de la década del se ten ta . Y p ara los h isto ria­do res es im p o rtan te n o ta r cóm o esta m em oria v iene sien d o co n stru id a desde entonces. En este cam bio podem os en ten d e r m ucho de la sociedad b ras ileña , ro m p ien d o con la d ico tom ía en tre opresores y o p r im id o s que ocu lta y disuelve sus valo res y referencias. Es posib le im ag in a r p o r qué las izqu ierdas qu ieren héroes y leyendas; po r qué insisten en la tesis de la resistencia de la sociedad a la d ic tad u ra , a sus p rincip ios y p rácticas; p o r qué se han negado a acep ta r la realidad.

Carlos M arighella y Carlos Lamarca perm anecen ausen tes de los luga­res de m em oria , porque sus proyectos, sus vidas y sus m uertes perm anecen al m argen. Para reconstru ir sus historias, hasta para h o n ra r sus luchas, se debe tra ta r de en te n d e r p o r qué se q uedaron solos: p o r qué im aginaron ad ep to s d o n d e solo h ab ía ex traños, p o r qué no co m p ren d ie ro n esto en sus épocas; po r qué desconoc ían al p u eb lo y a la so c iedad que qu erían tran sfo rm ar; p o r qué siguen siendo ex trañ o s p a ra la m ayor p a rte de la sociedad -c o n o c id o s , pero e x tr a ñ o s - po r qué hoy se los ho n ra para no h acer fren te a estas cuestiones.

N o son ni fu e ro n héroes p a ra el pueb lo b ras ileño . No son ni fueron en ca rn ac io n es del m al. Las m em orias co n stru id as - a la izq u ie rd a y a la d e re c h a - no le sirven a la h is to ria . Y, p ro b ab lem en te , u n a y o tra desconocen al p u eb lo b rasileño . H om bres solos, en sus v idas, en sus m uertes, y solos perm anecen en la m em oria que los aísla de la h istoria.

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Capítulo 5Del APRA Rebelde a la lucha armada. Perú (1965)*

J o s é L u is R é n iq u e

A fines de octubre de 1965 las fuerzas arm adas del Perú daban cuenta del aniqu ilam ien to - e n la zona de Mesa Pelada, parte o rien ta l del dep ar­tam ento del C u zco - de la llam ada guerrilla Pachacútec. Luis de la Puente U ceda e s tab a en tre las bajas. Caía con él la d irección d e l m ov im ien to . Menos de seis m eses hab ía tom ado suprim irlos . 1 U na m era no ta a pie de página de la G uerra Fría latinoam ericana. En la lite ra tu ra de la «era de la R evolución cubana» el caso del M ovim iento de Izqu ierda R evolucionaria (MIR) p e ru a n o ocupa un lu g a r m arg inal. Ni s iq u ie ra Regis D ebray en su ¿Revolución en la Revolución? su p u es ta sín tesis teó rica del castrism o -p u b lic a d o en enero de 1 9 6 7 - le ded icaría poco m ás que una m ención al paso . 2 D iversos trabajos han delineado el con tex to político-ideológico en q u e su rg ie ro n p royectos com o el m iris ta . 3 Q u ed a a ú n p o r exp lo rar

*. Este texto es una versión actualizada de José Luis Rénique. «De la “traición aprista” al “gesto heroico”. Luis de la Puente Uceda y la guerrilla del MIR». En: Estudios Internacionales de América Latina, vol. 15, n.° 1: (2004-2005). URL: h t tp : //www. a n d e s .m is so u r i . edu /andes/E specia les/JL R L aP uen te /JL R \_L aP uen te1 . html.

1. Ministerio de Guerra, ed. Las guerrillas y su represión. Lima: Ministerio de Guerra, 1966, pág. 76 y ss.

2. Regis Debray. ¿Revolución en la Revolución? La H abana: Casa de las Américas, 1967.

3. José Rodríguez Elizondo. La crisis de las izquierdas en América Latina. Caracas: Institu to de Cooperación Iberoam ericana y Editorial Nueva Sociedad, 1990; T im othy W ickham-Crowley. Guerrillas and Revolution in Latin America:

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José Luis Rénique

la d im ensión naciona l. En el caso del Perú, esa h is to ria desde dentro del fenóm eno gu e rrille ro de los sesen ta , conduce , re tro sp ec tiv am en te , a la ex p erien c ia in su rrecc iona l ap ris ta . Es en re fe renc ia a e s ta q u e el MIR define su ethos revolucionario .

E xplora este trab a jo la construcción de u n a nueva id en tid ad política -m il i ta n te , gu e rrille ra , su b v e rs iv a - en un con tex to p a rticu la r de la his­to ria p e ru an a : de em ergencia del Perú ru ral, de un lado , y de revisión y desecho p o r p a rte del Partido A prista Peruano (PAP) de aspec to s funda­m entales de su propia tradición de lucha. El análisis, p ara ello, incide en tres d inám icas básicas:

1. La de los ind iv iduos y sus pasiones, la n a tu ra le z a de la opción política de los fu turos insurrectos.

2. Las red es y espacios públicos en que se e s tru c tu ra lo indiv idual com o acción concertada.

3. Los contex tos del encuentro de proyectos políticos y sociedad.

En to rno a estos tres aspectos se en tre te je una h is to ria cuyo objetivo es com prender la constitución de iden tidades leg itim adoras del ejercicio de la violencia en el Perú. Cómo, en o tras palabras, la experiencia del 65 afec tó la cu ltu ra po lítica del izqu ierd ism o local, p re p a ra n d o el te rreno para la gran tem pestad de los ochenta. En esta h istoria, Luis de la Puente U ceda em erge com o eslabón en tre las trad iciones insu rreccionales nove- cen tis ta s - r e a r t ic u la d a s en el ap rism o p r im ig e n io - y el guerrille rism o contem poráneo . Las huellas escritas y orales de su apasionada trayectoria ap a recen p o r ello com o eje de un re la to que p re te n d e co n stru irse de lo personal a lo social.

1948: una rebelión frustrada

El 3 de oc tub re de 1948 Lima am aneció con la no tic ia de u n a sub le ­vación: un m otín en el puerto del Callao p ro tagon izado por personal de la a rm ad a y «brigadistas» apristas. El m ov im ien to sería c ru en tam en te debelado. ¿Q ué había fallado? C uatro décadas después se segu irían deba­tiendo responsabilidades. Los d irigen tes del partido , según unos, habían tra ic io n ad o a las b a se s .4 A un oficial m ilita r de filiación a p ris ta - q u e h ab ría a c tu a d o «con la p rescindencia to ta l del C om ité del E jecu tivo»-

a comparative study ofinsurgents and regimes since 1956. Princeton: Princeton University Press, 1992; Richard Gott. Guerrilla M ovements in Latin America. Nueva York: A nchor Books, 1972; y Luis M ercier Vega, ed. Guerrillas in Latin America. Nueva York: Praeger, 1969.

4. Víctor Villanueva. La sublevación aprista del 48. Tragedia de un pueblo y un partido. Lima: Editorial Milla Batres, 1973.

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Del AFRA Rebelde a la lucha arm ada. Perú, 1965

I in h a la rían o tro s com o resp o n sab le . 5 Q ue estab a «d ispuesto a ju r a r que f ni yo ni p erso n a a lg u n a de mi p a rtido hab ía ten ido n ad a que v e r con la■ rebelión», pun tualizaría en 1954 el propio líder del aprism o, V íctor Raúl

Haya de la T orre . 6Tres años an te s el PAP h ab ía apo y ad o la elección del m an d a ta rio

I que aq u e lla m ad ru g ad a se buscaba derrocar. H acia m ed iad o s de 1947, i no o b stan te , los ap ris tas hab ían co m enzado a consp irar, reac tiv an d o I rn ese a fán a sus «equipos de co m b a te » . 7 Su p ercepc ión e ra que , tras

bastidores, la o ligarqu ía ac tu ab a p a ra fru s tra r la opción d em ocrá tica , I p re ten d ían ad e la n tá rse le s con un m ovim ien to cívico-m ilitar. En ese i ron tex to , m ien tras los líderes buscaban un genera l «amigo», las «bases» I o p tab an p o r ag ita r a la tropa . Fuese cual fuese su trasfo n d o , aquel

inc iden te ace le ra ría el go lpe co nservado r bajo el m an d o del genera l I M anuel O dría, ocurrido vein ticuatro días después. De tal suerte , el 27 de I octubre de 1948, m ien tras el depuesto p residen te m archaba al exilio, el

a c u s é i s años an tes - b a jo el rég im en del co ronel Luis M. Sánchez (Ie r ro - hab ía com enzado la prim era persecución. E ntonces, el fundador del ap rism o hab ía d e lin ead o de la sigu ien te m an e ra el sen tid o de la lucha p o r ven ir: si a Palacio llegaba cu a lqu ie ra po r la v ía de l o ro o los fusiles, la «m isión del aprism o» era « llegar a la conciencia d e l pueblo».Y a e lla , so lo se llegaba, «con la luz de u n a d o c trin a , con el p ro fu n d o am or de una causa de justicia, con el ejem plo glorioso del sacrificio» .8 De la rep resió n , el p rop io H aya sería una d e las p rim era s v íctim as. E staba de ten id o cu an d o , en ju lio de 1932, se p rod u jo la revo luc ión de Trujillo d irig ida p o r d irigen tes ap ris ta s locales im buidos aú n del esp íritu a n a r­quista y m on tonero del siglo anterior .9 La m em oria de dicho m ovim iento se convertiría en el m ito fundador de un com bativo aprism o popular. Seis mil m u erto s y unos ocho mil prisioneros rec lam aría el ap rism o de aquel

5. Domingo Tamariz Lúcar. La ronda del general. Lima: Jaim e Campodónico Editor, 1998, págs. 116-125.

6. Víctor Raúl Haya de la Torre. «Cinco años de exilio en mi patria». En: Life: (24 de m ayo de 1954), págs. 242-258.

7. Armando Villanueva del Campo. «La otra revolución». En: Domingo Tama­riz Lúcar. La ronda d d general. Lima: Jaime Campodónico Editor, 1998, pág. 117.

8. Víctor Raúl Haya de la Torre. «Discurso del 8 de diciem bre de 1931». En: Obras Completas. Vol. 5: Obras Completas. Lima: Editorial Juan Mejía.Baca, 1984, págs. 87-90.

9. Luis Alfredo Tejada Ripalda. «La influencia anarqu ista en el APRA». En: Socialismo y Participación: (29 de m arzo de 1985), págs. 97-109; y M argarita (íiesecke. La insurrección de Trujillo del 7 de julio de 1932. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2009.

in iciaba un nuevo ciclo en la c landestin idad .

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José Luis Rénique

ciclo de «dolor y m uerte» que, a la larga, los convertiría en una suerte de fra te rn id ad de d is tin tiva cohesión m o ra l . 10

¿P ropon ía H aya de la Torre u n a revolución? A pelando a Tolstoi, a G hand i, a Engels y a M arx, so sten ía que lo p ecu lia r del ap rism o era el p lan tem ien to de « llegar a l p o d e r p a ra o p e ra r d esde él la revo lución , en u n sen tid o de transfo rm ación , de evolución, de renovación , pero sujeta s iem p re a los im pera tivos y lim itaciones de la re a lid a d » . 11 Q ue -« s in elud ir la posibilidad de que toda revolución pueda im plicar o no violencia en u n sen tido físico o m o ra l» - era factible una revo lución sin violencia. Y, sin em bargo , d e su tem ib le im agen insu rrecc iona l del 32 , el APRA no po d ría prescindir. D ependía , m ás aún para sobrevivir: no sólo como d e fen sa de la rep resión , sino p ara so s ten e r el m ito de un «gran ejército civil» sub terráneo , g aran tía de la fu tu ra «revolución aprista».

Una larga lista de m ovim ientos, asonadas, insurrecciones en colabora­ción con oficiales m ilitares derivaron de aquella estra teg ia caracterizada, en tre otros elem entos, por un uso lim itado, p ropagandístico , de la violen­c ia . 12 Con sus d irig en tes h istó ricos reclu idos o d ep o rtad o s , la ju v en tu d em erg e ría com o p ro tag o n ista . D iversas o rg an izac io n es concib ió H aya p a ra cana liza r hacia los ob jetivos pa rtid a rio s su esp íritu de com bate . La V anguard ia A prista de la Ju v e n tu d P eruana e ra u n a d e ellas. C om o «escuela del sacrificio, la disciplina y el entusiasm o de la ju ven tud aprista o rg an izad a m ilitarm ente» la defin ían sus n o rm as . 13 H eroísm o y en trega e ran sus valores fundam enta les y cobard ía y tra ic ión la negación m ism a del se r ap ris ta . 14 Eran claves m edu lares de lo que h a sido descrito com o una «com unidad em ocional» , 15 un «simulacro de nación» 16 o, sim plem en­

10. Véase a respecto, Imelda Vega-Centeno. Aprismo popular: cultura, religión y política. Lima: CISEPA-PUC y TAREA, 1991.

11. Victor Raúl Haya de la Torre. «Maniñesto de Febrero de 1932». En: Obras Completas. Vol. 5. Lima: Editorial Juan Mejía Baca, 1984, págs. 94-124.

12. Thomas M. Davies Jr. y Victor Villanueva. Secretos electorales del APRA. Correspondencia y documentos de 1939. Lima: Editorial H orizonte, 1982; y Luis Chanduví Torres. El APRA por dentro: lo que vi, y lo que sé. Lima: Talleres Gráficos, 1988.

13. «Reglamento interno de la Vanguardia Aprista de la Ju ven tud Peruana» en Colección de Volantes de la Biblioteca Nacional del Perú. Según un testimonio, esta entidad era «una fuerza juvenil revolucionaria y por tan to m ilitarizada que perfeccionó a la VACH», en Luis Felipe de las Casas. El Sectario. Lima: Centro de Investigación y Capacitación, 1981, pág. 78.

14. Haya de la Torre, «Discurso del 8 de diciem bre de 1931», págs. 87-90.15. Hugo Neira. Hacia la tercera mitad. Perú XVI-XX. Ensayos de lectura

herética. 2.a ed. Lima: SIDEA, 1997.16. Karen Sanders. Nación y Tradición. Cinco discursos en torno a la nación

peruana 1885-1930. Lima: Pontificia Universidad Católica y FCE, 1997.

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Del APRA Rebelde a la lucha arm ada. Perú, 1965

te, - e n palabras de su propio jefe a p r is ta - com o una «locura colectiva» .17 «SEASAP» («Sólo el APRA salvará al Perú») era el saludo cotid iano. M ísti­ca y en trega , m ás que teoría , carac terizaban a la m ilitancia ap rista . Más que lecturas , reco rdaría un m ilitan te de aquellos años, «sólo repetíam os lo que el je fe y las d irectivas decían», en tan to que , la visión estra tég ica de la resistencia quedaba lib rada a su «genial in tu ic ión » . 18

E ventualm ente, tras varios años de lucha, apostaría H aya de la Torre n dos im p o rtan te s acciones tácticas con el fin de ace le ra r el re to rn o del ap rism o a la legalidad : (a) acercarse a W ashington ap ro v ech an d o de la política de «buena vecindad» de F. D. Roosevelt con el fin de convencer a losyan/cees de la filiación dem ocrá tica del ap rism o; su sc itando , p o r esa vía, su « in tervención m oral» co n tra «los tiran o s de n u estro s pa íses» 19 y (b) el recu rso a la revo lución in c ru en ta ap o y ad a en las «bases apristas» en a lian za con m ilita res naciona lis tas com o m éto d o de la lucha an tio li­gárqu ica, e ra la seg u n d a de sus p ropuestas. El inm enso prestig io m oral de que gozaba en tre sus partidario s, el desgaste n a tu ra l de la era de las catacum bas, la prom esa de que el re to rno a la legalidad sería la an tesala de la « revolución aprista» , coadyuvaron a la acep tac ión de l v iraje que derivó en su en tu siasta participación en la «prim avera dem ocrática» que se ab ría en 1945. Con su inicio, «vanguard istas» y «defensistas» q u e d a ­ro n en com pás de espera . La m ad ru g ad a del 3 de o c tu b re d e 1948, no o b stan te , las con trad icc iones en g en d rad as p o r el am b iv a len te d iscurso del «Jefe m áxim o», sa ld rían a la superficie en las calles del Callao.

APRA: crisis y exilio

El 3 de en e ro de 1949 V íctor R aúl H aya de la Torre ing resaba , en busca d e asilo , a la em b a jad a de C olom bia en Lima. Lo que en c ircuns­tan c ia s n o rm ales deb ió ser un trám ite hacia el exilio, se convirtió en u n so n ad o in c id en te d ip lom ático : cinco años p asa rían a n te s de que el g ob ie rno p e ru an o acced ie ra a o to rgarle u n sa lvoconducto . Ese aco n te ­c im ien to m arcó la d iferencia fu n d am en ta l en tre los dos g ran d es ciclos de la c lan d e stin id ad ap ris ta . Por p rim era vez desde 1931 , el Jefe no e s tab a al fren te d e la o rgan izac ión . En su ausenc ia el d eb a te in te rn o se desp leg a ría incon ten ib le , h as ta llevar al PAP al b o rd e d e la ru p tu ra . De ah í q u e , los años de O dría , fuesen «los m ás adversos y difíciles» en

17. Victor Raúl Haya de la Torre. «Discurso del 12 de noviembre de 1933». En: Obras Completas. Vol. 5. Lima: Editorial Juan Mejía Baca, 1984, págs. 153-160.

18. Ju a n Cristóbal. ¡Disciplina Compañeros! Lima: D ebate Socialista, 1985, pág. 32.

19. Victor Raúl Haya de la Torre. «La Defensa Continental». En: Obras Completas. Vol. 4. Lima: Editorial Juan Mejía Baca, 1984, págs. 230-268.

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«toda la h isto ria de la clandestin idad ap ris ta » .20 De las responsabilidades po r el 3 de octubre , pasó el deba te a la crítica de la ac tuación partid a ria en la a p e rtu ra dem ocrática y, por extensión , a innovaciones doctrinarias hay is tas que te n ía n un ind u d ab le sabo r a derech izac ión . ¿H abía el PAP tra ic ionado sus ideales p rim igenios? D ecepcionados, m uchos m ilitan tes de larga trayecto ria se m archarían del partido , enfocando sus denuncias en la propia la figura del llam ado «Jefe máximo» del ap rism o . 21 ¿A donde ir d esp u és del APRA? H acia la izqu ierda , los «vanguard istas» ap ris tas e n c o n tra b a n al P artido C om unista y a un pequeño , pero m uy activo, g rupo tro tsk is ta . 22 Los ap ristas m ás d ispuestos a « incorporarse a u n a o r­gan ización revolucionaria» - s e g ú n A rquím edes T o rre s - en fren tab an el p roblem a de que, del aprism o «salíamos vacunados contra el com unism o» ap a rte de que les repelía su zigzagueante línea seguida, sobretodo , en tre 1939 y 1945 cu an d o -s ig u ie n d o la línea fren tis ta so v ié tic a - h ab ían co labo rado con el p res id en te o ligárquico M anuel P rado . En el fondo , la traged ia del «ala izquierda» del aprism o -co n c lu ir ía T o rre s - era que, los que se iban del partido , «no dejaban de ser ap ristas» .23

E ventualm ente, el debate in terno se desplazó a los círculos de exilados. D esde B uenos Aires, M anuel Seoane lanzó la idea de rea liza r congresos postales con participación de los diversos com ités de d esterrados apristas. En el p rim ero de estos eventos prevaleció el criterio de aca ta r au to rid ad del C om ando N acional de Acción - q u e d irig ía el p a rtid o en ausenc ia de H a y a - d em an d á n d o se , al m ism o tiem po , (a) dem ocrac ia in te rn a y (b) d a r p o r te rm in ad o el experim en to de «cooperacionism o con E stados U nidos» . 24 En el S egundo C ongreso Postal, asim ism o, M anuel S eoane -re c o n o c id o en la p ráctica com o el núm ero dos del a p r ism o - se encargó de s in te tiz a r criticas y d e lin ea r perspectivas que reu b icab an al APRA en la sen d a nac iona l-revo luc ionaria . El APRA segu ía re p re se n ta n d o la

20. Andrés Townsend Escurra. 50 Años de aprismo. Memorias, ensayos y discursos de un militante. Lima: Editorial e Im prenta Desa, 1989.

21. Ciro Alegría. Mucha suerte cah harto palo. Memorias. Buenos Aires: Editorial Losada, 1976, pág. 255; Luis Eduardo Enríquez. La estafa política más grande de América. Lima: Ediciones del Pacífico, 1951; M agda Porral. ¿Quiénes traicionaron al pueblo? Lima: n /d , 1950; y Alberto Hidalgo. Por qué renuncié al APRA. Lima: n /d , 1954.

22. H ernando Aguirre Gamio. «Presentación». En: Carlos Howes Beas. Fun­damentos ideológicos de la Revolución Peruana. Lima: Ediciones Debate, 1973.

23. Cristóbal, ¡Disciplina Compañeros!, pág. 11.24. «Proposiciones para el 2do Congreso Postal de D esterrados Apristas y

.ilumina conclusiones del 1er Congreso Postal».

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única fuerza «capaz de ejecutar la au tén tic a renovación social del Perú» - d e c í a - destru y en d o el feudalism o y a firm ando el in d u stria lism o . 25

A sim ilando críticas, recobrando el m en sa je p ro g resis ta de l ap rism o , figuras de la generación fundadora del PAP (Sánchez, S eoane) irían lle­nando el vacío dejado por el Jefe; con tando con el respaldo de elem entos de la gen erac ió n sigu ien te (A ndrés T ow nsend , A rm ando V illanueva del Campo, N icanor Mujica, Ramiro Prialé, R icardo Temoche y o tros). Unidas am bas en la lucha contra el «revisionismo radicalizante» y los «quistes filo- soviéticos» que bro taban en la organización. De ahí que, a esa «tendencia estud ian til aprista a culpar a los líderes», a «responsabilizarlos de todo lo ocurrido» e incluso «a reem plazarlos» h a b ía que re sp o n d e r su b ray an d o que, «la fuerza del partido está en su con tin u id ad , en su decurso del 19 a hoy»; s ien d o im perativo « dem ostra r q u e n in g ú n m o v im ien to fue en A m érica tan con tinuo , tan coord inado , ta n con certad o » .26

Ese discurso, sin em bargo, chocaba con las experiencias del exilio. Al contac to con las experiencias argentina, guatem alteca , m exicana, chilena, los d e p o rta d o s reflex ionarían sobre to d o aque llo que el APRA hubiese podido conseguir de no haber enfocado -c o m o diría H éctor Cordero G ue­v a r a - con u n «m iope reiv id incacionism o» la a p e rtu ra 4 5 -48 que deb ió h a b e r sido , p o r el con trario , «la e tap a d e p rep a rac ió n de la revolución» en el Perú . El p rob lem a, según él, e s tab a en la v isión estra tég ica , en el ab an d o n o d e los princip ios, en la m ezcla de eclectic ism o y caudillism o que la conducción m esocrática del aprism o propiciaba. Sus p lan team ien ­tos al S egundo Congreso Postal iban, no to riam en te , m ás allá del m odelo de revo lución b u rg u esa rad ical p ro p u es ta p o r S eoane . P ro p o n ía «un rep lan team ien to revolucionario» del p a rtido : re to m ar el m arxism o y los ideales p rim igen ios, inco rporar a la clase o b re ra y al cam pesinado , fun ­d am en ta lm en te indígena, com o factores activos y co nsc ien tes .27 Exilado en B uenos A ires, C ordero G uevara se h ab ía v in cu lado a los círculos de e stu d io del m arx ism o encabezados por Silvio F rondizi en los cuales, un p e ru an o de s im patías ap ris tas -R ic a rd o N a p u r í- ten ía un pape l m uy activo. Tomó de ah í ideas cen trales para la constitución de la «izquierda

25. M anuel Seoane, «Carta de 1952» en Proposiciones para el 2do Congreso Postal de Desterrados Apristas y algunas conclusiones del le r Congreso Postal.

26. De Victor Raúl Haya de la Torre a Luis A. Sánchez, 25 de noviem bre de 1952 en Victor Raúl Haya de la Torre y Luis Alberto Sánchez. Correspondencia. Vol. 2. Lima: Mosca Azul Editores, 1982, pág. 32.

27. H éctor C ordero Guevara. «El Apra y la Revolución (Tesis para un re- p lan tam ien to revolucionario) [1952]». En: Del Apra al Apra Rebelde. El Apra y la revolución (1952). La realidad nacional y la linea política de la convivencia (1958). Acuerdos de la prim era asamblea nacional del Apra rebelde (1960). Lima: Perugraph Editores, 1980, págs. 1-35.

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aprista» y, even tualm ente, de la «nueva izquierda» de los sesen ta . Dos en particu lar:

1. La caducidad de la burguesía com o fuerza p rogresis ta de vocación dem ocrá tica e industria lista que, apoyada p o r los sec to res p rog re­sistas del ejército y por la clase obrera, sería portadora de un nuevo tipo de sociedad.

2. La crítica b a lan c ead a del peron ism o - a se r ap licad a al caso del a p r is m o - ni com o «desviación» ni com o «epidem ia», sino com o u n a m aciza rea lid ad h is tó rica de efectos irreversib les, com o «un in ten to fallido de revolución naciona l-burguesa» a ser resca tado y reo rien tado desde la izqu ie rda .28

De lo que se infería, la inutilidad de rom per con el APRA, debiéndose a g o ta r a su interior, m ás b ien , todas las posib ilidades de lucha. Id en ti­ficado com o m arx ista C ordero G uevara sería m arg in ad o del C om ité de D esterrados de B uenos Aires. En 1957 re tornó al Perú d ispuesto a d a r la lucha p o r conso lidar a la izquierda ap ris ta .29

D esde Trujillo, s im u ltán eam en te , Luis de la P u en te U ceda h ab ía e n ­con trado su propio cam ino hacia el exilio. Era un hom bre de acción. Un producto típico de la tradición «defensista» del p a rtid o .30 Pariente lejano del «Jefe m áxim o», m ilitan te desde la edad escolar, h ab ía su frido a los 16 años - e n 1 9 4 4 - su prim era carcelería. Preso nuevam ente en 1948 a raíz de la tom a de la U niversidad de Trujillo, sería finalm ente depo rtado en 1953 tras o rg an iza r una hue lga en el valle a zu ca re ro de C hicam a. E n co n tra ría en M éxico un ap rism o d ivid ido. G uillerm o C arn e ro Hoke, M anuel Scorza, E d uardo Jiba ja , Ju a n Pablo C hang y G ustavo Valcárcel co n fo rm ab an el a la rad ical. En d iciem bre de 1952 h ab ía ren u n c iad o este ú ltim o a la secre taria general del Com ité de D eportados. H abíam os pensado -ex p licó V alcárce l- que «ante el sismo de la realidad» que el 48 había significado «los líderes abrirían los ojos y cam biarían el rum bo de la nave ap rista» .31 N inguna esperanza quedaba ya para él a fines del 52. En 1953, estando ya en G uatem ala, Valcárcel fundó el Frente Revolucionario Peruano , un paso en el proceso que lo llevaría al PCP. El p rop io Luis de

28. Horacio Tarcus. El marxismo olvidado en ¡a Argentina: Silvio F rondiziy Milcíades Peña. Buenos Aires: Ediciones El Cielo por Asalto, 1996, pág. 26 y 141.

29. Ju an Cristóbal. ¡Disciplina Compañeros! Lima: D ebate Socialista, 1985, pág. 120.

30. Cfr. Nelson M anrique. ¡Usted fu e aprista! Bases para una historia crítica del APRA. CLACSO ans Fondo Editorial de la Universidad Católica del Perú: Lima, 2009, pág. 317.

31. Gustavo Valcárcel. El APRA y la claudicación de sus líderes. G uatem ala: Publicaciones del Frente Revolucionario Peruano, 1953, pág. 11.

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la P u en te se ría sep a rad o del C om ité de M éxico poco d espués . Ahí lo encontró H ilda G adea hacia septiem bre u octubre del 54 preocupado por «la exp lo tac ión y la m iseria que re inaba en nu estro país». H aya hab ía pasado p o r M éxico tras fina lm en te a b an d o n a r la em b a jad a co lom biana en Lima a com ienzos de ju n io de aquel año. A H ilda, Luis le con tó que, «•n aquella opo rtun idad , el Jefe «había hecho llam ar» a los separados del C om ité de Exilados y que , «después de un se rm ón discip linario», hab ía consegu ido convencerlo de que se re in co rp o rara , au n q u e sin d e te n ta r cargo a lguno . Le com en tó , asim ism o que, con m iras a las e lecciones p residenciales del 56, «se fraguaba una conciliación en tre el APRA y las fuerzas reacc ionarias rep re sen tad as p o r la fam ilia P rado , g ran b a lu a rte financiero en el país». Con la cual, po r c ierto , él no e s tab a de acuerdo siendo p o r el con tra rio de la opinión de que «era necesario rech aza r las consignas del partido» p roced iendo m ás b ien a «hacer la revolución». P laneaba con ese fin su regreso al Perú «donde se reun iría con un grupo de co m p añ e ro s que lo e stab an esperando» . Días después, en casa de la peruana Laura de Albizú Cam pos -e s p o sa del luchador independen tis ta puerto rriqueño Pedro Albizú C am p o s- un grupo de exilados desp id ió al joven ap rista quien partía de retorno al sur. En aquella ocasión el propio Luis h ab ía e n to n a d o «algunas canciones en quechua» . «Tuve en m en ­te - r e c o rd a r ía H ilda años d e s p u é s - p re sen ta rlo con E rnesto G uevara - c o n q u ien se h ab ía casado en G uatem ala re c ie n te m e n te - pero no fue posib le» .32

De la Puente re to rnaba al Perú com prom etido con un proyecto subver­sivo que, desde A rgentina, coordinaba M anuel Seoane y que contaba con el re sp a ld o de l g enera l Perón y del MNR bo liv iano .33 D esde el E cuador - c o n el apoyo de un general peruano residente en ese p a ís - en trarían al Perú m ien tra s o tro g rupo en trab a p o r Bolivia. La liberac ión de H aya se in te rpuso en sus p lanes. No bien libre, el líder ap rista se hab ía abocado a co n so lid ar su con tro l del pa rtid o a p a rtir de lo ya h echo p o r sus m ás fieles a llegados. Se hab ía d irig ido a M ontevideo prim ero p a ra p o n e r en línea al p rop io M anuel S eoane. Para desa len tar, so b re todo , la cercan ía que a lgunos de los d es te rrad o s hab ían ganado con el peron ism o . Visitó luego G u a tem a la y M éxico d onde , tras se rm o n ea r a De la P u en te , se d irig ió a E uropa ad o n d e perm an ece ría h a s ta 1957. En esas c ircu n stan ­cias, el p lan in su rrecc iona l perd ía v iab ilidad . De la P u en te , C arnero H oke, F e rn án d ez G aseo y o tros com pañeros q u ed a ro n a tra p a d o s en el

32. Hilda Gadea. Che Guevara, años decisivos. México, DF: Aguilar Editor,1972, pág. 103.

33. Cristóbal, ¡Disciplina Compañeros!, pág. 135; y M anuel Jesús Orbegoso. Luis de la Puente Uceda: un rebelde con causa. Lima: MJO y Entrevistas, 1989, págs. 46-53.

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m edio. E n traron al Perú sólo para encon trar que sus propios com pañeros fac ilita ron su d e ten c ió n . La tra ic ión y las to r tu ra s m arca rían el espíritu del joven d irigen te .

H ilda G adea rep resen tab a o tra de las hebras del en tra m a d o surgido d e l fiasco del 4 8 : el celo, la d iscip lina, la fo rm ación in te lec tu a l de la m u je r ap ris ta . Su m em oria escrita perfila , asim ism o, los d ilem as que acech ab an a los m ilitan tes de esa o rgan ización . Poseía u n a ap reciab le form ación m arxista. De cultura rusa, adem ás de Lenin, conocía la clásicos literarios de las décadas previas a la revolución. La Revolución china era su nueva pasión. A dm iraba la larga lucha del pueblo chino cuya realidad eq u ip a rab a ella a la de «nuestras m asas cam pesinas in d íg en as» .34 Tenía, p o r so b re to d o , a lm a de m ilitan te . La certeza d e que «no pod íam os ser felices v iendo exp lo tac ión y m iseria» p o r lo que «hacíam os el p ropósito de ded ica rnos a rem ed ia r en lo posible estos m ales, inv irtiendo nuestras v idas y n u estro esfuerzo en ello, no im porta los riesgos que significara». En sus p rop ias p a lab ras , un «sen tido agónico» de la v ida en la línea de U nam uno . S in tem o r a la m uerte , d ispuesta a a fro n ta rla en beneficio de la soc iedad . «Com o m ilitan te política -a s e v e ró H i ld a - de jé atrás los p rob lem as ab so lu tam en te individuales, a d o p tan d o una co n d u c ta de lucha». «¿C óm o vos, que p iensas com o com un ista , e res ap rista?» le in te rp e lab a E rnesto G uevara en 1954 qu ien tra ta b a , p o r ese en tonces- por p ropia confesión - de persuadirla «de que se largue de ese partido de m ierda» .35 G adea respondía que el PAP era un m edio p ara llegar al poder e in iciar el proceso de «hacer una sociedad nueva». Q ue, «com o m uchos d irigen tes juveniles del APRA así lo creíam os, todo ese aparen te abandono de las b an d eras p rincipales de lucha e ran tácticas tem porales, pero que, una vez en el gobierno, el APRA haría una verdadera tran sfo rm ación » .36

En los d ías finales de A rbenz, H ilda era la ún ica re p re se n ta n te en G ua tem a la de la « tendenc ia izqu ierd ista d en tro del APRA». A su paso p o r ese país qu iso p lan tea rle al Jefe que no v iajase a E stados Unidos, que ello te n d r ía «consecuencias d e n tro del APRA, que esa a c titu d para el p u eb lo se ría m uy confusa». No p u d ien d o hacerlo p e rso n a lm e n te le en treg ó u n a ca rta con sus p lan team ien to s . No rec ib iría re sp u e s ta .37 T iem po después, ya desde México, tras ver p artir a su esposo E rnesto en

34. Orbegoso, Luis de la Puente Uceda: un rebelde con causa, pág. 37.35. Luis H ernández Serrano. «Ernesto no me gustó. (Testim onio de Myrna

Torres Rivas sobre la form ación revolucionaria del )joven Ernesto G uevara en Guatemala y su am istad en México)»». En: Juventud Rebelde Digital: (14 de junio de 2003). URL: h t tp : / /www . j re b e ld e . cu / 2003 / a b r i l - j u n io / jun - 1 4 / p r in t / c rn e s to .h tm l.

36. Hilda Gadea. Che Guevara: años decisivos, n /d : Aguilar, 1973, pág. 34.37. Ibíd., pág. 39.

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l.i legendaria expedición del Granma H ilda regresaría a ocupar su puesto, com o d ir ig en te ap ris ta , en su país na ta l. Tras la to r tu ra y el encie rro «ufrido a ra íz de su cap tu ra , C arnero H oke op tó p o r un proyecto aparte , el Partido N acionalista Revolucionario Peruano de breve e insignificante rx istencia . De la P uen te U ceda, p o r su p a rte , e ligió re in co rp o ra rse al l’AP iden tificado ya com o líder de la izqu ie rda ap ris ta . A m ed iad o s de 1 ‘>57, se en co n tró con H écto r C ordero G uevara po r p rim era vez. «Me dejó - r e c o rd a r ía este años d e s p u é s - una ex trao rd in a ria im presión , un hom bre con ideas defin idas; con la fuerza e sp iritu a l y la v o lu n tad que presag iaban a un verdadero d irigen te» .38 Ju n to s h arían la e tap a final de m in fructuoso esfuerzo por reo rien ta r al APRA, que habría de cu lm inar en su expulsión.

Con la salida de Haya de la em bajada co lom biana, tras su crisis m ás p rofunda, el PAP, de a lg u n a m anera , re to rn ab a a la n o rm a lid ad . Las prim eras declaraciones del líder aprista no perm itían ab rigar dem asiadas rsp e ran zas e n un cam bio en la línea del pa rtid o . Sus co m p añ e ro s m ás radicales esperaban una denuncia encendida de la d ic tadura . Sorprendió rn prim er lugar que escogiera una rev is tayankee -L ife en e s p a ñ o l- para• ••encontrarse con el m u n d o . 39 N ada co n tra el im peria lism o , av an zab a »us reflex iones, m ás b ien , sobre el papel de las «naciones am ericanas» en el m arco d e la «pugna m undial» . A los 55 años, el co m b a tien te de «uros tiem pos aparecía pausado y cauteloso . Su objetivo -c o m o sugiere Frederick B. P ik e - era co n stru ir un nuevo p a rtid o bajo el m an to de la con tinuidad de la tradición ap ris ta .'10 P roponer al PAP, en tal sentido , co­mo m odelo de partido dem ocrático alternativo tan to a los PC, com o a los populismos au toritarios tipo peronista. Andrés Townsend sin tetizó el obje­tivo de la reo rien tación aprista: en Latinoam érica, los partidos socialistas te rm inaban siendo tr ib u ta rio s del com unism o; la m o d ern a dem ocracia locial, en cam bio , ten ía com o « instrum en to propio de realización» a los ► partidos del pueblo» cuyo «arquetipo» e ra el PAP, h e rm an o m ayor del.t e m erg en te « izquierda dem ocrá tica la tin o am erican a » . '’ 1 D u ran te los cincuenta, H aya pondría particu la r énfasis en d ifund ir esta visión en los medios académ icos estadoun idenses donde, en efecto, encon tra ría parti-

38. Cristóbal, ¡Disciplina Compañeros!, pág. 153.39. Haya de la Torre, «Cinco años de exilio en mi patria».40. Frederick Pike. «The Oíd and the New APRA in Perú: Myth and Reality».

I n: ¡nter-American Economic Affairs, vol. 18, n.° 2: (1964), págs. 3-45.41. Andrés Townsend Escurra. «El Partido Aprista y las elecciones generales

de 1962». En: Cuadernos (Congress for Cultural Freedom), vol. 57: París (1962), piigs. 27-46.

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ciliar s im p a tía . 42 A pristas de izquierda com o Alfredo H ern án d ez Urbina, pensaban , p o r aquel entonces, que la posibilidad de que el APRA devinie­se P artido D em ocrático R evolucionario pasaba p o r «bajar al llano» a la v ieja g u a rd ia , p rom ov iendo s im u ltán eam en te u n a d em o cra tizac ió n del partido a través de perm itir «la existencia de corrientes y contracorrientes in te rn as com o legítim a expresión de dem ocracia política», la realización de co n g reso s an u a le s que «no rm en la v ida partid a ria» , im p id ien d o la ree lecc ión d e qu ien es h ab ían sido p a rlam en ta rio s de l 31 al 45 y, por ú ltim o , c an ce lan d o «la Je fa tu ra del Partido», lo q u e con llevaba «abolir la o rg an izac ió n v e rtica l» .43 N ada pod ía im ped ir p a ra ese en to n ces la negociac ión en curso con M anuel P rado , que p erm itiría al PAP recobrar e s ta tu s legal.

En m arzo de 1956, u n a C onvención N acional del pa rtid o dio faculta­des a R am iro Prialé para «concertar alianzas o pactos con cualqu ier fuerza po lítica con el fin de consegu ir la legalidad del p a rtid o » m an ten ien d o , p o r c ierto - en palab ras de un h is to riador a p r i s ta - «el decoro y la digni­d ad de las b an d e ra s p rog ram áticas e ideológicas d e l ap rism o redentor» . A cam b io d e su apoyo e lec to ra l, los ap ristas ex ig ían , «el re to rn o a la leg a lid ad , la lib ertad d e sus de ten id o s, el reg reso d e los d e p o rtad o s , la devolución de los bienes incau tados y el respeto a los actos c iudadanos» .44 M anuel Pardo sería el elegido. Estaba en curso la form ación de lo que los prop ios ap ris ta s den o m in arían com o el «régim en de la convivencia». De una d isc ip linada acep tación de dicho régim en d epend ía , supuestam en te , que en 1962 las fuerzas a rm ad as y la o ligarquía - l o s g randes enem igos del a p r is m o - perm itiesen su llegada al poder. D espués de una d ictadura - d i r ía H aya d e la T o rre - «los pueblos com o los ind iv iduos necesitan un p e río d o d e co n v a lecen c ia » .45 Con el p o d e r una vez m ás al a lcance de la m an o , en todo caso, la posib ilidad de un APRA rad ica l - q u e hab ía p a rec id o re la tiv am en te ce rcan a en tre fines de los c u a re n ta e inicios de los c in c u e n ta - se a le jaba acaso defin itivam en te . De acon tec im ien to s

42. R obert A lexander. «The Latín Am erican Aprista Parties». En: Political Quarterly, vol. 20, n.° 3: (ju lio -sep tiem bre de 1949), págs. 236-247; y H arry Kantor. The ideology and program o f the Peruvian Aprista movem cnt. California: University o f California Press, 1953; en noviem bre 25 de 1952, Haya escribió a Luis A lberto Sánchez que a académ icos como Kanror hab ía que «como fichas», había que «jugar con ellos y coincidir en lo que ellos nos favorecen» en Haya de la Torre y Sánchez, Correspondencia, pág. 36.

43. Alfredo Hernández Urbina. Los partidos y la crisis delApra.JLima: Editorial Raíz, 1956, pág. 19.

44. Victor García Toma. Las alianzas del APRA. Lima: Prom ociones Gráficas Im agen, 1982, pág. 110.

45. Citado en ibíd., pág. 122.

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que o c u r r ía n lejos del Perú su rg iría un nuevo in ten to p o r reconc ilia r al an tiguo p a r t id o con sus supuestos «ideales prim igenios» revolucionarios. En d ic iem bre de 1956, cuando Prado llevaba cinco m eses en el poder, los exped ic io n a rio s del Granma a rribaban a las costas cubanas.

El embrujo cubano

V einte años tenía Ricardo Gadea cuando arribó a Cuba, p rocedente de A rgen tina , en enero de 1960. Del Colegio M ilitar Leoncio P rado de Lima a la U niversidad de La Plata, había ido descubriendo su iden tidad aprista. Le v e n ía p o r trad ic ión fam iliar: de su p ad re , un m odesto trab a jad o r ap ris ta c o m o de su h e rm an a m ayor H ilda, ex ilada en G uatem ala desde el 4 9 .46 E n A rgentina había conocido y hecho am istad con o tro joven pe­ruano, e l jau jin o M áximo Velando, hijo de cam pesinos, quechua-hab lan te , qu ien h a b ía sa lido de su tie rra - a los 20 a ñ o s - en 1952. En A rgentina, V elando s igu ió estud io s de E conom ía y se v incu ló a la Ju v e n tu d C om u­nista m ie n tra s traba jaba com o obrero. En 1961 volvió al Perú, de donde p artiría hac ia Cuba por su propia cuen ta . 47 Ahí se reencontró con Ricardo en ro lad o ya com o estud ian te de com unicaciones en la U niversidad de La H a b an a . Ju n to s se o frec ieron a co labo rar en la d efen sa de C uba en los azaro sos d ías de la crisis de los misiles. A través de R icardo conocería al Che. E ste , le h ab ría p lan tead o que «debía reg resa r a su p a tr ia y m ilitar, p o rq u e e ra a través de la m ilitancia po lítico -p artid aria que pod ía te n e r acceso a cualqu ier perm anencia en Cuba» puesto que, en esos m om entos, d ad o q u e «era u n a p erso n a que v iajaba e sp o n tán eam en te» , su e stad ía ten ía lim itac iones prec isas .48 Cuba era com o un m agneto ; una fuen te de cu riosidad e ilusión frente a los años grises del ochenio de O dría: tiem pos de a m a rg u ra , frustración y escep tic ism o .49

A C u b a , R icardo hab ía llegado inv itado po r su h e rm an a H ilda. En Lima, e s ta h ab ía im pu lsado ac tiv idades de so lid arid ad con C uba con apoyo de la ju v e n tu d de su p artido . U na vez e n la isla, a p e sa r de la ru p tu ra m a rita l con el Che, segu iría siendo conducto priv ilegiado de los rev o lu c io n ario s p e ru an o s con su célebre ex esposo. Así lo com probó R icardo N apurí, uno de los prim eros izquierdistas peruanos en conocer al Che tra s la v ictoria revolucionaria. Tam bién a él, O dría le hab ía lanzado

46. Entrevista con el autor, Lima, 14-15 de agosto de 2003.4 7 . «Testim onio de Carm en Gastan Olivera» (viuda de M áximo Velando)

en Ju a n Cristóbal. Máximo Velando: el optimismo frente a la vida (El vencedor de Yahuarina). Lima: Ediciones Debate Socialista, 1984, págs. 21-29.

48 . «Testimonio de Ricardo Gadea» en ibíd., págs. 17-20.49. Miguel Gutiérrez. La generación del 50: un mundo dividido. Lima: Editorial

Labrusa, 1988, pág. 23.

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al exilio. Un av iad o r m ilita r d ep o rtad o p o r h ab erse n eg ad o -s e g ú n testim onio p ro p io - «a bom bardear a m arinos y m ilitan tes de la izquierda aprista en la insurrección de octubre de 1948».5Ü En A rgentina, el abogado Silvio Frondizi lo ayudó a salir de la cárcel naciendo en tre ellos un intenso vínculo in te lec tu a l y po lítíco . 51 El 8 de en ero de 1959 - e n el avión que tra s la d a b a a ex ilados cubanos y a los p rop ios fam iliares d e G u e v a ra - a rribó N ap u rí al «p rim er te rrito rio liberado» de A m érica, co noc iendo al com andan te argen tino cuando «vestía aún ropa de cam paña, con algo de barro en sus p an ta lones y zap a to s» .52

C onocer al Che y convertirse en m ilitan te de la R evolución cubana fueron , p ara N apurí, p rác ticam en te , una m ism a cosa. A su ofrecim ien to de co labo rac ión , el co m an d a n te respond ió in d icándo le q u e la m an era m ás efectiva de h acerlo sería re to rn an d o al Perú «con la ta re a de ver qué o rgan izac io n es y hom bres apoyaban a C uba, p e ro q u e a la vez es­tu v ie ran d ispuestos a asum ir un com prom iso revolucionario» . «Aceptaso no acep tas» le dijo. Fue así - r e m e m o ró el p e r u a n o - que «decidí a b a n d o n a r todo , mi fam ilia, mi trabajo , todo». De ta l su e r te , tras una d écad a de ausencia , volvió el ex av iador al Perú convertido en em isario nada m enos que del líder de la «revolución con tinen ta l» que se iniciaba. No le e ra a jen a a G uevara la situación p e ru an a , las ten s io n es del APRA en particu lar, q u e le hac ían reco rd a r al pe ro n ism o de su tie rra na tal. Q ue no com prend ía -h a b r ía com entado a R icardo N a p u r í- p o r qué los trab a jad o re s a rg en tin o s d em o rab an en libera rse d e las a ta d u ra s de un m ovim ien to «proclive a p ac ta r y cap itu la r al im perialism o». De seguro vio en el núcleo de los «apristas rebeldes» u n a a lte rn a tiv a rea lis ta p ara de riv a r h ac ia la izqu ie rda los co n tingen tes po p u la res e n ro la d o s en sus filas. De ah í que o rien ta ra a N apu rí hacia ese e m erg en te m ovim iento . «E stando aú n en C uba, y por consejo del Che - r e c o rd a r ía e s t e - ad h e rí al A pra R ebelde». Al llegar a Trujillo, sin em bargo , no tu v o un recib i­m ien to en tu siasta . R econociéndolo com o «com unista» - r e c o rd a r ía años d e s p u é s - «uno de los lu g arten ien tes de Luis de la P uente» m e dijo: «te re tiras de acá, hijo de pu ta ; v ienes a qu ita rnos lo que tenem os». «No les ag rad ab a verm e llegar -co n c lu y ó N a p u r í- com o un h o m b re pro teg ido de Cuba». T ardarían en d ilu irse las suspicacias. Un tem a e ra decla rarse en «rebeldía» den tro del APRA y otro, m uy distinto, op ta r po r una opción

50. José B erm údez y Luis Castelli. «A trein ta años del Che (entrevista aRicardo Napurí)». En: Revista Herramienta, n.° 4: Buenos Aires (julio de 1997). U R l . : h t t p : / / v A v w . i n i s o c . o r g / c h e . h t m . /

51. Tarcus, El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades /VIlo, pdg. 143.

52. B erm údez y Castelli, «A trein ta años del Che (en trev ista a Ricardo N.ipml)», las citas siguientes corresponden a este im portante texto.

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«com unista» p ara q u ienes ven ían de un pa rtid o de posición c la ram en te n n ticom un ista . A fines del 59, los ap ristas rebeldes n o rteñ o s e ran u n núcleo sum ido en la incertidum bre.

Del APRA Rebelde al MIR

En o c tu b re de 1958 , en la IV C onvención d e l PAP - y a res tab lec id a su le g a l id a d - h ab ría d e p roducirse el d eb a te p o ste rg ad o d esd e 1948. Contra el llam ado pacto de «convivencia» con M anuel P rado enfilaron los sec tores críticos de la d irigencia. A ducían que te rm in a ría cam b iando la na tu ra leza m ism a del partido; que no obedecía a una legítim a transición, sino a u n so m etim ien to a los in tereses de la o ligarqu ía . Y acaso no les faltaba razón. El régim en pradista 1956-1962 - s e g ú n Frederick B. P ik e - significaría el m ás desperdiciado sexenio de la h istoria p eruana del xx .53 No se ría p o r ello ex trañ o que, com o resu ltad o del ap o rte ap ris ta a su ex is tencia - c o m o d en u n c ia b a el ala izqu ie rda a p r i s ta - «una a u n a las b anderas h istóricas del APRA» le fuesen a rreb a tad as p o r fuerzas nuevas com o Acción Popular, el M ovim iento Social D em ocrático y la Dem ocracia Cristiana. Incluso, de ganar -« p o r los cam inos de la transacción y el con­v en io » - en el 62, «¿no significará eso la m uerte de nuestro m ovim iento? ¿No ten ían acaso, m ovim ientos históricos com o el APRA, un destino que cu m plir? » .54 De ah í que, su «norm alización», su m etam orfosis a la «con­dición de cualqu ier partido tradicional» fuese, sim plem ente, inacep tab le . No bastó que esgim ieran a la propia obra de H aya de la Torre com o guía del reciclaje p a rtid a r io , sus p ropuestas de rectificación, de dem ocrac ia in terna , de «renuncia inm ed ia ta de todos los apristas que ocupan cargos d ip lom áticos, m unicipales y políticos» en el rég im en p rad is ta , no ten ían lugar en la trad ic ión ap ris ta de d isciplina vertical. Su p ro p u es ta m ism a, en rea lidad , los hab ía puesto fuera del partido . Sancionado con la m áxi­m a p en a partid a ria , el pequeño núcleo no rteñ o se constituyó en Com ité de D efensa de los Principios y, posterio rm en te , en APRA R ebelde, com o «organ ización au tó n o m a p ara la rea lizac ión del id eario ap rista» a b a n ­d o n ad o p o r «los ac tu a le s d irigen tes convivientes», e s tab lec ien d o com o objetivo fundam ental, la creación de una «conciencia revolucionaria para o rg an iza r y a ce le ra r el proceso de la revolución nacional» . «M iserables,

53. Pike, «The Oíd and the New APRA in Perú: Myth and Reality», pág. 37.54. «La Realidad Nacional y la línea política de la Convivencia». Moción

presentada en la IV Convención del Partido Aprista el 10 de octubre de 1958 en Héctor Cordero Guevara. Del Apra al Apra Rebelde. El Apra y la revolución (1952). La realidad nacional y la linea política de la convivencia (1958). Acuerdos de In p rim era asam blea nacional del Apra rebelde (1960). Lima: Perugrapli Editores, 1980, págs. 56-108.

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no sab en q u e a h o ra som os m ás ap ris tas q u e nunca» h ab ría co m en tad o Luis de la P uen te asediado por el asm a y la ansiedad al period ista M anuel Jesú s O rbegoso p o r ese en to n ces . 55

A m ed iad o s de 1959 , De la P uen te se m a n te n ía aú n d e n tro d e los m arcos de una perspectiva nacionalista radical. Tras su carcelería de 1955 se h ab ía ab o cad o al tem a ag rario . En 19 5 7 h ab ía p re sen tad o u n a tesis d o c to ra l ti tu lad a «La R eform a del Agro P eruano» en d o n d e se inclinaba por una fórm ula de «antifeudalism o realista» equ id istan te de los p lan tea ­m ien tos im peria listas , com o de los aquello s «in toxicados de m arxism o». R eform a A graria sí, p ero no p o r el «cam ino revolucionario» - escabroso, c ru en to y de consecuencias m uy d u d o s a s - sino com o «acto leg ítim o de p ro m o ció n del desarro llo» , e jecu tad o en «estric to cu m plim ien to d e la C onstitución y las leyes» .56 Un cam ino evolutivo perfectam en te en cu ad ra ­do d en tro del «ideal indo-am ericanista» expresado po r el aprism o y que, en la revo lución boliv iana, p o r e jem plo , h ab ía en co n trad o concreción . Tenía ese p u n to de vista al m om en to de su p rim e r v iaje a C uba en ju lio de 1959 , ta l com o lo expresó en un fo rum so b re la R eform a A graria cu b an a d ó n d e se p ro nunc ió en favor d e l re sp e to a la p ro p ied ad p riv a ­da , del «derecho a u n a parcela» del cam pesino cu b an o en a ras de u n a tran sfo rm ació n con ju s tic ia y libertad . A pasionado com o era , d e m a n d ó con ins istenc ia - s e g ú n M arco A nton io M a lp ic a - u n a defin ic ión d e los cubanos, quienes, prefirieron no responder . 57 Estas posiciones -c o m o las expuestas en el proyecto de ley presen tado por los «apristas rebeldes» en octubre de 1961 - no se d istingu ían dem asiado de las defend idas por los nuevos grupos reform istas que su rg ieron de la lucha co n tra la d ic tad u ra de O dría : AP, DC, MSP. D en tro del p rop io e jérc ito e Ig lesia ca tó lica se reg istraban fuertes indicios de preocupación reform ista . Así, a m ed iados de los años se sen ta el P re lado de una d e las zonas m ás po b res d e l su r andino peruano , solicitó que la Asamblea Episcopal Peruana d iscu tiese el p ro b lem a de las p ro p ied ad es de la Iglesia tem ero so de que d icho tem a fuese levan tado por los ag itadores com unistas, crec ien tem en te agresivos después del «éxito» castris ta . 58

En nov iem bre de 1960, con la tran sfo rm ación del APRA R ebelde en MIR el proceso hacia la construcción de una iden tidad propia, au tónom a, en traba en una nueva fase. Es el inicio del curso que lleva a M esa Pelada

55. Cordero Guevara, Del Apra al Apra Rebelde, págs. 123-124.56. Orbegoso, Luís de la Puente Uceda: un rebelde con causa, pág. 46.57. Marco Antonio Malpica. Biografía de la Revolución. Historia y antología

del pensamiento socialista. Lima: Ediciones Ensayos Sociales, 1967, págs. 503-504.58. De Nevis Mayes, Prelado Nulius de Sicuani [Cuzco] a M onseñor Ju a n

L indázuri RiekrUs, p residente de la Asam blea Episcopal, 26 de sep tiem bre deI**n Archiva tic la Prelatura de Sicuani.

I Id

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1965 . En ello los pupilos de Silvio Frondizi -N a p u r í y C o rd e ro - tendría d is tin tiva in fluencia . A m ed iados de los c incuen ta , es te hab ía fu ndadol.t p rim era de varias o rgan izaciones con este nom bre en L atinoam érica: r l M IR-Praxis.5y S iete m eses an tes de la decisión de los p e ru an o s , un llam an te M1R v en ezo lan o se hab ía p ro n u n c iad o po r el cam ino a rm a ­do. E ntre el ím petu guevarista y la crítica filo-tro tskista del com unism o pro-soviético se de lin eab a u n a nueva form a de se r izqu ie rd ista . A pun­tando en esa d irección , los pe ru an o s a sp iraban a su p e ra r el «cam ino evolucionista» del «com prom iso y la com ponenda» para v incu larse a los m ovim ientos sociales -p a r tic u la rm e n te ru ra le s - que conm ovían el país. La defección del PAP, más aún, coadyuvaba a configurar un escenario cíe po larización en d o n d e , «la so lución o ligarco -im peria lista» co n ten d e ría con la «solución popular, revolucionaria» por defin ir el ya in sosten ib le Im passe que e n tra m p a b a el desarro llo naciona l. U na R eform a A graria «radical y p ro funda» era , en este sen tido , la m ed ida p rio rita ria . De ah í que, la o rgan ización del cam pesinado en el p lano nacional e ra «la ta rea im perativa del m om ento ac tua l» . 60

Ese paso definitivo hacia la izqu ierda dejaba en el cam ino a m uchos «apristas rebeldes». Jav ier Valle Riestra, por ejem plo, se hab ía sum ado al APRA R ebelde, según dijo, por «un exceso de ortodoxia», porque «quería rea lizar los ideales cubanos de ese in stan te , de Pan con Libertad». A par­tándose luego, al ver que lo que iba configurándose era una organización «stalinista». En 1962, finalm ente, a raíz de un artículo en el diario aprista La Tribuna ti tu lad o «El 10 de ju n io vo ta ré po r H aya de la Torre» este lo llam ó y le dijo: «ven al p artido , el m un d o es am plio , el p a rtid o es enorm e, las pu e rta s están abiertas, estás am nistiado». A pesar de h ab er­se m arch ad o del PAP - d i r í a Valle R ie s tra - nunca h ab ía d e jad o de ser « ideo lóg icam ente a p ris ta » .61 Luis de la P uente , por el co n tra rio , asum ió el re to de ad o p ta r una visión nueva, de rom per con el vínculo em ocional que la id en tid ad ap ris ta - y la identificación perso n a l con H aya de la T o rre - conllevaba. Y si unos se m archaban del «APRA Rebelde» debido a su defin ición izqu ierd ista o tros se sum aban , p rec isam en te , a tra ídos por esa nueva postura . M áximo Velando, por ejem plo, quien a su reto rno de Cuba se hab ía tra s lad ad o a su te rruño , en la sierra cen tra l, do n d e había in tenso trab a jo po lítico cam pesino . En 1962, R icardo G adea ten d ría la

59. Tarcus, El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades Peña, pág. 149.

60. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Manifiesto de Chiclayo. Lima: Ediciones Voz Rebelde, 1963, pág. 13.

61. Valle Riestra. Lo que no había dicho Javicho. 13 de agosto de 1998. url: h t tp ://www.caretas.com.pe/1998/1529/Javier/javier.htm.

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«gratísim a sorpresa» d e encontrarse con M áximo al recib ir en La H abana a una «delegación de m ilitantes» del MIR .62

El cam bio de perspectiva reflejaba, sin duda, una cada vez m ás intensa re lac ión con C uba. En ju lio de 1960 u n a delegac ión del APRA R ebelde había viajado a la isla. El propio De la Puente perm aneció ah í po r algunos m eses. EraTi m o m en to s decisivos p ara el rég im en castris ta . En la p laza de la revo lución h a b a n e ra los p e ru an o s e scucharon a Fidel v a tic in a r la tran sfo rm ación de la cord illera de los Andes en una «Sierra M aestra he­misférica». Por ese en tonces com enzó a concebirse el p lan insurreccional del MIR. Al p lan team ien to del Che -s e g ú n N a p u r í- «del foco guerrillero com o la h e rra m ie n ta p rim era y fu n d am en ta l de la revo lución» , De la P uen te h ab ría con tes tad o con su visión de que «la a lianza del ap ripsm o reb e ld e con C uba se convertiría en un fo rm idab le ca ta lizado r» p a ra la crisis del PAP, a b rien d o las pu e rta s p a ra que «m iles de trab a jad o re s y jóvenes» o p ta ra n p o r sum arse al «proyecto revo lucionario» del M IR . 63 Situación tal perm itiría un esquem a organizativo m ás am plio y com plejo que aque l d e lin ead o p o r las tesis foquistas. Era el com ienzo de una discusión en tre De la Puente y el Che que se prolongaría a lo largo de los sigu ien tes dos años. En el Perú, m ien tras tan to , el estallido cam pesino a través de la sierra aceleraba aún m ás el tiem po po lítico . 64

La hora de la vanguardia

H ugo B lanco G aldós fue uno de los m iles de p e ru an o s que h ab rían sa lido hacia la A rgen tina d u ra n te los años o d riís ta s .65 Ahí, com o o tros com patrio tas suyos, pasó por los círculos de Silvio Frondizi para recalar, posterio rm en te , en el g rupo tro tskista de N ahuel M oreno. Volvió al Perú con el inicio del rég im en de la «convivencia». P re ten d ía in se rta rse en el m ov im iento obrero , te rm inó com o o rg an izad o r cam pesino . En la cárcel del C uzco conoció a los d irigen tes de C haupim ayo, valle de La C onven­ción, qu ienes sosten ían una áspera confrontación con los hacendados de

62. Testimonio de Ricardo Gadea en Cristóbal, Máximo Velando: el optimismo frente a la vida (El vencedor de Yahuarina), pág. 18.

63. Testimonio de Ricardo Gadea en ibíd.64. Véase Howard Handelm an. Struggle in tlie Andes: peasant political mobi-

lization in Peni. Austin: University of Texas Press, 1974; Eric Hobsbawn. «Peasant Land Occupations». En: Past and Present, n.° 62: (febrero de 1974), págs. 120- 152; Hugo Neira. «Sindicalismo campesino y complejos regionales agrícolas». En: Aportes, n." 18: París (octubre de 1970), págs. 27-67; y Hugo Neira. Cuzco: tierra y muerte, reportaje al sur. Lima: Problemas de Hoy, 1964.

65. Alfredo H ernández Urbina. Nueva política nacional. Trujillo: Ediciones Raíz, 1962, pág. 53.

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mi localidad . En lucha con tra los asesores «stalinistas» ah í involucrados, Illanco buscó rad ica liza r la lucha de los sind icatos ag rario s im pu lsando acciones d irec tas , la conqu is ta de la tie rra y la o rg an izac ión del valle eon crite rios n e tam en te cam pesinos. Su origen and ino , su condición de quechua-hablan te , le perm itiría una gran aceptación en el m edio conven- riano . «N uestra opresión no es so lam ente económ ica - d i r í a B lan co - se nos ap la s ta n u es tra cu ltu ra , som os los escup idos» .66 El ind igen ism o, en mis escritos, recobraba su p re tendido fulgor revolucionario . Carism ático, decid ido , su figura creció a niveles m íticos a inicios de los años sesen ta , in fu n d ien d o e n los g rupos «vanguardistas» ub icados a la izqu ie rda del PC un fuerte sen tim ien to de urgencia e inev itab ilidad . «Por p rim era vez en nu estra h istoria republicana -e d ito r ia liz a b a un d iario tro tsk is ta - somos testigos de una movilización a extensión y p ro fundidad que abarca :i d ecen as d e m iles de cam pesinos». La perspectiva e ra irrefu tab le : la «revolución agraria». Desde este ángulo ¿qué peso podía ten e r un proceso elec to ra l que de jab a al m argen a m ás de seis m illones de cam pesinos? Con su g ran m ovilización, el cam pesinado m ostraba la fu tilidad del «ca­m ino pacífico p ara la revolución». Y si, h asta ah o ra «nos deb a tíam o s en mil p rob lem as teóricos» la Revolución cubana proporcionaba un «com ún denom inado r» , la base p a ra fo rm ar un «partido ún ico de la izqu ierda revo lucionaria» .67

Los s ind ica to s cam pesinos que p ro life raban p o r la s ie rra de l Perú hab rían de se r las bases, según B lanco, de un «partido revo lucionario sui generis d e m asas» al que el traba jo de los m ilitan tes u rb an o s no ten ía sino que am o ldarse . No serían en el Perú los focos guerrille ro s a la c u b an a los que a rra s tra r ía n a las m asas cam pesinas a la revolución sino q u e estas m ism as, a p a rtir de sus p rop ios sind ica to s, llegarían a la «defensa a rm ad a de las ocupaciones de tie rras a través de la form ación de m ilic ias» .68 Po líticam ente , la dup la R evolución cubana-M ovim ien to C am pesino - s e g ú n Ju a n Pablo C h a n g - cuestionaba el papel del Partido C om unista com o «estado m ayor ob ligado de las m asas en la lucha por

66. Hugo Blanco. Tierra o muerte. México, DF: Siglo XXI, 1974, pág. 148.67. O rgano del Partido Obrero Revolucionario (POR) n.° 9 (1 de julio de

1961) y n.° 10 (20 de julio de 1961).68. A parte de Tierra o Muerte sus planteam ientos son expuestos en Hugo

Blanco. El camino de nuestra revolución. Lima: Ediciones Revolución Peruana, 1963; sobre sus experiencias en La Convención, véase Tom Brass. «Troskyism, Hugo Blanco and the Ideology of a Peruvian Peasant Movement». En: Journal o f Peasant Studies, n.° 162: (enero de 1989), págs. 173-197; E duardo Fioravnnfi. la tifu n d ism o y sindicalismo agrario en el Perú. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1974; y Victor Villanueva. Hugo Blanco y la rebelión campesina. Lima: Librería Juan Mejía Baca, 1973.

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el p oder en la revo lución la tinoam ericana» . Su «pérd ida del ritm o de la h istoria» p rop iciaba que las m asas crearan «sus propios in s trum en tos de lucha» p ara av an zar hacia el socialism o .69

Varios proyectos com enzaron a arm arse en torno a los logros de Blanco e n La C onvención. El del S ecre tariado L atinoam ericano del T rotskism o O rtodoxo (SLATO) fue uno de ellos. D erivó en una serie de asaltos a bancos que , su p u es tam en te , p roveerían los fondos n ecesario s para m o n ta r el a p a ra to político d e apoyo al m ov im ien to cam pesino . A la la rga , la rep resió n q u e estos susc itaron te rm inó d e s tru y en d o lo que los tro tskistas locales habían logrado acum ular .70 A esa «desviación putchista» a tribu iría Blanco la frustración del m ovim iento convenciano. A vincularse d ire c ta m e n te con C uba ap u n tó o tro g rupo de ex m ilitan tes com unistas (H éc to r B éjar y G uillerm o L obatón) y ap ris tas d is iden tes (Ju a n Pablo C h ang ). Lo suyo e ra v anguard ism o puro : b u sca r en la isla ca rib eñ a los m edios para lanzarse a la acción directa. Investidos del «continentalism o» g u evaris ta , sa lta rían las «vallas partidarias» -o b s e rv a r ía H éc to r B é ja r- para conectarse con aquella «inm ensa población peruana a cuyas espaldas operaban los partidos». En diciem bre de 1961 arribaron a capital cubana.

En feb rero de 1962 , en la S egunda D eclaración de La H abana , lo que h a s ta en to n ces h ab ía sido una em presa secre ta , dev ino ab ie rta y desafiante: el apoyo cubano a las luchas revolucionarias latinoam ericanas. Por sus cam pos y m on tañas - d i r ía en esa o p o rtu n id ad el líde r cu b an o - p o r sus llan u ras y sus selvas, «los puños ca lien tes d e deseos de m orir p o r lo suyo , d e co n q u is ta r derechos p o r casi q u in ien to s años burlados» sep u ltab an las razones, im poniendo la nueva verd ad de su incontenible v o lu n tad de lucha . El esca lam ien to del «continen ta lism o» conllevaba d e sp laza r a los viejos com unistas: im poner la p rim acía de la «sierra» sobre el «llano», de la acción d irec ta sobre la teo ría . En 1963 , en una n u ev a versión de su célebre m anual guerrille ro , G uevara dejó de lado la idea prev ia de que , el o rigen dem ocrá tico de un g o b ie rn o im ponía restricc iones a la posib ilidad de lanza r acciones a rm a d a s . 71 M ás que n u n ca , el d es tin o de los B éjar y los De la P u en te d ep en d ía del curso de aquellos debates.

69. Ju an Pablo Chang. «Cuba y el papel de la vanguardia». En: Revolución Peruana, n.° 5: (5 de enero de 1963).

70. Para una historia detallada de este episodio, véase Gonzalo Añí Castillo. /•'/ secreto de las guerrillas. Lima: Ediciones Más Allá, 1967.

7 1. Véase al respecto Matt Childs. «An Historical Critique of the E m ergena1 uní I volullon of Ernesto Che Guevara’s Foco Theory». En: Journal o fLa tin Ameri-

• .iii Mui/u*», ti." 27: (1995), págs. 593-624.

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Del APRA Rebelde a la lucha a rm a d a . Perú, 1965

De la Sierra Maestra a los Andes

En 1962 h ab ía en la isla dos grupos de p e ru an o s q u e h ab ían par- lido con el fin de recib ir e n tre n a m ie n to guerrille ro . U n o v in cu lado al APRA-Rebelde/M IR que h ab ía negociado d irec tam en te co n el Che - c o n in te rm ed iac ió n de N a p u r í - su a rribo a C uba y o tro , m á s p eq u eñ o , e n ­cabezado p o r Fléctor B éjar al q u e «amigos» del rég im en revo lucionario com o el esc r ito r Luis Felipe A ngelí «Sofocleto» y V ioleta C arnero Hoke, les h ab ían serv ido de p u e n te p a ra llegar al « territo rio lib e ra d o » . 72 Los Instructores cubanos se aseg u raro n de m an tenerlos separados. E ventual­m ente, h ab rían de en co n tra rse . Era la m anera en que se m an ejab an las cosas. Béjar recordaría que su subrepticia salida de Lima quedó expuesta cuando , recién llegado a La H abana, se tropezó con un d ir ig en te del PC peruano en el lobby del H otel R iviera en d onde su g ru p o se en co n trab a alo jado. S igu ieron las que jas co rresp o n d ien tes que , p o r c ie rto , poco rfecto ten d rían en el án im o cuestionado r a los PC la tinoam ericanos p ro ­m ovido p o r el p rop io Che. D esde un inicio, po r o tro lad o , B éjar hab ía «nspechado que algo m ayor se tram aba puesto que, com o el propio Fidel le h ab ía d icho en la p rim e ra en trev ista que so s tuv ie ron , «son ustedes d em asiado pocos, 150 com o m ín im o es lo que se necesita» . Ellos, no pasaban d e la m edia d o cen a .73

Un te rc e r co n tin g en te de p e ru an o s estaba in teg rad o p o r unos 80 becarios que hab ían llegado a Cuba - s e g ú n le expresaron a Fidel Castro CA su p rim er e n c u e n tro - con el deseo de « ap render de las experiencias tic la R evolución cubana» . «Cuba tiene to d a la vo lu n tad de ayudarles -h a b r ía re sp o n d id o el c o m a n d a n te - sea que b u sca ran una pro fesión o conocer n u e s tra experiencia revolucionaria» . R icardo G adea se in teg ró a ellos. Un recorrido por la S ierra M aestra fue parte de ese ap rend iza je . Era ev id en te - r e c o rd a r ía G a d e a - que «entre los cuad ros abocados al área in ternacional había una posición clara de favorecer la expansión de la Revolución cubana para rom per el aislam iento» pero su propio destino era todavía u n a incógnita.

U na vez hecho el deslinde, los «becados» com prom etidos con el p ro ­yecto arm ado fueron presen tados a los «aprorebeldes» y al grupo de Béjar. Él encuen tro reprodujo los conflictos que im posibilitaban la un idad de la izquierda en el Perú. Pesaban las tradiciones, por más críticos que fueran con sus p a rtid o s de p rocedencia , ap ristas y com unistas no se m iraban bien. Estos ú ltim os llevaban hasta el ex trem o la lógica an ti-partido y de acción d irecta, no querían «un partido más» sino construir, m ás bien, «un equipo m ilita r d iscip linado» que fuera el núcleo del «ejército revo lucio ­

72. Entrevista con el autor. Lima, 20 de agosto de 2003.73. Ibíd.

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nario» de to d o el pueb lo , d e la m asa sin pa rtid o . Era la ún ica m anera de ir al fondo del p rob lem a, d e su p e ra r com plejos y a c o rta r d istancias. Solo d esd e «el seno de las m asas» pod ía su rg ir el pa rtid o . Y solo un p a rtid o en que «revo lucionarios y exp lo tados» se u n iesen «en un solo haz» p o d ría fu n c io n ar com o «au tén tica v an guard ia» p o p u la r .74 Era su m an e ra de su p e ra r su fru strac ión con el in v e te rad o fraccionalism o de la izqu ie rda local. Los m iristas, en cam bio, se veían com o el m uñón de un p a rtid o de g ran trad ic ión el cual, ev en tu a lm en te , se convertir ía en su núcleo reconstitu tivo . Se veían , po r lo tan to , com o m ilitan tes de un p royecto m ayor c la ram en te identificab le en la h is to ria de l radicalism o de su país. No es tab an ah í com o m ilitan tes d ispersos que p o d ían , por voluntad propia, suscribir un proyecto distinto. «Aún siendo una escisión, el MIR con taba con líderes provincianos, con experiencias, bases popula­res, g en te que hab ía su frido carcelería , era u n a co rrien te , con una baso social» reco rd a ría R icardo G ad ea .75 Una figura im p o rtan te del g rupo de B éjar com o e ra G uillerm o L obatón Milla op tó , en esa o p o rtu n id ad , por incorporarse al proyecto MIR.

Para a g re g a r sal a las heridas, los cubanos p ro p o n ían que Gonzalo F ernández G aseo - e n su condición de de leg ad o del g ru p o ap ris ta re­b e ld e - a su m ie ra la coo rd inación genera l del g rupo . El g ru p o de Béjar - e incluso a lg u n o s m ir is ta s - se reh u só de m a n e ra ta jan te . Fernández Gaseo, expresaba para m uchos de ellos lo m ás reprobable de la conducta ap ris ta : la llam ad a «bufalería» ,7ft el an ticom un ism o , la in tem perancia y el caudillism o. Era él, sin em bargo , el hom bre de con fianza d e Luis de la P u en te . Se e x trañ ab a su au to rid ad y sus d o tes d ip lom áticas en aquellas negociaciones. No estaba , sin em bargo , el je fe del MIR, exento de ese rasgo de la fo rm ación ap ris ta . A ello se d eb ía , p rec isam en te , su ausencia en La H abana. En un confuso incidente ocurrido en Trujillo - e n feb rero d e 1 9 6 1 - h ab ía Luis em p u ñ ad o su a rm a p a ra , supuestam en te , defenderse de una agresión de sus ex com pañeros ap ristas , ocasionando la m u erte de uno de ellos. Por ello , p u rg a ría ca rce lería h a s ta agosto

74. Héctor Béjar. Las guerrillas de 1965: balance y perspectivas. Lima: PEISA,1973, págs. 17-18.

75. Entrevista con el autor.76. En la m em oria aprista, M anuel «Búfalo» Barreto aparece como el para­

digma del com batiente popular. Barreto, un trabajador azucarero -a n arq u is ta y luego a p r is ta - fue uno de los líderes de la revolución de Trujillo de julio de 1932. Muerto en el ataque al cuartel O’Donovan, fue uno de los 5.000 m ártires apristas que la historia del PAP reclama. Su nombre sería aplicado a los «defensistas» del partido de las subsiguientes generaciones. M ientras que, para los enem igos del PAP, términos como «búfalo» o «bufalería» denotaban la prepotencia y el agresivo fanatism o del m ilitante aprista.

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Del APRA Rebelde a la lucha arm ada. Perú, 1965

d r 1962. Su ausenc ia , coadyuvó a que el g rupo de Béjar, a p e sa r de su precariedad , pasara a ser la p rioridad de los anfitriones. Se acom odaban

[perfectam ente a la im paciencia cubana de esa hora.Com o p royecto de pa rtid o que el suyo era , los m iristas se ve ían re ­

to rn an d o al Perú in d iv idua lm en te , p ara ir filtrándose hac ia las «zonas [guerrilleras» tras haber asegurado vínculos políticos y respaldo de m asas. Sería u n proceso p au la tin o , a través del cual irían d e te rm in án d o se los lugares m ás p ropicios p a ra la acción m ilitar. Im posible concilia r visión lal con el m odelo d e ing reso e inicio de la acción a rm a d a que el g rupo de B éjar rep re se n ta b a : u n a co lum na de guerrille ros de v e rd e oliva en ­trando, com o invasores, po r la frontera con Bolivia con una organización

lecida; con cada uno de sus m iem bros ocupando su puesto, reta-v an g u a rd ia , etc. F ided igna rep roducc ión del m odelo del Che, íom bre -E jé rc ito de Liberación N a c io n a l- lo h ab ían adqu irido en ta n to que, cada uno de sus pasos, h a s ta su destin o final,

I Luis de la P u en te U ceda reg resara a C uba, el flam an te ELN e ra ya una lirebatib le rea lidad . A crecido con m iem bros del g rupo de los «becados»,

■ con 40 co m batien tes , en el segundo sem estre de l 63, aque l p royecto de luco p a rtió hacia Sudam érica.

Su objetivo era alcanzar, desde la fron tera bo liv iano-peruana, la zona de La C onvención. Trescientos kilóm etros de agreste te rrito rio separaban i\ d icho valle de l bo rde bo liv iano-peruano . Un obstácu lo m en o r p ara la vo lu n tad de lucha de qu ienes, de labios del p rop io Fidel C astro , ha-

culm inante de su carrera com o o rg a n iz a d o r- había sido elegido secreta-

y Lares. C uatro d écad as después, R icardo G adea reco rd a ría la sesiónI en que, fren te a un m apa del Perú, el co m an d a n te cu b an o explicaba la

I I fórm ula para proceder con éxito de la frontera boliv iano-peruana al áreaI convenciana: h ab ía que g a n a r la cum bre de la co rd ille ra y p ro ced e r a

I través de ella , de m an era que «si el ejército v iene p o r el lad o o rien ta l ustedes se pasan al occidental y si v ienen por el lado occidental se pasan itl oriental» . Esa su m em oria de lo que, m ás que una conferencia geopo­lítica, e ra u n ritua l de la vo lun tad . Inocu ltab le la sensación de pasm o ‘ ;1 en trev is tad o al re tro tra e r aquel episodio: «había un g ran vo luntaris-

o - c o m e n ta G a d e a - u n a sim plificación de la in fo rm ación , un g ran ¡sconocim iento» .77

de los asesores cubanos y sus vínculos bolivianos. Para cuando

Man recib ido las o rien tac iones que les im pulsarían h asta la localidad de■ C haupim ayo d o n d e , en abril de 1962, B lanco - e n lo que e ra el p u n to

rio genera l de la Federación Provincial de C am pesinos de La C onvención

77. Entrevista con el autor.

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José Luis R én ique

El p lan era cruzar al Perú por la provincia paceña de Reyes, en la zona altiplánica boliviana, hacia Carabaya, d epartam en to de Puno , para luego enfilar hacia el no rte , al departam en to del Cuzco. Se m o n ta el operativo con ayuda del PC boliviano. U na vez en el te rreno , no o b stan te , los con­tactos locales adujeron problem as de seguridad en esta ru ta , propusieron ir m ás al n o rte , p a ra in ten ta r c ru za r hacia el d e p a rta m e n to p e ru an o de M adre de Dios. De ah í, a través de la m u ra lla verd e am az ó n ica , p roce­derían h a s ta La C onvención. Las v icisitudes de la em p resa p re lu d iab an aquellas que cinco años después a trap a rían en o tra reg ión de ese mismo país al p rop io G uevara.

Tres m eses to m aría el m ero tra s lad o de los c o m b a tie n te s h as ta el pun to d e cruce. C uaren ta años después, H écto r B éjar se p re g u n ta r ía si los co m u n istas bolivianos que deb ían facilitarles el p aso hac ia el Perú no es tab an , sim p lem en te , tra ta n d o de d esh acerse d e e llo s . 78 Q ue su p resencia po n ía en riesgo a sus co m pañeros presos, fue u n a de las m ás consisten tes quejas de sus con tac tos locales. C o rtad a la com unicación con los aseso res cubanos deb ido a la «crisis de los m isiles» , m ás aún, los co m b a tien tes de l ELN q u ed aro n en m anos del PC local. A rribados al p u n to d e cruce o p ta ro n p o r en v ia r un d e s ta c a m e n to d e avanzada com puesto p o r ocho hom bres. Su ta rea era , n a d a m en o s , q u e tom ar contacto con el m ovim iento de Blanco y p rep a ra r las condiciones para la en trada del g rueso de la colum na. Tras varios días de cam in a ta entraron a la localidad de Puerto M aldonado, donde fueron detec tados. Hubo una breve co n fro n tac ió n . La m ayoría de l g rupo logró huir. Dos q u ed a ro n rezagados. T rataron de rendirse. Uno de ellos - e l p o e ta Jav ie r H e ra u d - cayó ab a tid o . A través de la o n d a co rta , sus co m p añ e ro s cap ta ro n la noticia horas después. No quedó sino em prender el a lu c in an te re to rn o .79

Del o tro lado d e la fron te ra , la situación po lítica e n que el ELN esperaba in se rta rse iba cam b iando ace le rad am en te . En ju lio del año anterior, una Ju n ta Militar de Gobierno había reem plazado al m andatario constituc ional: la «convivencia» te rm in ab a a tro m p ico n es. Con una com binación de concesiones y m ed idas rep resivas, el nu ev o régim en com enzó a co n ten e r al m ovim iento cam pesino. En en e ro del 63, cientos de m ilitan te s y sindicalistas cayeron en lo que se ría la m ay o r redada con tra la izq u ie rd a de la que ten g a m em oria h a s ta en to n ce s . Y, tras una e sca ram u za -o c u r r id a a m ed iados de d ic iem bre d e 1 9 6 2 - en que se p ro d u jo la m u e r te de dos policías, B lanco p asab a a la defensiva . En febrero , un decre to -ley o rd en ab a el inicio de la R eform a A graria en los

78. Entrevista con el autor. Lima, 20 de agosto de 2003.79. B erm údez y Castelli, «A trein ta años del Che (en trev ista a Ricardo

Napurí)».

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Del APRA R ebelde a la lucha a rm a d a . Perú , 1965

valles de Lares y La C onvención. Blanco q u ed ó a is lado . El 29 de m ayo, finalm ente, cayó en m anos de sus perseguidores. Q uince días después de l;i m uerte de H eraud en Puerto M aldonado. Desde prisión, unas sem anas m ás ta rd e , rea firm aría su d is tancia de la «errónea» línea g u e rrille ris ta : •«admiré la v a len tía d e los m uchachos d e M adre d e D ios - d i r í a - p ero siento m ucho que tan ta energía revolucionaria se haya desperd ic iado » .80

De estos acontecim ien tos supo Luis de la P uente desde prisión. Salió recién en agosto del 62, tras 18 m eses de confinam ien to . Se traslad ó , a los pocos d ías, al valle de La C onvención. C uba - s e g ú n reco rd a ría R icardo N a p u r í- les hab ía o rd en ad o to m ar con tac to con H ugo Blanco. De la P u en te se habría resistido, subrayando su desin terés po r unificarse con este o con el p rop io Béjar. Pensaba - s e g ú n el m ism o te s tim o n io - que el liderazgo de la revo lución deb ía e s ta r en m anos del MIR y ten ía suspicacias d e tr a ta r con un tro tsk ista com o Blanco o, inclusive, con el propio N apurí. Tras una «gran discusión» el viaje, fina lm en te , se realizó. Una vez allí - s e g ú n N a p u rí- De la Puente quiso aprovecharse del hecho de «que Blanco acostum braba a hom enajear a qu ien lo v isitaba con una gran con m em o rac ió n , con m iles de cam pesinos» p a ra film ar el even to con el fin de m o s tra r en Cuba que todo ese m ov im ien to «estaba bajo su disciplina». N ueva discusión: «porque era un problem a ético, adem ás de político», s iem pre según N apu rí . 81 Q uedaron las im ágenes de Luis de la P uen te d irig iéndose a una m u ltitud cam pesina en la p laza de a rm as de Q uillabam ba. Era el m om ento de gloria de la lucha convenciana. Q ue no duraría m ucho , com o vim os antes: la victoria del m ovim iento realm ente existente - una ley de Reform a Agraria específica para su p ro v in c ia - fue el inicio del fin del «poder dual» de Blanco. Lo c ie rto es que no hubo acuerdo en tre los líderes. No volverían a encontrarse. De La Convención, vía L im a, el lid e r m irista se d irig ió a C uba, do n d e le e sp e ra b a n nuevos problem as.

La p re fe ren c ia del Che p o r el ELN reflejaba no solo las p re fe renc ias por un esquem a foquista típico, sino las dificultades en tre aquel y el MIR. De la P u en te se hab ía resistido a la im paciencia del a rg en tin o . Acaso ten ía G uevara u n a visión tan pobre del liderazgo ap ris ta que pensaba que el m ero acto in su rreccional e jercería un influjo m agnético sobre una m asa com o la ap ris ta , tan ta s veces en g añ ad a . Por ello, h ab ría q uerido p re s io n a r al MIR a a linearse con su «m odelo». Así, m ien tras De la P u e n te p u rg ab a prisión , las so lic itudes de sus co m p añ e ro s p ara

80. Hugo Blanco. «Generalidades sobre el modo de acción del militante de la ciudad que atiende al campo y algunas notas (Cuartel Mariscal Gamarra, junio de 1963)». En: Revolución Peruana órgano del FIR: (2 de julio de 1963), págs. 7-11.

81. B erm údez y Castelli, «A trein ta años del Che (entrevista a Ricardo Napurí)».

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Jo sé Luis R én iq u e

reg resar a com batir al Perú hab ían sido desoídas, enviándolos m ás bien a c aza r b an d id o s en el E scam bray .82 T erm inado el e n tre n a m ie n to m ilitar- reco rdaría R icardo G adea - «nos sentíam os desesperados por regresar y no en tend íam os por qué no nos lo perm itían » .83 Testigo de esas tratativas, R icardo N ap u rí nos acerca al co n ten ido de las m ism as. De la Puente «era un experto en el p rob lem a agrario y cam pesino» y «lo desarm aba al Che cuando le explicaba la com posición o rgán ica del cam po en el Perú». Le h ab ía exp licado la im p o rtan c ia de la sind ica lizac ión ru ra l y el peso de las «m iles d e co m u n id ad es cam pesinas» y «su trad ic ión de disciplina in te rn a y d e com bate» . Lo que pon ía en d u d a el e sq u em a del «foco puro» pues De la P u en te le decía que en el Perú hab ía «organizaciones cam pesinas concretas» , con las cuales hab ía que hacer un traba jo previo pues, el cam p esin o , no iba «a ab a n d o n a r sus o rg an izac io n es po rq u e yo le ponga una guerrilla». E ntonces - s e g ú n N a p u r í- «el Che com prendió que d eb ía “m a tiz a r” su idea del foco p en san d o q u e lo que se prom etía en Perú e ra m u ch o m ás». A tal p u n to que , «por un tiem p o consideró que Perú e ra u n a p u n ta de lanza en sus a fanes in tem ac io n a lis ta s de exportar la revolución». De ahí que, «muy convincentem ente nos dijo que si la in su rrecc ión “p re n d ía ”, lo tend ríam os a n u estro lad o en las sierras p e ru an as » .84

En esa discusión, N apurí form ulaba una p regun ta bastan te pertinente: si ex istía «un n ú c leo p ro b ad o de m ilitan tes y ac tiv istas, si quedaban aú n re lac iones con el cam po, si se hab ían m ejo rad o los v íncu los con estu d ian tes y la clase obrera», ta l com o sosten ía De la P uen te . Entonces: «¿por qué no co n stru ir al MIR com o un p a rtid o obrero y socialista?» , lo cual «no negaba los com prom isos con el Che, ni el in ternacionalism o, sino que los inscribía sobre una nueva base». Se desató en tonces - s e g ú n el ex aviador p e ru a n o - «una discusión decisiva». ¿Era el foco «necesariam ente co n trad ic to rio con la ex is tencia del partido»? N ap u rí o p in ab a que no, en ta n to que la guerrilla se su je ta ra al p a rtid o rev o lu c io n ario . Así lo d em o strab a n experiencias com o la len in ista y la m aoísta . A nalizando el caso cubano , «De la Puente y qu ienes lo segu ían afirm aban que el factor de te rm inan te de la victoria era la lucha guerrillera». N apurí, po r su parte, su b ray ab a el p ap e l ju g a d o p o r el «llano», p o r «el g ran a p a ra to urbano» del M ovim iento 26 de Julio que, con la huelga general del 1 de enero del

82. Testim onio de R icardo G adea en Jon Lee A nderson. Che Guevara. A HfvulutUmary Life. Nueva York: Grove Press, 1997, pág. 560.

M I, Entrevista con el autor.M I Un m úde* y Castelli, «A trein ta años del Che (en trev ista a Ricardo

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Del APRA R ebelde a la lu ch a a rm a d a . Perú , 1965

SV, «había im pedido los in tentos del general [Eulogio] Cantillo de form ar una ju n ta m ilita r que im pidiera el acceso al poder de Fidel y los suyos» .85

Es posib le im ag in a r la confusión : el choque en tre la sofisticación Icórica de R icardo N apurí y el ím petu de Luis de la P uen te y de su lugar- Irn ie n te F e rn án d ez Gaseo. ¿Podía el Che a rb itra r en tre am bos? H abía, para ello , im p o rtan te s «factores adversos: la d is tanc ia , los p rob lem as de com unicación». C om o tam b ién «el hecho de que el Che co n cen trab a las decis iones sob re Perú a p e sa r de e s ta r ab ru m ad o de ta rea s y de sus Irccuentcs viajes al exterior». De tal suerte , reco rdaría N apurí:

« ( . . . ) a veces había que esperar por m uchos días en el ho tel an te s d e v e r al C he. El único co n tac to e ra él, y cu an d o no estaba , no hab ía con quién p ac ta r nada . No hab ía u n equipo que se reu n ie ra contigo , así que la a tenc ión no e ra rigu rosa , ta l com o sí lo e ra cu an d o se im partía instrucción m ilita r en los cam p a m en to s y en la logística de apoyo. P ersonalm en te , d ep en d ía de H ilda G adea para con tac ta rm e con el C he. No podía decirle “te llam o tal d ía”, por ejem plo. H ablaba a Hilda y ella hacía el con tac to , y luego m e decía: "El Che te espera , a tal d ía, tal hora, conform e su agenda, en el Banco de C uba”.Más ta rde , cuando yo estaba en Perú, el vínculo oficial quedó bajo responsab ilidad de De la P uen te » .86

El e lem en to m ilitan te capaz de o rg an iza r ese en o rm e po ten c ia l p ro ­vendría de la ju v e n tu d ap ris ta que - s e g ú n De la P u e n te - re sp o n d ería al llam ad o del MIR a la luz de la ev iden te tra ic ión de la d irección del PAP. Por eso, G uevara se hab ía avenido a esperar. El tiem po pasaba , sin em bargo , y lo p rom etido , no se m ateria lizaba . La rea lid ad e ra que no solam ente el MIR no había logrado constitu irse «en un polo de atracción p ara la ju v e n tu d ap rista» sino que, en el m un d o cam pesino , so lam en ­te ten ía , la « influencia m arg inal que ten ía De la P u en te m ism o p o r su condición de ab o g ad o laboralista» . No ten ía pues, el tru jillano , «lo que hab ía d icho al Che que te n ía » .87 Sin la ru ta de un ap rism o de izqu ierda poshayista d ispon ib le , con sus v ínculos d en tro del APRA p rác ticam en te co lapsados tras la «deuda de sangre» ad q u irid a a ra íz de l a ses in a to del

85. Ibíd., al abandonar el poder, Batista intentó dejar el m ando a una jun ta liderada por el general Cantillo, com andante de la provincia de O riente. Esta designó a Carlos P iedra, el m ás antiguo m iem bro de la Corte Suprem a, como presidente provisional de acuerdo con la Constitución de 1940. Cantillo quedó como jefe del Estado m ayor del ejército. Castro se opuso, llam ando asim ism o a una huelga general contra el régim en de Piedra.

86. Ibíd.

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Jo sé Luis R én ique

«defensista» ap ris ta en Trujillo, De la P u en te y el p royecto MIR hab ían llegado a un p u n to crítico.

M ero d ead o p o r esto s d ilem as, De la P u en te op tó p o r u n a su e rte de fuga hacia de lan te . Con su característica pasión buscó en el m undo revo­luc ionario la sín tesis ideo lóg ica que ava la ra su proyecto . Así, m ien tras el Perú m archaba hacia su segunda elección presidencial en dos años en procesos que hab ían incluido cam pañas con crecien te partic ipación y en los cuales la R eform a A graria apareció com o tem a p rin c ip a l , 88 m ien tras el estallido cam pesino en trab a en rep liegue al com pás de una m ezcla de concesiones y rep resión , el líder de l MIR reco rría la geog rafía del este com unista, llegando a entrev istarse con Mao Tse Tung, con Ho Chi Ming y Kim II Sun. De re to rno a Cuba acordó con el Che un diseño táctico basado - e n descripción de N a p u r í- «en un supuesto m odelo único cubano» con­sistente en varios focos guerrilleros apoyados por «un m ínim o de partido» que en tra rían en acción «a la brevedad posible». C onvencido de que ese proyecto no funcionaría , N apurí escribió una carta al Che anunciándo le que renunc iaba al MIR. Este, po r su parte , an unc ia ría púb licam ente que hab ía «zanjado» con el tro tstk ism o.

El gesto heroico

No h ab ía sido p rop icio p a ra la izq u ie rd a local e l la rgo añ o en tre la entrev ista de Luis de la P uente con Hugo Blanco y el ú ltim o - y definitivo - re to rn o de aque l al Perú. El m ovim ien to cam pesino - s im b o liz a d o por las luchas d e La C onvención - hab ía sido co n ten id o , la izq u ie rd a había sido d u ram en te go lpeada y, en ju lio del 63 - c o n apoyo del PC y con un inéd ito respa ldo re g io n a l- hab ía sido eleg ido com o p rim er m andata rio Fernando B elaúnde Terry. Un arquitecto de 51 años, m ezcla de tecnócrata y caud illo , d esd e 1956 , h ab ía hecho cam p añ a a través de los «pueblos o lv idados» del Perú o frec iendo a R eform a A graria, d escen tra lizac ión , cam inos, ayuda técnica para las com unidades: una verdadera «conquista del Perú por los peruanos» en sum a . 89 ¿R epresentaba este una alternativa v iab le de tran s ic ió n poso ligárqu ica? El PAP, la izq u ie rd a , la derecha odriísta , todo el espectro político, se encargaría , en todo caso, de que tal cosa no sucediera .

8 8 . En las elecciones presidenciales de 1962, Haya de la Torre había de­rrotado por escasísimo margen a Fernando Belaúnde Terry. Esos comicios, sin embargo, fueron declarados nulos por la Junta Militar en el poder. En el nuevo sufragio de 1963, Belaúnde alcanzó el porcentaje necesario para convertirse en presidente de la república.

89. Terry Fernando Belaúnde. La conquista del Perú por los peruanos. Lima: Ediciones Tawantinsuyu, 1959.

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Del APRA R ebelde a la lu ch a a rm a d a . Perú , 1965

Im p o sib le e x a g e ra r el sen tido de u rgenc ia que la d e m a n d a p o r re ­fo rm as h ab ía c o b rad o p o r aquel en tonces. D espués de v is ita r el Perú •n u m e ro so s ob serv ad o res ex tran jeros tien d en a p en sa r q u e u n segundo fren te revo lucionario pronto aparecerá en nuestro país» señaló a fines de 1V62 S ebastián S alazar Bondy un intelectual m oderado v inculado al MSP. Pnra e llo - c o n t in u ó - las condiciones objetivas e stab an , efec tivam en te , p re sen te s : el ab ism o socioeconóm ico y la p en e trac ió n im peria lis ta se p ro fu n d izab an , en tan to que la m iseria se ex tend ía y la acum ulac ión d e riq u eza p o r la casta o ligárqu ica deven ía cad a vez m ás rapaz . En la hacienda com o peón, en las a ltu ras como com unero , en el socavón com o m inero , en el u m b ra l de su choza de adobe y p a ja en las «barriadas» que ro d eab an Lima, m aceraba - a ñ a d i ó - el an tiguo odio ind ígena hacia la u rb e rac is ta y o cc id en ta lizad a y todo lo que e lla re p re sen tab a . Con 5 6 % de p eruanos viviendo en condiciones subhum anas, con los grem ios urbanos bajo contro l de los «social-traidores» del APRA, con tan sólo dos de once m illones de peruanos ejerciendo el derecho al voto, las elecciones no po d ían se r sino un escenario m ás de la «farsa o ligárqu ica» .90

F ren te al p o d rid o sistem a, el m un d o an d in o in d íg en a - e n p leno proceso de d esb o rd e sobre la franja c o s te ra - apareció com o el su s tra to locial de un proyecto alternativo, revolucionario. A inicios de los sesenta, »in em b a rg o , esa fu n d am en ta l d im ensión d e la n ac io n a lid ad p e ru an a seguía tan desconocida com o en los veinte. En ausencia de estudios serios y en las condiciones represivas prevalecientes bajo O dría, la li te ra tu ra se convirtió en un refugio intelectual, en un «recurso para conocer m ejor esta realidad social y tam bién para tra ta r de influir sobre ella y cam b iarla » .91 De las o b ras de Ciro A legría, José M aría A rguedas y M anuel Scorza, en rea lidad , m uchos de los a sp iran tes a m ilitan tes cam p esin is tas h ab ían ex traído sus im ágenes del cam po. Su apreciación de esa rea lidad , de tal suerte , e ra ta n ap as io n ad a com o poco in fo rm ada de sus e s tru c tu ra s y procesos in ternos.

En ese co n tex to de «señores feudales» y «siervos ind ígenas» , De la Puente y los suyos se v ieron com o el g ran catalizador. En vísperas de su últim o re to rn o al Perú, Adolfo Gilly se hab ía en co n trad o con el líder del MIR en La H abana. «H ablaba con pasión de la guerrilla que su m ovim ien­to había com enzado a o rganizar en el Perú» recordaría el argen tino . Con la polém ica chino-soviética a todo vapor, el peruano , «apoyaba sin duda la línea d e Pekín». Más p reocupado por los aspectos p rácticos de la gue­

90. Sebastián Salazar Bondy. «Andes and Sierra Maestra». En: Montly Review, vol. 14, n .u 8: (diciem bre de 1962), págs. 414-422.

91. W AA. «Entrevista a Mario Vargas Llosa». En: Primera Mesa Redonda sobre Literatura Peruana y Sociología. Ed. por IEP. Lima, 26 de m ayo de 1965, págs. 70-87.

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rrilla, sin em bargo , p refería «no exp resa r públicam ente sus reservas para ev ita r roces». De la P uen te - r e c o rd ó G illy - hab ía llegado al socialism o «por el cam ino em p írico de los cubanos» y, p o r ese cam ino , iba «para ade lan te desde la ru p tu ra con el APRA ( . . . ) hasta su aplicación concreta en la lucha a rm a d a » . 92 Con ese ím p e tu re to rn ó al Perú. En feb rero de1964 en la P laza San M artín -v ie jo foro de m asas de la po lítica lo ca l- de lineó an te unas 3 0 .000 personas el escenario que justificaba la opción arm ada . La visión de un país sin salida. Con partidos burgueses que sólo pod ían ofrecer «traición y escepticism o», con una izquierda erróneam ente ilu sionada con «los cam inos elec to ra listas y politiqueros en la que, hasta “inm undos tra id o re s” p ro s titu ían la p a lab ra “revolución”. En el m undo y en A m érica, m ien tra s tan to , “la revo lución av an zab a in co n ten ib le”. Y si en el Perú, la izqu ierda aún no ac tuaba era porque pasaba por una grave “crisis de fe ” » . 93 El en tram p e del b e lau n d ism o , en los p róx im os m eses, av a la ría ese d iag n ó s tico inicial: la p ru e b a de la necesidad h is tó rica de u n a v an g u a rd ia capaz de rom per, con las a rm as en la m ano , el im passe sem icolonial.

El m ism o d ía de la in au g u rac ió n d e su rég im en , en efecto , m iles de cam pesinos com enzaron a tom ar haciendas a través de varias provincias d e la sie rra del país. Tras varios m eses de pasiv idad , a inicios del 64, com enzó la rep res ió n . El PAP, m ien tra s tan to , suscrib ía con la U nión N acional O driísta del ex d ic tado r una a lianza parlam en ta ria abocada, en los m eses subsigu ien tes, a b loquear y m ed ia tiza r la ap robac ión de la ley de Reform a A graria. De los sen tim ien tos por esta m ed ida suscitados, un testim on io p a rticu la rm en te sim bólico fue el d e los hijos del g ran m ártir de la R evolución de 1932 , M anuel B arre to «El Búfalo», q u iénes , en su ca rta de ren u n c ia al PAP sostuvieron:

« ( . . . ) cuando el avance revolucionario del m undo es m ás po­ten te , cuando golpea su inm inencia en las puertas de nuestro C o n tinen te , cu an d o la conc ienc ia d e la necesidad revo lucio ­n a ria es m ás c lara y p ro fu n d a en nu estro pueb lo , cu an d o el tiem po para la revolución es m ás propicio, sucede lo increíble:¡la traición! La m ás infam e y vergonzosa de to d a la H isto ria de A m érica. T raición a los m ilitan te s del P artido y al p u e ­blo p e ru an o ; tra ic ión a los o b rero s, a los cam pesinos, a la ju v e n tu d ; tra ic ión , en fin, a los que sacrificaron en la lucha ap rista b ienes, porvenir, fam ilia; a los que sufrieron prisiones

92. Adolfo Gilly. In senda de la guerrilla. México, DF: Editorial Nueva Imagen,I 'JH6, pág. 150.

93, Luis de la Puente Uceda. «El cam ino de la revolución». En: Obras de Luisi Ir li i l'iirntc Uceda. Lima: Voz Rebelde Ediciones, 1980, págs. 3-19.

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Del APRA R ebelde a la lu ch a a rm a d a . Perú , 1965

y to r tu ra s , y a los que o fren d aro n su v ida c rey en d o en los ideales revolucionarios del APRA».94

La violencia en ese contexto - a ju ic io de los m ir is ta s - era un elem en­to inevitable. La experiencia de las recuperaciones de tie rras -a p u n ta r ía De la P u e n te - p robaba que «si los cam pesinos no se o rgan izan , se unen y se a rm an , son m asacrados» . Y que, en esas c ircunstanc ias , «el único p o d er v a led e ro y rea l es el que se so stiene en los fusiles». Por eso, el cam p esin ad o req u ería de «su p rop ia fuerza a rm ada» cuyo em b rió n no era o tro que la guerrilla . Era la clave de su «esquem a in su rrecc iona l» .95 N egaba el «esquem a citadino» de la R evolución de O ctubre inadecuado -s e g ú n el M IR - p a ra la rea lid ad p e ru an a . D elineaba, m ás b ien , varios focos g uerrille ro s p ro teg idos po r una «zona de segu ridad» que, p o r su topog rafía y vege tac ión , e ran v irtu a lm en te inaccesib les .96 D esde ahí, la guerrilla ir rad ia ría su m ensaje , e ro s io n an d o g ra d u a lm e n te al «ejército m ercenario»; persuad iendo a sus soldados-cam pesinos de no a tacar a sus herm anos del pueblo; desencadenando , en fin, «todas las potencias heroi­cas de las m asas» .97 Ya instalado en su base de M esa Pelada, provincia de La C onvención , De la P uen te com partiría con A dolfo Gilly su visión del proceso a rm ad o a pun to de iniciarse: las acciones guerrille ras en «corto plazo» d a rían paso a «una revolución ag raria , se rran a , cam pesina» . En ese m arco, dirigidos por el partido revolucionario, los grupos cam pesinos invad irían las tie rras de los la tifundios «como ya lo h icieron esp o n tán ea ­m ente en 1963 en todo el territorio». En un «m om ento posterior» saltaría «la bom ba de tiem po de las barriadas m arginales donde vivía el 30 % de la población de Lima constitu ía un “c in tu rón de resen tim ien to y m iseria que en m o m en to d ad o va a a p re ta r”». A esa d inám ica se su m arían los e stud ian tes de « las dieciséis universidades que hay en el Perú», doce de

94. «Adiós a Víctor Raúl le dicen los hijos de M anuel Barreto “El Búfalo”», Lima, 1 de diciem bre de 1963 en Roger M ercado. La Revolución de Trujillo y la traición del Apra. Lima: Fondo de Cultura Popular, 1966, págs. 124-126; reflejando el punto de vista aprista al respecto, según Víctor García Toma, en 1963, la Unión Nacional Odriísta «era una im portante fuerza política de conducción oligárquica, pero con el apoyo de m edio millón de peruanos hum ildes». En García Toma, Las alianzas del APRA, pág. 139; para un testim onio sobre el im pacto negativo de dicho acuerdo en la m ilitancia aprista, véase Felipe de las Casas, El Sectario, pág. 275.

95. Luis de la Puente Uceda. «Los dos árboles». En: Obras de Luis de la Puente Uceda. Lima: Voz Rebelde Ediciones, 1980, págs. 111-113.

96. Luis de la Puente Uceda. «Esquema de la lucha arm ada». En: Obras de Luis de la Puente Uceda. Lima: Voz Rebelde Ediciones, 1980, págs. 59-65.

97. Luis de la Puente Uceda. «Nuestra posición». En: Obras de Luis tic In Puente Uceda. Lima: Voz Rebelde Ediciones, 1980, págs. 23-27.

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Jo sé Luis R én ique

las cuales estaban «controladas por la izquierda», ju v en tu d que se encon­trab a «muy radicalizada» y cuya «vocación de lucha es m uy g ran d e » .98 Así lo h ab ía podido ap rec iar el propio De la Puente en m ayo de 1964, cuando tras la m asacre del Estadio Nacional, a raíz de un incidente deportivo , es­tu d ian te s y policías se confrontaron v io len tam en te a lo largo de dos días en las calles del cen tro de la cap ita l .99 S in tom áticam ente, a continuación de los e s tu d ian te s , el flam ante co m andan te guerrille ro añ ad ió : «pienso, m e o lv idaba , que la clase obrera partic ipará con p o ste rio r id ad , prim ero con su s p ro p ias fo rm as de lucha y en un m o m en to d ad o , d irec tam en te d e n tro del p roceso insurreccional» . Y en ese rum bo , los m in e ro s serían «los m ás avanzados» , seguidos po r «los b racero s ag ríco las d e la C osta y, en ú ltim o lugar, los ob reros fabriles» . 100

E ra m ás q u e u n sim ple lapsus. La p réd ica del MIR d e sd e ñ a b a no sólo el p ap e l de los p artidos « tradicionales» sino la po lítica m ism a. Y ah í la d ife renc ia , con m iem bros im portan tes de la izq u ie rd a local era m u y clara . Un a rd u o trabajo de m asas se req u e ría p a ra co n so lid a r un lid e razg o revo luc ionario en un país com o el Perú en el cual - d i r í a el sec re ta rio general del PCP, Jorge del P ra d o - los factores subjetivos m ar­ch a b a n c la ram en te desfasados del desarro llo d e los fac to res objetivos: una labor que requería usar «todas las form as de lucha», la elec toral entre e llas . 101 En la creación de las «condiciones revolucionarias» - e r a la répli­ca m ir is ta - nos abstenem os nosotros de en tra r a ese juego corrom pido y co rru p to r y preferim os identificarnos con ese profundo y a len tad o r recha­zo q u e expresa el pueb lo cuando dice: «la política es u n a co ch in ad a » . 102 El P a rtid o de la R evolución Peruana, en todo caso , su rg iría d e la lucha. Nos llam an «com unistas» -e sc r ib ir ía De la P uen te en su m isiva a G illy— p ero la v e rd ad c ru d a es «que se tra ta de un m ov im ien to q u e p o r aho ra co rresp o n d e ab so lu tam en te al MIR». El p roceso se h ab ía in ic iado «de fo rm a irreversib le» . Si no querían «perder el tren d e la h is to ria» a los partidos de izqu ierda solo les quedaba «asum ir su p ap e l» . 103

98. De Luis de la Puente Uceda a Adolfo Gilly, Illarec Ch’aska (Estrella del A m anecer), 15 de agosto de 1965 en Gilly, La senda de la guerrilla, págs. 152- 156. Cuando Gilly pudo leer esta misiva, el guerrillero peruano ya había sido victim ado.

99. Luis de la Puente Uceda. «La Revolución Peruana». En: Obras de Luis de la Puente Uceda. Lima: Voz Rebelde Ediciones, 1980, págs. 41-56.

100. Gilly, La senda de la guerrilla, pág. 155.101. Jorge del Prado. «Mass Struggle. The key to Victory. The Political

M luation in Perú and the Tactics o f the Com m unist Party». En: World Marxisl H> view, n.° 7: (mayo de 1964), págs. 11-18.

102. De la Puente Uceda, «Nuestra posición», pág. 30.103. Gilly, La senda de la guerrilla, págs. 155-156.

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Del APRA R ebelde a la lu ch a a rm a d a . P erú , 1965

Las ob jeciones, en rea lidad , no sólo p roven ían de fuera d e la o rg an i­zación. A probar el esquem a insurreccional significó u n nuevo d esg a rra ­m iento, puesto que no todos den tro del MIR com partían la visión de Luis de la P uen te de un escenario con una sola salida de corte insurreccional. Así, c u an d o en m arzo de 1964 se dec ide «ir hac ia la c a p tu ra del p o d e r por la vía arm ada» d icha p ropuesta debe im ponerse a las de Carlos Mal- pica, qu ien sostuvo que deb ía en rum barse a « luchar po r la construcción del p a rtido» y a la de H écto r C ordero G uevara, q u ien abogó p o r una com binación de lucha a rm ad a y lucha e lec to ra l . 104

C onvertido en la «sierra» de la versión p e ru an a de la revolución castris ta , ¿ cu án to pod ía e sp e ra r el MIR del «llano» local? De hecho , hacia ab ril del 65 , a R icardo G adea se le encargó es tab lece r co n tac to con la izq u ie rd a cap ita lina . Al respecto , no fue m u ch o lo q u e pudo lograr. De los «m oscovitas» del PCP, recu e rd a , recib ió «una cau te lo sa solidaridad». O frecieron «formas m ínim as de respaldo práctico , abrirnos algunos v íncu los con p a rtid o s del cam po socialista , p o r ejem plo». Con la facción pek inesa fue una reun ión difícil. Los acu saro n de p res io n a r a su gen te p ara incorporarse a la guerrilla . En genera l -c o n c lu y e G ad ea - nunca se d iluyó el sen tim ien to de que , en el fondo , segu íam os s iendo ap ristas; q u e ig n o ráb am o s el papel h istó rico d e l PCP e ra la acusación capital. A las fracciones pekinesas -c o m e n ta r ía De la P u e n te - no se les podía ped ir que se sacudieran «de la noche a la m añana de todas sus taras revisionistas» . 105 De los trotskistas y del Frente de Liberación Nacional, en cam bio, sí recibim os apoyo, aunque la realidad era que «ellos carecían de aparato». En tan to que, con la recién fundada V anguardia R evolucionaria no conversam os o rg án icam en te «aunque ellos se ap ro v ech a ro n d e la sim patía por la guerrilla para a trae r gen te hacia sus filas». En el caso del MSP, en el p lan o persona l, a lgunos com o S ebastián S a laza r B ondy nos d ie ron su apoyo p e rsona l. En el fondo -c o n c lu ir ía G a d e a - «creíam os que n u es tra s capacidades m ilitares iban a ser suficientes p a ra in iciar un proceso sim ilar al cubano » . 106 Reflejo de esa falsa segu ridad , no sólo no ac tuaron para prevenir la infiltración, sino que sus d irigentes com entaron p úb licam en te sus p lanes, el esquem a táctico y, aún , la posib le ubicación de sus zo n as guerrille ras . Al respec to - c o m o lo reco n o cería R icardo G adea años d e s p u é s - hab ía un grave prob lem a de fondo:

«Sobre el diseño de las acciones carecíam os de inform ación o reflexión específica. N inguno de nosotros era un com batien te

104. Cristóbal, Máximo Velando: el optimismo frente a la vida (El vencedor de Yahuarina), pág. 12.

105. Gilly, La senda de la guerrilla, pág. 154.106. Entrevista con el autor.

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Jo sé Luis R én ique

experim entado , no contábam os con ningún m ilitar de verdad , n i ex tran je ro ni p e ru an o . Sobre las fuerzas a rm ad as nu n ca se ana lizó que E stados U nidos habían a d o p ta d o u n a línea co n tra la subversión co n tin en ta l y que e s tab a e n tre n a n d o cu ad ro s del e jército p e ru an o ; no sab íam os tam p o co que el Perú e ra el segundo país en núm ero de oficiales en tre n a d o s en la E scuela de las A m éricas. Jam ás se trab a jó ese aspecto sistem áticam en te . De ah í que nad ie se d e tu v ie ra a ca lcu la r las en o rm es deb ilidades en ese p lano. En com unicaciones, p o r e jem plo , estábam os separados p o r inm ensas d is tancias.De 5 o 6 núcleos que se p lanearon o rig inalm en te so lam en te dos llegaron a tener real conformación. O tro quedó a m edias. E stábam os a c ientos de k ilóm etros de d is tanc ia , y la ún ica com un icac ión era un sistem a de chasquis que p a sab an p o r Lima. No ten íam os cóm o establecer esta relación d irec ta , de h ab e r co n tad o con equ ipos de radio tran sm iso r hub iésem os podido ev itar m uchísim os errores. Hubo una sobrevaloración de nuestras capacidades políticas, se dio por descon tado que lo m ilita r e ra una actitud heroica» . 107

El curso m ism o de los acontecim ien tos re fre n d a ría la v a lidez del testim on io de G adea. La respuesta del «com andante» De la P u en te a un cuestionario que le env iara la revista Caretas, p o r o tro lado , refle jaba el estado de ánim o con que estos hom bres habían m archado al com bate. Las p reg u n tas inciden en los pun tos críticos del experim en to a rm ado . ¿Qué posib ilidad tien en de «am pliar su acción» p a rtien d o de u n « secto r tan rem oto»? ¿Cómo tener éxito en una zona como el valle de La Convención con «los efectivos apreciab les con que cuen ta el ejército» en esa zona y «todos los trabajos que viene realizando allí la fuerza arm ada»? ¿Puesto que dicho valle se conecta con el resto del país a través de un desfiladero, no p od rían las fuerzas arm adas em botellarlos con facilidad?

R espondió el je fe del MIR subrayando la flexibilidad d e la guerrilla : hay cam inos de herradura , cam inam os «por cualquier cam ino, a cualquier ho ra , con cualqu ier clima y en cualquier dirección». Acaso un cuartelazo o un m otín -c o n tin u ó el líder tru jilla n o - podía ser «em botellado», pero no una revolución. De ahí, entonces, que no les p reocuparan

«los efectivos del E jército, de R angers, de la Policía o de los C uerpos de Paz si lo que estaba en curso bajo la d irecc ión del MIR e ra un “hecho social, un sen tim ien to de reb e ld ía co lectiva, u n a b an d e ra ideológica”, even to s im posib les de

107. Ibíd.

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Del APRA R ebelde a la lu ch a a rm a d a . P erú , 1965

em botellar, “cualesqu iera fuese el núm ero de efectivos de las fuerzas rep resivas”. Por algo - a ñ a d i ó - n u e s tra “zo n a g u e ­rr ille ra ” se llam a “Ilarec C h’asca” o “E strella de l A m an ecer” cen tro o rien tad o r de conciencias, anuncio del nuevo día. D a­da su p recariedad m ateria l y logística, de su “fe en el pueblo y la revo lución” d ep en d ía , en ú ltim a instancia , la v ic to ria de la revo lución » . 108

U na p reg u n ta final incid iría en el p rob lem a de id en tid ad que el m o­v im ien to revelaba . ¿M ás allá de la re tó rica , no es el suyo un «gesto desesperado» m ás que el inicio de «un proceso rea l y co h e ren te hacia un Perú m ejor»? «No som os revo lucionarios p o r acciden te» respond ió el tru jillano , haciendo recuerdo - e n esa ho ra c r í t ic a - de su trayectoria ap ris ta , rem o n tán d o se a 1954 , a su en tra d a c lan d e stin a al Perú «des­de n u es tro d es tie rro en M éxico». «Si no h u b ié ram o s sido co n secu en tes con n u es tro s p rincip ios - c o n t in u ó - esta ríam os en el P a rlam en to o en cua lqu ie r posición de poder». Y, sin em bargo , al m ism o tiem po , el MIR era «algo com pletam en te nuevo den tro de la izquierda peruana» , porque «nuestra d irección es joven , in con tam inada , decid ida y consecuen te , co­m o lo d e m o s tra b a que h u b iesen ab an d o n ad o los m é to d o s clásicos que hab ían d esp res tig iad o y co n tribu ido a la d es in teg rac ió n de num erosos partid o s d e izqu ierda» . Viejo y nuevo , ap ris ta e izq u ie rd is ta , el prop io enfoque político de la insurrección vacilaba en las vísperas m ism as de la en treg a final. En m ayo del 64 , De la P u en te se hab ía e n trev is tad o con el m in is tro de G obierno - re sp o n s a b le de la rep resió n del m ovim ien to cam pesino inflingida a com ienzos de a ñ o - a quien propuso que, frente al obstruccionism o del bloque apro-odriísta en el parlam en to , el presiden te B elaúnde, deb ía «disolver» a ese organism o y «convocar un plebiscito n a ­cional para rom per el círculo vicioso», denunciando a los obstruccionistas «ante el pueb lo en un m itin que sería g igantesco e histórico». C ontinuar, con la pasiv idad -a d v ir t ió el re v o lu c io n a r io - hac ía m a d u ra r «las con ­d iciones p a ra la lucha a rm ad a en el país». Un año d espués , e s tan d o ya en el m o n te , las «consignas inm ed ia tas» del MIR segu ían su g irien d o la posib ilidad de una salida política a la insurrección:

1. D isolución in m ed ia ta del Parlam ento .2. A m nistía general y sanción a todos los responsables de las m asacres

co n tra el pueblo.3. R eform a A graria au tén tica , sin excepciones de n in g u n a clase.4. S alario v ital-fam iliar y móvil de acuerdo al costo de vida.

108. Luis de la Puente Uceda, «Respuesta al cuestionario presentado por la revista Caretas», págs. 101-107.

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Jo sé L u is R én ique

5. R efo rm a U rbana.6 . R ecu p erac ió n in m ed ia ta del p e tró leo p e ru a n o y d en u n c ia de los

c o n tra to s con em presas im perialistas sobre nuestras riquezas.7. R ecuperación de la p lena soberan ía n ac io n a l . 109

El p a rlam en to - e l bastión de la o ligarquía y sus aliados a p r is ta s - no el E jecu tivo en cab ezad o p o r B elaúnde Terry ap arec ía , en ese m om ento , com o e l b lanco del MIR. El d estino d e la guerrilla , sin em bargo , estaba p a ra e se en tonces defin ido. En d iciem bre de 1964 hab ían aco rdado que, a p a r t i r de en to n ces, d e se r d e tec tad o s , d eb ían de fen d erse , im p ed ir su c a p tu ra . En abril s igu ien te , en una reun ión ce leb rada en lea, la base del su r in fo rm ó que un destacam en to de unos 2 0 0 policías hab ían en trado al á rea d e M esa P elada, « in te rrogando cam pesinos m o s tran d o u n a foto de Luis d e la P uente , p id iendo inform ación sobre él». La dirección local había a c o rd a d o «m o n ta r u n a em boscada en ta l p u n to e in ic ia r las acciones». S o lic itaba , en consecuencia , el respaldo de las o tras bases. El de legado del c o m ité reg io n a l del cen tro - l a guerrilla T úpac A m a ru - volvió a su b ase co n ese acu e rd o en m ano . «Ya no vo lveríam os a com unicarnos» re c u e rd a G adea. Al re to rn a r a M esa Pelada, sin em bargo , com probó que la s itu ac ió n de em erg en c ia ah í se hab ía a te n u a d o y que se hab ía re to m a d o el trab a jo cam pesino . La policía se h ab ía rep leg ad o an tes de lleg a r a l p u n to de la em boscada . «Un d ía , a la h o ra del d esay u n o , nos en te ram o s por la rad io que en el centro hab ían com enzado su cadena de operac iones. Fue u n a situación terrib le» . 110

E ran los prim eros días de jun io de 1965. En el Parlam ento, la coalición ap ro -od riísta dem andó m ano dura p roponiendo la em isión de «bonos en d e fen sa d e la so b e ran ía nacional» p a ra ap o y ar la liqu idac ión del b ro te in su rgen te . A fines de m es tiene lugar la llam ada «batalla de Yahuarina». N ueve po lic ías m u erto s , e n tre ellos un oficial. El g o b ie rn o o rd e n a al C om ando C onjunto de las fuerzas arm adas hacerse cargo de la situación. A fines de septiem bre, ap resurado por el sorpresivo inicio de las acciones, el re co n s titu id o ELN d e H écto r Béjar en tra en acción a ju s tic iando a dos la tifu n d is ta s en la s ie rra de A yacucho, p o r a lg u n as sem an as ac tu a rían en la z o n a o rien ta l de ese d ep a rtam en to en el lím ite con C uzco. En o c tu b re , con la m u e r te de Luis de la P uen te , cayó la d irección . El 2 de d ic iem bre cae M áxim o V elando. G adea, enviado a Lima a reco n s tru ir la red de apoyo u rbano cae prisionero. En el norte , el frente encabezado por G onzalo Fernández Gaseo se dispersa sin combatir. A inicios de enero del6 6 , con la caída de G uillerm o Lobatón, el gesto heroico del MIR quedaba co m p le tam en te d eb e lad o . A lgunas explosiones d in am ite ras in te n ta ro n

109. Ibíd., pág. 107.110. Entrevista con el autor.

1 SO

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h acer re so n a r en la cap ita l el inicio de la lucha a rm ad a . «H asta los m ás escép ticos en la izqu ie rda -e s c r ib ir ía R icardo L e t t s - se a lin ea ro n m o m en tán eam en te , con adm irac ión y respeto». No se p ro d u je ro n , sin em bargo, actos m asivos de respaldo a los alzados: «el país parec ía como anonadado» .

A cu en ta g o ta s se ha ido revelando la h is to ria de su trág ico final. La infiltración de la CIA hab ía llegado a la m ism a m édu la del m ov im ien to . Como en o tras experiencias guerrilleras de la época, no parecía haber un registro eficaz de la efectiva po tenciación de los m étodos de in teligencia m ilitar ocurrida de la victoria cubana en adelan te . Tam poco de la cruda eficacia de los m étodos co n tra in su rg en tes que inc lu ían desp liegues de violencia poco conocidos en la h istoria del país: desde los «conquista de la m en te y el co razón del cam pesinado» - in c lu y e n d o u n a com binación de « in te rro g a to rio s científicos» y «acción c ív ica» - al u so de n apa lm en bo m b ard eo s o rien tad o s a p rovocar desva tac ión y terror. F ren te a ello, en La C onvención, una red con fo rm ada po r un p u ñ a d o de m ilitan tes - q u e inclu ía al d e la to r A lvino G uzm án qu ien in fo rm aría al e jército «de n u es tro s sie te cam p am en to s de en tren am ien to , a lm acen am ien to de v í­veres y m u n ic io n es» - p recariam en te in teg rada , con su líder seriam en te afectado por «su problem a de las úlceras» tenía los días contados. Nueve q u ed ab an - s e g ú n el testim on io de C arlos M orrillo C a n a l- el en lace en Q u illabam ba de la guerrilla Pachacútec, cu an d o se le p id ió v ia ja r al C uzco p a ra g estio n ar refugio p a ra los co m b atien tes a n te el consu lado belga. Era ta rd e , sin em bargo , p ara in te n ta r un tra s lad o d esde M esa Pelada al Cuzco. De hecho , conscien tes de la ex trem a g rav ed ad de su situación, había acordado el «consejo guerrillero» negociar con el ejército la evacuación d e su ab a tid o co m an d an te . C ap tu rad o s los m ensajeros, in terven ido el últim o bastión insurrecto, op tarían los m ilitares po r fusilar a sus adversa rio s . 111

Epílogo

La m u e r te de sus p rincipales p ro tagon istas , su v ertig in o sa d e rro ta , d ra m a tiz a n la no tab le p recaried ad del p royecto del MIR. E n ten d ie ro n que su m isión e ra p ro v eer el e lem en to subjetivo en u n a situac ión , en térm inos objetivos, ab rum adoram en te revolucionaria. El cam ino elegido, sin em bargo , los em pujó hacia el m ás com pleto a is lam ien to . Ni una ev a lu ac ió n cabal de las causas del triun fo cubano , ni u n a lec tu ra ad e ­

111. Indym edia, ed. En la tum ba de Luis de la Puente Uceda. 15 de s e p t i e m ­bre de 2005. URL: h t tp : / / l i s t s . indymedia . org/pipermail / e m i - b o l I v l . i editoriales/2005-September/0918-vu .h tm l.

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Jo sé Luis R én ique

cu ad a de la rea lid ad ru ra l an d in a e s tuv ie ron a m an o en el 65. Ya en el m on te , a sem an as escasas de su com bate final, De la P u en te escribiría «este país es q u izá el m ás co n trad ic to rio de A m érica Latina» p asan d o a ex am in a r en d e ta lle la eno rm e com plejidad de la soc iedad p e ru an a . A m ayor com plejidad , sin em bargo , m ayo r fe en que la fuerza del pueblo concurriría al llam ado insurreccional. Era ese el ethos m ism o del proyecto guerrille ro : nad a sino la insurrección, podía d e sa ta r las fuerzas capaces de b a rre r con la dom inac ión o ligárqu ica y el consigu ien te colonialism o in te rn o . C onocedo r de p rim era m ano del proceso del MIR, viejo am igo del abogado convertido en com andan te , Roger M ercado conversó con él an tes de verlo partir a encontrarse con su destino final. Concluyó que este sobreestim aba «la capacidad del MIR para lograr, con su heroico gesto, la u n idad ind ispensable para la victoria», sugiriendo que su viejo am igo era concien te que el sen tido últim o de su grave decisión era reiv ind icar para el m ov im ien to revolucionario «la consecuencia y la d ign idad tan venida a menos». Aquel im perativo m oral era m otivo por dem ás suficiente para qu ien - s e g ú n M e rc a d o - aparecía com o «el vínculo, hacia a trás, con las trad ic io n es in su rrecc iona les del APRA y, p o r ex tens ión , de los caudillos civiles del siglo x ix» . 112

En la m em o ria d e los ap ristas de la gen erac ió n de Luis de la P uen te U ceda, la h is to ria de su p a rtid o pod ía ser v ista com o u n a sucesión de gestos audaces y heroicos que, a través del tiem po, hab ían sed im en tado u n a trad ic ión de lucha gen u in am en te popular. Era el cam ino ap ris ta de en c o n tra rse con el pueb lo . La figura del Jefe a n u d a b a el p roceso y le o torgaba su sello particular. La confluencia de estud ian tes y obreros en las calles de Lima encabezada por Haya con ocasión del paro general de 1919 h ab ía sido el p rim ero . Luego, en 1923, en la cé leb re p ro te s ta co n tra la cerem onia de entron ización de Lima al Corazón de Jesús, aparecería este com o gran líder de m asas. Su salida al exilio, sem anas después, dejó en la m em oria de sus seguidores una im agen im borrable de en trega a su causa: in tro d u c id o en brazos - in c a p a c ita d o p a ra cam in a r com o re su ltad o de la h u e lg a de ham bre con que hab ía respond ido a la re p re s ió n - al vapor que lo llevaría a su p rim er y p ro longado exilio. Y así, sucesivam en te , h as ta la persecuc ión de los tre in ta . En H aya, com o ind iv iduo , anc laban las am arras de la m ás d istinguib le iden tidad política fo rjada en el Perú.

En o c tu b re de 1948, sin em bargo , h ab ía co m enzado u n a h is to ria d istin ta . Con la m ística ho radada, de entonces al 59, De la P uen te viviría el com plicado ale jam ien to de su alm a m ater política. E ntre el 60 y el 62 la ru p tu ra alcanzó niveles más profundos en torno a la carcelería por este

112. Roger Mercado. Las guerrillas del MIR, 1965. Lima: Editorial de Cultura Popular, 1982, pág. 81.

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Del APRA R ebelde a la lu ch a a rm a d a . Perú , 1965

íu frida a raíz de su confrontación arm ada con activistas de su ex partido . En las luchas revo lucionarias la tin o am erican as y asiá ticas, de l 63 en adelante, buscó el m arco teórico alternativo para la verdadera revolución peru an a que el PAP h ab ía tra ic ionado . D erivó de ese ap ren d iza je una visión po la rizada que acen tuó su sen tido trágico y hero ico de la política que de su form ación ap rista provenía. En un país de «vicios, corrupción , peculados», - h a b ía sosten ido H aya en los años t r e in ta - p a ra se r d igno de la victoria, el APRA debía lavarse «con la sangre de su sangre», tom ar conciencia de que la «m uerte no puede ser obstácu lo » . 113 De la «traición ap rista» e ra de lo que hab ía que lavarse en los se sen ta p a ra re sca ta r lo au tén tico , lo p rim igen io de aquella h is to ria hero ica que am en a zab a perderse . Fue ese gesto lo que, en ú ltim a instancia , im p u lsa ría a De la P uen te U ceda a la lucha guerrille ra , de jan d o de lado su p rop io y ta rd ío reconoc im ien to de que existía todav ía un im p o rtan te e spac io p a ra la acción política no arm ada.

Las g u errillas del 65 -c o m o reconocería p o ste rio rm en te el p rop io H éctor B é ja r - no h ab ían logrado « fusionar sus m é to d o s con los del cam pesinado» . H ab ían te rm in ad o rep leg án d o se , m ás aú n , hac ia las «zonas se lváticas del o rien te peruano» , segu ras desde el p u n to de vista m ilitar, p ero a le jadas d e qu ienes d eb ían ser su g ran base social: los pob lad o res ru ra le s de las a ltu ras se rran as. Para v en ce r - s e n te n c ió el líder g u e r r i l le ro - te n d rá n que ap re n d e r los a lzados a «hacer la g u erra en la sierra» . Esa sería , p rec isam en te , la lección que ex tra e ría n d e un m inucioso análisis de la experiencia del 65, quienes en 1980 iniciarían su propia «guerra popular» quince años después.

113. Haya de la Torre, «Discurso del 12 de noviem bre de 1933», págs. 153-160.

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Capítulo 6Izquierda peronista, violencia armada y clase obrera: una experiencia alternativa

M arce lo R a im u n d o

El período histórico que va desde m ediados de la década del cincuen­ta a m ed iad o s de los se ten ta , rep re sen ta u n o d e los m ás im p o rtan tes m o m en to s de la lucha de clases ab ie rta en A rgen tina . En el m arco de un reaco m o d am ien to en las a lianzas de los p o d eres económ icos y de un p roceso de rac io nalización cap ita lista a nivel in te rnac iona lizac ión , se d io u n a d isp u ta po lítica que condu jo a un ciclo de d ic tad u ra s y d e ­m ocracias ab o rtad as que m an tuv ie ron com o co n stan te la p roscripción del pero n ism o , la p rim er fuerza política y expresión de la m ayo ría del sind icalism o. Esta confron tac ión , estuvo aco m p añ ad a de la em ergencia de n u m ero sas o rgan izaciones revolucionarias, todas con carac terísticas novedosas respec to a los trad ic iona les g rupos rep re sen tan te s de la iz­qu ie rda . D entro del con jun to de lo que se ha deno m in ad o la « izquierda peron ista» , la ind iscu tib le p resencia m ayo rita ria de los M ontoneros, ha o p acad o la ac tu ac ió n d e o tras o rgan izaciones, en tre e llas las Fuerzas A rm adas Peronistas y el Peronism o de Base.

A pesar del tiem po transcurrido , el estudio del proceso de violencia re ­volucionaria que a travesó la realidad argen tina d u ran te los años sesen ta y se ten ta de l p asad o siglo, co n tin ú a siendo u n a tem á tica g e n e ra lm en ­te a tra p a d a p o r un dob le m ovim iento in te rp re ta tiv o d e parc ia lizac ión y ab so lu tizac ió n . T an to en el análisis de las vertien tes revo lucionarias p ro v en ien tes de la izq u ie rd a m arx ista , com o d e las p e rten ec ien tes a la izqu ierda peron ista , las experiencias del Ejército R evolucionario del Pue­blo (ERP) y d e M on toneros h an resu ltad o resp ec tiv am en te los iconos

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M arcelo R a im u n d o

m ás rep resen ta tiv o s de d ichos cam pos. Sus respectivos p ro tag o n ism o s respecto de o tra s o rgan izaciones a rm adas de la época, h an resu ltado en una visión hegem ónica que subsum e una d iversidad fác ilm en te com pro­bab le de m an e ra em pírica . Y no sólo eso, ya que al se r la ca rac terística d is tin tiva de d ichas organizaciones la u tilización de la v io lencia a rm ad a com o m éto d o de lucha, las acusaciones de un progresivo e irrac ional m ilitarism o que caen sobre ellas, se irrad ia hacia el conjunto de la política revo lucionaria de la época.

Sin em b arg o , qu ienes se p ro p o n en ab o rd a r h is tó ricam en te cuestio ­nes re fe ren tes a la conflictiv idad social, fo rzo sam en te se to p an - ta rd e o tem p ran o y q u ie ran reconocerlo o n o - con los lím ites q u e pone el reduccion ism o . Y el in ten to de su p erarlo , q u e no es m ás que u n a elec­ción, no sólo co n tien e posib les consecuencias ana líticas , sino tam b ién prácticas . C om plejizar una rea lidad h is tó rica , in ev itab lem en te im pacta en el p re sen te y en el fu tu ro de una sociedad . Este trab a jo se p ro p o n e rea liz a r un ap o rte en ese sen tido . Por su p u esto es un paso parc ia l, que a p u n ta a m o s tra r que no todas las p rác ticas de v io lencia a rm a d a que vivió la A rgentina en aquella e tapa tuvieron las m ism as características, ni sigu ieron el m ism o cam ino.

Se propondrá entonces, un análisis de las Fuerzas A rm adas Peronistas y el Peronism o de Base (FAP-PB), organizaciones que form aron parte de la izqu ierda peron ista en 1968 (cuando hace su p rim era aparic ión pública) hasta el golpe de Estado de 1976 (aunque recién en el año 1979 term inan por disolverse a raíz de la caída de su dirección nacional). Este recorrido a b o rd a rá su evolución po lítico-ideológica, las fo rm as o rg an iza tiv as que fu e ro n a d o p ta n d o , y la re lación que estab lec ie ron en tre lu ch a política , lucha sind ica l y lucha a rm ad a . Estas líneas g ira rán en to rn o a un eje que aparece com o clave para la com prensión de su devenir particu lar: la estra teg ia que se d ieron hacia la clase obrera.

Dicho análisis, adem ás, se v e rteb ra rá en to rn o a dos cuestiones. Por un lado , el desarro llo ap u n ta rá a e stab lecer c iertos observables, que in­te n ta rá n p o n e r a p ru eb a una d e las p rincipales tesis que ap a recen en el trabajo p ionero sobre las FAP y el PB, realizado por Cecilia Luvecce. En él, se cuestiona la relación estrecha en tre las FAP y el PB, llegando a sugerir com o h ipó tesis fu tu ra de trab a jo la ex is tencia de varios «peron ism os a lternativos» . Luvecce en su in te rés p o r co n cep tu a liza r el caso , tom a u n a ca tegoría p ropuesta po r Michel W iew orka - u n analista de o rgan iza­ciones g u e rrille ra s v an g u ard ista s , m ás específicam en te te r ro r i s ta s - «la “inversión sim ple”, en tend ida como el proceso sociológico de alejam iento del ac to r po lítico de la experiencia vivida p o r aquello s en n o m b re de

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Izq u ie rd a p e ro n ista , v io le n c ia a rm a d a y c lase o b re ra :

quienes ac túa » . 1 De esto, la au to ra afirm ará que el proceso de «inversión» resu lta ser ap rop iado para las FAP, pues se alejan progresivam ente de los sectores sociales que deseaban rep resen tar, e inadecuada para el PB, que «podría caracterizarse com o un ejem plo d e fusión o de absolu ta identifica­ción con los represen tados» . Por lo tan to , las FAP no se hab rían liberado del de te rm in ism o m ilitarista que tiño al re s to d e las o rgan izaciones que ad o p ta ro n la lucha arm ada.

Por o tro , y ligado al aspecto m eto d o ló g ico , las fuen tes u tilizadas -d iv e rs o s do cu m en to s escritos, p ub licac iones y en trev istas p e rso n a le s - ad em ás de se rv ir com o d a to em pírico , se rán tra ta d a s com o m ateria l discursivo útil p a ra una reflexión m ás am p lia acerca dé c ie r ta s lógicas no expresadas de fo rm a d irecta . A dem ás, d ad as las p a rticu la rid ad es de la o rg an izac ión an a lizad a , se in te n ta rá re sa lta r las consecuencias que tiene rea lizar un d e te rm in ad o recorte tem pora l y espacial, en relación a posterio res g enera lizac iones . 2

Antes de com enzar a desarro lla r lo p lan tead o , cabe ac la rar con el fin de evitar posibles confusiones, que la sigla FAP no es patrim onio exclusivo del g rupo al que harem os referencia . Las p rim era s FAP su rg ie ro n en el añ o 1964 , p o r in iciativa de a lgunos ac tiv is tas ligados al lan zam ien to del M ovim ien to R evolucionario P eron ista (M RP), d o n d e am b as o rg an i­zaciones fo rm aban el b razo político y m ili ta r de un p lan d iseñ ad o por los sectores del peron ism o com bativo p a ra el regreso de P erón . 3 La con­cepción de la v io lencia de estas FAP se an c la b a en un m odelo de lucha a rm ada u rbana, pero den tro de una estra teg ia insurreccional y no estaba en tre sus tácticas la realización de p ropaganda arm ada. La relación entre

1. Cecilia Luvecce. Las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Base. Buenos Aires: CEAL, 1993, pág. 77.

2. La m ayoría de los docum entos internos y públicos de las FAP y el PB que se u tilizarán, fueron cedidos gentilm ente hace algunos años - p a r a una versión prelim inar de este e sc r ito - por Eduardo Pérez, un ex m ilitante que en esos m om entos se encon traba abocado a una tarea de recopilación de los mismos. La misma dio com o resultado la publicación de varios de dichos docum entos en Eduardo Luis Duhalde y Eduardo Pérez. De Taco Ralo a la alternativa independiente. Historia documental de las Fuerzas Armadas Peronistas y del Peronismo de Base. Vol. 1: Las FAP. Buenos Aires: Editorial De la cam pana, 2003.

3. El MRP se conform ó por un puñado de sindicalistas com bativos, secto­res de la ju v en tu d peronista y o tros pequeños grupos, y fue el prim er ensayo organizativo en el que se intentó do tar de definiciones ideológicas de izquierda a un nucleam iento p lenam ente peronista; véase Marcelo Raim undo. «Acerca de los orígenes del peronism o revolucionario». En: De la revolución libertadora al menememismo. Comp. por Pablo Pozzi, Alejandro Schneider y H ernán Camarero. Buenos Aires: Ediciones Imago Mundi, 2000.

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M arcelo R a im u n d o

el MRP y las FAP s iem p re fue tensa , y derivó en la d iso lución de estas ú ltim as hacia 1966 , luego d e m uy poca activ idad co m p ro b ad a . 4

Encendiendo el foco: los comienzos

La ex is tenc ia d e las F u erzas A rm adas Peronistas se d io a conocer en octubre de 1968, aunque no por decisión propia, sino porque un núm ero im portan te de sus in teg ran tes fueron descubiertos por una patru lla de la gendarm ería en la localidad de Taco Ralo (Tucum án), cuando realizaban ta re a s de reco n o c im ien to del te rren o . La fo rm ación de las FAP por su p u es to h ab ía co m en zad o un tiem po an tes , hacia m ed iados d e 1966 y en su confo rm ación converg ie ron in teg ran tes de d is tin tas vertien tes y experiencias políticas previas, aunque todas m uy recientes. Entre ellas se cuen tan :

1. El M ovim ien to de la Ju v e n tu d Peronista (M JP), fu n d ad o en 1963 en el proceso de la reo rgan ización de la Ju v en tu d Peron ista . Tenía posturas com bativas, pero solió oscilar en tre las d istin tas líneas del p e ron ism o d e la ép o ca , es trech an d o incluso lazos con el vandoris- m o .5

2. La Acción R evo lucionaria Peron ista (ARP), o rg an izad a po r John W illiam C ooke a su reg reso de Cuba en 1 9 6 3 .6 Este fue un grupo p eq u eñ o , p o r d o n d e c ircu la ro n una serie de jó v en es q u e luego se in teg ra rían a d is tin tas organ izaciones de la izqu ierda peron ista de los años s e te n ta . 7 ARP tam b ién fue un p u n to de co n tac to en tre m ilitantes peronistas y m ilitantes de origen tro tskista que se acerca­ban al peron ism o . Y re p re se n tó adem ás un nexo im p o rtan te con C uba p o r las re lac iones que tenía Cooke; p o r ejem plo , p a ra viajes de en tren am ien to .

4. Esto ha sido tra tado con m ayor profundidad en M arcelo R aim undo. «La política arm ada en el peronism o. 1955-1966». En: Cuadernos del CISH, n.° 4: La Plata (1998).

5. C orriente sindical (inform al) liderada p o r el traba jador m etalúrgico Augusto Vandor, el icono de la burocracia sindical peronista de los años sesenta.

6. Cooke fue delegado d e Perón (podría decirse «su» hom bre) en el país en la prim era e tapa de su exilio y es uno de los sím bolos que rep resen tan la «tradición» del peronism o que evoluciona hacia la izquierda, asum iendo posturas revolucionarias.

7. Al parecer, el objetivo no era crear una organización política en sí, sino ser una organización de form ación de cuadros que luego se in sertarían en los diferentes frentes de lucha, y dotados con una preparación teórica suficiente para dlieccionar la acción de esos ám bitos.

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Izqu ierda pero n ista , vio lencia a rm a d a y c lase o b re ra :

3. El M ovim iento N acionalista R evolucionario T acuara (M NRT), que su rg ió com o una escisión del M ovim iento N acionalista T acuara - d e o rien tac ió n d e rech ista e x tr e m a - de do n d e son expu lsados u n g rupo de jóvenes, a raíz de su in te rés p o r las experienc ias de liberación nacional de los países del Tercer M undo. Incorporaron en su ideología política el marxism o, la iden tidad política peron ista y la lucha arm ada. Son conocidos por el a taque rea lizado al Policlínico B ancario en 1964, que se ha co nsiderado u n a d e las p rim eras acciones de guerrilla u rb an a según la m ística d e esa época. Si bien luego algunos de sus in tegran tes te rm inaron presos, a fines de1965 el resto tuvo contac tos con el g rupo T upam aros en Uruguay, d o n d e partic iparon jun tos en acciones destinadas a en tren am ien to y p ertrecham ien to .

4. El g ru p o o rg an izad o p o r Ángel B engoechea, un ex m ilitan te de la o rgan ización tro tsk ista Palabra O brera (PO ), que d esp u és de la Revolución cubana se orienta a la lucha a rm ad a .8 Al reg resar de un viaje d e en trenam ien to a Cuba en 1963, rom pe con el líder N ahuel M oreno y en tab la un fuerte d eb a te con M ario R oberto S an tucho - f u tu r o líder del Partido R evolucionario de los T rabajadores (PRT- ERP) - pero aliado por entonces de M oreno, en to rno a la polém ica foco versus partido . De allí com ienza a o rg an iza r un g rupo con el fin de la n z a r u n a guerrilla ru ra l en T ucum án; este p royecto se aborta cuando en 1964 estallan explosivos en un d epartam en to del cen tro de B uenos Aires, m u riendo el p rop io B engoechea y varios de sus partidarios.

5. A lgunos sacerdo tes, sem inaristas y m ilitan tes cristianos iden tifica­dos con el M ovim iento de S acerdo tes p ara el T ercer M undo.La es­tructu rac ión del grupo original estuvo fuertem ente im pregnada por una necesidad de e n tra r en acción ráp idam en te a la escena . 9 Unos años m ás ta rd e , sus in teg ran tes afirm arían que «en sus com ienzos n u es tra o rgan ización se form a en base a acuerdos e lem en ta les» . 10

8. Lo que distinguió a Palabra Obrera dentro del conjunto de las organizacio­nes de izquierda, es que se propuso hacer un «entrismo» político e ideológico en el peronism o.

9. Cabría aqu í recordar, que el periodo abierto luego del golpe de 1966 es vivido po r m uchos sectores de la m ilitancia como un m om ento de quietism o y estancam iento en la lucha. Son tiem pos donde el mismo Perón hace un llam ado a «desensillar hasta que aclare». Sin em bargo, debe destacarse, que el nivel de conflictividad obrera continuó en un índice im portante duran te fines de 1966 y gran parte de 1967.

10. «Prólogo» al docum ento político n.° 1, FAP, 8 de m arzo de 1971, en Duhalde y Pérez, Las FAP, pág. 203.

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C om o esta cuestión tuvo sus im plicancias en el desarro llo d e la orga­nización, ¿cuáles fueron estos acuerdos? Prim ero, el reconocim ien to del p e ron ism o com o un m ovim ien to d e liberación naciona l, defin ic ión que p e rm ite un p u n to político de un idad en tre d iversas ex p erien c ias que lo constituyen. Segundo, la elección de la lucha a rm ada com o m etodología, justificada por el fracaso de los m étodos utilizados con an terio ridad : «No­so tros no decid im os que la guerrilla sea la única solución , s im plem en te creem os que es la ún ica posib ilidad, la única form a de lucha , p ro te s ta o expresión que les queda a los m ilitarm ente débiles».11 Tercero, el objetivo a cumplir. «N uestros planes se reducen al regreso de Perón y a la vigencia de una P atria Ju s ta , Libre y S oberana» .12 Los p rim eros com un icados del grupo , que están im pregnados de un fuerte tin te naciona lis ta - y en m u­chas ocasiones tam bién c r is tia n o - denuncian com o principales enem igos a la o ligarquía, al im perialism o y a las fuerzas arm adas. En resum en, para la e tapa inicial no se encontrarían , en apariencia, grandes d iferencias con o tra s o rgan izaciones peron istas que estaban p resen tes en ese m om ento , po r ejem plo M ontoneros y D escam isados.13

E n tab la r u n a lucha a través de las a rm as com o e s tra te g ia , p a rte de la concepción foquísta que hab ía ad o p tad o el grupo . El foco guerrillero , según lo defin ió E rnesto G uevara en su p o r en to n ces d iv u lg ad a Guerra de guerrillas, cum p liría la dob le función de se r el germ en d e u n fu tu ro «ejército del pueblo» y de despertar la conciencia del pueblo dem ostrando la v u ln e rab ilid ad del po d er m ilita r de los d o m in ad o res , a través de lo que se ha denom inado «propaganda arm ada» .14 La elección de Tucum án p a ra el inicio de la lucha a rm ad a no im plica, com o p u ed e parecer, una

11. «Reportaje de cárcel a cárcel. Dardo Cabo desde la cárcel de Ushuaia, entrevista por carta a los guerrilleros de Taco Ralo alojados en la cárcel de La Plata», en Roberto Baschetti. Documentos de la resistencia peronista, 1955- 1970. B uenos Aires: Editorial De la C am pana, 1997, pág. 554; se consideraba que un conjunto de tácticas utilizadas tales como «golpes, elecciones, huelgas, terrorism o», ya a esa a ltura resultaban insuficientes.

12. Ibíd., pág. 555.13. Poca inform ación hay sobre este grupo juvenil que al p a recer era de

extracción socialcristiana.14. Esta rem ite a la p ropaganda que destaca los hechos de violencia como

creadores de volun tad y conciencia, frente a la m ás clásica p ro paganda escrita y discursiva. Al parecer, la teoría del foco en la concepción política de las FAP a principios de 1969, se m anifestaba de m anera particu lar com o se puede ver un ex tracto de un docum ento in terno titu lado «La guerra revolucionaria del pueblo: sus tareas fundamentales». «Nuestra línea estratégica se diferencia de las otras porque: a) P lantea que el foco debe estar cim entado con bases de apoyo y formado por gente del lugar, b) Plantea la lucha urbana, c) Plantea un trabajo de superficie».

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orien tación hacia el foquism o rural. D urante los p reparativos previos del y.rupo, ya se había expresado una tensión en tre im pulsar la guerrilla ruralo la u rb an a ; esta ú ltim a posición fue p lan tead a p o r el g ru p o q u e ven ía de p a rtic ip a r en T upam aros y fue refo rzada p o r la ca ída d e G uevara en Holivia en 1967. Finalm ente se llegó a una síntesis denom inada «la teoría de las dos p a ta s» ,15 pero p ara el lanzam ien to inicial p rim ó la decisión ya to m ad a . Sin em bargo , si b ien la cap tu ra del d e s tacam en to de Taco Ralo fue co nsiderada una «derro ta táctica» que «no invalida el m étodo», las FAP no vo lvieron a in te n ta r o tro ensayo de guerrilla ru ra l; todas sus fu tu ras acciones fueron urbanas.

El desarro llo de la dinám ica política y social del país no hizo m ás que reafirm ar a los m ilitantes el cam ino elegido. En m ayo de 1969 un estado de huelga p ro longado en C órdoba - u n a de las c iudades industria les del p a ís - p rodu jo una rebelión p o pu lar que sitió la c iudad d u ra n te los días 29 y 30. C onocida com o el «C ordobazo», p lan teó en el cam po de las organizaciones revolucionarias la discusión «insurrección» versus «guerra po pu lar p ro longada» (GPP) com o estra teg ias p a ra la tom a del poder. Al respecto , la posición de las FAP fue clara:

«N uestra e s tra te g ia se opone a la teo ría de la in su rrecc ión p o p u la r com o vía revo luc ionaria . . . El nivel en que ac tu a l­m en te se desarro lla la ofensiva contrarrevo lucionaria im pone la lucha a rm ada com o una vía conducente al triunfo. D urante to d a u n a p rim era e tap a de la lucha de m asas se seg u irán d an d o en form a no coo rd inada con las acciones a rm ad as de las organizaciones revo luc ionarias . . . Es una ta rea de los revo­lucionarios encon trar la m anera de unificar, en una estrateg ia de co n jun to , to d as las form as y niveles de lucha . N uestra ta rea po lítica fu n d am en ta l en este m om en to es tr a ta r de in­co rp o ra r a las luchas reiv indicativas m étodos sim ilares a los de la g u e rra revolucionaria» .16

Es decir, el C ordobazo no hizo m ás que confirm ar la línea ya tom ada e h izo v erse a las FAP (y en genera l a varias o rg an izac io n es a rm ad as) com o n ecesarias p a ra d a r u n a perspectiva revo luc ionaria a las luchas populares. Tam bién es posible observar que para 1970 el PB de C órdoba se en m arcab a en un p lan teo sim ilar: «Si L anusse nos ha d ec la rad o la

15. Duhalde y Pérez, Las FAP.16. Equipo de redacción. «Reportaje a las FAP (12 preguntas)». En: Cristia­

nismo y Revolución, n.° 25: (septiem bre de 1970).

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g u erra de los im p e r ia lis ta s y capitalistas, noso tros d ec la ram o s la guerra revo lucionaria» .17

D espués del g o lp e recibido en Taco Ralo, com ienza la reorganización de las FAP y una ac tiv a e tap a de acciones urbanas, cuyo pico se da en 1970 y se m a n tie n e h a s ta m ed iad o s de 1971. El perío d o a rra n c a e n octubre de 1969 con el a s a l to a dos destacam en tos policiales en T ortugu itas , al n o rte de B uenos A ire s . Acciones de d iverso tipo e ran llevadas a cabo, o rien tán d o se p rin c ip a lm e n te a la «p ropaganda del m étodo»18 y tam bién al p e rtre c h a m ie n to , p a ra constru ir una in frae s tru c tu ra ope ra tiv a . La g am a de o p e ra c io n e s fue variada: «expropiaciones» de a rm am entos y un ifo rm es a tra v é s d e l a taque a puestos policiales, d e l ejército , de la m arin a e inc lu so a agregados m ilitares e s tad o u n id en se s ; asa ltos a bancos p a ra re c a u d a r fondos; robos en d is tin tas firm as p riv ad as con el fin de desarro lla r log ística (m áquinas de escribir, fo tocopiadoras, distinto tipo de d o c u m e n ta c ió n , autom óviles, m ate ria les san ita rio s , a rtícu los de labora to rio ); cam p añ as de explosivos tan to a edificios públicos y em presas ex tran jeras, com o a d is tin to s particulares (en tre ellos m ilitares); repartos de leche y ju g u e tes en villas miseria; tom a de radios; liberación de presos y actos de ju s tic ia p o p u la r (e jecuciones). P aralelo a este accionar, en 1970 fueron su rg ie n d o varias regionales: C órdoba, M endoza, Tucum án y R osario. Este d e sa r ro llo llevó a una rees tru c tu rac ió n , c reán d o se una dirección nacional q u e establecía relaciones con las regionales. Estas a su vez func ionaban po r destacam en tos, de los cuales hab ía u n responsable qu ien a la vez fo rm ab a parte de la dirección reg io n a l.19

Un proceso s im u ltán eo que se dio en ese período, fue la constitución de las O rg an izac io n es A rm adas Peronistas (OAP), ju n to a M ontoneros,

17. «Toma de la Fábrica Fiat. Peronismo de Base», mayo de 1970, en Roberto Baschetti. Documentos (1970-1973). De la guerrilla peronista al gobierno popular. Buenos Aires: Editorial De la Cam pana, 1995, pág. 71; se advierte tam bién ver en este volante que el PB para estos m om entos tenía claras postu ras clasistas, consignas que todavía no estaban presentes en el repertorio de las FAP.

18. Es in teresante ver la constante búsqueda de significación que se trataba de dar con los com unicados, pues todos los volantes son emitidos como «parte de guerra».

19. En general los com unicados posteriores a las operaciones arm adas eran firm ados por destacam entos (Eva Perón, Felipe Valiese, etc.) y en algunas ocasiones, por com andos que pertenecían a los mismos. En el caso de la regional Buenos Aires, en tre los destacam entos y la dirección existieron las colum nas (con funciones específicas), que nucleaban varios destacam entos. Entre ellas, la «columna de superficie», dedicada al trabajo de masas, pero para esos m omentos era (le escaso desarro llo y cumplía en realidad una función de reclutam iento.

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las F uerzas A rm adas R evolucionarias (FAR)20 y D escam isados. El eje de la re lac ión se a rg u m en tó d e la sigu ien te m an era : «Lo que nos separa , creem os, no es de fondo, problem as políticos que no son fundam enta les, y lo que nos u n e sí es fu n d am en ta l: 1) la m etodo log ía ; 2) el enem igo y

el ob jetivo final».21 Sin em bargo , todo quedó en u n a ex perienc ia de co laboración y no llegó a m adurar.

La alternativa independiente: de las primeras discusiones a la homogenización

En el año 1971 im portantes cambios suceden en las FAP, que term ina­ron p o r p rovocar una reform ulación en las concepciones po lítico-ideoló­gicas, en las p rác ticas y en la p ro p u es ta o rgan iza tiva . V arios factores jugaron en su irrupción.

U no de ellos es la m odificación de la co y u n tu ra po lítica nacional: la d ic tad u ra m ilita r está inm ersa en la em ergenc ia de un proceso de m ovilización social y un ciclo de p ro testa , que prom ueve u n a estra teg ia apertu rista de re tirada por parte las fuerzas arm adas; te rm ina po r an u n ­ciar un próxim o llam ado a elecciones. A esto, se sum ó la reconsideración de lo que se juzgaba com o «la situación de lucha de m asas» que se abrió con el C ordobazo . A m bas cuestiones se con jugaron p a ra d a r lu g a r a la aparic ión a u n nuevo «prob lem a político»: se p lan tea com o necesidad u rgen te «dar u n a respuesta político - o rganizativa - m ilita r que su p erara el a is lam ien to d e las m asas y que con tuv ie ra el cam bio de re lac ión de fuerzas que se in sinuaba en las clases d o m in an tes e n tre sí y con el p u e ­blo».22 C abe a c la ra r que este p lan teo no fue exclusivo de las FAP, sino que tam b ién afectó a las OAP en genera l; m ás a d e la n te se tra ta rá de

20. Las FAR fue una organización guevarista que term ina por incorporarse al peronism o por conisderarlo un m ovimiento de liberación nacional.

21. «Con las arm as en la m ano», abril de 1971, en Baschetti, Documentos (1970-1973). De la guerrilla peronista al gobierno popular, pág. 230.

22. FAP Regional Buenos Aires, ed. Proceso de la organización. 30 de julio de 1973. D ocum ento inédito , este docum ento fue producido por el sector de las FAP que se hace con la conducción de la regional, que oficiaba las veces de dirección nacional a fines de 1972. Unos meses después son desplazados, de hecho organizándose las FAP Comando Nacional como dirección a nivel nacional de la organización hasra su disolución final. Aquel sector buscó llegar a una especie de síntesis de las discusiones que a continuación se verán y acercarse asi n la Tendencia Revolucionaria Peronista, pero antes de llegar a ello se disolvió. En este docum ento se puede ver una reconstrucción de la historia de las FAP hasta m arzo de 1973 y tiene un fuerte com ponente crítico de las «desviaciones» que sufrió la organización du ran te los debates internos de los años 1971-1972.

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M arcelo R aim undo

i n te r p r e ta r p o r q u é fu e r e su e lto d e u n a fo rm a p a r t ic u la r p o r p a r te de a q u e lla s .

¿ C ó m o fu e in te r p r e ta d a la n u e v a c o y u n tu ra y c u á le s fu e ro n su s im ­p lic a n c ia s? : « (E )n e s te m o m e n to se n o s p re s e n ta la n e c e s id a d d e te n d e r a la c o n v e rg e n c ia d e n u e s tro a c c io n a r c o n e l d e s a r ro l lo d e la s luchas p o p u la re s : e n d e f in it iv a , p a s a r d e la e ta p a d e l foco c o m o g e n e r a d o r de co n c ien c ia a la e ta p a d e la g u e rra p o p u la r p ro lo n g a d a . E sta p ro b lem ática fu e la q u e c o n d u jo al re p lie g u e d e las OAP: h o y d e lo q u e se t r a ta es de c o n v e rtirn o s en u n a a lte rn a tiv a p o lítico o rg a n iz a tiv o , e n u n a o p c ió n revo­lu c io n a ria p a ra el c o n ju n to de l M o v im ien to . E sto im p lica d a r re sp u es ta a la c re c ie n te e x p e c ta t iv a d e l g ru e so d e lo s a c tiv is ta s d e l m o v im ien to , a la c la se o b re ra e n su c o n ju n to , co m o ú n ic a fo rm a d e a lc a n z a r una e ta p a c u a li ta tiv a m e n te su p e r io r» .23 Se p u e d e v e r p la sm a d o a q u í e l inicio d e la c r ít ic a a l fo q u ism o , « fo rm a o rg a n iz a t iv a q u e só lo e n c u a d r a a los m a y o re s n iv e le s d e c o n c ie n c ia , in d iv id u a le s , s e p a rá n d o lo s d e la lucha d e m a s a s » ,24 y u n a e ta p a q u e a b re la b ú s q u e d a d e u n « n u e v o m o d e lo o rg a n iz a t iv o » , q u e c u lm in a rá re c ié n h a c ia 1 9 7 3 . Se a n tic ip a n tam b ién d o s p a la b ra s q u e re c o rre rá n y v e r te b ra rá n el d iscu rso d e la o rg an izac ió n d e a q u í en a d e la n te , a lterna tiva y clase obrera, té rm in o s cu y a in c lu s ió n en la n u e v a p r o p u e s ta n o se p u e d e n e x p lic a r e x c lu s iv a m e n te p o r « la crisis d e l fo q u ism o » y q u e e n tr e o t ra s co sas - a u n q u e d e m e n o r im p o r ta n c ia q u e su s c o n se c u e n c ia s f u n d a m e n ta l e s - llev ó a l fin d e la « h e rm a n d a d » c o n la s OAP. El « D o c u m e n to Político» n .° 1 (D P I) e n c e n d ió la m ech a q u e h izo e s ta l la r u n o s m eses d e sp u é s las c o n tra d ic c io n e s e x is te n te s en la o rg a n iz ac ió n , d e ja n d o ex p líc ita la e x is ten c ia d e d o s lín e a s c o n tra p u es ta s : los « a lte m a tiv is ta s» y los « m o v im en tis ta s» .

V arios a u to re s , h a n su sc rip to q u e en la iz q u ie rd a p e ro n is ta se p u ed en re co n o c e r las lín e a s a n te r io rm e n te m en c io n ad a s co m o d o s c o rrie n te s con c a ra c te rís tic a s d ife re n c ia d as y q u e se a so c ia ro n a o rg a n iz ac io n es d istin tas: M o n to n e ro s , FAR y D escam isad o s fu e ro n los m o v im e n tis ta s , y las FAP-PB y el M o v im ien to R ev o lu c io n ario 17 d e O c tu b re (M R 17) los a lte m a tiv is ta s .25

23. «Ampliación del D ocum ento Político» n.° 1, de septiem bre de 1971, en Duhalde y Pérez, Las FAP, pág. 227; en realidad es la carátula de un im portante docum ento que provocó un am plio debate en la organización, el «Documento Político»» n.° 1, de enero de 1971. A parentem ente en su redacción tuvo parti­cipación Jorge Cafatti, un ex MNRT que tuvo m ucho peso en las definiciones lilrológico-políticas de esta etapa de las FAP.

2*1. FAP Regional Buenos Aires, Proceso de la organización.2.r>. lint re ellos el clásico de Richard Gillespie. Soldados de Perón. Los Monto­

neros. Buenos Aires: Grijalbo, 1988, en el caso del MR17, que se fundó en 1970 y encuentra sus raíces en la juventud del MRP, se planteó m ás como alternativista ideológico que político.

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Izquierda peronista, violencia armada y clase obrera:

|V ro aq u í q u ed a claro , que en esta e tap a la ten s ión se d a tam b ién al in terio r d e u n a sola o rgan ización . ¿Cuál era el c o n ten id o específico «U* esta «a lternativa» , q u e im plicó la crisis in te rn a de las FAP, crisis no m an ifestada en las o tras o rgan izaciones p eron istas que igu a lm en te po r esos m om en tos vieron la insuficiencia o rgan izativa del foquism o?

Para in te n ta r re sp o n d e r a esta p reg u n ta , h ab ría que in d a g a r lo que ■ c e d ió p o ste rio rm en te a Taco Ralo. Luego de caer el g rupo guerrille ro rural, el sec to r re s tan te qu ed a deb ilitado y se pod ría d ec ir casi despero- n izado, en el sen tid o que el g rueso de los activ istas que son de ten id o s rrn n los que ven ían de «la experiencia del m ovim iento». Así, las nuevas incorporaciones en esta e tap a prov ienen de g rupos u n iversita rio s y de izqu ierda, p ero a lred ed o r d e 1970 ing resan a las FAP u n con jun to de m ilitan tes, q u e según los do cu m en to s y tes tim on ios, se rán los que te n ­d rán un papel fund am en ta l en la nueva orien tac ión : los llam ados «XX», com puesto p o r ac tiv istas ob rero s peron istas que h ab ían p a rtic ip ad o de la CGT de los A rgentinos (CGTA),26 algunos de ellos tam bién cercanos a la ARP de Cooke, y cuyo re fe ren te era el ob rero m eta lú rg ico R aym undo Villaflor. Este cam bio de com posición tendrá como correlato un replanteo sobre la po lítica de la o rgan ización y po r lo tan to p o n d rá en tensión los acuerdos que perm itió la form ación del grupo original. Se puede observar cuáles son los rasgos que se a tribuyeron este sector, a p a r tir de una cita extensa de un docum en to posterior.

«Visión estra tég ica (G rupo XX):

1. C on tend rá com o aspectos positivos fundam enta les:

a ) En lo ideo lóg ico-estratég ico : la v isión d e la lucha de clases y necesidad de la hegem on ía de la clase obrera en el proceso de Liberación N acional y Social, co n secu en te con la necesidad de o rg an izac ión de la clase ob rera p ero n ista en fábrica y en d is tin to s niveles de violencia hacia la GPP.

2. C on tendrá com o aspectos negativos fundam enta les:

a ) En lo político: ninguna respuesta política a la nueva s ituac ión de las clases dom in an tes ; negación de la ex is tencia de una burguesía nacional; negación de la im portancia de las capas m edias en nuestro país;

26. Fue la central sindical nacional combativa, enfrentada a la más concilia­dora CGT. Núcleo en tre 1968 y principios de los años se ten ta a varios sectores radicalizados del peronism o y la izquierda.

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M arcelo R aim undo

subestim ación de Perón, negando su rol com o líder revo lucionario ,

b) En lo m etodológico: se considera toda contradicción co m o an tagón ica y se resuelve n eg an d o m ecán ica ­m e n te un polo (es to in iciará luego una serie de ru p tu ra s m enores e n la orga, que em p ez a rá con la s e p a ra c ió n de la v isión u n iversita ria ); to d a ex p re ­s ió n po lítica ex p resa m ecán icam en te a u n a clase, p o r lo tan to , a an tag o n ism o s de clase (los oscuros se rán los pequebu, noso tros la clase obrera) (sic)».27

E stas fu e rte s defin iciones, se rá n la base del D PI (ro l cen tra l de la clase o b rera com o su je to revolucionario , con trad icc iones al in te rio r del m ovim ien to p e ro n is ta , im posibilidad de a lianza con la b u rg u es ía nacio­nal, c u e s tio n a m ie n to del rol revo luc ionario de Perón) y p ro v o carán el éxodo hacia m e d ia d o s de 1971 del sec to r «oscuro», iden tificado con el d e s ta c a m e n to u n iv ersita rio , que a d h e ría a la p o stu ra m ov im en tis ta (el peron ism o com o m ovim ien to sin con trad icc iones de clase y la visión de Perón com o líd e r revo lucionario ). De esta m an e ra la n u ev a p ropuesta , la «a lte rn a tiv a in d ep en d ien te de la clase ob rera y el p u eb lo peronista» , significaba la adopción de una defin ida posición clasista, que proponía la organización política autónom a de los obreros peronistas po r fuera de las e s tru c tu ras fo rm ales del m ovim iento peron ista . Si b ien la relativ ización del ro l d e Perón en la conducción del p roceso rev o luc ionario no fue ex p resad a p ú b lic am en te por obvios m otivos políticos, fue u n a cuestión que provocó tensiones constantes hacia den tro y fuera de la organización d u ra n te to d a su trayec to ria , ten s iones que pu ed en se r am p liam en te en ­co n trad as en to d as las form ulaciones d iscursivas p rod u c id as a p a rtir de ese m om en to . El lanzam ien to de la a lte rna tiva in d ep en d ien te (AI) tuvo recepción en varios sindicalistas de la ex CGTA (O ngaro, Di Pascuale, Gui­llan), sectores de la JP de Vicente López y Buenos Aires, el M ovim iento de Bases Peronistas d e M ar del Plata y p rincipalm ente del PB de C órdoba,28 a llan an d o el cam in o p a ra la u n id ad de las dos o rgan izaciones y p a ra la expansión del PB a nivel nacional.

La nueva orien tac ión contenía tam bién un ingred ien te de sum a im por­tancia: la crítica a la form a de o rgan ización len in is ta , a la construcción «desde arriba», d e sd e un partido de cuad ros que a rticu la y d irige al m o­v im ien to de m asas. Los m ilitan tes de las FAP p en sab an a la a lte rn a tiv a independ ien te com o una herram ien ta , un apo rte a la o rgan ización de la

27. FAP Regional Buenos Aires, Proceso de la organización.28. Como se dijo, el PB cordobés tenía ya claras concepciones clasistas desde

tiempo atrás.

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Izquierda peronista, violencia armada y clase obrera:.

d a s e o b re ra p e ro n is ta , « (Q )ue es u n a o rgan izac ión a constru ir, q u e no rs " tu ” o rgan izac ión . N osotros decíam os que n u estra o rg an izac ió n era una h erram ien ta estra tég ica al servicio, tran sp o rtad a a esa organización, pero que no é ram o s noso tros» .29 La form a len in is ta no sólo p re sen tab a rl p rob lem a de la «externalidad» desde el p u n to de vista de la dirección política, según o tro ex m ilitan te : «A n uestro criterio esta e ra una form a de co n strucc ión e rró n ea po rque le q u itab a p ro tag o n ism o a la p rop ia estructura de m asa. Entonces se nos acusaba de basistas po rque nosotros decíam os que la organización debía rep resen tar la form a de construcción que era accesible al pueblo , que no e ra posible pen sa r en estru c tu ras de o rgan ización que tengan una d inám ica m uy d is tin ta a la d inám ica de la m ilitancia popu lar ( . . . ) . Entonces había que acom odar, si queríam os que la o rg an izac ión fuera de la clase o b re ra , la fo rm a de v ida in te rn a de la organización a la d inám ica de la práctica social de la clase obrera» .30 Es in te resan te tam b ién ver el im pacto que tuvo la adopción d e una concep­ción o rg an iza tiv a d is tin ta , que p o r su p u esto e s tab a in d isoc iab lem en te ligada a la to m a de posición clasista. Si el ob jetivo e ra co n stru ir una «herram ien ta» de ese tipo,

«Eso te m odificaba toda la práctica, toda tu visión de cóm o te p a rab as fren te a la rea lidad . Porque vos sacas un vo lan te , o partic ip as en u n conflicto , o haces una acción a rm a d a , y te- nés que esta r verificando perm anen tem en te si acertaste o no, cóm o lo to m aro n , ap o rtam o s, no ap o rtam o s, u n a d iscusión p e rm a n e n te sobre qué es lo que estam os h ac iendo . Q uién tien e la posición del p a rtid o de la clase, ese p ro b lem a ya lo tien e re su e lto . En ú ltim a instancia , es una concepción casi religiosa. Es decir, reem plazan a Dios y ponen a la herram ien­ta científica, o a la clase obrera, por lo que son concepciones que se ju s tifican a sí m ism as. Las acciones están justificadas en sí m ism as».31

Para afinar y afirm ar el nuevo m odelo de organización y las prácticas d es tin ad as a la clase o b rera , com ienza en sep tiem bre de 1971 el llam a­do «Proceso de H om ogeneización Política Com pulsiva», conocido com o

I PHPC, que reo rien tó la organización hacia la actividad in terna y provocó consecuencias no buscadas. Respecto a este proceso, el análisis que hace

29. Entrevista a Guillerm o (FAP, Regional Eva Perón, es decir La Plata, 1 Berisso y Ensenada). Los testimonios serán citados con los nom bres de guerra deI los m ilitantes entrevistados.

30. Entrevista a Raúl (FAP, Regional Eva Perón).31. Entrevista a Guillermo.

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Marcelo R aim undo

Luvecce32 deja la im agen de una activ idad con un fuerte c a rác te r de for­m ación teórica, dada principalm ente por la influencia de Louis A lthusser y M arta H arnecker. En los hechos, la im pronta a lthusseriana estuvo dada por la o rien tac ió n que le dio el «grupo de e laboración» que com andó el PHPC, en el sen tid o d e la necesidad ac e n tu a r la «práctica teórica» . Es decir, h ab ía que cap ac ita rse p ro fu n d am en te an te s d e in ic iar cua lqu ie r práctica política, cuestión que redundó en la re tirada de todos los frentes políticos y sindicales m ientras duró el proceso. Pero en realidad , si bien a partir de d istin tos testim onios se advierte que la form ación in telectual se nutrió de diversos au to res y líneas de pensam iento político (M arx, Lenin, Mao, Fanón, L uxem burgo , Potere Operaio, R ossanda, Ho Chi M inh, Lú- kacs, Pichón Riviere, H ernández A rregui y Cooke en tre o tros), al parecer tam bién «No había un m anual. De o rien tac ión y de la b ú sq u ed a seguro ( . . . ) p ero no h ab ía lec tu ras oficiales de p lan teo teórico» .33 En el PHPC se leyeron y d iscu tieron sobre todo docum entos in ternos p roducidos por el g rupo que lo coo rd inó , m uchos de los cuales se re fe rían a la h isto ria del peron ism o . Este d a to resu lta de in te rés a la h o ra d e p e n sa r cuál era la gu ía o d esde qué concepciones se e lab o rab a la p ro p u e s ta para la nueva o rg an izac ió n . Y he aqu í el e lem en to novedoso , d esd e el que buscaron d ife renc ia rse del resto de las p ro p u es tas políticas: «La fuen te d e la teo ría e s tá en la experiencia acu m u lad a d e los trab a jad o re s , y no en el sab e r c ientífico . El m arx ism o es u n a h e rra m ie n ta de análisis p a ­ra saca r conclusiones y experiencia acu m u lad a . E ntonces, ¿d ó n d e está n uestra verdad? Está en las cosas que fueron haciendo los traba jado res y que noso tro s rev isam os. Pero adem ás, esa v e rd ad que sacam os hoy la vam os a p o n e r en p rác tica a ver si es c ierto , a v e r si sacam os bien la conclusión, po rque tam bién la experiencia acum ulada p u ed e se r o tra vaca sag rad a» .34 El eje pasaba por re sca ta r las experiencias de lucha de la clase o b rera peron ista y de allí ex traer la experiencia acum ulada, para d e lin ea r la p ro p u es ta de au to n o m ía y heg em o n ía de la c lase o b re ra en el proceso revolucionario , com o tam bién las form as de lucha adecuadas para a c tu a r en él. A p a rtir de la noción de experiencia acum ulada -q u e al reco rre r la p roducción discursiva de la o rganización desde esta e tapa , ta n to en vo lan tes , decla rac iones, repo rta jes , d iscursos, d o cu m en to s , se puede encon tra r innum erable cantidad de v e c e s - se buscaba resignificar las d istin tas experiencias y luchas obreras, siendo el pun to de referencia para eva lua r tan to d erro tas com o victorias.

32. Luvecce, Las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Base, págs. 97-99.

33. Entrevista a Lucio (FAP, Regional Buenos Aires).3*1. l i i i t iw is ta a G uillerm o.

IfiM

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Izquierda peronista, violencia armada y clase obrera:.

El PHPC tuvo d is tin ta incidencia según las reg ionales . De acu e rd o con los tes tim on ios, d o n d e se llevó a cabo m ás c o n secu en tem en te fue en la zona de C apital Federal y B uenos Aires, pero p o r e jem plo , en M ar del P la ta no tuvo g ran p red icam en to y en el caso de C haco «cuando llegaban los papeles del PHPC los tirab an » .35 En las reg io n a les do n d e se lo im p lem en to d ec id id am en te significó un cierre hac ia a d e n tro de la o rg an izac ión y u n a b an d o n o de las p rác ticas m ilitan tes . Esto fue la causa de u n a nueva crisis, pues la re tira d a de los fren tes se ex tend ió m ucho m ás de lo p en sad o in ic ia lm en te - h a s ta sep tiem b re de 1 9 7 2 - en m o m en to s que una crec ien te m ovilización de m asas en to m o a la a p e rtu ra e lecc ionaria llevada ad e la n te p o r la d ic tad u ra m ilita r e s tab a siendo cap ita lizad a por M ontoneros, a través de la Ju v e n tu d Peron ista d u ra n te la cam p añ a del «Luche y Vuelve». En vista d e ello , el PHPC fue desg a ján d o se y los m ilitan tes lo ab an d o n a ro n p ro g resiv am en te . Estas cuestiones p rovocaron que la dirección d ie ra po r te rm in ad o el PHPC, lo que co n d u jo a una ru p tu ra con el sec to r que e stab a m ás in te re sa d o en p ro fundizarlo : los «ilum inados», considerados los m ás «ideologistas».36

Se hará aquí un parén tesis para tra ta r un tem a tangenc ia lm en te , au n ­que no po r ello m enos im portan te : la ac titud de la d irección. En el caso de las FAP se p u ed e o bservar una c ierta evolución , q u e va d esde una p o stu ra m ás trad ic io n a l y vertical, com o en el caso de la crisis d e los «oscuros» (cu an d o d e te rm in a que los que tien en d iferencias no op eren h asta q u e estas no se so lucionen) o de los « ilum inados» (q u e provoca como ya dijim os su alejam iento), a una que estará más acorde a la nueva p ro p u es ta d e desarro llo , d o n d e la d irección in te n ta rá te n e r u n lugar m ás d e in te rm ed iac ió n y coord inación . En genera l, los te s tim on ios de m ilitantes, salvo algunas excepciones,37 reconocen el alto g rado de dem o­cracia in te rn a de la organización, la am plia participación de los distintos niveles en la e labo ración de política, m ás aún en el func ionam ien to del PB, que fue reconocido tan to desde den tro com o desde fuera , com o una organización «federativa».™ Todas estas fueron cuestiones que derivaron

35. Ibíd.36. El grupo de los «iluminados» rom pe con la organización, lo que implicó

la separación tam bién de los grupos interm edios y de base ligados a ellos. Luego en 1973, algunos de los «iluminados» se reintegran a la misma.

37. Por ejem plo, en un testim onio que aparece en Pablo Pozzi y Alejandro Schneider. Los setentistas. Izquierda y clase obrera: 1969-1976. Buenos Aires: EUDEBA, 2000, donde «El Negro» afirm a la existencia de verticalidad en el eje Buenos Aires/Interior.

38. En Luvecce se puede encontrar un testimonio que m uestra la concepción de trabajo político: «En vez de imponer una línea, se aspiraba a crear una política propia, específica. No se tra tab a de la aplicación de de term inados principios o

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M arcelo Raim undo

en una escasa conflictividad en tre la d inám ica del frente de m asas y la lu­cha a rm ad a , una diferencia im portan te respecto de o tras o rganizaciones arm adas, com o p o r ejem plo M ontoneros, d o n d e sus m ilitan tes n u m ero ­sas veces h an reconocido las tensiones que p rovocaban las operaciones a rm ad as en re lac ión al desarro llo de la po lítica a nivel base. P ensar en este sen tid o el caso de las FAP-PB, p erm itiría sa lir un poco del esquem a que explica la fa lta de dem ocracia a causa del d esarro llo de un ap a ra to militar, es decir que aparen tem ente esta « desviación», no sería resultado exclusivo de una política de lucha arm ada, sino m ás bien de determ inada «estra teg ia arm ada» , que a p a rtir d e e n fa tiz a r a la a rm a d a com o form a superio r de lucha, prioriza la construcción de un ejército revolucionario , y por lo tan to lo m ilitar te rm ina por subsum ir a lo político. La evolución político ideo lóg ica de las FAP, de u n foqu ism o d o n d e el foco asu m e un papel central y los frentes son solo «organism os de superficie» o «bases de apoyo», a poner la lucha arm ada «al servicio de la clase obrera», perm itió e squ ivar la ten d en c ia hacia u n a p rep o n d e ran c ia m ilita ris ta , fenóm eno que tam b ién se podría ver com o un triun fo fren te a la conso lidación de un apara to burocrático-m ilitar en la o rganización, que hub iera tend ido a afirm ar sus prop ios in tereses, com o to d a burocracia , sobre los objetivos políticos.39

El período de crisis que desató el PHPC no se so lucionó con el éxodo de los « ilum inados», sino que dejó in s ta lad a una d iscusión m ayor: la falta de una línea política, sobre todo en re lac ión a la n ueva coyuntura . La cu estió n derivó en lo que se llam ó - a fines de 1 9 7 2 - el «golpe de Estado», que se dio en la Regional Buenos Aires y resultó en un recam bio de la d irección y en un re to m ar la p o stu ra m ov im en tis ta , p ero no en el sen tido p lan teado por los «oscuros», sino en pos de la articu lación con la T endencia R evolucionaria Peronista.'10 La e tap a conclu irá con una nueva ru p tu ra , cuando se o rgan izan las FAP C om ando N acional, ya en la etapa pos eleccionaria de m arzo de 1973, que co n stitu irán las FAP definitivas con el c laro perfil a lte rn a tiv is ta que te n d rá n h a s ta su d esap aric ió n ; pa-

polítícas, sino de la creación de política». Luvecce, Las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Dase, pág. 108.

39. Sin em bargo, es necesario en fatizar que este cam bio en el estilo de dirección se consolida lentam ente y comienza a funcionar más claram ente hacia fines de 1973.

40. Conocida como «la Tendencia», esta postura política consideraba a modo de síntesis el potencial revolucionario del peronism o con la necesidad de una lucha a su interior, ya que consideraba la existencia de proyectos irreconciliables en su seno. Si bien sus orígenes se rem ontan a 1969 y convocó inicialm ente a un am plio espectro de m ilitantes, para 1972 organizativam ente se encontraba bajo la hegem onía de Montoneros,

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Izquierda peronista, violencia arm ada y clase obrera:.

le lam en te se d a rá u n a ráp ida ex tinción d e las FAP R egional B uenos ires, que hab ían quedado como d isidentes.41 Es decir que recién a p artir

de este m o m en to se puede considerar com o conso lidada la nu ev a línea política d e la o rgan izac ión , p lasm ada en la c reación de la « a lte rna tiva ind ep en d ien te» , que a p u n tab a a a c tu a r de fo rm a d ife ren c iad a : «En lo ideológico, sos ten iendo la necesidad de constru ir la patria socialista. En lo ~olítico dándonos una política que no sea capitalizada por la burocracia y la bu rguesía . En lo organizativo, creando la o rgan ización político-m ilitar de la clase o b re ra y el pueb lo peron ista . En lo m etodológico, d án d o n o s una m etodolog ía que vaya de abajo hacia arriba, desde las bases hacia la dirección».42 De ah í en m ás, todos los esfuerzos se o rien ta ro n al trabajo político en la clase obrera.

Algunas cuestiones de concepción

Si bien el tra tam ien to hasta aquí realizado ha perm itido ac la rar a lgu­nas de las concepciones políticas e ideológicas que se fueron perfilando en las FAP, se ría n ecesario re sa lta r o tras que h ic ie ron a la p a rticu la r iden tidad de la o rganización.

U na, que se p uede considerar en tre las m ás co n trovertidas al m enos respec to de o tra s o rgan izac iones peron istas , es la ca rac te rizac ió n que rea lizab an d e Perón. C om o se ha v isto , un o de los co n ten id o s fuertes de la a lte rn a tiv a in d ep en d ien te e ra el cu es tio n am ien to al rol de lide­razgo e s tra té g ico de Perón com o co n d u c to r de l p roceso revo lucionario , po r co n sid e ra rlo un líder bu rgués. Este p o sic io n am ien to resu ltó en un d ilem a p a ra la o rgan izac ión , com o b ien lo h a señ a lad o G illespie: «(E)l apoyo que la clase o b re ra d ab a a aquellos “a lte rn a tiv is ta s” e ra d em a­siado déb il p a ra que ren u n c ia ran a la p ro tección del g en era l. Por ser tan g ran d e la au to rid ad de este, parecía p ru d en te no lev an ta r a lbo ro to respecto a sus m an iobras, y usar, en vez de ello, su re tó rica y sus gestos

41. Tam bién se organizaron las FAP 17, por parte de los m ilitantes de Taco Ralo que fueron liberados de prisión en mayo de 1973, pero tuvieron una corta duración. Algunos de sus integrantes volvieron a las FAP y otros se incorporaron a M ontoneros.

42. «Argentina M ontonera. Chaco. Peronismo de Dase», 2 0 /1 2 /7 3 . Documen­to inédito. Cabe aclarar que la definición político-ideológica de las FAP term ina por a llan ar el proceso de confluencia con el PB. Ambas organizaciones habían com enzado una estrecha relación desde el año 1971, e inclusive, según las re­giones, desde el PB se form aban grupos de la FAP y viceversa. Para profundizar en deta lles sobre estas y o tras cuestiones, se puede acceder al artículo «Una aproxim ación a la h istoria de las Fuerzas Arm adas Peronistas», véase Duhalde y Pérez, Las FAP, págs. 33-106.

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cuasi-revo luc ionario s p a ra ju s tifica r y hacer m ás acep tab les sus propias id eas y ac tiv idades» .43 Esta ten s ió n se m an tu v o p o r largo tiem p o en In o rgan ización y es posib le observarlo tan to en las oscilaciones y distintas estra teg ia s d iscursivas em p leadas p a ra a rticu la r las posiciones de Perón con la política de la organización, com o en las contradicciones que sufrían los m ilitan tes.

Un e jem p lo es cóm o e ra in te rp re ta d a la re lación en tre Perón y el sistem a de dom inación . M ientras que en 1971 se pensaba que Perón «no e ra en cu ad rab le» d en tro del m ism o, en 1973 se p u e d e e n c o n tra r a un Perón cap ita lizab le p o r el enem igo: «Pero hoy al im pu lsar el G eneral la L iberación N acional sin defin ir c laram en te la necesidad de construcción del socialism o levanta un program a que los m onopolios y el im perialism o hacen suyo, porque ellos saben m uy bien que m ien tras lo lleven adelante los b u ró c ra ta s , los bu rgueses y las fuerzas a rm ad as , no p e lig ra rán sus in tereses fundam entales» .44 Esta afirm ación deja en trever una im agen de Perón com o in s tru m en to , y p o r lo tan to tam b ién pu ed e se r d isp u tad o y u tilizado p o r las fuerzas revo lucionarias: «C reem os q u e la sa lida a esta situación no p asa p o r re n e g a r del liderazgo de Perón sino p o r tr a ta r de recu p era r su ap o rte , com o u n a h e rram ien ta m ás, a n u es tra lucha po r la L iberación N acional y Social».4S De lo c itado, se pueden derivar algunas consideraciones:

1. Se está fren te a una de las e s tra teg ias d iscursivas esg rim idas. En •genera l, si b ien reconocen a Perón com o líd e r (del pueb lo , de lostraba jado res, an tim peria lista), m uy pocas veces se han encon trado en la d o cu m en tac ió n re fe renc ias del estilo « n uestro líder», algo com ún en la verborragia m ontonera. O tro d a to que se sum a a esto, es que Perón aparece escasam ente aludido en los volantes, e incluso en ocasiones brilla por su ausencia. Adem ás, frecuen tem en te no se lo tra tab a com o «general» sino com o «com pañero».

2. Perón es «una» herram ien ta m ás, no «la» h erram ien ta .3. Una de las form as de asegurar la in strum entalidad revolucionaria de

Perón pasaba por la consigna «Perón al poder: con los trabajadores y no con los tra ido res» , cuestión que refleja u n a s in to n ía con la llam ad a « teo ría del cerco».46 Esto re su lta algo p a radó jico , ya que

43. Gillespie, Soldados de Perón. Los Montoneros, págs. 71-72.44. «FAP. A la Clase Obrera y al Pueblo Peronista», Volante del 17 de octubre

de 1973, en Duhalde y Pérez, Las FAP, pág. 392.45. «FAP. Regional La Plata, Berisso, Ensenada. A la Clase Obrera y al Pueblo

Peronista», Volante inédito. 5 de enero de 1974.46. Que explicaba el giro a la derecha de Perón p residen te por el en torno

personal y de confianza que lo rodeaba

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la idea del cerco e ra rechazada po r las FAP-PB; p ero qu izás la d ispu ta con M ontoneros llevó a provocar este tipo de incoherencias discursivas.

H ubo tam b ién una co n stan te lucha por re s ign iñca r las ac titu d es de Perón para canalizarlas hacia los objetivos propios, «al reclam o de Perón que el pu eb lo lo defienda, le respondem os que su d efen sa e s tá en la lucha del pueb lo con tra sus enem igos inconciliables; el im perialism o, la o ligarqu ía , la bu rocrac ia política y sindical, la bu rg u es ía m onopo lis ta , las fuerzas a rm ad as» ,47 y po r m arcar los lím ites de su gob ierno : «No debem os en g añ arn o s . La llegada del Gral. PERON al gob ierno no con ­c re ta rá todav ía n u es tro s objetivo de LOS TRABAJADORES AL PODER CON PERON PRESIDENTE, pues para a lcanzarlos debem os hoy m ás que nunca o rg a n iz a m o s d esde las bases, in d ep en d ien te de los b u ró c ra ta s y traidores».'18 Pero más allá de m an tener una postu ra de crítica «indirecta», para no m erm ar una leg itim idad provista po r la m ism a figura de Perón, en d eterm inadas situaciones - p o r ejem plo frente al Pacto Social, la ley de Asociaciones Profesionales o la reform a del Código Penal - no se escatim ó la crítica d irec ta ,4’ tendencia que se profundizó después de la m uerte de Perón: «Los obreros peronistas, e incluso los m ilitan tes, no co m p ren d ía ­mos todav ía que el proyecto del Viejo Perón, en el fondo e ra patronal» .50 Una cuestión que tam poco habría que de ja r de lado , es que m ás allá de las defin ic iones de la a lte rn a tiv a in d ep en d ien te , m uchos m ilitan tes, al m enos h a s ta la m u erte de Perón, no e ran a jenos a con trad icc io n es que provocaban tan to la exitosa y m ayoritaria corrien te m ovim entista , com o las e sp e ran zas p o pu la res d epositadas en el líder. Según un m ilitan te obrero « tenían más expectativas los estud ian tes que nosotros»; pensaban, aco rde con u n a concepción m ás trad ic iona l del p e ron ism o com bativo , «que Perón veía la re lación de fu e rz a s .. . si nos o rg an izam o s, se vería respa ldado y haría los cam bios».51

47. Equipo de redacción. «Conferencia de prensa de la regional Buenos Aires del Peronismo de Base». En: M ilitando Peronista para la Liberación, n.° 34: (2 de febrero de 1974).

48. «Com unicaciones. Peronism o de Base. Regionales Córdoba, Buenos Aires, Rosario, Tucumán». Volante inédito. 20 de setiem bre de 1973.

49. Vale aclarar que M ontoneros no expresó una crítica d irecta al Pacto Social, sino que bregaron «para que los trabajadores estén represen tados en el Pacto Social», véase Roberto Baschetti. Documentos (1973-1976). De Cámpora a la ruptura. Vol. 1. Buenos Aires: Editorial De la Cam pana, 1996, pág. 389.

50. Suplem ento Evita. Vocero del Peronismo de Base, septiem bre de 1975.51. Entrevista a Néstor (FAP, Regional Eva Perón). Cabe destacar, que

fue d u ram en te criticado por algunos cuando planteó , después del discurso de

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Su exp resa y rá p id a tom a d e p a rtid o po r el socia lism o fue o tra de las concepciones políticas que defin ió la id en tid ad de las FAP-PB. Luego d e u n a p rim e ra e ta p a d o n d e las FAP pone sus m iras só lo e n lo g ra r una «Patria Ju s ta , Libre y Soberana», para el año 1970 ya se ad v ie rte una pos­tu ra m ás rad ica l, ju s ta m e n te en u n docum en to que ha sido considerado in te rn a m e n te com o «m ovim entista» : «(E)s ev id en te que la h u m an id ad m archa hoy en lo económ ico hacia form as socialistas de p roducción . No­so tro s no nos co n ten ta ríam o s con u n a perspectiva de m era d is tribución de la riqueza».52 Con el paso de los años, es in te resan te ver tam b ién que de la com ún p roc lam a de la época « liberación naciona l y social», en las FAP-PB se fue defin iendo con m ayor precisión el peso de los factores: «no hay liberac ión nac io n a l sin liberac ión social, y no hay lib erac ió n social sin socialism o».53 T am bién el tem a del socialism o fo rm ó p a r te de las polém icas que se d ieron con las o rganizaciones de izquierda, en relación a cuáles e ran las fuentes desde donde em anaba la p ropuesta , «pretenden im p o n ern o s la idea de socialism o com o algo que sale de la cab eza de o tro s, en cam bio de su rg ir n a tu ra lm e n te de n u e s tra p rác tica de clase, d e la recu p erac ió n de n u estra experiencia po lítica com o trab a jad o re s peron istas» .54

En re lac ión a las po lém icas, tam poco h ab ría q u e d e ja r de lad o una de las m ás fu e rte s que se dio con los M on toneros, que p u e d e conside­rarse d erivada de la oposición en tre alternativ ism o y m ovim en tism o: el es tra te g ism o versus el tacticism o. Las FAP-PB fu ero n e n tre o tra s cosas po r lo p rim ero , una «desviación» reconocida p o r sus p rop io s m ilitan tes: «qu ienes o p tam os p o r la alternativa independiente, ten em o s la te n d e n ­cia a c ae r en el e stra teg ism o» .55 Esta cuestión fue tam b ién u n fac to r de p ro b lem as in te rn o s, sobre to d o en d e te rm in ad as co y u n tu ra s políticas im portan tes , tales com o las elecciones de m arzo de 1973. Pero m ás allá de reco n o ce r esta falla, fue p re fe rid a esta posición fren te al cúm u lo de aspectos negativos que portaba su opuesto :

«El vicio ex trem o contrario , el tactitaje, consiste en detenerse de tal m anera en los medios, que se pierde de vista el f in . . . Q uie­

Ezeiza, que Perón era un «contrarrevolucionario». Sus críticos term inaron luego em igrando a la Juventud Peronista.

52. Equipo de redacción, «Reportaje a las FAP (12 preguntas)».53. «A la Clase Obrera y el Pueblo Peronista. Peronism o de Base. Jo h n W.

Cooke», volante inédito, 20 de setiem bre de 1973.54. Con Todo (el peso de 18 años de lucha de la clase obrera peronista), n."

3, pág. 8. Es claro este fragmento en reflejar en qué consistía para la organización la polém ica entre espontaneísm o y vanguardism o.

55. «M aterial de discusión». Rubén R. Dri, Resistencia, Chaco, en Baschetti, Documentos (1973-1976). De Cámpora a la ruptura, pág. 384.

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nes se d e jan llevar po r el tac tita je , en la p rác tica re la tiv izan los acuerdos estratégicos aunque se los m antenga teó ricam en­te . . . sin d u d as el tac tita je es, sin com paración , m ucho m ás fu nesto que el estra teg ism o. En efecto (el e s tra te g is ta , MR). . . tiene la posibilidad de recuperarse de las coyun tu ras que se haya com ido . . . El tactitaje siem pre bordea la traición, y m uchas veces no se sabe a ciencia cierta si ya ha incurrido en ella . Su o rigen hay que buscarlo en el co lon ialism o ejercido p o r las clases dom inan tes , que hacen que m uchos revo lucio ­n ario s in tro y ec ten los valores, las p au tas cu ltu ra le s de los dom inado res» .56

Al «tacticismo» se lo relacionaba con la ocupación de lugares de poder, cu estión de p lan o rech azad a por los p a rtid a rio s d e la a lte rn a tiv a in d e ­pen d ien te . La crítica a la llam ada «lucha superestructu ra!» fue p ro funda y e ra to ta lm e n te po lém ica fren te a la posición m o n to n e ra : «D esde u n a p o s tu ra revo luc ionaria , lo único que se puede heredar del M ovim ien to en lo estructural, es una estructura fo rm a l que no responde a los intereses de la clase obrera, sino a los de la burguesía y la burocracia».57 C o n tra la ocupac ión de a lg ú n espacio del gob ierno , se o p in ab a que «un gob ierno elegido por el pueblo puede utilizarse y defenderse com o herram ien ta de lucha, pero no como el medio principal, sino al servicio de la lucha principal, q u e es el fo rta lec im ien to de n u es tro p rop ios m ed ios es decir, aquellos que vayam os construyendo en las fábricas, en los barrios y allí do n d e se e n c u e n tre el pueb lo» .58 Esta posición se a sen tab a en u n a d e te rm in ad a concepción de la tom a del poder. Como afirm a un ex m ilitan te: «La tom a del poder era a largo plazo . . . prim ero íbam os a llegar al gobierno, pero el p o d e r iba a ta rd a r en llegar. Tener el poder era algo m uy d is tin to que llegar al gobierno . . . El poder no era tener el M inisterio de Trabajo para ten e r el poder, o el M inisterio de D efen sa .. . ».59

Para finalizar, es para tener en cuen ta cómo se evaluaba el crecim iento de la o rg an izac ió n po lítica y su p ro p u esta . A quí podem os v e r u n a gran d ife renc ia con los crite rios que en g en era l se p la n te a n en las o rg an iza ­c iones revo lucionarias, y que suele re lacionarse con el c recim ien to en sí de la o rganización, en núm ero de m ilitantes o incluso con la can tidad de periódicos vendidos. En las FAP-PB, en razón de sus particu lares objetivos políticos, la ponderación era realizada de o tra form a: «¿Cómo m edíam os

56. Ibíd., págs. 385-386.57. Ibíd., pág. 375.58. «FAP. A la Clase Obrera y al Pueblo Peronista». 22 de agosto de 1973, en

ibíü., págs. 173-174.59. Entrevista a Enrique (FAP, Regional Mar del Plata).

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noso tro s el c rec im ien to de u n a fábrica? Por el nivel de o rgan ización a u tó n o m a de los trab a jad o re s , al m argen de n oso tro s m ism os».60 En el m ism o sen tid o se rea lizab a la lec tu ra d e los ciclos de lucha: m ien tras que p a ra M on to n ero s el auge de m ovilización co rresp o n d ió a l período que va d esd e los in icios del ciclo d e p ro te s ta po lítica y social en torno a la consigna «Luche y Vuelve», h a s ta la llam ad a «m asacre de Ezeiza» (1 9 7 1 -1 9 7 3 ),61 p a ra las FAP-PB el a lza co incid ió con el a u m e n to de las luchas obreras, siendo en tonces en tre los años 1974-1975.

La construcción de «poder obrero»

U na observac ión sobre d iscursos hac ia la clase tra b a ja d o ra , para a través de ello log ra r un acercam ien to a p rácticas políticas concre tas sus­tancia les - a sab iendas de que existe una inevitable com o así cam biante d is tan c ia e n tre am bos p la n o s - es lo que se in te n ta rá h ace r a co n tin u a ­ción. La cuestión re su lta clave para e n te n d e r el d e rro te ro de las FAP-PB hacia u n a desm ilita rizac ión de sus prác ticas , ya que ese p roceso estuvo asociado al ensayo de una form a de vínculo con los obreros. Esta relación no e ra cua lqu ie ra , sino la que do taba de, p od ría decirse , fuerza «moral» para reducir el g rado de violencia. Por supuesto , llevarlo ad e lan te estuvo p lagado de tensiones e incoherencias.

Em pecem os a ver cóm o se presen taban las diferencias. Al d ía siguien­te de la m uerte de Perón, M ontoneros publicó una solicitada proclam ando la necesidad de un «acuerdo formal» en tre las diversas fuerzas interesadas en la liberac ión nac iona l, p a ra d a r so s tén el g ob ie rno de Isabel Perón. En ella se llam aba a «G aran tizar que en ese A cuerdo sea re sp e ta d a la v o lu n tad del G eneral Perón y los trab a jad o res co n stitu y an su colum na v e rteb ra l, cuyos in tereses sean con tem plados en sus asp irac iones econó­m icas y en su a fán d e partic ipación en las decisiones».62 ¿Q ué pensaban las FAP-PB al respecto? Q ue la clase obrera m ás que «colum na vertebral» d e b e ría se r la «cabeza», es decir qu ien hegem on ice el p roceso de libe­rac ión , pues no se tra ta r ía s im p lem en te de una cuestión de «liberación nacional» sino «social». No era sólo un asun to de con tem p lar in tereses y

60. Entrevista a Guillermo.61. En el marco del regreso de Perón a Argentina luego de su exilio, alrededor

de un m illón de personas se m ovilizaron al aeropuerto in ternacional de Ezeiza para recibirlo. Se transform ó en el escenario de una batalla arm ada en tre sectore;; de la derecha y la izquierda peronistas, y tuvo un saldo de más de una decena di; m uertos y casi 300 heridos.

62. «Mi único heredero es el pueblo. M ontoneros», en R oberto Baschetti. Documentos (1973-1976). De la ruptura al golpe. Vol. 2. Buenos Aires: Editorial l>c la Cam pana, 1996, pág. 99.

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de d a r u n a partic ipac ión en las decisiones, sino de que los trab a jad o res dirijan y conduzcan el país. Esta no es una d iferencia m enor en tre las dos o rgan izac iones, y perm ite e n te n d e r m ejor el lu g a r que ocupa el trabajo político en la clase obrera de las FAP-PB a p a rtir de 1973.

C om o en to d a o rgan izac ión a la izqu ie rda del esp ec tro ideológico , estab lec ieron una política sobre la re lación en tre lucha sind ica l y lucha política. El s ind ica to e ra v isto com o el o rgan ism o n a tu ra l d e la clase obrera, que posibilita su desarrollo y la tom a de conciencia. Pero no sería el in s trum en to adecuado para la lucha revolucionaria, pues «su accionar está lim itado por un conjun to de leyes cu idadosam en te e labo radas para que la “legalidad sind ical” se rem ita a p lan tea r la lucha so lam en te en el m arco p u ram en te económ ico . . . el Sindicato ve trabada su acción política y estra teg ia de clase, lim itando su acción a la m era reivindicación».63 Así, y m ás allá de reconocer la im portan te función de los sind icatos clasistas en re lac ión a la po litización de los trab a jad o res , «(E)s e rró n eo q u e re r tran sfo rm ar la lucha sindical clasista (o al sind ica to clasista) en una organización que lucha para tom ar el poder, sino que debe trab a ja r para la defensa de los trabajadores. Un sindicato o agrupación clasista es una p a rte de l p roceso revo lucionario po rque une a los o b rero s, lucha po r m ejoras sociales e identifica a los enem igos, pero eso no quiere decir que sea la o rgan ización para d irig ir el proceso revolucionario . Para dirigirlo, hace falta la o rganización político-m ilitar de los obreros y el Ejército del Pueblo».64 Para ser consecuen tes con esta línea política, el in s tru m en to im pu lsado p o r las FAP-PB fue la agrupación de base. E stas se buscaron d esa rro lla r p rin c ip a lm en te a nivel fabril - p r in c ip a lm e n te - y a nivel territo ria l o barria l, au n q u e las ú ltim as fueron p e rd ien d o peso prop io y se m a n tu v ie ro n en función al ap o rte que rea lizab an a l trab a jo político con la clase obrera.

La ag ru p ac ió n de base se defin ía com o « . . . (L)a fo rm a en que los com pañeros com ienzan a organizarse políticam ente den tro de los lugares de trabajo (y no sólo s ind ica lm en te), se tra ta en tonces de u n a form a de o rgan izac ión revo lucionaria que en su accionar va ap o rta n d o a la cons­trucción del Ejército del Pueblo. La A grupación debe ser a la vez, un lugar donde los activistas d iscutan políticam ente, se form en y capaciten , ap ren ­d iendo la ex perienc ia de o tros lugares y an a lizan d o p e rm an en tem en te los p ro b lem as g en era les de la situación política, p lan ifiquen las ta reas a re a liz a r en su lu g a r de trabajo» .65 S u stanc ia lm en te , la idea e ra que a

63. «Agrupación de Base “26 de Ju lio” Evita de M aterfer. Aporte para elanálisis y la discusión». Diciembre de 1973, en ibíd., págs. 130-131.

64. M ilitando Peronista para la Liberación n.° 33, 31 de enero de 1974.65. Ibíd. La Juventud Trabajadora Peronista (JTP) tam bién propuso la forma­

ción de agrupaciones de base, y más allá de plantearlas como «perm anentes ya

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p a rtir d e las ag ru p ac io n es , desde la base o b rera , se iría construyendo p a ra le la m e n te la o rg an izac ió n política revo luc ionaria , es dec ir el PB, y tam b ién se desarro lla ría la o rganización arm ada , las FAP: «El p lan teo de la o rg an izac ió n e ra co n s tru ir ag rupac iones ob reras p e ro n is ta s en cada sector de laburo , en cada grem io. A partir de lo reivindicativo em pezar a tran sita r el cam ino hacia lo político. Ju s tam en te , el form ar agrupaciones de base sindical re lac ionadas fuertem en te al sind icato no e ra el objetivo, p o rq u e iba a c re a r p rác ticas m ucho m ás re lac io n ad as con la e struc tu ra sindical que con las necesidades de la estructu ra política, con la visión de la organización política».66 El PB funcionaba com o la coordinación de las d istin tas agrupaciones, y estas tenían un carácter fuertem en te autónom o. E staban o rgan izadas en m esas (zonales, regionales y nacional) y algunos in teg ran tes (los m ás iden tificados con el PB) e ran los que fo rm aban los co m an d o s d e las FAP. R especto a la com posición social d e las ag ru p a­c iones - y a te n ié n d o se a los testim on ios o r a le s - fue evo lu c io n an d o a lo la rgo de la h is to ria d e la o rgan ización . Al parecer, en un principio se en co n tra b a n co n fo rm ad as en g ran p ropo rc ión p o r «proletarizados»; recu é rd ese que a p a rtir del definitivo estab lec im ien to d e la a lte rnativa in d e p e n d ie n te la o rgan izac ión reo rien tó to d a la m ilitanc ia al trabajo obrero , sos ten iendo sólo algunos trabajos barriales. Al irse desarro llando esta po lítica , la p ropo rc ión paso a ser m ay o rita riam en te o b re ra , ya sea por g an ar activism o en los lugares de trabajo o por articu lar agrupaciones a través del trab a jo barria l, su m ad o a q u e se h ab ía a b a n d o n a d o to ta l­m en te el fren te un iversita rio , lu g a r in icial d e re c lu tam ien to de futuros p ro le ta r izad o s . Un d a to que se deriva de lo an terio r, es q u e hu b o una escasísim a can tid ad de m ilitan tes ren tados, a veces sólo p o r un período

que responden organizativamente al proyecto estratégico», la idea era que debían ser «las conducciones político-gremiales de cada sindicato», es decir, su función difería sustancialmente de la propuesta alternativista. La JTP se podría entender como el «brazo sindical» de Montoneros. Las agrupaciones de base eran para las FAP-PB los puntos desde donde se articularía la organización revolucionaria. Las citas son del «Primer encuentro de la JTP. 25 y 26 de agosto de 1973», en Baschetti, Documentos (1973-1976). De Cámpora a la ruptura, pág. 179.

6 6 . Entrevista a Lucio. Para una clara comprensión de cómo se articularon las prácticas de las FAP y el PB entre ellas y con la clase obrera, hay que tener présenle cuál era su horizonte primordial: la construcción de poder obrero. Este se entendía como poder de los trabajadores dentro de la fábrica, y sus ejes fundamentales eran: el control obrero de la producción, la democracia obrera y la organización de comisiones o consejos obreros (que no eran lo mismo que las comisiones internas o de delegados). A continuación se profundizan estas cuestiones, pero para una referencia documental que sintetiza lo apuntado se puede consultar «Punteo sobre el reordenamiento de nuestra práctica», en Duhalde y Pérez, Las FAP, págs. 433-437.

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de tiem po, pues la política de la organización era que todos los activistas trabajen , incluso los de la d irección, no sólo po r cuestiones económ icas, sino fu n d am en ta lm en te porque «la o rgan ización no pod ía se r ex te rn a a la d inám ica obrera».

El objetivo principal de la agrupación era o rgan izar a los trabajadores por sección y d e ah í la to ta lid ad de la fábrica: «N osotros el trab a jo que hacíam os en las secciones d onde estábam os, fu n d am en ta lm en te , era lo que nosotros llam ábam os la organización de la sección. Es decir, nosotros teníam os una idea de que el poder era de los trabajadores, que lo funda­m en tal no e ra c a p tu ra r los cuerpos de delegados, com o en u n c iab an los tro tskos. Y en eso nos d iferenciábam os de ellos. N osotros pensábam os que lo im p o rtan te era la sección o rgan izada . Si la sección e s tab a o rg a ­nizada, el de legado ten ía p oder con los traba jado res» .67 Se consideraba estratég ico el desarro llo de la «dem ocracia obrera» - rep resen tad a en la asam blea por sección, tu rnos y fá b r ic a - po r definirse com o necesaria la partic ipación de todos los trab a jad o res en las decis iones. T am bién e ra con sid e rad a com o el reaseg u ro fren te a posib les desv iac iones en to rno a la construcción de «poder obrero», que deb ía e s tru c tu ra rse a p a rtir de tener en claro que el enem igo era la pa trona l (nacional o ex tran je ra ):

«Por eso vem os que repetidam en te caen en con fund ir a n u es­tro enem igo principal cuando dicen que es la burocracia, que todo el peso de la lucha lo debem os vo lcar en a rran ca rle las elecciones a la UOM; estos errores, ju n to al error principal que es no consultar perm anentem ente al conjunto hace que el cuer­po de delegados se vaya transform ando en una coord inadora de organizaciones donde m uy pocos van con m andato de sec­ción, donde m uy pocos han discutido rea lm en te con nosotros cuáles son los p rob lem as que ten em o s que afron tar, cóm o hacem os p ara ir co rrig iendo n uestro s e rro res de con jun to , cóm o hacem os para avanzar m ás en organ ización» .68

La cita hace evidente la diferencia en las concepciones de construcción política respec to de o tras o rganizaciones. Por ejem plo , la JTP ap u n tab a principalm ente a ocupar el apara to sindical, p ropiciando la form ación de listas oposito ras para ganar el sindicato, luego las 62 O rganizaciones (de la cuál fo rm aba p a rte ) y de ah í la CGT. Las FAP-PB buscaron fun d am en ­ta lm en te la o rg an izac ión a nivel base de la clase tra b a ja d o ra y cu ando lograron algún espacio (com isión in terna, cuerpo de delegados, sindicato)

67. Entrevista a Guillermo.68. «Boletín Obrero» n.° 1. Peronismo de Base de Propulsora, Volante inédito.

Sin fecha (estim ada m arzo de 1975), destacado (bastardillas) en el original.

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fue m ás b ien , según los testim onios, «un proceso natu ral» , no el objetivo básico, que para ellos era «(Q )ue la agrupación tenga el poder den tro del espacio . Por ejem plo , que una agrupación tenga el p o d e r d e n tio de una fábrica, que tenga peso m ás allá de la burocracia, po rque allá todo lo que e ra sin d ica to e ra bu rocrá tico , no h ab ía grises. E n tonces nos ocupam os en la o rg an izac ió n , de abajo p ara arriba» .69 M ás allá d e considerarse com o «an tiburocráticos» , esta definición p o r m om en tos to m ab a un con­ten ido que excedía la lucha por desbu rocra tiza r el sind ica to , llegándose a p la n te a r en a lgunos vo lan tes que «al g rem io no lo necesitam os para nada». Se vo lcaban fuertes críticas a las listas com bativas p o r desv iar el eje de la lucha hacia o tro s carrilles, que rep re se n ta b a n m ás los in te re ­ses de d e te rm in a d a s o rgan izac iones que los in te rese s d e las bases, por ejem plo el caso de M ontoneros en su d ispu ta con la burocracia sindical y el g ob ie rno o el caso de o rgan izaciones de izq u ie rd a que p ro p o n ían la creac ión de o rgan ism os co nsiderados «artificiales» p o r las FAP-PB (por e jem plo co o rd in ad o ras , com ités, e tc .) , que bu scan d o « em banderar» las luchas, te rm in ab an por aislar los conflictos.

O tro im p o rtan te d eb a te que en tab ló la o rg an izac ió n e ra sobre las fo rm as de lucha o b rera . M ientras que la JTP, com o asim ism o o tras or­gan izac iones, a firm aban la tom a d e fábrica com o «una d e las form as m ás eficaces p a ra im p o n er nuestro s rec lam os y d e rro ta r las a rb itra rie ­d ad es p a trona les» , el PB b regó incan sab lem en te p o r el co n tro l de la p roducción : «Porque con el paro perdem os n u estro sue ldo y caem os en la tram p a d e las leyes p a tro n a le s ap ro v ech an d o la p a tro n a l p a ra echar a los com pañeros m ás com bativos. Con la baja de p roducción peleam os co n tra la p a tro n a l con las a rm as que m ás conocem os, n u es tra s propias m áqu inas, g o lp ean d o a la p a tro n a l en sus gan an c ias y ob ligándo les a que nos p ag u en los sueldos» .70 Así, y exced iendo el m arco efectivista de los M ontoneros, el con tro l obrero p lan teaba adem ás una cuestión de eficiencia. La id ea e ra m an ten e rse en lucha d e n tro d e la fáb rica , tan to frente a la p ropuesta de m ovilizaciones com o a la sim ple ocupación, que te rm in ab a « re la jando la d isciplina» y «m inando la un idad» . Al d ec ir de los tes tim on ios, la p ro p u es ta de con tro l d e la p ro d u cc ió n no fue una tác tica tra íd a d esd e fu era del colectivo obrero , « . . . eso en rea lid ad no fue un inven to n u es tro , sino de la gen te , de los trab a jad o re s . Lo que pasa es que noso tros lo adoptam os ráp idam ente. Los tro tskos se tom aron m ás tiem po , y s igu ie ron ad e lan te . En rea lid ad , ese tem a fue u n a cosa

69. Entrevista a Enrique. Esta es una visión que refleja el desprecio que se tenía por los ám bitos considerados «superestructurales».

70. «Boletín Obrero» n.° 1. Peronism o de Base de Huber. Volante inédito. Marzo de 1976. Nótese aquí el desplazam iento discursivo: el arm a obrera pasa a ser el instrum ento de trabajo, la m áquina.

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que ap a rece y te resuelve todos los prob lem as. Vos sabés que tenes que p e lea rte o sabés que si pe leas te rom pen la cabeza. E n tonces quedas em p an tan ad o . H asta que en un m om en to descubrías q u e podes pe lea r sin que te rom pan la cabeza».71 El control obrero se transform ó en uno de los ejes políticos m ás im portan tes, pues se lo consideraba valioso no sólo táctica sino e s tra té g icam en te : «(E )n la m e todo log ía d e lu ch a se hacía m uy difícil el p a ro o la huelga genera l y ad em á s m uy v u ln e rab le en la rep resión . Y la experiencia de d is tin tas fábricas y de a lg u n as fábricas de la zo n a e ra que si el cuerpo de de legados o la ag ru p ac ió n política m ilitan te d e la o rgan izac ión o en con jun to con o tra ag ru p ac ió n pod ía llegar a ten e r el control, el m anejo técnico de la fábrica, se podía generar desde desperdicio , en el caso de producciones en serie, h as ta increm ento de p ro ducc ión po r vo lu n tad del cuerpo de d e legados o del activ ism o, o baja en las p roducciones. Y eso hacía m ás d añ o que el p a ro o la huelga y no ex p o n ían tan to a los m ilitan tes. Era un signo co n cre to de e n tra r a d iscu tir el ejercicio de la p rop iedad . En rea lid ad fu ero n las p rim eras d iscusiones que hubo de cóm o se haría el proceso revo lucionario y qué significaba el con tro l o b rero de la p roducción , qué significa la p ro p ie ­dad . En rea lid ad es una relación do n d e hay un títu lo de p ro p ied ad y la esta tizac ió n tam poco e r a . . .» .72 Varias veces se d iscu tió tam b ién la necesidad d e un con tro l de la c irculación, de la com ercialización , un factor q u e si no se ten ía en cuen ta , te rm in ab a p o r d eb ilita r el con tro l logrado en las fábricas. La tom a de posición p o r el co n tro l ob rero , al im plicar la vu e lta a la fábrica d u ra n te un conflicto , les costó m uchas veces a los m ilitan tes el tilde de «reform istas». Pero esta no fue la única razón para esa acusación, porque adem ás, el PB siem pre criticaba lo que consideraba el «trem endism o» y las conductas de algunas organizaciones que co n d u c ían a « reven tar» los conflictos: «N osotros íbam os en busca del tr iu n fo , m ín im o triun fo , triun fos obreros que fueran e jem plo p ara las zonas. La h is to ria del re troceso de la clase o b re ra tiene q u e ver con pe rd e r conflic tos, se tra ta b a de no llevar el conflicto al ex trem o . En unos casos parec ían reform istas los com pañeros porque si ve ían que las relaciones de fuerzas venían jod idas no hacían quilom bos».73 La cuestión era m a n te n e r a ra ja tab la la posib ilidad del trab a jo legal que perm itía

71. Entrevista a Guillermo.72. Entrevista a Raúl. La idea de la apuesta por el control obrero, llegando

a p lan tearse com o una form a de consejism o obrero concreta en varias fábricas, perdura en las referencias de ex m ilitantes que incluyen Bagley, La Hidrófita, Peugeot, e incluso Petroquímica Sudam ericana; en Daniel Fernández. «Las luchas obreras en la A rgentina m oderna». En: Cuadernos Políticos, n.u 31: Buenos Aires (1982).

7 3 . Ibíd.

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articu la r y m an ten e r la organización de las bases. Una escalada represiva o de despidos, era vista com o un retroceso fatal, pues provocaba la caída de un trabajo político de inserción que había llevado largo tiem po.

El tribunal obrero

A hora b ien , ¿cóm o se conjugó esta d inám ica con la idea de hacer po­lítica «con las a rm as en la m ano»? Se ha dicho aquí que la consolidación de la «a lternativa independ ien te» ocasionó varios cam bios. En relación a lo a rm ad o , hay u n a im p o rtan te tran sfo rm ación en la línea operacional, q u e tr a ta rá a p a rtir de allí se r consecuen te con la m e ta e s tra té g ica do la o rg an izac ió n , de «construcción de p o d e r obrero». P rim ero , hay un p rogresivo ab an d o n o de las g randes operaciones, p red o m in an d o desde m ed iados de 1973 las pequeñas acciones. Segundo, se achica el abanico de ob jetivos, que c o m p ren d e rá p rin c ip a lm en te a su je tos ligados al ám ­b ito lab o ra l: em p resa rio s , superv iso res, los co n sid e rad o s b u ró c ra ta s y «alcahuetes» .74 E xcepcionalm ente, en algunas reg ionales h ab rá acciones co n tra o rgan izaciones de la u ltrad erech a y la policía, pero se abandono com p le tam en te el en fren tam ien to con las fuerzas arm adas.

En cuanto a los ám bitos desde dónde se realizan las acciones violentas, solo en algunas regionales seguirán operando los destacam entos. En otras estos se d iluyen y la form a de acción serán los com andos, fo rm ados por algunos in teg ran tes de los frentes. Esto está en relación con el lugar que pasa a ocupar la lucha a rm ad a en el eje de construcción clasista. Si bien se m an tien e la e s tra teg ia d e guerra p o p u lar p ro longada , esta te n d rá un con ten id o d is tin to a la que le daban los M ontoneros: «(E)llos considera­ban que en trab an en guerra con el ejército, y ten ían que a rm ar un ejército p ara e n fre n ta r a o tro ejército . Y ellos se co n sid erab an com o u n ejército, cosa que noso tros n unca hicim os. N osotros estábam os c la ram en te en la g u e rra de g u errillas . No p lan teáb am o s escuad ras, e scu ad ro n es o cosas por el estilo. Lo nuestro era m ás célula, m ás com ando».75 Esta diferencia se ve p la sm ad a tam b ién en que no existió de u n a je ra rq u ía m ilita r de oficialidad .

Es así q u e las acc iones a rm ad as fueron to m an d o cad a vez m ás las ca rac terísticas de «au todefensa» de la clase ob rera y los actos d e justicia popu lar - m ás clásicos de las organizaciones rev o lu c io n a ria s- term inaron po r tran sfo rm arse en u n a form a m ás específica y singu la r: el tribunal obrero. Este cam b io com enzó a delinearse en tre fines de 1973 y 1974, pasando de a ten tad o s con explosivos, am etra llam ien tos y ejecuciones de

74. Es decir, los traba jadores que actuaban com o de la tores o cóm plices, o que consensuaban las políticas patronales.

75. Entrevista a Enrique.

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em presarios, d ir ig e n te s grem iales y m ilitares, al uso de b o m b as (con tra em presas, d o m ic ilio s y veh ícu los), secuestros , «ap re tadas» y palizas a su jetos v incu lados a conflictos laborales precisos. Ya hac ia princip ios de 1975 p rác ticam en te to d as las operaciones públicas de las FAP siguen el pa trón que se p u ed e observar el s igu ien te volante:

«OSCAR EDGARDO DAMONTE, por ser uno de los p a tro n es de BAGLEY, fue en co n trad o cu lpab le de VIOLACION DEL CONVENIO en el salario y condiciones de trabajo, de PRÁCTI­CA DESLEAL en la re lación ob rero -patronal, y de PROVOCA­CIÓN ORGANIZADA en com plicidad con el m in is tro OTERO y el bu ró cra ta DAMIANI -s e c re ta r io general del S ind icato de la A lim en tac ió n - al despedir a 115 obreros que luchaban por sus derechos. En nom bre de los OBREROS de BAGLEY y de la CLASE OBRERA PERONISTA nuestra organización lo condenó a m uerte. Salvó su vida al re incorporar la em presa a todos los desped idos a p a r tir del inicio del conflicto , reco n o c ién d o les la a n tig ü e d a d y los sa larios caídos. R ecuperó su lib e rtad al pagar, a la to ta lid ad del personal, los salarios ca ídos d u ra n te todos los d ías del conflicto y la m ulta de $500 .000 .000 a n u es­tra o rg an izac ió n . FUE UN TRIUNFO DE LA CLASE OBRERA PERONISTA (sic)».76

A fines de m ayo de ese año y en el m arco d e un conflic to con las em presas de tran sp o rte público, las FAP secuestran al g eren te de la línea 520 d e óm n ibus d e la c iu d ad de La P lata , y d ic tan la p en a de m u e r te a los geren tes de to d as las líneas:

«ESTA SENTENCIA SERÁ EJECUTADA EL DÍA Y EN EL LUGAR QUE EL PODER OBRERO QUE LOS PERONISTAS DE ABAJO ESTAMOS CONSTRUYENDO LO DECIDA (sic)».77

F inalm en te , la p en a fue con m u tad a al o to rgase un au m en to de sa la ­rios y u n a co n v o ca to ria a asam b lea vía una so lic itada p u b licad a p o r la to talidad de las em presas de colectivos. A principios de jun io , en la zona, se a ten ta contra un jefe de turno de la fábrica Petroquím ica Sudam ericana y se anuncia el ju zg am ien to de todo su d irectorio , persona l je rá rq u ico y los d irigen tes sindicales y de la com isión in te rna considerados co labo ra­cionistas. Al parecer, finalm ente se había encontrado una form a ideal de

76. «C onstruyendo el poder de los obreros», FAP, 26 de febrero de 1975. Archivo de la DIPBA, m esa DS, carpeta varios, legajo n.° 3.264.

77. «Com unicado» n.° 1, FAP, s / f (a lrededor del 21 de m ayo de 1975). Archivo de la DIPBA, mesa B, carpeta 1, legajo 1, UTA.

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a rticu la r o sin te tiza r la lucha ob rera con la lucha a rm ad a , en el cam ino hacia el «poder obrero».

De todas m aneras, cabe destacar que al indagar sobre esta cuestión se p resen tan ciertas tensiones que se hacen ev iden tes a la hora de escru tar d is tin to s tes tim on ios. S egún algunos de ellos, el u so d e la v io lencia no era una definición tom ada m ecánicam ente y llevada ade lan te per se, sino que e ra c o n stan tem en te d eb a tid a , « . . . se d an d iscusiones m uy ricas en ese sen tid o : el rol de la v io lencia en re lac ión a esas p rác ticas , cuándo co rre sp o n d e y cu án d o no, es decir cu án d o co rresp o n d e su p lir la fuerza p ro p ia de los lab u ran te s en d e te rm in ad a b ú sq u ed a re iv ind ica tiva con el g rupo espec ia lizado en e je rcer la v io le n c ia .. . ».78 Se veía ju stificada , en p a lab ra s de un m ilitan te , «cuando no se g a ra n tiz a b a la dem ocracia obrera» , p a ra «em pardar» la v io lencia que p ro v en ía de la p a tro n a l y la burocracia. Sin em bargo se puede observar que en o tros casos el accionar esca laba según las c ircunstancias: «N osotros é ram o s m uy efec tis tas, lo­g rábam os el objetivo. Si nosotros queríam os que la fábrica de ascensores a u m en ta ra dos pesos la ho ra, em pezaba la huelga. Si veías que se venía cayendo la hue lga , se m etía un caño a la p a tro n a l p a ra que afloje antes, se ap re taba de todos lados. E m pezaba con un pedido norm al. Los com pa­ñeros p ropon ían un paro . Si no se lograba con el p aro se ap re tab a , pero finalm ente se lograba. Y si con el ap rie te no pasaba nada , se lo chupaba al p a tró n . Se segu ía , y h a s ta no log rarlo , no se p a rab a» .79 P arecería en tonces h ab e r una con trad icción en tre los rela tos, pero p ara ev itar una lec tu ra lineal al respec to no se d eb erían o bv ia r dos cuestiones. Por un lado las FAP-PB - s e po d ría d e c i r - son u n a «o rgan ización en proceso», su m erg id a en una in ten sa b ú sq u ed a po lítica m ás allá de te n e r a lgunas defin ic iones asum idas. Por el o tro , no h ab ría q u e p e rd e r de vista las d iversas re a lid ad es reg ionales . H ubo reg iona les d o n d e el peso de las FAP, com o a p a ra to a rm ad o , e ra m ayor que el de l PB, m ás allá d e que a p a re n te m e n te n u n ca se d ie ro n ten s iones fu ertes com o las que hubo en d e te rm in ad o s m om en tos en tre M on toneros y sus fren te s d e m asas. Para p o n er un caso, la regional M ar del Plata, que según un ex m ilitan te e ra la m ás « ferretera» ,80 ten ía un apara to m ilita r so b red im en sio n ad o en co rrespondencia a su desarro llo político. Pero este desfasaje respecto de la p ro p u es ta genera l, que p lan teab a d a r m ás peso a lo político que a lo a rm ad o , fue reconocido y criticado : «H ubo un m o m en to en el que no m ed im os re a lm e n te .. . Yo m e acu erd o que u n a vez v ine a La P lata , y el gordo Ram ón m e dice: “Decile a los m uchachos que se están equivocando de m úsica”, y yo le p regunto por qué. Y me repitió lo m ism o: “Se escucha

78. Entrevista a Lucio.79. Entrevista a Enrique.80. En la jerga, es un derivado de «fierro» o arm a de fuego.

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m ás ru ido q u e m úsica”. Y después se d iscu tió e s o . . . ».81 A ún así, los testim onios afirm an que existía un «consenso» obrero al accionar arm ado y existe u n a op in ió n ex ten d id a de que las operaciones q u e rea lizab an re su ltab an «sim páticas»: « (N )oso tros ten íam os un jefe que e ra u n hijo de p u ta , hacía llo ra r a las m ujeres. Creo que era ex tran je ro , a lem án . El tipo era una b asu ra . Un d ía lo agarram os, yo no fui, fueron o tros. Lo cagaron a palos y le co rta ron el culo con u n a G illette (risas). Así que el jefe te rm in ó en el hosp ita l de E nsenada, culo p a ra a rriba com o vein te días. Y todo el m undo decía que le hab ían ro to el culo».82

En relación a la partic ipación de los obreros en estas acciones habría que señ a la r dos aspectos. Al in d ag a r sobre el nivel en el que se tom aba la decis ión de rea liza r una acción v io len ta , la re sp u esta fue que en a lgunos casos en el com ando , y en o tros, en las ag ru p ac io n es de base; y en este ú ltim o caso se tra tab a de h ace r p a rtic ip a r a in teg ran te s de la ag ru p ac ió n . Esta d inám ica está v incu lada al hecho de que desde la defin itiva u n id ad de las FAP y el PB, los m ilitan tes ten ían un doble en cu ad ram ien to , y esta lógica in ten tab a ex ten d e rse a las ag ru p ac io n es de base en los lugares de trabajo , cuya com posición no se reduc ía a los in tegran tes de la organización. En este sentido había una fuerte diferencia con la línea de M ontoneros, a la que llam aban «política articulatoria» , es decir una respuesta en tend ida com o «desde fuera» con el apara to m ilitar an te una d em an d a obrera . Esto re su ltab a negativo en la concepción de las FAP-PB p o r dos cuestiones: po r un lado , se reem p lazab a a la clase ob rera; p o r o tro , los triunfos re su ltaban logros de una organ ización , no de los o b rero s, no a le n ta n d o así a la confianza en las «propias fuerzas» de las bases. Por ello «se res ignaba a no ten e r p resen c ia , q u e a ten e rla sin haber co nstru ido p rev iam ente algo, sin ten e r un desarro llo afincado, firm e».83

R esulta in te re sa n te ver cóm o se fue in ten tan d o d a r a la v io lencia un lugar preciso, subord inado pero a la vez d inam izador de una construcción política. Esto se puede ap reciar en relación a cómo eran recibidas en oca­siones las acciones a rm adas po r parte de los trab a jad o res y la respuesta de la o rganización :

«A veces g e n e rab an p ro b le m a s .. . El p ro b lem a era que los com pañeros se q u ed ab an con una visión facilista de la cues­

81. Entrevista a Enrique. El «Gordo Ramón» era parte de la dirección de las FAP Com ando Nacional.

82. Entrevista a Guillerm o. Para hacer un con trapunto , con esta y o tras cuestiones, se puede consultar la entrevista a «El Negro», en Pozzi y Schneider, Los setentistas. Izquierda y clase obrera: 1969-1976.

83. Entrevista a Lucio.

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t ió n . . . Tenías que d iscutir m ucho con ellos, conversar m ucho so b re ese t e m a . . . El ap a ra to , al h ab e r p u es to la fuerza su ­p le to ria que ellos no ten ían los hab ía ag ran d ad o . H abía que c o n tro la r ese tipo de asp irac ión tam b ién , p o rq u e sino q u e ­d ab a com o q u e si ten és un ap a ra to m ás g ran d e te n é s poder. N osotros no afincam os en el poder del ap a ra to a rm ado , para n ad a . El d esarro llo era m ás b ien en el p o d e r po lítico y en el p o d e r de convocatoria» .84

Para te rm in a r este recorrido , quedaría p en d ien te u n a breve puntuali- zación sobre el en fren tam ien to con la burocracia sindical. Como se pudo ver en u n a cita m ás arriba , las FAP-PB eran fu ertem en te antiburocráticas, a la b u ro crac ia se la co n sid e rab a un en em igo . Pero e ra un enem igo secu n d ario respecto al p rincipal, la pa tronal. A p esa r de ello no faltaron las «ejecuciones» de b u ró c ra ta s , es el e jem p lo d e D irk K loosterm an del SMATA o de M arcelino M ansilla, sec re ta rio de la CGT d e M ar del Plata. Pero esta línea de acción fue ab andonada hacia fines de 1973: «Era más im p o rtan te el triunfo obrero de una fábrica com o PASA, P ropulsora, que la ju s tic ia p o p u la r co n tra el bu rócra ta , era m ás im p o rtan te eso. La cons­trucc ión del tr iu n fo ob rero , a lcanzaba una d ifu sió n y un e jem p lo hacia la c lase o b re ra m ucho m ás im p o rtan te que la e jecución del bu rócra ta . A unque si ese burócra ta hubiera sido un g ran tra id o r todo el m undo decía “qué b ien”, pero en la construcción co tid iana no apo rtaba» .85

A modo de conclusión

R eferirse a las «FAP-PB», p uede d a r a sim ple v ista u n a im agen de estrech a iden tificac ión del estilo del PRT-ERP. En rea lid ad , el recorrido rea lizad o h as ta aq u í e s ta ría d em o stran d o que d ich a id e n tid a d es m ás b ien un p u n to de llegada , que re su lta observab le a n ivel de l desarro llo o rg an iza tivo n ac iona l, p e ro que no está ex en to de h e te ro g en e id ad es regionales.

Esta breve historia de las FAP-PB, se ha p ropuesto brindar una visión y evaluación diferen tes de las p ropuestas en el trabajo de Luvecce. Prim ero, y m an ten ién d o se en su lógica, si la tesis d e M ichel W iew orka se basa en o rgan izac iones a rm ad as , no sería ap licab le al PB, ya que la m ism a Luvecce la define com o organ ización exclusivam en te política. Segundo, la ta jan te sep a rac ió n que hace en tre las FAP y el PB, deriva d e u n p ro ­b lem a reconocido p o r la m ism a au to ra , las d ife renc ias reg iona les . Pero luM iim rntr su análisis enfatiza los casos donde m enos desarro llo tuvo las

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Izquierda peronista, violencia armada y clase obrera:

FAP o, donde los tuvo, sesga tem poralm en te el análisis construyendo una generalización incorrecta. Ju s tam en te , la e tapa abierta en 1973 es la que perm ite ver a las FAP-PB com o u n a unidad , aunque com o se ha señalado, en co n s tan te p roceso . Un p ro ceso que d io com o resu ltad o , m ás que un progresivo ascenso de las prácticas arm adas, una estrateg ia cada vez más cercana a cedant arm a togae, concedat laurea laudiSb y a le jada del inicial foquismo. En este trabajo, se ha in ten tado realizar un con trapun to con la in te rp re tac ión original a p a rtir de enfocar:

1. La e tap a d o n d e la «a lternativa independ ien te» en tra en p leno fun­c io n am ien to , que co incide con la estrecha re lac ión en tre FAP-PB, com probada por el genera lizado doble encuad ram ien to .

2. Los testim onios de 3 reg ionales, donde:

a) el PB tuvo escaso desarro llo (M ar del P lata);b) las FAP d esarro lla ron el PB (Buenos A ires);c) ex is tían , en una e ta p a inicial, las FAP y el PB p o r sep a rad o

(La P lata, Berisso y E nsenada). Q uizás este tipo de estra teg ia m etodológica, que hace propio el p roblem a del sesgo espacial y tem poral, perm ita p ro fund izar la com prensión de o rgan iza­c iones po líticas no ta n vertica listas com o M o n toneros, sino m ás parecidas a una red.

Sin em bargo, el fenóm eno quizás más in teresan te es el que justam en te rebate la «inversión» genera lizada que propone W iew orka en su m odelo de análisis. La organización arm ada aquí estud iada ensayó una desm ilita­rización (com o reducción al m ínim o del arm am ento y acciones arm adas) m ien tras se especializó en in terven ir en conflictos laborales, y al parecer el tribunal obrero sería la forma ideal encontrada para articu larse con las luchas obreras.

Una de las cuestiones que queda abierta para indagar con profundidad, es b u sca r con m ayor precisión los de te rm in an tes que a c tu a ro n para dar u n a específica a rticu lac ió n en tre , po r un lado , m arx ism o y peron ism o, y po r o tro , lucha po lítica y lucha a rm ad a , y que d ie ro n com o resu ltado re lac iones d is tin ta s a las que ex istie ron en o tras o rg an izac io n es que fo rm aron p a rte d e la izqu ierda. Si b ien aq u í se ha hecho h incap ié en la in fluencia de la com posición social de la o rgan ización política, esto ha sido p ro p u es to m ás a m odo de h ipó tesis que de tesis, ya que no se pod ría a se g u ra r que la so lución sea s im p lem en te esta . Tal vez en este sen tido sea rev e lad o r co m p lem en ta r lo es tru c tu ra l con lo h is tó rico , y quizás m ás precisam ente, con el devenir de las luchas en tab ladas no sólo

86. «Que las arm as cedan a la toga y que el laurel se dé a los méritos», frase de Cicerón.

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con los enem igos ex te rnos, sino tam b ién con los ad v e rsa rio s in ternos. E xplorar el sign ificado p ro fu n d o de lo que fue la llam ad a «experiencia acum ulada» , consigna puesta en ju eg o (y de m an e ra in s is ten te ) po r los m ism os p ro tagon istas, puede que sea un p u n to de e n tra d a a ello .87

M arcelo Raim undo

87. Cuando se habla de buscar un .significado «profundo», no se alude a una cuestión de hechos (los que se pueden ver en los recuentos m íticos de hazañas y errores, que se repiten frecuentem ente en los testim onios tan to orales como escritos), sino a relaciones concretas entabladas en tre los sujetos. M uchas veces, los hechos que habitualm ente se invocan no fueron vividos d irectam ente por los que testim onian, pero cobran una significación den tro de una relación.

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Capítulo 7 Bolivia en el ciclo guerrillero, 1963-1970 continuidades y diferencias

G u s ta v o R o d ríg u e z O str ia

Introducción

La guerrilla conducida por Ernesto G uevara en 1967, cobra un sentido distinto si se la exam ina den tro un arco tem poral mayor. Em erge entonces no com o una incursión a islada, sino com o parte de una larga estra teg ia que involucra a Bolivia de d istin tas m aneras, pero siem pre un idas por un lazo de con tinu idad .

A inicios de los años sesen ta del siglo xx, la dirección cubana decidió prom over la lucha arm ada en América del Sur, com o un m ecanism o de au ­todefensa y con la seguridad de que aislada, sin el concurso de regím enes sim ilares, ten d ría m enos posib ilidades de sobrevivir. En 1960, E rnesto G uevara pub licó su fam oso e im pac tan te tex to La guerra de guerrillas que in flu iría en varias generaciones. En febrero de 1962 , la Segunda Declaración de La H abana no dejó n in g u n a d u d a de esa d e te rm in ac ió n . En C uba, en consecuencia , se en trenó a m iles de com batien tes, cuadros m isioneros p a ra «expo rta r la revolución». Los p a rtid o s com un istas , las e s tru c tu ras p a rtid a ria s de izqu ierda m ás im p o rtan tes d e la reg ión , se o pusie ron ab ie r ta y co n tu n d en tem en te al foquism o. Sin em bargo , la perspectiva cubana contaba con el apoyo poco disim ulado de sectores de la izquierda radical, cansados de la inoperancia de los com unistas y de su confianza en el tránsito pacífico al socialismo. Convencidos com o estaban de que Cuba y su m étodo de lucha arm ada rep resen taban una alternativa

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Gustavo R odríguez Ostria

dura, pero finalm ente la única e infalible para im p lan ta r la re v o lu c ió n en la región, se sum aron por decenas a la lucha a rm ada en z o n a s rurales.

En 1962 el proyecto cubano, en el m arco de severos a t a q u e s imperiales a su Revolución, cobró fuerza definitiva, ab riendo una o la d e incursiones guerrilleras en varios países del con tinen te que duraría h a s ta la siguiente décad a . En este trab a jo expo n d rem o s los efectos de e s a d e c is ió n en Bolivia y estab lece rem o s a co n tinuac ión cóm o se e n t r e l a z a n las tres fases, 1963 , 1967 y 1970 d e la g u errilla en este país, p r in c ip a lm e n te a nivel de p artic ipan tes , concepciones político-m ilitares, u so d e l territorio guerrillero y resu ltados.

Fases guerrilleras en Bolivia

P rim e ra fa se , 1963-1966

En 1963, la p lan ificación estra tég ica im pu lsada p o r el C h e organ izó dos co lum nas gue rrille ra s , e n tre n a d a s en C uba, que se d e sp la z a r ía n hacia Perú y A rgen tina . En el p rim er caso , el E jérc ito d e L iberación N acional (ELN), en la llam ad a O peración M atraca , y en el s e g u n d o , el Ejército G uerrillero del Pueblo (EGP), con la O peración S o m b ra .1 Ambas colum nas in teg raban la d en o m in ad a O peración M atraca. Su ob je tivo no era tom ar el p oder en Bolivia ni usarlo com o tea tro de o p e rac io n es , sino utilizar su territo rio com o base logística y zona de tránsito hac ia el Perú y la A rgentina, respectivam ente .

Los cubanos conv in ieron con el Partido C om unista de B olivia (PCB), en to n ce s u n p a rtid o legal e in fluyen te en algunos círcu los s in d ica les p ero con escaso peso po lítico nac iona l, que co lab o ra ra en la m isión . Los com un istas p ro p o rc io n a ro n cu ad ro s p ara las ta rea s log ísticas; p e rolo h ic ie ron no sin c ie rtas re ticenc ias e ineficiencia. T anto q u e a lg u n o s p ien san q u e fueron d e lib e rad as p a ra re tra sa r el inicio de las acc iones y no p e r tu rb a r sus re lac iones con los partidos com unistas - « h e rm an o s» - de am bos países, p a rticu la rm en te los peruanos.

Por lo m enos en el caso del ELN, cuya aproxim ación a su zona de o p e­raciones supon ía un d esp lazam ien to de una fuerza num erosa por b u en a p a rte de l te rrito rio bo liv iano , e s tá com probado que tam b ién c o n ta ro n con la aqu iescen c ia del g o b ie rn o d e este país, en to n ces en m anos del populista M ovim iento N acionalista Boliviano (MNR). Bolivia, era un o de los pocos países la tinoam ericanos que no habían roto relaciones con C uba y es p robable que el gobierno del p residen te Víctor Paz Estenssoro llegara

1. Esta parte se basa en H um berto Vázquez Viaña. Una guerrilla para el Che. Santa Cruz: Editorial RB, 2000, Vázquez y su herm ano Jorge, más conocido com o El Loro, fueron im portantes cuadros duran te el período analizado.

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Bolivia en el ciclo guerrillero, 1 9 6 3 -1 9 7 0 continuidades y.

ii Un m odus vivendi con los cubanos. Estos no p ro m o v erían acciones guerrilleras en Bolivia, a cam bio de m an ten er relaciones d ip lom áticas, y tic que C laudio San Rom án, el tenebroso jefe de la policía política, com o udm itieron m ás ta rd e los cubanos, se h iciera d e la vista g o rda de sus nociones a rm ad as en los países vecinos.2 S ituación que perm itió que la em bajada de Cuba en La Paz operara com o cen tro de contac to y co m u m en d o n es. En sus in sta lac iones trab a ja ro n los o p e rad o res U lises E strada Ju an C arretero «Ariel», José M aría M artínez «Papi» y Olo Pantoja, m iem ­bros de la seguridad cubana y estrecham en te ligados a E rnesto G uevara l,os dos últim os m orirían en 1967 cuando in teg raban la colum na bajo su d irección .3

A p rincip ios de 1963, al m an d o de H écto r Bejar, ap ro x im ad am en te una v e in ten a de p e ru an o s , fu n d am en ta lm en te e s tu d ian te s becados en Cuba, ing resó a Bolivia. L legaron por pare jas tras sen d as vu e lta s de en m asca ram ien to p o r E uropa. Los com un istas locales los cob ijaron en las c iu d ad es de O ruro , C ochabam ba, La Paz y los cen tro s m ineros na cionalizados, do n d e trad ic iona lm en te el gobierno naciona l ten ía escasc con tro l. Luego de u n a espera de un p a r de m eses, a inicios de abril, los ay u d aro n a m overse hacia la fron te ra en tre Perú y Bolivia (provincia de Pando). Del lado p e ru an o coo rd inaba Ju lio D agnino «Sánchez», que había recib ido varios en tren am ien to s m ilitares en C uba.4 La exped ic ió r fue un desas tre . La co lum na del ELN no logró ni s iq u ie ra in g resa r a' territorio de Perú y fue desin tegrada en la fron tera peruano-boliv iana. Er la zona de P uerto M aldonado, el 15 de m ayo, cayó el joven poe ta Javiei H eraud m ien tras que o tros de sus com pañeros e ra n ap resad o s p o r k G uardia R epublicana del Perú. El resto, golpeado, volvió sobre sus pasoí y se refugió en Bolivia. Los protagonistas guardan hasta hoy la im presiór de que fueron en g añ ad o s po r el PCB, so lidario con su p a r p e ru an o que repud iaba el foquism o.5

Los com unistas cob ijaron n uevam en te a los p ró fugos p e ru an o s y le; ay u d aro n a e n te r ra r sus arm as, e sp eran d o u n a nueva o p o rtu n id ad . Sir em bargo, al m enos la m itad cayó presa por las fuerzas m ilitares bolivianas Fiel a su com prom iso el gobierno de Paz Estenssoro liberó a los detenido;

2. Entrevista con Jorge Kolle Cueto, ex prim er secretario del PCB, Cocha bam ba, m arzo de 2006.

3. Ulises Estrada. Tañía la guerrillera y la epopeya sudamericana del Che. n /d Editorial Ocean Sur, 2006.

4. Declaraciones de Julio Dagnino, arrestado el 27 de marzo de 1968, cuandc in tegraba la red u rbana que in tentó apoyar al Che, en Presencia, La Paz, 21 d< abril de 1968.

5. Equipo de redacción. «Entrevista con Héctor Béjar». En: La Lucha Armadi en la Argentina, n.° 9: Buenos Aires (2007), págs. 60-75.

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Gustavo Rodríguez Ostria

y les conced ió asilo po lítico . Sin em bargo algunos gue rrille ro s , com o N éstor G uevara «N egrón», se q u ed aro n en Bolivia. R eap arece ría en las dos sigu ien tes vers io n es d e la guerrilla g u evaris ta en Bolivia, ta n to en 1967 y 1970.

C uando los m ilitan tes del ELN estab an p re m a tu ra m e n te p u esto s en d e sb an d ad a , a rr ib a ro n a Bolivia cu a tro a rg en tin o s in te g ra n te s d e l EGP y un cu bano , cob ijados con p asap o rte s argelinos y se cu n d ad o s p o r d i­p lom áticos de ese país que los g u e rec ían .6 Al m an d o se h a llab a Jo rge M asetti, p e rio d ista , am igo y co m p atrio ta del C he, d e sd e que en 1958, en un gesto de au d ac ia , lo en trev istó en S ierra M aestra . P artic ipaba tam bién Ciro Bustos, o tro argen tino conocido com o el «Pelado».7 Luego, una vez co nso lidada la fase de ap e rtu ra , v end ría el Che a co m an d a r las acciones. D espués de p e rm an ece r c landestinos un tiem p o en La Paz y O ruro, se estab lecieron en Tarija, en el sur de Bolivia cercana a la frontera A rgentina, aunque esporád icam ente Bustos se movía a La Paz para recibir instrucciones en la em bajada caribeña. Su con tac to e ra el cubano «Papi». Los com unistas bolivianos pusieron en m archa el m ism o equipo que cola­boró con los p e ru an o s . Rodolfo S a ldaña y Jo sé Luis T ellería e s ta b a n al frente. O cuparán roles sim ilares en 1967.® Bajo la pan ta lla de un ingenie­ro ag rónom o com unista , de apellido M urrillo, ad q u irie ro n , con recursos p roporc ionados po r ios cubanos, una prop iedad en E m borozú , cerca del río Bermejo que m arca el lím ite con la fron tera argen tino-bo liv iana . Allí, en la C asa de P ied ra , co m p le ta ron su en tre n a m ie n to . Se en ca rg ó al com unista boliviano Jo rge Vázquez-Viaña darles co b e rtu ra y p rotección. Para validar m ás su papel se trasladó con su esposa e hijos. V iaña, com o casi todos los invo lucrados con M asetti, sería u n a p ieza de la guerrilla del Che en 1967. C ap tu rado po r los m ilitares, fue e jecu tado p o r ellos.

El 21 de ju n io el reduc ido g rupo ingresó d esd e la C asa de P iedra po r p rim era vez a te rrito rio argen tino , pero tuvo que re to rn a r em pujado p o r un m ed ioam bien te desconocido y hostil. Vaivén e n tre am bos países que d u ró h asta inicios de 1964, cuando la peq u eñ a co lum na se trasladó s in re to rn o a te rrito rio argen tino . Sólo p a ra m orir, m al conceb ida , y sin co n tac to s con su e n to rn o social e in filtrada sucum bió en pocos m eses. Para abril de 1968, ya no existía.

6. Gabriel Rot. Los orígenes perdidos de la guerrilla en la Argentina. La historia de Jorge M assetiy el Ejército Guerrillero del Pueblo. Buenos Aires: Ediciones Cielo por Asalto, 2000; tam bién Daniel Ávalos. La Guerrilla del Che y M asetti en Salta (1964). Salta y Córdoba: Ediciones Política y C ultura y La Intem perie, 2005.

7. Bustos ha proporcionado su versión en su libro, véase Ciro Bustos. El Che quiere verte. Buenos Aires: Vergara editor, 2007.

8. El testim onio de Saldaña en: Rodolfo Saldaña, Mary-Alice W aters y Michael Taber. Terreno fértil: Che Guevara y Bolivia. La Habana: Editora Política, 2005.

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Bolivia en el ciclo guerrillero, 1 9 6 3 -1 9 7 0 continuidades y.

En los planes preconcebidos la guerrilla de M asetti funcionaría com o catapu lta de un levan tam ien to ru ra l en la región de T ucum án, y debería ser aco m p a ñ ad a po r o tro g rupo sim ilar, así com o de acciones u rbanas a cargo de los equ ipos tro tsk istas al m an d o del Vasco B engochea, ex m ilitan tes d e Palabra O brera (PO ), y o rgan izados ah o ra en las Fuerzas A rm adas de Revolución N acional (FARN).9 Uno de sus d irigentes, Faustino Stam poni C orinaldesi, de 33 años, operaba com o responsab le del tráfico de a rm as en tre Bolivia y A rgentina. Fue ap ren d id o en abril de 1964, en posesión de un verdadero arsenal. Una parte seguram en te adquirida por los com unistas en el m ercado boliviano y o tra tra ída po r los cubanos por «valija d ip lom ática» desde sus arsenales en el Caribe.

Por su parte , el Vasco Bengochea y cuatro de sus com pañeros m urieron la ta rd e del 21 de ju lio de 1964 en u n a exp losión en un d ep a rta m e n to alquilado en el aristocrático barrio bonaerense de Palerino, por lo que se desin teg ró su grupo , quedando adem ás al descubierto sus in teg ran tes.

Tal fue el caso de S tam pon i, un im p o rtan te cu ad ro d e PO. H abía fo rm ado p arte d e la expedición a Cuba en 1962 , en com pañ ía d e Ángel - e l «V asco»- B engochea y o tros tres tro tsk istas. Ya lib re , S tam pon i se trasladó a La H abana hasta enfriar la persecución. Volvió po r un tiem po a la A rgen tina y n u ev am e n te el 19 de m arzo de 1967 , aco m p a ñ ad o de su esposa Alicia B orgato y un pu ñ ad o de co m p a trio ta s , en ru m b ó o tra vez a C uba, a do n d e llegaron a lred ed o r del 23 de m arzo , ju s to cu ando la co lum na del Che in iciaba las acciones bélicas en Ñ an cah u azú . En el bello ba rrio h ab an e ro de M iram ar co m p artía una casa de segu ridad con varios argen tinos de d is tin ta procedencia política, en tre ellos y ellas, M anuel N egrín, Emilio Jáu reg u i y su com pañera A na M aría N icom endi, M arcelo Verd y su esposa Sara E ugenia Palacios. El co n jun to , adem ás de varias d ecen as de a rg en tin o s, ten ían la d e te rm in ac ió n de in teg rarse a las fuerzas del Che e n Bolivia. Su m u erte , el 9 de o c tu b re de 1967 , tru n có el p ro p ó sito de sus co m p a trio ta s .10 S tam pon i no supo h a s ta un añ o m ás ta rd e , que el Che lo requería . Se en te ró al lee r el d ia rio de

9. Véase al respecto Sergio Nicanoff y Alex Castillo. «Las prim eras experien­cias guerrilleras en la Argentina. La historia del Vasco Bengochea y las Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional». En: Cuaderno de Trabajo. 29. Buenos Aires: Centro C ultural de Cooperación, 2004.

10. Entrevista con Alicia Borgato, La Habana, abril de 2004. Borgato fue la com pañera de Stamponi. Sobre otros grupos argentinos que aguardaban órdenes para incorporarse con el Che en Bolivia, puede verse la obra testim onial de Alfredo H ellm an. II m ilitanti. M ilano, 2006, tam bién com unicación electrónica con el autor, 11 y 12 de octubre de 2007. Hellm an está m encionado en el Diario del Che com o un contacto que debía activar Ciro Bustos. E rróneam ente se cree que es el laureado poeta Juan Gelman.

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G ustavo Rodríguez Ostria

cam paña d e su com patrio ta publicado el 1 d e ju lio d e 1968. Se asegura que desilu sionado lloró am argam en te .

Por su parte , O scar Pérez B etancurt, de 28 años, tam b ién se trasladó a La H abana. M ilitaba en PO desde su época de estud ian te de bioquím ica en La P lata . En 1963 form ó pa rte del g ru p o que se tra s lad ó a Bolivia con la m isión, luego frustrada, de seguir a Perú para acud ir en auxilio de H ugo B lanco, que luchaba en el te rrito rio d en o m in ad o La C onvención y Lares. B lanco m ilitó en PO d u ran te su e stad ía en A rgentina en 19 5 7 .11

El ciclo de 1963 se cerró con un sonado fracaso . N inguna de las tres colum nas guerrille ras pudo superar la fase de im plan tac ión ; dos de ellas, ELN y FARN, ni siqu iera lograron in iciar acciones. D esilusionado , com o es su fic ien tem en te conocido , en 1965, E rnesto G uevara in ició su fase africana .12n Pero no dejaba de pensar en rep roduc ir las acciones de 1963 en A rgentina y Perú, con Bolivia como paso in term edio . La p rueba es que envió a la a lem ana- argen tina Tam ara Bunke «Tania» a Bolivia en octubre de 1964. Con el falso nom bre de Laura G u tié rrez Bauer, y con el m an to d e e tn ó lo g a , deb ía in fíltrase en la a lta soc ied ad bo liv iana y a g u a rd a r in s ta icc io n es .13

Los p lanes cubanos p ara e s tru c tu ra r nuevos focos en Perú no se de tuv ieron . A m ediados de 1965, m ien tras el Che p erm anec ía en África, el M ovim ien to de Izqu ierda R evolucionaria (M IR), que no p artic ip ó en 1963 , co n ju n tam en te con el ELN se a lza ro n en a rm as en la reg ión de A yacucho.H Por su parte , Cuba, luego de su fallida incursión en el Congo que concluyó con la sa lida de G uevara de ese país en n ov iem bre de1965 , ac tua lizó n u ev am en te la la titu d la tin o am erican a com o te a tro de op erac io n es y de con fron tac ión con el im p e ria lism o .15 En ese m arco, Bolivia se convertiría n u ev am e n te en un espac io d e trá n s ito y en un san tuario , tal com o había ocurrido en 1963 d u ran te la O peración Som bra.

11. Gustavo Rodríguez Ostria. Sm tiempo para las palabras. Teopontc, la otra guerrilla guevarista en Bolivia. Cochabamba: Editorial Kipus, 2006.

12. Véase W illiam Gálvez. El sueño africano del Che ¿Qué sucedió en la guerrilla congolesa? La H abana: Casa de las Am éricas, 1997; Piero Gleijese. Misiones en conflicto. La Habana, Washington y África, 1959-1976. La H abana: Instituto Cubano del Libro, 2004, págs. 126-251.

13. Gustavo Rodríguez Ostria. «Los enigm as de Tania, de clandestina a guerrillera». En: Sudestada, n.° 64: Buenos Aires (noviem bre de 2007), págs. 8- 15; el au to r prepara un libro sobre Tania.

14. Véase Peter Vrijer. La lucha guerrillera en el Perú. Los vibrantes años sesenta. Junio de 2007, manuscrito. Agradecemos al au tor el envío de este avance de investigación sobre la guerrilla en Perú.

15. Gleijese, Misiones en conflicto. La Habana, W ashington y África, 1959- 1976, pág. 339.

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Bolivia en el ciclo guerrillero, 1 9 6 3 -1 9 7 0 continuidades y . .

El g ru p o del ELN no e ra num éricam en te significativo p ero sí d ec i­d id am en te foqu ista , p o r lo que gozaba de la com placencia del Che. A fines de d iciem bre de 1965 o inicios de 1966, p robab lem en te d u ran te la con ferenc ia de la T ricon tinen ta l, su d irección acep tó in co rp o ra r al Che en sus filas, que por en tonces se ha llaba refug iado en T anzania. C apac, im p o rtan te cuad ro del ELN, nos revelaría :16

«Juan Pablo C hang N avarro Lévano, el C hino, que e ra je fe de la red u rb an a , ( . . . ) se hab ía co m prom etido con Fidel a h acerse cargo del ingreso del Che a la zo n a que e stáb am o s op eran d o (Ayacucho). Al llegar a Lima (de C uba) C hang, me dijo com o gran noticia “El Che viene con noso tros” ( . . . ) . Me dijo que todo estab a d ecid ido y hab ía que ver la m a n e ra de g u ia r al Che h as ta la fro n te ra con Bolivia y [de allí] au n q u e fuera a cam po traviesa hasta ponerlo en A yacucho».17

Perú estab a en la m ira y n uevam en te no se hab laba de Bolivia com o e p ice n tro de la nueva guerrilla p ara el Che. Surg ió el obstácu lo de que el fren te p e ru an o te rm in ó p o r desm oronarse . En en e ro de 1966 m urió G u illerm o L obatón , uno de los com an d an tes del MIR. El p rim ero de m arzo , H éc to r Béjar fue cap tu rad o en Lima, d o n d e se refug ió en ferm o . El 26 d e m ayo, R icardo G adea, ex cu ñado del Che, y a lto m iem bro del MIR, cayó en las redes de la policía. La guerrilla p e ru a n a se h izo trizas o tra vez.

Los in teg ran tes del ELN com prendieron las consecuencias de la nueva y desven ta josa correlación de fuerzas. En palab ras de C apac:

«Las noticias procedentes de la zona guerrillera no eran a len ta ­doras, en tonces C hang en esas circunstancias se vio obligado a in fo rm ar a los cubanos de la difícil s ituación que a tra v e sá ­bam os» .18

Las oscuras circunstancias del arresto de Béjar en Lima y las m uertes d e o tro s je fe s guerrille ro s p arec ie ro n m uy so spechosas p a ra los o p e ra ­

16. Com unicación electrónica con el autor, 16 de junio de 2007. Resalta la im portancia de Capac, que fue citado en el cifrado núm ero 37 y enviado el 13 de ju n io de 1967 por «Ariel» (Juan C arretero) al Che, donde se le m enciona como «responsable ELN trabajo preparatorio núcleo guerrillero en Puno». Por razones com prensibles no consignam os su verdadero nom bre. A ctualm ente es ingeniero agrónom o y vive en Perú.

17. Capac, com unicación electrónica citada.18. Ibíd.

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G ustavo R odríguez Ostria

d o res c u b a n o s .19 La evaluación fue concluyen te : «La v e rd ad es que a n u estro c rite rio [el Che] no p u ed e e n tra r allí. T odavía tien en q u e acla­ra rse m uchas cosas ( . . . ) » , escrib iría en esos días el fiel «Pombo», H arry V illegas, q u ien se en co n trab a en La Paz, p rep a ran d o la logística p a ra la llegada del C he, p o r en tonces en P raga pero a p u n to de p a rtir p a ra La H ab an a .20 Su ta jan te conclusión no e ra personal, sino un eco del ánim o que advertían las m ás altas esferas cubanas. Si Perú ya no e ra posible, lo único perm itid o y posib le e ra cam b iar de escenario hacia Bolivia. A sus ojos, y en térm inos operativos este país ofrecía m uchas ventajas: amplias y d e sg u a rn ec id a s fron teras; su cercan ía con la A rgen tina , y, sob re todo, un Partido C om unista ap a ren tem en te m enos recalc itran te con respecto a la lucha a rm a d a .21

S e g u n d a fa s e : 1967

En n o v iem b re de 1966, G uevara ingresó a te rrito rio bo liv iano p ro ­ced en te de C uba, d e sca rtan d o al Perú. Se d iscu te con v eh em en c ia por qué el Che te rm in ó en Bolivia y a qué p lan respond ía su p resencia . ¿Lu­chaba p o r el p o d e r en Bolivia o su objetivo e ra A rgen tina , u tilizando n u ev am e n te la p la ta fo rm a logística bo liv iana com o en 1963? ¿S ería la Casa de C alam ina de Ñ ancahuazú el equ ivalen te a la C asa d e P iedra de E m borozú? ¿C ondu jo el Che u n a g u errilla bo liv iana o u n a g u errilla en Bolivia?

Lo ocurrido , en térm inos m ilitares, en tre el 6 de nov iem bre de 1967, cu an d o el Che llega a Ñ ancahuazú , y el 23 de feb rero de 1968 , cuando los tres guerrilleros cubanos sobrevivientes ingresaron a Chile evadiendo el cerco m ilitar, es sufic ien tem en te conocido. No es necesario ni posible re p e tir su análisis , p o r ah o ra . Nos in te resa m ás b ien su b ra y a r las con ti­

19. «Pombo» las reflejaría en su Diario de Campaña: «Al parecer ( . . . ) Calixto se entregó a través del médico, puede haber sido con la condición de que se ga­rantizara la vida», anotación del 6 de agosto de 1966. El Diario ha sido publicado por Carlos Soria Galvarro en el vol. 2, «Los otros Diarios», Carlos Soria Galvarro. El Che en Bolivia. Documentos y testimonios. 5 vols. La Paz: Editorial La Razón, 2005.

20. Galvarro, El Che en Bolivia. Documentos y testimonios; «Pombo» dice «Ramón», que era el prim er nombre de guerra de Ernesto Guevara en Bolivia. La vida del Che en Praga en José Gómez Abad. Como el Che burló a la CIA. Madrid: RD editores, 2007; el argen tino Abel Posse ha escrito una obra en te ficción y realidad sobre el m ismo período: Abel Posse. Los cuadernos de Praga. Buenos Aires: Editorial A tlántida, 1998.

21. Sobre los vínculos entre el Che y el PCB, véase Gustavo Rodríguez Ostria. «Los comunistas bolivianos y el Che ¿traición o diferencia?» En: La Lucha Armada en la Argentina, n.° 9: Buenos Aires (2007), págs. 82-93.

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Bolivia en el ciclo guerrillero, 1 963-1970 continu idades y.

nu idades en tre la nueva experiencia guerrillera de 1967 y la p receden te de 1963, am bas bajo su batu ta .

En p rim er lu g a r están los cuad ros p artic ipan tes . P rác tic am en te son los m ism os, pese a la au toexc lusión del PCB. Del lado cu b an o hallam os a «Papi», «Ariel» y Olo Pantoja, quienes, com o señalam os, estuv ieron en Bolivia en 1963. Conocían por tan to el medio y la gente, sus inquietudes y sus posibilidades. Del lado boliviano se encontraban José Luis Tellería, los herm anos Vázquez Viaña, los tam bién herm anos Roberto «Coco» y Alvaro «Inti» P eredo ju n to a m uchos o tros y o tras que p a rtic ip a ro n igua lm en te en 1963. Inclusive reaparecerán , tras su nuevo fracaso de 1965 en Perú, in tegran tes del ELN, «Sánchez» en tre ellos, incorporado en la Red Urbana del Che en La Paz, d onde traba ja rá ju n to a Rodolfo S a ldaña , su an tiguo conocido de 1963 . «N egrón», p o r su pa rte , será clave en los con tac tos cubanos con d is iden tes m aoístas, varios traba jado res m ineros.

En seg u n d o lugar, la m ism a concepción de im p la n ta r u n a acción a r­m ada sin el consentim iento de las organizaciones políticas de la izquierda local, com o en el caso del ELN y el EGP. Esta vez el PCB, que en un prim er m o m en to p arec ió e s ta r conform e de ju g a r el m ism o ro l que en 1963, viró b ru scam en te al percib ir que Bolivia ya no sería u n a sim ple ru ta de trán s ito o un refug io tran sito rio , sino el te a tro de o p e rac io n es . Com o resu ltad o se p rodu jo u n a ru p tu ra en tre el PCB y las fu e rzas a lzadas del Che el 31 d e d iciem bre de 1966 en p leno cam p am en to g u errille ro , que dejó a su guerrilla sin los vasos com unican tes u rbanos, que no pudieron ser rem plazados a voluntad , y estuvieron acom pañados d e una peligrosa inexperiencia de los pocos cuadros juveniles que m igraron del PCB hacia las fuerzas de G uevara.

En te rcer lugar, la fase de 1966-1967 cerró de idén tica m anera que la de 1963 , es decir, con la de rro ta , deb ido a que los e rro res logísticos no hab ían sido subsanados, ni la concepción foquista revisada. E nfren taron a un e jé rc ito sin trad ic ión ni form ación en la lucha an tig u e rr ille ra , mal ab astec id o y a lim en tad o , pero que de todas m an e ra s se d io m odos de aco rra larlos y vencerlos.22

22. Consultar al respecto el siempre útil trabajo de Regis Debray. La guerrilla del Che en Bolivia. México, DF: Siglo XXI, 2004; tam bién las conocidas biografías del Che publicadas en 1997 por Paco Ignacio Taibo II, Pierre Kalfon, Jon Anderson y Jorge C astañeda. Igualm ente Reginaldo Ustariz. Vida, muerte y resurrección del Che. M adrid: Nowtilus, 2007; una versión cubana se halla en la obra de Adys Cupull y Froilán González. Ña;i/ca/ii(asií a La Higuera. La Habana: Editora Política, 1989; la perspectiva m ilitar en Gary Prado. La guerrilla inmolada. 3 .a ed. La Paz: Los Amigos del Libro, 2006; Diego Martínez. Ñancahuazú apuntes para una historia militar. La Paz: SPI, 1989; documentos estadounidenses desclasificados en Mario Cereghino y Vincenzo Víisile. Che Guevara. Top Secret. La Guerrilla boliviana

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G ustavo Rodríguez Ostria

Tercera fase: 1970*

El asesinato del Che en octubre de 196723 y la derro ta de su guerrilla, para lizaron a aquellos cuadros de d istin tas procedencias nacionales que se p rep a rab an en Cuba para in tegrase a sus fuerzas. Q uedaron confundidos y sin un lid erazg o que seguir. M uchos - s o b r e todo los a rg e n tin o s - em pezaron a rep en sa r la validez abso lu ta del foco ru ral. M ien tras tan to , la d irección cu bana se p ropuso casi de inm ed ia to reponer la guerrilla en Bolivia. En 1968, un grupo de a lrededo r de 80 com batien tes, la m ayoría bo liv ianos, p e ro con im p o rtan te p resencia de ch ilenos y a rg en tin o s , se en trenó en Baracoa, región oriental de la isla caribeña. S im ultáneam ente, un g rupo m ás reduc ido , se p reparó p ara ta reas urbanas.

C onclu ida la p rep a rac ió n , desde abril de 1969 em p ez a ro n a tra s la ­d a rse hacia Bolivia, p o r in te rm ed io de Chile. C o n tab an con el apoyo log ístico de in te g ra n te s de l P artido Socialista de ese país, com o Elmo C ata lán , B eatriz «Tati» A llende y A rnoldo C am ú, que a te n d ía n las casas operativas. Chile fungió esta vez como re taguard ia y san tuario . El mismo p ap e l que Bolivia h ab ía cum plido en 1963. D esde S an tiago , C alaina y A ntofagasta se tra slad ab an h asta la fron tera e in te rn ab an por ru tas c lan­d es tin as hacia Bolivia, con vituallas, a rm as y co m batien tes p roceden tes d e C uba. Los in te g ra n te s de la red u rb an a d e l E jército de L iberación N acional (ELN)24 los traslada ron clandestinos h asta La Paz po r sendas y cam inos de co n traband is tas .

E n tre ju lio y sep tiem b re d e ese m ism o añ o d e 1969 la gue rrilla en ciernes sufrió duros golpes. A llanam ientos, detenciones y m uertes de sus m andos la co locaron en vilo. La m ás grave caída fue la de «Inti» Peredo - je f e del Estado M a y o r- el 9 de septiem bre en La Paz. En algún m om ento, fru to de la in seguridad re inan te en Bolivia y p robab lem en te p resionados por los soviéticos, los cubanos retiraron su apoyo. La guerrilla, fuertem en­te go lpeada, logró recom ponerse incorporando a sectores de clase m edia

en los documentos del Departamento de Estado y la CIA. Barcelona: Ediciones RBA, 2008, diarios de guerrilleros, incluyendo el del Che, y otros docum entos se encuentran en: w w w .cheboliv ia.org .

*. Esta parte se basa ín tegram ente en Gustavo Rodríguez Ostria. Sin tiempo para las palabras. Teoponte, la otra guerrilla guevarista en Bolivia. Cochabam ba: Editorial Kipus, 2006. Para escribirlo se realizaron m ás de 300 entrevistas a sobrevivientes de la guerrilla, m ilitares e in tegran tes del ELN. Igualm ente se dispuso de docum entos secretos de las fuerzas arm adas y de desclasificados del D epartam ento de Estado.

23. La versión estadoun idense sobre la m uerte de Ernesto G uevara puede verse en h t t p :// w w w . g w u . e d u /-n s a rc h iV/NSAEBB/NSAEBB232/196 7 1 0 1 8 . p d f.

24. El ELN fue fundado por el Che el 25 de m arzo de 1967, d u ran te su cam paña en Bolivia.

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Bolivia en el ciclo guerrillero, 1 9 6 3 -1 9 7 0 continuidades y.

estu d ian til, m uchos y m uchas de origen cristiano , p ro ced en tes ta n to de u n a escisión ju v en il del P artido D em ócrata C ristiano (PD C), com o de organizaciones de reflexión carsm ática, com o la C ongregación M ariana y la Ju v en tu d E stud ian til Católica (JEC).

Al a m an e ce r de l 19 d e ju lio de 1970 in ic iaron acciones en la zona selvática de T eoponte, zona selvática y agreste a unos 150 k ilóm etros de La Paz, la sed e del gobierno boliviano.

El núcleo de 67 com batien tes estaba in teg rado en su m ayoría (80 %) po r boliv ianos. Al m an d o se en co n trab a O svaldo «Chato» Peredo, h e r­m ano m enor de «Coco» e «Inti», com batientes del Che en Ñ ancahuazú. La expedición fue un verdadero desastre. En m enos de cien días el ejército y el h am b re los d e s tro za ro n . De 67 in teg ran tes de la co lu m n a so lam en te sob rev iv ieron nueve, en tre ellos «Chato» Peredo. El 5 de nov iem bre de 1970 se asila ro n en Chile, g o bernado p o r S a lvado r A llende, cuya hija «Tati» p e rtenec ía al ELN.

¿Fue T eoponte, com o se ha dicho frecuentem ente, una acción aislada, p ro tag o n izad a por jóvenes e stu d ian tes vo lu n ta ris ta s o, p o r el con trario , existió u n a conexión con la guerrilla de G uevara de 1967? Los vínculos con la guerrilla del Che son m últiples. M encionem os los principales.

■ La reorgan ización del ELN y la nueva guerrilla en Bolivia se asentó fu e r te m e n te en los g rupos, cuad ros y con tac to s que e sp e ra ro n en vano en ro larse en la colum na de G uevara en 1967, o que partic ipa­ron d ire c ta m e n te en ella, com o el ex co m u n ista R odolfo S aldaña . H erencia que se reprodujo tan to en Bolivia, com o en Cuba, Chile y A rgen tina . El equ ipo cubano , a la cabeza de «B arbarroja» P iñeiro , estuvo in teg rad o por operadores de la época del Che, com o «Ariel» y «Lino» (G ustavo B urgués), a los que se su m aro n com o conduc­to res del en tre n a m ie n to H arry V illegas «Pombo» y D ariel A larcón «Benigno», sobrevivientes de la colum na guevarista de 1967. Igual­m en te , los p artic ipan tes argen tinos, com o Luis Faustino S tam poni «M iseria» y Ó scar Pérez B etancurt «Gordo Carlos», e s tab an ya con­tem p lad o s en los p lanes guevaristas de 1967 , e, incluso , com o v im os, p a rtic ip a ro n en la fru strad a guerrilla d e 1963 . Tam bién confluyeron qu ienes en 1963 operaron en estruc tu ras orgánicas di­feren tes, aunque unidos bajo el m an to del proyecto guevarista . En 1970, el ELN boliviano reclutó a otros com batientes argen tinos que, com o R ubén C erd a t «Osvaldo», ten ían am plia trayec to ria . C erdat p e rten ec ió a la Federación Juven il C om unista; fue p reso en Icho C ruz (C órdoba) en 1963, en el cam pam en to «Camilo C ienfuegos», a p a ren tem en te cuando se en tren ab a para p artic ipar en las filas de M asetti. En 1966 se ad ies tró en C uba, p a ra luego , a su re to rn o ,

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Gustavo Rodríguez Osería

militar en el ELN. En el lado chileno se produ jo un fenóm eno similüi Elmo C atalán «Ricardo», periodista o r iu n d o de A rica y je fe de l.i sección chilena del ELN, trabajaba con los cubanos desde principios d e los años sesen ta . Incluso se con tem pló la p o s ib ilid ad de qm- integrara la red u rbana en Bolivia d u ran te las op erac io n es del Clir El ELN boliv iano adop tó sin ninguna crítica el foqu ism o , o tro lazo con el pasado inm ediato . Continuó concibiéndose com o una organl zación vanguard ista y m ilitar estructu rada p ara llevar la guerra de guerrillas al á rea rural. Con ello continuó los lincam ien tos establee! dos por Ernesto G uevara en 1963 y 1967. La d iferencia radicaba en que sin ren u n c ia r a un proyecto con tinen ta l de lu ch a , nacionalizó su proyecto y se concibió com o una o rg an izac ión que luchaba poi ocupar el p o d er en Bolivia. Fueron oriundos de Bolivia sus propios líderes, «Inti» Peredo hasta su m uerte el 9 de sep tiem bre de 1969, y luego su herm ano «Chato» que lo sucedió. A la m ism a nacionalidad pertenecían la m ayor parte de los in teg ran tes de la co lum na que se a lzó en ju lio de 1970.La zona de operaciones, era la misma explorada por Regis D ebray en1966, cuando buscaba un territorio para el accionar de G uevara. El francés recom endó la región, y por lo que se conoce, el Che también vio su po tencialidad geográfica y política; sin em bargo , por razones desconocidas, decid ió operar en el sur boliviano. La nueva guerrilla con tó con la m em oria de aquella acep tac ión y u tilizó com o apoyo la d o cu m en tac ió n en treg ad a por D ebray; sus m iem bros pudieron con su lta rla d u ra n te su en tren am ien to en B aracoa, e n el o riente de Cuba. A in icios d e 1969 rea liza ro n un nu ev o lev an tam ien to geográfico, político y hum ano de la región, que confirm ó la decisión, y con ello se subrayó la con tinu idad con 1967.Los cubanos p a rtic ip a ro n ac tivam en te en la p rep a rac ió n m ilita r y logística de la guerrilla , aunque los tres com batien tes com prom eti­dos fueron un núm ero m ucho m enor de los dieciséis que operaron con el Che. En un princip io se p rodu jo u n a tác ita d ep en d en c ia de los bolivianos respecto a los p lanes co n tin en ta les cubanos. El país caribeño incluso regu ló el flujo de recursos h u m an o s y logísticos hacia Bolivia, de acuerdo a la conveniencia de su prop ia política. A fines d e 1969 , en vista del re tiro del apoyo cu b an o a los cuadros m ilitares del ELN, y el fin del apoyo logístico, el E stado M ayor del ELN decid ió rea firm ar su au to n o m ía y c o n tin u a r acc iones sin el apoyo isleño. T end ieron en cam bio p u en te s con los «Tupam aros» u ruguayos, qu ines le d ieron sopo rte económ ico para sus operacio ­nes. Sus re lac iones con Cuba se «congelaron» h as ta 1971 , y solo

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Bolivia en el ciclo guerrillero, 1963-1 9 7 0 continuidades y.

se restab lec ie ron tras el golpe m ilitar de agosto de ese año. Desde ese p u n to de v ista p u ed e afirm arse que la guerrilla de T eoponte fue gu ev aris ta , en el sen tido de su concepción foquista, pero ya no d irec tam en te e n cu ad rad a d en tro los p lanes cubanos, ta l com o aconteció con los «focos» de 1963 y 1967.

Dos guerrillas: un resultado

Las operaciones guerrilleras en Bolivia bajo el influjo de Cuba tan to de 1967 y 1970 (incluso con la operación de M asetti de 1963) m uestran va­rias sim ilitudes a pesar de las distintas condiciones políticas y geográficas en las que operaron .

La p rim e ra v ic to ria en am bos casos fue guerrille ra . El 23 de m arzo de 1967 las fuerzas del Che ab a tie ro n a una co lum na militar. El 30 de julio de 1970 los hom bres de «Chato» Peredo en fren ta ron a los m ilitares en la zona de C aru ra . Cayó aba tido un so ldado . El pánico se puso del lado de los m ilitares, com o ocurrió en 1967. A unque la contundencia no fue de la m ism a m agnitud , com parada con lo ocurrido en Ñ ancahuazú el 23 de m arzo . Tras la inicial d e rro ta , los m ilitares g anaron la guerra . En 1970 con taron con la experiencia y las lecciones extraídas de en fren tar al Che, que les o torgó una ventaja adicional, frente a cuadros m ucho m enos experim en tados m ilita rm en te .

En am bas guerrillas los equipos de radio y com unicación fallaron. En Teoponte ni siqu iera llegaron a funcionar. Pesado y difícil de transportar, a b a n d o n a ro n el equ ipo ap en as in iciada la guerrilla . En N acahuazú , el rad io -tran sm iso r, obso le to y en m al estado , d ep en d ie n te de frágiles lám p aras y un m o to r a gaso lina, quedó sin capac idad de tran sm itir m ensajes, e, incluso, en el curso de los acontecim ientos, luego de algunos m eses, tam poco se pud ieron copiar los enviados desde Cuba.25

Es frecu en te que se afírm e que la d e rro ta del Che se debió en g ran p a rte a la d iv isión de sus fuerzas el 17 de ab ril de 1967, cuando , para p o d e r m overse m ás ráp id o dejó a trá s a los en fe rm os y se separó del g rupo d irig id o p o r el cu b an o «Joaquín», Vilo A cuña. N unca volvieron a en co n tra rse , m e rm an d o po tenc ia de fuego a am bos segm en tos. La co lu m n a de «Joaquín», en la que iba «Tañía» se ría em boscada por las tropas m ilita res el 31 de agosto .26

25. Cfr. Paul Dosal. Comandante Che. Guerrilhciro, lider e estrategista, 1956-1967. San Pablo: Editora Globo, 2005.

26. José Luis Alcázar. Ñacahuasu. La Guerrilla del Che en Bolivia. México, DF: Ediciones ERA, 1969, págs. 126-176.

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Gustavo R odríguez Ostria

D u ran te las acciones de T eoponte el p rim ero de sep tiem bre de 1970 la co lum na tam b ién se d iv id ió en dos al rec ib ir un fu ribundo a taq u e del e jército bo liv iano , que incluyó fuego con m orte ro s y he licóp teros. Cada p a rte , a is lad a y e n fre n ta n d o d u ra s y ag o b ia n te s d ificu ltades logísticas, pereció por inanición o a m anos de sus adversarios, e inclusive m ediante el fusilam ien to de dos de ellos llevado a cabo por sus au to r ita rio s «com­pañeros» , al igual que ocurrió con o tro p a r en la co lum na de M asetti en 1963-1964 .

Ni en 1967 ni en 1970, las fuerzas a lza d as en arm as lo g raron apoyo cam pesino , en cam bio, en am bas o p o rtu n id ad es , la pob lación ru ra l, por convicción y presión, colaboró con el e jército , a lim en tándo lo y delatando a la guerrilla .

Palabras finales

La h is to rio g ra fía sob re la g u e rr illa e n Bolivia está d o m in ad a p o r la p resen c ia iconográfica d e las acciones p ro ta g o n iz a d a s e n 1 9 6 7 p o r Er­n esto G uevara. Se desconoce que su ced ió a n te s y p o ste rio rm en te . Así com o sus m últip les en cadenam ien to s . U n revaloración de los da to s y do los hechos m uestra , en el período e s tu d iad o , la existencia de tres fases o m om entos de la lucha arm ada en Bolivia: 1963, 1967 y 1970. Estas están un idas por la m ism a convicción foquista y por la presencia de los mismos equ ipos hu m an o s . La d ife renc ia e s tr ib a en el uso del te rrito rio y en el locus de la acción política. En 1963, Bolivia es escenario de paso , refugio y san tu a rio . En 1967 , es p a rte de u n a e s tra te g ia co n tin en ta l; centro d esd e d o n d e ir ra d ia r fuerzas y co lu m n as . En 1970 , la naciona lización g u e rr ille ra supuso e s tra teg ia s d e p o d e r y co n qu is ta en los lím ites del p rop io te rrito rio , au n q u e no se ag o tó e n ella . El in te rn ac io n a lism o se m an tuvo com o princip io rector, a u n q u e ya no d esde la m irad a guevaris- ta , p ro c lam ad a com o p u n to neu rá lg ico d e la acción g u e rr ille ra p ara el co n tin en te la tinoam ericano .

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Capítulo 8Pueblo, conciencia y fusil. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y la irrupción de la lucha armada en Chile (1965-1990)

Ig o r G oicov ic D onoso*

Presentación

La irrupción de la denom inada nueva izqu ierda o izquierda revolucio­naria en Am érica Latina, se relaciona con u n a serie de procesos sociales y políticos que transfo rm aron de m anera p ro fu n d a el paisaje regional. Por una parte , los cam bios en el o rden m u n d ia l derivados del desenlace de la Segunda G uerra M undial, supusieron u n a im p o rtan te a lterac ión en el or­den político a escala hem isférica. E fectivam en te, la posición hegem ónica que E stados Unidos había venido co n fig u ran d o desde 1918 se consolidó am p liam en te a p a rtir de 1945. A su v ez , lo s acuerdos suscrito s a escala regional en 1947 (Tratado In te ram erican o de Asistencia Recíproca, TLAR, Río d e Jan e iro ) y 1948 (O rganización d e E stados A m ericanos, OEA, Bo­gotá), reafirm aron el control de Estados U n idos sobre la política ex terio r

*. Este trabajo forma parte de los p ro y e c to s de investigación: España y Chile: Similitudes y diferencias en la transición a la democracia. Análisis comparado en las ciudades de Murcia y Concepción, P ro y e c to HU M 2007-63387, M inisterio de Educación y Ciencia, Dirección G eneral d e Investigación, Proyectos I+D,

Í Acciones Estratégicas y Errantes, Murcia (2 0 0 7 -2 0 1 0 ) y Representaciones político- culturales para la recuperación de la democracia y las transiciones: España/Europa y Argentina/Chile, Programa Conjunto CSIC-USACH, M adrid, Santiago de Chile (2009-2010). Agradezco a Andrea Armijo Reyes su apoyo en el trabajo de recopilación de fuentes.

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de los E stados la tin o am erican o s y s i tu a ro n a estos en el cam po de los países cap ita lis tas (o M undo Libre) en e l con tex to de la G uerra F ría .1

T am bién es posib le observar, d e sd e m ed iad o s de la d écad a del cin­cu en ta , un ev id en te ag o tam ien to del p a tró n de acum ulac ión capitalista basado en la sustituc ión de im portac iones. El m odelo no dio respuesta a los prob lem as estructu ra les de la dependenc ia económ ica, ni al lastre del latifundio , y po rque no logró resolver las expectativas ni las dem andas del g ru eso de la p o b lac ión la tin o am erican a . A su vez, es posib le reconocer el a g o tam ien to del populism o com o s is te m a político . Este, tan to en su versión dem ocrático -burguesa com o en la nacional-corporativ ista , había convertido la m ovilización de m asas en u n com ponen te fundam en ta l de la estra teg ia de erradicación del sistem a oligárquico y en principal soporte de los p royec to s de d esarro llo .2 No o b s ta n te , a fines de la d écad a del c in cu en ta , am bos m odelos se e n c o n tra b a n p ro fu n d am en te desgastados fren te a los m ov im ien to s sociales que le s h ab ían serv ido de p lataform a social.

J u n to a estos fenóm enos es posible re co n o ce r un m ovim ien to dem o­gráfico de ex trao rd in a ria s im plicancias y p royecciones: Los desp laza­m ien to s cam po-c iudad . E fectivam en te , desde la d é c a d a del tre in ta en ad e lan te m illones de la tinoam ericanos co m en z a ro n a em ig rar desde las á reas ru ra le s hac ia los cen tros u rb a n o s , a tra íd o s p o r las expectativas laborales que o fertaba el proceso de industria lizac ión y por las aparentes com odidades que sugería el novedoso equ ipam ien to urbano . No obstante, a su arribo , los m iles de em igran tes ru ra le s sólo encon traban subem pleo, a rra n c h a m ie n to precario , exclusión y m a rg in a c ió n .3 Es decir, en el ám-

1. Cfr. H ilio H alperin Donghi. Historia contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza Editorial, 1981, págs. 371 -3 7 7 ; y Alan Angelí. «La izquierda en A m érica Latina desde 1930». En: Historia de América Latina. Política y sociedad desde 1930. Ed. por Leslie Bethell. Vol. 12. Barcelona: Editorial Crítica, 1992, págs. 73-131; un enfoque centrado en la p o lítica exterior estadounidense sobre América Latina, desde la perspectiva de la seguridad hemisférica en, Hernán Pozo. «La seguridad nacional. Raíces in ternacionales» . En: Documento de trabajo, n." 184: Santiago de Chile (julio de 1983).

2. Cfr. José Del Pozo. Historia de A m érica Latina y el Caribe, 1825-2001. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2002; Tulio H alperin Donghi. «La CEPAL en su contexto histórico». En: Revista de la CEPAL, n.° 94: (2008), págs. 7-27; Octavio Ianni. La formación del Estado populis ta en América Latina. México, DF: Editorial ERA, 1975.

3. Al respecto, véase Thoma Merrick. «La población de América Latina, 1930- 1990». En: Historia de América Latina. Política y sociedad desde 1930. Ed. por Leslie Bethell. Vol. 12. Barcelona: Editorial Crítica, 1992, págs. 165-215; y Ju an Carlos Elizaga. Migraciones a las áreas m etropolitanas de América Latina. Santiago de Chile: CELADE, 1970.

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hito u rb an o , el c ircu ito de la pobreza, de la cual h u ía n con an g u stia , te rm inaba tam b ién por absorberlos.

Por o tro lado , la lleg ad a al p oder en C uba (1959 ) de las co lum nas guerrille ras de l M ovim ien to 26 de Ju lio , tras el d esa rro llo p o r m ás de dos años de una estra teg ia de en fren tam ien to arm ado con el E stado b u r­gués, encabezado por Fulgencio Batista, modificó de m an era im portan te los lin cam ien to s tác tico -estra tég icos de un seg m en to im p o rta n te de la izquierda la tinoam ericana.4 El principal im pacto de la Revolución cubana se produjo en el plano político y, a través de él, en el p lano cu ltu ra l.5 Entre o tros aspectos la R evolución cubana defin ió exac titud a los enem igos de los sec to res popu la res: la o ligarqu ía crio lla y el im peria lism o e s ta ­doun idense ; tam b ién estab leció una estra teg ia política d e conqu ista del poder: La lucha a rm ad a guerrillera . Sostuvo que la v an g u ard ia popular, el eje co n d u c to r del m ov im ien to revolucionario , e ra el E jército R ebelde, instancia en la cual se p robaban y legitim aban los revolucionarios. Señaló que en A m érica L atina el co n d u c to r del p roceso rev o lu c io n ario e ra el p ro le ta riad o , pero que al cam pesinado le co rrespond ía u n a im portancia fundam ental en el proceso de constitución y desarro llo del Ejército Rebel­de. E nfatizó , a p a rt ir de l m odelo guerrillero , u n a nueva ca teg o ría ético social: el hom bre nuevo , eje p royectual del guevarism o . Y reiv ind icó el in ternacionalism o político y social; de esta m anera , educadores, m édicos y com batien tes cubanos, partic iparon en cam pañas in tem aciona listas en los m ás ap a rtad o s rincones del p laneta: Etiopía, A ngola, M arruecos, M o­zam bique, las a ltu ras de El Golán, V ietnam , Bolivia, A rgentina, G ranada, e tc .6

Pero, adem ás, estos aspectos de o rden estructu ra l d ieron origen a una serie de reacciones, tan to en tre aquellos que m ira ro n con p reocupación el Fenóm eno revo lucionario , com o en tre los que se conm ovieron con su

4. Entre una am plísim a bibliografía vcase, Ernesto Guevara. Obra revolucio­naria. México, DF: E ditorial Era, 1969; Vania Bambirra. La Revolución cubana: una reinterpretación. n .° 18. Santiago de Chile: C uadernos del CESO, 1973; y Dick Parker. La Revolución cubana. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1995.

5. Sobre este p u n to , véase Gabriel Gaspar. Guerrillas en América Latina. Santiago de Chile: FLACSO, 1997, págs. 9-24; el impacto de la Revolución cubana en la construcción de una «conciencia revolucionaria» en Chile en los años 1960 y 1970, en C atalina Olea. «La cultura rebelde: soportes, construcción y continu idad de la rebeldía». Tesis de lie. Santiago de Chile: D epartam ento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, 2005, págs. 65-68.

6. Para este tem a confron tar los textos de Vania Bam birra. Diez años de insurrección en América Latina. 2 vols. Santiago de Chile: Editorial Prensa Lati­noam ericana, 1971; y Jorge Castañeda. La utopia desarmada: intrigas, dilemas y promesas de la izquierda en América Latina. Buenos Aires: Ariel, 1994.

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vic to ria . R eacc ionaron el im peria lism o y las clases d o m in a n te s . Surgió la A lianza p a ra el P rogreso , la D octrina d e S egu ridad N ac io n a l y la E strategia de C ontrainsurgencia. P osterio rm ente el ascenso d e las luchas p o p u la res , en e l co n tex to d e la m áx im a in fluencia de la R evolución cu bana , d e to n ó los golpes m ilitares. Pero tam b ién in cen tiv ó la creación de la N ueva Izqu ierda o Izqu ierda R evolucionaria , que a su m ió aspectos im p o rtan te s de l castro -guevarism o . P a rticu la rm en te la co n c e p c ió n del poder, el p a rtid o de cuad ros y la lu ch a a rm ad a . Esta n u e v a izquierda tuvo o ríg en es po líticos disím iles, ya q u e p rov in o ta n to d e la s filas del populism o -A PR A , PS, ju s tic ia lism o - com o del com unism o ortodoxo .

Los nuevos referen tes políticos que su rg ieron - M ovim iento de Libera­ción N acional T upam aros, Ejército R evolucionario del Pueblo , Ejército de L iberación N acional, MIR ch ileno y p e ru a n o , e t c . - se a p o y a ro n , funda­m en ta lm en te , en m ov im ien tos sociales rad ica lizados o tro ra exc lu idos o escasam en te privilegiados po r la izquierda trad icional: jó v en es , cam pesi­nos, pob ladores, m inorías étnicas. La influencia de la R evolución cubana no tardó en hacerse sen tir en toda América Latina. Miles de trabajadores, cam pesinos y e stu d ian tes , seducidos p o r la ép ica g u e rr ille ra c a rib eñ a , y nuc leados en em erg en tes o rgan izaciones revo luc ionarias se lan z a ro n al m o n te p o rta n d o v e tu s to s fusiles, d isp u esto s a a rre b a ta r le e l p o d e r a la o ligarquía. En Chile, los efectos del p roceso cubano se h ic ie ro n sen tir en un ascenden te radicalism o político. Este radicalism o a rras tró al veterano Partido Socialista a adop tar p lan team ien tos cada vez más revolucionarios y favoreció la ru p tu ra p o r la izq u ie rd a de los cu ad ro s ju v e n ile s de la D em ocracia C ristiana, que d ieron origen al MAPU, prim ero, y m ás ta rde a la Izqu ierda C ris tiana .7 No obstan te , el fenóm eno político m á s relevanie de este perío d o h is tó rico fue la fu n dac ión del M ovim ien to d e Izquierda R evolucionaria, MIR, en 1965.

En este a rtícu lo nos p roponem os a n a liz a r la inc idencia d e e s ta o rga­n izac ión po lítica en el d even ir h is tó rico de C hile en el ú lt im o te rc io del siglo xx, co locando el acen to en la ev a lu ac ió n d e su c o n tr ib u c ió n a la in sta lac ión y desarro llo de las form as a rm ad as d e lucha. E fectivam en te ,

7. El Partido Socialista, durante su XXU Congreso General O rdinario , suscribió la tesis de la inevitabilidad y legitim idad de la violencia política e n la lucha poi el poder. Véase al respecto, las resoluciones de d icho congreso p u b licad as poi Julio Cesar Jobet. El Partido Socialista de Chile. Vol. 2. Santiago de C hile: Editori.il PLA, 1971, págs. 128-149; la ruptura de 1969, al interior de la DC, q u e dio origen al MAPU, en C ristina Moyano. MAPU o la seducción del poder y la ju ven tu d . /.«»> anos fundacionales del partido mito de nuestra transición. 1969-1973. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2009; la trayectoria d e la Izquierd.i Cristiana aun no cuenta con un trabajo riguroso. Una reseña ilustra tiva en, Tadro Pavisch. Somos Izquierda Cristiana. Concepción: Editorial INDESCU, 1996.

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le co rre sp o n d e al MIR la responsab ilidad de h ab e r p la n te a d o y llevado a la p ráctica , de m an era p ionera en Chile, el uso de la v io lencia política po r parte de los trabajadores y clases populares, a objeto de conquistar el poder.

El MIR y el desarrollo de la lucha popular en Chile (1965-1973)

El MIR irrum pió en la escena política nacional en el m es de agosto de 1965.a En esa o p o rtu n id ad un am plio y he te rogéneo g rupo de o rg an iza ­ciones revolucionarias asum ió la ta rea de constru ir un nuevo instrum ento orgánico que, de acuerdo con sus perspectivas y o rien tac iones, le d ispu ­ta ra la conducción del m ov im iento po p u la r a la izq u ie rd a trad ic io n a l, en el p roceso d e lucha p o r la construcción del socialism o en Chile. Al respecto , M artín H ernández, sostiene,

«El gran efecto del MIR en la sociedad de su época, a pesar de su peq u eñ o tam añ o e incip ien te inserción en el m ov im ien to social, está d ad o p o r el hecho que fren te a tre s p royectos políticos d e recom posic ión o m odern ización del cap ita lism o ch ileno (el p royecto de la d erecha , el p royecto d em ó c ra ta cristiano y el proyecto allendista), el MIR es la única o rgan iza­ción que p lan tea en forma coherente aprovechar la coyuntura para te rm in a r con el capitalism o».9

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8. Para el h isto riador Luis Vítale, el MIR fue el resu ltado de un proceso de unificación iniciado por varios grupos desde comienzos de la década del sesenta. Entre otros, el Partido Obrero Revolucionario (trotskista), la Vanguardia Revolu­cionaria Marxista -fo rm ad a por ex m ilitantes del Partido Com unista y del Partido Socialista, de orientación c a s tr is ta - el M ovim iento R evolucionario Com unista (maoísta) y antiguos militantes anarquistas. Luis Vítale. Interpretación marxista de la historia de Chile. Vol. 5. Barcelona: Editorial Fontamara, 1982, págs. 164-165; Luis Vitale. Contribución a la historia del MIR (1965-1970). Santiago de Chile: Ediciones del Instituto de Investigación de Movimientos Sociales Pedro Vuskovic, 1999, págs. 8-12; cfr. Carlos Sandoval. MIR (una historia). Santiago de Chile: Sociedad Editorial Trabajadores, 1990, págs. 13-25; Francisco García Naranjo. Historias derrotadas. Opción y obstinación de la guerrilla chilena (1965-1988). Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1997, págs. 28-34; véase un detallado estudio de las organizaciones y m ovim ientos ideológicos que confluyeron en el MIR en Pedro Valdés Navarro. «Elementos teóricos en la forma­ción y desarrollo del MIR duran te el período 1965-1970». Tesis de lie. Instituto de Historia y Ciencias Sociales. Universidad de Valparaiso, 2006, págs. 35-67.

9. M artín Hernández Vásquez. El pensamiento revolucionario de Bautista van Schouwen, 1943-1973. Concepción: Ediciones Escaparate, 2004, pág. 12.

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En su «D eclaración de principios», e laborada en el mes de septiem bre de ese mism o año, el MIR enunciaba los fundam entos teóricos y políticos que g u iab an su accionar. El MIR se v isu a lizab a com o la vanguardia m arx ista -len in is ta d e la clase o b re ra y de las cap as op rim idas de Chile, a la vez que se concebía com o el h e red e ro h is tó rico de las tradiciones rev o lu c io n arias ch ilenas. En esta perspectiva la fina lidad del MIR era derrocar el sistem a capitalista y reem plazarlo p o r un gobierno de obreros y cam pesinos, d irig ido por los ó rganos del p o d e r p ro le ta rio , fijándose com o ta re a la construcción d e l socialism o y la ex tinc ión g radual del Estado, h asta llegar a la sociedad sin c lases.10

El MIR reconocía la ex is tencia h is tó rica d e la lucha de clases y, de acu e rd o con ello , a sum ía el com bate in tra n s ig e n te co n tra los explota­dores, rech azan d o todo in te n to de am o rtig u a r e sa lucha. Se planteaba, adem ás, que el siglo xx era la e tapa de agonía defin itiva del sistem a capi­ta lista . Para el MIR, en ese siglo, la lucha rev o lu c io n a ria hab ía asumido un carácter m undial. A gregando que el triunfo d e la revolución en nume­rosos países de cap ita lism o a tra sad o d em o s tra b a que todas las naciones ten ían condiciones suficientes p a ra rea lizar la rev o lu c ió n socialista .11

Para el MIR la bu rg u es ía ch ilena hab ía d e m o s tra d o su incapacidad para reso lver las ta reas d em o c rá tico -b u rg u esa s - l ib e ra c ió n nacional, re fo rm a ag ra ria , liqu idación de los vestig ios se m ife u d a le s , e t c . - . Este hecho pon ía al descu b ie rto la inex istencia d e u n a ilusoria burguesía progresista y, p o r consigu ien te , rechazó la te o r ía de la revolución por e tap a s y la po lítica d e co labo ración de clases a s u m id a p o r la izquierda trad ic io n a l ch ilena d esd e fines d e la d écad a d e l tre in ta . Este enfoque e ra co m p artid o p o r aquellas o rgan izac iones la t in o a m e ric a n a s que, al igual que el MIR ch ileno , se d ispon ían a d is p u ta r le al refo rm isn io y al naciona lism o bu rgués, la d irección del m o v im ie n to popular.

10. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. «D eclaración de principios». En: El Rebelde: Santiago de Chile (1 de septiem bre de 1 9 6 5 ) ; un análisis interesante de este proceso se puede ver en el texto de su ú l t im o secretario general, véase Andrés Pascal Allende. El MIR chileno. Una experiencia revolucionaria. Buenos Aires: Editorial Cucaña, 2003, págs. 14-30; un e n fo q u e crítico que define al MIR com o organización «subversiva» y «an tis itém ica» en, Andrés Benvanete. «M ovimiento de Izquierda Revolucionaria: tra y e c to r ia y presente». En: Revista Política, n.° 12: Santiago de Chile (1987), págs. 1 2 1 -1 5 5 .

11. En su caracterización de Am érica Latina y d e Chile com o economías periféricas y dependien tes, el MIR adop tó la v e rs ió n m ás radical de la teoría general de la dependencia. Tuvieron especial influencia en el pensam iento mirista teóricos com o Theotonio Dos Santos, Emir Sader, R u y M auro M arini y Andró G under Frank. Véase al respecto, Ruy Mauro Marini. Dialéctica de la dependencia. México, DF: Ediciones ERA, 1991.

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«Hoy d ía , d ad a la particu la r situación del p ro ceso rev o lu c io ­nario con tinen ta l, debem os referirnos e sp ec íficam en te a dos corrien tes de pensam ien to y acción, que co n sp iran p o d ero sa ­m en te contra los esfuerzos revolucionarios de los la tin o am eri­canos. Ellos son un enem igo: el naciona lism o b u rg u és y u n a concepción e rrónea del cam po popular, el re fo rm ism o .

Ambos, a veces estrecham en te unidos, in te n ta n en ca ram arse en el auge revo lucionarios de n uestro s p u e b lo s ; lo g ra r su dirección e im poner sus concepciones e rró n e a s e in te resadas, que indefec tib lem en te te rm in a ran po r d e te n e r y c a s tra r el im pulso revo lucionario . Por ello a d q u ie re u n a d im en sió n e s tra tég ica la in tran sig en te lucha ideo lóg ica y p o lítica que los revo lucionarios debem os lib rar c o n tra e sas co rr ien te s , im ponernos a ellas, ganar así la dirección d e las m ás am plias m asas, p ara d o ta r a nuestros pueb los d e u n a co n se c u e n te d irección revo lucionaria que nos co n d u zca co n co n stan c ia , in teligencia y efectividad hacia la v ictoria final» .12

M ás a d e la n te el MIR d en u n ciab a las tác ticas po líticas u tilizad as por la izq u ie rd a trad ic io n a l, en p a rticu la r la lucha p o r re fo rm a r el sistem a capitalista, el electoralism o, el abandono de la acción d irec ta , la vía pací­fica y p a rlam en ta ria al socialism o, etc. Para el MIR es to s lin cam ien to s confundían, defraudaban y desarm aban al p ro le ta riad o . El MIR p lan teaba com o a lternativa la insurrección popular a rm ada com o único cam ino para derrocar el régim en capitalista. P recisam ente, u n o de las con tribuciones teóricas y estratégicas m ás im portantes del MIR al pensam ien to revolucio­nario en Chile, fue la introducción de las form as a rm ad as de lucha com o estra teg ia de en fren tam ien to con el E stado y las clases d o m in a n te s .13

En el Tercer Congreso del MIR, realizado en la c iudad de Santiago en el m es de diciem bre del año 1967, el sector castrista , lid e rad o por Miguel Enríquez, Bautista Van Schowen, Luciano Cruz y A ndrés Pascal, conquistó la m ayoría del C om ité C en tral - 1 0 cargos d e 1 5 - los c inco cargos del sec re ta riad o naciona l y la secre ta ría g en e ra l de l p a rt id o -M ig u e l

12. Junta de Coordinación Revolucionaria. «A los pueblos de América Latina». En: Revista Che, n.° 1: (noviem bre de 1974).

13. Luis Cerda c Ignacio Torres. «La visión estra tég ica del Che sobre la revolución latinoamericana». En: Miguel Enríquez. Páginas de historia y lucha. Ed. por Pedro Naranjo. Estocolmo: Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME), 1999, pág. 22; una visión du ram en te crítica de este enfoque se e n cu e n tra en H ernán Vidal. Presencia del MIR. 14 claves existenciales. San tiago de Chile: M osquito Editores, 1999.

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E n r íq u e z - .14 A p a rtir de este m o m en to se d iseñ ó un nu ev o m odelo o rg an izac io n a l. Se con fo rm aron los G rupos Político-M ilitares (GPMs), que e ra n e s tru c tu ra s o rgán icas in te rm ed ias que a rticu lab an b ases de m asas, operativas, y de técnicas e in fraestructu ra - r e d e s de a p o y o - . La po lítica de rec lu tam ien to se hizo m ás rigu rosa , ap licándose crite rio s de se lec tiv idad en la perspectiva de co n stru ir un p a rtid o de cu ad ro s ; y se com enzó a desarro llar una política de acciones a rm adas -p rin c ip a lm en te re cu p erac io n es f in a n c ie ra s - que ap u n ta b a n a fo g u ea r a las un idades especiales y a desarro lla r la e stru c tu ra de a seg u ram ien to s .15

En el p lan o de m asas se ap rovechó la agu d izac ió n ex p erim en tad a p o r la lu ch a de clases en el p eríodo y la co y u n tu ra e lec to ra l d e 1970 para p e n e tra r en los sectores m ás rad icalizados del m ovim iento popular. Se a rticu ló u n a línea de fren tes in te rm ed io s -F r e n te de T rabajadores R evo lucionarios (FTR); M ovim iento U niversitario de Izq u ie rd a (MUI); F ren te de E stu d ian tes R evolucionarios (FER); M ovim ien to C am pesino R evolucionario (M CR); y el M ovim iento de P ob ladores R evolucionarios (MPR) - d estinados a s istem atizar las dem an d as popu lares y a conducir sus lu c h a s .lb En este p lano se ex p erim en ta ro n c rec im ien tos cualita tivos en los sectores estud ian til, poblacional y de cam pesinos, particu larm ente en tre las com unidades m apuches.17 Paralelam ente se estrechaban las rela­ciones al in terio r del conglom erado U nidad Popular (UP), especialm ente con grupos y d irigen tes del Partido Socialista (PS).

AI fina liza r esta e ta p a el MIR hab ía lo g rad o d e c a n ta r su e s tru c tu ­ra o rgán ica ; p o r o tra p a rte consigu ió im p lem en ta r las ta re a s básicas c o n tem p lad as en sus defin iciones e s tra tég icas - p a r t id o de cu ad ro s y

14. Sandoval, MIR (una historia), págs. 35-47; y Vítale, Contribución a la historia del MIR (1965-1970), págs. 17-25.

15. MIR, «Algunos antecedentes del M ovimiento de izquierda Revoluciona­ria», Santiago de Chile, M arzo de 1970, en Miriam O rtega y Cecilia Radrigán, comps. Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza. Santiago de Chile: Ediciones Escaparate, 1998, págs. 65-67; un enfoque psicológico que apunta a develar los rasgos de la m ilitancia mirista y sus representaciones simbólico-culturales durante la UP en, Ju lián Bastías Rebolledo. «A propósito del MIR chileno. Un in ten to de psicología partidaria . R epresentaciones sociales y subsistem as ideológicos como factores de inhibición en la crítica de los m ilitantes». En: Psicología de la acción política. Comp. por M aritza Montero, Orlando D’Adamo y Virginia García. Buenos Aires: Editorial Paidós, 1995, págs. 163-203.

16. Pedro Naranjo. «Semblanza biográfica y política de Miguel Enríquez». En: Miguel Enríquez. Páginas de historia y lucha. Ed. por Pedro Naranjo. Estocolmo: Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEM E),1999, pág. 14.

17. La política del MIR duran te la UP, especialm ente el a lcance de sus denom inados «frentes interm edios», se encuentra am pliam ente tra tad a en el texto de ibíd., págs. 73-101.

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organización p o lítico -m ilita r- y, por últim o, se consolidó com o o rgan iza­ción en el plano nacional, con una influencia crecien te en tre los sectores más activos del m ovim iento de m asas.18

La es tra te g ia del MIR reconocía la ex is tencia en A m érica L atina, y por en d e tam b ién en Chile, de un b loque en el p oder co n stitu ido por el im perialism o estadounidense y por las clases dom inantes criollas, ligados estrecham ente por sus intereses económ icos, políticos y m ilitares. Para el MIR las contradicciones que atravesaban a los dos m iem bros del bloque en el poder no eran antagónicas, estas se v inculaban con las form as y m ontos de las cuotas que les correspondían en el botín de la explotación. Pero por sobre estas con trad icciones prevalecía el in terés com ún po r m an ten e r el sistem a de dom inación y explotación sobre el que se su s ten taba su poder y su riqueza . Este m arco referencia l hacía que el P ro g ram a del MIR se definiera com o antiim perialista, an ticapitalista y socialista. Para el MIR la com posición del bloque dom inan te y la m agnitud de sus in tereses hacían inviable una estrateg ia de ocupación gradual de espacios al in terio r de la instituc iona lidad burguesa , para , a p a rtir de ello, av an za r al socialism o, com o lo so s ten ía el cong lom erado de p a rtid o s ag lu tin ad o s en la UP.19

18. La política del MIR en los «frentes interm edios», su concepción del denom inado «poder popular» y el rol de la dirección del Partido en la elaboración y orien tación de esta política, en Sebastián Leiva. «Teoría y práctica del poder popular: Los casos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, Chile, 1970- 1973) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP, A rgentina, 1973-1976)». Tesis de lie. Santiago de Chile: D epartam ento de Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2007, págs. 27-85. Llama la atención en este texto el apartado 4 (El diseño de la política, págs. 57-79), en el cual una serie de ex m ilitantes del MIR realizan un análisis retrospectivo de las relaciones políticas de carácter «jerárquico» que existían al interior de la organización. Estas visiones que tienden a re in terp re tar el pasado, a la luz de los posicionam ientos presentes, e luden situarse en el contexto en el cual se protagonizaron determ inadas actitudes y situaciones. De esta m anera no explican ad ecuadam en te por qué «acataron» ni cómo valoraron en esa coyuntura dicha disposición al acatam ien to . Q ueda la im presión que los m ilitantes de la época o no conocían o nadie les inform ó que la estructura m irista se guiaba en su accionar partidario por la teoría leninista del centralism o dem ocrático. No cabe duda que la experiencia traum ática de la de rro ta se convierte en el principal soporte de la autocrítica retrospectiva, la cual, si bien legítima, no permite situar adecuadam ente el rol y conductas de los sujetos en el contexto histórico específico. Sin duda un problem a no m enor en el trabajo con fuentes orales.

19. La sistematización por la base de la propuesta mirista fue el denominado «Pliego del Pueblo», levantado por las organizaciones locales y de trabajadores como respuesta al paro patronal de octubre de 1972. Al respecto, véase Mo­vim iento de Izquierda Revolucionaria. «El Pliego del Pueblo». En: M arxismo y

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Esta percepc ión d ife ren te del ca rác te r que a sum ía la lucha de clases en Chile condu jo a v io len tos en fren tam ien to s en tre el MIR y la UP d u ran te el período 1970 -1 9 7 3 .20

El MIR p ro y ec tab a la construcción de u n a F uerza Social R evolucio­naria (FSR), conscien te de la inevitabilidad del en fren tam ien to arm ado, que fuera capaz de c rea r una nueva situación po lítica y, a p a rtir de ello, la construcción de una nueva legalidad, com o único cam ino para resolver el p ro b lem a del poder.21 De esta m anera , la consigna del poder popu­lar ad q u iría una d im ensión estra tég ica re levan te , en cu an to cristalizaba com o u n a m an ifestac ión para le la al E stado burgués, a sen tad o en las o r­ganizaciones y fuerzas sociales autónom as del p ro le tariado y el pueb lo .22

Revolución. 1. Santiago de Chile, 1973, págs. 229-240; la importancia del «cambio revolucionario» d u ran te este período ha sido analizada por Julio Pinto Vallejos. «Hacer la revolución en Chile». En: Cuando hicimos historia. La experiencia de la Unidad Popular. Ed. por Julio Pinto Vallejos. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2005, págs. 9-33.

20. Las diferencias program áticas entre el MIR y la UP se hicieron evidentes en septiem bre de 1970, cuando el MIR se abstuvo de apoyar la candidatura presidencial de Salvador Allende. Más tarde, en 1972, el MIR caracterizó a la UP como un gobierno «democrático antiimperialista», fundado en una alianza entre la pequeña burguesía reform ista y el reformismo obrero. Véase al respecto, MIR, «El MIR y las elecciones presidenciales», Santiago de Chile, abril-m ayo de 1970, en O rtega y Radrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza, págs. 33-42; y MIR, «M emorándum. Resumen del Comité Central, 13 y 14 de noviembre (1971)», Santiago de Chile, enero de 1972, en Ortega y R adrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza, págs. 99-107. Uno de los episodios más tensos de este período se produjo el 5 de agosto de 1972, cuando duran te un a llanam iento practicado por carab ineros en la población Lo Hermida de Santiago, un poblador resultó asesinado por las fuerzas policiales. La discusión entre el PC y el MIR respecto del rol de los organism os de seguridad en el Estado burgués, crispó d u ran te varias sem anas el am biente político, véase Augusto Carm ona. «El aparato policial y Lo Herm ida». En: Punto Final, n.° 165: Santiago de Chile (29 de agosto de 1972), págs. 28-29. Las diferentes declaraciones que el MIR y las organizaciones sociales v inculadas a esta organización em itieron en el transcurso de esta coyuntura fueron publicadas en, M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. Lo Hermida: la cara más fea del reformismo. Santiago de Chile: Ediciones El Rebelde, 1972.

21. MIR, «Estrategia de enfrentam iento y lucha prolongada contra intentos golpistas de las clases dominantes», Santiago de Chile, febrero de 1972, en Ortega y Radrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza, págs. 117-127.

22. La relación en tre la noción de fuerza social revolucionaria y poder popular se puede analizar en, Hugo Cancino Troncoso. Chile. La problemática del poder popular en el proceso de la vía chilena al Socialismo, 1970-1973. Un estudio de la emergencia de los Consejos Campesinos, Cordones Industriales y Comandos Comunales en relación a la problemática del Estado, la democracia y el socialismo

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Sobre este punto Miguel Enríquez sostenía en ju lio de 1973, «Los pueblos tienen el derecho a hacer sus p rop ias leyes. La clase o b re ra y el pueb lo en Chile están construyendo aceleradam ente sus propias leyes y echando las bases de una nueva C onstitución , de u n a nueva lega lidad , de una legalidad revolucionaria, de esa legalidad que se construye en el com bate y en la lucha».23 En esa m ism a línea de in tervención el d ir ig en te de la C omisión Política del MIR, Nelson G utiérrez, sostenía en agosto de 1973,

«El Poder Popular, los trabajadores, los C om andos C om unales, de T rabajadores, los C onsejos C om unales C am pesinos, los C ordones Industria les en proceso de tran sfo rm ac ió n en Co­m andos, deben desarro llarse in d ep end ien tem en te de la CUT, fuera ab so lu tam en te del cam po de la dem ocrac ia bu rg u esa ; sólo así será posible en perspectiva ex tender y p ro fund izar la o rganización del nuevo Poder, del Poder Popular, de l Poder P ro letario , que fo rta leciéndose com o Poder in d epend ien te , y au tónom o, genere la dualidad de poder prim ero , la crisis del E stado burgués después y el triunfo de la revolución p ro le ta ­ria. Esto sólo será posible a través de crisis y ru p tu ras» .24

En este plano, las crisis de poder se resolvía, necesariam ente, a través del en fren tam iento arm ado, el cual se concebía, a com ienzos de la década del se te n ta , com o una guerra revolucionaria irregular y prolongada. En esta perspec tiva la línea de construcción de la FSR a p u n ta b a a g an a r la

en Chile. Aarhus: Aarhus University Press, 1988, págs. 321-440; y en Marco Antonio G ram egna y Gloria Rojas. «La izquierda revolucionaria en la lucha política e ideológica actual». En: Marxismo y Revolución, n.° 1: Santiago de Chile (ju lio -sep tiem bre de 1973), págs. 125-149; un excelente estud io de los avances que este proceso tuvo a escala regional en, Ju an José Salinas Valdés. «Poder p o p u lar provincial. Los casos de Concepción-Talcahuano y Constitución, 1970-1973». Concepción: D epartam ento de Ciencias Históricas, U niversidad de C oncepción, 2008. Tesis para op tar al título de Profesor, págs. 91-272; para el análisis del hito m ás em blem ático del proceso, la A sam blea del Pueblo de Concepción (julio de 1972), véase el trabajo de Danny Monsálvez. «La Asamblea del Pueblo en Concepción. La expresión del poder popular». En: Revista de Historia, n.° 16: Concepción (2006), págs. 37-58; un testimonio completo sobre el proceso político del período 1967-1973, relacionado d irectam ente con este aspecto, en Guillerm o Rodríguez. De la Brigada Secundaria al Cordón Cerrillos. Santiago de Chile: Editorial Universidad Bolivariana, 2007.

23. MIR, «Discurso del secretario general del MIR, Miguel Enríquez», Tea­tro C aupolicán , San tiago de Chile, 17 de ju lio de 1973; publicado en O rtega y R adrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza, pág. 274.

24. Nelson Gutiérrez. «El poder popular y la lucha del pro letariado chileno». En: Punto Final, n.° 190: Santiago de Chile (14 de agosto de 1973), pág. 12.

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conducción del m ovim iento de masas, para ello resu ltaba im prescindible in se rta rse e n los fren te s socia les e incentivar las fo rm as ru p tu ris ta s de lucha; c o n s tru ir una instituc ionalidad paralela, en la que el gobierno de la UP y sus políticas debían con tribu ir a radicalizar el proceso; desarrollar la fuerza m ilita r prop ia , sobre la base de núcleos orgánicos especializados, m asa a rm ad a y penetración en el aparato m ilitar del Estado; y radicalizar las p o sic io n es revo luc ionarias a l in terior de los p a rtid o s de la UP.25 La rad ica lizac ió n ex p e rim en tad a p o r la lucha de clases, ev iden tem en te , a cen tu ó el e n fre n ta m ie n to po lítico abriendo cam ino al desp liegue de la v io lencia . A ese efecto , E dgardo Enríquez, m iem bro de la Comisión Política del MIR señalaba en 1972,

« ( . . . ) cu an d o se agu d iza la crisis social, cu an d o los p a rti­dos políticos de la clase ob rera dem uestran incapacidad para d ir ig ir la conqu is ta del poder, surge un sen tim ien to d e d e ­se sp e rac ió n en am plias capas del pueb lo y su rge u n p a rtid o b u rg u és cuyo ob jetivo d irec to es ca ld ea r al ro jo vivo a la bu rguesía y dirigir su odio y su desesperación con tra el p ro le­ta r ia d o . El fascism o acude a todos los recursos: la v io lencia , la g u e rra civil, la corrupción y la desm oralización de la clase o b re ra . Su propósito es g an a r el liderazgo del co n ju n to de la b u rg u es ía , co n q u is ta r el gobierno y a seg u ra r la co m p le ta dom esticación y subordinación de las m asa explotadas por un largo período de tiem po, a favor del g ran capital» .26

Las ta re a s de los revo lucionarios, en consecuencia , se en co n trab an re lac io n ad as con el im pulso de la m ovilización de m asas. Se tra ta b a de ten s io n a r al m áxim o la situación política del país a ob je to d e acelerar la d isposic ión com bativa del pueblo y, de esa m an era , co n stru ir una v o lu n tad de poder. Así lo m an ifestaba Miguel E nríquez en u n a reun ión con cam pesinos de Tem uco en 1971,

«Esta es la ta rea fundam en ta l del período . Es d eb e r de toda la izq u ie rd a y del gobierno favorecer y em p u ja r e stas m ovi­lizaciones. Esta es la única form a de d e rro ca r a las c lases d o m in an te s , de reso lver los p rob lem as de los trab a jad o re s , de h ace r avanzar a los obreros y cam pesinos, de reso lver

25. MIR, Resoluciones sobre la situación política nacional, Com ité Central, Santiago de Chile, mayo de 1973, en O rtega y Radrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza, págs. 253-257.

26. Edgardo Enríquez. «La conciliación: caldo de cultivo del fascismo». En: Punto Final, n.° 168: Santiago de Chile (10 de octubre de 1972), pág. 6.

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las co n trad icc io n es del período, de com b a tir las ten d en c ias v ac ilan tes en el gobierno y de a firm a r a los sec to res m ás rad ica lizados» .27

Hacia 1973 el MIR, com o producto de su análisis de la situación políti­ca nacional y de la evaluación de sus rangos de inserción y conducción en y sobre el m ov im iento de masas, concluía que sólo existían dos cam inos para el desarro llo de la lucha de clases en Chile: la capitu lación reform ista frente a las presiones de la burguesía -d ev o lu c ió n de em presas tom adas y convocatoria a un plebiscito p ara d irim ir el conflicto p o l í t ic o - o la contraofensiva revolucionaria. Si esta ú ltim a d esencadenaba el golpe de listado se creía que se contaba con la fuerza necesaria p a ra ap las ta rlo .28

Pese a la apreciación anterior la respuesta del m ovim iento de m asas y del MIR al golpe de Estado del 11 de sep tiem bre de 1973 no fue la espe­rad a .’9 El m ovim iento de masas desconcertado , go lpeado y fragm en tado perm aneció en su m ayor parte pasivo, a tem orizado y no desarro lló resis­tencia; m ien tras que los sectores de vanguardia en los barrios industriales, en poblaciones y en a lgunas zonas rurales, que o cuparon sus fren tes de lucha a la espera de conducción y arm am ento , fueron posterio rm en te des­alojados y v io len tam ente reprim idos.30 En todo caso el balance inm ediato realizado por el MIR diagnosticaba que la estra teg ia que hab ía fracasado en Chile e ra la de l reform ism o, no así la e s tra te g ia revo luc ionaria , la que si bien quedaba expuesta al reflujo y retroceso experim en tado por la lucha popular, aparecía legitim ada política y m ora lm en te p o r cu an to se

27. Miguel Enríquez. «Así habló el MIR en Temuco». En: Clarín: Santiago de Chile (5 de noviembre de 1971), pág. 7; la política agraria del MIR en Movimiento de Izquierda Revolucionaria. «La política del MIR en el cam po. Una respuesta a los ataques del Partido Comunista». En: El Rebelde: Santiago de Chile (1972).

28. MIR, Resoluciones sobre la situación política nacional, Com ité Central, Santiago de Chile, m ayo de 1973, en O rtega y Radrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza, págs. 256-257.

29. Para Cristián Pérez la causa fundam ental de la d e rro ta político-m ilitar de la izquierda en septiem bre de 1973 fue «la escasa oposición al golpe entre los m iem bros de las fuerzas armadas». Efectivamente, dicha política descansaba en el supuesto de un quiebre profundo en el aparato m ilitar del Estado, el cual, a su vez, favorecería la conform ación de una m asa arm ada que d e rro ta ra a la contrarrevolución, véase Cristian Pérez. «Historia del MIR. Si quieren guerra, guerra tendrán». En: Estudios Públicos, n.° 91: Santiago de Chile (2003), pág. 9.

30. Igor Goicovic Donoso. «De la dura infancia, de la ard ien te vida, de la e sp e ra n z a ... Un testim onio popular para la reconstrucción de nuestra historia reciente». En: Última Década, n.° 6: Viña del Mar (1997), págs. 85-86.

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plan teaba com o única a lternativa para re tom ar la conducción del proceso revo luc ionario .31

De la lucha contra el aniquilamiento a la Operación Retorno, 1973-1978

En d ic iem bre de 1973 el MIR es tab lec ía que el go lpe m ilita r había cerrado el período prerevolucionario y ab ierto paso a un p e río d o con tra ­revolucionario . Este se caracterizaba por el in ten to d e la clase dom inante de re s ta u ra r el sistem a de dom inación , re so lv ien d o su crisis in te rn a y ap lastando al m ovim iento de masas. Para el MIR la co lum na v erteb ra l del Estado - l a s fuerzas a rm a d a s - colocándose por encim a de las fracciones de la c lase d o m in an te , h ab ían resue lto p o r las a rm a s la crisis po lítica y se ap re s tab an a reso lver la crisis de a rra s tre del s is tem a d e dom inación cap ita lista en nu estro país.32 Más ta rd e el MIR sosten ía :

«La ún ica fuerza capaz de la b u rg u es ía de llev a r a cabo la im p lan tac ió n del requerido e s tad o excepción , y re so lv e r la crisis de dom inación, fue la de las fuerzas a rm ad as. Las fuer­zas a rm adas, co n tab an con la cohesión in te rn a en su cu erp o de oficiales, y con los recursos rep resivos p a ra e n f re n ta r el m ov im ien to de m asas popular. Pero ta m b ié n las fu e rzas a r ­m adas , e ran las ún icas que po d ían , d esd e u n a posic ión de au to n o m ía re la tiva , e n c u a d ra r a las d iv ersas fracciones de la b u rg u es ía d e n tro de los in te reses h is tó rico s del co n ju n to , es decir, su p e ra r la crisis y fo rta lecer n u e v a m e n te el sis tem a de d o m in ac ió n burgués. Es así que el E stado d e excepción en Chile d eb e to m ar la form a d e un rég im en d ic ta to r ia l m i­litar. U na d ic tad u ra m ilita r g o rila que carece d e to d o apoyo social popular, p ero que se su s ten ta en su p o d e r rep resivo m ilita r y en el apoyo del co n ju n to de la b u rg u es ía , p o rq u e

31. MIR, «La táctica del MIR en el actual periodo», Comisión Política, Santia­go de Chile, diciembre de 1973; en Ortega y Radrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza, págs. 293-328.

32. MIR, «A consolidar en la clase obrera y crear por las bases la unidad del pueblo», Santiago de Chile, 1975, en Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Va­rios. Madrid: Editorial Zero, 1976, págs. 129-133; un análisis de los lincamientos tácticos del MIR en el período 1973-1975 en, José Calderón López. «La política del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) du ran te los dos primeros años de la dictadura militar (1973-1975)». Tesis de lie. Santiago de Chile: D epartam ento de Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2009, págs. 89-119.

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es una necesidad h is tó rica p ara el con jun to d e la b u rguesía chilena».33

En este nuevo período los aspectos m ás generales del P rogram a origi­nal del MIR no sufrieron grandes alteraciones. Se insistía en la necesidad de la revo lución p ro le ta r ia p a ra Chile, la que deb ía co m b in a r s im u ltá ­neam en te las ta reas dem ocrá ticas y socialistas. El ob jetivo de la m ism a seguía siendo la destrucción del E stado burgués, del im perialism o y del con jun to de la g ran b u rguesía nacional, ag ra ria , financiera y com ercial. A p a rtir de 1973, la rep resen tac ión del E stado bu rg u és la h ab ía sum ido la «d ic tadura m ilita r gorila», que p asab a a convertirse en el enem igo principal del pueblo y de las organizaciones revolucionarias.3'’ El derroca­m iento del Estado burgués era, en consecuencia, la ta rea m ás im portan te de la clase ob rera en alianza con los pobres del cam po y la c iudad y con las capas bajas de la peq u eñ a b u rg u es ía .3S En re lac ión con este p la n te a ­m iento, y d istinguiendo la propuesta del MIR de aquella sostenida por los partidos de la izquierda tradicional, Andrés Pascal A llende m anifestaba a com ienzos de 1975,

«Si bien tan to los sectores reform istas de la UP com o el MIR, perseguim os el derrocam iento de la d ic tadura, dichos sectores a sp iran sólo a la res titución del E stado bu rgués dem ocrático y lev an tan n u ev am e n te la d añ in a ilusión de q u e d e n tro de los m arcos de este Estado dem ocrático burgués a que aspiran p o d rán alcanzar, “ta rd e o tem p ran o ”, la soc iedad socialista .El MIR pers igue el d e rro cam ien to de la d ic tad u ra y la re s­tituc ión de las lib e rtad es dem ocráticas, pero ten em o s com o objetivo estra tég ico el desarro llar, a través de la lucha d e la resistencia , la fuerza social, política y m ilita r revo luc ionaria de l p ro le ta riado y sus aliados, que perm ita socavar el E stado burgués, constitu ir un sólido poder popu lar y llevar ade lan te una revolución p ro le ta ria y socialista».36

33. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. «Análisis de coyuntura». En: El Rebelde: Santiago de Chile (febrero de 1977), pág. 24.

34. La sistem atización de las dem andas populares que el MIR concebía como factor aglu tinador de la lucha antidictatorial en: Movimiento de Izquierda Revolucionaria. «M anifiesto de la resistencia popular a los trabajadores y al pueblo de Chile». En: El Rebelde: Santiago de Chile (diciembre de 1977). Número especial, págs. 1-35.

35. MIR, «¿Qué es el MIR? Documento preparado por el Comité Central del MIR en la clandestinidad», Santiago de Chile, diciembre de 1974, en MIR, Varios, págs. 21-30.

36. Andrés Pascal Allende. «El secretario general del MIR habla sobre unidad y alianzas». En: El Rebelde, n.° 103: Santiago de Chile (m arzo de 1975), pág. 15.

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Por su parte la línea estratégica, adecuándose al nuevo período , ponía m ás én fasis en el co m p o n en te político-m ilitar, e spec íficam en te en la g u e rra rev o lu c io n aria .37 La cual ad q u irió un ca rác te r c o n tin e n ta l , al constitu irse la Ju n ta C oord inadora R evolucionaria (JCR), que ag ru p ab a al MIR chileno, al MLN-Tupamaros de Uruguay, al PRT-ERP de A rgentina y al ELN bo liv ian o .38 Para p o d e r d e sa rro lla r esta línea de in te rv en c ió n estra tég ica era im prescindible ab o rdar una serie de objetivos prelim inares: fo rta le ce r y a c e ra r el partido , reco n stru ir la FSR y d a r o rigen al E jército R evolucionario del Pueblo para, a partir de ello, derrocar a la d ic tad u ra y conqu istar el poder. La experiencia más visible de esta nueva orien tación e s tra té g ica del MIR fue el su rg im ien to y d esarro llo d e las m ilic ias de la res is tenc ia popular, las que ju g a ro n un rol im p o rtan te d u ra n te todo el p e río d o d e lucha co n tra la d ic ta d u ra .39n El co m p o n en te m ili ta r en la e s tra te g ia del MIR constitu ía un so p o rte fu n d am en ta l de l d ise ñ o . Así q u ed a en ev idenc ia en un d o cu m en to de re sp u esta que el MIR le hace llegar a la D irección N acional del PC en 1975.

«El desa rro llo de form as de lucha a rm ad a de m asas y de un p o d e r m ilita r de la c lase ob rera y el pueb lo es una necesi­dad fundam en ta l en la resistencia con tra la d ic tad u ra militar.En p rim e r lugar, en la m ed ida en que la bu rg u es ía rep rim e m ilita rm en te to d a ac tiv idad política co n tra la d ic tad u ra , la d efen sa a rm a d a de la lucha de res istenc ia se lev an ta com o

37. MIR, «El desem peño táctico y la situación actual del MIR», San tiago de Chile, mayo de 1975, en MIR, Varios, págs. 321-341.

38. Véase JCR, «A los pueblos de América Latina»; el tem a tam bién ha sido tra tad o por m ilitan tes de la izquierda revolucionaria de U ruguay y A rgentina, véase Graciela Jorge Pancera y Eleuterio Fernández Huidobro. Chile roto. Urugua­yos el día del golpe en Chile. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2003, págs. 36-37; Luis M attini. Hombres y Mujeres del PRT-ERP. Buenos Aires: Ediciones de la Cam­pana, 2003, págs. 102-103; Enrique G orriarán Merlo. Memorias. De los setenta a La Tablada. Buenos Aires: Editorial Planeta, 2003, pág. 132, 176 y 287; el accionar contrainsurgente destinado a liquidar este proyecto regional en, Frank G audichaud. Operación Cóndor. Notas sobre el terrorismo de Estado en el Cono Sur. M adrid: Sepha Edición y Diseño, 2005.

39. Sobre este punto, véase Eduardo Arancibia y Miguel Ramos. «Las Milicias de la resistencia popular. El M ovim iento de izquierda revolucionaria y la lucha arm ada en dictadura. Tensiones y momentos de esta experiencia histórica (1979- 1984)». Tesis de lie. Santiago de Chile: Escuela de H istoria y Ciencias Sociales, Universidad ARCIS, 2010, págs. 93-141; un testimonio sobre la formación y desa­rrollo de la resistencia en Guillermo Rodríguez Morales. Destacamento Miliciano José Bordaz. Santiago de Chile: Centro de Estudios Sociales D agoberto Pérez Vargas, 2008.

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un a inelud ib le necesidad ya que llegará un m om ento en que la res istenc ia no p od rá p asar a n iveles su p erio res de la lu ­cha re iv ind icativa y política sin ten e r el apoyo de las arm as.En seg u n d o lugar, todos sabem os que la d ic tad u ra bu rguesa basa su p o d e r no en el apoyo social (el cual es m ín im o y se red u ce d ía a d ía ) , sino en el p o d e r m ilita r y la rep resió n sangrien ta : aunque la más grande m ayoría popu lar se oponga a la d ic tad u ra y desee su derrocam ien to , la bu rguesía p uede seg u ir m an ten ien d o p o r largo tiem po su rég im en rep resivo sino se d eb ilita m ilita rm en te y p o líticam en te a la d ic tad u ra .Por ú ltim o , a u n q u e fuera posib le (y es la a sp irac ión de to ­dos) de rro ca r a la d ic tadu ra sin tener que d esarro lla r niveles su p e rio res de en fren tam ien to m ilitar, siem pre se rá básico la presencia de un Estado que asegure una am plia dem ocracia y el libre desarro llo de las fuerzas revo lucionarias y p rog resis­tas».'10

La proyección d e esta línea estra tég ica se vio in te rru m p id a p o r el v io len to acc io n ar represivo d irig ido co n tra el MIR p o r los ap a ra to s de seg u rid ad del E stado , espec ia lm en te el Servicio de In te ligenc ia de la Fuerza A érea (SIFA) y la D irección de In te ligencia N acional (DINA). E ntre los años 1974 y 1975 m iles de m ilitan tes y ay u d is ta s de l MIR fueron deten idos, to rtu rados y m uchos de ellos asesinados y sus cuerpos hechos d esap arece r.1,1 P rác ticam en te to d a la C om isión Política y p arte im p o rtan te del C om ité C en tra l del MIR fueron an iq u ilad o s , en tre ellos el sec re ta rio gen e ra l del partido , M iguel E nríquez , m u e rto en com bate el 5 de oc tu b re de 1974 .4Z La m u erte de M iguel E nríquez constituyó un

40. M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. «Resistencia. Unidad para luchar. C arta de respuesta a la Dirección del Partido Comunista». En: El Rebelde, n.u 105: Santiago de Chile (abril de 1975), pág. 44.

41. Sobre el papel jugado por el terrorism o de Estado en el proceso de refun­dación de la sociedad chilena, véase Jorge Chateau. «Seguridad nacional y guerra antisubversiva». En: Documento de Trabajo, n.° 185: Santiago de Chile (julio de 1983). Ed. por FLACSO, págs. 73-91; los fundam entos teóricos y políticos de la represión en Igor Goicovic Donoso. «La im placable persistencia de la m em oria. Reflexiones en torno al Informe de la Comisión de Prisión Política y Tortura». En: Revista de Historia Actual, n .u 2: Cádiz (2002), en una visita realizada a Chile en 1977 el d irigente socialista español, José Bono, señaló: « ( . . . ) la to rtu ra en Chile no sólo se practica para arrancar declaraciones, sino, principalm ente, para m an ten er un estado de terro r en tre la población que im pida luchar contra el régimen», La Verdad, Albacete, 13 de mayo de 1977.

42. Respecto de la política represiva y sus efectos en la desarticulación del MIR véase N aranjo, «Sem blanza biográfica y política de Miguel Enríquez»,

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Igor G oicovic D onoso

duro go lpe p a ra la o rgan ización y los efectos de la m ism a no pasaron inadvertidos para los analistas de la CIA,

«Las fuerzas de seguridad del gobierno infligieron una severa d e rro ta a los ex trem istas del M ovim iento de Izq u ie rd a Re­v o lu c io n aria la sem ana pasada . M iguel E nríquez , líde r del m o v im ien to y el nú m ero uno en la lista d e m ás b uscados p o r el gob ie rno , fue ases inado en S an tiago el 5 de o c tu b re d u ran te un tiro teo en tre fuerzas de seguridad y el grupo, que al p a rece r h ab ía sido responsab le de un a u d a z ro b o de un banco unos d ías antes.

Los in g en tes esfuerzos del gob ierno p a ra d e s tru ir al m ovi­m ien to h a n d añ ad o g ravem en te a la o rgan izac ión . El g rupo parece te n e r una a tracc ión m agnética p ara los jó v en es , p ro ­clives a la v io lencia de izqu ierda , lo cual es p ro b ab le que le ayude a sobrevivir y seguir siendo capaz de por lo m enos una activ idad lim itada con tra el gobierno».43

No obstan te la gravedad de la situación por la que a travesaba el MIR, sus d ir ig en tes in ten tab an p ro y ec ta r u n a im agen de so lidez , cohesión y continuidad/,

«El MIR es ya indestructib le , se ha fo rtalecido in te rn am en te , ha ap rend ido a trabajar en la c landestin idad y p o r sobre todo ha echado pro fundas raíces en la clase ob rera y m ultip licado sus vínculos con las m asas.

N uestro pa rtid o estaba y está p rep arad o p a ra s ituac iones co­m o la m u erte o caída de n uestro secre ta rio g en era l y au n de toda o de la m ayor parte de nuestra Dirección. La lucha revo­lu c ionaria c lan d e stin a exige p rev e r au n esas c ircu n stan c ia s .H oy las leyes de protección, construcción y reem plazo de las

págs. 165-202; un informe de la CIA de noviembre de 1974 indicaba que el MIR se encontraba «tambaleando» (recling) después de la muerte de Miguel Enríquez, véase Central Inteligence Agency. Staff Notes: Latín American Trends. Ed. por National Security Archives The George Washington University. 6 de noviembre de 1974. URL: http://www.gwu.edu.

43. Central Inteligence Agency. Chile: Extremists lose leader. Ed. por National Security Archives The George Washington University. 11 de octubre de 1974. Uri.: ht t p : / / w w w .g w u .edu.

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d irecciones, cobran u n a m ayor relevancia y d eb en aplicarse con m ayor rigor».44

A con trape lo de lo anterior, a m ediados de 1976, el MIR ya evaluaba c ríticam ente tam o la situación del partido, com o la unidad de la izquierda y la reanim ación del m ovim iento de m asas. Las expectativas forjadas dos níios an tes , respecto de av an zar hacia la form ación de un fren te político de la resistencia, se habían derrum bado. La crisis fraccional del PS, unida a los fuertes golpes represivos de 1975, res taban a esta o rgan ización de una participación activa en la resistencia. El PC, por su parte , privilegiaba la b ú sq u e d a (p o r lo dem ás in fructuosa) de un ace rcam ien to político con la DC, fac to r que lo d is tanc iaba del MIR. Por o tro lado , el ascenso ex p e rim en tad o p o r el m ov im ien to sindical en tre 1974 -1975 ten d ió a d eb ilita rse en el m arco d e la aplicación de las d en o m in ad as «políticas económ icas de shock», que más tarde derivaron en la im plem entación del m odelo económ ico neoliberal.45 A com ienzos de 1977, y en el contexto de m ayor estab ilidad política a lcanzado por la d ic tadu ra m ilitar, el balance del MIR se hacía aú n m ás desolador,

«La d ic tadura centró sus esfuerzos y lanzó la m ás dem oledora y b ru ta l ofensiva represiva con tra nuestro Partido a p a rtir de la hero ica m uerte en com bate de nuestro com pañero M iguel E nríquez . Por m ás de seis m eses seguidos, los a p a ra to s re ­p resivos ases ta ro n , uno tras o tro , fuertes golpes al Partido . D ecenas de cuadros del Partido fueron asesinados, resistiendo la c a p tu ra o lu ch an d o con tra el enem igo en la to r tu ra . D e­cenas de cu ad ro s del Partido fueron tom ados p ris ioneros y encarce lados. La d irección del Partido , todas las e s tru c tu ras cen tra liz ad as , todos los reg ionales y la casi to ta lid ad de las e s tru c tu ra s locales recib ieron golpes represivos. En m uchos núcleos del Partido cund ió la desm ora lizac ión y el tem or, y un n ú m ero im p o rtan te de m iem bros d e se rta ro n de la lucha, a b a n d o n a n d o el P artidos en sus m om en tos m ás d ram ático s

44. M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. «Editorial. A los trabajadores y a los revolucionarios del m undo». En: El Rebelde, n.° 102: Santiago de Chile (diciem bre de 1974), pág. 2.

45. Este d iagnóstico se com ienza a hacer evidente en las ediciones del periódico El Rebelde, de m ediados de 1976, véase M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. «Discurso de un m iem bro de la Comisión Política del MIR en la c landestinidad». En: El Rebelde, n.° 120: Santiago de Chile (agosto de 1976), págs. 9-14; tam bién en M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. «Chile, I o de mayo de 1977: La izquierda aun está desunida». En: El Rebelde, n.° 126: Santiago de Chile (abril de 1977), págs. 3-11.

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Igor Goicovic Donoso

( . . . ) . El P artidos estuvo al b o rd e d e l p rec ip ic io , al b o rd e de su destrucc ión o rgánica en el país».46

Los golpes represivos redundaron en la desarticu lac ión del partido , l;i que obligó a los cuadros sobrevivientes a readecuar la e s tru c tu ra orgánica y a re d e ñ n ir los lincam ien to s tácticos.'17 Los cu ad ro s so b rev iv ien tes que p e rm an ec ie ro n en el in te rio r del país se a g lu tin a ro n en la B ase M adre M iguel E nríquez , in stancia o rgán ica co m p u esta p o r no m ás d e 50 mili ta n te s q u e se d io a la ta rea de reco n s tru ir el in s tru m e n to p a rtid a r io en las difíciles condiciones im puestas por el cerco rep resivo .-18 E ste reducido núcleo m irista in ten tó resolver el problem a de organ ización fortaleciendo u n a p a ra to m ilita r fé rream en te com p artim en tad o . U n d e s ta c a m e n to de com bate que cen tró su opción estratégica en el im pulso y desarro llo de la política de resistencia popular. En ese sen tido se fo rta le c ie ro n las estruc­tu ras m ilitares in ternas del p artido -E s tru c tu ra de F uerza C e n tr a l - y.se im pu lsaron las m ilicias de la resistencia popular, en to rn o a lo s sectores m ás rad ica lizad o s y activos del m ov im ien to de m asas: b o lsas de cesan­tes, o rgan izac io n es v in cu lad as a la defensa de los d e re c h o s hum anos, pob ladores, cam pesinos m apuches y estu d ian tes .49

La co nm em orac ión del I o de M ayo del año 1977 so rp re n d ió al MIR, p recisam ente, en su fase de reorganización y reag rupam ien to político. El p royecto , en consecuencia , ap u n tab a a fo rta lecer la b ase soc ia l sobre la cual se edificaría la vanguard ia revolucionaria.

46. MIR, «Análisis de coyuntura», pág. 89.47. La recopilación histórica realizada por Ortega y Radrigán, establece que

448 m ilitan tes del MIR fueron asesinados, hechos desparecer o m u rie ro n en en fren tam ien tos arm ados, en tre septiem bre de 1973 y m arzo de 1 9 90 . Ortega y Radrigán, Miguel Enríquez. Con vista a la esperanza.

48. Un docum ento posterior del MIR señala lo siguiente: «En los tres primeros años de d ictadura, el partido había perdido alrededor de un m illar d e militantes asesinados, o tro m illar de m ilitantes habían sido encarcelados y o tra cantidad similar había salido al exilio. Varios miles más estaban m arginados, desconectadoso sim plem ente an te el avance de la contrarrevolución habían ab an d o n ad o la m ilitancia revolucionaria. En Chile quedaba un puñado de cuadros clandestinos o rganizados que no sum aba m ás de 50 miembros», M ovim iento d e Izquierda Revolucionaria. IV Congreso Nacional del MIR. Balance histórico de l MIR y su lucha revolucionaría. Santiago de Chile, 1988, pág. 47; las cifras referidas a victim ización de los cuadros y m ilitantes del Partido nunca han sido precisadas debidam ente. En ello incide que el registro o evaluación de los casos en algunas ocasiones considera como militantes y en otras ocasiones los desestim a, a quienes form aban parte de la «periferia» m irista, ya sea en los «frentes in term edios» del período de la UP o en las milicias de la resistencia popular du ran te la dictadura.

49. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Documento Central. Conferencia Nacional Extraordinaria. Santiago de Chile, noviembre de 1990.

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Pueblo, conciencia y fusil. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

«En esta la rga lucha po lítico -m ilita r co n tra la d ic ta d u ra , se n ecesita de u n a am plia base p o p u la r de co m b atien tes p a ra g o lp ea r en m uchas p a rte s a la vez y para ir d e sg as tan d o política y m ilita rm en te a las fuerzas de la d ic tadura .

En este a spec to hay re traso en la resistencia popular. D u­ra n te los próx im os m eses, los m ilitan tes de la izq u ie rd a y trab a jad o res m ás conscien tes deberán im pu lsar y am p lia r la organización política de las masas, deberán organ izar cientos de C om ités de Resistencia, en todas partes.

J u n to con am p lia r la o rgan ización política de las m asas, se d eb e rán am p liar tam b ién las form as de lucha a rm ad a de lasm asas» .50

La cu lm inac ión de este proceso de reo rg an izac ió n o rg án ica y de rea rticu lac ión de vínculos con el m ovim iento de m asas está d ad a por el Plan 78 -O p e ra c ió n R e to rn o - iniciativa táctica que ap un taba a fortalecer la e s tru c tu ra m ilita r del partido con la reinserción en el país de cuadros po lítico-m ilitares p roven ien tes del exilio, fu n d am en ta lm en te de C uba.51 A p a rtir de este co n tin g en te se p re ten d ía in iciar u n a fase ofensiva de accionar arm ado, realizando acciones de p ropaganda arm ada y golpeando objetivos m ilitares estratég icos de la d ic tad u ra .52

Este nuevo d iseño estra tég ico coincide con la e tap a de instituc iona- lización de la d ic tad u ra militar. El MIR estab leció en su análisis de la situación política que el itinera rio trazado por la d ic tad u ra , a p a rtir del discurso p ronunciado por Pinochet en el cerro Chacarillas de Santiago (9

50. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. «La resistencia gremial y sindi­cal no es suficiente para derrocar la dictadura». En: El Rebelde, n.° 126: Santiago de Chile (abril de 1977), pág. 10.

51. El Plan 78 ha sido am pliam ente analizado por Julio Pinto Vallejos. «¿Y la historia les dio la razón? El MIR en dictadura, 1973-1981». En: Su revolución contra nuestra revolución. Izquierdas y derechas en el Chile de Pinochet (1973-1981). Ed. por Verónica Valdivia, Rolando Álvarez y Julio Pinto Vallejos. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2006, págs. 179-193; y Rodrigo Barros y Héctor Rodríguez. Plan 78: El MIR y su caída final. 2004, reportaje en profundidad para o p tar al títu lo de Periodista, Escuela de Periodismo, Universidad de Santiago de Chile, Santiago de Chile, 2004, págs. 108-128; una visión crítica de este proceso en Enrique Pérez. La búsqueda interminable. Diario de un exiliado político en Suecia. Santiago de Chile: M osquito Editores, 1996, págs. 203-219.

52. Andrés Pascal Allende. «“Neltum e es un paso. El objetivo: la guerrilla pe rm anen te en los cam pus”, entrevista al secretario general del MIR, Andrés Pascal Allende». En: Revista Punto Final: Santiago de Chile (1981). (En la clan­d estin idad ); y García Naranjo, Historias derrotadas. Opción y obstinación de la guerrilla chilena (1965-1988), págs. 225-234.

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Igor Goicovic D onoso

El objetivo fundam en ta l de este diseño era d esarro lla r el p o d e r político y m ilita r d e la c lase o b re ra y el pueb lo p ara d e rro ta r a los en em ig o s ele clase y co n c re ta r sus objetivos históricos. En ese con tex to , la propaganda a rm ad a se convertía en el nexo en tre la situación de las fuerzas populare-, y la o rien tac ión e stra tég ica .58 A com ienzos de 1979 las p rim eras accione*, o fensivas de p ro p ag an d a a rm ad a com enzaban a ser re iv in d icad as por el MIR,

«La p re sen c ia de la resistencia a rm ad a ha s id o un hech o po lítico q u e no ha pod ido o cu lta r la d ic tad u ra y sus m ed ios de com unicación , a pesar de que han tra tado de terg iversarlas.Las bom bas al SERVIU, la Secretaría N acional de la Ju v en tu d , ALMAC, B anco Chile, EMOS, al M inistro P iñ era , C h ilec tra en San B e rn a rd o d u ra n te el m es de feb re ro , d e m u e s tra n q u e la p ro p a g a n d a a rm ad a es u n a form a e fec tiva de lu ch a y p ro p a g a n d a . La P ropaganda A rm ada d a co n fian za a las m asas, diversifica la represión de la d ic tadura y p re p a ra a los p rim ero s co n tingen tes de la resistencia p a ra el d e sa rro llo de la g u e rra p o p u la r p ro longada con tra la d ic tad u ra» .59

A ese efecto los esfuerzos del MIR se concentraron en el fortalecim ien to de la E s tru c tu ra d e Fuerza C entral, el p rinc ipal n ú c leo especializado de c o m b a tie n te s de l partido . Para ello se rec lu tó a los m ilita n te s que se e n c o n tra b a n en el exilio y que m an ifesta ro n m e jo r d isposic ión para

to de Izquierda Revolucionaria. Tesis programáticas y estratégicas. Santiago de Chile, 1982; para el análisis de este diseño estratégico y la influencia del contexto in ternacional (V ietnam y Nicaragua) sobre el m ismo, véase R obinson Silva Hi­dalgo. «Aproximación histórica sobre el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), la violencia política y la movilización social en la refundación capitalista de Chile (1978-1982)». Tesis de lie. Concepción: D epartam ento de Ciencias Históri­cas, Universidad de Concepción, 2006, págs. 20-29; y José Antonio Palma Ramos. «Violencia política, estrateg ia político-m ilitar y fragm entación partid aria en el M ovim iento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en Chile: 1982-1988. La guerra popular de la vanguardia tlel pueblo». Santiago de Chile: D epartam ento de Histo­ria y Geografía, Universidad M etropolitana de Ciencias de la Educación, 2009. M emoria para optar al Título de Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívi­ca, págs. 113-129; la preocupación por la experiencia revolucionaria de Vietnam se encuentra contenida en el texto del dirigente mirista Pedro N aranjo. Vietnam: Experiencias y enseñanzas. Santiago de Chile: Ediciones Resistencia, 1990.

58. M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. «La p ro paganda arm ada: Un eslabón actual hacia la guerra popular». En: El Rebelde, n.° 146: Santiago de Chile (1979), pág. 11.

59. M ovimiento de Izquierda Revolucionaria. «Editorial». En: El Rebelde, n." 146: Santiago de Chile (febrero de 1979), pág. 5.

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Ifr in teg ra rse a las ta rea s po lítico-m ilitares en el fren te in te rn o .60 E s to s , Iras un p roceso de fo rm ación m ilita r en C uba, e ran re in s ta la d o s c l a n ­d estin am en te en el país. A partir de este proceso las « ta reas e sp e c ia le s»

[desp legadas p o r la E structu ra de Fuerza C entral com en zaro n a a d q u ir i r una crec ien te relevancia.

La p rim e ra acción d e env erg ad u ra fue la co locación de un a r te f a c to explosivo, el 23 de abril de 1979, en las inm ed iac iones del c u a rte l d e la C entral N acional de In form aciones (CNI) de calle S an ta M aría e n Santiago. En esa o p erac ión perd ió la v ida, al in te n ta r d e sa c tiv a r l a bom ba, el ten ien te de ejército , adscrito a la CNI, Luis C arevic C ub illo s.61 C onsternados, los m edios de com unicación adscritos a la d ic tadu ra , d a b a n cuenta de esta p rim era acción ofensiva.

«D estrozado por una bom ba de alto poder explosivo que in ten ­taba desactivar y cuando corría con el artefacto p ara lanzarlo al lecho del río M apocho, m urió ayer a las 9 horas, en acto de servicio, el ten ien te del arm a de ingenieros del e jérc ito , Luis Carevic Cubillos, m iem bro de la C entral N acional d e In fo rm a­ciones (CNI). El oficial y otros dos especialistas h ab ían llegado h ac ia escasos m om entos al lugar, ub icado en A venida S an ta M aría, casi esquina de la calle López, donde funcionó un local de SNS y aho ra está establecido un cuartel p reven tivo de los Servicios d e S egu ridad , a le rtad o s po r llam ados te le fón icos

Pueblo, conciencia y fusil. El Movimiento de Izquierda R evo luc ionaria .. .

60. Los m ilitantes que se incorporaban a la O peración R etorno su sc rib ían un com prom iso, que en sus aspectos más im portan tes establecía: «1) R esp e ta r escrupulosa y conscientem ente las norm as de seguridad, co m p artim en tac ió n y disciplina que se expresa en los reglam entos elaborados p o r el Partido, p a ra el

■ funcionam iento de las escuelas de instrucción Político-Militar. 2) T rasladarm e a■ Chile o a otro país que se me indique, en el momento que el Partido lo d e te rm ine ,

I siguiendo fielm ente las instrucciones y órdenes que reciba p a ra llevar a c ab o I esta operación. 3) Luchar tenaz e incansablem ente, a costa d e mi vida si fu ese

necesario, para cum plir la línea política del partido, las ta re a s que de ella se [ desprendan , y en particular, la misión que en el frente de lu ch a se m e asigne».

MIR, «Compromiso», Docum ento tipo form ulario, m im eografiado, sin m ay o res an teceden tes. La evaluación por parte de la m ilitancia de las «m otivaciones» y «costos» asociados a este tipo de com prom isos, en M arlene M artínez A ngel.

I «La experiencia política cotidiana de los m ilitantes del M ovim iento de Izqu ierda I Revolucionaría (MIR) d u ran te la d ictadura en Chile: M otivaciones, p rác tica [ partidaria y quiebre de la militancia (1973-1988)». Tesis de lie. Santiago de Chile: I D epartam ento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, 2006 , págs. 22-31 y I págs. 99-101.

61. Raúl Rettig, ed. Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR). Santiago de Chile: Andros Im presores, 1996, pág. 1 .047.

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Igor Goicovic Donoso

que d ieron cuen ta de la presencia de un p aque te sospechoso.En un ac to de valen tía y heroísm o, propio de Carevic, según sus jefes y co laboradores, y calificado así por qu ienes p resen ­ciaron el hecho provocado por elem entos terroristas, el oficial hizo d esp e ja r el sector e incluso o rd en ó a sus aco m p añ an tes que le de jaran m anipular solo el artefacto . M ientras estud iaba la form a d e d esac tivar la bom ba, so rp resiv am en te la tom ó en sus m anos y corrió con ella in ten tan d o lanza rla sobre los m uros del M apocho, según los testigos. En ese m o m en to se p ro d u jo la explosión . Q u ienes le aco m p a ñ ab an re su lta ro n ilesos.

El a ten tad o terrorista fue p laneado con horas de anticipación y varios m ed ios in form ativos rec ib ieron llam adas en que se alertaba de la próxim a colocación de una bom ba en un cuartel de la CN1 de Santa M aría».62n

Siete m eses después, el 24 de noviem bre de ese mism o año, se produce el asalto al cam ión pagador del Banco Concepción que concurría hasta el superm ercado AGAS en el sector de M anquehue, en Santiago. La prensa describió con m ucho deta lle el despliegue operativo de los «extremistas». Se tra tó de u n co m an d o fo rm ado po r «nueve hom bres y dos m ujeres, fu e rtem en te arm ados» . La co b e rtu ra m ed iá tica daba a con o ce r que las a rm as u tilizadas en el asalto e ran de origen soviético.

«Todo em pezó a desarro llarse cuando los extrem istas llegaron al lugar en 3 vehículos, un Fiat 125, un F iat 28 y una cam io­neta de color blanco. Los individuos bajaron ráp id am en te de los veh ícu los y se d irig ieron , sin d e sp e r ta r m ayo r sospecha, h asta cerca de un carro h e lad e ro -c o n fe c c io n a d o de Chol- g u á n - que estaba a cargo de otro de los m iem bros del g rupo extrem ista. Este últim o - a n t e una orden v e rb a l- extrajo del carro varias arm as largas de fuego y se las pasó a sus com pa­ñeros de delito . De inm ediato los asa ltan tes se d is tribuyeron estratég icam ente en distintos puntos del sector ( . . . ) M inutos d esp u és aparec ió en el lugar la cam io n e ta re c a u d a d o ra de valores del Banco de C oncepción. En los in s tan te s en que la cam ioneta del Banco de Concepción detuvo su m archa frente

62. Equipo de redacción. «Oficial de la CNI». En: El M ercurio : Santiago de Chile (24 de abril de 1979), pág. A 1 y pág. A 12; una descripción sim ilar de los hechos en Equipo ele redacción. «Intentaba arrojarla al río M apocho: Bomba extremista provocó m uerte de teniente de CNI». En: La Tercera: Santiago de Chile (24 de abril de 1979), pág. 5.

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al superm ercado , los ex trem istas em p ezaro n a d isp a ra r con ­tra el veh ícu lo y sus o cu p an te s . Los funcionarios po liciales respondieron al fuego con sus propias arm as. A pesar del fue­go g ran ead o , los asa ltan tes no pud ie ron lo g ra r su p ropósito ( . . . ) . A ntes de re tira rse del lugar del fru strad o asa lto , los antisociales se desprendieron de una bandera chilena con una le tra R en el centro , que al parecer pen sab an co loca r en la fachada del superm ercado AGAS».M

Iil d esp liegue opera tivo de los m iristas so rp ren d ió a los efectivos policiales y a los guard ias de segu ridad del B anco de C oncepción , los cuales no fueron capaces de rep e le r el asalto . Este tipo de acciones se hicieron hab itua les a partir de este m om ento , dados los ingen tes gastos que reportaba a la organización la m antención de cuadros profesionales y clandestinos. En esta últim a acción perdió la vida el cabo de carabineros Hruno Burdiles V argas.w Así describió La Tercera el opera tivo del MIR.

«Todo parecía norm al cuando de p ro n to se acercó h a s ta el lugar un hum ilde ven d ed o r de helados Bresler, en su respec­tivo triciclo . S o rp resivam en te el hom bre del triciclo abrió la tap a de la caja y ex tra jo de allí una m e tra lle ta . En ese m ism o in s tan te bajaba de la cam ioneta , en p rim e r té rm ino , el cabo Burdiles, que tom ó la posición convenida, en la parte tra se ra , p a ra la co rresp o n d ien te pro tección . E n tre tan to , los dos recaudadores en traban al superm ercado para recoger los valores, m ien tras el cabo O jeda tam bién tom aba su lu g a r en la p a rte d e lan te ra . In m ed ia tam en te el hom bre del triciclo com enzó a d isp a ra r su m e tra lle ta , a p u n ta n d o sob re el cabo Burdiles que in ten tó con testar el fuego. Testigos p resenciales señ a la ro n que el policía fue v irtu a lm en te acrib illado po r el an tisocial. En ese in s tan te una m ujer, del g rupo a tac an te , se aproxim ó con una pistola y, aparen tem en te , tam bién d isparó.O tras balas, de esta pistola, dieron en el cabo O jeda, quien , al recibir los im pactos en los an tebrazos, quedó com pletam en te im posib ilitado de repeler el a taq u e» /’5

63. Equipo de redacción. «Carabinero m urió acribillado. Sangriento asalto extrem ista». En: El Mercurio: Santiago de Chile (25 de noviem bre de 1979), pág. A 1 y pág. A 12.

64. Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), pág. 1.048.

65. Equipo de redacción. «Intentaron robar cam ioneta de un banco: Un carabinero m uerto y otro gravemente herido dejó atraco de comando extremista». En: La Tercera: Santiago de Chile (25 de noviembre de 1979), pág. 29.

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U na de las acc iones m ás espec tacu la res desp leg ad as p o r el MIR en este p e río d o fue el tr ip le asa lto bancario (11 de abril d e 198 0 ), que a fec tó a las sucu rsa les de los bancos C oncepción, de C hile y de C rédito e Inversiones, en la in te rsecc ión de las calles S an ta E lena y R odrigo de Araya en la com una de Ñ uñoa en Santiago. En esta operación participaron varios g ru p o s de co m b a te del MIR que in terv in ieron co o rd in ad am en te , redu jeron al personal adm inistra tivo y de seguridad y se d ie ro n a la fuga con un botín de 28 m illones de pesos y 15 .000 dó la res.66

A fines del m es de abril de 1980 o tro com ando del MIR llevó a cabo un a te n ta d o co n tra la d en o m in ad a «Llam a de la L ibertad» , in augu rada po r la d ic tad u ra m ilita r en 1979 y em p lazada o rig in a lm en te en el cerro S an ta Lucía en la c iudad de Santiago. El objetivo era co loca r u n a carga explosiva que d es tru y e ra el m onolito en la que esta se u b icab a y de esa m an e ra ex tin g u irla . La acción no fructificó; no o b s ta n te se p rodu jo un en fren tam ien to a rm ad o con su custodio , el carab inero H erib e rto Novoa Escobar, que perd ió la v ida en los hechos.67 A nte la m u e r te del unifor­m ado , el d ire c to r gen e ra l de C arab ineros de la época, C esar M endoza D uran, declaró ,

«Este es un hecho lam entab le y está indicando que el te rro ris­mo está vigente en Chile. Esto nos obligará a to m ar drásticas m edidas. Hoy fue un carabinero, m añana puede se r un oficial y luego fam ilias en te ras . Esto se acabó en Chile. Se to m arán todas las m ed idas para ev itar que el te rro rism o se asien te en nuestra pa tria para que no se repitan las escenas que a d iario se ven en o tra s p a rte s del m undo . No po r los m al llam ados D erechos H um anos se va a p erm itir que v io len tis tas o te r ro ­ristas vengan a hacer de las suyas en este país: p rim ero están los D erechos H um anos, prim ero está nuestro d e b e r p o r ve lar por la paz y seguridad de todos, después vienen los D erechos H um anos» .68

66. Equipo de redacción. «En 15 m inutos, com ando se llevó 30 millones: A lo “Misión Imposible” fue asalto a tres bancos». En: La Tercera: Santiago de Chile (12 de abril de 1980), págs. 44-45; y Equipo de redacción. «Acción sim ultánea en sucursales bancarias: extrem istas obtienen botín de S28 m illones en tres asaltos». En: El Mercurio: Santiago de Chile (12 de abril de 1980), pág. A 1 y pág. A 14. Un segundo asalto afectaría a estas mismas en tidades financieras en ju lio de1980. Estas acciones pusieron de manifiesto la capacidad operativa del MIR, y las debilidades en el sistema de seguridad pública de la dictadura militar.

67. Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVIl), pág. 1.049.

68. Equipo de redacción. «Enérgicas m edidas para com batir el terrorismo». En: La Tercera: Santiago de Chile (12 de abril de 1980), pág. 6.

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A m ed iados del mes de ju lio de 1980 se llevó a cabo la ejecución del d irector de la escuela de inteligencia del ejército, coronel de ejército Roger Vergara. El militar, identificado com o uno de los principales responsables de la CNI, fue em boscado por un co m an d o del MIR en la in tersección de las calles M anuel M ontt con P uyehue, en la com una de P rov idencia , S an tiago . La relevancia del m ilita r puso en ev idenc ia la v u ln erab ilid ad de los m an d o s de los apara tos de seg u rid ad y constituyó , n u ev am en te , un d u ro go lpe p a ra la d ic ta d u ra .69 La justificac ión de la acción qu ed ó p lasm ada en el órgano oficial del MIR.

«No es casualidad que este co ronel fuese d irec to r de in te li­gencia del ejército, cargo que ocupan sólo pe rso n as de g ran confianza de la d ic tadu ra . Y V ergara supo g an a rse la con ­fianza de Pinochet pues d u ra n te el gob ierno del p res id en te Salvador Allende fue un activo prom otor del golpe en las filas de las fuerzas arm adas. C onsum ado el d e rro cam ien to del G ob ierno Popular, se destacó por su celo rep resivo a ra íz de lo cual fue prem iado con la m edalla “11 de S ep tiem bre”. Su b u en a disposición p ara rep rim ir al pueb lo y en san g ren ta rse las m anos en defensa de los in tereses del capital m onopólico y de sus generales aliados, llevo a que fuera in teg rado al g ru ­po de oficiales que desde la DINA-CNI, investigaciones y los apara tos de inteligencia de las fuerzas arm adas y C arabineros d irigen las operaciones rep resivas co n tra el m ov im ien to de m asas y las fuerzas dem ocráticas» .70

El añ o 1980 concluyo con o tro trip le asa lto b ancario (30 de d ic iem ­b re), esta vez con tra las sucu rsa les los bancos de C oncepción , de Chile y de Talca en Irarrázaval y José Pedro A lessandri. En e s ta o p o rtu n id ad tres co m an d o s del MIR, «B autista Van Schow en», «D agoberto Pérez» y «Augusto C arm ona», integrados por m ás de 30 m ilitan tes, 9 de ellos ves­tidos con uniform es de carabineros, coparon las tres sucursales bancadas y p roced ie ron a expropiar m ás de 30 m illones de pesos.71 D uran te el es-

69. Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), pág. 1.049; tam bién Equipo de redacción. «Cobarde acción dejó tam bién herido a chofer-Sargento del oficial. Extrem istas asesinan a C om andante del Ejército». En: La Tercera: Santiago de Chile (16 de junio de 1980), págs. 4-9; y Equipo de redacción. «Fue am etrallado en su autom óvil Oficial de Inteligencia asesinado por extremistas». En: El Mercurio: Santiago de Chile (16 de julio de 1980), pág. A 1 y pág. A 20.

70. M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. «Los crím enes se pagan». En: El Rebelde, n.° 165: Santiago de Chile (agosto de 1980), pág. 14.

71. Equipo de redacción. «Sangriento a traco extrem ista a sucursales de Irarrázabal y Macul. Asaltados tres bancos: 2 carabineros muertos». En: La Tercera:

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pcc tacu la r asa lto se produjo un violento en fren tam ien to con carabineros en el cual pe rd ie ro n la vida los funcionarios W ashington G odoy Palm a y D aniel Leiva G onzález.72

D urante el año 1981 las acciones más espectaculares desarro lladas por el MIR fueron la ejecución a tiros en la com una de San M iguel, Santiago (6 de ju lio ), del agen te de la CNI Carlos Tapia B arraza73 y la em boscada (18 de noviem bre) en la que perdieron la vida tres agentes de la Policía de Investigaciones, que custodiaban la casa del general de ejército, Santiago Sinclair, en la com una de Providencia , tam b ién en la cap ita l del país.74 R especto de la ejecución de Carlos Tapia B arraza el MIR inform ó,

«La o rden em anada de un Tribunal Popular exigía la e lim ina­ción de Carlos Tapia. Este su jeto cum plía “labores” de jefe de personal de la DINA-CNI, es decir, se encargaba de ad ies tra r a su “personal” en las técnicas de to rtu ra para lo cual tenía una extensa experiencia práctica. Era un funcionario de alto nivel d en tro del apara to represor. A dvertido por la resistencia sobre sus c rím en es in ten tó e lu d ir la ju s tic ia p o p u la r o cu ltán d o se tras la im agen de un “hom bre bonachón , de tra to am ab le y d e fe re n te ” en tre sus vecinos. Ni el p o d e r ni (la p ro tecc ión a rm ada que tenía pudo im pedir que se cum pliera la sentencia de m uerte» .75

Santiago de Chile (31 de diciem bre de 1980), págs. 42-43 y pág. 52; y Equipo de redacción. «Acción extrem ista en sector Irarrázabal: dos carabineros muertos en asalto a tres bancos». En: El Mercurio: Santiago de Chile (31 de diciem bre de 1980), pág. A 1, A 16 y pág. C 2.

72. Rettig, Informe cte la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), pág. 1.050; y Equipo de redacción. «Tres bancos expropiados». En: El Rebelde, n.u 170: Santiago de Chile (enero de 1981), pág. 9.

73. 1.050-1.051 Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Recon­ciliación (CNVR); otros an tecedentes en Equipo de redacción. «Lo acribillaron a sangre fría en la pu erta de su casa: Extrem istas asesinaron a un Agente de la CNI». En: La Tercera: Santiago de Chile (1981), págs. 36-37; y Equipo de redacción. «Atentado terrorista: asesinado a tiros m iem bro de la CNI». En: El Mercurio: Santiago de Chile (7 de julio de 1981), pág. A 1 y pág. A 12.

74. 1.051 Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR); Equipo de redacción. «Tendieron cobarde tram pa frente a casa del Gene­ral Sinclair: am etra llan y m atan a tres detectives». En: La Tercera: Santiago de Chile (19 de noviem bre de 1981), pág. 5, 52-53 y pág. 60; Equipo de redacción. «Frente a domicilio de jefe del Estado Mayor Presidencial: asesinados tres detecti­ves». En: El Mercurio: Santiago de Chile (19 de noviem bre de 1981), pág. A 1, A16, C 1 y pág. C 7.

75. M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. «La justic ia popu lar actúa. Orden del tribunal». En: El Rebelde: Santiago de Chile (agosto de 1981), pág. 9.

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Este im p o rtan te nivel de desarro llo del acc ionar operativo de la Es­tructura de Fuerza C entral del MIR estuvo acom pañado por un creciente grado de in tervención de las m ilicias de la resistencia popular. Los sabo ­tajes al ten d id o del a lu m b rad o público , así com o los co rtes de vías de com unicación a través del levan tam ien to de barricadas, la colocación de artefactos explosivos, el rayado de consignas an tid ica to ria les y el uso de bom bas m olo tov en las m an ifestac iones, se com en zaro n a tornar h ab i­tuales. De la m ism a m an era , la c ap tu ra d e veh ícu los de transporte de alim en tos y la p o s te rio r d is tribución de los m ism os en las poblaciones popu lares d e S an tiago , C oncepción, V alparaíso y Viña del Mar, generó un im p o rtan te g rado adhesión de los pob lado res al acc ionar de la resis­tencia. Pero tam b ién se increm en tó el acc ionar rep resivo . La dictadura, cuestionada en uno de sus soportes fundam entales (la política represiva), colocó en el MIR su atención preferente. Más de 20 m ilitantes resultaron m uertos en el transcurso del bienio 1980-1981, en enfrentam ientos a rm a­dos, reales o sim ulados. La m ayoría de ellos pertenecían a los comandos especia lizados de la o rgan ización . O tros re su lta ro n d e ten idos y fueron objeto de largas condenas a prisión d ictam inadas por tribunales militares.

Uno de los com ponentes fundam entales de la denom inada Operación R etorno e ra la in sta lac ión de dos fren tes g uerrille ro s en la zona su r de Chile; un o en la C ord illera d e N ah u lb u ta , en las p rox im idades del co- n u rb an o ind u s tria l C oncepción-T alcahuano y de la cuenca carbonífera de Lota y C oronel y el o tro al in te rio r de Valdivia, en las cercanías del C om plejo M ad ere ro y Forestal de P anguipulli, u n a de las áreas en las cuales el MCR había experim entado un alto grado de asentam iento antes del go lpe de E stado de 1973. De hecho, en esta seg u n d a zona, se había p ro duc ido , el 11 d e sep tiem b re de 1973 , un asa lto al re tén de carab i­neros d e N eltum e, en cab ezad o p o r el d ir igen te del MIR, José G regorio L iendo Vera, p o ste rio rm en te fusilado po r las au to rid ad es m ilitares.76 La insta lac ión de estos fren tes se re lac ionaba de m a n e ra d irecta con las defin ic iones estra tég icas del p a rtid o , ya que se tra ta b a de con tar con fuerzas m ilita res p e rm an en te s capaces de d isp u ta rle al Estado bu rgués el con tro l te rrito ria l d e d e te rm in ad as zonas del país. Ello consideraba , adem ás, la confo rm ación de un te rrito rio de rep liegue p ara los cuadros u rb an o s y de fo rm ación de un m ovim ien to de m asas ru ra l que fuera am pliando la fuerza social revolucionaria.77 La experiencia de la escuadra

76. Al respecto véase Raúl Núñez. «Sujeto y c o m u n i d a d . Reconstrucción histórica de N eltum e y del Complejo M aderero Panguipulli, a partir de la His­toria de Vida de José Gregorio Liendo Vera, 1965-1973». Tesis de líe. Osorno: D epartam ento de Ciencias Sociales, Universidad de Los Lagos, 2003.

77. Sobre este tema véase Pascal Allende, «“Neltume es un paso. El objetivo: la guerrilla perm anente en los cam pos”, entrevista al secretario general del MIR,

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ex p lo ra to ria in s ta lad a en la zona de N eltum e fue desas tro sa . Denuncia dos p o r los cam pesinos de la región (objeto de un fuerte am ed ren to poi p a rte de los o rgan ism os de segu ridad y de los h acen d ad o s de la zonm los g uerrille ro s fueron p rim ero d e tec tad o s y po ste rio rm en te ejecutado» en u n a m an io b ra com b in ad a del ejército y la CNI. En las acciones di cerco y an iqu ilam ien to perd ieron la vida, en tre sep tiem bre y octubre il<1981, nueve com batien tes del MIR, en tre ellos el líder del grupo , Miguel C abrera Fernández (Paine).78 Los acontecim ien tos de N eltum e obligaron a la d irección del MIR a renunciar al objetivo y desactivar el proyecto de ins talación en N ahuelbu ta .

Las o p e rac io n es de la E struc tu ra d e F uerza C en tra l del MIR exper í m en ta ro n un ev id en te d ecrec im ien to a p a rtir de 1983 . El fracaso de l.i in s ta lac ió n del co n tin g en te g u errille ro en N eltum e y los fu e rte s golpe1, rep resivos sob re la Fuerza C en tra l m erm aro n co n sid e rab lem en te la c¡i pac idad o p e ra tiv a del g rupo . De esta m an e ra , cu an d o se inaugu ra l;i insurrección genera l del cam po popular, a p a rtir de las p ro testas del año 1983, el destacam en to m ilitar del MIR y con ello su principal contingenie o rgán ico ya se en cu en tra p rác ticam en te d esm an te lad o . No obstante, la evaluac ión rea lizad a p o r el MIR respec to del P lan 78 y d e su fase tem p ran a de im plem entación era positiva.

«E fectivam ente en tre 1978 y 1982 com etim os e rro res , y a l­gunos m uy graves com o lo d em u es tra n los reveses su fridos

Andrés Pascal Allende»; tam bién MIR, JV Congreso Nacional del MIR. Balana' histórico del MIR y su lucha revolucionaria, págs. 57-58; y M ovimiento de Izquier da R evolucionaria. «Neltum e. Una guerra invencible». En: El Rebelde, n.° 183: Santiago de Chile (febrero de 1982), págs. 15-19.

78. El testim onio m irista sobre los acontecim ientos de N eltum e en Comité M em oria Neltum e, ed. Guerrilla en Neltume: una historia de lucha y resistencia en el sur chileno. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2003; la prensa de la época cubrió am pliam ente los acontecim ientos de Neltum e; véase al respecto Equipo de redacción. «En seis enfrentam ientos: siete guerrilleros abatidos en Neltume». En: El M ercurio: Santiago de Chile (24 de septiem bre de 1981), pág. A 1 y A 16; Equipo de redacción. «Al interior del N eltum e: abatido a tiros jefe de grupo guerrillero». En: El Mercurio: Santiago de Chile (17 de octubre de 1981), pág. A 1 y A 20; Equipo de redacción. «En Neltum e: guerrilleros ten ían armas antitanques» . En: El Mercurio: Santiago de Chile (25 de noviem bre de 1981), Documento Anexo; Equipo de redacción. «Poseían m oderno arm am ento y habían ingresado c landestinam ente a Chile: los 7 m uertos de N eltum e eran peligrosos miristns». En: I.a Tercera: Santiago de Chile (24 de septiem bre de 1981), págs. 4-5; Equipo de redacción. «Escaparon médico francés y otros 3 extrem istas: abatido el jefe de los guerrilleros de Neltume». En: La Tercera: Santiago de Chile (17 de octubre de 1981), pág. 5.

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a p a rtir d e 1981 en el te rren o m ilitar. Pero estos e rro res no opacan un hecho histórico evidente: en 1976 el MIR en Chile había llegado al borde de su aniquilam ien to orgánico , y en el ex terio r im peraba la desm oralización ideológica y política. El Plan 78 tuvo la virtud de percibir tem pranam ente la inversión de las ten d en c ias en el m ov im iento de m asas y con a u d a ­cia ap ro v ech a rla s p a ra re to m ar la in iciativa rev o lu c io n aria ( . . . ) • N uestro p a rtid o abrió , p o r p rim era vez en la h is to ria del m ovim ien to p o pu lar chileno, el desarro llo de la lucha a r­m ada com o una form a sostenida de en fren tam ien to al Estado burgués» .79

En el ciclo que se inaugura en 1983 y concluye en 1990, las operacio­nes m ás im portan tes del MIR se inician con la ejecución, el 30 de agosto ilr 1983, del in ten d en te de Santiago, m ayor genera l C arol U rzua y de 2 m iem bros de su escolta. Urzua fue el responsable político de la represión ile las p ro te s ta s po p u la res que se verificaron en tre m ayo y agosto de l ‘J83, en su condición de in tenden te de la Región M etropolitana.80 En un com unicado público, recogido en la p rensa de la época, el MIR señaló,

«Está acción de ajusticiam iento contra uno de los m ás sangui­narios exponen tes de la d ic tad u ra m ilita r de los m onopolios fue e jec u tad a p o r el com ando M iguel E nríquez . N ingún cri­m en co n tra el pueb lo q u ed a rá sin castigo. El pu eb lo tiene leg ítim o d erech o a em p lear la v io lencia p ara com batir el cri­m en , el robo y la usurpación de los derechos populares» .81

C om o rep resa lia p o r la m u erte de Carol U rzua, los o rgan ism os de segu ridad d ie ro n m u erte en S an tiago , el 7 de sep tiem b re d e 1983 , a los d ir ig en tes del MIR y responsab les de su C om isión M ilitar, A rturo Villabela Araujo y Hugo Ratier N oguera. En los en fren tam ien tos arm ados perd ieron la v ida, adem ás, o tros tres m ilitan tes de la o rgan ización .82

79. MIR, IV Congreso Nacional del MIR. Balance histórico del MIR y su lucha revolucionaria, pág. 60.

80. Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), pág. 1.051.

81. Equipo de redacción. «Resistencia se adjudicó el crimen». En: La Tercera: Santiago de Chile (31 de agosto de 1983), pág. 17; una am plia cobertura a esta ejecución en Equipo de redacción. «Por com ando extrem ista: asesinado general Carol Urzúa». En: El Mercurio: Santiago de Chile (31 de agosto de 1983), pág. A 1, A 12, C 1, C 4 y C5.

82. Equipo de redacción. «Son integrantes de un Comando del MIR: Cayeron asesinos del General Urzúa». En: El Mercurio: (8 de septiem bre de 1983), pág. A 1

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M ás a d e la n te el acc io n ar del MIR se h izo episód ico . O tros gn i| arm ados, com o el F ren te Patriótico M anuel R odríguez (FPMR) y el Cu piejo M A PU -Lautaro, re lev aro n al MIR en el p ro tag o n ism o de la luchl a rm ad a . No o b stan te , el MIR con tinuó rea lizan d o a lg u n as acciones <l< a lta com plejidad opera tiva . E ntre ellas, la m u erte en el H otel Araucaii" de C oncepción, el 25 de m arzo de 1985, de dos agen tes de la CNI, Rnn’ Lara A rriagada y A lejandro A vendaño Sánchez. Estos resu ltaron muerto* al e s ta lla r u n a bom ba tram p a en una de las hab itac iones del ho te l.83 I i D irección N acional de C om unicación Social (DINACOS), o rgan ism o di difusión del gobierno m ilitar, inform ó al respecto ,

«El d ía d e ayer, 25 de m arzo de 1985, en tre las 2 1 :45 y las 22 :00 hs, en la c iudad de C oncepción, fueron in te rru m p id as las tran sm isiones d e TVN con proclam as de ca rác te r subver­sivo, em itid as p o r la rad io c lan d estin a “L iberación”, cuya cen tra l p a ra la RM fue d e sm an te lad a p o r la C en tral N acio­nal de In form aciones en opera tivo de fecha 15 de d iciem bre de 1984. Personal de o rd en y seg u rid ad co n sta tó que ta les em isiones se e fec tu ab an desde el H otel A raucano , de esa c iu d ad , y p roced ió a ing resar a la h ab itac ió n n ú m ero 1017, donde fueron encontrados los correspondien tes elem entos de transm isión radial. M ientras se procedía a su revisión, de tonó un artefac to explosivo de alto poder, que ocasionó la m u erte in s ta n tá n e a del suboficial de E jército A le jandro del C arm en A vendaño S ánchez y lesionó de g ravedad al suboficial de la A rm ada, René O svaldo Lara A rriagada, q u ien falleció a las 0 4 :3 0 ho ras de hoy en el H ospital R egional de C oncepción. A dem ás re su lta ro n lesionados dos oficiales y un suboficial m ayor de C arab ineros de Chile».84

Ese m ism o año (13 de agosto) y en un p roced im ien to sim ilar perdió la v ida, en la localidad de Peñablanca, Región de V alparaíso, el teniente

y A 12; Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), págs. 995-996; este caso es conocido, a partir de la denom inación de las callos en que se produjeron los hechos, com o las ejecuciones de «Fuenteovejuna» y «Janequeo».

83. Equipo de redacción. «Atentado». En: El M ercurio : Santiago de Chile (27 de m arzo de 1985), pág. A l , C l y C 4 ; y Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), págs. 1.057-1.058.

84. Equipo de redacción. «En céntrico hotel de Concepción: 2 sargentos m ueren al desactivar una bomba». En: La Tercera: Santiago de Chile (27 de m arzo de 1985), pág. 5.

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Puebla, conciencia y fusil. F.1 Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

jf r la a rm ad a , ad scrito a la CNI, C esar C hesta M ousset.85 Por ú ltim o , el ftfi «le enero de 1988, fue e jecu tado en Santiago, con una bom ba tram pa, f l m ayor de ca rab in e ro s y Jefe de O peraciones E specia les del GOPE, Julio B enim elli Ruíz.06 Pese al fuerte d esg as te que el MIR h ab ía ven id o

«prrim entado desde 1982 en adelan te , particu larm en te por efecto de la política rep resiva de la d ic tad u ra , su d irección po lítica , sed u c id a p o r el «m i *nso experim entado por la lucha de masas, a p artir de 1983, continuó Insistiendo en la necesidad de vincular la lucha social con la construcción clr un p o d ero sa fuerza m ilitar. En 1985, un d o cu m en to del p a rtid o M ftalaba al respecto ,

«En esta e tap a , la cen tra lid ad debe ser la construcción d e la fuerza revo lucionaria y partidaria y el desarro llo de la lucha a rm ad a para d a r un salto cualita tivo en la g u e rra popular. Y esto debe se r asum ido ideológica, política y p rác ticam en te por el con jun to del partido .

No d eb e en te n d e rse p o r cen tra lid ad tác tica n in g ú n tipo de reduccionism o. ( . . . ) no p lanteam os descartar la lucha ideoló­gica, el trabajo de alianzas, la construcción del partido en los m ovim ientos sociales, ni de jar de lado la m ovilización social ofensiva y la in surgencia de m asas. Tam poco en ten d em o s la res istenc ia a rm ad a ni la lucha g u errille ra al m a rg en de las m asas, com o el en fren tam ien to de dos ap a ra to s m ilitares.

N uestra p reocupación principal es constru ir un p artido en ra i­zado en las organizaciones y frentes na turales de m asas y una

85. Equipo de redacción. «Peñablanca: oficial de M arina murió al desactivar una bom ba». En: El Mercurio: Santiago de Chile (14 de agosto de 1985), A 1 y C 6; Equipo de redacción. «Estalló cuando in ten taba desactivarla; grave un sargento: bomba mató a teniente naval». En: La Tercera: Santiago de Chile (14 de agosto de 1985), pág. 23; y Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), pág. 1.059.

86. Equipo de redacción. «Víctima era jefe del GOPE: tram pa explosiva mató a oficial de Carabineros». En: El Mercurio: antiago de Chile (27 de enero de 1988), pág. A 1 y A 10; Equipo de redacción. «Mayor m urió al estallar bom ba: desactivaba artefacto explosivo en casa de seguridad del FMR». En: La Tercera: Santiago de Chile (27 de enero de 1988), pág. 10; y Rettig, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (CNVR), págs. 1 .067-1.068; la prensa dio a en ten d er que la acción la llevó a cabo el FPMR, no obstan te los com unicados posteriores perm itieron establecer que se trató de una operación m ontada por la Comisión Militar del MIR.

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fu e rza m ilita r firm em ente anclada en bases revo lucionarias d e m asas» .87

En este escenario la postrer política de levantam ientos populares, reco­gida de la experiencia centroam ericana,88n e im plem entada en los barrios populares de la periferia de la capital, a partir de 1984, se convirtió en el ú ltim o in ten to m irista por revertir, a partir de la incorporación a la lucha m ilic iana de c ien to s de jóvenes pob ladores, el co lapso defin itivo de la e s tru c tu ra p a rtid a ria .8y El acontecim ien to m ás im p o rtan te de esta etapa de ascenso de las luchas popu lares fue el d en o m in ad o paro com unal de P u d ah u e l, rea lizad o el 26 de ju lio de 1984. En esa ocasión m iles de p o b lad o res de esa popu lo sa com una de la zona p o n ien te de Santiago d e tu v ie ro n sus ac tiv idades regu lares y se m ov ilizaron a lo la rg o de to­do el d ía en u n a serie de acciones de p ro te s ta an tid ic ta to ria l: m archas ca lle jeras, co rte del a lu m b rad o público, lev an tam ien to de barricadas, saqueo de superm ercados, hostigam iento a los soplones y en fren tam ien ­tos con la policía . En estas acciones ju g a ro n un ro l fu n d am en ta l las milicias de la resistencia popular que acom pañaron la m ovilización social re sg u a rd an d o con a rm am en to casero y au to m ático el desp liegue de los pobladores. La evaluación realizada por el MIR de esta m ovilización local fue p a rticu la rm en te positiva.

«Este p rim e r p a ro local reafirm a la po ten c ia del pueb lo , su capacidad p ara com binar en una m ism a acción sus o rgan iza­ciones y fuerzas populares y m ilicianas, para desarro llar todas las form as de lucha y d isp u ta r m o m en tán eam en te el contro l que la d ic tad u ra ejerce sobre el te rrito rio . C on rep resió n o sin ella , el ejem plo de P u d ah u e l se rá seg u id o en las fu tu ras

87. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Pleno del Comité Central, 1985. Acuerdos y resoluciones. Santiago de Chile, 1985, pág. 17; los d irigentes del MIR, Andrés Pascal Allende (secretario general) y Hernán Aguiló (subsecretario), insistieron en esta política en una entrevista pública de 1986, véase Jorge André Richards. «Andrés Pascal en Chile». En: Revista APSI, n.° 185: Santiago de Chile (24 de agosto de 1986), págs. 11-13.

88. Véase M arta Harnecker. Pueblos en armas. Guatemala, El Salvador, Nica­ragua. México, DF: Ediciones ERA, 1984.

89. Esta experiencia fue am pliam ente estudiada por Oscar Peñafiel Arancibia. «¡A tom arse las com unas! La táctica del MIR para el período de las Jornadas de Protesta Nacional, m om ento de constitución del m ovim iento popular (1983- 1984). El caso del paro comunal de Pudahuel (26-27 de julio, 1984)». Tesis de lie. Santiago de Chile: D epartam ento de Historia, Universidad de Santiago de Chile, 2010, págs. 143-197.

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Pueblo, conciencia y fusil. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

jo rn a d a s de lucha con nuevas p ro tes ta s y p aro s com unales , en el cam ino hacia el paro Nacional, O brero y Popular» .90

Pero este esfuerzo tam b ién resu ltó in fructuoso . In m ed ia tam en te después del p a ro de P udahue l se d esa tó sobre la lo ca lidad u n a b ru ta l ofensiva rep resiva que desem bocó en la p risión y to r tu ra d e cien tos de p o b lado res, en el en carce lam ien to p ro longado d e v arias d ecen as y la d esarticu lac ión p ro fu n d a de la o rgan ización social y m ilic iana de la localidad.

«La línea estratégica de los levantam ientos locales fracasó. El MIR sufrió un nuevo revés estratégico-táctico, pero esta vez no se lim itó al sector militar, sino que afectó g ravem ente todas las estruc tu ras partidarias, revirtiendo el proceso de crecim iento orgán ico , q u eb ran d o su in iciativa política, d e b ilitan d o su vinculación orgánica con el m ovim iento de m asas, debilitando aún m ás su capacidad militar. Fue este revés, el que term ino d e p ro d u c ir el p roceso de crisis que h a afec tado al p a rtid o desde 1985 en adelan te» .91

No ob stan te , el im portan te nivel de inserción orgánica del MIR en tre los sectores m ás rad icalizados del m ovim iento pob lac ional, no le perm i­tieron recuperar la base de cuadros drenados por el accionar represivo de los o rgan ism os de seguridad . La rep resen tac ió n social del MIR se incre­m entó de m an era im p o rtan te a partir de la ap e rtu ra de espacios p ara la represen tación pública del partido -e sp ec ia lm en te en to rno a las figuras de R afael M aro to y Jeck a r N e g h m e - pero d icha rep resen tac ió n social no se trad u jo m ecán icam en te en el fo rta lec im ien to de la línea m ilita r propia. Por el con trario , la m ism a, com enzó a ser d u ram en te im pugnada desde la d irección de la C om isión N acional de M asas, p u n to de p a rtid a del quiebre definitivo del partido . La crisis in terna se m anifestaba, a fines de 1986 , com o un cu es tionam ien to explícito a los acu e rd o s alcanzados por el C om ité C entral. Los llam ados al respeto a la instituc ionalidad y la d isciplina p a rtid a ria ya no su rtían efecto,

«El cen tra lism o dem ocrático es un rasgo que d istingue a una organización revolucionaria de lo que es un partido pequeño burgués: en este prim a el caudillism o y el individualism o. El resu ltado de ello es la dispersión política e inevitab lem ente la

90. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. «Primer paro comunal». En: El Rebelde, n.° 212: Santiago de Chile (agosto de 1984), pág. 9.

91. MIR, IV Congreso Nacional del MIR. Balance histórico del MIR y su lucha revolucionaria, pág. 74.

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descom posición ideológica, con sus secuelas de desv iac iones, re fo rm ism o , derro tism o , etc. U na época d e d ic ta d u ra , co n co y u n tu ras de g ran com plejidad com o la ac tua l, es caldo d e cultivo p ara este tipo de situaciones».92

E fectivam ente, la crisis in te rn a in iciada en 1984, com o consecuencia del fracaso de la O peración R etom o y de la m u e rte o en ca rce lam ien to d e c ien to s de m ilitan tes, se c ie rra a com ienzos d e 1987 con la d iv isión del p a rtid o en dos grupos, que m an ifiestan lin cam ien to s estra tég ico s d iferen tes.

« ( . . . ) el grupo que ha te rm inado po r sep ararse del MIR [e n ­cabezado por el N elson G utiérrez] no cree rea lista ni posib le log rar en este período la salida popu lar in d ep en d ien te p o r la cual lucham os. Por lo tan to form ula p lan team ien tos e s tra té g i­cos, tácticos y o rgan iza tivos aco rdes con su v is ión m a rc a d a po r el derro tism o.

Los p lan team ientos de ese grupo han sido rechazados no sólo po r la m ayoría del C om ité C entral sino tam b ién p o r los m ás am plios sectores del Partido que se han pronunciado al respec­to es por eso que an tes de sufrir una defin itiva d e rro ta en e l IV C ongreso N acional que el MIR inicia en la c lan d e stin id ad , el g rupo fraccional decid ió separarse del partido» .93

La co n tin u id ad h is tó rica d e la e s tra teg ia de lu ch a a rm a d a , q u e se encuen tra en la base del pensam ien to m irista, quedó rep resen tad a p o r la fracción dirig ida por A ndrés Pascal A llende, pero este proyecto - a l igual que aquel rep resen tado por el MIR P o lítico - co lapsaron defin itivam ente a com ienzos de la década del noventa, en el m arco del ag o tam ien to pro g ram ático de la izquierda chilena, de la consolidación de la e s tra teg ia de transición negociada y de la liquidación del socialismo real rep resen tad o p o r la URSS y los pa íses de E uropa del E ste .9* No o b s tan te , tran s itad a

92. M ovimiento de Izquierda Revolucionaria. «Columna del Comité Central, Mayoría y minoría». En: n.° 233: Santiago de Chile (noviem bre de 1986), pág. .r>.

93. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. «Columna del Comité Central. En el MIR no cabe el derrotism o». En: El Rebelde, n.° 237: Santiago d e Chile (m arzo de 1987), pág. 4; véase la postura del MIR Político (tam bién denom inado Renovado) en Nelson Gutiérrez. El MIR vive en el corazón del pueblo. Santiago de Chile: MIR, 1990.

94. Patricio Rivas. «Miguel Enríquez y la crisis de la conciencia efímera». Iín; Miguel Enríquez. Páginas de historia y lucha. Ed. por Pedro N aranjo. Estocolmo: C entro de Estudios Miguel Enríquez (CEME), 1999, pág. 52; y MIR, IV Congreso Nacional del MIR. Balance histórico del MIR y su lucha revolucionaria, págs. 86-88.

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Pueblo, conciencia y fusil. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

Una década del segundo m ilenio, varios grupos con tin ú an reiv ind icando «1 legado político, ideológico y simbólico que instalara el MIR a partir de IV 65: el im pu lso de u n a e stra teg ia an ticap ita lis ta y an tiim p eria lis ta ; la « in s tru cc ió n de una am plia alianza social de base popu lar; la form ación «lf un p artido de cuadros profesionales; una o rien tac ión estra tég ica que frleva la construcción y defensa del poder popular; y, fundam enta lm en te , lina p erspec tiva d e p o d e r que in s ta la la guerra p o p u la r revo luc ionaria , Como eje v e r te b ra d o r e s tra tég ico .95 U na nueva gen e rac ió n de m iristas, pnra un proyecto revolucionario inconcluso.

95. M ovim iento de Izquierda Revolucionaria. Porqué seguimos siendo MIR. Santiago de Chile, 2008.

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Capítulo 9 El Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (1965-1975). Estructura interna, fases de desarrollo y política de alianzas"

Clara Aldrighi

A fines de agosto de 1965, en el extrem o no rte de Uruguay, personasI afiliadas al grupo socialista radical de Sendic (así defin ie ro n a los recién

nacidos tupam aros los asesores estadounidenses de la policía) d ieron fue­go a las p lan tac iones de caña de azúcar de Bella U nión. D estacam entos policiales y m ilitares del d epartam en to de Artigas coo rd inaron esfuerzos para im p ed ir o tros sabo ta jes. Poco an tes , en M ontev ideo , los tu p a m a ­ros se d a b a n a conocer firm ando un a ten tad o con explosivos co n tra la com pañía Bayer. En el volante dejado en el lugar acusaban a la em presa ¡dem ana de su m in is tra r los gases tóxicos que E stados U nidos em pleaba en V ie tnam .1

*. Parte de este trabajo ha sido extraído de Clara Aldrighi. La izquierda armada. Ideología, ética e identidad en el MLN Tupamaros. M ontevideo: Trilce, 2001.

1. La quem a de las plantaciones de caña era un procedim iento habitual antes de la cosecha. El MLN la adelan tó con la in tención de obligar a las patronales azucareras a contratar al personal sindicalizado en la Unión de Trabajadores Azu­careros de Artigas (UTAA), excluido del trabajo por motivos políticos; Eleuterio Fernández Huidobro. Historia de los tupamaros. Vol. 2: El nacimiento. Montevideo: Banda Oriental, 2001, págs. 79-80. La visión de los instructores estadounidenses sobre estos atentados en: USA1D Montevideo a USAID W ashington, «Monthly Re- port on the Public Safety Program for Montevideo, August 1965», 14.9.1965, en National Archives and Records Adm inistration, (NARA), College Park, Maryland,

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Clara Aldrighi

Desde ese m om en to y hasta fines de 1972, el grupo guerrillero coinlit cido por Raúl Sendic conm ocionó profundam ente la política y la sociedad uruguayas. En 1985 , al té rm ino de la d ictadura cívico-militar, un renov* do M ovim iento de L iberación Nacional Tupamaros (MLN) dio com icn/n a su p len a in se rc ió n en la legalidad política. En la a c tu a lid ad , 46 añ a l después de la q u e m a de las p lan taciones azucareras, Jo sé M ujica, uno de sus an tig u o s d irigen tes, ocupa la presidencia de la R epública, a la qu< accedió con el 52 % d e los sufragios.

Los primeros grupos conspirativos

Decenas de m ilitan tes provenientes de diversos partidos de la izquiei da e s tab lec ie ro n a p a r tir d e m ayo de 1962 una serie de coordinaciom w políticas y o p e ra tiv a s , que en los hechos dieron v ida a u n a nueva oí gan ización c la n d e s tin a y a rm ad a . Al cabo de un año la denom inaron C oord inado r.2 Su p ro p ó s ito era com enzar a tran s ita r el cam in o de la lucha a rm ad a con objetivos revolucionarios, sin p roponerse d esa ta rla en lo inm ediato . Por el m om en to im pulsarían la com batividad de las luchas de m asas con acc iones de enfren tam ien to radical, o b tend rían pertrechos y d inero, opo n d rían resistencia a las bandas violentas de extrem a derecha y adqu irirían ex p e rien c ia p ara resistir a un eventual golpe de Estado.

El C o o rd in a d o r c ap ita lizó las redes de m ilitan tes rad ica les d e la iz­qu ierda no co m u n is ta , ya o rgan izadas con propósitos de «autodefensa», poco je ra rq u iz a d a s , flexibles en lo organizativo y en las fo rm as de m o­vilización. D esde tiem p o a trá s ac tuaban u n ita riam en te en las luchas sindicales, las m an ife s tac io n es antiim perialistas y de apoyo a la Revolu­ción cubana.

A fluyeron a la n u e v a o rgan ización m ilitantes socia listas e in d ep en ­d ien tes, de la F ed e rac ió n A narquista U ruguaya (FAU) y o tro s grupos libertarios, ex co m u n is ta s de orientación m aoísta ag rupados en el Movi­m ien to de Iz q u ie rd a R evolucionaria (MIR) e in teg ran tes de l filocubano M ovim iento R evolucionario O riental (MRO).3 Se les sum aron num erosos trabajadores ru ra le s o rgan izados por Raúl Sendic d u ran te su experiencia

Record Group (RG) 2 86 , Agency for International Developm ent (AID),Office oí Public Safety (O PS), Box 110. La acción contra la Bayer causó daños m enores destruyendo un po rtó n de m etal.

2. E leuterio F ern án d ez H uidobro. Historia de los tupamaros. Vol. 1: Los orígenes. M ontevideo: B anda Oriental, 2001, pág. 23 y págs. 90-92.

3. Del MRO se desgajó en 1962 un núcleo integrado por Eleuterio Fernández Huidobro, E d u ard o P ine la , Gabino Falero, Carlos Flores y O rnar Puim e, que adoptó el nom bre de M ovim iento de Apoyo Campesino (MAC); participó en la fundación del C o o rd in ad o r y posteriorm ente del MLN. Años después el MRO

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El Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.

de? sindicalización de los arroceros, rem olacheros y cañeros de T rein ta y Tres, Paysandú y Bella Unión.i E ntre 1963 y 1965 el C oord inador em prend ió una serie de acciones

ü id ace s y ejem plarizan tes: robo de arm as del Tiro Suizo y de la A duana d»? Bella Unión, liberación de presos en un puesto policial de U ruguayana, (tea 1 tos de tran sp o rte s de a lim en to s para su d is trib u c ió n a la población m arginal de M ontevideo, a ten tad o s con tra em presas e s tad o u n id en se s y v iviendas de gob ern an tes por la ru p tu ra de relaciones d ip lom áticas con Cuba, robo de bancos, de arm am en to y explosivos.4

Los g rupos que in teg rab an el C oo rd inado r fueron a d q u ir ien d o a u to ­nom ía resp ec to de sus o rgan izaciones políticas, que p ro n to d e ja ro n de contro lar las acciones que realizaban. Los num erosos afiliados al Partido

[ Socialista m an tu v ie ro n h asta com ienzos de 1967 u n a especie de doble n iilitancia, que generó no pocos p roblem as al partido . Raúl Sendic, d iri­gente socialista, ac tu ab a con total au tonom ía , tan to en el p lano sindical com o en la realización de acciones a rm ad as.5

creó su propia guerrilla urbana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias Orientales (FARO).

4. En 1964 algunas de estas acciones comenzaron a ser firmadas «Tupamaros» en panfletos o leyendas pin tadas en m uros de la capital. La p rim era m ención es de octubre de 1964, cuando uno de los grupos del C oord inador (según la Inteligencia policial probablem ente el liderado por Carlos H eber Mejías Collazo) redactó y distribuyó en el ám bito universitario un im preso de diez páginas titu lado «Tupamaros» con el sím bolo de la estrella de cinco puntas , una flecha en su in te rio r y las consignas «Ármate y espera» y «Tupam aros No Transam os, (TNT)». Convocaba a form ar grupos para la lucha ilegal, la acción directa, la insurrección y la tom a del poder. El nom bre volvió a aparecer en los siguientes atentados del Coordinador: colocación de botellas incendiarias contra la puerta de la empresa naviera Moore McCormack (8 de diciembre de 1964) y la residencia de un contador de la empresa Manzanares (4 de enero de 1965); artefacto explosivo contra la oficina com ercial de la em bajada de Brasil (11 de enero de 1965). El 20 de enero de 1965 el nom bre y la estrella aparecieron p in tados en m uros de M ontevideo ju n to a consignas de apoyo a la huelga de los trabajadores de M anzanares. Un significativo espaldarazo a estas acciones provino del secretario del Partido Socialista Vivián Trias, quien publicó el 9 /1 /1 9 6 5 en el periódico partidario El Sol un artículo que exaltaba las gestas de los «Tupamaros de Artigas» y explicaba el significado histórico y político de la denom inación. Archivo de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, M ontevideo (ADNII), «Estudio sobre activ idades del MLN» (6 de enero de 1967); «Historia del MLN. 1962 a setiem bre 1968», (setiem bre 1968).

5. Sam uel Blixen. Senciíc. Montevideo: Trilce, 2000, págs. 87-88 y págs. 101-104.

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Clara Alcirijjhi

En 1964 se p rocesó un áspero deb a te político en tre los g ru p o s chut d e s tin o s , d e s lin d an d o y d ife ren c ian d o posiciones. En m ay o de 196-'», en el P len a rio de P arque d e l P lata , se dio por conclu ida la experiencia de l C oo rd inado r. C on ap ro x im ad am en te dos tercios de sus in tegrante* (los p ro v en ien te s del P artido Socialista, el MAC y el MIR, ju n to a varios cañeros de UTAA) se fundó el MLN com o form ación política au tónom a.1.

La ap ro b ac ió n d e un E sta tu to y la elección de u n a d irecc ió n - e l Cu rnité E jecu tivo in teg rad o p o r Sendic, Tabaré R ivero C edrés, E leuterio F e rn án d ez H u idob ro y A n ton io S a ra v ia - fueron los p rim ero s actos for m ales d e la nueva o rgan izac ión . Desde este m om en to no se adm itieron g rupos: los m ilitan te s se re c lu ta r ían a título ind iv idual. El m ovim iento se e s tru c tu ró en célu las co m p artim en tad as y dos d irecciones colectivas in te rm ed ias , una política y o tra militar.

T iem po después, en la p rim era convención rea lizada en el balneario El P inar (31 de enero de 1966), el MIR se retiró defin itivam ente del moví m ien to al qu ed ar en m inoría su línea política, que postu laba transform ar al m ov im ien to en un p a rtid o obrero de ideología m arx ista len in is ta (cu su in te rp re ta c ió n m ao ísta ) y desarro llar, al igual que en la Revolución ch ina, la guerrilla ru ra l.7

La so c ied ad socia lista q u e em ergería de la revo lución ja m á s fue de­fin ida con p rec isión po r el MLN, pero es frecuen te en los docum entos la re fe ren c ia a l m odelo cu bano . El p rob lem a d e l rég im en a constru ir luego del tr iu n fo revo lucionario aparecía - h a s ta ta n to no se p rodu jera la to m a del p o d e r - com o p u ra m e n te académ ico . La inde te rm inac ión de este fu tu ro no in q u ie tab a a los m ilitan tes ni a la d irecc ión , puesto que los com prom isos del p re sen te parec ían claros y u rg en te s y se creía

6. Los anarqu istas de la FAU no adhirieron a la nueva organización revolu­cionaria. C onsideraban que ya integraban una, de la que aceptaban program a y estrateg ia . Años m ás tarde la FAU creó su propia guerrilla u rbana, la O rganiza­ción Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR-33); en julio de 1975 contribuyó a la fundación en Buenos Aires del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), Sobre las tesis políticas que m otivaron la disolución del Coordinador, cfr. Fer­nández H uidobro, Los orígenes, pág. 130; y Fernández H uidobro, El nacimiento, págs. 70-73.

7. La opción de la guerrilla rural fue sostenida con vehem encia p o r el MIR, pese a que los da tos del censo de 1963 indicaban que el 8 0 % de la población uruguaya era urbana y la densidad de población en m uchas zonas rurales era do un habitante por Km2, cfr. Gerardo Caetano y José Rilla. Historia contemporánea del Uruguay. De la colonia al siglo XXI. Montevideo: Fin de Siglo y CLAEH, 2005, págs. 479-481; varios m ilitantes del MIR perm anecieron en el MLN renunciando a su organización de origen. El mirista Antonio Saravia, integrante del Ejecutivo, abandonó el MLN en esta ocasión. Fernández Huidobro, El nacimiento, pág. 76 y págs. 90-91.

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rio rita rio defin ir po líticas efectivas p a ra la cap tac ión del consenso y el debilitam iento del sistem a. La influencia anarqu ista y del Partido Socialis­ta uruguayo se expresaba en la visión de un socialism o que p lasm ara las l*piraciones de los asalariados del cam po y la c iudad, de los a rtesanos y pequeños p ro d u c to res , del con jun to de las capas m edias. En el suc in to P rog ram a de G obierno» d ivu lgado en 1971 se p ro y ec tab a la exp ro p ia ­

ción de los la tifu n d io s y g randes e s tab lec im ien to s ag ropecuario s p o r el Estado y la parcelación de la tierra entre pequeños productores. También se m encionaba la prom oción de form as de au togestión o b re ra .8

«N uestra valoración positiva del Estado - observa Jo rge Zabal- z a - era de origen batllista y tam bién soviético. Pero pensába­m os que esas propiedades estatales iban a ser gestionadas por los propios trabajadores. Teníamos bien presen te po r ejem plo la experiencia de los kibutz, no tan to la cubana ( . . . ) . Esa ex­periencia influyó, ju n to a m ucha lectura que había sobre esos tem as y a la visión lib erta ria de la au to g es tió n , q u e S endic ten ía bien clara, desde sus coincidencias con P roudhon» .9

Etapas de crecimiento y formas organizativas

La estruc tu ra in terna y el funcionam iento del MLN com o organización política p u ed en se r reco n stru id o s fu n d am en ta lm en te a través de los testim on ios. De la p rim era coo rd inación de g rupos c landestinos a la o rgan izac ión en «colum nas», con los d ife ren tes niveles de com prom iso a rticu lados en u n a red ex te rna de com ités de apoyo, se llegó en 1970 a la creac ión de u n a co lum na de m asas y nuevos o rgan ism os políticos y m ilitares.

La h is to ria del MLN p uede se r d iv id ida p rov iso riam en te en cu a tro fases. La p rim era , c a rac te rizad a p o r un in tenso esfuerzo de p e rtre c h a ­m ien to y fogueo de un reducido núcleo de m ilitan tes, ad ies trad o s en la vida consp irativa y la acción militar.

La segunda, iniciada en diciem bre de 1966 con la m uerte de los tu p a­m aros Carlos Flores y M ario Robaina, en la que el m ovim iento es puesto

8. MLN, «Docum ento 1», jun io de 1967. Leopoldo M adruga [Ernesto González Bermejo], «Tupamaros y gobierno, dos poderes en pugna», (entrevista a M auricio Rosencof), M ontevideo, setiem bre de 1970. MLN, «Program a de Gobierno», m arzo de 1971. (Los documentos sin referencia de origen pertenecen al archivo de la au to ra). Julio M arenales, entrevista (1999) de Clara Aldrighi, Montevideo. (Las entrevistas que se citan a continuación, cuando no se especifica otra ciudad, fueron todas realizadas en M ontevideo).

9. Jorge Zabalza, entrevista (1998) de Clara Aldrighi.

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a p ru eb a y lo g ra su p e ra r un fuerte a taq u e rep resivo . En esta e tap a se rea lizan acciones de «p ropaganda arm ada» y operaciones dem ostrativas para d e sp e rta r la sim patía o adhesión de la población .

La te rce ra , cuyo p u n to de p a rtid a es la to m a d e la c iu d ad de Pando en octubre de 1969, se caracteriza por una intensificación de las acciones guerrilleras y su expansión al in terior del país. Se desarro lla paralelam en­te un in tenso trab a jo de m asas y se o rgan iza en m ovim ien tos legales la influencia política.

Si la e s tra te g ia inicial a p u n ta b a a un en fre n ta m ie n to político con el E stado, desde la tom a de Pando, seguida a los pocos m eses p o r el asalto a un cu arte l de la M arina, el m ovim ien to com enzó a deslizarse hacia el en fren tam ien to con las fuerzas represivas. N unca abandonó , con todo, la tác tica de la p ro p ag an d a arm ada .

La cu a rta fase com ienza en abril de 1972 , con el a ta q u e fron ta l al «escuadrón de la m uerte», la contraofensiva del Estado y la casi compleia desarticu lación del MLN. Concluye en 1975, con el ú ltim o in ten to - f ru s ­trado por la represión - de reconstru ir el m ovim iento m edian te el ingreso de grupos opera tivos desde el exterior.

D urante los prim eros años la organización se m antuvo rep legada sobre sí m ism a, perfeccionando el apara to , educando política y m ilitarm ente a un pequeño núcleo de cuadros, obteniendo in fraestructu ra , adiestrándose en el funcionam ien to ilegal. Las operaciones m ilita res se rea lizaban con lo que ha sido definido un «seleccionado» de m ilitan tes, que se conocían por su partic ipación en las m ism as acciones.10

En esta p rim e ra fase pod ría decirse que el MLN e sp e rab a la llegada de u n a grave crisis política - y se p reparaba p ara incid ir en e l l a - con la seg u rid ad de que no ta rd a ría en p resen tarse . Los sín tom as d e deterioro del U ruguay liberal se volvían cada vez m ás ev iden tes. En 1965, a poco de co n stitu id o , el MLN ensayó u n p lan de res is tenc ia a u n go lpe de E stado, que llevó a sus d irigentes a redoblar esfuerzos p ara conso lidar la organización. R ecuerda Fernández H uidobro: «Los sim ulacros salían bien. Pero si se hub ie ra dado efectivam ente un golpe de E stado po r esa época, n oso tros, con to d a la fuerza d isponib le , h ab ríam o s pod ido ap o y ar la huelga general cortando las líneas de alta tensión, volando a lgún puente, h o s tig an d o levem en te a las fuerzas go lpistas; y no m ucho m ás. M irada d esde este án g u lo , la deb ilidad e ra e sca lo frian te y no en ten d íam o s la liv iandad con que m uchos le p ro m etían a la o ligarqu ía la d e rro ta a la vuelta de la esqu ina , si se an im aba a dar un paso con tra el pueb lo» .11

10. Entrevistas a A rturo Dubra (1998) y Miguel Ángel Olivera (1999), de Clara Aldrighi.

11. Fernández Huidobro, El nacimiento, págs. 76-77.

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Las a rm as y el dinero fueron ob ten idos h as ta 1971 d e n tro del país, para garan tiza r la independencia de cualquier cen tro ex terno . Más tarde co m en zaro n a adquirirse arm as en Chile. El sec to r técn ico d esarro lló varios tipos de arm am ento: g ran ad as a rte san a les , bazucas y u n a su- b am e tra llad o ra d iseñada en P u n ta C arretas, pe rfecc io n ad a y fabricada en C hile.12

En 1966 el MLN estaba in tegrado por aprox im adam ente 50 personas. Los go lpes represivos de d ic iem bre ob ligaron a m ás de 25 a refug iarse en la clandestin idad . La organización perdió casi toda su in fraestructu ra , p re se rv an d o la existente en el in te rio r de l p a ís .13 Al cabo de un año logró superar la crisis e incorporar varias decenas de m ilitantes, apoyados po r un núm ero sim ilar de co laboradores o sim patizan tes, según revelan sus fu n d ad o res y los m inuciosos estud io s de la época rea lizados por la in te ligencia policial y los in s truc to res policiales estad o u n id en se s que ac tu ab an en M ontevideo.

U na g u errilla que en cinco años de so sten ido trab a jo c landestino co n tab a con una fuerza tan exigua (si se tom a com o p u n to de p a rtid a no la fundación del MLN en 1965, sino la prim era coord inación de 1962 entre Raúl Sendic, cañeros de UTAA y m ilitantes o rganizados de La Teja), d ifíc ilm ente representaba una am enaza para la dem ocracia liberal y sus in s tituc iones. A unque sus p ropósitos h u b ie ran sido aú n m ás rad icales, tam poco estaba en condiciones de desestab ilizarla .

La existencia de este m inúsculo grupo arm ado no puede haber incidi­do en el giro au to rita rio in au g u rad o po r Jo rg e Pacheco ap en as asum ió la p res idenc ia , en diciem bre de 1967, c lau su rando Época y El So l, ¿lega­lizando el P artido Socialista, el MRO, la FAU, el M ovim iento de Acción P opu lar U ruguayo (MAPU) y el MIR. Su p resenc ia tam poco influyó en la im p lan tac ión del Estado de excepción, ni en las v io len tas represiones o rd en ad as po r Pacheco contra huelgas y m anifestaciones, violencias que se p ro longaron hasta el fin de su m andato .

El esta llido social de 1968 fue d irecta consecuencia de la grave crisis económ ica que sufría el país. Las condiciones de vida de las clases popula­res venían deteriorándose fuertem en te desde com ienzos de la década. Al estancam ien to productivo de los sectores prim ario y secundario y la caída de los p recios in ternacionales de los p roductos exportab les , se sum aron las ac tiv id ad es especu lativas y la fuga de cap ita les , con su co ro lario ele

12. Miguel Á. Olivera, en trevista citada. Jorge Selves, entrevista (2006) de Guillermo W aksman y Clara Aldrighi.

13. Jorge Torres y E. Fernández Huidobro, «Autocrítica», (M anuscrito para la 3 Convención del MLN, 1985), pág. 3.

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déficit en la balanza de pagos e increm ento del endeudam ien to ex terno .H La inflación en tre 1962 y 1967 alcanzó un prom edio del 6 0 % anual, llegó al 1 35% en 1968, se estabilizó por debajo del 2 0 % d u ran te los siguientes dos años com o consecuencia de la congelación de precios y salarios, para e levarse n u ev am e n te a casi 1 0 0 % en 1971. La reac tivac ión económ ica que se p rodu jo con las m edidas estab ilizadoras del gob ierno de Pacheco no pudo ser m an ten ida . En 1972, en los prim eros m eses del gobierno de Ju a n M aría Bordaberry, la tasa de inflación su p e ró el 7 0 % .

La res is tenc ia del sistem a político a e m p re n d e r u n co n ju n to de re­fo rm as e s tru c tu ra les , que los sectores m o d erad o s o «desarro llistas» con s id e rab an v iab les y necesarias - c o m o las p ro p u e s ta s p o r el Consejo In te rm in is te ria l de D esarro llo Económ ico (CIDE) en su P lan d e 1 9 6 5 - dejó com o ún ico cam ino el rea ju s te co n se rv ad o r de la eco n o m ía y la so lución au to rita ria de los conflictos socia les.15

La u tilizac ión de la v io lencia p o r p a rte de l E stado co n tra huelgas y m an ifestac iones , en u n a esp iral de crec ien te b ru ta lid a d , fue generando u n a a tm ó sfe ra en que las instancias de m ed iac ió n y d iá logo , propias d e l rég im en p a rlam en ta rio , se v ieron p ro g res iv am en te sofocadas. La desva lo rizac ión del P arlam en to , en tan to se g o b e rn ab a a fuerza de de­c re to s p res idenc ia les; el desconocim ien to de las lib e rtad e s civiles, con las lim itac iones im puestas a los derechos d e ex p res ión y asociación ; el desp rec io p o r la vida, al rep rim ir m an ifestac iones con a rm as de fuego p ro v o can d o la m u erte de m an ifestan tes ; la v io lac ión d e los derechos h u m an o s , co n sin tien d o el uso de la to r tu ra p o r la policía y las fuerzas arm ad as, a lim en ta ro n la vo lun tad de oposición radical.

La v io lencia e s ta ta l de 1968-1971 p rec ip itó el ing reso a las o rgan i­zac iones a rm a d a s de g rupos en te ro s de m ilitan te s de los m ovim ientos sociales. Q u ienes se in co rp o ra ro n al MLN en esto s años rem em o ran su visión genera l de la situación política: la dem ocracia les parecía ilusoria,

14. El estancam iento del sector primario fue la causa fundam ental de la crisis. Su productividad disminuyó en primer término por el m antenim iento de estructu­ras de tenencia de la tierra de tipo tradicional. El em presariado rural opuso una fuerte resistencia a todo intento de modernización de las estructuras agrarias. La concentración de la propiedad de la tierra seguía siendo el problem a básico que determ inaba la baja productividad y las crisis cíclicas: 530 propietarios de más de 5.000 hectáreas ocupaban 4.8 millones de hectáreas y 670 em presas controlaban 5,8 m illones de hectáreas, que represen taban el 3 6 % de la tierra productiva. Henry Finch. Historia económica del Uruguay contemporáneo. M ontevideo: Banda Oriental, 1980, pág. 35 y págs. 35-51 y pág. 60.

15. Creada en 1960, la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico fue reestructurada en 1964 y cambió su denom inación por Consejo Interm inisterial de Desarrollo Económico.

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vaciada de con ten ido ; el su fragio universal conso lidaba el sta tu quo; los partidos tradicionales Nacional y Colorado no rep resen taban los intereses de las m ayorías, an tes b ien , g a ran tiz ab an el poderío económ ico d e la oligarquía. En el contexto in ternacional el m undo no era percibido com o pacífico, sino som etido a la violencia de d ic tadu ras y po tencias im peria ­listas. La g u e rra de V ietnam , la in tervención de E stados U nidos en el derrocam ien to de gobiernos progresistas, el auge guerrillero con tinen tal, m o strab an un m undo cuyo estado p erm an en te era el de grave conflicto y d o n d e el uso de la v io lencia p ara a lcan za r la ju s tic ia social parec ía leg ítim o .16

A partir de 1971 el MLN in ten tó fortalecer su influencia en el in terio r del país, donde constataba eran «mucho m ás num erosos aquellos sectores a los cuales el hecho tu p am aro ha llegado a tem p e rad o p o r la d is tanc ia política», volviendo las c iudades y poblados «pacíficos rem ansos en com ­parac ió n con el vo lcán que es M ontevideo». En el m arco del P lan Tatú - q u e buscaba ex ten d e r la guerrilla a los 18 d ep a rtam en to s del in te r io r- in ten tó sensib ilizar a los g rupos sociales «a los que n u n ca ha llegado la izq u ie rd a , p o r lo que la línea de la p ro p ag an d a a rm a d a p a ra e n tra r en ellos debe ser m uy puntillosa; no tenem os que conqu istar la vanguard ia , som os vanguard ia y trabajam os para los casi tres m illones de h ab itan tes del pa ís» .17

El m ovim ien to consideró una im p o rtan te v ictoria po lítica el reco n o ­c im ien to p o r p a rte del E stado de su calidad de b e lig eran te . «H em os lo g rad o in s ta la r la lucha a rm ad a en U ruguay, hoy ya lo reconocen las c lases d o m in an tes . “E stam os en g u e rra ” d icen sus m ás consp icuos re ­p re se n ta n te s en el gob ierno , en la p rensa , en el P arlam en to . Es una confesión. D urante m ucho tiem po no lo quisieron reconocer». El senador W ilson Ferreira A ldunate, que en 1970 se oponía a las m edidas represivas im puestas por el gobierno de Pacheco, había señalado que para com batir a los tupam aros bastaba el Código Penal. «Pero ju s tam en te la cuestión es que no alcanza, porque no som os delincuentes: som os un partido político en arm as, rea lizando una ta rea política a través de la g u erra» .18

16. Entrevistas a Sonia Mosquera (1998), Mario Teti (1999), Ana Casamayou (1999), Celeste Zerpa (1999), Pedro Zaragüeta (Barcelona, 1998), Julio Sánchez (Barcelona, 1998), Jorge Blanco (2000), de Clara Aldrighi. Las entrevistas de Teti, Casamayou y Zerpa fueron publicadas en Clara Aldrighi. Memorias de insurgencia. Historias de vida y m ilitando en el MLN Tupamaros. 1965-1975. M ontevideo: Banda O riental, 2009.

17. MLN, «Plan Tatú»», 1971.18. TAE, cd. Actas Tupamaros. Montevideo, 1987, pág. 45 (prim era edición

en 1971).

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Clara Aldrighi

D entro de la d inám ica de la lucha arm ada, la sustracción de p oder al Estado m ed ian te la creación de un «doble poder» que desafiara y com pi­tiera con la au to rid ad pública, llevó al MLN a ded icar grandes energ ías a la táctica de los secuestros y a la perduración de las «cárceles del pueblo», a las que a tribu ía el ca rác te r sim bólico de « territorio liberado» .19

O tra form a de violencia con tra las personas e ran las acciones punitivas con tra ag en te s de las fuerzas represivas y civiles com prom etidos con la represión. El MLN tam bién consideraba lícitas las que respondían al crite­rio de la legítim a defensa, las m uertes en com bate de policías y m ilitares e incluso las in vo lun ta rias de civiles que se en co n trab an en el lu g a r de la acción. Se ape laba al derecho de guerra para efec tuar represalias. Así lo fu n d am en tab a un «Correo T upam aro» en 1969: «Estam os en guerra , pero n u estra d ife renc ia con el enem igo está en que hem os llevado una g uerra lim pia y ellos han iniciado una guerra sucia y cobarde, cebándose con una m ayoría de 1 .000 a 20 con nuestro s com pañeros. E n tonces no tenem os m ás rem edio que tom ar represalias contra los cuerpos represivos cu lpables de la m u erte y los m alos tra tos» .20

Al m ism o tiem po, el MLN consideraba inm oral toda acción, decisión o com portam iento que tuviera en cuenta solam ente la conveniencia de la organización a rm ada y no estuviera sostenida por m otivos más generales y públicos. Por esta causa el hom icid io del peón Pascasio B áez en 1971 g en e ró fuerte rech azo y co n d en a en el MLN. «Pienso que en esto hubo

19. Entre el 7 de agosto de 1968 y el 30 de setiem bre de 1972 el MLN secuestró a 14 personas: jueces, empresarios, personalidades políticas vinculadas al gobierno, periodistas, un diplom ático extranjero y un asesor policial estadou­nidense. Ulysses Pereira Reverbel fue secuestrado dos veces. Daniel Anthony M itrione fue ejecu tado m ientras se hallaba en cautiverio. La OPR-33 realizó por su parte 6 secuestros en 1971 y 1972. Em bajada de Estados Unidos en M ontevideo a D epartam ento de Estado, W ashington, «The Terrorist Toll», 8 de octubre de 1972, en NARA, General Records of the D epartm ent of State, (GRDS) RG 59, Subject Numeric Files (SNF) 1970-1973, Political and Defense (PD), Box 2662.

20. Las personas m uertas por el MLN entre el 1 de enero de 1966 y el 30 de setiem bre de 1972 fueron 45: policías 27, m ilitares 10, civiles 8; («The Terrorist Toll»). Los tupam aros m uertos en las mismas fechas fueron 54: en enfrentam ien­tos con las fuerzas represivas 44; por el «escuadrón de la muerte», 4 (dos de ellos desaparecidos); 6 por to rtu ras en establecim ientos de detención. Em bajada de Estados Unidos en Montevideo a Departamento de Estado, Washington, «Terrorisi Dcath», 8 de octubre de 1972, en NARA, GRDS, RG59, SNF 1970-1973, PD, Box 2662.

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una transgresión de los derechos hum anos, un delito», señala al respecto Jo rg e Z abalza.21

H asta 1972 el MLN postu ló el concepto de la «acum ulación de fu e r­zas»: se veía a sí m ism o com o el m om en to inicial de u n a am plia lucha política cuyo fin era la conquista del poder. Con todo, el m ovim iento no ac tu ó en un con tex to insu rreccional ni p re insu rreccional. Q uizás el tu r ­bu len to ciclo de p ro testas sociales iniciado en 1968 d isto rsionó la visión de m uchos tupam aros. A lgunos testim on ios ad m iten que la revolución, en efecto, les parecía cercana.

Es posib le que el rec lu tam ien to de cen ten a res de m ilitan tes y la realización de arriesgadas operaciones alen tara en el MLN un sentim iento d e invu lnerab ilidad . A com ienzos de 1972 un d ir ig en te de la «joven guard ia» afirm aba:

«En febrero de 1969 pud im os dec la ra rle a u n a rev ista u ru ­guaya, sin jac tancia , que éram os indestructibles. Y lo éram os porque habíam os conseguido una base de apoyo social ( . . . ) y un grado d e te rm in ad o de desarro llo o rg an iza tivo y té cn i­co ( . . . ) . N osotros, en d iez años condensados a p a r tir de 1968 hem os lib rado una bata lla por g an a r sec tores cada vez m ás am plios de nu estro pueb lo y en gran m ed ida , lo hem os conseguido: im portan tes con tingentes hum anos nos apoyan . A hora tenem os que tra scen d e r ese escalón político , su p e ra r el objetivo del doble p o d er y d e sa rro lla r en n u es tro país la existencia indudable de una fuerza revolucionaria en guerra; cuestionar seriam en te la dom inación oligárquica».22

Este tipo de análisis no ten ía en cu en ta im p o rtan te s aspectos de la rea lidad . Sólo en el p lano m ilita r subestim aba las dificultades de triunfo y p e rd u rac ió n de una revolución, que n ecesariam en te d eb ía derro tar, dividir o neu tra liza r unas fuerzas arm adas que se hallaban cohesionadas

21. Báez descubrió casualm ente una base subterránea del MLN. Para que no revelara su ubicación algunos integrantes del grupo que allí residía y miem bros de la d irección resolvieron m atarlo inyectándole una dosis de pen to ta l. O tro hecho de la misma naturaleza se produjo en 1971 con Roque Arteche, tupam aro y ex delincuente común. Cfr. Clara Aldrighi. La izquierda armada. Ideología, ética e identidad en el MLN Tupamaros. Montevideo: Trilce, 2001, págs. 158-163.

22. «Los Tupam aros hacia una alternativa de poder», en trev ista de Víctor M aglione a d irigentes del MLN, publicada en Punto Final, Santiago de Chile, Suplem ento n.° 157, 9 /5 /1 9 7 2 , en José Harari. Contribución a la historia del MLN. Vol. 2. M ontevideo: Zanocchi, 1986, págs. 415-426; es probable que esta entrevista haya tenido lugar antes del 14 de abril de 1972 y que uno de los entrevistados fuera Adolfo Wasem.

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y a la ofensiva. Pod ían c o n ta r adem ás con el apoyo d e las d ic tad u ras a rg en tin a y b ras ileñ a y con la asistencia m ilita r de E stad o s U nidos. El e jem plo cubano era quizás d istorsionante, pues alen taba expecta tivas que se revelarían ilusorias en U ruguay y en todos los países d e Am érica Latina d o n d e se ex p erim en tó la lucha arm ada . Por o tra p a rte , el desp restig io que en la opinión pública cubana tenía la d ic tadura de F ulgencio Batista, no era paran g o n ab le al del sistem a político uruguayo, si se p iensa en los re su ltad o s de las elecciones nacionales de nov iem bre d e 1971 , cuando los partidos C olorado y N acional obtuv ieron el 81 % de los sufragios.

D esde 1965 la policía y las fuerzas a rm ad as u ru g u ay as , p o r in te rm e­d io d e los p ro g ram as de asistencia policial y m ilita r d e E stad o s U nidos, recib ían un flujo de recursos destinados a reo rien ta r sus funciones hacia co m etid o s de «seguridad in terna» y «defensa naciona l» . Es decir, hacia la rep resión d e qu ienes pud ieran estab lecer en el m ed ian o plazo un «go­b ierno hostil a los in te reses de E stados U nidos»,23 ya fu e ra de ca rác te r revo lucionario com o nacionalista y reform ista .

El P ro g ram a de A sistencia M ilitar (MAP) se volvió d esd e 1971 la p rinc ipal h e rra m ie n ta de E stados U nidos p a ra in flu ir e n las decisiones po líticas y el fu tu ro del país. La ayuda e s ta d o u n id e n se no p roveyó a U ruguay de equ ipam ien to m ilitar avanzado para una g u erra convencional, sino que invirtió en arm as, equipos, asistencia técnica, apoyo logístico y en tren am ien to para la represión in terna .2/1 En un p rim er m om ento , para so focar los conflictos sociales, m ás ta rd e para an iq u ila r a las guerrillas. Con el ad v en im ien to de la d ic tadu ra la rep resión m ilita r se ex ten d ió a toda la oposición dem ocrática.

Las fuerzas m ilitares y policiales se subord inaron a la visión es tadoun i­dense de que todo aquello que afectara la seguridad nacional de Estados

23. Embajada de Estados Unidos en Montevideo a D epartam ento de Estado, W ashington, «Country Analysis and Strategy Paper Uruguay 1973-1974», NARA, GRDS, RG59, SNF 1970-1973, PD, Box 2662.

24. La inversión en contrainsurgencia (equipos, armas e instrucción) alcanzó aprox im adam ente los dos m illones de dólares anuales, den tro del program a general de tres millones de dólares anuales de donaciones MAP y ventas a crédito. Embajada de Estados Unidos en Montevideo a Departam ento de Estado, W ashing­ton, «Review of Uruguayan Internal Security Situation», 1 de diciembre de 1972, pág. 15, en NARA, GRDS, RG59, SNF 1970-1973, PD, Box 2662. Funcionarios del Grupo M ilitar agregado a la em bajada en M ontevideo im partieron desde 1968 instrucción represiva a cientos de m arinos y soldados y les ad iestraron en el uso de equipos y arm am entos sum inistrados por el MAP. (Cfr. los inform es m ensuales PSP Montevideo a OPS Washington correspondientes a 1968 en NARA, RG 286, AID, OPS, Boxes 110 y 111). Num erosos oficiales m ilitares recibieron adiestram iento contrainsurgente en la Escuela de las Américas y otros centros de instrucción estadounidenses, antes de 1973 y du ran te la dictadura.

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El Movimiento de Liberación Nacional Tilpamaros.

U nidos constitu ía una grave am enaza para U ruguay y el con jun to de las naciones la tinoam ericanas. Pese a su trad icional apoliticism o, los m ilita ­res u ru g u ay o s te rm in a ro n ad o p tan d o , al igual que sus c am arad as de la región, la conceptualización de esta política expresada en la D octrina de la S eguridad N acional.

La descentralización en columnas

El c rec im ien to so sten ido im pulsó en el MLN u n a re fo rm u lac ión o r­gan iza tiva . Las co lum nas, c readas en 1968, fueron p royec tadas com o unidades autosuficientes que garantizarían la supervivencia del MLN ante la rep resió n . D ebían p rom over la d escen tra lizac ión m ilita r y logística, pero m ás allá de la vo lu n tad de sus c reado res, g en e ra ro n fo rm as de d escen tra lizac ió n política. Las posib ilidades de crec im ien to q u ed a ro n lib radas a la decisión de los com andos, adqu iriendo m ayor peso las que rec lu taban en el sec to r estud ian til o el área social de las capas m edias.

In teg rad as por un núm ero de m ilitan tes que oscilaba en tre 50 y 250 (sin c o n ta r sus «periferias»), las co lum nas se d iv id ían en tres sec to res, m ilitar, político y técnico. Un com ando de tres pe rso n as y varios sub- co m andos e je rc ían la d irección. El núcleo m ilita r co n tab a con unos 25 com batien tes, aunque tam bién podían participar, en operaciones especia­les, los dem ás in teg ran tes de la colum na. Las células no se re lac ionaban en tre sí po r razones de seguridad. Sus responsables se conectaban con el s u b o m a n d o .25

Se g en eró u n a especie de identificación con la p rop ia co lum na, fa­vorecida p o r el esp íritu de em ulación . Se estab lec ían v ínculos afectivos con los co m p añ e ro s y d irigen tes con qu ienes se co m p artían m om en tos de conv ivenc ia , d iscusión y riesgo, y u n a ad h esió n al estilo político y m ilita r de cada co lum na. En ocasiones ciertos g rupos se n eg aro n a ser transferidos de una a la o tra , desacatando resoluciones superio res .26

En 1968 fue c reada la 10 com o tercera co lum na del MLN. In teg raba u n n ú m ero im p o rtan te de trab a jad o res bancarios, con m ilitan tes de ag rupaciones cató licas y del MAPU.27

25. Entrevista a M auricio Rosencof (1998), de Clara Aldrighi. Publicada en Aldrighi, Memorias de insurgenda. Historias de vida y militando, en el MLN Tupamaros. 1965-1975.

26. Entrevistas a Jessie Macchi (1999), Rodolfo Wolf (Barcelona, 1998), de Clara Aldrighi. Miguel Á. Olivera, Jorge Zabalza, entrevistas citadas. Entrevista a Juan José Dom ínguez (1998), de Clara Aldrighi, publicada en ibíd.

27. Entrevistas a Raúl Gallinares (1999) y María Elena Curbelo (2000), de Clara Aldrighi. Celeste Zerpa, entrevista citada.

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A fines de 1970 existían las co lum nas 5 (an te rio rm en te 1), 10 (ante n ó rm en te 3 ), 15, 70 e in terio r (dividida en las subcolum nas N orte y Sur, a su vez subdiv id idas al ponerse en práctica el P lan T atú).

Las cé lu las m ilita res de la 15 se o rg an izab an en g rupos d e acción en fo rm ación (GAF) y grupos de acción. En esta co lu m n a e ra p repon­d e ra n te el sec to r m ilitar. La m ayoría de sus m iem bros e ran estud ian tes universitarios y de secundaria , ju n to a un núcleo de obreros de la fábrica A lpargatas. A m ed iados de 1970 se creó una co lum na op era tiv a , la 40, desgajada de la 15.28

La co lum na «Collar», c read a en 1971, tuvo un ráp id o crecim iento en m ilitan te s , casas d e segu ridad y a rm am en to . Su base te rrito ria l era la periferia d e M ontev ideo . R ecuerda H enry E ngler: «La idea e ra crear una co lum na ágil que pud iera con tro lar el “cuello” de M ontevideo, para poder, si fuese necesario , a islar a la cap ital del resto del país».29

La colum na Sur del in terio r se organizó en el espacio en tre el Collar y la N orte. A fines de 1971 se form aron los «destacam entos especiales» que d eb ían o p e ra r en to d o el pa ís y a los que afluyeron los re sponsab les de los grupos de acción. El sector técnico fue concentrado en la colum na 45. Se creó un com ando general de M ontevideo y o tro del interior. También un «E stado M ayor m ilitar» p a ra la coo rd inación de las co lum nas. Del E jecutivo d ep en d ían o rgan ism os com o el Servicio de In fo rm ación sobre las fuerzas a rm ad as y la com isión de asun tos in ternacionales.

C iertas co lum nas se carac te riza ro n p o r u n a lto nivel de d iscusión in terna y p ropuestas críticas. Entre ellas la 5, com puesta po r trabajadores y e s tu d ian te s de M ontev ideo e interior. En 1968 abso rb ió al M ovim ien­to R evo lucionario 8 d e O ctubre (M R8), con es tu d ian te s y o b re ro s de G hiringhelli y FUNSA.30 Los reparos que los m iem bros de esta colum na m an ife sta ro n hacia c iertas tácticas del MLN y al e sp íritu m ilita rista que se afianzó a partir de 1970, m otivaron su disolución a fines de ese mismo año. A lgunos de sus m ilitan tes fueron en cu ad rad o s en núcleos d e base, o tro s d e jad o s sin co n tac to ni fu n c ionam ien to h a s ta la fuga m asiva de Punta C arretas en setiem bre de 1971, cuando fueron recuperados po r la d irección h istórica.

La p reparación m ilitar de los cuadros com batientes era, con todo, con­siderada insuficiente. C om enta, al respecto, M auricio Rosencof: «Influyó

28. Inform aciones p roporcionadas por M auricio Rosencof y Jorge Zabalza. Entrevista a Sam uel Blixen (1998), de Clara Aldrighi, publicada en Aldrighi, Memorias de insurgencia. Historias de vida y m ilitancia en el MLN Tupamaros. 1965-1975.

29. MLN, «Plan Collar», 1971. Entrevistas a Henry Engler (2000) y Hugo Wilkins (1998) de Clara Aldrighi, publicadas en ibíd.

30. Jorge Zabalza, Jorge Torres y Jorge Blanco, entrevistas citadas.

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tam b ién el hecho de que en este país no existiera servicio m ilita r obliga­torio . D esde el p u n to de vista m ilitar, cuando hab lábam os de co lum nas o de a p a ra to a rm ad o , hab láb am o s de algo m uy débil, a p a re n te m e n te m uy poderoso pero en la práctica m uy d ism inuido. Por ejem plo, cuando expropiam os los 170 fusiles, la m arina y el ejército se a lertaron pensando qué íbam os a h acer con ellos. Y no sab íam os qué hacer. Es decir, no ten íam o s hom bres p rep a rad o s para m anejarlos. M uchos de esos fusiles te rm in a ro n en Bolivia, en la guerrilla de C hato Peredo , así com o los a p a ra to s de com unicación . Por o tra parte , no hab ía espacio para un ad ies tram ien to» .31

En las cárceles el MLN se organizaba según las colum nas de origen. El gran núm ero de presos de responsabilidad recluido en P unta C arretas en 1970 y 1971, estim uló la creación de com isiones de e laboración política y g rupos de estudio .

A p a rtir de 1969 el MLN com enzó a p lan tea rse la necesidad de o r­g an iza r su influencia de m asas en estru c tu ras legales e ilegales de base territo ria l o grem ial. El ciclo de luchas y pro testas de 1968 y 1969 se fue ag o tan d o g rad u a lm en te . La o leada de m ovilizaciones fue cap ita lizada po r la izqu ierda y tam bién por el MLN: afluyeron al m ov im ien to n u m e­rosos m ilitan tes y se o rganizó en estru c tu ras legales estab les el á rea de consenso e s tud ian til y sindical.

La co lum na 70 fue c read a en 1970 bajo la d irección de M auricio R osencof p ara conducir y o rgan izar el «frente político». A fines de 1971 o rgan izaba unos 2 .200 tupam aros. Se e stru c tu ró en célu las y se dividió en tres sec to res: ob rero , e stu d ian til y barria l. C ada sec to r resp o n d ía al co m an d o colectivo de la co lum na. In ic ia lm en te , la 70 absorb ió p arte de l sec to r político de la 10. La d irección del MLN o rd en ó que o tras co lu m n as, com o la 15, desp laza ran a la 70 los m ilitan tes que hab ían ten ido responsab ilidades en los m ovim ientos sindical y estud ian til p ara que re to m a ra n sus ta reas de m asas. Esta d isposición no s iem pre fue cu m p lid a .32 Las células de la 70 d iscu tían m ateria les políticos, recibían a lg u n a in s trucción m ilitar, dec id ían las líneas de acción en su lu g a r de m ilitancia , ap o rtab an in fo rm ación e in fraes tru c tu ra , d is trib u ían p ro p a ­g an d a del MLN en espectácu los públicos, cen tro s sociales o com edores ob re ro s y rea lizaban o tras acciones de escaso riesgo. A lgunas célu las a te n d ía n C om andos de Apoyo T upam aro (CAT), nuevo nom bre de los g rupos periféricos, cuyas funciones e ran o b ten e r in fo rm ac ión , d ifu n d ir p roclam as y volan tes y rea lizar o tras acciones de p ropaganda

31. Rosencof, entrevista citada. Los fusiles mencionados eran parte del armamento obtenido en el copamiento del Centro de Instrucción de la Marina, el 29 de mayo de 1970.

32. Ibíd.

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La creación d e l Movimiento de In d ep en d ien tes 26 de M a r z o en 1971 d io n uevo im p u lso al crecim iento de la 70. Las líneas d iv is o r ia s en tre la o rg an izac ió n ilegal y la legal n unca fueron n ítid as . El M L N ejerció u n a d irección estrech a sobre el m ov im ien to legal, q u e a c tu a lm e n te es va lo rada com o errónea. Si bien facilitó la p rep arac ió n de a c c io n e s como el «Tejazo» en se tiem bre de 1971, coadyuvó al d e s m a n te la m ie n to d e la co lu m n a 70 y a los golpes represivos al M ovim ien to 26 d e M arzo en 1972.

Los dirigentes

La dirección del MLN -e n te n d ie n d o por ella no sólo al E jecu tivo , sino tam bién a las direcciones in te rm e d ia s - estuvo p rim era m en te a cargo de un grupo de «profesionales de la política», cuya experiencia e n m últiples p lanos re su lta b a invalorable p ara la conso lidac ión y c re c im ie n to de la o rg an izac ió n . Pocos núcleos del MLN es tu v ie ro n tan c o m p e n e tra d o s com o el que constituyó la p rim era d irección , co n ju n to de h o m b re s que en una m ezcla lograda de afinidad in telectual, experiencias consp irativas co m p artid as , acciones m ilitares en las que el ap ren d iza je c o m ú n y el riesgo e s tre c h a b a n los lazos de com pañerism o , condu jo al MLN en los años de la consolidación.

El R eglam ento aprobado en 1966 establecía com o m áxim a au to ridad la C onvención N acional, que pudo reunirse en dos m om en tos : en e ro de 1966 y m arzo d e 1968. R euniones del C om ité E jecutivo am p lia d a s con o tro s m ilitan tes de responsab ilidad se e fec tuaron en se tiem bre de 1968, agosto de 1969 y m arzo de 1972. El p oder m áx im o de dec is ión estuvo confiado por lo tan to al Ejecutivo, cuyas facultades, según el R eglam ento, e ran m uy am p lias . «Los o rgan ism os de d irección son coleg iados» - s e afirm aba a fines de 1 9 7 0 - «no hay “vacas sa g ra d a s”. Los riesgos y las p en u ria s son iguales p a ra todos. Los d ir ig en te s van a la acc ión , no querem os teóricos puros».33

La renovación de los cuadros dirigentes, en todos los niveles, fue p ro ­d u c to fu n d am en ta lm en te d e la acción rep resiva . La len ta ob tenc ión de in fraestruc tu ra y recursos co n trastaba con la rap idez con que se perd ían a cau sa de los go lpes represivos. A unque el n ú m e ro de m ilitan tes y la consistencia de los m edios financieros, técnicos, d e inform ación, au m en ­ta ro n rá p id am en te a p a rtir d e 1969, tam bién se intensificó el ritm o de las caídas.

El E jecutivo nom brado p o r la C onvención de 1966 -S en d ic , F ernán­dez H uidobro y Tabaré R iv e ro - fue reem p lazado , luego de los go lpes

33. TAli, Actas Tupamaros, págs. 42-43.

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represivos d e d iciem bre d e ese año , po r o tro in teg rad o p o r Sendic, Fer­nández H uidobro, Jorge M anera y Julio M arenales. En setiem bre de 1968lo form aban Sendic, Fernández H uidobro y H éctor Amodio. Poco después se les sum ó Efraín M artínez Platero. Luego de la operación de Pando, en octubre de 1969, lo in teg raban Sendic, Amodio, M artínez Platero y Lucas M ansilla. A fines de ju n io d e 1970 fue en carce lad o A m odio e ingresó A lberto Jo rge C andán.

En agosto de 1970 se p rod u jo la cap tu ra de este núcleo d irig en te (con la excepción de M ansilla) y de algunos m iem bros de la d irección de recam bio , en la o p erac ión policial de la calle A lm ería. F ueron d e ­ten idos Sendic, C andán , E fraín M artínez P la tero , Raúl B idegain , Diego P icardo, G raciela Jorge y Alicia Rey. A los pocos d ías cayeron presos sus reem plazos: M ansilla, M anuel M enéndez, Sam uel Blixen y J u a n José D om ínguez. El E jecutivo se reconstituyó con los co m an d o s d e a lgunas colum nas: M auricio R osencof por la 10, Adolfo W asem por la 15 y Nelson Berreta por el interior. M eses más tarde Berreta fue sustitu ido por D onato M arrero . Poco después se in teg ró H enry Engler. En 1971 ingresó M ario Píriz Budes, para reem p lazar a R osencof d u ran te su viaje a Chile y Cuba.

La dirección en funciones después de agosto de 1970 -R osencof, Wa­sem y B e rre ta - fue designada a través de una consulta a los m ilitan tes de responsabilidad, con el propósito de que represen tara a las seis colum nas ex is ten tes, pero term inó inco rp o ran d o sólo las de m ayo r peso: la 15, el in terio r y la 10.

Luego de la fuga m asiva del Penal de P un ta C arre tas en se tiem bre de 1971, W asem reto rnó al Ejecutivo, in tegrado por Rosencof, M arrero y Engler. Al poco tiem po fue designado un quinto m iem bro: la cand ida tu ra de Fernández H uidobro fue rech azad a por M arrero y com o transacción ingresó Píriz Budes.

El 16 de m arzo de 1972, en una reunión del Ejecutivo con los com an­dos de co lum na, se decid ió el re to rno de Fernández H uidobro y C andán . W asem , M arrero y Píriz B udes fueron d esp lazados a o tro s puesto s de m enor responsabilidad. Perm anecieron en el Ejecutivo R osencof y Engler. D espués del 14 de abril d e 1972, al m orir C an d án y se r en carce lado Fernández H uidobro, ocuparon su lugar Sendic y M arenales. Entre mayo y se tiem bre fueron d e ten id o s Rosencof, M arenales, E ngler y Sendic. En este período ingresaron al E jecutivo José M ujica, de ten ido poco después, y Efraín M artínez P latero , ex iliado en octubre de 1972 .34

34. La información sobre los sucesivos cambios de dirección fue obtenida en las entrevistas citadas y en M auricio Rosencof. Valoraciones políticas del período. Manuscrito elaborado para la 3 ;1 Convención del MLN. 1985.

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Clara Aldrighi

P uede observarse que las decisiones acerca de los cam bios de dirección se to m ab an en un núcleo m uy reduc ido que , co n sid e ran d o tam bién a los co m an d o s de co lum na, no d eb ía su p e ra r las 50 p erso n as. Est.i acen tuada centralización en los procedim ientos de elección de dirigente., revela la ausencia de m ecanism os efectivos de control político y la escasa posibilidad de incidencia, no so lam ente de la base, sino de las d ireccionr. in term edias y de los cuadros más estim ados, situados en d iferen tes nivelt*\ de la e s tru c tu ra .

Liderazgos en conflicto

La m ayor crisis en la d irección del m ov im ien to se p ro d u jo en los m o m en to s po ste rio res a la fuga del Penal de P u n ta C arre tas . Desde las p rim eras reun iones se verificó una suerte de m alesta r y desconfianza recíproca en tre los antiguos d irigentes y algunos m iem bros de la dirección que hab ía tom ado su lugar.

Una de las decisiones más desconcertantes de los d irigen tes del primer MLN fue la d e ac e p ta r su en cu ad ram ien to en la base , com o fru to de estas d iferencias. «Es en 1971» - s e ñ a la F ernández H u id o b ro - «cuando n o so tro s co m etem os el v e rd ad ero error. Al fu g am o s decid im os irnos a la base : todos los d irigen tes, com o M anera , M arenales, Fernández H uidobro , Sendic, fuim os, a partir de entonces, m ilitan tes rasos».35

En efecto, recuerda Engler, «Sendic se fue al Río Negro con un “grupo de bosque”, to ta lm en te de term inado a hacer esa experiencia . M arenales se v ino conm igo al com ando del C ollar y tam b ién F ernández H uidobro, com o resp o n sab le de un g rupo m ilitar. A m odio y Alicia Rey, m ien tras tan to , q u ed a ro n com o com andos de la co lu m n a 15. E sta situ ac ió n se p ro longó dem as iad o , hubo incluso un m a le s ta r en los g rupos d e base, pensaban que el Ñ ato [Fernández H uidobro] no debía esta r con ellos sino en la dirección. A m í m e parecía exactam en te lo m ism o».36

D u ran te el p eríodo 1970-1972 , sa lieron a luz e lem en to s la ten tes de con trad icc ió n en tre d iversas co rrien tes y p e rso n a lid a d es in ternas, que la leadership h is tó rica h ab ía log rado concilia r o n e u tra liz a r con su ascendenc ia . C om enzó en to n ces u n a crisis de p o d e r q u e no ta rd ó en m an ifesta rse y que se reveló en to d a su g rav ed ad en 1972 , bajo los em b a tes de la rep resió n . Tres d irigen tes re c ien tem en te desp lazados, H écto r A m odio, M ario Píriz B udes y Alicia Rey, d esd e m ayo d e 1972 se volv ieron co lab o rad o res públicos y activos de las fuerzas a rm ad as,

35. Fernández H uidobro, entrevista (1998), de Clara Aldrighi, publicada en Aldrighi, Memorias de insurgencia. Historias de vida y m ilitancia en el MLN Tupamaros. 1965-1975.

36. Engler, entrevista citada.

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partic ipando - e n especial Amodio - en las capturas e in terroga torios bajo to rtu ra de los m iem bros del MLN. C um plieron una labor de inform ación e in te ligenc ia p a ra los cuerpos represivos que guió su o fensiva y volvió m ás efec tivos los in te rroga to rio s de p risioneros. Con su cooperación se ob tuvo el ráp ido d e sm an te lam ien to de u n a o rgan ización que conocían casi p o r en te ro .

¿Cuál e ra la real ascendencia de Amodio en el MLN? Los testim onios co inciden en que su influencia se ejercía fu n d am en ta lm en te en tre los cu ad ro s d e d irección (com andos y subcom andos) de la co lum na 15, a lgunos d e los cuales, a fines de 1970, pasaron a in teg ra r el Ejecutivo o los com andos d e o tras colum nas.

Los p ro tag o n is ta s a tr ibuyen los con traste s en tre las d is tin ta s d irec­ciones a la am bición del núcleo que g rav itaba en to rno a A m odio y Rey. C ie rtam en te la lucha p o r el p o d er en la o rgan ización se volvió m uy in ­ten sa d e sp u é s de la fuga del Penal. U na lucha « trem enda» -o b s e rv a F e rn án d ez H u id o b ro - «Y perdem os. Porque no tenem os co rrelación de fuerzas. H oy A m odio es un traidor, pero en aque lla época ten ía m ás prestig io que Sendic den tro del MLN. Alicia Rey tam bién» .37

En o p in ió n d e Rosencof, «A com ienzos de 1972 h ab ía u n a co rrien te de g en te que se ven ía trab a jan d o un pu esto de d irección . Me refiero a A m odio , Alicia Rey y M arrero que les e ra m uy afín . No se tra ta b a de d iferencias políticas sino de pura am bición».38

No obstan te , se m anifestaban en este conflicto im portan tes diferencias políticas. En los m eses que van desde setiem bre de 1971 a m arzo de 1972, la d irección se p resen tab a com o un m osaico de liderazgos, vo lun tades y o rien tac io n es co n tras tan tes . El m ism o R osencof señ a lab a en 1985: «Se d iscu tía e l D ocum ento 5, los que salen traen un P lan de O fensiva, las ch ac ras se m ultip lican . A las ya ex is ten tes se sum an el C ollar con sus conflictos, el Tatú es un m undo aparte que choca adem ás con la 15, a la que p ide fierros largos que la 15 no en trega . En sum a, la d irección del período a que hacem os referencia se caracteriza: a) por la falta de visión g lobal d e la o rgan izac ión ; b) po r la ausencia de una línea d e con jun to , que d eg e n e ró en una política de “bandazos”; c) por la au sen c ia d e una línea ideológica com ún».39

Los d irigen tes de la «vieja guardia» criticaban el m ilitarism o im pulsado por sus sucesores, por su carácter de im provisación y porque enm ascaraba u n a su s tan c ia l d eb ilidad en el en fren tam ien to con las fuerzas a rm adas: «Nos fuim os a la base con el Bebe [Sendic] y algunos com pañeros - s e ñ a la F e rn án d ez H u id o b ro - po rque no hab ían sido ap robados los p lanes que

37. Fernández Huidobro, entrevista citada.38. Rosencof, entrevista citada.39. Rosencof, Valoraciones políticas del período.

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Clara Aldrighi

h ab íam o s m a n d a d o : el Collar, el Tatú y o tro s. Nos d ijim os: vam os a d e m o s tra r en la p rác tic a que son v iab les. T enem os que g an a rn o s de nuevo los “g a rb an c ito s” de abajo para arriba. Porque en la organización no había d irigen tes “recib idos”. Los que quedaron en la dirección eran los que ten ían más influencia, contaban con m ás prestigio y m ás apoyo ( . . . ) . Con el Bebe nos d áb am o s cuen ta de que era inú til e s ta r en la dirección, íbam os a te n e r p ro b lem as con toda la o rgan izac ión : d irecc ión , cuadros in te rm ed io s y base ; con el interior, con M ontev ideo y tam b ién con el ap a ra to de m asas».40

Los docum entos del período revelan, en efecto, una m en talidad carga­da de optim ism o y confianza en el seguro, aunque no inm inen te , triunfo de la revolución. P roponían acentuar, diversificar y ex tender las acciones m ilita res a todo el te rrito rio . A unque ciertos do cu m en to s, com o el Plan72, el P lan H ip o p ó tam o y el m ism o D ocum ento 5, g en e ra ro n críticas y d iscrepancias y no pasaron de ser m eros proyectos.

La crisis de poder en el vértice del MLN - q u e tra tó de resolverse a co­m ienzos de 1972 con cam bios en la dirección y la expulsión de A m odio- aunque subestim ada en las in terpretaciones de los p ro tagonistas, fue una de las causas decisivas de la derro ta de la organización. Ju n to a la tortura, la co laboración de A m odio, P íriz B udes y Rey p ro p o rc io n ó u n a ayuda invalorab le a las fuerzas con juntas para el ráp ido d esm an te lam ien to del apara to y el ap risionam ien to de los cuadros de m ayor ascendencia y pro­yección política. La p resencia de d irigen tes que ab an d o n ab an su cam po p ara pasar al enem igo, puede haber incentivado casos de desm oralización fren te a la to r tu ra e incluso defecciones.

Organización del consenso y alianzas políticas

A las acusac iones de conduc ir una lucha e litis ta , a is lad a d e la po­b lación , el MLN opuso en varios docum en tos su decisión de rea liza r un trab a jo d e m asas sosten ido . La revo lución seria el fru to de u n proceso ja lo n a d o de v ictorias y d e rro tas , que exigiría la p rep a rac ió n conscien te y m e tód ica , en lo político y m ilitar, de un g ru p o de «revolucionarios profesionales». Pero la conquista del poder se volvería posible sólo cuan­do el m ovim iento revolucionario , es decir, una m inoría , h u b ie ra podido identificarse con la clara voluntad de la m ayoría de las clases populares.'11 Tam poco sería obra exclusiva de la o rganización de v anguard ia . Exigiría la un idad de acción con o tras fuerzas de la izqu ie rda y la cap tac ión del consenso de los asa lariados, las capas m ed ias y la p o b lac ión m arg inal.

40. Fernández Huidobro, entrevista citada.•11. MLN, «Documento» n.° 4, enero de 1969.

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El Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.

A segurando la n eu tra lid ad o el apoyo de los sectores b u rgueses que no conform aban la o ligarqu ía .42

En 1970 calificaba de absu rdas «Las acusaciones d e te rro rism o y b lanquism o que nos hacen . A cusarnos de que no nos p reo cu p an las m asas es igno rar que to d a nu estra lucha lleva com o ob jetivo g an a r a las m asas, o rg an izarías p ara y en la lucha a rm ad a ; es ig n o ra r adem ás que si el objetivo no se fuera cum pliendo , hace tiem po que nos habrían destru ido . A no llam arse a en g añ o ( . . . ) h ab la r de guerrilla a islada de las m asas es un co n trasen tid o cuando dicha guerrilla ha tom ado estado público y golpea al enem igo».43

Servía de inspiración la experiencia del Frente de Liberación Nacional de Argelia: «Eran apenas 300 hom bres en los m ontes de Aznea y 700 cerca de la frontera con Túnez, pero crecieron rápidam ente e instalaron grupos a rm ados en la p rop ia cap ita l, Argel. El partido M essalí siguió m uchos años hostilizando al FLN, pero este creció en la lucha arm ada y consiguió ganarse len tam en te a todo el pueblo de Argelia. Es un ejem plo de cóm o la organización político-m ilitar, partiendo de un pequeño núcleo, triunfa sobre la o rgan ización política que ya se hab ía a d e la n ta d o en años de trabajo de masas. Luego que se fue acentuando la guerrilla en las distintas p rovincias se fue c rean d o u n a com plicada te la rañ a de o rgan izaciones clandestinas y de contac tos clandestinos con o rgan izaciones legales».44

El trabajo político debía desarro llarse en formas legales, sem ilegales e ilegales. Toda lucha económ ica debía profundizar la conciencia política y p reparar gradualm ente el enfren tam ien to decisivo, que se resolvería en el p lano de la fuerza.45 «Se tra ta de form ar la fuerza social de la revolución paralelam ente al proceso de violencia revolucionaria - in d ic a b a en 1971 el “Proyecto de D ocum ento 5” - a rm o n izan d o am bas cosas; ju n to a la pu reza y com bativ idad de la línea, espec ia lm en te a través de la lucha a rm ad a . A m plitud y flexibilidad p ara ganar, neu tra lizar, o rg an iza r y m ovilizar a todos cuantos puedan ser amigos, sin enajenarnos torpem ente a nad ie . Antes era im posible p lan tea rse esto , no hab ía condiciones y é ram os débiles. Ahora es posible, hay condiciones y som os fuertes».46

En 1971 el MLN conoció su m ayor auge y atrajo a sus filas centenares de reclutas. José Mujica estim a que organizaba en los d istin tos niveles de

42. MLN, «Proyecto de Documento» n.° 5, febrero de 1971.43. TAE, /tetas Tupamaras, pág. 40.44. MLN, «Foco o partido, falso dilema», agosto de 1971.45. (Raúl Sendic) «Treinta preguntas a un tupam aro», junio de 1968; MI.N;

«Diez Puntos», agosto de 1969, en Harari, Contribución a la historia del MI.N, págs. 211-220 y págs. 284-286. MLN, «Documento 4», enero de 1969.

46. MLN, «Proyecto de Documento» n.u 5, febrero de 1971.

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Clara Aldrighi

com prom iso unas 5 .000 personas, y que su área de influencia llegaba a las 3 0 .000 , en una población de ap rox im adam en te 2 .8 0 0 .0 0 0 habitantes.'*7

La m ilitancia en el MLN se veía forta lecida p o r redes de apoyo en la sociedad, cuya d im ensión aún debe ser estudiada. La base de sustentación de la guerrilla no se hallaba so lam en te en tre los ac tiv istas estud ian tiles, sind icales y políticos, sino en tre p ersonas no o rg an izad as d e las más d iversas p ro fesiones. En p rim e r té rm in o las re c lu ta d a s en el ám bito fam iliar: h e rm an o s , p rim os, p ad res y o tros p a rien te s que p res tab an su co laboración .'18

C uan d o los tu p am aro s ac tu a b an , perc ib ían la ap robac ión tác ita de un sec to r d e la población . S ab ían que co n tab a n con un s in n ú m ero de d e trac to re s , pero tam b ién con la sim patía de m u ch o s c iu d ad an o s. Por esta razón p u d ie ro n o rg an iza r ese consenso en el M ovim ien to 26 de M arzo, en cuyas filas m ilita ron m iles de p e rso n as y que co n tó con la adhesión de renom brados a rtistas e in telectuales.

No o b stan te , los tu p am aro s y sus sim p a tizan tes rep re se n ta b a n una m inoría en el co n ju n to de la izqu ierda , la que v en ía su frien d o los em ­ba tes represivos del gob ierno . C om unistas, socia listas y o tro s grupos co n sid e rab an que no todas las a lte rn a tiv as a la v io lencia h ab ían sido ex p e rim en tad as y ag o tad as; c re ían en la ex is tencia de cam inos de ne­gociac ión política y res tab lec im ien to de la leg a lid ad ; confiaban en las posib ilidades de acced e r al gob ierno po r las u rn as e im p lem en ta r una av an zad a po lítica de reform as. La p rueba m ás co n tu n d e n te fue la crea­ción del F ren te Amplio.

47. Miguel Campodónico. Mujica. Montevideo: Fin de Siglo, 1999, pág. 101; según el censo de 1963 Uruguay tenía 2.648.000 habitantes. La proyección para 1968 era de 2 .817 .000 habitantes. Aldo Solari. Uruguay en cifras. M ontevideo: Universidad de la República, 1966, pág. 11.

48. Dos inform es de la inteligencia policial e laborados en 1972 consignan las profesiones de 1.373 procesados por actividades subversivas, en su mayoría pertenecientes al MLN. Junto a la consistente presencia estudiantil, se encuentran represen tan tes de las m ás diversas actividades. La nóm ina incluye 210 profe­sionales; los m ás num erosos e ran los médicos, m aestros y profesores. Entre los restantes arrestados se encuentran herreros, carp in teros, locutores de radio, peones, secretarias, abogados, escribanos, obreros, enferm eras, com positores de m úsica, em presarios, cantantes, frailes, m onjas y sacerdotes católicos, pas­tures p ro testan tes, policías, soldados, sastres, actores, am bulan tes, escritores, arquitectos, odontólogos, marineros, ;imas de casa, feriantes, ediles, parteras, em­pleados de comercio, enólogos, delincuentes comunes, varios hacendados y una hacendada, mecánicos, periodistas, docentes universitarios, albañiles,jubilados, ivt¡cultores y o tras m uchas actividades laborales. ADNII, 1972, «Estudiantes, pinfcsionales, etc. procesados por actividades sediciosas 1963-1972»; «Personas

h í . i s que fueron procesadas».

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El Movimiento de Liberación Nacional Tupam aros.

Los proyectos políticos de tupam aros y com unistas iban ev iden tem en­te m ucho m ás allá del simple funcionam iento arm onioso de la dem ocracia liberal. Se p ropon ían superarla para in s tau ra r un socialism o, de co n to r­nos indefin idos en el caso de los tu p am aro s, s im ila r al sov iético en el de los co m un istas . Unos p o r la vía a rm ad a , con ilusión co rtop lac ista , o tros por el cam ino de las reform as sociales pacíficas, que no exclu ían el recurso a la insurrección.

El surg im ien to del Frente Amplio en 1971 plan teó a la organización un prob lem a: ¿cóm o cap ita lizar la influencia log rada en la nueva coalición po lítica? La d iscusión in te rn a - e n especial en la d irección y en tre los p resos de P u n ta C a r re ta s - vio en fren tad as dos posiciones. La p rim era p ro p o n ía d e c la ra r so lam en te un apoyo ex te rno y co n sid e ra r al F ren te A m plio u n a rnera c an te ra de rec lu tam ien to ; la seg u n d a creía necesario partic ipar en la coalición creando un nuevo m ovim iento político .49

Esta últim a fue la línea finalm ente adop tada . Rosencof fue uno de sus p rinc ipa les im pu lso res y respaldó en la d irección (con tra la o p in ión de o tros d irigen tes) el p lan teo form ulado desde la cárcel. Se le encom endó en to n ces e s tab lece r los con tac tos para la fo rm ación del M ovim iento de Indep en d ien tes 26 de M arzo.50

Tupam aros con destacada actuación como dirigentes sindicales fueron llam ados a co n fo rm ar su d irección (en tre ellos W ash ing ton R odríguez Belletti y Kimal Amir). Se convocó a intelectuales que m an ten ían vínculos con el MLN y co m p artían su línea política: M ario B enedetti, D om ingo C arlevaro , D aniel V idart y G utenberg C h a rq u e ra .51 En ab ril de 1971 se con stitu y ó fo rm alm en te el m ovim iento . «Era la exp resión pública del MLN -o b s e rv a R o sen co f- no porque n oso tro s lo d irig ié ram o s con un ap a ra to , sino po rq u e d iscutíam os y hab láb am o s con ellos, en una consustanciac ión form idable».52

El 26 de M arzo im pulsó la consolidación d e los núcleos de base del F ren te A m plio, d o n d e e ra posible ca p ta r ad h esio n es e in cen tiv ar la p artic ip ac ió n po lítica en los períodos no e lec to ra les. «Será p u n to fu n d am en ta l de n u e s tra acción la form ación de num ero so s com ités de base del F ren te Amplio com o instrum ento pe rm an en te de lucha» .53

49. Miguel Olivera, entrevista citada. Kimal Amir, entrevista (2009) de Clara Aldrighi, publicada en Aldrighi, Memorias de insurgencia. Historias de vida y militancia en el MLN Tupamaros. 1965-1975.

50. Rosencof, Valoraciones políticas del período.51. Rosencof, entrevista citada.52. Ibíd.53. VVAA. «Declaración Constitutiva del Movimiento de Independientes 26

de Marzo». En: Cuestión, n.° 2: Montevideo (14 de abril de 1971), pág. 23.

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Clara Aldrighi

En unas sem anas el 26 de Marzo se organizó a nivel barrial, estudiantil y sindical. A los pocos m eses con taba con 130 ag rupac iones de base en M ontev ideo y 74 en el in terio r.M T am bién fo rm ó u n a e s tru c tu ra de «au todefensa» . Prom ovió una política de alianzas con grupos afínes del F ren te A m plio: los G rupos de Acción U nificadora (GAU), lid e rad o s por el sind ica lis ta H éc to r R odríguez, la Unión P opu lar de E nrique E rro y la Lista 99 de Z elm ar M ichelini. Vocero de la a lianza fue el d ia rio La Idea, en cuyo consejo de d irección p a rtic iparon H écto r R odríguez, B enedetti, Erro y M ichelin i. A La Idea se les su m aro n Cuestión, rev ista teó rica del 26 de M arzo d irig ida por Daniel V idart, y las ediciones de Nuestra Tierra. Por ú ltim o, en 1972, apareció M ate A m argo.55

En las elecciones presidenciales de noviem bre de 1971 el 20 de Marzo no p re sen tó can d id a to prop io , pues el MLN va lo ró que la n ueva fo rm a­ción d eb ía co n stitu ir «un fac to r de un idad y cohesión». Los testim onios co inciden en que el vo to del m ovim ien to se volcó m ay o rita riam en te al grupo de Erro y en m enor m edida al de M ichelini. Las listas de Erro, con el sublem a «Patria Grande», obtuvieron 70 .944 votos, que rep resen taban el 23 ,3 % de los o b ten idos p o r el F ren te A m plio y el 4 ,2 % del to ta l de su frag ios.56

¿C uál e ra la re lación del MLN con el 26 de M arzo? «Toda esta ac tiv idad se d esa rro llab a com o a través de po leas de tran sm isió n : del MLN a la 70, de esta al 26 de M arzo, de aqu í al F ren te Amplio», señala Rosencof. Los m ilitantes del 26 de M arzo podían ingresar al MLN a través de la co lum na 70 y desde allí, según sus ap titudes, e ran encu ad rad o s en o tras co lu m n as.57

La derrota de 1972, visiones y revisiones

El encarcelam ien to de m iles de tupam aros en tre abril y d iciem bre de1972 p rovocó un rep liegue del ap a ra to m ilita r y po lítico no a lcanzado

54. Cuestión n.° 10, Montevideo, 12 de agosto de 1971, págs. 3-5.55. Rosencof, entrevista citada.56. Las elecciones nacionales del 2 8 /1 1 /1 9 7 1 arro jaron los siguientes re­

sultados: Partido Colorado, 681.624 votos (41 % del total de sufragios); fórm u­la m ayoritaria colorada: Ju an M aría B ordaberry-Carlos Sapelli, 379 .515 votos (22 ,8% ). Partido Nacional, 668.822 votos (4 0 ,2% ); fórm ula m ayoritaria nacio­nalista: Wilson Ferreira A ldunate-Carlos Julio Pereyra, 439 .649 votos (26,4% ). Partido Dem ócrata Cristiano-Frente Amplio, 304.275 votos (1 8 ,3% ); sector más votado: FIDEL (incluye el Partido C om unista), 100.211 votos (6 ,0 % ). Unión Radical Cristiana, 8 .844 votos (0 ,5% ). Caetano y Rilla, Historia contemporáneai leí Uruguay. De la colonia al siglo XXI, pág. 545.

57. Rosencof, entrevista citada.

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El Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.

por la ofensiva de las fuerzas conjuntas, con la v irtual desaparición de la activ idad m ilita r y el exilio de cen tenares de m ilitan tes.

Los p ro tag o n ista s a tr ib u y en la d e rro ta ocu rrid a ese añ o a m últip les factores. Un docum en to e laborado en agosto de 1973 p o r los d irigen tes encarcelados, consideraba que la organización a partir de 1969 «se había q u ed ad o sin estra teg ia» . De este e rro r inicial se derivó «la im portancia d esm esu rad a [a tribu ida] al ap a ra to a rm ado , cuyo c rec im ien to se tra n s­fo rm ó en el p rinc ipal fin d e nu estro traba jo en todos los frentes». Al d escu id arse la in serc ión en la clase ob re ra , el MLN creció m ayoritaria- m en te en tre los e stu d ian tes , qu ienes «p ron to p asa ro n a o cu p ar puestos clave».58 Este fenóm eno fue a tr ib u id o a la g rav itac ión que adqu irió el estilo político de la co lum na 15, forjado p o r sus d irigen tes e im pulsado po r los m ilitan tes que o cu p aro n puestos de d irección d esd e agosto de 1970.

A unque eq u ilib rad a po r la p resencia de los d ir ig en tes h istóricos, la o rien tac ió n de la 15 - q u e a trib u ía g ran im p o rtan c ia al fac to r m ili ta r­se h a llaba só lidam en te rep resen tad a en el Ejecutivo d esd e tiem po a trás. R osencof señ a la que los d irigen tes E fraín M artínez P la te ro , Am odio, C andan y M ansilla h ab ían p ropuesto , an te s de se r a rre s tad o s en agosto de 1970, la disolución del sector político de la 10 -o rg a n iz a d o en células sind ica les, e stu d ian tile s y b a r r ia le s - p o r co n sid e ra r que los sectores políticos «pesaban , m o lestaban al cuerpo activo del se c to r m ilita r ( . . . ) Así, en esa co lum na que desp e rtó la adm irac ión en to d a la base de la o rg an izac ió n po r su incues tionab le capacidad o p era tiv a , un d irigen te sind ical co n ec tad o e ra destinado , com o ta rea p rim era , a re levam ien tos, e stud io s d e objetivos, e tcé te ra , y fina lm en te a la acción. La tác tica se com ía la estra teg ia . Se echaba adem ás en saco ro to el o rigen sindical de la o rganización ( . . . ) la sum a com binada y arm oniosa de lucha arm ada y política sindical, de m asas, activa y ab ierta» .59

La orien tación m ilitarista prom ovida por el Ejecutivo que reem plazó a los d irigen tes h istóricos se trasladó a todas las colum nas. Se designaron m ilitantes de la 15 en varios com andos y otros cargos de responsabilidad, se disolvió la co lum na 5 para acallar sus críticas y finalm ente se expulsó en 1971 un grupo de d isiden tes que se constituyeron en fracción.

C om o re su ltad o de este proceso que concluyó en el p red o m in io de u n a co rr ien te in te rn a , la d irección dejó d e func ionar com o organ ism o colectivo, resolviendo au tónom am ente cada m iem bro la política a cum plir en su respectivo sector. O bserva Rosencof:

58. MLN, «Carta de los com pañeros presos», agosto 1973.59. Rosencof, Valoraciones políticas del período.

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Clara Aldrighi

«La D irección se hab ía convertido en dos territo rios in d ep en ­dien tes, en el que la 15 negaba la vigencia de la lucha política a d o p ta n d o u n a ac titu d negativa y p resc in d en te , m ien tra s L. [Rosencof] dejaba hacer sin in terven ir en todo lo que tuviera que ver con la e s tru c tu ra y lincam ien tos que se dab an desde el ap a ra to m ilitar» .60

En o p in ión de Jo rge Z abalza, la d e rro ta del MLN se deb ió a un.i percepción equ ivocada de la coyun tu ra política ex is ten te a p a rtir de ln« elecciones nacionales de noviem bre de 1971. El gran caudal electoral d« W ilson Ferreira A ldunate y la fuerza del F rente A mplio posib ilitaban unu efectiva oposición al gobierno de Juan María Bordaberry. El MLN hubicM pod id o ap o y arla , p e rsev e ran d o en su tác tica de p ro p a g a n d a a rm ada r incen tivando la partic ipación popular.

«No ad v ertim o s que n u estra acción ten ía que e s ta r m ás d i­rig ida a la com prensión y al en ten d im ien to po lítico de las personas, que a hostigar los ejes del poder del Estado que son la policía y las fuerzas a rm ad as. Q ue u n a in su rrección tiene que ver con cientos de miles de insurrecciones que ocurren en la cabeza d e las personas Lo que necesitábam os en las nuevas condiciones no eran más m etralletas ni m ás tiros, sino quizás m ás com ités de base, m ás o rgan izaciones sindicales y barricadas en lás calles».61

Una errónea visión de la conquista del poder «entendida com o la toma del ap a ra to del Estado» por la o rgan ización g u errille ra , a firm a Zabalza, distorsionó las valoraciones políticas coyunturales de 1972. «Sosteníamos la visión de dos e jércitos en fren tad o s, cu an d o en rea lid ad lo que ten ía ­m os que co nceb ir e ra tu a p a ra to - q u e en ese m o m en to e ra necesario - ap o y an d o u n a insu rrecc ión popular. Se tra tó de un e rro r no sólo de e s tra te g ia sino d e concepción política». Esta v isión, co m p a rtid a p o r la m ayo ría d e los cuad ros del MLN, im pidió a la o rg an izac ión rep legarse, p reservar sus fuerzas e incid ir en el m om ento crucial de la res istencia al golpe de E stado del 27 de ju n io de 1973.62

Tiempos de exilio. La refundación marxista leninista

En el tran scu rso de 1972, en p lena ofensiva de las fuerzas conjuntas, se produjo la g ran em igración de m ilitan tes del MLN y algunos cuadros

60. Rosencof, Valoraciones políticas def período.fil. Zabalza, entrevista citada.f)2. Ibíd.

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El Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.

d r re sp o n sab ilid ad . Se tra tó de un expatrió m asivo pero p lanificado; en la m a y o r ía de los casos los tupam aros salían del país con au to rización y financ iac ión del MLN, docum entación falsa, observadores en el m om ento d e l e m b a rq u e y vínculos en el lugar de arribo . G ran p a rte de las salidas se p ro d u jo po r las vías o rd in a ria s de M ontevideo, C arrasco y C olonia, tt tm b ié n se utilizó el cruce de fron tera del río Uruguay.

C h ile se volvió el p u n to de concen trac ión del exilio tu p am aro , pero p a r a m u ch o s se tra tab a d e un destino tran sito rio . D esde allí c ien tos de m ili ta n te s se tra s lad a ro n a Cuba, d o n d e fueron o rg an izad o s en 1972 y1 9 7 3 en s ie te «colonias» ub icadas en La H abana e Isla de P inos. Ju n to a lo s o b re ro s cubanos, los u ruguayos trab a ja ro n en la construcción de v iv ie n d a s o en cen tro s fabriles, a expreso ped ido de la d irección del MLN en el exterior, que prom ovía un proceso de «proletarización» de la m ili ta n c ia . U na m inoría , destin ad a al in m ed ia to reg reso a U ruguay o A rg en tin a , recibió en tren am ien to m ilitar o capacitación técn ica .63

C uba había apoyado al MLN en tre 1970 y 1972, sum in istrando adies­tr a m ie n to a los tu p am aro s que, expulsados del país en el m o m en to de se r excarce lados, d eseaban reg resar a U ruguay c landestinam en te . Chile los acog ía po r un corto período y desde allí v iajaban a C uba.64

A com ienzos de 1973 se en co n trab an en el ex te r io r m ilitan te s de la rg a tray ec to ria , ju n to a o tros que hab ían ocupado cargos de d irección o p a rtic ip a d o en acciones m ilitares de im portanc ia .65 T am bién hallaron re fu g io en Chile tu p am aro s de d estacad a ac tuac ión en la sociedad que n u n c a h ab ían p e rten ec id o al sec to r m ilitar: in te lec tua les , pe riod istas, p ro fesiona les liberales (en tre ellos un nutrido grupo de m édicos), d irigen­te s sind ica les, artistas, técnicos, docentes universitarios. A lgunos habían p e rte n e c id o a la colum na 70; o tros m an ten ían vínculos de colaboración co n el MLN, que qued aro n al descubierto en 1972.

U n núcleo de ap rox im adam en te 15 tupam aros - l id e ra d o s po r Lucas M ansilla , Luis Alemañy, W illiam W hitelaw , Jo rge Selves y A ndrés Culte-11 i — a fines de 1972 reex am in aro n en Chile los p rincip ios y políticas de la o rg an izac ió n , los so m etie ro n a una crítica severa e im prim ieron un

63. Hugo Wilkins y Ana Casamayou, entrevistas citadas.64. Pablo Blanco, entrevista (2005) de Clara Aldrighi.65 . Entre ellos Luis Alemañy, Kimal Amir, Antonio B andera, Félix M aidana

Bentín, Raúl Bidegain, Emilia Carlevaro, Atalivas Castillo, Andrés Cultelli, Aníbal De Lucía, Pedro Dubra, Gabino Falero, Fem ando Garín, W alter González, W alter M achado, Lucas Mansilla, Efraín Martínez Platero, David Melián y Hugo Wilkins. Desde octubre de 1972 y hasta febrero de 1973, la dirección del exterior estuvo in teg rad a por Lucas M ansilla, Jo rge Selves, W illiam W hitelaw, Efraín M artínez P la tero y Aníbal de Lucía.

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Clara Aldrighi

giro d rás tico al m ov im ien to , re fu n d án d o lo en lo ideo lóg ico , político y o rgan iza tivo .66

En feb rero d e 1973 convocaron a una asam blea en la c iudad chilena de Viña del Mar, donde resolvieron adop ta r la ideología m arxista leninista, tran sfo rm ar al MLN en un «partido obrero de com bate» y estab lecer una estrecha a lianza con el Partido R evolucionario de los T rabajadores (PRT) argen tino , al p u n to de im itar fielm ente su ideología y estructu ra . Casi de inm edia to esta a lianza se extendió al M ovim iento de Izquierda Revolucio­naria (MIR) chileno y al Ejército de Liberación N acional (ELN) boliviano, d an d o o rigen a la Ju n ta de C oordinación R evolucionaria (JC R ).67

H asta en to n ce s el MLN hab ía p resc ind ido del bagaje ideo lóg ico del m arxism o leninism o. Por su carácter de m ovim iento y el origen heterogé­neo de sus m ilitan te s , no existía un corpus d o c tr in a rio p ro p u es to como cred o oficial, del que d escend ie ran rig u ro sam en te los p recep to s p a ra la vida in terna , las categorías in terpre tativas de la sociedad y la política, las estra teg ias y tácticas a seguir. La relación del MLN con el m arxism o había sido una relación crítica, aunque ciertos aspectos de esta ideología fueron acep tados p o r m uchos tupam aros com o in s trum en to de com prensión de la h istoria y la sociedad. Pero en general no se com partían los desarrollos len in is tas del pensam ien to m arxista.

El MLN rech azab a de la izqu ie rda p rosov ié tica o m ao ísta la concep­ción del m arx ism o leninism o com o verdad revelada , que crista lizaba los p rincip ios en dogm as, canon izaba ciertas in te rp re tac io n es y condenaba o tra s com o here jías . D esde su fundación se carac te rizó p o r el ab o rd a ­je em pírico en los análisis políticos y el rechazo de to d o doc trinarism o ap rio rís tico . E ra, si se quiere , u n a sa lu d ab le reacción a los ríg idos teo- ricism os que aq u e jab an a la izqu ierda m arx ista len in is ta u ru g u ay a , con

66. Jo rge Selves, en trevista citada. Entrevista a Luis A lem añy (1999), de Clara Aldrighi; en trevista a «Domingo» (2004), de Guillerm o W aksm an y Clara Aldrighi, ambas publicadas en Aldrighi, Memorias de insurgencia. Historias de vida y militancia en el MLN Tupamaros. 1965-1975, (los entrevistados que solicitaron reserva sobre su identidad son m encionados con seudónim os).

67. Fue en Chile, en los grupos dirigentes de las guerrillas, donde m aduró la creación de la JCR. En agosto de 1972 diez argentinos del PRT, FAR y Montoneros fugaron del Penal de Rawson y se refugiaron en Santiago. Los d irigen tes tupa­maros les b rindaron asistencia y estrecharon am istad especialm ente con Roberto Santucho y Enrique G orriarán Merlo. A partir de entonces el PRT com enzó a e jercer una m arcada influencia sobre los dirigentes del MLN, cfr. Clara Aldrighi y Guillerm o W aksman. «Chile, la gran ilusión». En: El Uruguay del exilio. Gen­tes, circunstancias, escenarios. Ed. po r Silvia D utrénit. M ontevideo: Trilce, 2006, págs. 33-97.

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El M ovim iento de Liberación Nacional Tlipamaros.

sus adap tac iones de la rea lidad al dogm a, sus minuciosas previsiones del curso fu tu ro de los acon tec im ien to s y sus p retensiones de cientifícidad.

En op in ión de los tu p am aro s , la re a lid ad política y social era m ucho m ás com pleja y viva de lo que las es tá ticas prem isas del canon m arxista len in is ta p re ten d ían . Por ello , e n el aná lis is los pasos deb ían ser cortos y p o r p rinc ip io to d o d eb ía se r v e rif ic ad o en la práctica. A dem ás, el m ov im ien to rech azab a to d a fo rm a de su jec ión a Estados, partidos o m odelos ex terio res (incluso g u e rr ille ro s ), así com o la exaltación acrítica y la d ep en d en c ia política de los reg ím en es del «socialismo real», rasgos que a fec tab an al Partido C o m u n is ta u ru g u ay o , al MIR, al MRO y o tros grupos vernácu los.

La refundación de Viña del M ar significó por ello un giro copernicano, al su scrib ir p rincip ios y c o n d u c ta s po líticas que hasta en tonces hab ían sido rech azad o s . En lu g a r d e a p o r ta r ox ígeno al MLN, condujo a la abd icación d e su id en tid ad y co n tr ib u y ó a su disgregación, ocurrida un año y m ed io después.

Fue d e te rm in an te en este v ira je la influencia ejercida por el MIR chi­leno y el PRT a rg en tin o so b re Lucas M ansilla , W illiam W hitelaw , Luis A lem añy y otros d irigentes exiliados. Tam bién ejercieron una fuerte ascen­dencia políticos de o rien tac ión m ao ís ta com o el líder del MIR boliviano Ja im e Paz Zam ora, por en tonces refug iado en Chile.68 Por últim o, influyó la necesidad de en co n tra r u n a re sp u esta sim ple, inteligible e im personal a la d e rro ta su frida en 1972 . H ab ía sido el fru to , se explicaba, de la ausencia de una teo ría c ientífica q u e gu ia ra a la organización.

En V iña del M ar p a rtic ip a ro n ap ro x im ad am en te 30 tu p am aro s p ro ­v en ien tes d e los d is tin to s « reg ionales» del MLN (Chile, M ontev ideo y C uba). No e ran de legados d e sus respectivas organizaciones, no hab ían sido elegidos en instancias de libera tivas y dem ocráticas: fueron seleccio­nados p o r el Ejecutivo del MLN en el exterior. Algunos ni siquiera ten ían responsab ilidades de d irección. Al té rm ino de la asam blea com unicaron al co n ju n to d e la o rg an izac ión las reso luc iones ad op tadas, de ca rác te r in ape lab le .69

68. Kimal Amir, «Domingo» y Jorge Selves, entrevistas citadas. De clase alia y origen cristiano, Paz Zam ora fue un convencido m aoísta, al punto de recibir en tren am ien to m ilitar en A lbania. F undó el MIR boliviano en 1970. F.n 1V/4 inició un proceso que lo condujo a adherir jun to a su partido a la socialdnuun arla Fue presidente de Bolivia entre 1989 y 1993. Aunque obtuvo ¡iproximmliiiitrnii* un tercio de los sufragios, llegó a la presidencia gracias al apoyo «!«• *n adversario Hugo Banzer.

69. MLN, «Simposio de Viña» (Documento conclusivo «I»* la asamblea de Vina del Mar, febrero 1973), pág. 1; Jorge Selves, eiurcvlsin rilada. Acom pañaban las resoluciones observaciones sobre la conducía pública y pilvada de los m ilitantes.

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Clara Aldrighi

En el re cu e rd o de un as is ten te , «No h u b o o bservado res de otras organizaciones. No hubo tam poco delegados de grupo. Tan dem ocrático no fue. H ab ían ven ido co m p añ e ro s de la isla, en tre ellos [A ntonio | B andera. De M ontevideo “A quino” -P e d r o R ío s - y Emilia C arlevaro».70

Al térm ino del sim posio los partic ipan tes eligieron una dirección cole­g iada de 15 m iem bros que d en o m in aro n C om ité C entral. En su in terior fueron je ra rqu izadas una comisión política (in tegrada por Lucas Mansilla, Efraín M artínez P latero , Kimal Amir y Luis A lem añy) y o tra m ilita r (con Aníbal De Lucía en operaciones, W illiam W hitelaw en logística, Giocondo R avagnolo en in te ligencia y G abino Falero en funciones no especifica­d a s ) .7' La com isión po lítica se d ispersó en los d is tin to s fren tes pero la m ilita r func ionó u n id a en B uenos A ires. Esta d irección del ex terio r asum ió al m ism o tiem po la del MLN de U ruguay. Luis A lem añy y Jorge Selves fueron enviados al país para d irig ir (su b o rd in ad am en te al Comité C entral) el llam ado «frente in terno» o «Regional U ruguay».72

El n o m b ram ien to d e estas p e rso n as no con stitu y ó una verd ad e ra elección, ni siquiera desde el pun to de v ista del centralism o dem ocrático len in is ta . N inguno de los p resen tes , e lec to res o e leg idos, se p lan teó el problem a de su represen tativ idad . Por o tra parte , un Com ité C entral de 15 m iem bros presuponía la existencia de una organización estructu rada , con miles de cuadros activos en el in terio r del país. M ientras que en Uruguay el MLN se h a llaba casi d esarticu lad o y la m ayo ría de sus in teg ran te s en prisión .73

Varias páginas del docum ento conclusivo están dedicadas a recom endar normas de com portam iento «ideológicamente correcto»: cultivar las «virtudes» y combatir «las deform aciones», « term inar con los chism es y el amiguism o», «adm itir los errores», «no hacer misterios», «ser humildes». La «falta de modestia» constituía un grave «quebrantam iento de un conjunto de norm as ideológicas».

70. «Domingo», entrevista citada. Pedro Ríos (ex estudiante de Arquitectura de 22 años) y Emilia Carlevaro (ex estu d ian te de M edicina de 26 años) fueron encargados de la dirección del MLN en U ruguay luego de la prisión o exilio de otros dirigentes (hasta diciem bre de 1972 ju n to a Jorge Becca Tessa, arrestado en esa fecha).

71. Jun to a los integrantes de las dos comisiones form aban parte del Comité Central, entre otros, Emilia Carlevaro, los cañeros Félix Maidana Bentín, Antonio Bandera, Atalivas Castillo y W alter González.

72. «Domingo», entrevista citada.73. En abril de 1917, por ejem plo, la VII C onferencia Panrusa del Partido

Obrero Socialdem ócrata Ruso (bolchevique), recién salido de la ilegalidad y con parte de sus d irigentes re to rnando del exilio, reunió en Petrogrado a 149 delegados en representación de 79.000 bolcheviques afiliados y organizados en toda Rusia. En la Conferencia fue elegido por los delegados el órgano dirigente

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El Movimiento de Liberación Nacional Tupam aros.

Tales p roced im ien to s de acentuado cen tra lism o no sign ificaban en rigor un apartam ien to de la tradición del MLN. Como se dijo an te rio rm en­te, las decisiones cruciales, las designaciones o rem ociones de d irigen tes e ran p re rro g a tiv a de una restring ida cúpula. Pese a d ec la ra r en sus d o ­cu m en tos que se regía po r los principios del cen tra lism o dem ocrá tico , el MLN fue u n a o rgan ización centralizada que aplicó ra ra vez p ro ced i­m ientos dem ocráticos. Los testimonios son la fuente m ás adecuada para co m p ro b ar la perm an en c ia del verticalism o y la ten d en c ia a la co ncen ­tración del poder. Se tra taba obviam ente de poderes lim itados, in ternos, que los m ilitan te s acep tab an vo lun tariam en te , ju s tifican d o la ausencia de d em ocracia p o r las condiciones de c landestin idad , las ex igencias de co m p artim en tac ió n o la convicción de p e rten ece r a u n a e s tru c tu ra de tipo militar.

La base del MLN jam ás eligió o controló a sus d irigen tes , ni defin ió las políticas o tác ticas a seguir. Tampoco en el exilio, pese a que en Chile, A rgen tina y C uba existieron condiciones favorables p a ra en say a r p roced im ien tos dem ocráticos.

No obstan te , an te un viraje tan radical como el que se im puso en Viña del Mar, podía esperarse que las bases reclam aran una suspensión de las decisiones adop tadas por tan restringido núm ero de personas y exigieran in s tanc ias de partic ipación dem ocrática. No fue lo que ocurrió : las resoluciones del sim posio fueron aceptadas sin m ayores cuestionam ientos p o r los tupam aros organ izados en Uruguay y el exilio .74

E ntre o tra s razones, p u ed e h ab er influido el hecho d e que n u m ero ­sos ex iliados h ab ían sido desvinculados de la o rg an izac ión en Chile (o se h ab ían a p a rta d o vo lu n ta riam en te) p o r sus p o stu ras críticas a n te las políticas im pulsadas por la dirección del exterior. O tros e ran m anten idos en una condición periférica, con contactos esporád icos, sin en cu ad re ni p a rtic ipac ión .7^

Esta c ircunstancia im pidió el desarrollo de un real debate político con el co n ju n to de los m ilitan tes exiliados. T am bién con tribuyó el proceso de estra tificac ión que se ven ía p rocesando en el MLN del exterior. Al ig u a lita rism o su stan c ia l del p rim er grupo d e exiliados se h ab ía o p u es­

del partido , de sólo cinco personas. LevTrotsky. Storia della rivoluzionc russa. Milano: M ondadori, 1978, pág. 355.

74. Jorge Selves, Ana Casamayou, «Domingo», entrevistas citadas. Entrevista a «Francisco» (2006) de Clara Aldrighi.

75. Julio Baraibar, entrevista (2006) de Guillermo Waksman y Clara Aldrighi. «Andrea», entrevista de Guillermo Waksman (2005). «Aldo», entrevista de Clara Aldrighi (2006). «Francisco», Ana Casamayou, Hugo Wilkins, Jorge Selves, en tre­vistas citadas. Sobre estos procesos, véase Aldrighi y W aksman, «Chile, la gran ilusión».

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Clara Aldrighi

to , a p a r t ir d e la em ig ración m asiva de 1972, u n a ríg ida je ra rq u izac ió n y d iv isión de co m p eten c ias . Se conso lidó u n a je ra rq u ía p o lítica in te­g ra d a p o r los cu ad ro s d e d irección y un red u c id o círculo d e m ilitan tes d e con fianza . S u rg e de los tes tim on ios que estas p e rso n as g o zab an de c iertos priv ilegios: no viv ían en g ran d es colectivos, no se so m e tía n a la «proletarización», d esarro llaban tareas conspirativas, m an ten ían asiduos con tac tos con personalidades y partidos chilenos o ex tran jeros, viajaban con frecuencia , p a rtic ipaban en la tom a de decisiones, m an e jab an infor­m ación calificada y d ispon ían del d inero que recib ía la o rgan ización por m últiples canales.76 A unque su estilo de vida fuera austero , no sufrían las privaciones a las que se veían som etidos los m ilitan tes de base, llegados en la o lead a de 1972 . C iertos p ro tag o n ista s a firm an que los d irigen tes viv ían con frugalidad , o tros op inan lo con trario . La com partim en tación , de hecho , favorecía la opacidad en la tom a de decisiones, las form as de v ida y la d is tribución de los recursos.

En op in ió n d e a lg u n o s p ro tag o n ista s la tran sfo rm ac ió n d e l MLN en partido m arx ista lenin ista estuvo tam bién de te rm inada por razones prag­m áticas . Por u n lado , la necesidad de co n tem p o riza r con los nuevos a liados - e n especia l el P R T - y co n sen tir u n a p len a in teg rac ió n a la JC R ;77 p o r el o tro , la v o lu n tad de a llan a r el cam ino p a ra un m ayor com prom iso del p a rtid o cubano con la o rgan izac ión , que se concretó , efec tivam en te , en m ayo de 1973 .78

Entre febrero y jun io de 1973 la dirección del MLN en Chile se trasladó a A rgentina o Cuba. Al mism o tiem po com enzó a m igrar hacia Argentina

76. Por decisión del presidente Salvador Allende el MLN recibía desde 1971 una contribución m ensual para la subsistencia de los exiliados. C uba tam bién sum inistró ayuda m onetaria: en enero de 1973 la asignación m ensual que apor­taba al MLN de Chile era de 20 .000 dólares (Julio Baraibar, en trev ista citada). Otras donaciones provinieron de personalidades europeas como el cineasta Costa Gavras. Régis Debray, que residía en Chile, organizó la primera cam paña europea de finanzas en solidaridad con el MLN. Proporcionó los contactos con personali­dades que fueron visitadas en 1972 por enviados del movimiento. Según algunos testim onios, en Chile el MLN realizó «acciones de finanzas» cuya naturaleza no hem os podido precisar. Miguel Olivera, Pablo Blanco, «Francisco», Jorge Sel- ves, entrevistas citadas. Efraín M artínez Platero, entrevista (2005) de Waksman y A ldrighi; Raúl Rodríguez, entrevista (2009) de Aldrighi, am bas publicadas en Aldrighi, Memorias de insurgencia. Historias de vida y m ilitancia en el MLN Tupamaros. 1965-1975.

77. Como se verá más adelante, en junio de 1973, cuatro meses después de la adopción de la nueva ideología, en una acción conjunta con el ERP el MLN obtuvo una sustancial inyección de dinero. El ELN boliviano tam bién viró hacia el marxism o leninism o en el mismo periodo.

78. Efraín M artínez Platero, entrevista citada.

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El Movimiento de Liberación Nacional Tupam aros.

un con tingen te de aproxim adam ente 50 tupam aros p rocedentes de Chile y Cuba. El propósito era crear un aparato arm ado y otro «logístico».79 De in m ed ia to este núcleo com enzó a o p e ra r con el Ejército R evolucionario del Pueblo (ERP), b razo arm ado del PRT.80

Los tu p am aro s que p e rm an ec ie ro n en Chile fueron a lcan zad o s por el go lpe de E stado de se tiem bre de 1973. A lgunas fuen tes estim an que su n ú m ero su p e rab a las m il p e rso n as .81 E ntre ellos h ab ía un g rupo especialm ente vulnerable: las m ujeres em barazadas o con hijos pequeños. En su m ayoría buscaron refugio en represen tac iones d ip lom áticas, de la Cruz Roja o las N aciones Unidas. Como resu ltado de la represión posterior al golpe, nueve uruguayos desaparecieron luego de ser arrestados (en tre ellos seis tu p am aro s) , uno fue e jecu tado y o tro s m uchos confinados en d iferen tes cen tros de reclusión .82 Desde los países que p roporcionaron el p rim er asilo, varios refugiados eligieron trasladarse a Cuba para m an tener sus vínculos con el MLN y una perspectiva de re to rn o a Uruguay.

Los te s tim on ios estim an en ap ro x im ad am en te 800 los tu p am aro s organ izados en el exterior a com ienzos de 1974, p rincipalm ente en Cuba (algo m ás de 5 00 ), A rgentina y E uropa.83

Tres secuestros en Argentina. Crisis y división del MLN

En 1973 , pese a los repetidos in ten to s de reo rgan ización , el MLN no logra reac tiv arse en U ruguay po r la sistem ática ofensiva rep resiva , que m a ta , d esap a rece , encarce la o em puja al exilio a num ero so s m ilitan tes.

79. Hugo Wilkins, «Domingo», entrevistas citadas.80. Las acciones se realizaban en el marco de la JCR. Aunque fue oficializada

en febrero de 1974, la Ju n ta existía de hecho en 1973.81. Ju lio Baraibar, «Francisco», entrevistas citadas. Testim onios y docu­

m entos confirm an la salida de Chile de num erosos uruguayos po r sus propios m edios (en trev ista de Guillerm o W aksman a m édicos uruguayos exiliados en Chile, 2005 y entrevista citada del mismo au to r a «Andrea»). El inform e anual co rrespondien te a 1974 de la Comisión In teram ericana de Derechos H um anos de la OEA consigna en su capítulo XIII la entrega de 619 salvoconductos a ciuda­danos uruguayos refugiados en centros de ACNUR y em bajadas en tre el 11 de setiem bre de 1973 y el 15 de julio de 1974.

82. Los uruguayos desaparecidos fueron Nelsa Gadea Galán, Julio César Fer­nández, Alberto Fontela Alonso, Enrique Julio Pagardoy, Juan Antonio Povaschuk, Ariel Arcos Latorre, Ju an Ángel C endán A lm ada, A razatí López López, Mónica Benarroyo Pencu. W alter Rivera M ateos Álvarez fue ejecutado en la vía pública. A paren tem ente no se encontraba en Chile por razones políticas. Cfr. Aldrighi y W aksman, «Chile, la gran ilusión», págs. 89-90.

83. No se pudo precisar el núm ero de exiliados que en 1974 se hallaban desvinculados del MLN.

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Clara Aldrighi

Luego del golpe de Estado de ju n io de 1973 se verificaron cen ten a res de a rre sto s en la co lum na 70 y el M ovim iento 26 de M arzo, en el co n tex to de la rep resión d ic ta to ria l al con jun to de las oposiciones.

En A rgen tina , ese m ism o añ o , el MLN partic ip ó en al m en o s tres secuestros de em presarios, que h asta ahora hab ían sido a tribu idos ún ica­m en te al PRT-ERP. Por los re sca tes se o b tuv ie ron a p ro x im a d a m e n te 22 m illones de dó lares, d istribu idos en tre las cu a tro guerrillas de la JC R .81

E ntre abril y m ayo de 1974 se p ro d u je ro n en U ruguay n u m ero sa s c a p tu ra s y m u e rte s de tu p am aro s , que h ic ie ron zo zo b ra r la p eq u eñ a e s tru c tu ra c lan d estin a que in ten tab a m an ten e rse activa en el país. A lo largo de ese año 17 tupam aros m urieron en U ruguay y A rgentina, algunos en en fren tam ien to s , otros e jecu tados con posterio ridad a su a rre s to .85

A los p ro b lem as causados p o r el rec ru d ec im ien to d e los p ro ced i­m ien to s rep resivos, se añ ad ie ro n las d iferencias d e línea po lítica que em erg ieron en el seno del g rupo dirigente. A fines de abril de 1974 Luis A lem añy - d irig en te del «R egional U ruguay» d esd e 1973 ju n to a o tros dos tu p am aro s c la n d e s tin o s - se tra s lad ó a A rgen tina p a ra in ic ia r un proceso de revisión política. «En M ontevideo, a p a rtir de m arzo de 1974, quedo en m inoría . De los tres d irigen tes, quedo en posición m ino ritaria . Se e s ta b a n p lan ificando d e te rm in ad as acciones m ilita res. Yo e ra el je fe m ilita r d e esa d irección . P lan teo que estaba to ta lm e n te en d esacu e rd o con esas acciones. H abía p asad o casi un añ o del go lpe de E stado , la desm ovilización era general a nivel de organizaciones sociales, populares. D entro de la izquierda el m iedo era m oneda corrien te ( . . . ) . Se an tepuso un p lan de m ovilizaciones para el I o de Mayo. Con el cual tam bién estaba en con tra , p o rq u e veía que pod ía g en e ra r e n fren tam ien to s en un p lan o de d es ig u a ld ad . En los que pod ía ir a la m u e r te un m o n tó n de gen te g ra tu ita m e n te . En esos d ías m e convenzo de q u e los can a les v io len tos e s tab an ce rrad o s ( . . . ) . El 17 de abril se lo p lan teo a W illy [W hitelaw ] que e ra el m ás am igo m ío: “Llegué al convenc im ien to de que la lucha

84. Entre ju n io y diciem bre de 1973 fueron secuestrados los em presarios John R. Thom pson, Kurt Schm idt y Victor Sam uelson. El últim o fue liberado en abril de 1974, al pagarse el rescate de unos 15 millones de dólares. El m onto que recibió el MLN no ha podido ser definido con exactitud. Efraín M artínez Platero lo estim a en 5 m illones de dólares. M artínez Platero, «Domingo», entrevistas citadas.

85. Alvaro Rico. Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en el Uruguay (1973-1985). Vol. 1. M ontevideo: UDELAR y CEIU, 2008, págs. 715-717.

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a rm ad a se te rm in ó ( . . . ) p ara mí no tiene más proyección co n tin u a r en el MLN. Nos tenernos que ir del MLN ( . . . ) ”».86

D isiente con esta in te rp re tac ión otro ex tu p am aro q u e com partió con A lem añy la d irección del «Regional U ruguay» h asta abril de 1974: «E ntré a U ruguay desde A rgentina en d iciem bre de 1973. La idea que ten íam o s todos no era la de conectarnos con el MLN de U ruguay sino con el m ovim ien to de m asas, con la oposición a la d ic tad u ra . No se pensaba la rg a r una ofensiva contra la d ictadura. Yo no viví eso que dice A lem añy de que hubiera gente con ideas m ilitaristas. Se quería participar con ap o rte s a lo sind ical, g rem ial. No hab ía vo lun tarism o. Tenías que p re se n ta r c redencia les . D em ostra r que lo que íbam os a h ace r le servía a a lgu ien . T am poco podíam os quem ar a la gen te legal en contac tos con el ap a ra to . I,o que hacíam os era m odesto, no fue un “d esem barco de la A graciada”. Vinimos con cuentagotas y nos veíam os con m uy poca gente. Por ejem plo, no estábam os conectados con las tres m uchachas que m atan en abril. Podían esta r “silvestres" o con o tros con tac tos.87 No hubo plan ofensivo ni “desem barco”. La tendencia era conectarse con el m ovim iento d e m asas. T en íam os las espa ldas cubiertas en B uenos Aires. Todo el m un d o en Buenos Aires estaba presionado para hacer a lianzas. C uando decid im os evacuar, se va A lem añy prim ero. íbam os a sa lir esca lonados, pero los o tros dos no pudim os, caímos presos enseguida».88

A m argas con troversias acom pañaron la crisis de la o rgan izac ión en 1974, su fragm entación en tres corrientes y su posterior división.89 Luego de un ten so C om ité C en tral reun ido en B uenos Aires en oc tub re de

86. Alemañy, entrevista citada. W hitelaw residía en Buenos Aires. El encuentro tuvo lugar en una playa sobre el Río Uruguay.

87. Laura Raggio, Silvia Reyes y Diana M aidanik fueron ejecutadas en M ontevideo por un com ando del ejército a cargo del m ayor José Gavazzo el 21 de abril de 1974. A los pocos días cayeron muertos Domingo Irazábal y Bernardo Alberto Blanco. Todos pertenecían al MLN. Los arrestos y m uertes continuaron in in terrum pidam ente en mayo, golpeando tam bién al Partido Com unista.

88. Entrevista a M ario (2006) de Clara Aldrighi.89. Las tres corrientes se perfilaron duran te el proceso de revisión iniciado

por Alemañy. La p rim era se denom inó «Tendencia Proletaria», la segunda «Re­nunciantes», la tercera no tuvo nombre definido, algunos la llam aron «Ortodoxa». La Tendencia P roletaria propugnaba un rígido m arxism o leninism o y una línea política tributarios de las elaboraciones del PRT; los «renunciantes» enfatizaban la necesidad de priorizar la construcción del partido obrero m arxista leninista; los «ortodoxos» se colocaban en una posición interm edia: aunque se decían mar- xistas leninistas, reivindicaban aspectos de la tradición m ovim ientista del MLN y rehusaban en fren tar a los «renunciantes» con el estilo agresivo de la Tendencia Proletaria.

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Clara Aldrighi

1974, se p rodujo la escisión de la corriente denom inada «R enunciante».90 C uatro ex cañeros de UTAA pasaron a ocupar la com isión política: Waltei G onzález, A ntonio B andera, A talivas Castillo y Félix B entín .

Las tre s fracciones co m p etían p a ra im p o n e r su ru m b o a l MLN, di* allí la asp e reza d e la con fron tac ión . U na de ellas - l a « R en u n c ian te» - p ro p u g n ab a , a u n q u e no de m an e ra explíc ita , el a b a n d o n o de la lucha a rm ada. M uy p ron to la crisis se extendió al resto del m ovim ien to , en sus núcleos de Cuba y E uropa. La am enaza del uso de la v io lencia en tre los p rop io s m iem bros d e la d irección , en sus facciones e n fre n ta d a s , revela un p roceso de de te rio ro de difícil re to rn o .91

Los do cu m en to s de d ifusión púb lica o in te rn a e lab o rad o s en 1974 y 1975 p o r las tres fracciones con tien en descripciones im prec isas de la s ituac ión po lítica u ru g u ay a ; qu izás u n indicio del a is lam ien to que su fría el re fu n d ad o MLN en Uruguay. En co n trap o sic ió n se ex tienden en m inuciosas in te rp re tac iones de la v ida in te rn a de la o rg an izac ió n en el exilio, con el objetivo de d en u n c ia r - d e s d e un p re te n d id o enfoque m arxista le n in is ta - las carencias ideológicas y políticas de los m ilitantes de las o tras fracciones.

No escapó a esta tendenc ia la o rgan ización «Nuevo Tiem po», creada p o r los d irigen tes escind idos del MLN. D esde el p rim e r n ú m e ro de su p eriód ico hom ó n im o (enero de 1975 ), ed itad o en B uenos A ires, los «renuncian tes» a taca ro n p o r incoherencia ideológica y a p a rta m ie n to del m arx ism o len in ism o a toda la izq u ie rd a u ru g u ay a , en e sp ec ia l a sus fo rm aciones m ayores: los partid o s C om unista y Socia lis ta , el F ren te A m plio y el MLN orig inario . Un ob se rv ad o r po lítico ce rcan o al MLN d esd e su fu n dac ión , consideró este fenóm eno un ev id en te re tro ceso . A su ju ic io N uevo T iem po reed itab a las d ispu tas in te s tin a s q u e hab ían p a ra liz ad o en los p rim eros se sen ta a la izq u ie rd a u ru g u ay a . A dvertía que en esos m om en tos , en p lena d ic tad u ra , ex is tían en U ru g u ay siete p artidos que se defin ían m arxistas lenin istas, con sus p rop ias y opuestas in te rp re tac iones «científicas» de la rea lidad . N uevo T iem po se propon ía com o el octavo.

En un docum ento d ifundido en enero de 1975, «Las razones d e nues­tra ru p tu ra con el MLN (T)», los « renuncian tes» a tr ib u ían la d e rro ta de

90. Liderada por Lucas Mansilla, Kimal Amir, Luis Alemañy y W illiam White- law. A fines de 1974 los cuatro abandonaron el MLN ju n to a un n u trid o grupo de tupam aros de A rgentina, Uruguay, Europa y Cuba y crearon la organización «Nuevo Tiempo», disuelta por los tres primeros a m ediados de 1976. Sus escritos políticos reafirman hasta esa fecha la adhesión al marxismo leninismo y se apoyan en textos teóricos de esa ideología.

91. Hugo Wilkins, Raúl Rodríguez, Martínez Platero, «Domingo», Kimal Amir, entrevistas citadas. W alter González, entrevista (2009), de Clara Aldrighi.

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1972 a la negativa influencia ejercida por los tupam aros de origen social- dem ócrata (alud iendo a Sendic, M arenales, M anera y otros ex socialistas) y su rechazo del m arxism o leninism o. Descalificaban la en te ra trayectoria del MLN, radicalizando las condenas de Viña del Mar, que hab ían ubicado el com ienzo de la declinación en agosto de 1970, con el encarcelam ien to de los d irigen tes históricos.

Un año m ás ta rd e los «renunciantes» consideraban que el fracaso del m ov im ien to ven ía gestán d o se desde su fundación . Influ idos m a rc a d a ­m en te p o r las teo rías del PRT, criticaban el foquism o del m ov im ien to tupam aro , su in tegración pequeño burguesa y hasta el apoyo brindado al F rente Amplio en 1971. De la coalición de izquierdas m enospreciaban la política refo rm ista y la indefinición ideológica. El com en taris ta les hacía n o ta r la incongruencia de esta últim a crítica. Pues en esos m om entos los «renunciantes», in teg raban y apoyaban la Unión A rtiguista de Liberación (UAL), in fin itam en te m ás débil que el Frente Amplio.

«Su program a es tam bién m ucho m enos am bicioso que el del F rente Amplio. Con el agregado que en el segundo llam am ien­to de la UAL (de abril de 1975) re tro ced ie ro n con respec to al p rim ero (que conocí en octubre de 1974). En el p rim ero se p ro c lam ab a “u n a solución revo lucionaria”, un “gob ierno popular, an tiim peria lista y revolucionario”; en el segundo no se m enciona ni una vez la palabra revolución. En el p rim ero se p ro p o n ía la “nacionalización de la b anca”; en el segundo ,“la nac io n a lizac ió n de la banca m onopó lica”. En el p rim ero se p ro p o n ían “m ed id as rad icales con tra el g ran la tifu n d io ”; en el segundo “m edidas con tra el gran la tifund io” ( . . . )».92

En la opinión actual de varios protagonistas, las crisis y divisiones del MLN a p a rtir de 1974 se deb ieron a la ausencia de liderazgos unificado- res, a la im peric ia de los d irigen tes , a sus d ispu tas in te rn a s de ca rác te r sec tario , a l a b a n d o n o p o r p a rte de algunos d irigen tes de las posiciones rev o lu c io n a ria s y fina lm en te de la m ism a izqu ierda , p a ra a d h e rir a los

92. Texto sin firma ni fecha [mediados de 1975] atribuido a Mario Jaunarena, en Archivo del MLN (AMLN), Centro de Estudios In terdisciplinarios Uruguayo (CEIU), Facultad de H um anidades y Ciencias de la Educación (FHUCE). La UAL fue fundada en Argentina por E. Erro, Z. Michelini, los GAU, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y el 26 de Marzo. En representación de este último asistían algunos de los fu turos «renunciantes». En 1975 Nuevo Tiem po se incorporó a la UAL; en 1976 su represen tan te era W. Whitelaw, asesinado en mayo de 1976 en el m arco del Plan C óndor ju n to a su esposa Rosario Barredo, Z. Michelini y Héctor G utiérrez Ruiz.

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p a rtid o s N acional y C o lo rado .93 Las resp o n sab ilid ad es de la d e rro ta en 1972 y de los golpes sufridos en los in tentos de reorgan ización de 1973 y1974, se vo lv ieron un im portan te tem a de d iscusión y conflicto y d ieron lu g a r a in te rp re tac iones ideologizantes.

En form a in in te rru m p id a desde el período ch ileno y m ás a c e n tu a d a ­m en te a ra íz de l co lapso de 1974, num erosos tu p a m a ro s rad icad o s en el ex te r io r se fu ero n d esv incu lando del MLN. O al m enos de ese MLN del exilio , en el que ya no se reconocían : ni en su ideo log ía , ni en sus políticas, ni en sus d inám icas in ternas.

El a luvión de d inero que recibió la o rgan ización en tre ju n io de 1973 y abril de 1974 p o r los secuestros de A rgentina, fue p ro b ab lem en te uno d e los ca ta lizado res de su disgregación. Los criterios p a ra su em pleo ge­neraron ásperas diferencias y contribuyeron a en ra rece r el clim a interno. Su gestión estuvo a cargo del reduc ido ap a ra to c lan d e stin o o rg an izad o en Buenos Aires, pues de las necesidades de los tu p am aro s residen tes en Cuba se ocupaba el gobierno cubano. Posiblem ente el d inero despertó la codicia de los represores. Varios docum entos del Servicio de Inteligencia d e D efensa (SID) de 1974 y 1975 revelan que los m ilita re s u ruguayos , p robab lem ente por inform aciones ob tenidas m ed ian te to rtu ras , conocían los secuestros de 1973 y la existencia de im portan tes sum as en p oder del m ovim iento .

En A rgen tina , a fines de 1974, igua lm en te in te n tó re n a c e r un MLN d iezm ado por la escisión de los «renunciantes», go lpeado por los arrestos y a ses ina to s de tu p am aro s y a trav esad o p o r d esco n fian zas persona les. A unque m an ten ien d o la un idad , en su in terio r coex istían dos corrien tes: la «Tendencia P ro letaria» y la «O rtodoxa», m ás a d h e re n te a la trad ic ión orig inal de l m ovim ien to .94

La convicción m ilitante im pulsó a este pequeño núcleo a con tin u ar la lucha, o rgan izando una re taguard ia en Buenos Aires y env iando a varios

93. Lucas Mansilla y Luis Alemañy, exiliados en Europa desde 1974 y 1975, a fines de los se ten ta se incorporaron al Partido Nacional ju n to a un núcleo de ex m ilitan tes de Nuevo Tiempo. Otros lo hicieron al Partido C olorado. Luis Alemañy, entrevista (1999) de Clara Aldrighi, publicada en Aldrighi, M emorias de insurgencia. Historias de vida y militancia en el MLN Tupamaros. 1965-1975, Kimal Amir, entrevista citada.

94. A la Tendencia Proletaria pertenecían, entre otros, Andrés Cultelli, Raúl Rodríguez, Atalivas Castillo, Gabino Falero y Pedro Lerena. Los dos prim eros se distinguieron por la redacción de los docum entos y textos políticos de la agru-. pación (Raúl Rodríguez, entrevista citada). A la segunda corriente, «Ortodoxa», adherían en tre otros W alter González, Antonio Bandera, Emilia Carlevaro, Félix M.Bentín. Varios docum entos com prueban la perduración de graves con trastes cutre los dirigentes de las dos corrientes. Por ejemplo los existentes entre Bandera y Cultelli o en tre Falero y Bentín: AMLN, CE1U, FHUCE, «Carta de Pedro [Bande­

Clara Aldrighi

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d irigen tes c landestinos a in sta larse en Uruguay, en el ú ltim o in ten to de reorgan ización del MLN en el país d u ran te la d ic tadura . Su saldo , en tre abril y m ayo de 1975, fue el de decenas de presos y to rtu rados en Buenos Aires y M ontevideo, varios m uertos y un desaparecido en U ruguay.95

El fraccionam iento de la organización y los golpes represivos provoca­ron el ab andono de las perspectivas de p ron to retorno al Cono Sur en tre los re s id en te s en C uba. A p a rtir de 1976 el Partido C om unista cubano propuso apoyar la partida hacia Europa de quienes no quisieran perm ane­cer en la isla, donde se les ofrecía la posibilidad de trab a ja r o estud iar.96 D espués de la d ispersión de la m ayoría de los re s iden tes en C uba po r E uropa y A m érica, num erosos tupam aros com batie ron en las guerras civiles de N icaragua y El Salvador, o tros se in teg ra ro n a o rgan izaciones guerrille ras la tinoam ericanas 97

Un red u c id o núcleo de m ilitan tes perm aneció en A rgen tina (o se tra s lad ó d esd e E uropa y C uba) con el p ropósito de m an ten e r en vida al MLN en las cercan ías de Uruguay. En sucesivos in ten to s te jie ron una te n u e red c lan d estin a , desa rticu lad a una y o tra vez p o r la O peración C óndor.98 Todo ello en el con tex to de la trag ed ia gen era l que sufrió en esos años la población del Cono Sur, flagelada p o r las d ic tad u ra s y el terro rism o de Estado.

ra] a Pocho [W. González] y Enrique [Atalivas Castillo]», La Habana, febrero de1975. «Carta de Beto [Falero] a Juan [Bentín]», La Habana, noviembre de 1975.

95. En enero de 1975 ingresaron al Ejecutivo del MLN Cultelli, Adolfo C ampbell y Ary Quiroga. Poco después cayeron presos d irigentes y cuadros medios de las dos corrientes del MLN. Entre ellos: Carlevaro, Campbell y Cultelli en Buenos Aires, Ary Quiroga al in ten tar ingresar a Uruguay, González, Lerona, Rodríguez en Uruguay.

96. Jorge B arreño. «Cuba y el apoyo a los m ovim ientos arm ados. Razones de Estado». En: Brecha: M ontevideo (28 de agosto de 1998), págs. 17-18. Hugo Wilkins, Jorge Blanco, Celeste Zerpa, entrevistas citadas.

97. Alvear Leal (2000) y «Gerardo» (1999), entrevistas de Clara Aldrighi. Hugo Wilkins, Ana Casamayou, entrevistas citadas.

98. Entre ellos Carlos H ernández M achado (m uerto en enfren tam ien to y desaparecido en diciem bre de 1976), Atalivas Castillo, E duardo Gallo, Miguel Ángel Ríos, Aída Sanz (desaparecidos en diciem bre de 1977), Félix Mnlcliinii Bentín, Ignacio Arocena, María Rosa Silveira y José U rtazún (desaparecidos en agosto de 1978).

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Capítulo 10 Ejército de Liberación Nacional: entre las armas y la política!

M ario A g u ile ra P e ñ a

El E jérc ito de L iberación N acional (ELN) no sólo es u n a guerrilla ec lip sad a por el p oderío m ilita r que d em o s tra ro n las F uerzas A rm adas R evolucionarias de Colom bia-Ejército del Pueblo(FARC-EP) desde m ed ia­dos d e los añ o s n o v en ta , sino que es un g rupo in su rg en te al q u e desde hace casi u n a d écad a se le v iene p ronosticando su em in en te d e sap a ri­ción. M uchas veces se d ijo que con la acción del p a ram ilita rism o y sin la in te rvenc ión del e jército basta ría para aniqu ilarlos, m ien tras en o tras ocasiones se ha afirm ado que es un grupo profundam ente deb ilitado que necesita con urgencia de una negociación con el gobierno nacional. Unos y o tro s p ro n o s tica ro n , adem ás, que los fren tes de l ELN o sus reductos p u ed en se r absorb idos m ás tem prano que tarde po r las PARC.

N inguno de esos p ronósticos se ha cum plido : el pa ram ilita rism o negocia con el g ob ie rno sin h ab e r d e rro tad o a esa g u errilla y el ELN, aunque deb ilitado m ilitarm ente , sobrevive renunciando quizás a su regla ética de no recu rrir a los recursos derivados del narcotráfico. Su p resunta necesidad de negociación no se refleja en térm inos de avances concretos en los acercam ien tos y m ediaciones que se han reg istrado en los últim os m eses, y n in g ú n fraccionam ien to se ha producido que haya llevado que sus fren tes caigan bajo la ó rb ita de las FARC.

*. Publicado en Mario Aguilera Peña. Nuestra guerra sin nombre. Transforma­ciones del conflicto en Colombia. Bogotá: Editorial Norma y Universidad Nacional de Colombia, 2006, págs. 209-266.

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Mario Aguilera Peña

El fu tu ro de esta o rgan izac ión p arece depender, p o r su p u es to , d e la con tinu idad de la presión de los param ilitares y del ejército; pero tam bién de su a c u m u la d o h is tó rico , rep re sen tad o en dos e lem en to s d is tin tivos de esa guerrilla : su cohesión in terna , forjada en b uena p a rte a p a r tir de u nas nociones m arx istas-c ris tianas , y el cap ita l político que pu d o h ab e r a cu m u lad o lu eg o de m ás d e una década del ejercicio de la e s tra te g ia d en o m in ad a de pocler popular o poder de doble cara.

Esos dos rasgos, defin itivos para e n te n d e r la p ers is ten c ia de l ELN en el ac tua l conflic to a rm ad o , lo d iferencian del resto de la in su rgencia colom biana. En cuan to al prim ero, es un elem ento de la iden tidad de esa o rgan ización su m arx ism o-cristiano , que se m anifiesta en la in tegración de esos discursos en función de un «ideal revolucionario», en la fuerte p re­sencia de los liderazgos de ex sacerdotes, en el sobresaliente verticalism o de sus ac titudes y de su discurso, en sus expresiones m oralistas (identifi­cadas, p o r e jem p lo en la co n d en a al narco tráfico ) y en la ten d en c ia de sus m ilitan tes a asu m ir la lucha guerrillera con m ayor sen tido sacrificial que los dem ás co m b a tien te s de la insu rgencia . Los m ecan ism os d e esa o rgan izac ión p a ra fo rm ar id en tid ad y sen tido de p e rten en c ia e n tre sus co m b atien tes , h an co n tribu ido a e levar su m oral de com bate y hacerlos m ás resisten tes al em bate de los param ilita res y el ejército .

Respecto del segundo rasgo, su presunto capital político, es necesario rea liza r un co n traste : m ien tras las PARC han priv ileg iado el copam ien to y con tro l te rrito ria l, sin que exista en m uchas reg iones una relación con los cam pesinos d is tin ta a la fuerza o al o frec im ien to de seg u rid ad , en el ELN su m en o r y p au sad o crec im ien to es a tr ibu ib le en b u en a m ed id a a la p re ten sió n d e ex p an d irse sob re la base de apoyos fu n d ad o s en p rocesos d e o rg an izac ió n social. La d iferencia es no to ria , no o b s tan te que las PARC fueron los prim eros o perado res de la idea de g an ar m asas a través de g e n e ra r form as de o rgan ización cam pesina o d e p e n e tra r en las lideradas o articu ladas al Estado, com o las ju n ta s de acción com unal. E sta ta re a po lítica fue d e sa rro llad a con m uy poca teo rizac ión y sin un horizon te d istin to al de am p liar el poder electoral del Partido C om unista y, posterio rm ente, el de la Unión Patriótica (UP). La d iferencia a lud ida no im plica que la p rim era guerrilla haya desistido de con tinuar desarro llando m étodos de configuración de apoyos sociales com o un p resupuesto tan to p ara lo g ra r su ex p an sió n m ilitar, com o para c o n ta r a largo p lazo con la posibilidad de d e sa rro lla r una fase insurreccional.

En contraste con las FARC, el ELN, desde m ediados de los años ochen­ta y en un m o m en to de claro ascenso de los m o v im ien to s cívicos de co b ertu ra reg io n a l, fue p rop ic iando un d eb a te in te rn o sobre el sen tid o que se le deb ía d a r a la articu lación de la guerrilla con los espacios y los m ovim ientos locales y regionales. A partir de la experiencia de la guerrilla

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

sa lv ad o reñ a -b a s a d a en los conceptos de los fundado res del m arx ism o y en la acción del clero ad scrito a la teo log ía d e la l ib e ra c ió n - fo rm u­la rían la tesis de co n stru ir poderes p o pu lares p ara le lo s a los e sta ta les , capaces de gan ar pau la tinam en te autonom ía y de sustitu ir en un proceso revo lucionario , a las form as gubernam en ta les vigentes. La idea, ag itada al tiem po que los cam bios generados po r la C arta de 1991 estim u lab an las form as de dem ocracia local, se articu ló tam b ién tan to a la e stra teg ia de in te n ta r co n trib u ir con una perspectiva p o p u la r a la construcción de iden tidades regionales, com o a la form a «federal», que sin p roponérse lo hab ía ad q u irid o esa guerrilla en su estruc tu ra o rgan izativa.

El p re se n te a rtícu lo se cen tra en el e s tud io d e los dos rasgos que p u ed en g a ra n tiz a r la superv ivencia del ELN. Para ello se p re sen ta una pe rio d izac ió n del g rupo que tiene en cuen ta aspectos de su proyecto político-m ilitar, su co n tex to nacional c in te rnac iona l, la evo lución del apara to m ilitar y algunos de sus argum entos políticos. A p a rtir de allí, se analiza su reciente estra teg ia política-m ilitar, in ten tando m ostra r que esa guerrilla , luego de experim en tar un proceso de crecim iento en tre 1986 y 1993 , se estanca m ilita rm en te por diversos factores in te rn o s y ex ternos, pero b á s icam en te p o r los rasgos de su e s tru c tu ra o rg an iza tiv a y p o r su inc linación a tr a ta r de expand irse sobre la base de g a n a r influencias locales o reg iona les o de con figu rar apoyos sociales no m uy defin idos, ap resados u n as veces en la in stituc iona lidad o lim itados en o tra s po r la c landestin idad y por la subord inación a los apara to s m ilitares.

S ostenem os que si bien esa ten d en c ia e stra tég ica p u d o c o n tr ib u ir a su e s tan cam ien to militar, a la postre p uede convertirse en un even tua l a cu m u lad o p a ra un proceso de inserción a la v ida civil. F inalm en te , ab o rd a rem o s uno de los co m p o n en tes de su id en tid ad , el m arxism o- cristiano , para m ostra r las expresiones de ese influjo en su d iscurso , sus m étodos y sus p ropuestas de acción política.

La guerrilla íoquista (1964-1978)

El ELN surge en 1964, en el M agdalena Medio san tandereano , en una reg ión que en los años c in cu en ta hab ía sido escenario de la ac tiv idad de la g u errilla liberal d irig ida p o r Rafael R angel G óm ez y en la que en la p rim era p a rte de los años sesen ta , había ten id o a lg u n a n o to ried ad el M ovim iento R evo lucionario Liberal (MRL). En la zona tam b ién existía una im portan te tradición de luchas obreras, debido al centro petro lero de B arrancaberm eja y había irrum pido recien tem ente un fuerte m ovim iento e s tu d ian til lid e rad o p o r la A sociación de E stud ian tes U n iversitarios de S an tan d e r (AUDESA).

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Mario Aguilera Peña

El grupo inicial del ELN estuvo constitu ido por estud ian tes universita­rios iden tificados con la posib ilidad de rep e tir el p roceso segu ido por la R evolución cu b an a , a lgunos cam pesinos p o rtad o res de la m em o ria del conflicto partid ista de la década an terio r y unos pocos obreros que conta­ban con cierta trayectoria en el m ovim iento sindical. En el contexto de la época, la opción de im itar el m odelo revolucionario cubano los convirtió en pro castristras y de alguna m anera en pro soviéticos, y ello significó la au to sep a rac ió n , la rivalidad a veces enconada con o tras organ izaciones a rm a d a s y la ex trem a d ificu ltad de todos los a lzados e n a rm as de esa época de log rar acuerdos para en fren ta r las fuerzas enem igas.

El ELN logra un gran efecto inicial al hacer uso de un lenguaje antioli­gárqu ico y de den u n c ia de las desigualdades sociales, en buena m edida inscrito en el id eario liberal rad ica l que hab ía aco m p a ñ ad o a varios de los m ovim ientos sociales colom bianos desde m ed iados del siglo xix. Un lenguaje que adem ás m ostraba visos nacionalistas y antiim perialistas, un tan to le jano del m arx ism o o rtodoxo que m o s trab an o tra s o rg an izac io ­nes de izqu ie rda . El efecto inicial de l ELN fue tam b ién re su lta d o de la v incu lac ión a sus filas del sacerd o te Cam ilo Torres, qu ien hab ía a tra ído la a ten c ió n nac io n a l al im pu lsa r el F ren te U nido , un m ov im ien to de oposición al F ren te N acional y que p lan teab a la n ecesidad d e diversas transfo rm aciones revolucionarias p ara el país.

El ap o g eo del ELN no d u ró m ucho tiem po . El h o n d o influ jo de la concepción foquista de la lucha a rm ad a , no le p e rm itió c rece r y lo llevó a a is larse del déb il m ov im ien to social de la época . El foquism o insurreccional se basaba en la negación del p artido de v an g u ard ia como requisito de la lucha revolucionaria y en la subord inación de lo político a lo m ilitar. Se considera tam bién que las condiciones objetivas p ara hacer la revo lución ya e s tab an d ad as y que se tra tab a de a c e le ra r el p roceso m ed ian te el desarro llo y consolidación de la activ idad guerrillera .

El ELN creía que la v an g u ard ia del proceso rev o lu c io n ario estaba rep resen tad a en el m ovim iento arm ado y que su eje lo constitu ía el cam ­pesinado . La organización revolucionaria se g en eraría e spon táneam en te del cam po a la ciudad para alcanzar el poder en una «guerra prolongada» y por la «vía in surreccional» . 1 Ese proceso im plicaba la subord inación de la m ilitancia u rbana a los m andatos de la guerrilla ru ral y su reducción a un apénd ice logístico. En esa división del trabajo , el papel asignado a la red u rbana era sim plem ente el de «form ar cuadros» p ara a segu rar el cre­c im ien to de la guerrilla ru ral, el acopio de inform ación y la consecución de recursos.

1. Vásquez C astaño citado en Cristina De la Torre. Colombia camino al socialismo. Bogotá: n /d , 1976, págs. 322-323.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

Por o tro lado , el foquism o del ELN rechazaba toda lucha de caráctei reiv indicativo , po r considerar que esta d is tra ía a las «m asas del objetive estratégico» y las conducía al conform ism o. En este sentido , es explicable que este g rupo in su rg en te no exp lo tara las re la tivas v en ta ja s h istóricas y po líticas que le ofrecía su p rim er escenario de ac tiv idades y los que tra ta ro n de configurar a con tinuación en el n o rdes te an tio q u eñ o y en el su r de Bolívar.

En el ELN se configuró una estru c tu ra p iram idal en to rn o a la figura de su com andan te , Fabio Vásquez C astaño, quien no sólo se consideraba el gesto r de la o rgan ización , sino su o rien tad o r y co n d u c to r m ilitar. Tal concentración de poder condujo al au toritarism o, al tra tam ien to discipli­nario de los conflictos ideológicos, a los in ten to s de fracc ionam ien to , a las deserc iones y al estancam ien to de la o rganización.

En su e ta p a o rig inal, la guerrilla no necesitó ap rec iab les recursos p a ra d e sa rro lla r sus acciones po líticas y m ilita res. T am poco requirió g ran d es recu rsos, en cu an to en sus inicios fueron g rupos re la tiv am en te pequeños, con un crecim iento vegetativo que fue cortado o por el in tento de abrir frentes en nuevos territorios o por sus crisis in ternas y la presión militar. Indicativo de ese proceso es la evolución del ELN, que com enzó a o p e ra r en 1964 con 18 hom bres; casi u n a d écad a d esp u és , en 1973 apenas llegaba a unos 270 guerrilleros, y, p o ste rio rm en te , en 1978 sólo le qu ed ab an 3 6 .2

Esa guerrilla orig inal del ELN fue tam bién una guerrilla m al arm ada, que para tra ta r de acrecen tar su m aterial bélico, tuvo que estab lecer com o p a rám e tro de eficacia en los asaltos o em boscadas el nú m ero de a rm as « recuperadas» al en em ig o .3 A dem ás, su ubicación en zonas m ás b ien pobres, m arginales y de reciente colonización no le perm itía ob tener m a­yores recursos. En esas zonas recibieron aportes vo luntarios e im pusieron contribuciones poco significativas. La falta de recursos llevó a la guerrilla a q u e b ra n ta r no rm as m orales y de segu ridad com o las que p roh ib ían tom ar sin p ag ar los b ienes de los cam pesinos. El ELN, po r ejem plo , tuvo que ape la r a com prar p roductos con los denom inados bonos de esperanza revolucionaria , p a ra se r cobrados cuando tr iu n fa ra la rev o lu c ió n .4 Pese a su m ov ilidad , y al igual que los dem ás grupos in su rg en tes , el ELN debió re d o n d e a r su so s ten im ien to con el traba jo en g ran jas. S igu iendo

2. E ntrevista a Nicolás en María López Vigil. Camilo camina en Colombia. Navarra: T xalaparta , 1989, pág. 139; intervención del m inistro de Defensa, general Luis Carlos Camacho Leyva ante la Cámara de Representantes, octubre de 1979, citado por José Fajardo y Migue! Ángel Roldán. Soy el comandante. Bogotá: Oveja Negra, 1980, pág. 190.

3. Entrevista a Nicolás, en López Vigil, Camilo camina en Colombia, pág. 141.4. Entrevista a Nicolás, en ibíd., pág. 237.

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Mario Aguilera Peña

El grupo inicial del ELN estuvo constituido por estud ian tes universita­rios iden tificados con la posib ilidad de rep e tir el proceso segu ido por la R evolución cu b an a , a lg u n o s cam pesinos p o rtad o re s de la m em o ria del conflicto partid ista de la década an terio r y unos pocos obreros que conta­ban con cierta trayectoria en el m ovim iento sindical. En el contexto de la época, la opción de im itar el m odelo revolucionario cubano los convirtió en pro castristras y de alguna m anera en pro soviéticos, y ello significó la au to sep a rac ió n , la rivalidad a veces en co n ad a con o tra s o rgan izaciones a rm a d a s y la ex trem a d ificu ltad de todos los a lzados en a rm as de esa época de log rar acuerdos para en fren ta r las fuerzas enem igas.

El ELN logra un gran efecto inicial al hacer uso de un lenguaje antioli­gárqu ico y de d en u n c ia de las desigualdades sociales, en b uena m edida inscrito en el id eario liberal rad ica l que hab ía aco m p a ñ ad o a varios de los m ov im ien tos sociales colom bianos desde m ed iados del siglo xix. Un lenguaje que adem ás m ostraba visos nacionalistas y an tiim perialistas, un ta n to le jano del m arx ism o o rtodoxo que m o s trab an o tras o rgan izacio ­nes d e izqu ie rda . El efecto inicial del ELN fue tam b ién re su ltad o de la v incu lac ión a sus filas del sacerd o te C am ilo Torres, qu ien h ab ía atraído la a ten c ió n n ac iona l al im p u lsa r el F ren te U nido, un m o v im ien to de oposic ión al F ren te N acional y que p lan teab a la n ecesidad d e d iversas tran sfo rm aciones revo lucionarias para el país.

El ap o g eo del ELN no d u ró m ucho tiem po . El h o n d o influjo de la concepción foquista de la lucha a rm ad a , no le perm itió c rece r y lo llevó a a is la rse del déb il m ov im ien to social de la época . El foquism o insurreccional se basaba en la negación del p artido de v an g u ard ia como requisito de la lucha revolucionaria y en la subord inación de lo político a lo militar. Se considera tam bién que las condiciones objetivas para hacer la revo lución ya e s tab an d ad as y que se tra ta b a d e ace le ra r el proceso m ed ian te el desarro llo y consolidación de la activ idad guerrille ra .

El ELN cre ía que la v an g u ard ia del p roceso revo luc ionario estaba rep resen tad a en el m ovim iento arm ado y que su eje lo constitu ía el cam ­pesinado. La organ ización revolucionaria se generaría espon táneam en te del cam po a la ciudad para a lcanzar el poder en una «guerra prolongada» y por la «vía in surreccional» . 1 Ese proceso im plicaba la subord inación de la m ilitancia u rbana a los m andatos de la guerrilla ru ra l y su reducción a un apénd ice logístico. En esa división del trabajo , el papel asignado a la red u rbana e ra sim plem ente el de «form ar cuadros» para a seg u ra r el cre­cim ien to de la guerrilla rural, el acopio de in form ación y la consecución de recursos.

1. Vásquez C astaño citado en Cristina De la Torre. Colombia camino al socialismo. Bogotá: n /d , 1976, págs. 322-323.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

Por o tro lado , el foquism o del ELN rechazaba to d a lucha de carác te r reiv indicativo , p o r considerar que esta d is tra ía a las «m asas del objetivo estratégico» y las conducía al conform ism o. En este sentido , es explicable que este g rupo in su rg en te no ex p lo ta ra las re la tivas v en ta ja s h is tó ricas y po líticas q u e le o frecía su p rim er escenario de ac tiv idades y los que tra ta ro n de configu rar a continuación en el no rd este an tio q u eñ o y en el su r de Bolívar.

En el ELN se configuró una e stru c tu ra p iram idal en to rno a la ñgura de su com andan te , Fabio Vásquez C astaño, quien no sólo se consideraba el gesto r de la o rgan ización , sino su o rien tad o r y co n d u c to r m ilitar. Tal concentración de poder condujo al au to ritarism o , al tra tam ien to discipli­nario de los conflictos ideológicos, a los in ten to s d e fracc ionam ien to , a las deserciones y al estancam ien to de la o rganización.

En su e ta p a orig inal, la guerrilla no necesitó ap reciab les recursos p a ra d e sa rro lla r sus acciones políticas y m ilita res. T am poco requ irió g ran d es recu rsos, en cuan to en sus inicios fueron g rupos re la tiv am en te pequeños, con un crecim iento vegetativo que fue cortado o po r el in ten to de abrir frentes en nuevos territorios o por sus crisis in ternas y la presión m ilitar. Indicativo de ese proceso es la evolución del ELN, que com enzó a o p e ra r en 1964 con 18 hom bres; casi u n a d écad a d esp u és , en 1973, ap en as llegaba a unos 270 guerrilleros, y, po ste rio rm en te , en 1978 sólo le qu ed ab an 3 6 .2

Esa guerrilla original del ELN fue tam bién una guerrilla m al arm ada, que para tra ta r de acrecen tar su m aterial bélico, tuvo que establecer como p a rám e tro de eficacia en los asaltos o em boscadas el n ú m ero d e a rm as « recuperadas» al en em ig o . 3 A dem ás, su ub icac ión en zonas m ás b ien pobres, m arg inales y de reciente colonización no le perm itía ob ten er m a­yores recursos. En esas zonas recibieron aportes voluntarios e im pusieron con tribuciones poco significativas. La falta de recursos llevó a la guerrilla a q u e b ra n ta r no rm as m orales y de segu ridad com o las que p roh ib ían tom ar sin pag ar los bienes de los cam pesinos. El ELN, por ejem plo , tuvo que apela r a com prar p roductos con los denom inados bonos de esperanza revolucionaria, p a ra se r cobrados cu ando tr iu n fa ra la rev o lu c ió n .4 Pese a su m ov ilidad , y al igual que los dem ás g rupos in su rg en tes , el ELN deb ió re d o n d e a r su so s ten im ien to con el trab a jo en g ran jas. S igu iendo

2. Entrevista a Nicolás en María López Vigil. Camilo camina en Colombia. Navarra: T xalaparta , 1989, pág. 139; intervención del m inistro de Defensa, general Luis Carlos Camacho Leyva ante la Cámara de Representantes, octubre de 1979, citado por José Fajardo y Miguel Ángel Roldán. Soy el comandante. Bogotá: Oveja Negra, 1980, pág. 190.

3. Entrevista a Nicolás, en López Vigil, Camilo camina en Colombia, pág. 141.4. Entrevista a Nicolás, en ibíd., pág. 237.

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M ario Aguilera Peña

el e jem p lo de la guerrilla v ie tn am ita y sa lv ad o reñ a , d u ra n te dos m eses del año tu m b a b a n m o n te y sem braban , con lo cual co m p artían con los cam pesinos, al tiem po que hacían « trabajo ideológico» . 5

En form a m uy secundaria , los guerrilleros del ELN apelaron al secues­tro con fines económ icos y al asalto bancario. El segundo tipo de recurso no fue m uy re ite rad o , deb ido a la deb ilidad de las red es gu e rrille ra s u rb an as . Al p rim ero se apeló m uy esp o rád icam en te , en razó n a que los guerrille ros de la época co nsideraban que ese e ra un p roced im ien to p ro p io del lu m p en o de la de lincuenc ia com ún. Sin em bargo , el ELN sería el p rim ero en ab a n d o n a r esa p revención , e scu d ad o en que d icha práctica estaba siendo usada por o tras organizaciones revolucionarias en V enezuela, G uatem ala y A rgen tina . 6

El ELN no creció corno esperaba y bien pron to los factores adversos lo ob ligaron a a d o p ta r una acLitud m ás de superv ivencia que a desa rro lla r u n a lucha ofensiva. Luego de la ab su rda m uerte en com bate de Cam ilo T orres, el ELN se h u n d e en una crisis in te rn a , que se exp resa en los fu s ilam ien to s de V íctor M edina M orón, Ju lio C ésar C ortés y H eliodoro O choa; en la escisión provocada por Ju an de Dios A guilera (1 9 6 8 ), y en la deserción de Ja im e A renas (1969). A ello se ag regan dos im portan tes golpes m ilitares: el prim ero, un e rro r de Fabio V ásquez C astaño perm ite la incau tac ión de docum entos y la detención de un grupo im p o rtan te de m ilitan tes (1972), y, el segundo, la m uerte de M anuel y A ntonio Vásquez C astañ o en la operac ión A norí (19 7 3 ), cu an d o in te n ta b a n e x p an d ir la o rgan ización a nuevos escenarios en A ntioquia y Bolívar.

Al con tinuar la decadencia de la organización, Fabio Vásquez no tiene o tra sa lida que a b a n d o n a r el país, en 1974. En co n traste , po r esos años se aprecia el repun te reorganizativo de su red u rbana que hasta entonces hab ía g irado en torno del apoyo logístico a la estructu ra rural. La crisis in­te rna y el contacto de las redes u rbanas con el m ovim iento de m asas y con o tra s o rgan izaciones com o los sectores m arxistas len in is tas estim ularon la d iscusión sobre la reo rgan ización y la o rien tac ión de su trab a jo en la c iudad. A consecuencia de ello se presenta, por un lado, la realización de algunas acciones arm adas de retaliación dirigidas particu larm en te contra m iem bros d e los ap a ra to s arm ad o s del E stado. Por el o tro , se p rodu jo c ierto im pulso al trabajo con obreros y sindicatos, lo cual se refleja en la contribución de algunos m ilitantes a la creación en 1976 del Sindicalism o

5. Entrevista a Rafael en Marta Harnecker. Unidad que multiplica: entrevista a dirigentes de la Unión Camilista Ejército de Liberación Nacional. Quito: Quimera Ediciones, 1988, pág. 128.

6. Entrevista a Nicolás en López Vigil, Camilo camina en Colombia, pág. 137; y Carlos Medina Gallego. ELN: una historia contada a dos voces. Bogotá: Rodríguez Q uito Editores, 1976.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

In d e p e n d ie n te y C lasista (SIC) y en la p o s te rio r con fo rm ación d e los C olectivos d e T rabajo S indical y los com andos ob rero s del ELN en Cali, B arrancaberm eja , Valledupar, Bogotá y M edellín . 7

La reconstitución federal (1978-1989)

Lo llam ativo de la segunda fase del ELN es su p roceso de reco n s titu ­ción bajo p a rám etro s b as tan te d iferen tes a los que h ab ían gu iado h asta entonces, su organización in terna y su accionar político-m ilitar. Sin lugar a dudas, es o tro ELN el que resucita en tre las cenizas.

Para 1978 , la o rgan izac ión ru ra l ap en as co n tab a con 36 hom bres d is trib u id o s en los fren tes José A ntonio G alán y C am ilo Torres. El ELN no desapareció de la vida política, debido a que grupos de sim patizan tes y m ilitan tes, cada uno de m anera autónom a, continuaron trabajando por la o rgan izac ión . En ello se destaca el g rupo conocido com o R ep lan tea ­m ien to , 8 confo rm ado por a lred ed o r de vein te m ilitan tes de p rocedencia u rb a n a que hab ían cu estio n ad o la au senc ia de un « trabajo de m asas», la dem ocrac ia in te rn a y h asta el papel de la lucha a rm ad a . A porta ron tam b ién al m ilagro de re su c ita r al ELN los sace rd o tes y las relig iosas que se v incu la ron a esa o rganización sigu iendo los pasos de C am ilo To­rres, convertido en una figura em blem ática de la llam ada teo log ía de la liberación.

Los religiosos in trodujeron una nueva m etodología de acción política al trab a ja r d irec tam en te con las com unidades, realizando tareas de evan- gelización o de educación política y de organización para la ob tención de beneficios colectivos. Al resurgim iento tam bién contribuyeron antiguos y nuevos guerrilleros, quienes sin m ucho contacto en tre ellos pene tra ron de nuevo en sus an te rio res escenarios de lucha o abrieron nuevas zonas de acción política, tra tan d o esta vez, a diferencia de su an terio r experiencia, de bu sca r apoyo social o de influir en las o rgan izac iones cam p esin as . 9 Así, an tes de te rm in a r la década del se ten ta , log ran un ligero rep u n te los dos fren tes c itados y se reg istra el nacim ien to del F ren te D om ingo

7. Carlos M edina Gallego. «Violencia y lucha arm ada: el caso del ELN. Una historia de vida (1958-1978)». Tesis de lie. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1997, Simacota. Periódico político interno del ELN, n.° 12, octubre de 1981, pág. 111.

8. Replanteam iento no fue tam poco un grupo hom ogéneo, pues uno de sus sectores renunció a la lucha arm ada.

9. Por ejem plo, el surgim iento del Frente Dom ingo Laín se apoya en el m ovim iento cam pesino de Arauca y el surgim iento del Frente Capitán Parmenio se articula con el m ovim iento cam pesino del M agdalena Medio.

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Mario Aguilera Peña

Laín, el M anuel V ásquez Castaño (en H uila) y el p rim er em brión del Luis C arlos C árd en as . 10

Este nuevo com ienzo del ELN, a travesado por una p ro funda fragm en­tac ión , va a te n e r un eno rm e peso en la recon figu rac ión y en la vida p o s te rio r de ese m ov im ien to guerrille ro , pues re n a c e rá com o u n a fede­rac ión d e guerrillas , que co m p artía , un p asad o com ún , un id ea rio m áso m enos h o m o g én eo y la figura co h esio n ad o ra d e C am ilo T orres. Con esos pun to s de encuen tro , y con el influjo de la Revolución n icaragüense (1 9 7 9 ), las g u errillas que con figu raban el ELN in ic ia ro n u n p roceso de d iá logo y de reco n o c im ien to que a p u n ta b a a co n fo rm ar n u ev o s o rg a ­nism os de d irección y a defin ir o rien tac iones po líticas que llev a rán a la organ ización a su p e ra r su p ro funda crisis.

Luego de a fro n ta r nuevas pé rd id as, e s ta vez e n las e s tru c tu ra s u r­b anas, y la d ispersión de los que ab o g ab an p o r la ren u n c ia d e la vía arm ada y el desarro llo de la lucha política legal, un organ ism o colegiado y cen tra lizad o , incluso en el m anejo de los recu rsos fin an c ie ro s , 11 la d e n o m in a d a D irección N acional P rovisional (1 9 7 8 -1 9 8 1 ), com ienza a ten e r éxito en el proceso de unificar criterios y reo rien ta r la lucha política de e sa o rg an izac ió n . Los pasos hac ia la h o m o g en e izac ió n se concre tan con la realización en 1983 de la I Reunión N acional del ELN, en la que se ratifica la necesidad de con tinuar la experiencia de la dirección colegiada, de trab a ja r po r la unidad del g rupo guerrillero y de ubicar los e lem entos que podían identificar el proyecto político del ELN. Esa reun ión se encar­gó tam b ién d e p re p a ra r el I C ongreso o A sam blea N acional, a d o p tan d o u n a m eto d o lo g ía partic ipa tiva que serv irá de m odelo p a ra los even tos p o ste rio res . 12

El I C ongreso , d en o m in ad o C o m an d an te C am ilo T orres, ce leb rado en tre e n e ro y m arzo de 1986, dec la ra su p e rad a la crisis de la o rg an iza ­ción y se concen tra en su unificación y en clarificar el h o rizon te político. En este C ongreso , el ELN dejará de lado su ideo log ía n ac io n a l p o p u la r p a ra p legarse defin itivam en te al d iscurso m arx is ta -len in is ta . Bajo este e sq u em a defin irá la «form ación social» co lom b iana , u san d o el clásico esquem a que hasta entonces hab ían em pleado las organizaciones marxis- tas p ara a rg u m e n ta r y d esa rro lla r sus acciones. Se p a rtirá del exam en de las llam ad as condiciones objetivas (e s tru c tu ra económ ica-soc ia l), y su co n tra p a rte analítica , de las condiciones subjetivas p a ra a d e la n ta r el p roceso revo luc ionario con tem as com o «el ca rác te r d e la revolución»,

10. M ilton H e rn á n d e z . Rojo y negro: aproximación a la historia del ELN. B ogotá: T alleres de la N ueva C olom bia, 1998.

11. E n trev is ta a Felipe e n H arn eck er, Unidad que multiplica: entrevista a dirigentes de la Unión Camilista Ejército de Liberación Nacional, pág . 76 .

12. E n trev is ta a Felipe en ibíd., pág . 85.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

«la política de alianzas», «problem as tácticos» «formas organizativas», etc. D entro de las tem áticas se destacaba la relación en tre m arxism o y cristia­nism o, lo cual m ostraba el im portante papel del clero en la configuración ideológica y en los nuevos rum bos del ELN.

Una decisión significativa del I Congreso fue el respaldo a la política de acercam ientos con o tras organizaciones revolucionarias, lo cual m ostraba que el g rupo com enzaba a ab an d o n ar el sectarism o de su época pasada . En efecto , en feb rero de 1985, el ELN m an tuvo acercam ien to s políticos con otras pequeñas organizaciones como el Partido R evolucionario de los T rabajadores (PRT) y el MIR-Patria Libre, acuerdo que tom ó el nom bre de la Trilateral; posterio rm ente, en m ayo de ese m ism o año, el ELN participa en la fundación de la C oord inadora N acional G uerrille ra , in teg rad a por las FARC y el Ejército Popular de Liberación (EPL).

En este 1 C ongreso se ap rueba, adem ás, una nueva estra teg ia m ilitar con la creación de cinco frentes de gu erra 13 y la adopción del m odelo de la guerra popu lar prolongada. Esta concepción, que se ha m an ten ido desde en to n ces con ligeras variaciones (véase el listado descrip tivo ) , 14 pa rte de la idea de una guerra p o p u la r larga y escalonada, que va g en eran d o las cond ic iones p rop ias p a ra su desarro llo . A la idea o rig inal, el ELN le in tro d u jo a lgunos cam bios para configurar u n a nu ev a versión de la g u e rra revo luc ionaria . U no de ellos es la de co n sid e ra r que el ejército revo lucionario del cam po no podrá provocar, po r si solo, la insurrección en las c iu d ad es , sino que p ara ello deb e d arse la a r ticu lac ió n de las fuerzas m ilita res de am bos escenarios.

1. Fase 1: Acum ulación de fuerzas.

a ) C aracterística: Defensiva estratégica Ofensiva táctica favorable al enem igo.

b) M odalidad de la guerra: G uerra de guerrillas.c) O bjetivos m ilita res: A cum ular fuerzas y d isp e rsa r al en em i­

go. Form ar em briones de p o d er popular. D ispu ta r te rrito rios. C onso lidar la G uerrilla .

d ) Form as o rgan izativas de m asas: O rganizaciones am plias. O r­ganizaciones político-m ilitares. A utodefensas.

2. Fase II: Equilibrio dinámico de fuerzas.

a) C aracterística: Lucha estratég ica. O fensiva táctica. Equilibrio d inám ico .

13. ELN. Frente de Guerra Nororiental: una política de poder popular. 1991, pág. 1 2 .

14. ELN. «La guerra popular prolongada según el ELN». En: Estrategia: (1986).

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Mario A guilera P eña

b) M odalidad de la g uerra : G uerra de m ovim ien tos. G uerra de guerrillas.

c) O bjetivos m ilitares: E nfren tar las fuerzas acum uladas con las del enem igo. In tegrar frentes de guerra . A m pliar las zonas de re tag u a rd ia . C rear cuerpos de E jército. U sar recursos bélicos a g ran escala.

<á) Form as organizativas de masas: C onstruir milicias. A utodefen­sas. O rganizaciones políticas de m asas estab les. O rganizacio­nes am plias desarro lladas.

3. Fase III: Ofensiva general y tom a del poder.

a) C aracterística: Ofensiva estratégica. Ofensiva táctica favorable a la revolución.

b) M odalidad de la g uerra : G uerra de posiciones. G uerra de m ovim ientos. G uerra de guerrillas.

c) O bjetivos m ilitares: D esin teg rar y d e rro ta r F uerzas arm adas. C o m b in a r la in surrección con la g u e rra . D estru ir el estado burgués.

d) F orm as o rgan iza tivas de m asas: Ó rganos d e p o d e r popular. O rganizaciones am plias de masas. O rganizaciones políticas de m asas. A utodefensas. Milicias.

4. Fase IV: Defensa de la revolución.

a) C aracterís tica : C onsolidación estra tég ica . O fensiva táctica favorab le a la revolución.

b) M odalidad de la guerra: G uerra regular. G uerra de posiciones. G uerra de m ovim ientos. G uerra de guerrillas. Milicias.

c) O bjetivos m ilitares: C en tra lizar el p o d e r p o p u la r en los ám bi­tos regional y nacional. A niquilar resistencia contrarrevo lucio­n aria . D efender la soberan ía nacional.

d) Form as o rgan iza tivas de m asas: C onso lidar to d as las form as d e p oder popular.

T am bién es p a rtid a rio de im pu lsar u n a g u e rra p o p u la r p ro longada que no g ire exclu sivam en te a lred ed o r del e n fre n ta m ie n to m ilitar, sino que articule en varias de sus fases la form a insurreccional. Sin em bargo, lu d iferencia m ás d e s tacad a es la de p lan tea r q u e la ofensiva, m ás que cen tra liza rse en el p lano m ilitar, tam b ién lo hace en el político , pero no p ro p iam en te en la construcción de un ó rg an o p a rtid is ta , sino en la ««instrucción d e instituc iones e in s tru m en to s de p o d e r p o p u lar . 15 Con

15. F.LN. El Militante Opina. Junio de 1991, pág. 85.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

ese d iseñ o consideró que e staban dadas las cond ic iones p a ra c rea r las p rim eras un idades de ejército.

Al tiem po que el ELN definía su e stra teg ia p ara la g u erra , fo rta lecía su influencia sobre el m ovim iento A Luchar, fundado en m ayo de 1984, p a ra o p o n erse a los acuerdos de tregua y d iálogo nac iona l e n tre las d e ­m ás o rg an izac iones g uerrille ras y el gobierno de B elisario B etancur. Se consideraba que se tra tab a de unn estra teg ia gubernam en ta l que p re ten ­d ía desm ov ilizar a la izqu ierda y facilitar la adecuación de la econom ía co lom b iana a las recom endac iones del Fondo M onetario In te rn ac io n a l (FM I), frente a la cual se proponía la búsqueda de la unidad y la apelación a la lucha d irec ta m ed ian te la ejecución de un «paro naciona l, ob re ro y popular».

El proceso de cohesión in terna y de definición de un horizonte político- m ilita r del ELN q u ed aría com pleto en el II C ongreso , rea lizad o en no­v iem bre de 1989 , cu an d o se en tron izó en ese g rupo g u errille ro la idea de co n s tru ir el poder popular, una noción que ya hab ía ten id o a lgunos desarro llo s p rácticos previos a raíz de la co yun tu ra de elección po p u la r de alcaldes de 1988 y que de aquí en adelan te se convierte en el principal p lan team ien to polÍLico-militar de este grupo guerrillero. En el II Congreso se reprodujo el m enú tem ático del anterior, incluida tam bién la discusión sob re «el c ristian ism o revolucionario» , pero se ad v ie rten las p rim eras in q u ie tudes por la situación de crisis del socialism o en el m undo.

E ntre el I y el II C ongreso , el ELN defin irá u n a e s tra te g ia de g u erra fu n d a m e n ta d a en el a taq u e a los p ilares de la econom ía naciona l, to ­m an d o com o objetivo m ilita r la industria p e tro le ra y la in fraes tru c tu ra e léc trica y de tran sp o rte . Con esos blancos de lucha y ag itan d o la idea de d e fe n d e r la so b e ran ía nacional de la « rapacidad im perialista» , logró c ie rta in fluencia d e n tro de los trab a jad o res del sec to r en erg é tico y en aq u e llas co m u n id ad es cercanas a refinerías y o leoductos, al p res io n ar a las co m p añ ías pe tro le ras p ara que rea liza ran ob ras en beneficio de la co m u n id ad . La am en aza del sabo taje a la com pañ ías p e tro le ras se convirtió tam bién en su más im portan te fuente de recursos: para 1987 se ca lcu laba q u e el ELN hab ía ten ido ingresos cercanos a los m il m illones d e p e so s . 16 La o tra influencia social ap reciab le , p o r lo m enos d u ran te estos años, se m u es tra en los paros y m archas cam pesinas de m ayo de 1987 y el paro del n o ro rien te de 1988, que involucró a cerca d e 20 .000 personas, en m archas p repara to rias , en tom as de cabeceras m unicipales y en la fru strada tom a a Jiucaram anga.

16. E n trev is ta a R afael en H arn eck er, Unidad que multiplica: entrevista a dirigentes de la Unión Camilista Ejército de Liberación Nacional, pág. 141.

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Mario Aguilera Peña

Sin duda , esta fue una de las e tapas de m avn parece se r una exageración que sus d irigen tes caIrn^ ™ 1011 d d ELN y no en un 3 5 0 % para 1986 hasta a lcanzar un 500 % en 1 Q*o" ^ r e d m i e n t 0 el ELN renueva su arm am ento y deja de Jado las h esos años>ras p a ra u sar fusiles livianos, especialm ente el A R o s 7 ^ T am etraJlad°- com enzado a funcionar la nueva estruc tu ra orea ' ' ^ua e n te » habíade g u e rra (nororien tai, norocciden tal, n o rte s u ró ^ v T 3 ^ C Ín C 0 frentes de cinco frentes guerrilleros que operaban a f in n l^ w l y cen tra ll y h ab ían pasado a 2 2 d istribuidos en los citar?™ r d ecad a anterior,razo n es estratég icas y financieras, J o ^ C e s * 8 U e rra ' ,S carse en proxim idades de ciudades im portan tes C c o m o ^ ™ ^ 8" u b i‘ B ucaram anga, Cucuta, Arauca, V alledupar M edellín r i n cab erm eja, en tre o tras), en las que buscaban o b ten e r aismn r o n ^ i ? n ta M arta> barrios periféricos. te rrito ria l en sus

Pese a los avances del ELN en la conso lidación rí e s tru c tu ra organizativa) y del crec im ien to en el oían 6 U n , . l d e a r i o Cuna una im portante disparidad de criterios con el F ren t D ° . Itar' Su^sistia en el terreno ideológico, por la vigencia de la re la c '' ° m ,n8° Lain» tar>to cristianismo y por los desarrollos prácticos dn i* J° n e,n tre m a rxism o y com o por la centralización de las finanzas^ A d e m T d p ° pu,ar’realizado por la organización de so b rep o n erse a 1 f r 6 3Í esfuerzoso lidando una organización nacional, se le o p o n ? ? g Ir ,en tac i° n > con- descentralizadora, producto de la estra teg ia de anc*3 Ja tendenci'alos frentes de guerra articulados a las coyunturas deSarro ll° deEl propio 11 Congreso tuvo que reco n o cer q Ue no h J h ' regiona]es-ra centralización y disciplina de la o rg a n iz a ra n ? 13 Una v e rd a d e-desarrollo de aspectos claves como el m ilitar, dond* ° ^ d ifícu ltaba contundencia y capacidad operativa . 19 ’ e S€ estaba perd iendo

Poder popular: el proselitismo armado (1989-2005)

La fase se inicia con una im portan te d icn .evu , j n erad a por la Corriente de Renovación Socialista en™ !™ ^ ELN’ ge‘ crisis del socialismo entré 1988 y 1989 y del d eb ? r & Conte* to d e te nueva Constitución de 1991. La co rrien te p lan teó ^ P 3 -S P° r Ja un a «nueva época» en la que el socialism o re t ro c e d ía ^ V? n im íe n to de pasaba a una etapa de internacionalización reeuhH n r, , caP ltaIlsm o Estimaba también que en Colombia se v i ^ ü n perio d o

17. Entrevista a Rafael en H arnecker, Unidad que mulrini;dirigentes de la Unión Camilista Ejército de Liberación a w , ICa‘ entrevis^ a

18. Hernández, Rojo y negro: aproximación a la historiad J t f i j 87'19. ELN. «Por una tact.ca para A ra u c a , Abril de l ^ p t y p á g . 2 6

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las a rm a s ..

m ovim iento social, d ad o el rep lieg u e del c am p esin ad o y d e l desg as te d r l m ov im ien to cívico y s ind ica l. A la p a r señ a lab a , que m ien tra s la o ligarqu ía h ab ía co n figu rado u n nuevo rég im en político que g en e rab a rx pcc ta tivas y nuevos espacios po líticos para la oposición , la C o o rd in a ­dora G uerrille ra Sim ón B olívar (CGSB) e s tab a «herida de m u erte» y la guerrilla perd ía te rreno deb ido la estra teg ia con tra in su rgen te expresada rn el param ilita rism o y la m ilitarización de la sociedad.

Para a fron ta r esta situación, la C orriente proponía que se rectificara la rs tra teg ia político-m ilitar, las caracterizaciones de los procesos nacionales f in te rn ac io n a les , el p ap e l de la llam ad a v an g u a rd ia rev o lu c io n aria en ic lac ión con las m asas, así com o que se co n sid e ra ra la posib ilidad de una negociación política al conflicto . Las contrad icc iones en tre el ELN y la C o rrien te concluyeron con la sep a rac ió n de los seg u n d o s (un fren te guerrillero y a lgunos pequeños g ru p o s urbanos) y su inco rpo ración a la vida civil en abril de 1994.

En el III C ongreso , c e le b rad o en ju n io de 1996, se m a d u ra la idea de co n s tru ir p o d e r popular. Esta e s tra te g ia se deriva d irec tam en te del concepto poder de doble cara, im p lem en tado d u ran te el pasado conflicto in te rn o en El Salvador. Allí el FMLN estim u ló la o rg an izac ió n de las com unidades cam pesinas con el ob je to de m ostra r un po d er p ara le lo en zonas con am plio con tro l g u errille ro . Sin em bargo , a n te la c ru d eza de la guerra y la im posibilidad de d e fen d er a lgunas de esas zonas, optó por d arles leg itim idad a n te el p o d e r e s ta ta l, po r lo cual las o rgan izac iones pudieron seguir sobreviviendo y el F rente Farabundo M artí para la Libera­ción N acional (FMLN) siguió estim ándo las com o uno de sus acum ulados en la g u e rra . 20

En el ELN, esa noción fue ad o p tad a ten iendo com o base cu a tro crite ­rios: en p rim er lugar, se asum e q u e el p oder po p u la r debe desarro lla rse en las cond iciones de la guerra e inscrib irse d en tro de la concepción de guerra po p u la r p ro longada. El ELN considera que su concepción de GPP no es m ilitarista y que tiene com o colum na v erteb ra l la construcción del p o d e r popular. S eña lan que la GPP debe apoyarse tan to en las condicio­nes «objetivas de la lucha de clases» com o en la ta re a de e s tim u la r la creación de form as de organización popular ajustadas a las condiciones y fases de la guerra .

En seg u n d o lugar, se p lan tea q u e la guerrilla debe ser tam b ién cons­tructo ra y no exclusivam ente destructo ra . Es decir, que la actividad m ilitar se considera el eje de la destrucción ; m ien tras la construcción del poder p o p u la r se e stim a com o el eje de la creación . Se co n sid e rab a q u e sólo con la co m b inac ión de los dos c rite rio s pod ían aseg u ra rse el equ ilib rio ,

20. ELN, El Militante Opina, pág. 85.

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Mario Aguilera Peña

pues si se im pulsaban solam ente las tareas de la destrucción se correría el peligro del a islam iento de la sociedad y el desgaste fren te al enem igo, y si ded icaban todas las energías a las actividades constructivas, se tendría el riesgo de «recibir g randes golpes del enem igo y [de] sum ir a las m asas en la defensiva y la desm oralización». A plicando el sen tido constructivo se buscaría forjar una nueva sociedad, no como una ta rea para iniciar luego de la e ta p a de la guerra , sino com o un proceso que d ebería com enzarse desde ahora con la perspectiva de un «norte socialista renovado, hum ano, p o p u la r y dem ocrá tico » .21

El te rcer criterio es el de constru ir form as de organización popu lar en una doble vía: den tro de la institucionalidad, ap rovechando esos espacios para com batir al «Estado desde sus en trañas» y para trab a ja r en función de los in te re se popu lares. Y desde lo ex tra in s titu c io n a l o a lternativo , g en eran d o nuevas form as de organización y de partic ipación que fueran cam b ian d o el o rd en ac tua l y an u n c ia n d o la em erg en c ia d e la sociedad socialista.

Por últim o, se p retendía que los nuevos «em briones de poder popular» re sca ta ran la id en tid ad reg ional y local, se rig ie ran p o r p rác ticas de d em ocrac ia d irec ta y que im pu lsa ran «el v a lo r d e lo co m u n ita rio en co n tra del ind iv idualism o y el hegem onism o b u rg u és» . 22 En ú ltim as, se aspiraba a que estos se constituyeran en m odelos de una nueva sociedad que an te la crisis de valores, la «corrupción generalizada y la pérd ida del valor de la palabra» construyan «los valores de la honradez , persistencia, cooperación, so lidaridad, unidad, hum anism o, lealtad , p a tr io tism o .. . ».2:*

B asándose en ta les criterios, el ELN p lan tea la posib ilidad de in te r­ven ir en los ó rd en es locales apoyando la e lección d e a lca ldes que se co m p ro m etie ran a cum p lir con sus p rog ram as, a m an e ja r con pulcritud los recursos públicos, etc. El in ten to de partic ipar de las adm inistraciones locales significó el rep lan team ien to de la posición abstenc ion is ta que se hab ía convertido en un signo de la iden tidad de aquel g rupo guerrillero. Los cam bios políticos del ELN no fueron en m an e ra a lguna a jenos a los factores n ac iona les e in te rn ac io n a les que g rav itab an a com ienzos de la década pasada. En efecto, den tro del ELN se reconocía que las reform as al Estado, com o la elección popular de alcaldes, la revocatoria del Congreso, la Asamblea N acional C onstituyente y la C onstitución de 1991, si bien no hab ían resue lto los p rob lem as del país, hab ían g en e rad o u n a sensación de cam bio en las am plias m ayorías de la población. A nte esa realidad , se p lan teab a que h ab ía que rep en sa r las e s tra teg ias a ñ n de recu p e ra r los

21. ELN, s. f.c: pág. 16.22. ELN. «Cristianismo revolucionario». En: Borradores de las ponencias pan i

el I Congreso de La UC-ELN: (n /d ) , pág. 112.23. ELN. s. f.c, pág. 18.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

terrenos perdidos y reconquistar de nuevo la sim patía por las propuestas de la in su rgencia . Uno d e los m iem bros de la d irección nac iona l en ese en tonces, Pablo Tejada, seña la po r e jem plo que el reconoc im ien to de esas rea lidades no equivalía a negar la lucha arm ada, sino a com prender la necesidad de «afinar la proyección política del m ov im ien to a rm ado y ( . . . ) la u tilización táctica o coyuntural» de los espacios in stituc ionales, pero subo rd in an d o dicho proyecto a la estra teg ia de guerra popu lar .24

La crisis del socialismo no era tam poco una realidad ajena a las nuevas perspectivas del ELN. Inscribiendo el desplom e del bloque de países que se oponía al im perialism o den tro de un nuevo período de «contrarrevolución de c a rác te r m undial» , esa o rgan ización con tinúa c reyendo en su u top ía revolucionaria a través de los que considera sobrevivientes a ese proceso: C hina, V ietnam , C orea del N orte y C uba. Países en los q u e estim a hubo reajustes im portan tes en sus diseños económ icos y experim entación «con otros m odelos de socialism o, en los cuales el m ercado recobra incidencia en la regu lac ión económ ica, la p roductiv idad y la eficiencia sin que desap a rezca la p lanificación económ ica ni la p ro p ied ad socialista com o eje p rinc ipa l» .25

La crisis del socialism o en el m undo influyó en la d iscusión sobre la adopc ión de la política de inserción en los espacios in s titu c io n a les y de crear poderes a lternos, pues de este proceso se ex trajo com o conclusión que a llí h ab ían fracasado «las vanguard ias» , p o rq u e estas se hab ían colocado p o r encim a de las m asas y se hab ían convertido en un apa ra to b u rocrá tico . De tal fracaso se desp ren d ía la o b liga to riedad de im pulsar las p rácticas de p oder popular.

En d esarro llo de ta les criterios, el ELN proyectó co n s tru ir el p o d e r p o p u la r a través de varios in s trum en tos : p o r un lado , con la inserc ión en sus zonas d e influencia en la política local con el o b je to de « a rran ­ca r re iv ind icaciones a la o ligarqu ía » , 26 e lab o ra r p lanes d e desarro llo , v ig ilar el cum p lim ien to de los p rogram as locales y reg ionales , fiscalizar el m anejo de los recu rsos públicos, e rrad ica r el c lien te lism o , iden tifi­car las «con trad icciones del o rden capita lista» y co n fro n ta r las po líticas de descen tra lizac ió n que buscan d escargar al E stado «de la re sp o n sa ­b ilidad d e p re s ta r los servicios sociales (salud , v iv ienda y educac ión ), im p o sib ilitando a la ad m in is trac ión m unic ipal en su decis ión política y m anejo p resu p u esta l, p ara d a r solución a los crecientes p rob lem as de la pob lac ión » .27

24. ELN. «Pablo Tejada: salidas posibles». En: El M ilitante Opina, n.° 5: (julio de 1991), pág. 95.

25. ELN. s. f.c, pág. 33.26. ELN, «Por una táctica para Arauca», pág. 80.27. ELN. Frente de Guerra Nororiental: una política de poder popular, pág. 70.

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da rio Aguilera Peña

Por o tro lado, desde lo que se denom inó lo extrainstitucional, se llamói configurar varios tipos de organizaciones:

1 . fo rm as a u to g es tio n a ria s que im pu lsen nuevos tipos de econom ía con p a rtic ipac ión com un ita ria y que incluyan «el d esarro llo social en la u tilización de sus beneficios»;

2 . fo rm as po líticas de con tro l popular, p a rticu la rm en te en el ám bito de ju s tic ia (tribuna les popu lares);

3. fo rm as económ icas que p u ed an estim u la r el m ane jo so b e ran o de recursos n a tu ra le s com o el petró leo , el carbón y el oro;

4. fo rm as económ icas a lte rna tivas que p e rm itan y a sen tam ien to s de com unidades, en «desarrollo del “program a ag ra rio ”»;

5. form as de defensa, com o las m ilicias, para de fen d er los organism o de p o d e r popu lar;

6 . u n m o v im ien to de m asas que canalice las ex p res io n es de poder po p u la r .28

En el III C ongreso se ratifica el esquem a de la g u e rra p o p u la r p ro ­lo n g ad a y el ideal m arx ista -len in ista , al d ec la ra r que la m eta final de su lu ch a es «la conqu is ta de la sociedad sin clases». Se a firm ará que el ob jetivo es un «Estado social c im en tado en la p ro p ied ad colec tiva y social de los m edios de producción, en el que cada cual aporte según sus cap ac id ad es y reciba según sus necesidades». Sin em b arg o , com o para m atizar el esquem atism o de tales form ulaciones aclaraban que se tra ta de un socialism o creativo que perm ita expresiones de producción capitalista «sujetas a nu ev as re lac iones de producción», un socia lism o en tro n cad o «con la América Latina m ultiétnica y pluricultural y la Colom bia de regio­nes y co stu m b res diversas». Un socialism o, a seg u rab an , que sea capaz d e g a ra n tiz a r m ecan ism os reales de partic ipac ión , el «au to g o b ie rn o de la com unidad» , que p u ed a abrirse al m undo «buscando un in tercam bio m ás equ ita tivo» y q u e resuelva «prob lem as esencia les de la población». Un rasgo ideo lóg ico no to rio en el III C ongreso , o p o r lo m enos en los docum entos conocidos de ese evento, es la desaparición de las referencias al m arxism o cristiano, lo cual de alguna m anera coincide con la desapari­ción de la sigla UC (U nión C am ilista), que p reced ía las siglas de l grupo gu e rrille ro hacia 1987 . Tal de ta lle pu d o h a b e r refle jado c ie rta pérd ida de p o d e r d e l sace rd o te M anuel Pérez y del sec to r in f luenc iado p o r la teo log ía de la liberación , en favor de las ten d en c ias m ás o rto d o x as del m arxism o d en tro de esa organización.

El III C ongreso p arece am p liar los su jetos de su en em is tad política, al señ a la r com o objetivos m ilitares a «la o ligarquía; las m ultinacionales

28. ELN. «IX Pleno de la Dirección Nacional». En: Simacota: (n /d ) , pág. 57.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las a rm a s ..

y los financiadores de la guerra sucia». C ontra ellas el g rupo guerrille ro acuerda aplicar el secuestro , la extorsión y la tribu tación forzosa. Asimis­m o, acordare! co n tin u ar con el sabotaje a la in fraestruc tu ra p e tro le ra y a los b ienes de las em presas acusadas de p a troc inar el param ilita rism o .

D esde la perspec tiva m ilitar, en esta fase el ELN llega al lím ite de ex p an sió n y c rec im ien to , p rec isam en te en los p rim eros años de la d é ­cad a del n o v en ta , p ara luego in iciar un p roceso de e s tan cam ien to y de pau la tin o re troceso hasta el m om ento actual. El crecim iento se advierte , p o r un lado, al segu ir renovando su a rm am en to inco rpo rando m orteros y los fusiles FAL. y AK-47, y, po r el otro, por la am pliación de sus fren tes guerrilleros, pues en tre 1989 y 1991 funda catorce fren tes guerrilleros y n ueve m ás en tre 1991 y 1997 .29 De m anera que sin te n e r en cu en ta las e s tru c tu ra s u rb an as , el ELN pasaría de c o n ta r con 22 fren tes en 1989 a 45 en 1 9 9 7 ,30 la m ayo ría fundados a com ienzos de la d écad a , cu an d o la o rg an izac ión todav ía no hab ía sido a fec tad a p o r la acción del para - m ilitarism o, el decaim ien to de los recursos proven ien tes de la ex torsión p e tro le ra y las lim itan tes in ternas, que tend ían a favorecer el desarro llo de su activ idad política an tes que la acción militar.

Esta fase de estancam iento m ilitar y de m ayor atención a la actividad po lítica de la o rg an izac ión coincide con la re ite rac ió n de la p ro p u es ta de paz ligada a m ecan ism os de partic ipac ión social. El ELN dejó su res is tenc ia h is tó rica a cua lqu ie r d iálogo de paz a finales de los años o ch en ta , cu an d o partic ipa en las negociaciones de C aracas y T laxcala h ac ien d o p a rte de la CGSB, pero p en san d o m ás en la u n id a d de las g uerrillas que en bu sca r cam inos de paz. En 1994 , en u n ev en to m ás m ilita r que po lítico , el XIII P leno de co m an d an tes , se h a ría u n a de las p rim eras discusiones de paz en el in terior del grupo. Ya m adura la idea, en febrero de 1996, esa organización p lantea la propuesta de la Convención N acional com o una posib ilidad de in teg ra r a d iversos sec to res sociales en un diálogo nacional de paz. Posteriorm ente, las m anifestaciones y los ac tos hacia la paz se h a rían m ás re ite rados: P reacuerdo del Palacio de V iana, en tre el g rupo guerrille ro y el gob ierno , y E ncuen tro de P u e rta del Cielo y D iálogos en M angucia (1998); acuerdos hum anitarios (2000) y p reacu e rd o s y acu erd o p a ra o b ten e r una «zona de en cuen tro» (2 0 0 0 - 2 0 0 1 ), y levan tam ien to por esa organización de m inas «quiebrapatas» en algunos escenarios del conflicto (2004).

29. Para observar el crecimiento de esta agrupación hemos seguido Ja historia del ELN escrita por H ernández, Rojo y negro: aproximación a la historia del ELN, pág. 518 y pág. 629.

30. Las cifras a rriba citadas de un m ilitante del ELN coinciden las de un in teg ran te del Ejército Nacional. Véase Javier Cañón Núñez. Vericuetos de la guerra política. Bogotá: Im prenta y Publicaciones de las Fuerzas Armadas, 1998.

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M ario Aguilera Peña

¿Por q u é , a d iferencia de las FARC, el ELN se e s tan ca m ilita rm en te desde com ienzos de la década del noventa? ¿Es acaso una razón suficien­te p ara d icho estancam ien to la escasa ligazón con el negocio de la droga? ¿Q ué tien e que ver el esquem a organ iza tivo federa l en esa situación? ¿Por qué c reem os que se tend ió a favorecer el traba jo político an tes que el m ilitar? R espondam os a tales in terrogan tes:

Frentes de guerra y organización federal

El e sq u em a de guerra p o p u lar p ro lo n g ad a es co m p lem en ta rio con la c reac ión d e los fren tes d e g u erra y de las llam ad as á reas e s tra tég i­cas , 31 las cua les son un d iseño clave p ara e n te n d e r ta n to su estra teg ia po lítica-m ilita r com o su configuración in terna de rasgos federales. Estas e s tru c tu ra s o rgan iza tivas, que com o se dijo su rge en el I C ongreso , no ex p resa s im p lem en te u n a v isualización geográfica o el p re su n to influjo te r rito ria l d e l g rupo , es u n a defin ición que p a rte d e co n sid e ra r la di­v e rs id ad cu ltu ra l del país estab lec iendo en princip io cinco iden tidades regionales en las que la organización busca desarro llar proyectos políticos y m ilita res. El ELN no sólo reconocía las id en tid ad es y las expectativas reg ionales (lo cual pasaba por la e laboración de d iagnósticos que tenían en c u en ta la geografía , la h isto ria , la econom ía, e tc .) , sino que tam bién la d iv e rsid ad de experiencias, re lac iones y p rác ticas de sus e s tru c tu ras po líticas y m ilita re s insertas en cada región. Se tra ta b a en to n ces de m ejorar su capacidad de penetración in tegrando lo político y lo m ilitar en una perspectiva regional. Uno de los frentes m ás desarro llados, el Frente de G uerra N ororien ta l, por ejem plo, p lan tearía com o objetivos «la reali­zación de g ran d es jo rnadas de m asas, una ofensiva m ilita r cen tralizada, la c reación d e u n a identidad regional y la dem ocra tizac ión en el diseño de la política y los planes de trab a jo » .32

Los frentes de guerra y las áreas estratégicas se consideran los espacios p a ra d e sa rro lla r la política, con la construcción de po d eres popu lares d e n tro de la in stituc ionalidad o p o r fuera de ella . Ig u a lm en te , estas estruc tu ras deb ían integrar el trabajo político-m ilitar rural con el urbano. P ara ello se d ispon ía , en p rim er lugar, que los cu ad ro s políticos debían gan ar ascendencia dentro de los m ovim ientos sociales urbanos, m ientras que a lgunos cuad ros m ilitares deb ían asen ta rse en barrio s periféricos

31. El área estratégica es un espacio de disputa y de confrontación que esa organización consideradas im portantes por sus recursos económ icos, políticos y sociales. Varios frentes de guerra pueden actuar en un área estratégica. Ambas cu en tan con frentes rurales, frentes urbanos, etc., (véanse figura 10.1 y h ttp : //www. e ln -v o c e s . com /_todo_eln. html9).

32. ELN. 1991, pág. 12.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

para co n fo rm ar estru c tu ras m ilitares. En segundo lugar, que los fren tes de g u e rra y las á rea s estra tég icas co locaran la fuerza m ilita r ru ra l en p rox im idades de las c iudades. Y, en te rcer lugar, que estas e s tru c tu ra s po lítico-m ilitares deb ían p royectarse hacia zonas claves no sólo p o r sus recursos -n a tu r a le s , industria les , in fraes tru c tu ra de v ías, e lec tric idad y com unicaciones, á reas fron terizas o c o s te ra s - sino tam b ién p o r su «explosividad social» .33 De ahí que, a com ienzos de los años noven ta , la D irección N acional pud iera decir que con taba con un «acum ulado en el á rea industrial de M edellín, m etropolitana de B ucaram anga, petro lera de B arrancaberm eja y V alledupar, Popayán y C ú c u ta .. . » .3<5

D esde la perspectiva militar, la idea de fren tes de g u e rra y de áreas estratégicas involucraba la configuración de zonas de re taguard ia en cada u n o de los cinco fren tes, incluso una re tag u a rd ia nac iona l que p e rm i­tie ra la neu tra lizac ió n de las ofensivas del enem igo , el a d ie s tra m ien to y la ac tiv idad form ativa de los m ilitan tes y sim p atizan tes . Las á reas de re ta g u a rd ia son co nsideradas así po r se r zonas que c u e n ta n con g ran influjo político de la organización guerrillera y con escasa o «esporádica» p resencia del Estado; en ellas la guerrilla ha desarro llado sus cuadrillas, in frae s tru c tu ra logística, zonas de p roducción agríco la , co rred o res de rep liegue y algunos «órganos de poder popular». El área de re tag u ard ia es la tercera en cada frente de guerra o áreas y es el respaldo de las otras dos: el á rea de con fron tac ión y conso lidación , que se en tie n d e com o u n a zona in te rm ed ia , con influjo inestab le de la guerrilla , y el á rea de recuperación y a p e rtu ra . 35

A dicionalm en te , a los fren tes de g u erra y a las á reas e s tra tég icas les com petía serv ir de sopo rte p ara g e n e ra r los em b rio n es de l «ejército revo lucionario» . En 1986, d u ra n te el I C ongreso , en un proceso m ás o m enos co n tem p o rán eo con las FARC, se d e te rm in ó c rea r las com pañ ías com o apara to s conducidos por la Dirección Nacional. Las prim eras fueron la C om pañía A norí y luego la C om pañía S im acota . En 1989, en el II C ongreso , cu an d o se decid ió que las com pañ ías p asa ran a d e p e n d e r de los fren tes guerrille ro s, se h ab ían c read o cu a tro m ás, pero se asp iraba a c o n ta r con ocho. En ese m om en to o p e rab an la A norí, que con tinuó depend iendo de la D irección N acional; la Sim acota, del F ren te Dom ingo Laín; la C om uneros, del F ren te C apitán P arm enio ; la C im arrones, del Frente José A ntonio Galán; la Simón Bolívar, del Frente Luis José Solano Sepúlveda, y la E lizabeth Serpa, del F rente Astolfo G onzález .36

33. F.LN, «IX Pleno de la Dirección Nacional», pág. 86.34. Ibíd., pág. 64.35. Ibíd., pág. 63.36. ELN. «1 C onferencia Nacional Militar». En: Cuadernos Militares, n.° 1:

(1995).

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Mario Aguilera Peña

H acia 1997 , en un poco m enos de una d é c a d a , las co m p añ ías se h ab ían du p licad o , pues funcionaban 17, d e las cu a le s dos dep en d ían d e la D irección N acional, y qu ince, d e fren te s g u e rr ille ro s . La creación de las co m p añ ías deb ía d e conduc ir a la c o n fo rm a c ió n de bata llones de l «ejército revolucionario» . A m ed iados d e la d é c a d a del n o v en ta , se estaba p lan ean d o la configuración de sus p rim e ro s em briones, teniendo com o so p o rte a varios fren tes de guerra y en z o n a s con a lg u n o s apoyos sociales. En el su r de Bolívar debía operar el B a ta lló n Jo rge Eliécer Gaitán, co m p u es to p o r las com pañ ías A norí y M arisca l S ucre , y las cuadrillas H éroes de S an ta Rosa, E dgar A lm ilkar G ra n a d o s y Luis Jo sé Solano S epú lveda. Asim ism o, en C ata tum bo y la re g ió n d e Perijá d eb ía cerrar filas el B atallón F ron tera , a p artir de las c o m p a ñ ía s C ap itán F rancisco y H éroes del C atatum bo.

El d iseñ o de los fren tes g u erra y de las á r e a s estra tég icas con las perspectivas señaladas es resultado del auge en la década del ochen ta de los m ovim ientos y paros cívicos regionales y d e l a pau la tin a p é rd id a del influjo d e la guerrilla den tro de los m o v im ie n to s socia les trad ic ionales. Es tam bién producto del encuentro de estos fa c to re s con la organización federa l, con que se reconfigura esta guerrilla t r a s su período de crisis.

El ELN adquirió una o rganización in te rn a f e d e r a l luego d e su p era r algunos de los obstáculos que le im ped ían c o n v e r t ir s e en u n a o rg an iza ­ción nac io n a l y con un m ando cen tra lizado . N o s referim os a q u e por a lgún tiem p o fue m uy fuerte el sen tido de p e r te n e n c ia reg io n a l de sus co m an d a n tes , a la inm ovilidad de las c o m a n d a n c ia s de los fren te s de g u e rra , a q u e los guerrilleros rasos m o s trab an m u c h a le a ltad personal frente a su com andantes inm ediatos antes que a l a com andancia nacional o a que hubo episodios de desconocim iento de l a D irección N acional por la d irección de los frentes de g u e rra o de la d i r e c c ió n de los fren te s de guerra po r algún frente guerrillero .37

En este sentido, tam bién es m uy s ig n if ic a tiv o que en la d écad a del o chen ta tuviera más autoridad «Gabino» que e l s a c e rd o te M anuel Pérez, cuando este era miembro de la Dirección N ac io n a l o que en las reuniones de guerrille ros de diversos frentes sólo a c e p t a r a n ó rdenes d e sus jefes inm ediatos o que el Frente Domingo Laín, re c ién h a b ía pasado la I Asam­blea de 1986, se negara a recibir en sus c a m p a m e n to s a un com andan te d is tin to a Gabino, no obstan te que era la p r i m e r a vez que la D irección

37. Por ejemplo, a finales de los años ochen ta e l F rente Dom ingo Laín so había .'lisiado de la Dirección Nacional y de la D ire c c ió n del Frente de Gucrni N ororlcntal. Igualmente, el frente José Solano S e p ú lv e d a no reconocía a la « llrrirlón del frente de guerra norte, véase ELN. C a r t a Militante n .° 15. 1990, (tiix'i. :i:i3(.,

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

N acional p re ten d ía llegar a los cam pam entos a exam inar la situación de cada fren te guerrille ro . 38

El peso de esa tendencia federal con que resurge el ELN se m anifestará en la dirección colegiada de la organización (en tre quince y veinte m iem ­bros) y en la im p o rtan te incidencia de las d irecciones de los fren tes de guerra en la conducción del grupo guerrillero (véase la figura 10.1) ¿Por qué ese rasgo? Porque en los orígenes del m ando colegiado del ELN (fase de reconstitución), los responsables de estas estructuras h icieron parte de la D irección N acional ; 39 porque no parece ser tan fuerte la capacidad de im posición de la D irección N acional en los frentes de g u e rra y estos han gozado de una re la tiva au to n o m ía p a ra tra z a r a lg u n as d e sus políticas acond ic ionadas a las pau tas de esa organización ; porque, adem ás, en la e s tru c tu ra o rgan iza tiva de cada fren te de g u erra se rep ro d u ce el esque­m a directivo que posee la o rgan ización nacional del ELN (responsab les político y m ilitar, com isiones, e tc.) y p o r la periód ica rea lizac ión de los llam ados plenos am pliados. En estos even tos, y a l igual q u e en los g ran d es congresos y asam bleas, se analiza la situación in te rn ac io n a l, la situación naciona l, y se evalúan las ac tiv idades y se d iscu ten los p lanes del trabajo para cada área. Por últim o, porque para tom ar decisiones «de trascendenc ia» , la D irección N acional debe convocar a p len o am p liado con la participación de los «responsables políticos de los frentes de guerra y de las áreas estra tég icas» .40

La estructu ra organizativa federal parece haber contribu ido a generar u n a fu e rte ten d en c ia delibera tiva en tre sus filas, lo cual p u d o p e rm itir la con fo rm ación de u n a guerrilla con m ayor dem ocrac ia in te rn a y m uy d ife ren te a su p rim era e tap a de v ida, bajo la co m an d a n c ia d e Fabio V ásquez C astaño, cuando fue corrien te que las d iscrepancias ideológicas fueran tra tad a s d isc ip linariam en te y e ra casi im posible que u n re tiro de la gu errilla o u n a d eserc ión recib iera un castigo d is tin to al de la pena de m u erte . La deliberac ión in te rn a se refleja en b u en a m ed id a en la c ircu lac ión de rev istas de consum o in te rno , m ás o m enos p e rm an en tes com o La U nidad y las q u e llevan los significativos n o m b res de Carta M ilitante y El M ilitante Opina, esta últim a con el subtítu lo de Órgano para el Debate Interno.

38. Edgar Ruiz. «El que m anda está en el Solano». En: Corporación Ob­servatorio para La Paz. Las verdaderas intenciones del ELN. Bogotá: Interm edio, 2001.

39. Entrevista a Rafael en Harnecker, Unidad que multiplica: entrevista a dirigentes de la Unión Camilista Ejército de Liberación Nacional, pág. 74.

40. ELN, «IX Pleno de la Dirección Nacional», pág. 103; el Frente De Guerra Nororiental, por ejemplo, hacia 1990, ya había realizado siete plenos, véase ELN, Frente de Guerra Nororiental: una política de poder popular.

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Mario Aguilera Peña

Figura 10.1 - Organigrama. Ejército de Liberación Nacional. (*) Número de integrantes. (**) Número de frentes y áreas. Fuente: ELN. Poder Popular y Nuevo Gobierno; Conclusiones II Congreso (1989). Estatutos (1996).

La ven tilac ión ab ie rta de sus problem as in te rn o s no só lo es re su lta ­do de su p asad o trau m ático , sino tam bién de la f r a g ilid a d con que se reconflgura esa guerrilla y de la in tención de constru irla só lid a m e n te de

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

abajo hacia arriba, elim inando todos los obstáculos que pud ie ran colocar en riesgo la u n id ad de la o rgan ización guerrilla . El tem a d e la un id ad no es p a ra n ad a un p lan team ien to in advertido en el d iscu rso del ELN, ap a rte de que se invoca en los m om entos de crisis in te rn a , tam b ién es u n a obsesión d iscu rsiva que refleja en g ran m ed ida el in ten to de de ja r a trá s el p asad o sec ta rio que d u ra n te un buen tiem po aisló al ELN y a las dem ás organ izaciones de izquierda, al considerarse cada u n a p o r su lado com o la «vanguard ia» de la revolución co lom biana . La insistencia en la un idad expresa, por otro lado, el culto al pensam ien to del sacerdote Camilo Torres, quien fundó un m ovim iento conocido com o el Frente Uni­do y qu ien p red icab a que las o rgan izaciones políticas po p u la res deb ían iden tificar los pun tos de acercam ien to an tes que las d iferencias.

O tro e fec to a tr ibu ib le a la e s tru c tu ra o rgan iza tiva y a la convicción de e s ta r co n stru y en d o p o d er popular, po r d en tro o po r fuera de la insti- tuc iona lidad en cada fren te guerra o área estratég ica, es el lanzam ien to en 1998 de la p ro p u es ta de fcdera liza r el país en un ev en tu a l proceso de paz con ese g rupo guerrillero . Por aquellos años, el ELN parecía m uy seg u ro de c o n ta r con un acu m u lad o de p o d er y de co n tro l te rrito ria l que ev en tua lm en te pudiera reflejarse a su favor, bajo un sistem a político federal.

El tipo de o rg an izac ión in te rn a del ELN es u n hilo c o n d u c to r p a ra e n te n d e r su d ificultad p ara crecer m ilita rm en te al p u n to a lcanzado p o r las FARC. Es posib le que la ten d en c ia de libera tiva y la m eto d o lo g ía de alcanzar decisiones por consenso se haya convertido en un obstáculo más p ara lo g ra r los d esarro llo s m ilita res ob ten idos p o r las FARC, d o n d e es re lev an te el vertica lism o del «secretariado» y b a s tan te c la ra la línea de m an d o . Ese m ism o tipo de organ ización hace p rev e r que u n a posib le negociac ión con el ELN sea un proceso len to y com plejo , pero creíb le y defin itivo . Del m ism o m odo, es previsible que de no h a b e r u n a salida n eg o c iad a , no se ría tan fácil log rar su ex tinción , deb ido a las in d ep en ­dencias y a u to n o m ías rela tivas de sus fren tes d e g u erra , pues en esa c ircunstancia los reductos que subsistan podrían prolongar la vida de este g rupo insu rgen te .

Las razones de la debilidad ofensiva y estancamiento militar

No hay d u d a de que el ELN alcanzó su m ayor desarro llo m ilitar en tre m ediados de los años ochenta y com ienzos de la década del noventa. Sin em bargo, dicho crecim iento no fue tan sólido com o se piensa y no signifi­có u n a im p o rtan te elevación de sus tasas de com bate. El g rupo tend ió a e s tan carse m ilita rm en te y a m an ten e r su esquem a guerrillero ; m ien tras las FARC tuv ieron un crecim ien to m ás destacado , elevaron su ofensiva e

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hicieron in ten to s m ás serios de convertirse en un ejército . Esa diferencia en tre una y o tra guerrilla no puede explicarse exclusivam ente po r el m e­nor g rado de recepción de recursos provenientes del narcotráfico; cuenta en el e s tan cam ien to del ELN tan to su organ ización in te rn a com o el que no se hallaba p reparado ni para asum ir el increm ento de sus filas, ni para av an zar en los re to s p lan tead o s po r su estra teg ia político-m ilitar.

En esto fue tam b ién definitivo que su estra teg ia tend ie ra a privilegiar el traba jo político en las zonas bajo su influencia, en d e tr im en to de una proyección m ilita r m ucho m ás agresiva al estilo de las FARC. A ello se ag reg a rían los d em ás fac to res que em pezaron a n e u tra liz a r el con jun to de la acción guerrille ra (increm ento del param ilitarism o, crecim iento del p resupuesto de guerra y del pie de fuerza y m odernización de las fuerzas a rm ada). ¿En qué m edida se cum plieron las m etas m ilitares fijadas desde m ed iados de la d é c a d a del o chen ta? ¿Q ué tan só lido fue el desarro llo m ilita r del ELN? ¿Por qué decim os que hubo un estan cam ien to m ilitar?

Un im p o rta n te te rm ó m e tro p a ra m ed ir los a lcances de los cam bios op e rad o s en el ELN lo constituye el lado m ilita r de la llam ad a cam paña Vuelo de Á guila. Esta es significativa p o r dos m otivos: fue u n a d e las cam pañas m ás ofensivas del ELN en la década del noventa y estuvo prece­d ida de un in tenso debate in terno, que condujo a la salida de la Corriente de R enovación Socia lis ta de aquel g rupo in su rg en te . La e s tra te g ia y el e s tan cam ien to m ilita r de la guerrilla fue p rec isam en te uno d e los ejes de ta l d eb a te . La C orrien te p lan teab a que luego de 26 años d e insur- gencia y te n ie n d o cond ic iones com o «el auge d e las luchas cam pesinas y cívicas h a s ta 1988 , y la v io lencia de la g u e rra co n tra in su rg en te» , esa o rgan izac ión no h ab ía pod ido «pasar de la fase de g u e rra de guerrillas» ni de m odalidades opera tivas com o la em boscada y el golpe de m ano, a la «m odalidad de las b a ta llas» .41

Los m iem bros de la C orrien te cre ían que los sa ltos en las fases de la guerra sólo podían lograrse si se constru ía un am plio m ovim iento político en las c iudades, y eso significaba que hab ía que pelearles los espacios a las co rrien tes «oligárquicas y a la social dem ocracia». C onsideraban que sólo así pod ría a sp ira rse a co m b in a r en el fu tu ro la acum ulac ión de la guerrilla ru ra l con even tua les levan tam ien tos o insu rrecciones locales o regionales. S eñalaban adem ás, que se caía en e l «vanguardism o» cuando se lan za b an cam p a ñ as m ilita res a ten ién d o se al análisis de los factores del o rd en naciona l y o lv idando los contextos locales y reg ionales, y que se p e rju d icab a a la pob lac ión y se d esp restig iaba la revo lución con «el

«11. F.I.N, ««Pablo Tejada: salidas posibles», pág. 13.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

petard ism o y los sabo tajes indiscrim inados y descon tex tualizados de las d inám icas de los m ovim ientos sociales» .42

La cam paña Vuelo del Águila fue lanzada a finales de 1992, con oca­sión de lo que el ELN llam ó los 500 años de resistencia, indígena, negra y popular. Se p ropuso m ostrar la nueva ac titud de dicha guerrilla , respon ­d e r al p lan de «guerra integral» del p res iden te G aviria y ac tivar la lucha p o p u la r co n tra el E stado, com binando el paro cívico y el p a ro arm ado . Pero, sin duda, el principal objetivo que se ligaba a las acciones m ilitares, q u e tam b ién d esarro lló la CGSB, fue el de «m ejo rar la co rre lac ió n de fuerzas» y g en e ra r «un salto en el desarro llo de la g u erra p o p u la r» .43

Para el ELN, la cam p añ a no significó un sa lto en el te r re n o militar. A unque h u b o un alto p o rcen ta je de acciones a rm ad as de sab o ta je eco ­nóm ico (o leoducto s, buses, to rres, em presas m in eras de carb ó n y oro, e tc .), obstrucción de anillos viales y hostilidades en cercanías de algunas c iudades, un n ú m ero m uy im p o rtan te de acciones p ro g ram ad as no se d esarro lla ron porque las au to ridades las d e tec ta ro n a tiem po, po rque la in fo rm ación de in te ligencia guerrille ra falló o po rq u e los m ilitan tes de esa o rgan ización a rg u m en ta ro n que no hab ía «las cond ic iones in te rn as para rea liza rla » .44

En sus evaluac iones in te rnas esa o rgan izac ión reco n o cería que los com bates fueron de escasa envergadu ra y que el 80 % de sus m uerto s y cap tu rados lo había sido com o consecuencia de descuidos de la guerrilla (indisciplina, ru tina , subestim ación del enem igo, etc.) y no a causa de la eficacia de las autoridades. Señalaría tam bién que se había oscilado entre la in trep id ez , que g en erab a fracasos, y la « inoperancia , p a ra ev ita r los riesgos». Se concluía que, no obstan te que la cam paña h ab ía significado un salto en la capacidad de lucha, al com enzar a usar m orteros, ram pas, «cañones populares» y sobre todo al genera liza r el uso de explosivos, se h ab ía e s tad o m uy p o r debajo de los p lanes iniciales e incluso se hab ía p e rd id o el o rgu llo de hacerse re sp e ta r del enem igo en los te rrito rio s con tro lados p o r e lla .45

Los resu ltados de esa escalada m ilitar y de otras de m enor im portancia en la década del noventa m ostraron las inconsistencias del crecim iento y d e la expansión del ELN. In ten tan d o una je ra rq u izac ió n de los factores que d e te rm in a b a n esa situación , a p a rtir de los p rop ios análisis de la insurgencia , señalem os los siguientes:

42. Ibíd., pág. 13 y pág. 18.43. ELN, Frente de Guerra Nororiental: una política de poder popular, pág. 77;

y ELN. «Valoraciones del ‘'Vuelo de Águila”». En: Carta Militante, n.° 23: (m arzo de 1993), pág. 10.

44. ELN, «1 Conferencia Nacional Militar», pág. 23.45. Ibíd., pág. 30.

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La poca preparación militar y el escaso liderazgo de los jefes militares

El crecim ien to del ELN en la prim era m itad de la década del nóvenla y los cam bios que se in trodujeron den tro de la o rganización desbordaron la cap ac id ad de esta guerrilla p a ra re sp o n d er a las ex igenc ias d e las m odalidades de lucha. La lim itación m ás notoria se ubica en la form ación m ilita r y en m e n o r g rado en la política. La d eb ilidad se d eb ió a la inex istencia d e una escuela m ilita r que m an e ja ra e lem en to s teóricos y p rác ticos, que en señ ara «sobre el te rreno , sob re las a rm as y sobre el com bate» y que ap licara las capac idades en el « ad ie s tra m ien to , el enfren tam ien to y la instrucción» .46 A la falta de esa escuela se le sum a que la nueva estra teg ia político-m ilitar llevó a que m uchos cuadros m ilitares exp erim en tad o s fueran d estinados al trabajo político; en o tra s pa lab ras , las actividades políticas parecieron cobrar más im portancia que las tareas m ilitares.

D ebido a ta les factores, a los fren tes guerrille ro s, reg iona les y com ­pañ ías , y h a s ta la m ism a conducción naciona l, acced ie ron g u errille ro s sin experienc ia y a veces sin capac idad p ara a su m ir la lucha a rm a d a . De ah í tam b ién las quejas in te rn a s re fe ridas a la au senc ia d e lid e razg o en los cu ad ro s m ilita res, lo cual e ra exp licado unas veces p o r la falta de capacidad de conducción y, en o tras, p o r el efecto que hab ían tra íd o las críticas a la a n te r io r fase del ELN; es decir, p o r la rep ro b ac ió n al m ilitarism o, al vanguard ism o y al verticalism o.

La poca p rep a rac ió n no fue ta n sólo visible en los cu ad ro s m ilita res; tam b ién se dejó sentir, p o r lo m enos h a s ta m ed iados d e la d é c a d a del n o v en ta , en la falta de e lem en tos bélicos p a ra a te n d e r todos los re q u e ­rim ien to s de la g u erra . O tro fac to r cercano a la escasa fo rm ación , p ero que tam bién tiene que ver con la estructu ra cen tro-federal de esa o rg an i­zación, es la descoordinación en la línea de m ando, observable en que la d irección de las com pañías y la elección de los m andos fue a sum iéndo la la d irección de cada fren te de g u erra , en oposic ión al c rite rio in ic ia l de conducción de tales cuerpos por la Dirección Nacional. Los p rob lem as de d irección tam b ién se h an reflejado en la de legación de las ó rd en es y en la ausencia de los m andos en el escenario de operaciones.

La d eb ilid ad en la fo rm ación d e los cuad ros m ilita res ten d ió a se r su b san ad a hacia m ed iados de los años n o v en ta con las «escuelas de cuadros» , un poco an tes del p rim e r avance del p a ram ilita rism o a sus zonas h istó ricas.

46. ELN, «1 Conferencia Nacional Militar», pág. 23.

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Ejército de Liberación Nacional: entre las armas.

El aislamiento político y el militarismo de lo urbano

La a u se n c ia d e un influjo en los m ov im ien tos políticos y sociales d e las zo n as u rb a n a s , que perm itiera a rticu la r la c iudad y el cam po en la p e rsp e c tiv a insu rrecc iona l y de huelga genera l, llevó a este g rupo a in te n ta r re so lv e r esa situación con e stra teg ias m ilita res. A sim ilando lo u rb a n o a lo ru ra l, el ELN im plan ta m ilicias en barrio s p o pu lares con la a sp irac ió n d e e je rce r cierto con tro l te rrito ria l, igual al que ejercía e n c ie rto s á m b ito s ru ra les. Las m ilicias no son en to n ces re su ltad o del m o v im ie n to socia l o de la m ovilización política de las b a rr iad a s , sino q u e a p a r t ir d e sus prácticas se busca g an a r s im p atías y estim u la r la p ro m o c ió n d e reiv ind icaciones sociales y locales. En ese con tex to , lo m ili ta r re su lta sobrem ed ido , así com o ciertas prácticas de fuerza con las q u e se p e rs ig u e la acep tac ión en las com un idades barria les, es decir, la e lim in ac ió n d e las llam adas «ollas» y las bandas de delincuencia com ún.

En vario s m o m en to s el ELN ha reconocido esas lim itac iones y o tros « d esen fo q u es» , com o las expresiones au to n o m is ta s de los ap a ra to s u r­b a n o s , la fa lta d e una presencia p e rm an en te de sus m an d o s y de los « c u a d ro s co n m a y o r form ación» en los a sen tam ien to s b arria les , la poca cap ac itac ió n m ilita r en la técnicas de com bate y el surgim iento de algunas te n d e n c ia s d e lin cu en c ia le s expresadas en p rep o ten c ia y «a rb itra ried ad f re n te a la p o b la c ió n » .47

La complejidad del tránsito de la guerra irregular a la regular

El ELN y, e n g en e ra l las o tras o rgan izac iones g u errille ras , sigu ieron lo s pasos del M ovim iento 19 de Abril (M -19) en el in ten to de desarro llar la m o d a lid ad d e ejército regular tra tando de alcanzar otro nivel de lucha c o n las fuerzas del Estado. De la experiencia del M-19, carac terizada por sus acciones esp ec tacu la res (tom as de Florencia, Yumbo, Siloé y bata lla d e Y arum ales, e tc .) , ap ren d ie ro n que se deb ía c o n ta r con un á rea de re ta g u a rd ia co n so lid ad a ; que eran v itales las áreas de e n fren tam ien to d o n d e ex is tie ra u n influjo político aco rde con las exigencias de l conflic­to ; que e ra n e c e sa r ia la capacidad de a fec ta r las fuerzas del enem igo , p e ro co n se rv a n d o las de la insurgencia , y que era ob liga to rio buscar las ba ta lla s , siem p re y cuando se tuviera garantía de con tinu idad en la lucha.

El ELN tu v o en cuen ta la m ayoría de esos e lem entos y desdeñó otros d e tra scen d en c ia , com o la necesidad de un p lan sistem ático que les colo­c a ra u n n o rte y un d inam ism o a las com pañías y a las fuerzas especiales. A sim ism o, d e b ió e n fre n ta r situaciones que no h ab ía co n tem p lad o : por

47. ELN. «Evaluación de los ejes tácticos». En: Carta Militante, n.° 24: (1993), pág. 50; ELN, «1 Conferencia Nacional Militar», pág. 24.

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un lado, el d ilem a de m an ten e r pe leando a las com pañías d islocadas de la g u errilla o de «vivir com o guerrilla y ag ru p arse com o fuerza regu la r p a ra la p e lea » . '*8 Ese d ilem a, un ido a las d ificu ltades de p royección di* las com pañ ías , llevaría a que a lgunas se vo lv ieran sim p lem en te frentes g uerrille ro s (p o r ejem plo , la com pañ ía El Boche se convirtió en el F ren­te M anuel H ern án d ez ) o a que las com pañ ías e n tra ra n en acción sólo ocasiona lm en te cuando tuv ieran coordinación con la acción guerrillera.

Por o tro lado , el ELN deb ió a fro n ta r el inm ovilism o y la m en ta lidad g u err ille ris ta que hacía que los m iem bros de las com pañ ías m o s tra ran resistencia a a c tu a r con la lógica de la guerra de m ovim ientos (actividad operativa regular, cierto grado de control territorial, m ayor concentración de fuerzas, com bate ab ie rto , e tc .) y que ad em á s ta n to com batien tes com o m an d o s tu v ie ran la ten d en c ia a so lic itar tra s lad o a sus an tig u as estru c tu ras g u e rrille ra s . ' '9

A lo largo de la década del noventa, el ELN no parece haber ten ido otro m o m en to de crec im ien to de sus efectivos m ilita res parec id o al período 1989-1993 , en el que según sus p ropias evaluaciones in te rn as creció en un 720 %. Su fuerza se pudo m anifestar con algunas escaladas parecidas a las d e 1992, y sus com pañías se m ostraron en algunos com bates, como en la operación sim ultánea en algunos pueblos de N orte de Santander, en 1998 (C áco ta , Silos y C h itagá). Sin em bargo , com o parecen reg istra rlo las cifras oñciales, desde finales de los años n o v en ta la in tensidad de su fuego se ha ven ido deb ilitando con la penetrac ión del param ilita rism o a algunos de sus territorios, ubicados en el propio corazón de sus dom inios h is tó rico s, com o el su r de Bolívar, C ata tum bo (N orte de S an tan d e r) y B arrancaberm eja, o de zonas de m enor influencia com o en el suroccidente (Valle del C auca y N ariño).

Si b ien el g rupo guerrille ro se halla d eb ilitado , fu n d am en ta lm en te , p o r la ac tiv idad c o n tra in su rg en te en sus zonas de in fluencia y p o r la acción e s ta ta l en el desm an te lam ien to de a lgunas de sus redes urbanas, los go lpes no a lcan zan a se r co n tu n d en te s ni h an p rovocado la d e sa r­ticu lac ió n de sus m andos y e s tru c tu ras po lítico -m ilita res, al p u n to que los obligue a negociar a cualqu ier precio. Se deb ilita ron te rrito ria lm en te (p ie rd en co rredo res estra tég icos, reducción de los espacios de re ta g u a r­d ia , e tc .) , pero es posib le que h ayan ganado com batien tes p roven ien tes de la « in ten sid ad » del conflicto en las zonas de su m ayor influ jo ; no d e o tra m a n e ra p o d rían exp licarse las cifras del M in isterio de D efensa que reco n o cen que en 1998 el ELN con taba con 3 .5 0 0 h o m b res y unas

48. ELN. «Elementos sobre construcción de compañías de ejército». En: Carta M ilitante, n.° 10: (1998), pág. 42.

49. Ibíd.

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37 cuad rillas, y en el 2000 , con 4 .5 0 0 hom bres y d is tribu idos en 42 cuadrillas .50

Por lo tan to , se h an d eb ilitad o pero no h an p e rd id o capac idad de respuesta, com o se dem uestra en algunas escaladas defensivas que ap u n ­tan a re sg u a rd a r te rrito rio s o a d ispersar y d esco n cen tra r los operativos del enem igo . A dem ás, es im p o rtan te p rec isa r que el d eca im ien to m ili­ta r no se p u ed e m o s tra r com o u n a te n d en c ia de to d o s sus m étodos de gu erra . P rim ero , po rq u e este g rupo in su rg en te co n tin ú a m o s tran d o un so b resa lien te au n q u e irreg u la r activ ism o m ilita r a través del sabo ta je y el «contacto a rm ad o » .51 Incluso en el p rim er m étodo las cifras m uestran una agresividad m ayor a la que se reg istra para las FARC p ara el período 1999-2001, pues m ientras estas realizan 332 sabotajes, el ELN las supera con 371, a pesar de que esta ú ltim a guerrilla tiene un m enor núm ero de fren tes y de hom bres en a rm as , 52 así com o lo señala la figura 1 0 .2 .

Figura 10.2 - Actividad arm ada del ELN. 1990-2002. Fuente: Presidencia de la República de Colombia, Sala de Estrategia Nacional.

50. Ibíd.51. No queda claro en las cifras oficiales algo clave: saber qu ién busca el

contacto arm ado.52. Camilo Echandía. El conflicto armado y las manifestaciones de violencia en

las regiones de Colombia. Bogotá: Oficina del Alto Comisionado para la Paz, 1999.

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En seg u n d o lugar, el m an ten im ien to del sab o ta je com o principal m é to d o de lucha es un e lem en to im p o rtan te a la ho ra d e va lo ra r l.i capacidad m ilitar del ELN. No perdam os de vista que h is tó ricam ente esia organización ha sido poco com bativa y no se ha d istinguido por sostener y diversificar sus m étodos de guerra , sino que se ha com portado com o una especie de policía ru ra l in su rgen te , que ha hecho del sabo ta je (voladura de o leo d u c to s y to rre s e léc tricas, b loqueo de ca rre te ra s ) su principal fo rm a d e co m b a te ; po r eso la p rensa te m p ra n a m e n te la calificaría de te rro rista .

El análisis de las acciones de guerra en tre 1991 y 2001 m u es tra otra llam ativa co n tin u id ad : el ELN ha d em o strad o m ayor p o d er ofensivo l>m sus áreas m atrices donde cuen ta con los frentes guerrilleros m ás antiguos. Así, dos frentes de guerra de los cinco - e l N ororiental y el N oroccidental co n cen tra ro n m ás del 7 0 % de toda la ac tiv idad a rm ad a . Con las PARC hay una sim ilitud en cuan to el Bloque de G uerra O riental, que cuenta con antiguos frentes, es el de m ayor actividad a rm ad a (2 9 ,3 % ); sin embargo, los po rcen tajes de esta actividad se reparten sin m uchas d is tancias entre’ los o tro s cinco b loques de g u e rra .53 Ese rasgo nos m u es tra la tendenc ia del ELN de afianzarse en sus áreas originales, cierto conservadurism o en su crecim ien to y los efectos de p lan tea r una estra teg ia de expansión con la idea de c o n ta r con apoyos sociales y de re sp o n d e r al m a n d a to de su e s tra teg ia de in te n ta r acercarse a las c iu d ad es , a rticu lan d o las milicias u rb a n a s con la guerrilla ru ra l. La d ife renc ia señ a lad a con las FARC m o stra r ía ta n to un co n siderab le p rag m atism o a la h o ra de m ultip licar sus fren tes com o una m ayor capacidad de d ispersión geográfica, que no sólo tiene en cuen ta la historia de la organ ización , sino que desarro lla la idea estra tég ica de copar el te rrito rio nacional en busca de la dispersión de las fuerzas m ilitares y de colocarse en las áreas de m ayor im portancia económ ica.

El estan cam ien to m ilitar del ELN que hem os iden tificado en tre 1989 y 1993, y que de term inó gran parte de la evolución posterio r del aparato a rm ad o , no sólo ha re sp o n d id o a su poca cap ac id ad p a ra ab so rb e r el increm en to de sus com batien tes y a la d ificultad de p rocesar sus nuevos objetivos m ilita res com o a o tro s fac tores in te rn o s o ex te rnos (negativa a u sar recu rsos de la coca, avance param ilita r, e tc .) , s ino que tam bién tiene estrecha relación con la tendenc ia de priv ilegiar el lado político de su e s tra teg ia sobre el m ilitar. Lo político se en tien d e com o el desarro llo de la consigna d e construcción de un p o d e r p o p u la r a lte rn a tiv o , cuyas

53. Echandía, El conflicto armado y las manifestaciones de violencia en las regiones de Colombia.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

expresiones concretas parecen advertirse particu larm ente en las llam adas áreas de re taguard ia .

Por los caminos de la política

El desp liegue de las prácticas políticas del ELN coincide con el retiro de su apoyo al m ov im ien to A L uchar (1 9 8 4 -1 9 9 1 ), en el que hab ía tenido alguna influencia. En el derrum be de esa relación contaron, en tre o tros, el d esacu erd o de esa o rgan ización po lítica fren te a los actos de sab o ta je y secuestro que en nad a co n trib u ían al acc io n a r político , la concepción insu rrecc iona l con que el ELN veía la o rg an izac ió n social y, sob re todo , el tem o r a que la v an g u ard ia (la o rg an izac ió n g uerrille ra ) no tu v ie ra el con tro l sobre la o rgan ización política. ¿C uáles son las form as y prácticas políticas del ELN? ¿Q ué carac terísticas y expresiones p resen tan? Las m odalidades organizativas parecen correlacionar ám bitos regionales y actividades productivas de pequeños o m edianos cam pesinos y de trabajadores rurales o urbanos. Podemos hab lar de tres m odalidades: las form as organizativas en las zonas de enclave, las form as organizativas cam pesinas y las form as organizativas urbanas.

L as fo rm a s o rg a n iz a tiv a s d e la s z o n a s d e e n c la v e

Los in ten to s de o rgan ización social estim u lados p o r ELN en zonas de enclave (petró leo , carbón y oro) se explican obv iam ente tan to po r la historia de esa agrupación guerrillera como por que su principal bandera política ap u n ta a d e tene r el saqueo de los recursos na tu ra les o a cam biar las condiciones en que el E stado negocia su explotación . En estas zonas se p u ed en ad v e rtir varias m an ifestac iones del llam ad o « p o d er p o p u la r ex tra in stituc iona l» (p o r ejem plo , fo rm as económ icas que p e rm itan el m anejo soberano de recursos naturales y form as económ icas alternativas y a sen tam ien to s de com unidad en desarro llo del p rog ram a ag rario ). En una de ellas, donde se explota un recurso m ineral y todavía existen tierras baldías, el ELN le proponía a la com unidad la adopción de un reglam ento con p roced im ien to s dem ocráticos y equ ita tivos p ara ex p lo ta r el recurso no renovable, así com o para la d istribución de tie rra s .54 Con este el ELN buscaba que las com unidades lo d iscu tieran y lo en riq u ec ie ran , adem ás de que recibiera la opinión de las FARC, con las que com partían el control te rrito ria l en el á rea .

Sobre la exp lo tac ión del m inera l, el fren te g u errille ro del ELN con ­sideraba que se deb ía «m oderar su explotación» y que las com unidades

54. ELN. Políticas y criterios, n /d , pág. 28.

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ten ían que d irig ir ese p roceso p a ra h acerlo m á s len to y rac ional; sugc- ría , en to n ce s , q u e d e b ía n « ap e rso n a rse del c o b r o d e regalías» y de la e jecución de ob ras d e benefic io g en e ra l. Por l o tan to , p ropon ía que la com unidad au to riza ra el ingreso d e m a q u in a r ia s com o retroescavadoras y que concediera este perm iso a «personas c o n o c id a s por la comunidad». El p ro p ie ta rio d e cada «retro» só lo podía in g r e s a r con el personal califi­cado , y el no calificado deb ía se r co n tra tad o e n la región. El p ropietario au to riz ad o se co m p ro m etía a tr a b a ja r con la c o m u n id a d vendiéndoles horas de explotación, pero si la com unidad se co n seg u ía su propia «retro», sería la ún ica con derecho de ex trae r el m in e ra l. Se perm itiría «en torno de cada re tro y fren te de m ina ( . . . ) un com ité» d e jo rn a le ro s orien tado p o r el com ité d e trab a jo de la J u n ta de A cción C o m u n al, cuyo núm ero no debería exceder a los sesen ta socios, p re fe rib lem en te de la región, los cuales traba ja rían en dos turnos. Las «retros» d e b e r ía n com prom eterse a «replanar» el te rreno explotado y cada una p a g a r ía a la com unidad como im puesto m ensual el valor de quince horas m en su a le s y o tras cuatro horas m ás de trabajo en un «día cívico y com unitario» . N inguna «retro» podría a b an d o n a r la zona o p asa r a o tra sin el paz y sa lv o d e la com un idad .

En cuan to a los criterios para la d istribución d e tierras, se d isponía la confo rm ación de un com ité de tie rra s , co n s titu id o p o r las p erso n as más «acatadas de la zona», para co n tribu ir a ap licar la s sigu ien tes d isposicio­nes:

■ Las tie rra s ap tas p a ra la ag ricu ltu ra no se a s ig n a ría n a ind iv iduos, sino a p royecto s com un ita rio s , con a p ro p ia c ió n co lec tiva d e lo producido .

■ Las tie rras no ap tas para la ag ricu ltu ra y q u e tuv ieran o tro tip o de riqueza sólo podrían explotarse po r la com un idad , «destinando sus u tilidades a obras y fondos colectivos».

■ La can tid ad m áxim a d e tie rra a signada p a ra fines c o m u n ita r io s sería de 150 hectá reas.

■ Las tie rras en las zonas m ás lejanas serían consideradas de reserva.■ Por excepción se asignaría tie rra a títu lo in d iv idua l, s ie m p re y

cu an d o se reu n ie ran los sigu ien tes requ isito s: q u e se tra te d e una fam ilia que no la posea, que «haya su frido ca la m id ad es g raves» o q u e sus v idas corran peligro; que la fam ilia sea c o n o c id a p o r la co m u n id ad y sea respa ldada p o r ella; q u e los b en efic ia r io s se co m p ro m etan «a h acer finca, tra b a ja r la a g ricu ltu ra y p ro d u c ir a lim entos» , y a no traspasarla a cu a lqu ie r títu lo a n te s de c u m p lir los tres años.

■ Para la fo rm alización de las asignaciones deb ía co n su lta rse la o p i­nión del beneficiado. Surtido este p rocedim iento , se hac ia e n tre g a

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de la parcela y se e laboraría un docum ento en el que se haría cons­ta r los linderos, así como la firma del «nuevo colono, los colindantes y la g en te de la región que lo respalda». A estos ú ltim os les corres­pondería apoyar y «controlar al nuevo colono para que cum pla con los acuerdos hechos».

■ El com ité d e tie rra s ten d ría la po tes tad de reso lver conflictos de linderos, cuyas d e te rm in ac io n es se con sid e rab an de ob liga to rio cum plim iento; adem ás, podría im poner sanciones a quienes incum ­p lieran los criterios establecidos (am onestac ión personal, am ones­tac ión en asam b lea y o tras «sanciones m ayores» a los que fueran re inciden tes).

L as fo rm a s o rg a n iz a tiv a s c a m p e s in a s

Las fo rm as o rgan iza tivas cam pesinas in fluenciadas p o r el ELN (en á reas de rec ien te co lon ización o en zonas con p eq u eñ o s y m ed ianos cam pesinos y con trab a jad o res ru ra les) pu ed en p ro y ec ta rse en un solo sen tid o o p u ed en desa rro lla rse en varias d irecciones, con u n a im por­tan te com plejidad o rgan izativa, com o es el e jem plo que a con tinuación presen tam os.

En una región m arginal y de reciente colonización existe una com pleja in tegración veredal que involucra a más de vein te veredas, organización com parab le a la que m edio siglo an tes se había consagrado en las llam a­das Íeye5 de Llano, d ictadas po r los com andos guerrilleros liberales en tre 1952 y 1953. C ontando com o base las Ju n tas de Acción C om unal, y con delegados de cada una, se formó un organism o central (la d irectiva), que so lam en te in te rv iene p a ra to m ar decisiones o com o cu e rp o consultivo , cu an d o las ju n ta s lo so liciten . Al lado de ellos o p e ran varios com ités (em presaria l, finanzas, trabajo , ju s tic ia , social, m edio am b ien te y cu ltu ­ral) que tra tan y resuelven los asun tos de in terés colectivo y d irim en los conflictos o prob lem as com unitarios.

La directiva y los com ités, que son nom brados por la asam blea general, se re ú n e n p e rió d icam en te p ara e lab o ra r p lanes o p a ra ev a lu a r los ya cum plidos. La ju n ta com unal de cada vereda, a la que deben pertenecer los cam pesinos desde ios quince años, se reúne en asam blea cada mes, con un horario fijo de iniciación y term inación , para tra ta r los p rob lem as de la vereda, inform es de los com ités y decisiones judiciales. La inasistencia o la llegada ta rde genera sanciones progresivas.

Esas ve red as ap ro b a ro n , a com ienzos de la d écad a del n o v en ta , un cuerpo norm ativo com puesto por casi sesenta artículos que se denom ina­ron la C onstitución cam pesina, y que defin ía la o rgan izac ión v ereda l en diversos aspectos de la vida cotidiana. En su parte declarativa, aseguraba

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M ario A guilera Peña

que la organización no tenía o tro propósito que «fortalecer la vida, la con v ivencia , el conocim iento, el trabajo, la justicia, la igualdad, la libertad y la paz d e n tro de un m arco juríd ico , dem ocrático , partic ipativo y popular que g a ra n t ic e un o rden político, económ ico y social ju sto» . El cuerpo n o rm a tiv o de esa Constitución fue co m plem en tado con 25 resoluciones, de dos a cuatro artículos cada una, en el que aparecen las sanciones par;i los in fra c to re s de la ca rta cam pesina. En el á re a se ap rec ian dos de las seis fo rm as de organización popular ex tra instituc ional p lan tead as por el ELN, es decir, «Formas de autogestión» y «Form as de contro l popu lar en el ám b ito de la justicia»:

Las fo rm as au toges tionarias , ad m in is trad as p o r el llam ad o com ité e m p re sa ria l, son las siguientes:

1 . p ro d u cc ió n con beneficio com un ita rio en p isc icu ltu ra , avicultura, p o rc icu ltu ra y cereales;

2 . tiendas com unales, las cuales no tienen ánim o de lucro y son adm i­n is trad a s por un ten d ero al que se le ñja u n sa lario pagado con la afiliación obligatoria de los todos usuarios dueños de tie rra s y con el p roducto de la ganancia por com pras al po r m ayor;

3. c a rn ice ría com unal, cuyo ren d im ien to se d iv ide p o r m itad entre q u ien vende la carne y el fondo em presarial;

4 . exp lo tación de fincas abandonadas.

A u n q u e no es posible respaldarlo em p íricam en te p a ra el á rea que e s tu d iam o s, es factible que a estas form as asocia tivas el ELN les haya o to rgado créditos, a juzgar por lo que com enta Carlos C astaño, al penetrar a te rrito rios controlados por esta organización al su r de Bolívar. Según el je fe param ilita r, en esa zona funcionaba un «banco agrario» , que había p res tad o unos 3 .000 mil m illones de pesos, repartidos en cinco millones por cada fam ilia. Los param ilitares, para ob tener aceptación, condonaron la d eu d a y los cam pesinos, según C astaño, h icieron un jo lgorio de varios días y esperan que la guerrilla no reg rese . 55

En la m ism a área, el poder popular se m anifiesta con el desarro llo de form as y p rác ticas a lternativas de justic ia . La m ayoría de las no rm as no constituye una novedad, por cuanto está contem plada en las legislaciones e sta ta les . Lo rea lm en te llam ativo es que el p ro ced im ien to coloca en m anos de una instancia com unitaria la solución de una am plia gam a de

55. C astaño señala que los créditos eran para sem brar cultivos ilícitos lo cual no parece se r convincente por lo que anotam os en o tro lugar. Mauricio Aranguren. Mi confesión: Carlos Castaño revela sus secretos. Bogotá: Oveja Negra. 2001, pág. 255 y pág. 274.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las arm as.

conflictos, sin que su violación signifique una fuerte sanción o am enaza para el infractor.

La guerrilla , al parecer, tiene en la zona m ás capacidad de m an iobra y po r ello se d esp ren d e de la «función» jud ic ia l, lo cual es d ife ren te al com p o rtam ien to usual no sólo del ELN, sino tam b ién de las PARC, pues sus prácticas judiciales no son muy variadas y regularm ente son asum idas com o un m ecan ism o para log rar la pene trac ión en los m edios m ía le s o com o una oferta even tua l acorde con los vaivenes del con tro l te rrito ria l. S o rp ren d e tam b ién d en tro de la referida n o rm ativa co m u n ita r ia que se exp rese u n a m ora lidad de defensa de la un ión m o n o g ám ica 50 y una g ran p reocupac ión por la educac ión de los hijos, lo que se adv ie rte en m a n d a to s m uy concre to s y en la c en su ra a conduc tas que am enacen dichos fines.

E ntre los tipos de a su n to s y conflictos asum idos en los tr ibuna les com u n ita rio s tenem os: u n ió n de las parejas, in fidelidad , sep arac ió n de cuerpos y de bienes, abandono de las responsabilidades en el sosten im ien­to y la ed ucac ión de los hijos, ch ism ografía , riñas, ra teo , cua tre rism o , v io lencia sexual, p ro stituc ión , consum o y producción de narcó ticos y a lcoholism o. La instancia com unitaria no tra ta los casos de hom icidio.

Las norm as tienen tam bién un carácter preventivo, pues buscan evitar conflictos co tid ianos en tre vecinos, al o rd en arle s a los d u eñ o s de tie rra que m an tengan a sus anim ales seguros y los linderos con señales visibles o cercas con tres cuerdas y en buen estado . A los d u eñ o s de casa se les p roh íbe d e ja r las p u e rta s ab ie rtas . Se adv ierte ad em ás a los dueños de tie rra la ob ligación de re sp e ta r la jo rn a d a de ocho h o ras y el pago de sa lario m ín im o a los jo rn a le ro s , y a los ad m in is trad o re s el m ism o salario m ás una proporción de acuerdo con su trabajo. Se ha establecido tam bién que quien dé la finca en a rriendo a largo plazo deberá en treg ar a la «directiva» copia del con trato para que de esta m anera p ueda recibir su respaldo. Lo m ism o debe de hacer quien reciba ganado al «aum ento».

Las sanc iones no co n tem p lan ni encie rro ni castigos co rpora les. La p rincipal parece ser la ven tilación del caso y la im posición de una am o ­nestac ión en asam blea. A parte de esta sanción se aplican , según el caso, p ro g res iv am en te la m u lta , la im posición de d ías de trab a jo en obras c o m u n ita r ia s y la expulsión de la región. En los casos de in fidelidad y prostitución , descritos en una mism a norm a, se recom ienda tra ta r el p ro­blem a «según el sentim iento de la persona» y en el evento de condena es bastan te llam ativo que la m ulta im puesta sea la mayor, com parativam en­te con las que se im ponen a otras conductas. En los casos de alcoholism o,

56. Constitución cam pesina, 1992. Artículo 54: «Propender por la defensa de la familia m onugám ica será uno de los propósitos comunitarios».

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al p rocesado p rim ero se le im ponen vein te d ías de trab a jo com unitario y luego la suspensión del «trago» d u ran te seis m eses. A los d rogadictos se les da un plazo de seis ineses para que haya un « regeneram iento» , so pena de ser expu lsado de la región. Esta m ed ida es ex trem a y se aplica luego de ensayar o tras sanciones a aquellas conductas que son apreciadas com o graves: v io lencia sexual, p roducción y consum o de narcó ticos y chism ografía.

La alternativ idad judicial opera igualm ente en la protección del medio am bien te . En este ám bito las no rm as van m ás allá d e la no rm ativ idad esta ta l, al fijar lim itaciones a la p rop iedad p rivada en beneficio del in­terés colectivo. A lgunas de las m ed id as se rían im prac ticab les en zonas de an tigua colon ización , con m ayor valor m o n e ta rio y m ejo r ub icadas d en tro de los circu itos económ icos. Las no rm as d isp o n en lo siguiente: la obligación p ara los p rop ie tario s de d e ja r «al lado y lado de la cima de la cordillera de una franja de m on taña de no m enos d e 500 m etros», u n a franja de c incuen ta m etros d o n d e se u b iquen naced ero s de agua, una franja de quince m etros a cada orilla de los ríos y q u eb radas y cinco m etros en los caños y u n a franja en cada finca «de m o n tañ a o rastro jo com o reserva forestal».

Por otro lado, prohíben las norm as las cacerías de anim ales en peligro d e extinción («guartinajas» , venados, aves y o tro s), en pred ios a jenos y la ind iscrim inada sobre todas las especies. A dem ás, se p roh íbe la pesca con barbasco, d in am ita y «atarrayas reducidas». Por la v io lac ión a las norm as relacionadas con la protección del bosque se im pone la siem bra de árboles (uno por cada árbol talado) y el trabajo com unitario ; y po r las in fracciones re lac ionadas con la caza y la pesca, la am o n es tac ió n en la asam blea, el trabajo com unitario y el decom iso tem pora l o pe rm an en te de instrum entos de caza o pesca.

El trabajo com un ita rio no es u n a práctica exclusiva de las form as económ icas solidarias o un castigo colocado a los infractores, es tam bién u n a obligación de todos los habitantes del á rea para m an ten e r la infraes­truc tu ra (arreglo de cam inos, escuelas, puen tes , e tc .) . Este d eb e r cobija, adem ás, po r dos d ías sem estrales, a los trab a jad o res o riu n d o s de o tros lugares que trabajen p e rm anen tem en te en el lugar.

L a s fo rm as o rg a n iz a tiv a s u rb a n a s

Las form as organizativas urbanas son, al parecer, m enos desarro lladas, deb ido tan to a la p au la tin a pérd ida d e in fluencia de la guerrilla en los m ovim ientos sociales com o a las crec ien tes d ificu ltades de los g rupos guerrilleros para trazar estrategias exitosas en las zonas u rbanas, d istin tas a la acción m ilita r de las m ilicias g uerrille ras en las b a rr iad a s azo tad as

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p o r p rob lem as d e in segu ridad . A ello se sum a la m ay o r v u lnerab ilidad de sus in teg ran te s , po r la progresiva n eu tra lizac ió n ta n to p o r p a rte del param ilita rism o com o po r parte de las agencias del Estado.

La o rien tac ió n po lítico-m ilitar del ELN se rep ro d u ce en el con tex to citad ino , pues su estru c tu ra organizativa u rb an a in ten ta ligar el trabajo político con los h ab itan te s de zonas u rb an as y su b u rb an as - r e a l iz a d o po r m ed io de las Bases R evolucionarias de M asas (BRM) y los F ren tes O breros (FO) - con el que practica con las llam adas m ilicias urbanas en u n a m ism a u n id ad te rrito ria l, estas ú ltim as co n stitu id as p o r com andos (cada uno fo rm ada po r un m an d o y tres o cu a tro co m an d o s), que a su vez están encargados de d irig ir una célula com puesta po r sie te personas.

Las BRM, aparte de con tar con una base política ligada a «un espacio laboral» o productivo , im plem en taron un p rog ram a a lte rna tivo de d esa ­rro llo con p royectos de fo rta lec im ien to de la econom ía p o p u la r (com o coopera tivas , cen tros de acopio o cultivos h id ropón icos), p royectos de subsistencia (com o talleres, tiendas, droguerías, e tc .), proyectos de capa­citación técnica y la vinculación a la p roducción de sectores cap ita listas para p en e tra r o conocer dinám icas de im portancia y cualificación técnica.

Si en las zonas rurales las guerrillas tendieron a en tregar a las com uni­dades o rgan izadas el contro l disciplinario y la a lte rna tiv idad jud icial, en las zonas u rb an as , esas prácticas parecen tran s ita r en sen tido con trario , dada la vulnerabilidad de los jueces com unitarios y la necesidad de estos de apela r a la fuerza de las milicias. La justicia a lternativa u rb an a parece estancarse en m anos de las milicias, pues esta se m ostrará m uy restring i­da y con un sen tido altam en te penal, al ocuparse casi exclusivam ente de resolver problem as de seguridad en los barrios y de aplicar el destierro o la pena cap ita l; secundariam en te , la pena de m uerte la h a rán extensiva a m iem bros de los ap a ra to s represivos del E stado acusados de crím enes con tra el pueblo .

La ap e rtu ra política del ELN tam bién se hizo m anifiesta en el espacio de la in stituc ionalidad , al partic ipar de m anera ind irecta o d irecta en los gob iernos m unicipales. Ese proceso a rran ca en los com icios e lec to ra les de 1988, cu ando el ELN contribuyó a la elección de cand ida to s liberales y de la UP en a lg u n as pob laciones de A rauca. P oste rio rm en te , hacia 1991, el p roceso se fo rm alizaría con la ap robación d u ra n te la R eunión N acional de 1991 del Proyecto Experim ental de Alcaldes, p resen tado por el Frente de G uerra N ororiental, que p retendía elegir alcaldes y concejales en aquellos lugares d o n d e «están d adas las condiciones p a ra e je rcer el con tro l m un ic ipal» .57

57. ELN. «Proyecto experim ental de elección de algunos alcaldes». En: El Militante Opina, n .°4 : (junio de 1991), pág. 43.

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M ario Aguilera Peña

D esde en tonces, en tre las directrices fijadas por ese g rupo guerrillero, se e stab lec ió que no se «enro jecieran» las p ro p u es ta s po líticas, que s»* ev ita ra la ilegalización de los m ovim ientos, que no se com prom etiera el n o m b re del ELN y que no se c reara o rgan izac ión política p a ra ob tener el fin e lec to ra l. Se buscaba que el apoyo a los can d id a to s sa liera del m ovim iento social (juntas de acción com unal, com ités, asociaciones, etc.) sin que la vanguard ia (los activistas políticos de la guerrilla) intervinieran d ire c ta m e n te en el proceso. Para re a f irm a re n p arte aquella separación los e s ta tu to s del ELN, p rom ulgados en 1996, estab lec ieron que «ningún m ilita n te del ELN se pu ed e p o s tu la r o p res ta rse p a ra c an d id a to a las co rp o rac io n es públicas» . 58 Lo que sí parece más claro es que la guerrilla asu m ía algunos de los costos financieros de la activ idad política.

La participación en la vida m unicipal llevó a que este g rupo insurgente y su s o rg an izac io n es sociales p ro fu n d iza ran en el conoc im ien to de las re a lid ad es locales, con el ob jeto de d iseñ a r p ro g ram as de gob ierno y políticas públicas atractivas para los elec to res .59 Los p lanes y program as d e d e sa rro llo su rg idos de tales indagac iones tuv ie ron la posib ilidad de even tua les aplicaciones, debido a los acuerdos y presiones de la guerrilla no só lo so b re los cand ida to s y los alca ldes electos, s ino tam b ién sobre parlam en tarios o diputados con intereses electorales en las zonas influen­c iad as p o r la guerrilla . Las p resiones, apa rte de que se cen tra ro n en la e jecu c ió n de ciertos p rogram as, tam bién lo h icieron en la d is tribución d e l p re su p u esto , las p lan tas de personal, las licitaciones, los con tra to s d e o b ra s públicas y de personal, el nom bram ien to de funcionario s y el m ane jo de las relaciones labora les . 60

O tro e lem en to que responde a la m ism a lógica g u errille ra de incidir en el o rden m unicipal es la veeduría arm ada que im puso sobre los p resu­puestos m unicipales. Esta se origina en el incum plim iento de los alcaldes d e sus com prom isos, en las d en u n c ia s po r corrupción o en la in tención d e h a c e r proselilisrno a lred ed o r de un problem a nac iona l sobre el que p a recen se r ineficientes los con tro les penales de la ju s tic ia e sta ta l. A lo largo d e la década del noven ta , el juzgam ien to de a lca ldes y m iem bros de la ad m in is trac ión local se convirtió en un fenóm eno de proselitism o a rm a d o p rac ticado por el ELN y tam bién por las PARC, sin que estas ú ltim as tengan inscrito este p rocedim iento dentro de una estra teg ia con las carac terísticas que se adv ierten para el prim ero.

El juzgam ien to de los alcaldes procesados por m alversación de fondos públicos term ina por lo general con una sentencia condenatoria, en la que se colocan penas principales y accesorias. Entre las prim eras se establece

58. ELN. Estatutos, deberes y derechos, artículo 15. n /d .59. ELN, Políticas y criterios.60. El Tiempo, 1993.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

la obligación de restitu ir sum as de dineros, a fin de darles una aplicación en obras o u tensilios de beneficio com un ita rio .61 Sobre este p articu lar el C om ando C entral señalaría, adem ás, que en los casos en que se «expropie d inero p rovenien te de la corrupción adm inistrativa» se debe reo rien ta r a la satisfacción de necesidades para el que estaba destinado orig inalm ente. O rd en ab a tam b ién que se «hicieran inform es públicos sobre las cuen tas de gastos e inversiones rea lizadas» .62

La pastoral armada

¿De dónde provienen y qué revelan las an teriores form as de m oviliza­ción política del ELN? La elección del ELN de constru ir el poder popu lar d esd e el m ism o proceso de la g u erra , si b ien p u ed e te n e r an tec ed en te s le janos en los clásicos del m arxism o y en las p rim eras revo luciones so ­cialistas, tiene com o fu n d am en to próxim o el proceso in su rg en te de El Salvador, cu ando el FMLN, an te la arrem etida del E stado y la im posibili­dad de d e fen d e r las o rgan izaciones bajo su influjo, decid ió leg itim arlas an te el poder estatal, lo que perm itió que continuaran con un acum ulado para la guerra . A ese proceso los salvadoreños lo d enom inaron poder de doble c a ra . 63

El o tro influjo percep tib le en las form as o rgan iza tivas del ELN es el legado d e los relig iosos y ca tequ istas cató licos que se v in cu la ro n a ese g ru p o a finales de los años sesen ta y en los se ten ta , y que a d e la n ta ro n tareas de concientización y organización popular con los postu lados de la teología de la liberación. Sobre la m agnitud del influjo religioso, uno de sus m ás im portan tes jefes históricos, el sacerdote M anuel Pérez, indicaba que en la p rim era e tap a del ELN se in teg ra ro n a la o rg an izac ión en tre « 1 0 y 1 2 sacerdotes y religiosas», que habían partic ipado en la form ación del g rupo sacerdo ta l conocido com o G olconda, fundado en 1968, com o resu ltado de las discusiones sobre la misión liberadora de la Iglesia y las relaciones en tre m arxism o y cristianism o. Por lo m enos hasta com ienzos de la década del noventa , varias decenas de curas, m onjas y ca tequ istas

61. M ario Aguilera Peña. «Guerra, insurgencia y prácticas judiciales». En: Violencia y estrategias colectivas en la región andina. Ed. por Gonzalo Sánchez y Eric Lair. Bogotá: IFEA, IEPRI y Norma, 2004.

62. ELN. Carta Militante n.° 27. 1996, pág. 47.63. ELN, El Militante Opina, pág. 85.

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Mario Aguilera Peña

seguían co laborando externam ente con esa gue rrilla .64 Uno de los rastros de d icha v inculación puede advertirse a co n tin u ac ió n .65

■ N om bre: Camilo Torres

• C om unidad : Sem inario D iocesano, B ogotá.• Ingreso: 1966• Retiro o m uerte ( + ): 1966 ( + )• C argo en la o rgan ización : C o m an d an te p o r no m b ram ien to

postum o.

■ N om bre: Dom ingo Laín

• C om unidad: Sem inario M isionero Los P adres Blancos, Bélgica.• Ingreso: 1969• Retiro o m uerte (+ ) : 1974 (+ )• C argo en la organización: Asesor de Fabio V ásquez.

■ N om bre: José A ntonio Jim énez

• C om unidad: ¿? (Español)• Ingreso: 1969■ Retiro o m uerte ( + ): 1970 (+ )• C argo en la organización: N inguno

■ N om bre: M anuel Pérez

• C om unidad: Sem inario H ispanoam ericano de M adrid.• Ingreso: 1969• Retiro o m uerte ( + ): 1998 (+ )• C argo en la o rgan ización : C o m an d an te d e l F ren te Cam ilo

Torres, m iem bro del COCE y de la D irección N acional.

■ N om bre: Carm elo Gracia

• C om unidad: Sacerdote Sem inario de T arazona , E spaña.• Ingreso: 1969• Retiro o m uerte ( + ): ¿?• C argo en la organización: N inguno

■ N om bre: Diego Uribe Escobar

• C om unidad: Sacerdote franciscano.

64. E ntrevista a M anuel Pérez en López Vigil, Camilo cam ina en Colombia, p.1g. 255.

65. A lgunos religiosos m ilitantes del ELN. Fuente: ELN. Si Futuro. Revis- l.i de C u ltu ra Política del Ejército de Liberación N acional, F rente de Guerra N(iioccidental, n.° 1. Julio-agosto de 1999, entrevistas varias.

VX'l

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

• Ingreso: 1977• R etiro o m uerte (+ ) : 1981 ( + )• C argo en la organización: M iem bro de la D irección N acional.

■ N om bre: B ernardo López Arroyave

• C om unidad : S acerdo te del S em inario de V ocaciones Tardías La Ceja.

• Ingreso: 1978• Retiro o m uerte (+ ) : ¿? (+ )• C argo en la organización: ¿?

■ N om bre: L aurentino Rueda

• C om unidad : Sacerdote franciscano.• Ingreso: ¿?• Retiro o m uerte (+ ) : Activo• C argo en la organización: ¿?

■ N om bre: Carlos B uitrago y Alirio Buitrago

• C om unidad : C atequistas• Ingreso: 1978• Retiro o m uerte ( + ): 1982 (+ )• C argo en la o rganización: Activistas

■ N om bre: V icente Mejía

• C om unidad: Sacerdote• Ingreso: ¿?• R etiro o m uerte (+ ) : ¿?• C argo en la organización: ¿?

■ N om bre: G abriel Borja

• C om unidad: Sem inarista• Ingreso: ¿?• Retiro o m uerte ( + ): 1991• C argo en la o rgan ización : D irigente del MIR que se fusionó

con el ELN.

El encuen tro del ELN con un sector del clero seguidor de las en señan ­zas del sacerdo te Camilo Torres es un rasgo que lo diferencia del resto de la in su rgencia co lom biana, con la que tiene en com ún el h a b e r recibido

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Mario Aguilera Peña

las trad ic io n es co n te s ta ta ria s libera les rad ica les .66 Lo que d is tingue al ELN, lo ap ro x im a a las guerrillas cen tro am erican as (El Salvador, Nica­rag u a y G u a tem a la ) de los años se ten ta , que c o n ta ro n con la labo r de re lig iosos ig u a lm en te adscrito s a la teo log ía de la liberac ión , quienes, con su s p a rticu la re s p rác ticas relig iosas fac ilita ron la p en e trac ió n de la g u e rr illa m arx is ta y les im prim ieron a los p rocesos revo luc ionario s un se n tid o de liberac ión social cristiano . Pero la p asto ra l revolucionaria en C o lom bia , a d iferencia de los p rocesos revo lucionarios com o el que describe Yvon Le Bot67 para G uatem ala, no se dirigió a com unidades indí­g en as con fuertes lazos com unitarios, sino a com unidades heterogéneas de c am p e sin o s , d e colonos o a m iem bros de co m u n id ad es barria les de p u eb lo s y c iudades in term edias.

La heren c ia relig iosa ha d e jad o p ro fundas m arcas en la m em oria h is tó r ic a del ELN: reconoce com o a un p ad re re fu n d a d o r al sacerdo te C am ilo T orres,68 elevado a co m an d an te guerrille ro com o h om enaje pos­tu m o ; adm ite que el trabajo de los religiosos influidos por la teología de la lib e rac ió n con tribuyó a su p e ra r la p ro funda crisis po r la q u e a trave­só e s t a g u errilla a finales de los años se ten ta ; hace que d u ra n te algún tie m p o la ag rupación guerrillera lleve el nom bre de U nión C am ilista del ELN, acog iendo la p ropuesta del ex sem inarista G abriel Borja; logra que o tro s a c e rd o te , M anuel Pérez, se conv ierta en un o de sus conducto res m ás v is ib les y que en su evocación parezcan flo tar con m ayor fuerza las c u a lid a d e s del sacerd o te o del san to cató lico que las de l com batien te g u e rr ille ro .

A sí, a la m uerte de M anuel Pérez un com unicado señaló: «Que la dig­n id a d , la honradez , la pureza y la convicción patrió tica y revolucionaria, que a c o m p a ñ a ro n po r siem pre en v ida a n u es tro co m an d a n te , estuvie­ron p re s e n te s en él h asta el ú ltim o suspiro». A d ic ionalm en te , en otro co m u n icad o se invocó la im agen de la orfandad en que quedaba el grupo in s u rg e n te al s eñ a la r que la «fam ilia elena» h ab ía p e rd id o al «viejo».w’ C om o en otras ocasiones, no fue extraño que an te la desaparición de una

6 6 . E n un reciente evento académico se realzaba al liberalismo radical c o m o

u n a d e las fuentes de inspiración del E L N y se desconoció que tal influjo es igual

m e n t e extensivo a toda la guerrilla colombiana. Véase Corporación Observatorio

para L a Paz, ed. Las verdaderas intenciones del ELN. Bogotá: Intermedio, 2001.6 7 . Y v o n Lebot. La guerra en tierras mayas: comunidad, violencia y modernidad

en G ua tem ala (1 9 7 0 -1 9 9 2 ). México, DF: FCE, 1995.6 8 . U n capítulo de la historia oficial del E L N se titula: «Los hijos de Camilo

s o m o s d e liberación o muerte», véase Hernández, Rojo y negro: aproximación a l<i h is to r ia del ELN, pág. 582.

6 9 . Véanse c o municados en ibíd., pág. 659; Francisco Galán y Felipe Torres,

Itagüí, 17 de abril de 1998.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

figura tan p restan te , afloraran las inquietudes que resa ltaban el vacío y la incertidum bre por el fu tu ro de la «familia elena»,70 un deta lle para nada nuevo en u n a guerrilla en la cual la figura del p ad re h ab ía o cu p ad o un papel m uy cen tra l en el ám bito de su im aginario .

El legado del c lero revo lucionario en el ELN se ad v ie r te del m ism o m odo en algunos e lem en tos que constituyen su id en tid ad , com o la fi­g u ra em b lem ática de C am ilo o los visos sacrificiales de su d iscurso (la consigna «ni un paso a trás , liberación o m uerte» , la m agnificación del esfuerzo, el rechazo a los privilegios, la ofrenda de la vida por los dem ás, la h erm an d ad revolucionaria, el igualitarism o de la vida co tid iana, etc.). A sim ism o, en los rasgos m oralistas que tienen varias de las no rm as de c o m p o rtam ien to de las o rgan izaciones co m un ita rias bajo su influjo; en las p rác ticas jud ic ia les d e sus guerrillas que in ten ta ro n g a n a r ad ep to s en las zonas rurales, que castigaban en tre o tras conductas la infidelidad m asculina o fem enina, y en que haya existido el espacio para que el sacer­do te M anuel P érez hub iera podido p lan tear en 1989 que la m onogam ia deb ía de convertirse en uno de los requisitos p ara llegar a la D irección N acional de esa o rg an izac ió n .'1

La m oral católica puede que explique igualm ente la negativa sistem á­tica del ELN a involucrarse en el negocio de la cocaína. El deslinde con el narcotráfico es una posición que no sólo se advierte en sus tres congresos, sino en eventos in ternos de m enor trascendencia, com o las reun iones de la dirección de los frentes de guerra o en las llam adas escudas de cuadros, es decir, no p arece se r una d e te rm inac ión d irig ida al consum o ex terno y p ara m e jo rar la im agen del g rupo guerrille ro fren te a la sociedad . En una posición extrem a, den tro del debate sobre el narcotráfico, define esta industria com o un «delito de lesa hum anidad»72 y lo aproxim a a aquellos que ha reconocido el derecho in ternacional y particu larm en te el Estatuto de R om a.73

70. U n comentario en este sentido lo hace Antonio Sanguino. «Utopía marxis­

ta y utopía cristiana». En: Las verdaderas intenciones del ELN. Ed. por Corporación Observatorio para La Paz. Bogotá: Intermedio, 2001, pág. 158.

71. Fernando Hernández. «La opción de los cristianos por la revolución». En:

Las verdaderas intenciones del ELN. Ed. por Corporación Observatorio para La Paz. Bogotá: Intermedio, 2001.

72. Citado por Carlos M e d i n a Gallego. «Aproximaciones a las ideas políticas

del ELN». En: Las verdaderas intenciones del ELN. Ed. por Corporación Observatorio para La Paz. Bogotá: Intermedio, 2001, pág. 156.

73. El Estatuto de R o m a señala once tipos de actos cometidos en tiempos

de paz o de guerra: asesinato; exterminio; deportación o traslado forzoso de la

población; encarcelamiento ilegal; violación; esclavitud sexual; embarazo; esteri­

lización forzosa; persecución de u n grupo o colectividad por motivos políticos,

raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género, etc.; desapari­

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C on esta in te rp re tac ión , ELN se pone del lad o de las posiciones que respa ldan el tra tam ien to jud ic ia l y punitivo al p rob lem a del narcotráfico y co incide con la posición de varios países a fec tad o s p o r este flagelo, de e lev a r ese delito a crim en co n tra la h u m an id ad . S im u ltán eam en te , d ifiere de o tro s grupos in su rgen tes co lom bianos, com o las PARC que con un sen tid o pragm ático y m enos p reo cu p ad o s en concep tuaciones, encu en tran en el narcotráfico un m edio para so s tener la guerra contra el Estado. En una posición con traria , pero sin referirse a su p lan team iento , el EPL creía que la perspectiva de declarar el narcotráfico com o un delito de lesa hum anidad no perseguía o tra cosa que «atacar desde o tro ángulo a los revolucionarios y sus organizaciones».74

El legado d e los religiosos cató licos se ad v ie r te tam b ién ta n to en la m etodo log ía de trabajo político com o en el d iseño o rgan izativo del ELN. S ostenem os que existen im p o rtan tes co incidencias en tre las fo rm as de trab a jo de las com unidades eclesiales d e base (CEB) y de los religio­sos in fluenciados por la teo logía de la liberac ión con las usadas en la construcción de poder popu lar ex tra instituc ional del ELN.

Com o se sabe , dichas com unidades fueron exp res ión de la corriente de los cristianos revolucionarios y de la teología d e la liberación, tenden ­cias que habían surgido como resultado de la lec tu ra la tinoam ericana que se hab ía hecho en la C onferencia E piscopal de M edellín (1968 ) y de los postu lados m odernizadores del Concilio Vaticano II (1962). En Colombia, este m ovim iento no tuvo la m agnitud que llegó a te n e r en El Salvador,75 d o n d e contó con sim patías en a ltas je ra rq u ías de la Iglesia e incluso fue m uy ab ierto el apoyo del clero y de las com unidades cristianas de base al m ov im ien to arm ado . En nu estro país parec ió p re d o m in a r la tendenc ia tradicional, no obstante, el efecto que había ten ido la m uerte del sacerdo­te Camilo Torres. Sin em bargo, para d ifundir las nuevas in terpretaciones del evangelio bastó la actividad de un pequeño sec to r de l clero liderado por el grupo Golconda. Este cuestionó la actitud conciliadora de la Iglesia con el o rden establecido, tom ó elem entos de la teo ría de la dependencia para p roponer cambios estructurales y revolucionarios, p lan teó el diálogo en tre cristianos y m arxistas y urgió por la necesidad de com prom eterse con las causas y los intereses de los sectores popu lares.

Los m arx istas cristianos le a tr ib u y ero n una d im en sió n po lítica a lo religioso, al p roponer la liberación social com o una obra evangelizadora y

ción forzada; crimen de apartheid, y otros actos i n h u m a n o s de carácter similar. Amnistía Internacional, Corte Penal Internacional (s/f.).

74. C o m i t é Ejecutivo Central. Posición ante los cultivos ilícitos y las drogas. Ed. por Ejército Popular de Liberación. 2001.

75. M aría del C a r m e n Legorreta Díaz. Religión, política y guerrilla en las cañadas de la selva Lacandona. México, DF: Cal y Arena, 1998.

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com o un com prom iso de los cristianos. El m edio evangelizador fueron las CEB, que se en tien d en com o una apelación al «pueblo de Dios, reun ido en g rupos d e qu ince o vein te fam ilias que b u scab an la tran sfo rm ación p e rso n a l y colectiva». Las claves de esa form a o rg an iza tiva se ap rec ian en tres aspectos:

En p rim e r lugar, en la n ueva m an e ra de in te rp re ta r los p recep to s relig iosos y en las nuevas m odalidades de re lac ión e n tre los creyen tes y en tre esto s y los religiosos. Al lado del en ten d im ien to lib e rad o r del E vangelio , se tra tab a de ab rir la Iglesia al pueb lo , a su m ien d o que esta no era exclusivam ente la institución ni el tem plo ni los objetos sagrados, sino que la Iglesia se convertía en parte de la vida cotid iana de los pobres y exp lo tados a través de diversas prácticas y experiencias. Asim ism o, se tra tab a de sustitu ir la relación jerárqu ica del sacerdote con sus fieles, por un a re lación m ás ho rizon ta l y ab ie rta de las iniciativas y de la reflexión religiosa, y se p re tend ía que la relación en tre los fíeles de las CEB se rigie­ra a partir de la herm andad , la fraternidad y el ejercicio de la dem ocracia in te rn a en su organ ización y en la tom a de decisiones.

En seg u n d o lugar, la educación p o p u la r ocupó u n lu g a r cen tra l en las CEB, con la o ferta de capacitación en tem as religiosos, p ero tam bién en p rob lem as políticos y sociales y asun to s prácticos de la v ida co tid ia ­na. En esa ac tiv idad tuvo especial inc idencia la m eto d o lo g ía de Paulo F reire, qu ien hab ía in troducido la idea d e su s titu ir la educac ión p a ra la «dom esticación» po r una educación dem ocrática y liberadora .

En tercer y últim o lugar, el distintivo de las CEB fue la organización y la m ovilización para so lucionar p rob lem as inm edia tos de las co m un ida­des; pero tam b ién la p re tensión de estab lecer p uen tes de com unicación con organizaciones populares de am plia cobertura. La solución de proble­m as de la com un idad (sa lud , recreación , com unicación , e tc .) im plicaba p rom over form as de prop iedad com un ita ria locales, tie rra s, tiendas, g a­n ad ería , fondos m u tuario s, b ib lio tecas etc., con los ob jetivos de fo rm ar com unidad , segu ir la experiencia de los prim eros cristianos y seña la r los d e rro te ro s de una nueva organ ización social.76

No p re ten d em o s p lan tea r que todas las CEB fueron co op tadas p o r el ELN, pero e s tá c laro que a lgunas de ellas o rig in aro n fren tes gu errille ­ros com o se reconoce, p o r e jem plo , en el caso del F ren te C arlos Alirio B uitrago, que surge en el M agdalena M edio an tioqueño tras la actividad rea lizad a en la zona p o r el sacerdo te B ernardo López A rroyave, qu ien

76. Paulo Ereire. Educación como práctica de libertad . Bogotá: Ediciones d e Convergencia, 1965, para ampliar el t e m a se p u e d e revisar la publicación

Solidaridad, Bogotá, n ú m e r o s 20, 37, 50, 5 8 y 59; así c o m o noviembre de 1980, agosto de 1982, noviembre de 1983, septiembre de 1 9 8 4 y octubre de 1984.

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hacia 1978 c reó g rupos au to g estio n ario s coopera tivos p a ra soluciona» problem as de salud , educación, recreación y vida fam iliar y com unitaria E ntre los que se v incu lan al g rupo pastoral fo rm ado po r el sacerdo te sr hallaban los herm anos Carlos y Alirio Buitrago, catequistas y líderes cam pesinos, qu ienes m ueren en una m asacre jun to con o tras tres personas rn el sitio de S an ta Rita, en 1982. Esta m asacre desp ierta el repudio general del cam pesinado de la región y causa el nacim iento del frente guerrillem que ab re fuegos el 8 de m ayo de 1988 con la tom a de la población ilc Argelia.

En síntesis, el ELN no solam ente hereda algunas de las organizacionr. c readas por los religiosos católicos, sino que varias de sus m etodolog ía’, se rán u sad as en las form as ex tra in stitu c io n a les del p o d e r popu lar; nos referim os a la apelación al pueblo (o a la com unidad), a la prom oción (Ir una dem ocracia participativa d irecta y al desarro llo de form as económicas co m u n ita r ia s que p re ten d en se r el germ en d e u n a nueva sociedad . Sin em b arg o , la inc idencia relig iosa no p ara aqu í. Esta m etodo log ía de trab a jo se co rre sp o n d e con el d iseño o rgan iza tivo del ELN, pues su» fren tes de g u erra buscan a rticu la r trabajos políticos y organizaciones sociales ligadas a iden tidades locales y regionales. Pues bien, uno de los artífices del d iseñ o de los fren tes de guerra , con las ca rac terísticas en o tro lugar ano tadas, fue precisam ente el sacerdote Diego Cristóbal Urilic, quien para com pag inar la política y la estru c tu ra de la o rganización con las rea lidades regionales había p ropuesto , en 1981, un poco an tes de su m uerte , la creación de esa form as organizativas, idea que sería retomad.i en el congreso de 1989 .77

A dic ionalm en te , la m etodo log ía de co n stru ir p o d e r popular, con la» nociones y cargas históricas señaladas, tiene tam bién eco en la propuestii d e este g rupo g u errille ro de rea liza r una C onvención N acional corno posib ilidad de negociación a m ed iano p lazo. La convención p lan tea un diálogo con la nación, al c rear com o tercer in terlocu tor a la sociedad civil rep resen tada en las «organizaciones sociales, las organizaciones políticas, los grem ios, la Iglesia, los intelectuales, la izquierda, los dem ócratas y los patrio tas» . Se tra ta ría de un diálogo «sin in term ediación de n ingún tipo- para exam inar las salidas y sugerir los instrum entos con los cuales superai la crisis del país. Sin d u d a , lo que ap arece de nuevo es el raciocin io o el ideal po lítico según el cual la dem ocracia sólo su rge allí do n d e se in terpela d irec tam en te al pueblo o a la sociedad.

El influjo de los c ristianos revo lucionarios en el ELN no ha estado exen to de ten s io n es y de conflictos. La p rincipal oposición co n tra las concepciones m arx istas-cristianas y su incidencia d en tro de la o rg an iza ­

77. F.I.N, Frente de Guerra Nororiental: una política de poder popular.

H 2 H

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

ción provino paradójicam ente del Frente Domingo Laín, bau tizado así en hom enaje al sacerdo te español. El pun to m ás álgido del en fren tam ien to se en cu en tra a lred ed o r del II C ongreso, realizado en 1989.

P revio al even to , este fren te asesinó al obispo de A rauca, Je sú s Ar­m ando Ja ram illo , a rg u m en tan d o que hab ía incurrido en «delitos con tra la revolución» (relación personal con el in ten d en te militar, defensa de la presencia de m ultinacionales petroleras en Arauca, m anifestación pública de pesar por la m uerte de m ilitares, silencio frente a la m uerte de cam pe­sinos y aprovecham ien to en beneficio personal de d ineros aportados por las com pañ ías p e tro le ra s ).78 O tra versión co m plem en taria ind icaba que se tra tab a p res io n a r al C ongreso guerrille ro po r la p resencia de M anuel P érez en la D irección N acional y po r todo lo que re p re sen tab a com o p o rtad o r del cristianism o revolucionario.

El Congreso respondió con una resolución de censura y una am onesta­ción al F rente Dom ingo Laín, al considerar que tal hecho era un a ten tado contra el prestigio de la organización y porque se hab ían violado norm as in te rn a s del g rupo , que o rd en ab an que acciones d e ese tipo d eb ían ser co n su ltad as al m áxim o organ ism o nacional. La situación no p aró allí, seg u id am en te el F ren te h izo un públicas las razones de su m a lesta r con la D irección N acional, lanzando las siguientes acusaciones:

1. la desv iación del proyecto revolucionario m arx ista p ara caer en el «reform ism o, el populism o y la socialdem ocracia»;

2 . un én fasis en el p lan team ien to m arx ista-cristiano , co n co rd an te con la «concepción de la Perestroika» y en «favor del pacifism o, el hum anism o religioso y la convivencia de clases»;

3. u n a fuerte ten d en c ia a m o s tra r que el c ristian ism o es «parte es­tru c tu ra l de la concepción ideopolítica d e la o rgan ización» y que se m an ifiesta en la adopción de las p a lab ras unión camilistci «al nom bre de la organización», publicaciones sobre el pensam iento de Camilo, el uso de la consigna «gloria eterna» para hom enajear a los guerrilleros m uertos, «el uso del sím bolo religioso com o ju ram en to eleno , etc.»;

4. la en tro n izac ió n del «hum anism o cristiano», rep re se n ta d o en la adm isión de la idea de hum anizar la guerra, lo cual ten ía el efecto de «d ism inu ir la be ligerancia de la o rgan ización y su posición de clase fren te al enem igo».79

Las o tras quejas del Frente Domingo Laín registraban los cam bios que se e s tab an o p e ra n d o en el ELN a lred ed o r del II C ongreso - s o b r e ellos

78. EI.N. Insurrección n.° 71. N o v i e m b r e de 1989, pág. 4.

79. ELN, «Por u n a láctica para Arauca», pág. 7.

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hem os hech o re fe renc ias en o tro lu g a r - . El tiem po le d aría la razón al m en c io n ad o F rente, en c u a n to el g rupo se e stab a es tan can d o m ilita r­m en te y se e stab a co n v irtien d o en una «especie d e p a rtid o legal». La con trad icc ión te rm in a ría a finales de 1990, con la acep tac ión por dicho a p a ra to a rm a d o de las conclu siones del II C ongreso y con el reconoci­m ien to de las pa rte s d e la ex is tencia de una p lu ra lid ad po lítica que no rom pía con la un idad de la o rgan ización .80

¿Contribuyen las armas a la política?

¿Q ué retos en fren ta esa guerrilla en su actividad política? ¿Cuáles son los lím ites de estos ejercicios políticos apoyados en la fuerza guerrillera? El proceso de adopción de la estrateg ia de poder popu lar de doble cara por el ELN m ostraría varios flancos débiles, algunos de ellos para nada ajenos a la d iscusión in te rn a de esa o rgan izac ión . En u n ap re ta d o esquem a podem os señ a la r algunos de ellos:

1. Los procesos de construcción de p o d e r p o p u la r q u e d a ro n ap risio ­nados en tre dos vertien tes del p en sam ien to m arx ista que asum en de m an e ra d is tin ta la re lación en tre la gue rrilla (o v an g u a rd ia ) y las bases sociales: la p rim era , au n q u e m in o rita ria , co n tin ú a en la lógica de la superio ridad de lo m ilita r y se resiste en la p ráctica política a a b a n d o n a r su verticalism o con las o rgan izac iones socia­les. La segunda, apoyada en las enseñanzas h istóricas d e la misma o rganización y en el exam en de la crisis de los m odelos m arxistas, concibe a los m ov im ien tos sociales y co m u n id ad es com o actores políticos au tónom os. Por la existencia de ta les ten d en c ias , lo más p robab le es que se haya g en erad o una m ix tu ra de organ izaciones au tó n o m as e instrum en ta lizadas, de o rgan izaciones en red ad as en ­tre el lengua je guerrille ro y el in s tituc iona l (el d e la dem ocracia local a partir de 1991) y de organizaciones populares con influencia de esa guerrilla y con incidencia d en tro de los p o d eres locales al cop artic ip a r en la elección de a lca ldes y concejales, o d e fren tes guerrilleros sin poder popular, pero con alca ldes y concejales para in s tm m en ta liz a r partidas y redes c lien te lares ap rovechab les para configurar bases sociales.

2. La participación del ELN en las form as políticas in stituciones cuen­tan con el riesgo de caer en los vicios de los partidos trad icionales (d ien te lism o , corrupción y bu rocracia). Esa posib ilidad fue adver­

80. Confróntese El M ilitante Opina, n ú m e r o s 1, 2 y 18 (abril de 1989, enero de 1991 y octubre 1990); así c o m o Carta de El M ilitante O pina, n.° 15.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

tid a ta n to p o r el F ren te D om ingo Laín81 com o p o r A ndrés P eñate , qu ien a com ienzos de los años noven ta sen ten c iab a que, en A rau­ca, el ELN estab a co nstitu ido por apoyos v e red a le s consegu idos m ed ian te una com binación de violencia y c lien telism o.82

3. Los p o d eres políticos (ex tra in stituc iona les e in s tituc iona les) del ELN, al igual que los constru idos p o r p aram ilita res , no significan n ece sa riam en te que en las zonas bajo su influjo h ay a u n acuerdo so b re el p royecto político o la idea de soc iedad . Tales form as p u ed en e s ta r refle jando o tras ac titu d es y p en sam ien to s , com o el tem o r a las arm as, el sen tido de superv ivencia , el rechazo a la desig u a ld ad social, la presencia lim itada del E stado, etc. De igual fo rm a, hay que reco n o cer que esas construcciones de poder, así no nazcan de las arm as, son b as tan te frágiles y q u ed an expuestas a la acción d estruc tiva de los g rupos co n tra in su rg en tes . Incluso, ind iv iduos o co m un idades en m edio de la g u e rra p o d rían llegar a in s tru m en ta liz a r a los propios ac to res arm ad o s y lleg ar a cam biar las adhesiones, según los b ienes sociales que ofrezcan.

4. La estra teg ia y la estructura del ELN ha hecho que sea una m ixtura en tre guerrilla y m ovim iento político. Como guerrilla es un aparato poco com bativo y no muy preparado para grandes operaciones m ili­tares y como m ovim iento político no puede ejercer ni el gobierno ni la oposición .83 Como m ovim iento político deja expuestas sus bases sociales (o rganizaciones ex tra instituc ionales o sim patizan tes) a la acción de los g rupos co n tra in su rg en tes o a la rep res ió n ju d ic ia l del E stado (de tenc iones m asivas, c rim inalización p o r p a rte de las o rgan izaciones no gubernam en ta les).Esa situación puede generar dos efectos: por un lado, el desencanto de aquellos que esperaban que el apara to arm ado del ELN pud iera defender sus antiguos territorios, cuestión m ás b ien excepcional en los ú ltim os años y, po r el o tro , el crec im ien to de la guerrilla po r la rep resión m ilita r o la violación de los derechos h um anos , com o parecen ind icarlo las propias cifras oficiales, que revelan un ligero in c rem en to de sus cuadrillas y com batien tes en la m ed ida en que se intensificó el asedio con tra insu rgen te .

81. ELN, «Por u n a táctica para Arauca».

82. Andrés Peñate. «El sendero estratégico del ELN: del idealismo guevarista

al clientelismo armado». En: Reconocer la guerra para constru ir la p a z. Ed. por M a l c o l m Deas y María Victoria Llórente. Bogotá: Uniandes, Cerec y Nor m a , 1999.

83. Sanguino, «Utopía mnrxista y utopía cristiana».

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Mario Aguilera Peña

A manera de conclusión

Luego del an te r io r exam en , que evidenció la re lación en tre el det..i rro llo de la e s tra te g ia de g u erra popu lar p ro lo n g ad a y la construcción de p oder popular, concluim os que la apertura hacia la política condujo o que el ELN d isp e rsa ra las energ ías y los recursos de la o rgan ización rn d e tr im en to de lo m ilitar. Si b ien el ELN recoge los fru tos de su nuev<i acción política entre 1986 y 1993, período en el cual se registra el mayoi crecim iento histórico de la organización y que se hace sen tir en el diseílo político-m ilitar de los frentes de guerra, esa guerrilla sufre a continuación un es tan cam ien to po r la persistencia de la riva lidad en tre lo político y lo m ilitar, p o r sus d ificu ltades para tram itar el crecim ien to de la orgnnl zación , p o r el conservadu rism o de su expansión (que sigue gravitando sobre sus zonas h is tó ricas), p o r su resistencia a derivar p rovecho de lo:, cultivos ilícitos, po r el d esarro llo de condiciones adversas p ara ampliiu su base social (reflujo de los m ovim ientos sociales, crisis del socialismo, declive de la izqu ierda e im pacto de la C onstitución de 1991) y por el cam bio de las condiciones de la guerra (avance del param ilita rism o y a u m en to de la capacidad ofensiva de la fuerza pública).

Esa faceta política del ELN se ha convertido en un soporte im pórtam e de reconocim ien to y de negociación frente al Estado. B asándose en que co n tro la zonas d o n d e el Estado no ha hecho presencia o ha sido d esa lo jad o y a que h a constru ido un poder de doble cara, hac ia 1998 había surgido como propuesta de negociación del ELN el establecim iento de u n a con federación que legalizara el con tro l que ejerce sus zonas, «m anteniendo la unidad nacional y territorial den tro de un solo Estado»."'1

Sin duda la situación ha variado en los últim os cinco años; el param i­litarism o ha pene trado en los espacios controlados po r el ELN, cortando sus co rredo res estra tég icos; la fuerza pública h a d esm an te lad o algunas de sus redes, y los recursos provenientes del secuestro y de la extorsión h an d ism inu ido . A ello se ag rega que las m ed idas de o rd en público d ictadas con ocasión del D ecreto de Conmoción In terio r 1.837 (de agosto de 2 0 0 2 ), que ten ían en tre sus argum entos c o n tra rre s ta r la am enaza «a los legítim os represen tan tes de la democracia regional», se han dirigido a desverteb rar los posibles vínculos de la guerrilla con la población civil en zonas con tro ladas po r las organizaciones arm adas.

Frente al cerco m ilitar de los paramilitares y la fuerza pública y frente a la asfixia judicial sobre sus zonas de influencia, el ELN se ha replegado m ilita rm en te , ha recibido el apoyo de las FARC en algunas regiones y es

84. Entrevista con Nicolás Rodríguez en Actualidad Elena, 1998, y El Nuevo Siglo, 1998.

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Ejército de Liberación Nacional: en tre las armas.

posible que este echando m ano de recursos provenientes del narcotráfico. Su d eb ilidad es re la tiva , p rim ero porque su p o d e r in su rg en te no lo ha construido sobre la base del control y defensa territorial, com o puede ser el caso de las PARC. Su poder, si bien tiene referentes territoriales, parece reposar en influjos políticos locales o regionales po r «fuera o por d en tro de la institucionalidad» . En segundo lugar, porque h asta el m om ento no existen indicios que dem uestren la descoordinación de sus m andos, altas deserciones o una división pro funda sim ilar a la que hab ía m o strado en años an terio res el EPL un poco antes de llegar a acuerdos con el gobierno.

Posib lem en te , lo que está po r ponerse a p ru eb a es si su po tencia l político, rep re sen tad o en casi ve in te años de construcc ión de p oder popu lar de doble cara , le puede perm itir so rtear la ac tua l crisis. En caso de que sea así, ten d rá que rep en sa r si con tinúa ap o stán d o le a la visión le jana de la guerra p o pu lar p ro longada o si con ese acu m u lad o político se decide por la negociación y la inserción a la v ida civil.

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Capítulo 11Exilio e internacionalismo en la militancia comunista de los setenta. Su aporte a la construcción de la política militar del Partido Comunista de Chile

Claudio Pérez Silva

P ara e n te n d e r el d e sa rro llo d e la p o lítica m ili ta r d e l P a rtid o C o m u n is ta d e C hile (P C C h), te n e m o s la ob lig ac ió n d e re m itirn o s al p ro fu n d o p ro ceso d e d is c u s ió n q u e v iv ió d ic h o p a r t id o d e s p u é s d e la d e r r o ta p o lí tic a y m ili ta r d e la U n id ad P o p u la r y su e s tra te g ia d e vía pac ífica a l socia lism o .

Al re s p e c to , p o d e m o s s e ñ a la r q u e el p ro c e s o d e re v is ió n p o lí tic a - te ó r ic o , d e c r í t ic a y a u to c r í t ic a d e s a r ro l la d o p o r e l c o n ju n to d e la m i­l i ta n c ia , p r in c ip a lm e n te p o r lo s c u a d ro s d ir ig e n te s d e los p a r t id o s d e iz q u ie rd a p a ra d a r c u e n ta d e las ra z o n e s q u e llev a ro n al g o lp e d e E stad o , la d e r r o ta d e la U n id ad P o p u la r (U P) y el c a rá c te r d e la d ic ta d u ra q u e se in s ta la b a , p ro v o c a ro n n u m e ro s o s y p ro fu n d o s d e b a te s q u e te r m in a ro n te n s io n a n d o y re c o n f ig u ra n d o al c o n ju n to d e las o rg a n iz a c io n e s p o lític a s d e la iz q u ie rd a c h i l e n a .1 Lo a n te r io r , se tr a d u jo e n s ig n if ic a tiv a s c o n tr o ­v e rs ia s , in te rp re ta c io n e s y rev is iones p o líticas o rg á n ic a s y p e rso n a le s , q u e

1. Cristimi Moyano. El MAPU du ran te la d ic tadu ra: saberes y p rác tica s po líticas p a ra una m ic ro liis to r ia de la renovación socialista en Chile, 1 9 7 3 -1 9 8 9 . Santiago do Chile; U niversidad Alberto H urtado, 2010; Jo rge Arroto y E duardo Rojas. M e m o ria de la izq u ierd a ch ilen a . Vol. 2. Santiago de Chile: Jav ier Vcrgnrn Editor, 2003; Igor Goicovic Donoso. «Teoría de la violencia y estra teg ia de poder en el M ovim iento de Izquierda Revolucionaria, 1967-1986». En: P a lim p sesto , n.° 1: Santiago de Chile (2003). URL: h ttp ://w w w .p a lin ip 3 o s to .u 5 a c h .c l; Julio Pinto Vallejos. «¿Y la historia les dio la razón? El MIR en dictadura, 1973-1981». En: Su

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trajeron como resultado, substanciales transformaciones graficadns poste­riormente en el repianteainíento de las concepciones política-ideológicas, los objetivos y estrategias políticas, el rediseño orgánico de estas colec­tividades y más profundamente en las características y sentido de la militancia política.2

El golpe militar y la reformulación de la política por otros medios en el PCCh

En el caso del PCCh, las investigaciones referidas a su historia re­ciente. sostienen que la intensidad e impacto de la derrota política y militar sufrida por la Unidad Popular; la crítica externa emanada por el movimiento comunista internacional; la autocrítica pos golpe militar levantada por la propia militancia comunista; la experiencia política de clandestinidad vivida en Chile por la militancia los primeros años de la dictadura; además del alargue e institucionalízación de la dictadura; la irt

revolución contra nuestra rcvohició/t Izquierdas y derechas en c¡ C/tile de Pinochct (1973 1981). Ed. por Verónica Valdivia. Rolando Álvarcz y Julio Pinto Vallejos. Santiago de Chile: LOM Ediciones. 2006, Rolando Álvarcz. Pcsde las sombras. Una histona de fa clandestinidad comunista (1973-1980). Santiago d« Chile: LOM Ediciunes, 2003.

2. Para una revisión detallada de estas problemáticas véase: Segovia Alfredo Riquelme. Un rojo atardecer Et comunismo chileno entre dictadura y democracia. Santiago de Chile: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2009; Augusto Samaniego. «Lo militar en la política: lecturas sobre el cambio estratégico en el PC. Chile. 1973-J 983 (relato e interpretación del origen de la política de rebelión popular de masas y la idea de Sublevación Nacional contra la dictadura)». En: Palimpsesto: (2002). URL: http://«mm. palinpsesto. usach.cl; Pinto Viillcjos, «¿Y ta historia les dio la razón7 El MlRen dictadura, 1973-1981»; Gokovic Donoso, «Teoría de la violencia y estrategia de poder en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, 1967-1986»; Arrate y Rojas, Memoria de la izquierda chilena; Viviana Bravo Vargas ¡Con la rosón y la fuerza, venceremos! La rebelión popular y la Subjetividad Comunista en tos ochenta. Santiago de Chile: Aríadna Ediciones, 2010; Cristina Moyano. «Diálogos entre el exilio y el interior. Reflexiones en tomo a la circulación de ideas en el proceso de renovación socialista, 1973-1990». En: Revista Izquierda: Santiago de Chile (2011). u»U http://w««»». izquierdas el; Álvarez. Desde tas sombras. Una historia de la clandestinidad comunista (1973- 1980); Rolando Álvarez. «¿La noche del exilio? Los orígenes de la rebelión popular en el Partido Comunista de Chile». En: Su revolución contra nuestra revolución. Izquierdas y derechas en el Chile de Pinochet (1973-1981). Ed. por Verónica Valdivia, Rolando Álvarez y Julio Pinto Vallejos. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2006; y Rolando Álvarez. Arriba los pobres el mundo. Cultura e identidad política del Partido Comunista de Chite entre democracia y dictadura. 1965 1990. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2011.

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Exilio e internacionalismo en la militancia comunista de los setenta.

fluencia y significados de los procesos revolucionarios en Centro América, particularmente la triunfante Revolución ¿andinista; y la imposibilidad de materializar uti Frente Antifascista con la inclusión de la Democracia Cristiana, generaron un amplio y áspero debate al interior del partido. En esc escenario y dinámica partidaria interna, se puso en cuestión la lectura política que apostaba por el agotamiento y fin de la dictadura a partir de la presión internacional y det amplio rechazo de alianzas internas.

Los elementos señalados más amba. son a nuestro parecer, los pun­tos centrales que explican las principales tensiones o discusiones que se desarrollaron al interior del PCCh durante la década del setenta y que pcrmttieron a la postre importantes cambios políticos orientados a posi­ciones insurrecciona listas. Lo anterior, se vio reflejado posteriormente en dos grandes iniciativas políticas que trastocaron no solamente la historia del PCCh, sino también la historia política de nuestro país. Nos referimos al surgimiento de la política de rebelión popular de masas y la decisión de crear por primera vez en la historia del Partido Comunista de Chile, una fuerza militar propia: el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.3

3. Para una completa y detallada revisión de estas reflexiones véase los trabajos citados de Luis Rojas Núftez y Rolando Álvarez. De la rebelión popular a la suble\xición imaginada Antecedentes de la fusiona política y militar del Partido Comunista de Chile y del FPMR, J973-1990. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2011; Hernán Vidal FPMH. El tabú del conflicto armado en Chile. Santiago de ChUc: Mosquito Editores, 1995; Luís Córvala rv «Las tensiones entre la teoría y la práctica en el Partido Comunista en lo* aftas sesenta y setenta». En: Por un rojo amanecer; hacia una historia de los comunistas chilenos. Comp por Manuel Layóla y Jorge Rojas. Santiago de Chile: Valus, 2000; José Rodríguez Elizondo. Crisis y renovnnó*! de tas izquierdas. Buenos Aires: Planeta, 1995; Francisco Herreros. Del gobierno del pueblo a la rebelión popular. Historia del Partido Comunista 1970 1990. Santiago de Chile: Siglo XXI, 2003; Samaniego, «Lo militar en la política: lecturas sobre el cambio estratégico en el PC Chile. 1973-1983 (relato c interpretación del origen de la política de rebelión popular de masas y la idea de Sublevación Nacional contra la dictadura)»; Viviana Bravo Vargas. «El tiempo de los audaces: la política de rebelión popular de masas y el debate que sacudió al Partido Comunista». En: Fragmentos de una histona. El Partido Comunista de Chile en el siglo XX. Democratización, clandestinidad, rebelión (1912- 1994). Santiago de Chile: Ediciones 1CAL, 2008; Bravo Vargas, iCon la razón y la fuerza, venceremos! La rebellón popular y la Subjetividad Comunista en los ochenta; Patricio García y Hernán Venegas. «Continuidades y rupturas en la estrategia del Partido Comunista de Chile. 1973-1986». En- Palimpsesto: (2002). URL: http:

. palim psesto usaeh . el; Riquclme, Un rojo atardecer. El comunismo chileno entre dictadura y democracia; José Rodríguez Elizondo «Trayectoria deJ Partido Comunista de Chile. De la crisis de la Unidad Popular a la política de

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La gran mayoría de los estudios relativos al PCCh, si bien logran describir y caracterizar históricamente el proceso de cambios políticos y orgánicos suírklos por este durante los primeros años de la dictadura, no logran identificar, integrar y dar cuenta de un elemento clave dentro de la nueva configuración política del PCCh. Nos referimos al proceso de reflexión, diseño, construcción, materialización y desarrollo posterior de su política militar. Es decir, la línea partidaria que dio sentido político y reprodujo los objetivos del PCCh en el ámbito de -lo militar» como medio o herramienta política para enfrentar a la dictadura.

Creemos que la comprensión de este proceso es fundamental para explicar la evolución, dinámica y los ritmos de la PRPM llevada adelante por el PCCh durante los años más álgidos de la lucha en contra de la dictadura, como también, el surgimiento y desarrollo de sus principales líneas de trabajo en relación a la política militar, como lo fueron, la cons­trucción de su fuerza militar propia, es decir el Frente Patriótico Manuel Rodríguez; el trabajo militar de masas, por último, el trabajo hacia las fuerzas armadas chilenas. De igual forma, creemos que el desarrolla de estos aspectos por parte del PCCh, es de una enorme importancia a la hora de dar cuenta de los ritmos, características, intensidad y evolución del conflicto social, político y armado desencadenado en contra de la dictadura.

Respecto de lo anterior, consideramos, existen tres procesos de una enorme importancia política que permiten dimensionar y comprender las dinámicas y caminos por los cuales transitó el PCCh para llegar a las apuestas señaladas antes. Uno de ellos, es el iniciado en tomo a las discusiones del -Pleno de 1977". En aquel evento político y en relación a las causas y factores que se conjugaron en la derrota de la Unidad Popular, Luis Corvalán, secretario general del partido, a través de su informe al pleno reconoce (no sin importantes discusiones y rechazos), la carencia histórica dentro del partido de una visión y una política en el terreno de lo militar. Según Corvalán, a pesar de que existían militantes que sabían manejar distintos tipos de armas y que tenían conocimientos referidos a táctica y estrategia militar y de diversas formas de lucha callejera, esto no fue suficiente para defender las conquistas obtenidas por el pueblo chileno en los últimos años. Indicaba además en su análisis, que era «evidente que no nos habíamos preparado adecuadamente para la defensa del Gobierno Popular en cualquier terreno. No sólo teníamos el vado histórico de la falta de una política militar, sino que el tratamiento

rebelión popular de masas». En: Revista UNtVERSUM, vol. 2, n.° 24: Talca (2009). págs. 262-293.

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Exilio c internacionalismo en la militancia comunista de lo* setenta-.

del problema no lo enfocábamos desde el punto de vista de tarca de todo el Partido y por canto de dominio de sus organismos y cuadros**.4

Consideramos que este proceso de discusión formal abierto al interior del PCCh a partir del pleno de 1977, condensa y refleja en relación al tema militar o al denominado «vacío histórico», las previas y tempranas criticas desarrolladas por el Movimiento Comunista Internacional a partir del mismo golpe de Estado. En to fundamental, las planteadas públicamente por importantes pcrsoncros del Partido Comunista de la Unión Soviética, en relación a la falta de desarrollo de una política militar que jugara un papel más decisivo en la dinámica de la lucha de clases y en el desenlace de la Unidad Popular.5 De igual forma, contiene las tempranas reflexiones realizadas por militantes comunistas chilenos en distintas partes del exilio, principalmente un grupo de militantes instalados en la República Democrática Alemana, quienes junto a miembros del Partido Socialista Unificado Alemán, fueron parte de los grupos de trabajo creados por sugerencia del partido alemán con la tarea de indagar académicamente en los orígenes de la derrota de la Unidad Popular; la temática de las fuerzas armadas y la cuestión militar.6

A nuestro juicio, el proceso político que se inicia a partir de la tesis del vacío histórico en 1977, es un proceso bisagra. Da cuenta de un tiempo y una experiencia histórica marcada por la evaluación política en tomo a la derrota de la Unidad Popular y los efectos del golpe de Estado. Es en esc sentido donde se asigna importancia al tema militar dentro de la política. Por otra parte, la definición del «vacio histórico» da inirio a un amplio proceso de revisión política y debate que permite reflexionar en torno a la forma de cómo resolver ese -vacío histórico». Dando paso de

4. Luis Corvalán. informe al Pleno del Comité Central de agosto de 1977. La revoUraiín chilena, la dictadura fascista y la ludia por derribaría y crear una nueva democracia. Santiago de Chile: Ediciones Coio-Colo, 1978, pág. 30-

5. Para una profundización de esta temática véase los trabajos citados de Viviana Bravo.

6. Una completa caracterización y desarrollo de esta temática la podemos encontrar en: Álvarez. «¿La noche del exilio? Los orígenes de la rebelión popular en el Partido Comunista de Chile»; Álvarez, Arriba lew pobres el mundo. Cultura e identidad política d d Partido Comunista de Chile entre democracia y dictadura. J 965-1990; Bravo Vargas, ¡Con la razón y 1a fuerza, venceremos! La rebelión popular y la Subjetividad Comunista en los ochenta; Viviana Bravo Vargas. «Moscú- La Habana-Berlin: Los caminos de la Rebelión. El caso del Partido Comunista de Chile. 1973-1986». En: Et co¡nunismo: otras miradas desde América Latina. Comp. por Elvira Concheiro, Massimo Modonesí y Horacio Crespo. México, DF: UNAM, 2007; Rojas Nüñez y Álvarez. De ¡a rebelión popular a la sublevación imaginada. Antecedentes de la historia política y militar del Partido Comunista de Chile y del FPMK. 1973■1990.

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C la u d io P iíílv : S ilv a

esta manera, a un denominado «vacío teórico» en torno at tema militar y su relación con la política a partir de los desafíos urgentes Abiertos por la instalación de la dictadura y la forma en cómo derribarla- De ahí que consideremos funda mental, comprender los procesos y las dtaámicas partidarias que vivió la militancia comunista en Chile y en el exterior para arribar en 1980 a la política de rebelión popular de masas y ni desarrollo de una política militar en función de dicha apuesta.

Sin embargo, antes de desarrollarse el pleno de 1977 y de llegar formalmente a la tesis del «vacío histórico» vinculado al tema militar, un imponan te contingente de jóvenes comunistas, desde abril de 1975 se educaba en las escuelas militares cubanas y pasaban a formar pane de las Fuerzas Armadas R e v o lu c io n a r ia s de Cuba. A nuestro juicio, el inicio de este segundo proceso, sumado a la posterior experiencia ¡nternacionalista triunfante de la Revolución sandinisia por pare de estos militantes comu­nistas. jugó un importante papel en la discusión y elaboración reórica de la política militar del PCCh. En este sentido, incidieron en el contenido y las reflexiones sobre el carácter de las fuerzas armadas chilenas, la construcción y desarrollo de la fuerza militar propia (posteriormente FPMR), el diseño de las estructuras militares* las características del traba­jo militar de masas y el trabajo hacia las fuerzas armadas, como también, en las dinámicas del conflicto político y el enfrentamiento armado a la dictadura.

El tercer proceso tiene relación con el aprendizaje y la experiencia de Lucha Llevada adelante por un contingente de militantes comunistas en Chile desde fines do tos setenta, quienes a pesar de las iniciales ambivalencias e indefiniciones de La política de rebelión popular respecto al tema de la violencia y lo militar, ya venían desarrollando pequeñas acciones que intentaban desafiar a la dictadura. Estas acciones serán conocidas en términos partidarios como las -acciones audaces-* y dan cuenta de Las discusiones y transformaciones que vive tanto la política y la propia militancia comunista respecto de las formas en cómo terminar con la dictadura, la «articulación del movimiento popular y las primeras manifestaciones de rechato al régimen a comienzo de los ochenta.7

Será justamente al calor de los procesos señalados más arriba, donde el PCCh arrimará a precisiones políticas y tácticas más claras respecto de su nueva apuesta pira echar abajo la dictadura, la cual contemplaba entre otras cosas, la utiliaación de la violencia y la incorporación del componente armado como un elemento integrante más de la acción política.

7. Al respecto los trabajos citados de Viviano Bravo y Luis Rejas.

IMQ

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E xilio c ÍTitcnW Cjonallam u e n la m ilita itc ia c o m u n is ta d e lo* s e t e n t a , .

Lo anterior, lo podemos identificar a partir de las reflexiones y apues­tas políticas que, públicamente diera a conocer el PCCh en tomo al tema militar a través de su principal revista teórica• política, la revista fVirtctpioí En ella señala, a inicios de ] 962, que el proceso de desarrollo de la fuerza militar propia obedece a las etapas y dinámicas de la rebelión popular y la solida insurreccional. Que mientras no se presenten abiertas y claras manifestaciones de lucha antifascista, esta «fuerza militar existe sólo en urt estado básico, simplemente operativo, cuyas acciones se inscriben durante un tiempo largo sólo dentro del sistema específicamente político de la lucha antifascista. El contenido de sus acciones son por lo mismo, propagandísticas y de agitación, asi como de autodefensa elemental, etc. Es decir, no tienen aún ni contenidos ni proyecciones miliLareS".® Esa era la etapa en la <)tie se encontraba la rebelión popular en 1982, Según el PCCh, estaba marcada todavía por la rearticulación de los partidos políticos de izquierda y un twjo nivel de movilización social en contra de la dictad Lira.

No obstante lo anterior, el PC señalaba que en otro momento político o en otras condiciones del desarrollo de la rebelión popular, en una etapa superior de eonfüccividad, -la fuerza militar se transforma: de simple frente operativo en una estructura militar del partido. Ftorque las consecuencias de su acción, y por ende sus objetivos centrales, van más allá de las necesidades específicamente políticas de La agitación, la propaganda y la elevación del estado de ¿mimo del pueblo; y apuntan ahora a las necesidades de paralizar, debilitar y aniquilar parcialmente al enemigo también en el campo de las acciones militares, es decir armadas-.9

Scní justamente en el contexto de las nacientes, crecientes y masivas jomadas de movilizaciones y protestas nacionales en contra de la dictadu­ra militar, donde el PCCh dará paso en diciembre de 1983-, a la formación del FPMR. Organización política-militar que como futría militar propia del PCCh, tenia por objetivo el desmoronamiento político y moral de las fuerzas armadas mediante golpes y acciones militares,

Tanto el nacimiento del FPM R como Las demás estructuras del traba­jo militar, están intimamente ligadas el desarrollo del proceso político chileno y a las discusiones y transformaciones poliiicas vividas por el P C C h durante la década del setenta y que tuvo como resultado el surgi­miento de 1a denominada política de rebelión popular de masas. Este partido, ante la imposibilidad de establecer una alianza política central

S. Camilo González. *Lo militar en la política del partido». En: Pevüca Principien, n.® 22: Santiago de Chile (cuero-febrero de 1932), pág. 37,

9. Ibíd-, págs. 37-38.

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Claudio Pérez Silva

con la Democracia Cristiana, pero fundamentalmente frente al inminente proceso de institucionalización y alargue de la dictadura, concluyó que estaban cenadas todas las salidas consensuadas o pacificas para el fin de la dictadura, y que era el fascismo quien creaba «una situación frente a la cual el pueblo no tendrá otro camino que recurrir a todos los medios a su alcance, a todas las formas de combate que lo ayuden, incluso a la violencia aguda, para defender su derecho al pan, a la libertad y a la vida».10

A nuestro juicio, este proceso de «definiciones y apuestas políticas para terminar con el régimen militar, significó para la militancia comunis­ta transformar radical y cualitativamente el carácter y los contenidos de su tradicional lucha política.

En términos concretos, la política de la rebelión popular se transformó en una estrategia para terminar con la dictadura, lo cual asumía e inter­pretaba según el PCCh, el amplio malestar popular en contra del régimen, posibilitando la incorporación de miles de chilenos al enfrentamiento con la dictadura. Toda la lectura anterior, tomará cuerpo y se profundizará a partir de dos importantes coyunturas. Por una pane, el impacto de la crisis económica y los graves efectos que tuvo sobre la mayoría de la población, y por otra, las variadas, masivas y violentas manifestaciones de protesta popular que se desarrollaron a partir de 1983 en contra de la dictadura.

Desde lo planeado hasta ahora, y reiterando la importancia de los procesos mencionados y que a nuestro juicio ayudan a dar cuenta del desarrollo de la PRPM y su política militar, nos interesa en esta oportuni­dad, aportar a la comprensión de esta parte de la historia del PCCh desde el relevamiento de uno de estos procesos, sin desmerecer o minimizar el papel de las otras dinámicas partidarias que alimentaron con reflexión y propuestas al desarrollo de la política militar del PCCh en perspectiva de la rebelión popular. Temáticas que por cierto, han sido objeto de prolijos estudios por pane de destacados historiadores."

10. Discurso pronunciado por Luis Corvalán el 3 de septiembre de 1980 con motivo del décimo aniversario de la victoria de la Unidad Popular, en Luis Corvalán. Tr« períodos de nuestra linea revolucionaria, Berlín: Verlag Zeit In BiM, n/d; véase además Luis Corvalán. De lo vivido y lo peleado. Memorias. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 1997, pág. 275.

11. Al respecto podemos destacar los trabajos de Viviana Bravo, Augusto Samanicgo, Luis Rojas y Rolando Álvarez. Este último, además, ha dado cuenta del apone en los orígenes de la PRPM, en el desarrollo de la política militar del PCCh y la construcción de la fuerza militar propia, por parte de un contingente de militantes que desde los primeros artos del golpe se ubtearon en la República iJenxM'rálica Alemana.

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Exilio e internacionalismo en la militancia comunista de los setenta..

Para ello, daremos cuenta de las reflexiones y los aportes realizados por el contingente de militantes comunistas que se formaron en las Fuer­zas Armadas Revolucionarias de Cuba y que posteriormente vivieron la experiencia intemacionalista en torno a la triunfante Revolución sandinis- ta. Creemos que el estudio de la experiencia vivida por este conjunto de jóvenes militantes, vinculada por cierto, a la dinámica partidaria interna abierta a partir del pleno de 1977, a las reflexiones propuestas por otros gTupos de militantes en el exilio y al proceso de transformaciones políticas vividas por la militancia al interior del país, permite complementar las lecturas y explicaciones realizadas hasta ahora respecto de la emergencia de su política militar, el despliegue de la rebelión popular y el desarrollo de las distintas áreas del trabajo militar del partido, particularmente, en el trabajo militar de masas y la construcción de la fuerza militar propia, es decir en el origen y desarrollo del FPMR.

La «torea militar» en Cuba y la experiencia intemacionalista en la Revolución popular sandinista

Como hemos señalado, en cuanto a las evaluaciones políticas del PCCh realizadas en el «Pleno del 77», esta agrupación reconocía en su análisis la carencia histórica dentro del partido de una visión y una política en el terreno de lo militar. Situación que permitió un amplio debate respecto de la forma en cómo resolver o llenar ese «-vacío histórico», abriendo espacios de elaboración que a larga permitieron una fructífera producción respecto de lo «militar en la política» y de la necesidad de desarrollar una política militar del partido en función de los requerimientos de la lucha en Chile, sobre todo a partir de las iniciales apuestas que alimentaron el surgimiento de la política de rebelión popular de masas en 1980. Sin embargo, antes de desarrollarse formalmente esta discusión en el seno del PCCh, desde abril de 1975 un grupo de jóvenes comunistas se educaban en las escuelas militares cubanas.

Según el historiador Rolando Álvarez, a mediados de 1974, es el propio Fidel Castro quien le señala «a Manuel Cantero, representante de la Comisión Política del PCCh, que le parecía pertinente aprovechar la coyuntura para preparar militarmente a algunos militantes».1* Sostiene además, en base a los contenidos de un documento interno del PCCh, que posteriormente, durante los meses de febrero y mareo de 1975 se

12. Álvarez, Am ba tos pobres el mundo. Cirífura e identidad política del Partido Comunista de Chile entre democracia y dictadura. 1965■ 1990, pág. 174; de igual forma. Luis Rojas señala que cuando Volodia y Rodrigo Rojas como miembros de la Comisión Política del PC se entrevistaron con Fidel, fue este quien les propuso preparar jóvenes comunistas chilenos en Cuba, pero a más largo plazo, formar

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C l a u d i o P í r e n S i J v - ü

reunieron en La Habana Rodrigo Rojas y VcJodia Teitclboim por partí del PCCh y Fidel Castro, Raúl Castro, M inuel Pifteiro y Carlos Rafael Rodríguez por el gobierno cubano, en donde se reiteró el ofrecimienm para la formación profesional de militares comunistas chilenos. La rífenj de Fidel de formar tina masa ile entre 200, 300, o 400 oficiales, tenia tu objetivo en función de aprovechar una futura posible solución polftic.i al conflicto en Chile- Es en ese hipotético momento donde, según Fidel Castro, se hacia necesaria la existencia de estos oficiales y la importancia estratégica de esLoa cuati ros. Agregando, «los van a necesitar... (Serán J la espina dorsal del nuevo Ejército*.11

De esta manera se inicia el 16 de abril de 1975, lo <jue en términos partidarios se denominó la - tarea militar». Aquel día, veintiocho jóvenes militantes comunistas chilenos iniciarán su formación como especi.il¡si¡is en Ari i I leria Terresi re en la-desaparecida Escuela Militar “'Ca ni i lo Cien- fuegos", al este de La Habana, y veintinueve en la especialidad de Tropas Generales en la Escuela Interarmas "General Antonio Maceo", ubicada en las afueras de la capital cubana-.14

Según señala Germán Mora, joven comunista de aquella época, una centena de chilenos llegó a Cuba antes del golpe de Estado de 1973; ]n idea inicial era esttidiar medicina y Juego volver a Chile para trabajar y aportar en Jos hospitales públicos.14 Sin embargo, la derrota de la Unidad Popular, la muerte de Allende, lo trágico de los acontecimientos, la cruenta y creciente represión generaron dentro del contingente de jóvenes una gran inccrtidurtibre y serias contradicciones. Según Germán Mora, algunos se preguntaban «para qué vamos a estudiar, no hoy que estudiar... entonces hubo una gran discusión ahí, que mejor no seguir

cuadros con carácter estratégico- Rodrigo Rojas, sería posteriormente el primer encargado de los militares en Li Habana.

13- "Conversaciones entre delegacnnws los Partidos Comunistas de Chile y Cubn, mareo de 197S- y -Plan de formación militar para militantes de las JJCC». Arabos docvmentcn Son parte del Archivo Interno del Panido Comunista y son citados en Alvarez, /irrtfw fas pobre* el mundo. Cutarra e itferin'dad política do/ ñarrtdo Coraumwtn de Cfttíe entre democracia y dictadura. ¡965-1990, págs. 174- 175.

14. Rojas Núñifz y Álvarest, íJc te JTtbfiwi popuiar a ía subimución inwgiiíada. Antecedemm de lu histeria política y militar diti Partido Comunista de Chile y dei FPMP. 1973-1990. pig. 94.

15. Entrevista realizada por el autora Germán Mora, oficial incemacionalisia. Santiago de Ctiik. noviembre de 200S. Misma relación nos señalan otros oficiales' Luis Ponce y Bernardo Castro. Entrevistas realizadas por Claudio Pérez Silva, en .Santiago, marso de 2007. Archivo Oral, Centro dií Documentación e Investigación tic Historia Reciente. Escuela de Historia. Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

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estudiando y pedir preparación militar y volver para Chile. Y se impuso la normalidad de estudiar».1*

A reflexiones similares llegó en aquel momento Luis Ronce. Según recuerda, «mi sentimiento en aquel momento fue de que, nosotros de­beríamos empezar en ese mismo momento a prepararnos para volver o Chile. A pelear en contra de la dictadura. A lo mejor no había un pensamiento político ideológico muy elevado en mi caso, por ejemplo; pero yo estuve., absolutamente convencido de que había que empeaar a prepararse para vaiver».17

Junto a La sensación de incertidumbre se sumaba además la crítica cotidiana de los comunistas cubanos respecto de la escasa capacidad de defensa de La Unidad Popular, de lo iluso de su programa y de la poca voluntad para resistir. Según Ccrmán Mora, los cubanos molestaban recurrentemente a los chilenos, *te leseaban, te decían, no se defendieron, no hay resistencia».1*

Para el grueso de los estudiantes comunistas chilenos, la llegada permaneme de noticias desde Chile respecto de los ejecutados políticos y los detenidos desaparecidos, aumentaban el nerviosismo y las dudas respecto de la pertinencia del estudio, sobre todo señala Germán Mora, cuando los cubanos preguntaban, «¿por qué estás estudiando y no estás peleando?**,49

E11 ese contexto de presión, de cuesiLonamicntos desde la propia mi­litancia juvenil comunista chilena, más la falta de definiciones políticas partidaria y - según recuerda Germán M ora- la decisión de los propios cubanos, «que a nosotros nos sacan de medicina y nos empiezan a pre­parar como militares. Por eso fue. por decirte que fue casi e! 99 t> que dijeron que si, que había que liacedo**.10

Según Bernardo Castro,11 la decisión de ingreso de militantes comu­nistas chilenos o las academias miliiares cubanas fue tomada por el PCCh en base a un ofrecimiento que el propio Fidel Castro Je reaLLíó a la di­rigencia comunista chiLena, pues reconocía a esta organización política «como La fuerza principal válida y de confianza en La determinación de La configuración del proceso político que se iba a vivir contra la dictadura, y

Idilio c iinenwi'inuilismo en la militancia eomunisra de l« tetenia .

16. E n trev ijia realizada a G erm án M ora.17. Entrevista rea lizada □ Luis Pernee.1S. E nirew stn rea lizab a a G erm án Mora.19. Ibíd.20. IbW-2]_ E ntrevista rea lizada a B ernardo C astro. Oficial In tem ac io n a lis ta . Véase

ad em á s . R o lando Á lvare* y V iviana Bravo Vargas. «La m em oria d e las arm as. Para u n a h isto ria d e los com batien tes ch ilenos en N icaragua». En: fíe iríta LucAa Arinarfa Hri fa.Argcntinci, n.a 5: Buenos Aires (2 0 0 ó )r póg. 101.

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Claudio Pérez Silva

sobre esa base, la Revolución le confiaba toda su voluntad para proyvciai su solidaridad».71 Señala además, que producto de la visión política qtr tenia Fidel Castro respecto del proceso vivido por la Unidad Popular y <!■ lo que se debía hacer para salir del fracaso, se puede entender el ofrrr* miento y voluntad del gobierno cubano para que el PCCh aprovechara el potencial revolucionario de la juventud comunista que se encontraba en Cuba, preparándolos y formándolos en las academias militares de Cubil bajo una perspectiva de estrategia militar.”

En abril de 1975, son convocados los estudiantes comunistas chilena* a una reunión con dirigentes de su partido. En aquella instancia, «Ir manera individual se les informó y preguntó respecto de la posibilidad tlr dejar los estudios universitarios e incorporarse a la carrera militar. Para Germán Mora, la decisión tomada significó una verdadera ruptura en sus vidas. Según este, «no era tanto que te dijeran vas a ser militar, sino primero, vas a dejar de estudiar medicina y eso era la razón de ser de todos los que iban para allá. O sea, eso es un quiebre. Entonces, es como decir .. lo más importante es la revolución; lo que sea tuyo... tu futuro, depende de eso».14 Señala además, que la mayoría de los cstudtantcs comunistas de medicina estaban esperando con ansiedad dicho procesn

22. Entrevista realizada a Bernardo Castro. Al respecto, Augusto Samaniegu señala que en ese periodo se produce una aproximación o gestos de reconocimien­tos a los partidos comunista, en particular al PCCh, por pane de Fidel Castro. Era el tiempo del acercamiento a la URSS, la incorporación de Cuba al Movimiento Comunista Internacional y la desilusión de Fidel de los movimientos guerrilleros centrados en el foquismo. Se impone según Samaniego, «un cambio en la relacxm del PC y el Estado cubano con los grupos latinoamericanos no comunistas, que antes habían recibido un trato privilegiado, mochas veces por estimarlos más revolucionarios. Diría que el PCCh pasa a ser ‘‘regalón’ de Cuba (tanto que invitan a La Habana a Orlando Millas, miembro de la CP, quien a mediados de los sesenta había sido mencionado despectiva y odiosamente por Castro y, en la práctica, catalogado como "non grato... En “Lo militar en la política'*: lecturas sobre el cambio estratégico en el PC. Chile. 1973 1983-.

23. Ibíd. Para Germán Mora, la autorización para entrar y ser parte de tas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, es una decisión de la Revolución cubana, «porque podrían habernos metido a "punto cero” huevón, eh, que era donde se formaban los parannlitares. la gente de guerrilla más que de oficiales y yo creo que eso nunca ha vuelto a pasar, me da la impresión».

24. Entrevista realizada a Germán Mora. Una completa revisión de este proceso incluido registro fotográfico en: Pascale Bonnefoy, Claudio Pérez y Ángel Spotorro. Inttmaaonaíatas- Unirnos en la Revolución popular sandinuta. Santiago de Chile: Editorial Latinoamericana, 2009; véase además José Miguel Carrera. Misión Intemacionalista De una población chilena a la Revolución ¡andinista. Santiago de Chile: Editorial Latinoamericana, 2010; y Rojas Núñez y Álvarez, üe

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Exilio c internacionalismo en La militancia comunista de los setenta..

y se preguntaban para -«qué íbamos a estar estudiando medicina, hue­vón. . .o pensando en eso cuando estábamos en una Revolución cubana que te educaban diariamente en el internacionalismo, en lo que hizo el Cbé; entonces tú querías ser, como joven, protagonista de las cosas».n

La mayor parte de los militantes que se incorporaron a la «tarea militar», eran jóvenes comunistas que desde mediados de 1972 se encon­traban cursando carreras universitarias en Cuba. Otra parte, en menor cantidad, correspondía a jóvenes comunistas que comenzaban su exi­lio en distintas partes del mundo y, por último, aquellos que provenían directamente de las cárceles de la dictadura en Chile.3*1

La selección y la distribución inicial de tos estudiantes en las distintas especialidades m i l i t A r e s s e realizaron sin grandes criterios. Según Luis Ponce, los reunieron en el Instituto Técnico Militar y se les plantea «que hay dos especialidades fundamentales; una que es la especialidad de artillería y otra que es la especialidad de tropas generales o infantería... y por cuál nos inclinábamos cada uno de nosotros y empezamos a preguntar ahí nosotros.. .que cuáles eran las materias que se estudiaban en cada una de las dos especialidades. En mi caso particular yo soy negado absolutamente para la matemática y para física y para todo ese tipo de cosas y artillería lleva todo eso, cálculo de probabilidades, etc. etc., matemáticas, física. Yo dtje inmediatamente... yo quiero s e r de tropas generales y no era que tuviera mucha aptitud física para eso, qué sé yo, muy bueno para caminar y nada de eso».í,

A juicio de algunos oficiales, las características y dinámica propia del proceso inicial de formación militar y la falta de una política clara

ta rebelión popular a la sublevación imaginada. Antecedentes de la ¿rutona política y militar del fttrtido Comunista de Chile v del FPMR, 1973-1990.

25. Rojas Núrvcz y Álvarez, Pe la rebelión popular a la sublevación imaginada. Antecedentes de ta historia política y militar del Partido Comunista de Chile y del FPMR. 1973 1990.

26. Esta información es extraída a partir de las entrevistas realizadas a Germán Mora, Luis Punce, Bernardo Castro e Isidro Muñoz. Este último, se incorpora a l a tarea militar desde la URSS (entrevista realizada en noviembre de 2CKQ6L Véase además las entrevistas que se encuentran transcritas en el texto señalado de Hernán Vidal. Véase además, Álvarez y Bravo Vargas, «La memoria de las armas. Para una historia de k» combatientes chilenos en Nicaragua», pág. 100.

27. Entrevista realizada a Luis Ponce. Recuerdos similares tiene Germán Mora. "Nos llevaron a un Instituto Militar y ahí empezaron a preguntamos, ya ¿qué van a ser ustedes?, van a haber dos posibilidades: que sean artilleros o infantes; artilleros son los que manejan un poco las matemáticas y disparan, entonces los otros decían, son los que están en el borde delantero, los infantes. Nosotros no teníamos idea que decisión tomar Al final se divide el grupo, como 30 y 30-.

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Claudio fVrcz Silva

respecto de lo militar en el PCCli produjeron ta deserción tleun númr ro importarite Je estudiantes y de algunos oficiales graduados. Según Isidro,2* en un primer momeiuo «todos estábamos entusiasmados pc»r hi novedoso del entrenamiento militar. Después del primer año comentó la crisis. Era un compromiso asumido de por vida, con miles de limitaciones en lo personal y sin rener claridad en dónde desembocaría. En aqtn‘' líos aflos no se visualizaba en nuestro pais una salida m remotamente cercana desde el punto de vista de La preparación nuestra. Se produjo una deserción considerable. Tampoco había respuesta desde el punto de vista partidario y era natural, porque no existía perspectiva en fu concerniente a nuestro país*.1* A pesar de Jo anterior, la llamada «tan;.! militan' paría a sus primeros oficiales. Sin embaído, el PCCb no sahl.T en ese momento qué hacer con el contingente militar, lo mismo respecto de qué tipo de organización o estructura militar conformar; tampoco existían posibilidades reales de un enfrentamiento con las fuenas de la dictadura chilena, menos aun diseños o estrategias definidas en el plano militar para llevar adelante dicho proceso,* Según la historiadora Viviana IJravurJI la inexistencia de una política clara respecto de cómo insertar el trabajo o la experiencia militar de estos jóvenes comunistas y el contexto interno qne se presentaba en Chile a partir del «alargue» o «inStitucionalizdción de la dictadura», provocó que se generaran vina serie de críticos e inquietudes entre algunos de sus miembros.

Es en este ■contexto donde se presenta una respuesta política temporal en relación a sus críticas c incertidumbre, sin embargo, esta no proviene de la mano del PCCh, sino del propio Comandante Fidel Castro. En jumo de 1970,. sugirió é invitó formalmente a los oficiales chilenos formados en las escuelas militares cubanas a participar como combatientes intema­cionalistas en el proceso revolucionario que se vivia en Nicaragua, y que era conducido por el Frente Sandinista de Uberación Nacional (FSLN).K

29. Oficial intemacionalista. Entrevista transcrita en el tesro señalado de Vidal, FPMR. £t rainc <M con fliao amtado *jj Chite, pdg. 154.

29- Entrevista a Isidro, trnseífta en el trabajo citado de ibíd,30. Rojas Núñex y Alvartz., De fa rebellón popular a Ta swWcvoririn mwgrníitfa.

Antecedentes de la historia política y rutNrar d tt Aam'cfo Comunisic de Chite y cW FPMR. 1973-1990.

31. Bravo V.nr|í:i v, rCgn lo rQzpiry fa fuerza, vtncm m osl La rebelión popular y la Subretivicfad' Cointíntrtci en Toí oc/imh!, pig. 84.

32. Para una caratwrizactón de este proceso, véase Carrera, A-fi.?r<3u JnicJ'- iianunaJaJa. De una públut'íwr etiitena a Ta BciíwIuchmt snn cOnista;: y Flojas Niiñeí y Alvares, De la rebelión popttlara la juMcvactáJt uuqgiJtcüa. Antecedentes de iu Afctorm poJe’tccay mflfrar def Paradu Comuttiíta de C/tiiey M FPMR, 1973-1990.

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Hxilio e (rttcnuicigtialismo en la militancia comunista de los setenta.

Al respecto. EScrnardo recuerda que existía en ese momento entre ellos, una especie de sentimiento nostálgico por Jas características del proceso político chileno, una sensación partieulnr de inutilidad en relación a las experiencias políticas y personales que estaban adquiriendo, lis justamen­te en esc momento donde, ajuicio de Bernardo. "Surge nuevamente la audacta de Fidel, de conccncnirnos a todas, nuestra disposición al inter­nacionalismo como tal, en términos combativos... Y hace la propuesta al ParLido de que nosotros que ya estibamos formados comí) oficíales, adquiriéramos una experiencia combativa, y qué mejor que hacerlo en un proceso revolucionario naciente, como Nicaragua»-/"

Para Gemid 11 Mora, esta propuesta fue excepcional y de un profundo significado histórico, especialmente por las características de cómo se desarrolló In situación con la presencia directa del propio Comandante Fidel Castro.-** Recuerda, que el nerviosismo se apoderó de la mayoría, sobre rodo cuando Fidel aparece entre la oficialidad chilena señalando, «•ustedes están aquí... porque hay una situación, el FSLN está en la etapa de la ofensiva final y lia desplegado los ataques como en cinco o seis di­recciones y en el Frente Sur se da un caso especial-.. que hay armamento artillero y están desplegadas de una u otra forma las principales fuerzas de la Escuela Militar de Infantería Básica que dirigía el hijo de Somoza. Entonces, necesitan apoyo y nosotros creemos que los más idóneos son ustedes, porque no pueden ir Cubanos, sería un escándalo político».31

No obstante el entusiasmo inicial, antes de partir a la guerra en Nicaragua, había que tener una autorización «presa de parte de la dirigencia del PCCh ubicada en Moscú, para cumplir esa nueva tarea militar. La autorización del secretario general del PCCh no tardó en llegar- Según Germán Mora, Fidel agregó que existía una situación política favorable en la región para apoyar a Jos sandinistas y que significaba una ayuda concreta para la participación de intemacionalistas en la guerra de Nicaragua, Se contaba con ayuda de los venezolanos, el presidente de Costa Rica y con Torrijos de Panamá.*1

33. Entrevista realizada a Bernardo.3.4 Al respecto señala Germán Mora: -para mi fue significativo, tener

a Fidel ahí dándote una misión, eso no se ve todos los días. Además con la precisión; la misión de uítedes es impedir que se pierda eso que han alcanzado Id s -nicaragüenses, Tienen que usar l a artillería y avanzar hacia d e l a n i e * .

35. Eli! «vista realizada a Germán Mora.3*- Para Femando Mires, la situación internacional fue determinante en los

tramo* finales del proceso revolucionario en Nicaragua, debido principalmente a I* ambigüedad política del presidente estadounidense .1. Cárter respecto a los dcTecheis humanos, la solidaridad con los antiSOtnocistns de alRunos gobiernos latinoamericanos y la presencia «ti América Latina de lus socüildemocracias

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Claudio Pérez Silva

í*>r otra parce, estimamos que el llamado intemacionalista realizado por los sandimstas y el gobierno cubano para incorporarse a las tarcas de la lucha revolucionaría en Nicaragua, le otorgó dinámica, continuidad y un nuevo sentido a la tarea militar emprendida por este grupo de militantes, alejándola prácticamente de la incertidumbre, de los cuestio­na miemos internos y de una crisis de existencia.

Una vez que contaron con la autorización de su partido y de un proceso corto de formación para la lucha irregular, rápidamente los com­batientes chilenos se dirigieron a Nicaragua, al denominado Frente Sur, entre el Océano Pacífico y el lago Nicaragua, en la frontera con Costa Rica.*7 Este espacio fue definido como estratégico por las fuerzas somocis- tas, sobre todo para frenar el ingreso de fuerzas guerrilleras sandinistas, que desde Costa Rica luego se infiltraban por toda Nicaragua. Según Hernán Vidal, allí «el FS1.N concentró la mayor pane del armamento au­tomático que disponía. El uso adecuado de este armamento demandaba combatientes especializados y con preparación de Estado Mayor».3*

El 18 de junio llegaron a Nicaragua unos 40 combatientes intemacio­nalistas al Frente Sur, entre ellos guatemaltecos, salvadoreños, costarri­queños, uruguayos y catorce oficiales comunistas chilenos. Dias después se incorporarán el total de los oficiales chilenos que participaron en esta guerra.”

Los responsables chilenos prontamente se pusieron al servicio del Estado Mayor, trabajando en la planificación de una ofensiva sobre las posiciones de la Guardia Nacional. Por su parte, tos jefes chilenos especia­listas en «tropas de infantería», exploraron junto a los jefes guerrilleros nicaragüenses las distintas posiciones enemigas para planificar el asalto a partir del día 19 de junio.

Según recuerda Germán Mora, el primer grupo de chilenos que se organizó estaba a cargo de Galvarino Apablaza (posteriormente en Chile encargado del trabajo militar de masas, miembro de la Comisión M i­litar del PCCh y «Comandante Salvador» en la Dirección Nacional del FPMR). Recuerda que cuando ingresó a Nicaragua, Apablaza «ya había llegado.. ,y al tiro me dice, iya, te vas a una incursión, huevón! IChu-

europeas. En Femando Mires. La revolución permanente. Las rrvoluáones sociales en América Latina. México, DF: Siglo XXI, 2001, pág. 426.

37. Para una completa revisión de este proceso ver el trabajo citado de Luis Rojas.

38. VidaJ, FPMR. El tabú del conflicto armado en Otile, pág. 156.39. Rojas Núñez y Alvarez, De la rebelión popular a la sublevación imaginada

Antecedentes Je la historia política y militar del ftxrtit/o Comunista de Otile y del FPMR. 1973 1990

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Exilio e internacionalismo en la militancia comunista de tos setenta..

cha, cagué! dije yo; una incursión con unos guerrilleros. A otros los distribuyeron por baterías».40

Hasta esc momento, los sandinistas del Estado Mayor, !a gran mayoría de los guerrilleros y los propios militares de la Guardia Nacional, no dimensionaban las profundas transformaciones que adquiriría el enfren­tamiento militar y el propio carácter de la guerra en esa zona. Pasando progresivamente de ia tradicional fuerza guerrillera que se movía para atacar y huir hacia campamentos seguros, a una guerra de posiciones de mayor capacidad de fuego, a una «guerra regular», única expresión en todo el proceso revolucionario nicaragüense.*1

El inmediato y cruento enfrentamiento armado trajo las primeras bajas para los chilenos. El primero fue Days Huerta Lilio,'" posteriormente Edgardo Lagos tendrá la misma suene/0 Según Germán Mora, cuando se encontraba a cargo de la instrucción básica para ordenar y filtrar el ingreso de nuevos guerrilleros al frente de combate, se produce por parte de la Guardia Nacional un rompimiento del borde delantero. Recuerda que inmediatamente le ordenan «... conformar un par de pelotones para cubrir eso y el resto de la gente sacarla de ahí porque se iba a meter la Guardia por ahí; y ahí había mucha gente pero sin armas, porque cuando llegaban al frente se les daba el arma. Y ahí yo parto y selecciono a Edgardo Fabián Lagos, el "Payo", a! Pope y todos estos parten a cubrir el hoyo».44

Es en esta misión donde sale herido de gravedad Edgardo Lagos, situación que obligó a trasladarlo a un hospital de Costa Rica donde posteriormente muere. Para Germán Mora, el enfrentamiento militar desarrollado en el «Frente Sur», se transformó rápidamente en una guerra de posiciones, ya que la presencia de artillería provocó el estancamiento

40. Entrevista realizada a Germán Mora.41. Ibtd Véase además trabajos citados de Carrera, José Miguel y Rojas,

Luis.42. Dcys Huerta lilto, especialista en artillería terrestre, al igual que muchos

estudiantes de medicina, fue parte de! primer grupo de oficiales chítenos en Cuba El 26 de jumo de 1979, mientras dirigía el tiro de una de las baterías al lado norte del río Ostayo, las esquirlas de un proyectil somocista que explotó muy cerca de su puesto le provocaron graves heridas que posteriormente le generaron la muerte. Huerta, es el único de los oñciales chilenos intemacionalistas enterrado en territorio liberado del Frente Sur durante la ofensiva final sandinista.

43. El 13 de julio de 1979. producto del enfrentamiento entre las tropas somocistas y guerrillero* sandinistas por el control de carrerera Calera-Sapoa mueren varios combatientes sandinistas y otra cantidad importante quedan heridos En este grupo se encontraba el oficial chileno de tropas generales, Edgardo l.agos (Payo).

44. Entrevista realizada a Germán Mora.

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Claudio Pcrez Silva

de la Guardia nicaragüense. La importancia de la oficialidad chilm* en csios enfrentamientos y en este frente de lucha, está dada |*>r (| papel determinante en la conducción de la guerra y en el propio enfir «amiento, yo que las fuerzas principales del somocismo, al ser frenad* derrotadas, no lograron recuperar posiciones y enfrentar a los otros íoiflÉ de insurrección que se presentaban en el resto de Nicaragua.

1.a participación de estos chilenos en Nicaragua fue importante endl triunfo, consolidación y defensa del proceso revolucionario. A partir de§' ingreso al Frente Sur, -acompañaron al pueblo nicaragüense en la caiit» de Somoza y luego colaboraron con sus conocimientos en la formación <Ui Ejército Popular Sandinista. Más tarde llegarían otros contingentes par • participar eit los enfrentamientos con la llamada “Contra”, financiad» por la CIA~.,S Un número de ellos participaría posteriormente en U lucha guerrillera junto al FMLN en las distintas etapas de la goeit.i revolucionaria en l£l Salvador.**

De la guerra contra Somoza a la guerra contra Pinochet

Consideramos que la experiencia histórica (política y militar) ganada por el colectivo de oficiales chilenos en las Fuerzas Armadas Revoluciona rias de Cuba y luego en la gucrTa de Nicaragua, fue de vital importancia para constituir y contribuir al amplio grupo humano y político de mili tantcs comunistas, que más tarde influyeron de forma significativa en H rumbo y los ritmos de la lucha en contra de la dictadura de Pinochet.

A partir del triunfo en Nicaragua, la incidencia política y teórica de estos oficiales en los debates internos del PCCh, particularmente en cuanto al desarrollo del tema militar en la política de rebelión popular de masas, es de una enorme trascendencia. Ix> anterior lo podemos corroborar a partir de los numerosos seminarios desarrollados por los oficiales chilenos sobre la cuestión militar en Chile, las fuerzas armadas y la política militar del PCCh. Desde estos eventos se discute y proponen las principales tareas de los militantes comunistas en cuanto a la construcción de la fuerza militar propia del partido y la necesidad de materializar una

45. Bravo Viirgas. ICoit la rttsón y ta fuerza, enceremos' La rebelión fwptitar v la Subjetividad CorttunLtta en las ochenta, pág. 84; véase además Bonnefoy, Pérez y Sjxxomo, /nrcrnaaonalisra* Chítenos en la Revolución popular ¡.andinista. Roj.m Núftez y Alvarez, De ta rebelión popular a la subleraciótt imaginada Antecedentes de ta historia política y militar del Partido Comunista de Chite y del FPMR. 1973' 199t>

46. Luis Uribe. «20 años del FPMR-. En: F.l Rodriga uta. n.° 68: Santiago ele Chile (n/d), pág. 12; Rojos Núñez y Álvarez, De la rebelión populara ta suMewud«ii j'iiagmadu. Antecedentes de ta historia política y militar del Partido Comunista «ir Chite y tiet FPMR, 19731990

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ilítica militar para enfrentar a la dictadura. Aspectos que incluían iemás el trabajo hacia las fuerzas armadas de la dictadura y ei trabajo 'litar de masas del PCCh bajo las orientaciones de la política de rebelión

popular de masas.Como señalamos, las discusiones llevadas adelante por el colectivo de

cíales a través de seminarios y concentrados, generaron una significa­ba y fructífera producción teórica-política en tomo al desarrollo de la

lítica militar del PCCh. En este apartado prestaremos especial atención it las reflexiones y propuestas sugeridas por este colectivo de militantes

ienes. a partir de la experiencia vivida durante su formación militar fesional en Cuba y luego como combatientes intemacionalistas en la

‘uníante Revolución sandinista en Nicaragua, aportaron al proceso de aboración de la política militar del PCCh.

Según Luis Rojas, con la autorización de los cubanos, desde los inicios de la «tarea militar» se conformaron células del partido y se desarrolló la vida militante a través de las habituales reuniones, situación que permitió la conexión permanente sobre los asuntos de Chile y el PC.

No obstante y a solo meses de haber terminado la discusión del Pleno de agosto de 1977. en donde salió a la luz la tesis del vado histórico en torno al tema militar, la situación política de los oficiales adquirió una nueva dimensión. A partir de noviembre de 1977, por iniciativa «del secretariado de los oficiales y de Jacinto Nazal, en ese momento "encargado" por la dirección de la "tarea militar", comenzaron tos seminarios, un método de investigación, búsqueda y creación acerca del asunto militar en la política del PO-.*7 Lo anterior significó entre otras cosas, la inserción de los núlitares en la esfera de la reflexión y la producción política del PC, saliendo del tradicional campo técnico al cual estaban adscritos como oficiales en sus cuarteles.

Los seminarios permitieron dar continuidad a la discusión política de las células a través de la exposición de distintos temas de investiga­ción. De igual forma, permitieron sintetizar gran parte de las reflexiones desarrolladas desde 1977 en adelante sobre la política militar del PC de Chile.4*

Exilio c internacionalismo en la militancia comunista de los se ten ta ...

47. Roja» Núñez y Álvarez. l)e la rebelión popular o la *uNcvncú>»i imaginada Antecedentes de la historia política y militar rirí ftimdo Cwntiitiifci de Otile y del FPMK 19731990. pág. 107.

48 Según Patricio Stuardo, Oficial Intemacionalista: «Desde el momentoque nos incorporamos a la tarea militar y por el carácter del compromiso contraído en el Partido Comunista, nos mantenía a flor de piel la disciplina en el trabajo consiente y entrega a las tareas de estudio y elaboración, ya sea en el piano individual, como en el trabajo colectivo (reuniones de células, ampliados o seminarios), en el desarrollo técnico, político ideológico. Independientemente de

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Claudio Pérez Silva

El documento que sintetiza dichos discusiones y años de experiencia política fue resultado de un seminario realizado en La Habana a media­dos de 1981/w No ub-stante, estimamos que dicho documento, contiene además, la influencia de varios eventos y procesos políticos que cruzaron todo el periodo de formación y elaboración de los oficiales, alimentan* do por tanto las iniciales reflexiones de los primeros seminarios. Nos referimos a los plenos de 1979 y 1981, al surgimiento de la política de rebelión popular de masas en 1980, donde el papel de la violencia adquiere una importancia política que obliga a la elaboración y enrique­cimiento de la política militar del PC, y por último, la propia experiencia de vida de estos militantes en torno a la participación como combatientes intemacionalistas en la Revolución popular sandinista.

Respecto a lo anterior, es posible sostener que «la política militar del PO- propuesta por el contingente de oficiales da cuenta de un largo proceso de transformaciones en la vida y dinámica partidaria, en la política del PC y la propia experiencia militante.

Según relata el oficial Andrés (El Hermanito) en el trabajo citado de Luis Rojas, «desde el 78 se da la especialización por áreas de inte­rés y se crean equipos de elaboración de la política militar y un equipo permanente de estudio del teatro de operaciones militares (TOM). En ese primer seminario, entre tas ponencias principales destaca una titu­lada "El pronóstico científico en et Arte Militar" y otra sobre "El teatro de operaciones militares en Chile”».’0 Según este oficial, los primeros trabajos sobre la política militar del Partido Comunista se iniciaron en seminarios realizados a partir de noviembre de 1978, sentando las bases de la propuesta que salió a luz a fines de 1981 sobre la política militar del PCCh, ya en tiempos de la rebelión popular. Señala además, que estaban

estar cumpliendo la misión intemacionalista, el trabajo de partido nos llegaba a todos por igual, en las reuniones de célula, el trabajo del colectivo, en tas reuniones de los seminarios o ampliados, que por lo general se hacían una vez a! mes. Unos de los grandes aportes estuv-o en d diseño teórico de la construcción de la política del trabajo militar de masas y en la política de la fuerza militar propia, así como el estudio del teatro de operaciones militares, la logística para la rebelión popular, el estudio de la insurrección en Vtetnam, la insurrección armada y la sublevación nacional, entre otras. Fueron trabajos serios y profundos que en d transcurrir del tiempo de nuestra lucha en la clandestinidad en Chile, fueron nuestras herramientas de trabajo». Testimonio de Patricio Stuardo en: Bonnefoy. Pérez y Spotorno, /rKemocionaitifas. Chileno* en fa Revolución popular sandinista.

49, «La política militar del PC», La Habana, 1981.50, Rojas Núñez y Álvarez, De la rebelión popular a la sublevación imaginada.

Antecedentes de la historia política y militar del Partido Comunista de Chile y del FPMR. 1973 1990. págs. 204-20S.

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las condiciones internas y el contexto histórico para que esto se desarro­llara. Por una parte, «un grupo de cuadros abandonan sus profesiones para dedicarse íntegramente a la vida y al estudio de los temas militares. Existe una comunión de pensamientos entre los oficiales y el dirigente político Jacinto Nazal, que estimulaba y entregaba materiales. En el PC se vive una intensa polémica teórica y práctica acerca de cómo enfrentar a la dictadura».*1

Como hemos señalado, a partir del triunfo de la Revolución sandinista un contingente importante de oficiales se concentró en las tarcas de defensa de la Revolución y la construcción del Ejército Popular Sandinista. Por tanto, la vida militante y el proceso de discusión y elaboración política de los oficiales se desarrollaron al calor mismo de la experiencia de una revolución triunfante y la importancia de la construcción de una fuerza militar en la derrota de una dictadura como la de Somoza.

Lo anterior lo podemos graficar a partir de los informes enviados por el encargado del contingente de oficiales, Jacinto Nazal, a la máxima autoridad política del PCCh instalada en Moscú, Luis Corvalán. En uno de esos informes, se señala al secretario general del PCCh, que producto de las nuevas condiciones de trabajo que comenzaron a desarrollarse por parte de los oficiales comunistas después del triunfo sandinista, se necesitó «una rápida reestructuración orgánica de nuestro partido lo cual en un inicio se dificultó por los momentos iniciales de desorden y de cambios periódicos de lugar de trabajo»52 a los cuales fueron asignados los militantes.

A partir del nuevo contexto y de las necesidades de defensa de la revolución y construcción del nuevo ejército, »sc conformaron 7 células,2 de artillería, 1 en el Estado Mayor, ) en Blindados, 1 en la Escuela de Infantería, 1 en Retaguardia y 1 en Servicios Médicos».**

Según Nazal, las orientaciones principales para el trabajo de las células, fueron determinadas en función de asegurar el cumplimiento de la misión militar. Estas, mediante el análisis de sus nuevas tareas, además del estudio de la experiencia intemacionalista vivida y la propia práctica de lucha del pueblo nicaragüense en su triunfo, debían a su juicio - le indica a Corvalán - «recoger lo que nos podía servir en el camino hacia nuestro objetivo principal que está en nuestra patria».*

Exilio e internacionalismo en la militancia comunista de tos setenta...

51. Ibíd., pág. 204.52. Carta enviada por Jacinto Nazal desde La Habana a Luis Corvalán en

Moscú, el 2 de abril de 1980, pág. 5. En Centro de Documentación c Investigación de Historia Reciente. Escuela de Historia, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

53. Ibíd54. ibíd.

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Por otra parte, para dar continuidad y proyecciones a las tareas de las células en función de los requerimientos de la lucha en Chile, »*• formaron dos comisiones para el trabajo de investigación y elaboración <'ti los aspectos de fuerzas armadas de Chile y política militar».” Temátic»\ que como señalamos, ya venían siendo objeto de estudio y preocupación política por pane del contingente de militares en Cuba antes del triunfo de la Revolución sandinista.

Por último, destacaban en el informe, el papel y el compromiso de los militantes en el nuevo escenario, particularmente «el trabajo de las células de los compañeros médicos que dirige la era. Mayra, así como la célula de la Región n"2 que dirige el ero. Benjamín».16 Este último como veremos, paso a ser más adelante pane del primer contingente de oficiales que ingreso clandestinamente a Chile a mediados de 1983, siendo además la máxima autoridad de la futura fuerza militar propia dd Partido Comunista de Chile, el FPMR y miembro de la Comisión Militar de dicho partido hasta 1987.

Según relata Luis Rojas en su texto, el seminario de 1981 tuvo sus primeros aprestos en Nicaragua, luego distintos grupos de oficiales se trasladaron a Cuba con el objetivo de discutir las principales reflexiones en torno a «la política militar del PC».*7 Por su parte, el oficial Andrés, sostiene que a parte de la presentación del documento ante el plenario de oficiales en Cuba, también tuvieron acceso a la discusión algunos integrantes del equipo de dirección interior llegados desde Chile, quienes se mantuvieron clandestinos en una casa de La Habana, lugar hasta dondr llegaran algunos oficiales del secretariado con el objetivo de discutir con ellos los temas expuestos y las propuestas realizadas en e! seminario.'*

La socialización de la discusión y la difusión de la propuesta realizada por los oficiales en tomo a la política militar del PCCh, es posible identifi­carla a partir de distintos canales. Como quedó de manifiesto en la idea anterior, los contactos y el flujo de ideas enire los oficiales y el equipo de dirección interior no solo permitió a los militantes del -interior» enterarse de las experiencias y sugerencias de los oficíales, también permitió al contingente de militares saber de las dinámicas de la lucha en contra de la dictadura, de los caminos y los ritmos de la rebelión popular, las

55. Ibtd.56. Ibíd.57. Para el desarrollo de los seminarios y discusiones en Nicaragua, véase

Bonncfoy, Pérez y Spotomo, Intemacionalistas. Chilenos en la Revolución popular sandinista.

58. Testimonio del oficial Andrés c« Rojas NúAe* y Álvarcz, De la rcbcU'bi papular a la sublevación imaginada. Antecedentes de la historia política y militar tM fttrtiilo Comunista de Chile y del FPMR. 1973-1990. pág. 20S.

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Fxilio e internacionalismo en la militancia comunista de los setenta..

dificultades partidarias para materializarla y lo más importante, de los requerimientos del interior respecto del desarrollo de la política militar.

Por otra parte, la propuesta de los oficiales se socializa y transversaliza a distintos segmentos de la estructura partidaria mediante la participación de los oficiales intemacionalistas en los Plenos de 1979 y 1981. Al respecto. Luis Rojas señala que Andrés (Hemianito), es el oficial que representa a los militares profesionales en el Pleno de 1979 informando sobre el desarrollo de la «tarea militar-.1* En su exposición daba cuenta del número de oficiales en las diversas especialidades militares con los que contaba el PC en ese momento y señalaba también la disposición del contingente de militantes para el cumplimiento de misiones que el partido planteara.

Según señala el oficial Andrés, Jacinto Nazal, también participó en el Pleno del 79, ocasión que aprovechó para promover diversas reuniones con otros cuadros del partido presentes en el evento y que estaban interesados en los temas planteados por los militares profesionales. Según recuerda el oficial, en esos encuentros «recibió un verdadero clamor de los compañeros del interior, que solicitaban el ingreso de los oficiales al país...». No Obstante, la «Comisión Política rechazó la solicitud, alegando un difuso carácter estratégico de la “tarea militar"».®0 Todo este proceso, sin que se desarrollará aún la participación de los oficiales comunistas en la Revolución sandinista.

De igual forma, las discusiones y los resultados de los seminarios te­nían directa cobertura por miembros de la Comisión Política del PC como Rodrigo Rojas o miembros del Comité Central como Jacinto Nazal. Algo similar sucedía a partir de las distintas visitas realizadas a este segmen­to de militantes por parte de destacados dirigentes del PCCh desde los inicios de la «tarea militar» y sobre tedo, a partir del papel desempeñado por este colectivo de militantes en el triunfo de la Revolución sandinista. Lo anterior señala Luis Rojas, es una de las razones «por la que a Salvador, jefe del colectivo de los militares comunistas, lo nombran miembro del Comité Central en el Pleno de 1981».4,1

Ix» aspectos descritos en los párrafos anteriores, significaron un cam­bio considerable en la situación política de los oficiales en términos cualitativos, ya que las reflexiones, opiniones y documentos desarrollados por los militares alcanzaron una mayor extensión y una distinta valora­ción en el conjunto del PC, sobre todo al fragor de los nuevos y acelerados requerimientos de la política de rebelión popular de masas y todas sus formas de lucha, aportando con experiencia y propuestas a la situación

59. Ibíd . pág. 192 i60. Testimonio de Andrés en: ibíd.61. Ibíd.. pág 205.

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provocada por los anuncios generales en torno al uso de la violencia, U reconstrucción del movimiento popular, al despliegue de la autodefensa, al trabajo militar de masas del partido y al desarrollo y cualificación dr las «acciones audaces» parte del PC.

Lo anterior, queda graficado a nuestro juicio en los constantes reque­rimientos que a partir de esa fecha se realizan por parte del EDI, pata que se autorice el ingreso de estos militares comunistas a Chile bajo la necesidad y el objetivo de aportar al desarrollo de la política militar, peto por sobre todo a la construcción de la fuerza militar propia.62

La política militar del partido

Para el colectivo de militares, tas carencias y errores del partido, como también del propio movimiento popular respecto del tema militar, incidieron en el desenlace de la Unidad Popular y su derrota. Por otra parte, los emergentes requerimientos de la lucha librada por parte del pueblo chileno durante «más de 7 años para derrocar al fascismo y construir un nuevo régimen democrático, ponen en primer plano, junto a importantes asuntos políticos de carácter estratégicos, la necesidad de resolver conjuntamente y con el mismo rango en su carácter, una serie de problemas de orden militar».61

Misma importancia adquiere en el análisis de los oficiales, el temn de la violencia revolucionaria, entendida como violencia de las masas en función de su liberación, «al margen del marco legal del Estado burgués*, inserta claramente en la lucha por el poder. Emergiendo esta, como violencia política o violencia armada, «tanto en los momentos de acumu­lación de fuerzas como en aquel de su despliegue abierto definitivo».6* Para los oficiales, este proceso de despliegue de la violencia revoluciona­ria, se inicia en momentos de una correlación negativa de fuerzas para cJ mundo popular y las fuerzas revolucionarías. No obstante, señaian, la dinámica de la lucha de clases, hará inevitable, tanto para las fuerzas de la dictadura como para los revolucionarios, que el papel de la violencia y análisis militar de la situación política, sea decisivo. De esta forma, para los oficiales, de la necesidad de la violencia y «la inevítabilidad de esta en

62. Al respecto véase Rojas Núñcz y Alvarez, De la rebelión popular a la sublevación imaginada. Antecedentes de ta historia política y militar del Partido Comunista de Chite y dei FPMR, ¡973-1990.

63. WAA- «La Política Militar del PC». En: Documento: La Habana (1931), pág. S.

64. Ibíd.

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Exilio e internacionalismo en ]a militancia comunista de los setenta..

la lucha por el poder se desprende claramente la importancia estratégica del problema militar en la lucha revolucionaria».**

De los aspectos tratados hasta ahora en la propuesta de los oficiales, se desprende el carácter decisivo del problema militar en el proceso revolucionario y la lucha por el poder, la perspectiva estratégica de su contenido, y la urgencia de cualificarlo y ampliarlo como una parte más de la linea política general del partido.

Para los oficiales, del desarrollo de la línea política del partido se desprende su linca militar, la que consistiría en «1a construcción de una correlación militar favorable para la derrota del fascismo, los monopolios y el imperialismo en nuestra patria y la defensa del avance democrático hacia el socialismo; como parte de ello dotar a la clase obrera y al pueblo, en general, del instrumento necesario para el desarrollo de formas armadas de lucha ya sea en terreno táctico, como en el estratégico».66

En otro sentido, se otorga una importancia política táctica y subjetiva al desarrollo de la fuerza militar del partido. Según el planteamiento desarrollado en torno a la política militar del PC, para los oficiales, las experiencias de las revoluciones triunfantes indican que frente a momentos en donde están claras y «maduras las condiciones objetivas de la revolución y algunas condiciones subjetivas están ausentes pero con claras perspectivas de maduración, el desarrollo de la fuerza militar puede ser el soporte necesario para la maduración completa de la situación revolucionaria».*7

Este es un aspecto ampliamente trabajado en las reflexiones del PCCh, sobre todo respecto a la situación en Chile, marco general en el cual se moverán las llamadas acciones audaces por parte de la militancia comunista y que buscaban entre otras cosas, subir los ánimos, cambiar la disposición de las masas respecto de la posibilidad de enfrenar al régimen y echar abajo a la dictadura a partir de acciones que desafiaran abiertamente su dominio, dando confianza a las masas para retomar su protagonismo.**

Señalan además en la propuesta, partiendo de su propia experiencia intemacionalista, que en todos los procesos revolucionarios, no solo la violencia es inevitable en su desarrollo, sino que además, «aun en aquellos

65. Ibíd.66. Ibíd., p¿g. 10.67. Ibíd., pág. 16.68. Ejemplos de estas apuestas políticas se pueden encontrar en Álvarez

y Bravo Vargas, -La memoria de las armas. Para una historia de los combatientes chilenos en Nicaragua».

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L";|;iw.1iy Vére-K Sil^n

llam ad o s tii.i l11'■ n■:clT-:;-i hay llii n U n K n U en q u e [3 p rese neia de tas a rrc ju os el efcmento drciíi'uo |h m el triunfo del m ovim íent^ ^

LSi o estas concepciunes pul [ticas referencia les respt-ctu del problema militar, se presentan gran pílrtc de I:hs reflexiones respecto de l;i impon^H- íia de esra temática #n función del p ro e jo chileno y más concret-imenio, sobre la importancia de las iLireae del partido en relación a las Áurz.11; armadas y La COnSlruccíon de la fuerza miliLar ptopiB.

Según stJlílad Leu oficiaLcs. después de 7 níios dle diCUudiyi cji Chile. Los sucesos políticos comprueban, qnc la dictadura no puede ser derrotada sj]i U n í favorable solución del problema militar. Por tanto, e iia salida requiera Sflgún los m ilitarucom uillflH , ta tarea de asestar contúndanles golpes a las fneizas armadas, piÜrfuEidameíitaJde] régimen, fetos -gol- pes, q llt ícrárt tanto m-Lieíec I l^oS rd 1.;l metlidii <juC el trabajo j^olilico agudice la crisis permanente de] régimen y esta se rcf?cjc cu sus fuerzas aim adas, gracias a una acción consciente dirigida hacia ella, requieren de una org.iiuLi.aeíún militar con cierto grado de dcsarroLLon.1’1 Esta es taimportancia de la eonsTruceión de l í fuerza militar propia y Las orien­taciones general** piiifi abordar el ttm i de las Íueíza í armadas d¿ ta dictadura. Considerando Id anterior, sostienen que en ■■¡América Latina las. revoluciones triunfantes de Cuba y N ica n:i gua.r que pasaron por esta misma m ^ íD C ií, ta resolvieron mediante In creación y elesarro"n de SU precia fuerza mil Liar en ta acción misma de la guerra centra lus ejércitos profesionales de tas respectivas díctacJura3»r71

Agregan aü íin ¿^ quú- en t:l cas>o de Chilej por e] desarrollo y tas caracierisriras de tas f b t i ía j BnBadas del fascismo, puede ser posible que se produzcan desprendimientos y neutralización de una parte de estas. No obsLantc aclaran, esLos «:io se producirán de no :ncdiar fuentes golpea del movimiento revolucionario y tas fuerzas que conquistemos íerán so!f> parLí d.-C 3a fuer ¿-¡I militar del pueblo; eJ ¿Jnoiicmci m ilitar di; ía revoítícíój] chilena #íi resolverá a iraues de la constJ’uocicífl de su propí-sfuerza mil-Ntir»/"

Paríi el desarrollo de esta política, es primordial que ta fueraa que dirija dicho proceso sean los destacamentos armados del partido y Las grandes masas de obreros y ■campesinos a:mados- De Lo anterior seilalan, surgen Lres grandes tarcas de la politice militar del partido: Jo m ia r y desarrollar una fuerza milita 1 propia; resolver adecuadamente el prable-

*v. Álvarez y Bi vú v^r^nj. 4 j memo ría d« I, i - a r im ruf,i uim Iiíh.luim liScO fllbuilA teidliiH H tfll Nitaríipi:t"h fwips. ](v!7; ckstíirííLn (.buitiud ill ns} ■en el arlsJnnil.

70. 3bJd.h |KÜg- 17-71. Ihid71 lb id .F [f« tta ¿ D (bj-^^rdilius] t i el o?igihAl.

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ítin e'Stratú^icn de armar e incOrpOttr a tas masas y por (Jltiitiú, el trabajo por dcstrttír tas ftiei ífls atmadas íasí¡sigs.TJ

Según el cotectivo de of-eiate?', la necesidades ptanccadnis por Jos objetivos polítLCus rL-quieren la construcción de una fuerza militar alra- ineni# hatiilit.i.tta desde-el ]>-jnto de vista lérnicD-inilitar, c*n capacidad de enfrentar d istin ta tareas y objetivos en el ámbito de lo militar. Agre­gan adcrr.ásh que esta íuema mNlltar debe eonstrtórso en pleno proeeso de enfrenc.miento con Is (liltAdurí, p r i nC pill rlicrl Lé púr ta dificultad de COn£LíUÍí t;n autéritieo ejercito en situación de clandestinidad.

En euantu a las Formas que adquiera la luchs armada, estará condicio­nada .i|jor la necesidad tic un espacio fis-ico pdTa la ftieraa militar propia y, por tunto, será la de un;i ndecttatla combinacLÓn de Lucha guerrillera en et cauipu y la ciudad, combinada con ín^urreetiones locales, forma de lograr i» fuizrca militar necesaria pr.rj el tTiwrtt'o de la EiistLrreceióii general». La fuersa militar propta, a^rega^, debe centrarse en unidades terrestres. La orierttacLón de Su desarrollo debe ser hacia "la de un ejército regular; pero al inicio debe tener una estrudura le suficientemente flexible como para enfrentar diferentes formas de Iteha armada para Lo cual deberá contar con cuadros especializados correspondientes".,

Bajo esta lógica, la fuerza trtiliiar propia se organizará en función de !cs valores y principio^ de uno fu i r ía revoluciona riaL Su construedón debe dotar a La clase obrera y at pueblo de capacidades combativas que posibiliten resolver La reas militares que la lucha de clases y la Láctica polfdCB requieran, lía otro sentido, la& accionen de la ñ u n i militar pro- pia deben ser potente;, empleando para eüto todo el potencial combativo con que cuenta el partido de tal iitodo de crear serlos conflictos en el SíllO del ejército enemign y obtener victorias que ayuden al desarrollo del movimiento de masas y 1a incorporación de tas mismas a las tareas derivadas de la guerra^.”1

De lo anterior, se desprende (¡LIE el partido debe considerar el desa­rrollo de acciones armadas que permitan i¿1 desenvolvimiento del movi­miento popular. Contemplando cnire tas acciones armadas, ta defensa armada de actividades, propaganda y manifesiaciones de masas, acciones de propaganda armada, sabotajes que afectan directamente la economía, «sabotajes selectivos realzados por aparatos de combóte especial ¡lados (emergía eléctrica, carne Leras, etc.)r enfrentamiento COfl futrías del ejér- eko., detención de torturadores y sicarios del régimen, protección de

l i x l l w e h i D c m i d o r i l n n e n ¡ n i n i l L i a n c i ^ c o m u n i s t a d e t a s s e t e n t a . . .

73. Ebíd., p ág i. i ? iO .74. Ebid , páps. 33-34.75. Ebid., pág. 3Ú.

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C la u d ia P v t p í S i lv a

reuniones y demás acciones que ayuden a elevar el espíritu efe eomfaftJ) de las masas».**

Señalan per último, que el nombre que adopte el partido puní mi Fuerza militar propia, det>e considerar y expresar el Eiccho de ser -l.i continuadora directa de Lis tradiciones de ta lucha libertaria del pueblu v a la vea ser centro de atracción para el conjunto de fuerzas que luchah contra cJ fascismo. En este sentido “Fuerzas Armadas I.iberia dar Bernardu O'Higgins” tiene esas características»,1'’

Según la propuesta, la tarea fundamental de la política militar fiel partido en ese momento, es la de formar y construir la fuerza mi lita i propia. Sobre todo teniendo en cuenta Su objetivo, el de lograr en 1.■ clase obrera y el pueblo una capacidad de combare en el terreno mi lila i. Para los oficiales, esta fuerza a construir, es ^la fuerza armada del partid» y, por ello, tiene las características esenciales de una fucraa armada revolucionaria». No debe componerse "únicamente “por cuadros del ponido. El partido es quien la dirige, en Su estructura existen elementos que aseguran esa dirección, pero ella está llamada en un determinado momento, a incorporar y dirigir a grandes masas en la Jucha armad ¡tV™

En oíro sentido, señalan que entre las tareas de la fuerza militar propia respecto del desarrollo y las necesidades del proceso político chileno, es esta quien debe confeccionar sus propósitos estratégicos de tal forma que sea et partido quien «asegure el éxito de las acciones principales y, a través de esto, determine la dirección correcia de las acciones de la fuerza militar del pueblo. Si bien este objetivo se logrará mucho más fácilmente en caso de existir un elevado orden de orgarticidad de la fuerza militar del pueblo, hay que preverlo independientemente del restOr Nuestra condición de vanguardia es quien gara ni iza la Consecuencia del conjunto en función de los objetivos planteados».”

Señalar por último, que La fuerza milita)' propia del partido, debe trabajar en la conducción política-militar de La lucha en contra de la dictadura para convertirse en el destacamento central de la fuerza militar del pueblo. Es al fragor de este proceso, donde junto a la fuerza militar del PCCh deben reunirse las distintas expresiones militares de los sectores democráticos y las organizaciones revolucionarias. En este sentido, en la propuesta de los oficiales respecto de la construcción de la fuerza militar propia tiene una «gran importancia el nombre que adopte, que tiene que servir en sí de consigna que aporte fl la lucha política-militar; en este

76- Alvares y Bravo Vareas, «Lo memoria de tu armas. Para una hísloriadelos combatientes chilenos en Nicaragua»,

??. Ibld.79- Ibld., p;íg. 42.79. lb id .r p:lgs. 42 -43 .

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E x i l l p t; i n i c m a c i o n a t i s m D e n l a r c i l í t t n c i a C ü r v .U ( i i s t ; í d e l o ? s e t e n t a ,

sentido debe señalarse a esta fueraa militar como democrática y recoger lo progresista del ejército chileno- “Tuerzas Armadas Libertadoras Bernardo O'Higgins'' coma nombre identifiesdor tiene esas características-.*

Por otra parte, respecto del trabajo hacia las fuerzas armadas de la dictadura, la potinca militar planteada por los oficiales adquiere distintos sentidos y propósitos, todos articulados tpn el objetivo centra! de desrruir las fuerzas que sostenían el poder de la dictadura.

Una de las lineas de trabajo está dirigida hacia el segmento de mili­tares que sufrió directamente los efectos del golpe de Estado de 1973. Asignándole un importante papel a los denominados militares patriotas*, sobre todo» dentro tlel proceso de construcción de alianzas políticas y militares que permitan ena correlación favorable de fuerzas para terminar con la dictadura. Eis-te contingente de militares estaría conformado por Jos miembros de las fuerzas armadas profesionales que fueron expulsado? de las instituciones armadas a partir de] golpe de Estado, principalmente por sus posiciones políticas de defensa de la Constitución y su actitud anrigolpista. Señalan además, la posibiStdad que este tipo Je militar eons- tiiucion3lista se mantenga en esos, momentos al interior de las fuerzas armadas de la dictadura.*1 Entre las características principales que lo asignan a este grupo de militares destaca su heterogeneidad política e ideológica. Encontrándose entre ellos, según los oficiales comunistas, desde posiciones abiertamente revolucionarias a manifestaciones simple de antifascismo.

La tarea principal del partido y de La fuerza militar propia («Fuerzas Armadas Libertadoras Bernardo Q'S-TiggirtS* en la propuesta de los ofi­ciales) hacia este contingente de oficiales, consiste en presentarles una clara alternativa militar. Garantizándoles »una determinada seguridad en sti futuro como profesionales de las armas* buscando que superen su convicción (le no tener ninguna perspectiva al haber sido pasados a retiro™.®3

Por otra parte, plantean la necesidad de desarrollar una política hacia estos sectores con el objetivo de sumarlos a las posiciones revoluciona­rias., H'iio como aliados tácticos de la clase obrera, sino como aliados estratégicos de la misma--, T_cs anterior, considerando las experiencias revolucionarias, desde la rusa a la cubana, "en el sentido de ganar para ¡as posiciones francamente revolucionarias a cuadros del viejo ejército^. Ajuicio de tos militares comunistas, tal situación seria posible gracias a

W . ibid., pág. 43.SI. lbid.r pJg-¿3.82. Ibid,

3 Í 3

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Claudio Pérez Silva

las posiciones políticas cercanas que sustentaban esos militares patriotas en ese momento."

En otro sentido, se señala como un objetivo esencial de la potítint militar del partido, la destrucción de las fuerzas armadas y de los distintos destacamentos armados y aparatos policiales del Estado burgués fascistas existentes en Chile. Según los oficiales, estas fuerzas militares son los pilares fundamentales del poder de la dictadura, «sostén directo de la dominación terrorista impuesta por los sectores más reaccionarios del capital financiero criollo en estrecha alianza con el imperialismo», de ahí la importancia de su destrucción. Señalan además, que para lograr dicho objetivo, se requiere de un protagonismo y conducción por parte del pueblo al alero de un proceso verdaderamente revolucionario. No obstante, agregan, para que este proceso se desarrolle, «resulta impres­cindible. la organización popular de una fuerza militar capaz de cumplir esta tarea».*4 De esta forma, se podrá instaurar un nuevo régimen domo orático, nacional y popular en miras al socialismo. Por tanto, a juicio de los militares comunistas, el establecimiento de un Estado popular con las características señaladas más arriba, requiere el fin del Estado burgués y la derrota total de las fuerzas políticas y militares que sustentan dicho régimen.

En la propuesta de los oficiales, se señala que existen elementos y concepciones que son germen de su destrucción. Situación que se agu­dizaría en contextos en donde las fuerzas armadas se hacen cargo del aparato estatal o en casos de crisis políticas y enfrenamientos armados. No obstante, señalan que estas situaciones o elementos, por si solos no producen el quiebre o la derrota de las fuerzas armadas, se requiere que el partido y el conjunto de las organizaciones democráticas y revo­lucionarias exploten o aprovechen estas condiciones en función de las tareas democráticas y populares. Dirigiendo para ello, lineas específicas de trabajo que ayuden al desarrollo de estas problemáticas.

Entre las contradicciones y problemáticas que se desarrollan en las fuerzas armadas está la separación o subordinación que hacen entre la política y la guerra. Situación que los llevaría a cometer una serie de errores políticos en la conducción y control del Estado, agudizando su aislamiento político y las propias contradicciones en su seno.

Respecto de la situación de conflictos políticas o enfrentamientos armados internos, la subordinación de la política a la guerra los llevaría a recrudecer y violar permanentemente «las leyes objetivas de la lucha

83. Alvarez y Bravo Vargas. -La memoria de las armas. Para una historia de tos combatientes chilenos en Nicaragua».

84. Ibíd.. pág 44.

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Exilio c internacionalismo en Id militando comunista de los seten ta ..

armada y con ello a ser débiles frente a una fuerza que haga adecuado uso de ella». Aspecto que debería aprovecharse para agudizar las contra­dicciones al interior de las fuerzas armadas y señalar caminos daros de la salida a la crisis.

Otros elementos importantes que señalan los militares comunistas respecto de las características y debilidades de la fuerzas armadas de la dictadura, son -producto de su formación política- el desprecio hacia el mundo popular, la dcspersonalízación de los militares y la arrogancia. Situaciones que llevarían a los militares a olvidar por qué están peleando en defensa de la dictadura.

Por último, señalan que tanto el mecanismo de reclutamiento de la tropa -servicio militar obligatorio- que provocaba que fuera constituida fundamentalmente por hijos de obreros y campesinos, como la propia estructura de las fuerzas armadas fascistas, permitían la ocasión para que una gran cantidad de oficiales pudieran tener control real sobre importantes unidades militares. Según los oficiales, todos los elementos y situaciones señalados, posibilitaban y hacían más fácil el desarrollo de algún grado de contradicciones al interior de las fuerzas armadas y que provoquen conjuntamente, el quiebre de sus distintas estructuras. Concluyendo además, que tal situación política «no se producirá por generación “espontánea’*, sino que debe mediar un sistemático trabajo político combinado con golpes de cierta envergadura para que se llegue a la crisis».*4

Entre los factores externos, tanto políticos como militares, que posibi­litaban el desarrollo de contradicciones en las fuerzas armadas fascistas, están el trabajo del movimiento revolucionario dirigido hacia ellas, espe­cíficamente el trabajo ideológico al interior de las instituciones armadas. Resaltando las denuncias de las contradicciones latentes al interior de ellas, como la desigualdad social y la corrupción.84 Desde el punto de vista militar, factores externos que aumentan las contradicciones al inte­rior de las fuerzas armadas son la participación en guerras caracterizadas como injustas, ya sea contra otros Estados o contra su propio pueblo, papel central en la represión a los movimientos de liberación o al campo popular en general.

No obstante, señalan que la crisis al interior de las fuerzas armadas no se producirá sin la existencia de un trabajo sistemático del movimiento revolucionario, orientado y constante en función de lograr en última instancia su destrucción.

85. Ibíd , pág. 48.86. Ibíd., pág. 49.

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Claudio Silva

Por último, señalan una serie de medidas referidas a la destniccinn 'I* las fuerzas armadas fascistas, considerando sus características y la pohtu • militar del partido sugerida en la propuesta. Entre las proposiciones ini» importantes, en términos políticos, destaca el papel central que a<‘ I* asigna al conjunto del partido en la conducción y desarrollo de i a politii« militar. No obstante, se le otorga de todas maneras, una responsabilid.i I fundamental en el despliegue de dicha patítics a ía fueraa militar pn:|ila En « te sentido, se señala, *]a fuersa militar propia debe orientar prtrl# del trabajo en fundón de obtener información militar útil y de crríi condiciones para futuras acciones en las mismas'».”''

En la propuesta de los oficiales, en el ira bajo hacia las fuerzas armada. juegan un papel central los militantes comunistas con formación milit¡n profesional, sobre rodo en el trabajo de propaganda abierta hacia Icn militares de la dictadura, entregando -a los compañeros que se dediquen j este trabajo orientaciones relacionadas, con el lenguaje a utilizar, aspecto* morales que son importantes para los militares,.. >►, lo mismo respccio de las tareas de infiltración en donde se deben señalar las «misión?» concretas en función de la desirucción militar»,*®

Sugieren por último, tomar conocimiento <>de los compañeros qur tuvieron o tienen relaciones con los elementos de unidades militare-*» a modo de «estudiar la continuación o reinicio de estos contactos, con objetivos concretos que deben determinar la fuerza militar propia y l;t dirección del partido^.*

Tomando en cuenta los numerosos y significativos estudios relntivoa a la historia del PCCh durante la dictadura, como también sobre rl proceso político chileno abierto a partir de la década del ochenta, es posible constatar importantes aspectos de la propuesta de los oficiales intemacionalistas en las distintas lineas del trabajo militar desarrollad <v por el PCCh en el marco de la política de rebelión popular de masa y Por ejemplo, en ta mirada y el trabajo hacía las fuerzas armadas de In dictadura o en la construcción de la fuerza militar propia.

Algunos aspectos, como el nombre sugerido por los oficiales pa­ra la fuerza militar propia (“Fuerzas Armadas Libertadoras Bernardo G'Higgins»*}, tendrán otra nominación. No obstante. Frente Patriótico

$7. Alvares y Bravo Vargas, -La memoria de las armas. Para una hLs:cria de los combatientes chilenos en Nicaragua*, pág. 76.

$8. ibíd,, véase anexo fotográfico en donde se grafica algunas de las tarca* desarrolladas por el FPMIl hacía las fuerzas armadas. En ellas se destaca, con el objetivo de mermar su moral y provocar desazón en sus filas, la deserción de Jóvenes militares y carabineros de la dictadura y su ingreso a las fuerzas dd FPMR y su incorporación a la lucha en contra de la dictadura.

89. Ibíd.

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Manuel Rodríguez, nombre que se le asignará a la ftierza militar propia del PCCh a partir de diciembre de 1983, contiene gran parte de los ele­mentos políticos señalados en la propuesta inicial de los oficiales. Misma situación podríamos señalar en función del trabajo desplegado hacia a las fuerzas armadas y en relación a los objetivos y carácter que adquirieron las principales acciones armadas en contra de Jos distintos cuerpos de seguridad del régimen y que se desarrollaron principalmente- a partir del ínido del ciclo de movilizaciones populares y del i nido del accionar político-militar por parte del FPMR.

Como se ha señalado en oirás investigaciones,** el surgimiento de La política de rebelión popular de masas tiene distintas vertientes que alimentaron con reflexión y propuesta dicha salida política, no nació de un solo esfuerzo y se nutrió de distintas experiencias y espacios de reflexión colectiva, además de desarrollarse por estructuras poco tradicionales en cuanto a los lugares de creación política como lo eran sus óiganos de d Erección.

Considerando la historia política del PCCh y el desenlace del proceso respecto de la implementación y desarrollo de «la política militar del PC'» y de la política de rebelión popular de masas, es posible sostener que la iniciativa realizada por los oficiales fue un importante afluente que alimentó a la política militar del PC, actividad que se incrementó sobre todo, a partir del proceso de materialización política-concreta de las apuestas en Chile. Así mismo, las reflexiones centrales sobre el tema de lo militar en la política emanadas por los oficiales, fueron consideradas en algunos aspectos y no en su totalidad.

[ j o anterior a nuestro juicio se debe al carácter estratégico que tenía tanto la formación política de los oficiales, como los contenidos de la propuesta que contemplaba y vinculaba en todo el desarrollo del proceso revolucionario el tema de la violencia y lo militar con la centralidad del poder. Lo que implicaba la incorporación de todo el Partido en el desarrollo de su política militar y en un período de lucha y construcción más largo que la coyuntura abierta desde 1980 a 19fl6. Corrvo todo el desarrollo de la política militar y de la rebelión popular, los contenidos finales de dichas apuestas fueron el resultado de distintos proceso de reflexión. De ahí que consideremos que las propuestas planteadas por los oficiales apenaron y se conjugaron con otras respecto de estos temas.

En oíro sentido, es posible sostener que el ingreso de estos oficiales a Chile a partir de 1983, el destino de algunos de ellos coma responsables y principales mandos de Ja construcción de la fuerza militar propia -Frente

E x i l io c s i H e n ü i í i & r t a l i i i i i a e n la m i l i t a n c i a c o m u n i s t a d e lo s s e t e n t a . . .

90. Véase trabajos citados de Rolando Álvarez, Viviana Bravo Vargas y Luis Rojrvi.

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Ctaudío Pírez Silva

Patriótico Manuel Rodríguez- y el trabajo militar de masas del partido, a cargo de los oficiales intemacionalistas Raúl Pellegrin y Galvarino Apablaza respectivamente, ambos miembros ademas de la Comisión Militar del PC, permitieran materializar politicamente algunos do los aspectos contenidos de la propuesta inicial sobre la política militar del partido. Por último, la incorporación de varios miembros del colectivo de militares repartidos en las distintas estructuras regulares del partido durante el período más álgido de las movilizaciones populares, por tanto del desarrollo de la rebelión popular, posibilitó, de igual manera, la implementaeión de dichas concepciones políticas al calor mismo de la lucha en contra de la dictadura.

Con la reactivación del campo popular y de los partidos de la iiquierda chilena a inicios de los ochenta, sumado además las nacientes muestras de descontento, rechazo y protestas en contra de la dictadura, la necesidad y presencia de estos militares profesionales en Chile comienza a tener un mayor grado de relevancia en el d i bate y en la conducción de la lucha militar en Chile por parte de los cuadros dirigentes del interior. Dicha situación, queda reflejada además, en las reflexiones y sugerencias levantadas par los propios militares responsables de este conjunto de oficiales en Cuba, quienes señalaban la necesidad y la importancia de incorporar a Chile, la mayor cantidad de cuadros militares profesionales para aportar al proceso de enfrentamiento armado a la dictadura.

Sin duda, es a partir de este escenario de mutuos requerimientos y de las necesidades y desarrollo de la política de rebelión popular, desde donde se puede explicar la decisión tomada en 1982 (materializada a mediados de 19S3J por parte de la dirigencia comunista, de permitir el ingreso a Chile del primer contingente de oficiales intemacionalistas para llevar adelante las tareas de la política militar del PCCh, particularmente, la construcción de su fuerza militar propia: el FPMR.

El periodo abierto por las primeras protestas en contra de la dicta­dura, el nacimiento y accionar del FPMR generarán, a nuestro juicio, y esto a modo de hipótesis, un nuevo ciclo de violencia política en Chile. Caracterizado en esta oportunidad, por el surgimiento y protagonismo político-militar de nuevos actores, como Los pan ¡dos políticos de izquierda y la juventud popular [a diferencia del ciclo pasado 1973-1983, rr.arca- do por la violencia hegemóntca de las fuerzas armadas). Asi el FPMR logia aprovechar el contexto social y político favorable para el desarrollo, masificación y legitimación de la resistencia y la lucha armada, para convertirse en uno de los referentes de izquierda con mayor capacidad operativa y militar antidictatorial.

Con el surgimiento del FPMR y el desarrollo del trabajo militar de masas en el PCCh, las acciones armadas en contra de la dictadura como

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Exilio c ¡iitcm.3clonjlis.no en les miliiancia comunista de lo ; setenta,,

ataques a cuarteles militares y policiales,, los sabotajes, voladuras de torres y líneas férreas, ajusticia míenlos a miembros de los cuerpos de seguridad, secuestros, recuperaciones de dinero, armas y comida; los copamiemos territoriales, las emboscadas y las propagandas armadas, asi como las actividades milicianas se incrementaron e intensificaron notablemente, por lo menos basta fines de la dictadura.

Es justamente en el FPMR donde se concentra la mayor parte de militantes con formación militar regular y experiencia combativa en otros procesos revolucionarias (Nicaragua y El Salvador). Lo anterior lo podemos corroborar a partir de los mismos orígenes del Fíente, en sus cuadros dirigentes, en la composición de su Dirección Nacional, en el ro! que jugaron estos combatientes en las principales estructuras y en algunas de las más destacadas acciones armadas en contra de Ja dictadura.

De igual manera,, creemos que la experiencia de Jos militantes comu­nistas que se foguearon y formaron política y militarmente en Chile, que llevaron adelante, desde los inicios de las acciones audaces del PCCh gran parte de la carga operativa y política del FPMR, sumado además el proceso ascendente de móvil isación social vivido en torno a las protestas populares en contra de la dictadura a partir de 19fl3, influyó notablemem te en esta generación de chilenos intemacionalistas que ya se encontraban en nuestro pais siendo parte del FPMR y de las distintas estructuras par­tidarias a las cuales fueron asignados. La masividad y el nivel creciente del enfrentamiento con los cuerpos de seguridad del régimen, la radicali- zación de ¡as protestas nacionales, llevaron .1 los principales mandos o cuadros dirigentes del FPMR a reconfigurar parte de Ja estructura inicial y de los planteamientos lácticos emanados desde el Partido Comunista de Chile. Situación que a nuestro juicio, Jes permitió trasladar elementos y gran parte de la experiencia militar y politica ganada en la guerra de liberación de Nicaragua a territorio chileno.

Anexa fotográfico

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Claudio Pérez Silva

Deserción de conscriptos c ¡ticorporación a las filas del FPMR, mayo de 1986 Fotografía y noticia publicada la revista El Rodnguista, órgano oficial del Fienu- Patriótico Manuel Rodríguez. El Rodriguúta n.® 35, pág. 23.

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Exilio e internacionalismo en la militancia comunista de los setenta..

Deserción de Carabinero e incorporación a las filas del FPMR, Diciembre de 1985. Fotografía y noticia publicada en la revista £2 Rodnguis(a. órgano oficial del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

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Capítulo 12 Violencia política y transición a la democracia en el Chile de los noventa. El MAPU-Lautaro y la derrota de la vía revolucionaria

Ivette Lozoya López

La d e te n c ió n d e l líd e r de l M A PU-Lautaro G u ille rm o O ssandón , el 15 d e ju n io d e 1994 , m a rc a el o caso d e l p a r tid o re v o lu c io n a r io q u e h a b ía d ec id id o , lu eg o d e l té rm in o d e la d ic ta d u ra , c o n tin u a r co n las acc iones a rm ad as h asta la consecución de la transfo rm ación rad ica l d e la sociedad, e s to es, la in s ta la c ió n del socia lism o . La d e sa r tic u la c ió n d e l g ru p o - l o cual es un éxito p a ra la rec ien tem en te in sta lada d em o crac ia - se enm arca en una política de an iqu ilam ien to y desm ovilización d e las organ izaciones p o lítico m ilita re s d e izq u ie rd a q u e se o rig in a ro n e n tr e los añ o s 1965 y 1 9 8 3 ,' d eb id o a la n ega tiva de estas de d e ja r las a rm as u n a vez a rr ib ad a la dem ocrac ia .

El p resen te cap ítu lo se p lan tea com o objetivo, an a liz a r el accionar del M A PU -Lautaro en los añ o s de tran s ic ió n a la d em o c rac ia . A trav és del análisis de d o c u m e n to s in te rn o s e lab o rad o s p o r e l p a rtid o , de a rtícu lo s de p rensa , crón icas no ticiosas y en trev istas a algunos m ilitan tes, p re tende d a r cu e n ta d e las im p licanc ias que tien e p a ra el M A PU -Lautaro la co n ti­n uac ión de la lu ch a a rm a d a en un co n tex to po lítico adverso . U tilizando el e n fo q u e h is tó rico p a ra a n a liz a r la v io lencia po lítica , in d ag a rem o s en las fo rm as q u e a d q u ie re el acc io n a r a rm ad o del L au taro , los su je to s que

1. Estas o rganizaciones a parte del Lautaro son el M ovim iento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fundado en 1965 y el F rente Patriótico M anuel Rodríguez (FPMR). De estas se desprenden algunas otras como por ejemplo el Destacam ento M irista Pueblo en A rm as y el D estacam ento Raúl Pellegrín.

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Ivette Lozoya López.

p artic ip an en esas acciones, así com o el desp liegue rep resivo del Estado en re sp u es ta a la d e te rm in ac ió n de no ab a n d o n a r la vía revo lucionaria .

Las acc iones an te s re fe ridas se v incu lan a la po lítica del p a rtid o , que id en tif ica co m o su je to rev o lu c io n ario al jo v en reb e ld e . Q u ién es son esto s jó v en es reb e ld es, cóm o se m a teria liza esta po lítica y cuáles son las c o n secu en c ia s , se rá n tam b ién in te rro g a n te s que g u ia rá n las sig u ien tes p ág in a s . F in a lm en te , p la n te a re m o s a lg u n as h ip ó te s is exp lica tivas de la d e r ro ta p o lítica y m ilita r de la o rg an izac ió n , sin p re te n d e r c e rra r la d iscusión y m ás b ien , de jan d o ab ie rta s nuevas líneas de ap rox im ación al tem a .

La larga transición

La in s ta lac ió n de la d em o crac ia a la q u e as is te el pa ís en los años n o v en ta , es la conso lidación de una larga transición in iciada dos décadas a n te s y de la cual el M A PU -Lautaro es tam b ién a c to r p ro ta g o n is ta . Este p ro ceso , a b a rc a vario s asp ec to s , no re fe rid o s to d o s a la d e n o m in a d a tra n s ic ió n p o lítica , ya q u e la tran s ic ió n de la q u e h ab lam o s invo lucra to d o s los a sp ec to s d e la so c ied ad ch ilen a y co m ien za u n a d é c a d a an te s de l p roceso que desem bocará en el plebiscito de 1988. Uno de los actores m ás a fec tad o p o r este trán s ito , es el sind ica lism o . La tran sfo rm ac ió n de la so c ied ad ch ilen a q u e se co m ien za a d e sa rro lla r d u ra n te la d ic tad u ra , im plica la in sta lac ión del neo liberalism o, que d esm an te la la construcción po lítica , social y económ ica b a sad a en el E stado desa rro llis ta .

Los años de d ic ta d u ra deb ilitan el m ov im iento sind ical y po r ende , la acción política de qu ien hab ía sido sind icado por los partid o s de izquierda com o el su je to d e la revo lución , los tra b a ja d o re s . E n tre 19 7 9 y 1981 se d e c re ta ro n u n a se rie d e leyes d e s tin a d a s a d ism in u ir el p o d e r de n eg o c ia c ió n q u e te n ía n las o rg an izac io n es de tr a b a ja d o re s en pos del m e jo ra m ie n to d e sus co n d ic io n es lab o ra les . H asta ah í, los s in d ica to s y a so c iac io n es g rem ia le s , h a b ía n e s ta d o co n d u c id a s p o r los p a r tid o s ob rero s y h ab ían a lcan zad o un a lto g rado de p ro tecc ió n g a ra n tiz a d a por el Estado. S ituación d is tin ta se daba desde los ochen ta , d o n d e la re lación e n tre tra b a ja d o re s y em p re sa rio s se h a b ía p riv a tiz a d o y el E stad o n o reco n o c ía ro l m e d ia d o r en las d isp u ta s e n tre lo q u e c o n s id e ra b a a h o ra com o en tes p rivados. En este proceso, las o rgan izaciones de traba jado res p e rd ie ro n su rol económ ico, su posición institucional y su p o d er po lítico . 2 En este co n tex to d e cam b io social, o tro s son los q u e a su m e n la lu ch a política , que en la década del ochen ta ten d rán com o principal objetivo la

2. Paul Drake. «El movimiento obrero en Chile: de la Unidad Popular a la Concertación». En: Revista Ciencias Políticas, vol. 23, n.° 2: Santiago de Chi­le (2003). ISSN: 0718-090X. DOI: 10 . 4067 / S0718 - 090X2003000200007. URL:

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile de los noventa .

sa lid a de la d ic ta d u ra . Son los p o b lad o res los q u e sa le n en las d is tin ta s jo rn a d a s de m ovilización a exigir la vue lta de la dem ocrac ia , así su rge, a ju ic io del L autaro , «el pueblo rebelde» que se forja en el ciclo de p ro testas in ic iado en 1 9 8 3 .3

No ob stan te , si b ien , la llegada de la dem ocracia se h ab ía p rec ip itado p o r a c o n te c im ie n to s d o n d e los sec to res p o p u la re s y las o rg an izac io n es p o líticas de iz q u ie rd a 4 e ra n p ro tag o n is ta s , el i t in e ra r io d e l p ro ceso se h a b ía a ju s ta d o y p a c ta d o en re lac ión a la p ro g ram ac ió n d e la p ro p ia d ic ta d u ra y las ex ig en c ias de los p a rtid o s q u e no q u e r ía n u n a sa lid a v io len ta ni p o p u la r al p e río d o . Ese p ac to im p licaba ta m b ié n d e ja r fue­ra d e las d ec is io n es y p a rtic ip ac ió n al m ov im ien to p o p u la r, q u e h ab ía lo g rad o re a r tic u la rse en el fu lgo r de las p ro te s ta s y b a jo la co n d u cc ió n d e las o rg an izac io n es po líticas an tid ic ta to r ia le s de la izq u ie rd a rad ica l , 5 o rg an izac io n es que en e s te co n tex to n uevo , tam p o co te n ía n cab id a . La tran sic ió n p ac ta d a , com o se le com enzó a llam ar ya en ese en to n ces, no sa tis fac ía a q u ien es se h a b ía n c o n stitu id o p a ra liq u id a r a la d ic ta d u ra y no p ara negocia r con ella , p a ra estos fue un golpe fuerte , pues q u ed ab an sin p o lítica , s in co n sig n a y sin el apoyo am p lio q u e sign ificaba la lu ch a p o r la dem ocrac ia .

La d ic ta d u ra no fue d e rro c a d a so lo p o r el m o v im ien to p o p u la r, ni p o r las o rg an izac io n es rev o lu c io n aria s y su ca íd a se d eb ió a su p ro p io d e sg a s te fre n te a la a m e n a z a q u e sign ificaba p a ra e lla u n m o v im ien to p o p u la r en a lza y las críticas d e E stados U nidos, e s to po sic io n ó a los p a rtid o s d e cen tro , un sec to r de la d e rech a y la izq u ie rd a ren o v ad as a la cabeza del p roceso tran sic iona l.

Los ob je tivos d e l m o v im ien to p o p u la r fueron s e p a rá n d o se de los o b ­je tiv o s de la c en tro d e rech a y la izq u ie rd a ren o v ad a , las o rg an izac io n es p o p u la res q u e rían se r p ro tag o n is ta s de l fin de la d ic ta d u ra , p e ro rá p id a ­m en te fu ero n exclu idos y la tran sic ión se h izo «ev itando la g u e rra civil», lo q u e en la p rác tica s ign ificaba ev ita r la e s tra te g ia in su rrecc io n a l q u e p rev e ía la izq u ie rd a a rm a d a p a ra p o n e r fin a la d ic ta d u ra e in s ta la r u n go b ie rn o popular.

El éx ito po lítico d e la n egoc iac ión , la acog ida q u e tuvo la a p e r tu ra dem ocrá tica en la c iu d ad an ía y la asunción exitosa del p rim er p res id en te civil lu eg o d e 17 añ o s - e l d e m ó c ra ta c ristiano Patric io A y lw in - ob ligó

http : / / www . scielo . el / scielo . php ? script = sci _arttext & pid = S0718 - 090X2003000200007&lng=es&nrm=iso (visitado 08-11-2010), págs. 148-158.

3. Luchamos por un Chile Popular, nuestro camino es la guerra insurreccional de masas. Enero de 1985. Documento interno.

4. Nos referimos principalmente al Partido Comunista y los organismos de derechos humanos.

5. El MAPU-Lautaro, FPMR, MIR.

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Ivette Lozoya López

al L au ta ro , co m o a l re s to d e la izq u ie rd a R evo lucionaria , a c e n tr a r su d iscu rso en la d e n u n c ia de las co n tin u id ad es , re c h a z a n d o el calificativo d e d em o c rac ia p a ra e l n u ev o rég im en .

A p rincip ios d e los o ch en ta y luego en los noventa , el M APU-Lautaro6 se re iv in d ica co m o el c o n tin u a d o r de los p rinc ip io s d e l MAPU y d e su fu n d ad o r R odrigo A m brosio , ra tificando la vía a rm ad a com o estra teg ia re ­vo lucionaria y p ro y ec tan d o la lucha m ás allá de la d e rro ta de la d ic tadu ra h a s ta lo g ra r el so c ia lism o . 7

Estas ra tificac iones tien en m ucho sen tido en los ochen ta , en el con tex ­to de la ex is tenc ia de u n a d ic tad u ra que de rro tó la vía in stituc ional hacia el socialism o y que e je rce una c ruen ta represión con tra el m undo popu lar y co n tra los partidos po líticos de izquierda. Sin em bargo , es necesario p re­gu n ta rse q u é significa esta ratificación en los noven ta , cuando el con tex to es d is tin to y el socia lism o es un objetivo que los p a rtid o s de la izqu ierda ch ilen a h a n su b o rd in a d o al d e la recuperac ión d e la dem ocrac ia .

El tra s fo n d o de estos p rincip ios revolucionarios que el L autaro m an tie ­ne, tien e q u e ver con los lím ites que la o rgan izac ión ve en la dem ocracia rec ién in s ta la d a , y la desconfianza que sobre esta pesa , deb ido al «pacto» social, e c o n ó m ic o y p o lítico q u e le d io o rig en y q u e m a n te n ía in ta c to el m o d e lo n e o lib e ra l . De e s ta m a n e ra , el d iscu rso d e l L au ta ro se in scribe e n las ló g ica s q u e se g ú n W ald m an n y R einares tie n e n los p ro ceso s de v io lencia e n A m érica L atina d o n d e , a d iferencia d e los eu ro p eo s que son de c a rá c te r nacional, estos se desarro llan por cuestiones socioeconóm icas p r in c ip a lm e n te . 8 El análisis fu n d am en ta l del M A PU -Lautaro es que , pese al cam b io d e ad m in is tra c ió n e s ta ta l, p e rs is ten las ra z o n e s e s tru c tu ra le s p a ra el d e sa rro llo de la revolución. La lucha p o r lo ta n to , no e ra ya contra la d ic ta d u ra , e ra contra la d esigua ldad que p ers is tía luego de la salida de P inochet.

6. El Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), había nacido en 1969 de una escisión de un grupo de jóvenes de la Democracia Cristiana, en diciembre d e l9 8 2 esta organización crea el Movimiento Juvenil Lautaro como parte de la estrategia p a ra enfrentar la dictadura. En el Quinto Pleno de la organización desarrollado en agosto de 1983, el MJL se separa del MAPU constituyendo lo que se denom inaría como MAPU-IAUTARO.

7. G ristina Moyano plantea el surgimiento del MAPU-Lautaro como parte del proceso de renovación vivido en los partidos de izquierda y particularmente por el MAPU. Para la autora el «Lautaro» es una de las expresiones de dicha renovación. Cristina Moyano. «La retórica de la renovación hasta su paroxismo: del MAPU renovado al Lautaro». En: Revista Historia de las Mentalidades, vol. 2, n.° 12: Santiago de Chile (2008), págs. 123-148.

8. Fernando Reinares y Peter Waldmann, comps. Sociedades en Guerra Civil. Conflictos violentos de Europa y América Latina. Barcelona: Editorial Paidós, 1999.

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile d e los noventa .

La insistencia del MAPU-Lautaro en la vía revo lucionaria , sin em bargo , im p licaba re iv in d ica r la v io lencia y específicam ente la lu ch a a rm ad a , en un co n tex to adverso , en el que se h ab ía in s ta lado un d iscu rso de re sp o n ­sab ilid ad es c o m p a rtid a s en el q u ieb re in s titu c io n a l de 1973 , se ñ a la n d o q u e fue un p ro ceso d e esp ira l d e v io len c ia lo q u e d e riv ó en el go lpe; la v io lencia - s e g ú n el discurso d o m in a n te - e ra el o rigen del p rob lem a y no la posib le so lución. El d iscurso institucional dem oniza la v io lencia social, e q u ip a ra n d o la v io lenc ia de las o rg an izac io n es rev o lu c io n a r ia s - p l a n ­te ad a s p o r e stas com o leg ítim a en el p roceso de su p erac ió n m a te ria l del p u e b lo - con la v io lencia u tilizad a p o r la d ic ta d u ra c o n tra d ich a acción lib erad o ra . La v io lencia en tonces no ten d ría cab ida , d eb ía se r e lim in ad a ya que , in d e p e n d ie n te de su ap e llid o - r e v o lu c io n a r ia o r e s ta u ra d o ra - h ab ía g en e rad o he rid as que todos q u erían s a n a r e inc luso olvidar.

A dem ás d e la desleg itim ación discursiva, en té rm in o s de p a rad ig m as o re fe ren tes ex terno , no había una experiencia que a len ta ra la v ía revo lu ­c io n a ria . Si b ien en los o ch en ta , la R evolución sa n d in is ta en N ica rag u a pudo significar una reañ rm ación para la lucha a rm ad a en pos del socialis­m o, en los n oven ta , d icha revolución ya no existía, y la ca ída del m uro no sólo g e n e ra b a cu es tio n am ien to s a la estra teg ia sino , al ob je tivo m ism o.

En C hile tam p o co la s itu ac ió n e ra m u y a le n ta d o ra , a p e sa r d e q u e la izq u ie rd a rev o lu c io n a ria c reyera q u e P in o ch e t no ib a a a c e p ta r u n a d e rro ta y que fren te a ello, el pueb lo iba a reacc ionar g e n e ra n d o las con ­d ic iones p a ra u n a sa lida revo lucionaria: la d ic tad u ra acep tó el re su ltad o d e l p leb isc ito , y la v u e lta a la d em o crac ia fo rm al p a re c ía se r m u y b ien recib ida p o r este pueblo pobre, o tro ra su sten to de la n ecesaria revolución.

El joven rebelde como sujeto de la revolución

El M APU-Lautaro com o organización au tónom a, luego del qu ieb re en 1983 con su organ ización m adre el MAPU, ratifica tres aspectos cen tra les de la po lítica orig inal: la opción p o r un proyecto socialista , la consecución de este p royecto po r vía revolucionaria y en fren ta r la d écad a d e l och en ta fu n d a m e n ta lm e n te a p o y a d a en las ex p res io n es p o p u la re s ju v e n ile s d e este país. O bjetivos, e s tra teg ia y su je to están aqu í señ a lad o s y g u ia rán la acc ión d e la o rg an izac ió n . E stas defin iciones no v a rían su s ta n c ia lm e n te luego q u e en 1989 el p leb iscito d ie ra el triun fo al NO.

Bajo el an á lis is q u e el g o b ie rn o d e Aylwin es só lo u n a n u e v a a d m i­n is tra c ió n d e l m ism o rég im en in a u g u ra d o con el g o lp e m ili ta r d e 1973 , el M A PU -Lautaro, dec id e seg u ir o p e ra n d o en pos d e l lo g ro de l ob je tiv o final, el socialism o, sigu iendo la estra teg ia de la in su rrecc ió n d e m asas y b u scan d o el apoyo del m u n d o p o p u la r juven il. Si b ien el ob je tivo e ra la trad ic io n a l lucha p o r el socialism o, los Iau ta ris ta re co n o cen las tra n s fo r­

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Ivette Lozoya L ópez

m aciones en la sociedad ch ilena de inicios de los noven ta y refuerzan una de fin ic ió n q u e se v en ía c u a ja n d o d e sd e su co n fo rm ac ió n m ism a: qu ien d eb e co nducir la revo lución es el pueb lo rebelde y en este cam po am plio y d iverso , los jóvenes popu lares y rebeldes tienen una ta rea fundam enta l. Así, en en trev is ta a a lgunos de sus líderes en la rev ista Página Abierta en 1991 Jo rg e C astillo y R icardo G óm ez, este ú ltim o seña la :

«No creem os que en estos m o m en to s ex is tan ex p res io n es d e c lase sino m ás b ien hay estam en to s y com posiciones sociales, tan to generacionales com o de funciones. Por o tra p a rte este es un país que en su esencia está constitu ido en tre un 6 0 % o un 7 0 % d e jó v en es . Y eso es hoy d ía m ás v ita l q u e las a n tig u a s e s tru c tu ras de sus ten tac ión de un proyecto revo lucionario . El rol d e los trab a jad o re s hoy d ía pasa a seg u n d o p lan o p o rq u e está en tram p ad o y adem ás está ab so lu tam en te m inado po r la an tig u a ex perienc ia , no así la ju v en tu d .

M ás b ien defin im os a los sec tores m ás claros, que d e n o m in a ­m os los “m ás a v a n z a d o s” de las d is tin ta s in s tan c ia s sociales, q u e son los q u e cu m p len un rol m otor. Es decir, los sec to res av an zad o s d e los jóvenes , de la in te le c tu a lid ad y d e l pueb lo .Ellos so n el o b je to fu n d a m e n ta l de la re a lizac ió n d e n u e s tra p o lítica » .9

E sta p e c u lia r c a rac te rizac ió n de la so c ied ad ch ilen a y el a b a n d o n o d e l o b re rism o clásico de las o rg an izac io n es rev o lu c io n a ria s de los años s e se n ta y se te n ta , s itú a al M A PU -Lautaro en p len o p ro ceso tran s ic io n a l ch ilen o , q u e com o ya señ a lam o s , a b a rca m u ch o s m ás a sp ec to s q u e el p aso d e u n a d ic ta d u ra a u n a d em o crac ia , h ab la tam b ién de los cam bios soc ie ta les que se h ab ían p ro d u c id o u n a d écad a an tes , co n sis ten te s en la p recarización del em pleo p roducto de las reform as neo libera les; la rep re ­sión a los sind ica to s, v incu lados h is tó ricam en te a la cu ltu ra d e izqu ie rda q u e la d ic ta d u ra q u e ría h acer d esap a rece r; la fa lta d e ex p ec ta tiv as d e la ju v e n tu d , y la p ro life rac ión de una pob reza d u ra . En esta rea lid ad y con los a rg u m en to s an te s referidos, el L autaro se vuelca hac ia la c reación de una política que te rm in a conso lidando , en sus concepciones, a los jóvenes p o b lad o res com o el su je to de la revolución .

En el 2 0 0 4 , d e sd e la cárce l, el líd e r y fu n d a d o r d e la o rg an izac ió n G u ille rm o O ssan d ó n , d e n o m b re po lítico D iego C arvaja l, s e ñ a la b a q u e «el esp íritu L au taro» [era] «G ente joven que q uería p e rd e rle el m iedo a la d ic ta d u ra , un m ied o espeso , tu p id o , q u e m arcab a to d o s los r in co n es de

9. Equipo de redacción. «Entrevista a Jorge Castillo y Ricardo Gómez». En: Pagina Abierta-, (1991).

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile de los noventa.

la so c ied ad y ju g a rse p o r la re s is ten c ia » . 10 La ju v e n tu d d e los o c h e n ta y n o v e n ta , q u e h ab ía hech o su b a u tism o rev o lu c io n a rio en las p ro te s ta s , n o ten ía los v íncu los con el m o v im ien to p o p u la r d e r ro ta d o el 1 1 d e sep tiem b re de 1973, e ran los pob ladores que no te n ía n n ad a que perder, q u e h a b ía n ac u m u la d o rab ia y esto s fac to res d e sa ta b a n su a u d ac ia , su ir rev e ren c ia y su v o lu n ta rism o , ca rac te rís tic a q u e el M A PU -Lautaro se d isp u so a conducir.

C uando el M APU-Lautaro se refiere a la ju v en tu d rebelde, está h ab lan ­do de un segm en to de edad pero tam bién se refiere a su o rigen social. Los jó v en es convocados son los pob ladores, m arg inales en té rm in o s sociales, po líticos, económ icos, el sec to r c read o al a le ro d e las tran sfo rm ac io n es e s tru c tu ra le s . Ya no e ra n los jó v en es u n iv e rs ita rio s d e los se se n ta , sino jó v e n e s p o b lad o re s y e s tu d ia n te s secu n d ario s de ex tracc ió n p o p u la r los convocados y son las m ism as acciones «más cercanas a los requerim ien to s del m un d o popular, fias que] le perm itieron al M APU-Lautaro crecer espe­c ia lm en te en tre los jó v en es desem p leados o su b o cu p ad o s de las g randes c iu d ad es del p a ís» . 11

La iden tificac ión d e l su je to d e la revo lución tien e d ire c ta in c id en c ia en el tipo de acciones a realizar, la opción por «el m undo p o p u la r juvenil» y la in su rrecc ión de m asas, im plicó que la po lítica del M A PU -Lautaro se volcara hacia la co tid ianeidad , que im plicaba, según ellos, la construcción de l soc ia lism o d esd e las acc iones ce rcan as al su je to rev o lu c io n a rio . El qu ién y cóm o, se constitu y ó en u n a d e las p rinc ipales p ecu lia rid ad es de este pa rtid o .

La p ro ced en c ia del M A PU-Lautaro d esde u n m o v im ien to ju v en il que ro m p e con el p a r tid o y q u e se co n stitu y e en u n o d e sd e ah í, nos lleva a p reg u n ta rn o s qué fue prim ero, la concepción insurreccional que define las acciones, a rrib an d o luego a la conclusión de que el su je to ad ecu ad o para el con tex to y la estra teg ia era el joven rebelde o, dad a la com posición del m ovim ien to , se a ju s tó la teo ría y se construyó la política .

Violencia y transición a la democracia

Para el L autaro la lucha con tra la d ic tadura no era un fin en sí m ism o, sino q u e e ra p a r te de l p ro ceso p o r el cual el p u eb lo re b e ld e d e rro ta rá al c ap ita lism o , e s ta d e rro ta se rea liza r ía a través de la e s tra te g ia in su ­rrecc io n a l la q u e h ab ía de fin id o ya en los años o c h e n ta se ñ a la n d o que consistía en tres fases de lucha; «prim ero en una fase de desgaste político,

10. Guillermo Ossandón. «No estoy atrapado en el resentimiento». En: revista El Sábado: (24 de agosto de 2004).

11. Igor Goicovic Donoso. «Transición y violencia política en Chile (1988- 1994)». En: Revista Ayer, vol. 3, n.° 79: Madrid (2010), pág. 69.

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Ivette Lozoya L óp ez

id eo ló g ico y ta m b ié n físico; seg u n d o , u n a d in á m ic a de e n fre n ta m ie n to q u e es el d e sa r ro llo c rec ien te d e la ac tiv id ad in su rrecc io n a l de m asas y tercero , es la g u e rra o en fren tam ien to global donde se tra ta de hacerle la g u e rra al en e m ig o d e m an era rad ica l in in te r ru m p id a en todo el pa ís» . 12

A casi u n a d é c a d a de su con fo rm ac ió n , es en los n o v e n ta c u a n d o el L au ta ro a d q u ie re co n n o tac ió n púb lica , el a c c io n a r po lítico m ilita r d e la o rgan ización se increm en ta y se hace m ás v io len to en estos años, lo que se c o n tra p o n e co n los in ten to s del E stado de in s ta la r u n a in s titu c io n a lid ad d e m o c rá tic a p a ra d a r p o r fin a lizado el p e río d o d e e n fre n ta m ie n to s y v io lencia po lítica .

Los ú ltim o s a ñ o s de la d ic ta d u ra y los p rim e ro s d e la tran sic ió n , e n c u e n tra n al L au ta ro con u n a m ilitan c ia c o n so lid ad a . H ab ían crec ido en núm ero , ad em á s de con tar con un núcleo con form ación y experiencia po lítico m ili ta r d eb id o al a cc io n a r d e sa rro llad o en los ú ltim os años. Así los m apucis ta -lau ta rinos, pese a las in tenciones de la C oncertación de dar v u e lta la p á g in a d e la v io lencia po lítica , p la n te a n la p ro lo n g ac ió n de la g u e rra q u e se g ú n ellos, hab ía sido d ec la rad a p o r la d ic ta d u ra en 1973 y asu m id a p o r el pueb lo en las jo rn a d a s de p ro te s ta de l 1985 y 1 9 8 6 .13

La co n v o ca to ria , eso sí, no e ra p ara el c lásico m o v im ien to p o p u la r o clase trab a jad o ra , e ra para el pueblo rebelde, aquel que hab ía su rg ido de las cen izas d e l m o v im ien to p o p u la r h is tó rico en 19 8 3 . Para el L au taro , h a b ía un q u ie b re e n tre el m o v im ien to p o p u la r h is tó rico y el q u e ah o ra ellos e s ta b a n co nvocando . La d ic ta d u ra y la d e re c h a en el p o d e r hab ían p roduc ido ese qu ieb re , el m ovim iento po p u la r h is tó rico hab ía sido d e rro ­ta d o con el go lpe , reduc ido , m in im izado , m a rg in ad o y d e sd e ah í, desde el m a rg e n , el p u eb lo reb e ld e se h a b ía co n s titu id o e n el c o n te x to de las p ro te s ta s del 83. Ese sería el que en fre n ta r ía a la d ic ta d u ra y que ah o ra el L au taro convocaba a segu ir co m b atien d o en las c a lle s . 14

La m ayoría de los estud ios hechos hasta ah o ra sobre el MAPU-Lautaro se ñ a la n q u e una de sus ca rac te rís tic a s es la im p le m e n ta c ió n d e una «nueva form a de h acer po lítica» , 15 esto tiene q u e v e r p rin c ip a lm en te con

12. Diego Carvajal. «Luchamos por Chile popular». En: Mapa y estrategias recientes de la izquierda subversiva. Instituto Libertad y Desarrollo: n /d , 1991, pág. 9.

13. Equipo de redacción. «Una juventud sin brújula». En: Revista Análisis, vol. XII, n.° 350: (24-30 de septiembre de 1990).

14. Carvajal, «Luchamos por Chile popular», pág. 25.15. Pedro Rosas. Rebeldía, subversión y prisión política. Crimen y castigo en

la transición chilena 1990-2004. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2004; estas interpretaciones se encuentra también en las tesis inéditas de Nicolás Acevedo. «El MAPU-Lautaro en las protestas populares (1978-1985)». Tesis de lie. Universidad Arcis, 2006; Ayleen Faure Barcur. «Los locos del poder, aproximación histórica n

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile de lo s noventa.

las fo rm as q u e a d q u ie re n su acc io n a r ta n to en su in se rc ió n , fo rm as de rec lu tam ien to de la m ilitancia y las acciones a rm ad as que tienen ca rac te ­rísticas que las d is tinguen del MIR o del FPMR. Esta nueva form a de hacer p o lítica , p re te n d e re c h a z a r el a p a ra tism o y v in cu la r d e lleno al p u eb lo e n la lu ch a , ya no p o r la d em o c ra tiz ac ió n , sino p o r la tra n sfo rm a c ió n p ro fu n d a de la sociedad .

S egún M arcos P au lsen , ex m ilitan te de l M A PU -Lautaro, las acc iones a rm a d a s de m ay o r e n v e rg ad u ra se d e sa r ro lla rá n e n tre 1 9 9 0 y 1 9 9 2 16 y se rá n e je c u ta d a s en u n princip io p o r las llam ad as F u e rz a s R ebeldes y P o p u la res L au ta ro . D ichas o p e rac io n es son co m ple jas , no ta n to p o r su en v erg ad u ra com o por los objetivos que persiguen , ya que se constituyen e n sí m ism as com o p a r te del p roceso de p ro p a g a n d a , fin an c iam ien to , c u m p lim ien to de ob jetivos políticos específicos y e n se ñ a n z a del pueb lo . E stán v is tas com o un p roceso a sc e n d e n te en el d e sa rro llo de la o rg a ­n izac ió n , en las q u e la m ilitanc ia se fo rm ará y a d q u ir irá co m p ro m iso revo luc ionario .

Su acc io n a r a d q u ie re d is tin ta s fo rm as y e n tre e llas las m ás s im p les - e n té rm in o s de co m p le jid ad de ob je tivos p o l í t ic o s - so n las « recu p e ra ­c iones» q u e im p licab an so lo ob je tivos m a te ria le s . Se t r a ta b a d e asa lto s p e rp e trad o s po r la o rganización p ara financiar sus ac tiv idades. Estas fue­ron ad q u irien d o com plejidad a través del tiem po; si b ien en u n princip io e ran concebidas sim plem ente com o robo de d inero , m ás ta rd e estos robos in c lu irían a rtícu lo s que sim bo lizaban el giro juven il que h ab ía ad q u irid o cen tra lid ad en la política del Lautaro. Los condones, casettes, ap a ra to s de m ú sica , son id en tif icad o s p o r los m ilitan te s com o a rtícu lo s d e p rim e ra n eces id ad que hab ía que « recuperar» p a ra el pueb lo jo v en y rebelde .

O tra de las acc iones d e sa rro lla d a s p o r la o rg an izac ió n e ra n los co- p a m ie n to s te rrito ria le s a rm ad o s (CTA) co n sis ten tes en acc iones de p ro ­p a g a n d a o re p a r tic ió n d e p ro d u c to s . Se rea liz a b a n en p o b lac io n es de S an tiag o d o n d e un co n tin g en te a rm ad o m archaba m o s tra n d o a rm a m e n ­to d e d is tin to tipo , g rita b a n consignas y en a lg u n o s casos se re p a r tía n p ro d u c to s que p rev iam en te hab ían sido « recuperados» .

Los levan tam ien to s popu lares, en tan to , se rea lizaban en pob laciones e m b le m á tic a s d o n d e la o rg an izac ió n ten ía un tra b a jo d e in serc ió n lo su fic ien tem en te a rra ig ad o com o p ara p a rtic ip a r en ellos. E ran defin idos p o r la o rg an izac ió n com o «co p am ien to s con p a rtic ip ac ió n de l p u eb lo reb e ld e» - q u e es el sec to r m ás av an zad o de los p o b r e s - a su en ten d e r,

la experiencia del Movimiento Juvenil Lautaro 1982-1997». Tesis de lie. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, 2006.

16. Entrevista a Marco Paulsen militante del MAPU-Lautaro, septiembre 2010.

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Ivette Lozoya L ópez

e s ta s acc iones e ran un paso de p o d e r concre to , e ran co n sid e rad as com o u n sa lto cu a lita tiv o en la construcción real de poder.

Lo nuevo en el h ace r política, em pieza a m ateria liza rse en los noventa , en p le n a tra n s ic ió n , con la ad o p c ió n de u n a p o lítica o r ie n ta d a a ese « p u eb lo reb e ld e» , h ac ia la ju v e n tu d p o p u la r y va a sig n ifica r q u e ju n to con la incorporación de objetivos políticos y m ilitares novedosos, com o el a sa lto a farm acias p ara su s traer condones, tam bién exista una trasgresión de a lgunos princip ios básicos de la e stru c tu ra o rgán ica, el m ás im portan te d e e llo s, la e sp ec ia lizac ió n . De e s ta m an e ra , la d iv isión d e las fuerzas e n tr e aq u e llo s q u e d iseñ an la po lítica , qu ien es se in s e rta n en las m asas y q u ie n e s o p e ra n m ilita rm e n te , va a d e ja r de existir. E sta tra sg res ió n a las lógicas de la e sp ec ia lizac ió n im plica q u e en las acc io n es a rm ad as a n te s d e sc rip ta s , to d o s p a rtic ip an , los je fe s tam b ién , lo q u e com ienza a llen a r de m ística a la m ilitancia, sobre todo a los jóvenes que s ien ten que o c u p a n un lu g a r ig u a lm en te im p o rtan te que los líd eres de l m ov im ien to , ro m p ié n d o se así, la je ra rq u iz a c ió n ta n c riticad a d e las o rg an izac io n es rev o luc ionarias .

N o o b s ta n te las ven ta ja s que p o d ían v e r los jó v e n e s en e s ta h o rizo n ­ta lid a d , en la p rác tic a re d u n d a rá en la c a p tu ra d e u n a g ra n can tid ad d e m ilitan te s , d e b id o p rin c ip a lm e n te , a l c a rá c te r rú s tico y d e poca pro- fe s io n a lizac ió n d e las acc iones po lítico m ilita res . La in te r ro g a n te que su rg e en to n ces , es si es v e rd a d e ra m e n te u n a po lítica de la o rg an izac ión p e n sa d a com o tra sg re s ió n a las fo rm as tra d ic io n a le s v e rtic a lis ta s o, es la ún ica sa lida p a ra u n a o rgan ización que vio m erm ad a su m ilitanc ia en sucesivos g o lp es rep resivos y que co m o re sp u e s ta echó m an o d e lo que ten ía , su m ilitanc ia ju ven il, sin experienc ia ni p rep a rac ió n m ilitar.

En la o tra v e re d a , m ie n tra s ta n to , así com o las o rg an izac io n es de izq u ie rd a rad ica l le n iegan el c a rác te r de dem o crá tico al nu ev o rég im en , la recién in au g u rad a dem ocracia , les niega el ca rác te r político o revolucio­n ario a estos g rupos. La m u tua negación y desleg itim ación va a significar e n la p rác tic a el e n fre n ta m ie n to . La co n tin u ac ió n d e las acc iones del M A PU -Lautaro y su c rec im ien to en la pob lac ión ju v e n il m a rg in a l v an a g en e ra r la aplicación por parte del E stado de viejas y nuevas form as de re­p res ión , cuyo ob jetivo será , a rro g arse p ara sí y com o la in s tituc iona lidad lo define , el m onopo lio de la v io lencia.

La e s tra te g ia an tisu b v ers iv a del g o b ie rn o d e A ylw in to m a rá cu e rp o lu eg o de l a te n ta d o con co n secu en c ia de m u e r te de l s e n a d o r d e d e re ­cha e id eó lo g o de la d ic ta d u ra Ja im e G uzm án p e rp e tra d a p o r el F ren te P a trió tico M an u e l R odríguez . El ac to p o n e d e m an ifie s to d e m a n e ra b ru ta l, q u e el p a c to al que se su p o n e ad scrib ía to d a la so c ied ad ch ilena p a ra la c o n stru cc ió n d em o c rá tic a , no e ra a su m id o p o r to d o s y lejos de eso h ab ía sec to re s q u e seg u ían v ien d o en la lu ch a a rm a d a , la v ía p a ra

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V iolencia p o l í t ic a y transición a la dem ocracia en el Chile d e los noventa.

lo g ra r o b je tiv o s p o lí t ic o s . Si b ien la legislación a n ti te r ro r is ta se h ab ía c read o bajo la d ic ta d u r a militar, en este nuevo contexto se van a g en era r nuevas in s ta n c ia s leg a les e institucionales que tend rán com o objetivo «la e rrad icac ió n d e l a v io lencia y el te rro rism o , m ed ian te la desa rticu lac ió n del M A PU -L autaro y el F ren te Patriótico M anuel R odríguez» . 17 Los in s tru ­m e n to s p re v is to s p a r a e s te co m etid o fueron la ley de A rrep en tim ien to Eficaz o c o m ú n m e n te llam ada de Delación C om pensada y la creación del C onsejo d e S e g u r id a d P úb lica , «la oficina». Estos in s tru m e n to s signifi­c a ro n el d e s a r ro l lo d e u n a g u e rra sucia que co n tem p laba la d e lac ión , la in f iltra c ió n , 18 la s to r tu ra s de los d e ten id o s y el tra b a jo p o r p a r te d e la «oficina» y la p o lic ía d e investigaciones con in fo rm an tes p a g a d o s . 19

Los in s t ru m e n to s u tilizad o s p o r e l E stado ch ileno p a ra el d e sm an - te la m ie n to d e la s o rg an izac io n es po líticas a rm ad as, n o c o n te m p la n el c o n tro l ju d ic ia l , lo q u e im plica que la ley de D elación C o m p en sad a , la o ficina y la p o lic ía d e in v es tig ac io n es, ac túen bajo c rite r io s laxos, sin restricc iones y tra sg re d ie n d o en algunos casos, los derechos hum anos. El g o b ie rn o se s e n t ía con la leg itim idad que le daba se r el p rim e ro e lec to luego de u n a c ru e n ta d ic tad u ra y en la obligación de no d a r a rgum en tos de in g o b e rn a b ilid a d a qu ienes aun año raban la p resencia de los m ilitares a ca rgo de la a d m in is tra c ió n del estado .

Las ac c io n e s d e l M A PU -Lautaro en 1990 no solo se in c re m e n ta ro s respecto a su re p e r to r io en los años an terio res, sino tam b ién en térm inos com para tivos fue la o rgan ización política arm ada que m ás acciones rea li­z ó . 20 Por o tro la d o , las o p e rac io n es llevadas a cabo e n tre 1989 y 1994 d e te rm in a n q u e se a n ca ta logados com o el grupo m ás pelig roso , no tan to p o r la e n v e rg a d u ra d e su accionar, sino po r el riesgo y la v io lenc ia con q u e ac tú a n .

Los «ajustic iam ien tos» de carab ineros y gendarm es llegan a ser id en ti­ficados p o r las fu e rz a s po lic ia les com o objetivos de la o rg an izac ió n , sin e m b a rg o , n o h a y ind ic io s d o cu m en ta le s que así lo ra tif iq u en , lo que es

17. Hugo Frühling. El estado frente al terrorismo. Santiago de Chile: Editorial Atena y Centro de estudios del desarrollo CED, n/d.

18. Las leyes no contemplaban estos medios, posteriormente en el ano 2004 las leyes de seguridad serán modificadas para permitir las escuchas telefónicas, la infiltración y la paga de informantes. De los casos de infiltración el más conocido y escandaloso fue el realizado al grupo destacamento mirista «Pueblo en Armas».

19. Equipo de redacción. «Controversia Guardia-Mery». En: El Mercurio: Santiado de Chile (29 de enero de 2001), véase también h ttp : //www . em ol. com/noticias/todas/2001 /11 /14/71223/aylwin-caso-lenin- guardia-no-

empanara-imagen-del-gobierno.html.20. Frühling, El estado frente al terrorismo, pág. 103; las otras consideradas

son el FPMR y MIR.

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Ivettc L ozoya López

e fec tivo es q u e v a rio s de los a sa lto s p e rp e tra d o s p o r el L au ta ro , tienen com o co n secu en c ia a lgunos efectivos de la policía m u erto s. Tras el análi­sis de sus acc iones, podem os d ife ren c ia r tres tipos de acciones en contra d e l p e rso n a l d e la policía.

El p rim ero de ellos son los a taq u es bajo objetivos m a teria les , es decir la re c u p e ra c ió n d e a rm a m e n to . U na de las c a ra c te r ís tic a s d e l MAPU- L autaro fue su p recariedad en térm inos m ateria les, es po r eso que u n a de sus a cc io n es em b le m á tic a s fue el a ta q u e a c a ra b in e ro s p a ra a p ro p ia rse de su a rm a d e servicio.

En se g u n d o té rm in o , la m u e r te o h e r id a de g e n d a rm e s y ca ra b in e ­ro s son co sto s en a lg u n as d e las o p e rac io n es q u e no te n ía ese ob jetivo . Los casos a sc ie n d e n a 4 g en d a rm es , 6 c a ra b in e ro s y 4 d e tec tiv e s m u e r­to s en e n fre n ta m ie n to s en el co n tex to d e a sa lto s , re sca te de p reso s y e n fre n ta m ie n to s d esa rro llad o s luego de con tro les po lic ia les u o tro s .21

F ina lm en te , a lgunos de los a taq u es p e rp e trad o s a ag en te s del Estado, fu e ro n c o n s id e ra d o s ob je tivos m ilita res y co m o ta l fu e ro n p lan ificados, e je c u ta d o s y re iv in d icad o s p o r el g ru p o reb e ld e . De e s ta s acc io n es hay a lg u n a s d e m e n o r im p ac to p o lítico com o los a ta q u e s a co m isa ría s y e m b o scad as a veh ícu lo s po lic ia les. O tros, sin e m b a rg o tu v ie ro n m ay o r im p o rtan c ia , tan to p o r la re levanc ia pública q u e esto s a lca n za ro n , com o p o r la ex p e rien c ia q u e p a ra la m ilitan c ia y la o rg a n iz a c ió n sign ifican ; nos re fe rim os a los a ses in a to s o a ju s tic iam ien to s p e rp e tra d o s p o r la o rgan ización .

El 15 de m arzo d e 1991 u n c o m a n d o d e las F u e rz a s R ebeldes y P o p u la res L au ta ro d a m u e r te a H éc to r S a rm ien to , e l je fe d e la Q u in ta Z ona C en tro S u r de Inves tig ac io n es, con d iez im p ac to s d e b a la en la e sp a ld a , a las 7 :5 5 h o ra s en p le n a calle . E ste h ech o re p re se n ta un increm en to en la en v erg ad u ra de las acciones del M APU-Lautaro, im plica id en tif ic a r su je to s específicos co m o ob je tivos m ilita re s y así co n v e rtir la acción en un h ech o po lítico . O tra d e e stas acc io n es es el a se s in a to d e u n in fo rm an te de las fu e rzas d e se g u rid ad en A ven ida La Feria con D ep a rta m e n ta l y el a te n ta d o al in te n d e n te d e la R egión M e tro p o litan a , Luis Pareto , p e rp e t ra d o el 10 d e sep tiem b re d e 1992 , d o n d e m u rie ro n3 detec tives q u e c u s to d ia b a n la re s id en c ia del fu n c io n a rio . E ste ú ltim o hech o nos p e rm ite a n a liz a r a lg u n o s aspec to s im p o rta n te s en la po lítica de la o rganización .

Los lau ta ris ta lleg an a las ce rcan ías de la casa del in te n d e n te y a p ro ­x im án d o se al v eh ícu lo d e la po licía de inves tig ac io n es, d is p a ra n a sus

21. R o s a s , Rebeldía, subversión y prisión política. Crimen y castigo en la transición chilena 1990-2004, el autor presenta un cuadro con la información referida para los años 1990-1993.

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile d e los noventa .

tre s o c u p a n te s , u n o d e ellos h ace uso de su a rm a d e serv ic io h ir ien d o a u n o d e los a ta c a n te s . El co m an d o es tab a c o n fo rm ad o p o r u n a p a re ja , q u e e fec tu ó los d isp a ro s y o tro s su je to s que c a ra c te r iz a d o s com o o b re ­ros, a g u a rd a b a n en las p ro x im id ad es, to d o s h u y e ro n y m ás ta rd e en un v eh ícu lo a b a n d o n a d o , se e n c o n tra r ía a un o de los la u ta r is ta s m u e rto s , e ra A ndrés A n ton io Soto P an to ja .22

No parece h a b e r p o r p a rte del L autaro , un g ran esfuerzo p o r rea liza r acciones «lim pias» y las m uertes de efectivos policiales son co nsideradas costos d e las o p e rac io n es . En el d iscu rso se ju s tif ic a n d e sh u m a n iz a n d o a los su je to s , ca lificando d e «bichos» a q u ien es c o n fo rm an las fuerzas d e se g u r id a d d e l E stado . De e s ta m a n e ra se les q u ita la co n d ic ión de igua l y se hace in n ece sa rio p ro fu n d iz a r en ex p licac io n es re sp ec to a sus m u e rte s , no o b stan te , p a rece se r que lejos de h a b e r u n d esp rec io p o r la v id a d e esto s ind iv id u o s , o e fec tiv am en te iden tif ica rlo s com o ob je tivos m ilita res , las m u e r te s d e e sto s en acc iones de d is tin to tip o se d eb e a la poca p rep a rac ió n m ilita r de los jó v en es que p a rtic ip an en ellas.

Por o tro lado , estas ú ltim as acciones descritas h ab lan de la in ten c ió n d e la o rg a n iz a c ió n de re a liz a r o p e rac io n es d e m ay o r e n v e rg a d u ra , las q u e ellos m ism os ca ta lo g a rá n com o «com bates estra tég icos» , cuyo o b je ­tivo n o es so lo d e m o s tra r fu erza o c a s tig a r a c ie rto s su je to s u ob je tivos id en tif icad o s com o en em ig o s, sino que e s ta b a n c o n te m p la d o s com o u n sa lto cu a lita tiv o en el d esa rro llo de la g u e rra in su rrecc io n a l de m asas, p ues las acc iones es tim u la rían la com bativ idad del p u e b lo . 23

F in a m e n te , el co m b a tie n te ca ído , S o to P an to ja , te n ía 21 a ñ o s y e ra m iem bro del M APU-Lautaro desde fines de los ochen ta , época en que h a ­b ía in g resad o a u n a b rig ad a e stu d ian til del M ovim iento Ju ven il L au taro . L uego de un tiem p o en p ris ión , es d e s tin a d o a las m ilic ias te r r ito r ia le s d e la z o n a n o r te d o n d e d e sa rro lla ta rea s de c a rá c te r m ilita r ; e n m arzo de 1992 , el «papi» com o era apodado , es nom brado m iem bro del C om ité C en tra l d e l M A PU -Lautaro y un m es an te s d e su m u e r te es con v o cad o a fo rm a r p a rte d e C om isión Política, co n v irtién d o se en el m iem b ro m ás jo v e n de d ich a in s ta n c ia . 24 La in co rp o rac ió n d e m iem b ro s ta n jó v en es im plica d e ja r en m anos inexperta el d iseño estra tég ico de la o rganización. Las ra z o n e s de e s ta situ ac ió n , p o d em o s e n c o n tra r la s e n los sucesivos g o lpes q u e h a b ía rec ib id o la o rg an izac ió n , lo q u e h a b ía o c a s io n ad o la

22. El Mercurio, septiembre 10 de 1992, cuerpo C, pág. 4.23. Rosas, Rebeldía, subversión y prisión política. Crimen y castigo en la

transición chilena 1990-2004, pág. 121.24. MAPU-Lautaro: «En la toma de lo cotidiano», anexo n.° 3 Mapucistas y

Lautarinos caídos en combate.

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Ivette Lozoya L ópez

d e ten c ió n de varios d e los m iem bros m ás an tig u o s y d ir ig en tes de l p a rti­d o . 25

El a c c io n a r d e l L au ta ro e n to n c e s , no so lo a u m e n tó en c a n tid a d , d u ­ra n te la tran s ic ió n a la d em o crac ia , sino tam b ién in c rem en tó el im pacto q u e tuvo en la so c ied ad ch ilen a y los ob jetivos po líticos q u e los lau ta ro s p ers ig u ie ro n .

La p rim era g ran o p erac ión de a lto im pacto p ara la m ilitancia lau ta rina , es el rescate de uno de uno de sus presos, M arco Ariel A nton io letti. El 14 d e d ic iem b re de 1990 , un co m a n d o d e las F u erzas R ebeldes P o p u la res L au ta ro lo re sc a ta d e sd e el h o sp ita l S o te ro de Río, h a s ta d o n d e e ra llev ad o u n a vez p o r s e m a n a p a ra t r a ta r el d e sp re n d im ie n to de re tin a q u e le h a b ía p ro v o cad o la to r tu ra a la q u e h ab ía s id o so m e tid o los d ías p o ste rio res a su d e ten c ió n , en o c tu b re de 1 9 8 9 .26 La acción se convirtió e n un fu e r te e n fre n ta m ie n to en el cual m u rie ro n c u a tro g e n d a rm e s y u n ca rab in e ro .U n a in te g ra n te del com ando , M arcela R odríguez q u ed a rá invá lida de p o r v ida p ro d u c to d e u n a bala rec ib id a 27

C om o en la m ay o ría d e las «g randes» acc io n es d e l L au ta ro , es esta h u b o v arias ba jas , lo q u e m ás ta rd e se rá ex p licado p o r el g ru p o reb e ld e señ a lan d o que «la in tención o pera tiva p rim era era la reducción del perso ­nal d e G en d a rm ería , p e ro al no a c a ta r la o rd en de ren d ic ió n se p ro d u jo la m u erte de 4 gen d arm es y un carab in ero “d esp is tado" que se las dio de “R am b ito ” » . 28 Pese a q u e lo g ran re sc a ta r y o c u lta r al «Guille» -n o m b r e po lítico d e M arco A riel A n to n io le t t i - la po lic ía llega a la casa d o n d e estab a ocu lto y en un a p a ra to so opera tivo le da m u e rte de un d isp a ro en la fren te .

El re sca te tie n e un p eso im p o rta n te en las m e m o ria s d e la o rg a n i­zac ión y de los m ilita n te s , e sp e c ia lm e n te en aq u e llo s q u e s ie n d o m uy jóvenes , v iv ieron el suceso d e sd e d en tro . En té rm inos políticos, según el h is to riad o r Pedro Rosas, esta es la p rim era acción que es ca ta logada com o

25. La prensa de la época hace un detalle de los líderes que han caído en prisión en los últimos meses y luego agrega «De las FRPL (Fuerzas Rebeldes Populares Lautaro) quedan 3 0 4 miembros. En cuanto a la Comisión Política ha estado históricam ente integrada por no más de siete miembros. Es gente novel, sin experiencia, proclive y puesto en ese lugar por Ossandón». El Mercurio, domingo 30 de agosto de 1992, cuerpo A, pág. 1.

26. Las torturas propinadas por la Central de Inteligencia Nacional (CNI) al detenido, fue uno de los casos expuestos por el juez español Garzón para pedir la extradición de Pinochet.

27. Vicky Torres. Marco Ariel Antonioletti: un crimen impune. 21 de noviem­bre de 2002. URL: http://v/ww.archivochile.com/Izquierda_chilena/mapus/ mapu_lautaro/ICHmlautaro0003.pdf.

28. MAPU-Lautaro: «En la toma de lo cotidiano», anexo n.° 2. Operaciones militares más significativas para el Lautaro.

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile de los noventa .

c o m b a te e s tra té g ico , pese a que el co n cep to se acu ñ a en 1991 , lo q u e ev idencia la im portancia que adqu iere para la organización , in au g u ran d o un p e río d o v isto com o d e ofensiva p o r los la u ta r in o s . * 9 La m ilitan c ia , en cam b io , lo re c o rd a rá m ás p o r el im p ac to que sign ifica la p é rd id a d e A n to n io le tti, la m a n e ra en que es ab a tid o y p o rq u e él es u n o d e los p rim e ro s de u n a g en e rac ió n a u d a z v o lu n ta ris ta del M A PU -Lautaro q u e cae en com bate , conv irtiéndose así en un sím bolo p ara la m ilitancia . Por o tro lado , co m o ya se d ijo , o tra p a rtic ip an te en la o p e rac ió n , M arcela R odríguez, fue h erid a y q u ed a parap léjica, esto será un golpe m ed iá tico , ya q u e la p ren sa d u ra n te los ú ltim os tres años, hab ía a d v e rtid o de u n a p a r tic u la r id a d en los asa lto s hechos p o r el L au ta ro y es que en v a rio s de e llo s p a rtic ip a b a y lid e rab a las acc iones u n a m u je r q u e d e m o s tra b a u n a p a r t ic u la r a rro jo y v io lencia . La p ren sa la b au tizó com o la « m u je r m etra lle ta» , le v a n ta n d o una se rie de especu lac iones re sp ec to a su id e n ­tid ad y rol d e n tro d e la o rg an izac ió n , su ca ída en to n ce s , fue seg u id a y p u b lic itad a con v irtién d o se a través de la p rensa tam b ién en un sím bolo , del éxito de la ofensiva de los organism os de seguridad con tra los g rupos a rm ad o s .

M arcela R odríguez, en retrospectiva rep resen ta dos e lem en tos co n sti­tu tivos del M A PU-Lautaro, p rim ero la subversión de ciertos este reo tip o s en re lac ió n a la lu ch a a rm a d a y el rol de las m u je res en la so c ied ad y en los p a rtid o s re v o lu c io n a rio s . 30 En seg u n d o té rm in o , la m ilita n te lau ta rin a es uno de los p uen tes en tre el MAPU orig inal fu n d ad o en 1969 y el M A PU -Lautaro de los noven ta . Sus 37 años co n tra s ta n con la jo v en m ilitanc ia d e l resto del m ov im ien to y la sitú an con q u ien es sien d o d e la g en e rac ió n de los se te n ta no a b an d o n ó la vía rev o luc ionaria pese a que los líderes del MAPU h ab ían ab razad o la ren o v ac ió n . 31

M arcela h ab ía partic ip ad o en una serie de asa ltos p e rp e trad o s p o r el L au ta ro , e s ta s «exprop iac iones» e ra el m ed io fu n d a m e n ta l a trav és del cual la o rgan ización se financiaba. Entre los años 1990 y 1993 el L autaro se h a b ía a d ju d ic a d o 80 , au n q u e según cifras del M in isterio del In te r io r

29. Rosas, Rebeldía, subversión y prisión política. Crimen y castigo en la transición chilena 1990-2004, pág. 121.

30. Respecto a las temáticas de género, mujeres y revolución véase: Cherie Zalaquet. Chilenas en armas testimonios e historia de mujeres militantes y guerrille­ras subversivas. Santiago de Chile: Catalonia, 2009, véase también el documental de Francisco López Bailó «La mujer metralleta».

31. Para un acercam iento al proceso de renovación socialista del MAPU véase: Cristina Moyano Barahona. MAPU o la seducción del poder y la juventud. Santiago de Chile: Ediciones Alberto Hurtado, 2009; y Cristina Moyano Barahona. El MAPU en dictadura. Santiago de Chile: Ediciones Alberto Hurtado, 2010.

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h a b ría n co m etid o 1 0 0 asa ltos y p o r lo m enos 1 0 de ellos dobles, es decir dos bancos s im u ltá n e a m e n te . 32

De estos asa ltos, uno de los que tiene m ayor repercusión es el rea liza ­do po r las F uerzas R ebeldes P opulares L autaro el 21 de o c tu b re de 1993. Un co m an d o del L au ta ro , cerca de las dos de la ta rd e , escap a del sec to r en u n m ic ro b ú s d e la locom oción co lec tiva con tre s m illo n es de pesos co m o b o tín d e l a sa lto al B anco O ’H igg ins de ese se c to r co m erc ia l d e la z o n a a lta de S an tiag o . C a rab in e ro s a cu d e a n te la a la rm a d e a sa lto y al no e n c o n tra r a los p e rp e tra d o re s , rea liza un co n tro l del se c to r p a ra d a r con e llos; con ese ob je tivo a b o rd a n la «m icro» e n la q u e e sc a p a b a n los la u ta r is ta qu ien es al ver al ca rab in e ro , d isp a ran co n tra él. El ca rab in ero , a p o y ad o p o r sus co m p añ e ro s in icia u n a b a lac e ra q u e te rm in a con seis civiles m u e rto s m ás un c a ra b in e ro y ca to rce h e rid o s , e n tre los cua les se e n co n trab a u n a n iña de 1 1 años q u e recib ió tres im pac to s de b a la .33

M ás allá del im pacto que tiene el hecho m ism o de las m uertes p roduc­to de un e n fren tam ien to a rm ad o en un sec to r com ercial m uy concu rrido de S an tiag o , la acción nos p e rm ite u n a vez m ás an a liz a r varios aspectos de la po lítica m ilita r de l L au taro y de las ca rac te rís tic a s q u e ad q u ie re la po lítica de seg u rid ad pública y la lucha co n tra la in su rgencia a rm ad a del go b ie rn o de Patric io Aylwin.

En esta recuperación de «plata rebelde» com o la d en o m in an los lau ta- rin o s3<1 m u e ren tre s m ilitan te s d e 23 , 25 y 22 años, de un o de ellos Yuri Uribe, el Willy com o lo llam aban sus com pañeros. El L autaro escrib irá que hab ía ing resado hacía poco a las FRPL, po r lo que «la m u erte lo en cu en tra en p len o p ro ceso de cualificac ión com o c u a d ro m a p u c is ta - la u ta r in o » ,35 los o tro s dos h ab ían in g resad o a las fuerzas de co m b a te d e l L au ta ro un a ñ o a n te s , p ro v in ien d o , en los tre s casos, d e m ilic ias te r r ito r ia le s . Los jó v en es , seg ú n te s tig o s , in te n ta ro n ren d irse , la n z a ro n las a rm a s p o r la v e n ta n a y el ch o fe r d e la m icro m ostró un p añ u e lo b lanco , sin em b arg o fueron acrib illados p o r la policía ju n to a o tro s p asa je ro s del m ic ro b ú s . 36

La acc ión d e C a rab in e ro s , g e n e ra rá u n d e b a te in te n so re sp ec to a su p rep a rac ió n p a ra e n fre n ta r estas s ituaciones, ya q u e las peric ias conc lu i­

32. Rosas, Rebeldía, subversión y prisión política. Crimen y castigo en la transición chilena 1990-2004, pág. 124.

33. Marcela Ramos y Juan Andrés Guzman de Luigi. La guerra y la paz ciudadana. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2000, págs. 129-130.

34. MAPU-Lautaro. «En La Toma de lo Cotidiano», anexo n.° 3 Mapucista y Lautarinos caídos en combate.

35. Ibíd.36. Equipo de redacción. «El caso Apoquindo. M atanza en las Condes». En:

Revista Punto Final, vol. XXVIII, n.° 302: (31 de octubre-13 de noviembre de 1993).

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rá n q u e so lo el c a ra b in e ro m u rió p o r fuego de los a sa lta n te s , los tres la u ta ro s y los tre s p asa je ro s m u rie ro n po r balas d isp a rad as d e sd e las a r­m as de los policías que e stab an al in terio r y al ex te rio r d e la m icro . 37 Los a rg u m en to s del d eb a te tien en que ver con que «no se tra ta s im p lem en te d e fa lta d e c o m p e te n c ia p ro fesio n a l de un cu e rp o po lic ial m ilita r izad o . H ay a lgo m ás p ro fu n d o q u e tiene que ver con el pape l de la po licía , con los lím ites de la re p re s ió n en d em ocrac ia , con las re m o ra s d ic ta to r ia le s en la tran sic ión» .3"

Las fuerzas policiales en los inicios de la dem ocracia , siguen op eran d o con la lóg ica d e l c o m b a te al enem igo in te rn o , lo q u e im p lica q u e su a c tu a r se d e sa r ro lla en lo que ellos co n s id e ran u n a g u e rra , d e b id o a esto , la in s titu c ió n fe lic ita a los policías p o r su ac tu a c ió n y el p ro p io p re s id e n te d e c la ra rá q u e , «crco que cu es ta m uy p o co te o r iz a r e n frío. Pero lo c ie r to es que ¿los d e jab a n irse? ¿Q ué se a r ra n c a ra n ? ¿O los p e r s e g u ía n ? . . . c a ra b in e ro s cum plió con el d e b e r q u e ten ía d e a c tu a r pe rs ig u ien d o a d e lin cu en tes que hab ían com etido un d e lito fra g ra n té » . 39 Las d e c la ra c io n e s de l e n to n ce s p re s id en te de la rep ú b lica e s tá n m u y en s in to n ía con la g u e rra sucia d ec la rad a hac ia q u ien es no a c e p ta b a n el a b a n d o n o d e las a rm as. Para el h is to r ia d o r Igo r G oicovic es p osib le c o n s ta ta r q u e «la v io lenc ia po lítica se conv irtió en u n fac to r q u e , en su rec u rre n c ia , co n c itó el in te ré s p re fe re n te de la p o lítica p ú b lica y, e n su ex ten s ió n , am en a zó el nuevo o rd en in s titu c io n a l»."’ 0

Si bien estos episodios m uestran la cara m ás trág ica de la decisión del L au ta ro d e re iv in d ica r en d em o crac ia los ob jetivos que h a b ía n defin ido en la d ic tad u ra , hay o tras acciones que describen de m an e ra m uy gráfica la p a r t ic u la r id a d q u e hac ía ta n a tra y e n te a esta o rg an izac ió n p a ra los jó v en es p o b lad o res del Chile de los noven ta .

C om o se ñ a lá ra m o s a n te r io rm e n te , el L au ta ro e s tre n a a fines d e los años o ch en ta y princip ios de los noventa , un accionar que ha sido ca ta lo ­gado po r a lgunos com o una nueva form a de hacer política. En rea lidad lo nuevo e s tab a m ás en el d iscurso y en a lgunas innovaciones que el g rupo rea lizó , so b re to d o en su po lítica de «exprop iaciones» . En ese en to n ce s seg u ía re iv in d ic á n d o se com o un p a rtid o , un com plejo p a rtid a r io con e sp ec ia lizac io n es , un n ú c leo político , un g ru p o m ilita r iz ad o y un b razo social con inserción en la ju v en tu d popular, sin em bargo sus acciones e ran

37. Los policías subieron a la micro y remataron a los heridos.38. Equipo de redacción, «El caso Apoquindo. M atanza en las Condes»,

pág. 1.39. La Tercera, 26 de octubre de 1993. Citado en Ramos y Guzman de Luigi,

La guerra y la paz ciudadana, pág. 131.40. Goicovic Donoso, «Transición y violencia política en Chile (1988-1994)»,

pág. 60.

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d is tin ta s a las re a liz ad as p o r o tro s ac to res po lítico s au to d e fin id o s com o revo lucionarios, sus acciones e ran m ás audaces, v io len tas , vo lun taristas .'"

Las ex p ro p iac io n es h ech as p o r los m ilitan te s c o m e n z a ro n a co n tem ­p la r lo que ellos d en o m in ab an p roduc to s revo luc ionario s p ara el pueblo, no e ra en tonces solo rea liza r asaltos para financiar las o p erac iones políti­cas o re c u p e ra r a rm as , sino p a ra re p a r ti r p ro d u c to s en las pob lac iones. F o n d a s , po llos, so s ten es , co n d o n es, fo rm ab an p a r te d e l « b aza r de las g a n a s » ,42 e ran «recuperados» a través de asa ltos a cam iones rep artid o res o a fa rm ac ias , en el caso de los co n d o n es q u e se re p a r tía n lu eg o en los coleg ios. T am bién rea liz ab an saq u eo s en los q u e p a rtic ip a b a n u n a g ran can tid ad de p erso n as, de ellos los m ás im p o rtan te s fu ero n el p e rp e trad o en la ca lle S an D iego, q u e p e rm itió el a sa lto a la t ie n d a La P o lar y el a sa lto a la tie n d a M ichaely. A m bas acc iones fu e ro n c a ta lo g a d a s com o co p am ien to s te rrito ria le s .

Todas estas acciones e ran p erp e trad as po r los jó v en es del M ovim iento Juven il L autaro que no con taban con una sufic ien te p reparac ión m ilita r y a veces con m uy pocos recu rsos .43 Esto g eneraba en este sec to r social una v is ión d is tin ta d e la po lítica , que n o e ra so lo p a ra ex p e rto s : los jó v en es m arg inales, d esen can tad o s y sin expectativas tam b ién po d ían partic ipar.4'’

La a tracc ió n q u e la o rg an izac ió n significó p a ra los jó v en es de los n o ­v en ta ha sido in te rp re tad a desde la m ism a lógica que ha sido in te rp re tad a la v io lencia po lítica rev o lu c io n aria en g en era l, es d ec ir d e sd e la an o m ia social. En esa lín ea las a u to r id a d e s de la ép o ca , re f ir ié n d o se a q u ién es in teg rab an el L autaro , seña laban que e ran jóvenes resen tidos , de sectores p o b res , p r in c ip a lm e n te de la zo n a sur, sin m ás p re p a ra c ió n m ilita r que la rec ib id a en la p rác tic a m ism a en acc iones m e n o re s . Así el d iscu rso psico log ista de la v io lencia se legitim a neg an d o el p royecto que enarbo la el p a rtido y las razones políticas que llevan a los jó v en es a v incu larse a él. Sin em b a rg o , al a n a liz a r los d iscu rsos de los a c to re s y las fo rm as en las qu e co m en z a ro n su m ilitancia , podem os e n c o n tra r las c a rac te rís ticas de C hile y su com posición social.

Las d é c a d a s d e l se sen ta y o c h e n ta e n C hile y co m o en casi to d a A m érica L atina, m arcan un p e río d o d o n d e la p o lítica es d e las m asa s .4S

41. «Lo que ine atrae del Lautaro es su imagen combativa». Entrevista Marco Paulsen, julio de 2010.

42. Equipo de redacción, «Una juventud sin brújula».43. Una de las características de las acciones del Lautaro es que eran perpe­

tradas por grupos numerosos de militantes. Friihling, El estado frente al terrorismo.44. «A mi prim er asalto me m andaron con un cuchillo». Entrevista LEP,

agosto de 2010.45. Ponencia de Marco Paulsen, ed. Militancia revolucionaria y lucha armada

en Chile. Universidad Arcis. Santiago de Chile, 2008.

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Si b ien la d ic ta d u ra rea liza un co rte h is tó rico , p ro h ib ie n d o la po lítica com o posib ilidad de construcción de proyectos a lte rn a tiv o s, es la p rop ia rep resión y restricción, la que devuelve la política a las calles y desde ah í se su s ten tan algunos de los proyectos que buscan p oner fin a la d ic tad u ra de P inoche t. El p ac to tran sic iona l, sin em b arg o , co n v ie rte la p o lítica en un a su n to de profesionales, de los partidos y no de las m asas en las calles. Son los jó v e n e s po litizad o s, d e sco n ten to s , y m arg in ad o s los q u e v an a re a c c io n a r en co n tra de e s ta exclu s ión s ien d o sed u c id o s p o r la ru p tu ra que les p ro p o n ía el L autaro.

El discurso detrás de la acción

En el te rc e r co n g reso del M A PU -Lautaro '16 d e sa rro lla d o en 1988 , la o rg an izac ió n se define com o un p a rtid o rev o lu c io n ario , po lítico m ilitar, popular, de características nacionales pero in tem aciona lis ta y la tin o am eri­cano . R eafirm a tam b ién los tres com ponen tes del com plejo partid a rio , el MAPU, Las Fuerzas R ebeldes y Populares y el M ovim iento Juven il L autaro. Sin e m b a rg o la ra tificación de su adscripción a la g u e rra in su rrecc io n a l d e m asas (G IM ), te n d rá u n a p rec isión fu n d a m e n ta l: los sec to re s que n u tr irán la insu rrección se com ienzan a co n cep tu a liza r com o «el g igan te p o p u la r» y el co m p o n e n te p rinc ipa l d e este , e ra el p u eb lo re b e ld e y la ju v e n tu d popular.

El len g u a je , se co n v ie r te en un asp ec to p a rtic u la r en el L au ta ro , las arengas, las consignas e incluso los docum entos in ternos no están escritos con la concep tualizac ión clásica de la política. E xpresiones en d im inutivo , a lu s iones a la felicidad, el am or y el sexo que convocan a los pob ladores, a los jó v en es , al com ún de la gen te .

Así u n a de sus p ub licac iones , el M anifiesto del M o vim ien to P opular L autaro , a d iez añ o s d e su creación , lejos de re iv in d ica r a los iconos revolucionarios, hacer alusiones a la ideología o al com prom iso m ilitan te , u tiliza la ir rev e ren c ia y los cód igos ju v en ile s p a ra d ir ig irse al p u eb lo . El L au ta ro ti tu la b a su m an ifiesto : «A tracando con la v ida y “e n o tr a ” '’ 7 som os los locos del p oder viviendo y haciendo la v ictoria de la felic idad » / 8 d esc rib ie n d o los d iez años tran scu rr id o s d e sd e su fu n d ac ió n com o «una orgía p e rm an en te y un ebu llir» .49 El docum en to firm ado po r la C om isión Política del M A PU-Lautaro estaba lleno de concep tos com o «dem ocracia

46. Aunque en los documentos el nombre es MAPU simplemente.47. Las comillas son del original.48. Movimiento Juvenil Lautaro, ed. Manifiesto del Movimiento Popular Lau­

taro. 13 de diciembre de 1992.49. Ibíd.

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lvettc Lozoya L ópez

c a rtu c h a » y «eunucos» p a ra re fe rirse al g o b ie rn o ; d e e s ta m a n e ra el L au ta ro re iv in d icab a u n a id en tid ad ju ven il, popu lar, d e se n fa d a d a .

Al c o m p a ra r el d iscu rso del M A PU -Lautaro en 198 6 50 y el d e 1992 vem os un cam bio im p o rtan te en el lenguaje, si bien, en un inicio, ya había a lusión a un cam bio en el m ovim iento popu lar en re lac ión al m ovim ien to h istó rico . Las dec la rac iones de su líder G uillerm o O ssandón no d is tan en la form a, del lenguaje político u tilizado en genera l po r las o rgan izaciones rev o lu c io n a r ia s , no o b s ta n te , h ay a lg u n a s in n o v ac io n es d e n tro d e la m a triz . Al re fe rirse a la e s tra te g ia rev o lu c io n a ria a la q u e ad sc rib en , e l L au ta ro en 19 8 6 p la n te a «con la reb e ld ía p o p u lar, la to m a d e Chile va». A lud iendo a la reb e ld ía y al pueb lo , el L au ta ro va c o n s tru y e n d o un d iscurso y un acc io n a r que se vuelca hacia la iden tidad del que identifican com o el su je to revo luc ionario , los jóvenes.

Esta op c ió n p o r u n su je to d e te rm in a d o tien e u n a n te c e d e n te en los o r íg e n e s m ás p rim ig en io s d e este p a rtid o . Su líd e r fu n d a d o r R odrigo A m brosio , al h a b la r d e cuá l e ra el sec to r socia l a l q u e re p re se n ta b a , seña laba que e ran los nuevos asa lariados, a rg u m en tan d o que los partidos políticos deb ían d a r cuen ta de las rea lidades h is tó ricas de un país; en este sen tido , los partid o s Socialista y C om unista rep resen ta ro n al p ro le ta riad o m ás tra d ic io n a l p e ro no re p re se n ta b a ni cu m p lían las e x p e c ta tiv a s d e l n u e v o .51 R eco g ien d o las reflex iones d e A m brosio , el L au ta ro , h a c e u n a lec tu ra de la com posición social y d e te rm in a el su je to a q u ien rep re sen ta y que p o r lo tan to , o rien ta su política a ese sujeto p o p u la r ju v en il y es po r eso q u e su p ro p a g a n d a va d ir ig id a a este seg m en to d e la po b lac ió n . En en trev is tas y do cu m en to s p ropagand ísticos el L autaro hace un llam ado a la ju v e n tu d : «Los inv itam os a que la felic idad, el vivir feliz aqu í y aho ra , se tra n s fo rm e en po lítica . Los la u ta r in o s no te n e m o s esa co n cep c ió n m e d ia g u e rre ra , m ed ia e s p a r ta n a » . 52 El L au ta ro se d e se n tie n d e así del o tro ra m es ián ico d iscu rso rev o lu c io n ario q u e ap e la b a al sacrific io y lo reem p laza p o r el goce.

Las acciones, fu e ro n tam b ién co n cep tu a liz ad as y ju s tif ic ad as d e u n a m an era d is tin ta a la trad icional, si an tes las «recuperaciones» cum plían el ob je tivo de fin an c ia r la o rgan ización y sa tisfacer n eces id ad es m a te ria le s de la p o b lac ió n m ás p o b re , los a sa lto s a cam io n es d e b eb id a s o el ro b o de co n d o n es, fu ero n co n v irtién d o se en una opc ión p a ra h a b la r d e o tras n eces id ad es m ás a llá de las básicas. Así el L au ta ro va a d e sa r ro lla r la

50. «Luchamos por un Chile popular, nuestro camino es la guerra insurrec­cional de masas». Entrevista.

51. Rodrigo Ambrosio y la construcción del partido, MAPU, Dirección zonal, Zonal América, mayo 1982.

52. Equipo de redacción. «Movimiento Lautaro una juventud sin brújula». En: revista Anáfisis: (24-30 de septiembre de 1990).

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile de los noventa .

política de las cosas cotidianas™ d o n d e el p u eb lo se re co n o ce fo rm ad o p o r ind iv iduos con particu la ridades , con necesidades que no solo son las g ran d es necesidades de la clase, sino tam b ién , las p eq u eñ as asp irac iones de los su je tos. R econociendo estas particu la rid ad es , el L au taro se vuelca a la rea lizac ión de saqueos y asaltos donde los objetos a re cu p e ra r son lo que ellos llam an «productos revolucionarios» «el b azar de las ganas», que van d e sd e los z ap a to s , ju g u e te s , ca rne , cerveza , ro p a in te rio r, p re se rv a ­tivos y a n tic o n c e p tiv o s .54 El llam ad o es a « tom arse todo» y co n v e rtir la p o lítica «esa le jan a y a b u rr id a » 55 en u n a su b v ersió n co tid ian a . A p a rtir de este m o d elo tác tico se avanzó en u n a p ecu lia r defin ic ión e s tra tég ica : «la tom n d e C hile» . 56

El d iscurso adem ás adqu iere en los noventa un fuerte tono sexual que llam a a la tra sg re s ió n , se h ab la del sexo n u estro , de a tra c a r con la v ida, d e v iv ir la v id a com o u n a org ía y de ca le n tu ra p o r la rev o lu c ió n . E sta fo rm a de tran sm itir la política, de defin ir las acciones, de concep tualizar, se co n v ie r te en un sello d e la o rg an izac ió n y h a s ta su s líd e re s ya no ta n jó v e n e s , h a b la n com o si lo fueran , re iv in d ican d o u n a id en tid ad que no e ra la c lásica id e n tid a d de clase, sino la ju v en il m a rg in a l d e q u ien es n u tr ía n su s filas . 57

El ocaso

El a ses ina to de A nton io le tti luego de su rescate , la ca ída de un grupo en C o n cep c ió n , la p risión e invalidez d e M arcela R od ríguez e n tre o tra s m uchas bajas que ellos m ism os reconocían com o duros y do lorosos golpes, fueron gestan d o la ca ída del M APU-Lautaro. Pese a esto , la o rgan izac ión a rm ad a , seña laba que estas pérd idas han sido asim iladas a través de n u e ­vas cap tac iones de m ilitan tes y aum en to de los d irigen tes, im posib ilitando la desaparic ión del L autaro. En definitiva, pese a los golpes ases tados por los a p a ra to s rep resivos del E stado , la eva lu ac ió n del p roceso v iv ido p o r el p a rt id o en los ú ltim os añ o s e ra positiva , fu n d a m e n ta lm e n te , p o rq u e

53. El destacado (bastardillas) es nuestro.54. Hablan dirigentes del Lautaro: revista Página abierta, quincena del 22

de julio al 4 de agosto.55. Movimiento Juvenil Lautaro, Manifiesto del Movimiento Popular Lautaro.56. Goicovic Donoso, «Transición y violencia política en Chile (1988-1994)»,

pág. 69.57. Respecto a esto las autoridades encargadas de la represión de los grupos

subversivos señalan que son jóvenes resentidos, de sectores pobres, principalmen­te de la zona sur de donde había nacido el Lautaro, sin más preparación militar que la recibida en la práctica misma en acciones menores.

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Ivettc Lozoya L ópez

es to s go lpes los a tr ib u y en m ás que a logros d e los cu e rp o s rep resivos, a e rro re s p rop io s de los cuales ya se tien e ap rend iza jes .

1.a rep re s ió n en c o n tra de l L au ta ro se h izo s e n tir rnuy fu e rte d esd e 1 9 8 9 , e n tre e s te añ o y ju lio d e 1992 , el p e rió d ico El M ercurio señ a la q u e e n tra ro n en p ris ió n 95 m ilitan te s . El a sa lto al B anco O TIiggins, su c u rsa l A p o q u in d o , d a rá co m ien zo a la d e rro ta . L uego del sa n g r ie n to su ceso d o n d e m u rie ro n seis p e rso n as tres d e e llas m ilitan tes , se in iciará u n a fé rrea p e rsecu c ió n que d a rá co m o re su lta d o , seg ú n los p erió d ico s d e la ép o ca , la en ca rce lac ió n de un g ran c o n tin g e n te d e m ilita n te s y la confiscación de casi todo el a rm a m e n to de la o rg an izac ió n .

Pese a ello , el L au ta ro hace u n a v a lo rac ió n positiva d e las fu e rzas p ro p ia s , d e c la ra n d o que es posib le s u s te n ta r u n a p o lítica o fens iva , lo q u e en la p rá c tic a , significa q u e a p e sa r d e los a ta q u e s a se s ta d o s a la o rg an izac ió n , esta no o p ta por el rep liegue ni la recu p erac ió n de fuerzas, s in o p o r la m a n te n c ió n en el ritm o d e su accionar, co n v en c id o s d e que ex is te un equ ilib rio en tre las fuerzas subversivas y aq u e llas d e s tin a d a s a c o n te n e rla s y an iq u ila rla s .

Es así com o el L au taro , a trav és d e sus c o m p o n e n te s M A PU -Lautaro en ta re a s d e co n d u cc ió n po lítica , Las F u e rza s R ebeldes y P o p u la res en o p e ra c io n e s m ilita re s d e m ay o r e n v e rg a d u ra y el M ov im ien to Ju v en il L au taro en ta rea s de ag itac ión , operac iones m ilita res m en o res y relación co n las m asas, s ig u e o p e ra n d o y rec ib ien d o fu e r te s g o lp es p o r p a r te d e la rep resió n . La d iv isión o rgán ica a n te r io rm e n te se ñ a la d a , e ra m ás b ien u n a d ife ren c iac ió n d e fu n c io n es y no u n a d iv isión d e e s tru c tu ra s , eso s ign ificaba , en p rinc ip io s, q u e in c lu so los in te g ra n te s d e la d irecc ió n n a c io n a l o e l C om ité C en tra l p u d ie ra n a c tu a r a trav é s d e las F u erzas R ebe ldes y P o p u la res en acc iones m ilita res . En el o tro ex tre m o , p ese a que el M ovim iento Juven il L au taro estaba concebido com o el m ovim ien to juven il de m asas, sus in teg ran tes en los noven ta e ran activos partic ip an tes e n a lg u n a s acc io n es a rm a d a s , p rin c ip a lm e n te en las p ro p a g a n d a s , los copam ien tos te rrito ria les e incluso los asaltos. La cap tu ra de varios grupos opera tivos, hace que la especialización sea aun m ás difícil, lo que im plica q u e sean los jóvenes, inexpertos, con poca form ación, los que com ienzan a rea liz a r op e rac io n es de todo tipo.

La e s to cad a final a la po lítica , e l a cc io n a r y la m ora l d e l L au ta ro , la d a rá la d e ten c ió n de su líder m áxim o, G u illerm o O ssan d ó n en 1994 , en el b a ln ea rio de C artag en a .

Conclusiones

El an á lis is de l d iscu rso , la po lítica y el a c c io n a r de l M A PU -Lautaro d u ra n te los p rim eros años de la d écad a del n o v en ta , nos p erm ite a rr ib a r

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile d e los noventa .

a a lg u n a s co n c lu s io n es, no solo resp ec to a la d e rro ta m ili ta r p ro p in a d a p o r los o rg an ism o s de se g u rid ad del E stado en el p e río d o de tran s ic ió n a la d em o c ra c ia y q u e sign ifican su d e sa r tic u lac ió n , s ino ta m b ié n , a la d e rro ta po lítica que im plicó la sep a rac ió n e n tre los o b je tivos po líticos y m ilita res del L au ta ro y los in tereses del pueb lo del que se sen tía parte .

Si b ien el d ire c to r de la «oficina», M arcelo Shilling , p la n te a en 1992 q u e el cam b io de rég im en , la ca íd a de los socia lism os rea le s y la e fica ­cia d e la po lic ía son la causa l d e los d u ro s go lpes p ro p in a d o s so b re la o rgan izac ión , el p resen te tex to p lan tea , que las causas h ay que buscarlas no solo en el c o n tex to y la acción rep resiv a , sino ta m b ié n e n la p ro p ia deb ilid ad del M APU-Lautaro.

El L au ta ro , a d ife ren c ia d e las o tra s o rg an izac io n es d e la izq u ie rd a a rm ad a com o el MIR, no surge y se desarro lla en u n co n tex to de apogeo d e l soc ia lism o , sino de la d e rro ta d e este y tam p o co es tu v o conceb ido co m o u n b razo a rm a d o del p a rtid o , com o si lo fue el F re n te P a trió tico M an u el R odríguez . No tien e en to n ces , n i la p o ten c ia d e las a rm a s del FPMR, ni la po ten c ia de la h is to ria del MIR, no o b s ta n te se c ie rne sobre dos m o m en to s h istó ricos de Chile - l a d ic ta d u ra y la tran sic ió n po lítica - y se con figu ra y tran sfo rm a en re lación a esos m om en tos .

La tran sfo rm ac ió n en la o rgan ización de la que h ab lam o s, no n ecesa ­ria m e n te im plica u n a co h eren c ia con las tran sfo rm ac io n es e s tru c tu ra le s y su b je tiv a s que e s tab a o cu rr ien d o en el país , p o r el c o n tra r io , h em o s p la n te a d o q u e el M A PU-Lautaro realizó u n a m ala lec tu ra de la rea lid ad , sobrestim ó sus fuerzas y no ocupó las posib ilidades de rep liegue existen te en to d a g u e rra . La p re g u n ta q u e q u e d a es si el L au ta ro h u b ie se d ism i­n u id o su a c c io n a r m ilita r con m iras a la reco m p o sic ió n d e sus fuerzas, ¿b a s ta b a con m ás fu e rza o p e ra tiv a p a ra el éx ito? , c reem o s q u e no , que p a ra llegar a una exp licación de las razones de la d e rro ta de la izqu ierda a rm ad a en los noven ta y específicam ente de la desarticu lac ión del MAPU- L au ta ro , m ás q u e in d a g a r en las razo n es m ilita res , h ay q u e re lev a r las razo n es d e la d e rro ta política.

El trán sito h istó rico desde la d ic tadu ra a la dem ocracia abarca m uchos a sp ec to s y no solo el ám b ito po lítico . En lo social, el p e río d o im plica la em erg e n c ia d e n u evos ac to res q u e in sp iran las defin ic io n es del L au­ta ro . La o rg an izac ió n se n u tre de los jó v e n e s p o b lad o re s y vuelca su p o lítica h ac ia ellos, la e x tre m a en a u d ac ia y en ir rev e ren c ia d iscu rsiva , sin c o n s id e ra r las co n d ic io n es de la lucha de clases y la a d h esió n que g e n e ra b a el p ro ceso in s titu c io n a l que vivía el país. Así, a p esa r que su m ilitan c ia c rec ía e n tre los jó v en es m arg in a le s , el p ro y ec to no log raba in s ta la rse en la a m p litu d del p u eb lo p o r dos razo n es . P rim ero , p o rq u e el «p u eb lo rebe lde» leg itim ab a el p roceso p ac ta d o a u n q u e 110 cum p lía co n las ex p ec ta tiv a s d e cam b io e s tru c tu ra l q u e de él se ten ía . S egundo ,

M U I

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Ivette Lozoya López

p o rq u e el L au ta ro se fue e n c e rra n d o en su su je to d e ta l m a n e ra , que dejó de p en sa rse com o una a lte rn a tiv a revo lucionaria p a ra la c lase en su co n ju n to .

La co m p le jid ad en to n ce s , e s tá en que el e le m e n to de o rig in a lid a d , d e ru p tu ra y p o te n c ia lid a d p o lítica q u e se reco n o ce en el L au ta ro , es lo q u e p ro p ic ia en p a r te su d e rro ta po lítica y e x te rm in io m ilitar. E sta n ueva form a de h acer política, significaba o rie n ta r las lógicas del p a rtido al su je to social rev o lu c io n ario , es dec ir al m u n d o p o p u la r ju v en il, así ni la d isc ip lin a , la c o m p a r tim e n ta c ió n , la p re p a ra c ió n m ilita r d e n o s ta d a s co m o p a r te de los ap a ra to s , so n c en tra le s en la p o lítica d e l L a u ta ro en los noven ta . El d iscurso juven il no solo fue copando los com unicados, las en trev is ta s , sino tam b ién la po lítica que se vuelve d e sen fad ad a , a trev id a p e ro poco e fec tiv a en té rm in o s m ilita res . Es com o si el m o v im ien to ju v en il L autaro se hub iera com ido al partido , se p e rp e tu ó en sus prác ticas y provocó la d e rro ta .

C abe p reg u n ta rse en tonces, si la o rgan ización rea lm en te pensó en que p o d ía a lc a n z a r un ob jetivo c lásico com o es la tra n sfo rm a c ió n so c ia lis ta , con un su je to n u ev o , que n o es la c lase sino u n g ru p o id e n tita r io . Si e s te su je to p o p u la r juven il, al que e stab a abocado el L au taro d o ta b a a la o rg a n iz a c ió n d e id e n tid a d d e clase , cap ac id ad m ili ta r y v o lu n ta d p a ra llevar a cabo tam añ a tarea . En defin itiva ¿se p u ed e p e lea r un g u e rra con u n a o rg an izac ión que tiene m ás ca rác te r de m ov im ien to que d e p artido?

El L au ta ro , en re tro sp ec tiv a , g e n e ra un p u e n te e n tre las o rg a n iz a ­c iones rev o lu c io n a ria s c lásicas , m arx ista s , o b re r is ta s , je rá rq u ic a s y los n u ev o s m o v im ien to s so c ia les q u e convocan a los ex c lu id o s b u sc a n d o form as de o rgan ización más laxas porque no ap u n tan a la tran sfo rm ación rad ica l. El L au ta ro co n v ir tió su trab a jo d e m asa en u n fin en sí m ism o y ren u n c ió a in s ta la r su p ro y ec to com o u n iv e rsa l y to ta liz a n te . Al e n ­c e rra rse e n el q u e id en tif ic ab a com o su je to d e la rev o lu c ió n , p e rd ió la posib ilidad de v incu larse con el m undo social en el sen tido am plio , así el d iscu rso y las fo rm as que a d q u ir ía su po lítica , lo a le ja ro n d e l p u e b lo en su am p litu d y lo re leg a ro n a la re lac ión con el jo v en m arg ina l.

La v io len c ia d e sp leg ad a p o r la o rg an izac ió n a rm a d a , en el co n te x to g e n e ra l d e tran s ic ió n a la d e m o c ra c ia p o r v ía p a c ta d a , a d q u ie re u n a im portanc ia superla tiva . La v io lencia política hab ía perd id o la leg itim idad q u e te n ía en los s e se n ta co m o v ía hac ia la rev o lu c ió n y en los o c h e n ta , com o vía a la liberación . Es difícil en tonces, verla en los p rim eros años de la d écad a del n o v en ta , com o un in s tru m en to su b o rd in a d o a la p o lítica y m ás b ien , se percibe com o un fin en sí m ism o. Por o tro lado , el desp liegue m ilita r del M A PU -Lautaro ta m p o c o e ra m uy efic ien te , p o r lo q u e v arias de sus acciones resa ltaban m u ch o m ás por el desp liegue de v io lencia, que p o r los ob je tivos lo g rad o s. A e s to se su m a, q u e p a ra d ó jic a m e n te , en el

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V iolencia política y transición a la dem ocracia en el Chile de los noventa .

m o m en to de m ayor d eb ilidad de la o rg an izac ión p ro d u c to de los go lpes rec ib id o s, d ec id e d e sa r ro lla r los «com bates estra tég ico s» e in c re m e n ta r sus acc iones. Sin em b a rg o , esta ac titu d ofensiva la d eb ía e n f re n ta r con su jetos de baja p reparación y con una dirección en constan te m odificación deb ido a la ca ída de algunos de sus m iem bros. Bajo estas cond iciones, la d e rro ta de la o rgan ización revolucionaria que lideraría la « tom a de Chile» con el pueb lo reb e ld e a la cabeza, fue to tal.

En a lg u n o s e s tu d io s q u e in te n ta n ex p lica r la v io lencia en c o n tra m o s a rg u m e n to s que se ñ a la n que pese a los ob je tivos, las o rg an izac io n es tie n d e n a a u to p rese rv a rse , es decir, in d e p e n d ie n te d e q u e los ob jetivos v ayan p e rd ie n d o ce n tra lid a d o se v ue lvan d ifusos, las o rg an izac io n es buscan segu ir ex is tiendo .SB ¿La propia existencia del L autaro se convertirá en una ob jetivo para la organización? ¿Podem os afirm ar que la fina lidad d e la v io len c ia e s tá en sí m ism a cu an d o el co m b a te c o n tin ú a a p e sa r d e q u e los ob je tivos in iciales, de c a rá c te r po lítico e id eo lóg ico , h ay an perd ido su im p o rtan c ia ? '’9 Tal vez estas, m ás que p reg u n tas sean h ipótesis fren te a la d e rro ta de l L autaro .

58. Peter Waldmann. «Dinámicas inherentes de la violencia política desatada». En: Sociedades en guerra civil conflictos violentos de Europa y América Latina. Comp. por Peter Waldmann y Fernando Reinares. Barcelona: Paidós, 1999, pág. 95.

59. Ibíd., pág. 94.

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Capítulo 13El Comandante César Montes: sobreviviente de más de cien batallas

José Pantoja Reyes

C ésa r M ontes, a q u ien la ley en d a p o p u la r a tr ib u y e q u e «las ba las se desv iaban al llegar cerca de su cuerpo», y que aú n hoy «hab ita el cuerpo d e Ju lio C ésar M acías» es u n o de los p ro ta g o n is ta s m ás d e s ta c a d o s de la lu c h a de lib e rac ió n lib rad a po r el pu eb lo de C e n tro a m é ric a co n tra los o p re so re s crio llos y el im p eria lism o e s ta d o u n id e n se en los ú ltim os c in c u e n ta años. In te m a c io n a lis ta a to d a p ru eb a no só lo a c tu ó d ec id id a ­m e n te en su país , G u a tem a la , com o in te g ra n te d e las F u erzas A rm adas R evolucionarias en 1962 y fundado r del Ejército G uerrille ro en 1972, sino que tam b ién p artic ip ó com o co m an d an te del fren te g u e rrille ro G uazapa e n El S a lv ad o r y a la d o de la Ju v e n tu d S a n d in is ta en la d e fen sa d e la R evolución n icaragüense .

C o n secu en te con el co m p ro m iso d e lu c h a r al la d o del p u eb lo , que asum ió a sus 16 años, hoy sigue partic ipando ac tivam en te , al re in teg ra rse a la v id a civil, p a ra q u e en su país se log re in s ta u ra r la p az d u ra d e ra y «para sacarlo del a tra so político, económ ico y social».

C ésar M ontes form a p arte de una generación excepcional de lu ch ad o ­res la tin o am erican o s , qu ien es co loca ron A m érica L atina en la geografía revo lucionaria de la p rim era experiencia de revolución m und ia l del p lan e ­ta . Con ellos partic ipó en dos coyun tu ras esenciales de la seg u n d a m itad de l siglo xx: una de a lcance m und ia l y o tra de o rd en cen tro am erican o .

E n tre 19 5 8 y 1 9 7 8 , e n m ed io d e l am b ie n te de la G u erra F ría, se p ro d u jo un m o v im ien to am plio , ta n to geográfica com o soc ia lm en te , que sacud ió el cap ita lism o a nivel m und ial. Com o resp u esta a la m ad u rac ió n

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J o sé Pantoja Reyes

del m e rcad o m u n d ia l b a jo la h eg em o n ía e s ta d o u n id e n se , su rg ie ro n en in fin idad de p u n to s m ov im ien tos popu lares , ob rero s, cam pesinos, nac io ­n a les , q u e c o m b a tie ro n c o n tra las co n secu en c ia s d e la n u e v a rea lid ad m u n d ia l cap ita lis ta .

En A sia, A m érica L atina, A frica, E u ropa y E stados U nidos, e n fin en todos los co n tin en tes , la lucha social con tra la pobreza , la m a rg in a d ó n , la a lien ac ió n cu ltu ra l, e l d esp o tism o esta ta l, ad q u ir ió u n m arcad o c a rác te r a n tic a p ita lis ta y m u ch o s d e los m o v im ien to s d e la ép o ca se tra n s fo rm a ­ro n en p ro c o m u n is ta s , el e sp íritu rev o lu c io n a rio se ex te n d ió en to d as las g eo g ra fía s y to d o s los sec to res socia les. Así y a p e sa r d e q u e aú n p re d o m in a b a la v ers ión d o g m á tica e s ta lin is ta , el d iscu rso so c ia lis ta dio fo rm a a las id eas an tico lo n is ta s , n ac io n a lis tas y a g ra r ia s de la p e rife ria , s ien d o re c u p e ra d o p o r un nu ev o m ov im ien to o b re ro q u e se esfo rzó po r re c u p e ra r el s ind ica lism o revo lucionario de trad ic ión clasista o d io sen ti­do a la lucha ju v en il, fem in ista , ecologista y pacifista, que irrum p ió en la escena de la lucha de clases, p rin c ip a lm en te en los pa íses cen tra le s pero que de igual m a n e ra estuvo p re sen te en todo el orbe.

Si b ien fue d ifícil el e n c u e n tro e n tre el d iscu rso p ro le ta r io d e o rig en d ec im o n ó n ico , con las d e m a n d a s sociales p rovocadas p o r el cap ita lism o g loba l de l sig lo XX o con las e s tru c tu ra s m e n ta le s d e los m o v im ien to s sociales y políticos de fac tu ra trad ic ional, sin d u d a fue de u n a riqueza ta l que perm itió ro m p er con las visiones esc lero tizadas del m arx ism o y abrió el cam ino hacia la creación de un nuevo discurso político p ro le ta rio , que d esd e luego a ú n e s tá en cu rso de constru irse .

En to rn o a ese nuevo d iscu rso su rg ió un nuevo in te rn ac io n a lism o en el q u e e ra posib le que u n rev o luc ionario de cu a lq u ie r p a rte , d igam os un cen tro am erican o , pud iera sen tirse identificado con las luchas de cualqu ier rincón del m u n d o , que com o decía E rnesto C he G uevara

« . . . la b a n d e ra bajo la q u e se luche sea la cau sa sa g ra d a d e la re d e n c ió n de la h u m a n id a d , de ta l m o d o q u e m o rir b a jo la e n se ñ a n z a s de V ie tnam , de V enezuela , d e G u a tem a la , de Laos, de G uinea, de C olom bia, de Bolivia, de Brasil, p a ra c ita r solo los escenarios ac tua les de la lucha a rm ad a , sea ig u a lm en ­te g lo rio sa y ap e te c ib le p a ra un am erican o , u n as iá tico , u n africano y, au n un e u ro p e o » . 1

La m u ltip lic id ad de ro s tro s con los q u e se p re s e n tó el m o v im ien to socia l m u n d ia l fue a c o m p a ñ a d o de u n a g ran d iv e rs id ad d e fo rm as de lucha , d esd e los m o v im ien to s com u n a lis ta s m o d e rn o s (críticos a la v ida

1. Ernesto Guevara. Obras 1957-1967. Vol. 2. La Habana: Casa de las Ameri­tas, 1970, pág. 590.

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El C om andante César M ontes: sobreviviente.

c o tid ia n a d e l c ap ita lism o ), d e las acc iones d irec ta s d e los eco lo g ista s , d e las lu ch as m asivas d e los pacifistas, del im p e tu o so m o v im ien to e s­tu d ia n ti l , d e las m ovilizac ión de n o -v io lenc ia h a s ta la lu ch a a rm a d a de los m o v im ien to s an tico lo n ia lis ta s y de lib erac ión n ac iona l, p a sa n d o p o r el re su rg im ie n to de u n a v a ried ad casi in fin ita d e p a rtid o s po lítico s d e izqu ierda y de o rgan izaciones de género . Un m ovim iento que h izo añicos las e s tru c tu ra s po líticas y m en ta les im puestas p o r el esta lin ism o .

En m ed io de e s ta efe rvescenc ia , h ab ía que a p re n d e r rá p id o cóm o o rg a n iz a rse , re to m a r las ex p erien c ias in m ed ia ta s q u e el p ro p io m ov i­m ien to iba a rro jan d o , ya fuesen d e rro ta s o tr iu n fo s (p en sem o s aqu í, en el im p ac to q u e tu v ie ro n la R evolución c u b an a o la g u e rra d e liberac ión en V ie tnam , p a ra el c o n ju n to d e las luchas so c ia le s) , h a b ía q u e a c la ra r las id ea s rá p id a m e n te , fu s io n a r d iscu rso s y trad ic io n es , p o rq u e se e s ta ­ba en m ed io de u n a g u e rra en d o n d e el en em ig o no d a b a c u a rte l y en m uchos lugares o frecía un rostro san g u in ario , sob re todo en el co n tex to la tin o am erican o .

E sta p re m u ra y h e te ro g e n e id a d de la p rim era ex p e rien c ia en el m o ­v im ien to a n tic a p ita lis ta de v e rd a d e ro a lcan ce m u n d ia l, c o m p lica ro n el a rribo hacia una cen tra lidad en la que confluyeran las m últip les experien ­cias, la inus itada v ariedad de «tácticas», de estru c tu ras o rgan iza tivas y de len g u a jes . La d e rro ta en las posic iones clave del m o v im ien to m u n d ia l y la fuerza del em pu je d e l ren o v ad o cap ita lism o , en su v ers ión n eo libera l, a u m e n tó la fra g m e n ta c ió n d e un m o v im ien to ta n h e te ro g é n e o , d isp e r­sa ro n e h ic ie ron re tro c e d e r la reflex ión teó rica y p o lítica , p o s tra ro n en g en e ra l las asp irac iones de u n a sociedad ju s ta y libre.

S in em b a rg o , no en to d o s los lu g a re s se c e rró el p ro ceso al m ism o tiem po; C en troam érica, a con trapelo de la coyun tu ra m und ia l y la d e rro ta d e la lu ch a g u e rr ille ra rev o lu c io n aria la t in o a m e ric a n a , v ivió un n u ev o p e río d o á lg id o en el m o v im ien to p o p u la r y en la c o n fro n ta c ió n social a rm ada . No era para m enos, en C entroam érica se ap licaron las estra teg ias de contro l m ás terrib les que Estados Unidos aplicó en A m érica Latina, m ás de un siglo de gobiernos bru ta les hab ían logrado la com binación sin iestra en tre la ex trem a pobreza y el más ex tend ido te rro r in s tituc iona lizado que se v iv iera en n in g ú n o tro país del co n tin en te .

D espués de la g u e rra de V ietnam , Estados U nidos se d ispuso a conso ­lid a r el c o n tro l trad ic io n a l que h a b ía n ten id o sob re el is tm o c e n tro a m e ­rican o , en la m ism a m ed id a que re q u e r ía e x te n d e r la n u e v a e s tru c tu ra in d u s tria l m u n d ia l, hoy en curso de conso lidación , p o r to d o el p lan e ta .

La n u e v a red p ro d u c tiv a m u n d ia l, cuyo ce n tro es E stad o s U nidos, re q u ie re d e la m u ltip licac ió n del n ú m ero y la v e lo c id ad d e las v ías d e co m u n icac ió n en to d o el m u n d o , y en p a rtic u la r las in s ta la d a s en C en­tro a m é ric a . El c o n tro l te rrito ria l, económ ico y p o lítico d e los pa íses al

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J o sé Pantoja R eyes

su r de la fro n te ra e s tad o u n id en se hasta Panam á ha sido y es crucia l para la h eg em o n ía e s ta d o u n id e n se , q u e en buena m ed ia re s id e en su posicio- n a in ien to y co n tro l g eo estra tég ico del paso en tre los océanos A tlán tico y Pacífico.

La re d o b la d a p o lítica de te r ro r d e E stados U n idos en la d é c a d a del se te n ta , en el m arco de la lucha con tra el com unism o, reafirm ó la necesi­d ad , e n tre las fuerzas po p u la res y revo luc ionarias c en tro a m e ric a n a s , en e m p re n d e r la lucha a rm ad a p a ra a lca n za r un poco de ju s tic ia y lib ertad . La co y u n tu ra se encam inó a tran sfo rm ar la lucha social hacia u n a guerra civil que tu v o te rrib le s consecuenc ias p a ra la pob lac ión .

Lo d e r ro ta d e las g u e rr illa s c e n tro a m e ric a n a s e n tre las d é c a d a s de los se s e n ta y s e te n ta , a la p a r d e las de l re s to de l c o n tin e n te , tu v o un c o n tra p u n to decis ivo con el tr iu n fo d e la R evolución n ic a ra g ü e n se en 1979. La com binación en tre un m ovim ien to social en ascenso ac ica teado po r la decadenc ia de la d ic tadu ra som ocista y el recam bio en las é lites de p o d er en E stados U nidos, abrió el paso para que un m ovim ien to d e origen p o p u la r d e rr ib a rá a u n a d e las d ic ta d u ra s m ás la rg as y e n tre g u is ta s del co n tin en te en el siglo xx.

El tr iu n fo san d in is ta p rovocó la red o b lad a po lítica g u e rre r is ta q u e el g o b ie rn o d e R eagan ap licó en C en troam érica : la creac ió n d e la «contra» en N icaragua, el desp liegue del te rro r co n tra in su rg en te de los kciibiles en G u a tem a la , el re fo rzam ien to y reav ivam ien to del e jé rc ito sa lv ad o reñ o .

F re n te al p o d e r y la fuerza d e l im p erio e s ta d o u n id e n se , la firm eza y ex p e rien c ia d e las o rg an izac io n es rev o lu c io n a ria s y d e l m o v im ien to p o p u la r p e rm itie ro n so s te n e r la lucha a rm ad a d u ra n te u n a d é c a d a m ás. D esde luego, no sin contrad icciones, extravíos y pérd id as hu m an as , com o ocu rre g en era lm en te en una lucha en do n d e las desven ta jas son enorm es; p e ro a p e sa r d e e llo , los p u eb lo s c e n tro a m e ric a n o s lo g ra ro n im p o n e r u n eq u ilib r io q u e ob ligó a E stados U nidos a negocia r, en u n co n tex to in te rn ac io n a l c a d a vez m ás desfavo rab le a la in su rg en c ia popu lar.

Se ab rió un com pás, en un equ ilib rio b a s tan te p recario , en el q u e las o rg a n iz a c io n e s a rm a d a s y la po b lac ió n , en g e n e ra l, in c u rs io n a ro n p o r p rim era vez en el te rren o de la política «dem ocrática» (con la excepciona- lidad carac terística de Costa Rica), que les ha perm itido in te n ta r re s tañ a r en a lgo las la rg a s d é c a d a s d e m ise ria y co n tin u o s ciclos d e re p re s ió n y terror.

El tran s ito no ha sido fácil, la a p e rtu ra al sistem a e lec to ra l no necesa ­riam en te h a c read o las cond ic iones p a ra reso lver la ex trem a p o b reza en qu e v ive la m ay o ría de la p o b lac ió n y la « g loba lizac ión eco n ó m ica» ha tra íd o -n u ev o s p ro b lem as, que ob ligan , p o r ejem plo , a c ien tos de m iles a m ig rar h ac ia E stados U nidos. El p rop io sistem a e lec to ra l, ad e m á s de las lim itac iones que im pone p ara la partic ipación popular, no se h a tran sfo r­

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E l C om andante César M ontes: sobreviviente.

m ado en una v e rd ad era dem ocracia y es suscep tib le d e cae r nu ev am en te en p o d er de m ilitares y grupos oligárquicos de u ltrad e rech a . A dem ás, n u e ­vos pelig ros acech an , la co rrupción del s istem a político a lcanza tam b ién a las fuerzas p o p u la res y la p resenc ia de los n a rco tra fic an te s m ex icanos y su d am eric an o s am en a za con co o p ta r la frágil in s titu c io n a lid ad c read a has ta la fecha (que a ú n conserva un m arcado perfil exc luyen te ) com o lo ha h echo ya en M éxico.

E sperem os sirva este brevísim o y ap re tad o esbozo p ara co n tex tua liza r la im p o rta n c ia d e la ac tiv id ad rev o lu c io n a ria d e q u ien h a sido y es un p ro tagon ista fundam en ta l de la h isto ria cen tro am erican a y m und ia l de la seg u n d a m itad del siglo xx.

El d e rro te ro d e C ésar M ontes, q u e p re se n ta m o s e n las p á g in a s si­g u ien te s , es el te s tim o n io d e u n h o m b re activo cuyo co m p ro m iso con las n e c e s id a d e s y la lu ch a de su p u eb lo se m a n tie n e v ivo y sus id ea les v ig en tes . Este te s tim o n io es ap e n a s u n a m u e s tra d e la rica ex p erien c ia de su v ida política, su posición y com prom iso consecuen te con las causas po p u la res y de su sensib ilidad lite ra ria . E sperem os q u e a través de él, el lector se con tag ie del optim ism o de un luchado r de to d a la v ida, op tim is­m o ta n n ece sa rio en épocas ta n d ifíciles p a ra la v id a h u m a n a , com o es n u estra época .

«El fu tu ro n u n ca llega, se construye a d ia rio y s iem p re hay u n a m eta por alcanzar, po r eso cree C ésar M ontes en la u top ía que siem pre nos hace seg u ir a d e la n te , p o rq u e cu an d o a lgu ien s ien te q u e e s ta ce rca , d escu b re que el fu tu ro debe seguirse construyendo en el p resen te , po rque las m etas se ven s iem pre m ás lejos, en la m ed ida que la m irad a tiene a lcances m ás le janos, a lcances estratég icos» .

Julio César Macías Alfaro más conocido como César Montes

Formación

Su p ad re , M iguel H um berto M acías A lfaro, nació en C om itán , C hiapas y a p rinc ip io s del siglo xx d esd e m uy jo ven , em igró co n tra co rr ien te , es decir, lo o p u e s to a lo q u e h ac ían to d o s sus p a isan o s: v ia ja r al D istrito Federal o E stados U nidos.

M iguel H u m b e rto y dos de sus h e rm a n a s e m ig ra ro n al su r h ac ia G uatem ala , conc re tam en te a H uehuetenango , po rque en C om itán , co rrían m uchas h is to rias de indios que bajaban de las m on tañas llenos de exóticas aves, venados, coches de m ontes e inm ensas cu lebras de carne sucu len ta y delic iosa . Se dec ía q u e en aquellas m o n tañ as ex is tía o ro , p la ta y o tro s m inera les, los bosques e ran m ilenarios, con m ad eras finísim as y a lgunas no co n o c id a s p o r se r h u m an o a lguno . Se ru m o re a b a q u e en las ru in a s

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J o sé Pantoja R eyes

m ayas m a je s tu o sam en te altas, hab ían en te rrad o a sus reyes con g randes teso ros que p o d rían h acer riquísim o a qu ien los e n co n tra ra . Varios de los g ran d es ríos que cruzaban te rrito rio s chapanecos nac ían en las m on tañas d e H u e h u e te n a n g o .

Se d ec ía q u e las m o n ta ñ a s e ra n azu les y las la g u n a s co lo r tu rq u e sa , e sm e ra ld a , y d e m ú ltip le s y bellos co lores; q u e en las p a rte s m ás a lta s de los C u ch u m a tan es , d eb id o al in ten so frío ni el tr igo se co sech ab a , ni la m is te rio sa ave llam ad a Q u e tza l p o d ría so b rev iv ir allí. De hech o , un d ía le d ije ro n : «H u m b erto , si q u ie res ver co m o n acen las n u b es , hay q u e su b ir a la cu m b re de los C u ch u m a tan es p o rq u e to d a s las n u b es v iven d eb a jo d e esa cu m b re , allí n acen to d as las n u b e s del m u n d o que v ia jan a o tro s países» . C u an d o a d o le scen te su b ió a u n a d e las p a rte s m ás a lta s de las m o n tañ a h u eh u e te ca s , vio el cielo e x tra ñ a m e n te celeste y c u b rie n d o m ed ia y la b a ja m o n ta ñ a , las n u b es m ás bellas y b lan ca s de l m u n d o . A lguna ca b ra sa lva je b u scab a ex trañ o s y re s is te n te s p as to s q u e so b rev iv ían a e sas a ltu ra s . Así q u e dec id ió vo lv e r a C o m itán p o r to d as sus he rm an as. Dos de ellas lo aco m p añ aro n a G uatem ala d o n d e se casa ro n , tu v ie ro n hijos, e n v iu d a ro n y m u rie ro n ; o tra em ig ró a d o n d e la ñ e b re d e l o ro n eg ro , el p e tró leo del golfo d e M éxico, le o frec ían en su m en te , riquezas n unca v istas, y p o r ello allí h izo fam ilia h as ta su m uerte . Su h e rm a n a Luz a p re n d ió a to c a r m an d o lin a y u n e x tra ñ o in s tru m e n to llam ad o se rru c h o , q u e fro tad o p o r un a rco com o si fu e ra v io lín , em itía lángu idos son idos que hacían llo rar al m ás d u ro de los escuchas. Ella fue la m ejo r m an d o lin a de la C oncertina G uatem ala , y la ún ica in te rp re te de se rru ch o en to d a C en troam érica . La o tra h e rm an a d e M iguel H u m berto , b lanca la piel com o un copo de nieve, con m ejillas ro sadas y ojos celestes, se h izo e sp iritis ta y c o n s ta n te m e n te llam ab a a su ex esp o so , q u e d e sd e u ltra tu m b a v e la b a p a ra q u e la tía M aría M acías v iu d a d e A rroyo , no se vo lv iera a c asa r a p e sa r de su belleza. P uede o no creerlo , p ero el hecho es que m urió v iuda y no se le conoció hom bre ni pública ni sec re tam en te d e sp u é s d e su ú n ico esposo , co n el cual e s tab a u n id a a p e sa r q u e la m u e r te in te n tó se p a ra r lo s in ú tilm e n te . Ella p ro v ey ó a Ju lio C ésa r de l e sp íritu d e un án g e l d e la g u a rd a p a ra q u e lo p ro te g ie ra d e to d o s los m ales y h a im p ed id o q u e a lg ú n u n tiro to c a ra su c u e rp o y h a sido así, a u n q u e u s ted no lo crea.

Todas las ta rd es en el parque de C om itán se sen tab a la g en te a co n ta r h isto rias de las selvas, de m uertos, aparecidos, de las recuas de m uías que v en ían c a rg a d a s d e exó tico s p ro d u c to s com o el ch ico z a p o te , el jo c o te m artin ico , p ieles d e jaguar, de pum a o león am ericano , de lag arto , d a n ta o tapir, de la q u e se ex tra ía u n a m an teca m ed ic inal m ilag rosa .

En u n a de e sas ta rd e s c o n ta ro n -q u e el a b u e lo d e los M acías supo d e la R evo lución m ex ican a y que decid ió fo rm a r la sección del e je rc ito

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El C om andante César M ontes: sobreviviente.

zap a tis ta en el su reste d e México. C uen tan que se fue a las m o n tañ as de la s ie rra de l L acan d ó n en m ed io d e los ríos L acanja y u n m is te rio so río co lo r san g re , que po r ello lo llam aban «el co lorado».

El a b u e lo M aclovio M acías desafió las fu e rzas e s ta ta le s y fed e ra le s , e s tu v o v ario s m eses sin co m b a tir p o rq u e n ad ie le h izo caso , h a s ta que fina lm en te , recib ió un co rreo que decía que el g obernó fed era l ya e stab a en m anos de la R evolución cuando el se fue a la m o n taña . Bajó a C om itán a c o m p a ñ a d o d e u n a p a re ja d e in d íg en as la ca n d o n es q u e h a b la b a n u n a len g u a in c o m p ren sib le , vestían con tra je s s im ila res , los h o m b re s y sus be llís im as m u je res , q u e ellos m ism os e la b o ra b a n con h ilos rú s tico s y teñ ían con el ju g o de gusanos que d e s trip ab a n p a ra p ro d u c ir un in tenso co lor azul.

Llevó consigo aves y m onos vivos, h ie rb a s cu ra tiv as , sacos, vasijas m ayas, co llares de ja d e , y pieles de m arta , leoncillo , cu leb ra y lag arto .

El ab u e lo reg re só v ic to rioso . Se co n v irtió en el p e rso n a je q u e m as tiem p o d u ró v iv iendo en la selva sin co n tac to a lg u n o con la civ ilización. Volvió h ech o el m ás g ra n d e h ie rb e ro de C o m itán ; e l m e jo r g u ía p a ra conocer ru ta s de cacería , tesoros arqueológicos, bosques de chico zapo te y el bejuco «raíz de la vida», el único elixir de la ju v e n tu d conocido h asta ese tiem po en C om itán .

M iguel H u m b e rto nació en u n a casa d o n d e se c u rtía n cu e ro s con ta n in o s vege ta les . Se c u rab an en fe rm o s con ra íces y c o rte za d e á rbo les m ilenarios.

Doña Chus

M iguel H um berto se casó en G uatem ala con M aría de Jesús López de M acías, con q u ien p ro c reo ocho h ijos luego d e n u ev e p a rto s . Al ú ltim o d e sus h ijos: Ju lio C ésar, le d ec ían el «seca leche» y el «u ltim o susp iro» p o rq u e ta n to H u m b erto com o d o ñ a C hus, e s ta b a n p a sa d o s de los 50 años cu an d o nació . A p aren tem en te lo num eroso de la fam ilia y el hecho que c rec ie ra en u n a pen sió n , lo co n d ic io n a ro n a v iv ir ro d e a d o d e g en te y q u e la so led ad no se le d ab a ni com o o cu rren c ia d e fin d e sem an a . El m a tr im o n io d e su s p a d re s se rea lizó luego que el m ex ican ito lleg a ra a Las D em ocrac ias E scu in d a , con o c ie ra a la be lla jo v e n q u e ya e s tab a co m p ro m etid a en m atrim on io . Ese d ía hab ía fiesta en casa, ba ila ron y le so ltó a boca de ja r ro la p regun ta indiscreta: «¿Está usted verd ad eram en te e n a m o ra d a de la p e rso n a con q u ien se va a casar? ¿O es p o rq u e le conviene a usted y a su fam ilia? Porque las m uchachas bonit as solo deben casarse si están en am o rad as p ro fundam ente» . Ella se sonrojó . No dejó de pen sa r en él hasta el día que volvió de noche, a caballo , la m on to en aneas y se u n ie ron para siem pre. Se casaron cuando la p rim era hija cum plió 15

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José Pantoja Reyes

añ o s. H ab ían te n id o 4 h ijas m u je res y 4 v a ro n e s p o rq u e e ra p ro v e rb ia l la p u n te r ía q u e « Ju an E spañol» ten ía e n tre su s v ir tu d e s . C h u sita te n ía u n h e rm a n o d e n o m b re H u m b erto López, q u e s ie n d o tr a b a ja d o r de los fe r ro c a rrile s en u n acc id en te le p asó u n vag ó n en c im a d e la p ie rn a y p erd ió parte del fém ur. S iem pre cam inó con d ificultad y a pesar de ello se ded icó a tran sp o rtis ta con una ca rre ta ja lad a por u n a m uía ro m an a que se llam ab a R am ona . C husita y su h e rm an o e ran hijos fu era de m atrim o n io d e un a b o g ad o de ap e llid o M ayora q u e vivió en P atu lu l, S u ch itep eq u ez , qu ien no los reconoció , hasta aquellos fam osos 15 años de la h ija m ayor y que el cu ra obligó a que fuera reconocida por su p ad re , po rq u e D oña Chus vivía «en pecado» seg ú n la cap richosa in te rp re tac ió n del cu ra d e pueb lo . Su h e rm an o el tío Beto, se negó a cam biar el apellido y así con tinuó h asta su m u e r te . En cam b io M aría de Je sú s d e sd e el d ía d e l re co n o c im ien to , d eb ió llev a r el ap e llid o M ayora, d e m a n e ra que los p rim e ro s h ijos e ra n M acías López y los ú ltim os cu a tro M acías M ayora.

H u m b e rto com o a d m in is tra d o r d e fincas de los a le m a n e s , tu v o que v e r en la in troducción de nuevos cultivos en R etalhu leu , d ep a rtam en to de la costa su r occiden ta l cercano de la fron tera con M éxico. Allí nació Ju lio C ésar que fue tra s lad ad o a los pocos m eses a M aza tenango , d o n d e creció y e s tu d io en e scu e la s p ú b licas d o n d e p re g o n a b a n q u e el co n o c im ien to e n tra con s a n g re d e los a lu m n o s. Su m a e s tra d e los p r im e ro s 3 años e ra una a b n eg ad a y tran q u ila m u jer que trasm itió a sus a lum nos valores p ro fundos que lo acom pañaron siem pre. Los ú ltim os tres años de p rim aria rec ib ió clases con un « em in en te pedagogo» q u e s iem p re e n te n d ió q u e la p e d a g o g ía e ra n los reg lazos q u e p eg ab a con u n m a d e ro ro llizo d e g u ay ab o su m am en te d u ro , en la pa lm a de las m anos ex ten d id as .

D on B eto no le pegó n unca a n inguno de sus 8 hijos. Solo frases seve­ras con p ro fu n d as lecc iones e ran los reg añ o s q u e a lo sum o escu ch aro n . N unca en su casa se supo de v io lencia in trafam iliar. A p e sa r q u e to d a la v id a an d u v o a rm ad o de u n revolver Sm ith & W esson, ca lib re 38 especial, se su p o q u e no lo u só co n tra n ad ie , ni en d e fen sa p ro p ia . F ue h o m b re tran q u ilo , rem anso de paz, que fum aba co n stan tem en te h as ta p roducirse flem as y tos del fum ador, con la que m urió . Bebía cop io sam en te los fines d e sem an a y el res to de d ías tom aba un aperitivo d iario . Eso conv irtió al ú ltim o de sus hijos en algu ien que aborrec ía el licor y m ás a los borrachos. Le d u ra h a s ta el p re sen te esa fobia.

En la P ensión C en tra l, a u n a c u a d ra d e l p a rq u e y d e la C a ted ra l d e la c iu d ad , se h o sp ed ab an en o leadas: luego del tr iu n fo de la R evolución de 1944 llegaron los revo lucionarios, en tre ellos los com un istas de l PGT, un o de ellos e ra el in te m a c io n a lis ta cu b an o C laud io M iran d a , m iem b ro del P artido Socialista cu b an o y ex ilado po r sus ideas. Luego lleg a ro n los in g en ie ro s c iv iles, c a d e n e ro s , ag rim en so re s y c o n d u c to re s d e p e sad as

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m aq u in as , las g ig an te sca g rú as L orain, los C a te rp illa r y d e cam io n es d e vo lteo . L uego fu e ro n los m ilita re s rec ién g ra d u a d o s de la E scuela Politécnica. A lgunos de ellos fueron perseguidos po r p a r tic ip a re n in ten tos de go lpes de E stado derech istas con tra el gob ierno lega lm en te electo. En el año 1954 se a lo jaron en la pensión los «agraristas» que rep a rtían tie rras a los cam p esin o s q u e h a b ía n sido d esp o jad o s d e e lla . C u an d o in ic ia ron el re p a r to d e las tie rra s oc iosas de la U nited F ru it C om pany, se p ro d u jo la invasión de l país p o r m ercen ario s d e la CLA que cu m p lien d o o rd en es de la «Frutera» , fo rm aro n en H onduras un e jerc ito e n tre n a d o , a rm ad o y fin an c iad o p o r la e m b a ja d a de E stados U nidos q u e d io p o r re su lta d o la in te rru p c ió n del p ro ceso nac io n a lis ta rev o lu c io n a rio d e Jaco b o A rbenz, un m ilita r p a tr io ta acusado de com unista . Eso im pacto p a ra to d a su v ida a Ju lio César.

L legaron fin a lm en te a la Pensión C en tra l los m o rm o n es q u e co n v en ­cieron a C hita, la te rcera h erm ana de la fam ilia p ara que fuera a p red icar el Libro de M orm ón a S an ta Ana, El S alvador y p o ste rio rm en te Ju lio César, e d u c a d o m uy re lig io sam en te com o cató lico y d ecep c io n ad o de los cu ras p e d e ra s ta s , q u e ta m b ié n en su pu eb lo h ic ie ro n de las suyas , cam b ió d e relig ión en busca de m a n te n e r la re lac ión con Dios que h ab ía ap ren d id o te m p ra n a m e n te en su casa.

T rasladados a la c iudad capital, estud ió un año en un colegio evangéli­co y el ú ltim o en el Institu to Mixto R afael A queche, que en aquella época ca rac te rizab a a sus e s tu d ian te s com o izqu ie rd istas y m u y estud iosos.

D u ra n te esos ú ltim o s años se v incu ló al g ru p o d e jó v e n e s q u e p re ­m a tu ra m e n te fu n d a ro n el F ren te d e los E stu d ian tes G u a tem a lteco s O r­g an izad o s (FUEGO) que se pu sie ro n a la v an g u a rd ia de la lu ch a p o r los in te re se s n a c io n a le s y no so lo de los e s tu d ia n te s . A llí co m p ren d ió que la lib e rtad d e m an ife stac ió n y p ro tes ta e ran frases y leg islac iones vacías p o rq u e los rep rim ie ro n con gases lacrim ógenos, go lp izas, caballería que a tro p e lla b a m a n ife s ta n te s y fin a lm en te la cárce l a los 16 añ o s d e ed a d . Se in teg ró p len am en te a las luchas popu lares estu d ian tiles y al g raduarse en 1 9 5 9 d e m ae s tro d e ed u cac ió n p rim aría u rb a n a , se inscrib ió en la U n iv e rs id ad en la F acu ltad de Leyes. Su g en e rac ió n a p o rtó jó v en es que m ás a d e la n te lleg a ro n a se r d e te rm in a n te s en la v id a p o lítica del país . Entre ellos dos que llegaron a ser p residen tes de la R epública: R am iro de León C arpió y V inicio Cerezo.

C u a n d o se re b e la ro n los m ilita re s p a tr io ta s el 13 de no v iem b re d e 1960 , no d u d o que con ellos deb ía e s ta r para im p u lsa r los cam bios revo­lucionarios p o r m ed io de u n a aso n ad a cívico m ilitar, com o reed itan d o el p roceso revo luc ionario de 1944. Se p rodu jo un proceso do acum ulac ión de fuerzas un iv e rsita ria s , de secu n d aria , ligadas a a lg u n o s sin d ica to s re ­

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Jo sé Pantoja Reyes

vo lucionarios y ello p rodu jo g randes rebeliones u rb an as que se o rig inaron en 1961 y su a u g e fue en m arzo y abril de 1962.

Allí ap ren d ió que no hab ía cam inos pacíficos posib les p ara el p roceso rev o lu c io n a r io . H izo su y a la co m p ren sió n d e a lia rse a los m ilita re s re b e la d o s en 1 9 6 0 . C u an d o el PGT y los e s tu d ia n te s se u n ie ro n p a ra fo rm ar las F uerzas A rm adas R ebeldes en el final del año 1962, Ju lio C ésar con su cara de n iñ o , e stab a en tre los p rim eros jó v en es civiles in teg rad o s bajo el com ando de los m ilitares en la lucha guerrille ra que d u ró 36 años.

V arias veces Ju lio C ésar al se r p re g u n ta d o ¿cóm o se fo rm a u n g u e ­rrille ro ? , re sp o n d ió : «se necesita u n a revo lución pa trió tica con d ig n id ad n ac io n a l. U na em p re sa m o n o p ó lica com o la U nited F ru it C o m p añ y con e strech o s nexos con el gob ierno e s tad o u n id en se y la CIA. Una em b a jad a e s tad o u n id en se que organice la invasión com o operación en cub ie rta . Esa es la re c e ta p a ra h a c e r g u e rr ille ro s a m o n to n e s en u n país su b d e sa rro - llado» . A lgunos tie n e n que e s ta r e n los p rim e ro s in te g ra n te s d e esos e sfu e rzo s rev o lu c io n a rio s y a C ésar le tocó e s ta r en las p rim e ra s líneas d e fu eg o d e sd e el in icio d e l fe roz e n fre n ta m ie n to a rm a d o in te rn o . Las FAR d e G u a te m a la fu e ro n las p rim e ra s g u e rr illa s la t in o a m e ric a n a s q u e in a u g u ra ro n la p r im e ra o lead a g u e rr ille ra d e l c o n tin e n te a m erican o en la d é cad a del se sen ta . A lgún m érito h istó rico tu v ie ro n los c am a rad as de a rm as con los que p a rtic ipó C ésar M ontes.

Las primeras experiencias políticas

Vivir en G uatem ala invad ida por un grupo m ercenario bajo las o rdenes de un co ro n e l t r a id o r a su p a tr ia , es u n a ex p erien c ia p o lítica q u e to d o s los c iu d a d a n o s v iv ie ro n en 1954 . El pa ís se d iv id ió e n tre «los b u enos» an ticom un istas y «los m alos» izquierdistas, revo lucionarios, dem ocráticos, todos inclu idos en la calificación despectiva de co m un ista . La im agen de un com unista era a troz , no la de alguien que tuv iera una filosofía, sino se la h o m o lo g a b a a un ases in o , re p re so r de las ig lesias, v io lado r, « ag en te del com unism o in ternacional» , capaz de las a tro c id ad es m ás g ran d es del m u ndo .

En M a z a te n a n g o la fam ilia M acías fue p e rse g u id a p o rq u e los dos h ijos v a ro n e s m ay o res , C arlos H u m b erto y Jo rg e Víctor, d e b ie ro n exi- la rse a M éxico ju n to con c ien to s de d ir ig e n te s c am p e sin o s , sin d ica le s , in te lec tu a les de izqu ierda e in tem ac io n a lis ta s com o el a rg en tin o E rnesto G u ev a ra a q u ien en G u a tem a la co n o c ían so la m e n te com o «el Che». El gob ierno su rg ido a p a rtir del derrocam ien to de A rbenz, o rgan izó p iras de libros en todos los d ep artam en to s , quem ó cancioneros con co rridos de la R evolución m ex icana y discos con m úsica d e «La A delita» que consideró s u m a m e n te subversiva . Im puso la ley de D efensa co n tra el C om unism o,

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El C om andante César M ontes: sobreviviente.

que perseguía a las personas por su form a de pen sa r y no por su activ idad. En las calles d e la p o b lac ión a los M acías les g r i ta b a n a to d o p u lm ó n : « ¡com un istas! ¡a teos, ases inos, s irv ien tes d e los ru so s, la d ro n e s d e la tie r ra , ind io s an a lfab e to s!» , e n tre a lg u n o s d e los in su lto s p u b licab les , p o rq u e las p rocac idades e ran con m ucho lo m ás gen e ra lizad o .

Ju lio C ésar e s tu d ia b a m eca n o g ra fía en u n a in s titu c ió n p riv a d a con cercana relación a la Iglesia católica. Un día llegó un cam pesino a so lic itar q u e le e sc r ib ie ran u n a so lic itud de a g u a p o tab le . E stab a esc rib ie n d o lo m e jo r q u e p o d ía la p e tic ió n , cu an d o irru m p ie ro n dos an c ia n as h e rm a ­nas co n o c id a s p o r su m o jig a te ría y fan a tism o re lig ioso . «¿Q uién es ese cam p esin o sucio , qué hace aquí?» p re g u n ta ro n a lte ra d a s . «Se le está re ­d ac tan d o una carta solicitud», les respond ieron . «¿Y quién es este pa to jito que e scribe esa c a rta p a ra el ind io este?» Ju lio M acías fue la re sp u es ta . «!A h h h !, un o de la fam ilia d e co m u n ista s , con razó n eso ex p lica to do . ¡F uera d e aq u í m u g ro so y u s te d co m u n is ta , a te o q u e q u ie re d e s tru ir la fam ilia y h a c e r a las m u je res co lec tivas , re tíre se de in m e d ia to de aquí! ¡Fuera pichón de com unista , fueraaaa!» . Los gritos reso n ab an p o r to d a la ca lle y llegaban al P arque C en tra l s itu ad o a u n a c u a d ra d e la A cadem ia de m eca n o g ra fía . Por m uchos m eses y años aq u e llo s g rito s e s te n tó re o s re so n a ro n en la m en te de Ju lio César, sin poderse exp licar p o r qué tan ta ira , ta n to od io , ta n to e scán d a lo p o r un serv ic io socia l a u n cam p e sin o pob re que sin p a rtid o o ideo log ía a lguna , so lo q u e ría a g u a p o tab le p a ra su a ld e a . A poyar esas so lic itu d es e ra señ a lad o com o co m u n ism o p u ro p o r las m en ta lid ad es re tro g rad as que im p erab an en esos años.

R ecordaba g ra tam en te los can tos de la R epública e spaño la d e rro tad a que se en to n ab a n en las m an ifestaciones cam pesinas, ob reras o e s tu d ian ­tiles a n te s d e l añ o 54. La p ro fu sa ed ic ión d e lib ros, la in s tan c ia a le e r co m o n eces id ad h u m a n a in sa tisfech a q u e en d iez añ o s d e revo luc ión d em o c rá tic a se p ro c lam o com o u n a d e m a n d a social. Así lleg a ro n libros de la R evolución m exicana que e ran leídos p o r el ado lescen te con dele ite y sed de ap re n d iz a je s . El libro d e p o em as de G arc ía Lorca e ra fácil de o b te n e r lo m ism o q u e el de D olores Ib a rru ri, «La P asionaria» , d ir ig en te rep u b lican a e spaño la que lo titu ló El único cam ino.

C uando algún es tu d ian te decía que e ran «com pañeros» de estud io , se convertía en sospechoso de izquierdista, po rque ese tra to estaba p roscrito en el lengua je co tid iano . M ás g rave aú n e ra tra ta rse com o «cam aradas» , eso e ra su fic ien te p a ra c a ta lo g a r a a lg u ien d e c o m u n is ta ir re d e n to y en e m ig o d e la fam ilia , la p ro p ied ad p riv ad a y el E stad o . El té rm in o « cam a rad a» e ra d e bo lch ev iq u e p u ro . C ien tos d e cam p e sin o s fu e ro n ases in ad o s sin ju ic io a lg u n o , solo p o r el d e lito de so lic ita r un p edazo de tie rra y el m ayor núm ero de m uertos se debió a que recib ieron un pedazo de tie rra en u su fru c to v ita lic io p a ra g e n e ra r su p rop io a lim en to .

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C om o u n a iro n ía am arg a p a ra los an tico m u n is ta s , to d o s los p a rtid o s políticos fueron p roscritos y desaparec ie ron , m enos el Partido C om unista (PG T) q u e se c la n d e s tin iz ó y fu n d ó la Ju v e n tu d P a tr ió tic a d e l T rabajo . En el añ o 5 6 su s h e rm a n o s C arlos H u m b erto y Jo rg e V íctor v o lv ie ron c la n d e s tin a m e n te p a ra in teg ra rse a la lucha rev o lu c io n a ria . El p rim e ro en el PGT y el seg u n d o en la JPT.

Esos dos h erm an o s fueron con m ucho un g ran ejem plo revo lucionario e in flu en c ia en la m ilitan c ia p o s te r io r d e Ju lio C ésar, q u ien co m p artía to d a la v is ión eco n ó m ica del m arx ism o y no la filosofía m a te r ia lis ta de su s h e rm a n o s . S igu ió s ien d o m u y re lig ioso en su c o n d u c ta , a h o ra bajo los p recep to s m o rm o n es, p ero sin fanatism o alguno .

En o c tu b re d e 1962 reg re sab a en av ión d e sd e C uba a d o n d e e s tu ­vo p a ra la crisis d e l C a rib e , 2 c u a n d o en el a e ro p u e r to lo se c u e s tra ro n , m e tié n d o lo en el p iso de un ca rro a m erican o , d e te n id o en u n a cárce l c la n d e s tin a u b ic a d a en la E d ito ria l del E jerc ito d e G u a tem a la d u ra n te u n a s e m a n a . Al p r im e r y se g u n d o d ía fue in te rro g a d o p o r u n cu b an o gusano , naciona lizado e s tadoun idense de apellido Posada C arriles, siendo to r tu ra d o ju n to a su co m p añ e ro d e v iaje Jo sé M aría O rtiz V ides. L uego fu e ro n lib erad o s p a ra in te n ta r cap tu ra rlo s acu sad o s de p o n e r explosivos en el Palacio N acional, d iciendo que lo hab ían hecho en las m ism as fechas q u e los h ab ían d esap a rec id o del a e ro p u e rto .

Al sa lir d e la d e ten c ió n ju ró no d e ja rse c a p tu ra r vivo, lu c h a r con las a rm a s en la m a n o p o r p re se rv a r su lib e rtad p e rso n a l y la lib e rta d d e su p u eb lo y lo ha cum plido h as ta el d ía de hoy. N unca m ás fue d e ten id o en su v ida. Lo im pid ió a balazos in n u m erab le c a n tid a d d e veces.

Su vida se llenó de hechos reales y leyendas que iban desde la a firm a­ción q u e las m o rd id as de cu leb ras v enenosas no le h ac ían n a d a , p o r eso las c a p tu ra b a con las m an o s p e lad a s , h a s ta la in c re íb le c ap a c id a d p a ra co n v e rtirse en rac im o de p lá ta n o s y d o rm ir en la boca d e un cocod rilo . Q ue las balas le p asa ro n cerca m uchas veces e ra co m p ro b ab le , lo que no lo e ra es que las ba las d e desv iaban al llegar cerca d e su cuerpo .

Fue d e c la ra d o m u e r to en 1966 p o r el e jérc ito de G u a tem a la y p u b li­c a ro n la n o tic ia en los p e riód icos de la época . L uego re a p a re c ió en la o fensiva del Tet en V ietnam en en ero de 1968, cu ando fueron d e rro tad as las m ejo res fu e rzas m ilita re s de la nac ión im p eria lis ta m ás p o d e ro sa de la h is to ria : las e stad o u n id en se s a liadas a co reanos del sur, a u s tra lian o s y d e o tro s países.

Viajo al n o rte de C orea cuando fue cap tu rad o el barco estad o u n id en se «USS P ueblo» con to d a su tr ip u lac ió n . V iajaba p o r E u ro p a ru m b o a L atinoam érica cu ando se p rodujo el M ayo francés cuando los e stu d ian tes

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2. Se refiere a la crisis de los misiles.

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El C om andante César M ontes: sobreviviente.

y o b re ro s fran cese s p a ra liz a ro n París y to d a F ranc ia . R ecién lleg ab a a M éxico cu an d o se p rodu jo la m a tan za de T lalte lo lco .

Parecía que el destin o lo co n d en ab a a e s ta r en m edio de los procesos sociales de m ás a lto im pacto del m undo en la década del sesen ta . En 1970 h asta 1972, estuvo en México p rep a ran d o el re to rno a G uatem ala con una fuerza g u e rr ille ra q u e ing resó en en e ro de ese ú ltim o añ o p a ra re in ic ia r la se g u n d a g ran o le a d a g u e rr ille ra la tin o a m e ric a n a , en un m o m en to e n el q u e n ad ie d ab a ni u n com ino p o r la lu ch a g u e rr ille ra lu eg o de lh m u e r te del C he G uevara en Bolivia. A co n tra p e lo d e la te n d e n c ia genera l, sobrevivió a la ofensiva de dos ejércitos en la fro n te ra m exícana- g u a te m a lte c a y co n d u c ie n d o con a lg u n a cap ac id ad tác tica a los q u in ce h o m b res con los q u e ing reso a la selva del Ixcan , lo g ró d e sa r ro lla r la o rg an izac ió n E jerc ito G u errille ro d e los P obres, q u e ju n to a to d o s esos co m p a ñ e ro s , g e n e ra liz a ro n la lu ch a g u e rr ille ra en su país y a p o y a ro n a los o tro s países c e n tro a m e ric a n o s p a ra re in ic ia r la lu ch a a rm a d a que co n d u jo en 1979 al tr iu n fo en N icaragua con tra la o b so lescen te d in as tía som ocista .

En 1981 ya e s tab a in teg rad o en u n a de las o rg an izac io n es del FMLN p a ra e s tab lece rse en el c e rro d e G u azap a en el s ig u ie n te año , lleg an d o co m o m éd ico in te m a c io n a lis ta y g a n á n d o se a p e lo el g ra d o de c o m a n ­d an te del F rente G uerrille ro de G uazapa. Allí se inició la guerrilla y allí se desm ovilizaron las fuerzas m ilitares del FMLN ya con b rigadas al final de la h azañ a de las guerrillas m ás audaces y m ejor o rg an izad as de A m érica L atina h asta esa época .

C ésar afirm a que com batió m ás veces y m ás ferozm ente en El Salvador q u e en las dos experienc ias guerrille ras an te r io res en G uatem ala .

D uran te su experiencia en N icaragua, le tocó co m p artir con la gloriosa Ju v en tu d S and in ista que contuvo la ofensiva m ilita r del im perialism o es ta ­d o u n id en se que bajo las d irectrices de R onald R eagan, se puso com o m eta a rro d illa r y h a c e r re n d ir a los n ica rag ü en ses . La R evo lución S an d in is ta d e rro tó los objetivos de E stados U nidos y allí desde las T ropas Especiales del M inisterio de G obernación, dio C ésar M ontes su con tribución m odesta p a ra ese éxito .

L uego d e la firm a d e los A cuerdos de Paz en N ica rag u a se in teg ró s e m ic la n d e s tin a m e n te a la v ida púb lica . Es d e c ir q u e con o tro n o m ­b re y n a c io n a lid a d n ica rag ü en se , co n trib u y ó en lo poco q u e p u d o a la co n stru cc ió n de la paz.

C o n tribuyó a las ú ltim as dos g ran d es o fensivas m ilita res en El S alva­d o r y lu eg o d e la firm a de los a cu e rd o s d e p az e n 1991 se in te g ró a la v id a civil con o tro n o m b re y a h o ra con n a c io n a lid a d sa lv a d o re ñ a , p a ra c o n s tru ir el co m p le jo p roceso d e p az q u e co n d u jo h a s ta el p re se n te al tr iu n fo e lec to ra l del FMLN.

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José Pantoja Reyes

El presente político y personal

De tal m an era que cuando en 1996 se firm aran los A cuerdos d e Paz de G uatem ala , ya acum ulaba dos procesos de re in teg ración a la v ida política p ú b lica . A hora in te n tó h ace rlo re c u p e ra n d o su o rig in a l n o m b re , p e ro fue im posible. C ésar M ontes hab ita en el cuerpo d e Ju lio C ésar M acías y s e g u ra m e n te lu eg o de la m u e r te d e este ú ltim o , seg u irá so b rev iv ien d o M ontes a M acías.

Lo q u e n o se p u e d e d ec ir es q u e se s ie n ta in co m o d o M on tes con su re e n c a rn a c ió n e n e se p e rso n a je ficticio y rea l. En razó n q u e so lo 18 años usó su n o m b re de pila y 36 años, usó el seu d ó n im o de g u e rra , está in d u d ab lem en te m ás aco stu m b rad o y m ás cóm odo con esa perso n a lid ad q u e c o n s tru y ó p a c ie n te m e n te en d é cad as de c o n fro n tac ió n a rm a d a a riesgo d e p e rd e r la vida.

R e in teg ra rse a la v ida po lítica púb lica fue d ife re n te en G u a tem a la . E staba m ás se g u ro en El Salvador, re sp e ta d o inc lu so p o r los m ilita re s a qu ien es e n fre n tó y a p e sa r de la fobia a los in te m a c io n a lis ta s , a él se le tuvo co n sid e rac ió n especial y no se le exigió sa lie ra del país.

En G uatem ala en cam bio en el m es de agosto hace tres años le h icieron un a te n ta d o tres sicarios arm ados que d ispararon con eficiencia con tra un am igo con qu ien lo confund ieron . Repelió el a taq u e a balazos h irien d o a dos y d esa rm an d o a uno , com o en los m ejores años de la guerra y a pesar de sus 65 años.

Pero lo m ás com plicado de la re inserción pública ha sido el rivalism o de su s ex co m p a ñ e ro s d e q u ien es h a rec ib ido la m ás g ra n d e ca n tid a d d e a ta q u e s po líticos. Si a lg ú n se c to r d e los p o d e re s p a ra le lo s buscó su m u e r te física con ese a te n ta d o , m u ch o s de los sec to res rad ica le s de izq u ie rd a h an b u scad o in ú tilm en te su m u erte po lítica y cívica.

Pero el esp íritu de su tía M aría M acías v iuda d e A rroyo, le ha p re se r­v ad o d e e sas tres c lases d e m u e rte s . S igue a h o ra con trab a jo s am p lio s de o rg an izac ió n p o p u la r en tre los cam pesinos y tra b a ja n d o a rd u a m e n te p a ra la co n s tru cc ió n d e la p az fírm e y d u ra d e ra en u n pa ís en el q u e su be lleza es ta n g ra n d e com o las d if icu ltad es p a ra saca rlo d e l a tra so po lítico , económ ico y social.

A hora a los 6 8 años, con una hija de 13 años y la peq u eñ a de 6 y m edio m eses d e v id a , u n a e sp o sa de 30 añ o s y u n a v ita lid ad d e c u a n d o te n ía la m itad d e su ac tu a l ed ad crono lóg ica , co n sid e ra q u e el rev o lu c io n ario es jo v e n to d a la v id a , q u e el d e b e r d e to d o rev o lu c io n a rio es h a c e r la revo lución en las cond ic iones sociales en las que le to q u e vivir.

A hora con las a rm as de la razón , del diálogo, de la incidencia política, d e la te n a c id a d y de u n p ro fu n d o se n tid o a u to c rítico q u e le p e rm ite a p re n d e r to d o s los d ías de su v ida . Porque s iem p re h a co n s id e rad o que

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El C om andante César M ontes: sobreviviente.

la v ida es lucha y se lucha toda la vida, h as ta que se ab an d o n e el cuerpo físico que se d e te n ta y q u e d e so lo el cu e rp o de id eas y e jem p lo s q u e se h a ten id o d u ra n te to d a la vida.

El fu tu ro n u n ca llega , se co n stru y e a d ia rio y s iem p re hay u n a m e ta p o r alcanzar, po r eso cree C ésar M ontes en la u top ía que siem pre nos hace seg u ir a d e la n te , p o rq u e cu an d o a lg u ien s ien te q u e e s ta ce rca , d escu b re que el fu tu ro debe seguirse construyendo en el p resen te , po rque las m etas se ven siem pre m ás lejos, en la m ed ida que la m irada tien e m ás alcances le janos, a lcances e stra tég ico s. A hora estam o s m ás ex p u esto s p o rq u e no con tam os con es tru c tu ras m ilitares de seguridad . La v ida política pública es s iem p re v u ln e rab le a c u a lq u ie r a te n ta d o a rm a d o . Pero tam b ién el paso inexorab le del tiem po nos hace ver que rea lm en te estam os viviendo tiem p o s ex tra s lu eg o de su p e ra r ta n ta s p ru e b a s m ilita res y a u n la de sa lud , q u e le p e rm ite a C ésar en o rg u llecerse de se r un sob rev iv ien te del c án ce r de colon , ad em ás de sobrev iv ien te de m ás de cien bata llas .

La guerrilla fue mi cam ino (Epiiafio para César M ontes)

Julio César M acías3

«Es prec iso d e sp e r ta r p a ra p o d e r m orir. Es p rec iso m o rir p a ra p o d e r nacer» , d ice O ton ie l M artínez.

C reo te n e r la a u to r id a d p a ra esc r ib ir so b re C ésar M ontes. De todos m o d o s , yo lo in v en té , le di v ida y en c ie r ta m a n e ra él m e d io m u e r te . C uando él nació , yo dejé de existir.

C ésa r M on tes h izo m u ch as cosas, reco rrió el m u n d o , co m b a tió en va rio s pa íses , h izo m ú ltip le s d ec la rac io n es , le to m a ro n m u ch as fo tos. Todo a costa de que yo d e ja ra de existir.

Mis hijos no llevan mis apellidos, y d u ran te m ucho tiem po no sup ieron el n o m b re de su p a d re , q u e carec ía de d o c u m e n ta c ió n a lg u n a . C ésar M on tes, en cam b io , tuvo m u ch o s p a sa p o r te s e id en tif icac io n es, va ria s esposas e h ijos, m u ch as m adres adop tivas, po r to d o el m u n d o le so b ran h e rm a n o s , celosos ad v e rsa rio s y h a s ta en em ig o s e n tre su s p ro p io s ex co m p añ e ro s.

C ésar es co n tro v e rtid o . D esde q u e d esap a rec ió , m u ch a g en te q u e le conoc ió h a b la m u y b ien y m uy m al de él. Lo o d ian y lo ap rec ian . Es un personaje cuyas ún icas pasiones fueron la revolución social y el amor. Un se r h u m an o ficticio y real.

3. Página de literatura guatem alteca. Copyright 1996-2006. Ju a n Curios Escobedo.

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José Pantoja Reyes

Es com o u n a novela cuyo p ro tagon ista ocupa el sitio que le co rrespon ­d e al au to r. Lo d e sp la z a y lo sep u lta . Es la im ag en q u e en el e sp e jo se libera del azogue , y se m ateria liza co n d en an d o a su d u eñ o a u n a especie de d e s tie rro in terio r, c o n v in ién d o lo en reh én de sus p rop io s sueños .

El e jército de G uatem ala , la policía, en a lgunas esperas de la in te ligen ­cia e s ta d o u n id e n se , su m ad re y su s h e rm a n a s , lo c re ían m u e r to . En los periód icos de G uatem ala apareció en g randes titu la res de ocho co lum nas la n o tic ia d e su ca íd a en co m b a te . Luego revivía. R eap arec ía con o tro n o m b re y en o tro país.

T am bién a lg u n o s p re firie ro n a c tu a r com o si ya e s tu v ie ra m u e rto , a s í e ra m á s có m o d o ; p e ro s iem p re los e sp a n ta b a el fa n ta sm a d e C ésar M ontes.

Era com o «en terrar» un m u erto en el agua: s iem pre volvía a la su p e r­ficie.

«Tuve un hijo hace 50 años, dijo mi m ad re de 90 ; él se llam ab a Ju lio C ésar, y creo que m urió hace m uchos años. No conozco a C ésar M ontes, ni a Pedro G uerra , ni a V íctor G uerra, ni a n ingún o tro nom bre con el que se m e p resen te» .

A hora p u e d o d ec la ra rlo m u e r to ; a u n q u e lo h e d ec id id o , no ab rig o m uchas e sp e ran zas de que ocu rra p o r decre to . Pero al m enos yo volveré a vivir.

De tal m anera que hab laré del pasado para libera r al p resen te . Porque to d o h a cam b iado . N oso tros tam bién .

D esde q u e C ésar nac ió p a ra la m ilitan c ia rev o lu c io n a r ia , su v ida e s tu v o llen a d e so b re sa lto s , g iros b ru scos y co in c id en c ias inexp licab les. E stuvo p a ra la Segunda D eclaración de La H abana, co n v e rsa n d o en la m ism a m esa con R oque D alton , con el s e n a d o r S a lv ad o r A llende , con F rancisco Ju liao , J e a n e t Jag g an y o tros.

En la lla m a d a Crisis de los m isiles en C uba, e s tu v o a tr in c h e ra d o , a g u a rd a n d o los co h e te s n u c lea re s q u e a m e n a z a b a n a la isla. D u ran te e s ta época conoció al Che G uevara , y ju n to a él a Jaco b o A rbenz , e n tró e n co n ta c to con la ex p erien c ia v ie tn a m ita del g e n e ra l Á ngel M artín ez , héro e de la G uerra Civil españo la , que com batió en el E jército Rojo d e la URSS d u ra n te la Segunda G uerra M undial y fue aseso r de los v ie tnam itas d u ra n te la b a ta lla de D ien Bien Phu.

Salió en el p r im e r vue lo d e sd e La H ab an a a M éxico d e sp u é s d e esa crisis de los cohetes. En nov iem bre de 1962 llegó a G uatem ala . En el a e ­ro p u erto lo cap tu ra ro n y lo secuestró el D epartam en to de Investigaciones E specia les: a llí lo in te rro g ó un cu b a n o -e s ta d o u n id e n se d e la CIA, sob re la s ituac ión in te rn a en Cuba d u ra n te la crisis. Fue liberado y acu sad o en la p rensa g u a tem alteca de h ab e r puesto bom bas en las m ism as fechas en las que e s tab a p risionero .

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El C om andante César M ontes: sobreviviente.

U na se m a n a d e sp u és de su lib e rtad , d irig ió dos u n id a d e s a rm a d a s q u e re c u p e ra ro n 17 fusiles y p is to las en la c iu d ad d e G u a tem a la , el d ía q u e se sub levó la F uerza A érea co n tra el genera l M iguel Y dígoras.

Fue perseg u id o y se ha liberado p o r ob ra y grac ia del E spíritu S an to ; reaparec ió sen tad o a la d iestra de A ugusto Turcios Lima y M arco A ntonio Yon Sosa, para fu n d ar los prim eros frentes guerrilleros. Hizo las p rim eras exploraciones en R abinal, Baja Verapaz, en donde reclu tó a Emilio Rom án López (Pascual Ix tapá), el p rim er d irigen te guerrille ro ind ígena, y a Fidel R axcacoj X itum ul (S o co rro Sical) q u ien fu e ra a se s in a d o p o r e jé rc ito m exicano en el año 1970 ju n to a Yon Sosa en la selva de C hiapas, M éxico.

En 1963 cruzó el Lago d e Izabal, u n a n oche sin lu n a , en un cayuco lleno de a rm as , con u n lan ch e ro an tic o m u n is ta , c o n tra ta d o co m erc ia l­m e n te y q u e h ab ía p a rtic ip a d o en la c o n tra rre v o lu c ió n « liberac ion ista» d e l añ o 54 c o n tra A rbenz . Fue, ju n to con un ch ic le ro d e n o m b re D arío (D an ie l P a lm a), p io n e ro de la G uerrilla E dgar Ib a rra en la S ie rra de las M inas.

Lo n o m b ra ro n je fe de la v a n g u a rd ia d e T urcios L im a, lu eg o d e la guerrilla en la zona de Zacapa, del F ren te G uerrillero E dgar Ibarra (FGEI) y m ás ta rd e de las F u erzas A rm adas R ebeldes (FAR) al m o rir 'R ircios Lima.

J u n to a cu a tro sa n d in is ta s n ica rag ü en se s , a q u ie n e s les d ab a e n tr e ­n a m ie n to , b a jó d e las m o n ta ñ a s de M onjas, Ja la p a , en m ed io de u n a rep resió n y o fensiva feroces, para e s ta r p resen te en el sepelio de Turcios Lim a.

A la p a r de Turcios, se fugó de varias casas en do n d e los hab ía ro d ead o la policía y el e jérc ito , se salvó de m ilagro de m ú ltip les em b o scad as; los h e rm an o s Del B usto, esp añ o les re s id en te s en G u a tem a la y ad m irad o re s de Ja m e s B ond , in te n ta ro n en v en en a rlo s a am b o s , a firm a n d o q u e p o r o rd en de R icardo P era lta M éndez, Jefe del E stado M ayor del E jército .

C ésar fue a la reu n ió n de la O rganización L atinoam ericana de S o lida­r id a d (OLAS) en C uba y se negó a la p u b lic id ad , h a b ie n d o d e le g a d o a N ésto r Valle p a ra los ac to s públicos.

F ue d a d o p o r m u e r to en d ec la rac io n es del m in is tro de D efensa d u ­ra n te el g o b ie rn o d e J. C. M éndez M on ten eg ro , en ti tu la re s de p rim e ra p lan a . A ceptó la m en tira del ejército y m an tuvo la im agen de su m uerte , q u e p e rd u ra en a lg u n o s círculos h a s ta la fecha.

F ue in v itad o p o r Kim II Sung a v is ita r C orea, y p o r los v ie tn am ita s a v is ita r H ano i. E stuvo en esa c iudad el d ía de l p r im e r b o m b a rd e o aé reo m asivo e s ta d o u n id e n se , a consecu en c ia que en el Sur, d u ra n te la g ran o fensiva del Tet, el «Viet Cong» se tom ó casi to d o S aigón , in c luyendo la e m b a jad a e s ta d o u n id e n se . D icen que in te rro g ó p ilo tos e s tad o u n id en se s p ris ioneros. Vio c ae r av iones g ringos d errib ad o s casi sobre su cabeza.

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José Pantoja Reyes

Se c u e n ta que iba de paso p o r París p a ra e l Mayo francés, en el año 6 8 . Luego, estu v o en T laltelo lco , M éxico, ju n to a Raúl A lvarez G arín, cuando la g ra n m a ta n z a d e civiles d e sa rm a d o s e n oc tub re y q u e lo e n te r ra ro n bajo el n o m b re de Francisco Rivera Torres. Q ue estuvo en el d esie rto del S ahara , luego de su paso po r Pekín, C hina, cu an d o la R evolución C ultural e s ta b a en su au g e . En C orea, cu an d o lo d e l barco USS Pueblo .

Lo que sí es tá com probado , es que e stu v o llorando en silencio en Cuba, d u ra n te la v e la d a so lem n e p o r la m u e r te d e l co m a n d a n te C he G uevara y e n tre v is tó a P om bo y a B enigno , los so b re v iv ie n te s d e la g u e rr illa ¿ e Bolivia.

Su casa en La H ab an a e s tab a s i tu a d a n o m uy lejos d e la de l co ro n e l C aam añ o D eño , el p a tr io ta d o m in ican o q u e m u rie ra en c o m b a te casi su icida. Se negó a escuchar las ad v erten c ias de Fidel sobre lo inopo rtuno d e in ten ta r , en ese m o m en to , reg re sa r a G u a te m a la a fu n d a r u n a n ueva o rg an izac ió n g u err ille ra .

Se lib ró d e la o rd e n de «ap resar y a ju s tic ia r a C ésar» q u e d io C am ilo S án ch ez en esa época .

F ue a M éxico en el añ o 1970 y trab a jó e n el M in iste rio d e S alud del E stad o d e M éxico en el á rea fro n te riz a c o n el e s ta d o d e G u e rre ro , en d o n d e Lucio C abañas y G enaro V ázquez h a c ía n guerrillas.

Vivió en la casa de un g en era l m e x ic a n o que e ra el je fe m ili ta r en S in a lo a ; se e n tre v is tó con el g en e ra l V io lan te P érez, q u ien le ex p u so su p la n d e a ta q u e c o n tra Lucio C abañas y G e n a ro V ázquez , p a r t ie n d o del E stado de M éxico y en apoyo a las tro p as d e l E stado de G uerrero .

Fue am igo de la esposa del co m an d an te C uahu tém oc C árdenas R am í­rez, un ju d ic ia l federal hom ónim o del hijo d e l genera l C árdenas. C om pró d ecenas de a rm as y m uniciones a la som bra de las p irám ides de T eotihua- cán . Se acc id en tó llev án d o la s a C h iapas, m a n e ja n d o u n v eh ícu lo e n el qu e se tr a n sp o r ta b a n . Lo ayudó un po lic ía de cam in o s q u e ig n o ra b a el tip o d e ca rg a y q u e p o r unos c u a n to s c ien to s de p eso s lo cu s to d ió casi h a s ta la fro n te ra .

Se conv irtió en co lono d e la selva L acan d o n a , en d o n d e tuvo tie rra s v írg en es q u e ro tu ró p a ra se m b ra r m aíz p a ra la g u e rr illa . Q u em ó dos av io n e ta s y tre s e s ta c io n es de a fo ro de la C om isión d e L ím ites y A guas e n tre M éxico y G uatem ala ; secues tró a varios cazad o res m ex icanos p a ra o b lig a r a los g en e ra le s C asillas y B arq u e ra , q u ien es h a b ía n a se s in a d o a Yon Sosa, a p e rseg u irlo , p a ra em boscarlo s . Le falló p o rq u e e sto s n u n c a sa lie ro n de su cam p a m en to .

C ésa r M ontes e n tró p o r la se lva L acan d o n a c h ia p a n e c a a fu n d ar, ju n to a qu ince co m b a tien te s , el E jército G uerrille ro d e los Pobres (EGP). R esistió ju n to a sus com p añ e ro s de gue rrilla la o fensiva d e dos e jérc itos,

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los a ta q u e s y d ifam ación de sus p rop io s co m pañeros q u e lo acu saro n de m esian ism o y de án im os de au to in m o lac ió n p a ra re iv in d icar el pasado .

Lo que ocurrió en esa experiencia guerrille ra está re la tad o en el libro Los días de la selva, escrito por M ario Payeras, con el cual ganó el Prem io Casa d e las A m érica. A unque en ese testim on io no se le m enciona com o je fe de esa g uerrilla , s ino com o efic ien te c azad o r de ven ad o s.

Vale d ec ir que C ésar no hizo to d as estas cosas so lo . Q ue se re la ta rá n m uchas de sus v ivencias en las que partic iparon unos y o tro s com pañeros suyos. Pero casi n in g u n o p a rtic ipó en to d o s esos hechos ju n to a él. M ás b ien , a lg u n o s d e los q u e p a rtic ip a ro n c riticab an la fo rm a com o estos hechos se d ieron .

S iem pre se d ijo que hacem os la revo lución en las c ircu n stan c ias que se nos im p o n e y q u e e sta s no son s iem p re las q u e id eam o s, ni las que h u b ié ram o s d esead o .

Es necesario tam b ién ac la ra r que en el EGP nació V íctor G uerra, luego sub ió h a s ta las m o n ta ñ a s d e la z o n a Ixil, ju n to al h e ro ico y red u c id o g ru p o d e c o m b a tie n te s q u e e n tra ro n d e M éxico con él, q u ien a lg u n a h a b ilid a d d eb ió te n e r en la co n d u cc ió n p a ra q u e no lo m a ta ra n , ni a n in g u n o d e sus co m p añ e ro s , m ien tra s él d irig ió la g u e rr illa . Q ue o tro s ca llen , lo ig n o ren o lo q u ie ran negar, no bo rra los hech o s h is tó ricos que e s tá n ava lando lo que ah o ra d irem os sobre Víctor.

D esde el 19 de en ero de 1972 h asta finales del año 1978, fue m iem bro d e la D irección N ac iona l del EGP. Tuvo d ife ren c ia s so b re el p ap e l del F ren te S and in is ta de L iberación N acional (FSLN) de N icaragua, va tic inó el triun fo de los sand in istas y propuso enviar com batien tes a co n tribu ir al derro cam ien to de Som oza. D erro tada su p ropuesta y com o consecuencia de la m u e r te en co m b a te de su c o m p a ñ e ra , C lem encia Paiz C árcam o, a co rd ó con la D irección del m ov im ien to sa lir a M éxico con su h ija Elisa, p a ra hacerse cargo del traba jo de p ro p ag an d a y so lid a rid ad exterior.

Luego de su salida y a sus espaldas, se le declaró fuera del m ovim iento , sin h ace rlo de su conocim ien to .

R oto to d o v íncu lo , se ded icó en 1979 a tra b a ja r en la S e c re ta ría de A gricu ltu ra y R ecursos H idráulicos (SARH) de T laxcala , en un p ro g ram a d e o rg an izac ió n c am p e sin a y fue allí d o n d e conoció a B eatriz P ared es , q u ien en esos añ o s e ra d ip u tad a federa l del PRI.

Estaba p rep a rán d o se para ir a N icaragua cuando tr iun fó la R evolución, el 19 d e ju lio d e 1979 . Se negó a v ia ja r a ese país d e sp u és d e esa fecha p o rq u e le p a rec ió o p o rtu n is ta la a c titu d de m u ch o s q u e ib an en esos m om en tos .

L uego de un an á lis is se rio , llegó a la conc lu s ión q u e el v é rtice d e la R evolución c e n tro am erican a se tra s lad a ría a El Salvador.

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José Pantoja Reyes

O rg an izó el C om ité d e S o lid a rid ad de T laxca la con el p u e b lo sa lv a ­d o reñ o , q u e ten ía sólo funcionarios del g ob ie rno y p ro fesiona les de u n a g ran in teg rid ad y ded icación .

Se casó con u n a d u lce y lin d a m ex ican a , con q u ien p ro c reó dos hijos. C u an d o ya e s tab a tra b a ja n d o con la C o o rd in ac ió n d e P royec to s de D esarro llo de la P residencia de la R epública de M éxico, fue rec lu tad o p o r el F ren te F arab u n d o M artí p a ra la L iberación N acional (FMLN) p ara re g re sa r a C e n tro am érica . R enunció a su carg o d e fu n c io n a rio e s ta ta l «m ex icano» y a los g en ero so s h o n o ra rio s que p e rc ib ía p a ra cam b ia rlo s p o r u n a tr in ch e ra y un p uesto de com bate en El Salvador.

A rribó al c e rro d e G uazap a en 1982; a llí nac ió com o P ed ro G u erra (P ed rito el m ex ican o ), cu an d o se in ic iaban los esfuerzos p o r convertir lo en un fren te g u errille ro . Llegó a se r co m an d a n te del m ism o.

D espués de tres años in in terrum pidos de com bates en el fren te , señaló su s d ife ren c ia s con la o rg an izac ió n R esis tencia N ac iona l (RN) a la que p e r te n e c ía . P re sen tó su ren u n c ia y so lic itó in g reso a o tra o rg an izac ió n . C asi le cu e s ta la v ida a m anos de sus ex co m p añ e ro s, q u ienes señ a la ro n q u e los h ab ía ca lu m n iad o al calificarlos de so c ia ld em ó cra tas .

Con el P artido R evolucionario de los T raba jado res (PRTC), el P artido C o m u n is ta S a lv ad o reñ o (PCS) y las F uerzas P o p u la res de L iberación (FPL), se ev itó u n d e sen lace fa ta l y salió p a ra N ica rag u a , en d o n d e a q u in ce d ía s d e h a b e r llegado se in teg ró a la A y u d an tía d e la J e fa tu ra d e las T ropas E specia les del M in isterio del In terio r, bajo las ó rd e n e s del c o m a n d a n te W alte r F erre té i (C hom bito ) p a ra e n f re n ta r a la «con tra» d u ra n te tres años consecutivos.

Luego de la firm a de los A cuerdos de Paz e n tre la R esistencia N icara ­g ü e n se y el g o b ie rn o san d in is ta , se in teg ró a la C o o rd in a d o ra R egional de Investigac iones Económ ico Sociales (CRIES); luego tuvo la p rim era y ú n ica em p resa d e v ig ilan tes p rivados a u to r iz a d a p o r los sa n d in is ta s , en d o n d e d io trabajo a refugiados y lisiados de guerra salvadoreños. D espués del triun fo de V ioleta C ham orro , a lgunos de los m ism os san d in is ta s se la c e rra ro n , p a ra e lim in a r así la com petenc ia .

D icen q u e en esa época se ded icó a o b te n e r m isiles a n tia é re o s rusos C-2M y C-3M (conocidos com o SAM) y que envió algunos p o r vía aé rea a El S a lvado r p a ra la ú ltim a ofensiva.

Se ded icó a aseso ra r a desm ovilizados del E jército P opu lar S and in ista (EPS) y d e la R esis tenc ia N ica rag ü en se en p ro y ec to s p ro d u c tiv o s d e reconciliación , p a ra log rar la reinserción de excom batien tes y ex soldados a la v ida civil, co n tra ta d o p o r una ONG eu ro p ea .

L uego de la firm a d e los A cuerdos d e Paz d e C h a p u lte p e c , v iajó a M éxico a ver a su m ad re y h e rm a n a s d esp u és de 25 añ o s , q u e lo d a b a n p o r m u e r to . Allí en el a e ro p u e r to la ex c o m a n d a n te s a lv a d o re ñ a N id ia

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El C om andante César M ontes: sobreviviente.

D íaz le d ijo : «D ebieras v ia ja r a San S a lvado r p a ra e s ta r co n n o so tro s el d ía que en trem o s al país. Te lo has g an ad o y esta inv itac ión es p a ra que veas que n u es tro pueb lo no es in justo ni ing ra to , sino generoso» .

H izo in te n to s d e viajar, p e ro p refirió que su m a d re y su fam ilia no su frie ra n m ás an g u s tia s p o r sus a c tiv id ad es re v o lu c io n a ria s . E speró a su a n c ia n a m a d re y se a b ra z a ro n llo ran d o d e sc o n so la d a m e n te en el a e ro p u e r to B enito Ju á rez .

Allí m urió C ésar M ontes. Era tiem po que yo rev iv iera .

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M a r io A g u i le r a P e ñ a es p ro feso r del In s titu to d e E stud ios Políticos y R elac iones In te rn ac io n a le s (IEPRI), y c o o rd in a d o r d e l g ru p o de in v es tigac ión «A ctores a rm ad o s, conflicto y d e rech o in te rn ac io n a l h u m a n ita r io » de la U n iversidad N acional de C o lom bia . D octor en S ocio log ía Ju r íd ic a e In s titu c io n es Políticas, d e la U n ivers idad E xternado de C olom bia, M agister en H istoria de la UNC. Es coau to r de los lib ro s N uestra guerra sin nom bre (N orm a, 2 0 0 6 ) , M em oria de un pa ís en guerra (P lan e ta , 2 0 0 1 ). Es a u to r de Insurgencia urbana en Bogotá (ICC, 1997) y Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial (UN 1985).

C la ra A ld r ig h i es p ro feso ra a d ju n ta de H isto ria C o n tem p o rán ea en la Facultad de H u m an id ad es y C iencias de la E ducación de la U niver­s id ad d e la R epúb lica , M on tev ideo , U ruguay. H a p u b lic ad o lib ros y a rtícu lo s en su esp ec ia lid ad , e n tre o tro s : La izquierda arm ada. Ideología, ética e identidad en el M LN Tupam aros y La intervención de Estados Unidos en U ruguay 1965-1973 . El caso M itrione.

Ig o r G o ic o v ic es L icenciado en H isto ria (U n iv ersid ad C ató lica d e Val­p a ra íso , 1 9 8 9 ), M ag ister en H isto ria (U n iversidad de S an tiag o de C hile, 1996 ) y D octor en H isto ria (U n iversidad de M urcia , 2 0 0 5 ). Es, tam b ién , p ro feso r titu la r en el D ep a rtam en to d e H isto ria de la U n iv ers id ad de S an tiag o de C hile; in s titu c ió n en la cual o cu p a el cargo de d irec to r del M agister en H istoria. Su línea de investigación se o rien ta al estud io de la violencia social y política en Chile y Amé­rica L atina , cam po en el cual h a e jec u tad o u n a se rie de p royec to s de in v estig ac ió n n ac iona les e in te rn ac io n a le s y que , a su vez, h an g en e rad o v arias pub licaciones especia lizadas.

Y v e tte L o z o y a es p ro feso ra de H isto ria , M ag ister en H isto ria d e Chile p o r la U n iv e rs id ad de S an tiag o d e C hile, c a n d id a ta a D octo r en Estudios A m ericanos por el Institu to de Estudios A vanzados (IDEA) de la U niversidad de San tiago de Chile. Es d o cen te de la IJSACII o investiga «Violencia social y política, m ilitancia, h is to ria del tiem po p resen te» .

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A utores

J o s é L u is M o re n o B o rb o lla com o e s tu d ia n te d e l Po litécn ico fo rm ó p a r te d e l m o v im ien to de 1968 y d e la Liga C o m u n is ta E spartaco . T iem po después de la m atanza de T latelolco se incorporó al C om an­do L acandones y de ah í pasó a la Liga C om unista 23 de Sep tiem bre. F ue d e te n id o p o r la DFS el 19 d e m ayo d e 19 7 5 fre n te al p a rq u e d e la B om billa, en San Ángel. Tenía u n a cita con M ario D om ínguez Avila, m ilitan te de la liga, hoy d esap arec id o . La po lic ía ya lo e sp e ­rab a . Un co m p añ e ro to r tu ra d o h ab ía aventado esa c ita. Ese d ía no iba a rm a d o , así q u e cu an d o lo ro d e a ro n n o p u d o d e fe n d e rse . La policía lo buscaba com o uno de los m iem bros del C om ité M ilitar de la B rigada Roja de la Liga que hab ían pa rtic ip ad o en la em boscada a un tren que iba de C uautla a la c iudad de M éxico el 14 de febrero d e 1974 , d o n d e m urie ron cu a tro so ldados. R ecuperada la libertad fue in teg ran te de la Com isión H istórica de la Fiscalía Especial p a ra M ovim ientos Sociales y Políticos del Pasado (FEM OSPP). H oy en día in teg ra la A sociación N acional de L uchado res Sociales de M éxico.

F é lix O je d a R e y e s cursó estudios superio res en la U niversidad de P u er­to R ico, o b tu v o su m aes tría en el C en tro d e E stu d io s A vanzados de P u e rto Rico y el C aribe, y te rm in ó su d o c to ra d o en H isto ria de A m érica e n la U n iversidad de V alladolid , E spaña . Es in v es tig ad o r académ ico adscrito al In s titu to de E studios del C aribe de la U niver­s id ad de P u e rto Rico. A ctua lm en te , en co lab o rac ió n con el D octor Paul E strade , p ro feso r em érito d e la U n iversidad d e París v iii, d iri­ge el P ro y ec to B etances, que se en c a rg a d e rec o g e r y p u b lic a r las Obras Completas del Padre de la Patria p u e rto rriq u eñ a , un p royecto ed ito ria l en 15 vo lúm enes.

José P a n to ja Reyes es cand ida to a D octor en A ntropolog ía por la ENAH (M éxico), p ro feso r investigador en la L icenciatura en H istoria de la ENAH. P rem io a n u a l del INAH 1988 , «F rancisco Ja v ie r C lavijero» para la m ejo r tesis de L icenciatura en el cam po de la H istoria. E ntre sus p ub licac iones se e n c u e n tra n La guerra indígena del Nayar, una perspectiva regional (M éxico 1 9 9 5 ); H istoria e h istoriadores para el Siglo XXI (M éxico , 2 0 0 6 ); H om enaje a Eric H osbaw m (M éxico, 20 0 7 ); Resistencia popular y lucha ciudadana en México. Los días del fra u d e electoral del 2 0 0 6 (B uenos Aries 2 0 0 8 ); y es ed ito r d e l libro La insurgencia indígena y po p u la r en la independencia de M éxico y Bolivia. 1810 -1 8 2 1 , (M éxico, 2 0 1 1 ).

C la u d io P é r e z S ilv a es p ro feso r de E stado e n H isto ria y G eografía , L icenciado en E ducación e n H isto ria y G eog rafía , U n iv e rs id ad d e S an tiago de Chile. M agister en H istoria, U niversidad de S an tiago de Chile. E stu d ian te del P rogram a D octorado en E studios A m ericanos,

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A utores

In s titu to de Estudios A vanzados IDEA-USACH. D irector del Archivo y C en tro de Investigación de H istoria del T iem po P resen te , Escuela de H istoria , U niversidad A cadem ia de H um an ism o C ris tiano . Área de in terés: h is to ria social y política de A m érica Latina y Chile sigloXX.

P a b lo A le ja n d r o P o zz i es PhD en H isto ria (SUNY a t S to n y B rook, 1989) y p ro feso r T itu la r R egular P lenario de la C á ted ra de H istoria d e E stados U nidos d e A m érica, en el D e p a rta m e n to de H isto ria d e la F acu ltad d e F ilosofía y L etras, U n iv e rs id ad d e B uenos A ires (A rg en tin a ). A sim ism o, h a d ic tad o el S em in a rio A nual d e Tesis sobre la H istoria del M ovim iento O brero A rgentino. Su especialidad es la h is to ria social c o n te m p o rá n e a y p a rtic u la rm e n te , la h is to ria de la c lase o b re ra pos 1945 , ta n to en E stados U nidos com o en la A rg en tin a . H a p u b licad o n u m ero so s a rtícu lo s y lib ro s so b re la h is to ria y la soc iedad e s ta d o u n id e n se y a rg e n tin a . E n tre sus o b ras se d e s ta c a n La oposición obrera a la d ictadura (1 9 7 6 -1 9 8 2 ), Los seten tistas. Izqu ierda y clase obrera, 1 9 6 9 -1 9 7 6 , Por la sendas argentinas. El PRT-ERP, la guerrilla m arxista .

M a rc e lo R a im u n d o es p rofesor en H istoria por la U niversidad N acional d e La P la ta (UNLP). Es d o c e n te en las c a rre ra s de H isto ria y S o­cio logía y m iem bro del C en tro de Investigac iones Socio H istó ricas (CISH) en aquella casa de estud ios. T rabaja en tem as v incu lados a la h is to ria d e la m ilitan c ia po lítica y s in d ica l en la A rg en tin a co n ­te m p o rá n e a , p a rtic ip an d o en d is tin to s p royec to s d e inves tigación . H a d ifu n d id o su p ro d u cc ió n en jo rn a d a s y co n g reso s n a c io n a le s e in te rn a c io n a le s , a rtícu lo s en rev istas e sp ec ia liz ad as y c ap ítu lo s d e lib ros. A c tu a lm en te se e n c u e n tra esc r ib ie n d o su tesis d o c to ra l so b re s in d ica lism o y conflic tos lab o ra le s e n la reg ió n d e La P la ta , Berisso y E nsenada d u ran te los años sesen ta y se ten ta , en el m arco del P rog ram a de D octo rado en H istoria de la Facu ltad de Filosofía y L etras de la U niversidad de B uenos A ires (UBA).

J o s é L u is R é n iq u e e s tu d ió H isto ria en la Pontific ia U n iv ers id ad C a­tó lica d e l P erú y en la U n ivers idad de C o lum bia en N ueva York. H a tra b a ja d o en el In s titu to d e E stud ios P e ru an o s y en el C en tro P eruano de E studios Sociales, así com o en m isiones de investigación au sp ic ia d a s p o r las N aciones U n idas en C e n tro am érica y B osnia. Entre sus publicaciones destacan los libros Intelectuales, indigenismo y descentralism o en el Perú (1 8 9 7 -1 9 3 1 ) (con Jo sé D eu s tu a ) , Los sueños de la sierra: Cuzco en el siglo xx y La vo lu n ta d encarcelada. Las « lum inosas trincheras de com bate» de Sendero Lum inoso en el Perú.

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A utores

D e n is e R o lle m b e rg es tu d ió H isto ria en la U n iv e rs id ad e F ed era l F lu­m in en se (B rasil, 1 9 8 7 ). Es M ag ister (1 9 9 2 ) y D octo ra en H isto ria d e la U n iversidade Federal F lum inense (1 9 9 8 ). R ealizó un posdoc­to ra d o en la U n ivers idad d e París X (2 0 0 7 ) y en S ocio log ía en la U niversidade de C am pinas/U nicam p (2007). A ctualm en te es p ro fe­so ra ad ju n to de la U niversidade Federal F lum inense; investigadora d e l CNPq y d e l N úcleo de E studos C on tem poráneos/N E C -U F F . Es e sp ec ia lis ta en H isto ria , co n én fas is e n h is to ria c o n te m p o rá n e a e h is to ria de B rasil co n tem p o rán eo , e investiga los sig u ien tes tem as: B rasil 1 9 6 0 -1 9 7 0 , reg ím enes a u to r ita rio s y d ic tad u ra s , izqu ie rdas , lu c h a a rm a d a , exilio , h is to ria o ra l, m em o ria , b io g ra fía , c u ltu ra po lítica , op in ión .

G u s ta v o R o d r íg u e z O s tr ia cu rsó dos m aes tría s : u n a en C iencias So­c ia les y o tra en H isto ria A nd ina . T iene e sp ec ia lid ad e n G estión U n ivers ita ria y es p ro feso r u n iversita rio d esd e el añ o 1977 . O cupó d ife ren tes cargos públicos, en tre ellos el de d ecano de la Facultad de C iencias E conóm icas y Sociología de la U n iversidad M ayor de San S im ón , v icem in is tro de E ducac ión S u p e rio r y O ficial S u p e rio r d e C u ltu ra de l M unicip io de C o chabam ba. H a esc rito u n a d o c e n a de libros de h is to ria y pub licado u n a v e in ten a de a rtícu lo s en rev istas b o liv ianas y del ex tran je ro . Es m iem bro d e la A cadem ia B oliv iana d e la H isto ria con la d ise rtac ió n «Bolivia en el ciclo d e la gue rrilla g u ev a ris ta : 1963 -1970» , la m ism a q u e fue c o m e n ta d a p o r el ex p re s id e n te C arlos M esa.

E r n e s to S a la s nac ió en B uenos A ires en 1953 . L icenciado en H isto ria p o r la U n iv e rs id ad d e B uenos Aires. D esde la d é c a d a del o c h e n ta e n se ñ a h is to ria social d e la A rgen tina c o n te m p o rá n e a en d iversas in s titu c io n es . Es a u to r de La Resistencia Peronista. La to m a del fr igorífico Lisandro de la Torre (1 9 9 0 ) , U turuncos, el origen de la guerrilla peronista (2003 ) y de num erosos artícu lo s sob re cu ltu ra y po lítica de la resistencia .

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índice de autores

A aráo Reis, D aniel, 447 A breu C ardet, Jo sé M iguel, 8,

425A ccvedo, N icolás, 380 , 425 Agency, C en tra l In teligence, 425 A guilera Peña, M ario, 321 , 425 A guirre G am io, H ern an d o , 120,

425Alcázar, Jo sé Luis, 201 , 425 A ldrighi, C lara, 251 , 253 , 255,

256 , 260 , 265 , 270 , 2 7 3 -2 7 5 , 280 , 425

A legría, C iro, 120, 425 A lexander, R obert, 126, 425 Á lvarez G arín , R aúl, 57 , 61, 64,

425Á lvarez, R o lando , 336 , 337 ,

339 , 3 4 3 -3 4 8 , 350 , 3 5 2 -3 6 6 , 42 6 , 445 , 447 , 450

A m ado , J a n a ín a , 440 A m ado, Jo rg e , 105, 113, 426 A nderson , Jo n Lee, 140, 426 A ngelí, A lan, 2 0 4 , 426 A ngu ita , E d uardo , 43 , 426 A róstegui, Ju lio , XII, 426 A rancib ia , E d uardo , 218 , 426 A rancib ia , Patricia, 225 , 426 A ran g u ren , M auricio , 316 , 426 A rra te , Jo rg e , 335 , 336 , 426 Ávalos, D aniel, 192, 427

Béjar, H éctor, 136, 427

B alart, F rancisco , 225 , 426 B am birra , V ania, 2 0 5 , 42 7 B ardini, R oberto , 24, 45 , 427 B arraza G arcía, M iguel Ángel,

91, 4 2 7 B arreiro , Jo rg e , 281 , 4 2 7 B arrios, Alicia, 225 , 428 B arros, R odrigo, 223 , 4 2 7 B artra, A rm ando , 57, 427 B aschetti, R oberto , 160, 162,

163, 1 7 3 -1 7 8 , 42 7 B astías R ebolledo, Ju lián , 210 ,

427B envanete , A ndrés, 2 0 8 , 42 7 B erm údez, Jo sé , 128, 1 3 8 -1 4 1 ,

4 2 7B ethell, Leslie, 4 2 6 , 427 , 441 B lanco, H ugo, 133, 139, 427 ,

4 2 8Blixen, Sam uel, 245 , 428 Bonnefoy, Pascale, 346 , 352 ,

354 , 356 , 428 B orroni, O telo , 31 , 32, 3 8 -4 0 ,

428Bosch, Ju a n , 5, 428 Brache, A nselm o, 14, 42 8 Brass, Tom, 133, 428 Bravo V argas, V iviana, 336, 337,

339 , 345 , 347 , 348 , 352 , 3 5 9 -3 6 6 , 426 ,4 2 8

B runner, José Jo aq u ín , 225 , 428

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índice de autores

B ustos, Ciro, 192, 428

C añón N úñez, Javier, 299 , 428 C ae tano , G erardo , 246 , 266 ,

42 8C alderón López, Jo sé , 216 , 428 C am are ro , H ern án , 44 6 C am podónico , M iguel, 264, 428 C ancino T roncos», H ugo, 212 ,

429C and ido . A nton io , 113, 429 C aparros, M artín , 43, 42 6 C arm ona , A ugusto , 212 , 429 Carr, Barry, 62, 42 9 C arrera , José M iguel, 346 , 348 ,

42 9C arvajal, D iego, 380 , 429 C astañeda Á lvarez, Salvador, 92,

429C astañ ed a , Jo rg e , 205 , 429 C astelli, Luis, 128, 1 3 8 -1 4 1 ,

427Castillo, Alex, 193, 444 C astillo , G onzalo Añí, 134, 429 C astro , Fidel, 6, 429 C ata lán , C arlos, 225 , 428 C erda, Luis, 209 , 429 C eregh ino , M ario, 197, 429 C hang, Ju a n Pablo, 134, 429 C h ateau , Jo rg e , 219 , 429 C hilds, M att, 134, 429 CIA, 220C lin ton, Hillary, 3, 430 C o lm enares, Ism ael, 55, 430 C om isión N acional d e la Liga

C om un ista 23 de S ep tiem b re , 84 , 430

C om ité E jecutivo C en tra l, 430 C om ité M em oria N eltum e, 234 ,

430CONADEP, 448 C oncheiro , E lvira, 428

C ondés Lara, E nrique, 55, 62,430

C ordero G uevara , H éctor, 121, 129, 130, 430

C orporación O bservato rio para La Paz, 324 , 430 , 439, 441 , 449

C orvalán , Luis, 337 , 339 , 342,430

C respo, H oracio , 428 C ristóbal, Ju a n , 119, 120, 122,

123, 125, 127, 132, 147, 4 3 0

C uesta B ustillo , Jo sefina , XX,431

C upull, Adys, 197, 431

D’A dam o, O rlando , 427 D avies Jr., T hom as M., 118, 431 De C ervan tes, M iguel, 4, 431 De C oord inación R evolucionaria,

Ju n ta , 431 De la P u en te U ceda, Luis,

1 4 4 -1 4 6 , 431 De la Torre, C ristina, 286 , 431 D eas, M alcolm , 445 Debray, Regis, 115, 197, 431 Del C am po, H ugo, 28, 431 Del Pozo, José , 204 , 431 Del P rado , Jo rge , 146, 431 Dosal, Paul, 201 , 431 D oyon, Louise, 28, 431 D rake, Paul, 374 , 431 D uhalde, E d uardo Luis, 157,

159, 161, 164, 171, 172, 178, 432

D u trén it, Silvia, 425

E chandía , C am ilo, 311 , 312 ,432

E ditoria l P arlam en to , 31 , 432

453

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índice; de autores

E jército P opular de L iberación,43 0

E lizaga, Ju a n C arlos, 204 , 432 ELN, 291 , 292 , 2 9 4 -2 9 8 ,

3 0 1 -3 0 3 , 3 0 6 -3 1 1 , 313 , 3 1 9 -3 2 2 , 328 , 329 , 331, 4 3 2

E nríquez , E dgardo, 214 , 432 E nríquez , Luis E duardo , 120,

4 3 2E nríquez , M iguel, 215 , 433 EPL, 326Equipo de redacción , 58, 59,

7 0 -7 2 , 77, 79, 80, 83, 109, 161, 173, 174, 191, 2 2 8 -2 3 2 ,2 3 4 -2 3 7 , 378 , 380 , 3 8 3 , 3 8 8 -3 9 0 , 392, 4 3 3 -4 3 5

E strada , U lises, 191, 435

Fajardo, Jo sé , 287 , 435 FAP R egional B uenos Aires, 163,

164, 166, 435 Faure Barcur, A yleen, 380 , 435 Felipe de las Casas, Luis, 118,

145, 435 F e rn án d ez H uidob ro , E leu terio ,

218 , 243 , 244 , 246 , 248 , 435 , 436 , 439

F ern án d ez , D aniel, 181, 435 F e rn an d o B elaúnde, Terry, 142,

43 6Ferre ira , Jo rg e , 4 4 7 Filho, Silva, 108, 4 4 1

Finch, Henry, 25o , 4 3 6 F io ravan ti, E duardo , 133, 436 FLACSO, 4 2 9Frühling , H ugo, 383 , 390 , 436 F re iré , Paulo , 327 , 43 6

G álvez, W illiam , 1 9 4 , 436

G ám iz G arcía, A rtu ro , 6 5 -6 7 ,70 , 4 3 6

G óm ez A bad, José , 196, 437 G óm ez O choa, D elio, 6 , 9, 17,

43 7G óm ez R am írez, Pablo, 69 , 437 G adea, H ilda, 123, 124, 43 6 G aggero , M anuel, 51, 4 3 6 G alasso, N orberto , 49 , 436 G alvarro, Carlos Soria, 196 , 436 G arcía N aran jo , F rancisco , 207 ,

223 , 4 3 6 G arcía Tom a, Victor, 126, 145,

43 6G arcía, Patricio , 3 3 7 , 4 3 6 G arcía, V irginia, 427 G arre tón , M anuel A nton io , 225 ,

4 3 6G arrido , Luis Javier, 55 , 56 , 437 G aspar, G abriel, 205 , 43 7 G aud ichaud , F rank , 218 , 4 3 7 G ertel, N óe, 105, 113, 4 3 7 G iesecke, M arg a rita , 117, 43 7 G illespie, R ichard , 30, 164, 172,

4 3 7Gilly, Adolfo, 144, 146, 147, 437 G leijese, P iero , 194, 4 3 7 Goicovic D onoso, Igor, 215 , 219,

225 , 3 3 5 , 3 3 6 , 379 , 389 , 393 , 437

G onzáles C asanova, Pablo, 55,4 3 7

G onzález C alleja, E d u ard o , XI, XIII, 438

G onzález E gu iarte , Oscar, 73,438

G onzález, C am ilo, 341 , 438 G onzález, E rnesto , 24 , 438 G onzález, F ro ilán , 197, 431 G onzález C alleja, E d uardo , XII,

4 3 8G orender, Jaco b , 103, 4 3 8

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índice de autores

G o m a rá n M erlo, E nrique, 218 , 438

G ott, R ichard, 116, 438 G ram egna, M arco A ntonio , 213 ,

438G uerrero , M iguel, 17, 438 G uevara, E rnesto , 205 , 400 , 438 G utiérrez, M iguel, 127, 438 G utiérrez , N elson, 213 , 240,

438G uzm an de l.uigi, J u a n A ndrés,

388 , 3 8 9 , 446

H alperin D onghi, 'Pulió, 204 ,438

H ande lm an , U ow ard , 132, 438 H arari, José, 2 5 3 , 2 6 3 , 438 H arnecker, M arta , 238 , 288 ,

290 , 293 , 294 , 303 ,438

H aya de la T orre, V ictor R aúl, 1 1 7 -1 1 9 , 121, 125, 126, 153, 439

H ellm an, A lfredo, 193, 439 H erasm e Peña, Em ilio, 9, 439 H ern án d ez V ásquez, M artín ,

207 , 4 3 9 H ernández , F ernando , 325 , 439 H ern án d ez , M ilton, 290 , 294 ,

299 , 324 , 439 H erreros, F rancisco , 337 , 439 H idalgo , A lberto , 120, 439 H irales M oran, G ustavo, 8 6 , 439 H obsbaw n, Eric, 132, 4 3 9

Ianni, O ctav io , 204 , 439 IEP, 451Indym edia , 151, 4 3 9

Jam es, D aniel, 4 6 , 48 , 439JCR, 209 , 218Jo b e t, Ju lio Cesar, 206 , 439

Jo rg e P ancera , G raciela , 218 ,439

José , E m iliano, 108, 441

Kantor, Harry, 126, 44 0

López Limón, A lberto G uillerm o, 80 , 8 1 , 44 0

López Vigil, M aría, 287 , 288, 322 , 440

López, Ja im e , 58, 440 L aguna Berber, M auricio , 82,

8 5 -8 7 , 89 , 94, 440 Lair, Eric, 425 L arraín , Felipe, 225 , 440 Lebot, Yvon, 324 , 440 L egorre ta D íaz, M aría del

C arm en , 326 , 440 Leiva, S eb astián , 211 , 440 Levi, G iovanni, 112, 440 Litke, R obert, XI, 44 0 L lóren te , M aría V ictoria, 445 Loyola, M anuel, 4 3 0 Luvecce, Cecilia, 157, 168, 170,

440

M alpica, M arco A ntonio , 130,44 0

M anrique , N elson, 122, 440 M arighella , C arlos, 1 0 0 -1 0 3 ,

106, 440 , 441 M arini, Ruy M auro, 208 , 441 M artínez Á ngel, M arlene, 227,

441M artínez , D iego, 197, 441 M attin í, Luis, 218 , 441 M edina G allego, C arlos, 288 ,

289 , 325 , 441 M ercado, Roger, 145, 152, 441 M ercier Vega, Luis, 116, 441 M errick, T hom a, 204 , 441 M inisterio de G uerra , 115, 441

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índice d e au to res

MIR, 131, 2 0 8 , 2 1 1 , 212 ,2 1 5 -2 1 9 , 2 2 1 -2 2 6 , 231 , 2 3 2 , 234 , 235 , 2 3 8 -2 4 1

M iranda , O ldack, 108, 441 M ires, F ernando , 350 , 441 M odonesi, M assim o, 428 M olina, A. D aniel, 56, 441 M onsálvez, Danny, 213 , 441 M on tero , M aritza , 427 M oraes, M arie ta , 44 0 M orales, Em ilio, 4 6 , 441 M oulián , T om ás, 225 , 4 3 6 M ovim ien to de Izqu ie rda

R evo lucionaria , 226, 234 , 4 4 2 , 443

M ovim ien to Ju v en il L autaro , 391 , 39 3 , 443

M oyano B arahona , C ristina, 387 , 443

M oyano , C ristina, 206 , 335,336 , 376 , 443

N óvoa, Jo rg e , 1 0 3 -1 0 5 , 113, 426 , 4 2 9 , 4 3 7 , 444

N úñez, R aúl, 233 , 444 N aran jo , Pedro , 210 , 219 , 226,

42 9 , 443 , 4 4 7 N ecoechea G racia, G erardo , 446 N eira, H ugo, 118, 132, 443 , 444 N icanoff, Sergio , 193, 444 N ova, C ris tiane , 1 0 3 -1 0 5 , 113,

4 2 6 , 4 2 9 , 437 , 4 4 4

O jeda Reyes, Félix, 5, 444 O lea, C ata lina , 205 , 444 O rbegoso , M anuel Je sú s, 123,

124, 130, 444 O rnelas G óm ez, Francisco , 71,

4 4 4O rtega , M iriam , 210 , 2 1 2 -2 1 6 ,

222 , 4 4 4

O ssandón , G uillerm o, 379 , 4 4 4

Pérez, C laudio , 346 , 3 5 2 , 354 , 356 , 42 8

Pérez, C ristian , 215 , 445 Pérez, E duardo , 157, 159, 161,

164, 171, 172, 178,432

Pérez, E nrique , 223 , 445 Pablo, Pozzi, 446 Palm a R am os, Jo sé A ntonio ,

226 , 4 4 4 Parker, Dick, 205 , 44 4 Pascal A llende, A ndrés, 208 ,

217 , 223 , 2 3 3 , 444 ,445

Paulsen , M arco, 390 , 445 Pavisch, T adeo, 206 , 445 Peñafiel A rancib ia , Oscar, 238 ,

445P eñate , A ndrés, 33 1 , 445 Pellicer d e Brody, O lga, 56, 445 Pereyra, C arlos, 63 , 445 Pike, F rederick , 125, 129, 445 P ineda O choa, F ernando , 59,

445Pinto V allejos, Ju lio , 212 , 223 ,

335 , 3 3 6 , 426 , 445 ,450

Portal, M agda, 120 , 445 Posse, Abel, 196, 445 Pou S ale ta , Poncio, 6 , 4 4 6 Pozo, H ern án , 2 0 4 , 446 Pozzi, Pablo, XX, XXI, 169, 185,

4 4 6P rado , Gary, 197, 4 4 6

R énique, Jo sé Luis, 4 4 6 R ad rigán , Cecilia, 210 ,

2 1 2 -2 1 6 , 2 2 2 , 44 4 R aim undo , M arcelo , 157, 158,

446

456

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Indice de autores

R am írez C uevas, Jesú s, 87, 88,4 4 6

Ram os Zavala, Raúl, 65, 69, 446 R am os, M arcela , 388 , 389 , 446 R am os, M iguel, 218 , 42 6 R einares, F ernando , 376 , 446 ,

451Reís Filho, D aniel A arao, 105,

4 4 6R ettig , R aúl, 227 , 2 2 9 -2 3 2 ,

2 3 5 -2 3 7 , 4 4 6 R ichards, Jo rg e A ndré, 238 , 446 Rico, A lvaro, 276 , 447 R iestra, Valle, 131 , 4 4 7 Rilla, José, 246 , 266 , 4 2 8 R ipalda, Luis A lfredo T ejada,

117, 44 7 R iquelm e, Segovia A lfredo, 336,

337 , 4 4 7 Rivas, Patricio , 240 , 447 R ivera G uzm án , M ario, 76, 447 R ivera O rtiz , M ario, 76 , 447 R odríguez E lizondo, José , 115,

3 3 7 , 4 4 7 R odríguez M orales, G uillerm o,

218 , 4 4 7 R odríguez O stria , G ustavo, 194,

196, 4 4 7 R odríguez, G u illerm o, 213 , 447 R odríguez, H éctor, 223 , 427 Rojas N úñez, Luis, 337 , 339 ,

344 , 3 4 6 -3 4 8 , 350, 3 5 2 -3 5 8 , 4 4 7

Rojas, E d uardo , 335 , 336 , 426 Rojas, G loria, 213 , 438 Rojas, Jo rg e , 43 0 R oldan, M iguel Á ngel, 287 , 435 R ollem berg , D enise , 102, 111,

4 4 7 , 4 4 8 R om ano, G raciela del Valle, 28,

29, 4 4 8

Rosas, Pedro , 380 , 384 , 385 , 387 , 388 , 448

Rosencof, M auricio , 259 , 261 , 265 , 267 , 268 , 448

Rot, G abriel, 24 , 45 , 192, 448 R ubenste in , R ichard , 27, 448 Rubio Saldivar, A ndrés, 60 , 448 Ruiz, Edgar, 303 , 448 R ustían A zamar, A lfredo, 58, 59,

448

S ábalo , E rnesto , 26, 448 S ánchez, G onzalo , 425 S ánchez, Luis A lberto, 121, 126,

439Salas O bregón , Ignacio , 6 5 -6 8 ,

79 , 448 Salas, E rnesto , 48 , 448 S a laza r Bondy, S ebastián , 143,

448Salcedo G arcía, C arlos, 61 , 65,

6 6 , 68, 448 S a ldaña , R odolfo, 192, 448 S alinas V aldés, Ju a n José , 213,

449S am aniego , A ugusto , 336 , 337 ,

44 9S anders , K aren, 118, 4 4 9 Sandoval, C arlos, 207, 210, 449 S angu ino , A nton io , 325 , 331 ,

449S an tam aría G óm ez, A rturo , 63,

4 4 9Schneider, A lejandro , 169, 185,

44 6Sebelius, K athleen , 3, 430 S errano , Luis H ern án d ez , 124,

4 4 9Silva H idalgo, R obinson, 226 ,

44 9Solari, Aldo, 264 , 4 4 9

457

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índice de au to res

S po to rn o , Á ngel, 346 , 352 , 354 , 3 5 6 , 4 2 8

Taber, M ichael, 192, 448 TAE, 2 5 1 , 2 5 8 , 263 , 44 9 T am ariz Lúcar, D om ingo, 117,

44 9T arcus, H oracio , 122, 128, 131,

449T he G eorge W ash ing ton

U niversity, N ational S ecurity A rchives, 425

Tilly, C harles , XII, 449 Torre, Ju a n C arlos, 431 Torres, Ignacio , 209 , 429 Torres, Luis C handuv í, 118, 449 T orres, Vicky, 386 , 4 5 0 T ow nsend E scurra , A ndrés, 120,

125 , 450 Trotsky, Lev, 273 , 450

U rbina, A lfredo H ernández , 126,132 , 45 0

U ribe, Luis, 352 , 45 0 U stariz, R eg inaldo , 197, 450

V ázquez V iaña, H u m berto , 190,450

V alcárcel, G ustavo , 122, 450 Valdés N avarro , Pedro, 207 , 450 V aldivia, V erónica, 426 , 445 ,

4 5 0Vasile, V incenzo, 197, 429 V ega-C enteno, Im elda , 118, 450 V enegas, H e rn án , 337 , 4 3 6 V ergara, R odrigo, 225 , 440 Vidal, H ern án , 209 , 337 , 348 ,

3 5 0 , 450 V illanueva del C am po,

A rm ando , 117, 4 5 0 V illanueva, Víctor, 116, 118,

133 , 431 , 45 0

V ítale, Luis, 207 , 210 , 450 , 451 Vrijer, Peter, 194, 451 W A A, 143, 265 , 3 5 8 , 359 , 451

W aksm an, G uille rm o , 270 , 273 , 275 , 42 5

W aldm ann, Peter, 376 , 397 , 446,451

W aters, M ary-Alice, 192, 448 W ickham -C row lcy, Tim othy,

115, 451

Z alaque t, C herie , 3 8 7 , 451

458

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üRf jvi en la Ctr.iJ^a c!::«1930-1943

fío/'os en la Córdoba ot 1930-:

Mariana Mastrán ISBN: 978-950-793-1

á

El anarquismo y el mow'm, obrero en Arge.

laacov ( ISBN: 978-950-793-1

K h to itu d o p ccn

MUk Hm .K _

Historias de «pe Pablo A. I

ISBN: 978-950-793-1

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Por el camino del CheLas guerrillas latinoamericanas 1959-1990

¿Por qué estud iar las guerrillas latinoam ericanas? Las razones son m últi­ples, y si b ien no excluyen opciones y posicionam ientos políticos, la mayoría de ellas tienen que ver con la construcción del conocim iento y con aproxi­m arnos a la com prensión de la realidad histórica y social latinoam ericana. Pero, adem ás, hay una serie de otros elem entos que determ inan la im portan­cia de estud iar y conocer estos movimientos arm ados revolucionarios. El prim ero es que es im posible com prender el hoy sin en tender el ayer. En este sentido, las guerrillas latinoam ericanas perm iten identificar una serie de problem as y tam bién de reivindicaciones en tre las clases populares de A m é­rica Latina. Asimismo, la recurrencia de los fenóm enos guerrilleros, su perm anencia en el tiem po, y sus nexos con las m ás basta s organizaciones sindicales y políticas de las clases populares, ponen en cuestión una visión cara a la historiografía del continente: aquella que p iensa a las organizacio­nes arm adas como m era expresión de sectores m edios radicalizados (y anémicos), desconectados de la realidad cotid iana de los trabajadores, obreros y cam pesinos del continente. Por el contrario, un estudio m ás d e ten i­do y porm enorizado del fenóm eno guerrillero, sug iere cuestionam ientos a esta in terpretación (o por lo m enos matices) y a aquellas que enfatizan la hegem onía, el consenso o los procesos m odernizadores que g estan «demo­cracias» e incorporación «ciudadana», en las sociedades latinoam ericanas.

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