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LAS MENINAS El cuadro en una pintura al óleo sobre lienzo, de 318 x 276 y pintado aproximadamente en 1656 por Velázquez, cuándo el pintor tenía 57 años. Está identificada como la sala principal del Cuarto del Príncipe, donde Velázquez solía pintar: una sala de unos veinte metros de largo por más de cinco de ancho, estancia que tenía una escalera al fondo y que se iluminaba por siete ventanas, aunque Velázquez sólo pinta cinco de ellas al acortar la sala y adornada con una gran cantidad de cuadros, casi todos, copias de grandes obras realizadas por Martínez del Mazo. Se han identificado los dos grandes cuadros que están en penumbra al fondo de la habitación como Minerva y Aracne, copia de Rubens y Apolo vencedor de Pan copia de Jordaens, ambas realizadas por Martínez del Mazo

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LAS MENINAS

El cuadro en una pintura al óleo sobre lienzo, de 318 x 276 y pintado aproximadamente en 1656 por Velázquez, cuándo el pintor tenía 57 años.

Está identificada como la sala principal del Cuarto del Príncipe, donde Velázquez solía pintar: una sala de unos veinte metros de largo por más de cinco de ancho, estancia que tenía una escalera al fondo y que se iluminaba por siete ventanas, aunque Velázquez sólo pinta cinco de ellas al acortar la sala y adornada con una gran cantidad de cuadros, casi todos, copias de grandes obras realizadas por Martínez del Mazo. Se han identificado los dos grandes cuadros que están en penumbra al fondo de la habitación como Minerva y Aracne, copia de Rubens y Apolo vencedor de Pan copia de Jordaens, ambas realizadas por Martínez del Mazo

Se nos presenta a once personas: En la derecha se hallan los enanos Mari Bárbola y Nicolasillo Pertusato, este último jugando con un perro de compañía. Tras la infanta observamos a dos personajes más de su pequeña corte: doña Marcela Ulloa y el desconocido guardadamas. Reflejadas en el espejo están las regias efigies de Felipe IV y su segunda esposa, Mariana de Austria. La composición se cierra con la figura del aposentador José Nieto También aparecen Isabel de Velasco y María Agustina Sarmiento.

En cuanto a la técnica con que Velázquez pinta esta obra maestra, considerada "la Teología de la Pintura", el primer plano está inundado por un potente foco de luz que penetra desde la primera ventana de la derecha.

La infanta es el centro del grupo y parece flotar, ya que no vemos sus pies, ocultos en la sombra de su guardainfante. Las figuras de segundo plano quedan en semipenumbra, mientras que en la parte del fondo encontramos un nuevo foco de luz. La pincelada empleada por Velázquez no puede ser más suelta, trabajando cada uno de los detalles de los vestidos y adornos a base de pinceladas empastadas, que anticipan la pintura impresionista. Predominan las tonalidades plateadas de los vestidos, al tiempo que llama nuestra atención el ritmo marcado por las notas de color rojo que se distribuyen por el lienzo: la Cruz de Santiago, los colores de la paleta de Velázquez, el búcaro, el pañuelo de la infanta y de Isabel de Velasco, para acabar en la mancha roja del traje de Nicolasillo.

Pero, lo que verdaderamente nos impacta es la sensación atmosférica creada por el pintor, la llamada perspectiva aérea, que otorga profundidad a la escena a través del aire que rodea a cada uno de los personajes y difumina sus contornos, especialmente las figuras del fondo, que se aprecian con unos perfiles más imprecisos y colores menos intensos.

También es interesante resaltar el efecto espacial, creando la sensación de que la sala se continúa en el lienzo, como si los personajes compartieran el espacio con los espectadores.

Es un cuadro al revés pues el artista ha pintado lo que estaba viendo su modelo.

Lo que define la aparentemente excesiva altura del cuadro es la propia altura del lienzo que está pintando, es ese bastidor quien nos justifica llevar la mirada hasta el techo de la estancia, así el autor se asegura de que entendemos que es el cuadro quien está definiendo las dimensiones del lienzo convirtiendo un lienzo, que se ve de espaldas, en el justificante del tamaño del cuadro.

Pero otro gran truco de Las Meninas es la puerta abierta del fondo, si tapáramos esa puerta el cuadro se convierte en una obra vulgar, (con el respeto y las diferencias ya anotadas) esa luz al fondo da la auténtica dimensión de la obra, nos dimensiona la estancia, crea una atmósfera alrededor de los personajes. Ya no es un cuadro, es un volumen. Curiosamente esa puerta tiene defectos de ejecución, pues no se corresponde con su marco. Si se observan los cuarterones se ve que Velázquez la achicó por arriba sin corregir el diseño de la puerta por lo que los cuarterones de arriba aparecen cortados y, lo que conlleva a que esa puerta no pudiera cerrarse porque es más grande que el marco.

El propio pintor aparece elegantemente vestido, va con atuendo cortesano y con gesto un tanto distante y displicente, seguramente más joven de la edad que tenía y te mira a ti, directamente a los ojos. Tiene una paleta pequeña, está utilizando colores claros y utiliza un pincel, simulando dar unas ultimas pinceladas.

La interpretación oficial se basa en la llegada de la infanta Margarita acompañada de su corte al taller de Velázquez (la sala principal del cuarto del príncipe) para ver como éste trabaja. Nada más llegar ha pedido agua, por lo que María Sarmiento le ofrece un búcaro con el que paliar su sed. En ese momento, el rey y la reina entran en la estancia, de ahí que algunos personajes detengan su actividad y saluden a sus majestades. Esta idea de tránsito se refuerza con la presencia de la figura del aposentador al fondo, cuya misión era abrir las puertas de palacio a los reyes. La pequeña infanta estaba mirando a Nicolasillo, pero se percata de la presencia de sus padres y mira de reojo hacia fuera del cuadro. Marcela Ulloa no se ha dado cuenta de la llegada de los reyes y continúa hablando, al igual que el enano, que sigue jugando con el perro.

Se puede saber o intuir en qué época está hecho el cuadro a través de información que nos transmite la habitación, se sabe que estaba enlosada con grandes losas blancas y negras y que a partir de octubre se extendía una especie de alfombra para cubrirlas y así minorar el efecto de frío que el suelo transmitía. En el cuadro la alfombra está extendida luego debemos estar en octubre, noviembre o diciembre.

Es una de las obras de arte más estudiadas de la historia y, aun así, no todos los historiadores están de acuerdo en su significado, género e incluso fecha.