COMENTARIO DE LA OBRA DE ARTE

BÓVEDA DE LA CAPILLA SIXTINA

Es una obra pictórica realizada por Miguel Ángel durante los años 1508-1512. Se encuentra en una capilla del Palacio Apostólico de la actual Ciudad del Vaticano (residencia oficial del papa). Mide unos 40 metros de largo por 13 de ancho. Tras cuatro años de duro trabajo en solitario, el autor finalizará la superficie, que ronda los 460 metros cuadrados. Fue encargada por el papa Julio II, que tenía la idea inicial de representar a los doce apóstoles.

Observamos que la franja principal está compuesta por nueve escenas del libro del Génesis (impregnado de una interpretación neoplatónica), rodeados cada una por cuatro ignudi (desnudos masculinos). Al margen de esto podemos ver a doce profetas junto a las sibilas. El autor hace un uso perfecto de los elementos arquitectónicos para integrarlos con la pintura. Dichos elementos también son imitados para separar unas escenas de otras.

Se trata de una pintura al fresco, donde los pigmentos son aplicados cuando la cal del muro aún está fresca, lo que provoca que, al secarse, los colores dejen un acabado muy diferente al que tenían cuando estaban húmedos. Este hecho dificulta en gran medida la ejecución, y más teniendo en cuenta que el autor tuvo que aprender dicha técnica en esta obra. Por otra parte, él se negó a recibir ayuda de los grandes maestros de pintura al fresco que residían en Roma en esta época. Ello conlleva que se pueda percibir una clara progresión en la perfección artística conforme nos acercamos al altar, que fue la última zona pintada. Para demostrar esto basta con atender a las diferencias estilísticas que nos encontramos entre una escena como el Diluvio o la Creación

de Adán.

La superficie pintada en un día se denomina jornada. La Creación de Adán, mencionada anteriormente, fue elaborada en tan solo 16 de estas jornadas.

Podemos ver que la forma que Miguel Ángel tiene de tratar las figuras y los paños entronca plenamente con la visión renacentista del mundo, sin obviar la originalidad del artista, que impone su estilo al antropocentrismo imperante. Vamos a destacar el gusto por los grandes volúmenes y el contraposto muy marcado de los cuerpos.

Dada la altura de la bóveda, Miguel Ángel diseñó sus propios andamios para poder elevarse y pintar de pie, rechazando la idea de Bramante. Dicha idea era pintar tumbado con una estructura que colgaba del techo, pero el autor de esta obra se opuso debido a que quedarían marcadas las perforaciones. Para solucionar este problema, se prefirió que las marcas quedasen en los muros horizontales.

La realización de esta obra está marcada por un contexto de discusiones entre el autor y el papa, tanto por el retraso de los pagos como por la necesidad de acelerar el proceso de

elaboración. Además, se cree (a modo de leyenda) que esta pintura será encargada a Miguel Ángel por influencia de sus enemigos, que le querían ver fracasar.

Por último, vamos a destacar que ésta es probablemente una de las obras cumbre del Renacimiento italiano, símbolo de este. Sin embargo, la grandeza de este fresco trasciende absolutamente toda fecha: es una manifestación artística en todo su esplendor, que nos hace poner en perspectiva la forma en que Miguel Ángel se eleva por encima de todos los artistas de su época [por no decir que se eleva por encima de todos mortales (entendiendo por mortal al artista que muere con su obra) que alguna vez participaron en la Historia del Arte, haciendo que dicha participación sea casi anecdótica frente a la gran sombra de este escultor primero, y genio después]. En la actualidad, esta estancia se emplea para realizar la elección del papa.