Agosto 5, 2012

Dijo Jesús “Yo soy el pan de la vida”. Y agregó que los que vayan a él, nunca tendrán hambre. Encontrar al Cristo viviente, al pan de la vida, significa encontrar el cumplimiento de todo lo que pudimos desear o necesitar.

Si en verdad fuera a encontrarlo en la Misa, a él que es el cumplimiento de todo lo que deseo o necesito, ¿de qué manera reforma y cambia ese encuentro las prioridades de mi vida? En otras palabras, si yo creyera y verdaderamente supiera que tengo todo en él, ¿qué diferencia habría?

Agosto 12, 2012

Jesús afirma que cualquiera que comiere este pan de vida, no morirá jamás. Él nos ofrece esa promesa en cada Misa que celebramos. Los Padres de la Iglesia llamaron a la Eucaristía “la medicina de la inmortalidad”.

Después de haber compartido este pan de vida durante tantos años en la Misa, ¿cómo voy a enfrentarme a mi propia muerte cuandoésta llegue?

Agosto 26, 2012

Cuando muchos discípulos se apartaron de Jesús, Pedro se quedó con él, no porque hubiera entendido todo, sino porque que había llegado a creer que Jesús era el Santísimo Hijo de Dios.

Si la Misa es la principal fuente de mi vida en Cristo, ¿cómo puedo permanecer fiel a él, si los demás se alejan o si yo mismo me enfrento a lo que parecen ser luchas insuperables de mi vida?

Agosto 19, 2012

Permanecer en Jesús, como lo describe el Evangelio, nos lleva mucho más allá de tener un vínculo emocional con él e incluso más allá de vivir de una forma moralmente correcta. Permanecer en él significa hacer de manera sacramental lo que hacemos cada domingo en la Misa: llevarlo a nuestro interior, comer su carne y beber su sangre.

¿Cómo puedo entonces cultivar y quedarme con esta relación tan íntima y cómo puedo estar consciente de ella?