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LOS

VOLIMOS LOYILIADOS

DE FILIPINASANTE

• LA INGRATITUD DEL GOBIERNO ESPAÑOL

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MADRIDIMPRENTA DE LOS HIJOS DE M. G. HERNÁNDEZ

Libertad, 36 duplicado.

1900

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Los Voluntarios Movilizados de Filipinas

ANTE

LA INGRATITUD DEL GOBIERNO ESPANOL (x)

EN EL REGLAMENTO ORGÁNICO DE 1.0S MOVILIZADOSDE FILIPINAS (DICTADO POR EL EXCMO. SR. GOBERNA-DOR, CAPITÁN GENERAL DEL ARCIIIPILLAGO, Y EN JEFEDE SU E.11111C/TO, D. FERNANDO PEINO DE RIVERA, MAR-QUES DE ESTELLA, EN 18 DE OCTUBRE DE 1891) SE LEELO QUE SIGUE:

Deberes del movilizado.ART. 2.° Los militares, según expresan

las Ordenanzas, y sujetos las leyes y Cö-digo.penal militar.

Derechos que adquieren.

/UVI. 7 •0 (del preámbulo) 3 •0 (del Regla-mento) y 2.° (de contabilidad) dicen: Dis-frutarán igual haber y plus que 8728 8imila-

(1) No incluimos en ésta nuestros queridos herma-nos y compañeros de desgracia, los Movilizados de lasAntillas. aunque sufren la misma suerte que nosotros,por la circunstancia de que el Reglamento que citamosestá dictado exclusivamente para los de Filipinas.

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res en el Ejército, más una gratificación detres pesos mensuales: los que permanecie-ran en filas más de seis meses, adquiriránlos derechos siguientes: A. Exención delservicio militar para si ó uno de sus hijos,—B. Exención á perpetuidad para si ysus hijos del servicio de la prestación per-sonal. —C. Exención ä servicios locales ycargos concejiles.— D. Derecho ä obtenergratuitamente del Estado 5 hectáreas de te-rreno realengo que solicitasen al licenciarseó un ano después.

ART. 8.° (del preámbulo): Opción ä igua-les recompensas que las establecidas para elEjército

El Excmo. Sr. General D. Basilio Augus-tin, que sucedió en el mando superior de-las islas al General Primo de Rivera, alcrear las Milicias Filipinas publicó, con fe-cha 6 de Mayo de 1898 (Gaceta de Manilanúmero 126, de 8 del mismo mes), otro Re-glamento aún más beneficioso, confirmandolos privilegios, exenciones y otros derechosexpresados.

Encabezamos este folleto con la copia delos párrafos más esenciales del Reglamentepara mejor demostrar fi nuestros lectoresque no nos guía ninguna animosidad, queno es nuestro objeto atacar personalidadesni instituciones que siempre hemos respeta-do, y que no mueve nuestra pluma otro finque el de defender nuestros derechos, pordemás lesiznados, debido quizás, más queä otras causas, ä la ignorancia en que estánmuchas personas que tienen intervención

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en nuestros asuntos, sin tiempo ni pacien-cia para enterarse de ellos. Hecha esta sal-vedad, pasemos al asunto que nos informa.

Las partes que copiamos arriba del Re-glamento no dejan lugar á duda, antes evi-dentemente demuestran como entre los Mo-vilizados de Filipinas y el Gobierno deEspata, representado en aquellas islas porla Autoridad superior que dicté el referidoReglamento, existió un contrato bilateral,pacto, convenio, ó como quiera denominar-seta, en virtud del cual se obligaron las par-tes, una fi prestar el servicio, según las exi-gencias del Reglamento, y /a otra ä remu-nerar dicho servicio.

¿Cómo so cumplió lo estipulado?

Por parte de los Movilizados á o mpietasatisfacción del Gobierno... Suficientemen-te lo prueban: 1.° La circunstancia de queninguno de cuantos han venido á Espatasufrió durante la campalla el menor casti-go, ninguno fué amonestado ó corregido, niaun disciplinariamente, á pesar de los rigo-res de la Ordenanza militar á que estabansujetos. 2 ° Sus hechos do armas, sus hojasde servicios inmaculados y los certificadosllenos de frases laudatorias y encomiásticas

an favor expedidos por esclarecidos Ge-nerales y bizarros Jefes á cuyas órdenes-sirvieron. Y 3. 3 Las honrosas cruces y con-decoraciones sencillas y pensionadas con-cedidas á sus méritos grandes, en periodosangustiosos para la madre patria.

Por parte del Gobierno espallol...1 En Fe-brero de 1899, al embarcárgeles para venir

la Peninsuls, 88 les niega el auxilio do las

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pagas de marcha concedidas siempre á sussimilares en el Ejército... poniéndoles ä me-dia paga siete meses, ó sea desde Julio .de 1899 ä Febrero de 1900... sin ningunapaga en Marzo y Abril y algunos hastaMayo del presente ano... y desde este mes A.

la fecha con el tercio de la paga... ¡Ademásde disponer por Real orden desde Juliode 1899 la suspensión de las pensiones desus crucesl.., que por otra Real orden des-de Mayo último vuelven á disfrutar...

¿Podria el Gobierno haberse conducidode igual modo con el último de los Oficia-les deldel Ejército, ä los cuales por Reglamen-to estaban asimilados los Movilizados?...¡Nunca!!!

Pero no para todo aquí... En 11 de Abrilúltimo se publica una ley en que, como re-compensa S, los brillantes y recomendablesservicios de los Movilizados, se les destinaun porvenir más brillante todavia de ham-bre y miserias, con el retiro, que si favore-ce (porque ä nada obliga) al que, nacido enEspaLla, tiene auf su pueblo, su casa y fami •ha, y este retiro es... un algo que se pesca...al natural de Filipinas, que no conoce losrecursos del país ni tiene familia ni influen-cias en Espalla, es sólo un medio de alargarsu agonía; bien es verdad que la previsoraley de 11 de Abril expresada, después delos cinco anos de retiro que autoriza, parael que sobreviva concede también el recursomuy generalizado de... probarse en si mis-mo unas pistolas, 6 medir de una vez la ele.vación del Viaducto...

Triste es por demás considerar que cuan-

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do ä costa de sangre y sacrificios, y despre-ciando sólo por lealtad ideales que no deja-ban de halagar las pasiones de quienes sonhijos de la tierra que los llamaba; teniendoque luchar con su propia sangre, con her-manos, parientes y allegados, para defenderuna bandera; cuando se cuenta haber me-recido hasta la gratitud de la Nación que latremola, triste es, repetimos, adquirir el con-vencimiento de que se le niega ä uno hastaaquello que legítimamente le corresponde!...¡Ver que sólo encuentra indiferencia aunen los mismos que antes le halagaban!

¡ ¡ Quantum mutatus ab ilionAun ahora parece vibrar en nuestros oí-

dos las conmovedoras frases con que el Ge:neral Sr. Augustin, en momentos angustio -sísimos para Espalia, en circular de 23de Abril de 1898, excitaba nuestro patrio-tismo;

«La patria—decía—reclama vuestro ell-»caz concurso esperando que, si en horas»luctuosas ofrecisteis vuestro brazo y vues-»tra sangre para dominar intestinas rebel-»días, la ayudaréis entusiastas y decididos»hoy que todos vamos ä luchar por el honor»nacional, frente ä la agresión injustificada»de una potencia extranjera! ¡Antiguos Vo-»luntarios filipinos, la patria espanola os re-»clama l etc., etc.»

En otra de la misma fecha decía:«¡Filipinos! Preparaos ä la lucha y unidos

»cuantos cobija la gloriosa bandera espailo-»la, siempre cubierta de laureles, peleemos»con el convencimiento de que la victoria»coronará nuestros esfuerzos, y conteste-»mos ä las intimaciones del enemigo con la

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»decisión del cristiano y del patriota al gri-»to de ;Viva España!»

Y en efecto, el voluntario filipino, electri-zado con estas frases que le llegan al alma,orgulloso de poder demostrar su gratitudla que considera su madre, contando ade-más con la proverbial generosidad, noble-za 6 hidalguía castellanas y confiado en lapericia y valor de sus Jefes, olvida esposa,familia y hogar, desprecia convenienciasintereses y acude solícito, blandiendo susarmas, al sitio de mayor peligro, allí dondesea más vigoroso el ataque; no repara, no,en el número, color ni clase del contrario;no le importa que sea paisano, pariente 61amigo: sólo ve en él al enemigo de Espalla,por quien gustoso derramaría hasta la úl-tima gota de su sangre!... Lucha y no secansa de luchar... Mas al fin cae atravesa-do por una bala traidora... Pero en su entu-siasmo por la causa que defiende, al com-prender que ya tic puede incorporarse, nollama, no, en su ayuda, no pide camilla niun poco de agua para aplacar la sed quele devora... No, lo único que hace es reunirel resto vital que le queda, para lanzar alespacio un estentóreo ¡viva España!... ydespués quedar inerte! (1)

(1) Histórico.—El caso narrado ocurrió al Coman-dante de Movilizados D. Pedro Perlas y Tedio, naturalde llocos (Filipinas), el 31 de Mayo de 1898, defendiendoel poblado de Santa Rosa (Laguna); ä su lado tambióncayó gravemente herido un hijo del Comandante, D. Ri-cardo, segundo Teniente de la guerrilla, y muerto mate-rialmente acribillado ä balazos, el joven sargento Fran-cisco Gascia Lizaso, que comandaba la guardia del cuar-tel, y que ä las intimaciones del enemigo para que se

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Sentado, pues, que existe un contrato, yque, si cumplido satisfactoriamente por unaparte, incumplido está, de la otra, es irre-futable la. obligación en que queda esta úl-tima, ó sea el Gobierno, de reparar los da-nos causados. /Si ello le obligan no sólo loestipulado, sino el propio decoro, la digni-dad, el honor de la Nación, ya de suyo tancriticados por propios y extrahos.

Séanos ahora aquí permitido refutar dosversiones más 6 menos especiosas propala-das acaso con la maligna intención de ex-traviar la pública opinión en el asunto quenos ocupa. Una es que los Movilizados fue-ron solamente contratados para el tiempoque durase la campaña, y por tanto, termi-nada ésta, no tienen derecho alguno que re-clamar; y la otra, que, perdidas para Espa-ña Me colonias, con las cuales contaba al re-dactar el Reglamento, quedaba de suyo can •

celada la obligación. A la primera contes-tamos con el propio Reglamento, en donde

rindiera contestó que sólo pasando sobre su cadávertomarían el cuartel, como así se verificó: el padre deeste heroico sargento, Capitán de Movilizados D. RamónGarcía Lizaso, y que también defendiendo ä España,cuando primer Teniente, en 1.0 de Noviembre de 1896, fuégravemente herido, reside con nosotros en la Península,adonde vino con el resto de 8/1 familia, después de habersufrido duro cautiverio con los Perlas, padre ä hijo, en elpueblo de Birlan. Otros muchos casos semejantes podría-mos citar, en corroboración de nuestro aserto, que deellos son testigos, aunque mudos, el fuerte del Camansiy Bacolor en la Pampanga, l,s años 97 y 98; así comola provincia de Bataan, donde una compañia entera delos bravos y denodados Macabebes sucumbió al grito de'viva España!

De estos héroes tenemos también algunos en la Penín-sula, entre ellos el valiente Capitán D. Francisco de laPaz, catorce veces condecorado.

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no existe un artículo, una linea, una fraseque se pueda interpretar en el sentido dela versión, y por ende nos creemos autori-zados A suponer que sólo existe en la mentede quien la vertió, ä menos que se hubieraescrito con tinta simpática, para que nadiese enterase. Con respecto ä la segunda, nosresistimos á creer que persona alguna hon-rada, ninguna medianamente instruida, aunobrando con malicia, sostuviera tal razona-miento, pues es evidente, y así lo estimaráel más lego en materia litigiosa, que mien-tras existan bienes de un deudor (cuandono se fijan determinadamente cuáles en laescritura), aunque hubieGe perdido partede ellos, y ya radiquen en Pekín como enla Patagonia, quedan siempre á responderal compromiso ú obligación contraídos, mássi son, como el de que se trata, sagrados;sagrados, si, pues fueron contraídos enmomentos críticos y solemnes, para unacausa sagrada, como es la defensa de la in-tegridad nacional y adquirida al precio dela saLgre.

Pero además de esto, de no haberse per-dido las colonias, ¿qué necesidad tendríanlos Movilizados del amparo del Gobierno,que jamás antes de ahora recabaron?...

...Todos y cada uno de ellos, aunque mo-destamente, tenían en su país su modomanera de vivir con respectiva holgura;no echaban nada de menos, y nunca aspi-raron ä vivir del presupuesto, como es fácilcomprobar de los documentos personales decada uno de ellos; ninguno, Oficial ni Jefede los Movilizados de Filipinas, percibía ha-

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ber del Estado cuando ingresó en filas; siacaso, como el Coronel I). Eugenio Blanco,desempefiaba un cargo concejil honoríficoy... gratuito.

Prueban también evidentemente que losMovilizados no necesitaban el amparo de laNación antes de la pérdida de las colonias,no sólo el que nunca teclamaron los tres pe-sos de gratificación mensual ä que les dabaderecho el Reglamento, sino también el que,como en éste se previene, «sólo podían seradmitidos en los institutos del Voluntariadoaquellos que fuesen de reconocido arraigoy que cuenten con medios de vivir»; de ma-nera que si empuflaron las armas sirviendo

Espafia desde el momento de iniciarse lainsurrección filipina el ano de 1896, ha sidodesinteresadamente, sin retribución alguna;así que, á pesar del Reglamento citado do1897, sólo en Abril y Mayo de 1898 fué cuan-do, ya desprovistos de todo recurso, acepta-ron las pagas de sus respectivos empleos,como se puede comprobar por documentosoficiales...

Por eso mismo, por la pérdida de las co-lonias, que entrafia en si la pérdida de cuan-to poseían los que se mantuvieron lealesEspaila, obligAndoles esta circunstancia ärepatriarse, ti venir y residir en un paístan distante como diferente del suyo, dondedesconocen todo y hasta el clima les es hos-til; por eso mismo es hasta inhumano ne-garles la protección merecida, ä la que les daperfecto derecho su acrisolada lealtad, suseminentes servicios, /a sangre que no esca-timaron, vertida en los campos de batallai

...... ..

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Es inhumano, repetimos, abandonarlesahora, como inhumano sería, más aún, se-ría de peores condiciones que una fiera lamadre que al ver secos los pechos con queamamantaba al hijo de sus entra:11as, lejosde proporcionarle los medios necesariospara acallar el hambre, se contentara enacariciarle con éstas ó parecidas palabras:Paciencia, rico mío, y cuenta que si no se

me secan los pechos te hubieras hartado jAh! que entonces le llamaríamos madrecriminal

No obsta tampoco cuanto llevamos dichopara dejar de comprender quo por la pér-dida de las coloniq s el Gobierno do la Na-eión se encuentra imposibilitado en partede cumplir estrictamente lo convenido; perotampoco dejamos de comprender que anteesta imposibilidad queda el medio de com-pensar lo que no se pueda otorgar con otrobeneficio equivalente. Esto creemos que eslo que informa el espíritu de la ley y 03 loque debemos esperar de la formalidad quedebe presidir al Gobierno en todos susactos.

Decretar el retiro de los Movilizados cuan-do no lo solicitan, ni les corresponde poredad, ni por inutilidad física, es tan arbi-trario como arbitrario es cuanto hasta hoyse ha hecho con ellos, barrenando las orde-nanzas y conculcando y hollando sus dere-

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chos proclamados allá en la Gaceta. No haypara los militares más que una ley, aquéllatt cuyas ordenanzas se nos sujetó; ä ellanos atenemos pues, y cuanto se legisle fue.ra de ella, tenemos que considerarlo comouna trasgresión atentatoria de nuestros de-rechos.

Además, ¿qué es lo que motiva, cuál es elque impide que seamos reconocidos en el.Ejército con nuestros empleos? ¿Es que nohay precedentes? ¿Seríamos el primer caso?No, que en Espaila hay hasta ejemplos vi-vos, no sólo de los que fueron leales ä lasconstituciones vigentes, sino aun de los quefiguraban ó militaban en el bando opuesto.¿Es que podemos perjudicar ä alguien?Tampoco, puesto que no pretendemos quese vulnere la ley constitutiva del Ejército,ni ingresar en las escalas activa ó de reser-va, sino que se haga con nosotros. como loverificaron con los telegrafistas de Ultra-mar, una escala aparte, que se extinguieracon el último movilizado, que entonces ennada perjudicaríamos ä tercero; pero no esasí, se nos hace de peor condición que lostelegrafistas, paisanos nuestros, que ä losumo habrán hecho tanto coma nosotros;pero más, leo!... Y no entremos en otro gé-nero de consideraciones, ni hagamos notarel contraste entre la ingratitud de que so-mos víctimas y la generosidad con que co-rresponden ä los servicios recibidos las de-más naciones, que fuera injusto exigir de lapobre y desangrada Espolia recompensascomparables ä las que reserva la poderosaInglaterra, que lleva su opulencia y esplen-didez al extremo de pensionar al caballo de

— 14 —14oberts por haber servido ä este caudillo;pero anotemos con amargura que A los queespontánea y entusiastamente ofrecimosnuestra sangre en horas luctuosas para lapatria, se nos condena A la desesperación y

la miseria.Imponer A los Movilizados la ley de 11 de

Abril (el retiro) es colocarles, como vulgar-mente se dice, entre la espada y la pared, enla alternativa de morirse de hambre en laPenínsula, ó de regresar A Filipinas para serallí inmolados, víctimas de los odios que lesacarrearan su lealtad A España y el inelu-dible cumplimiento del deber; es abando-narles, entregarlos inermes A las venganzasdel enemigo; y tal proceder de España paracon unos hijos que le fueron fieles, que leacompañaron en su desgracia, prefiriendocompartir con ella las penas y sufrimientosá unirse como otros muchos (aun nacidos enJa Península) al vencedor para mofarse delvencido, no se puede calificar solamentecomo acto de ingratitud, sino de iniquidad,de crueldad refinadal...

...Hay, por último, algo más que los Mo-vilizados tienen que agradecer al Gobiernode la Nación, de esta España que defendie-ron A tanta costa, y es que al final de latragedia, cuando, imposibilitados por faltade recurbos de continuar residiendo en laPenínsula, se vean obligados A regresar Asu país, el no obtener siquiera el consuelode poder conservar su nacionalidad espa-ñola; tienen que ser forzosamente súbditosnorteamericanos, de aquéllos A quienescombatieron! ¿Por qué?... Porque en el omi-noso tratado de París, al igual que si fue.

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ran insurrectos, confundiéndoles con el más(abyecto de los filipinos, fueron incluidos enitt venta!

En resumen, por cuanto llevamos expre-sado, creemos haber suficientemente demos•trado ä nuestros lectores las razones que nosasisten, y la injusticia con que se procedecon nosotros. Es, pues, nuestro deseo que elpueblo espailol se entere de cómo son trata-dos por sus gobernantes los que un diefueron necesarios para defender su glorio-so pabellón; y si no conseguimos que se nosbaga justicia, ya que no otra cosa, podamossiquiera, al dejar para siempre esta patriaadoptiva, llevarnos el convencimiento deque serán nuestras obras imparcialmentejuzgadas por el noble pueblo espallol, queno se hace solidario de las ingratitudes desu Gobierno.

Y el terminar nuestra tarea, harto eno-josa, consignemos la única nota simpáticaque nuestro espíritu alberga. Ofrezcamos alos pies del Trono el testimonio del recono-cimiento más profundo y respetuoso ä lasinagotables bondades con que ha atendidonuestras súplicas la Augusta Sellora querige los destinos de la infortunada Esparia,interesándose con su Gobierno por nuestrasuerte; enviemos la expresión de nuestrosincero agradecimiento ä los Generales Pri-mo de Rivera, Pando y Salcedo y al Sena-dor Conde de las Almenas y ä cuantos con

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noble y desinteresado empello nos han prestado el valicso concurso de sil palabra Plos Cuerpos Colegisladores y el de sufluencia en los centros oficiales; y demosgracias, no menos expresivas y sinceras, Ala prensa periódica, que puso al servicio dela justa causa de los Movilizados su intellgencia y su prestigio. todos y a, cadauno de los que por nuestra suerte sesar on, eterna gratitud!!!

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