viviendo con propósito (enero 2015)

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Viviendo con propósito enero 2015

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Publicación mensual gratuita para toda la familia cristiana, con el fin de desarrollar el hábito de tener como primer cita del día, la cita con Dios.

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Page 1: Viviendo con propósito (Enero 2015)

Viviendo con propósito

enero 2015

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Cita con Dios · la reunión a la que no puedes faltar

Viviendo con propósito

¡F eliz año 2015! Es mi deseo que en este año nuevo puedas ser exitoso, próspero y logres realizar todo aquello que Dios te ha

llamado a hacer. Espero y oro para que Dios te bendiga en todas las cosas, que tengas buena salud y sobre todo que tu alma sea prospe-rada.

Sé que si tenemos todo esto, tendremos una vida equilibrada, ordenada y feliz. Para que puedas lograr tener un año exitoso debes tener propósito; si no tenemos propósito en nuestra vida, vamos a di-vagar y a caminar sin rumbo y seguramente perderemos otro año sin lograr nada, y desperdiciar tiempo es perder vida y eso no es sabio.

Vivir con propósito es saber que hemos sido llamados, que tenemos dones y que debemos ponerlos en práctica para el servicio a Dios. Asegúrate de tener objetivos específicos sobre lo que quieres lograr este 2015.

Vivir con propósito es saber que nuestra meta máxima es ser como Cristo y este año debemos esforzarnos por ser un poco más como Él, lo cual se puede lograr con disciplina espiritual.

Vivir con propósito es, a final de cuentas, vivir la vida que Dios tiene para nosotros, disfrutar cada día de este año y honrar a Dios en todo lo que hagamos.

2014 ha pasado, se terminó. Tal vez no alcanzaste tus metas o no avanzaste lo que hubieras querido, pero te invito a que este nuevo año 2015 no pierdas tiempo, oportunidades, ni recursos. Vive con propósito y disfruta cada día las bendiciones de nuestro Dios.

Pastor Elías BetanzosDirector General

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Jueves 1º de enero | Lectura del día: Santiago 4:1-8

Viviendo cerca de DiosAcercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y

vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Santiago 4:8

U no de los propósitos que podemos tener para este nuevo año que Dios nos regala, es el estar más cerca de Él. Nuestros pri-

meros padres, Adán y Eva, vivieron la experiencia maravillosa de tener una comunión íntima con su Creador, hasta que el pecado de desobediencia los apartó de Él. Génesis 3:8 nos dice: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huer-to.” Seguramente antes de esto, nuestro Señor tenía una comunión estrecha con Sus creaturas, pero ahora el pecado les hace esconderse de Él, en lugar de esconderse en Él.

Nosotros, por causa del pecado adámico, por naturaleza na-cemos alejados de Dios y Él ha tomado la iniciativa de buscarnos. Hizo todo un sistema de ofrendas para que el hombre y la mujer se acercaran a Él y alcanzaran la salvación, el perdón de sus pecados, pero el ser humano corrompió las ofrendas. Dios les dio los Diez Mandamientos y el hombre no fue capaz de cumplirlos. Les mandó a los profetas para darles el consejo divino y no les escucharon. Fi-nalmente, o como dijera el escritor sagrado en Hebreos 1:1-2: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

Este nuevo año podemos poner como propósito escuchar el consejo de Santiago 4:8 que dice: “Acercaos a Dios, y él se acercará a voso-tros…” y lo podemos cumplir por medio de nuestro Señor Jesucristo, orando, leyendo las Sagradas Escrituras, siendo humildes, viviendo en santidad, participando en la Iglesia, asistiendo a una célula de es-tudio bíblico, participando en el discipulado, ayudando a los necesi-tados, siendo fiel mayordomo de los recursos financieros, materiales, humanos y espirituales, y haciendo mi devocional personal cada día.

Vivir una vida feliz, plena y con propósito no es tan solo un sueño. Es nuestra responsabilidad diaria.

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Viernes 2 de enero | Lectura del día: Salmos 138

Viviendo con propósitoJehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para

siempre; No desampares la obra de tus manos. Salmos 138:8

E n este primer mes del año generalmente ponemos propósitos que deseamos alcanzar en los siguientes once meses. Algunos de

estos propósitos alcanzan a llegar al primer trimestre, otros a medio año, unos más se quedan a la orilla del camino o como algo que no pudimos lograr, a pesar de toda nuestra buena intención.

Propósito es el objetivo, deseo, finalidad, empeño, determi-nación, plan o la voluntad o intención que tiene una cosa o una acción. Dios nos creó con el propósito fundamental de que le ado-remos y le sirvamos, pero ha puesto muchos otros propósitos que espera cumplamos mientras estamos de paso por esta Tierra.

Una de las causas por las que muchas personas cometen suici-dio, que por cierto las estadísticas nos hablan de que va en aumento, es porque sienten ausencia de propósito en su vida. Algunas de ellas en su mensaje póstumo confesaron que no tenían una razón por la cual seguir viviendo. Otras más, han puesto un propósito muy débil para estar en este mundo, por ejemplo: la pareja, un líder, la profe-sión o el trabajo. Cuando por alguna razón lo pierden, sienten que no hay razón para seguir adelante. Por ello debemos fundamentar nuestra vida en Jesucristo, la Palabra viviente, y en las Sagradas Es-crituras, la Palabra escrita, para encontrar los verdaderos propósitos por los cuales Dios nos plantó en esta Tierra.

Agradezcamos a Dios, al comienzo de este nuevo año, el ha-bernos creado con propósitos fundamentales y específicos. Tome-mos unos minutos y una hoja de papel en blanco para escribir, no un objetivo general como: “Vivo para la gloria y la honra de Dios”. Más bien, de manera específica descubramos para qué nos ha puesto nuestro Señor Jesucristo en este lugar, en este ministerio, para este tiempo, en esta congregación en particular.

Cuando lo descubramos, demos gracias a Dios por los even-tos, buenos y malos, que están ocurriendo a fin de prepararnos para el cumplimiento de nuestro propósito personal. Qué gozo y alegría es descubrir que tenemos una vida con propósito.

Vivir una vida feliz, plena y con propósito no es tan solo un sueño. Es nuestra responsabilidad diaria.

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Sábado 3 de enero | Lectura del día: Eclesiastés 2:21-26

Propongámonos disfrutar de la vidaNo hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.

Eclesiastés 2:24

P rincipiemos nuestra reflexión reconociendo que en este mundo hay demasiadas cosas que nos angustian, nos entristecen o nos hacen

ver todo en forma negativa, y que si equivocamos el camino, perdemos la confianza o nos volvemos pesimistas, será más difícil ser felices. Las noticias nos angustian. Los eventos alrededor del mundo nos hablan de que la violencia y el mal ganan terreno. La situación económica no es de lo mejor. Pero la Biblia nos dice que Dios pone en nuestro corazón el propósito de disfrutar plenamente de lo poco o mucho que Él da. Debemos procurar que nada obstaculice nuestro objetivo.

Salomón nos comparte que él ha llegado a la conclusión de que de la mano de Dios viene el plan de que el ser humano se goce y disfrute todo cuanto recibe de Él. Hay acciones sencillas que nos ayudan a disfrutar plenamente de esta breve vida:

• Comienza por reunirte con personas que son positivas y se apoyan en cada situación. Aprende a ser optimista, deja de quejarte por todo.

• Sé una persona generosa.• No gastes tu valioso tiempo en chismes, cosas del pasado, si-

tuaciones fuera de tu control; mejor invierte tus fuerzas en lo posi-tivo del presente.

• Nunca te desanimes. Sigue intentando, si fracasas, por lo me-nos sabes una manera de cómo no hacer las cosas.

• Encuentra una afición para cambiar tu rutina y hacer algo que valga la pena.

• Canta a Dios siempre. Aprende de memoria algunas alabanzas que animen tu corazón. Pon música cristiana a volumen bajo en tu ambiente de trabajo.

• Mira menos televisión y deja a un lado el teléfono celular, especialmente a la hora de comer con la familia.

• Agradece a Dios por todo. Sobre todo, mis amados, comienza cada día en la presencia

de Dios orando, leyendo Su Palabra, meditando la reflexión de tu devocionario, poniendo en tu mente y corazón una promesa de las Sagradas Escrituras que te recuerde que Dios está contigo hoy.

Vivir una vida feliz, plena y con propósito no es tan solo un sueño. Es nuestra responsabilidad diaria.

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Domingo 4 de enero | Lectura del día: Eclesiastés 3:1-8

Me propongo administrar mejor mi tiempoTodo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Eclesiastés 3:1

E l tiempo es uno de los recursos más valiosos que Dios nos da, pero fácilmente podemos desperdiciarlo o administrarlo inade-

cuadamente. No es un recurso renovable, así que si no se utiliza bien, se pierde y ya no se puede recuperar.

Ahora que estamos en el primer mes del nuevo año será bueno proponernos a administrar mejor el tiempo que Dios nos concede, sobre todo, aprender a establecer prioridades y dar el primer lugar a lo espiritual, a nuestra relación con Dios, a aquello que nos sirve para hoy, pero también trasciende a lo eterno. Hay muchos cursos, con-sejos y métodos de como disponer mejor del tiempo, pero es mejor tener en cuenta algunas recomendaciones prácticas:

Los expertos aconsejan que es bueno organizar el día de ac-tividades. Bien puede ser después de concluir cada día, en avance, definir una agenda para el día siguiente o cuando comienza el día, usar un breve tiempo para definir una agenda diaria. Debemos to-mar en cuenta al organizarnos que tenemos que priorizar nuestras actividades, es decir, ponerlas en orden de importancia.

Utiliza una agenda, usa un calendario. Concéntrate en un asun-to a la vez y enfócate hasta terminarlo. Bloquea distracciones como el Facebook o el WhatsApp, y solo atiende llamadas urgentes. Si es nece-sario coloca un anuncio de “No molestar” en la puerta de tu oficina.

Haz listas de tareas que hacer. Aprovecha los “tiempos muer-tos”, por ejemplo mientras vas a tu trabajo en el transporte público o cuando tienes que esperar turno en una consulta médica. Como el escritor Scott Turow, que escribió su primera novela usando los tras-lados matutinos en tren. Otros han planificado una actividad duran-te esos tiempos de espera. No olvidemos dedicar algo de nuestro día en entretenimiento o en juegos con los hijos, además del descanso.

Por encima de todo, dale suficiente tiempo a las actividades espirituales, como la oración, la lectura de la Biblia y participar en las actividades de la Iglesia.

Dediquemos tiempo en todo aquello que nos prepara para la eternidad.

Vivir una vida feliz, plena y con propósito no es tan solo un sueño. Es nuestra responsabilidad diaria.

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Lunes 5 de enero | Lectura del día: 1 Corintios 2:6-16

Comprendiendo la verdad de DiosPero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu

todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 1 Corintios 2:10

S iempre que Dios nos habla, Él desea que entendamos plenamen-te lo que nos quiere decir. Como creyentes, podemos tener una

relación personal con el Padre porque el Espíritu vive dentro de no-sotros. Es el Espíritu Santo quien conoce perfectamente la mente de Dios, y comunica a nuestro espíritu la verdad que Dios quiere que oigamos. Él quiere que crezcamos en tres áreas principales:

En primer lugar, la verdad acerca de Él mismo. Dios quiere que meditemos en Su majestad, Su santidad, Su poder, Su amor, Su gracia y Su gozo. Cuando empezamos a comprender estas verdades poderosas acerca de la persona de Dios, nuestra vida es enriquecida y habilitada. Pablo escribió que su máxima aspiración en la vida era conocer a Cristo (Filipenses 3:10).

En segundo lugar, la verdad acerca de nosotros mismos. Dios quiere que entendamos cuál es nuestra parte en Su plan eterno. Pero más que todo, Él quiere que sepamos cuál es nuestra posición en Cristo. Puesto que somos uno con Él, todos Sus privilegios divinos llegan a ser nuestros. Su justicia es nuestra porque Él permanece en nosotros. Podemos apropiarnos de Su sabiduría porque le pertene-cemos. Nuestro nombre está inscrito en el libro de la vida y esto asegura nuestra calidad eterna como hijos de Dios.

En tercer lugar, la verdad acerca de nuestros semejantes. Dios quiere que veamos a las personas como Sus instrumentos escogidos y Sus creaturas. Recordemos que el segundo gran mandamiento tiene que ver con la manera en cómo vemos y tratamos a nuestro prójimo.

Cuando empezamos a entender la verdad de quién es Dios y adquirimos un mejor entendimiento de nosotros mismos así como de los demás, quedamos completamente equipados para ser personas fructíferas y productivas en la Tierra.

Todas las cosas, aún la adversidad, tienen un propósito en la vida.

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Martes 6 de enero | Lectura del día: Efesios 3:14-19

Cuidar a la familiaPor esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, Efesios 3:14-15

B ien podríamos definir la familia como “el conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, que comparten un proyecto

vital de existencia en común, en el que se generan fuertes sentimien-tos de pertenencia a dicho grupo, organizados en roles fijos (padre, madre, hijos), y en el cual se establecen intensas relaciones de intimi-dad, reciprocidad y dependencia”.

Bien podríamos decir que la familia se constituye como el principal grupo de apoyo, de afecto, de sostenimiento, de socializa-ción, de comunicación, de estímulo para un crecimiento sano en los menores, de preparación para una vida en la sociedad.

Generalmente, las familias pueden clasificarse como: Familia nuclear, formada por la madre, el padre y sus hijos; familia extendi-da, formada por parientes cuyas relaciones no son únicamente entre padres e hijos. Puede incluir a los abuelos, tíos, primos y otros pa-rientes consanguíneos afines; familia monoparental, grupo familiar compuesto por un solo progenitor, puede ser padre o madre, y un hijo único o varios hijos y la familia ensamblada, que es la que está compuesta por agregados de dos o más familias, por ejemplo una mujer que tiene hijos y se casa con un hombre viudo que también le han quedado hijos y que conviven juntos todos al unirse los padres.

Al inicio de este año podemos proponernos cuidar a nuestra familia, cualquiera que sea su clasificación. Si somos padres podemos invertir más tiempo con los hijos, jugar con ellos, ayudarles a hacer la tarea escolar, hacer actividades juntos, salir de día de campo o a un paseo. Si somos hijos, apoyar en las tareas de la casa, contribuir financieramente si ya se recibe un salario, buscar aportar para mante-ner la armonía y la paz en el hogar. Y todos buscar la gracia de Dios, asistiendo a la Iglesia, celebrando el culto familiar, orando juntos, compartiendo nuestra fe con otra familia, ayudando a algún necesi-tado, adorando a Dios en toda oportunidad que se nos presente.

En fin, al inicio de este año nos proponemos cuidar a nuestra familia.

Todas las cosas, aún la adversidad, tienen un propósito en la vida.

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Miércoles 7 de enero | Lectura del día: Mateo 6:9-15

Me propongo perdonarPorque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará

también a vosotros vuestro Padre celestial; Mateo 6:14

U no de los propósitos más difíciles que podemos poner este año en nuestra lista personal es la de perdonar a todos los que nos

ofendan. El perdón es la acción por la que una persona que ha sufrido una ofensa decide, por petición del ofensor o de manera personal, no sentir resentimiento, ira o indignación contra la otra persona y renuncia a vengarse o reclamar un castigo justo o restitución. Como cristianos tenemos el mandato de Dios de perdonar a los que nos ofenden y nos odian, porque es la mayor expresión de amor al pró-jimo. Lo oramos al decir el Padre Nuestro, la oración modelo que nuestro Señor Jesucristo nos dejó.

La enseñanza de nuestro Salvador en el Sermón del Monte es que debemos perdonar aun a nuestros enemigos, que debemos perdonar siempre, “hasta setenta veces siete” (18:22) y se nos recomien-da “poner la otra mejilla” cuando alguien nos golpea. En la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11) encontramos el ejemplo del perdón de Dios en la persona de un padre terrenal. Allí encontramos los grandes beneficios de reconocer que hemos ofendido a Dios y nece-sitamos arrepentirnos y buscar Su perdón. Se representan en calzado, anillo, vestido nuevos, como restitución y amor de un padre perdo-nador. Especialmente el haberle devuelto la posición de hijo, en lu-gar de ser un jornalero, como el mismo hijo reconoció que merecía.

Seguramente que durante este nuevo año alguien nos va a ofender, en el trabajo, en la oficina, en la Iglesia, en nuestro entorno familiar o en cualquier otro lugar. Con la ayuda de Dios, el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo y la fortaleza del Espíritu Santo cada día podemos pedir que seamos capaces de perdonar toda ofensa, grande o pequeña, y podemos estar dispuestos a pedir perdón cuando el ofensor seamos nosotros.

No lo haremos por liberarnos del resentimiento o del dolor que la ofensa causa, y que puede deprimirnos en el área emocional o estancarnos en lo espiritual, sino para demostrar el amor de Cristo a los demás.

Todas las cosas, aún la adversidad, tienen un propósito en la vida.

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Jueves 8 de enero | Lectura del día: Proverbios 22:1-7

Me propongo no endeudarmeEl rico se enseñorea de los pobres, y el que toma

prestado es siervo del que presta. Proverbios 22:7

V ivimos en un mundo en el que endeudarse es relativamente fácil, lo difícil es pagar la deuda. La mayoría de los comercios y

los bancos nos inducen a endeudarnos.Frases como “Compre ahora y pague después”, “90 días lo

mismo que efectivo”, “6 o 12 meses sin intereses” nos hablan de un sistema que nos lleva a “ser siervos del que presta” y agregar ma-yor preocupación innecesaria a nuestra vida. Por ejemplo, la revista Newsweek publicó recientemente que 1.8 millones de personas en los Estados Unidos de Norteamérica se declararon en quiebra por las deudas. Que una de cada 5 personas solamente abonará el pago men-sual mínimo en sus tarjetas de crédito. Que el 40% de las familias norteamericanas gastan más dinero del que ganan mensualmente. En nuestro país la situación puede ser igual o peor.

En el Antiguo Testamento encontramos innumerables versí-culos que prohíben prestar con intereses y empeñar bienes, que era un intento de mantener un equilibrio social en Israel. Inclusive Dios puso la ley del jubileo, en el que los israelitas tienen la obligación de liberar cada siete años a sus esclavos que habían sido vendidos a ellos por deudas y de abastecerles liberalmente de ovejas, de su era y de su lagar, para que no volviesen a casa con las manos vacías (Éxodo 21:12; Levítico 25:10; Deuteronomio 15:14).

Tres sencillas preguntas nos ayudarían para no caer en en-deudamiento: ¿Cuál es la tasa de interés? ¿Cuál es el pago mensual? ¿Cuánto realmente necesito lo que me ofrecen comprar a plazos? Si nos proponemos este año a fomentar el ahorro y a no comprar a crédito, estaremos más tranquilos. Y si debemos, el consejo bíblico lo encontramos en Romanos 13:7-8: “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.”

Como esto es difícil, pidamos la ayuda a Dios en oración para estar libres de deudas en este año.

Todas las cosas, aún la adversidad, tienen un propósito en la vida.

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Viernes 9 de enero | Lectura del día: 1 Tesalonicenses 5:14-24

El propósito de ser agradecidosDad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:18

P ersonajes del Antiguo Testamento como Job, que siendo perfec-to, recto y temeroso de Dios, en poco tiempo perdió su riqueza,

sufrió el dolor de enterrar el mismo día a sus 10 hijos, una sarna ma-ligna atacó su cuerpo, su esposa que llegó para reclamarle: “… ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.” ( Job 2:9), sus amigos lo acusaron erróneamente de haber pecado contra Dios y aun así, “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” ( Job 1:22).

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo, quien por causa de Cristo sufrió persecuciones, latigazos, naufragios, pedradas, cárcel, mordedura de serpiente y muchas cosas más, pero que cuando pare-ce que estas situaciones difíciles no terminan, Pablo les llama “leve tribulación momentánea” (2 Corintios4:17). En ocasiones así cuesta dar gracias a Dios, pero como cristianos hemos aprendido a ser agrade-cidos con Dios en todo.

Este año podemos tener como uno de nuestros propósitos el ser agradecidos, y podemos hacerlo de diversas formas: tomando en cuenta que aun aquellas pruebas que duran toda una vida en la Tierra, comparado con la eternidad, son un instante; esforzándonos en ser humildes, dejando atrás el orgullo, reconociendo la grandeza de Dios en comparación con lo pequeño que somos; sabiendo que el dolor y el sufrimiento preparan nuestro corazón para consolar a otros; creyendo que tendremos más días de sol que nublados, de ale-gría que de tristeza, de risas que de lágrimas, de vida nueva en nues-tros hijos y nietos que de luto, de abundancia que de escasez, y más, y sin olvidar que nuestro buen Dios está cerca de nosotros siempre y que nos motiva a encontrar Su propósito en la adversidad. Además, la gratitud nos permite dar testimonio de fe a los incrédulos.

El recordar todo lo que nuestro Señor Jesucristo sufrió, nos llevará a encontrar consuelo y ayuda, de manera que rindamos nues-tra vida completamente a Él. El resultado de entregarnos a Cristo nos dará una mejor comprensión de Su sacrificio por amor a noso-tros, y descubriremos que podemos ser agradecidos en toda circuns-tancia de la vida.

Todas las cosas, aún la adversidad, tienen un propósito en la vida.

Page 15: Viviendo con propósito (Enero 2015)

Sábado 10 de enero | Lectura del día: Efesios 1:3-12

Viviendo para adorarEn él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente

esperábamos en Cristo. Efesios 1:11-12

P odríamos definir adoración como el acto de tributar reverencia, reconocimiento u homenaje a Dios. En un sentido más amplio

podemos considerarla como la afirmación de la naturaleza, atributos, caminos, demandas y la voluntad de Dios, por el derramamiento del corazón en alabanza y acción de gracias, o bien mediante actos ejecutados en el curso de tal reconocimiento.

De manera sencilla diríamos que adorar es reconocer a Dios por lo que Él es y por lo que hace en favor de nosotros. Es aceptar-lo como nuestro Creador, nuestro dueño, nuestro Señor. Es tomar conciencia de nuestra dependencia de Él y someternos a Su voluntad incondicionalmente.

Adoración es también sumisión, obediencia, reverencia, co-munión, servicio, ministerio. Pero al mismo tiempo, es la ofrenda de uno mismo en servicio a Dios. Es identificación con Dios por medio del Espíritu y para el ministerio de amor a la humanidad. Para algunos estudiosos de la Biblia, en el Antiguo Testamento se utili-za 116 veces la palabra adoración. Se traduce muy frecuentemente con la palabra hebrea Shachah, que significa: “Inclinarse, arquearse, agacharse, doblarse” unas 99 veces. Segab es traducida como adorar 11 veces, y significa, “hacer reverencia, postrarse”. Abad, 5 veces en 2 Reyes 10, como “hacer, servir”. Y, Atsab, solo en Jeremías 44:19, como “tributad, culto”.

En el Nuevo Testamento, adorar se encuentra 76 veces. 59 ocasiones del griego Proskuneo, que significa “Besar la mano de, ha-cer cortesía, hacer reverencia”. Otras 17 veces, según la Concordan-cia Analítica de Young, significa: “Gloria, ser reverente, ser piadoso, servir, curar, sanar, observancia religiosa, adorar públicamente, ve-nerar a Dios, temeroso”.

Utilicemos todos los medios posibles para adorar a nuestro Dios, no solo en la alabanza y la oración, sino que todas nuestras ac-ciones, actitudes y expresiones sean una adoración “en espíritu y en verdad” para nuestro Señor. Cumplamos el propósito fundamental de adorar a Dios, dedicando a nuestro Creador cada acto de nuestra vida “para alabanza de Su gloria”.

Todas las cosas, aún la adversidad, tienen un propósito en la vida.

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Domingo 11 de enero | Lectura del día: Efesios 2:1-10

Viviendo para servirPorque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Efesios 2:10

D e las muchas frases que escribió Agnes Gonxha Bojaxhiu, mon-ja católica de origen libanés, naturalizada india, mejor conocida

como la Madre Teresa de Calcuta, quien fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad en 1950 y sirvió por más de 45 años atendiendo a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, recorda-mos: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”, “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. “Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siem-pre logrará acercar a la gente a Dios”. “Hago mi trabajo con Jesús, lo hago por Jesús y, por tanto, los resultados son de Él, no míos”. Una mujer que ejemplificó con su vida lo que significa servir a los más necesitados.

El apóstol Pablo nos recuerda que, “…somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antema-no a fin de que las pongamos en práctica” (Efesios 2:10 nvi). Recalca que fuimos puestos en la Tierra con un propósito: Servir a Dios y a los demás. Dijera Albert Einstein: “Sólo una vida vivida para los demás, vale la pena ser vivida”.

Siempre que servimos a alguien de cualquier manera, real-mente estamos sirviendo a Dios y cumpliendo uno de nuestros pro-pósitos. No vivimos en este mundo solo para respirar, comer, beber, ocupar un espacio y divertirnos; Dios nos creó para que hiciéramos un aporte significativo con nuestra vida. No somos salvos por las buenas obras, pero si hemos sido salvos para hacer buenas obras.

Cuando descubrimos que tenemos una función que cumplir, que tenemos un lugar en Su obra, que tenemos un propósito, eso le da a nuestro ser un gran valor y un alto significado. Descubrimos que Dios tiene un ministerio donde usarnos y dejando la rutina diaria, nos dedicamos a tocar la vida de otras personas para bendecirlas.

Todas las cosas, aún la adversidad, tienen un propósito en la vida.

Page 17: Viviendo con propósito (Enero 2015)

Lunes 12 de enero | Lectura del día: Josué 2:1-13

Participando del propósito divinoOyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más

aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Josué 2:11

L a historia de Rahab es una lección impresionante sobre la miseri-cordia y el perdón de Dios hacia la humanidad entera. La secuen-

cia de propósitos en esta historia y en las que vienen nos deja muchas enseñanzas acerca de la importancia de estar parado justo donde Dios quiere, haciendo lo que Él quiere y en el momento oportuno.

Aunque en realidad, a lo largo de la Biblia, no se menciona mucho el nombre de Rahab y en ningún libro encontramos escrita su vida a detalle hasta este momento, esta mujer fue una pieza funda-mental para que el plan de Dios se llevara a cabo en tres situaciones totalmente diferentes.

La primera situación fue la caída de Jericó. Esta mujer escon-de a los espías y permite que estos vayan con Josué a dar grandes noticias sobre el temor que se había apoderado de los habitantes de la ciudad, como lo menciona Josué 2:24: “Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.” El informe de estos espías fue dado gracias a lo que escucharon de Rahab en versículos anteriores, y por si fuera poco, su valentía salvó a toda su familia cuando la ciudad fue derrotada por los israelitas; esta fue la segunda situación.

Al parecer, con estas dos victorias, una sobre la ciudad enemiga y otra a favor de la familia de Rahab, sería suficiente para decir que el propósito de Dios se cumplió en la vida de esta mujer, pero no acaba ahí. La tercera situación se dio cientos de años después, cuando Jesús vino a esta Tierra, y lo vemos en Su genealogía, en Mateo 1:5: “Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí.”

Podemos decir ¿pero cómo, si Rahab era una prostituta? ¿Por qué Dios se fijó en ella para que de su descendencia naciera Jesús? Y la razón la encontramos en el versículo clave: Rahab sabía quién era Dios, a pesar del pueblo en el que vivía, y ese Dios está dispuesto a perdonar y restaurar nuestra vida, no importando lo que hayamos hecho en el pasado.

Cuando nosotros venimos a Él y reconocemos que hemos fa-llado, dándole el control de nuestra vida, así como lo hizo Rahab, Su propósito se cumple en nosotros y en los que nos rodean, incluso en nuestras generaciones.

Si tienes un propósito para vivir, puedes soportar cualquier forma de hacerlo.

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Martes 13 de enero | Lectura del día: Mateo 10:37- 42

Viviendo para compartirY cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un

vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. Mateo 10:42

P odemos definir “compartir” como la acción de distribuir, re-partir o dividir algo en varias partes. Cuando compartimos con

otros es posible el disfrute común de un determinado recurso o espa-cio. Debemos, al principio de este nuevo año, reconocer que el amor es el que hace que todo se pueda compartir y que hay que superar el egocentrismo personal y la avaricia, al considerar el valor de nuestro prójimo, la importancia de los que menos tienen. Necesitamos ejer-citar también la generosidad, la bondad y el compañerismo.

Los que tenemos a Cristo en nuestro corazón y hemos hallado una nueva forma de vivir, reconocemos que nuestras manos deben estar extendidas siempre para compartir. El escritor sagrado nos dice en Hebreos 13:16: “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; por-que de tales sacrificios se agrada Dios”. De cuando en cuando debiéramos mover nuestro amor a la compasión y compartir lo que Dios nos da con los pobres, los necesitados, los que menos tienen. Reconocemos, a la luz de las Sagradas Escrituras, que nuestro Señor Jesucristo toma en cuenta todo cuanto hacemos por los demás. Lo considera como si lo hiciéramos a Él y, al ser Sus discípulos, ni un vaso de agua fría deja sin recompensa.

La lista de lo que podemos compartir es interminable: infor-mación, conocimientos, documentos, fotografías, espacios, bienes materiales, ropa, comida, bebida, tiempo, talentos, discipulado, un beso, una caricia, una oración, una cortesía, un café, un pensamien-to, todo se puede compartir con otros.

También podríamos compartir nuestro tiempo visitando a un anciano y ayudándolo en los quehaceres cotidianos, quizás una vez a la semana. O simple y sencillamente, sentarnos con él o ella y escucharlos, mientras nos cuentan sus historias o sus experiencias pasadas.

En este nuevo año, proponte pensar un poco más en los demás y menos en ti.

Si tienes un propósito para vivir, puedes soportar cualquier forma de hacerlo.

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Miércoles 14 de enero | Lectura del día: Juan 1:35-42

El verdadero éxitoY le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro). Juan 1:42

L a palabra “éxito”, de acuerdo al diccionario, se define como el “efecto o la consecuencia acertada de una acción o de un em-

prendimiento”, “cosa que supone un resultado feliz”.Nuestra sociedad actual ha desvirtuado el término de tal for-

ma que, en cuanto escuchamos la palabra “éxito”, inmediatamente pensamos en dinero, lujos, coche, casa, posesiones, fama, buenas rela-ciones, puestos importantes, cualquier cosa que implique que estemos arriba, que seamos superiores a otros, que tengamos una posición donde todos nos noten, nos tomen en cuenta, nos alaben. Pero el éxi-to no consiste en logros materiales, sino en cumplir cabalmente aque-llo para lo que fuimos creados, llegar a ese “resultado feliz”, el cual no siempre implica tener mucho dinero o ser aparentemente importante.

La historia de Andrés, el hermano de Pedro, nos enseña que no se necesita sobresalir y ser famoso para considerarse una persona exitosa. Hay personas a las cuales Dios ha llamado para que se noten, para estar al frente; gente como Pedro que era un líder, que dirigía, cuyo nombre se escuchaba en todas las regiones de ese tiempo. Pero de la misma manera, y con la misma importancia, Dios llama a gente que trabaja “tras bambalinas”, donde nadie los ve, donde nadie los nota, pero cuya labor es igual de importante que el que está al frente; este es el caso de Andrés. Él llevó a Pedro a los pies de Cristo.

Cada cristiano, cada hijo de Dios tiene un propósito por el cual fue creado, y una persona exitosa es aquella que cumple verda-deramente ese propósito. Podríamos decir “pero Andrés casi no es mencionado, su nombre aparece muy pocas veces en la Biblia”, pero ¿qué sería de Pedro sin un Andrés? ¿Qué sería de los actores sin los maquillistas y el equipo de staff? ¿Qué sería del pastor sin un equipo de apoyo? ¿Qué sería de nosotros sin los órganos tan fundamentales en nuestro cuerpo, pero que no se ven, como el hígado, los pulmo-nes y el mismo corazón?

Dios nos dio funciones diferentes a todos, y el éxito radica en cumplir aquello para lo cual fuimos creados. Todos somos impor-tantes, nos veamos o no. En este día, agradece a Dios por la misión que te ha dado, estés o no estés al frente, y recuerda esta frase: “al final del juego, tanto el rey como el peón, vuelven a la misma caja”.

Si tienes un propósito para vivir, puedes soportar cualquier forma de hacerlo.

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Jueves 15 de enero | Lectura del día: 2 Reyes 7:3-11

Viviendo para dar las buenas noticiasLuego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien.

Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey. 2 Reyes 7:9

U no de los propósitos que podríamos poner para este nuevo año es que vivamos compartiendo las buenas noticias de salvación,

por medio de nuestro Señor Jesucristo. A esta acción se le llama modernamente evangelización, que no es un término que encon-tremos en la Biblia, y que consiste en: 1).- Contarles a las personas acerca de nuestro Señor Jesucristo. 2).- Testificarles acerca de lo que nuestro Señor ha hecho en nuestra vida. 3).- Invitarlos a aceptar, por la fe, el perdón de sus pecados y a Cristo como su Salvador personal. 4).- Discipularlos, ayudándoles a crecer en su fe y que aprendan a dar testimonio de su nueva vida a otros.

Una congregación sana y creciente tiene al Evangelio o las buenas nuevas de Jesucristo como su corazón y las comparte. Está llena de creyentes que tienen amor por las personas que tienen una profunda necesidad de salvación, de escuchar las buenas noticias de que Cristo puede transformar su vida y a sus familias.

Encuentran en un evangelismo relacional e intencional un estilo de vida, en lugar de un programa especial de una ocasión en el año. Es relativamente fácil dar testimonio acerca de Jesucristo con las personas que tratamos en nuestro diario vivir, que con personas des-conocidas. Intencionalmente podemos orar por aquellos prospectos a evangelizar y después darles testimonio de nuestra fe e invitarles a aceptar a Cristo en su corazón. O bien, invitarles a un culto especial del Proyecto Mies y que allí escuchen las buenas noticias de salva-ción.

La historia de los 4 hombres leprosos que por hambre, cuando Samaria fue sitiada por los Sirios, buscaron comida en el campamen-to de éstos, para descubrir que allí había abundancia de alimentos, dando la noticia al pueblo, nos recuerda que hay un mundo esclavi-zado por el pecado y los vicios, necesitados de saber que en Cristo hay salvación y satisfacción espiritual plena.

Si tienes un propósito para vivir, puedes soportar cualquier forma de hacerlo.

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Viernes 16 de enero | Lectura del día: Juan 18:37

Ejemplo de una vida con propósitoLe dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo,

para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Juan 18:37

S i hubo un hombre en el mundo que tenía claro Su propósito en la vida era nuestro Señor Jesucristo. Sabía para qué había naci-

do y para qué había venido al mundo: Para dar a conocer la verdad acerca de nuestro Padre celestial y Su propósito redentor en favor del ser humano. Vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. A dar su vida en rescate del ser humano; para librarnos del presente siglo malo; para salvar a los pecadores; para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo santo, celoso de buenas obras.

Hebreos 2:10-14 nos dice “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” ¡Qué frase más significativa! Llevar muchos hijos a la gloria.

Por supuesto que cumplir este propósito de vida tuvo un alto costo: El sufrimiento, el castigo, el desprecio, el abandono, la muerte de cruz. Lo encontramos ahora nosotros ejemplificado en el símbolo del pan y el vino en la Cena del Señor. Representan que Jesús fue molido por nuestros pecados y derramó Su sangre para limpiarnos de toda maldad.

Gálatas 3:13 nos dice: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),” y Hebreos 9:28 “… así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”.

Demos muchas gracias a Dios porque nuestro Señor Jesucris-to vivió una vida con propósito. Y ese propósito que nació en el co-razón de nuestro Dios, se cumplió totalmente, y ahora disfrutamos de una vida de gozo y paz.

Si tienes un propósito para vivir, puedes soportar cualquier forma de hacerlo.

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Sábado 17 de enero | Lectura del día: Romanos 8:29

Viviendo para ser a Su imagenPorque a los que antes conoció, también los predestinó para

que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Romanos 8:29

H ay una enorme diferencia entre Adán y Eva que fueron creados “a imagen y semejanza de Dios” y nosotros que hemos nacido

con “la imagen y semejanza de un Adán caído, rebelde, desobedien-te”. En Génesis 5:1-3 tenemos las dos historias en breve y leemos: “Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.” Nuestros primeros padres gozaban de una co-munión plena con Dios. Tenían total autoridad sobre el resto de la creación. Eran puros, santos, limpios, obedientes.

De un capítulo escrito con letras de oro en el huerto de Edén, pasamos a otro capítulo con letras negras, cuando Adán y Eva caye-ron de la gracia de Dios y fueron expulsados del huerto. Nos dice Génesis 3:23-24: “Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”. Nuestro Señor Jesucristo vino a ayudarnos a recuperar la imagen natural de Dios que se afectó y la imagen moral que se perdió.

Hebreos 13:12 nos enseña: “Por lo cual también Jesús, para santifi-car al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” La causa meritoria de la muerte de Jesús y la instrumentalidad del Espíritu Santo trae la purificación de nuestro corazón y la dotación de poder para vivir conforme a la voluntad de Dios en Su Palabra.

Lo que necesitamos los creyentes es consagrarnos completa-mente a Dios, confiar y depender en todo de Él. Vivamos santamen-te cada día este nuevo año.

Si tienes un propósito para vivir, puedes soportar cualquier forma de hacerlo.

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Domingo 18 de enero | Lectura del día: Juan 8:1-36

Libre en CristoAsí que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres Juan 8:36

L os escribas y fariseos estaban determinados a tenderle una trampa a Jesús, así que le trajeron a una mujer que había sido atrapada en

el mismo acto de adulterio. Sin embargo, en lugar de dejarse enredar por sus palabras, Jesús convirtió la situación en una oportunidad para enseñar a la multitud acerca de Su amor liberador. Aquella mujer se fue de allí perdonada, libre y salva de una muerte segura.

¿Cómo es que somos libres para vivir en Cristo?A través de la muerte de Jesús en la cruz y la resurrección,

somos librados del castigo del pecado. Como la mujer sorprendida en adulterio, ya no somos condenados por lo que hemos hecho. Cristo pagó y canceló del todo nuestra deuda de pecado, para que podamos ser reconciliados al Padre (Romanos 5:10; 6:23).

Somos liberados del poder del pecado. Nuestra naturaleza de pecado ya no nos domina. En lugar de ello, ahora somos libres para buscar y conocer a Dios mediante el poder y la presencia de Su Espí-ritu Santo. Jesús le dijo a la mujer “vete, y no peques más”, no como un requisito legalista para ganarse el perdón, sino como una decla-ración de lo que es posible para nosotros cuando seguimos al Señor.

Somos liberados del propósito del pecado. Santiago 1:15 nos dice que “el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Puede ser que esta mujer estuviera buscando amor, aceptación o seguridad, pero obviamente de la manera equivocada. En cambio, Cristo nos hace libres para que podamos llegar a ser todo lo que Dios nos creó para ser, para Su honra y Su gloria.

Somos desencadenados de la personalidad del pecado. Para los religiosos, esta mujer siempre sería conocida por el calificativo de “pecadora”, y quizá esa fuera la opinión que ella tenía de sí misma. Sin embargo, cuando Jesús entra en nuestra vida, nuestros pecados ya no son parte de nuestra identidad.

En este día piensa: ¿Qué puedes hacer para empezar a vivir en la libertad que Jesús compró para ti en la cruz?

Si tienes un propósito para vivir, puedes soportar cualquier forma de hacerlo.

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Lunes 19 de enero | Lectura del día: Génesis 12:1-7

Viviendo para bendecir a otrosBendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y

serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Génesis 12:3

D esde que Dios le dijo a Abraham en Génesis 12:2-3: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y

serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” podemos descubrir que nuestro Creador ha puesto en nosotros el propósito de ser bendecidos para bendecir a otros. La actitud de nuestro Señor Jesucristo, como lo relatan los Evangelios, fue la de bendecir a todos los que le rodearon. No es una opción para nosotros el compartir con otros la bendición que recibimos, es una obligación a la vez que un privilegio. Es el corazón de la vida cristiana. Es derrotar el egoísmo. Es salir de nosotros mismos y suplir la necesidad espiritual de aque-llos cercanos a nosotros.

Fuimos creados por Dios de una manera maravillosa. Somos un diseño único, una pieza original, no somos una producción en serie, ni ensamblados en cantidades industriales; esto significa que todo lo que pase en nuestra vida es relevante, y cobra un mayor va-lor cuando compartimos la bendición que nuestro Dios nos da con alguien cercano o lejano a nosotros, conocido o desconocido, de nuestra familia o de otra familia, mi paisano o un extranjero. Sim-plemente con alguien.

Estamos viviendo en un tiempo en que la tecnología puede ser usada para bendecir la vida de otros: enviando a un amigo un correo electrónico con una reflexión de las Sagradas Escrituras, un WhatsApp con un texto bíblico, un Twitter con un mensaje de áni-mo, de aliento, positivo, o escribir en el muro del Facebook frases con textos de la Palabra de Dios parafraseadas o en lenguaje actual, o poner en el perfil un comentario que manifieste que hemos sido bendecidos por Dios y queremos compartir esa bendición con nues-tros contactos. Abundan en la Internet textos de la Biblia ilustrados o colocados en una bonita fotografía.

Recuerda esto: siempre habrá un corazón vacío que podemos llenar de bendición.

La clave de la inmortalidad es vivir una vida digna de recordar.

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Martes 20 de enero | Lectura del día: Juan 4:5-26

Adoración que trasciendeDios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Juan 4:24

¿T e has preguntado alguna vez si tu adoración agrada a Dios? Es importante recordar, cada vez que adores, que para Dios

lo más importante es tu corazón. Ahora bien, ¿qué significa esto exactamente? Que el corazón que es guiado por el Espíritu de Dios y está lleno de Su verdad lo agrada, y en realidad es el único que está en capacidad de adorarlo genuinamente.

A Jesús no le impresionaban aquellos que hacían despliegue de su “devoción” llamando la atención. Su adoración no se caracteriza-ba por el amor a Él y el deseo de hacer Su voluntad. Por el contrario, ellos estaban motivados por sus propios planes y metas egoístas. Por esa razón, Él nos instruyó: “Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:6).

El servicio auténtico a Dios empieza por confiar de todo cora-zón que nada se escapa de Su mirada, y que Él asume plena responsa-bilidad por nuestras necesidades cuando lo obedecemos.

¿Te das cuenta de qué es lo importante para el Señor? No es el tamaño de tu ofrenda lo que importa, es la confianza de tu corazón para dar todo lo que tú eres y dedicar todo lo que tienes a Él. No es la hermosura de tu alabanza, ni tu canto, ni tu oración, ni tu contribu-ción monetaria lo que te mueve; es tu motivación y tus sentimientos verdaderos de amor y adoración hacia Dios.

Cuando te dispongas a adorar a Dios en espíritu y en verdad, examina la razón por la que te estás acercando a Su trono. ¿Es para obtener algo a cambio? O para darle tu devoción más sincera.

Que este año tu propósito sea adorar a Dios en espíritu y en verdad, sinceramente.

La clave de la inmortalidad es vivir una vida digna de recordar.

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Miércoles 21 de enero | Lectura del día: Efesios 6:10-20

Vestidos para la ocasiónPor lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue

el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Efesios 6:13 nvi

T odos los días tratamos de vestirnos apropiadamente según el cli-ma o la ocasión. Sin embargo, muchos creyentes salen de sus

casas desprotegidos porque no se vistieron adecuadamente para el combate espiritual que tenemos todos los días. A continuación te decimos cómo hacerlo:

Primero nos ceñimos con el cinturón de la verdad. Así como un mandil de cuero protegía el abdomen del soldado romano, nues-tra faja protectora es la verdad de quiénes somos en Cristo: hijos Su-yos revestidos de poder sobrenatural por el Espíritu de Dios. Encima de esto, la coraza de justicia nos protege de las flechas mortíferas del enemigo. Cada vez que surgen situaciones difíciles, podemos repeler la tentación de pecar o de vivir por las emociones, y en cambio po-demos reaccionar de una manera que honre a Dios.

El apresto del evangelio de la paz nos ayuda a mantenernos firmes. Las sandalias de combate de los romanos tenían suelas gruesas y con tachuelas de hierro que le permitían al soldado anclarse en el suelo y permanecer fijo. Sin importar cuán violentamente nos ataque el enemigo, podemos permanecer firmemente plantados en el cono-cimiento de quiénes somos en Cristo.

El escudo de la fe no es una parte pequeña ni opcional de la armadura; es un salvaguarda de cuerpo entero que representa la protección de Cristo contra todo lo que el enemigo pueda lanzarnos.

La fe en la gracia de Dios que fue mostrada en la cruz nos trajo la salvación. En consecuencia, con el yelmo de la salvación nos estamos poniendo la mente de Cristo, que nos da discernimiento y sabiduría.

Por último, empuñamos la espada del Espíritu que es la Pala-bra de Dios, para que podamos combatir las mentiras del enemigo con la verdad y las promesas de las Escrituras.

El Señor ha provisto en Su gracia el equipo perfecto que ne-cesitamos para afrontar todos nuestros retos. Por eso, cerciórate de vestirte apropiadamente cada día para la batalla.

La clave de la inmortalidad es vivir una vida digna de recordar.

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Jueves 22 de enero | Lectura del día: Colosenses 1: 15:23

Todo tiene una razón de serPorque todo, absolutamente todo en el cielo y en la tierra, visible e invisible… todo comenzó en Él y para los propósitos de Él.

Colosenses 1:16

L a diferencia fundamental entre el teísmo y el ateísmo es que mientras uno dice que Dios existe, que Dios es, el otro dice que

no. Los ateos sostienen que la vida vino como un accidente. El evo-lucionismo es esa forma de decir que todo es producto del paso de millones de años para sacar a un reptil del agua, que le crezcan pies y alas y se vuelva un ser humano pensante.

Los que creemos en Dios sostenemos que el mundo tiene un inicio y que el principio de éste está en la mente de Dios, que todo tiene un orden y que nada en la vida y en el mundo es casual. Que tiene sentido nuestra distancia del sol para que se haga posible nuestra vida en este planeta. Que tiene sentido la velocidad de la Tierra de tal forma de dar una vuelta completa en 24 horas. Que tiene sentido que las plantas y los árboles sean los filtros para renovar el aire. Que tienen sentido la vesícula y el apéndice, que tiene sentido la abeja y la mosca y aun la cucaracha.

Mientras que nosotros sostenemos que todo tiene una razón de ser, las ateos creen que todo es un cúmulo de accidentes que nos llevan a no depender de una fuerza exterior o externa, sino que todo es independiente en sí mismo, de tal forma que lo que podemos hacer o lograr es por nosotros mismos, por lo que no hay que preo-cuparse más que por el hoy, el futuro y la vida después de la muerte están descartados para ellos. No hay nada más allá de lo que pode-mos ver con nuestros ojos, lo demás es pura especulación.

La Biblia dice que absolutamente todo en la vida tiene una razón de ser. El problema es que muy difícilmente aplicamos esa verdad a nuestra propia vida y muchas veces vivimos sin saber cuál es la razón por la que Dios nos puso aquí en este mundo. Muchas veces no sabemos el propósito de Dios para nuestra vida. Sin un propósito claro, nuestra vida no tiene sentido. La Biblia dice: No sean insen-satos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. ¿Para qué estoy aquí en la Tierra?

La clave de la inmortalidad es vivir una vida digna de recordar.

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Viernes 23 de enero | Lectura del día: Salmos 139:13-18

Naciste para un propósitoTú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi

madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido! Salmo 139 13-14

N aciste por Su voluntad y para Su propósito. No te creaste a ti mismo, por lo tanto no sabes para qué fuiste hecho, necesitas

preguntarle al que te hizo para qué te hizo. No se trata sólo de tener éxito o tener mucho dinero, sino de descubrir cuál es la razón por la que Dios te puso en este mundo.

Si crees que tu vida es un asunto accidental, escucha esto: cuando el hombre y la mujer tienen intimidad, el varón deposita en la mujer de 300 a 500 millones de espermatozoides, de los cuales des-pués de sortear una difícil carrera de varias horas sólo uno fecundará el óvulo, ¿cuál? claro, el más fuerte. El óvulo que será fecundado sólo vive unas horas y sólo aparecerá una vez al mes. Lo que significa que menos del 10 % del tiempo en un mes una mujer es fértil.

De tal forma que el nacimiento se ha denominado “El mila-gro de la vida” porque es verdaderamente un milagro por todo lo que tienen que pasar para que se dé el nacimiento de un bebé.

Todo esto nos muestra que la mano de Dios estuvo guiando los primeros pasos para que tú nacieras. Aun desde antes de que tú y yo naciéramos, Dios ya tenía cuidado de cada uno de nosotros.

• Yo soy tu Creador. Te cuidé aun antes de que nacieras. Isaías 44:2 • Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase

en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Jeremías 1:4

De tal forma entonces que la presencia de cada uno de noso-tros era ya de antemano el plan de Dios. Aprendemos entonces en primer lugar que no nacimos accidentalmente, y por lo tanto, si así es, Dios nos formó con un propósito.

La clave de la inmortalidad es vivir una vida digna de recordar.

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Sábado 24 de enero | Lectura del día: Jueces 13:11-25

Debe ser Dios quien te guíe a hacer lo que debes hacer Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe

ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él? Jueces 13:12

S ansón fue prometido a sus padres, y aun antes de nacer, recibie-ron instrucciones de cómo debía crecer el niño y el propósito

que Dios tenía para él. Sansón es un claro ejemplo de cómo Dios tiene un propósito para cada uno, pero también cómo cada persona tiene la libertad para cumplirlo o no. ¿Qué te mueve a hacer lo que haces, a vivir como vives?

Todos hacemos lo que hacemos por motivos muy bien defi-nidos y específicos, porque tenemos propósitos ulteriores, motivos para hacer lo que hacemos. Decimos: Quiero darle a mis hijos lo que yo no tuve. Lo que me mueve a darles es el amor, pero sobre todo que ellos tengan lo que yo no tuve. Trabajamos y ahorramos porque queremos tener una vida más cómoda. Nadie trabaja más para ganar menos. Nadie dice: No me importa si no me pagan, yo solo quiero trabajar. No, trabajamos porque queremos tener para suplir nuestras necesidades.

Lo que nos motiva a hacer las cosas puede tener muchas raíces, pueden ser honestas, como el amor, el deseo de servicio, el com-promiso con Dios y la sociedad, etc.; pero tristemente tenemos que reconocer también que a muchas personas les motiva la culpa, la ira y el resentimiento, el temor, el materialismo, etc.

Saber cuál es el propósito para ti, hará tu vida más atinada, casi completa y al mismo tiempo más sencilla, porque no estarás dis-parando para todos lados, estarás enfocado en lo que quieres lograr.

Escucha a Dios; no actúes movido por tus emociones ni por tus pasiones desenfrenadas. Hacer eso podría desviarte del propósito que Dios tiene para ti.

La clave de la inmortalidad es vivir una vida digna de recordar.

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Domingo 25 de enero | Lectura del día: Génesis 6:1-8

Fuiste creado para agradar a DiosPero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. Génesis 6:8

C uando pensamos en por qué Dios nos hizo no podemos más que entender que nos hizo para Él. Para alabanza de su gloria. Todo

en esta Tierra declara Su grandeza, nuestro cuerpo también declara lo grande y maravilloso que Él es. Pero no sólo indirectamente Él se agrada de lo que somos, porque nos hizo, sino que también Él quiere que ocupemos nuestra vida para rendirle adoración, alabarle y glo-rificarle. Él quiere que intencionalmente tomemos nuestro tiempo para adorarle. Lo que hacemos o decimos debiera traerle satisfacción y glorificación de su nombre. Si fuimos hechos para agradarle a él, entonces debemos hacer esas cosas que hacen que Él se llene de sa-tisfacción.

Adorar a Dios tiene que ver con hacer lo que a Dios le agrada. ¿Cómo saber qué es lo que a Dios le agrada? La Biblia dice de Noé que era del agrado del Señor. (Génesis 6:9) Cuando la Biblia dice de alguien que halló gracia delante del Señor quiere decir exactamente eso, que lo vio con buenos ojos, que le gustó. Qué si tú supieras qué es lo que hace que Dios mueva la cabeza de contento y diga ¡wow! ¿Lo harías? yo creo que sí.

A Dios le agrada cuando: • Le adoramos: Tiene que ver más con lo que hacemos afuera

de la iglesia, que adentro. Muchas veces restringimos la adoración a un estilo musical. Adorar a Dios en Espíritu y verdad va mucho más allá. Tiene que ver con lo que hacemos todos los días.

• Confiamos en el completamente: Él quiere que confiemos plenamente rindiéndonos a Él. En las Escrituras, si hay algo que se identifica más con la mejor actitud delante de Dios es el rendimiento. En la práctica esto significa: dejar que Él tome el control de mi vida.

• Le amamos por encima de todo: Hagámonos los mejores ami-gos de Dios. Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su hijo, ¡Con cuánta más razón seremos salvados del castigo de Dios por su vida!

Dios quiere todo de ti, no quiere una parte, tampoco quiere las sobras o algo, quiere todo.

La clave de la inmortalidad es vivir una vida digna de recordar.

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Lunes 26 de enero | Lectura del día: Efesios 4:22-32

Fuiste hecho para ser como Él…y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios

en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4:24

C uando Dios hizo al hombre, según Génesis 1:26, dice que lo hizo conforme a su Imagen y semejanza. Cuando la Biblia dice

esto, no se está refiriendo a que físicamente se parecería a él, por la sencilla razón que Dios es espíritu.

Cuando dice que fuimos hechos a su imagen y conforme a su semejanza se estaba refiriendo a rasgos espirituales que tenemos de Dios y que nos distinguen de los animales como por ejemplo la voluntad, el juicio, el conocimiento, la moralidad y la santidad. El pasaje de arriba dice: “…y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Éstas son algunas de las caracte-rísticas que hacían al hombre semejante a Dios, pero como todos ya conocemos la historia, el hombre falló y esa imagen que Dios había puesto en el hombre, se distorsionó.

Por lo que tenemos conocimiento, pero no un conocimiento perfecto, tenemos voluntad pero a veces está sometida esa voluntad a nuestra carne, tenemos moralidad pero esa moralidad se ha tergi-versado hasta llegar a nuestros días en donde a lo bueno le llaman malo y a lo malo bueno, por lo que esa imagen que Dios quería que tuviéramos de Él resulta que no la tenemos o en el mejor de los casos está distorsionada.

De la misma forma que nuestros hijos quieren parecerse a nosotros y a nosotros nos gusta que nos imiten, así pasa en nuestra relación con Dios, Él quiere que seamos como Él es, y que volvamos al proyecto original de cuando fue hecho el hombre a la imagen y semejanza de Dios. Él quiere que recobremos lo que se perdió en el Edén, ya que solo así se podrá vivir la vida plena. Que recobremos las características originales. Que el carácter de Cristo sea formado en nosotros.

Todo esto no significa que vamos a llegar a ser dioses, no sig-nifica que vamos a perder nuestra personalidad, significa que nuestro carácter va a ser formado para que sea como el de Cristo.

Recuerda el viejo himno: “Hazme oh Cristo como tú eres”. Empecemos reconociendo que uno de los propósitos de Dios para nuestra vida es que seamos como Él es.

El propósito de la moralidad es para enseñar, no a sufrir y morir, sino a disfrutar y a vivir.

Page 32: Viviendo con propósito (Enero 2015)

Martes 27 de enero | Lectura del día: Efesios 4:10-16

Cómo llegar a ser como CristoHasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del

conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Efesios 4:13

S er como Él no es un proceso natural, de hecho es a la inversa, nuestra naturaleza caída nos empuja en sentido contrario, a dis-

tanciarnos del modelo original. Para ser más como Cristo se requiere intención. Hay algunas prácticas que nos ayudarán en la conforma-ción de nuestro carácter para ser más semejante al de Cristo.

Asegúrate de permanecer en la Palabra de Dios. La Biblia es la Palabra de Dios, pero solo se vuelve útil en la medida que la lees y la vives. De otra manera no sirve de nada. El valor del libro no radica en sí mismo, sino en lo que contiene. Acepta su autoridad. Tú solo crees la parte que obedeces. Si no la obedeces no la crees. Toma esta decisión: Cuando Dios te pida que hagas algo, confiarás en la Pala-bra de Dios y lo harás. Decide creerle a Dios todo lo que hay en la Palabra, pero obedece todo lo que la Biblia dice.

Dios va a usar los problemas para formar tu carácter y hacerte más como Él es. Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese. 1 Pedro 4:13. Dios va a usar los problemas para acercarte a Él. Tus experiencias de ado-ración más profundas probablemente ocurran en los días más obs-curos. Cuando estamos sufriendo no tenemos energía para oraciones superfluas. Estas son las cuevas en donde Dios forma tu carácter: es la cueva de David, es la cueva de Elías, es el foso de Daniel, es la cárcel de José. Los problemas son la escuela donde Dios quiere tratar contigo y donde Dios quiere formar tu carácter.

Las tentaciones pueden ser instrumentos para que crezcas. Martín Lutero dijo: Mis tentaciones han sido mi maestría en teo-logía. Cada vez que escoges hacer lo bueno en lugar de pecar estás madurando en el carácter de Cristo. Dios va a poner a las personas en tu vida que necesitas, aquellas que exactamente estarán trabajando un área contigo. Dios desarrolla el fruto del espíritu en tu vida, per-mitiéndote experimentar circunstancias en las que seas tentado para producir exactamente la cualidad contraria.

Como podrás ver, no es algo sencillo, pero si de veras quieres cumplir el propósito de Dios de ser como Él es, Él te va a ayudar a aprovechar cada circunstancia para acercarte más a Su modelo.

El propósito de la moralidad es para enseñar, no a sufrir y morir, sino a disfrutar y a vivir.

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Miércoles 28 de enero | Lectura del día: Hechos 1:6-11

Tu propósito es mostrar a CristoPero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último

de la tierra. Hechos 1:8

C uando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, nuestros nom-bres se escribieron en el libro de la vida. La vida eterna comenzó

para nosotros. No sé si te has preguntado ¿Por qué una vez que ya nuestros pecados han sido perdonados y somos limpios de toda mal-dad, Dios no nos lleva a Su presencia para gozar con Él para siempre? ¿Por qué nos deja en este mundo de maldad tan expuestos a conta-minarnos, caer y en el caso de muchos, a alejarse de Él?

Él nos deja, una vez que hemos sido salvos, una vez que nos constituimos en sus hijos, para que seamos aquí sus representantes, heraldos o embajadores. Para que seamos un reflejo de Él aquí en la Tierra. Dios mismo no se va a encarnar una vez más, puesto que ya lo hizo (recuerdas el significado de La Navidad), de tal forma que Su presencia entre la humanidad se va a ver a través de todos aquellos lavados con la sangre preciosa del Cordero.

Nosotros seremos entonces, entre tanto que Él regrese o entre tanto que somos llevados a su presencia, sus manos, su boca, su cora-zón. Seremos Él mismo, quien se hará manifiesto, es decir, quien se mostrará al mundo, a través de nosotros.

Entonces quizá la pregunta que debiéramos hacernos es: ¿Qué haría Él si estuviera entre nosotros? Pensemos en que Jesús está aquí físicamente ¿Qué cosas haría? por ejemplo con los indigentes, con los movimientos sociales y políticos, con la gente que muere en las drogas y los vicios.

El caso es que físicamente Él no está, pero estamos tú y yo que somos sus embajadores. Estamos llamados a ser y a hacer lo que El sería y haría aquí en la Tierra.

El propósito de la moralidad es para enseñar, no a sufrir y morir, sino a disfrutar y a vivir.

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Jueves 29 de enero | Lectura del día: Efesios 2:11-22

Fuiste hecho para formar parte de la familia de DiosAsí que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos

de los santos, y miembros de la familia de Dios. Efesios2:19

H ubo una vez un banquete donde había todo tipo de manjares, las cosas más deliciosas que uno se puede imaginar. El pro-

blema de este cuadro es que los asistentes no podían flexionar el codo, de tal forma que no podían llevarse nada a la boca. ¿Cómo le hicieron para poder disfrutar de toda esta comida? Fue sencillo, se sentaron en pares y cada uno le dio de comer al otro. La enseñanza de esta historia es sencilla. Nos necesitamos unos a otros.

Dios nos hizo para ser parte de una familia. Dios puso en los seres humanos el instinto gregario, nos constituyó para vivir juntos. Porque Dios nos diseñó así, tendemos a vivir en grupos, formamos colonias y ciudades. Aunque algunos se consideren personas solita-rias, la verdad es que requerimos de los demás para vivir completos.

Muchas personas por diferentes circunstancias no tienen fa-milia. Pero en la Biblia hay una excelente noticia para ti: la Biblia dice que nosotros venimos a ser la familia de Dios, estamos llenos de hermanos aquí, Jesús además de ser nuestro hermano, como dice este pasaje, es nuestro Padre, nuestro Salvador, nuestro Dios. En el reino de Dios no hay huérfanos. Él nos creó para que perteneciéramos a Su familia.

Carnalmente la familia es muy importante, pero esta familia te va a durar los años que tengas de vida, sin embargo la familia de Dios te va a durar toda la eternidad, por lo que es importante que fortalezcamos las relaciones con esta familia

Por eso existe la Iglesia. La Iglesia es ese lugar en donde se concreta el propósito de Dios de convivir en comunidad. Dentro de la comunidad de los fieles nos realizamos como individuos y como cristianos. No hay cristianos solitarios, esa es una paradoja, los cris-tianos somos por razón de ser de los demás. Formamos un solo cuer-po en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. Romanos 12:5

El propósito de la moralidad es para enseñar, no a sufrir y morir, sino a disfrutar y a vivir.

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Viernes 30 de enero | Lectura del día: Lucas 10:1-12

Fuiste creado para contarles a otros acerca de ÉlDespués de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir

Lucas 10:1 nvi

C uando Jesús resucitó, antes de despedirse y ascender les dio a sus discípulos una comisión, que se conoce como “La Gran Comi-

sión” y que consistía en el mandato de ir por todo el mundo, pre-dicando el Evangelio a toda criatura. Básicamente lo que Jesús hizo fue decirles: “Háblenle a todo el mundo de mí, de mi vida, de mis enseñanzas y de mi muerte. Que todos sepan que no hay otro Dios, ni otro camino hacia Él más que a través de mí.”

Muchos aceptaron el mandato, y lo hicieron. Las condiciones en que se vivía en esos tiempos, realmente hablar de Jesús como el Hijo de Dios era lo más absurdo, pero los discípulos corrieron el riesgo y obedecieron. Te has preguntado ¿qué habría pasado si los primeros cristianos se hubieran acobardado y no hubieran dicho a nadie lo que Jesús les había dicho? Tú y yo no habríamos conocido de esa maravillosa noticia de un Salvador. El mensaje de Jesús se habría perdido en el tiempo. Pero no fue así, gracias a hombres y mujeres que fueron transformados y que a pesar de todo y de todos, el mensaje se proclamó de muchas maneras.

Ahora, qué de ti y de mí. ¿Ha hecho Dios cosas grandes en tu vida? ¿Ha sido Él maravilloso contigo? ¿Cambió tu vida? o estás viviendo una religión nada más. ¿Has hablado a las personas del ma-ravilloso amor de Dios, no de una religión o de un cambio de Iglesia, sino de un cambio de relación con ese Dios que dicen conocer?

Se dice que cada día mueren en el mundo en promedio 150,000 personas; si esto es cierto, entonces corresponde a 6250 personas cada hora, 104 personas por minuto. ¿Cuántos de ellos sabrián que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús? ¿Cuántos de ellos conocerían que Jesús es el único camino al Padre? Si estas personas no supieron del amor de Dios, se van a condenar eternamente

Cuando hablas del amor de Dios continúas la misión de Jesús en la Tierra. Tu misión es un privilegio maravilloso. Somos colabo-radores de Dios. Decirle a otros cómo pueden obtener la vida eterna es lo mejor que podemos hacer por ellos. Ninguna otra cosa podrás hacer que importe tanto como ayudar a las personas a establecer una relación con Dios. Si solo una persona va al Cielo por tu causa, tu vida habrá hecho una diferencia por la eternidad.

El propósito de la moralidad es para enseñar, no a sufrir y morir, sino a disfrutar y a vivir.

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Sábado 31 de enero | Lectura del día: Juan 14:1-6

Dios te creó para la eternidadEn la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Juan 14:2

T odos nosotros pasamos 9 meses en el vientre de nuestra madre, salvo en los casos especiales de nacimiento prematuro, pero de-

finitivamente que para nadie es suficiente esos nueve meses; real-mente ese es un tiempo de preparación para la vida. De la misma manera esta vida que vivimos aquí, por larga que sea, es corta com-parada con la eternidad.

Aquí somos peregrinos y extranjeros. Ya lo dice el viejo him-no: “Soy peregrino aquí, mi hogar lejano está”. Tú eres extranjero en esta Tierra porque tu patria, tu destino final, no es aquí, es en la presencia del Padre.

Por lo tanto, tenemos que aprender que todos lo que haga-mos aquí repercutirá en la eternidad. Así como los nutrientes del feto afectarán el resto de su vida, igualmente si la mamá consume drogas o es alcohólica le afectará en su organismo; así nosotros, todo lo que hagamos en estos 60 o 70 años que Dios nos permita vivir determinará el futuro de nuestra vida. Jesús dijo; no se turbe vuestro corazón… en la casa de mi Padre muchas moradas hay…

Tenemos que vivir nuestra vida reconociendo que éste es sólo el preludio de lo que viviremos por siempre y para siempre. La vida en la Tierra es una prueba. Adán y Eva no pasaron la prueba, pero hubo muchísimos más que sí: José, Ruth, Esther y Daniel, entre otros. La vida es algo que tenemos que administrar. Un día Dios nos va a pedir cuenta de cómo usamos los recursos que nos puso en las manos.

Todos queremos escuchar la frase: Bien buen siervo y fiel, sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor. (Mateo 25:23).

El propósito de la moralidad es para enseñar, no a sufrir y morir, sino a disfrutar y a vivir.

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