viii premios mujeres de progreso 2013

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Premiación de Mujeres de Progreso 2013.

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Page 1: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013
Page 2: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

Selección y evaluación de las mujeres premiadas

Las mujeres premiadas fueron seleccionadas en una primera etapa por las familias, enlaces y supervisoras del programa Progresando con Solidaridad (PROSOLI). En una

segunda etapa, encargadas/os locales de Prosoli presentaron sus candidaturas al Premio Nacional Mujeres de Progreso y eligieron a las finalistas. Finalmente, el equipo técnico de evaluación y monitoreo de Prosoli visitó a las finalistas y las evaluó. Cada

mujer que aprobó la evaluación fue entrevistada y grabada. Este material fue evaluado por la comisión temporal del Premio Nacional Mujeres de Progreso que seleccionó a

las 12 mujeres premiadas.

Créditos de edición

VIII Premio Nacional Mujeres de Progreso 2013Es una producción de la Dirección de Comunicación de la Vipresidencia de la

República Dominicana, marzo de 2013

Textos: Alejandra Aguilar, Alexis Peña, Arsenio Nivar, Justo Maracallo y Shira Abreu Edición y corrección de estilo: Alexis Peña

Diseño y diagramación: J. Kiróbel Rodríguez Fotografías: Ruth Acosta Galla, Ángel González, Alejandra Aguilar y Miguel Ángel Magallanes

Coordinación general: Alejandra AguilarCuidado de impresión: Víctor Antonio Chelín

Impresión: Editora NomaraISBN: 978-9945-494-01-03

Santo Domingo, República Dominicana, marzo de 2013.

Page 3: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

Benita Aquino Samora«La vida me ha dado duro, pero no me quejo de Dios». 4

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Nairoby Díaz Nova «Yo me sentía apagada, nada más fregando y trapeando. Ahora me pongo mi batica blanca y me siento como una doctora»

Fiordaliza Ventura«La convivencia aquí es muy buena; dentro del grupo tenemos nuestras diseñadoras, patronistas y operarias, y una aprende de cada una de ellas»

Reyna María Mañón Ozuna «Yo empecé haciendo donas y yaniqueques, y con eso fui juntando y pude comprar a crédito una estufa grande»

Jahaira Alcántara Cuevas«Yo era una mujer muy triste; mi esposo no quería que progresara»

Valeria Matías «Yo me considero una mujer Progresando. Mire mi hogar… ¡qué bello!»

Elida de la Rosa «He aprendido a aprovechar el tiempo de manera productiva»

Casimira Reynoso (Josefina)«Cuando ayudo a alguien me siento satisfecha; me es de sumo gozo ayudar»

Tatiana Moris «Quiero ser enlace y supervisora del Programa. Mis aspiraciones son grandes; quiero llegar a ser grande»

María Eusebia Peralta Leonardo«Mi principal logro ha sido sacar a mis hijos hacia adelante»

Wendy Mateo Martínez «He vendido todos los problemas que me he encontrado en el camino»

Zoraida Lantigua Espinosa«Yo doy más de mí porque mi comunidad necesita una persona que los tenga unificados y orientados»

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4 Vicepresidencia de la República Dominicana

Benita es una mujer emprende-dora. Se quedó viuda y aun así siguió capacitándose y con ello logró cambiar su condición de vida. Además, se ha convertido en una entusiasta líder comu-nitaria, motivando a otras fami-lias a participar en el programa. «Ingresar a Progresando le dio la oportunidad de ampliar sus horizontes y elevar su autoesti-ma, pues aunque apenas llegó a un quinto curso, aprendió repostería, elaborar productos lácteos, dulces y conservas, e hizo un diplomado de Merca-deo.

Con un préstamo de PROMI-PYME, Benita compró un hor-

no usado en el que hace pan, masitas y coconetes que vende a los colmados, y con cuyos in-gresos ha logrado mantener a sus hijos e hijas. Su hijo mayor es maestro de educación bási-ca y dentro de poco comenza-rá una maestría en Física, con una beca del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio. El que le sigue trabaja en Bávaro, la mayor de las hijas cursa el segundo de bachillerato y la menor, que ha sido siempre muy enferma, cursa el cuarto de primaria.

«Cuando yo trabajaba en una casa de familia en Santo Do-mingo —nos cuenta Benita—

Gonzalo, Sabana Grande de BoyáDesarrollo Económico

Benita Aquino Samora

«Algunos me dicen “en la escuela no pagan”, pero yo les digo “sí pagan, pero cuando termines de estudiar tú cobras”»

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5Programa Progresando con Solidaridad

le llevé a mi muchacho —el mayor— a un ebanista para que me le diera práctica en su taller y me lo enseñara, pero a los tres días me dijo “Mire, doña, su hijo no va a servir para nada”.

«Cuando él me dijo eso a mí se me cayó el alma —recuerda Be-nita llorando, pues le viene a la mente lo cruel que pueden ser algunas personas—. Yo le dije, “Bueno, si él no va a servir yo no lo voy a votar, porque Dios me lo dio para que lo crie, y él tiene que verme con ojos de piedad a mí y a mi hijo”. Y así fue: al tiempo volví con mi hijo

a Santo Domingo y se lo llevé al ebanista a su taller, y le dije “Mire, este es mi hijo, el que no iba a servir para nada”, y él me dijo “¡cómo!... ¡Pero cuánto se ha superado ese muchacho!”».

«Mi próxima meta es reparar mi casa —nos dice Benita—y construir un baño adecuado, porque el que tengo es una letrina. También arreglarle la boca a mi niña, que tiene un problema que le está afectan-do la respiración. La vida me ha dado duro; he pasado mucho trabajo, pero no me quejo de Dios».

Texto: Alexis PeñaFotos: Ruth Acosta Galla

Gonzalo, Sabana Grande de BoyáDesarrollo Económico

«Con este anzuelito que nos trajo Progresando para que aprendiéramos a pescar, yo he logrado echar para adelante con mi familia»

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6 Vicepresidencia de la República Dominicana

Tiernas manitas dicen adiós con energía y alegría a doña Casimira cada vez que pasan frente a su casa. Y es que Jo-sefina, como la conoce todo el mundo, es como una tía amo-rosa para cada niño y niña de la zona, quienes disfrutan y aprenden en las constantes actividades infantiles que orga-niza en la iglesia, la escuela y la comunidad.

Doña Josefina cuenta cómo ha dedicado su vida al servi-cio: «Cuando ayudo a alguien me siento satisfecha; me es de sumo gozo ayudar», expresa con entusiasmo ella, que desde muy joven comparte todo lo que aprende para el bienestar de su entorno.

Recuerda su caminar de campo en campo, auxiliando a perso-nas enfermas. En su juventud fue secretaria de un médico con quien aprendió a brindar algunos cuidados de primeros

auxilios, luego con Progresan-do con Solidaridad estudió para auxiliar de enfermería. Esto le sirvió para salvar vidas y a atender situaciones senci-llas de salud, tales como una inyección, un vendaje especial, suturar una herida, entre otras atenciones difíciles de encon-trar en las comunidades rurales y lejanas, como la de ella.

Josefina recorre los campos cercanos para brindar su ser-vicio y apoyo. Es la primera en ir a prestar ayuda o iniciar una recolecta cuando cualquier co-munidad sufre catástrofes am-bientales. Toda la comunidad recuerda sus acciones cuando la inundación en Villa Isabela y las recolectas que organizó para ayudar a los quemados del incendio de Los Mieses.

En 2009, con su entrada al pro-grama en ese entonces Progre-sando, ahora Progresando con Solidaridad, su liderazgo y apo-

Luperón, Puerto PlataLiderazgo Comunitario

Casimira Reynoso (Josefina)

«Cuando ayudo a alguien me siento satisfecha; es de sumo gozo ayudar»

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7Programa Progresando con Solidaridad

yo se vio magnificado. Primero puso en práctica lo aprendido y luego se dedicó a multiplicarlo.

Josefina entendió la importan-cia de la identificación y acom-pañó y ayudó a cada una de las familias de su comunidad a que gestionaran los documentos de identidad de sus integran-tes. Con orgullo expresa que «ya no hay nadie sin papeles» en su comunidad. En cuanto a educación, sus hijos Abraham, de 17 años, y Wilfredo, de 15, son meritorios y un ejemplo en la comunidad, fruto del seguimiento que les

brinda. Ella misma se capacitó y es lo que más agradece al pro-grama hoy día, ya que puede generar ingresos con los cua-les no solo organiza colectas, sino también aportar en ellas: «Progresando me ha aportado la capacidad de generar ingre-sos que me permiten ser más solidaria con la familia y con la comunidad», comenta ella con orgullo.

Su desinteresada vocación de servicio y su capacidad de lo-grar acciones colectivas a favor de su comunidad la convierten una líder comunitaria ejemplar y digna de reconocimiento.

Texto: Alejandra AguilarFotos: Ruth Acosta Galla

Luperón, Puerto PlataLiderazgo Comunitario

«Progresando me ha aportado la capacidad de generar ingresos que me permiten ser más solidaria con la familia y con la comunidad»

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8 Vicepresidencia de la República Dominicana

Aunque en principio no se ima-ginó que ejercería ese oficio, ahora Elida de la Rosa, Carmen, como es bien conocida en su comunidad, se enorgullece de saber que es la única mujer en los alrededores que puede con-tribuir a aumentar los ingresos familiares y a mejorar su condi-ción de vida trabajando en su taller de electrónica.

Con su amplia sonrisa y un di-namismo que contagia, Carmen narra cómo su deseo de servir la ha ido llevando por nuevos caminos que no sólo le han per-mitido cambiar su vida y la de su familia, sino impactar en la vida de muchas personas más.

«Antes yo me sentaba a jugar dominó en la esquina, o me iba a donde la vecina o donde mi hija, y me la pasaba habla que habla con ellas, sin hacer nada útil. Pero después que llegué a

Progresando con Solidaridad, y con su ayuda, puse mi negocito y todo me cambió: he aprendi-do a aprovechar el tiempo de manera productiva para mí y mi comunidad», señala.

A pesar de que su esposo tra-baja, el dinero no es suficiente para el sostenimiento de la familia, por lo que con su pe-queño taller y los ingresos que produce, Carmen ha podido convertir su improductividad de antaño en una hermosa es-tabilidad familiar.

«Yo ya no tengo que estar espe-rando a que mi esposo consiga dinero, me manejo con lo mío y a veces yo tengo mi “clavito” por ahí, con el que puedo ayu-darlo también a él, aportando para la comida, la escuela de los niños y otras cosas», dice mientras suelta una carcajada.

Barrio 24 de Abril, San Pedro de MacorísCumplimiento de las Metas y Objetivos del Programa

Elida de la Rosa (Carmen)

«He aprendido a aprovechar el tiempo de manera productiva para mí y mi comunidad»

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9Programa Progresando con Solidaridad

Carmen también hizo los cur-sos de Comida Sana, Office y el de Agricultura Orgánica, el cual practica en un solar con más de 200 hermosas plantas de espinacas, además de cultivar cebolla, cilantro y lechuga, que consume y regala a los vecinos y familiares. Lamenta que los perros diezmaran su crianza de 20 gallinas ponedoras, de las cuales solo sobrevivió «Lulú», a

quien emocionada agradece su regalo de un huevo diario. Los entrenamientos han facili-tado a Carmen integrarse a los programas de alfabetización en distintas localidades. «Yo alfabeticé un grupo de 30 per-sonas y ahora tengo otro de 20». Y agrega que tras aprender Office compró su computadora «para no quedarme atrás atrás, como dicen los muchachos».Texto: Arsenio NivarFotos: Ruth Acosta Galla

Barrio 24 de Abril, San Pedro de MacorísCumplimiento de las Metas y Objetivos del Programa

«Ya no tengo que esperar a que mi esposo consiga dinero, me manejo con lo mío, y a veces tengo mi “clavito” por ahí y le puedo ayudar también a él»

Page 10: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

10 Vicepresidencia de la República Dominicana

Con decisión y entrega Fiordali-za Ventura supervisa y coordina al equipo de la Línea Textil Caye-na de Manos Dominicanas.

Fior, como la llaman sus compa-ñeras de trabajo, es la líder del grupo; 23 de las 25 integrantes votaron para que ella las diri-giera. Nunca esperó ni aspiró a ejercer esta función en el grupo; entró como operaria y siempre trabajó con diligencia y pasión, aunque es evidente que sus constantes acciones por organi-zar el taller y promover los pro-ductos que elaboran mostraron su capacidad para coordinar a

las Mujeres de Cayena, como ellas se autodenominan.

Oriunda de Nagua, provincia Ma-ría Trinidad Sánchez, y habitante de Villa Consuelo, esta madre y abuela va con entusiasmo a su espacio de trabajo: el taller de la Línea Textil Cayena, un lugar donde se siente entre amigas y en familia, aunque las mujeres con las que comparte sean solo compañeras de distintos puntos de Santo Domingo (Villa Mella, Herrera, San Isidro, San Cristóbal, Guerra, Villa Juana y Villa Consue-lo) que se trasladan cada día con la ilusión de hacer crecer su em-presa colectiva.

Línea Textil Cayena, Villa ConsueloLiderazgo Comunitario

Fiordaliza Ventura

«La convivencia aquí es muy buena; dentro del grupo tenemos nuestras diseñadoras, patronistas y operarias, y una aprende de cada una de ellas»

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11Programa Progresando con Solidaridad

«Pertenecer a un grupo como este y tener nuestra propia coo-perativa es una gran ventaja, ya que en tu casa tienes trabajos pequeños. Aquí tienes la oportu-nidad de hacer trabajos grandes», expresa Fior, mientras enfatiza en el hecho de que «aquí contamos con las maquinarias necesarias que a nosotras, mujeres de esca-sos recursos, nos sería muy difícil conseguir individualmente».

En el taller de Cayena se trabaja en equipo y cada quien conoce su función. «La convivencia aquí es muy buena; dentro del grupo te-nemos nuestras diseñadoras, pa-tronistas y operarias, y una apren-de de cada una de ellas», dice Fior.

Cayena es la línea textil de la mar-ca Manos Dominicanas. Surgió con la línea de ropa de playa, la cual es la única en el país que tie-ne entre sus detalles hebillas, bo-tones y adornos de jícara de coco o madera. Hoy día se han diversi-ficado, descubrieron que con el equipo técnico y humano están en capacidad de dar respuesta a todo tipo de pedidos y desarro-llaron una línea de sábanas para hoteles y hospitales, uniformes escolares y de empresas, así como trajes de gala, y este año también elaboraron una línea de carna-val en la que cosieron a diversas comparsas.

Texto: Alejandra AguilarFotos: Ruth Acosta Galla

Línea Textil Cayena, Villa ConsueloLiderazgo Comunitario

«Tener nuestra propia cooperativa es una gran ventaja, ya que en tu casa tienes trabajos pequeños»

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12 Vicepresidencia de la República Dominicana

Encontró a Progresando con Solidaridad justo cuando pen-saba que no había forma algu-na de rehacer su vida, destroza-da por el «macho proveedor» que durante años la maltrató física y mentalmente, para lue-go abandonarla junto a sus tres hijos sin un lugar donde vivir, la autoestima por el suelo, un miedo paralizante y sin saber qué hacer para ganarse la vida.

Jahaira Alcántara Cuevas narra ahora —mostrando un arrojo y fortaleza que antes no cono-cía— cómo el curso de Repos-tería y el conocer a mujeres que habían superado situaciones similares a través del programa Progresando cambió su vida y la de sus hijos/as.

«Yo era una mujer muy triste, mi esposo me maltrataba, me humillaba, no quería que estu-

diara ni que progresara; en ver-dad me sentía muy deprimida», añade.

Jahaira nos cuenta su expe-riencia en una charla en la que participó: «Me gustó; mi auto-estima comenzó a recuperarse y me inscribí en el curso de Re-postería». Pero sus necesidades no podían esperar y a los pocos días comenzó a hacer empana-das para vender. «Y de verdad que esto sí me ha dado resulta-dos», dice.

Con la ayuda que recibía de Progresando con Solidaridad a través de las transferencias Co-mer es Primero y los subsidios Bonoluz y Bonogás, pudo sen-tar las bases para su despegue hacia una vida mejor, mientras sus empanadas comenzaban a estar presentes en la dieta de los vecinos y en las vitrinas de los colmados.

Barrio La Peñuela, Cabral, BarahonaSuperación de Limitaciones o de Situación de Vulnerabilidad Personal

Jahaira Alcántara Cuevas

«Yo era una mujer muy triste: mi esposo me maltrataba, me humillaba, no quería que estudiara ni que progresara»

Page 13: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

13Programa Progresando con Solidaridad

Barrio La Peñuela, Cabral, BarahonaSuperación de Limitaciones o de Situación de Vulnerabilidad Personal

Con los 7 000 pesos que gana en promedio cada mes, Jahai-ra ha rentado una casa donde vive cómodamente con sus hi-jos e hijas, un varón de 8 años y dos hembras de cuatro y dos. Y como para ella —dice emo-cionada—todo esto es solo el comienzo de una nueva vida, rica en oportunidades y satis-facciones, también le alcanza para pagar la universidad, a la que ingresó luego de su amar-ga experiencia, y en la que ya cursa el segundo semestre de Educación.

Texto: Arsenio NivarFotos: Ruth Acosta Galla

«Cuando aprendí a hacer tan-tas cosas en ese curso, yo dije “¡Wao!... Te voy a dejar (al mari-do agresor), porque voy a echar para adelante», expresa, mien-tras el destello de una alegría profunda y liberadora brota de sus ojos.

Ya sus empanadas se venden en su casa, la escuela, los col-mados y cafeterías, y no deja de exhortar a otras mujeres que se encontraban en su situación a buscar ayuda y a salir adelante.

«Cuando aprendí a hacer tantas cosas en ese curso, yo dije “¡Wao!... Te voy a dejar (al marido agresor), porque voy a echar para adelante”»

Page 14: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

14 Vicepresidencia de la República Dominicana

Las lágrimas brotan de sus ojos cuando cuenta el legado de situaciones por las que pasó hace algunos años, cuando su esposo la abandonó con dos hijos, sin trabajo ni dinero.

«Fue muy duro para mí: iba a donde mis amigas y les decía que no tenía nada para darle de comer a mis hijos y fue entonces cuando empecé a trabajar como doméstica, ganando 1 700 pe-sos, de los cuales pagaba mil de alquiler. Apenas sobrevivía. Lue-go trabajé en una banca, pero tuve un accidente por el que me hicieron ocho cirugías y mi vida se deterioró aún más», señala entre lágrimas.

La historia de María Eusebia cambió cuando la visitaron del Programa Progresando, hoy Progresando con Solidaridad, de quienes comenzó a recibir los beneficios de las transferen-cias Comer es Primero, Bonogás

y Bonoluz. Ya con un respiro en su vida y un deseo incontenible de prosperar, comenzó a ca-pacitarse en lo que le gusta, la belleza; un oficio gracias al cual ya no tiene que pagar alquiler, porque pudo construir su casa.

«Después de hacer el curso de Belleza pude poner mi salon-cito y dejé de trabajar en casas de familia. Encuentro que he avanzado mucho y mi principal logro ha sido sacar a mis hijos hacia adelante, pues ellos ya son bachilleres», agrega.

Pero llegar a tener su casa ha sido una ardua tarea para María Eusebia. «El dueño de la casa donde vivía nos echó, decía que se la habíamos destruido y que teníamos que irnos de inmediato». Agrega que una amiga le facilitó el solar, y gra-cias a su salón pudo tomar va-rios préstamos y construir en block y techo de zinc.

Villa Guerrero, El SeiboSuperación de Limitaciones o de Situación de Vulnerabilidad Personal

María Eusebia Peralta Leonardo

«Fue muy duro para mí: iba a donde mis amigas y les decía que no tenía nada para darle de comer a mis hijos»

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15Programa Progresando con Solidaridad

Para María Eusebia lo más im-portante ahora es terminar su casa y que sus hijos vayan a la universidad: «Ese sería mi gran sueño», expresa. Pero actual-mente la vida le muestra otra cara: se siente más segura de sí misma, goza del respeto de sus vecinos y ha comprobado que no está sola: tiene en el programa Progresando con Solidaridad la mano amiga que le impulsa para que sus sueños puedan hacerse realidad. Texto: Arsenio Nivar

Fotos: Ruth Acosta Galla

Villa Guerrero, El SeiboSuperación de Limitaciones o de Situación de Vulnerabilidad Personal

«El curso de Belleza me facilitó poner mi saloncito y dejé de trabajar en casa de familia. He avanzado mucho y mi principal logro ha sido sacar a mis hijos hacia adelante pues ellos ya son bachilleres»

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16 Vicepresidencia de la República Dominicana

«Progresando trajo luz a mi vida», dice visiblemente emocionada Nairoby Díaz Nova (Virtudes) mientras relata su vida y el cam-bio que ha experimentado fruto del cumplimiento de los com-promisos que asumió su familia con el programa Progresando con Solidaridad, desde que este operaba como dos estrategias separadas.

Ninguna palabra diferente a luz podría resumir mejor las transformaciones en la vida de Virtudes desde que comenzó a poner en práctica los cono-cimientos que adquirió en el curso de Terapia Corporal que realizó en el Centro de Desa-rrollo Integral y Tecnológico Familias Progresando Seguro, del ensanche Luperón, entidad que ofrece múltiples cursos técnicos a beneficiarios/as de la referida iniciativa guberna-mental.

Hoy Virtudes dedica más tiem-po a su familia y genera tres veces más ingresos que los que producía como empleada doméstica, único oficio que ejerció desde los 13 años. En un solo día puede dar hasta tres masajes y todavía le queda tiempo para ayudar a sus hijos con sus deberes escolares. En sus horas libres también cose forros de licuadora y juegos de baño, con cuya actividad tam-bién ayuda al sustento de la familia.

Virtudes tiene una alta autoes-tima, porque ejerce un oficio que realmente ama, y se siente útil y valorada por su familia y por su comunidad. En momen-tos en que su esposo, quien trabaja como guardián, se ha visto sin trabajo, ella ha podido solventar los gastos del hogar.

Simón BolívarCumplimiento de Metas y Objetivos del Programa

Nairoby Díaz N. (Virtudes)

«Cuando yo entré a Progresando no tenía a mis hijos declarados; mi enlace me motivó y los declaré, y los apunté en la escuela»

Page 17: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

17Programa Progresando con Solidaridad

Esta terapeuta corporal tam-bién apoya al programa mo-tivando a sus vecinos a que asistan a las Escuelas de Fami-lias e incentivándolos a que aprendan a leer y escribir. Por sus insistencia y consejos logró que su suegra se alfabetizara, lo que la hace sentir orgullosa.

Pero la mejoría en el aspecto económico no es el único logro que ha obtenido esta laborio-sa mujer desde que ingresó en el 2009 como beneficiaria del programa Progresando: el cumplimiento de las corres-ponsabilidades y compromisos ha contribuido al desarrollo in-tegral de su familia.

«Ahora mis hijos están identifi-cados; ya son muchachos que estudian y muchos han hecho cursos. Ahora mismo ellos se ayudan porque han hecho cur-sos de pintura y otras cosas, y por eso están generando in-gresos», expresó la orgullosa madre de cinco hijos que pre-vio a su ingreso al programa no estaban identificados.

Tanto Virtudes como sus hijos han realizado cursos de Infor-mática. Ella también hizo el curso de Costura y sus hijos de Belleza y Arreglo y Ensamblaje de Inversores. Con estas capa-citaciones se enrumban a rom-per el círculo de la pobreza que esa familia ha arrastrado por generaciones.Texto: Shira AbreuFotos: Ruth Acosta Galla

Simón BolívarCumplimiento de Metas y Objetivos del Programa

«Yo me sentía apagada, nada más fregando y trapeando. Ahora me pongo mi batica blanca y me siento como una doctora»

Page 18: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

18 Vicepresidencia de la República Dominicana

A los 55 años, edad en la que muchos piensan en el retiro y otros creen que sus vidas están en su etapa final, Reyna María Mañón Ozuna mira firme y con-fiada hacia un futuro en el cual se vislumbra como profesional. Hasta el momento ha alcanza-do metas que muchos conside-raron le sería imposible, pues a los 49 años era prácticamente analfabeta.

Bélgica, como le dicen sus alle-gados, trabaja día a día para continuar el camino de pro-greso que transita desde que retomó sus estudios hace seis años. Se hizo bachiller y realizó múltiples cursos técnicos que le han permitido mejorar sig-nificativamente sus ingresos, su calidad de vida y la de dos nietas que viven con ella.

El antes y el después en la his-toria de Bélgica lo marca el año 2006, cuando se inscribió en

Progresando, ahora Progresan-do con Solidaridad. En aquel momento, cuando los ingresos que percibía lavando y plan-chando en casas de particula-res apenas le alcanzaban para subsistir, una enlace del pro-grama Progresando la invitó a formar parte de esa iniciativa.

Bélgica ganaba menos de tres mil pesos al mes, pero ahora, con la venta de productos que aprendió a elaborar en Progre-sando, ha quintuplicado sus ingresos, y con las ganancias ha construido en block su casa que era de madera. Además, está construyendo otra vivien-da para alquilarla y ha mejora-do el mobiliario de su hogar.

Aparte de haber obtenido el título de bachiller técnico en Hotelería y Turismo en la Es-cuela Vocacional de las Fuerzas Armadas y la Policía, entidad que tiene un acuerdo de cola-

San IsidroDesarrollo Económico

Reyna María Mañón O. (Bélgica)

«Yo empecé haciendo donas y yaniqueques, y con eso fui juntando y pude comprar a crédito una estufa grande»

Page 19: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

19Programa Progresando con Solidaridad

boración con el programa Pro-gresando con Solidaridad.

Esta trabajadora y versátil mu-jer motivó a tres de sus seis hi-jos para que continuaran sus estudios; dos de ellos cursan el bachillerato y uno se enroló en la milicia y ya ostenta el rango de capitán. A sus nietas, Yuleisi y Alejandra Vásquez Mañón, de 15 y 17 años, respectivamente, les inculca valores, les da ejem-plo de que cuando se quiere se puede y conversa con ellas acerca de las consecuencias que producen en el futuro las decisiones que tomen en el presente.

Bélgica extiende su desarrollo a la comunidad en la que reside, pues motiva a sus vecinos a que participen en las Escuelas de Familias de Progresando con Solidaridad y que se capaciten como ella lo hace. Gracias a su motivación, uno de sus vecinos regresó a la escuela después de haber abandonado los estu-dios hacía 24 años, terminó el bachillerato y está programan-do ingresar a la universidad.

Los vecinos de Bélgica y el per-sonal del programa en San Isi-dro dicen que ella es un ejem-plo vivo de superación.

Texto: Shira AbreuFotos: Ruth Acosta Galla

San IsidroDesarrollo Económico

«Tengo amigas que las he llevado a hacer cursos y han salido para adelante. Espero que todas las que no están haciendo nada hagan su cursito»

Page 20: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

20 Vicepresidencia de la República Dominicana

Cuando Tatiana Moris obtuvo su título de bachiller a los 18 años fue enviada de su natal Samaná a la Capital a estudiar Informática en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en donde cursó dos años. También era cinturón negro en karate, disciplina que practicó desde los nueve años. Era la princesa de su casa.

Ya en Santo Domingo, sus ob-jetivos se oscurecieron al in-gresar en un círculo de amigos en donde primaba el consumo excesivo de alcohol, las parran-das, amanecidas y la promis-cuidad. Es así como interrumpe los estudios a medio término, se pelea con su madre y sale embarazada de un sastre que trabajaba bajo la orden de su padre en Villa Francisca.

Posteriormente recibe entre-namiento e ingresa como au-xiliar de la Policía Nacional, en

donde recibía 3 000 pesos de salario, de los cuales pagaba 2 500 de alquiler de una pieza en Villa Francisca. Con esos ingre-sos Natalia sostenía el hogar, ya que Eriberto se había peleado con su padre y este lo echó de la sastrería. Todo esto sin dejar su costumbre legada por las malas amistades: el consumo excesivo de alcohol y las pa-rrandas.

En ese cuadro Natalia queda embrazada nuevamente. Esta vez esperaba a su segunda hija, Ana Talía. Y es así que sin dinero, con su esposo desem-pleado, sin la protección de su padre y con la presión del pro-pietario de la pieza para que le pagara nueve meses de renta atrasados, Tatiana regresa a Sa-maná y deja a su marido, sepa-ración que duró dos años.

Hoy en día la vida de Tatina resurge. Ingresa al Programa

SamanáSuperación de Limitaciones y Situación de Vulnerabilidad

Tatiana Moris

«Quiero ser enlace y supervisora del Programa. Mis aspiraciones son grandes; quiero llegar a ser grande»

Page 21: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

21Programa Progresando con Solidaridad

Progresando con Solidaridad en donde hizo varios cursos, aunque es el de Uñas Acrílicas del vive actualmente y obtiene 12 000 pesos al mes.

Asimismo, ha participado en todas las charlas de las Escue-las de Familia del Programa. Su esposo volvió con ella a Sa-maná sin un centavo, y ella le consiguió parte del dinero para comprar una máquina de coser, y arregló con el dueño de una sastrería para que le diera un espacio, en donde ya lleva tres

años trabajando y contribuyen-do con el sustento de la familia.

Actualmente Tatiana tiene 28 años, es independiente, ya que con un préstamo, el que ya sal-dó, pudo instalar su negocio junto a una amiga que tiene un salón de belleza y, además, cursa el tercer semestre de Educación Física en la UASD. Y lo más importante, gracias a las Escuelas de Familias de Progre-sando con Solidaridad cambió el alcohol por el trabajo y la in-tegración familiar.

Texto: Justo MaracalloFotos: Ruth Acosta Galla

SamanáSuperación de Limitaciones y Situación de Vulnerabilidad

«Vivía una vida vacía y sin control, de discoteca en discoteca, con la llegada del Programa yo vi la gloria»

Page 22: VIII Premios Mujeres de Progreso 2013

22 Vicepresidencia de la República Dominicana

Para Valeria Matías su mayor felicidad es que sus hijas Fal-conery, de 13 años y María, de 11, hayan sido reconocidas como estudiantes meritorias por el Ministerio de Educación durante los últimos tres años. La niñas cursan el primero de bachillerato y el sexto grado, respectivamente.

Asimismo, el haber logrado que su esposo montara un taller de ebanistería cerca del hogar y que los pequeños Yamalia, de cinco años, y Florentino, de tres, asistan a la escuela y go-cen de buena salud completa su felicidad.

La laboriosa mujer es reposte-ra, artesana en bisutería y bor-dado. Además, estudia Decora-ción de Interiores en el Centro de Capacitación y Producción de Progresando con Solidari-dad, en donde también apren-dió los oficios a los cuales se dedica, ofreciéndole bienestar

y unión familiar; y, lo más im-portante: logró arrancar a sus hijas de las garras del trabajo infantil.

Valeria y su esposo Domingo alquilaron un pequeño local, y con un préstamo, confianza y mucho esfuerzo han podido adquirir los equipos esenciales para iniciar un taller de ebanis-tería, oficio que ejercía Domin-go, como empleado en Puerto Plata y luego en Las Terrena, lo que le mantenía alejado del ho-gar hasta por 15 días.

Valeria señala que se convirtió en una «grabadora», al repetir-le a su esposo todas las charlas que escuchaba en la Escuelas de Familia de Progresando para hacer que este cambiara su comportamiento desorde-nado. «El programa me ayudó y Dios me lo cambió», subraya.

Sin embargo, no todo fue siem-pre felicidad. Hace tres años

Los Rieles, Sánchez, Samaná Cumplimiento de Objetivos y Metas del Programa

Valeria Matías

«Yo me considero una mujer Progresando. Mire mi hogar… ¡qué bello!»

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23Programa Progresando con Solidaridad

Valeria y sus hijas Falconery, en ese entonces de 10 años, y Ma-ría, con solo ocho, realizaban una dura jornada de trabajo en la playa de Los Rieles, des-conchando cada día cientos de cangrejos y limpiando decenas de libras de camarones, labor que les causaba innumerables heridas en las manos, sus úni-cos instrumentos de trabajo, a cambio de una pírrica paga que no les alcanzaba ni para comer lo esencial. El trabajo quitaba tiempo a sus hijas de los estudios, ya que al llegar a la casa, cansadas, demacradas y hambrientas, quedaban ren-didas por el sueño.

Sus vidas cambiaron una tar-de en que Valeria escuchó una charla de Progresando. Quedó impactada al darse cuenta de que, sin proponérselo, violen-taba los derechos de sus hijas al hacerlas trabajar. «¡Oh Dios mío!... ¡Yo estoy explotando a mis niñas!», exclamó. Entonces decidió capacitarse, sacar a sus hijas del trabajo e instalar el ne-gocio con su esposo.

Valeria, llena de felicidad, dice que entrar al programa Pro-gresando con Solidaridad es lo mejor que le ha pasado. «Des-pués que empecé en el progra-ma mi hogar es otro», concluye.

Texto: Justo MaracalloFotos: Ruth Acosta Galla

Los Rieles, Sánchez, Samaná Cumplimiento de Objetivos y Metas del Programa

«Pasamos mucho trabajo, muchas veces hambre. Cuando las niñas llegaban de la escuela se iban a trabajar sin comer»

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24 Vicepresidencia de la República Dominicana

Wendy Mateo Martínez, a quien con cariño todos llaman Quenia, tiene cinco niños, cuatro varones y una hembra, dos suyos y tres de su esposo. Entró al programa Progresando en el 2009, y desde entonces su vida ha cambiado considerablemente. De la perso-na deprimida y aislada que era hoy se considera una mujer triun-fadora.

«Antes yo trabajaba en la capital en una casa de familia, donde atendía a cinco niños y dos en-vejecientes. Después hice dos cursos técnicos y llegué al oc-tavo. Pero cuando llegué aquí, contenta con mi curso de cajera,

fui a solicitar empleo al Banco de Reservas, donde me rechazaron dizque porque físicamente mi ojo no estaba en condiciones para ser cajera», dice Quenia, con la indig-nación de quien recuerda un mal momento de su vida.

Entonces su vida se volvió una gran depresión. Lo único que ha-cía era comer, ver televisión y dor-mir; llegó a pesar 250 libras. «Lue-go salí embarazada y el niño me salió con hidrocefalia, y tuve que volver a trabajar en casa de fami-lia. También trabajé vendiendo productos naturales con un bulto, cuando estaba embarazada de la más chiquita».

Barrio 5 de Abril, San CristóbalSuperación de Limitaciones o de Situación deVulnerabilidad Personal

Wendy Mateo M. (Quenia)

«Caí en una gran depresión: no salía, dejé de trabajar en la casa de familia. Lo único que hacía era comer y dormir»

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Pero un buen día las superviso-ras y enlaces de Progresando la visitaron y le explicaron qué era el programa y le dijeron que la gente podía decir lo que quisie-ra de ella, pero que eso no debía impedirle ser una persona de progreso; que porque ella tu-viera una discapacidad no debía echarse a morir.

Y Quenia entendió que debía luchar no solo para demostrarle a las demás personas que ella podía superarse, sino también por sus hijos e hijas. Hizo varios cursos técnicos de Progresando: Paquete de Oficina, Digitación, Informática, Secretariado... «Ella se ha superado muchísimo, pues hasta alfabetiza y es inclu-so secretaria de una asociación

de amas de casa», nos dice Vita-lina Mateo Martínez, supervisora de Progresando.

Dos de sus hijos juegan beisbol y el mayor ganó hace poco un trofeo en la liga donde practica, el más pequeño estudia pintura y la niña va a la escuela. Además, Quenia trabaja en la Goberna-ción, donde se desempeñaba como recepcionista hasta hace poco, pues la promovieron a au-xiliar de Contabilidad.

«Mis próximas metas son entrar a la universidad para terminar mi carrera de Contabilidad, y terminar mi casa. Me he dado cuenta de que el problema por más grande que sea no es más grande que Dios. ¡Ese sí es grande!»

Texto: Alexis PeñaFotos: Ángel González

Barrio 5 de Abril, San CristóbalSuperación de Limitaciones o de Situación deVulnerabilidad Personal

«He vencido todos los problemas que me he encontrado en el camino»

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Cada tarde, poco antes de las cuatro, comienzan a llegar a la casa de Zoraida Lantigua Espi-nosa adultos de diferentes eda-des, sexos y oficios, pero todos con un objetivo común: apren-der a leer y escribir.

Alfabetizar es una de las tantas actividades voluntarias que realiza esta decidida mujer de 52 años, que resolvió dejar su traumático pasado atrás al encontrar el rumbo de su vida hace apenas cuatro años. Des-pués de una autoevaluación se dio cuenta de que podía dar más de sí a su comunidad, el distrito municipal Sabana Lar-ga, de la fronteriza y empobre-cida provincia Elías Piña.

La llama del liderazgo comuni-tario se encendió en su corazón al participar en las actividades de formación humana del pro-grama Progresando, al cual in-gresó como beneficiaria en el

2009, y por iniciativa pasó a ser enlace en el 2010 y supervisora solo un año después.

En la actualidad Zoraida divide su tiempo entre la agricultura, la alfabetización de 22 adultos en la enramada de su casa, y la participación y coordinación de 10 organizaciones comuni-tarias que inciden en la aparta-da comunidad del Suroeste en la que vive.

Su experiencia de vida, aun-que todavía narrarla le causa dolor, le sirve de impulso para no permitir que a sus compue-blanos les violen sus derechos fundamentales, como a ella le hicieron, pues en el ambiente de extrema violencia en el que se crió, tanto a ella como a sus hermanas su padre les negó por mucho tiempo incluso el derecho a la identidad, a ca-pacitarse y a expresarse como cualquier ciudadano.

Distrito Municipal Sabana Larga, Elías PiñaLiderazgo Comunitario

Zoraida Lantigua Espinosa

«Yo doy más de mí porque mi comunidad necesita una persona que los tenga unificados y orientados»

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A los 15 años, queriendo esca-par de la opresión familiar, ella y una de sus hermanas escapa-ron con sus novios en medio de la noche. Pero, lamentable-mente, Zoraida no consiguió su objetivo, puesto que cayó en relaciones tortuosas en las cua-les fue víctima de toda clase de abusos.

Dentro de Progresando esta lu-chadora mujer también se mo-tivó a retomar los estudios que había abandonado al culminar la educación primaria. El pasa-do año se graduó de bachiller y tiene en proyecto estudiar Psicología.

Ella se ha destacado, además, por la colaboración que brinda a personas que no tienen do-cumentos de identidad. Ha lo-grado documentar a 17 niños, 12 jóvenes y ocho adultos de su pueblo.

Previo al proceso de alfabeti-zación en el que está inmersa como voluntaria del Programa Nacional de Alfabetización, ya Zoraida había enseñado a leer y escribir a 18 personas adultas.

Su coraje y entrega le ha per-mitido el reconocimiento del personal del programa Progre-sando con Solidaridad y de los residentes de Sabana Larga, que ven cómo ha mediado en la solución de conflictos, ha trabajado en la prevención del cólera y ha ayudado a decenas de jóvenes a capacitarse en tec-nologías de la información.

«Aún con sus problemas de sa-lud, es la mujer que más se faja en Progresando con Solidari-dad», destacó Julio Alcántara, gestor de Desarrollo Local de ese programa estatal.

Texto: Shira AbreuFotos: Ruth Acosta Galla

Distrito Municipal Sabana Larga, Elías PiñaLiderazgo Comunitario

«En las Escuelas de Familias hemos orientado y sensibilizado a los padres en la solución pacífica de conflictos»

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