víctorhugo rascón banda: contrabando · contrabando...

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96 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO Dramaturgo exitoso, Víctor Hugo Rascón Banda (1948-2008), incursionó asimis- mo en la narrativa. Recuerdo una autobio- grafía que le publicó la UNAM, su libro de cuentos Volver a Santa Rosa y ¿Por qué a mí? Diario de un condenado. En el último de los libros mencionados, el autor da cuenta de los avatares y sinsabores a que lo some- tió la grave enfermedad que, finalmente, habría de alejarlo de este mundo. Su nove- la Contrabando, que obtuviera el Premio Juan Rulfo de Novela en 1991, su publicó póstumamente este año. Volver a Santa Rosa contiene trece cuen- tos en los cuales el escritor rememora sus días de infancia en su pueblo natal. Se res- pira un aire campirano, preñado de alien- tos mágicos y otros tan concretos como el narcotráfico y la guerrilla, si bien observados por la mirada de un niño y expuestos con la experiencia del adulto que es ya consuma- do escritor. En Contrabando, Víctor Hugo repite la experiencia: apremiado por la nece- sidad de escribir el argumento y guión de una película que le ha encargado Antonio Aguilar, hace caso a la petición de su madre para que se encierre en su casa de Santa Rosa de Lima de Uruáchic, Chihuahua, y pueda concentrarse en su trabajo, que otros com- promisos le impiden. Y sí, el escritor acepta la propuesta y se traslada a su pueblo natal; pero el mismo día de su llegada, presencia en el aeropuerto de la capital del estado el asesinato de dos jóvenes, presuntamente narcotraficantes, a manos de policías fede- rales. Esa misma noche, cuando se traslada con su padre y el chofer hacia Santa Rosa, atestigua los movimientos que la policía y el ejército ejecutan para contener el narco- tráfico y el alcohol. En su casa, se reencuen- tra con el pasado, pero sobre todo con con- vulsionantes acontecimientos que atraen su atención, lo que lo obliga a ir poster- gando el compromiso cinematográfico. Rascón Banda va de atrás a adelante en el tiempo para contar sucesos acaecidos en esa población y en otras circunvecinas, to- dos teñidos por la violencia y la muerte. El vínculo fundamental de lo que se narra en la novela es el narcotráfico: toda la vida de la región está supeditada a aquel fenó- meno, nada escapa a su influjo por más que algunos se resistan, es un cáncer que corroe y mata a hombres y mujeres, chicos y gran- des. La plaga no es, por supuesto, propiedad exclusiva de Chihuahua, sino se extiende por los estados vecinos, lo que la vuelve aún más dramática y deletérea. En Contrabando asistimos —mediante la intermediación del narrador— a una matanza colectiva, y no nos queda más que conmocionarnos ante tanto reguero de balas y de sangre. La mujer que atestigua los he- chos es tomada por narcotraficante y en- carcelada y vejada ante la opinión pública: de esa forma, las fuerzas “del orden” ocultan su incapacidad para enfrentar a los verda- deros capos y hacen creer que su actuación es de lo más puntual y meritoria. Asistimos asimismo a secuestros, como el del presi- dente municipal que desaparece sin dejar rastros. Y a crímenes provocados por el nar- cotráfico si bien enmascarados por supues- tas infidelidades amorosas. La historia de la Güera Rosenda y Erwin ejemplifica lo apuntado al último. Jóvenes Víctor Hugo Rascón Banda: Contrabando Ignacio Trejo Fuentes © Christa Cowrie Víctor Hugo Rascón Banda,

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Page 1: VíctorHugo Rascón Banda: Contrabando · CONTRABANDO comprometidosenmatrimonioseveninvo-lucradosenunasuntoqueestremeceala región:élesasesinado,ysobreellapendela culpa:actuóafavordenarcotraficantes,y

96 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

Dramaturgo exitoso, VíctorHugoRascónBanda (1948-2008), incursionó asimis-mo en la narrativa. Recuerdo una autobio-grafía que le publicó la UNAM, su libro decuentosVolver a Santa Rosa y ¿Por qué a mí?Diario de un condenado. En el último delos libros mencionados, el autor da cuentade los avatares y sinsabores a que lo some-tió la grave enfermedad que, finalmente,habría de alejarlo de este mundo. Su nove-la Contrabando, que obtuviera el PremioJuan Rulfo de Novela en 1991, su publicópóstumamente este año.

Volver a Santa Rosa contiene trece cuen-tos en los cuales el escritor rememora susdías de infancia en su pueblo natal. Se res-pira un aire campirano, preñado de alien-

tos mágicos y otros tan concretos como elnarcotráfico y la guerrilla, si bien observadospor lamirada de un niño y expuestos con laexperiencia del adulto que es ya consuma-do escritor. En Contrabando, Víctor Hugorepite la experiencia: apremiadopor la nece-sidad de escribir el argumento y guión deuna película que le ha encargado AntonioAguilar, hace caso a la petición de sumadrepara que se encierre en su casa de SantaRosade Lima deUruáchic, Chihuahua, y puedaconcentrarse en su trabajo, que otros com-promisos le impiden. Y sí, el escritor aceptala propuesta y se traslada a su pueblo natal;pero el mismo día de su llegada, presenciaen el aeropuerto de la capital del estado elasesinato de dos jóvenes, presuntamente

narcotraficantes, a manos de policías fede-rales. Esa misma noche, cuando se trasladacon su padre y el chofer hacia Santa Rosa,atestigua los movimientos que la policía yel ejército ejecutan para contener el narco-tráfico y el alcohol. En su casa, se reencuen-tra con el pasado, pero sobre todo con con-vulsionantes acontecimientos que atraensu atención, lo que lo obliga a ir poster-gando el compromiso cinematográfico.

RascónBanda va de atrás a adelante en eltiempo para contar sucesos acaecidos enesa población y en otras circunvecinas, to-dos teñidos por la violencia y la muerte. Elvínculo fundamental de lo que se narraen la novela es el narcotráfico: toda la vidade la región está supeditada a aquel fenó-meno, nada escapa a su influjo pormás quealgunos se resistan, es un cáncer que corroeymata a hombres ymujeres, chicos y gran-des. La plaga no es, por supuesto, propiedadexclusiva de Chihuahua, sino se extiendepor los estados vecinos, lo que la vuelve aúnmás dramática y deletérea.

EnContrabando asistimos—mediantela intermediación del narrador— a unamatanza colectiva, y no nos quedamás queconmocionarnos ante tanto reguerode balasy de sangre. La mujer que atestigua los he-chos es tomada por narcotraficante y en-carcelada y vejada ante la opinión pública:de esa forma, las fuerzas “del orden” ocultansu incapacidad para enfrentar a los verda-deros capos y hacen creer que su actuaciónes de lomás puntual ymeritoria. Asistimosasimismo a secuestros, como el del presi-dente municipal que desaparece sin dejarrastros. Y a crímenes provocados por el nar-cotráfico si bien enmascarados por supues-tas infidelidades amorosas.

La historia de laGüeraRosenda yErwinejemplifica lo apuntado al último. Jóvenes

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CONTRABANDO

comprometidos enmatrimonio se ven invo-lucrados en un asunto que estremece a laregión: él es asesinado, y sobre ella pende laculpa: actuó a favor de narcotraficantes, yutilizó a “sunovio”para cobrarunavenganza.Otro caso singular es la del narco llega-

do a Santa Rosa desde otro estado, y quepoco a poco va apoderándose de la vida yobra de los localesmerced a su poderío eco-nómicoy criminal. El desenlacede su actua-ción vuelve a llenar de sangre la vida demu-chos, incluidos su mujer y sus hijos.En la novela todo el tiempo se respira

elmiedo de los personajes ante el influjo delos asesinos que unas veces se manifiestany, lasmás, se emboscan. Aquéllos saben queno tienen escapatoria, y en consecuenciasiguen las reglas del juego o determinan supropia debacle. Esemiedo deviene traicio-nes, golpes bajos: no se puede estar prote-gido ni siquiera por la misma familia. Yel narrador —Víctor Hugo— está en me-dio de la vorágine tratando de concentrarsepara escribir su argumento cinematográfi-co; obviamente, lo que ve y / o escucha seimpone a aquella tarea, y lo conocemos gra-cias a la novela que resultó de eso.El narrador se inmiscuye en los aconte-

cimientos, se vuelve actor, y eso da auten-ticidad a lo contado: no son fabulaciones,sino el registro de algo concreto, así quepor momentos pueda parecer exageración.Mas quienes conocen esas circunstanciassaben muy bien que el clima de terror queimpone el poderío del narcotráfico no esjuego de niños, sus tentáculos son omní-modos y devastadores.El narcotráfico es un asunto que desde

hace mucho tiempo repercute en los oídosde todos los mexicanos, aun en zonas delpaís en que aquél pareciera no existir. Hasurgido una cultura del narco, sobre todoen la música popular: los “narcocorridos”son pan de cada día en estados como Sina-loa, Sonora, Chihuahua,Nuevo León…Yla literatura, por supuesto, no podía esca-par a ese influjo. Autores como HebertoSinagawa y ÉlmerMendoza se han ocupa-do de documentar los sinsabores que aca-rrea la presencia de los narcotraficantes ylas profundas lastimaduras que provoca envarios órdenes de la esfera familiar y social.Incluso escritores extranjeros (ArturoPérez-Reverte) han abrevado en ese asunto. Sin

embargo, creo que aún estamos lejos de co-nocer las entrañas del mal. El esfuerzo deVíctorHugoRascónBandame parece unode los que se aproximan con mayor fideli-dad y vigor a ese fenómeno.Y es así porque conoce bien los meca-

nismos del narcotráfico y sus efectos, supropia tierra ha sido vulnerada por aquellaepidemia, y no podía desaprovechar talcúmulo de noticias y experiencias. Y lasaprovecha de la mejor manera, echandomano de sus indiscutibles dotes narrativas(y teatrales).Mientras leemos, nos empapa-mos de referenciasmusicales, cinematográ-ficas y literarias del asunto del narcotráfi-co; y agradecemos la fuerza que el autor daa los hechos, de nuevo valiéndose de suexperiencia escritural. Los capítulos abrencon impecable poder de impacto: “Yomis-ma le preparé la muerte a mi hijo”. Y elcierre de cada cual, anuncia y justifica el tí-tulo y el tenor del siguiente, de modo queno hay titubeos ni alternativa por parte dequien lee: o sigue o sigue.Acaso para sacudirse cierta monotonía,

o tal vez obedeciendo la naturaleza de loque debe contar, Víctor Hugo acude a susconocimientos de recursos distintos a lanarrativa. Por ejemplo, el capítulo titulado“O tú o yo” está construido estrictamentemediante diálogos (materia prima de ladramaturgia, que el autor conoce al dedi-llo), mientras “Guerrero Negro” es, de he-cho, una breve pieza teatral, y “Triste recuer-do” asume las características de un guióncinematográfico. Y otros capítulos se ela-boran a manera de cartas, de confesiones,etcétera. Esto significa que el autor sabe quetiene en sus manos materiales de induda-ble importancia, mas no se conforma conaprovecharlos convencionalmente, sino sepreocupa por revestirlos de alientos estéti-cos que consigue con singular eficacia.El tono del lenguaje utilizado porVíctor

Hugo Rascón Banda en Contrabando seatiene preferentemente a la “naturalidad”propia de los protagonistas, aunque mu-chas veces arriesga con las metáforas deforma afortunada, “pule” frases e imágenes.Y es interesante advertir que, en concordan-cia con el origen de la mayoría de los pro-tagonistas, norteños ellos, abundan girosque sonarán extraños a quien no conozcaaquellas latitudes, palabras y términos que

parecerán provenientes de otra galaxia, omeras invenciones; pero quien haya escu-chado a los chihuahuenses, por ejemplo,no se sorprenderá, y al contrario apreciarála determinación del autor de incorporar-los al corpus de la obra con tanta eficacia.Ya dije que el autor se convierte en pro-

tagonista de la obra, y eso le da un alientode autenticidad inmejorable. En ese senti-do, la utilización de la primera personanarrativa se vuelve indispensable, aunquecomo se apuntó, el escritor incorpora pun-tos de vista diferentes, como los propiosdel teatro y el cine.Quienes sólo conocen a Víctor Hugo

Rascón Banda como dramaturgo se sor-prenderán al conocerlo como narrador, eneste caso como novelista. El chihuahuensese agrega al ejército de autores que se mue-ven con similar pericia tanto en el teatrocomo en la narrativa: RodolfoUsigli, SergioMagaña, Emilio Carballido, Luisa JosefinaHernández, Elena Garro, Jorge Ibargüen-goitia, Vicente Leñero, Ignacio Solares,etcétera.Novela publicada póstumamente,Con-

trabando justifica lo dicho por Leñero entorno al autor y su obra: “Es, sin duda, unespléndido narrador. Un libro excepcional,un legado literario que lomantiene vivo”.

Víctor Hugo Rascón Banda, Contrabando, Planeta, Méxi-co, 2008, 211 pp.

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