unidas aviso - san miguel de las rozas...la subida al monte carmelo presenta el itinerario...

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fuego: como el fuego cuanto más arde y consume el leño, tanto más se hace incandescente hasta convertirse en llama, así el Espíritu Santo, que durante la noche oscura purifica y "limpia" el alma, con el tiempo la ilumina y la calienta como si fuese una llama. La Subida al Monte Carmelo presenta el itinerario espiritual desde el punto de vista de la purificación progresi- va del alma, necesaria para escalar la cumbre de la perfec- ción cristiana, simbolizada por la cima del Monte Carmelo. Esta purificación es propuesta como un camino que el hom- bre emprende, colaborando con la acción divina, para liberar el alma de todo apego o afecto contrario a la voluntad de Dios. La purificación, que para llegar a la unión de amor con Dios debe ser total, comienza desde la de la vía de los sen- tidos y prosigue con la que se obtiene por medio de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, que purifican la intención, la memoria y la voluntad. La “Noche oscura" des- cribe el aspecto “pasi- vo”, es decir, la interven- ción de Dios en el proce- so de “purificación” del alma. El esfuerzo huma- no, de hecho, es incapaz por sí solo de llegar hasta las raíces profun- das de las inclinaciones y de las malas costum- bres de la persona: las puede frenar, pero no desarraigarlas totalmen- te. Para hacerlo, es necesaria la acción especial de Dios que purifica radicalmente el espíritu y lo dispone a la unión de amor con Él. [….] Queridos hermanos y hermanas, al final queda la cuestión: este santo con su alta mística, con este arduo camino hacia la cima de la perfección, ¿tiene algo que decirnos a nosotros, al cristiano normal que vive en las cir- cunstancias de esta vida de hoy, o es un ejemplo, un mode- lo solo para pocas almas elegidas que pueden realmente emprender este camino de la purificación, de la ascensión mística? Para encontrar la respuesta debemos ante todo tener presente que la vida de san Juan de la Cruz no fue un “vuelo por las nubes místicas”, sino que fue una vida muy dura, muy práctica y concreta, tanto como reformador de la orden, donde encontró muchas oposiciones, como de superior provincial, como en la cárcel de sus hermanos de religión, donde estuvo expuesto a insultos increíbles y malos tratos físicos. Fue una vida dura, pero precisamente en los meses pasados en la cárcel escribió una de sus obras más bellas. Y así podemos comprender que el cami- no con Cristo, el ir con Cristo, "el Camino", no es un peso añadido a la ya suficientemente dura carga de nuestra vida, no es algo que haría aún más pesada esta carga, sino algo completamente distinto, es una luz, una fuerza que nos ayuda a llevar esta carga. Si un hombre tiene en sí un gran amor, este amor casi le da alas, y soporta más fácilmente todas las molestias de la vida, porque lleva en sí esta gran luz; esta es la fe: ser amado por Dios y dejarse amar por Dios en Cristo Jesús. Este dejarse amar es la luz que nos ayuda a llevar la carga de cada día. Y la santidad no es obra nuestra, muy difícil, sino que es precisamente esta “apertu- ra”: abrir las ventanas de nuestra alma para que la luz de Dios pueda entrar, no olvidar a Dios porque precisamente en la apertura a su luz se encuentra fuerza, se encuentra la alegría de los redimidos. Oremos al Señor para que nos ayude a encontrar esta santidad, a dejarnos amar por Dios, que es la vocación de todos nosotros y la verdadera reden- ción. Gracias. De Domingo VIII del Tiempo Ordinario año XVI · número 846 · 27/2/2011 interés na vez más las lecturas de la liturgia de este domingo nos invitan a reconsiderar nuestras prioridades, a fijar- nos en lo esencial de nuestra vida, a no dejarnos impresionar por las apariencias ni por la inmediatez y la presión de las necesidades. No andéis agobiados, nos dice Jesús. Y, claro, uno no puede por menos que pen- sar en la situación de tantas y tantas familias “agobiadas” por el presente y, más aún, por el porvenir. Convie- ne, pues, ahondar en este mensaje de Jesús. El profeta Isaías (49, 14-15), refiriéndose al pueblo elegido, le anuncia la próxima libera- ción del exilio en Babilonia y la vuelta a una Jerusalén restaurada: “Sión decía: ‘Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvida- do’ ¿Es que puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré”. Estas palabras del Señor deberían estar grabadas en nuestros corazo- nes con fuego imborrable. Esta declaración de amor de Dios la olvidamos con demasiada fre- cuencia…o no nos la creemos. Sobre todo cuando más lo necesitamos. Cuando nos encontramos en pleno sufrimiento y dolor, físi- co o espiritual. Cuando parece que el mundo se nos cae enci- ma, cuando no vemos salida a nuestra intolerable situación. Parece, incluso, que, si alguien nos recuerda estas palabras del Señor, se está burlando de nosotros. No aceptamos el “cinismo” de quien nos viene con “estos cuentos”. ¿Cómo recordarle el amor de Dios a quien está sufriendo? Nuestra reacción primera ante el dolor y el sufrimiento es la rebeldía, la protesta. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Por qué Dios me castiga así? Dios se ha olvidado de mí. Conviene recordar que el amor de Dios por nosotros, en este mundo, no nos exime de nuestra condición humana, mortal. El sufrimiento, el dolor y la muerte forman parte de nuestra condición humana. El mismo Jesús, aceptando su condición humana, debió someterse a sus limitaciones: sufrió y murió. Y se dirigió al Padre, en su sufrimiento, pidiéndole (¡Si, también Él!) que, si posible fuera, le liberara del sufrimiento. Pero, viviendo en el amor del Padre, lo aceptó: “sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mateo 26, 39). Mira que es difí- cil que una madre se olvide de su hijo, pues Dios es mucho más, para nosotros, que una madre. Dios nunca nos olvida…aunque a nosotros nos parezca lo contrario. En el evangelio de hoy (Mateo 6, 24-34) Jesús nos invita a cobijarnos bajo el amparo del amor del Padre. No sir- váis al dinero. Es la nueva forma que tiene Jesús de decirnos que no adoremos a otros dioses. La idolatría se manifiesta hoy, igual o más aún que en tiempos de Jesús, en el dinero, en el poder, en la riqueza. No os equivoquéis. No sirváis al dinero (poder, riqueza). Servíos, eso sí, del dinero para mani- festar a los demás el amor de Dios. El dinero es un instru- mento, no un fin. Y todo depende de cómo utilicemos ese instrumento. El dinero, en sí, no es malo. Pero sí es malo si no lo utilizamos al servicio de Dios y de los hermanos. Y uno puede servir al dinero, incluso cuando carece de él. Cuando “se agobia” por poseerlo. “No estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir… Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su afán.”. O sea, dirán algunos, que Jesús nos invita al “pasotismo”. No te preocupes. Túmba- te a la bartola, que alguien (Dios) vendrá a ponerte la comida en la boca y a vestirte. No. Jesús no nos invita a la holgazanería. Lo que Jesús nos dice es que no estemos “agobia- dos”. Ante el hambre, la injusticia, la pobreza, el abandono, el sufrimiento, la enfermedad o la muerte de nuestros seres queridos, nuestra postura debe de ser la de Jesús. No se trata de “olvidarse” de la realidad. De hacer como si no existiera. De endurecer el corazón. De hacerse el fuerte. No. Ante la inmi- nencia de su Pasión Jesús “comenzó a entristecerse y a angustiarse”. Y les dijo a sus discípulos: “Triste está mi alma hasta la muerte”. Y se dirigió al Padre: “Padre mío, si es posi- ble, pase de mí este cáliz; sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mateo 26, 37-39). Jesús está triste y angustiado ¡cómo no! ante la inminencia de su Pasión y muerte. Pero no está “agobiado”. Jesús sabe que su Padre le ama y que no le abandonará. Pero esto no le impide sufrir. Hasta el último momento. Ya en la cruz, unos instantes antes de morir: “exclamó Jesús con voz fuerte: ¡Eli, Eli, lema sabachtani! Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”(Mateo 27, 46). Más que el sufrimien- to físico lo que le dolía a Jesús era, en ese momento, el “apa- rente” desamparo de su Padre. A pesar de que “sabía” que aunque una madre se olvidara de su hijo…Yo, no. A pesar de que “sabía” que su Padre “estaba atento a sus necesida- des”. Sí. Lo sabía. Pero la “experiencia real” iba por otro lado. Ante estas situaciones extremas sólo la fe, contra toda expe- riencia, nos puede hacer ver el amor de Dios, incluso en esas circunstancias. Si, incluso en las circunstancias más penosas que nos toque vivir, Dios, nuestro Padre, cuida de nosotros. Jesús nos envía a todos este mensaje: No estéis agobiados. Aunque todo parezca decir lo contrario, vuestro Padre se preocupa, y se ocupa, de vosotros. Buscad el Reino de Dios y Dios se ocupará del resto. San Miguel Arcángel La voz de la parroquia No andéis agobiados…buscad el Reino de Dios U SI ES POSIBLE, PASE DE MÍ ESTE CÁLIZ A. O. aviso s San Juan de la Cruz, el “Doctor místico” [viene de la página anterior] Benedicto XVI La colecta del pasado 13 de Febrero para el proyecto que hemos asumido todas las parroquias de Las Rozas ascendió en total a 6.070 €. Colecta . . . . . . . . .5.557€ Cena del hambre . .513€ aviso 1 Colecta de Manos Unidas

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Page 1: Unidas aviso - San Miguel de las Rozas...La Subida al Monte Carmelo presenta el itinerario espiritual desde el punto de vista de la purificación progresi-va del alma, necesaria para

fuego: como el fuego cuanto m

ás arde y consum

e el leño,tanto m

ás se hace incandescente hasta convertirse en llam

a,así el E

spíritu S

anto, que d

urante la noche oscura purifica y

"limp

ia" el alma, con el tiem

po la ilum

ina y la calienta como

si fuese una llama.

La Sub

ida al M

onte Carm

elo presenta el itinerario

espiritual d

esde el p

unto de vista d

e la purificación p

rogresi-va d

el alma, necesaria p

ara escalar la cumb

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erfec-ción cristiana, sim

bolizad

a por la cim

a del M

onte Carm

elo.E

sta purificación es p

ropuesta com

o un camino q

ue el hom-

bre em

prend

e, colaborand

o con la acción divina, p

ara liberar

el alma d

e todo ap

ego o afecto contrario a la voluntad d

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ios. La purificación, q

ue para llegar a la unión d

e amor con

Dios d

ebe ser total, com

ienza desd

e la de la vía d

e los sen-tid

os y prosigue con la q

ue se obtiene p

or med

io de las tres

virtudes teologales: fe, esp

eranza y caridad

, que p

urifican laintención, la m

emoria y la voluntad

. La “Noche oscura" d

es-crib

e el

aspecto

“pasi-

vo”, es decir, la interven-

ción de D

ios en el proce-

so de “p

urificación” del

alma. E

l esfuerzo huma-

no, de hecho, es incap

azp

or

sí so

lo

de

llegar

hasta las raíces profun-

das d

e las inclinacionesy d

e las malas costum

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res de la p

ersona: lasp

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frenar, p

ero

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esarraigarlas totalmen-

te. P

ara hacerlo

, es

necesaria la

acción

especial

de

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icalmente

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íritu y lo disp

one a launión

de

amor

con É

l.[…

.]

Querid

os hermanos y herm

anas, al final qued

a lacuestión: este santo con su alta m

ística, con este arduo

camino hacia la cim

a de la p

erfección, ¿tiene algo que

decirnos a nosotros, al cristiano norm

al que vive en las cir-

cunstancias de esta vid

a de hoy, o es un ejem

plo, un m

ode-

lo solo para p

ocas almas elegid

as que p

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prend

er este camino d

e la purificación, d

e la ascensiónm

ística? Para encontrar la resp

uesta deb

emos ante tod

otener p

resente que la vid

a de san Juan d

e la Cruz no fue un

“vuelo por las nub

es místicas”, sino q

ue fue una vida m

uyd

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ráctica y concreta, tanto como reform

ador d

e laord

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onde

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osiciones, com

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erior provincial, com

o en la cárcel de sus herm

anos de

religión, d

onde

estuvo exp

uesto a

insultos increíb

les y

malos tratos físicos. Fue una vid

a dura, p

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enteen los m

eses pasad

os en la cárcel escribió una d

e susob

ras más b

ellas. Y así p

odem

os comp

render q

ue el cami-

no con Cristo, el ir con C

risto, "el Cam

ino", no es un peso

añadid

o a la ya suficientemente d

ura carga de nuestra vid

a,no es algo q

ue haría aún más p

esada esta carga, sino algo

comp

letamente d

istinto, es una luz, una fuerza que nos

ayuda a llevar esta carga. S

i un homb

re tiene en sí un granam

or, este amor casi le d

a alas, y soporta m

ás fácilmente

todas las m

olestias de la vid

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ue lleva en sí esta granluz; esta es la fe: ser am

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or Dios y d

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ios en Cristo Jesús. E

ste dejarse am

ar es la luz que nos

ayuda a llevar la carga d

e cada d

ía. Y la santid

ad no es ob

ranuestra, m

uy difícil, sino q

ue es precisam

ente esta “apertu-

ra”: abrir las ventanas d

e nuestra alma p

ara que la luz d

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ios pued

a entrar, no olvidar a D

ios porq

ue precisam

enteen la ap

ertura a su luz se encuentra fuerza, se encuentra laalegría d

e los redim

idos. O

remos al S

eñor para q

ue nosayud

e a encontrar esta santidad

, a dejarnos am

ar por D

ios,q

ue es la vocación de tod

os nosotros y la verdad

era reden-

ción. Gracias.

De

Domingo VIII del Tiempo Ordinario

año XVI · número 846 · 27/2/2011

interés

na vez más las lecturas de la liturgia de este dom

ingonos invitan a reconsiderar nuestras prioridades, a fijar-nos en lo esencial de nuestra vida, a no dejarnosim

presionar por las apariencias ni por la inmediatez y

la presión de las necesidades. No andéis agobiados,

nos dice Jesús. Y, claro, uno no puede por menos que pen-

sar en la situación de tantas y tantas familias “agobiadas” por

el presente y, más aún, por el porvenir. C

onvie-ne, pues, ahondar en este m

ensaje de Jesús.E

l profeta Isaías (49, 14-15), refiriéndoseal pueblo elegido, le anuncia la próxim

a libera-ción del exilio en B

abilonia y la vuelta a unaJerusalén

restaurada: “S

ión decía:

‘Me

haabandonado el S

eñor, mi dueño m

e ha olvida-do’ ¿E

s que puede una madre olvidarse del hijo

de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara,

yo no te olvidaré”.E

stas palabras del Señor

deberían estar grabadas en nuestros corazo-nes con fuego im

borrable. Esta declaración de

amor de D

ios la olvidamos con dem

asiada fre-cuencia…

o no nos la creemos. S

obre todocuando

más

lo necesitam

os. C

uando nos

encontramos en pleno sufrim

iento y dolor, físi-co o espiritual. C

uando parece que el mundo se nos cae enci-

ma, cuando no vem

os salida a nuestra intolerable situación.P

arece, incluso, que, si alguien nos recuerda estas palabrasdel S

eñor, se está burlando de nosotros. No aceptam

os el“cinism

o” de quien nos viene con “estos cuentos”. ¿Cóm

orecordarle el am

or de Dios a quien está sufriendo? N

uestrareacción prim

era ante el dolor y el sufrimiento es la rebeldía, la

protesta. ¿Qué he hecho yo para m

erecer esto? ¿Por qué D

iosm

e castiga así? Dios se ha olvidado de m

í. Conviene recordar

que el amor de D

ios por nosotros, en este mundo, no nos

exime de nuestra condición hum

ana, mortal. E

l sufrimiento, el

dolor y la muerte form

an parte de nuestra condición humana.

El

mism

o Jesús,

aceptando su

condición hum

ana, debió

someterse a sus lim

itaciones: sufrió y murió. Y

se dirigió alP

adre, en su sufrimiento, pidiéndole (¡S

i, también É

l!) que, siposible fuera, le liberara del sufrim

iento. Pero, viviendo en el

amor del P

adre, lo aceptó: “sin embargo, no se haga com

o yoquiero, sino com

o quieres tú”(M

ateo 26, 39). Mira que es difí-

cil que una madre se olvide de su hijo, pues D

ios es mucho

más,

para

nosotros, q

ue una

mad

re. D

ios nunca

nosolvida…

aunque a nosotros nos parezca lo contrario.E

n el evangelio de hoy (Mateo 6, 24-34) Jesús nos

invita a cobijarnos bajo el amparo del am

or del Padre. N

o sir-váis al dinero. E

s la nueva forma que tiene Jesús de decirnos

que no adoremos a otros dioses. La idolatría se m

anifiestahoy, igual o m

ás aún que en tiempos de Jesús, en el dinero,

en el poder, en la riqueza. No os equivoquéis. N

o sirváis aldinero (poder, riqueza). S

ervíos, eso sí, del dinero para mani-

festar a los demás el am

or de Dios. E

l dinero es un instru-m

ento, no un fin. Y todo depende de cóm

o utilicemos ese

instrumento. E

l dinero, en sí, no es malo. P

ero sí es malo si

no lo utilizamos al servicio de D

ios y de los hermanos. Y

unopuede servir al dinero, incluso cuando carece de él. C

uando“se agobia” por poseerlo. “N

o estéis agobiados por la vidapensando qué vais a com

er, ni por el cuerpo pensando conqué os vais a vestir…

Ya sabe vuestro Padre del

cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre

todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo

demás se os dará por añadidura. P

or tanto, noos agobiéis por el m

añana, porque el mañana

traerá su propio agobio. A cada día le basta su

afán.”.O

sea, dirán algunos, que Jesús nosinvita al “pasotism

o”. No te preocupes. Túm

ba-te a la bartola, que alguien (D

ios) vendrá aponerte la com

ida en la boca y a vestirte. No.

Jesús no nos invita a la holgazanería. Lo queJesús nos dice es que no estem

os “agobia-dos”. A

nte el hambre, la injusticia, la pobreza, el

abandono, el sufrimiento, la enferm

edad o lam

uerte de

nuestros seres

queridos, nuestra

postura debe de ser la de Jesús. No se trata de

“olvidarse” de la realidad. De hacer com

o si no existiera. De

endurecer el corazón. De hacerse el fuerte. N

o. Ante la inm

i-nencia de su P

asión Jesús “comenzó a entristecerse y a

angustiarse”. Y les dijo a sus discípulos: “Triste está m

i alma

hasta la muerte”.Y

se dirigió al Padre: “P

adre mío, si es posi-

ble, pase de mí este cáliz; sin em

bargo, no se haga como yo

quiero, sino como quieres tú” (M

ateo 26, 37-39). Jesús estátriste y angustiado ¡cóm

o no! ante la inminencia de su P

asióny m

uerte. Pero no está “agobiado”. Jesús sabe que su P

adrele am

a y que no le abandonará. Pero esto no le im

pide sufrir.H

asta el último m

omento. Ya en la cruz, unos instantes antes

de m

orir: “exclam

ó Jesús

con voz

fuerte: ¡E

li, E

li, lem

asabachtani! Q

ue quiere decir: Dios m

ío, Dios m

ío, ¿por quém

e has desamparado?”(M

ateo 27, 46). Más que el sufrim

ien-to físico lo que le dolía a Jesús era, en ese m

omento, el “apa-

rente” desamparo de su P

adre. A pesar de que “sabía” que

aunque una madre se olvidara de su hijo…

Yo, no. A pesar

de que “sabía” que su Padre “estaba atento a sus necesida-

des”. Sí. Lo sabía. P

ero la “experiencia real” iba por otro lado.A

nte estas situaciones extremas sólo la fe, contra toda expe-

riencia, nos puede hacer ver el amor de D

ios, incluso en esascircunstancias.

Si, incluso en las circunstancias m

ás penosas que nostoque vivir, D

ios, nuestro Padre, cuida de nosotros. Jesús nos

envía a todos este mensaje: N

o estéis agobiados. Aunque

todo parezca decir lo contrario, vuestro Padre se preocupa, y

se ocupa, de vosotros. Buscad el R

eino de Dios y D

ios seocupará del resto.

SanMiguel

ArcángelLa

vozde

laparroquia

No and

éis agobiad

os…b

uscad el R

eino de D

ios

U

SIESPOSIBLE,

PASEDEMÍ

ESTE

CÁLIZ

A. O.

aviso

s

San Juan d

e la Cruz,

el “Doctor m

ístico”

[viene de la página anterior]

Benedicto X

VI

La c

ole

cta

del p

asad

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3 d

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Feb

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ara

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Colectade

Manos

Unidas

Page 2: Unidas aviso - San Miguel de las Rozas...La Subida al Monte Carmelo presenta el itinerario espiritual desde el punto de vista de la purificación progresi-va del alma, necesaria para

ueridos

hermanos

y her-

manas,

Hace

dos

semanas

pre-

senté la figura de la gran

mística

españo

la Teresa

de

Jesús. H

oy q

uisiera hab

lar d

eotro im

portante santo d

e esas tie-rras, am

igo espiritual d

e santa Tere-sa, reform

ador, junto a ella, d

e lafam

ilia religiosa carmelita: san Juan

de la C

ruz, proclam

ado D

octor de la

Iglesia por el p

apa P

ío XI, en 1926, y

al que la trad

ición puso el sob

re-nom

bre d

e Doctor m

ysticus, “Doc-

tor místico”.

Juan d

e la

Cruz

nació en

1542 en la peq

ueña villa de Fontive-

ros, cerca de Á

vila, en Castilla la

Vieja, hijo d

e Gonzalo d

e Yepes y

Catalina Á

lvarez. La familia era p

au-p

érrima, p

orque el p

adre, d

e noble

origen toledano, hab

ía sido exp

ulsa-d

o

de

casa y

deshered

ado

p

or

haberse casad

o con Catalina, una

humild

e tejedora d

e seda. H

uérfanod

e pad

re a tierna edad

, Juan, a losnueve

años,

se traslad

ó,

con

lam

adre

y el

hermano

Francisco, a

Med

ina del C

amp

o, cerca de Valla-

dolid

, centro

comercial

y cultural.

Aq

uí asistió al Colegio d

e los Doctri-

nos, llevando a cab

o tamb

ién traba-

jos humild

es para las m

onjas de la

iglesia-convento de la M

agdalena.

Posteriorm

ente, dad

as sus cualida-

des hum

anas y sus resultados en

los estudios, fue ad

mitid

o prim

erocom

o enfermero en el H

ospital d

e laC

oncepción, y d

espués en el C

ole-gio d

e los Jesuitas, apenas fund

ado

en Med

ina del C

amp

o: en él entróJuan a los d

ieciocho años y estudió

durante

tres años

ciencias hum

a-nas, retórica y lenguas clásicas. A

lfinal

de

su form

ación, tenía

muy

clara su prop

ia vocación: la vida reli-

giosa y, entre las muchas órd

enesp

resentes en Med

ina, se sintió lla-m

ado al C

armelo.

En el verano d

e 1563 inició elnoviciad

o entre los Carm

elitas de la

ciudad

, asumiend

o el nomb

re reli-gioso d

e Matías. A

l año siguiente fued

estinado a la p

restigiosa Universi-

dad

de S

alamanca, d

onde estud

ióp

or un trienio filosofía y artes. En

1567 fue ordenad

o sacerdote y vol-

vió a Med

ina del C

amp

o para cele-

brar su P

rimera M

isa rodead

o del

afecto d

e sus

familiares.

Precisa-

San

Mig

uelArcángel m

ente aq

uí tuvo

lug

ar el

prim

erencuentro

entre Juan

y Teresa

de

Jesús. El encuentro fue d

ecisivo para

amb

os: Teresa le expuso su p

lan de

reforma d

el Carm

elo tamb

ién en laram

a masculina, y p

ropuso a Juan

que se ad

hiriera a él “para m

ayorgloria d

e Dios”; el joven sacerd

oteq

uedó

fascinado

por

las id

eas d

eTeresa, hasta el p

unto de convertirse

en un gran apoyo d

el proyecto. Los

dos

trabajaron

juntos algunos

meses, com

partiend

o ideales y

prop

uestas p

ara inaugurar

loantes p

osible la p

rimera casa d

eC

armelitas d

escalzos: la aper-

tura tuvo lugar el 28 de d

iciem-

bre d

e 1568 en Duruelo, lugar

solitario de la p

rovincia de Á

vila.C

on Juan, formab

an esta pri-

mera

com

unidad

m

asculinaotros tres com

pañeros. A

l reno-var su p

rofesión religiosa segúnla

Regla

prim

itiva, los

cuatroad

optaron

un nuevo

nomb

re:Juan se llam

ó entonces “de la

Cruz”, nom

bre con el q

ue serád

espués universalm

ente cono-cid

o. A finales d

e 1572, a peti-

ción de santa Teresa, se convir-

tió en

confesor y

vicario d

elm

onasterio d

e la

Encarnación

de

Ávila,

dond

e la

Santa

erap

riora. Fueron años de estrecha

colaboración y am

istad esp

iri-tual, q

ue enriqueció a am

bos. A

aquel p

eriodo se rem

ontan tam-

bién las m

ás imp

ortantes obras tere-

sianas y

los p

rimeros

escritos d

eJuan.

La adhesión a la reform

a car-m

elita no fue fácil y le costó a Juanincluso graves sufrim

ientos. El ep

iso-d

io más d

ramático fue, en 1577, su

apresam

iento y su encarcelamiento

en el convento de los C

armelitas d

ela A

ntigua Ob

servancia de Toled

o, araíz

de

una acusación

injusta. E

lsanto p

ermaneció en p

risión durante

seis meses, som

etido a p

rivaciones yco

nstricciones

físicas y

mo

rales.A

quí com

puso, junto con otras p

oe-sías, el céleb

re "Cántico esp

iritual".Finalm

ente, en la noche entre el 16 yel 17 d

e agosto de 1578, consiguió

huir de form

a aventurada, refugián-

dose en el m

onasterio de las C

arme-

litas Descalzas d

e la ciudad

. Santa

Teresa y sus comp

añeros reforma-

dos celeb

raron con inmensa alegría

San Juan d

e la Cruz,

el “Doctor m

ístico”

LunesMartes

MiércolesJuevesViernesSábado

2812345

SSeegguunndd

aa lleeccttuurraaLectura d

e la prim

era carta del ap

óstol san Pab

lo a los C

orintios 4, 1

-5.

Herm

anos:

Que la g

ente sólo

vea en noso

tros servid

ores d

e Cristo

y adm

inis-trad

ores d

e los m

isterios d

e Dio

s. Aho

ra, en un adm

inistrado

r, lo q

uese b

usca es que sea fiel. P

ara mí, lo

de m

enos es q

ue me p

idáis cuen-

tas voso

tros o

un tribunal hum

ano; ni siq

uiera yo m

e pid

o cuentas. La

conciencia, es verd

ad, no

me rem

uerde; p

ero tam

po

co p

or eso

qued

oab

suelto: m

i juez es el Seño

r.A

sí, pues, no

juzguéis antes d

e tiemp

o: d

ejad q

ue venga el S

eñor.

él iluminará lo

que esco

nden las tinieb

las y po

ndrá al d

escubierto

los

desig

nios d

el corazó

n; entonces cad

a uno recib

irá la alabanza d

e Dio

s.

Palab

ra de D

ios

EEvvaannggeelliioo

Lectura del santo evangelio según san M

ateo 6, 2

4-3

4.

En aq

uel tiemp

o, d

ijo Jesús a sus d

iscípulo

s:-”N

adie p

uede estar al servicio

de d

os am

os. P

orq

ue desp

reciará a uno y q

uerrá al otro

; o, al co

ntrario, se

ded

icará al prim

ero y no

hará caso d

el segund

o. N

o p

od

éis servir a Dio

s y al dinero

.P

or eso

os d

igo

: No

estéis ago

biad

os p

or la vid

a, pensand

o q

ue vais a com

er o b

eber, ni p

or el cuerp

o,

pensand

o co

n qué o

s vais a vestir. ¿No

vale más la vid

a que el alim

ento, y el cuerp

o q

ue el vestido

? Mirad

alo

s pájaro

s: ni siemb

ran, ni siegan, ni alm

acenan y, sin emb

argo

, vuestro P

adre celestial lo

s alimenta. ¿N

ovaléis vo

sotro

s más q

ue ellos?

¿Quién d

e voso

tros, a fuerza d

e ago

biarse, p

od

rá añadir una ho

ra al tiemp

o d

e su vida?

¿Po

r qué o

s ago

biáis p

or el vestid

o? F

ijaos có

mo

crecen los lirio

s del cam

po

: ni trabajan ni hilan. Y

os d

igo

que ni S

alom

ón, en to

do

su fasto, estab

a vestido

com

o uno

de ello

s. Pues, si a la hierb

a, que ho

y está en elcam

po

y mañana se q

uema en el ho

rno, D

ios la viste así, ¿no

hará mucho

más p

or vo

sotro

s, gente d

e po

cafe? N

o and

éis ago

biad

os, p

ensando

qué vais a co

mer, o

qué vais a b

eber, o

con q

ué os vais a vestir. Lo

s gen-

tiles se afanan po

r esas cosas. Ya sab

e vuestro P

adre d

el cielo q

ue tenéis necesidad

de to

do

eso.

So

bre to

do

buscad

el reino d

e Dio

s y su justicia; lo d

emás se o

s dará p

or añad

idura. P

or tanto

, no o

s ago

-b

iéis po

r el mañana, p

orq

ue el mañana traerá su p

rop

io ag

ob

io. A

cada d

ía le bastan sus d

isgusto

s.

Palab

ra del S

eñor

PPrriimm

eerraa lleeccttuurraaLectura d

el libro

de Isaías 4

9, 1

4-1

5.

Sión d

ecía:“M

e ha aband

onado el

Señor, m

i dueño m

e ha olvi-d

ado.”¿

Es

qu

e p

ued

e u

na

mad

re olvidarse, d

e su cria-tura, no conm

overse por el

hijo de sus entrañas?

Pues,

aunque

ella se

olvide, yo no te olvid

aré.

Palab

ra de D

ios

Palabra

deDios

VerbumDei

LunesMartes

Miércoles

JuevesViernesSábado

2812345

San

Rom

ánSan

Rosendo

SantaÁngela

delaCruz

Stos.

Emeterio

yCeledonio

San

Casim

iroSan

Adrián

Si17,20-28/Sal31

/Mc10,17-27

Si35,1-15/Sal49

/Mc10,28-31

Si36,1-2ª.5-6.13-19/Sal78

/Mc10,32-45

Si42,15-26/Sal32

/Mc10,46-52

Si44,1.9-13/Sal149

/Mc11,11-26

Si51,17-27/Sal18

/Mc11,27-33

Viernes25,

19:001 er

Aniversario

deClem

entinaGuerrero

20:00Funeral

porRam

ónVignote

Alonso

su liberación y, tras un b

reve tiemp

o para

recuperar las fuerzas, Juan fue d

estinado

a And

alucía, dond

e transcurrió diez años

en varios

conventos, esp

ecialmente

enG

ranada. A

sumió cargos cad

a vez más

imp

ortantes en la Ord

en, hasta llegar a serV

icario Provincial, y com

pletó la red

ac-ción

de

sus tratad

os esp

irituales. D

es-p

ués volvió a su tierra natal, como m

iem-

bro d

el gobierno general d

e la familia reli-

giosa teresiana, que gozab

a ya de p

lenaautonom

ía juríd

i-ca.

Vivió

en

elC

armelo

d

eS

egovia, d

esem-

peñand

o el cargod

e sup

erior

de

esa co

munid

ad.

En 1591 fue q

ui-tad

o de tod

a res-p

onsab

ilidad

y

destinad

o

a la

nueva P

rovincia

religiosa de M

éxi-co

. M

ientras se

prep

araba p

ara ellarg

o

viaje co

no

tros

diez

com

-p

añeros, se retiróa

un co

nventosolitario cerca d

eJaén,

do

nde

enfermó

g

rave-m

ente. M

urió en

la noche entre el13

y el

14 d

ed

iciemb

re d

e1591, m

ientras sus hermanos recitab

an elO

ficio m

atutino. S

e d

espid

ió d

e ellos

diciend

o: “Hoy voy a cantar el O

ficio en elcielo”. S

us restos mortales fueron trasla-

dad

os a Segovia. Fue b

eatificado p

or Cle-

mente X

en 1675 y canonizado p

or Bene-

dicto X

III en 1726. Juan es consid

erado uno d

e losm

ás imp

ortantes poetas líricos d

e la lite-ratura esp

añola. Sus ob

ras mayores son

cuatro: Sub

ida al M

onte Carm

elo, Noche

oscura, C

ántico esp

iritual y

Llama

de

amor viva.

En el C

ántico espiritual, san Juan

presenta

el cam

ino d

e p

urificación d

elalm

a, es

decir,

la p

rogresiva p

osesióngozosa d

e Dios, hasta q

ue el alma llega a

sentir que am

a a Dios con el m

ismo am

orcon q

ue es amad

a por É

l. La Llama d

eam

or viva prosigue en esta p

erspectiva,

describ

iendo m

ás en detalle el estad

o de

unión transformad

ora con Dios. E

l ejem-

plo utilizad

o por Juan es siem

pre el d

el

SIUN

HOMBRE

TIENE

ENSÍU

NGRAN

AMOR,

ESTE

AMOR

CASILEDA

ALA

S

SSaallmm

oo rreessppoonnssoorriiaall..

Sal 6

1, 2

-3. 6

-7. 8

-9ab

.D

ES

CA

NS

AS

ÓLO

EN

DIO

S, ALM

AM

ÍA

Texto dela sem

anaP

or Benedictus P

P. XV

I

[continúa en la página siguiente]

Q