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Unidad 7 El humanismo en la educación

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Unidad 7

• El humanismo en la educación

EL HUMANISMO EN LA EDUCACIÓN 1. El humanismo espiritualista

2. El humanismo marxista

3. El humanismo existencialista sartriano

Objetivo particular: Comprender los fines que se propone la educación del humanismo espiritualista

y los medios que emplea para conseguirlos

Objetivos específicos: 1.1. Distinguirá el humanismo como hecho histórico, como actitud consciente del

espíritu y como tradición cultural

1.2. Explicará las características del humanismo

1.3. Expondrá cuál es el fin del hombre y de la educación en el humanismo es-piritualista y cómo capacita éste para que la persona cumpla con sus fines sociales

1.4. Explicará de qué medios se vale el humanismo para que el hombre realice una vida ordenada

1.5. Explicará las disposiciones fundamentales que el educador debe favorecer en sus alumnos según Maritain

1.6. Expondrá la tarea de unificación que debe realizar la educación según Maritain

EL HUMANISMO

El humanismo es una visión de la vida humana centrada en el hombre mismo. Significa un movimiento que toma al hombre como punto de convergencia de sus aspiraciones y que lo convierte en norma, camino y meta de su propia vida.

Han existido muchas interpretaciones del humanismo. Vamos a considerar tres tipos: el humanismo espiritualista y los humanismos materialistas del marxismo y del existencialismo sartriano.

El humanismo espiritualista que expondremos se circunscribe únicamente al ámbito pedagógico, no comprende una cosmovisión vital inmanentista como los otros dos humanismos materialistas.

Sin embargo, existe también un humanismo espiritualista trascendente de inspiración cristiana que es una cosmovisión vital que abarca todos los aspectos de la existencia humana, pero el alcance de este humanismo rebasa los limites del campo puramente filosófico que no queremos traspasar, porque nos hemos propuesto realizar un estudio solamente filosófico.

En cambio, los humanismos marxista y existencialista pretenden tener un alcance total.

1. EL HUMANISMO ESPIRITUALISTA

A- EL HUMANISMO ESPIRITUALISTÁ Y SUS CARACTERÍSTICAS “Quien reflexiona sobre el valor formativo de la antigüedad clásica encuentra que no se trata aquí de una magnitud constante, sino de unas bodas siempre nuevas y vivas de la actualidad y el pasado. En esta penetración valorativa, ya está el aspecto político en el primer plano, ya el estético, ya el moral, ya el científico. Por eso la antigüedad se muestra, no como una exhumación de lo muerto hace mucho tiempo, sino como actualidad cultural todavía viviente siempre, de la que no puede desligarse nadie que desee en general comprender el sentido de nuestra cultura mediante una reflexión histórica que supere el tiempo. Si, acaso no exista ninguna comprensión plena de nuestra cultura sin este contraste con otra que nos ayuda una y otra vez a comprender en cada caso el punto más vivo de nuestro valorar y querer”.

Eduardo Spranger, Cultura y educación.

Para tener una idea precisa del humanismo, conviene comprender que éste fue un hecho histórico antes de comenzar a ser una actitud consciente del espíritu o una tradición cultural.

El humanismo como un hecho histórico se ha realizado en distintos pueblos a través de los tiempos. Nosotros nos vamos a referir sobre todo al pueblo griego.

El humanismo considerado como actitud consciente del espíritu apareció en el Renacimiento como movimiento revolucionario contra el dominio de la Teología sobre la vida humana durante la Edad Media.

Y en los tiempos presentes reaparece una vez más como una reacción contra el predominio de la ciencia sobre la vida del hombre sostenido por el naturalismo.

El humanismo como tradición cultural ha estado presente a lo largo de la vida de la cultura de Occidente, unas veces de un modo difuso, otras perfilado en forma sistemática y programada a través de los planes de estudio de las instituciones dedicadas a la formación de la juventud, como en la Ratio Studiorum de la Compañía de Jesús y en los currículos seguidos en los liceos, y universidades.

El humanismo como hecho histórico Un pueblo singularmente armónico, el griego, produjo una cultura extra-ordinariamente armónica. Los griegos no fueron puramente intelectuales, como los escolásticos de la Edad Media, ni puramente administradores competentes como los romanos, ni tampoco seres de pura emoción e imaginación como los artistas

románticos. Fueron una feliz amalgama de todas estas cualidades, dando cuerpo a este ideal de equilibrio y armonía en sus obras de arte, en su historia y en su vida política. El principio de la tradición humanista puede sintetizarse en la frase: “Mees sana in corpore sano”. “Un alma equilibrada en un cuerpo asimismo equilibrado”.

Esta tradición es dualista, porque toma en cuenta la doble naturaleza del hombre como lo hizo la cultura griega. Es armónica, porque aspira a dar a todo lo que toca una forma equilibrada. Hace un llamado a toda la estructura del hombre que es volitiva, sensitiva, emocional e intelectual a la vez. Es también idealista, ya que es connatural al hombre el ser idealista, puesto que el hombre es en parte espiritual, y busca en todas las cosas el elemento ideal que las explica y aun en cierto modo las transfigura.

El humanismo no es privilegio de un pueblo o raza, ni se identifica con ninguna literatura, puesto que lo vemos en la historia, desarrollado en diversos pueblos y en diversas literaturas; es verdad, que en algunas literaturas exista en mayor grado dicho equilibrio, y así podemos encontrar un humanismo en la Biblia, en Platón, Homero o Cervantes o en Goethe y Shakespeare.

Siendo esto así, se comprenderá cuál es el humanismo que se ha tenido siempre como especialmente vinculado al hombre. El humanismo es espiritualista y en la escala de las criaturas visibles, el hombre es el más rico en valores espirituales e ideales.

El humanismo lo encontramos realizado no sólo en Grecia, sino también en Roma, aunque en aquélla mejor que en ésta; y en el transcurso de la historia lo vemos cristalizado con peculiaridades propias en diversas naciones. El humanismo español tenderá siempre a ser algo barroco; el francés ha sido desde los comienzos fuertemente racionalista; el alemán carece de la claridad cristalina del griego y el francés.

El humanismo pone siempre de relieve el elemento espiritual de las cosas y por este medio desarrolla naturalmente la razón, que es el coeficiente humano característico. No descuida la imaginación y el sentimiento, puesto que aspira a ponerse en armonía con toda la naturaleza del hombre. Esta visión comprensiva de las cosas, este amor de la totalidad es una nota característica del humanismo.

El humanismo clásico fue fundamentalmente más frío y exclusivista que el humanismo que se ha cultivado en la sociedad cristiana. “Odi profanumvulgus” decía Horacio, pero esto es sólo señal de su debilidad y limitación; aspirando como aspiraban los humanistas paganos a los más elevados ideales, se sintieron incapaces para comunicarlo a las masas. Les faltaba la caridad. Aquí se presenta el problema de si las masas son capaces de asimilar el humanismo.

La respuesta es que en cierta medida las grandes culturas populares de las naciones europeas, como: Italia, Bélgica, Francia y España, están llenas indu-dablemente de un humanismo elemental genuino. Sobre este hecho no vale ninguna teoría a priori.

El humanismo espiritualista cristiano es en consecuencia más ardiente, más benévolo, más digno y afectuoso que el clásico. esto no significa que tal cualidad falte por completo al humanismo clásico; Platón insiste en lo necesario que es esta dignidad y Cicerón habla de la “humanitas”, en contraposición a la brutalidad rústica de los

bárbaros incultos. Además, el humanismo tiene su firme base en el hecho de que el hombre es un ser racional, y de que ha conquistado su ferocidad animal supeditándola al imperio de la razón.

Dicha conquista, sin embargo, no se realiza por casualidad ni sólo dejando las cosas al azar, sino que es fruto del esfuerzo, del estudio, de la disciplina y del anhelo por obtener un ideal.

ACTIVIDADES

• Distinga los diversos sentidos que tiene el humanismo: como hecho histórico, actitud consciente de¡ espíritu y tradición cultural.

• Señale los rasgos psíquicos de los griegos, romanos, escolásticos, románticos y diga cómo fue la cultura griega.

• Cite algunos autores griegos que pertenecen a este período humanista.

• Explique las características del humanismo.

• Exponga las modalidades del humanismo que se observan en las diversas naciones.

• Exprese cuál era el sentir de Horacio respecto del humanismo popular y diga si es posible que el humanismo pueda ser asimilado por el pueblo. Dé algunas razones en pro o en contra.

• Señale algunas características del humanismo cristiano.

B- LOS FINES DE LA EDUCACIÓN HUMANISTA El énfasis sobre el desarrollo del hombre está en marcado contraste con el

totalitarismo de las filosofías idealistas y el colectivismo de las materialistas, que hacen del hombre mero instrumento del Estado.

Para los humanistas, el hombre es fin en sí mismo, y su propio perfeccio-namiento, el fin supremo de la educación.

En cuanto a los fines sociales el humanismo expresa con Newman, que la formación del entendimiento como lo mejor del individuo y la formación de su carácter, le capacitarán para desempeñarse bien, en los deberes que tiene para con la sociedad.

Debemos observar que mientras que el naturalismo, entrega al hombre desvalido al influjo de la relatividad, el humanismo lo hace señor, llevándole a descubrir los principios eternos que rigen fuera y dentro de ese flujo, para construir sobre esta base, vida y civilización ordenadas.

Pero ¿de qué medios se valdrá para realizar esa vida ordenada?

ACTIVIDADES

• Diga cuáles son los fines del humanismo y de la educación en él, señalando cómo podrá cumplir el hombre los fines sociales.

• Establezca una comparación entre la condición del hombre en el naturalismo y en el humanismo.

C- LOS MEDIOS QUE EMPLEA EL HUMANISMO PARA REALIZAR LA EDUCACIÓN

El humanismo insiste principalmente, en que cada individuo es dueño y autor de sus propios actos. La herencia y el medio ambiente, son factores que intervienen en la formación del hombre. Pero hay un tercer factor, que en último análisis es superior a cualquier otro. Este tercer factor que determina cómo el individuo ha de perfeccionar su propia personalidad y vivir una vida ordenada es el hombre mismo.

Dentro de ciertos límites el medio ambiente puede ser rehecho a gusto del hombre. El hombre es superior al medio ambiente y esta superioridad le viene de su racionalidad. Tiene inteligencia y libre albedrío, y estas capacidades le ponen fuera del marco de los demás animales.

Si el hombre tiene que desarrollar en sí una personalidad verdaderamente humana, por fuerza se ha de preocupar por perfeccionar estas dos facultades.

Merced al ejercicio de la inteligencia, debe trazarse un plan de vida. Merced al de la voluntad, debe someterse a un régimen de autodisciplina; todo esto para llegar a realizar un ideal de vida. El naturalismo rechaza la doctrina de la autodisciplina; y Rousseau con todas sus debilidades e inconsecuencias es un ejemplo que puede ilustrar el resultado al que llega semejante actitud.

Para el humanismo la necesidad de la autodisciplina es la doctrina central de la teoría de la vida buena. Esta idea de la autodisciplina, aparece en los autores modernos expresada en los siguientes términos: “voluntad de refrenarse”, “control interno”, “freno vital contra ímpetu vital

Babbitt

En los ensayos de estos autores modernos se pone de manifiesto el contraste entre la fecundidad del mundo científico, su vitalidad y su armonía, cuando la disciplina es acatada, y la bancarrota moral francamente aceptada por todos, cuando se carece de ella, como lo observamos cada vez más en nuestra sociedad moderna preocupada por el avance de una civilización dominada por la técnica y desentendida, en su aturdimiento, de la auténtica formación humana de sus miembros, deshumanizando al hombre y olvidando sus valores espirituales y eternos.

Humanismo y religión Si examinamos la actitud de los humanistas a este respecto, nos encontramos que afirman claramente la integración de los estudios humanistas dentro de una concepción plenamente religiosa y no sólo dentro del marco de una religión natural, sino revelada, así se expresan: Norman Foester, T. S. Eliot, G. Chesterton.

La adaptación de la educación humanista al desarrollo biológico del hombre

Como lo hemos mostrado, el programa de los estudios humanistas se adapta bien al desarrollo psicofísico del hombre. Los primeros años en que predomina la vida sensitiva y emocional, se consagran al arte. Los años de la madurez, cuando el poder de abstracción está completamente desarrollado, se consagran a la ciencia y a la filosofía y nótese que la filosofía debe ser después de la ciencia, ya que para filosofarse requiere tener la mente llena de inquietudes por los conocimientos adquiridos.

Deporte “Una educación realmente humanista, no puede nunca despreciar el deporte; la armonía vista y amada en concreto y abstracto, analítica y sintéticamente en las diversas asignaturas, debe también educarse en los miembros. El deporte puede tener un fin práctico, para ganar dinero, pero esto nunca puede ser el fin principal que persigue un humanista.

El humanismo ve en el deporte un medio de aprender a dominar y a organizar los movimientos. Es en último término, el triunfo de la razón sobre los miembros y la manifestación concreta de la armonía en los movimientos corporales.

Además el valor sólo puede adquirirse sobreponiéndose al temor que se siente en el peligro, y el deporte suministra numerosas oportunidades en las que se encuentran peligros pequeños, que ayudan a desarrollar la virilidad. El deporte también es una escuela de sociabilidad y cooperación. Estos valores morales hacen de él un ins-trumento necesario en la educación humanista”.

J. Castiello, Una psicología humanista de la educación

ACTIVIDADES

• Explique la importancia que da el humanismo a la autodisciplina y contraponga esta doctrina a la del naturalismo, dando algunos ejemplos.

• Analice las relaciones entre el humanismo y la religión.

• Exponga en qué forma adapta el humanismo el programa de estudios al desarrollo psicofísico del hombre.

• Diga en qué forma los deportes son empleados por el humanismo para el desarrollo integral de la personal.

D- EL HUMANISMO Y LOS CLÁSICOS Si es verdad que para forjar las juventudes dentro de un espíritu humanista hay que acudir a los supremos modelos de las culturas griega y romana, porque en ello encontramos ese ideal de armonía y equilibrio que caracteriza al humanismo, sin embargo, este espíritu humanista lo encontramos también dentro de lo que se llama HUMANISMO CIENTÍFICO y aun entre los hombres del campo existe un verdadero HUMANISMO CAMPESINO al grado de ser verdad el dicho atribuido a Salvador de Madariaga, de que hay labriegos en los campos de Castilla que hablan como Cervantes y piensan como Platón. Esto es debido indudablemente a la tradición cristiana que da a los trabajadores el sentido de su dignidad, el significado penetrante del honor y la justicia, al mismo tiempo que muestran un excelente conocimiento práctico de sus

propios negocios. Tienen además un gran sentido de la belleza natural, hablan correctamente y algunas veces en un lenguaje de lo más pintoresco; danzan, hacen versos y cantan con humor y gracia.

Por tanto, el humanismo roo es necesariamente el producto de la enseñanza clásica. Pero viniendo al estudio de esa enseñanza clásica, ¿qué se entiende por los clásicos?

1. Para unos, el clasicismo consiste en el estudio de la gramática griega y latina.

2. Los que lo hacen consistir en la asimilación de los estilos literarios de los pueblos griego y romano.

3. Los que afirman que el clasicismo consiste en el estudio de los filósofos.

4. Finalmente, para otros el clasicismo consiste en la compenetración de nuestro ser, en los ideales de las culturas griegas y romanas.

Los primeros tendrán por ideal fundamental llegar a obtener la expresión adecuada. Los segundos adquirir la claridad, elegancia y el dominio del ritmo en la forma plástica. Esto sería más formativo que el mero estudio de la gramática.

Los terceros tratarían de comprender que los problemas que preocuparon a los filósofos de la antigüedad son fundamentalmente los mismos que torturan al hombre moderno, haciendo ver además que la naturaleza humana es la misma; que lo que existe sobre la Tierra, o sea lo material, no es sino una sombra que empuja constantemente al espíritu del hombre hacia una realidad espiritual absoluta e imperecedera.

Finalmente, quienes afirman que el clasicismo no debe tomarse tan sólo en el sentido de gramática, literatura o filosofía, sino como el conjunto de todas estas cosas, estudiadas en su marco histórico, pudiendo comprobar que un estudio personal e inteligente de la cultura griega y latina, un estudio que en verdad nos muestra cómo sus problemas son los nuestros, nos proporcionará los modelos más útiles para la estética, la literatura y la vida social y política de nuestros días. Un espíritu así impregnado de estos ideales, aprende a juzgar mejor de las cosas humanas y divinas y el juicio recto es la prenda más preciosa de todas.

ACTIVIDADES

• Describa las características del humanismo campesino basándose en las ideas de Salvador de Madariaga.

• Exprese en qué consiste el espíritu del humanismo científico.

• Cite los diversos significados y finalidades que tiene la enseñanza clásica.

• Diga la forma de enseñanza clásica que a su juicio tenga mayor trascendencia en la formación de la persona.

E- UN HUMANISTA DE NUESTROS DÍAS OPINA... Jacques Maritain preocupado por los rumbos de desconcierto que está tomando la educación en estos tiempos, recuerda ciertos principios de vigencia perenne que es necesario no olvidar en el trabajo educativo.

Vamos- a sintetizar las principales ideas vertidas por el autor en “La Educación en este momento crucial” por considerarlas útiles para la formación de los educadores, maestros y padres de familia.

Los presupuestos fundamentales de la educación

• El alumno es el agente primario del proceso formativo, él debe aceptar y querer realizar la actividad de dicho proceso.

• El proceso formativo debe responder al dinamismo propio del educando y a las más profundas exigencias de su naturaleza.

• El maestro es un agente en el proceso educativo; los auxiliares didácticos son los medios.

Cinco disposiciones fundamentales Los educadores deben favorecer en los educandos las siguientes disposiciones

que responden a las tendencias básicas del ser humano. El amor a la verdad

• El amor a la justicia y al bien

• La aceptación de la existencia

• El sentido de la obra bien hecha

• El sentido de la cooperación

1.- El amor a la verdad. Esta es una de las exigencias esenciales de toda natu-raleza intelectual, que desea comprender y poseer la riqueza de lo real mediante la inteligencia. La perfección de la persona humana exige el conocimiento y el amor y es natural que trate ésta de buscar la verdad y amar el bien. Síguese de ello que el educador debe saber interpretar esta tendencia ofreciendo variadas experiencias significativas a sus alumnos.

De igual manera ha de comprender que si todos tendemos a la verdad, no debemos interpretar las mentiras de los niños como efectos de una mala voluntad, sino como el producto de una viva imaginación.

2.- El amor al bien y a la justicia. Esta tendencia está presente en el ser humano desde los tempranos años, y es sumamente sensible a todo lo bueno, noble y justo. Pero con cuánta frecuencia los educadores y el ambiente familiar y social se encargan de desalentar a los muchachos, con ejemplos y actitudes injustas o conductas moralmente malas que manifiestan lo contrario de esta tendencia.

3.- La aceptación de la propia existencia: Maritain describe esta disposición como “la actitud de un ser que existe de buena gana, que no se avergüenza de existir y se

mantiene recto en la existencia, y para quien ser y aceptar las naturales limitaciones de la existencia son objeto de un asentimiento igualmente simple, franco e ingenuo”.

Debemos aceptarnos de buena gana, como somos, debemos contagiar a quienes educamos esta actitud positiva respecto a nuestras limitaciones y carencias, conocidas y aceptadas conscientemente, para superar complejos de inferioridad y compensar lo que no tenemos con el desarrollo de otros aspectos que poseemos.

Contra esta aceptación de la vida y de la existencia está la actitud de quienes por broma o en serio se quejan de ella, o dicen odiarla. Esta actitud traslucida en la conducta de un educador produce efectos devastadores en los niños pero sobre todo en los jóvenes. Los educadores debemos darles confianza en la vida y desterrar de sus almas débiles e ingenuas el temor y la inseguridad, ellos necesitan caminar con paso firme en sus años de formación y posteriormente en la vida.

4.- El sentido de la obra bien hecha. así como todo educando desea comprender, también desea realizar una obra, un trabajo por sí mismo y lo quiere sin fallas, por eso lo vemos con frecuencia repetir lo que ha empezado, porque desea una obra perfecta.

Muchas veces son los padres o los maestros los que vician esta tendencia, ya sea porque los enseñan a trampear, o porque los inducen a la mediocridad, o porque no aprecian la atención, el esfuerzo y el empeño que han puesto en su trabajo.

Una obra, un trabajo realizado por los educandos, no importa qué tan importante sea en sí, siempre merece el respeto; y debemos estimular la responsabilidad de quien lo ha realizado y además ser justos y leales con él.

Esta tendencia a la acción es lo normal, sólo como excepción se presenta la pereza en los jóvenes, en algunos períodos de la etapa evolutiva, cuya explicación es “la absorción del espíritu en la tarea del crecimiento vegetativo o de dificultades psicofísicas que vencer”

5.- El sentido de la cooperación. La vida humana es imposible sin la ayuda que nos debemos dar mutuamente, por esta razón es básico en la formación del hombre, el cultivo de esta disposición de cooperación social, tan indispensable para el trabajo y para el cumplimiento de las responsabilidades sociales y políticas de la persona adulta.

En los niños se ve y se siente en forma manifiesta ese deseo de participación.

Necesitamos encauzar al educando en el servicio a sus semejantes, en el compañerismo, en la cooperación para desterrar el espíritu de egoísmo individualista, de pereza o de abstención.

Estas disposiciones son fundamentales porque constituyen la base de la formación moral de la persona, de ellas resultan: la inclinación al arte, la entrega a los valores religiosos, al servicio de los demás y otras muchas actitudes necesarias para la vida humana.

Una tarea de liberación Maritain afirma que el propósito fundamental de la educación es formar “una verdadera persona humana, perfeccionándola por el conocimiento y el amor”. Pero para

que el niño pueda alcanzar la vida de la razón y de la libertad necesita disciplina y positiva enseñanza que hacen imprescindible la actividad de los maestros.

Mas para ser maestro se necesita vocación. No es ni puede ser una actividad ejercida en sustitución de fracasos anteriores en otras actividades, ni como un refugio para frustrados propósitos vitales. El maestro necesita la íntima y profunda comprensión de su tarea liberadora, tarea en la que la persona del alumno ha de alcanzar su verdadera libertad mediante la adquisición de las virtudes intelectuales y morales. El maestro deberá “alentar y favorecer las disposiciones fundamentales que permiten... al niño... prosperar en las vías del espíritu”.

El subconsciente Maritain da suma importancia al preconsciente racional, o subconsciente espiritual por el gran número de aplicaciones prácticas que tiene. Quienes ignoraron la existencia de esta fuerza imaginaron que toda la actividad intelectual humana o es consciente o no es una actividad intelectual.

En el campo de la educación ha producido grandes daños el olvido del subconsciente, porque ha empobrecido la actividad intelectual del educando, obligándolo a la repetición mecánica de conceptos y fórmulas sin vida, provocando en los maestros el empleo de una disciplina coercitiva, o de estímulos artificiales que abusan del alumno estimulando su amor propio, su espíritu de competencia o su propio interés, pero sin llegar hasta el corazón de la comprensión intelectual.

Maritain se refiere al subconsciente espiritual y no al inconsciente que investigan los psicoanalistas con Freud a la cabeza. Este subconsciente que es “el campo de la vida de los poderes espirituales, la inteligencia y la voluntad, tomada en sus raíces; el abismo sin fondo de la libertad personal y de la sed del espíritu que lucha y se afana por conocer y ver, por comprender y expresar”,

Por abajo de las palabras conscientes y de las resoluciones expresadas está la íntima vitalidad del alma que es verdadera fuente del conocimiento, de la poesía, del amor y de los deseos verdaderamente humanos.

El inconsciente irracional y el racional o espiritual están entrelazados en las profundidades del alma y pueden ser confundidos. La tarea de la vida es la de liberar y purificar el inconsciente espiritual del irracional y encontrar con él la fuente de la vida, la libertad y la paz.

“La educación reclama así por parte del maestro simpatía intelectual e intuición, constante preocupación por los problemas y dificultades con que la juventud debe ;echar y debe resolver, y habilidad para poner en práctica las lecciones de lógica y razonamiento que invitan a la acción a la razón poco ejercitada del alumno”. Para ello hace falta “la atención personal a la floración interior de la naturaleza racional, y luego un gran esmero en confrontar y vigilar esta razón a punto de abrirse a un sistema de conocimientos coherentes y bien fundados”. Mas para conseguir estos fines se requiere que se establezcan estrechas relaciones personales entre el maestro y el alumno.

Si el maestro sigue la orientación del interés espontáneo y de la curiosidad natural del alumno, si la práctica de memoria del alumno ¡a remite siempre a la

inteligencia, si escucha con gran paciencia, si da alientos a sus empeños intelectuales, morales o poéticos, si atiende más que a las realizaciones exteriores, al espíritu que las alimenta y sabe ser digno de la confianza de los alumnos, si el maestro sabe despertar en el alumno el respeto por lo real, por lo bello, por lo bueno que habita en su interior, sin tratar de imponérselo, el maestro logrará su objetivo.

La educación es obra de unificación Unificación del trabajo mental y manual. La educación se dirige a asegurar y acrecentar la unidad interior del hombre, por eso deben trabajar juntas en lo posible las manos y la inteligencia, especialmente en la infancia y en la juventud. La inteligencia debe manifestarse tanto en la lengua como en los dedos, en la expresión oral, como en la artesanal. El trabajo manual desarrolla la razón que es teórica y práctica, con él no sólo se beneficia la razón práctica, sino toda la persona. El trabajo manual proporciona a los alumnos destreza y seguridad en el manejo de las herramientas, además de despertarles ingeniosidad. Esta educación enseña también a valorar el trabajo manual, con ello se aprende a integrar los diferentes valores de la existencia humana.

Unificación del conocimiento sensible e intelectual La marcha del espíritu va de los sentidos a la inteligencia. Y así como no hay nada más nocivo que una inteligencia incapaz de referirse a los objetos de su experiencia, tampoco hay nada más tedioso y destructivo que un conocimiento que naufraga en el tumulto de la información sensorial sin capacidad de establecer conexiones intelectuales en dicha información, así como en la incapacidad de buscar una explicación trascendente a las modificaciones y cambios que se descubren dentro de esta experiencia sensorial.

Unificación de los conocimientos No basta la unidad de la actividad manual con la espiritual, ni tampoco la unidad de los sentidos con la ratón, es necesaria la unidad de los diferentes tipos de conocimientos que el hombre ha llegado a descubrir.

Las diferentes disciplinas científicas y filosóficas han de ser interrelacionadas y jerarquizadas si el hombre no quiere seguir padeciendo la atomización de sus conocimientos y de sus valores.

Esta tarea es tanto más difícil de llevar a cabo en las escuelas, cuanto que en la vida adulta y en la actividad académica dista mucho de haberse podido realizar. Las mismas Universidades, en cuyo nombre llevan la promesa de un saber unificado, son en la actualidad más un ideal y un proyecto que una realidad vivida. Para Maritain, aunque la tarea es difícil, no es sin embargo imposible, y considera que en la medida en que los investigadores comprendan que hay un orden del conocimiento como hay un orden en el ser, su tarea será no sólo más productiva sino también más fecunda, porque estará impregnada en un esfuerzo por alcanzar la sabiduría, o sea, la perfección del espíritu que consiste en obtener el conocimiento de un creciente número de cosas dentro de visiones más universales, necesarias y fundamentales.

Mas no sólo es tarea de la Universidad integrar los conocimientos de sus alumnos, sino también de la segunda y primera enseñanza, porque la unidad es una exigencia intransferible del espíritu en cualquier etapa de su desenvolvimiento.

La formación de la inteligencia

• La tradición francesa conserva una regla sencilla respecto a la formación de la mente que en frase de Montaigne pide “una cabeza bien formada y no bien retacada”. Esto se refiere a 'que la inteligencia del alumno debe estar siempre por encima de la tarea por realizar, comprendiéndola y dominándola y no al revés.

• La comprensión es la base fundamental del aprendizaje efectivo. Es lastimoso ver el aturdimiento en la cara de los niños cuando se les da un conocimiento que no comprenden, o la sorpresa que manifiestan por haber atinado con una respuesta que no comprenden.

• “No abrais delante de los estudiantes un hoyo que luego no habéis de llenar”, era una regla que daba Sto. Tomás de Aquino a los maestros de la juventud.

Es verdad que el aprendizaje se motiva despertando inquietudes con problemas que deben ser investigados, pero si son tan insuperables, sólo servirán para mantenerlos angustiados y al no poderlos resolver los harán desesperar, cayendo o en el escepticismo o en la apatía.

Es importante que el maestro sepa que así como es necesario ejercitar la inteligencia de los alumnos en la búsqueda, es también fundamental conducirlos a que aprendan a encontrar.

• La formación de la inteligencia no se realiza como algunos pensaron a base de ejercitación y adiestramiento, como si fuera un músculo que a fuerza de tareas sin contenido pudiera crecer, y así se dejaban tareas a la juventud que les hacían perder sus mejores energías.

La mente se desarrolla en función de la comprensión de los contenidos por aprender, a través de la comprensión de las relaciones que se establecen entre las cosas, entre los conocimientos y las cosas, o entre los conocimientos mismos. Si la química o la filosofía no dicen nada a la inteligencia del alumno, si las matemáticas no satisfacen algún secreto anhelo de su mente, es. inútil creer que van a formarla.

ACTIVIDADES

• Explique las disposiciones fundamentales que el educador debe favorecer en los alumnos.

• Exponga por qué la educación es una tarea de liberación.

• Señale la importancia que tiene el subconsciente en la vida intelectual.

• Describa la tarea de unificación que debe realizar la educación.

• Exponga las reflexiones que hace Maritain sobre la formación de la inteligencia.

Objetivo particular: Conocer el significado y alcance del humanismo marxista Objetivos específicos:

2.1. Analizará la critica que Marx hace al régimen actual

2.2. Explicará el sentido del humanismo definido por Marx

2.3. Expondrá los caracteres del humanismo marxista

2.4. Analizará el humanismo en los hechos

2.5. Formulará juicios valorativos sobre las alienaciones

2.6. Conocerá la aplicación del humanismo marxista en lo educación

2. EL HUMANISMO MARXISTA Marx afirma que la filosofía ha de cumplir una tarea mesiánica de transformar al mundo y a la humanidad.

Para conseguir esta ansiada transformación, Marx emprende la tarea de in-terpretar al hombre, buscando cuál es su verdadera esencia, pero no lo hace a través de una conciencia espiritual como lo hizo la abstracción idealista, sino que va a filosofar sobre las relaciones externas que tiene el hombre y que son las que lo determinan.

El humanismo de Marx recibió una fuerte aportación de la concepción antropocéntrica de Feuerbach, quien había suplantado a la concepción teocéntrica y a quien, sin embargo, le critica su naturalismo de miras cortas. De esta concepción antropocéntrica parte Marx pero la enlaza con los factores socioeconómicos.

Marx enfoca al hombre con el máximo realismo. El hombre es un ser histórico, no metafísico, es una realidad totalmente intrahistórica que encuentra más allá del pensar, que se halla en “lo real”. El hombre es producto de las relaciones sociales.

Pero advierte que esas relaciones no hacen sino falsear al hombre alienándolo, enajenándolo.

Así se establece la teoría marxista de la alienación que critica los órdenes de la existencia humana, sin arredrarse ante los resultados catastróficos que esa crítica va a traer.

A- CRITICA AL RÉGIMEN ACTUAL La alienación es el fenómeno por el cual el hombre deja de ser él, se pierde en algo que no es él. Es lo mismo que una enajenación o supresión de algún aspecto de la personalidad humana. La alienación: “es el hecho por el cual el hombre se encuentra desposeído de lo que le pertenece por esencia, en provecho de una realidad ilusoria” (Marx).

La enajenación humana es un dato irrecusable. Se trata de una alienación profunda y no superficial como creyera Feuerbach.

Este elemento enajenador, causado por el abuso de la satisfacción de los deseos. viene a ser: la religión, la filosofía, la política, la sociedad, la economía.

Alienación religiosa En ella el hombre se pierde en un trascendente y proyecta sus deseos de ser infinito.

Por esta alienación, el hombre elabora mentalmente la idea de Dios, a partir de lo mejor que tiene el hombre. Luego le confiere existencia real y después vive sometido a la pseudolegislación que proviene de ese ser, cuya existencia se cree real. Se trata de una enajenación porque el hombre acata leyes de un ser quimérico.

Así entendida la religión es algo denigrante para el hombre, es algo sin sentido. El hombre se ha perdido a sí mismo en provecho de Dios. Por eso Marx dice “la religión es el opio de los pueblos” (Crítica de la filosofía hegeliana del Derecho), porque la religión adormece a las clases trabajadoras para que no reaccionen contra la explotación, se les enseña resignación y la esperanza de una felicidad en el cielo (Konstantinov, Fundamentos de filosofía marxista, pp. 13 a 15). La religión es como un sedante que pacifica y hace soportar el sufrimiento sin violencia ni reclamaciones.

Es necesario liberar al hombre de esta alienación que es tan humillante.

Alienación filosófica El hombre se vuelve idea, abstracción y se queda contemplando el mundo en lugar de transformarlo. La filosofía promete siempre la vida, el bienestar, la verdad, es decir, cosas totales y eternas, pero jamás las proporciona de hecho. El pensamiento filosófico, es, por lo tanto, insuficiente y debe ser suprimido en su orientación teórica enderezándolo a una acción transformadora.

Por esta alienación filosófica el hombre ha perdido su acción en el provecho del pensar.

Alienación política Significa que el hombre ha perdido su libertad en provecho del Estado, porque proyecta sus necesidades y deseos en un Estado que monopoliza una clase, la burguesa.

Alienación social Por ella el hombre se divide en clases, y así no participa sino en un sector, o en una parte de la esencia humana.

Alienación económica Esta alienación es raíz y causa de las demás, por ella el hombre ha perdido el fruto de su trabajo en provecho del capital. Se comprueba que la historia de la humanidad, o la lucha de clases, se debe al hecho económico de la explotación del trabajador por el capitalista, esta alienación que arruina al hombre se debe al capitalismo.

Por esta alienación el trabajador es menospreciado en sus derechos y es obli-gado a vivir materialmente en un nivel infrahumano.

En efecto, el trabajador recibe un salario de hambre con el que podrá recuperar sus fuerzas para volverlas a desgastar otro día en los artículos que labora, quedando el producto en manos del empresario, quien lo vende a un precio que incluye una plusvalía o una utilidad del capitalista, un salario no pagado.

Este capital así amasado con injusticias crece vertiginosamente y es empleado en nuevas inversiones.

Por eso se afirma que el capital es el ahorro forzado que ha sufrido el trabajador y que disfruta el empresario. De ahí que expropiar al capitalista no es un robo, sino un acto de justicia, porque se devuelve a los obreros el salario no pagado.

También se desprende de aquí que la única forma de hacer justicia a los trabajadores es poner las empresas en sus manos, o en las de sus representantes como el Estado; quedando establecida la propiedad colectiva de los medios de producción, y suprimida la propiedad privada de esos medios.

“El comunismo, abolición positiva de la propiedad privada, que es la enajenación del hombre, es, por esto mismo, apropiación real de la esencia humana por el hombre y para el hombre. Es una restauración del hombre completo, consciente que no renuncia a nada de toda la riqueza adquirida por el desarrollo anterior del hombre social, es decir, del hombre humano. El hombre se apropia de su ser universal de una manera universal en tanto hombre total”.

Carlos Marx, Manuscritos de 1844, t. VI. R. Garaudy y otros, Lecciones de filosofía marxista, p. 216

“La enajenación deshumaniza al mundo.

Marx, con su descubrimiento de la ley del desarrollo de la sociedad capitalista, de su dialéctica interna, ha mostrado cómo la lucha de la clase obrera permitirá por sí sola vencer la enajenación, es decir, la deshumanización del hombre. El primer concepto de la moral marxista es, pues, participar con todas las fuerzas en la lucha del proletariado, cuyos objetivos de clase se confunden con la liberación del hombre total.

El hombre total es, esencialmente, el hombre que nacerá de una sociedad que haya superado la enajenación; el hombre no enajenado. Engels da de él un esbozo”.... (en su obró Anti-Dühring).

R. Garaudy y otros, Lecciones de filosofía marxista, p. 217

En el campo de las alienaciones se da una axiología. Estas alienaciones se condicionan mutuamente en cadena; así suprimida la última, la económica, se devolverá al hombre su autenticidad, porque en ella está la clave del mal, pero también la clave de la salvación. Una vez que se haya tomado conciencia del hecho, será posible fabricar el hombre definitivamente luchando en contra de la “alienación-raíz”.

Los dos grandes métodos antropogenéticos son. el trabajo que es mediación entre el hombre y la naturaleza; y la revolución. Sólo modificando la sociedad por la revolución se obtendrá una humanidad nueva.

Si el hombre está enajenado, deshumanizado, se debe a que su manera alienada de trabajar engendra la propiedad privada, la cual, a su vez, refuerza tal forma de trabajar. Para liquidar en su raíz la deshumanización es indispensable abolir la propiedad privada.

La revolución se dirigirá primero a la supresión de la propiedad privada de los bienes de producción. En un primer momento los instrumentos de producción estarán en manos del Estado -fase socialista o colectivista-, en espera de poder implantar el comunismo posteriormente.

ACTIVIDADES

• Exponga el concepto del hombre según Marx.

• Defina la alienación.

• Explique las alineaciones.

• Analice el texto de Carlos Marx. Resuma la idea.

• Analice el texto de Engels. Sintetice la idea.

• Explique por qué la alienación económica es la alienación-raíz.

• Señale el papel de la revolución respecto a la liberación del hombre.

• Exponga sus puntos de vista sobre las alienaciones.

B- HUMANISMO Y COMUNISMO El marxismo se perfila como un humanismo, porque tiene como meta salvar al hombre, dignificarlo, revalorarlo, reivindicar al obrero, dignificar el trabajo, recalcar los factores comunitarios y de cooperación.

Definición del humanismo marxista “En su calidad de negación de Dios, el ateísmo significa la implantación del humanismo teórico, mientras que el comunismo, en su calidad de eliminación de la propiedad privada, significa la exigencia de una vida auténticamente humana como propiedad inseparable del hombre, significa la implantación del humanismo práctico; dicho de otro modo, el ateísmo en el humanismo expresado indirectamente por sí mismo mediante la negación de la religión, mientras que el comunismo es el humanismo expresado indirectamente por sí mismo mediante la eliminación de la propiedad privada” (Carlos Marx. Escritos económico- -filosóficos de 1844.) (C. Marx y F. Engels, Escritos de Juventud, p. 637.) A. F. Shishkin. Ética marxista, p. 187.

C- CARACTERES DEL HUMANISMO MARXISTA R. Garaudy destaca en el humanismo marxista los siguientes caracteres.

1. Es un humanismo que sostiene que el hombre siempre puede superarse más, que no existen niveles tope para él.

2. Es un humanismo que se dirige a toda la sociedad, por eso es socialista, se interesa por todo el pueblo, aun por los más humildes.

3. Es un humanismo de acción, no de contemplación o de escape. “Al contrario del humanismo burgués, el humanismo marxista enseña, en primer lugar, que no hay límites en el desarrollo del hombre.

El humanismo burgués siente la tentación de detener al hombre en el momento de la dominación de la burguesía, o cuando ella hubo alcanzado su apogeo. Estos moralistas burgueses sentían siempre deseos de gritar, como el Fausto de Goethe: “!Detente, instante, eres tan hermoso¡”. Era la idea de Hegel para quien la evolución del mundo se detenía en el momento en que triunfaba el reino de la burguesía.

Para Hegel, la historia humana se detenía en el instante en que e! sistema papoleónico se había extendido por todas partes, cuando la monarquía prusiana de Federico Guillermo llI había dado a la burguesía el máximo de privilegios...”

“En segundo lugar, hay que destacar otro carácter de este humanismo, que es el de traspasar los límites individualistas del humanismo burgués. El humanismo marxista toma como punto de partida la idea, definida por Marx, de que el hombre es el conjunto de relaciones sociales, para llegar a la idea de que este humanismo no es un humanismo no-individualista, sino socialista. Es decir, no se trata de desarrollar a un grupo escogido, sino al conjunto del pueblo. Actualmente, en nuestra sociedad capitalista francesa, no hay más que un 3 por ciento de hijos de obreros que llegan a las universidades, a la enseñanza superior; esto significa que la inmensa mayoría de los hijos y de las hijas de los obreros se hallan privados de cultura. Es un crimen contra la nación, porque se deja sin cultivar la riqueza nacional más importante: la inteligencia del pueblo”....

“Y por último, el tercer carácter de este humanismo es el de no ser un humanismo de, evasión. No es solamente un ideal a un sueño es acción. He aquí lo nuevo del marxismo, la idea de que el marxismo constituye una revolución en la filosofía, porque es el arte y la ciencia de transformar al mundo y de transformar a los hombres.

En una de sus obras de juventud, Marx decía que Prometeo era el primer santo del calendario filosófico.. Es, en efecto, el símbolo de la filosofía creadora y activa del marxismo el hacer de cada uno de nosotros, un compañero de Prometeo

R. Garaudy y otros, Lecciones de Filosofía marxista, p. 20-21

Humanismo burgués y humanismo marxista Por su parte A. F. Shishkin contrapone las características del humanismo

burgués, interpretado a través de la ideología marxista, al humanismo socialista.

“Un encubrimiento “humanista” corriente de las relaciones “antihumanistas” de la sociedad burguesa nos lo ofrecen las doctrinas morales religiosas, que inculcan a las masas el amor y la obediencia servil a los explotadores, el desprecio a los bienes terrenos a cambio de la recompensa que les espera en el cielo. Según hacía notar Marx, estas doctrinas consideran que todo lo humano del hombre le es ajeno.

Los defensores de estas doctrinas “resuelven” los problemas sociales mediante llamamientos a la autoperfección moral, condenan la lucha de clases, inculcan en los trabajadores el temor a Dios y el sentimiento de la responsabilidad personal por el

mantenimiento de las normas y convenios en vigor con los empresarios. A estos últimos les piden, demagógicamente, moderación en cuanto a los beneficios y apelan a su conciencia” (Ética Marxista, P.189).

“En el humanismo socialista no hay lugar para las frases espiritualmente bellas acerca de la “esencia divina” del hombre, tan características de un gran número de humanistas del pasado que deseaban de verdad el bien de las gentes. Este viejo humanismo se refería al hombre en general, independientemente de las clases, y deseaba ayudar a “todos”. El humanismo socialista tiene presente a personas históricas reales, pertenecientes a clases distintas, y desea ayudar a las masas oprimidas, De ahí que el amor a los seres humanos que propugna, !presuponga el odio a los explotadores, la lucha contra ellos. Para los viejos humanistas, el hombre podía ser “bueno” aun cuando no aportara nada útil a la sociedad, siempre y cuando fueran buenas sus intenciones. El humanismo socialista juzga a las personas no por sus intenciones, sino por sus hechos. El antiguo humanismo veía en el hombre sojuzgado de la masa trabajadora un ser digno únicamente de piedad y conmiseración. Al describir, por ejemplo, al hombre desahuciado de la vida por las espantosas condiciones sociales, el antiguo humanismo se inclinaba ante el sufrimiento humano y hasta inculcaba la idea desmoralizadora de que este sufrimiento es inevitable.

El humanismo socialista expresa el auténtico dolor por el hombre, eleva su protesta contra las condiciones inhumanas y ve en el hombre que trabaja, que puede y debe ser un luchador por la sociedad nueva, al constructor de esta sociedad.... Es el humanismo de la lucha por liberar a toda la sociedad del yugo del capital, de la guerra y de la esclavización de los pueblos, por crear la hermandad universal de las gentes y de los pueblos, por la expansión del individuo” (A. F. Shishkin, Ética Marxista, p. 191-192)

El respeto a la dignidad del hombre “... El humanismo significa, ante todo respeto a la dignidad humana”...

“La dignidad del hombre significa precisamente el valor de la personalidad humana como tal, es decir, sin tener en cuenta su posición social, profesión, nacionalidad o color...” (Ética Marxista, p. 192).

“En el espíritu del auténtico respeto a la dignidad humana, educa la sociedad socialista a sus miembros, la dignidad del hombre es protegida por la sociedad y por el Estado” (Ética Marxista, p. 193).

“El partido comunista se plantea la tarea de alcanzar el más alto nivel de vida de Los trabajadores de la Unión Soviética en comparación con el logro de cualquier país ca-pitalista, y trata de crear las premisas reales para realizar esta tarea. El hombre, su salud, su bien, es la máxima preocupación del Partido”...

“Pero allí donde la sociedad se preocupa por el hombre, cada individuo se educa en el espíritu de la solicitud por el bien común y por las demás personas. La solicitud por el hombre se ha convertido en la norma moral más importante de los miembros de la sociedad soviética (Ética Marxista, p. 196).

“La sociedad soviética y el partido marxista exigen a los dirigentes de las empresas y de las organizaciones sociales que presten atención a cada trabajador, que se preocupen de su perfeccionamiento, de su educación, enseñan a valorar los cuadros, reserva de oro del partido y del Estado, a quererlos y respetarlos... Makárenko ha formulado el

principio más importante de la educación del hombre: “exigir el máximo posible al individuo y ofrecerle el mayor respeto” (Ética Marxista, p. 197).

“No hay nada más agradable para el hombre soviético, cualesquiera que sean las cir-cunstancias de su vida, que sentir tras sí la atención y el apoyo de la comunidad. Es inmoral privar al individuo de este apoyo...” ,

“Aquí, por consiguiente, no puede darse ni la “beneficencia” humillante, ni la gratitud que exija humillación” (A. F. Shishkin, Ética Marxista, p. 200).

Estos principios de la Ética Marxista quedan enmarcados en el ámbito del “deber-ser”, es decir, son un ideal, que al contrastarse con la realidad de los

hechos que los niegan, dan la impresión de que son un ardid para hacer caer en la ideología marxista a los incautos.

El sentido de la existencia humana Todo hombre se plantea en su vida el problema del sentido de su existencia ¿qué valor tiene la vida? ¿Para qué vivo? ¿A dónde voy? ¿Qué fin tiene mi existencia? ¿Qué meta debo alcanzar para cumplir mi destino?

En el humanismo marxista el ;hombre encuentra el sentido de su vida en la entrega de sus fuerzas al bien de la sociedad, de la lucha por el comunismo.

“El problema de la felicidad es el del sentido de la vida. Pero en la sociedad soviética, el sentido de la vida no se puede reducir ni a las comodidades externas, ni a la persecución del placer, ni a lo que en la sociedad privilegiada se llamaba antes “savoir vivre” (saber vivir). Es ésta una de las formas del parasitismo que desprecian los hombres del trabajo, los ciudadanos soviéticos. Estos ven el sentido de la vida y su felicidad en la entrega de sus energías a la sociedad, al pueblo, a la lucha por el co-munismo. Según decía el relevante escritor soviético A. Tolstoi, la felicidad consiste en “sentir la plenitud de las fuerzas físicas y espirituales propias en su aplicación social”. Para reproducir estas fuerzas se necesita, claro está, unas condiciones materiales adecuadas. Por esta premisa necesaria de la felicidad, de la que ya hablaban los antiguos materialistas, combaten los obreros en los países capitalistas. Esta premisa la crea el régimen del socialismo, y al crear abundancia de artículos de consumo, la sociedad socialista elimina para siempre esta preocupación del individuo”, “La felicidad de los ciudadanos soviéticos es la felicidad de la lucha por el comunismo, por la edificación del comunismo. Es la alegría de alcanzar conocimientos, de desarrollar las facultades creadoras, la alegría de su aplicación en beneficio de la sociedad. Es cl vinculo indisoluble con la sociedad, con el pueblo, la conciencia de sentirse parte integrante de la familia común del trabajo

A. F. Shishkin, Etica. Marxista, p.247-248

ACTIVIDADES

• Analice la definición del humanismo que da Marx. Resuma las ideas.

• Explique las características del humanismo marxista expuestas por R. Garaudy.

• Analice las características del humanismo burgués y el humanismo marxista expuestas por A. F. Shihskin.

• ¿Cómo juzga la forma de presentar el humanismo burgués por A. F. Shishkin?

• ¿Qué opina de un humanismo que pone como base del amor a los seres humanos, el odio y la lucha entre ellos?

• Sintetice en qué forma concibe el respeto a la dignidad humana el humanismo marxista.

• Juzgue de la realidad o utopía de este respeto en la práctica.

• Exponga cuál es el sentido de la existencia humana para el humanismo so-cialista.

D- L HUMANISMO MARXISTA EN LOS HECHOS Tal como se presenta este humanismo en la teoría tiene aspectos muy valiosos como son:

• El respeto a la dignidad de la persona humana

• La dignificación del trabajo del hombre

• La reivindicación de los derechos de los trabajadores a un salario justo y a otras prestaciones sociales

• El trato igual para todos, al considerar al hombre como amigo del hombre

• El fomento del interés social suplantando al egoísmo.

Pero desde una perspectiva de realidad, pasando de los principios a los hechos se constata una gran diferencia, se abre un gran abismo.

Las páginas de la historia, hablan en forma clara y patética al registrar los hechos de opresión sangrienta y de violación de los derechos de la autonomía de las naciones: la dominación de Polonia, de Alemania Oriental, la opresión trágica de Hungría en 1956. la sojuzgación de Checoeslovaquia en 1968, la invasión de Afganistán en 1980. Estos y otros sucesos echan por tierra los principios del humanismo quedando sólo en bellas palabras.

Y cuando el humanismo marxista se refiere a la forma como es tratado el hombre en la vieja sociedad basada en la propiedad privada dice:

“El fascismo llevó a su última expresión estos rasgos antihumanos de la vieja sociedad. Llevó también a cabo la destrucción en masa de cuantos los verdugos fascistas declararon “racialmente inferiores”. Auschwitz, Ravensburg, Dachau, Buchenvuekl... guardan la memoria de millones de hombres, mujeres y niños torturados y aniquilados por los fascistas, de los seres que hubieron de padecer inauditos sufrimientos y que lucharon valerosamente por la vida y la libertad.

El socialismo eleva a un alto nivel la dignidad de la personalidad humana”.

A. F. Shishkin, Ética Marxista, p. 193

Estos hechos evocan otros de la misma índole, pero que no sólo sucedieron en el pasado, sino que actualmente suceden en Rusia en los campos de concentración de Siberia y en otros muchos lugares, en donde existen tormentos, trabajos forzados y

otras formas denigrantes de trato a los detenidos, que atentan cruelmente contra la dignidad de la persona humana.

Pero no debe extrañarnos porque se trata de un humanismo que fomenta la lucha, el odio, como el arma más eficaz para el logro de sus propósitos.

También nos hace reflexionar la contradicción entre el respeto que dice profesar el humanismo marxista a la dignidad de la persona humana, cuando consideramos la tendencia sistemática del marxismo por arrancar del corazón de los niños y los jóvenes los anhelos de una sana espiritualidad religiosa, que está presente en todo hombre de cualquier cultura.

Igual juicio negativo merecen los principios del humanismo socialista que rechazan la tendencia natural del hombre a poseer algo mediante su ahorro y esfuerzo y con lo cual pueda iniciar y dirigir una empresa propia por su iniciativa individual y no vivir para siempre como un empleado del Estado.

Asimismo está en oposición a la dignidad del hombre que propugna el hu-manismo socialista, la negación y restricción del derecho del libre pensamiento y expresión.

Por todo lo cual afirmamos que el humanismo que encierra al hombre en un horizonte real de contradicción, no podrá satisfacer a quienes reconozcan en su ser, una naturaleza auténticamente espiritual y trascendente. Porque lo que de bueno se encuentra en este humanismo ateo: -concebir como ideal de la vida el sacrificio para el progreso de la sociedad; el fomento del crecimiento del hombre en su ser más y no en su tener más- se da también en el humanismo espiritualista y con otra ventaja, que no cae en la sujeción de un Estado que todo lo monopoliza mediante la fuerza y la opresión y que no tiene misericordia para con nadie, ni para con sus más fieles súbditos, cuando 'tienen la desgracia de disentir de su parecer incontrovertible.

En cuanto al sentido de la vida, éste ideal marxista para que sea operativo, presupone el convencimiento pleno de una visión materialista de la realidad como advierte A. Schaff en su obra ¿Marx o Sartre?

Pero aun en este supuesto quedan muchos problemas por resolver al hombre marxista: el amor, el dolor, el ser amado, el padecer enfermedades, el tener que morir,

“El individuo no sólo es un miembro en un todo, ni puede ver únicamente su sentido en someterse a un proceso histórico. Y si esta respuesta puede bastar mientras el hombre sigue en el trabajo que le llena y le da un sentido, ¿qué ocurre cuando contrae una enfermedad incurable y ya no puede continuar produciendo?, ¿qué ocurre cuando sufre dolores graves y no puede ver en ellos sentido alguno?, ¿qué ocurre cuando el hombre no contribuye al progreso de la sociedad sino que es para ella un lastre? Y ¿qué ocurre cuando va al encuentro de una muerte segura? Ese destino de ser una función de la sociedad ¿puede acaso dar una explicación satisfactoria a toda la existencia del hombre?

... El progreso de la historia resulta problemático... Nada nos asegura que en la historia pueda alcanzarse un estado de cosas perfecto en el que queden superadas todas las miserias y penalidades y en el que la humanidad alcance una feliz plenitud de sentido. Y aun cuando así fuera ¿cuál podría ser el sentido de todos los esfuerzos y combates

fracasados, de toda la sangre derramada inútilmente, de todos los dolores y angustias, de todas las lágrimas secretas, de todas las injusticias sufridas hasta ahora sin haber sido reparadas? Nada de esto tiene sentido en el progreso de la humanidad hacia un mundo futuro, tal vez mejor. Ninguna de estas respuestas es satisfactoria porque el hombre -cada individuo y la historia de la humanidad- está ordenado y orientado hacia un fundamento y sentido absoluto” (Emerich Coreth, ¿Qué es el hombre? p. 246).

Sobre las alienaciones Respecto a la alienación religiosa, la crítica que hace Marx es perfecta, supone que la religión es una invención, por eso está en lo justo al decir que aliena al hombre.

Pero da la casualidad que con esto está manifestando su más clara ignorancia de lo que es la religión. Porque ésta tiene un fundamento ontológico que es la dependencia esencial de la criatura hacia su primera causa. Reconocer esta dependencia no es una enajenación, es simplemente afirmar una verdad y una realidad que nadie puede negar, y que a nadie humilla, como no humilla el reconocer que somos hijos de nuestros padres. ¿Es enajenación humillante reconocer nuestra filiación, obedecer, respetar y amar a los seres que nos dieron la vida?

En cuanto a la enajenación económica, negada la propiedad privada, ¿de quién es el fruto del trabajo del obrero?, ¿de él?, ¿del Estado?, ¿del partido comunista? Si es del Estado o del partido, pero no de él, sigue siendo un hombre enajenado que no disfruta sino de su salario, quejándose el Estado con la plusvalía como en otro tiempo el capitalista.

Con relación a la enajenación política, se dice que el Estado es del obrero.

Pero ¿quién hace del obrero lo que quiere? El Estado, y el partido comunista lo manejan, está sujeto a ellos. ¿Dónde estuvo su liberación política?

Respecto a la alienación filosófica, ¿puede pensar el hombre marxista lo que quiera? La ideología marxista se habrá apoderado de su mente en tal forma que no podrá pensar sino lo que tal ideología le inspire, será como una obsesión, un monoideismo fijo. Tal es la obsesión que se palpa en las obras que se escriben sobre el materialismo marxista, por ejemplo las que integran la Enciclopedia Filosófica del Marxismo, por citar algunas.

El hombre marxista es un hombre enajenado por estas ideas: la lucha de clases, el resentimiento, el odio contra los que poseen algo, la negación de la propiedad privada de los medios de producción, la destrucción del capitalismo burgués, la lucha contra el imperialismo.

Estas ideas y otras, se encuentran dando vueltas una y otra vez, de una forma y de otra en su mente. ¿Dónde está pues el hombre plenamente liberado, el hombre total?

Con relación a la alienación social. El hombre marxista continúa en su status de proletario, pero ahora ya no se considera inferior al burgués que lo explotaba, ahora se siente inferior a los que ocupan puestos superiores a él en la empresa, en el partido, en la política y constituyen una complicada estructura social formada por altos jerarcas políticos, militares, jefes del partido comunista, de la policía oficial, intelectuales

universitarios, funcionarios burocráticos, dirigentes de empresas estatales. ¿Dónde quedó la igualdad de todos los camaradas comunistas?

El hombre marxista seguirá viviendo confinado en un estrato de la sociedad comunista, sin haber logrado su liberación social.

E- EL HUMANISMO MARXISTA Y LA EDUCACIÓN

Los presupuestos del humanismo marxista son:

• El hombre se crea por el trabajo.

• El hombre y la sociedad han de ser liberados de las alienaciones.

• Debe construirse una nueva sociedad a través de un proceso dialéctico empleando la revolución.

• La transformación del hombre debe dirigirse a todos los individuos de la sociedad aun a los más humildes.

• El desarrollo del hombre no tiene límites.

En base a estos principios se ha de realizar la educación en el humanismo marxista.

En esta forma se pueden señalar las características de la pedagogía marxista que se destaca entre las pedagogías: liberal, religiosa y moral, naturalista, utilitaria, personalista, nacionalista, por ser una pedagogía antropogenética unida al trabajo y a la revolución.

Se trata, en efecto, de una educación que da gran énfasis al trabajo, porque por el trabajo se objetiva el hombre. A través del trabajo creador se realiza la praxis, o sea la transformación de la naturaleza para el servicio de la sociedad.

Es una educación dirigida a la liberación del hombre, que suprime las con-diciones alienantes en que vive. Es por consiguiente eminentemente atea, consecuente a la cosmovisión materialista de la vida en que se basa el marxismo.

Es socialista y democrática porque se dirige a todos los miembros, aun los más humildes de la sociedad; y tiende a realizar una comunidad en la que los individuos no estén separados en clases sociales.

Inculca el sistema de propiedad colectiva como el único sistema de propiedad legítimo, e impugna el derecho de propiedad privada de los medios de producción.

Consecuente con el espíritu dialéctico que inspira al marxismo, fomenta la lucha y la revolución como medios para transformar la sociedad.

Pero al mismo tiempo fomenta el amor del hombre por el hombre, cuando éstos ya no están divididos en clases sociales,

Para formarnos una idea de la realización de este. ideal, acerquémonos a considerar las experiencias pedagógicas de dos educadores que fueron considerados

como los pedagogos ortodoxos del marxismo, ellos son A. Makárenko y Pavel Petrovich Blonskij.

A. Makárenko Este pedagogo ruso expresa su convicción de haber logrado la interpretación educacional más ortodoxa del pensamiento marxista: “Estoy perfectamente convencido de que aquí en la colonia (Gorki) tenemos la auténtica pedagogía soviética y; es más, de que en la casa impartimos la educación comunista” (Poema pedagógica, pág. 254).

Y efectivamente en 1936 el Comité Central del partido comunista ruso declaró oficialmente ortodoxa la pedagogía de Makárenko contra la propaganda de sus adversarios.

Afirma Makárenko que la pedagogía no puede ser el resultado de una reflexión, sino de la experiencia, de la observación confirmada por los resultados de la psicología y de la biología. Debe enmarcarse, además, dentro de la historia interpretada dialécticamente.

En Makárenko está presente el sentido realista del hombre comunista. El ideal de su pedagogía es formar verdaderos proletarios, hombres conscientes de la realidad en situación. Así lo afirma al referirse a la colonia Gorki: los muchachos han de “vivir honestamente como auténticos proletarios, para ser, al salir de la colonia, auténticos komsomols que proseguirán inmediatamente la construcción y la consolidación del Estado proletario” (Makárenko, Poema Pedagógica, pág. 209).

La pedagogía de este autor está orientada hacia el hombre nuevo a través de la dialéctica histórica.

En su ideario educativo, dice: “Defino en unas cuantas palabras nuestros objetivos: aseo, trabajo, estudios, una vida nueva y una nueva bondad humana. Viven en un país feliz, en el que no hay amos ni capitalistas, en el que el hombre puede crecer y desarrollarse en medio de una actividad realizada de buen grado”.

Aquí se respira un ambiente de trabajo, de estudio, de tensión social y ambiente de alegría.

En sus obras pedagógicas encontramos muchas cosas interesantes.

Pero el hombre y el Estado comunista que está en la base de su pedagogía, son utópicos.

Está convencido de que en la sociedad comunista no habrá Estado porque en esa sociedad ya no habrá nada por oprimir o para sofocar. La sociedad comunista será la perfección. “Sólo allí donde no queda ya ninguna desarmonía, es donde radica el colectivismo soviético”.

Blonskij Como Makárenko este autor crea una pedagogía activa fundada sobre una psicología voluntarista. Se inspira en el Manifiesto Comunista en donde se habla de reunir educación y producción material. Para él únicamente el trabajo en la industria asegura una formación multilateral; la fábrica se convierte en el verdadero espacio educador.

Enseña que de los 3 a los 7 años el juego debe desarrollarse en el medio ambiente en que se trabaja.

De los 8 a los 13 años se realiza la incardinación a la comunidad de trabajo.

Y a partir de los 14 se ha de aprender en la fábrica.

El educando ha de tomar parte activa en su desarrollo, y señala al trabajo productivo como elemento esencial.

Sostiene que una nueva sociedad sólo puede realizarse a partir de la lucha de clases.

La educación juega un papel de refuerzo en el proceso infraestructural.

El hombre nuevo aparece como el fruto del proceso histórico revolucionario en primer lugar, y de la unión de la educación y la producción material en segundo lugar.

ACTIVIDADES

• Analice las características de la educación dentro del humanismo marxista.

• Analice las principales ideas pedagógicas de Makárenko.

• Sintetice las ideas pedagógicas de Blonskij.

• Formule juicios valorativos sobre la educación en el humanismo marxista.

Objetivo particular: Conocer el sentido y alcance del humanismo existencialista

Objetivos específicos: 3.1 Analizará los presupuestos del humanismo existencialista

3.2 Explicará el sentido del humanismo existencialista

3.3 Juzgará las soluciones dadas por Sartre a las objeciones de marxistas y católicos

3.4 Juzgará sobre el fruto del humanismo existencialista

3.5 Analizará las repercusiones existencialistas en la educación

3.6 Explicará el sentido del existencialismo en la educación para Buber, Flitner y Jaspers

3. EL HUMANISMO EXISTENCIALISTA Examinemos ahora el humanismo que presenta la corriente existencialista, está representado por la filosofía de J. P. Sartre.

Esta nueva orientación que da Sartre a su pensamiento, se pone de manifiesto cuando comparamos el texto de “El Ser y la Nada” con el “Existencialismo es un humanismo”. La tonalidad del primero es deprimente, en cambio en el ensayo sobre el humanismo, se nota un afán de crear un ambiente optimista. En la primera obra se establece el conflicto como la esencia de las relaciones humanas: “el infierno son los otros”; por el contrario, en el segundo texto se declara en forma abierta por la posibilidad de una auténtica comunidad humana.

En el Ser y la Nada, el ser-en-sí goza de primacía sobre el ser-para-sí, la conciencia se convierte en un subproducto de la materia. En cambio en El Existencialismo es un Humanismo, se afirma que la existencia, ser-para-sí “es la única que otorga dignidad al hombre, la única que no lo convierte en objeto” (p. 65). También se expresa que su propósito es establecer el reino de los valores humanos en cuanto distintos del reino material; se habla además de la necesidad de una verdad absoluta como fundamento de toda verdad (p. 64). Se nota finalmente en ambas obras una auténtica obsesión negativa de Dios, no como ser trascendente, sino como la totalidad a que aspira la existencia.

“El existencialismo es un humanismo” fue escrito para dar respuesta a una serie de objeciones lanzadas por marxistas y católicos contra el sistema de Sartre.

Los comunistas le objetan que su filosofía “conduce a un quietismo de la desesperación, ya que están cerradas todas las soluciones, y habría que considerar la acción en este mundo como totalmente imposible” (p. 9) o inútil.

Los católicos por su parte objetan que esa filosofía “subraya la ignominia humana y muestra por doquier lo sórdido y lo bajo... olvidando lo bello y lo sonriente, el lado luminoso de la naturaleza humana” (p. 10).

Los marxistas le achacan que aniquila la acción.

Los católicos le reprochan que niega la realidad y seriedad de las empresas humanas, pues descartados los mandamientos de Dios y los valores trascendentes, no queda sino la gratuidad, obrando cada quien a su antojo.

Ambos le acusan haber acentuado en forma exagerada la radical soledad y aislamiento del hombre (El Existencialismo es un Humanismo, p. 10. 11).

A- LOS PRESUPUESTOS DEL HUMANISMO EXISTENICIALISTA SARTRIANO Sobre estas ideas dominantes se va a asentar el humanismo existencialista. Se insiste una vez más sobre el tema básico del existencialismo que es la precedencia de la existencia sobre la esencia.

Se rechaza tanto la existencia de Dios como la de la naturaleza humana constante; se admite en cambio “una universalidad humana de condición” (p. 67). Esta condición humana posee validez universal.

El hombre es un proyecto, será lo que él determine ser por su libertad. Desde luego que el hombre “posee una mayor dignidad que la piedra o la mesa” (p. 22). Aquí se establece la subjetividad del individuo como punto de partida de la existencia auténtica.

Si la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que hace. Su responsabilidad comprende a los demás, de esta responsabilidad nace la angustia; el modo equivocado de eludir la angustia es la mala fe.

La angustia no conduce a la inacción, al quietismo, como piensan los marxistas, todo lo contrario, forma parte de la acción “es la condición misma de la acción”.

Se quiere establecer una base firme para la verdad, para que ésta no se apoye en hermosas teorías llenas de esperanza pero sin fundamento, y como baluarte encuentra el mismo punto de arranque de Descartes: “y no puede haber otra verdad en el punto de partida que ésta: Yo pienso, luego existo, es ésta la verdad absoluta, de la conciencia captándose a sí misma” (p. 64). Esta doctrina no ofrece sólo una verdad absoluta, sino que es la única que da “una dignidad al hombre, la única que no hace de él un objeto” (p. 65). En esta intuición descubre también a los otros.

El existencialismo quiere construir el reino de lo humano con un conjunto de valores distintos del reino material, esto lo dirige contra el materialismo.

B- EL SENTIDO DEL HUMANISMO EXISTENCIALISTA Sartre aclara que la palabra humanismo tiene dos sentidos. Hay el humanismo, que toma al hombre como fin y valor supremo. Este humanismo clásico es absurdo. Establece al hombre como fin. Y el hombre siempre está por hacerse.

El otro sentido del humanismo, es el existencialista, para el cual la conciencia humana es proyección fuera de sí, hacia fines trascendentes (objetivos). El hombre es superación y capta los objetos con relación a esta superación. “Esta unión de la trascendencia como constitutiva de! hombre (no en el sentido de que Dios es trascendente, sino en el de superación) y la subjetividad, en cuanto el hombre no está encerrado en si mismo, sino presente siempre en un universo humano, es lo que llamamos humanismo existencialista” (p. 93).

Sartre sostiene que su humanismo existencialista es un verdadero humanismo, puesto que el sentido de lo que es el hombre está en el hombre mismo, porque el hombre está solo, sin Dios en quien pueda fundarse, justificarse o explicarse, sin ley moral, sin esencia humana, sin valores preestablecidos, sin normas que vengan a medir la dimensión humana; sólo tiene su libertad. “El hombre es libertad” y con ella y por ella ha de construirse él mismo, ha de conquistar su esencia, ha de crear sus valores, su Dios si quiere, su moral, el sentido de su vida, porque su destino está en sus manos. En esto consiste cabalmente el humanismo existencialista. Nos dirá Sartre ¿puede darse otro humanismo más auténtico que el existencialista?

Sartre entiende por soledad y abandono del hombre el hecho de que Dios no exista y que haya que sacar hasta el fin las consecuencias de esta situación.

Las consecuencias de esta situación, son entre otras, el rechazo de la moral cristiana, o laica, esta última ha estado vigente desde el siglo pasado con el positivismo, en opinión de esta moral laica Dios constituía una hipótesis costosa e inútil que había que descartar. Sin embargo, para que pudiera seguir existiendo una sociedad civilizada había que seguir viviendo apoyándose en una moral y unos valores considerados como obligatorios a priori, independientemente de la existencia de Dios, permaneciendo vigentes estos valores nada cambiaría y quedaría intacta la honestidad y el progreso.

El existencialismo de Sartre no comparte estas ilusiones y sostiene que es muy molesto que Dios no exista, pues con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible.

Vamos a citar algunos textos de El Existencialismo es un Humanismo para que se comprenda mejor este humanismo.

“Hay dos escuelas existencialistas. Lo que complica las cosas es que hay dos especies de existencialistas: los primeros, que son los cristianos, entre los cuales yo colocaría a Jaspers y a Gabriel Marcel, de confesión católica; y, por otra parte, los existencialistas ateos, entre los cuales hay que colocar a Heidegger, y también a los existencialistas franceses y a mí mismo. Lo que tienen en común es simplemente que consideran que la existencia precede a la esencia, o, si se prefiere, que hay que partir de la subjetividad (p. 14). “Si por otra parte, Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el

dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y, sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace” (p. 21). “No hay otro universo que este universo humano, el universo de la subjetividad humana. Esta unión de la trascendencia, como constitutiva del hombre -no en el sentido en que Dios es trascendente, sino en el sentido de rebasamiento- y de la subjetividad en el sentido de que el hombre no está encerrado en sí mismo, sino presente siempre en un universo humano, es lo que llamamos humanismo existencialista. Humanismo, porque recordamos al hombre que no hay otro legislador que él mismo: y que es en el desamparo donde decidirá de sí mismo; y porque demostramos que no es volviendo hacia sí mismo, sino siempre buscando fuera de sí un fin que es tal o cual liberación, tal o cual realización particular, como el hombre se realizará precisamente en cuanto humano” (pp. 42-43). “El existencialismo no es nada más que un esfuerzo por sacar todas la consecuencias de una posición atea coherente. No busca de ninguna manera hundir al hombre en la desesperación. Pero si se llama como hacen los cristianos, desesperación a toda actitud de incredulidad, parte de la desesperación original. El existencialismo no es tanto un ateísmo en el sentido de que se extenuaría en demostrar que Dios no existe. Más bien, declara: aunque Dios existiera, esto no cambiaría; he aquí nuestro punto de vista. No es que creamos que Dios existe, sino que pensamos que el problema no es el de su existencia; es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo y se convenza de que nada puede salvarlo de sí mismo, así sea una prueba valedera de la existencia de Dios. En este sentido, el existencialismo es un optimismo, una doctrina de acción y sólo por mala fe confundiendo su propia desesperación con la nuestra pueden los cristianos llamarnos desesperados” (pp. 43-44). “¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla” (p. 15).

ACTIVIDADES

• Compare los principales temas de El ser y la nada con los textos de El Existencialismo es un humanismo.

• Formule las objeciones que le hacen a Sartre los marxistas y los católicos.

• Analice el sentido del humanismo existencialista

• Analice los anteriores textos acerca del Existencialismo y resuma las ideas centrales.

Síntesis En El Existencialismo es un Humanismo, encontramos los mismos temas tratados en El Ser y la Nada.

• Se expone un existencialismo ateo.

• El tema de la angustia como consecuencia de que el hombre es un proyecto responsable.

• El rechazo de la moral cristiana y laica con sus normas abstractas y univer-salmente válidas, basadas en la naturaleza humana dotada de esencia.

• El hombre es libre y ha de hacerse a sí mismo a través de acciones absolu-tamente libres.

• Se condena el quietismo y la pasividad.

• Se establece la subjetividad como punto de partida del existencialismo.

• Se descarta la esencia humana, o naturaleza humana, y se la sustituye por el concepto de condición humana.

• Se habla de intersubjetividad cuando se trata de la elección en función del otro.

• Y se concluye con el tema inicial de existencialismo y ateísmo.

C-SOLUCIONES DE SARTRE A LAS OBJECIONES DE MARXISTAS Y CATÓLICOS

Examinemos cómo resuelve Sartre las objeciones que le Donen.

Primera respuesta a la objeción del “quietismo y desesperación” que le hacen los marxistas.

Sartre confiesa que su filosofía ciertamente provoca la náusea o la angustia, pero esta angustia no lleva a la inacción. Es la angustia que conocen los que han tenido responsabilidades, como los jefes militares que dan órdenes en momentos difíciles; esta “angustia es condición misma de la acción” (pp. 32-33).

Ante esta razón de Sartre se responde que la angustia, en el caso del militar, lo único que hace es entorpecer la acción, el jefe que da la orden de ataque no lo hace en virtud de la angustia, sino por otras razones: el amor a la patria, el miedo al desastre, el deseo de gloria, el odio al enemigo, pero no por la angustia misma.

Si examinamos más hondamente el pensamiento de Sartre veremos que la angustia es fruto de la desesperación, del estado de abandono; pero un estado de abandono o de desesperación de suyo no mueve a la acción. Porque el que desespera conseguir lo que pretende, no obra, y como la angustia equivale a la desesperación, luego ésta es el impedimento más grave para la acción.

En efecto, si el hombre está seguro de que su acción es inútil y todavía más, si sabe que el resultado final de todos sus logros parciales va a ser el fracaso definitivo, como es el final a donde desemboca toda existencia humana,

según el existencialismo, un estado de desaliento tal, no da ánimos para la acción. Luego el estado de abandono y angustia no puede llevar a la acción; porque en el momento en que tenemos conciencia de que nuestra acción es estéril, nuestros brazos caen, y esta es la actitud natural del desesperado.

Por las razones expuestas creemos que la objeción queda en pie. Segunda respuesta a la objeción de los católicos que le tachan de pesimista.

Sartre quiere demostrar que su filosofía es optimista porque el hombre desligado de toda relación con Dios, aparece siendo el único responsable de su destino, y en caso contrario, aparece el hombre perdiendo su iniciativa.

Además el hombre es dueño de crear los valores que él desea y de conseguir los fines que pretende.

A esto le responden a Sartre que precisamente porque el hombre se encuentra abandonado en el mundo, se halla con frecuencia imposibilitado e impotente para alcanzar la plenitud de su felicidad, y en tal caso el hombre no puede ser optimista porque tiene la conciencia de su fracaso definitivo y ésta es la concepción a la que llega Sartre: el hombre es una pasión inútil, es un proyecto fracasado.

Por otra parte no puede haber optimismo ante una naturaleza degradada como la del hombre. “La nada es un vacío, un agujero en el ser, esa caída del “en-sí” hacia “el-sí” por la que se constituye el “para-sí”. Este acto perpetuo por el que el “en-sí” se degrada en presencia de sí, lo llamamos acto ontológico” (EI ser y la nada, p. 121).

La conciencia es una degradación respecto a los seres no conscientes, y esto ciertamente no es motivo para un optimismo.

En cuanto al optimismo del hombre por ser libre, se advierte que según eso el porvenir del hombre está en sus manos; él será lo qué se quiera construir, usando de su libertad absoluta. Pero no se comprende qué clase de libertad sea aquélla en la que la elección no está en sus manos, y aún está fuera de la conciencia del hombre, porque Sartre dice “lo que entendemos por querer en una decisión consciente... (por ejemplo, pertenecer a un partido político u otro, escribir un libro... elegir estado...) esto no es sino la manifestación de una elección más original, más espontánea (menos consciente y menos dependiente de la voluntad libre, que aquello que se llama voluntad” (pp. 23-24).

Pero en este caso si nuestra elección no está en los actos conscientes de la voluntad, sino en algo más original, que escapa a nuestra conciencia y que determina ya los actos posteriores, la libertad del hombre queda reducida a un mito ¡ya soy libre de un acto del que nunca he tenido conciencia!

Tercera respuesta a la objeción que le hacen los católicos y marxistas respecto a “considerar al hombre aislado... en la subjetividad pura... incapaz de retornar a la solidaridad con otros hombres que están fuera de mí... (p. 10-11).

Los católicos y los comunistas tienen una concepción eminentemente social del hombre.

Sartre responde que la subjetividad tal como él la entiende, implica, o lleva necesariamente a una intersubjetividad, a una solidaridad con todos los demás hombres.

Para dar sentido a esta intersubjetividad, Sartre admite una “condición universal humana” común a todos los hombres, que determina las mismas formas de reacción por las cuales hay una posible inteligencia entre ellos (p. 67) “en cierto sentido hay una

universalidad del hombre; sin embargo ésta no se nos da hecha sino que está perpetuamente en construcción”... (p. 70).

A esto se responde que si el hombre está dentro de una condición humana universal, si esta condición constituye “el conjunto de los límites a priori que definen su situación fundamental en el universo”, no se comprende cómo se puede afirmar que la universalidad del hombre no está hecha, sino que está perpetuamente construyéndose. Si existen estos límites a priori, el hombre no puede construir su universalidad.

Respecto a la “condición universal humana” que es base de la intersubjetividad, se advierte lo siguiente, que si esta condición universal humana es independiente de los hombres, y nada pueden hacer éstos por cambiarla, sino que la reciben hecha, no se ve en qué se diferencie de lo que comúnmente se llama naturaleza humana. Ahora bien, si esta condición humana universal es una esencia, entonces es falso uno de los postulados del existencialismo que niega la existencia de las esencias; entonces se da la intersubjetividad. Si la condición universal humana no es una esencia del hombre, no se ve en que pueda fundarse la intersubjetividad y no puede darse tal comunicación entre los hombres; y si Sartre sostiene esa intersubjetividad sin esencia humana, se contradice.

Cuarta respuesta a la objeción que le hacen los cristianos y que se formula en estos términos: En realidad viene Sartre a “negar la realidad y la seriedad de las tentativas humanas, porque si suprimimos los mandatos de Dios y los valores eternos, no queda más que la estricta gratuidad: cada uno puede hacer lo que quiere... es incapaz de condenar el punto de vista y los actos de los otros” (p. 11).

Aquí se está tocando a la vez el fundamento metafísico y sus proyecciones hacia la moral. La negación de una esencia a la que deben conformarse nuestras acciones, la negación de la existencia de Dios, fundamento de esas esencias y de los valores eternos, y de las leyes del orden moral, lleva a un fatalismo e irracionalismo metafísico y a una absoluta gratuidad en el orden del ser y en el orden del obrar. Se junta la anarquía metafísica, la anarquía moral, de donde se sigue la anarquía social.

Oídas esas objeciones Sartre dice que su filosofía lejos de llevar a la deses-peración conduce a la acción y al optimismo y que no contiene una anarquía moral ni un subjetivismo aislador, sino que es la verdadera moral y el verdadero fundamento de la convivencia social del hombre.

“En efecto, todo está permitido si Dios no existe y por consiguiente el hombre está abandonado, . . y por otra parte libre, porque una vez lanzado al mundo, él es responsable dé todo lo que hace” (p. 35).

Con esto Sartre en lugar de responder a la objeción, más bien la está acen-tuando. El hombre no tiene que responder ante nadie y por lo tanto puede hacer lo que quiera. Ni podemos juzgar a los otros, porque también ellos pueden hacer lo que quieran. Por tanto la objeción sigue en pie.

Y aunque expresa Sartre que la objeción que le hacen cuando dicen “usted puede hacer lo que quiera”, no es exacta, porque “la elección es posible en un sentido, pero lo que no es posible es dejar de elegir”... Lo que quiere decir, que el hombre no

puede dejar de elegir. Y si el hombre no puede dejar de elegir como dice Sartre, luego el hombre puede hacer lo que quiera, lo que equivale a conceder la objeción.

En efecto Sartre afirma que está bien elegido aquello que se elija, con tal que se elija “con toda sinceridad y con toda lucidez cualquiera que sea, por otra parte, el proyecto elegido”. Así se elija la fidelidad conyugal o la infidelidad, la esclavitud o el régimen de no esclavitud, tal elección está bien hecha si se hace con sinceridad. Luego la dificultad queda en pie.

Por estas razones se le objeta que su filosofía se basa en un escepticismo absoluto, siembra la anarquía moral y ésta la anarquía social. La libertad para Sartre consiste en la espontaneidad vital que excluye toda deliberación.

D- EL FRUTO DEL HUMANISMO EXISTENCIALISTA Este humanismo se manifiesta en las obras literarias de su autor que son las tesis en bruto y cuyos fundamentos están en sus escritos filosóficos. En estas novelas y dramas abunda un realismo crudo, abyecto y de pésimo gusto. Sus personajes son degenerados, homosexuales, anormales, verdaderos casos clínicos, toda esa fauna viscosa y nauseabunda que pulula en los bajos fondos infrahumanos de las grandes ciudades. Sus reacciones son instintivas, en ellos se ha perdido el perfil humano.

Entre estas obras están “La náusea”; “A puerta cerrada”; “El muro”; “las moscas”; “las manos sucias”; “los muertos sin sepultura”, etc.

En ellas se respira un aire desolador: el odio como forrada de convivencia, el cinismo conscientemente planeado, la falta de toda moral, e; rechazo injustificado de Dios, la desesperación ante el absurdo de la existencia, la negación de los valores. Su lectura provoca la náusea de la que habla su autor porque en ellas se palpa la podredumbre del espíritu en que ha caído la cultura.

El estilo es brillante, finos los análisis psicológicos, aguda la observación, pero el fondo contiene una filosofía negativa y nihilista.

...El sombrío irracionalismo en ontología y el inmoralismo ético que caracterizan la obra de Jean Paul Sartre, levantan en el espíritu angustiosas interrogaciones ¿Cómo pudo el hombre de Occidente llegar a una tal encrucijada ideológica? ¿Qué sentido puede tener en el panorama de la cultura una actitud filosófica tan disolvente y pesimista?... Dejemos hablar a la historia.

Al eclipsarse la gloria de Grecia con los triunfos de Alejandro Magno, también se desvanece el prestigio de la filosofía. Académicos, estoicos y epicúreos, plantan sus reales e introducen el caos escéptico. Las águilas de Roma se posan en la Acrópolis. Grecia se rinde a las legiones romanas. Siglos más tarde la decadencia roe sordamente los cimientos del imperio de Augusto. El escepticismo teórico y el nihilismo moral sientan cátedra en la vieja Roma de los Césares. Pero ya los bárbaros acechan tras las fronteras del Imperio. Al declinar la cultura de Occidente, en esta descomposición desconcertante a que asistimos consternados, el nihilismo metafísico, el inmoralismo ético de nuevo invaden el ágora filosófica y de allí se difunden a través del teatro, el ensayo y la novela. Pero esta vez no son las fronteras de Atenas o Roma, ni siquiera las de la civilización occidental las que están en peligro, es el hombre mismo, como criatura

di Dios. Es la familia humana. El nuevo bárbaro no es el Gengis-Khan soviético que espía tras la cortina de hierro, es el hombre moderno que ha perdido la fe in la razón, la fe en Dios. La fe en los valores humanos y divinos. Que ignora toda norma ética superior. Que no acata más ley que su egoísmo. El progreso unilateral e imponente de la técnica ha puesto en su mano irresponsable una fuerza titánica, un poder demoníaco, la energía nuclear. El hombre está a merced de sí mismo. El nuevo bárbaro es el hombre que se ha perdido a sí mismo, al perder los valores humanos. El nuevo bárbaro es el hombre que ha perdido a Dios”.

José Sánchez Villaseñor, Introducción al Pensamiento de Jean Paul Sartre, p. 56

ACTIVIDADES

• Analice las objeciones puestas por marxistas y católicos a Sartre y las soluciones dadas por éste.

• Juzgue dichas soluciones.

• Analice el texto de la Introducción al Pensamiento de Jean Paul Sartre. Resuma la idea.

E- REPERCUSIONES EXISTENCIALISTAS EN LA EDUCACIÓN El existencialismo destaca los siguientes aspectos como características del hombre:

• La subjetividad del ser-para-sí, de la conciencia.

• La libertad absoluta: “El hombre es libertad”.

• El abandono: el hombre está solo, sin dioses, sin esencias, sin valores dados, sin modelos ideales.

• El hombre ha de proyectarse para ser, lo que él determine ser, pero con autenticidad.

• El hombre ha de crear sus valores.

Partiendo de estas bases existencialistas se han perfilado corrientes peda-gógicas de inspiración existencialista y también algunas tendencias que encontramos en ciertas corrientes educativas actuales, que sin estar fincadas en esta vertiente de pensamiento, inconscientemente adoptan de alguna forma u otra, esta postura.

Las pedagogías existencialistas o de tendencia existencialista, sobrevaloran lo subjetivo, el valor de lo relativo, al grado que se convierte lo relativo en lo absoluto. Afirman que lo importante es la existencia, vale decir la espontaneidad. La verdad se confunde con la opinión. No hay valores que valgan por su propio peso, cada quien pone o crea los valores a su existencia. El educando es intocable en su singularidad, siempre y en todo tiene razón, así opine lo más absurdo, al fin que ¿quién tiene la razón? si la verdad es lo que cada uno piense.

Para los pedagogos existencialistas no hay “deber-ser”, no hay modelo, la educación ha de basarse en la facticidad; porque no hay naturaleza humana, no hay

tampoco propiamente hablando, deberes, porque estos son una consecuencia del ser que tiene una naturaleza preestablecida.

En menor grado de exageración están las pedagogías antiautoritarias, libertarias y autogestionadoras.

Algunos señalan que estas ideas han influido en cierto grado en las pedagogías personalistas que defienden el desarrollo autónomo del estudiante, así como su actividad creadora y sus intereses. Y destacan el riesgo que se corre de no saber orientar bien este sistema, a través de una aplicación adecuada.

Hemos visto que para el existencialismo de Sartre, el ser humano es un ser que primero existe y después consiste, o sea, es esto o lo otro, de ahí que algunos educadores dejan ser al alumno como sea, con tal que lo sea sinceramente.

La educación así concebida se lleva a cabo según las opiniones de cada quien, con tal que esté inspirada en convicciones subjetivas sinceras, auténticas, basadas en la intuición, el instinto, la creencia personal. No hay razones, ni fines preestablecidos, ni principios, ni normas fijas. Pero eso si, cada educador se responsabiliza de sus valores, de sus proyectos.

La pedagogía existencialista carga el énfasis en el valor del hombre como individualidad que debe despreciar una conducta normalizada, porque es inauténtica, es cerrada, no pertenece a cada uno, es de la masa. El ser humano ha de proyectarse incesantemente, existiendo construye su esencia, proporcionándose sus propios valores, y al comprometerse con ellos cristaliza lo que él es.

Esta es una visión de la educación como se desprende de la corriente exis-tencialista sartriana.

F- OTROS EXISTENCIALISTAS En el existencialismo encontramos una gran variedad de tendencias, se ha dicho que hay tantos existencialismos como existencialistas, por eso hay diferencias entre sus puntos de vista.

Martin Buber Representa una de esas tendencias Martin Buber. Sus obras son: Yo y Tu (Edit. Fondo de Cultura Económica, Mex.). Entre Hombre y Hombre.

El afirma que el modelo de persona educada es aquella que está configurada por una toma de decisiones existenciales, que no determina sus elecciones con antelación a las situaciones existenciales. Utiliza los principios y las tradiciones únicamente como comprobaciones o recordatorios, pero no como guías infalibles. Sus valores han sido creados en el aquí y el ahora concretos y se manifiestan a medida que se va relacionando con otros hombres. De tal forma cada persona es para él una persona única, y no un miembro de una categoría.

Capital importancia reviste para Buber el concepto de responsabilidad, entendida como la respuesta que nos damos unos a otros. Así para él, el diálogo ocupa un punto

central en su filosofía de la educación. Persona educada es la que es capaz tanto de hablar como de escuchar. Y puesto que el diálogo genuino depende de la autenticidad del ser, en vez del parecer, es preciso tener el valor de ser uno mismo en las relaciones.

Buber también pide el reconocimiento de la continuidad entre el saber y la vida, en vez de fomentar el conocimiento por el conocimiento mismo. Insiste en que el aprendizaje debe estar relacionado con la acción consiguiente. Por último, afirma que la persona educada no es la que ha entrenado solamente sus facultades cognoscitivas, sino aquella cuyo espíritu profundo ha quedado impregnado por lo que ha aprendido.

W. Flitner Por su parte W. Flitner (Pedagogía Sistemática, Editorial Labor) insiste en que la educación es un quehacer respecto al cual, a todos nos toca una responsabilidad que no podemos eludir.

La educación no puede ser invariable o definitiva, sino que debe construirse con las necesidades de la existencia del hombre. El constante hacerse de la persona da a la pedagogía un sentido histórico inmanente que también se proyecta en lo supraindividual. El educador ve en el educando, lo mismo el futuro de éste, que el futuro de su pueblo; y se dispone a ayudar a construirlo.

La realización de los valores, está condicionada al estilo y sentido de la formación de cada sujeto, reconociendo como esencia común, para cada educación concreta, la plena libertad que es el único patrimonio íntimo de cada persona.

Jaspers Este autor entiende la educación como un proceso nunca acabado porque concibe al hombre como un ser siempre abierto a nuevas posibilidades. Educarse es intentar algo nuevo de forma singular, y tal singularidad está determinada por los condicionamientos espirituales, debidos a la familia, a la profesión, a la iglesia, a la historia; sin embargo, la iniciativa sigue teniendo gran significación.

Reflexión Indudablemente no todo es negativo en estas tendencias existencialistas; como cualquiera puede ver hay elementos valiosos para la educación, “si no se cae en la exageración.

• Hacer de la persona del educando el centro de la tarea educativa.

• Otorgar mayor respeto para su individualidad, su libertad, su creatividad, su espontaneidad.

• Orientar el proceso educativo hacia la autorrealización personal.

• Despertar la conciencia de todos los integrantes de la comunidad educativa en la responsabilidad y el compromiso. - Insistir en la necesidad de sinceridad y autenticidad.

ACTIVIDADES

• Analice las aportaciones positivas de la corriente pedagógica existencialista.

• Analice las aportaciones negativas y las consecuencias de las corrientes pedagógicas existencialistas.

• Sintetice el pensamiento de Martin Buber. Formule juicios.

• Destaque algunos aspectos en la educación que está recibiendo y está im-partiendo que manifiesten ciertas tendencias existencialistas.

• Sintetice el pensamiento de Flitner y Jaspers. Formule juicios.