unidad 4 materiales
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Control de la Microestructura
Endurecimiento por Deformación
Se obtiene el endurecimiento por deformación de un metal incrementando el número de dislocaciones.
Cuando se aplica un esfuerzo superior al límite elástico, las dislocaciones empiezan a deslizarse. Finalmente una
dislocación moviéndose sobre su plano de deslizamiento encontrará un obstáculo que sujetará los extremos de
las líneas de dislocación. Si se continúa aplicando esfuerzo la dislocación tratará de moverse arqueando el
centro, y puede moverse tanto que crea lazos. La dislocación original puede seguir haciendo lazos de
dislocación adicionales. Cuantas más dislocaciones existan el material será más resistente. Los materiales
cerámicos pueden endurecerse un poco, sin embargo los materiales cerámicos son tan frágiles que no es
posible endurecerlos o deformarlos significativamente. Los polímeros termoplásticos se endurecen al ser
deformados, sin embargo esto no es endurecimiento por deformación, sino más bien involucra la alineación y la
cristalización de largas cadenas moleculares.
Laminación y Trefilado
El trefilado propiamente dicho consiste en el estirado del alambre en frío, por pasos sucesivos a través
de hileras, dados o trefilas de carburo de tungsteno cuyo diámetro es paulatinamente menor. Esta disminución
de sección da al material una cierta acritud en beneficio de sus características mecánicas. La disminución de
sección en cada paso es del orden de un 20% a un 25% lo que da un aumento de resistencia entre 10 y 15
kg/mm2. Alcanzado cierto límite, variable en función del tipo de acero, no es aconsejable continuar con el
proceso de trefilado pues, a pesar que la resistencia a tracción sigue aumentando, se pierden otras características
como la flexión. Si es imprescindible disminuir el diámetro del alambre, se hace un nuevo tratamiento
térmico como el recocido que devuelve al material sus características iniciales. Las máquinas utilizadas para
realizar este proceso se denominan trefiladoras. En ellas se hace pasar el alambre a través de las hileras, como se
ha dicho antes. Para lograrlo el alambre se enrolla en unos tambores o bobinas de tracción que fuerzan el paso
del alambre por las hileras. Estas hileras se refrigeran mediante unos lubricantes en polvo y las bobinas o
tambores de tracción se refrigeran normalmente con agua y aire. Las trefiladoras pueden ser de acumulación en
las que no hay un control de velocidad estricto entre pasos o con palpadores en las que sí se controla la
velocidad al mantener el palpador una tensión constante. La laminación es un método de conformado o
deformación utilizado para producir productos metálicos alargados de sección transversal constante. Este
proceso metalúrgico se puede realizar con varios tipos de máquinas. La elección de la máquina más adecuada
va en función del tipo de lámina que se desea obtener (espesor y longitud) y de la naturaleza y características del
metal.
Laminado
Este es un proceso en el cual se reduce el espesor del material pasándolo entre un par de rodillos
rotatorios Los rodillos son generalmente cilíndricos y producen productos planos tales como láminas o cintas.
También pueden estar ranurados o grabados sobre una superficie a fin de cambiar el perfil, así como estampar
patrones en relieve. Este proceso de deformación puede llevarse a cabo, ya sea en caliente o en frío.
Tratamientos Térmicos
Un tratamiento térmico es un proceso al que se someten los materiales con el fin de mejorar sus
propiedades mecánicas, especialmente la dureza, la resistencia y la tenacidad. Los materiales a los que se aplica
el tratamiento térmico son, básicamente, el acero y la fundición, formados por hierro y carbono. También se
aplican tratamientos térmicos diversos a los sólidos cerámicos. Las características mecánicas de un material
dependen tanto de su composición química como de la estructura cristalina que tenga. Los tratamientos
térmicos modifican esa estructura cristalina sin alterar la composición química, dando a los materiales unas
características mecánicas concretas, mediante un proceso de calentamientos y enfriamientos sucesivos hasta
conseguir la estructura cristalina deseada. Entre estas características están:
Resistencia al desgaste: Es la resistencia que ofrece un material a dejarse erosionar cuando está en
contacto de fricción con otro material.
Tenacidad: Es la capacidad que tiene un material de absorber energía sin producir fisuras (resistencia
al impacto).
Maquinabilidad: Es la facilidad que posee un material de permitir el proceso de mecanizado por
arranque de viruta.
Dureza: Es la resistencia que ofrece un acero para dejarse penetrar. Se mide en unidades BRINELL
(HB) o unidades ROCKWEL C (HRC), mediante el test del mismo nombre.
Normalizado, Recocido y Esferoizado
El normalizado es un tratamiento térmico que se emplea para dar al acero una estructura y unas
características tecnológicas que se consideran el estado natural o inicial del material que fue sometido a trabajos
de forja, laminación o tratamientos defectuosos. Se hace como preparación de la pieza para el temple. El
procedimiento consiste en calentar la pieza entre 30 y 50 grados centígrados por encima de la temperatura
crítica superior, tanto para aceros hipereutectoides, como para aceros hipoeutectoides, y mantener esa
temperatura el tiempo suficiente para conseguir la transformación completa en austenita. A continuación se deja
enfriar en aire tranquilo, obteniéndose una estructura uniforme. Con esto se consigue una estructura perlítica
con el grano más fino y más uniforme que la estructura previa al tratamiento, consiguiendo un acero más tenaz.
Es lo que llamamos perlita fina. El recocido es el tratamiento térmico que, en general, tiene como finalidad una
temperatura que permita obtener plenamente la fase estable a falta de un enfriamiento lo suficientemente lento
como para que se desarrollen todas las reacciones completas.
• Se emplea para ablandar metales y ganar tenacidad, generalmente aceros.
• Se obtienen aceros más mecanizables.
• Evita la acritud del material.
• La temperatura de calentamiento está entre 600 y 700º C.
• El enfriamiento es lento.
Temples y Revenidos
El temple es un tratamiento térmico al que se somete al acero, concretamente a piezas o masas
metálicas ya conformadas en el mecanizado, para aumentar su dureza, resistencia a esfuerzos y tenacidad. El
proceso se lleva a cabo calentando el acero a una temperatura aproximada de 915°C en el cual la ferrita se
convierte en austenita, después la masa metálica es enfriada por lo general rápidamente (salvo algunos caso
donde el enfriamiento es "lento" aceros autotemplables), sumergiéndola o rodándola en agua, en aceite, aire
positivo o en otros Muidos o sales. Después del temple siempre se suele hacer un revenido.
■ Es uno de los principales tratamientos térmicos que se realizan y lo que hace es disminuir y afinar el tamaño
del grano de la alineación de acero correspondiente. Se pretende la obtención de una estructura totalmente
martensítica.
■ Se basa en calentar la pieza a una temperatura comprendida ente 700º C y 1000ºC se, para luego enfriarla
rápidamente controlando el tiempo de calentamiento y de enfriamiento.
Hay dos tipos de temples, uno de ellos es el que se templa la totalidad de la pieza, incluyendo su
núcleo, y otro es el que solo se templa su superficie externa, dejando el núcleo menos duro, para que sea más
flexible. A este segundo temple se le llama "temple superficial".
El revenido es un tratamiento térmico que sigue al de templado del acero. Tiene como fin reducir las
tensiones internas de la pieza originadas por el temple o por deformación en frío. Mejora las características
mecánicas reduciendo la fragilidad, disminuyendo ligeramente la dureza, esto será tanto más acusado cuanto
más elevada sea la temperatura de revenido.
Carburizado y Nitrurado
La nitruración es un tratamiento termoquímico, en el que se modifica la composición del acero
incorporando nitrógeno durante el proceso de tratamiento térmico, el calentamiento, en una atmósfera rica en
nitrógeno, Su objetivo principal es el de aumentar la dureza superficial del las piezas, además de aumentar su
resistencia a la corrosión y a la fatiga. Existen dos procedimientos para la nitruración: la nitruración en horno y
la nitruración iónica. Para la nitruración en horno se coloca la pieza dentro del horno, dentro del cual se hace
circular amoníaco y posteriormente se calienta a temperaturas de aproximadamente 500°C, lo que provoca que
el amoníaco se descomponga en nitrógeno e hidrógeno; el hidrógeno, se separa del nitrógeno por diferencia de
densidad, y el nitrógeno, al entrar en contacto con la superficie de la pieza, forma un recubrimiento de nitruro de
hierro. En el caso de la nitruración iónica, las moléculas de amoníaco se rompen mediante la aplicación de un
campo eléctrico. Esto se logra sometiendo al amoníaco a una diferencia de potencial de entre 300 y 1000 V. Los
iones de nitrógeno se dirigen hacia el cátodo (que consiste en la pieza a tratar) y reaccionan para formar el
nitruro de hierro, Fe2N. Si bien este tratamiento da gran dureza superficial a la pieza, la velocidad de
penetración es muy lenta, aproximadamente 1 mm en 100 horas de tratamiento, pero no necesita de temple
posterior. Las partes de la pieza que no se deseen nitrurar se deben cubrir con un baño de estaño-plomo al 50%.
Carburización por empaquetado
Este procedimiento consiste en meter al material de acero con bajo contenido carbónico en una caja
cerrada con material carbonáceo y calentarlo hasta 900º a 927º C durante 4 a 6 horas. En este tiempo el carbono
que se encuentra en la caja penetra a la superficie de la pieza a endurecer. Cuanto más tiempo se deje a la pieza
en la caja con carbono de mayor profundidad será la capa dura. Una vez caliente la pieza a endurecerá la
temperatura adecuada se enfría rápidamente en agua o salmuera. Para evitar deformaciones y disminuir la
tensión superficial se recomienda dejar enfriar la pieza en la caja para posteriormente sacarla y volverla a
calentar entre 800º y 845º C (rojo cereza) y proceder al enfriamiento por inmersión. La capa endurecida más
utilizada tiene un espesor de 0,38 mm, sin embargo se pueden tener espesores de hasta 0.4 mm.
Carburización en baño líquido
El acero a cementar se sumerge en un baño de cianuro de sodio líquido. También se puede utilizar
cianuro de potasio pero sus vapores son muy peligrosos. Se mantiene la temperatura a 845 "C durante 15
minutos a 1 hora, según la profundidad que se requiera. A esta temperatura el acero absorberá el carbono y el
nitrógeno del cianuro. Después se debe enfriar con rapidez al acero en agua o salmuera. Con este procedimiento
se logran capas con espesores de 0,75 mm.
Carburización con gas
En este procedimiento se utilizan gases carburizantes para la cementación. La pieza de acero con bajo
contenido carbónico se coloca en un tambor al que se introduce gas para carburizar como derivados de los
hidrocarburos o gas natural. El procedimiento consiste en mantener al horno, el gas y la pieza entre 900 y 927º
C. después de un tiempo predeterminado se corta el gas carburizante y se deja enfriar el horno. Luego se saca la
pieza y se recalienta a 760º C y se enfría con rapidez en agua o salmuera. Con este procedimiento se logran
piezas cuya capa dura tiene un espesor hasta de 0,6 mm, pero por lo regular no exceden de 0,7 mm.