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CRISTOLOGIA Por: Othoniel Nina Una Tesis Presentada a la Facultad de Edison Teological Seminary En cumplimiento parcial de los requisitos Para el titulo de Maestría en Teología

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CRISTOLOGIA

Por:

Othoniel Nina

Una Tesis Presentada a la Facultad de

Edison Teological Seminary

En cumplimiento parcial de los requisitos

Para el titulo de

Maestría en Teología

Contenido

Abstracto 3

CRISTOLOGIA 4

I LA DEIDAD DE CRISTO 11

II LA TRINIDAD 15

III Las Primeras Herejías que se originaron y como 29

Afectaron la Iglesia.

IV Los Concilios Ecuménicos y Gredos que defendieron 35

La Cristología.

V La Unidad Hipostática de Cristo. 38

VI Herejías Modernas. 40

VII Cuan Relevante es la Cristología. 44

Conclusión. 46

Referencias. 48

3

Abstracto

Este tema es uno de los que más me apasiona, sin lugar a dudas la Cristología me hace o permite conocer quién es Jesús el Cristo, el mesías, el ungido sus atributos y características. Su deidad, encarnación, y algo tan importante como lo es su posición en la trinidad.

Es por esto que me inmerso en este tema para traer mi tesis, con el gran empeño de poder llenar todos los requisitos que se amerita. Deseo que pueda alcanzar mayor conocimiento en el tema, con la finalidad de ayudar a otros en este camino de la fe. Y pueda defender la fe de tantas herejías que se levantaron y se levantan en el día de hoy.

Gracias por la oportunidad de educarme.

4

CRISTOLOGIA

Introducción

Jesucristo es el centro, la culminación y la realización plena del plan de Dios. Pero, ¿conocemos verdaderamente a Cristo? Podemos conocer su vida y su personalidad aplicando la inteligencia iluminada por la fe, reflexionando sobre todo lo que ha dicho y ensenado, llegando a una visión teológica del misterio de su persona y de su obra salvífica.

La cristología es la parte de la teología cristiana que dedica su estudio a conocer el desempeño de Jesús de Nazaret, desde los puntos de vista tanto humanos como divinos, bajo el titulo de Cristo mesías. Los eventos más importantes de su vida, su nacimiento, su muerte y su resurrección. De aquí que hay algunos puntos clave de la cristología que incluyen: su naturaleza humana, su naturaleza divina y la interrelación entre estas dos naturalezas, como se interactúan y se afatarían entre sí.

La cristología también abarca cuestiones concernientes a la naturaleza de Dios como la trinidad, el unitarianismo o el binatarianismo, y sobre lo que Cristo habría logrado para el resto de la humanidad. Hay tantos puntos de vista cristológicos como hay variantes del cristianismo. Los diferentes puntos de vista cristológicos

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de las diversas corrientes cristianas han llevado a acusaciones mutuas de herejías y a subsecuentes persecuciones religiosas.

En varios concilios eclesiásticos de la antigüedad se discutió tanto el tema de la deidad como el de la humanidad de Cristo. En cada una de esas ocasiones, el

llamado sector ortodoxo de la Iglesia afirmo que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre impecable. Es cierto que algunos grupos han enfatizado la deidad de Cristo a expensas de su humanidad, mientras que otros han enfatizado la humanidad a expensas de la deidad. Ambos extremos, sin embargo, han sido rotundamente rechazados por los teólogos que desean ser fieles a las enseñanzas de la palabra de Dios. Sin embargo, teólogos influyentes, tanto católicos como protestantes, se han pronunciado abiertamente en contra de la doctrina de la deidad de Cristo. A esta postura se la ha llamado «una nueva cristo- logía», «cristología en crisis» o «el debate cristológico contemporáneo». Este debate cristológico ha coincidido con otro debate, el bibliológico. No es esta una extraña coincidencia, sino más bien una secuela lógica. Poner en tela de juicio la autoridad de la Biblia engendra un debilitamiento de las doctrinas que de ésta se derivan. Una dilución de la bibliología casi siempre ha dado como resultado una cristología débil. Ante esta situación se hace necesario enfocar de nuevo el tema de la Persona de Cristo. Hoy, como en los días del ministerio terrenal de Jesús, la pregunta: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? tiene una vigencia indis- cutible. Hombres ocupados en todas las ramas del saber (teólogos, historiado- res, sociólogos, filósofos, literatos, políticos, etc.) han dicho y escrito muchas cosas tocante a Cristo. Sin restar importancia a lo que los hombres han dicho y siguen diciendo, lo más importante en el estudio de la cristología continúa siendo el testimonio de la Palabra de Dios. De ahí que este trabajo, sin restar importancia a las obras producidas por eruditos en la materia, dé prioridad a la exégesis bíblica. Las Escrituras dan testimonio de Cristo (Jn. 5:39). Escudriñarlas, por lo tanto, debe de ser la tarea primordial de todo aquel que desea saber a cabalidad quién es Jesucristo. Es, pues, el propósito de este trabajo investigar lo que la Biblia dice tocante a Cristo y en la base de dicha investigación establecer algunas diferencias entre la llamada «nueva cristología» y la cristología de las Escrituras. El 7 móvil primordial de esta tarea es glorificar a Dios mediante una exposición fiel de la

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Palabra de Dios. Sobra decir que debido a la limitación de espacio, este trabajo dejará grandes lagunas sin explorar e interrogantes sin contestar. Se espera, sin

embargo, que otros estudiosos de la teología bíblica investiguen y profundicen este tema. La iglesia cristiana necesita el aporte de exegetas y expositores de las escrituas. Escrituras que con toda seriedad y fidelidad den a conocer al pueblo de Dios las verdades de la Biblia.

Y es aquí donde se necesita hombres y mujeres que puedan luchar ante las herejías que existen desde tiempos antiguos. Hombres como Samuel Medley, ministro bautista quien expreso “Oh que pudieran mis labios de mi Salvador cantar la incomparable excelencia, y hasta el cielo remontar. Con Grabriel competirán en música celestial.”

De este Ser incomparable, Cristo, se ha dicho que “En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.” Sin embargo, ese mismo Ser, que de esa manera ocupaba el más alto sitial de la Deidad en compañía con el Padre y el Espíritu Santo “ ..fue hecho carne, y habito entre nosotros..” El, que existió desde la eternidad y que existirá por toda la eternidad, nació de una mujer y murió en una cruz. El, que según la mente del Espíritu es Admirable, fue escupido por los hombres, El que por la misma mente es Consejero, fue rechazado por los hombres. El, que es el Dios Todopoderoso, fue crucificado en la más abyecta debilidad. El, que es el Padre Eterno, llega a ser el Hijo que aprende la obediencia por medio de los sufrimientos que experimento. El, que es Príncipe de Paz, tuvo que pisar el lagar de la fiereza y de la ira del Dios Todopoderoso. Porque el día de venganza esta todavía en su corazón, y El regirá a las naciones con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero. El, que dijo: “..estoy entre vosotros como el que sirve”, dijo también “ No penséis que he venido para traer paz a la tierra ; no he venido para traer paz, sino espada”. El, que es puro Amante del galanteo en el cantar de los cantares, es el mismo Rey de Gloria, poderoso en batalla. El, que es el Hacedor de todas las cosas, ocupo la cuna de un niño. El, que es santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, fue hecho pecado a favor de otros. El, que es Pan de Vida, padeció hambre. El, que es el Dador del agua sobrenatural de vida, estuvo sediento. El, que es el Don de vida que Dios le ofrece al mundo perdido, tuvo que morir. El, que estuvo muerto, vive para siempre jamás.

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La actividad de la vida de Cristo y su influencia, tal como se descubren en el Texto Sagrado, son suficientes para comprender las cosas finitas y las infinitas, de Dios y del hombre, del Creador y de la criatura, las del cielo y las de la tierra, las del tiempo y las de la eternidad, las de la vida y las de la muerte, las supremas, las de la gloria celestial y las del sacrificio y de sufrimiento en este mundo. No se puede hallar mayor amplitud de realidades que las que encontramos cuando predicamos sobre la Persona que a la vez es el mismo Dios y el mismo hombre. Se pudiera averiguar cómo pudo Dios nacer en forma humana, y morir; como pudo Dios crecer en sabiduría y en estatura; como pudo Dios ser tentado; como pudo Dios estar sujeto a la ley; como pudo Dios sentir la necesidad de la oración; como se le pudo dar a El algo que no fuere antes suyo; o como pudo El ser exaltado más de lo que fue antes. Así mismo se pudiera averiguar cómo un hombre visible, plenamente identificado en la tierra, pudo sanar toda clase de enfermedades mediante su autoridad; como pudo calmar las ondas con el mandato de su palabra; como pudo El tener completo dominio sobre las esferas angelicales; como pudo estar asociado con el Padre y con el Espíritu mediante majestuosos atributos de gloria celestial; como pudo El mantener sus titulo, sus maravillosos atributos y la verdadera adoración que le corresponde a la Deidad. La repuesta se halla en la verdad revelada de que es Ser, como ningún otro ha podido ser jamás, es tanto Dios como hombre, y es, sin embargo, una Persona adorable. Nadie debe sorprenderse por el hecho de que este Ser es diferente y, por cuando no tiene paralelo en la historia del universo, es incomprensible a las mentes finitas. Si El hubiera sido solamente hombre, aunque hubiera sido el más grande de todos, sus compañeros hubieran tenido alguna sospecha de Él, pero El es, sobre todo, el Dios de la eternidad; y por causa de este aspecto de su incomparable Persona, la mente humana no puede sondear las inmensurables profundidades de su Ser, ni escapar sus alturas sin límite. Un incontable número de hombres devotos, y aun aquellos que no reconocen verdaderamente la autoridad divina, han competido unos con otros en el esfuerzo de definir o circunscribir la Persona de Cristo. La cristología se propone explicar a esta Persona que no tiene rival; pero la verdadera cristología, a diferencia del tratamiento esforzado impuesto en la teología propiamente dicha, debe extenderse a la vida y a las actividades de Cristo, y sobre todo a la Redención que El consumió, y a su eterno poder y a su magnífica gloria. No presentamos ninguna excusa por la reconsideración de una tesis relacionada con verdades que ya han sido tratadas como tales. Estas han aparecido en su orden

8 adecuado en el curso del sistema completo de doctrina. Hay provecho, suficiente para justificar el esfuerzo, en reunir las partes más notables de la revelación divina con respecto a la Persona y la obra de la segunda Persona de la Trinidad en una disertación continua, como también lo hay en la amplia consideración de la Persona y obra de la tercera Persona de la Trinidad. Si ampliáramos estos temas hasta incorporar la historia de las doctrinas, el asunto general trascendería en gran manera al plan de esta obra. Por tonto, los aspectos históricos en esta parte, como en toda la obra, se eliminan, con la esperanza de que se tomen en cuenta en otra disciplina del curso de estudios que tome el estudiante, es decir, en la historia de la doctrina cristina. La división más amplia y común de la Cristología tiene dos partes: La Persona de Cristo y su obra. La parte que estudia la obra de Cristo se circunscribe generalmente a la Redención que El realizo, y no incluye otros aspectos notables, como su vida sobre la tierra, sus enseñanzas, la manifestación de sus atributos divinos, sus oficios de profeta, sacerdote y rey ni sus relaciones con los seres angelicales. Tomando en cuenta esta consideración más amplia de la cristología; Chefer sugiere una división en siete partes: (1) El Cristo pre-encarnado, (2) el Cristo encarnado, (3) sufrimientos y muerte del Cristo encarnado, (4) la resurrección del Cristo encarnado, (5) la asunción y el ministerio actual del Cristo encarnado, (6) la segunda venida y el reino del Cristo encarnado y (7) el reino eterno del Cristo encarnado. Una estimación verdadera y digna de la Persona de Cristo es el fundamento conveniente de la cristología. El cálculo precipitado o la valoración de Cristo que no va mas allá de la afirmación de que el comenzó con el nacimiento humano, vivió 33 anos en la tierra, murió crucificado, resucito y ascendió a los cielos, es, a la luz de la historia humana que nos ofrecen los evangelios, la deducción natural. No es la menos desproporcionada, sin embargo, y , por tanto, es peligrosa. El efecto perjudicial de esta comprensión tan restringida de Cristo se siente, no solo en el cuerpo de la verdad relacionada con los asuntos temporales y mundanos; también envuelve el propio reconocimiento que el hombre le haga a Dios como Creador. No se pueden estimar los efectos que pudiera causar la gravedad de este error en ambos campos. Hay una diferencia verdaderamente grande entre la afirmación de que Cristo fue un hombre altamente dotado y divinamente favorecido, que comenzó a existir cuando nació de una mujer, y la otra afirmación que sostiene que El es una Persona de la Trinidad eterna que encarno en forma humana. La disposición natural de la mente humana a pensar que Cristo fue un hombre poseído de extraordinarios elementos divinos, entra mucho, tal vez en

9 forma inconsciente, en el pensamiento religioso moderno. Afirmar que Cristo es Dios, en el más absoluto sentido de la palabra, y que a través de la encarnación, un miembro de la Trinidad adorable entro en la familia humana y se hizo parte de ella, es una proposición completamente diferente. La ustión sobro quien es Jesucristo llega a ser fundamental en la cristología. Si El es el mismo Dios, como realmente lo es, entonces, su nacimiento, su vida terrenal, sus enseñanzas, su muerte, su resurrección, su oficio actual en el cielo y su regreso adquieren proporciones de inmensidad e infinidad. Por otra parte, si la cristología ha de ocuparse sencillamente de un favorecido por Dios, todos los asuntos relacionados con el no serian sino detalles de la exaltación humana. Es esencial, por lo tanto, antes de poder realizar cualquier investigación valedera de las grandes realidades que entran en la empresa divina por medio de Jesucristo, que la mente y el corazón del hombre estén convencidos de que Cristo es Dios. Deben estar dominados por ese pensamiento. La declaración absoluta y dogmatica de que Cristo es Dios es la premisa básica en toda lógica con respecto a la Persona y a la obra de Cristo. Sin el completo reconocimiento de su deidad, todos los asuntos de la cristología erraran en forma funesta. Tal como sucede en gran numero y una gran variedad de temas, la única fuente en la cual podemos obtener información con respecto a la Persona y la obra de Cristo es el Texto Sagrado. En este Texto, Dios nos ha hablado lo relativo a la Deidad y a la eterna existencia de su Hijo; y además, esto no ha sido en modo limitado, sino en todo aspecto y cada vez que el asunto aparece en la Palabra de Dios; y no solo en un pasaje, cuando se explica apropiadamente, se implica a la vez la verdad contraria. Los que han cuestionado la verdad de que Cristo es Dios, han hecho eso, ya sea porque tienen una comprensión limitada de lo que está escrito o por su desenfrenado rechazamiento de la revelación que es la más indudable y la más clara de todas las revelaciones. Para el teólogo, cuya tarea es la de descubrir, arreglar y defender la verdad que Dios ha hablado, el señalamiento relativo a la absoluta Deidad de Cristo es verdaderamente sencillo. El encuentro de la doctrina de la humanidad de Cristo con la doctrina de su Deidad crea un problema que demanda la más exacta y cuidadosa consideración; no obstante, la doctrina de la Deidad de Cristo, cuando se estudia aparte, no tiene complicaciones. Según Chefer, la revelación divina con respecto a la preexistencia de Cristo se puede dividir en siete partes: (1) Cristo es Dios; en consecuencia, El es preexistente; (2) Cristo es el Creador; por lo tanto, El es preexistente; (3) Cristo es uno de los Otortangantes del pacto anterior a la existencia del tiempo; así que El es preexistente; (4) la previsión que hay del Mesías en el Antiguo testamento es una

10 previsión de Jehová Dios, luego El es preexistente; (5) el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento es Cristo, de donde se deduce que El es preexistente; (6) hay afirmaciones bíblicas indirectas que afirman la preexistencia de Cristo; y (7) la Biblia tiene muchas afirmaciones directas que declaran que Cristo es preexistente.

11 I

LA DEIDAD DE CRISTO

Las evidencias que demuestran la preexistencia de Cristo, cuando se trata de la verdad de que El es Dios, tal como se indica en la división anotada, no tiene ningún complicación. Siendo Dios, el ha existido desde la eternidad y es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Para el creyente en Cristo que tiene mente espiritual, el procedimiento que trata de probar la Deidad de Cristo es redundante. Para el no es creyente, sin embargo, la reconsideración de la abrumadora evidencia que hay sobre el particular, le será siempre muy provechosa, si por ventura tiene suficiente sinceridad para aceptar. Tal afirmación de la Deidad de Cristo es indispensable en cualquier intento de formar una Cristología verdadera. El argumento que se escoja tiene que ser claro, es decir, que a medida que verifique la Deidad d Cristo afirme tanto su preexistencia como su eterna existencia. La confesión de fe de Westminster declaro lo siguiente:

“Hay solo un Dios viviente y verdadero, que es infinito en su Ser y perfección, el más puro Espíritu, invisible, que no tiene cuerpo, ni partes, ni pasiones; que es inmutable, inmenso, eterno, incompresible, todopoderoso, omnisapiente, santísimo, absolutamente libre y completamente absoluto, que hace todas las cosas según el consejo de su propia voluntad inmutable y justa, para su gloria; que es amantísimo, bondadoso, misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad; que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado; que es justísimo y terrible en sus juicios, que odia el pecado y que, por ningún motivo, dará por inocente al culpable. Dios tiene la vida, la gloria, la bondad y la bendición, en sí y por si mismo; El es por sí solo suficiente, y no tiene ninguna necesidad de las criaturas que ha hecho, ni derivar de ellas y sobre ellas: El es la única fuente de existencia, de quien son todas las cosas, por quien son y a quién pertenecen; y El tiene el mas soberano dominio sobre todas ellas, para hacer por medio de ellas, para ellas y sobre ellas, lo que a Él le parezca. A su vista, todas las cosas están abiertas y manifiestas; su conocimiento es infinito, infalible e independiente de las criaturas,

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y nada es para El contingente ni incierto. El es absolutamente santo en todos sus consejos, en todas sus obras, en todos sus mandamientos. A él le deben adoración,

servicio y obediencia, los ángeles, los hombres y todas las criaturas; y El se complace en exigírselos..”

Es probable que no se haya hecho otra declaración tan amplia con respecto a Dios como esta; sin embargo, esta infinidad de Ser es la que predica la Escritura con respecto a Cristo. No hay nada que sea cierto con respecto a Dios, que no sea cierto con respecto a Cristo en el mismo grado de infinita perfección. Es verdad que El tomo forma humana, y que por ello surgen importantes problemas relacionados con su personalidad, que a la vez que de Dios y de hombre. El asunto fundamental es que Cristo es Dios. Ya se ha probado también esa verdad, pero la demostraremos de nuevo. No se le impone al estudiante que pase estas pruebas sin que haya logrado una profunda convicción con respecto a la Deidad de Cristo. Si el vacila en esta verdad fundamental, no debe recorrer ni un paso más atreves de los argumentos e intentos de explicación hasta que haya adquirido definitivamente dicha convicción, pues aparte de ella, no puede haber ningún progreso verdadero. Por otra parte, si tal convicción no se logra, el estudiante permanece fundamentalmente equivocado y pudiera, por causa de esa anormal incredulidad y falta de responsabilidad hacia la Escritura, no servir para ningún propósito digno como exponente del Texto Sagrado. El mismo Señor Jesucristo declaro: “El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió” (Juan 5:23). El Hijo recibe deshonra cuando se le asigna un lugar inferior al del Padre, este deshonor para el Hijo desagrada al Padre; y el ministerio cristiano, aunque sea sincero, es verdaderamente vano cuando se desarrolla con el conocimiento de que Dios esta desagradado. La Deidad del Padre es admitida universalmente, y también se admite del mismo modo la Deidad del Espíritu Santo; pero se le hace el desafío a la Deidad de Cristo.

La duda sobre la Deidad d Cristo no se hubiera presentado si el Hijo no hubiera encarnado. El hecho de que El entro en la esfera humana es el que ha promovido la incredulidad. Por esto, es necesario que se dé el testimonio exacto de la Palabra de

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Dios con toda autoridad. Pero, como si el autor divino hubiera previsto que habría la tentación de la incredulidad por causa de la incomprensión de esta esta Persona que es a la vez Dios y hombre, se ha provisto la más fuerte evidencia con respecto

a la Deidad de Cristo. Las Escrituras son muy claras y conclusivas en sus afirmaciones con respecto a la Deidad de Cristo, y en la misma forma con respecto a su humanidad. Su humanidad se revela por el método natural de atribuirle títulos humanos, atributos humanos, acciones humanas y relaciones humanas. Similarmente, su Divinidad se revela, atribuyéndole títulos divinos, atributos divinos, acciones divinas y relaciones divinas.

He aquí los nombres Divinos. Los nombre que se hallan en la Biblia (específicamente los que se aplican a las divinas Personas) no son simplemente títulos vacios. Ellos definen y determinan a la persona a la cual se aplican. El nombre Jesús es aquel con el cual se designa al Señor humanamente, pero también envuelve todo el propósito redentor de su encarnación (Mt 1:21). Títulos similares como “El hijo del Hombre”, “El hijo de María, “El hijo de Abraham”, “El hijo de David”, afirman su linaje y su relaciones humanas. De la misma manera, los nombre, los nombres “Verbo” o Logos, “Dios”, “Señor”, “Dios todopoderoso”, “Padre Eterno”, Emanuel”, “Hijo de Dios”, indican su Deidad. Entre otros nombres, algunos son determinante en sus aplicaciones.

Nombres que indican su relación eterna. Logos, así como el lenguaje expresa el pensamiento, así Cristo es la Expresión, el Revelador, el Manifestador de Dios. El termino Logos usado solamente por el Apóstol Juan, como nombre de la segunda persona de la Trinidad, indica el carácter eterno de Cristo. Como Logos, El era el principio, El era como Dios, y El era Dios (Jn 1:1). El, además, se hizo carne (Jn 1:14), y por tanto, es (según sus funciones divinas) la manifestación, no solo estuvo en El todo lo que puede revelarse con respecto a Dios, dice la Escritura “en el habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9); sino también toda la competencia de Dios, (que excede a todo entendimiento verdaderamente

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residía en El. No se puede hacer una declaración más enérgica sobre la Deidad de Cristo que la que expresa con el cognomento Logos. Sin el uso de este título específico el apóstol Pablo escribió también, tanto en Colosenses como en Hebreos, de la misma preexistencia de Cristo; y con respecto al origen de este título y al hecho de que el apóstol Juan lo empleara sin ninguna explicación.

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II

LATRINIDAD

Definición:

Hay un solo Dios, pero en la unidad de la divina esencia y deidad de Cristo hay tres personas co-eternas e iguales en todo, de la sustancia, pero distintas en la subsistencia.

Una Palabra compuesta de Tres y Unidad= Tri-unidad o Trinidad. Aunque la palabra “Trinidad” no se encuentra en la Biblia, es la palabra que mejor nos deja la forma “Tri-Partita” en la cual Dos existe según lo revelado en las Santas Escrituras. Dios no es un Dios de tres cabezas como dicen los Testigos d Jehová, ni es una trilogía de tres dioses como dicen los Mormones. Dios es único y uno, que subsiste y se ha revelado al hombre en tres formas, El Padre, El Hijo, y El Espíritu Santo, tres personas, co-eternas, separadas pero siempre unidas, independientes pero enlazadas en todo, en propósito, en deseo y voluntad.

La enseñanza de la Trinidad es una que va más allá del alcance de la mentalidad humana. La mente humana no puede percibir las cosas de Dios porque le son locura. (Isaías 55:8-9 LBLA)

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

La lógica humana simplísima no puede entender lo que Dios hace y como funciona. Cuando queremos aplicar lógica humana a Dios y su Palabra, nunca llegaremos a una conclusión verdadera porque la mente humana no entiende las cosas de Dios con que le son locura.

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Origen de la Doctrina:

A medida que la Iglesia crecían, también crecían los grupos herejes y maestros que negaban la deidad de Cristo y la Del Espíritu Santo, lo que causo que la Iglesia

formalizara la doctrina de la Trinidad. En el año 215 DC, Tertuliano fue el primero en establecer esta doctrina usando el término, Trinidad. Algunas de las falsas doctrinas que se levantaron en aquella época tales como el Gnosticismo (La Ciencia Cristiana de Hoy), que existían desde el tiempo de los apóstoles y que fueron condenados fuertemente por Pablo en su carta a los Colosenses y por Juan en su primera Epístola. Los gnósticos negaban la deidad de Cristo y lo presentaban como un Supper-Angel que emanaba de Dios, que era un ser inferior a Dios.

Una de las pruebas más fuertes de la iglesia primitiva fue la de los herejes Arianos (Los testigos de Jehová de hoy), y fue esta herejía la que motivo a la iglesia primitiva a formalizar la doctrina de la Trinidad.

Los modernos Arianos o Testigos de Jehovah, podríamos decir que son politeístas, pues de acuerdo a la versión del Nuevo Mundo de la Biblia en Juan 1:1 lee de la siguiente manera:

"En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios".

Si consideramos esta porción, su forma de creer en Cristo como un "dios" y creer en Jehová como el Dios verdadero, los hace politeístas, que creen en más de un solo Dios. Esta es también la creencia de los mormones quienes creen que el Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres dioses separados, además de creer que existen otros dioses

La traducción de Juan 1:1 en la Biblia nos enseña que Jesucristo existe desde el Principio con Dios y que era Dios; lo cual contradice claramente la enseñanza errónea de los Testigos de Jehová, de que Cristo fue creado después, pero que "Dios estuvo solo antes". Otra herejía que impulsó a la formalización de esta doctrina fue la de Sociniana (Los Unitarios de hoy). Todas los antes mencionadas, enseñanzas erróneas, tienen en común que dan a Cristo todo titulo, excepto el que le daría todos los demás títulos, el de Señor y Salvador.

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Explicación y Base Bíblica:

Podemos definir la doctrina de la Trinidad como sigue: Dios existe eternamente como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y cada persona es plenamente Dios, y hay solo un Dios.

Dice La Palabra: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son uno”. (1 Juan 5:7 LBLA)

La doctrina de la Trinidad se revela progresivamente en la Biblia. La palabra Trinidad nunca se hallara en la Biblia, aunque la idea que denota la palabra se ensena en muchos lugares. La palabra Trinidad quiere decir (como dije al principio) “tri-unidad” o “tres en uno”. Se usa para resumir la enseñanza bíblica de que Dios es tres personas y sin embargo un solo Dios.

A veces algunos piensan que la doctrina de la Trinidad se halla solo en el Nuevo Testamento, y no en el Antiguo. Si Dios ha existido eternamente como tres personas, sería sorprendente no hallar indicaciones de eso en el Antiguo Testamento.

Aunque la Doctrina de la Trinidad no se halla explícitamente en el Antiguo Testamento, varios pasajes sugieren o incluso implican que Dios existe como mas de una persona.

Por ejemplo, según Génesis 1:26, Dios dijo: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. ¿Qué significa el verbo en plural “Hagamos” y el pronombre plural “nuestra”? algunos han sugerido que son plurales de majestad, una forma de hablar que el rey solía usar para decir, por ejemplo: “Nos complace concederte tu petición”. Sin embargo, en el hebreo del Antiguo Testamento no hay otros ejemplos de que un monarca use verbos plurales o pronombres plurales para referirse a sí mismo como un “plural de majestad”, así que esta opinión no tiene evidencia que la respalde. Otra opinión es que Dios aquí está hablando a los ángeles. Pero los Ángeles no participaron la creación del hombre, ni tampoco el hombre fue creado a imagen y semejanza de los Ángeles, así que esta idea no es

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convincente. La mejor explicación es que ya en el primer capítulo de Génesis tenemos una indicación de una pluralidad de personas en Dios mismo. No se nos

dice cuantas personas, y no tenemos nada que se acerque a una doctrina completa de la Trinidad, pero se implica que intervienen más de una persona. Lo mismo se puede decir de Génesis 3:22 “el ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal”, Génesis 11:17 “Sera mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos”, e Isaías 6:8 ‘¿a quién enviare? ¿Quién ira por nosotros?”. Note la combinación de plural y singular en la misma oración del último pasaje.

Es más, hay pasajes en donde a una persona se le llama “Dios” o “el Señor”, y se distingue de otra persona de quien también se dice que es Dios. En Salmo 45:6-7 el salmista dice: “Tu trono, oh Dios, permanece para siempre;.. Tu amas la justicia y odias la maldad; por eso Dios te escogió a ti y no a tus compañeros, ¡tu Dios te ungió con perfumes de alegría!” aquí el salmista va mas de describir algo que pudiera ser cierto de un rey terrenal y llama al rey “Dios” (v. 6), cuyo trono durara “para siempre”. Pero luego, hablando a la otra persona que llama “Dios:, el autor dice que “por eso Dios te escogió a ti y no a tus compañeros” (v. 7). Así que a dos personas separadas se les llama “Dios” (heb. Elojim). En el Nuevo Testamento, el autor de Hebreos cita este pasaje y lo aplica a Cristo: “Tu trono, oh Dios, permanece por los siglos” (Heb 1:8).

De modo similar en el Salmo 110:1 David dice: “así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Jesús apropiadamente entiende que David se refiere a os personas separadas como Señor (Mt 22:41), pero ¿Quién es el Señor de David si no Dios mismo? ¿ Y quién podría decir a Dios: Siéntate a mi derecha excepto alguien que sea también completamente Dios? Desde la perspectiva del Nuevo Testamento podemos parafrasear este versículo: “Dios Padre le dijo a Dios Hijo: Siéntate a mi derecha”. Pero incluso sin la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la Trinidad, parece claro que David estaba consciente de una pluralidad de personas en un solo Dios. Jesús, por supuesto, entendía esto, pero cuando les pidió a los fariseos una

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explicación de esta pasaje, nadie pudo responderle in una sola palabra, y desde ese día ninguno se atrevía a hacerle más preguntas (Mt 22:46). A menos que estén dis- puestos a reconocer una pluralidad de personas en un solo Dios, los intérpretes judíos de la Biblia hasta este día no tenían una explicación más satisfactoria del

Salmo 110:1 (o de Gn 1:26, o de los demás pasajes que acabamos de considerar) que la que tuvieron en el día d Jesús.

Isaias 63;10 dice del pueblo de Dios que “se rebelaron y afligieron a su santo Espíritu”, al parecer sugiriendo que el Espíritu Santo es otra persona distinta de Dios mismo ( es su santo Espíritu), y que a este Espíritu Santo lo afligieron, lo que sugiere característica de capacidades emocionales de una persona distinta.(Is 61:1

También distingue “el Espíritu del Señor omnipotente” de “del Señor”, aunque en ese versículo no se le atribuye ninguna cualidad personal al Espíritu del Señor).

Evidencia similar se halla en Malaquías, en donde el Señor dice: “ El Señor Todopoderoso responde: Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen” (Mal 3:1-2). Aquí, de nuevo, el habla “el Señor todopoderoso” se distingue a si mismo del Señor a quienes ustedes buscan, lo que sugiere dos personas separadas, a ambas de las cuales se les llama “Señor”.

En Oseas 1:7 el Señor está hablando, y dice de la casa de Judá: “la salve…. Por medio del Señor su Dios”, de nuevo sugiriendo que a más de una persona se le puede llamar “Señor” (heb. Yahve y “Dios” Elojim).

Y en Isaías 48: 16 el habla (evidentemente el siervo del Señor) dice: “Y ahora el Señor omnipotente me ha enviado con su Espíritu”. Aquí el Espíritu del Señor, como el siervo del Señor, ha sido “enviado” por el Señor Dios en una misión en

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particular. El paralelo entre los dos objeto del envío (a mí y a su espíritu) encajaría con el concepto de ver a ambos como personas distintas; parece significar más que simplemente “el Señor me ha enviado a mí y a su poder”. De hecho, desde una perspectiva completa del Nuevo Testamento (que reconoce a Jesús el Mesías como el verdadero siervo del Señor que predicen las profecías de Isaías), Isaías 48:16 tiene implicaciones trinitarias: “Y ahora el Señor omnipotente me ha enviado con su Espíritu”, si las dice Jesús el Hijo de Dios, se refiere a las tres personas de la Trinidad.

Todavía más, varios pasajes del Antiguo Testamento que hablan del “Ángel del Señor” sugieren una pluralidad de personas en Dios. La Palabra que se traduce: Ángel” (heb. Malak) significa simplemente “mensajero”. Si el ángel del Señor es un mensajero del Señor, el es distinto del Señor mismo. Sin embargo en algún momento el Ángel del Señor se llama “Dios” o “el Señor” (Gn 16:13; Ex 3:2-6; 23:20-22 [no te mi nombre está en El, en el verso 21, RVR 1960]; Nm 22:35 con 38; Jue2:1-2; 6:11 con 14). En otros puntos en el Antiguo Testamento “el ángel del Señor” simplemente se refiere a un ángel creado, pero por lo menos en estos pasajes del Ángel especial (o mensajero) del Señor parece ser una persona distinta que es plenamente divina.

La Trinidad en el Nuevo Testamento:

Cuando empieza el Nuevo Testamento, encontramos en la historia de la venida del Hijo de Dios a la tierra. Era de esperarse que este gran suceso estuviera acompañado de enseñanzas mas explicita en cuanto a la naturaleza trinitaria de Dios, y eso es en efecto lo que hallamos. Antes de mirar esto en detalle, podemos simplemente lo que varios pasajes en donde se mencionan juntas a las tres personas de la Trinidad.

Cuando Jesús se bautizo, “en ese momento se abrió el cielo, y el vio al espíritu de Dios bajar como una paloma y postrarse sobre él. Y una voz del cielo decía: Este es mi Hijo amado; estoy complacido con el” (Mt 3:16-17). Aquí, en un mismo

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momento, tenemos a los tres miembros de la Trinidad desempeñando tres actividades distintas. Dios Padre habla desde el cielo; Dios Hijo está siendo bautizado y el Padre le habla desde lo cielo; y Dios Espíritu Santo desciende del cielo para postrarse y capacitar a Jesús para su ministerio.

Al final de su ministerio terrenal, Jesús dice a sus discípulos que “vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28:19). Los mismos nombres: Padre e Hijo, tomados de la familia, la más familiar de las instituciones humanas, indican muy fuertemente que el Padre y el Hijo son personas distintas. Cuando se pone al Espíritu Santo en la misma expresión y en el mismo nivel de las otras dos personas, es difícil evadir la conclusión de que al Espíritu Santo también se le ve como una persona de igual posición que el Padre y el Hijo.

Cuando nos damos cuenta de que los autores del Nuevo Testamento generalmente usan el nombre de “Dios” (gr. Teos) para referirse a Dios Padre y el nombre “Señor” (gr. Kurios), para referirse a Dios Hijo, es claro que hay otra expresión trinitaria en 1 Corintios 12:4-6: “Ahora bien, hay diversos done, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos”.

De modo similar, el último versículo de 2 Corintios es una expresión trinitaria:

“Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2 Cor. 13:14). Vemos a las tres personas mencionadas separadamente en Efesios 4:4-6 igualmente: “Hay un solo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una misma Fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos”.

A todas las tres personas de la Trinidad se les mencionan juntas en la frase de apertura de 1Pedro: Según la previsión de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos por su sangre” (1 P 1:2).

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Y en Judas 20-21 leemos: “Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el Amor de Dios, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, les conceda vida eterna”. Sin embargo, la traducción de la RVR 1960 de 1 Juan 5:17 no se debe usar en esta conexión. Dice: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno”.

El problema con esta traducción es que se basa en un número muy pequeño de manuscritos griegos no confiables, el más antiguo de los cuales procede del siclo XIV d. C. ninguna traducción moderna en ingles incluye es traducción, y todas la omiten, como también la mayoría de los manuscritos griegos de las principales traducciones del texto, incluyendo varios manuscritos muy confiables del IV y V siglo d. C., y también citas incluidas por los padres tales como Ireneo (ca.202 d. C.), Clemente de Alejandria (ca. 212 d.C.), Tertuliano (murió después del 220 d.C.), y el gran defensor de la Trinidad, Atanacio (373d.C.).

En un sentido la doctrina de la Trinidad es un misterio que jamás podremos entender por completo. Sin embargo, podemos entender algo de su verdad resumiendo las enseñanzas de la Biblia en tres afirmaciones:

1. Dios es tres personas

2. Cada persona es plenamente Dios

3. Hay un solo Dios.

El hecho de que Dios es tres personas quiere decir que el Padre no es el Hijo; son personas distintas. También quiere decir que el Padre no es el Espíritu Santo, sino que son personas distintas. Y quiere decir que el Hijo no es el Espíritu Santo. Estas distinciones se ven en varios de los pasajes citados en la sección anterior tanto como en muchos otros pasajes adicionales del Nuevo Testamento.

Juan 1:1-2 no dice: “en el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. El hecho de que el “Verbo” (que en los versículos 9-18 se ve que es Cristo) esta “con” Dios muestra distinción entre él y Dios Padre. En Juan 17:24 Jesús habla a Dios Padre acerca de “mi gloria, la gloria que me has

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dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo”, mostrando de este modo distinción de personas que participan de la gloria, y en una relación de amor entre Padre e Hijo antes de que el mundo fuera creado.

Se nos dice que Jesús continua como nuestro Sumo sacerdote y Abogado ante Dios Padre: “Si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el justo” (1 Jn 2:1). Cristo es el que también puede salvar por completo a los que por medio de el se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos (Heb 7:25). Sin embargo, a fin de interceder por nosotros ante Dios Padre, es necesario que Cristo sea una persona distinta del Padre.

Es más, el Padre no es el Espíritu Santo, y el Hijo no es el Espíritu Sanyo. Se les distingue en varios versículos. Jesús dijo; “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviara en mi nombre, les ensenara todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho” (Jn14:26). El Espíritu Santo también ora o “intercede” por nosotros (Ro 8:27), lo que indica una distinción entre el Espíritu Santo y Dios Padre ante quien se hace la intercesión.

Finalmente, el hecho de que el Hijo no es el Espíritu Santo También se indica en los varios pasajes trinitarios mencionados antes, tales como la gran comisión (Mt28:19), y en los pasajes que indican que Cristo volvió al cielo y luego envió al Espíritu Santo a la iglesia. Jesús dijo: “Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviare a ustedes” (Jn16:7).

Algunos han cuestionado si el Espíritu Santo en verdad es una persona distinta, antes que simplemente el “poder” o “fuerza” de Dios en acción en el mundo. Pero el Nuevo Testamento es muy claro y fuerte. Primero están los varios versículos mencionado anteriormente, en donde se pone al Espíritu Santo en una relación de coordinador con el Padre y el Hijo (Mt 29:19; 1Co12:4-6; 2 Co 13:14; Ef. 4;4-6; 1 P 1:2); puesto que el Padre y el Hijo son personas, la expresión coordinada intima fuertemente que el Espíritu Santo también es una persona. Luego hay lugares donde el pronombre masculino el (gr. Ekeinos) se le aplica al Espíritu Santo (Jn 14:26; 15:26; 16:13-14), lo que uno no esperaría de las reglas de la gramática

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griega, por que el sustantivo “espíritu” (gr. Pneuma) es neutro, no masculino, ordinariamente se le añadiría el pronombre neutro ekeino. Es más, el nombre Consejero o Consolador (gr. Parakletos) es un término que comúnmente se usa para hablar en una persona que ayuda o da consuelo o consejo a otra persona o personas, pero se usa para referirse al Espíritu Santo en el evangelio d Juan (14:16,26; 15:26; 16:7).

También al Espíritu Santo se le adscriben otras actividades personales, tales como ensenar (Jn14:26), dar testimonio (Jn15:26; Ro.8:16), interceder u orar a favor de otros (Ro. 8:26-27), escudriñar las profundidades de Dios (1Co 2:10), conocer los pensamientos Dios (1Co 2:11), decidir repartir algunos dones a algunos y otros dones a otros (1 Co12:11), prohibir o no permitir ciertas actividades (Hch. 16:6-7), hablar (Hch. 8:29; 13:2; y muchas veces en el Antiguo y Nuevo Testamentos), evaluar y aprobar un curso sabio de acción (Hch 15:28), y entristecerse por el pecado en la vida de los creyentes Ef 4:30).

Finalmente, si se entiende que el Espíritu Santo es simplemente el poder de Dios, antes que una persona distinta, entonces toda una serie de pasajes no tendrían sentido, porque es ellos el Espíritu Santo y su poder o el poder de Dios se mencionan juntos. Por ejemplo, Lucas 4:14: “Jesús regreso a galilea en el poder del Espíritu” estaría diciendo: “Jesús regreso a Galilea en poder del poder”. En Hechos 10;38: “ME REFIEROA Jesús de Nazaret: como lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder”, significa: Me refiero a Jesús de Nazaret: como lo ungió Dios con el poder de Dios y con poder”.

Aunque tantos pasajes claramente distinguen al Espíritu Santo de los otros miembros de la Trinidad, un versículo difícil ha sido 2 Co 3;17; ‘ AHORA BIEN, EL SEÑOR ES EL ESPÍRITU; Y DONDE ESTA EL ESPÍRITU DEL SEÑOR, ALLI HAY LIBERTAD”. Los intérpretes a menudo han dado por sentado que “el Señor” aquí significa Cristo, porque Pablo frecuentemente usa “el Señor” para referirse a Cristo. Pero probablemente ese no es el caso aquí, porque se pudiera laborar un buen argumento partiendo de la gramatica y del contexto para decir que este versículo se traduce mejor con el Espíritu Santo como sujeto: ahora bien, el

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Espíritu es el Señor…”. En este caso, Pablo estaría diciendo que el Espíritu Santo es también “Yahvé”) o Jehová), el Señor del Antiguo Testamento (note el claro trasfondo del Antiguo Testamento en este contexto, empezando en el v. 7). Teológicamente esto sería muy aceptable, porque se podría decir con verdad que así como Dios Padre es “Señor” y Dios hijo es “Señor” (en el pleno sentido del Antiguo Testamento de “Señor” como nombre de Dios), también el Espíritu Santo es aquel a quien se llama “Señor” en el Antiguo Testamento; y es el Espíritu Santo el que nos manifiesta especialmente la presencia del Señor en esta era del nuevo pacto.

Cada persona es plenamente Dios. Además del hecho de que tres personas son distintas, el testimonio abundante de la Biblia es que cada persona es también plenamente Dios.

Primero, Dios Padre es claramente Dios. Esto es evidente desde el primer versículo de la Biblia, en donde Dios creó los cielos y la tierra. Es evidente por todo el Antiguo y Nuevo Testamentos, en donde a Dios Padre claramente se le ve como Señor soberano sobre todo y en donde Jesús ora al Padre Celestial.

Luego, el Hijo es plenamente Dios. La persona de Cristo, en este punto podemos brevemente notar varios pasajes explícitos. Juan 1:1-4 claramente afirma la plena deidad de Cristo, leemos: (LBLA)

En el principio existía el verbo, y el verbo estaba con Dios, y el verbo era Dios. 2 El estaba en el principio con Dios. 3 Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Aquí a Cristo se le menciona como “el Verbo”, y Juan dice tanto que el estaba “con Dios” y que el “era Dios”. El texto griego hace eco de las palabras de apertura de Génesis 1:1: “En el principio” y nos recuerda que Juan estaba hablando de algo que fue cierto antes de que el mundo fuera hecho. Dios hijo siempre fue plenamente Dios.

Ahora, los testigos de Jehovah han cuestionado la traducción “el verbo era Dios”, y lo traducen como “la Palabra era un Dios” implicando que el verbo era

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simplemente un ser celestial per no plenamente divino. Justifican su traducción señalando el hecho de que el articulo definido (gr. Jo, “el”) no aparece antes de la palabra griega Teos (Dios). Dicen que, por consiguiente, Teos se debe traducir “un Dios”. Sin embargo, ningún erudito griego reconocido ha seguido tal interpretación, porque es de conocimiento común que la oración sigue una regla de la gramática griega, y la ausencia del artículo definido solo indica que “Dios” es el predicado antes que el sujeto de la oración.

En todo esto, hay algo que me atrajo la atención y es la pregunta de David: ¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adonde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estas tu; si en el Seol preparo mu lecho, allí estas tu. (Sal 139:7-8 LBLA). Este pasaje atribuye al Espíritu Santo la característica divina de omnipresencia, algo que no se aplica a ninguna de las criaturas de Dios. Parece que David esta igualando al Espíritu de Dios con la presencia de Dios. Huir del Espíritu de Dios es huir de su presencia, pero si no hay ningún lugar a donde David pueda huir del Espíritu de Dios, entonces él sabe que donde quiera que vaya también tendrá que decir “Tu estas allí”.

En todo esto lo más importante y transcendente es lo que la Biblia dice: Hay un solo Dios. La Biblia dice claramente que hay un Dios y solo uno. Las tres personas diferentes de la Trinidad son una sola en propósito y en acuerdo en lo que piensan, sino que son una en esencia, una en naturaleza esencial. En otra palabras, Dios es solo un ser. No hay tres dioses. Hay solo un Dios.

Uno de los pasajes más conocidos del Antiguo Testamento es Deuteronomio 6:4-5: “Escucha, oh Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”.

Cuando Moisés canta en Éxodo:

¿Quién como tu entre los dioses, oh Señor?

¿Quién como tú, majestuoso en santidad,

Temible en las alabanzas, haciendo maravillas? (Ex. 15:11LBLA)

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La respuesta obviamente es: nadie. Dios es único, y no hay nadie como él y no puede haber nadie como él. De hecho, Salomón ora: “así todos los pueblos de la tierra sabrán que el Señor es Dios, y que no hay otro” (1R 8:60).

Cuando Dios habla, repetidamente dice sin dejar duda que él es el único Dios verdadero; la idea de que hay tres dioses para adorar antes que uno sería impensable a la luz de estas afirmaciones extremadamente fuertes. Solo Dios es el único Dios verdadero y no hay nadie como él. Cuando habla, solo el habla; no está hablando como Dios de tres que deben ser adorados.

El Nuevo Testamento también afirma que solo hay un solo Dios. Pablo escribe: “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre” (1 Ti 2:5). Pablo afirma que no hay más que un solo Dios (Ro 3:30), y que “no hay más que un solo Dios” (1 Co 8:6). Finalmente, Santiago reconoce que incluso los demonios reconocen que hay solo u Dios, aunque su asentimiento intelectual al hecho no es suficiente para salvarlos: ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnifico! También los demonios lo creen, y tiemblan” (Stg 2:19). Pero claramente Santiago afirma que uno “hace bien” en creer que Dios es uno”.

En toda la historia de la Iglesia ha habido esfuerzos para concebir una solución sencilla a la doctrina de la Trinidad negando una u otra de estas afirmaciones. Si alguien niega la primera afirmación (Dios es tres personas), nos deja con el hecho de que cada una de las personas que se mencionan en la Biblia (Padre, Hijo y Espíritu Santo) es Dios, y que hay un solo Dios. Pero si no tenemos que decir que son tres personas distintas, hay una solución fácil: son simplemente nombres diferentes de una persona que actúa diferente en diferentes ocasiones. A veces esta persona se llama a si mismo Padre, a veces se llama Hijo, y a veces se llama Espíritu. No tenemos dificultad en entender eso, porque en nuestra propia experiencia la misma persona puede actuar en momento como abogado (por ejemplo), en otro momento como padre de sus propios hijos, y en otro momento como hijo respecto a sus padres; el mismo individuo es un abogado, padre e hijo. Pero tal solución negaría el hecho de que las tres personas son individuos distintos, que Dios Padre envía a Dios Hijo al mundo, y que el Hijo ora al Padre, y que el Espíritu Santo intercede por nosotros ante el Padre.

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Otra solución sencilla se hallaría al negar la segunda afirmación (cada persona es plenamente Dios), es decir, al negar que alguna de las personas que la Biblia menciona realmente es Dios plenamente. Si simplemente sostenemos que Dios es tres personas, y que hay solo un Dios, tal vez podríamos vernos tentados a decir que alguna de las personas en este un Dios no es plenamente Dios, sino que es una parte subordinada o creada de Dios. Esta solución la tomarían, por ejemplo, los que niegan la plena deidad de Hijo (y del Espíritu Santo). Pero, como vimos anteriormente, esta solución tendría que negar una categoría entera de la enseñanza Bíblica.

Finalmente, como se anoto arriba, una solución sencilla surgiría al negar que hay “solo un Dios”. Pero esto resultaría en una creencia en tres dioses, algo claramente contrario a lo dicho por la Biblia palabra de Dios.

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III

Las primeras Herejías Cristológicas

¿Qué son las Herejías?

Una herejía, para el cristianismo, es una opinión o doctrina opuesta al dogma. Basándose en la etimología griega de la palabra, que proviene de “hairesis”, que significa una elección o un grupo de creyentes, es una escuela del pensamiento o una opinión particular o específica sobre un punto de doctrina determinado.

Desde muy temprano en su historia la Iglesia ha sufrido ataques de corrientes contrarias a la fe que profesa. Es cierto que el cristianismo ha vivido siempre en medio de gran oposición. Con todo eso, el mayor daño que la iglesia ha sufrido ha sido causado por ataques externos, aunque sin duda estos han sido grandes, sino más bien producidos por la infiltración de doctrinas contrarias a la Palabra de Dios y a los postulados del Evangelio.

No es de dudarse que durante el período apostólico, cuando el canon del Nuevo Testamento estaba en su formación, muchos trataban de dar respuesta a algunas preguntas que se formulaban. Por ejemplo: ¿Quién es Jesucristo? ¿Qué relación tiene Jesús con la Eterna Deidad? ¿Qué relación tiene lo que Jesús enseñó con las leyes rituales del Antiguo Testamento? ¿Qué significado y alcance tiene la salvación? ¿Se relaciona la salvación con el cuerpo físico, el alma o con ambos?

Ciertamente estas preguntas no eran ni son fácilmente contestadas, especialmente sin la base autoritativa de los libros canónicos. Fue así, seguramente, que falsos maestros introduciéndose dentro de las congregaciones cristianas ponían en peligro la armonía y la existencia misma de las jóvenes asambleas de creyentes. Dos corrientes que parecen haber afectado el desarrollo de congregaciones apostólicas se caracterizaban por sus tendencias legalistas y filosóficas. Aunque dichas corrientes heréticas no se habían desarrollado hasta el punto en que lo hicieron en el siglo II, sus enseñanzas estaban haciéndose sentir.

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Ebionismo:

Esta herejía procede, en el siglo primero, de la influencia de los judaizantes (deseaban interpretar el cristianismo según el judaísmo sin tomar en cuenta correctamente la plenitud de la revelación en Cristo). Llamados ebionitas, también llamados nazarenos a causa de su ideal de vida pobre y que, tomando como base un rígido monoteísmo unipersonal, negaron la divinidad de Cristo por ser incapaces de concebir una única sustancia divina en varias personas.

Una de las primeras corrientes que hizo sentir su influencia dentro de la iglesia cristiana fue la de los llamados ebionitas cuyo nombre se deriva del hebreo ebion que significa “pobre”.

Los ebionitas se extendieron desde Persia hasta Siria. Utilizando un evangelio especial, llamado “Evangelio de los hebreos”. La herejía de los ebionitas afirmaba

que Cristo no es Dios, sino un simple hombre; las corrientes más moderadas, en cambio, admitían también su origen divino.

Según algunos historiadores, había generalmente tres grupos de ebionitas aunque no era muy fácil poder hacer las distinciones pertinentes entre los tres grupos. No obstante, las siguientes diferencias eran observables:

1) Aquellos cristianos judíos que demandaban una completa observancia de la ley por parte de los creyentes. Aunque este grupo también incluía otros que guardaban la ley estrictamente sin exigir que otros lo hicieran.

2) los llamados cristianos judaizantes que consideraban a Pablo como un apostata de la ley mosaica y afirmaban que era necesario que todos los cristianos fueran circuncidados y guardasen la ley estrictamente. Estos consideraban a Cristo como una criatura y además negaban su concepción virginal.

3) Aquellos de tendencia filosófica especulativa que consideraban a Jerusalén como el centro del mundo religioso, practicaban un ascetismo estricto, consideraban a Cristo como una criatura pero como señor de los ángeles y al Espíritu Santo como un ángel de sexo femenino que acompañaba a Cristo.

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Los distintos grupos ebionitas tenían en común, sin embargo, su adherencia a la ley mosaica. Exigían que por lo menos los judíos guardaran la ley, aunque veían con buenos ojos si los gentiles hacia lo mismo. También tenían la tendencia a interpretar la persona de Cristo como un simple hombre privilegiado por descenso del Espíritu Santo sobre su persona a la hora de su bautismo.

Arrianismo y semiarrianismo:

El arrianismo tomó su nombre de Arrio (256-336) sacerdote de Alejandría y después obispo libio, quien desde el 318 propagó la idea de que no hay tres personas en Dios sino una sola persona, el Padre. Jesucristo no era Dios, sino que había sido creado por Dios de la nada como punto de apoyo para su Plan. El Hijo es, por lo tanto, criatura y el ser del Hijo tiene un principio; ha habido, por lo tanto, un tiempo en que él no existía. Al sostener esta teoría, negaba la eternidad del Verbo, lo cual equivale a negar su divinidad. A Jesús se le puede llamar Dios, pero solo como una extensión del lenguaje, por su relación íntima con Dios.

La doctrina de Arrio parte de un monoteísmo absoluto, según el cual el Hijo no puede ser, ni una encarnación del padre, ni una parte de su substancia, ni otro ser semejante al Padre, pues cualquiera de estas tres posibilidades negaría, o bien el carácter inmaterial de Dios, o bien su unicidad. El hijo no puede no tener un origen, pues entonces seria hermano del Padre, y no hijo. Luego, el hijo tiene principio, y fue creado o hecho por el Padre de la nada. Antes de tal creación el hijo no existía y es incorrecto afirmar que Dios es eternamente Padre. Esto no quiere decir, sin embargo, que no hubiese siempre en Dios un verbo, una razón inmanente; pero este Verbo o razón de Dios es distinto del Hijo de Dios, solo fue creado más tarde.

La postura de Arrio lo puso en conflicto directo con Alejandro, el obispo de Alejandría, entre 318 al 320 d.C. Como resultado de esa confrontación, en el 321 d.C., un concilio formado por un grupo de cien obispos procedentes de Egipto y

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Livia se reunió en Alejandría. La decisión del concilio fue destruir y excomulgar a Arrio y a sus seguidores. Evidentemente, el concilio consideraba como una herejía negar la absoluta deidad de Cristo. Arrio, sin embargo, no ceso en su empeño de propagar su doctrina.

Wayne Grudem, en su libro: Teología Sistemática. (2007) página 579 dice:

Es apropiado que reconozcamos que es de vital importancia que insistamos en la plena deidad de Cristo, no solo porque las Escrituras lo ensenan con claridad, sino también porque solo el infinito Dios podía llevar sobre si todo el castigo de todos los pecados de los que creerían en el. Cualquier otra criatura finita no hubiera podido cargar con ese castigo; la salvación viene del Señor (Jon 2:9) y todo el mensaje de las escrituras esta designado para mostrar que ningún ser humano, ninguna criatura, hubiera podido jamás salvar al hombre, solo Dios podía hacerlo; y solo alguien que era verdaderamente y completamente Dios podía ser el mediador entre Dios y hombre (1Ti 2:5LBLA “porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre”), para llevarnos de vuelta a Dios y para darnos a conocer a Dios de la forma más completa.

De modo que, si Jesús no es completamente Dios, no tenemos salvación y al final tampoco cristianismo. No es accidente que a lo largo de la historia estos grupos que han abandonado la creencia en la plena deidad de Cristo no han permanecido por mucho tiempo dentro de la fe cristiana, sino que pronto se han descarriado hacia la clase de religión representada por el unitarismo en todas parte del mundo. “Todo aquel que niega al hijo tampoco tiene al padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre” (1Jn 2:23LBLA).

La enseñanza bíblica acerca de la plena deidad y plena humanidad de Cristo es tan amplia que ambas han sido creídas desde los primeros tiempos en la historia de la iglesia. Pero el concepto preciso de cómo la plena deidad y plena humanidad pueden estar combinadas juntas en una persona se fue formando gradualmente en la iglesia y no se llego a una forma final hasta la definición del Concilio de

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Calcedonia en el 451 d.C. antes de este momento, se propusieron varias perspectivas inadecuadas de la persona de Cristo y fueron rechazadas. Una de ellas, el arrianismo, que sostenía que Jesús no era completamente divino.

Apolinarismo:

Apolinar, nació por el año 310 d. C., fue obispo de Laodicea en el 361 d. C., este ensoñó que la persona de Cristo tenía un cuerpo humano, pero no una mente ni un espíritu humano, y que la mente y el espíritu de Cristo procedían de la naturaleza divina del hijo de Dios. Pero el punto de vista de Apolinar fue rechazado por los líderes de la iglesia de aquel tiempo, quienes se dieron cuenta que no solo nuestro cuerpo humano necesitaba salvación y estar representado por Cristo en su obra redentora, sino también nuestra mente y espíritu humano. El Apolinarismo fue rechazado por varios concilios de la iglesia. Los teólogos de aquella época, particularmente los tres capadocios (Gregorio, Nacianceno, Gregorio de Nisa y Basilio el Grande), respondieron y rechazaron a Apolinar de manera contundente. Los capadocios respondieron que si Cristo no es verdadero hombre no sería posible explicar las limitaciones que demostró durante su ministerio terrenal ni la lucha entre la voluntad humana y la divina. También afectaría su capacidad para salvar ya que el pecado afecta al hombre en totalidad de su ser. De modo que es necesario que el Redentor sea totalmente divino y totalmente humano. Los capadocios comprendieron con toda claridad que la postura de Apolinar afectaba tanto a la Persona como a la obra de Cristo. (la deidad de Cristo, Evis Carballosa pag. 16)

Nestorianismo:

El Nestorianismo es la doctrina que dice que había dos personas separadas en Cristo, una persona humana y otra divina, una enseñanza que es distinta del punto

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de vista bíblico que ve a Jesús como una persona. Nestorio fue un predicador popular en Antioquia, y desde el año 428 d.C. fue Obispo de Constantinopla. Por medio de una combinación de conflictos personales y de una buena medida de política eclesiástica, fue depuesto de su posición de obispo y sus enseñanzas fueron condenadas.

Macedonianismo:

Fue un movimiento herético surgido a mediados del siglo IV que debe su nombre al arzobispo de Constantinopla, Macedonio y negaba la divinidad del Espíritu Santo. Macedonio, influenciado por las teorías semi-arrianas, enseno que el Espíritu Santo era una criatura especial subordinada (como los ángeles), de naturaleza no divina ni consubstancial a Dios Padre ni al Hijo. Esta fue una herejía promovida por varios obispos arrianos, quienes ensenaban que en la trinidad existía una jerarquía de personas, en la que el hijo sería inferior al Padre y el Espíritu Santo sería inferior a ambos.

Así sucesivamente, existieron varias herejías que negaron la deidad de Cristo, pero ninguna tuvo éxito. Por lo que hemos visto en este estudio, podremos percatarnos de la lucha que se ha librado en el proceso de expresar la cristología con claridad a una pregunta que salta por todos los siclos: ¿Quién es Jesucristo? Algunos lo han visto como un simple hombre, otros como una especie de Ángel o ser superior al hombre. Para algunos Cristo es Dios desprovisto de todo trazo de humanidad, mientras que para otros es algo así como mitad Dios y mitad hombre.

Pero, los hombres que se han apegado a la Biblia no han ignorado ni minimizado las dificultades de definir la persona de nuestro Señor. Estos hombres, vieron lo crucial que era para el cristianismo establecer la doctrina de la deidad de Cristo en todo su esplendor.

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IV

CONCILIOS ECUMENICOS Y CREDOS QUE DEFINIERON LA CRISTOLOGIA

¿Qué es un Concilio Ecuménico?

Según la Iglesia Católica.

Cuando el Papa quiere tomar una decisión que abarca a toda la cristiandad, proclamar un dogma, modificar la organización de la Iglesia o condenar una herejía, puede convocar un Concilio.

Los obispos del mundo entero son llamados a Roma (o a la ciudad que el pontífice haya escogido), su presencia es obligatoria, salvo en caso de fuerza mayor. Los superiores de órdenes religiosas, los abades generales, los prelados nullius (es decir que no tienen jurisdicción en una diócesis propiamente dicha) y los cardenales son admitidos a participar den el Concilio o Sínodo ecuménico. Tiene voz deliberativa.

Otras personalidades son admitidas a participar en los trabajos del Concilio, y tienen voz consultativa. Son los representantes de obispos ausentes, los príncipes católicos o sus embajadores y ciertos clericós o laicos convocados a títulos diversos.

A la apertura de los debates, todos los asistentes prestan juramento. Juran que permanecerán fieles a la Iglesia y a su jefe. El texto del juramento fue redactado por el papa Gregorio VII en el año 1709.

En el reglamento mismo del Concilio se encuentra el ambiente de las asambleas de la Iglesia primitiva. Los votos son nominales y a la mayoría. Pero aunque el Papa reúna a su alrededor solo una minoría, es siempre su punto de vista el que prevalece.

En los primeros Concilios, suya convocatoria quedaba al cuidado de los emperadores, cada pregunta estaba sometida a la aprobación de los participantes, que respondían por “placet” (si) y “no placet” (no). Cuando han recibido la aprobación del sumo Pontífice, las conclusiones del concilio son promulgadas por una Bula.

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Los Concilios Ecuménicos.

La iglesia, como sociedad divina y humana, es también visible e invisible al mismo tiempo; obra según los principios de su naturaleza con un Magisterio, que transmite el pensamiento divino por medio de la palabra humana; obra también con un Ministerio, que por medio de ritos sensibles (los sacramentos) infunde la vida sobrenatural; y, como lógico, debe tener un Gobierno que notifique las leyes del espíritu en forma sometida a la experiencia de los sentidos. Por lo tanto cuenta con los tres poderes: legislativo, judicial y ejecutivo, todo ello en el ámbito religioso.

La Iglesia en varias ocasiones, se ha visto obligada a reunir a sus hijos más preclaros, ya fuere por su dignidad o sabiduría, y enfrentarse a una oposición destructora en cuanto a la doctrina, a la moral o a la disciplina de la Institución. Esas asambleas reciben el nombre de Concilios, algunos de los cuales abarcan solamente una porción de la Iglesia como una Provincia Eclesiástica o bien la Iglesia de todo un país; y, los otros son los Ecuménicos =Universales, porque ya asisten representantes de todas las latitudes. En estos casos el Sumo Pontífice asiste en persona y preside las sesiones o bien se hace representar por legados.

El periodo romano-cristiano revistió extraordinaria importancia desde el punto de vista doctrinal. Liberada la iglesia, llego el momento histórico de formular con precisión la doctrina ortodoxa acerca de algunas cuestiones fundamentales de la fe Cristiana: la Divina y Santísima Trinidad, el Misterio de Cristo y el don de la Gracia. La definición del dogma católico se lleva cabo en medio de recias batallas teológicas frente a herejías que produjeron escisiones en el seno de la Iglesia. El primer Concilio de Constantinopla se celebro entre mayo y Julio de 381, está considerado el II concilio ecuménico por las Iglesias Católicas y Ortodoxa.

Motivación del concilio: tras la celebración en 325 del Concilio de Nicea se condeno como herético al Arrianismo, el Macedonianismo y el Apolinarismo. Doctrinas que negaban la divinidad de Cristo, la consubstancialidad del hijo con el padre, negaban al Espíritu Santo. Fueron fundamentales los concilios ecuménicos. Fueron estos: el I de Nicea (325), que definió la consuatancialidad del Hijo con el Padre; el Concilio I de Constantinopla, definió la divinidad del Espíritu Santo (381). El Concilio de Éfeso (431) proclamo la maternidad de María; el de Calcedonia (451) definió la doctrina de las dos naturalezas en la única persona de Cristo.

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El Concilio de Calcedonia fue ecuménico, este tuvo lugar entre el 8 de Octubre y el d1 de Noviembre del año 451 en Calcedonia, ciudad de Bitinia, en Asia Menor.

Fue el cuarto de los primeros siete concilios ecuménicos de la Cristiandad, y sus definiciones dogmaticas fueron desde entonces reconocidas como infalibles por la Iglesia católica y por la Iglesia ortodoxa. Rechazo la doctrina del monofisismo, defendida por Eutique, y estableció el Credo de Calcedonia, que describe la plena humanidad y plena divinidad de Cristo, segunda persona de la Trinidad.

De finida ya la doctrina de la Santísima Trinidad, la teología hubo de plantearse de modo inmediato el Misterio de Cristo, no en relación con las otras Personas divinas, sino en sí mismo. La cuestión fundamental era en sustancia, esta: Cristo es “perfecto Dios y perfecto hombre”; pero ¿Cómo se conjugaron en El la divinidad y la humanidad? Frente a esta pregunta, las dos grandes escuelas teológicas de Oriente adoptaron posiciones contrapuestas.

La escuela de Alejandría hizo hincapiés en la perfecta divinidad de Jesucristo: la naturaleza divina penetraría de tal modo a la humanidad, como el fuego al hierro candente, que se daría una unión interna, una mezcla de naturalezas. La escuela de Antioquia insistía, por el contrario, en la perfecta humanidad de Cristo. La unión de las dos naturalezas en El sería tan solo externa o moral: por ello, más que de encarnación habría que hablar de inhabitación del Verbo, que habitaría en el hombre Jesús como en una túnica o en una tienda.

El Concilio de Éfeso, reunido entonces por el emperador Teodosio II, tuvo un desarrollo muy accidentado, por la rivalidad entre obispos alejandrinos y antioquenos. Mas al final hubo acuerdo y se compuso una profesión de fe en la que se formulaba la doctrina d la “unión hipostática” de las dos naturalezas en Cristo y se llamaba a María con el titulo de Madre de Dios. Nestorio fue depuesto y desterrado; grupos de partidarios suyos subsistieron, sin embargo, en el cercano Oriente y constituyeron una Iglesia nestoriana que, durante muchos siglos, desarrollo una importante obra misional por tierras de Asia.

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V

LA UNIDAD HIPOSTATICA DE CRISTO

Lo primero es saber es, ¿Qué es la unidad hipostática? Es el término usado para describir como Dios el Hijo, Jesucristo, tomo una naturaleza humana, permaneciendo al mismo tiempo como Dios. Jesús siempre ha sido Dios. (Juan 8:58 LBLA) Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy. (Juan 10:30 LBLA) Yo y el Padre somos uno. Pero en la encarnación, Jesús tomo forma de hombre. El ser convirtió en un ser humano (Juan 1:14 LBLA) y el verbo se hizo carne, y habito entre nosotros.. Jesús es la suma de la naturaleza humana y la divina, es el Dios-hombre.

En teología cristiana se emplea la palabra persona para referirse a la hipostasis de la Santísima Trinidad, queriendo significar sustancia individual o singular, algo distinto de la naturaleza (physis) y la esencia (ousia). En la teología Cristiana se atribuye a la persona de Jesús. De esta manera, Cristo es Dios en la carne (Col 2:9 LBLA) Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en El. Allí queda demostrado que tiene dos naturalezas, la de Dios y la humana, y no es “mitad Dios, mitad hombre”. Nunca perdió su divinidad, ni hubiese podido hacerlo. Continuo existiendo como Dios cuando se encarno y agrego la naturaleza humana a su eterna naturaleza divina (Fil 2:5-11). Consecuentemente, en Jesucristo esta la “unión, en una solo persona, de una plena naturaleza humana y una plena naturaleza divina”.

Las dos naturalezas de Jesús, la humana y la divina, son inseparables. Jesús será para siempre el Dios-hombre totalmente Dios y totalmente humano, dos naturalezas distintas en una Persona. La humanidad y la divinidad de Jesús no están mezcladas, sino que están unidas sin pérdida de una identidad separada. Algunas ocasiones Jesús se conducía bajo las limitaciones de la humanidad, por ej. (Juan4:6 LBLA) “y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo…” Esto es una cualidad humana, pero otras veces

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se conducía con el poder de su deidad (Juan11:43 LBLA) “habiendo dicho esto, grito con fuerte voz: ¡lázaro ven fuera!” Esto fue la divinidad. En ambos casos, las acciones de Jesús procedían de su Persona. El tuvo dos naturaleza, pero solo una personalidad.

La doctrina de la Unión Hipostática, es un intento por explicar como Jesús pudo ser Dios y hombre al mismo tiempo. Es, a última instancia, una doctrina que nosotros, como seres humanos finitos, no podemos esperar estar capacitados para comprender a un Dios infinito. Jesús es el Hijo de Dios, porque fue concebido por el Espíritu Santo (Lucas 1:35 LBLA) “Respondiendo el Ángel, le dijo: el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios”. Pero eso no significa que Jesús no existirá antes que él fuera concebido. Jesús siempre ha existido (Juan 8:58 LBLA) “antes que Abraham naciera, yo soy”; (Juan 10:30LBLA) “Yo y el Padre somos uno”. Cuando Jesús fue concebido, el se convirtió en un ser humano, además de ser Dios. (Juan1:14 LBLA) “Y el verbo se hizo carne, y habito entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como la del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.

Jesús no es simplemente un hombre que tuvo a Dios dentro de el, ni tampoco es un hombre que manifestó el principio de Dios. El es la segunda persona de la Trinidad. La naturaleza divina no ha cambiado ni tampoco fue alterada en esta unión; más bien, la naturaleza santa y divina de la Palabra se mantuvo como es.

En resumen, la Unión Hipostática nos enseña que Jesús es totalmente humano y totalmente divino, que no hay mezcla o dilución de ninguna de las dos naturalezas, y que El es una unidad en Persona, par a siempre.

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VI

HEREGIAS MODERNAS.

Una reciente encuesta realizada por el Instituto de Investigación LifeWay titulada: “Los estadounidenses creen en el cielo, el infierno y algunas herejías”, revela que muchos cristianos tienen opiniones “heterodoxas”. Por encargo de Ligonier Ministerios la investigación fue publicada en varios sitios webs cristianos, revelando que los evangélicos saben poco de la Trinidad, la salvación y otras doctrinas. Para los estándares de los consejos más importantes de la Iglesia primitiva, estas posiciones serían consideradas heréticas. Los investigadores hicieron 43 preguntas sobre la fe, abordando temas tales como el peca, la salvación, la Biblia y la vida después de la muerte. La encuesta aplicada a unas 3,000 personas tiene un margen de error del 1,8% y su nivel de confianza es de 95%. Las principales conclusiones del estudio son: la gran mayoría (90% de los evangélicos y el 75% de los católicos) creen que el cielo es un lugar real, alrededor del 19% de los evangélicos, el 67% de los católicos cree que hay otras maneras de llegar y no solo a través de la fe en Jesús. Por otra parte, el 55% de los evangélicos dicen que el infierno es un lugar real, con un 66% de los católicos.

En promedio, los estadounidenses no parecen demasiado preocupados con el pecado o ir al infierno después de morir. Dos tercios (67%) dicen que la mayoría de la gente básicamente es buena, a pesar de todos sus pecados. Solo el 18% cree que incluso los pecados pequeños pueden dar lugar a la condenación eterna, mientras que poco más de la mitad (55%) dicen que Dios tiene “un lado enojado”. La importancia de este estudio o de este tipo de encuesta es la gran influencia que la iglesia estadounidense tiene en la mayoría de las iglesias en el mundo occidental. De acuerdo con Stephen Nichols, director académico de Ligonier, los datos muestran “un nivel significativo de confusión teológica”. Muchos evangélicos tienen visiones en armonía con la Biblia acerca de Dios o de los seres humanos, especialmente en materia de la Salvación y el Espíritu Santo, dijo.

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Algunos puntos tienen una variación expresiva dependiendo de la tradición teológica al cual el encuestado pertenece. Sin embargo, en algunos temas los 18 resultados son sorprendentes. En algunos casos, el problema parece ser la falta de información.

También se encontró que menos de la mitad (48%) creen que la Biblia es la palabra de Dios, siendo el 50% de evangélicos y el 49% de los católicos dicen que es “útil”, pero no es una verdad literal.

Según el Dr. Edgar A Madrid, en su libro Herejías Modernas, publicado en Guatemala, 2007 dice en su página 6: Teología de la Restauración, se entiende la nueva enseñanza de los carismáticos o neo- pentecostalistas, de que hay que restaurar la antigua alabanza judía e implementarla en el evangelio de Jesucristo. Por supuesto que, al hablar de restaurar la alabanza judía, ellos se refieren a la inclusión, en el culto cristiano, de danzas, saltos, gritos, canciones mundanas e instrumentos de percusión que estimulen la carne. También habla en su libro de otra herejía moderna, la doctrina de la prosperidad. También habla de la doctrina de la Liberación.

Ninguna cosa es mas peligra para el cristiano, que las herejías, y existen muchas y sobre todo las modernas que tienen apariencias de buenas y de tener poder de Dios. Solo son engañadores. No es raro escuchar en la actualidad a personas diciendo el profeta “tal” profetizo “esto” cosa que nunca se cumple. Estamos en tiempos donde millones de creyentes son seducidos por las “dulces palabras” de hombres y mujeres que aseveran tener visiones y revelaciones de Dios para su pueblo, pervirtiendo la sana doctrina. Son muchos falsos profetas, herejías modernas. Muy claro le hablo el Apóstol Pablo a Timoteo y le dijo: (Tito 2:1 LBLA) “Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina:”

Que es sana doctrina, enseñanza saludable, nutritiva, no adulterada, no alterada que hace daño.

No solo esto hay tres grandes movimientos que abarcan mucho son: el Marxismo, el Modernismo y el Racionalismo.

El Marxismo:” No es Dios quien crea al hombre, es el hombre quien crea a Dios”. Fue fundada por Karl Maex a mediados del siglo XIX, este es una concepción materialista del mundo y del hombre. “Dios no existe y la religión es el opio del pueblo para impedir el triunfo del proletariado”.

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La represión contra la religión se dio fuertemente en los antiguos países comunistas que pensaron con la idea de marxismo comunismo.

El Racionalismo: Es considerada una herejía desde el siglo XIX y afirma cosas tales como que la razón es el único arbitro entre el bien y el mal, entre lo verdadero y falso sin necesidad d Dios. También dice que la fe cristiana daña la perfección del hombre y que las profecías y los milagros son pura ficción, así mismo como que el mismo Jesús es un mito.

El Modernismo: fue un movimiento teológico promovido por algunos teólogos católicos a fines del siglo XIX aunque se extendió hasta inicio del siglo XX. El modernismo considera que la religión es una simple experiencia subjetiva de fe, que la existencia de Dios puede ser conocida por la razón. También dice que Jesús no es Dios sino un hombre extraordinario. También afirma que la iglesia es una creación humana y su dogmatismo no se concilia con el mundo moderno y las ciencias. Fue declarada herejía por Pio X en el año 1907.

Otra de las herejías modernas fue la Teología de Anselm Grum, monje benedictino que se ha dedicado a mezclar sistemáticamente la fe cristiana con el budismo zen y otras prácticas de meditaciones con técnicas y filosofías orientales, negando las verdades de nuestra fe, poniendo en contradicho a la iglesia con la propia doctrina.

Como podemos ver ha sido mucha la lucha de la iglesia ante las herejías, pero esta sigue caminando. Desafortunadamente, algunos de aquellos que intentaron defender y establecer la verdad fueron asesinados por aquellos que no estaban de acuerdo con ellos. ¿Qué provocaría tales acciones hostiles contra aquellos que simplemente tenían “diferencias de opinión” en temas bíblicos? Tal vez la respuesta no sea conocida del todo.

Cuando el Cristianismo surgió culturalmente, lo hizo en medio de un ambiente hostil. Tanto el Judaísmo como el Imperio Romano lucharon contra sus enseñanzas Cristianas y sus seguidores. Las persecuciones surgieron y los cristianos fueron asesinados por la fe de ellos. En la dispersión, a finales del

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siglo primero, los cristianos fueron dispersos a través del área Mediterránea debido a las persecuciones surgidas en Israel. El imperio Romano con su teología de muchos dioses no era amistoso con el monoteísmo cristiano. Por lo tanto, estos fueron perseguidos. La Biblia enseña teológicamente la condenación de los falsos maestros y las falsas doctrinas.

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VII

¿CUAN RELEVANTE ES LA CRISTOLOGIA?

Cuando decimos, cuando hablamos de algo relevante, estamos diciendo que es lo más alto, lo mas excelente que hemos encontrado. En mi caso en particular, creo que la Cristología es un tema, (por no decir el más) de mucha importancia para un estudioso de la Biblia.

La Cristología es la parte de la teología cristiana que dedica su estudio al conocimiento de todo el papel que desempeña Jesús de Nazaret en todos los puntos, tanto humano como divino. La Cristología también abarca cuestiones concernientes a la naturaleza de Dios como la Trinidad; conocer la deidad de Cristo, conocer sobre su Encarnación y los eventos más importantes de la vida de Cristo. Nos enseña que Cristo es el centro y punto de partida en la realidad concreta, su historia los misterios de su vida; impone tomar en serio que Cristo es la definitiva palabra salvífica de Dios para el hombre. En lo Soteriológico, se establece que el discurso sobre la persona de Cristo no puede desvincularse de su actividad salvífica.

En lo contemporaneidad, se supone la atención a la mentalidad contemporánea, a nuestra sensibilidad religiosa, nosotros somos hijos de nuestro tiempo.

La Cristología nos permite conocer quién es Jesús, que ha hecho Jesús; la importancia de la investigación teología sobre Cristo. La unidad hipostática, el conocimiento, la voluntad y la sanidad. El conocimiento humano de Cristo, la voluntad humana y el sufrimiento de Cristo y su Santidad. Todo este conocimiento lo alcanzamos mediante la Cristología

La fe cristiana no descansa sobre la iglesia, sobre una doctrina o sobre unos ritos, sino en la persona del Hijo de Dios hecho hombre: Jesucristo. Sin embargo, “la Cristología” es realmente fundamental si se entiende que toda la razón de ser de la iglesia, de los dogmas, de los ritos y de las creencias, es Jesucristo.

Todo es relativo respecto a Él. Nada hay absoluto, sino su revelación, su vida a favor de los pobres, su anonadamiento y su pasión a favor de los pobres, su muerte a favor de los pobres… porque ellos son los bienaventurados. La sistematización

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de las enseñanzas de la Biblia sobre la persona y su obra es necesaria para estructurar la fe y el resultado de este trabajo es la doctrina que conocemos como Cristología, es decir, tratado o doctrina de Cristo.

Los documentos esenciales para fundamentar la Cristología son los que tenemos en el Nuevo Testamento, sin dejar de lado los textos del Antiguo Testamento relativos a la persona y la obra del mesías interpretado típicamente a la luz de su antitipo, así como las figuras y los símbolos vistos a la luz de su cumplimiento. Por una parte tenemos los relatos históricos de los evangelios y por otra la interpretación teológica que de la persona de Jesucristo hacen las epístolas apostólicas y el Apocalipsis. Y es ahí donde aparecen las primeras señales que indican que se estaba pervirtiendo la doctrina de Cristo en el seno de la iglesia primitiva. Pero todavía más, la Cristología es la piedra de toque para distinguir si un creyente es verdadero o falso (1 Juan 4:1-6 LBLA).

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 2 En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,

es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 4 Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye. 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.

La hipótesis subraya a la defensa de la Cristología del Espíritu es que, en nuestro contexto históricamente consiste, esta Cristología es mas adecuada que la de Logos, que ha dominado el pensamiento cristiano desde el fin del periodo del NT. Con esto no afirmo que una Cristología del Logos haya sido o se falsa. Lo que si hacemos es delinear un Cristo más acorde con nuestra situación. Este enfoque analiza la relación de Jesús y el Espíritu Santo en el ministerio terrenal en las comunidades primitivas y en el Cristo resucitado donde hay una especie de identidad con el Espíritu.

Cuan relevante es la Cristología, para mí en lo particular, es lo más relevante. Exalta el nombre de Cristo, glorifica su persona y magnifica su deidad.

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CONCLUSION

Después de haber tomado este tiempo en estudiar, leer e investigar sobre la Cristología, he llegado a la conclusión de que no había encontrado un tema tan fascinante como este. Me ha ayudado a expandir mis conocimientos, a conocer más a fondo los temas relacionados con la vida, pasión y muerte de Cristo.

He conocido con más propiedad los acontecimiento históricos y los puntos básicos de la historia de la Iglesia, como fue en sus inicios y por que el cambio tan drásticos de mucho de lo que conocemos como nuestra liturgia. De donde nacen algunas costumbres y leyes que tenemos en nuestras iglesias de tantas malas interpretaciones y tantas luchas para exponer la verdad de las escrituras. Con este estudio, he alcanzado mayor conocimiento en relación a lo que es Cristología verdadera, todo lo relacionado con la existencia de Cristo, su obra, su misión, su encarnación, su exaltación, su divinidad, su personalidad y sobre todo su humanidad. Pero al decir verdad, todo me ha fascinado, pero hablar de la existencia y la pre-existencia, es una pasión que deleita. Saber y entender que todo esto Dios lo conjeturó con un solo propósito, que todo esto estaba en el plan divino, que nada quedo fuera de su plan, solo pensar esto es maravilloso.

Por lo que he considerado de estas páginas, me he podido percatar de la lucha que se ha librado atreves del tiempo en el proceso de expresar con claridad quien es Jesús. Muchos teólogos que se han apegado a la Biblia no han ignorado ni minimizado las dificultades de definir la persona de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Estos hombres vieron que tan crucial era para el cristianismo establecer la doctrina de Cristo y su deidad y como afirmar su humanidad. Hay muchas Cristología, pero no se puede abarcar todo en tan poco espacio.

La humanidad de Cristo puede demostrarse bélicamente, al igual que su Deidad, mediante examen de sus nombres o títulos, sus afirmaciones y sus obras. Es de vital importancia, el hecho de que las Escrituras especifican y subrayan las características humanas de Jesús.

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De modo que Cristo es “la imagen del Dios invisible” en el sentido de que es la representación y la manifestación visible de Dios eterno. El Hijo Unigénito ha dado a conocer a Dios a los hombres. Jesús es, además “el primogénito de toda creación” no porque El haya sido creado, sino porque antecede a cualquier cosa creada en cuanto a tiempo y porque está por encima de toda cosa creada en lo que respecta a rango. Finalmente, el hecho de que en Cristo habito la plenitud de la Deidad corporalmente no podría significar otra cosa que El es Dios en toda la plenitud del significado de esta palabra.

Debemos estar advertidos por los errores que se han cometido en el pasado. Que no demos tregua a otros. Todos son el resultado de intentos de simplificar la doctrina de la Trinidad y hacerla completamente comprensible, eliminando todo su misterio. Esto jamás se podrá lograr. Sin embargo, no es correcto decir que no podemos entender nada de la doctrina de la Trinidad. Ciertamente podemos entender y saber que Dios es tres personas, y que cada persona es plenamente Dios, y que hay un solo Dios. Es necesario entender la doctrina de la Trinidad.

Para el verdadero creyente, la doctrina Bíblica de la Cristología proporciona la seguridad y el confortamiento espiritual de saber en quien El ha creído. Para el incrédulo que niega que Jesús es lo que la Biblia dice que El es, las palabras del Señor “en vuestros pecados moriréis” constituyen una sentencia definitiva. No es Dios quien da la sentencia, ellos mismos se han sentenciado.

Muchas gracias.

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Referencias:

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Chefer, L Sperry. Teologia Sisteatica, tomo II, vol V pp 453-487

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