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Actas XV Congreso AIH (Vol. I). BRENDA FRANCO VALDÉS. Una nueva visión femenina: Mirabella y Melibea-

UNA NUEVA VISIÓN FEMENINA: MIRABELLA Y MELIBEA

En la Cárcel de amor de Diego de San Pedro, llama mi atención la actitud inaccesible de la princesa, Laureola, ante los ruegos y sacrificios de Leriano, un caballero que ha caído preso de su amor. A causa de las negativas de la princesa Leriano decide quitarse la vida como única salvación posible a su sufrimiento. Sin embargo, en otra obra de ficción sentimental escrita pocos años después, La historia de Grisel y Mirabella (1470-1495) de Juan de Flores se presenta a otra princesa que al ser motivo de la muerte de varios caballeros decide corresponder a uno en particular mostrando una actitud completamente distinta a la de Laureola, e incluso es ella quien se sacrifica por su amante haciendo caso omiso de los valores sociales como la pérdida de la virginidad, la fama y el linaje. Pero en tanto se aleja de la personalidad de Laureola se acerca a la de Leriano al concluir igualmente con el suicidio al enfrentar la muerte de su amante.

Encuentro una analogía entre el proceder de Mirabella y Melibea, ya que ambas muestran un nuevo tipo de mujer en que la voluntad individual y la firmeza del amor se imponen sobre los códigos sociales y aún sobre la vida misma.

El objetivo de este ensayo es relacionar las obra de Juan de Flores y Fernando de Rojas a través de los personajes femeninos. Lo que me interesa analizar es la actitud de Melibea una vez que ha sido poseída por el deseo amoroso para lograr vincular La Celestina con Grisel y Mirabella a través de los valores que han adquirido los personajes femeninos ante los efectos del amor.

A La Celestina se le ha asociado con las obras del género sentimental, en especial con Cárcel de amor ( 1492) de Diego de San Pedro con la que se pueden notar características similares, por ejemplo la descripción de los tormentos amorosos entre Leriano y Calisto, el planto de la madre de Leriano con el planto del padre de Melibea. También existen marcadas diferencias en el comportamiento de sus personajes principalmente de quienes entran en el juego amoroso, aunque ambas obras se desarrollan a través. de la tradición del amor cortés. Mientras que Leriano es el prototipo del caballero perfecto quien lucha por ganar a su dama, Calisto rompe con los códigos del amante cortesano. La actitud de Laureola en comparación con Melibea resulta contradictoria, ya que la primera jamás

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concedería los favores a su amigo por miedo a la pérdida de su honor y de su fama pues "lo uno acaba [la vida] y lo otro [la fama] dura"1

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Leriano, por consiguiente, encuentra el suicidio como única solución a su sufrimiento; así mientras Laureola se convierte en la dame sans merci Melibea accede a los deseos de su amante por encima de su fama.

El amor en las novelas sentimentales al igual que en La Celestina se convierte en un elemento indispensable que abre paso a la historia. La novela sentimental está formada por las aventuras que se desencadenan por el esfuerzo del amante para conseguir a su dama. Menéndez y Pelayo la define como una novela en la que se da mucho más importancia al amor que al esfuerzo, sin que por ello falten lances de armas y los autores se complacen en hacer descripción y anatomía de los efectos de los personajes2

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La peripecia de la novela sentimental consiste -dice Dinko Cvitano-vic-, en la búsqueda de un ideal inalcanzable y, por lo tanto, su única consumación posible es la muerte. El pathos de la muerte es un elemento más de la servidumbre de amor a ultranza. En las danzas macabras, sólo hay miedo, evocación de los bienes perdidos, arrepen-timiento tardío, atadura del cuerpo, sensualidad y belleza perdida. En los personajes de la novela sentimental, el proceso de la muerte es más lento, es la ascensión morosa hacia el fin natural. Se trata de un sacrificio consciente en virtud de una nueva fe: la fe del amor; sacrificio que interpretará en su plenitud el último gesto de Melibea en La Celestina3

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Cada una de las heroínas del género sentimental tienen característi-cas particulares que van a definir la personalidad de cada una de ellas, por ejemplo en Sieroo libre de amor los protagonistas, Andalier y Liesa, saltan los prejuicios sociales para dar lugar al encuentro amoroso que está destinado a formar un matrimonio secreto4

• Liesa acepta huir con Andalier, pero está de por medio realizar una vida juntos. Si nos

1 DIEGO DE SAN PEDRO, Cárcel de amor, en Obras completas JI, ed. Keith Whinnom, Castalia, Madrid, 1971, p. 127.

2 Cf. MARCELINO MENÉNDEZ Y PELA YO, Orígenes de la novela, GLEM, Buenos Aires, 1943, t. 2, p. 3.

3 Cf. DINKO CVIT ANOVIC, La novela sentimental española, dir.J osé Luis Valera, Prensa Española, Madrid, 1973, pp. 27-28.

4 JUAN RODRÍGUEZ DEL PADRÓN, Siervo libre de amor, Nova, Buenos Aires, 1943.



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referimos a la Cárcel de amor, Laureola nunca accede a los deseos de Leriano, para ella es más importante el cuidado de la fama por encima de los sentimientos e incluso de la vida misma:

Si pudiese remediar su mal sin amanzillar mi honrra, no con menos afición que tú lo pides yo lo haría; mas ya tu conoces cuánto las mugeres <leven ser más obligadas a su fama que a su vida, la cual <leven estimar en lo menos por razón de lo más que es la bondad (p. 103).

Uno de los elementos esenciales en estas damas es la piedad como primer y único sentimiento posible de otorgar a sus amantes. Laureola deja claro que lejos del amor es su sentimiento piadoso el que la obliga a corresponder las cartas de Leriano:

que quien viese lo que te escrivo pensaría que te amo, y creería que mis razones antes eran dichas por disimulación de la verdad que por la verdad. Lo cual es al revés, que por cierto más las digo, como ya he dicho, con intención piadosa que con voluntad enamorada (p. 110).

Mirabella en un comienzo accede a Grisel impulsada sólo por piedad puesto que por culpa suya otros caballeros han muerto y de ahí surge el amor entre ellos. Melibea no queda exenta de tal petición, pues es Celestina quien le implora la oración de santa Apolonia y su cordón para ayudar a Calisto para dar alivio a su dolor de muelas: "Pero ya sabes que el deleyte de la venganc;a dura un momento, y el de la misericordia para siempre"5 (IV, p. 318).

Mirabella y Melibea, a diferencia de Laureola, a partir de la piedad, o al menos fingirla como primer y único sentimiento, deciden comenzar el juego amoroso, a pesar de situarse en una posición social superior. La princesa no mira la diferencia de su rango social y el de Grisel, como lo ha notado Pamela Waley: "The social superiority of Mirabella has a funcional importance in the story, but she feels no superiority to her lover"6

• En el caso de Melibea existe también esta diferencia si no del

5 FERNANDO DE ROJAS, La Celestina. Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea, ed. Pe ter Russell, Clásicos Castalia, Madrid, 1991, p. 535. A partir de aquí todas las citas textuales que se refieran a La Celestina serán de esta edición.

6 "Lave and honeur in the novellas sentimentales of Diego de San Pedro and Juan de Flores", cit. por LILLIAN VON DER WALDE, Amor e ilegalidad. Grisel y Mirabella de juan de Flores, UNAM-El Colegio de México, México, 1966, p. 92.




linaje, sí económicamente. Pero la posición social tampoco es central porque ninguna de ellas está interesada en la posibilidad de un matrimo-nio, ni siquiera en el matrimonio clandestino, por ejemplo Melibea dice: "Déxenme mis padres gozar dél, si ellos quieren gozar de mí. No piensen en estas vanidades ni en estos casamientos; que más vale ser buena amiga que mala casada" (XVI, p. 535).

La psicología femenina respecto al amor es muy clara en ambas obras. En la novelita de Juan de Flores se conoce el interior de Mirabella a través del debate entre ella y Grisel sobre "el que más causa fue al otro de haber amado". Sin embargo, por medio de la conversación que tiene Celestina con Melibea se revelan más abiertamente los efectos del amor y el sufrimiento que Calisto le ha provocado:

Mi mal es de cora<;on, la isquierda teta es su aposentammiento, tiende sus rayos a todas partes ... no pensé jamás que podía el dolor privar el seso como éste haze; túrbame la cara, quítame el comer, no puedo dormir, ningún género de risa querría ver ... ni muerte de debdo, ni pérdida de temporales bienes, ni sobresalto de visión, ni sueño desvariado, ni otra cosa puedo sentir que fuesse, salvo la alteración que tú me causaste con la demanda que sospeché de parte de aquel caballero Calisto, quando me pediste la oración (X, p. 430).

Mirabella y Melibea están conscientes del deseo amoroso de que han sido presas y lo enfrentan por sí mismas; conciben el amor como una pasión tan fuerte incapaz de retenerse aún con la pérdida de la virgini-dad y el quebranto de la fama y, llega a convertirse en la razón de su vida y de su muerte. Dejan vencerse ante el deseo a pesar de los daños que ocasionarán a la honra de sus familias. Ambas se muestran como seres independientes lo que implica el triunfo de la voluntad y de la libertad individual.

Mirabella sabe que ha infringido la autoridad del padre, la social y la legal, argumento que utiliza para reiterar su culpabilidad: "y puesto que deslealtad presumiéredes en casa de vuestro señor, mi merecer y beldad vence a todas las cosas"7 {p. 60). Asimismo Brazaida y Torrellas retoman el tema en el debate. Brazaida intenta defender a la princesa afirmando que los hombres son los responsables de la pérdida de la fama en la

7 FLORES DE JUAN, La historia de Grisel y M irabella, ed. facs. de la de Juan de Cromberger, 1529. Versión e introducción de Pablo Alcázar y José A. González Núñez, Don Quijote, Granada, 1983, p. 58. A partir de aquí todas las citas textuales que de refieran a Grisel y Mirabella serán de esta edición.




mujer: "buscais rodeos para dañar nuestras famas; y contra nuestras moradas, sin ver aquella a quien mostrais querer, a las paredes o finiestras enamoraís con estrañas señales, y engaños, y remiramientos" (p. 66). Torrellas astutamente responde: "Mas vosotras, pospuesto todo temor y vergüenza, de los encendidos deseos vencidas, os vencéis. Ni miráis honor de marido, fijos, parientes ni amigos ni de vos mismas, a quien mas obligadas sois, ni a reverencia de fama ni, muy menos, al temor de la muerte" (pp. 67-68).

Melibea también vacila entre el deber y sus sentimientos, ella sabe que Celestina podría "perder e destruyr la casa e la honrra" (IV, p. 315) y más adelante ella dice: "¡Oh mi padre honrrado, cómo he dañado tu fama y dado causa y lugar a quebrantar tu casa" (XIV, p. 503).

La actitud de Mirabella como la de Melibea parece dar razón a Torrellas puesto que reconocen su culpabilidad una vez que han sido presas del deseo, por ejemplo Mirabella dice a Grisel: "¿Tú no sabes como yo, así por fuerza, te traje vencido mas de mis ruegos muy disolutos que de tu querer?" y Melibea afirma: "Todo se ha hecho a mi voluntad" (XX, p. 583).

Mirabella y Melibea revelan de esta manera a un nuevo tipo de mujer en oposición a las otras heroínas de las novelas sentimentales, pues quebrantan los códigos sociales para reconocerse como seres individuales capaces de disfrutar los placeres del amor ejerciendo su propia voluntad. A partir del momento en que Melibea ha aceptado entregarse a Calisto será ella quien lleve la iniciativa de la acción y dirija el destino de los demás personajes como lo hace notar Criado de Val: "Veremos a Celestina atemorizada por el riesgo de su misión, y a Calisto refugiado en su casa, indeciso y desconcertado. Sólo Melibea avanza siempre, cada vez con más audacia"8

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En lo que toca a Grisel y Mirabella -dice Lillian van der Walde- sí se subraya el individualismo y la oposición de lo establecido socialmente en sendos protagonistas. Destaca sobremanera el hacer del personaje femenino, que implica la afirmación de la libertad y de los deseos personales. Hay en la princesa, más que desacato, abierta ruptura con las valoraciones sociales que entran en el concepto de: honestidad, fama y linaje. En cuanto a la honestidad, Flores no se interesa en que

8 MANUEL CRIADO DE V AL, Teoría de Castilla La Nueva. La dualidad castellana en la lengua, la literatura y la historia, Gredas, Madrid, 1969, p. 304.



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haya preocupación alguna por ésta, por el contrario, hace que Mirabella sea quien busque se dé lugar al sexo9

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La postura de Mirabella está abierta al goce sexual donde la única preocupación es la búsqueda del placer afirmando una y otra vez su voluntad, Mirabella dice:

Y ante que vos pensaste quererme: mi voluntad querer os pensó, y con cautelas deshonestas, vos declaré lo que mis deseos querían. Pues ¿cuál persona fuera por mi recuestada como vos fuestes: que non fiziera lo que vos? (p. 60)

La sexualidad es otro tema sobresaliente en La Celestina, "la trascen-dencia de Melibea reside en el amor. Su presencia en la obra crece en importancia y se agiganta en la medida que su gran pasión se desarrolla. En ella, como en ningún otro personaje de la Tragicomedia, menciona Esperanza Gurza, el amor incluye tanto el elemento físico como el espiritual"1º. Desde un principio Melibea se queja de no poder manifestar abiertamente sus sentimientos: "¿Por qué no fue también a las hembras concedido poder descobrir su congoxoso y ardiente amor, como a los varones?" (X, p. 427).

En su primer encuentro con Calisto es ella quien adelanta el proceso de sus amores, reconociéndose a sí misma como mujer y confesándoselo a su amado: "Las puertas impiden nuestro gozo, las cuales yo maldigo, y sus fuertes cerrojos y mis flacas fuen;:as, que ni tú estarías quexoso ni yo descontenta" (XII, p. 466).

Mirabella y Melibea ejemplifican de esta forma a la perfección a la mujer enamorada incapaz de separar el alma del cuerpo, pues el amor ha invadido todo su ser conduciéndolo inevitablemente al goce sexual, goce al que han decidido no renunciar por causa de los códigos sociales.

Existe otro paralelismo entre las doncellas: Cuando ambas parecen disfrutar más abiertamente la pasión sufren inesperadamente la muerte de su amante y con ello pierden lo que se ha convertido en la razón de su existencia en el mundo. Grisel decide quitarse la vida en defensa de la princesa, pero para ella ha sido peor que su propia muerte, Mirabella exclama: "¿Cómo es posible que yo sin ti, el mi amado Grisel, vivir pudiese? ¿Oh, apasionada yo? ... quereis que viva días muertos en mi

9 L. VON DER w ALOE, op. cit., p. 91. 10 ESPERANZA GURZA, Lectura existencialista de "La Cekstina'', Gredos, Madrid,

197 5, pp. 88-89.




vida ... pues no creáis que Amor sea tan poco poderoso que quitar pueda tan gran fe" {p. 85).

Melibea al enterarse de la muerte de Calisto también ha perdido la razón de su vida:

¡Mi bien y plazer, todo es ydo en humo! ¡Mi alegría es perdida! ¡Consumióse mi gloria! ... ¡Muerta llevan mi alegría! No es tiempo de yo vivir ¿Cómo no gozé más del gozo? (XIX, pp. 576-577).

La muerte de Grisel como la de Calisto únicamente traerá consecuen-cias para las doncellas pues pierden la razón y motivo de su vida, por lo que deciden terminar con ella mostrándose egoístas ante las súplicas de sus padres. Ambas, hijas únicas, prefieren seguir en la muerte a sus amantes que los bienes materiales heredados de sus padres. Pleberio expresa:

¡Oh duro corazón de padre! Cómo no te quiebras de dolor, que ya quedas sin tu amada heredera? ¿para quién edifique torres? ¿para quién adquirí honrras?¿para quién planté árboles? ¿Para quién fabriqué navíos? (p. 596).

En tanto que la Reina dice a Mirabella:

Y pobre y miserable condición, pues ya sin ti, amada Mirabella, mi real estado me da pena. ¿Para quién codiciaba yo reino tan noble?: para ti, que digna de mayor eres. Tu discrección, tu mucha nobleza, tu gran beldad que, sin ser grande, tus excelencias te hacían grande. Mueran ya, pues, mis prosperidades con tu muerte y, pues tú me dejas, todos los bienes me dejan (p. 82).

Mirabella y Melibea finalmente por propia voluntad acaban con su vida convencidas de reencontrarse de nuevo con sus amantes, así Mirabella dice: "Y así que no pienses, amado Grisel, que no te siga, mas espérame que las estrechas sendas me enseñes y entre los muchos muertos no trabaje en buscarte" (p. 85). En tanto que Melibea: "Cortaron las hadas sus hilos, cortáronle sin confessión su vida, cortaron mi esperanr;a, cortaron mi gloria, cortaron mi compañía ... ¡Oh mi amor y señor Calisto; espérame, ya voy!" {XX, pp. 588-589).

El triunfo final y absoluto, señala Lillian van der Walde, será con el suicidio: ante la sociedad y sus valores se impone la voluntad individual,




se privilegia el amor 11• El suicidio, entonces, se convertirá el punto más

relevante que reafirmará la libertad en las heroínas .

... y una noche, la postrimera de sus días, no pudiendo el amor y la muerte de Grisel sofrir, por dar fin a sus congojas la dio a su vida. La cual esperó tiempo que los que la guardaban durmiesen; y como ella vido el tiempo dispuesto y en su propia libertad, fuese en camisa a una ventana que miraba sobre un corral donde el Rey tenía a leones, y entre ellos se dejó caer (p. 86).

La historia de Grisel y Mirabella y La Celestina, aunque son obras de distintos autores y tienen argumentos diferentes, sus heroínas muestra un nuevo tipo de mujer capaz de saltar los prejuicios sociales que habían imperado durante la Edad Media para ejercer su libertad con propia decisión; no se conforman con racionalizar la pasión, controlar su afectividad, amar y vivir junto a un hombre al que se les ha impuesto y limitar su vida a la función de la buena esposa Mirabella tanto como Melibea rompen con las normas sociales a pesar de pertenecer a una clase social superior a la que se le obliga a ser más cuidadosas con los valores, ya que se encuentran ante las miradas de los demás:

Reinas, princesas y damas, señala Carla Casagrande, tienen a los ojos de los predicadores y los moralistas, la posibilidad de convertirse en ejemplo concreto y en modelo vivo para todas las mujeres, porque la posición de superioridad social que Dios les ha concedido las obliga, como dice Humberto de Romans, a un respeto más riguroso de las normas morales12

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Pero ellas no están interesadas en ser este modelo esperado, sino todo lo contrario, dejan de ser las mujeres preocupadas por la virginidad, la fama y la condición social para convertirse en personajes individuales con la posibilidad de elegir a su amante por ellas mismas sin sufrir los tormentos amorosos y experimentar el deseo al placer sexual sin remordimiento, rompen con la finalidad de la existencia de las mujeres

11 L. VON DER W ALDE, op. cit., p. 206. 12 CARLA CASAGRANDE, "La mujer custodiada'', en La Edad Media, dir.

Christiane Klapisch-Zuber. T. 3: Historia de las mujeres en Occidente, dirs. Georges Duby y Michelle Perrot, trads. Marco Aurelio Galmarini y Cristina García Ohlrich, Taurus, Madrid, 1992, pp. 93-131; HUMBERTO DE ROMANS,Ad mulieres nobiles, p. 504.




del medioevo "a una vida a lado de un hombre para atender a sus intereses y necesidades, en el control de la sexualidad y del cuerpo femeninos y en la deformación psíquica de la esposa, a la que se le considera «una extraña>>"13 • Ellas anteponen su elección amorosa ante el deber dictado a las mujeres de su época, ya no son personajes que causan la aflicción del caballero de las novelas sentimentales sino que se convierten en personajes habilitados para alcanzar la perfección del amor. Mirabella y Melibea de esta manera ejemplifican el éxito de la voluntad y el libre albedrío dando una nueva visión a la figura femenina.

BRENDA FRANCO VALDÉS UniversidaLi Nacional Autónoma de México

13 CLAUDIA ÜRTIZ, "Vida cotidiana de las mujeres en la Baja Edad Media (1250-1500)", en La Edad Media, dir. Christiane Klapisch-Zuber, t. 3, p. 330.


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