una joya olvidada

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  • 7/23/2019 Una Joya Olvidada

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    FRANCISCO CALVO SERRALLER 16 FEB 2015 - 20:16 CET

    Dejemos lo deslumbrante a

    Goya, cuyos cartones de gran

    formato son ejercicios de

    pintura mural de tamaosolo superable por los frescos

    de San Antonio de la Florida

    ARTE / EXPOSICIONES

    Una joya olvidadaLa exposicin de cartones para tapices de Goya en el Prado desentraa la trama formal y simblica a travs de la

    cual el pintor aragons urdi su formidable empeo

    Archivado en: Francisco de Goya Crtica arte Museo del Prado Crtica Exposiciones Museos Agenda cultural Instituciones culturales Cultura Arte

    A mi juicio, son tres las razones fundamentales que acreditan como un evento

    excepcional la muestra titulada Goya en Madrid. Cartones para tapices 1775-1794, en

    exhibicin en el Museo del Prado hasta el prximo 3 de mayo. La primera se refiere a su

    contenido, pues en ella hay un centenar de obras, 47 de las cuales son de Goya, siendo el

    variopinto resto otras tantas de un elenco singular, no solo de maestros contemporneos

    espaoles y extranjeros del siglo XVII I, vinculados a la empresa de la realizacin de

    cartones para tapices, sino, de alguna manera, pertenezcan a la poca o a la escuela que

    pertenezcan, relacionados con los temas y las formas de interpretarlos del genial artista

    aragons; es decir: un rico material que sirve para desentraar la trama formal y

    simblica a travs de la cual G oya urdi este formidable empeo. Hasta el momento

    presente, los cartones para tapices que pint Goya, durante casi 20 aos, haban sido

    objeto de concienzudos estudios monogrficos en forma de libros, como los que

    publicaron Cruzada Villaamil en 1870, Valentn de Sambricio en 1946, Jutta Held en

    1971 o Janis A. Tomlinson en 1993, pero no en la forma de una confrontacin visual en

    directo como la que permite una exposicin temporal de las caractersticas de la quecomentamos.

    La segunda razn tiene que ver con la naturaleza del encargo, los cartones para tapices

    para la Real Fbrica de Santa Brbara, que se inscribi en el programa borbnico de

    creacin de industrias suntuarias, adaptado a la mentalidad espaola, a medias entre la

    Ilustracin y el casticismo, una tarea aparentemente modesta y, por tanto, ofrecida a

    pintores con talento en ciernes, pero de un excepcional vuelo virtual, como luego lo

    corrobor Goya, que muy pocas veces en su dilatada carrera tuvo que enfrentarse con la

    realizacin de una serie encadenada de pinturas de tan formidable formato, ejecutadas

    encima entre cuando contaba con 29 y 49 aos, el momento crucial de la decantacin de

    su genio artstico y de la consolidacin de su triunfo en la corte.

    Y la tercera y ltima por el original e inteligente sesgo que le ha dado al proyecto su

    comisaria, Manuela Mena, al insertar en su recorrido un montn de atisbos y

    sugerencias que refrescan y orientan nuestra mirada sobre un maravilloso asunto de

    ilimitada riqueza analtica y formal. La magia de la mirada de Mena es que hace

    compatible el rigor cientfico con una perspectiva, a la vez, transversal y oblicua: un

    descubrimiento. No s si el pblico, aturullado por tantos cantos de sirena, se ha

    percatado lo suficiente de esta rara joya del Prado, que es a la par deslumbrante y

    aleccionadora.

    Dejemos lo deslumbrante a Goya, cuyos cartones de gran formato son ejercicios de

    pintura mural de tamao solo superable por los frescos de San Antonio de la Florida, por

    no hablar de la comparativa establecida con la forma de hacer de sus mejores colegas

    contemporneos, para centrarnos en lo transversal de la mirada de esta exposicin, que

    nos traduce de un plumazo los paisajes deseados de la Ilustracin espaola, con su rica

    contradiccin de la pedagoga institucional de lo popular junto al aliento castizo del

    majismo; vamos: con lo mejor y lo peor de un pueblo que busca y no siempre encuentra

    hasta hoy mismo su identidad moderna. Y tambin, por supuesto, para prestar atencin

    a lo oblicuo de esta misma mirada, que fondea en precedentes clsicos y naturalistas que

    Los pobres de la fuente, de Francisco de Goya.

    http://cultura.elpais.com/cultura/2014/11/25/actualidad/1416910058_013373.htmlhttps://www.museodelprado.es/goya-en-el-prado/obras/lista/?tx_gbgonline_pi1%5Bgocollectionids%5D=5-56http://cultura.elpais.com/cultura/babelia.htmlhttp://cultura.elpais.com/cultura/2014/11/25/actualidad/1416910058_013373.htmlhttp://cultura.elpais.com/tag/instituciones_culturales/a/http://cultura.elpais.com/tag/museo_prado/a/http://cultura.elpais.com/tag/museos/a/http://cultura.elpais.com/autor/francisco_calvo_serraller/a/http://cultura.elpais.com/tag/francisco_de_goya/a/http://cultura.elpais.com/tag/fecha/20150216https://www.museodelprado.es/goya-en-el-prado/obras/lista/?tx_gbgonline_pi1%5Bgocollectionids%5D=5-56http://cultura.elpais.com/tag/exposiciones/a/http://elpais.com/http://cultura.elpais.com/tag/arte/a/http://cultura.elpais.com/tag/critica_arte/a/http://cultura.elpais.com/tag/cultura/a/http://cultura.elpais.com/tag/agenda_cultural/a/http://elpais.com/elpais/2014/11/25/videos/1416939742_391905.htmlhttp://cultura.elpais.com/tag/critica/a/http://cultura.elpais.com/cultura/babelia.html
  • 7/23/2019 Una Joya Olvidada

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    espabilaron el gnero goyesco, lo cual ha supuesto convocar un no pequeo conjunto de esculturas antiguas, junto a un

    no menor grupo de antecedentes pictricos de la propia tradicin espaola y de sus fermentos italo-flamencos.

    'Perros en tralla', de Goya, 1775.

    Dividida en ocho captulos, que elocuentemente aluden a temas de gran enjundia simblica La caza, Divertimentos,

    Las clases sociales, Msica y baile, Nios, Los sueos, Las cuatro estacionesyEl aire,esta sola relacin nos emplaza

    junto al quicio de la explicacin completa de un cambio de poca, lo que nos permite avecinar en un mismo haz lo que

    fuimos y lo que somos, precisamente lo apropiado para la comprensin cabal de nuestra atribulada identidad. Nos

    hallamos, en fin, ante un retrato tan redondo de nosotros mismos que hasta virtualmente nos permite continuar por

    nuestra cuenta el relato, porque, valga como botn de muestra, ante el cartn deLa gallina ciega,de Goya, uno cree

    reconocer en l la revolucionaria zarabanda deLa joie de vivre,de Matisse. Se puede pedir ms? Pues s; porque, para la

    ocasin, han sido limpiados y radiografiados todos los cartones, lo cual, a su vez, nos demuestra que para ver hay que

    frotarse los ojos.

    EDICIONES EL PAS S.L.

    http://elpais.com/corporativos/http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/11/babelia/elpais.com/elpais/2014/11/25/album/1416911542_188168.html#1416911542_188168_1416911619