una equivocada política pedagógica

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UNA EQUIVOCADA POLÍTICA PEDAGÓGICA Esperanza Aguirre en su texto “¿Pedagogía Equivocada?” expone una serie de ideas que a continuación voy a citar. La primera de las ideas es la crítica a la metodología y las ideas que se llevan a cabo en el Sistema Educativo desde que se promulgó la LOGSE (1990) -ley socialista- que pretende una educación para todos, hasta los dieciséis años, donde se estudie un mismo currículum y todos alcancen los objetivos propuestos de cada nivel. Esperanza afirma que se cae en la concepción confusa de igualdad e igualitarismo, donde debe imperar la calidad educativa para todos pero no se puede pretender que, valga la redundancia, todos alcancen los mismos objetivos y resultados educativos. Esperanza también recalca el concepto de comprensividad y atención a la diversidad tratando adecuadamente y adaptando todos los medios posibles para aquellos niños que padezcan cualquier tipo de deficiencia o problema en la estructura familiar. Así tacha la idea comprensiva, ya que cita textualmente que “es un descenso generalizado del nivel de conocimientos de los alumnos”. Tras remarcar estas ideas, Aguirre comienza a exponer la pedagogía de Rousseau, que según ella ha desnaturalizado la educación. Rousseau apuesta por el juego motivador, que estimule a los niños y obtengan un afán de superación sin la necesidad de establecer unas notas al final del curso. Esperanza culpa a Rousseau de promover estas ideas pero, reflexionemos un momento, ¿acaso no es el juego el primer medio por el cual aprendemos? ¿sería posible alcanzar una serie de aprendizajes, sobre todo en la niñez, sin un juego motivador que nos encauce en tal hecho?

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UNA EQUIVOCADA POLÍTICA PEDAGÓGICA

Esperanza Aguirre en su texto “¿Pedagogía Equivocada?” expone una serie de ideas que a continuación voy a citar.

La primera de las ideas es la crítica a la metodología y las ideas que se llevan a cabo en el Sistema Educativo desde que se promulgó la LOGSE (1990) -ley socialista- que pretende una educación para todos, hasta los dieciséis años, donde se estudie un mismo currículum y todos alcancen los objetivos propuestos de cada nivel. Esperanza afirma que se cae en la concepción confusa de igualdad e igualitarismo, donde debe imperar la calidad educativa para todos pero no se puede pretender que, valga la redundancia, todos alcancen los mismos objetivos y resultados educativos.

Esperanza también recalca el concepto de comprensividad y atención a la diversidad tratando adecuadamente y adaptando todos los medios posibles para aquellos niños que padezcan cualquier tipo de deficiencia o problema en la estructura familiar. Así tacha la idea comprensiva, ya que cita textualmente que “es un descenso generalizado del nivel de conocimientos de los alumnos”.

Tras remarcar estas ideas, Aguirre comienza a exponer la pedagogía de Rousseau, que según ella ha desnaturalizado la educación. Rousseau apuesta por el juego motivador, que estimule a los niños y obtengan un afán de superación sin la necesidad de establecer unas notas al final del curso. Esperanza culpa a Rousseau de promover estas ideas pero, reflexionemos un momento, ¿acaso no es el juego el primer medio por el cual aprendemos? ¿sería posible alcanzar una serie de aprendizajes, sobre todo en la niñez, sin un juego motivador que nos encauce en tal hecho?

Se alegra del hecho que muchos de los profesores que ejercen esta profesión no hayan seguido estas ideas pedagógicas y hayan apostado por los métodos más tradicionales y la adquisición de conocimientos por medio de la instrucción.

Cita también que este tipo de educación se ha llevado a cabo en muchos más países donde se ha establecido un elevado número de fracaso escolar y se ha reaccionado a tiempo ante esa alarmante situación, pero España, se ha mantenido ajena a esta problemática y ha continuado implantando las novedades pedagógicas restando y

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poniendo como alternativa este método, al del tradicional estudio y esfuerzo del alumno.

Para finalizar, Esperanza Aguirre expone de forma clara la culpabilidad de Rousseau, así como el ineficaz planteamiento de los estudios, la inexistente valoración de méritos individuales, el afán de superación y el esfuerzo.

Coral Ocaña. 2º PRIMARIA A.