un traje muy mexicano la china que no era poblana · siglonuevo 4•sn opinión la china que no era...

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Siglo nuevo 4 Sn o pinión La china que no era poblana Olga de Juambelz L a época colonial en México, con su mundo de leyendas, nos legó una de las historias más hermosas: la de la china poblana. Todos conocemos su traje, que es uno de los vestidos más re- presentativos de nuestro país; pero tam- bién es un enjambre de historias, verda- des y mentiras convertidas en cuentos que se vuelven bellos y que, aunque con- tradictorios, enriquecen nuestra cultura. La versión popular del traje nos habla acerca de una china que arribó a Puebla, lugar en donde surgió la primera magia, porque Catarina de San Juan -a quien se le atribuye haber traído el atuendo- no e- ra ni china ni poblana, sino que nació en la India. Sus padres la bautizaron como Mirrah, que significa amargura, y se dice que de eso estuvo llena su vida a pesar de que los astros habían anunciado que se- ría un prodigio en la Tierra. Pero final- mente sí llegó a serlo, pues su encanto la llevó a ser el símbolo de un estado de nuestro país. Se cuenta que cuando tenía ocho años, Mirrah fue secuestrada por unos pira- tas portugueses -en Portugal cambiarían su nombre a Catarina- y posteriormente vendida a un comerciante que la trajo a México, por Acapulco; fue después de eso que vivió en Puebla, hasta los 83 años de edad. El biógrafo de Mirrah, de apellido Aguilera, la describe como a una mujer hermosa, virtuosa, inteligente y modesta, además de tradicional ya que siempre con- servó su acostumbrado atuendo hindú. Sus costumbres fueron copiadas hasta en la vestimenta por las mujeres de esa épo- ca, y así Catarina se convirtió en la prime- ra y original china poblana. Ésta es la ver- sión más difundida de la prenda y su ori- gen; los que saben, la catalogan simple- mente como leyenda, aunque existen do- cumentos que afirman que el atavío viene de la India. El Doctor Silvio Zavala, experto en tra- jes típicos, afirmó en una entrevista que el de china poblana “es un vestido tradicio- nal tan antiguo como nuestra propia tra- dición. La gente quiere cambiar algunos tipos de vestido, se cansa de tener lo mis- mo por mucho tiempo”. En efecto, se han presentado cambios en el atuendo que pu- so de moda Catalina de San Juan, pero la base sigue siendo la misma, al igual que las dudas sobre su auténtico origen. La realidad aparentemente es otra más sencilla, menos romántica pero confiable, según los expertos en Puebla. La profeso- ra María Elena Bolaños de Rivera afirma que: “La simple y desnuda verdad es que el traje de china poblana es resultado de la evolución del atavío autóctono de las mu- jeres del pueblo. La china de México era un tipo especial de mujer que existió has- ta mediados del siglo pasado, mestiza y generalmente nativa de Puebla. Mujeres bien parecidas, gallardas y muy limpias, coquetas, con su cabellera siempre recogi- da en trenzas adornadas con listones de vivos colores. La china viene por el tren- zado apretado que enmarca su cabeza. Había trajes de china para ocasiones es- peciales y para las no tan especiales, pero una china es siempre una china, orgullo- sa de serlo, con fajilla de raso de algodón, con su blusa dorada de puntos de cruz, de colores o de hilos preciosos, con su rebo- zo siempre cruzado sobre el pecho”. El rebozo tendría que ser tema aparte, porque pertenece a otro encanto de Mé- xico; pero para que la china fuera china necesitaba un rebozo. Los vestidos de chi- na poblana son muchos, han cambiado, pero la esencia se mantiene. Producto de la princesa hindú o de las mestizas de los barrios, aceptemos o no la leyenda y las investigaciones, de lo que no cabe duda es que se trata de una magia propia, nuestra y auténtica, y que pertenece al estado de Puebla. § UN TRAJE MUY MEXICANO Archivo Siglo Nuevo Se han presentado cambios en el atuendo que puso de moda Catalina de San Juan, pero la base sigue siendo la misma, al igual que las dudas sobre su auténtico origen

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Siglo nuevo

4 • Sn

opinión

La china que no era poblanaOlga de Juambelz

La época colonial en México, con su mundo de leyendas, nos legó una de las historias más hermosas: la

de la china poblana. Todos conocemos su traje, que es uno de los vestidos más re-presentativos de nuestro país; pero tam-bién es un enjambre de historias, verda-des y mentiras convertidas en cuentos que se vuelven bellos y que, aunque con-tradictorios, enriquecen nuestra cultura.

La versión popular del traje nos habla acerca de una china que arribó a Puebla, lugar en donde surgió la primera magia, porque Catarina de San Juan -a quien se

le atribuye haber traído el atuendo- no e-ra ni china ni poblana, sino que nació en la India. Sus padres la bautizaron como Mirrah, que signifi ca amargura, y se dice que de eso estuvo llena su vida a pesar de que los astros habían anunciado que se-ría un prodigio en la Tierra. Pero final-mente sí llegó a serlo, pues su encanto la llevó a ser el símbolo de un estado de nuestro país.

Se cuenta que cuando tenía ocho años, Mirrah fue secuestrada por unos pira-tas portugueses -en Portugal cambiarían su nombre a Catarina- y posteriormente vendida a un comerciante que la trajo a México, por Acapulco; fue después de eso que vivió en Puebla, hasta los 83 años de edad. El biógrafo de Mirrah, de apellido Aguilera, la describe como a una mujer hermosa, virtuosa, inteligente y modesta,además de tradicional ya que siempre con-

servó su acostumbrado atuendo hindú. Sus costumbres fueron copiadas hasta en la vestimenta por las mujeres de esa épo-ca, y así Catarina se convirtió en la prime-ra y original china poblana. Ésta es la ver-sión más difundida de la prenda y su ori-gen; los que saben, la catalogan simple-mente como leyenda, aunque existen do-cumentos que afi rman que el atavío viene de la India.

El Doctor Silvio Zavala, experto en tra-jes típicos, afi rmó en una entrevista que el de china poblana “es un vestido tradicio-nal tan antiguo como nuestra propia tra-

dición. La gente quiere cambiar algunos tipos de vestido, se cansa de tener lo mis-mo por mucho tiempo”. En efecto, se han presentado cambios en el atuendo que pu-so de moda Catalina de San Juan, pero la base sigue siendo la misma, al igual que las dudas sobre su auténtico origen.

La realidad aparentemente es otra más sencilla, menos romántica pero confi able, según los expertos en Puebla. La profeso-ra María Elena Bolaños de Rivera afi rma que: “La simple y desnuda verdad es que el traje de china poblana es resultado de la evolución del atavío autóctono de las mu-jeres del pueblo. La china de México era un tipo especial de mujer que existió has-ta mediados del siglo pasado, mestiza y generalmente nativa de Puebla. Mujeres bien parecidas, gallardas y muy limpias, coquetas, con su cabellera siempre recogi-da en trenzas adornadas con listones de

vivos colores. La china viene por el tren-zado apretado que enmarca su cabeza. Había trajes de china para ocasiones es-peciales y para las no tan especiales, pero una china es siempre una china, orgullo-sa de serlo, con fajilla de raso de algodón, con su blusa dorada de puntos de cruz, de colores o de hilos preciosos, con su rebo-zo siempre cruzado sobre el pecho”.

El rebozo tendría que ser tema aparte, porque pertenece a otro encanto de Mé-xico; pero para que la china fuera china necesitaba un rebozo. Los vestidos de chi-na poblana son muchos, han cambiado, pero la esencia se mantiene.

Producto de la princesa hindú o de las mestizas de los barrios, aceptemos o no la leyenda y las investigaciones, de lo que no cabe duda es que se trata de una magia propia, nuestra y auténtica, y que pertenece al estado de Puebla. §

UN TRAJE MUY MEXICANO

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Se han presentado cambios en el atuendo que puso de moda

Catalina de San Juan, pero la base sigue siendo la misma,

al igual que las dudas sobre su auténtico origen