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E l año pasado pude participar de la primera subasta de cacerías organizada por el na- ciente Capítulo del Safari Club International en Perú y gracias a las gestiones de su Junta Di- rectiva pude cumplir uno de mis grandes anhelos: cazar en Argentina. Merced a la donación llegada a través del Capí- tulo Argentino de SCI, viajé a Buenos Aires a uno de los cotos cuya operación se encuentra a cargo de Cerro Indio Safaris (www.cerroindio.com). El viaje y el desarrollo de la cacería durante los días que comprendía el paquete de la donación se lle- varon a cabo con mucha cordialidad de parte de los anfitriones, quienes se esmeraron para que tu- viera una estadía muy cómoda y agradable. No escatimaron en ningún momento sus atencio- nes a fin de que yo pudiese quedar satisfecho; pro- curando que en la medida de lo posible pudiese abatir los animales que buscaba. Asimismo se die- ron tiempo para llevarme en sus movilidades ha- cia el pueblo más cercano para conocerlo y reali- zar algunas compras de souvenirs. Indudable- mente, Cerro Indio Safaris Safaris cuenta con gran- des anfitriones que le hacen sentir a uno en casa y la experiencia vivida durante esos días será por siempre inolvidable. Apenas llegar a la Argentina es posible darse cuenta qué distinto es este país a nuestro medio peruano, puesto que la geografía y la cantidad de animales (por su abundancia) son totalmente dife- rentes a las nuestras, lo que realmente hace de esta experiencia una que hay que realizar. Desde la llegada al Aeropuerto de Ezeiza, fui muy bien atendido por los anfitriones quienes organi- zaron mi traslado hacia el coto, ubicado al Sur de la Provincia de Buenos Aires y distante aproxima- damente 600 Km de la Capital Federal. Al llegar a destino fui recibido por Gonzalo Llambi (dueño de Cerro Indio Safaris) y por Juan J. Pérez Mouríz (Guía Profesional que trabaja con Gonzalo). Luego de mostrarme las instalaciones de la casa y mi habitación (muy buena por cierto), me brindaron un almuerzo típico argentino con- sistente en un buen bife con ensaladas y vino. Por la tarde, luego de un ligero descanso que uti- licé para acomodar un poco mi equipaje fuimos a realizar unas prácticas de tiro a fin de que yo pu- diera decidir cual sería el arma para la cacería. Después de unos disparos alternados entre un Mauser calibre .308 y un 7mm Rem. Magnum, me incliné por este último debido a que la mira me era más propicia y fácil su encare. Estaba dotado con una Leupold de 3x9x40mm, suficiente para la cacería que iba a realizar. Con posterioridad a la prueba de las armas, fui- mos a recorrer el campo donde se efectuaría la ca- cería, distante más o menos 20 Km. del lugar donde nos hospedábamos. Allí, por primera vez, pude ver a los ciervos rojos, dama y axis y no obstante ya comenzaba a obs- curecer me fue posi- ble divisar algunos. Mi estadía en Argen- tina prometía estar llena de emociones pero la verdadera cacería recién se ini- ciaría a la mañana siguiente. El primer día me des- pertaron a las 6 a.m. y previo suculento desayuno salimos al campo, donde co- menzamos a ver dis- tintos tipos de cier- vos, a escoger las posibles presas y a idear las formas de Un Sueño hecho realidad / SAFARI SUR - Nº 48 - Diciembre 2009 28 Luis Lossio SCI Central Perú Un Sueño hecho realidad

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Page 1: Un Sueño hecho realidad - Cerro Indiocerroindio.com/media/safai48.pdf · acercarnosaellas.Luegodeunacaminata cuyaduraciónestimoenunahorayme-dia,pudimosverunciervodama.Seen-contrabaaproximadamentea120metros

El año pasado pude participar de la primerasubasta de cacerías organizada por el na-ciente Capítulo del Safari Club International

en Perú y gracias a las gestiones de su Junta Di-rectiva pude cumplir uno de mis grandes anhelos:cazar en Argentina.Merced a la donación llegada a través del Capí-tulo Argentino de SCI, viajé a Buenos Aires a unode los cotos cuya operación se encuentra a cargode Cerro Indio Safaris (www.cerroindio.com). Elviaje y el desarrollo de la cacería durante los díasque comprendía el paquete de la donación se lle-varon a cabo con mucha cordialidad de parte delos anfitriones, quienes se esmeraron para que tu-viera una estadía muy cómoda y agradable.No escatimaron en ningún momento sus atencio-nes a fin de que yo pudiese quedar satisfecho; pro-curando que en la medida de lo posible pudieseabatir los animales que buscaba. Asimismo se die-ron tiempo para llevarme en sus movilidades ha-cia el pueblo más cercano para conocerlo y reali-zar algunas compras de souvenirs. Indudable-mente, Cerro Indio Safaris Safaris cuenta con gran-des anfitriones que le hacen sentir a uno en casa yla experiencia vivida durante esos días será porsiempre inolvidable.Apenas llegar a la Argentina es posible darsecuenta qué distinto es este país a nuestro medioperuano, puesto que la geografía y la cantidad deanimales (por su abundancia) son totalmente dife-

rentes a las nuestras, lo que realmente hace deesta experiencia una que hay que realizar.Desde la llegada al Aeropuerto de Ezeiza, fui muybien atendido por los anfitriones quienes organi-zaron mi traslado hacia el coto, ubicado al Sur dela Provincia de Buenos Aires y distante aproxima-damente 600 Km de la Capital Federal.Al llegar a destino fui recibido por GonzaloLlambi (dueño de Cerro Indio Safaris) y por Juan J.Pérez Mouríz (Guía Profesional que trabaja conGonzalo). Luego de mostrarme las instalacionesde la casa y mi habitación (muy buena por cierto),me brindaron un almuerzo típico argentino con-sistente en un buen bife con ensaladas y vino.Por la tarde, luego de un ligero descanso que uti-licé para acomodar un poco mi equipaje fuimos arealizar unas prácticas de tiro a fin de que yo pu-diera decidir cual sería el arma para la cacería.Después de unos disparos alternados entre unMauser calibre .308 y un 7mm Rem. Magnum, meincliné por este último debido a que la mira meera más propicia y fácil su encare. Estaba dotadocon una Leupold de 3x9x40mm, suficiente para lacacería que iba a realizar.Con posterioridad a la prueba de las armas, fui-mos a recorrer el campo donde se efectuaría la ca-cería, distante más o menos 20 Km. del lugardonde nos hospedábamos.Allí, por primera vez, pude ver a los ciervos rojos,dama y axis y no obstante ya comenzaba a obs-

curecer me fue posi-ble divisar algunos.Mi estadía en Argen-tina prometía estarllena de emocionespero la verdaderacacería recién se ini-ciaría a la mañanasiguiente.El primer día me des-pertaron a las 6 a.m.y previo suculentodesayuno salimos alcampo, donde co-menzamos a ver dis-tintos tipos de cier-vos, a escoger lasposibles presas y aidear las formas de

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acercarnos a ellas. Luego de una caminatacuya duración estimo en una hora y me-dia, pudimos ver un ciervo dama. Se en-contraba aproximadamente a 120 metrosde nosotros, metido dentro de un zanjón,pastando apaciblemente y al juzgar sucornamenta detenidamente, lo considera-mos bueno.Adicionalmente al ciervo rojo que incluíael paquete original yo había decidido ca-zar un dama y un axis; por lo tanto, antela recomendación de Juan José y trasecharle un nuevo vistazo, decidí tratar deabatirlo.Me coloqué en posición de tiro tras unasrocas que ocultaban mi presencia y logréalcanzar al animal con un certero disparoque le ingresó por la paletilla izquierdaatravesándole ambos pulmones y parte delcorazón; el animal corrió unos 40 metros ycayó fulminado de inmediato.Ya se imaginarán la tremenda emoción queme embargaba pero por prudencia no nosmovimos durante algunos instantes ante eltemor de que pudiera levantarse y echarsea correr, sin darme tiempo para efectuar unnuevo disparo. Finalmente, nos acercamos y en-tonces vinieron las fotos y felicitaciones de rigor.Como estábamos lejos de cualquier camino e im-pedidos de llegar hasta allí con un vehículo, Fa-bricio, un gaucho ayudante que nos acompañódurante toda la cacería efectuó un rápido cuere-ado y luego de sacar toda la carne que nos fue po-sible, llevamos nuestro cargamento hasta el puntoen el que habíamos dejado nuestra movilidad.Hacia el mediodía nos dirigimos a una cabañamuy rústica pero sumamente confortable que hayen el centro del campo. Allí nos prepararon el al-muerzo y descansamos con una reparadora siesta.Por la tarde, salimos nuevamente en la búsquedade los trofeos que aún me restaban abatir. No en-contramos ninguna presa que fuese particular-mente de mi agrado y decidimos esperar hasta lapróxima mañana.En los días subsiguientes se repitieron las rutinashasta que logré cazar el ciervo rojo y el ciervoaxis, animales que me dieron bastante más trabajoque el primero. Las caminatas siguiéndolos fueron

intensas hasta conseguir una distancia de tiro queme permitiera disparos certeros. En el caso delciervo rojo, calculo que caminé por lo menos 20km. entre planicies y cerros y para el ciervo axispodría decir que caminamos la mitad de esa dis-tancia.Luego de conversar con Gonzalo sobre la posibi-lidad de cazar un antílope y una vez que hube fi-nalizado con los ciervos fuimos a otra estancia,distante más o menos 50 km de nuestro aloja-miento. Se trata de la Estancia 3 de Febrero, pro-piedad del Sr. Roberto Mascotena, donde fuimosexcelentemente atendidos durante toda la jor-nada.Nuestro anfitrión, Don Roberto fue quien nos guióa través de su campo en busca de un antílope quevaliera la pena abatir. Debo reconocer que se tratade animales muy astutos, con una vista formidableque dificulta enormemente al cazador cualquierintento de acercarse.Esta razón motivó que tuviera que realizar tiroslargos y en un segundo intento (el primero lo erré

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limpiamente) logré impactar un animal quehabíamos juzgado bueno. Esta vez, el tiroque le atravesó el corazón y los pulmones,le permitió sin embargo trotar casi 100 m.antes de caer abatido.En esta Estancia, como he dicho, fuimosmuy bien atendidos por su propietarioquien nos brindó un buen almuerzo y nosconversó sobre sus experiencias de caceríatanto en Argentina como en Africa. Pudi-mos apreciar que Don Roberto es un granaficionado a la caza y a las armas, pose-yendo una muy bonita colección com-puesta por algunas piezas de muy buenafactura.Después retornamos a la casa de hospedajeya que al día siguiente terminaba mi perí-odo de cacería.En fin, este ha sido el relato de mi expe-riencia de caza en Argentina, de la cual es-toy sumamente contento y agradecido. Re-salto las gestiones que nuestro Capítulo deSCI Central Perú viene efectuando en biende los cazadores peruanos.Actualmente, ya entré en conversaciones con Ce-sar García Jr. quien se encargará de la taxidermiade mis trofeos en Buenos Aires, y luego comenza-rán los trámites para traerlos a Lima. Tengo fe enque las gestiones que el Capítulo Peruano está re-alizando ante SENASAme permitan ingresarlos le-galmente a la brevedad posible.

Como balance final quiero resaltar que lo pasémuy bien, fui muy bien atendido, y puedo dar fedel gran servicio recibido por parte de los Sres. deCerro Indio Safaris. Espero que este tipo de opor-tunidades de caza en el extranjero se sigan dandoy que muchos de nuestros compañeros o asocia-dos peruanos puedan realizarlas.

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