un mundo de psicópatas (notas)

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UN MUNDO DE PSICÓPATAS (NOTAS) -PONEROLOGÍA: El Crepúsculo de los Psicópatas -"Los Protocolos de los Patócratas"- Ponerología: La Ciencia que estudia el Mal... UN MUNDO DE PSICÓPATAS abril 17, 2012 · por wanderer Solemos asociar la imagen del psicópata con la de un criminal desquiciado y peligrosísimo tal que Hannibal Lecter (El silencio de los corderos), Norman Bates (Psicosis) o Alex McDowell (La naranja mecánica) . Pero en la realidad, los psicópatas son personas bastante normales y agradables mientras no se las conozca a fondo, de ahí su gran poder. Se trata de individuos cuyo rasgo fundamental es que no pueden empatizar ni sentir remordimiento. Por eso interactúan con la sociedad como si los demás fuesen objetos, utilizándolos para conseguir sus objetivos y la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal en el sentido “penal” del término.

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UN MUNDO DE PSICÓPATAS (NOTAS) -PONEROLOGÍA: El Crepúsculo de los Psicópatas -"Los Protocolos de los Patócratas"- Ponerología: La Ciencia que estudia el Mal... UN MUNDO DE PSICÓPATAS abril 17, 2012 • por wanderer Solemos asociar la imagen del psicópata con la de un criminal desquiciado y peligrosísimo tal que Hannibal Lecter (El silencio de los corderos), Norman Bates (Psicosis) o Alex McDowell (La naranja mecánica). Pero en la realidad, los psicópatas son personas bastante normales y agradables mientras no se las conozca a fondo, de ahí su gran poder. Se trata de individuos cuyo rasgo fundamental es que no pueden empatizar ni sentir remordimiento. Por eso interactúan con la sociedad como si los demás fuesen objetos, utilizándolos para conseguir sus objetivos y la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal en el sentido “penal” del término. Un psicópata puede ser una persona simpática y cordial que, sin embargo, no duda en mentir, manipular, engañar y hacer daño cuando le conviene para conseguir sus objetivos, sin sentir remordimientos por ello. En general, los psicópatas sólo desean tener dinero, poder y fama. Según Robert Hare, experto en psicopatologías, si un psicópata nace en un ambiente pobre y sin futuro, acabará haciendo carrera en el mundo de la delincuencia, pero si puede ir a la universidad y labrarse una carrera, se dirigirá sin duda hacia el mundo de las corporaciones o de la política, donde su comportamiento equivale a grandes ganancias y cuotas de poder. Así que, aunque la OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que los psicópatas son un 1 – 2% de la población mundial, hemos de suponer que el índice debe ser considerablemente elevado en los sectores antes citados. Como ya se apuntó en otro artículo, los objetivos de cualquier empresa se dirigen únicamente a los beneficios, por encima de cualquier principio moral, régimen o bandera, algo aceptado y justificado como ley natural. En este sentido, el documental The corporation describe la forma de pensamiento que se esconde detrás de estas grandes compañías con los principales síntomas que describen a un psicópata: incapacidad para sentir empatía, evasión de la responsabilidad, desprecio por la seguridad de los demás, mentir reiteradamente para beneficio propio, incapacidad para sentir culpa y, por consiguiente, frialdad para aparentar, a pesar de los crímenes cometidos, amabilidad y simpatía frente a los demás.

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Page 1: Un mundo de psicópatas (NOTAS)

UN MUNDO DE PSICÓPATAS

(NOTAS)

-PONEROLOGÍA: El Crepúsculo de los Psicópatas

-"Los Protocolos de los Patócratas"- Ponerología: La Ciencia que estudia el Mal...

UN MUNDO DE PSICÓPATASabril 17, 2012 · por wanderer

Solemos asociar la imagen del psicópata con la de un criminal desquiciado y peligrosísimo tal que Hannibal Lecter (El silencio de los corderos), Norman Bates (Psicosis) o Alex McDowell (La naranja mecánica) . Pero en la realidad, los psicópatas son personas bastante normales y agradables mientras no se las conozca a fondo, de ahí su gran poder.

Se trata de individuos cuyo rasgo fundamental es que no pueden empatizar ni sentir remordimiento. Por eso interactúan con la sociedad como si los demás fuesen objetos, utilizándolos para conseguir sus objetivos y la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal en el sentido “penal” del término.

Un psicópata puede ser una persona simpática y cordial que, sin embargo, no duda en mentir, manipular, engañar y hacer daño cuando le conviene para conseguir sus objetivos, sin sentir remordimientos por ello.

En general, los psicópatas sólo desean tener dinero, poder y fama. Según Robert Hare, experto en psicopatologías, si un psicópata nace en un ambiente pobre y sin futuro, acabará haciendo carrera en el mundo de la delincuencia, pero si

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puede ir a la universidad y labrarse una carrera, se dirigirá sin duda hacia el mundo de las corporaciones o de la política, donde su comportamiento equivale a grandes ganancias y cuotas de poder.

Así que, aunque la OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que los psicópatas son un 1 – 2% de la población mundial, hemos de suponer que el índice debe ser considerablemente elevado en los sectores antes citados.

Como ya se apuntó en otro artículo, los objetivos de cualquier empresa se dirigen únicamente a los beneficios, por encima de cualquier principio moral, régimen o bandera, algo aceptado y justificado como ley natural. En este sentido, el documental The corporation describe la forma de pensamiento que se esconde detrás de estas grandes compañías con los principales síntomas que describen a un psicópata: incapacidad para sentir empatía, evasión de la responsabilidad, desprecio por la seguridad de los demás, mentir reiteradamente para beneficio propio, incapacidad para sentir culpa y, por consiguiente, frialdad para aparentar, a pesar de los crímenes cometidos, amabilidad y simpatía frente a los demás.

A estas alturas de la historia, la civilización ha dado por bueno el componente depredador como motor de la vida y la competitividad como garante del progreso, sea lo que sea que signifique esta palabra. Se trata de un estilo de vida que favorece y premia los rasgos psicopáticos, encumbrados al poder. El resto de la sociedad que no se considera enferma se limita a seguirlos por aquello de la necesidad de estar integrados en la manada para sobrevivir. Es eso de “no está bien, pero es lo que hay…” y cosas por el estilo, como se ve en el documental sobre aquel experimento de obediencia ciega que realizó una televisión francesa.

De cómo es la historia que nos ha conducido a esto también se ha dado buena cuenta en otros artículos. Básicamente, es necesaria una masa social que se comporte de forma racional y egoísta en busca de placeres materiales. Puede que pensemos que somos así por naturaleza. Sin embargo, acaba de publicarse un estudio según el cual el materialismo no es un problema personal, sino motivado por el entorno en que vivimos:

Los estudios muestran que las personas que le dan gran valor a la riqueza, el estatus y esas cosas están más deprimidas, ansiosas y menos sociables que aquellas que no lo hacen. Ahora, una nueva investigación muestra que el materialismo no es sólo un problema personal. Está también el entorno. “Encontramos que, independientemente de la personalidad, en las situaciones que activan un modo de pensar de los consumidores, las personas muestran un mismo tipo de patrones problemáticos en el bienestar, incluyendo el afecto negativo y la separación social”, dice el psicólogo de la Universidad Northwestern Galeno V. Bodenhausen.

[...] podemos tomar la iniciativa personal para reducir la depresión y aislar los efectos de una mentalidad materialista evitando la estimulantes, más obviamente, la publicidad. Uno de los métodos: “Vea menos televisión”.

(Fuente: Psicological Science)

De modo que, según esto, a no ser que pertenezcamos a ese 2% de psicópatas, no somos tan egoístas y depredadores como se pretende hacernos creer. Buena parte está en el entorno que nos influye. Y el entorno actual sugiere que el individuo tiene derecho a satisfacer cualquier deseo por encima de todo, pues el placer, confundido con el concepto de felicidad, es el principal objetivo en la vida. Tal es el combustible de la sociedad de consumo.

Ante este panorama, muchos pueden sentir que algo no está bien en la vida que llevan. Sin embargo, nuestra actitud moral se ve muy influenciada por la reacción de los demás. En un reciente experimento de la Universidad de California sobre el comportamiento moral:

…aquellos participantes que recibieron respuestas de los demás que no respaldaban su propio modelo de identidad moral fueron más propensos a sentir vergüenza y culpa, en comparación con aquellas personas cuya identidad moral fue verificada por el resto, añaden los investigadores.

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Por tanto, aunque el objetivo de cada individuo es vivir según su propio criterio moral, cuando el comportamiento moral individual, que se desprende del modelo de identidad moral personal, no se corresponde con la respuesta de otros, la persona se siente mal.

Para que toda una civilización se someta a las directrices marcadas, es necesario infantilizarla, es decir, encerrarla en un estado de continua insatisfacción y, al mismo tiempo, de baja tolerancia a la frustración. El viejo truco del palo con la zanahoria para hacernos andar. Seres a los que se “vacía” periódicamente para crearles una nueva necesidad. En los ambientes académicos, a este proceso se le llama “marketing y publicidad”.

Satisfacer una vida caracterizada por el hedonismo no sería un problema en sí, allá cada cual. El problema es que, como hemos dicho, al tiempo que se crea la insatisfacción y el deseo, se crea la sensación de carencia, la necesidad de luchar con el otro para garantizar nuestro estilo de vida.

El individuo se encuentra solo en medio de ciudades llenas de gentes que ya no son semejantes, sino enemigos potenciales en la lucha por medrar. El miedo se convierte en el estímulo para acumular, pues se considera única garantía de supervivencia ante un futuro incierto.

Hay estudios que muestran que la empatía está ligada a la actividad de una determinada red neuronal. Al aprender a odiar al “otro” desde pequeños, esta red neuronal no se activará en presencia de ese “otro”, el cual aparecerá deshumanizado a nuestra percepción. Así, en un estudio presentado en diciembre de 2011 por investigadores de las universidades de Duke y Princeton:

[...] Los resultados obtenidos demostraron lo siguiente: la red neuronal clave para la interacción social de los estudiantes no se activó ante las imágenes de drogadictos, personas sin hogar, inmigrantes y otras personas pobres.

Por otro lado, los científicos descubrieron que otras regiones cerebrales influían en la tendencia a deshumanizar a cierto tipo de personas. Dichas regiones fueron las relacionadas con el rechazo, la atención y el control cognitivo. Según Harris: “Estos resultados sugieren que la deshumanización de otras personas tiene raíces múltiples y es un fenómeno complejo. Habrá que hacer nuevas investigaciones para delimitar con mayor exactitud esta complejidad”.

Lo científicos afirman, por otra parte, que resulta muy sorprendente constatar cómo la gente atribuye fácilmente cognición social –vida interna o emociones- a animales y a coches, pero, en cambio, elude establecer contacto ocular con los mendigos sin hogar que se encuentra por la calle.

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A este respecto, Fiske señala que “necesitamos pensar en la experiencia de otras personas, eso es lo que nos hace completamente humanos”. De lo contrario, fomentaremos una disfuncionalidad neuronal que favorece la “percepción deshumanizada” o la incapacidad de considerar la vida interior de los demás. (Fuente: Tendencias 21)

Y así es como se consigue una sociedad narcisista, componente elemental para sustentar el aspecto psicopático, en la que somos incapaces de ver al otro en su individualidad, de ahí la intolerancia y el rechazo de lo diferente. Las relaciones sociales pierden cualquier profundidad y se convierten en relaciones con nosotros mismos a través de los otros, los cuales no son sino meros espejos para satisfacer nuestro ego y el interés propio. En un mundo en el que el éxito se entiende como acumulación, compartir es sinónimo de pérdidas, robar es una acción de superávit.

¿Cómo escapar de esta trampa? Según apuntan los estudios sobre el tema, no dejando que nuestra empatía se someta a los designios impuestos por aquellos psicópatas que han alcanzado cierto poder sobre nuestras vidas. A este respecto, conviene acabar con una reflexión del escritor y divulgador Eduard Punset al respecto:

Los psicópatas intentan aparentar lo que no son; por eso es habitual que su apariencia sea normal y hasta afable. Nunca dan muestras de ansiedad o sentimiento de culpa. Obviamente, no son personas de las que te puedas fiar. No es nada extraño que den muestras continuas de egocentrismo. Son incapaces de generar una relación duradera de amistad, y no intente castigarlos con ánimo de enseñarles porque no entienden nada de lo que ataña a la justicia. No sirven como ejemplo del buen funcionamiento de sus emociones; entre otras cosas, porque se caracterizan por su ausencia total de empatía. Son incapaces de prever el impacto de su conducta sobre los demás; no se enteran. Por último, son incapaces de planificar de cara al futuro.

Sabemos, pues, cómo son los psicópatas y hasta intuimos cómo les gusta ir disfrazados. Es muy importante para poder identificarlos y evitar que causen daños innecesarios. Pero es más importante todavía darse cuenta de que, para ellos, el mundo no se divide entre ellos y los demás, sino simplemente en lo que les afecta exclusivamente a ellos de una manera u otra. Hasta ahora la ciencia nos demuestra que no es fácil convertir a los psicópatas en personas normales, por el hecho sencillo de que no están debidamente conectados con el resto, de que no son sociales, de que de sus actos no depende el que los demás vivan más tranquilos, sino peor. Algo sí tenemos que agradecerles a los psicópatas… y es habernos enseñado que sirve de muy poco intentar evitar el mal por el mal; lo importante es inundar el mundo de empatía, que es justamente lo que ellos no tienen. (Fuente: eduardpunset.es)

[Continúa en el artículo "Ponerología política". “Ponerología” es el nombre dado por el psiquiatra polaco Andrew Łobaczewski al estudio del mal en la sociedad. Esta disciplina hace uso de la psicología, la psicopatología, la sociología, la filosofía y la historia para explicar fenómenos como la guerra de agresión, la limpieza étnica, el genocidio y los estados policiales]

–Redes (TVE) “Protegerse de los psicópatas”:

VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=s43IFGAYSa4

FUENTE: http://www.erraticario.com/economia-y-sociedad/un-mundo-de-psicopatas/?singlepage=1

12 de agosto de 2013:

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PONEROLOGÍA: El Crepúsculo de los Psicópatas

El Crepúsculo de los Psicópatas

Dr. Kevin BarrettThe Canadian5/01/2008Traducido por Señales de los Tiempos

“Nuestra sociedad está dirigida por dementes con objetivos dementes. Creo que estamos siendo dirigidos por maniáticos para fines maniáticos y creo que me pueden encerrar como demente por expresar esto. Esto es lo que es demente.” – John Lennon, antes de ser asesinado por Mark David Chapman, sujeto de control mental de la CIA.

Cuando a Gandhi se le preguntó su opinión de la civilización occidental, respondió que sería una buena idea. Pero esas palabras tan citadas son engañosas porque asumen que la civilización es una bendición sin límites.La gente civilizada, se nos dice, vive pacífica y cooperativamente con sus semejantes, compartiendo la labor necesaria para obtener el tiempo libre de desarrollar las artes y las ciencias. Y mientras que eso sería una buena idea, no es una buena descripción de lo que ha estado ocurriendo en las llamadas culturas avanzadas durante los últimos 8,000 años.

La civilización como la conocemos es en gran parte la creación de psicópatas. Todas las civilizaciones, la nuestra incluida, han estado basadas en esclavitud y “guerra”. A propósito, el último término es un eufemismo para el asesinato en masa.

La receta prevaleciente para una civilización es simple:1) Utilizar mentiras y lavado de cerebro para crear un ejército de asesinos en masa controlados y sistemáticos.2) Utilizar ese ejército para esclavizar a grandes números de personas (en otras palabras tomar control de su poder de trabajo y sus frutos);3) Utilizar el trabajo esclavizado para perfeccionar el proceso de lavado de cerebro (utilizando el excedente económico para emplear escribanos, sacerdotes y hombres de relaciones públicas). Luego regresar al primer paso y repetir el

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proceso.

Los psicópatas han jugado un papel desproporcionado en el desarrollo de la civilización, porque están predispuestos a mentir, matar, lastimar y en general provocar enorme sufrimiento en otros seres humanos sin sentir ningún remordimiento. El inventor de la civilización – el primer jefe tribal que exitosamente fue capaz de lavar el cerebro a un ejército de asesinos masivos controlados – fue casi sin duda un psicópata genético. A partir de ese importante descubrimiento, los psicópatas han disfrutado de una ventaja significativa sobre los no-psicópatas en la lucha por el poder en las jerarquías de las civilizaciones – especialmente las jerarquías militares.

"Relájate, sólo dije que estábamos moralmenteen bancarrota".

Las instituciones militares están hechas a la medida por asesinos psicopáticos. El aproximadamente 5% de varones humanos que no siente ningún remordimiento por matar a sus semejantes seres humanos son los mejores soldados. Y el 95% que son extremadamente reacios a matar resultan muy malos soldados – a menos que se les lave el cerebro con sofisticadas técnicas modernas que los convierten (esperamos que temporalmente) en psicópatas funcionales.

En su libro On Killing, el Teniente Coronel David Grossman ha reescrito la historia militar para subrayar lo que otras historias ocultan: el hecho de que la ciencia militar se trata menos de estrategia y tecnología que de superar la resistencia humana instintiva de matar miembros de nuestra propia especie. La verdadera “Revolución en Asuntos Militares” no fue el paso a alta tecnología de Donald Rumsfeld en el 2001, sino el descubrimiento del General Brigadier S.L.A. Marshall en los años 40s de que sólo entre 15 y el 20% de los soldados de la Segunda Guerra Mundial sobre la línea de fuego disparó sus armas: “Aquéllos (80-85%) que no dispararon no corrieron ni se escondieron (en muchos casos estuvieron dispuestos a arriesgarse a enormes peligros para rescatar camaradas, tomar municiones o enviar mensajes), pero simplemente no le dispararon al enemigo, incluso al ser enfrentados con repetidas olas de cargas banzai” (Grossman, p. 4).

El descubrimiento de Marshall y la investigación subsecuente probó que en todas las guerras previas una pequeña minoría de soldados – el 5% que son psicópatas de nacimiento, y quizá unos pocos imitadores temporalmente dementes – hicieron casi toda la matanza. Los hombres normales sólo siguieron con la rutina y, de ser posible, se rehusaron a tomar la vida de un soldado enemigo, incluso si eso significaba renunciar a la suya propia. La implicación: Las guerras son asesinatos masivos ritualizados de psicópatas por no psicópatas. (¡Esto no puede ser bueno para el legado genético de la humanidad!)

El trabajo de Marshall provocó una revolución copernicana en la ciencia militar. En el pasado, todo mundo creía que el soldado dispuesto a matar por su país era la norma (heroica), mientras que uno que se rehusaba a pelear era una

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aberración (cobarde). La verdad resultó ser que el soldado normativo era representado por el cinco por ciento psicopático. La mayoría cuerda prefería morir que pelear.

La implicación, demasiado atemorizante para ser digerida por completo incluso por quienes son como Marshall y Grossman, era que las normas para el comportamiento de los soldados en batalla fue impuesta por psicópatas. Eso quería decir que psicópatas estaban en control del ejército como institución. Peor aún, quería decir que los psicópatas estaban en control de la percepción de la sociedad de asuntos militares. Evidentemente los psicópatas ejercieron una enorme cantidad de poder en la sociedad aparentemente sana y normal.

¿Cómo puede ser esto? En Ponerología Política, Andrzej Lobaczewski explica que los psicópatas clínicos disfrutan de ventajas incluso en competencias no-violentas de escalar rangos de jerarquías sociales. Porque pueden mentir sin remordimiento (y sin el estrés psicológico que los delata y que es medido por pruebas de detector de mentiras), los psicópatas pueden siempre decir lo que sea necesario para obtener lo que quieren. En la corte, por ejemplo, los psicópatas pueden decir mentiras extremadamente descaradas de manera creíble, mientras que sus oponentes cuerdos tienen la desventaja de una predisposición emocional de permanecer cerca de la verdad. Muy a menudo, el juez o jurado imagina que la verdad debe estar en algún sitio a la mitad, y luego emite decisiones que benefician al psicópata. Como con los jueces y jurados, igual ocurre con aquéllos a cargo de tomar decisiones concernientes a quién promover y a quién no promover en jerarquías corporativas, militares y de gobierno. El resultado es que todas las jerarquías quedan inevitablemente cargadas de psicópatas.

Los llamados teóricos de la conspiración, algunos de los cuales merecen la connotación peyorativa de ese término tan abusado, a menudo imaginan que sociedades secretas de judíos, jesuitas, banqueros, comunistas, bilderberguers, extremistas musulmanes, papistas y demás, están secretamente controlando la historia, cometiendo actos maliciosos y/o amenazando con tomar el mundo. Como un “teórico de la conspiración” líder, de acuerdo a Wikipedia, me siento eminentemente calificado para ofrecer una teoría de la conspiración alternativa que, al igual que la teoría de la conspiración alternativa del 11-S, es más sencilla y más precisa que la prevaleciente sabiduría convencional: La única conspiración que importa es la conspiración de los psicópatas contra el resto de nosotros.

Detrás de la aparente demencia de la historia contemporánea se encuentra la demencia real de psicópatas luchando por preservar su poder desproporcionado. Y a medida que el poder se ve cada vez más amenazado, los psicópatas se desesperan más.

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Estamos presenciando la apoteosis del supramundo – el sindicato criminal o el grupo de sindicatos superpuestos que se mueve por encima de la sociedad y ley ordinaria del mismo modo que el submundo se mueve por debajo de ellos. Con el

11-S y las guerras del 11-S estamos viendo la toma de poder final o “jugada final” desesperada de bandas brutales y astutas de dirigentes de narcotráfico de la CIA y presidentes asesinos; banqueros internacionales lavadores de dinero y

sus asesinos a sueldo, en términos económicos y demás; contratistas militares corruptos y sus entusiastas generales; depredadores corporativos y sus ayudantes políticos; lavadores de cerebro y violadores de mentes eufemísticamente

conocidos como expertos en operaciones psicológicas y especialistas de relaciones públicas – en breve, toda la enferma pandilla de psicópatas certificados que dirigen nuestra llamada civilización. Y se están asustando. Fue su terror de perder el control el que proyectaron sobre el resto de nosotros al derribar las Torres Gemelas e incitar terror y odio psicopático

temporal en el público norteamericano.

¿Por qué teme la patocracia que está perdiendo el control? Porque se siente amenazada por el esparcimiento del conocimiento.

El mayor temor de cualquier psicópata es el ser descubierto. Como dijo George H. W. Bush a la periodista Sarah McClendon en diciembre de 1992, “Si la gente supuera lo que hemos hecho, nos perseguirían por las calles y nos lincharían”. Dado que se ha reportado que Bush ha participado en fiestas donde prostitutas niñas fueron sodomizadas y abusadas, entre sus muchos otros crímenes, su declaración a McClendon debería ser tomada en serio.

Los psicópatas van por la vida sabiendo que son completamente diferentes de otras personas. Aprenden rápidamente a esconder su falta de empatía, mientras que estudian cuidadosamente las emociones de otros para imitar la normalidad mientras que manipulan con sangre fría a los normales.

Hoy, gracias a nuevas tecnologías de la información, estamos al borde de desenmascarar a los psicópatas y construir una civilización de, por y para el ser humano normal – una civilización sin guerra, una civilización basada en verdad, una civilización en la que los pocos santos en lugar de los pocos diablos graviten hacia las posiciones de poder. Ya tenemos el conocimiento necesario para diagnosticar a las personalidades psicopáticas y mantenerlas fuera del poder. Tenemos el conocimiento necesario para desmantelar las instituciones en las que los psicópatas florecen especialmente – agencias militares y de inteligencia, grandes corporaciones y sociedades secretas. Simplemente necesitamos diseminar este conocimiento y la voluntad de hacer uso de él tanto como sea posible.

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Por encima de todo, necesitamos informarle al público acerca de cómo los psicópatas asimilan y corrompen a los seres humanos normales. Un modo en que hacen esto es manipulando la vergüenza y la negación – emociones foráneas para los psicópatas pero comunes y fácilmente inducidas entre los normales.

Consideren cómo reclutan nuevos miembros las bandas y sociedades secretas (gremios de psicópata disfrazados). Algunas bandas criminales y sectas satánicas exigen que sus candidatos a ser admitidos cometan un asesinato y “se ganen el rango”. Cráneo y Huesos, la sociedad secreta basada en Yale que provee a la CIA de narcotraficantes, violadores de mentes, abusadores de menores y asesinos profesionales, requiere que los neófitos se acuesten desnudos en un ataúd en frente de miembros mayores y se masturben mientras recitan la historia sexual entera del candidato. Al forzar al neófito a llevar a cabo comportamiento ritualizado que sería horrendamente vergonzoso en la sociedad normal, el gremio de psicópatas destruye la personalidad normal del candidato, asumiendo que tuviera una en primer lugar, y convierte al individuo en una sombra asimilada, corrompida y degradada del ser que era – un psicópata fabricado o aprendiz de psicópata.

Esta manipulación de la vergüenza tiene el beneficio añadido de convertir a las organizaciones psicopáticas efectivamente invisibles ante la sociedad normal. A pesar de reportes de medios fácilmente disponibles, los votantes norteamericanos del 2004 simplemente se rehusaron a ver que los dos candidatos presidenciales de los grandes partidos se acostaron desnudos en un ataúd masturbándose en frente de miembros más viejos de Cráneo y Huesos para ser admitidos y convertirse en miembros del supramundo criminal. Del mismo modo, muchos norteamericanos se han rehusado por mucho tiempo a ver que los elementos pro-guerra del supramundo, operando a través de la CIA, han obviamente sido los asesinos de JFK, MLK, RFK, JFK Jr., Malcolm X, Che, Allende, Wellstone, Lumumba, Aguilera, Diem y otros innumerables líderes relativamente no psicopáticos. Se rehúsan a ver el continuo asesinato de millones de personas alrededor del mundo en lo que equivale a un holocausto norteamericano. Se rehúsan a ver la evidencia de que los gemios psicoáticos que controlan las más poderosas instituciones norteamericanas utilizan las más horribles formas de abuso sexual imaginable para inducir desórdenes de personalidad múltiple en víctimas infantiles y luego utilizar a los resultantes esclavos de control mental como narcotraficantes, prostitutas, candidatos de Manchuria e incluso enviados diplomáticos desechables. Y por supuesto se rehúsan a ver que el 11-S fue un trabajo interno transparentemente obvio, y que su propio aparato de inteligencia y militar dominado por psicópatas está detrás de casi cada una de las mayores atrocidades terroristas de décadas recientes.

Todo este comportamiento psicopático en la cúspide de la jerarquía social es simplemente demasiado vergonzoso para que la gente ordinaria lo vea, de modo que voltean la mirada, del mismo modo que las esposas de maridos que abusan sexualmente de sus hijos a veces se rehúsan a ver lo que está ocurriendo en plena vista. Si la negación profunda fuera un río en Egipto, la ceguera voluntaria de los ciudadanos norteamericanos sería más como el Pozo de las Marianas.

Pero gracias al poder del Internet, la gente en todas partes está despertando. El único candidato republicano presidencial obviamente no psicopático, Ron Paul, también es el único candidato de cualquier partido con un significativo apoyo de base.

Si el “amor” está insertado en la Revolución que Ron Paul anuncia, es porque el Dr. Paul – un médico gentil y de dulce hablar que ha asistido el parto de más de 4,000 bebés – implícitamente reconoce que el gobierno es la invención y herramienta de psicópatas, y por lo tanto debe ser estrictamente limitado en alcance y sujeto a un riguroso sistema de chequeos y contrapesos, para que las herramientas de los psicópatas, miedo y odio, no reemplace al amor como el pegamento que une a la sociedad.

El declive del militarismo desde la Segunda Guerra Mundial en países avanzados, el esparcimiento del alfabetismo y las

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tecnologías de la comunicación, y las crecientes demandas de la gente por una vida mejor, juntos representan una fuerza aglomerante que aterroriza a los patócratas, (esas bandas de psicópatas alternativamente competidoras y cooperativas que han gobernado a través de mentiras, miedo e intimidación desde el inicio de la llamada civilización).

Ya que las armas nucleares han hecho a la guerra obsoleta, la patocracia está aterrorizada de que su mecanismo de control social favorito – asesinato masivo ritualizado – esté cada vez menos disponible. Y si la guerra fue la gran tragedia humana, el patético intento de los patócratas de sustituirla – la transparentemente falsa “guerra contra el terrorismo” – la repite como extrema farsa.

Ciertamente, estamos atestiguando el crepúsculo de los psicópatas. Si en sus espasmos de muerte tienen éxito en bajar la cortina de la noche eterna sobre todos nosotros, o si los resistimos y sobrevivimos para ver el amanecer de una civilización digna del nombre, es la gran decisión en la que el resto de nosotros, tan humildemente como sea, estamos participando ahora.

Acerca del autor:

El Dr. Kevin Barrett, cofundador de la Alianza Musulmana Cristiana Judía para la Verdad del 11-S, LINK, ha enseñado inglés, francés, árabe, civilización norteamericana, humanidades, literatura africana, folklor e islam en colegios e universidades en el área de la bahía de San Francisco, París y Madison, Wisconsin. Barrett se convirtió en activista de la verdad del 11-S en el 2004 luego de leer The New Pearl Harborde David Griffin y llevar a cabo investigación de seguimiento que lo convenció de que Griffin había resumido con precisión la evidencia indicando que el 11-S fue un trabajo interno.

En verano del 2006, legisladores republicanos estatales y comentaristas de noticias de Fox exigieron que Barrett fuera despedido de su trabajo enseñando una clase introductoria de islam en la universidad de Wisconsin-Madison, pero la universidad se rehusó y Barrett obtuvo altas calificaciones de sus estudiantes. Ha aparecido en muchos documentales, da pláticas sobre el 11-S y tiene tres programas de radio en tres diferentes redes patriotas.

Comentario SDLT: Para más información acerca del proceso de "ponerización" y las "asociaciones ponerogénicas", términos acuñados por Andrzej Lobaczewski para explicar la expansión del mal y la psicopatía dentro de la sociedad, invitamos a nuestros lectores a leer este artículo, o el libro El 11-S: la verdad definitiva, de Laura Knight-Jadczyk y Joe Quinn, que contiene un resumen muy completo del libro de Lobaczewski.Ponerología Política estará disponible en español en los próximos meses.

Fuente: http://es.sott.net/article/3269-El-crepusculo-de-los-psicopatas

Tomado de: http://ponerologia.blogspot.com/2008/01/el-crepsculo-de-los-psicpatas.html

FUENTE: http://armonicosdeconciencia.blogspot.com.ar/2013/08/ponerologia-el-crepusculo-de-los.html

21 de febrero de 2012:

"Los Protocolos de los Patócratas"- Ponerología: La Ciencia que estudia el Mal...

Page 11: Un mundo de psicópatas (NOTAS)

por Laura Knight-Jadczyk

Resumen extraído de "The Protocols of the Pathocrats" del Sitio Web PonerologiaBlogSpot

La cuestión de los medios de comunicación es el problema número uno al cual tenemos que enfrentarnos. El conocimiento es poder y aquellos que controlan la información puedan controlar a las masas, es así de simple. Mientras investigábamos el tema de los medios de comunicación, nos encontramos con los “Protocolos de los Sabios de Sión” Como todos saben, esto es una malintencionada broma pesada anti-semítica. Y estamos de acuerdo.

Ni por un minuto pensamos que esto representa el judaísmo o cualquier persona judía común. Lo que ha sido un choque para nosotros es darnos cuenta que los Protocolos están siendo implementados casi línea a línea por los miembros de la administración de Bush y por los varios gobiernos que formulan su política exterior. En otras palabras, los Protocolos no son una broma pesada porque sea algo sin sentido, pero más bien son una broma pesada porque fue atribuido a los judíos.

El texto del Protocolo número XII es la cuestión a la cual el pueblo de los EE.UU. debe enfrentarse antes que puedan hacer cualquier otra cosa.

Antes de presentar el texto del Protocolo número XII, primero un poco de antecedentes...

Los problemas son las mentiras de los medios de comunicación (o individuos) y como éstas se reciben y asimilan por las masas de personas. Esperemos que con algunos extractos del libro de Ponerología de Andrew Lobaczewski se transmita la información necesaria para entender estos problemas:

Esquizoidia:

La esquizoidia, o psicopatía esquizoide, fue aislada por los mismos famosos creadores de la psiquiatría moderna. Desde el comienzo fue creada como una forma más leve de la misma contaminación hereditaria que es la causa de la susceptibilidad a la esquizofrenia.

Sin embargo, esta última conexión nunca pudo confirmarse ni ser negada con la ayuda de análisis estadísticos, y en aquel entonces no se encontró ningún examen biológico que fuera capaz de resolver el dilema. Por razones prácticas, hablaremos de la esquizoidia sin hacer más referencia a esta relación tradicional.

Los textos nos proveen descripciones de distintas variedades de esta anomalía, cuya existencia puede ser atribuida a los cambios en el factor genético o a diferencias en otras características individuales de una naturaleza no patológica. Esquematicemos pues a las características comunes a las subespecies.

Los portadores de esta anomalía son hipersensibles y desconfiados, pero prestan poca atención a los sentimientos de los demás, tienden a asumir posiciones extremas, y están ansiosos por vengarse ante la menor ofensa.

A veces son excéntricos y extraños.

Su escaso sentido de la situación psicológica y de la realidad los conduce a sobreponer interpretaciones erróneas y peyorativas de las intenciones de los demás. Se involucran fácilmente en actividades que son ostensiblemente morales, pero las cuales en verdad infligen daños sobre ellos mismos y otros. Su visión psicológica del mundo, empobrecida, los vuelve típicamente pesimistas en cuando a la naturaleza humana.

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Con frecuencia encontramos expresiones de las actitudes que les son características en sus afirmaciones y en lo que escriben:

"La naturaleza humana es tan mala que el orden en la sociedad sólo se puede mantener a través de un poder fuerte creado por individuos altamente calificados en nombre de alguna idea más elevada."

Llamemos a esta frase, la expresión típica de la "declaración esquizoide".

La naturaleza humana tiende efectivamente a ser mala, sobre todo cuando los esquizoides le amargan la vida a la gente.

Cuando se ven enredados en situaciones de grave estrés, sus defectos hacen que colapsen fácilmente. Su capacidad de reflexión se ahoga inmediatamente, y a menudo los esquizoides caen en estados sicóticos reactivos tan similares en apariencia a la esquizofrenia que eso los conduce ser mal diagnosticados.

El factor común de las variedades de esta anomalía es una palidez de emociones y una falta de sentimientos para las realidades psicológicas, un factor esencial en la inteligencia básica. Esto puede ser atribuido a alguna cualidad incompleta del sustrato instintivo, el cual funciona como si hubiese sido creado en arenas movedizas. La baja presión emocional les permite desarrollar un verdadero razonamiento especulativo, que es útil en actividades no humanísticas, pero a causa de su carácter parcial, tienden a considerarse intelectualmente superiores al "común" de la gente.

La frecuencia cuantitativa de esta anomalía varía entre las razas y naciones. Es baja entre los negros, y la más alta entre los judíos. Las estimaciones de esta frecuencia rondan entre una cantidad insignificante hasta el 3%... Mis observaciones sugieren que esta anomalía es autosómicamente hereditaria.

Una actividad ponerológica esquizoide debería ser evaluada de acuerdo con dos aspectos. A pequeña escala, tales personas ocasionan problemas a sus familias, se convierten en herramientas de intriga en manos de individuos listos e inescrupulosos, y por lo general realizan un mal trabajo al criar generaciones más jóvenes. […]

Esta tendencia a ver la realidad humana según el modo doctrinario y simplista que consideran "adecuado" – es decir, "negro o blanco" – transforma a sus intenciones, por lo general buenas, en malos resultados. Sin embargo, su rol ponerogénico puede adquirir proporciones macrosociales si su actitud hacia la realidad humana y su tendencia a inventar grandes doctrinas son volcadas en un papel y duplicadas en grandes ediciones.

A pesar de sus déficits típicos, y mismo hasta de una declaración esquizoide abierta, sus lectores no se dan cuenta de cómo son realmente las personalidades de los autores. Ignorantes acerca de la verdadera condición del autor, esos lectores desinformados son llevados a interpretar tales obras de una manera que corresponde a su propia naturaleza. Las mentes de la gente normal tienden hacia una interpretación correctiva gracias a la participación de su propia y más rica visión psicológica del mundo. Al mismo tiempo, muchos otros lectores rechazan en forma crítica tales obras con indignación moral pero sin ser conscientes de la causa específica. […]

Los personajes esquizoides tienen como propósito imponer su propio mundo conceptual al resto de la gente o a grupos sociales, utilizando un egoísmo patológico relativamente controlado y la tenacidad excepcional derivada de su naturaleza persistente.

Por lo tanto son capaces eventualmente de dominar la personalidad de otro individuo, lo que hace que el comportamiento de este último se vuelva desesperadamente ilógico. Pueden también ejercer una influencia similar en el grupo de gente al que se han unido.

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Son solitarios psicológicos que comienzan luego a sentirse mejor en alguna organización humana, en donde se vuelven:

fanáticos de alguna ideología

intolerantes religiosos

materialistas

adherentes a una ideología con características satánicas

Si sus actividades consisten en el contacto directo a una escala social pequeña, por lo general sus conocidos los consideran como simplemente excéntricos, lo que limita su rol ponerogénico. Sin embargo, si logran esconder su propia personalidad detrás de las palabras que escriben, su influencia puede llegar a envenenar las mentes de una sociedad a gran escala y durante un largo período.

La convicción de que Karl Marx es el mejor ejemplo de este fenómeno es correcta, dado que presenta la figura más conocida de este tipo. Frostig, un psiquiatra de la vieja escuela, incluyó a Engels y a otros dentro de una categoría llamada "los fanáticos esquizoides barbudos." Los escritos famosos atribuidos a los sionistas sabios al comienzo de siglo comienzan con una declaración típicamente esquizoide.

El siglo diecinueve, y en especial la segunda mitad, parece haber sido una época de actividad excepcional por parte de individuos esquizoides, a menudo pero no siempre de descendencia judía. Después de todo, debemos recordar que el 97% de los judíos no manifiesta esta anomalía, y que ésta también está presente en todas las naciones europeas, si bien en un grado mucho menor. Lo que heredamos de este período incluye imágenes del mundo, tradiciones científicas, y conceptos legales condimentados con la aprensión esquizoide de la realidad, un ingrediente de muy mala calidad. [...]

A pesar de que los escritos de autores esquizoides contengan la deficiencia ya descrita, o hasta una declaración esquizoide abierta que constituye una advertencia suficiente para los especialistas, el lector promedio los acepta, no como una visión de la realidad envuelta en esta anomalía, sino más bien como una idea que él debería considerar seriamente basándose en sus convicciones y razonamiento. Ese es el primer error.

El modelo de ideas por demás simplificado, desprovisto de color psicológico y basado en datos fácilmente disponibles, tiende a ejercer una influencia intensa que atrae a individuos que no son lo suficientemente críticos, y que a menudo se sienten frustrados como resultado de un ajuste social que empuja hacia abajo, descuidado culturalmente, o caracterizado por algunas deficiencias psicológicas propias. Tales escritos son particularmente atractivos para una sociedad histerizada. Otros que lean dichos escritos se sentirán inmediatamente impulsados a criticar basándose en su sentido común sano, aunque es posible que tampoco puedan distinguir la causa esencial del error: que estos escritos emergen de una mente biológicamente pervertida.

La interpretación social de tales escritos y declaraciones doctrinarias se abre en trifurcaciones principales, que engendran divisibilidad y conflicto. La primera rama es el camino hacia la aversión, que se basa en el rechazo de los contenidos de la obra a causa de motivaciones personales, convicciones que difieren o una repulsión moral. Estas reacciones contienen la interpretación moralista de los fenómenos patológicos.

La segunda y tercera ramificación están relacionadas con dos tipos de apercepción muy diferentes entre aquellas personas que aceptan los contenidos de tales obras: los críticamente correctivos y los patológicos.

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La perspectiva críticamente correctiva es adoptada por gente cuyo sentir por la realidad psicológica es normal y quienes tienden a incorporar los elementos más valiosos de la obra. Luego trivializan los errores obvios y completan los elementos faltantes de las deficiencias esquizoides con su propia visión del mundo, más rica. Esto da lugar a una interpretación más razonable, medida, y por ende creativa, pero no puede estar completamente libre de la influencia del error, que con frecuencia viene aducido por encima.La aceptación patológica, en cuanto a ella, es manifestada por individuos con deficiencias psicológicas propias: distintas formas de perversiones, ya sean heredadas o adquiridas, así como por mucha gente que carga con malformaciones de la personalidad o quien ha sido lastimada por la injusticia social. Eso explica porqué su alcance es mayor que el de la influencia de la acción directa de factores patológicos.

La aceptación patológica de escritos esquizoides o de declaraciones por otra gente pervertida, por lo general brutaliza los conceptos del autor y promueve ideas de medidas de fuerza y revolucionarias.

Desafortunadamente, el paso del tiempo y las experiencias amargas no han podido prevenir estos malentendidos característicos que nacen de la creatividad esquizoide del siglo diecinueve, con la obra de Marx en primera plana, por haber afectado a gente y por haberla privado de su sentido común.

Aunque más no sea por los propósitos del experimento psicológico ya mencionado, buscar obras de K. Mark y diferentes afirmaciones con estos déficits característicos, es una buena práctica para desarrollar la consciencia en cuanto a este factor psicológico. Si mucha gente con distintas visiones del mundo conduce tal estudio, el experimento podrá mostrar cómo una visión clara de la realidad puede ser restaurada, y luego se torna más fácil encontrar un lenguaje común.

La esquizoidia ha ocupado pues un lugar esencial siendo uno de los factores en la génesis del mal que amenazan al mundo contemporáneo. Practicar la psicoterapia en el mundo exigirá por lo tanto que los resultados de ese mal sean eliminados lo más hábilmente posible.

Lobaczewski nos dice que las personas fácilmente tomadas por la propaganda esquizoide son o personas normales que son insuficientemente críticas o que proyectan en su contenido sus propias “interpretaciones”, o que padecen ellos mismos de algún defecto psicológico o caracterológico.

Prestemos particular atención a lo que se describe acerca del “mecanismo de conducción” del psicópata esquizoide:

Los personajes esquizoides tienen como propósito imponer su propio mundo conceptual al resto de la gente o a grupos sociales

En otras palabras, tienen la intención de “imponer interpretaciones erróneas y peyorativas en las intenciones y las acciones de otras personas” que los conlleva a su “Declaración Esquizoide” de que los “otros” (un individuo o sociedad) es “tan malo” que ellos (el psicópata esquizoide) y solo ellos tienen el deber de arreglar este error y traer justicia a ese individuo o sociedad.

Y esto es, por supuesto, estructurado en el contexto de algún “poder superior”. Y el método que utilizan es increíble de observar.

Como Lobaczewski lo describe:

"utilizando un egoísmo patológico relativamente controlado y la tenacidad excepcional derivada de su naturaleza persistente. Por lo tanto son capaces eventualmente de dominar la personalidad de otro individuo, lo que hace que el comportamiento de este último se vuelva desesperadamente ilógico. Pueden también ejercer una influencia similar en el grupo de gente al que se han unido."

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Una lectura cuidadosa de ciertos boletines en Internet podrían dar al estudiante de psicología una rica y amplia gama de ejemplos de esta actividad.

En otras palabras, el Psicópata Esquizoide es un tipo de “intimidador”.

Las intimidaciones de un tipo esquizoide son casi enteramente psicológicas, tomando la forma de triviales criticismos puntillosos y detallistas, constantes hallazgos de faltas, citando su versión de la realidad como “hecho”, mientras omiten cualquier dato real, y logrando persuadir a los oyentes o lectores que solo ellos HAN producido datos cuando, de hecho, no lo han hecho; esto, combinado con un rechazo simultáneo de reconocer, valorar o admitir nada de lo que los demás hacen como ni siquiera remotamente positivo, (ellos son los “expertos”), todo sirve para dominar la personalidad del oyente.

Las alegaciones de estar en lo correcto son repetidas, persistentes y tenaces, y solo después de la “justicia”, eventualmente cansan al oyente o lector, especialmente si esto se acompaña de colegas que saltan de tiempo en tiempo con aclamaciones violentas e ilógicas, que hacen al psicópata esquizoide verse mucho más sanos cuando ellos reprenden a sus colegas por tal mal comportamiento. Tal manipulación también incluye fingir el ser una víctima, especialmente cuando son llamados para dar cuentas de sus tonterías o cuando datos reales son demandados.

Los objetivos del esquizoide son:

-el Poder

-el Control

-la Dominación

-la Subyugación

Consiguen sus metas con varios métodos incluyendo la intimidación de otros, tratando de estimular miedo, vergüenza, culpa, humillación, mientras mantienen una constante negación de que esto es lo que están haciendo. Por lo general son asistidos por “aplaudidores” o “Coros Griegos”.

Una táctica favorita del esquizoide es el de poner a las personas en contra de las otras.

Los beneficios para el esquizoide son:

-él o ella gana mucho en gratificación (una forma perversa de satisfacción) al promover y provocar argumentos, hostilidad o disputas, y después ver otros involucrarse en una interacción adversaria y en conflictos destructivos

-el conflicto generado les asegura que la atención de la gente sea distraída y alejada de la causa del conflicto. Después ellos pueden venir y ser "la voz calmada de la razón", y entonces subvertir la lógica y la razón y las emociones del objetivo

Los esquizoides son adeptos en distorsionar las percepciones de las personas con el intento de engendrar una vista negativa del blanco en las mentes de otros; esto es logrado a través de minimizaciones, creaciones de dudas y sospechas con distorsiones astutas de hechos menores, y compartiendo preocupaciones falsas, etc. Este envenenamiento de la mente de las personas es difícil de mostrar porque es casi siempre muy sutil. Casi siempre a aquellos que se creyeron lo del esquizoide les lleva tiempo y experiencia el ver sobre la máscara de engaño y entender como y porqué fueron utilizados como peones.

El esquizoide trata siempre de establecer una relación exclusiva con individuos específicos para que ellos (los esquizoides)

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sean vistos como fuentes de información confiables, esto puede ser logrado al pintar al blanco como irresponsable, inestable, no amoroso, desconfiable, etc..., utilizando distorsión y fabricación de alegadas fallas, violaciones de confianza, etc.

El objetivo es manipular las percepciones de las personas y crear una dependencia para que las personas puedan confiar exclusivamente en el esquizoide y ver al esquizoide como única fuente de información. Cuando han sido expuestos, los esquizoides se aferran a ser víctimas y atraen el enfoque hacia ellos mismos, siendo ésta otra forma de manipular a la gente a través de sus emociones de culpabilidad, simpatía, diciendo lo siento, etc., mientras pintan a su blanco como el villano.

Cuando el blanco trata de explicar el juego, son inmediatamente llamados "paranoicos".

Bueno, esta es la técnica “humana” del psicópata esquizoide. Pueden extrapolar un poco y ver que esto es exactamente como los medios de comunicación operan en grande escala. Es un probado y verdadero protocolo para direccionar a seres humanos a la dirección que quieran que vayan, para hacerles pensar lo que quieran que piensen y en fin, para que hagan lo que quieren que ellos hagan.

Con la descripción de cómo esta manipulación mental trabaja, veamos ahora el Protocolo XII donde veremos cómo el proceso descrito se ha implementado en una gran escala social por esquizoides, psicópatas y caracteópatas.

¿Qué papel representa actualmente la prensa? Sirve para encender las pasiones y mantener los egoísmos partidarios. Es vana, injusta, mentirosa, y la mayoría de las personas no comprenden su utilidad. La sellaremos y le pondremos freno, como haremos con las demás obras impresas; ¿de qué nos servirá desembarazarnos de la prensa si fuésemos blanco de las demás publicaciones y de los libros?

Ahora, tome en cuenta que “nosotros” arriba NO se refiere a judíos, se refiere a los psicópatas, esquizoides, esenciales y otros tipos.

Como Lobaczewski’s escribió en Ponerología Política:

Tenía que estudiar temas abordando la psicología y la psicopatología con el fin de responder a las preguntas que surgían de nuestras observaciones; el abandono científico en éstas áreas son un obstáculo difícil de superar. Al mismo tiempo, alguien guiado por un conocimiento especial aparentemente desalojó las bibliotecas de cualquier cosa que se podría encontrar con respecto al tema.

Para realmente comprender cómo los psicópatas saben que ellos son diferentes desde prácticamente el nacimiento, que ellos son verdaderamente “un tipo diferente de criatura” a los seres humanos normales, se necesitaría leer el libro de Ponerología.

Por el momento, sin embargo, cuando usted lea “nosotros” en este texto, sustitúyelo con “psicópatas” y usted tendrá la comprensión correcta.

Es cierto que los periódicos de los partidos podrían resultar mas perniciosos que las pérdidas de dinero; de ser así, los suprimiremos a raíz de su segunda acometida. nadie habrá de manchar el mito de nuestra infalibilidad gubernamental. para suprimir un periódico, diremos que agita los ánimos sin razón y sin motivo.

Se habrá de notar que, entre los jornales que nos ataquen, habrá muchos creados por nosotros psicópatas mismos. Estos atacarán exclusivamente los puntos que deseamos modificar.

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Sin nuestro visto bueno, nada le será comunicado a la sociedad. Esto último ya se ha logrado. Hoy día, las noticias de todas partes del mundo son recibidas por diversas agencias que las centralizan. Estas agencias son enteramente nuestras y revelan solamente lo que les permitimos publicar.

En la actualidad, hemos sabido apoderarnos del ánimo de las sociedades cristianas de tal modo que, en todas partes, miren los acontecimientos mundiales a través de los prismas que colocamos delante de sus ojos. Ya no hay muros en ningún estado que nos impidan entrar a lo que los cristianos denominan tontamente secretos de estado. ¿Que será cuando seamos los dueños reconocidos del universo en la persona de nuestro rey universal?

Quien quiera ser editor, librero o impresor estará obligado a obtener un diploma que, en caso de su poseedor cometer una falta cualquiera, le será retirado inmediatamente. Con tales medidas, la máquina del pensamiento se convertirá en un medio de formación en las manos de nuestros gobiernos; nuestro mando no les consentirá que las masas divaguen sobre la utilidad del nuevo desarrollo.

¿Quién entre nosotros psicópatas ignora que los bienes ilusorios llevan directamente a los sueños absurdos? De dichos sueños se han originado las relaciones anárquicas de los hombres entre si y con el poder. Es que el progreso, o mejor dicho, la representación de tal le ha dado pie a ideas de incontables e ilimitadas emancipaciones.

Todos aquellos que llamamos liberales son anarquistas, si no de hecho, por lo menos de pensamiento. Protestando por el mero placer de refunfuñar, persiguen las ilusiones de la libertad y caen en la anarquía.

Volvamos a la prensa. Le impondremos gravámenes como a todo cuanto se imprima. Serán impuestos ascendientes según el número de folios. Las publicaciones de menos de 30 páginas, registradas como folletos, tributarán el doble; se busca así, por una parte, reducir el número de revistas, que son el peor de los venenos y, por otra, obligar a los escritores a producir libros tan largos y caros que se lean poco. Por el contrario, los que editemos nosotros psicópatas para el bien común y con la tendencia establecida serán económicos y leídos por todos. Los impuestos acabarán con el vano deseo de escribir, y el miedo a la sanción someterá a los literatos.

Si alguien volviese su pluma contra nosotros psicópatas, no hallará quien quiera imprimir sus escritos. Antes de consentir a imprimir una obra, el editor o impresor consultará a las autoridades a fin de obtener la autorización necesaria. De este modo, conoceremos de antemano las emboscadas que nos tiendan y contraatacaremos, dando explicaciones con antecedentes sobre el asunto tratado.

La literatura y el periodismo son los medios educativos más importantes. Por eso, nuestro gobierno será el propietario de la mayoría de los periódicos. Así, la influencia perniciosa de la prensa particular quedará neutralizada y obtendremos una autoridad enorme sobre el público. Si autorizamos la publicación de diez periódicos, fundaremos treinta de los nuestros.

Los periódicos que editemos serán, aparentemente, de tendencias y opiniones opuestas. Esto habrá de inducirles confianza a todos y habrá de atraer, sin recelo, a adversarios que caerán en la trampa y se volverán inofensivos.

En primera plana, desplegaremos los órganos de carácter oficial; estos siempre velarán por nuestros intereses y no nos habrán de quitar el sueño. En segundo lugar, colocaremos los oficiosos, cuyo papel será el de atraer a los indiferentes y a los amorfos. En la tercera fila, instalaremos a la presunta oposición: al menos un periódico colaborará con nosotrospsicópatas como el antípoda de nuestras ideas. Nuestros adversarios tomarán a este falso opositor como su aliado y se nos revelaran por él.

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Nuestros periódicos serán de todas las tendencias: aristocráticos, republicanos, revolucionarios y hasta anarquistas; esto, por supuesto, mientras dure la constitución. Tendrán, como el Dios hindú Vishnu, cien manos, cada una de las cuales acelerará la transmutación de la sociedad. Estas manos conducirán la opinión como le convenga a nuestros intereses (un hombre alterado pierde la facultad de razonar y se abandona fácilmente a la sugestión). Los imbéciles que crean seguir la opinión de su partido repetirán la nuestra, o la que nos convenga. Se verán siguiendo el órgano de su partido sin saber que, en realidad, escoltan la bandera que enarbolamos ante sus ojos.

Para dirigir en dicho rumbo nuestro ejército de periodistas, organizaremos esta labor cuidadosamente. Bajo el nombre de oficina central de la prensa estableceremos reuniones literarias en las que nuestros agentes darán, sin que nadie sospeche, la palabra de orden y las normas. Discutiendo y contradiciendo nuestras iniciativas de una manera superficial, sin penetrar el fondo de los asuntos, sostendrán inútiles polémicas con los periódicos oficiales a fin de procurarnos los medios de pronunciarnos más claramente, lo que no es conveniente hacer durante las primeras declaraciones oficiales.

Estos ataques servirán, además, para que nuestros súbditos juzguen garantizada la libertad de palabra. Así, nuestros agentes tendrán pretextos para afirmar que quienes nos impugnan son unos charlatanes sin argumentación para refutar seriamente nuestros proyectos.

Tales procesos, inadvertidos para la opinión pública pero seguros, nos atraerán ciertamente la atención y la confianza pública. Gracias a ellos, agitaremos o calmaremos los ánimos en cuestiones políticas según sea preciso, convenciendo o suscitando dudas, publicando la verdad o la mentira, confirmando o contradiciendo según el efecto deseado, pero tanteando siempre el terreno que habremos de pisar.

Venceremos a nuestros adversarios porque ellos no dispondrán de órganos que puedan dirigir la opinión hasta las últimas consecuencias, como nosotros psicópatas. No tendremos ni siquiera necesidad de largas y profundas refutaciones. En caso de necesidad, refutaremos enérgicamente en la prensa oficiosa los globos de ensayo lanzados por nosotrospsicópatas mismos en la tercera categoría de nuestra prensa.

Todos los órganos de la prensa están ligados entre si por el secreto profesional; como los antiguos augures, ninguno de sus integrantes revelará el secreto si no recibe la orden de hacerlo. Ningún periodista osará traicionar este secreto, ya que no será admitido a la profesión quien no tenga en su pasado alguna falta vergonzosa: en caso de deslealtad, esta mancha será inmediatamente revelada. Mientras que estos estigmas sean conocidos solamente por unos pocos, la aureola del periodista seguirá atrayéndonos la opinión de la mayoría que le sigue con entusiasmo.

Nuestros cálculos se proyectan principalmente sobre las provincias. Es necesario que excitemos en ellas esperanzas y aspiraciones opuestas a aquellas de la capital, que haremos pasar como espontáneas. Claro está que la fuente de la discordia siempre seremos nosotros psicópatas.

Mientras no disfrutemos del poder absoluto, tendremos necesidad de arrollar las capitales con las opiniones del pueblo provincial, es decir, por la mayoría manejada por nuestros delegados. Es necesario que en las capitales, en el momento crítico, no se discuta el hecho consumado por haber sido ya aceptada por la mayoría provincial.

Note otra vez que el punto es que lo más esquizoide de lo anterior es que era una “doctrina” atribuida a judíos cuando realmente es un documento de psicopatía y denota el pensamiento de tales caracterópatas de cada raza, creencia, color, nacionalidad o religión, en cualquier época o lugar. Y que el problema es que, ahora, hay tales individuos en posiciones de poder como en los EE.UU.

Los Estados Unidos es simple y sencillamente una Patocracia.

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Ha sido tomada por individuos con déficits psicológicos claramente delineados, y han llegado a posiciones de poder porque el conocimiento psicológico de las masas es deficiente.

FUENTE: http://armonicosdeconciencia.blogspot.com.ar/2012/02/los-protocolos-de-los-patocratas.html