tululo iii cle

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Jueves, 27 de abril de 2006 CULTURA La profesora echó un vistazo por el ventanuco desde el que se divisaba una esquina de La Caleta de Cádiz. Daba clase en un colegio de la pro- vincia, y, aunque era sevillanacerra- da, los gaditanos le encantaban. Enci- ma de la mesa de su estudio, unos cien exámenes para corregir.~No se dejó invadir por la pereza, se sirvió un té frío y se' sentó a la tarea. Antes, una última ojeada a la luz inmensa sobre el mar. Los/ejercicios, 4.° de la ESO, trata- ban sobre las lenguas ¡peninsulares y alguna cuestión de cultura general que había conseguido ir metiendo con calzador a los chavales: un poco de - arte, unas pinceladas de historia... Leyó el primero: «Los versos utiliza- dos en España antes del RenaciInien- to eran, mayormente, el dodecaedro y el octoedro». ¡Virgen Santa del Rocío! Tachó la respuesta, pero _iIl~°'Yor~ 2!.n«jJiajá» con el !o~~r rOJoen el margen. No se desmorono. En el tercero de los folios, se afirma- ba literalmente: «El etlskera es tlna lengtla bilingüe». Se qtlitó las gafas, se masajeó las sienes: no podía ser cierto. Pero lo era, porqtle, según otro alumno: «El etlskera se cree qtle llegó del Cátlcaso [sic] con tlna' familia de inmigrantes». Y todo ello, claro, escrito en ,lo qtle qtlería ser tln anda- ltlz fonético. Por ejemplo: «El gallego es de origen griego derivado del latín», qtle aparecía como «el' gayego' e dorihen jriego deribao del' latín»... De pronto, tlna resptlesta le hizo fijar Stl atención de modo especial: «Ttlltllo 1I1». Allí estaba, como con" testación a la pregtln,ta número 12. Tululo 111 LO QUE HAY QUE OíR FRANCISCO GARCÍAPÉREZ «['tlltllo lII». ¿Ttlltllo Tercera?, se pregtlntó, ¿pero ctl;índa hablé yo de ;tl~Ttlltll.o Ter.cebO? ¿Qtlé ,ha'Br,fa~ entendido aquella' alma cándida? Preawpada, repasó la lista de reyes, de papas... ¿Ttlltlla Tercero? ¿Acasa había qtlerida decir Ttlltlla Tres? Es pasible... 'pero ¿qtlién es Ttlltlla Tres, en tada caso? Ya está, ,pensó, este elementa metió aqtlí a algún cantante de mada aa algún persanaje de «Gran hermana», a algún Camila Sesta maderna, armándaseún taco. Se preparó otra té, más frío aún. Son- rió recordanda aqtlel gazapa de tln periódica qtle ptlSOcomo pie de fata «Inocencia Díez» bajo tlna reprodtlc- ción del retrata velazqueño del Papa Inocencia X. Ahí ftle ctlanda se le 'encendió la bombilla. Recordaba, en efecto, haber explicado algo de pintares famosos en tlna de las clases. Recor- dó ensegtlida qtle había insistida mtlcho en qtle prestaran atención, qtle aqtlello iba a ser asimismo mate- ria de examen, qtle gtlardaran silen- cio. Sí, incltlso había llevado diaposi- tivas ál atlla... La inttlición le ftle creciendo dentro coma tln irresistible golpe de mar. Algo tenía qtle ver el «Ttlltlla lII» de los demonios con aqtlella jornada. Algo, pero qtlé. Agi- tada, ftle en btlsca de la cartera dande guardaba las 1Jregtlntas del ,examen qtle había ptlesto. ,Encontró la de marras y aún qtledó más perpleja. La había formtllado qsí: «Escribe el nombre de algún pintor francés famoso». Y Ttlltllo In ¿qtlé teníaqtle ver con eso? Ella misma ftle repasan- do en Stlmemoria los artistas france- ses: Monet, Manet, Pissarro... Sisley, MarisOL.. Delacroix, Renoir... G6~anne, Gatlgtlin... - .,.... Ctlando cayó en la ctlenta, htlbo de sentarse de galpe en el sofá. Aqtlella clase se le vino al ptlnto, imagen tras imagen, palabra tras palabra: «A ver, niños,' hoy vamos a esttldiar a tln pintor mtlY bohemio y muybtleno qtle se llama Totllouse Lautrec». Y, claro, ¿cómo pronuncia esa frase una sevillana adoptada por Cádiz? MtlY sencillo: «Vamo a estu- diá a un pintó mu bohemio y mtl güeIio que ze yama Tultllotré»~ Y el niña, sabedor de Felipes IlI, de Car- los IlI, de Abderramanes IlI, de tanta gente que ha sido III en la historia, no tuvo duda al copiar en su cuader- no el nombre del artista: «Ttllulo 1I1».¡Ole y ole, chaval!

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Page 1: Tululo iii cle

Jueves, 27 de abril de 2006 CULTURA

La profesora echó un vistazo por elventanuco desde el que se divisabauna esquina de La Caleta de Cádiz.Daba clase en un colegio de la pro-vincia, y, aunque era sevillanacerra-da, los gaditanos le encantaban. Enci-ma de la mesa de su estudio, unoscien exámenes para corregir.~No sedejó invadir por la pereza, se sirvióun té frío y se' sentó a la tarea. Antes,una última ojeada a la luz inmensasobre el mar.

Los/ejercicios, 4.° de la ESO, trata-ban sobre las lenguas ¡peninsulares yalguna cuestión de cultura generalque había conseguido ir metiendo concalzador a los chavales: un poco de

- arte, unas pinceladas de historia...Leyó el primero: «Los versos utiliza-dos en España antes del RenaciInien-to eran, mayormente, el dodecaedro yel octoedro». ¡Virgen Santa delRocío! Tachó la respuesta, pero_iIl~°'Yor~2!.n«jJiajá» con el !o~~rrOJoen el margen. No se desmorono.En el tercero de los folios, se afirma-ba literalmente: «El etlskera es tlnalengtla bilingüe». Se qtlitó las gafas,se masajeó las sienes: no podía sercierto. Pero lo era, porqtle, según otroalumno: «El etlskera se cree qtle llegódel Cátlcaso [sic] con tlna' familia deinmigrantes». Y todo ello, claro,escrito en ,lo qtle qtlería ser tln anda-ltlz fonético. Por ejemplo: «El gallegoes de origen griego derivado dellatín», qtle aparecía como «el' gayego'e dorihen jriego deribao del' latín»...

De pronto, tlna resptlesta le hizofijar Stl atención de modo especial:«Ttlltllo 1I1».Allí estaba, como con"testación a la pregtln,ta número 12.

Tululo 111LO QUE HAY

QUE OíR

FRANCISCO GARCÍAPÉREZ

«['tlltllo lII». ¿Ttlltllo Tercera?, sepregtlntó, ¿pero ctl;índa hablé yo de;tl~Ttlltll.o Ter.cebO? ¿Qtlé ,ha'Br,fa~entendido aquella' alma cándida?Preawpada, repasó la lista de reyes,de papas... ¿Ttlltlla Tercero? ¿Acasahabía qtlerida decir Ttlltlla Tres? Espasible... 'pero ¿qtlién es Ttlltlla Tres,en tada caso? Ya está, ,pensó, esteelementa metió aqtlí a algún cantantede mada aa algún persanaje de«Gran hermana», a algún CamilaSesta maderna, armándaseún taco.Se preparó otra té, más frío aún. Son-rió recordanda aqtlel gazapa de tlnperiódica qtle ptlSOcomo pie de fata«Inocencia Díez» bajo tlna reprodtlc-ción del retrata velazqueño del PapaInocencia X.

Ahí ftle ctlanda se le 'encendió labombilla. Recordaba, en efecto,

haber explicado algo de pintaresfamosos en tlna de las clases. Recor-dó ensegtlida qtle había insistidamtlcho en qtle prestaran atención,qtle aqtlello iba a ser asimismo mate-ria de examen, qtle gtlardaran silen-cio. Sí, incltlso había llevado diaposi-tivas ál atlla... La inttlición le ftlecreciendo dentro coma tln irresistiblegolpe de mar. Algo tenía qtle ver el«Ttlltlla lII» de los demonios conaqtlella jornada. Algo, pero qtlé. Agi-tada, ftle en btlsca de la cartera dandeguardaba las 1Jregtlntas del ,examenqtle había ptlesto. ,Encontró la demarras y aún qtledó más perpleja. Lahabía formtllado qsí: «Escribe elnombre de algún pintor francésfamoso». Y Ttlltllo In ¿qtlé teníaqtlever con eso? Ella misma ftle repasan-do en Stlmemoria los artistas france-ses: Monet, Manet, Pissarro... Sisley,MarisOL.. Delacroix, Renoir...G6~anne, Gatlgtlin... - .,....

Ctlando cayó en la ctlenta, htlbode sentarse de galpe en el sofá.Aqtlella clase se le vino al ptlnto,imagen tras imagen, palabra traspalabra: «A ver, niños,' hoy vamos aesttldiar a tln pintor mtlY bohemio ymuybtleno qtle se llama TotllouseLautrec». Y, claro, ¿cómo pronunciaesa frase una sevillana adoptada porCádiz? MtlY sencillo: «Vamo a estu-diá a un pintó mu bohemio y mtlgüeIio que ze yama Tultllotré»~Y elniña, sabedor de Felipes IlI, de Car-los IlI, de Abderramanes IlI, de tantagente que ha sido III en la historia,no tuvo duda al copiar en su cuader-no el nombre del artista: «Ttllulo1I1».¡Ole y ole, chaval!