tÍtulo: factores que influyen en la decisiÓn de no …no tener hijos a tener uno se mantiene...

26
1 TÍTULO: FACTORES QUE INFLUYEN EN LA DECISIÓN DE NO TENER UN SEGUNDO HIJO 1 . Autor de contacto: Dra. Dña. Cristina Rodríguez Ruiz de Linares Instituto Europeo de Postgrado [email protected] Coautores: Dr. D. Francisco Salinas Ramos Universidad Pontificia de Salamanca (campus Madrid) [email protected] Dra. Dña. Lourdes Susaeta Erburu Universidad Complutense de Madrid [email protected] Palabras claves: mujer, familia, fecundidad, maternidad, teoría fundamentada. Resumen Desde la evidencia del descenso de la natalidad en España a partir de los años 70, esta investigación tiene el objetivo de profundizar en las causas que subyacen en la decisión de las mujeres que han optado por no afrontar una segunda maternidad. Metodológicamente abordamos esta investigación utilizando la teoría fundamentada (Glaser y Strauss, 1967), que nos va a permitir, mediante entrevistas en profundidad, hacer un estudio introspectivo que nos ayude a entender cómo han vivido las mujeres de la muestra la experiencia de la maternidad. Desde el análisis de las entrevistas y, siguiendo con la técnica propuesta por Glaser y Strauss, se identifican tres categorías emergentes. La interrelación entre estas y el peso 1 Este artículo se basa en la investigación realizada para la tesis doctoral titulada: “Factores que determinan la decisión de no tener un segundo hijo: un análisis de la mujer española en la década de los 60”. Fue presentada en la Universidad Pontificia de Salamanca (campus Madrid) el 2 de diciembre del 2015.

Upload: others

Post on 18-Feb-2020

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  1  

TÍTULO: FACTORES QUE INFLUYEN EN LA DECISIÓN DE NO TENER UN

SEGUNDO HIJO1.

Autor de contacto:

Dra. Dña. Cristina Rodríguez Ruiz de Linares

Instituto Europeo de Postgrado

[email protected]

Coautores:

Dr. D. Francisco Salinas Ramos

Universidad Pontificia de Salamanca (campus Madrid)

[email protected]

Dra. Dña. Lourdes Susaeta Erburu

Universidad Complutense de Madrid

[email protected]

Palabras claves: mujer, familia, fecundidad, maternidad, teoría fundamentada.

Resumen

Desde la evidencia del descenso de la natalidad en España a partir de los años 70, esta

investigación tiene el objetivo de profundizar en las causas que subyacen en la decisión

de las mujeres que han optado por no afrontar una segunda maternidad.

Metodológicamente abordamos esta investigación utilizando la teoría fundamentada

(Glaser y Strauss, 1967), que nos va a permitir, mediante entrevistas en profundidad,

hacer un estudio introspectivo que nos ayude a entender cómo han vivido las mujeres de

la muestra la experiencia de la maternidad.

Desde el análisis de las entrevistas y, siguiendo con la técnica propuesta por Glaser y

Strauss, se identifican tres categorías emergentes. La interrelación entre estas y el peso

                                                                                                               1  Este  artículo  se  basa  en  la  investigación  realizada  para  la  tesis  doctoral  titulada:  “Factores  que  determinan  la  decisión  de  no  tener  un  segundo  hijo:  un  análisis  de  la  mujer  española  en  la  década  de  los  60”.  Fue  presentada  en  la  Universidad  Pontificia  de  Salamanca  (campus  Madrid)  el  2  de  diciembre  del  2015.  

  2  

especifico que ha tomado cada una de ellas en la experiencia de la primera maternidad

ha dado como resultado una categoría central que se ha tipificado en cinco perfiles de

mujeres/madres que explican las razones, así como las circunstancias, por las que

decidieron no tener un segundo hijo. Esta tipificación se considera la principal

aportación teórica de esta investigación.

La relevancia de esta tipología radica principalmente en que nos permite identificar

diferentes “modelos de mujer” y especificar las distintas barreras y los obstáculos que

han tenido que afrontar en su experiencia ante la maternidad. Pretendemos que este

estudio consiga proporcionar ciertas claves sobre el tipo de acciones que las

instituciones sociales podrían poner en marcha para apoyar las verdaderas necesidades

de la mujer en su condición de madres.

Introducción

Esta investigación nace desde la inquietud de analizar las dificultades con las que cuenta

la mujer española a la hora de poder compaginar su faceta profesional y su rol de madre.

Esta problemática, con la que se encuentra la mujer de hoy, es una de las causas de la

reducción en la natalidad. Añadir que, en España, las familias con un solo hijo están

aumentando más que en otros países (Castro-Martín y Martín García, 2013)2. Por ello,

se ha querido abordar científicamente las causas por las que cada vez más mujeres

deciden no tener un segundo hijo.

Por su parte, expertos como, Delgado y Castro (1998), Bernardi y Requena (2003) o

Delgado (2011), entre otros, aseguran que en España existe lo que se denomina «déficit

de natalidad», es decir, hay una correlación negativa entre el número de hijos que una

mujer tiene y los que en realidad le gustaría tener. Según Van Peer (2002, citado en

Bernardi y Requena, 2003: 29), «el déficit de natalidad –la discrepancia entre el número

deseado y el tenido de niños– es más acusada en España que en otros países europeos».

                                                                                                               2  Según   Castro-­‐Martín   y   Martín   García   (2013:64)   ,   «el   porcentaje   de   mujeres   nacidas   en   1965   con   un   hijo  (27,6%)  casi  cuadruplica  el  de  las  nacidas  en  1940  (7,4%)».  

  3  

La siguiente tabla muestra el número medio de hijos deseados, el número medio de

hijos nacidos vivos y la diferencia entre ambas cifras de los años 1985, 1995, 1999 y

2006, respectivamente, en España.

Tabla I. Número medio de hijos deseados y número medio de hijos nacidos vivos Mujeres de 15-49. España, 1985-2006

1985 1995 1999 2006 Diferencia 1985-2006

a) Número medio de hijos deseados 2,62 2,2 2,08 2,16 -0,46

b) Número medio de hijos nacidos vivos 1,56 1,3 1,07 1,05 -0,51

c) Diferencia entre “a” y “b” -1,06 -0,9 -1,01 -1,11

Fuente: Delgado (2011: 76).

Estos datos ponen de manifiesto la realidad existente en nuestro país y dejan constancia

de que hay un déficit real entre el número de hijos que una mujer desea tener y el

número de hijos que realmente tiene. Sin embargo, observando las cifras en detalle, y

viendo que la tendencia es hacia un único hijo de media, se puede vislumbrar que el

dilema llega, sobre todo, cuando se debe tomar la decisión de tener un segundo hijo o

no.

Al mismo tiempo, el que cada vez se tengan menos hijos es un problema para la

sociedad. Es importante destacar en este punto, que España se encuentra rozando el

límite de los países catalogados como de muy baja fecundidad, habiendo contado en el

año 2014 con un índice sintético de la fecundidad de 1,32 hijos por mujer en edad fértil

(INE, 2015). Pero el dato más preocupante es que, nuestro país, no alcanza el remplazo

generacional desde hace 35 años, desde el 1980 concretamente, lo que nos lleva a tener

una pirámide de población desequilibrada con todos los desajustes que esto produce en

la sociedad.

En 1971, España, dentro de los países de la Europa de los 15, registraba uno de los

índices de fecundidad más altos y, en solo cuatro décadas, se ha puesto a la cola,

convirtiéndose en uno de los países que menos nacimientos registra. Son muchas las

causas asociadas a esta disminución pero, como una de las más evidentes, se podría

  4  

citar la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo, lo que ha alterado la

estructura que había hasta entonces en las familias (basada en el formato del «hombre

ganador del pan» y la mujer que se queda en casa). Otro de los factores relacionados

con la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y a un sistema educativo de

mayor nivel es que ha aumentado la edad media3 en la que se tiene el primer hijo, con lo

que se reduce, por lo tanto, el periodo que las madres dedican a la maternidad. Esto

dificulta enormemente la transición al segundo hijo y posteriores, puesto que, a partir de

los 35 años, la capacidad biológica reproductiva disminuye notablemente (Bongarts,

1982).

Esta tardanza en la primera maternidad es uno de los factores que influyen en el número

total de hijos y en los años que una mujer dedica a tener familia. Según Castro-Martín y

Martín-García (2013: 64), «la proporción de familias numerosas ha caído en picado:

apenas el 12,5% de la mujeres nacidas en 1965 tenía tres o más hijos, comparado con el

60,7% de las mujeres nacidas en 1940. Por otro lado, el porcentaje de mujeres nacidas

en 1965 con un hijo (27,6%) casi cuadruplica el de las nacidas en 1940 (7,4%). Las

familias con un hijo –y por lo tanto el número de hijos que nacen sin hermanos– ha

aumentado mucho más en España que en otros países. […] En España, la progresión de

no tener hijos a tener uno se mantiene relativamente alta (el 87,5% en la generación de

1965), y no ha variado demasiado en las últimas décadas». Esto nos pone de manifiesto

que, en nuestro país, la idea de la no maternidad no se contempla excesivamente como

opción de vida, pero lo que cada vez se hace más difícil, es la transición del primer al

segundo hijo, o del segundo al tercero.

Según lo explicado anteriormente y, a la luz de cifras expuestas, queda de manifiesto

cómo ha cambiado el concepto que la mujer tenía de la maternidad. La mujer ha pasado

de no tener ningún rol protagonista fuera de las tareas domésticas a estar dotando a la

familia de recursos económicos muy beneficiosos para los hogares, lo cual, al mismo

tiempo, ha dificultado mucho la vida de las madres trabajadoras, al complicar su

logística diaria, al igual que la de sus parejas. El problema que tiene España es que esta

trasformación del papel de la mujer no se ha hecho de manera escalonada, como en el

                                                                                                               3 Según Delgado (2011), la edad media de la maternidad en 1980 estaba en 25,1 años y en 2009, en 29,6 años. Es decir, en tres décadas se ha retrasado 4,5 años.  

  5  

resto de países europeos (exceptuando los de la Europa mediterránea), sino que todo ha

acontecido de manera muy repentina y, sobre todo, muy apresurada.

A continuación se presenta la disposición de este artículo, dividido en cinco apartados:

en el primero, se detallan los objetivos de la investigación; en el segundo, se explica la

metodología utilizada; en el tercero, se muestran los resultados; el cuarto expone la

discusión de los mismos; finalmente, en el quinto apartado, se presentan las

conclusiones del estudio.

Objetivos de la investigación

Esta investigación no ha aspirado a centrarse en el prisma macroeconómico del

problema, sino que su interés principal radica en descender al plano de la mujer/madre4.

De esta manera, se pretende profundizar en la comprensión de los factores que

determinan la decisión de no tener un segundo hijo, ya que hasta que una mujer no tiene

un primer hijo, no es consciente de lo que es la maternidad en su sentido más amplio.

El objetivo de la investigación es doble:

1.- Realizar un estudio introspectivo en el que las mujeres/madres, al revivir su

primera maternidad, ofrezcan las claves necesarias para entender cómo vivieron la

llegada de su primer hijo.

2.- Conocer las barreras y los obstáculos que han condicionado la decisión de no

tener un segundo hijo.

Metodología

El objetivo final de esta investigación ha sido averiguar las razones que subyacen en la

decisión de no tener un segundo hijo. Como en este tipo de decisiones entran en juego

infinidad de factores que no son fácilmente cuantificables, se ha optado por aplicar la                                                                                                                4  Es conveniente aclarar que los autores asumen que la reproducción es cosa de dos. Se ha elegido la figura de la mujer/madre de la década de los 60 porque fue a partir de entonces cuando el papel de la mujer en la sociedad cambia y porque se considera que la función de utilidad de la madre es diferente a la del padre, puesto que es ella la que, físicamente, se encarga de traer a los hijos al mundo.  

  6  

metodología cualitativa, para poder, así, entender de una manera más profunda las

causas que afectan a esta decisión.

Dentro del análisis cualitativo, se ha trabajado con la teoría fundamentada, la cual es

muy adecuada para estudios cualitativos exploratorios. La teoría fundamentada fue

desarrollada por Barney G. Glaser y Anselm L. Strauss y presentada en 1967 en su obra

The Discovery of Grounded Theory: Strategies for Qualitative Research. Su principal

aportación consiste en el estudio de fenómenos sociales desde el prisma del

interaccionismo simbólico (Glaser y Strauss, 1967, Bowers, 1988).

La razón de haber utilizado la teoría fundamentada en esta investigación radica en que,

en una decisión tan compleja como la de tener o no un segundo hijo, entran en juego

numerosos factores que deben ser analizados desde el interior de las personas, para que

ellas mismas sean conscientes, desde la verbalización de sus relatos, de cómo han

llegado a tomar la decisión, en el transcurso de su periodo reproductivo, de no tener un

segundo hijo. La teoría fundamentada permite una obtención y un tratamiento de los

datos que van a posibilitar llegar a la raíz de los testimonios vitales de las mujeres de la

muestra y de esta manera, obtener una mejor comprensión de las razones por las que

toman sus decisiones.

Cómo características más sobresalientes de la teoría fundamentada caben destacar, en

primer lugar, su poder explicativo en relación con las conductas humanas. El

planteamiento de sus creadores era obtener acceso a la vida y al entorno de los

individuos con el fin de hacer sociología. En segundo lugar, su énfasis en la creación de

teoría a partir de los testimonios de las personas en estudio. Sus fundadores la definen

como un método inductivo para el desarrollo de modelos teóricos, esto significa que la

teoría emerge desde la información recogida en el trabajo de campo, es decir, al mismo

tiempo que se realiza la investigación se va construyendo la teoría tomando como base

los testimonios de las personas en estudio y no de supuestos marcados con anterioridad

ni de marcos teóricos existentes. Esto dará lugar a un ordenamiento conceptual que

permitirá identificar similitudes y/o patrones de conducta. Aclarar que cuando se dice

“teoría”, se hace referencia a la teoría sustantiva que según Glaser y Strauss va

surgiendo de los testimonios explicando la realidad social que está siendo objeto de

estudio.

  7  

Población, muestra y recogida de información

En cuanto a los criterios de inclusión de la población se trata de mujeres españolas con

un solo hijo. Es importante precisar que no formaban parte de la población las mujeres

cuya razón para no tener un segundo hijo fuera médica o de fertilidad. Todas ellas

nacidas en de la década de los 60 y residentes en la Comunidad de Madrid.

Asimismo se ha contado con dos variables más: la variable ocupación, que se divide en

mujeres trabajadoras a tiempo completo, parcial o amas de casa y la variable formación,

en la que se contempla mujeres con estudios universitarios o secundarios.

La muestra final fue de veintiséis mujeres/madres. Es importante anotar en este punto

que en la teoría fundamentada, la muestra no está prefijada de antemano, sino que se

empieza a trabajar con una selección de sujetos que encajan en el perfil y es durante el

transcurso de la investigación cuando el investigador va ampliando la muestra hasta que

la información que se obtiene no aporta nada nuevo al estudio. A esto se le denomina,

índice de saturación5.

En cuanto al método de recogida de la información, fue mediante entrevistas en

profundidad. El primer paso, fue elaborar un guion abierto, del cual se hizo una prueba

piloto, para asegurarnos que se entendía el motivo de la entrevista y probar su validez.

Esto permitió matizar el guion antes de comenzar con el trabajo de campo. Aclarar que

en ningún caso el guion se utilizó como mecanismo de control ni se formularon

preguntas cerradas, la idea era que se tratara de una conversación donde cabía la

improvisación.

Las entrevistas en profundidad fueron hechas durante los meses de marzo, abril, mayo y

junio del año 2014. Tuvieron una duración media de una hora y cuarenta y cinco

minutos. Estas fueron enteramente grabadas y se hizo una transcripción exhaustiva de

las mismas. Es necesario añadir que el trabajo del entrevistador debe ser interpretativo,

es decir, es importante valorar aspectos sutiles de la conversación como un tono de voz,

                                                                                                               5 Precisar en este punto que una vez que se obtuvo la muestra final de 26 mujeres/madres se hicieron algunas entrevistas adicionales para asegurarnos de que se había conseguido la cota de información redundante.

  8  

un silencio, etc., ya que estos pueden ser fundamentales para el análisis de los

testimonios, porque ayudan a contextualizar y amplían el significado de la palabra.  

Resultados

A continuación se exponen los resultados obtenidos en el trabajo de campo que van a

permitir profundizar en la comprensión de las causas que llevan a una mujer/madre a

decidir no tener un segundo hijo. Esta mujer/madre tiene unas características específicas,

ya que ha vivido la maternidad en una sola ocasión y ha decidido no volver a repetir

esta experiencia. Para ello, durante la entrevista, se ha hecho un recorrido de su vida en

el tiempo, analizando temas esenciales para la investigación, como por ejemplo, las

razones que les impulsaron a ser madres por primera vez y cómo lo vivenciaron.

Por lo tanto, son madres que reviven su pasado, más o menos lejano: para algunas tres

años, para otras veinticinco, que es la edad que tienen sus hijos actualmente, pero todas

con experiencias diferentes de la maternidad. Descubrir las razones por las que una

mujer no tiene un segundo hijo es acceder a un territorio de fuerte contenido emocional,

al que algunas mujeres nunca antes habían entrado, un espacio de gran intimidad que ha

permitido desvelar motivaciones estrechamente arraigadas en el inconsciente de la

mujer, no siempre fáciles de verbalizar.

Las categorías emergentes

A partir del discurso de la mujer/madre en su primera maternidad, se han identificado

tres dimensiones de análisis sobre las que se profundiza en la experiencia de ser madre.

Estas dimensiones, que según la teoría fundamentada se denominan «categorías

emergentes», son: la renuncia, el apoyo y las expectativas.

Las tres categorías emergentes del estudio están estrechamente ligadas entre sí, de tal

manera que solo a partir de la interrelación entre ellas se entiende plenamente la

vivencia de la maternidad y, lo que es más relevante para este estudio, las razones por

las que se decide no tener un segundo hijo.

  9  

A continuación, se pasa a analizar cada categoría emergente, comenzando por la

renuncia, ya que es la variable que adquiere un papel más importante en la decisión de

ser madre por primera vez, seguida del apoyo y de las expectativas.

La renuncia

La renuncia adquiere diferente formas y es clave para la vivencia. Está arraigada en el

yo más íntimo de la mujer, ya que implica una dejación importante de sus propios

intereses e inquietudes.

«Cuando mi hijo6 era pequeño, pasé temporadas en que pensaba: “¡Pero qué mierda de vida es esta, nada de tiempo para ti! Todo es tu marido o tu hijo”». EP11: (45/Corredor del Henares/Ama de casa/Estudios universitarios de grado medio)

La renuncia se puede vivir desde el deber, desde la carga o desde la naturalidad. El

deber otorga a la renuncia una carga moral muy fuerte conformándose la maternidad

como un compromiso adquirido.   Se muestra en mujeres con mentalidad conservadora

que viven en un contexto tradicional donde los patrones culturales han sido trasmitidos

por las madres o por las abuelas.   Son el reflejo de la responsabilidad vivida en su

máximo exponente, con alta tolerancia al sacrificio y, en el hogar, lo tienen todo muy

controlado y organizado.

«Mi madre no entiende por qué queremos trabajar, con lo a gustito que una está en casa encargándose de todo […] y en estos tiempos os creéis que todos somos iguales, pero no es verdad, hay que tener claro que el hombre es el hombre y la mujer es la mujer y que hay ciertas cosas que hay que mantenerlas, porque, como las igualemos, vamos a perder nosotras…». EP3: (51/Cinturón sur/Ama de casa/Estudios secundarios)

Si la renuncia desde el deber nacía desde un compromiso adquirido, la renuncia desde

la carga mana desde una obligación impuesta. Se vislumbran mujeres que viven su rol

de madres en un contexto de soledad y un fuerte sentimiento de abandono en su

desarrollo como mujeres. Viven la maternidad con altas dosis de incertidumbre y de

alguna manera, también se podría decir, que de cierto “sometimiento” hacia su pareja.

                                                                                                               6 Para respetar aún más la identidad de las entrevistadas, no se ha expresado en los verbatims si su hijo era niño o niña. En todos se ha empleado de forma genérica la palabra «hijo».  

  10  

«Yo me encargo de todo. Para mí el lunes o el domingo son iguales. Se asume que este es mi trabajo. Mi marido no ayuda nada en la casa; hemos tenido muchas broncas por esto, pero no llegan a nada y ya lo he asumido, porque si no tendría que divorciarme». EP20: (49/Zona noroeste/Ama de casa/Estudios universitarios superiores)

Para finalizar con la categoría emergente de la renuncia, las mujeres que viven la

renuncia desde la naturalidad, asumen la renuncia como algo lógico dentro del

proceso de ser madres. Consideran que es un momento de sus vidas que lleva implícito

ciertos cambios en algunas rutinas diarias, pero no tienen sensación de abnegación de su

propio yo y, todo lo vivencian, como algo pasajero. Son en general mujeres

trabajadoras, seguras de sí mismas y que tienen claro que desean desarrollarse al

margen de la maternidad.

«Cuando nació X [nombre del hijo], no me concedieron la jornada partida, por lo que dejé de trabajar hasta que tuvo 6 años y fue al colegio. Luego me reincorporé de nuevo. Echaba de menos trabajar. Todos los días en el parque es un poco aburrido». EP17: (54/Zona noroeste/Trabaja fuera del hogar/Estudios universitarios de grado medio)

El apoyo

El apoyo del entorno adquiere un peso relevante en la vivencia de la maternidad y es

esencial en la percepción de la experiencia y definitivo en la decisión de no ser madre

por segunda vez. La falta de apoyo implica una carga de trabajo extra y mucha

responsabilidad, lo que lleva de nuevo a una dejación intensa de la vida de la

mujer/madre. El apoyo cuenta con tres pilares básicos: la pareja, los abuelos y las

instituciones sociales públicas.

La ayuda por parte de la pareja es esencial y la percepción de la vivencia da un giro de

180 grados si se cuenta con esta ayuda o no. La ayuda de la pareja se convertirá en una

razón de peso (consciente o inconsciente) de los motivos por los que no se tiene un

segundo hijo. Se percibe en las entrevistas dos líneas de actuación diferentes, por una

parte hombres a los que les cuesta evolucionar en ese rol doméstico dentro del hogar;

pero al mismo tiempo, mujeres a las que les es difícil hacer ese traspaso de roles,

situándose en muchos casos en una situación bipolar.

  11  

«… mi marido estaba como loco, pero luego a la que me lo “endiñan” es a mí… Mi marido es muy cómodo, no me ayuda nada, ni con los deberes, y nunca le escucha por la noche, es que no se ha levantado nunca… y la verdad que a mi hijo no lo cambio por nada… pero tú ten hijos, ¿eh? Es bonito al menos uno, pero son muchos los sacrificios, aunque también hay recompensas…». EP18: (46/Zona noroeste/Trabaja fuera del hogar/Estudios universitarios superiores)

En cuanto al segundo pilar, los abuelos (sobre todo las abuelas) juegan un papel

primordial en el día a día de las familias españolas siendo, en muchos casos, los que

permiten que sus hijas puedan trabajar. De las mujeres entrevistadas, aquellas que

pueden contar con la ayuda de sus padres, todas se sienten muy aliviadas al hablar del

refuerzo que esto supone, pero también son conscientes de que no se puede o no debe

abusar de los abuelos, ya que no debe ser su responsabilidad asumir la carga global del

hogar o de los nietos.

«¡Mi santa madre! Ella ha sido todo para mí. Todo, mi madre, y desde luego que seguir con mi vida profesional ha sido gracias a mi madre. Es incondicional». EP23: (47/Zona noroeste/Trabaja fuera del hogar/Estudios universitarios superiores)

El ultimo pilar son las instituciones sociales públicas, en el transcurso de esta

investigación, las entrevistadas demandan una mayor ayuda por parte de las

instituciones públicas, sobre todo, a la hora de poder conciliar trabajo y familia.

También se tiene que matizar que muchas de ellas no sabían el tipo de ayudas existentes

o con qué se puede o no contar. Las más conocedoras de la materia han sido las mujeres

con más necesidad de ayuda por no poder apoyarse en su entorno más cercano y, el

discurso de estas últimas, es una queja continua sobre las pocas ayudas que existen para

apoyar a las madres con hijos.

«No hay nada de ayudas, ¡nada! Y lo más horrible es lo de las guarderías públicas. En mi distrito solo hay 21 plazas… ¡para todo el distrito! Además, es la “pescadilla que se muerde la cola”… solo puedes acceder a ellas si tienes trabajo… pero no puedes buscar trabajo si no tienes guardería. Además, el plazo de inscripción es de abril a junio y, si tienes trabajo antes, pues tienes que decir que no o buscarte la vida, porque a ver dónde dejas a la criatura… y las guarderías privadas son carísimas. Estás siempre sometida a mucho estrés». EP24: (46/Zona noroeste/Trabaja fuera del hogar/Estudios universitarios superiores)

  12  

Las expectativas

La última categoría emergente son las expectativas. Las expectativas que una mujer

tenga de la maternidad, así como la manera en que estas se vayan o no cumpliendo,

determinarán la vivencia final. Cabe aclarar que todas las mujeres entrevistadas

reconocen que su primera maternidad ha supuesto para ellas un acto de amor y deseo

culminado pero esto no quita para que muchas asuman que ha habido un desequilibrio

entre sus expectativas antes de ser madres y su experiencia real. Este desequilibrio

viene, sobre todo, porque son mujeres con una idea prefijada de tener una maternidad

más moderna que la que ha tenido la generación precedente, con menos renuncias, con

menos dosis de sacrificio y, sobre todo, que les permita tener una vida paralela a la de

su hogar.

Además, la ilusión de un hijo tranquilo y ordenado cambia, entre otras cosas, con las

pocas horas de sueño y esto se vuelve exponencial cuando no pueden contar con ayudas

dentro o fuera del hogar. Muchas manifiestan una sensación de todo lo hago sola, lo que

va unido a una gran carencia de tiempo personal. Es lógico pensar que, para lo bueno y

para lo malo, nadie sabe o es consciente de lo que supone tener un hijo propio hasta que

no lo tiene en brazos.

«… yo es que todo lo veía muy fácil, porque… como iba a estar en casa... No esperaba que tener un hijo fuera así… pensaba que era más fácil y cuando además es tan largo y no puedes hacer nada que te apetezca… por otro lado estás a gusto… pero no puedes hacer nada que te apetezca». EP9: (46/Corredor del Henares/Ama de casa/Estudios secundarios)

La categoría central: 5 perfiles de mujeres/madres

Como ha quedado patente, es del análisis pormenorizado de las entrevistas de donde

surgen las tres categorías emergentes y solo de la interacción entre ellas se entiende

plenamente la vivencia de la maternidad. Esta interacción da lugar a una categoría

central, la cual, se ha tipificado en 5 perfiles que representan diferentes maneras de vivir

la maternidad y que son explicativas de las razones por las que no se tiene un segundo

hijo, es decir, especifican por qué y bajo qué circunstancias deciden no ser madres por

segunda vez.

  13  

Aclarar en este punto que las categorías emergentes son comunes a todas las

mujeres/madres del estudio. Lo que es diferente es el peso específico que cada una de

estas categorías emergentes tome en la experiencia de la maternidad y esto es lo que va

a encuadrar a cada mujer/madre en uno de los perfiles que componen la categoría

central. Los perfiles en los que se tipifica la categoría central se han denominado:

mujer/madre sacrificada, mujer/madre agotada, mujer/madre sola, mujer/madre

satisfecha y mujer/madre intoxicada.

Mujer/madre sacrificada

«… porque es una labor nuestra, es de los padres y no hay que delegarla en nadie, porque es de los padres… y hay que sacrificarse… ¿Qué nos sacrificamos mucho?… Pues sí… ¿Qué tenemos menos vida social de la que nos gustaría?… Pero lo estamos haciendo por algo muy importante y eso se hace en casa… cuando yo veo por ahí niños todo el día fuera de casa digo… ¡Uf!… ¿Qué les pueden enseñar sus padres?». EP13: (50/Corredor del Henares /Ama de casa/Estudios secundarios)

Son mujeres que viven la renuncia desde el deber con un discurso muy tradicional y en

ocasiones sexista, herencia recibida en sus hogares de origen. Consideran el tener hijos

como una condición inherente al matrimonio y a su sexo. Se percibe mucha obsesión y

dedicación a todos los aspectos que engloba la familia. En cuanto a la categoría

emergente del apoyo, esta no adquiere un peso importe ya que son mujeres que como se

ha dicho consideran que su función primordial es cuidar de sus hijos por lo que no se

plantean si su marido colabora o no, porque piensan que lo lógico es que eso lo hagan

ellas. Respecto a las expectativas se puede decir que existe un gap entre lo que

esperaban y lo que realmente ha sido. Son mujeres con un discurso incongruente ya que,

por una parte se describen como madres perfectas pero, después de casi dos horas de

entrevista se entrevén ciertas carencias ya que han vivido la maternidad con una alta

dosis de abnegación y se podría decir que se han saturado en el intento de ser madres

perfectas.

Mujer/madre agotada

«Por ser madre he renunciado a tener una vida». EP16: (45/Corredor del Henares/Ama de Casa/Estudios universitarios)

  14  

Viven la renuncia desde la carga y se perfilan mujeres que se han visto obligadas a

renunciar a su trabajo desde que han tenido a su hijo, por lo que cuentan con un discurso

que nace desde la resignación. La categoría emergente del apoyo también toma una

significación alta ya que no pueden contar ni con su pareja, que se desentiende

completamente, y tampoco con su familia que por diversas razones no pueden echar una

mano. Esto les produce una gran falta de libertad y les obliga a renunciar a la vida

profesional que tenían antes de que naciera su hijo.

A esto hay que unirle que, como ocurre también en el resto de los perfiles, no tienen

apoyo para poder conciliar trabajo y familia, o bien, por carencia de ayudas públicas o,

porque en el mercado laboral les cuesta poder encontrar trabajos que tengan horarios

compatibles con los de sus hijos. En cuanto a las expectativas les ha sorprendido que la

maternidad fuera una tarea tan demandante de tiempo y esfuerzo y además insisten en

que pensaban que era una actividad que se hacía más entre dos.

Mujer/madre sola

«Siempre estoy rezando para no ponerme mala, porque no me lo puedo permitir. Yo no tengo tiempo de deprimirme».

EP4: (46/Cinturón sur/Ama de casa/Estudios universitarios superiores)

La característica principal de estas mujeres es que han vivido o están viviendo la

maternidad en solitario que es distinto que en soledad como el perfil anterior. En cuanto

a la categoría emergente de la renuncia es curioso que no vivencian la maternidad con

alta dosis de renuncia como en el caso anterior, sino que se puede decir que la viven con

“cierta” naturalidad. Esto, obviamente, está condicionado al carácter de cada una y a la

relación que tengan con el padre del su hijo (si lo hay) y lo que puedan o no contar con

los abuelos. Por ello, la categoría emergente que más peso toma en este perfil es el

apoyo, ya que son mujeres que, o han optado por la maternidad en solitario o, en

momento de la entrevista estaban separadas, en la mayoría de los casos por razones

derivadas de la llegada de su hijo. Son mujeres que cuando hablan de su ex pareja hacen

comentarios del estilo: “la paternidad se le quedo grande y la relación se acabó

erosionando”.

  15  

En el caso de la mujer sola, el trabajar es algo ineludible ya que ellas llevan la carga

logística completa del hogar (y en muchos casos también la económica). Este perfil

también cuenta con un discurso muy claro sobre todas las dificultades que se encuentran

las mujeres trabajadoras para poder compatibilizar el rol de madre y el de profesional.

En cuanto a las expectativas son madres que reconocen haber querido tener otros hijos

si hubiesen tenido otra situación. Al final admiten que una experiencia maravillosa, la

han vivido o la están viviendo con mucha intranquilidad por el exceso de

responsabilidad que conlleva el compatibilizar los roles de madre, padre y profesional.

Mujer/madre satisfecha

«Pues el estado del embarazo era como culminar el tema de lo que es una familia, pero no cambió la rutina de nuestras vidas, no fue un cambio radical que trastocó nada, ¡no!, hacíamos lo mismo». EP12: (46/Corredor del Henares/Trabaja fuera del hogar/Estudios universitarios superiores).

Son mujeres que han sido capaces de encontrar un equilibrio entre su vida personal,

profesional y su rol como madres, por lo tanto viven la renuncia con naturalidad

considerando que todas los cambios que han tenido que realizar en sus quehaceres

diarios son pasajeros y reconocen que tener a su hijo no ha alterado en demasía la vida

que tenían hasta ese momento. Como no podía ser de otra manera, son mujeres que

encuentran apoyos en su entorno, o bien tienen un marido más colaborador, o pueden

contar con los abuelos; lo importante es que sienten que pueden ser sustituidas cuando

lo necesitan, por lo que no tienen ese agobio continúo de cómo organizarse con su hijo.

En cuanto a las expectativas no se puede decir que haya desequilibrios, si bien

reconocen que les da pena que su hijo no tengas hermanos, ellas están plenas con una

sola maternidad.

Mujer/madre intoxicada

«Compramos esta casa porque la queríamos llenar de niños y al final ha sido nuestra cárcel. Mi marido dice que tenemos que pagar la hipoteca y mantenerla y entonces no podemos tener otro hijo. Nos ha condicionado la ambición. Mi madre me decía que me veía más preocupada por mantener el ritmo y que no pensábamos en la base, que fue la compra de la casa para tener hijos. Mi hermana tiene tres hijos y una casa más pequeña, pero la veo más feliz».

  16  

EP6: (46/Cinturón sur/Trabaja fuera del hogar/Estudios universitarios de grado medio)

La mujer/madre intoxicada tiene muchas similitudes con el perfil de la mujer/madre

satisfecha en cuanto a lo que se refiere a la renuncia, el apoyo y expectativas. Han

vivido la renuncia con naturalidad, se han sentido relativamente apoyadas en su entorno

y las expectativas que tenían con respecto a la maternidad han superado lo que ellas

pensaban que iba a ser esa experiencia. La razón de ponerlas en un perfil a parte es que

estas sí que están muy arrepentidas por no haber tenido un segundo hijo, sobre todo

porque reconocen que el no haberlo tenido se debe a que priorizaron, en ciertos

momentos de su vida, aspectos que durante las entrevistas son conscientes de que son

banales, pero en ese momento no las dejaron ver más allá, como por ejemplo: su carrera

profesional, no querer arriesgarse a renunciar a dos buenos sueldos, contar una casa más

grande, meterse en el círculo de la pereza, temer perder la silueta, etc. Esta es la razón

por la que se les ha denominado intoxicadas, porque antepusieron otras necesidades en

el periodo vital en el que podía tener cabida un segundo hijo y cuando quisieron

planteárselo de nuevo, ya no era un buen momento desde un punto de vista biológico.

Discusión de los resultados

Son muchas las transformaciones que han acaecido en las estructuras sociales de los

países desarrollados durante las últimas décadas, pero si hay una que merece mención

especial es el cambio vivido por el papel de la mujer en la sociedad, que ha supuesto

uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX. Además, en España, esta

revolución en el rol de la mujer ha coincidido en el tiempo con la transición

democrática, lo que la dotará de características específicas, fruto del retraso en el

proceso de cambio respecto a nuestros vecinos europeos. La mujer ha pasado de estar

«recluida» en su casa, a ser una de las protagonistas más destacadas en las

transformaciones que están teniendo lugar en las últimas décadas.

Se partía de una situación muy radical después de haber vivido cuarenta años de

nacionalcatolicismo, con unas ideas muy tradicionales y machistas sobre el papel que la

mujer tenía que ocupar en el hogar y en la sociedad. Cabe recordar que se hacía

referencia a cómo debían ir vestidas (Nicolás Marín, 2005), se consideraba que no

  17  

estaban a la altura intelectual de los hombres (Martín Gaite, 1987) y, sobre todo, se las

instaba a que su papel principal debía ser el de esposa y madre.

Bajo estas ideas costumbristas, la religión católica jugaba un papel de primer orden

(Requena, 2008). Las mujeres, al margen del hogar, ayudaban en la iglesia y en actos

benéficos, pero no les estaba permitido trabajar sin autorización de su marido, exigencia

esta última que no se abole en nuestro país hasta el año 1975. Asimismo, el acceso a la

formación universitaria o el poder realizar una carrera profesional suponía un camino

lleno de trabas. Obviamente, había una prohibición plena hacia la información sexual, el

uso de métodos anticonceptivos y el aborto.

Durante los años 60, este escenario comienza a transformarse lentamente haciéndose

más acusado este cambio en los años 70. Se podría decir que la sociedad empieza a

modernizarse y tienen una mayor cabida las preferencias que cada mujer quiera seguir

en cuanto a su modelo de vida (Hakim, 2005, 2010). La edad media de la primera

maternidad se retrasa, tal como se ha visto, en más de cuatro años en apenas tres

décadas (Delgado, 2011). De las mujeres/madres del estudio, trece de ellas tuvieron a

sus hijos con más de treinta años, y seis, con más de treinta y cinco.

Asimismo, pertenecen a una generación en la que el divorcio es algo nuevo, pues en

España no se establece de manera legal hasta el año 1981. A pesar de eso, ocho de ellas

se encontraban separadas en el momento de la entrevista, y otras tres reconocían no

estar separadas formalmente pero como si lo estuvieran. En este punto, cabe destacar

que algunas de las entrevistadas afirmaron, durante el estudio, que el momento de su

separación fue difícil, no solo en el plano personal, sino también porque era algo que su

familia de origen y núcleo más cercano acogía con «vergüenza», ya que en ese

momento se consideraba que era algo que solo «hacían las famosas».

Unido a esto, los métodos anticonceptivos empiezan a desempeñar un papel crucial en

el control que la sociedad tiene sobre la fecundidad. Todas las mujeres del estudio

reconocen haber utilizado este tipo de métodos para que el segundo hijo no llegara,

independientemente del motivo por el que querían que no llegase. Esta posibilidad de

ejercer, como mujeres, su libertad individual, y de poder realizar sus elecciones

personales es algo «relativamente nuevo» para las mujeres de la década de los 60, ya

que anteriormente, en España, las mujeres no tenían derecho al acceso de métodos

  18  

contraconceptivos ni a formación sobre la materia. En el análisis de las entrevistas

realizadas para este estudio se ha podido constatar que, a pesar de que los métodos

anticonceptivos se legalizaron en nuestro país en el año 1978 –bastante tarde en

comparación con otros países europeos–, las mujeres del estudio tenían un

conocimiento del tema amplio y ningún reparo para hablar de ello.

Lo expuesto hasta el momento deja constancia de que la generación a la que pertenecen

las mujeres de la muestra está marcada por el gran cambio social vivido por el rol

femenino en los hogares y que afecta, de lleno, a la organización familiar. Desde los

años 60, la mujer entra con fuerza en la formación y en el mercado de trabajo,

obligando a cambiar la estructura basada en el hombre «ganador del pan» para pasar a

un formato más igualitario en el que la mujer comparte la responsabilidad económica

del hogar con el hombre. Asimismo, las mujeres nacidas en la década de los 60

comienzan su vida adulta a partir de 19787, momento de grandes cambios en España, ya

que la democracia acaba de instaurarse. Además, ese mismo año nace la Constitución

española, en la que varios de sus artículos hacen referencia al principio de igualdad

entre mujeres y hombres (artículos 9.2, 10.1, 10.2, 14 y 23.1, en concreto).

De todos modos, aunque la transición se iniciaba con buenas intenciones, España no ha

sido un país donde el cambio hacia la igualdad entre hombres y mujeres haya sido fácil,

ni desde un punto de paridad profesional, ni en la repartición igualitaria de las tareas del

hogar. Esto va a llevar consigo muchas barreras y obstáculos que se encuentran las

mujeres en el proceso de ser madres y qué les han influido en la decisión de no tener un

segundo hijo. Estas trabas se estudian en este trabajo desde dos enfoques diferentes. El

primero, se encuadra en las experiencias que viven las mujeres dentro de su hogar y,

que están muy vinculadas con las herencias adquiridas del pasado y con las

desigualdades de género. El segundo, se enmarca dentro de las dificultades que padecen

fuera de su casa y, que están relacionadas con la poca concienciación existente por parte

las empresas con respecto a la conciliación laboral y familiar, además de la escasa

ayuda que encontraron por parte de las instituciones sociales públicas para poder

compaginar la maternidad y la faceta profesional.

                                                                                                               7 En 1978, las nacidas en 1960 tenían 18 años.

  19  

Centrándonos en las barreras y obstáculos vividos dentro del hogar, la mayoría de las

entrevistadas viven como su «gran talón de Aquiles» la poca ayuda que reciben por

parte de sus parejas, los cuales asumen que ellas son las encargadas del trabajo

doméstico y que, aunque trabajen fuera de casa igual que ellos, el hogar es un «ámbito»

que no les corresponde. Valiente (1997: 228) comenta un factor que también se ha

podido percibir en el análisis de las entrevistas, y es que «se da implícitamente por

válida la hipótesis de que la mayor parte de los hombres no participan en las tareas

domésticas y en el cuidado de los hijos porque esta no-participación constituye un

privilegio al que no están dispuestos a renunciar».

El descrito es uno de los puntos angulares del estudio y, queda claro en los resultados,

cómo afecta en la decisión de no tener un segundo hijo el hecho de que la mujer/madre

no se sienta ayudada por su pareja, si bien se puede afirmar que las madres/madres

agotadas y solas son las que lo viven de una manera más intensa. Las primeras, desde la

abnegación y asumiendo que han renunciado «a todo» por ser madres; las segundas,

desde la intranquilidad de verse solas ante todo el trabajo que conlleva el hogar y el

niño. Pero, en ambos casos, esa realidad hace que se vean truncadas las expectativas que

tenían con respecto a la maternidad reconociendo, en muchos casos, que pensaban que

era «otra cosa». En el resto de perfiles, la sacrificada lo vive como «es lo que toca», y

las satisfechas e intoxicadas cuentan con maridos «relajados» en el ámbito doméstico

pero que, de alguna manera, colaboran, aunque sea mínimamente, por lo que ellas se

sienten menos condicionadas y sin esa sensación de «abnegación» que tiene el resto.

Otro punto a destacar es que trabajen o no, tampoco quieren repetir el papel de sus

madres, ya que son personas que han estudiado y trabajado hasta que han tenido a su

hijo, por lo que el quedarse en casa es algo que les parece tedioso y les desmotiva

enormemente. Asimismo, en esta superposición de roles no se puede «culpar» solo a la

pareja de no adaptarse a los nuevos tiempos, sino que también se vislumbra que a la

mujer le cuesta hacer ese traspaso de roles y se encuentra en plena búsqueda de su

nueva identidad.

En cuanto a las barreras y obstáculos que encuentran las mujeres/madres fuera de su

hogar, autores como Valiente (1997), Durán (2000, 2005), Tobío (2002, 2005) y

Esping-Andersen (2004), entre otros, hacen referencia a cómo, en los países del sur de

  20  

Europa, su estado del bienestar se ha basado en el hombre «ganador del pan», lo que

provoca que haya muy poca conciencia de ayuda por parte de las instituciones sociales a

las familias, en concreto a la mujer.

El problema principal descansa en poder conciliar trabajo y familia, sin dejar de lado el

componente económico propio del trabajo. De todos modos, cabe matizar en este punto

que a pesar de la repercusión económica, la traba fundamental radica en el coste

indirecto, es decir, en las rentas dejadas de percibir por los “perjuicios” que la

maternidad acarrea sobre la vida profesional.

En el caso de las mujeres/madres que han formado parte de la presente investigación, se

puede decir que comparten una gran preocupación por los costes indirectos que les ha

supuesto tener un hijo. En concreto, afirman que, una vez que tuvieron el primer hijo, se

encontraron con muy pocas facilidades dentro mercado de trabajo en cuanto a la

posibilidad de encontrar fórmulas flexibles como trabajos a media jornada, teletrabajo u

horarios compatibles con los de sus hijos. Esto hizo que los abuelos, en muchos casos,

se convirtieran en la figura principal para que la mujer pudiera ir a trabajar, ya que la

intervención estatal para favorecer familia-empleo era –y sigue siendo– muy limitada

(Tobío, 2002, 2005), a lo que hay que añadir una red de guarderías públicas muy

deficiente (Valiente, 1997, Navarro, 2006 y Baizan, 2009), que hace que las mujeres de

la muestra tuvieran muy difícil compatibilizar ambas actividades.

Si bien lo explicado anteriormente lo sufren todas las mujeres/madres de la muestra, es

más acusado en el perfil de mujer/madre sola, ya que, al no tener pareja, si no pueden

contar con la ayuda de sus padres o de su entorno, perciben toda la carga del hogar para

ellas solas y esto les produce mucha zozobra, al verse carentes de ayudas por parte de

las instituciones sociales públicas.

En el caso de la mujer/madre agotada, esta dificultad para compatibilizar ambas tareas

ha provocado que se hayan visto obligadas a dejar su trabajo fuera del hogar al

convertirse en madres, y una vez que los niños comenzaban a ir al colegio todo el día,

siempre les ha resultado difícil volver a retomar su vida profesional. Asimismo, las

mujeres/madres intoxicadas reflejaban una vida a contrarreloj para no renunciar a su

trabajo. Conscientes de que si «bajaban el ritmo» podían perder el empleo o no

  21  

desarrollarse profesionalmente, priorizaron su faceta laboral cerrándose temporalmente

a la maternidad. Esto, años más tarde, les ha llevado a un arrepentimiento del que no se

han repuesto.

A la luz de los datos aportados es posible afirmar que la maternidad ha sido (y sigue

siendo) un periodo muy complicado en la vida de estas mujeres y se han sentido, por

unos motivos u otros, muy limitadas y condicionadas para vivir esa experiencia

plenamente. Tal como ya se ha citado anteriormente, la tradición en nuestro país ha sido

el apoyo a la familia desde el seno de esta misma. Los Gobiernos de los países

mediterráneos de la Unión Europea han dado por descontada la autosuficiencia de los

hogares en lo relativo a cuidados personales y apoyo material, dando lugar a una

política familiar pasiva y poco desarrollada (Flaquer, 2004).

Esta sensación de sentirse tan poco apoyadas por parte de las administraciones sociales

públicas ha hecho que estas mujeres/madres hayan tenido una percepción de futuro

mucho más incierta, ya que no podían contar con ciertos recursos por el hecho de ser

madres (como ocurre en otros países). McDonald (2001) establece que si la percepción

de futuro es imprecisa, los individuos tenderán hacia la seguridad y renunciarán o

retrasarán la decisión de tener hijos. En este sentido, afirma que no es posible saber, con

seguridad absoluta, cuáles son los beneficios y los costes de tener un niño, pero, en

general, la gente considera que está tomando una determinación que puede cambiar el

curso de su vida y, por lo tanto, su decisión dependerá de la certeza que tenga sobre la

misma.

Conclusiones

Razones contextuales e históricas, debido al periodo concreto de nuestro análisis, van a

influir en las conclusiones de este estudio. El marco social común a todas las mujeres

nacidas en la década de los 60 está muy condicionado por las herencias adquiridas del

pasado, que se intercalan, a su vez, con muchos cambios que traen «aires de

modernidad». Son mujeres que viven su maternidad en un modelo basado en la

diferenciación de género y además, es un momento de gran transformación política y

social en España, y esto las hace estar entre dos mundos y tener que luchar por

reconstruir su nueva identidad en una sociedad cambiante.

  22  

Se encuentran inmersas en una sociedad en la que están aconteciendo muchas

transformaciones que hacen que la vida de la mujer haya cambiado más que la del

hombre, sobre todo como consecuencia de su incorporación al mercado laboral. En esta

nueva realidad, la mujer/madre de la muestra se siente «desarropada» y carente de

ayudas por parte de las instituciones sociales públicas. Vive su maternidad en un

momento en el que se sobreentiende la solidaridad familiar y la conciliación se

soluciona «dentro del hogar». Asimismo, se encuentra con un mercado laboral rígido

con pocas posibilidades de flexibilización de horarios, que son muy distintos de los

escolares.

A la luz de los resultados obtenidos y, desde el análisis introspectivo realizado a las

mujeres madres al revivir su maternidad, nos encontramos con que el perfil de la mujer

nacida en los años 60 y con un solo hijo tiene tres características principales. La primera,

es el de una mujer saturada, con una identidad sin resolver y que lastra muchos valores

del pasado que las limitan; en segundo lugar, una mujer que está en reconstrucción

perdida en un modelo social marcado por patrones dominantes basados en la

diferenciación de género y, en tercer lugar, una mujer bipolar, que quiere, pero le cuesta

romper con el pasado.

En cuanto a las barreras y los obstáculos que han condicionado la decisión de no tener un

segundo hijo, estas quedan reflejadas en la tipificación de los cinco perfiles de

mujeres/madres expuestos anteriormente. Estos representan diferentes maneras de vivir la

maternidad y son explicativos de las razones por las que no se tiene un segundo hijo.

Como conclusiones generales a los cinco perfiles nos encontramos con una generación

que se ha enfrentado de golpe a una sociedad en pleno cambio y donde su nuevo papel,

les ha obligado a vivir su día a día haciendo juegos “malabares” y sobre todo, donde se

detecta la necesidad de una mayor alineación de las instituciones sociales con la realidad

de la mujer en su condición de madres.

Cabe destacar en este punto, que a pesar de todos esos avances logrados desde la

instauración de la democracia en España, todavía quedan muchas asignaturas pendientes,

sobre todo en lo que se refiere a temas de desigualdad salarial y de conciliación de trabajo

y familia. En nuestro país, es una realidad evidente la doble carga que la mujer acarrea al

ocuparse de manera más acusada que los hombres de las tareas del hogar y el cuidado de

  23  

los hijos, al mismo tiempo que desarrolla su actividad profesional. Además, no se puede

dejar de lado la triste realidad de la violencia de género, todavía presente en nuestra

sociedad. Tras años de cambio silencioso, el fenómeno de los malos tratos a las mujeres

ha supuesto, de nuevo, un claro protagonismo a las políticas de género. En realidad, todo

esto no ha hecho sino demostrar lo mucho que todavía queda por conseguir en el camino

de la verdadera igualdad entre sexos, una materia en la que, además de las leyes, resulta

fundamental un auténtico cambio en los valores de nuestra sociedad.

A la luz de esta realidad, cabe remarcar que el hecho de obviar soluciones a este problema

no queda limitado únicamente a un inconveniente para la mujer y para las familias que no

cumplen sus deseos reproductivos, sino que, desde un punto de vista de la sociedad en su

conjunto, mantener unos niveles tan bajos de fecundidad va a acarrear dificultades muy

serias para lograr el mantenimiento de los planes de pensiones y el crecimiento

económico adecuado de nuestro país.

Como línea de investigación futura nos parece interesante conocer cómo evolucionan los

cinco perfiles descritos, en continuidad con el estudio longitudinal de cohortes sucesivas.

De este modo, poder validar la categoría central y estudiar la aparición/extensión de

alguno de los perfiles y sus causas. En este marco, sería útil averiguar cuáles de las

barreras y los obstáculos que tuvieron las mujeres de la década de los 60 siguen vigentes

en el 2016, si existen limitaciones nuevas y qué salidas se les están dando a estos nuevos

impedimentos desde las instituciones públicas.

Bibliografía

Baizán, P. (2009). Regional Child Care Availability and Fertility Decisions in Spain. Demographic Research, 21, 803-842.

Bernardi, F. y Requena, M. (2003). La caída de la fecundidad y el déficit de natalidad

en España. Revista Española de Sociología, 3, 29-49. Bongaarts, J. (1982). Infertility after Age 30: A False Alarm. Family Planning

Perspectives, 14(2), 75-78. Bowers, B. J. (1988). Grounded theory. En B. Sarter, Paths to Knowledge: Innovate

Research Methods for Nursing. Nueva York: National League for Nursing, pp. 33-60.

  24  

Castro, T., y Martín, T. (2013). Fecundidad bajo mínimos en España: pocos hijos, a

edades tardías y por debajo de las aspiraciones reproductivas. En Esping-Andersen, G. (Coord.), El déficit de natalidad en Europa. La singularidad del caso español. Colección Estudios Sociales, 36, Barcelona: Obra Social “la Caixa”, pp. 48-88.

Delgado, M. (2011). Fecundidad y empleo femenino. ¿Existen contradicciones en la

sociedad española? En Demografía y políticas demográficas para una nueva década. Madrid: CSIC, 55-78.

Delgado, M., y Castro, T. (1998). Encuesta de fecundidad y familia 1995 (FFS).

Opiniones y Actitudes, núm. 20. Madrid: CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas).

Durán, M. Á. (2000). Concentración y reparto del trabajo no remunerado en los

hogares. Cuadernos de relaciones laborales, 17, 91-122. Durán, M. Á. (2005). Mujeres y hombres en el siglo XXI. Cuenta y Razón, 138, 45-60. Esping-Andersen, G. (2004). La política familiar y la nueva demografía, Información

Comercial Española. ICE: Revista de economía, 815, 45-60. Esping-Andersen, G. (coord.), (2013). El déficit de natalidad en Europa. La singularidad

del caso español. Colección Estudios Sociales, 36. Barcelona: Obra Social “la Caixa”.

Flaquer, L. (2004). La articulación entre familia y estado de bienestar en los países del

sur de Europa. Papers. Revista de Sociología, 73, 27-58. Glaser, B. G., y Strauss, A. L. (1967). The discovery of Grounded theory: Strategies for

Qualitative Research. New York: Aldine Transaction Publishers. Hakim, C. (2005). Modelos de familia en las sociedades modernas. Ideas y realidades,

Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas. Hakim, C. (2010). A New Approach to Explaining Fertility Patterns: Preference Theory.

PopulDev Rev, 29(3), 349-374. Instituto Nacional de Estadística. Recuperado de: http://www.ine.es. McDonald, P. (2001). Theory pertaining to low fertility .Trabajo presentado en el grupo

de trabajo sobre baja fertilidad en el seminario International Perspectives on

  25  

Low fertility: Trends, Theories and Policies, Tokio, 21-23 de marzo del 2001, pp. 1-13.

Martín Gaite, C. (1987). Usos amorosos de la postguerra española. Barcelona:

Anagrama. Navarro, V. (2006). El subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias.

Barcelona: Anagrama. Nicolás, M.ª E. (2005). La libertad encadenada. España en la dictadura franquista, 1939-

1975. Madrid: Alianza Editorial. Requena, M. (2008). Bases demográficas de la sociedad española. En J. J. González, y

M. Requena (Coords.), Tres décadas de cambio social en España (2.ª). Madrid: Alianza Editorial, pp. 29-58.

Tobío, C. (2002). Conciliación o contradicción: cómo hacen las madres trabajadoras.

Reis (Revista Española de Investigaciones Sociológicas), 97, 155-188. Tobío, C. (2005). Madres que trabajan: dilemas y estrategias. Madrid: Cátedra. Valiente, C. (1997). ¿Algo más que «ganadores del pan»?: el papel de los hombres en el

ámbito familiar en España (1975-1996). Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 79, 221-243.

Van Peer, C. (2002). Desired and Achieved Fertility. En Comisión Económica para

Europa, Fondo de Población de las Naciones Unidas, Dynamics of Fertility and Partnership in Europe. Insights and Lessons from Comparative Research. Vol. II. Nueva York y Ginebra: United Nations Publications, pp.117-142.

  26