tratado magistral de filosofia

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Introducción Lecc 1ª Introducción a la filosofía Lecc 2ª El nacimiento de la filosofía Lecc 3 ª Ciencia y filosofía Lecc 4 ª La lógica. Generalidades. Lecc 5ª Los principios lógicos. Lecc 6ª Relación de la lógica con otras disciplinas Lecc 7ª El concepto. Lecc 8ª La clasificación y la división. Lecc 9ª La definición. Lecc 10ª El juicio. Lecc 11ª El razonamiento. Generalidades. Lecc 12 ª El silogismo categórico. Lecc 13 ª Silogismos hipotéticos y disyuntivos. Lecc 14 ª Falacias no formales. Lecc 15 ª Lógica matemática. Generalidades. Lecc 16 ª Lógica matemática. Comprobación del pensamiento. Lecc 17ª Fenomenología como método lógico. Lecc 18 ª La dialéctica (I) Lecc 19 ª La dialéctica (II) Lecc 20 ª Teoría general del conocimiento (I) Lecc 21ª Teoría general del conocimiento (II) Lecc 22ª El problema clásico del conocimiento. Lecc 23 ª El problema de la verdad (I) Lecc 24 ª El problema de la verdad (II)

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recomendado para todos los amantes de la filosofia muy beno

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Page 1: Tratado Magistral de Filosofia

Introducción

Lecc 1ª Introducción a la filosofía

Lecc 2ª El nacimiento de la filosofía

Lecc 3 ª Ciencia y filosofía

Lecc 4 ª La lógica. Generalidades.

Lecc 5ª Los principios lógicos.

Lecc 6ª Relación de la lógica con otras disciplinas

Lecc 7ª El concepto.

Lecc 8ª La clasificación y la división.

Lecc 9ª La definición.

Lecc 10ª El juicio.

Lecc 11ª El razonamiento. Generalidades.

Lecc 12 ª El silogismo categórico.

Lecc 13 ª Silogismos hipotéticos y disyuntivos.

Lecc 14 ª Falacias no formales.

Lecc 15 ª Lógica matemática. Generalidades.

Lecc 16 ª Lógica matemática. Comprobación del pensamiento.

Lecc 17ª Fenomenología como método lógico.

Lecc 18 ª La dialéctica (I)

Lecc 19 ª La dialéctica (II)

Lecc 20 ª Teoría general del conocimiento (I)

Lecc 21ª Teoría general del conocimiento (II)

Lecc 22ª El problema clásico del conocimiento.

Lecc 23 ª El problema de la verdad (I)

Lecc 24 ª El problema de la verdad (II)

Page 2: Tratado Magistral de Filosofia

Lecc 25ª Teoría especial del conocimiento

Lecc 26ª Teoría de la ciencia

Lecc 27 ª El origen de la ética como disciplina filosófica.

Lecc 28 ª Teoría de los valores

Lecc 29 ª Ética profesional

Lecc 30 ª Ontología. El concepto del “ser”.

Lecc 31 ª Las leyes y la categoría del ser

Lecc 32 ª Materialismo vs. Espiritualismo (I)

Lecc 33 ª Materialismo vs. Espiritualismo (II)

Lecc 34 ª Dios como fundamento del mundo.

Page 3: Tratado Magistral de Filosofia

INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA.  

 

LA SIGNIFICACIÓN ETIMOLOGICA. La historia del término “filosofía” está, como la filosofía misma, llena de variaciones y precisiones. El término deriva de las palabras griegas “philos”, que significa “amor” en el sentido de “tendencia a”, y “sophía”, que significa “sabiduría”.  

Al principio, a los que ahora llamamos “filósofos” se les llamó “sophos”, que quiere decir “sabios” en cuanto que eran hombres que poseían algún saber.

Pero entre los mismos “sabios” se hacía una distinción entre los que estudiaban la “naturaleza” (“naturaleza” en griego se dice “Physis”), a los cuales se llamaba “físicos” o “fisiólogos”.

Aristóteles empezó a dar a la palabra “filósofo” la connotación de “estudioso”; con esto quería decir que el filósofo no era un sabio, pues no posee la sabiduría, sino sólo un “estudioso” o “examinador de la realidad”, en cuanto que buscaba la sabiduría con amor.

En base a estas aclaraciones podemos afirmar que la filosofía, más que “amor a la sabiduría”, debe entenderse como una “búsqueda de la sabiduría”.

Para efectos prácticos, podemos esquematizar las diferencias planteadas de la siguiente manera:  

SABIO (Posee el saber) Historiador Físico o Fisiólogo

FILOSOFO EUDITO

(Busca el saber) (sabe mucho)

 

    EL HOMBRE Y SU AMBIENTE.

Desde que apareció el hombre sobre la superficie de la tierra, se ha dado el fenómeno del conocimiento como una de las formas de relación entre el hombre y su ambiente (la otra forma de relación es el trabajo productivo).

El fenómeno del conocimiento era, al principio, algo muy rudimentario, así como era de rudimentario el mismo hombre.

Muy probablemente el hombre primitivo sólo llegaba a conocer las cosas que le rodeaban “en cuanto ambiente”, esto quiere decir que no las conocía como formando parte de un todo organizado, sino simplemente como “algo” que está ahí”, determinándolo, sin que el hombre pueda evitarlo.

<![endif]> Las reacciones del hombre primitivo ante ese ambiente más grande que él, más poderoso que él, anterior a él e incomprensible para él fueron variadas.

Page 4: Tratado Magistral de Filosofia

Desde la actitud de domino sobre la naturaleza, sobre los animales por medio de los instrumentos, hasta la actitud de la religión primitiva que intentaba “religar” a los hombres con esas fuerzas superiores e incomprensibles (haciendo uso de una facultad del conocimiento humano; la imaginación).                                     

Dos modos de relación hombre-ambiente

Fenómeno del conocimiento (imaginación en un extremo) Trabajo productivo (dominio de la naturaleza)

    EL HOMBRE, DOMINADOR IMPOTENTE.

Si seguimos paso a paso esta evolución del conocimiento, descubriremos una serie de actitudes.

Primero, el hombre se descubre como manipulador del mundo; se da cuenta de que puede efectuar cambios, para su provecho, dentro de algunos sectores del mundo que le rodea, se da cuenta de que por medio de instrumentos y de su trabajo productivo puede cazar más eficazmente, pescar mejor, construir viviendas rudimentarias, etc.

  En un segundo momento, el hombre se da cuenta de que, a pesar de que domina una parte de su medio ambiente, “no es capaz de dominar” muchos otros factores de los que depende su vida material, tales como los fenómenos meteorológicos (lluvia, viento, movimientos sísmicos, etc.) o como otros aspectos de la vida humana que aparecen como incomprensibles (tales como la utilización del fuego, la autoridad, el origen del hombre, la maternidad, etc.)    

Dos sectores en la vida del hombre

Sector manipulado por el trabajo

Sector que el hombre no puede dominar por el trabajo

  LA TÉCNICA.

Sí aceptamos que el pensamiento “empírico” (a partir de la experiencia) es la primera forma de acercamiento a la realidad, el pensamiento “mitológico” es la segunda.

Paralelamente al pensamiento mitológico y fundamentado en el trabajo productivo, se fue desenvolviendo también, poco a poco, otro tipo de conocimiento que se ocupaba sobre todo de dominar al mundo: la “técnica”.

Este otro modo de conocimiento “práctico” dio a los hombres una “independencia” proporcionalmente mayor respecto del medio ambiente, e incluso, llegó a destruir algunos mitos (como el del fuego).

  LA CIENCIA.

Page 5: Tratado Magistral de Filosofia

Esa independencia motivó, con el tiempo, el surgimiento de otra forma de pensamiento: el pensamiento “científico”.

La “ciencia” fue en sus comienzos, y en gran medida lo es aún, un intento por explicarse “racionalmente” lo que es la realidad; la ciencia ha sido, y sigue siendo, una forma de descartar las explicaciones “ingenuas” o “mágicas” de la realidad, y es la apertura a la explicación “critica” de esa realidad.

El problema de la ciencia es la pregunta por “lo que es algo”, la pregunta por el “como” algo funciona.

A partir de esa cuestión, la ciencia, la ciencia ha llegado a establecer las condiciones para un mejor manejo de la realidad, para una técnica más fundamentada; ahora, con la ciencia, los hombres no sólo saben manipular aspectos de la realidad, sino que también saben por qué los manipulan.

Su saber no viene ya sólo del tanteo y error, sino que proviene de un “sistemático y ordenado” conocer de la realidad.

EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA.  

 

Dentro  de los pueblos que en occidente llegaron a desarrollar una amplia visión científica (los griegos especialmente) se empezó a plantear una serie de preguntas “más radicales”, tales como la “pregunta por la esencia” (¿Qué es “lo que es”?), la cual no enfatizaba el aspecto de lo que es algo, sino de la determinación de lo que hace que una cosa sea esa cosa precisamente y no otra.

Si la pregunta de la filosofía pretendía llegar a determinar por qué ese algo es y cuáles son las condiciones para que llegue a ser, independientemente de lo que sea.

  EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA.

Al preguntarnos por “lo que es” la filosofía, estamos abordando ya un problema filosófico, pues la mayoría de los filósofos han tratado de circunscribir las tareas de la filosofía.

Por esa razón es que, en el transcurso de la historia, se ha llegado a tantos conceptos diferentes y hasta contradictorios sobre lo que la filosofía es.

Si se tiene en cuenta que  en la historia ha habido distintos sistemas filosóficos, cada uno de los cuales ha tenido una preocupación especial y distinta “según las situaciones que haya tenido que afrontar”.

Es posible considerar a cada una de las soluciones que se han planteado al problema de lo que es la filosofía como una solución válida, como una respuesta a un cierta circunstancia, a una cierta necesidad histórica.

Page 6: Tratado Magistral de Filosofia

  <![endif]> Desde este punto de vista, más que dar una definición de filosofía, parece que lo más indicado es “hacer una historia” de lo que la filosofía ha sido, tal vez no en las expresiones de todos los filósofos que ha existido, sino en las magistrales formulaciones de algunos grandes pensadores que han hecho época. (Para ayudar a esa visión, incluimos al final del capítulo, como lectura adicional, algunos conceptos de filosofía).

  EL CONCEPTO DE FILOSOFIA EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA.

Zubiri considera que, a pesar de la diversidad de concepciones sobre la filosofía que ha habido en la historia, no puede decirse que los filósofos estén de acuerdo en “lo que es” la filosofía, pero que sí puede garantizarse que se entienden entre sí.

Esto es posible porque todos se dedican primero a hacer filosofía en una actitud básica y sólo posteriormente buscan las soluciones a sus problemas.

 

  En el curso de la historia ha habido, según Zubiri, tres tipos de conceptos sobre lo que la filosofía es:  

a)      la filosofía como un “saber” acerca de las cosas;

b)      la filosofía como una “dirección” para el mundo y la vida;

c)      la filosofía como una “forma de vida” y, por tanto, como algo que acontece.  

Considera que esos tres conceptos obedecen a tres concepciones distintas de la inteligencia, a tres formas distintas de intelectualidad que, en su conjunto han configurado el panorama de la filosofía.

CIENCIA Y FILOSOFÍA  

EL PROBLEMA.

Etimológicamente, “ciencia” significar “saber”, pero en base a eso, no podemos decir que tosas las formas de saber que existen puedan ser llamadas por ese término.

Es preciso distinguir lo que es el saber de la ciencia respecto de otros tipos de saber.

  La primera distinción es entre “opinión” o “sosa” y “epistéme” o “ciencia”: Históricamente es ésta la primera cuestión que distingue entre el “saber vulgar” y el “saber científico”.

La “opinión”, en cuanto que es “saber vulgar”, no es igual a la ignorancia, sino, que según explicó Platón, esta situada entre la perfecta ciencia y la absoluta ignorancia.

Page 7: Tratado Magistral de Filosofia

  La segunda distinción que es necesario hacer es entre “ciencia” y la “filosofía”: Esta distinción es más difícil pues las dos disciplinas se caracterizan por su “rigor”, por su  orden “metódico”, etc.

Cuando nacieron tanto la ciencia y la filosofía no era necesario hacer ninguna distinción, pues la “sabiduría” era una sola; pero, con el tiempo, en la medida que las ciencias han ido logrando su independencia respecto de la filosofía, se hace imperativo puntualizar las diferencias entre ambas, para delimitar sus respectivos campos.

 

LA NATURALEZA DE LA CIENCIA.

Podemos repetir con Ferrater Mora que la ciencia es “un modo de conocimiento que aspira a formular, mediante lenguajes rigurosos y apropiados, “leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos”.

Desde ese punto de vista, dos objetivos necesarios e imprescindibles de la ciencia son:

a) Que las leyes que descubre y formule sean “comprobables” por “observación y / o experimentación”;

y b) Que sean útiles para “predecir” acontecimientos relativos a los fenómenos a los que las leyes se refieren.

 

LOS NIVELES DEL CONOCIMIENTO.

Con el objeto de aclarar un poco más las relaciones mutuas entre las ciencias y la filosofía y con el interés de ubicarlas en el nivel de conocimiento adecuado, utilizaremos una clasificación que tiene sus raíces en el pensamiento de los griegos, pero que ha sido reformulada y planteada en el artículo “ciencia y Filosofía” por el Dr. Santiago Montes.

  Plantearemos tres niveles de conocimiento:

a) La Experiencia, que puede ser:

i) empírica.

ii) Práctico.

b) La Ciencia (o Epistéme)

c) La Teoría  

 

Page 8: Tratado Magistral de Filosofia

EL OBJETO DE LA FILOSOFÍA.

El otro problema que puede plantearse con respecto a la distinción entre ciencia y filosofía es el que se refiere a su objeto.

La pregunta por medio de la cual se formula el problema no es “¿cuál es el objeto de la filosofía?”, sino una más radical: “¿Tiene objeto la filosofía? ¿Existe un objeto un objeto de la filosofía?”  (siguiendo el planteamiento de Zubiri).

  <![endif]> El problema no está en que no se sepa cuál es el objeto, pues su ese fuera el caso, sólo habría que indicar cuál es.

El caso es que el objeto de la filosofía no puede ser comparado con ningún otro objeto, sea éste real, ficticio o ideal. El objeto de la filosofía es “tan otra cosa que no es cosa”.

  Pero, a pesar de que no es una cosa, encontramos que el objeto de la filosofía no puede encontrarse separado de un objeto de conocimiento, puesto que está oculto en cualquier objeto posible.

Por el hecho de “estar oculto” es que “debe ser buscado”; el objeto de la filosofía es “esencialmente fugitivo”.

  ¿De qué huye el objeto de la filosofía? Huye de una “simple mirada de la mente” (esto es, de una “simplex mentis inspectio”) para volverse objeto de una “reflexión”.

Entendemos por reflexión “un acto o una serie de actos que en una u otra forma vuelven sobre el objeto de un acto anterior a través de éste”. Esta nueva mirada sobre el mundo, más atenta que la primera, busca colocar las cosas del mundo, más atenta que la primera, busca colocar las cosas del  mundo dentro de una perspectiva más profunda, más radical.

  El objeto de la filosofía, pues, incluye tres características:

a) Es constitutivamente latente

b) Es esencialmente fugitivo

c) Es objeto de una reflexión

  La diferencia entre la ciencia y la filosofía, en lo que se refiere a su objeto, está en que la ciencia estudia un objeto “que está ahí”, mientras que la filosofía “persigue”, “busca” su objeto, pues éste, por su propia naturaleza, huye.

En otras palabras, la filosofía “no consiste sino en la constitución activa de su propio objeto, en la puesta en marcha de la reflexión”.

“Mientras cualquier ciencia y cualquier actividad humana considera las cosas ‘como son’ y ‘tales como son’, la filosofía considera las cosas ‘en cuanto que son’.

Dicho en otros términos, el objeto de la filosofía es "trascendetal’”.

Page 9: Tratado Magistral de Filosofia

Precisamente por eso es que Zubiri afirma con convicción que “aunque no sea exacto lo que decía Kant, ‘no se aprende filosofía, sólo se aprende a filosofar’, resulta absolutamente cierto que ‘sólo se aprende filosofía poniéndose a filosofar’”.

LA LOGICA. GENERALIDADES

 

EL ORDEN DEL PENSAMIENTO COMUN.

Todos los hombres tienen un “modo de pensar” configurado por su situación social y por su pertenencia a determinado grupo en la sociedad o a determinada clase social.

Todos los hombres tienen “sistemas de valores” que determinan aquello que consideran valioso y establecen una jerarquía entre los diversos valores. Todos los hombres “ven las cosas” de distinto modo por quien la padece, por quien la socorre, pro quien indaga sus causas para erradicarlo o por quien la utiliza políticamente.

Este “modo de pensar”, “de valorar” y “de ver” que tienen los hombres es lo que configura su “ideología”.

Entendemos por ideología “un sistema de ideas, valores y creencias de un grupo de individuos en la sociedad, que configura su modo de actuar en la misma sociedad”.

 

IDEOLOGÍAS EMPÍRICAS Y TEORICAS.

 

Las ideologías pueden ser de dos clases:

a) Ideologías empíricas.

b) Ideologías teóricas.

  Las ideologías empíricas son las que se dan en todos los hombres como una “interpretación de su situación vivencial que se manifiesta en el modo de actuar de cada persona”.

Este tipo de ideología empírica  muchas veces obedece a una “visión del mundo” o “cosmovisión”, la cual puede ser: práctica, técnica, mítica, científica, religiosa, etc.

 

LA ABSTRACCIÓN.

Page 10: Tratado Magistral de Filosofia

Cada cosa de la realidad es una “estructura de funciones” más o menos compleja que tiene que ser considerada en su totalidad para la realidad “divida” en una serie de partes menores que no hacen justicia a la estructura de la realidad.

Esto quiere decir que el hombre conoce las cosas “abstrayendo”.

Entendemos por “abstracción” “una de las facetas o formas del conocimiento humano consistente en la  separación mental de varias propiedades de los objetos y de sus relaciones con delimitación o desmembración de una propiedad o relación determinada”; esto quiere que la mente humana, para comprender un elemento o un aspecto de la realidad de un objeto.

Es decir, que para comprender la racionalidad del hombre, por ejemplo, debe “prescindirse” de su afectividad, de su materialidad, de su organización vital, etc.; pero, una vez que se ha comprendido un aspecto de la estructura de un objeto, debe volverse a la estructura total para n falsear el conocimiento del objeto.

Lo más difícil es, pues, pasar de lo abstracto (que permite el conocimiento) a lo concreto (que permite la acción).

 

  QUE ES LA LOGICA FORMAL.

Aplicando esta forma del conocimiento humano al pensamiento mismo, cuando la mente trata de comprender la “forma o estructura del pensamiento” sin alusión a ningún pensamiento concreto, tenemos la “lógica formal”.

Lógica formal será, según la definición de Kant, la ciencia “de las leyes necesarias del entendimiento y de la razón en general, o lo que es lo mismo, de la simple forma del pensamiento en general.

 

  LOGICA FORMAL Y REALIDAD.

Desde este punto de vista, la lógica formal sitúa al pensamiento en el plano de “pensamiento puro”, pues considera solamente el “orden” de tal pensamiento sin ninguna referencia al contenido o materia del pensamiento.

El gran peligro de la lógica formal (peligro en el que ha caído a menudo en la historia de la lógica) es el de quedarse en ese nivel de “pensamiento puro” y pretender que ese pensamiento (que ha sido “separado” de la realidad pro medio de la “abstracción”) es la realidad misma.

  En atención a lo anterior podemos aclarar que la Lógica formal se refiere a la “validez” del pensamiento, mientras que la Teórica del Conocimiento se refiere a la “verdad” del pensamiento.

Page 11: Tratado Magistral de Filosofia

Con esto no queremos decir que ambos aspectos pueden existir independientemente pues el esfuerzo del conocimiento humano sigue leyes estructurales según las cuales siempre que estemos refiriéndonos a un pensamiento abstracto siempre haremos referencia (al mismo tiempo) a un objeto concreto de la realidad.

LOS PRINCIPIOS LÓGICOS  

 

QUE SON LOS PRINCIPIOS LÓGICOS.

Los “principios lógicos” constituyen las verdades primeras, “evidentes” por sí mismas, a partir de las cuales se construye todo el edificio formal del pensamiento, según la Lógica tradicional.

Dentro de una consideración más moderna de la Lógica Formal, los principios lógicos serán los preceptos o reglas “operantes” que rigen toda forma correcta de pensamiento.

El modo de considerar estos principios ha variado a través de la Historia de la Lógica y del pensamiento científico, pero la Lógica Formal ha coincidido en la formulación de cuatro principios lógicos, aunque el cuarto no es aceptado por todos los lógicos.

Tales principios son:

1. Principio de identidad.

2. Principio de Contradicción (o Principio de no-Contradicción).

3. Principio de Exclusión del término medio (o Principio del medio excluido o Principio del tercero excluido o Principio del Tercer término excluido)

4. Principio de Razón Suficiente.

Desde un punto de vista psicológico (aunque no desde la Psicología Científica sino de la Psicología Racional), los principios lógicos serían las leyes generales de “operación del pensamiento”, es decir, las leyes que fundamentan los procesos lógicos.

Desde un punto de vista ontológico o metafísico, estos principios serían las determinaciones más generales del “ser” aún más generales que las categorías.

Pero desde un punto de vista estrictamente lógico, sólo pueden ser considerados como las proposiciones fundamentales que cimientan toda otra proposición en el pensamiento “formalmente” correcto.

 

  EL PRINCIPIO DE IDENTIDAD.

Page 12: Tratado Magistral de Filosofia

El principio de Identidad fue formulado por primera vez como parte de una teoría de la realidad del “ser”.

Ese principio afirmaba algo tan general como que “El ‘ser’ es”; esto puede ser explicado diciendo que “todo objeto es idéntico a sí mismo”.

Estas afirmaciones no son todavía lógicas, pero con el tiempo, se reflexiono sobre las implicaciones lógicas de ese principio, logrando la formulación lógico-formal del primer principio.

Esa formulación consistió en la afirmación de la verdad de un  juicio cuyo objeto sea idéntico al predicado (ese tipo de juicio se ha llamado “juicio analítico”). El primer principio lógico se ha resumido con la fórmula:

  “A es A”    

EL PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN.

Este principio ha sido llamado tradicional e incorrectamente “principio de contradicción”, cuando lo que se enuncia es la imposibilidad de contradicción en el pensamiento.

Se trata del principio fundamental de la Lógica clásica que descarta cualquier posibilidad de contradicción en el pensamiento y en la realidad (esta implicación ha sido y es uno de los obstáculos más fuertes que ha encontrado toda consideración dialéctica de la realidad y el pensamiento).  

La forma más plena del segundo principio es la que se refiere a la no-contradicción entre dos juicios, tal como se expresa en la fórmula:

  “’A es A’ y ‘A no es A’ no son ambos verdaderos”   que se lee: El juicio ‘A es A’ y su contradictorio, el juicio ‘A no es A’ no pueden ser verdaderos a la vez. La forma original de este segundo principio es también ontológica y se formulaba de la siguiente manera: “El ser es y no puede a la vez no ser”.

 

 

EL PRINCIPIO DE EXCLUSIÓN DEL TÉRMINO MEDIO.

Como un complemento necesario del principio de no contradicción, se formula el principio de exclusión del término medio.

Page 13: Tratado Magistral de Filosofia

En su forma original, se refería también a una estructura de la realidad y consistía en la afirmación de que no hay término medio entre el “ser” y el “no-ser”.

En su forma lógica, este principio debe entenderse como afirmando que dos juicios contradictorios no pueden ser ambos falsos, tal como se sintetiza en al fórmula:

 

“’A es A’ y ‘A no es A’ no son ambos falsos”que se lee:

El juicio ‘A es A’ y su contradictorio, el juicio ‘A no es A’ no pueden ser falsos a la vez.

 

EL PRINCIPIO DE RAZON SUFICIENTE.

Este es, de los cuatro principios lógicos, el más discutido, pues  no todos los lógicos clásicos lo acepten.

Su formulación fue muy posterior a la de los otros, pues mientras los primeros tres se atribuyen a Parménides de Elea –quien vivió en el siglo V antes de nuestra era-, el cuarto principio fue formulado por Gottfried Wilhelm Leibniz aproximadamente en 1666, en plena Edad Moderna.

El cuarto principio se enuncia:

  “Nada es sin una razón suficiente”.  

Christian Wolf en  1712 distinguió entre tres modos de entender este principio:

a) Como “razón de ser”,

b) Como “razón de llegar a ser”

c) Como “razón de conocer”.

 

Dentro de la Lógica tradicional, se ha entendido este cuarto principio en el tercero de los significados que propuso Wolf. Desde ese punto de vista, el principio puede ser formulado:  

“Todo conocimiento tiene que estar fundado”.

RELACION DE LA LOGICA CON OTRAS DISCIPLINAS  

 

Page 14: Tratado Magistral de Filosofia

LOGICA Y TEORIA DEL CONOCIMIENTO.

De entre las disciplinas filosóficas tradicionales, es la Teoría del Conocimiento la más cercana a la Lógica Formal y a la que más puede prestarse a confusiones con la misma.

Sabemos que ambas disciplinas tienen el mismo objeto material: el pensamiento. Pero en el objeto formal, es decir, en el enfoque con el cual se estudia el pensamiento existen serias diferencias.

La Lógica formal se ocupa más que todo del pensamiento “en sí mismo”, de su “estructura formal”, de la coherencia del pensamiento consigo mismo; mientras que la Teoría del Conocimiento considera al pensamiento en su “relación con el objeto”, en su “referencia objetiva”, en la coherencia del pensamiento con la realidad.

La Lógica Formal se ocupa del pensamiento válido y la Teoría del conocimiento se ocupa del pensamiento verdadero.

 

  LÓGICA Y ONTOLOGÍA.

Tradicionalmente y en los más diversos sistemas filosóficos, se ha establecido una relación de identidad entre la Lógica Formal entendida como “Teoría de la estructura o forma del pensar” y la Ontología (o Metafísica) entendida como “Teoría de la estructura o forma del ser”.

En la misma presentación de la relación puede observarse la pretensión de “identidad” entre pensar y ser.  

En rigor, no puede aceptarse esa identificación a priori, sino más bien, debe precisarse la distinción entre los dos objetos de estas disciplinas.

Pensar y Ser son dos objetos distintos que forman parte de una misma realidad, pero que, por estar en esa condición, no puede afirmarse que sean la misma cosa.

La Lógica formal y la Ontología difieren en su objeto, constituyéndose como disciplinas distintas, pero interdependientes.

La dialéctica ha planteado de otra manera esta distinción, eliminando la pretensión de unidad entre “ser” y “pensar” y planteándola en forma de unidad dialéctica entre los contrarios.

 

  LÓGICA Y PSICOLOGÍA.

En la práctica es posible caer en otra confusión respecto de la Lógica. Puesto que la palabra ‘pensamiento’ puede entenderse en dos sentidos, es decir, como “proceso del pensamiento” y como “resultado del pensamiento”, puede llegarse a confundir la Psicología (que estudia los procesos del pensamiento y la inteligencia, entre otros

Page 15: Tratado Magistral de Filosofia

fenómenos psíquicos) y la Lógica (que se ocupa de la forma de los resultados del pensamiento).  

Una simple precisión terminológica pone fin al equívoco que origina esta confusión, poniendo de relieve le diferencia entre la Lógica y la Psicología.

 

 

EL CONCEPTO  

 

QUE ES UN CONCEPTO.

 A menudo tenemos que dirigir nuestro pensamiento hacia un objeto y hacernos una idea del mismo.

Esa idea puede ser una “representación sensible”, como cuando nos imaginamos cómo es, pero puede ser también una “representación racional” o intelectiva que se refiere a la esencia de la realidad, independientemente de sus variaciones en la existencia.

Llamamos concepto a la representación formal de los objetos obtenida por la vía intelectiva.

El concepto es objetivo en su contenido pero en cuanto que existe en la mente, en la conciencia del hombre.

 

OBJETO, CONCEPTO Y TÉRMINO.

En primer lugar, nos damos cuenta de que todo “concepto” debe referirse a un objeto, real o supuesto: todo concepto ha de tener una “referencia objetiva”.

En segundo lugar, por “abstracción”, se llega a concebir la forma del objeto intelectivamente, la esencia del objeto en su existencia real, y así tenemos el concepto.

Por fin, en tercer lugar, encontramos que ese objeto aprehendido intelectivamente, ha de expresarse de alguna manera, para su comunicación, por medio de “términos” o palabras.

Vemos, pues, que el concepto se encuentra en un momento intermedio entre el objeto y la palabra, sin ser ninguno de ellos, conservando su peculiaridad.

 

EXTENSIÓN DE UN CONCEPTO.

Page 16: Tratado Magistral de Filosofia

Llamamos “extensión” de un concepto al conjunto de los objetos de los cuales puede afirmarse con verdad que son el concepto (x) en cuestión, como cuando afirmamos que el objeto A es x, que el objeto B es c, etc. En otras palabras, se trata del conjunto de objetos que pueden recibir, con verdad, al concepto como predicando en un juicio.

  Por su extensión los conceptos se dividen en:

a) Generales, si se pueden predicar de varios objetos.

b) Individuales, si sólo se le puede predicar de un objeto.

  Los conceptos generales, relativamente uno del otro, pueden ser:

a)Género, si contiene a otros conceptos.

b)Especie, si es contenido por otro concepto.

 

COMPRENSIÓN, CONTENIDO O INTENCIÓN DE UN CONCEPTO.

Llamamos “comprensión”, “contenido” o “intención” de un concepto al conjunto de las notas o propiedades que “esencialmente” pertenecen al objeto al cual el concepto se refiere.

Es, pues, la representación intelectiva de las notas esenciales del objeto.Por su contenido los conceptos se dividen en:

a) Simples, si tienen sólo una nota.

b) Compuestos, si tienen varias.

 

RELACIÓN ENTRE EXTENSIÓN Y CONTENIDO.

La relación existente entre extensión y contenido puede expresarse de la siguiente manera: “a mayor extensión corresponde menor contenido y a menor extensión corresponde mayor contenido”.

LA CLASIFICACIÓN Y LA DIVISIÓN

 

<![endif]> LA CLASIFICACIÓN LOGICA.

A veces es necesario llegar a establecer un cierto orden para conocer con detalle y precisión un conjunto de objetos.

Page 17: Tratado Magistral de Filosofia

Mientras esos objetos permanezcan confundidos y amontonados en nuestra mente, nunca podremos hacernos una idea  clara de los mismos. Para lograrlo, es necesario “clasificarlos”, es decir “agruparlos por semejanzas”, incluyendo los objetos individuales en “especies” y éstas en “géneros”, hasta que logremos un total ordenamiento.

Debemos hacer notas que ese ordenamiento o “clasificación lógica no se hace al azar, sino siguiendo las características reales de los objetos.

Debe tenerse en cuenta que algunos objetos están “subordinados” a ciertos conceptos, pues están incluidos en ellos, mientras que otros no lo están.

Sólo teniendo en cuenta esta subordinación y el conocimiento de los objetos podremos hacer una buena clasificación.   Se define la clasificación como el ordenamiento lógico que consiste en mostrar los géneros en que están contenidas las especies.

 

LA DIVISIÓN LÓGICA.  

La operación lógica inversa de la clasificación es la división. Esta consiste en “separar” una totalidad o conjunto en sus partes.

Lo que esta operación hace es reducir una idea general a otras menos extensas.   Se define la división como el ordenamiento lógico que consiste en mostrar las especies contenidas en un mismo género.

 

REGLAS DE LA DIVISIÓN.

  Essen propone cuatro reglas para lograr una correcta división (o clasificación) lógica:

1. La división debe estar determinada y dominada por un solo criterio.

2. La división debe ser adecuada, es decir, no debe ser ni demasiado amplia ni demasiado estrecha. Es demasiado estrecha si omite enumerar especies contenidas en el concepto.

3. La división deber ser continua. Es decir, debe pasar de los miembros más próximos a los más remotos, de acuerdo al criterio de la división. Con otras palabras: no debe saltear ningún miembro.

4. Los miembros de la división (las especies) deben estar estrechamente coordinados. Es decir, deben excluirse lógicamente. Con otras palabras, un objeto real incluido en el concepto que se divide no debe aparecer en dos o más especies incluidas en el concepto.

LA DEFINICIÓN  

 

Page 18: Tratado Magistral de Filosofia

LA DEFINICIÓN LÓGICA.

El punto referencia  que determina una división o una clasificación es la extensión de los conceptos.

En cambio, la definición se realiza desde el punto de vista del contenido de los mismos.

Con la definición lo que se pretende es determinar la esencia del objeto real al cual el concepto se refiere, con carácter de ley natural.

 

TIPOS DE DEFINICIÓN LÓGICA.

Hay diversas clasificaciones de la definición. Adoptaremos la de Castex.

1. La definición nominal.

2. La definición genética.

3. La definición existencial.

4. La definición lógica, propiamente dicha (o conceptual).

 

LA DEFINICIÓN NOMINAL.

La definición nominal hace referencia al significado de un concepto por medio de la mención de otros conceptos ya conocidos.

Muchas veces utiliza palabras sinónimas o proporciona la etimología de la palabra. Esta definición es muy usada en los diccionarios.

 

LA DEFINICIÓN GENETICA.

La definición genética explica la naturaleza del objeto al cual el concepto se refiere por medio de la mención del origen o causa del objeto.

Esta definición se utiliza comúnmente en Geometría o en las ciencias experimentales.

 

LA DEFINICIÓN EXISTENCIAL.

La definición existencial, a la que Castex llama “metafísico-existencial” no es realmente una definición lógica, pues consiste en la mostración o postulación de la existencia de

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un objeto, aunque a veces no llega más que a una presunción de la existencia de ese objeto.

Un ejemplo de definición existencial sería la que da San Agustín sobre el “objeto moral” llamado “mal”: “el mal es la carencia de bien”.

 

LA DEFINICIÓN CONCEPUAL O LÓGICA.

La definición lógica propiamente dicha consiste en “exacta determinación del contenido del concepto por la enumeración de sus notas o características esenciales”.

Para lograr una definición perfecta, necesitamos conocer el conjunto de conceptos donde debe buscarse el concepto a definir (el género próximo) y además el puesto que ocupa ese concepto en ese conjunto (la diferencia específica). 

Al conjunto de conceptos en el que está incluido el concepto a definir lo indica el concepto genérico inmediato superior (género próximo) y al puesto que ocupa en el conjunto lo indica la característica propia de la especie (diferencia específica).

De ahí la antigua regla que dice: “Defínase  a partir del género próximo y la diferencia específica”.  

REGLAS DE LA DEFINICIÓN LÓGICA.

Las reglas para lograr una correcta definición lógica, a pesar de ser fundamentalmente las mismas, varían en su formulación para los diversos autores. Nosotros propondremos las que expone Castex.

1. La definición debe convenir a todo lo definido y sólo a los definidos. Si abarca menos elementos que los que se definen, se dice que la definición es muy restringida o estrecha. Si abarca más, se dice que es muy amplía.

2. La definición debe hacerse a partir del género próximo y la diferencia específica.

3. La definición no debe incluir elementos que ya estén sobreentendidos o que sean superfluos.

4. Lo definido no debe entrar en la definición. Si no se cumple esa regla se está cayendo en un error lógico que se conoce como “círculo vicioso”.

5. La definición no debe ser negativa si existe la posibilidad de que sea positiva.

EL JUICIO  

 

QUE ES EL JUICIO.

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El juicio es la principal de las formas lógicas, es la unidad de conocimiento. Dada la naturaleza de la mente humana, el hombre aprehende primero relaciones entre objetos mismos.

Tan pronto como percibimos un objeto, elaboramos un juicio de la forma “x existe”, que no permite la posterior elaboración del concepto de x.

El juicio lógico no es una mera asociación de ideas, sino que se trata de varias ideas que adquieren una unidad especial por medio de la cópula o de la función copulativa de un verbo.

Todo juicio tiene tres elementos:

a) Un concepto sujeto.

b) Un concepto predicado.

c) Una cópula.La forma lingüística de un juicio es la “proposición”

 

 

JUICIOS ANALÍTICOS Y JUICIOS SINTÉTICOS.

“Juicio analítico” es aquél en el cual el concepto predicado está incluido en el concepto sujeto y, por tanto, el predicado puede obtenerse por un análisis del sujeto.

La verdad del juicio analítico es independiente de la experiencia; por eso decimos que el juicio analítico es “a priori”.

  “Juicio sintético” es aquél en que no basta analizar el concepto sujeto para hallar el concepto predicado, pues el predicado no esta contenido en el sujeto.

El concepto predicado se añade, pues, como un nuevo elemento, presumiblemente no necesario, al concepto sujeto.

Los juicios sintéticos son, normalmente, “a posteriori” porque se dan después y son fruto de la experiencia.  

E. Kant sostiene la existencia de “juicios sintéticos a priori” como condición indispensable para la posibilidad de existencia de la ciencia.

Tales juicios serían nuevas relaciones elaboradas por la mente sin necesidad de la experiencia, en contra de la naturaleza misma del juicio sintético.  

 

CLASIFICACIÓN DE LOS  JUICIOS.

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Siguiendo la clasificación kantiana de los juicios, encontramos que pueden dividirse por su cantidad, por su cualidad, por la relación de la cópula y por su modalidad.

Los juicios, según su cantidad, pueden ser:

a) Universales, si toman al sujeto en toda su extensión;

b) Singulares, si el sujeto es un concepto individual y, como tal, toma al sujeto individual en toda su extensión.

Por eso, podemos incluir los juicios individuales entre los universalesLos juicios, según su cualidad o calidad, pueden ser:

a) Afirmativos, si el sujeto está incluido en el predicado;

b) Negativos, si el sujeto no está incluido en el predicado;

c) Indefinidos, si la inclusión no es clara porque niega la posibilidad de que el sujeto esté incluido fuera del predicado.

Este juicio puede llevar a la formulación de un juicio afirmativo.   Según la relación de la cópula, los juicios pueden ser:

a) Categóricos, si se refieren a la sustancia del concepto sujeto. No expresan limitaciones en la relación entre sujeto y predicado.

b) Hipotéticos, si se refieren a la relación de causa entre sujeto y predicado. Establecen una condición para que se de la relación.

c) Disyuntivos, si se refieren a la acción recíproca entre dos o más predicados.

Proponen una alternativa para que se dé la relación.   Según su modalidad, los juicios pueden ser:

a) Problemáticos, si expresan una posibilidad.

b) Asertóricos, si expresan una realidad del hecho.

c) Apodícticos, si expresan una relación necesaria.

 

LAS PROPOSICIONES CATEGÓRICAS.

De entre los juicios anteriores, nos interesan especialmente los “juicios categóricos”, pues son los que servirán para construir las relaciones fundamentales de los razonamientos.

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Como sabemos que el juicio en sí no es observable, por suceder dentro de la mente, deberemos limitarnos al estudio de sus expresiones lingüísticas, es decir, de sus proposiciones. Por eso es que hablamos de “proposiciones categóricas”.  

Si observamos las variaciones posibles en la cantidad y en la cualidad de las proposiciones categóricas, encontraremos que existen cuatro tipos, a los que Copi llama “formas típicas” de las proposiciones categóricas.

Cada una de estas formas típicas está simbolizada por una letra vocal mayúscula, tomada de las palabras latinas “affirmo” y “nego”, de la siguiente manera:

a) Universal y afirmativa               A

b) Universal y negativa                 E

c) Particular y afirmativa   I

d) Particular y negativa                 O

 

Toda proposición categórica de forma típica empieza por un “cuantificador”, es decir, una partícula que expresa cantidad (todo, algún, ningún); un “término sujeto”, que expresa un concepto sujeto; luego la “cópula”, que en el caso de la particular negativa va precedida de un “negador”; y un “término predicado”, que expresa un concepto predicado.

EL RAZONAMIENTO. GENERALIDADES.  

 

QUE ES EL RAZONAMIENTO.

El “razonamiento” es una inferencia de una proposición o juicio a otra. Entendemos por “inferencia”, un paso del pensamiento, un paso mental.

Todo razonamiento puede revestir validez en la medida que se pueda suponer que se refiere a un mismo objeto real, por eso es que cada razonamiento sólo puede referirse a un solo objeto.

Este objeto, en el curso del razonamiento, formalmente considerado, no está explícitamente mencionado, por lo que se le conoce como “objeto supuesto”.

Conocemos tres formas principales de razonamiento:

a) La analogía

b) La inducción

Page 23: Tratado Magistral de Filosofia

c) La deducción  

EL RAZONAMIENTO POR ANALOGÍA.

De los tres tipos principales de razonamiento lógico, es éste el más común al nivel de la vida cotidiana, aunque, a veces, también se da en las ciencias.

Algunos lógicos (el primero Aristóteles) han definido este tipo de razonamiento como el que va “de los particular a lo particular”.

Consiste en establecer una relación de identidad a partir de relaciones de semejanza. El caso más típico se da cuando hemos verificado en un objeto varias de las características de otro conocido y, a partir de esta verificación, inferimos que el primer objeto  coincide en todo con el objeto conocido.

Un ejemplo de un razonamiento analógico poco feliz sería el que hizo suponer que había vida en Marte cuando se verificaron en ese planeta muchas condiciones similares a las de la Tierra.

 

EL RAZONAMIENTO POR INDUCCIÓN.

El razonamiento inductivo es el más fecundo de los razonamientos lógicos, pues permite descubrir y formular las leyes generales que existen en la naturaleza, en el hombre y en la sociedad.

Se ha resumido este tipo de razonamiento afirmando que es el que “va de lo particular a lo general”.  

Existen dos tipos de inducción lógica:

a) La completa, que se da cuando a partir de la observación de todos lo casos posibles se afirma alfo de esa totalidad.

b) La incompleta, que es más usada en la práctica, pues casi nunca es posible verificar todos los casos. La incompleta parte de la observación de una  muestra representativa de casos para afirmar algo de la totalidad.

<![endif]> La inducción incompleta nos presenta un problema: el de la validez de la generalización efectuada a partir de las observaciones.

La sucesión temporal de dos acontecimientos no es garantía suficiente de validez lógica, es necesario llegar a otro tipo de fundamentación.

De esa manera es que, para que un razonamiento que se fundamenta en la inducción incompleta pueda ser considerado válido, es necesario que se refiera a una relación de causalidad realmente existente, es decir, que intente ligar una causa con su efecto.

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A pesar de todo esto, siempre es posible, al juzgar apresuradamente, caer en la falacia llamada “causa falsa” del tipo “post hoc, ergo propter hoc” .  

 

METODOS PARA LA INDUCCIÓN.

John Stuart Mill, citado por Essen, propone cuatro métodos para lograr un razonamiento inductivo correcto.

Estos métodos son los siguientes:  

a) “Método de la concordancia o del aislamiento”. Parte este método de la comparación entre diversos casos en los que se  presente un fenómeno, tratando de aislar las características (o la característica) que se dan siempre que y sólo si el fenómeno se presenta. Si es posible llegar a establecer que una característica se da siempre que un fenómeno se presenta, puede inferirse que existe una relación causal entre las características y el fenómeno.

b) “Método de la diferencia o de la eliminación”. Es éste el procedimiento inverso al anterior, pues en vez de aislar las características, prefiere iguales todas las circunstancias, la única diferencia sea la ausencia de la característica o el fenómeno en estudio. Si es posible establecer que siempre que falta uno de los dos falta también el otro, puede inferirse una relación causal entre ambos.

c) “Método de los restos o de los residuos”. En este caso se consideran varios casos en los cuales se suprimen las relaciones causales ya conocidas con el fin de observar si en el resto de condiciones se puede inferir o suponer una relación causal nueva.

d) “Método de las variaciones concomitantes o de la variación”. En este caso se trata de observar si la variación de un fenómeno lleva siempre consigo la variación en otro fenómeno. Si esto es así, es posible suponer una relación causal entre ambos fenómenos.

 

EL RAZONAMIENTO POR DEDUCCIÓN.

El razonamiento deductivo es el razonamiento lógico por excelencia, pues e el que se da en el ámbito de lo general.

Consiste en la inferencia de u juicio a partir de otro u otros juicios ya conocidos y que guardan relación entre si. Se ha llamado, con razón, al razonamiento deductivo “el razonamiento que va de lo general a lo  particular”.

Existen dos formas básicas del razonamiento deductivo:

a) El inmediato, que se da cuando la única operación lógica que se realiza es la modificación de un juicio;

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b) El mediato, que se da cuando es necesario realizar una relación de mediación entre dos o más juicios para obtener una conclusión.

 

EL SILOGISMO CATEGÓRICO.  

 

EL SILOGISMO. TERMINOS Y PROPOSICIONES.

El silogismo, en su forma más simple (silogismo categórico regular), consta de tres proposiciones: dos premisas o datos del silogismo y una conclusión.   En el silogismo hay tres términos:

a) El término menor, que se  reconoce por desempeñar la función de sujeto en la conclusión. Se simboliza por la letra mayúscula “S”.

b) El término mayor, que se reconoce por desempeñar la función de predicado en la conclusión. Se simboliza por la letra mayúscula “P”.

c) El término medio, que se reconoce porque no aparece en la conclusión y sirve para establecer la relación entre las premisas. Se simboliza por la letra mayúscula “M”.

Cada término aparece en dos proposiciones:

a) El término mayor aparece en una premisa llamada por eso “premisa mayor” y como predicado de la conclusión.

b) El término medio aparece en las dos premisas desempeñando cualquier función (sujeto o predicado).

c) El término menor aparece en una premisa llamada por eso “premisa menor” y como sujeto en la conclusión

 

FIGURAS DEL SILOGISMO.

La “figura” del ilogismo es la estructura del silogismo que depende de la posición del término medio en las premisas. Hay cuatro figuras en el silogismo categórico:

a) Primera figura, que se da cuando el término medio ocupa el lugar del sujeto en la premisa mayor y el del predicado en la menor.

b) Segunda figura, que se da cuando el término medio desempeña el papel de predicado en ambas premisas.

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c) Tercera figura, que se da cuando el término medio desempeña el papel de sujeto en ambas premisas.

d) Cuarta figura, que se da cuando el término medio desempeña el papel de predicado en la premisa mayor y el sujeto en la menor.  

Esquemáticamente pueden representarse así:  

Primera Segunda Tercera Cuarta MP PM MP PM SM SM MS MS SP SP SP SP

 

MODOS DEL SILOGISMO.

El modo de un silogismo depende de la cantidad y la cualidad de las premisas y la conclusión.

El modo de un silogismo se simboliza por la secuencia de tres vocales mayúsculas que corresponda a su combinación de premisas y conclusión. En cada figura hay 64 modos, lo cual hace un total de 256, de los cuales sólo 19 son válidos.  

MODOS VALIDOS DEL SILOGISMO.

Para representar los modos válidos del silogismo categórico se han formulado ciertas palabras mnemotécnicas que facilitan su identificación.

En esas palabras, distintas para cada figura, las letras vocales simbolizan las proposiciones que componen el silogismo en el siguiente orden: premisa mayor, premisa menor y conclusión. Las palabras en cuestión son:  

En primera figura:

BARBARA

CELARENT

DARIIFERIO

En segunda figura:

CESARE

CAMESTRES 

FESTINO

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BAROCO

En tercera figura: 

DARAPI

FELAPTON

DISAMIS

DATISI

BOCARDO

FERISON

En cuarta figura:

BAMALIP 

CALEMES

DIMATIS

FESAPO

FRESISON

 

SILOGISMOS HIPOTETICOS Y DISYUNTIVOS  

 

SILOGISMOS HIPOTÉTICOS.

El silogismo hipotético se caracteriza por estar formado por juicios hipotéticos. La estructura formal del silogismo hipotético es la siguiente:

Si A es, B esSi B es, C esLuego, si A es, C es.

 

SILOGISMO HIPOTÉTICO MIXTO.  

Se llama hipotético mixto al silogismo que está formado por una premisa mayor hipotética, una premisa menor categórica y una conclusión también categórica.

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Tiene dos modos principales: modus ponens (afirmativo) y modus tollens (negativo). La estructura formal del “modus ponens” es la siguiente:

Si A es, B esAhora bien, A esLuego, B es.

La estructura formal del “modus tollens” es la siguiente:           

Si A es, B esAhora bien, B no es Luego, A no es.

 

SILOGISMO DISYUNTIVO.

El silogismo disyuntivo es similar al hipotético mixto, pues su premisa mayor es disyuntiva mientras que la menor y la conclusión son categóricas.

Admite también dos modos: modus ponendo tollens (afirmativo negativo) y modus tollendo ponens (negativo afirmativo).

La estructura formal del modus ponendo tollens es la siguiente:

A es B o CAhora bien, es BLuego, no es C  <![endif]>

La estructura formal del modus tollendo ponens es la siguiente:

A es B o CAhora bien, no es BLuego, B es o C es.

 

SILOGISMO HIPOTÉTICO DISYUNTIVO.

Si la premisa mayor es a la vez hipotética y disyuntiva, tenemos el silogismo hipotético disyuntivo.

Este silogismo tiene dos modos: modus ponens (afirmativo) y modus tollens (negativo).

La estructura formal del modus ponens es la siguiente:

Si A es, B es o C esEs así que A esLuego, A no es

Page 29: Tratado Magistral de Filosofia

Este último razonamiento se llama también “razonamiento lemático” (lemma = supuesto), de donde se llama también “dilema” cuando tiene dos miembros disyuntivos; también puede ser “trilema” o, en general, “polilema”.

Dice Essen que “este tipo de razonamiento sirve para rebatir una afirmación mostrando lo que se afirma implícitamente y necesariamente y negando luego ambos miembros de la disyunción, por lo cual la afirmación queda negada”.

 

REFUTACIÓN DE DILEMAS.

Copi presenta tres modos de refutar un dilema:

a) “Escapando entre los cuernos” (entendemos por cuernos de un dilema los miembros de la disyunción) que consiste en plantear otra alternativa más que las presentadas en el razonamiento lemático.

b) “tomando el dilema por los cuernos”, es decir, mostrando que la  consecuencia de uno o de ambos juicios hipotéticos es incorrecta.

c) “Construyendo un contradilema”, que consiste en llegar a una conclusión opuesta a la propuesta pero con los mismos elementos, para mostrar la inconsistencia del razonamiento (no siempre es necesario que esas conclusiones sean incompatibles entre si).

FALACIAS NO FORMALES  

 

QUE SON FALACIAS NO FORMALES.

Hasta ahora hemos planteado problemas lógicos que tienen que ver directamente con la forma del razonamiento, en el sentido de su corrección en sí mismo.

Pero también es posible cometer otra clase de errores al razonar que no corresponden al mal uso de los recursos formales, sino que son más dependientes del lenguaje corriente.

Estas son las falacias formales. Tomaremos la clasificación de Copi, que las divide en “falacias de Atingencia o de Atinencia” y en “falacias de Ambigüedad”.  

FALACIAS DE ATINENCIA O ATIGENCIA.

La palabra “atinencia” significa conexión o relación de una cosa con otra. Las “falacias de atinencia” son aquellas en que de algún modo falta la relación lógica entre los elementos del razonamiento.

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Según Copi, el rasgo común de todos los razonamientos que cometen falacias de atingencia es que sus premisas carecen de atingencia lógica con respecto a la verdad o falsedad de las conclusiones que pretende establecer.

La inatingencia es aquí lógica y no psicolológica, pues sin relación psicológica entre los elementos del razonamiento sería imposible convencer por medio de la falacia y tampoco podría aparentarse corrección lógica.

Es posible llegar a esta confusión porque el lenguaje no es sólo para informar, sino también para dar órdenes o para expresarse.  

 

ARGUMENTUM AD BACULUM.

El “argumentum ad baculum”, conocido también como “apelación a la fuerza”, se comete cuando se apela a la fuerza o a la amenaza de fuerza para provocar la aceptación de una conclusión.

Usualmente sólo se recurre a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos racionales.

El “ad báculum” se puede resumir en el dicho: “La fuerza hace el derecho”. El uso y la amenaza de los métodos  de “mano fuerte” para doblegar a los opositores políticos suministra ejemplos contemporáneos de esta falacia.  

 

ARGUMETUM AD HOMINEM (OFENSIVO).

El “argumentum ad hóminem” es el argumento contra el hombre. El tipo ofensivo se da cuando en vez de rebatir la verdad de lo que se afirma se ataca al hombre que hace la afirmación.

La razón de la falacia está en que el carácter personal de un hombre carece de importancia lógica para determinar la verdad o falsedad de lo que dice o la corrección o incorrección de su razonamiento.  

ARGUMENTUM AD HOMINEM (CIRUNSTANCIAL).

El tipo circunstancial del “argumentum ad hominem” corresponde a la relación entre las creencias de una persona y las circunstancias que la rodean.

Consiste en ignorar la cuestión relativa a la verdad o falsedad de sus propias afirmaciones y tratar de probar, en cambio, que su antagonista debe aceptarlas debido a especiales circunstancias en las que éste pueda hallarse.

También se lo usa como base para rechazar la conclusión defendida por un adversario, por ejemplo cuando se arguye que las conclusiones a las que llega el oponente están

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dictadas por las circunstancias especiales que los rodean, en lugar de basarse en la razón o en pruebas.

LOGICA MATEMÁTICA. GENERALIDADES  

 

QUE PRETENDE LA LOGICA MATEMÁTICA.

La lógica matemática es el intento de dar una “forma universal” al pensamiento, expresándolo por un sistema unívoco de signos (estos quiere decir, un sistema en el que cada signo tenga un solo significado en un mismo contexto), con un sistema de relaciones entre esos signos comparable al cálculo matemático, para alcanzar así todas las verdades.

La lógica matemática pretende hacer que todas las relaciones reales se vuelvan formales; pretende reducirlas a una “expresión matemática” que pueda ser calculada como en las matemáticas.

Por esa razón es que se le llama también “álgebra de la lógica”.

OBJETO DE LA LOGICA MATEMÁTICA.

Al estudiar la lógica clásica, hemos constatado el hecho de que la relación fundamental que se estudia es la del verbo ser.

Eso es así porque la lógica clásica es una lógica que parte del “análisis de las proposiciones en sus términos” componentes: considerar sólo una relación o reducir las demás relaciones a una sola simplifica el asunto y posibilita la construcción formal de la lógica clásica.

La lógica matemática considera las proposiciones como formando una unidad de significado, como una proposición ya constituida, por eso es que la lógica matemática ha sido llamada también “lógica de proposiciones no analizadas”.

Esto significa que el interés de la lógica matemática recae en la proposición integralmente considerada, lo cual no es obstáculo para efectuar en algún nivel ciertos análisis de las proposiciones.

METODO DE LA LÓGICA MATEMÁTICA.

Considera la lógica matemática como punto de partida las relaciones de “inclusión” (producto lógico) y de “exclusión” (suma lógica).

A partir de esas relaciones se puede establecer un sistema de simbolización como el del álgebra en el cual pueda expresarse toda proposición del lenguaje y de la ciencia.

Por ese medio pretenden analizar a un nivel metalógico (más que lógico) todo tipo de razonamiento desde la forma cuantitativa de ese mismo razonamiento.

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PARTICULAS FACTICAS Y LOGICAS DEL LENGUAJE.

Las partículas fácticas (del latín “factum” que quiere decir “hecho”) son aquellas partículas variables que pueden tener referencia a un objeto o acontecimiento.  

Las partículas lógicas son aquellas partículas que determinan a las partículas fácticas ya sea limitándolas (cuantificadores) o bien relacionándolas (funciones).

PROPOSICIONES Y FUNCIONES.

En el caso de la lógica matemática de proposiciones no analizadas, los elementos del razonamiento lógico son de dos clases:

a) Variables de proposición, que representan el contenido fáctico del lenguaje.

b) Funciones de proposición, que representan las operaciones lógico-matemáticas que pueden realizarse entre las variables de proposición.

 

VALOR DE VERDAD.

Una proposición simple puede ser verdadera o falsa, pero no verdadera y falsa a la vez.

Las proposiciones complejas que están compuestas de dos o más proposiciones simples, pueden tener diversas posibilidades de verdad.

Si es “n” el número de proposiciones simples que integran la proposición compleja, el número de posibilidades de verdad de la proposición compleja vendrá indicado por 2n.

Cada una de las proposiciones simples puede simbolizarse por una letra minúscula de la “p” en adelante, así: p, q, r, s, ..., p’, q’, ..., p’’, q’’,  

TABLA DE VERDAD.

Si ordenamos las posibilidades de verdad de una proposición, nos encontramos son su tabla de verdad.

La tabla de verdad nos refleja gráficamente las condiciones de verdad de una proposición. Veamos algunos ejemplos:

 

p   p q   p q r V   V V   V V V F   V F   V V F     F V   V F V     F F   V F F           F V V

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          F V F           F F V           F F F

 

 

LOGICA MATEMATICA. COMPROBACIÓN DE PENSAMIENTO.  

 

TAUTOLOGIAS Y CONTRADICCIONES.

Las siguientes líneas han sido tomadas del “Tractaus Lógico-Philosophicus” de Ludwing Wittgenstein.

La cursiva del original aparece aquí en letra negrita. Entre los posibles grupos de condiciones de verdad, hay dos casos extremos.

En uno la proposición es verdadera para todas las posibilidades de verdad de las proposiciones elementales.

Nosotros decimos que las condiciones de verdad son tautológicas. En el otro caso la proposición es falsa para todas las condiciones de verdad: Las condiciones de verdad son contradictorias.

LA PRUEBA DE VALIDEZ.

Los razonamientos del lenguaje corriente se pueden formular en términos lógico-matemáticos, analizando así las condiciones de verdad de sus proposiciones componentes para lograr determinar las condiciones de verdad del razonamiento.

<![endif]> Como resultado de este análisis, podemos llegar a una de tres conclusiones:  

a) La proposición es incondicionalmente verdadera: es una “tautología” lógica.

b) La proposición es incondicionalmente falsa: es una “contradicción” lógica.

c) La proposición es verdadera o falsa según las condiciones de verdad de sus proposiciones componentes: es una proposición lógicamente “inconsistente”.

  Por eso es que, cuando trabajamos con una proposición compleja que no es tautología ni contradicción, debemos dejar en claro cuáles son las condiciones en las que su verdad es posible.

<![endif]>

MODALIDADES DE LA PRUEBA DE VALIDEZ.

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La prueba de validez de un razonamiento puede hacerse por dos procedimientos:

a) La construcción de la tabla de sus condiciones de verdad, que se reduce a la aplicación de las reglas de operación que estudiamos en el capítulo anterior;

b) Por álgebra de proposiciones, que consiste en reducir, por procedimientos algebraicos y a partir de ciertas reglas de equivalencia comprobadas todas las proposiciones elementales componentes a su más simple expresión, para de ese modo determinar sus condiciones de verdad.

 

FENOMENOLOGIA COMO METODO LÓGICO

 

LA CONCRECIÓN DE LA LOGICA.

Si los antiguos griegos consideraron que las contradicciones en la realidad corresponden no a lo que la realidad es, sino a la apariencia de la realidad, cada vez más en los tiempos que corren se ha dado importancia a la contradicción en el estudio de la realidad.

Si la realidad es entendida como conflictiva, entra en contradicción con la Lógica Formal tradicional que  no admite la contradicción.

Por esa razón es que han surgido otras direcciones de pensamiento que, en un sentido amplio también pueden entenderse como “lógicas”. Tales son: la fenomenología y la dialéctica.

La fenomenología, ante la conciencia de la insuficiencia de la lógica tradicional para superar la contradicción de la realidad, pretende encontrar otro camino diferente que lleve a una meta semejante: pretende encontrar otro camino diferente que lleve a una meta semejante: pretende buscar el modo de comprender la esencia de la realidad desde el fenómeno, pero sin razonar, sin conocimiento discursivo, sino por medio de la intuición.

La dialéctica, en cambio, quiere entender la realidad desde el seno de las contradicciones que aparecen en la misma, por medio del conocimiento del movimiento profundo de esa realidad.

 

LA FENOMENOLOGÍA COMO METODO LÓGICO.

Considerada como “método”, la fenomenología quiere llegar a la esencia de las cosas sin pasar por el razonamiento.

Parte del “fenómeno” o sea del modo como las cosas aparecen ante el observador, y sostiene que ante un observador que esté en la actitud adecuada, en ese mismo

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fenómeno se muestra la esencia de la realidad, que viene a ser una verdadera esencia fenoménica de la realidad.

Los momentos del método fenomenológico han sido expuestos muy claramente por Carlos Díaz en su obrita “Introducción a la Fenomenología”.

 

LA EPOJE.

El camino fenomenológico empieza por un “poner entre paréntesis” todas nuestras convicciones y prejuicios sobre la realidad y sobre la vida.

Esa acción es un verdadero “despojo” de nuestras ideas previas al conocimiento del fenómeno, por eso es que Husserl la ha llamado “epoje”.

Ese despojo reviste diversos matices, cada vez más exigentes.

LA REDUCCIÓN FENOMENOLÓGICO.

El despojo debe ser completado con otros pasos:

a) Primero, debe empezarse por una “descripción” del fenómeno que se presenta ante nosotros. Se trata de encontrar las notas o características que sean esenciales a lo que describimos.

b) Segundo, se debe llegar a una “reducción fenomenológica”, se debe reducir a “puro” fenómeno lo que percibimos.

c) Entonces es que podemos llegar a la esencia, a la “eidos” del fenómeno, llegamos a la “intuición eidética”.

LA RECONSTITUCIÓN DEL MUNDO.

Por fin, una vez que se ha encontrado sentido a la realidad, podemos volver a la misma realidad que pusimos entre paréntesis, pero con la convicción de que ahora sí la comprendemos.

Se trata de un proceso de “retorno”, de un “reconstrucción” o “reconstitución” del mundo como tal.  

 

LA FENOMENOLOGÍA ES UNA FORMA DE IDEALISMO.

La fenomenología es una forma de idealismo porque la reconstrucción del mundo sólo se lleva a cabo en la conciencia humana, no en la realidad.

La fenomenología es idealismo porque no enfrenta las contradicciones de la realidad, sino que las evade.

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La fenomenología es un idealismo porque entiende al filósofo y al hombre de ciencia como un observador desinteresado de la realidad que sólo se ocupa de “conocer” mejor la realidad.

DIALÉCTICA (I)  

 

DIALÉCTICA.

La forma más controvertida de la Lógica Concreta es la Dialéctica , iniciada por Hegel y continuada por el marxismo.

La dialéctica tiene una gran importancia ideológica por el hecho de su nivel de acercamiento a la realidad.

Debemos recordar que mientras más cerca se esté de los acontecimientos reales se vuelve más difícil prescindir  del compromiso ideológico con esos acontecimientos.

La dialéctica no busca alejarse de la realidad para comprenderla mejor, sino que quiere acercarse más a ella, involucrarnos más con las contradicciones de la naturaleza, del hombre y de la sociedad.

ANTECEDENTES. LA DIALÉCTICA SOFISTICA.

La dialéctica, en su forma primitiva data del período clásico de la antigua Grecia.

La dialéctica fue cultivada por los “sofistas”, quienes por medio del diálogo buscaban contraponer los aspectos conflictivos de la realidad.

Los sofistas griegos no llegaron a formular la contradicción como elemento de la realidad, pues su interés era el triunfo en la discusión.

Cuando planteaban una contradicción, lo hacían con el interés de mostrar que estaban en lo cierto y que el adversario estaba equivocado. Por eso es que la dialéctica sofística no fue más que un ejercicio retórico sin mayor trascendencia para la investigación de la contradicción.

LA DIALÉCTICA HEGELIANA.

Hegel ya no considera la dialéctica  como un diálogo sobre aspectos opuestos; en su doctrina la teoría dialéctica  alcanza un más alto grado de formulación.

Hegel entiende la dialéctica como “el movimiento más elevado de la razón, en el cual, las apariencias separadas por la oposición pasan la una  a la otra y se superan”.

Se trata de llegar a determinar la “unidad de los contrarios” de una manera tal que lleve a una nueva realidad o a un nuevo sentido de la realidad.  

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Antes de seguir adelante debemos dejar claro que, aunque dijimos que en la doctrina de Hegel la dialéctica alcanza una alto grado de formulación, esa formulación queda marcada por la formulación idealista de su doctrina. La doctrina de Hegel es un idealismo dialéctico.

El punto de partida del pensamiento hegeliano es la noción abstracta del “ser”. Si afirmamos sencillamente que el “ser” es, establecemos una relación abstracta que nos remite  al hecho de que cada uno de los objetos concretos es algo, aunque no estemos pensando qué cosa es.

La afirmación “el ser es” y todas las que se refieren al “ser”, por aplicarse a todos los objetos concretos en general, no se refieren a ninguno en particular. Hegel parte de la  noción de “ser” e investiga las características de ese “concepto” donde se reúne la “realidad” en general y la “razón”.

Ese pensamiento puro del “ser” no presupone nada en concreto y nada añade a los conocimientos reales que puedan llegar al pensamiento.

La noción de “ser” no revela nada desconocido, pues lo desconocido está en el contenido concreto del pensamiento.

Desde un punto de vista concreto, el pensamiento puro del  “ser” es también pensamiento de la “nada”. Sólo así, al principio del movimiento de la realidad, Hegel puede afirmar que el pensamiento toma conciencia de su “vacío de ser”.

Esa conciencia del vacío del ser es la contradicción inicial que pone en marcha el movimiento de la idea, que es el mismo movimiento de la realidad.

  En su movimiento por llenar ese vacío del ser, el “ser en sí” sale de sí, generando la realidad existente, concreta, el “ser ahí”, que es una contradicción debe ser superada por una nueva condición del “ser” que toma conciencia, asume en sí, como elemento de una totalidad a las cosas existentes del “ser ahí”.

LOS MOMENTOS DE LA DIALÉCTICA.

El proceso de la dialéctica en general, independientemente de su orientación idealista (Hegel) o materialista (Marx), puede resumirse de la siguiente manera:   Dada una realidad, llamada “tesis”, por su propia dinámica interna, “genera” otra realidad, llamada “antítesis”, que “contradice” a la primera.

Se establece entre ambas una correlación de fuerzas contradictorias que cada vez va perdiendo más estabilidad. (Al estado de la correlación de fuerzas en un momento determinado se le conoce como “coyuntura”.)

Llega un momento en que las contradicciones se agudizan de tal manera que son insostenibles; ese momento es llamado “punto nodal de las contradicciones”, “coyuntura nodal” o simplemente “nudo de las contradicciones”.

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Una vez que se llega a ese momento, se desencadena un proceso llamado “proceso de superación de la contradicción, que lleva a la constitución de una nuevas realidad llamada “síntesis” en la cual  las contradicciones se resumen de un modo nuevo.

La “síntesis” se vuelve “tesis” para empezar una nueva etapa.

Los momentos de la dialéctica pueden ser ilustrados por el siguiente esquema:

LA DIALECTICA (II)  

 

LEYES DE LA DIALÉCTICA.

Las leyes de la dialéctica son, al mismo tiempo, leyes del movimiento de la realidad y leyes del pensar.

Formularemos cinco leyes del movimiento dialéctico, tal como lo hizo el francés Henry Lefebvre (personaje que pertenece al grupo de los marxistas ortodoxos). Intentaremos explicar el verdadero sentido de esas leyes.

Las leyes de la dialéctica son:

a) Ley de la interacción universal.

b) Ley del movimiento universal.

c) Ley de la unida de los contrarios.

d) Ley de la transformación de la cantidad en cualidad

e) Ley del desarrollo en espiral.

LEY DE LA INTERACCIÓN UNIVERSAL.

Según esta primera ley, podemos afirmar que nada existe en forma aislada, al contrario, cada uno de los elementos de la realidad sólo puede existir en una relación estructural con todos los demás elementos de la realidad.

Tratar de comprender un acontecimiento separado de todos los demás  acontecimientos que forman la estructura de lo real, sería falsear la realidad.

Esta ley se opone a la tendencia de la Lógica Formal y la Filosofía Clásica de considerar los diversos aspectos de la realidad de un modo independiente por medio de la abstracción.  

 

LEY DEL MOVIMIENTO UNIVERSAL.

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La segunda ley de la dialéctica nos refiere al hecho de que la realidad no está dada de una vez y para siempre, sino que constantemente esta en movimiento.

Cada hecho sólo puede ser comprendido en la medida que pueda ubicársele dentro del movimiento universal.

Es necesario distinguir entre el movimiento aparente de la realidad, que podemos aprehender inmediatamente, del “movimiento profundo” de la realidad, que sólo puede venir de la exacta comprensión de las contradicciones centrales o radicales de la realidad en general y del fenómeno que se esté analizando, en general y del fenómeno que se esté analizando, en particular.  

 

LEY DE LA UNIDAD DE LOS CONTRARIOS.

Los elementos de la contradicción, a la vez que son radicalmente opuestos, conforman una unidad, en cuanto que se necesitan mutuamente para existir como tales.

En esa medida, la destrucción o desaparición de uno de lo contrarios marcaría la desaparición de la contradicción; generalmente es el elemento antitético el que tiende a destruir a la tesis y es ésta la que tienda a desaparecer.

El método dialéctico pretende aprehender el enlace, la unidad y el movimiento que engendra los contrarios, que los opone, que los hace chocar, que los rompe y que los supera.

Los contrarios aparecen así como intrínsecamente unidos en el movimiento que los genera y en el que son superados o destruidos.

LEY DE LA TRANSFORMACIÓN DE LA CANTIDAD EN CUALIDAD.

Según esta ley, una vez que se ha acumulado cuantitativamente una cierta “masa” o “cantidad” de una misma realidad o relación real, por la misma dinámica de la dialéctica, se produce un cambio  cualitativo hacia una realidad nueva, hacía un nivel de realidad superior.

El progreso del hombre implica la acumulación de determinadas características o tensiones gradual o continuamente, pero llega un momento en el que la acumulación es tal que el más pequeño desequilibrio puede hacer cambiar radicalmente la situación.

En el caso de la realidad humana y social; este desequilibrio está impulsado por la acción consciente y voluntaria de la colectividad humana económicamente considerada (clase social).

El salto dialéctico que se efectúa implica a la vez continuidad (en el movimiento, que sigue) y discontinuidad (en la nueva situación generada).  

LEY DE DESARROLLO EN ESPIRAL.

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El desarrollo del movimiento dialéctico implica que cada nueva situación incluye en sí la anterior, enriqueciéndola.

De ese modo, la conciencia de clase incluye al pensamiento, el pensamiento incluye la vida y la vida incluye a la materia inanimada.

En este sentido, en cada nueva situación están presentes todas las situaciones anteriores, pero dialécticamente superadas.  

REGLAS PRÁCTICAS DEL METOD DIALÉCTICO.

Las siguientes reglas intentan prevenir contra una serie de peligros que pueden presentarse al intentar aplicar el método dialéctico.

Algunas de ellas hacen alusiones directas a posiciones filosóficas y científicas que son o han sido vigentes y que pueden impedir la correcta aplicación del método.

Tales reglas son nueve:  

1. Ir a la cosa. Nada de ejemplos o analogías inútiles. Por tanto, lo que ha de hacerse es análisis objetivo.

2. aprehender el conjunto de las conexiones internas de la cosa y el movimiento propio de la cosa.

3. Aprehender los aspectos y momentos contradictorios: la cosa como totalidad y unidad de los contrarios.

4. Analizar la lucha o conflicto interno de las contradicciones; analizar la tendencia de las contradicciones: la que tiende a triunfar y la que tiende a ser destruida.

5. No olvidar que cada cosa está ligada con todas las demás.

6. No olvidarse de aprehender las transiciones. Las transiciones pueden ser en los aspectos de una contraposición o en las contradicciones. Transiciones son los pasos de un aspecto a otro o de una contradicción  a otra en el movimiento dialéctico. Un error de apreciación puede tener graves consecuencias.

7. No olvidar que el proceso de profundización del pensamiento es infinito. Y es infinito por dos razones: primero porque la realidad es siempre más rica que el conocimiento, y segundo. Porque la realidad está siempre en un movimiento progresivo.

8. Aprehender conexiones progresivamente más profundas hasta alcanzar las contradicciones y el movimiento dialéctico principales.

9. El propio pensamiento deberá, en ciertas fases, trasformarse, volver a elaborarse, incluso en su contenido.

TEORÍA GENERAL DEL CONOCIMIENTO. PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO (I).  

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EL OBJETO DE LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

La teoría del conocimiento se ocupa de la esencia y características del saber, pero no del saber en sí mismo, no de su estructura formal, sino de su “referencia objetiva”.

Entendemos pro “referencia objetiva” la relación en la que el conocimiento está respecto de la realidad que pretende conocer.

Tradicionalmente se acepta que un conocimiento que corresponde a la realidad es un conocimiento verdadero.

La teoría del conocimiento, entonces, se ocupa del conocimiento que pretende ser verdadero.

LOS ELEMENTOS DEL ACTO DE CONOCIMIENTO.

 En todo acto de conocimiento encontramos por lo menos tres elementos materiales y uno formal:  

1. Un “sujeto” que conoce, que ejecuta el acto de conocer;

2. Un “objeto” que es conocido en el acto de conocimiento;

3. Una “representación” del objeto conocido, que es el resultado del acto de conocimiento.

4. Una “relación” entre el objeto de conocimiento y el resultado del acto de conocimiento; si esa relación es de correspondencia la llamamos “verdad”.

EL ESCEPTICISMO.

La primera solución que se dio al problema del conocimiento fu el “escepticismo”, el cual, en su forma más “radical”, niega al hombre la posibilidad de conocer.

Desde este punto de vista, sostenido por Pirrón, la única actitud que el hombre puede tener ante el conocimiento es la “abstención del juicio”, es decir, evitar juzgar, evitar establecer conocimiento.  

Con el tiempo, el escepticismo se volvió más “moderado”, sosteniendo siempre la imposibilidad del conocimiento de la verdad, pero aceptando la legitimidad del conocimiento “probable”.

Por fin, en la Edad moderna, surgió el “escepticismo metódico”,   el cual no niega la posibilidad del conocimiento, sino que sólo pretende utilizar la “duda” como método para afirmar el conocimiento de la verdad, al partir de algo de la que no se pueda dudar.

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El escepticismo extremo o radical no puede ser sostenido desde un punto de vista formal, porque la negación de la posibilidad del conocimiento verdadero es ya la afirmación de un conocimiento, es decir, afirma que es verdad que no hay verdad.

Tampoco puede ser aceptable desde el punto de vista de la percepción de la verdad, pues el que duda no puede dudar del hecho de que duda.

Y, por fin, el escepticismo extremo no puede ser aceptado desde un punto de vista ético, pues si no existe la certeza de la acción buena, nunca podrá ser garantizada la vida entre los hombres.

 

EL RELATIVISMO.

El relativismo es la segunda solución al problema de la posibilidad del conocimiento y consiste en la negación de la absoluta verdad. La forma básica de esta actitud puede revestir diversas variantes.

La primera de ellas es el "relativismo individual", que hace del conocimiento algo dependiente del sujeto que conoce; es la postura que considera al hombre como medida del conocimiento y de las cosas.

Además de esa primera postura extrema, existen otras formas de relativismo que son llamadas por Hessen, "relativismos generales".

El primero de ellos es el "relativismo psicologista", que estima que el conocimiento tiene validez sólo para el género humano.

El segundo es el "relativismo histórico" o "historicismo", que cree que la verdad depende de la época histórica o de la cultura en la que es formulada.La tercera forma es el "relativismo teleológico", que estudia la validez del conocimiento desde los fines que persigue.

Esta tercera forma acepta tres tipos distintos de relativismo, que son:

a) el "pragmatismo", que subordina la verdad a la utilidad del conocimiento;

b) el  "biologicismo", que acepta un conocimiento como verdadero si está encaminado a favorecer y conservar la vida de la especie;

c) el "funcionalismo", que estima que la verdad no existe, sino que simple mente hay que tomar de los conocimientos, todos erróneos, el más adecuado para cumplir una función, por eso afirma que la verdad es "el error más adecuado".  

TEORÍA GENERAL DEL CONOCIMIENTO. PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO (II).

 

UNA SOLUCIÓN AL PROBLEMA.

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Ante las posturas escépticas, relativistas y dogmáticas, es necesario precisar si el conocimiento verdadero es posible y cuáles son los límites de su validez.

Es un hecho que existen conocimientos ciertos, o a los menos probables, como lo garantiza el hecho de la ciencia, pero hay que justificar ese hecho a causa de las objeciones que contra él se han planteado.

Hessen propone cinco argumentos para demostrar la posibilidad del conocimiento:

a) El primer argumento es el que podríamos llamar de la "duda razonable", que consiste en afirmar la existencia de ciertos conocimientos inmediatos que van más allá de toda duda, de tal modo que "parece absurdo dudar de ellos".

b) El segundo argumento puede ser llamado el del "hecho de la ciencia", la cual es un testimonio imbatible de que el conocimiento existe.

c) El tercer argumento se orienta por la "necesidad vital de conocer", pues la vida misma sería imposible si el conocimiento en alguna forma no existiera.

d) Al cuarto argumento se le puede llamar de la "necesidad del sentido" que el  hombre debe conferir a su vida, pero es imposible conferir sentido a algo si no se le conoce: el conocimiento es, pues, necesario para conducir bien la vida.

e) Por fin, el quinto argumento es el que reside en la "fe religiosa", que consiste en afirmar que la aceptación de la verdad de fe implica la confianza en el sentido universal que puede llegar a ser conocido por la razón humana.

 

Planteado así el problema, Hessen se pronuncia por un punto intermedio entre el dogmatismo y las diversas formas de escepticismo y relativismo: "el criticismo", el cual, confiando en la capacidad humana de conocer, está consciente de sus limitaciones, constituyéndose así como una "actitud de examen crítico ante todos los conocimientos particulares".

 

UNA SOLUCIÓN EXTREMA: EL EMPIRISMO.

La primera solución al problema sería suponer que el origen del conocimiento está en la realidad exterior al hombre, en las cosas externas.

Obviamente, esta solución implica la concepción de la realidad que la considera como algo existente con independencia del conocimiento que el hombre tenga sobre ella.

La forma como el conocimiento se lograría, sería por una serie de procesos psicológicos que se reducen, en última instancia, al fenómeno de la "percepción" de la realidad externa.

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La función del intelecto humano, desde esta perspectiva, es totalmente pasiva, pues la mente es entendida como una "hoja en blanco", como una "tabula rasa" que está dispuesta para recibir determinaciones por parte de la realidad.

Si la actitud del empirismo es llevada hasta su extremo, que consiste en afirmar que el ser humano no pone nada en el conocimiento, se llegaría a hacer consistir al mismo en una simple impresión de los sentidos, en un "sensualismo".

 

EL OTRO EXTREMO: EL RACIONALISMO.

Una segunda solución, que descarta el primer conocimiento de los sentidos, por su imprecisión y variabilidad, es el "racionalismo".

Esta postura sostiene que el conocimiento tiene su fundamento último en la razón; el conocimiento verdadero es, básicamente, conocimiento racional.

Llevado a sus extremos, el racionalismo da lugar al "idealismo", el cual considera que la realidad está constituida fundamentalmente por "ideas", sean éstas las ¡deas de un sujeto pensante, sean ciertas ideas transcendentales al hombre que no dependen de la intelección del hombre mismo.

 

LOS PROBLEMAS CLASICOS DEL CONOCIMIENTO. EL PROBLEMA DE LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO.

 

EL PROBLEMA.

Una vez discutido el asunto de las fuentes del conocimiento verdadero, cabe aclarar qué es lo que debe entenderse por tal.

El problema de la esencia del conocimiento pretende determinar en qué consiste la relación en la que el sujeto del conocimiento está, respecto del objeto del mismo.

EL CONOCIMIENTO COMO REPRODUCCIÓN DEL OBJETO.

El título de este parágrafo, como los de los dos parágrafos siguientes, ha sido tomado del "Tratado de Filosofía" de Hessen.

Considera este autor que la primera concepción que de la esencia del conocimiento se tuvo, consistió en creer que éste era una simple reproducción del objeto en la inteligencia.

El principal filósofo que ha defendido esta tesis fue Aristóteles. El conocimiento empezaría por la percepción sensible, la cual sería una mera reproducción o recepción de la forma sensible del objeto, prescindiendo de la materia del mismo.

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Los sentidos serían los encargados de llevar a cabo esa reproducción de la forma sensible de los objetos. La inteligencia, en cambio, percibe las formas inteligibles de los objetos inteligibles del mismo modo que la percepción lo hace con los objetos sensibles.

El fruto del conocimiento es la reproducción del objeto en la inteligencia de un modo formal.

 

EL CONOCIMIENTO COMO PRODUCCIÓN DEL OBJETO.

Siguiendo la línea planteada en el tema anterior, el pensamiento de Kant considera el conocimiento como algo cuya garantía de validez no puede venir de otra parte que de la facultad cognoscente del individuo.

Esto es posible, porque en la relación cognoscitiva se ha creado una nueva entidad, la cual no es la realidad en sí misma, independientemente del hecho del conocimiento sino la realidad en cuanto conocida.

Es claro que, fuera de la relación de conocimiento, la realidad no puede ser sino conocida. Por eso es que podemos afirmar que, formalmente, la facultad intelectiva produce el objeto del conocimiento, produce la cosa en mí, produce el fenómeno.

Y por eso es también que podemos decir que la facultad intelectiva humana nunca podrá conocer la realidad en sí, la cosa en sí, el noúmeno, pues esa realidad está fuera de la relación de conocimiento.

Si la facultad intelectiva humana produce el fenómeno, y si la facultad intelectiva es una y la misma en todos los hombres, encontramos que sólo de esa manera se puede garantizar la validez universal y la necesidad lógica de los conocimientos que pueden ser llamados verdaderos.

El fruto del conocimiento es la producción del objeto del conocimiento en el entendimiento formal.

 

EL CONOCIMIENTO COMO CAPTACIÓN DEL OBJETO.

Sujeto y objeto están en una interrelación mutua. No se trata simplemente de una acción del sujeto sobre el objeto ni de una determinación del sujeto por parte del objeto, sino de un enriquecimiento mutuo en el que el sujeto y el objeto incrementan su realidad en su relación.

Esta relación determina una captación del objeto por parte del sujeto, pero no una captación inmediata, no se trata de un mero intuicionismo, sino más bien hablamos de una captación mediata, en la que el término de la mediación es la actividad del sujeto y la posibilidad de la mediación reside en la acción del objeto.

 

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EL PROBLEMA DE LA VERDAD. LA CREENCIA Y LA VERDAD (I)

 

EL PROBLEMA DE LA CERTEZA DEL CONOCIMIENTO.

Para estudiar el problema de la certeza del conocimiento, creemos necesario puntualizar una distinción entre los conocimientos, según su finalidad.

Existe un conocimiento en el cual la certeza es algo que debe ser demostrado, como una exigencia de verdad; tal es el conocimiento de las ciencias y la filosofía.

Pero existe otro conocimiento que podemos llamar conocimiento cotidiano o conocimiento práctico, en el cual la exigencia de certeza reviste otras características.

Nuestro problema podría ser formulado así: ¿Cuándo podemos tener la certeza de que nuestro conocimiento tiene verdad? ¿Cuándo será verdad nuestro conocimiento práctico? Podríamos decir que nuestro conocimiento práctico es verdadero cuando es acorde con la realidad, pero ¿cuándo es acorde con la realidad? Para resolver esa pregunta debemos distinguir dos modos de conocimiento práctico: ideas y creencias.

 

IDEAS Y CREENCIAS.

A todos los hombres se les ocurren ideas (según expresión de José Ortega y Gasset) que bien pueden ser suyas o ajenas. Todo hombre tiene lo que se llama "sus ideas", que rigen su modo de pensar.  

Pero el modo de pensar de cada hombre, pueden manifestarse de dos maneras: pensando y actuando.

En cuanto que el hombre piensa, piensa sobre algo y sobre ese algo se hace una idea; esto es válido tanto para la idea del hombre común como para la idea del científico.

Esas son las ideas de los hombres. Pero en cuanto el hombre actúa, hay otros pensamientos que nunca se llegan a formular, pensamientos con los que se cuenta (siguiendo la formulación de Ortega).

José Ortega y Gasset tiene un ejemplo que aclara mucho: cuando una persona decide salir a la calle, aun cuando pueda pensar sobre cada uno de los detalles de su decisión de salir a la calle y sobre cada uno de los movimientos necesarios para hacerlo, difícilmente lo hará sobre la posibilidad de que haya calle o no; la existencia de la calle es algo con lo que se cuenta.

Del mismo modo que la calle en el ejemplo anterior, hay muchos otros pensamientos con los que el hombre cuenta y que ni siquiera llega a formular; se trata de pensa-mientos que efectivamente rigen su vida, su actuar. Estas son las creencias de los hombres.

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EL PROBLEMA DE LA VERDAD. LA NATURALEZA DE LA VERDAD. EL PROBLEMA DE LA VERDAD.

En la filosofía tradicional se ha visto la verdad como problema formal: cómo explicar la coherencia del pensamiento con la realidad.

Las soluciones a este problema han dado origen a muy diversas ideas sobre el conocimiento. Veamos.Desde un punto de vista extremo se considera que todo aquello que es formulado por nuestro entendimiento es algo que existe realmente y que es tal y como ha sido formulado.

La teoría sobre el conocimiento que está detrás de esta idea sobre la verdad del conocimiento es la que sostiene que nuestra mente no es más que un fiel reflejo de la realidad: la realidad se impone a la mente y el conocimiento corresponde a la realidad.

Pero pronto estos pensadores se dieron cuenta de que entre distintos hombres podía haber ¡deas diversas sobre una misma realidad, podían existir diferencias de opinión sobre algo.

Para salvar esta dificultad empezaron a hacer la distinción entre opinión y razón, haciendo ver que esta última es la única que puede proporcionar un conocimiento verdadero de la realidad.

Cuando la razón del hombre ha podido superar las apariencias de las cosas y ha podido, según el modo de intelección que le es propio, distinguir la esencia de las mismas, ha llegado a la verdad.

EL PROBLEMA DE LA VERDAD. LA CREENCIA Y LA VERDAD (II)

 

LA SOLUCIÓN IDEALISTA.

Se ha postulado, pues, la vía racional para llegar al conocimiento de la verdad. Pero surge otro problema: la razón es, desde este punto de vista, una instancia que debe dejar de lado el conocimiento directo de la realidad, por considerarlo equívoco.

¿Cómo es, pues, posible la comparación de los resultados del conocimiento obtenidos por la razón con la realidad, para saber si el conocimiento es adecuado? Ante esta pregunta ha habido también muchas soluciones, que van desde la explicación de la relación por medio de instancias de la mente o facultades que realizan la vinculación entre realidad y razón (como el intelecto agente del que hablaban los escolásticos), hasta la afirmación de que es imposible establecer una relación entre el pensamiento racional y la realidad.  

Precisamente desde este último punto de vista es que han surgido los idealismos, los cuales sostienen que la verdad reside en el intelecto mismo y que, al no ser posible la

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comparación entre resultados de la razón y realidad externa, la verdad debe ser una relación interna al pensamiento mismo.

Esto es, del intelecto y en el resultado mismo del pensar es que se da la relación de coherencia que constituye la verdad.

Un pensamiento sería verdadero cuando fuera coherente consigo mismo o con un sistema de pensamiento racionalmente establecido.  

La solución es perfecta y carente de contradicción, pero la experiencia de la realidad (y el conocimiento empírico, con el cual contamos) se encargan de plantear la contradicción del pensar y la realidad.

Por ejemplo, ¿qué diría un idealista, que sostiene la total identidad del yo (o la conciencia) consigo mismo y fuera de todo intercambio con otras entidades (que para él serían imaginarias) como la única forma de realidad, ante la situación (para él imaginaria e irreal) de la necesidad de comer?  

 

CONCIENCIA Y REALIDAD.

La anterior contradicción nos lleva a plantearnos de otro modo el problema: la realidad no es sólo una realidad externa que entra en contradicción con una conciencia ajena a esa realidad, sino que en esa conciencia tiene ya una forma de realidad, es una conciencia real que se manifiesta dentro de la misma realidad materialmente.  

El conocimiento no puede ser fruto de una entidad ajena a la realidad material, bajo el riesgo de dejar de ser conciencia de esa realidad material. Y si el hombre ha empezado a pensar, no ha sido por el simple hecho de ponerse a pensar, sino para hacerlo sobre un mundo real que se le presenta materialmente.

Eludir la materialidad de ese mundo externo es eludir la realidad misma, pues, ¿qué otro modo de manifestación que no sea material tiene cualquier realidad? (Incluso las manifestaciones de Dios en la Revelación Bíblica tiene forma material: salida de Egipto, Encarnación, Aparición a los sentidos materiales, toma de forma material durante los sueños, etc.).  

Vemos, pues, que debemos considerar la materialidad del mundo real para poder hablar de verdad.

Pero, además de que la conciencia de algo que se presenta materialmente como algo externo a ella misma, es una conciencia que, al menos intramundanamente, necesita de una instancia material para manifestarse: la presencia de un sistema nervioso evolucionado y centralizado, como el del hombre.

La conciencia es siempre la conciencia en un hombre (no podemos hablar de concien-cias separadas del hecho de ser humano; a lo sumo podemos hablar, pero por exten-sión, de conciencias colectivas de una comunidad de hombres).  

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La consideración de la verdad, pues, debe tomar en cuenta tanto la existencia de un mundo que se manifiesta materialmente, como la propia necesidad que tiene la conciencia de manifestarse por medio de la materia.

Desde esta nueva óptica, descubrimos que hay un elemento en común que garantiza la relación entre conocimiento y realidad: su mutua materialidad.

Garantizada esta relación, nos queda todavía averiguar cuál es el modo de esta relación, o mejor, cómo es posible lograr esa relación adecuada que es la verdad.

TEORÍA ESPECIAL DEL CONOCIMIENTO

 

EL OBJETO DE LA TEORÍA ESPECIAL DEL CONOCIMIENTO.

Hasta ahora hemos tratado de problemas generales sobre el conocimiento, pero también surgen otras cuestiones que es necesario considerar.

En primer lugar, nos damos cuenta que para conocer necesitamos utilizar conceptos acerca de las cosas que conocemos, pero también se nos hace evidente que debe haber un conjunto de conceptos más generales o conceptos fundamentales para la consideración de cualquier objeto del conocimiento.

Esos objetos fundamentales se conocen con el nombre de categorías, es la primera parte de la Teoría Especial del Conocimiento.  

Hemos tratado también, pero marginalmente, acerca del conocimiento científico, sin precisar cuáles son sus límites reales respecto de otros conocimientos y cuál es la esfera de su validez.

El problema de la ciencia, que es objeto de la Epistemología, es la segunda parte de la Teoría Especial del conocimiento.

 

LA NATURALEZA DE LAS CATEGORÍAS.

Para enfocar el problema de la naturaleza de las categorías, debemos referirnos a las concepciones del conocimiento que ya discutimos.

Encontraremos, pues, teorías de las categorías de carácter objetivista y de carácter idealista.Las concepciones objetivistas sostienen que las categorías están en los objetos del conocimiento, independientemente del acto de conocer y determinando el acto del conocer.

Desde este punto de vista, lo que el hombre haría sería simplemente copiar las determinaciones de la realidad de la mente. Esta concepción de las categorías como determinaciones del ser de las cosas la estudiaremos en más detalle en la Ontología.

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Por otra parte, existen las concepciones idealistas, las cuales creen que las categorías no existen en la realidad, sino que constituyen las formas según las cuales el entendimiento humano conoce.

Las categorías estarían constituidas, pues, por funciones de la conciencia y no de la realidad.Hessen defiende la concepción de las categorías como determinaciones del pensamiento condicionadas por los objetos.

Desde este punto de vista, las categorías serían los modos más generales de conocer que tiene el hombre, pero que han sido adquiridos dentro de la relación constitutiva del conocimiento (para este autor).

Considera Hessen que las categorías son producto de la facultad intelectiva del hombre, al modo kantiano, pero que esas mismas "categorías tienen su fundamento objetivo en la estructura del ente". Se concilia, de ese modo, las posturas idealistas y objetivistas.

 

EL SISTEMA ARISTOTÉLICO.

El primer sistema de las categorías como determinaciones del conocimiento, lo realizó Aristóteles.

Este pensador sostenía la tesis objetivista de que las categorías no eran más que tipos de predicación sobre el ente, y como tales constituían una reproducción de los modos más generales de ser.

Las categorías aristotélicas, tomadas textualmente de Hessen, son:

1. Substancia o esencia, por ejemplo: hombre, caballo.2. Cantidad, por ejemplo: de dos a tres varas de largo.3. Cualidad, por ejemplo: sabio, culto.4. Relación, por ejemplo: más pequeño que éste, más grande que aquél.5. Lugar, por ejemplo: en el mercado.6. Tiempo, por ejemplo: hoy, ayer.7. Situación, por ejemplo: acostado, sentado.8. Estado, por ejemplo: está vestido, está armado.9. Acción, por ejemplo: pasea, corta, vende.10. Pasión, por ejemplo: es contado.

LA CONCEPCIÓN.. PROPUESTA DE HESSEN.

Inspirado en las teorías de Eduard Von Hartmann, W. Windelband y Nicolai Hartmann, Hessen propone un esquema de categorías determinado por el tipo de objetos a que las categorías se refieren.

Podemos elaborar el siguiente cuadro:

I. Categorías de la esfera de los objetos ideales

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1. unidad 2. identidad 3. diferencia 4. igualdad 5. semejanza 6. todo - parte 7. dependencia - derivación 8. generalidad -particularidad

II. Categorías de la esfera real

a. Categorías de los objetos empíricos 1. cualidad 2. cantidad 3. espacio 4. tiempo

b. Categorías de los objetos metaf ísicos (transcendentes) 1. substancialidad 2. casualidad 3. finalidad

TEORÍA DE LA CIENCIA

 

LA NATURALEZA DE LA CIENCIA.

Para que un conocimiento pueda ser considerado como ciencia, debe contar en primer lugar, con un método científico; de ahí que se defina a la ciencia como un "saber metódicamente fundado".

En segundo lugar, necesita de un objeto bien diferenciado; de ahí la llamada especialización de las ciencias, que cae en la pérdida del conocimiento: el conocimiento científico es particular respecto de su objeto, pero estudia su objeto de modo general.

En tercer lugar, la finalidad de la ciencia, está en la formulación de leyes científicas que permitan la predicción y control de los fenómenos que estudien, aunque no siempre se logra tal finalidad.

Y, en cuarto lugar, las ciencias constituyen en sí mismas un sistema, o "conjunto de conocimientos ordenado según principios".

 

EL PROBLEMA DE LA CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS.

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Las ciencias pueden ser clasificadas, principalmente, por su objeto, pues si las ciencias se identifican como tales por el método, es el objeto particular de cada una lo que las diferencia entre sí.

En primer lugar, encontramos las llamadas ciencias ideales, que se ocupan de estudiar objetos que no se dan en la realidad, como las Matemáticas y la Lógica, mientras que, por otra parte, encontramos las ciencias reales.

A las primeras se les llama también ciencias formales, porque se ocupan del estudio de la forma de los objetos independientemente de su materialidad real.Respecto de las ciencias reales, se presenta el primer problema de esta clasificación, pues es difícil establecer un criterio de distinción.

Tradicionalmente se había distinguido entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencias del Espíritu, pero era prácticamente imposible precisar la diferencia entre esos dos tipos.

Posteriormente se distinguió (Windelband) entre ciencias de Leyes y ciencias de Acontecimientos, pero tampoco esta división prosperó.

Hessen propone una nueva clasificación atendiendo el carácter espacio temporal de los objetos científicos.    Hela aquí:

I. Ciencias Ideales, siguen un método formal y se refieren a objetos ideales, intemporales e inespaciales.

—     Matemática (números)

—     Lógica (forma del pensamiento)

—     Etica (valores éticos) —     Estética (valores estéticos)

I. Ciencias Reales.

1. Ciencias Naturales, siguen un método generalizador y se refieren a objetos sensibles, reales, espaciales y temporales, regidos por una legalidad casual; por eso son ciencias de leyes.

2. Ciencias  Culturales,  siguen  un  método individualizador referido a los valores, se refieren a acontecimientos originales e individuales, reales y temporales, pero no causales; por eso se llaman ciencias de acontecimientos.

3. Psicología, que es a la vez ciencia natural y ciencia cultural, llamada también Psicología Experimental; y en Psicología científico-espiritual, llamada también Psicología Subjetivista.

Esta clasificación de las ciencias no es necesariamente la mejor, pero puede ser considerada como un modelo de lo que es una clasificación científica.

EL ORIGEN DE LA ETICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA

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EN LA ÉPOCA HOMÉRICA.

La Ética nació como disciplina filosófica con la reflexión de los sofistas en los siglos V y VI A.C., en Grecia. Pero para comprender las condiciones de su surgimiento, debemos remontarnos al estudio de los juicios de su valor de tiempos anteriores.

En Hornero, para el caso, el principal juicio de valor consistía en calificar de agathós a los hombres que reunían los requisitos de habilidad, valentía, astucia, etc.

El agathós era el hombre homérico, sin dar mayor importancia a lo que hoy entendemos por moralidad.Con el tiempo, el término "agathós" fue perdiendo su significado original.

Se transfirió el contenido original de la palabra a la estirpe de aquel a quien se cali -ficaba antes como agathós: por eso, ahora, se daba ese epíteto a quien tenía sangre de noble.

En ese sentido, agathós se oponía a kakós, que podría traducirse como el equivalente de plebeyo.

 

EN LA ÉPOCA CLASICA.

A pesar de todo lo anterior, y-como alguno de los herederos de los primitivos agathós no reunían las cualidades de sus antepasados, se hizo necesario, cultura I mente, revisar los calificativos, empezando a popularizarse el uso de la palabra arete, que quiere decir virtud, para referirse a las cualidades que debía tener un buen agathós, pero que muchas veces no tenía.

En la práctica, la virtud, la arete ser resumía en la dikaiosyne, que es la cualidad de la justicia.

Todo se trata, pues, ahora, de determinar en qué consiste tal justicia; pero este es un problema serio, pues en los distintos estados griegos se veían justicias distintas.

La pregunta por la justicia se.convierte en la pregunta por la posibilidad de que exista una justicia universal e incambiable, que sea fundamento de la virtud.

Alrededor de estas preguntas por la justicia, la virtud y la bondad, se estructura la Ética, que a partir de un estudio etimológico, puede definirse como "ciencia de la recta configuración del carácter del hombre" o como "ciencia de las costumbres", según la interpretación que se haga de los originales griegos.

 

EL JUICIO ETICO.

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La Ética, o mejor, la moral, a nivel de experiencia, consisten en saber emitir juicios acerca de la bondad o maldad de los demás, de sus actos o del mismo sujeto que juzga.

Nuestra pregunta será por el criterio que nos permitirá hacer esos juicios.Metodológicamente dividiremos nuestras consideraciones en tres apartados: el juicio sobre las acciones, sobre las personas y sobre la vida entera.

 

EL JUICIO SOBRE LAS ACCIONES.

A nivel de acciones, se ha planteado una seria discusión sobre el derecho que los hombres tienen de juzgar las acciones de los demás.

Los que se oponen a este derecho, argumentan con el principio que sostiene que cada hombre que juzga es el primero en caer en la falta que condena.

Si se siguiera tal principio, caeríamos en una postura ética que permitiría al individuo realizar todo cuanto su conciencia tolere.

Creemos que toda acción debe tener un sustrato objetivo que permita el juicio sobre la misma y sobre el hombre que la ejecuta.Para buscar ese criterio objetivo analizaremos los elementos que hallamos en toda acción: una persona que la ejecuta, la circunstancia en que se ejecuta, el fin perseguido, la intención de perseguir el fin y el efecto producido.

Toda acción es ejecutada por una persona humana.

Esta tiene una disposición biológica heredada y otra cultural adquirida para actuar de un modo determinado. A la disposición biológica se conoce con el nombre de temperamento, y a la cultural, personal, con el nombre de carácter.

Debemos reconocer que en todas las acciones hay esa predisposición, pero las personas, por su libertad, pueden elegir cada uno de sus actos.  Y el hombre debe responsabilizarse de los actos que elija.

 

EL ANIMAL Y LA JUSTEZA.

Zubiri presenta al hombre en cuanto moral a partir de la confrontación entre el comportamiento animal y el comportamiento humano.  Seguiremos la exposición de Aranguren.

En el animal, la situación (estructural) estimulante, de un lado, y sus propias capacidades biológicas, por otro, determinan unívocamente una respuesta o una serie de respuestas que establecen y restablecen un equilibrio dinámico.

Los estímulos suscitan respuestas, en principio perfectamente adecuadas a ellos. Hay así un ajustamiento perfecto, una determinación unitaria entre el animal y su medio.

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El carácter formal de este ajustamiento lo llama Zubiri justeza.  

 

EL HOMBRE Y SU LIBERTAD.

El hombre, por su complicación y for-malización, no puede dar una respuesta adecuada a los estímulos y queda así LIBRE DE ellos.

Por eso es que las estructuras somáticas del hombre exigen la inteligencia, en cuanto un hacerse cargo de las situaciones y habérselas con las cosas como realidad y no solamente como estímulos.

El medio animal, pues, por la inteligencia, cobra el carácter de mundo, de realidad.El hombre tiene que considerar la realidad antes de ejecutar un acto, pero esto significa moverse en la irrealidad.

En el animal, el ajustamiento se produce de realidad a realidad, directamente; en el hombre, indirectamente, a través de la POSIBILIDAD y de la LIBERTAD, la cual reposa en las estructuras inconclusas de las tendencias o referencias, que abren así, el camino al ámbito de las preferencias.

Aquí está la segunda dimensión de esta situación de libertad: libertad no sólo de tener que responder unívocamente a los estímulos, sino también libertad PARA preferir en vista de algo, convirtiendo, así, los estímulos en instancias y recursos, es decir, en posibilidades.

En síntesis, si al animal le está dado el ajustamiento, el hombre tiene que hacer ese ajustamiento, tiene que justificar (iustum faceré: hacer justo) sus actos.

 

 

FUNDAMENTACION DE LA ETICA EN LA TEORÍA DE LOS VALORES

 

LA ESTRUCTURA DEL VALOR Y LA ETICA.

Para explicar el fundamento de la Ética como referido a los valores, debemos referirnos a una Teoría de los Valores o, más bien, a una Ética de Valores, como la que defiende Max Scheler.   

Hessen explica cuatro ¡deas fundamentales de la Ética de los Valores.

Primero, lo ético no consiste en el deber formal, sino en lo que se debe hacer, siendo ese "que" el valor.

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Segundo, los valores son objetivos, es decir, no dependen de la persona que valora ni de la sociedad en la que se vive, son ellos mismos en sí.

Tercero, los valores no se hacen presentes en el orden de la razón, sino en el orden del corazón; esto es, vividos, captados sentimentalmente, de un modo jerárquico.

Y cuarto, los valores, por ser sentidos y no razonados, no pueden ser definidos, sólo pueden ser descritos en relación con otros valores; así, se dice que el valor bueno es el que se percibe como superior en la jerarquía de los valores, mientras que el malo es el inferior.

El segundo sentido es el de la justificación como justicia, y es el ajustamiento a la norma ética y no sólo a la realidad.

Justo significa ahora honesto y no solamente ajustado. A esta segunda dimensión le llama Zubiri: MORAL COMO CONTENIDO.

Los actos del hombre y el hombre mismo, en el segundo sentido de moral, pueden ser justos o injustos, morales e inmorales y hasta amorales.Pero, en el primer sentido, cada acto humano y el hombre mismo no pueden menos que ser justos, adecuados a la realidad.

El hombre se conduce, pues su vida no es psicobiológicamente determinada. Las estructuras psicobiológicas lo exigen como libre. El hombre es, necesariamente libre.

El hombre es constitutivamente moral. Pero la disposición al ajustamiento depende del tono vital o temple mayor o menor.

Así hablamos de moral "alta" o "baja" o de personas "desmoralizadas" (en el plano de la moral como estructura).

La moral como contenido se monta sobre la moral como estructura y no puede darse sin ella. Precisamente porque el hombre tiene que hacerse su ajustamiento con la realidad, cobra sentido demandarle que lo haga conforme a determinadas normas, conforme a determinados sistemas de preferencias que vienen dados por la realidad o por la sociedad.  

 

EL MATRIMONIO.

Se define comúnmente el matrimonio como la unión permanente de un hombre y una mujer para la procreación y educación de los hijos; legalmente se le califica como un contrato; y, teológicamente, se dice que es el sacramento de la unión de Cristo y su Iglesia.  

 

FINES DEL MATRIMONIO.

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Se entiende que los fines del matrimonio son tres: Amor, procreación y educación de los hijos.

El amor incluye seis aspectos: la complementación física y psíquica, la comunicación, el diálogo íntimo, la ayuda mutua y la absoluta donación de uno al otro.

La procreación es la concretización y consumación del amor en un nuevo individuo humano.

La educación de los hijos es necesaria para su integración, como personas, a la vida social.

 

PROPIEDADES DEL MATRIMONIO.

En nuestra sociedad se acepta que el matrimonio tenga dos propiedades, que son: la indisolubilidad y la unidad.

Se dice que el matrimonio es una institución que debe durar toda la vida, pero la misma sociedad ha instituido también los medios para la disolución del mismo.

La unidad implica que se acepta sólo la monogamia y no la poligamia en sus diversas formas ni el llamado "amor libre".

 

EL CICLO DEL AMOR.

Las antedichas propiedades son deducibles del llamado ciclo del amor, inspirado en el desarrollo del individuo.

El infante entiende su relación con el mundo como la posesión del todopoderoso, que en su caso es la imagen de la madre.

El niño, en un primer momento se centra en el ansia de poseer a todos los miembros de su familia, de ser centro de atracción; y, en un segundo momento, busca la aceptación social y la posesión indirecta de su grupo social.

El adolescente busca la aceptación del otro sexo, con un fuerte carácter posesivo. Sólo hasta que se llega a la juventud se debe escoger entre la posesión y la donación al otro sexo; hasta entonces el ser humano se había debatido entre una serie de tendencias posesivas, pero ahora debe empezar a pensar en la donación como una de las posibilidades de su realización.

El adulto, por fin, debe entender el amor como una donación o como una posesión del grupo social  (y no sólo ya a nivel individual).

 

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TIPOS DE AMOR.

Charles Sinclair Lewis dice que hay cinco clases de amor: el gusto, el afecto, la amistad, el eros o amor psicofísico de un hombre por una mujer, y el cháritas o amor universal, volcado a los demás.

Debemos resaltar el hecho de que el eros no consiste en una mera atracción física, sino en la plena realización psíquica y física del amor.

 

LA REALIDAD DEL MATRIMONIO.

A pesar de lo anteriormente expuesto, la realidad del matrimonio es muy diferente del ideal.

No encontramos en nuestra sociedad más que muy pocos ejemplos de matrimonios perfectamente conscientes del acto que han realizado al constituir una familia; hasta podemos afirmar que la situación real de esta institución, en nuestra sociedad, es, precisamente, de no-familia.

El hecho de que el ideal no se cumpla en la realidad no es un argumento para abandonarlo, no se trata de realizar sólo lo que-de hecho se da; si éste fuera el objetivo de las acciones humanas, hace mucho tiempo que se hubiera dejado de lado la lucha por la perfección, y viviríamos en un mundo talvez técnicamente bien realizado, pero sin la posibilidad de elegir, de hacer nuestra propia vida.

ETICA PROFESIONAL

 

LA COMPETENCIA PROFESIONAL.

El término competencia puede ser entendido en dos sentidos: como capacidad para desempeñar una labor, y en ese caso de dice que el individuo es competente; y como suficiencia para desempeñar un trabajo, y entonces se dice que los individuos están en competencia.

En el sentido de capacidad, Aquiles Menéndez, en su obra Ética Profesional, dice que la competencia "debe significar en la conciencia de todo (profesional) un compromiso personal y una colaboración dinámica y permanente de todo su ser, en toda su dimensión física y espiritual, con una tendencia conjunta hacia el bien común".

Para garantizar esa colaboración propone tres campos en los cuales debe concretizarse la competencia profesional: competencia intelectual, competencia moral y competencia física.

 

COMPETENCIA INTELECTUAL.

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Se puede definir la competencia intelectual como la "posesión de la ciencia y la sabiduría" que todo profesional debe tener.

En este caso, es necesario precisar que la posesión absoluta de la ciencia y la sabiduría no es posible, pues la dinámica misma del conocimiento hace que éste se incremente constantemente.

Dice Aquiles Menéndez que la competencia intelectual debe comprenderse en dos momentos: como competencia técnica y como competencia humanística.

En el primer caso, se trata de un conocimiento teórico y sistemático de las ciencias que se refieren a la profesión, al mismo tiempo que la capacidad de aplicar esos conocimientos a los problemas que se le presentan en su vida profesional; se trata, en rigor, de armonizar la ciencia y la experiencia.

En el segundo caso, se insiste en la necesidad del profesional de mantenerse con una dimensión humana abierta a los demás y al deber, con una dimensión abierta a la experiencia estética y a la solidaridad con el mundo y con los demás, con el fin de evitar que el profesional se convierta en una máquina eficaz, pero no humana.

 

COMPETENCIA MORAL.

La competencia moral se refiere a la necesidad que el profesional tiene de referirse a un bien, al bien; esa necesidad se refleja en la vida según la virtud, en la vida virtuosa, la cual se manifiesta en el sentimiento de rechazo a todo lo que aparezca como oscuro, injusto o dudoso, a la vez que en la conciencia de la dignidad de la profesión.

Aquiles Menéndez distingue dos virtudes profesionales: la justicia y la caridad. La primera se vuelve un imperativo para el profesional, en la medida en que es depositario de un bien social (de cultura) del que debe dar cuenta a la sociedad en que vive.

La segunda, se refiere a la necesidad de que el profesional se dedique a un servicio desinteresado de todos los demás miembros de su sociedad, aunque, en un sentido de justicia, no esté obligado a ello.

 

COMPETENCIA FÍSICA.

Muchas veces, algunos profesionales fracasan en sus respectivas profesiones porque son físicamente incapaces, no tienen la aptitud necesaria para llevar sus labores profesionales a un feliz término.

El principio de la competencia física es la Higiene Mental y Física.

La Higiene Mental se referirá al conjunto de disposiciones necesarias para aceptar el propio trabajo y gozar del mismo, mientras que la Higiene Física se refiere al mantenimiento de la capacidad física para desempeñar a cabalidad un trabajo.

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DEBERES PROFESIONALES.

Cada una de las profesiones implica una serie de deberes que le son propios, debido a la peculiaridad de esa profesión, como es el caso, por ejemplo, del secreto profesional.

Médicos, Abogados, Economistas, Políticos, Psicólogos, Periodistas, etc., tienen una serie específica de deberes peculiares de su labor, además de los deberes generales ya explicados.

Será interesante investigar en  cada  caso,  cómo un profesional entiende sus deberes específicos.

 

ONTOLOGIA. EL CONCEPTO DEL SER

 

EL SER COMO OBJETO DE LA ONTOLOGIA.

La Ontología se ocupa del estudio del ente en cuanto tal, es decir, del ente en cuanto que es ente.

No es objeto de la ontología determinar que ente es este o aquel ente, sino de la determinación de lo que hace que éste y aquél sean entes.

Si afirmamos que ente es cada cosa que es, podemos preguntarnos qué es aquello en Io que todos los entes coinciden, qué es lo que tienen en común, cuáles son sus notas o características comunes.

Ante esa pregunta, podemos responder que los entes, considerados como entes, sólo tienen una característica en común: el ser; lo único que podemos decir de todos, independientemente de sus variaciones, es que SON.

LA NOCIÓN GENÉTICA DE SER. Sabemos cómo es que se origina la noción de Ser: por abstracción. En efecto, podemos proceder abstrayendo cada una de las características más general: la de ser.

El ser aparece así como el concepto más abstracto que el hombre se puede formar a partir de los entes concretos; el ser es la noción abstracta del ente.  

EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN DE "SER". Esta característica de la noción de Ser (que tiene una sola característica) se constituye en el primer obstáculo para llegar a una definición de esa noción.

En las reglas de la correcta definición lógica estudiamos que la definición debía hacerse a partir del género próximo y la diferencia específica; pero ello supone que existen otros conceptos con los cuales comparar el concepto a definir.

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Vemos claramente que una noción que sólo tenga una característica es la más general posible y, por tanto, indefinible lógicamente hablando.  

 

LOS ASPECTOS DEL SER.

Hessen distingue entre dos aspectos que "constituyen la naturaleza del ser": el ser ahí y el ser así. Entiende Hessen que el ser ahí, significa que un ente es, que algo es el ahí; mientras que el ser así, sería el correlato lógico del ser ahí.

Esta distinción es similar, aunque no idéntica a la diferencia que establecían los escolásticos entre esencia y existencia; refiriéndose la primera al contenido del ser, mientras la segunda se refería a la presencia real del ser.

 

LO GENERAL Y LO INDIVIDUAL.

La primera pregunta que se presenta cuando investigamos la naturaleza de las formas del ser así, es la de si hay un ser así general.

Hessen responde que en la esfera de lo ideal se presentan a la consideración racional serán así de naturaleza general, como el ser lógico, el matemático, el valor ético, por ejemplo.

Pero, se da cuenta también de que en la esfera de lo real, todos los seres se presentan como individuales, esto es, como singulares, únicos e indivisibles.

Obviamente, esta constatación al nivel de lo real, nos lleva a un problema, pues nosotros, al comprender los seres así de la realidad, lo hacemos bajo conceptos ge-nerales, como los de género y especie.

Para llegar a los conceptos generales, debemos partir de algo en la realidad en las cosas que fundamente la formación de esos conceptos la inteligencia; Hessen considera que ese fundamento está en las características comunes del ser así.

Descubrimos, pues, que los conceptos generales son universales en la mente, pero con fundamento en las cosas.

 

LO FINITO Y LO INFINITO.

Otra dualidad que se presenta al considerar las formas del ser, es la existente entre lo finito y lo infinito.

Todos los seres así se nos presentan como limitados, como finitos, en cuanto que algo les falta, en cuanto no son algo.  

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Vemos, pues, que existen muchas características posibles del ser, pero que no coinciden en todos los seres así.

Se ha acuñado un concepto que reúna todas las características posibles del ser, que se entiende como una  realización de todas las posibilidades en la inteligencia, aparece así, pues, la noción de ser infinito.

 

EL SER REAL.

El primer modo de ser ahí es ser real, entendido como ser existente.   

Se considera que un ser real es existente de tres modos diversos:

a) el ser inmanente a la conciencia, es decir, como un pensamiento, un sentimiento, un dolor, etc.

b) el ser inmanente-transcendente, es decir, es un contenido de conciencia originado por causas externas, como una percepción, que si bien se da dentro de la conciencia, está causada por factores externos a la conciencia.

c) el ser trascendente, es decir, el conjunto de factores reales que provocan en nosotros una apariencia; se trata del ser real independientemente de la cognición.

 

EL SER IDEAL.

El Ser ideal es aquel al que no puede accederse por la experiencia, sino sólo por la conciencia misma.

Podemos enunciar, con Hessen, cuatro características del ser ideal:

a) El ser ideal está fuera de toda relación espacial.

b) El ser ideal está fuera de toda relación temporal.

c) El ser ideal está fuera de toda relación causal.

d) El ser ideal no puede ser captado por los sentidos.

 

MODOS DEL SER  IDEAL.

Hessen propone tres modos del ser  ideal:

a) El ser lógico, que se da en la forma del contenido del  pensar.

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b) El ser matemático, que se da en las leyes y nociones matemáticas.

c) El ser axiológico, que se da en los valores.

LAS LEYES Y CATEGORÍAS DEL SER

 

QUE SON LAS LEYES DEL SER.

Las leyes del Ser corresponden a las leyes del conocer, esto es, a los principios lógicos.

Esto se debe a que, de algún modo, el ámbito del conocer ha pretendido identificarse con el del ser, o ha querido transplantarse al del ser. No vamos a discutir aquí la validez de las leyes del ser, pues esa tarea excede los intereses de esta obra.   

Nos limitaremos a exponerlas.

 

LA LEY DE IDENTIDAD.

La ley de identidad o principios de identidad, se puede formular así: "Todo ente es idéntico a sí mismo".

La identidad que este concepto encierra es una entidad lógica, pues afirma que un mismo ente, considerado como objeto sujeto y como concepto predicado, son idénticos.

Reside, pues, la identidad en el sujeto que conoce.

LA LEY DE CONTRADICCIÓN.

El principio de contradicción pone en relación al ente con su negación; se puede formular de la siguiente manera: "Un ente no puede, al mismo tiempo, ser y no ser".

Puede entenderse este principio de dos maneras: la primera, cuando se afirma que un ente no puede al mismo tiempo existir y no existir; y la segunda, cuando se dice, con Aristóteles, que "es imposible que el mismo atributo pertenezca y no pertenezca al mismo tiempo al mismo sujeto y en la misma relación".

El principio de contradicción, pues, excluye la contradicción lógica del ámbito del ser.  

LA LEY DEL TERCERO EXCLUIDO.

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Si el principio de contradicción excluye el no ser de la esfera del ser, el principio del tercer excluido lleva esa exclusión a su más estricta expresión: "O algo es o no es; no puede haber una tercera posibilidad".

Debe entenderse los mismos dos sentidos que el principio de contradicción: refiriéndose al existir o refiriéndose al poseer o no una característica.

 

LA LEY DE RAZÓN SUFICIENTE.

Este principio puede formularse del siguiente modo: "Todo ente ha de tener una razón suficiente de su ser".

En realidad, este principio no tiene una evidencia por sí mismo, por lo cual debe ser comprendido de otra manera; esa manera no puede ser la demostración, pues entonces no sería un principio, entonces debe ser otra forma distinta de la evidencia y de la demostración: es lo que Kant llamó "deducción trascendental".

Así es como este principio debe ser entendido como conditio sine qua non del conocimiento, como fundamento del conocimiento de los objetos.

 

CATEGORÍAS DEL SER.

Hemos hablado anteriormente de las categorías del conocer; ahora es necesario referirse a las mismas categorías, pero desde el punto de vista del Ser.

Siguiendo a la clasificación propuesta por Hessen, nos ubicaremos en lo que él llama categorías de la esfera real, y que divide en categorías de los objetos empíricos y en categorías de los objetos metafísicos.

Así, las categorías que habrá que estudiar son: cualidad, cantidad, espacialidad y temporalidad; y sus-tancialidad, causalidad y finalidad.

 

CANTIDAD Y CUALIDAD.   

El primer punto de vista desde el que se puede considerar el ser es la cantidad. Toda realidad, al ser conocida se nos muestra bajo un aspecto predominantemente cuantitativo.

Este carácter ha hecho que, en el curso de la historia,  se haya identificado la cantidad con la realidad, y se haya creído que la cantidad es la forma de la realidad por excelencia.

A pesar de ese hecho, debe aceptarse que la cantidad es sólo una forma de  conocer el Ser, un aspecto desde el cual se le considera. Esa forma de consideración debe estar

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fundamentada en la realidad, si se espera que el conocimiento cuantitativo sea un conocimiento verdadero.  

Por eso es que se dice que la cantidad, en cierto sentido, está en el ser, como fundamento del conocer.

Si la cantidad nos remite al número o al tamaño de la realidad, la cualidad nos remite a la índole misma del ser. La cualidad se nos manifiesta, particularmente, según la modalidad de acción de los sentidos.

Así, habrá cualidades olfativas, visuales (color, matiz, etc.), auditivas, gustativas, táctiles (incluyendo presión, temperatura, tensión, equilibrio, etc.).

 

ESPACIALIDAD Y TEMPORALIDAD. 

La espacidalidad aparece como una magnitud cuantitativa y extensa. 

El espacio no tiene realidad por sí mismo; el espacio no existe como una entidad independiente, por eso es que puede afirmar se que sólo es una relación entre distintos entes que están presentes en la existencia.

Del mismo modo, la temporalidad no aparece como un ente, sino como una propiedad de un ente, constituye también una relación entre distintos entes que permanecen en la existencia.

 

UN PROBLEMA CLASICO: MATERIALISMO Y ESPIRITUALISMO (I)

 

QUE ES EL HOMBRE.

El problema del hombre resume en sí todo el problema filosófico, en la medida que todas las formas de realidad se dan cita en cada ser humano.

En el hombre encontramos la materia inanimada, como la estructura que ha sido animada por la vida (en sus estratos vegetal y animal) dotándola de funciones vegetativas y de relación.

Dentro del mismo hombre, aparece también un conjunto de funciones psíquicas, como la memoria, la volición, la afectividad, la inteligencia, etc.; y, por fin, en el hombre mismo aparece la clara conciencia de diferir sustancialmente de todas las otras formas de realidad, de participar de lo trascendente , por lo que se llama Espíritu.

 

EL MATERIALISMO.

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Respecto de la explicación de lo que el hombre es, la primera opción fue considerada como una cosa entre las otras cosas del mundo.

En un principio, el hombre no fue un problema para el hombre, pues simplemente no encontraba diferencias significativas entre el ser de las cosas y el ser del hombre.

Para comprender esta afirmación, debemos tener en cuenta que el hombre primitivo comprendía al mundo y sus fenómenos como algo dotado de vida propia, al igual que el hombre mismo.

Ese modo de entender la realidad dio origen a lo que podríamos llamar el materialismo ingenuo, que consideraba toda la realidad al mismo nivel, al nivel de cosa.

Posteriormente, ya en épocas de mayor florecimiento intelectual, han surgido otros materialismos, fundamentados en un conocimiento crítico de la realidad, que no siguen la misma dirección que aquel primer materialismo.

No se trata ya de identificar la realidad material con el hombre, sino del proceso contrario, identificar al hombre con la realidad material. Diferentes matices cabe hacer dentro de esta concepción, pues hay quienes han afirmado incluso, que el alma del hombre es algo material, como Demócrito; hasta quienes sostienen que la conciencia no es más que un producto de la materia en actividad, como el materialismo dialéctico.

 

EL ESPIRITUALISMO.

El punto opuesto a la consideración materialista fue la espiritualista, que surgió precisamente como una respuesta al materialismo, de la clase que fuere.

Los espiritualistas sostienen que el hombre es primordial mente Espíritu, pues recalcan el hecho de la diferencia sustancial entre el hombre y el resto de los seres de la realidad.

Hacen recaer esa diferencia en el espíritu, el cual está constituido por una sustancia espiritual, la que constituye al hombre, independientemente de las características materiales o biológicas del mismo.  

 

EL HOMBRE COMO ESTRUCTURA ESTRATIFICADA.

Mientras el hombre fue volviéndose más crítico, empezó a entenderse al hombre como un ser en el que se dan cita todos los estratos del ser, una especie de ser resumen, de cosmos en miniatura, de microcosmos.

Aristóteles, aplicando su teoría de la materia y la forma (hylemorfismo), entendió primero al hombre como una estructura estratificada en la que, sobre la materia, se implantaba una forma que revestía un triple carácter: se trataba del alma, que en el caso del hombre era vegetativa, animal e intelectiva.

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Posteriormente, la Escolástica retomó la estratificación aristotélica, cambiando simplemente la terminología (ánima vegetativa, sensitiva et intellectiva).

Recientemente, Max Scheler reconsideró el problema del hombre, empezando a ocuparse del mismo problema filosófico separado, fundando así la Antropología Filosófica, sobre la base de una consideración del hombre como ser estratificado, pero constituido dualistamente en base a dos principios: un principio psicofísico, que se articula sobre la materia y la vida; y uno espiritual, que es el que caracteriza al hombre como tal.

 

EL PROBLEMA.   

Las soluciones al problema de la unión del alma y el cuerpo han sido diversas en la historia de la filosofía.  

Hay quienes, como Platón, se pronuncian por un dualismo que postula que entre alma y cuerpo hay una diferencia esencial, es decir, que su reunión es algo que no atañe a la esencia de cada uno de ellos, pues al alma puede o no estar unida a un cuerpo, sin dejar de ser lo que es.

El otro extremo estaría determinado por los monismos, que revisten dos formas principales: el monismo materialista y el monismo espiritualista.

El primero asume que toda la realidad, incluso el hombre, está constituida por la materia sin que nada ajeno a ella influya en su desarrollo y constitución.

El segundo, en cambio, afirma que es el espíritu lo que constituye la realidad y el hombre, independientemente de la materia y, muchas veces, creando la misma materia.

Para resolver el problema, se han postulado muchas explicaciones que intentan salvaguardar la unidad del ser humano (para no caer en los monismos).

Hessen propone tres soluciones: la del paralelismo psicofísico, la de la teoría de la acción recíproca y la que él llama teoría de la totalidad.

 

EL PARALELISMO PSICOFÍSICO.

Esta solución propone que para extender la relación entre el cuerpo y el alma, debe aceptarse que existen dos formas de una misma realidad. De este modo, se garantiza que la realidad sea una sola pero a la vez se proclama la independencia entre las formas de realidad.

Desde ese punto de vista, los procesos físicos no influirán en los psíquicos y viceversa. Se trata de dos tipos de procesos paralelos, pues son equivalentes, pero independientes, nunca se tocan entre sí, como las líneas paralelas.

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LA TEORÍA DE LA ACCIÓN RECIPROCA.

En esta solución, se propone una acción entre lo físico y lo psíquico, de tal modo que puede darse el caso de que un proceso físico, como una estimulación sensorial, origine un proceso psíquico, como una percepción, o que un proceso psíquico, como una volición, origine un proceso físico, como una acción.

Esta teoría no pretende explicar cómo es que esos fenómenos son posibles, simplemente se limita a constatar la relación, como una explicación de la unión de lo psíquico y lo físico.

 

LA TEORÍA DE LA TOTALIDAD.

Hessen explica esta teoría, postulando que el alma viene a ser el principio de totalidad de la constitución del ser humano. Esto quiere decir que el hombre se construye como tal (si se quiere, se constituye como tal) sólo por la acción del alma.

Si esto es así, podemos afirmar que el cuerpo se funda en el alma, pudiendo influir sobre ésta, pero sólo como un elemento puede influir sobre su principio fundante.

Hessen considera que es sobre esta teoría que se han de formular los posteriores intentos de las Antropologías filosóficas para explicar el problema del hombre.

UN PROBLEMA CLASICO: MATERIALISMO Y ESPIRITUALISMO (II)

 

EL PROBLEMA.

Aunque el problema de la Responsabilidad es un asunto predominantemente ético, creemos que, dada su importancia, puede y debe ser tratado como un problema metafísico o, al menos, ontológico.

Consideramos el asunto auxiliándonos de teorías de distintas orientaciones filosóficas contemporáneas.

 

LA EXISTENCIA.

Cuando nos referimos al hombre, con lo primero que nos encontramos es con un individuo que está actuando y que tiene una serie de manifestaciones peculiares: hace ideas, arte, ciencia, técnica, economía, política, etc.

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El hecho mismo de estas manifestaciones nos lleva a la conclusión de que el hombre sale de sí para proyectarse, a diferencia de los animales que no salen de sí.

El existencialismo llama a esta cualidad de salir de sí, EXISTENCIA.

 

EL HOMBRE Y EL MUNDO.

El ser del hombre es un ser en el mundo, pues todo él está implicado en el mundo, en la doble medida de que es en el mundo, y de que él hace al mundo.

Si no hubiera hombre, no habría mundo, sino sólo cosas; es el hombre que nomina las cosas como mundo, el que las percibe como mundo y el que debe compartirlas como mundo con los demás nombres.

El hombre es una manera consciente de estar en el mundo, pues es capaz de darse cuenta y de apropiarse del mismo; además, el hombre es consciente de sí mismo y de su imperfección, de manera que también se concibe a sí mismo como un reto que ha de salvarse.

El mundo en el contacto con el hombre se humaniza, el hombre está siendo de nuevo en cada cosa con la que entra en relación.

Si el hombre está siendo en el mundo, decimos que no percibe a su mundo como un mero estar, sino como algo factible, como algo que puede cambiarse, como algo que puede construirse, como una factividad potencial.

Valga, a modo de crítica, resaltar el hecho de que los hombres muchas veces no potenciamos nuestras propias posibilidades, sino que nos estamos refiriendo a otros modos de estar en la realidad distintos al nuestro.  

 

EL HOMBRE Y EL FUTURO.

En toda existencia humana hay algo ya realizado y algo todavía no realizado.

Lo que verdaderamente es valioso en el hombre es lo que todavía no es, pero que puede llegar a ser.

Si la existencia del hombre se toma como algo que está siendo cada vez algo nuevo, debe entendérsele como un proyecto, como una posibilidad de futuro.

Si la posibilidad de futuro y la conciencia del mismo son nuestras, hablaremos de auto-proyecto o de auto-realización; si, por el contrario, nos dedicamos a realizar el   proyecto de otros, diremos que nuestro proyecto está enajenado (es ajeno).  

 

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EL HOMBRE Y LA ACCIÓN.

Ahora bien, la autorrealización implica la acción, pues de otra manera no se lograría tal realización.

El hombre es también ser de la acción, v es precisamente en ella donde aparece su sentido: el hombre es consecuencia de sus propios actos. Con todo, actuar la vida implica intencionar (dirigir hacia) la conciencia sobre el modo propio de estar en la realidad, o lo que es lo mismo, reflexionar sobre el estar.  

Esa acción y esa reflexión, constituyen una respuesta del hombre ante la exigencia de su vida.

Cuando el hombre hace su proyecto, está planificando su vida, está haciendo un plan vital, el cual no puede ser un plan fijo y normativo, como el plan de producción de una fábrica, sino un plan direccional, que debe amoldarse constantemente a las nuevas exigencias de la acción y de la situación en que el hombre está.

Por eso decimos que la acción y la reflexión humana son una respuesta al desafío de la propia realización del hombre como individuo y como comunidad.  

 

EL HOMBRE Y LA RESPONSABILIDAD.

Si la respuesta que es una acción se refiere a la propia realización, estamos poniendo en juego no el sentido de una acción, sino el sentido total de la vida; por eso decimos que la acción y la reflexión implican una responsabilidad de nosotros mismos ante nuestro propio proyecto.

Ser responsable quiere decir dar la propia respuesta, pronunciar la propia palabra. Pero pronunciar la propia palabra quiere decir expresar y fijar el sentido de nuestra existencia.

Hay personas y pueblos que nunca han expresado su propia palabra, que nunca se han vuelto responsables de su propia vida.

 

EL HOMBRE Y LOS DEMÁS.

Pero lo que el hombre individual sea, no es independiente de lo que otros sean, pues lo que cada uno vaya siendo, va determinando el ser de los otros, por eso decimos que el hombre es un ser-con.

Negar a los demás es, en el caso del hombre, negarse a sí mismo. Por eso decimos que la presencia del hombre en el mundo es copresencia; por eso decimos que el verdadero encuentro entre los hombres es nuestro encuentro; y por eso decimos que la verdadera palabra es diálogo.

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De ahí que la verdad del hombre debe ser una verdad de los hombres, porque imponer la soledad del hombre que la impone, es socializar la soledad de un hombre, es querer que los hombres sean como el modelo que se les presenta.

METAFÍSICA DEL UNIVERSO. DIOS COMO FUNDAMENTO DEL MUNDO.

 

EL PROBLEMA DEL FUNDAMENTO DEL MUNDO.   

Durante mucho tiempo ha sido problema de la filosofía el asunto del  fundamento del mundo. 

Se considera como necesario que exista algo que sea el fundamento de todas las cosas que existen.   

Esa necesidad aparece como una exigencia cuando se ve que todas las cosas son mutables e inestables, pero en el mundo permanece siempre una misma estructura y orden.

Las soluciones al problema del fundamento del mundo han sido diversas y variadas. Desde la solución que afirma que todas las cosas se fundamentan en la dinámica misma de la materia, hasta la que propone la existencia de Dios, han sido formuladas a través de los tiempos.

La primera de ellas ha sido la preferida de las posturas ateas, mientras que la segunda es la sostenida por los teístas de cualquier orientación (sean cristianos o no).

 

LAS CARACTERÍSTICAS DEL  FUNDAMENTO DEL MUNDO.   

Se ha constatado, a través de los tiempos, que el mundo reúne varias características, como la racionalidad, la finalidad y la belleza.   

La estructura del mundo que aparece, primero, como ordenada, en el sentido de que es comprensible como un sistema de relaciones racionalmente comprensibles.  

En segundo lugar, aparece como orientado a un fin, como una estructura teleológica (en el sentido de evolución).  

Y, en tercer lugar, aparece como algo que maravilla a los hombres, como algo que merece la contemplación por parte de los mismos, como algo bello, como algo que tiene belleza.

Por analogía, podemos decir que el fundamento de ese mundo debe reunir esas características, siendo a la vez racional, la meta del desarrollo del mundo, su fin y bello. 

Para los teístas, estas características sólo las puede tener Dios.  

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QUE SON LAS PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS.  

Desde los primeros esfuerzos de la Filosofía Occidental , la reflexión  metafísica sobre el Universo llevó a la formulación de las llamadas Pruebas de la Existencia de Dios.

En realidad, aunque estas pruebas ayudan a fundamentar racionalmente la existencia de Dios, no puede afirmarse que tengan en sí una evidencia apodíctica e incluso, han sido refutadas por diversos medios. 

Con todo, estos argumentos tienen todavía validez, para intentar acercarse por la vía racional al problema de la existencia de Dios.  

 

LA PRUEBA ONTOLÓGICA DE LA EXISTENCIA DE DIOS.

La llamada Prueba Ontológica consiste en la afirmación de que todo lo que puede ser pensado acerca de Dios no puede ser algo inexistente. Se afirma, de este modo, que la Suma Perfección y el Valor Supremo deben existir, porque nosotros lo podemos pensar.

Sería un absurdo que se pudiera pensar en algo no existente; sería una burla que se pudiera pensar en un Sumo Valor que no existe.

La prueba ontológica no tiene, como ha sido ya comprobado, un valor demostrativo, pero expresa una necesidad religiosa, la exigencia de explicación de la vivencia de Dios.

Por eso dice Hessen que no puede pretenderse veracidad apodíctica para este argumento, pero sí debe aceptarse como el principal axioma religioso.

LA PRUEBA COSMOLÓGICA.

La prueba cosmológica tiene tres formas principales: la que parte del movimiento, la que parte de la causalidad y la que parte de la contingencia, siendo esta última la más importante.

La primera es la que afirma que si existe el movimiento, éste debe estar dirigido hacia algo, de modo que el último movimiento debe estar dirigido hacia algo que mueve sin moverse, un motor inmóvil.

La segunda forma es la que se refiere al hecho de que cada efecto tiene una causa, de modo que el primer efecto debe haber tenido una causa primera que, a su vez, no debe ser causada de ninguna manera.

Y la tercera forma, por fin, dice que si existe un ser contingente, debe existir un ser necesario que fundamente la contingencia del primer ser, siendo este Ser Necesario de Dios.

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Hessen dice que esta prueba no prueba nada acerca de Dios, ni es una prueba, pero que se refiere, de un nodo indirecto, a señalar la existencia de Dios.

LA PRUEBA TELEOLOGICA.

Hessen, citando a Kant, distingue a cuatro momentos de la prueba teleológica.

El primero parte de la constatación de un orden de carácter finalista en la naturaleza; el segundo momento verifica que ese orden finalista es ajeno a los asuntos del mundo, pues está unido a éste de un modo contingente por un principio racional ordenador; por eso puede, en un tercer momento, afirmarse que existe una causa sublime y sabia del mundo; y, por fin, debe afirmarse que esa causa es sólo una, por el orden unitario que manifiesta el universo en todas sus partes.

La validez de este argumento como prueba es discutible; pero si se toma como una continuación de la cosmológica, puede ayudarnos a formarnos una idea más clara de Dios, que sólo ha sido señalado por la prueba cosmológica.  

 

LAS TRES EVIDENCIAS DE MAX SCHELER.

La primera de las tres evidencias de Max Scheler, como las formula Hessen, en que en general hay algo, o que la nada no es. 

La segunda es: hay un ente absoluto gracias al cual todo ente no absoluto posee el ser que le corresponde; el fundamento de esta segunda evidencia está en cualquier no-ser relativo que encontremos en la realidad, debe ser relativo a un absoluto, que no varía por determinaciones contingentes. 

Por fin, el modo de acceder a ese Ser Absoluto es una aprehensión inmediatamente intuitiva que se da a partir de cualquier no-ser relativo.

 

SUS ALCANCES.

Las evidencias de Max Scheler sobre la existencia del fundamento del mundo pueden ser consideradas como racionalmente infundadas; pero no pretenden ser o estar fundadas de esa manera, sino de un modo intuitivo e inmediato.

Se trata de evidencias y no de razonamientos.

Con todo, algunos pensadores han impugnado la evidencia de esas afirmaciones primeras, tomándolas más bien como supuestos de un hombre religioso.

 

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FilosofíaDe Wikipedia, la enciclopedia libre

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El pensador, de Auguste Rodin, representación clásica de un hombre inmerso en sus pensamientos.

Este artículo trata sobre la tradición filosófica occidental. Para la tradición filosófica oriental, véase Filosofía oriental.

La filosofía (del latín philosophĭa, y este del griego antiguo φιλοσοφία, 'amor por la sabiduría')[1] es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.[2] [3] Al abordar estos problemas, la filosofía se distingue del misticismo, la mitología y ciertas formas de religión por su énfasis en los argumentos racionales,[4] y de la ciencia experimental porque generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante la especulación, el análisis conceptual, los

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experimentos mentales u otros métodos a priori, sin excluir una reflexión sobre datos empíricos o sobre las experiencias psicológicas.

La tradición filosófica occidental comenzó en la Antigua Grecia y se desarrolló principalmente en Occidente.[5] El término «filosofía» es originario de Occidente, y su creación ha sido atribuida al pensador griego Pitágoras.[6] Su popularización se debe en gran parte a los trabajos de Platón y Aristóteles. En sus diálogos, Platón contrapuso a los filósofos con los sofistas: los filósofos eran quienes se dedicaban a buscar la verdad, mientras que los sofistas eran quienes arrogantemente afirmaban poseerla, ocultando su ignorancia detrás de juegos retóricos o adulación, convenciendo a otros de algo infundado o falso, y cobrando además por enseñar a hacer lo mismo. [5] Aristóteles, por su parte, adoptó esta distinción de su maestro, extendiéndola junto con su obra a toda la tradición occidental posterior.

La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la religión y la política occidentales.[7] Algunos conceptos fundamentales de estas disciplinas todavía se pueden pensar como conceptos filosóficos. En épocas anteriores, estas disciplinas eran consideradas parte de la filosofía. Así, en Occidente, la filosofía era una disciplina muy extensa. Hoy, sin embargo, su alcance es más restringido y se caracteriza por ser una disciplina más fundamental y general que cualquier otra.

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Contenido[ocultar]

1 Ramas de la filosofía o 1.1 Metafísicao 1.2 Gnoseologíao 1.3 Lógicao 1.4 Éticao 1.5 Estéticao 1.6 Filosofía políticao 1.7 Filosofía del lenguajeo 1.8 Filosofía de la menteo 1.9 Filosofía de la historia

2 Historia de la filosofía o 2.1 Filosofía antiguao 2.2 Filosofía medievalo 2.3 Filosofía renacentistao 2.4 Filosofía moderna (siglos XVII y XVIII)o 2.5 Filosofía del siglo XIXo 2.6 Filosofía del siglo XX

3 Véase también 4 Notas y referencias 5 Enlaces externos

Ramas de la filosofía

Las ramas y los problemas que componen la filosofía han variado mucho a través de los siglos.[8] Por ejemplo, en sus orígenes, la filosofía abarcaba el estudio de los cielos que hoy llamamos astronomía, así como los problemas que ahora pertenecen a la física.[8]

Teniendo esto en cuenta, a continuación se presentan algunas de las ramas centrales de la filosofía en el presente.

Metafísica

Artículo principal: Metafísica

La metafísica se ocupa de investigar la naturaleza, estructura y principios fundamentales de la realidad.[9] [10] Esto incluye la clarificación e investigación de algunas de las nociones fundamentales con las que entendemos el mundo, incluyendo: ser, entidad, existencia, objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio.

Antes del advenimiento de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy pertenecen a las ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de filosofía natural.[11] [12]

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La ontología es la parte de la metafísica que se ocupa de investigar qué entidades existen y cuáles no, más allá de las apariencias.[13] [14]

Aristóteles designó la metafísica como «primera filosofía».[15] En la física se asume la existencia de la materia y en la biología la existencia de la materia orgánica pero ninguna de las dos ciencias define la materia o la vida; sólo la metafísica suministra estas definiciones básicas. En el libro quinto de la Metafísica, Aristóteles presenta varias definiciones de términos filosóficos.[16]

A lo largo de los siglos, muchos filósofos han sostenido que de alguna manera u otra, la metafísica es imposible.[17] Esta tesis tiene una versión fuerte y una versión débil. [17] La versión fuerte es que todas las afirmaciones metafísicas carecen de sentido. [17] Esto depende por supuesto de una teoría del significado.[17] Ludwig Wittgenstein y los positivistas lógicos fueron defensores explícitos de esta posición. La versión débil, por otra parte, es que si bien las afirmaciones metafísicas poseen significado, es imposible saber cuáles son verdaderas y cuáles falsas, pues esto va más allá de las capacidades cognitivas del hombre.[17] Esta posición es la que sostuvieron, por ejemplo, David Hume e Immanuel Kant.

Gnoseología

Artículo principal: Gnoseología

La gnoseología es el estudio del origen, la naturaleza y los límites del conocimiento humano.[18] En inglés se utiliza la palabra epistemology, que no hay que confundir con la palabra española epistemología que designa específicamente el estudio del conocimiento científico, también denominado filosofía de la ciencia.[19] Muchas ciencias particulares tienen además su propia filosofía, como por ejemplo, la filosofía de la historia, la filosofía de la matemática, la filosofía de la física, etcétera.

El experimento mental del cerebro en una cubeta puede poner a prueba distintas teorías acerca del conocimiento.

Dentro de la gnoseología, una parte importante, que algunos consideran incluso una rama independiente de la filosofía,[20] es la fenomenología. La fenomenología es el estudio de los fenómenos, es decir de la experiencia de aquello que se nos aparece en la conciencia.[20] Más precisamente, la fenomenología estudia la estructura de los

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distintos tipos de experiencia, tales como la percepción, el pensamiento, el recuerdo, la imaginación, el deseo, etc.[20] Algunos de los conceptos centrales de esta disciplina son la intencionalidad, la conciencia y los qualia, conceptos que también son estudiados por la filosofía de la mente.[20]

En la gnoseología se suele distinguir entre tres tipos de conocimiento: el conocimiento proposicional, el conocimiento práctico o performativo, y el conocimiento directo (acquaintance).[21] El primero se asocia a la expresión «saber que», el segundo a la expresión «saber cómo», y el tercero, en el español, se asocia a la expresión «conocer» (en vez de «saber»). Así decimos, por ejemplo, que en la biología se sabe que los perros son mamíferos. Éste es un conocimiento proposicional. Luego existe un saber cómo entrenar un perro, el cual es un conocimiento práctico o performativo. Y por último, el conocimiento por familiaridad es aquel que posee quien dice, por ejemplo, «yo conozco a su perro».[21] La mayoría del trabajo en gnoseología se centra en el primer tipo de conocimiento, aunque ha habido esfuerzos por cambiar esto.[22]

Un debate importante y recurrente en la gnoseología es aquel entre el racionalismo y el empirismo.[23] El racionalismo es la doctrina que sostiene que parte de nuestro conocimiento proviene de una «intuición racional» de algún tipo, o de deducciones a partir de estas intuiciones.[23] El empirismo defiende, en cambio, que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial.[23] Este contraste está asociado a la distinción entre conocimiento a priori y conocimiento a posteriori,[24] cuya exposición más famosa se encuentra en la introducción a la Crítica de la razón pura, de Immanuel Kant.

Aún otra distinción influyente fue la que promovió Bertrand Russell entre conocimiento por familiaridad, y conocimiento por descripción. El primer tipo de conocimiento es el conocimiento directo, como puede ser una percepción o un dolor. El segundo es en cambio el conocimiento indirecto, al que llegamos sólo mediante una descripción definida que refiere unívocamente al objeto siendo conocido.[25]

Algunos de los problemas centrales a la gnoseología son: el problema de Gettier, el trilema de Münchhausen y el problema de la inducción.

Lógica

Artículo principal: Lógica

La lógica es el estudio de los principios de la inferencia válida.[26] Una inferencia es un proceso o acto en el que a partir de la evidencia provista por un grupo de premisas, se afirma una conclusión.[27] Tradicionalmente se distinguen tres clases de inferencias: las deducciones, las inducciones y las abducciones, aunque a veces se cuenta a la abducción como un caso especial de inducción.[28] La validez o no de las inducciones es asunto de la lógica inductiva y del problema de la inducción. Las deducciones, en cambio, son estudiadas por la mayor parte de la lógica contemporánea. Cuando un argumento es deductivamente válido, se dice que la conclusión es una consecuencia lógica de las premisas.[29] El concepto de consecuencia lógica es, por lo tanto, un concepto central a la lógica.[29] Para estudiarlo, la lógica construye sistemas formales que capturan los factores relevantes de las deducciones como aparecen en el lenguaje natural.[30] Para entender esto, considérese la siguiente deducción:

1. Está lloviendo y es de día.

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2. Por lo tanto, está lloviendo.

La obvia validez de este argumento no se debe al significado de las expresiones «está lloviendo» y «es de día», porque éstas podrían cambiarse por otras y el argumento permanecer válido. Por ejemplo:

1. Está nevando y hace frío.2. Por lo tanto, está nevando.

En cambio, la clave del argumento reside en la expresión «y». Si esta expresión se cambia por otra, entonces el argumento deja de ser tan obviamente válido:

1. Ni está nevando ni hace frío.2. Por lo tanto, está nevando.

Las expresiones de las que depende la validez de los argumentos se llaman constantes lógicas, y la lógica las estudia mediante sistemas formales.[31] Dentro de cada sistema formal, la relación de consecuencia lógica puede definirse de manera precisa, generalmente por medio de teoría de modelos o por medio de teoría de la demostración.

Otros temas que caen bajo el dominio de la lógica son las falacias y las paradojas.[32]

Ética

Artículo principal: Ética

La ética abarca el estudio de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir.[33]

Dentro de la ética contemporánea se suelen distinguir tres áreas o niveles:[34]

La metaética estudia el origen y el significado de los conceptos éticos, [34] así como las cuestiones metafísicas acerca de la moralidad, en particular si los valores morales existen independientemente de los humanos, y si son relativos, convencionales o absolutos.[34] Algunos problemas de la metaética son el problema del ser y el deber ser, el problema de la suerte moral, y la cuestión acerca de la existencia o no del libre albedrío.

La ética normativa estudia los posibles criterios morales para determinar cuándo una acción es correcta y cuándo no.[34] Un ejemplo clásico de un criterio semejante es la regla de oro.[34] Dentro de la ética normativa, existen tres posturas principales:[34]

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El dilema del tranvía es un experimento mental que sirve para ilustrar y poner a prueba distintas teorías éticas.

El consecuencialismo sostiene que el valor moral de una acción debe juzgarse sólo basándose en si sus consecuencias son favorables o desfavorables. [34]

Distintas versiones del consecuencialismo difieren, sin embargo, acerca de cuáles consecuencias deben considerarse relevantes para determinar la moralidad o no de una acción.[34] Por ejemplo, el egoismo moral considera que una acción será moralmente correcta sólo cuando las consecuencias de la misma sean favorables para el que la realiza.[34] En cambio, el utilitarismo sostiene que una acción será moralmente correcta sólo cuando sus consecuencias sean favorables para una mayoría.[34] También existe debate sobre qué debe contarse como una consecuencia favorable.

La deontología, en cambio, sostiene que existen deberes que deben ser cumplidos, más allá de las consecuencias favorables o desfavorables que puedan traer, y que cumplir con esos deberes es actuar moralmente.[34] Por ejemplo, cuidar a nuestro hijos es un deber, y es moralmente incorrecto no hacerlo, aún cuando esto pueda resultar en grandes beneficios económicos. Distintas teorías deontológicas difieren en el método para determinar los deberes, y consecuentemente en la lista de deberes a cumplir.[34]

La ética de las virtudes, por otra parte, se enfoca menos en el aprendizaje de reglas para guiar la conducta, y más en la importancia de desarrollar buenos hábitos de conducta, o virtudes, y de evitar los malos hábitos, es decir los vicios.[34]

Finalmente, la ética aplicada estudia la aplicación de las teorías éticas a asuntos morales concretos y controversiales.[34] Algunas de estas cuestiones son estudiadas por subdisciplinas. Por ejemplo, la bioética se ocupa de las cuestiones relacionadas con el avance de la biología y la medicina, como el aborto inducido, la eutanasia y la donación de órganos.[34] La ética ambiental, por otra parte, estudia cuestiones como los derechos de los animales, la experimentación con animales y el control de la contaminación.[34]

Otras cuestiones estudiadas por la ética aplicada son la pena de muerte, la guerra nuclear, la homosexualidad, el racismo y el uso recreativo de drogas.[34]

Estética

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El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich, es una representación prototípica de lo sublime.

Artículo principal: Estética

La única definición que parece gozar de algún consenso entre los filósofos, es que la estética es el estudio de la belleza.[35] [36] Sin embargo, algunos autores también generalizan esta definición y afirman que la estética es el estudio de las experiencias estéticas y de los juicios estéticos.[37] Cuando juzgamos que algo es bello, feo, sublime o elegante (por dar algunos ejemplos), estamos haciendo juicios estéticos, que a su vez expresan experiencias estéticas.[37] La estética es el estudio de estas experiencias y de estos juicios, de su naturaleza y de los principios que tienen en común.

La estética es una disciplina más amplia que la filosofía del arte, en tanto que los juicios y las experiencias estéticas pueden encontrarse fácilmente por fuera del arte. Por ejemplo, cuando vemos pasar a un perro, podríamos juzgar que el perro es lindo, y realizar así un juicio estético sobre algo que nada tiene que ver con el arte.[38]

Filosofía política

Artículo principal: Filosofía política

La filosofía política es el estudio acerca de cómo debería ser la relación entre los individuos y la sociedad.[39] Esto incluye el estudio de los gobiernos, las leyes, los derechos, el poder y las demás instituciones y prácticas políticas. La filosofía política se diferencia de la ciencia política por su carácter generalmente normativo. Mientras la ciencia política dedica más trabajo a investigar cómo fueron, son y serán los fenómenos políticos, la filosofía política se encarga de teorizar sobre cómo deberían ser dichos fenómenos.[39] [40]

La filosofía política tiene un campo de estudio amplio y se conecta fácilmente con otras ramas y subdisciplinas de la filosofía, como la filosofía del derecho y la filosofía de la economía.[39] Se relaciona fuertemente con la ética en que las preguntas acerca de qué tipo de instituciones políticas son adecuadas para un grupo depende de qué forma de

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vida se considere adecuada para ese grupo o para los miembros de ese grupo. [39] Las mejores instituciones serán aquellas que promuevan esa forma de vida.[39]

En el plano metafísico, la principal controversia divisora de aguas es acerca de si la entidad fundamental sobre la cual deben recaer los derechos y las obligaciones es el individuo, o el grupo.[39] El individualismo considera que la entidad fundamental es el individuo, y por lo tanto promueven el individualismo metodológico.[39] El comunitarismo enfatiza que el individuo es parte de un grupo, y por lo tanto da prioridad al grupo como entidad fundamental y como unidad de análisis.[39]

Algunos de los temas centrales en la filosofía política son: la legitimidad de los gobiernos, la limitación de su poder, los fundamentos de la ley, y los derechos y deberes que corresponden a los individuos.[41] [42]

Filosofía del lenguaje

Artículo principal: Filosofía del lenguaje

La filosofía del lenguaje es el estudio del lenguaje en sus aspectos más generales y fundamentales, como la naturaleza del significado, de la referencia, y la relación entre el lenguaje, los usuarios del lenguaje y el mundo. A diferencia de la lingüística, la filosofía del lenguaje se sirve de métodos no-empíricos (como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.[43] En general, en la filosofía del lenguaje no se hace diferencia entre el lenguaje hablado, el escrito o cualquiera otra de sus manifestaciones, sino que se estudia aquello que es común a todas ellas.

¿Cuál de estas figuras es kiki y cuál es bouba? El efecto bouba/kiki sugiere que la relación entre los sonidos y las cosas no siempre es completamente arbitraria.

La semántica es la parte de la filosofía del lenguaje (y de la lingüística) que se ocupa de la relación entre el lenguaje y el mundo.[44] Algunos problemas que caen bajo este campo son el problema de la referencia, la naturaleza de los predicados, de la representación y de la verdad.[44] En el Crátilo, Platón señaló que si la conexión entre las palabras y el mundo es arbitraria o convencional, entonces es difícil entender cómo el lenguaje puede permitir el conocimiento acerca del mundo.[44] Por ejemplo, es evidente que el nombre «Venus» pudo haber designado cualquier cosa, aparte del planeta Venus, y que el planeta Venus pudo haberse llamado de cualquier otra forma. Luego, cuando se dice que «Venus es más grande que Mercurio», la verdad de esta oración es convencional, porque depende de nuestras convenciones acerca de lo que significan «Venus», «Mercurio» y el resto de las palabras involucradas. En otro lenguaje, esas mismas palabras podrían, por alguna coincidencia, significar algo muy distinto y expresar algo falso. Sin embargo, aunque el significado de las palabras es convencional,

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una vez que se ha fijado su significado, parece que la verdad y la falsedad no dependen de convenciones, sino de cómo es el mundo. A este «fijar el significado» se lo suele llamar interpretación, y es uno de los temas centrales de la semántica.

Un problema ulterior en esta dirección es que si una interpretación se da en términos lingüísticos (por ejemplo: «Venus es el nombre del segundo planeta a partir del Sol»), entonces queda la duda de cómo deben interpretarse las palabras de la interpretación. Si se las interpreta por medio de nuevas palabras, entonces el problema resurge, y se hace visible una amenaza de regresión al infinito, de circularidad, o de corte arbitrario en el razonamiento (tal vez en palabras cuyo significado sea supuestamente autoevidente). Pero para algunos este problema invita a pensar en una forma de interpretación no lingüística, como por ejemplo el conductismo o la definición ostensiva.

La pragmática, por otra parte, es la parte de la filosofía del lenguaje que se ocupa de la relación entre los usuarios del lenguaje y el lenguaje.[44] Algunas de las cuestiones centrales de la pragmática son la elucidación del proceso de aprendizaje del lenguaje, de las reglas y convenciones que hacen posible la comunicación, y la descripción de los muchos y variados usos que se le da al lenguaje, [44] entre ellos: describir estados de cosas, preguntar, dar órdenes, contar chistes, traducir de un lenguaje a otro, suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar, etc.[45]

Filosofía de la mente

Artículo principal: Filosofía de la mente

La filosofía de la mente es el estudio de la mente incluyendo las percepciones, sensaciones, emociones, fantasías, sueños, pensamientos y creencias.[46] Uno de los problemas centrales de la disciplina es determinar qué hace que todos los elementos de esta lista (y todos los que no están en ella) sean mentales.[47]

Tanto para la fenomenología como para la filosofía analítica, un candidato importante para ser una condición necesaria, aunque no suficiente, de todo fenómeno mental es la intencionalidad.[48] La intencionalidad es el poder de la mente de ser acerca de, de representar, o de ponerse en lugar de cosas, propiedades o estados de cosas. [48] Por ejemplo, uno no recuerda simplemente, sino que recuerda algo, y tampoco quiere en abstracto, sino que quiere algo determinado. La propuesta de algunos filósofos es que todo lo que sea mental está «dirigido» hacia algún objeto, en el sentido más general de objeto, y que por lo tanto la intencionalidad es una característica necesaria, aunque no suficiente, de lo mental.

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El experimento mental del cuarto de Mary provee uno de los argumentos más famosos en favor de los qualia.

Otra característica importante y controversial de lo mental son los qualia, o propiedades subjetivas de la experiencia.[49] Cuando uno ve una nube, se pincha un dedo con un alfiler, o huele una rosa, experimenta algo que no se puede observar desde fuera, sino que es completamente subjetivo. A estas experiencias se las llama «qualia». Parte de la importancia de los qualia se debe a las dificultades que suscitan al fisicalismo para acomodarlos dentro de su concepción de lo mental.[49]

La filosofía de la mente se relaciona con la ciencia cognitiva de varias maneras.[50] Por un lado, las filosofías más naturalistas pueden considerarse como parte de las ciencias cognitivas.[50] En cambio, otras filosofías critican a la ciencia cognitiva por suponer que lo mental es representacional o computacional.[50] Por ejemplo, algunos críticos señalan que la ciencia cognitiva descuida muchos factores relevantes para el estudio de lo mental, entre ellos las emociones, la conciencia, el cuerpo y el entorno.[50]

Algunos problemas centrales en la filosofía de la mente son el problema de la relación entre la mente y el cuerpo, la identidad personal a través del tiempo, y el problema del conocimiento de otras mentes.[46]

Filosofía de la historia

Artículo principal: Filosofía de la historia

La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que estudia el desarrollo y las formas en las cuales los seres humanos crean la historia. Puede, en algunos casos, especular con la existencia de un fin u objetivo teleológico de la historia, o sea, preguntarse si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de creación de la historia.

Las preguntas sobre las cuales trabaja la filosofía de la historia son muchas, ya que se trata de una materia compleja. Algunas de estas preguntas son, por ejemplo, ¿Cuál es el sujeto propio del estudio del pasado humano? ¿Es el individuo? ¿Son las organizaciones sociales, la cultura, o acaso la especie humana por entero? Yendo aún más allá de estas preguntas clásicas, algunos filósofos modernos han introducido un nuevo concepto, sosteniendo que la historia ha dejado de ser el estudio de unidades, de hechos, pasando a ser el estudio de una compleja totalidad, que comprende no sólo las acciones humanas pasadas y sus consecuencias visibles, sino que incluye un sinnúmero de factores en su contexto, como las relaciones humanas, las corrientes de pensamiento, las motivaciones particulares, y, tal vez el factor más recientemente incorporado y que más ha revolucionado este campo de la filosofía, es el de los pensamientos, acciones, relaciones y motivaciones de aquel individuo que escribe la historia, esto es, del historiador.

Historia de la filosofíaArtículo principal: Historia de la filosofía occidental

La tradición filosófica occidental tiene una historia de más de 2500 años, desde la Antigua Grecia hasta nuestros días. A lo largo de ese tiempo, hubo una enorme

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cantidad de filósofos y movimientos filosóficos, demasiado numerosos para ser mencionados aquí. Lo que sigue es una mera caracterización de los distintos períodos de la historia de la filosofía occidental, incluyendo una mención a las principales figuras y corrientes de cada época.

Filosofía antigua

Artículos principales: Filosofía presocrática, Filosofía griega y Filosofía helenística

La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David.

La filosofía antigua se inició en la Antigua Grecia en la Jonia hacia inicios del siglo VI a.C. y se prolongó hasta la decadencia del Imperio Romano en el siglo V d. C. Se la puede dividir en cuatro períodos: el de la filosofía presocrática, que va de Tales de Mileto hasta Sócrates, el de Platón, el de Aristóteles, y el período post-aristotélico o helenístico. A veces se distingue un quinto período que comprende a los filósofos cristianos y neoplatonistas.[51] Los dos autores más importantes de la filosofía antigua, en términos de su influencia posterior, fueron Platón y Aristóteles.[51]

El período de filosofía presocrática se caracterizó por una variedad de propuestas distintas sobre cómo entender el mundo y el lugar del hombre en él. [52] A causa de los avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, las ciudades del mundo griego comenzaron a criticar a la tradicional concepción mitológica del mundo, y buscaron una concepción alternativa, natural y unificada. El pensamiento de estos primeros filósofos y científicos sólo nos llega a través de escritos fragmentarios y reportes de otros pensadores posteriores.[52] Algunas de las personalidades más importantes fueron:

Los pensadores milesios, que intentaron explicar la naturaleza reduciéndola a un único principio originario y una materia primordial.[53] Tales propuso que la materia fundamental de la cual todo se origina y todo está compuesto es el agua; Anaximandro asignó ese rol a una sustancia indefinible, lo ápeiron, y Anaxímenes al aire.

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Pitágoras y la escuela pitagórica, para quienes los números eran el principio determinante de toda la realidad, adelantándose de esta manera a un importante principio de la ciencia moderna de la naturaleza.[52]

Heráclito, quien resaltó el devenir y el cambio en el universo que señalan nuestros sentidos. Postuló como base de la realidad la razón (el logos), un principio unificador de los opuestos.[53]

Parménides, quien postuló una ontología de la permanencia y no del cambio. Parménides señaló la unidad y la inmutabilidad del ser, dado que el cambio resulta imposible si no existe el no-ser (cuya imposibilidad es lógica).[52] [53]

Los filósofos pluralistas, para quienes no había una única materia primordial, sino varias.[53] Empédocles fundó la doctrina de los cuatro elementos —el agua, el fuego, la tierra y el aire— que perdurará en la filosofía de la naturaleza hasta el siglo XVIII. Los atomistas, por otra parte, fueron los primeros en afirmar que el mundo está compuesto por átomos, y que todo lo que no son átomos es vacío. Las figuras más importantes de esta escuela fueron Leucipo y Demócrito.[53]

Con la aparición de los sofistas a mitad del siglo V a. C., se puso al hombre en el centro de las reflexiones filosóficas. O como dijo Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”.[54] Los sofistas se ocuparon en particular de los problemas éticos y políticos, como la cuestión de si las normas y los valores son dados naturalmente o son establecidos por los hombres.

El ateniense Sócrates se convertiría en el modelo de la filosofía europea. Sócrates conversaba con otras personas y los llevaba por medio de una serie de preguntas a revelar las contradicciones inherentes a sus posturas (método mayéutico). Sus manifestaciones de independencia intelectual y su conducta no acomodada a las circunstancias, le valieron una sentencia de muerte por impiedad a los dioses y corrupción de la juventud (véase la Apología de Sócrates).

Debido a que Sócrates no dejó nada por escrito, su imagen fue determinada por su discípulo Platón. Sus obras en forma de diálogos constituyeron un punto central de la filosofía occidental. A partir de la pregunta socrática de la forma «¿Qué es X?» (¿Qué es la virtud? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es el bien?), Platón creó los rudimentos de una doctrina de la definición. También fue autor de la teoría de las Ideas, que sirvió de base a la representación de una realidad con dos partes: el plano de los objetos perceptibles con nuestros sentidos frente al plano de las Ideas sólo accesibles al intelecto mediante abstracción. Sólo el conocimiento de estas Ideas nos brinda una comprensión más profunda de la totalidad de la realidad.

Aristóteles, discípulo de Platón, rechazó la teoría de las Ideas como una innecesaria “duplicación del mundo”. La distinción entre forma y materia es uno de los rasgos principales de la metafísica de Aristóteles.[55] Su escuela comenzó a clasificar toda la realidad —tanto la naturaleza como la sociedad— en los diversos campos del conocimiento, a analizarlos y ordenarlos científicamente. Además, Aristóteles creó la lógica clásica del silogismo y la filosofía de la ciencia. Con esto, estableció algunos de los supuestos filosóficos fundamentales que fueron decisivos hasta la modernidad.

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En la transición del siglo IV al III a. C., tras la muerte de Aristóteles y la decadencia de las ciudades estado griegas, las guerras entre los reyes helénicos por suceder a Alejandro Magno volvieron la vida problemática e insegura. [53] Surgieron entonces en Atenas dos escuelas filosóficas que, en una clara oposición a la Academia platónica y al Liceo aristotélico, pusieron la salvación individual en el centro de sus preocupaciones: para Epicuro y sus seguidores, por un lado, así como para los estoicos alrededor de Zenón de Citio, por otro lado, la filosofía servía principalmente para alcanzar con medios éticos el bienestar psicológico o la paz.

Mientras que los seguidores del escepticismo pirrónico, en principio, negaron la posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables, Plotino, en el siglo III d. C., transformó la teoría de las Ideas de Platón para dar lugar a un neoplatonismo. Su concepción de la gradación del Ser (del “Uno” a la materia) ofreció al cristianismo una variedad de enlaces y fue la filosofía dominante de finales de la Antigüedad.

La escuela de Atenas, de Rafael, representa a los filósofos, matemáticos y científicos más importantes de la antigüedad.

Filosofía medieval

Artículo principal: Filosofía medieval

Page 88: Tratado Magistral de Filosofia

Las siete artes liberales, según una ilustración del siglo XII.

La filosofía medieval es la filosofía de Europa y Oriente Medio durante lo que hoy se llama el Medioevo o la Edad Media, que se extiende aproximadamente desde la caída del Imperio Romano hasta el Renacimiento.[53] La filosofía medieval se caracteriza principalmente por intentar conciliar las doctrinas cristianas (pero también judías e islámicas) con la filosofía heredada de la antigüedad clásica. [56] Algunas de estas doctrinas fueron especialmente difíciles (como la encarnación y la trinidad), pero el esfuerzo por resolverlas fue el motor de gran parte de la filosofía medieval, y llevó a desarrollar conceptos, teorías y distinciones que heredaría toda la filosofía posterior.[56]

Aunque la influencia de la filosofía pagana fue crucial para la filosofía medieval, la gran mayoría de los textos de autores clave como Platón, Aristóteles y Plotino fueron inaccesibles a los estudiosos medievales.[56] Los medievales tuvieron acceso al pensamiento de estos y otros autores principalmente a través del trabajo de autores patricios como Tertuliano, Ambrosio y Boecio, y de autores paganos como Cicerón y Séneca.[56] En los siglos XII y XIII, sin embargo, una gran cantidad de trabajos de Aristóteles reingresaron a Europa desde el mundo islámico, influenciando enormemente a la filosofía.[56] Este importante hecho permite dividir a la filosofía medieval en dos períodos: el período antes del reingreso de Aristóteles, y el período durante y después de su reingreso.[56]

El primer período fue marcadamente platónico, con un estilo generalmente ameno y asistemático, y sin una distinción clara entre teología y filosofía.[56] Algunos de los autores más importantes fueron Agustín de Hipona, Boecio, Juan Escoto Erígena, Anselmo de Canterbury y Pedro Abelardo.[56]

El segundo período fue más aristotélico.[56] Asistió a la creación de las universidades, a una mayor profesionalización y sistematización de la filosofía, a nuevas traducciones y a nuevas formas de enseñanza.[56] La escolástica fue el movimiento teológico y filosófico

Page 89: Tratado Magistral de Filosofia

dominante, y entre los autores clave estuvieron Ramon Llull, Tomás de Aquino, Juan Duns Scoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura de Fidanza.

Algunos de los temas centrales a lo largo de la filosofía medieval fueron: la relación entre la fe y la razón, la existencia y unidad de Dios, la cuestión de la compatibilidad entre atributos divinos; el problema del mal; el problema de la compatibilidad de la omnisciencia divina con el libre albedrío; el problema de los universales y la causalidad.[56]

Filosofía renacentista

Artículo principal: Filosofía renacentista

El Hombre de Vitruvio, de Leonardo Da Vinci, resume varios de los ideales del pensamiento renacentista.

La filosofía renacentista, o filosofía del Renacimiento, se desarrolló principalmente entre los siglos XV y XVI, comenzando en Italia y avanzando hacia el resto de Europa. En el Renacimiento, la filosofía todavía era un campo muy amplio que abarcaba los estudios que hoy se asignan a varias ciencias distintas,[53] así como a la teología. Teniendo eso en cuenta, los tres campos de la filosofía que más atención y desarrollo recibieron fueron la filosofía política, el humanismo y la filosofía natural.[53]

En la filosofía política, las rivalidades entre los estados nacionales, sus crisis internas y el comienzo de la colonización de América renovaron el interés por problemas acerca de la naturaleza y moralidad del poder político, la unidad nacional, la seguridad interna, el poder del Estado y la justicia internacional.[53] En este campo destacaron los trabajos de Nicolás Maquiavelo y Jean Bodin.[53]

El humanismo enfatizó la centralidad de los seres humanos en el universo, su enorme valor e importancia.[53] Este movimiento fue antes que nada un movimiento moral y literario, y fue protagonizado por figuras como Erasmo de Rotterdam, Santo Tomás Moro y Michel de Montaigne.[53] Hubo además un retorno parcial a la autoridad de Platón por sobre Aristóteles, tanto en su filosofía moral, en su estilo literario como en la relevancia dada a la matemática para el estudio de la naturaleza.[53]

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La filosofía de la naturaleza del Renacimiento quebró con la concepción medieval de la naturaleza en términos de fines y ordenamiento divino, y comenzó a pensar en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismos.[53] Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, Leonardo da Vinci y Galileo Galilei fueron precursores y protagonistas en esta revolución científica, y Francis Bacon proveyó un fundamento teórico para justificar el método empírico que habría de caracterizar a la revolución. Por otra parte, en la medicina, el trabajo de Andreas Vesalius en anatomía humana revitalizó la disciplina y brindó más apoyo al método empírico.[53]

Filosofía moderna (siglos XVII y XVIII)

Artículos principales: Filosofía del siglo XVII e Ilustración

René Descartes rompió con la tradición escolástica, dando inicio a la filosofía moderna en general y al racionalismo en particular.

La filosofía moderna se caracterizó por reconocer plenamente la preeminencia de la gnoseología por sobre la metafísica,[57] argumentando que antes de intentar conocer lo que hay, es prudente conocer lo que se puede conocer.[58]

Los principales debates de esta época fueron, por lo tanto, debates gnoseológicos. El racionalismo, la escuela que enfatiza el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, tuvo sus principales proponentes en René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz.[59] Por el otro lado, la escuela empirista, que sostiene que la única fuente del conocimiento es la experiencia,[60] encontró defensores en Francis Bacon, John Locke, David Hume y George Berkeley.[61]

En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, donde rechaza ambas posturas y propone una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella,[62] pues existen ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las

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condiciones que la hacen posible. Esta postura inspiró lo que luego se llamó el idealismo alemán.

Filosofía del siglo XIX

Artículo principal: Filosofía del siglo XIX

Generalmente se considera que después de la filosofía de Immanuel Kant, se inició otra etapa en la filosofía,[63] en gran parte definida por ser una reacción a Kant. Este período empezó con el desarrollo del idealismo alemán (principalmente Fichte, Schelling y Hegel), pero siguió con una cantidad de otros movimientos,[64] la mayoría de los cuales fueron creados por filósofos trabajando desde fuera del mundo académico:[53]

En Alemania, los excesos metafísicos del idealismo dieron lugar a un movimiento neokantista.

Kierkegaard y Nietzsche sentaron las bases para la filosofía existencialista.[65]

Auguste Comte acuñó el término «positivismo» y popularizó la escuela del mismo nombre.[66] [67]

En la ética, Jeremy Bentham y John Stuart Mill elaboraron el utilitarismo, según el cual la acción correcta es aquella que produce la mayor cantidad de felicidad general.[68]

Karl Marx y Friedrich Engels invirtieron la filosofía hegeliana para fundar el materialismo dialéctico.

En los Estados Unidos, Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey dieron origen a la escuela pragmatista.[69]

Por el final del siglo, Edmund Husserl inició la escuela de la fenomenología.

En el último tercio del siglo, Gottlob Frege empezó con su trabajo en lógica matemática, que habría de proveer las herramientas para la filosofía analítica, pero que permanecería desconocido hasta el siglo XX.

Filosofía del siglo XX

Artículos principales: Filosofía contemporánea y Filosofía del siglo XX

En el siglo XX, la mayoría de los filósofos más importantes trabajaron desde dentro de las universidades, especialmente en la segunda mitad del siglo. [53] Algunos de los temas más discutidos fueron la relación entre el lenguaje y la filosofía (este hecho a veces es llamado «el giro lingüístico») y las implicaciones filosóficas de los enormes desarrollos en lógica a lo largo de todo el siglo.[70]

Las tradiciones filosóficas más significativas y abarcadoras del siglo XX fueron dos:[53]

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La filosofía analítica se desarrolló principalmente en el mundo anglosajón, y debe su nombre al énfasis que al principio puso en el análisis del lenguaje por medio de la lógica formal.[71] En la segunda mitad del siglo, sin embargo, la filosofía analítica dejó de centrarse sólo en el lenguaje, y la unidad de la tradición recayó en la exigencia de claridad y rigor en la argumentación, en la atención a los detalles y en la desconfianza hacia los grandes sistemas filosóficos.[71] Algunos pensadores tempranos que se asocian a la tradición analítica son Gottlob Frege, G. E. Moore, Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein y los integrantes del Círculo de Viena, y más adelante Willard van Orman Quine, Saul Kripke, John Searle y Donald Davidson, entre otros.

En su obra Principia Mathematica de 1910-1913, Russell y Whitehead intentaron establecer una báse lógica de la aritmética pero su intento se vio anulado en 1931 por el descubrimiento de Gödel : Sobre proposiciones formalmente indecidibles de Principia Mathematica y sistemas relacionados.[72]

La segunda tradición principal del siglo XX resulta aún más difícil de caracterizar que la filosofía analítica. La filosofía continental se desarrolló principalmente en la Europa Continental (de ahí su nombre), y se caracterizó por ser más especulativa y por dar más importancia a la historia que la filosofía analítica.[53] La fenomenología, el existencialismo, el estructuralismo, el postestructuralismo y la postmodernidad son algunas escuelas que caen dentro de esta tradición.[53] . Algunos de sus autores más influyentes fueron Edmund Husserl, Martin Heidegger, Jean Paul Sartre y José Ortega y Gasset en la primera mitad del siglo, seguidos por Michel Foucault, Jacques Derrida, Hannah Arendt y Gilles Deleuze en la segunda.

Filosofía orientalDe Wikipedia, la enciclopedia libre

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En Occidente, el término filosofía oriental se refiere a las diversas corrientes filosóficas que se desarrollaron en el Este y Sudeste de Asia, aunque algunas de éstas se le llaman religiones (como al budismo practicado en China y Japón) es erróneo decir que lo son, ya que ellos mismos no aceptan ese termino.

Ejemplos de filosofías orientales son el Budismo, el Taoísmo y el Confucianismo. En occidente también se considera a las doctrinas religiosas orientales como parte de la tradición filosófica de oriente, siendo algunos ejemplos conocidos el hinduismo, la religión china, la persa, la japonesa y la coreana, pero estas no son netamente escuelas filosóficas sino más bien credos religiosos. A pesar de esto es importante destacar que muchas religiones orientales poseen elementos originalmente extraídos de las distintas formas de filosofía oriental a las que se les ha añadido elementos de la mitología de sus respectivas tierras de origen, siendo así que las religiones orientales suelen presentar un sincretismo entre las creencias religiosas y mitológicas combinadas con ciertos argumentos filosóficos, a pesar de que la filosofía en la que se base puede no haber sido afin a la religión que posteriormente incorporó elementos de dicha filosofía.

Cuando el término «filosofía» se utiliza en un contexto académico, se refiere más bien a la tradición filosófica que comenzó con los griegos, que legaron textos que han sido estudiados e investigados, y que partiendo de allí siguieron a toda la línea de la filosofía

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occidental. En las universidades estadounidenses y europeas no se consideran filosóficos los textos relacionados con las religiones orientales pero tampoco a los pensamientos netamente filosóficos surgidos de oriente, ya que lo académicamente aceptado es que solo la historia del pensamiento occidental es considerada como filosofía y por esa razón los filósofos occidentales no reconocen como filosofía a las formas de pensamiento oriental.

Contenido[ocultar]

1 Principales escuelas filosóficas orientales o 1.1 Budismo

1.1.1 Budismo zeno 1.2 Lokaiatao 1.3 Legalismoo 1.4 Confucianismoo 1.5 Taoísmoo 1.6 Mohísmo

2 Doctrinas generalmente religiosas o 2.1 Hinduismoo 2.2 Jainismoo 2.3 Shintoísmoo 2.4 Taoísmo religiosoo 2.5 Confucianismo religiosoo 2.6 Budismo religiosoo 2.7 Zoroastrismo

3 Véase también 4 Bibliografía

[editar] Principales escuelas filosóficas orientales

[editar] Budismo

Artículo principal: Budismo

El budismo es un sistema de creencias basado en las enseñanzas de Buda. El tema de la existencia de Dios es en gran medida irrelevante en el budismo, por lo que no se basa en la adoración a ningún dios, aunque al establecerse en Asia, se fusionó con creencias locales, resultando en que algunos grupos terminen venerando a algunos dioses, incluyendo al propio Buda, algo que el mismo desaprobaba.

Buda expresó su desacuerdo con algún tipo de estatus divino o inspiración divina y dijo que cualquier persona podía alcanzar el conocimiento que él había alcanzado.

Aparte de Buda, otra persona importante en el desarrollo del budismo fue Sariputra, quien estructuró el método de enseñanza del budismo, desarrollando un procedimiento por el que permitía a los discípulos comprender y recordar perfectamente todos los detalles, ya que hay que tener en cuenta que la doctrina budista se transmitía de

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maestro a discípulo de forma oral. Ese es el motivo de que toda la doctrina se base en enumeraciones de conceptos.

La doctrina budista se basa en las cuatro nobles verdades, que fueron expuestas por Buda durante un sermón que dio en Benarés a sus discípulos:

Dukkha: Toda la vida es sufrimiento. Cierto es que en la vida existen momentos de placer, pero son estados transitorios, que rápidamente desaparecen y se diluyen en el dolor circundante.

Samudaia: Hay una causa de sufrimiento, que es apego o el deseo (tanha) enraizada en la ignorancia. Se sufre por no poder alcanzar los deseos que tenemos.

Nirodha: Hay un fin del sufrimiento, que es nirvana, entendido como un estado espiritual de cesación del deseo, y por tanto del sufrimiento, no como un lugar físico.

Marga: Para llegar al nirvana, existe una forma, que es seguir el noble sendero óctuple, llamado así porque se basa en adquirir ocho virtudes, consiguiendo de esa manera la visión y el conocimiento que conduce al despertar.

Sin embargo, la doctrina budista, como tal, tiene sus cimientos más en las doctrinas de:

anatta (que especifica que todo es importante, sin ser metafísico) y pratitya-samutpada que delimita el concepto budista de la causalidad y que

Nāgārjuna asocia con la vacuidad.

La mayoría de las sectas budistas creen en el karma, una causa-efecto entre todo lo que se ha hecho y todo lo que se hará. Eventos que se producen se celebran a ser el resultado directo de los eventos anteriores. Uno de los efectos del karma es renacimiento, distinto de la reencarnación.

En la muerte, el karma de una vida determina la naturaleza de la próxima existencia de la vida. El objetivo final de un practicante budista es eliminar el karma (tanto buenas como malas), poner fin al ciclo de renacimiento y el sufrimiento, y alcanzar el nirvana, generalmente traducido como el despertar o la iluminación

[editar] Budismo zenArtículo principal: Budismo zen

El zen (en japonés) o chan (en chino) es una fusión de la escuela dhyana del budismo mahayana con los principios taoístas. Bodhidharma fue un legendario monje indio que viajó a China en el siglo V. Allí, en el templo Shaolin, comenzó la escuela chan del budismo, que en Japón y en Occidente se conoce como el budismo zen.

La doctrina zen hace hincapié en la existencia en este momento, ahora mismo.

El zen enseña que el universo entero es una manifestación de la mente, y alienta a los meditadores a confirmar esto por sí mismos a través de visión directa, satori. Las escuelas zen han sido históricamente divididas entre los que conciben la búsqueda de la iluminación como un acontecimiento repentino (rinzai), o como fruto de un "cultivo gradual" (soto). Los practicantes del Zen participan en sesiones de zazen (sentado), la meditación, como otras escuelas, pero el zen se caracteriza por shikantaza

Page 95: Tratado Magistral de Filosofia

(simplemente estar sentado) en contraposición con prácticas centradas en la respiración o uso de mantras. La escuela rinzai es notable por la utilización de los kōan, adivinanzas diseñadas para obligar a los estudiantes a abandonar los intentos inútiles para entender la naturaleza del universo a través de la lógica.

[editar] Lokaiata

Artículo principal: Lokaiata

Chárvaka creó la filosofía lokaiata. Era un materialista y ateo que propuso un sistema de ética basado en el pensamiento racional. Su escuela fue destruida por varios gobiernos de reyes fanáticos religiosos hinduistas. El único rastro que queda de sus escritos son algunas críticas en textos de religiosos hinduistas.

[editar] Legalismo

Artículo principal: Legalismo

Fue la corriente filosófica de la Antigua China que defendía la supremacía del derecho divino de gobernar de los reyes, y posteriormente, el Emperador. Básicamente era la filosofía oficial de la corte imperial ya que promovía la subordinación incuestionable al poder monárquico del Emperador al considerar que éste era el "Hijo del Cielo", es decir, el elegido por los dioses para gobernar a los mortales, por lo que frecuentemente los monarcas chinos eran considerados por los legalistas como descendientes de los mismos dioses, siendo la religión dominante en China la que proponía al emperador como su máxima figura terrenal vinculada al Cielo, y por ende la legalidad imperial debía ser incuestionable.

[editar] Confucianismo

Artículo principal: Confucianismo

Es la principal ideología en China y surgió durante la dinastía Han, y todavía puede ser considerado como un importante elemento subyacente de la cultura del Extremo Oriente. Se podría entender como una social ética y humanista de un sistema centrado en los seres humanos y sus relaciones. En el confusionismo se hace hincapié en los rituales formales en todos los aspectos de la vida, desde casi las ceremonias religiosas de estricta cortesía y deferencia a uno de los ancianos, especialmente a los padres y al Estado en la forma del emperador.

[editar] Taoísmo

Artículo principal: Taoísmo

Es la ideología filosófica más crítica contra el Legalismo imperial, y también con el Confucianismo. Surgió en la Antigua China en el período de los Siete Reinos Combatientes, donde el sabio chino Lao-Tsé escribió el Tao Te King, considerado una de las obras más notables de la filosofía oriental, y a partir de la cual se originó el Taoísmo. Esta filosofía parte de elementos metafísicos y existencialistas sobre los cuales luego plasma la idea de un cambio constante en la naturaleza y en la vida humana. El taoísmo

Page 96: Tratado Magistral de Filosofia

parte de la idea del Tao como origen de todo lo existente, y explica que el cambio entre fuerzas opuestas es lo que mueve al universo. esas fuerzas son Yin y Yang y sus cambios cíclicos permiten que se armonice la naturaleza, y por eso según el Taoísmo es el cambio lo que armonizaría la vida del hombre, ya que el estancamiento en una sola forma rígida solo concluye en desarmonía y devastación. Los conceptos taoístas dieron origen a la Medicina tradicional china y a distintas disciplinas como el Tai-Chi-Chuan, el Chi-Kung y diversas formas de Artes Marciales. El Taoísmo comparte muchos ideales similares a los del Budismo y también practicas semejantes como la Meditación, pero difiere del Budismo en el hecho de que los taoístas no creen en la reencarnación ni tampoco en el concepto de la vida después de la muerte, razón por la cual el Taoísmo antiguo buscaba como meta la Inmortalidad del ser humano.

[editar] Mohísmo

Artículo principal: Moísmo

Fue una escuela filosófica de la Antigua China desarrollada por el pensador Mo-Tsé. Al igual que el Taoísmo, el Mohísmo critica al Legalismo por su idea de sumisión absoluta al poder imperial y también al Confucianismo por su idea de que la educación académica es la única forma de conocimiento y que solo los letrados posean derecho a gobernar a los no-letrados. Pese a tener semejanzas con el Taoísmo por sus ideales acráticos y radicales, el Mohísmo no comparte muchas de las posturas metafísicas del taoísmo y no se basa en el Tao Te King de Lao-Tsé. A pesar de haber sido una escuela importante en la China antigua, el Mohísmo no sobrevivió al pasar de los milenios y no llegó a ser tan masivo como el Taoísmo ni popular como el Confucianismo.

[editar] Doctrinas generalmente religiosas

En la siguiente sección se presenta un resumen de las tradiciones religiosas orientales principales.

[editar] Hinduismo

Artículo principal: Hinduismo

Los hinduistas consideran que su religión es la más antigua del mundo. Tuvo sus orígenes en el antigua religión védica (900 a. C.).

Es la tercera religión más grande del planeta, con más de mil millones de creyentes. Toda su filosofía es una teología. Se caracteriza por un conjunto diverso de sistemas de creencias, prácticas y escrituras. Dentro del hinduismo existe una especie de especulación filosófica (principalmente en los Upanishad —que son textos muy tardíos del hinduismo—) pero está muy constreñida por el aspecto intensamente religioso. En las seis doctrinas védicas no hay filosofía sino religión, igualmente en los grupos bhakti (devocionales) y en el tantra.

Existen muchas creencias no filosóficas:

adoración de dioses y diosas (ofrenda de alimentos, lámparas, zahumerios, etc.) o a la diosa Kali

Page 97: Tratado Magistral de Filosofia

o al dios Shiváo al dios Vishnúo a la divinidad impersonal Brahman.

creencia en maia (lo material o ilusión). el dharma (el deber "natural" de una persona), la reencarnación, la «ley» del karma (principio de acción y reacción), el moksha (liberación: el alma no vuelve a reencarnar sino que va a un universo

espiritual), el ioga (meditación), ajimsa (no violencia), la obediencia ciega a un gurú, el poder de la repetición de mantras (entre ellos la divina sílaba om).

[editar] Jainismo

Artículo principal: Jainismo

El jainismo fue fundado por Mahavira, un líder religioso que vivió en la misma época que Buda. La palabra yaina proviene de yina (‘victoria’), refiriéndose a aquellos que han logrado la victoria sobre sus propias pasiones.

El jainismo enseña el ascetismo —actos de auto-disciplina, auto-privación y auto-negación— como el camino a la iluminación.

La población yainista se concentra en la India y supera los 10 millones. La comunidad yaina se encuentra entre las más prósperas de la India.

[editar] Shintoísmo

Artículo principal: Shintoísmo

Es la religión tradicional del Japón y la que establece a los dioses como ancestros directos de los emperadores. Su creencia es politeísta y sostiene que todo en la naturaleza posee un origen espiritual ya que los espíritus originarios de la naturaleza son unos seres llamados kami. Según la tradición Shinto existen diversos tipos de Kami, siendo la más venerada de todas la Kamisama o Diosa de todos los dioses, la cual es Amaterasu-O-Mikami, la diosa del Sol. Así mismo en la tradición shintoísta existen otros dioses de gran importancia, siendo los principales de ellos Izanami, Izanagi, Inari, Raijin, Fūjin, y otras entidades Kami asociadas a distintos elementos de la naturaleza. Los Shintoístas también creen en la existencia de otros espíritus o seres místicos que no son considerados como dioses pero si se los vincula a éstos, como por ejemplo, los Kitsune vinculados a Inari, y también otros seres como los Oni y los Onryō.

En ciertas creencias shintoístas se considera que la naturaleza manifiesta una energía conocida como Ki, la cual también es considerada por otras religiones orientales y también por filosofías asiáticas que no consideran al Chi bajo un contexto religioso sino más bien bajo una metafísica filosófica. Además para algunas creencias Shintoístas, la naturaleza de esta energía puede ser maligna o benigna según como se manifieste, siendo llamado Gou el aspecto oscuro o maligno de las entidades espirituales, y Shin su aspecto luminoso y benigno.

Page 98: Tratado Magistral de Filosofia

[editar] Taoísmo religioso

Fue originado por el monje chino Zhang Dao-Ling en el año 142 D.C., aproximadamente unos 600 años después de la muerte de Lao-Tsé. Difiere del Taoísmo filosófico en muchos aspectos, principalmente en la creencia de deidades de la Religión tradicional china que no eran aceptadas por el Taoísmo de Lao-Tsé, y también en otras creencias que no eran afines al taoísmo filosófico, como el culto a los antepasados y la creencia en la vida después de la muerte. La religión taoísta generalmente no comparte los ideales acráticos del Taoísmo filosófico y también es contraria a éste en el hecho de adorar a muchos dioses de la mitología china antigua, como lo son Guan Yu y Son Wu-Kong. También rinde culto a otros dioses como Los ocho inmortales, los cuales son reconocidos por casi todas las formas de Taoísmo, pero los más filosóficos no los consideran deidades o seres sobrenaturales, pero el Taoísmo religioso si les atribuye tales características. Por lo general, la religión taoísta resulta ser un sincretismo de elementos taoístas mezclados con creencias animistas y religiosas del más variado índole, tanto en las deidades antiguas como en los espíritus y elementos de culto exclusivos de diferentes regiones, como por ejemplo lo es el taoísmo religioso de Taiwán.

[editar] Confucianismo religioso

Surgió posteriormente al Neoconfucianismo y difiere del confucianismo tradicional en el hecho de que es menos moralista y más religioso. Su principal característica es el adorar a Confucio a modo de deidad, pese a que éste no se consideraba así ni promovía culto a su persona. Aun así comparte con el confucianismo tradicional el hecho de acentuar la práctica ritual como algo importante, algo que la religión confucianista acentúa aún más ya que da mayor importancia a los elementos espiritistas y a los cultos animistas como la invocación a los antepasados. Los religiosos confucianistas suelen adoptar practicas sincréticas que mezclan elementos confucianos tradicionales con otros elementos extraídos de las creencias religiosas locales o personales.

[editar] Budismo religioso

Son todas aquellas religiones budistas que resultan ser un sincretismo entre las enseñanzas de Buddha y las creencias religosas locales. Así por ejemplo, el Budismo tibetano mezcla conceptos budistas con el folclor tradicional del Tibet. Cabe destacar que el Buddhismo Zen que en la práctica ejercen la mayoría de los japoneses es en realidad el Budismo Shinto que resulta ser la unión sincrética entre conceptos budistas y la religión Shintoísta, así por ejemplo, es usual que en Japón se crea que ciertos dioses, como Agyo y Ungyo sean los guardaespaldas de Buda, cuando en realidad en las demás escuelas Budistas, incluyendo el Zen, Buda no cuenta con guardaespaldas ni nada semejante, y Agyo y Ungyo eran tradicionalmente dos deidades de la ira y la furia en el Shintoísmo antiguo.

[editar] Zoroastrismo

Artículo principal: Zoroastrismo

El libro sagrado de los persas es el Zend avesta, atribuido a Zoroastro, un filósofo medo que vivió en el siglo VI a. C. La doctrina reconoce un Ser Supremo, que es eterno, infinito, fuente de toda belleza, generador de la equidad y de la justicia, sin iguales,

Page 99: Tratado Magistral de Filosofia

existente por sí mismo o incausado y hacedor de todas las cosas. Del núcleo de su persona salieron Ormuz y Arimán, principios de todo lo bueno y de todo lo malo, respectivamente. Ambos produjeron una multitud de genios buenos y malos, en todo acorde con su naturaleza. Y así, el mundo quedó dividido bajo el influjo de estos dos grupos de espíritus divididos y bien diferenciados. Esto es lo que explica la lucha en el orden físico y moral, en el universo. El alma es inmortal y más allá de esta vida, le está reservada la obtención de un premio o de un castigo punitorio.

La inclinación hacia el mal tiene su origen en el pecado con el que se contaminó el primer hombre. Esta denodada lucha entre Ormuz y Arimán ha de tener un desenlace final, y el triunfo será de Ormuz, el principio del bien. En el pensamiento persa se advierte claramente dibujado un dualismo. Con posterioridad, se ha presentado en las diversas formas del maniqueísmo antiguo y moderno. En el libro sagrado Zend-avesta se encuentran vestigios de diversas creencias primitivas: los dogmas de la unidad divina, de la creación, de la inmortalidad del alma, de premios y castigos en una vida futura. Es de señalar que en esta lucha entre los genios malos y buenos, se halle un paralelismo con la concepción judeo cristiana, de la lucha entre los ángeles sumisos al Creador y los que contra él se revelaron.