transformaciones econÓmicas y organizaciÓn urbana …
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FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS, EMPRESARIALES Y TURISMO
DEPARTAMENTO DE ECONOMÍA Y DIRECCIÓN DE EMPRESAS
Programa de Doctorado en Economía Aplicada
TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y ORGANIZACIÓN URBANA EN ARGENTINA
Tesis Doctoral presentada por
Dª. NATALIA USACH
Director:
DR. D. RUBÉN GARRIDO YSERTE
Co-Directora:
DRA. Dª. MARÍA TERESA GALLO RIVERA
Alcalá de Henares, febrero de 2016
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Resumen
En esta tesis se presenta un estudio de la organización urbana de Argentina. El
concepto refiere a la configuración del sistema de ciudades como resultado
acumulativo del accionar de los actores sociales y de las oportunidades brindadas por
el contexto institucional, en el marco de procesos históricamente determinados.
La hipótesis de trabajo es que el funcionamiento de la economía global impacta
diferenciadamente en los territorios en virtud de las distintas trayectorias que en el
pasado estructuraron las condiciones económico-espaciales. Se sostiene que los
procesos económicos contemporáneos se despliegan sobre una organización urbana
heredada que condiciona la forma en que impacta la globalización en los sistemas
urbanos y sus ciudades. Es así que, entre los efectos en la organización urbana es de
esperar un reforzamiento de las trayectorias previas, donde las jerarquías
preexistentes y el papel económico de los distintos espacios tiendan a afianzarse,
propiciando una relativa mayor importancia de las principales ciudades del sistema
que se expanden bajo novedosos procesos de crecimiento disperso y policéntrico.
Se busca constatar esta hipótesis en la organización urbana argentina y aportar
elementos de juicio que permitan conocer mejor los efectos del funcionamiento de la
economía global en la jerarquización del sistema, en las estructuras productivas de
las ciudades y en las formas de crecimiento metropolitano de la aglomeración
principal.
Para lograr ese objetivo general se establecen cuatro objetivos específicos
relacionados con los aspectos históricos, demográficos, productivos y funcionales
considerados. Se utilizan distintas fuentes de datos secundarios y se aplica una
variedad de técnicas de análisis acordes a los objetivos propuestos en cada capítulo.
En primer lugar, con un abordaje histórico se señalan los procesos socioeconómicos,
las circunstancias y los factores institucionales que han modelado la organización
urbana argentina, otorgándole sus características particulares y definiendo distintas
trayectorias. A partir de allí, el trabajo es eminentemente analítico y cuantitativo. Se
estudian los cambios en la posición de las ciudades en la jerarquía urbana poniendo
ii
en cuestión la importancia del tamaño poblacional en los procesos de reorganización
urbana y se examina la influencia de una batería de variables en el crecimiento dispar
entre ciudades. Luego, se aborda el aspecto productivo, para analizar los cambios y
las continuidades que han experimentado las bases económicas de las
aglomeraciones urbanas, señalando sus trayectorias y procesos de especialización.
Por último se analiza el proceso de reorganización en la mayor aglomeración del
país, la metrópoli de Buenos Aires, atendiendo a las nuevas dinámicas de
crecimiento desde una perspectiva funcional.
Los resultados obtenidos aportan sólidas evidencias empíricas que, entre otras
cuestiones, sugieren que la organización urbana preexistente continúa marcando el
rumbo de las trayectorias demográficas y productivas de las ciudades, en el marco de
la globalización. Las jerarquías previas parecen persistir y la especialización y
diferenciación de los espacios reforzarse; mientras la importancia del territorio
inicialmente mejor posicionado, la metrópoli de Buenos Aires, tiende a acentuarse.
Allí las actuales tendencias en la reorganización metropolitana muestran la existencia
de claros patrones de crecimiento disperso y policéntrico en distintas partes de la
metrópoli, donde los efectos de la economía global se plasman en importantes
cambios funcionales.
iii
Abstract
This thesis presents a study of the urban organization of Argentina. The concept
refers to the configuration of the system of cities as a cumulative result of the actions
of social actors and the opportunities provided by the institutional context, in the
framework of historically specific processes.
The working hypothesis is that the functioning of the global economy has different
impacts in the territories according to paths dependence which in the past structured
the economic-spatial conditions. It is argued that contemporary economic processes
are deployed on inherited urban organization that determines the way in which
globalization impacts on urban systems and cities.Thus, among the impacts on urban
organization is expected a strengthening of the previous trajectories, where the
existing hierarchies and the economic role of the different areas tend to take hold,
leading to greater relative importance of the major cities of system, expand under
innovative processes dispersed and polycentric growth.
To achieve this general objective, four specific objectives related to historical,
demographic, productive and functional aspects are considered. Different secondary
data sources and also a variety of analysis techniques are used with the aim of
achieve the objectives proposed in each chapter.
First, an historical approach is developed about socioeconomic processes,
circumstances and institutional factors that have shaped the urban organization of
Argentina, giving their special features and different trajectory. After that, an
analytical and quantitative description is presented in order to study the changes in
the position of the cities in the urban hierarchy putting into question the relevance of
population size in the processes of urban reorganization and, also, the influence of a
set of variables in the unequal growth among cities under consideration. Then,
productive aspects are addressed, in order to remark the changes and continuities that
have experienced the economic foundations of urban agglomerations, pointing out
their paths and specialization processes. Finally the reorganization process of the
iv
Buenos Aires metropolitan, the greater population of the country, is discussed in the
context of the new growth dynamics from a functional perspective.
The obtained results provide strong empirical evidence that, among other things,
suggest that the previous urban organization continues setting the course of
demographic and productive trajectories of cities in the context of globalization. The
previous hierarchies seem to persist and the specialization and differentiation of
spaces is reinforced; while the importance of the better positioned city, the
metropolis of Buenos Aires, seems to increase. There, the current trends in the
metropolitan reorganization clearly show the existence of dispersed and polycentric
patterns in different parts of the metropolis, where the effects of the global economy
are reflected in significant functional changes.
v
A mis hijos
vii
Agradecimientos
La realización de esta tesis ha contado con el apoyo de varias personas e
instituciones a las que quiero brindar mi más sincero reconocimiento y
agradecimiento.
En primer lugar quiero dar las gracias a Rubén Garrido Yserte, el director de esta
tesis. Durante el tiempo de elaboración de la misma he reflexionado sobre el valor
que tiene poder contar con un director que, pese a la distancia, ha mantenido su
respaldo hacia mi persona y mi trabajo. Ha sabido durante estos años guiar mi tarea,
brindarme sus conocimientos, opiniones y asesoramiento y, a veces, poner la firmeza
adecuada para impulsarme a culminar las distintas etapas de investigación y de
redacción de estas páginas. Para él mi respeto y profundo agradecimiento.
He tenido además la oportunidad de contar con la codirección de María Teresa Gallo
Rivera, quien también tiene mi mayor gratitud. De ella he recibido acompañamiento
entusiasta, valiosos consejos y colaboración constante para resolver los escollos en la
labor de investigación.
El respaldo y la confianza brindados por el director y la codirectora han significado
para mí un orgullo y una gran responsabilidad.
Ellos y otros miembros del Departamento de Economía y Dirección de Empresas y
del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social, entre los que quiero
nombrar a Elena y a Tomás, han hecho de mis estancias en la Universidad de Alcalá
provechosas experiencias de investigación, intercambio y formación. Pero, sobre
todo han nutrido esos días con su trato cálido y enriquecedoras charlas llenas de
valores humanos.
También quiero agradecer a Elma Montaña quien me ha acompañado en parte de este
proceso y a los colegas y amigos del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y
Ambientales del Centro Científico Tecnológico Mendoza, por la fructífera
experiencia profesional y personal que ha significado el trabajo a su lado durante el
tiempo compartido.
Quiero también reconocer el apoyo de la Universidad de Alcalá que, mediante la
Beca Cervantes, ha posibilitado la realización de los cursos de doctorado y de los
trabajos de investigación tutelados. También estoy agradecida con la Agencia
Nacional de Promoción Científica y Técnica de Argentina cuya beca de iniciación a
la investigación ofreció el sustento económico que posibilitó continuar mi labor de
investigación al retornar a la Argentina. De igual manera, quiero reconocer el apoyo
de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, mi actual lugar de
trabajo, que mediante su programa de ayudas económicas para la finalización de tesis
doctorales ha colaborado en la realización de dos viajes a Alcalá de Henares para
viii
mantener el necesario contacto personal con los directores de tesis. Sin todos estos
apoyos financieros esta tesis no hubiera podido ser escrita.
En el plano personal quiero agradecer a mi madre y mis hermanos por el interés y las
muestras constantes de apoyo a mis iniciativas. También a mi suegra, por su ayuda
para resolver cuestiones operativas y cotidianas, gracias por su buena predisposición,
comprensión y por su tiempo.
Muy especialmente quiero expresar mi gratitud a Carlos por su permanente aliento,
apoyo y preocupación para que pudiera lograr este objetivo. Su presencia, paciencia
y acompañamiento allanaron el camino, principalmente en los momentos difíciles.
ix
Índice de contenidos
Capítulo 1 Introducción ............................................................................................. 1
1.1 Los efectos urbanos de la economía global............................................................ 1
1.2 Estado del arte ...................................................................................................... 14
1.3 Hipótesis y objetivos de la investigación ............................................................. 19
1.4 Aspectos teórico-metodológicos generales .......................................................... 20
1.5 Estructura de la tesis............................................................................................. 25
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen
las mismas oportunidades........................................................................................ 29
2.1 Introducción ......................................................................................................... 29
2.2 Encuadre teórico-metodológico ........................................................................... 30
2.3 La formación de los primeros núcleos (orígenes coloniales hasta 1776
aproximadamente) ...................................................................................................... 33
2.4 Génesis de una organización urbana con vértice en Buenos Aires (1776 – 1862
aproximadamente) ...................................................................................................... 37
2.4.1 Buenos Aires, el nuevo centro virreinal .................................................. 37
2.4.2 Independencia y desorganización institucional y territorial .................... 41
2.5 Consolidación de la organización urbana centrada en Buenos Aires y expansión
pampeana (1862- 1930 aproximadamente) ................................................................ 44
2.6 Expansión metropolitana y ampliación del sistema al servicio de la gran
metrópoli (1930 – 1976 aproximadamente) ............................................................... 54
2.7 Transitando el mismo camino. La organización urbana en la última etapa de
globalización (1976 – actualidad) .............................................................................. 65
2.8 Conclusiones del capítulo .................................................................................... 75
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades entre 1960 y 2010 . 79
3.1 Introducción ......................................................................................................... 79
3.2 Encuadre teórico-metodológico ........................................................................... 80
3.2.1 Sobre la definición de ciudad, el tamaño muestral y los datos disponibles86
3.3 La jerarquía de ciudades: características y cambios entre 1960 y 2010 .............. 95
3.3.1 El crecimiento urbano de las últimas décadas ......................................... 95
3.3.2 La primacía y macrocefalia urbanas ........................................................ 99
3.3.3 La distribución del tamaño de las ciudades ........................................... 104
3.4 Análisis empírico de las desviaciones de la regla rango-tamaño: ¿Qué factores se
relacionan con los desequilibrios en la distribución por tamaños? .......................... 117
3.4.1 El modelo logit multinomial .................................................................. 118
3.4.2 La variable dependiente del modelo: las desviaciones entre los tamaños
observados y los tamaños esperados ..................................................... 119
3.4.3 Las variables independientes ................................................................. 124
x
3.4.4 Resultados .............................................................................................. 129
3.5 Conclusiones del capítulo ................................................................................... 136
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y
diversidad en el periodo reciente .......................................................................... 141
4.1 Introducción ....................................................................................................... 141
4.2 Encuadre teórico-metodológico ......................................................................... 143
4.3 Los perfiles de especialización urbana y las pautas de cambio reciente ............ 157
4.3.1 Intensidad del cambio de especialización .............................................. 164
4.3.2 Una clasificación de los perfiles productivos de las ciudades ............... 168
4.4 ¿Estructuras productivas cada vez más diferentes y diversificadas? ................. 177
4.5 Conclusiones del capítulo ................................................................................... 185
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires:
dispersión y policentrismo ..................................................................................... 189
5.1 Introducción ....................................................................................................... 189
5.2 Encuadre teórico-metodológico ......................................................................... 191
5.3 Evidencias sobre los cambios territoriales y funcionales en el Buenos Aires
metropolitano ........................................................................................................... 201
5.4 Dinámica e interacción de los subcentros en sus áreas de influencia ................ 206
5.4.1 Identificación y análisis de subcentros .................................................. 207
5.4.2 Análisis de las áreas de influencia ......................................................... 208
5.5 Caracterizando las relaciones funcionales en las áreas de influencia y la ciudad
central 212
5.6 Conclusiones del capítulo ................................................................................... 228
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para
investigaciones futuras ........................................................................................... 231
6.1 Introducción ....................................................................................................... 231
6.2 Conclusiones y principales aportes de la investigación ..................................... 231
6.3 Algunos derroteros para la investigación futura................................................. 241
6.4 Publicaciones derivadas de la investigación ...................................................... 245
Referencias bibliográficas ...................................................................................... 247
Sitios de Internet consultados ................................................................................ 267
xi
Índice de cuadros
Cuadro 2.1: Principales núcleos poblacionales del virreinato del Río de la Plata,
población en ciudades estimada, año 1778 ............................................. 39
Cuadro 2.2: Jerarquía de centros urbanos más importantes en 1914 y su puesto en
1895 y 1869 ............................................................................................. 53
Cuadro 2.3: Las acciones del Estado durante la industrialización y sus efectos
urbanos .................................................................................................... 58
Cuadro 2.4: Jerarquía de los centros urbanos más importantes, años 1947, 1960 y
1970 ......................................................................................................... 64
Cuadro 2.5: Principales cambios en el armado institucional formal, años 1989 a 2001
y 2002 en adelante. .................................................................................. 66
Cuadro 2.6: Jerarquía de los centros urbanos más importantes, años 1980, 1991, 2001
y 2010 ...................................................................................................... 73
Cuadro 3.1: Estadísticos del sistema urbano total y por categorías ........................... 92
Cuadro 3.2: Doble dimensión del crecimiento urbano: Tasa de crecimiento media
anual de la población urbana y del número de ciudades, totales y por
categorías, años 1960 a 2010................................................................... 95
Cuadro 3.3: Índices de primacía urbana, países seleccionados ................................ 101
Cuadro 3.4: Argentina, índices de primacía urbana, años 1960 a 2010 ................... 102
Cuadro 3.5: Argentina, índice de macrocefalia e índices estandarizados de primacía
de la primera y la segunda ciudad ......................................................... 103
Cuadro 3.6: Distribución porcentual de la población urbana en tres categorías de
tamaño ................................................................................................... 103
Cuadro 3.7: Estimación del exponente de Pareto para las ciudades argentinas ....... 106
Cuadro 3.8: Incrementos absolutos y relativos del número de núcleos y de la cantidad
de población por subcategorías de ciudades intermedias y pequeñas, 1960
– 2010 .................................................................................................... 109
Cuadro 3.9: Las mayores y menores ciudades en 2001 y 2010; tamaño empírico y
desviación respecto al tamaño teórico ................................................... 121
Cuadro 3.10: Criterios de clasificación de las categorías de la variable dependiente,
años 2001 y 2010................................................................................... 121
Cuadro 3.11: Variables independientes del modelo. Estadísticos descriptivos, 2001 y
2010 ....................................................................................................... 128
Cuadro 3.12: Modelo logit multinomial. Coeficientes y ratios de riesgo relativo
estimados, año 2001 .............................................................................. 130
Cuadro 3.13: Modelo logit multinomial. Coeficientes y ratios de riesgo relativo
estimados, año 2010 .............................................................................. 131
Cuadro 3.14: Síntesis de resultados modelo logit multinomial estimado para los años
2001 y 2010. Variables que más afectan cada tipo de desviación ........ 132
xii
Cuadro 4.1: Aglomerados urbanos de Encuesta Permanente de Hogares y
correspondencia con localidades censales ............................................. 149
Cuadro 4.2: Agregación de ramas de actividad económica ..................................... 153
Cuadro 4.3: Sentido de la variación en la especialización urbana, años 2003 y 2012
............................................................................................................... 158
Cuadro 4.4: Resumen de las tendencias de especialización urbana, 2003-2012 ...... 159
Cuadro 4.5: Coeficientes de Sperman, especialización urbana en empleo, 2003 –
2012 (continúa) ...................................................................................... 166
Cuadro 4.6: Centros de los conglomerados finales y clusters de pertenencia de los
aglomerados urbanos, según actividades económicas, años 2003 y 2012
............................................................................................................... 169
Cuadro 4.7: Coeficientes de especialización de los casos atípicos, años 2003 y 2012
............................................................................................................... 174
Cuadro 4.8: Índice de Florence de la estructura productiva urbana, años 2003 y 2012
............................................................................................................... 179
Cuadro 4.9: Coeficiente de diversidad de la estructura productiva urbana y su
distribución porcentual por sectores de actividad, años 2003 y 2012 ... 183
Cuadro 5.1: Población: distribución relativa entre 1960 y 2010. Empleo: distribución
relativa y proporción cada mil habitantes 2001-2010, por corredores y
CABA .................................................................................................... 203
Cuadro 5.2: Evolución de la distribución del empleo .............................................. 207
Cuadro 5.3: Clasificación de los corredores según el grado de incidencia de los
subcentros considerando la evolución de los índices movilidad y
concentración laboral............................................................................. 209
Cuadro 5.4: Distribución de los trabajadores involucrados en los flujos laborales,
según tipo de relación laboral. Total y por área de origen y de destino; en
porcentajes ............................................................................................. 213
Cuadro 5.5: Categorías de asalariados y trabajadores por cuenta propia, agrupadas en
tipos de ocupación ................................................................................. 214
Cuadro 5.6: Tipo de ocupación de los asalariados y trabajadores por cuenta propia
involucrados en los flujos laborales. Total y por área de origen y de
destino; en porcentajes .......................................................................... 214
Cuadro 5.7: Distribución de los trabajadores involucrados en los flujos laborales,
según nivel de instrucción; total y por área de origen y de destino; en
porcentajes ............................................................................................. 215
Cuadro 5.8: Índices movilidad laboral por corredores, según tipo de relación laboral
............................................................................................................... 216
Cuadro 5.9: Índices movilidad laboral por corredores, según tipo de ocupación .... 217
Cuadro 5.10: Índices movilidad laboral por corredores, según nivel de instrucción 217
Cuadro 5.11: Lugar de trabajo de las personas ocupadas residentes en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires ................................................................... 226
Cuadro 5.12: Rama de actividad, según lugar de trabajo de las personas ocupadas
residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en porcentajes ... 227
Cuadro 6.1: Síntesis de resultados y temas abiertos a futuras investigaciones ........ 244
xv
Índice de figuras
Figura 1.1: Representación estilizada del funcionamiento territorial .......................... 9
Figura 1.2: El escenario global y efectos urbanos...................................................... 13
Figura 1.3: Argentina, provincias, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y regiones .. 23
Figura 1.4: Estructura de la tesis ................................................................................ 27
Figura 2.1: Esquema de organización de las ciudades hasta 1776 aproximadamente 35
Figura 2.2: Esquema de organización de las ciudades durante la vigencia del
virreinato del Río de la Plata ................................................................... 40
Figura 2.3: Trazado de las líneas ferroviarias, en 1886 y 1916 ................................. 48
Figura 2.4: Esquema de organización urbana entre 1862 y 1930 aproximadamente . 54
Figura 2.5: Esquema de organización urbana entre 1930 y 1976 aproximadamente. 65
Figura 2.6: Esquema de la organización urbana actual y principales vías de conexión
................................................................................................................. 73
Figura 3.1: Localidades urbanas de Argentina según categoría de tamaños en 2010 94
Figura 3.2: Localidades urbanas de Argentina, variación intercensal de la población
entre 2001 y 2010 .................................................................................... 97
Figura 3.3: Ciudades intermedias, tasa de crecimiento medio anual 1960 -2010 .... 111
Figura 3.4: Ciudades intermedias, tasa de crecimiento media anual 2001-2010 ..... 113
Figura 3.5: Gran Mendoza, tasa de crecimiento medio anual 2001 - 2010 ............. 115
Figura 3.6: Gran Buenos Aires, tasa de crecimiento medio anual 2001 - 2010 ....... 116
Figura 4.1: Aglomerados urbanos incluidos en el análisis ....................................... 150
Figura 4.2: Perfil de especialización de los aglomerados urbanos, año 2003 .......... 170
Figura 4.3: Perfil de especialización de los aglomerados urbanos, año 2012 .......... 172
Figura 4.4: Índice de desigualdad en 2012 y variación entre 2003-2012 ................ 178
Figura 4.5: Coeficientes de diversidad en 2012 y variación entre 2003-2012 ......... 181
Figura 5.1: Área de estudio, Gran Buenos Aires y Región Metropolitana .............. 198
Figura 5.2: Corredores metropolitanos e infraestructuras de comunicación terrestre
............................................................................................................... 199
Figura 5.3: Población: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 1960-2010 y
2001-2010, por corredores metropolitanos y CABA ............................ 201
Figura 5.4: Población: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 2001-2010,
por partidos y CABA............................................................................. 202
Figura 5.5: Empleo: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 2001-2010, por
corredores y CABA ............................................................................... 204
Figura 5.6: Empleo: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 2001-2010, por
partidos y CABA ................................................................................... 205
Figura 5.7: Distribución subcentros en corredores metropolitanos, 2010 ............... 208
Figura 5.8: Índices movilidad laboral por corredores metropolitanos y CABA, 2010
............................................................................................................... 209
xvi
Figura 5.9: Cohesión y dependencia, según tipo de relación laboral por corredores
metropolitanos ....................................................................................... 218
Figura 5.10: Mayor índice de cohesión y de dependencia según el tipo de ocupación
de los trabajadores asalariados, por corredores metropolitanos ............ 219
Figura 5.11: Mayor índice de cohesión y de dependencia según el tipo de ocupación
de los trabajadores por cuenta propia, por corredores metropolitanos .. 219
Figura 5.12: Mayor índice de cohesión y de dependencia según nivel de instrucción,
por corredores metropolitanos ............................................................... 220
xvii
Índice de gráficos
Gráfico 2.1: Población total, rural y urbana, en miles, y proporción de población
urbana sobre el total, en porcentajes, años 1869, 1895 y 1914 ............... 52
Gráfico 2.2: Población total, rural y urbana, en miles, y proporción de población
urbana sobre el total, en porcentajes, años 1947, 1960 y 1970 ............... 63
Gráfico 2.3: Población total, rural y urbana, en miles, y proporción de población
urbana sobre el total, en porcentajes, años 1980, 1991, 2001 y 2010 ..... 72
Gráfico 3.1: Relación rango-tamaño de las ciudades de Argentina, años 1960 y 2010
............................................................................................................... 105
Gráfico 3.2: Función de densidad de la distribución por tamaños de las localidades
urbanas, 1960 a 2010 ............................................................................. 108
Gráfico 3.3: Histogramas de las distribuciones empíricas y teóricas, años 2001 y
2010 ....................................................................................................... 122
Gráfico 3.4: Función de densidad empírica y teórica, años 2001 y 2010 ................ 123
Gráfico 3.5: Desviaciones entre el tamaño empírico y el teórico, años 2001 y 2010
............................................................................................................... 124
xix
Siglas y acrónimos
CABA: Ciudad Autónoma de Buenos Aires
CELADE: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía
CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe
EAH: Encuesta Anual de Hogares
ENMODO: Encuesta de Movilidad Domiciliaria
EPH: Encuesta Permanente de Hogares
GBA: Gran Buenos Aires
INDEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
RMBA: Región Metropolitana de Buenos Aires
SSPTIP: Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversiones Públicas.
Capítulo 1
Introducción
1.1 Los efectos urbanos de la economía global
Nodos de interconexión para la comercialización y el intercambio, espacios de
producción, centros de abastecimiento y ámbitos de concentración de poder social,
político, económico o religioso; las ciudades han tenido a lo largo de la historia una
especial importancia en el desarrollo de la humanidad. Ellas han constituido el
ámbito donde se han gestado y desenvuelto los más trascendentes cambios políticos,
económicos, demográficos y culturales, las principales crisis y avances de las
sociedades humanas.
La historia de los grandes imperios, conquistas y expansión de las rutas comerciales
ha ido en paralelo a la historia de las ciudades y de los procesos de urbanización,
pero el carácter global de la economía desde finales del siglo XX ha implicado
velocidades, volúmenes y dimensiones desconocidos previamente. En efecto, en la
actualidad la magnitud de la concentración espacial de la población y de las
actividades económicas en asentamientos urbanos en todo del mundo no registra
precedentes. Tal es así que en el año 2007 por primera vez la población urbana
global ha excedido en cantidad a la población rural y en 2014 el 54% de la
humanidad residía en ciudades, previéndose que este guarismo llegue en el año 2050
al 66% (Naciones Unidas, 2014).
En América Latina, región reconocida como la más urbanizada del mundo, casi ocho
de cada diez personas habitan en ciudades (ONU-Hábitat, 2012) y en el Cono Sur del
subcontinente la urbanización es especialmente fuerte: el 84% de la población es
urbana.
Además del importante grado de urbanización resulta llamativa la conformación y
rápida expansión de megaciudades, áreas metropolitanas de connotaciones gigantes,
2 Natalia Usach
que constituyen las mayores concentraciones de población y recursos económicos del
mundo. Un total de 71 aglomeraciones urbanas de más de 5 millones de personas se
reparten por el mundo. Estas aglomeraciones son cada vez más numerosas y extensas
particularmente en Asia, donde China e India encabezan los rankings, y también en
América Latina o en África, aunque es precisamente en el continente africano y en el
asiático donde se encuentran las ciudades de más rápido crecimiento del mundo
(Naciones Unidas, 2014).
Es que, desde el último cuarto del siglo pasado comienza a desarrollarse una fase del
proceso de globalización cuyas circunstancias favorecieron el surgimiento de una
economía global que ha acelerado y profundizado la urbanización en todo el mundo,
ha impreso cambios en la organización, estructuración y funcionamiento de las
ciudades y las ha posicionado como los territorios que vertebran la economía
contemporánea.
Cabe decir que, en términos generales, la globalización es entendida en esta tesis
como un proceso histórico, en el cual las relaciones y vinculaciones tienen carácter
planetario y donde el estilo de estas vinculaciones modifica la organización
económica de los territorios y configura un factor crucial en el progreso o atraso de
los diferentes espacios (Ferrer, 2010).
En ese sentido puede decirse, siguiendo a Ferrer (2010)1 que un primer estadio de
globalización se inició a finales del siglo XV cuando, por el control turco de Asia
Menor y el Mediterráneo Oriental, el centro de gravedad comercial se desplazó hacia
el Atlántico permitiendo la expansión comercial europea, cuyo hito fundamental fue
el descubrimiento de América. Esto fue posible necesariamente por el progreso
técnico aplicado a la navegación, la guerra y a la producción de bienes y servicios. Se
inicia entonces un sistema de relaciones de alcance mundial que vinculó a todos los
continentes permitiendo la expansión del capitalismo comercial hasta el siglo XVIII.
Una segunda etapa de globalización se inauguró en el siglo XIX, como efecto de los
cambios tecnológicos e innovaciones que habían dado lugar a la Revolución
Industrial en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII. A esos avances le siguieron los
del vapor y los ferrocarriles, del acero, la electricidad y la ingeniería pesada y, ya en
la primera década del siglo XX, las innovaciones relacionadas con el petróleo, el
automóvil y la producción en masa. Esta fase de globalización tuvo sustento en el
aumento de la productividad que amplió la cantidad de bienes disponibles y
posibilitó la aplicación de mano de obra y recursos económicos a la producción de
maquinarias, equipos y otros bienes de inversión (Ferrer, 2000 y 2010). El progreso
técnico redundó en la reducción de costes de transporte, el incremento del ingreso y
de la demanda efectiva en cada país, lo que posibilitó la generación de mercados
recíprocos. Esta segunda etapa duró hasta la Primera Guerra Mundial y significó la
1 Un profundo análisis sobre la historia de la globalización puede consultarse en Ferrer (1996 y 2000).
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 3
integración de la economía mundial a través de los movimientos de capitales, las
corrientes migratorias y la expansión del comercio internacional.
Entre ambas guerras mundiales el proceso de globalización se debilitó. Sin embargo,
el periodo resultó fecundo para los avances científicos y la gestación de nuevas
tecnologías que, después de 1945, dieron lugar a una tercera fase del proceso de
globalización que se extendió hasta los primeros años setenta2. En esta etapa se
fundaron las instituciones internacionales de cooperación financiera y comercial y se
expandió el comercio de manufacturas entre países desarrollados; aunque
coexistieron una gran variedad de modelos de organización económica y una
limitada movilidad de capitales y de mano de obra (CEPAL, 2002).
A partir de 1973 aproximadamente, se inicia un nuevo estadio de globalización con
connotaciones marcadamente distintas a los anteriores. Esta última etapa puede ser
entendida como un proceso multidimensional3 (CEPAL, 2002; Held, 2014) que
implica una creciente gravitación de los procesos económicos, sociales y culturales
mundiales en los ámbitos nacionales y regionales (CEPAL, 2002).
Pero fundamentalmente la globalización en esta fase representa una transformación
del marco espacial de las relaciones sociales y de las transacciones que genera flujos
de actividades, de interacciones y de poder en el marco de redes transcontinentales e
interregionales (Held, McGrew, Goldblatt & Perraton, 1999); implica la escala
ampliada, la magnitud creciente, la aceleración y la profundización del impacto de
los flujos y patrones transcontinentales de interacción (Held & McGrew, 2003).
Esta definición resulta apropiada al enfoque adoptado en esta investigación ya que
permite poner en relieve las traducciones económicas y geográficas de la
globalización en su estadio actual.
La dimensión económica de esta última fase de globalización, es identificada en esta
tesis como economía global. Por ella se entiende a una economía que funciona como
una unidad en tiempo real a escala planetaria, donde los flujos de capital, los
mercados laborales, los mercados de materias primas, la información, los productos
básicos, la gestión y la organización, es decir las principales funciones del sistema,
están internacionalizados e interconectados en todo el planeta; aunque de forma
asimétrica, y caracterizada por una integración desigual de las diferentes áreas del
mundo al sistema global (Soja, 2005: 46). Esta faceta económica de la globalización
2 Para Ferrer (2010) este periodo, al que denomina Tercer Orden Mundial, continúa hasta la actualidad.
Para el autor desde 1945 hasta 1973 se despliega un “periodo dorado” de crecimiento de la economía
mundial bajo el paradigma keynesiano, al cual le sucede, a partir de mediados de la década de 1970, una
etapa de profundización de las tendencias integradoras y globalizadoras en el marco de la desregulación de
los mercados y la reforma neoliberal. 3 El proceso está configurado por una dimensión económica, una política, una socio-cultural y una
dimensión ambiental. Por lo cual analizar un aspecto de la globalización, como es el económico, requiere
tener en cuenta a los demás ya que están mutuamente imbricados.
4 Natalia Usach
es probablemente la más visible y determinante en los procesos de reorganización
urbana de las últimas décadas.
El inicio del actual estadio de globalización puede rastrease en la desregulación del
sistema financiero internacional, la liberalización de los movimientos de capital y la
flexibilidad de los tipos de cambio, en el marco de la primera crisis petrolera, que
impulsaron la mayor movilidad de los capitales privados en la primera parte de la
década de los años setenta.
A esta ola desreguladora en lo financiero y económico se superpusieron los cambios
en las condiciones políticas de un gran número de países occidentales, a raíz de la
crisis fiscal de los Estados de Bienestar, que tendieron a reducir el tamaño y las
funciones estatales a favor de los ámbitos locales de gobierno y del sector privado.
Concomitantemente, las fronteras nacionales se fueron haciendo más lábiles en pos
de una creciente apertura e integración supranacional; mientras que hacia adentro, los
procesos de descentralización político-territorial produjeron una pérdida de
capacidad nacional-central y una reterritorialización de competencias y funciones,
otrora monopolizadas por los Estados nación, que pusieron en primer plano el papel
de las ciudades en los procesos crecimiento y gestión de la riqueza social.
El desarrollo de la electrónica y la microelectrónica que se había producido desde
mediados de los años cincuenta significó la base para el despliegue de una verdadera
revolución informática y de las telecomunicaciones (Pérez, 2004:35) a partir de los
años setenta. En la última etapa de la globalización estas nuevas tecnologías
aplicadas al trasporte y a las comunicaciones han originado una alteración radical de
las relaciones espacio/tiempo (Santos, 1996; Harvey, 1996; Caravaca Barroso, 1998)
favoreciendo la flexibilidad, la apertura, la integración, la competitividad y las
relaciones a distancia. Se ha producido una diversificación de las trayectorias
espaciales de las actividades, las funciones, las empresas, los empleos (Méndez,
2007) y también de la población que supone una tensión entre tendencias hacia la
difusión y la concentración espacial los flujos (Sassen, 2003) y factores móviles por
todo el mundo.
Es que el actual paradigma tecnológico ha alterado las condiciones de generación de
rendimientos crecientes, ha modificado la intensidad de los rendimientos a escala y
de las economías de alcance y ha provocado una reducción drástica de los costes de
transporte y de transacción, todo lo cual ha repercutido en un incremento sustantivo y
rápido de la productividad. Esto, sumado a la reducción de las barreras y
regulaciones nacionales, ha permitido la flexibilización de los procesos productivos
mediante su segmentación en distintas etapas y la externalización o subcontratación
con empresas ubicadas en distintos espacios alrededor del mundo y el acceso a
mercados de trabajo con especialización o costes que satisfagan las necesidades
empresariales. En consecuencia, fue haciéndose cada vez más importante la
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 5
disposición empresarial a la movilidad, a la deslocalización y la relocalización de
plantas, o de parte de los procesos, en lugares antes impenetrables.
Los avances tecnológicos en las comunicaciones y el transporte, la mayor apertura e
integración y la creciente flexibilidad han facilitado, también, la entrada a diferentes
mercados y el aprovisionamiento de insumos mediante redes de vinculación entre
proveedores, ensambladores o productores de servicios localizados en territorios
otrora remotos. En el aspecto organizacional, los citados factores han posibilitado,
asimismo, formas flexibles y descentralizadas de gerenciamiento y la dispersión
mundial de las distintas unidades de gestión que interaccionan a tiempo real, así
como el control remoto de la producción.
Por lo tanto, estas condiciones han incrementado las alternativas de localización
empresarial, las posibilidades de intercambio comercial y de inversiones a escala
global. La multilocalización, la separación de las sedes centrales de las plantas de
producción, la inversión directa extranjera, la organización y funcionamiento en red
y el comercio intrafirma han sido las principales estrategias de internacionalización
empresarial que han redundado en la consolidación de las empresas transnacionales
como actores fundamentales en el despliegue de la dinámica económica mundial de
los últimos cuarenta años4.
En consecuencia, la reestructuración productiva que conlleva el funcionamiento de la
economía global ha modelado una división espacial del trabajo donde las diferentes
funciones y fases del sistema de producción capitalista están desigual y
asimétricamente repartidas en un número variado de lugares en todo el mundo, dando
origen a ciertas tensiones entre difusión y concentración (Sassen, 2003). Es en las
ciudades y metrópolis donde se materializan las tendencias globales hacia la
difusión-concentración espacial de actividades y funciones económicas alrededor del
mundo y son ellas los espacios que estructuran el sistema económico internacional
(Cuadrado Roura & Fernández Güell, 2005).
Los nodos de las redes transfronterizas se despliegan geográficamente emplazándose
allí donde encuentran las ventajas adecuadas para el desarrollo de las distintas
4 El proceso de globalización en su etapa actual se caracteriza también por:
- Preponderancia del capital financiero sobre otras formas de capital que ha intensificado la volatilidad de
las inversiones y la mayor incertidumbre de los mercados mundiales.
- Creciente importancia de las organizaciones multilaterales y de las organizaciones económicas
internacionales, tanto de carácter comercial como financiero que han promovido el cambio y la
transformación de las economías nacionales hacia sistemas más abiertos y permeables.
- Consolidación y extensión de los procesos de integración supranacional; siendo la evolución de la Unión
Europea la experiencia precursora de otras iniciativas como el NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de
América del Norte, ente Estados Unidos, Canadá y México), la CAN (Comunidad Andina de Naciones entre
Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú), el ASEN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático entre
Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia, Japón, China y Corea del Sur) o el MERCOSUR (Mercado
Común del Sur entre Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela).
6 Natalia Usach
funciones y actividades a la vez que los flujos de todo tipo convergen hacia lugares
específicos del espacio mundial de acumulación (De Mattos, 2002)5.
Se produce un efecto de difusión espacial, en el que los procesos, actividades y
funciones más estandarizadas tienden a ser localizadas en lugares con ventajas
sectoriales, de costes, de accesibilidad, de cercanía a ciertos recursos naturales u otras
(Henderson, Kuncoro & Turner, 1995; Strange, 2005) que pueden ser explotadas con
facilidad en tanto el transporte y la telecomunicación posibilitan las interacciones.
En paralelo, se produce un efecto concentración por el cual las funciones superiores,
de mando y coordinación, son concentradas en un determinado número de ciudades
que proveen los servicios más evolucionados necesarios para el funcionamiento de la
economía global (Sassen, 2003). Es así que las grandes ciudades han adquirido un
papel estratégico al concentrarse en ellas el sector financiero y los servicios
avanzados a la producción y han adoptado el papel de ciudades “mundiales” o
“globales” al aglutinar las funciones de mando y dirección de la economía mundial
(Friedmann & Wolff, 1982; Friedmann 1986; Beaverstock, Smith & Taylor, 1999;
Sassen, 1998 y 2003; Taylor, Ni, Derudder, Hoyler, Huang & Witlox, 2010). Estas
ciudades son territorios postindustriales donde se localizan las industrias líderes, las
actividades financieras, servicios especializados y los mercados transnacionales
donde empresas y gobiernos pueden proveerse de instrumentos financieros y
servicios especializados (Sassen, 1998). Este tipo de ciudades son centros de decisión
y vinculación del orden económico y financiero internacional, concentran los
sectores más dinámicos y funcionan como plataforma a partir de la cual se organiza
la economía global.
Resulta interesante en este punto destacar que la tensión difusión-concentración no es
meramente sectorial, sino que es fundamentalmente funcional. Taylor, Hoyler, Pain
& Vinciguerra (2014) han constatado respecto a los servicios avanzados a la
producción (contabilidad, publicidad, servicios financieros, servicios legales y
consultoría) que las empresas en estos sectores concentran sus núcleos de decisión en
5 Cabe señalar que la crisis económica y financiera internacional iniciada en 2008 no ha modificado el
funcionamiento de la economía global ni ha detenido esta tendencia hacia la difusión-concentración
espacial de las actividades y funciones económicas. De hecho, parece estar produciéndose una
reconfiguración del sentido de los flujos comerciales y de inversión a favor de nuevos territorios y sectores
CEPAL (2011 y 2012) advierte que el proceso de reestructuración empresarial como consecuencia de la
crisis ha motivado una mayor movilidad, el traslado de actividades a otras localizaciones y el incremento
de la externalización de actividades manufactureras y de los servicios empresariales a distancia. Los países
en desarrollo se han convertido en los principales receptores de la inversión extranjera directa en el
mundo (53%). Particularmente, América Latina y el Caribe recibió el 10% de la inversión mundial en 2011
y, en 2012, la región recibió un 28% más (CEPAL, 2011 y 2012). En el Cono Sur se han profundizado las
inversiones vinculadas a los recursos naturales, mientras que en México, Centroamérica y Caribe
sobresalieron las inversiones en manufacturas. Entre los cambios respecto a los inversores, se destaca la
creciente influencia y papel de China (fundamentalmente en la adquisición de recursos naturales y otros
activos estratégicos) y el despliegue de las empresas translatinas, destacándose las brasileñas y chilenas
(CEPAL, 2011 y 2012).
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 7
las principales ciudades mundiales (a lo que llaman globalización intensiva basada en
la diada Nueva York-Londres) mientras operan en el resto del mundo para
comercializar sus productos mediante redes de vinculación con otras ciudades de
importancia menor (fenómeno identificado como globalización extensiva). Esta
segunda geografía de ciudades incluye por ejemplo a Buenos Aires, Johannesburgo,
Yeda, Bombay y Sídney que sirven de plataforma para la distribución mundial de sus
servicios.
Esas contribuciones empíricas apoyan las evidencias ofrecidas por Duranton & Puga
(2005) respecto a que los cambios en la organización de las empresas, la separación y
localización selectiva de las sedes y filiales, promueven en las ciudades el paso de
una especialización sectorial a una funcional. Sin embargo, hay que mencionar que al
interior de los sistemas urbanos nacionales, en los países en desarrollo, esta
especialización y diferenciación funcional entre ciudades suele ser menor a la que
puede observarse en las economías más avanzadas debido a la presencia de algunas
grandes ciudades que cumplen todas las funciones a causa de la dualidad y mal
funcionamiento de los mercados laborales, la movilidad restringida y la
frecuentemente mala conexión entre ciudades (Duranton, 2014).
El funcionamiento de la economía global afecta la organización de los territorios en
todas las escalas. Por eso se afirma que la globalización económica además de
implicar un proceso de reestructuración productiva está vinculada a una
reorganización territorial (Soja, 2005) que tiene múltiples repercusiones para las
ciudades6.
Una de esas repercusiones es la aceleración y profundización de los procesos de
urbanización, ya que si bien la relación entre globalización y urbanización no es
nueva (Soja, 2000) sí los son su aceleración y ritmo actual, así como las magnitudes
del proceso que han sido referidas al principio de estas páginas.
Pero la economía global tiene efectos también en las relaciones interurbanas y en la
jerarquización de los espacios, ya que las ciudades al recibir y aglutinar nodos de
empresas organizadas en red, así como toda una diversidad de flujos, se constituyen
ellas mismas en nodos de una red de ciudades transfronteriza (De Mattos, 2002 y
2010) donde lo global se articula con lo local resignificándolo y poniendo en primer
plano a las ciudades y metrópolis como elementos esenciales para el despliegue de la
dinámica capitalista. La interacción entre ciudades lejanas físicamente pero unidas
por una variedad de flujos de capital, trabajo, información y comercio hace posible la
organización y optimización de las funciones de valorización del capital a escala
global (Knox & Taylor, 1995; Friedmann, 1996; Sassen, 1998; Veltz, 1999).
6 Otros efectos de la globalización sobre las ciudades, no abordados en este estudio pero de fundamental
importancia, se relacionan con cambios en los estilos de vida urbana, con la mayor heterogeneidad y
diversidad cultural, con nuevas formas de gobernanza que implican procesos decisorios y de planificación
multiactorales y multiescalares no centrados solamente en el papel estatal.
8 Natalia Usach
En efecto, las ciudades son atravesadas y unidas por flujos de diverso tipo
conformando un archipiélago (Veltz, 1999), una complicada red en la que los flujos
se entremezclan organizando el territorio de manera muy distinta a los hexágonos
regulares analizados por Christaller (1933) y a las áreas de mercado del modelo de
Lösch (1940). Donde estos modelos de lugares centrales describen una jerarquía
ordenada únicamente por tamaños en un espacio isótropo, en la actualidad se
evidencia la proliferación de múltiples redes de distintas jerarquías.
En la Figura 1.1, parte A) se representa una configuración tipo Christaller que
justifica satisfactoriamente la organización urbana de la sociedad agrícola. En ella las
ciudades están distribuidas en el espacio, homogéneo e isótropo, según un orden
jerárquico en función del tamaño de cada centro y las relaciones entre las ciudades
son verticales y de complementariedad. De acuerdo a su importancia demográfica a
cada uno de los centros les corresponde un área de influencia y funciones típicas de
su rango. Se establece así una jerarquía de productos y servicios, distinguiéndose:
superiores (de consumo poco frecuente y por lo tanto voluntad del consumidor por
recorrer grandes distancias, bajos costes de transporte y existencia de elevadas
economías de escala), inferiores, elementales o comunes (alta frecuencia en el
consumo y por lo tanto baja voluntad del consumidor por recorrer grandes distancias
para adquirirlos y mayores costes de transporte) y entre ambas situaciones los
productos y servicios intermedios. Cada centro mayor produce los bienes y servicios
correspondientes a su nivel jerárquico y todos los bienes del nivel inferior. Por lo
tanto, en este esquema, solamente el lugar central produce bienes y servicios
superiores, las ciudades medias proveen bienes y servicios elementales e intermedios
y las ciudades menores producen bienes y servicios elementales. En cada nivel
jerárquico los centros cumplen las mismas funciones y tienen rigurosamente la
misma estructura productiva y dimensión (Derycke, 1983). En este esquema el
espacio se homologa a la distancia, actúa como una barrera y demarca las áreas de
mercado7 condicionadas por los costes de almacenamiento y transporte.
En la parte B) de la misma figura se muestra una representación estilizada de la
organización urbana inducida por el funcionamiento de la economía global, que
puede ser interpretada como una red o mejor dicho un solapamiento de diversas
redes, no definidas solamente por la talla urbana y las funciones relativas a su rango
jerárquico, sino que principalmente está determinada por la diversidad de relaciones
y flujos que unen a las ciudades. En este esquema, cada ciudad puede estar
directamente relacionada con una o varias ciudades de igual, menor o mayor
jerarquía. Aquí ciudades pequeñas pueden proveer un bien intermedio y ciudades
intermedias proveer un bien o servicio superior. El intercambio no se produce
7 El modelo de Hotelling (1929) explica el comportamiento de la empresa en un modelo del lugar central.
Supone una empresa monoplanta, que el espacio (asimilado a la distancia) implica costes de transporte;
que estos costes son parte del precio del bien o servicio y que el elemento determinante de los costes de
transporte es la escala de la empresa.
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 9
exclusivamente cuando los bienes son distintos, lo que da lugar a relaciones de
complementariedad, sino también cuando son del mismo tipo originando relaciones
de sinergia. Constituyen ejemplos claros las ciudades medias que albergan nuevos
espacios industriales de avanzada: Silicon Valley, Cambridge Scientific Park, Route
128, los milieux innovadores europeos, los polos de desarrollo (el aeronáutico en
Toulouse, el de los circuitos integrados en Minneapolis o Tucson) o los distritos
industriales en pequeñas localidades dinámicas. A nivel global, múltiples redes se
entretejen como la red global de ciudades proveedoras de servicios avanzados a la
producción (Beaverstock et al., 1999; Taylor et al., 2010) o las redes globales de
ciudades unidas por empresas manufactureras que operan mundialmente (Krätke,
2014).
Figura 1.1: Representación estilizada del funcionamiento territorial A)
B)
C)
Nota: E: bienes y servicios elementales; I: bienes y servicios intermedios; S: bienes y servicios superiores. Fuente: Elaboración propia sobre la base de Bailly (1978), Trullén & Boix (2003) y Boix (2002 y 2003).
10 Natalia Usach
Es que el funcionamiento de la economía global implica cambios en las relaciones de
las ciudades con su entorno y una expansión del alcance de las interacciones (Soja,
2005). Las relaciones de las ciudades con su entorno más inmediato, local, regional
nacional e internacional se han transformado y ampliado, las áreas de influencia de
las ciudades se han extendido más allá de la tradicional área local hacia diferentes
escalas espaciales dando lugar a nuevas configuraciones no definidas únicamente por
criterios demográficos.
El lugar ocupado por cada ciudad en esta forma de organización refleja su poder
económico relativo y está definido principalmente por el grado de control que tenga
sobre los flujos transnacionales (Soja, 2005). Ciertamente, este poder y grado de
control está condicionado por procesos endógenos preexistentes, por las trayectorias
económicas y los procesos heredados de su historia nacional y urbana, por su
específica dinámica interna y por la dimensión y grado de globalización de la
economía nacional. En efecto, los procesos actuales se despliegan sobre la
continuidad de una historia territorial que tiene una inercia significativa, por lo que
las dinámicas tradicionales y las novedosas se dan simultáneamente, articuladas
muchas veces de manera conflictiva. Esto hace que se conserven algunas relaciones
del modelo tradicional persistiendo factores jerárquicos (Camagni, 2005)
superpuestos a múltiples redes de relaciones de distancias variables donde las áreas
de influencia se despliegan hacia diferentes escalas espaciales.
Una forma particular de interpretar parte de las relaciones que pueden darse en el
esquema anterior se representa en la parte C) de la Figura 1.1. Se trata de una red tipo
“hubs & spokes” en el que únicamente las ciudades principales (hubs) se relacionan
directamente con otras de equivalente jerarquía, las ciudades menores no están
relacionadas de forma directa más que con una ciudad mayor. Este tipo de
configuraciones surgen por la dirección de los flujos que parten de una gran ciudad y
tienen como destino otra gran ciudad (por ejemplo las redes de transporte
aerocomercial o los transportes de alta velocidad) generando entre ambos centros el
llamado “efecto túnel” que alude que el espacio existente es el de los nodos, y entre
ellos no existe nada (Ascher, 1995 y 2005). De esta manera, se produce una ruptura
de la continuidad espacial, prima la conectividad al espacio de las redes sobre la
contigüidad física y la ciudad “conectada” se despega de su tradicional red local,
operando en circuitos que tienen cierta autonomía de los tradicionales hinterlands.
Este es el caso de los centros económicos y financieros mundiales fuertemente
conectados entre sí formando una red global, pero cuyas economías funcionan con
cierta independencia de sus respectivos sistemas locales (Sassen, 1998). Este tipo
particular de relación “hubs & spokes” también es el que puede establecerse entre
una ciudad fuertemente especializadas en una producción exportable (ciudad
enclave) con la ciudad de la que es tributaria, sin mantener conexión con el resto de
la red urbana.
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 11
La dinámica que imprime el funcionamiento de la economía global se vincula
también con cambios en las propias bases productivas urbanas, donde las tensiones
entre difusión y concentración propician procesos de creciente especialización y de
cambio estructural hacia una mayor importancia de los servicios tanto en el producto
bruto como en el empleo. En efecto, en una economía donde la incorporación de
conocimiento, tecnología e innovaciones constituye uno de los principales factores
de productividad y de competitividad, las ciudades se erigen como los lugares claves.
Es en ellas donde tiene origen el proceso innovador, la creatividad (Camagni, 2003 y
2005) y donde una multiplicidad de externalidades positivas asociadas a la
aglomeración y al funcionamiento en red significan importantes ventajas para el
desempeño de los agentes económicos allí localizados. Es por eso que en las
ciudades tienden a concentrarse las funciones y actividades económicas y servicios
más evolucionados (Méndez, Tébar & Abad, 2011), así como los trabajadores
especializados, altamente cualificados, técnicos y profesionales, científicos, gerentes
y directivos, hacedores culturales, diseñadores, en lo que se ha denominado como las
“clases creativas” (Florida, 2005).
El “entorno” ha pasado a ser considerado más importante para la generación de
economías que la propia escala empresarial. Por eso se considera que el espacio no es
uniforme y que sus características importan cada vez más para los capitales móviles
que se valorizan en un número creciente de territorios alrededor del mundo (De
Mattos, 2002 y 2010). Es así que se afirma que cualquier ciudad podría funcionar
como territorio “fértil” (Kampetter, 1995) por su capacidad de minimizar la
incertidumbre y los riesgos. Sin embargo, esa fertilidad de las ciudades crece en la
medida en que existan sistemas de comunicaciones que permitan contactos fluidos en
tiempo real con cualquier lugar del entorno global, permitiendo la inserción de la
ciudad en redes de diversa naturaleza. Además, esa fertilidad se incrementa en tanto
y en cuanto las ciudades provean servicios a la producción, dispongan de capital
humano en la calidad y cantidad requerido por las firmas, ofrezcan tejidos
productivos algunas veces amplios y diversificados (necesarios para los
eslabonamientos de los procesos productivos de las empresas globales) y otras veces
especializados, como así también mercados amplios y accesible, entre otros. En
suma, las condiciones locales, el perfil productivo de la ciudad, su especialización y
su diversidad influyen crecientemente en las decisiones de localización empresarial a
escala global, cuyas pautas de funcionamiento se incrustan en el territorio
transformándolo.
Y estas transformaciones no se relacionan sólo con un cambio en los patrones de
especialización y una creciente terciarización de las bases productivas urbanas, sino
que además se vinculan a nuevas formas de crecimiento urbano. Al interior de las
ciudades y metrópolis, las tensiones entre difusión-concentración han implicado un
proceso de crecimiento distinto a los tradicionales de tipo compacto y concentrado
(Cuadrado Roura & Fernández Güell, 2005: 72), donde la dispersión y el
12 Natalia Usach
policentrismo son notas cada vez más comunes. Nuevos espacios industriales,
corporativos, de servicios especializados, espacios comerciales, de ocio, de
residencia y de empleo se consolidan en núcleos distantes a las tradicionales
centralidades. Mediante infraestructuras de comunicación y trasporte, por las que
discurren múltiples flujos, estas nuevas centralidades se conectan formando
metrópolis policéntricas, complejas, diversificadas, pero a la vez con espacios
fuertemente especializados.
Estos procesos pueden contribuir a acentuar las desigualdades territoriales ya que lo
que puede favorecer la inserción de una ciudad en el sistema de ciudades globales
puede no contribuir al crecimiento de sus respectivos contextos nacionales. El
impacto sobre el orden social puede vincularse a una polarización en la distribución
de la población y del ingreso, a presiones ambientales y a la coexistencia de
funciones de alto nivel, de empleo altamente calificado y altas remuneraciones, junto
a empleos sumergidos y bajos salarios (Scott, 1994).
Una síntesis esquemática sobre el escenario global y sus efectos urbanos se presenta
en la Figura 1.2.
Ciertamente, los procesos de reorganización urbana aquí aludidos son evidentemente
complejos y las ciudades latinoamericanas no han sido ajenas a estas tendencias (De
Mattos, 2006 y 2010; Borsdorf, 2003; Borsdorf & Hidalgo, 2010). En el caso
particular de Argentina, cuya organización urbana heredada se caracteriza por un
sistema concentrado, primacial, con una débil articulación territorial a través de las
ciudades intermedias, con marcados desequilibrios entre los niveles jerárquicos y que
funciona de forma centralizada y radiocéntrica (Roccatagliata & Beguiristain, 1992),
cabe preguntarse en qué medida pueden verificarse estos procesos de reorganización
y cómo se manifiestan. ¿Pueden constatarse cambios en la jerarquía urbana, se han
transformado las bases económicas de estas ciudades, cómo es el crecimiento urbano
que la globalización induce en este caso?
En la siguiente sección se desarrolla el estado del arte de la presente investigación.
Allí se pasa revista a las principales líneas que han abordado el estudio de las
ciudades en Argentina, sus metodologías, enfoques y contribuciones más destacadas.
Se pone de relieve que las cuestiones planteadas anteriormente constituyen materia
no abordada de forma suficiente por la literatura, ya que la investigación que integre
una perspectiva histórica, demográfica y económica para analizar la organización
urbana argentina y sus cambios recientes, es una materia pendiente que justifica el
trabajo acometido en esta tesis.
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 13
Figura 1.2: El escenario global y efectos urbanos
Fuente: Elaboración propia.
14 Natalia Usach
1.2 Estado del arte
Diversas disciplinas han desarrollado los estudios urbanos en Argentina: la
arquitectura, el urbanismo, la geografía, la demografía, la sociología, la antropología
y por supuesto también la economía. Cada una de estas áreas del conocimiento ha
abordado el estudio del fenómeno urbano atendiendo a distintos intereses y
enfocando de diversa manera los temas, sobre la base de marcos teóricos,
conceptuales y metodológicos acordes a tales intereses. Sin embargo, en el área de la
economía los estudios urbanos han tenido un interés marginal. En los párrafos
siguientes se expone un estado de la cuestión que pasa revista a las principales líneas
desde las que se ha abordado el estudio de las ciudades argentinas, de la organización
urbana y sus transformaciones recientes.
Como contexto general cabe señalar que las primeras investigaciones relativas a
cuestiones urbanas en Latinoamérica en general y en Argentina en particular pueden
ser fechadas a finales de los años cincuenta. Las mismas recibieron impulso por la
actividad de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y sus trabajos en
el marco de la teoría del desarrollo y la dependencia. Como explican Manzanal &
Clichevsky (1988: 9) los análisis fueron de tipo macro, con un carácter
estructuralista, orientados a la planificación del desarrollo; estuvieron inicialmente
volcados a describir las consecuencias de la urbanización a causa del proceso de
industrialización (migraciones campo-ciudad, marginalidad de sectores populares,
surgimiento de rancheríos, concentración poblacional en las grandes ciudades, entre
otras). Posteriormente, tras la consolidación del enfoque de la modernización, se
pasó a considerar la importancia de la difusión de los estilos de vida, de consumo y
de producción urbanos como medio para el desarrollo. En ese marco, la ciudad fue
puesta en escena como un factor de modernización (Hardoy, 1966) y los polos de
desarrollo como mecanismos de intervención estatal para difundir el desarrollo en los
territorios postergados (Boisier, 1971, 1972, 1976; De Mattos, 1974a y 1974b,
Coraggio, 1973, entre otros).
Con la consolidación de la teoría de la dependencia y del subdesarrollo, la estructura
social dependiente fue considerada como el factor explicativo de los problemas
urbanos y regionales de Argentina. La posición teórica de la mayoría de los estudios
intentaba ir más allá de la descripción de los fenómenos y poner de relieve la
organización social y el accionar de los sujetos sociales en la producción de las
configuraciones espaciales en una sociedad dependiente que reproduce internamente
la dinámica centro-periferia (Manzanal & Clichevsky, 1988). La conformación de la
estructura social que prevalece en tales configuraciones y las variables
socioeconómicas que las explican fueron los aspectos estudiados. Proliferaron así los
trabajos sobre planificación y desarrollo regional y urbano, como también los
estudios que consideraron las articulaciones urbano-regionales como resultado de los
procesos socioeconómicos. Esta visión ha entendido a lo regional y lo urbano como
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 15
parte inseparable del complejo macro de las interrelaciones entre la sociedad y el
espacio desde un enfoque estructuralista. Se trata de obras que versan sobre: los
procesos históricos de estructuración urbano-regional donde se señalan las causas
históricas de las asimetrías regionales y los factores de su reproducción; sobre los
procesos productivos locales en el interior del país, o las llamadas economías
regionales, así como las desigualdades y asimetrías provincias, siendo éste el ámbito
espacial más estudiado. En esta línea se inscriben los pioneros trabajos de Coraggio
(1971), Rofman (1972a y 1972b), Rofman, Hardoy & Schaedel (1976), Rofman,
Quintar, Marqués & Manzanal (1987), Manzanal & Rofman (1989), Rofman &
Romero (1973, reeditada en 1997) por mencionar los más relevantes.
Esta tradición de investigación ha ido ampliándose, actualizándose y adquiriendo
mayor profusión, particularmente desde la consolidación del modelo económico de
apertura y ajuste estructural en los años noventa y la mayor integración de Argentina
a la economía global. Puntualmente, los procesos de reconversión, modernización,
reestructuración económica en el contexto de la globalización y las transformaciones
territoriales que de estos se derivan, así como las dinámicas de crecimiento regional a
través del análisis de determinados circuitos productivos constituyeron los
principales temas de estudio en este campo. Destacan entre otros los trabajos de
Gatto (1989), Rofman (1997 y 1999), Laurelli & Lindenboim (1990 y 1991), Gago
(1995), Laurelli, Montaña & Schweitzer (1998), la obra colectiva de Coraggio,
Sabaté & Colman originalmente escrita en 1987, pero reeditada en 2010, las
aportaciones de Vaca (2004), Vaca & Cao (2005) y Cao & Vaca (2006) sobre el
proceso histórico de producción y reproducción de las disparidades regionales; o el
artículo de Rofman, García, García, Lampreabe, Rodríguez & Vázquez Blanco
(2008) que analiza el desarrollo reciente de las economías regionales de Argentina
centrándose en cinco circuitos productivos.
Desde el punto de vista metodológico esta gran línea de investigación ha apelado a la
descripción, análisis y explicación de las configuraciones urbano-regionales
considerando los procesos y los agentes sociales y económicos, sus papeles, sus
intereses, estrategias, lógicas de actuación e interrelaciones como determinantes de
tales configuraciones. Se acude generalmente a fuentes secundarias, principalmente
datos estadísticos, informes de organismos oficiales y no oficiales, bibliografía
empírica, trabajos historiográficos y fuentes hemerográficas. Sus aportaciones han
sido, sin duda, fundacionales para la incorporación de una visión espacial en los
estudios económicos, pero poniendo especial atención a la estructura socioeconómica
subyacente que determina las configuraciones espaciales y las disparidades
territoriales en Argentina.
Por otro sendero ha discurrido una trayectoria de estudios avocados a la historia
urbana. En este campo, tanto en el ámbito argentino como latinoamericano, los
trabajos de Hardoy (1972; 1973) y Hardoy & Schaedel (1976) constituyen algunas de
las aportaciones más relevantes. La obra dirigida por Alomar (1987) reúne algunas
16 Natalia Usach
destacadas contribuciones de los principales exponentes de esta línea, donde
sobresalen los argentinos Hardoy y Rofman en la reconstrucción histórica de la
formación y crecimiento de las concentraciones urbanas iberoamericanas.
En Argentina particularmente, los estudios sobre historia urbana han tenido en
general a Buenos Aires como ámbito de estudio privilegiado: por citar algunos
ejemplos valga mencionar los trabajos de Torres (1975, 1978 y 1993) sobre la
evolución estructural de la región metropolitana de Buenos Aires, la obra de
Gutiérrez (1992c) sobre el proceso histórico de la ciudad bonaerense o la más
reciente de Gutman & Hardoy (2008) dedicada también al análisis histórico de esta
urbe y el área metropolitana desde su primera fundación hasta el siglo veintiuno.
Entre otros estudios no dedicados a Buenos Aires puede citarse por ejemplo la obra
de Ponte (1987, actualizada y reeditada en 2008) que analiza pormenorizadamente la
historia urbana de Mendoza.
Esta línea historiográfica sobre ciudades se nutre del método histórico, heurístico,
tomando una diversidad de fuentes y archivos documentales y cartográficos. Sus
aportaciones han servido fuertemente al desarrollo paralelo de otras líneas de trabajo
con las que se complementa, como la ya descrita previamente, centrada en estudiar lo
urbano-regional como resultado de las interrelaciones socioespaciales.
También, ligado a este campo, se ha desarrollado otro itinerario de investigación
dedicado a examinar la jerarquía de los asentamientos humanos y el sistema de
ciudades considerando los datos cuantitativos derivados de la información censal. Se
trata fundamentalmente de una aportación metodológica que dedica gran esfuerzo a
la revisión y reconstrucción de la información censal y a la delimitación y precisión
de las unidades de análisis. Particularmente, esta línea de trabajo ha sido desarrollada
por Cesar Vapñarsky en sus publicaciones de 1969, 1979, 1984 y 1995 y también en
Vapñarsky & Gorojovsky (1990). El tema ha sido continuado por los investigadores
del Centro de Estudios sobre Población Empleo y Desarrollo8 en Lindenboim,
Ramondo & Lugo (1997) y Lindenboim & Kennedy (2003 y 2004). Se trata de
trabajos de gran valor técnico que buscan saldar las inconsistencias de los datos
censales para contar con nóminas de localidades urbanas y su correspondiente
población que sean homogéneas en términos espaciales y temporales para analizar el
sistema urbano nacional y la jerarquía de centros.
A la par, otro tipo de contribuciones, fundamentalmente descriptivas, se han centrado
en los estudios sobre población, urbanización y migraciones inicialmente abordados
por Lattes (1973), Recchini (1973), Recchini & Lattes (1974), Quintar & Gatto
(1987) y posteriormente continuados por los investigadores del Centro de Estudios
de Población9 destacándose los trabajos de Lattes (2004), Lattes, Rodriguez & Villa
(2003); Hugo, Champion & Lattes (2003). Se trata de trabajos que, desde la
8 De la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
9 Unidad asociada al Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 17
demografía, investigan la dinámica del crecimiento poblacional, la urbanización y las
migraciones.
Por otra parte, la exploración bibliográfica efectuada en la presente investigación ha
permitido ver que la dinámica económica urbana y metropolitana es un tema
insuficientemente abordado por los trabajos empíricos en Argentina. Algunos
antecedentes pueden hallarse en Coraggio, Todaro & Fisch (1971), Rofman (1975),
Rofman, Hardoy & Schaedel (1976) y Lindenboim (1982). Algo más reciente es el
trabajo de Roldán & Llach (2001) centrado en identificar en qué medida
determinadas características urbanas se relacionan con el crecimiento de las
ciudades. Probablemente, la limitación de información disponible a escala urbana
constituya la principal restricción para el desarrollo de los trabajos sobre economía
de las ciudades y metrópolis en este país.
Algo más se ha avanzado, desde la geografía, en los análisis que adoptan una
perspectiva interurbana. Entre ellos se encuentran los realizados por Sassone (1982 y
1992) relativos al subsistema urbano Azul-Tandil-Olavarría, en el centro de la
provincia de Buenos Aires o el de Natera Rivas (1996) que analiza los cambios en el
sistema de ciudades del noroeste del país. Otro enfoque presenta el trabajo de
Silveira (1999) dedicado a explicar cómo fue cambiando y funcionando técnica y
políticamente la red urbana en el norte de la región Patagónica en pos de producir los
bienes valorizados por la economía mundial.
Es que la creciente conciencia sobre el impacto que los cambios tecnológicos y
productivos y económicos globales ocasionan en los territorios fue propiciando un
renovado interés por los estudios urbanos desde diferentes disciplinas, marcos
teóricos y metodológicos. Así por ejemplo Torres (1998 y 1999) ha analizado las
transformaciones en la estructura socioterritorial del Gran Buenos Aires,
considerando fuentes censales de sucesivos períodos de tiempo. Ciccolella (1995 y
1999), Pírez (2005), Prèvôt-Shapira (2000 y 2002) y Torres (2001) entre otros, se
han fijado especialmente en el nivel metropolitano atendiendo a las transformaciones
en la estructura y funcionalidad de Buenos Aires, los procesos de suburbanización,
diferenciación y fragmentación social y espacial en el marco de los procesos de
transformación inducidos por la globalización desde las últimas décadas del siglo
XX.
Una importante profusión de estudios se ha efectuado sobre la región metropolitana
de Buenos Aires, con relación a las nuevas dinámicas residenciales, las modalidades
de uso del suelo, la dinámica inmobiliaria y el papel de la inversión privada. Uno de
los principales temas en este sentido ha sido el análisis y reflexión sobre la
proliferación de las urbanizaciones privadas cerradas y sus consecuencias en la
expansión residencial y la fragmentación socioespacial. Entre los trabajos más
destacados pueden citarse los de Mignaqui (1997 y 1998), Torres (2006),
18 Natalia Usach
Clichevsky, Prèvôt-Schapira & Schneier (1990), Clichevsky (1999, 2000, 2007 y
2012) y Vidal-Koppmann (2008).
En especial la dinámica de crecimiento metropolitano en las últimas décadas, los
fenómenos de expansión metropolitana y el surgimiento de nuevas centralidades es
un tema de estudio relevante en el ámbito del Instituto de Geografía de la
Universidad de Buenos Aires, donde los trabajos de Vecslir & Ciccolella (2011),
Vecslir & Ciccolella (2012), Ciccolella & Vecslir (2012) configuran las aportaciones
más destacadas sobre la problemática.
Como se desprende de lo señalado hasta aquí, el estudio de la organización urbana
argentina, de las ciudades en su conjunto y de su economía, es un tema abordado de
manera parcial. Dadas las limitaciones de la información disponible, las
investigaciones se orientan a examinar partes del sistema urbano argentino o alguna
realidad urbana concreta, siendo la metrópoli de Buenos Aires el objeto de la
mayoría de los trabajos empíricos.
Lo que se desprende asimismo de la revisión bibliográfica efectuada es cierto
predominio de metodologías fuertemente descriptivas y aproximaciones
generalmente estáticas. Por otra parte, cuando los aspectos funcionales han sido
tratados en la literatura, por lo general se han aproximado mediante la descripción y
cuantificación de variables tales como la cantidad de habitantes, de viviendas, de
oficinas de alta gama, de centros comerciales, de algún tipo de infraestructura,
etcétera. En general, se aprecia una marcada ausencia de estudios que utilicen datos
relacionales o de flujos, cuestión ciertamente motivada por la reducida existencia de
este tipo de datos en las estadísticas oficiales de Argentina, lo que también dificulta
los análisis dinámicos.
Esta tesis se nutre de las aportaciones teóricas, metodológicas y empíricas de muchos
de los trabajos revisados en estas páginas. Sin embargo, en esta investigación se
busca exceder el clásico análisis centrado en las jurisdicciones provinciales, en el
estudio de caso de una ciudad concreta o de un subsistema urbano, para enfocarse en
el conjunto urbano, su organización y los efectos que el funcionamiento de la
economía global podría estar imprimiendo en su jerarquización, en las estructuras
productivas y en las formas de crecimiento metropolitano. Es fundamentalmente un
trabajo empírico, analítico, que se vale de una variedad de fuentes de información
secundaria tanto económica como histórica y demográfica.
Considerando lo dicho en estas páginas, en la siguiente sección se explicitan las
hipótesis y los objetivos de la tesis.
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 19
1.3 Hipótesis y objetivos de la investigación
¿La globalización genera las mismas oportunidades para todas las ciudades? ¿Cuánto
importan las trayectorias previas de los espacios? ¿A nivel poblacional y productivo
esto se traduce en un mundo donde los territorios son más parecidos o por el
contrario lo que se evidenciaría es una mayor especialización que refuerza las
diferencias y la importancia de las ciudades inicialmente mejor posicionadas?
En esta tesis se sostiene como hipótesis que el funcionamiento de la economía global
impacta diferenciadamente en los territorios en virtud de las diferentes trayectorias
que en el pasado estructuraron las condiciones económico-espaciales. Los procesos
económicos contemporáneos se montan sobre una organización urbana heredada que
condiciona la forma en la que impactan los procesos globales en los sistemas urbanos
y sus ciudades. En consecuencia, el impacto o efecto en la organización urbana
podría consistir en un reforzamiento de las trayectorias previas, donde las jerarquías
preexistentes y el papel económico de los distintos espacios tiendan a afianzarse,
propiciando una relativa mayor importancia de las principales ciudades del sistema
que se expanden bajo novedosos procesos de crecimiento disperso y policéntrico.
El objetivo general de este trabajo es corroborar esta hipótesis en el caso particular
de Argentina, buscando aportar elementos de juicio que permitan conocer mejor qué
efectos podría estar imprimiendo el funcionamiento de la economía global en la
organización urbana y su jerarquización, en las estructuras productivas de las
ciudades y en las formas de crecimiento metropolitano.
Para el logro de este objetivo se pretende específicamente:
1. Señalar los procesos socioeconómicos, las circunstancias y los factores
institucionales que han modelado la organización urbana argentina, otorgándole sus
características particulares y definiendo distintas trayectorias que posicionan
diferenciadamente a las ciudades frente a los procesos globales en curso.
2. Identificar y analizar los cambios en la posición de las ciudades en la jerarquía
urbana poniendo en cuestión la importancia de la talla poblacional en los procesos de
reorganización urbana y establecer los factores que pudieran estar asociados al
crecimiento urbano reciente.
3. Reconocer los cambios y las continuidades que han experimentado las estructuras
productivas urbanas en los años recientes señalando sus distintas trayectorias y
procesos de especialización.
4. Identificar y analizar el proceso de reorganización en la metrópoli de Buenos Aires
atendiendo a las nuevas dinámicas de crecimiento urbano desde una perspectiva
funcional.
Cada uno de estos objetivos será abordado en los capítulos que siguen a esta
introducción.
20 Natalia Usach
1.4 Aspectos teórico-metodológicos generales
El objeto de estudio de esta tesis es la organización urbana de Argentina. El concepto
de organización puede asimilarse a disposición, arreglo u orden y suele ser utilizado
como sinónimo de configuración para denotar la disposición de las partes que
componen una cosa y le dan su peculiar forma y propiedades anejas10.
Si bien los conceptos de configuración con el adjetivo espacial/territorial/urbana y el
de organización espacial/territorial/urbana suelen utilizarse con cierta indiferencia en
los estudios empíricos, se coincide con Coraggio (1994) en su distinción.
Por configuración se entiende cualquier distribución, sea esta casual o legal, regular
o irregular, expresable en términos de recursos formales abstractos o solamente en
términos de sí misma (Coraggio, 1994). De este concepto puede derivarse el de
“configuración espacial” que alude a la particular distribución de un conjunto de
objetos físicos proyectada sobre una cierta superficie continua y homogénea
(generalmente plana o esférica) o con respecto a una red de nodos y arcos (Coraggio,
1994). En estos términos, la noción de configuración espacial resulta adecuada en el
contexto de los modelos de lugares centrales o las teorías neoclásicas de la
localización, donde el espacio es isótropo, plano, homogéneo, reductible a la
distancia física, mero contenedor de los agentes sociales y sus acciones, con un papel
pasivo en los procesos socioespaciales.
En esta línea de pensamiento, si tal proyección no se realiza respecto a un espacio
ideal sino con respecto a una representación del territorio concreto, el concepto
anterior da lugar al de “configuración territorial/urbana” y “cuando una
configuración es sostenida por un proceso social que la refuerza y conserva o cuando
es producto de actos voluntarios en función de ciertos objetivos conscientes, se
denomina organización” (Coraggio, 1994: 47). Entonces, el concepto de
organización surge de incorporar a esa idea básica de configuración ciertas
referencias a procesos y determinismos de diverso orden dentro de un sistema
históricamente definido de relaciones sociales. La idea de organización señala la
existencia de procesos sociales asociados a cierta configuración (Coraggio, 1994).
Siguiendo este razonamiento, en el presente trabajo el término “organización urbana”
alude a que la configuración del sistema de ciudades es el resultado acumulativo del
accionar de los actores sociales y de las oportunidades brindadas por el contexto
institucional en el marco de procesos históricamente determinados. Y, por sistema de
ciudades, o sistema urbano, se entiende al conjunto de centros dotados de atributos
propios y vinculados entre sí por medio de flujos de distinta naturaleza.
Por lo tanto, detrás del concepto de organización urbana u organización del sistema
de ciudades está la afirmación de que la historia importa y que los fenómenos
10
Según la versión electrónica del Diccionario de la lengua española, 22.ª edición, disponible en
http://lema.rae.es/drae/?val=configuraci%C3%B3n
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 21
sociales que la modelan, entre ellos los económicos, tienen la peculiaridad de ser
procesos inscritos en un marco temporal, espacial e institucional determinado. Así,
por reorganización urbana se entiende a las manifestaciones de cambio en la
organización urbana derivados de cambios en los fenómenos de naturaleza social que
no pueden ser entendidos sin hacer referencia a los procesos y a los determinismos
de diverso orden que la modelan.
Esta definición del objeto de estudio requiere adoptar una visión donde espacio y
sociedad se determinan mutuamente. En este sentido, el espacio es territorio:
conjunción entre espacio físico y la trama de relaciones sociales, políticas,
económicas e instituciones que se desenvuelven en este espacio, lo conforman y son,
a su vez, modificadas por él. El territorios como espacio construido, producido y
reproducido por actores (Raffestin, 1981); como campo de fuerzas donde interactúan
los factores históricos y físicos, con la acción múltiple de los agentes sociales (Benko
& Lipietz, 2000: 13). Más concretamente puede afirmarse desde un enfoque
económico que el espacio es “territorio”, comunidades compuestas por sujetos
económicos, resultado de las estrategias de interacción entre actores y de los
fenómenos de aprendizaje colectivo, entorno activo en el cual se origina la
innovación y la creatividad (Camagni, 2003 y 2005). Es en este sentido que puede
hablarse de espacio como territorio y entender la ciudad como un territorio especial
dotado de capital humano y relacional (Camagni, 2003) donde el particular
entramado institucional es capaz de reducir la incertidumbre y los costes de
transacción, generar una estructura de incentivos, de procesos de aprendizaje,
sinergia e innovación, además de organizar eficazmente los recursos productivos.
En ese sentido la tesis recibe influencias de la tradición neoinstitucionalista (North
1990 y 1993) al considerar la relevancia de la historia y el papel clave de las
instituciones formales e informales en la determinación de sendas de dependencia
que condicionan la organización urbana y su desempeño actual.
Siguiendo el razonamiento previo, en esta tesis se considera entonces a las ciudades
como los territorios relevantes, siendo ésta la unidad de análisis en la que pondrá
atención. No se trata del estudio de una ciudad individual, sino que se considera la
posición relativa y las relaciones entre ciudades de acuerdo al objeto de estudio, la
hipótesis de trabajo y los objetivos propuestos en esta tesis.
Operativamente, durante las distintas etapas de esta investigación la aproximación a
estas unidades de análisis se efectúa mediante distintas unidades de observación que
resultan oportunas para extraen los datos necesarios en la investigación empírica.
Esto hace que en el capítulo segundo, dada su metodología y fuentes consultadas, la
observación se centre en los procesos que han conformado la particular organización
urbana de Argentina, por lo que la ciudad es observada desde la perspectiva histórica.
En el capítulo tercero, las unidades de observación son las localidades urbanas
delimitadas por un criterio físico considerando el umbral de 2000 habitantes. En la
22 Natalia Usach
sección metodológica del mencionado capítulo se justifica y discuten las ventajas y
las limitaciones de esta opción.
En el capítulo cuarto, para examinar la diferente composición productiva de las
ciudades y las tendencias de sus procesos de especialización se trabaja con datos de
empleo ante las limitaciones de la información censal disponible y la ausencia de
otro tipo de estadísticas sobre valor agregado a escala urbana. Tales datos provienen
de la Encuesta Permanente de Hogares que tiene como ámbito de aplicación 31
aglomerados urbanos. Esto obliga a modificar la unidad de observación en esta parte
del trabajo, siendo 29 los aglomerados urbanos analizados. Los aglomerados se
definen como la envolvente de población, la “mancha urbana”, en concordancia con
la definición física de ciudad considerada en los operativos censales. Los detalles de
estas unidades de observación así como las posibilidades y las restricciones que
plantea su utilización se desarrollan en la sección metodológica del capítulo 4.
Finalmente, cuando en el capítulo 5, el estudio de la organización urbana argentina
reciente se centre en la principal aglomeración urbana del país, las unidades de
observación pasan a ser los 27 partidos y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que
componen lo que, en el contexto de este trabajo, se denomina metrópoli de Buenos
Aires o el Buenos Aires metropolitano. Se trata de una categoría elaborada ad-hoc
que incluye el área de estudio de la encuesta de la que se extraen los datos
relacionales utilizados en el análisis. Las disquisiciones metodológicas al respecto se
desarrollan en una sección especial del mismo capítulo.
Valga ahora aclarar que cuando en este trabajo se menciona la categoría Gran
Buenos Aires11 (GBA) se está haciendo referencia a una localidad compuesta por la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 24 partidos conurbados (Partidos del GBA), a
los que suele aludirse como el “conurbano bonaerense”. Por otra parte, es habitual
encontrar la denominación de Región Metropolitana de Buenos Aires, que abarca 40
partidos más la ciudad de Buenos Aires.
Asimismo, cabe explicar que durante este trabajo cuando se aluda al término región
se está haciendo referencia a una agregación estadística establecida por el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) donde se consideran las siguientes
regiones: Pampeana (que aglutina a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la
provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa); Patagonia
(provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego);
Noroeste (provincias de Catamarca, La Rioja, Tucumán, Santiago del Estero, Salta y
Jujuy); Noreste (provincias de Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes) y Cuyo (que
comprende a las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis) (Figura 1.3). Más allá
11
La denominación Gran Buenos Aires fue introducida por primera vez en el operativo censal del año
1947, y aludía a las localidades conurbadas en torno a la Capital Federal sin incluir la misma.
Posteriormente la tradición censal ha nombrado con en ese término a la localidad compuesta por la ciudad
capital de la república, Buenos Aires, y los partidos conurbados.
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 23
de esta regionalización algo rígida, durante este trabajo se refiere en ocasiones a las
ciudades de provincias pampeanas-litorales o litoraleñas para señalar a las que se
encuentran en el litoral fluvial de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos.
Figura 1.3: Argentina, provincias, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y regiones
Fuente: Elaboración propia.
24 Natalia Usach
La investigación tiene carácter exploratorio, descriptivo y explicativo. La estrategia
metodológica combina un abordaje narrativo-exploratorio-descriptivo, en el capítulo
2, que sirve de sustento y complemento al trabajo empírico, cuantitativo, que se
efectúa en los siguientes capítulos. Es así que primeramente, para el análisis se toman
distintos trabajos historiográficos, de historia urbana y económica argentina; como
también estudios empíricos de ámbito nacional e internacional. Posteriormente el
abordaje cuantitativo se solventa con diversas técnicas de análisis tomando fuentes
secundarias de datos.
Al respecto es importante mencionar que, en general, los estudios urbanos requieren
un conjunto de informaciones y datos que habitualmente resultan limitados o no
disponibles de manera sistemática y generalizada en los sistemas estadísticos
nacionales. En Argentina particularmente, las estadísticas oficiales no disponen de
cuentas regionales ni mucho menos locales o municipales. De igual manera se carece
de bases de datos que provean información relacional entre ciudades del país, como
flujos de intercambio comercial, viajes o movilidad laboral, entre otras que podrían
resultar adecuadas para estudiar las interacciones en la organización urbana. Por otra
parte, los censos nacionales ni las encuestas de hogares incluyen en sus cuestionarios
aspectos tales como lugar de residencia/lugar de trabajo, distancia hasta el lugar de
trabajo, ni otros datos que pudieran ocuparse para un análisis relacional.
En consecuencia se trabaja con datos alternativos, provenientes de fuentes
secundarias, fundamentalmente procedentes del INDEC. Se toman datos
poblacionales de los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas desde
1960 a 2010 y datos de empleo de las bases de microdatos de la de la Encuesta
Permanente de Hogares, años 2003 y 2012, provista por la misma fuente. Se trabaja
asimismo con la Encuesta de Movilidad Domiciliaria 2009-2010 (ENMODO) de la
Secretaría de Transporte de la Nación aplicada en el área metropolitana de Buenos
Aires y con la Encuesta Anual de Hogares (EAH) de los años 2004 y 2011, elaborada
por la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires.
Otros datos secundarios resultan de los Anuarios Estadísticos de la República
Argentina y los Censos Nacionales Económicos de diversos años (elaborados por el
INDEC), así como las informaciones procesadas y puestas a disposición de los
usuarios por parte de la Oficina de la CEPAL en Buenos Aires.
Temporalmente la investigación transita desde una explicación histórica de los
procesos que se desarrollan desde la época colonial hasta el primer decenio del siglo
XXI, para luego centrar el trabajo cuantitativo en el periodo que abarca desde 1960 a
2010 y posteriormente ajustarlo a la última década.
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 25
1.5 Estructura de la tesis
El presente trabajo se estructura en seis capítulos en función de las distintas etapas y
aspectos abordados durante el desarrollo de la investigación.
En el capítulo 2, con una estrategia narrativa-histórica, se recurre a información
secundaria y bibliografía especializada para mostrar y explicar los procesos
socioeconómicos, las circunstancias y los factores institucionales que han modelado
la organización urbana argentina, otorgándole sus características particulares y
definiendo distintas trayectorias que posicionan diferenciadamente a las ciudades
frente a los procesos globales.
El aspecto demográfico es abordado en el capítulo 3. El mismo está destinado a
explorar los cambios en la jerarquización de las ciudades, fijándose en la importancia
del tamaño poblacional en los procesos de reorganización espacial inducidos por el
contexto global y a establecer los factores que pudieran estar asociados al
crecimiento urbano reciente. La estrategia metodológica es cuantitativa, se utilizan
datos censales que han sido homogeneizados desde 1960 y se estiman diversas
medidas para estudiar la distribución poblacional y su evolución (coeficientes de
Pareto, índices de primacía y macrocefalia, entre otros). Se calculan también dos
modelos de regresión logística multinomial con datos censales de 2001 y 2010 para
reconocer la influencia de una batería de variables (relacionadas con externalidades
locales, infraestructuras públicas y privadas, activos de los hogares, capital humano y
distribución sectorial del empleo) en el crecimiento dispar de las ciudades.
El cuarto capítulo se fija en el aspecto productivo. Allí se señalan las características,
los cambios y continuidades que las estructuras productivas urbanas han
experimentado recientemente, mostrándose que hay distintas trayectorias y procesos
de especialización que las posiciona de manera distinta frente a los procesos
económicos actuales. El trabajo empírico se desarrolla con una metodología
cuantitativa que toma datos de empleo y, con ellos, se estiman medidas de
especialización, desigualdad y diversidad al uso que resultan adecuadas para cumplir
con los objetivos de esta etapa de la investigación.
En el capítulo siguiente, el quinto, el foco se pone en la principal aglomeración
urbana del país para identificar y estudiar uno de los más importantes aspectos de la
reorganización urbana de Argentina en las últimas décadas, las nuevas pautas de
crecimiento metropolitano que tienden a caracterizarse por la dispersión y el
policentrismo. La estrategia metodológica es también cuantitativa pero a diferencia
de los capítulos anteriores se incluyen datos relacionales que permiten detectar las
interacciones entre las distintas partes de la metrópoli, caracterizarlas y distinguir
entre los patrones de crecimiento disperso y policéntrico.
El capítulo sexto se destina a reflejar las conclusiones generales y los principales
aportes de la tesis, se presentan las implicaciones para investigaciones futuras y las
26 Natalia Usach
publicaciones derivadas del trabajo efectuado. La Figura 1.4 esquematiza la
estructura general de la tesis.
Capítulo 1 Introducción
Natalia Usach 27
Fig
ura
1.4
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Capítulo 2
Una explicación histórica del porqué no
todos los territorios tienen las mismas
oportunidades
2.1 Introducción
El trabajo investigativo y reflexivo en el marco de esta tesis ha mostrado, al menos
para quien escribe, que no es posible interpretar cabalmente un sistema social,
económico o espacial sin atender a las condiciones históricas de su surgimiento y
desarrollo. La organización urbana es depositaria de grandes inercias, que
condicionan los impactos que los procesos globales tienen en las ciudades. Por lo
tanto, este capítulo tiene como objetivo señalar los procesos socioeconómicos, las
circunstancias y los factores institucionales que han modelado la organización urbana
argentina, otorgándole sus características particulares y definiendo distintas
trayectorias que posicionan diferenciadamente a las ciudades frente a los procesos
globales en curso.
En ese sentido la tesis recibe influencias de la tradición neoinstitucionalista al
considerar la relevancia de la historia y el papel clave de las instituciones formales e
informales en la determinación de sendas de dependencia que condicionan la
organización urbana y su desempeño actual.
El capítulo no es una revisión exhaustiva de hechos y acontecimientos, ni una
cronología, sino una explicación interesada en destacar las circunstancias, procesos y
factores que modelaron la organización urbana argentina desde los orígenes
coloniales hasta la primera década del siglo XXI.
Tras esta introducción, en la siguiente sección (2.2) se aborda el marco teórico-
metodológico del capítulo. Las secciones posteriores dan cuenta de diferentes etapas
30 Natalia Usach
de cambio en el proceso de organización urbana de Argentina. En cada una de esas
secciones se presenta una figura que esquematiza la organización urbana de la época,
mostrándose, sobre la base del actual territorio argentino, cuál era el emplazamiento
de los núcleos principales, las vinculaciones entre éstos y las áreas dinámicas. El
objetivo de estas figuras es meramente ilustrativo y el tamaño de los centros es
orientativo ya que no representa estrictamente su dimensión demográfica.
Es así que en 2.3 se describe la fundación y el surgimiento de los primeros núcleos
durante la etapa colonial como los hechos generadores de lo que hoy es el sistema
urbano argentino. La génesis de una organización urbana con vértice en Buenos
Aires se describe en la sección 2.4, donde la creación de virreinato del Río de La
Plata (2.4.1) y luego el periodo de independencia y de desorganización institucional
y territorial (2.4.2) constituyen los hechos generadores. En la sección 2.5 se explica
un periodo trascendental en el proceso de conformación urbana: cuando, tras la
unificación del Estado y la conformación de un mercado nacional, el funcionamiento
de una economía agroexportadora afianzaría los desequilibrios espaciales antes
gestados a favor de la ciudad de Buenos Aire y las localidades productoras de
materias primas exportables. La sección 2.6 da cuenta de una nueva etapa del
proceso: cuando el desarrollo industrial orientó el funcionamiento interurbano en
beneficio de las ciudades principales, en particular Buenos Aires que, en esta fase de
industrialización, sufre una vigoroso procesos de expansión suburbana. La crisis del
proceso industrializador en el marco de las transformaciones del capitalismo a escala
global, en el último cuarto del siglo XX, implicó el reforzamiento de los tradicionales
desequilibrios espaciales y una nueva etapa en el crecimiento del Buenos Aires
metropolitano. Esta fase, es explica en la sección 2.7.
Finalmente, a modo de cierre (sección 2.8) se presentan las reflexiones finales y se
sugieren una serie de cuestiones que serán analizadas en las siguientes etapas de la
investigación. Una de las principales conclusiones a las que se llega en este capítulo
es que las características de la organización urbana argentina son la traducción de
procesos socioeconómicos, históricamente determinados e inscritos en marcos
institucionales que han asignado diferentes papeles económicos a los espacios; y que
esas tendencias se mantienen hasta la actualidad.
2.2 Encuadre teórico-metodológico
Como se ha señalado en el capítulo anterior, la idea de organización urbana remite a
una configuración urbana que es producto de procesos sociales y determinismos de
diverso orden dentro de un sistema históricamente definido de relaciones sociales.
Esas relaciones sociales (que incluye las políticas y económicas) se encuentran
reguladas por instituciones que conforman las reglas de juego, es decir las
restricciones impuestas por la sociedad para modelar la interacción humana y
delimitar las elecciones de los individuos (North, 1990 y 1994).
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 31
Las instituciones pueden ser tanto restricciones informales, tales como normas de
comportamiento, convenciones y códigos de conducta autoimpuestos, o pueden ser
restricciones formales entre las que se hallan las constituciones, las leyes y las
diversas reglas políticas y económicas (North, 1990 y 1994).
Acemoglu & Robinson (2014) han introducido la noción de instituciones inclusivas o
extractivas, entendiendo por las primeras aquellas que crean los incentivos y las
oportunidades necesarias para promover la energía, creatividad y el espíritu
emprendedor en la sociedad, son inclusivas y permiten el reparto del poder y la
participación de la mayoría de las personas en actividades económicas y políticas. A
diferencia de ellas, las instituciones extractivas concentran el poder en una pequeña
elite, expropian los recursos a la mayoría, establecen barreras a la entrada o suprimen
el funcionamiento del mercado para beneficiar a unos pocos. Argumentan estos
autores que la presencia de estos tipos de instituciones explica el éxito o el fracaso
económico de las países, aunque estos conceptos pueden ser aplicados igualmente a
las diferencias entre las regiones de un país, o las ciudades en el caso aquí estudiado.
Las instituciones son creadas, mantenidas o modificadas para servir a los intereses de
aquellos que tienen poder para imponer reglas nuevas. También surgen como
resultado no deliberado de la interacción de agentes que operan en un entorno de
información imperfecta y asimétrica (North, 1994). Son las respuestas, creadas
deliberadamente o formadas por la costumbre y las tradiciones a través de las
generaciones, para manejar y reducir la incertidumbre. El marco institucional
estructura los incentivos para el cambio institucional que, sin embargo, como explica
North, normalmente será lento y dependiente de la senda o de la trayectoria (path-
dependence).
La dependencia de la trayectoria supone que las consecuencias de una tendencia
acentúan esa tendencia. En su formación intervienen factores tales como los
accidentes históricos que pueden dar lugar a ventajas iniciales (azar o contingencias
históricas) y mecanismos de refuerzo como el efecto aprendizaje, las externalidades
de red, las economías de escala, las expectativas adaptativas, la coevolución y los
efectos agregados emergentes. Se trata de un proceso incremental de evolución
institucional, en el cual puede haber cierta tensión entre reglas formales (más fáciles
de cambiar o modificar) e informales (menos propensas al cambio ya que están
culturalmente procesadas y arraigadas). Es ese marco institucional pasado el que da
lugar al conjunto de oportunidades actuales de las organizaciones para promover el
cambio institucional.
Las organizaciones u organismos son grupos de individuos ligados entre sí con el
propósito de alcanzar ciertos objetivos. Las organizaciones incluyen cuerpos
políticos (por ejemplo los partidos políticos, el senado, un concejo municipal, las
agencias reguladoras), económicos (verbigracia las empresas, los sindicatos, las
cooperativas), sociales (como las iglesias, los clubes, las asociaciones deportivas,
32 Natalia Usach
entre otros) y educativos (entre los que pueden incluirse los colegios, las
universidades, etcétera) (North, 1990 y 1994).
La existencia de las organizaciones y su evolución están determinadas
fundamentalmente por el marco institucional y, a la vez, ellas influyen en la forma en
que evoluciona dicho marco. Las instituciones equivalen a las normas de juego
subyacentes y las organizaciones a los jugadores, ellas son los agentes del cambio
institucional (North, 1990). Asimismo, las organizaciones especifican restricciones
que estructuran la interacción humana dentro de la organización y son también
grupos de acción que, al perseguir sus objetivos propios, son la fuente primaria de
cambio institucional (North, 1994).
Pero, como se dijo, el cambio es incremental y dependiente de la trayectoria ya que
los sectores beneficiados por las instituciones existentes, no sólo no tienen incentivos
para el cambio, sino que pueden resistirse al mismo con menor inversión de recursos
que aquellos que intentan cambiar las reglas de juego. Es así que las instituciones
están creadas para perdurar y autosostenerse, duran porque modelan la forma en que
la élite política y económica persigue sus intereses.
Teniendo en cuenta estos conceptos, que sirven como lentes a través de las cuales
mirar la historia, es posible ofrecer una explicación sobre cómo se ha conformado
una organización urbana marcadamente desequilibrada respecto al tamaño de las
ciudades, donde una gran aglomeración concentra más de un tercio de la población
urbana y mucho más de la mitad de la producción nacional. ¿Qué circunstancias
internas y externas, qué instituciones y organizaciones han intervenido en la
conformación de tan pronunciados desequilibrios territoriales que en la actualidad
influyen en la posición de las ciudades frente a las oportunidades de la globalización?
El enfoque neoinstitucionalista, hace hincapié en la importancia de la historia y en la
matriz institucional que genera las condiciones en que se desenvuelven las
organizaciones y modelan las trayectorias de desempeño económico de esa sociedad,
por lo que resulta apropiado para ofrecer respuestas a las preguntas antes enunciadas.
Se considera que la organización urbana argentina ha ido formándose a instancias de
la evolución del marco institucional en el que han actuados las organizaciones
política y económicas así como contingencias endógenas y exógenas. En
consecuencia, el análisis que sigue se divide en distintas etapas por las que se
considera que ha transitado el proceso de conformación de la organización urbana
argentina.
Se recurre a una estrategia narrativo-histórica, que utiliza bibliografía historiográfica,
demográfica y económica especializada y datos secundarios agregados provenientes
de diversas fuentes que servirán para apoyar argumentaciones.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 33
2.3 La formación de los primeros núcleos (orígenes coloniales
hasta 1776 aproximadamente)
Los orígenes mismos del proceso de globalización se hallan en el descubrimiento del
continente americano. El proceso de conquista y colonización dio lugar a la
formación de una red de viajes y de comercio intercontinental, merced a la incipiente
presencia del progreso técnico que, como afirma Ferrer (2010), por primera vez en la
historia propiciaría una alteración en la organización económica y en la
productividad en el uso de los recursos disponibles, tanto de las potencias coloniales
europeas como de los espacios conquistados.
La acumulación de riqueza, fundamentalmente recursos naturales, metales preciosos
y alimentos, requirió de la conjugación de factores productivos, capital y mano de
obra por parte de los conquistadores y colonizadores. La abundancia de esos recursos
en la parte norte y central del continente determinó que, en los primeros tiempos de
la colonización española, el actual territorio argentino tuviera una importancia
marginal.
La ocupación territorial fue avanzando en función de la localización de los recursos
naturales fuertemente condicionada por el factor distancia12. Además, la hostilidad de
las tribus nativas acarreó en muchas ocasiones el fracaso de las expediciones; tal el
caso de las incursiones desde el Atlántico por el estuario del río de La Plata, en 1516
primero y luego en 153613.
En el plano político, las instituciones centralistas y burocráticas, de carácter
fuertemente extractivo (Acemoglu & Robinson, 2014), que prevalecieron en España
fueron transpuestas a sus colonias en América asentando así las bases de una
tradición centralista, burocrática y personalista que es característica del intercambio
político y económico en esta región (North, 1990).
En la parte sur del virreinato del Perú, la expansión y poblamiento respondió al
concreto interés imperial de mejorar la eficacia de esas instituciones extractivas a
través de las cuales se asegurara el dominio territorial, el monopolio comercial y la
obtención del principal recurso disponible en esta parte austral del continente: la
mano de obra nativa necesaria para extraer la plata en las minas potosinas. Potosí era
el principal productor de plata y el polo dinámico generador de los flujos económicos
12
Aunque en esta tesis no se profundiza sobre el papel de la geografía física (geomorfología, clima,
etcétera) en el proceso de conformación urbana de Argentina, sí que se reconoce su indudable importancia
a la hora modelar las decisiones de localización en los procesos de poblamiento y de desarrollo de las
actividades productivas. Observar la historia ayuda a comprender el grado de relevancia que han tenido los
factores naturales en la formación del sistema de ciudades. 13
En 1536 los conquistadores españoles que llegaron por el Atlántico, establecieron un enclave
denominado Santa María de los Buenos Ayres, pero por la hostilidad de las tribus nativas y del medio
natural fue despoblado en 1541.
34 Natalia Usach
que organizaron el territorio virreinal. En ese contexto se produjo la fundación de los
primeros núcleos poblacionales en el actual territorio argentino mientras formaba
parte dependiente del virreinato del Perú.
En busca de una ruta hacia el Atlántico que permitiera asegurar la comunicación del
centro dinámico minero con España se exploraron los territorios al sudeste del
virreinato, fundándose las ciudades de Santiago del Estero (1550)14, San Miguel de
Tucumán (1565) y más tarde Córdoba (1573) para asegurar la región sur del
territorio hasta entonces ocupado. Desde Asunción penetraron casi al mismo tiempo
los expedicionarios que establecieron las ciudades de Santa Fe (1573), Buenos Aires
(1580)15 (fundada como puerto tras el fracaso de la primera fundación de 1536) y
Corrientes (1588).
Desde la Capitanía General de las Provincias de Chile16 partieron los expedicionarios
con el objetivo de poblar los territorios de Cuyo17 al otro lado de la cordillera,
estableciendo las actuales ciudades de Mendoza18 (1561), San Juan (1562) y San Luis
(1594).
Cabe mencionar también que las noticias respecto a la existencia de minas de oro en
torno al cerro Famatina alentó las expediciones que fundaron la ciudad de Londres19
(1558), pequeño poblado que fue varias veces destruido y refundado en diferentes
localizaciones, dando origen a dos actuales capitales de provincias: la ciudad de La
Rioja, bautizada en 1591 como “Todos los Santos de la Nueva Rioja” y la ciudad de
San Fernando del Valle de Catamarca (1683). Esta última funcionaba como posta
entre Santiago del Estero y Tucumán y como nodo de comunicación de éstas con La
Rioja.
Las ciudades satisfacían las necesidades locales proveyéndose de las áreas rurales
próximas y brindaban servicios y producciones diversificadas. Entre ellas solía haber
14
En la Jurisdicción del Tucumán, Juan Núñez de Prado, proveniente del Perú fundó Ciudad Del Barco, que
fue trasladada en 1552 hacia la margen derecha del Río del Dulce. Un año más tarde, 1553, Francisco de
Aguirre, proveniente de Chile y por orden de Pedro de Valdivia tomó la ciudad, apoderándose de su
gobierno. 15
Segunda fundación de Buenos Aires.
16 Esta Capitanía integraba el virreinato del Perú como todas las extensiones de territorio español
emplazadas al sur del istmo de Panamá. 17
"Cuyo" es el nombre hispanizado del vocablo "Cuyum" que significa "tierra de arenales" o “tierra de
desierto” con el que los conquistadores españoles designaron a estas tierras. 18
En el acta de fundación de 1561 decía que la ciudad se llamaría "San Pedro Apóstol", pero se denominó
"Mendoza del Nuevo Valle de La Rioja", en homenaje García Hurtado de Mendoza, gobernador y capitán
general de las provincias de Chile, quien mandó fundarla. En marzo de 1562 la ciudad es trasladada muy
cerca del lugar de su fundación original, por orden de Juan Jufré y se le cambia el nombre a "Ciudad de la
Resurrección", aunque finalmente quedó el nombre que se le adjudicó en un principio en homenaje a
García Hurtado de Mendoza. 19
La ciudad había sido fundada en 1558 con el nombre “Londres de la Nueva Inglaterra”, en homenaje la
ciudad natal de la esposa del rey Felipe II, María Tudor, en territorios de la actual provincia de Catamarca.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 35
intercambio de complementación a través de las vías de comunicación construidas a
finales del siglo XVI, aunque el mismo estaba restringido por las amplias distancias
y las condiciones de transporte de la época. Esta limitante llevaba a que las
economías de las ciudades fueran de subsistencia, diversificadas, de relativa
autosuficiencia y con vinculaciones comerciales acotadas a sus áreas próximas
(Figura 2.1).
Figura 2.1: Esquema de organización de las ciudades hasta 1776 aproximadamente
Fuente: Elaboración propia sobre la base de SSPTIP (2008). Nota: El tamaño de los núcleos y de las vinculaciones es meramente orientativo y no ilustra estrictamente su dimensión.
En particular, la economía de las primeras ciudades estaba ligada fundamentalmente
a la región del Alto Perú, Provincia de Charcas (actual Bolivia), dada su gravitación
como centro dinámico del virreinato del Perú por la riqueza minera de Potosí. Si bien
las principales vinculaciones comerciales se establecieron con esa región, también
aunque en menor medida las ciudades mantuvieron intercambio comercial con Chile
y con los centros comerciales portugueses en Brasil (Figura 2.1).
En efecto, la plata extraída de las minas de Potosí, encontraba salida por el puerto de
Arica, y las ciudades de Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba se conectaban
directamente al circuito minero proveyendo insumos, especialmente mano de obra
nativa.
Buenos Aires
Mendoza
Córdoba
Sgo. del Estero
Salta
Tucumán
Sta. Fe
Jujuy
36 Natalia Usach
El funcionamiento y consolidación de esta ruta minera propició el establecimiento de
las ciudades de Salta (1582) y de Jujuy (1593), en el noroeste cerca de la actual
frontera argentino-boliviana (Sáenz Quesada, 1996). De esta manera el Alto Perú se
vinculaba hacia el sudoeste con las ciudades de Cuyo, hacia el centro con Córdoba y
Santa Fe y hacia el este con Buenos Aires (Figura 2.1) que funcionaba como puerto
clandestino ya que no contaba con autorización para comerciar. La conexión entre
estos núcleos permitía el control de los intercambios y la salida por el Atlántico de la
riqueza minera potosina a través del contrabando.
El puerto resultó fundamental y necesario para que Buenos Aires fuera adquiriendo
paulatinamente cierto papel en la primera globalización. La comercialización ilegal
de plata y también de cueros con marinos ingleses, portugueses y franceses y, sobre
el final de la etapa analizada, el eventual arribo de navíos de registro, dotaron de
dinamismo a Buenos Aires y permitieron su vinculación con el sistema internacional
de la época, funcionando como nodo de esos intercambios mercantiles hacia las
demás ciudades.
En el noreste, la ciudad de Asunción y las Misiones Jesuíticas20, con fuertes contactos
con el litoral portugués en Brasil basaban su economía en la explotación de la yerba
mate. La ciudad de Corrientes, sobre el río Paraná, cumplía el papel de comunicar
esta área con la región este, posibilitando el transporte de la producción hacia el
puerto franco de los jesuitas: Santa Fe; ciudad que creció a la par de este comercio y
de la ruta comercial hacia el centro, Cuyo y el noroeste.
En Cuyo, la ciudad de Mendoza, en el margen de la cordillera de Los Andes,
funcionaba como polo de la región, comunicando las demás ciudades del actual
territorio argentino con Chile. La fuerte vinculación con el territorio trasandino no
fue sólo administrativa (hasta 1776, cuando Cuyo pasó a formar parte del virreinato
del Río de La Plata) sino también económica: abastecía de mano de obra indígena a
las minas de cobre chilenas y posteriormente, gracias al desarrollo de los cultivos en
los oasis21, proveía de productos vinícolas, aguardiente y frutas. Además del mercado
chileno, la producción cuyana tenía como destino las ciudades del noroeste y en las
Misiones (Rofman & Romero, 1997: 107).
Durante este período surgieron otras ciudades ya no por la acción expresa de los
fundadores y conquistadores españoles, sino a partir del proceso poblacional de
crecimiento de pequeños asentamientos. Es el caso de la ciudad de Paraná (1730) que
surgió por el establecimiento de un grupo de vecinos llegados de Santa Fe, al otro
20 La Compañía de Jesús había llegado a América en el siglo XVI emprendiendo la evangelización de los
pobladores nativos. En el siglo XVII llegaron a la actual provincia de Misiones y norte de la actual
Corrientes, en el noreste de Argentina y a los territorios del sur de Brasil y de Paraguay donde fundaron 30
pueblos llamados “misiones” o “reducciones” en los territorios habitados por guaraníes y otras etnias. 21
El sistema de manejo de las aguas de los ríos cordilleranos, heredado de las poblaciones nativas, hizo
factible la agricultura de riego y la producción de vinos y otros derivados.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 37
lado del río Paraná, en donde las condiciones resultaban aptas para el asentamiento
por la abundancia de agua, la fertilidad del suelo y la presencia de ganado cimarrón.
En torno a su capilla y luego parroquia se desarrolló el poblado que en 1822 recibe
su nombre definitivo: Paraná.
Dos rutas principales se destacan en la época, el Camino Real al Alto Perú, entre
Buenos Aires y Potosí, donde Córdoba, Tucumán y Salta eran los nodos más
importantes y el Camino Real del Oeste desde Buenos Aires a Santiago de Chile,
donde Mendoza era la principal ciudad. A lo largo de estos caminos fueron
estableciéndose postas que, con el paso del tiempo, devinieron en centros urbanos.
En suma, la fundación de las primeras ciudades fue motivada por la necesidad de
tomar posesión política y jurídica del territorio conquistado. Pero fundamentalmente
las primeras ciudades cumplieron el objetivo político y económico de conectar el
territorio sobre la prexistente ruta minera, controlar los intercambios y brindar una
salida (clandestina) por el Atlántico a la plata potosina. Asimismo, las ciudades
cumplieron la función de concentrar a las autoridades administrativas, religiosas y
militares coloniales.
El funcionamiento territorial con su centro dinámico en el Alto Perú se modificó
radicalmente cuando el avance portugués sobre el río de La Plata y, posteriormente,
los intentos de invasiones inglesas, impulsaron la creación del virreinato del Río de
la Plata y la sanción de las ordenanzas de Libre Comercio por parte de la Corona.
Ambos cambios en las instituciones formales transformaron el sistema económico y
territorial colonial en el Cono Sur.
2.4 Génesis de una organización urbana con vértice en Buenos
Aires (1776 – 1862 aproximadamente)
2.4.1 Buenos Aires, el nuevo centro virreinal
La presión que ejercía la presencia y avance portugués, cada vez más importante en
el este del virreinato del Perú, sumada a los sucesivos intentos ingleses por penetrar
el sur del territorio constituyeron dos factores que impulsaron el cambio de las
instituciones político-administrativa por parte de Carlos III en las colonias
americanas.
Dos instituciones nuevas, el virreinato del Río de la Plata con capital en Buenos
Aires (1776) y el Reglamento de Libre Comercio (1778), transformaron el
funcionamiento económico y territorial en el vasto espacio austral del continente.
El nuevo virreinato dividió al del Perú, reunió a las gobernaciones de Buenos Aires,
Paraguay, Tucumán, Cuyo, Santa Cruz de la Sierra y los corregimientos del Alto
38 Natalia Usach
Perú, incluyendo las ricas minas de Potosí, bajo el mando político-administrativo de
Buenos Aires.
El Reglamento de Libre Comercio autorizaba al puerto de Buenos Aires a comerciar
con los otros puertos del imperio y supuso el reconocimiento formal de un flujo
comercial que actuaba, hasta entonces, a través de una institución arraigada hacía
décadas en Buenos Aires: el contrabando. La institucionalización del contrabando
había hecho florecer a Buenos Aires, a su puerto y a una activa ruta comercial que se
articulaba a través de las ciudades hacia el norte minero22.
La senda que había comenzado a transitar Buenos Aires se veía entonces reforzada
por el nuevo armado institucional que potenciaba la preponderancia política,
económica y poblacional de esta ciudad. Como se dijo en páginas anteriores, el
puerto de Buenos Aires representaba una ventaja inicial para el crecimiento de esta
ciudad y, hasta ese momento, había tenido un importante desarrollo ligado las
actividades y flujos comerciales clandestinos de plata y cueros con Europa y como
nodo del intercambio mercantil hacia otras ciudades.
Tras la autorización, el puerto, por sus ventajas de localización23, captó el comercio
minero que hasta el momento discurría por Lima. De esta manera la ruta de la plata
desde Potosí hacia el Atlántico pasó a conformar el eje vertebral de los intercambios
comerciales que organizaron la economía y el territorio del nuevo virreinato.
La ciudad de Buenos Aires, principal núcleo urbano del virreinato del Río de la Plata
cuya población superaba los 24 mil habitantes (según Barsky & Gelman (2005) con
datos de Comadrán Ruiz (1969), véase Cuadro 2.1) se transformó en el centro
administrativo, sede de las autoridades virreinales, principal núcleo comercial y
punto de contacto e integración con el sistema internacional en la postrimería de la
22
Describe perfectamente la situación de Buenos Aires el siguiente párrafo perteneciente a Vicente Fidel
López (1911) en Historia de la República Argentina, Tomo I, Buenos Aires, La Facultad, tomado del sitio
http://www.elhistoriador.com.ar/frases/virreinato/creacion_del_virreinato_del_rio_de_la_plata.php
“Había pues que complementar la creación del nuevo virreinato con la apertura del comercio
libre de sus puertos a todos los de España, demoliendo para siempre el monopolio de Cádiz, que
por haber sido tan enemigo de nuestro tráfico había sido también la causa principal de que el
contrabando se hubiese arraigado en nuestro río desempeñando las veces de comercio libre
con todas sus ventajas para la población y para la riqueza del país. (...) El contrabando,
subsistiendo el monopolio comercial del puerto de Cádiz, equivalía en el Río de la Plata al
comercio libre y franco del puerto de Buenos Aires con los puertos y marinas extranjeras. Los
resultados estaban a la vista de todos: Buenos Aires había crecido y rivalizaba ya con Lima, en
grandeza y en importancia, sin más elementos que las materias primas que entregaba al
extranjero por contrabando, digamos por comercio libre, y los retornos que recibía del mismo
modo para internarlos hasta el Alto Perú por ese ancho camino que había contribuido a
formar riquísimos apostaderos desde Córdoba hasta Salta, por el que a la vez se recibía de
Potosí ingentes sumas de metales preciosos para saldar la internación de las mercaderías
extranjeras”. 23
Como explican Vapñarsky y Gorojovsky (1990) dos imposiciones geográficas beneficiaron a Buenos
Aires: la menor distancia y mejores condiciones del camino desde Potosí a Buenos Aires que hasta Lima y
los menores costes y tiempos de trasbordo que implicaba el puerto platense frente al limeño.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 39
primera globalización. A través de su puerto ingresaban los productos
manufacturados provenientes de Europa y se exportaba la producción local,
fundamentalmente plata. A fines del siglo XVIII este metal representaba el 80% de
las exportaciones desde Buenos Aires (Rofman & Romero, 1997: 91).
Cuadro 2.1: Principales núcleos poblacionales del virreinato del Río de la Plata, población
en ciudades estimada, año 1778 Núcleos Población
Buenos Aires 24205 Córdoba 7283 Tucumán 4087 Salta 4305 Jujuy 1707
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Barsky & Gelman (2005) con datos de Comadrán Ruiz (1969)
El virreinato del Río de la Plata se convirtió en una extensa área comercial, con
entrada desde el puerto y articulada mediante las rutas prexistentes al Alto Perú, a
Chile a través de Mendoza y a Asunción por el río Paraná. De esta manera, la ciudad
de Buenos Aires se convirtió en la zona dinámica que integró y organizó las distintas
áreas de su hinterland.
Durante la vigencia del virreinato (1776-1810) el crecimiento urbano estuvo
subordinado a la actividad de la ruta de la plata y al comercio con Buenos Aires
(Figura 2.2). Fue produciéndose en consecuencia una reconversión de las economías
de las ciudades que se orientaron hacia actividades que resultaban funcionales a
dicha ruta y a la demanda de bienes en Buenos Aires; nuevo polo dinámico del
sistema. Es así que los núcleos poblacionales preexistentes abandonaron el relativo
funcionamiento autónomo de la etapa previa y la nueva dirección de los flujos
comerciales pasó a organizar el espacio de forma centrípeta en torno a la ciudad de
Buenos Aires (Rofman & Romero, 1997).
La organización espacial emergente se caracterizó entonces por el fortalecimiento de
las vinculaciones con Buenos Aires y la pérdida de peso de las relaciones de
ciudades relativamente autosuficientes con sus regiones y rutas comerciales
tradicionales (Figura 2.2). Hacia la capital virreinal se dirigían en esta etapa los flujos
comerciales que tradicionalmente habían fluido hacia el Alto Perú, Chile, Asunción o
el litoral portugués de Brasil: desde Tucumán maderas duras, muebles y cueros;
desde Santiago del Estero y Córdoba textiles y desde Mendoza y San Juan vino,
aguardiente y frutas secas.
40 Natalia Usach
Figura 2.2: Esquema de organización de las ciudades durante la vigencia del virreinato
del Río de la Plata
Fuente: Elaboración propia sobre la base de SSPTIP (2008). Nota: El tamaño de los núcleos y de las vinculaciones es meramente orientativo y no ilustra estrictamente su dimensión.
No obstante ello, la economía de muchas ciudades entró en un periodo de decadencia
porque sus producciones debían soportar altos costes de transporte terrestre y la
competencia externa que significaba la entrada de bienes europeos. Los vinos y
aguardientes de Mendoza y San Juan no pudieron competir con los productos
europeos llegados libremente al puerto y abaratados por los menores costes del
transporte marítimo. El mismo destino tuvieron las producciones textiles artesanales
de Tucumán, Santiago del Estero y Córdoba frente a la entrada de productos textiles
ingleses. En estas ciudades se fortalecieron entonces las actividades comerciales y
administrativas, la crianza de mulas, la construcción de carretas y la producción de
cueros. Por ejemplo, la ciudad de Córdoba, segundo núcleo en importancia
demográfica con más de 7.200 habitantes (de acuerdo a los datos citados por Barsky
& Gelman (2005) del Cuadro 2.1) que funcionaba como cabecera del territorio
central, por su estratégica ubicación mediterránea reforzó su función administrativa y
educativa.
Por su parte, en el litoral fluvial pampeano, desde el declive del comercio de las
Misiones (suscitado por la expulsión de los jesuitas en 1767) y de las ciudades de su
Buenos Aires
Córdoba
Mendoza
San Juan
Sgo. del Estero Tucumán
Salta Jujuy
Sta. Fe
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 41
ruta comercial tradicional, se había ido gestando un cambio de gran calado para el
funcionamiento territorial y su evolución: la reconversión de las economías litorales
hacia la producción pecuaria que, a finales de este primer estadio de globalización, se
iría incorporando al comercio mundial a través del puerto de Buenos Aires.
Asegurar el dominio imperial ante la hostilidad de las tribus nativas y las presiones
portuguesas, junto a la necesidad de reforzar la comunicación y vinculación entre los
asentamientos preexistentes, constituyeron las principales motivaciones para reforzar
el establecimiento institucional de la Corona en distintos puntos del territorio
virreinal. Así se instituyeron fuertes que supusieron la génesis de nuevos pueblos y
ciudades: entre otros Salto (1737), originariamente llamado “Guardia Avanzada del
Salto” al norte de Buenos Aires o en dirección sur Chascomús (1779) y el fuerte
“Nuestra Señora del Carmen” que dio nacimiento a las actuales ciudades de Viedma
y Carmen de Patagones24 (1779). La ciudad de San Ramón de la Nueva Orán25 (1794)
fue fundada en el noroeste, con la finalidad de conectar la ciudad de Salta con la villa
de Tarija.
A finales del siglo XVIII, por las guerras europeas, las relaciones de Buenos Aires
con España habían comenzado a debilitarse y el comercio local fue expandiéndose y
vinculándose cada vez más con los comerciantes e inversores ingleses. En Buenos
Aires, la formación de una burguesía comercial criolla que pretendía mayores
libertades para comercializar sin las restricciones impuestas desde España fomentó
los anhelos independentistas. Esa burguesía fue el principal organismo impulsor del
cambio institucional a favor de sus intereses propios, cambio que se concretó en
mayo de 1810 con evidentes consecuencias en el funcionamiento económico
espacial.
2.4.2 Independencia y desorganización institucional y territorial
El cambio institucional que supuso la Revolución de Mayo de 1810 implicó la
pérdida abrupta del Alto Perú y con ella la destrucción de las funciones económicas
de la ruta de la plata Potosí-Buenos Aires, eje de las interacciones entre las ciudades
desde la creación del virreinato del Río de la Plata. Buenos Aires perdió parte de sus
dominios y bruscamente el 80% de las exportaciones que salían por su puerto
24
En 1779 el Comisionado Real Francisco de Biedma y Narváez fundó en la margen sur del río Negro un
fuerte al cual denominó “Nuestra Señora del Carmen”. El fuerte debió ser trasladado a la margen norte del
río a causa de una inundación, dando origen a la actual ciudad de Carmen de Patagones. El poblado que
había quedado al otro lado del río fue denominado Mercedes de Patagones, desde los años cincuenta del
siglo XIX. En 1878, al trazarse los límites entre la Provincia de Buenos Aires y la Gobernación de la
Patagonia ambas ciudades quedan separadas y en 1880 se designa definitivamente como Viedma el
originario Fuerte de Nuestra Señora del Carmen. 25
La ciudad recibe su nombre por haber sido fundada el 31 de agosto al conmemorarse la festividad de San
Ramón Nonato, siendo su fundador Ramón García de León y Pizarro nacido en la ciudad de Orán en África.
42 Natalia Usach
(Rofman & Romero, 1997), mientras las ciudades de aquella desaparecida ruta
entraron en franca decadencia.
La década siguiente a la revolución, signada por la inestabilidad política, las
campañas militares, las guerras civiles y los sucesivos desmembramientos del
territorio (pérdida de los actuales Paraguay y Uruguay) fue un período de fuerte
desorganización para las economías locales.
La batalla de Cepeda, en 1820, que enfrentó los intereses de los caudillos federales
contra el gobierno unitario defensor del centralismo porteño, supuso el
desmembramiento total del hinterland controlado por Buenos Aires. A partir del
núcleo de influencias de las ciudades preexistentes se formaron las provincias26,
tomando sus nombres de aquellos núcleos que reclamaban autonomía respecto a
Buenos Aires.
Las provincias se arrogaron el autogobierno y se instauraron derechos de tránsito y
aduanas interiores, instituciones que no hicieron más que profundizar la crisis de las
economías locales.
La actividad pecuaria gestada años antes en Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos entró
en declive al no poder sacar los productos por el puerto de Buenos Aires. La
situación resultó beneficiosa para Buenos Aires: el avance del proceso de
industrialización en Europa intensificaba la demanda externa de productos pecuarios,
ello impulsó la extensión de la ganadería sobre la fértil pampa bonaerense, así como
la elaboración de derivados (fundamentalmente cueros, carne salada, sebo y astas).
Estos productos fueron paulatinamente convirtiéndose en el principal rubro en las
exportaciones de Buenos Aires (90% según Rofman & Romero (1997),
representando el cuero particularmente el 60%).
Las rentas aduaneras generadas en el puerto eran retenidas por la ciudad de Buenos
Aires que se favorecía en el contexto de la desorganización y desmembramiento
institucional y económico y de separación con el resto de las provincias. Pero
además, como explican los autores antes citados, los beneficios se potenciaban dado
que los ganaderos porteños controlaban también el aparato comercializador del que
26
Las ciudades estaban reunidas en intendencias. Tras la revolución de mayo de 1810 el nuevo gobierno
alentó la creación de provincias. En 1813, el Segundo Triunvirato había separado la Intendencia de Cuyo de
la de Córdoba y en 1820 se eligieron gobernadores en las provincias de Mendoza, San Juan, San Luis y
Córdoba, se formó en ese año también la provincia de La Rioja (separada de Córdoba). También se había
dividido la Intendencia de Salta del Tucumán, creando la provincia de Salta (que en 1821 dictó su
constitución) y la de Tucumán. En 1820, se crearon Santiago del Estero y luego (1821) Catamarca
(separándolas de Tucumán) y, en 1834, Jujuy (separada de Salta). En 1814, Posadas había creado las
provincias de Entre Ríos y Corrientes, separándolas de la Intendencia de Buenos Aires (estas eligieron sus
gobernadores en 1820 y 1821 respectivamente), lo mismo ocurrió con Santa Fe que pasó a formar una
provincia separada de esa intendencia, que en 1819 dictó su constitución provincial. Desde la Batalla de
Cepeda, en 1820, Buenos Aires pasó a conformar una entidad política independiente, nombrando en ese
año su primer gobernador.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 43
dependía el desarrollo pecuario en las provincias de Santa Fe, Corrientes y Entre
Ríos.
El crecimiento de la actividad ganadera en torno a Buenos Aires tuvo impacto en la
conformación espacial, ya que implicó un nuevo avance sobre las ricas llanuras
pampeanas que fueron incorporadas a la explotación agropecuaria originando nuevos
asentamientos poblacionales en esa zona (Sáenz Quesada, 1996).
En paralelo, las expediciones militares dirigidas desde Buenos Aires, denominadas
“campañas del desierto” fueron estableciendo nuevos asentamientos en calidad de
fuertes, para la defensa de la frontera ganada a los nativos. Nacieron de este modo las
actuales ciudades de Tandil (1823, como Fuerte Independencia), Junín (1826, como
Fuerte El Potroso) y Bahía Blanca (1828, Fortaleza Protectora Argentina),
Veinticinco de Mayo (1828, Fuerte Cruz de Guerra), Olavarría (1828, Fuerte Blanca
Grande), entre otras.
No obstante, esa expansión y poblamiento no fueron neutrales. El auge de la
ganadería como principal actividad en Buenos Aires había promovido el surgimiento
de un sector empresarial agrario local, una poderosa oligarquía terrateniente. Esta
organización condujo el proceso de expansión para asegurar la base de su
hegemonía: la posesión de la tierra. Tras las campañas del desierto, las nuevas tierras
ganadas al indio eran entregadas a los terratenientes en grandes extensiones a precios
muy bajos o nulos, evitando de esta manera la proliferación de pequeños y medianos
propietarios (generando con esto importantes latifundios) y asegurando el control de
una actividad extensiva con escasa inversión (Rofman & Romero, 1997, Ferrer,
2010).
También la ganadería se extendió en otras zonas (como en La Rioja, Córdoba, San
Luis y Mendoza, por ejemplo) aunque con una importancia marginal. Su desarrollo
se vinculó a mercados periféricos ante la ya referida existencia de aduanas interiores,
los altos costes del transporte terrestre, la imposibilidad de navegación de los ríos y
la competencia que representaba la ganadería bonaerense. Los vínculos comerciales
se establecieron así con Bolivia, como salida para la producción pecuaria de La Rioja
por ejemplo, Río Grande del Sur, como mercado de la ganadería del noreste
(especialmente la de Corrientes) y Chile para la producción cuyana.
El restablecimiento de esos flujos comerciales entre las ciudades del interior con sus
históricos mercados dotó de cierto dinamismo a las ciudades, villas y postas de esas
rutas comerciales, aunque de manera transitoria. A diferencia de ellas Buenos Aires
marchaba por otra senda: se vinculó a los circuitos comerciales y financieros que
configuraron el segundo estadio de globalización, adaptando progresivamente sus
actividades productivas a las demandas de cuero y de lana por parte de los países
centrales, particularmente Gran Bretaña.
La situación de desorganización política y económica duró hasta la unificación
nacional en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el liderazgo de Buenos Aires
44 Natalia Usach
inserta a la economía argentina en el orden mundial de la época con repercusiones
drásticas para el funcionamiento económico y la organización urbana, que pasa a
tener definitivamente a la ciudad de Buenos Aires como su vértice.
2.5 Consolidación de la organización urbana centrada en Buenos
Aires y expansión pampeana (1862- 1930 aproximadamente)
La Batalla de Pavón de 1861 puso fin a la guerra entre Buenos Aires y las provincias
confederadas y supuso además el inicio de un proceso de unificación, organización y
consolidación de un Estado27 y un mercado nacionales. La eliminación de las aduanas
internas y de las restricciones para la libre navegación de los ríos, la federalización
de la ciudad de Buenos Aires en 1880 como capital federal de Argentina, la
nacionalización de su puerto y las políticas de poblamiento de los territorios
habitados por pueblos originarios (que implicó la expansión de la frontera y la
anexión de grandes territorios) tendieron a consolidar el poder del Estado nacional
con sede en la ciudad de Buenos Aires. Asimismo, las instituciones que regularon el
funcionamiento económico, liderado por el poderío político y económico porteño,
introdujeron a la Argentina en el orden mundial de la época con un papel muy claro:
exportadora de productos agropecuarios para proveer de materias primas y alimentos
a los países en pleno proceso de industrialización, importadora de sus manufacturas y
receptora de sus inversiones de capital y excedentes demográficos28 (Rofman &
Romero, 1997; Ferrer, 2010).
Esta forma de inserción de la economía argentina en los circuitos de la segunda
globalización resultó trascendental para la organización espacial del país ya que,
como reconocen varios autores (Rofman & Romero, 1997 y Cao & Vaca, 2006), la
diferente especialización productiva de los distintos espacios en el territorio
argentino y su posición frente al proceso agroexportador constituyó el elemento
determinante para consolidar los desequilibrios espaciales gestados previamente.
El proceso de expansión económica fue conducido por la oligarquía29 terrateniente
bonaerense, clase dominante que se concebía a sí misma como los únicos con
27
Pese a que la Constitución Nacional sancionada en 1853 había impuesto la nacionalización de la aduana
y del puerto, los enfrentamientos entre la Confederación y Buenos Aires no cesaron, ni estas medidas se
efectivizaron hasta después de esta fecha. 28
El orden económico de la época se caracterizó por una una fuerte expansión, integración e
interdependencia entre los países (interrumpida durante la Primera Guerra Mundial), una marcada
división internacional del trabajo y una especialización funcional de las economías nacionales. 29
Se habla de oligarquía ya que entre 1857 y 1912 el sistema electoral promovía el fraude y garantizaba la
perpetuación en el poder de la clase dominante bonaerense: los terratenientes. El voto era masculino,
cantado a viva voz y con lista completa para todos los cargos. La lista más votada obtenía todos los escaños
o puestos ejecutivos disputados y la oposición no tenía prácticamente representación política.
Previamente, la única ley electoral existente era la de la provincia de Buenos Aires de 1821 que limitaba
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 45
derecho a gobernar un país al que consideraban una propiedad privada, una extensión
de sus estancias (Pigna, 2006). Este comportamiento político, en consonancia con la
herencia colonial centralista y personalista (North, 1990) forjó la tradición
patrimonialista30 que ha caracterizado desde entonces el intercambio político en
Argentina (O’Donnell, 1996).
Esta oligarquía tuvo como grupos aliados subordinados a las oligarquías del interior,
principalmente de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Tucumán y Mendoza organizadas
en el Partido Autonomista Nacional (Rofman & Romero, 1997). Esta integración
posibilitó el mantenimiento del orden frente a los caudillos opositores en las
provincias y otorgó a los grupos aristocráticos del interior del país la posibilidad de
beneficiarse de la expansión económica bonaerense mediante la adquisición de
tierras o la ocupación de empleos en la burocracia estatal.
Tras la unificación nacional, fueron expandidas las áreas de producción
agropecuarias hacia las fértiles tierras ganadas al indio en la región Pampeana, a fin
de hacer frente a las nuevas y crecientes demandas de los países europeos donde se
intensificaba el proceso de industrialización.
Una agricultura y ganadería extensivas fueron ampliándose de tal manera que por
ejemplo, entre 1900 y 1929, ambas actividades explicaban por sí alrededor de un
tercio del producto nacional, mientras que el resto de las actividades de cierto peso
eran precisamente aquellas ligadas a la cadena agroexportadora: el comercio,
servicios y transporte (Ferrer, 2010: 206). Los productos agrícolas (maíz, trigo y
lino) y ganaderos (carne bovina, cuero y lana) fueron asimismo los principales rubros
del comercio exterior, que según los datos de Ferreres (2010) representaban casi la
totalidad de las ventas argentinas al exterior entre 1864 a 1929.
De esa manera, las localidades productoras de materias primas ampliamente
requeridas por los países centrales se convirtieron en los territorios dinámicos, y sus
estructuras de producción se adaptaron para cumplir ese papel en la segunda fase de
globalización. La situación resultó favorable para el crecimiento de las grandes
ciudades, particularmente Buenos Aires y, en menor medida, Rosario, así como para
la densificación de la cobertura del sistema urbano en la región Pampeana.
En contrapartida, las ciudades del interior del país, especializadas en producciones no
exportables, estuvieron ajenas a los circuitos de la segunda globalización y
exclusivamente la posibilidad de ser electo para cualquier cargo a quienes fueran propietarios (Pigna,
2006). 30
El sistema político argentino es caracterizado como una poliarquía institucionalizada informalmente,
donde subsisten pautas patrimonialistas que tiene tres consecuencias: el particularismo como institución
informal (labilidad entre la esfera pública y privada, donde priman relaciones no universalistas como
transacciones particularistas jerárquicas, patronazgo, nepotismo, favores, etc.), la debilidad de la
accountability (debilidad en las instituciones de control y responsabilización) y las prácticas delegativas
(visión cesarista, plebiscitaria, de un ejecutivo que se cree investido de un poder para gobernar el país
como lo cree conveniente) (O’Donnell, 1996).
46 Natalia Usach
consecuentemente al proceso de crecimiento. La marginalidad de las producciones
locales agravaba la situación social, económica y financiera de las provincias que
pasaron a depender crecientemente de las transferencias, los subsidios y la
participación de impuestos del Estado nacional (Ferrer, 2010).
Las inversiones públicas y privadas, se dedicaron a mejorar la productividad del
circuito agroexportador, por lo que actuaron como mecanismos de refuerzo en el
proceso de crecimiento de las ciudades de la región Pampeana, particularmente en el
litoral, y de estancamiento del resto del territorio no ligado de ese proceso
agroexportador.
Dado que la imposición tributaria a la exportación de productos agrícola-ganaderos
constituía la principal fuente de ingresos públicos, las inversiones del Estado se
destinaron principalmente a la realización de obras que tuviese impacto en la mejora
del circuito agroexportador: se construyeron los puertos de Bahía Blanca (1885), de
La Plata (1883) y de Rosario (1902). En la ciudad de Buenos Aires, la construcción
del nuevo puerto Madero (iniciada en 1882) y del puerto Dock Sud con acceso al
ferrocarril, le permitió a Buenos Aires consolidar su situación como principal polo
exportador-importador del país. En otras ciudades las inversiones estatales fueron
mucho menores y se orientaron principalmente a la construcción de obras suntuarias
y edificios públicos monumentales que tuvieron impacto en la fisonomía de las
principales capitales de provincia.
Por su parte, la inversión privada local se dedicó primordialmente a la compra de
tierras para ampliar la producción primaria extensiva31, mientras que la extranjera32,
liderada por los capitales ingleses, se destinó a actividades clave para el control y
desarrollo de la actividad agroexportadora: el transporte, en particular la expansión
de la red del ferrocarril, el financiamiento, el comercio exterior, el transporte de
ultramar y los seguros (Rofman & Romero, 1997: 144).
El Estado fomentaba las inversiones extranjeras para la ampliación del sistema
ferroviario mediante tres instituciones: garantía de beneficios mínimos, concesión de
tierras adyacentes a las vías y permisos de importación libres de derechos (Rapoport,
2010). Sumado a ello, las políticas discriminatorias en la adjudicación de la
capacidad de carga, el régimen tarifario y el trazado de la red estuvieron firmemente
orientados a favorecer el proceso agroexportador y la importación de productos
31
La adquisición de tierras permitía la obtención de altas rentabilidades en una agricultura extensiva sin
incorporación de tecnología. Las inversiones en tecnificación de la actividad agrícola se produjeron ya
entrado el siglo XX como consecuencia de cambios en los mercados mundiales, la imposibilidad de
incorporar nuevas tierras para la explotación y el aumento del consumo interno. 32
A partir de 1880 y hasta el final del periodo estudiado los flujos de entrada de estos capitales fueron
intensos. En los albores de la Primera Guerra Mundial, según Ferrer (2010), el 38% de los capitales
internacionales eran invertidos en América del Norte, Oceanía y Argentina; siendo Inglaterra, Francia y
Alemania, los principales exportadores de capital, aunque luego de la contienda fue Estados Unidos el
principal inversor en terceros países.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 47
elaborados de ultramar (Vapñarsky & Gorojovsky, 1990: 33) agravando la situación
de las economías extrapampeanas.
En efecto, ese armado institucional netamente extractivo (en palabras de Acemoglu
& Robinson (2014)) alentó el accionar de los inversores extranjeros que extendieron
la red del ferrocarril rápidamente (Figura 2.3) con un trazado que sirvió para
incorporar al proceso productivo-exportador muchas tierras no explotadas hasta el
momento. La red alcanzó gran densidad en la región Pampeana y, particularmente en
los hinterlands inmediatos a los puertos de Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca
que quedan conectados (Roccatagliata, 1987). Este hecho contribuyó a mejorar las
ventajas de los centros urbanos cabecera, sobre todo Buenos Aires y Rosario, pero
también supuso que, a lo largo del tendido ferroviario, las estaciones de embarque de
cereales y de ganado fueran la génesis muchos nuevos centros urbanos en la zona
pampeana y también propició la consolidación de otros poblados preexistentes (por
ejemplo Bell Ville, Marcos Juárez o Villa María, entre en el ramal Rosario-Córdoba).
La configuración en forma de abanico (Figura 2.3), con vértice en los puertos, no
fomentaba el intercambio entre las ciudades del interior. El ferrocarril funcionó como
un medio de transporte rápido y de bajo coste para exportar a través de Buenos Aires
(principalmente, pero también por los puertos de Rosario, La Plata o Bahía Blanca)
las materias primas agrícola-ganadera y para introducir en los mercados locales los
productos manufacturados y bienes de capital extranjeros. Todo ello, además de no
mejorar la conexión y el comercio entre las localidades del interior supuso su
decadencia ante la imposibilidad de competir con sus producciones con los bienes
importados.
48 Natalia Usach
Figura 2.3: Trazado de las líneas ferroviarias, en 1886 y 1916
Fuente: Tomado de Luna (2009).
En esas circunstancias, el estancamiento económico de las zonas más desvinculadas
de los procesos globales se tradujo en la expulsión de población desde Catamarca,
Corrientes, Entre Ríos, La Rioja, San Juan, San Luis y Santiago del Estero hacia
Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Tucumán y Mendoza. Así por ejemplo, en el censo
de 1914 se hizo manifiesta la retracción de población urbana en las provincias de
Catamarca y La Rioja, donde sus ciudades se convirtieron en núcleos expulsores de
población entre 1869 y 1914 reduciendo sus tasas de urbanización, las que pasaron
del 31,7% al 16,1% en el caso de Catamarca y del 15,8% al 13% en La Rioja
(Recchini & Lattes, 1974: 115).
A este factor migratorio interno, que supuso una redistribución de la población hacia
las principales ciudades, se sumó un factor de impacto aún mayor: la entrada de
flujos migratorios desde el extranjero. El proceso inmigratorio, iniciado a mediados
del siglo XIX, tuvo consecuencias directas en la urbanización y la concentración
poblacional de Argentina.
En 1914 casi el 30% de la población del país era extranjera y se calcula que entre
1870 y 1930 las entradas netas desde el exterior contabilizaron algo más de 4
millones de personas provenientes principalmente de Europa mediterránea (Recchini
& Lattes, 1974).
FERROCARRILES EN SERVICIO, 1886 FERROCARRILES EN SERVICIO, 1916
DE CAPITALES ESTATALES
DE CAPITALES PRIVADOS
JURISDICCIÓN NACIONAL
JURISDICCIÓN PROVINCIAL
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 49
La magnitud del proceso migratorio en las ciudades fue tal que el censo de 1914
informó que era extranjera el 49% de la población de la ciudad de Buenos Aires, el
43% de la de Rosario, el 36% en Mendoza y el 35% en La Plata (Lattes, 1973).
La mano de obra inmigrante resultaba un factor fundamental para los procesos
productivos agropecuarios. Sin embargo, el entramado institucional que regulaba la
adquisición, posesión y uso de la tierra hizo que la gran masa de inmigrantes
arribados desde mediados del siglo XIX, en torno al 87% (Lattes, 1973), se radicara
en las ciudades portuarias y en las pequeñas ciudades de la vasta llanura pampeana33
a la vera del tendido ferroviario.
La política de tierras favorecía el latifundio34 y desalentaba el establecimiento de los
inmigrantes en las zonas rurales. Los colonos, para desarrollar las tareas agrícolas,
debían atenerse a un duro sistema arrendamiento de la tierra que les imponía altos
costes, plazos de alquiler muy reducidos y la obligatoriedad de adecuarse a un
método de rotación de los cultivos35. Estas instituciones extractivas privaron del
acceso a la propiedad de la tierra a parte significativa de los extranjeros que optaban
entonces por permanecer en las ciudades por cuyos puertos habían ingresado
(Rofman & Romero, 1997) atraídos por las fuentes de trabajo en las emergentes
manufacturas, aunque las condiciones de vida fueran verdaderamente adversas36.
La senda divergente que siguieron las economías pampeanas, particularmente las
portuarias, frente a las del interior del país se vio fortalecida y consolidada por un
marco institucional que al conducir a las masas migratorias hacia las grandes
ciudades, al potenciar las inversiones públicas y privadas a aumentar la
productividad del proceso agroexportador y estructurar el sistema de transporte
ferroviario de forma radiocéntrica, coadyuvó a consolidar la posición de Buenos
Aires como polo exportador-importador, principal área de desarrollo económico del
país y nodo de vinculación con los circuitos de la globalización.
33
Por citar algunas: Chivilcoy, Junín o Pergamino, en la cuenta triguera de la pampa bonaerense (Sáenz
Quesada, 1996). 34
Como se ha dicho antes las tierras ganadas en las campañas militares habían sido concedida por el
Estado a los que, hasta entonces, eran terratenientes provocando la formación de importantes latifundios. 35
Durante los dos primeros años el colono debía producir cereales, lino y trigo, y durante el último año
debía plantar alfalfa para que al devolver la tierra estuviera en condiciones de servir para la cría y engorde
de vacuno de alta calidad. 36
Para los inmigrantes, el acceso a la vivienda en las ciudades estaba limitado al alquiler de habitaciones en
“casas de inquilinato”, llamadas popularmente conventillos. Durante décadas los recién llegados debieron
residir en estos conventillos en situación de hacinamiento e insalubridad, y sometidos a condiciones
injustas y abusivas de arrendamiento. La situación desencadenó la huelga de inquilinos de 1907
protagonizada por los habitantes de los conventillos en las ciudades de Buenos Aires, Rosario, La Plata y
Bahía Blanca, la que fue duramente reprimida. Recién a partir de 1920, durante la presidencia de Yrigoyen,
el tema de la vivienda para los trabajadores urbanos comenzó a formar parte de la agenda pública (al
respecto se recomiendan los artículos de Felipe Pigna en
http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/republica_liberal/la_huelga_de_inquilinos_de_1907.php y
http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/miscelaneas/la_fiebre_amarilla_en_buenos_aires.php).
50 Natalia Usach
Fue así que la mayor productividad relativa de las ciudades portuarias, la existencia
en ellas de amplios mercados consumidores, la disponibilidad (aunque incipiente) de
servicios básicos (energía, obras sanitarias y transportes por ejemplo), su conexión
con los centros de importación de las materias primas y productos intermedios para
la industria, junto a la abundancia de la mano de obra propiciaban un efecto atractor
para la localización de las manufacturas y servicios en estas ciudades (Ferrer, 2010),
potenciándose así la aglomeración de las actividades productivas en estas ciudades.
Los factores citados actuaron como mecanismos de autorefuerzo, los efectos
acumulativos y las economías de aglomeración alentaron la concentración de la
población, de la producción y del ingreso en las principales ciudades, consolidando
las trayectorias espaciales diferenciadas.
Sumado a ello, en la ciudad de Buenos Aires, el desarrollo de la estructura
administrativa pública y de las actividades de gestión, comercialización y
financiación, necesarias para el funcionamiento de la economía exportadora, vinieron
a consolidar su funcionalidad como centro de control político y económico.
En consecuencia, las primeras industrias tendieron a desarrollarse en la ciudad de
Bueno Aires y estuvieron ligadas a la transformación y procesamiento de productos
de origen agropecuario, con reducida densidad de capital y complejidad técnica. En
esa ciudad, a partir de las dos últimas décadas de siglo XIX, comenzó a forjarse un
incipiente sector industrial dedicado a la transformación de materias primas:
frigoríficos y molinos harineros, producción de aceites vegetales, industrias del cuero
y la madera (Rofman & Romero, 1997, Rapoport, 2010).
Asimismo, se asentaron fábricas destinadas a abastecer el mercado interno y proveer
ciertos insumos al procesamiento de materias primas (textiles, fósforos, envases de
arpillera y de lata, por ejemplo), así como talleres mecánicos, herrerías y hojalaterías
(Rapoport, 2010: 48) que, con posterioridad, fueron creciendo en envergadura.
En la primera posguerra, al restablecerse el comercio exterior y el movimiento de
capitales se asentaron en la Capital Federal y sus localidades colindantes industrias
en las ramas farmacéutica, química, de artefactos eléctricos y plantas de montaje de
automotrices (Ferrer, 2010) pertenecientes a capitales estadounidenses y alemanes.
Es que la ciudad de Buenos Aires y su entorno, así como la ciudad de Rosario,
reunían condiciones de localización fundamentales para el desarrollo industrial de la
época: proximidad a los puertos (factor crucial dada la fuerte dependencia de la
industria a los insumos importados, especialmente del combustible), amplia demanda
en esos mismos mercados consumidores y abundancia de fuerza de trabajo
proveniente los movimientos migratorios.
No obstante, la consolidación de un sector industrial fuerte se vio entorpecida por la
acción de un Estado cuyos recursos provenían fundamentalmente de la recaudación
aduanera resultante de la exportación agropecuaria, por lo que sus medidas buscaban
favorecer a ese sector en desmedro de la industria (Ferrer, 2010: 206). Considerar
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 51
estos hechos permite comprender el retraso industrial de Argentina como
consecuencia de su inserción en una división internacional del trabajo que le asignó
un particular papel durante la segunda globalización.
Por fuera de la zona dinámica, en las localidades del interior del país, las
manufacturas estaban destinadas al consumo doméstico, tratándose de actividades
artesanales y precarias, muy vulnerables ante las crecientes importaciones. Estas
economías locales, desvinculadas del circuito agroexportador conservaron las formas
productivas tradicionales y muchas de ellas entraron en declive: por ejemplo los
telares domésticos y la artesanía textil.
Solamente, algunas actividades productivas locales no ligadas al circuito
agroexportador lograron protección institucional. Como resultado de las alianzas de
los grupos dominantes de Tucumán y Mendoza con la aristocracia terrateniente
porteña que conducía el Estado se establecieron subvenciones, controles tarifarios y
una política arancelaria favorable en beneficio de la producción azucarera en
Tucumán y de la vitivinícola en Mendoza.
Por otra parte, con el objetivo de abastecer el mercado interno, otras instituciones
protectoras se implementaron respecto a la producción de frutas en Río Negro, de
algodón en Chaco y Formosa, de yerba mate en Misiones. Cabe también mencionar
la incipiente inversión pública en las primeras exploraciones petroleras en la región
Patagonia, puntualmente en la localidad de Comodoro Rivadavia37 fundada en 1901.
Durante toda esta etapa, el marco institucional fuertemente extractivo que regulaba la
vida económica del país impactó decididamente en las ciudades. El proceso de
urbanización se aceleró, el grado de concentración poblacional en las principales
ciudades se incrementó y la red urbana en la región Pampeana se hizo densa.
El ritmo total de crecimiento de la población fue en todo el periodo ascendente.
Tanto la población urbana como la rural aumentaron en términos absolutos. Sin
embargo, proporcionalmente, a partir de 1914 Argentina pasó a tener más habitantes
en ciudades (más de 4,4 millones) que fuera de ellas: la población urbana
representaba el 28,5% en 1869 y ascendió al 52,7% en el censo de 1914 (Gráfico
2.1).
37
A través de la Dirección General de Explotación del Petróleo comenzó a regularse la actividad de
empresas extranjeras afincadas en la Patagonia. Posteriormente, en 1922 se crea la empresa estatal
Yacimiento Petrolíferos Fiscales.
52 Natalia Usach
Gráfico 2.1: Población total, rural y urbana, en miles, y proporción de población urbana
sobre el total, en porcentajes, años 1869, 1895 y 1914
Fuente: Elaboración propia con datos censales tomados de Recchini & Lattes (1974).
El crecimiento urbano se manifestó también en la ampliación del número de centros
del sistema, que de ser 56 en el primer censo (1869) pasaron en 1914 a ser 332.
Mientras en el primer censo casi la totalidad de núcleos (53) tenían menos de 20 mil
habitantes y solamente 3 ciudades (Buenos Aires, Córdoba y Rosario) superaban
dicho umbral, en 1914 se encontraban en esa situación 21 ciudades. De ellas 18
contaban con más de 20 mil y menos de 100 mil habitantes, 2 ciudades tenían más de
100 mil habitantes (Rosario y Córdoba) y Buenos Aires superaba el millón y medio
de residentes, lo que representaba 37,9% de la población urbana38.
Como se ha señalado, la proliferación de nuevos núcleos se produjo principalmente
en la región Pampeana, aunque durante todo el período fue avanzando el proceso de
poblamiento de los espacios ganados a los nativos originarios. Por decisión expresa
del Estado nacional, en los territorios conquistados, se fundaron nuevos pueblos y se
instalaron Subprefecturas en las costas argentinas que, con el tiempo, fueron
adquiriendo funciones y estatus urbano. Entre otras: Posadas (1870), Resistencia
(1878), Formosa (1879) en la región Noreste; y Rawson (1865), Ushuaia (1884) y
Río Gallegos (1885) en la Patagónica.
Con todo, el papel de esos alejados y aislados nuevos núcleos era absolutamente
marginal frente al dinamismo de los centros pampeanos, particularmente los
litoraleños, que eran claves en el proceso agroexportador. De hecho, en 1914, seis de
las diez ciudades principales eran las emplazadas sobre las vías fluviales y marítimas
de salida de productos agropecuarios al exterior: Buenos Aires, Rosario, La Plata,
Paraná, Santa Fe y Bahía Blanca. Destaca el caso de la ciudad de Rosario que sin ser
capital de provincia, pero contando con puerto, siendo la segunda cabecera de la red
ferroviaria, sede de importantes agentes financieros y de intermediación para la
explotación de cereales y polo de atracción de migrantes internacionales y nativos, se
convirtió en un nodo fundamental de la organización urbana argentina. Pasó de
38
Porcentajes calculados sobre cifras redondeadas tomadas de Recchini & Lattes (1974)
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 53
ocupar en 1869 el tercer lugar de la jerarquía de ciudades, a posicionarse como la
segunda ciudad en 1895 (Cuadro 2.2).
Asimismo, algunos centros relativamente jóvenes adquirieron gran impulso llegando
a superar en población a algunas de las ciudades fundadas en las primeras épocas de
la ocupación española. Es el caso de la ciudad de La Plata39 que, a las funciones
administrativas para las cuales fue originalmente establecida en 1882, se le sumaron
funciones esenciales para el modelo económico vigente: puerto exportador y
localización de frigoríficos. Esto hizo que en 1895, La Plata, presentara una cantidad
de población (45.400 habitantes) levemente inferior a la antigua Córdoba (47.600),
ocupando el cuarto puesto en la jerarquía de centros, incluso hasta 1914, cuando
contaba con más de 100.000 habitantes (según los datos poblacionales citados por
Rofman & Romero, 1997).
Cuadro 2.2: Jerarquía de centros urbanos más importantes en 1914 y su puesto en 1895 y
1869 Conglomerado urbano 1869 1895 1914 Buenos Aires 1 1 1(*) Córdoba 2 3 3 Rosario 3 2 2 La Plata 4 4 Tucumán 5 5 Mendoza 6 6 Paraná 7 9 Santa Fe 8 7 Bahía Blanca 8 Corrientes 10
Nota: (*) Conglomerado Gran Buenos Aires incluye Capital Federal y once localidades limítrofes. Fuente: Rofman & Romero (1997:149) sobre la base de datos de Vapñarsky (1966).
Un caso similar fue el de la ciudad de Bahía Blanca (fundada en 1828) donde el
puerto para la exportación de trigo y la localización de frigoríficos extranjeros
definieron su papel económico e impulsaron su crecimiento, posicionándola como
octava ciudad del país en 1914, con 49.500 habitantes (Cuadro 2.2).
En suma, desde la organización de un Estado nacional y un mercado unificado y
hasta las primeras décadas del siglo XX, el procesos de conformación urbana fue
transitando hacia la consolidación definitiva de un sistema con un centro principal
organizador del territorio y de la economía nacional y vínculo de la producción local
con el resto del mundo: Buenos Aires. La Figura 2.4 esquematiza la organización
urbana de la época.
39
En 1880, el Congreso Nacional a través ley Nº 1029, denominada Ley de Federalización de la Ciudad de
Buenos Aires, había declarado a esa urbe como capital de la República Argentina; dando cierre al
enfrentamiento entre el gobierno nacional y las autoridades bonaerenses reacias a cederle la ciudad como
sede de las autoridades federales y capital de la nación. Ante la federalización de la ciudad de Bueno Aires,
Dardo Rocha, flamante gobernador provincial decidió la fundación de una nueva capital para la provincia
de Buenos Aires. La piedra fundamental del futuro centro de la ciudad fue colocada en noviembre de 1882,
dando origen a una moderna urbe con claras funciones administrativas, políticas y educativas.
54 Natalia Usach
Figura 2.4: Esquema de organización urbana entre 1862 y 1930 aproximadamente
Fuente: Elaboración propia sobre la base de SSPTIP (2008). Nota: El tamaño de los núcleos y de las vinculaciones es meramente orientativo y no ilustra estrictamente su dimensión.
2.6 Expansión metropolitana y ampliación del sistema al servicio
de la gran metrópoli (1930 – 1976 aproximadamente)
Como se desprende de lo dicho en las páginas precedentes, llegadas las primeras
décadas del siglo XX, la organización urbana de Argentina había adquirido ya sus
rasgos estructurales de desequilibrada distribución poblacional entre los núcleos del
sistema a favor de una ciudad principal y de configuración concentrada con
funcionamiento centralizado y radiocéntrico (Roccatagliata & Beguiristain, 1992).
También habían quedado trazadas las sendas de desempeño económico y
demográfico de la ciudad de Buenos Aires por una parte y de algunas localidades
ligadas a los procesos productivos dinámicos, frente a la gran mayoría de ciudades
desvinculadas a ellos.
Durante gran parte del siglo veinte, la ciudad de Buenos Aires fue creciendo con
connotaciones metropolitanas, complejizándose y extendiéndose de forma densa y
continua sobre los partidos aledaños, a la vez que el sistema de ciudades se fue
Buenos Aires
Córdoba
Tucumán
La Plata
Rosario
Mendoza
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 55
ampliando e incorporando nuevos núcleos con funciones económicas al servicio de
esa gran metrópoli.
El periodo entreguerras y la crisis de 1930 significaron una retracción de los flujos
globales (financieros, comerciales y de mano de obra) que, para Argentina, significó
un paralización del proceso agroexportador como forma de inserción en la economía
mundial. Esas circunstancias pusieron de relieve la dependencia de la economía local
de los intercambios con el extranjero y significaron la generación paulatina de
iniciativas e instituciones que pretendieron industrializar del país.
En efecto, desde la crisis de los años treinta hasta mediados de los setenta, Argentina
transitó una fase tardía y dependiente de desarrollo capitalista industrial liderada por
el Estado. El entramado institucional establecido por gobiernos de diferentes
orientaciones ideológicas y grados de legitimidad condujo y encauzó el proceso de
industrialización y con ello orientó la localización geográfica de empresas (locales y
extranjeras) y de la población.
En los años treinta, ante la recesión mundial, la retracción de la inversión
internacional, el incremento de las barreras arancelarias por parte de los países
industrializados y, fundamentalmente, por la caída de los precios y de la demanda de
los productos agrícolas40, se desplegaron las primeras medidas protectoras de la
producción local. Éstas fueron paulatinamente convirtiéndose en políticas expresas
de estímulo industrial41: control de importaciones, fijación de derechos, tarifas
protectoras y oferta de crédito oficial.
El marco normativo resultó beneficioso fundamentalmente para las industrias ya
instaladas durante el periodo previo: actividades de producción de bienes de
consumo, como el procesamiento de alimentos, maquinarias, artefactos eléctricos e
industrias del caucho localizadas principalmente en la ciudad de Buenos Aires y su
entorno inmediato.
Fue, sin embargo, con el advenimiento del peronismo (en 1946) que se estableció un
deliberado programa de industrialización sustitutiva de importaciones para proteger y
estimular la industria orientada al mercado interno, altamente demandante de mano
de obra y poco intensiva en tecnología, capital y ahorro (Rapoport, 2010). Toda una
serie de políticas expansivas y redistributivas y reformas en la legislación social y
laboral completaron el entramado institucional que posibilitó una industrialización
mercadointernista y dependiente de insumos básicos importados.
40
Como consecuencia de la crisis mundial las exportaciones argentinas se habían desplomado un 36%
entre 1929 y 1930 y, a medida que se deterioraba el frente externo, aumentaba la recesión. Entre 1930 y
1932 el PIB se redujo constantemente, llegando al -6,9% en 1931 (Rapoport, 2010). 41
Ejemplo de ello lo constituye el denominado Plan Pinedo de Reactivación Industrial de 1940, cuyas
medidas pretendían proteger, estimular y desarrollar las instalaciones industriales existentes.
56 Natalia Usach
Una segunda fase del proceso de industrialización se produjo a finales de los años
cincuenta42, cuando la necesidad de superar el subdesarrollo de las industrias básicas
condujo al establecimiento de medidas de fomento43 y la introducción del capital
extranjero44 en las ramas del petróleo45, siderurgia, energía, química pesada e
industria automotriz, y así reducir la dependencia de las importaciones de materiales
industriales esenciales.
En ambas versiones, la industrialización dirigida por el Estado implicó un andamiaje
institucional que contribuyó a la ampliación del sistema urbano potenciando el
crecimiento de numerosas ciudades en todo el país desde donde se extrajeron y
explotaron recursos estratégicos necesarios para el crecimiento de las grandes urbes,
muy particularmente la Capital Federal y los partidos del Gran Buenos Aires46,
metrópoli que consolidó su papel preponderante en la organización urbana.
La industrialización en Argentina implicó un cambio estructural a favor del sector
secundario, con importante dependencia de insumos importados, y una expansión del
sector terciario fuertemente ligado al incremento del papel estatal en la provisión de
servicios públicos. Además, en las grandes ciudades tuvieron gran desarrollo las
actividades de transporte, los servicios personales, el comercio y la construcción. En
esta última rama, la inversión pública en la construcción de caminos, infraestructuras
industriales y vivienda fue determinante. En 1975, sobre el fin de esta etapa, las
actividades terciarias representaban el 66,4% del producto de la ciudad de Buenos
Aires y casi el 50% del producto nacional (Manzanal & Rofman, 1989).
La característica peculiar del proceso de terciarización de la estructura productiva fue
su escasa incorporación de tecnología y de capital humano altamente cualificado,
mientras que las ramas de la administración pública, el comercio al por mayor y
menor, hoteles, restaurantes y la construcción fueron los principales componentes de
esa terciarización de baja productividad, según el análisis de Manzanal & Rofman
(1989).
El proceso de industrialización se sostuvo en una matriz institucional de cariz
extractivo, con fuerte impacto en la organización urbana, que orientó la localización
42
Los años entre 1958 y 1972 suelen recibir la denominación de “modelo desarrollista” (Torrado, 1992)
donde el fomento de las industrias de base fueron el eje del modelo de desarrollo. 43
A las empresas establecidas se les otorgaba trato preferencial en materia impositiva y de derechos
aduaneros y en el suministro de energía, entre otras ventajas. Ver: Altimir, Santamaría & Sourrouille
(1966) 44
Se garantizaba trato nacional, se autorizaba la libre remisión de ganancias y la repatriación del capital.
45 El autoabastecimiento de combustibles fue una pieza clave en la estrategia de impulso al sector
industrial; lo que derivó en la firma de numerosos contratos petroleros, fundamentalmente con empresas
estadounidenses, que fueron anulados en 1963, provocando una fuerte salida de capitales externos entre
1964 y 1966. 46
Cabe aclarar que en el censo de 1947 por primera vez se utiliza la denominación “Gran Buenos Aires”
para designar al aglomerado formado por la ciudad de Buenos Aires y sus localidades colindantes.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 57
y distribución espacial de las actividades económicas y de la población a favor de la
aglomeración principal y de algunos espacios específicos. El proceso fue liderado
por el Estado que actuó de forma directa mediante la ejecución de obra pública y de
forma indirecta a través de sus organismos y empresas para la provisión de servicios
y la producción de bienes, así como también por medio de las instituciones que
regularon la promoción de las industrias y las inversiones.
La construcción de infraestructuras básicas y sociales, de comunicaciones y energía y
de plantas proveedoras de insumos formaron parte de una estrategia de intervención
estatal que perseguía objetivos expansivos y redistributivos. En las principales
ciudades, muy especialmente en la Capital Federal y en los partidos del Gran Buenos
Aires, durante el peronismo, el Estado construyó importantes equipamientos sociales
y culturales (hospitales, escuelas, centros de turismo social), siendo la vivienda
pública para los obreros industriales una política masiva (Gutiérrez, 1992b). Estas
inversiones públicas en las ciudades de mayor tamaño, especialmente en el Gran
Buenos Aires, tuvieron incidencia determinante en su configuración interna y en el
reforzamiento de su posición como núcleos atractores de nuevas plantas y obreros
industriales.
Llevar energía eléctrica y gas a los grandes centros urbanos y sus periferias
industriales constituyó una necesidad esencial para el crecimiento del sector
manufacturero y de las propias ciudades que se densificaban y expandían al impulso
de las migraciones internas. Durante todo el periodo se llevaron a cabo diversas
acciones para garantizar dicha provisión (véase resumen en Cuadro 2.3) que, al
reducir los costes empresariales en las localidades cercanas a las principales
ciudades, funcionaron como factores de atracción para la radicación de nuevas
instalaciones industriales, de otras empresas vinculadas a ellas y de nuevos
trabajadores urbanos.
El proceso de industrialización significó también un periodo de crecimiento para las
ciudades proveedoras de insumos energéticos. Nuevas áreas de incipiente dinamismo
se constituyeron en las ciudades de la Patagonia que funcionaron como enclaves47
para la extracción de petróleo, gas y energía eléctrica para abastecer a las industrias y
las urbes en expansión48.
47
El carácter de enclaves deviene del hecho de que, tras la extracción del recurso, el circuito productivo era
completado fuera de la ciudad de origen, sin articulación con mercados internos de industrialización y
consumo local. Es decir, sin generar derrames de los beneficios de la actividad extractiva en la ciudad y
filtrando hacia afuera los efectos directos e indirectos del comportamiento productivo local (Rofman,
1999). 48
Cabe decir también que el funcionamiento terrirorial se vio afectado también por el cambio institucional
que implicó la creación de nuevas provincias sobre los llamados Territorios Nacionales. Estas áreas de
control político e institucional del gobierno nacional pasaron a dividirse en provincias. Por expresa deción
del Estado Nacional: en el Noreste se crean las provincias de Chaco en el año 1951, Misiones en 1953 y
Formosa en 1955. En el sur de la región Pampeana se establece la Provincia de La Pampa también en 1951
y en la Patagonia las de Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz (llamada inicialmente provincia
58 Natalia Usach
Particularmente, el accionar de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), si bien
desde sus orígenes a principios del siglo XX tuvo un despliegue a escala nacional,
fue fundamentalmente en la etapa de industrialización que tuvo un papel importante
en la consolidación de muchas ciudades e incluso en el surgimiento de nuevos
pueblos próximos a las áreas con reservas de petróleo y gas.
Cuadro 2.3: Las acciones del Estado durante la industrialización y sus efectos urbanos Modalidad Acción estatal Efecto en las ciudades
-Nacionalización de servicios públicos
- Estatización del servicio de gas en la Capital Federal. - Creación empresa pública Gas del Estado (distribución y comercialización de gas natural en el territorio nacional). - Nacionalización ferrocarriles -Estatización de los sistemas de energía eléctrica en todo el país - Creación de Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA)
- Abastecimiento electricidad y gas para uso industrial y residencial. - Acentuación de la centralización en la toma de decisiones, quitando competencias a municipios y provincias respecto a la gestión de servicios locales, aumento de la dependencia del Estado y reemplazo de la inversión privad por la pública.
-Construcción de plantas generadoras y de redes de transporte/distribución de energía (gasífera, petrolífera, hidroeléctrica y nuclear)
-Gasoducto Comodoro Rivadavia–Buenos Aires. - Gasoducto Norte, desde Campo Duran (Salta) a General Pacheco (Gran Buenos Aires). -Oleoducto Campo Duran-San Lorenzo (Santa Fe). -Gasoducto Neuquén-Bahía Blanca. - Construcción y ampliación de numerosas centrales térmicas. - Hidroeléctrica Norpatagónica (HIDRONOR) - Construcción centrales El Chocón y Planicie Banderita y de red de interconexión con el Gran Buenos Aires. -Comisión Nacional de Energía Atómica y construcción central nuclear de Atucha I.
- Abastecimiento de combustibles, energía eléctrica y gas al Gran Buenos Aires. Factores de localización para la industria en el Gran Buenos Aires y Rosario. - Dinamización local de las zonas de explotación, generación y emplazamiento de las terminales.
- Construcción de infraestructuras viarias
- Grandes obras púbicas de vinculación terrestre.
- Conexión y comunicación entre Córdoba y el litoral fluvial. Favoreció el desarrollo de la industria automotriz en Gran Córdoba.
-Empresas Estatales
- Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). - Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF). - Hierro Patagónico Sociedad Anónima Minera (HIPASAM).
- Gran impacto en el crecimiento de las localidades donde se realizaban las tareas de extracción y producción. Especialmente en las ciudades patagónicas.
- Fábrica Militar de Aviones49 y Fábrica de Motores a Reacción.
- En el Gran Córdoba: potenciaron la localización de fábricas de automotores, tractores y equipos (Kaiser y Fiat).
-Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA).
- Plantas localizadas en Ramallo y San Nicolás al norte de Buenos Aires. Impulso al crecimiento de estas ciudades y otras aledañas como Pergamino, Rosario y Villa Constitución. - Determinante como factor de localización para otras industrias.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Fidel (1973), Rofman & Romero (1997), Ferrer (2010) y Rapoport (2010).
En efecto, YPF desplegó todo tipo de obras y actividades para llevar a cabo su
misión con una fuerte incidencia territorial. A instancias de la petrolera estatal, en los
nuevos pueblos surgidos a partir de los campamentos en torno a las áreas de reserva
Patagonia) en el año 1955 (en 1956 Tierra del Fuego es separada de la provincia de Santa Cruz y mantuvo
el estatus de Territorio Nacional hasta el año 1990). 49
Si bien había sido fundada en 1927, fue en 1944 cuando se produjo su verdadero desarrollo en el diseño
y construcción de aviones, motores, hélices y accesorios.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 59
y en las localidades prexistentes donde la empresa desplegaba su accionar, se
movilizaron cuantiosos recursos para la realización de todas las infraestructuras
necesarias para la explotación y la dotación de servicios esenciales para los
pobladores: proveeduría de alimentos y ramos generales, viviendas, escuelas
primarias, asistencia sanitaria, nuevos caminos, comunicaciones, entre otros.
En la provincia de Chubut, por ejemplo, la ciudad de Comodoro Rivadavia,
originariamente puerto de salida para la producción lanera de la localidad de
Sarmiento, creció al ritmo del desarrollo de la industria petrolera por parte de la
empresa estatal. Algo similar ocurrió en el pequeño asentamiento poblacional de
Plaza Huincul en Neuquén, que si bien reconoce sus primeros pobladores en el siglo
XIX, su desarrollo durante esta etapa se forjó en torno al perímetro de localización de
YPF. La explotación petrolera promovió asimismo el asentamiento de nuevos
trabajadores a pocos kilómetros de dicha área, cerca de las fuentes de agua, y en
1933, a través de la acción e impulso de algunos miembros de YPF, surgió la
localidad de Cutral-Co, oficializada como tal en 1935. Ambas localidades conforman
en la actualidad el segundo conglomerado urbano más importante de la provincia de
Neuquén.
La pequeña ciudad de Río Turbio, en la provincia de Santa Cruz, se expandió gracias
a la iniciativa de YPF y la posterior creación de la estatal Yacimientos Carboníferos
Fiscales (YCF)50 en 1958. El asentamiento había surgido de las primeras
exploraciones de la veta carbonífera cuando, a causa de la Segunda Guerra Mundial,
se restringieron las importaciones de carbón. YPF había credo en 1941 su División
Carbón Mineral y dos años después comenzó la exploración y explotación en el
yacimiento carbonífero a 13 km del río Turbio. A partir de 1943, el accionar de la
empresa estatal y la posterior construcción del tendido ferroviario desde la localidad
minera hasta el puerto de Río Gallegos dieron dinamismo económico y demográfico
a la zona.
En la misma provincia patagónica, el destino del puerto lanero de Caleta Olivia
cambió rotundamente cuando en 1944 el hallazgo de petróleo alentó la acción de la
empresa estatal en esta localidad, atrayendo pobladores y consolidando su
asentamiento. Algo similar ocurrió con la localidad de Las Heras, surgida junto a las
vías del ferrocarril y con vocación ganadera. También, el pequeño poblado de
Cañadón Seco debe sus orígenes al campamento de YPF establecido durante la
década de 1940 en las tierras donde hasta entonces se realizaban algunas actividades
ganaderas en estancias cercanas.
Casos similares pueden hallarse en otras provincias petroleras, como Salta (Campo
Durán en el municipio de Aguaray es un ejemplo) o Mendoza donde la presencia de
la empresa estatal fue un factor de dinamismo que activó la industria y el crecimiento
urbano.
50
Fue privatizada en 1994.
60 Natalia Usach
También en la Patagonia, la empresa Hierro Patagónico Sociedad Anónima Minera
(HIPASAM)51, creada en 1969, explotó hasta su privatización, las minas de hierro en
la localidad de Sierra Grande, provincia de Río Negro.
Por su parte, las diversas medidas que el Estado desplegó para promover la industria
y las inversiones extranjeras52 tuvieron consecuencias territoriales importantes, pero
opuestas a las declaradas formalmente en las instituciones que las regularon. Éstas
proyectaban, en general, descentralizar espacialmente las actividades industriales.
Sin embargo, las características de las actividades promovidas y las condiciones del
mercado determinaron que casi la totalidad de los emprendimientos fueran
localizados en las áreas con mayor desarrollo industrial y de acumulación de fuertes
economías externas, es decir en los grandes centros urbanos del país: Gran Buenos
Aires, Rosario y Córdoba. A partir de 1958, se trató de inversiones de origen
extranjero53 en las ramas de la química, petroquímica, metalurgia y fabricación de
vehículos asentadas en esas localidades. En el resto del país las medidas de fomento
alentaban las inversiones en sectores tradicionales, como el textil y el de alimentos,
pero la saturación de la demanda interna en tales rubros desincentivaba la inversión
(Rofman & Romero, 1997).
La provincia de Buenos Aires resultó el destino de la mayor parte de las inversiones
directas extranjeras en casi todas las ramas de actividad. El sector químico y
petroquímico se consolidó en la ciudad de Bahía Blanca, debido a la atracción
ejercida por la cabecera de los oleoductos y gasoductos, en las ciudades de Campana
y La Plata por la presencia de las destilerías de petróleo suministradoras de insumos.
En Campana, se radicaron también inversiones destinadas a la fabricación de
productos metálicos y material de transporte.
Asimismo, en las inmediaciones de la ciudad de Rosario, la cabecera del poliducto
Campo Duran-San Lorenzo y la planta de YPF resultaron importantes factores de
atracción para la localización de inversiones extranjeras en las ramas de química y
petroquímica.
En Córdoba, las estatales Fábrica Militar de Aviones y Fábrica de Motores a
Reacción atrajeron las radicaciones de Kaiser y Fiat en los años cincuenta, lo que
asimismo orientó la localización de nuevas inversiones dedicadas a la construcción
de equipo rodante, automotor y ferroviario, motores, piezas y repuestos.
De esta manera, en las zonas más desarrolladas del país, la radicación de esas
inversiones en industria pesada y semipesada, actuó como una condición atractora
51
La localidad había sido fundada el 19 de octubre de 1903. HIPASAM era una sociedad anónima formada
por Fabricaciones Militares, el Banco Nacional de Desarrollo y la provincia de Río Negro. 52
Principalmente la Ley Nº 14781/61. Ver: Altimir, Santamaría y Sourrouille (1966).
53 Las potencialidades de una demanda insatisfecha en esas ramas básicas, el volumen de inversión
requerido para las instalaciones y la posibilidad de contar con la tecnología pertinente, constituyeron
incentivos a los inversores extranjeros para aprovechar las facilidades de los regímenes de promoción.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 61
que orientó la localización de las pequeñas y medianas empresas ligadas a ellas,
proveedores y clientes de sus cadenas productivas, potenciando sus entornos
industriales.
Por fuera de aquellas jurisdicciones, la Patagonia resultó ser la principal región
atractora de capitales externos en el marco de la legislación de fomento.
Específicamente, en la provincia de Chubut se desarrollaron la industria química y
petroquímica y la de productos metálicos y materiales transporte. Allí, la proximidad
a insumos básicos (petróleo y gas) sumada a la acción ejercida por la estatal YPF
funcionó como condición de localización fundamental para las empresas radicadas.
La normativa supuso también ventajas para la pesquería y los frigoríficos, la
actividad textil y lanera. En total la región recibió el 12,9% de las radicaciones
extranjeras de la industria textil y el 9,1% de las alimenticias (Rofman & Romero,
1997).
En resumen, la provisión pública de insumos, de infraestructuras de todo tipo y las
características de la promoción industrial reforzaban las economías de aglomeración
generadas en las zonas tradicionalmente favorecidas, incentivando el desarrollo de
mercados urbanos amplios y diversificados. Las decisiones de localización de los
inversores privados respondían a estos incentivos fortaleciendo las economías
sectoriales e intersectoriales en puntos específicos del territorio argentino.
Mientras que en la primera fase de industrialización por sustitución de importaciones
se había forjado un fenómeno de concentración de empresas pequeñas y medianas en
los cascos centrales de las ciudades (donde las actividades industriales y
residenciales se mezclaban), desde mediados de siglo las nuevas características de la
industrialización conllevaron procesos de dispersión hacia las periferias de las
grandes ciudades que satisfacían las necesidades de los procesos productivos en los
sectores dinámicos. Fue produciéndose entonces una suburbanización industrial
(Coraggio, 1971) especialmente en las áreas metropolitanas de Buenos Aires,
Rosario y Córdoba, donde las actividades industriales se desconcentraron desde el
casco central de la ciudad hacia las coronas metropolitanas.
La accesibilidad a las principales vías de comunicación terrestre o fluvial, la
disponibilidad de grandes volúmenes de agua y de energía necesarios para los
procesos productivos, el acceso a vías de eliminación de residuos, la existencia de
amplias áreas de depósitos y maniobras, fueron los factores de localización
priorizados por los inversores. En el entorno de las grandes ciudades estas
condiciones estaban presentes: disponibilidad de suelo que brindaba posibilidades de
ampliaciones futuras de la planta, depósitos, espacios de maniobra, accesibilidad a
las infraestructuras de transporte que, entre otras, el Estado proveía, como ya se ha
mencionado. Estas condiciones resultaron atractivas para que las empresas dedicadas
a las actividades dinámicas se emplazaran en torno a las densas urbes, en sus
localidades adyacentes.
62 Natalia Usach
La suburbanización industrial se corrobora con los datos de los censos industriales
(INDEC, 1989) de los que puede inferirse que, entre 1935 y 1974, se produjo un
crecimiento manufacturero en los partido del Gran Buenos Aires y una pérdida de
peso de este sector de la Capital Federal. En efecto, mientras la ciudad central reunía
en 1935 a un tercio de los establecimientos industriales del país, en 1974 ese
porcentaje se había reducido al 18,9% y los centros atractores más potentes
resultaron ser sus localidades colindantes, los partidos del Gran Buenos Aires, con
casi un cuarto de los establecimientos industriales del país.
El fenómeno de desconcentración espacial de la industria no se produjo con tanta
intensidad en el resto de las ciudades del país. En ellas, las industrias predominantes,
tanto de capitales locales como extranjeros, correspondían a sectores tradicionales,
con menores tamaños de planta y por lo tanto menos demandantes de suelo que las
industrias pesadas.
En Buenos Aires, las zonas fabriles y el cinturón industrial crecieron claramente al
impulso de una importante migración desde las zonas más rezagadas del país
(Gutiérrez, 1992b). Si bien desde los primeros años del periodo, con la incipiente
industrialización, el fenómeno migratorio había empezado a hacerse evidente en la
ciudad de Buenos Aires, el incremento de las fuentes de empleo industrial atrajo
progresivamente nuevos flujos poblacionales.
El proceso de expansión metropolitana fue agudizándose a medida que los
emplazamientos industriales optaban por localizaciones periféricas y que el Estado
acompañaba el establecimiento de los nuevos obreros industriales con la oferta de
loteos accesibles en los suburbios, la construcción masiva de viviendas e
infraestructuras y el sostenimiento, mediante subsidios, de bajas tarifas del transporte
público de pasajeros. A la par, se verificó una densificación de la zona urbana central
de Buenos Aires a causa del acceso a la vivienda por parte de sectores medios (en
edificios de propiedad horizontal), beneficiados también por políticas crediticias
estatales (Torres, 2006).
En esta expansión metropolitana los usos residenciales se mezclaban con los fabriles
y se caracterizó por la continuidad y la ordenación bajo una fuerte lógica centro-
periferia, ciudad de Buenos Aires-Conurbano. De hecho, la expansión suburbana
durante el proceso de industrialización se produjo a una distancia de entre 5 y 20 km
del centro de la Capital Federal, sobre los partidos de Avellaneda, Quilmes, Lanús,
Lomas de Zamora, al Sur, los de La Matanza (particularmente San Justo, su localidad
cabecera), Morón y General San Martín en el oeste y noroeste y San Isidro en el
norte (Ciccolella, 1999).
Por lo tanto, sin lugar a dudas, el proceso de metropolización en torno a la ciudad de
Buenos Aires constituyó el rasgo más destacado del crecimiento urbano en este
periodo. La aglomeración, que ya en la etapa anterior había superado el millón y
medio de habitantes, creció aceleradamente en este periodo de industrialización. La
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 63
aglomeración que pasó a denominarse estadísticamente Gran Buenos Aires contaba
en 1947 con 5,2 millones de habitantes, lo que representaba el 29,7% de la población
total, y pasó en 1970 a aglutinar a 8,5 millones de habitantes, lo que suponía el
35,3% de la población argentina y el 45,7% de la urbana (Recchini & Lattes, 1974).
En efecto, entre los censos de 1947 y 1970 el área metropolitana incrementó su
población en casi el 85%.
La potente capacidad de absorción de población migrante por parte del Gran Buenos
Aires en comparación con el resto del país fue sin duda, otro de los hechos más
destacados en esta etapa. El proceso migratorio profundizó y aceleró la urbanización
del país. La proporción de personas habitando en ciudades escaló del 62% en 1947 al
79% en 1970.
Gráfico 2.2: Población total, rural y urbana, en miles, y proporción de población urbana
sobre el total, en porcentajes, años 1947, 1960 y 1970
Fuente: Elaboración propia con datos censales tomados de Recchini & Lattes (1974) e INDEC.
La urbanización no sólo se caracterizó por nutrirse de los flujos expulsados por las
zonas de menor desarrollo relativo hacia los principales focos de atracción,
fundamentalmente Gran Buenos Aires, Rosario y Córdoba (y en menor medida las
florecientes ciudades patagónicas), sino que también se produjo un proceso de
movilidad desde pequeños poblados y zonas rurales hacia centros de mayor tamaño
dentro de la propia provincia o en una limítrofe. Este último tipo de migración se
produjo particularmente en las provincias de Córdoba, Tucumán y Mendoza en el
periodo intercensal 1947-1960 (Recchini & Lattes, 1974).
La movilidad poblacional desde las zonas rurales a poblados cercanos condujo a que
pequeños asentamientos crecieran en número de habitantes pasando a figurar como
urbanos en el siguiente relevamiento censal. De hecho, entre 1947 y 1970 el total de
localidades consideradas como urbanas pasó de 438 a 602 respectivamente. Una
dinámica similar se evidenció entre las ciudades de más de veinte mil habitantes y
menos de cien mil: de ser 36 pasaron a contabilizarse 66 en 1970, según Recchini &
Lattes (1974).
Respecto a la ordenación jerárquica de los diez principales núcleos urbanos del
sistema cabe comparar los datos del Cuadro 2.4 con los del censo de 1914 previo al
64 Natalia Usach
inicio de esta etapa, expuesto en el Cuadro 2.2. Se observan de este modo cambios en
la jerarquía urbana: la ciudad bonaerense de Bahía Blanca pasó del octavo lugar,
según se refleja en el mencionado cuadro, al décimo, Mar del Plata y Gran San Juan,
que anteriormente no figuraban entre los diez conglomerados urbanos más grandes,
entraron en la lista en 1947, en el puesto octavo y noveno respectivamente; mientras
que las ciudades de Paraná y Corrientes definitivamente dejaron de integrar el
ranking de las diez mayores aglomeraciones.
Cuadro 2.4: Jerarquía de los centros urbanos más importantes, años 1947, 1960 y 1970 Conglomerado urbano 1947 1960 1970 Gran Buenos Aires 1 1 1 Gran Rosario 2 2 2 Gran Córdoba 3 3 3 Gran La Plata 4 4 5 Gran Mendoza 5 5 4 Gran San Miguel de Tucumán 6 6 6 Gran Santa Fe 7 7 8 Mar del Plata 8 8 7 Gran San Juan 9 9 9 Bahía Blanca 10 10 10
Fuente: Elaboración propia con datos de Vapñarsky (1995).
En el censo de 1960 los diez primeros lugares de la jerarquía se mantuvieron sin
cambios. Los datos de una década después muestran el crecimiento de dos
aglomeraciones: Gran Mendoza, que pasó a ocupar el cuarto lugar desplazando a La
Plata y Mar del Plata que se convirtió en la séptima ciudad más grande, relegando al
Gran Santa Fe.
En suma, las ventajas relativas respecto a la configuración inicial de las redes de
transporte e infraestructuras y el tamaño de los mercados en las grandes ciudades y el
entramado institucional que propició el Estado (que durante más de cuatro décadas
construyó infraestructuras de todo tipo y desarrolló actividades productivas en
sectores estratégicos para sustentar el proceso de industrialización y el crecimiento
de los mercados urbanos) orientó la localización de los emprendimientos industriales
durante gran parte del siglo XX. El comportamiento locativo de las grandes firmas
influía simultáneamente en las decisiones de las pequeñas y medianas empresas
ligadas a ellas. Como consecuencia, la localización de los sectores productivos
dinámicos en las áreas cercanas a las grandes ciudades impulsó su suburbanización o
metropolización. Este fenómeno se manifestó con especial fuerza en el Gran Buenos
Aires.
Fue así que, durante el proceso de industrialización, tanto en su primera versión
ligada a la expansión de la gran empresa manufacturera productora de bienes de
consumo masivo para el mercado interno, como la segunda más orientada a la
intervención del capital extranjero y de la empresa multinacional en los sectores
pesados y semipesados de la industria, el proceso de urbanización se profundizó y el
sistema urbano se amplió incorporando nuevos componentes, especialmente en los
estratos más bajos de la jerarquía urbana. Durante la etapa de industrialización el
dinamismo de las ciudades del sistema dependió de sus posibilidades de apoyo y
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 65
abastecimiento a los procesos productivos del área central. La ampliación del sistema
urbano no supuso una reversión de los desequilibrios heredados de la etapa anterior,
sino más bien se erigió sobre ellos intensificando la preponderancia de la ciudad
principal que, durante esta etapa, consolidó sus connotaciones metropolitanas. En la
Figura 2.5 se esquematiza la organización urbana en el periodo antes expuesto.
Figura 2.5: Esquema de organización urbana entre 1930 y 1976 aproximadamente.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de SSPTIP (2008). Nota: El tamaño de los núcleos y de las vinculaciones es meramente orientativo y no ilustra estrictamente su dimensión.
2.7 Transitando el mismo camino. La organización urbana en la
última etapa de globalización (1976 – actualidad)
Cuando en los años setenta, las transformaciones del sistema capitalista mundial
comenzaron a hacerse evidentes, dando inicio al estadio actual de la globalización, la
organización urbana de Argentina estaba ya consolidada. La metrópoli de Buenos
Aireas reunía a la mayor proporción de población, generaba la mayor parte de la
riqueza del país y, por el impulso del proceso de industrialización, se expandía
físicamente sobre las localidades colindantes a la ciudad central. Frente a ella,
algunos núcleos adecuaron sus estructuras productivas a las necesidades de las
Sta. Fe
Rosario
Córdoba
Buenos Aires
La Plata
Bahía Blanca
Mar del Plata
Comodoro Rivadavia
Mendoza
Tucumán
Neuquén
66 Natalia Usach
ciudades en el área dinámica, pero desde una posición secundaria y con fuerte
presencia estatal en el sostenimiento de sus actividades económicas.
Desde mediados de los años setenta, se sucedieron importantes cambios
institucionales en la vida política y económica de Argentina: la dictadura militar de
1976, la restitución democrática en 1983, la crisis inflacionaria de 1989 y la última
gran crisis económica y política que estalló en diciembre de 2001. Esos
acontecimientos y los cambios en las instituciones formales que conllevaron,
tuvieron como repercusión más destacada en la organización urbana del país el
reforzamiento de las trayectorias heredadas del pasado.
El cambio hacia una economía abierta y desregulada iniciado a mediados de los años
setenta fue desarrollado plenamente tras las reformas de 1989 (véase Cuadro 2.5) e
implicaron la definitiva penetración de los procesos globales finiseculares en la
estructura, organización y funcionamiento de las ciudades argentinas.
Cuadro 2.5: Principales cambios en el armado institucional formal, años 1989 a 2001 y
2002 en adelante. 1989-2001 2002 en adelante
Fijación del tipo de cambio y su paridad con el dólar estadounidense (ley 23928/91 de “Convertibilidad del Austral”) para lograr la estabilidad de precios.
Programa de desregulación mercados de capitales, bienes y servicios (ley 23697/89).
Suspensión de subsidios, subvenciones y del régimen de “compre nacional”. Modificación de regímenes de promoción industrial y minera.
Desregulación completa de entradas y salidas de capitales extranjeros (decreto 1853/93) garantizando trato nacional.
Reforma fiscal: incremento de impuestos indirectos, disminución del límite no imponible del impuesto a las ganancias para lograr la solvencia fiscal.
Liberalización de comercio. Reducción arancelaria y la profundización del proceso de integración regional en el Mercosur, especialmente con Brasil.
Reforma del Estado: amplio programa de privatizaciones y concesiones de empresas estatales productivas, de servicios públicos y financieros (ley 23696/89). Descentralización a provincias de servicios de salud, educación, vivienda y asistencia social (leyes 24061/91, 24049/92, decreto 964/92 y ley 24130/92 que ratificó el decreto 1602/92 por el que se puso en vigor el Pacto Federal Fiscal). Proceso descentralizador análogo traspasando funciones a municipios y organizaciones sociales.
Reforma del régimen previsional: sistema de capitalización administrado por entidades privadas (Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones).
Reforma laboral: flexibilización del mercado de trabajo.
Modificación de la ley de Convertibilidad para adoptar un régimen de flotación administrada del tipo de cambio (ley 25561/02 de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario).
Establecimiento de controles de cambio. Restricción a importación de bienes producidos
internamente para proteger industria nacional. Imposición de derechos de exportación para
mejorar recaudación y obtener divisas para sostener la importación insumos necesarios para la reactivación industrial y enfrentar pago de la deuda externa.
Reducción del endeudamiento externo, del sector público y privado a fin de consolidar los equilibrios macroeconómicos y sanear la exposición financiera del sector privado.
Establecimiento de política de estímulo de la demanda y el consumo. Políticas de ingresos.
Actuación sobre el mercado de trabajo mediante el establecimiento de sumas no remunerativas y doble indemnización por despido sin causa.
Reestatización de servicios públicos y de empresas privatizadas.
Reforma del régimen previsional: reestatización de los fondos previsionales y restablecimiento del sistema de reparto. Moratoria previsional para la incorporación de trabajadores informales, autónomos y amas de casa.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Ferrer (2010) y Rapoport (2010).
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 67
Durante los años noventa, el régimen de convertibilidad supuso la sobrevaluación del
tipo de cambio que, al alterar los precios relativos, desfavoreció a los sectores y
actividades productores de bienes sujetos a la competencia internacional (Azpiazu,
Basualdo & Schorr, 2000; Ferrer, 2010). Esto sumado al aumento de las
importaciones por el levantamiento de restricciones arancelarias y pararancelarias
comprometió la débil estructura industrial argentina. En contraste, la creciente
importancia de los servicios, tanto en la composición del empleo como en la
formación del producto54, agudizó el proceso de terciarización de la economía
iniciado en los años setenta (Manzanal & Rofman, 1989). El cambio estructural fue
consecuencia de una pérdida de establecimientos manufactureros y no de un proceso
de terciarización estructurado a partir de sólidas bases productivas (Gatto &
Cetrángolo, 2003).
La búsqueda de rentabilidad se orientó a nichos muy específicos: la explotación de
recursos naturales y su cadena de valor, los hidrocarburos, las telecomunicaciones, el
sector financiero y el complejo automotriz (beneficiado por un régimen especial de
promoción industrial y la complementariedad comercial con Brasil) (Ferrer, 2010).
En ellos el aumento de la productividad y las ganancias, la presencia dominante de
filiales de empresas extranjeras y la concentración en un reducido número de firmas
fueron las características más marcadas (Azpiazu & Schorr, 2010).
La recesión de los últimos años noventa55, los desequilibrios presupuestarios,
financieros y cambiarios y las fracturas del tejido productivo y social56 decantaron en
la crisis del año 2001. Tras la formalización legal del colapso del régimen de
convertibilidad al año siguiente, la economía argentina atravesó una dura
recuperación. Con la estabilización de la institucionalidad política en 2003, dicha
recuperación se llevó a cabo a través de políticas expansivas con un renovado
protagonismo del Estado como regulador e impulsor de la demanda interna y la
actividad económica. Los ejes en torno a los cuales giró el funcionamiento de la
economía nacional a partir de 2002 se encuentran resumidos en el Cuadro 2.5.
Tras el abandono del régimen de convertibilidad y el nuevo rumbo de la política
económica, fue posible la recuperación de la producción57 y el empleo como
54
Por ejemplo, siguiendo los datos de Ferreres (2010) el sector de intermediación financiera y actividades
inmobiliarias aumentó su participación en el PIB, del 7,9% en 1976 al 20,6% en 2001, mientras que la
industria manufacturera retrajo su aportación del 33,2% al 16,1% en los mismos años. 55
Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, la retracción del PIB fue del -3,4% en
1999, 0,8% en 2000, -4,4% en 2001 y -10,9 en 2002. 56
La tasa de desempleo y subempleo llegó al 30% de la población económicamente activa y casi la mitad de
la población de los aglomerados urbanos del país se encontraba por debajo de la línea de pobreza (Ferrer,
2010). El consumo privado cayó entre 2001 y 2002 un -14,9%, la inversión se contrajo el -36,1% y las
importaciones el -49 7% (Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, s/d). 57
Desde medidos de 2002 y hasta 2007, el PIB creció por encima del 8% (Ferrer, 2010; Ferreres, 2010) y la
desocupación se redujo del 16% en el tercer trimestre de 2003 al 7,5% en el mismo periodo de 2010,
68 Natalia Usach
consecuencia de la reactivación de la demanda, de la utilización de una importante
capacidad ociosa58 (Rapoport, 2010) y de la nueva estructura de precios relativos. En
consecuencia los sectores productores de bienes se expandieron (maquinarias y
equipos, metalmecánicas, textiles, calzado, entre otras) (Schorr, 2012)59 significando
en 2003 el 22,5% PIB (Ferreres, 2010). El aporte de la industria al crecimiento fue
decayendo, especialmente desde 2007, por el deterioro de la competitividad del tipo
de cambio (representando en 2009 el 18,12% del PIB) y las ramas más dinámicas
pasaron a ser la fabricación de sustancias y productos químicos, el sector automotor
(armaduría automotriz con protección estatal) y el de fabricación de equipos y
aparatos de radio, televisión y comunicaciones (ensambladoras de productos
electrónicos asimismo beneficiadas por regímenes especiales de promoción)
(Azpiazu & Schorr, 2010; Schorr, 2012)60.
El sector de intermediación financiera y actividades inmobiliarias que había retraído
su importancia tras la crisis, fue paulatinamente recuperándose hasta significar algo
más del 15% del PIB en 2009, según los datos de Ferreres (2010). Asimismo, el
nuevo contexto macroeconómico y una coyuntura externa especialmente favorable
para los commodities alentaron el crecimiento de las actividades del agro y sus
derivados manufacturados, los hidrocarburos y los minerales y metales. De hecho,
las exportaciones de manufacturas industriales de origen agropecuario y los
productos primarios (cereales y oleaginosas) han sido los rubros más dinámicos de
las exportaciones argentinas. Durante los años noventa, el dinamismo de esos
sectores había sido posible por la entrada de inversiones extranjeras y la
reconversión61 y modernización de las actividades que, en el periodo
posconvertibilidad, se potencia en un contexto internacional mucho más receptivo y
favorable de los mercados mundiales de commodities.
En términos generales, durante todo este periodo, la estructura productiva del país, y
en particular su perfil industrial, se ha visto vinculada crecientemente a la
según los datos de INDEC disponibles en
http://www.indec.gov.ar/nivel2_default.asp?seccion=S&id_tema=4 58
En 2002 la utilización de la capacidad instalada era del 55,7% (Rapoport, 2010).
59 La industria manufacturera se expandió a una tasa anual acumulativa del 7% entre 2003 y 2010 (Schorr,
2012). 60
Los instrumentos de fomento a la industria han sido: inicialmente el manejo del tipo de cambio, para
mejorar la competitividad externa y el abaratamiento de costes internos y, a partir de 2007, el
sostenimiento del consumo y la demanda interna (por medio de políticas redistributivas y de
transferencias), así como la protección mediante la restricción a la importación de aquellos bienes
producidos localmente. 61
El sector agrario y el de manufacturas de origen agropecuario afrontaron un proceso de reconversión
con vistas a una mayor productividad mediante la incorporación de tecnologías, cambios en los procesos
de producción, entrada de inversores extranjeros y concentración del sector. Con esta reconversión las
actividades agrarias y agroindustriales se orientaron progresivamente a los mercados internacionales
(Ferrer, 2010; Rapoport, 2010) y adquirieron mayor competitividad; aunque a costa de la desaparición de
muchos pequeños productores tradicionales.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 69
explotación y procesamiento de recursos naturales y a las actividades manufactureras
en los sectores promovidos por políticas estatales, como el de armaduría automotor
en la provincia de Córdoba y el ensamblado de productos electrónicos en Tierra del
Fuego. Las actividades más dinámicas han sido aquellas capital-intensivas, de
débiles eslabonamientos internos, bajo nivel de transformación local, donde tienen
una fuerte presencia las inversiones extranjeras (Azpiazu & Schorr, 2010 y Schorr,
2012).
La estructura de las exportaciones del país tampoco ha sufrido cambios sustanciales
respecto a la tradicional matriz exportadora argentina. Durante los años noventa, los
hidrocarburos y sus derivados paulatinamente fueron adquiriendo un peso mayor en
el valor total de las ventas argentinas al extranjero62, como también los productos
primarios (cereales y semillas y frutos oleaginosos), las manufacturas de origen
agropecuario (aceites vegetales) y en menor proporción las manufacturas de origen
industrial (material de transporte y los metales comunes). Reforzando ese perfil, en
los años dos mil, el dinamismo exportador se evidenció en esas actividades asociadas
al aprovechamiento de ventajas comparativas por la dotación de recursos básicos:
commodities y sus derivados manufacturados (Ferreres 2010; Ferrer, 2010 y
Rapoport, 2010) han sido los rubros más importantes en las ventas al exterior.
En suma, aunque se haya modificado parte del entramado institucional formal que
predominó durante los años noventa es posible advertir que la estructura productiva y
exportadora argentina sigue los patrones heredados del pasado, profundizando un
esquema de reprimarización (Azpiazu & Schorr, 2010; Azpiazu, Manzanelli &
Schorr, 2011; Schorr, 2012) fuertemente vinculado a la presencia del capital
extranjero63 (Manzanelli & Schorr, 2011 y Azpiazu et al., 2011).
Lo dicho parece indicar que la forma característica de inserción del país en los
procesos de la globalización en etapas anteriores permanece en el estadio actual sin
haberse transformado sustancialmente las condiciones de oferta de los espacios que
permitieran su crecimiento.
En efecto, como herencia del funcionamiento económico-territorial de las etapas
precedentes, la distribución del producto geográfico bruto64 (PGB) no ha tenido
grandes cambios, su generación se ha mantenido concentrada en la provincia de
62
La exportación de hidrocarburos fue creciendo desde 1992 cuando la empresa YPF dejó de ser una
sociedad del Estado para convertirse en mixta y posteriormente en 1999 totalmente privada. 63
Puntualmente se señala que si en 1993 un cuarto de las 200 empresas más grandes del país eran
controladas por el capital extranjero y explicaban el 23% de las ventas totales; en 2009, 117 compañías
transnacionales pasaron a ocupar el listado de las 200 líderes, alcanzando a representar más de la mitad de
la facturación (Azpiazu et al., 2011). Según los datos de la Encuesta a Grandes Empresas elaborada por el
INDEC, en 2012, el 64% de las 500 empresas más grandes son de capitales extranjeros y responsables del
79% del valor agregado bruto del panel. 64
Por la no disponibilidad de datos sobre producto bruto urbano para todas las ciudades se compara el
producto geográfico de las provincias y el de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
70 Natalia Usach
Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)65 que, en conjunto,
generaron el 54,2% del PGB en 1993 y el 55,8% en 2001 (según las estimaciones de
la Oficina de la CEPAL en Buenos Aires66). En concreto, en ese último año la
provincia produjo el 31,9 % del valor agregado bruto y la ciudad el 23,9%.
En la etapa posconvertibilidad, esa senda de concentración espacial de la economía
parece profundizarse: la provincia de Buenos Aires y la CABA fueron responsables
en 2006 del 59,2% del PGB, significando la provincia del 33,9% y la ciudad el
25,3% (dato tomado de IPEC, 2009). Apenas un ligero incremento en la
participación del producto geográfico bruto puede destacarse en las provincias
mineras y petroleras (Catamarca, Neuquén y Chubut) y en Santa Fe, donde sobresale
el crecimiento industrial y agropecuario (IPEC, 2009).
También las inversiones se inclinaron hacia las jurisdicciones más competitivas. En
particular la provincia de Buenos Aires y la Cuidad Autónoma fueron los ámbitos
donde crecientemente se concentró la inversión privada de grandes empresas. Según
los datos de la Encuesta Nacional a Grandes Empresas del año 2000, la provincia
pasó de concentrar el 30% en 1995 al 38% de la inversión en ese año y la CABA,
que reunía el 18%, pasó a aglutina más del 25%.
En particular la inversión extranjera directa, siguió decididamente este patrón de
concentración espacial. Más del 50% se localizó en el Gran Buenos Aires
(Ciccolella, 1999), primeramente orientadas al sector de los servicios públicos y
actividades manufactureras y posteriormente al sector de la construcción, el
comercio, la hostelería y restaurantes, entre otros. Es que, durante los primeros años
noventa, las posibilidades que ofrecían los procesos de privatización de empresas
públicas y de concesión de servicios, junto a las potencialidades del gran mercado
que representaba esta súper aglomeración de recursos y de personas resultaron
circunstancias muy atractivas para los inversores internacionales.
No obstante, la inversión extranjera tuvo hacia adentro de la metrópoli un
comportamiento locativo diferenciado. Como explica Ciccolella (1999) en torno al
80% de las inversiones durante los años noventa se asentaron en la zona central y
norte de la CABA y en el norte del Gran Buenos Aires. Allí se concentraron los
emprendimientos inmobiliarios, los centros empresariales, la hotelería internacional
y las inversiones en construcción de autopistas y emplazamientos industriales. De
igual manera, el eje norte aglutinó casi el 60% de las inversiones extranjeras
aplicadas al establecimiento de grandes superficies comerciales (hipermercados y
65
Con la reforma de la Constitución Nacional en 1994 se reconoce a la ciudad de Buenos Aires un régimen
de gobierno autónomo, con facultades propias de gobierno, legislación y jurisdicción (artículo 129). En el
mes de octubre de 1996 la ciudad sancionó su constitución y pasó a denominarse Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. 66
Datos publicados disponibles en el sitio http://www.cepal.org/cgi-
bin/getprod.asp?xml=/argentina/noticias/paginas/4/10424/P10424.xml&xsl=/argentina/tpl/p18f.xsl&b
ase=/argentina/tpl/top-bottom.xsl
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 71
centros comerciales), el resto se asentó de forma relativamente homogénea en las
demás áreas de la metrópoli.
En las principales ciudades argentinas, la proliferación de firmas extranjeras,
especialmente en los sectores de servicios, banca y comercio, introdujo en las
economías urbanas las reglas de funcionamiento del sistema internacional67. En Gran
Córdoba, Gran Rosario y Gran Mendoza68 las inversiones externas se vincularon a
los procesos de privatizaciones y concesiones de servicios públicos (especialmente
energía y telecomunicaciones) y otras ramas como por ejemplo el sector automotriz
en Córdoba o el comercio minorista (en particular grandes superficies comerciales)
en Mendoza. Asimismo, las condiciones naturales y agroecológicas favorables, la
presencia de mercados de trabajo especializados y, en algunos casos, las ventajas de
la normativa de promoción sectorial, constituyeron factores de atracción para los
capitales extranjeros en el sector agrícola y agroindustrial. Tal fue el caso de la
vitivinicultura en Mendoza69 o de la olivicultura en Catamarca y La Rioja.
En la Patagonia, la posibilidad de explotación de las ventajas naturales fue el
principal factor de atracción para las inversiones externas, donde las actividades
extractivas, en particular la extracción de petróleo y gas y la minería se constituyeron
como las ramas más interesantes en el marco de procesos privatizadores de las
empresas públicas que hasta entonces se dedicaban a explotarlos. Estas ventajas
permitieron a algunas ciudades sostener su crecimiento, con un fuerte impacto para
las comunidades locales que debieron adaptarse a las nuevas condiciones impuestas
por los procesos de privatización y reestructuración sectorial.
Es decir que cierta desconcentración geográfica de las inversiones puede reconocerse
en las actividades orientadas al mercado de consumo local, como el caso del
comercio o los servicios públicos y en las inversiones vinculadas a los recursos
naturales como las agroindustrias, la minería y el petróleo. No obstante, muchas
áreas del territorio nacional no resultaron atractivas para la localización de las
principales empresas que operaron en el país (Gatto & Cetrángolo, 2003), las que
principalmente se emplazan en las nuevas áreas de crecimiento dentro del Gran
Buenos Aires.
En la organización urbana, las transformaciones de la economía desde la última parte
de los años setenta hasta la primera década del siglo XXI se reflejaron en varios
aspectos. Por un lado, hay que decir que el ritmo de urbanización fue ascendente,
67
Si bien escapa a los objetivos de este capítulo es importante señalar que los procesos económicos
aludidos repercutieron fuertemente en la fisonomía de las ciudades, en su organización interna y en una
gran variedad de pautas culturales y sociales que fueron transformándose al ritmo de la globalización. 68
Según CEM (1999) la inversión extranjera entre 1994 y 1998 en la totalidad de la provincia de Mendoza
representó el 2% de las ampliaciones y el 1,9% de los geenfields del total de las inversiones extranjeras en
el país. 69
Para un detalle acabado se sugiere: Azpiazu y Basualdo (2001)
72 Natalia Usach
aunque menos abrupto que en las etapas previas. En 1980 el 83% de la población era
urbana y en 2010 el guarismo llega al 91% (Gráfico 2.3). La urbanización se produce
a la par de una constante retracción de la población rural.
Gráfico 2.3: Población total, rural y urbana, en miles, y proporción de población urbana
sobre el total, en porcentajes, años 1980, 1991, 2001 y 2010
Fuente: Elaboración propia con datos censales de INDEC.
En la Figura 2.6 se muestran las principales características de la organización urbana
actual que resultan como correlato de los procesos históricos descritos. Primeramente
puede notarse la preponderancia demográfica del Gran Buenos Aires. Un dato a
destacar es que la proporción de población urbana que registra el GBA durante estas
décadas se ha atenuado respecto a las décadas previas de plena expansión
metropolitana durante la etapa de industrialización. En 1980 el GBA reunía al 43%
de la población urbana (recuérdese que en 1970 este guarismo era superior al 45%) y
la proporción fue descendiendo hasta ubicarse en torno al 37% 2010. Esto indica que
paulatinamente el proceso de urbanización se ha ido acentuando en otras ciudades
distintas a la ciudad principal. Poniendo la atención en el listado de las ciudades más
grandes y al comparar los datos censales del Cuadro 2.6 con los del censo anterior,
presentados en el Cuadro 2.4, puede verse que dos ciudades pampeanas portuarias
retroceden puestos en el ranking, Gran Rosario y Gran La Plata, mientras una tercera,
Bahía Blanca, sale del listado de las diez mayores. Es así que Gran Córdoba, en el
censo de 1980, volvió a posicionarse como la segunda ciudad en importancia
poblacional, mientras Gran Salta se incorpora a este ranking ese mismo año,
creciendo por encima de Gran Santa Fe y de Gran San Juan, avanzando hasta el
octavo lugar desde de 2001. En efecto, varios estudios sobre la evolución del sistema
urbano argentino señalan que en las últimas décadas se está comprobando una fuerte
tendencia de crecimiento de las ciudades intermedias especialmente por fuera de la
región pampeana (Vapñarsky, 1995; Sassone, 2000; Lindenboim & Kennedy, 2003).
Esta tendencia respecto al crecimiento reciente de las ciudades será analizada con
más detenimiento en el siguiente capítulo de esta tesis.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 73
Figura 2.6: Esquema de la organización urbana actual y principales vías de conexión
Fuente: Elaboración propia.
Cuadro 2.6: Jerarquía de los centros urbanos más importantes, años 1980, 1991, 2001 y
2010 Localidades 1980 1991 2001 2010 Gran Buenos Aires 1 1 1 1 Gran Córdoba 2 2 2 2 Gran Rosario 3 3 3 3 Gran Mendoza 4 4 4 4 Gran La Plata 5 5 6 6 Gran S. Miguel de Tucumán 6 6 5 5 Mar del Plata 7 7 7 7 Gran Santa Fe 8 8 9 9 Gran San Juan 9 10 10 10 Gran Salta 10 9 8 8
Fuente: Elaboración propia con datos censales homogeneizados tomados de Lindenboim & Kennedy (2003 y 2004) e INDEC.
Otra cuestión que destaca en la Figura 2.6 es que, como consecuencia de los procesos
históricos antes descritos, los centros urbanos se encuentran emplazados de manera
muy densa en la región Pampeana, de forma discontinua y desconectada en el resto
del territorio y fuertemente dispersa en la Patagonia. Además, la disposición de las
principales vías de conexión terrestre, carreteras y autopistas, pone en evidencia el
funcionamiento radiocéntrico y la débil vinculación, por medio de estas
infraestructuras, que presenta la organización urbana argentina. También, el resto de
los medios de transporte como el ferroviario, ya referido en páginas previas, y el
aéreo mantienen una organización radial (Ballistrieri, 2010), donde la CABA
funciona como hub de estos sistemas de interconexión.
74 Natalia Usach
La metrópoli de Buenos Aires, pese a que concentre una menor proporción de
población urbana respecto a décadas pasadas, en los últimos años parece haber
consolidado su liderazgo y afianzado su histórico papel como centro económico
nacional al localizarse en ella los sectores más dinámicos de la economía y por su
perfil de especialización, ligado a los servicios evolucionados, las finanzas y las
industrias avanzadas (CEPAL, 2000; Usach & Garrido 2009). Algunos análisis, han
identificado a esta metrópoli como una ciudad global de influencia regional (CEPAL,
2000). En otros casos, como en los estudios realizados por Globalization and World
Cities Study Group and Network (GaWC) de la Loughsborough University del Reino
Unido, Buenos Aires ha sido clasificada como una ciudad mundial secundaria en la
jerarquía internacional por su capacidad de suministrar servicios avanzados al
productor (Beaverstock et al., 1999). Más recientemente, tal clasificación resulta de
observar su vinculación a la red mundial de ciudades, considerando las redes de
oficinas de empresas prestadoras de servicios avanzados al productor (Taylor, Ni,
Derudder, Hoyler, Huang & Witlox, 2010).
En el Buenos Aires metropolitano, la entrada de inversores extranjeros, que operaron
con pautas de localización muy selectivas, implicó no sólo una transformación del
paisaje metropolitano por la introducción de nuevos objetos urbanos como modernas
autopistas, urbanizaciones privadas y centros comerciales, sino que
fundamentalmente trastocó las pautas de funcionamiento metropolitano y constituyó
el inicio de un proceso expansión metropolitana marcadamente diferente al que tuvo
lugar durante gran parte del siglo XX, durante la etapa de industrialización.
En la Ciudad Autónoma y en el acceso norte a la misma, dice Ciccolella (1999), la
expansión y densificación de centros empresariales y de negocios con edificios de
oficinas determinó la formación de áreas especializadas en equipamientos para las
sedes empresariales (a las que denomina “distritos de comando”) que fueron
complementadas con infraestructuras hoteleras de alto nivel para responder a las
demandas de empresarios, inversores y ejecutivos.
Los cambios al interior del sector industrial y las nuevas formas de gestión que
acarrea el funcionamiento global de los procesos económicos tuvieron como
consecuencia la relocalización de plantas hacia los bordes metropolitanos, que se
revitalizaron como nuevos espacios industriales. Frente a esto, las tradicionales zonas
industriales de localización central o emplazadas en la primera corona metropolitana
entraron en crisis, fueron abandonas o recicladas para otros usos (Ciccolella, 1999 y
Ministerio de Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos, 2006). Es que los
nuevos espacios industriales articulados principalmente sobre los accesos norte, bien
adaptados y acondicionados a los requerimientos locacionales globales,
reemplazaron su funcionalidad.
Además del surgimiento de esos nuevos espacios de producción, se desarrollaron
nuevas zonas de residencia y consumo. El avance de nuevas urbanizaciones privadas,
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 75
suburbanas, con sofisticados equipamientos e insertas en entornos naturales, que
captaron las preferencias residenciales de los grupos de altos ingresos, junto al
emplazamiento de grandes centros comerciales y la generación de nuevas áreas de
servicios de educación y de salud entre otros, propiciaron la dinámica de expansión
metropolitana. Todo ello favorecido por las infraestructuras de transporte terrestre
que se construyeron durante estos años (por ejemplo autopista Buenos Aires-La
Plata, Ezeiza-Cañuelas, Ruta Nacional 6 o Acceso Oeste) o se renovaron en el
contexto de los procesos de concesión a inversores privados (por ejemplo General
Paz, Acceso Norte, etc.).
La metrópoli comenzó a modificar su estructura monocéntrica, de urbanización
continua a favor de un modelo disperso y fragmentado (Prèvôt-Schapira, 2000b;
Torres, 2001; Borsdorf, 2003) de urbanización discontinua (Ministerio de
Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos, 2006). Varios autores (Ciccolella,
1999: 17; Ministerio de Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos, 2006: 88,
Vidal-Koppmann, 2008) advierten incluso tendencias de policentrismo en la
metrópoli al observar la concentración de conjuntos residenciales cerrados y
privados, de edificios de oficinas o de otras infraestructuras de producción, comercio
o servicios en algunas partes específicas de la periferia.
2.8 Conclusiones del capítulo
En un mundo globalizado, donde las ciudades constituyen los espacios relevantes
para el funcionamiento económico, donde son estos los territorios fértiles para la
valorización de los capitales móviles, no todas las ciudades tienen las mismas
oportunidades. El caso de las ciudades argentinas podría ilustrar la situación de
cualquier otro país en donde ciertas circunstancias y procesos socioeconómicos en el
marco de un entramado institucional han definido a lo largo de su historia las
condiciones de desempeño actual.
La historia de cómo fue formándose la Argentina urbana explica el elevado nivel de
urbanización actual, el porqué el sistema urbano tiene una configuración densa en la
región Pampeana mientras que en el resto del territorio los centros urbanos están
dispuestos de forma relativamente discontinua y desconectada, dejando amplias
extensiones sin ningún tipo de cobertura urbana. También la historia ha servido para
entender los orígenes de la concentración demográfica y económica en una ciudad
principal y el porqué en la actualidad la metrópoli de Buenos Aires resulta el
territorio preferente para la globalización, el eje del funcionamiento económico
nacional y el principal nodo de interconexión con la economía mundial al formar
parte, de forma secundaria, de ciertas redes globales.
La situación privilegiada de la metrópoli de Buenos Aires contrasta fuertemente con
la gran mayoría de centros urbanos del interior del país, en particular con las
ciudades de las regiones Noreste y Noroeste. Si bien algunas de ellas constituyeron
76 Natalia Usach
los primeros núcleos urbanos del actual territorio argentino y fueron en su día centros
de poder y puntos vertebrales de activas rutas comerciales quedaron económicamente
rezagadas tras la unificación del Estado argentino y el afianzamiento de un modelo
económico sustentado en la exportación agrícola ganadera como forma predominante
de inserción del país en los procesos globales. Desde entonces, la posición marginal
de esas ciudades en los procesos económicos relevantes en cada etapa histórica las ha
posicionado como las áreas menos dinámicas y solamente atractivas en tanto y en
cuanto sus ventajas naturales en conjunción con eventuales políticas de promoción
industrial o regional han resultado interesantes a los flujos de la economía global.
Solamente algunas de las viejas economías regionales, tras desvincularse de sus
antiguos circuitos comerciales coloniales, se sumaron al proceso de crecimiento
nacional de forma subordinada a Buenos Aires, dependientes de sus políticas de
protección y de su potente mercado de consumo: Misiones con la producción de
yerba mate, Tucumán con la de caña de azúcar y Mendoza con la vid son los
principales ejemplos.
De hecho, las instituciones protectoras y de fomento de la economía local, así como
la intervención directa o indirecta del Estado, que se profundizaron durante el
proceso de industrialización en el siglo XX, permitieron por una parte el crecimiento
de muchas ciudades, como las patagónicas con sus enclaves energético-industriales;
pero también tendieron a reforzar la circularidad de los procesos aglomerativos en
Buenos Aires y en puntos muy específicos del territorio, diferenciando aún más las
trayectorias de desempeño económico de las ciudades.
En evidencia a lo largo de estos procesos históricos, la forma de inserción de la
economía argentina en las distintas fases de la globalización, y las instituciones
formales que han sostenido las formas productivas que permitieran tal inserción, han
afectado las decisiones de localización de empresas y personas, asignando papeles
económicos diferenciados a los espacios; y forman parte del porqué de la
concentración poblacional y económica que actualmente caracteriza a la
organización urbana argentina.
Una fuerte inercia parece conducir el devenir de las economías urbanas, donde las
posibles oportunidades del contexto externo parecen no materializarse en un sistema
urbano más desconcentrado ni en la generación de factores de oferta verdaderamente
diversificados, no deslocalizables, en las ciudades tradicionalmente apartadas de los
procesos globales. En ellas, la disponibilidad de ciertos inputs, como los recursos
naturales, y los beneficios de políticas estatales de fomento parecieran seguir
marcando sus trayectorias.
En suma, las características de la organización urbana de Argentina son la traducción
territorial de procesos socioeconómicos determinados históricamente e inscritos en
marcos institucionales que han asignado papeles económicos diferentes a los
espacios, papeles que en el siglo XXI parecen persistir.
Capítulo 2 Una explicación histórica del porqué no todos los territorios tienen las mismas...
Natalia Usach 77
En los siguientes capítulos se profundizan las cuestiones aquí sugeridas.
Particularmente, la parte que sigue se dedica a ahondar sobre cómo ha evolucionado
en su conjunto la jerarquía urbana, cómo ha sido su crecimiento, cómo ha variado la
concentración poblacional y la posición relativa de la metrópoli de Buenos Aires
respecto al resto de ciudades y cuáles son los factores relacionados con el
crecimiento urbano reciente. Posteriormente, en el capítulo 4 se pone atención en la
dinámica productiva de las ciudades buscando reconocer las trayectorias actuales por
las que discurren estas economías; y finalmente en el capítulo 5 el análisis se centra
en los cambios territoriales que ha venido experimentando la aglomeración más
importante del país: la metrópoli de Buenos Aires.
Capítulo 3
Dinámicas y tendencias del sistema de
ciudades entre 1960 y 2010
3.1 Introducción
La perspectiva histórica e institucional del análisis del capítulo anterior ha permitido
poner en relieve las circunstancias y las condiciones que originaron y definitivamente
consolidaron un sistema urbano caracterizado por la concentración de la población y
de las actividades económicas en una aglomeración principal. En esta parte del
trabajo se pone la atención en este aspecto de la organización urbana argentina. El
objetivo es identificar y analizar los cambios en la posición de las ciudades en la
jerarquía urbana poniendo en cuestión la importancia de la talla poblacional en los
procesos de reorganización urbana y establecer los factores que pudieran estar
asociados al crecimiento urbano reciente.
La interconexión e internacionalización de las funciones económicas en el actual
estadio de la globalización ha suscitado una alteración de las jerarquías tradicionales
ante nuevas relaciones interurbanas que no se basan solamente en funciones típicas
asociadas a la dimensión poblacional. Sin embargo, estos impactos del
funcionamiento de la economía global en una organización urbana marcadamente
concentrada, como la argentina, podrían tender a reforzar las trayectorias previas y la
importancia de la ciudad primada.
En este capítulo, mediante la utilización de una metodología cuantitativa y una serie
de técnicas al uso se busca dar respuesta a interrogantes tales como: ¿Cuál ha sido la
evolución de la concentración poblacional? ¿Se evidencian signos de reversión o
reducción de la concentración urbana o por el contrario la importancia de la
metrópoli de Buenos Aires tiende a mantenerse o reforzarse frente al resto del
80 Natalia Usach
sistema urbano? ¿Son las ciudades intermedias las más dinámicas? ¿Qué factores
están relacionados con el crecimiento de las ciudades en Argentina?
El capítulo se estructura de la siguiente forma. En la próxima sección (3.2) se expone
el encuadre teórico-metodológico de esta parte del trabajo y se presenta (en 3.2.1)
una discusión respecto a la selección de la unidad de observación, es decir sobre el
concepto de “ciudad” adoptado y se explican las bases de datos empleadas, sus
potencialidades y también sus limitaciones. En la sección 3.3 se analiza la jerarquía
de centros del sistema de ciudades y sus cambios desde 1960 hasta 2010, se
describen las características del crecimiento urbano en ese periodo (3.3.1), se
examinan los cambios en la concentración urbana teniendo en cuenta dos
manifestaciones de la misma: la primacía y la macrocefalia urbanas (en 3.3.2) y
posteriormente se prueba la regla rango-tamaño considerando la evolución de la
distribución del tamaño de las ciudades estimándose los coeficientes empíricos para
cada periodo considerado (3.3.3). A continuación, en la sección 3.4, se cumple con la
segunda parte del objetivo propuesto en el capítulo: indagar en los factores que
pudieran relacionarse con el crecimiento urbano reciente de Argentina. Para ello se
aplica un modelo logit multinomial considerando como variable dependiente
categórica la desviación de cada elemento del sistema urbano entre su tamaño
empírico y el parámetro teórico que cumpliría la regla rango-tamaño, en los años
2001 y 2010. Las variables explicativas se relacionan con la influencia de
externalidades locales, los activos de los hogares urbanos, las dotaciones de capital
humano y la distribución sectorial del empleo entre las diferentes actividades
productivas en las ciudades. El capítulo cierra en la sección 3.5 con un sumario de las
aportaciones que han surgido del análisis efectuado.
3.2 Encuadre teórico-metodológico
Tradicionalmente, la existencia de una jerarquía de centros urbanos ha encontrado
justificación en la teoría de los lugares centrales propuesta por Christaller (1933) y
posteriormente formalizada por Lösch (1940), cuyo correlato a nivel del
comportamiento empresarial es el modelo de Hötelling (1929)70.
La teoría de los lugares centrales incluye modelos de ordenación espacial ideales y
deductivos71 que consideran al espacio económico como isótropo y homogéneo, en
todas sus direcciones y en sus características físicas, infraestructurales y de densidad
poblacional. En él las ciudades surgen por impulsos de tipo económico, emergentes
de la relación entre dos elementos: las economías de escala a las que están sometidas
las actividades y los costes de transportes determinados por la distancia. En efecto,
70
Los modelos de lugares centrales consideran una empresa monoplanta, donde la escala y el transporte
son determinantes de los costes y por lo tanto del precio del bien o servicio provisto por la empresa. 71
De hecho, el modelo desarrollado por Christaller fue el sustento de la planificación y creación de
ciudades en Alemania del Este y Polonia de postguerra.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 81
un aspecto clave del modelo christalleriano es que las actividades productivas están
sujetas a economías de escala y que éstas tienen que ser mayores a los costes de
transporte para generar la aglomeración en lugares centrales.
Otro de los supuestos de la teoría es que los consumidores tienen un comportamiento
optimizador, soportan principalmente los costes de transporte y tienen acceso a todos
los servicios y bienes. El espacio, homologado a la distancia, actúa como una barrera
y demarca las áreas de mercado.
El mercado de cada producto tiene como límite mínimo, el umbral de demanda, o
escala mínima requerida para ofertar el producto o prestar el servicio. El límite
máximo del mercado está determinado por la amplitud, ámbito de oferta o alcance,
que es la distancia máxima a la que puede ser vendido cada producto y depende
principalmente del coste de transporte. Queda así establecida una jerarquía de bienes
y servicios, distinguiéndose: superiores o sofisticados (de consumo poco frecuente y
por lo tanto voluntad del consumidor por recorrer grandes distancias para acceder a
ellos, bajos costes de transporte y existencia de elevadas economías de escala),
inferiores, elementales o comunes (de alta frecuencia en el consumo y por lo tanto
baja voluntad del consumidor por recorrer grandes distancias para adquirirlos, altos
costes de transporte y bajas economías de escala) y entre ambas situaciones los
productos y servicios intermedios.
El modelo christalleriano establece que en esta jerarquía cada centro mayor produce
los bienes y servicios correspondientes a su nivel jerárquico y todos los bienes del
nivel inferior. Esto equivale a decir que en cada nivel jerárquico los centros cumplen
las mismas funciones y tienen rigurosamente la misma estructura productiva y
dimensión. La jerarquía de centros refleja entonces el tamaño de mercado de los
productos y servicios. Por lo tanto, en esta teoría la ciudad es entendida como área de
producción y servicios y su función es servir como centro de abastecimiento.
Lo dicho anteriormente se corresponde con el principio de organización del mercado
que, según el modelo de Christaller, organiza la localización de los centros en
función del mercado de cada producto y conduce a una estructura hexagonal regular
de áreas de mercado no superpuestas. Cada centro mayor debe controlar tres de
jerarquía inmediatamente inferior. El autor llegó a construir racionalmente una
estructura urbana de siete niveles jerárquicos, donde la distancia que separa a cada
centro sigue una progresión geométrica de razón √3; las áreas de influencia y su
población, una progresión de razón 3; el número de lugares centrales de cada nivel
jerárquico una progresión de razón 1/3 (Derycke, 1983:176)72.
72
Pero una imagen completa de una red urbana es descrita por Christaller al combinar este principio de
mercado, el más conocido de su teoría, con el principio de transporte y el de organización administrativa.
El principio de transporte implica la existencia de una red de transporte que une directamente los centros
mayores e impone al centro inferior una localización baricéntrica entre cada par de centros mayores (es
82 Natalia Usach
En suma, la teoría christalleriana describe una estructura de centros basada en la
producción de servicios y actividades comerciales en regiones fundamentalmente
agrarias, donde los costes de transporte son asumidos por los consumidores; los
centros mayores desarrollan todas las funciones inferiores además de las superiores
que le son propias y las economías de escala determinan los umbrales mínimos de
producción que se distribuyen jerárquicamente.
La formalización posterior de Lösch (1940) parte de los mismos postulados para
construir un patrón de organización espacial de un sector sobre la base del modelo de
competencia monopolística. De esta manera incorpora explícitamente las funciones
de coste y de demanda individual y un equilibrio económico espacial estable. Este
autor amplía las hipótesis christallerianas respecto al número de áreas de mercado
permitiendo que varíe a lo largo de la jerarquía. Es decir, permite que varíe el factor
de proporcionalidad entre el número de centros de cada nivel. Además, flexibilizó la
hipótesis de que los centros de rango superior cumplen las funciones
correspondientes a su nivel jerárquico más todas las de los centros inferiores,
permitiendo que centros del mismo rango jerárquico realicen solamente las funciones
propias de su rango, es decir admite procesos de especialización sectorial. Estos
cambios permiten a Lösch considerar estructuras productivas diferentes y
especializaciones distintas en los centros.
Este modelo describe de mejor manera que su predecesor un paisaje urbano con un
sector industrial relevante. Las áreas de mercado de los diferentes bienes adquieren la
clásica estructura hexagonal y los centros de producción quedan distribuidos
homogéneamente en el espacio.
La ordenación jerárquica de los centros prevista por estos modelos de lugares
centrales ha estado en el centro de los debates académicos desde aquellos años. En
particular las discusiones han apuntado a probar o refutar la coherencia de la
regularidad empírica sistematizada y popularizada por George Kingsley Zipf (1941,
1942 y 1949), conocida como regla rango-tamaño o ley de Zipf, con la teoría de los
lugares centrales.
La regla alude a una relación proporcional (Aurebach, 1913; Zipf, 194173, 1942 y
1949) que, aplicada a la distribución de los tamaños de las ciudades de un sistema,
implica que el producto entre el tamaño de una ciudad y su lugar en la jerarquía, es
decir emplazados en función a esos centros de gravedad). Cada una de las áreas mayores controla cuatro
áreas menores.
El principio de organización administrativa impone que toda el área de mercado de los centros menores
sea interna al área del centro inmediato mayor y que no esté subdividida en áreas diferentes. Un centro
administrativo debe controlar siete centros de rango inmediatamente inferior. 73
Zipf, en su trabajo de 1942, admite haber desconocido el trabajo previo de Aurebach en el momento de
publicar National Unity and Disunity, Bloomington Ind., Principia Press, en 1941. Además, Zipf estudió
otros fenómenos humanos que siguen este patrón, por ejemplo la distribución de frecuencias de las
palabras de diferente longitud en un libro.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 83
decir su rango, es una constante y que el mismo evoluciona con respecto al tamaño
de la ciudad más grande. En consecuencia, dentro de una jerarquía de ciudades, los
tamaños urbanos siguen una distribución de Pareto que puede ser representada de la
siguiente forma:
𝑁 = 𝐴 𝑆−𝑎 (1)
Donde N es el número de ciudades con población S o más; A es una constante; S es la
población de la ciudad y a es el exponente de Pareto.
En particular, la regla rango-tamaño o ley de Zipf constituye un caso especial de este
tipo de distribución paretiana donde el parámetro a = 1, y por lo tanto la ciudad más
poblada tendría el doble del tamaño de la segunda, la tercera ciudad de la jerarquía
debería ser 1/3 de la primera, la cuarta 1/4, etcétera.
Zipf (1941 y 1949) da una explicación sencilla de este fenómeno y lo entiende como
el resultado estocástico de dos fuerzas sistemáticas que operan de forma conjunta en
el territorio derivadas del “principio del mínimo esfuerzo”. Las fuerzas de
“diversificación”, vinculadas a la reducción de costes de trasporte, hacen que la
población tienda a distribuirse en múltiples comunidades pequeñas. Las fuerzas de
“unificación”, ligadas a las economías de escala, devienen en la agregación de la
población en determinados lugares.
Según Zipf, cuando dichas fuerzas están en equilibrio el resultado de ordenar los
centros de manera descendente según su rango poblacional y relacionarlo con el
tamaño de los mismos en una gráfica de doble eje logarítmico arroja una distribución
de los centros traducida en una recta de pendiente 𝛽 = −1.
En términos logarítmicos la regla rango–tamaño quedaría expresada como:
ln𝑅 = ln𝑎 − 𝑏 ln𝑆 + 𝜀 (2)
Desde los años cincuenta proliferaron estudios en los que se intentaba establecer las
bases teóricas de la regularidad empírica observada por Zipf y relacionarla con la
teoría de los lugares centrales. Como principales protagonistas del debate puede
citarse a Vining (1955), Simon (1955), Beckmann (1958), Berry & Garrison (1958),
Berry (1964), Pred (1977), Okabe & Sadahiro (1996), entre otros.
En general, la principal contradicción entre los modelos de lugares centrales y la ley
de Zipf radica en el hecho de que, la primera representa la jerarquía de centros en
escalones, con niveles discretos (es decir ciudades iguales en cada nivel de la
jerarquía), mientras que la segunda la representa como una distribución continua. Las
aportaciones de Beckmann (1958) y de Berry & Garrison (1958) han apuntado que
ambos modelos no son contradictorios si se acepta que en cada nivel jerárquico hay
una ciudad media representativa en torno a la cual oscilan los valores de población
de las otras del mismo nivel. Se asimilan los diferentes niveles urbanos de Christaller
a los rangos de la ley de Zipf, por lo que el rango es en realidad de una ‘clase
84 Natalia Usach
dimensional’ de ciudades y no de una ciudad (Derycke, 1983). En este sentido este
autor advierte que el hecho de que a mayor población de los centros el número de
ellos disminuya acerca a esta regularidad empírica a la teoría de los lugares centrales,
siempre que se hable del “rango de una categoría dimensional de ciudades” y no del
rango de una ciudad concreta.
Por otra parte, incluso antes de la popularidad de la ley de Zipf, Jefferson (1939)
puso de manifiesto que la ciudad más grande de un sistema es frecuentemente mucho
más grande que la segunda y la tercera ciudad74. En términos de la ley de Zipf esto
implica que la primera ciudad sobrepasa las dimensiones previstas por la regla
empírica, al no existir proporcionalidad; y que el tamaño de mercado de esta ciudad
principal no se corresponde con el teórico tamaño del lugar central de la ordenación
jerárquica christalleriana. La evidencia empírica fue llamada “ley de la ciudad
primada” por el propio autor (Jefferson 1939: 227) y posteriormente ha sido
considerada como la causa de desequilibrios o desajustes de la ley de Zipf en
numerosos países (Richardson, 1986) imprimiendo una situación de polarización en
la jerarquía de centros. Importa destacar esta cuestión ya que el sistema urbano que
se analiza en este trabajo se caracteriza precisamente por la concentración
poblacional en una ciudad principal, por lo que, a priori, es esperable que no exista
proporcionalidad la distribución de los tamaños de las ciudades.
Más allá de esto, una amplia literatura (Rosen & Resnick, 1980; Gabaix, 1999a y
1999b; Ioannides & Overman, 2003 y 2004; Soo, 2005; Berry & Okulicz-Kozaryn,
2012; Ye & Xie, 2012; Ioannides & Skouras, 2013, entre otros) con distintas
metodologías y definición de las unidades de observación aportan nuevas evidencias
empíricas para no rechazar la validez general de la regla rango-tamaño, aunque la
discusión no se encuentra zanjada a la fecha. En general se acepta que la ley de Zipf
es una aproximación razonable a la distribución empírica de las ciudades, aunque
tiende a variar entre los países y a lo largo del tiempo, mientras que los modelos de
lugares centrales se corresponden más con teorías deductivas que presentan también
importantes limitaciones75.
Sobre todo interesa remarcar aquí que los límites de esta teoría, y de sus
regularidades espaciales derivadas, resultan manifiestos en el marco de una economía
que funciona globalmente, donde las tecnologías han alterado las relaciones espacio-
tiempo, donde las interacciones se han ampliado y extendido a distintas escalas
permitiendo la vinculación entre ciudades de diverso tamaño y donde las condiciones
74
Al estudiar la proporción que representa la ciudad principal frente a la segunda y tercera ciudad en los
cincuenta principales países de la época corrobora que, salvo tres excepciones, por regla general la primera
ciudad, llamada por el autor “ciudad capital o ciudad primada”, es siempre desproporcionadamente grande.
En 28 de los casos estudiados, la ciudad primada es más del doble del tamaño de la siguiente y en 18 países
es más de tres veces mayor. 75
Las críticas y limitaciones a la teoría de los lugares centrales pueden ser revisadas en Derycke (1983),
Boix (2003) y Polèse & Rubiera Morollón (2009).
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 85
particulares de cada espacio, su carácter anisótropo, están en la base de su
competitividad y atractividad.
No se trata sólo de que el plano homogéneo de los modelos ideales es, en la práctica,
contradicho por la geografía que impone características diferentes en el espacio físico
(particularmente en países extensos donde el clima y el relieve son condicionantes
importantes); sino que también son heterogéneos los consumidores, sus preferencias
y sus niveles de ingresos, así como las dotaciones de infraestructuras que conectan (o
no) el territorio. Además, tal y como se ha mostrado ampliamente en el capítulo 2 de
esta tesis, la integración del espacio económico está condicionada por factores
institucionales formales e informales que regulan el accionar de los agentes
económicos: genera incentivos, reducen incertidumbre y costes de transacción y
originan (y aceleran) procesos de aglomeración.
Puntualmente, en el contexto económico actual, dos premisas centrales de la teoría
de los lugares centrales quedan debilitadas, alterando el riguroso orden jerárquico
predicho en estos modelos centrados en la demanda: la relevancia de las economías
de escala y de los costes de transporte. Por una parte el papel de las economías de
escala alcanzadas por el tamaño de producción para abaratar el precio del bien,
aparece relativizado ante la importancia de otras fuentes de rendimientos crecientes
como las economías de aglomeración (de urbanización y localización), las economías
de alcance y las economías de red76. Por otra, la importancia de los costes de
transporte no resulta tan determinante ante los cambios tecnológicos en esa área, sino
más bien se tornan relevantes los costes de transacción que hacen a las formas de
organización, gestión y logística de las empresas, los costes de información y de
comunicación.
Dado que los modelos de lugares centrales ponen énfasis en el acceso al mercado y
en la distribución espacial de la demanda, quedan privilegiadas las funciones
comerciales y de servicios más tradicionales, representando de manera adecuada la
organización de estas actividades. Sin embargo, los modelos no llegan a captar la
totalidad de los fenómenos económicos ni las formas actuales de organización
espacial de la economía toda vez que numerosas actividades no comerciales (como
las ligadas al sector público), las que dependen de insumos muy específicos (como la
minería), algunas manufacturas cuyos costes de producción son mayores a los costes
de transporte, o los productos que se venden en mercados que no son ya nacionales
sino mundiales, parecen no adaptarse a la lógica de los lugares centrales (Bailly,
1978; Polèse & Rubiera Morollón, 2009). Es emblemático el caso de la producción
de servicios a empresas (intensivos en conocimiento y tecnología, de demandas no
estandarizadas, orientadas a los mercados mundiales), que parecen beneficiarse de
localizaciones centrales (Polèse & Rubiera Morollón, 2009) no en la jerarquía urbana
76
Además de la omisión respecto a las deseconomias de aglomeración que incrementan el precio de los
insumos, particularmente los salarios, y generan costes de congestión.
86 Natalia Usach
nacional, sino en los centros principales de una jerarquía mundial de ciudades
globales (Sassen, 1998)77.
Más bien, muchas actividades de este tipo responden a lógicas de localización y
concentración espacial diferentes a las de los modelos tradicionales y configuran
jerarquías y redes novedosas, que en el contexto actual, podría implicar un
reforzamiento de la importancia de las principales ciudades. Es amplia la evidencia
que señala que las ciudades más grandes tienen una mayor productividad (Ahrend,
Farchy, Kaplanis & Lembcke, 2014), tanto a nivel de los individuos (Combes,
Duranton & Gobillon, 2011) como de las empresas (Combes, Duranton, Gobillon,
Puga & Roux, 2012) y producen importantes efectos positivos para el desempeño
económico derivados del “compartir” (bienes indivisibles, instalaciones, recursos,
proveedores, insumos), de la “coincidencia” en el mercado de trabajo (entre las
necesidades de los empresarios y las capacidades y destrezas de los trabajadores) y
del “aprendizaje” (generación, difusión y acumulación de conocimiento) (Duranton
& Puga, 2004) que se producen en ellas y que constituyen sus grandes ventajas.
En efecto, el carácter de la organización urbana nacional es un factor a considerar ya
que la aguda primacía tendería a acarrear una concentración desproporcionada de
oficinas principales de servicios más evolucionados y ligados a mercados mundiales
(Sassen, 1998).
Resulta por lo tanto necesario analizar las peculiaridades de la jerarquía urbana de
Argentina, la distribución poblacional entre los núcleos del sistema y sus cambios,
así como aproximar los factores que se relacionan con los desequilibrios en tal
distribución.
3.2.1 Sobre la definición de ciudad, el tamaño muestral y los datos
disponibles
El análisis de la distribución de los tamaños en la jerarquía urbana y de su evaluación
temporal es altamente sensible a la definición de ciudad, de la unidad de observación,
que se adopte ya que determina la composición y el tamaño muestral. Por ejemplo,
cuando la muestra está compuesta solamente por las áreas metropolitanas más
grandes, es decir la cola superior de la distribución, los estudios coindicen en aceptar
el cumplimiento de la ley de Zipf y en rechazarla para la cola inferior de la
distribución cuando se incluyen todas las ciudades sin un punto de truncamiento
(Rosen & Resnick, 1980; Eeckhout, 2004 y 2009; González-Val, 2011; Goerlich &
77
Esto lleva a mencionar otra de las limitaciones de la teoría de los lugares centrales: no dan buena cuenta
de las relaciones entre las ciudades del sistema urbano nacional con el exterior. En la economía global,
muchas de las relaciones determinantes no se producen en el interior del sistema urbano local, sino entre
las ciudades más importantes de sistemas urbanos diferentes. Asimismo, los modelos de lugares centrales
no explican las relaciones entre espacios discontinuos, de largo alcance, tan características del
funcionamiento económico espacial contemporáneo.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 87
Mas, 2010). Por otra parte, en los estudios donde se considera a las entidades
político-administrativas, municipios por ejemplo, como unidad de observación, se
suele rechazar esta regularidad empírica (para el caso español Lanaspa, Perdiguero &
Sanz (2004)), mientras que los trabajos que toman en consideración a la ciudad más
allá de sus límites administrativos suelen aceptarla, especialmente en la cola superior
de la distribución (Rosen & Resnick, 1980; Berry & Okulicz-Kozaryn, 2012).
En consecuencia es importante hacer operativo el concepto de ciudad para que, por
una parte de cuenta de la ciudad real y no de la mera división administrativa del
territorio y que, por otra, se incluya el mayor número posible de ciudades en la
muestra y no únicamente la parte alta de la distribución.
La definición operativa respecto a qué es urbano y qué no lo es suele ser arbitraria y
no existe unanimidad entre los organismos oficiales de estadísticas en los diversos
países. Así por ejemplo la tradición estadística española considera a los municipios
como unidades de relevamiento censal de la población y los datos son publicados a
ese nivel, sin que se ofrezca un concepto operativo de ciudad. En España
habitualmente se identifica el concepto de “ciudad” con el de población municipal
por encima de un determinado umbral (Goerlich & Mas, 2010).
La tradición censal argentina adopta el criterio físico para la delimitación de las
localidades censales, capturando el “envolvente de población”, la “mancha urbana”.
El criterio físico para definir qué es “ciudad” se fija en la estructura material
adaptada a las actividades cotidianas de un grupo social localizado (Vapñarsky,
1979b). Se entiende por localidad la “porción de la superficie de tierra
caracterizada por la forma, cantidad, tamaño y proximidad entre sí de ciertos
objetos físicos artificiales fijos (edificios) y por ciertas modificaciones artificiales del
suelo (calles), necesarias para conectar aquellos entre sí” (INDEC, 1994; INDEC,
2002). Asimismo, para considerar urbana a una localidad, se ha establecido
oficialmente, desde el censo de 1914, el umbral de los dos mil habitantes. Es así que
oficialmente el conjunto de estas localidades urbanas constituyen los núcleos que
componen el sistema urbano de Argentina (Lindenboim & Kennedy, 2003 y 2004).
Teniendo en cuenta la definición anterior las localidades urbanas pueden ser simples
o compuestas. Las primeras están conformadas por un único componente, mientras
que las segundas lo están por más de un componente entre los que hay contigüidad
física, denominándose en este caso “aglomerado”. Los componentes de los
aglomerados censales pueden corresponder a la misma o diferente provincia,
departamentos, partidos o municipios (INDEC, 2002).
Los criterios adoptados por las estadísticas oficiales en la delimitación de las
localidades urbanas (criterio físico y el umbral de dos mil habitantes) han sido las
opciones metodológicas aceptadas también por la literatura especializada argentina
(Vapñarsky, 1979, 1984 y 1995; Lindenboim et al., 1997; Vapñarsky & Gorojovsky,
1990; Lindenboim & Kennedy, 2003 y 2004). Es que, en el caso de Argentina, el
88 Natalia Usach
criterio físico tiene ventajas importantes respecto a otros que pudieran adoptarse
como el jurídico (o administrativo) y el funcional.
Respecto al primero, cabe señalar que se trata de la división política y administrativa,
es decir el área de gobierno local, el municipio. El principal problema de considerar a
la ciudad en sus límites administrativos es que no representa la realidad económica y
funcional urbana. Es que el fenómeno urbano no reconoce fronteras jurídico-
administrativas y es común que el mercado de trabajo local abarque varios núcleos
relativamente cercanos o conectados por redes de infraestructuras. Esto es
particularmente cierto en el caso de las aquí llamadas localidades compuestas. Las
ciudades son economías abiertas y la diferenciación entre lugar de trabajo, de
residencia y de ocio tiende a acentuarse, haciendo difícil considerar los límites
administrativos como límites económicos. La unidad de observación ha de ser
entonces aquella que de mejor manera refleje la vida económica urbana y por lo tanto
ha de incluir las realidades metropolitanas (Rosen & Resnick, 1980) que abarcan a
más de un municipio y que exceden en general cualquier límite establecido
únicamente por la norma legal.
Tradicionalmente cuando las estadísticas oficiales argentinas publican información a
una escala menor a la provincial lo hacen a nivel de departamentos, llamados
partidos en la provincia de Buenos Aires. Pero estos departamentos o partidos, son
realidades territoriales y jurídicas diferentes en cada provincia, por lo que no
constituye una unidad de observación apta para estudiar la organización urbana del
país.
El problema surge porque en Argentina, la definición del municipio varía según las
disposiciones constitucionales y normativas vigentes en cada una de las 23
provincias78. En consecuencia cada provincia asigna una base territorial diferente a
los gobiernos locales. Así, por ejemplo los departamentos o partidos son la base
territorial de los municipios en las provincias de Buenos Aires, Mendoza y La Rioja,
donde los ejidos son colindantes y todo el territorio provincial queda comprendido en
jurisdicciones con límites en común, pudiendo coexistir dentro de estos municipios
zonas rurales y urbanas. En otros casos, las normativas provinciales establecen ejidos
urbanos como base territorial de los municipios, a partir de umbrales de población
preestablecidos por la constitución provincial o ley orgánica, por lo cual en cada
departamento puede haber más de un municipio u otro tipo de gobierno local (como
comunas o comisiones). Este es el caso, por ejemplo, de las provincias de Chubut,
Córdoba, Jujuy, Entre Ríos, entre otras. Más aún, se dan casos donde un municipio
puede tener un ejido que se extienda sobre dos departamentos (por ejemplo el
municipio de Cipolletti sobre los departamentos de General Roca y El Cuy en la
78
Recuérdese que desde la reforma de la constitución argentina en 1994 la ciudad de Buenos Aires, capital
federal del país pasó a tener un régimen de gobierno autónomo. Desde la sanción de su propia constitución
en 1996, la capital argentina se llama Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 89
provincia de Río Negro). Asimismo, cada legislación provincial establece las
competencias para los gobiernos locales: homogéneas para todos los municipios
(como es en Buenos Aires o en Mendoza) o diferenciadas según la categoría de
gobierno local (como en Santiago del Estero, Chubut o Tierra del Fuego).
Es decir, que considerar a los municipios o a los departamentos como unidades de
observación en el estudio del sistema urbano, pese a su aparente simplicidad, tiene
grandes desventajas derivadas de la diversidad de realidades locales, funcionales,
jurídicas, políticas y económicas que aglutinan en el caso de Argentina.
El segundo criterio para determinar qué es “ciudad” es el funcional o ecológico,
donde la ciudad es un conjunto localizado de personas que interactúan
cotidianamente en una cadena de contactos cara a cara que conecta entre sí a todos
los miembros (Vapñarsky, 1979 y 1984). La delimitación de la ciudad bajo el criterio
funcional busca definirla como entidad social, demarcando claramente cuál es el
espacio que comprende la ciudad “real”. Su riqueza teórica para las ciencias sociales
es indudable y, aunque su operativización puede ser dificultosa y compleja, en la
actualidad las herramientas informáticas facilitan esta tarea y se han desarrollado
robustas metodologías para delimitar funcionalmente los sistemas urbanos y
metropolitanos. Por ejemplo, en Roca & Moix (2005) y Roca, Moix & Arellano
(2012) se propone un método para definir los sistemas urbano-metropolitanos, en el
caso español, que considera las relaciones funcionales establecidas entre el lugar de
trabajo y el de residencia, utilizando información censal.
Para estudiar el caso de Argentina, esta opción resulta actualmente inviable dado que
en los censos no se recopila información sobre los flujos de residencia/trabajo,
necesaria para la delimitación funcional de las ciudades y tampoco existen bases de
datos de este tipo que contemplen a todas las localidades urbanas. No obstante, una
tarea de este tipo se emprende en el capítulo 5, cuando esta investigación se centre en
analizar las transformaciones territoriales en el Buenos Aires metropolitano desde un
punto de vista funcional.
En el presente capítulo, la intención de abarcar el fenómeno urbano más allá de las
delimitaciones administrativas, la estructura de las bases de datos censales
disponibles y la falta de uniformidad en la división oficial de los territorios del
Estado argentino79 justifican la utilización del criterio físico para la determinación de
la “ciudad” que permita una pauta uniforme para abordar la organización urbana y
las características de su configuración en las últimas décadas. Asumir la “ciudad”
como localidad urbana en los términos definidos previamente representa una
aproximación relativamente más adecuada y aceptable de la ciudad como unidad
económica integrada que si se estableciera como unidad de observación a los
municipios o los departamentos.
79
Véase Vapñarsky (2004).
90 Natalia Usach
Para cumplir con los objetivos de esta parte del estudio se hace necesario además
utilizar unidades que sean comparables espacial y temporalmente, las mismas
“ciudades” a los largo del tiempo (Goerlich & Mas, 2010). La muestra ha de ser
entonces homogénea en términos geográficos y poblacionales.
En ese sentido hay que señalar que en Argentina, los datos poblacionales de las
localidades urbanas registradas en cada censo no siempre resultan comparables. Esto
se debe a que, al adoptar las estadísticas oficiales el mencionado criterio físico, los
núcleos del sistema no tienen, a lo largo del tiempo, una configuración física
inalterable, es decir su extensión geográfica varía según las ciudades se van
expandiendo. El cambio ocurre por efecto de la expansión de una localidad sobre el
campo abierto o sobre otra localidad de la que anteriormente estaba separada
(fenómeno llamado coalescencia) conformando en los nuevos registros censales una
localidad única pero compuesta.
Otras dificultades adicionales se relacionan con la incoherente aplicación del criterio
físico en algunos censos80, con cambios en la denominación de algunas localidades y
con errores en la publicación de datos oficiales (tal y como han puesto de relieve los
trabajos de Vapñarsky, 1995; Lindenboim et al., 1997 y Lindenboim & Kennedy,
2003).
Atendiendo a ello las bases de datos poblacionales por localidades urbanas que se
utilizan en esta parte de la tesis han sido homogeneizadas y abarcan los censos de
1960, 1970, 1980, 1991, 2001 y 2010. Metodológicamente, el proceso ha consistido
en tomar la nómina de localidades del último Censo de Población y Vivienda del año
201081 y compatibilizar hacia atrás los datos poblacionales. Hasta el censo del año
2001 la tarea de depuración y homogeneización había sido realizada por
investigadores del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo
(CEPED) de la Universidad de Buenos Aires82 a partir la labor emprendida por Cesar
Vapñarsky. El resultado de este proceso es una nómina de localidades urbanas
comparables espacialmente desde 1960 hasta 2010.
Dado que interesa considerar las localidades sin atender a divisiones administrativas
ni jurídicas artificiales se han agrupado los diversos componentes de las localidades
compuestas que en alguno de los operativos censales anteriores hubieran sido
registradas de forma separada y las que se expanden sobre más de una provincia. En
este caso se trata de cinco aglomeraciones: Neuquén-Plottier-Cipolletti (provincias
80
Especialmente con las localidades compuestas que en algunos censos han sido consideradas así y en
otros como localidades simples. 81
Los datos fueron publicados el día 15 de mayo de 2013 y las bases fueron descargadas mediante la
aplicación REDATAM+SP el 16 de mayo de 2013 del sitio:
http://200.51.91.245/argbin/RpWebEngine.exe/PortalAction?&MODE=MAIN&BASE=CPV2010B&MAIN=
WebServerMain.inl 82
A quienes se agradece el suministro los datos censales de 1960 a 2001 digitalizados. La metodología de
homogeneización también puede consultarse en Lindenboim et al. (1997).
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 91
de Neuquén y Río Negro), San Francisco-Frontera (provincia de Córdoba y de Santa
Fe), Viedma-Carmen de Patagones (provincia de Río Negro y de Buenos Aires), Río
Colorado-La Adela (provincias de Río Negro y La Pampa) y Colonia Liebig’s-
Estación Apósteles (que se extiende por encima del límite entre Corrientes y
Misiones).
Además de definir qué se considera “ciudad”, otra cuestión importante también es la
determinación del tamaño muestral o número de ciudades a incluir en el análisis.
Dado que en este caso se delimitan las ciudades con criterios actuales es claro que
muchas de ellas no constituían realmente localidades urbanas en el pasado.
Respecto a la última cuestión planteada, pueden seguirse dos criterios. Uno sería
considerar el número fijo ciudades del último censo, aunque en el pasado no hayan
sido urbanas (es el criterio priorizado por Lindenboim et al., 1997 y Lindenboim &
Kennedy, 2003 y 2004) para el caso argentino), intentando desvelar cómo eran y
cómo han evolucionado las localidades que actualmente son urbanas. El otro criterio
es estudiar un número creciente de ciudades a lo largo del tiempo, como lo hacen
Goerlich & Mas (2010) al imponer hacia atrás un umbral mínimo en el número de
habitantes para pertenecer al sistema de ciudades.
Debido a que en este capítulo se busca estudiar los cambios en la posición de las
ciudades del sistema urbano y no del total de los asentamientos humanos en general,
parece lógico determinar un umbral mínimo de población y establecer dicho umbral
arbitrario pero relativamente bajo para moderar el problema que representa la
sensibilidad que tiene el tamaño muestral en este tipo de estudios (Rosen & Resnick,
1980; Eeckhout, 2009). Siguiendo estos criterios, a los fines de esta parte de la
investigación, en sintonía con la tradición estadística del país se define el umbral de
2000 habitantes para considerar urbana a una localidad y, a partir de él, fijar la
nómina de ciudades consideradas en cada periodo. Las localidades por debajo de tal
umbral quedan, por lo tanto, excluidas del análisis del sistema urbano por tratarse de
pueblos y caseríos rurales donde no suelen desarrollarse funciones urbanas83.
El sistema urbano queda por lo tanto conformado por las localidades de 2000
habitantes y más, siendo 505 en 1960 y 957 en 2010 (Cuadro 3.1). En la cúspide de
esta jerarquía se encuentra el Gran Buenos Aires (GBA), cuya población en términos
homogéneos era de 6,77 millones de habitantes en 1960 y de 13,58 millones en 2010.
La categoría de ciudades intermedias84 está compuesta por las ciudades de más de 50
83
Si bien la talla demográfica no está directa y necesariamente vinculada a la diversidad funcional ni a la
preponderancia directa de una ciudad sobre otras, tal y como se ha puesto de manifiesto a lo largo de este
trabajo, sí es cierto que la presencia de funciones de cierta complejidad requiere de un umbral mínimo de
población para su existencia y desarrollo. En el caso de Argentina, varios autores (Vapñarsky & Gorojovsky,
1990; Natera Rivas, 1996) han señalado que la presencia de funciones típicamente urbanas puede ser
advertida en los núcleos poblacionales a partir de los 50.000 habitantes. 84
La definición de ciudades intermedias sigue habitualmente el criterio cuantitativo del tamaño
poblacional aunque los umbrales establecidos en la literatura suelen ser arbitrarios. En este tarabajo se
92 Natalia Usach
mil habitantes, excepto el GBA, que en el primer año considerado eran apenas 23
(reuniendo algo más de 4,2 millones de habitantes) y en el último periodo censal
ascienden a 68 localidades en las que habitan más de 14,7 millones de personas
según el último censo (Cuadro 3.1).
Cuadro 3.1: Estadísticos del sistema urbano total y por categorías 1960 1970 1980 1991 2001 2010
Sistema urbano
completo
Nº de ciudades 505 565 662 772 891 957 Media 29.126 32.809 35.118 36.847 36.399 38.164 Mediana 4.257 4.634 5.072 5.583 5.655 6.145 Desv. típ. 305.444 360.450 393.607 414.271 411.994 447.777 C.V 10,49 10,99 11,21 11,24 11,32 11,73 Mínimo 2.000 2.005 2.002 2.015 2.013 2.004 Máximo 6.775.906 8.451.495 9.969.826 11.298.030 12.046.799 13.588.171 Suma 14.708.588 18.537.126 23.247.822 28.445.677 32.431.480 36.523.338
1960 1970 1980 1991 2001 2010
Sistema urbano sin
GBA
Nº de ciudades 504 564 661 771 890 956 Media 15.739 17.882 20.088 22.241 22.904 23.991 Mediana 4.255 4.617 5.066 5.582 5.650 6.125 Desv. típ. 52.978 63.600 73.428 83.282 86.525 90.881 C.V. 3,37 3,56 3,66 3,74 3,78 3,79 Mínimo 2000 2005 2002 2015 2013 2004 Máximo 670.232 820.183 1.018.282 1.229.464 1.368.301 1.454.645 Suma 7.932.682 10.085.631 13.277.996 17.147.647 20.384.681 22.935.167
1960 1970 1980 1991 2001 2010
GBA e Intermedias (50.000 más habitantes)
Nº de ciudades 24 34 43 54 64 69 Media 459.114 42.406 421.524 412.177 393.012 410.744 Mediana 112.542 95.927 95.103 92.876 88.474 97.363 Desv. típ. 1.356.600 1.432.355 1.507.859 1.530.104 1.502.565 1.632.783 C.V. 2,95 3,38 3,58 3,71 3,82 3,98 Mínimo 50.818 51.203 50.992 50.739 51.503 50.375 Máximo 6.775.906 8.451.495 9.969.826 11.298.030 12.046.799 13.588.171 Suma 11.018.738 14.366.696 18.074.554 22.257.533 25.152.751 28.341.363
1960 1970 1980 1991 2001 2010
Ciudades Intermedias
(sin GBA)
Nº de ciudades 23 33 42 53 63 68 Media 184.471 180.800 194.184 206.783 208.031 216.959 Mediana 112.338 92.813 95.085 91.101 88.305 96.580 Desv. típ. 177.311 202.457 229.105 253.698 262.391 275.587 C.V. 0,96 1,12 1,18 1,23 1,26 1,27 Mínimo 50.818 51.203 50.992 50.739 51.503 50.375 Máximo 670.232 820.183 1.018.282 1.229.464 1.368.301 1.454.645 Suma 4.242.832 5.966.404 8.155.720 10.959.503 13.105.952 14.753.192
1960 1970 1980 1991 2001 2010 Nº de ciudades 481 531 619 718 827 888
Ciudades Pequeñas
(más de 2000 hasta 49.999)
Media 7.671 7.757 8.275 8.619 8.801 9.214 Mediana 4.101 4.367 4.777 5.044 5.340 5.575 Desv. típ. 8.411 8.170 8.728 8.802 8.757 9.079 C.V. 1,10 1,05 1,05 1,02 0,99 0,99 Mínimo 2000 2005 2002 2015 2013 2004 Máximo 48.230 49.167 49.349 49.785 47.556 48.637 Suma 3.689.850 4.119.227 5.122.276 6.188.144 7.278.729 8.181.975
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, homogeneizados.
considera el criterio establecido en Vapñarsky & Gorojovsky (1990) y Vapñarsky (1995) al definir como
intermedias a las localidades de 50 mil y más habitantes excepto Gran Buenos Aires. Otras formas
alternativas puede ser la de Sassone (2000) que considera el grupo entre 20 mil y 149.999 habitantes o la
de Lindenboim & Kennedy (2003) que establece el rango entre 5 mil y 500 mil habitantes. En la Unión
Europea se ha establecido el rango entre los 50 mil y 500 mil habitantes para definir a las ciudades
intermedias (Bellet y Llop, 2000) y para las ciudades latinoamericanas Jordán y Simioni (1998) han
tomado los umbrales de 50 mil a 1 millón de habitantes.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 93
En la categoría de ciudades pequeñas, es decir aquellas entre 2000 y 49.999
habitantes, residían en 1960 algo más de 3,68 millones de personas repartidas en 481
núcleos, mientras que en 2010, los más de 8,18 millones de habitantes se distribuían
en 888 centros urbanos (Cuadro 3.1). El emplazamiento espacial de estas diferentes
categorías se muestra en la Figura 3.1, con datos del año 2010.
Al respecto, cabe hacer notar que, como consecuencia de los procesos históricos de
conformación urbana de Argentina descritos en el capítulo 2, en la región Pampeana
las localidades urbanas cubren densamente el territorio, especialmente en el norte de
la provincia de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y Córdoba. Allí, la malla urbana se
extiende con la presencia de numerosas localidades pequeñas. En el resto del
territorio la cobertura es discontinua y en algunos casos inexistente, como en la zona
central de la Patagonia (Figura 3.1).
94 Natalia Usach
Figura 3.1: Localidades urbanas de Argentina según categoría de tamaños en 2010
Fuente: Elaboración propia con datos homogeneizados sobre la base de INDEC. Nota: el símbolo graduado representa la categoría y no el tamaño poblacional.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 95
3.3 La jerarquía de ciudades: características y cambios entre 1960
y 2010
3.3.1 El crecimiento urbano de las últimas décadas
En el marco de los procesos descritos en el capítulo 2 de este trabajo, Argentina
desde las primeras décadas del siglo XX presenta un importante nivel de
urbanización que fue acentuándose con el correr de la centuria. En 1960 la población
residente en ciudades representaba algo más del 73% de los habitantes, porcentaje
que pasó al 91% en 2010. Según las estimaciones de CELADE (División de
Población de la CEPAL)85 en el año 2040 la proporción de población urbana en este
país rondará el 98%.
La dinámica de crecimiento urbano puede ser analizada en sus dos dimensiones:
aumento de la población que reside en ciudades e incremento en el número de
centros que componen el sistema urbano argentino. En el Cuadro 3.2 se muestra esta
doble dimensión de crecimiento, donde la población asentada en ciudades aumentó a
una tasa media anual de 1,84% entre 1960 y 2010.
El ritmo de crecimiento más acelerado se registró en el decenio 1960-1970 y la
tendencia general ha sido decreciente, estancándose prácticamente en las últimas
décadas, donde la tasa se ubicó en el 1,33%.
Cuadro 3.2: Doble dimensión del crecimiento urbano: Tasa de crecimiento media anual de
la población urbana y del número de ciudades, totales y por categorías, años
1960 a 2010 Tasa de crecimiento media anual 1960-1970 1970-1980 1980-1991 1991-2001 2001-2010 1960-2010 De la población urbana total 2,34 2,29 1,85 1,32 1,33 1,84
Gran Buenos Aires 2,23 1,67 1,14 0,64 1,35 1,40 Resto sin GBA 2,43 2,79 2,35 1,74 1,32 2,15 GBA e intermedias 2,69 2,32 1,91 1,23 1,33 1,91 Intermedias 3,47 3,18 2,72 1,80 1,32 2,52 Pequeñas 1,11 2,20 1,73 1,64 1,31 1,61
Del número de ciudades 1,13 1,60 1,41 1,44 0,80 1,14 Intermedias 3,68 2,44 2,14 1,74 0,85 2,19 Pequeñas 0,99 1,55 1,36 1,42 0,79 1,23
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
Hasta el censo del año 2001, la categoría de ciudades intermedias fue la más
dinámica, registrando tasas superiores al resto, aunque su velocidad de crecimiento
fue reduciéndose desde un máximo de 3,47% durante los años sesenta hasta registrar
un 1,32% entre 2001-2010 (Cuadro 3.2). En contrapartida, el GBA ha pasado de una
tasa de crecimiento medio anual de 2,23% registrado durante 1960-1970 (en la etapa
de fuerte crecimiento y expansión suburbana por el impulso industrial descrito en el
capítulo anterior). Desde entonces, el GBA fue la categoría menos dinámica, con un
mínimo de 0,64% entre 1991-2001.
85
Datos disponibles en http://www.eclac.cl/celade/proyecciones/basedatos_BD.htm (visitada el
08/04/2013)
96 Natalia Usach
Mención especial merece la situación del corto periodo intercensal que transcurre
entre el año 2001 y el 2010. Una primera cuestión importante a señalar es el levísimo
repunte, o detención del declive en todo caso, de la tasa de crecimiento media anual
de la población urbana total; poniendo freno a la tendencia registrada durante los
cuarenta años anteriores.
Otra novedad llamativa y complementaria a lo anterior es que en el GBA, se revirtió
la senda declinante y la tasa de crecimiento medio anual entre 2001 y 2010 fue del
1,35%, siendo el único estrato en el que se registró este comportamiento al alza. En
la categoría de ciudades intermedias y pequeñas se incrementó la población a un
ritmo similar que en el Gran Buenos Aires, pero comparativamente menor al
verificado en décadas anteriores (Cuadro 3.2).
También, el último censo mostró que, sin duda, el crecimiento poblacional en
Argentina es netamente urbano ya que entre 2001 y 2010 mientras la población total
se incrementó en un 10,6%, la población urbana lo hizo en un 12,6%.
Particularmente el Gran Buenos Aires registró un aumento de población respecto a
2001 aún superior, del 12,8%.
Dentro del GBA es de destacar la situación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(CABA), donde la población aumentó un 4,1%, guarismo que si bien se ubica por
debajo del parámetro nacional de crecimiento de la población urbana (12,6%) resulta
llamativo dado el comportamiento negativo (-6,4%) que entre 1991 y 2001 había
evidenciado este componente de la metrópoli bonaerense.
Los datos anteriores aportan una importante novedad respecto a las tendencias
registradas hasta 2001 relativas a la pérdida de dinamismo del Gran Buenos Aires y
particularmente de la CABA, la reversión de la macrocefalia y la morigeración de la
primacía urbana. Es que hasta finales del siglo XX, economistas, geógrafos y
urbanistas celebraban la tendencia que revelaba el análisis de los datos censales
respecto a un estancamiento en el crecimiento de la CABA y del conjunto de partidos
del GBA y se anunciaba una tendencia a la reducción de la concentración
poblacional en la principal aglomeración frente a un progresivo dinamismo de las
ciudades de intermedias. Ambos fenómenos en conjunto se traducían en una
reducción del carácter macrocefálico del sistema urbano nacional (Vapñarsky, 1995;
Sassone, 2000; Lindenboim & Kennedy, 2003). Estos aspectos se analizarán con
detenimiento en la siguiente sección.
Durante los últimos nueve años intercesales, algunas ciudades han crecido en
población por encima de la media, particularmente en la región Patagonia, también
en las provincias de Misiones, de Mendoza, de San Juan y de San Luis, y en el centro
norte del país (Figura 3.2). También se destacan, entre las ciudades que crecieron
más que la media, entre las que cabe destacar a Cañuelas (23%) o a Luján (20,2%),
dos ciudades de la provincia de Buenos Aires al noroeste del GBA, cuyas dinámicas
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 97
poblacionales reflejan las nuevas tendencias de crecimiento urbano que serán objeto
de estudio en el capítulo quinto de este trabajo.
Figura 3.2: Localidades urbanas de Argentina, variación intercensal de la población entre
2001 y 2010
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC homogenizados.
98 Natalia Usach
Cabe subrayar también que entre las ciudades que en mayor medida aumentaron su
población en el último lapso intercensal sobresalen los polos turísticos, como es el
caso de El Calafate (159,83%), Las Grutas (75,4%), Puerto Madryn (41,14%) o
Merlo (53,1%) y las típicamente dedicadas a la explotación de recursos naturales,
como el caso de Rincón de los Sauces (85,6%), Caleta Olivia (43,4%), Pico
Truncado (39,4%) o Las Heras (91,56%) en la patagónica provincia de Santa Cruz
(Figura 3.2).
Otras ciudades han crecido por debajo de la media nacional. La Figura 3.2 muestra
su distribución relativamente compacta y de cierta continuidad en la región
Pampeana, particularmente en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba.
En contrapartida, otro grupo de 65 localidades perdieron población entre 2001 y
2010 en la provincia de La Pampa, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Rioja y
localizaciones específicas en las provincias del norte el país. Asimismo, es de resaltar
que en 2010 solamente una localidad (Carreras, en la provincia de Santa Fe) ha
dejado de conformar la nómina de centros urbanos, ya que su población se redujo a
menos de 2000 habitantes y que en la Provincia de San Luis se creó en 2003 la
localidad de La Punta con más de 13 mil habitantes (Figura 3.2).
Esto último se relaciona con la segunda dimensión del crecimiento urbano: la
incorporación, censo tras censo, de nuevos núcleos que van rebasando el umbral de
dos mil habitantes. El sistema pasó de estar compuesto por 505 localidades urbanas
en 1960 a constar de 957 en 2010, lo que significa una variación del 90% respecto al
tamaño del sistema en 1960. A lo largo de los 50 años, el ritmo anual de
incorporación de nuevos componentes fue del 1,14%, siendo la década de mayor
aceleración los años 1970 (Cuadro 3.2). Con todo, los datos censales de 2010
evidencias una morigeración del ritmo de crecimiento del sistema en el último
periodo intercensal a las tasas más bajas desde 1960: en torno al 0,8%.
Un dato interesante es que en términos de cantidad de componentes, desde 1960 la
parte media de la jerarquía urbana se amplió en mayor proporción que su base, las
ciudades pequeñas. En efecto, de contar en 1960 con 481 ciudades pequeñas y 23
ciudades intermedias el sistema urbano pasó en 2010 a tener 888 y 68 ciudades en
esas categorías respectivamente (Cuadro 3.1). El estrato de ciudades pequeñas, el
más numeroso, creció a un ritmo medio anual de 1,23% entre 1960 y 2010, lo cual
implica que la base de la jerarquía urbana multiplicó casi por 1,85 su tamaño de
1960. En la categoría de ciudades intermedias se registró la tasa de crecimiento
medio anual del número de centros urbanos más alta: 2,19% entre 1960 y 2010, es
decir que casi se triplicó el número centros de más de 50 mil habitantes. Es así que si
bien las ciudades pequeñas son más numerosas que las intermedias, estas últimas se
presentan como más dinámicas en términos relativos.
En el apartado siguiente se analiza si estas tendencias en el crecimiento urbano de las
últimas décadas han significado una reducción del carácter primado y macrocefálico
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 99
del sistema urbano argentino, para posteriormente indagar en los factores
relacionados con tal crecimiento urbano.
3.3.2 La primacía y macrocefalia urbanas
La primacía puede ser definida como la relación de la primera ciudad de una
distribución con la segunda y la tercera (Jefferson, 1939). Se trata simplemente del
porcentaje que la segunda y tercera ciudad representa con relación a la ciudad más
grande o primada:
𝑃𝑟𝑖𝑚𝑎𝑐í𝑎 𝐽𝑒𝑓𝑓𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛 𝐼 = 𝑃2 𝑃1⁄ ∗ 100
𝑃𝑟𝑖𝑚𝑎𝑐í𝑎 𝐽𝑒𝑓𝑓𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛 𝐼𝐼 = 𝑃3 𝑃1⁄ ∗ 100
Además de esta definición originaria, la literatura revisada da cuenta de diversas
medidas de primacía que difieren en el número de ciudades a considerar en la
comparación con la más grande. En términos generales se calcula:
𝜋𝑘 = 𝑃1
∑ = 𝑃𝑖𝑘𝑖
donde k es el número de ciudades consideradas en la medida de primacía.
Por ejemplo, Smith & London (1990), Smith (1995) o Vapñarsky (1995), quien ha
estudiado particularmente el caso argentino, para definir un sistema como primado
toman las dos primeras ciudades; quedando definida:
𝑃𝑟𝑖𝑚𝑎𝑐í𝑎 𝐼𝐼𝐼 = 𝑃1
𝑃2
En estos casos, se considera que el sistema es primado cuando la población de la
ciudad más grande, excede en más del doble a la que inmediatamente le sigue en
magnitud de población. Es decir, el sistema es primado cuando se rompe la
proporcionalidad descrita en la regla rango-tamaño.
La División de Población del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía
(CELADE)86 toma como medida:
𝑃𝑟𝑖𝑚𝑎𝑐í𝑎 𝐼𝑉 = 𝑃1
(𝑃2 + 𝑃3 + 𝑃4)
que tiene en cuenta el peso que representa la primera ciudad sobre la población
conjunta de la segunda, tercera y cuarta ciudad.
Rosen & Resnik (1980) utilizan dos medidas de primacía: una que considera k= 5 y
otra que toma k = 50. La segunda medida es introducida para brindar un mejor reflejo
86
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) - Naciones Unidas. Pueden consultarse la
base DEPUALC (Distribución Espacial de la Población y Urbanización en América Latina y el Caribe) en el
sitio: http://www.cepal.org/celade/depualc/default_2011.asp
100 Natalia Usach
de cómo la ciudad más grande se compara con la parte superior de la distribución en
su conjunto y no sólo con el resto de la cola superior. Esta noción es la que está
presente en el concepto de macrocefalia utilizado por autores como Vapñarsky &
Gorojovsky (1990) y Vapñarsky (1995), si bien estos autores fijan un umbral de
población en lugar de limitar la muestra a las 50 primeras observaciones.
La macrocefalia urbana es entendida como otra manifestación de la concentración
poblacional y consiste en el peso de la ciudad principal con relación al peso
poblacional del conjunto de ciudades que alcanzan o superan determinado umbral
(Vapñarsky, 1995). Al igual que en Rosen & Resnick (1980) la idea es reflejar la
relación de la ciudad principal con la parte superior de la distribución en su conjunto,
y no sólo con la cola superior.
En el presente estudio, para el cálculo de la macrocefalia se ha optado por no limitar
la muestra a un determinado número de ciudades sino por incluir al conjunto de
ciudades de más de 50.000 habitantes (Vapñarsky & Gorojovsky, 1990), estrato que
ha sido aquí definido como: ciudades intermedias, por lo que la macrocefalia
evidenciaría en este caso el peso de la ciudad más grandes sobre el conjunto de
ciudades intermedias:
𝑀𝑎𝑐𝑟𝑜𝑐𝑒𝑓𝑎𝑙𝑖𝑎 = 𝑃1 ∑ 𝑃 ; 𝑛 ≥ 50.000
𝑛
2
⁄
La idea de relacionar el tamaño de la primera ciudad con el tamaño de las ciudades
del resto del sistema y no solamente con la parte más alta de la jerarquía ha sido
tomada también por Walters (1985), quien ha propuesto una serie de medidas. La
primera de ellas es el índice estandarizado de primacía de la ciudad principal (IEP1)
que consiste en la suma de las desviaciones de las poblaciones observadas en
relación con las esperadas por la regla rango-tamaño. La expresión para calcular el
índice es la siguiente:
𝐼𝐸𝑃1 = 𝑆 ∗ [∑(1 𝑟⁄ − (𝑃𝑟 𝑃1⁄ ))
2
(1 𝑟⁄ )
𝑛
1
] (𝑛 − 1)⁄
Donde 𝑆 = 1 𝑠𝑖 ∑ (1 𝑟⁄ − (𝑃𝑟 𝑃1⁄ )) ≥𝑛1 0; si no, 𝑆 = −1 y r es el rango de la ciudad; P la
ciudad de rango r, P1 la ciudad mayor del sistema y n el número de ciudades del
sistema.
Si las distribuciones observadas y esperadas coincidieran, el resultado del IEP1 debe
ser cero, el sistema estaría en equilibrio y la regla rango-tamaño se cumpliría
perfectamente. Si el sistema es primacial, las desviaciones serán de signo positivo (el
tamaño teórico es mayor que el observado) mientras que si en el sistema hay más de
una ciudad importante las diferencias estarán a favor de la distribución observada y
serán negativas.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 101
Por otra parte, además de corroborar o no la presencia de una ciudad primada en el
sistema, la referida autora propone indagar en la distribución de las ciudades restando
el efecto de la ciudad primada mediante un índice estandarizado de primacía de la
segunda ciudad (IEP2). El mismo se calcula igual que el índice anterior, pero
partiendo de la segunda ciudad del sistema en vez de la primera:
𝐼𝐸𝑃2 = 𝑆 ∗ [∑(1 (𝑟 − 1)⁄ − (𝑃𝑟 𝑃2⁄ ))
2
(1 𝑟⁄ − 1)
𝑛
2
] (𝑛 − 2)⁄
Donde 𝑆 = 1 𝑠𝑖 ∑ 1 (𝑟 − 1)⁄ − (𝑃𝑟 𝑃2⁄ ) ≥𝑛2 0; si no 𝑆 = −1.
Atendiendo a las diferentes definiciones de primacía urbana y sus especificaciones se
han calculado los índices para un grupo seleccionado de países, lo que permite
contextualizar la situación de Argentina (Cuadro 3.3).
Como es sabido, la primacía urbana es una característica frecuente en los países de
América Latina (Cuervo, 2004), pero es una nota especialmente relevante en los
sistemas urbanos de los países del extremo sur: Chile, Uruguay, Perú y Argentina.
Esta afirmación puede corroborarse con los datos del Cuadro 3.3. En Bolivia o
Ecuador, por ejemplo, la primacía no es un fenómeno típico, allí la segunda
aglomeración tiene un tamaño equivalente a más del 70% de la ciudad más grande.
En Bolivia incluso, la tercera ciudad tiene un peso importante, representa el 58% de
la talla de la ciudad más poblada. En Brasil y en Colombia también se evidencia una
distribución de la población urbana repartida entre varios núcleos importantes en la
parte alta de la jerarquía.
Cuadro 3.3: Índices de primacía urbana, países seleccionados
País (año de los datos) (P2/P1)*100
(Primacía Jefferson I) (P3/P1)*100
(Primacía Jefferson II) P1/P2
(Primacía III) P1/(P2+P3+P4)
(Primacía IV)
Argentina (2010) 10,71 9,10 9,34 3,75 Bolivia (2001) 70,90 58,13 1,41 0,57 Brasil (2000) 59,79 24,93 1,67 0,93 Chile (2002) 10,58 6,16 9,45 4,37 Colombia (2005) 31,91 30,52 3,13 1,26 Ecuador (2001) 71,71 14,19 1,39 1,04 España (2001) 85,51 26,48 1,17 0,74 Estados Unidos (2000) 46,13 36,16 2,17 0,94 México (2000) 19,13 18,85 5,23 1,90 Perú (2005) 11,13 9,92 8,98 3,62 Uruguay (2004) 7,80 6,57 12,82 4,96
Fuente: Elaboración propia con datos de: CEPED, World Gazetteer (http://population-statistics.com) y Atlas Estadístico de las Áreas Urbanas en España 2001 (http://atlas.vivienda.es).
Nota: En negrita los tres índices más altos y en cursiva los más bajos.
Como puede notarse, en Argentina, la primacía urbana es muy marcada,
encontrándose, en efecto, entre los sistemas más primados de la región. El Gran
Buenos Aires multiplica más de nueve veces (primacía III del Cuadro 3.3) la
población de la segunda aglomeración urbana, Gran Córdoba, y más que triplica el
peso conjunto de las tres que le siguen en importancia demográfica (primacía IV). En
los ya citados casos de Ecuador, Bolivia y Brasil, la relación entre la primera y la
102 Natalia Usach
segunda cuidad se ubica en torno al 1,4 en los dos primeros países y es del 1,6 en el
último (primacía III).
Fuera del ámbito latinoamericano, y a modo de ejemplo, valga mencionar que
Madrid es 1,17 veces más grande que Barcelona, la segunda ciudad del sistema
urbano español cuya población representa el 85% de la primera; o que Nueva York
es 2,17 veces mayor que Los Ángeles en el contexto urbano estadounidense. En este
caso, si bien la segunda ciudad está cerca de contar con la mitad de la masa
poblacional de la primera (considerando cifras del año 2000), la tercera llega a tener
más de un tercio del tamaño de la ciudad principal. Como en este, también en otros
sistemas urbanos es posible advertir que la masa poblacional de la tercera ciudad
mantiene cierta proporcionalidad con la primera. En este sentido ya ha sido citado el
caso de Bolivia y cabe mencionar también los de Colombia (30%), Brasil (25%),
España (26%) expuestos en el Cuadro 3.3.
En el Cuadro 3.4 se exponen los índices de primacía desde 1960 a 2010 para el caso
argentino. La trayectoria temporal de estos índices muestra hasta 2001 (en particular
al comparar la primera y segunda ciudad, columnas I y III,) la morigeración de la
primacía urbana. Esta tendencia se fundaba en un ritmo de crecimiento cada vez más
lento del GBA (tal y como se había adelantado en el Cuadro 3.2) y al dinamismo de
la segunda ciudad, que si bien también crecía a un ritmo cada vez menor, las tasas se
ubicaban siempre por encima de las que registraba la ciudad primada.
Cuadro 3.4: Argentina, índices de primacía urbana, años 1960 a 2010
Año (P2/P1)*100
(I) (P3/P1)*100
(II) P1/P2
(III) P1/(P2+P3+P4)
(IV)
1960 9,89 8,84 10,11 4,04 1970 9,70 9,53 10,30 3,99 1980 10,21 9,61 9,79 3,85 1991 10,88 9,90 9,19 3,62 2001 11,36 9,64 8,80 3,57 2010 10,71 9,10 9,34 3,75
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
No obstante, las evidencias más recientes otorgadas por los datos del último censo
revelan que durante los primeros años dos mil, estas tendencias a la reducción de la
primacía han tenido freno: el GBA muestra un renovado dinamismo poblacional en
paralelo a una ralentización del crecimiento demográfico en el Gran Córdoba,
aglomeración que registró la tasa de crecimiento medio anual más baja desde 1960
(0,68%).
La evolución de los incides de primacía III y IV del Cuadro 3.4 pone de manifiesto
una situación análoga: persistencia de la primacía del GBA frente a las ciudades que
le siguen en el rango jerárquico y que el GBA se revitaliza frente a la cúspide de la
jerarquía.
Estos índices, que capturan el predominio de la ciudad más grande con relación a la
segunda, tercera, o el conjunto de ellas más la cuarta ciudad, no reflejan la situación
relativa de la ciudad primada frente al resto de la cola superior, es decir frente a las
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 103
ciudades intermedias, ni respecto al sistema urbano en su conjunto. El índice de
macrocefalia estimado considera la relación entre el GBA y el conjunto de ciudades a
partir de los 50.000 habitantes. El índice refleja la relación de la ciudad de mayor
tamaño con la parte superior de la distribución, y no sólo con la cúspide de la
jerarquía como lo hacen las tradicionales medidas de primacía antes analizadas.
Para el caso de Argentina, los valores de esta medida muestran que la macrocefalia
ha ido moderándose desde 1960 (momento en el cual el conjunto de ciudades
intermedias representaba el 60% del tamaño del GBA) y, en el censo de 1991, se
registró que las ciudades intermedias tuvieron prácticamente el mismo peso
demográfico que el GBA (Cuadro 3.5). En los censos posteriores la relación tiende a
ser favorable para las ciudades intermedias ya que el índice de macrocefalia se
mantiene por debajo de 1.
Las dos dimensiones del crecimiento urbano en la categoría de ciudades intermedias
han permitido mantener una proporción cada vez mayor de población urbana a lo
largo de estos cincuenta años (el 40,4% en 2001 y 2010 frente al 28,8% de 1960,
como puede verse en el Cuadro 3.6).
Cuadro 3.5: Argentina, índice de macrocefalia e índices estandarizados de primacía de la
primera y la segunda ciudad Año Macrocefalia IEP1 IEP2
1960 1,60 0,0074 -0,0092 1970 1,43 0,0067 -0,0093 1980 1,23 0,0056 -0,0095 1991 1,03 0,0046 -0,0103 2001 0,92 0,0039 -0,0110 2010 0,92 0,0037 -0,0123
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
Cuadro 3.6: Distribución porcentual de la población urbana en tres categorías de tamaño Categoría 1960 1970 1980 1.91 2001 2010
Gran Buenos Aires 46,1 45,6 42,9 39,7 37,1 37,2 Ciudades Intermedias 28,8 32,2 35,1 38,5 40,4 40,4 Ciudades Pequeñas 25,1 22,2 22,0 21,8 22,4 22,4 Total población urbana 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
Ahora bien en la Cuadro 3.5, los IEP1, de signo positivo y distinto a cero en todos
los años, ponen de relieve que, en efecto, se trata de un sistema primacial donde el
tamaño de la primera ciudad es mayor a su valor teórico respecto al tamaño del resto
del sistema urbano. Es de destacar que, censo tras censo, el valor del IEP1
evoluciona de forma decreciente, evidenciando cierta tendencia a un mejor ajuste
entre los tamaños teóricos y empíricos de la distribución de todo el sistema frente a la
ciudad más grande. Sobre esta cuestión se profundizará más adelante.
Por otra parte, se ha mencionado con anterioridad que Argentina no se caracteriza
por un sistema urbano donde más de una ciudad ejerza un papel primacial. Los IEP2
corroboran esta afirmación ya que son negativos en todos los periodos, indicando que
104 Natalia Usach
al eliminar el efecto del GBA hay más de una ciudad importante en términos
poblacionales, por lo que el sistema no sería primado.
En resumen, en cuanto se ponen en relación los rangos más altos de la jerarquía, el
sistema urbano de Argentina se caracteriza por un elevado grado de primacía urbana
que persiste en el tiempo. Si bien la acelerada tasa de crecimiento en las ciudades
intermedias, durante las últimas décadas del siglo pasado, había promovido una
reducción de la macrocefalia urbana, los datos más recientes muestran un
estancamiento del índice de macrocefalia por una morigeración en el crecimiento de
las ciudades intermedias y un renovado dinamismo de la aglomeración primada. No
obstante, dada la naturaleza de largo plazo de estos fenómenos, lo importante a
destacar es la macrotendencia de los últimos cincuenta años: un relativo
equiparamiento entre el peso demográfico del GBA y el conjunto de las ciudades de
50.000 y más habitantes.
3.3.3 La distribución del tamaño de las ciudades
Los fenómenos de concentración poblacional, en particular el carácter primacial del
sistema, suelen ser identificados como causa de que la ley de Zipf no se cumpla en
ciertos sistemas urbanos. La primacía y la macrocefalia suponen que no exista la
proporcionalidad entre el tamaño de los centros de la jerarquía descrita por dicha ley.
En el caso de Argentina los estudios de esta regularidad y su evolución temporal son
verdaderamente escasos. Algunos de tipo transversal, como el de Rosen & Resnik
(1980), toman este sistema en un año determinado como parte de un modelo
comparado. El único estudio que aborda el caso argentino es el de Vapñarsky (1969)
quien ha examinado el cumplimiento de esta regularidad tomando los datos censales
entre 1869 y 1960. Este autor concluye que la primacía y la regla rango-tamaño no
son modelos excluyentes, sino que por el contrario, si se exceptúa a la ciudad más
grande, un alto nivel de primacía es perfectamente compatible con un ajuste perfecto
a la regla rango-tamaño. Es decir que, según este autor la ley de Zipf se cumple para
todo el sistema si se excluye el Gran Buenos Aires.
A continuación, tomando los datos censales homogeneizados desde1960 hasta 2010
se pone a prueba la ley de Zipf y su evolución temporal, se estiman los coeficientes
empíricos de la distribución del tamaño de las ciudades y se describe su evolución
temporal en busca de nuevas evidencias sobre las características del sistema de
ciudades de Argentina.
Si la ley de Zipf se cumpliera, el resultado de ordenar la distribución de los tamaños
urbanos de manera descendente, según su rango, y relacionarlo con la talla
demográfica en una gráfica de doble eje logarítmico debiera traducirse en una recta
con pendiente igual a -1. Los parámetros al estimar la ecuación (2) (de la página 83)
debieran ser igual a 1 por tratase de una distribución paretiana.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 105
Se ofrece a continuación dicha gráfica del sistema de ciudades de Argentina
utilizando los datos de las series censales homogeneizadas de 1960 y 2010, de
acuerdo a los criterios metodológicos asumidos previamente. En el Gráfico 3.1 puede
observase la relación inversa rango-tamaño y la distorsión que introduce la ciudad
primada en el ajuste de la recta.
Gráfico 3.1: Relación rango-tamaño de las ciudades de Argentina, años 1960 y 2010
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
Para conocer el valor de los exponentes de la distribución empírica en cada uno de
los años considerados se estima por mínimos cuadrados ordinarios la ecuación (2).
Sus resultados, expuestos en el Cuadro 3.7, arrojan parámetros significativos y
estadísticamente distintos a uno, con ajustes bastante elevados.
Los exponentes de Pareto distintos a la unidad, suelen ser interpretados como un
índice de metropolización (Lanaspa et al., 2004), que evidencian los ‘desequilibrios
en la distribución’ ya sea por insuficiente y/o por excesivo tamaño de algunas
ciudades (Bailly, 1978). Cuanto mayor sea el exponente, mayor homogeneidad entre
sus ciudades presentará el sistema, por lo que una tendencia creciente en el tiempo
representaría una mayor dispersión de la población entre las ciudades y una
distribución más equilibrada entre los centros de la jerarquía. En contrario, cuanto
menor sea el exponente, estaría indicando una menor distribución y mayor
concentración en urbes más grandes. Una tendencia decreciente a lo largo del tiempo
sería por lo tanto indicativa de papeles relativamente más importantes para las
ciudades de mayores dimensiones frente a las pequeñas, las primeras son más
106 Natalia Usach
grandes de lo que predice la ley de Zipf y las segundas tendrían una tamaño
insuficiente.
Esta última situación parece ser la que prevalece en el sistema de ciudades argentino.
En primer lugar en el Cuadro 3.7 puede verse que los parámetros estimados al
considerar todas las localidades urbanas del sistema no se corresponden con a = 187,
incluso tienden a alejarse progresivamente de ese valor con una tendencia
decreciente en el transcurso del tiempo. Esto confirma lo que de modo gráfico se
adelantó: la ley de Zipf no se cumple estrictamente en el caso del sistema de ciudades
de Argentina y las urbes más grandes parecen cobrar paulatinamente mayor
importancia frente a las de menores dimensiones. Es decir que, observando los
valores de los parámetros obtenidos desde 1960 puede interpretarse el sistema de
ciudades atraviesa un proceso de metropolización en detrimento de la parte baja de la
distribución que presentan tamaños menores a los que cumplirían la ley de Zipf.
Cuadro 3.7: Estimación del exponente de Pareto para las ciudades argentinas 1960 1970 1980 1991 2001 2010
Sistema urbano completo
Exponente de Pareto 0,905 0,880 0,860 0,848 0,849 0,845 Error estándar 0,003 0,002 0,002 0,002 0,002 0,003 R2 0,994 0,996 0,995 0,995 0,993 0,991
Sistema urbano sin Gran Buenos
Aires
Exponente de Pareto 0,919 0,890 0,867 0,853 0,852 0,848 Error estándar 0,002 0,002 0,002 0.002 0,002 0,003 R2 0,997 0,998 0,996 0,995 0,993 0,990
GBA e Intermedias Exponente de Pareto 0,711 0,766 0,801 0,845 0,865 0,875 Error estándar 0,031 0,026 0,021 0,020 0,018 0,017 R2 0,961 0,966 0,973 0,973 0,975 0,976
Ciudades Intermedias
Exponente de Pareto 0,819 0,870 0,887 0,919 0,926 0,938 Error estándar 0,029 0,020 0,015 0,016 0,015 0,014 R2 0,975 0,984 0,988 0,984 0,983 0,985
Ciudades Pequeñas
Exponente de Pareto 0,909 0,868 0,829 0,810 0,800 0,791 Error estándar 0,003 0,002 0,002 0,002 0,003 0,003 R2 0,996 0,998 0,996 0,995 0,992 0,989
Fuente: Elaboración propia.
Ahora bien, mediante los IEP2 calculados en la sección anterior se llamaba la
atención respecto a la no existencia de primacía de la segunda ciudad, con lo cual
87
Varios autores han puesto en cuestión que la relación rango-tamaño sea lineal y han sugerido la
aplicación de modelos no peretianos (Rosen & Resnick, 1980; Fan & Casetti, 1994 o Lanaspa et al., 2004 y
Roca & Arellano, 2011 quienes los aplican para el caso español). La propuesta de Rosen & Resnick (1980)
es la adición de un término no lineal, cuadrático, para examinar desviaciones de la ley de Zipf más allá de la
ley potencial. Durante esta investigación se ha realizado el ejercicio de estimación de la ecuación propuesta
por estos autores: 𝑙𝑛𝑅 = 𝑎 + 𝑏 𝑙𝑛𝑆 + 𝑐 (𝑙𝑛𝑆)2 + 𝜀
Los resultados obtenidos muestran que durante las décadas de 1960 y 1970 el sistema crecía de forma
divergente (el crecimiento de las ciudades estaba positivamente correlacionado con su tamaño),
produciéndose un proceso de concentración poblacional en las principales urbes. Lo que ocurrió
precisamente en la última parte del proceso de industrialización. Con su declive, deja de crecer con fuerza
el GBA (lo que se tradujo en más lentas tasas de crecimeitno medio anual de esa aglomeración, como se vió
en la anterior sección de este capítulo) y esto se evidencia en que, a partir de 1980, el signo del parámetro
de la ecuación estmada se vuelve negativo, informando sobre una tendencia convergente (el crecimiento
no está correlacionado con el tamaño), es decir una mejor distribución de la población urbana entre los
centros. Al efectuarse el mismo cálaculo quitando de la estimación al GBA, la tendencia convergente es
evidente, mostrando algún grado de mejor distribución de los tamaños urbanos cuando se quita el efecto
de la ciudad primada.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 107
podría esperarse que al eliminar el efecto de la ciudad más grande, el sistema sin
primacía se ajuste mejor a la ley de Zipf. Se estiman con este criterio los exponentes
empíricos de la distribución para el sistema sin incluir al GBA, usando la misma
especificación (2). Los resultados no varían sustancialmente (véase segunda fila del
Cuadro 3.7 –Sistema urbano sin Gran Buenos Aires-), confirmándose que aunque se
excluya del análisis a la ciudad primada, la regla rango-tamaño no se cumple.
El mismo ejercicio de estimar los exponentes de Pareto se efectúa sólo con el grupo
de ciudades intermedias. Se verifica una tendencia ascendente en el valor del
parámetro mostrando una mayor dispersión de la población entre las ciudades de esta
categoría, lo cual es coherente con el dinamismo advertido mediante las tasas de
crecimiento antes descritas.
Se procede de igual manera considerando solamente el grupo de ciudades pequeñas.
Los coeficientes obtenidos tienden a alejase de la unidad progresivamente, en el
transcurso de los cinco decenios, de una manera más acentuada de lo que se aleja el
exponente total del sistema urbano. Ello podría indicar que el no cumplimiento de la
ley de Zipf cuando se considera la distribución completa se relaciona con un
insuficiente tamaño de las ciudades de menos de 50.000 habitantes.
Esto aporta evidencias respecto a que las desviaciones a la regla rango-tamaño en la
distribución se producen no sólo por el peso demográfico del GBA, es decir por
efecto de la primacía urbana; sino porque otras ciudades presentan una talla
insuficiente, es decir menor a la que cumpliría la ley de Zipf, puntualmente en el
grupo de ciudades pequeñas.
Estos resultados respecto al insuficiente tamaño de las ciudades de cola de la
distribución ha de tomarse con cuidado ya que la literatura (Rosen & Resnick, 1980;
Eeckhout, 2004 y 2009; González-Val, 2011; Goerlich & Mas, 2010) señala que
cuando en la muestra se incluye la totalidad de las ciudades, la regla rango-tamaño
suele no ajustarse en la parte más baja de la distribución. Es por eso que, a fin de ver
con más detalle esta situación, se grafica la función de densidad kernel de la
distribución por tamaños de los centros (Gráfico 3.2).
108 Natalia Usach
Gráfico 3.2: Función de densidad de la distribución por tamaños de las localidades
urbanas, 1960 a 2010
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
Como puede verse la función es claramente asimétrica positiva y va ensanchándose
desde 1960 entre el tramo de ciudades pequeñas e intermedias. Particularmente, el
gráfico permite distinguir dentro de esas categorías los subtramos de crecimiento
diferencial. En la categoría de ciudades pequeñas se pude ver dos situaciones: una
cada vez menor densidad en la cola inferior de la distribución (localidades entre 2000
y 5999 habitantes) y el ensanchamiento de la misma en el tramo a partir de los 6000
habitantes. Mientas que en la categoría de ciudades intermedias es entre los 50 mil y
hasta los 149.999 habitantes donde el grupo más ha cambiado.
Lo que está mostrando la función de densidad es que no se trata tan sólo de que las
ciudades de la cola inferior tengan tallas demasiado pequeñas para que la regla
empírica se cumpliera sino que estas ciudades han crecido relativamente menos que
el resto y concentran cada vez menos población.
Se ha construido el Cuadro 3.8 subdividiendo las categorías de ciudades pequeñas e
intermedias para permitir apreciar lo que sugiere la gráfica: entre las ciudades
pequeñas se incrementó el número de núcleos, especialmente a partir de los 6000
habitantes (que de ser 177 en 1960 pasaron a ser 413 en 2010) y, entre las ciudades
intermedias, el aumento en el número de núcleos ha sido más marcado en la parte
más baja de la categoría, es decir entre 50 mil y 150 mil habitantes (de ser 15 en
1960 pasaron a contabilizarse 45 en 2010).
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 109
Cuadro 3.8: Incrementos absolutos y relativos del número de núcleos y de la cantidad de
población por subcategorías de ciudades intermedias y pequeñas, 1960 –
2010
Número de núcleos Cantidad de población
% Población urbana
1960 2010 Var.
Tasa de crecim.
1960 2010 Var. Tasa de crecim.
1960 2010
Intermedias 23 68 195,65 2,19 4242832 14753192 247,72 2,52 28,84 40,39 50.000 a 149.999
15 45 200,00 2,22 1.227.109 3.711.833 202,49 2,24 8,34 10,16
150.000 y más (sin GBA)
8 23 187,50 2,13 3.015.723 11.041.359 266,13 2,63 20,5 30,23
Pequeñas 481 888 84,62 1,23 3689850 8181975 121,74 1,61 25,09 22,4 2000 a 5999 304 475 56,25 0,90 1.014.442 1.698.232 67,41 1,04 6,9 4,65
6000 a 49.999 177 413 133,33 1,71 2.675.408 6.483.743 142,35 1,79 18,19 17,75
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
Tal y como se había adelantado a partir de los comentarios del Cuadro 3.2, en
términos comparativos las ciudades pequeñas han aumentado en número pero
proporcionalmente menos que las intermedias. Y también es interesante señalar que
pese al aumento en el número de núcleos las ciudades pequeñas concentran
progresivamente proporciones menores de población urbana. Particularmente, las
pequeñas de hasta 5999 habitantes pasaron de reunir casi el 7% de la población
urbana al 4,6% y las que poseen hasta 49.999 personas redujeron medio punto la
proporción de población urbana que concentran (Cuadro 3.8).
Es así que desde este punto de vista las ciudades más dinámicas son las intermedias
de más de 150 mil habitantes que reúnen en la actualidad a más del 30% de los
habitantes urbanos del país (Cuadro 3.8). Estas dinámicas distintas al interior de la
categoría de ciudades intermedias matizan la afirmación respecto su dinamismo
conjunto de la categoría al evidenciarse la creciente importancia de las ciudades de
mayor tamaño.
Dicho de otro modo, aunque las localidades pequeñas son más numerosas, pesan
cada vez menos. Y dentro de la categoría de ciudades intermedias, si bien son más en
cantidad las localidades con menos de 150 mil habitantes, es la subcategoría de
ciudades intermedias más grandes la que concentra una proporción cada vez más
importante de población.
Es así que, en términos de concentración poblacional, es evidente una menor
importancia de la parte más baja de la jerarquía urbana a favor del subgrupo de
ciudades intermedias más grandes que progresivamente reúnen a una mayor cantidad
de población urbana. Se confirma por lo tanto un papel cada vez menor de las
ciudades de la parte más baja de la jerarquía en favor de la parte media-alta, en lo
que podría llamarse un proceso de metropolización, en línea con lo que se sugirió a
partir de los resultados de la ecuación paretiana.
Ciertamente los resultados del análisis empírico de esta parte de la tesis deben ser
entendidos en el marco de los procesos históricos reseñados en el capítulo 2.
Recuérdese que el inicio de las cinco décadas incluidas en esta parte del trabajo
110 Natalia Usach
coincide con la última etapa del proceso de industrialización dirigido por el Estado
pero con fuerte intervención de los capitales externos que fueron particularmente
promovidos para mejorar el estancamiento de las industrias básicas. Esto impactó
decididamente en el sistema urbano, suscitando migraciones hacia las zonas
promovidas, agudizando el proceso de expansión del área suburbana del Gran
Buenos Aires (tanto de la población como de la industria) y también de las ciudades
intermedias más grandes como Rosario y Córdoba, y potenciando el crecimiento de
las localidades proveedoras de insumos esenciales para el crecimiento industrial.
Cuando este proceso entra en decadencia a mediados de los años setenta, también se
retrae el dinamismo del Gran Buenos Aires y las ciudades intermedias aparecen
como la categoría de más crecimiento, particularmente a partir de 1980 cuando el
crecimiento de las localidades pequeñas se retrajo progresivamente.
Ahora bien, detrás de los promedios, cuáles han sido puntualmente las ciudades
intermedias más dinámicas. En función de lo dicho en el párrafo anterior no resulta
sorprendente que sean las ciudades de la Patagonia las que presentan tasas de
crecimiento más pronunciadas (Figura 3.3).
En efecto, considerando que entre 1960 y 2010 las localidades intermedias crecieron
a una tasa media anual del 2,52% (según se expuso en el Cuadro 3.2 y 3.8) las
ciudades de mayor evolución poblacional fueron: Río Grande (5,97%), Ushuaia
(5,79%), Puerto Madryn (5,50%), Caleta Olivia (5,45%), Trelew (4,36), Neuquén-
Plottier-Cipolletti (4,32), San Carlos de Bariloche (3,38%), Río Gallegos (3,86%) y,
con tasas un algo menos llamativas General Roca (2,99%) y Comodoro Rivadavia
(2,70%).
También, entre las intermedias, sobresale el aglomerado cordobés de Villa Carlos
Paz-San Antonio de Arredondo-Villa Rio Icho Cruz (3,80%), El Dorado (3,77%) en
Misiones, Formosa (3,68%) la capital de la provincia homónima y Viedma-Carmen
de Patagones (localidad compuesta sobre las provincias de Río Negro y Buenos
Aires) (3,52%). También puede destacarse el crecimiento de ciudades del noroeste
argentino como Gran San Salvador de Jujuy (3,50%), San Ramón de la Nueva Orán
(3,40%), La Rioja (3,20%), Tartagal (3,11%), Gran Salta (3,10%) y San Pedro
(2,73%). En la región Noreste se destacan además Clorinda (3,38%), Oberá (3,35%),
Gran Posadas (2,97%) y Gran Corrientes (2,57%). En la zona central del país, las
localidades de Gran Santa Rosa (3,04%) y Reconquista-Avellaneda (2,94%) han
tenido asimismo un dinamismo mayor a la media. En la región de Cuyo, solamente el
Gran San Luis (3,04%) ha mostrado un crecimiento superior al promedio.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 111
Figura 3.3: Ciudades intermedias, tasa de crecimiento medio anual 1960 -2010
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPED (UBA) e INDEC, datos homogeneizados.
112 Natalia Usach
En el resto de las ciudades intermedias la población aumentó por debajo de la media
del 2,52%, y puede verse que muchas localidades de transición demográfica
avanzada, emplazadas en las zonas de más antigua urbanización, especialmente en la
región Pampeana, pero también en Cuyo, y algunas del Noroeste y Noreste han
presentado este comportamiento demográfico entre 1960-2010 (Figura 3.3). Entre
ellas se destacan Gran Rosario (1,23%), Gran La Plata (1,33%), Bahía Blanca
(1,43%) Gran Santa Fe (1,53%), Gran Rio Cuarto (1,61%), Gran Mendoza (1,74%),
Gran Paraná (1,74%), Gran San Juan, (1,78%), Gran Córdoba (1,79%), Gran San
Miguel de Tucumán (1,91%), entre otras.
Las tendencias señaladas coinciden en parte con lo advertido por varios autores
respecto a que durante la segunda mitad del siglo XX las ciudades intermedias
localizadas por fuera de la región Pampeana han sido los núcleos más dinámicos
(Vapñarsky, 1995; Sassone, 2000; Lindenboim & Kennedy, 2003).
Pero, como se ha dicho antes, la categoría de ciudades intermedias presenta ritmos
distintos de crecimiento. Además, los datos que proporciona el último operativo
censal, año 2010, (Figura 3.4) muestran que:
a) Las ciudades intermedias atraviesan recientemente un ritmo de crecimiento
promedio más lento (1,32%) que en las décadas previas (según se vio en el Cuadro
3.2).
b) Las que crecieron por encima de ese promedio continúan siendo
fundamentalmente patagónicas, destacándose Caleta Olivia (4,09%), Puerto Madryn
(3,09%), Comodoro Rivadavia (2,88%), Río Grande (2,62%), Ushuaia (2,47%) y San
Carlos de Bariloche (2,30%).
c) Fuera de esa región se destacan por un ritmo de crecimiento mayor al promedio,
pero con tasas menos dinámicas que en la década anterior las localidades intermedias
de: La Rioja (2,46%), Oberá (2,44%), Eldorado (2,10%), Presidencia Roque Sáenz
Peña (1,76%), Gran Salta (1,59%), Villa Mercedes (1,57%), Tartagal (1,53%), Villa
Carlos Paz (1,48%), Gran Posadas (1,48%), San Ramón de la Nueva Oran (1,43%),
Gran San Fernando del Valle de Catamarca (1,41%), Reconquista-Avellaneda
(1,39%) y Gran San Luis (1,33%)
d) Algunas localidades intermedias de la región Pampeana con escaso dinamismo en
1991-2001 retomaron un ritmo de crecimiento superior al promedio (Figura 3.4)
entre 2001 y 2010, como es el caso de Luján (2,07%), Tandil (1,64%), Zárate
(1,43%) y Gran La Plata (1,41%).
e) Destacan en esa misma región también la ciudad de Mar del Plata (1,02%), Gran
Río Cuarto (0,98%), Gran Rosario (0,70%) y Bahía Blanca (0,66%) que pese a tener
una dinámica inferior al promedio de las ciudades intermedias, su tasa de crecimiento
de la última década ha sido más importante que el que presentaron durante el decenio
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 113
1991-2001. Fuera de la región Pampeana, el Gran Mendoza (1,11%) por ejemplo
presentó también ese comportamiento.
Figura 3.4: Ciudades intermedias, tasa de crecimiento media anual 2001-2010
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC, datos homogeneizados.
114 Natalia Usach
f) Por el contrario otras ciudades intermedias de mayor tamaño presentaron ritmos de
crecimiento no sólo más lentos que la media sino también inferiores al registrado en
la década anterior, destacándose: Gran Córdoba (0,68%), Gran Paraná (0,73%), Gran
Resistencia (0,78), Gran San Miguel de Tucumán (0,81%), Gran Santa Fe (0,85%),
Gran Corrientes (1%), Gran San Juan (1%), Santiago del Estero La Banda (1,07%),
Gran San Salvador de Jujuy (1,21%) y Formosa (1,29%).
Más aún, los promedios no permiten apreciar algunos aspectos del crecimiento
urbano reciente que resulta interesante destacar en el caso de las localidades
intermedias que son compuestas (29 de las 68 ciudades intermedias que se registran
en 2010 están conformadas por más de un componente). Es el caso por ejemplo del
Gran Mendoza, caracterizado por un dinamismo inferior al promedio en 2010, pero
superior al registrado en la década anterior. Al desglosar cómo han evolucionado los
distintos componentes de la aglomeración puede notarse el dinamismo de ciertas
zonas: Guaymallén y Luján de Cuyo con tasas del 1,38%, mientras que Maipú ha
rozado el 2% (Figura 3.5); guarismos superiores a la media del aglomerado (1,11%).
Por otra parte, es de destacar que la capital de Mendoza, la ciudad central de esta
aglomeración, pese a mostrar una dinámica inferior a la promedio (0,38%) ha
retomado una senda de crecimiento ante la pérdida de población que había registrado
entre 1991 y 2001 (a una tasa media anual del -0,94%). Es decir, se aprecia un
comportamiento diferenciado de los distintos componentes, siendo algunos
especialmente dinámicos.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 115
Figura 3.5: Gran Mendoza, tasa de crecimiento medio anual 2001 - 2010
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
Esta observación aplica también para la aglomeración primada. Como se dijo más
atrás, una de las novedades en el último periodo intercensal ha sido el crecimiento y
nuevo dinamismo del Gran Buenos Aires, a una tasa media anual del 1,35% (Cuadro
3.2), lo que ha supuesto un incremento poblacional del 12,8% respecto a 2001. Pero
si se observan los distintos componentes del GBA (Figura 3.6) puede apreciarse que
15 de ellos crecieron durante los nueve años intercesales a tasas muy superiores a las
promedio del periodo: Ruta Sol, La Matanza, San Vicente, Ezeiza, Presidente Perón,
General Rodriguez, Pilar, Marcos Paz, Tigre, Florencio Varela, Esteban Echeverría,
Escobar, Moreno, José C. Paz y Berazategui. Incluso, estos centros que conforman el
llamado conurbano bonaerense crecieron más que la gran mayoría de las ciudades
intermedias de la Figura 3.4 y se destaca también el ya mencionado crecimiento de la
ciudad central de esta aglomeración, la CABA, con una variación del 4,1% respecto
a 2001 (a una tasa media anual de 0,45%).
116 Natalia Usach
Figura 3.6: Gran Buenos Aires, tasa de crecimiento medio anual 2001 - 2010
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
Las evidencias señalan por lo tanto que, respecto al crecimiento demográfico, no
todas las ciudades son ganadoras, incluso las ciudades intermedias han crecido de
forma muy dispar y lo que, para el general de los autores, parecía ser el grupo de
ciudades ganadoras presenta internamente connotaciones diferentes e incluso al
interior de las localidades compuestas, el comportamiento ha sido también disímil.
Lo expuesto previamente sugiere que el tamaño poblacional parece no ser la
condición determinante de una evolución demográfica ascendente en las ciudades. La
conexión a centros de mayor tamaño, la aglomeración en áreas metropolitanas, junto
a otros factores situacionales de cada contexto local que pueden significar ventajas
de aglomeración, las dotaciones de infraestructuras públicas y privadas o de capital
humano así como la mixtura de la base productiva urbana podrían ser condiciones
que afecten el crecimiento de las ciudades. En la siguiente sección se realiza el
ejercicio de identificar qué factores se relacionan con el crecimiento reciente de las
ciudades argentinas considerando algunas de esas variables.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 117
3.4 Análisis empírico de las desviaciones de la regla rango-tamaño:
¿Qué factores se relacionan con los desequilibrios en la
distribución por tamaños?
Para el caso de Argentina entonces, considerando el completo sistema urbano los
tamaños de las ciudades no se corresponden estrictamente con los predichos por la
ley de Zipf y se evidencian desequilibrios o desviaciones en la distribución.
En esta parte del capítulo se examinan las desviaciones entre los tamaños observados
empíricamente y los teóricos para considerar cuáles pueden ser los factores que
inciden en tales desviaciones. Es decir que se busca conocer qué elementos pueden
relacionarse con el hecho de que en la jerarquía urbana argentina haya ciudades que
exceden el tamaño teórico que cumpliría la regla rango tamaño (ciudades “demasiado
grandes” y otras que no llegan a tener el tamaño teórico (ciudades “demasiado
pequeñas”).
Varios estudios han indagado en los elementos que inciden en la tasa de crecimiento
de las ciudades y en las desviaciones a la ley de Zipf, aunque desde enfoques
diferentes al aquí adoptado. Las principales explicaciones teóricas respecto a la
distribución del tamaño de las ciudades han apuntado, en los años más recientes, a
los schocks de productividad industrial (Rossi-Hansberg & Wright, 2007), a la
migración de los individuos entre las ciudades con shocks productivos (Eeckhout,
2004) y a las perturbaciones tecnológicas (Duranton, 2007). Asimismo, se han
desarrollado trabajos empíricos que toman bajo análisis uno o un grupo de países a
fin de detectar los factores determinantes de la distribución dimensional de las
ciudades. Glaeser & Shapiro (2003), por ejemplo, han encontrado que los factores
más importantes en el crecimiento de las ciudades de Estados Unidos de
Norteamérica se relacionan con el capital humano, el clima y los sistemas de
transporte de personas. Desde otra perspectiva, Soo (2005) explica las diferencias en
el exponente de Pareto entre diferentes países a partir de variables tales como el
ingreso per cápita, la superficie, la población, los costes de transporte, el gasto
público, algunas variables políticas, entre otras.
Para el caso de los Estados Unidos, González-Val (2011) ha estudiado la distribución
de todos los núcleos del sistema de asentamientos y explica las desviaciones del
tamaño real respecto al predicho, utilizando una serie de variables de ingreso per
cápita, porcentaje de ocupación, entre otras, la distribución sectorial del empleo y el
capital humano.
Para el caso de Argentina los estudios son casi inexistentes. La única referencia la
constituyen los ya citados trabajos de Vapñarsky & Gorojovsky (1990) y Vapñarsky
(1995) que, tras efectuar un profundo estudio del crecimiento urbano del país, han
conjeturado y enunciado la aparente relación de ciertos factores con dicho
crecimiento, aunque sin someterlos a contrastación empírica alguna. Entre esos
elementos los autores mencionan: la evolución de la población dispersa cada vez más
118 Natalia Usach
atraída hacia los centros urbanos por la menor capacidad de la agricultura de
absorber mano de obra, el consecuente aumento de la población ocupada en las
actividades industriales y la construcción en el ámbito urbano, la reestructuración
industrial, las políticas de promoción industrial y regional que alientan el desarrollo
de ciertas actividades industriales en espacios puntuales, el desarrollo de la actividad
turística y la situación de capitalidad de algunas localidades que las posiciona como
centros atractores de población.
Por lo dicho, resulta necesario emprender el estudio empírico del sistema urbano
argentino aplicando una metodología que permita indagar en los factores que
pudieran relacionarse con el crecimiento urbano reciente. Se ha seleccionado con
este fin el modelo logit multinomial que resuelve los posibles problemas de
endogeneidad y simultaneidad de un análisis transversal como el aquí propuesto,
siendo esta una metodología probada recientemente por González-Val (2011) para el
caso del sistema urbano estadounidense.
Partiendo de lo que enseña la teoría económica respecto a cuáles podrían ser los
elementos determinantes del crecimiento de las ciudades, se identifica un conjunto de
variables que expliquen con cierta rigurosidad el hecho de que los tamaños de las
ciudades se desvían del tamaño teórico que asumirían si la ley de Zipf se cumpliera
en el sistema urbano argentino. Parece razonable considerar que la probabilidad de
que una ciudad se desvíe de la ley de Zipf se ve afectada por factores internos a la
propia ciudad en relación con el resto del sistema urbano. Así, se han seleccionado
para el caso de Argentina cuatro tipos de variables que capturan características
locales, los activos de los hogares urbanos, las dotaciones de capital humano y la
estructura productiva de las ciudades.
3.4.1 El modelo logit multinomial
La regresión logística multinomial es una extensión multivariada de la regresión
logística binaria clásica que es utilizada cuando la variable dependiente presenta más
de dos resultados posibles. El modelo consiste en estimar un modelo logit binario
para cada par de categorías de la variable dependiente obteniéndose un conjunto de
coeficientes correspondientes a cada resultado. En términos formales:
𝑃𝑟𝑜𝑏(𝑦𝑖 = 𝑗) = 𝑃𝑖𝑗 = 𝑒∝𝑗
′ 𝑋𝑗
1 + ∑ e∝j ′ Xj4
𝑘≠0
Donde i es el número de ciudades y j las categorías posibles de la variable
dependiente.
En el modelo, los parámetros estimados se interpretan con relación a una categoría
fijada como base, lo cual implica que una variación en una de las variables
explicativas hace variar a la variable dependiente en una categoría no base en
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 119
relación con la categoría base que se compara. Los coeficientes estimados ofrecen
información respecto a la probabilidad, no causalidad, de cada variable de afectar a
cada categoría. El signo del coeficiente ofrece información importante, ya que si es
positivo se interpreta como que la variable independiente o explicativa influye más
en la categoría analizada que en la usada como base. En contrario, si el signo es
negativo se interpreta que la variable independiente influye menos en la categoría no
base que en la base.
La probabilidad relativa de cualquier categoría frente a la categoría tomada como
base se denomina razón de probabilidad o cociente de riesgo relativo (relative risk
ratio) (StataCorp., 2011) y es:
𝑃𝑟𝑜𝑏 (𝑦 = 𝑏𝑎𝑠𝑒)
𝑃𝑟𝑜𝑏(𝑦 = 𝑛𝑜 𝑏𝑎𝑠𝑒)= 𝑒𝑋 𝛼𝑏𝑎𝑠𝑒
Dicho cociente se interpreta como las veces que es más probable elegir una categoría
no base en relación con aquella categoría base. El ratio se encuentra entre 0 y +∞, en
consecuencia los valores mayores a 1 indican que ante cambios en las variables
explicativas se incrementa la probabilidad de una categoría no base en relación con la
que sirve de base. Valores menores a la unidad indican lo contrario.
3.4.2 La variable dependiente del modelo: las desviaciones entre los
tamaños observados y los tamaños esperados
Las desviaciones de los tamaños empíricos respecto a los teóricos han sido
calculadas de acuerdo a la propuesta de Eeckhout (2004) y aplicada también por
González-Val (2011). Siendo la distribución del tamaño de las ciudades una
distribución de Pareto y S el tamaño de la ciudad, su función de densidad p(S) y su
función de densidad acumulada P(S) satisfacen que
𝑝(𝑆) = 𝑎𝑆𝑎
𝑆𝑎+1 , ∀𝑆 ≥ 𝑆
𝑃(𝑆) = 1 − (𝑆
𝑆)
𝑎
, ∀𝑆 ≥ 𝑆
donde 𝑎 un coeficiente positivo y estrictamente 𝑎 = 1 en el caso específico de la ley
de Zipf; N es el número de ciudades por encima del punto de truncamiento (es decir
el número total de ciudades de la muestra) y S es la población de la ciudad en dicho
punto (la población de la última ciudad de la muestra). El rango observado
empíricamente R está dado por:
𝑅 = 𝑁 ∗ (1 − 𝑃(𝑆)) = 𝑁 ∗ (𝑆
𝑆)
𝑎
Entonces, expresado en logaritmos naturales tenemos que el rango es inversamente
proporcional al tamaño y la expresión es la habitualmente estimada:
120 Natalia Usach
ln𝑅 = 𝐾 − 𝑎 ln𝑆 + 𝜀
donde 𝐾 = ln𝑁 + 𝑎 ln𝑆 es una constante y es el error aleatorio.
Reemplazando K y siendo 𝑎 = 1, la expresión puede ser formulada en términos
determinísticos
ln𝑅 = ln𝑁 + ln𝑆 − ln𝑆𝑧 → ln𝑆𝑧 = ln𝑁 + ln𝑆 − ln𝑅 (1)
donde, 𝑆𝑧 el valor determinístico de la población de la ciudad cuando se cumple la
regla rango-tamaño.
La expresión puede ser directamente tomada de (𝑆 =𝑆
𝑅), donde 𝑆 es la población de
la ciudad más grande:
ln𝑆𝑧 = ln𝑁 + ln𝑆 − ln𝑅 → ln𝑆𝑧 = ln(𝑆 . 𝑁) − ln𝑅 = ln𝑆 − ln𝑅 = ln (𝑆
𝑅) ,
Ahora bien, si el parámetro estimado es igual a uno y los errores no son ruido blanco,
dado que por definición representan la diferencia entre la distribución real y la que
cumpliría la regla rango-tamaño, puede obtenerse el tamaño estimado de cada ciudad
de la muestra
ln𝑅 = ln𝑁 + �̂� ln𝑆 − �̂� ln𝑆 + 𝜀̂ → ln𝑆 =1
�̂�∗ ln𝑁 + ln𝑆 −
1
�̂�∗ ln𝑅 +
1
�̂�. 𝜀̂ (2)
Restando (2) de (1) puede obtenerse la relación entre el tamaño teórico que cumpliría
la ley de Zipf y el tamaño real de la ciudad; así como el valor estimado del exponente
de Pareto:
ln𝑆𝑧 = ln𝑆 + (1
�̂�− 1) (ln𝑅 + ln𝑁) −
1
�̂�. 𝜀̂
ln (𝑆𝑧
𝑆) = (
1
�̂�− 1) (ln𝑅 − ln𝑁) −
1
�̂� . 𝜀̂ (3)
El término ln (𝑆𝑧
𝑆) representa la distancia entre la distribución empíricamente
observada (ln𝑆) y la distribución paretiana que cumpliría la ley de Zipf (ln𝑆𝑧).
Se calcula la expresión (3) para los datos poblacionales homogeneizados de los años
2001 y 2010, a partir de la cual se obtienen las desviaciones entre el tamaño empírico
y el teórico de cada uno de los elementos de la muestra en ambos años
En el Cuadro 3.9 se muestran las ciudades más grandes y las más pequeñas en ambos
periodos con sus correspondientes poblaciones (𝑆) y las desviaciones (𝑆𝑧
𝑆) entre el
tamaño observado y el que cumpliría la ley de Zipf.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 121
Cuadro 3.9: Las mayores y menores ciudades en 2001 y 2010; tamaño empírico y
desviación respecto al tamaño teórico Rango Ciudad S SZ/S Rango Ciudad S SZ/S Las mayores en 2001 Las mayores en 2010 1 Gran Buenos Aires 12.046.799 0,176 1 Gran Buenos Aires 13.588.171 0,174 2 Gran Córdoba 1.368.301 0,774 2 Gran Córdoba 14.546.45 0,813 3 Gran Rosario 1.161.188 0,608 3 Gran Rosario 1.236.089 0,638 4 Gran Mendoza 848.660 0,624 4 Gran Mendoza 937.154 0,631 5 Gran S. M. de Tucumán 738.479 0,574 5 Gran S. M. de Tucumán 794.327 0,596 6 Gran La Plata 694.253 0,509 6 Gran La Plata 787.294 0,501 7 Mar del Plata 541.733 0,559 7 Mar del Plata 593.337 0,569 8 Gran Salta 478.083 0,554 8 Gran Salta 551.056 0,537 9 Gran Santa Fe 454.238 0,518 9 Gran Santa Fe 490.171 0,536 10 Gran San Juan 421.640 0,502 10 Gran San Juan 461.213 0,513 Rango Ciudad S SZ/S Rango Ciudad S SZ/S Las menores en 2001 Las menores en 2010 881 Dina Huapi 2043 1,177 947 Orense 2063 1,211 882 Cayasta 2043 1,176 948 Cabildo 2046 1,219 883 Sebastián Elcano 2042 1,175 949 Gobernador Mansilla 2046 1,218 884 Calingasta 2039 1,175 950 Miguel Riglos 2034 1,224 885 Calchin 2038 1,174 951 Parera 2030 1,225 886 Miraflores 2037 1,174 952 Videla 2027 1,226 887 Misión Tacaagle 2034 1,174 953 Miramar 2023 1,227 888 Los Telares 2032 1,174 954 General Mansilla 2022 1,226 889 Chavarría 2031 1,173 955 Luján 2016 1,229 890 Corpus 2031 1,172 956 Caleufú 2014 1,228 891 Villa Cacique 2013 1,181 957 Ferre 2004 1,233
Fuente: Elaboración propia.
De este modo, a partir de las desviaciones obtenidas para cada ciudad del sistema es
posible construir la variable dependiente, en cada uno de los periodos, como una
variable categórica politómica que toma los siguientes valores K=1, 2, 3 y 4, según
se detalla en el Cuadro 3.10.
Cuadro 3.10: Criterios de clasificación de las categorías de la variable dependiente, años
2001 y 2010
Criterio de clasificación88 Categoría 2001 2010
K=1 si −1,73 < ln (𝑆𝑧
𝑆) < −0,33 Fuerte desviación negativa 179 20% 248 26%
K=2 si −0,32 < ln (𝑆𝑧
𝑆) < −0,19 Moderada desviación negativa 249 28% 242 25%
K=3 si −0,18 < ln (𝑆𝑧
𝑆) < 0,00 Débil desviación negativa 278 31% 243 25%
K= 4 si 0,01 < ln (𝑆𝑧
𝑆) < 0,21 Desviación positiva 185 21% 224 23%
Fuente: Elaboración propia.
El Gráfico 3.3 muestra los histogramas de ambas distribuciones y en el Gráfico 3.4
se exponen las funciones de densidad observadas y la que correspondería si la ley de
Zipf se cumpliera en los años 2001 y 2010. En ambos gráficos puede verse que,
como se ha sugerido antes, los desequilibrios del sistema urbano argentino radican en
una aún insuficiente cantidad de ciudades pequeñas y que el sistema en general
tiende a mostrar un proceso de metropolización donde las ciudades intermedias y el
Gran Buenos Aires tienden a ser relativamente más importantes. En el Gráfico 3.5
puede verse dichas desviaciones en escala logarítmica.
88
Se establecieron los cortes primero para el año 2010, asignando la categoría 4 a las desviaciones
positivas, el resto (desviaciones negativas) se dividió en tercios. Esos cortes se trasladaron al año 2001.
122 Natalia Usach
Gráfico 3.3: Histogramas de las distribuciones empíricas y teóricas, años 2001 y 2010
Fuente: Elaboración propia.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 123
Gráfico 3.4: Función de densidad empírica y teórica, años 2001 y 2010
Fuente: Elaboración propia.
124 Natalia Usach
Gráfico 3.5: Desviaciones entre el tamaño empírico y el teórico, años 2001 y 2010
Fuente: Elaboración propia.
3.4.3 Las variables independientes
Las variables independientes incluidas en el modelo pueden ser separadas en cuatro
grupos (Cuadro 3.11):
Un primer grupo incluye variables generales que caracterizan a la localidad, algunas
vienen dadas exógenamente, tales como el emplazamiento regional y la antigüedad
de la ciudad, mientras que otras se vinculan a factores internos y capturan ciertas
condiciones endógenas que representan efectos externos positivos: como por ejemplo
el porcentaje de nuevos residentes ocupados, que supone la capacidad de la ciudad
para emplear a los migrantes, las dotaciones y disponibilidad de infraestructuras
públicas que se asocian tanto a una adecuada calidad de vida para la población
residente, así como al acceso y vinculación con otros mercados.
- Región extrapampeana: variable dicotómica que adopta el valor 1 si la ciudad
pertenece a regiones extrapampeanas y 0 si se emplaza en la región Pampeana.
Varios estudios (Vapñarsky & Gorojovsky, 1990; Vapñarsky, 1995; Sassone, 2000;
Lindenboim & Kennedy, 2003 y 2004) dan cuenta de que a partir de mediados del
siglo XX los núcleos más dinámicos del sistema se corresponden con las ciudades
extrapampeanas, por lo que resulta de interés considerar este factor de localización
regional dentro del modelo a analizar.
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 125
- Era localidad urbana en 1960: variable dicotómica que adopta el valor 1 en el caso
de ciudades que eran urbanas en dicho año y valor 0 para las restantes nuevas
ciudades, reflejando la antigüedad de la ciudad.
- Población total, edad mediana: variable que informa sobre la edad de los habitantes
de la localidad ya que el dato sobre total de población ha sido considerado en la
construcción de la variable dependiente. Se asume como un indicador
complementario al anterior relativo a la antigüedad de la ciudad. (Datos disponible
sólo para el año 2001).
- Porcentaje de ocupación: variable que muestra la proporción de personas con
empleo en el total de la población activa de la ciudad.
- Porcentaje de nuevos residentes ocupados: variable que revela el porcentaje de
personas empleadas que no habitaban en la ciudad cinco años antes. Se considera una
proxy de la capacidad y potencialidad de la economía local para atraer nuevos
residentes y generar empleo para ellos. (Datos disponible sólo para 2001).
- Porcentaje de pavimento o asfalto: Es la proporción de viviendas ubicadas en calles
que están cubiertas con material asfáltico. (Datos disponible sólo para 2001). Revela
el nivel de infraestructuras públicas de las que se benefician los residentes y se
vincula a unas adecuadas condiciones de vida en la ciudad.
- Porcentaje de transporte público: Se trata de la proporción de viviendas
emplazadas en zona que cuenta con transporte público de pasajeros, autobuses
urbanos o similares. (Datos disponible sólo para 2001). Al igual que la anterior
evidencia la presencia de servicios urbanos a disposición de los residentes, y se
relaciona con la conexión y la movilidad dentro de la ciudad.
- Puerto: Variable dicotómica que adopta el valor 1 si la ciudad cuenta con puerto y
0 si no. Refleja cierto grado de conectividad y acceso a mercados más amplios.
- Aeropuerto: Variable dicotómica que adopta el valor 1 si la ciudad cuenta con
aeropuerto y 0 si no. Revela la jerarquía funcional de la ciudad y su grado de
conectividad y vinculación tanto interna como externa.
Un segundo grupo de variables se ha incluido en el modelo buscando suplir los datos
del producto per cápita por ciudad, dato que no existe en las estadísticas oficiales del
país, mediante variables que revelen la ausencia de pobreza y la disponibilidad de
activos privados:
- Porcentaje de hogares con vivienda en propiedad: Proporción de hogares que
ostentan la propiedad de la vivienda (y terreno) en la que habitan. La variable refleja
uno de los principales activos de los hogares.
- Porcentaje de hogares sin NBI: Se considera la proporción de hogares que no
presenta necesidades básicas insatisfechas como proxy de la “riqueza” de los
126 Natalia Usach
hogares. NBI, necesidades básicas insatisfechas, es un indicador de pobreza que está
construido a partir de los siguientes indicadores de privación:
- Hacinamiento (hogares con más de tres personas por cuarto);
- Vivienda (hogares que habitan en una vivienda de tipo inconveniente: pieza
de inquilinato, pieza de hotel o pensión, casilla, local no construido para
habitación o vivienda móvil, excluyendo casa, departamento y rancho);
- Condiciones sanitarias (hogares que no tienen ningún tipo de retrete);
- Asistencia escolar (hogares que tienen al menos un niño en edad escolar -6 a
12 años- que no asiste a la escuela) y
- Capacidad de subsistencia (hogares que tienen cuatro o más personas por
miembro ocupado, cuyo jefe no haya completado el tercer grado de
escolaridad primaria).
- Porcentaje de hogares con acceso a internet: La proporción de hogares que poseen
computadora con acceso a internet puede ser interpretada como una proxy del poder
adquisitivo de los hogares y del grado de conectividad de los habitantes de la ciudad.
(Datos disponible sólo para 2001).
Se ha introducido un tercer conjunto de variables para reconocer la influencia de las
distintas dotaciones de capital humano en la probabilidad de que las ciudades se
desvíen del tamaño esperado, bajo el supuesto de que las ciudades con más altos
niveles de capital humano tienden a presentar tasas de crecimiento mayores. Varios
trabajos han puesto en evidencia la influencia positiva de niveles medios y altos de
educación sobre el crecimiento de la las ciudades, así como la mayor presencia de
niveles más elevados de capital humano en las ciudades más grandes (Glaeser,
Scheinkman & Shleifer, 1995; Rappaport, 1999; Simon & Nardinelli, 2002; Glaeser
& Saiz; 2003). Las variables incluidas son:
- Porcentaje de población de 25 años y más con educación secundaria completa:
Proporción de personas con educación secundaria completa como máximo nivel
alcanzado.
- Porcentaje de población de 25 años y más con educación terciaria o superior
completa: Refleja la proporción de personas que tiene estudios terciarios y
universitarios completos u otro de mayor jerarquía.
Finalmente se ha incluido un cuarto conjunto de variables sobre la distribución
sectorial del empleo entre las diferentes actividades productivas. Estas variables
ofrecen información valiosa sobre la estructura productiva urbana, el tamaño de la
economía local y la potencia de las economías de localización. Los datos sólo están
disponibles para el año 2001. Las variables se expresan en porcentaje de ocupados
según sector de actividad y son las siguientes:
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 127
- Primario y extractivo: Se han incluido las ramas de agricultura, ganadería pesca,
caza y silvicultura, las actividades de explotación de minas y canteras, así como la
extracción de petróleo crudo y gas y todas sus actividades y servicios conexos. Esta
variable se relaciona con la presencia y disponibilidad de recursos físicos naturales
de la ciudad y su hinterland y se trata de ramas capital intensivas y con rendimientos
constantes o decrecientes incluso a escala. La presencia de un fuerte sector primario
suele ser identificada con fuerzas de dispersión de las actividades económicas
(Krugman, 1991) que responden a la localización espacial de los recursos naturales.
- Manufactura: Reúne a todos los sectores de la industria manufacturera. Se trata de
una variable que revela el nivel de las economías locales de escala en la producción,
dado que en general el sector manufacturero se caracteriza por rendimientos
crecientes a escala. El nivel de las externalidades marshallianas depende del tamaño
del sector industrial local y funcionan como fuerzas centrípetas para la atracción y
localización de trabajadores y de nuevas plantas. En este sentido apunta la evidencia
hallada por Ades & Glaeser (1994) de una correlación positiva entre la dimensión
relativa de las ciudades y la participación del empleo en la manufacturas en Estados
Unidos de Norteamérica con datos de 1870. Sin embargo, estas conclusiones
contrastan con los resultados de Glaeser et al. (1995) que indican una correlación
negativa entre la participación del empleo industrial y el crecimiento de las ciudades,
estimándose que un aumento en la participación de los trabajadores industriales en la
fuerza de trabajo total de una ciudad reduce la tasa de crecimiento de la ciudad. Esto,
según los autores se fundamenta en que las ciudades los servicios tienen cada vez
una mayor importancia; y es por otra parte esperable como consecuencia de los
cambios tecnológicos y la reducción de los costes de transporte suscitados en el siglo
veinte.
- Servicios avanzados, empresariales, inmobiliarios y financieros: En esta variable se
han incluido los servicios destinados a empresas (consultorías, publicidad, servicios
profesionales, etcétera), las actividades inmobiliarias, de alquileres y la
intermediación financiera. Se trata de las actividades intensivas en conocimiento,
dinámicas y ligadas, de alguna manera, a los mercados tanto locales como
internacionales en el contexto de economías abiertas y cada vez más interconectadas.
En concordancia con lo señalado en el párrafo anterior, de acuerdo a las evidencias
aportadas en Glaeser et al. (1995) una creciente importancia de estos servicios
pudiera estar vinculada al crecimiento poblacional en algunas ciudades. Por otra
parte, Ahrend et al. (2014) corroboran que las ciudades más grandes presentan una
mayor proporción de estos sectores de alta productividad.
- Comercio y servicios de mercado: Esta variable representa la proporción del
empleo urbano en las ramas del comercio, al por mayor y menor, de los servicios de
hostelería y restauración, las actividades de esparcimiento, servicios culturales y
deportivos, entre otros. Se trata de servicios y actividades netamente urbanas,
principalmente orientadas al mercado local, por lo general intensivas en mano de
128 Natalia Usach
obra. Esta variable aproxima asimismo el tamaño del mercado urbano y la existencia
de amenidades y externalidades a disposición de residentes y empresas que pudieran
funcionar como importantes fuerzas atractoras.
- Servicios de no mercado: Se han agrupado en este sector a los servicios educativos,
sanitarios, comunitarios, domésticos y administración pública. Esta variable
constituye una proxy relevante de las externalidades a disposición de los residentes,
cuya existencia puede ejercer una fuerza atractora de población; en particular por la
provisión de servicios ofrecidos por el sector público. Esta variable resulta pertinente
además porque en el caso de Argentina se ha sugerido (Vapñarsky, 1995) que el
mayor peso del empleo público en la población activa urbana podría constituir un
factor potenciador del crecimiento de las ciudades capitales de provincia,
especialmente en las provincias jóvenes89.
Cuadro 3.11: Variables independientes del modelo. Estadísticos descriptivos, 2001 y 2010 Variables Mean Std. Dev. Min Max
2001 2010 2001 2010 2001 2010 2001 2010 1)Variables generales, de efectos externos locales e infraestructuras públicas
Región extrapampeana 0 0 1 1 Era localidad urbana en 1960 0 0 1 1 Población total: edad mediana 26 - 5,37 - 15 - 42 - Porcentaje de ocupación 74,80 94,88 7,84 2,07 34,87 81,81 93,01 98,87 Porcentaje de nuevos residentes ocupados
10,21 - 6,29 - 2,81 - 59,55 -
Porcentaje de pavimento o asfalto 57,63 - 24,99 - 0,00 - 100,0 - Transporte público 49,57 - 32,64 - 0,00 - 100,0 - Puerto 0 0 1 1 Aeropuerto 0 0 1 1
2)Variables de infraestructuras privadas / Activos de los hogares (en porcentajes) Hogares con vivienda en propiedad
73,00 72,17 7,42 7,01 0,00 0,00 86,00 89,88
Hogares sin NBI 83,26 89,92 92,70 7,68 13,59 38,44 98,41 99,65 Hogares con acceso a internet 3,12 - 3,24 - 0,00 - 35,73 -
3)Variables de capital humano (en porcentajes) Población de 25 años y más con educación secundaria completa
12,68 16,60 4,11 4,40 1,92 4,17 25,59 30,06
Población de 25 años y más con educación terciaria o superior
8,52 10,86 3,44 4,19 0,20 0,74 40,00 57,59
4)Variables de estructura productiva: (en porcentaje de ocupados por sector) Primario y extractivo 14,47 - 10,22 - 0,85 - 82,91 - Manufacturas 11,41 - 7,04 - 1,00 - 63,78 - Servicios avanzados, empresariales, inmobiliarios y financieros
4,16 - 2,25 - 0,00 - 19,57 -
Comercio y servicios de mercado 28,55 - 6,42 - 5,60 - 52,05 - Servicios no mercado 34,50 - 9,83 - 6,72 - 70,13 -
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC, Secretaría de Transporte del Ministerio del Interior (http://www.transporte.gov.ar/content/servicios-aeropuertos) y Consejo Portuario
(http://www.consejoportuario.com.ar/puertos.aspx).
El modelo logit multinomial se estima para el año 2001 y 2010, aunque para ese
último periodo se reduce el número de variables independientes susceptibles de ser
incorporadas. Es que a la fecha, el organismo oficial de estadísticas no ha publicado
la información completa correspondiente al último operativo censal, a nivel de
89
Se trata de los exterritorios nacionales y actuales provincias de La Pampa y Chaco (1951), Misiones
(1953), Neuquén, Río Negro, Formosa, Chubut y Santa Cruz. (1955) y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
Atlántico Sur (1990).
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 129
localidades urbanas. Aunque esto limite la estimación del año 2010, se ha decidido
incluirla en el presente capítulo a fin de ofrecer algunas evidencias adicionales
respecto a las tendencias recientes del crecimiento urbano de Argentina.
3.4.4 Resultados
Se han estimado los modelos para el año 2001 y 2010 tomando primero la categoría
1 como base, luego la 2 y finalmente la 3, para obtener la relación de todos los pares
posibles de categorías: 1(base) frente a 2, 3 y 4; 2 (base) frente a 3 y 4; y 3 (base)
frente a 4. De esta manera se realizan seis comparaciones a partir de las seis
combinaciones posibles en cada uno de los periodos considerados. Cabe señalar que
dado el tipo de ejercicio realizado, de tipo transversal, el ajuste del modelo resulta
bastante bueno, con un pseudo R2 (McFadden) de 0,382 en 2001 con 19 variables
explicativas, mientras que en 2010 el ajuste es algo menor, 0,239 dado que sólo ha
sido posible incluir 9 de las variables. En el Cuadro 3.12 y Cuadro 3.13 se exponen
los resultados del modelo, tanto los coeficientes como los ratios de riesgo relativo
estimados. Una síntesis de los resultados obtenidos considerando las variables que
más afecta a las desviaciones positivas y negativas se presenta en el Cuadro 3.14.
130 Natalia Usach
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Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 131
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10
132 Natalia Usach
Cuadro 3.14: Síntesis de resultados modelo logit multinomial estimado para los años
2001 y 2010. Variables que más afectan cada tipo de desviación
2001 2010
Variables que aumentan la probabilidad de: Desviaciones
negativas Desviaciones
positivas Desviaciones
negativas Desviaciones
positivas
1)Variables generales, de efectos externos locales e infraestructuras públicas
Región extrapampeana X X
Era localidad urbana en 1960 X X
Población total: edad mediana X s/d
Porcentaje de ocupación X X
Porcentaje de nuevos residentes ocupados X s/d
Porcentaje de pavimento o asfalto X s/d
Transporte público X s/d
Puerto ** *
Aeropuerto n/s *
2)Variables de infraestructuras privadas / Activos de los hogares (en porcentajes)
Hogares con vivienda en propiedad n/s X
Hogares sin NBI X X
Hogares con acceso a internet X s/d
3)Variables de capital humano (en porcentajes) Población de 25 años y más con educación secundaria completa
X X
Población de 25 años y más con educación terciaria o superior
X X
4)Variables de estructura productiva: (porcentaje de ocupados por sector)
Primario y extractivo X
s/d
Manufacturas X
Servicios avanzados, empresariales, inmobiliarios y financieros
X
Comercio y servicios de mercado n/s
Servicios no mercado X
Fuente: Elaboración propia. Nota: s/d significa sin dato; n/s que el resultado es no significativo; * indica que el resultado es significativo sólo entre categorías de desviaciones negativas 1 vs 2 y ** que el resultado
es significativo sólo entre categorías 1 vs 2 y 3.
1) Variables generales, de efectos externos locales e infraestructuras públicas:
Respecto a la variable “región extrapampeana”: los coeficientes significativos son
siempre negativos e indican que las ciudades con desviaciones positivas (categoría 4)
son menos probables en este tipo de regiones que en el resto. Las razones de
probabilidad van en el mismo sentido, son siempre menores a la unidad, indicando
que la localización extrapampeana disminuye la probabilidad de ser demasiado
pequeña frente a los otros tipos de desviaciones. Por lo tanto, las ciudades que tienen
tamaños menores a los predichos por la ley de Zipf, que son demasiado pequeñas
para lo que cabría esperar, son más probables en la zona pampeana (provincias de
Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba). En contraste, es más probable que
las ciudades con desviaciones negativas, cuya población es mayor a la esperada por
la ley de Zipf, se correspondan con localizaciones extrapampeanas.
Estos resultados guardan coherencia con la morfología del sistema urbano argentino,
donde una distribución densa y mayormente regular de centros se despliega por las
extensas llanuras pampeanas surcadas por las principales vías de comunicación que
desembocan de manera concéntrica en la ciudad de Buenos Aires; revelando un
paisaje salpicado de numerosos pequeños núcleos urbanos. En contraste una fuerza
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 133
hacia la aglomeración en ciudades cabecera podría estar actuando en la zona
extrapampeana del país dado que allí el sistema presenta una importante desconexión
y una cobertura urbana discontinua90.
En cuanto a las variables utilizadas para captar la antigüedad de las ciudades (“era
localidad urbana en 1960” y “población total edad mediana”) se destaca que ambas
variables presentan un comportamiento opuesto pero complementario. Respecto a la
primera de ellas, en los casos significativos, los coeficientes estimados son negativos
y los ratios de riesgo menores a uno, tanto en 2001 como en 2010. La interpretación
de estos resultados apunta a que las ciudades que desde 1960 ya contaban con más de
2000 habitantes son las que tiene más probabilidad que el resto de las categorías de
pertenecer a la categoría 1, desviaciones fuertemente negativas. Es decir que la
antigüedad de la ciudad es un factor más importante entre las ciudades que son
demasiado grandes respecto al tamaño esperado que cumpliría la ley de Zipf. Por lo
tanto, es más probable que las ciudades más antiguas se encuentren en el grupo de
ciudades con fuerte desviación negativa que en el resto de las categorías.
Complementariamente a lo anterior se destaca que cuanto mayor es la edad mediana
de la población (dato sólo para la estimación 2001) es más probable que las ciudades
tengan un tamaño menor al que le correspondería con un exponente de Pareto igual a
uno (desviaciones positivas, frente a los grupos con desviaciones negativas fuertes y
moderadas). En conjunto ambas variables revelan que las ciudades más antiguas y
con población relativamente más joven son más probables cuanto más fuerte es la
desviación negativa frente a localidades recientemente urbanas, que tienen
principalmente población de más edad.
Con relación a la variable “porcentaje de ocupación” los coeficientes significativos
son positivos y las razones de probabilidad mayores a la unidad. Los resultados de
las estimaciones del modelo en 2001 y 2010 apuntan en el mismo sentido: las
ciudades con mayor proporción población activa ocupada son más probables en las
categorías 4, 3 y 2 frente a 1. En otras palabras, es más probable una proporción
mayor de desempleados mientras más pronunciada es la desviación negativa.
La tendencia señalada antes se repite al analizar la variable “porcentaje de nuevos
residentes ocupados” incluida solamente en la estimación del modelo para el año
2001. Los coeficientes y las razones de probabilidad estimados evidencian que las
ciudades con mayor porcentaje de individuos con residencia reciente en la ciudad
que además están ocupados son más probables en la categoría de desviación positiva
y cuanto menor y más débil es la desviación negativa frente a la categoría 1. Esto
indicaría que en las localidades urbanas cuyo tamaño es menor al que cumpliría la
ley de Zipf la llegada de nuevos residentes se produce por la atracción ejercida por
90
En la Figura 2.6 del capútulo 2 se han mostrado estas características que resultan coherentes con los
resultados aquí obtenidos.
134 Natalia Usach
las fuentes de empleo; mientras que en las ciudades con desviaciones negativas, la
entrada migrantes se daría por otros factores de atracción.
Las variables introducidas para reflejar las dotaciones de infraestructuras públicas
revelan que las ciudades con mayor porcentaje de viviendas emplazadas en calles
pavimentadas son más probables cuanto más pronunciada es la desviación negativa.
Las infraestructuras públicas y toda una gama de servicios indivisibles pueden ser
algunas de las externalidades positivas presentes en las ciudades que actúan como
atractores de población. Por otro lado, la variable “transporte público” (sólo para el
año 2001) es significativa únicamente al comprar las categorías base 2 y 3 frente a la
4, afectando más a esta última que a las usadas como base de comparación; por lo
que una mayor proporción de viviendas emplazadas en zona que cuenta con
transporte público parece más probable en ciudades categoría 4 que en 2 o 3.
Respecto a las variables “puerto” y “aeropuerto” (sólo significativa en 2010) parecen
ser situaciones más influyentes en la categoría 1 (desviaciones fuertemente
negativas), es decir entre las ciudades cuyos tamaños son más grandes a los que
cumplirían a ley de Zipf. Es lógico que estas infraestructuras de vinculación con el
exterior sean un elemento más importante en ciudades que tiene tamaños mayores al
resto. Pero además es una aspecto muy coherente con el perfil exportador a partir del
cual se construyeron los puertos desde finales del siglo XIX y la realización de la red
aeroportuaria durante el siglo XX, que conecta el territorio internamente de una
manera coherente al esquema “hubs & spokes, vinculando las ciudades enclaves con
Buenos Aires. Mientas las infraestructuras aeroportuarias del GBA, principal hub del
país, enlazan los flujos nacionales con la globalización (Lipovich, 2006).
2) Variables de infraestructuras privadas y activos de los hogares:
Con relación al grupo de variables introducidas para reflejar las dotaciones de
infraestructuras privadas y activos de los hogares se destacan resultados algo
diferentes entre las estimaciones con datos de 2001 y de 2010, relacionadas con su
menor inercia de cambio respecto al grupo anterior de variables.
Así por ejemplo, la variable “hogares con vivienda en propiedad” resulta
significativa sólo en el modelo estimados para 2010, cuando ésta parce ser un factor
más importante cuanto más débil es la desviación negativa y en la categoría de
desviaciones positivas, frente a la categoría 1. Esto indica que una mayor proporción
de hogares que son propietarios de la vivienda y el terreno en el que ésta se emplaza
es más probable en las ciudades con tamaños menores a los esperados y las que
tienes desviaciones negativas más débiles.
Los modelos estimados difieren sustancialmente en la variable “porcentaje de
hogares sin necesidades básicas insatisfechas” en los dos años considerados. En
2001, una proporción mayor de hogares sin NBI es menos probable en la categoría 4
que en la 3 y en la 2, y menos cuanto menos fuerte es la desviación negativa. En
consecuencia, los datos del referido periodo las ciudades con una mayor proporción
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 135
de hogares no pobres son más probables en las ciudades con desviaciones negativas
débiles y moderadas frente a las deviaciones positivas.
En contrario, en 2010, la mayor proporción de hogares no pobres parece una
característica más probable en las ciudades de la categoría 4 y más probable cuanto
menor es la desviación negativa. Por tanto, mayor proporción de hogares pobres es
una característica más importante en las ciudades con fuertes desviación negativa, es
decir aquellas cuyo tamaño es superior al que tendrían si la ley de Zipf se cumpliera.
Complementariamente, si el nivel de riqueza del hogar fuese captado por la
“posesión de ordenador con acceso a internet” se estaría en condiciones de señalar
que las ciudades con esta característica son más probables mientras más marcada es
la desviación negativa. Aunque es preciso recordar que esta variable solamente pudo
ser incluida en la estimación del modelo con los datos de 2001.
3) Variables de capital humano:
Son mayoritariamente significativas, tanto en 2001 como en 2010, las dos variables
introducidas para captar la importancia de las diferentes dotaciones de capital
humano en la probabilidad de que una ciudad se desvíe del tamaño que cumpliría la
ley de Zipf. En este caso se observa que ambas variables, “población de 25 años y
más con educación secundaria completa” y “población de 25 años y más con
educación terciaria o superior completa”, tienen un comportamiento similar: las
ciudades con mayor proporción de capital humano son más probables a medida que
es más marcada la desviación negativa. Por lo tanto, las mayores dotaciones de
capital humano hacen más probable que el tamaño de la ciudad sea mucho mayor al
tamaño esperado si el exponente de Pareto fuera uno.
4) Variables de estructura productiva:
Las variables introducidas para reconocer la influencia de la distribución sectorial del
empleo en el tipo de desviaciones de los tamaños empíricos de las ciudades respecto
a los teóricos han podido ser incluidas solamente en la estimación del modelo con
datos de 2001. Estas variables muestran que las ciudades con un sector primario y
extractivo de mayor peso aumentan la probabilidad de que las localidades presenten
desviaciones positivas (categoría 4) frente al resto y a medida que las desviaciones
negativas son menos importantes. En general una mayor proporción de empleo en
este sector parece estar vinculada a ciudades con tamaños menores a los esperados si
la ley de Zipf se cumpliera. En este sentido, los sectores ligados a la explotación de
recursos naturales parecen actuar en el sistema urbano como fuerzas de dispersión de
las actividades económicas, donde la oferta de ciertas ventajas naturales orienta la
localización de tales actividades y determinan el perfil productivo de la ciudad. Esta
primera evidencia podrá ser analizada con mayor profundidad en el capítulo 4 de este
trabajo.
136 Natalia Usach
También, los resultados obtenidos en el análisis evidencian que las manufacturas
afectan más a las ciudades en las categorías 3 y 4 que a la 1. Este resultado evidencia
que, un perfil industrial puede no corresponder con ciudades más grandes, más aun
considerando la importancia de las cadenas agroalimentarias, las llamadas
agroindustrias, en el valor agregado nacional (en torno al 15%), en las exportaciones
(el 48% de las mismas) y en los puestos de trabajo directos (11%). Estas actividades
se emplazan mayoritariamente en torno a las zonas de cría y cultivo (Lódola, Brigo
& Morra, 2010).
Lo que resulta claro es que a medida que las desviaciones negativas son más
importantes y fuertes, es más probable que las ciudades se caractericen por un una
mayor proporción de empleo en los servicios avanzados, empresariales, inmobiliarios
y financieros y tengan una menor relevancia los servicios de no mercado. Estos
últimos son una característica más marcada en las ciudades con desviaciones
positivas que en el resto.
Por su parte, las activadas comerciales y de servicios de mercado parecen no influir
en el tipo de desviación de los tamaños urbanos, lo que podría fundamentarse en su
distribución regular descrita por las teorías clásicas. No obstante, esta suposición
requeriría mayores análisis para su confirmación.
3.5 Conclusiones del capítulo
En esta parte del trabajo se ha podido analizar la organización urbana argentina
atendiendo a la dinámica de su crecimiento, a la evolución de la concentración
poblacional y a la distribución de los tamaños en la jerarquía de centros entre 1960 y
2010.
Con relación al crecimiento urbano acaecido durante esas cinco décadas, se pudo
observar su doble dimensión, dada por el incremento de la población urbana y el
aumento del número de núcleos que conforman el sistema de ciudades. Respecto al
incremento de la población habitando en ciudades (que fue del 1,8% anual promedio
en todo el periodo) se destacan las décadas del sesenta y setenta como los momentos
de más rápido crecimiento urbano, que se producen durante la etapa de
industrialización ligada a la penetración del capital extranjero referida en el capítulo
2. En realidad podría decirse, siguiendo la línea del capítulo anterior, que desde los
orígenes de un Estado y un mercado nacionales, las instituciones establecidas por los
organismos prevalecientes en las etapas previas, habían forjado a Buenos Aires como
“el lugar central” del espacio económico argentino (creando las infraestructuras
necesarias para reducir los costes de transporte y mejorar su conexión con el
principal mercado a servir: el externo). Durante la industrialización, en el marco de
una economía más cerrada e intervenida, aquellas ventajas iniciales de Buenos Aires
se potenciaron por la acción decidida del Estado, en un proceso acumulativo y de
generación de fuertes economías de aglomeración. El Estado buscó ligar el lugar
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 137
central con otras ciudades de las cuales abastecerse de insumos industriales y para el
consumo urbano (fundamentalmente energía, pero también alimentos). Esta dinámica
es la que está detrás del rápido incremento de la población urbana en las décadas del
sesenta y setenta, en las pujantes ciudades del sur del país especialmente. Pero
también, esto implicó la expansión suburbana del Gran Buenos Aires, al
aprovecharse las condiciones de localización favorables para las empresas y la
población.
Desde entonces, la tasa de crecimiento medio anual de la población urbana fue
ralentizándose hasta llegar a su mínimo en el periodo intercensal 1991-2001. En ese
último lapso, el dato más marcado fue la poca capacidad de crecimiento del Gran
Buenos Aires (0,64% anual promedio) y dentro de este aglomerado, la pérdida de
población de la CABA (con una tasa de variación del -6,4%). Es preciso enmarcar
estos datos en los procesos descritos en la sección 2.7 de esta tesis. Al respecto cabe
recordar que desde finales de los años setenta y fundamentalmente durante la década
de 1990 la reducción del papel estatal y la mayor apertura externa reacomodaron el
funcionamiento económico y productivo en detrimento de los sectores productores
de bienes sometidos a la competencia externa, lo que acarreó un declive industrial, y
la reconfiguración de los procesos de urbanización. En el GBA esto tuvo dos
traducciones: por un lado el estancamiento del incremento poblacional; pero por otro
nuevas dinámicas internas: las pautas residenciales se orientaron a la flamante y
moderna oferta de emprendimientos inmobiliarios en el eje norte de la metrópoli,
donde mayoritariamente inversores externos construyeron también centros
empresariales e industriales, así como otra gran variedad de infraestructuras, que
propiciaron cambios territoriales y funcionales en la metrópoli (tal y como se ha
descrito en el capítulo 2 de la tesis).
Todo ello coadyuvó para que, en el marco de la recuperación económica desde 2003,
y de los intentos estatales por recuperar parte del sector industrial, junto a las nuevas
preferencias de localización empresarial y residencial, el GBA volviera a mostrar
dinamismo poblacional. Es así que los datos intercensales 2001-2010 revelan que la
principal aglomeración del país creció por encima de lo que lo hicieron incluso las
ciudades pequeñas y las intermedias (categoría ésta que había sido la más dinámica
en las décadas anteriores).
Respecto a la segunda dimensión del crecimiento urbano en el decalustro
considerado, referente al aumento en el número de ciudades, se destaca el
engrosamiento de la parte media de la jerarquía, donde prácticamente se multiplicó
por tres la cantidad de ciudades intermedias, aunque también se amplió la base de la
misma por el incremento (en el orden del 85%) en el número de ciudades pequeñas.
Estos procesos implicaron que el carácter macrocefálico del sistema urbano tendiera
a suavizarse, aunque el crecimiento de la ciudad primada en el último periodo
intercensal poner en entredicho la tendencia de las décadas anteriores. Con todo,
138 Natalia Usach
considerando el periodo de cincuenta años, puede señalarse un relativo
equiparamiento del peso poblacional de la ciudad principal y el conjunto de las
ciudades intermedias. No obstante, la primacía urbana sigue siendo una característica
persistente de la organización urbana argentina, que si bien tendió a morigerarse
hasta 2001, el renovado dinamismo del Gran Buenos Aires y el crecimiento más
lento de las ciudades que le siguen en tamaño, ha vuelto a recrudecer.
El análisis derivado de la regla-rango y la estimación de los coeficientes de Pareto
han permitido observar que se estaría produciendo un proceso de metropolización del
sistema por una relativa mayor importancia de las ciudades intermedias
(particularmente en el tramo por encima de los 150 mil habitantes) frente a las
ciudades de menores dimensiones, las que sin embargo en términos absolutos son
más numerosas, pero que reúnen progresivamente una menor proporción de
habitantes urbanos. Es decir que, en términos de concentración poblacional, el
sistema de ciudades se ha engrosado en la parte media y adelgazado en la parte baja
de la distribución, lo que ha sido interpretado como un desequilibro que se origina no
sólo en el gran tamaño de la ciudad principal, sino también en el insuficiente tamaño
de algunos centros, es decir por la presencia de ciudades cuyos tamaños son menores
a los que cabría esperar si la ley de Zipf se cumpliera.
De hecho, el ejercicio de cuantificar las desviaciones entre el tamaño teórico y el
empírico de cada uno de los centros ha evidenciado que casi una cuarta parte de las
ciudades tienen tamaños empíricos menores a los teóricos. Con relación a esto, la
estimaciones del modelo logit multinomial ha permitido conocer qué factores afectan
más la probabilidad de que las ciudades tengan tallas menores a las esperadas. Entre
ellos, la mayor proporción de población de edad más avanzada, un mayor porcentaje
de ocupados y de nuevos residentes ocupados y, particularmente en 2010, mayores
proporciones de hogares sin necesidades básicas insatisfechas y con vivienda en
propiedad son características más probables en estas ciudades de tamaños menores a
los esperados que en aquellas tienen tallas más grandes a las teóricas. Sin embargo,
también las dotaciones de capital humano son menores y el empleo se orienta
especialmente al sector primario y extractivo, en menor medida a las manufacturas y
a los servicios de no mercado (aspecto que sólo ha podido ser analizado con datos de
2001).
En las ciudades con tamaños mayores a los que cumplirían la ley de Zipf es donde la
mayor proporción de población con más altos niveles de educación, de capital
humano más cualificado, y un mercado de trabajo orientado a los servicios
avanzados, empresariales, inmobiliarios y financieros constituyen las variables más
influyentes. Estos resultados están en sintonía con los estudios que afirman que los
incrementos de población implican aumentos de productividad, la presencia de
sectores de mayor valor añadido y de capital humano con mayor cualificación
(Glaeser et al., 1995; Combes et al., 2011; Combes et al., 2012; Banco Mundial,
2009; Ahrend, et al., 2014).
Capítulo 3 Dinámicas y tendencias del sistema de ciudades en Argentina entre 1960 y 2010
Natalia Usach 139
Pero es también en estas ciudades con tallas poblacionales mayores a las esperadas
donde es más probable más altos porcentajes de desempleo, de desempleo de los
migrantes y, considerando los resultados de la estimación con datos de 2010, es
menos probable la vivienda en propiedad y más probable un mayor porcentaje de
hogares con necesidades básicas insatisfechas.
Estos resultados indicarían que muchas ciudades argentinas crecen porque los
beneficios de la aglomeración, de la diversidad de la oferta, del compartir bienes
públicos e infraestructuras indivisibles, entre otros, parecen ser más importantes que
aquellas condiciones de vida y de acceso a los empleos relativamente más adversas
en las ciudades de mayor talla.
Por otra parte, el factor de localización regional extrapampeana es una variable que
aumenta la probabilidad de que la ciudad sea más grande que lo esperado si la regla
rango-tamaño se cumpliera en el caso argentino. Ya se ha mencionado a lo largo de
este trabajo que por fuera de la región Pampeana la malla urbana tiene una forma
discontinua y con una baja densidad de los emplazamientos, lo cual probablemente
actúe como una fuerza que potencie la aglomeración de la población desde
localidades más pequeñas hacia ciudades de mayor tamaño. Es verosímil que un
proceso de este tipo sea más marcado en las ciudades más antiguas, ya que el
resultado de la variable “era localidad urbana en 1960” apunta en este sentido, tanto
en 2001 como en 2010. Esto muestra también la importancia de los procesos
históricos descritos en el capítulo 2 y que, en general, las posiciones y ventajas que
se estructuraron inicialmente se mantienen con una marcada inercia.
La multitud de pequeñas ciudades en la zona pampeana, relativamente próximas y
conectadas entre sí, se encontrarían aventajadas en comparación con aquellas del
mismo rango pero extrapampeanas. Las primeras pueden estar siendo contagiadas o
beneficiadas por la cercanía a grandes ciudades como Gran Rosario, Gran Córdoba,
La Plata, Mar del Plata, y fundamentalmente Gran Buenos Aires. En cambio, las
grandes distancias que separan a las ciudades en el resto del país (particularmente en
la Patagonia) y la relativa desconexión mediante infraestructuras de transportes y
comunicaciones (como se mostró en el último mapa del capítulo 2) implicarían
desventajas para la población que tiende a concentrarse progresivamente en núcleos
cada vez de mayor tamaño.
Por otro lado, de las páginas previas puede concluirse que las ciudades intermedias,
como categoría general, no constituye un grupo ganador en su conjunto;
encontrándose comportamientos diferenciados dentro de ese conjunto: unas más
dinámicas y otras en retroceso. Más aún, al observar individualmente los
componentes de las localidades compuestas se nota fuertemente la dinámica
particular de zonas específicas dentro de esos aglomerados, que se disipan al analizar
promedios. Estas tendencias hacia adentro de las ciudades más grandes se relacionan
140 Natalia Usach
con las nuevas formas de crecimiento urbano disperso y policéntrico, donde las zonas
periurbanas han ido adquiriendo importancia residencial y productiva.
El tan predicado “crecimiento de las ciudades intermedias en Argentina” podría no
ser una buena noticia porque éste crecimiento más que reflejar genuinos avances en
las condiciones de producción y de vida en las ciudades intermedias, o una mayor
integración e interacción en el sistema de ciudades, estaría más vinculado a factores
de atracción de población de otros espacios, cuya contracara es la decadencia de los
núcleos pequeños y la agudización de los desequilibrios de la organización urbana
argentina.
Los esfuerzos realizados en esta parte de la tesis aportan evidencias nuevas sobre el
crecimiento urbano en Argentina y sobre las dinámicas de su sistema de ciudades. En
el futuro sería interesante incluir en el modelo logit multinomial un mayor número de
variables entre las que sería oportuno introducir algunas de tipo institucional y
político y otras físicas como el clima, la superficie o la distancia; así como volver a
estimar el modelo cuando los datos económicos del último censo sean publicados.
Además, y supeditado también a la producción de nuevos datos y estadísticas, en el
fututo podrían explorarse nuevas formas de delimitar las unidades de observación a
partir de criterios funcionales y considerar los flujos que vinculan los centros urbanos
del sistema. Esto posibilitaría analizar la organización urbana argentina desde un
punto de vista relacional, y explorar el espacio de las redes de ciudades.
Finalmente, hay que destacar que las evidencias aportadas en este capítulo señalan
que la distribución de la población urbana está estrechamente ligada a las
condiciones que las ciudades ofrecen y a la distribución espacial de las actividades
económicas. Es así que la forma en que se distribuye la población entre los núcleos
del sistema urbano no puede ser entendida sin atender a las trayectorias productivas
particulares en cada ciudad. Por lo tanto, en el capítulo siguiente los esfuerzos se
enfocan en analizar las estructuras de producción de las ciudades en el periodo
reciente con vistas a reconocer los cambios y las continuidades experimentados.
Capítulo 4
Dinámica productiva urbana:
especialización, desigualdad y diversidad
en el periodo reciente
4.1 Introducción
En el capítulo segundo de esta investigación se ha descrito el proceso histórico de
conformación urbana de Argentina durante el cual se establecieron diferencias
estructurales en la distribución espacial de las actividades económicas y quedaron
trazadas sendas distintas entre la metrópoli de Buenos Aires y el resto de las
ciudades. Particularmente, se ha explicado que, desde el último cuarto del siglo
pasado, el abandono del proceso de industrialización dirigido por el Estado y una
creciente integración de Argentina a los procesos globales supuso un cambio
estructural caracterizado por la desindustrialización y la creciente importancia de los
servicios. También se ha señalado que en el periodo reciente, tras la crisis del año
2001, y luego de la estabilización política y económica se produjeron modificaciones
del marco institucional formal que trastocaron las reglas de funcionamiento
económico y productivo argentino, con repercusiones en las economías urbanas. Sin
embargo no se ha hecho referencia a la forma en que las distintas ciudades han
transitado estos procesos de cambio estructural.
Además, en el capítulo anterior, se ha puesto en evidencia que la composición de la
estructura productiva urbana orientada a determinados sectores se relaciona con
distintos tamaños de ciudades. El análisis previo ha dado indicios de que los
servicios avanzados, las actividades más evolucionadas y dinámicas, aumentan la
probabilidad de que las ciudades tengan una talla poblacional que excede a la que le
correspondería si la regla rango-tamaño se cumpliera; mientras que una mayor
142 Natalia Usach
proporción de ocupados en los servicios de no mercado y en las actividades
extractivas y primarias aumenta la probabilidad de que las ciudades presenten
tamaños menores a los esperados. Esos resultados sugieren que las características de
las estructuras productivas de las ciudades inciden en su crecimiento.
En consecuencia, en el presente capítulo se pone la atención en la composición
productiva de las economías urbanas, principalmente en sus perfiles de
especialización, pero también se observa el grado de desigualdad entre estas
estructuras y su diversidad interna. El objetivo es reconocer los cambios y las
continuidades que han experimentado las estructuras productivas urbanas en los años
recientes señalando sus distintas trayectorias y procesos de especialización. ¿Se han
ido consolidando trayectorias productivas diferenciadas entre las ciudades de
Argentina, el contexto actual ha representado nuevas oportunidades de
especialización y diversificación de estas economías?
El tema reviste interés y pertinencia tanto para complementar el análisis hasta ahora
efectuado sobre la organización urbana argentina, como por tratarse de un asunto no
explorado suficientemente por la investigación económica urbana en el país, pero
que sin embargo reviste importancia para las políticas públicas territoriales.
El capítulo se organiza de la siguiente manera. Luego de esta breve introducción se
desarrolla el marco teórico-metodológico (4.2), donde se mencionan los antecedentes
e investigaciones previas abocadas al estudio de las estructuras productivas urbanas,
el enfoque teórico la metodología utilizada. Con relación a esto es importante señalar
aquí que en esta etapa de la investigación no ha sido posible incluir como unidades
de observación a todas las ciudades del sistema urbano, como se hizo en el capítulo
anterior. Como se ha aclarado antes en este trabajo, la ausencia de estadísticas sobre
valor agregado a escala urbana o de información censal de tipo económica
desagregada a esta escala, determina el uso de fuentes de datos alternativas. En este
caso se trabaja con datos de empleo proveniente de las encuestas de hogares. Se
utilizan las bases de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) de los años 200391 y 2012.
La sección 4.3 está netamente destinada al trabajo empírico. Se calculan los
coeficientes de especialización y se describen los cambios observados en el valor de
esos coeficientes sector por sector. Se aplica posteriormente una técnica
multivariante de análisis cluster para clasificar las estructuras productivas urbanas
según su especialización sectorial. Por último en la sección 4.4 se calculan medidas
de igualdad y diversidad al uso para completar el análisis de las bases de producción
urbanas.
En la sección final (4.5) se exponen las conclusiones del capítulo de entre las cuales
se destaca que desde el punto de vista productivo no todas las ciudades tienen las
91
Cabe aclarar que no existen bases de este tipo anteriores al año 2003.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 143
mismas oportunidades ante la globalización porque los perfiles de especialización de
las economías locales en el periodo reciente siguen trayectorias productivas
divergentes continuando y reforzando los históricos desequilibrios estructurales de la
distribución espacial de las actividades económicas en Argentina.
4.2 Encuadre teórico-metodológico
En esta parte del trabajo el análisis se encara desde una perspectiva centrada en la
dimensión y la dinámica de las actividades económicas agregadas sectorialmente en
las ciudades, considerando el hecho de que estas son, por definición, estructuras
abiertas a la interacción con otras ciudades. El punto de vista continúa siendo
interurbano pero permite poner en evidencia también las particularidades específicas
de cada una de las ciudades estudiadas. Es decir, se analizan las estructuras
productivas de las ciudades considerando el comportamiento específico de las
diferentes actividades económicas, medido en términos de empleo sectorial, y los
cambios experimentados entre 2003 y 2012.
Tradicionalmente, enfoques como el elegido para esta parte de la investigación han
tenido sustento en modelos macroeconómicos de demanda como la teoría de la base
económica urbana o base de exportación (Andrews, 1953; North, 1955; Tiebout
1956; Thompson, 1968 y Derycke, 1970). Bajo fuertes supuestos de homogeneidad
interurbana de la productividad, pero también del consumo, la tecnología, entre otros
factores; los modelos de la base económica consideran a la ciudad como productora
de bienes y servicios que, por estar destinados a satisfacer la demanda externa
constituyen la “razón de ser”, la “vocación productiva” de la ciudad y se califican
como sectores básicos; mientras que el resto de las actividades urbanas destinadas al
consumo dentro de los límites internos se consideran complementarias. En sus
versiones más clásicas se ha identificado a la industria con las actividades básicas y a
los servicios con las actividades complementarias. Desde ese punto de vista, la
demanda, dinámica y dimensión de las actividades básicas determinarían el
crecimiento urbano que estaría inducido externamente.
Esta visión ha ido evolucionando con la producción de marcos conceptuales más
completos que consideran que el crecimiento no sólo se relaciona con la demanda
externa de los bienes y servicios locales sino que para que este ocurra deben darse
también ciertas condiciones de oferta relacionadas con la generación de
externalidades positivas para las empresas y personas asentados en la ciudad. Las
mismas cobran mayor importancia en un escenario de movilidad e
internacionalización como el reseñado en el capítulo introductorio (sección 1.1) de
este trabajo, donde las diferentes fases del sistema de producción capitalista se
encuentran repartidas en un variado número de lugares y las actividades y funciones
económicas son localizadas en los sitios que ofrecen las ventajas adecuadas para su
despliegue. Esa dinámica económica mundial introduce transformaciones en las
144 Natalia Usach
estructuras productivas de las ciudades, donde estas tendencias se manifiestan en una
creciente especialización sectorial y funcional de sus economías (Duranton & Puga,
2005). Se produce en la economía de las ciudades el paso desde una especialización
sectorial hacia una especialización funcional, llevando a que unas pocas ciudades
funcionen como grandes centros de negocios, especializadas en la provisión de
servicios empresariales, donde se localizan las sedes centrales de las compañías de
cualquier sector; junto a la proliferación de entornos especializados donde se
establecen las funciones de producción y se localizan las plantas de fabricación
(Duranton & Puga, 2005).
Proveedores de insumos específicos, mercado de trabajo especializado, cualificado y
compartido entre empresas, flujos de información sectorial (Marshall, 1890, 1923;
Strange, 2005), accesibilidad a ciertos recursos naturales necesarios para los procesos
productivos (Camagni, 2005; Strange, 2005), entre otras condiciones constituyen las
ventajas que pueden generarse en las ciudades que cuentan con una marcada
especialización productiva. Estos entornos especializados pueden generar
rendimientos crecientes para las empresas ya sea tanto por la reducción en los costes
de los inputs como por los efectos de la difusión de conocimientos entre empresas (a
las que Scitovsky (1954) denomina respectivamente economías externas pecuniarias
y tecnológicas o knowledge spillovers). Parafraseando la idea marshalliana, estas
economías se asimilan a una atmósfera de interacciones no mercantiles, de
intercambio de información, de acercamientos personales, de emulación, imitación y
confianza entre los agentes económicos que mejora la eficiencia de las empresas.
En términos generales, todas esas ventajas en la producción o distribución de las que
pueden disfrutan las empresas de un determinado sector pueden ser reunidas en la
noción de economías de especialización, de localización (Hoover, 1937),
intraindustriales o intrasectoriales o que se generan en entornos muy especializados
(Henderson, 1994; Henderson et al., 1995) que pueden resultar atractivos para
actividades estandarizadas, maduras o para la localización de plantas subsidiarias.
Las interdependencias y buenas relaciones en el territorio pueden dar lugar a una
atmósfera, un clima, favorable para medianas y pequeñas, empresas muy
especializadas e innovadoras que establecen lazos de subcontratación ofensiva. Esto
se traduce en una mejora conjunta y puede permitir a las empresas de menor tamaño
ser muy competitivas a escala internacional aun teniendo escasa dimensión. La
aglomeración de empresas especializadas caracterizadas como cluster por Porter
(1998), los distritos industriales italianos (Becattini, 1979, Piore & Sabel, 1984) o los
sistemas locales de producción en el caso español estudiados por Costa (1993),
Callejón & Costa, (1996) o Larrea (2000) entre otros, constituyen evidencia de
entornos productivos donde las empresas aprovechan los efectos externos positivos
generados en el medio local en el cual se emplazan.
Pero además, en las ciudades como en ningún otro entorno, las empresas de muy
variados sectores disponen de ventajas asociadas a tal diversidad productiva (Jacobs
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 145
1969 y 1984; Glaeser et al., 1992) a la presencia de un mercado de trabajo variado y
la oferta de una multiplicidad de servicios disponibles.
Son precisamente las mayores posibilidades de interacción entre distintos agentes en
las ciudades lo que favorece la difusión de conocimientos, la actividad innovadora
(Jacobs, 1984) y el aprendizaje (Glaeser, 1999). Es por eso que los servicios de más
alta productividad, los avanzados, ligados al conocimiento y la tecnología, suelen ser
más frecuentes cuando se incrementa el tamaño de las ciudades, es decir la
aglomeración (Ahrend et al., 2014). En las grandes aglomeraciones urbanas las
economías externas generalizadas, de las que pueden beneficiarse empresas de
diferentes ramas y sectores, también llamadas economías de urbanización (Hoover,
1937) o intersectoriales (Glaeser et al., 1992), permiten superar las deseconomías
derivadas de los posibles mayores costes de emplazamiento u otros problemas
resultantes de la aglomeración, tales como la congestión.
Las metrópolis y grandes ciudades suelen ser estructuras muy diversificadas, pero
también fuertemente especializadas en actividades dinámicas y sofisticadas: servicios
de auditoría, consultoría, financieros y jurídicos, publicidad, banca, investigación,
desarrollo e innovación, diseño y toda serie de servicios e industrias avanzadas.
Algunas ciudades con estas características funcionan como centros de comando
(Friedmann, 1986), como ciudades globales (Sassen, 1998 y 2003) o mundiales
(Beaverstock et al., 1999; Taylor, 1999, 2001 y 2004; Taylor et al., 2010). En ellas
tienden a localizarse las funciones de alta gestión empresarial, las casas matrices de
las grandes empresas de cualquier sector (Duranton & Puga, 2005; Krätke, 2014)
para beneficiándose de las economías de aglomeración de los sectores económicos
altamente globalizados y proveerse de servicios y productos parcialmente
desmaterializados (Sassen, 2003).
Sin embargo, el comportamiento empresarial frente a las economías de
aglomeración, es decir sus preferencias locativas, no es uniforme y está relacionado
con las características del sector de actividad, su intensidad en el uso de la tecnología
y de la mano de obra, la etapa del ciclo de vida en que se encuentren sus productos,
el tamaño de la empresa (Henderson et al., 1995; Costa, Segarra & Viladecans, 2004)
y con la división funcional del trabajo dentro de las firmas que demanda
características territoriales distintas (Duranton & Puga, 2005). Estas economías
pueden ser aprovechadas con facilidad en tanto la reducción de los costes de
transporte, las telecomunicaciones y las innovaciones en gestión remota posibilitan
las interacciones y el funcionamiento empresarial en red. Es así que en las áreas
metropolitanas es posible la coexistencia de estructuras fuertemente diversificadas
junto a entornos altamente especializados que permiten a las empresas contar con
economías externas muy diversas (Garrido, Mancha, Gallo, Vivar, Llungo,
Fernández & Martín, 2008).
146 Natalia Usach
Resulta interesante en el caso de las ciudades de Argentina conocer sus estructuras de
producción en el contexto actual a fin de comprender cómo se están manifestando
estos procesos constatados por la literatura en ese ámbito específico.
Este tipo de análisis sobre las estructuras productivas de espacios subnacionales es
una línea ampliamente desarrollada en el ámbito europeo. Los principales trabajos
hacen referencia a los procesos de convergencia y reducción de las disparidades
(entre ellos puede citarse Camagni & Cappellin, 1985; Raymond, 1990; Suárez Villa
& Cuadrado Roura, 1996; Cuadrado Roura, Mancha Navarro & Garrido Yserte,
1998; Adams & Pigliaru, 1999; Paci & Pigliaru, 1999; Hallet, 2000; Garrido, 2002;
Combes & Overman, 2003; Petrakos, Rodríguez-Pose & Rovolis, 2003; Eckey &
Türk, 2007, Cuadrado Roura, 2010; Ezcurra & Pascual, 2007; Maroto Sánchez &
Cuadrado Roura, 2009; Cuadrado Roura & Maroto Sánchez, 2012). Entre otras
cuestiones esos estudios han mostrado que el desempeño económico de un ámbito
territorial concreto puede estar condicionado por la particular mixtura que presente
su base productiva: la especialización en sectores dinámicos y en expansión
impulsará el crecimiento de esos espacios, mientras que una estructura especializada
en sectores en retroceso o de escaso dinamismo ofrecerá un obstáculo al
crecimiento92 (Cuadrado Roura & Maroto Sánchez, 2012). De hecho, como se ha
mencionado, los modelos de la base económica urbana han entendido que son los
sectores de especialización la principal fuente de crecimiento de la ciudad.
Asimismo, esta línea de trabajo que se dedica a examinar las estructuras productivas
y de los procesos de especialización en espacios subnacionales ha llamado la
atención sobre el interés que reviste este análisis para comprender el crecimiento de
esos espacios.
En el ámbito argentino los trabajos sobre estructura productiva de espacios
subnacionales toman como unidad de estudio a las provincias o a un conjunto de
ellas (Russo & Delgado, 2000; Marina, 2001; Garrido, Marina & Sotelsek, 2002;
Gatto, 2003 y 2007; Gatto & Cetrángolo, 2003 u Osatinsky, 2012, entre otros) y
analizan las disparidades en términos de ingresos, posible convergencia, la distinta
evolución de ciertas magnitudes macroeconómicas o el desempeño de un
determinado sector, habitualmente el industrial. Son verdaderamente escasos los
trabajos en el ámbito argentino que consideren a las localidades urbanas los espacios
económicos relevantes. Un primer esfuerzo en este sentido ha sido el efectuado por
Lindenboim (1982) en describir el papel económico de los centros urbanos con datos
del año 196493 o el de Roldán & Llach (2001) en relacionar la participación del sector
92
Aunque es esta interpretación algo reduccionista, ya que en la composición de la estructura de
producción urbana lo aportado por sectores dinámicos puede ser compensado por otros de bajo
desempeño. 93
En ese trabajo se consideran las localidades a partir de los 2000 habitantes que fueron relevadas en el
Censo Nacional Económico de 1964. Cabe aclarar que actualmente la información de los Censos
Económicos no es publicada por ciudad sino por provincias y departamentos.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 147
industrial con la tasa de crecimiento de las ciudades con datos de población ocupada
de 1947, 1970 y 1991. Tomando los datos censales de 1991 y 2001 en Usach &
Garrido (2009) se han analizado los perfiles de especialización y la diversidad
productiva de las ciudades de más de cincuenta mil habitantes a partir del perfil
ocupacional de la población durante la década de los años 1990. Al respecto se ha
encontrado que en general las actividades del sector primario y las industrias
perdieron peso como sectores de especialización en la gran mayoría de las economías
urbanas, frente a una mayor relevancia de los servicios. Las actividades más
avanzadas, tanto secundarias como terciarias, se concentraron más fuertemente en las
ciudades de mayor rango: particularmente en el Gran Buenos Aires, pero también en
Gran Córdoba y Gran Rosario. En el GBA particularmente se produjo un
reforzamiento en industrias y servicios más avanzados, en línea con las prioridades
locacionales de los capitales externos que por entonces ingresaron al país. Además,
en sectores de alto contenido tecnológico se especializaron ciudades como San Luis,
La Rioja y Río Grande, cuyas provincias mantuvieron regímenes de promoción
industrial fomentando la localización industrial.
El mencionado trabajo concluye que donde la explotación de commodities de
creciente demanda internacional fue importante durante esos años, las ciudades
transitaron hacia una mayor especialización sectorial, tal el caso de Comodoro
Rivadavia y Neuquén en actividades extractivas de petróleo, el de Jujuy y Gran San
Juan en minería, y el de Concordia y Río Cuarto en agricultura. También se encontró
en el referido trabajo que más de la mitad de las ciudades intermedias transitaron
hacia sectores menos expuestos a la competencia internacional, como la
construcción, o determinadas manufacturas relacionadas con el mercado interno poco
intensivas en tecnología y conocimiento.
Cabe decir que, respecto a la mayor importancia de los servicios, en el referido
trabajo se encontró que durante la década de los años noventa la terciarización de las
estructuras productivas de la gran mayoría de las ciudades intermedias se sustentó en
una especialización o un reforzamiento de la misma en servicios destinados a la
venta, principalmente en los servicios comunes poco evolucionados destinados al
mercado local.
Todo ello hace pensar que los papeles económicos de las ciudades en la época
reciente no se apartarían sustancialmente de los que tradicionalmente han cumplido;
sino que tenderían a reforzarse las trayectorias previas propiciando una mayor
importancia de las ciudades inicialmente mejor posicionadas. Es así que en el
presente capítulo se propone estudiar los cambios y las continuidades que han
experimentado las estructuras productivas urbanas recientemente señalando sus
distintas trayectorias y procesos de especialización.
Respecto a la metodología empleada cabe decir que en esta parte de la investigación
se recurre a diversas técnicas frecuentemente aplicadas en el análisis regional (Isard,
148 Natalia Usach
1962; Boisier, 1980; Haddad, 1989, Raymond, 1990; Cuadrado Roura, García &
Raymond, 1999; Garrido, 2002; Cuadrado Roura & Maroto Sánchez, 2012) que
resultan apropiadas para los estudios urbanos a fin de estimar las características de
las estructuras de producción, reconocer el peso relativo de las diferentes actividades
económicas en las ciudades e identificar algunas tendencias.
Corresponde aclarar que la metodología empleada en este capítulo está fuertemente
condicionada por las limitaciones en la información disponible. Como se ha
mencionado con anterioridad en esta investigación, el sistema estadístico argentino
no dispone de estimaciones del valor agregado o producto bruto a nivel de todas las
ciudades, localidades urbanas, aglomeraciones o municipios. Tampoco en este caso
es posible utilizar datos de trabajadores y cotizantes por sectores de actividad
económica a escala urbana ya que los diversos organismos que recopilan esta
información (Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la Agencia Federal de
Ingresos Públicos o la Administración Nacional de la Seguridad Social) emiten
publicaciones y gacetillas que remiten solamente a los totales nacional y
provinciales, sin que existan informes o bases de datos desagregadas a menor escala.
Por otra parte, con respecto a los datos censales cabe recordar que hasta el momento
de redacción de esta tesis el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) no
ha publicado los resultados del último operativo censal, año 2010, relativos a las
ramas de actividad en la que se desempeña la población ocupada por localidades
urbanas. Asimismo, es de mencionarse que los datos resultantes de los Censos
Nacionales Económicos, elaborados por ese organismo oficial, proveen información
económica respecto al total del país, a cada una de las provincias y a los
departamentos, siendo por tanto incompatible con el enfoque netamente urbano de
este trabajo.
En consecuencia, en este capítulo se recurre a una fuente alternativa como lo es, para
estos fines, la Encuesta Permanente de Hogares llevada a cabo por el INDEC, a partir
de la cual se elaboran las estadísticas relativas al mercado de trabajo en Argentina.
La EPH es una encuesta continua de carácter trimestral. Esta modalidad está vigente
desde el año 2003dado que anteriormente se trataba de una encuesta de tipo puntual
en dos ondas, mayo y octubre; de la cual no hay bases de microdatos publicadas a
disposición de los investigadores.
La EPH puntual, desde el año 2006 se efectúa en 31 aglomerados urbanos del país
más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estos representan en torno al 70% de la
población urbana argentina. Se trabaja en este capítulo con 2994 aglomerados urbanos
para los cuales se cuenta con datos para el periodo 2003 -2012 (ver Cuadro 4.1 y
Figura 4.1).
94
Tres de los aglomerados actualmente cubiertos por la encuesta quedan fuera de estudio ya que fueron
incorporados al relevamiento a partir de 2006: San Nicolás-Villa Constitución, Rawson-Trelew y Viedma-
Carmen de Patagones.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 149
El aglomerado urbano es definido, en el marco metodológico de la referida encuesta,
como la “envolvente de población”, es decir la línea que marca el límite hasta donde
se extiende la continuidad de viviendas urbanas (INDEC, 2003). Esta definición
coincide con la noción de localidad censal descrita en el capítulo anterior. En este
caso se considera sin embargo de forma separada a la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y a los partidos del Gran Buenos Aires a fin de discernir las dinámicas
productivas diferenciadas en cada ámbito de la metrópoli bonaerense. También hay
que mencionar que en la EPH se incluyen aglomerados discontinuos, como por
ejemplo Ushuaia-Río Grande, que conforman un único dominio de estimación,
aunque no son considerados como localidades compuestas en el operativo censal por
no existir continuidad física entre ellas. En el Cuadro 4.1 se muestra la
correspondencia entre los aglomerados urbanos y las localidades urbanas censales y
en la Figura 4.1 se presenta la localización de los aglomerados y su dimensión
poblacional.
Cuadro 4.1: Aglomerados urbanos de Encuesta Permanente de Hogares y correspondencia
con localidades censales Aglomerado urbano EPH Localidades censales incluidas
Ciudad de Buenos Aires Gran Buenos Aires
Partidos del GBA Gran Mendoza Gran Mendoza Gran San Juan Gran San Juan San Luis - El Chorrillo Gran San Luis Corrientes Gran Corrientes Formosa Formosa Gran Resistencia Gran Resistencia Posadas Gran Posadas Gran Catamarca Gran Catamarca Gran Tucumán – Tafí Viejo Gran San Miguel de Tucumán más la localidad de Tafí Viejo Jujuy- Palpalá Gran San Salvador de Jujuy La Roja La Roja Salta Gran Salta Santiago del Estero - La Banda Santiago del Estero - La Banda Bahía Blanca - Cerri Bahía Blanca más la localidad de General Daniel Cerri Concordia Concordia Gran Córdoba Gran Córdoba Gran La Plata Gran La Plata Gran Rosario Gran Rosario Gran Paraná Gran Paraná Gran Santa Fe Gran Santa Fe Mar del Plata – Batán Mar del Pata más la localidad de Batán Rio Cuarto Gran Río Cuarto Santa Rosa – Toay Gran Santa Rosa Comodoro Rivadavia - Rada Tilly Comodoro Rivadavia más la localidad de Rada Tilly Neuquén – Plottier Neuquén-Plottier (se excluye Cipolletti) Río Gallegos Río Gallegos Ushuaia - Río Grande Ushuaia más la localidad de Río Grande
Fuente: Elaboración propia.
150 Natalia Usach
Figura 4.1: Aglomerados urbanos incluidos en el análisis
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC. Nota: La EPH construye para aplicar la encuesta un aglomerado no continuo entre las localidades de Ushuaia y Río Grande, en el mapa se ubica la localización
de la primera de estas.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 151
Por lo dicho antes, las unidades de observación en este capítulo son los aglomerados
urbanos incluidos en la EPH desde 200395. Se utilizan las bases de microdatos
correspondientes al tercero y cuarto trimestre de los años 2003 y 2012 y se considera
la población ocupada respecto a la variable correspondiente a la actividad económica
a la que se dedica o produce el negocio, empresa o institución donde el individuo
trabaja en su ocupación principal96.
En las bases de microdatos de la EPH, estas variables se encuentra codificadas según
diferentes clasificadores: las actividades económicas en las bases de 2003 se
presentan codificadas siguiendo el nomenclador CAES-MERCOSUR; mientras en
2012 se corresponden con el CAES 1.097
. El nivel de desagregación es de cuatro
dígitos para casi la totalidad de los casos, aunque se han encontrado códigos de uno y
dos dígitos en algunas observaciones.
Por lo tanto, se ha procedido a agrupar los sectores de actividad de forma interesada
según los criterios que más abajo se detallan. Esto ha permitido subsanar
inconsistencias de la codificación original, reducir la cantidad de sectores a analizar
(que a cuatro dígitos llegan a 144 ramas) y además aumentar el número de casos
considerados en cada categoría reduciéndose así el error muestral asociado.
En la agrupación sectorial se han tenido en cuenta todas las actividades económicas
primarias, secundarias y terciarias. Aunque el sector primario y el extractivo
pudieran quedar excluidos de un estudio sobre estructura productiva urbana, su
relevancia en términos productivos y de ocupación de mano de obra en algunas
ciudades argentinas amerita su inclusión. Los criterios para la agrupación sectorial
han sido los siguientes (Cuadro 4.2)
a) Actividades intensivas en recursos naturales, de fuerte demanda internacional,
relacionadas con mercados e inversores externos (commodities);
b) Actividades manufactureras que implican diferente intensidad en el uso y la
incorporación de tecnología y de conocimiento;
c) Servicios avanzados, intensivos en conocimiento, talento y tecnología, más
dinámicos y ligados a los mercados internacionales;
d) Servicios relacionados al turismo y al mercado urbano/local;
e) Actividades habitualmente orientadas al mercado urbano/local y servicios
comunes. Intensivas en mano de obra.
95
No obstante las diferencias metodológicas entre la definición estadística de las localidades urbanas
censales y los agloemrados urbanos de la EPH, a lo largo de este capítulo se mencionarán las categorías
“ciudad”, “aglomeración”, “aglomerado” o “localidad urbana” como equivalentes. 96
El nombre de la variable en la base de 2003 es “pp04b_cod” y en la de 2012 “pp04b_caes”.
97 Clasificador de Actividades Económicas para Encuestas Sociodemográficas del MERCOSUR.
152 Natalia Usach
f) Actividades ligadas al sector público98.
Por su parte, cabe señalar que las manufacturas se han agregado según la intensidad
en el el uso de las tecnologías y del conocimiento siguiendo los criterios de Garrido
(2002), Castagnino (2006) e Instituto Nacional de Estadísticas de España (INE)
(2013)99. Similar pauta se ha seguido en los servicios de acuerdo a lo especificado en
INE (2013) sobre la base del Clasificación Nacional de Actividades Económicas
2009 (Cuadro 4.2.).
Se ha obtenido finalmente una matriz de datos de empleo para 17 sectores y 29
aglomeraciones urbanas.
98
Incluye enseñanza, donde no es posible separar la gestión pública de la de gestión privada, por lo que se
introduce todo el sector. Esto no supone graves distorsiones a los resultados a obtener ya que es el sector
público subsidia los costes, principalmente salariales, de la enseñanza privada en porcentajes diferentes
(que pueden oscilar entre el 20% y el 100%) en cada una de las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. 99
Lista de sectores de alta y media alta tecnología disponible en el sitio web:
http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=%2Ft14%2Fp197&file=inebase&L=0
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 153
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154 Natalia Usach
Con estos datos, como se ha dicho antes, el análisis se efectúa mediante el cálculo de
diversas técnicas adecuadas para dar respuesta a las preguntas planteadas en esta
parte de la investigación. A saber:
- Coeficiente de especialización: desde una visión interurbana, informa de la
estructura sectorial y su comportamiento en términos relativos al de la media del
conjunto urbano, que constituye el patrón de referencia. Compara el peso relativo de
un sector económico en una ciudad con relación a la participación porcentual del
mismo en el conjunto de las ciudades consideradas. Es decir, es una medida
interurbana de especialización relativa. Si el valor supera la unidad (CEij 1) se
considera que la ciudad j presenta especialización en el sector i. Esto quiere decir que
la actividad analizada tiene mayor relevancia en la ciudad en cuestión, lo cual haría
presumir que se trata de un sector cuya área de mercado excede los límites de la
propia ciudad siendo, presumiblemente, parte de sus actividades básicas o
exportadoras. No obstante, es importante recordar que utilizar el empleo como
variable de estudio requiere tener especial cuidado al pasar por alto el problema de
las diferencias de productividad de un sector en una ciudad y en el orden nacional,
así como las diferencias de productividad de cada sector en las distintas ciudades.
El coeficiente de especialización puede ser expresado de la siguiente forma:
𝐶𝐸𝑖𝑗= [Ψ𝑖𝑗
∑ Ψ𝑖𝑗𝑚𝑖=1
∑ Ψ𝑖𝑗𝑛𝑗=1
∑ ∑ Ψ𝑖𝑗𝑗𝑖⁄ ]
donde Ψ es la variable analizada (empleo en este caso), i es el sector, m el número de
sectores (17 en este caso); j es la ciudad y n es el número de ciudades (29
aglomerados en el caso estudiado).
A fin de clasificar las ciudades, considerando los valores de los coeficientes de
especialización, y poder así identificar grupos de aglomerados con estructuras
productivas similares en cada periodo considerado y detectar sus posibles cambios,
se ha seguido una técnica de clasificación cluster. Se trata de una técnica
multivariante, de finalidad analítica, exploratoria, de cuantificación de las
características estructurales de un conjunto de observaciones (Hair, Anderson,
Tatham & Black, 2008). El análisis cluster tiene como propósito agrupar entidades
(aglomerados urbanos en este caso), basándose en las características que éstos
poseen (coeficientes de especialización sectorial en este caso). En otras palabras, el
objetivo de la técnica seleccionada es clasificar un conjunto de entidades
considerando las similitudes entre las características de tales entidades, en un número
pequeño de clusters mutuamente excluyentes (Hair et al., 2008), buscando
maximizar la homogeneidad intra-grupo y la heterogeneidad inter-grupos.
De los métodos de clasificación del análisis cluster, jerárquico y no jerárquico, se
toma una combinación de ambos, el método jerárquico para una primera observación
de la estructura general de los datos y para identificar casos atípicos. Las soluciones
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 155
obtenidas permiten comprobar en cada uno de los años que algunas localidades
constituyen grupos aislados por sus valores atípicos en los coeficientes de
especialización. Dado que distorsionan el análisis las observaciones son apartadas del
conjunto de datos. Con las restantes observaciones se efectúa una clasificación por el
método no jerárquico k-medias100. El análisis cluster k-medias plantea la
minimización de la suma de las distancias euclídeas de los elementos a los centros de
los grupos. Tiene por objetivo realizar una sola partición de las entidades en k grupos
utilizando un algoritmo que permita formar conglomerados relativamente
homogéneos a partir en las características de los individuos o entidades.
Los pasos seguidos en el análisis cluster k-medias son los siguientes:
- Con los coeficientes de especialización obtenidos se decide una clasificación en 4
clusters (k=4)101, iterando y clasificando (hasta un máximo de 10 iteraciones).
- Al eliminar las observaciones atípicas, el análisis cluster k-medias se realiza para
25 casos en 2003 (siendo las ciudades con coeficientes atípico Comodoro Rivadavia-
Rada Tilly, Neuquén-Plottier, Río Gallegos y Ushuaia-Río Grande) y 22 en 2012
(donde surgen como atípicos los anteriores más Gran San Juan, Concordia y Gran
Resistencia).
- De la observación y análisis de los valores de los centroides de los clusters
resultantes se puede establecer el perfil de cada cluster en los dos años trabajados. A
partir del examen anterior se realiza una descripción de sus características y de los
patrones de cambios advertidos entre 2003 y 2012. El perfil de especialización de los
casos atípicos se explica separadamente.
Posteriormente, el análisis se centra en averiguar si la distribución espacial de las
actividades económicas tiende a una igualación entre ciudades o por el contrario una
progresiva especialización las lleva a diferenciarse crecientemente en un proceso
divergente. Para ello se calcula una serie de medidas interurbanas: el índice de
desigualdad y el índice de asociación geográfica.
- Índice de desigualdad: mide el grado de dispersión media de la participación
sectorial en términos de empleo, que es la variable estudiada en este caso. Si la
estructura productiva fuera de idéntica composición en todas las ciudades el índice
sería igual a cero (a mayor valor del índice mayor grado de desigualdad). Su
expresión es:
𝐼𝐷𝑗 = [∑ (𝑆𝑗𝑖 − 𝑆�̅�)
2𝑚𝑖=1
𝑚]
12
; 𝐼𝐷̅̅ ̅ = ∑ 𝐼𝐷𝑗
𝑛𝑗=1
𝑛
100
En Hair et al. (2008: 491) se puede obtener una explicación más detallada del método utilizado.
101 Se efectuaron pruebas con soluciones de k=2, k=3, k=4, k=5 y k=6 conglomerados. La solución óptima
resulto ser k=4, es decir clasificar los casos en 4 grupos o conglomerados. Esta solución resultó compatible
con la primera aproximación realizada por el método jerárquico.
156 Natalia Usach
donde 𝑆𝑗𝑖 es la participación porcentual del sector i en el aglomerado urbano j; 𝑆�̅� es
la participación porcentual del sector i en el conjunto de aglomerados urbanos; m
indica el número de sectores, n es el número de ciudades e 𝐼𝐷̅̅ ̅ es la media aritmética
de los índices de cada una de las ciudades.
- Índice de asociación geográfica tipo Florence: cuantifica la diferencia de las
estructuras productivas intersectoriales de las ciudades estudiadas respecto a la media
del conjunto de ciudades. Toma el valor 0 ante una perfecta igualdad de las dos
variables analizadas (estructura intersectorial de la ciudad y estructura intersectorial
del agregado o conjunto urbano), mientras que adopta el valor 1 ante una máxima
desigualdad o disparidad reflejando estructuras intersectoriales más diferentes entre
la ciudad y el total urbano102. Se calcula de la siguiente manera:
𝐼𝐹𝑗 = 1
2 ∑ |(
Ψ𝑖𝑗
∑ Ψ𝑖𝑗𝑚𝑖=1
) − (∑ Ψ𝑖𝑗
𝑛𝑗=1
∑ ∑ Ψ𝑖𝑗𝑗𝑖)|
𝑚
𝑖=1
siendo Ψ el empleo; i es el sector, m el número de sectores; j es la ciudad y n es el
número de ciudades.
La información anterior se complementa con una mirada intraurbana sobre la
composición sectorial de cada ciudad y la concentración sectorial del empleo. Para
ello se estima un coeficiente de diversidad basado en el índice de concentración
industrial del tipo Hirschman-Herfindahl para cada uno de los 29 aglomerados
urbanos, a saber:
- Coeficiente de diversidad: estima el grado de diversificación sectorial de la
estructura productiva de cada ciudad. Cuanto menor es el valor del coeficiente,
mayor es la diversidad urbana y menor será la concentración de algún sector
económico en esa estructura de producción. Por el contrario, el coeficiente será
mayor cuanto menor sea la distribución del empleo entre los sectores económicos de
la ciudad indicando una mayor concentración sectorial. La expresión del coeficiente
es la siguiente:
𝐶𝐷𝑗 = ∑ (Ψ𝑖𝑗
∑ Ψ𝑖𝑗𝑗)
2𝑚
𝑖=1
donde Ψ el empleo, i es el sector, m el número de sectores, j es la ciudad y n es el
número de ciudades.
102
Su complemento podría interpretarse como una medida de diversificación relativa: una mayor similitud
a la estructura media de todas las aglomeraciones urbanas implicaría una mayor diversidad, mientras que
una gran diferencia con ella sería indicativa de una estructura poco diversa con relación a la media de las
ciudades.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 157
4.3 Los perfiles de especialización urbana y las pautas de cambio
reciente
Como se ha expresado en el marco teórico-metodológico de este capítulo, los
sectores de especialización constituyen aquellos destinados no a satisfacer la
demanda local, sino que se considera que los bienes y servicios producidos en las
ramas de especialización tienen como destino principalmente a los mercados fuera de
la ciudad en cuestión, es decir se exportan. Conocer el perfil de especialización de las
ciudades permite identificar sus papeles en la división espacial del trabajo y
reconocer las actividades en las que estas ciudades tienen, al menos desde el punto de
vista de la demanda, potencialidad de crecimiento. Asimismo, revela las
complementariedades entre las estructuras económicas en el sistema de ciudades.
Los coeficientes de especialización deben ser considerados en términos relativos, es
decir que una ciudad incrementa o reduce su grado de especialización en función de
lo que ocurren en el resto de las ciudades y no en función de si dicha actividad
económica gana o pierde peso dentro de la aglomeración en cuestión. Es por eso que
las variaciones de los coeficientes pueden no deberse a un cambio en la estructura
económica estudiada sino al comportamiento del resto de las ciudades, lo cual
supone tener especial cuidado a la hora de interpretar los cambios temporales.
En el Cuadro 4.3 se ha resumido el sentido de las variaciones de los coeficientes de
especialización en las estructuras productivas urbanas entre 2003 y 2012. La
interpretación es la siguiente: ESP (especializa) si en 2003 la ciudad no presentaba
especialización en determinado sector y en 2012 el coeficiente supera la unidad (se
considera un coeficiente de especialización igual o superior a 1,1); REF (refuerza), si
estando especializada en el primer periodo, el coeficiente aumenta en el segundo; AT
(atenúa), si la ciudad está especializada en determinado sector en el primer periodo y
el coeficiente se reduce en el segundo año, pero continúa siendo superior a 1,1; DES
(desespecializa), si estando especializada en el primer periodo el coeficiente es
menor a 1,1 en el segundo año considerado y MANT (mantiene) cuando hay
especialización en el sector considerado y no varía el coeficiente entre 2003 y 2012.
Los espacios en blanco indican que durante 2003 el aglomerado urbano no
presentaba especialización en el sector considerado y esa situación no ha variado con
relación a 2012. Una síntesis de estas variaciones se recoge en el Cuadro 4.4.
De ambos cuadros sobresale una primera cuestión a señalar: que durante la última
década el cambio en los coeficientes parece apuntar hacia un proceso de
especialización productiva urbana mucho más fuerte y generalizada en los sectores
de servicios, en la construcción y entre las actividades primarias y extractivas, que
entre las manufacturas. Respecto a estas últimas son apenas un puñado de ciudades
las especializadas. Se describe a continuación la situación de cada sector.
158 Natalia Usach
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160 Natalia Usach
- Primario y sus actividades de apoyo: El 59% de las aglomeraciones urbanas
estudiadas presentan especialización en el sector primario y sus actividades de
apoyo, encontrándose que el 28% del total ha reforzado la especialización en ese
sector de fuerte demanda exportadora (Concordia, Corrientes, Gran Rosario, Jujuy-
Palpalá, Mar del Plata-Batán, Río Cuarto, San Luis-El Chorrillo y Santa Rosa-Toay).
En otros 5 aglomerados urbanos es posible constatar una tendencia a la
especialización: Gran Mendoza, La Rioja, Neuquén-Plottier, Salta y Santiago del
Estero-La Banda. Una especialización atenuada respecto a 2003 en actividades del
sector primario es posible advertir en 4 ciudades: Bahía Blanca-Cerri, Formosa, Gran
San Juan y Gran Tucumán-Tafí Viejo.
- Extractivo y sus actividades de apoyo: La estructura productiva del 34% de las
ciudades estudiadas presenta especialización en este sector, arraigadas a las ventajas
estáticas que el entorno natural de estas ciudades ofrece. Se destaca el caso de Bahía
Blanca-Cerri, Gran Paraná103 y Jujuy-Palpalá, aglomerados cuya tendencia entre 2003
y 2012 ha transitado hacia la especialización. Un patrón de reforzamiento de esta
especialización sectorial se evidencia en Gran San Juan, Neuquén-Plottier y Ushuaia-
Río Grande. Mientras que en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Comodoro
Rivadavia-Rada Tilly, Gran Mendoza y Río Gallegos la tendencia muestra cierta
atenuación de la especialización.
Cabe aclarar que la especialización de la CABA en este sector está particularmente
referida a las actividades de servicios ligadas a la extracción de petróleo y gas
(excepto actividades de prospección). Es decir, en esta ciudad se realizan servicios de
apoyo a este sector (ingeniería, servicios técnicos y empresariales, etcétera) que en el
Clasificador de actividades economías de 2003 utilizado en la EPH eran
contabilizados junto con las actividades de explotación104. El resultado obtenido no
resulta nada extraño pues en la CABA se localizan las casas matrices de empresas
nacionales (o sus sedes legales y administrativas) y las filiales locales de las
empresas extranjeras desde donde se comandan los procesos productivos que tienen
lugar en otras localidades105. Este patrón de especialización constituye una evidencia
clara de la especialización funcional de los espacios, tal y como sugiere el trabajo de
Duranton & Puga (2005). Buenos Aires, funciona como centros de negocios
especializado en la provisión de servicios a empresa albergando las sedes centrales
de las firmas que desempeñan su actividad productiva en otros espacios
especializados en funciones productivas cuya localización depende de la oferta de
factores fijos u otros inputs de producción.
103
Relacionada con la extracción de minerales no metalíferos: arena, tosca, arena silícea.
104 En el clasificado vigente a partir del primer trimestre del año 2011, CAES - MERCOSUR 1.0, se separan
claramente los servicios de las actividades de extracción y explotación; sin embargo como no es posible
separarlos en 2003 se optó por contarlos juntos en 2012 y hacer la correspondiente aclaración. 105
Por ejemplo: Pan Amercian Energy, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Total, Sonopec, Oil m&s, PCR,
entre otras; siendo las dos primeras las empresas menconadas las más importantes del sector.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 161
- Manufacturas de alta tecnología: cuatro aglomeraciones urbanas (que representan
el 13% del total estudiado) están especializadas en estas manufacturas. De ellas, la
única donde se revela una creciente importancia relativa es en Ushuaia-Río Grande.
Allí, los sectores industriales como la fabricación de componentes electrónicos, de
equipos y aparatos de radio, televisión y comunicaciones y de equipos informáticos
se han visto favorecidos por instituciones proteccionistas. Cabe decir que a las
restricciones a las importaciones de los bienes del ramo fabricados en el extranjero se
adicionan ventajas impositivas derivadas del régimen aduanero especial de la
provincia de Tierra del Fuego y, a partir del año 2009, los efectos de la ley Nº 26539
mediante la cual se elimina la exención de impuestos internos y se duplica el
impuesto al valor agregado a los productos electrónicos e informáticos, nacionales e
importados, salvo a los fabricados o ensamblen en Tierra del Fuego. Una situación
similar es la de San Luis-El Chorrillo; aglomerado urbano cuya pauta de variación es
de especialización en manufacturas de alta tecnología. Este comportamiento podría
asimismo estar vinculado con el régimen especial de promoción y fomento que
establece ventajas fiscales a empresas radicadas en la provincia de San Luis106.
Una cuestión que también llama la atención en el sector de manufacturas de alta
tecnología es que mientras en la CABA se atenúa esta pauta de especialización
sectorial, en los partidos del GBA se incrementa y refuerza, en una suerte de
descentralización hacia la periferia metropolitana de algunas funciones económicas
que le eran tradicionales a la ciudad central, mientras ésta incrementa su
especialización en servicios de alta tecnología y empresariales. Estas evidencias
muestran el importante proceso de reorganización metropolitana por el que atraviesa
el GBA, donde fuertes cambios territoriales y funcionales se perciben.
- Manufactureras de media-alta tecnología: Se evidencia un patrón similar al
anterior: en la CABA se atenúa la especialización y en los partidos conurbados se
mantiene la importancia relativa de estos sectores en la base productiva. Además de
la CABA, en el Gran Rosario, tradicional polo industrial del litoral argentino, se
atenúa el perfil de especialización sectorial en este tipo de manufacturas de medio-
alto contenido tecnológico. En contrapartida, Gran Córdoba y San Luis-El Chorrillo
refuerzan esta pauta de especialización en tales manufacturas, mientras que en el ya
referido aglomerado de Ushuaia-Río Grande el patrón de cambio es hacia la
especialización en manufacturas de tecnología media-alta.
- Manufacturas de media-baja tecnología: constituyen sectores de especialización
del 24% de los aglomerados urbanos. Solamente uno de ellos, Gran Rosario, refuerza
este patrón y en cuatro ciudades el cambio es hacia la especialización sectorial: Bahía
106
Este régimen especial de franquicias tributarias (establecido por ley 22021/79 y numerosas veces
modificado y prorrogado, la última operada por decreto 699/2010) alcanza también a las provincias de
San Juan, La Rioja y Catamarca. Por lo que, las pautas de especialización diferenciadas entre las ciudades de
estas provincias y la de San Luis-El Chorrillo debieran ser estudiadas más en profundidad incorporando
otros factores al análisis.
162 Natalia Usach
Blanca-Cerri, Comodoro Rivadavia-Rada Tilly, Gran San Juan y San Luis-El
Chorrillo. En tanto, en el Gran Mendoza y en los partidos del Gran Buenos Aires, el
cambio indica atenuación de su especialización.
- Manufacturas de baja tecnología: Apenas 6 núcleos urbanos en 2012 presentan esta
especialización sectorial. Tres de ellos, Gran Catamarca, La Rioja y los partidos del
GBA refuerzan la pauta de especialización y solamente en el Gran San Juan el
cambio apunta hacia una desespecialización en manufacturas de este tipo.
- Servicios de alta tecnología y empresariales: el terciario avanzado es relativamente
más importante en las grandes ciudades de la región Pampeana. La CABA es el
principal ámbito urbano especializado en estas actividades, donde se evidencia el
reforzamiento de la especialización sectorial en servicios avanzados y empresariales
entre 2003 y 2012. En Gran Córdoba y Gran La Plata el patrón de cambio apunta
hacia la especialización de estos aglomerados en servicios más evolucionados,
mientras en el Gran Santa Fe se atenúa este perfil de especialización sectorial y en
Río Gallegos la tendencia es de desespecialización en estas actividades terciarias.
- Intermediación financiera y otros servicios financieros: La tendencia hacia una
especialización sectorial, entre 2003 y 2012, se advierte en 6 aglomeraciones
urbanas: Santa Rosa-Toay, Mar del Plata-Batán, Gran Rosario, Gran Paraná, Gran
Mendoza y Gran Córdoba. En contrapartida, la CABA y Río Gallegos atenúan este
perfil y Ushuaia-Río Grande desespecializa. Gran Santa Fe es el único aglomerado
urbano donde el cambio en el coeficiente de especialización indica el reforzamiento
en servicios financieros e intermediación.
- Servicios inmobiliarios, de alquiler y otros servicios a empresas, constituyen
sectores de especialización en 8 de los aglomerados urbanos estudiados. En 2 de
ellos la tendencia es hacia el reforzamiento: CABA y Mar del Plata-Batán, mientras
que 6 ciudades se especializan: Comodoro Rivadavia-Rada Tilly, Gran Córdoba,
Gran Mendoza, Neuquén-Plottier, Río Gallegos y Ushuaia-Río Grande. Como
quedará claro más adelante con el desarrollo del capítulo este patrón de
especialización sectorial está fuertemente vinculado al perfil productivo general de
estas mismas ciudades donde unas son importantes polos turísticos de referencia
nacional e internacional y otras son ciudades fuertemente especializas en sectores
extractivos que tienen una fuerte demanda de este tipo de servicios. Son asimismo
ciudades que en el último periodo intercensal han mostrado dinamismo poblacional,
factor que también puede relacionarse con un aumento de la demanda de estos
servicios.
- Servicios de hostelería, restauración y turismo: cabe señalar que casi un cuarto de
las ciudades estudiadas presentan especialización en este sector. Cuatro ciudades se
especializan entre 2003 y 2012: Salta, Ushuaia-Río Grande, Río Cuarto y Gran
Tucumán-Tafí Viejo; mientras en Mar del Plata-Batán se refuerza el tradicional perfil
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 163
de especialización en estos sectores y en la CABA y Gran Córdoba pierden cierto
peso relativo y la especialización se atenúa.
- Electricidad, gas y agua: 17 de las 29 aglomeraciones consideradas (es decir en
torno al 60%) presenta algún grado de especialización en estas ramas. Destaca la
pauta de cambio hacia un reforzamiento en 9 de estas ciudades: Bahía Blanca-Cerri,
Comodoro Rivadavia-Rada Tilly, Concordia, Gran La Plata, Gran Resistencia, Gran
San Juan, Posadas, Río Gallegos y Ushuaia-Río Grande.
- Construcción: resulta un sector particular, ya que constituye una rama de
especialización de más del 70% de las ciudades. Entre las que han transitado hacia
este sector sin estar especializadas en 2003 figuran: Gran Resistencia, Gran Rosario,
Gran San Juan, Gran Santa Fe, Gran Tucumán-Tafí Viejo, Neuquén-Plottier y Salta.
Por su parte, 11 ciudades han reforzado esta pauta de especialización: Bahía Blanca-
Cerri, Concordia, Formosa, Gran Catamarca, Gran Paraná, Jujuy-Palpalá, La Rioja,
Posadas, San Luis - El Chorrillo, Santa Rosa-Toay y Santiago del Estero-La Banda.
- Servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones: solamente el conjunto
de partidos del GBA ha reforzado esta especialización sectorial, en tanto en el resto
de las ciudades que en 2003 presentaron algún grado de especialización en esas
ramas, se registra una pérdida contundente de su importancia relativa. Este dato no
sorprende a la luz de los procesos descritos en el capítulo 2 de esta investigación,
desde donde puede entenderse que el sistema de transporte ferroviario, la red vial y el
transporte aéreo mantienen una organización radial (Ballistrieri, 2010). Si bien la
ciudad de Buenos Aires ha funcionado tradicionalmente como hub de los sistemas de
transporte, almacenamiento y comunicaciones, parece claro que la demanda de suelo
de estas actividades y la creciente especialización de la CABA en el terciario más
avanzado, implica que estos sectores tiendan a ser localizados en los partidos del
Gran Buenos Aires, donde las condiciones de localización favorecen estas
actividades
- Comercio al por mayor y menor; reparación vehículos automotor, motocicletas,
efectos personales y enseres domésticos: constituyen en conjunto actividades de
especialización en algo más del 40% de los aglomerados urbanos. En Gran Paraná y
en los partidos del GBA la tendencia de cambio ha sido de especialización, mientras
que en otros cuatro la pauta es de reforzamiento de la especialización: Corrientes,
Gran Mendoza, Gran Tucumán-Tafí Viejo y Posadas y en tres de ellos (Bahía
Blanca-Cerri, Concordia y Santiago del Estero-La Banda) la tendencia apunta a una
especialización atenuada. Sin variación temporal en la especialización en estas
actividades figuran Gran Resistencia, Gran Santa Fe y Río Cuarto.
- Servicios sociales, de salud, de saneamiento, comunitarios, personales y servicios
domésticos: 8 aglomerados se encuentran especializadas en estas actividades en
2012. En Río Cuarto la tendencia es hacia la especialización, en Formosa, Gran La
Plata, Neuquén-Plottier, Posadas y Santa Rosa-Toay, se mantiene sin cambio entre
164 Natalia Usach
2003 y 2012 y en Gran Paraná y Gran Tucumán-Tafí Viejo, se presentan coeficientes
de especialización relativamente más moderados en el último periodo. Por otra parte,
es de destacar que un grupo de 6 aglomeraciones han transitado hacia la
desespecialización en este tipo de servicios netamente orientados al mercado urbano
local: Ciudad de Buenos Aires, Concordia, Gran Córdoba, Gran Resistencia, Gran
Santa Fe y La Rioja.
- Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria; servicios de
organizaciones y organizaciones extraterritoriales: en este caso, 20 aglomerados
están especializados en este tipo de actividades. La CABA presenta una pauta de
cambio hacia la especialización, mientras que otras 9 ciudades refuerzan el patrón
que ya presentaban en 2003, estas son: Gran La Plata, Salta, Gran Santa Fe, Gran San
Juan, Gran Resistencia, Santiago del Estero-La Banda, Gran Paraná, Gran
Catamarca, La Rioja.
Asimismo, en un numeroso grupo de 10 ciudades la especialización en estas
actividades no destinadas a la venta se atenúa entre 2003 y 2012: Concordia, Santa
Rosa-Toay, Río Gallegos, Ushuaia-Río Grande, San Luis-El Chorrillo, Formosa,
Corrientes, Neuquén-Plottier, Posadas, Jujuy-Palpalá. El Gran Mendoza es el único
aglomerado que evidencia cierto proceso de desespecialización en estas actividades
terciarias.
- Enseñanza: resulta una actividad de especialización en 20 de las 29 aglomeraciones
consideradas. En 9 de ellas de forma atenuada respecto a 2003: Santiago del Estero-
La Banda, Corrientes, Neuquén-Plottier, Jujuy-Palpalá, Gran Paraná, Gran
Catamarca, San Luis-El Chorrillo, Río Gallegos y Ushuaia-Río Grande. Una
tendencia contraria, de reforzamiento se evidencia en: Gran Mendoza, Gran Santa
Fe, Gran Resistencia, Formosa, Concordia, Santa Rosa-Toay. Otro grupo de ciudades
se especializa: CABA, Mar del Plata-Batán, Bahía Blanca-Cerri, La Rioja y Río
Cuarto. Sin cambios resulta el coeficiente de especialización en educación de Gran
La Plata que mantiene su tradicional especialización en ese sector.
4.3.1 Intensidad del cambio de especialización
Aunque por lo breve del lapso temporal abordado es esperable encontrar una
marcada inercia en la especialización productiva, se han estimado los coeficientes de
correlación de Sperman para aproximar la intensidad del cambio observado.
Se trata de la versión no paramétrica del coeficiente de correlación de Pearson y se
basa en el análisis de los rangos de datos en vez del análisis de los valores. Toma
valores entre -1 y 1, su signo indica la dirección de la relación y el valor absoluto la
fuerza o intensidad de la relación entre las variables.
El Cuadro 4.5 reúne los coeficientes rho de Sperman considerando la especialización
en empleo de las ciudades en 2003 y 2012. Los resultados muestran que, en efecto, la
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 165
inercia temporal en la especialización de las ciudades es elevada, aunque con
diferente intensidad por sectores. Es muy marcada la inercia en el caso de las
manufacturas de baja tecnología (con el coeficiente rho más elevado 0,816), las
administraciones públicas (0,799), las actividades inmobiliarias y de alquiler (0,777),
las actividades extractivas (0,749), las manufacturas de media alta tecnología (0,740)
y el comercio (0,723). Se observa asimismo esta inercia aunque no con tanta fuerza
en los servicios avanzados (0,580), los servicios sociales (0,580), el sector primario
(0,561), el de la electricidad, gas y agua (0,467), las manufacturas de media baja
tecnología (0,434), el sector de transporte y comunicaciones (0,427) y también en las
manufactura de alta tecnología (0,386). Los sectores en donde puede presumirse un
mayor cambio temporal son la enseñanza, la construcción, la hostelería, restauración
y turismo y la intermediación financiera, donde los coeficientes no significativos
pueden ser interpretados como no correlación entre las variables.
Por otra parte, al cotejar los coeficientes obtenidos en unas actividades respecto a
otras aparece la asociación entre sectores. Así, por ejemplo, destaca la relación de las
manufacturas de mayor carga tecnológica con los servicios de intermediación
financiera y los de transporte, almacenamiento y comunicaciones, en 2003.
Asimismo, las manufacturas de media alta tecnología parecen estar asociadas a otras
de menor carga tecnológica y paralelamente a servicios tales como los inmobiliarios
y de alquiler y los de hotelería, restauración y turismo.
Se destaca la correlación negativa de los sectores industriales con los ligados al
sector público. Ésta última evidencia se hace muy clara en 2012, donde el sector
público solamente aparece correlacionado positivamente con el de la construcción.
También en ambos años es clara la relación entre los servicios avanzados y
empresariales con los de intermediación financiera.
Desde este punto de vista se recalca que las actividades primarias y extractivas
presentan relativa independencia de los demás sectores. Sólo en 2012 el sector
extractivo se correlaciona positivamente con los servicios inmobiliarios y de alquiler.
166 Natalia Usach
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Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
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168 Natalia Usach
4.3.2 Una clasificación de los perfiles productivos de las ciudades
Si bien el análisis anterior ha puesto en evidencia que parece existir más relación y
vinculación entre la especialización en algunos sectores con la especialización en
otros, resulta interesante poder clasificar las ciudades según su especialización,
establecer los perfiles productivos por grupos relativamente homogéneos e identificar
sus cambios entre 2003 y 2012.
Con este propósito se efectúa un análisis cluster según la metodología descrita en la
sección correspondiente de este capítulo utilizando la matriz que contiene los
coeficientes de especialización sectorial de cada uno de los 29 aglomerados urbanos
en cada uno de los dos años considerados. Los resultados se recogen en el Cuadro 4.6
y en las Figuras 4.2 y 4.3.
En el año 2003 los coeficientes de especialización productiva urbana se agrupan en 4
perfiles bastante definidos (Cuadro 4.6 y Figura 4.2):
Cluster 1: En el perfil de este grupo se combina la importancia de las actividades
ligadas al sector público (administración pública y enseñanza) con ramas intensivas
en recursos naturales y de fuerte demanda externa, como las del sector primario. En
este grupo la construcción adquiere también un papel relevante. Tienen este perfil en
2003 la mayoría de aglomerados urbanos (16 en total, todas ellas ciudades
intermedias): Gran Tucumán-Tafí Viejo, Jujuy-Palpalá, La Rioja, Gran Catamarca,
Posadas, Santiago del Estero-La Banda, Formosa, Corrientes, Gran Santa Fe, Salta,
Bahía Blanca-Cerri, Gran Paraná, Gran Rosario, San Luis-El Chorrillo, Gran
Resistencia y Santa Rosa-Toay.
Cluster 2: Se caracteriza por especialización en los sectores más avanzados tanto de
servicios (servicios de alta tecnología y a empresas, intermediación financiera y otros
servicios financieros) como también en las manufacturas (manufacturas de alta
tecnología y media-alta tecnología) y en servicios vinculados tanto al turismo como a
la demanda urbana/local (tales como los servicios de hotelería, restauración y
turismo y las actividades inmobiliarias y alquiler). Presentan este perfil la cúspide de
la jerarquía urbana del país: la CABA, el conjunto de partidos del Gran Buenos Aires
y el Gran Córdoba.
Cluster 3: Caracteriza a este grupo una fuerte especialización en el sector primario,
en actividades orientadas al mercado urbano/local (electricidad gas y agua,
construcción y comercio) y también una especialización relativamente moderada en
manufacturas baja tecnología. El grupo está formado por 4 aglomerados: Mar del
Plata-Batán, Río Cuarto, Concordia y Gran San Juan.
Cluster 4: El perfil de este grupo está dado por la importancia relativa que aquí tiene
la explotación de recursos naturales, particularmente en el sector extractivo y sus
actividades de apoyo (actividades de servicios relacionadas con la extracción y
explotación) y, en menor medida, el sector primario. También destacan las
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 169
actividades ligadas al sector público (administración y enseñanza) la hotelería,
restauración y turismo y la construcción. Los aglomerados que comparten este perfil
son Gran La Plata y Gran Mendoza.
Cuadro 4.6: Centros de los conglomerados finales y clusters de pertenencia de los
aglomerados urbanos, según actividades económicas, años 2003 y 2012 Centros de los conglomerados finales 2003
Sectores económicos agregados Cluster
1 2 3 4 Primario y sus actividades de apoyo 1,3 0,6 3,1 1,1 Extractivas y sus actividades de apoyo 0,3 0,5 0,3 3,4 Manufacturas alta tecnología 0,4 1,3 0,5 0,9 Manufacturas media-alta tecnología 0,5 1,2 0,5 0,7 Manufacturas media-baja tecnología 0,6 1,0 0,7 0,8 Manufacturas baja tecnología 0,8 0,9 1,1 0,8 Servicios alta tecnología y empresariales 0,7 1,3 0,7 0,8 Intermediación financiera y otros servicios financieros 0,7 1,3 0,4 0,8 Servicios inmobiliarios, de alquiler y otros servicios empresariales 0,7 1,1 0,7 0,7 Servicios de hotelería y restauración y turismo 0,8 1,3 0,8 1,1 Electricidad, gas y agua 1,0 0,8 2,1 1,0 Construcción 1,1 0,9 1,2 1,1 Servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones 0,7 1,0 0,7 ,9 Comercio al por mayor y menor; reparación vehículos automotor, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos
1,0 1,0 1,2 1,0
Servicios sociales, de salud, de saneamiento, comunitarios, personales y servicios domésticos
1,0 1,0 1,0 1,0
Administración pública defensa y seguridad social obligatoria; servicios de organizaciones y OOEE
1,7 0,7 0,9 1,5
Enseñanza 1,2 0,9 1,0 1,2 Número de aglomerados urbanos por conglomerado 16 3 4 2 Centros de los conglomerados finales 2012
Sectores económicos agregados Cluster
1 2 3 4 Primario y sus actividades de apoyo 1,3 1,0 3,1 5,9 Extractivas y sus actividades de apoyo 0,3 1,2 0,1 0,0 Manufacturas alta tecnología 0,3 0,8 0,9 0,6 Manufacturas media-alta tecnología 0,2 0,8 1,5 0,2 Manufacturas media-baja tecnología 0,6 0,9 1,5 0,6 Manufacturas baja tecnología 0,8 0,9 1,2 0,7 Servicios alta tecnología y empresariales 0,6 1,1 0,8 0,8 Intermediación financiera y otros servicios financieros 0,7 1,1 1,1 0,9 Servicios inmobiliarios, de alquiler y otros servicios empresariales 0,6 1,0 1,0 0,9 Servicios de hotelería y restauración y turismo 0,9 1,0 1,2 0,9 Electricidad, gas y agua 1,2 0,8 1,5 0,6 Construcción 1,3 1,0 1,2 1,3 Servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones 0,7 0,9 0,9 0,8 Comercio al por mayor y menor; reparación vehículos automotor, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos
1,0 1,0 1,0 1,0
Servicios sociales, de salud, de saneamiento, comunitarios, personales y servicios domésticos
1,0 1,0 0,9 1,1
Administración pública defensa y seguridad social obligatoria; servicios de organizaciones y OOEE
1,8 1,0 0,7 1,2
Enseñanza 1,2 1,0 1,2 1,3 Número de aglomerados urbanos por conglomerado 10 7 3 2
Fuente: Elaboración propia con datos EPH-INDEC.
170 Natalia Usach
Figura 4.2: Perfil de especialización de los aglomerados urbanos, año 2003
Fuente: Elaboración propia.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 171
Al efectuar el mismo procedimiento de clasificación con los coeficientes de
especialización sectorial del año 2012 se encontró, además de los casos atípicos
presentes en los datos de 2003, otros nuevos: Gran San Juan, Concordia y Gran
Resistencia, debido a la presencia de algún coeficiente de especialización superlativo
que distorsiona la clasificación. En consecuencia, el análisis cluster 2012 se realiza
con 22 aglomerados urbanos y puede advertirse cierta estabilidad en los perfiles de
los clusters. No obstante, algunos cambios importantes merecen ser destacados, entre
ellos la manifiesta tendencia en la conformación y perfil de los clusters hacia una
mayor relevancia del sector primario, tendencia ya esbozada al describir el Cuadro
4.3 y el Cuadro 4.4. De hecho, en tres de los cuatro clusters el sector primario y sus
actividades de apoyo marcan el perfil productivo de los grupos en 2012 (Cuadro 4.6).
En ellos este perfil se ve relacionado con especialización en la construcción y la
enseñanza. A continuación se describen las características y composición de cada
cluster en 2012 (Cuadro 4.6 y Figura 4.3):
Cluster 1: El cluster se caracteriza por la importancia relativa de la administración
pública, el sector primario y la construcción. Otros sectores de especialización en
este grupo son la enseñanza y los servicios de electricidad gas y agua. Comparten
este perfil 10 aglomerados, de los cuales 9 presentaban un patrón similar en 2003
(Gran Tucumán-Tafí Viejo, Jujuy-Palpalá, La Rioja, Gran Catamarca, Posadas,
Santiago del Estero-La Banda, Formosa, Gran Santa Fe, Corrientes), a los que se
suma Gran La Plata.
Cluster 2: El perfil de este grupo se orienta al sector extractivo y sus actividades de
apoyo, a la par de especialización en los servicios de alta tecnología y empresariales
junto a la intermediación financiera y otros servicios financieros. Conforman este
grupo tres de las ciudades que en 2003 ya tenían un perfil orientado a los sectores
más dinámicos, Ciudad de Buenos Aires107, partidos del GBA y Gran Córdoba, a las
que se suman Salta, Bahía Blanca-Cerri, Gran Paraná y Gran Mendoza.
Cluster 3: Este cluster se distingue por una importante especialización en actividades
del sector primario, pero también manufacturas media-alta, media-baja y baja
tecnología, el sector de intermediación financiera, el de la hotelería, restauración y
turismo, el de electricidad gas y agua construcción y la enseñanza. Conforman el
grupo 3 aglomerados urbanos, Mar del Plata-Batán, Gran Rosario y San Luis-El
Chorrillo.
Cluster 4: Aquí el rasgo distintivo es la especialización en el sector primario, siendo
el grupo donde estas actividades tienen importancia relativa más marcada. La
construcción, la enseñanza y las administraciones públicas junto a servicios sociales
107
En este caso corresponde la misma aclaración efectuada antes respecto a la composición del sector
extractivo donde se contabilizan tanto las actividades de extracción y explotación como las actividades de
apoyo que son servicios relacionados, tales como ingeniería y otros servicios técnicos.
172 Natalia Usach
caracterizan también a este cluster conformado por 2 aglomerados urbanos: Río
Cuarto y Santa Rosa-Toay.
Figura 4.3: Perfil de especialización de los aglomerados urbanos, año 2012
Fuente: Elaboración propia.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 173
Especializaciones “atípicas”
Como se ha explicado en la sección metodológica, durante el procedimiento de
clasificación de los aglomerados urbanos según su especialización productiva en
2003 y 2012 se han excluido aquellos casos cuyos coeficientes adoptaron valores
atípicos y conformaban clusters de un único miembro, distorsionando la
clasificación. Este ha sido el caso de las aglomeraciones de Comodoro Rivadavia-
Rada Tilly, Neuquén-Plottier, Río Gallegos y Ushuaia-Río Grande en el año 2003,
mientras que en 2012, otras tres ciudades adoptan valores extremadamente altos en
algún coeficiente de especialización: Gran San Juan, Concordia y Gran Resistencia.
En el Cuadro 4.7 se resumen los coeficientes de especialización sectorial de estos
aglomerados en los años 2003 y 2012. Se describe a continuación el perfil productivo
y las pautas de cambio de cada uno de ellos que pueden visualizarse en las Figuras
4.2 y 4.3:
- Comodoro Rivadavia-Rada Tilly: su perfil productivo puede ser caracterizado
como una economía fuertemente vinculada a las industrias extractivas (extracción de
petróleo crudo y gas natural) y sus actividades de servicios relacionadas. Si bien los
coeficientes evidencian cierta atenuación relativa en la especialización, la misma
continúa siendo muy elevada. Se destaca también en este aglomerado el proceso de
especialización en manufacturas de media-baja carga tecnológica (entre las que
sobresale la rama de fabricación de productos minerales no metálicos). Las ramas de
servicios inmobiliarios, de alquiler y otros servicios a empresas aparecen como
sectores de especialización, a la par de un reforzamiento en actividades volcadas al
mercado local tales como la electricidad, gas y agua.
- Neuquén-Plottier: al igual que el anteriormente analizado, este aglomerado presenta
una marcada especialización en las industrias extractivas (extracción de petróleo
crudo y gas natural), pero con una tendencia de fuerte consolidación de tal perfil de
especialización sectorial108. El mismo se completa con las actividades primarias, los
servicios inmobiliarios, de alquiler y otros servicios empresariales, como también las
actividades y servicios netamente relacionados con el mercado local, como la
construcción, los servicios sociales, de salud, de saneamiento, comunitarios,
personales y domésticos, los de electricidad gas y agua y los ligados al sector
público.
- Río Gallegos: se trata de una ciudad que también presenta una especialización
importante en el sector extractivo y sus actividades de apoyo (destacan, además de la
extracción de petróleo crudo y gas, los minerales metalíferos y la explotación de
minas y canteras). El perfil se completa con una fuerte especialización en actividades
108
Esta tendencia puede estar vinculada al inicio de las exploraciones y explotaciones del yacimiento Vaca
Muerta de hidrocarburos no convencionales (shale oli y shale gas) a partir del año 2011 por parte de YPF.
174 Natalia Usach
del sector público, servicios de electricidad, gas y agua, servicios inmobiliarios, de
alquiler y otros servicios empresariales y la construcción.
- Ushuaia-Río Grande: el aglomerado se caracteriza por la creciente importancia del
sector manufacturero en su estructura productiva. Se trata fundamentalmente de
manufacturas de alta y media alta tecnología cuya participación relativa, a lo largo de
este periodo, se ha incrementado favorecida por la política de promoción industrial
ya referida con anterioridad. El perfil de especialización del aglomerado se completa
con actividades extractivas (puntualmente, extracción de petróleo crudo y gas y sus
actividades de apoyo), servicios inmobiliarios, de alquiler y otros servicios a
empresas; junto a los de hotelería, restauración y turismo y electricidad, gas y agua.
Además en esta aglomeración, los servicios provistos por el sector público
constituyen sectores de especialización de relevancia.
- Gran San Juan: se destaca por la fuerte especialización que adquiere el aglomerado
urbano en 2012 en las actividades extractivas, particularmente en la explotación de
minas y canteras. El perfil productivo se complementa con especialización en el
sector primario, electricidad gas y agua, construcción y servicios del sector público.
Cuadro 4.7: Coeficientes de especialización de los casos atípicos, años 2003 y 2012
Comodoro Rivadavia-Rada Tilly
Neuquén-Plottier
Río Gallegos Ushuaia-Río
Grande Gran San Juan Concordia
Gran Resistencia
2003 2012 2003 2012 2003 2012 2003 2012 2003 2012 2003 2012 2003 2012
1 0,4 0,2 1,0 1,3 1,1 1,0 0,5 0,6 3,4 2,3 3,7 12,5 1,5 0,2 2 40,8 36,5 6,1 13,1 13,0 10,2 1,4 1,9 1,2 8,2 0,0 0,0 0,3 0,0 3 0,7 0,0 0,0 0,3 0,7 0,2 4,0 12,9 0,7 0,3 0,0 0,7 0,2 0,1 4 0,5 0,3 0,2 0,4 0,1 0,0 0,6 5,4 0,5 0,9 0,1 0,1 0,1 0,0 5 0,5 1,3 0,6 0,7 0,2 0,4 1,0 0,5 0,9 1,6 0,6 0,3 0,6 0,8 6 0,7 0,5 0,3 0,4 0,3 0,3 0,4 0,4 1,4 1,0 0,9 0,8 0,9 0,4 7 0,6 0,6 0,7 0,6 1,1 0,4 0,8 0,4 0,6 0,7 0,8 0,6 0,7 0,6 8 0,4 1,0 0,4 0,6 1,1 0,9 1,3 0,5 0,4 0,8 0,1 0,6 0,5 0,3 9 0,8 1,4 0,9 1,2 0,8 1,5 0,7 1,4 0,5 0,7 0,2 0,1 0,4 0,7
10 1,3 0,6 1,0 0,9 0,6 0,8 0,9 1,1 0,5 0,9 0,6 0,6 0,8 0,3 11 3,7 4,3 3,5 2,0 1,8 1,9 1,3 1,5 1,3 1,4 3,3 3,4 1,1 6,3 12 1,5 1,2 0,8 1,1 1,2 1,2 1,3 0,7 0,9 1,3 1,1 1,4 0,9 1,6 13 1,1 1,0 0,7 0,4 0,8 0,6 0,8 0,8 0,6 0,6 0,4 0,7 0,7 0,6 14 0,9 1,0 0,9 0,9 0,6 0,7 0,7 0,6 1,1 1,0 1,3 1,2 1,1 1,1 15 0,6 0,7 1,1 1,1 0,7 0,9 0,7 0,8 0,9 0,8 1,1 1,0 1,2 1,0 16 1,0 0,8 2,0 1,5 2,9 2,8 2,3 1,9 1,2 1,3 1,1 0,8 1,4 1,9 17 1,1 0,9 1,5 1,3 1,4 1,1 1,5 1,1 1,3 1,0 1,1 1,4 1,1 1,3
Fuente: Elaboración propia con datos EPH-INDEC. Nota: 1=Primario y sus actividades de apoyo; 2= Extractivas y sus actividades de apoyo; 3=Manufacturas alta tecnología; 4= Manufacturas media-alta tecnología; 5=
Manufacturas media-baja tecnología; 6= Manufacturas baja tecnología; 7= Servicios de alta tecnología y empresariales; 8=Intermediación y otros servicios financieros; 9= Servicios inmobiliarios, de alquiler y
otros servicios a empresas; 10= Servicios de hotelería, restauración y turismo; 11= Electricidad, gas y agua; 12= Construcción; 13= Servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones; 14= Comercio al por mayor y menor; reparación vehículos automotor, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos;
15= Servicios sociales, de salud, de saneamiento, comunitarios, personales y domésticos; 16= Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria; servicios de organizaciones y OOEE y 17=
Enseñanza.
- Concordia: surge como un caso especial por la fortísima especialización que
adquiere en 2012 en el sector primario (tanto silvicultura como agricultura y cría de
animales). Al igual que en los casos anteriores se destaca la especialización en los
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 175
sectores de electricidad gas y agua y la construcción. El perfil de especialización de
esta ciudad se completa con el comercio y la enseñanza.
- Gran Resistencia: en este caso, el sector de especialización que sobresale y
distorsiona el análisis cluster es el de la electricidad gas y agua (dentro del cual como
rama destacada puede encontrarse la producción y distribución de electricidad y
agua). La construcción, el comercio y las actividades ligadas al sector público
complementan el perfil de especialización de esta aglomeración urbana.
En suma, el ejercicio de clasificar a los aglomerados urbanos de Argentina de
acuerdo a los coeficientes de especialización sectorial en términos de empleo permite
sacar algunas conclusiones:
a) Los patrones de especialización urbana son, en términos generales,
relativamente estables en el grupo que reúne al mayor número de
aglomerados urbanos, el cluster 1. El grupo transita hacia la consolidación de
sectores poco expuestos a la competencia externa como lo son los servicios
ligados al sector público y la construcción. Llama la atención aquí que se trate
en su mayoría de ciudades de la región Noroeste y algunas del Noreste, que
se convirtieron en las zonas típicamente rezagadas tras el cese de la actividad
comercial de las misiones jesuíticas y la desaparición de la antigua ruta de la
plata. Aquellas, como se ha visto en el capítulo 2, perdieron definitivamente
su importancia económica con la consolidación de la hegemonía porteña en la
formación de una economía agroexportadora en el siglo XIX. Esas viejas
tendencias pueden palparse hasta la actualidad.
b) Resulta llamativa la creciente importancia que adquieren los sectores
intensivos en recursos naturales como sectores de especialización en casi
todas las aglomeraciones. De hecho, en tres de los cuatro clusters las
actividades primarias y extractivas han representado el primer sector de
especialización en 2012, tendencia que se avizora desde 2003, pero que
aparece ahora reforzada. Por otra parte, es la importante especialización en
esos sectores, capital-intensivos, orientados a la exportación y ligadas a los
mercados internacionales, lo que distingue a seis de las siete aglomeraciones
calificadas como casos atípicos. Esto también muestra las inercias por las que
transitan las bases económicas de las ciudades, donde ciertas circunstancias
iniciales y las influencias de la matriz institucional establecida por las
organizaciones relevantes en cada etapa histórica han configurado ciudades
enclaves cuyas estructuras productivas están fuertemente orientadas a los
inputs y sus principales ventajas competitivas radican en los recursos de la
naturaleza.
c) A la par se hace más generalizado el papel de los servicios como sectores de
especialización en las aglomeraciones urbanas, confirmándose un proceso de
fuerte terciarización de estas estructuras productivas. Pero se trata, casi de
176 Natalia Usach
forma unánime, de servicios ligados al sector público y orientados al mercado
urbano-local. Este tipo de especializaciones prevalecen precisamente en los
aglomerados urbanos donde las actividades de tipo capital-intensivas ligadas
a los recursos naturales (actividades extractivas y primarias) son sectores de
especialización. En estos casos, el sector de servicios menos avanzado, más
intensivos en mano de obra, compensarían de alguna manera la menor
capacidad de absorción de trabajadores por parte de esas actividades.
d) Los servicios avanzados, más dinámicos e intensivos en tecnología y
conocimiento constituyen sectores de especialización de pocas ciudades
(cluster 2). Se trata de actividades terciarias que se desarrollan en entornos
donde la vinculación, la interconexión y las economías de urbanización
favorecen su localización y por lo tanto se despliegan con mayor facilidad en
las grandes aglomeraciones urbanas. Ciertamente resulta coherente encontrar
estas pautas de especialización en la metrópoli de Buenos Aires, tanto en la
CABA como también en los partidos del GBA, así como en la segunda
ciudad más poblada, Gran Córdoba. Allí los marcos institucionales que
regularon históricamente el desempeño de los agentes económicos han
generado importantes ventajas de localización para este tipo de sectores
avanzados cuyo mercado excede al mercado nacional y donde la información
es uno de sus principales insumos. Por otra parte, podría conjeturarse que la
especialización de aglomeraciones de menor tamaño en servicios
evolucionados estaría vinculada con actividades donde importa más el acceso
a mano de obra especializada y su coste, que el acceso a información (esta
podría ser la situación de Salta, Bahía Blanca-Cerri o Gran Mendoza, por
ejemplo). Sin embargo, más allá de estas diferencias es de subrayase que, las
actividades más dinámicas de la economía global actual se despliegan en la
cúspide de la jerarquía urbana y dentro de ella, con diferente intensidad en
cada espacio.
e) Las manufacturas en general no desempeñan un papel muy relevante como
sectores de especialización en la mayor parte de las áreas urbanas
consideradas. La especialización en industrias manufactureras se ciñe a un
reducido número de ciudades, algunas de las que también cuentan con algún
tipo de incentivo fiscal o política expresa de promoción industrial que
funcionan como ventajas de localización, tal el caso del aglomerado Ushuaia-
Río Grande o el de San Luis-El Chorrillo, el que ha transitado un importante
proceso de reconfiguración productiva durante los años recientes.
f) Las aglomeraciones que presentaron en 2012 especializaciones atípicas, las
patagónicas más Gran San Juan, Concordia y Gran Resistencia, tienden a
consolidar perfiles orientados a sectores intensivos en capital, de fuerte
demanda externa ya sea nacional o internacional, pero que se caracterizan por
sus bajos encadenamientos locales. O bien en manufacturas relativamente
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 177
intensivas en tecnología, que dependen para su desarrollo de políticas
estatales de protección. Esto pone en relieve la importancia de las ventajas de
localización, donde la oferta de factores (especialmente los recursos naturales
o mercados de trabajo especializados) y los beneficios derivados de las
políticas de promoción industrial constituyen las principales condiciones de
atractividad territorial de estas ciudades.
4.4 ¿Estructuras productivas cada vez más diferentes y
diversificadas?
El análisis previo ha permitido bosquejar los perfiles de especialización de los
aglomerados urbanos en términos de empleo, revelando la complementariedad entre
sus economías y mostrando que el papel económico de estas ciudades no se aparta
mayoritariamente de los que tradicionalmente han cumplido. Ahora cabe analizar de
forma cuantitativa si esos patrones de especialización vienen implicando una
creciente desigualdad entre aglomerados urbanos o por el contrario se tiende a una
relativa igualación. Para responder este planteo se han calculado los índices de
desigualdad (Figura 4.4) y de asociación geográfica (Cuadro 4.8) cuyas expresiones
han sido referidas en el epígrafe metodológico del capítulo.
Los valores del índice de desigualdad apuntan a que en el caso de las aglomeraciones
urbanas analizadas la desigualdad es alta: en 2003 el valor del índice fue de 2,423 y
mantiene cierta inercia en el corto del periodo estudiado, aunque es apreciable un
ligero aumento en 2012: 2,461. Las ciudades con estructura sectorial más diferentes
en 2003 eran San Luis-El Chorrillo (5,538), Río Gallegos (5,025), Comodoro
Rivadavia-Rada Tilly (3,930), Ushuaia-Río Grande (3,853) y Santa Rosa Toay
(3,261), mientras que en 2012 entre las más desiguales se encontraban: Río Gallegos
(4,636), Ushuaia-Río Grande (4,540), Comodoro Rivadavia-Rada Tilly (4,362), Gran
Catamarca (3,678) y Gran La Plata (3,559).
Si bien el valor extremo más alto del índice se ha reducido (de 5,538 a 4,636), el
mínimo ha aumentado, pasando del 0,997 (partidos del GBA) de 2003 a 1,071 en
2012 (Gran Mendoza).
Además, en la mayoría de las aglomeraciones urbanas se produjo un incremento de
la desigualdad entre 2003 y 2012 (Figura 4.4). Se destacan los casos de Gran
Rosario, Gran La Plata, Gran Catamarca, Gran Santa Fe y Gran Resistencia. Por otro
lado 13 aglomerados tendieron a acercarse al promedio; sobresalen San Luis-El
Chorrillo y Río Cuarto.
Evidentemente, en términos generales no puede hablarse de una tendencia
convergente en la composición sectorial del empleo entre las ciudades, sino más bien
cabría pensar que los patrones de especialización conducen a las ciudades a
diferenciarse cada vez más.
178 Natalia Usach
Figura 4.4: Índice de desigualdad en 2012 y variación entre 2003-2012
Fuente: Elaboración propia utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares – INDEC.
Abonan esa afirmación los resultados de los índices de asociación geográfica tipo
Florence calculados (Cuadro 4.8). Como puede verse estos índices muestran que las
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 179
estructuras productivas urbanas, en términos de empleo, son más distintas respecto a
la media del conjunto de ciudades en 2012 que en 2003 (el índice promedio pasa de
0,138 a 0,145). Además, la evolución de los índices no sólo señalan que se
incrementa la desigualdad promedio sino también la de los valore extremos: la
aglomeración más distinta a la media en 2003 era Río Gallegos (con un índice de
0,261) y la más similar Gran Rosario (con un índice de 0,059); mientras que en 2012
ambos valores extremos se profundizan (0,281 y 0,063) siendo el aglomerado más
diferente Ushuaia-Río Grande y el menos diferente Gran Mendoza.
Cuadro 4.8: Índice de Florence de la estructura productiva urbana, años 2003 y 2012 2003 2012
Índice IF promedio 0,138 Índice IF promedio 0,145 Promedio 25% más diferente 0,206 Promedio 25% más diferentes 0,220 Promedio 25% menos diferentes 0,078 Promedio 25% menos diferentes 0,077
Fuente: Elaboración propia utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares – INDEC.
La tendencia se evidencia particularmente en el promedio del cuantil más distinto
(pasa de 0,206 a 0,220) que en 2003 estaba compuesto por las cuatro aglomeraciones
urbanas patagónicas junto a Santa Rosa-Toay, San Luis-El Chorrillo y Jujuy-Palpalá.
Aunque estas últimas y la patagónica Neuquén-Plottier en 2012 presentan estructuras
productivas algo menos diferentes del promedio. En ese año se suman a las más
distintas Gran Catamarca, Gran Resistencia, Formosa y Concordia.
Pese a esa tendencia general hacia una mayor diferenciación entre las
aglomeraciones urbanas y la media, el cuantil de las más similares se mantiene
prácticamente sin cambio (0,078 y 0,077 en promedio). Entre el 25% de las
180 Natalia Usach
aglomeraciones más parecidas en 2012 figuran Gran Mendoza, Gran Córdoba, Gran
Tucumán-Tafí Viejo, Salta, Gran Rosario, los Partidos del GBA y Río Cuarto (sale
Gran Santa Fe al aumentar el valor de su índice en 2012) (Cuadro 4.8).
En suma, la evidencia respalda la idea de que los procesos de especialización en
curso tienden a la divergencia más que a una mayor igualdad entre las estructuras
productivas urbanas: un número importante de ellas transitan hacia sectores
expuestos a la demanda mundial de commodities vinculadas a la explotación de
ventajas naturales, mientras en otras, como se ha visto, a esos sectores se suman
importantes especializaciones en actividades ligadas al sector público y en la
construcción. Éstas parecen ser las más diferentes.
Adicionalmente, el cálculo de los coeficientes de diversidad aporta otro punto de
vista y mayor información respecto a las estructuras productivas urbanas. Los
resultados de calcular estos coeficientes expuestos en la Figura 4.5 permiten afirmar
que la concentración sectorial promedio de los aglomerados se ha reducido entre
2003 (0,133) y 2012 (0,123). En otras palabras puede decirse que, en general, los
aglomerados urbanos son más diversos en la distribución sectorial del empleo. En
efecto, en la Figura 4.5 que muestra la variación en el valor de los coeficientes de
diversidad puede notarse que mayoritariamente las ciudades han ganado diversidad
durante el periodo reciente, es decir el empleo ha ido repartiéndose en un mayor
número de sectores.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 181
Figura 4.5: Coeficientes de diversidad en 2012 y variación entre 2003-2012
Fuente: Elaboración propia utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares – INDEC. Nota: el signo negativo de los coeficientes de variación han de interpretarse como una reducción del valor del coeficiente
de diversidad entre 2003 y 2012 (por tanto una menor concentración y más diversificación).
182 Natalia Usach
Entre las ciudades más diversificadas, con una distribución más homogénea entre
sectores, figuraban en 2003 Comodoro Rivadavia-Rada Tilly (0,104), Ushuaia-Río
Grande (0,117), Partidos del GBA (0,118), CABA (0,119) y Gran Mendoza (0,122).
Frente a ello, los aglomerados donde se registraba una mayor concentración sectorial
del empleo, y por tanto menos diversidad, fueron en ese año San Luis - El Chorrillo
(0,145), Gran Resistencia (0,147), La Rioja (0,149), Concordia (0,151) y Posadas
(0,154).
Nueve años más tarde, entre las más diversificadas figuran Ushuaia-Río Grande
(0,099), San Luis-El Chorrillo (0,102), Gran San Juan (0,106), Mar del Plata-Batán
(0,106) y Comodoro Rivadavia-Rada Tilly (0,108). Mientras que en 2012 las que
tienen una mayor concentración son Gran Tucumán-Tafí Viejo (0,135), Gran Paraná
(0,135), Gran Resistencia (0,140), Formosa (0,147) y Posadas (0,148) (Figura 4.5).
A propósito cabe preguntarse a qué sectores se debe esta mayor diversidad promedio,
cuánto aporta cada sector económico, en términos de empleo, al valor de los
coeficientes de diversidad obtenidos.
En el Cuadro 4.9 se muestra la composición sectorial de los coeficientes de
diversidad en ambos años considerados. En general, el sector comercio y reparación
vehículos y enseres, los servicios sociales, salud, asociaciones y hogares y los
servicios ligados al sector público (administraciones públicas y enseñanza)
constituyen las principales actividades, tanto en 2003 como en 2012 en la
composición del coeficiente de diversidad (particularmente en las ciudades menos
diversificadas). Sin embargo en ese último año la relevancia general de estos sectores
tiene menor intensidad ya que ganan participación las siguientes actividades:
- Construcción: (que pasa de explicar el 4,90 al 10,21 del indicador de diversidad
general), siendo especialmente notoria su importancia en el coeficiente de Formosa
(20%), San Luis-El Chorrillo (17%), Gran Resistencia, Gran Catamarca y Jujuy-
Palpalá (en torno al 15%).
- Servicios de alta tecnología y empresariales: han incrementado su participación
porcentual en la conformación del indicador de diversidad (del 3,4% en 2003 al 4,4%
en 2012). La mayor importancia de estas ramas del terciario avanzado en el indicador
de diversidad se aprecia fundamentalmente en la CABA y en las localidades
intermedias más grandes como Gran Córdoba, Gran La Plata, Mar del Plata-Batán,
Gran Rosario, Bahía Blanca-Cerri, Salta y Gran Mendoza; por citar aquellas donde
los servicios avanzados y a empresas en 2012 suponen un proporción del coeficiente
mayor a la promedio (4,4%).
- Servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones: incrementan su
participación en el coeficiente promedio de diversidad, pasando de significar el
1,67% en 2003 al 2,07% en 2012. Entre las aglomeraciones en cuyos indicadores
estos servicios son más relevantes se destacan: los Partidos del GBA, Mar del Plata-
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 183
Batán, Gran Rosario, Bahía Blanca-Cerri, Jujuy-Palpalá, Gran Córdoba y San Luis-
El Chorrillo.
- Servicios de hotelería, restauración y turismo: en 2012 representan una proporción
mayor del coeficiente de diversidad que en 2003 (1,18 y 0,65 respectivamente). Entre
las aglomeraciones con una fuerte tradición turística e incluso en algunas con bajo
grado de diversificación es donde ha ganado peso este sector dentro del indicador de
diversidad. Sobresalen: Mar del Plata-Batán, Salta, CABA, Ushuaia-Río Grande, Río
Cuarto, Gran Córdoba, Gran Mendoza y Gran Tucumán-Tafí Viejo entre otras.
Además de esos sectores, se destaca un mayor papel en 2012 que en 2003 de las
manufacturas de alta, media alta y media baja tecnología, los servicios de
intermediación financiera, los inmobiliarios y de alquiler y el sector extractivo con
sus actividades de apoyo (Cuadro 4.9), aunque con porcentajes de participación muy
reducidos.
Cuadro 4.9: Coeficiente de diversidad de la estructura productiva urbana y su distribución
porcentual por sectores de actividad, años 2003 y 2012 2003 2012
Promedio total 0,133 0,123 Primarias y actividades de apoyo 0,39 0,24 Extractivas y actividades de apoyo 0,51 0,95 Manufacturas alta tecnología 0,06 0,30 Manufacturas media-alta tecnología 0,16 0,45 Manufacturas media-baja tecnología 0,24 0,42 Manufacturas baja tecnología 3,26 2,90 Servicios de alta tecnología y a empresas 3,44 4,40 Ss. de Intermediación financiera y otros Ss. financieros 0,15 0,32 Inmobiliarios, de alquiler y otros de apoyo a empresas 0,22 0,39 Ss. de hotelería, restauración y turismo 0,65 1,18 Electricidad, gas y agua 0,07 0,07 Construcción 4,90 10,21 Ss. de transporte, almacenamiento y comunicaciones 1,67 2,07 Comercio y reparación vehículos y enseres 31,97 30,31 Servicios sociales, salud, asociaciones y hogares 29,33 24,21 Administraciones públicas y OOEE 15,40 14,43 Enseñanza 7,56 7,09 Otras no especificadas 0,04 0,08 Total 100,00 100,00
Fuente: Elaboración propia utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares – INDEC.
Respecto a las manufacturas de alta tecnología (pasan del 0,06% del indicador en
2003 al 0,30% en 2012) y resultan más significativas en la diversificación del
aglomerado urbano Ushuaia-Río Grande fundamentalmente, también en San Luis-El
Chorrillo y los Partidos del GBA. Un panorama similar se presenta en las industrias
clasificadas como de tecnología media-alta donde es en las dos primeras
aglomeraciones mencionadas y en el Gran Córdoba donde este tipo de manufacturas
aporta un porcentaje mayor a la diversidad productiva urbana en 2012. Recuérdese
que Ushuaia-Río Grande y San Luis-El Chorrillo son aglomeraciones urbanas cuyas
provincias gozan de un régimen especial de promoción industrial; mientras que
Córdoba es destinataria de políticas de fomento específicas del sector automotriz.
Las manufacturas de intensidad tecnológica media-baja se destacan en la
conformación de los coeficientes de Gran Rosario, San Luis-El Chorrillo, Gran San
184 Natalia Usach
Juan, Comodoro Rivadavia-Rada Tilly, Bahía Blanca-Cerri, Gran La Plata y Gran
Córdoba.
Con relación a los servicios de intermediación financiera y otros servicios financieros
cabe decir que su ligera mayor importancia se refleja en la estructura económica de
la CABA fundamentalmente, aunque también en la de otras como Gran Rosario,
Gran Córdoba, Gran Santa Fe, Gran Paraná, Santa Rosa-Toay, Mar del Plata-Batán,
Mendoza y Comodoro Rivadavia.
Los servicios inmobiliarios, de alquiler y otros servicios empresariales comunes han
ganado importancia en la diversificación de ciudades como: Mar del Pata-Batán,
Ushuaia-Río Grande, Comodoro Rivadavia-Rada Tilly, Río Gallegos, CABA, Gran
Córdoba, Neuquén-Plottier, Gran Mendoza y Río Cuarto, en donde la participación
porcentual de estas actividades terciarias es superior a la participación general
promedio en 2012 (0,39%).
En el coeficiente general de diversidad, la participación del sector extractivo y sus
actividades conexas se ha incrementado entre 2003 y 2012 (de 0,51% a 0,95%
respectivamente), dando la pauta de que estas actividades tienen una menor
concentración geográfica y que aportan a la diversificación de un mayor número de
aglomeraciones, tal y como se advirtió en la sección anterior. En 2003 eran apenas 2
ciudades donde el sector presentaba una participación superior al promedio:
Comodoro Rivadavia-Rada Tilly y Río Gallegos; mientras que en 2012 son 4:
Comodoro Rivadavia-Rada Tilly, Neuquén-Plottier, Río Gallegos y Gran San Juan
(cuatro de los siete casos clasificados como especializaciones atípicas). Cabe decir
que en otras 7 aglomeraciones las actividades extractivas tienen un crecimiento en la
conformación de los índices de diversidad, aunque por debajo del promedio.
En suma, la recomposición sectorial interna de las ciudades muestra papeles todavía
poco importantes para los sectores más avanzados, intensivos en conocimiento,
talento, tecnología y de mayor valor añadido. Estos sectores han mejorado la
diversificación de algunas aglomeraciones intermedias, pero sobre todo de la CABA,
(principalmente los servicios) y los partidos del GBA (en manufacturas). Las
actividades extractivas, las vinculadas al turismo y al mercado urbano-local son las
que ganan terreno en la composición sectorial interna de las restantes aglomeraciones
que han mejorado su diversificación. Esta evidencia está en línea con los
planteamientos del capítulo anterior respecto a que las actividades comerciales y
servicios tradicionales siguen un patrón de localización relativamente regular y
relacionado con el tamaño de las ciudades; que la presencia de recursos naturales
(importante en las actividades extractivas y las turísticas) constituye un factor de
dispersión de las actividades productivas entre los espacios; mientras que las
actividades más evolucionadas están vinculadas a entornos amplios, densos y
diversificados como lo son las grandes aglomeraciones urbanas.
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 185
4.5 Conclusiones del capítulo
Los resultados del análisis efectuado sugieren que durante los años recientes las
localidades urbanas argentinas han experimentado cambios en sus bases productivas:
en algunas ciudades se registran nuevas pautas de especialización y en otras el
reforzamiento o mantenimiento de tendencias previas, que en todo caso parecen
encaminadas a una creciente desigualdad y, en consecuencia, complementariedad
entre bases económicas diferentes. Es que parece evidente que los cambios más
recientes en las pautas de especialización potencian la desigualdad de estas
estructuras entre sí y con el promedio del conjunto urbano, confirmándose un cambio
estructural desequilibrado entre ciudades.
En la etapa reciente signada por la mayor presencia del Estado como regulador e
impulsor de la demanda interna y la actividad económica, la especialización
productiva urbana parece estar cada vez más asentada en ventajas estáticas, donde la
oferta de factores fijos y, en algunos caso, los beneficios derivados de las políticas de
promoción industrial, constituyen las principales condiciones de desenvolvimiento
para las actividades económicas en las ciudades.
En este sentido llama la atención la importancia relativa que han adquirido las
actividades intensivas en recursos naturales, de fuerte demanda internacional,
relacionadas con mercados e inversores externos, fundamentalmente la producción
de commodities. El sector primario y el extractivo forman parte del perfil de
especialización de un mayor número de ciudades en 2012 que a principio del periodo
estudiado. Sin embargo es de aclararse que el mismo, en algunas ciudades, está
relacionado con la localización de las sedes empresariales desde donde se dirigen,
gestionan y comandan los procesos productivos y donde también las empresas se
proveen de servicios especializados para la ejecución de las etapas de producción en
otros espacios, siendo ese el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2012,
por ejemplo. En esos otros espacios, las bases económicas están fuertemente
condicionadas por importantes externalidades de localización, que surgen por la
disponibilidad de ventajas naturales de sus hinterlands, con importancia del empleo
vinculado a las actividades primarias o extractivas que se desarrollan a la par de una
marcada especialización en sectores orientados al mercado urbano/local, como la
construcción, y los servicios ligados al sector público.
El caso mencionado de la CABA con especialización en el sector extractivo es un
claro ejemplo de cómo los espacios tienden a especializarse funcionalmente y la
complementariedad no sólo es entre sectores sino que, hacia adentro de un sector
económico, las empresas localizan las distintas partes de los procesos en aquellos
territorios que ofrecen las ventajas adecuadas para su desenvolvimiento.
Ligado con esto, el análisis efectuado también ha puesto en evidencia que los
sectores más avanzados no se desarrollan en cualquier espacio sino que tienen
localizaciones muy concretas. En el caso de los servicios punta, intensivos en
186 Natalia Usach
conocimiento, es clara su tendencia a desplegarse en entornos donde priman
economías de urbanización, altos contactos, buena conectividad, alta concentración,
masa crítica: la ciudad de Buenos Aires; es decir el tradicional nodo de vinculación,
interconexión y servicios (y en menor proporción los partidos del GBA y Gran
Córdoba). Respecto a las manufacturas de mayor carga tecnológica se repetiría el
concepto anterior: mayor importancia en grandes ciudades, si no fuera por la
intervención estatal en el sostenimiento de beneficios fiscales para las industrias
radicadas algunos puntos específicos del territorio nacional, entre los que sobresale el
aglomerado Ushuaia-Río Grande.
En la metrópoli de Buenos Aires parece funcionar una dinámica de complementación
entre la CABA y los partidos del GBA como parte de un proceso de transformación
metropolitana que impulsa a la dispersión de ciertas funciones tradicionales de la
ciudad central hacia su conurbación. Es el caso de la especialización en manufacturas
de alto contenido tecnológico que se refuerza en los partidos del GBA y se atenúa en
la CABA, donde además se intensifica y refuerza el perfil terciario, particularmente
en servicios ligados al conocimiento.
En suma, como principal conclusión puede señalarse que en el aspecto productivo no
todas las ciudades tienen las mismas oportunidades ante la globalización y que el
cambio estructural es desequilibrado entre ciudades que transitan las sendas
históricamente trazadas. Los cambios en los perfiles de especialización se montan
sobre la continuidad de históricos desequilibrios estructurales de la distribución
espacial de las actividades económicas en Argentina. Es que el funcionamiento
territorial preexistente, esbozado en el capítulo 2 de este trabajo, parece seguir
marcando el rumbo de la recomposición sectorial reciente, donde el escenario más
plausible es la mayor desigualdad entre estas estructuras de producción.
Actualmente, como en el siglo XIX, el contexto externo parece ser determinante para
la estructuras productivas exportadoras: la metrópoli de Buenos Aires,
fundamentalmente para la ciudad central, así como para las localidades
especializadas en commodities que se colocan, a través de ella, en los mercados
mundiales. En este sentido, el espacio económico entre ciudades estaría funcionando
como una red donde el hub es Buenos Aires y las economías de orientación
primaria/extractiva/exportadora sus spokes.
Por otro lado también estos resultados señalan que, como se ha reiterado antes en
esta tesis, la historia importa; tanto que las actividades más dinámicas de la economía
global sin duda muestran preferencia por los lugares cuyo pasado los haya dotado de
ciertas condiciones de oferta, ventajas de localización, que les confiera fertilidad y
atractividad; en definitiva mayores oportunidades.
Distinto grado de especialización en productos primarios y energéticos, en ramas
orientadas al mercado local o en manufacturas de mayor contenido tecnológico
(sostenidas por políticas nacionales de promoción) funciona como forma de inserción
Capítulo 4 Dinámica productiva urbana: especialización, desigualdad y diversidad en el...
Natalia Usach 187
de la gran mayoría de las ciudades en la economía nacional y en los referidos
circuitos globales. No obstante, estos perfiles evidencian la fragilidad de las
economías urbanas ante posibles cambios en las prioridades de las políticas estatales
de fomento, frente a las fluctuaciones de los mercados mundiales de materias primas
y energéticas y ante la incertidumbre que implica la crisis mundial contemporánea.
En contrapartida, el papel de la CABA y de los partidos del GBA parece reforzado
por la dinámica de complementariedad sectorial y funcional que se produce entre los
dos espacios metropolitanos, lo que permite a las empresas aprovechar la
combinación de ventajas de localización y de urbanización que el gran tamaño, la
buena conexión y los mercados de trabajo densos y especializados les proveen. La
gran metrópoli, en esta etapa, refuerza el papel de productor de servicios y bienes
más sofisticados, fuertemente relacionados e influidos por procesos económicos
globales, reafirmando así su papel como gran centro de negocios e interconexiones
con la economía mundial. Esta dinámica se encuadra en el proceso de reorganización
que la metrópoli de Buenos Aires viene experimentando desde hace varias décadas y
que en el siguiente capítulo será examinada desde un punto de vista funcional.
Los resultados del ejercicio realizado en este capítulo permiten esbozar algunas
reflexiones respecto a las políticas públicas con incidencia en el territorio. En primer
término señalar que en el ámbito local parece necesario reconocer que el crecimiento
de las ciudades debiera sustentarse no tanto en las favorables condiciones de
demanda externa o en los beneficios de políticas de fomento como actualmente
ocurre, sino en la oferta de factores arraigados localmente que constituyan ventajas
competitivas en cada ciudad. Este tipo de ventajas, además de coadyuvar a un
elevado desempeño de los sectores de especialización, posibilitaría el mejoramiento
de las capacidades productivas y el desarrollo de nuevas actividades en la economía
local promoviendo la diversificación de sus estructuras de producción, mejorando las
posibilidades de enfrentar las fluctuaciones externas y las fases del ciclo económico,
permitiendo procesos de crecimiento sostenidos y más sustentables.
Es claro que, además de las acciones emprendidas en este sentido por los gobiernos
locales implicados, resulta indispensable que desde el ámbito nacional se establezcan
las reformas institucionales necesarias para garantizar la competencia y la movilidad
de factores entre ciudades, lo cual resulta ineludible para favorecer la actividad
económica en los diversos espacios del territorio argentino.
Esto posiblemente implique, por un lado, replantear la política de promoción
industrial actual considerando los costes fiscales y sociales frente a los beneficios de
su sostenimiento. Es decir, se hace preciso evaluar los resultados de estas
intervenciones de fomento a la industria en las economías locales y en la economía
nacional. Por otro, también involucra reconocer la responsabilidad que tiene el
Estado en la dotación de infraestructuras de transporte y comunicaciones que
permitan la vinculación en un sistema urbano donde, salvo en la región central, la
188 Natalia Usach
Pampeana, las ciudades están dispuestas de forma discontinua y donde extensas áreas
carecen de cobertura urbana. Las infraestructuras de trasporte de pasajeros y de carga
juegan un papel clave en la difusión de las innovaciones, el intercambio y la
interconexión entre las localidades, impulsando sus economías y promoviendo la
cohesión territorial. Es que si, como se desprende del presente análisis, el cambio
estructural es desequilibrado entre los espacios porque la aglomeración proporciona
ventajas que hacen más eficiente la producción de forma concentrada (más aún en
sistemas primaciales como el argentino), sólo las buenas infraestructuras que
permitan la conexión de las ciudades más remotas con el resto del sistema supondrá
algún futuro para estas localidades.
Finalmente, queda decir que el análisis del presente capítulo se ha realizado tomando
fuentes alternativas de datos, pretendiendo superar el principal escollo de tipo de
estudios: la carencia de estadísticas económicas a escala urbana. En este sentido, el
capítulo significa un esfuerzo por comprender qué pasa en estas economías tomando
datos de empleo sectorial. Esto constituye un avance respecto al estado del arte y una
base a partir de la cual profundizar y ampliar el trabajo cuando, en el futuro, se
publiquen los datos económicos del último operativo censal o se disponga de nuevas
fuentes de información por localidades urbanas.
En ese sentido, la labor aquí realizada abre un abanico de temas a profundizar en el
futuro. En primer lugar, dada la importancia de los sectores densos en conocimiento,
talento y creatividad en la generación de valor y su papel clave en el crecimiento
económico sería de gran interés conocer de manera más precisa la geografía de estos
sectores en Argentina. Si bien se ha visto en este trabajo que los sectores intensivos
en tecnología y conocimiento tienden a estar concentrados en la cúspide de la
jerarquía urbana y que en la gran mayoría de ciudades su presencia es marginal,
habría que ahondar en este asunto y poder distinguir, incluso de forma
intrametropolitana, cuáles y cómo son los espacios privilegiados por estas
actividades. Así como saber cuál son sus cadenas de valor y su aportación a la
riqueza de las ciudades.
Vinculado con esto, otro tema que requiere mayor estudio es el referido a las
estrategias de desarrollo local, de diversificación productiva y mejora de la
competitividad urbana. El estudio de caso puede resultar un método pertinente para
ello. En paralelo, se torna también necesario, desde el punto de vista académico y de
las políticas públicas, analizar los beneficios y costes de las normas vigentes de
promoción industrial, evaluando cómo su implementación afecta a las economías
locales y al conjunto de la economía nacional.
También debiera ahondarse en el análisis de la especialización funcional entre las
ciudades, excediendo la perspectiva puramente sectorial, lo cual demandará nuevas
fuentes de información y estrategias metodológicas que combinen técnicas
cuantitativas y cualitativas.
Capítulo 5
Transformaciones territoriales en la
metrópoli de Buenos Aires: dispersión y
policentrismo
5.1 Introducción
En el segundo capítulo de este trabajo se han explicado las circunstancias y los
factores de diverso orden que, en el devenir histórico de Argentina, fueron
organizando el territorio y la economía en torno a una aglomeración principal. La
preeminencia de la metrópoli de Buenos Aires, tanto en lo poblacional como en lo
productivo respecto al resto de ciudades, ha quedado expuesta también en los
capítulos tercero y cuarto. Es así que desde el punto de vista poblacional se ha
verificado un renovado dinamismo de la ciudad central, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, y de espacios específicos dentro del área metropolitana, lo que aparece
como nota distintiva en el periodo reciente, indicando posiblemente nuevas
dinámicas de crecimiento metropolitano. Desde lo productivo se ha podido advertir
la preponderancia que mantiene la ciudad central respecto a su especialización en el
terciario superior y la dinámica que parece establecerse con el resto de la metrópoli
en cuanto a nuevas tendencias de localización de industrias y también de servicios.
Es que desde las últimas décadas del siglo pasado una de las trasformaciones más
destacadas en la organización urbana de Argentina se relaciona con las formas de
crecimiento metropolitano expandidas, de baja densidad, con patrones distintos al
clásico monocéntrico. ¿Estos nuevos patrones de crecimiento podrían estar
significando pautas de policentrismo? ¿Las subcentralidades emergentes tendrán
capacidad de incidencia en la organización metropolitana o simplemente se tratar de
concentraciones de empleo y población que continúan manteniendo gran
190 Natalia Usach
dependencia de la CABA? ¿Qué caracteriza a las relaciones funcionales que se
producen en las distintas zonas de la metrópoli?
Para responder a esas preguntas, en esta parte final de la investigación los esfuerzos
se enfocan en el estudio en la metrópoli de Buenos Aires, con el objetivo de
identificar y analizar su proceso de reorganización metropolitana atendiendo a las
nuevas dinámicas de crecimiento urbano desde una perspectiva funcional. Para
diferenciar los patrones de crecimiento disperso y policéntrico se reconocen los
subcentros con capacidad para generar circuitos independientes de la ciudad central y
se examinan las relaciones funcionales entre los distintos componentes de la
metrópoli, permitiendo una caracterización de las áreas de influencia y de la ciudad
central. A diferencia de los capítulos precedentes, en esta parte del trabajo se cuenta
con datos de movilidad laboral que permiten conocer los flujos que discurren por la
metrópoli posibilitando una aproximación a las interacciones metropolitanas.
El capítulo está organizado de la siguiente forma. En la siguiente sección (5.2) se
presenta el encuadre teórico-metodológico donde se revisan las nociones de
policentrismo y dispersión entendiéndolos como dos procesos de organización
metropolitana diferenciados por la capacidad de las áreas de aglomeración para
influir en la estructura urbana. Esta perspectiva requiere de la incorporación de
información relacional, por lo cual se trabaja con datos de movilidad laboral en
combinación con datos de empleo y población.
En la sección 5.3 la descripción preliminar de los datos aporta las primeras
evidencias respecto a los cambios en los procesos de reorganización metropolitana en
Buenos Aires. Posteriormente, en la sección 5.4 se realiza el análisis empírico. En
primer lugar se identifican los subcentros potenciales, se realiza el cálculo de los
índices de movilidad laboral y se analizan las relaciones entre dichos índices para
determinar el grado de incidencia de los subcentros en su entorno, considerando
como áreas de influencia a los corredores metropolitanos. A continuación, en la
sección siguiente (5.5) se profundiza el análisis de la dinámica de dichas áreas y de la
ciudad central teniendo en cuenta las características de las relaciones funcionales a
partir de variables tales como: tipo de relación laboral, tipo de ocupación y nivel
educativo de los trabajadores implicados en los flujos de movilidad obligada en la
metrópoli.
Por último, el capítulo se cierra exponiendo las conclusiones en la sección 5.6. Entre
otras cuestiones se hace hincapié en que la reorganización metropolitana en curso
sigue un patrón de crecimiento mixto marcado por la dispersión residencial,
especialmente en las coronas más alejadas de la ciudad central y la presencia de
subcentros de empleo que mantienen una dinámica interna propia que logra ejercer
influencia en la estructura urbana. Se corrobora que en los corredores Norte y
Noroeste los subcentros tienen influencia alta, mientras que en el Sur y Sudeste la
incidencia de los subcentros es media-alta. Estos resultados aportan evidencias
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 191
respecto a la existencia de pautas de policentrismo en la metrópoli que se estarían
dando junto a la revitalización de la ciudad central que continúa ejerciendo un papel
importante en la dinámica espacial metropolitana. En efecto, la evidencia que se
analiza durante el capítulo apunta a que la dependencia funcional que las diferentes
zonas metropolitanas tienen respecto a la ciudad central parece estar especialmente
referida a flujos de trabajo de alta formación ligados a las actividades y servicios más
evolucionados y avanzados y que flujos de este tipo principalmente provienen de los
corredores Norte y Noroeste.
5.2 Encuadre teórico-metodológico
Las metrópolis en todo el mundo han venido experimentando cambios profundos
tanto en su fisonomía externa como en su organización interna. Cambios
estructurales, morfológicos, funcionales, culturales y sociales se vinculan a las
dinámicas de la actual fase de globalización. Como se ha expuesto en el capítulo
introductorio de este trabajo, los avances tecnológicos aplicados a la producción, las
comunicaciones y el transporte, posibilitan la reducción de costes de transacción y
gestión a distancia y, con ello, una ampliación de las externalidades asociadas a lo
urbano que, a las clásicas economías de aglomeración, se adicionan las economías de
red (Trullén & Boix, 2003; Boix, 2002, 2003 y 2004). Gracias a ello muchas
ciudades y metrópolis crecen con pautas locacionales y residenciales
desconcentradas, distintas a los clásicos modelos de crecimiento urbano compactos y
concentrados (Cuadrado Roura & Fernández Güell, 2005).
Estos procesos de transformación metropolitana son claros también en la realidad
latinoamericana (Prèvôt-Schapira, 2000a; De Mattos, 2006 y 2010; Romein,
Verkoren & Fernández-Maldonado, 2009; Rubiera Morollón & Aponte Jaramillo,
2009; Fernández-Maldonado, Romein, Verkoren & Parente, 2014). Por ejemplo, en
el caso chileno Truffello & Hidalgo (2015) constatan la evolución del área
metropolitana de Santiago hacia una estructura urbana policéntrica como
consecuencia de la aparición, consolidación y evolución de numerosos subcentros
comerciales. También en Chile, Maturana & Arenas (2012) y Maturana, Vial &
Poblete (2012) estudian el policentrismo para las regiones del sur, hallando bajos
niveles. En el caso de la Zona Metropolitana de México, Muñiz, Sánchez & García-
López (2015) advierten la evolución hacia una estructuración tentacular que avanza
sobre los corredores de actividad en los que se emplazan los subcentros de empleo,
dada la capacidad estructurante de las infraestructuras viarias; frente a la localización
residencial cada vez más lejana a tales subcentros. Por su parte, Gonzales de Olarte
& Del Pozo Segura (2012) han confirmado recientemente el carácter policéntrico de
Lima usando funciones de densidad y concentración de empleo.
Así pues existe evidencia de la coexistencia en el territorio de dinámicas conjuntas de
difusión y concentración espacial selectiva de la población, de las actividades
192 Natalia Usach
productivas y de las funciones económicas que impactan directamente en la
organización y funcionamiento de las ciudades en todas las escales. En el nivel
metropolitano es posible constatar no solamente procesos de suburbanización a partir
de la mera difusión residencial hacia las periferias, que las redes de autopistas y el
automóvil posibilitan, sino la formación de verdaderos subcentros metropolitanos
especializados según las funciones empresariales en ellas localizadas (Duranton &
Puga, 2005). En consecuencia, las estructuras metropolitanas tienden a ser cada vez
más multipolares o policéntricas (Méndez, 2007) donde nuevas centralidades se
constituyen no sólo como lugares de residencia, pauta típica de los procesos de
sprawl y suburbanización, sino también como centros de producción, consumo,
comercio, recreación y ocio y de servicios a la producción y a las personas (Vecslir
& Ciccolella, 2011).
La metrópoli de Buenos Aires no ha sido ajena a estas transformaciones territoriales
(Ciccolella, 1999; Vidal-Koppmann, 2008; Romein et al., 2009; Vecslir &
Ciccolella, 2011; Colella, 2013). La “suburbanización de las élites”, que comenzó a
hacerse evidente durante los años noventa, contrasta social y espacialmente con la
más antigua suburbanización de trabajadores urbanos que se produjo a partir de los
años cuarenta durante el proceso de industrialización (Torres, 2001 y 2006), tal y
como se ha señalado en el capítulo 2 de este trabajo.
En América Latina, dichos contrastes se han traducido en la “ciudad fragmentada”,
pero también en procesos de crecimiento metropolitano en red conformando una
verdadera “ciudad-región”, policéntrica, pero de bordes difusos (Borsdorf &
Hidalgo, 2010; Borsdorf, 2003; Prèvôt-Schapira, 2000b). Dichas tendencias han ido
revelando las contradicciones y las disparidades socioterritoriales en las metrópolis
latinoamericanas impulsadas, por diversos factores, entre los que destacan las
condiciones macroeconómicas imperantes y las políticas que redujeron la acción
directa del Estado, a través de medidas que favorecieron la desregulación, promoción
y apertura al capital privado. Estos factores permitieron impulsar la modernización y
la ampliación de las carreteras, la ejecución de grandes emprendimientos
inmobiliarios (edificios inteligentes de alta gama, complejos empresariales para
sedes corporativas y gated community o urbanizaciones privadas cerradas y
exclusivas), complejos hoteleros y de restauración de nivel internacional y grandes
superficies comerciales y de ocio (Ciccolella, 1995 y 1999; Clichevsky, 1999 y 2012;
Vecslir & Ciccolella, 2011 y Ciccolella &Vecslir, 2012).
Junto con estas grandes tendencias, está emergiendo recientemente un renovado
dinamismo de las áreas centrales de las metrópolis, que podría estar poniendo coto al
periodo de acelerada suburbanización a expensas de la vitalidad de la ciudad central.
Este fenómeno ha sido identificado como “la gran inversión” y constatado en el
ámbito estadounidense (Ehrenhalt, 2012; Frey, 2014; Florida, 2014) donde las
ciudades centrales de más de un tercio de las áreas metropolitanas que superan el
millón de habitantes han crecido más rápido que las zonas suburbanas, entre 2010 y
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 193
2013. El fenómeno ha sido especialmente claro en aquellas que han tenido
importantes estrategias de regeneración urbana, los centros dinámicos
postindustriales, de alta tecnología, los ligados a la economía del conocimiento y los
high amenity downtowns, entre ellos: Nueva York, Los Ángeles, Boston, Washington
DC, Denver, Seattle o San José, en el Silicon Valley.
En los capítulos previos de este trabajo se ha constatado el renovado dinamismo
poblacional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tras décadas de pérdida de
población y asimismo se ha puesto de relieve la especialización de esta ciudad en
actividades avanzadas, como los servicios punta en complementariedad con la
estructura productiva del resto de la metrópoli, los partidos del Gran Buenos Aires.
En ese contexto, el presente análisis cobra particular interés.
Desde el punto de vista conceptual hay que destacar que el monocentrismo, como
patrón clásico de crecimiento metropolitano, se asocia a la gravitación fundamental,
la centralidad económica y funcional, que tiene la ciudad central sobre el resto de los
componentes del área metropolitana. En el modelo de crecimiento urbano
monocéntrico las relaciones entre el núcleo central y los demás núcleos son
jerárquicas, verticales de dependencia, la continuidad espacial y la compacidad y alta
densidad en el uso del suelo son atributos relevantes.
El monocentrismo, como patrón de crecimiento metropolitano está ligado al modelo
centro-periferia (en auge en los años sesenta y setenta de orígenes funcionalistas y
marxistas) donde un centro dinámico y especializado concentra los procesos
productivos finales (derivados de la industrialización), mientras las periferias se
vinculan a procesos de transformación de recursos locales, insumos de procesos
mayores; por lo que estos espacios periféricos son muy dependientes de la ciudad
central (Precedo, 1996).
Sin embargo, en la década de los años setenta, en las ciudades estadounidenses, se
hizo patente el fenómeno de declive poblacional de la ciudad central tradicional
frente al auge de áreas suburbanas; el que fue asociado inicialmente a procesos de
contraurbanización (Berry, 1976) o desurbanización (Van Den Berg, 1982) en el
contexto de la crisis económica que, por aquellos momentos, atravesaban los países
industrializados. Estos fenómenos se hicieron evidentes también, aunque con
posterioridad y connotaciones propias, en las ciudades de Europa y Latinoamérica,
en donde las nociones de ciudad sin confines (Nel.lo, 1998), dispersa (Monclús, 1998
y 1999), difusa (Indovina, 1990) o metápolis (Ascher, 1995) vinieron a nombrar los
nuevos patrones de crecimiento urbano disperso que no sólo han consistido en la
pérdida de población del área central y de algunos suburbios tradicionales, sino que
han comportado la disolución de la ciudad compacta tradicional por la ocupación
discontinua del territorio (Munclús, 1998 y 1999).
El término dispersión suele entenderse como el crecimiento urbano que se genera de
forma espontánea y se despliegan sin un orden aparente (Munclús, 1998) a partir de
194 Natalia Usach
las opciones de las clases medias y altas por viviendas unifamiliares de baja
densidad, más amplias y alejadas de los centros urbanos, que les permite escapar de
ciertos problemas asociados a la vida urbana y contar con un mayor contacto con
entornos naturales; sumado esto a las facilidades de viajar cotidianamente por el
acceso a la movilidad particular y las mejoras en infraestructuras viarias.
En efecto, la baja densidad en la ocupación del suelo, la preferencia por la vivienda
unifamiliar y la dependencia del automóvil, la fragmentación de los mercados de
trabajo y la disociación entre los lugares de residencia y empleo (Precedo, 2004) son
características de los modelos de urbanización dispersa. Otras notas particulares
asociadas a la noción de dispersión son el carácter ilimitado de su desarrollo hacia
fuera, la fragmentación del uso de la tierra, las disparidades fiscales entre los
municipios, la generación de mecanismos de exclusión en la vivienda y el empleo
basados en la raza y en clases sociales, la congestión y la contaminación ambiental
que la dependencia de los trasportes particulares genera, la concentración de la
pobreza en determinadas áreas y un declinante sentido de pertenencia a la comunidad
entre los residentes (Squires, 2002).
Para Muñiz & García-López (2013) el término dispersión se utiliza para caracterizar
fenómenos de expansión urbana de diferente naturaleza: como suma exhaustiva de
dimensiones descriptivas, como equivalente a suburbanización en tono peyorativo,
como sinónimo de contraurbanización, también como proceso nocivo o como
consumo excesivo de suelo más allá de la tasa de crecimiento de la población, como
un proceso contrario al policentrismo, como difusión de servicios urbanos y como
espacio desestructurado. Más allá de esas diferencias econtradas en la literatura,
estos autores entienden a la dispersión como un procesos de expansión urbana que
implica la descentralización de la población y del empleo siguiendo un modelo
desconcentrado, poco denso, discontinuo y falto de estructura, aleatorio o caótico
(Muñiz & García-López, 2013: 2).
Por otra parte, no suele existir una división conceptual clara entre policentrismo y
dispersión: el policentrismo es visto como una forma que puede adoptar la
dispersión, como un proceso contrario a ésta, como su estadio posterior superador o
como una etapa previa a ella (Muñiz & García-López, 2013; García-López & Muñiz,
2007). Se trata de un concepto versátil al que suele atribuírsele un contenido
normativo, como objetivo de la política territorial tendente a generar sistemas
urbanos equilibrados, cohesionados y bien jerarquizado, tómense como ejemplos la
Estrategia Territorial Europea (Comisión Europea, 1999) o el Plan Estratégico
Territorial 2010-2016 para el caso argentino (SSPTIP, 2008).
Dos tipos de policentrismo destacan en la literatura: el morfológico y el funcional
(Trullén & Boix, 2003; Green, 2007; Burger & Meijers, 2012). El primero alude a
una distribución equilibrada de los centros, es decir una desconcentración de ciertas
variables demográficas y económicas en el territorio. El policentrismo funcional se
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 195
refiere a una dimensión relacional, que considera las conexiones funcionales entre
los núcleos, donde el equilibrio conjunto da lugar a relaciones multidireccionales
entre los centros del sistema. Ambas perspectivas son complementarias ya que la
dimensión funcional no descarta el enfoque morfológico, sino que se extiende para
incluir el patrón de interacción funcional entre los centros urbanos. Es así que el
policentrismo puede ser entendido como la tendencia de la población y la actividad
económica a aglomerarse de forma significativa en algunos núcleos del sistema
urbano con capacidad para ejercer influencia sobre el mismo (Trullén & Boix, 2003).
De este modo, la perspectiva adoptada en esta investigación considera la dispersión
como un tipo de reestructuración metropolitana que genera espacios de simple
concentración poblacional, llamadas subáreas, mientras que el policentrismo es
considerado como un proceso que desencadena dinámicas de interacción entre
núcleos con cierta jerarquía en el espacio metropolitano y sus áreas de influencia,
llamados subcentros.
Los subcentros se caracterizan por su autonomía respecto a la ciudad central y
porque en ellos se establece una serie de funciones que sirven y transforman las
relaciones en un ámbito territorial más amplio (Trullén & Boix, 2003; Borsdorf,
2005). En el policentrismo, los subcentros constituyen verdaderos elementos
integradores y polos de atracción en los subsistemas urbanos en los que tiene lugar
una dialéctica con los territorios aledaños entre los que se establecen flujos de
interacción de distinta naturaleza (Roca et al., 2009; Roca, Arellano & Moix, 2011).
Es decir, el elemento funcional del policentrismo está asociado a la generación de
flujos de interacción de distintas manifestaciones socioeconómicas entre los actores
del espacio metropolitano. Como dice Méndez (2007) la diferencia del modelo
policéntrico respecto del modelo de exclusiva suburbanización residencial es la
conformación de núcleos que integran la residencia con la actividad de empleo, lo
que reduce los flujos y la dependencia respecto de los espacios centrales de
aglomeración.
En consecuencia, desde el enfoque adoptado en este trabajo dispersión y
policentrismo son procesos diferentes aunque no necesariamente excluyentes dado
que pueden manifestarse de manera conjunta en el espacio metropolitano, donde es
posible que algunas zonas del mismo sigan uno u otro proceso, dotando al área en su
conjunto de características complejas. Cada metrópoli presentaría por lo tanto
características particulares respecto a sus patrones de configuración monocéntrica,
dispersa y policéntrica; la conjunción en la metrópoli de procesos de dispersión y
policentrismo o el tránsito de un patrón de crecimiento a otro. Es factible entonces
que la dinámica de reestructuración territorial pueda seguir, en determinados
espacios metropolitanos, una aceleración de las tendencias difusoras por coronas
metropolitanas y ejes radiales, consolidando la generación de subcentros (Méndez,
2007).
196 Natalia Usach
La perspectiva adoptada en ese trabajo permite comprender la forma compleja en que
las áreas metropolitanas crecen en la actualidad, ya no solamente a costa de la
dependencia de la ciudad central, sino por la interconexión funcional y física de los
nodos metropolitanos que tienden a conservar y potenciar su propia dinámica interna.
De acuerdo a lo dicho previamente, la metodología a emplear debe permitir hacer
operativos los conceptos de dispersión y policentrismo como dos fenómenos
diferenciados por la capacidad de algunos núcleos suburbanos de influir en la
estructura metropolitana. Por lo tanto, dar cuenta del aspecto relacional resulta
absolutamente determinante.
La perspectiva habitualmente adoptada en el análisis sobre policentrismo ha sido el
análisis de funciones de densidad de algunas variables de stocks (empleo y población
especialmente) y la observación de sus cambios en un periodo de tiempo
determinado; en lugar del enfoque funcional (Green, 2007; Burger & Meijers; 2012).
Esta orientación aunque válida, no captura las relaciones funcionales entre los
diferentes espacios metropolitanos ni el grado de incidencia de los posibles
subcentros en su entorno, ya que el mero volumen y la concentración de estas
variables en algunas áreas de la metrópoli no resulta un indicador suficiente para
revelar la existencia de subcentros (García-López & Muñiz, 2007). La concentración
y alta densidad de estas variables stock podrían evidenciar un fenómeno de
dispersión o desconcentración de las mismas en subáreas, pero no la existencia de
subcentros en los términos definidos anteriormente.
Resulta relevante medir, de algún modo, las relaciones funcionales existentes en el
territorio, a partir de la identificación de subcentros y de su capacidad de influencia
en su entorno inmediato. Los flujos de movilidad por motivos de trabajo, commuting,
permiten aproximar las relaciones e influencias de y entre los subcentros y su entorno
(Trullén & Boix, 2003, Roca et al., 2009 y 2011; Marmolejo, 2011), siendo una
forma de estimar la existencia de estructuras dispersas y policéntricas. En efecto, los
flujos de movilidad entre el lugar de residencia y el de trabajo resultan indicadores
pertinentes para estimar las interacciones intrametropolitanas.
En los modelos monocéntricos los flujos de commuting fluyen desde los núcleos
periféricos de menor tamaño hacia la ciudad central, mientras que en el policentrismo
los flujos no están centralizados sino que son recíprocos: pueden originarse tanto
desde el centro metropolitano con destino a los diferentes núcleos suburbanos
(reverse commuting) así como desde ellos hacia otros centros periféricos o bien estar
crecientemente autocontenidos, en el sentido de que una parte importante de los
residentes trabaja en el propio subcentro metropolitano con bastante autonomía de la
ciudad central.
Por lo dicho, la metodología aquí empleada combina indicadores tradicionales de
concentración y densidad de población y empleo, con datos de flujos de movilidad
laboral a fin de aproximar el grado de dependencia funcional de la ciudad central por
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 197
parte de los distintos espacios de la metrópoli e identificar subcentralidades
relevantes indicativas de una estructura metropolitana policéntrica.
Los datos de empleo y población corresponden a información censal de los años
2001 y 2010, provista por el INDEC y los relativos a la movilidad residencia-trabajo
han sido tomados de la Encuesta de Movilidad Domiciliaria 2009-2010 (ENMODO)
de la Secretaría de Transporte de la Nación, efectuada en 27 partidos y la CABA, los
que constituyen las 28 jurisdicciones que componen el área de estudio de la referida
encuesta. La ENMODO fue realizada entre finales del año 2009 y principios del
2010 recolectándose información sobre la movilidad en 22.500 hogares incluyendo,
además de las características del hogar y las personas, todos los viajes de los
integrantes del hogar del día anterior con sus respectivas etapas. Se trata de la
primera encuesta de movilidad efectuada en esta metrópoli con bases de datos de
acceso público109.
De esta fuente, se han seleccionado los viajes de las personas ocupadas que tienen
como origen el hogar y como destino el lugar de trabajo, obteniéndose una matriz
origen-destino que involucra 28 jurisdicciones. Es importante aclarar que el área de
estudio en esta parte del trabajo comprende el conjunto de partidos (municipios) en
los que se ha efectuado la encuesta y en donde además se han registrado datos de
movilidad laboral. El resultado es un área compuesta por la ciudad de Buenos Aires y
27 partidos o municipios. De ellos, 24 corresponden al llamado “conurbano
bonaerense” o partidos del GBA. Éstos y la CABA forman el Gran Buenos Aires.
Por lo tanto, el área de estudio en esta parte del trabajo abarca el GBA más los
partidos de: Presidente Perón, Pilar y Escobar. Esos últimos forman parte de la
denominada Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA)110. En Figura 5.1 se
muestran las jurisdicciones que componen el área de estudio, el GBA y la RMBA.
109
Si bien se han rastreado antecedentes de este tipo de estudios aplicados en Buenos Aires, se trata de
encuestas sobre uso del trasporte y sus resultados y datos no han sido publicados. Un antecedente es el
Estudio Preliminar de Transporte de la Región Metropolitana llevada a cabo por el Ministerio de Obras y
Servicios Públicos en 1973; el segundo antecedente corresponde al estudio efectuado por el Observatorio
de Movilidad Urbana de la Corporación Andina de Fomento del año 2007 y el tercero es la Investigación del
Transporte Urbano Público de Buenos Aires, llevada adelante por la Secretaría de Transporte de la Nación
durante los años 2006 y 2007, en el marco del Plan Integral de Transporte de la Región Metropolitana de
Buenos Aires. Bases de datos de la ENMODO disponibles en:
http://www.ptuma.gob.ar/publicaciones/index.html. 110
La Región Metropolitana de Buenos Aires comprende las siguientes jurisdicciones: Ciudad Autónoma de
Buenos Aires con un área de 200 km²; el conurbano bonaerense compuesto por 24 partidos o municipios:
Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, E. Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, General San Martín,
Hurlingham, Ituzaingó, José C. Paz, La Matanza, Lanús, Lomas de Zamora, Malvinas Argentinas, Merlo,
Moreno, Morón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Miguel, Tigre, Tres de Febrero y Vicente López, con
un área de 3.680 km² y el resto de la RMBA integrada por 16 partidos: Berisso, Brandsen, Campana,
Cañuelas, Ensenada, Escobar, Exaltación de la Cruz, Gral. Las Heras, General Rodriguez, La Plata, Luján,
Marcos Paz, Pilar, Presidente Perón, San Vicente y Zárate, con un área aproximada de 15.800 km².
198 Natalia Usach
Figura 5.1: Área de estudio, Gran Buenos Aires y Región Metropolitana
Fuente: Elaboración propia.
El análisis de las pautas de dispersión y policentrismo se realiza en tres etapas. En la
primera se identifican los posibles subcentros, que también se denominan centros de
empleo, mediante la determinación de umbrales de concentración laboral, calculando
porcentajes y densidad de empleo para cada uno de los partidos para los que se tienen
datos de movilidad. En esta primera parte cobra especial relevancia definir un área de
influencia de los posibles subcentros identificados sobre la cual se medirá
posteriormente el grado de interacciones. Teniendo en cuenta lo que señalan Vecslir
& Ciccolella (2011) respecto a que, en las últimas décadas, la metrópoli bonaerense
presenta un crecimiento organizado a lo largo de los grandes ejes de circulación,
parece coherente considerar como áreas de influencia, o entorno de los subcentros, a
los corredores metropolitanos. Se sigue entonces la zonificación en seis corredores
efectuada por la Secretaría de Transporte de la Nación en función de los patrones de
circulación y orientación de las principales vías de comunicación (red principal de
autopistas, carreteras y ferrocarriles), que como se observa en la Figura 5.2, en su
mayoría convergen a la ciudad de Buenos Aires.
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 199
Figura 5.2: Corredores metropolitanos e infraestructuras de comunicación terrestre
Fuente: Elaboración propia. Nota: Por presentar características demográficas y de empleo diferenciadas, el partido La Matanza ha sido dividido en dos sectores, A y B. La Matanza A entra en la primera corona
metropolitana e incluye a las localidades de San Justo, Aldo Bonzi, Ciudad Evita, Gregorio de Laferrere, Isidro Casanova, La Tablada, Lomas del Mirador, Rafael Castillo, Ramos Mejia, Tapiales, Villa Madero, y
Villa Luzuriaga. La Matanza B, en la segunda corona, es integrada por las localidades de González Catán, 20 de Junio y Virrey del Pino.
En la primera parte del análisis, la identificación y caracterización preliminar de los
centros de empleo y las posibles tendencias hacia una estructura dispersa o
policéntrica se efectúa considerando dos periodos (2001 y 2010), lo que posibilita
comprender la evolución temporal. Sin embargo, no será posible considerar en la
siguiente etapa los subcentros identificados en el año 2001 debido a que, como se
aclaró precedentemente sólo se dispone de datos de movilidad laboral para el periodo
2010.
La segunda etapa consiste en el análisis de la incidencia de los centros de empleo en
su entorno, que se efectúa siguiendo el criterio de la movilidad laboral generada
desde cada corredor hacia los diferentes destinos, como proxy de las interacciones
espaciales (Gutiérrez, 1992a; Díaz, Jiménez & Lorente, 2002; Gallo, Garrido &
Vivar, 2010; Gallo & Garrido, 2012). Para ello se construyen tres índices de
movilidad laboral:
a- El índice de cohesión interna: informa respecto al grado de autocontención del
territorio considerado y el peso de sus subcentros. Se define como el porcentaje de
viajes que tienen como destino el mismo corredor.
200 Natalia Usach
b- El índice de dependencia funcional: da cuenta de la relevancia de la ciudad central
y de la pervivencia de la tradición monocéntrica del área. Es definido como el
porcentaje de viajes que tienen como destino la ciudad central, en este caso la
CABA, sobre el total de viajes originados.
c- El índice de dispersión: captura la dinámica del modelo de dispersión. Se define
como el porcentaje de viajes que tienen como destino partidos diferentes a los del
corredor y a la ciudad central.
De este modo, se busca cuantificar la capacidad de los subcentros y sus entornos para
generar dinámicas laborales internas relevantes, respecto de las relaciones con la
ciudad central u otras áreas. La interpretación conjunta que se da a los índices es que
mientras más cohesión exista al interior de un área, y menos dependencia se genere
del centro, se estaría en presencia de subcentros y de un dinámica metropolitana
policéntrica (Gallo et al., 2010; Gallo & Garrido, 2012).
Una tercera parte del análisis consiste en efectuar una síntesis con los índices de
movilidad y los datos de concentración laboral. Se tipifican las tendencias de los
subcentros hacia la dispersión y el policentrismo considerando los índices de
movilidad obtenidos siguiendo estos criterios:
- Áreas de influencia de incidencia alta: corredores que presentan índices de
cohesión superiores al 55% y además índices de dependencia inferiores al 30%:
- Áreas de influencia de incidencia media-alta: corredores que presentan índices de
cohesión por encima del 50%, pero sus índices de dependencia son iguales o
superiores al 30%.
- Áreas de influencia de incidencia media-baja: corredores cuyos índices de cohesión
si bien superan el 50% son los menores del conjunto de áreas y además los índices de
dependencia son iguales o superiores al 30%.
Cabe mencionar que al no contarse con datos de commuting para otro periodo
distinto a 2010 queda restringido el análisis dinámico. Pese a estas limitaciones el
desarrollo del presente análisis aportará igualmente evidencias de interés para
reconocer las pautas de crecimiento metropolitano reciente.
Por último se analizan las dinámicas identificadas considerando las características de
los flujos laborales, en términos de algunas variables como el tipo de relación
laboral, el tipo de ocupación y el nivel educativo de los trabajadores que realizan
viajes por motivos de trabajo. Esto posibilita reconocer mejor las peculiaridades de
las interacciones metropolitanas. Adicionalmente, para ahondar en las características
de los flujos laborales de los residentes en la ciudad central se cuenta con los datos
de la Encuesta Anual de Hogares (EAH) de los años 2004 y 2011, elaborada por la
Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires. Se trata de una encuesta de hogares que se efectúa en una única toma de datos
al año, durante los meses de octubre a diciembre en el ámbito de la CABA, que tiene
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 201
por objetivo describir la situación socioeconómica de la población residente. Esta
fuente aporta información adicional no revelada por otras bases de datos, que permite
identificar la dinámica espacial entre la ciudad central y el resto de la metrópoli.
5.3 Evidencias sobre los cambios territoriales y funcionales en el
Buenos Aires metropolitano
Desde el punto de vista demográfico, la dinámica metropolitana de Buenos Aires
entre 1960 y 2010 se caracterizó por la retracción de la ciudad central (-2,6%) y el
progresivo crecimiento suburbano. Considerando los corredores metropolitanos
puede notarse ese crecimiento, aunque de manera diferenciada entre ellos: sobresale
el corredor Sudoeste, donde la población aumentó un 375,2%, frente al corredor
Norte que tuvo el cambio menos marcado, 98,2% (Figura 5.3).
Figura 5.3: Población: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 1960-2010 y
2001-2010, por corredores metropolitanos y CABA
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
Observando, sin embargo, el corto periodo intercensal 2001-2010, destaca el
crecimiento del 4,1% de la CABA. Aunque este porcentaje es inferior al incremento
porcentual de la población total y de la población urbana nacional (10,6% y 12,6%
respectivamente) resulta llamativo tras décadas de decrecimiento. En el mismo lapso,
los corredores vieron asimismo incrementada su población en proporciones mayores
que la ciudad central. El caso del corredor Sudoeste vuelve a ser el más significativo:
202 Natalia Usach
creció un 38,5% (por el impulso demográfico registrado en los partidos de La
Matanza, Ezeiza y Esteban Echeverría). Le sigue el corredor Sudeste con una tasa
que roza el 13%, con especial dinamismo de los partidos de Florencio Varela,
Berazategui y Quilmes (Figuras 5.3 y 5.4). En general, los partidos más dinámicos
demográficamente son los de la segunda y tercera corona (Figura 5.4).
Desde 1960, en distinta medida todos los corredores metropolitanos incrementaron
su participación en la población total del área frente a la pérdida de peso de la ciudad
central en casi 22 puntos porcentuales (Cuadro 5.1). Con todo, tal crecimiento no ha
revertido la preponderancia demográfica de la CABA respecto al resto de la
metrópoli.
Figura 5.4: Población: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 2001-2010, por
partidos y CABA
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
Los datos censales sugieren que si bien en la última década la población asentada en
la CABA ha vuelto a crecer, no podría afirmarse aún la presencia de un proceso de
reconcentración poblacional, aunque sí resulta un dato necesario de ser considerado.
Así, en principio, se confirma un proceso a favor de la desconcentración poblacional
hacia los corredores metropolitanos y hacia las coronas más alejadas de la ciudad
central.
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 203
Cuadro 5.1: Población: distribución relativa entre 1960 y 2010. Empleo: distribución
relativa y proporción cada mil habitantes 2001-2010, por corredores y CABA CABA Norte Noroeste Oeste Sudoeste Sur Sudeste
Población (%) 1960 43,5 9,7 10,9 7,4 6,9 11,5 10,1 1970 35,2 10,1 12,3 9,3 9,1 13,1 10,9 1980 29,4 10,1 13,3 10,9 11,5 13,2 11,6 1991 26,5 10 13,8 11,8 12,5 13,3 12,1 2001 23,3 10 16,1 11 13,6 13,6 12,4 2010 21,6 9,8 15,7 11 16,7 12,8 12,5
Empleo (%) 2001 31,5 10,7 14,6 9,4 11,1 12,1 10,7 2010 24,2 10,0 15,3 10,4 16,2 12,2 11,6
Empleo por 1000 habitantes 2001 419,0 331,1 280,5 263,5 252,5 275,3 265,3 2010 572,4 521,0 497,7 481,7 495,4 489,1 474,4
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
Con relación a la proporción de población por corredores (Cuadro 5.1 y Figura 5.3)
se destaca que entre 1960 y 2010 el corredor Norte experimentó un cierto
estancamiento en torno al 10%, con leves incrementos y suaves bajas. La
participación poblacional del corredor Noroeste presentó un ritmo constante de
incremento hasta 2001, aunque en 2010 el mismo cae, reuniendo al 15,7% de la
población metropolitana. Los corredores Oeste y Sur han seguido un comportamiento
similar de lento incremento en su participación en la distribución de la población
metropolitana, aglutinando en el último censo el 11% y el 12,8% respectivamente. El
eje más dinámico del periodo 1960-2010 ha sido el Sudoeste que, partiendo de un
magro 6,9% pasó a aglutinar el 16,7% de la población del área. Finalmente, el
corredor Sudeste, con una evolución positiva desde 1960, reúne en 2010 al 12,5% de
la población del área estudiada (Cuadro 5.1).
El referido dinamismo demográfico reciente experimentado por la CABA
probablemente esté asociado al hecho de que, desde hace algo más de dos décadas, el
área central tradicional viene experimentando un proceso de densificación,
modernización y verticalización (Ciccolella & Vecslir, 2012) manteniendo su
preeminente centralidad en cuanto a la concentración de funciones político-
administrativas, así como en lo referente a la localización residencial de alto y medio
alto nivel socioeconómico (Torres, 2001) posibilitada por la oferta de desarrollos
inmobiliarios de alta gama. A esto cabría agregar la preponderancia de la ciudad
central en la concentración del poder económico, como centro de negocios y
comando, impulsada por los emprendimientos inmobiliarios de construcción y
reconversión de edificios corporativos (Ciccolella & Vecslir, 2012). Un claro
ejemplo lo constituye la operación urbanística Puerto Madero111 (Mignaqui, 2012;
Clichevsky, 2012 y Núñez & Ruiz, 2013).
111
En el marco de la llamada Reforma del Estado, en 1989, por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional 1279
se crea la Corporación Antiguo Puerto Madero S.A. Por convenio entre el Ministerio de Obras y Servicios
Públicos de la Nación y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, se transfirieron a dicha Corporación
el dominio de una amplia zona ferroportuaria subutilizada, contigua al centro comercial, administrativo y
político de la ciudad. La superficie edificable sumó 1.400.000 m2, para usos residenciales, de oficinas,
204 Natalia Usach
Desde el punto de vista del empleo, los patrones de concentración laboral son
análogos a los poblacionales (véase Figuras 5.5 y 5.6). Los datos disponibles
corresponden al periodo intercensal 2001 y 2010, etapa en la que se puede observar
que, en términos relativos, la variación más moderada se ha dado en la CABA
(42,2%) y la más abrupta en el corredor Sudoeste (171,7%) como consecuencia de
los incrementos que han experimentado los partidos que componen este corredor: La
Matanza (185%), Ezeiza (154,1%) y Esteban Echeverría (117,2%).
Figura 5.5: Empleo: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 2001-2010, por
corredores y CABA
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
equipamientos culturales y recreativos, así como la recuperación y puesta en valor de edificios históricos.
Véase para más detalle y otros casos: Mignaqui (2012), Clichevsky (2012) y Núñez & Ruiz (2013).
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 205
Figura 5.6: Empleo: distribución relativa en 2010 y tasa de variación 2001-2010, por
partidos y CABA
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
Es relevante observar que el empleo metropolitano ha experimentado cierta
redistribución (Cuadro 5.1) dado que la ciudad central concentra en 2010 una
proporción menor de empleo que en 2001 (pasó del 31,5% al 24,2% de
participación), mientras que el corredor Sudoeste ha visto incrementada su
participación del 11,1% al 16,2% (Figura 5.5). A nivel de los partidos se destaca que
los incrementos de empleo más marcados, considerando la tasa de variación,
corresponden a los de la segunda y tercera corona, como puede verse en la Figura
5.6.
En términos de empleo por cada mil habitantes (Cuadro 5.1), la ciudad central y los
corredores Norte muestran los índices más altos (llegando a 572 y 521
respectivamente en 2010), frente al eje que menos empleo reúne en estos términos: el
Sudeste (474). En este sentido el principal cambio observado es el incremento del
empleo en el Sudoeste que pasó de tener el índice más bajo en 2001, 252 empleados
por cada mil habitantes, a ocupar el cuarto lugar con 495 en 2010.
En resumen, la evolución de los datos censales de población y empleo permiten
afirmar que junto con la desconcentración de la población se ha producido una
desconcentración del empleo hacia los corredores, en especial en la segunda y tercera
corona. Si bien las mayores concentraciones de población y empleo, aparte de la
CABA, se encuentran en el Sudoeste y en el Noroeste, la mayor variación
206 Natalia Usach
poblacional (2001-2010) y también de empleo se presenta claramente en el Sudoeste,
seguido por el corredor Sudeste en tanto variación de población y por el eje Oeste en
lo referente al empleo. Se destaca desde otro ángulo, la importancia del corredor
Norte en términos del empleo por mil habitantes, aunque ninguno de los corredores
presenta un índice superior al de la ciudad central.
Por lo dicho se constata el crecimiento de las periferias metropolitanas, fenómeno
que podría estar evidenciando solamente dinámicas de dispersión, pero también
podría tratarse de verdaderas pautas de policentrismo, en una suerte de reequilibrio
territorial metropolitano, justificando ampliamente el análisis que se acomete en la
siguiente sección.
5.4 Dinámica e interacción de los subcentros en sus áreas de
influencia
Los datos estáticos no bastan para reconocer las interacciones que se producen en la
región metropolitana, es preciso incluir datos relacionales. Al respecto, la
consideración de los datos de commuting, a partir de la ENMODO, aporta evidencias
interesantes. Una primera observación es que la CABA, además de ser el principal
centro de población y empleo, genera y es receptora de importantes flujos respecto al
resto del área. De hecho, la ciudad central genera más del 26% del total de viajes
laborales y a su vez recibe el 45% de todos los viajes de este tipo producidos en el
área de estudio.
En la CABA, el 88,2% de la población residente se moviliza dentro de la ciudad
central para desempeñar su actividad laboral y el flujo de los que viaja hacia los
corredores lo hace principalmente hacia el Norte, Noroeste y Sudoeste; destacándose
en la primera corona el partido de Vicente López, San Isidro, General San Martín y
La Matanza A112. Los partidos de la corona más cercana a la ciudad central ocupan
una importancia relativamente similar como destino de trabajo para la población
residente en ella, y para los partidos de la segunda corona la importancia relativa de
la CABA es menor como destino laboral.
Por otra parte, en los seis corredores es mayor el porcentaje de residentes que se
mueven dentro del corredor respectivo que hacia la ciudad central y si bien en
términos agregados la CABA recibe, como se apuntó, el 45% de los trabajadores, no
es para cada uno de los ejes el principal destino laboral de sus residentes.
En definitiva, dicha situación da cuenta de la complejidad de relaciones laborales que
se genera en la metrópoli y aporta indicios claros respecto a la existencia de una
dinámica interna en las periferias metropolitanas, donde posiblemente existan
importantes subcentros de empleo que estarían alterando la tradicional jerarquía de la
112
Como se ha señalado en la Figura 5.2, La Matanza A comprende a las localiadades de ese partido que se
emplazan en la primera corona metropolintana.
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 207
ciudad central y las relaciones centro-periferia. Un análisis de estas dinámicas
urbanas es lo que se presenta a continuación.
5.4.1 Identificación y análisis de subcentros
Para la identificación de los subcentros se aplican umbrales estadísticos flexibles en
2001 y 2010 al porcentaje de empleo y a las condiciones de densidad (García-López
& Muñiz, 2007; Muñiz & García-López, 2013) de acuerdo a lo señalado en la
sección 5.2 de este capítulo. Se consideran como subcentros a los partidos con una
densidad de empleo por encima de la densidad media y que además cuenten con un
porcentaje de empleo superior al 1% del total. De tal modo, se obtiene que en 2001 el
número de partidos que cumplen con ambas condiciones y que, por tanto, pueden ser
clasificados como subcentros de empleo son 11 (Vicente López, San Isidro, San
Fernando, General San Martín, Hurlingham, Tres de Febrero, Morón, Lanús, Lomas
de Zamora, Avellaneda y Quilmes), mientras que en 2010 son 12 (se adiciona La
Matanza como subcentro) (véase Figura 5.7).
En el Cuadro 5.2 se muestra la distribución del empleo entre la ciudad central, los
subcentros identificados en cada año y el resto de los partidos del área de estudio.
Como puede apreciarse, la concentración del empleo en la CABA se ha reducido del
31,5% al 24,2%; mientras que los subcentros concentran una proporción mayor de
empleo al adicionarse un subcentro de envergadura, como los es el partido de La
Matanza.
Cuadro 5.2: Evolución de la distribución del empleo 2001 2010
Nº de subcentros 11 12 % Empleo en el CABA 31,5% 24,2% % Empleo en subcentros 32,1% 42,8% % Empleo otros partidos 36,4% 33,0%
Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC.
Esto muestra que se estaría por lo tanto produciendo un reequilibro a favor de los
corredores donde se emplazan los subcentros identificados y que, en efecto, es
posible suponer la existencia de verdaderas pautas de policentrismo, con subcentros
potentes para incidir en la dinámica espacial de sus áreas de influencia.
Es importante notar que si bien las subcentralidades se distribuyen entre los distintos
corredores (Figura 5.7), casi en su totalidad, salvo San Fernando, se emplazan en la
primera corona, la zona más próxima a la ciudad central113, en concordancia con la
tendencia identificada por Fernández-Maldonado et al. (2014) en varios casos
latinoamericanos (Ciudad de México, Lima y Fortaleza).
113
Es decir, la zona de expansión más antigua de la metrópoli. Es asimismo la más próxima a la CABA, con
una distancia de viajes por autopista que ronda los 31 km como máximo.
208 Natalia Usach
La distribución de los subcentros potenciales identificados en 2010 es como sigue: en
los corredores Norte y Noroeste se localizan tres subcentros de empleo en cada uno
de ellos, en los corredores Oeste y Sudoeste un subcentro en cada uno y en los
corredores Sur y Sudeste dos subcentros respectivamente (Figura 5.7).
Figura 5.7: Distribución subcentros en corredores metropolitanos, 2010
Fuente: Elaboración propia.
Una vez identificados los subcentros potenciales, cabe preguntarse ahora por las
dinámicas que se establecen en cada uno de los corredores metropolitanos en los que
se emplazan, entendiéndolos como áreas de influencia de los subcentros, y
considerando a los partidos que éstas áreas involucran incluidos los subcentros de
empleo identificados. En el siguiente apartado se efectúa este análisis.
5.4.2 Análisis de las áreas de influencia
Tomando los viajes que se originan en cada uno de los corredores metropolitanos y
sus diferentes destinos se han calculado los índices de cohesión interna, de
dependencia funcional y de dispersión, por corredores y la ciudad central, para el
único año del que se disponen datos (2010) (Figura 5.8).
En primer lugar se observa que todos los corredores tienen índices de dependencia
respecto a la ciudad central inferiores al 35% y que los índices de cohesión superan
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 209
el 50% del total de flujos laborales en todos los corredores, siendo siempre superior a
los índices de dispersión.
Con respecto a la ciudad central, el porcentaje de viajes con motivo de trabajo que se
originan desde esta área con destino hacia otros lugares de la metrópoli, lo que se
conoce como reverse commuting, no es elevado, apenas llega al 11,8%, mientras que
el resto de los viajes laborales generados en la CABA tienen como destino la propia
ciudad (88,2%).
Figura 5.8: Índices movilidad laboral por corredores metropolitanos y CABA, 2010
Fuente: Elaboración propia.
En el Cuadro 5.3 se ofrece un resumen de las relaciones entre los índices de
movilidad obtenidos y los datos de concentración laboral por corredores, con el fin
de clasificarlos según el grado de incidencia de los subcentros, siguiendo los criterios
explicitados en la sección 5.2 del capítulo.
Cuadro 5.3: Clasificación de los corredores según el grado de incidencia de los subcentros
considerando la evolución de los índices movilidad y concentración laboral Corredor Empleo por
1000 habitantes, 2010
Variación Empleo 2001-
2010
I. Cohesión - I. Dependencia
I. Cohesión - I. Dispersión
Clasificación
Norte 521,0 73,1 0,37 0,57 A.I.I. Alta Noroeste 497,7 94,2 0,32 0,37 A.I.I. Alta Sur 489,1 87,4 0,24 0,41 A.I.I. Media Alta Sudeste 474,4 101,8 0,23 0,48 A.I.I. Media Alta Oeste 481,7 103,9 0,21 0,31 A.I.I. Media Baja Sudoeste 495,4 171,7 0,20 0,37 A.I.I. Media Baja
Fuente: Elaboración propia.
210 Natalia Usach
En la primera clasificación, áreas de influencia de incidencia alta de los subcentros,
se encuadran los corredores Norte y Noroeste. Es el eje Norte el que presenta el
mayor índice de cohesión interna (65%) y la menor dispersión (apenas el 8% de los
viajes laborales tienen como destino otros corredores), siendo su grado de
dependencia funcional relativamente bajo (28%). Además, es el eje en el que menor
variación tuvo el crecimiento del empleo (73,1%), pero en el cual se registra la
mayor cantidad de trabajadores por cada mil habitantes. Los resultados obtenidos
confirman la idea de que este corredor es el más consolidado internamente, con
mayor estabilidad en el empleo y donde una importante proporción de sus residentes
trabajan en el propio corredor, lo que implica una incidencia alta de los subcentros de
empleo.
Cabe señalar que, al examinar los índices de movilidad individualmente por
subcentros, destaca que en el corredor Norte uno de ellos, el partido de Vicente
López, limítrofe a la CABA, ostenta un índice de dependencia funcional que se
aparta de la media del corredor: 47% de los viajes laborales tienen como destino la
ciudad central. Este dato no resulta sorprendente dado que la vinculación, expansión
y consolidación metropolitana desde la zona norte de la CABA hacia los partidos del
corredor Norte se ha visto reforzada, en las dos últimas décadas, por la localización
de algunas actividades del terciario superior (sedes de grandes empresas nacionales y
multinacionales junto a otras pequeñas y medias, despachos profesionales y
servicios, etc.) y de importantes cadenas internaciones de consumo (Vecslir &
Ciccolella, 2011), conformando un continuum metropolitano, donde el mercado de
trabajo es compartido. De hecho, la vinculación al Norte es tal que el partido de
Vicente López conforma el principal destino de los trabajadores que residen en la
CABA.
El corredor Noroeste ha sido clasificado también como área de influencia de
incidencia alta y se destaca por ser el de menor dependencia funcional (24%), siendo
el segundo en empleo por cada mil habitantes. Sobresale individualmente el partido
de Hurlingham, donde la mayor proporción de viajes laborales (el 41%) se dispersa
hacia otros partidos, en particular hacia Morón que recibe el 33% de esos flujos. Esta
situación encuentra clara explicación en la inercia que la historia del propio partido
imprime a su dinámica de movilidad laboral. Es que en el año 1994 por ley
provincial se crea el municipio de Hurlingham y también el de Ituzaingó, a partir de
la división del partido de Morón (estos dos últimos pertenecientes al corredor Oeste).
Esa decisión política ha separado legalmente procesos y mercados de trabajo que de
hecho parecen ser compartidos. Este tipo de interacciones explica que el corredor
Noroeste presente un índice de dispersión del 20%.
Clasificados como áreas de influencia de incidencia media-alta de los subcentros se
encuentran los corredores Sur y Sudeste. En éste último, si bien el 57% de los flujos
laborales se realizan dentro del corredor, la dependencia funcional es relativamente
alta (34%). Esto probablemente se deba al influjo individual del partido de
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 211
Avellaneda, limítrofe a la CABA, cuyo índice de dependencia roza el 49%. El
corredor Sur muestra una situación similar pero aquí los índices de dependencia y
cohesión son algo más bajos por una mayor importancia de las dinámicas de
dispersión, en particular dirigidas hacia el eje Sudeste.
Finalmente, como áreas de influencia de incidencia media-baja se clasifican los
corredores Oeste y Sudoeste. Estos ejes presentan los menores índices de cohesión
(51% y 52%, respectivamente) en comparación con el resto de los corredores y los
índices de dependencia son del orden del 30% y 32%. En el corredor Oeste, esta
relativa mayor dependencia puede ser tributaria de lo que ocurre en uno de los
subcentros, Morón, que individualmente presenta un índice de dependencia del 35%.
Morón, aunque no es colindante a la CABA se encuentra bien conectado a través de
la Autopista Oeste, las Rutas 7 y 200 y el ferrocarril Sarmiento, lo que explica los
importantes flujos hacia la ciudad central.
Una situación llamativa es la del corredor Sudoeste, donde se registran las mayores
variaciones en términos de aumento del empleo entre 2001 y 2010 y es de suponer
que una parte importante del mismo es absorbido por el propio corredor, aunque sí
que hay un porcentaje no mayoritario que es captado por la ciudad central. Ayudaría
a distinguir claramente el destino del nuevo empleo generado en el Sudoeste poder
contar con datos de movilidad laboral de otros periodos, sin embargo esta tarea
queda pendiente para futuros avances en la medida que se disponga de dichas
informaciones.
En definitiva, en 7 de los 12 subcentros de empleo identificados en 2010, el índice de
cohesión es mayor que los de dependencia y dispersión. Por lo tanto los subcentros
de empleo con mayor capacidad de autocontención son San Isidro (en el corredor
Norte), General San Martín y Tres de Febrero (en el corredor Noroeste), La Matanza
A (en el corredor Sudoeste), Lanús y Lomas de Zamora (en el corredor Sur) y
Quilmes (en el eje Sudeste). En contraste, subcentros de empleo limítrofes a la
CABA presentan una alta dependencia funcional de la misma; tal el caso de Vicente
López (en el Norte) y Avellaneda (en el Sudeste); y aunque no limítrofe pero bien
conectado, como ya se mencionó, en el eje Oeste el subcentro Morón presenta el
mismo patrón.
De esta evidencia es posible inferir que los subcentros ejercen una importante
influencia en sus respectivos entornos metropolitanos, aportando a estas áreas cierta
autonomía de la ciudad central, donde parte importante de los residentes trabaja en el
propio corredor. Estas evidencias apuntan a la existencia de pautas de policentrismo
en la estructuración funcional de la metrópoli.
Como principal conclusión del análisis de las áreas de influencia puede señalarse
que, en evidencia, las relaciones entre la ciudad central y la periferia no están
fundamentalmente marcadas por la dependencia funcional como pudo haber sido en
el pasado ya que, en la actualidad, se estaría en presencia nuevas pautas de
212 Natalia Usach
estructuración metropolitana más ligada a la relevancia de espacios específicos que
se articulan en torno a los ejes de circulación dentro del territorio metropolitano que
parecen ostentar dinamismo propio. Esas pautas de policentrismo parecen estar
generada por territorios cercanos a la ciudad central, la primera corona, donde se
emplazan los 7 subcentros de mayor cohesión interna. Esta franja es más consolidada
y densa en términos poblacionales y productivos que las más distantes, la segunda y
tercera corona, donde las pautas de expansión metropolitana parecen relacionarse
más con una relativa desconcentración poblacional que se expresaría principalmente
a través de pautas de dispersión, no distinguiéndose subcentros que generen una
dinámica propia en términos de empleo en el corredor.
5.5 Caracterizando las relaciones funcionales en las áreas de
influencia y la ciudad central
Hasta aquí se han aproximado las relaciones funcionales en la metrópoli mediante los
flujos de movilidad obligada, es decir los viajes cotidianos por motivos laborales. Sin
embargo, nada se ha dicho hasta ahora sobre las características de estos flujos que
permitan ahondar en las particularidades de las relaciones que se dan entre los
subcentros y su entorno.
Es así que en esta parte del capítulo, teniendo en cuenta las variables relativas al tipo
de relación laboral, el tipo de ocupación y el nivel educativo de los trabajadores se
busca reconocer la diferente capacidad de cada zona dentro de la metrópoli para
contener, expulsar y atraer distinto tipo de trabajadores. Esto bajo el supuesto de que
sea probablemente la CABA el principal foco atractor y contenedor de trabajadores
de más alta cualificación (directivos, gerentes y profesionales) y mayor nivel de
instrucción, dado el perfil de esta economía como principal núcleo de las actividades
avanzadas ligadas al conocimiento, tal y como se ha podido corroborar en el capítulo
anterior.
Se explora más detalladamente las características de la concentración espacial de los
flujos laborales en los corredores metropolitanos, permitiendo una caracterización de
estas áreas de influencia a partir de las variables consideradas.
Un primer aspecto que brinda información respecto a las particularidades de las
relaciones funcionales en la metrópoli es el tipo de relación laboral bajo la cual
desarrollan su actividad los trabajadores que se movilizan por este motivo en el área
metropolitana. Al respecto cabe señalar que el 79% de ellos ejercen su actividad
laboral en relación de dependencia, es decir son asalariados, mientras que el restante
21% lo hace por cuenta propia (Cuadro 5.4).
La principal zonas de origen de los trabajadores tanto asalariados como por cuenta
propia es la CABA (25,9 y 28,7% respectivamente) seguida, en ambos casos, por el
corredor Noroeste.
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 213
Cuadro 5.4: Distribución de los trabajadores involucrados en los flujos laborales, según
tipo de relación laboral. Total y por área de origen y de destino; en
porcentajes
Asalariados Cuenta Propia
Norte Origen 10,4 12,0 Destino 10,9 11,1
Noroeste Origen 15,5 16,1 Destino 10,9 12,0
Oeste Origen 10,0 9,2 Destino 6,2 7,3
Sudoeste Origen 13,4 10,8 Destino 8,7 8,6
Sur Origen 13,4 12,2 Destino 8,4 9,8
Sudeste Origen 11,4 11,0 Destino 7,9 8,3
CABA Origen 25,9 28,7 Destino 46,9 42,8
Total
78,9 21,1
Fuente: Elaboración propia con datos ENMODO
En cuanto a los principales destinos de los trabajadores según tipo de relación laboral
se destacan las mismas áreas, CABA (donde trabaja el 47% de los asalariados y casi
el 43% de los trabajadores por cuenta propia), Noroeste y Norte (ambos ejes con el
11% de los asalariados y el 12% y el 11% respectivamente de los cuentapropistas)
(Cuadro 5.4). Recuérdese que ya se había señalado en el Cuadro 5.1 que la ciudad
central y los corredores mencionados (donde se han detectado pautas de
policentrismo más marcadas) se corresponden con las principales concertaciones de
trabajadores en términos de empleo por cada mil habitantes y que, además, la CABA
genera más del 26% de la movilidad obligada y recibe el 45% del conjunto de viajes
que se realizan en el total del área metropolitana.
Un paso más en la caracterización de los flujos laborales en la metrópoli puede
llevarse adelante analizando los diversos tipos de ocupaciones que se pueden
distinguir entre los asalariados y entre los trabajadores por cuenta propia. En la
ENMODO se diferencia dentro de cada tipo de relación laboral una serie de
categorías que, a los fines de este trabajo, han sido agregadas como se muestra en el
Cuadro 5.5.
214 Natalia Usach
Cuadro 5.5: Categorías de asalariados y trabajadores por cuenta propia, agrupadas en
tipos de ocupación Asalariados Cuenta propia Tipo de ocupación agrupada Plan social Empleada domestica Obrero Seguridad privada Trabajador en el ámbito familiar sin remuneración fija
Changas / peón Otros trabajos no especializados Artesano
Baja Cualificación
Obrero calificado Técnico Capataz Empleado Jefe intermedio Fuerzas armadas / seguridad publica
Comerciante sin personal Técnico Trabajador especializado
Media Cualificación
Empleado profesional Gerencia Alta dirección
Profesional independiente Empleador / empresario
Alta Cualificación
Fuente: Elaboración propia
En primer lugar, cabe decir que entre los asalariados predominan los que tienen
ocupaciones de media cualificación (65%) y que entre los trabajadores por cuenta
propia los tipos de ocupación se encuentran más homogéneamente distribuidos: algo
más del 31% son de baja cualificación, 32% media y 24% alta (Cuadro 5.6).
Cuadro 5.6: Tipo de ocupación de los asalariados y trabajadores por cuenta propia
involucrados en los flujos laborales. Total y por área de origen y de destino;
en porcentajes
Baja Cualificación Media Cualificación Alta Cualificación
Asal. Cta. Propia Asal. Cta. Propia Asal. Cta. Propia
Norte Origen 8,9 8,6 10,3 11,4 12,7 15,7 Destino 11,1 10,5 10,9 11,3 10,3 9,3
Noroeste Origen 18,2 21,4 15,8 15,9 9,3 8,4 Destino 12,9 16,1 10,9 12,4 7,9 6,7
Oeste Origen 10,0 13,2 10,6 9,7 7,4 4,0 Destino 6,1 9,7 6,5 6,9 4,7 4,6
Sudoeste Origen 18,6 12,8 12,8 12,7 7,3 4,9 Destino 10,5 9,7 8,8 9,8 5,4 6,3
Sur Origen 17,7 15,9 13,0 13,5 8,6 5,6 Destino 11,4 13,2 7,8 10,6 6,5 4,6
Sudeste Origen 12,7 14,4 11,9 12,6 7,3 5,0 Destino 9,2 10,5 8,1 10,2 5,3 3,2
CABA Origen 13,9 13,7 25,6 24,1 47,3 56,5 Destino 38,8 30,3 47,0 38,8 60,0 65,2
Total
21,1 31,4 65,1 32,4 12,6 24,3
Fuente: Elaboración propia con dato ENMODO.
Los asalariados con cualificación baja tienen como zona de origen principal los
corredor Sudoeste (18,6%), Noroeste (18,2%) y Sur (17,7%) y los cuentapropistas el
Noroeste (21,4%) y Sudeste (14,4%). Tanto asalariados como cuentapropistas con
trabajos poco cualificados tienen como área de destino más importante la CABA
(38,8% y 30,3% respectivamente) seguida por el Noroeste (12,9% y 16,1%).
Los viajes laborales de los asalariados y cuentapropistas con ocupaciones de
cualificación media tienen como principal origen también la CABA (25,6% y 24,1%
en cada caso) y en segundo lugar el eje Noroeste (cerca del 16% en ambos tipos de
trabajadores). Respecto a los destinos de los trabajadores de cualificación media
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 215
sobresale la ciudad central (que atrae al 47% de los asalariados y al 38,8% en el de
los cuentapropistas); le siguen en el caso de los asalariados los corredores Norte y
Noroeste (ambos con casi el 11%) y respecto a los trabajadores por cuenta propia el
Noroeste (12,4%) y también el Norte (11,3%).
Por último, los trabajadores que realizan ocupaciones altamente cualificadas se
asientan en mayor porcentaje en la CABA (47,3% entre los asalariados y 56,5% entre
los cuentapropistas) y en el eje Norte (12,7% y 15,7%). Tanto los empleados en
relación de dependencia como los trabajadores por cuenta propia con ocupaciones de
alta cualificación tienen como zona de destino preponderante la CABA: 60% y 65%
en cada caso.
Otro aspecto susceptible de ser incluido en la caracterización de las relaciones
funcionales en el área metropolitana mediante los flujos laborales, es el nivel
educativo o de instrucción alcanzado por los trabajadores implicados en estos
movimientos. Se considera el dato disponible en la ENMODO que refiere al nivel de
estudios que ha sido recategorizado teniendo en cuenta el máximo nivel educativo
alcanzado. Se obtienen así cuatro categorías en la que el total de trabajadores se
distribuye de la siguiente manera: “sin instrucción” el 3,7% que comprende a los
trabajadores que no tiene ningún estudio o tiene el primario incompleto; “instrucción
baja” comprende al 34,5% y se trata de trabajadores que han culminado sus estudios
primarios y/o como máximo tienen incompleto el nivel secundario; “instrucción
media” donde entra la mayoría de los trabajadores, el 39,2%, incluyéndose en esta
categoría a las personas ocupadas con estudios secundarios completos y/o terciario o
universitario incompletos; y finalmente en la categoría “instrucción alta” que abarca
al 22,5% de las personas trabajadoras que viajan en la metrópoli por motivos
laborales se incluye a quienes tienen estudios terciarios y/o universitarios completos
y/o posgrados (Cuadro 5.7) .
Cuadro 5.7: Distribución de los trabajadores involucrados en los flujos laborales, según
nivel de instrucción; total y por área de origen y de destino; en porcentajes
Sin instrucción Instrucción Baja Instrucción Media Instrucción Alta
Norte Origen 10,3 9,2 11,0 12,6 Destino 12,7 11,2 11,0 10,2
Noroeste Origen 20,8 19,5 15,2 9,5 Destino 15,9 13,8 10,7 7,2
Oeste Origen 13,1 11,9 9,2 7,3 Destino 8,9 7,7 5,8 5,5
Sudoeste Origen 20,5 17,4 11,6 6,5 Destino 13,3 11,5 7,4 5,9
Sur Origen 15,1 16,3 12,9 8,3 Destino 10,4 11,3 7,7 6,0
Sudeste Origen 13,5 13,7 11,3 7,6 Destino 10,4 9,5 8,0 5,3
CABA Origen 6,6 12,0 28,8 48,1 Destino 28,40 34,9 49,4 60,1
Total
3,7 34,5 39,2 22,5
Fuente: Elaboración propia con dato ENMODO
Al respecto se destaca que los corredores Noroeste, Sudoeste y Sur son las
principales zonas desde donde parten los flujos de trabajadores sin instrucción
216 Natalia Usach
(20,8%; 20,5% y 15,1% respectivamente) y de baja instrucción (19,5%, 17,4% y
16,3% en cada uno de esos casos). Por su parte, los destinos más importantes en
ambos tipos de trabajadores son: la CABA (28,4% y 34,9% en cada caso), el
Noroeste (15,9% y 13,8%) y Sudoeste (13,3% y 11,5%).
Los trabajadores con nivel de estudios medio y alto se localizan particularmente en la
CABA (28,8% y 48,1%); siendo los destinos más importantes de este tipo de flujos
laborales de media y de alta instrucción la ciudad central (49,4% y 60,1%), seguida
por el eje Norte (11% y 10,2%).
Ahora bien, teniendo en cuenta los flujos de movilidad diaria por trabajo y
discriminando estos según las variables de tipo de relación laboral, tipo de ocupación
y nivel de instrucción es posible caracterizar las diferentes zonas de la metrópoli. A
tal efecto, el cálculo de los índices de cohesión, dependencia y dispersión114, pueden
brindar información respecto a la diferente capacidad de cada corredor y de la ciudad
central para contener, expulsar y atraer trabajadores discriminado según estas
variables. Los Cuadros 5.8, 5.9 y 5.10, así como las Figuras 5.9 a 5.12, contienen
esta información que posibilita conocer con más detalle las particularidades de las
relaciones funcionales en la metrópoli y aproximar su dinámica interna sabiendo
cómo se mueven los diversos tipos de trabajadores por y entre los subcentros.
Cuadro 5.8: Índices movilidad laboral por corredores, según tipo de relación laboral Corredor Tipo de relación laboral Índice de Cohesión Índice de Dependencia Índice de Dispersión
Norte Asalariados 0,65 0,28 0,08 Cuenta Propia 0,60 0,31 0,09
Noroeste Asalariados 0,54 0,27 0,20 Cuenta Propia 0,59 0,20 0,21
Oeste Asalariados 0,47 0,33 0,21 Cuenta Propia 0,60 0,22 0,17
Sudoeste Asalariados 0,48 0,35 0,17 Cuenta Propia 0,60 0,29 0,12
Sur Asalariados 0,50 0,35 0,15 Cuenta Propia 0,67 0,21 0,12
Sudeste Asalariados 0,54 0,37 0,09 Cuenta Propia 0,63 0,29 0,08
Fuente: Elaboración propia.
114
También se han calculado los índices de cada uno de los partidos a fin de identificar la dirección de los
flujos que se dispersan hacia partidos de otros corredores.
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 217
Cuadro 5.9: Índices movilidad laboral por corredores, según tipo de ocupación
Corredor Cualificación Asalariados Cuenta propia
Índice Cohesión
Índice Dependencia
Índice Dispersión
Índice Cohesión
Índice Dependencia
Índice Dispersión
Norte Baja 0,70 0,21 0,09 0,79 0,14 0,07 Media 0,67 0,26 0,07 0,66 0,22 0,11 Alta 0,50 0,41 0,09 0,38 0,54 0,08
Noroeste Baja 0,56 0,23 0,21 0,65 0,18 0,17 Media 0,53 0,28 0,19 0,59 0,20 0,21 Alta 0,52 0,30 0,17 0,50 0,22 0,29
Oeste Baja 0,46 0,30 0,24 0,62 0,19 0,20 Media 0,47 0,32 0,21 0,55 0,32 0,13 Alta 0,41 0,43 0,15 0,65 0,18 0,17
Sudoeste Baja 0,45 0,39 0,16 0,60 0,27 0,14 Media 0,49 0,34 0,17 0,60 0,30 0,11 Alta 0,49 0,34 0,17 0,73 0,15 0,12
Sur Baja 0,54 0,32 0,14 0,70 0,21 0,09 Media 0,47 0,37 0,16 0,68 0,19 0,13 Alta 0,57 0,33 0,09 0,50 0,33 0,18
Sudeste Baja 0,57 0,34 0,10 0,64 0,27 0,10 Media 0,53 0,38 0,09 0,66 0,26 0,08 Alta 0,51 0,39 0,10 0,44 0,44 0,11
Fuente: Elaboración propia.
Cuadro 5.10: Índices movilidad laboral por corredores, según nivel de instrucción Corredor Nivel de instrucción Índice de Cohesión Índice de Dependencia Índice de Dispersión
Norte
Sin instrucción 0,74 0,17 0,09
Instrucción Baja 0,76 0,17 0,07
Instrucción Media 0,64 0,28 0,08
Instrucción Alta 0,48 0,43 0,09
Noroeste
Sin instrucción 0,64 0,20 0,16
Instrucción Baja 0,57 0,23 0,20
Instrucción Media 0,53 0,26 0,21
Instrucción Alta 0,48 0,32 0,20
Oeste
Sin instrucción 0,56 0,28 0,15
Instrucción Baja 0,51 0,28 0,21
Instrucción Media 0,46 0,33 0,21
Instrucción Alta 0,51 0,32 0,16
Sudoeste
Sin instrucción 0,54 0,28 0,18
Instrucción Baja 0,52 0,33 0,15
Instrucción Media 0,45 0,40 0,15
Instrucción Alta 0,57 0,24 0,19
Sur
Sin instrucción 0,58 0,25 0,17
Instrucción Baja 0,57 0,30 0,14
Instrucción Media 0,48 0,37 0,15
Instrucción Alta 0,57 0,31 0,11
Sudeste
Sin instrucción 0,61 0,29 0,10
Instrucción Baja 0,58 0,32 0,10
Instrucción Media 0,53 0,38 0,08
Instrucción Alta 0,52 0,40 0,08
Fuente: Elaboración propia.
218 Natalia Usach
Figura 5.9: Cohesión y dependencia, según tipo de relación laboral por corredores
metropolitanos
Fuente: Elaboración propia.
Referencias
Cohesión
Asalariados
Cuenta Propia
Dependencia
Flujos de Asalariados
Flujos de Cuentapropistas
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 219
Figura 5.10: Mayor índice de cohesión y de dependencia según el tipo de ocupación de los
trabajadores asalariados, por corredores metropolitanos
Fuente: Elaboración propia.
Figura 5.11: Mayor índice de cohesión y de dependencia según el tipo de ocupación de los
trabajadores por cuenta propia, por corredores metropolitanos
Fuente: Elaboración propia.
Referencias
Cohesión
Baja cualificación
Media cualificación
Alta cualificación
Dependencia
Flujos de Baja cualificación
Flujos de Media cualificación
Flujos de Alta cualificación
Referencias
Cohesión
Baja cualificación
Media cualificación
Alta cualificación
Dependencia
Flujos de Baja cualificación
Flujos de Media cualificación
Flujos de Alta cualificación
220 Natalia Usach
Figura 5.12: Mayor índice de cohesión y de dependencia según nivel de instrucción, por
corredores metropolitanos
Fuente: Elaboración propia.
- Áreas de influencia de incidencia alta de los subcentros: corredores Norte y
Noroeste
Corredor Norte: caracterizado por presentar una mayor capacidad de autocontención
o cohesión interna de los asalariados (65% de ellos viaja por trabajo dentro del
corredor) siendo también alta respecto a los cuentapropistas (60%) (Figura 5.9).
Hacia la ciudad central se moviliza el 28% de los asalariados y el 31% de los
cuentapropistas, mientras que los índices de dispersión no son significativos (Cuadro
5.8).
Los asalariados que principalmente viajan dentro del corredor son aquellos que
tienen ocupaciones de cualificación baja (70%) (Figura 5.10), seguidos de quienes
tiene trabajos de media cualificación (67%). Con los cuentapropistas se repite esta
situación pero de forma más pronunciada: las actividades de baja cualificación
(changas/peón, trabajos no especializados y artesanos) parecen estar autocentradas
(80%) en el propio corredor (Figura 5.11). Desde el Norte hacia la CABA fluyen
principalmente trabajadores con ocupaciones de alta cualificación: 41% en el caso de
los asalariados y 54% en el grupo de los por cuenta propia (Cuadro 5.9 y Figuras
5.10 y 5.11).
Referencias
Cohesión
Sin instrucción
Baja instrucción
Media instrucción
Alta instrucción
Dependencia
Flujos Sin instrucción
Flujos de Baja instrucción
Flujos de Media instrucción
Flujos de Alta instrucción
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 221
Considerando el nivel de instrucción se refuerzan las evidencias antes encontradas: la
cohesión interna es más elevada en los flujos generados por las personas con
instrucción baja (76%) (Figura 5.11), seguida por los trabajadores sin instrucción. En
contrapartida, la dependencia de la ciudad central es más alta entre los trabajadores
con más altos niveles de instrucción, los que en un 43% viajan a la CABA a
desarrollar sus actividades laborales (Cuadro 5.10 y Figura 5.12).
En suma, en el eje Norte, las relaciones de dependencia funcional se producen
especialmente respecto a los trabajadores con formación más alta (profesional
universitaria o de posgrado) y a las ocupaciones más jerarquizadas (profesionales,
ocupaciones de gerenciamiento y alta dirección, entre los asalariados, y profesionales
independientes y empresarios/empleadores, entre los cuentapropistas). Pero además,
es de destacar que este es el único corredor metropolitano en donde la cohesión
interna, es decir la capacidad del corredor de contener flujos laborales es más
marcada entre los asalariados que entre los trabajadores por cuenta propia. En otros
términos, después de la ciudad central es la única zona metropolitana con cierta
capacidad de autocontención de los asalariados residentes, lo cual indica su
dinamismo respecto a la generación de empleo relativamente más estable y de larga
duración, pero principalmente se trata de ocupaciones de baja cualificación y de
niveles de educación también bajos.
Corredor Noroeste: la cohesión interna respecto a los asalariados asciende al 54%,
siendo más alta con relación a los trabajadores por cuenta propia (59%) (Figura 5.9).
En este caso, los índices de dependencia funcional son menores que en el corredor
Norte, dado que hacia la CABA viajan por motivos laborales el 27% de los
asalariados y el 20% de los cuentapropistas (Figura 5.9). En esta área los índices de
dispersión son significativos, en concordancia con lo que se ha mostrado de forma
agregada en la Figura 5.8. En torno al 20% de los trabajadores por cuenta propia, y
otro tanto entre los por cuenta ajena, se desplazan hacia otros corredores por motivos
laborales (Cuadro 5.8). El flujo va fundamentalmente hacia el corredor Oeste y
dentro de él al partido de Morón, que capta a algo más del 11% de los asalariados y
al 25% de los cuentapropistas que viajan obligadamente por trabajo desde el partido
de Hurlingham.
En este corredor, los asalariados que mayoritariamente se mueven en el propio
corredor son los que tienen ocupaciones de cualificación baja (56%) y los que en
mayor medida viajan a la ciudad centrar son los de cualificación alta (30%) (Figura
5.10). Mientras que no hay grandes diferencias respecto al tipo de ocupación de los
asalariados que se mueven hacia el Oeste, siendo el más elevado el índice de
dispersión de los empleados con ocupaciones de baja cualificación, con el 21%
(Cuadro 5.9).
Una situación algo distinta se produce respecto a los flujos de trabajadores por cuenta
propia. Si bien la mayor cohesión interna se produce también entre los
222 Natalia Usach
cuentapropistas con ocupaciones de baja cualificación (65% de ellos trabaja en el
propio corredor Noroeste) (Figura 5.11); los que tienen ocupaciones de cualificación
alta (profesionales independientes y empresarios/empleadores) se desplazan más
hacia otras zonas metropolitanas (29%) que hacia la CABA (22%) (Cuadro 5.9). En
particular un interesante flujo de cuentapropistas con ocupaciones de más
cualificación se desplaza al subcentro Morón.
Respecto al nivel de estudios de los trabajadores, el eje Noroeste se caracteriza por
índices de cohesión interna más elevados en tanto menor es el grado de instrucción
de los trabajadores e índices de dependencia funcional más altos en tanto mayor es el
nivel de instrucción (Figura 5.12). Con referencia a los flujos que se dispersan por
otras áreas de la metrópoli, son relativamente homogéneos, hallándose los menores
índices entre los trabajadores sin instrucción que tienden mayoritariamente a
moverse dentro del corredor (64%) (Cuadro 5.10 y Figura 5.12). Y, entre los que
tienen instrucción alta, los flujos de dispersión (20%) se dirigen especialmente al
partido de Morón (un 12% desde el subcentro Hurlingham y un 6% desde el de Tres
de Febrero) en el eje Oeste.
En suma, en el corredor Noroestes la cohesión interna se debe en mayor medida a los
viajes intracorredor que realizan los trabajadores por cuenta propia. Y, aunque en
mayor porcentaje los que tienen tareas menos cualificadas y menores niveles de
instrucción son los que evidencian ese patrón de movilidad; los cuentapropistas en
ocupaciones altamente cualificadas viajan diariamente por trabajo más hacia otros
corredores que hacia la ciudad central. Sin embargo, esto no se verifica al considerar
los niveles de instrucción dado que la ciudad central recibe casi un tercio de los
trabajadores más formados provenientes del Noroeste. Las relaciones de dispersión,
particularmente hacia el corredor Oeste, caracterizan a este eje metropolitano, que
son más marcadas en los flujos de cuentapropistas, particularmente los que
desarrollan ocupaciones de más cualificación y de asalariados de baja cualificación.
Las relaciones funcionales con el corredor Oeste han sido ya justificadas en que,
hasta casi mediados de los años noventa, el partido de Hurlingham formaba parte de
Morón, por lo que comparten mercados de trabajo e infraestructuras de interconexión
que posibilitan un alto grado de interacción.
Finalmente, respecto a estas áreas con incidencia alta de los subcentros, corredores
Norte y Noroeste, cabe decir que constituyen, como se ha señalado, el principal lugar
de residencia de los trabajadores altamente formados (después de la CABA) pero su
grado de dependencia de la ciudad central es asimismo elevado, ya que un alto
porcentaje de ellos desarrolla su actividad laboral en la CABA. El factor que puede
ser señalado como determinante de esta situación es que ambos corredores,
particularmente en los partidos de Tigre, Escobar y Pilar, concentran el mayor
porcentaje de emprendimientos inmobiliarios (Ciccolella y Vecslir, 2012) de tipo
gated community que constituyen áreas residenciales privadas que cuentan con todas
las infraestructuras necesarias para conformar una especie de ciudad privada dentro
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 223
de la ciudad y cuyos residentes son familias de altos ingresos. Un ejemplo
paradigmático es la operación urbanística Nordelta en el partido de Tigre (Janoschka,
2002 y 2003 y Ríos & Pírez, 2008).
En estas áreas parecen generarse importantes flujos laborales intracorredor que
congregan en mayor medida a trabajadores de menos nivel de instrucción y
ocupaciones de menor cualificación, mientras que los empleados profesionales,
gerentes, directores, profesionales independientes, empleadores y empresarios
mayoritariamente se movilizan a diario a la ciudad central con motivos laborales.
- Áreas de influencia de incidencia media-alta de los subcentros: corredores Sur y
Sudeste
Corredor Sur: la mitad de los flujos de asalariados trabaja en el propio corredor y el
resto se mueven hacia la ciudad central en un 35% (Figura 5.9) y hacia otros
corredores en un 15%. Por su parte, los trabajadores por cuenta propia se mueven
fundamentalmente en el mismo eje Sur, por lo que la cohesión interna es alta, 67%,
siendo las más elevada de la metrópoli respecto a los cuentapropistas. Hacia la
CABA viajan diariamente el 21% de los trabajadores por cuenta propia y el restante
12% se mueve con dirección a otras zonas metropolitanas para efectuar sus labores
cotidianas (Cuadro 5.8).
Con relación al tipo de ocupación de los asalariados, sobresale que los que en mayor
medida se mueven dentro del corredor son los de alta cualificación. Esto hace que
sea el corredor con mayor índice de cohesión interna de los asalariados con
ocupaciones más cualificadas. Mientras que la dependencia funcional respecto a la
CABA entre los asalariados está principalmente referida a flujos de media
cualificación (Cuadro 5.9 y Figura 5.10). Una situación muy diferente puede ser
descrita con relación a los tipos de ocupación de los trabajadores por cuenta propia,
donde la mayor cohesión interna se presenta entre los de baja cualificación (el 70%
las ocupaciones tipo changas/peón, trabajos no especializados y artesanos se mueven
por el propio corredor Sur para desempeñar sus trabajos diarios). Es decir, menor es
la cohesión interna cuanto más cualificada es la ocupación de los cuentapropistas;
hecho que se refleja en que los índices de dependencia más altos se encuentran entre
los de alta cualificación (33% trabaja en la CABA) (Cuadro 5.9 y Figura 5.11).
Según al grado de formación de los trabajadores se destaca cierta uniformidad de los
índices de cohesión (Cuadro 5.10), aunque es levemente mayor entre los trabajadores
sin instrucción. El principal flujo hacia la CABA, considerando el nivel de estudios,
es producido por trabajadores de instrucción media, que en el 37% de los casos
viajan hacia la ciudad central (Figura 5.12).
Resumidamente, en el eje metropolitano Sur la influencia de los subcentros que da
lugar a morigeradas pautas de policentrismo parece estar principalmente relacionada
con flujos de trabajadores por cuenta propia, en particular con los que desempeñan
ocupaciones de baja cualificación y con trabajadores sin instrucción
224 Natalia Usach
mayoritariamente. Las relaciones de dependencia funcional son más marcadas entre
los asalariados, particularmente con ocupaciones de mediana cualificación, y con
trabajadores con niveles medios de instrucción mayoritariamente.
Corredor Sudeste: se repite una situación similar a la antes descrita respecto a que la
cohesión es relativamente mayor entre los trabajadores por cuenta propia que entre
los asalariados (los que en un 37% ejercen su actividad laboral en la ciudad central)
(Cuadro 5.8). Los asalariados y cuentapropistas que en mayor porcentaje se mueven
hacia la CABA son nuevamente los que realizan ocupaciones de alta cualificación
(39% y 44% respectivamente) (Cuadro 5.9 y Figuras 5.10 y 5.11). La situación
señalada resulta coherente con lo que evidencian los datos del Cuadro 5.10
considerando el nivel de instrucción: la dependencia funcional es mayor en el grupo
de trabajadores con más alto nivel de formación y la cohesión interna es mayor
cuanto menor nivel de formación tienen los trabajadores (Figura 5.12).
En definitiva, las incipientes notas de policentrismo detectadas en el corredor
Sudeste están más vinculadas a la posibilidad de autocontención de flujos de
trabajadores con menor nivel de instrucción, donde predominan los cuentapropistas y
los que desarrollan ocupaciones de media y baja cualificación.
- Áreas de influencia de incidencia media-baja de los subcentros: corredores Oeste
y Sudoeste:
Corredor Oeste: la cohesión interna respecto a los flujos de asalariados es
significativamente menor (47%) que entre los cuentapropistas (60%), en
consecuencia, la dependencia de la ciudad central es más marcada entre los
trabajadores por cuenta ajena (33%) (Cuadro 5.8 y Figura 5.9). De la misma manera
se destacan los índices de dispersión, que entre los asalariados asciende al 21%. En
particular, los asalariados del subcentro Morón se movilizan hacia el eje Sudoeste, en
especial al subcentro La Matanza A (12,1%).
Asimismo, como en otros corredores antes mencionados, entre los asalariados la
dependencia funcional se incrementa en tanto más cualificadas son las ocupaciones
de estos empleados. De hecho, en el corredor Oeste se presenta el índice de
dependencia respecto al flujo de asalariados en ocupaciones de alta cualificación más
elevado de entre las distintas zonas metropolitanas, ascendiendo al 43% (Figura
5.10). Contrariamente, para el caso de los trabajadores por cuenta propia, la cohesión
interna es mucho más relevante: el 65% que desempeña ocupaciones por cuenta
propia de alta cualificación (profesionales independientes, empleadores/empresarios)
se mueven dentro del corredor Oeste, mientras que la dependencia de la CABA es
más marcada respecto a los flujos de cualificación media de los cuentapropistas
(Cuadro 5.9 y Figura 5.11).
Finalmente, al considerar los niveles de instrucción de los trabajadores expuestos en
el Cuadro 5.10 e ilustrados en la Figura 5.12 sobresale que la mayor cohesión interna
se evidencia entre las personas sin instrucción (56%) y además los índices de
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 225
dependencia funcional son algo mayores entre los trabajadores de instrucción media
(33%) y alta (32%).
Sucintamente, el eje Oeste puede ser caracterizado como un área de cierta capacidad
de autocontención especialmente de los trabajadores por cuenta propia, con una
intensa relación con el corredor Sudoeste, hacia el cual se mueve una parte
importante de los asalariados. Al igual que en otros corredores metropolitanos, la
dependencia funcional de los flujos de asalariados es más marcada entre las
ocupaciones de mayor jerarquía (empelado profesional, gerencia, alta dirección). Por
el contrario, es menos importante al considerar las ocupaciones independientes de
alta cualificación, los que en mayor porcentaje se mueven dentro del corredor.
Corredor Sudoeste: aquí también se destaca que la cohesión interna es más marcada
entre los trabajadores por cuenta propia (60%) que entre los asalariados (48%)
(Cuadro 5.8 y Figura 5.9). En este último caso llama la atención un elevado índice de
dependencia funcional de los asalariados (35%), sobre todo entre los que ejercen
ocupaciones de baja cualificación que son los que en mayor proporción (39%) viaja a
la CABA para trabajar desde el Sudoeste (Cuadro 5.9 y Figura 5.10).
Una situación distinta se registra con respecto a los tipos de ocupaciones de los
trabajadores por cuenta propia: las relaciones de dependencia funcional son más
débiles, muy especialmente en las ocupaciones de alta cualificación, donde la
cohesión interna del corredor en este aspecto llega al 73% (Figura 5.11). Hacia la
CABA se dirigen mayoritariamente trabajadores con niveles medios (30%) y bajos
(27%) de cualificación (Cuadro 5.9). De igual manera se destaca que, considerando
los niveles de instrucción de los trabajadores, el mayor índice de cohesión interna en
el corredor Sudoeste se produce respecto a los que tienen instrucción alta, ya que el
57% de ellos se moviliza por motivos laborales dentro del corredor (Cuadro 5.10 y
Figura 5.12).
En síntesis, el eje Sudoeste, se caracteriza, a diferencia de otros corredores
anteriormente detallados, por que las relaciones de dependencia funcional son más
marcadas entre los asalariados y se debe en mayor medida a los flujos de estos
trabajadores en ocupaciones de baja cualificación. En contraste la cohesión interna es
más importante entre los cuentapropistas que realizan ocupaciones de alta
cualificación y trabajadores con más instrucción mayoritariamente.
- La ciudad central
Los datos analizados evidencian que, más allá de las pautas de policentrismo
constatadas particularmente en los ejes Norte y Noroeste, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires es el principal núcleo dinámico de la metrópoli. En ella, el 89% de los
asalariados residentes se mueve por trabajo dentro de ciudad. Asimismo, como ya se
mencionó, la CABA genera más del 26% de la movilidad obligada y absorbe el 45%
del total de viajes efectuados diariamente en la metrópoli, según los datos de la
ENMODO. Es asimismo, el principal origen de los trabajadores tanto asalariados
226 Natalia Usach
como cuenta propia (25,9% y 28,7%), el destino de la mayor proporción de
asalariados de la metrópoli (46,9%) y de los trabajadores por cuenta propia (42,8%),
como se ha mostrado en el Cuadro 5.4.
Respecto a los tipos de ocupaciones de los asalariados y de los cuentapropistas, los
datos expuestos precedentemente han mostrado que la ciudad es el principal origen
de las ocupaciones de mayor cualificación (47,3% y 56,5% respectivamente) y
también el principal receptor de este tipo de flujos de trabajadores que desempeñan
ocupaciones de alta cualificación (60% de asalariados y 65,2% de cuentapropistas),
según se ha podido apreciar previamente en el Cuadro 5.6.
La CABA es además el principal lugar de residencia y el primer destino de los
trabajadores de mayor nivel de instrucción. Ella presenta grados muy elevados de
autocontención respecto a los niveles de instrucción, ya que el 87% de los
trabajadores de instrucción alta, cuyos viajes se originan en la ciudad central, se
mueven por motivos laborales dentro de la propia ciudad, según los datos de la
ENMODO.
Estas evidencias se ven reforzadas al analizar la información de la Encuesta Anual de
Hogares (EAH) que elabora la Dirección General de Estadística y Censos del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: en torno al 85% en 2004 y al 80% en 2011
de los trabajadores de la CABA desarrollan sus actividades laborales en la ciudad y
que un porcentaje no muy cambiante, que se sitúa alrededor del 10% lo hace en
alguna zona del área metropolitana (Cuadro 5.11). Lamentablemente, el formulario
de la EAH no discrimina en qué partido de dicha área se desarrolla la actividad
laboral, lo que impide un análisis más desagregado.
Cuadro 5.11: Lugar de trabajo de las personas ocupadas residentes en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires 2004 2011
CABA 84,5% 79,7% Área Metropolitana 10,2% 9,4% No tiene lugar fijo 5,3% 5,9% Ns/Nc 0,0% 5,0% Total 100,0% 100,0%
Fuente: Elaboración propia con datos de la EAH 2004 y 2011. Dirección General de Estadística y Censos, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Por otro lado, es posible distinguir las ramas de actividad de las personas ocupadas
residentes en la CABA, según el lugar de trabajo. El Cuadro 5.12 ofrece esta
información. Se destaca que los residentes que trabajan en la ciudad corresponden a
tres ramas principales, tanto en 2004 como en 2011: comercio, hoteles y restaurantes
(23,5% y 21,5% en cada año respectivamente); actividades financieras, inmobiliarias,
empresariales, de alquiler, informáticas y de investigación o desarrollo (19,7% y
22,3%) y educación, servicios sociales y de salud (17,6% y 17,9%).
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 227
Cuadro 5.12: Rama de actividad, según lugar de trabajo de las personas ocupadas
residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en porcentajes
CABA Área
Metropolitana No tiene lugar
fijo Ns/Nc
2004 2011 2004 2011 2004 2011 2004 2011
Industria 10,3 10,3 26,5 25,5 4,5 3,7 0,0 0,4
Construcción 1,8 2,1 2,1 4,0 18,6 27,3 0,0 0,0
Comercio-hoteles y restaurantes 23,5 21,5 21,4 19,5 26,6 20,3 0,0 0,0
Transporte y comunicaciones 6,8 6,4 6,1 6,4 19,9 16,8 0,0 0,0
Actividades financieras, inmobiliarias, empresariales, de alquiler, informáticas y de investigación o desarrollo
19,7 22,3 13,6 14,9 11,5 9,5 0,0 0,0
Administración pública, defensa y seguridad social
8,7 9,0 5,5 4,4 0,2 0,5 0,0 0,0
Educación- Servicios sociales y de salud 17,6 17,9 18,1 18,8 8,0 8,9 0,0 1,0
Otros servicios comunitarios, sociales y personales
9,4 9,5 3,7 4,5 8,5 10,2 0,0 0,0
Servicio doméstico 1,4 0,3 0,7 0,0 1,5 1,4 0,0 94,7
Otras ramas 0,4 0,5 1,2 1,4 0,0 1,0 0,0 0,0
Sin especificar 0,5 0,4 1,0 0,7 0,8 0,5 100,0 3,9
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente: Elaboración propia con datos de la EAH 2004 y 2011. Dirección General de Estadística y Censos, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Complementariamente, en 2004 y 2011 los ocupados residentes en la CABA que
trabajan fuera de esta ciudad, en el área metropolitana, lo hacen principalmente en:
industria (26,5% y 25,5%); comercio, hoteles y restaurantes (21,4% y 19,5%) y
educación, servicios sociales y de salud (18,1% y 18,8%).
Los índices de movilidad laboral han permitido reconocer que las relaciones
funcionales de dependencia entre las diferentes zonas del área respecto a la ciudad
central tienen caracteres diferentes según los corredores. Así la dependencia de los
ejes Norte y Noroeste está ligada a flujos de trabajadores formados, con ocupaciones
cualificadas y principalmente cuentapropistas en el Norte y asalariados en el
Noroeste. La dependencia funcional de los corredores Sur y Sudeste, está
principalmente vinculada a los flujos de asalariados en ocupaciones de mediana
cualificación y niveles medios de formación, puntualmente en el Sur y los de
ocupaciones de cualificación alta y alto nivel de instrucción, en el Sudeste. Por
último, los corredores Oeste y Sudoeste, también mantienen relaciones de
dependencia funcional con la CABA particularmente relacionadas con flujos de
trabajadores con instrucción media, asalariados, en ocupaciones principalmente de
alta y media cualificación en el Oeste y media baja cualificación en el Sudoeste.
En suma, salvo en el eje Norte, los asalariados viajan en mayor porcentaje que los
cuentapropistas desde sus corredores de residencia hacia la CABA. Y, a excepción
de los corredores Sudoeste y Sur, esa situación es más marcada cuando las
ocupaciones son más cualificadas y los trabajadores más instruidos.
Todas las evidencias señaladas apoyan la presunción respecto a que la ciudad central
constituye el principal núcleo en donde se desarrollan actividades que requieren
contar con trabajadores altamente formados, actividades y servicios más
evolucionados y avanzados. En este sentido, la centralidad de la CABA, parece ser
228 Natalia Usach
preponderante con relación al resto de la metrópoli ya que preserva la concentración
de las funciones más elevadas como se había concluido en el capítulo anterior.
5.6 Conclusiones del capítulo
El estudio del proceso de reorganización territorial de la metrópoli de Buenos Aires
ha sido enfocado generalmente en el paso de la ciudad compacta a una ciudad que se
expande sobre sus límites tradicionales con una fuerte fragmentación socioespacial.
Habitualmente, los análisis toman datos poblacionales, de stocks industriales o de
algún otro tipo de variable que permite reconocer los cambios en la estructura
metropolitana bonaerense. A diferencia de estos, el enfoque de la presente
investigación se ha centrado en reconocer los referidos cambios aportando nueva
información que permitiera identificar y diferenciar los fenómenos de dispersión y de
policentrismo que pudieran existir en la metrópoli, mediante la utilización de datos
relacionales.
La conceptualización diferenciada de ambas pautas de crecimiento urbano ha
permitido reconocer que en la metrópoli de Buenos Aires los dos fenómenos están
presentes aunque se manifiestan en distintas partes del espacio metropolitano. Los
resultados corroboran un patrón de crecimiento metropolitano mixto marcado por la
dispersión residencial, especialmente en las coronas más alejadas de la ciudad central
y la presencia de subcentros de empleo que mantienen una dinámica interna propia
que logra ejercer influencia en la estructura urbana. Particularmente en los ejes Norte
y Noroeste donde se ha podido determinar que los subcentros tienen alta influencia,
aunque también en el Sur y el Sudeste donde la incidencia de los subcentros es
media-alta.
Estos resultados aportan evidencias respecto a la existencia de pautas de
policentrismo en la metrópoli, que se estarían dando junto cierta revitalización
reciente de la ciudad central que continúa ejerciendo un papel importante en la
dinámica espacial metropolitana.
Particularmente, la evidencia hallada en el análisis señala que la dependencia
funcional que las diferentes zonas metropolitanas tienen respecto a la CABA se
refiere especialmente a flujos de trabajo de alta formación, en ocupaciones
cualificadas, ligados a las actividades y servicios más evolucionados y avanzados.
Los flujos de este tipo principalmente provienen de los corredores Norte y Noroeste,
ejes donde se han encontrado las pautas de policentrismo más marcadas. Esto
muestra que los centros de empleo más potentes para generar dinámicas autónomas
de la ciudad central tienen poca capacidad de autocontener empleos de alta
cualificación e instrucción, lo cual está netamente vinculado con la estructura
productiva de esos espacios. Este aspecto debe ser profundizado en el futuro, a fin de
reconocer las diferentes bases productivas de los distintos espacios que componen la
metrópoli.
Capítulo 5 Transformaciones territoriales en la metrópoli de Buenos Aires: dispersión y...
Natalia Usach 229
Los resultados del estudio realizado muestran que la expansión metropolitana más
allá de la primera corona se encuentra fundamentalmente marcada por pautas de
crecimiento disperso con fuerte aumento de la población residente y también una
variación importante del empleo, pero donde no se registran subcentros relevantes
capaces de generar dinámicas propias.
Al constatar la existencia de subcentros que ejercen influencia en sus entornos
respectivos, se verifica también que existe una cierta concentración espacial de los
flujos laborales en los corredores. En este sentido, la organización policéntrica del
espacio metropolitano resulta positiva ya que tiende a atenuar los costes de la
dispersión asociados a las distancias y tiempos de viaje proporcionando una
reducción en los costes individuales y sociales, y con ello aportando a una mejora de
la calidad de vida de los residentes.
Esta realidad plantea nuevos retos desde el punto de vista de la gobernanza
metropolitana, al resultar imprescindible el planteamiento de estrategias conjuntas y
consensuadas entre los actores públicos vinculados a las políticas urbanas: el Estado
nacional, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, los gobiernos locales de cada
uno de los partidos y, por supuesto, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. Los acuerdos básicos deberían considerar las nuevas tendencias en la
organización y relación espacial señaladas en este capítulo, orientando las políticas
hacia medidas que, entre otros aspectos, privilegien el transporte público frente al
privado con el fin de evitar la congestión y atenuar los impactos medioambientales, a
medida que se consolidan y crecen los subcentros de empleo como núcleos
fundamentales de la dinámica metropolitana.
El análisis efectuado ha incluido datos de concentración de empleo y de movilidad
laboral, intentando con ello incorporar aspectos funcionales al estudio de los
procesos de reorganización urbana. En este sentido, el trabajo realizado presenta
novedad y una fortaleza interesante y poco explorada en la literatura sobre ciudades
de Argentina, aportando nuevos elementos al estudio de la organización urbana y
metropolitana particularmente, lo que supone un avance sobre el cual continuar la
investigación futura.
Es así que varias líneas de trabajo se abren para ampliar la investigación. Entre ellas
explorar otras formas de identificación de subcentros incluyendo variables
sectoriales, de especialización productiva y funcional, o características laborales y
personales de los trabajadores, entre otras. La utilización de criterios semejantes
derivaría en la posible definición de distintas redes policéntricas (como redes de
cooperación, de sinergia, de complementariedad o de conocimiento) que pudieran
estar organizando el espacio metropolitano. Asimismo, explorar formas alternativas
de medición de la interacción entre centros urbanos mediante diferentes datos de
flujos que estuviesen disponibles en el futuro aportaría nuevas evidencias sobre las
relaciones funcionales en el territorio.
Capítulo 6
Consideraciones finales y principales
implicaciones para investigaciones
futuras
6.1 Introducción
El presente capítulo está destinado exponer las conclusiones y contribuciones más
relevantes que se derivan de la investigación. Se presentan a modo de una
recapitulación que integra las respuestas a las preguntas planteadas, aportando los
elementos que permiten aceptar la validez de la hipótesis general propuesta.
Posteriormente, se señalan líneas por las que el trabajo realizado podría ser
continuado en el futuro. Una síntesis de estas cuestiones se muestra en el Cuadro 6.1.
En una sección final se expone un listado de las publicaciones relacionadas con
distintos aspectos de la investigación realizada en esta tesis. A este respecto se
agradecen los comentarios y aportes de los evaluadores, comentaristas y participantes
en eventos científicos que han permitido perfilar de una mejor manera las distintas
partes de la investigación.
6.2 Conclusiones y principales aportes de la investigación
En esta tesis se ha estudiado la organización urbana de Argentina es decir la
configuración del sistema de ciudades como resultado acumulativo del accionar de
los actores sociales y de las oportunidades brindadas por el contexto institucional en
el marco de procesos históricamente determinados. Esta definición del objeto de
estudio ha requerido un abordaje amplio que ha considerado los aspectos históricos,
232 Natalia Usach
demográficos, productivos y funcionales utilizando distintas fuentes de datos
secundarios y aplicando una variedad de técnicas de análisis.
Se ha partido de hacer fuerte hincapié en que la historia es importante para entender
cómo se ha conformado la organización urbana argentina marcadamente
desequilibrada y concentrada y para reconocer las distintas trayectorias forjadas
históricamente que encauzan el diferenciado desempeño demográfico y productivo
de las ciudades de este país.
Al dividir en distintas etapas el proceso histórico de conformación urbana, se han
señalado los momentos de cambio institucional que, a instancia de las organizaciones
prevalecientes, indujeron cambios en la organización urbana argentina.
De esa manera se ha indicado que la fundación de las primeras ciudades en el actual
territorio argentino, durante la vigencia del virreinato del Perú, estuvo motivada
fundamentalmente por la necesidad de la corona española de expandir su dominio
territorial, asegurarse el monopolio comercial y obtener mano de obra nativa para
aplicarla a la extracción minera en Potosí. Las ciudades fueron establecidas como
sedes de autoridades administrativas, políticas y religiosas; y para vincular el vasto
espacio permitiendo el control de los intercambios. Las ciudades eran por entonces
economías de subsistencia y funcionaban con relativa autosuficiencia, abasteciendo
con sus producciones locales a mercados regionales cercanos.
En el último cuarto del siglo XVIII, la necesidad de la corona de reorganizar la
dinámica comercial con sus colonias y de asegurar el territorio ante el avance
portugués e inglés impulsó reformas institucionales de fuerte calado en la
organización territorial. El establecimiento de Buenos Aires como sede de las
autoridades del nuevo virreinato del Río de la Plata y la habilitación concedida a su
puerto para comerciar posicionaron a Buenos Aires como el centro de la
organización territorial. El puerto atrajo los principales flujos comerciales internos,
desde el Alto Perú y desde las distintas ciudades preexistentes, y recibió las
importaciones desde Europa que compitieron con las débiles estructuras productivas
locales. A partir de entonces, en los albores del segundo estadio de la globalización,
la ciudad de Buenos Aires iría adoptando una dinámica demográfica y económica
propia diferenciada del resto del país que, con el tiempo, no haría más que
consolidarse, vigorizarse y expandirse.
En efecto, llegado el siglo XIX, la floreciente burguesía comercial porteña constituyó
el organismo impulsor del movimiento independentista que implicó un nuevo cambio
en la organización urbana. No sólo involucró las luchas por la independencia y la
pérdida de parte del territorio controlado por Buenos Aires, sino además supuso el
inicio de la pugna entre los intereses del interior y los porteños. Durante los años de
secesión, Buenos Aires retuvo el beneficio de las rentas aduaneras generadas por la
exportación de los productos pecuarios y sus derivados, mientras que nuevos
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para investigaciones futuras
Natalia Usach 233
pueblos, villas y fuertes, con el tiempo devenidos en ciudades, proliferaron en la
pampa bonaerense al influjo de la actividad ganadera.
Tras décadas de enfrentamientos entre Buenos Aires y el interior, el proceso de
unificación y organización de un Estado y un mercado nacionales fue liderado por la
oligarquía terrateniente bonaerense que había prosperado en los años previos a costa
de las políticas de asignación de las tierras ganadas militarmente a los habitantes
nativos e incorporadas a la producción pecuaria y del control que ejercía sobre las
cadenas de comercialización y exportación. Ese proceso de unificación nacional
coincidió con la etapa de industrialización de los países europeos que impuso
cambios en el orden económico de la época. En el apogeo de la segunda fase de
globalización, Argentina se insertó como exportadora de materias primas agrícola-
ganaderas y como receptora de los productos manufacturados, las inversiones y los
emigrantes europeos.
Asegurar la rentabilidad del proceso agroexportador, principal origen de los recursos
fiscales, fue el objetivo de la clase terrateniente que condujo el Estado nacional, en
alianzas con grupos provinciales, durante las últimas cuatro décadas del siglo XIX.
Para ello el Estado invirtió en infraestructuras portuarias, fomentó las inversiones
extranjeras para la ampliación de los ferrocarriles y estableció políticas de
inmigración y de asignación de tierras que garantizaran la disponibilidad de factores
productivos de una actividad extensiva y de muy escasa tecnificación.
En la organización urbana, la matriz institucional establecida tuvo como principal
consecuencia el definitivo afianzamiento de Buenos Aires como principal centro
económico, poblacional y de vinculación con el resto del mundo. Pero también
implicó una brusca aceleración del proceso de urbanización, la densificación de la
cobertura urbana en la región Pampeana, el incremento de la concentración
poblacional en las ciudades portuarias, particularmente Buenos Aires y el
estancamiento económico y la declinación poblacional de las ciudades en las
regiones desvinculadas al circuito agroexportador.
La crisis de los años treinta puso coto a ese proceso económico e implicó un cambio
en la matriz productiva y en la organización urbana argentina. Desde entonces y
hasta mediados de la década de los años setenta, el Estado, conducido por gobiernos
de distintas orientaciones ideológicas y grados de legitimidad, lideró primero una
industrialización intensiva en mano de obra, dependiente de insumos importados, que
pasó, a finales de los años cincuenta, a estar sustentada en el fomento de las
inversiones extranjeras en sectores básicos. Durante gran parte del siglo veinte, toda
una matriz institucional fue establecida para sostener la industrialización y orientó la
localización y distribución espacial de las actividades económicas y de la población a
favor de las aglomeraciones más grandes, particularmente Gran Buenos Aires, pero
también Gran Rosario y Gran Córdoba. Los emprendimientos fabriles más
importantes se localizaron y desarrollaron especialmente en esas ciudades dadas sus
234 Natalia Usach
ventajas relativas respecto a la configuración de las redes de transporte,
comunicaciones e infraestructuras, la proximidad y el tamaño de sus mercados.
En la ciudad de Buenos Aires, su accesibilidad, la presencia inicial de un incipiente
sector industrial y un amplio mercado de consumo, fueron ventajas locativas que el
Estado reforzó mediante diferentes acciones directas e indirectas, multiplicando así la
potencia de las economías de aglomeración. En consecuencia la ciudad afrontó un
proceso de suburbanización donde sus periferias atrajeron nuevos emprendimientos
fabriles y amplias masas de trabajadores industriales provenientes del interior del
país. Además de esta expansión metropolitana de Buenos Aires (y de otras ciudades
pampeanas como Gran Córdoba y Gran Rosario), la industrialización dinamizó
también las localidades proveedoras de recursos energéticos necesarios para la
industria y el consumo urbano (como el petróleo, el gas, la electricidad o el carbón),
especialmente en la región Patagónica. La expulsión poblacional desde zonas
rezagadas, regiones Noreste y Noroeste especialmente, hacia localidades de mayor
tamaño y hacia los nuevos centros industriales promovidos directa o indirectamente
por la acción estatal involucró el nacimiento de nuevas ciudades y el crecimiento de
otras que se densificaban al impulso de la industrialización. En esta época, al igual
que lo ocurrido desde el siglo XVIII, el crecimiento urbano estuvo subordinado al
dinamismo de Buenos Aires, esta vez mediante la provisión de bienes y recursos
necesarios para su industrialización y urbanización.
Cuando a mediados de los años setenta la economía a nivel mundial comenzaba a
transitar el estadio actual de la globalización, en Argentina los cambios
institucionales, producto de diversas crisis políticas y económicas, tendieron a
fortalecer la situación diferenciada de la metrópoli frente al resto urbano. Ni la gran
desregulación económica, comercial y financiera con apertura e integración a los
mercados mundiales iniciada en 1976, pero implementada integralmente en los años
noventa; ni la mayor presencia del Estado en la conducción de los procesos
económicos de la década más reciente, han cambiado sustancialmente la
jerarquización de los espacios ni sus papeles económicos. Las diversas evidencias
aportadas en los capítulos tercero y cuarto en esta tesis parecen respaldar esta
afirmación y aportar pruebas a favor de la hipótesis planteada inicialmente en esta
tesis.
En efecto, la hipótesis de trabajo se sitúa temporalmente en ese tramo histórico, de
finales del siglo pasado e inicios del siglo XXI, en el marco de una economía global
cuyos flujos están internacionalizados e interconectados mundialmente y cuyo
funcionamiento tiene numerosas consecuencias para las ciudades. De los efectos
urbanos inducidos por la globalización, y repasados en la introducción de este
trabajo, se han tomado tres referidos a los cambios en: la jerarquía urbana, en las
bases económicas de las ciudades y en las pautas de crecimiento metropolitano.
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para investigaciones futuras
Natalia Usach 235
La acelerada urbanización que acompañó el proceso de industrialización hasta los
años setenta había llevado a la ciudad primada a ser por entonces más de 10 veces
mayor que la segunda aglomeración y a superar en un 60% el tamaño conjunto de las
ciudades intermedias. A partir de entonces, en medio de una fuerte crisis industrial y
un proceso de urbanización maduro, las tasas de crecimiento de la población
habitando en ciudades fueron marcadamente declinantes. Este proceso fue
particularmente importante en el GBA durante las últimas décadas del siglo XX,
como consecuencia de la pérdida de población de la ciudad central y por una
ralentización general de la tasa de crecimiento conjunta de la aglomeración primada,
lo que se reflejó en una retracción de las medidas de primacía urbana y una relativa
equiparación del peso demográfico del conjunto de ciudades intermedias frente al
GBA.
No obstante, como se ha visto en el capítulo 3, entre 2001 y 2010 el Gran Buenos
Aires ha recuperado dinamismo demográfico, mientras la tasa de crecimiento de las
ciudades pequeñas e intermedias se ha hecho más lenta. La primacía y la
macrocefalia urbana se muestran recientemente como características persistentes.
El análisis efectuado ha revelado que el sistema urbano de Argentina parece transitar
un proceso de metropolización y una relativa menor capacidad de crecimiento de las
ciudades de menores dimensiones. Es decir una importancia relativamente mayor de
las ciudades de más talla frente a las pequeñas, pese a que desde 1960 la base de la
jerarquía urbana se ha ampliado en cantidad de componentes.
Ese fenómeno de metropolización, ha sido verificado mediante la evolución
decreciente de los valores de los coeficientes de Pareto estimados y, de manera
gráfica, observando las distribuciones de densidad de tamaños en cada año
considerado. Se ha podido así establecer que, en términos de concentración
poblacional, la parte baja de la jerarquía tiene progresivamente una menor
importancia frente a las ciudades intermedias.
Sin embargo, es necesario matizar las conclusiones respecto al dinamismo de las
ciudades intermedias, no sólo porque en la última década la categoría creció con el
ritmo más lento desde 1960 y por debajo de lo que creció el GBA; sino porque
además se trata de un conjunto que reúne una variedad de situaciones. Por una parte
se ha podido apreciar una dinámica distinta al interior de la categoría entre el
subconjunto de ciudades de hasta 150 mil habitantes, más numeroso pero menos
dinámico, y el subconjunto a partir de ese umbral que progresivamente reúnen una
proporción creciente de población urbana. Además, como también se mostró en el
capítulo tercero, el crecimiento de las ciudades intermedias que son localidades
compuestas puede corresponderse con el especial dinamismo de algunos
componentes dentro del aglomerado que se disipa en el promedio del crecimiento
conjunto. La evidencia ha sido mostrada en el caso del Gran Mendoza, donde el
236 Natalia Usach
fuerte dinamismo de algunos componentes tracciona el crecimiento del conjunto del
aglomerado.
En resumen puede decirse que, en las últimas décadas, los cambios en la jerarquía
urbana no se relacionan con una distribución poblacional más homogénea sino que,
por el contrario las evidencias señalan un reforzamiento de la importancia de la
aglomeración primada y una pérdida de densidad en la base de la distribución. En
términos de la regla rango-tamaño, esta situación se traduce en una distribución con
casi un cuarto de ciudades cuyos tamaños son menores a los que les correspondería,
mientras el resto de localidades, en mayor o menor medida, tiene más población de la
que le correspondería si la mencionada regla se aplicase al caso argentino.
El análisis efectuado al final del capítulo 3 para intentar establecer qué factores
pueden estar relacionados con ese crecimiento dispar entre ciudades ha ofrecido
sugestivas evidencias. Así, las variables que más afectan a la probabilidad de que las
ciudades tengan menos población respecto a la que teóricamente deberían tener si se
cumpliera la regla proporcional se vinculan con mayores porcentajes de población de
edad más avanzada, unas relativas mejores condiciones de vida de los hogares y del
empleo, menores proporciones de capital humano y una mayor relevancia del
sectores primario, extractivo, manufacturas y servicios de no mercado en las
estructuras productivas. En contraposición, el emplazamiento extrapampeano, ser
ciudades más antiguas, las mayores dotaciones de capital humano cualificado y un
mercado de trabajo orientado a los servicios avanzados, empresariales, inmobiliarios
y financieros constituyen variables más relevantes en las ciudades con tamaños
mayores a los teóricos. Pero también en esas ciudades de mayor tamaño es más
probable una más alta proporción de hogares pobres, de desempleo, de nuevos
residentes desempleados y es menor la probabilidad de hogares con vivienda en
propiedad, en comparación con las ciudades que tienen tamaños menores a los
esperados si la regla rango-tamaño se cumpliera.
Los resultados han mostrado claramente la importancia que tienen las variables
relacionadas con el capital humano y la estructura productiva, en línea con la
literatura que afirma una relación positiva entre aglomeración y productividad,
presencia de sectores de mayor valor añadido y altos niveles de capital humano en
las ciudades grandes. Además, en el caso de Argentina, los resultados obtenidos
revelan que la gran mayoría de las ciudades crecen poblacionalmente más allá de un
tamaño de equilibrio porque las externalidades positivas asociadas a lo urbano
parecen superar las referidas desventajas en las condiciones de vida, en el acceso a
los empleos y a la vivienda en propiedad que se presentan como relativamente más
adversas en las ciudades de dimensiones mayores.
Como queda claro, estos procesos demográficos recientes, estas continuidades más
que cambios en la jerarquía urbana, tienen su correlato en las diferentes trayectorias
respecto a los patrones de especialización productiva y los niveles de diversidad
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para investigaciones futuras
Natalia Usach 237
sectorial en las ciudades; aspectos que ponen en evidencia la particular combinación
de economías de aglomeración generadas en cada medio urbano.
Al respecto, el análisis realizado en el capítulo 4 ha permitido distinguir algunos
cambios en los perfiles productivos de las aglomeraciones urbanas en el periodo
reciente, pero sobre todo ha puesto en evidencia la continuidad de las sendas
diferentes que sigue la metrópoli bonaerense respecto al resto de las ciudades. Es
decir, aunque en términos relativos se evidencian algunos cambios en la
especialización de los aglomerados, sus papeles económicos parecen no mutar
radicalmente sino mantenerse cercanos a los que tradicionalmente han cumplido en
el marco de las trayectorias trazadas históricamente que fueron jerarquizando los
espacios y formando estructuras de producción diferentes.
Considerando los sectores de especialización, ha podido verificarse que el perfil
productivo de un número creciente de ciudades está vinculado bien a ventajas de
localización asociadas a la proximidad y disponibilidad de recursos naturales (tierra fértil
para la producción de commodities agrícolas, hidrocarburos, metales y minerales) o bien
a los beneficios derivados de las instituciones protectoras de la industria nacional.
Ambas circunstancias parecen ser, en el periodo reciente, las principales condiciones
de atractividad de la mayoría de los aglomerados urbanos.
Efectivamente, las actividades intensivas en recursos naturales, de fuerte demanda
internacional, relacionadas con mercados e inversores externos, han adquirido
preponderancia en los perfiles de especialización de un mayor número de ciudades;
perfiles que involucran también especializaciones en sectores mucho menos
expuestos a la competencia internacional como son la construcción y los servicios
ligados al sector público.
En contraste se ha podido advertir que otros espacios especializados en actividades
más evolucionadas tanto servicios como manufacturas mantienen, en líneas
generales, estos perfiles. Ha resultado particularmente notoria la situación de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que en 2012 presenta especialización en el
sector extractivo vinculada a la localización de las sedes empresariales, casas
matrices y oficinas desde donde se dirigen, gestionan y comandan los procesos
productivos de las actividades extractivas desplegadas en otras aglomeraciones. Esto
muestra, de alguna manera, que hacia adentro de un sector las funciones
empresariales siguen trayectorias espaciales diferenciadas, emplazándose cada
función en los territorios fértiles que ofrecen las ventajas adecuadas para su
desarrollo.
No es de extrañar que las funciones de comando de los sectores extractivos se
emplacen en la CABA, porque es esa ciudad el principal espacio especializado en
servicios evolucionados; probando que las actividades y funciones más productivas,
ligadas al conocimiento y vinculadas a los procesos económicos globales tienden a
desarrollarse en entornos donde prevalecen la aglomeración, los contactos, los
238 Natalia Usach
mercados de trabajo densos y servicios disponibles. En efecto, los datos analizados
corroboran que los sectores más avanzados se desarrollan en localizaciones muy
concretas y su presencia como sectores de especialización no es generalizada, sino
que aportan a la diversidad de un reducido número de ciudades principalmente la
CABA, aunque también en Gran Córdoba o Gran La Plata entre otras.
Se ha podido distinguir, asimismo, una dinámica metropolitana novedosa: cierta
difusión o desconcentración desde la ciudad de Buenos Aires hacia los partidos del
Gran Buenos Aires en manufacturas de alto contenido tecnológico. Podría tratarse de
un proceso de complementariedad entre los dos espacios de la metrópoli que
posibilitaría el aprovechamiento de ventajas de localización y de urbanización que el
tamaño, la conexión y acceso a otros mercados, las interrelaciones y los mercados
laborales densos y especializados, así como la multiplicidad de infraestructuras, les
proveen en el ámbito metropolitano.
En definitiva, desde el punto de vista productivo el protagonismo de la metrópoli de
Buenos Aires en su conjunto aparece reforzado en sectores evolucionados y
dinámicos, más intensivos en conocimiento e influidos por los procesos económicos
globales; mientras en el resto de los espacios urbanos predominan especializaciones
muy relacionadas con los recursos naturales, las manufacturas protegidas y el sector
público. De hecho, los resultados de los análisis sobre la desigualdad entre las bases
económicas de las ciudades apuntan a una mayor desigualdad, a la divergencia,
señalando que el cambio en las estructuras de producción es desequilibrado entre
espacios que siguen las sendas históricamente trazadas.
Las tendencias en las pautas de especialización ponen de relieve que las ciudades de
Argentina “ganan” en tanto cuenten con algún atractivo capaz de ser valorizado, ya
sean ventajas naturales, beneficios fiscales o mercados consumidores, mano de obra
especializada o diversidad. Parece claro que en la geografía de la economía global no
todas las ciudades tienen la misma fertilidad no son todas territorios ganadores, ni
tienen las mismas oportunidades, sino que las oportunidades de estas economías
urbanas están fuertemente condicionadas por la organización urbana heredada.
Las evidencias halladas en los capítulos 3 y 4 ofrecen respuestas a las preguntas
planteadas inicialmente reforzando la hipótesis de que en el periodo reciente el
funcionamiento territorial preexistente parece seguir marcando el rumbo de las
trayectorias urbanas donde las jerarquías previas parecen persistir, la especialización
y diferenciación de los espacios parece reforzarse y acentuarse la importancia del
espacio inicialmente mejor posicionado: la metrópoli de Buenos Aires.
Es en ese ámbito, en el metropolitano, donde se plasman los cambios más relevantes
de la organización urbana reciente, vinculados a novedosos procesos de crecimiento
disperso y policéntrico. A eso ha apuntado la última parte de la hipótesis planteada
inicialmente y, en el capítulo 5, se han identificado y analizado tales procesos en
Buenos Aires desde un punto de vista funcional. El principal resultado ha sido poder
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para investigaciones futuras
Natalia Usach 239
distinguir claros patrones de crecimiento disperso y policéntrico en distintos espacios
del Buenos Aires metropolitano, siendo fenómenos que no se excluyen mutuamente.
En efecto, se ha encontrado que el proceso de reorganización en curso combina
ambas tendencias: dispersión más allá de la primera corona metropolitana con un
fuerte incremento poblacional y del empleo, pero sin la presencia de subcentros
capaces de generar dinámicas independientes de la ciudad central.
Casi la totalidad de los subcentros, es decir los núcleos con capacidad de articular e
influir la estructura metropolitana, con relativa autonomía respecto a la CABA se
localizan en la primera corona metropolitana. Las pautas de policentrismo son
particularmente claras en los corredores Norte y Noroeste, donde los subcentros (San
Fernando y San Isidro) evidencian una alta capacidad de influencia en el área y
tienen una dinámica propia dentro de del respectivo corredor metropolitano. Algo
menor es la influencia que ejercen los subcentros en los corredores Sur (Lanús y
Lomas de Zamora) y Sudeste (Quilmes) de la metrópoli, aunque en ellos se ha
podido reconocer también cierta autonomía de la ciudad central. En los ejes Oeste y
Sudoeste los subcentros parecen tener una relativa menor capacidad de incidencia y
la cohesión interna en estos está relacionada con el movimiento interno de los
trabajadores por cuenta propia principalmente.
El análisis realizado permite afirmar que las actuales tendencias en la reorganización
metropolitana no se ciñen solamente a una expansión y difusión residencial, sino que
se trata de cierta desconcentración del empleo y, como se ha dicho antes, incluso de
ciertas actividades avanzadas, desde la ciudad central hacia los partidos conurbados,
donde los núcleos tienen dinámicas relativamente autónomas respecto a los flujos
que discurren desde y hacia el resto de la metrópoli. Estas interacciones diferentes a
las clásicas monocéntricas se basan en que los subcentros ejercen funciones que
trastocan las relaciones metropolitanas.
Con todo, estas pautas de crecimiento policéntrico parecen estar produciéndose en
paralelo a la revitalización demográfica y funcional de la ciudad de Buenos Aries que
mantiene una influencia importante en la dinámica espacial metropolitana,
particularmente con relación a los corredores Oeste y Sudoeste, donde las relaciones
de dependencia funcional son algo más marcadas que en el resto de la metrópoli.
Se ha podido observar también que la dependencia funcional respecto a la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, que en mayor o menor grado mantienen los corredores,
está fundamentalmente relacionada con flujos laborales de alta formación, ligados a
las ocupaciones más calificadas y a las actividades más evolucionadas y avanzadas.
Los flujos de este tipo se dirigen a la ciudad central desde todos los corredores, pero
resulta un patrón más acentuado en los ejes Norte y Noroeste, donde se han
encontrado importantes indicios de policentrismo con una alta incidencia de los
subcentros. Es así que los patrones de movilidad laboral observados resultan
coherentes con la especialización sectorial y funcional de la CABA en actividades
240 Natalia Usach
superiores avanzadas, intensivas en conocimiento, talento, tecnología y ligadas a los
mercados internacionales, tal y como se había visto en el capítulo 4.
En definitiva, los resultados obtenidos en el capítulo 5 abonan la última parte de la
hipótesis planteada respecto a que los novedosos procesos de crecimiento disperso y
policéntrico conforman otro de efectos de la globalización en la organización urbana
argentina. Los resultados del análisis realizado aportan a la discusión de las
transformaciones metropolitanas recientes y permiten reconocer que la tensión entre
difusión y concentración no se produce solamente a escala global o nacional entre
ciudades, sino también en el nivel metropolitano, donde los efectos de la economía
global se plasman en importantes cambios funcionales.
Finalmente, cabe decir que el trabajo realizado en esta tesis supone un valor añadido
respecto al estado del arte en lo relativo al objeto de estudio, al abordaje y la
metodología empleados para poner en cuestión una hipótesis relevante no
considerada en estos términos previamente.
En efecto, la literatura hasta la fecha se centra en tomar a las provincias, a una
ciudad, área metropolitana, o un subsistema urbano como principal entidad territorial
a estudiar. Opciones de este tipo hallan justificación en el interés particular de los
autores. Pero ciertamente el principal problema con que cuentan los estudios urbanos
que pretendan considerar la totalidad de la realidad urbana de Argentina es la
limitación de los datos y de la información de las estadísticas disponibles.
A diferencia de la gran mayoría de los trabajos previos, en la presente tesis se ha
tomado como objeto de estudio la organización urbana de Argentina, cuya definición
ha incidido en el abordaje teórico y metodológico del trabajo. Haberse decantado por
otro recorte espacial u otra escala, los departamentos o provincias por ejemplo, o por
estudiar alguna ciudad o subsistema en particular, posiblemente hubiese ahorrado
esfuerzos y tiempo, pero esta tesis sería un trabajo más de los que abundan. No
obstante, se emprendió el camino difícil: poner como objeto de estudio la
organización urbana argentina y considerar como unidades de análisis a las ciudades.
Esto ha implicado, desde el punto de vista teórico-metodológico, la necesidad de
combinar una estrategia narrativa-histórica con otra netamente analítica cuantitativa
de los aspectos demográficos, productivos y funcionales de la organización urbana.
Con ello se ha querido exceder la tradición estática y normativa que suelen presentar
los trabajos sobre sistemas urbanos, aportando ejercicios de trabajo empírico que han
brindado nuevas evidencias y explicaciones a los fenómenos.
Se he efectuado un importante esfuerzo en explorar y utilizar distintas fuentes de
información: los datos históricos han sido tomados de la literatura especializada en
historia general, urbana y económica; los datos poblacionales obtenidos de los censos
desde 1960 han sido homogenizados y compatibilizados para conseguir nóminas de
localidades urbanas y su población, que fueran comparables en términos físicos y
temporales. El aspecto productivo ha requerido tomar datos alternativos de empleo,
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para investigaciones futuras
Natalia Usach 241
provenientes de encuestas de hogares y proceder asimismo a su tratamiento a fin de
eliminar inconsistencias y adaptarlos de forma coherente a los objetivos de la
investigación. El aspecto funcional, para el análisis de la reorganización
metropolitana en Buenos Aires, ha sido solventado mediante el uso de una encuesta
de movilidad, hasta la fecha no utilizada en estudios de este tipo, pero cuyo
tratamiento en esta tesis ha sido novedoso y ha permitido aportar evidencias sólidas
sobre los patrones de crecimiento metropolitano recientes. Utilizar datos relacionales,
en este caso flujos de trabajo, ha constituido un avance sobre los estudios previos que
mayoritariamente se centran datos de stocks o se fijan en el aspectos morfológicos.
Cabe decir finalmente que el trabajo efectuado podría ampliarse en el futuro desde el
punto de vista empírico y teórico-metodológico. En la siguiente sección se presenta
una serie de propuestas al respecto, algunas de las cuales han sido referidas en las
conclusiones de los capítulos precedentes.
6.3 Algunos derroteros para la investigación futura
Los resultados de la investigación realizada sugieren la importancia de las
instituciones formales e informales en el desempeño económico de las ciudades. Por
lo tanto resultaría significativo reforzar el enfoque institucionalista y aplicar sus
herramientas al análisis de varios aspectos que han sido mencionados de manera
tangencial durante el trabajo pero que merecen un abordaje más profundo.
Así, sería significativo reconocer los esquemas de preferencias, las motivaciones y
los intereses que determinan los distintos patrones de localización de la inversión
extranjera directa como forma de penetración de los procesos globales en las
ciudades. Al respecto, como se ha mencionado al finalizar el capítulo 4, resulta
particularmente interesante estudiar las instituciones de fomento industrial que
orientan las decisiones de localización y ponderar el impacto de estas medidas tanto
en las zonas promovidas como en el resto de la economía, en términos de valor
agregado, empleo y costes fiscales y sociales.
También sería de interés dedicar esfuerzos al estudio del financiamiento de las
entidades locales y del federalismo fiscal, toda vez la competitividad de las
economías urbanas, las posibilidades de convergencia e integración territorial están
fuertemente condicionadas por las instituciones formales e informales (prácticas
centralistas) que regulan la distribución de los recursos fiscales a las entidades
subnacionales y locales.
Operativamente, estudios como los planteados en los párrafos previos, además de
recurrir a información secundaria requerirán la generación de información de primera
mano, por lo que el estudio de caso y el método comparado podrían resultar
adecuados.
242 Natalia Usach
Desde otro punto de vista, el estudio de las relaciones interurbanas debiera abordarse
por ejemplo desde el análisis de redes de ciudades, tanto para describir mejor las
interacciones entre las ciudades del país como las que se establecen más allá del
ámbito nacional. Una forma de hacerlo podría ser mediante el análisis de redes de
innovación y conocimiento que puedan detectarse tomando datos de patentes
(autoría, coautoría y utilización de las mismas) o considerando la coautoría científica
nacional e internacional, por ejemplo. Esto podría revelar la particularidad y el
alcance de un espacio de redes que genera externalidades positivas y facilita los
procesos de innovación y por tanto de crecimiento económico. También podría
explorarse las potencialidades del big data, con datos procedentes de las redes
sociales, que permitirían ahondar en la comprensión del espacio de redes que
relaciona los territorios de manera distinta a las jerarquías tradicionales.
Además esto podría orientarse también a reconocer la geografía del conocimiento y
del talento en Argentina, aspecto que en el capítulo 4 se mostró como una importante
línea de trabajo futuro.
Otra línea de trabajo que se abre a partir de esta tesis es la del análisis de la
especialización funcional de las ciudades. Considerando las limitaciones de las
estadísticas públicas en Argentina, este trabajo podría emprenderse utilizando
diversos datos secundarios, pero fundamentalmente produciendo información de
primera mano, lo cual impone una metodología de triangulación entre lo cuantitativo
y lo cualitativo.
Asimismo, se plantea para el futuro analizar las experiencias de desarrollo local y sus
resultados, ya que son aspectos que no se ven reflejados en los datos agregados
usados en esta tesis. En este tema, el estudio de caso podría ser un método pertinente
también. Es que las políticas de desarrollo local, que en definitiva son un conjunto
consensuado de instituciones que busca dinamizar la economía de la ciudad, hacerla
más diversificada, productiva y competitiva, resultan clave en las posibilidades de
una ciudad para trastocar las sendas de dependencia y poder vincularse de otra
manera en la economía nacional y global.
Otro itinerario de investigación para el futuro es el que se relaciona con las pautas de
crecimiento metropolitano disperso y policéntrico, ampliándose el análisis empírico a
otras aglomeraciones urbanas de Argentina. Por ejemplo un estudio comparado entre
Gran Córdoba, Gran Rosario y Gran Mendoza podría aportar nuevo conocimiento
sobre los procesos de reorganización en ciudades intermedias.
En esa línea, desde el punto de vista metodológico, podrían examinarse otras
maneras de identificar subcentros, incluyendo variables sectoriales, de
especialización productiva y funcional, entre otras. Esto permitiría reconocer
distintos tipos de redes policéntricas, como las redes de cooperación y de
conocimiento, vinculando esta línea de trabajo con la planteada previamente.
Además, posibilitaría reconocer la localización intrametropolitana diferenciada por
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para investigaciones futuras
Natalia Usach 243
sectores y funciones y capturar la naturaleza y potencia de las economías de
aglomeración y de red.
244 Natalia Usach
Cuadro 6.1: Síntesis de resultados y temas abiertos a futuras investigaciones Síntesis de resultados Temas abiertos a futuras investigaciones
Historia, importante para entender por qué la organización urbana argentina es
desequilibrada y concentrada.
Las trayectorias diferenciadas de Buenos Aires y del resto de ciudades se explican
fundamentalmente por la matriz institucional establecida, a instancias de las
organizaciones prevalecientes en cada momento histórico: las instituciones regularon
los procesos socioeconómicos que afectaron la localización poblacional y
productiva, generando y potenciando economías de aglomeración y reforzando las
trayectorias diferenciadas de Buenos Aires y el resto urbano. Estas trayectorias o
sendas de dependencia constituyen la organización urbana heredada que condiciona
la forma de inserción de las ciudades en la economía nacional y en los procesos
globales.
Tendencias entre 1960 y 2001: jerarquía urbana caracterizada por tasas de
crecimiento en declive, particularmente en el GBA, retracción de la macrocefalia
(por mayor crecimiento del conjunto de ciudades intermedias) y reducción de la
primacía urbana.
Entre 2001 y 2010, cambio de tendencia: GBA crecimiento por encima de la media.
Primacía vuelve a ser importante. Crecimiento conjunto de ciudades intermedias más
lento.
Proceso de metropolización: relativa mayor importancia de ciudades intermedias
frente a las de menores dimensiones. Base de la jerarquía reduce importancia.
Ciudades intermedias, diversidad de situaciones: Más dinámicas a partir de 150 mil
habitantes. Entre 2001 y 2010, en localidades compuestas el dinamismo puede ser
atribuido a componentes específicos ligados a nuevas pautas de crecimiento.
Distribución población entre ciudades no se ajusta a regla rango-tamaño. Los
factores que más inciden en que las ciudades tengan tallas demográficas mayores a
las que cumplirían esta regla se relacionan con la localización extrapampeana, la
antigüedad de la ciudad, los altos niveles de capital humano cualificado y el mercado
de trabajo orientado a los servicios avanzados, empresariales, inmobiliarios y
financieros.
En torno a un cuarto de las ciudades tienen tamaños menores a los teóricos, siendo la
población de edad más avanzada, el mayor porcentaje de ocupación y el empleo
orientado al sector primario y extractivo, manufacturas y servicios de no mercado,
factores ligados a esta característica.
Recientemente, el protagonismo de la metrópoli de Buenos Aires aparece reforzado
en sectores evolucionados y dinámicos, más intensivos en conocimiento e influidos
por los procesos económicos globales. En paralelo, el perfil productivo de la gran
mayoría de ciudades se orienta crecientemente a las actividades intensivas en
recursos naturales, de fuerte demanda internacional, relacionadas con mercados e
inversores externos, junto a la especialización en sectores mucho menos expuestos a
la competencia internacional.
Los papeles económicos de las ciudades parecen mantenerse cercanos a los que
tradicionalmente han cumplido y las pautas de especialización reciente parecen
potenciar la desigualdad de estas estructuras entre sí y con el promedio del conjunto
urbano, confirmándose un cambio estructural desequilibrado entre ciudades que
siguen las sendas históricamente trazadas.
Proceso de reorganización metropolitana bajo patrón de crecimiento mixto:
dispersión residencial, en las coronas más alejadas de la ciudad central y
policentrismo en la primera corona, donde los subcentros de empleo mantienen una
dinámica interna propia. Especialmente en corredores Norte y Noroeste (subcentros
de alta influencia) y también en corredores Sur y el Sudeste (subcentros de
incidencia media-alta).
Revitalización de la ciudad central en términos de población y empleo, con papel
importante en la dinámica espacial metropolitana: atracción de flujos laborales
altamente formados y en ocupaciones más cualificadas.
Enfoque institucionalista aplicado a:
Patrones de localización de la
inversión extranjera directa
como forma de penetración de
los procesos globales en las
ciudades.
Instituciones de fomento
industrial y su impacto
(generación de valor, empleo y
costes fiscales y sociales).
Financiamiento de las entidades locales y federalismo fiscal.
Estudio de las relaciones
interurbanas:
Análisis de redes de ciudades
(redes de innovación y
conocimiento y espacio de
redes).
Geografía del conocimiento y del
talento.
Especialización funcional de las
ciudades.
Experiencias de desarrollo local y
sus resultados (estudio de caso).
Procesos de reorganización:
Explorar pautas de crecimiento
disperso y policéntrico en
ciudades intermedias: Gran
Córdoba, Gran Rosario y Gran
Mendoza (estudio comparado).
Reconocimiento de distintos
tipos de redes policéntricas (de
cooperación, de conocimiento).
Fuente: Elaboración propia.
Capítulo 6 Consideraciones finales y principales implicaciones para investigaciones futuras
Natalia Usach 245
6.4 Publicaciones derivadas de la investigación
Revistas
Artículos publicados
Usach, N. & Freddo B. (2015). Crecimiento de una ciudad dispersa: análisis y
reflexiones del caso de la ciudad de Comodoro Rivadavia. Revista ICT de la
Universidad Nacional de la Patagonia Austral, 7(1), 219-243.
Usach, N. (2011). Análisis de la especialización productiva de los aglomerados
urbanos argentinos tras la crisis del año 2001. Revista Párrafos Geográficos, 10(2),
215 – 241.
Usach, N. & Garrido, R. (2009). Globalización y ciudades en América Latina. ¿Es el
turno de las ciudades intermedias en la Argentina? Revista Documentos y Aportes en
Administración Pública y Gestión Estatal, (13), 7-38.
Artículos en evaluación
Usach, N., Garrido. R. & Gallo, M.T. Tendencias económicas y transformaciones
territoriales en la metrópoli de Buenos Aires. Eure. Santiago de Chile.
Usach, N., Garrido. R. & Gallo, M.T. Especialización, desigualdad y diversidad
productiva de cuatro ciudades en la Patagonia argentina. Revista Teuken Bidikay.
Bogotá.
Congresos
Usach, N. (2014). Reestructuración metropolitana en Buenos Aires. Evidencias de
una configuración policéntrica. Ponencia publicada en el Libro de las V Jornadas
Patagónicas de Investigación en Ciencias Económicas. FCE, Universidad Nacional
de la Patagonia San Juan Bosco, Comodoro Rivadavia, Chubut. 4 y 5 de septiembre
de 2014.
Freddo, B. & Usach, N. (2014). Principales conflictos urbanos en relación al
crecimiento demográfico en Comodoro Rivadavia. Poster en las V Jornadas
Patagónicas de Investigación en Ciencias Económicas. FCE, Universidad Nacional
de la Patagonia San Juan Bosco, Comodoro Rivadavia, Chubut, Argentina. 4 y 5 de
septiembre de 2014.
Usach, N. & Freddo B. (2014). Crecimiento de una ciudad dispersa: análisis y
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