transdiscplina

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Un recorrido histórico crítico sobre la noción de Transdisciplina

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  • RET. Revista de Estudios TransdisciplinariosISSN: [email protected] Instituto de Estudios AvanzadosVenezuela

    Lanz, RigobertoDiez preguntas sobre transdisciplina

    RET. Revista de Estudios Transdisciplinarios, vol. 2, nm. 1, enero-junio, 2010, pp. 11-21Fundacin Instituto de Estudios Avanzados

    Caracas, Venezuela

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=179221238002

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  • RET. Revista de Estudios Transdisciplinarios Vol. 2. N" 1. Caracas, eneroabril 2010

    iez pre ntas sobre ansdisciplinaTen Questions about TransdisciplineRigoberto LanzCPOST. ucv

    Las palabras no son neutras, por ello conviene estar en guardia respecto a los usos indiscriminados de nociones que sedesplazan confortablemente en los ambientes acadmicos. Est bien que el trmino "transdisciplina" ya no cause estrei-miento intelectual en tanta gente que preferira reposar en las tranquilas aguas de los manuales de metodologa. Es positivoque en todos lados se hable con total normalidad de "transdisciplina". Los problemas comienzan cuando se indaga unpoco lo que se est entendiendo por tal cosa. La confusin y los malos entendidos saltan a la vista. No slo hay diversidadde enfoques detrs del uso de esta terminologa (lo cual resulta enteramente natural e inevitable) sino que prevalece una 11incomprensin bsica respecto al talante epistemolgico de una mirada transdisciplinaria del conocimiento.Es precisamente en esa direccin que se orienta este ensayo: procurar una delimitacin de los distintos significados de laidea de "transdisciplina" para perfilar con mayor nitidez los contenidos de una determinada postura epistemolgica. No setrata de historiar la trayectoria de este concepto sino de situar con precisin su rol al interior de una matriz de pensamientoque se asume al mismo tiempo como deconstruccionista-arqueolgica-genealgica-compleja-transdisciplinaria-posmoder-na. Es tomndose en serio este entrecruzamiento de estrategias cognitivas como podemos recuperar un sentido distintivode la categora de transdisciplina. Ello no es para nada obvio de antemano. Se requiere un cierto desbrozamiento del camino,una delimitacin de campos, el desarrollo de contenidos sustantivos.A continuacin haremos un breve recorrido por aquellos problemas que tienen ms incidencia en la caracterizacin de loque en propiedad puede ser llamado una mirada transdisciplinaria del conocimiento.

    Palabras claveTransdisciplinariedad, complejidad, posmodernidad, academia, epistemologa.

    Words are not neutral, so we should be aware about the indiscriminate use of notions moving comfortably in academicenvironments. It is true that the term "transdiscipline" does not cause intellectual constipation in many people whowould rather sit in the calm waters of methodology manuals. It is positive that everywhere people talk normally about"transdiscipline". Problems begin when one inquires into what is meant by that. Confusion and misunderstanding areobvious. There is not only a diversity of approaches behind the use of this term (which is entirely natural and inevitable)but also a basic misunderstanding prevails about the epistemological spirit of a transdisciplinary view of knowledge.It is precisely in this direction that this essay aims at: to ensure the demarcation of the different meanings of the idea of"transdiscipline" to c1early outline the contents of a particular epistemological stance. It is not a chronicle of the trajectoryof this concept but a placement of its precise role within a matrix of thought that is, at the same time, deconstructionist-archaeological-genealogical-complex-transdisciplinar-postmodern. It is by taking seriously this intermingling of cognitivestrategies that we can regain a distinctive sense of the transdscplne category. This is not at all obvious at first. It requiresa certain road-c1earing work, a delimitation of fields, the development of substantial content.What follows is a brief review of the problems having more impact on the characterization of what can be properly calleda transdscplnary look at knowledge.

    KeywordsTransdiscipline, complexity, postmodernism, Academia, epistemology.

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    RIGOBERTO LANZ

    Cul es la agenda del debate sobretransdisciplina?

    El pensamiento ciego nos conduce a la catstrofe,mientras que la inteligencia consciente nos rene enel seno de la 'tierra patria' (...)

    Edgar Morin. Les cls du XXI' sicle, p. 275

    Como se sabe, las discusiones tericas con pertinencia per-tenecen a cierto mapa de problemas que concitan el intersde las corrientes, tendencias y tribus que forcejean en lasdisputas acadmicas, en las controversias ideolgicas, enlos debates de opinin pblica. Ello quiere decir que losproblemas en discusin no caen del cielo; no son ocurren-cias de alguna figura descollante ni tampoco las dificulta-des privadas que algn investigador consigue en su trabajocotidiano. Justamente, el sentido del debate sobre transdis-ciplina se perdera si no captamos el clima donde se da esedilogo, las caractersticas de la coyuntura poltico-cultural,en fin, los protagonismos de los autores que de algn modoliderizan una agenda en un momento histrico determinado.La agenda de esta discusin est fuertemente incidida porla controversia en torno a la caracterizacin de la crisis de laModernidad. De all surge buena parte de los torrentes in-telectuales que alimentan hoy el pensamiento transdiscipli-nario. Es muy difcil encarar una investigacin sobre cual-quier asunto puntual del mundo de las ciencias humanassin pasar por un cierto ajuste de cuentas con las distintasversiones del "fin de la Modernidad". Este no puede ser unsimple saludo a la bandera para continuar el viaje "ligerosde equipaje". Al contrario, de una apropiada aproximacina la problemtica de la crisis de la Modernidad se puede sa-lir fortalecido para el emprendimiento de una postulacinalternativa en el terreno epistemolgico.Por fortuna esa tarea est ya realizada. Son incontables losaportes en las ltimas dcadas consagrados precisamente acaracterizar la crisis de la Modernidad. No se trata de anli-sis redundantes comandados por un nico punto de vista.Son tan abundantes los enfoques dirigidos a caracterizar la"muerte de la Modernidad" como diversos los anclajes epis-tmicos de cada visin. Por ello no se trata de reiterar de-sarrollos tericos ya disponibles y ampliamente difundidospor el mundo, sino de perfilar una aproximacin particularque permita comprender cabalmente dnde se inscribe lacategora de transdisciplina, qu significados adquiere allesta categora, cmo se hace coherente con otra familia ca-tegorial que pertenece al mismo paradigma.La crisis del discurso cientfico tradicional (el cientificismo)est en la base de la eclosin de una mirada transdiscipli-naria del conocimiento. De la crisis de la Modernidad su-brayamos este rasgo particular por su poderoso impacto enla recreacin de todo el universo epistmico de los nuevosparadigmas. El debate epistemolgico sobre las implicacio-nes de la crisis del viejo paradigma de la ciencia es esencial

    para entender hoy el significado singular de nuestra ideade transdisciplina. Esta discusin se torna explosiva por-que est adems acompaada de una crtica epistemolgicaradical. No slo es la constatacin de la crisis del discursoModerno de la ciencia, sino la formulacin explcita de unacrtica al estatuto fundante del modelo cognitivo donde ellareposa.Esta agenda epistemolgica se complementa con dos ver-tientes crticas igualmente controversiales: crtica del Su-jeto, crtica de la Razn. Aqu tambin se cumple el dobleciclo: por un lado, la constatacin de una crisis implosivade las categoras de Razn y Sujeto; y por el otro, el ejerci-cio de una crtica epistemolgica radical a su racionalidad,a su estatuto cognitivo y a la configuracin discursiva a laque dan lugar. Las complicidades tericas (y metdicas) delas categoras de Razn, Sujeto y Ciencia son enormes. Porello, el desmantelamiento de su magma fundacional tieneconsecuencias que se disparan en todas las direcciones. Loque sostengo abiertamente es que el debate sobre la ideade transdisciplina no puede desligarse de la discusin quevengo de enunciar. Estn demasiado entrecruzadas. Diraque un amplio repertorio de conceptos derivados provienede aquella discusin.La mdula de una agenda alternativa en este terreno estcondensada en la idea-fuerza de construir otro modo de pen-sar (no slo otro pensamiento). Ello quiere decir que el n-cleo duro de la crtica epistemolgica se dirige precisamen-te al desmantelamiento del paradigma de la simplicidad, aldevelamiento de los sistemas de representacin que garan-tizan la incesante reproduccin de la racionalidad dominan-te. Es contra ese locus de la Modernidad que se dirige todo elesfuerzo de investigacin epistemolgica hecha desde unaperspectiva posmoderna crtica.

    Cmo salir de la lgica disciplinaria?

    Uno no puede reformar una institucin sin haberreformado previamente los espritus (. ..)

    Edgar Morin. Mon chernin, p. 272

    Es frecuente la confusin entre lo que es una crtica epis-temolgica a la racionalidad disciplinaria y lo que sera lanegacin mecnica de los saberes disciplinarios. Tal con-fusin requiere ser despejada. Los conocimientos acumu-lados a travs de siglos de experiencias cognitivas son hoyun patrimonio de la humanidad (por cierto, para muchosmovimientos ecologistas esos conocimientos -as como elagua- deben ser declarados bienes inalienables de la hu-manidad). No se trata pues de negar simplistamente para"comenzar de cero". Eso no est planteado.Otra cosa es el cuestionamiento a la racionalidad epistmi-ca de un determinado modelo de produccin, distribuciny consumo de conocimiento. De eso s se trata. La crisis

  • implosiva de la episteme Moderna est acompaada poruna crtica epistemolgica radical al magma cognitivo de laModernidad, es decir, al sistema de representaciones cogni-tivas en las que se funda el paradigma cientfico Moderno.De all nace la necesidad de una impugnacin de los encie-rros disciplinarios, de la taxonoma epistmica que fabrica(un bosque de ciencias particulares delimitadas merced aesos criterios), de las presunciones de "objetos" y "mto-dos" que daran una autolegitimacin a lo que se hace ensu nombre, incluso de la feudalizacin gremial-profesionalque termina atribuyndose unas presuntas competenciasamparadas en sistemas de leyes.No es posible hacerse de una mirada transdisciplinaria delconocimiento al interior del discurso epistemolgico de laModernidad. Por la doble razn de que es se un discursoepistemolgico implosionado por una crisis de saturaciny, ms decisivo an, porque la posibilidad de construir unnuevo modo de produccin de conocimiento pasa por undistanciamiento neto de las lgicas disciplinarias. La cons-telacin de "logas" que fueron instituyndose en el seno dela racionalidad del cientificismo tienen, todas, en comn unrepertorio de categoras y de presupuestos cognitivos que esjustamente lo que debemos cuestionar. Ese fondo comnde presuposiciones (determinados protocolos de validez, lapresuncin de "universalidad", la estandarizacin del "M-todo Cientfico" como patrn hegemnico, entre otros) per-mite la reproduccin incesante de este modelo cognitivo,ms all de las querellas entre "Escuelas", "Tendencias" yestilos de investigacin que se van perfilando en cada co-yuntura histrica.Una crtica epistemolgica radical al discurso disciplinarioproviene de dos vas: sea en el ejercicio de una deconstruc-cin del andamiaje epistmico de cada disciplina en parti-cular; sea por la va de caracterizar el sistema de represen-taciones cognitivas que est en la base de todas ellas. Dehecho, el debate terico que discurre en las ltimas dca-das teniendo como teln de fondo la disputa Modernidad/Posmodernidad, ha generado una abundante produccinintelectual en esa doble va. Del balance del estado del arteen esa agenda podemos extraer de manera provisoria laorientacin que preside esta reflexin: slo ejerciendo unacrtica epistemolgica radical al suelo cognitivo que funda elbosque disciplinario de la Modernidad, es entonces posibletransitar por el camino de una elaboracin transdisciplina-ria del conocimiento. Sin esta ruptura explcita lo ms pro-bable es una nueva reproduccin de la racionalidad que secuestiona. Sin una toma de distancia deliberada y enrgicarespecto al propio estatuto epistmico del discurso discipli-nario, es muy posible que las buenas intenciones derivenhacia el acomodo funcional con el canon.El efecto de superficie de las modas intelectuales y una altapropensin a ritualizar los debates con nominalismos es-trictamente retricos hacen que el trmino "transdisciplina"

    RET. Revista de Estudios Transdisciplinarios Vol. 2. N" 1. Caracas, eneroabril 2010

    circule con cierta frivolidad en los medios acadmicos. Esteuso acomodaticio de la jerga "transdisciplinaria" ilustrabien la completa ausencia de un proceder crtico respecto ala lgica disciplinaria prevaleciente. Este derrape "metodo-lgico" de la transdisciplinariedad es normalmente legiti-mado por las carencias de base de la cultura acadmica, porlas dificultades efectivas que confrontan los investigadores,por la intraducibilidad de los repertorios epistemolgicos aefectos pragmticos en los procesos de investigacin.La crtica epistemolgica a la lgica disciplinaria no es unapeticin de principio que pudiera ser escamoteada conproclamaciones universales o sentencias de fe. La cues-tin insoslayable en este punto es el requisito previo dedeconstruir los repertorios epistemolgicos que han legi-timado cmodamente la proliferacin de disciplinas segnlos infinitos campos (P. Bourdieu) en los que pueden sersubdivididos los procesos reales. Las nociones, conceptosy categoras que se ponen en movimiento, los protocolosmetodolgicos y los instrumentales tcnicos deben ser des-montados para poner en evidencia las complicidades gno-seolgicas que estn subrepticiamente manipuladas desdeel paradigma cientfico, desde los aparatos socio-culturales,desde discursos y prcticas enteramente funcionales a lareproduccin del poder.

    Multidisciplina: cul es la diferencia?

    Lo que falta es la conciencia de la necesidad decambiar de va (.. .)

    Edgar Morin. Mon chemin, p. 251

    Los intentos de responder a la crisis generalizada de lasciencias sociales llevan con cierta naturalidad al plantea-miento simple de ampliar la cobertura de cada disciplina,de reunirlas para mejorar su desempeo, de hacer alianzaspara salir del parcelamiento. Como gesto intelectual, estbien. Como correccin funcional a las miradas reduccio-nistas de los especialistas, no est mal. Como intento deintegracin de equipos pluridisciplinarios es perfectamen-te vlido. Pero all no est el problema. Esas operacionesadministrativas son externas a la naturaleza misma de losprocesos de produccin de conocimiento. All no hay lamenor intencin de interrogarse sobre la racionalidad fun-dante del modelo cognitivo de base. All no hay preguntassobre el paradigma de la Razn Moderna que es el puntonodal de todo lo dems. All no est planteada una revisincrtica del paradigma cientfico que gobierna hegemnica-mente las formas polticamente correctas de validar el co-nocimiento.La investigacin multidisciplinaria representa un avancede cara a los viejos estilos solipsistas de encarar los grandesdilemas de la humanidad. El trabajo en equipo es ya un

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    RIGOBERTO LANZ

    logro notable si se le compara con la prctica tradicional defeudos intelectuales y acadmicos. Pero en el mejor de loscasos, se lograr una ampliacin del visor, una mayor com-plementariedad, tal vez un cierto intercambio de saberes.Esta operacin no debe ser subestimada, habida cuenta delas enormes resistencias que ofrecen las prcticas tradicio-nales en los medios acadmicos. Pero no puede esperarsemucho ms. No tanto por errores u omisiones de los ope-radores sino porque no est planteado all un cambio deparadigma. No se trata de que exista alguna inconsecuenciapor parte de los defensores del anlisis multidisciplinario,puesto que no ha estado en la agenda -en ningn caso-un cuestionamiento del propio estatuto epistemolgico delas disciplinas. No puede pedirse sensatamente que desdeall se formule una crtica epistemolgica radical al discursodisciplinario en tanto tal (que es al mismo tiempo un cues-tionamiento de la racionalidad del cientificismo). Excepcio-nalmente encontraremos una queja sobre el reduccionismoque es frecuente desde cualquier disciplina ("economicis-mo", "sociologismo", "psicologismo", etc.). De esa insatis-faccin con el trabajo parcelado pueden resultar enfoquesms integrados, en cierta forma, ms completos. Pero comohemos reiterado, de ese esfuerzo no es posible esperar ma-yor cosa en lo que se refiere a una reflexin fundamentalen torno a la crisis del discurso cientfico de la Modernidad,y menos an, una crtica epistemolgica radical al magmacognitivo que le sirve de sustento, a sus protocolos de Mto-do, a su rgimen de verdad, a los sistemas de circulacin deesos saberes, a sus modalidades de consumo.La lgica disciplinaria y la lgica multidisciplinaria son lomismo. Varan los tamaos, pero el contenido es similar.Varan las escalas, pero el sustrato es igual. Se ampla elcampo de observacin, pero la caja de herramientas es lamisma. Ello quiere decir que en el fondo el contenido de lacrtica a la racionalidad disciplinaria es del mismo tenor enlo que concierne a la ptica multidisciplinaria. Los maticesno justificaran una excepcin.En ms de un sentido los problemas de origen aparecentambin ampliados en los enfoques multidisciplinarios. Laganancia relativa en los aspectos de gestin del conocimien-to es una prdida neta en lo que hace a la resolucin de losatascos epistemolgicos de fondo. El chance de acceder a lasdeterminaciones ltimas donde se dirime el asunto verda-dero de un nuevo modo de produccin de conocimiento sehace mucho ms complejo en la combinacin de discipli-nas. Las "fortalezas" reunidas sirven para acometer ciertosasuntos operativos en el proceso de produccin de conoci-miento. Pero siguen siendo poderosos obstculos a la horade pensar los presupuestos cognitivos y las reglas de juegoque legitiman un determinado modo de razonar.

    Transdisciplina O interdisciplina?

    Yo me impuse una misin imposible, pero es imposi-ble renunciar.

    Edgar Marin. Mon chemn. p. 2)4

    Los enfoques interdisciplinarios pueden ser consideradoscomo un paso adelante respecto a la perspectiva multidis-ciplinaria. Hay aqu un reconocimiento de los lmites deldiscurso disciplinario y, al mismo tiempo, un intento deintegracin que no es slo agregativo. No se trata pues ni-camente de una sumatoria de disciplinas sino del requeri-miento de una cierta integracin de saberes que podra darcomo resultado una plataforma terica diferente. Cuando setoma esta perspectiva con cierto rigor intelectual los equiposde trabajo hacen intentos valiosos por construir herramien-tas nuevas, por articular saberes con una pertinencia menospragmtica y utilitaria, es decir, se imponen ellos mismosdeterminados criterios que pueden resultar alentadores enciertas reas de problemas (los eshldios ambientales, los es-tudios culturales, los estudios urbanos, los estudios de g-nero o los estudios de la comunicacin, por ejemplo).El reconocimiento de los lmites de la lgica disciplinariano es suficiente. La voluntad de armar nuevos repertoriosmetodolgicos tampoco basta. Hace falta, lo reitero, tomardistancia de modo neto de la racionalidad en la que se fun-da ese discurso disciplinario. Eso quiere decir que har faltaejercer una crtica epistemolgica que deconstruya los pro-tocolos de Mtodo, los basamentos de nociones, conceptosy categoras, los repertorios tericos que hacen a la especifi-cidad de cada disciplina.La estrategia de entresacar conceptos o formulaciones te-ricas para usos ad hoc, me parece sugerente, por atrevida.Ese eclecticismo-sincretismo no es fatalmente un indiges-to que slo se justifica por puro oportunismo intelechlal.Hay buenas combinaciones que tienen la virtud de "irres-petar" las alcabalas epistmicas del pasado (aqullas de losparadigmas cerrados y en disputa). La crisis de paradigmasabri la compuerta para todo tipo de intercambios. Los cri-terios de restriccin escasean, las prohibiciones por moti-vos de infidelidades ideolgicas o tericas ya no aplican, losviajes de ida y vuelta a las antiguas fortalezas del "marxis-mo", del "positivismo", del "estructural-funcionalismo", sehacen con una liviandad impactante. Casi todo vale. Lo cualquiere decir que el criterio que va quedando es la propiaconsistencia del autor, sus conveniencias, sus convicciones(si pocas, mejor). Hacer referencia a alguna tribu intelec-tual de pertenencia slo sirve para alertar sobre la agendacomn, para facilitar la comprensin de sobreentendidosque son de familia, para traducir la jerga con la que cadatendencia resguarda sus fronteras.Los practicantes de los anlisis interdisciplinarios estn aslo un paso de arribar al territorio libre de la transdisci-

  • plina. Por eso es bueno tratarles como aliados, como colegasque hacen ejercicios de calentamiento para emprender unagran travesa. Lo que est faltando all es un sacudimientoque deslastre, una impugnacin que marque la distancia, unanegacin dialctica que implique una superacin cualitativa.Tenemos en comn --que ya es bastante- el guio irni-co frente a los criterios de autoridad que provienen de las"logas" de la academia. En verdad nadie se toma en serioestas voceras que se instalan en los monasterios de cadadisciplina.

    Cules son los nexos entre transdisciplinay complejidad?

    Puesto que yo he estado cada vez ms convencido deque nuestros principios y conocimientos ocultan esoque es vital conocer, es por lo que he elaborado losprincipios de un conocimiento apto para asumir eldesafo de la complejidad.

    Edgar Morin. Mon chemn, p. 198

    El pensamiento transdisciplinario y el pensamiento com-plejo hablan desde la misma tribuna, son en verdad unaunidad: uno se ancla en la naturaleza de todos los procesos(naturales, sociales, individuales, colectivos) y el otro atien-de a las estrategias cognitivas que configuran saberes. Lacomplejidad es del conocimiento y los procesos reales; latransdisciplinariedad, de los nuevos modos de produccinde conocimiento. El paradigma de la complejidad establecelos protocolos epistemolgicos para el abordaje de una rea-lidad que es ella misma compleja. En ese sentido es menosun adminculo inventado por la razn y ms una adecua-cin a la dialctica del movimiento real. El paradigma trans-disciplinario establece su repertorio de nociones, conceptosy categoras; su articulacin con nuevos agenciamientos deverdad; los requisitos de Mtodo y las plataformas tecno-procedimentales pertinentes.No se trata desde luego de una idea universal de compleji-dad. Ni siquiera de una concepcin uniformemente com-partida por toda la tendencia moriniana. La existencia dematices, incluso de visiones diferenciadas, es parte de losrasgos caractersticos de muchos investigadores que hacenvida en los predios de "la complejidad segn Morin". Ello esnatural y deseable. Sospechoso sera un coro de reiteracio-nes en las que no se divisan perfilamientos, sensibilidadesintelectuales dismiles, miradas mltiples que parten de untronco comn. Por fortuna tenemos numerosos puntos detensin donde cada investigador hace sus propias apuestastericas, sin fidelidades dogmticas, sin reverencias ni ama-neramientos.

    Una teora de la complejidad, un pensamiento complejo,un paradigma de la complejidad o una mirada compleja de

    RET. Revista de Estudios Transdisciplinarios Vol. 2. N" 1. Caracas, eneroabril 2010

    los procesos, andan todos en la misma onda de acentuaruna crtica al pensamiento nico y a la escatologa de lasimplicidad. All no hay transaccin posible. Ese radicaldistanciamiento del "paradigma de la simplicidad" es elespacio comn donde conviven mltiples tendencias delpensamiento complejo. De all en adelante los caminos sebifurcan, las matizaciones se acentan, las diferencias aflo-ran. Edgar Morin nos recuerda:

    Es necesario responder a la cuestin de la incer-tidumbre. Es decir, un pensamiento que se batapor una articulacin con lo real. Ello quiere decirque la lucha contra la incertidumbre y el comba-te que utiliza la incertidumbre son inseparables.Dado que la idea de un orden determinista delmundo y de la historia se ha desplomado, us-ted est obligado a afrontar la incertidumbre; almismo tiempo, como el mundo del pensamien-to reductor y compartimentado muestra cadavez ms sus lmites y su ceguera, usted debeabordar lo complejo en el sentido literal de lapalabra complexus (tejer en conjunto).'

    Una visin transdisciplinaria apunta a los modos de abor-dar los procesos de produccin de conocimiento, es unamirada sobre las estrategias cognitivas que hacen posibleun conocimiento compartido sobre campos problemticos.Ello implica un conjunto de presupuestos que estn ubi-cados en el terreno de las representaciones cognitivas, esdecir, en el corazn de una nueva racionalidad, en el cen-tro de otro modo de pensar. Tambin implica modos deabordaje en los propios procesos de investigacin. All latransdisciplinariedad comporta requisitos de Mtodo, con-tenidos sustantivos en nociones, conceptos y categoras,criterios de consistencia particulares.Transdisciplina y complejidad pertenecen a dos registrosdiferenciados pero entroncan en un mismo sustrato episte-molgico. Habitan niveles distintos, se refieren a mbitosdismiles, pero parten de los mismos presupuestos epist-micos. A la complejidad se llega -en tanto pensamientofconocimiento- a travs de estrategias transdisciplinarias.La transdisciplina es posible porque las exigencias de lacomplejidad de los procesos reales estn demandando esetipo de abordaje epistmico. Esto no viene de suyo por al-gn automatismo de categoras universales. Al contrario,ambas figuras de la constelacin epistemolgica posmo-derna aparecen como apuestas, es decir, como desafos queson asumidos sin asegurar nada de antemano. Los desarro-llos que se hacen visibles hoy, despus de varias dcadas dedebates, de bsquedas, de experimentaciones, son el espe-sor desde el cual puede hablarse con cierta propiedad de unpensamiento transcomplejo.

    I Edgar Morin. Vers I'abme? p. 172.

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    RIGOBERTO LANZ

    Un paradigma transdisciplinario?

    Yo lucho en dos frentes: contra la cretinizacin pordebajo, la de los medios, y contra la cretinizacin porarriba, la de las cumbres elitistas.

    Edgar Marin. Mon chemn, p. I29

    Si entendemos por paradigma un conjunto de presupues-tos epistemolgicos que se articulan al interior de una de-termina matriz de pensamiento, entonces es evidente queesta especfica lectura de la transdisciplinariedad comportaun conjunto de referentes epistmicos con personalidadpropia. Un paradigrna transdisciplinario sera el conjuntode anclajes epistemolgicos que tipifican un cierto modode pensar, una manera singular de producir conocimiento,sobremanera, una caja de herramientas que establece suspropios protocolos de pertinencia (de "verdad").Desde luego, esta figura no debe ser ritualizada como unsistema nico de significacin para todo proceso investi-gativo. Como en otros campos, aqu es preciso relativizarel confortable comodn de un paradigma porttil que cadaquien manipula a conveniencia (bajo el pretexto de que esun instrumental de validez generalizada). Los riesgos derecadas dogmticas existen. Los peligros de una excesivaconfianza en paraguas tericos que haran la economa deesfuerzos propios por densificar un pensamiento emergen-te, tambin existen. Antdotos contra estas desviaciones noestn a la vista. Son riesgos y desafos que deben ser asumi-dos sin contar con protecciones muy eficientes.Una larga cultura del debate debe prevenirnos contra cual-quier pretensin uniformadora. Que cada quien entiende asu manera lo que es un paradigma transdisciplinario. Esono debera alarmar. Lo interesante es poder compartir lamanera en que cada investigador resuelve sus problemas,cmo podemos socializar experiencias valiosas en la formu-lacin de salidas, cmo podemos debatir lo que cada quienproduce como plataforma epistemolgica. Hay demasiadasmatizaciones en cada interpretacin que sera ocioso inten-tar uniformar. Hay un amplio margen para la coexistenciade perfiles diferenciados en el manejo de estos problemas.Las zonas de convergencia son fundamentales. Desde allse observa hoy un paisaje diferenciado en pases y regio-nes que habla positivamente de la riqueza intelectual a laque ha dado lugar el intenso debate epistemolgico sobreel paradigma transdisciplinario. No digo con esto que todaslas opiniones tienen el mismo valor y pertinencia. En esteuniverso hay una gran variedad de pticas que cada quienvalorar diferenciadamente.Para efectos de los usos convencionales de este tipo de ins-trumental se plantean dificultades que no pueden supe-rarse con generalizaciones abusivas. Sera muy cmodo yutilitario disponer de un catlogo unificado de definicionesconsensuadas en las que figurara, por ejemplo, la de "para-

    digma transdisciplinario". Pero tal operacin no es posible.En su lugar lo que hay es un cuerpo de aproximaciones he-terogneas y matizadas que dependen del autor que las for-mula y del investigador que las recibe. En tales condicionesresulta imperativo que tales definiciones se expliciten y queno se d por supuesto casi nada.Esta regla de juego vale, sobremanera, para todo lo que seha dicho en torno a la idea de paradigma transdisciplina-rio (y seguramente respecto a otros conceptos que aqudiscutimos). La visin que estamos presentando tiene esaimpronta desde el propio punto de partida: una caracteriza-cin de la crisis epistemolgica del magma cognitivo de laModernidad y una crtica epistemolgica radical al discursodisciplinario que le es caracterstico. Ello pasa por una de-construccin de la racionalidad cientfica en cuanto tal ypor el desmontaje de las pretensiones hegemnicas de losmodelos de verdad que imponen desde el "mtodo cientfi-co". Un paradigma transdisciplinario es una respuesta a losdesafos que plantea la bsqueda de otro modo de produc-cin de conocimientos. Desde un autntico dilogo de sabe-res, pasando por la elaboracin de nuevos instrumentalesmetdicos, hasta la instauracin de modalidades inditasde gestin del conocimiento.Esta perspectiva no tiene por qu ser compartida por todaslas tendencias que se reclaman del pensamiento complejoo del paradigma transdisciplinario. Como hemos sosteni-do, las matizaciones tericas, las sensibilidades intelectua-les y los propios trayectos que son exclusivos de cada in-vestigador, aportan una especificidad a las distintas tnicasepistemolgicas. De hecho, esta diversidad de matices seacenta si comparamos los desarrollos en campos que sonevidentemente desiguales, como por ejemplo, el debateecolgico, la discusin poltica, el debate sobre gnero o lacontroversia sobre el cientificismo.Nuestra concepcin del paradigma transdisciplinario pro-cura ser coherente con la tnica posmoderna que relativizaradicalmente los criterios de consistencia para determinarla "verdad" del conocimiento. De all se sigue una gran can-tidad de implicaciones de las que es menester hacerse car-go en una discusin detallada de este asunto.

    Una metodologa transdisciplinaria?

    La complejidad es un desafo para el conocimiento,no una solucin.

    Edgar Morin. Mon chemn, p. I8I

    Sabemos de las tendencias a convertir en "metodologa"cualquier orientacin terica que se ponga de moda. Es em-blemtica la ancdota del estudiante japons que le insistaa J. Derrida sobre la "metodologa deconstruccionista". Pa-rece una presin muy fuerte que se origina en el mundo

  • acadmico por el lado de los requisitos para el xito de Tesis(de Especializacin, de Maestra o de Doctorado), tambinpor los lados de las formalidades de los proyectos de investi-gacin y, en general, en toda la atmsfera de la meritocraciaacadmica que hace de la acumulacin de credenciales, di-plomas o ttulos un verdadero frenes neurtico.Conocemos de cerca esta curiosa propensin a "metodolo-gizarlo" todo a propsito del debate sobre posmodernidad.En ms de una ocasin me ha sorprendido encontrar enuniversidades de modesto desarrollo un mercado de folle-tos y otras originales modalidades editoriales con nombrestan rimbombantes como Metodologa posmodema. La expli-cacin ms plausible es que hay una gran demanda de estetipo de materiales. Los manuales, los "apuntes" de clases,las fotocopias de fragmentos (y ahora la disponibilidad detextos en internet) son los soportes naturales para apoyarlos estudios universitarios. Es fcil entonces que prosperenestos pequeos negocios que se legitiman con la imagende prestacin de un servicio (por cierto, muy cerca de otraprctica muy extendida que es la de la produccin de Tesissegn la demanda del cliente).Hay pues un clima que resulta propiciador de unos proce-deres que rien abiertamente con la calidad intelectual deltrabajo acadmico, con una cierta eticidad del conocimientoy, sobremanera, con la trascendencia que debe estar en labase de todo proceso de produccin de conocimientos. A lasdificultades reales que tiene hoy la circulacin de libros enel mundo, se suma esta atmsfera de mediocridad y facilis-mo que va modelando una cierta subcultura cada vez ms"normalizada" .En esa atmsfera es relativamente fcil que se popularicela figura de una "metodologa transdisciplinaria". Con uninteligente acopio de citas de Edgar Morin y algunos luga-res comunes que ya estn en la jerga, es viable armar al-gn compendio que satisfaga la ansiedad de estudiantes ydocentes urgidos de "aplicaciones". El balance neto de estaoperacin es una estafa. Tal vez no est hecha desde el ori-gen con una intencin de engaar, pero la evidencia indicaque lo que se vende como "metodologa transdisciplinaria"es un salpicado men de trivialidades.Lo anterior deja planteado un problema verdadero: los pro-blemas metodolgicos existen, los consigue todo investiga-dor que se proponga cualquier trabajo de produccin de co-nocimientos. El modo como los manuales de metodologaencaran estos problemas es una calamidad. En verdad soncatlogos de falacias montados en suposiciones universa-les que no resisten ningn test crtico. La presuncin mssocorrida es que "el mtodo cientfico" tiene una validezuniversal y que sus protocolos procedimentales sern adap-tados a los ambientes de las diferentes disciplinas. De esemodo, se combinan los contenidos sustantivos de teorassociales de contenido ideolgico con procedimientos meto-dolgicos ad hoc.

    RET. Revista de Estudios Transdisciplinarios Vol. 2. N" 1. Caracas, eneroabril 2010

    La primera regla de Mtodo con la que hay que lidiar es laformulacin de una estrategia cognitiva que sea consistentecon los presupuestos paradigmticos de los que se ha partido.El segundo desafo es la construccin de nociones, conceptosy categoras cuyos contenidos (no su forma nominal) go-biernan el curso del proceso investigativo: en su direccio-nalidad, en los criterios de relevancia de las determinacio-nes reales que interesan, en la configuracin de criterios deconsistencia de todo el anlisis.La tercera regla de Mtodo que es insoslayable es el esta-blecimiento de la plataforma tecno-procedimental que secorresponda con la naturaleza del campo de investigacin.En este punto es importante remarcar que las "tcnicas deinvestigacin" no son enteramente "neutras", aunque tam-poco pertenecen ontolgicamente a algn constructo teri-co particular. Cualquier procedimiento tcnico para lidiarcon el relevamiento de los procesos reales puede ser til, acondicin de que sintonice con el tipo de problemas que seinvestigue, con las preguntas que inducen las bsquedasdel investigador, con los protocolos epistmicos de base.No existe tal "metodologa transdisciplinaria", pero desdeel paradigma transcomplejo se plantean diversas exigenciasde Mtodo, as como protocolos metodolgicos, que no soncualesquiera, es decir, que no se pueden dar por "univer-salmente vlidos" y por tanto de aplicacin indiferenciada.

    Qu es una perspectiva transdisciplinaria?

    Para m Dios y Diablo son lo mismo.Edgar Morin. Man chemin, p. 331

    En una visin algo rpida podra decirse que todo trabajointelectual que se haga fuera del canon disciplinario pue-de ser llamado transdisciplina. No obstante, se requiere unpaso ms para densificar un punto de vista que es slo unapostura abstracta, una declaracin de principio. En la pers-pectiva epistemolgica en la que se desenvuelve este textoes muy importante remarcar que no es posible hacerse deuna orientacin transdisciplinaria en el seno mismo de laslgicas disciplinarias. No es posible dotarse de una cuali-dad radicalmente diferenciada sin una ruptura profundacon la racionalidad del cientificismo. El discurso discipli-nario no cae del cielo. Es un efecto directo del funciona-miento global de la episteme Moderna, que a su vez est encomplicidad con toda una constelacin de categoras quecumplen la misma funcin: Razn, Sujeto, Ciencia, Pro-greso, Historia, etc.Esa "ruptura epistemolgica" (a lo Bachelard) no consistesimplemente en una crtica a los "defectos" o los "excesos"de la tecno-ciencia. Tampoco se trata de "bajar" el discursocientfico a las masas o de "subir" los saberes popularesal pedestal de la madre ciencia. Todas esas operaciones

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    estn trucadas. El asunto es infinitamente ms sencillo ycontundente: impugnar radicalmente el discurso discipli-nario y tomar distancia. Desde all se reconfigura una nuevavisin del conocimiento que ir densificndose en la medi-da en que avanza el trabajo epistemolgico de construccinde nociones, conceptos y categoras; en la medida en quese desarrollan respuestas metodolgicas cnsonas con laspropias exigencias de esta nueva racionalidad; en la medidaen que se disean estrategias cognitivas consistentes con lospresupuestos paradigmticos que han sido proclamados enun mismo punto de partida.Una perspectiva transdisciplinaria es justamente el lugarde convergencia de una amplia labor de reconfiguracinepistemolgica, de densificacin terica en aquellos camposdonde se despliega la accin cognoscitiva, de una redefini-cin tico-poltica que dota de sentido la propia produccinde conocimiento. Los procesos reales no son transparentes.Conocer sus entraas y misterios no es una pura acumula-cin de evidencias empricas. El conocimiento de los proce-sos reales no emerge por una pulsin neutra y universal de"saber la verdad". Esta ingenuidad epistemolgica ha cos-tado muy caro histricamente para un pensamiento crticoque recay, una y otra vez, en las trampas del positivismo.La "verdad" es un espacio transaccional regido por relacio-nes de poder. No hay ninguna "verdad" que pretenda unaexistencia heurstica provista tautolgicamente por su con-dicin de "verdad".Una perspectiva transdisciplinaria es una estrategia cogni-tiva que pone en movimiento sus propios pivotes tericos(segn el campo de que se trate), sus propias exigencias deMtodo, su plataforma tecno-instrumental y sus criterios deconsistencia. Forma parte de la caja de herramientas con laque se desenvuelve el investigador posmoderno.Una perspectiva transdisciplinaria tiene una directa inci-dencia en el terreno de la formacin. Precisamente en estembito la lgica disciplinaria se ha instalado desde hacesiglos consolidando su paisaje de disciplinas ("objetos" y"mtodos") en una organizacin escolar que no es inocen-te. Todo el sistema educativo est diseado con arreglo aldiscurso disciplinario del cientificismo (desde los estudiospreescolares hasta los estudios post-doctorales). El desmon-taje de este viejo paradigma es una condicin bsica paratransitar la va de una perspectiva transdisciplinaria.En el mismo sentido, una ptica transdisciplinaria tieneuna repercusin inmediata en la gestin del conocimiento,en las polticas pblicas de ciencia y tecnologa. De nuevoaqu es preciso desmontar todo un sistema de prcticas,discursos y aparatos que estn estructurados segn el viejoparadigma de la "ciencia normal" (T. Khun).Lo que est planteado es un cambio cualitativo en el terrenode los modos de produccin de conocimiento, en el terrenode la formacin y en el terreno de la gestin del conoci-miento. Se trata de un triedro fundamental en el que des-

    cansa buena parte de la cultura reproductora de la sociedadimperante. Sin el desmontaje de ese triedro est aseguradala continuidad de la racionalidad instrumental que est enla base de las relaciones de dominacin. Sin la construccinde un triedro alternativo, no hay manera de sostener loscambios en lo poltico.

    Cules son los nexos con laposmodernidad?

    Hay una forma de sabidura que consiste en eliminarla pasin, los deseos, para conducir la vida segn larazn. Pero una vida totalmente racional es sabia?

    Edgar Morin. Mon chemin, p. 315

    Un recodo oscuro en los principales aportes del pensa-miento complejo y transdisciplinario en su largo recorridoes la debilidad de los anlisis sobre el fenmeno posmo-derno. Una investigacin de la envergadura de la que hahecho Michel Maffesoli o Gianni Vattimo, por ejemplo, nose encuentra en los autores transdisciplinarios ms consa-grados. Incluso un examen explcitamente cuestionadordel proyecto Moderno como el que hace Alain Tourainesin ser posmoderno, por ejemplo, tampoco est a la vista}Hay una ausencia notable de anlisis sobre el fenmenoinvasivo de la cultura posmoderna y, por tanto, una grandistancia de hecho con la sensibilidad posmoderna, con lasteorizaciones posmodernas, con la agenda posmoderna. lDesde luego, no hay una determinacin lineal entre estasentidades o procesos. Sabemos que en la realidad los auto-res navegan -no con pocas ambigedades- en las aguasde la complejidad, de la transdisciplina y de la posmoderni-dad con una liviandad de criterios muy notoria.Segn mi punto de vista, el anlisis del fenmeno de laposmodernidad en el mundo actual es un asunto previo atoda consideracin particular sobre cualquier tema. Esto loafirmo con nfasis, pero extraigamos todas sus implicacio-nes. Esta prelacin de Mtodo y de sentido impregna todolo que viene despus. El trnsito epocal en el que nos ha-llamos es el sustrato cultural ms potente para entender lacrisis generalizada del proyecto Moderno que encontramosen todos los terrenos. El eclipse de la "Razn" Modernaest en la base de la deriva de todas sus cristalizaciones,sobremanera, la racionalidad tecno-cientfica. El colapso delos "grandes relatos" de la Modernidad que aportaron loscriterios para escoger entre "bueno" y "malo", entre "bello"y "feo", entre "verdad" y "falsedad" no hace sino agravarse

    2 Bastara revisar los aportes de A. Touraine en sus libros Cltica de Mo-dernidad, Un nuevo paradigma y Pensar de otro modo para constatar lo quededmos.3 En el libro Homenaje a Edgar M01in editado por la UNESCO en el ao2005, he analizado este asunto (Vase "La complejidad segn Morn").

  • con el tiempo. Lo que se nombra con el delicado trminode "crisis de paradigma" es en verdad una catastrfica re-configuracin de la cultura toda que est conduciendo a laemergencia de nuevas racionalidades, de nuevas prcticasy discursos, de otra episteme (pensar de otro modo, como loplantean Alain Touraine o Edgar Morin).Es la poca posmoderna el mximo contexto en el que co-bran sentido pleno la emergencia del pensamiento com-plejo y la mirada transdisciplinaria. La metfora de unpensamiento posmodemo antecede a la idea de paradigma decomplejidad y paradigma transdisciplinario. Lo que est encurso es la progresiva reconfiguracin de una nueva plata-forma cognitiva (otro modo de pensar) que es ella mismaposmoderna. En un doble sentido: en tanto imbricacincon los contenidos culturales emergentes de esta poca, porun lado; en tanto postulacin explcita de una mirada delmundo y del conocimiento que se asumen abiertamentecomo posmodernas, por el otro.Lo que sostengo -en nombre de un principio de consis-tencia que es el mo- es que la articulacin de los plan-teamientos actuales sobre transdisciplina y complejidad ad-quieren otra tonalidad (un poderoso valor agregado) si seles piensa en clave posmoderna. Sabiendo que la agendaposmoderna es tambin terreno movedizo, que all no hayconsensos fciles, que priva una gran matizacin de un au-tor a otro. Ello hace ms exigente la interpretacin que quie-re ocuparse de las propuestas transcomplejas.4 Ello pone enperspectiva histrica la significacin de las rupturas episte-molgicas (que son tambin mutaciones civilizacionales).As comprende cabalmente la magnihld de la crisis de lacivilizacin Moderna y la envergadura de todo lo que emer-ge en este trnsito epocal que es la posmodernidad: en elterreno de las nuevas configuraciones intersubjetivas, enel campo de lo esttico-cultural, en la "reconfiguracin de lopoltico" (Michel Maffesoli), en la eclosin de otro modo depensar, en la ecologizacin de todos los problemas de la hu-manidad, en la explosin del gnero como nuevo mapeo delos actores que entran en escena.

    4 En el ao 2000 propusimos la utilizacin del concepto Trnnscomplejidaden el mbito del anlisis organizadonal. Hoy constatamos positivamenteuna generalizadn de esta terminologa en otros mbitos. Faltara agre-gar que el sentido cabal de esta expresin de Transcomplejidad es siempreposmoderna.

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    Una ptica transdisciplinaria para otro modode pensar?

    Resistir a la crueldad del mundo y a la barbarie hu-mana.

    Edgar Morin. Mon chemin, p. 361

    Hemos referido con anterioridad la obra de Alain Touraineque resulta emblemtica para este propsito: pensar de otramanera. No hace falta inscribirse fervientemente en la ondade un paradigma posmo-transcomplejo para converger en unasunto tan decisivo como es el de la conciencia de que hacefalta con urgencia hacerse de otro modo de pensar (que es,por cierto, el leitmotiv de toda la obra moriniana a quiendebemos el surgimiento y el auge de una versin muy avan-zada del pensamiento complejo y transdisciplinario).Las advertencias contra el derrape metodologista de un pa-radigma posmo-transcomplejo atienden a desviaciones queacontecen en el mbito discreto de la investigacin aca-dmica. Mientras que la apelacin a la bsqueda de "unacabeza bien puesta" (a lo Morin) se proyecta sobre un ho-rizonte civilizacional. Otro modo de pensar convoca -porsu magnihld y envergadura- a un amplsimo movimien-to intelectual pensado en clave de "poltica de civilizacin"(Morin). All los asuntos cambian de registro. Las pregun-tas son otras. Los interlocutores tienen que estar equipadoscon cajas de herramientas de alta performatividad. Esa es laagenda donde se pasa la prueba decisiva de alguna aporta-cin trascendente. Los comentarios al pie y el esfuerzo dedifusin de lo que est hacindose tienen un enorme valora la hora de socializar agendas intrincadas, de una elevadacomplejidad. Pero admitamos que el desafo verdadero esconectar con las comunidades intelectuales que estn mar-cando la pauta en este terreno. Eso no ocurre por puro afnde protagonismo o por una buena gestin publicitaria. Laprimera regla de oro es una frrea voluntad de participacinque no se rinde ante los enormes obstculos. La segundaregla de oro es una pasin intelectual desenfrenada que setraduce en una slida formacin intelectual. La tercera reglade oro es el arte de conectarse, de estar all, de suscitar en-cuentros, de prodigar sabidura. No digo que el asunto seafcil. No digo que tales reglas de oro estn a disposicin encualquier esquina. Digo, s, que sin algo que se le parezcaestaremos condenados a repetir lo que otros hacen.Otro modo de pensar (pensar de otra manera segn el libro deAlain Touraine) est suponiendo un trabajo concertado envarias direcciones: sea en el terreno de los grandes desafosepistemolgicos; sea en el campo de la caracterizacin de lacrisis de los grandes metarrelatos de la Modernidad; sea enel mbito de los procesos reales donde la comprensin delacontecimiento clama por nuevas cajas de herramientas. Entodos esos frentes hay un trasfondo comn que es precisa-mente la implosin del modelo cognitivo de la Modernidad,

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    el resquebrajamiento de una episteme que fue hegemnicapor muchos siglos, el colapso del discurso cientificista quese erigi como paradigma dominante en todo este trayecto.La postulacin de un nuevo modo de pensar no es la preten-sin arrogante de un grupo de intelectuales obsesionadospor un afn de originalidad. Eso sera francamente ridculo.Tal orientacin nace de la constatacin de una crisis civiliza-cional en el seno del proyecto ilustrado y de la inviabilidadde sus repertorios epistemolgicos para dar cuenta de lacomplejidad de los nuevos tiempos. Para esos efectos, unaptica transdisciplinaria resulta un punto de apoyo decisivo.

    Breve eplogo: la transcomplejidad(posmoderna)

    Qu poda hacer con la incapacidad arrogante de losaduaneros de las disciplinas?

    Basarab Nicolescu. Homenaje al amigo, 85 aos, p. 373

    La categora de transcomplejidad (posmoderna) traduce el tri-ple movimiento del que nos hemos ocupado en este ensayo:la impronta de la complejidad como condicin constitutivade los procesos reales, por un lado; la emergencia de unamirada transdisciplinaria del conocimiento como resultadode la implosin de la lgica cientificista de la Modernidad;la asuncin del trnsito epocal posmodemo como gran marcode significacin para las nuevas prcticas y discursos queeclosionan. Desde luego no se trata de una "suma de factores"sino de una articulacin dialctica, es decir, un entramado derelaciones que se mueven ambivalentemente, sin causalismos.La categora de transcomplejidad (posmoderna) no es unadminculo puramente tcnico que el investigador puedetransportar de un lado a otro sin pagar ciertos peajes teri-cos. Ello quiere decir que el uso nominalista de esta termi-nologa puede carecer completamente de sentido si no estarticulada a la matriz epistmica que le da sustento. Hayaqu un agudo problema de recepcin que no puede serafrontado con evasivas. La crisis de paradigmas no autorizauna utilizacin puramente pragmtica de nociones, concep-tos y categoras que son elaboradas justamente al interiorde determinadas coordenadas epistemolgicas (y no otras),en atencin a especficos protocolos de Mtodo (y no otros),en consonancia con la definicin de campos de problemas(unos y no otros) que prefiguran concepciones bien estable-cidas (unas y no otras).Tales precauciones ayudan a despejar malentendidos. Per-miten fijar con nitidez los contenidos de las posiciones te-ricas en disputa. Posibilita la comprensin de los derroterosde las diferentes tendencias epistemolgicas en el paisajeintelectual contemporneo.Por nuestra parte, vistos los distintos caminos que van de-linendose en las discusiones trascendentes, es importante

    reconfirmar el sentido que tiene la elaboracin de este tipode terminologa (Las palabras no son neutras). Una perspec-tiva posmo-transcompleja es la sntesis de un repertorio dedispositivos epistemolgicos que estn marcados de ante-mano, es decir, que forman parte de un modo sustancial dedeterminadas estrategias cognoscitivas. Tomarlo o dejarlono es un acto axiolgicamente "neutro". De all el nfasispuesto en la necesidad de hacerse cargo de los presupuestosque estn detrs de las propuestas ms sencillas y visibles.Hay que celebrar el inters creciente de muchsima genteque se aproxima a esta agenda en una bsqueda honesta derespuestas a problemas que no encuentran solucin en losmodelos tradicionales. Pero tambin es menester alertarcontra la piratera intelectual que se encubre tras los vacosque la crisis va dejando.

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    Correspondencia:Rigoberto [email protected]

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