traición en lancaster gate · 2020. 12. 1. · las investigaciones de pitt apuntan hacia un...

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  • UnabombaestallaenLondresduranteunaredadapolicialsecretaysecobravariasvidas.Muchoscreenqueesunatentadoperpetradoporanarquistas,pero el comandante Thomas Pitt, del Servicio de Seguridad del Estado,pronto descubre que se trata del encubrimiento de un asesinato. LasinvestigacionesdePittapuntanhaciaunmiembrodelParlamentoenposdeun lucrativo negocio, un policía de alto rango con oscuros secretos, y unaristócratasedientodevenganza.Amedidaquesigueelhilodelatrama,Pittse encuentra una y otra vez con las barreras que protegen a los ricos ypoderosos.Barrerasque,alderrumbarse,podríansepultarlovivo.

    La última novela de intriga de Anne Perry, protagonizada por Thomas yCharlotte Pitt, arroja una mirada implacable sobre la corrupción en lasociedad victoriana a finales del siglo XIX. El mundo se prepara paraprofundoscambiossocialesypolíticos,peroInglaterraluchaporaferrarseasustradiciones,estructuradeclasesyprejuicios.

    ebookelo.com-Página2

  • AnnePerry

    TraiciónenLancasterGateThomasPitt-31

    ePubr1.0NoTanMalo13.04.18

    ebookelo.com-Página3

  • Títulooriginal:TreacheryatLancasterGateAnnePerry,2015Traducción:BorjaFolch

    Editordigital:NoTanMaloePubbaser1.2

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  • AFloraRees

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  • Capítulo

    1

    Pittestabaenmediodelacalle,contemplandolasruinasabrasadasde lacasa.Labrigadacontraincendioshabíaregadoaconciencialasllamassurgidasaquíyallíconsusmangueras,yelaguaseencharcabaenelsueloyseacumulabaenloscráteresquehabíadejadolabombaalestallarcuarentaycincominutosantes.Eramediodía,peroelcielotodavíaestabanubladoacausadelhumo,cuyohedorseextendíaportodaspartes.

    Pittseechóaunladoparaabrirpasoalossanitariosquehabíanacomodadoaunheridoenunacamillaparallevarloalaambulanciaquelosaguardaba.Loscaballospiafaban impacientes, aunque obedientes como estaban enseñados a ser, porquereconocían el olor a incendio en el aire otoñal y cada estrépito de la madera aldesplomarselosasustaba.

    —Listos,señor—dijoaPittunagentemuypálido.Talvezfuesequeelhumolehabía enrojecido los ojos, pero eramás probable que fuese la emoción. Todos losmuertos y heridos graves eran policías; cinco en total—. Este es el último que sellevan.

    —Gracias—respondióPitt—.¿Cuántosmuertos?—HobbsyNewman,señor.Nohemostocadoloscadáveres.—Elagentetosióy

    carraspeó para aclararse la voz—. Ednam, Bossiney y Yarcombe están bastantemalheridos…señor.

    —Gracias—repitióPitt.Teníalacabezallenadepensamientosy,sinembargo,noseleocurríaquédecirquepudieraofrecerverdaderoconsueloalagente.Pitteraeljefe de la SpecialBranch, esa discreta sección de los cuerpos de seguridad que seocupabadecualquiercosaquecupieraconsiderarunaamenazaparalanación,comosabotajes, asesinatos, atentados con bomba, cualquier forma de terrorismo. Habíapresenciado destrucción ymuertes violentas demasiadas veces.De hecho, antes deestarenlaSpecialBranchhabíatrabajadoenlapolicíaregular,igualquelosagentesfallecidos,peroocupándoseprincipalmentedecasosdehomicidio.

    Ahorabien,aquelloeraunataquedeliberado,dirigidoespecíficamentecontralapolicía,colegasaquienesconocíaporhabertrabajadoconellosalolargodelosaños.Recordaba la boda de Newman, el primer ascenso de Hobbs. Ahora tenía queregistrar los escombros en busca de lo que quedara de sus cuerpos. El hecho dehaberlos conocido no debería suponer diferencia alguna. Todo elmundo tenía unavidaqueconservaroperder.Probablemente,todoelmundoteníaaalguienparaquiensumuerteseríadevastadora.Y,encasocontrario,¿noeratodavíapeor?

    Diomediavueltaycomenzóaavanzarlentamente,eligiendocontinosucamino

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  • paranoalterarloquequedabadelaescenadelcrimen;laspruebas,siesquehabíaalgoquepudierallamarseasí.Yasabíanquehabíanhechoexplotarunabomba.Lostranseúnteshabíanoídoelestallido,habíanvistovolarcascotesylasllamascuandolamadera ardió. Había trozos de vidrio de las ventanas esparcidos por doquier. Dospersonashabíanestadolobastantecercaparaconsiderarlastestigos.Estabansentadasen la trasera de una ambulancia con las puertas abiertas mientras uno de losconductoresterminabadevendaruncorteprofundoenunbrazoyleshablabaenvozbaja.Ambas estabanmagulladas e impresionadas, pero Pitt tendría que hablar conellas.Quizáhabríanvistoalgoquepudieratenersuimportancia,pormásnimioquepareciera ahora. A veces se trataba de lo que alguien no vio, una ausencia quecobrabasignificado,aunquesoloresultaraevidentemástarde.

    Pitthablóprimeroconelhombre.Aparentabatenermásdesesentaaños,teníaelpelocanoyllevabaunabrigoformal,comosihubieseestadoregresandodelaiglesiaa su casa. Presentaba cortes en el lado derecho del rostro y una quemadura en lamejilla,comosiuntrozodemaderaenllamaslohubiesealcanzado.Todosucostadoderecho estabamanchado de polvo y había pequeñas quemaduras en la tela de suropa.

    Pittsedisculpópormolestarlo,lepreguntósunombreysudirección.—Devueltaacasadesdelaiglesia,Diosnosasista—dijoelhombre,tembloroso

    —.¿Quiénesson?¿Quéclasedegenteharíaalgoasí?—Estabaasustado,eintentabapor todos los medios no demostrarlo delante de su esposa. Sin duda había idocaminando por el lado de la calzada, como haría cualquier hombre, y ella habíaestadomáscercadelaexplosiónysusheridaseranmásgraves.Erasubrazoelqueelsanitarioestabavendando,y la sangreyaempezabaa filtrarsea travésde lavendamientrasélañadíaotracapa.LamiradaquedirigióaPittledijoquesedieraprisa.

    —¿Vio a alguien más en la calle? —preguntó Pitt—. ¿A cualquier persona?Cualquiertestigonosseríaútil.

    —No…no,novianadie.Estábamosconversandoentrenosotros—contestóelhombre—.¿Quiénharíaesto?¿Otravezlosanarquistas?¿Quédemoniosquieren?

    —Nolosé,señor;perolodescubriremos—prometióPitt—.Sirecuerdacualquiercosa,háganoslosaber.

    Pittlediosutarjeta,expresósusmejoresdeseosalamujerydespués,dirigiendoungestodeasentimientoalconductordelaambulancia,regresóhacialacasa.Habíallegado lahoradeentraryver loscadáveres, reunircualquier indicioopruebaquehubiera.Bordeó un bloque demampostería caída, abriéndose camino con cuidado.Notabaelsaboraquemadoqueflotabaenelaire,pero,sinembargo,hacíafrío.

    —¡Señor!—gritóunbombero—.¡Nopuedeentraraquí!Es…Pittsiguiócaminando,haciendocrujirlosvidriosrotosalpisarlos.—ComandantePitt—sepresentó.—Ah… bueno, mire bien dónde pisa, señor. Y vigile la cabeza. —Echó un

    vistazo hacia la viga que colgaba en un ángulo imposible, balanceándose un poco,

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  • comosipudieradespegarseycaerencualquiermomento—.Aunasínodeberíaestaraquí—agregóelbombero.

    —¿Losfallecidos?—inquirióPitt.—Estoespeligroso—señalóelbombero—.Novanairseaningúnlado,señor.

    Mejor deje que los saquemos nosotros. La explosión los ha matado, señor. No lequepaduda.

    APittlehabríagustadotenerunaexcusaparanoexaminarloscadáveres,peronohabía ninguna. Quizá no averiguaría nada útil, pero sería lamanera de empezar aenfrentarsealarealidadyasumirla.

    Estabadepieanteelbomberopálidoytiznado.Suuniformeestabaasquerosoymojado. Cuando tuviera tiempo de pensar en ello, se daría cuenta de que ademásteníafrío.

    —Poraquí,señor—dijoelbomberoaregañadientes—.Perovayaconcuidado.Másvalequenotoquenada.Podríahacerquetodoesolecayeraencima.

    —No lo haré —contestó Pitt, iniciando el incómodo avance, procurando notropezar.Sisecaía,casiseguroquechocaríaconunpuntalquesobresalieradeunapared,untrozodemuebledestrozadooalgoquecolgaradedondeantessolíaestareltecho.

    Las tablasdelentarimadoestabanmedio levantadas, torcidaspor ladetonación.Teníaquehabersidounabombagrandey,ajuzgarporelincendioylainclinacióndela madera rota, se encontraba prácticamente en el centro. ¿Qué demonios habíaocurrido allí, en una tranquila casa de una agradable calle londinense cercana aKensingtonGardens? ¿Anarquistas?Londres estaba llenade ellos.Lamitadde losrevolucionarios de Europa habían vivido o pasado por allí. En aquel año de 1898habíahabidomenosactividadterroristaqueenelpasadoreciente,peroahora,casiapuntodeterminarelaño,parecíaserquelasensacióndealiviodelaSpecialBranchhabíasidopocoapropiada.¿Setratabadelúltimogolpeodelprecursordeunanuevatormenta?EnEuropalosnihilistashabíanasesinadoalpresidenteCarnotdeFrancia,al zar Alejandro II de Rusia, al primer ministro español, Cánovas del Castillo, y,apenasmeses atrás, a la emperatriz Isabel deAustria-Hungría. ¿Acaso la violenciaestaballegandotambiénaInglaterra?

    DelantedePitthabíauncadáver,oloquequedabadeél.Desúbitonopudotragarsalivayporunmomentopensóqueibaavomitar.Unapiernahabíadesaparecidoporcompleto, lamitaddelpechoestabahundidabajoun trozodevigadel techo;pero,obligándoseamirar lamitaddecabezaqueconservaba,conel rostrocuriosamenteintacto,PittreconocióaNewman.

    Tendríaqueiraverasuviuda,transmitirlasconsabidasexpresionesdepésame.Depocoserviría,peronohacerloheriríasentimientos.

    Mirabafijamenteelcadáver.¿Ledecíaalgo,apartedeloqueyalehabíadichoelbombero? No había rastro de humo en el rostro de Newman. Le faltaba el brazoizquierdo,perocuandoPitt lomiróconmásdetenimientovioquesumanoderecha

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  • estaba limpia. ¿Significabaqueya estaba dentro cuando la bombahabía estallado?Nohabíatenidoqueabrirsecaminoentreelhumoylosescombros.¿Porquéhabíaentrado allí? ¿Una denuncia? ¿Un encuentro organizado previamente? ¿Unaemboscada?

    Sevolvióysealejó,unpocomareado.Respiróprofundamente,seserenóysiguióavanzando.

    El segundo cuerpo estabamedio oculto por unmontón de escayola y madera,perosaltabaalavistaqueestabamuchomenoslastimado.HabíamuypocopolvoyhumoenelrostrodeHobbsysucarapecosasereconocíafácilmente.Pittloestudiótan impasible como pudo, tratando de averiguar algo por la manera en que lorodeabanloscascotes.Elforensesabríadecirlemáscosas,perodabalaimpresióndeque a Hobbs lo habían pillado por sorpresa, ymuchomás lejos que Newman dellugardelaexplosión.

    Pitttodavíaestabaescrutandoellugarcuandooyópasosasusespaldas.SevolvióyreconociólafiguradeSamuelTellmanabriéndosecaminoentrelaescayola,elaguay la madera chamuscada. Tellman había sido el sargento de Pitt cuando ambosestabanenBowStreet.Habíantardadomuchotiempoenestaragustoelunoconelotro. Tellman siempre había desconfiado de cualquiera que, con un origen tanhumildecomoeldePitt,hablaracomouncaballero.EncontrabaqueelacentodePittera afectado, como si se creyera superior. Pitt no viomotivo para explicar que suformadehablarera frutodehaberseeducado juntoconelhijode lacasasolariegadonde su padre había sido guardabosques hasta que lo deportaron a Australia porrobo.Sumadrehabíapermanecidoenlacasacomolavandera,ysirArthurDesmondhabíavistoeneljovenPittuncompañeroparasuhijoyunacicateparaquedestacaraenclase.Aquellahistoriaeraunaheridaquetodavíaledolíaporsupadre,yTellmannoteníaporquéenterarse.

    Años trabajando codo con codo les habían enseñado a tenersemutuo respetoylealtad.

    Tellmansedetuvoasulado.—Buenastardes,señor.—Buenastardes,inspector—respondióPitt.Tellmanbajólavistahaciaelcuerpo.—Soysuenlaceconlapolicía,señor.Pitt había contado con que le asignaran un oficial de enlace, en parte porque

    pertenecíaalaSpecialBrand,perosobretodoporquelasvíctimaseranagentesdelapropiapolicía.Lalealtaddentrodelcuerponoeradistintaaladelossoldadosdeunejército en guerra.Un oficial que se enfrentara a un peligro debía tener confianzaabsolutaenquienesestabanasuladooasusespaldas.Eransusalvavidas.

    Pitt asintió con la cabeza. Estaría bien trabajar de nuevo conTellman, pero encualquierotracosaquenofueseaquella.Lossentimientostodavíaestabandemasiadoaflordepiel.

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  • —Según parece estaban justo aquí cuando ha estallado —observó Pitt—.Newmandebíadeserelqueestabamáscerca.

    —Sí.Lohevisto.¿Quéclasedelocomaníacoharíaalgoasí?—Tellmanteníalavoz tensa,comosi leestuvieracostandocontrolarla—.Quiero libertadpara todoelmundo, y comida, y casas, y el derecho a ir y venir. Pero ¿de qué demonios sirveesto? ¡Estos hombres nunca les hicieron nada! Por cierto, ¿qué anarquistas lo hanhecho?¿Españoles?¿Italianos?¿Franceses?¿Rusos? ¡PorDios!¿Porqué todos losmalditos locosdeEuropavienenavivir aLondres?—SevolvióhaciaPitt—.¿Porquéselopermitimos?—Teníaelrostroblanco,dosmanchasdecolorensusenjutasmejillas, la irabrillabaensusojos—.¿Nosabequiénesson?¿NosesuponequelaSpecialBranchestáparaeso?

    Pittencorvóloshombrosyhundiómáslasmanosenlosbolsillos.—Yo no dicto la política, Tellman. Y sí, sé quiénes son muchos de ellos. La

    mayoríanohacemásquehablar.El disgusto y el dolor del semblante de Tellman eran más elocuentes que las

    palabras.—Losencontraréyahorcaré,almargendeloqueustedquierahaceralrespecto.Fueundesafío.Pitt no se molestó en contestar. Entendía el sentimiento que ocultaban las

    palabras. En aquellosmomentos sentía prácticamente lomismo.Quizá lo vería deotromodo cuando supiera quién era el responsable.Algunos hombres tachados deanarquistasnohabíanhechomásqueprotestarporunsalariodecente,suficienteparaalimentarasusfamilias.Unoscuantoshabíansidoencarcelados,torturadoseinclusoejecutados, simplemente por protestar contra la injusticia. De haber estado en sulugar,quizáhabríahecholomismo.

    —¿Porquéestabanaquíestosagentes?—preguntóaTellman—.¿Cinco,enestacasatantranquilajuntoalparque?Nocuadraquefueseunainvestigación.Nohacenfaltacincohombresparaeso.Nohaynadiemásheridoomuerto,demodoquelacasateníaqueestarvacía.¿Quéestabanhaciendo?

    Tellmansepusotenso.—Todavía no lo sé, pero tengo intenciónde averiguarlo.Si esto guarda alguna

    relaciónconlosanarquistas,habríaninformadoalaSpecialBranchdeloqueestabaocurriendo,demodoquetienequeserotracosa.

    PittnolodabatanporsentadocomoTellman,peronoeraelmomentodediscutir.—¿Sesabealgosobreestedomicilio?—preguntó,encambio.—Todavía no.—Tellman miró a su alrededor—. ¿Qué hay de la bomba? Las

    bombas son asunto suyo. ¿De qué estaba hecha? ¿Dónde la pusieron? ¿Cómo lahicieronestallar?

    —Dinamita—ledijoPitt—.Siempreeslomismo.Esbastantesencillodetonarlaconunamecha.Basta conque sea lobastante largaparaqueno alcance la bombaantesdequepuedaslargarte.

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  • —¿Así,sinmás?¿Esoestodo?—preguntóTellmanconamargura.—Bueno,lashaymáscomplicadas,peronoparaestepropósito.—¿Comocuáles?—inquirióTellman.—Lasbombasinvertidas—dijoPittconpacienciamientrasambosdabanmedia

    vueltaysalíanconcautelahaciaelairelibre.Elhedoramaderayrevoquequemadosera agobiante, llenaba la cabeza, escocía en la nariz y la garganta—. Se hace unacarcasa condosmitades, cuidadosamenteperforada.Si lamantienes en laposicióncorrectaessegura.Ledaslavueltayexplota.

    —¿O sea que la llevas en la posición correcta y esperas que alguien le dé lavuelta?

    —Se mete en un paquete. Atas el cordel en el otro lado, o el nombre delremitente,ocualquierotracosaquequieras—contestóPitt,pasandoporencimadeunavigacaída—.Funcionamuybien.

    —Pues me figuro que es un milagro que no nos hayan mandado a todos alinfierno.

    Tellmansedesahogódandounapatadaaun trozodemaderaquesalióvolandoporlosairesychocócontraunaparedqueaúnsesosteníaenpie.

    Pittentendíasuviolencia.Éltambiénconocíaaalgunosdeaquelloshombres,yaotros cientos iguales que ellos, que trabajaban duro en un empleo con frecuenciaingrato, mal pagado habida cuenta del peligro que tan a menudo conllevaba. Élmismolohabíahechodurantebastantetiempo.

    —Elusodedinamitaestárestringido—dijoalsaliralaacera.Habíancortadolacalleynohabíatráfico.Uncochedebomberosseguíadeguardia.Lasambulanciassehabían ido.El carromatode lamorgueaguardaba junto al bordillo.Pitt saludóconuna inclinaciónde cabeza al forensey a su asistente—.Dudoquepuedaaveriguaralgomás—dijoenvozbaja—.Pásemesuinformecuandopueda.

    —Sí,señor—respondióelforense,entendiendoqueeralaseñalparaqueentraraeneledificiosiniestrado.

    —Restringido—dijoTellmanconsarcasmo—.¿Porquién?—Noestáalaventa—contestóPitt,alejándoselentamenteporlaacerahacialas

    ruinas aúnhumeantes—.Lausan en las canterasy, a veces, endemoliciones.O larobasdeahí,oselacomprasaalguienquelahayarobado.

    —Como losanarquistas—dijoTellmanagriamente—.Devueltaa la casilladesalida.

    —Probablemente—convinoPitt—.Pero talcomoustedmismohaseñalado,nopareceencajarconsuspropósitos.

    —Alomejorodianatodoelmundo,oestántanlocosquelestraesincuidado.—Tellman dirigió la mirada hacia los árboles desnudos de Kensington Gardens, uncalado negro recortado sobre el cielo—. Supongo que sabe lo que está haciendo,dejandoquepermanezcanenGranBretaña.—Nolopronunciócomounapregunta,perobienpodríahaberlohecho—.Enloqueamíatañe,preferiríaqueregresarana

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  • suspaísesyatentaranensuspropiasciudades.—Hableconlosbomberos.—Pittnosemolestóenreaccionaraldesafío—.Vea

    sipuedencontarlealgoútil.El cuerpodelpobreNewman indicaaproximadamentedóndeestallólabomba,peroelpatróndelincendioquizálasitúemáscerca.

    —¿Ydequéservirásabereso?—Seguramente,denada,perosabe tanbiencomoyoquenohayqueprejuzgar

    las pruebas. Reúnalas todas. ¡Ya sabe qué buscar!Y descubra cuanto pueda sobrequiénesresidenenestacasa,quéaspectotienen,cuándoentranysalen,quédicenquéhaceny,siesposible,quéhacenenrealidad.

    —Noesprecisoquemedigacómosehaceeltrabajopolicial—repusoTellman,enojado.Dio la impresión de estar a punto de agregar algomás, pero se tragó suspalabras. Permaneció quieto, mirando a Pitt varios segundos antes de dar mediavuelta.Surostroeraunamáscaradedolor.

    —Losé—dijoPittenvozbaja—.Losiento…RecordóaNewmaneldíadesuboda,elmodoenquesujovennovialomiraba.

    Nadiedeberíaterminarcomoél.—Mevoyalhospital—anuncióconbrusquedad—.Almenosunodelosagentes

    heridospodrádecirmeporquéentraronenesacasa.CaminóapasovivohaciaBayswaterRoad,dondeencontraríauncochedepunto

    enseguida.Necesitabatenerlasensacióndeestarhaciendoalgoconunpropósito.ElSt.MarydePaddingtonnoquedabalejos,untrayectodepocosminutosWestbourneTerracearribahastaPraedStreetyyaestaríaallí.

    Habíauncocheparadojuntoalbordillo,comosielconductorsupieraquealguienibaanecesitarlo.

    —HospitalSt.Mary,Paddington—dijoPittalsubir.—Sí, señor—contestó el cochero gravemente—.Querrá que vaya deprisa,me

    figuro—agregó.—Sí,porfavor.Pittqueríahablarconlosagentesheridos,sitodavíaestabanconscientesynoen

    elquirófanoomuertos.Nadiehabíasabidodecirlelogravesqueeransusheridas.El trayecto se le hizo interminable y, sin embargo, en otro sentido, demasiado

    corto.Pittseapeó,pagóalconductorylediolasgracias.—Denada,señor.¡Atrapeaesosrufianes!—legritóelconductorasusespaldas.Pittsevolvióylevantólamanoenunbrevegestodereconocimiento.Nopodía

    prometernada.Elmédico de guardia le dijo que no podía ver a los pacientes.Todavía sufrían

    terriblesdoloresyleshabíanadministradofuertesdosisdemorfina.Pittvolvióaexplicarquiénera.Fueunadeesasocasionesenlasqueununiforme

    llenodebotonesygaloneshabríasidodegranayuda.—SpecialBranch—dijo una vezmás—.Esto ha sido un atentado con bomba,

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  • doctorCritchlow.EnplenocentrodeLondres.Tenemosqueatrapara losautoresydetenerlosantesdequecometanotraatrocidad.

    Elrostrodelmédicopalideció,yCritchlowsetragósuinsistencia.—Puesseabreve,señorPitt.Elestadodeestoshombresescrítico.—Yalosé—respondióPittcongravedad—.Acabodeveralosmuertos.Elmédicohizounamueca,peronoagregónadamás.Encambio,condujoaPitt

    conbríoporelpasillohastaunasalamuypequeñacuyascuatrocamaslasocupabanhombresendistintasfasesdetratamiento.Dosdeellosparecíanestarinconscientes,aunquequizásoloestuvierancallados,inmóvilesensusufrimiento.

    ElagenteheridomásveteranoeraEdnam,yestabadespierto,observandoaPittmientrasesteseacercabaasucama.Teníaelrostromagulladoyunaquemadurarojooscuroleatravesabalamejillaizquierda.Elbrazoizquierdolollevabavendadodesdeel hombro hasta la muñeca, y el abultado vendaje de la pierna, sostenida en alto,impedíavereltratamientoquelehabíanadministrado.Pittsupusoqueestabarotay,seguramente, tambiénquemada.CuandoPitt preguntóenvozbaja aEdnamsi estepodía hablarle, le devolvió una mirada precavida, tardando un momento enreconocerlo.Entoncesserelajóunapizca,unmeroaflojarlosmúsculosentornoalaboca.

    —Supongoquesí—respondióEdnam,conlavozempañada.Estabaclaroqueledolíalagarganta,yprobablementeelpecho,porhaberinhaladoelhumodelincendio.

    —Sipuede,cuéntemelotodo—lepidióPitt.—¡Sihubiesesabidoquehabíaunapuñeterabombanohabríaentrado!—repuso

    Ednamamargamente.—¿Porquéfueallí?—preguntóPitt—.¿Yconotroscuatrohombres?Esoesuna

    unidadnumerosa.¿Quéesperabanencontrar?—Drogas.Opio,parasermásexacto.Unagrancompra,nosdijeron.—¿Quién?¿Encontraronalgunaprueba?—¡Apenastuvimostiempodemirar!Pittmantuvountonodevozsuave.—¿Habíaalguienmás?—¿Aparte de nosotros? No, que yo sepa —contestó Ednam—. Pero la

    informaciónveníadeunabuenafuente.Almenos…unafuenteenlaquehabíamosconfiadoantes.—Suvozeraahorapocomásqueunsusurro.Elesfuerzodehablarleestabacostandolosuyo—.NewmanyHobbshanmuerto,¿verdad?

    —Sí.Ednammaldijoparasusadentroshastaqueyanopudoaguantarselarespiración.—Necesito saber quién es esa fuente—instó Pitt, inclinándose un poco hacia

    delante—.O les tendió una trampa, o alguien se la tendió a él.A lomejor puedeidentificarlos.

    —Nosécómosellama.SehacellamarAnnoDomini.—¿Qué?

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  • —AnnoDomini—repitióEdnam—.No sé si esun religiosooqué.Perohastaahoranoshabíapasadobuenossoplos.

    —¿Cómo?¿Hablaconél?¿Recibecartas?¿Qué?—Cartas,solounalíneaodos.Entregadasenmano.—¿Dirigidasausted?—Sí.—¿Asunombre?—Sí.—¿Diciéndolequé?—Dóndesellevaráacabounaventaodóndeestáescondidounalijo.—¿Cuántosarrestoshahechograciasaesainformación?LosojosdeEdnamnoseapartarondelosdePitt.—Dos.Yencontramosopioporvalordeunasdoscientaslibras.Másquesuficienteparaunfondofiduciario;enrealidad,suficientepararecabar

    losfondosnecesariosparaconstruirunacasapequeña.PittnopodíaculparaEdnamdequehubieraseguidolapista.Élmismolohabríahecho.

    —¿Creequeletendiólatrampaausted?—preguntó—.¿Omásbienquealguienloutilizó?

    Ednamreflexionóunosinstantes,frunciendoelceñoalconcentrarse.—Creoque loutilizóun tercero—dijo,por fin—.Perosoloesunasuposición.

    Averigüequiénestádetrásdeesto.Quieroverloahorcado.—Lo intentaré —prometió Pitt. Fue uno de esos raros momentos en los que

    estaba de acuerdo con la pena capital. Normalmente la horca le parecía una idearepulsiva,conindependenciadelcrimen.Eraunactodevenganzaquerebajabalaleyalmismoniveldebarbariedequieneslahabíanquebrantado.

    FuehastalacamadeenfrenteyencontróaBossiney.Fuelaenfermeraquiendijoa Pitt cómo se llamaba. Pitt solo habló con él unmomento. Sus quemaduras eranhorriblesydebíaestarsufriendoatrozmente,perdiendoyrecobrandolaconciencia.

    Pitt fue en busca de la enfermera, que lo recibió con una sonrisa forzada,negándoseaconfirmaronegarnada.Teníaesperanzasdequesobreviviera,peronosecomprometióadecirmás.Elagotamientoemocionalqueconllevabasertestigodetantosufrimientoerapatenteensurostro.

    DespuésPittfuehastalacamamáscercanaalaventana,dondeYarcombeestabatendidoconlamiradafijaeneltechoyelsemblanteinexpresivo.UnprimervistazodijoaPittquelefaltabaelbrazoderechoapartirdelcodo.Buscóalgoquedecirynoencontrónadaquefueseremotamenteadecuado.Cerrósupropiamanoderechaenunpuñohastaquelasuñasseleclavaronenlacarnedelapalmadelamano,undulcerecordatoriodequeestabaallí,realyviva.

    —Losiento—dijocontorpeza—.Losatraparemos.YarcombevolvióunpoquitolacabezahastaquesusojosenfocaronaPitt.—Hágalo—contestóenunsusurro—.¡Nostendieronunatrampa!

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  • Agregóalgomás,perofueininteligible.Pitt se marchó con dolor de cabeza y una ligera molestia en el estómago. No

    preguntóalmédicodeguardiaquéposibilidadesderecuperarseteníanloshombres.Leconstabaquesolopodíanhacersuposiciones.

    Al llegara lasoficinasde laSpecialBranchenLissonGroveencontróunmensajeaguardándolo; debía informar al inspector general Bradshaw de la PolicíaMetropolitana. No se sorprendió. Bradshaw estaría sumamente disgustado por elatentadoyseríanegligenteensusdeberessinosepusieraencontactoconeljefedelaSpecialBranch.PitthabíaqueridoregresaraLissonGroveconelúnicopropósitodeversihabíanovedadesquepudieratransmitiraBradshaw.

    StokerllamóalapuertadesudespachocasiencuantoPittlaacababadecerrarymirabalospapelesqueteníaencimadelescritorio.

    —¿Señor?—dijoStoker,unavezdentro.Eraunhombredepocaspalabras,peroaquelloerabreve,inclusotratándosedeél.

    —Nadanuevo—respondióPitt—.Heridasmuygraves.Yarcombehaperdidounbrazo.Nadie sabesi saldránconvidaono.Ednamda la impresióndenoestar tanmal, pero es imposible saber cómo está por dentro. O cuán malas serán lasconsecuenciasdelshock.Dicequefueronaesacasasiguiendounsoplodequeibaatener lugaruna importanteventadeopio.Contabanconencontrar resistencia,ynoqueríanquealguienseescaparaconlaspruebas.

    —¿Habíaalguna?—No.—¿Algunaideasobrequiénlestendiólatrampa?—UnhombrequesehacellamarAnnoDomini.—¿Qué?—Stokersequedóperplejo.—AnnoDomini—repitióPitt—.Nomepregunteporqué.PeroEdnamasegura

    quehastaahorahabíasidounafuentefiable.—Lestendieronunatrampaexprofeso—dijoStokerenseguida.—Esoparece.Tellmanesnuestroenlaceconlapolicía.Másvalequecompruebe

    lacoartadadetodoslosterroristaspotencialesqueconocemos.—Yahemosempezado,señor.Demomento,nadainteresante.Perosupongoque

    sifuesealguienaquienconocemosnoshabríanllegadorumoresconantelación.—Hizounamuecadelástima—.¡Almenosesperoqueasíhabríasido!Tenemosaunmontón de infiltrados en sus grupos.Ya he hablado con Patchett y conWells.Nosaben nada. Pero la dinamita es bastante fácil de conseguir, si tienes los contactosadecuados.

    Pittnodiscutió.Lamentablementeeracierto,pormásqueintentaranimpedirlo.—MevoyaveraBradshaw—dijo.—Sí,señor.

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  • AcompañaronaPittaldespachodeBradshawdeinmediato.Estaveznofingióestaratareado con otros asuntos más importantes, tal como había ocurrido en otrasocasiones.Bradshaweraunhombreapuestodecincuentaypocosaños.Suabundantemata de pelo apenas tenía canas y aún no había generado un excedente de pesocorporal.Comosiempre,ibabienvestido,perounasarrugasdetensiónestropeabanlatersuradesusemblante.

    —¿Cómoestánloshombres,Pitt?—comenzó,sinmásceremonia,encuantoPitthuboentradoycerradolapuerta.Indicóconunademánunadelaselegantesbutacas,peronosemolestóeninvitarloatomarasiento.

    —Dosfallecidos,señor—contestóPitt,dirigiéndosehaciaelescritorio,suspasossilenciosossobrelagruesaalfombraturca—.NewmanyHobbs.Ednam,BossineyyYarcombe, heridos.Yarcombehaperdidounbrazo.Aún esprontopara saber si serecobrarán.

    Bradshawhizounamuecadedolor.—Hanmatadoadospolicías—dijoconaspereza—.Esuncasodelapolicía.—Sí,señor.—¿Sabedequéiba?—Unaventadeopioimportante.ElrostrodeBradshawpalideció,losmúsculosdesumandíbulasetensaron.—Opio—dijoenvozbaja—.¿Tiene…tieneideadequiénestáimplicado?—Todavíano…—¿Por qué se ocupa del caso la Special Branch? —Su voz fue contundente,

    retadora—.¿Quépruebastienedequeseaunactoterrorista?¿Sabequiénestádetrásdeesto?¿Losabíaconantelación?

    —No, señor. No nos consultaron hasta después de que la bomba estallara estamañana.Unodesussoploneslosatrajoallugardeloshechos,yconinformaciónquehizoqueacudierancincohombresenvezdelaparejahabitual.

    —¿Teníanunsoplón?¿Cómolosabe?—MelohadichoEdnamcuandoheidoaverloalhospital.—Pobrediablo—dijoBradshawenvozbaja—.¿Quiéneselsoplón?—Siempresecomunicaporcarta.SehacellamarAnnoDomini.Bradshawsemostrósorprendido.—¿Unhombreculto?—Posiblemente. Dio a entender que se trataba de una venta de droga muy

    importante.Laadicciónalopionorespetaedad,clasenicondición.ElrostrodeBradshawestabatensoyunpocopálido.—Esoyalosé,Pitt.Meimaginoqueestaránbuscandoaesehombre.—Sí,señor.Ytrabajamosconlapolicía.—Pero¿quéestánhaciendo?—insistióBradshaw.—Revisartodosnuestroscontactos,preguntaralossoploneshabituales…

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  • —¿Susanarquistastraficanconopio?—Esposible.Perodesdeluegotraficancondinamita.Bradshawsuspiró.—Sí,claroque lohacen.Malditos sean.—ContemplóaPittdesolado,el rostro

    transido de dolor—. Me figuro que habrá heredado una red de espías de VictorNarraway.Seguroquetieneideas.¿Oestoydesfasado?

    Pittteníaunaréplicaenlapuntadelalengua,peroselamordió.—Haremoscuantopodamos,inspectorjefe—dijoamablemente—.Ymeocuparé

    personalmente de que esté puntualmente informado de cualquier progreso quehagamos.Eneldíaadía,estarétrabajandoconelinspectorTellman.

    Bradshawasintióconlacabeza.—Cualquier cosa en la que podamos ayudarlo… —dijo con gravedad—.

    Supongoquetieneasuspropioshombres.Nofueunapregunta.LaSpecialBranchnoeraprecisamentedesuagradoyno

    deseabaprestarasusagentesparaquelehicieraneltrabajo.

    LoprimeroquehizoPittfuevisitaralasfamiliasdelosdifuntos.Eraelpeordeberdetodos los que conllevaba el trabajo en la Special Branch, y no cabía delegarlo enterceros.

    EstabaagotadocuandofinalmenteregresóaLissonGroveyescuchódebocadeStokerlosinformesqueibanllegando,lasamenazas,ataques,rivalidades,cualquiercosaquepudieradarlesunsitioporelqueempezar.NohabíaencontradoreferenciasdeladirecciónenLancasterGate,ymenosaúnaalguienqueusaraelapododeAnnoDomini.

    Era tarde cuando Pitt llegó a su casa en Keppel Street, a un paso de RussellSquare.Habíaescarchadondelaaceraestabahúmeda.Lasfarolasteníanunhalodeleveneblinaquesuavizaba loscontornosde lascasas,difuminando los lindesentreellas.

    Subió los peldaños hasta su puerta con una sensación de paz, como si pudieradejaratráslaviolenciaylaspesadumbresdelajornada.Metiólallaveenlacerradurayentró,haciendounpocoderuido,deliberadamente,alcerrarlapuerta.Queríaquealguien supiera que ya estaba en casa aunque fuese tarde y Jemima, de diecisieteaños, y Daniel, de catorce, habrían cenado y quizá incluso estuvieran acostados.Charlottelohabríaaguardadolevantada.Siemprelohacía.

    Laluzeracálidayacogedoraenelrecibidor.LapuertadelasalaseabrióyaparecióCharlotte,laluzdelalámparaarrancaba

    destellosasupelodecolorcaoba.FuealencuentrodePittconcaradepreocupación.Pittsequitóelsombreroyelabrigoyloscolgóparaquesecaran,luegosevolvió

    ylabesóconternura.—Tienesfrío—dijoCharlotte,acariciándolelamejilla—.¿Hascenadoalgo?¿Te

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  • apeteceunemparedadoderosbifyunatazadeté?DeprontoPittsediocuentadequeteníahambrey,percibiendosurespuestaantes

    de que respondiera en voz alta, Charlotte dio media vuelta y se dirigió hacia lacocina. De todos modos, era la habitación favorita de su marido. Olía a maderafregada, a ropa planchada colgada en el tendedero del techo con un cabestrante, aveces a pan recién horneado. En medio había una amplia mesa de madera, y unaparadorgalésconlavajillablancayazulbienordenadayunascuantasjarras.Lascacerolasdecobreresplandecíanensusganchossobrelapared.

    Durante años había sido el corazón de la casa. Todo tipo de personas se habíasentadoallíhastaentradalanoche,haciendoplanes,aliviandofracasos,ayudándosemutuamente a creer en la victoria. Gracie había entrado a servir cuando era niña.AhoraestabacasadaconTellman,perohabíamomentosenlosquePittlaechabaenfalta,comosipudieraoírsuvozenlaantecocinaoenelrecibidor.SulugarlohabíaocupadoMinnieMaude,peronoposeía la lenguaafiladadeGracieni su testarudavalentía,todavíano.

    PittretiróunasillaysesentómientrasCharlotteponíaelhervidorenlapartemáscalientedelfogónyempezabaacortarcarne.

    —Sinrábanopicante—lerecordóPitt.Erapartedelritual.Nuncatomabarábanopicante.Legustabanmáslospepinillos.

    Charlotteasintióligeramenteconlacabeza.—Hasalidoenlosperiódicos.Nodabannombres.¿Losconocías?Pittvaciló,perosolounmomento.—Sí.Newmaneraunodeellos.Heido…adecírseloasuesposa.Charlottesequedóinmóviluninstante,losojosselearrasaronenlágrimas.—¡Oh,Thomas, cuánto lo siento!La recuerdo el día de su boda… ¡Estaba tan

    contenta!Estoesterrible.—Tragósaliva,tratandodedominarsuemoción—.¿Ylosdemás?

    —Loshevisto,peroNewmaneraelúnicoaquienrealmenteconocía.—¿Sepondránbienlosheridos?—Esdemasiadoprontoparadecirlo.Unohaperdidounbrazo.Charlotte ni siquiera intentó decir algo reconfortante, y Pitt se alegró de ello.

    Cortóelpan,untólamantequilla,pusovariaslonchasdecarneyañadiópepinillos.Elaguahervía.Calentólatetera,echótrescucharadasdeté,agregóaguaylollevótodoalamesa.

    —¿Quédicenlosperiódicos?—preguntóPittmientrascogíaelemparedadoyledabaunmordisco.Estabamuysabroso.

    —Anarquistas —contestó Charlotte—. Están asustados. Hay muchaincertidumbre.Escomosilaviolenciaflotaraenelaireynuncasupierasdeltododedóndeprocederáelpróximoatentado.—Sirvióel téaPitty tambiénuna tazaparaella—.Supongoqueesoesloquepretenden,¿no?Sembraresemiedoqueparalizaalagenteylallevaacometerestupideces.

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  • Nofueunapregunta.Eraloqueellacreía.LodijoenvozaltaporquequeríaquePittsupieraqueloentendía.

    Pitttragósubocadoytomóotro.—DentrodetrecemesesestaremosenelsigloXX.—Charlottebebióunsorbode

    té—.Muchagentepiensaque las cosas serándiferentes, realmentediferentes.Másoscurasyviolentas.¿Porquédeberíancambiar?Soloesunafechaenelcalendario.¿O se trata de una profecía que acarrea su propio cumplimiento? ¿Haremos queocurrasipensamosmuchoenello?

    Pitt estaba demasiado cansado para discutirlo, pero reparó en el miedo quetraslucíalavozdeCharlotte.Deseabaunarespuesta,nounpaliativo.

    —Lascosasestáncambiando—convinoamediavoz—.Perosiemprelohacen.—Cosas pequeñas. —Charlotte negó con la cabeza—. No grandes como los

    cambiosquelagentequiereenEuropa.Américatodavíanohafirmadountratadodepaz con España, y se avecinanmás problemas en Sudáfrica. No deberíamos estarcombatiendoallí,Thomas.Notenemosderecho.

    —Losé.—Hay asesinatos, atentados con bomba —prosiguió Charlotte—. Antes no

    ocurríaesto,almenosnoentodaspartes.Lagenteestáinquietaporlapobrezaylainjusticia.Quierenuncambio,peroloemprendendemanerasequivocadas.

    —Esotambiénlosé.Hacemosloquepodemos.Estotienepintadehabersidounaventadeopioquesaliómal.

    —¡Dos policías muertos y tres malheridos! —protestó Charlotte—. ¡No lesdispararon,eledificioenteroexplotóyseincendió!

    EntoncesvioelrostrodePitt.Habíahechocuantohabíapodidoparaquitarselaceniza y el hollín del pelo, pero no había tenido ocasión de ponerse una camisalimpia. En los puños no había solo hollín, sinomarcas de tizne, y debía de oler amaderachamuscada.

    —Perdona—susurró—.Supongoqueestoytanasustadacomotodoslosdemás,soloquetambiéntemoporti.

    —¿Temes que no los atrape? —preguntó Pitt, y en el acto deseó no haberlohecho.¿Quépodíadecirparadeshacerlo?

    —Esotambién—respondióCharlotteconfranqueza—.Peroloquemástemoesquetehieran.

    —Llevoenlapolicíadesdeantesdequenosconociéramosytodavíanomehanheridodegravedad.—Sonrió—.Mehecagadodemiedounpardeveces.Y,malquebien,hemosresueltocasitodosloscasosimportantes.

    Charlotteasintióconlacabezaysonrióasuvez,sinapartarlosojosdelossuyos.Sinembargo,Pittestabapreocupado.Teníaavarioshombresinfiltradosentodos

    los grupos anarquistas importantes que conocía, y no había habido siquiera unmurmullo de una atrocidad como la de la bomba en Lancaster Gate. Nada enabsoluto.Loshabíapilladoporsorpresa.¿LohabríavistovenirVictorNarraway?A

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  • Pitt lo habían ascendido por recomendación de Narraway cuando lo despidieron.¿AcasoNarrawaylohabíasobrestimado?

    Alargóel brazopor encimade lamesay apoyó lamano sobre ladeCharlotte,peronodijopalabra.Ellaselaestrechóenroscandolosdedosenlossuyos.

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  • Capítulo

    2

    Por la mañana Pitt se vistió con ropa vieja y adquirió una apariencia aún másinformaldeloacostumbrado.Pusocuidadoennoafeitarse.Saliótemprano,mientrasCharlottetodavíaestabaocupadaarriba,afindequenolovierayadivinaraloqueseproponíahacer.Carecíadesentidopreocuparlainnecesariamente.

    Mástardeaveriguaríacómoseencontrabanlosagentesheridos,resolviómientrascerraba la puerta principal y echaba a andar por la acera helada hacia TottenhamCourtRoad.Enlascallesyahabíavendedoresdeperiódicosytodoslostitulareseransobre el atentado en Lancaster Gate. Algunos clamaban justicia, muchos otros,venganza.Lasinformacionesestabanteñidasdemiedo.

    CruzóhastaWindmillStreet.CorríaunriesgoalirenpersonaalAutonomyClub.Normalmentehacíaqueagentesdeaspectomenosllamativofrecuentaranellugar,seforjaranunaidentidadypasarandesapercibidos.Ahorateníalaimpresióndequenodisponíadetiempoparatalesmedidasdeprecaución.

    Llegóalapuertayentró.Habíaunbaryunrestaurantequeservíabuenacomidaa precios módicos. Podría desayunar mientras pasaba un rato allí, observando yescuchando.

    Pasó al restaurante sin suscitar más que un vistazo de la media docenaaproximada de hombres quemiraban fijamente sus cafés o sus cervezas. Algunoscharlaban en voz baja, otros comían en silencio. Dos estaban leyendo panfletos.Como de costumbre, casi todas las conversaciones eran en francés. Parecía ser elidiomadelapasiónylareformainternacionales.AinstanciasdeNarraway,sehabíaesforzadoenaprenderlosuficienteparaentendercasitodoloquesedecía,ydevezen cuando incluso intervenía. Curiosamente, se encontraba gesticulando con lasmanoscomonuncalohacíaalhablareninglés.Parecíaqueasírellenaraloshuecoscuandonodabaconlapalabraquebuscaba.

    El propietario del lugar, que vivía allí con su familia, fue a lamesa del rincóndondeestabaPittylediolosbuenosdíasenfrancés.

    Pittcorrespondióypidiócaféycualquiertipodepanquehubieraenlacasa.Elcafé no le gustaba, pero haber pedido té lo habría señalado indeleblemente comoinglés, un desconocido que llamaba la atención. No quería que lo recordaran. Tansoloeraundesaliñado,desposeídoyenojadohombremásquenolograbaencontrarsulugarenlasociedadnormalycorriente.

    Entraron dos personas más, un hombre y una mujer que hablaban en italiano,idiomaquePittnoentendía.Elhombreteníaunaexpresiónadustaysesantiguódosotresvecesenseñaldepiedadyresignación.

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  • Se les unió un tercer hombre, que tenía una barbamuypoblada y los pómulosaltos.HablóenunidiomaquePittnoidentificó,yluegotodospasaronalfrancés.Deprontoentendiótodoloquedecían,apesardequenolevantaranlavoz.

    Mencionaron la explosión y lasmuertes varias veces, y negaron con la cabezaperplejos.Parecíandesconocerquiéneseranlosresponsables.

    LlegóelcafédePitt,quelopagótrasrebuscarunospeniquesenunbolsillo.Se quedó una horamásmientras el local se iba llenando. Finalmente entró un

    hombremenudoydetezmorena,echóunvistazoalaconcurrenciayentoncesvioaPitt. Después de hablar de manera informal con media docena de personas, tantohombres como mujeres, se dejó caer en el asiento de enfrente de Pitt, pidiendopermisoenfrancésconmarcadoacento.

    —Mal asunto —dijo, negando con la cabeza. Hablaba deprisa, atento alpropietarioqueseacercabaatomarnotadeloquequeríatomar—.Menudasorpresa,¿eh?¿Noleparece,monsieur?

    —Amímesorprendió—admitióPitt.—Unaverdaderalástima—secompadecióelhombre—.Pensarquesorprendióa

    todoelmundo.—Escurioso.—Pittbebióunsorbodecafé.Ledesagradabaelsabory,además,

    yanoestabacaliente—.Sediríaquealguienteníaquesaberlo.El dueño se cernió sobre ellos y el compañero de Pitt miró en derredor,

    intercambióunaspocaspalabrascomosi seconocierandesdehacía tiempoypidiósusconsumiciones.Lohizocon tanta labiay solturacomosi comieraallí adiario.Cuando el dueño se hubo marchado, se volvió hacia Pitt, pero bajó la vista a lasuperficiellenademarcasdelamesa.

    —Se diría, ¿verdad? —convino, como si nadie hubiese interrumpido suconversación.

    Permanecieron callados varios minutos, como lo harían dos desconocidosmientras tomaban sus respectivos cafés. Ambos escuchaban con atención elmurmullodevocesquelosrodeaba.

    —Notengonadaquecontarle—dijoelhombrefinalmente—,perosialgunavezlotengo,loharé.

    —Ventas—mascullóPitt.Sereferíaadinamita,ysucompañerolosabía.—Menudencias —dijo—. Aquí y allí. Insuficientes para eso, que yo sepa.

    Investigaré.Pittselevantó.—Tengacuidado—advirtióPitt.El hombre se encogió de hombros y no contestó. Se levantó el cuello de la

    chaquetaysedirigióhacialapuertaarrastrandolospies.Pittaguardóunosminutos,despuésselevantóypasóentrelasmesassinapartar

    lavistadelfrente.Salióalacalledondehacíaunpocomenosdefríoyempezabaallover.Dobló la esquina deCharlotte Street y fue hasta una tienda de comestibles

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  • llamada Le Bel Épicerie. Era otro establecimiento predilecto de los anarquistas,dirigidoporunapasionadoygenerososimpatizante.

    Aguardóenlacola,escuchandoycharlandoconlosparroquianos.Semencionóel atentado en Lancaster Gate, pero fue recibido con indignación por un hombrecorpulentoybarbudoconmigasdepanenelabrigo.

    —¡Malditoidiota!—dijo,enojado.Unhombremuchomásbajoqueestabaasuladoseofendió.—Nocritique—replicó—.¡Almenosestáhaciendoalgo,queesmásdeloque

    ustedpuededecir!—Unaestupidez—repusoelbarbudo—.¡Nadiesabequiénes!Podríahabersido

    unaexplosióndelascañeríasdelgas,porloquehanhechopúblico.¡Idiota!—Sololodiceporquenosabequiénfue—dijoelbajitocondesdén.—¿Ymefiguroqueustedsí?—intervinountercerhombre.—¡Todavíano!Peromeenteraré—dijoelbajito,comosiestuvieramuyseguro

    —.Noslodirá…cuandoestélisto.Quizádespuésdehacervolarporlosairesaunoscuantosmalditospolismás.

    Pittmantuvo la calmay una expresión serena, como si aquel hombre estuvierahablandodedemolerunedificioruinoso,nodematarasereshumanos,hombresalosqueconocíayconquieneshabíatrabajado.

    —Llamalaatención—murmuró.Elbarbudolofulminóconlamirada.—Quiereatención,¿eh?¿Esoesloquequiere?¡Usted,eldelabrigobueno!Pittlesostuvolamirada.—¡Quiero cambios!—dijo con idéntica agresividad—. ¿Piensa que vendránde

    otramanera?El hombre bajito le sonrió,mostrando sus dientes rotos.Un cliente terminó su

    compraysefueconunabolsadepapelenlasmanos.Lacolaavanzóunpoco.

    Pitt siguióadelanteyacudióacitas a lasqueencircunstanciasmásusualeshabríaatendidoStoker.Tenía que hacerlo en persona.Lo obsesionaba no haber detectadoadvertenciaalgunadelatentado.Habíanatraídoacincopolicíasaunsitioconcreto,creyendoqueseguíanlapistadeunaimportantetransaccióndeopio.Sufuentehabíademostrado ser de fiar hasta hacíamuypoco tiempoy ningún indicio había hechoprever una violencia tan repentina y atroz. ¿Qué clase de persona haría algosemejante?Sinohabíasidounaprotestaanarquista,¿quépodíaser?¿Quépropósitocabíaconcebirenlamatanzadeesospolicías?

    Pitt tenía a varios hombres infiltrados en distintos grupos de disidentes,anarquistas y nihilistas por consejo de Narraway, y también por su propiaexperiencia. Como decía el viejo refrán: «mantén a tus amigos cerca y a tusenemigos,todavíamás».

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  • —Nada—dijoJimmy,cuandosesentaronanteunaenésimajarradecervezaenuna taberna del puerto. Era pequeña y estaba abarrotada, con serrín en el suelo yvaporemanandodelosabrigosmojadosdelluvia.Eloloracervezaylanahúmedacargabaelambiente.Jimmyeraunsoplónveterano,unhombreenjuto,casielegantesi no fuese por unamano ligeramente atrofiada que siempre llevaba en un ánguloraro.

    —Notecreo,Jimmy—dijoPittenvozbaja—.Fueayerporlamañana.Alguienhabrádichoalgo.Quierosaberelqué.

    Hacía años que conocía a Jimmy, y había que sonsacarle la información consacacorchos,peroalfinalelesfuerzonormalmentemerecíalapena.

    —Nada interesante—contestó Jimmy, escrutando el semblante de Pitt con susojosnegros.

    Pittsesabíaeljuegodememoria.TambiénsabíaqueJimmyqueríadecirlealgo,ysequedaríaallíhastaquelohiciera.

    —¿Quiénlodice?—preguntó.—Bah…Lagentehablamásdelacuenta.—¿Quién dice que no es interesante? —insistió Pitt—. Tarde o temprano

    atraparemosaquientelodijo.—¡Nihablar!—exclamóJimmyalarmado.—¿Porquéno?¿Noesdefiar?—¡Nilointente!—advirtióJimmy,negandoconlacabeza—.Estáhundido,señor

    Pitt.EstodelaSpecialBranchnolehacebien.¡Anteserauncaballero!Fueunaacusaciónhechaconsumopesar.Pittnoseconmovió.—Jimmy,¿dequétehasenterado?Dospolicíashanmuertoyhayotrosquequizá

    acabenigual.Estainformaciónpodríaserimportante,ypuedoprometertequesinoencuentro a quien hizo esto, voy a seguir investigando, y voy a ponermedesagradable.

    Jimmysesintióinsultado.—Nohacefaltaqueselotomeasí,señorPitt.—Desembucha.—No le gustará—advirtió Jimmy.Entonces volvió amirar el rostro dePitt—.

    ¡De acuerdo! No va a encontrar mucha ayuda porque corre el rumor de que esospolicíaserancorruptos,queaceptabansobornos,vaya.

    —Nadie pone una bomba para liquidar a policías corruptos —dijo Pitt concuidado,observandolosojosdeJimmy—.Buscaspruebasy lasentregas.Anoser,claroestá,quetenganalgoqueusarcontrati.

    —Entregarlas,¿verdad?¿Aquién?—preguntóJimmy,indignado—.¿Haperdidoel juicio con el que nació, señor Pitt? La corrupción llega hasta lomás alto, o almenostanarribacomopuedellegar.

    Pittnotóqueseleencogíaelpechoydeprontoeloloracervezafueamargo.

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  • —¿Unatentadoporvenganza?—dijo,sindarcrédito.LavozdeJimmyestabacargadaderepugnancia.—Claroqueno.¿Esquenomeescucha?Noséporquélohicieron.Peronadieva

    a derramarmuchas lágrimas porque un puñado de polis haya volado por los aires.Tampoco es que fueran a hacerlo si fuesen carniceros, panaderoso conductores decochedepunto.Nadiesearriesgaráaaveriguarloparausted.

    Pittfruncióelceño.—Notienemuchosentido,Jimmy.Informasalapolicíasobreunaventadeopio,

    alguienirá,peronopuedessaberquiénconantelación.Lavenganzaesalgopersonal.Simatasaquiennocorresponde,losquesehayanlibradoiránaporti.Hasenseñadotuscartas,Jimmy.

    Jimmyseencogiódehombros.—Estonovaagustarle,señorPitt.Algunospolisestánpodridoshastaloshuesos.

    Seloestoydiciendo.—Tendrásquehaceralgomásquedecírmelo,tendrásquedemostrarlo.—¡Yomequedoalmargen!—dijoJimmyconfervor,ylevantósujarra,evitando

    lamiradadePitt.Pittpagólacuentaysalióalacallelluviosa.CuandollegódenuevoaLissonGrove,unpardeinfructuosashorasmástarde,

    Stokernotardómásdequinceminutosenhacerlopropio,hartoyconfrío,pálidodecansancio.

    —¿Nada?—AdivinóPittmientrasStokercerrabalapuerta.—Nada que me guste —contestó Stoker, dirigiéndose a la silla enfrentada al

    escritoriodePittpara sentarse—.Tenemosunaprobabilidad razonablede seguir elrastrode ladinamita, siquien laadquirió lohizoa travésdeunacélulaanarquista.Puedellevartiempo,oseaquesivinodesdeelcontinente,yapodríaestarderegresoparaentonces.Aunquepodríaestarlodentrodeundía,detodosmodos.

    —¿Algoquesugieraqueesunanarquistaextranjero?—No.Laverdad,señor,diríaquemásbienhueleapaisanoresentido.StokerobservólaexpresióndePittcondetenimientomientraslodecía,atentoa

    sureacción.—Entonces será mejor que investigue más a fondo a los anarquistas que

    conocemos —concedió Pitt—. Algo ha cambiado y lo hemos pasado por alto.¿Algunaidea?

    Stokerinhalóprofundamenteysoltóelairedespacio.—No,señor.Francamente,ninguna.Tenemoshombresentodaslascélulasdelas

    que tenemos conocimiento, y no se han enterado de nada que no sean las usualesquejasporlossalarios,lascondicionesdetrabajo,elderechodevoto,lapolicía,lostrenes, lo de siempre. Todo elmundo odia al gobierno y piensa que ellos podríanhacerlomejorquelospolíticos.Lamayoríaodiaalagentequetienemásdineroqueellos,hastaqueconsiguenmásdinero.Entoncesodianlosimpuestos.

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  • —Algodiferente,cualquiercosa—dijoPittenvozbaja—.Cualquiercambiodepauta,alguiennuevo,unveteranoquesehayaido…

    Saltaba a la vista que Stoker estaba exhausto. Profundas arrugas surcaban surostrohuesudo.

    —Estoy en ello, señor. Tengo a todos los hombres buscando, pero si hacendemasiadas preguntas despertarán sospechas, señor. Entonces no sacaremos nada,exceptoquequizámatenamáshombresbuenos.

    —Losé.¡Yasegúresedenoserunodeellos!Stokersonrióuntantoincómodo.SabíaaquéseestabarefiriendoPitt.Casidos

    años atrás, en un caso anterior, había conocido a unamujer que se llamaba KittyRyder. Mientras la buscaba se quedó fascinado, y cuando por fin la conoció seenamoró.Ahora se había armado de coraje para pedirle que se casara con él, y lafechadelabodaestabafijada.Ellasabíacómoseganabalavidayquelospeligroseranconsiderables.Locomprendióynosequejó.Sinembargo,PittestabaresueltoaqueStokeracudieraasubodasanoysalvo,ypuntual.

    —No,señor—convinoStoker—.Descuide,quenometeréprisa.Pittllegótardeacasayapenashabíaterminadodecenarcuandosonóeltimbrey

    Charlottefueaabrir.Noregresósolaa lacocina,comoesperabaPitt,sinoconunamujerdeaparienciadespampananteunpardepasosdetrásdeella.Teníacincuentaytantos, diez añosmenos queCharlotte, pero su serena hermosura parecía aumentarcuantomástiempolacontemplabas.

    Pittsepusodepie.—Perdone —dijo la visitante—. Me consta que es una hora sumamente

    inconveniente,peronohubiesevenidodehaberpensadoquepodría encontrarlo enotromomento.

    En boca de otra mujer el comentario habría resultado extraño, pero IsadoraCornwallis era la esposa del antiguo inspector general adjunto que había sido elsuperiordePittcuandoestuvoenBowStreet.CornwallisyPitthabíansidoalgomásquemeroscolegas;habíaentreellosunaconfianzaresultadodearduasytrabajosasbatallas. Se habían enfrentado codo a codo con enemigos implacables.Uno de lospeores había sido el hermano de Isadora, que había compartido su aflicción conCornwallisyPittyencontradounprofundoamorenCornwallis.Aunquealprincipiohabía parecido imposible porque estaba casada, su marido, el trágico obispoUnderwood,falleciópocotiempodespués.

    —Metemoquellevarazón—convinoPitt—.¿Leapeteceunatazadeté?—Echóunvistazoalrelojdelaparador—.¿Ounacopadejerez?—Actoseguidosepreguntósi siquiera tenían jerez. No solían tomarlo salvo cuando tenían visitas, cosa pocofrecuente—.Siesquetenemos—agregó.

    —Untéseríaestupendo—aceptóIsadora.Charlotte negó con la cabeza a Pitt, como si le sorprendiera que no lo hubiese

    dadoporsentado.

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  • —Seloserviréenlasala—dijoenseguida.A Pitt le constaba que Isadora no se habría presentado sin un buen motivo.

    Escrutósusemblanteunmomentoenbuscadeindiciosdesufrimientoodolor,masnoloshalló.SiCornwallishubieseestadoenfermo,lollevaríaescritoensuporte,pormásqueintentaradisimularlo.

    En la sala de estar las cortinas estaban corridas para resguardarse de la nocheinvernal. El fuego hacía rato que se había convertido en un montón de brasascalientesenlachimenea,caldeandolahabitación.

    IsadorasesentóenelsillónenfrentadoaldePitt,queocupóelsuyo.—He venido a darle una información que lamento profundamente tener que

    transmitirle,peroesposiblequeguarderelaciónconelatentadoenLancasterGate.Se ladoyenconfianzayconelconvencimientodequeusted la tratarácomotal,yquesoloobraráenconsecuenciasisedemuestraquesignificaloquetemo.

    —Porsupuesto.PittnoatinabaaverquépodíasaberIsadoraquepudieraguardarrelaciónconla

    bomba. De haber sido algo de carácter policial, sería Cornwallis quien estaría altanto. ¿Acaso iba a contarle algo indiscreto, incluso secreto? Le resultabainconcebiblequepudieratraicionarlaconfianzadesumarido.

    Isadora comenzó como si el asunto en cuestión le causara una gran aflicción.Tenía la voz tensa y las manos rígidas en el regazo, su gracia natural estaba porcompletoausente.

    —¿Mefiguroquehastaahorahandescubiertomuypocacosa?Fueunapreguntatentativa.Saltabaalavistaquenosabíacuántopodíapreguntar

    sin que Pitt le dijera, aunque cortésmente, que era información confidencial de laSpecialBranch.

    —Nada en cuanto a la autoría del crimen—contestó Pitt con franqueza—. Laúnica vía de investigación que tenemos es averiguar cómo se obtuvo la dinamita.Probablementefueatravésdeunodeloscanaleshabitualesqueusanlosanarquistas.

    —¿Estásegurodequehayunanarquistadetrásdeesto?—preguntóIsadoramuyseria.

    Fuecomosilatemperaturadelaestanciacayeraenpicado.ElfríoseadueñódePitt.Isadoraibaacontarlealgoconcreto,doloroso,noespeculacionesconintencióndeserútilporquetalvezCornwallissupieraalgoquedeprontoellasehubiesedadocuentadequepodríaserrelevante.Porsupuestoqueno.Esolohabríasabido.SisetrataradeinformacióndeCornwallis,élmismohabríaidoatransmitírsela.

    —No—contestó Pitt—. No veo que matar agentes de policía encaje con lospropósitosdelosanarquistas.Lostoleramosporqueestándondepodemosvigilarlos.Mantenemos relaciones relativamente buenas con los países de donde proceden.Querríanqueextraditáramosamuchosdeellos,peroentonces losejecutaríano loscondenaríanacadenaperpetua.Nuestrospropiosanarquistassonmásproblemáticos,pero hasta la fecha los atentados con bomba no son su estilo. Los sabotajes, las

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  • insurreccionesylashuelgaslesresultanmásútiles.¿Porquélopregunta?Lodijoconciertaimpaciencia.Nohabíasidosuintención,peroestabacansadoy

    laspenasdelajornadatodavíalepesaban.Isadoramedíasuspalabrasconsumocuidado.—Porsupuestoesprobablequelosanarquistasproporcionaranlabombao,como

    mínimo,elmaterialparaconstruirla—dijo—.Peropareceposiblequeelmotivonofuesepolítico,enelsentidodebuscaruncambioradicalenelsistemadegobierno…

    —Supongoquecarecedepruebasconcretas,dadoquedelocontrarionovacilaríaen exponerlas. —Pitt se inclinó un poco hacia delante—. Pero cuénteme lo quesospecha.Lotomarécomounaobservación,unamerasugerencia.

    Isadorainhalóprofundamenteysoltóelairemuydespacio,dándosetiempo.—Hay un joven a cuya familia conozco moderadamente bien. Gozan de una

    elevadaposiciónsocial…Pitt se obligó, con dificultad, a no interrumpirla para instarla a ir al grano.Sin

    darsecuenta,cerrólospuños.—Hace unos cuatro años—prosiguió Isadora—. No recuerdo la fecha exacta,

    sufrióunterribleaccidentemontandoacaballo.Selesionólaespaldaytardóbastantetiempoenrestablecerse.

    ¿Ibaa ser tancircunspectaqueal final la informaciónque ledieracareceríadesentido?

    —Laherida todavía le causaundolor considerable—continuó Isadora—.Peropienso que el legado más grave del suceso fue una adicción al opio que leadministraronenelhospitaldurantelospeoresmomentos.

    Eraevidentequeleestabacostandodecírselo,noporfaltadecomprensiónnidepalabras para describirlo, sino porque en cierto sentido estaba traicionando lo quecabíapercibircomounaconfidenciao,enelmejordeloscasos,informaciónobtenidagraciasaunaconfianzatácita.

    —¿Siguetomandoopio?—preguntóPitt,tratandodefacilitarleelrelato.—Creo que sí. No lo menciona, pero lo he visto en estados de ánimo muy

    diferentes, y con la ansiedad y la constante desazón de cuando uno sabe que es…adicto…

    —Siesparaeldolor,mefiguroqueselorecetasumédico.—Porsupuesto.Peronoestoyseguradequeestesigasiendoelcaso,ysiloes,lo

    haceenlascantidadesqueéldesea.Pitt fue incómodamente consciente de que el relato de Isadora, igual que los

    policíasatraídosalacasadeLancasterGate,parecíagirarentornoalopio.—¿Ytienemiedodequeestécomprandoopioporsucuenta?—concluyóPitt.No

    habíanhechopúblicoquelaredadatuvieraelobjetivodecapturaraunoscamellosdedroga.¿Isadorasehabíaenterado?¿AtravésdeCornwallis?Podríahabérselodicho,silosupiera.Yanoerainspector.Quizáconsiderabaquenosetratabadeinformaciónprivilegiada; al menos no para ella, en cualquier caso—. ¿Sumarido sabe que ha

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  • venidoaverme?—preguntó.Isadorahizounamuecadevergüenza.—No.Noestáalcorrientede la…debilidaddeAlexanderDuncannon.Prefiero

    que siga así. No tengo obligación de actuar en lo que concierne al opio. Puedosuponer que se lo recetan legalmente y no investigar.Mimarido quizá pensaría locontrario.

    Pittestabadesconcertado.—Sinembargo,havenidoacontármelo.Noloentiendo.Isadoracontestódeinmediato.—Ustedesincautanopio—dijo—.¿Elatentadoguardarelaciónconelopio?—¿NohamencionadoaDuncannonysuadicciónporesemotivo?Isadoraesbozómediasonrisa.—No juegue conmigo, señor Pitt. Estoy más que acostumbrada a ello con mi

    hermanoyconmiprimermarido.Enrealidadsemedabastantebien,porabsurdoyofensivo que parezca. He recurrido a usted, aunque me resulte difícil, porqueAlexander es adicto al opio. Es un joven encantador pero un tanto inestable,muyinteligente y culto, que siente un odio apasionado por la policía. Viene a ser unaobsesión,unacruzadacontraella.Nolollevaensecreto,peromeparecequemuchaspersonassuponenqueesunamerafacetadesumásbienexcéntricoestilodevida,talvezun intentodeseraceptadoporsegúnquécompañíasquehaelegido, inclusoesposiblequesetratedeunaformabastantedesesperadaderebelarsecontrasupadre,un hombre formidable y adinerado que había depositado altas expectativas en suúnicohijo.

    —¿Quieredecirqueesunaposemásqueunaverdaderaadicción?—Hayquienlocree.—¿Yusted?—Creoqueesunaadicción—dijoIsadoraenvozmuybaja—.Letengoaprecio.

    He pasado ratos en su compañía, de vez en cuando, en conciertos, conferencias eincluso en recepciones en las que tanto a él como amí nos aburrían por igual lasconversacionestriviales.

    —¿Y dice que odia a la policía? ¿Es porque tiene simpatías con gruposanarquistas?

    Noerararoquejóvenesricosyprivilegiadostuvieransimpatíasporlospobresyaspirasenapresenciarcambiospolíticos.Loconsiderabanunacausajustaporlaquerebelarse.

    —No—contestóIsadorasimplemente—.Creequemuchospolicíassoncorruptosy que los encubren otros policías, por razones que ellos sabrán, tal vez porquetambién sean corruptos, acepten sobornos o tenganmiedo. O simplemente porquesean uno de tantos de los que prefieren no ver lo que los incomoda, o les haríacambiar de actitud si lo reconocieran. Tomarmedidas podría resultarlesmuy caro,inclusopeligroso.

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  • Talvezdespuésde sus interrogatoriosyde los rumoresquehabíaoído,Pittnotendría que haberse sorprendido, y, sin embargo, lo estaba. Todavía era másasombrosoqueIsadoraCornwallis,nimásnimenos,estuvierataninteresadaparairaverloaél,sinconfiarseasumaridoporqueanteshabíasidoinspectorgeneraladjuntodelamismapolicíadelaqueestabanhablando.

    —¿Ustedlecree?—preguntó.Isadoranohabíaesperadounapreguntatandirecta.Quedóclaroenlamaneraen

    quedesúbitoabriólosojos.—Creoqueesloqueélpiensa—contestó—.Unbuenamigosuyofuecondenado

    yahorcadohaceunpardeaños.Alexanderhizocuantopudoparasalvarasuamigo,convencidodequeerainocente.Noloconsiguió,yDylanLezantmurióenlahorca.LociertoesqueAlexandernuncalohasuperado.

    Pittrememoróelcaso.Lorecordóconunescalofríoalpensarqueaqueltambiénestaba relacionadoconunarrestopordrogasque terminómal.ArrestaronaLezantpoco después de que disparase contra un hombre absolutamente inocente quesimplementediolacasualidaddequepasabaporallí.

    —Recuerdoelcaso.—Pittasintióconlacabeza—.Trágico.¿Alexandersecreyóla versión de Lezant?Me figuro que es bastante normal, si eran amigos. ¿Lezanttambiéneraadicto?

    —Sí,peroaunasíAlexanderestabaconvencidodequeerainocente.—¿Yquiéndisparóaltranseúnte?—AlexandercreíaenlaversióndeLezantdequelohabíahecholapropiapolicía.Pittsequedóatónito.—¡PorDios!¿Porquéibanahaceralgosemejante?—Descuido…pánico…—respondióIsadora—.Yademásteníanqueculparaun

    terceroporque,encualquiercaso,nodebíanirarmados.Séloqueestarápensando:un joven leal a su amigo, quizá la única persona que entendía su adicción y no loculpaba.Creía loque teníaquecreerafindeconservarsusvaloresyposiblementeinclusoparajustificarlabatallaquelibróparasalvaraLezantdelasoga,sinéxito.¿Quiénsabetodaslasrazonesporlasquehacemoslascosas?Quizáquienesmenoslosepamosseamosnosotrosmismos.

    Pittnopodíadiscutírselo.—DemodoquepiensaqueAlexanderpudohaberpuestolabombaqueestallóen

    lacasadeLancasterGate,matandoadospolicíasehiriendodegravedadaotrostres.¿Noesunpoco…extremado?

    —Sí, lo es—convino Isadora—.Y espero con todami alma estar equivocada.Créame,heconsideradolargamenteyafondosidebíacontárselosiquieraausted.Mesientodeslealconmisamigos.Quizáseapeorqueeso.NoestoyseguradequeJohnloaprobara.—Teníael rostro transidoporundolorosorecuerdo—.Peromeconstaquepersonasaquieneshasamado,aquieneshasconocidotodalavida,puedensermuydiferentesdeloquetúhabíassupuesto.¿Cómoibaaocurrírsetepensarqueen

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  • realidadsondesconocidas,quetienenpasionesquenoteimaginaríasniensueños?PittsabíaqueIsadoraestabaaludiendoasuhermano,quehabíaestadodispuesto

    aque la culparandeuncrimenquenohabía cometido.Ellanunca sabría sihabríallegadoadejarquelaahorcaran,sinhablarparasalvarladiciendolaverdad.

    La sombra de aquella época se cernía sobre la habitación. ¿Qué recuerdosconservaría Isadora? Habían transcurrido años. Fue Pitt quien la salvó. Pitt quienhabíacausadolaperdicióndesuhermano,ysumuerte,enotrocasoposterior.Cuántosufrimiento.Y,sinembargo,Isadorahabíaidoareferirleaquello,eligiendonomirarhaciaotrolado,eligiendoinclusonoconfiárseloaCornwallis.¿Lohacíaparanoherirlossentimientosdelhombrequeamaba,másqueparaevitarletenerquedesentrañarunaverdadtanvil?

    ¿OporqueconfiabaenquePittseenfrentaríaaello,costaseloquecostara?—Hablaré con el señorDuncannonmañanamismo—prometió Pitt—. ¿Dónde

    puedoencontrarlo?EsoeraprecisamenteloqueIsadoraqueríaquehicieraPitt;eraelmotivoporel

    que había ido a verlo. Y, no obstante, ahora también parecía estar acongojada. Lasuerteestabaechada.Erademasiadotardeparacambiardeopinión.

    Condedosrígidosabriósubolsoyleentregóuntrozodepapel.LlevabaescritaladireccióndelapartamentodonderesidíaAlexanderDuncannon.Pertenecíaalaclasesocialcuyos ingresosno leexigíanocupaciónalguna,exceptoaquellascon lasquedecidierapasarelrato.

    —¿Cuándopuedoencontrarloallí?—preguntóPitt.—Yoprobaríahacia lasdiezde lamañana—contestó Isadora—.Dudoquesea

    muymadrugador.Mástarde,quizáhayasalido.Tieneamigos.—Gracias.Buscaréalgúnotropretextoparahablarconél—prometióPitt—.Por

    descontado,nomencionarésunombre.Isadoratitubeóunmomento,sinsaberquédecir.Entoncesesbozóunasonrisay

    dejóquePittlaacompañaraalapuerta,yalacalledondeaguardabasucarruaje.Pitt encontró a Alexander Duncannon no en su apartamento, sino en una

    exposiciónde arte a tresmanzanasdelAutonomyClub.El portero le indicóquiénera. Por lo visto, iba a menudo. Un joven esbelto y moreno. Aparentaba unosveinticinco años. Estaba solo delante de un cuadro grande que representaba unaescenacampestre.Loscampesinosibanguadañaenmano.Elsoldeagostobrillabaen un cielo azul celeste sobre el maizal dorado. Unas cuantas amapolas escarlataresplandecíanenlosmárgenes.

    Pittsehabíacriadoenelcampo.Aquellaimagentanidílicaseleantojabairreal.Sindudaposeíasubelleza,peronoplasmabaelolordelatierra,elcalorimplacabledelsol,eldolordelasespaldasdemasiadotiempoinclinadas.

    —¿Legusta?—preguntóPitt.Laafabilidadde la juventudse reflejabaensusmejillascuandosevolvió,pero

    teníaprofundasojeras.Saltabaalavistaqueestabafamiliarizadoconelsufrimiento.

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  • Sonriósúbitayencantadoramente.Seleiluminóelsemblante.—No —dijo con franqueza—. ¿Y a usted? ¿O no lo ha mirado el tiempo

    suficiente?Pittcorrespondióasusonrisa.—¿Cuántotiempotengoquemirarloparaquemeguste?—preguntó.Alexanderseestabadivirtiendo.—Nolosé,peromásqueyo.¿Quéesloquenolegustadelcuadro?Esbastante

    bonito…¿no?Pittdecidióeneseinstanteentablarunaconversaciónsinceraconél.—¿Esoesloquepiensaquedeberíaser,bonito?—preguntó.—¿Nolegustanloscuadrosbonitos?—Alexanderaceptóelenviteenelactoy,a

    juzgarporlacortesíadesuactitudylarepentinavivacidaddesumirada,congusto.Pittloconsideró.—No,meparecequeno.Almenosnosiesaexpensasdeloreal.Elartificiotiene

    supropiafealdad.AhoraAlexanderestabaentusiasmado,conlosojosbrillantes.—¿Conoceeselugar?—Noesreconocible.Alexanderserio.—Touché—dijo jovialmente—. Pero ¿está familiarizado con lo que se supone

    quees?¿Conloqueeraantesdequeseconvirtieraenunaimagensentimental?—Lociertoesquesí—admitióPitt,atrapadoporuninstanteenunrecuerdotan

    repentinoquefuecasifísico.—Quécurioso.Yono.—Alexanderseencogiódehombros—.Y,sinembargo,sé

    quealgofalla.Talvezunodesarrollaundesagradoporloartificioso,¿noleparece?—Sí, estoy de acuerdo. —Tiempo atrás, antes de pasar al departamento de

    homicidios,Pitthabíatrabajadoencasosderobo,sobretododeobrasdearte.Habíaaprendidomuchomásdeloquehabíaesperado,ydescubrióqueleproporcionabauninmensoplacer.Noeraprecisoque revelara su identidadaaquel joven.LaSpecialBranchnoeralapolicía.Talrevelaciónnoeradeobligadocumplimiento—.Esunamentiraemocional—agregó.

    AhoracontabaconlaplenaatencióndeAlexander.—Quéperspicaz,señor…—Pitt.—Eraimposiblenodecirsunombredespuésdehabersidotanfrancocon

    él—.ThomasPitt.—AlexanderDuncannon.LeofreciólamanoyPittselaestrechó.—Seguroqueaquíhayalgomejor,¿nocree?—preguntóPitt—.¿Austedquéle

    gusta?—¡Ah!Permítamemostrarlealgoencantador—respondióAlexander—.Esmuy

    pequeñoperobastantebonito.

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  • Dio media vuelta y empezó a caminar un tanto erráticamente hacia la salasiguiente.

    Pittfuetrasél,interesadoensaberquégustaríaaljoven.Alexander se detuvo delante de un pequeño dibujo a lápiz de unas hierbas

    representadasconexquisitodetalle.Cadabriznaestabaperfectamentedibujada.Enelcentro había una madriguera de ratones de campo. Miró atentamente a Pitt,aguardandosuveredicto.

    Pitt contempló el cuadro unos minutos. Estaba incómodo. Alexander le habíamostradoalgoqueeraverdaderamentebonito.Sumaneradeapreciarlorevelabaunapartede su ser.No ibaa romperel silencio.AguardaríahastaquePitt ledieraunarespuestaigualdesincera.

    —Estoesreal—dijoPittconfranqueza—.Casiesperoquesemuevan.Huelolatierrasecayoigoelsusurrodelvientoenlahierba.

    Alexandernodisimulósuplacer.Permanecieronunosinstantesmirandoeldibujocodoacodo.DespuésPittapartólaatencióndelasminúsculasvidasatrapadasporellápizyelcorazóndeunhombreypensódenuevoenbombas, incendiosypolicíasmuertos.

    —Es maravilloso—dijo en voz baja— que un hombre pueda captar algo tanpequeñoyconvertirloeneterno.Leagradezcoquemelohayamostrado.

    —Merece la pena, ¿verdad? —respondió Alexander con cierta excitación—.Veniraquí,aunquesoloseaparaveresto.Lavidaestállenadepequeñascosasqueimportanapasionadamente.Absurdo;unhombrequenolohaceyunosratonesquesí.

    —Lodicecomosituvieraaalguienenmente—apuntóPitt.Desúbitoelrostrode Alexander volvió a reflejar sufrimiento y una sorprendente amargura—. Ademasiados—contestó—.Personasqueestánmuertasynodeberíanestarlo.Personasvivasquesolohacendaño.

    Pitt recordó lo que Isadora le había referido sobre el amigo de Alexander,ahorcadoporunhomicidioqueAlexanderestabaseguroquenohabíacometido.Sesintióunpocoembusteroalabordareltema,perotalvezaqueljovennotuvieranadaquever con el atentado conbombaenLancasterGate.Le complaceríamuchoqueresultaraasí.

    —Desde luego —dijo Pitt en voz baja, mirando el cuadro siguiente, unanaturaleza muerta con flores bastante sosa—. Los anarquistas, por ejemplo. Lodestruyentodoynocreannada.

    Alexandertardóunratoencontestar.Pittestabaapuntodehablarotravez.—A veces solo nos fijamos en los destructores —contestó Alexander justo

    entonces—.Todoelmundorecuerdaaquienasesinaaunpresidentequeoprimeasupuebloyllevaalamuerteacientosdepobresporqueseatrevenaprotestar.¿Quiénvaaacordarsedequiendibujólosratones?¿Usted?

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  • Pitt se avergonzó. Había quedado tan cautivado por el dibujo que no habíabuscadoelnombredelartista.

    —No—reconoció—.¿Quiénfueelpintor?Alexander sonrió con una expresión tan radiante como efímera, y enseguida

    volvióaensombrecérseleelsemblante.—Fíjese.Hadicho«elpintor».Eslonormal,mefiguro,peroenrealidaderauna

    mujer.MaryAnnChurch.—¿Ylosanarquistas?—preguntóPitt.Alexanderadoptóunaireuntantohurañoytensóelcuerpo,visiblemente,bajosu

    chaquetadecorteimpecable.—Noselodiríaaunquelosupiera.Pittnodisimulósusorpresa.Alexanderseencogiódehombros.—Bueno, tal vez si lo supiera, y atraparan a la gente equivocada y fueran a

    ahorcarlos, loharía—secorrigió—.La justiciaesmuy importante,enciertomodofeayhermosaalavez.¡Comoaqueltigredeahí!—señalóvagamente.

    Pittrepasóloscuadrosdelapareddeenfrente.—Noveoningúntigre.—Aesome refería—respondióAlexander—.Haybastantesmás cosas buenas

    aquí,simiraconatención.Debomarcharme.Dio media vuelta y se alejó, y mientras Pitt lo observaba reparó en una

    considerable cojera, como si Alexander sufriera un dolor constante que solo muyraramentepodíaolvidar.

    Pittfueamirarotravezelcuadrodelosratones,minúsculos,palpitantesdevidayahorainmortalesalmenosenlamente.

    TellmanllegótardealdespachodePitt,justocuandoesteestabapensandoenirseacasa.ElcansanciodeTellmaneraevidenteysusemblantetraslucíadescontento.Sequedó firmes ante el escritorio de Pitt. No se sentaría hasta que le hubieran dadopermiso.Eracomosiquisieradejarclaroquenoestabaagusto.Llevabaabrigo,peronoguantes,yPittsefijóenqueteníalasmanosenrojecidasporelairefríodelacalle.

    —¿Té?—ofrecióPitt.Desdequeocupabaaquelcargo,disponíadealguienqueloprepararayselollevase.

    —Tengo poco de lo que informar —contestó Tellman—. No me quedaré eltiemposuficienteparatomarelté.Perogracias…señor.

    —Síquesequedará—ledijoPitt, tirandodelcordóndelacampanillaparaqueacudieraalguien.Encuantoapareció,pidiótéparadosytambiéngalletas.

    Aregañadientes,Tellmansequitóelabrigo,locolgódelpercheroquehabíajuntoalapuertaydespuéssesentó.

    —No tengo nada muy útil, señor—repitió—. He hablado con todos nuestros

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  • soploneshabitualesysegúnparecenadiesabenada.Losiento,perosediríaquetienea un anarquista nuevo y de muy mala calaña en la ciudad. Quizá consiguió ladinamitaenunade lascanterasde tierraadentro.BessemerandSonsechaen faltaunacantidadconsiderable.Unadocenadecartuchosomás.Lodenunciarondemalagana. No quieren quedar como los incompetentes que parecen ser. Rodará algunacabeza.Seguramenteladelcapataz.

    —¿Algunaideasobrequiénlarobó?—preguntóPitt.Podríaserunapista,yporelmomentoeralaúnicadirecciónseguraenlaqueinvestigar.

    —Estamostrabajandoenello—respondióTellman.Llegóelté,conlasgalletas,yPittdiolasgraciasalagentequeselollevó.Tellmanleechóunvistazoasupesar,peronopudoresistirelfragantevaporyla

    promesadeentrarencalor.Cogióunagalleta,lediounmordiscoyactoseguidofueobvioquesintióunrepentinoapetito.

    —¿Hadescubiertoalgo?—preguntó,conlabocallena.—No estoy seguro —contestó Pitt. Miró el rostro cansado y descontento de

    Tellman y se dio cuenta de que todavía estaba muy afectado por la violencia delatentadoconbomba.Pordescontado,devezencuandohabíapolicíasquemoríanenactodeservicio,ytambiénaccidentesdetráficoeinclusodeferrocarril,enlosqueelnúmerodevíctimaseraatroz.Ardíanedificios,sehundíanpuentes,enocasioneslasinundaciones causabandaños terribles.Pero aquello eradeliberado, creadoporunaimaginaciónyuna intenciónhumanas, ydirigido específicamente contra lapolicía,hombresalosqueTellmanconocía.

    —¿Noestáseguro?—dijoTellman,sorprendido.Dejósutazónenlamesa,comosiyanoquisieraseguircalentándoselasmanosconél—.¿Quéquieredecir?

    —IsadoraCornwallisvinoaverme,enprivado,demodoqueestoesconfidencial—ledijoPitt—.Sidecideonocontárseloasumaridoesasuntosuyo.Noquieroquellegueasusoídosatravésderumorespoliciales.Leestoydiciendoquefueellaparaquesepaqueloquevoyadecirlenomelorefirióalaligerayquetampocopuedopermitirmeignorarlo.

    ObservólaexpresióndeTellmanparaasegurarsedequeloentendía.Tellmanfruncióloslabiosconunairedudoso.—¿Quésabráellasobreanarquía?—Algunosanarquistasprocedendeambientesprivilegiados—ledijoPitt—.No

    todossoncampesinosuobrerosconsalariosdemiseria.Tellmanlomirabafijamente,aguardando.—Conoceaunjovendemuybuenafamiliaqueguardaunprofundorencorala

    policía,alaqueconsideracorrupta—prosiguióPitt—.Tambiénesposiblequetengacontactosentrelosanarquistas.Porahorasoloesalgofilosófico,quesepamos,perosin duda sabría dónde ir a comprar dinamita, posiblemente robada de una canteracomo Bessemer and Sons, donde actualmente echan de menos una docena decartuchos.

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  • Tellmanvolvióarodearsutazónconlasmanos.—¿Enquéconsistesuquejasobrelapolicía?¿Quizásoloestábamosmanteniendo

    el orden y ese muchacho creyó que estaba por encima de tener que aceptarlo ycomportarsecomoesdebido?

    —Piensaquesetratadealgomuchomásgrave.—¿Comoqué?—dijoTellmanbruscamente.—Comoqueunagentedisparasesinquerercontrauntranseúnteydespuésechara

    laculpaaunhombreinocente,DylanLezant,yseasegurasedequeloahorcaranporello.

    —Nomediga—dijoTellmancondesdén—.¿Yquiéndicequeerainocente?¿Suamigoelsimpatizantedelosanarquistas?

    Pittdejóeltésobreelescritorio.—Tellman, loque realmenteocurrieraes lodemenos.Sieste jovenpiensaque

    fueasí,obraráenconsecuencia.—Eso es lo que él dice—arguyóTellman—. ¿Tiene algúnmotivo para pensar

    que no es un terrorista cualquiera que cree que puede aterrorizarnos para quehagamoslalocurapolíticaquepersigue?

    Había un dejo de desafío en su voz, como si Pitt hubiese sugerido adrede queexistía alguna justificación, algún punto flaco o error por parte de los policíasasesinados.

    Pittmidiósurespuestaconsumocuidado,perosintiócómocrecíasuenojoaunapesardequeentendíalaprofundalealtaddeTellmanylasinceridaddesuaflicción.Habíavistoloscuerposdestrozadosconsuspropiosojos.

    —Nolosé—reconoció—.Nosésituvoalgoquever.Tansololeestoydiciendoquenopodemosdescartarlocomoposibilidad.

    —¿Cómosellama?—preguntóTellman.—Demomento,meencargaréyopersonalmente.Tellmansequedóinmóvilylasmejillasselepusieroncoloradas.—¿Noconfíaenquetratecondelicadezaaesejovencaballerosuyo?—preguntó

    con voz forzada, la mandíbula prieta—. Soy inspector, comandante Pitt. Soy tancapazyestoytanacostumbradoahablarconlasclasesaltascomousted,aunquenomehayacriadoenunacasasolarieganimehayacasadoconunadama.Yquizáyoaprecie un pocomás que usted a los policías corrientes, como los que están en elhospital o en lamorgue.—Dejó el tazón y se puso de pie—. En última instanciarespondo ante el inspector jefe de la policía, no a sus señorías en el Parlamento.Encontraréalhombrequepusoesabomba,seahijodequiensea.

    Pitt se quedó desconcertado un momento. Le había faltado sensibilidad parapercibirlomuchoqueTellmanestabadolidoporlosucedido;o,adecirverdad,porloprofundaqueerasulealtadconlasfuerzasdelordenquelehabíandadounametaenlavidayconformadosuidentidad.HabíaunapartedeverdadenquePittcambiarasusentidodelaidentidadcuandoabandonólapolicíayseunióalaSpecialBranch.No

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  • había tenidoelección,siquería teneréxitoensunuevopuesto.Elcambionohabíasidopordecisiónpropia.Lohabíanobligadoadejarlapolicíaporhaberresueltouncrimenencontrandounarespuestaimpopularqueofendióaquienesteníanpoderparaarruinarsucarrera.

    Ingresó en la Special Branch porque era el único otro departamento que podíaservirsede sudestrezaypermitirsedesafiar a los poderesque le queríanver en laruina.

    Pittpermaneciósentado.—Nopuedesdefendertecontraunoscargossinosabesqueexisten—señaló—.

    Quizáustedprefieraquenoloinformedeahoraenadelante,porsisurgieraalgomás.Siesasí,tendréqueacudirdirectamenteaBradshaw.Peropreferiríanohacerlo.Noconocíapersonalmentealosagentesfallecidos;usted,sí.

    Tellmanestabaconfuso.Enciertamedida,sehabíapuestoenridículo,ahorasedabacuentadeello,peronoestabadispuestoaretractarse.

    —Supongoqueserámejorquemeinformeamí—dijodemalagana—.Alguientiene que luchar por esos hombres. Dios sabe que dos han muerto y que podránseguirlos otros.—Miródesafiante aPitt a los ojos, retándolo con lamirada—.Novoy a permitir que los asesinen, los hagan pedazos, los dejen quemados y lisiadoscuandonopuedenhablarporsímismosyencimalesechanlaculpa.

    Pittvacilósolouninstante.SidejabaqueTellmansesalieraconlasuya,algoseperderíaparasiempreentreellos.

    —¿Esloqueinsinúaqueharé,inspectorTellman?—preguntóenvozbaja.LargosytensossegundosdesilencioflotaronenlahabitaciónhastaqueTellman

    contestó.—Esaposibilidadnosurgirá…señor—respondió.Sepusodepie,saludóconuna

    secainclinacióndecabezaysaliódeldespacho.Pitt se recostó en su sillón sintiéndose sumamentedesdichado.Nohabía tenido

    más opción que informar a Tellman sobre las acusaciones contra AlexanderDuncannonporquepodríanserpartedelcaso.Enrealidad,enaquelmomentoeralaúnicapistaquetenían.Peronohabíamanejadobienlasituación.

    Suúltimavisitadelajornadafuedeltodoinesperada,ynosepresentóenlasoficinasde la Special Branch en Lisson Grove, sino que estaba aguardando a Pitt cuandofinalmentellegóasucasaenKeppelStreet.ApenashabíacruzadolapuertaprincipalycolgadoelabrigohúmedoenelpercherocuandoCharlottesaliódelasaladeestar.Encuantoleviolacarasupoquealgolainquietaba.

    Charlotte sonrió, perohabíauna advertencia en sumirada.Se acercóy lobesócon ternura, tan solo unmomento de dulzura al que le habría encantado aferrarse,peroenseguidaseapartó.

    —Jackhavenidoaverte—dijocasientredientes—.Estámuypreocupado.Os

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  • dejoasolasenlasalaparaquehabléis.Elfuegoestáencendidoyhayjerez,porsiquieresservirleunacopa.Estaréenlacocina.

    Ytrasmirarlouninstantealosojosotravez,diomediavueltayenfilóelpasillohacialacocina.

    Pitt abrió la puerta del salón y se dejó envolver por la cálida atmósfera de lahabitación. Era acogedora, llena de retratos de familia, adornos que habíancoleccionado a lo largo de los años. El cuadro de encima de la chimenea era unabuenareproduccióndeunóleodeVermeerdeunpuertotranquiloconbarcosdevelayedificiostípicamenteholandesesenlosmuellesbajouncieloamable.

    Lascortinasdelascristalerasquedabanaljardínestabancerradas,manteniendofueraelinvierno.

    JackRadleyestabadepiejuntoalarepisadelachimenea,guapoybienvestidocomosiempre.Tantosiestabaagustocomosino,siempreselasarreglabaparadarlaimpresióndeque sí.Teníaelegancianatural.Se irguiócuandoPitt entróycerró lapuerta.

    —Perdona que haya venido sin avisar —dijo Jack. Su sonrisa fue breve, ypreocupada.

    Pitt fuehasta la licoreraquehabíasobre lamesaauxiliarysinpreguntar sirviódoscopasdejerez.Nolegustabaespecialmente,ypusomenosenlasuya,perolediotiempoparaponerenordensusideas.JackRadleyeraelsegundomaridodeEmily,lahermanamenor deCharlotte.Había comenzado como un notablemente atractivo yencantador joven de mundo, de buena cuna y sin un céntimo. La fortuna era deEmily,heredadadesuprimermarido,lordAshworth.

    PeroJacksehabíatomadomuyenseriosusoportunidades.Habíatrabajadoduropara llegar a sermiembrodelParlamento, luchandohasta conseguir un escañoporméritospropiosenlugardeaceptarotromásseguroquelepermitieraestarocioso.Sehabía ganado a pulso su puesto actual en el ForeignOffice. De hecho, había sidodesafortunadoenextremoquenoalcanzaraunpuestomásalto.Unerrorde juicio,unalealtadtraicionadalehabíaprivadodeunpuestoquesudiligenciajustificaba.

    Bebióunsorbodejerez.—Gracias.Haceunanochedeperros.Sediríaqueyaestamosenenero.Lamento

    molestarte.Debesandardecráneoconesteespantosoatentadoconbomba.Sonó comoun comentario casual, peroPitt sabía que no lo era. Jack se estaba

    convirtiendoenunpolíticoconsumado.Detrásde suencanto, raravezhablabaporhablar.

    —Enefecto—dijoPitt,asintiendoconlacabeza—.MeimaginoquepreferiríasestarencasaconEmily.Asípues,¿quétetraeporaquí?

    Jacksonriósinceramenteestavez.—Contigonopuedoperdereltiempoconjuegosdiplomáticos,¿verdad,Thomas?

    Muy bien. Vayamos al grano. Creo que has ido a entrevistarte con AlexanderDuncannon.TantositienealgoqueverconelatentadoenLancasterGatecomosino,

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  • lagentedaráporsentadoquesí.Ahoramismodebeocupartodotutiempoyatención.—Porsupuesto.Sí,fuiaveraDuncannon.¿Porquéteinquieta?—¿Estásenteradodequiénessupadre?—No.Ytampocoesquemeimporte.—Puesdeberíaimportarte.La sonrisa de Jack se había esfumado y su rostro reflejaba gran preocupación.

    Tenía unas arrugas en torno a los ojos y la boca en las quePitt nohabía reparadohastaentonces.

    —¿Por qué? —preguntó Pitt sin alterarse—. Si Alexander Duncannon estáimplicadoenelasesinatoylaslesionesdecincopolicías,metraesincuidadoquiénseasufamilia,presentarécargoscontraél.

    Jackmantuvolacomposturacondificultad.—Thomas,no tehagasel ingenuo.Llevasel tiemposuficienteenunaltocargo

    parasaberquelascosascasinuncasontansimples.¿NoperdistesuficienteposicióncuandoteecharondeBowStreet,mayormenteporineptitudpolítica,porresolveruncrimenconuna respuestaque,aunquecierta,era inaceptableparaquienes tienenelpoder?Noteestoypidiendoquemientas,quedejesenlibertadaunhombreculpableniquearrestesauninocente;soloqueaguardesunosdías,unasemana,quizá…

    —¿Aguardarqué?—preguntóPitt.—Hastaquecierto tratadode importanciacapital sehayanegociado—contestó

    Jack—. Me es imposible exagerar la importancia que tiene. Es con un gobiernoprovincial chino, relativo a la aperturadeunpuerto franco en elmardeChina.Elempuje al comercio será inconmensurable. En Gran Bretaña miles de personas sebeneficiarán.El trabajoquepromoverá lasharámás ricasysegurasunavezqueeltratadosehayafirmado.Estoestodoloquepuedocontarte,asíque,porfavor,nomepresionesparaquetecuentemás.

    —¿Porquédemoniosdeberíaentorpecerlainvestigacióndeunatentadodebidoauntratado?—preguntóPittconcuriosidad—.Noveorelaciónalguna.

    —GodfreyDuncannoneselúnicohombrequetienelahabilidadyloscontactosnecesariosparanegociarlaconéxito.Sisuhijoestásiendoinvestigado,oinclusosicirculaelmásligerorumoralrespecto,leperjudicarálosuficienteparahacerpeligrartoda laoperación.Los chinosnoconfían ennosotros fácilmente, ¡ydespuésde lasguerrasdelopiotampocoesdeextrañar!Yonomefiaríadenosotros.

    —Sustituidloporotro—dijoPitt—.Dejadqueosaconsejedesdeunlugarpocovisible.Podéismantenerloinformadoyqueélcontribuyaconsusconocimientossinquenadielosepa.

    AJackseleagotólapaciencia.—¡PorDios,Thomas!¡Loqueimportaessuposición,sureputación,suencanto!

    Porsupuestoquetenemosaotrosquepodríanaprenderadeciryhacerlocorrecto.Yomismopodría,conunpocodeorientación.PeronotengoloscontactospersonalesdeGodfrey.Sehapasadolavidahaciendoamigos, tejiendounareddeobligacionesy

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  • deudasdehonorygratituddentrodeChina.Esetipodecosasllevatiempo,ynolotenemossihayquevolveralacasilladesalida.

    Pitttitubeó.—NecesitamosaDuncannon—insistióJack—.Nosésisuhijotienealgoquever

    conelcasoono.Esposiblequesehayavistoenvueltoderefilón.Resuélvelosinsuayuda.Odejaquetranscurranunpardesemanahastaqueeltratadosehayafirmado.¡Porfavor!

    —Noestoysegurodepoderhacerlo—dijoPittlentamente,buscandolaspalabrassobre lamarcha—.Si el resto de la investigación nos devuelve hacia él, no puedoasegurarquelapolicíanolointerrogue.

    ElrostrodeJacksepusotenso,sutonodevozfuemásáspero.—¿Quépuededeciros?¿Quealguienconquienhablófanfarroneódesaberdónde

    conseguir dinamita? Eso os lo puede decir otra fuente. No me digas que soloinvestigáisaunhombre,unfragmentodeconversaciónoídoporcasualidad.Seguroque tienes agentes en todas las células anarquistas por las que merezca la penamolestarse.InclusoyoconozcoelAutonomyClub.Sindudaconocesotradocenadelugaressemejantes.AlexanderDuncannonquizásealafuentemásfácildeinterrogar,ylamássegura.Saltaalavistaqueesunjovendeterioradoalquepuedesencontrarsin buscarlo. Sufrió un accidente grave y sigue siendo vulnerable. Déjalo en paz,Thomas.Consiguelamismainformaciónenotraparte.

    Pitt se fijó en la ansiedaddel semblantede Jacky tuvoclaroquehabíamuchomásquenolepodíadecir.Ahorabien,¿nopodíadardetallessobreeltratadooacasosobre sus propios intereses en el asunto? Jack había cometido demasiados y muygraveserroresdejuicioalolargodelosúltimosaños.Nohabíahechomásqueloqueharíacualquierotrohombreensulugar,perolasconsecuenciaslohabíanllevadoalbordedelacatástrofe.Hubotraiciónyasesinatodepormedio.Jackeradiplomático,nomiembrodelaSpecialBranch.Habíaconfiadoenpersonasquetodoslosdemástambién habían considerado que estaban por encima de cualquier sospecha, y seequivocó, pero había estado unido a esos hombres; había trabajado en estrechacolaboraciónconellos.EraPittquienhabíadescubiertolaverdadyjuntadolaspiezasqueformabanunaimagenmuydiferente.

    Tal como estaban las cosas, Jack sería visto, al menos por algunos, como unsujetofácildeengañar,conpococriterioynodemasiadofiableparaascenderloaunalto cargo. ¿Era eso lo que le preocupaba esta vez? No podía permitirse estarestrechamentealiadoconotrohombremancilladoporunescándalo,ymuchomenosporunamasacre,¡ylaanarquíarayabaenlatraición!

    —Nomehapasadoinformación—dijoPitt—.Posiblementeseasospechoso…—¿De poner una bomba en la casa de Lancaster Gate? —preguntó Jack,

    incrédulo—. ¡No seas ridículo! —Pero mientras lo decía, la voz le vaciló casiimperceptiblemente—. ¿Por qué demonios iba a hacer semejante cosa? Tieneamistadesinapropiadas,esoestodo.Esjoven.Veintitrésoveinticuatro.Yotuveunos

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  • cuantos amigos inapropiados a esa edad. ¿Tú no? No, supongo que no.Probablementepatrullabas lascallesdealgúnsuburbioyayudabasa lasancianasacruzarlacalzada.

    Ahorahabíaenojoensuvoz.¿Oeramiedo?—Probablemente—convinoPitt—.Mientrastúestabasayudandoalasjóvenes.Jack se sonrojó ligeramente. Había pasado de una casa solariega a otra como

    alegre, guapo y sumamente entretenido invitado. Nunca había tenido intención decasarse con alguna de las jóvenes damas casaderas. No habría resultado aceptablepara sus familias porque no tenía dinero paramantenerlas. Sin embargo, a todo elmundoleencantabatenerlocomoinvitado.Vestíamuybienymontabaacaballocongraciaydestreza.Era lo suficientemente sensatoparanobebermásde la cuentaytenía el sentido común de no acostarse con la esposa de alguien importante. Dehecho, era lo bastante discreto para no mancillar la reputación de nadie. Eranaptitudesquenotodoelmundoposeía.

    —Tal vez merezca ese comentario. —Miró compungido a Pitt—. Por favor,Thomas,soyyoquienteloestápidiendo.

    —Lointentaré—concedióPitt—.YdesdeluegotendrélamáximadiscreciónsiinterrogamosaDuncannon.Másnopuedodecir.

    —Gracias.Jackasintióconlacabezayporfinesbozóunalevesonrisa.Cogiósujerezehizo

    girar lentamente la copa, dejando que la luz de las llamas centelleara en el cristaltallado.

    Pitttambiénlevantólasuya,perofueungesto,unacuerdo.

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  • Capítulo

    3

    Tellman estaba sentado junto al fuego en su casa, el lugar dondemás le gustabaestar.Eraunacasapequeña,quesepodíapermitir sinpreocupaciones,peroenunacuidada hilera de casas a lo largo de una calle tranquila. No conocía bien a losvecinos, pero su esposa, Gracie,