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Ensayo sobre las relaciones entre lenguaje y poder en Foucault

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Michel Foucault: lenguaje y poder

Numa Tortolero

Michel Foucault en la segunda lección de Genealogía del Racismo, "Poder,Derecho, Verdad", plantea la hipótesis según la cual "en las relaciones bélicas,en el modelo de la guerra y en el esquema de las luchas, se puede encontrarun principio de inteligibilidad y de análisis político. Es conveniente estudiarel poder en términos de guerra, de lucha, de enfrentamiento.

El considerar la guerra como punto de partida del análisis de las relacionesde poder político lo encontramos también en Marx. En la Introducción Gen-eral a la Crítica de la Economía Política, de 1857, Marx a�rma que, comola guerra se desarrolla antes de la paz, es recomendable "mostrar la man-era en que ciertas relaciones económicas tales como el trabajo asalariado,el maquinismo, etc., han sido desarrollados por la guerra y en los ejércitosantes que en el interior de la sociedad burguesa. Del mismo modo, la relaciónentre las fuerzas productivas y relaciones de trá�co, particularmente visiblesen ejército" (pp. 66-67).

Pero si queremos encontrar antecedentes de la tesis de Foucaut, segu-ramente es a Nietzsche a quien hay que remitirse. Inclusive, lo mejor seríahacer una lectura del artículo "Nietzsche, la genealogía, la historia", dondeFoucault ofrece una interesante lectura de Nietzsche que será subyacente asus planteamientos metodológicos e hipótesis.

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El sentido de algo es siempre la relación entre este algo y la(s) fuerza(s)que la posee(n). La fuerza es entendida acá como apropiación y dominaciónde una porción de la realidad. El sentido de un mismo objeto cambia segúnla fuerza que de él se apodera. Por eso, todo objeto tiene su historia, y lahistoria sería la variación del sentido de ese objeto. Un objeto no tendríaentonces una esencia última, invariable e inmutable, sino que necesariamenteestaría sometido a fuerzas que se apoderan de él o que coexisten en una luchapara apropiárselo:

"/.../ algo existente, algo que de algún modo ha llegado a re-alizarse, es interpretado una y otra vez, por un poder superior a

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ello, en dirección a nuevos propósitos, es apropiado de un modonuevo, es transformado y adaptado a una nueva utilidad; todoacontecer en el mundo orgánico es un subyugar, un enseñorearse,y que, a su vez, todo subyugar y enseñorearse es un reinterpretar,un reajustar, en los que, por necesidad, el �sentido� anterior y la��nalidad� anterior tienen que quedar oscurecidos y totalmenteborrados" /GM, II, 12/.

Foucault tiene en cuenta este fragmento de Nietzsche cuando a�rma ensu artículo "Nietzsche, la genealogía, la historia" que:

"Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destinoni a una mecánica, sino al azar de la lucha. No se mani�estancomo las formas sucesivas de una intención primordial; no adop-tan tampoco el aspecto de un resultado. Aparecen siempre en elconjunto aleatorio y singular del suceso". /p.20/.

Por otro lado, la fuerza no es sólo dominación sino que también objetosobre el cual se ejerce una dominación. Una fuerza siempre está en relacióncon otra, nunca está aislada. Bajo este aspecto llamamos a una fuerza vol-untad. Una voluntad sólo se ejerce sobre otra voluntad, no sobre una cosamaterial, inerte, totalmente pasiva. Las fuerzas interactúan y se "padecen",tienen por ser el relacionarse unas con otras y afectarse.

Las fuerzas actúan y padecen a distancia porque son de naturaleza diver-sa, su impulso o tendencia es dioverso. Es esta distancia el elemento diferen-cial comprendido en cada fuerza y gracias al cual cada una se relaciona conlas demás, bien sea para mandar, bien sea para obedecer. La voluntad es elelemento diferencial de la fuerza. La relación de una fuerza dominante conuna dominada, de una voluntad obedecida con una obediente, es la jerarquíaque se expresa en una cosa, su valor.

A cada fuerza le corresponde un poder que le es propio, una voluntad depoder como su complemento y como algo interno, aquello que quiere en lafuerza. La esencia de la fuerza es su relación con otra, para dominar o serdominada; esta esencia es una diferencia cuantitativa que se expresa cuanti-tativamente. La diferencia remite a un elemento diferencial de las fuerzas enrelación: la voluntad de poder, el elemento del cual se desprende la diferenciade cantidad y la cualidad que corresponde a las fuerzas en relación.

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Fuerza y voluntad son conceptos esenciales en la de�nición de guerra: "Laguerra es un acto de fuerza para imponer nuestra voluntad al adversario."

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Ambas nociones son esenciales también en el análisis que hace Deleuzede las nociones de sentido y de valor en Nietzsche. Según Deleuze, el sentidode algo es el conjunto de relaciones que se establecen entre una pluralidad defuerzas, resultando siempre unas que subyugan y otras que son subyugadas.Deleuze habla de fuerzas reactivas y de fuerzas activas. Descubrir o revelarel sistema de fuerzas que se relacionan en un objeto es lo que Deleuze llamainterpretación. La otra noción, la voluntad, es aquello de donde se deriva lafuerza, aquello de lo que se a�rma la fuerza. Valoración sería el acto por elcual determinamos la voluntad.

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Al plantear el análisis del poder político a través de las relaciones bélicas,Foucault está introduciendo la hipótesis según la cual la política sería unacontinuación de la guerra, invirtiendo de esta forma la tesis de Clausewitzdonde la guerra es una continuación de la política, de la pugna por el poder.Reconoce Foucault que esta tesis no es original suya, que incluso es anteriora Clausewitz, es decir, que es Clausewitz quien lleva a cabo una inversión dela tesis original de las relaciones entre guerra y política.

Foucault señala una paradoja en la tesis según la cual "la política es laguerra continuada por otros medios" (p. 56). En el curso del medioevo hastalos umbrales de la época moderna "las prácticas e instituciones de la guerra sefueron concentrando cada vez más en manos del poder central y poco a pocosucedió que, de hecho y de derecho, sólo los poderes estatales han podidoemprender la guerra y controlar los instrumentos de guerra. Se consiguióla estatalización de la guerra"(p. 57). La paradoja consiste en que, cuandola guerra se ve centralizada y reenviada a las fronteras del Estado, "comorelación de violencia entre Estados", cancelándose del cuerpo social la guerracotidiana o privada, entonces, simultáneamente aparece un discurso nuevo,"el primer discurso histórico político sobre la sociedad", cree Foucault. Es undiscurso diferente al �losó�co jurídico sostenido hasta entonces. Se tratabade un discurso sobre la guerra "entendida como relación social permanentey al mismo tiempo como sustrato insuprimible de todas las relaciones y detodas las instituciones de poder" /p. 58/.

Contrario a la teoría �losó�co-jurídica, este discurso sostiene que el poderpolítico no comienza cuando cesa la guerra, pues esta no desaparece sino quepreside el nacimiento de los Estados: "el derecho, la paz y las leyes hannacido en la sangre y el fango de batallas y rivalidades /.../. La ley no nacede la naturaleza /.../. La ley nace de con�ictos reales: masacres, conquistas,victorias que tienen su fecha y sus horrí�cos héroes" /p. 59/. En este sentido,según esta doctrina, la paz social, es una vaga apariencia tras de la cual

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se puede describir la guerra como la clave de ese estado pací�co. Estamosconstantemente en guerra unos con otros. "No existe sujeto neutral, somosnecesariamente el adversario de alguien" /p. 59/.

Foucault sugiere entonces la necesidad de que seamos eruditos de lasbatallas, "porque la guerra no ha concluido".

Se trata de un discurso que reclama un derecho, pues quien lo emite formaparte de la lucha. Es un discurso descentrado respecto a una universalidadjurídica. La verdad del sujeto que habla, no es la verdad universal del �lósofo.Este discurso se realiza desde una perspectiva. La verdad es acá una verdadque sólo se despliega desde una posición de lucha o de la victoria que quiereobtener.

Foucault descubre en este discurso un vínculo entre relaciones de fuerzay relaciones de verdad. La verdad será dicha acá tanto se esté inmerso enel campo de batalla. Por lo tanto, la verdad será dicha y buscada en tantollegue a ser un arma dentro de la relación de la fuerza. Este discurso inscribela verdad en la relación de fuerza, en la lucha, en la guerra. Entonces quienhabla en este discurso no es el legislador o el �lósofo, quien se haya porencima de las partes en pugna. Quien habla, en la medida que funda unaverdad ligada a la relación de fuerza, que establece una verdad-arma y underecho singular, es un sujeto beligerante, más que polémico.

* * *

Foucault supone una vinculación estrecha entre poder o relación de fuerza,discurso y verdad. Mediante el discurso se intenta instituir una verdad en larelación de fuerza. Así, la verdad no es ajena a la relación de fuerza, no esnunca neutral ni universal.

Esta concepción del discurso y del poder, del lenguaje y la política esla que Foucault quisiera oponer a otra según la cual poder se funda en lasoberanía. Se trata, en este último caso, de la teoría del derecho, la cual seorganizará, desde el medioevo, "en torno al problema de la soberanía y quetiene esencialmente la función de �jar la legitimidad del poder" /p. 36/.

Foucault a�rma:

"/Las/ relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse,ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circu-lación, un funcionamiento de los discursos. No hay ejercicio delpoder posible sin una cierta economía de los discursos de verdadque funcione en, a partir de, y a través, este círculo /.../" /p. 34/.

Para Foucault, lenguaje y política están unidos indisolublemente, pero enun sentido distinto al clásico, al que lo planteaba Aristóteles.

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¾Cómo un discurso puede instituir un enunciado o una verdad en unarelación de fuerza? ¾qué vínculos se establecen entre realidad discursiva yrealidad no discursiva? ¾cómo se afectan entre sí?

Creo que es en esta vía que resulta rico el planteamiento de Deleuze.Ahora bien, la cuestión que planteamos, es una cuestión de orden prag-

mático, que atiende a las relaciones del lenguaje con su uso.Desde comienzos del siglo XX, más o menos, con el repunte de la lingüísti-

ca estructural, habían declinado las consideraciones pragmáticas del lenguaje.No obstante, recientemente, este punto de vista está adquiriendo nuevamenteenorme importancia. Entre otras cosas, debido a cierta alerta política respec-to al uso del discurso. Pero también debido a la enorme preocupación quealgunos �lósofos analíticos están poniendo en el estudio de los lenguajes lla-mados naturales.

Antes de pasar al estudio de lo que podríamos llamar la pragmática políti-ca de Deleuze, analizaremos un poco en qué consisten el punto de vista prag-mático en los estudios lingüísticos.

La posición política de Foucault

La reinversión que propone Foucault de las relaciones entre guerra y políti-ca tiene un sentido metodológico y político.

La concepción del poder que plantea Foucault, no deja de estar reñidacon otras concepciones políticas.

De los escritos de Foucault, uno podría deducir que sus consideracionesvan dirigidas contra las posiciones políticas de extrema derecha. Sus comen-tarios sobre El Antiedipo, de Deleuze-Guattari, evidencian esto: según Fou-cault, El Antiedipo es una obra de ética, en el sentido de que propone unestilo de vida no fascista. Este modo de vida y de actitud cotidiana propues-ta por Deleuze plantearía una renovación del modo tradicional de concebirla práctica política. De cierto modo, lo que aquí se asoma es que el fascismoes una forma de vida y como tal lo reproducimos cuando asumimos ciertasactitudes y posturas existenciales. Los planteamientos de Foucault parecenir dirigidos a desmantelar esas tendencias fascistas que se instalan en nuestracotidianidad y en nuestro estilo de vida.

Entonces, podemos pensar que Foucault es un intelectual de izquierda,así como Negri piensa de Deleuze. Sin embargo, debemos destacar que laspropuestas y escritos de Deleuze-Guatari y de Foucault han molestado a �ló-sofos militantes del partido comunista, es decir, han molestado a �lósofos

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marxistas. Si bien estos pensadores franceses en ciertos aspectos son acep-tados y respetados por pensadores comprometidos con la �losofía marxista,en la gran mayoría de otros aspectos son cuestionados y atacados. Y esto nodejaba de esperarse por cuanto en realidad los planteamientos de Foucaulty de Deleuze-Guattari, en realidad parecen cuestionar postulados que hansido mantenidos por pensadores marxistas. No obstante, Deleuze-Guattariplantean una lectura que según ellos es acorde al pensamiento de Marx.

Uno podría pensar entonces que Deleuze-Guattari sostienen una posturade izquierda, no fascista; serían unos marxistas no negativos, no dialécticos.En el caso de Foucault, creo que es posible sostener que mantiene una posiciónde izquierda. Lo difícil sería sostener que es marxista.

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En Empirismo y subjetividad, Deleuze a�rma que "la sociedad reclamade cada uno de sus miembros, espera de ellos, el ejercicio de reacciones con-stantes, la presencia de pasiones susceptibles de aportar móviles y �nes, car-acteres colectivos o particulares". Cita inmediatamente una a�rmación deHume: "Un soberano que impone un tributo a sus súbditos se atiene a lasumisión de éstos". A las pasiones correspondería el plano político, a lo socialla institución. Si las pasiones se vinculan con lo político es porque implicanuna moral, un sentimiento acerca del bien y el mal. El espíritu, el aspectohistórico del hombre, es la unidad de lo pasional y de lo social.

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La retórica supone la existencia de lugares comunes. Estos lugares co-munes serían juicios verosímiles aceptados por la mayoría sin más. La verdadde estos juicios no reposa en una ciencia o re�exión racional sino en su carác-ter verosímil. En la medida que los individuos se conducen por estos lugarescomunes, responderán siempre de la misma manera, tendrán siempre los mis-mos móviles. Los lugares comunes son la cristalización social de las pasionesindividuales. Como tales, abren un espacio en la ciudad.

¾Dónde está el espacio de la actividad?¾Cómo se crean estos lugares comunes? Hemos dicho que en virtud del

discurso. El espacio es una posibilidad de acción. La posibilidad de acciónestá delimitada formalmente por el derecho. La solidaridad entre lenguaje yderecho evidencia que gracias al lenguaje los hombres delimitan, establecenun espacio.

Nótese que no hablamos de fuerza sino de acto de fuerza. La noción deacto es realmente importante. Nos vuelve a remitir a Aristóteles, a la noción

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de energeia, la cual remite a la obra, al producto de una actividad, de unaacción, no al actuar mismo. Para el actuar mismo, el cual no tiene otro �nque él mismo tenemos la palabra griega praxis.

La noción de acto nos permite destacar que la guerra es un asunto esen-cialmente práctico, más que teórico: la guerra no se libra en la consciencia,no es en esta donde se hallan los territorios a ocupar. Por eso Deleuze hablade fuerza, buscando con ello tratar de destacar un elemento exterior al pen-samiento propiamente dicho, un afuera del pensamiento donde las fuerzasdistintas se apoderan de algo que determina aquello que se piensa, los pen-samientos que podemos tener.

En la política de Deleuze no existe un ruptura entre pensamiento y acción,sino que el pensar mismo es ya una praxis, sin mediaciones ideales.

Clausewitz subraya que la voluntad del hombre nunca extrae su fuerzade sutilezas lógicas (p. 13). Entonces ¾cómo puede ser el pensar una praxis?¾será que el pensar va más allá de la sujeción a "sutilezas lógicas"?

Resumen y conclusiones

En la lectura que hemos hecho de Foucault, encontramos con�rmada latesis según la cual política y lenguaje se hayan estrechamente vinculados, enel sentido de que la política sería un ejercicio del lenguaje, pero más precisa-mente en el sentido de que el poder, la relación de fuerza, no se produce,no funciona, no se reproduce sin cierta economía de los discursos, sin lacirculación de los discursos. Pero Foucault en esta re�exión se separa radi-calmente de la tradición aristotélica de la política. La concepción aristotélicade la política considera que esta tiene como �n el determinar el conjunto deleyes que han de permitir a los hombres vivir en comunidad pací�ca, regu-lando su conducta y sus hábitos de forma racional. Tal concepción parecesuponer que la política nace del aplacamiento de la violencia y la barbarie dela guerra y con ese �n. La ley, la cual nacería de una disputa verbal, tendríaun fundamento aislado de la sangre y la miseria de las batallas.

Foucault descubre, no obstante, otro discurso respecto de las relacionesentre política y guerra. Según este discurso, la política sería la continuación,por otros medios, de la guerra; lo contrario, que sería la tesis de Clausewitz,sería la tesis que correspondería a otro discurso, al discurso que respondea la tradición �losó�ca, según la cual la guerra es una consecuencia de lapolítica. En esta tesis, hay la extraña pretensión de establecer y de imponer,desde el centro, por encima de la mezcla, una ley general de fundar un ordenque reconcilie. Es la posición del legislador o del �lósofo por encima de laspartes o el personaje de la paz y del armisticio. El �lósofo y el derechohacen reposar la cuestión del poder sobre la soberanía; su discurso sobre el

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poder fue elaborado por presión del poder real para el provecho justi�cacióne instrumento del monarca.

Hay pues, según Foucault, una relación estrecha entre los discursos deverdad y el funcionamientos del poder. Por lo tanto los análisis de éste entérminos de soberanía y obediencia de los individuos sometidos a ella, queera la cuestión central del derecho, deberán ser reemplazados por el estudiodel problema de la dominación y de la sujeción, hacia los operadores mate-riales, las conexiones y utilizaciones de los sistemas locales de sujeción y osdispositivos estratégicos. Según la perspectiva de Foucault, hay en el interiordel discurso una conexión esencial con la relación de fuerza.

Este último punto de vista sobre las relaciones entre guerra y política, enel cual el discurso está incrustado en una relación de fuerza, en una situaciónmaterial especí�ca ¾qué re�exión lingüística exige?

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