“TODOS LOS LUGARES DE LA TIERRA ESTÁN A LA MISMA DISTANCIA DEL CIELO”

Carmen Pellicer

s el lema del último proyecto interdisciplinar que hemos hecho en infantil y primaria. Cada curso ha trabajado sobre un país diferente, sus costumbres, creencias, arte, gentes, lenguas, conflictos y desafíos de futuro. Hemos pretendido que profundizaran lo suficiente para

comprender el valor de la diversidad y el respeto a lo que es diferente. En cada cultura hemos querido que rompieran los estereotipos y valoraran el ‘otro lado’ de las historias oficiales, las minorías olvidadas como los aborígenes o los indígenas, la vida dura de las favelas brasileñas a la vez que los disfraces de carnaval, las dificultades cotidianas de los niños guineanos frente al relato oficialista e impecable de internet, la tierra que sienten prometida las tres civilizaciones que pelean por ella o lo que se esconde tras la biografía de sus compañeros rumanos con los que codo a codo han aprendido a conocer sus raíces… Los porfolios de los proyectos recogen decenas de actividades de las diferentes materias: gráficas y estadísticas, textos en tres lenguas, música, plástica, rutinas, rúbricas, dianas….Y en lo que llamamos la celebración del aprendizaje, hemos hecho un fórum de las naciones que ha terminado con un manifiesto en pro de la paz y la justicia entre los pueblos…. Con lenguajes de niño, han aprendido a transcender el folklorismo cultural que a veces rodea a los textos de geografía, para descubrir que los lugares hacen a las personas quienes son y que detrás de sus rituales se esconden sus espíritus…

No es fácil esto de la pastoral… Claro que mimamos el anuncio explícito del evangelio, el despertar religioso, las clases de religión, la oración de la mañana, las campañas solidarias, las celebraciones… lo que siempre hemos hecho y todavía en los primeros años constituye ese pábilo vacilante que no queremos apagar aunque no tengamos clara certeza de su eficacia, además de lo nuevo que exploramos con cariño y pasión. Entre los desafíos, cada día nos planteamos también lo que llamamos la pastoral ímplicita, mediante el testimonio silencioso de nuestras propias vidas compartidas y el clima de acogida, la atención a cada uno de ellos y sus familias y un sinfín de pequeños detalles que hacen de nuestros centros, aún con sus luces y sombras, lugares de vida evangélica… Y también nos planteamos el diálogo fe-cultura, ese eje milenario de toda institución educativa eclesial que en nuestras aulas antaño se traducía en las polémicas sobre el origen del universo y las teorías darwinianas en conflicto con las costillas y el barro de Adan… Las discusiones animadas con los adolescentes sobre la verdad bíblica, el papel de la Iglesia en la historia de los triunfadores,

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los filósofos tomistas o los conflictos con la bioética quedan ya bastante lejos… ahora con frecuencia son discusiones más esotéricas y mediáticas, que confrontan, cuando lo hacen, una fe sin contenidos y una cultura de pocos saberes objetivos.

Por eso apostamos por un enfoque diferente del curriculum que ofrezca una visión crítica, veraz, profunda, rigurosa y objetiva de la historia, la ciencia, la tecnología, las artes y todas las matrices culturales de las disciplinas escolares… Que ofrezca una mirada del mundo y de ellos mismos tridimensional: Desde arriba como si de Dios mismo fueran los ojos, desde abajo, con el temblor de la admiración que reverencia cada misterio de la vida y busca sin cesar comprenderlo, y desde dentro, para que las entrañas queden afectadas y conmovidas, y así comprometidas con ese mundo que les ve crecer. Hoy ese diálogo fe-cultura que sigue siendo un pilar de nuestra acción pastoral pasa por una reflexión seria sobre qué enseñamos, por qué lo enseñamos y para qué lo enseñamos… y mucho antes que los cómos, que a veces obnubilan nuestras prioridades… Generar una cosmovisión desde la lógica del evangelio comienza con pasos muy sencillos y en edades muy tempranas… por eso ‘los de pastoral’ tienen hoy un rol académico muy importante, y por eso también una responsabilidad si cabe mayor, de hacer las cosas bien.

FUENTE: revista Educadores

Julio de 2014